You are on page 1of 4

“Dos monólogos no hacen un diálogo” Jeff Daly.

Una conversación supone un diálogo con dos o más personas, que de forma
no planificada participan alternativamente. Sin embargo debemos considerar
que “los momentos comunicativos deben ser sistematizados, dedicando
tiempos concretos para trabajar el lenguaje y dentro de las rutinas diarias” (U.I,
2018) Para ello, tenemos que considerar la pragmática conversacional del
lenguaje dentro de los elementos de la programación didáctica:

Para favorecer la conversación, debemos buscar objetivos y contenidos que los


contemplen y explicitarlos en las programaciones de todas las áreas. Utilizar
estrategias metodológicas que sean constructivas en las que se implique toda
la comunidad educativa. Un ejemplo de ello, son las Comunidades de
Aprendizaje con el diseño de las Actuaciones Educativas de Éxito como los
grupos interactivos, tertulias literarias, modelo dialógico para resolver
conflictos…basadas todas ellas en el aprendizaje dialógico. (Auber, Flecha,
García y Racionero, 2008). El uso de metodologías activas como el aprendizaje
cooperativo, resolución de problemas, gamificación en las aulas… generan
ambientes en los que se favorece la comunicación, no solo entre el profesor y
alumno, sino entre los propios alumnos. Existen muchas actividades que
podemos llevar a cabo en distintas edades, como las dramatizaciones,
asambleas diarias, debates, entrevistas, expresiones orales o exposiciones,
formular preguntas, contar experiencias vividas, juegos de rol, responder a sus
intereses, observar objetos, el entorno, programas de radio, tutorías
individuales y grupales…Explicitar los recursos, espacios y tiempos para
generar conversación y considerarlos en la evaluación como competencias a
adquirir, reflejándolo en criterios mediante rúbricas que los contemplen; serán
sin duda; facilitadores de la generación de habilidades comunicativas
conversacionales.

Deberemos tener en cuenta que para conversar, hay que facilitar entornos
donde trabajemos la dimensión del uso del lenguaje para expresar emociones,
sentimientos…, pero no por ello sin olvidar el contenido y la forma. Para ello,
debemos hablarles con tranquilidad, enseñarles habilidades comunicativas
(escuchar, respeto del turno…),no interrumpir, tener paciencia, contar
anécdotas, sonreír, ser amables, crear expectativas, aprender de sus
anécdotas, compartir emociones, objetos y espacios. (U.i., 2018).

En definitiva, realizar una comunicación predominantemente conciliadora


caracterizada por “práctica del feedback, trabajo grupal cooperativo, ambiente
participativo, rol de guía del aprendizaje, general discurso coherente, lenguaje
verbal aseverativo, expresivo, comunicación no verbal: posturas de apertura y
afecto, cercanía, sonrisas, miradas atentas a las respuestas de los alumnos,
ritmo lento, relación más simétrica sin perder autoridad”. (Cabrera, 2003)
Y por último señalar una frase de Peter Druker, que enlaza las preguntas
anteriores y genera un nuevo debate; que dice: “Lo más importante en la
comunicación es escuchar lo que no se dice” Peter Drucker.

Dentro de las aulas debemos prestar atención a las habilidades no verbales y


las habilidades gráficas además de la codificación (saber hablar y escribir), la
decodificación (saber leer y escuchar) y a la reflexión y pensamiento (saber
comprender); para que sea global el desarrollo de las habilidades verbales. Se
debe considerar lo anterior, por la conocida regla del psicólogo Albert
Mehrabian del 7%-38%-55% En situaciones de comunicación ambigua con
implicación de los sentimientos y emociones, sólo el 7% es debido a las
palabras. El resto que recibe el receptor, es información que elabora del
lenguaje corporal (55%) como los gestos, posturas, movimiento de los ojos,
respiración… y el 33% restante se le atribuye a la comunicación paraverbal
(cualidades de la voz). Así pues, es importante no olvidar el recurso del
lenguaje corporal y paraverbal en nuestras aulas de forma bidireccional. Se
debe buscar una coherencia de palabras, voz y cuerpo. (López Pérez, R)

Aubert, A.; Flecha, A.; García, C.; Flecha, R.; Racionero, S. (2008). Aprendizaje
Dialógico en la Sociedad de la Información. Barcelona: Hipatia.

Cabrera Cuevas, J.D. (2003). Discurso docente en el aula. Estudios


pedagógicos. Número 29, pp 7-26. Recuperado de
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052003000100001

López Pérez, R. (2015). El 93% de la comunicación es No Verbal… ¿Mito o


realidad? Club Lenguaje No Verbal. Fundación Universitaria Behavior & Law –
Club de Ciencias Forenses recuperado el 26 de enero de 2017 de:
https://www.clublenguajenoverbal.com/el-93-de-la-comunicacion-es-no-verbal-
mito-o-realidad-club-lenguaje-no-verbal/

Universidad Isabel I (2018). Atención temprana: prevención y estimulación


temprana. Material no publicado. Recuperado el 25 de enero de 2018 de
https://aula.ui1.es

Replica:

Para dar respuesta a la primera pregunta planteada en este foro, voy a tomar
como referencia los apuntes del tema 2 de la UI1 (2018) donde destaca los tres
siguientes aspectos como básicos para favorecer y estimular el lenguaje:
tiempo, paciencia e imaginación.

Para ampliar, resumo a continuación una serie de estrategias para poder


mejorar la comunicación con los alumnos que recoge en su blog Moll (2015) y
que están basadas en el libro de Ferran Salmurri llamado Libertad emocional:
Estrategias para educar las emociones.

Según Moll (2015) debemos:

- Elegir el mejor momento y lugar para comunicarnos.

- Encontrar un equilibrio emocional que permita realizar la conversación.


Si fuera necesario, pedirle que espere un momento para poder hablar con él al
final de la clase o en un momento más tranquilo.

- Realizar una escucha activa.

- Usar un código lingüístico parecido al del niño, pero sin utilizar un


lenguaje infantilizado.

- Ponernos a la altura de nuestro interlocutor y mostrar empatía.

- Demostrar interés por aquello que nos cuenta y realizar preguntas


abiertas.

- Trasmitir información positiva, evitando hacer juicios.

Sin embargo, como docentes (y personas) no siempre disponemos de tiempo


para conversar con nuestros alumnos, pues entramos en clase con el objetivo
de dar el contenido de la materia. Además, nuestro estado emocional puede
que no goce de la paciencia o imaginación necesaria en ese momento.

Para responder a la segunda pregunta considero que en el aula se pueden


utilizar gran cantidad de recursos didácticos con el objetivo de potenciar la
comunicación. Así, a través de la realización de diferentes actividades, se
estimula el lenguaje y permite la oportunidad al docente para poder identificar
posibles alteraciones en el lenguaje. A continuación, expongo una serie de
actividades que propone López Aguilar (2015) en su blog:

- Actividades basadas en la comunicación formal: asambleas, debates,


discursos, etc.

- Actividades basadas en recursos audiovisuales: describir imágenes,


comentar vídeos, identificar sonidos, etc.

- Actividades orales basadas en textos escritos: cambiar el final a una


historia, realizar preguntas sobre un texto que han leído.

- Actividades basadas en el uso de las TIC: grabar un programa de radio


o vídeo.

- Actividades basadas en las noticias: realizar entrevistas, elaborar un


noticiario escolar.

Además de realizar actividades que potencien el uso del lenguaje oral, sería
muy interesante proponer actividades para trabajar la escucha activa de
nuestros alumnos. Según López Aguilar (2016) la escucha activa “implica la
capacidad para atender poniéndose en el lugar del que habla, intentando
captar no solo lo que expresa directamente, sino también sus sentimientos, sus
ideas, segundas intenciones…”.

Un saludo a todas y todos.

You might also like