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Desacatos

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social


desacato@juarez.ciesas.edu.mx
ISSN (Versión impresa): 1405-9274
MÉXICO

2001
Patricia Ponce
SEXUALIDADES COSTEÑAS
Desacatos, primavera-verano, número 006
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
Distrito Federal, México
pp. 111-136
Sexualidades costeñas

Patricia Ponce

HERENCIAS Y NUEVAS MIRADAS

L
AS SOCIEDADES occidentales somos herederas
—en parte— de la tradición judeocristiana cu-
yas valoraciones y conceptualizaciones sobre la

4
sexualidad tienen sus orígenes en los preceptos del ju-
daísmo y el estoicismo helénico y romano que organizan 
un nuevo sistema sexual basado en el matrimonio reli-
gioso, como único espacio legítimo para ejercer la sexua-
lidad orientada exclusivamente a la reproducción; la
desaprobación de la homosexualidad y del sexo reali-
zado solamente por placer. Al paso del tiempo esta moral
cristiana se ha generalizado formando parte del sentido
común, nuestro comportamiento sexual va siendo mol-
deado por esta cultura que acompaña al surgimiento y
desarrollo del Estado moderno. Siguiendo a Foucault, las
prácticas sexuales hasta finales del siglo XVIII estaban re-
gidas por la ley civil, la pastoral cristiana y el derecho ca-
nónico; a partir de ese siglo, y a lo largo del XIX empiezan
a surgir las instituciones, saberes y normas que aunque
cada vez más laicas se convierten en las herederas de la
moral cristiana. La valoración sobre la sexualidad pasó
de manos de la Iglesia a los representantes de la higiene

 : Doctora en ciencias sociales, área de familia y


género, Universidade Estadual de Campinas, São Paulo, Brasil.
Investigadora titular del CIESAS-Golfo. Coqueta, Jorge Acevedo
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 3 Cinturas, Jorge Acevedo

social y mental sin que hubiera un claro rompimiento “desviaciones”,“anormalidades”, las cuales debían ser con-
entre ciencia y religión. denadas y castigadas. Se organizan controles pedagógicos,
Con el desarrollo del capitalismo la problemática po- médicos, religiosos, en donde la pareja monogámica-
blacional y la demografía se convierten en un asunto de reproductiva se convierte en el único modelo universal
Estado en donde el sexo es incorporado a las políticas válido al ser considerada “médicamente saludable” (Fou-
públicas buscando su regulación a través de diferentes cault, ). Así, los discursos médico y psiquiátrico lo-
instancias y discursos “científicos” acordes a la nueva ra- gran construir un campo de poder sobre la sexualidad:
cionalidad productiva y familiar. Las familias (en espe- el poder de representar, el de las representaciones y la
cial los padres), apoyadas por sacerdotes, pedagogos, construcción de nuevos sujetos sociales, nuevas subjeti-
psiquiatras, sexólogos y médicos, se dieron a la tarea de vidades que originan nuevas identidades (Núñez, ).
establecer las normas morales y sociales, convirtiéndose En nuestras culturas, la moralidad de nuestros com-
en los principales agentes reproductores de la sexualidad portamientos sexuales ha dominado las teorías sobre la
normativizada. Los pecados de San Pablo se transforman sexualidad, bajo el disfraz de la “cientificidad” han pre-
en “enfermedades” y la clínica, “en el confesionario tendido justificar las diferencias, las preferencias, la de-
moderno”. Surgen los análisis y los diagnósticos de las sigualdad, creándose una serie de principios conceptua-
prácticas sexuales en donde el deseo es visto como peli- les y valorativos que aún dominan el ejercicio de nuestra
groso y el cuerpo como un elemento ajeno, sucio, que sexualidad, y en donde éste se ha convertido en un espa-
es necesario aprender a controlar. El discurso médico cio de vital importancia para definir el destino y la per-
crea un enorme catálogo de “patologías”, “perversiones”, tenencia (Weeks, ).
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Hasta hace algunos años eran pocas las personas au- serie de potencialidades que se transforman y adquieren
torizadas para hablar y escribir sobre sexualidad, casi to- sentido y significados en las relaciones sociales.
das ellas pertenecían al ámbito religioso, médico, peda- Aunque se reconoce el papel preponderante que jue-
gógico o psicológico y, para ser aceptados sus discursos ga la sexualidad en el funcionamiento del poder, es decir,
como “verdaderos” o “científicos”, debían contar con tí- en cómo el Estado, a través de sus reglamentaciones
tulos de prestigiadas universidades. Aún son escasas las morales (religiosas, legales, médicas), organiza, moldea,
revistas o libros académicos que nos hablan sobre la orienta, prohibe, castiga, regula o reprime nuestras prác-
construcción de las sexualidades; no obstante, en la vida ticas, deseos, fobias sobre el placer; al mismo tiempo se
cotidiana la sexualidad se practica, se vive, se disfruta y resalta que éste es un campo de lucha, en donde los seres
forma parte del lenguaje del día a día a través de señas, humanos participamos activamente subordinándonos
gestos, chistes, albures, décimas, bailes, canciones, del y/o generando oposiciones, negociaciones y resistencia.
cine o el teatro. En las últimas tres décadas ha habido “El poder de las representaciones vive con nosotros, or-
un cambio paulatino al respecto. Los estudios sobre las ganiza nuestras prácticas más insignificantes, orienta
sexualidades han aumentado considerablemente, y la te- nuestros deseos, habita en nuestra intimidad, constru-
mática ha ganando espacios académicos y científicos ye nuestras fobias y nuestras furias, nuestras manías,
bastante respetables, aunque como sostiene Vance (: nuestras histerias, nuestras posibilidades de gozo, de pla-
),“el sexo siempre es culpable mientras no se demues- cer, nuestro sentido de estar bien y hasta nuestras pesadi-
tre lo contrario”. Esta nueva historia —como plantea llas” (op. cit., Núñez, : ). En este sentido, hombres y
Jeffrey Weeks— ha reconocido que la sexualidad ha ju- mujeres nos hacemos partícipes del poder, pero al mismo
gado un papel determinante en el desarrollo del pen- tiempo resistimos ante él de manera individual y colectiva.

4
samiento político, científico, social, moral, y que para Esta corriente de pensamiento es el resultado de la in-
su estudio es necesaria una mirada multidisciplinaria. teracción de múltiples enfoques y tradiciones del pensa- 
Sin duda alguna, uno de los logros más importantes de miento social y de movimientos sociales-políticos. La
este enfoque histórico es la posibilidad que nos da para teoría de la construcción social se nutrió del desarrollo de
cuestionar y analizar críticamente este campo de estudio varias disciplinas entre las que destacan el psicoanálisis,
e investigación. la sociología, antropología, los pensamientos feministas
Para la corriente construccionista (Weeks, ; Ca- y la “nueva historia social”, y por otro lado, el surgimien-
plan, ; Vance, ) la sexualidad no es un hecho to y fortalecimiento de importantes movimientos políti-
dado, fijo o permanente vinculado directamente con un cos como el feminista y el lésbico-gay.
impulso biológico natural, las diferencias anatómicas o Los trabajos de diversos antropólogos y sociólogos, en-
las relaciones coitales, sino una construcción histórica tre los que destacan Malinowski, Mead, Benedict, Strauss,
y sociocultural cambiante que varía de acuerdo con la Gagnon, Simon y Plumer, contribuyeron a evidenciar la
cultura, la época, la región geográfica, el grupo social, diversidad cultural y el carácter relativo y construido de
las generaciones y etnias, y es producto de una comple- la moral sexual de los diferentes grupos humanos in-
ja y diversa red de prácticas discursivas y sexuales en vestigados, lo que permitió validar la diversidad de los
donde las premisas, significados y acciones son partíci- esquemas sexuales de otros pueblos y comprender la
pes en las percepciones que los seres humanos cons- propia diversidad del mundo occidental. No obstante,
truyen sobre su conducta sexual, al mismo tiempo que estos cientistas sociales no escaparon al modelo esencia-
orientan y regulan sus sentimientos, deseos y fantasías lista al subrayar el papel de la modelación social sobre
eróticas. No niegan la importancia de la biología o los los individuos y al dejar de lado el papel activo de los
procesos mentales en la conformación de la sexualidad mismos, al no cuestionar la sexualidad “natural”, a pesar
pero rechazan la idea de que éstos sean los responsables de reconocer las diferencias, y sostener la esencia inmu-
de las formas y las prácticas sexuales, ven en ellos una table de la biología y psicología y al reafirmar la necesidad
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de la división social del trabajo de acuerdo con las dife- como un sistema diferenciado del genérico pues son
rencias anatómicas de los sexos (op. cit., Weeks, ; producto de campos diferentes de las prácticas sociales,
Vance, ). no obstante que están organizados en el y por el mismo
El psicoanálisis freudiano y el análisis de Foucault, sistema de poder (Vance et al., ), y por otro, el reco-
desarrollado dos generaciones después, son otras fuen- nocimiento de la conformación de las masculinidades.
tes importantes en la conformación de “la nueva teoría El feminismo y las luchas lésbico-gays, como movi-
sexual”. El psicoanálisis hace una revisión del concepto mientos sexuales, han sido procesos muy importantes
de sexualidad, cuestiona la supuesta predestinación bio- que conllevaron no sólo a modificar la vida sexual en ge-
lógica y social de hombres y mujeres lo que constituye neral, sino replantearon la discusión tradicional sobre la
una fuerte crítica a las teorías esencialistas sobre la mas- sexualidad al cuestionar las relaciones de poder y domi-
culinidad-feminidad y las diferencias sexuales, al mismo nación existentes sobre nuestras prácticas, elecciones e
tiempo que reconoce la existencia del inconsciente y la identidades sexuales, al exigir el derecho a su autodefi-
compleja interrelación entre las construcciones menta- nición, autodeterminación, legitimar su derecho de ex-
les, las exigencias culturales y nuestros deseos. Por su par- presión y rescatar la diferencia como un valor. Sin duda
te, Foucault sitúa a la sexualidad como una construcción alguna estos movimientos —en toda su diversidad—
sociohistórica, compuesta por una compleja red de rela- han contribuido notablemente al cuestionamiento de una
ciones y prácticas sociales heterogéneas que producen moral sexual única basada en el esencialismo y determi-
significados. Aquí la sexualidad ya no es vista solamente nismo —biológico, psíquico o social— y nos hace re-
como un conjunto de estímulos biológicos preexistentes, pensar la sexualidad resaltando su dimensión subjetiva,
sino como un fenómeno mental, subjetivo que se confor- el pluralismo sexual y a la diversidad como norma cul-

 3
ma en el curso de las prácticas sociales históricamente tural (op. cit., Weeks, ).
determinadas, que otorga significados a la identidad in- Para Anthony Giddens (), la sexualidad no es un
dividual, y como elaboración social que funciona dentro conjunto de estímulos biológicos, ni una condición na-
del campo de poder, haciendo hincapié en que éste no es tural preestablecida; sino una elaboración social que
una fuerza homogénea represiva que solamente establece opera dentro de los marcos de poder, “un aspecto ma-
límites y genera disciplinas, sino un fenómeno moviliza- leable del yo, un punto de conexión primario entre el
dor. Las críticas más fuertes hacia Foucault han venido cuerpo, la auto-identidad y las normas sociales”. El po-
de ciertas corrientes del feminismo, quienes consideran der, desde su perspectiva, es generativo y también dis-
que puso demasiado énfasis en la sexualidad en detrimen- tributivo; crea realidades, administra y normativiza, y al
to del género lo que le impidió analizar las diferencias mismo tiempo, es un fenómeno dialéctico donde existe
sexuales y la regulación diferenciada de la sexualidad (La- la posibilidad —dada la reflexividad institucional— de
mas, ). provocar luchas con elementos emancipatorios, como
La incorporación del sistema sexo-género, como cate- es el caso de las mujeres. Es decir, las sociedades moder-
goría de análisis, introducida en la discusión académica nas están caracterizadas por el aumento de la reflexivi-
del feminismo por Rubín () y Scott () permite dad, lo que permite que hombres y mujeres jueguen un
concebir a las relaciones genéricas como construcciones papel activo dentro del sistema social, teniendo nuevas
sociohistóricas, sujetas a la transformación, poniendo el oportunidades de organización.
énfasis en la dimensión relacional y la perspectiva de la Giddens sostiene que la represión sexual ha sido una
subjetividad; rescatando a las mujeres en su diversidad cuestión de “secuestro social” asociado al poder genérico,
histórica, de clase, étnica y generacional como actores que las transformaciones en la intimidad reclaman un
activos de los procesos sociales. Otros dos aportes im- cambio psicológico y por ende, cambios en la estructura
portantes del sistema sexo-género fueron, por un lado, social. La emancipación sexual la ve como un medio
la “desnaturalización” de la sexualidad que ahora es vista para reorganizar emocionalmente y de mejor manera la
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4 
Sin título, Ricardo Ramírez Arriola

vida de los seres humanos, es “una forma de acción” para lidad no es una fuerza biológica o psicológica natural,
democratizar toda la vida personal, social e institucional. autónoma, ahistórica y asocial que da forma a las insti-
El punto nodal de las transformaciones se encuentra en tuciones, ni una “energía rebelde” que debe y puede ser
la sexualidad y ésta sólo se puede desarrollar plenamente moldeada y controlada; b) el fenómeno sexual no puede
en “relacionamientos puros”, caracterizados por la “rees- ser comprendido como un todo homogéneo y unifica-
tructuración genérica” de la intimidad sexual femenina, do, sino como una multiplicidad y variedad de formas
el amor basado en la diferencia y en el conocimiento del que conllevan a la negación de la existencia de una sola
otro, y el florecimiento del erotismo. El reencuentro de historia sobre la sexualidad y el rescate de la diversidad
los sexos, el proyecto reflexivo del yo y “la sexualidad de historias con características y singularidades propias,
plástica” implican para el autor la promesa de la demo- c) no hay maneras simplistas de analizar y comprender
cracia, de ahí que su propuesta sea la pluralidad: ningún la organización social de la sexualidad; y d) dejar de ver la
límite debe ser impuesto a la sexualidad, sólo aquéllos historia de la sexualidad como una lucha incesante entre
basados en el principio de autonomía y negociados al represión y liberación —como planteaban Marcuse y
interior de la pareja, la cual no necesariamente tiene que Reich—, sino como “el resultado de distintas prácticas
ser monogámica ni heterosexual. sociales que dan significado a las actividades humanas,
En este sentido, la polémica generada por la corriente de definiciones sociales y autodefiniciones, de luchas en-
constructivista sobre la sexualidad nos da la posibilidad tre quienes tienen el poder para definir y reglamentar
de avanzar en varios supuestos esencialistas: a) la sexua- contra quienes se resisten. La sexualidad no es un hecho
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dado, es un producto de negociación, lucha y acciones Este artículo tiene como objetivo mostrar cómo con-
humanas” (op. cit., Weeks, : ). Si para la “tradición ciben, explican y ejercen sus relaciones amoroso-sexua-
sexual” la sexualidad es destino, para la corriente cons- les un grupo de pobladores de la costa veracruzana. Es
tructivista pasa a ser una construcción sociohistórica un subproducto de mi tesis doctoral titulada Trabalho,
susceptible de ser transformada. poder e sexualidade: Histórias, valoraçoes e percepçoes fe-
Tal vez valga la pena, que los antropólogos interesados mininas. Un estudo de caso na costa veracruzana, misma
en las investigaciones sobre las sexualidades hagamos que desarrollé en un municipio del Golfo de México. Du-
nuestros los planteamientos de quienes manifiestan que rante los once meses de trabajo de campo realicé un
el sexo no es ni bueno ni malo, sino simplemente un es- censo socioeconómico a  familias, lo que representa
pacio de posibilidades y potencialidades que deben ser el  por ciento de la población; de la misma manera, apli-
analizadas a la luz de las condiciones concretas en donde qué  encuestas, de las cuales el  por ciento se hicie-
se manifiestan. Lo importante no es encontrar “la ver- ron con mujeres y  por ciento con hombres de entre
dad trascendente”, sino formas de tratar con “una mul-  y  años, con diferentes niveles escolares (desde anal-
tiplicidad de verdades”, descartando la “moralidad basa- fabetos hasta universitarios), oficios y profesiones. La in-
da en valores absolutos”, reconociendo la necesidad de tención era saber cuáles son las concepciones que tienen
una “ética sexual moderna”, en donde la diversidad sea la en torno al papel de los géneros al interior del matrimo-
norma de nuestra cultura y un espacio para repensar las nio, la familia y la sociedad, y cuáles sus valores y prácti-
sexualidades (op. cit., Núñez, ). cas sexuales. Finalmente, trabajé veinte historias de vida
en donde hablan mujeres de la tercera edad, maduras,
jóvenes y adolescentes; hay viudas, casadas, descasadas,

 3
madres solteras; todas tienen diferentes oficios: coci-
neras, trabajadoras sexuales, amas de casa, meseras y/o
domésticas. Los hombres son pocos, una vez más se
negaron a narrarme sus vivencias personales y familia-
res. No obstante que las historias son similares, cada uno
le imprimió a su relato su experiencia personal única,
subjetiva, enfatizando aquello que les dejó una marca a
lo largo de su vida: el placer, la violencia, las drogas, el
amor, el trabajo, los hijos…

BOCA DEL CIELO 1

El municipio de Boca del Cielo se encuentra a diez me-


tros sobre el nivel de la mar y su territorio es bañado por
las aguas saladas del Golfo de México y las dulces del río
Jamapa. Representa el . por ciento de la superficie total
del estado de Veracruz, el . por ciento de terreno
configura la mancha urbana y, según datos del INEGI,

1Nombre ficticio de la localidad donde realicé el trabajo de campo


Al final, Jorge Acevedo entre -.
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tiene aproximadamente  mil habitantes, de los cuales vendedores ambulantes o bailarines en los afamados res-
el . por ciento son mujeres y . por ciento hombres. taurantes de Boca, o bien se emplean en el palacio muni-
Los adolescentes —entre  y  años— representan el cipal como oficinistas, trabajadores de la limpia pública,
. por ciento de la población total, su tasa de creci- choferes o jardineros. Las muchachas siguen la tradición
miento anual es de (-). y el . por ciento de sus po- laborando en tareas propias de mujeres, es decir, cocine-
bladores laboran en el sector terciario. ras, meseras, domésticas, lavatrastes, cantineras o traba-
La cabecera municipal, lugar que elegí para trabajar, jadoras sexuales.
no es un pueblo hermoso pero tiene su encanto, tal vez Para estos pobladores, Boca del Cielo es el lugar ideal
éste radique en que está enmarcado por el río y la mar. para vivir. Se casan entre ellos, ahí nacen y crecen sus hi-
En general, es un lugar tranquilo, sin grandes manifesta- jos, ahí entierran a sus muertos. Ahí siguen jugando la
ciones de violencia, donde aún se puede caminar hasta lotería, platicando, bebiendo y bailando en las esquinas.
altas horas de la noche sin correr ningún peligro. Sus ha- En fin, ahí transcurren lentamente sus vidas, entre el río
bitantes (cerca de diez mil) son cálidos, albureros,2 fies- y la mar, ésa que cuando es violenta es femenina y cuan-
teros, bebedores, gritones y bailadores. Los hombres, los do está serena es masculina.
jarochos-boqueños, suelen ser guapos. Me encanta ver- La sensualidad pareciera sazonar la vida cotidiana de
los pasar y apreciar lo maravilloso del mestizaje: negro, esta población costera. Los bailes, el cuerpo, el lenguaje,
indio, español. Todos chirriscos, coquetos, galanes y con la música, los versos, los albures, la comida, los olores y
el don de la palabra amable, suave; se insinúan, pero no los chistes están impregnados de sensualidad. Como ellos
agreden… sólo esperan respuestas. Se quejan de sus mu- mismos dicen: aquí, todo el día andamos con la cuca, la
jeres, dicen que son infieles pero que seguramente es por picha, la verga o el culo en la boca… es que el calor nos ha-

4
la calor.3 Ellas, a su vez, reniegan de ellos, argumentan ce bramudos. Delante de los extraños cuidan su manera
que son desobligados, borrachos y mujereros. La mayoría de hablar porque no quieren aparecer como ignorantes o 
de ellas son hermosas, cuerpos voluptuosos que no nie- groseros, pero conforme pasan los días y aumenta la con-
gan una raíz africana, rostros que reflejan mestizaje y an- fianza, el ambiente lúdico aflora y poco a poco se va ha-
dares que hablan de pasiones. ciendo común, “natural”, escuchar ese lenguaje en cons-
No obstante que sigue habiendo pescadores (oficial- tante juego con la sexualidad, en donde todo tiene doble
mente ), la pesca se ha convertido en un arte de mera sentido, connotación sexual: el chile, el elote, las picadas,
sobrevivencia. La contaminación de las aguas, la corrup- la papaya, el chucumite, la salchicha, la micha, la torta, el
ción de las autoridades correspondientes, la moderni- torito, la cucaracha, el tamal, la garnacha, la empanada,
zación de las artes de pesca y la violación de las épocas el coyol, la guanábana, las tortillas, el mayate, el sancho,
de veda de las diferentes especies ha hecho que los peces las pelotas, el mapache, el sapo, el koolaid…
huyan de la estupidez humana, se refugien en alta mar y No obstante que la mayoría de la población es católi-
se nieguen a seguir siendo el modo de vida de esta enti- ca, la religión no rige sus vidas; para ellos, la sexuali-
dad veracruzana. Son indudablemente el turismo, la ad- dad forma parte de la naturaleza, pertenece al orden de
ministración municipal y, en menor medida, el puerto lo natural pero no al divino. Con excepción del aborto,
de Veracruz (a través de la industria de la construcción, el que para muchos es considerado un pecado, lo sexual es
acero, el transporte y el propio puerto) las fuentes prin- cosa de humanos y se concreta en cuerpos femeninos
cipales de empleo para los boqueños. Los muchachos y masculinos. Nunca escuché a nadie hablar sobre lo
trabajan como meseros, cuidadores de autos, soneros, bueno-malo, normal-anormal o pecaminoso cuando de
sexualidad se trata.
2 Aquél que acostumbra hablar con doble
Por las calles se oyen los gritos de los varones que ha-
sentido.
3 Las palabras en cursivas corresponden a vocablos o expresiones cen referencia a los órganos sexuales femeninos o mas-
regionales. culinos: Ey tú, cara de… Las mujeres son más recatadas,
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lo que no implica que no usen dicho lenguaje entre ellas En las fiestas pueden bailar mujeres con hombres, mu-
e incluso que algunas también les griten a los varones o jeres con mujeres e incluso se dan duelos entre varones;
a las personas con las que tienen problemas. los movimientos son rítmicos, cadenciosos, muy sensua-
El bochorno cotidiano “obliga” a mostrar los cuerpos. les; los cuerpos se rozan y suele haber una suerte de se-
La ropa es ligera, corta, suelta o ceñida pero siempre ducción entre las parejas. En las despedidas de solteras,
permite admirar los senos, las caderas, las cinturas, los aparte de llevar al striper que baila semidesnudo en ho-
genitales, las piernas, los brazos, y al caminar, los movi- nor de la futura esposa, todo el lugar está adornado con
mientos cadenciosos. Gustan decirse piropos, hacerse símbolos fálicos; las invitadas deberán beber colectiva-
señas, rozarse, insinuarse, mirarse, provocarse, gritarse, mente de un gran pene que hace las veces de vaso, el que
mandarse besos o miradas pícaras. Los jóvenes casados, posteriormente se pondrá en el centro y una por una,
de cada uno de los sexos, también participan aunque con bailando, tendrán que simular la penetración ante la risa
mayor discreción, cuidándose de las miradas de la sue- y los gritos de la concurrencia. Con la marcha nupcial de
gra, la madre o los cónyuges, pero se las arreglan para no fondo, dos mujeres disfrazadas de novios (ella con gran-
quedar fuera del ambiente lúdico colectivo. La playa es des senos y nalgas de plástico y “él” con un enorme pene
el lugar propicio para el encuentro amoroso o sexual, que le llega a las rodillas diseñado especialmente para la
nadie posee un apartamento propio y pocos tienen di- despedida con una media de nylon rellena con las trusas
nero para pagar un motel; así, las parejas, no importan- o calcetines del marido o los hijos) saludarán a todas;
do el sexo, se citan a la orilla de la mar para sexuar,4 lo “él” ofrecerá en lugar de la mano, el pene.
que conlleva que buena parte del pueblo se entere quién Posteriormente, durante las seis o siete horas que dura
se acuesta con quién, quién engaña a quién, quién es vir- la fiesta no se hará otra cosa que hablar, bailar y jugar con

 3
gen y quién no, quién es choto, mayate, alocada o cuer- los diferentes penes (salchichas, palos, globos, condones
nudo, en fin, que la sexualidad se convierte en algo pú- rellenos de carne) que saldrán de cualquier bolso feme-
blico y forma parte del día a día. nino. Al menor descuido le acercan el pene a la vagina,
El calor hace que la mayoría de las puertas de las casas las nalgas, los senos o la boca de las mujeres que partici-
permanezcan abiertas por donde entran y salen amigos pan de la fiesta ante la risa incontenible de la mujerada
y vecinos buena parte del día y de la noche; la gente saca que reclama a gritos: una picha por favor. Las mujeres
sus mecedoras o cobijas, ahí se sientan o acuestan a des- no se tocan, no coquetean, no hay cachondeo entre ellas; no
cansar, a jugar, a tomar, a recibir el fresco y a comentar obstante que haya lesbianas, el erotismo se da en torno al
la noticia del día. No existe la privacidad; conservar la in- pene: lo acarician, lo besan, simulan chuparlo, se lo me-
timidad o tener un secreto es muy difícil, de tal manera ten a la boca, bailan con él, lo apapachan, lo abrazan.
que todo mundo conoce los problemas de la familia de Realmente se convierte en una catarsis colectiva en
junto, los amoríos de los vecinos o las preferencias sexua- donde mujeres de todas las edades, en su mayoría abue-
les del amigo o pariente. Es común hablar con los otros, las de más de dos nietos, toman, fuman, gritan, ríen y
pero también de los otros, lo que permite comprender bailan en honor al símbolo que les proporciona placer
sus vivencias concretas y esperar recibir el mismo trato; en algún momento de su vida. Al otro día, medio pueblo
ciertamente la opinión pública influye en sus compor- está enterado de lo sucedido y pasan días completos que
tamientos, pero al parecer, el no ocultar “la vida priva- no se habla de otra cosa que de la famosa despedida en
da”, el hacerla pública, les permite, de alguna manera, un la cual se toman fotos y circulan por todos lados ante la
efecto terapéutico, catártico, que termina por aceptación algarabía de hombres y mujeres que ríen a carcajadas y
de los otros tal y como son. lamentan no poder haber asistido y haberse perdido la
festividad. Nadie se enoja, sorprende o espanta.
4En lugar de utilizar el término popular de coger, decidí acuñar un Vale la pena mencionar la actitud que se asume en
nuevo verbo: sexuar, que significa tener relaciones sexuales. las reuniones con los homosexuales, los chotos como se
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4 
Chambelanes, Jorge Acevedo

autodenominan y les llama la gente del lugar, como hacen ojitos y señas. Hombres y mujeres de alrededor
parte de estos espacios donde todo está permitido pues también participan desde su mesa… hoy es de fiesta, se
forma parte del juego colectivo, son momentos de fiesta vale jugar y soñar colectivamente… mañana será otro
popular en los que se puede transgredir, momentánea- día de trabajo, de violencia, de miseria, de escasez.
mente, las normas socialmente establecidas. En las bo- Lo anterior no implica que no haya normas que regu-
das, quince años o cumpleaños, los homosexuales del len y traten de controlar el ejercicio de la sexualidad. En
lugar son invitados porque son boqueños, ahí nacieron, el cotidiano así se vive, pero cuando uno se instala a ha-
conocen a sus abuelos y padres, los vieron crecer, son blar con hombres y mujeres sobre el tema, las cosas cam-
amigos que tienen derecho a participar en las celebra- bian rotundamente pues ellos mismos sostienen que de
ciones del pueblo. sexo no se habla, se hace. En general, es algo de lo que no
Comparten la mesa con cualquier familia y conforme les gusta hablar, se avergüenzan ante las preguntas direc-
avanza la noche se van afeminando poco a poco, e ini- tas, lo consideran algo íntimo que ni siquiera con la pare-
cian el coqueteo con los hijos, esposos o hermanos de las ja se habla o discute. Con los hombres heterosexuales o
mujeres de la mesa; le piden en matrimonio a los hijos o bisexuales fue más difícil conversar abiertamente sobre
prestado al marido por un rato. Ellas bromean, ríen y de la temática, no obstante los lazos de amistad y confianza
buena gana ceden a sus hombres; ellos les llaman por su logrados a través de los once meses de trabajo de cam-
nombre en femenino, les mandan besos y les prometen po; con las mujeres se logró mayor intimidad, pero
noches de pasión; los chotos sonríen pícaramente, les fueron los varones homosexuales los que abiertamente
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hablaron sin ningún temor, incluso haciendo alarde de establecen que deben llegar vírgenes al matrimonio, ser
sus conquistas, detallando cuidadosamente sus gustos, iniciadas sexualmente por sus maridos, cumplir con el
posiciones y preferencias eróticas. débito conyugal, esperar que el marido tome la iniciati-
va y, si es necesario, fingir para retenerlo; no les debe gus-
tar sexuar demasiado y tampoco ejercer su sexualidad de
SEXUALIDADES, GÉNERO Y GENERACIONES manera desinhibida ni diversa. Se les insiste que la mater-
nidad es el referente principal de la identidad femenina,
Existe una división diferenciada de la sexualidad entre por lo que la sexualidad debe estar ligada a la reproduc-
hombres y mujeres. Ambos reconocen que el deseo ción y no al erotismo; se les enseña que el cuerpo sirve pa-
sexual puede ser experimentado por ellos porque forma ra dar hijos y servicio a sus cónyuges, pero no que es una
parte de la naturaleza humana y en esa medida es conce- fuente de placer que les permite dar y recibir sensaciones
bido como una necesidad, pero consideran que las mu- eróticas. La sexualidad personal, espontánea y placente-
jeres deben controlarlo por respeto al hombre y a los hijos, ra es motivo de vergüenza y sospecha. Las mujeres de-
que deben ser recatadas porque socialmente pierden ben ser, ante todo, abnegadas madres y fieles esposas.
más. Ellas son educadas para ser dependientes y cumplir Por su parte, la sexualidad masculina es reconocida
con los requerimientos de los varones, las normas como un proceso biológico, natural, instintivo y por lo
tanto desbordante, inevitable e incontrolable porque per-
tenece al orden del deseo; a través de su ejercicio se de-
muestra la hombría y se logra la identidad genérica.
Aunque se reconoce que la fidelidad es un valor que am-

 3
bos cónyuges deben respetar ( por ciento de la mues-
tra lo señala), también sostienen que para los hombres
es imposible cumplir con esta regla pues ellos son de la
calle, su naturaleza es más caliente y se excitan más rápi-
do ( por ciento). Ellos tienen permiso social para ejer-
cer su sexualidad de manera menos reprimida: se les
incita a hacerlo llegada la adolescencia, tienen libertad
para elegir diversos cuerpos en diferentes espacios, de va-
riadas maneras y posiciones. Una de las limitaciones que
se les impone es que con sus esposas, con la madre de
sus hijos, no se deben tener relaciones sexuales ofensivas,
otros tipos de sexos (oral y anal) porque es una falta de
respeto; para eso están las otras: las trabajadoras sexua-
les, las queridas, las chamacas alocadas y los chotos; así, su
infidelidad queda justificada. La sexualidad masculina
es algo que se deja correr libremente, mientras que la fe-
menina es necesario controlar y normar.
Dentro de la sociedad local, el papel de las mujeres ha
sido culturalmente establecido dentro del matrimonio y
el hogar, para garantizar esto se les educa como guardia-
nas de la moral y la honra familiar. La valoración social de
lo femenino se basa en el binomio conyugalidad-mater-
Sin título, Ricardo Ramírez Arriola nidad ( por ciento considera que lo más importante
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en la vida de una mujer son el marido y los hijos y, el  una mujer no depende de ella. El  por ciento reconoce
por ciento que el matrimonio le da felicidad y seguridad). que cada uno de los sexos tiene necesidad de sexuar,
El conjunto de normas y valores les prohibe el ejercicio aunque también el  por ciento considera que el deseo
libre de la sexualidad, aceptado solamente ligado a la ma- masculino es mayor. El  por ciento de hombres y el 
ternidad. Las relaciones sexuales están permitidas sólo por ciento de las mujeres reconocen que les gusta tener
dentro del matrimonio, son las señoras casadas las que relaciones sexuales, que éstas les causan placer ( por
pueden sexuar para convertirse en madres o cumplir con ciento de los primeros y  por ciento de las segundas) y
las necesidades naturales de sus maridos. Las adolescentes que no las ejercen sin tener ganas ( por ciento y  por
no tienen derecho a ejercer su libertad sexual so pena de ciento respectivamente). Sostienen que es correcto que la
ser consideradas como bramudas, calenturientas, es decir, mujer busque el encuentro sexual con su marido (el 
mujeres que muestran una actitud de disfrute sexual, por ciento de los varones y el  por ciento de las muje-
que transgreden los límites impuestos socialmente y se res), que ésta no debe fingir placer para retenerlo ( por
permiten el derecho al placer, al gozo, al erotismo. En ciento masculinos y  por ciento femeninos), que la me-
nuestro estudio hemos registrado que las adolescentes nopausia no acaba con el deseo ( contra  por ciento)
que tienen relaciones sexuales prematrimoniales general- y que se pueden tener relaciones sexuales durante del
mente lo niegan porque saben que están transgrediendo embarazo ( y  por ciento respectivamente).
las normas establecidas; es mejor aceptada una madre Hay un rotundo sí a la fidelidad masculina ( por cien-
soltera que una adolescente que planea sus relaciones to) y femenina ( por ciento) y un rotundo no al abor-
sexuales usando anticonceptivos. Consideran que el he- to ( por ciento de los varones y  por ciento de las
cho de planear es premeditar y esto es algo indebido; los mujeres). El  por ciento de los hombres aceptan la

4
anticonceptivos están orientados para mujeres casadas práctica de la masturbación, mientras que las mujeres se
con hijos, es decir, sólo a ellas se les permite separar re- encuentran divididas pues el  por ciento dice que sí, el 
producción de sexualidad, usarlos fuera del matrimonio  por ciento dice que no y el  por ciento ignora; sola-
está asociado a conductas sexuales ocasionales y con mu- mente un  por ciento de la muestra está de acuerdo en
jeres que el ideal femenino debe evitar. que la homosexualidad debe ser permitida (el  por
Cuando hablamos de sexualidad en Boca del Cielo no ciento de los varones y el  por ciento de mujeres).
podemos hacer generalizaciones, si acaso registrar cier- Existe, en el discurso, una aceptación sobre la necesidad
tas tendencias logradas a través del análisis del discurso. de separar reproducción de sexualidad ( por ciento);
No obstante que mujeres y varones de diferentes edades, sobre el uso de anticonceptivos ( por ciento) incluyen-
escolaridad, estado civil y ocupaciones expresaron, por do los masculinos (condón,  por ciento, y vasectomía,
medio de las encuestas, entrevistas e historias de vida un  por ciento), aunque hay mayor reticencia del lado mas-
discurso bastante homogéneo, a veces “tradicional” y a culino ya que sólo el  por ciento de ellos está de acuerdo
veces “liberal”, sus comportamientos y prácticas sexuales en usar condón y un  por ciento en hacerse la vasecto-
nos hablan de un desfase entre los códigos morales (ci- mía, a diferencia de las mujeres, de las cuales el  por
viles o religiosos) impuestos como el ideal a seguir y la ciento acepta el uso del primer método y el  por cien-
vivencia cotidiana que se refleja en una gran diversidad to del segundo.
que muchas veces atraviesa las generaciones, los géneros
y los grupos sociales.
Como tendencias podemos decir que la población en- LAS MUJERES
cuestada no acepta las relaciones sexuales prematrimo-
niales ni en mujeres ( por ciento) ni en varones ( En nuestro universo de estudio, a lo largo de la historia,
por ciento), aunque casi la mitad niega la importancia ha habido mujeres que han reproducido y transgredido
de la virginidad femenina al reconocer que el valor de normas como parte de un mismo proceso, no existen
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rupturas abismales entre las generaciones, hablamos de ocasionales que les proporcionan ayuda económica y,
un continuum generacional donde posiblemente pode- fundamentalmente, satisfacción sexual. Y existen las de
mos observar énfasis diferentes de continuidad, cambios siempre, las que se conforman, por el bien de los hijos,
o transgresiones. Así por ejemplo, encontramos que en- con un marido que las mantenga y no las golpee, aun-
tre mujeres de una misma generación (las abuelas), unas que sea mujeriego y borracho, procurando tenerlo con-
simplemente cumplieron fielmente con los requerimien- tento en la cama para retenerlo, fingiendo que obtienen
tos impuestos por el débito conyugal y la procreación placer (el  por ciento de ellas lo niega); es decir, usan
mientras que otras disfrutaron su erotismo; algunas, al su cuerpo para poder negociar, canalizando su erotismo
entrar en la menopausia, dieron por terminada su vida hacia el amor maternal.
sexual dedicándose al cuidado de los nietos, y para otras No hay un solo patrón de comportamiento. No todas
significó el inicio de una vida sexual plena al no temer ni siempre, reproducen, asumen, transgreden o transfor-
por un embarazo no deseado; algunas se separaron y se man. Ciertamente existen constantes, y tal vez una de las
volvieron a casar, otras conservaron su matrimonio y más importantes sea el desconocimiento sobre su cuer-
tuvieron amantes ocasionales. po y la sexualidad, pues si bien es cierto que hoy en las
Muchas de las madres permanecieron fieles, depen- escuelas se dan clases de “educación sexual”, éstas no
dientes y sumisas a los caprichos, infidelidades y mal- rebasan los límites de la fisiología reproductiva, la des-
tratos de sus maridos, pero otras optaron por el trabajo cripción de los “órganos reproductores”, la anatomía de
extradoméstico logrando cierta independencia econó- los sexos y los procesos biológicos sobre la menstrua-
mica, libertad de movimientos e incluso estableciendo ción, el embarazo y el parto, en donde el cuerpo es neu-
relaciones sexuales extramatrimoniales en donde la bús- tro, sin género. Muchos adolescentes, sin importar el sexo,

 3
queda del placer y la satisfacción de sus deseos fue la cursando el tercero de secundaria, cuando se les pre-
constante. Igualmente observamos esta situación entre guntó su opinión sobre la virginidad, la menopausia, el
las hijas, las adolescentes de hoy, para quienes la virgi- homoerotismo o la masturbación, respondieron que no
nidad sigue siendo el ideal a alcanzar ( por ciento) pe- sabían qué era eso y, aunque la mayoría dijo estar de
ro difícilmente logrado porque les gana el gusto;5 unas acuerdo con el uso de anticonceptivos, al mismo tiempo
disfrutan de su vida sexual con su cónyuge, algunas bus- comentaron que en su momento no sabrían cuál usar.
can la satisfacción sexual discretamente fuera de casa, Padres y madres siguen sin platicar con sus hijos sobre
otras lo hacen a fuerzas (sólo el  por ciento declaró sexo, éste sigue siendo un tabú dentro de la familia; con-
sexuar bajo estas circunstancias) porque consideran que sideran que la escuela y la televisión ofrece suficiente
es parte de sus obligaciones como mujeres casadas, hay información para que los chamacos ya no anden con los
quienes se atreven y se niegan a tener relaciones sexuales ojos cerrados como antes les sucedió a ellos. La mayoría
sin tener ganas ( por ciento de las mujeres), no faltan de las madres ni siquiera les comenta a sus hijas que van
las que simplemente se conforman con que el acto sexual a menstruar, mucho menos qué va a suceder cuando ten-
se convierta en algo rápido y lo menos frecuente posible, gan relaciones sexuales; lo que tienen claro las adoles-
y finalmente, hay quienes son violadas. centes es que deben conservar su virginidad, pero esto
No pocas se divorcian, regalan a los hijos y se buscan un no forma parte de pláticas o discusiones formales, los
nuevo hombre o simplemente optan por el trabajo sexual comentarios son descontextuados, cortos y simples: no
como una manera de mantener a su prole, o deciden que- dejes que tu novio te toque de la cintura pa’bajo, no me
darse solas con los hijos y sólo tienen relacionamientos vayas a salir panzona porque tu padre me mata, la pureza
es importante para que puedas vestirte de blanco en el día
de tu boda, o si quieres tener un buen matrimonio y un
5 Expresión local que se refiere a la necesidad que manifiestan algu- hombre que te respete, cuídate. A los varones no se les dice
nas jóvenes por tener relaciones sexuales. nada, por el contrario, cuando entran a la pubertad se
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4 
Danzón II, Jorge Acevedo

festeja que ya se les para, que ya ande correteando a las los primeros meses, después quedan a la buena suerte, ce-
gallinas, en el entendido que si la novia queda embaraza- lebrando con el novio que por ese mes vimos la mes-
da será culpa de sus padres por no saberla cuidar, y de ella truación, hasta que inevitablemente salen embarazadas y
misma pues el hombre llega hasta donde la mujer quiere. tienen que enfrentar a los padres, el matrimonio y la
No obstante, que la muestra resalta que el  por cien- maternidad forzada. Además de que no están de acuerdo
to de la población encuestada dijo que no es importante con la legalización del aborto, éste no representa una op-
que la mujer llegue virgen al matrimonio, y otro  por ción por carecer de contactos y recursos para practicár-
ciento se manifestó a favor, el  por ciento coincidió selo (lo que no implica que no existan las excepciones);
que el no llegar no le resta valor. Por supuesto, que ayer así el embarazo y la maternidad se convierten en un po-
como hoy, son muy pocas las mujeres que llegan vír- deroso determinante social de la condición femenina.
genes a su primera unión y buena parte de ellas lleva un Las abuelas cuentan que no sabían exactamente qué
hijo en su vientre. Las boqueñas, en general, inician su iba a suceder en su primer encuentro sexual; las madres
vida sexual siendo muy jóvenes, no obstante las reco- y las hijas, al menos en teoría, tenían una idea de lo que
mendaciones maternas y, en algunos casos, las amenazas iba a acontecer. Casi siempre, sin importar la generación,
paternas. Confiesan que se acostaron con sus novios por los primeros encuentros sexuales de las mujeres son des-
bramudas, no por amor, sino simplemente porque les critos como dolorosos, hay temor, miedo, susto y es el
ganó el gusto; muchas ni siquiera han empezado a mens- compañero quien le enseña cómo sexuar; pero pasados
truar y esto les permite librarse de un embarazo durante los primeros días se habla del disfrute, del gusto ( por
   Desacatos - 

ciento), de la aceptación de las relaciones sexuales du- casadas no reconozcan y hablen de su necesidad sexual
rante el embarazo ( por ciento), y de la diversidad de ( por ciento), de las ganas de tener un hombre que las
caricias ( por ciento), incluso de la búsqueda del com- satisfaga, de la posibilidad de gozar y vibrar en sus bra-
pañero para obtener placer ( por ciento). zos ( por ciento). No se conforman vivir en el cotidiano
El cambio viene con el tiempo, argumentan que mien- sin placer y lo buscan, sea rompiendo definitivamente
tras fueron novias o estuvieron solas, sin hijos, su relación con el marido, sea en encuentros ocasionales o bien, con
sexual fue placentera, después se desencantaron porque un amante de planta pero discreto ( por ciento).
los hombres no cumplieron con sus expectativas, sobre Hay quienes asumen el abuelaje —que muchas veces
todo económicas, y se volvieron irresponsables, borrachos, coincide con la menopausia, alrededor de los - años—
mujereros, violentos, y a ellas se les acabó el amor, se les mu- como la última etapa de su vida en donde ellas ya no
rió el gusto, sólo queda el hartazgo, el cansancio y la obli- tienen derecho a tener aspiraciones, necesidades o deseos
gación de cumplir en la cama con el marido por diversas propios —si es que alguna vez los tuvieron—; se deben
razones: para tenerlo contento, para evitarse problemas, principalmente a los nietos y su vida gira a su alrededor
para negociar, por obligación, para obtener prebendas. Di- pues muchas veces dependen de ellas ante el abandono
fícilmente se dan conversaciones en torno a los gustos y de sus progenitores. Para ciertas mujeres, la menopausia
necesidades personales de cada miembro de la pareja, el está unida al fin de su vida sexual pues consideran que
sexo es un tabú del cual no se habla ni en la alcoba. ya no tienen edad para esas cosas, su tiempo ya pasó y
Ciertamente que con el marido es difícil establecer re- ahora viene el de los nietos; pero otras ( por ciento) co-
laciones eróticas, pero esto no implica que las mujeres mentan que es el momento en el que más disfrutan su

 3

Antes de la …, Jorge Acevedo


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erotismo porque ya no hay posibilidad de embarazarse, placeres —mismos que los pobladores boqueños los re-
los hijos ya están grandes y la brama se le alborota a uno. piten a través del discurso— el énfasis de las mujeres está
Las casadas gozan con sus esposos; las separadas, divor- puesto en las relaciones sexuales placenteras incluso más
ciadas o viudas buscan un hombre sin compromisos que allá de la experiencia amorosa. Fuera de la esfera conyu-
les pueda cumplir y satisfaga sus fantasías. gal aceptan la diversidad de posiciones, caricias, demues-
Cuando se reúnen las amigas y alguna de ellas confie- tran su deseo, solicitan la satisfacción de sus fantasías; la
sa que hace mucho no sabe lo que es un hombre, la muje- práctica antigua (desde hace  años) y generalizada de
rada le insiste en que es muy importante que satisfaga la salpingoclasia (el  por ciento de las mujeres de la
esas necesidades que el cuerpo le reclama porque, de lo muestra optaron por este método definitivo de manera
contrario, le puede ocasionar graves daños a su salú físi- voluntaria) permite a casadas, separadas, divorciadas o
ca y mental. Total, para comer carne no tienes que tener viudas la espontaneidad de los encuentros. A las mujeres,
carnicería, te metes al monte matas un conejo, dejas tira- no importando la edad, les gusta tener relaciones sexuales
da la piel y nadie se dio cuenta… A estas alturas de la vida cuando han descubierto que les produce placer y no re-
sus códigos morales están mucho más relajados y se per- nuncian a los goces del cuerpo.
miten ejercer una sexualidad más libre, diversa y placen-
tera. Hacen caso omiso de las críticas de los hijos, hijas,
nueras, yernos y demás familiares, y aprovechan sus años HETEROSEXUALES MASCULINOS
maduros para reponerse del disfrute sexual que durante
los años de matrimonio les estuvo negado. A los varones les costó más trabajo definir el amor o el
Las mujeres pocas veces hablan del enamoramiento o enamoramiento. El amor es el amor, respondió la ma-

4
el amor, y cuando uno hace referencia al tema no saben yoría, tan sólo uno me alcanzó a decir: tú sabes que estás
exactamente cómo definirlo (sin embargo, el  por cien- enamorao cuando sientes algo muy bonito por alguien. 
to considera, al igual que los varones, que el amor es más Que una mujer los ame significa que sea una excelente
importante que el placer); no obstante, está asociado a ama de casa, una cuidadosa y abnegada madre, una obe-
demostraciones de ternura, de regalos personales o de diente, fiel y atenta esposa que cubra todas sus necesi-
bienes materiales. Que un hombre las quiera significa dades: comida caliente, ropa limpia y planchada, casa
que no las maltrate ni las ofenda, que les haga una cari- ordenada, hijos bien educados. Menos aún que las mu-
cia o les dé un beso, que les regale un perfume, un vesti- jeres, el amor lo asocian con la sexualidad, a ellos cualquier
do; que les compre una video, una televisión o una casa. chava cachonda o buenona los excita y esto es suficiente
Hacer el amor es diferente, esto está vinculado con la pa- para acostarse con ella y disfrutar el momento de pasión
sión, con el placer, con la brama, es decir, con una fuerza sin pensar en las consecuencias posteriores.
interna, con un impulso que recorre su cuerpo y las inci- Idealmente, los hombres las prefieren vírgenes ( por
ta a sexuar. Cuando le pedí a una señora de  años que ciento), pero al igual que las mujeres saben que esto es
me definiera qué era la brama me respondió que bien a muy difícil de cumplir, por lo que sostienen ( por cien-
bien no lo sabía , pero que es algo que nos da a todos: al to) que el no llegar vírgenes no les resta valor. Ciertamen-
gobernador, al cura, a viejos, jóvenes, mujeres y hombres; te no les gustan las mujeres alocadas, fáciles, bramudas,
ante mi insistencia se quedó pensativa por un momen- es decir, aquellas que ejercen su sexualidad de manera
to y después me respondió: Mira m’ija, la brama es un abierta y diversa, pues consideran que tienen una reputa-
calor que te empieza por las patas, poco a poco te va su- ción dudosa al saber que se han relacionado sexualmen-
biendo, y cuando te llega al culo perdiste la decencia. te con varios hombres del pueblo: ellas si acaso sirven
Como podemos observar, no obstante los valores mo- para un momento de placer. No obstante que muchos
rales, los controles sociales y los silencios familiares que adolescentes se inician sexualmente con las trabajadoras
se establecen en torno al cuerpo, la sexualidad y sus sexuales o los homosexuales del lugar, posteriormente es
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común que mantengan relaciones sexuales con sus no- Igual que las mujeres, los hombres reconocen que du-
vias, con las que generalmente se casan, y para las cuales rante la etapa del noviazgo y los primeros tiempos del
no tienen reclamos, siempre y cuando ellos hayan sido la matrimonio tuvieron una vida sexual satisfactoria con
primera y única pareja sexual. Existen jóvenes que se unen su pareja, después igualmente llegó el hartazgo, el coti-
con mujeres que no son vírgenes sin que esto tenga con- diano, la insatisfacción, los hijos; muchos sostienen que
secuencias en su vida como pareja; otros las aceptan pe- con los embarazos uno pierde a su mujer, se vuelven ma-
ro en los momentos de conflicto, sobre todo cuando me- dres y se olvidan que tienen marido. Son pocos los que
dia el alcohol, se le reclama que haya sido una chamaca tienen un vida erótica con su esposa, la mayoría reclama
loca que perdió su virginidad en brazos de otro hombre, el débito conyugal, protesta cuando se niegan a cumplirlo
y algunos justifican la violencia física, psicológica y ver- pues consideran que es parte de las obligaciones que las
bal por esta razón. mujeres contraen con el matrimonio. Unos les exigen,
Con la esposa tienen relaciones sexuales para tener hi- otros las obligan, hay quienes las violan; otros, les lanzan
jos o para satisfacer las necesidades naturales de ambos, acusaciones de que no se acuestan con ellos porque se-
principalmente las suyas y, la posición para sexuar debe guramente andan con otros hombres; no falta quien,
ser la natural, es decir, las relaciones vaginales en la posi- ante la negativa, airosamente les grita que por eso tiene
ción tradicional del misionero. Sin embargo, en el dis- una querida, porque ella ni como mujer le sirve.
curso reconocen que la mujer debe buscar el encuentro Aunque el  por ciento declaró que la vida de casado
sexual ( por ciento), que no debe fingir placer para re- es mejor que la de soltero, la mayoría se casó ante un
tenerlos ( por ciento) y que se pueden experimentar embarazo imprevisto, no por amor o pasión, por lo que
diversos tipos de caricias ( por ciento). Saben que de- rápidamente se cansan del matrimonio, de la mujer y los

 3
ben ser fieles ( por ciento) por respeto a la esposa, pa- hijos. La madre de ellos presiona para que se mantenga
ra evitarse problemas, para seguir juntos, pero al mismo el matrimonio argumentando el bienestar de los nietos;
tiempo reconocen que tienen licencia social para ser in- hay quien hace caso omiso de estos argumentos y sim-
fieles y que, comúnmente, lo son. Suelen ser discretos, plemente abandona a su familia, pero no es lo común,
pero el pueblo es tan pequeño que finalmente todos, in- buena parte de ellos mantienen la unión porque fueron
cluida la mujer, se acaban enterando; este es un hecho hijos sin padre presente o de padre ausente y no quieren
que no conlleva la separación de la pareja, las mujeres que sus descendientes sufran lo mismo, o bien, conside-
asumen que por naturaleza todos los hombres son así y ran que su esposa es una buena madre y carecen de argu-
evitan confrontar la situación con la esperanza de que el mentos para dejarla. Así quedan atrapados en relaciones
enculamiento les pase rápido. a veces violentas y/o poco afectivas y, al igual que sus mu-
Cuando la infiel es la mujer y es descubierta, entonces jeres, van cumpliendo con sus obligaciones conyugales.
sí es causal de violencia, algunas veces de divorcio, y el Nunca falta una mujer con la que puedan realizar sus
pueblo entero, incluyendo a las propias mujeres ( con- sueños eróticos.
tra el  por ciento de los varones) justifican el rechazo
social y la violencia.
Los varones casados recurren a las cantineras y/o tra- PODERES FEMENINOS-TEMORES
bajadoras sexuales y a los homosexuales, o bien, se hacen MASCULINOS
de una querida con la que fundamentalmente satisfa-
cen sus fantasías eróticas; es en estos espacios en donde No pretendo negar la subordinación femenina, pero
la sexualidad está vinculada al placer porque tienen la seguir insistiendo en que los hombres se pusieron de
posibilidad de experimentar todo tipo de caricias y po- acuerdo para dominar a la mitad de la especie humana
siciones posibles que están negados a realizar con la ma- —lográndolo en todas las culturas por cerca de cinco mil
dre de sus hijos. años— nos ofrece una imagen bastante devaluada de
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nosotras mismas y nos remite a explicaciones bipolares


en donde las mujeres aparecen como eternas víctimas o
luchadoras incansables. Es necesario remarcar que la rea-
lidad es mucho más compleja y contradictoria, y reco-
nocer, por un lado, que existe diversidad y vulnerabili-
dad masculina y, por el otro, que las mujeres, a lo largo
de los procesos históricos y de nuestra propia historia,
hemos tenido espacios de poder que nos han permitido
influir y contribuir para crear las diversas estructuras so-
cioculturales, incluyendo “el patriarcado” y el sistema
social sexista. Las madres y las suegras, al ejercer la auto-
ridad dentro de la esfera doméstica haciendo respetar las
desigualdades genéricas, reproducen el orden social do-
minante; así, desafortunadamente, la reproducción del
sistema sexo-género, al igual que el dominio masculino,
está garantizado por la acción de las propias mujeres.
El poder femenino ha variado a lo largo de la historia;
como bien sostiene Linda Gordon (), no hay expe-
riencias femeninas carentes de poder, ser menos podero-
sas no significa carecer de él ni perder siempre. Una cosa

4
es hacer conscientes las relaciones jerárquicas y de subor-
dinación en las que están inmersas como género, y otra 
asumirse como víctimas. Esto impide, por un lado, reco-
nocerse como actoras sociales capaces de transformar la Solitaria, Jorge Acevedo
realidad; por otro, perder de vista aquellos espacios con-
cretos y específicos que logran transformar y reclasificar,
simbólicamente, a través de la práctica, y finalmente, ne- objetivo es trastocar el orden al que son sometidas. Ahí,
gar las variadas estrategias que desarrollan para enfren- las mujeres se reúnen para transmitirse los saberes feme-
tar la asimetría, logrando áreas de poder femenino. ninos adquiridos a través de largos años: recetas de póci-
Desde mi punto de vista, uno de estos espacios lo cons- mas, tés, brebajes, yerbas u oraciones en las que confían,
tituye nuestro propio cuerpo tan desconocido, miste- a pie juntillas, y no dudan en poner en práctica para con-
rioso y temido por los hombres por ser un instrumento seguir sus objetivos: someter al hombre a su voluntad.
que posibilita la vida y el placer. De él emanan parte de Los deseos son variados: obligarlo a casarse, serle infiel
nuestros poderes y misterios que se relacionan con lo sin que lo note, separarlo de la querida, volver estéril o
fisiológico y con lo subjetivo: la menstruación, el emba- hacer abortar a la amante, alejarlo de la madre, obtener
razo, el parto, la maternidad, la seducción, el ejercicio de un hijo varón, y dado el caso, volverlo impotente, tempo-
la sexualidad, el placer y los saberes femeninos ligados a ralmente, para que no la siga engañando. De ahí que la
ritos, mitos y hechicerías. reunión solidaria de las mujeres no guste al sexo mas-
En Boca del Cielo, el ámbito doméstico, tradicional- culino ni a las propias suegras; las otras, las amigas, las
mente considerado femenino, dominado por mujeres, cuñadas, las suegras, no son dignas de confianza de los
se convierte en el espacio que les permite generar y desa- hombres casados porque les dan malas ideas y pensa-
rrollar “los contrapoderes”, herramientas y estrategias mientos, ellas no se juntan para nada bueno, suelen decir
de resistencia, dominación, control y manipulación, cuyo los boqueños y sus madres.
   Desacatos - 

Pero las mujeres no solamente usan pócimas; desde aunque traten por todos los medios posibles de que sus
niñas las han socializado en el uso del cuerpo para la se- esposas sean sólo madres, ellas no pueden renunciar fá-
ducción y están conscientes de que, a través de él, pueden cilmente a hacer uso de sus cuerpos, deseos y poderes.
obtener ciertos logros, aunque en algunos casos, a la lar- Por ello consideran que es necesario tratar de controlar el
ga les resultan contraproducentes. Mientras tanto, se em- cuerpo y las sexualidades de sus mujeres. Pero los hom-
barazan para lograr un matrimonio aunque sea forzado bres no sólo temen a los encantos, la manipulación, la in-
o para tratar de retener al marido que anda con otra mu- fidelidad y el erotismo femeninos, sino también a la po-
jer; así mismo usan los nueve meses del embarazo para sibilidad de depender emocionalmente de una mujer que
chantajear o manipular al esposo. El cuerpo también es no sea la madre.
utilizado vía genital, fundamentalmente, para tenerlo con- El deseo visto como iniciativa femenina es un arma
tento y en paz y poder negociar prebendas: permisos, temida por los varones —y las propias suegras— porque
regalos, dinero, paseos o lograr alianzas en contra de las consideran que a ellos les es muy difícil controlar sus ins-
suegras y las amantes. No nos debe extrañar pues, que tintos sexuales y como no pueden prescindir de ellas, esto
las mujeres boqueñas utilicen su sexualidad y materni- los expone a sus encantos, habilidades y corren el riesgo
dad como espacios de sobrevivencia y resistencia, como de hacerlos caer en sus redes, en la tentación. Así vista, la
estrategias de poder donde se transgrede lo masculino y sexualidad femenina es un elemento subversivo que ge-
se generan identidades contradictorias. nera caos y desorden, por lo que es preciso mantenerla
En Boca del Cielo, la sexualidad se vuelve un arma vi- sobre vigilancia y control. De ahí la necesidad de separar
tal para mujeres y varones. Ellos están conscientes que, conciencia y corazón, sentimiento y razón, sexualidad y

 3

De espaldas al mundo, Jorge Acevedo


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afectividad. Por eso, con la esposa se tiene sexo para la de divulgar entre ellos lo peligrosos que suelen ser para su
reproducción y con las trabajadoras sexuales y las aman- sexo, aumentando así sus propios temores y coadyuvan-
tes por el placer mismo, a ella se le tiene en el altar, junto do a la institucionalización de la misoginia (Lacoste-Du-
a la madre y la virgen. Con la cónyuge no se corre dema- jardin, ).
siado peligro siempre y cuando se mantenga la distancia
y se conserve el dominio sobre ella; con las trabajadoras
sexuales lo único que se pierde es un poco de dinero RELACIONES HOMOERÓTICAS
—pero se gana mucho prestigio— y momentáneamen-
te el control, mismo que, una vez recuperado el aliento, No obstante que sólo el  por ciento de la muestra es-
vuelve a su lugar. tuvo de acuerdo en que la homosexualidad debe ser per-
Temen lo que emana de la naturaleza femenina como mitida, en general, los y las homosexuales del pueblo
la ternura, la cercanía, la pasión, el amor, la seducción. (sean chotos o lesbianas) no son excluidos de la socie-
Quien se enamora, se entrega y pierde. ¿Qué es lo que se dad, pertenecen a la gran familia boqueña, mujeres y
pierde? El dominio sobre sus sentidos, sentimientos, de- hombres de todas las edades mantienen relaciones amis-
seos, sobre sí mismo lo que significa ser débil, perder uno tosas y cercanas con ellos-ellas. Ser homosexual no re-
de los rasgos importantes de la virilidad. Debido al sis- quiere de mayor explicación, simplemente nacieron así
tema sexo-género en que varones y mujeres estamos in- y punto: Son como un pescadito que salió con la colita
mersos, las personalidades, actividades, sentimientos, chueca, me comentaron varias personas, e incluso algu-
subjetividades y roles genéricos están perfectamente de- nas de ellas me dijeron: Todos nacemos con un don, ellos
limitados: un hombre no puede actuar más que como el nacieron con el de la chotería. Forman parte de la natu-

4
padrón hegemónico que de hombre-macho se le ha im- raleza, de la misma manera que hay río y mar, hay ho-
puesto socialmente so pena de caer en la duda, el seña- mosexuales y heterosexuales, y los boqueños suelen no 
lamiento, el desprestigio, la burla y/o la segregación. Los cuestionar lo que proviene de ese orden que consideran
varones, constantemente están redefiniendo su identidad natural porque nada se puede hacer para modificarlo.
masculina en oposición a la femenina, el relacionamien- De esta manera la homosexualidad es vivida por la so-
to íntimo y cercano con el otro sexo les resulta peligroso ciedad local con bastante serenidad, permisividad (in-
porque es un terreno donde esa masculinidad impuesta cluso con cierta participación); la orientación sexual no
puede ser fuertemente cuestionada. es motivo para cuestionar, sancionar o excluir.
En Boca del Cielo, los varones han sido educados y Sin embargo, los comportamientos públicos de lesbia-
han crecido con la desconfianza hacia las mujeres, quie- nas y homosexuales masculinos son diferentes, así como
nes son vistas no solamente como sus diferentes, sino su aceptación social. Nunca escuché a nadie expresarse
como sus opuestos, sus contrarios. Sus madres —quién mal de un homosexual (mujer o varón), nadie se refirió a
mejor que ellas para conocer los poderes femeninos— ellos / ellas como enfermos, degenerados, anormales; tam-
les han inculcado ese temor porque, al reconocer a las poco observé nunca una actitud de rechazo o repudio; si
otras mujeres (sus nueras) como sus rivales, los previenen acaso, entre las mujeres, exclamaciones de condolencia:
en contra de su maldad, les abren los ojos para que no Pobrecito desde chiquito era así, o de lástima: Es una lás-
caigan, a través de la seducción, en sus redes y, los hagan tima que fulano sea choto siendo tan guapo. Ellos / ellas
débiles y poco hombres al grado que después no sirven más no son juzgados por su preferencia sexual, sino como
que para estar a mercé de sus caprichos y jugarretas. Por cualquier habitante del lugar por no respetar lo socialmen-
supuesto que los varones tienen negado el derecho de de- te establecido, es decir, por ser borrachos, irresponsables,
mostrar públicamente sus temores y debilidades, de ahí flojos, infieles, alocadas, fodongas, malas madres, etcétera.
que magnifiquen “los contrapoderes” femeninos —mis- Cuando los chotos están por llegar a algún lugar de
mos que no conocen a fondo—, pero que se encargan reunión son anunciados por los gritos de los hombres,
   Desacatos - 

que los van chuleando o chiflando; entonces la gente se Aunque conocí a varias mujeres lesbianas, algunas vi-
pone contenta pues saben que ellos traen alegría y diver- viendo con su pareja, ninguna se asumió como tal, así
sión, esto es, reírse buena parte de la tarde o la noche, que nunca me atreví a pedirles que me narraran sus vi-
celebrando y compartiendo con ellos sus bromas, chis- vencias; en algunas ocasiones, colateralmente, tocamos
tes picantes e historias (siempre referidos a lo sexual). A el tema y fueron los momentos en que aproveché para
diferencia, la llegada de las lesbianas no es precedida por hacerles algunas preguntas de manera indirecta. Habla-
gritos ni algarabía popular. Aunque suelen ser también mos sobre entendidos, por lo que aquí describo son sólo
alegres, se comportan como cualquier mujer hetero- apreciaciones muy generales. La gente sabe que son les-
sexual, no le imprimen un sello especial al momento, no bianas porque, como dije anteriormente, en Boca del Cie-
forman parte de la fiesta colectiva. Incluso, desde los pri- lo no existe la privacidad, todos saben todo acerca del
meros días de mi llegada al lugar, aparte de que rápida- vecino, del amigo, del pariente. Además, es evidente que
mente identifiqué a los homosexuales, la propia gente forman parte del mismo grupo, no se casan ni tienen hi-
me los señaló y presentó como tales, como los chotos del jos, se visten y comportan de manera masculina, salen jun-
pueblo; pero pasaron muchos meses para que algunas tas a pasear y bailar, disimuladamente coquetean entre
amigas de mucha confianza se atrevieran a decirme: fu- ellas y algunas viven, discretamente, con su pareja. Públi-
lana es lesbiana, al hacerlo no hubo connotación negati- camente no confiesan sus preferencias eróticas, no andan
va, pero tampoco hubo más comentarios. por las calles del pueblo haciendo alarde de su homo-
No podemos obviar decir que los homosexuales mas- sexualidad, nadie les grita ni coquetea con ellas. Su com-
culinos tienen mayor prestigio social que las femeninas, portamiento, su lenguaje y forma de vestir es discreto,
posiblemente esto se deba a que en una sociedad ma- cuidadoso. Sus familiares no comentan el hecho, la ma-

 3
chista, sexista y con un rígida división genérica, las les- yoría vive en casa con sus padres y, aunque algunos no
bianas siguen siendo mujeres, es decir, ciudadanos de están de acuerdo, las aceptan. Suelen ser muy trabajado-
segunda categoría, con menores derechos y libertades ras, amables, alegres, bailadoras, cálidas, bebedoras, y, en
que los varones, sobre todo en lo que se refiere al mane- confianza, albureras y picardientas. Gustan de relacionar-
jo de su sexualidad. Puede ser también que ellas repre- se amorosa y sexualmente entre ellas mismas, pero su
senten un mayor cuestionamiento al orden genérico en comportamiento respetuoso conlleva a que sean acepta-
la medida que renuncian a ocupar el papel que la socie- das socialmente y difícilmente marginadas o excluidas.
dad les tiene asignado: la reproducción de la especie, al Al igual que los homosexuales varones, entre las pare-
no ser madres no son mujeres, pero tampoco hombres jas femeninas existe un división de roles: una es varón y
porque no tienen pene y entonces los pobladores se pre- otra mujer, no sólo en lo que a la repartición de tareas,
guntan: ¿qué son? Al mismo tiempo, ellas, transgreden actividades y responsabilidades se refiere, sino también
la sexualidad genitalizada. Finalmente, los hombres acep- en el ámbito sexual. El amor está ligado al ejercicio de su
tan al homosexual masculino por doble partida, en pri- sexualidad, se enamoran, son fieles, no se prostituyen,
mera, porque consideran que entre sus esposas y los chotos no se casan, no tienen hijos. Algunas han tenido relacio-
no hay posibilidad de relacionamientos eróticos, y en se- nes sexuales con varones, otras nunca, comentan que las
gunda, porque con ellos sí pueden obtener placer; en relaciones entre mujeres son más satisfactorias, respe-
cambio, en una sociedad como la nuestra en donde el tuosas, plenas, y suelen mantener relacionamientos esta-
falo es el símbolo del poder y el placer, ¿qué puede hacer bles y duraderos.
una lesbiana sin pene? Suponen los pobladores que ni Los chotos, por el contrario, se asumen públicamente
lograr identidad masculina, ni erotizar a otra mujer, ni como homosexuales. Ninguno se negó a platicar con-
ser codiciada por los varones. Algunas amigas del pue- migo y narrarme su historia de vida. Son mucho más
blo me preguntaban: ¿Cómo dos mujeres pueden obtener abiertos, escandalosos y provocadores. Las mujeres hete-
placer si no tienen con qué hacerlo? rosexuales comparten espacios con ellos, se convierten
-  Desacatos   

4
Razas, Jorge Acevedo


en sus confidentes y consejeras, gustan escuchar sus aven- Se consideran hombres porque tienen pene, por el se-
turas, bromas y chistes eróticos que celebran a gritos y xo, pero se asumen como homosexuales, como chotos
carcajadas. Con las mujeres homosexuales llevan rela- (es un hombre que le gusta andar con otros hombres); gay
ciones de complicidad. Los varones heterosexuales jue- es una palabra que no les gusta por ser extranjera. No se
gan todo el tiempo con ellos, los chulean, se empujan, se inyectan hormonas porque prefieren tener apariencia
tocan los genitales y las nalgas, se mandan besos, algu- masculina, tampoco se operan porque su pene es im-
nos se relacionan sexualmente con ellos y otros se quedan portante en términos de su identidad genérica: un hom-
con las ganas, conformándose con el cachondeo cotidiano. bre es hombre porque tiene pene, consideran que sin él se
Todos asumen que nacieron así y que por más que sus sentirían fenómenos, no podrían tener relaciones sexua-
madres se preocuparon por darles tratamientos hormo- les, ni siquiera masturbarse. Argumentan que no pueden
nales, incitarlos a relacionarse con mujeres, trataron de ser mujeres porque nacieron hombres, intentarlo sería
evitarles los juegos y comportamientos femeninos o en su una ofensa, en particular, para quien les dio la vida: su
defecto, ejercieron la violencia psicológica, física y verbal; madre y, con ella no podemos competir, mucho menos opa-
ellos siempre gustaron de los juegos y las ropas de sus carla. Reconocen que desearían haber nacido mujeres
hermanas y, por supuesto, de los hombres heterosexua- para poder tener un hijo propio, aunque al mismo tiempo
les. Al final, su familia acabó aceptándolos e incluso apo- descartan la posibilidad porque existen ciertas desventa-
yándolos ante la imposibilidad de modificar su conducta, jas propias del género como menstruar, parir y cuidarse
gustos y preferencias; viven con sus madres y hermanos, para poder sexuar sin tener hijos.
la mayoría no tiene padre y, en general, sus relaciones son Sostienen que el pueblo los acepta porque ahí nacie-
cálidas y afectivas. ron, los vieron crecer y desde que eran niños se dieron
   Desacatos - 

 3
Sin título, Jorge Acevedo

cuenta que iban a ser homosexuales. Para ellos es impor- establecidas y las reproducen al interior de sus parejas
tante asumirse como lo que son, sin engañar a nadie y sean permanentes o eventuales, es decir, organizan su
sin hipocresías, pues de ahí deviene la aceptación y el relación según el modelo heterosexual, en donde siempre
respeto colectivo. No obstante que no son rechazados o uno hace el papel de hombre y otro el de mujer dentro
marginados, sienten que existe cierta discriminación so- de la casa, la cama y la vía pública. Reconocen y aceptan
cial porque no pueden andar por las calles tomados de la rígida división sexista: lo femenino y lo masculino y
las manos, bailar abrazados o besarse en público y no fal- todo lo que de ellos se desprende en términos de roles so-
ta quien los vea como raritos. Dicen que cuando eran ciales y sexuales: la virginidad, fidelidad, maternidad,
chamacos había menos homosexuales y la gente les gri- sumisión y dependencia femenina en contraposición a
taba por las calles, pero como cada vez son más, poco a la autoridad, autonomía y libertades masculinas. Aun-
poco se han ido acostumbrando a ellos y ahora los ven que son afeminados en su andar, movimientos de manos
como parte del cotidiano, ya no llaman la atención. En y gestos, no andan vestidos, peinados o pintados como
fin, reconocen que hay tolerancia, pero siempre y cuan- mujeres, si acaso usan ropa justa y, algunos, sandalias
do respeten ciertas normas. consideradas de mujer.
No rompen los códigos morales del lugar ni los de la No están organizados en ningún grupo gay pues sos-
propia masculinidad. Para ellos ésta es un mecanismo de tienen que no es necesario porque ellos están integrados
aceptación, el eje principal de sus proyectos de identi- a la sociedad local y pueden convivir con su homo-
ficación social. Son respetuosos de las normas genéricas sexualidad sin problemas; además, consideran que sería
-  Desacatos   

vergonzante y una falta de respeto para sus madres, su fa- uno trabaje, gane dinero y el otro esté de flojo y man-
milia, andarse exhibiendo en lugares públicos exigiendo tenido; además, saben que tener trabajo y dinero les
sus derechos. No todos están de acuerdo con la legaliza- posibilita espacios de libertad y autonomía. No se pros-
ción del matrimonio homosexual, vía civil o religiosa, tituyen, ni cobran ni pagan, sostienen que, siendo jóvenes
ni con la adopción, aunque a todos les gustaría tener hi- y bonitas, no requieren que medie dinero, lo importante
jos, pero siempre manifiestan su temor de que salieran es el placer, pero en general aceptan invitaciones a co-
homosexuales como ellos, y sufrieran en su infancia. mer, beber o presentes.
Son trabajadores y responsables; todos trabajan para Aunque reconocen que se enamoran y sufren como
mantenerse o ayudar a su familia en la economía del ho- cualquier hombre o mujer, para ellos el erotismo es im-
gar. Unos son estilistas, algunos bailadores del son jarocho, prescindible, no se acuestan sólo por amor, sino funda-
otros empleados y uno que otro estudiante, y a veces, en mentalmente por placer, el cual —sostienen— lo logran
sus ratos de ocio, hacen show travesti. casi siempre en cualquier encuentro sexual, porque el
Gustan tener relaciones sexuales con varones hetero- simple hecho de ser penetrados les produce gozo. Sin
sexuales, no con homosexuales, y en la cama prefieren embargo, gustan ser tratados sin violencia, con cariño,
ser penetrados. Sostienen que buena parte de sus gala- como personas y no como objetos. No son fieles aunque
nes son bisexuales o bien también homosexuales, pues algunos conservan la misma pareja por muchos años a
no conciben relaciones homoeróticas, es decir, que a un la cual le hacen creer que sí lo son, pero siempre encuen-
varón le guste otro varón, si esto sucede es porque son cho- tran la manera de engañarla; sostienen que si los descu-
tos reprimidos; consideran que a los verdaderos hombres brieran los abandonarían. Sus parejas, en el caso de los
les deben gustar solamente las mujeres. Prefieren a los ca- entrevistados, juegan el papel masculino, ellos sí pueden

4
sados porque creen que tienen mayor experiencia sexual, ser infieles, aunque no con mujeres, pero no les conce-
pero también saben que este tipo de relacionamientos den el mismo derecho, por lo que ellos se lo toman pro- 
conlleva mayores problemas por las esposas e hijos; tam- curando ser discretos. Comentan que sus maridos son
poco gustan de relacionarse con niños ni adolescentes celosos, que tienen que pedir permiso para salir con sus
para evitar problemas con sus padres o la justicia. No amigos, que si se tardan los regañan y muchas veces los
obstante, reconocen que los muchachos se inician sexual- golpean; por eso, la mayoría prefiere ser libre y no tener
mente con ellos ante la dificultad de ser aceptados, por su que estar dando cuentas a un cónyuge.
edad, en los prostíbulos, y por carecer de recursos para La reproducción de este modelo entre los homosexua-
pagar los servicios. Narran que muchos de esos adoles- les —masculinos o femeninos— posiblemente se debe a
centes se vuelven homosexuales pues les empiezan a gus- que no tienen referencia de otro diferente, no hay mo-
tar los chotos y continuamente los buscan; para otros es delo alternativo; fueron educados dentro de familias y
sólo una experiencia más, y la mayoría, cuando tienen sociedades jerárquicas, machistas y sexistas. Tal vez tam-
acceso a una mujer, jamás regresan. bién, en la medida que los reproducen, les permite ser
Los hombres heterosexuales que los buscan, denomi- mejor aceptados al no ser vistos como transgresores. Las
nados localmente mayates, sean solteros o casados, lo relaciones homoeróticas tienden a cuestionar la dicoto-
hacen para penetrarlos, pero casi todos, al final, piden ser mía femenino-masculino, la idea de lo que significa ser
penetrados. Estas relaciones se dan dentro del pueblo, hombre o mujer y el binomio heterosexual-homosexual,
con mucha discreción de ambas partes, nunca ninguno pero el modelo de valores y normas de comportamien-
de ellos dio el nombre de ninguna de sus parejas; dicen tos genérico no se modifica pues, una vez traslapadas
que por eso también los varones-heterosexuales los res- las identidades genéricas dentro de las relaciones ho-
petan pues saben que ellos saben sus secretos. Ven mal moeróticas boqueñas, los papeles sexuales se reprodu-
que un hombre viva a expensas de un choto o viceversa, cen: el que hace las veces de mujer se comporta como tal
por la sencilla razón de que no consideran correcto que y viceversa.
   Desacatos - 

Ciertamente, la sociedad local prefiere el modelo tradi- Lo socialmente permitido para hombres y mujeres a
cional heterosexual: hombre-mujer, pero también es cier- través de las normas y valores se reproduce, algunas ve-
to que tal aceptación de las relaciones homoeróticas nos ces, cuando menos a nivel discursivo; parece éste una vía
habla de un trato más libre frente a la sexualidad, de una para identificarse con el grupo y lograr la interacción
permisión mayor con el diferente, de cierta participación social. Pero al mismo tiempo existe un desfase entre la
social frente al homoerotismo y, finalmente, de una opi- norma dicha y las que regulan sus prácticas sexuales, en-
nión pública que no se rige por normas fijas y rígidas, tre el modelo ideal y la realidad; en el discurso se quedan
sino flexibles, que tiende a adaptarse a las diversas cir- atrapados en el deber ser, en el cotidiano transgreden las
cunstancias y a comprender la situación específica de los preceptos establecidos (piensan de una manera y actúan
otros, esperando la misma tolerancia para su persona y de otra) y luego generan su propio discurso justificato-
actos. Ciertamente las diferencias entre los discursos nor- rio. La frontera entre lo real y lo imaginario es bastante
mativos, la costumbre y las prácticas de este tipo de socie- flexible cuando de ejercer la sexualidad se trata y se tras-
dades son evidentes; es más —y dicho sea de paso—, su lapa con bastante facilidad. Modifican los preceptos (le-
estudio nos revela las dificultades y la complejidad de las gales o morales) que no están acordes con sus prácticas,
propias relaciones sociales y los procesos de organiza- pero los aceptan y defienden cuando coinciden con los
ción social en un país como México, que vive y transita ámbitos que comparten colectivamente en la comunidad.
permanentemente entre la tradición y la modernidad. Los datos muestran que las mujeres y los varones pro-
fesionistas son los que mantienen un discurso más “li-
beral” sobre la sexualidad, siendo pescadores, estudiantes
REFLEXIONES FINALES (secundaria y bachillerato), amas de casa y trabajadoras

 3
sexuales el grupo más “tradicional”. Los adolescentes de
En Boca del Cielo, mujeres y hombres comparten el dis- cada uno de los sexos y solteros se destacan por ser más
curso esencialista sobre las diferencias ontológicas de los “conservadores” que sus padres; siendo los hombres —sin
sexos. Masculino es igual a proveedor, autoridad, espa- importar edad, escolaridad, profesión u oficio— los que
cio público, sexualidad instintiva y desbordante; en con- manifiestan un discurso con mayor apertura sexual. En
traposición, mujer es madre, ámbito doméstico, sexuali- general, podemos sostener que a los varones les cuesta
dad controlada y sumisión. Son diferentes debido a la mayor trabajo cambiar sus comportamientos cotidianos
marca inscrita en el cuerpo de ahí, que socialmente, se les que sus discursos; en contraposición, las mujeres tienen
atribuya estatus y papeles complementarios y opuestos. mayor resistencia para modificar sus representaciones
Pareciera ser que el objetivo de las relaciones de pareja es que sus vivencias. Esto tiene varias explicaciones, en pri-
únicamente satisfacer las necesidades sexuales de los va- mer lugar hay que recordar que estamos hablando de
rones y la reproducción de la especie. Así, la posibilidad discursos y que éstos se contradicen en la práctica; en se-
de una relación basada en proyectos propios y comunes, gundo, en el caso de los / las profesionistas, esta aparente
en relaciones amoroso-eróticas profundas se antoja im- apertura puede tener distintas posibilidades explicativas,
posible en estas latitudes, sin embargo, no podemos negar tal vez su respuesta corresponde al grado de escolaridad,
las diferencias, los rompimientos y los cambios que re- a que pertenecen a una clase social diferente, o bien, que
sultan del vivir de manera personal y colectiva. El predo- sea producto, solamente, de un discurso aprendido
minio de la moral judeocristiana es evidente, sin embargo, que tienen que asumir porque es el que se espera de
existen espacios de resistencia, lucha y transgresión; es ellos; en tercero, las mujeres son más cuidadosas al ex-
clara la coexistencia de valores, formas de pensamiento y presar sus necesidades, gustos y preferencias eróticas
prácticas “tradicionales” y “modernas” que se entrelazan que los varones porque están más expuestas al señala-
en un proceso en donde se reproduce, se rompe y se miento y a la crítica, además por razones que aluden a la
transgrede al mismo tiempo. educación genérica tienen mayores restricciones y menor
-  Desacatos   

permisibilidad familiar-social para ejercer su sexualidad


de manera libre y, por supuesto, deben ser más cuida-
dosas si quieren gozar de prestigio social, conseguir o
conservar marido, lograr un buen matrimonio y ser re-
conocidas como madres respetables; en tercer lugar, los
jóvenes, al emitir su opinión, están reproduciendo un
discurso heredado y transmitido por la familia, la socie-
dad, la religión y los medios de comunicación, en donde
no han incorporado aún su experiencia de vida; a diferen-
cia, sus progenitores, por experiencia, saben que la vir-
ginidad, la fidelidad, la sumisión o la violencia, de poco
sirven para lograr un buen matrimonio, o que la mas-
turbación y la homosexualidad a nadie afecta, pero tuvie-
ron que pasar muchos años para que se dieran cuenta de
ello; cuando esto sucede, sus hijos son adolescentes, ya
les transmitieron sus valores y no hay posibilidad de dar
marcha atrás. Así se inicia nuevamente el ciclo en la re-
producción de la tradición. Finalmente, no se ha logrado
construir un modelo valorativo alternativo que se pue-
da ofrecer a las nuevas generaciones. Sin título, Ricardo Ramírez Arriola

4
No dejaré de insistir que, cuando hablamos de sexuali-
dades en Boca del Cielo, no se puede hacer generalizacio- 
nes. Es preciso reconocer la diversidad, las permanencias y objetivo, por un lado, definir, categorizar y diferenciar a
los cambios dentro del proceso de lucha continuo, que las mujeres en contraposición de los varones para de-
hombres y mujeres del lugar dan para resistir las normas mostrar la supuesta inferioridad, justificando la diferen-
culturales que tratan de impedir el despertar del cuerpo ciación sexual, la tutela masculina y su destino como
y sus pasiones. reproductora de la especie, y por otro, tratar de contro-
Curiosamente, el erotismo, para cada uno de los sexos, lar y normativizar el cuerpo, la sexualidad y reproducción
pareciera estar permitido mientras se practique fuera femenina (Turner, ; op. cit., Foucault, ; op. cit.,
de las relaciones matrimoniales: ellos lo ejercen con las Weeks, ).
trabajadoras sexuales, las queridas o en los encuentros Ciertamente, los conceptos y esquemas sobre la sexua-
homoeróticos, y ellas con sus novios o amantes. Es im- lidad femenina —constantemente reformulados— son
portante destacar que, de alguna manera, las prácticas producto del poder que históricamente ha sido detentado
sexuales de las boqueñas contradicen el mito de que por los varones, pero no hay que olvidar dos cosas: una,
la sexualidad femenina siempre está acotada a la repro- que si bien es cierto no se ha destruido el edificio de los
ducción, controlada, y gira en torno a las necesidades privilegios masculinos ni se han modificado las concep-
masculinas, también nos hablan de la posibilidad que ciones en torno al destino biológico de las mujeres, las
tienen, como cualquier ser humano, para transgredir o transformaciones logradas por éstas en el siglo XX nos de-
modificar lo socialmente establecido, aun cuando de muestran que esto no es inmutable ni inevitable, y dos, si
sexualidad se trate. aceptamos que el poder y sus formas de dominación con-
Uno de los grandes logros del feminismo ha sido llevan a la par luchas de resistencia, negociación y trans-
mostrar que, a lo largo de la historia, los discursos y gresión, debemos reconocer y revalorar que, en el campo
teorías médicos, religiosos y científicos han tenido como sexual y reproductivo, las mujeres también han jugado
   Desacatos - 

un papel como sujetos activos y no sólo han sido víctimas Bibliografía


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