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Grupo de Lecturas Ecofeministas

El Patriarca
y la Espada
Femicidio, Ecofemicidio y Territorio
en contextos de violencia global

Entrevista a Silvia Federici

GUSTAVO M. MARTIN
Prólogo de

María Adriana

González Díaz

IMPRECOM
EDITORA
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

“el patriarcado es una lluvia


que recae sobre los Estados
y penetra todas sus paredes”

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Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Autoría:

© Gustavo Marcelo Martin

Prólogo:

María Adriana González Díaz

Ilustración de Tapa e interiores

Fermín Boloquy

Auspicio: GLEF (Grupo de Lecturas Ecofeministas). Integrantes:

Lucía Rubiolo (co-coordinadora), Natalia Guevara, Florentina Gosso, Gisela Bustos,


Carolina Bustos, Liliana Sardonio, Julieta Cortés, Belén Ávila

Martín, Gustavo
El patriarca y la espada : femicidio, ecofemicidio y territorio en contextos
de violencia global / Gustavo Martín ; prólogo de María Adriana González
Díaz. - 1a ed . - Río Cuarto : Imprecom, 2017.
350 p. ; 20 x 14 cm.

ISBN 978-987-46660-4-8

1. Estudios de Género. I. González Díaz, María Adriana, prolog. II.


Título.
CDD 305.4

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


Primera Edición: Enero de 2018

Impreso en IMPRECOM EDITORA, 25 de Mayo 273


5800 Río Cuarto, Cba. Argentina.
4

Permitida su reproducción total o parcial haciendo expresa mención del autor.


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EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Agradecimientos
Dedico esta obra a todas aquellas personas que
en algún territorio están resistiendo,
del modo y con la intensidad que sea, que puedan y quieran,
y en especial a Madres de Barrio Ituzaingó Anexo
en su incansable lucha a favor de la vida;
Al GLEF por permitirme difundir esta obra desde el grupo
a partir del cual construimos también conocimiento colectivo;
a Adriana por aceptar escribir gentilmente el prólogo;
a Silvia Federici por la generosidad de sus respuestas;
a mis amigas y amigos, en especial Belu, Pancho y Sabri
a mis compañeros de la cátedra de Pasantía y sus familias,
Mari, Kiki y Fede;
a mis hermanos y familiares;
a cada pensador y pensadora
desde cuyos aportes innumerables escribo;
a mi Madre, ser incondicional desde mi primera infancia
y a quien le estaré eternamente agradecido;
a Fermín, compañero en esta travesía
y feliz también por su colaboración
en los dibujos que ilustran el libro;
a mis hermanas y hermanos espirituales caminantes;
a cada persona que ha confiado y confía en mi dedicación diaria;
a cada una y uno de las y los lectores que querrán disfrutar la obra;
a cada compañera y compañero de trabajo
de la Universidad Nacional de Río Cuarto,
así como a mis Directores Mario, Celia y Virginia;
a aquellas personas que están en mi vida de algún modo especial:
Lalita, Lucho, Lucía, Dada Rama, Sarasvati;
a cada persona que colaboró en este trabajo de inicio a fin;
5

y en primera y última instancia,


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a mi maestro espiritual Shrii Shrii Anandamurti.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

EL PATRIARCA Y LA ESPADA
Femicidio, Ecofemicidio
y Territorio
en contextos de violencia global

Diciembre 2017
Entrevista a Silvia FEDERICI

Autor:
Gustavo Marcelo Martin

Prólogo:
María Adriana González Díaz
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Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

“Paren de matarnos”

Oh! Oh! Oh!... Paren, paren,


Oh! Oh! Oh!... Paren de matar.

Salí para el trabajo y no fui,


salí para la escuela y no llegué,
salí del baile y me perdí,
de pronto, me desdibujé.

Mis amigos me buscan por ahí,


los vecinos pegaron un cartel,
en los postes de luz del barrio,
en la calle, en el subte, en el tren.

Me busca mi hermano, me busca mi madre,


perdí contacto ayer a la tarde,
vino la tele, habló mi padre,
la red explota, el Twitter arde.

Si tocan a una, nos tocan a todas,


el femicidio se puso de moda,
el juez de turno se fue a una boda,
la policía participa de la joda.

Y así va la historia de la humanidad,


que es la historia de la enfermedad,
9

Ay, carajo, qué mal que estamos los humanos, loco


Página

¡Paren de matarnos!
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Oh! Oh! Oh!... Paren,


Oh! Oh! Oh!... Paren de matarnos.
Oh! Oh! Oh!... Paren, paren
Oh! Oh! Oh!... Paren de matar.

Dicen que desaparecí


porque estaba sola por ahí,
porque usaba la falda muy corta,
se la pasan culpándome a mí.

Me dijeron que diga que sí,


me mataron desde que nací,
me obligaron a ser una esclava
Lava y lava y a parir.

De sol a sol, de noche y de mañana,


me matan y mueren todas mis hermanas,
me duele el cuerpo y las entrañas,
no quiero que me toques, chabón,
no tengo ganas.

Me matan y se infecta la raza humana,


le temen al poder que de mi boca emana,
soy ésta herida que pudre y no sana,
me matan y conmigo se muere mi mama.
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Y así va la historia de la humanidad


que es la historia de la enfermedad
Página

Ay, carajo, qué mal que estamos los humanos, loco,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

¡Paren de matarnos!

Oh! Oh! Oh!... Paren,


Oh! Oh! Oh!... Paren de matarnos.
Oh! Oh! Oh!... Paren, paren
Oh! Oh! Oh!... Paren de matar.

Ovarios, garra, corazón,


mujer alerta, luchadora,
organizada, puño en alto,
y ni una menos, vivas nos queremos.

- Interpretada por Miss Bolivia -

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Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

INDICE GENERAL

Prólogo …………………………………………….…. 17
INTRODUCCIÓN ……………………………….… 33
Hacia una teoría confrontativa, situada y con propósito
de liberación ……………….... ………………………. 38
Capítulo 1. EL FEMICIDIO EN LOS SEIS
MOMENTOS DEL LENGUAJE POLÍTICO ….…. 55
Capítulo 2. EL PATRIARCA COMO EL
LEVIATÁN DEL GÉNERO ……………………........ 79
Un Estado masculinizado …………………………..… 84
Capítulo 3. FEMICIDIO Y FEMINICIDIO.
UN DEBATE DE 50 AÑOS …………………………. 87
Nace el concepto, surgen las tipologías ……….……..… 94
Violencia en perspectiva de género ………….……….…. 108
Etimología y otras tipologías de femicidios …….…….... 113
Algunos datos ……………………………….……..…... 118
Capítulo 4. EL PATRIARCADO ……………….…..… 127
El patriarcado como estructura y como estructurante .…... 131
Capítulo 5. MODELOS DE ANÁLISIS DE LA
VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES.
13

DE LA PELOTA AL ÁTOMO ……………………..… 141


El núcleo de la violencia: el tributo ……………………... 146
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Hipótesis del deslizamiento del poder masculino ……… 148


Tres espacios: privado legítimo, público legítimo
y privado ilegal ……………………………………….. 155
Capítulo 6. ECOFEMICIDIO ………………………. 161
Ecofemicidios de orden antropocéntrico y
de orden androcéntrico ……………………………….. 179
Procesos de feminización positiva y
feminización negativa ………………………………… 181
Nuevo proceso de acumulación. ¿Patriarcado en crisis o
nuevo capitalismo? …………………………………… 193
Luchas ilegales dentro del patriarcado. Lugares patriarcales
ocupados por mujeres ………………………...….…… 204
Capítulo 7. BREVE HISTORIA DEL GÉNERO
Y LA SEXUALIDAD. OLAS FEMINISTAS ………… 211
Ecofeminismo: Género y Ambiente ………………….…. 236
Hacia una cuarta ola del feminismo …………………….. 268
Capítulo 8. APORTES PARA UNA TEORÍA
GEOPOLÍTICA DEL FEMICIDIO …………………. 271
Primera premisa ……………………………………..…. 277
Segunda premisa ………………………………..……… 278
Tercera premisa …………………………………..……. 279
14

Cuarta premisa ………………………………...…..…… 281


Quinta premisa ………………………………………..... 281
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Sexta premisa ………………………………………..… 283


Apéndice sobre el derecho a la intersexualidad y su
eliminación como forma de Femicidio ……………….… 289
Séptima premisa ………………………………….….… 298
Octava premisa ………………………………….…...… 302
Novena premisa ……………………………………...… 305
Décima premisa ……………………………………..…. 318
ÚLTIMOS APORTES ……………………………..… 323
ENTREVISTA A SILVIA FEDERICI …………..….. 329
Bibliografía de Referencia …………………………..….. 337

15
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

PRÓLOGO
por María Adriana González Díaz

Gustavo Martin, a quien he conocido por referentes


y militantes de organizaciones políticas no
partidarias y también por referentes de la
Academia, me ha brindado el honor de escribir el
Prólogo de su libro titulado El Patriarca y la Espada.
Tarea que me provoca una profunda emoción en
dos sentidos: uno, porque él es un joven
investigador con mucha trayectoria en la temática y
segundo, porque recibir el borrador conmociona
lo que siento como ‘compromiso para con mi
generación respecto de la violencia hacia las
mujeres’.
El Patriarca y la Espada es el tercer libro hijo de
Gustavo Martin. Digo hijo porque los libros,
como los hijos, dejan de pertenecernos una vez
que abren la puerta de casa y se van. Vuelan.
Adquieren vida propia. Tal vez por su condición
17

de tercero es que se me presenta como


Página

consumación de una trayectoria académica,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

científica, política, activista y, por qué no decirlo,


literaria del autor. Su compromiso, tanto desde la
investigación científica como desde la actividad en
el territorio y en las instituciones y, su
contribución a visibilizar las problemáticas
relacionadas con los géneros y las violencias en los
distintos ámbitos en los que él se desenvuelve,
llega a un nivel de generosidad pocas veces visto
en la joven generación de intelectuales.
En La Tierra que te parió. Mujer, naturaleza y ciencia en
los inicios del capitalismo (2015) muestra cómo el
Patriarcado vuelto científico en el siglo XVI realiza
uno de los actos de mayor violencia contra las
mujeres tanto en términos cuantitativos como en
su cualidad simbólica, develando así el
pensamiento oculto de la ideología patriarcal. Es la
masacre inigualable en la historia de la humanidad.
Bajo el pretexto de la ‘amenaza de lo femenino’
por mistérico, curandero, mágico, productivo y
reproductivo de la vida misma, se instituyó la
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‘cacería de brujas’ en Europa y el Nuevo Mundo


(América Latina) desde los siglos XV al XVII en
Página

que asesinaron campesinas, parteras, viudas de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

propietarios de tierras, practicantes de economías


de subsistencia, poseedoras de saberes medicinales
autóctonos. El patriarcado científico, al servicio
del capitalismo obtiene el éxito del doble
sometimiento, por un lado, mediante la
naturalización del cuerpo feminizado (si es naturaleza
sólo servirá a la reproducción) y por otro, a través
de la despolitización de la naturaleza que será vista
como ambiente y en tal sentido sexualizada como
femenina; lo femenino subordinado al principio
ordenador masculino.
Martín, en este nodo central de su reflexión y
crítica al patriarcado, recurre a la visión de
Vandana Shiva para señalar que la mujer tiene, a
partir del Siglo XVI, un rol asociado de modo
esencialista con la Naturaleza opuesto al del sujeto
hombre, aunque ambos son modos de actuar
simultáneos y complementarios. El ecofeminismo
(ecología más feminismo) será a la vez denunciante
y pedagogía como base para restaurar nuestro ambiente y
liberar a las mujeres del imperativo sexual dominante.
19

Las categorías de género y de ambiente sufren un


Página

proceso de deconstrucción casi paralelamente, ya


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

que, ambas han padecido injusticia y opresión. Por


ello, las luchas de los movimientos ecologista y
feminista en los años ‘60 no deben entenderse
aisladamente. En ese contexto, el llamado
“feminismo de la segunda ola” revela el carácter de
construcción social y política tanto de la categoría
género como de la de mujer en sentido ambiental.
La episteme o ciencia mecanicista del filósofo
Descartes, legitimó dicha construcción. Así, el
mandato dictatorial de la familia heterosexual,
cristiana y productiva se transformó en la norma
natural disciplinando primero a las clases altas o
aristocráticas como una práctica de “gente
decente” y luego, en el siglo XIX, a las clases
populares mediante el matrimonio civil.
El Estado Patriarcal, bajo esa misma lógica,
aseguró el dominio de la mujer garantizando la
reproducción de la fuerza laboral. Conjuntamente
domina los cuerpos, femenino y masculino, para
distintos fines, y también a la Naturaleza. Surge
20

entonces la violencia simbólica como forma de


poder que legitima una relación de fuerzas
Página

imponiendo significados y produciendo sentido.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

La pregunta es ¿cómo salir de esa opresión?


¿Cómo liberar lo diverso tanto del orden
epistemológico (el conocimiento) como del
político y económico? Martin nos propone una
salida momentánea apelando al ‘ecofeminismo
ilustrado’ propuesto por la española Alicia Puleo.
Además, propone retomar la idea de sujetos
feminizados (con características “femeninas”)
quienes entrarían en esa categoría de ‘mujer’, lo
cual permitiría la transformación del ecofeminismo
en una vía de emancipación no solo de las mujeres
y la naturaleza sino también de aquellos sujetos
feminizados, es decir, gays, lesbianas, trans,
intersex (antes llamados hermafroditas), etc. Esto,
para no caer en una vuelta regresiva y
contrarrevolucionaria a los principios feministas de
la ‘primera ola’ que esencializaban a la mujer en la
casa, la crianza y el cuidado. Se trataría más bien de
un ‘feminismo de la tercera ola’, sentido en que
propone un ‘ecofeminismo construccionista’.
21

Seguidamente, La Muerte del Género. Hacia un


Ecofeminismo del Sur (2016) representa un puente
Página

entre el primer libro y El Patriarca y la Espada. En


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

La muerte del género es más incisivo, va a lo medular


de las cuestiones implícitas en la problemática
histórica, filosófica y política del género; busca
romper con el binarismo occidental (pensamiento
en pares de opuestos) señalando el poder
esclavizante de la lógica identitaria heterosexual.
La preocupación central ahora es exponer la
situación de los cuerpos y las posibilidades de los
sexos y los géneros.
Parte de varios interrogantes, en particular la
pregunta de si se nace o se hace gay/lesbiana y, si han
nacido los géneros masculino y femenino ¿podrán morir o es
que ya lo están haciendo? ¿El género puede morir? Por
muerte entiende una forma de vida, la de aquella
que no pudo expresarse en su tiempo, forma o
contenido e implica repensar la actualidad del
añadido: Género.
Propone la desexualización del sexo como des-
tabuación del sexo constituido como categoría bio-
política al servicio del disciplinamiento y control
22

de los territorios y los cuerpos, reivindicando para


los sujetos aquellas prácticas consideradas
Página

históricamente en muchas sociedades occidentales


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

y orientales como perversas o de-generadas porque


rompen con la concepción de género estatuida
normativamente. La desexualización incluye
también la deconstrucción del pensamiento que
gira en torno a términos utilizados recientemente
como gays, lesbianas, trans, de los que poco se
sabe de su diferenciación estricta. En este sentido,
el autor se propone analizar críticamente la
hegemonía heterosexual opresora de la diversidad
sexual, es decir, de las prácticas no normativas de
gays, lesbianas, travestis, trans, transgéneros,
intersex, queers (“raros”), ya que todas y todos
estamos inmiscuidos en una concepción de diversidad sexual;
no es que hay personas heterosexuales por un lado y
diversidad sexual por el otro.
En esta obra, continúa la promoción de la
perspectiva ecofeminista, esta vez abierta al Sur.
Abierta porque busca valorizar el diálogo no sólo
entre regiones geográficas, sociedades y tiempos
históricos distintos sino también entre las
múltiples disciplinas, teorías y modelos de
23

pensamiento. A la vez, promueve un ecofeminismo


Página

queer en procura de abrir nuestra mente a pensar ‘cosas


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

raras’ aunque sea como ejercicios intelectuales de contra-


ficciones políticas. El aporte de lo ‘queer’ (sobre la
rareza y disidencia sexual) a los estudios de género
y estudios gays-lésbicos de los años ‘80 ha sido el
análisis transversal del sistema sexo/género con
categorías como las de raza (mujer negra), clase
social (gay pobre), etnia (mujer indígena), etc. Por
tanto, ha abierto el panorama de la complejidad ante
nuestros ojos mostrando la multiplicidad de intersticios
identitarios que nos atraviesan como personas y
colectividades.
Desde esa mirada, el ecofeminismo se está
aceptando cada vez más quizá porque ya no es
posible pensar nuestra vida sin al menos tres
cuestiones básicas que nos interpelan como
sociedad: vida sustentable, vida sin sexismo y vida
diversa. Sin dudas, La muerte del género constituye
una obra imprescindible para quien desee conocer
historia y teoría de la compleja problemática de los
géneros.
24

Finalmente, El Patriarca y la Espada, Femicidio,


Ecofemicidio y Territorio en contextos de violencia global, el
Página

tercer libro hijo del Licenciado en Ciencia Política


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Gustavo Marcelo Martin, viene a ser la frutilla del


postre. Nos muestra un Gustavo humanamente
gigante y de una lucidez especial al captar los
núcleos problemáticos de la cuestión. Como tantos
y tantas grandes pensadore/as, filósofas/os y
escritoras que he leído, a quienes admiro, él
comienza contándonos desde dónde escribe.
Escribo –nos dice- como víctima de violencia familiar,
como miembro de la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gays,
Bisexuales, Trans e Intersexuales) y como defensor de los
derechos de las mujeres (…) como activista ambiental y de
género, como académico e investigador (…) como docente y
como cientista político. También, da cuenta de su
interés por el poder y la epistemología,
relacionado con su formación.
Escribe desde Argentina, su país, desde Córdoba,
desde la ciudad de Río Cuarto y desde su barrio.
Escribe y habla a partir de la casa en la que vivió y
de lo que le tocó sufrir; desde el dolor y su
transformación en saberes múltiples para la lucha
25

social, que nos llegan no en forma de espada sino


de pluma cargada de imaginación.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Con esta desnuda entrega de su experiencia


personal hacia nosotras/os sus lectores y
estudiosas/os demuestra una generosidad sin
límites, lo que otorga ese plus de riqueza y fuerza
creativa a las experiencias, a la reflexión, a la
construcción de las categorías de análisis, a la
narración de El Patriarca y la Espada. Escribe para
dos mundos: la academia y la sociedad, quienes a
diario deben reforzar sus lazos. Por ello, emplea
un lenguaje sencillo pero respetuoso de los
estándares básicos de la investigación social
cualitativa.
Se propone construir un marco teórico global y
general para ahondar más en la comprensión de las
causas de los Femicidios y sus modalidades
inherentes, tarea para la que ensaya, como vía de
escape al Patriarcado, la metáfora del puño de una
mano [cerrado, apretando cada dedo en actitud de
dar un golpe, como lo hacían nuestros padres y
abuelos, a veces maestros normales y muchas
madres, en actitud amenazante, disciplinando
26

como “el Patriarca” en Gustavo]. El patriarcado


Página

actúa apretando los dedos, violentando los cuerpos de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

mujeres y otros sujetos feminizados hasta cerrar su mano en


forma de puño (el asesinato).
Sus aportes tienden a generar una teoría
confrontativa, situada, con propósitos de liberación, que
representen por un lado, una teoría general
(preliminar), global, política, geopolítica y
epistemológica de los femicidios, a la vez que, una
teoría sobre el patriarcado, en su fase
contemporánea más cruenta. El pasaje de una
teoría sustantiva a una más general permitirá
explicar y predecir nuevos acontecimientos a
futuro, situándose en las Epistemologías del Sur,
un Sur Global, anti-imperial, que posibilitaría la
construcción del conocimiento de los sujetos
oprimidos liberando la imaginación emancipadora.
El autor denuncia que el contexto mundial actual,
de una violencia global feminizada, especificada sobre
el cuerpo y vida de las mujeres, las minorías
sexuales, incluso la Naturaleza y el ambiente, se
relacionan con el avance de la nueva derecha
27

mundial en tanto ideología política y el modelo


económico y social neoliberal.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

A partir del primer capítulo, el libro se convierte


en auténtico manual de consulta para quienes se
interesan en el tema, ya sean personas intrigadas
por el alarmante número de femicidios, ya
investigadores movilizados por la escalada de
violencia mundial que viene a inscribirse en los
cuerpos femeninos y feminizados. Así, es que
apelando al lenguaje político puntualiza el
femicidio en varios momentos, culminando en una
Proclama: la urgencia de debatir socialmente y en
el Parlamento el derecho a la intersexualidad; uno de
los grandes debates del siglo XXI que permitiría
romper con el binarismo de género (dos sexos
opuestos y complementarios).
Atribuye al derrumbamiento del patriarcado como imperio
el recrudecimiento de sus formas de violencia para
mantenerse con vida. Como su lenguaje resulta
escaso para sostenerse, entonces aquél apela a sus
elementos más represivos: mata para controlar y mata
para sobrevivir. En este marco, la resistencia social es
una lucha por el sentido del lenguaje y desde los
28

cuerpos, que requiere un rol del Estado con políticas


Página

basadas en estadísticas que visibilicen estas


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

problemáticas y su complejidad y en los medios


masivos de comunicación, ya que, de mantenerse
esta guerra no declarada contra las mujeres, todo vale.
La visibilización posibilita construir condiciones
para establecer derechos y esta tarea la plantea
como necesidad de nuevos y revolucionarios sustantivos que
construyan un nuevo lenguaje (…) con propósito de
liberación. Aquí, Martin enuncia su esperanza -no
como utopía pues su compromiso de activista
social político y académico es concreto- de asistir a
‘la gran oportunidad de estar en el tránsito del
derrumbamiento de un sistema de opresión hacia
un nuevo modelo de vida y de sociedad’.
Optimismo convocante, no sólo nos interpela a
tomar decisiones claves ante la coyuntura, también
nos convoca a una praxis transformadora.
En los capítulos subsiguientes da cuenta
acabadamente de las vertientes teóricas implicadas
en las propuestas nucleadas en torno a la
visibilización, crítica y deconstrucción del
29

patriarcado, del capitalismo global y del


neoliberalismo/neocolonialismo. Conceptos como
Página

femigenocidio (de Rita Segato) indican la urgencia de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

incluir al femicidio en el fuero internacional que se


ocupa de los crímenes de lesa humanidad; el de
‘Tercer Feminismo’ muestra la intersección entre
colonialismo, imperialismo y capitalismo global donde se
juega la vida de las mujeresdeltercermundo (según Karina
Bidaseca).
También, nos brinda una acabada lista de datos
precisos acerca de las diversas formas de condena
en América Latina, así como avances en materia de
leyes en Argentina. Tipifica modos de ejercer el
patriarcado según se trate de comunidades o de
sociedades occidentales, para concluir que el
patriarcado en crisis utiliza la violencia como último
elemento de dominación a la vez que pone en
funcionamiento su forma más elemental y extrema de
ejercerlo: el asesinato multiplicado de mujeres en manos de
hombres y la espada del Patriarca.
Como modelo de análisis de la violencia hacia las
mujeres, apela a la analogía, ingeniosa, de ‘la pelota
de goma’, para dar cuenta de la importancia de la
30

lucha de los diversos colectivos y movimientos de


mujeres marchando por la reivindicación de sus
Página

derechos; mientras más se aprieta la pelota mayor


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

es el impulso hacia afuera del centro de la misma,


por lo que habría que apretar fuertemente hasta
que aquella expulse su último aliento y se asfixie.
A partir del capítulo seis sostiene que una teoría
geopolítica de los femicidios es en parte una teoría que
reivindica la categoría de ecofemicidio por cuanto
facilitaría explicar el acto por el cual ocurre el
asesinato sistemático y selectivo, físico y simbólico
de mujeres por su condición de género, y un
asesinato a nuestra naturaleza y todo lo que ella
connota a nivel de mantenimiento vital y a nivel de
las cosmovisiones originarias. Busca, en
consecuencia, incorporar una dimensión ecológica y
ambiental de los femicidios: ‘Ni una menos’ y ‘Ni una
fumigada más’.
Denuncia quiénes matan, cómo matan, lo que
llama las ‘luchas ilegales’ dentro del patriarcado
como también los ‘lugares patriarcales’ ocupados
por mujeres. Una breve historia del género y la
sexualidad y las distintas olas feministas es el
31

tránsito a la última hipótesis de Martin: los aportes


para una teoría geopolítica del femicidio que se
Página

sintetizan en diez premisas, fruto de los


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

minuciosos estudios sobre la cuestión,


concluyendo con algunas recomendaciones y
tipologías propuestas siguiendo a las referentes
teóricas y activistas.
Si es verdad que los libros son la apertura a pensar
la realidad que no vemos pero que sospechamos o
incluso sin buscarla tropezamos con ella, como el
caso de Alicia en el país de las maravillas, El
Patriarca y la Espada viene a ser esa entrada en el
tronco del árbol que nos guía por la laberíntica
historia de la deconstrucción de la violencia de los
géneros, nada maravillosa. Sin embargo, la
escritura está cargada de una pasión tal que su
lectura requiere de igual pasión para encontrar la
llave que abra la puerta de salida del laberinto: la
muerte del Patriarca y la destrucción de su espada
para que ni un/una humano/humana más vuelva a
empuñarla.

M.A.G.D
32
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

INTRODUCCIÓN

ESCRIBO COMO víctima de violencia familiar,


como miembro de la comunidad LGBTI1 y como
defensor de los derechos de las mujeres. Escribo
como activista ambiental y de género (desde la
diversidad sexual). También, como académico e
investigador social o más bien practicante de la
investigación. Escribo como docente y cientista
político. En fin, como feminista y ecofeminista.
Dada mi formación universitaria y la carrera que
escogí (Ciencia política), me interesa en especial la

1
Sigla que significa: Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e
Intersexuales. Las personas antes llamadas “hermafroditas” ahora
se denominan “intersexuales.
Aunque no me siento cómodo usando estas categorías identitarias
para definir mi sexualidad, no iniciaré aquí un debate pormenorizado
acerca de ello. Solo diré que para mí la identidad sexual está
siempre en construcción y que al momento de escribir esta obra mi
posición política es la de incluirme como parte de una minoría sexual
no heterosexual, tal vez ni siquiera homosexual precisamente.
Solemos denominar “queer” (se pronuncia cuir y simboliza la idea de
33

“rareza”) a la postura opuesta a las nomenclaturas que encasillan


nuestra sexualidad. Así también, entiendo por comunidad LGBTI a
Página

todas aquellas personas no heterosexuales, más allá que a nivel


individual formen o no parte del movimiento LGBTI como grupo
social en sí, con sus propias actividades y espacios de encuentro.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

cuestión del poder y la epistemología. Por


epistemología entendemos la construcción del
conocimiento, esto es, el cómo, por qué y desde
dónde conocemos. Pero, tal cual nos lo dice Rita
Segato, antropóloga argentina, activista feminista y
profesora universitaria en Brasil, “no se puede
pensar fuera de la lucha porque si no se piensa
mal”.
También, escribo y hablo desde Argentina y
Córdoba, desde la ciudad en la que resido (Río
Cuarto) y desde mi barrio. Escribo y hablo a partir
de la casa en la que me tocó vivir y de lo que tuve
que sufrir cuando niño. Escribo y escribimos,
siempre en plural, desde el dolor y su
transformación en saberes múltiples para la lucha
social.
Lo que intentaré exponer aquí en este libro está
basado en conocimientos y experiencias previas,
en mi formación sobre estudios de género y
sexualidad, en la recopilación de notas
34

periodísticas, y en los aportes teóricos de autoras y


autores que vienen dedicando incansablemente su
Página

tiempo a una temática urgente que nos convoca


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

como sociedad: los asesinatos de mujeres en


manos de hombres.
Respecto de los aportes sobre el Femicidio y
Feminicidio (luego explicaré la diferencia entre
ambos y por qué utilizo más el primer término que
el segundo) me reconozco en la línea teórica
principalmente de Rita Segato así como de Karina
Bidaseca, Marcela Lagarde, Diana Russel, entre
otras. Respecto del Ecofemicidio (asesinato de la
Naturaleza vista como mujer), concepto que
intentaré sistematizar pero que no es un “invento”
de mi autoría, tomaré los aportes de Silvia Federici
y Vandana Shiva, activistas mundiales en torno a la
cuestión del género y la defensa ambiental,
territorial y de la vida misma.
Quisiera aclarar, haré uso de un sistema de citado
que no interfiera la lectura. De allí que, coloque en
pie de página las citas de libros, extractos y años de
las obras consultadas que han escrito otros autores
(se ubican también en el último apartado de
35

“Bibliografía de Referencia”).
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Además, trataré de ofrecer un texto lo menos y lo


más académico posible. Con ello quiero decir, una
obra en lenguaje sencillo pero sin perder de vista
los estándares básicos de la investigación social
cualitativa. Y desde este propósito de difusión y
socialización, quisiera pedir disculpas por cualquier
equívoco que encuentre quien lea la presente obra,
ya sea de contenido, de citado o de otra índole.
También, con la pretensión de escribir de un
modo sencillo y no demasiado técnico, pido
disculpas nuevamente si quien lee encuentra
algunas ideas, conceptos o términos que no están
del todo bien explicados o no pertenecen al habla
cotidiana y sean más bien del ámbito universitario.
Busco escribir, casi como un desafío, para dos
mundos que –creo- deben reforzar sus lazos a
diario: academia y sociedad.
Por ello, sin caer en una invención de “categorías
teóricas” en demasía, procuro más bien usar en
casos un lenguaje metafórico, el cual pienso
36

“adorna o embellece” el escrito y estimula la


lectura de un modo más fluido. En consecuencia,
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

escribo para quien conoce del tema y para quien


no.
A lo largo del texto iré construyendo el marco
teórico que propongo, con algunas idas y venidas,
y la presentación de una serie de tipologías sobre
femicidios a medida que voy desarrollando los
distintos temas y subtemas. También, iré
intercalando datos, casos y estadísticas que
ejemplifiquen y describan las ideas propuestas.
Finalmente, incorporo una entrevista realizada a la
pensadora y activista Silvia Federici, reconocida
mundialmente por sus luchas y su gran trabajo en
los estudios sobre cacería de brujas.
Pero, me gustaría dejar en claro, esta obra no está
de ninguna forma acabada y no deja de ser
entonces un ensayo que, como su origen lo expresa,
constituye una manera de “ensayar” y sistematizar
un conjunto de informaciones disponibles para el
análisis teórico y también un conjunto de
intuiciones personales y colectivas con el objetivo
37

de poder explicarlas. En resumen, una escritura de


ideas fundamentadas.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Hacia una teoría confrontativa, situada y con


propósito de liberación
HE INTENTADO en este libro ayudar a
construir un marco teórico global y general que
nos permita comprender una vez más el porqué de
los femicidios y sus modalidades inherentes. Por
“general” hago referencia a lo preliminar de este
estudio, desde el cual habrá que especificarlo y
particularizarlo cada vez más. Son aportes
sintetizados en una serie de tipologías que
propongo -en absoluto “nuevas”- así como el
incursionar en “vías de escape” al patriarcado,
sistema social-cultural que jerarquiza lo masculino
y devalúa y explota lo femenino, y que podemos
visualizarlo como el puño de una mano.
El sistema patriarcal actúa apretando cada dedo, es
decir, violentando los cuerpos y derechos de
mujeres y otros sujetos feminizados (niñas y niños,
gays, lesbianas, trans, naturaleza, animales) hasta
finalmente cerrar su mano en forma de puño (el
38

asesinato). Más adelante explicaré qué se entiende


por sujetos feminizados.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

A su vez, busco dar aportes para generar una teoría


confrontativa. Entiendo por ello, un conjunto de
premisas e hipótesis (afirmaciones del por qué
ocurre algo) o tal vez ideas-fuerzas de aspiraciones
o pretensiones teóricas con propósito de
liberación. Siguiendo la analogía anterior, si el
patriarcado fuera una palma de la mano, la otra
palma sería una teoría sobre el patriarcado o
incluso una teoría sobre los femicidios o
feminicidios.
Desde esta lógica, una teoría en principio general
(preliminar), global (mundial), política (sobre la
desigualdad de poder), geopolítica (desde la
distribución espacial y geográfica de la desigualdad
de poder), territorial (de disputa en el espacio social)
y epistemológica (a partir del conocimiento y
reconocimiento de otras voces) de los femicidios es
en sí una forma de teoría sobre el patriarcado, pues
estamos trabajando sobre el núcleo de ese sistema
socio-cultural que superioriza al varón y todo lo
que se asocie arbitrariamente como “masculino”
39

(es decir, se construya como perteneciente al


Página

“mundo de los hombres”). Tal núcleo es la propia


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

práctica de dar muerte a “lo otro”, a lo construido


como otredad: todo lo excluido es siempre “otro”,
invisibilizado, negado, subvalorizado.
Así, para entender a los femicidios no como
hechos aislados ni como fenómenos individuales,
es precisa una teoría que los comprenda en su
dimensión social, política y territorial. Esto es, en
su dimensión de poder y de las relaciones de
dominio que implica. En efecto, femicidio y teoría
sobre el femicidio actúan así como los dos lados de una hoja,
siempre inseparables. Conviven, son lo mismo, pero
se diferencian sólo con pretensiones analíticas.
Con ello quiero decir que no podemos estudiar un caso
de femicidio o feminicidio como problema político, es decir,
como problema de desigualdad de poder, sin una teoría sobre
el femicidio. En lo que aquí describo, propongo
también considerar el deseo de una teoría global
de los femicidios, enmarcado en los innumerables
aportes de teóricas investigadoras como Marcela
Lagarde (México), Rita Segato (Argentina - Brasil),
40

Karina Bidaseca (Argentina), Silvia Federici (Italia


- Estados Unidos), Vandana Shiva (India), entre
Página

otras. De hecho, un texto del año 2006 de la mano


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de Marcela Lagarde constituye un enorme


antecedente y avance en esta temática: Feminicidio:
una perspectiva global.2 Otros grandes aportes, iremos
viendo, provienen de las teorizaciones de Rita
Segato3. Incluso, recomiendo ver un documental
del Canal Encuentro sobre su vida, práctica y
teoría4.
Hablar de una teoría confrontativa y al mismo tiempo
parte intrínseca de los femicidios (como una hoja
con dos lados) es hablar también de una teoría
situada. Como lo expresa con claridad el pensador
indio Prabhat Ranjan Sarkar5 (1921-1990), una
teoría debe ser posterior a la práctica, es decir,
primero ocurre la experiencia o el acontecimiento
y luego se formula una teoría que le explique. Esta
es la base de lo que hoy llamamos Teoría
Fundamentada, originada con Glaser y Strausss en

2
Lagarde, M. (2006). Feminicidio: una perspectiva global (Vol. 7).
Unam
3
Segato, R. L. (2006). Qué es un feminicidio. Notas para un debate
41

emergente
Página

4
Para conocer un poco su historia de vida y pensamiento:
https://www.youtube.com/watch?v=kMP21R_MQ1c
5
Sarkar, P. R. (1993). Discourses on Prout. para, 3, 15
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

los años ’60: un método de investigación en el que


la teoría emerge de los datos6.
También, el pensador indio mencionado nos
comenta que una teoría debe ajustarse a tiempo,
espacio y sociedad. Por tanto, construir un marco
teórico para comprender la ola de femicidios en un
contexto de recrudecimiento de la violencia global
es generar un corpus teórico que surja de los
propios hechos, que intente explicarlos y haga
surgir nuevas categorías y relaciones entre ellas,
para pasar de una teoría sustantiva que explique los
datos encontrados a una teoría cada vez más
“general” -en grado de abstracción- que permita
explicar y tener la capacidad de predicción de
nuevos acontecimientos a futuro.
Es así como el muestreo teórico y el método de
comparación constante son dos elementos
centrales de la teoría fundamentada7. Esta es la

6
Glaser, B. & Strauss, A. (1967). El descubrimiento de la teoría
fundamentada: estrategias para la investigación cualitativa
42

7
Jones, D., Manzelli, H., & Pecheny, M. (2004). La teoría
fundamentada: su aplicación en una investigación sobre vida
Página

cotidiana con VIH/sida y con hepatitis C. Metodologías cualitativas


en ciencias sociales. Modelos y procedimientos de análisis. 1a. ed.
Buenos Aires: Biblos
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

metodología sobre la cual trabajo para poder llegar


preliminarmente a algunas de las conclusiones
siempre parciales y sujetas a contrastación de lo
que aquí expongo. Y reconociéndome una vez más
en los valiosísimos aportes de las teóricas y
teóricos antes mencionados y a los cuales
tendremos que recurrir para encontrar estudios
más acabados y detallados y seguramente también
más sofisticados de lo que intento escribir en
perspectiva general y de un modo accesible tanto
para quien ya trabaja estos temas como para quien
incursiona por primera vez en ellos.
Cabe aclarar que este libro no es una
sistematización de los estudios y teorías sobre
femicidios. Más bien, intento proponer un
abordaje de perfil holístico que se reconoce en las
tradiciones teóricas de diversas autoras y autores.
Entonces, una teoría situada, confrontativa y con
propósito de liberación es también una forma de poder
comprender el mundo que nos rodea y del cual
43

formamos parte. Y es que una teoría no deja de ser


un modo de mirar el mundo, comprenderlo y
Página

mientras más se mantenga en el tiempo, más


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

validez tendrá para explicar los fenómenos que


explica8. Hay que ver también si se mantiene por
su propio peso teórico o si le mantienen desde los
estratos de poder y las elites académicas. Creo que
además es bueno diferenciar entre teorías que
presentan “formas de comprender el mundo” y aquellas
que son más bien “formas de poder comprender el
mundo”.
Por lo general, cuando un fenómeno o temática es
ampliamente conocido y debatido, tanto en el
ámbito social como el específicamente académico,
decimos que hay múltiples formas de
comprenderlo o analizarlo, en sus diversas
dimensiones, desde distintos ángulos, variables y
disciplinas. Pero cuando aparece, surge o se
visibiliza una nueva problemática -desde ya
sumamente compleja y complejidad porque
tensiona un sinnúmeros de dimensiones sociales
(diría que algo es complejo porque toca la totalidad
de lo que existe)- más que múltiples miradas sobre
el asunto hablamos de formas de poder
44

comprender el mundo.
Página

8
La falsación en términos de Karl Popper.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Esto es, no es una forma de comprender, ya que


hay muchas, sino que es una forma de poder
comprender, porque casi no hay. Ante la ausencia
de varios marcos teóricos globales (pero siempre
locales) que expliquen un fenómeno complejo,
hablo de formas de poder comprender el mundo,
es decir, una etapa casi anterior a encontrar modos
diversos de hacerlo, en nuestro caso, los
femicidios.
Y tales formas siempre son situadas. Al respecto,
me posiciono desde la postura de las
Epistemologías del Sur9, que permiten visibilizar
otras maneras de pensar y construir conocimiento
desde los sujetos oprimidos, desde el llamado Sur
Global, que no es un Sur necesariamente
geográfico (América Latina, parte de Asia y África)
por oposición al denominado Norte (Estados
Unidos y Europa) sino geopolítico y metafórico, es
decir, también hay un Sur en el Norte y por ende
grandes referentes que escriben desde él pero para
las y los oprimidos (por ejemplo Judith Butler,
45
Página

9
De Sousa Santos, B. (2011). Epistemologías del sur. Utopía y
praxis latinoamericana, 16(54)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

David Harvey, Boaventura de Sousa Santos, Silvia


Federici).
En nuestro caso, escribimos desde América Latina
para América Latina y para el mundo también, ya
que, el contexto sociopolítico desde el cual
pensamos es sumamente importante, porque
vivimos realidades diferentes. Desde ésta óptica,
un marco teórico general de los femicidios, es
necesario decirlo, está siempre situado desde
nuestro contexto.
En palabras de Boaventura de Sousa Santos:
“Las epistemologías del Sur son el reclamo de
nuevos procesos de producción, de valorización
de conocimientos válidos, científicos y no
científicos, y de nuevas relaciones entre
diferentes tipos de conocimiento, a partir de las
prácticas de las clases y grupos sociales que han
sufrido, de manera sistemática, destrucción,
opresión y discriminación causadas por el
capitalismo, el colonialismo y todas las
46

naturalizaciones de la desigualdad en las que se


han desdoblado; el valor de cambio, la propiedad
Página

individual de la tierra, el sacrificio de la madre


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

tierra, el racismo, el sexismo, el individualismo, lo


material por encima de lo espiritual y todos los
demás monocultivos de la mente y de la sociedad
–económicos, políticos y culturales– que intentan
bloquear la imaginación emancipadora y
sacrificar las alternativas. En este sentido, son un
conjunto de epistemologías, no una sola, que
parten de esta premisa, y de un Sur que no es
geográfico, sino metafórico: el Sur antiimperial.
Es la metáfora del sufrimiento sistemático
producido por el capitalismo y el colonialismo,
así como por otras formas que se han apoyado
en ellos como, por ejemplo, el patriarcado. Es
también el Sur que existe en el norte, lo que antes
llamábamos el tercer mundo interior o cuarto
mundo: los grupos oprimidos, marginados, de
Europa y Norteamérica. También existe un
Norte Global en el Sur; son las elites locales que
se benefician del capitalismo global. Por eso
hablamos de un Sur antiimperial. Es importante
que observemos la perspectiva de las
epistemologías del Sur desde este punto de
partida.”10
47
Página

10
De Sousa Santos, B. (2009). Una epistemología del sur: la
reinvención del conocimiento y la emancipación social. Siglo XXI
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Desde estas epistemologías, comprendemos que


capitalismo, colonialismo y patriarcado se
entrelazan para crear la complejidad de las
problemáticas actuales. Sin entrar en una discusión
acerca de cuál de los tres sistemas emerge primero
o cuál de los tres se debiese eliminar en prioridad,
diré que, en mi postura, el capitalismo es una forma de
colonialismo y el colonialismo una forma del patriarcado.
Éste, históricamente devendría en colonialismo y
luego en capitalismo. El hecho que en muchas
monarquías quien herede el trono sea un hijo
varón, evidencia que el género ha tenido por
momentos una primacía e historicidad anterior a la
clase social, pues las hijas también lo eran hijas de
reyes.
También, es necesario destacar que desde las
epistemologías del sur se valora principalmente el
conocimiento surgido de las luchas sociales. Toda
práctica social, científica o no, genera
48

conocimiento. En la lucha se construye saber y él


dialoga en igualdad con los saberes originados o
Página

sintetizados en la academia. Por ello, los


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

documentos que escriben y publican movimientos


sociales así como otras organizaciones de la
sociedad civil, deben ser considerados también
como teoría y no como fuentes que sirven para un
análisis documental en el marco de una
determinada investigación “extractivista” (que saca
información de los sujetos, en vez de construir
saber con ellos).
La lucha social genera teoría y la teoría generada
en la academia debe necesariamente acompañar
esa lucha y nutrir el saber plural generado en ella.
De aquí que existan dos ciencias: una hegemónica
a favor de los intereses coloniales y capitalistas
(sobre la base de una ciencia patriarcalizada) y otra
crítica, que acompaña las luchas sociales
En síntesis, notas periodísticas, datos estadísticos
(de por sí escasos), aportes teóricos de autoras,
intuiciones personales, reflexiones previas y
afirmaciones obtenidas sobre la base de la teoría
fundamentada son los ejes técnicos y
49

metodológicos sobre los que intentaré exponer un


otro marco teórico general sobre los femicidios,
Página

que tenga en cuenta la cuestión del poder y


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

variables como la clase social, el activismo, la


distribución geográfica de los asesinatos, la
legislación por países, entre otros. Y ello siempre
con la ayuda de la escritura, que es la que nos ha
permitido conectar ideas y construir teoría.
Presentaré entonces en el libro, un esbozo de ese
marco general que deberá ser ampliado, sofisticado
y puesto en tensión de aquí en adelante. No es una
teoría acabada, son solo aportes para ayudar a
construir una teoría situada, confrontativa y con
propósito de liberación, es decir, en procura del
objetivo de encontrar, descubrir y crear
alternativas y vías de escape al patriarcado y su fase
contemporánea más cruel.
Ello, en un contexto mundial de violencia global.
Una violencia global feminizada que adquiere
especificidad sobre el cuerpo y vida de las mujeres
y niños, las minorías sexuales e incluso la
Naturaleza y el ambiente (o más bien, los distintos
entornos socio-ambientales).
50

Al respecto, quisiera aclarar que el contexto de


Página

trasfondo que subyace al recrudecimiento de la


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

violencia global y feminizada tiene que ver desde


ya con el avance de la nueva derecha mundial en
tanto ideología política y el neoliberalismo como
modelo económico y social. Si el liberalismo
clásico planteaba la disminución del Estado,
entonces es “lógico” que se promueva la
desprotección estatal para con las mujeres respecto
de sus problemáticas y asesinatos cotidianos.
Para el neoliberalismo, el mercado -en lugar del
Estado- es quien organiza la vida social (asigna
recursos a la sociedad: empleo, salarios, etc. a
través de la “ley de oferta y demanda”) y fomenta
directa o indirectamente políticas de privatización,
disminución del gasto social, generación de
pobreza y desempleo así como también xenofobia,
destrucción ambiental y migraciones, siempre
sobre la base del discurso de la “libre competencia
y el progreso”. Para esto, se sirve también
paradójicamente del Estado que pretende “no
interfiera” en las relaciones entre las personas y las
naciones. De allí que el geógrafo David Harvey
51
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

diga que “el Estado es el principal socio del


capital”11.
En sintonía, hablamos de derecha como aquella
ideología política perteneciente a los grupos
económico-empresariales que defienden el orden
social vigente capitalista y la jerarquía social (y por
tanto de género), oponiéndose a cualquier
transformación social que vaya en detrimento de
sus intereses económicos e ideales sociales
conservadores. El mundo pos-neoliberal del siglo
XXI (los gobiernos de los años ’90) es un mundo
que está siendo impregnado por un nuevo discurso
y pensamiento de derecha que adquiere incluso
legitimidad y adhesión en las clases medias y
populares.
En efecto, la nueva derecha que asciende en
América Latina y otros continentes es una
“derecha que sonríe”, que no se presenta como
dictatorial, que accede por medios democráticos
(ya sea por voto popular o por juicios políticos) y
52

que se nutre enormemente de la ayuda de los


Página

11
Harvey, D. (2004). El" nuevo" imperialismo: acumulación por
desposesión. Socialist register
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

llamados “golpes de mercado” (boicot económico


a un gobierno) y los medios masivos de
comunicación.
Así, la nueva derecha mundial permite un contexto
territorial global y local para que los femicidios
ocurran cada vez de forma más frecuente,
sistemática y con casi total impunidad del Estado
nacional y la comunidad internacional.
Sobre la base de las aclaraciones descritas,
pasemos a empezar a construir un modelo de
análisis que nos permita comprender la
multidimensionalidad de la problemática de los
asesinatos de mujeres en manos de hombres.

53
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 1
EL FEMICIDIO EN LOS SEIS
MOMENTOS DEL LENGUAJE POLÍTICO

DESDE EL AÑO 2015, la marcha Ni Una Menos,


en varios países de América Latina, pone en
evidencia las cada vez más muertes de mujeres en
manos de hombres. Y es que parece que la
sociedad en su generalidad solo se permite (y hasta
cierto punto) este “grito de dolor” porque es el
extremo, la punta del iceberg. Sin embargo, no así
todo el trasfondo que acontece para llegar a tales
situaciones y lo cual genera en las marchas una
diversidad de reivindicaciones de parte de las
propias mujeres (violencia sexista, machismo,
estructuras familiares patriarcales, negación de
derechos como el aborto, entre otras).
Al no poder dejar de mencionar el gran avance en
la visibilización de la temática que nos convoca
55

(¿visibilización del problema y/o de mayor


cantidad de femicidios?), podemos establecer la
Página

existencia de dos tipos de femicidios respecto del


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ingreso o no al mundo de los medios masivos de


comunicación, respectivamente: femicidios
mediatizados y femicidios de perfil bajo.
Otro punto clave de análisis es la construcción del
lenguaje en la lucha colectiva. Y es que los términos
dan sentido a nuestros actos y desde la resistencia
de las mujeres en su inagotable diversidad, lo que
presenciamos es una lucha permanente por la
(re)definición del lenguaje; la incorporación de la
figura de Femicidio al derecho penal es un caso
testigo de ello. Como dice mi querido compañero,
colega y amigo Carlos Reynoso, el lenguaje siempre
construye un orden político.
La performance (acción artística o muestra
escénica) realizada en Buenos Aires en el año 2017
en la que mujeres desnudas “se amontonaron
asesinadas” frente al Congreso de la Nación y la
cual tenía como lema “Femicidio es Genocidio”,
también es señal que estamos buscando con el
lenguaje poder describir esas realidades crueles de lo
56

cotidiano. Y si bien el término femicidio (desde ya


necesario) no alcanza porque muestra
Página

precisamente la perspectiva desde un hecho


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

individual, también nos remite a buscar un


concepto más abarcador y al mismo tiempo más
preciso: por ejemplo, el de genocidio. Veremos
luego que Rita Segato hablará de femigenocidio.

Fuente: Performance de Fuerza Artística de Choque


Comunicativo en Buenos Aires, Argentina.

Con dicha performance en tanto acto


eminentemente político (que tensiona las
relaciones de poder), el arte es visto como de suma
trascendencia en la lucha social. Y no hablamos
57

aquí de un arte por arte mismo sino de aquél que


acompaña las luchas colectivas y visibiliza en otro
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

lenguaje político (los cuerpos) una problemática


cotidiana de los grupos oprimidos; un arte que
retrata el propio contexto histórico en el que se
produce, ya sea en una novela, en una pintura o en
un cuerpo. Incluso, obras en las que
personalidades históricas son interpretadas de un
modo transexual, por ejemplo Evita Perón y
Jesucristo, nos hablan de un arte político trans.
A pesar de ello, el siglo XXI parece ser el siglo del
lenguaje vacío, ya que, cada vez observamos más que
tanto la derecha clásica y la nueva derecha así
como también la vieja y nueva izquierda política
utilizan categorías académico-sociales y
“practican” usos inclusivos del lenguaje al mismo
tiempo. Ambos pueden hablar de “todos y todas”,
de “femicidio”, de “violencia de género”. En
efecto, lo que ello evoca es la manifestación tajante
de que cuando ideologías en principio tan dispares
hacen uso de los mismos términos para hablar de
realidades diferentes lo que se consigue es un
vaciamiento del lenguaje.
58

Este uso indistinto del lenguaje político por sujetos


Página

de diferentes y hasta en principio contradictorias


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ideologías, me ha llevado a observar una serie de


elementos consecutivos que se van
desencadenando respecto de los vocablos.
Enumero, al respecto, seis usos o momentos del
lenguaje político, es decir, del lenguaje que
describe con sus palabras las relaciones de poder
que intenta nombrar u ocultar (aunque siempre lo
hace con cualquier término). Pasemos a
describirlos:
1) Inexistencia: cuando un término aún no surge en
el espacio público para poder explicar una
determinada realidad. Hasta ese momento dicha
realidad o no es vista o no se quiere ver del modo
que es necesario verle. Mientras no surja la
terminología -que es siempre denunciante de una
opresión- el crimen y la violencia son consideradas
como costumbre social. Por ejemplo, cuando
emerge el concepto de violencia física, muchas
mujeres van a poder dar nombre a lo que ellas
pensaban era una forma de actuar propia de los
hombres y que por tanto debían padecer sin
59

cuestionar. Siguiendo a Rita Segato, cuando surge


Página

luego el concepto de violencia psicológica, el


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

término se va sofisticando (lo que aquí llamo


“desprendimiento”) y pone en evidencia otras
formas de dominación, opresión y explotación.
2) Visibilización: cuando surge un término que
viene a mostrar y reconocer una problemática o
nombrar a un grupo de sujetos que están sufriendo
alguna opresión específica (por ejemplo, la palabra
femicidio, la sigla LGBTI: Lesbianas, Gays,
Bisexuales, Trans e Intersexuales);
3) Negación: una vez surgido un concepto que
visibiliza una problemática o reivindica un grupo
oprimido, en principio se le niega, no se le acepta,
se lo subvaloriza, se lo relativiza, se iguala la
magnitud de la realidad que visibiliza con otras
realidades de menor magnitud. Por ejemplo,
cuando se dice “los hombres también sufren
violencia de género”.
4) Aceptación: el término antes negado, antes
inexistente, ahora se acepta socialmente y
comienza a tener legitimidad y en casos legalidad;
60

5) Cooptación: el término aceptado socialmente (y


Página

quizás antes o después académicamente) es


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

cooptado, es decir, utilizado por diferentes grupos,


tanto de oprimidos como opresores12, de dispares
ideologías, con distintos usos y propósitos. Existe
una lucha a veces imperceptible de rellenar con un
significado especial al significante, es decir, darle
contenido político/politizado a los conceptos,
desde ya con un interés detrás. Se torna necesario
politizar los términos, esto significa, mostrar lo
que evidencian u ocultan: una relación de poder.
Aquí llegamos a un punto en que el término
empieza a perder fuerza política, pues tanto el amo
como el esclavo usan la misma palabra para hablar
de cosas distintas o desde lugares desiguales de
poder. Este momento puede tener dos instancias:
a) Reformulación positiva: cuando se redefine un
término aceptado ampliando su significado y
mostrando más detalles de la realidad que nombra;
y b) Reformulación negativa: cuando se lo redefine
pero de modo contrarrevolucionario o
reaccionario, es decir, desde una definición más
básica (vacía) y que de hecho no nombra
61

12
Página

Hablamos en términos de oprimido-opresor. Una misma persona


puede en algunos casos ser opresora y en otros ocupar el lugar de
oprimida.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

(describe) lo que sucede. Esto ha sucedido por


ejemplo con el término feminicidio, al cual la Real
Academia Española definió desde una mirada
superficial y sin perspectiva de género. Y
finalmente,
6) Desprendimiento: llegado a este punto, un
elemento o característica que compone el término
antes inexistente, invisibilizado, negado, aceptado
y cooptado (positiva o negativamente) se
desprende de él y pasa a constituirse como un
término nuevo que visibiliza una parte no tan
visibilizada de esa realidad. Así, por ejemplo,
mientras que en los años ’50 el mundo hablaba de
homosexuales, décadas después comenzaron a
desprenderse términos como trans, lesbianas,
intersexuales, entre otros. Todo ello, que de algún
modo afecta al Derecho -siguiendo los aportes de
Rita Segato- y que hacen ver al campo jurídico
como campo discursivo, evidencia una lucha por
ese derecho13.
62
Página

13
Segato, R. L. (2016). La guerra contra las mujeres. Traficantes de
Sueños
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Desde tal lógica, es imprescindible ingrese al


debate social y al Parlamento el derecho a la
intersexualidad14 (antes llamada hermafroditismo)
que considero será uno de los grandes debates del
siglo XXI. ¿Por qué? Porque permitirá romper
con el binarismo de género, con la dicotomía, esto
es, la oposición y existencia única e inmutable de
dos sexos (macho-hembra) con dos géneros
asociados (hombre-mujer). Ello hará que los
debates que pone en tensión (matrimonio
igualitario, identidad de género y demás) se caigan
por su propio peso. Y es que el Estado está
obsesionado con conocer nuestro sexo, como si
no lo supiera, como si se olvidara a cada instante
de él; en verdad, para recordarnos a diario que “o
somos hombres o somos mujeres”, no hay otra
posibilidad, no debe haber otra posibilidad. En fin,
una forma de disciplinamiento del género. “Todo sexo es
63

14
Página

Cabral, M. (2003). Pensar la intersexualidad, hoy. MAFFIA, Diana


(Comp.). Sexualidades migrantes: género y transgénero. Buenos
Aires: Feminaria, 117-126
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

político” diría mi director Mario Pecheny15. Más al


final hablaré sobre la intersexualidad.
Retomando, es el paso del momento de
inexistencia al momento de desprendimiento lo
que nos permite al menos de un modo sencillo
vislumbrar en perspectiva lo que ocurrió, ocurre y
pueda llegar a ocurrir con el uso de ciertos
términos de fuerte connotación política. En el
derecho y sus leyes, constantemente se están
redefiniendo términos, pues aquellas sintetizan o
niegan lo que acontece en la sociedad sobre la base
de regulaciones o prohibiciones normativas.
Es bueno hacer uso de la idea de desprendimiento
porque nos permite pensar que los términos no
caen en desuso sino que se transforman, devienen
en otros a partir del desgarramiento de un
fragmento de ellos. Desde aquí, el ciclo de los seis
momentos vuelve a repetirse (se niega, se acepta, se
coopta y se desprende otro fragmento del término
visibilizado). Los seis momentos son entonces un
64
Página

15
Pecheny, M., Fígari, C., & Jones, D. (2008). Todo sexo es
político. Estudios sobresexualidades en Argentina. Buenos Aires:
Del Zorzal
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ciclo que se repite, o quizás una espiral que deriva


en otra espiral; una conexión terminológica que se
va sofisticando cada vez más para describir con
mayor precisión el mundo de lo social.
Y es que la realidad se complejiza y los términos
por tanto se pluralizan. Ello nos lleva a reflexionar
sobre el hecho que al principio muchas palabras
tienen el enorme potencial político de visibilizar
problemáticas y grupos sociales
oprimidos/subalternizados pero luego van
perdiendo esa fuerza; ese es el momento en que la
palabra da lugar al cuerpo.
En sí, tanto palabra como cuerpo, discurso como
práctica, teoría como praxis deben ir socialmente
en compañía. Aunque también debiéramos ver el
cuerpo como una forma de palabra, como una práctica
discursiva. El cuerpo resiste y por ende habla, se
defiende, se autoescribe, construye un discurso y
un texto sobre sí mismo (también un contra-texto)
como forma de liberación. Si las palabras liberan,
65

los cuerpos que hablan también lo hacen.


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En resumen, los seis momentos del lenguaje


político, aplicables al término femicidio, pueden
ser:

Los seis momentos del lenguaje político

Momentos Usos del lenguaje


político
1) Inexistencia
2) Visibilización
3) Negación
4) Aceptación
5) Cooptación:
a) Reformulación
positiva
b) Reformulación
negativa
6) Desprendimiento
Fuente: elaboración propia

Es importante también recordar el origen


etimológico de la palabra “realidad”. Ella proviene
66

de la Realeza en las monarquías absolutas, donde


Página

solo el Rey podía intervenir en los juicios y decidía


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

arbitrariamente qué era lo real y qué no lo era. La


realidad aquí es lo que alguien dice que la realidad
es.
En este sentido, las luchas políticas y simbólicas por y
desde el lenguaje son luchas por definir lo real, por hacer
existir otras realidades. La realidad, entonces, se
construye, se mantiene, se destruye y se
reconstruye a cada instante de nuestras vidas.
Pero solo con el lenguaje no alcanza. Hasta el
patriarcado lo ha utilizado para crear un sistema-
mundo en el que todos hablen en sus propios
términos. Lo más tangente es el hecho que aún
sigamos usando el plural masculino para referirnos
tanto a hombres como mujeres: Hombre, Mujer y
los Hombres (para ellos y ellas).
Pero cuando un imperio ya no puede servirse solo
del lenguaje y otros recursos “más pacíficos”,
aparecen sus elementos “más represivos” y es lo
que estamos evidenciando en el mundo
contemporáneo de fines del siglo XX y principios
67

del XXI: el derrumbamiento del patriarcado como imperio.


Página

Cuando un imperio empieza a decaer, recrudece


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

sus formas de violencia para mantenerse con vida:


más femicidios. Mata para controlar y mata para
sobrevivir. El femicidio es una forma de disciplinar a
las mujeres y una forma de defensa del patriarcado.
Es por esto que la resistencia social es una
yuxtaposición de lucha por el sentido del lenguaje
y lucha desde los cuerpos. En esta línea, las
marchas y protestas sociales instalan lemas con
una gran carga simbólica, debido a que resumen la
opresión vivida a diario: pensemos en lo que fue
por ejemplo el 2001 en Argentina con el “Que se
vayan todos”; pensemos también en el “Nunca Más”.
Es decir, ¿qué son estos lemas sino formas de
mostrar una realidad por medio del lenguaje? Pero
esa realidad debe necesariamente ir acompañada
de los cuerpos, en las calles, en los teatros, en cada
espacio social vuelto territorio de disputa política.
El poder se materializa como ideología dominante
y la resistencia a ese poder como cuerpo que lucha.
Occidente construyó dos espacios: uno privado y
68

doméstico (el de la casa) y uno público y político


Página

(el de la calle, la legislatura, la ciudad). Y también


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

asoció el primer ámbito a la mujer y el segundo al


hombre: ama de casa y trabajador. Mientras que
muchas sociedades no occidentales (comunidades
originarias y algunas orientales) construyeron
también dos espacios, uno doméstico y uno
público, pero ambos políticos, es decir, lugares en
los que se discute la propia organización social: sin
tener que salir del hogar, sin tener que ir al hogar.
Pero, para que occidente visibilice por ejemplo la
violencia familiar, es necesario que ésta salga del
ámbito privado y se muestre en el espacio público,
porque mientras siga siendo del orden de lo
doméstico no es posible discutir sobre ella.
Así, estamos en presencia de una era de las marchas.
Esto ocurre porque lo privado llega a la calle, se
politiza y por tanto se visibiliza en el espacio
público que es el espacio occidental de lo político:
el ámbito del ágora griego en donde se discute, en
donde los sujetos y sus problemas adquieren
existencia como problemática común que atañe a
toda la ciudadanía.
69

En las sociedades comunitarias no occidentales,


Página

sugiero, las marchas en la propia comunidad no


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

son una necesidad porque ambos espacios, tanto el


doméstico como el público, dijimos, son espacios
políticos. Se discute tanto afuera como dentro del
hogar. Pero, cuando “lo comunitario” está siendo
invadido por “lo occidental”, entonces se marcha
en el espacio público de éste último, un ámbito
alejado territorialmente de la comunidad
(pensemos por ejemplo en las marchas de las
Mujeres Amazónicas en Quito, Ecuador). En
términos sencillos, algunas comunidades
originarias (mundo comunitario) harán marchas en
las ciudades capitales (mundo occidental público),
no en sus propias comunidades. O allí mismo,
siempre y cuando el territorio ancestral o rural se
vincule de algún modo con el territorio moderno o
urbano.
Ahora bien, salvando lo anterior, ¿qué significa
“Que se vayan todos”, qué significa “Nunca Más”,
qué significa “Ni Una Menos”? Desde este
planteo, debemos pensar en lo opuesto que
denotan: otro tipo de gobierno para la crisis
70

argentina del 2001, democracia en relación con el


Página

Nunca Más, y el derecho mismo a la vida en las


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

marchas de mujeres y de la sociedad en su


conjunto.
Pero notamos que la puja se da también en los
adjetivos que le adicionamos a eso que queremos:
no alcanza solo con un gobierno no corrupto, no
alcanza solo con la democracia en sí sino que nos
preguntamos qué tipo de gobierno y qué tipo de
democracia buscamos y por tanto tampoco alcanza
con el solo hecho de “vivas nos queremos” sino
que el desafío posterior y simultáneo al mismo
tiempo nos lleva a cuestionarnos qué tipo de vida
quieren las mujeres. Y esto porque existen otras
innumerables opresiones y discriminaciones que
padecen y el asesinato es el punto culmine de toda
una base patriarcal que le sustenta.
Por ello, las políticas en torno a la problemática del
género no se solucionan por citar con subsidios
sociales, como quizás de modo paliativo se ha
intentado hacer contra la pobreza. Exige otro tipo
de intervención estatal que no se reduzca, aunque
71

necesario, a la contención de las víctimas de


violencia sexista y de género, porque lo que se
Página

pone en jaque es la vida misma y no en un


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

determinado momento sino a cada instante de la


vida de muchas mujeres. Además, un sistema
jurídico-cultural, anexo de un sistema sexo-
genéro16 es el que permite que ello suceda.
Entonces, se vuelve fundamental el rol del Estado, y
como bien lo dice su origen, éste debe basar sus
políticas en estadísticas (que es “la ciencia del
estado”). Por tal razón, se torna trascendental
generar datos cada vez más precisos y fieles, con
objeto de formular políticas públicas sensibles al
género que paradójicamente trabajen sobre lo
considerado de un modo clásico como “privado”
(pensemos en la ya caduca idea de “Crimen
Pasional”). “Lo personal es político” diría un viejo
lema feminista. En síntesis, necesitamos más y
mejores estadísticas sobre los femicidios y esto es
prioritario.
A su vez, tales estadísticas también deben trabajar
en conjunto con investigaciones no solo
económicas, laborales y políticas sino también
72

psicológicas y sociológicas que nos digan qué


Página

16
Rubin, G. (1986). El tráfico de mujeres: notas sobre la" economía
política" del sexo. Nueva antropología, 8(30), 95-145
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

impacto real está teniendo en la subjetividad de los


hombres abusadores y en el colectivo de hombres
en general, la visibilización de estas problemáticas
en los medios masivos de comunicación, porque
debemos decirlo: se está en una guerra no declarada
contra las mujeres17. Y cuando una guerra no se
declara (como ocurre también hoy en el plano
internacional) todo vale; no se respeta ningún tipo
de derechos de la llamada población civil, en este
caso, las mujeres (la población civil femenina).
Como expresa Rita Segato18, existen nuevas
formas de guerra contra el cuerpo de las mujeres,
caracterizadas principalmente por la informalidad y
lo para-estatal. Pero también, avanza cada vez más
un “frente estatal-mediático-empresarial-cristiano”,
siempre moderno y también para-estatal en
muchas sociedades y en comunidades indígenas 73

17
Segato, R. L. (2016). La guerra contra las mujeres. Traficantes de
Página

Sueños
18
Segato, R. L. (2014). Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo
de las mujeres. Sociedade e Estado, 29(2), 341-371
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

(que ella denomina “mundo aldea” por oposición


al “mundo moderno”)19.
Ellas parecen estar viviendo en un Estado de sitio
permanente en connivencia con los Estados que
actúan por comisión o por omisión, como si se les
aplicara, -tema que también trabajamos a diario-,
un código de faltas por el solo hecho de ser
mujeres; digamos que en vez de portar un rostro
determinado, por el hecho de tener un cuerpo
biológicamente clasificado como mujer. Si hay
jóvenes que son puestos presos por portar un tipo
de piel y pertenecer a una clase social determinada,
las mujeres están siendo encarceladas y asesinadas
19
Segato, R. L. (2014). El sexo y la norma: frente estatal,
patriarcado, desposesión, colonidad. Estudos Feministas, 593-616.
También, dejaremos de lado el gran debate acerca de si existía el
género como categoría de organización social en las sociedades
primitivas antes de la llegada de Colón o si fue el colonialismo quien
lo introduce. Rita Segato se ubica en una postura intermedia
argumentando que el género existía de un modo dual y menos
jerárquico y que la llegada del hombre blanco al mundo nativo
profundizó y recrudeció esas relaciones haciendo uso de su mismo
lenguaje, esto es, cambiando sus prácticas y significados pero no su
terminología. Además, el hombre nativo que se comunicaba con el
hombre blanco accedía a un nuevo lenguaje del cual la mujer estaba
74

excluida. Incluso, en otro orden, no podemos olvidar las muertes de


varones indígenas que eran entregados a perros de la mano de
Página

Colón y sus colonizadores por supuestas prácticas sexuales entre


ellos, cuando en verdad solo usaban ropas distintas (la existencia
multigenérica no era comprendida por el hombre europeo).
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

por un Código de Faltas de Género20 que controla sus


cuerpos en la cárcel de la cama, la casa y la calle.
Y son precisamente dichos cuerpos los que se
ponen en disputa, en una lucha incansable por la
propia soberanía corporal, por el simple derecho
de decidir sobre sí mismas. Hay entonces una
“puesta del cuerpo” en el espacio público cuando
acontecen las marchas y también hay una puesta
del cuerpo a través del arte. Los mismos cuerpos
oprimidos en múltiples dimensiones se colocan en
escena para sacar a luz, como en el caso de la
performance mencionada, y politizar aquello que
se oculta como privado. Pues, como relata la
película argentina “Camila” del año 1984: “la peor
cárcel es la que no se ve”.
Finalmente, nos cuesta demasiado dejar de hablar
en clave de “sustantivos” que ya no permiten
explicar nuestra realidad o no logran captar la
esencia de lo que buscamos construir en la
sociedad. Y es por ello que adjetivamos la lucha,
75

adjetivamos los ideales caídos, adjetivamos los


Página

20
En analogía a los códigos contravencionales o de conducta.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

modelos sociales, políticos y económicos que


sabemos ya no funcionan. Nos encontramos así en
el límite del lenguaje.
El límite subversivo del lenguaje lo pienso en ese
intersticio entre sustantivo y adjetivo. Con
términos como desarrollo, democracia y derechos
humanos (vocablos que aparecen y se reivindican
tras la Segunda Guerra Mundial) o términos como
capitalismo, progreso y civilización (que luego daré
algunos comentarios más adelante) sabemos que
en el mundo contemporáneo nos limitan.
Queremos más profundidad práctica pero en vez
de “eliminar” estos sustantivos -que guardan
falsedad y ficción y se usan indistintamente por
cualquier ideología política- optamos por utilizar
adjetivos para caracterizarles: democracia social,
democracia económica, democracia racial, derechos
humanos sexuales y reproductivos, derechos humanos de
las minorías sexuales, desarrollo social, desarrollo
humano, desarrollo sustentable, capitalismo sostenible,
progreso económico y social, civilización occidental y
76

oriental, etc.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Debemos trabajar sobre los sustantivos; los


adjetivos son solo reformas que nos esclavizan a
mantener las raíces de aquello que nos impide
avanzar en la lucha social, política y económica
antirracista, antisexista, antipatriarcal, anticolonial y
anticapitalista. Incluso, debemos seguir
construyendo alternativas que nos saquen de los
“anti”, de los “pos” y de los “neo”. Más aun, ¿nos
animaremos a construir un sistema político
superador de la democracia sin que ello implique
dictadura? Y es que debemos dejar de pensar
siempre en pares de opuestos: o lo uno o lo otro.
En democracia están ocurriendo los más grandes
genocidios, la pobreza extrema y el ascenso al
poder político de personajes empresarios que
reivindican sus propios intereses haciendo creer
que son los mismos de los pueblos.
Necesitamos nuevos y revolucionarios sustantivos
que construyan un otro lenguaje que será reflejo de
nuestra forma de pensar y comprender el mundo
que nos rodea, siempre situado y con propósito de
77
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

liberación21. El lenguaje construye el mundo y a


veces lo destruye. Nuestra “misión”, siento (un
sentir-pensar), es reconstruirlo para la libertad
física, mental y espiritual de las personas. Tenemos
la gran oportunidad de estar en el tránsito del
derrumbamiento de un sistema de opresión hacia
un nuevo modelo de vida y de sociedad.

21
En este marco, adhiero en tanto pensamiento personal y
propuesta social, económica, cultural, política y espiritual a la
denominada Teoría de la Utilización Progresiva (PROUT por sus
siglas en inglés), propuesta desde el movimiento iniciado por el
pensador indio Prabhat Ranjan Sarkar, líder socio-espiritual y preso
político entre 1972 y 1979 quien se opuso al sistema de castas en la
India. Adhiero, pues considero resume la multiplicidad de luchas
mundiales anticapitalistas y antisexistas. Se propone como un nuevo
modelo socio-económico y espiritual (no religioso), por ejemplo
basado en el cooperativismo y el progreso entendido en términos de
desarrollo de la conciencia social y espiritual, y superador tanto de
los modelos capitalistas y comunistas que poco han beneficiado y
tanto han oprimido a las personas, ya desde el mercado o ya desde
el Estado. Le llamamos también Socialismo progresivo o espiritual.
Busca satisfacer las necesidades básicas humanas, en armonía con
la naturaleza, para que las personas puedan dedicar su tiempo a
78

actividades meditativas, contemplativas, artísticas y sociales que


desarrollen su mente y conciencia mística. PROUT es un nuevo
Página

sustantivo que combina economía social con espiritualidad no


religiosa y se “adapta” a cada grupo de personas, contexto histórico
y espacio geográfico. Combina, también, lo individual y lo colectivo.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 2
EL PATRIARCA COMO EL LEVIATÁN
DEL GÉNERO

EL PATRIARCA puede ser simbolizado como esa


figura que describiera Thomas Hobbes (1588-
1679) -filósofo político inglés- en El Leviatán (“o la
materia, forma y poder de una república eclesiástica y
civil”), publicado originariamente en 1651. Hace
referencia al monstruo bíblico Leviatán, el cual
cuenta con un enorme poder autoritario (“no hay
quien se le parezca”) que viene en sí a justificar el
Estado absoluto y el origen del contrato social (la
conformación de una sociedad con su propia
autoridad). Esto, situado históricamente tras las
guerras civiles que azotaron a Inglaterra durante el
siglo XVII.
79
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Fuente: Helen Fernandez. “Thomas Hobbes State of Nature”22

Tal autoridad habría sido construida como


necesaria por los propios súbditos quienes
renunciaban a su libertad en un estado de
naturaleza violento donde la muerte es moneda
corriente y “el hombre es el lobo del hombre”, a
cambio de obtener seguridad y orden. Este
patriarca utiliza su espada como forma de
dominio, es decir, el poder de dejar vivir y hacer
morir y también como el poder del discurso. La
80
Página

22
Link de acceso:
https://quotesgram.com/img/hobbes-leviathan-quotes/727461/
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

espada es el poder de matar pero también el poder


de la palabra; detenta el poder de dar muerte y el
poder de hablar y decir qué es lo que debe o no
debe hacerse.
Quien quiera pronunciarse deberá tomar esa
espada pero sabiendo que hablar implica vivir y
morir al mismo tiempo. Quien toma la espada y
habla (ingresa al espacio público para contar su
historia), aparece en la escena social como un
sujeto vivo. Pero cada vez que se habla, no solo se
vive, también se mata. Cada vez que un sujeto
oprimido habla con la espada del patriarca, lo hace
en sus propios términos: mata un privilegio pero
mata además otros sujetos que no pueden hablar,
pues quien no llega a pronunciarse con la espada
no existe en el mundo de lo público, del derecho,
de la sociedad política.
¿Qué mujer o gay es quien habla en el espacio
público? Cuando habla la mujer o gay blancos, la
mujer o gay negros mueren (simbólicamente);
81

cuando habla la mujer heterosexual, muere la


mujer lesbiana; cuando habla la mujer lesbiana
Página

joven, muere la mujer lesbiana anciana.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Como dijera ya la pensadora india Gayatri Spivak


en “¿Puede el sujeto subalterno hablar?23, no es posible
pronunciarse en representación de un sujeto
oprimido. En primera instancia, quien habla debe
hacerlo en los términos del sujeto colonizador (en
lengua española o inglesa por ejemplo, pensemos
si viniera una mujer africana) denotando un
esfuerzo de travesticidio como dijera Rita Segato,
de vestirse con las ropas del opresor y del espacio
público. Y en segunda instancia, no se puede
hablar en representación de: el blanco en
representación del negro, el hombre en
representación de la mujer, sin reconocer el propio
lugar de enunciación. Es por ello que escribo no
como hombre sino como víctima de violencia
familiar y AMS (persona que siente Atracción por el
Mismo Sexo); no escribo en representación de las
mujeres sino desde ellas y con ellas.
El Leviatán es así una figura que unifica el
pensamiento y permite la construcción de un
lenguaje político. Esto se vincula con lo que
82
Página

23
Spivak, G. C. (1998). Puede hablar el sujeto subalterno?. Orbis
Tertius, 3(6)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

describimos en el apartado anterior. El patriarca,


como el leviatán del género construye un nuevo
mundo al promover el uso de una terminología
patriarcal. Hablar en un mundo en el que domina
lo masculino es hablar en código masculino, es
universalizar la parte por el todo. Por ejemplo, la
categoría de “lesbiana” existe en la medida que
hablemos desde la heterosexualidad. Es hablar
también de “hombres” para referirnos a hombres
y mujeres; es construir el femenino a partir del
masculino (argentino-argentina).
Todo nuevo imperio crea su propio lenguaje para
construir hegemonía. Y cada lenguaje ofrece un
diccionario desde el cual pronunciarse e incluso
explicarse a sí mismo como diferente a la norma
estatuida.

Un Estado masculinizado
UN ESTADO MASCULINO y masculinizado
83

nos llevaría a reflexionar sobre el abordaje de la


violencia desde una perspectiva punitiva como la
Página

materialización de la función del Estado descrita


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

por Max Weber (1864-1920), pensador alemán


quien veía al Estado en tanto entidad (comunidad
humana) que detenta el monopolio legítimo del
uso de la fuerza. Entonces, si el Estado se
constituye en monopolio de la violencia legítima y
teniendo en cuenta que en el orden patriarcal la
fuerza física es atributo cultural y obligado del
individuo devenido sujeto hombre, es posible
afirmar entonces que el Estado es representado, al
menos desde sus orígenes, por el propio sujeto
varón, convirtiéndose en un Estado masculinizado: el
hombre es el representante del Estado en la
familia, por tanto el guardián y juez último del uso
de la fuerza. Si el Estado, se dice, regula las clases
sociales, también regula los géneros, pero siempre
en clara tendencia hacia la parte dominante:
burguesía y hombres.
Este cargo-privilegio representa también un lugar
fijo y transitorio que en casos puede ser ocupado
por una mujer directa o indirectamente, siempre y
cuando reproduzca ese patrón normativo de
84

conducta. Es lo que aquí llamaremos “lugares


Página

patriarcales” (luego retomaremos). Podemos


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ejemplificarlo con el caso de una jueza brasileña


que envió a una adolescente de 15 años a la cárcel
por robar un celular, siendo allí violada múltiples
veces y hasta torturada.
Y si más específicamente hablamos del Estado-
Nación como aquel que actúa sobre un
determinado territorio geográfico devenido
soberanía nacional, en efecto el territorio se
concretaría en el cuerpo de la mujer:
Estado=varón, Territorio= mujer. En síntesis, si el
Estado detenta así el monopolio de la violencia
física legítima, por tanto no podemos concluir que
el Estado sea teorizado como neutral o imparcial.
Desde esta lógica y siguiendo los aportes de Rita
Segato24, el Estado da o más bien resarce con una
mano lo que quita con la otra. Las luchas por los
derechos de las mujeres y minorías sexuales son
luchas en las que se pide al Estado que resarza el
daño provocado por él mismo para con ellas.
85

24
Segato, R. L. (2015). Género y colonialidad: del patriarcado
Página

comunitario de baja intensidad al patriarcado colonial moderno de


alta intensidad. La crítica de la colonialidad en ocho ensayos (y una
antropología por demanda)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Sobre la base de un Estado masculinizado


(construido como masculino), ajeno a las
problemáticas no masculinas, vamos a empezar a
construir aportes para comprender los femicidios
en un contexto de violencia global feminizada y
capitalista.

86
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 3
FEMICIDIO Y FEMINICIDIO.
UN DEBATE DE 50 AÑOS

UN IDA Y VUELTA pareciese existir entre el uso


de los términos Femicidio y Feminicidio. Como
expresé sin explicar al principio del libro, opto por
utilizar el concepto de femicidio como categoría de
análisis, principalmente porque la RAE (Real
Academia Española) en su edición número 23
incorpora el término feminicidio definiéndolo como
“el asesinato de una mujer por razón de su sexo”.
Es un problema de nomenclatura y un problema
político que responde a los usos sociales del
término. Tal cual han destacado diversas teóricas,
la RAE no solo confunde o intencionalmente
reduce género a sexo sino que además incluye el
término sin ninguna perspectiva de género, ya que,
ni siquiera menciona que sea el asesinato en manos
87

de un hombre sino asesinato en sí o de una


persona en general. Ello iguala los términos del
Página

debate y pone a la misma altura el hecho que miles


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de hombres asesinen a mujeres con el hecho que


una mujer asesine a otra mujer.
Utilizo entonces la tipología de femicidio de
orden intra-género para clasificar a aquellos casos
en los que una mujer asesina a otra por alguna
cuestión vinculada a los roles de género en las
sociedades patriarcales. La tan criticada
competencia entre mujeres por ocupar roles en el
espacio público, por posicionarse y mantener
ciertas relaciones sociales con algunos hombres
lleva en casos a asesinatos entre ellas mismas. La
causa central muchas veces es la lucha de algunas
mujeres por mantenerse o acceder a un
determinado rol de género y estatus social en el
espacio público.
En esta línea, también llamaremos femicidio de
orden generacional cuando un hombre asesina a
otro miembro de la familia, por ejemplo una hija,
una hermana o una madre. También, cuando
difiere sustancialmente con su edad, por citar, un
88

joven a una anciana.


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Pero apartándonos un poco de estos casos


especiales que desvían el debate social al igualar
tanto el asesinato de un hombre hacia una mujer
con el de una mujer sobre otra mujer o sobre otro
hombre, nos volvemos conscientes que no
estamos hablamos de las mismas estadísticas. Es
más fácil comprender esto a través del clásico
concepto de “discriminación positiva” usado en el
ámbito de las políticas públicas. Con ello se hace
referencia al hecho de “separar” a un grupo de
personas que por determinada condición o
características es necesario diferenciarles del resto
de la sociedad para poder implementar políticas
favorables a ellas. Por ejemplo, la comunidad
LGBTI, la comunidad de personas con
discapacidad, la comunidad negra, la comunidad
extranjera, etc. Y también la comunidad de
mujeres.
Desde el feminismo25 solemos trabajar con el
concepto de “esencialismo estratégico” que nos
89

25
No haré una discusión sobre el feminismo, su diversidad y sus
Página

posibles definiciones. Solo me parece necesario articular los


feminismos más de tipo académico, como por ejemplo los llamados
post-feminismos, con los feminismos más activistas a nivel social,
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

propone la pensadora india Gayatri Spivak, quien


nos explica que a veces debemos dejar un poco de
lado el debate teórico sobre la Mujer o las mujeres,
sobre la construcción social y cultural del género,
para conseguir ciertos derechos jurídicos en el
marco de las luchas colectivas. “Tenemos que
diferenciarnos como colectivo de mujeres” para
evitar que se les siga oprimiendo y obtener así el
reconocimiento legal de derechos. O como
sintetiza Nancy Fraser26, lograr la redistribución
económica, el reconocimiento cultural y la
representación política.
Suelo ejemplificar este sentido contrarrevo-
lucionario de igualar las opresiones cuando son
desiguales, a través de la representación de una
analogía. Si tenemos una huerta en la que hay
manzanas y peras y observamos que las manzanas

por ejemplo con la nueva corriente del feminismo comunitario y los


feminismos populares en particular. Recomiendo la lectura de
“Feminismos populares, pedagogías y políticas”, conjunto de
aprendizajes compartidos, textos generadores y voces
90

desobedientes compilados por Claudia Korol (2016): El Colectivo,


Editorial Chirimbote y América Libre
Página

26
Fraser, N. (2000). ¿De la redistribución al reconocimiento?
Dilemas de la justicia en la era postsocialista. New left review, 1,
126-155
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

no están pudiendo crecer o se están muriendo en


mayor intensidad que las peras, lo que debemos
hacer no es cultivar todo de nuevo sino llevar a
cabo alguna acción respecto de las manzanas.
Porque si el problema es con ellas (un insecto las
está matando), entonces lo es con un determinado
sector; algo sucede y hace que específicamente
sean más las manzanas que las peras las que se
estén muriendo.
Lo mismo ocurre con los asesinatos de mujeres y
hombres. Están siendo asesinadas cada vez más
las mujeres así como miembros de minorías
sexuales: lesbianas, gays, y principalmente trans y
travestis. De allí que surge el concepto también de
travesticidio, y ello refleja un caso de
desprendimiento, en el marco de los seis
momentos que describí respecto de los usos
políticos del lenguaje.
Luego del momento de la cooptación del término
“femicidio” ocurre un desprendimiento. A partir
91

de allí ya es posible hablar de travesticidio


(asesinato de personas travestis) o transfemicidio
Página

(asesinato de una persona transexual o


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

transgénero) como conceptos que evidencian y


visibilizan un fragmento de la realidad de los
femicidios. Además, estos suelen tener la
particularidad de prácticas femicidas en los que los
cuerpos son mutilados, evidenciando violencias
específicas con un “odio de género” (como
también en algunos femicidios de mujeres). Por
ello, es que hablamos de un asesinato en razón de
su género y no del sexo. Son distintas realidades
porque incluso las formas de asesinato difieren.
Mientras que una mujer en Ciudad Juárez (México)
puede ser asesinada con un arma de fuego, una
mujer trans es mutilada genitalmente.
Hay entonces una cuestión de género en plural, de
géneros, que devela una representación política y
cultural del sexo. Incluso, podríamos hablar de
femicidios feminizados cuando otros sujetos son
los asesinados (homosexuales, trans, travestis,
entre otros) más que propiamente las mujeres
desde una visión biologicista (presencia de
pene/vagina).
92

De allí que el significado (a)políticamente


Página

impuesto por la RAE produzca un vaciamiento de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

contenido del término feminicidio, el cual evocaba


la idea que no es solo asesinato sino una cuestión
de poder, un acto mismo de poder que incluye la
ausencia o intervención del Estado, ya sea
favoreciendo ese tipo de asesinatos o no haciendo
“algo” para defender a las mujeres. El término
feminicidio fue entonces, en los momentos
descritos, cooptado (reformulado negativamente)
por la RAE.
Tanto el feminismo crítico como la Real Academia
Española hablan de feminicidio pero ambos con
sentidos totalmente diferentes. Por esta razón,
preferí optar por usar el término femicidio,
también para tensionar de un modo local el
vocablo que al menos en mi país, Argentina, así
como por ejemplo Costa Rica, Chile, Guatemala o
Nicaragua, es el que se utiliza en el marco legal.
Vuelvo a recalcar que escribo en términos de
construir aportes para una teoría situada en perspectiva
global.
93

Desde dicha mirada, quiero hacer uso del término


femicidio, sin por ello deslegitimar el uso de la
Página

categoría feminicidio. Pero hagamos un breve


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

recorrido histórico de estos vocablos para


entender por qué hay una ida y vuelta y tensión
permanente entre ellos.

Nace el concepto, surgen las tipologías


NACE EL CONCEPTO. Como bien expresa la
socióloga guatemalteca Ana Leticia Aguilar,
“el concepto de Femicidio es de conocimiento y
uso reciente en América Latina; existe además
poco debate al respecto. Quienes al parecer lo
utilizaron de manera sistemática por primera vez
fueron Diana Russell y Hill Radford en su libro:
Femicide: The Politics of Woman Killing. Ellas
plantearon que el femicidio es el asesinato de
mujeres por el hecho de serlo; es decir, por su
condición de género. Está vinculado a las
relaciones de inequidad y exclusión que vivimos
las mujeres en la sociedad y se manifiesta en el
contexto de la violencia sexista contra nosotras.
No es un asunto privado, sino un fenómeno
94

histórico, de orden social, que ocurre para


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

perpetuar el poder masculino en las sociedades


patriarcales.”27

Es quizás una traducción el primer origen del


cambio de femicidio a feminicidio: “Desde
mediados de la década de los años 70, del siglo
pasado y de la mano de Diana Russell se
visibilizaron los femicidios como el asesinato de
una mujer por el hecho de ser mujer.
Posteriormente, en los años 90, Marcela Lagarde
crea el neologismo feminicidio al traducir la obra
de Rusell al español. Desde entonces ambos
términos han creado un espacio de conocimiento,
de investigación y de acción política.”28
Pero, incluso Russel y Jane Caputi publicaron un
artículo titulado “Femicide: Speaking the unspeakable”
en 1990, en el cual clasificaban a los femicidios en
función de la proximidad y el parentesco entre la
27
Aguilar, A. L. (2005). Femicidio: La pena capital por ser
mujer. Descargado de Http://www. isis, cl/Femicidio/doc/doc/1311la-
95

pena. doc el, 10


28
Boira, S., Marcuello-Servós, C., Otero, L., Sanz Barbero, B., &
Página

Vives-Cases, C. (2015). Femicidio y feminicidio: Un análisis de las


aportaciones en clave iberoamericana. Comunitania: revista
internacional de trabajo social y ciencias sociales, 10, 27-46
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

víctima y su agresor como femicidios íntimos, no


íntimos y por conexión. Dos años más tarde, Diana
Russel junto a Hill Radford hablarán del “asesinato
misógino de mujeres cometido por hombres”.
Los años ’70 trajeron así un cambio de perspectiva
al dejar de hablar solamente de homicidio. Ocurrió
una “politización del asesinato de las mujeres” como lo
manifiesta Russel29. Marcela Lagarde traduce el
término en México y se incorpora al código penal
mexicano en 2007, primer país en hacerlo, por la
desaparición de mujeres en Ciudad Juárez.
Si bien, como dijimos, para las feministas son dos
conceptos diferentes, la RAE en 2014 en su 23ra
edición utiliza el término “feminicidio”, sin
ninguna perspectiva de género al definirlo como
“el asesinato de una mujer por razón de su sexo”.
El femicidio, para algunas corrientes feministas,
por analogía al homicidio, sería el asesinato de
mujeres, mientras que el feminicidio haría
referencia a la inclusión de la desprotección estatal
96
Página

29
Russell, D. (2008). Femicidio: politizando el asesinato de
mujeres. Fortaleciendo la comprensión del femicidio. De la
investigación a la acción, 41-48
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

frente a la violencia contra las mujeres. Podríamos


decir que, si al término femicidio le agregamos la
“cuestión del poder”, estamos hablando de
feminicidio.
Sin embargo, he optado utilizar el término
femicidio, en primer lugar, como ya dije, porque
feminicidio fue “cooptado” y despolitizado por la
Real Academia Española; en segundo lugar,
porque es el término legal que se utiliza en
Argentina, contexto desde el cual escribo; en tercer
lugar, porque los países usan ambos términos sin
una distinción precisa; en cuarto lugar, porque la
cuestión del poder está desde ya en ambos
términos.
Hablar de femicidio no es negar la cuestión del
poder, ya que, el surgimiento de tales conceptos ya
pone en la escena pública los asesinatos de mujeres
en vínculo con el poder, en sus múltiples formas,
no solo desde el Estado sino también desde la
sociedad y el sistema patriarcal en su conjunto.
97

Así, Argentina junto a Costa Rica, Chile,


Guatemala, Nicaragua, por ejemplo, usarán el
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

vocablo femicidio. Rita Segato hablará de


feminicidio e incluso de femigenocidio.
La autora explica aquellos feminicidios que ocurren
en contextos interpersonales o de motivaciones
subjetivas y de orden privado, diferenciándolos de
aquellos de naturaleza impersonal y que revierten
un carácter general, impersonal y sistemático a los
que llama femigenocidios:
“Si la categoría feminicidio – femicidio-, siempre
que debidamente definida y formulados los sub-
tipos de que se compone, puede ser usada dentro
del fuero del derecho estatal para englobar todos
los crímenes cometidos en la frontera de género,
los que ocurren en contextos interpersonales y
también aquellos perpetrados por agentes cuyos
móviles son de orden personal, es necesario
también, por otro lado, llevar la categoría de
feminicidio al rango de femigenocidio para
incluirla en el fuero internacional que se ocupa de
los crímenes de lesa humanidad y genocidio.
Para esto, es necesario considerar aquellos
98

crímenes de naturaleza impersonal, que no


Página

pueden ser personalizados ni en términos de una


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

relación entre personas conocidas ni de los


móviles del perpetrador, y, lo que es muy
relevante, en los que un grupo restricto de
perpetradores victiman a numerosas mujeres (u
hombres feminizados). Se excluye de esta
categoría la relación de uno a uno que mantienen
los crímenes de contexto interpersonal o
vinculados a la personalidad del agresor.
Por lo tanto, una segunda precisión indispensable
será reservar el término femigenocidio, que aquí
introduzco por primera vez, para los crímenes
que, por su cualidad de sistemáticos e
impersonales, tienen por objetivo específico la
destrucción de las mujeres (y los hombres
feminizados) solamente por ser mujeres y sin
posibilidad de personalizar o individualizar ni el
móvil de la autoría ni la relación entre
perpetrador y víctima.”30

Vemos que la tipificación de feminicidio se vincula


directamente a una cuestión estatal. Hablar del
99

feminicidio como crimen de Estado y en tanto tal


Página

30
Segato, R. L. (2012). Femigenocidio y feminicidio: una propuesta
de tipificación
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

como crimen de lesa humanidad, nos hace centrar


la discusión en torno a lo jurídico y en torno al
Patriarca, ese “leviatán del género” que se
materializa en la figura del Estado, mediante un
“contrato social heterosexual”31. Pero no por ello
debemos dejar de lado la cuestión del poder. Y no
teorizado solo “desde arriba hacia abajo” sino
también circulando de múltiples formas.
Respecto de los crímenes de Estado, un ejemplo
pionero (con sus limitantes) lo constituye el caso
“González y Otras (Campo algodonero vs. México)”
llevado a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. En él, se pone en tela de juicio la
desprotección estatal respecto del cuidado de las
mujeres asesinadas, donde, como expresa Karina
Bidaseca, “por primera vez, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos examina
una situación estructural de violencia contra las
mujeres basada en su género”32. En la Sentencia
100

31
Wittig, M. (2006). El pensamiento heterosexual. Monique Wittig, El
pensamiento heterosexual y otros ensayos, Egales, Barcelona
Página

32
Bidaseca, K. (2013). Feminicidio y políticas de la memoria.
Exhalaciones sobre la abyección de la violencia contra las mujeres.
Buenos Aires: CLACSO
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

del 16 de noviembre de 2009, en el punto 2 del


punto I expresa:
“La demanda se relaciona con la supuesta
responsabilidad internacional del Estado por “la
desaparición y ulterior muerte” de las jóvenes
Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera
Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez (en
adelante “las jóvenes González, Herrera y
Ramos”), cuyos cuerpos fueron encontrados en un
campo algodonero de Ciudad Juárez el día 6 de
noviembre de 2001. Se responsabiliza al Estado
por “la falta de medidas de protección a las
víctimas, dos de las cuales eran menores de edad; la
falta de prevención de estos crímenes, pese al
pleno conocimiento de la existencia de un patrón
de violencia de género que había dejado centenares
de mujeres y niñas asesinadas; la falta de respuesta
de las autoridades frente a la desaparición […]; la
falta de debida diligencia en la investigación de los
asesinatos […], así como la denegación de justicia y
la falta de reparación adecuada”.33
101
Página

33
Sentencia disponible en:
http://www.campoalgodonero.org.mx/sites/default/files/descargables-
estatico/Sentencia_Campo_Algodonero.pdf
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Como bien también manifiesta Karina, no logra


aplicarse el término de genocidio, aunque el fallo
reconoce una “cultura de discriminación contra la
mujer”. Sí lo hace el término feminicidio,
contemplándolo como el homicidio de mujeres en
razón del género.
Podemos citar otros aportes de esta pensadora
argentina respecto del vocablo proveniente de la
Convención para la prevención y la sanción del
delito de genocidio de Naciones Unidas en 1948:
“En la Convención el genocidio queda
restringido a cuatro grupos: étnico, nacional,
racial o religioso. Es decir, se cuenta las
características de las víctimas. Ahora bien, como
vemos, entre esos grupos no se menciona la
diferencia sexo/género, aun cuando es conocida
que una de las poblaciones objeto de
aniquilamiento del nazismo fue la homosexual.
Por ende, dado que las mujeres como especie no
constituyen un grupo étnico, racial, nacional o
102

religioso, el delito de genocidio de género no se


inscribe como tal en función de la definición de
Página

la Convención. (p. 93)


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

La polémica acerca del tratamiento de “lesa


humanidad” en el caso del feminicidio reside en
el involucramiento del Estado. La argumentación
es que los crímenes contra la humanidad y el
genocidio hacen caer las garantías penales porque
es el Estado el que comete dichos crímenes. El
derecho debe garantizar los principios básicos de
constitución del derecho, y el principio
fundamental es el principio de igualdad ante la
ley. Si acordamos con la definición de Lemkin
del genocidio como la destrucción de la identidad
del oprimido y su reemplazo por la identidad del
opresor, en el caso del movimiento que nació en
Colombia y tomó alcance internacional para
denunciar la violencia contra la forma de dar
muerte a las mujeres quemándolas con ácido, es
sin dudas, una forma de borramiento completo
de la identidad. A mi entender, la polémica se
entronca con la cuestión de la “diferencia”
femenina, la construcción del “enemigo” y el
ejercicio de la muerte en términos de los
desarrollos de la “necropolítica” como la concibe
103

Mbembe, con la propuesta epistémicopolítica del


“Tercer Feminismo” que propongo (…) Es en
Página

esa intersección entre colonialismo, imperialismo


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

y capitalismo global donde se juega la vida de las


mujeresdeltercermundo (desguionada). Y el
feminismo poscolonial está pensando justamente
esas intersecciones, esos espacios “in-between”
donde se articulan las diferencias comunes y se
elaboran estrategias de identidad colectivas,
como afirma Homi Bhabha. Pero también el
nepantla, en lengua náhuatl, que para la feminista
chicana Gloria Anzaldúa se sitúa en el lugar
fronterizo donde es posible cerrar la herida
colonial para que nazca una “nueva mestiza”; esa
cicatriz en el alma, como nos dice Moira Millán
(2011). (p. 95)”.34

En Argentina, el femicidio se incluye como


agravante de homicidio en el inciso 11 del artículo
80 del Código Penal argentino mediante Ley Nº
26.791 del año 2012, incluyendo en el inciso 4 la
“motivación por odio”. Se introduce en el marco
de reformas de normas penales preexistentes
como en Brasil, Colombia, Venezuela, Chile, Perú
104
Página

34
Bidaseca, K. (2013). Feminicidio y políticas de la memoria.
Exhalaciones sobre la abyección de la violencia contra las mujeres.
Buenos Aires: CLACSO
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

y Nicaragua y no como leyes especiales tal cual


México, Costa Rica, Guatemala y El Salvador,
entre otros35. Podemos hablar así de una
“revolución tímida”36.
Sin embargo, en Argentina, a diferencia de otros
países latinoamericanos, la tipificación jurídica de
femicidio implica una pena de cadena perpetua.
Aunque, es necesario destacar, la mayoría de los
casos quedan impunes. La impunidad parece ser
una característica consecuente de los femicidios, al
igual que los ecofemicidios (aquellos que vinculan
género con ambiente). Son pocos los casos en que
se condenan a productores y empresas por
muertes a causa de fumigaciones o pulverizaciones
aéreas; quizás podamos contar como caso
afirmativo el de Madres de Barrio Ituzaingó en
Córdoba.

35
DerGhougassian, K., Otamendi, A., & de Rosas, D. F. O. (2016).
105

Violencia íntima, femicidios y armas de fuego en Argentina. URVIO-


Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad, (17), 11-35
36
Corn, E. (2014). LA REVOLUCIÓN TÍMIDA: EL TIPO DE
Página

FEMICIDIO INTRODUCIDO EN CHILE POR LA LEY N° 20.480


DESDE UNA PERSPECTIVA COMPARADA. Revista de derecho
(Coquimbo), 21(2), 103-136
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Por ello también, autoras como Marcela Lagarde y


Rita Segato hablan de “crímenes de Estado”. Esto, sin
contar también con los intentos de femicidios que en
buena hora fracasan. Veamos algunas condenas
comparables:
Condenas por femicidio/feminicidio en América Latina

Fuente: Cap. 3. “Ni Una Menos. Curso virtual sobre feminicidios


en los medios de comunicación” (2016). Radios Libres37
106
Página

37
file:///C:/Users/naldo/Downloads/tutorial_15_feminicidio_y_periodis
mo.pdf
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En Argentina, el avance, a su vez tímido, debe


verse como parte de una trayectoria no tímida en
materia de género y sexualidad (y también a nivel
regional con las luchas de mujeres y movimientos
latinoamericanos):

Avances en materia de leyes en Argentina

Fuente: elaboración propia


107
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Violencia en perspectiva de género


LA VIOLENCIA DE GÉNERO surgirá como
concepto en el contexto del Decenio de las Naciones
Unidas para la Mujer (1979-1985) de la mano del
activismo de organizaciones latinoamericanas de
mujeres.
En 1979, la ONU a través de la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación de la
mujer incluye el término de “violencia de género”
pero sin una definición clara. En 1980, en la
Conferencia Mundial del Decenio en el documento
titulado “la mujer maltratada y la violencia en la familia”
se va definir más claramente la violencia de género
y entendida también como una violación de los
derechos humanos38.
Respecto de Argentina, la Ley de Protección
Integral de las Mujeres en su artículo 5 hablará de
cinco tipos de violencias: física, psicológica, sexual,
económica y patrimonial, y simbólica, y en su
108

38
Ver Lagarde, M. (1996). Identidad de género y derechos
humanos. La construcción de las humanas. Guzmán Stein, Laura y
Página

Silvia Pacheco (comps.) Estudios básicos de derechos humanos IV.


Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, Costa
Rica
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

artículo 6, de seis modalidades de violencia: doméstica,


institucional, laboral, contra la libertad
reproductiva, obstétrica y mediática.
En esta línea y trayectoria histórica, tanto el
término femicidio como violencia de género
aparecen en los años ’70. Pero, mientras la
comunidad internacional se permitía comenzar a
debatir y generar algunas acciones mínimas en
torno a la problemática de la violencia de género,
desde el contexto neoliberal a nivel mundial y de
dictaduras en Latinoamérica, en el marco de los
roles modernos de género, una minoría habla del
asesinato de mujeres en razón de su género.
Combinando ambos, el femicidio será también la forma
extrema de violencia de género.
El debate generado en torno al concepto de
“violencia de género” pone en tensión la asimetría
y desigualdad de poder, económica, política,
cultural, social y mediática que existe entre
hombres, mujeres y otros géneros. Dado que el
109

“género” no es solo mujer ni género es lo mismo


que sexo ni tampoco existen solo dos sexos, he
Página

optado por introducir, sin negar el concepto ya


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

institucionalizado en la sociedad y en el derecho, la


idea de “violencia en perspectiva de género”. Con ello
hago referencia al hecho que la violencia se ejerce
no solo sobre la mujer sino también sobre otros
sujetos feminizados (minorías sexuales, niños e
incluso naturaleza). Si le hemos puesto un género
femenino a la naturaleza, entonces la extracción
despiadada de recursos naturales es una forma de
violencia de género, quizás violencia ambiental de
género, una violencia ecológica de género.
Hablar de “violencia en perspectiva de género”
permite no solo visibilizar la violencia hacia otros
sujetos feminizados, sino también destruir la
imagen social que iguala violencia física y otras
violencias sexistas sobre las mujeres con la
violencia menor que puedan llegar a ejercer las
mujeres sobre los hombres o entre ellas mismas.
No podemos negar, por supuesto, que hombres
también son maltratados ni que el boom mediático
de la “violencia de género” (que en algunos países
110

como México se utiliza para evitar publicar


noticias por ejemplo sobre narcotráfico) conduce a
Página

algunas mujeres, en clara tendencia oportunista, a


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

abusar de ello y nombrar como “violencia de


género” aquellos conflictos que no tienen que ver
directamente con el género. No es ajeno el caso de
aquella mujer que puede decir que su marido le
golpea, pero en verdad con fines de perjudicarle
jurídicamente, aunque el hecho nunca haya
acontecido: un uso oportunista del discurso de la
violencia. Pero esto es menor, y sin caer siempre en
el cuestionamiento de la víctima en vez del
victimario (“algo habrá hecho”) lo que buscamos
es precisamente politizar el asesinato masivo de
mujeres y la violencia estructural sexista y
patriarcal que acontece a diario sobre sus cuerpos
en manos de los hombres (y valga decir, no de
todos).
Por tal razón, hablar de violencia en perspectiva de
género nos permite alejarnos de ese discurso
retrógrado que iguala un asesinato y maltrato de
una mujer hacia un hombre con el asesinato y
maltrato de 100 mujeres en manos de uno o varios
111

hombres. Para evitar dicha igualdad ficticia del


discurso, se vuelve necesario construir la idea de
Página

violencia en perspectiva de género, pues así, ello


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

nos revela que en términos estadísticos y en


términos sociales, mirar la violencia en perspectiva
de género nos conduce a darnos cuenta que existe
una violencia particular y específica sobre las
mujeres y otros sujetos feminizados,
principalmente minorías sexuales y naturaleza.

Etimología y otras tipologías de femicidios


EL TÉRMINO FEMICIDIO se remonta
etimológicamente a dos siglos atrás cuando la
revista “A Satirical View of London” acuña el
término para especificar el asesinato de una mujer.
Luego:
“Su uso, sin embargo, no fue extendido en el
curso del siglo XIX. De hecho, recién en 1974 la
escritora Carol Orlock impulsó la utilización del
término al realizar una diferenciación en cuanto
al género del homicidio: el femicidio es
comprendido por esta autora como el homicidio
112

de una mujer por el hecho de ser mujer. Dos


años más tarde, una de las principales académicas
Página

en materia de violencia de género, Diana Russell,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

utilizó el concepto de femicidio en el Tribunal


Internacional de Crímenes contra las Mujeres,
llevado a cabo en Bruselas, Bélgica. La primera
definición en el marco de una investigación
académica sobre el tema lo comprende como el
asesinato de una mujer por parte de su pareja
masculina actual o anterior especificando los
distintos actos que, en un continuum de terror
anti-femenino, pueden concluir en un femicidio
incluyendo abusos verbales y físicos (Radford y
Russell, 1992). Por su parte, la política feminista
mexicana, Marcela Lagarde, sostiene que en
castellano el término en inglés femicide debe ser
traducido como feminicidio y no como femicidio
para que no se lo confunda con el simple
homicidio femenino. De esta manera, la autora
enfatiza el significado político del concepto al
señalar que la violencia feminicida “en su mayor
parte es una violencia ejercida por hombres
contra mujeres, pero no sólo por hombres, por
hombres colocados en supremacía social, sexual,
jurídica, económica, política, ideológica y de todo
113

tipo, sobre mujeres en condiciones de


desigualdad, de subordinación, de explotación o
Página

de opresión, y con la particularidad de la


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

exclusión” (Lagarde, 2006: 221) y luego agrega,


“además se acompaña de todo lo que es la
violencia institucional que conduce a la
impunidad” como lo es “la discriminación en la
impartición de justicia, la discriminación en las
averiguaciones, en los peritajes” (Lagarde, 2006:
223). Este concepto de feminicidio contiene
entonces la denuncia a la inactividad, el silencio,
la omisión, la negligencia y la corrupción de los
Estados para crear las condiciones de seguridad
para sus vidas en la comunidad, en el hogar, en el
lugar de trabajo, en la vía pública o en lugares de
ocio que permitan prevenir y erradicar este tipo
de violencia hacia las mujeres (Lagarde, 2006).”39

Incluso, en la legislación de México se incluyó


como delito de lesa humanidad. Además,
“De esta manera, como parte de la figura de
feminicidio se engloba no sólo los casos de
asesinatos de mujeres por su condición de
114

género, sino también pueden ser consideradas


Página

39
DerGhougassian, K., Otamendi, A., & Fleitas Ortíz de Rosas, D.
(2015). Violencia íntima, femicidios y armas de fuego en Argentina
(Tema central)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

feminicidios las desapariciones, las muertes por


aborto inseguro (…) e incluso tipos de cáncer
frecuentes en las mujeres que por acción u
omisión social y estatal conllevan prácticas
misóginas y sexistas que pueden culminar con la
muerte de mujeres (Solyszco Gomes, 2013)”40

Esta es una de las premisas fundamentales que


expongo en el libro, la de considerar las otras
modalidades de violencia sexista y patriarcal como formas
indirectas de femicidio. Por ello, Rita Segato dirá que,
para que se castigue por femigenocidio, es decir,
aquél femicidio de naturaleza impersonal, genérica
y sistemática, es necesario no se igualen las
posiciones ante una Corte Internacional, por
ejemplo “de una mujer asesinada y un hombre
asesino”, pues ello no permite ver la dimensión
estatal (como en el caso mexicano mencionado en
la sentencia anteriormente) ni paraestatal de la
muerte de varias mujeres en manos de un solo
115

hombre o líder de algún determinado grupo social


Página

40
Ídem a
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

misógino o las famosas “manadas de hombres”


que violan mujeres y en casos las asesinan.
En este sentido, tres preguntas resumen la
cuestión: ¿quiénes asesinan?, ¿a quiénes asesinan? ¿por
qué asesinan? Varias autoras al respecto ya han
venido delimitando diferentes tipologías de
femicidios. Por ejemplo, la mexicana Julia
Monárrez, con objeto de analizar los feminicidios
de Ciudad Juárez en México distingue tres tipos de
feminicidios:
“el “feminicidio íntimo” perpetrado por varones
conocidos en la intimidad por la víctima, en
general su pareja o ex pareja; el “feminicidio por
ocupaciones estigmatizadas”, como por ejemplo el de
prostitutas que por la condiciones de su trabajo
son objeto de discriminación y culminan en el
asesinato de mujeres; y por último, el “feminicidio
sexual sistémico”, donde se mutila el cuerpo de la
víctima, ha sufrido violación sexual y se localizó
el cuerpo en algún lugar inhóspito (Monárrez,
116

2006 citada por Solyszco Gomes, 2013: 34)41”


Página

41
Ídem a
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Veamos ahora la tipología clásica propuesta por


Russel y Harmes:

Fuente secundaria: ídem a

Algunos datos
SEGÚN BIEN sistematizan Le Monde
117

Diplomatique42 y datos de ONU Mujeres43, 66 mil


Página

42
Atlas de la Argentina. Edición 2017. José Natanson. Edición Cono
Sur
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

mujeres son asesinadas cada año en el mundo y


por día 12 mujeres latinoamericanas44. Una de cada
tres mujeres mayores de 15 años ha padecido
algún tipo de violencia sexual, por lo que la
Organización Mundial de la Salud define a ésta
como una pandemia. Así, “el femicidio y la
violencia sexual están estrechamente ligados a una
seguridad ciudadana deficitaria, a una impunidad
generalizada y a una cultura machista que
subvalora la mujer.”45 Cabe recalcar que muchas
veces hablamos de referencias más que de
estadísticas propiamente dichas.
En 2014, según el Observatorio de Igualdad de
Género de América Latina y el Caribe de las
Naciones Unidas, 2.089 mujeres fueron víctimas
en América Latina. La mayor tasa de femicidios se
ha dado en Honduras, El Salvador, Jamaica,
República Dominicana y Brasil (en éste último no
hay casi estadísticas oficiales, pero tiene, se dice, la
118

43
http://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-
eventos/articulos/2016/08/feminicidios-violencia-mujeres
44
Ver “Feminicidios en América Latina durante 2016: una lista para
Página

no olvidar” https://distintaslatitudes.net/6182-2
45
http://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-
eventos/articulos/2016/08/feminicidios-violencia-mujeres
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

quinta tasa más alta del mundo y también por


asesinato a personas homosexuales). En Argentina,
cerca de 3 mil mujeres fueron asesinadas entre
2008 y 2015, en su mayoría por vínculo directo, ya
sea de parejas o ex parejas, y otra gran cantidad sin
vínculo aparente.
También, algunas referencias estadísticas nos
llevan a pensar que la tasa de femicidios va en
aumento. Por ejemplo, en Argentina, desde el
2008 al 2011 se mantiene una tasa creciente y los
años siguientes -con desniveles- lo hacen por
encima del nivel dado en 2008:
El mapa de los femicidios en Argentina (2008-2014)

119
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Fuente: La casa del Encuentro. En Artículo periodístico de La


Nación. “El mapa de los femicidios en Argentina” (Fecha de
publicación: 20 de mayo de 2015)

Es decir, dos grandes tipos de femicidios suelen


ocurrir, por vínculo directo aparente o de modo
impersonal por otros motivos. Podemos
manifestar también que son la evidencia del
ejercicio de un patriarcado en su faz privada o
íntima (lo “afectivo”) y un patriarcado en su faz
pública o impersonal (trata, prostitución,
violación, etc.) El patriarcado mata tanto a quien
controla de cerca como a quien controla de lejos.
Precisamente, la eliminación de las formas de vida
comunitarias, eminentemente rurales, vistas como
“atrasadas” desde el discurso del desarrollo
capitalista moderno que promueve lo
eminentemente urbano, ha sido lo que permitió
pasar de ese patriarcado en su faz pública al
patriarcado en su faz íntima, aunque desde ya
120

conviven en el mundo contemporáneo. La


violencia pública hacia las mujeres, controlada de
Página

algún modo por la comunidad, se confina al


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ámbito doméstico y se convierte en violencia


íntima; violencia sobre la cual la comunidad ya no
tiene derecho a “entrometerse” porque “es
privado”, es decir, es y fue construido como
personal, doméstico, “familiar”.
Si observamos la comunidad Mosuo, etnia china
que habita en las proximidades de las fronteras con
el Tíbet, descrita también en un libro del médico
argentino Ricardo Coler titulado “El Reino de las
Mujeres”46, en ella el linaje se mantiene por línea
materna, la mujer es la cabeza de familia y el
hombre ocupa el poder político (público). Pero
ambos, tanto el espacio doméstico como el
privado son espacios políticos, tal cual nos lo dice
Rita Segato. Es un mundo dual, existen dos pero
se complementan, y cada cual tiene validez política
en su propio ámbito; no es un mundo binario
como el moderno, en el que lo público (opuesto a
lo privado) se constituye como espacio político y
lo que se dice allí tiene validez universal para todos
121

los ámbitos.
Página

46
Coler, R. (2008). El reino de las mujeres. Harper Collins
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Observamos también que en la comunidad Mosuo


existe un patriarcado en su faz pública gracias al
ingreso de occidente y del turismo extranjero. Es
decir, para entender la violencia contemporánea en el
mundo comunitario no occidental, y en las pocas
sociedades matriarcales que aún quedan, es
necesario hacerlo a través de la introducción de “lo
global”.
Las formas de vida sexual más libres de los
Mosuo, con sus prácticas por ejemplo de
“matrimonio ambulante”47, llevan a extranjeros a
pensar que es un lugar propicio para la
prostitución. Aquí, la prostitución se introduce como una
forma de violencia que occidentaliza y sexualiza el mundo
de lo comunitario. En palabras de Rita Segato,
podríamos decir que se pasa de un patriarcado
comunitario de baja intensidad a un patriarcado colonial
moderno de alta intensidad48. No sabría bien decir si el
primer concepto de la autora se aplica a todas las
122

47
Las mujeres pueden tener una pareja fija pero son libres de estar
con quien deseen.
48
Segato, R. L. (2015). Género y colonialidad: del patriarcado
Página

comunitario de baja intensidad al patriarcado colonial moderno de


alta intensidad. La crítica de la colonialidad en ocho ensayos (y una
antropología por demanda)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

comunidades originarias (precoloniales) o si se


excluye de ello a las comunidades matriarcales o de
base matrilineal.
Retomando geográficamente en Argentina, la
mayor tasa de femicidios se vincula a lugares
donde existe un alto índice de violaciones e incluso
de mortalidad materna. Son las provincias del
Norte y Sur de Argentina donde parece
concentrarse los casos de femicidios (así como
Córdoba, Buenos Aires y Mendoza)49.
Si seguimos el pensamiento de la socióloga
argentina Maristella Svampa, quien habla de un
patriarcado en contextos de enclave50, observaremos que
el Sur de Argentina, con el emblema de la ciudad
de Comodoro Rivadavia, es el lugar con más
prostíbulos, siendo un territorio donde se practica
la minería por excelencia. Es decir, en aquellos
espacios donde se desarrollan proyectos
extractivos, cuyos trabajos como minería,
desmonte, etc. los realizan “hombres solos”, se
123
Página

49
Ver Le Monde Diplomatique, edición argentina 2017
50
Svampa, M. (2014). Comodoro Rivadavia, un modelo de
maldesarrollo. Observatorio Petroleo Sur
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

vuelven espacios en los que se crean ciudades


paralelas masculinizadas, desatando hechos de
violaciones, trabajo y explotación sexual e incluso
femicidios. Acontece una “masculinización del
espacio” y una “repatriarcalización de los
territorios-cuerpos-tierras”, como expresa el
Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el
Feminismo:
“Cuando llegan las empresas extractivas, la
economía local queda reorientada en función de
la presencia de la empresa minera o petrolera.
Las comunidades pierden el acceso a los bienes
naturales que les permitían reproducir formas de
economía ancestrales y solidarias, y el salario
ofrecido por la empresa se convierte en un
instrumento de dependencia. Generalmente los
hombres abandonan las tierras y pasan a ser
trabajadores asalariados, reforzando la figura de
un varón proveedor y de mujeres
económicamente dependientes. En este
contexto, las mujeres quedan en un lugar de
124
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

subordinación y dependencia hacia los salarios de


sus maridos.”51

Podemos llamar entonces a aquellos como


femicidios en contextos de enclave, para
diferenciarles de los femicidios en contextos
urbanos y femicidios en contextos rurales o
incluso femicidios en contextos rururbanos
(cuando no es posible diferenciar ya lo rural de lo
urbano).

125

51
Página

Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo


(2017). Mapeando el cuerpo-territorio. Guía metodológica para
mujeres que defienden sus territorios. Quito: CCLASO
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 4
EL PATRIARCADO

SOBRE EL ORIGEN del patriarcado recomiendo


la lectura de Gerda Hedwig Lerner (1920-2013)52,
historiadora australiana. Otros comentarios he
hecho al respecto en mi libro anterior “La Muerte
del Género. Hacia un ecofeminismo del sur”53. Por tanto,
no abordaré aquí una “historia del patriarcado”.
Lo principal que propongo es considerar al femicidio
como núcleo central del patriarcado y a su vez como el
último bastión en uso.
Solo diré que me ubico en los aportes que desde la
antropología cultural se da a la existencia de
sociedades matriarcales54 antes del surgimiento del
patriarcado hace ya más de 2500 años, como
describe la autora mencionada. El mismo habría

52
Lerner, G. (1990). El origen del patriarcado. España: Editorial
127

Crítica
53
Martin. G (2016). La muerte del género. Hacia un ecofeminismo
del sur. Editorial Académica Española: Alemania
Página

54
Rodrigáñez Bustos, C. (2008). La sexualidad y El funcionamiento
de la Dominación. Texto disponible en sites. google.
com/site/casildarodriganez
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

sido resultado del desarrollo de la agricultura y el


tránsito de las sociedades cazadoras a las
sociedades recolectoras, lo cual implicó la
necesidad de más mujeres para “producir (parir)”
más niños, ya que, la mano de obra infantil pasaría
a constituirse también como un eje prioritario en el
cultivo y cosecha. Sin embargo, la esclavitud sexual
y las prestaciones sexuales de mujeres a sus amos,
o incluso la venta e intercambio de mujeres
existían ya desde antes.
Por tanto, la explotación de la tierra y de las
mujeres ya se estableció en el origen mismo del
patriarcado, con base en la familia patriarcal y el
Estado arcaico. Es decir, podemos situar en este
momento histórico el origen primigenio del
ecofemicidio, aquél que vincula femicidio y
ecocidio, es decir, el asesinato de mujeres y el
asesinato de la naturaleza como dos modalidades
de la espada del Patriarca.
Bien expresa Rita Segato en una Entrevista, que la
128

privatización de las mujeres y la nuclearización en


la familia burguesa capitalista es lo que permite el
Página

recrudecimiento de la violencia sexista en términos


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de femicidios. En la vida comunitaria, en el mundo


rural pre-urbano, en diversas sociedades
primitivas, si bien la mujer ha estado inferiorizada,
la violencia en casos era menor pues “había más
ojos mirando y controlando”.
Es el surgimiento de la familia “tipo” (madre,
padre y uno o dos hijos, preferentemente varón y
nena) lo que lleva la vida de las mujeres, vida desde
ya política, al mundo de lo privado, un mundo que
no se puede controlar desde la comunidad sino
que lo controla el propio hombre vuelto páter
familia. De allí que, el confinamiento de la mujer
en el ámbito doméstico sea el motivo por el que el
asesinato de las mujeres haya estado tanto tiempo
oculto, pues formaba parte de lo “íntimo”. En
efecto, todo derivaría, desde ésta lógica privatista,
en “crimen pasional”.
La familia capitalista nuclear es violentogénica, nos
manifiesta Rita. Todas las formas de violencia,
según la autora, tienen su origen en la violencia
129
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

doméstica, en la familia55. Pero no en todas las


familias; en la familia comunitaria no. De allí que
sea necesario politizar el espacio privado, esto es,
re-otorgarle la cualidad de político a lo construido
como no político: la casa y la familia.
Como también ya escribían Marx y Engles:
“¿En qué bases descansa la familia actual, la
familia burguesa? En el capital, en el lucro
privado. La familia plenamente desarrollada, no
existe más que para la burguesía; pero encuentra
su complemento en la supresión forzosa de toda
familia para el proletariado y en la prostitución
pública (…) La familia burguesa desaparece
naturalmente al dejar de existir ese complemento
suyo, y ambos desaparecen con la desaparición
del capital.”56
130

55
https://www.youtube.com/watch?v=kTBF_tW4Pfs Barra de
mujeres: Entrevista a Rita Segato sobre la violencia de género y
feminicidio (27 de noviembre de 2012)
Página

56
C. Marx y F. Engels. Del Manifiesto Comunista. En Marx, Engels,
Lenin y otros. La emancipación de la mujer. Colección 70. Editorial
Grijalbo, México (1970)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

El patriarcado como estructura y como


estructurante
EL PATRIARCADO es un imperio sin Estado
que actúa a través de los Estados. Pero, ese
sistema socio-cultural basado en valores
jerárquicos, de dominio y exclusión, está
ingresando a su última etapa de desarrollo y vida.
El patriarcado está viejo y nosotras, jóvenes.
Asistimos entonces a una crisis del orden patriarcal
que implica el recrudecimiento de la violencia
entendida como atributo culturalmente asociado a
“lo masculino”.
Decimos que es un imperio y que está en crisis
porque históricamente los grandes imperios, como
por ejemplo el Romano o el Austrohúngaro o
incluso el de Estados Unidos, han tendido o
tienden a hacer uso de la violencia física como
último recurso para mantener su poder y dominio
global, tras el fracaso o deslegitimación de sus
múltiples otras técnicas de dominación y control
131

para con sus súbditos (en nuestro caso súbditas).


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Así, el patriarcado en crisis utiliza la violencia como


último elemento de dominación, al tiempo que
pone en funcionamiento su más elemental y
extrema forma de ejercicio: el asesinato
multiplicado de mujeres en manos de hombres y la
espada del Patriarca. Esto significa, el femicidio
como la forma extrema de violencia, como el
ejercicio supremo puesto en acción por los
hombres. Debemos entender por tanto los
femicidios en tanto la manifestación más evidente de la
ruina del imperio patriarcal. Como también describe
Rita Segato en su libro “Las estructuras elementales de
la violencia”:
“(…) el hijo haciéndose padre, apropiándose
canibalísticamente de aquello que lo realiza en la
función paterna de dominio sobre el cuerpo
femenino. En el último grado de la barbarie
patriarcal, se revela el esqueleto mismo del
sistema; aflora, descarnada, la estructura, se
espectaculariza la escena psíquica fundamental, el
cuerpo genérico de la mujer se reduce para
132

adherirse definitivamente a la función de objeto


destinado al consumo en la construcción de la
Página

masculinidad. Es el hijo ahora que debe aprender


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

a transformar la competición en alianza, en


confraternización, por medio de la comunión
nefasta en el tributo apropiado, el cuerpo
femenino. Está destinado a reproducir el
programa que le fuera inoculado en el instante
mismo de su acceso a la escena patriarcal, a ser
agente del artefacto violento que lleva adentro, a
menos que, reflexivo y perseverante, se vuelva
capaz de desactivarlo.”57

La masividad mediática de los femicidios no solo


denota el activismo en la lucha por la visibilización
de esta problemática central, sino también el nivel
de espectacularización que exhibe el hecho de
reproducir simbólicamente el acto patriarcal
primigenio por el cual el cuerpo femenino y
feminizado es entregado como tributo al Patriarca.
Según la autora, estos no son crímenes de odio
(hate crimes en inglés), los cuales se aplican a
asesinatos contra homosexuales, turcos, negros u
133
Página

57
Segato, R. L. (2003). Las estructuras elementales de la violencia:
contrato y status en la etiología de la violencia (No. 334).
Universidade de Brasília, Departamento de Antropologia, p. 256
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

otras minorías sexuales. El móvil o motivo no es


precisamente un odio hacia esas categorías sociales
sino que es el acto mismo de tributo -núcleo del
sistema patriarcal- la entrega de un cuerpo, del
acto mismo de vida del sujeto dominado hacia su
dominador. Toda relación de dominio, podemos
decir, es una relación que en última instancia
pretende el control extremo de la vida. Todo acto
posesivo de un amo sobre su esclavo (o esclava) es
un acto que busca quitar la vida del sujeto
construido como “otro”: desvitalizar. De allí que el
patriarcado como sistema social de dominio por
excelencia, y principalmente del hombre por sobre
la mujer y otras minorías sexuales, busque siempre
el tributo, la entrega de la vida hacia su dominador.
El tributo que se entrega entre los miembros de las
fraternidades mafiosas, como enuncia Rita,
sellando su pacto de silencio y lealtad matando a
mujeres en un festín macabro en el que se asesina
de un modo atroz, violento, inhumano y “sin
134

sentido”, es un tributo que coincide con la propia


vida subalterna y se realiza con el objetivo de
Página

pertenecer a ese grupo de pares; la violencia y la


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

violencia extrema se vuelven los medios patriarcales para


acceder a puestos en el patriarcado. A esta nueva
modalidad de femicidios, de crímenes de una
manera sumamente sangrienta y torturadora, Rita
Segato les llama “femicidios mafiosos o de fratrias”58.
En 2015, en “La tierra que te parió. Mujer, naturaleza y
ciencia en los inicios del capitalismo”59 manifestaba que
había que estudiar al patriarcado más como
sustantivo que como adjetivo. Con ello quería
decir que, si vivimos en un sistema social
patriarcal, cualquier dimensión de análisis que
queramos abordar será eminentemente patriarcal.
La ciencia será patriarcal, la economía, la sociedad,
la cultura, el sistema educativo serán patriarcales.
Entonces, parece quizás un poco tedioso estar
diciendo que “todo es patriarcal” sin cuestionarnos
cuáles son sus verdaderas características.
En consecuencia, proponía, antes que colocar el
adjetivo patriarcal a la dimensión de análisis con la
cual estemos trabajando, reconstruir cómo el
135

58
Idem a
Página

59
Martin, G. (2015). La tierra que te parió. Mujer, naturaleza y
ciencia en los inicios del capitalismo. Editorial Tierra del Sur,
Traslasierra
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

patriarcado deviene o se hace ciencia, cómo el


patriarcado se hace economía, política, cultura,
educación, etc.
Para comprenderlo mejor, es interesante describir
al patriarcado en un doble movimiento: como
estructura y como estructurante. El patriarcado como
estructura hace referencia al sistema social con base
en lo masculino que instituye valores culturalmente
asociados a esa base, como son el poder, la
violencia, la jerarquía, la fuerza, la riqueza, el
capital y el dinero. “Las mujeres no tienen poder”,
“las mujeres no son violentas”, “las mujeres no
pueden acceder a cargos jerárquicos”, “las mujeres
no manejan dinero”.
Todas estas son evidencias discursivas en el
lenguaje a través de las cuales se ha dicho
históricamente que nuestro sistema social, cultural,
político y económico es una estructura cuyos
elementos son construidos como masculinos y
esencializados como tales. Cuando decimos “es o
136

no es”, justificando desde una supuesta esencia


inmutable, galardón de un pretensioso
Página

determinismo biológico, eso es naturalizar las


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

relaciones de dominación y utilizar las posibles


diferencias biológicas para justificar posteriores
desigualdades sociales. Significa: habría una
estructura a priori, a-histórica que no se cuestiona
(“siempre fue así”); en fin, el patriarcado como
estructura; una casa cuyas paredes condicionan el
actuar de quienes viven allí. Una memoria género-
selectiva que nos quita la capacidad de razonar que
existió otra sociedad menos jerárquica y que
podemos construir también nuevas historias.
Ahora bien, el patriarcado como estructurante es el
conjunto de acciones explícitas e implícitas que
pone en funcionamiento al patriarcado como
estructura. Ese conjunto es un sistema de técnicas
de disciplinamiento y control de los cuerpos
feminizados, es decir, mujeres y otros sujetos
reducidos a su sexualidad (trans, gays, lesbianas,
naturaleza, animales).
Cuando hablamos de feminización y en efecto de
sujetos feminizados, hacemos referencia al hecho
137

históricamente producido por el cual en primera


instancia se instituyen e institucionalizan
Página

determinadas características culturales, sociales e


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

individuales como “femeninas” (emoción,


sensibilidad, opinión, cuerpo, cuidado) y en
segunda instancia tal combo llamado “lo
femenino” se inserta en determinados sujetos:
mujeres, minorías sexuales, etnias, comunidades
primitivas y naturaleza. En tercera instancia, se
construye lo femenino como inferior, subvalorado,
dominado o pasible de serlo. Por ende, son sujetos
que han sido feminizados.
Feminizar requiere también reducir el sujeto al
cuerpo y el cuerpo a la sexualidad: las personas
homosexuales lo son por su sexualidad (un
“exceso” de ella), la naturaleza lo es por su
sexualidad “femenina” y las niñas y niños lo son
por su “no sexualidad”. En consecuencia, son
sujetos feminizados porque: o no tienen sexualidad
(se construyen como no sexuales), tienen una
sexualidad femenina (se construyen como femeninos)
o tienen un exceso de sexualidad (se construyen como
seres solamente sexuales). Ahora bien, ¿cuál es el
138

objeto de feminizar sujetos, que es a su vez un


acto de reducción de la vida a mero cuerpo y del
Página

cuerpo a mera sexualidad?


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Como sencillamente lo expresa el origen


etimológico de la palabra “sujeto”, la cual deriva
de “sujetar”, el objetivo es mantenerle atado a una
determinada función. Como decía Michel
Foucault, filósofo francés, “lo importante no es
que los sujetos sean libres, sino que se crean
libres”. Entonces, lo que se feminiza puede
explotarse porque es inferiorizado, se pone al
servicio del ser dominante. Se construye como
“otro” al interés del Uno; tal cual nos lo dice Rita
Segato, el otro es una función del uno.

139
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 5
MODELOS DE ANÁLISIS DE LA
VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES.
DE LA PELOTA AL ÁTOMO
“Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era
mía’. Así nomás, como si fuera cosa de sentido común y justo de
toda justicia el derecho de propiedad privada, que hace al hombre
dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los
supermachos, tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’.
Porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del
hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”
- Eduardo Galeano -

UNA PELOTA DE GOMA constituye quizás la


analogía más adecuada. Pensemos que existen dos
fuerzas opuestas, una interna que se defiende
desde el centro y otra externa que avanza hacia él.
El movimiento feminista de mujeres y otros
colectivos en su inagotable diversidad, en su lucha
por vindicar y reivindicar sus derechos, presiona
141

desde fuera hacia dentro, como si apretáramos con


los dedos de nuestra mano una pelota de goma.
Página

Mientras más presionemos, más fuerza debemos


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ejercer, ya que, el núcleo “expulsa” la fuerza hacia


fuera para retornar a su forma original, es decir, el
sistema patriarcal se defiende.
La ola de femicidios es entonces la expresión
defensiva, no ofensiva (que avanza) del patriarcado
moderno. En el mundo contemporáneo, no mata
únicamente como técnica de disciplinamiento del
género, tesis que sostendré en este libro sino que
da muerte para defenderse a sí mismo. Son por
tanto dos usos patriarcales distintos del femicidio:
el femicidio como técnica de disciplinamiento corporal y (re)
producción del género y el femicidio como LA técnica de
defensa del propio sistema. Podemos llamarles
femicidio de orden ofensivo y femicidio de
orden defensivo respectivamente.
Si la presión externa continua, la pelota en algún
momento se romperá, por ende, se desintegrará.
En consecuencia, ante el avance del movimiento
feminista plural, el núcleo del sistema patriarcal se
defiende haciendo más fuerza, esto es,
142

produciendo mayor cantidad de femicidios de


orden defensivo. Esta tipología general podemos
Página

apreciarla con las transformaciones en el lenguaje,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

por ejemplo de hablar de “crimen pasional” a


“femicidio”, es decir, la mutación de UNA técnica
ofensiva hacia LA técnica defensiva.
Los femicidios de orden defensivo suelen tener
nombre y apellido propio: activistas, líderes de
organizaciones sociales, representantes políticas,
entre otras. El asesinato el día 3 de marzo de 2016
de Berta Isabel Cáceres, líder indígena del pueblo
lenca (en Honduras), ambientalista y feminista,
puede entenderse como un femicidio de orden
defensivo. En este caso, la propia policía veía el
asesinato como un crimen pasional mientras que
los familiares reclamaban por tratarlo como un
crimen político.
Podemos decir en efecto que los crímenes políticos de
mujeres se constituyen en femicidios de orden
defensivo, mientras que aquellos en los que se
asesina a una mujer por el solo hecho de serlo, por
su condición de género entendida como propiedad
de un hombre individual (el clásico crimen
143

pasional) es un femicidio de orden ofensivo, es


decir, ejercicio de una de las técnicas de
Página

disciplinamiento del cuerpo de las mujeres y demás


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

sujetos feminizados. En los del primer tipo


importa el nombre de la mujer asesinada, en los
segundos, el nombre del propio asesino.
Análogamente a lo que propone Rita Segato,
estaríamos hablando de femicidios en contextos
interpersonales y femigenocidios, aquellos de
naturaleza sistemática e impersonal.
Como todo sistema, puede “equivocarse” y no
haber matado con “exactitud” a quien quería
matar o de la forma en que lo planeó. Muchas
veces, al enemigo no se lo mata, a veces se lo
esclaviza. Llamaremos a estos posibles o no
equívocos: femicidios con exactitud y
femicidios por error.
En la misma sintonía, si tenemos en cuenta que un
gran porcentaje de femicidios son llevados a cabo
por personas cercanas (esposos, novios, ex parejas,
familiares de sangre o no) estamos ante la
presencia de femicidios de orden privado. Pero
a su vez, ocurren asesinatos sin apariencia de
144

contacto “afectivo”. Llamaremos a estos,


femicidios de orden público.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Abordando tal aspecto desde la violencia sexual


hacia las mujeres, podemos ver en el siguiente
mapa que, la violencia física o sexual ocurriría en
mayor medida que la ejercida por otra persona,
pero a su vez esta última modalidad tendría un
nivel más alto en América del Norte (12,6%),
África (11,9%) y América Latina (10,7%):

Fuente: Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer


145

en Bolivia
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Si son realizados por un conjunto de hombres


sobre el cuerpo de una mujer, los denominaremos
femicidios de múltiple autoría, por oposición a
los femicidios de autoría individual. Si son
motivados por odio de género, odio de orientación
sexual u odio de raza estaremos en presencia de
femicidios de reivindicación nazista. Y si
responden a criterios de clase social60, femicidios
de orden popular (mujeres de clase baja y media-
baja) y femicidios de orden aristocrático
(mujeres de la burguesía y alta sociedad).

El núcleo de la violencia: el tributo


RETOMANDO los aportes antropológicos sobre
el tributo y la dádiva, la propia entrega de la vida a
manos del sujeto dominador, nos lleva a concluir
que múltiples dedos y manos presionando al
mismo tiempo harán que el núcleo explote y libere
esa energía interna: la vida subalterna y
146

subalternizada. Por tanto, asumimos la visión


Página

60
Esta clasificación lo es desde una mirada simplista y en parte
marxista de la clase social.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

metafórica de las abejas matando al Patriarca a


través de muchas picaduras, más que la
construcción de otro monstruo a su misma altura.
El enemigo Uno y las enemigas Muchas.
Lo desafiante ha sido develar quién o qué es ese
núcleo del sistema patriarcal, centro de la pelota de
goma que se defiende. Podemos concluir que el
núcleo es el acto supremo de violencia: la muerte (el
asesinato). Pero es una muerte que entrega la vida
del Otro hacia el Uno: el tributo o dádiva. En
síntesis, el núcleo (el asesinato) defiende su propia
pelota (sistema patriarcal) aumentado su fuerza
(más femicidios).
Sin embargo, esta analogía nos limita la
comprensión al momento de abordar una cuestión
central en torno a “lo patriarcal”. Tal cuestión
tiene que ver con que la masculinidad en las
sociedades patriarcales es casi por naturaleza, hasta
tal vez por esencia (siempre construida), una
masculinidad totalizante. Explicaré un poco más esta
147

idea en el siguiente apartado.


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Hipótesis del deslizamiento del poder


masculino
“LO MASCULINO” posee la característica
intrínseca de ser totalizante, esto es, totaliza la vida
de las personas, el mundo de todos; lo que dice
tiene validez universal aunque sea pronunciado
desde un lugar de enunciación particular, es decir,
desde el sujeto varón (europeo) blanco
heterosexual burgués, colonizador, occidental y
cristiano.
Por ende, lo masculino es irreductible en sí mismo,
imposible de ser reducido, pues como la pelota,
totaliza el mundo vuelto su propio mundo. De ello
se deriva que si lo masculino es por naturaleza
totalizante, su poder no se reduce sino que se desplaza o
desliza. Llamaré a tal idea el “deslizamiento del poder
masculino”.
Para esta hipótesis, es necesario pensar al poder en
términos de posesión. En la lengua andina teotl se
148

utiliza la palabra “mana” para designar esa especie


de energía viva, de espíritu que se acumula al
Página

pasarse de un cuerpo a otro. En las sociedades


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

aztecas, dicho mana se obtenía, siguiendo los


aportes de Byung-Chul Han en su libro “Topología
de la violencia”61, de la conquista y asesinato de otros
hombres.
Cuando un hombre asesinaba a otro, el mana del
ser asesinado se trasladaba a quien lo mató, a
través de quedarse también con algún elemento del
otro cuerpo, por ejemplo su cabeza (la cual solía
reducirse a un tamaño que podía llevarse en el
cuello). La guerra, nos dice Han, no era como se
pensaba, para obtener recursos con los cuales
sobrevivir, debido a que eran sociedades
autosuficientes. Sino que se desataban para
mantener la propia identidad de tribu, de sociedad
diferente a la de otros pueblos/tribus. Y, a su vez,
se mataba para defenderse del Dios de la Muerte,
del inframundo, de los muertos, de las sombras: el
dios Mictlantecuhtli.
Es quizás paradójico pensarlo en términos de
nuestro pensamiento moderno, pero situándonos
149

en tal contexto, al Dios de la muerte se le tenía


Página

61
Han, Byung-Chul (2016). Topología de la violencia
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

“contento o tranquilo” ofreciéndole muertes,


otorgándole más muertos. Mientras alguien más
mataba, más se defendía de la muerte. Era quizás el
miedo a la muerte lo que conducía a matar: en fin,
la violencia en la muerte para defenderse de la
violencia de la muerte.
En estas sociedades guerreras, el poder se
concebía en términos de posesión. Aquí, la idea
foucaultiana que nos explicaba que el poder no es
una posesión sino que se ejerce, circula, produce
(no reprime), no nos sirve demasiado. Y es por
ello que tampoco nos ayuda a comprender los
femicidios, porque lo que en nuestros casos de
análisis tenemos es lo que llamo simbólicamente
“los aztecas del género”. La espada del Patriarca se
entiende en primera instancia como poder de
reprimir, y en segunda instancia, como poder de
posesión.
Hay un mana masculino que se busca aumentar para
defenderse de la muerte del propio género. El
150

avance de la mujer en distintos ámbitos sociales es


sentido a veces como una amenaza real a la
Página

identidad socialmente construida como masculina.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

El progreso en materia de derechos implica


siempre alguna pérdida de privilegios. El hombre
se defiende entonces de la mujer matando más
mujeres, aunque suene horrible leerlo. Un hombre
posee más poder masculino, más “mana
patriarcal”, mientras más asesine.
El líder de la sociedad azteca sabe que está en una
posición jerárquica porque mata más, por ende
mayor cantidad de mana tiene, pero puede ser
derribado también por otro que le supere. Así, el
hombre asesina mujeres para aumentar su mana y
lograr una posición de poder más jerárquica dentro
de la jerarquía de los propios hombres. Se vuelve
una lucha constante por querer ocupar el rol de El
Patriarca y manejar la gran Espada.
Entonces, es la jerarquía de poder y su búsqueda,
cuyo paso previo conlleva entrar en la “hermandad
masculina”, lo que induce al hombre -en abstracto-
(pero también en concreto, con nombre y apellido)
a matar mujeres. Esto es, no por el hecho de
151

matarlas en sí, no por una cuestión necesariamente


psicópata sino más bien por el ejercicio mismo de
Página

un tipo de violencia inherente a ellos, un modo


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

violento de ejercer su masculinidad para poder


“estar vivo en el mundo de los hombres”. Esto,
sumado a los dos aspectos que venimos
mencionando: 1) venzo la muerte del propio
género (ante el avance social de la mujer) matando
al otro género; y 2) mato para escalar en la
jerarquía de poder dentro del propio género.
Rita Segato ya nos dijo que ella prefiere no pensar
que son crímenes de odio. El hombre no mata por
una cuestión misógina, por un odio hacia la mujer.
Me cuesta un poco aceptar esta idea, quizás por lo
difícil que es salirme de la relación de género con
la cual me he criado y padecido y el ámbito de
violencia familiar de parte de mi padre, que
presencié desde que tengo consciencia de ello.
Puedo traducirlo quizás al hecho que nos diga que
ese odio personal hacia una mujer específica (la
esposa) e impersonal (al colectivo de mujeres) es la
materialización de un discurso patriarcal que circula a
través de los cuerpos masculinos y masculinizados.
152

Deberíamos reflexionar acerca de qué es el odio y


cuál es su grado de racionalidad.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

El hombre fue criado para ejercer su sexualidad de


un modo violento. Fue también “domesticado”
para odiar, porque el amor y sus características
extensivas son un atributo socialmente femenino.
En efecto, si el amor se construye como femenino
(“del mundo de la mujer”) y lo femenino en la
cultura patriarcal es irracional, el odio se vuelve un
atributo masculino y por ende racional. En
consecuencia, cuando el hombre odia y seguidamente
mata, está siendo racional, está ejerciendo un acto racional,
siempre desde su propia racionalidad masculina.
En síntesis, para el patriarcado, el acto de matar es un
acto enteramente racional. El hombre hace un uso
privado de la fuerza como lo hace el Estado con el
uso público de ella. Además, siendo el Estado un
representante jurídico del patriarcado y ejerciendo
la potestad de la violencia física, garantiza que el
asesinato de mujeres quede impune.
Tampoco es que un hombre va a matar a muchas
mujeres para aumentar su poder, no al menos
153

físicamente. Pero sí la o las mata de otras formas


menos extremas, pero no por ello menores:
Página

violaciones, violencia física y verbal, acoso


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

callejero, mutilación genital, etc. Mientras más se


ejerzan estas prácticas, más mana masculino se
consigue y acumula. Luego veremos que el
femicidio es una forma de acumulación de capital.
Lo anterior significa que, el asesinato en tanto
mana se logra mediante la repetición de prácticas,
(tal cual el género como nos lo dice Judith Butler).
Es tirar dardos y dardos hasta que alguno encaje
en el blanco (el femicidio). Así, el femicidio es también
una práctica, en el sentido literal del término. Se
practica, se intenta, se estudia, se ensaya hasta que
se consigue. Esto hace el sujeto femicida o
feminicida: muchas veces no mata por “impulso
pasional”, mata tras una serie de intentos y
pequeños actos que se encadenan; tras un plan
pensado minuciosamente casi con total frialdad.
En fin, el femicidio como estrategia masculina de guerra.
Hay una sed de venganza, esto es, de defenderse
ante el avance de los derechos de las mujeres.
Porque el hombre piensa que solo pierde
154

privilegios, a pesar que también gana otros


derechos (poder hacer aquello que es visto como
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

del “mundo de lo femenino”: llorar, maquillarse,


cuidar, Sentir).
Y aquí, el Estado es quien “libera zonas” para que
ello ocurra, libera ya sea no legislando o legislando
en contra de los derechos de las mujeres; libera,
contrariamente a la propia palabra liberación, no
interviniendo, no defendiendo, no ofreciendo u
obstaculizando (no reglamentando una ley por
ejemplo) los mecanismos jurídicos para que
mujeres y otros colectivos de la diversidad sexual62
accedan a la defensa de sus propias vidas.

Tres espacios: privado legítimo, público


legítimo y privado ilegal
UNA GRAN CLASIFICACIÓN de los
feminismos (más adelante daré una definición
propia) ha sido la de: feminismos de la diferencia,
feminismos de la igualdad y post-feminismos. Si
155

62
Cabe recalcar que “diversidad sexual” implica incluir tanto a
personas heterosexuales como homosexuales. No es que existan
Página

heterosexuales por un lado y diversidad sexual por el otro. La


heterosexualidad es una práctica más dentro de otras prácticas,
identidades y sujetos de la diversidad sexual.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

una imagen describiera al feminismo de la


diferencia sería la de la mezcla (no unida) de agua y
aceite; dos sexos con sus propias diferencias
anatómicas, sociales y de poder. Aquí, se buscaría
“feminizar el poder”, develar quién tiene más
densidad en términos químicos. Si otra imagen
describiera al feminismo de la igualdad, sería la de
la mezcla entre agua y sal; la mujer (sal) se
incorpora al agua (el espacio del hombre) y se
mimetizan; el agua se salidifica, es decir, buscaría
“igualar el poder”. Si una última imagen
describiera al post-feminismo, sería la de agua
junto a fuego, ambas parecen convivir y más que
feminizar o igualar el poder, se buscaría
subvertirlo, es decir, no hay porqué buscar el
poder, cada cual tiene el suyo propio.
Pero como dijimos anteriormente, el poder
masculino es un poder por naturaleza totalizante.
Totaliza el mundo, tanto el espacio público como
privado y lo hace desde el primero que es
156

construido como político mientras el privado


considerado apolítico, meramente reproductivo.
Página

Ello significa que, ante el avance social de la mujer


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

en los diferentes ámbitos de la vida, el poder


masculino tiene tres opciones: a) muta o se
readapta; b) confronta; o c) se desliza o desvía.
Para entender mejor lo que llamo el deslizamiento
del poder masculino, es necesario introducir tres
conceptos: lo privado legítimo, lo público legítimo
y lo privado ilegal. Lo privado legítimo,
principalmente la casa, el hogar, es aquél espacio
del mundo moderno construido como el ámbito
de lo reproductivo, asignado patriarcalmente a la
mujer. Lo público legítimo es el espacio público tal
cual lo conocemos hoy, el lugar del trabajo, la
ciudad, todo lo que está al salir de la casa. Y lo
privado ilegal es aquél que está deslegitimado
socialmente y también en la mayoría de los países
penalizado legalmente. Es el espacio de la trata, de
la prostitución, del tráfico de órganos infantiles, de
la esclavitud sexual, de las violaciones. Este
espacio muchas veces se desarrolla en alguno de
los anteriores.
157

La idea del deslizamiento del poder masculino nos


dice, una vez más, que ese poder por esencia
Página

culturalmente totalizante, es imposible de reducir,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

pues totaliza la existencia misma, impregna cada


eslabón de nuestras vidas, cada dimensión de la
realidad, es decir, el patriarcado como estructura.
Ahora bien, si este poder, por su propia
característica intrínseca no se puede reducir, ante
el avance social de la mujer y otras minorías, lo que
hace es deslizarse.
El espacio de lo privado legítimo o su sujeto
representante (la mujer) ingresa al espacio de lo
público legítimo y por tanto este último espacio,
territorio propio del poder masculino, al menos
desde donde se construye como tal, se desliza
hacia el espacio de lo privado ilegal. Entonces, ante
el avance social de la mujer en el espacio público, el poder
masculino no se reduce, se desliza hacia otras actividades
ilegales como la trata, la explotación sexual, entre
otras. En fin, hacia la periferia del sistema
patriarcal o quizás la base del mismo. Nada existe
fuera de ello, o se está en el espacio público
legítimo, en el privado legítimo o en el privado
158

ilegal.
Y también a nivel ambiental, el avance de la
Página

naturaleza como sujeto de derechos conlleva


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

prácticas ilegales, persecuciones, chantajes


económicos para fomentar el neo-extractivismo,
esto es, la explotación despiadada de la naturaleza
en manos de multinacionales y también de los
Estados nacionales que les dejan y hasta
incentivan.

159
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 6
ECOFEMICIDIO
“El patriarcado es una tormenta
y el femicidio su refusilo”

UNA TEORÍA GEOPOLÍTICA de los


femicidios, de tipo general (en el sentido de que
aún es preliminar), global, epistemológica y
territorial, es también en parte una teoría que
reivindica la categoría de ecofemicidio como aquella
que permite explicar el acto por el cual no sólo
ocurre un asesinato sistemático y selectivo, físico y
simbólico a mujeres por su propia condición de
género sino también un asesinato a nuestra
naturaleza y todo lo que ella connota a nivel de
mantenimiento vital y a nivel de las cosmovisiones
originarias. Buscamos incorporar entonces una
dimensión ecológica y ambiental de los femicidios.
161
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Fuente: Imagen pública

Un caso ejemplar lo constituye Grupo de Madres


de Barrio Ituzaingó Anexo. Es una organización
Asociación Civil de la ciudad de Córdoba, en el
que un conjunto de madres desde fines del año
2.001 comenzaron a preocuparse por la
contaminación del agua y las enfermedades de
162

personas que caminaban en el barrio con pañuelos


en la cabeza y sus hijos con barbijos. Acaban por
Página

descubrir que las causas de muertes y


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

enfermedades como cáncer (de 5.000 personas 200


tenían cáncer63), leucemia, malformaciones
congénitas y otras provenían de las fumigaciones
(o pulverizaciones) aéreas.
Los aviones pasaban por encima de sus casas
colindantes con los campos de cultivo de soja y
fumigaban sobre ellas. Su sangre terminó
contaminada con glifosato, endosulfán, entre otros
agroquímicos (agrotóxicos). Fueron estas mujeres,
nunca muchas, nunca pocas, las que se levantaron
frente al Estado municipal, provincial y nacional
(incluso organismos internacionales) y en contra
de la multinacional Monsanto, en defensa de sus
familias, de un ambiente sano y de su territorio de
vida. Lograron que la justicia prohibiera las
fumigaciones sobre tal zona urbana y también el
primer juicio en América Latina contra un
productor; varios ingenieros agrónomos fueron
acusados por “contaminación ambiental dolosa”.
163
Página

63
Nota periodística (2009): “El veneno que asoló el barrio de
Ituzaingó”. Link: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-
118075-2009-01-12.html
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

El ecofemicidio permite ver este vínculo entre “Ni


una menos” y “Ni una fumigada más”, además de
cuestiones que tienen que ver con que se matan
también especies de animales mediante el tráfico
ilegal y el destrozo de hábitats de vida, se asesinan
bosques mediante desmontes, se agotan recursos
naturales a través de gigantescos procesos de
extracción (muchas veces fuera de las ciudades), se
eliminan formas de vida y diversidad biológica o
biodiversidad, por ejemplo, destruyendo semillas
nativas y reemplazándolas por una única variedad
de semilla transgénica, como es el caso testigo de
la soja. Hay un agronegocio y también un
feminegocio, la tierra y las mujeres son explotadas
con fines económicos, como meros recursos del
capital.
Si el hombre, literalmente el hombre, intenta
producir un tipo de vida uniforme eliminando la
diversidad de otras formas de vida, algo similar
está haciendo con las mujeres. Busca producir un
164

tipo de mujer única, servil al capitalismo, que no se


resista, que mantenga su rol de productora y
Página

reproductora ad honorem de mano de obra barata.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Si de un lado genera OGM (Organismos


Genéticamente Modificados), del otro construye
MSM (Mujeres Socialmente Modificadas). Necesitamos
menos transgénicos y más transgéneros.
Varias académicas y académicos utilizan el término
de ecocidio64 para develar dicho asesinato a la
naturaleza, mientras que femicidio respecto de las
mujeres. La combinación de ambos términos
deriva en ecofemicidio (también bien podría ser
ecofeminicidio). Y es que no podemos pensar un
mundo ecológicamente sustentable sin igualdad de
género ni la igualdad de género sin un mundo en el
cual podamos vivir. Ecología y género, veremos,
tienen muchos más vínculos de los que a priori
reconocemos.
En una nota de opinión, la dirigente de la
comunidad indígena mapuche argentina Moira
Ivana Millán, escribe:
“Para nosotras las mujeres originarias que
165

caminamos por el Buen vivir, creemos que


el Ecocidio y el Femicidio, juntos son un
Página

64
Broswimmer, F. J., & de la Cadena, P. (2005). Ecocidio: breve
historia de la extinción en masa de las especies (No. 56: 57.07 BRO)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

mecanismo criminal de exterminio, el


ecofemicidio. La violencia machista, la
violencia capitalista, y la violencia racista,
son el trípode sobre el que se afirma este
sistema, no se puede eliminar una sino se
combaten también las otras. El Buen Vivir
es un orden sin opresores ni oprimidos,
contra toda forma de violencia y por la
reciprocidad, hoy elijo las voces de mi
amado río y no los falsos discursos de esta
sociedad”65

Y el ecofemicidio, al igual que el femicidio, es


importante analizarle desde el lenguaje, pues
constituye una nomenclatura política que
denuncia, en este caso, la actividad extractiva sobre
la naturaleza y sus repercusiones principalmente
sobre la vida de las mujeres y también hombres. El
hecho que 250 mil campesinos indios66 se hayan
suicidado desde el comienzo del uso masivo de
166

65
http://hijosdelatierra.espora.org/cuando-el-rio-suena-es-porque-
Página

agua-trae/
66
Baquedano, S. (2012). Entrevista a Vandana Shiva en Dehradun,
India 2012. Dilemata, (10), 375-385
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

semillas transgénicas y comerciales, ya que deben


comprarlas año tras año, por lo que se endeudan y
ello les conduce a tomar esa dedición, evidencia
que los hombres también mueren.
Pero los hombres son asesinados por otros
motivos y su estadística se mantiene constante. Sin
embargo, sobre las mujeres los casos comienzan a
aumentar por un motivo específico: su propia
“condición” de género. Por género, siempre en
plural (géneros), entiendo la construcción social de
los sexos, a los cuales se les asignan roles
determinados al nacer por el simple acto visual y
estético de poseer un pene o una vagina (y
rogando que “no sean confusos”). En lo que aquí
respecta, hablaremos del género-mujer.
Debe quedar claro: tanto naturaleza como mujeres
son y están siendo asesinadas. Y en el siglo XXI
más aun por ser activistas. Pero: a) se mantiene el
mismo índice de asesinatos en hombres por
motivos diversos; b) aumenta el número de
167

femicidios, por motivos específicamente de


género.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Si observamos el lenguaje, notaremos (como


también nos dice Vandana Shiva -activista
ecofeminista de la India, quien evoca conceptos
como “Democracia de la Tierra”67) que el lenguaje
utilizado respecto de la tierra es un lenguaje de guerra.
Si revisamos los nombres de herbicidas,
apreciaremos que utilizan términos como
“Roundup”, “Vietnam II”, “Spider”, es decir,
nombres que remiten a la guerra. En consecuencia,
existe una guerra contra las mujeres y también una
guerra contra la tierra: una guerra contra la Madre
Tierra. Como dice Guido Cortez, “entre el cariño a la
Madre Tierra y el apego al Padre Dólar”.68
Son más bien dos frentes de una misma guerra
patriarcal. Se asesina la diversidad de la naturaleza
y se asesina también la diversidad en las mujeres.
En muchísimos casos, el asesinato de mujeres es el
de esas “otras” aquellas mujeres negras, lesbianas,
transexuales, campesinas, “brujas”, chamanas,
curanderas, musulmanas, pobres, africanas, latinas,
168

67
Shiva, V. S. M. (2006). Manifiesto para una democracia de la
Página

tierrajusticia, sostenibilidad y paz (No. 320.531 S5)


68
Ver en: Cafferatta, N. (2015). Ambiente y pobreza: Una mirada
interdisciplinaria. EUCASA-Ediciones Universidad Católica de Salta.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

chicanas, indígenas, zapatistas. Quizás o no,


porque la mujer blanca heterosexual de clase
media alta y cristiana cuenta con mayores recursos
materiales y simbólicos desde los cuales defenderse
y quizás o no para mantener un único tipo de
mujer posible a nivel social: la esposa y madre.
Para el capitalismo, la mujer o es madre, o es
monja o es prostituta.
Es interesante observar que no solo se matan
mujeres y naturaleza, sino como dijimos, se asesina
la diversidad en las mujeres y la diversidad de la
naturaleza. Es, dicho desde las epistemologías del
sur y también a partir de las teorizaciones de
Vandana Shiva, una monocultura de la mente, donde
solo es posible de existir un único modelo de
cualquier cosa. La diversidad se construye como
otredad, se excluye, se marginaliza y hasta se
produce como no existente. “El mundo siempre
fue occidental”.
En una investigación del año 2006 en México,
169

Marcela Lagarde nos dice:


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

“Las niñas y las mujeres asesinadas en México


tenían distintas edades, entre ellas había niñas,
ancianas, mujeres jóvenes, mayores y
adolescentes; pertenecían a todas las clases
sociales y estratos socioeconómicos, aunque la
mayoría eran pobres o marginales, algunas
fueron mujeres ricas, de clase alta y de las élites;
el abanico abarca analfabetas, con estudios
básicos, otras más eran estudiantes, técnicas,
universitarias, posgraduadas y con excelencia
académica, aunque la mayoría tenía pocos
estudios o ninguno; en su relación con el o los
agresores eran: desconocidas, conocidas,
cónyuges, parientas y amigas; había entre ellas
solteras, casadas, ex esposas, unidas, novias, ex
novias, hijas, hijastras, madres, hermanas, nueras,
primas, suegras y allegadas, vecinas, empleadas,
jefas, subordinadas, estudiantes desempleadas,
prestadoras de servicios, bailarinas, campesinas,
maestras, vendedoras, meseras, investigadoras,
modelos, obreras, actrices, burócratas, turistas,
vacacionistas y transeúntes; la mayoría eran niñas
170

y mujeres de esfuerzo, trabajadoras formales e


informales; también fueron asesinadas mujeres
Página

ligadas a delincuentes; ciudadanas de a pie,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

activistas, políticas y gobernantes, casi todas eran


mexicanas y, entre ellas, algunas fueron tzotziles
como las Lunas de Acteal, otras rarámuris, otras
más nahuas; algunas eran extranjeras: canadiense,
holandesa, estadounidense, salvadoreña, coreana,
brasileña, guatemalteca; a la mayoría las
asesinaron en sus casas y a otras no se sabe
dónde pero sus cuerpos fueron hallados en la
calle, en un baldío, en un camino, en una
barranca, en una tienda, en una construcción, en
un coche, en una cueva, en un páramo, en una
carretera, en el desierto, en un río, en una casa de
secuestro; algunas tenían huellas de violencia
sexual, en la mayoría de los cuerpos no hay
rastro; algunas estaban embarazadas; otras eran
discapacitadas; algunas fueron encerradas, otras
secuestradas, todas fueron torturadas,
maltratadas, atemorizadas y vivieron miedo y
humillaciones; unas fueron golpeadas hasta la
muerte, otras estranguladas, decapitadas,
colgadas, acuchilladas, balaceadas; algunas fueron
mutiladas, atadas, encostaladas, empacadas,
171

encajueladas, envalijadas, encementadas,


descuartizadas, quemadas, tiradas, convertidas en
Página

despojos; todas estuvieron en cautiverio; todas


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

quedaron aisladas y desprotegidas, aterradas,


vivieron la más extrema impotencia de la
indefensión; todas fueron agredidas y violentadas
hasta la muerte; algunos de sus cuerpos fueron
maltratados aún después de haber sido
asesinadas.”69

Al preguntarse también quiénes son los asesinos,


describe:
 “Son hijos sanos del patriarcado;
 Esposos, amantes, convivientes, hijos,
vecinos, parientes, compañeros de trabajo
o de estudios, etc.;
 Hombres encantadores y sociables de los
que nadie sospecharía;
 Esposos de muchos años, algunos en la
tercera edad;
 Hombres profesionales, sin profesión, con
empleo a sin él, de cualquier grupo social o
económico;
172

69
Lagarde, Marcela (2006). s/d
Página

file:///C:/Users/naldo/Downloads/tutorial_15_feminicidio_y_periodism
o.pdf “Ni Una Menos. Curso virtual sobre feminicidios en los medios
de comunicación” (2016). Radios Libres
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

 Militares, policías, burócratas, políticos,


legisladores;
 Delincuentes, tratantes de personas,
narcotraficantes;
 Expertos mentirosos y muy astutos, tanto
que llegan a creerse sus propias mentiras.
Los hay muy hábiles con las palabras,
consiguiendo crear una gran confusión a
quienes tienen delante, sobre todo a su
pareja.”70

Algo similar ocurre con la naturaleza. Son militares


y gendarmes quienes reprimen y saquean
comunidades autóctonas para ponerse al servicio
de empresas multinacionales o del Estado en
connivencia. Son también éstas empresas quienes
persiguen, hostigan, asesinan a activistas,
miembros de comunidades y mujeres y explotan
despiadadamente a la naturaleza. Son casi siempre
“hombres y sujetos legales”, hasta legitimados por
173

la sociedad o un sector conservador de ella.


Página

70
Ídem a.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

El lenguaje sobre la naturaleza es en efecto


importante, pues denota nuestra concepción de
mundo y el “uso” que hacemos de ella. Hemos
pasado de una “visión organicista” que veía al
mundo como un todo y nosotros parte intrínseca
de él, a una “visión mecanicista” que ha intentado
e intenta aún comprender el todo por la parte y
diciéndonos que si sumamos las partes podremos
llegar a entender al todo. Un mundo que se
fragmenta y construye la imagen de un ser humano
diferente de y superior a la naturaleza (que pasa de
ser un sujeto a un objeto). Ha sido tan inculcada
esta idea en nosotros sujetos occidentales que
hasta pensamos que la naturaleza está “allá”, en las
montañas, en los ríos de verano, en el turismo
ecológico.
Dicha imagen mecanicista se construye durante la
yuxtaposición del surgimiento del capitalismo, el
nacimiento de la ciencia moderna y el ascenso de
la burguesía como nueva clase social dominante.
174

Para esta época, algunos filósofos empezaban a


decir que había que “desnudar el cuerpo de la
Página

naturaleza”, incluso “violarla”. La naturaleza ha


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

sido vista así como un cuerpo y por ende el


lenguaje corporal en torno a lo natural debió
construir vías de acceso para explotar ese cuerpo.
En resumen, la naturaleza fue prostituida.
Aun, el Estado también es visto como un cuerpo.
La lógica corporal de lo político lleva a utilizar
términos como “cabeza de Estado” para referirnos
al titular del Poder Ejecutivo (que de hecho
“ejecuta”), “órgano legislativo”, entre otras
analogías. El Estado, cuyo representante es el
hombre, se materializa como un cuerpo pensante;
la Naturaleza, cuyo representante es la mujer,
como un cuerpo sintiente que carece de razón.
El capitalismo construye la Naturaleza, por un
lado como recurso71 y por otro como discurso
para hablar de la sexualidad (“la homosexualidad
es contraria a la naturaleza” se suele decir). Al
tiempo que la construye como recurso físico (ya
no espiritual) la despolitiza, es decir, la deja fuera
de las relaciones de poder humanas. A su vez, el
175
Página

71
Keucheyan, R. (2014). Estado, capitalismo y naturaleza: La
expansión del «mercado de las catástrofes». Nueva Sociedad,
(252), pp. 30-42
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Estado institucionaliza esa visión mercantilista y


tecnocrática de lo natural.
Por tanto, el Estado asesina la Naturaleza, ya sea no
legislando o legislando en contra de ella y a favor
de las grandes y medianas empresas multi y
transnacionales, incluso actuando en casos él
mismo como una de ellas. Otras veces, lleva a
cabo una repolitización restringida de la naturaleza,
convirtiéndola en sujeto de derechos (como en las
Constituciones de Bolivia72 y Ecuador) aunque la
sigue utilizando, esta vez no con un criterio
capitalista pero sí con un criterio social (economías
monoexportadoras de las cuales se obtienen

72
De hecho, en el marco del avance social y jurídico del nuevo
pensamiento latinoamericano de derecha, durante el año 2017 en
Bolivia fue prohibido el matrimonio entre personas transexuales y del
mismo sexo. Curiosamente, el país no permitía el casamiento entre
hombres ni entre mujeres pero sí el cambio de identidad de género
(algo que podemos entender dada la diversidad de pueblos
originarios y sus prácticas y cosmovisiones), por lo que una vez
realizado, la persona transexual/transgénero podía acceder al
derecho de matrimonio. Sin embargo, el Tribunal Constitucional de
Bolivia declaró como inconstitucional una fracción del artículo de la
176

Ley de Identidad de Género que permitía ello, pues fue interpretado


como matrimonio homosexual, pudiendo ser anulados entonces
todos los casamientos ejercidos durante la vigencia del artículo.
Página

Sentimos así que la revolución no siempre llega a todos los ámbitos


de la vida y lo que es revolucionario en un contexto puede ser
reformista en otro. Situar y situar se vuelve siempre imprescindible.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ingresos para políticas sociales contra la


pobreza73). Así, el Estado instituye una social-
naturaleza jurídica.
Sin embargo, existe una explotación bio o ecosexual. El
Estado moderno neoliberal se ha convertido en un
proxeneta del ambiente y el capital su principal
consumidor. Los recursos naturales son, lo mismo
que los cuerpos para la industria cinematográfica
del sexo, la pornografía de las empresas
neoextractivistas.
El capital, en connivencia con el Estado, explota
tanto al ambiente (y no medio ambiente, porque lo
percibimos completo) como a las mujeres. El
ecofeminismo74 es quien permite vislumbrar la
explotación de la naturaleza y la subordinación de
las mujeres como dos elementos indisociables del
orden patriarcal. El capital utiliza a la mujer para
parir los proletarios que extraerán y trabajarán los
73
La soja en Argentina, el gas en Bolivia, el petróleo en Venezuela,
177

entre otros.
74
Se puede buscar un escrito de mi autoría: Ecofeminismo/s.
Segundas Jornadas Nacionales de Ecología Política. Agustina
Página

Camperchioli (Compiladora). Sima Editora. 2015. ISBN 978-987-


1930-24-1. Universidad Nacional de Villa María
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

recursos usados para satisfacer los deseos de la


sociedad en general y los hombres en particular.
Son también economías del placer. La mujer y otras
minorías sexuales se utilizan para el placer sexual,
mientras que la naturaleza para los demás placeres
físicos. Ambas, mujer y naturaleza, se producen, se
distribuyen y se consumen en la economía libidinal de
la feminaturaleza.
Lo femenino en la cultura patriarcal es irracional.
Ello implica que siempre necesita de otro sujeto
para pensar. Si la naturaleza es construida como
femenina entonces la naturaleza carece de
capacidad de pensarse por sí misma, es decir, de
consciencia y de respuesta ante la invasión que
sobre ella ejercen. Se ha producido así también un
epistemicidio75; se han matado otros saberes que no
sean el científico, se ha construido a éste como el
superior y baluarte de la verdad, y también se ha
matado el propio saber de la naturaleza.
Por ello, todo femicidio y todo ecofemicidio son siempre un
178

epistemicidio de género y de ambiente. Todo femicidio y


Página

75
De Sousa Santos, B. (2009). Una epistemología del sur: la
reinvención del conocimiento y la emancipación social. Siglo XXI
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ecofemicidio son siempre un doble asesinato,


material y simbólico. Nunca se mata solo un
cuerpo, nunca se destruye solo una especie; se
asesinan también las construcciones culturales de
esos cuerpos y esas especies.

Ecofemicidios de orden antropocéntrico y de


orden androcéntrico
SI LA PELOTA DE GOMA que mencionamos
antes fuese a su vez el globo terráqueo y muchas
manos lo presionaran, tendríamos una visión
geopolítica de los femicidios. Ello significa por ejemplo
que, una mano presiona fuertemente en América
Latina y por ello aumenta el nivel de tasa de
femicidios en dicho continente, que es a su vez el
más desigual del planeta en términos de
distribución social de la riqueza y el que mayor
índice de asesinatos de mujeres tiene. Estamos
hablando de una suma de presiones externas y una
179

única presión interna; varios frentes contra uno.


Según un Informe de la Organización Small Arms
Página

Survey, 14 países de Latinoamérica y el Caribe se


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

encuentran entre los 25 Estados con más


femicidios en el mundo. América Latina es
entonces quizás el continente que sufra de más
femicidios de orden defensivo, por su alto nivel de
activismo social de mujeres. También países como
India en Asia o Mozambique en África. Esta idea-
fuerza podría resumirse del siguiente modo: los
femicidios de orden defensivo ocurren mayoritariamente en
aquellos espacios geográficos (vueltos territorios de lucha) en
los que el activismo de mujeres está más desarrollado.
Ampliaremos las causales globales de los
femicidios más adelante.
Si tales asesinatos se ejercen sobre mujeres
activistas del ambiente (ya por cosmovisión, ya por
protección de la salud y vida de sus familias, ya por
defensa de sus territorios) estamos en presencia
también de ecofemicidios. Incluso, existe una
tendencia a que los ecofemicidios sean por su
propia característica ecofemicidios de orden defensivo (en
el marco del sistema patriarcal), pues en su
180

mayoría son mujeres activistas en torno a la


defensa ambiental, es decir, representan femicidios
Página

de mujeres que luchan en el espacio público, que


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

resisten por ejemplo a la privatización de sus


tierras comunales.
Ahora bien, cuando se mata o destruye la
diversidad de la naturaleza, cuando desaparece
una variedad de semilla por la introducción de
agroquímicos y organismos genéticamente
modificados, cuando desaparece una especie que
se extingue por la mano depredadora del hombre,
cuando se destruyen bosques completos por
desmonte, es decir, cuando se llevan a cabo una
serie de actividades de índole extractiva, que son
puestas en funcionamiento mayoritariamente por
hombres, literalmente por hombres, existe
entonces un ecofemicidio de orden
antropocéntrico (muerte de la naturaleza), por
oposición (y complemento) a lo que podríamos
denominar ecofemicidio de orden
androcéntrico (muerte de una mujer en defensa
de su entorno socio-ambiental).
Lo antropocéntrico hace referencia al dominio y
181

superioridad del ser humano por sobre la


naturaleza y lo androcéntrico al dominio y
Página

superioridad del hombre sobre la mujer.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Procesos de feminización positiva y


feminización negativa
DECIMOS QUE son ecofemicidios porque la
naturaleza está también feminizada. No hablamos,
al menos en la lengua española, de naturalezO con
o, en masculino; incluso, aceptamos positivamente
sin cuestionarnos la idea de la Tierra como Madre,
es decir, como Pachamama o Madre Tierra
(“Señora de la Tierra”, diosa totémica de los Incas,
expresión material del microcosmos) que nos
ofrecen las culturas originarias de la América
Latina Andina. Pero, ¿por qué nos referimos a la
naturaleza como algo femenino, incluso en otros continentes?
Primero la volvemos un objeto y segundo la
sexualizamos (o viceversa). La naturaleza no existe
sin la cultura; lo considerado natural siempre
depende del ojo cultural de lo humano. Como una
vez dijo Dora Barrancos en una Conferencia en la
Universidad Nacional de Río Cuarto: “la
naturaleza no tiene la remota idea que se llama
182

naturaleza”.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Antes del surgimiento del capitalismo a mediados


del siglo XVII en Europa (1650
aproximadamente), la naturaleza estaba
feminizada, sí, pero era una feminización que
denomino de tipo positiva, en la cual la naturaleza
se divinizaba y representaba como una mujer y la
mujer a su vez representaba esa divinidad en el
mundo de lo humano.
En “La tierra que te parió. Mujer, naturaleza y ciencia en
los inicios del capitalismo” proponía la siguiente tesis:
que para acceder al cuerpo de la naturaleza fue necesario
controlar el cuerpo de la mujer. Es decir, el capitalismo
necesitaba básicamente para su sistema de
producción: a) una voluminosa mano de obra (la
mujer como paridora del proletariado masculino) y
b) recursos naturales en gran cantidad.
Pero, pensemos por ejemplo que, en 1.600 la
minería estaba prohibida porque “violaba el
cuerpo de la naturaleza”76. ¿Qué significa ello?
Que no se podían explotar, al menos de un modo
183

abusivamente extractivo, determinados recursos


Página

76
Ver Comunicación personal: Entrevista a Silvia Federici (2015)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

naturales, porque la naturaleza era divina y exigía


ese respeto. Ahora bien, si la mujer era la
representante humana de dicha divinidad con la
que cargaba la naturaleza (“la mujer como diosa”)
entonces había que quitársela. Este fue el origen de
lo que se dio en llamar “el desencantamiento del
mundo”. Fue la muerte de Dios, la muerte de la
naturaleza y la muerte del género-mujer.
El mundo fue desencantado a través de arrebatarle
el atributo de divinidad a la mujer. A causa de que
ya no era ahora divina, y habiendo sido
representante de la divinidad, la naturaleza deja de
estar espiritualizada y por ende se permite su
explotación. La naturaleza era vista como una
diosa, como una diosa mujer. Y ésta diosa dejó
serlo, haciendo que la mujer se reduzca solo a
cuerpo: si no hay divinidad, el cuerpo es solo un
recurso físico; si no hay espíritu el cuerpo es solo
materia. ¿Y qué nos impide que la materia pueda
ser utilizada para el capital?
184

El proceso de cacería de brujas que relata de un


modo impecable la historiadora italiana Silvia
Página

Federici en su libro “Calibán y la Bruja. Mujeres,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

cuerpo y acumulación originaria” fue uno sino el gran


acto por el cual se instituyó la nueva mujer, la
esposa, la ama de casa; fue también el nacimiento
del género como organizador central de la vida en
las sociedades capitalistas. El capitalismo mató a la
mujer libre, a la mujer diosa, a la mujer de poder.
Por ello, deberíamos hablar en el contexto
presente, de re-empoderamiento femenino.
¿Quiénes fueron esas decenas de miles de mujeres
quemadas como brujas en Europa y América
Latina entre 1450 y 1750 tanto por el Tribunal de
la Inquisición y la iglesia medieval como por los
juzgados civiles? Eran, en su mayoría, campesinas
pobres, así como viudas de grandes propietarios
terratenientes, mujeres parteras, curanderas,
abortistas, practicantes de la economía de
subsistencia, ancianas sabias, es decir, mujeres con
un gran poder social. En síntesis, estas mujeres
constituían un impedimento para el desarrollo
inicial del capitalismo como sistema de producción
185

y de relaciones sociales que reemplazó al


feudalismo.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Antes de él, podríamos decir que la fábrica estaba en


la casa. La mujer trabajaba por ejemplo como
artesana en su hogar, no existía una distinción
entre espacio público y espacio privado, o al
menos ambos eran ámbitos de producción. El
capital sacó la fábrica femenina de la casa (o la
fábrica sin distinción de género) y la introdujo
afuera en el espacio público, creando una mano de
obra masculina y dejándole a la mujer la mera y
única función de reproducción en el ámbito
doméstico: procrear la prole, los hijos que
trabajarán en las industrias nacientes, así como por
supuesto mantenerlos día a día (cuidado, comida,
quehaceres domésticos). La ama de casa es un invento
del capitalismo del siglo XVII.77
De hecho, como bien describe y explica Silvia, se
definió a las mujeres hacia finales del siglo XVII
como no-trabajadoras. Se devaluó el trabajo
femenino. Incluso, creció intensamente la cantidad
de mujeres prostitutas después de la privatización
186

de la tierra y la comercialización de la agricultura


Página

77
Hasta mi computadora me da muestras de patriarcado. Me coloca
como error la frase “la ama de casa”. Me sugiere que escriba “El
ama de casa”.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

que expulsó a muchas campesinas de sus espacios


de trabajo. Las mujeres pobres del campo llegaban
a las ciudades, y también las esposas de artesanos
que buscaban completar su ingreso familiar
realizando ese trabajo. Además, de ser un mal
necesario en la Edad Media, contando incluso las
prostitutas con altos salarios, pasaron ahora a estar
criminalizadas.
Bien detalla Silvia:
“Para esa época, las mujeres habían perdido
terreno incluso en las ocupaciones que habían
sido prerrogativas suyas, como la destilación de
cerveza y la partería, en las que su empleo estaba
sujeto a nuevas restricciones. Las proletarias
encontraron particularmente difícil obtener
cualquier empleo que no fuese de la condición
más baja: como sirvientas domésticas (la
ocupación de un tercio de la mano de obra
femenina), peones rurales, hilanderas, tejedoras,
bordadoras, vendedoras ambulantes o amas de
187

crianza. Como nos cuenta, entre otros, Merry


Wiesner, ganaba terreno (en el derecho, los
registros de impuestos, las ordenanzas de los
Página

gremios) el supuesto de que las mujeres no


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

debían trabajar fuera del hogar y que sólo tenían


que participar en la “producción” para ayudar a
sus maridos. Incluso se decía que cualquier
trabajo hecho por mujeres en su casa era “no-
trabajo” y carecía de valor aun si lo hacía para el
mercado (Wiesner, 1993: 83 y sg.). Así, si una
mujer cosía algunas ropas se trataba de “trabajo
doméstico” o “tareas de ama de casa”, incluso si
las ropas no eran para la familia, mientras que
cuando un hombre hacía el mismo trabajo se
consideraba “productivo”. La devaluación del
trabajo femenino –que las mujeres realizaban
para no depender de la asistencia pública– fue tal
que los gobiernos de las ciudades ordenaron a los
gremios que no prestaran atención a la
producción que las mujeres (especialmente las
viudas) hacían en sus casas, ya que no era trabajo
real. Wiesner agrega que las mujeres aceptaban
esta ficción e incluso pedían disculpas por pedir
trabajo, suplicando debido a la necesidad de
mantenerse (ibídem: 84-5). Pronto todo el
trabajo femenino que se hacía en la casa fue
188

definido como “tarea doméstica”; e incluso


cuando se hacía fuera del hogar se pagaba menos
Página

que al trabajo masculino, nunca en cantidad


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

suficiente como para que las mujeres pudieran


vivir de él. El matrimonio era visto como la
verdadera carrera para una mujer; hasta tal punto
se daba por sentado la incapacidad de las mujeres
para mantenerse que, cuando una mujer soltera
llegaba a un pueblo, se la expulsaba incluso si
ganaba un salario. Combinada con la desposesión
de la tierra, esta pérdida de poder con respecto al
trabajo asalariado condujo a la masificación de la
prostitución.”78

Podemos decir entonces que el patriarcado surge y se


refuerza en contextos de privatización de tierras y de
desarrollo agrícola modernizante. Y cada vez que el
capitalismo avanza, genera más femicidios por la
resistencia de las mujeres a ese avance. Si con el
surgimiento de la agricultura como sistema de
producción y organización de la vida social inicia
un patriarcado primitivo de matriz agrícola,
con el paso del feudalismo al capitalismo a través
189

de los cercamientos de tierras y la comercialización


Página

78
Federici, S. (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y
acumulación originaria. pp. 158-159
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de la agricultura se daría un patriarcado moderno


de matriz capital-agrícola. En el siglo XXI, con
la tecnificación y modificación genética de la
agricultura desde la década del ‘60, estamos en
presencia de un patriarcado contemporáneo de
matriz neo-extractiva.
Mujeres y tierra parecen tener en la historia un
vínculo muy fuerte. De hecho, los levantamientos
de mujeres y campesinas que se oponían en la
Edad Media al desarrollo del capitalismo que
buscaba privatizar las tierras son recurrentes.
Hasta Silvia Federici en su investigación demuestra
que en aquellos lugares donde más hubo
cercamientos de tierras, ocurrieron más asesinatos
de mujeres “tildadas” de brujas. En resumen:
“quien defiende es nombrada siempre como bruja”.
Esto está sucediendo en África79 y algunos países
de Latinoamérica como Brasil y Paraguay80 donde

79
“Noticia (2017): “Este año, casi 500 brujas han sido asesinadas”.
190

Link:
http://canal44.com/este-ano-casi-500-brujas-han-sido-asesinadas/
80
Noticia (2009): “Brutal asesinato de dos mujeres en Paraguay por
Página

ser brujas”
Link:http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/101261/brutal-
asesinato-de-2-mujeres-en-paraguay-por-ser-brujas/
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

bajo la figura de “pánico moral” algunas mujeres


están siendo asesinadas por supuestas prácticas de
brujería o hechicería. Y ello se complejiza si,
teniendo en cuenta la composición étnica y social
de cada país o región, vemos que en Paraguay
algunas mujeres asesinadas por presunta brujería
ocurrieron en manos de indígenas. Podemos
argumentar que estas acusaciones se desenvuelven
en contextos y sujetos donde tales prácticas han
sido frecuentes. No diría que en contextos tribales,
porque la idea de tribu a veces coloniza y
construye como “primitivo” a las sociedades no
occidentales y/o precolombinas.
Por ejemplo, en la ciudad de Nampula, al norte de
Mozambique, durante fines del año 2003 y
principios del 2004, adquirieron relevancia
mediática los casos de tráficos de órganos
humanos. Ciudades como Nampula y otras
(Maputo, Nairobi, Johannesburgo) atraen ciertas
formas de capital global, y se vuelven espacios de
191

gran marginación social que conviven con la


riqueza y los privilegios de los cuales disfrutan
Página

unos pocos.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En verdad, como manifiesta la profesora Paula


Meneses, de la Universidad Eduardo Mondlane de
Mozambique, es necesario analizar tales casos en
un marco más amplio en el que intervienen
múltiples realidades culturales en una compleja red
de luchas por el poder. La profesora nos explica
que “la dimensión mágica” es indisociable de la
cultura política africana:
“Durante los últimos quince años las acusaciones
y sospechas de prácticas de hechicería han
cobrado fuerza en Mozambique. Con el
establecimiento del sistema colonial moderno, la
hechicería se convirtió en un símbolo de mundo
salvaje, en una práctica oscurantista a abolir en
nombre de los imperativos de la racionalidad
moderna. Pero lo cierto es que, a principios del
siglo XXI, la religión y la magia constituyen una
de las retóricas más poderosas de la cultura
política africana. El “por qué” de la persistencia
de este fenómeno no ha sido, en consecuencia,
suficientemente explorado.
192

No son pocos los estudios políticos, históricos y


sociales que pasan por alto la dimensión mágica
Página

de la política en África (…) en estas sociedades,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

no se trata de un aspecto marginal del espectro


político social sino, de un rasgo fundamental de
la naturaleza de la autoridad política, el liderazgo
y las identidades populares en el continente.”81
(pp. 185-186)

Como también expresa la profesora: “cuando se


analizan en un contexto social más amplio, puede
observarse que los rumores y acusaciones de
hechicería guardan una estrecha relación con
inquietantes cambios sociales, económicos y
políticos. Los rumores y acusaciones de tráfico de
órganos y contrabando de cuerpos son una imagen
ampliada de las situaciones de vulnerabilidad y
violencia que comúnmente se viven en el país”.82

Nuevo proceso de acumulación. ¿Patriarcado


en crisis o nuevo capitalismo?
193

81
Meneses, Maria Paula (2014), “Cuerpos de violencia, lenguajes de
resistencia: las complejas redes de conocimientos en el
Mozambique contemporáneo”, in Santos, Boaventura de Sousa;
Página

Meneses, Maria Paula (org.), Epístemologias del Sur. Madrid: Alkal,


185-218
82
Ídem a
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

SILVIA FEDERICI en sus teorizaciones explica


que el ataque contemporáneo a las mujeres es
análogo al que se produjo en el periodo de
acumulación originaria (terminología marxista), es
decir, en el tránsito del feudalismo al capitalismo
en Europa. Ello implica por tanto, un
recrudecimiento exponencial de la violencia global
y localizada en aquellos territorios que el capital
busca conquistar.
Desde la perspectiva de Silvia, el femicidio podría
entenderse como la evidencia de una nueva acumulación
originaria, en el marco del pasaje hacia un nuevo tipo de
capitalismo o de otro sistema de producción quizás aún más
feroz, el cual nuevamente exige que las mujeres con
algún poder social dejen de ser un impedimento
para su “natural desarrollo”. La pregunta central
sería: ¿Qué tipos de mujeres constituyen un
obstáculo para el nuevo sistema de producción
mundial? ¿Qué están haciendo tales mujeres que
no permite que el capitalismo se reproduzca de un
194

modo “normal”?
El avance del capitalismo que provoca pobreza y
Página

despojo de comunidades y de la naturaleza lleva a


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

las mujeres a organizarse en la defensa de sus


territorios, de sus cuerpos, de sus vidas y de las de
sus familias, del ambiente, de los recursos
naturales, recursos socio-naturales, bienes
comunes o como les llamo “entes de
cosmovisión”.
Sería la resistencia femenina, la feminización de las luchas
ambientales y sociales, siguiendo los aportes de
Maristella Svampa83, lo que impide que el nuevo
capitalismo se desenvuelva sin piedras en el
camino. Los únicos tipos de piedras o minerales
permitidos se relacionan con el petróleo. Si hay algo
con lo cual el capitalismo no es racista es con el petróleo.
Bien Silvia nos explica que están ocurriendo cada
vez más asesinatos bajo la categoría de “brujería” y
que asistimos a un proceso de africanización de la
bruja, es decir, de la imagen clásica de bruja que
tenemos (la de la bruja inglesa), se empiezan a
agregar elementos simbólicos asociados al mundo
afro que hacen pensar al imaginario y estereotipo
195

social que lo africano, desde ya colonizado a partir


Página

83
Svampa, M. (2015). Feminismos del Sur y ecofeminismo. Nueva
Sociedad, (256), 127-131
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de una mirada europeizante84, es sinónimo de


salvajismo y de pre-moderno.
Se estigmatiza justamente porque el capitalismo
está necesitando avanzar sobre África, para
extender su espacio de producción mundial. Los
asesinatos de mujeres por “brujería” ocurren en
aquellos territorios en los que se intenta cambiar el
régimen de tenencia de la tierra en procura de
privatizarla (tierras comunales, territorios
ancestrales, propiedades colectivas). Esta
especificidad es tangente para hablar de
ecofemicidio. Por tal razón, y en el marco de la
nueva división internacional del trabajo,
necesitamos comprender la distribución geográfica
de los femicidios de un modo geopolítico, dando
prioridad a los distintos territorios defendidos por
mujeres y por sus comunidades.
Comparemos ambas imágenes de brujas:
196
Página

84
Pensamos África como si fuera un solo país sin distinción de
culturas; pensamos África como un espacio de conflictos tribales;
pensamos algunos países como no Africanos, por ejemplo Egipto.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Bruja inglesa

Ilustración: Fermín Boloquy


197
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Cuerpo de mujer base para la nueva bruja africana

198

Ilustración: Fermín Boloquy


Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Si bien existe, según la autora, una cacería de


brujas en el mundo contemporáneo, podemos
pensar que si la categoría “bruja” fue la utilizada
para estigmatizar a mujeres en la Edad Media, hoy
es la categoría “feminista” la que se impone. Bruja
y feminista son las mujeres que luchan. Toda mujer
que no es servil al capitalismo es bruja; toda mujer que no
es funcional al nuevo capitalismo es feminista.
Durante el mes de noviembre de 2017, la filósofa
estadounidense Judith Butler visita el país de Brasil
para dar una conferencia de cierre en un evento
sobre democracia en la Universidad de São Paulo.
No solo se organizó una junta de firmas digitales
en contra de su visita y conferencia, sino que en el
mismo acto en la calle se quemaron muñecos con
forma de su cuerpo y podían leerse carteles
diciendo “quemen a la bruja”85. El argumento era
que la filósofa impulsaba la “ideología de género”
y por tanto rompía los valores familiares
tradicionales (valga decir, burgueses,
199

conservadores y patriarcales).
85
Página

Nota publicada en :
http://www.agenciapacourondo.com.ar/generos/quemen-la-bruja-
manifestaciones-contra-la-filosofa-judith-butler-en-brasil
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Cuando los avances en estudios de género/s y


sexualidad/es junto a las luchas colectivas llegan a
la sociedad, parece ocurrir una transformación
reaccionaria de la teoría de género en ideología de género.
Desde los sectores más conservadores de la
sociedad y las instituciones, la idea de “ideología
de género” se utiliza como argumento en contra
de los avances que rompen las concepciones
clásicas y arcaicas del género.
Si decimos que la ideología es un conjunto
sistemático de ideas, éstas son vistas sin embargo
como creencias y no como resultado de análisis
teóricos, científicos y sociales de larga data. Si
desde una postura marxista86 la ideología es falsa
conciencia (siempre es ideología de la clase
dominante), es decir, enmascara la realidad, tal
significado lo aplican a grupos que buscan romper
las concepciones tradicionales. Es decir, la
“derecha” es también una ideología pero se la
naturaliza, por ello se la ve como “lo que tiene que
200

ser”, “lo de sentido común”. Por eso, cuando la


Página

86
Marx fue un filósofo y economista alemán que vivió entre 1818 y
1883, fundador del socialismo científico, comunismo o materialismo
histórico.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ideología la impone la clase social dominante (en


nuestro caso la clase de los hombres) se llama
ideología a aquello que va en su contra: ideología
de género.
Más allá que sean o no creencias, estamos
hablando de teorías, no de ideologías, que están
respaldadas científicamente, por otros saberes no
científicos y por gran parte de la sociedad. Son
teorías del género, así como también existen
teorías en el mundo de las ciencias naturales87, las
cuales muchas veces son construidas como
“verdad irrefutable”, pero no dejan de ser teorías.
Y estas se terminan convirtiendo en creencias
(confundiendo términos) y es por dicha causa que
escuchamos hablar en contra de la “ideología de
género”.
Al respecto también, me parece acertado hacer un
aporte que tiene que ver con aquello que es
“opinable”. Considero que debiéramos pasar del
pensamiento como gusto al pensamiento como acción. Con
201

87
Página

Deberíamos romper también esta separación entre “social” y


“natural” heredera de la construcción del ser humano como algo por
fuera y por encima de la naturaleza.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

“pensamiento como gusto” hago referencia a que


muchas veces, tanto desde aquellos que están a
favor por ejemplo de los derechos de una minoría
sexual como de aquellos que están en contra,
ambos pueden no estar reflexionando sobre ello,
sino que se habla desde una “aceptación
individual” como si fuera un simple gusto sobre el
que uno no puede hacer nada: a algunos les gusta
el mate y a otros no, es una cuestión de gusto.
Algunas personas “aceptan a los gays” y otras no.
Por tanto, tanto quien está a favor como en contra
debiese construir sus argumentos mediante la
reflexión previa, para que la opinión no sea mera
reproducción de un “gusto personal” irreflexivo,
pues ello desemboca en un tipo de pensamiento
como acción. Cuando existe o no reflexión previa
a una opinión, si esa opinión no interfiere la vida
de quien se opina, dicha opinión es “tolerable”, es
decir, una opinión sin acción ofensiva. Ahora bien,
cuando una opinión desemboca en alguna acción
202

ofensiva, tal opinión no debe ser tolerada. Por


ejemplo, si alguien dice que no acepta a las
Página

personas gays pero no interfiere en sus vidas,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

podemos aceptarlo. Pero si una persona expresa


que las mujeres son inferiores a los hombres y por
ello las maltrata, esta opinión no debe ser tolerada,
pues es una opinión con acción ofensiva.
Terminando este paréntesis de aclaración, en
síntesis, cuando ocurren femicidios en los que se
asesina a mujeres con un gran poder social, más
allá de que sean o no activistas, llamaremos a ellos
femicidios de orden simbólico. El poder
ancestral, de conocimiento milenario de muchas
mujeres africanas, latinoamericanas, asiáticas, entre
otras, les lleva a convertirse en un obstáculo para
el avance del capitalismo en aquellos territorios en
los que aún no ha capitalizado y mercantilizado
por completo la vida y todas sus relaciones
sociales.
Es importante destacar que al hablar de territorio
lo entendemos no solo como espacio físico sino
desde la concepción heredada de pensadores como
Henri Lefevbre (Francia), Milton Santos (Brasil),
203

David Harvey (Inglaterra) y varios autores de la


geografía crítica, al hablar del espacio como
Página

socialmente construido, del territorio como un


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

espacio de disputa política y resultado y


espacialización de relaciones históricas y desiguales
de poder.

Luchas ilegales dentro del patriarcado.


Lugares patriarcales ocupados por mujeres
UN VIEJO DEBATE de la teoría política nos
planteaba la cuestión de luchar dentro de las formas
políticas (por ejemplo, el Estado, los partidos
políticos y sus demás instituciones) o fuera de las
formas políticas (movimientos sociales, por citar). Sin
embargo, al referirnos al patriarcado como un sistema
totalitario (no democrático) y totalizante (de validez
universal), no existe otro modo de lucha que no sea dentro
de las formas políticas, es decir, no hay un afuera desde el
cual luchar. No podemos salir del patriarcado, verlo
desde lo externo y en ese lugar combatirle. Por
ello, la pelota de goma nos limita la comprensión
del fenómeno de la lucha colectiva de mujeres y
204

otros sujetos feminizados (gays, lesbianas, trans,


entre otros).
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En efecto, si al interior del patriarcado solo


podemos utilizar las formas políticas que él nos
ofrece, esto es, los instrumentos del amo, entonces
cualquiera otra modalidad se ubica en los
márgenes de la ilegalidad. Como ya nos dijera
Audrey Lorde “las herramientas del amo nunca
desmantelarán la casa del amo”88. Cualquier forma
de lucha que no sea en el marco del Estado, dígase
también del imperio patriarcal, es por defecto
ilegal. Es la ilegalidad de las prácticas de resistencia
marginalizadas el punto sobre el cuál debiéramos
hacer hincapié mientras luchamos por nuevas leyes
que reconozcan derechos a las mujeres y minorías
sexuales en tanto concesiones89.
Debemos luchar contra el patriarcado dentro del mismo
patriarcado, es decir, dentro de sus formas políticas
pero no necesariamente o al menos no únicamente
con sus formas políticas. No destruiremos al señor
Patriarca usando su propia espada, pues ésta es
205

88
Lorde, A. (1984). Herramientas del amo nunca desmantelarán la
casa del amo
89
Partha Chatterjee, historiador indio, nos habla no de derechos
Página

sino de concesiones que el Estado hace a grupos subalternos. Ver


Chatterjee, P. (Ed.). (1998). Wages of freedom: fifty years of the
Indian nation-state. Oxford University Press, USA
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

una extensión de sí mismo. Los imperios se


vencen, no se suicidan.
Las luchas por derechos, en tal sentido, serán
concesiones que el Estado otorgue siempre con
sus límites. Por tanto, las otras formas de luchas de
índole más subversiva estarán confinadas de
entrada en las formas ilegales. Aquí, lo ilegal
excede al concepto jurídico de ley. Sobre esta
lógica, es más propicia la analogía de un átomo,
con su núcleo y sus electrones que una pelota de
goma.
Los electrones giran alrededor del núcleo y este
núcleo es el Patriarca, quien ejerce el acto supremo
de violencia, el femicidio. Pero esa figura está
compuesta de múltiples individualidades que
interactúan juntas, de allí que existan diminutos
leviatanes ejerciendo su acto por el cual instituyen
lo vivo: la muerte del otro, el mana, el tributo.
El Patriarca es como un Congreso o Legislatura
206

con bancas a los cuales podemos denominar


“lugares patriarcales”. Estas bancas pueden ser
Página

ocupadas tanto por hombres como por mujeres u


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

otros géneros. El sujeto puede ser mujer pero el lugar es


siempre patriarcal, de allí que presenciemos casos de
violencia entre las mismas mujeres, es decir,
violencia intra-género, por oposición a la propia
violencia inter-género y violencia intergeneracional.
Repetimos, en el año 2016, una jueza de Brasil
ordena la detención de una adolescente de 15 años
procesada por robar un celular y la envía a una
celda masculina con 30 varones donde es violada
innumerables veces. A sabiendas de lo ocurrido, la
Jueza no ordena su traslado de inmediato sino días
después, ante lo cual es suspendida de su cargo por
dos años90. Aquí evidenciamos un caso de
relaciones de explotación intra-género, dentro del
propio género, y ello se da principalmente porque
una de las dos mujeres ocupa un lugar patriarcal (el
cargo de Juez) mientras que la otra no.
Si estudiamos también a las mujeres presidentes en
nuestro mundo de 200 países, para el año 2015
207
Página

90
http://eju.tv/2016/10/conozca-a-la-jueza-que-envio-a-una-menor-a-
celda-de-hombres-que-no-pararon-de-violarla/
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

contamos con 19 jefaturas femeninas91, lo que


representa poco más del 10%. En la mayoría de
los casos son mujeres que revelan una forma de
hacer política “masculina”, de “mujeres fuertes”.
La política moderna es masculinizante y la mujer
que accede a ella debe hacer un enorme esfuerzo
de “demostración varonil”. En la lógica del poder
masculino, un lugar patriarcal, sea el cargo de juez
o de Jefe de Estado, es siempre un nexo que
vincula al Patriarca con el colectivo de mujeres.
Volviendo, los electrones giran y son más o menos
atraídos y con más o menos fuerza mientras más
cerca se encuentren del núcleo. El Patriarca actúa
como un imán masculino que se come sus alfileres
feminizados. Y el poder que posee proviene de su
composición elemental, del metal del que está
hecho. Si no podemos romper el imán, hay que
desactivarlo, por ende, mutar su sustancia tóxica.
Este imán está hecho de violencia, no de conflicto,
lisa y llanamente de violencia. Debemos erradicar
208

la violencia y el Patriarca se desintegrará. No


Página

91

http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/01/150112_mujeres_presi
dentas_mapa_az
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

servirá matarlo o cortar sus ramas (espada) sino


buscar su raíz.
Y el origen de la violencia contemporánea parece
tener su estímulo en la familia burguesa. A su vez,
la familia burguesa es la base del sistema de
producción capitalista. Además, el sistema
capitalista se legaliza con el Estado moderno. Por
esta razón es que las instituciones estatales se
obsesionan con regular las relaciones afectivas de
un modo heteronormativo (siempre con dos
cabezas: madre y padre, madre y madre, padre y
padre) y producir una asignación sexual
heterosexual universal de aquellos cuerpos que al
nacer “no encajan” en alguno de los dos géneros
capitalísticamente construidos.
La construcción binaria del género es propia de las
sociedades capitalistas y colonizadoras. En otras
sociedades y antes de la invasión de Colón, la
existencia de más de dos géneros estaba permitida
y hasta en casos idolatrada (pensemos en las
209

culturas nativas norteamericanas two spirits, es


decir, personas “transgéneros” con dos espíritus:
Página

femenino y masculino).
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Hay en efecto, alfileres o electrones más cercanos


o más lejanos y ello depende de una serie de
factores: la clase social, la etnia, la raza, la
orientación sexual, la religión, la presencia o
ausencia de casta, etc. El imán se come a las
mujeres pobres, a las lesbianas, a las trans, las
negras, las afrodescendientes, las no católicas.
Para comprender mejor estas ideas es necesaria
una revisión breve de la historia del género, la
sexualidad y principalmente las luchas feministas.

210
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 7
BREVE HISTORIA DEL GÉNERO Y LA
SEXUALIDAD. LAS OLAS FEMINISTAS
“El feminismo eficaz tiene que luchar contra la homofobia,
la explotación de clase, raza y género,
el capitalismo y el imperialismo”
-Ángela Davis, 1944-

CUALQUIER DOCUMENTO que describa la


historia del feminismo (occidental) en su
generalidad trabajará casi seguramente con las
llamadas tres olas. Las tres olas del feminismo se
corresponden de modo consecutivo con su
desarrollo histórico y son denominadas
respectivamente “primera ola”, “segunda ola” y
“tercera ola”.
Diré solamente, sin entrar en un debate sobre ello,
que defino feminismo como el conjunto de luchas, teorías y
211

prácticas, que, independientemente de por quiénes estén


protagonizadas (en su mayoría mujeres y minorías
Página

sexuales), buscan la deconstrucción y destrucción del


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

patriarcado eliminando alguno de sus elementos o formas de


violencia ejercidas sobre todos aquellos sujetos y sujetas que
han sido feminizados en la cultura hegemónica de lo
masculino como norma.
Lo que es primera ola para algunas corrientes
teóricas no lo es para otras. Veamos un poco este
punto. Para las feministas europeas, la primera ola
comienza desde el surgimiento de la Ilustración, el
Siglo de las Luces, de la Razón, movimiento
cultural e intelectual europeo cuyo fenómeno
central de mayor magnitud fue la Revolución
Francesa de 1789. Es conocido el hecho histórico
que representó esta revolución con su lema de
“libertad, igualdad y fraternidad” mediante la
Declaración Universal de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano.
En primera instancia, sin hacer un análisis
exhaustivo, dicha revolución fue una revolución
burguesa y para los hombres. La nueva carta de
derechos exigía como base el derecho a propiedad.
212

Se tiene propiedad, luego se existe, luego hay


libertad, luego hay igualdad, luego hay fraternidad.
Página

Esta fraternidad es una fraternidad masculina que


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

une por primera vez quizás en la historia a todo el


género masculino al menos potencialmente92. De
hecho, hasta la revolución, que acabó con la
sociedad de estamentos, del clero, la nobleza y la
aristocracia, implicó despojar de poder a algunas
mujeres aristocráticas que hasta ese momento
tenían al menos cierta legitimidad social otorgada
por su riqueza. La clase social le ganó al género. Es
decir, fue una forma de acumulación que dio el
nacimiento formal a la nueva clase burguesa
naciente y principalmente masculina.
Pero las mujeres ¿qué papel tenían? No solo que se
hablaba de derechos del hombre y del ciudadano
sino que incluso no se visibilizó la participación de
las mujeres en las luchas sociales acontecidas.
Como las mujeres no estaban visibilizadas,
Olympe de Gouges en 1791, dos años después,
publica su texto “Declaración Universal de los
Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”93. Como
expresó Olympe: “Si la mujer tiene derecho a subir
213

92
De Miguel, A. (1995). Los feminismos a través de la historia. línea:
www. nodo50. org/mujeresred/feminismo. htm
Página

93
De Gouges, O. (1789). Declaración de los Derechos de la Mujer y
de la Ciudadana. Elvira Hernández," La misógina historia de la
Revolución", Doble Jornada, México, 3
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

a la horca, entonces también debe tener derecho a


subir a la tribuna”. En el artículo primero del
documento citado se expresa: “La mujer nace libre
y permanece igual al hombre en derechos. Las
distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en
la utilidad común”. Pensemos que estamos
hablando ya de 1791. Al año siguiente, Mary
Wollstonecraft publica su texto “Vindicación de
los derechos de la mujer”94.
Algunas teóricas nos dicen al respecto que lo que
existían eran movimientos de mujeres, en caso grandes
mujeres heroínas (a veces esto es más una
interpretación histórica que, o victimiza a la mujer
o la aísla de la colectividad), más que la
conformación de un movimiento propiamente feminista.
Estas luchas por derechos civiles y universales de
fines del siglo XVIII en adelante hasta entrado el
siglo XX se conoce como primera ola feminista
para la corriente europea.
Pero, para la corriente anglosajona, de Estados
214

Unidos, Inglaterra y Australia, dicha ola acontece


Página

94
Wollstonecraft, M. (2005). Vindicación de los derechos de la
mujer(No. 225). Ediciones AKAL
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

en las primeras décadas del siglo XX en el marco


de las luchas por los derechos políticos,
principalmente el derecho al voto y el derecho a la
educación. Como paso previo a ellos se luchó por
derechos de igualdad para la mujer y el hombre en
el marco del matrimonio (y el divorcio).
Las mujeres inglesas habrían conseguido el voto en
1920 pero era un voto calificado. La mujer para
votar debía tener 30 años de edad y una propiedad
edilicia, es decir, una casa. Las mujeres
estadounidenses y alemanas lo harían un poco
después pero sin ser un voto calificado. De allí la
disputa en torno a quién consiguió primero el voto
femenino (en verdad parecen haber sido
ocasionalmente las rusas). Será el movimiento de
las sufragistas (las sufraggetes) quien reivindique tal
derecho. De hecho, un país como Francia, “cuna
de la civilización”, no dará el voto a las mujeres
sino hasta 1944 (haciéndose efectivo en 1945).
En Argentina, el derecho al voto se logra de la
215

mano de Eva Perón en 1947 (al igual que México


pero sólo en elecciones municipales) y se pone en
Página

funcionamiento por primera vez en las elecciones


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de 1951. Sin embargo, la socialista Alicia Moreau


de Justo décadas antes venía ya promoviendo el
derecho al voto para las mujeres, criticando por
ejemplo que en Uruguay ya en 1936 las mujeres lo
lograran sin tener un movimiento feminista como
el que existía en Argentina y “reprochándole” un
poco a Eva el haber tomado “partido” por esa
lucha recién en tiempos cercanos a la obtención
del derecho.
En la primera ola para la corriente anglosajona y
segunda ola para la europea, no se cuestiona el
modelo clásico de familia y los roles de género. De
hecho, hasta en México, en el marco de la
Revolución y la Constitución mexicana de 1917 se
decía que las mujeres no tenían la necesidad de
participar en los asuntos públicos. En otros
contextos, la mujer era una ama de casa que podía
tener derecho a estudiar y en casos a votar.
Incluso, el acceso a la educación negaba en
principio el acceso a la titulación, es decir, las
216

mujeres podían estudiar pero no recibirse.


De hecho, quitándole a occidente su obsesión de
Página

atribuirse todos los avances sociales de la


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

humanidad en su generalidad y las mujeres en su


particularidad, fue en Rusia quizás, antes que en
Estados Unidos y países europeos, donde la
Revolución de octubre de 1917 ya había impulsado
la igualdad de género en muchos ámbitos:
“Durante la revolución rusa las mujeres
estuvieron envueltas en casi todos los aspectos
de la revolución de octubre. El gobierno
revolucionario estableció leyes que permitían o
hacían posible la igualdad política y social de la
mujer, estas incluían el derecho al voto, el
derecho al divorcio y a ocupar cargos públicos,
acceso legal y gratuito para todas las mujeres, la
abolición de leyes en contra de la
homosexualidad, el principio de igual paga por
igual trabajo, licencia por maternidad de 4 meses
antes y después del alumbramiento y cuidado de
niños gratuito.
Los restaurantes, los centros de cuidado de niños
y las lavanderías fueron socializadas por el
gobierno para facilitar la participación de las
217

mujeres en el manejo de sus centros de trabajo y


del gobierno. La revolución rusa tuvo logros para
Página

con la lucha de la liberación de la mujer nunca


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

vistos en la historia de la humanidad. Estos


logros fueron destruidos por la restauración del
capitalismo en Rusia llevada a cabo en la década
del treinta por Joseph Stalin.”95

Las décadas de 1.920 y 1.930, que podemos decir


representan el tránsito de la primera a la segunda
ola, serán años de nuevas disputas por derechos
sociales. Aparece el corte Single y Flapper Bob en
Estados Unidos (ya existía en Francia, bob cut) que
viene a representar toda una actitud revolucionaria
para las mujeres, ya que, implicaba dejar de usar el
pelo largo, elemento del estereotipo femenino y
confrontar la idea imperante la cual pensaba que
las mujeres eran inferiores porque supuestamente
tenían un cerebro más pequeño. Ese corte de
cabello, al “estilo hongo”, irónicamente hacía ver
la cabeza de la mujer de un modo más
voluminoso.
218

95
Blog “Mujeres de la Historia” (publicado el 16 de octubre de 2007).
Página

Link:
http://mujeresdelahistoria.blogspot.com.ar/2007/10/la-revolucin-
rusa.html
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Ilustración: Fermín Boloquy

Varios grupos de mujeres surgirán en esta época,


reivindicando el uso del espacio público, en bares,
en calles y con prácticas sexuales más libres. En
estos años ’20 en Estados Unidos, aparecen en la
219

escena pública “las flappers”, un nuevo “tipo” de


mujeres jóvenes que usaban faldas cortas, el estilo
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de cabello mencionado, no vestían corsé, fumaban,


tomaban, conducían y escuchaban música no
convencional para la época.
Al mismo tiempo, en 1915, como se imponía la
moda de llevar vestidos de tirantes en los cuales
quedaban las axilas descubiertas, aparece el primer
anuncio publicado en la revista Harper’s Bazaar,
cuyo público lector eran las mujeres de la alta
sociedad norteamericana, en el que se mostraba la
fotografía de una joven con los brazos en alto y
descubiertos con la frase: “la moda para el verano y el
baile moderno se combinan para hacer necesaria la
eliminación del molesto vello”. Se instala la depilación
como gran estereotipo social femenino (aunque
desde el antiguo Egipto, tanto hombres como
mujeres se depilaban por higiene, por estética e
incluso por falta de agua para bañarse en épocas de
crisis hídrica) teniendo tras de sí un cuantioso
comercio con sus respectivas ganancias
monetarias.
220

Las publicidades antiguas y más aún las


contemporáneas construyen sentidos, estereotipos
Página

de femineidad y masculinidad, concepciones de lo


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

que es y no es normal, de lo que está y debe ser


legítimo y de lo que no. Existe en el mundo del
siglo XXI un innumerable caudal de publicidades
sexistas que asocian a la mujer al ámbito
reproductivo y doméstico (productos del hogar,
limpieza, compras en supermercados, etc.).

Fuente: desconocida
221

En otro aspecto, la introducción de la tecnología


en el hogar, de la mano de la línea blanca de
Página

electrodomésticos, instalará en el debate público la


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

centralidad del trabajo doméstico, temática que no


será retomada hasta los años ’70, invisibilizada
nuevamente y luego reaparecida en el siglo XXI.
En los años ‘20 no se pensaba tanto en quién tenía
que cumplir los roles hogareños (estaba claro que
eran las mujeres) sino en qué condiciones. De allí
que los electrodomésticos venían a facilitar la labor
de ama de casa.

Fuente: desconocida. Plancha Hot Point


222

El debate de los años ’70 en torno al trabajo


Página

doméstico será retomado gracias a la Campaña


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Internacional Salario para el Trabajo Doméstico,


campaña en la que participó activamente Silvia
Federici y que relata detalladamente en su libro
“Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción
y luchas feministas”96. Sus participantes manifestaban
también: “no es un salario para las amas de casa
sino para el trabajo doméstico”, es decir, con
objeto de reconocer que dicho trabajo es la base
de sostenimiento del sistema de producción
capitalista. Instituye la crítica feminista al
marxismo ortodoxo a quién le denuncia: para que
un sujeto proletario masculino vaya a trabajar
todos los días 8, 10 o 12 horas es necesario que
otras personas (las mujeres) limpien la casa, críen a
los hijos (los futuros proletarios), cocinen y laven.
En el modelo marxista clásico, el salario que paga
el patrón -el señor burgués al obrero- y del cual
obtiene la ganancia llamada plusvalía, incluye el
monto para que el obrero y su familia puedan
vivir/sobrevivir diariamente. Pero, se paga la
223

comida, no quién la cocina. Se paga la ropa, no


Página

96
Federici, S. (2013). Revolución en punto cero: trabajo doméstico,
reproducción y luchas feministas. Madrid: Traficantes de sueños
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

quién la lava. Si las mujeres no hicieran toda esta


labor, el sistema capitalista no podría reproducirse.
Por ello, el trabajo doméstico que las mujeres han
realizado es la base del sostenimiento de la vida
humana en sí. Vandana Shiva dirá que las mujeres
han alimentado a la humanidad por más de diez
mil años.
Y para reconocer este trabajo, que en las
sociedades patriarcales se impuso a las mujeres, no
porque estuvieran mejor dotadas genéticamente
sino porque la división sexual del trabajo97 las
confinó al espacio privado, entonces la Campaña
hablaba de salario para el trabajo doméstico y no
para la ama de casa porque esto último podría
implicar reconocer en parte la labor que hacen las
mujeres pero a su vez volver a re-esencializarlas en
ese rol doméstico.
Muchos planes sociales de subsidios, de
transferencia monetaria condicionada en el marco
de gobiernos progresistas por ejemplo en América
224

Latina, han reconocido dicha labor pero han


Página

97
Amorós, A. (1995). División sexual del trabajo. Amorós C, 10, 257-
295
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

dejado también a la mujer en ese papel. Y ello se


evidencia cuando se habla del embarazo como
acto únicamente de la mujer y del rol de madre
como un rol de cuidado. Ya, en los años ’60, un
grupo de mujeres denominadas “Welfare Mothers”,
Madres del bienestar, mujeres afrodescendientes
de Estados Unidos, reclamaban al Estado un
salario por sus funciones en el ámbito doméstico.
Así, el debate sobre el trabajo doméstico, que se
dice es trabajo pero no empleo, ya que no se
remunera, es una cuestión que ha pasado del plano
público al plano ausente, en un ir y venir
constante. Aparece, como dijimos, en los años ‘20,
desaparece luego, reaparece en los años ‘70 en el
marco de una crisis mundial en torno al aumento
de la población y el límite ecológico de nuestro
planeta, desaparece otra vez y reaparece en los
años recientes, justamente porque tensiona la
matriz misma del capitalismo. Hoy se habla
entonces de redistribución y democratización de
225
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

las estructuras familiares. Todo ello es uno de los


debates de la llamada “economía feminista”98.
A la fecha, parte de las funciones “domésticas”,
más bien de reproducción, son derivadas a otras
mujeres por parte de aquellas que han ingresado al
mercado laboral y el cual les exige en casos la
totalidad de su día. Cuando las mujeres ingresan al
mercado de trabajo (o más bien mercado de
empleo), principalmente durante la Segunda
Guerra Mundial (en la primera también aunque no
masivamente) porque los hombres se fueron al
frente de batalla, las mujeres sintieron de modo
colectivo que podían hacer las mismas cosas que
ellos, en muchos casos, sus esposos.
Esto fue dando origen a lo que se conoce como
“segunda ola feminista”, principalmente en los
años ’50 y ’60 y que tendrá como grandes obras a
“El Segundo Sexo”99 de Simone de Beauvoir en
1949, haciendo referencia al sexo de la mujer por
226

98
Orozco, A. P. (2005). Economía del género y economía feminista¿
Conciliación o ruptura? Revista venezolana de estudios de la
Página

mujer, 10(24), 43-63


99
De Beauvoir, S. (1981). El segundo sexo (1949). Siglo XX,
Buenos Aires
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

oposición al construido como primer sexo (el del


hombre), obra en la que escribe más o menos
literalmente de la traducción francesa al español su
famosa frase “no se nace mujer, se llega a serlo”. Y
otra gran obra, entre muchas otras, será “Mística de
la Femineidad”100 en 1963 de la mano de Betty
Friedan en Estados Unidos, quien hablará del
malestar femenino que sintieron las mujeres como
colectividad social tras tener que regresar a sus
hogares luego que sus maridos y los hombres
volvieran de la guerra y ocuparan nuevamente los
puestos de trabajo que tomaron ellas
provisionalmente durante la Segunda Guerra
Mundial entre 1939 y 1945. La experiencia de
trabajo remunerado que les dejó la guerra les
provocó un malestar bajo la pregunta central: ¿por
qué tenemos que volver a nuestras casas?
Incluso, para tal época en la que se comenzará a
perfilar la idea central de que el género es una
construcción social, una mujer, la bióloga Rachel
227

Carson, publicará en 1962 “Primavera Silenciosa”101


Página

100
Friedan, B. (2017). La mística de la feminidad. Ediciones Cátedra
101
Carson, R. (1964). Primavera silenciosa: Libros de la
naturaleza. Barcelona: Editor Luis de Carolt
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

en la que empezará a instalar el debate acerca de


los perjuicios del uso masivo e indiscriminado de
pesticidas en el ambiente (especialmente en aves,
de allí el título del libro) culpando de la
contaminación a la naciente industria química y
logrando que la legislación estadounidense prohíba
el uso del DDT102, un compuesto utilizado en los
insecticidas. Así, el género comenzó a verse como
una construcción social y el ambiente también.
Biología y cultura deberán ir juntas103.
Hay que destacar también que no solo hombres
protagonizaron la guerra y los frentes de batalla.
Muchos grupos de mujeres participaron como
soldadas, pilotas, enfermeras, cocineras,
secretarias, telefonistas y las famosas remachadoras
trabajando en las fábricas militares. Es decir, si la
economía capitalista necesita de los trabajos
impagos de las mujeres en el ámbito no público de
reproducción, también en la economía capitalista
de guerra necesita dichos trabajos. De allí que las
228

102
Dicloro difenil tricloroetano
Página

103
Para abordar el debate sobre la antropología y el género ver:
Mead, M., & Malinow, I. (1982). Sexo y temperamento en tres
sociedades primitivas. Paidós
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

luchas feministas reivindiquen el concepto de


“huelga” y de “paro de mujeres”.
En este punto, será el gobierno de Estados Unidos
quien incentive a las mujeres a ocupar los puestos
tradicionalmente de obreros masculinos mediante
toda una propaganda oficial de nivel masivo. Ya
durante la Primera Guerra Mundial (1914-1919) el
gobierno les pidió a las mujeres que donaran sus
corsés de hierro para construir con ellos dos
aviones militares. Tal hecho histórico dio origen al
surgimiento del sostén o el corpiño a través de la
incitación a usarlo en las películas de Hollywood.
Pero esto fue menor, ahora creará dos grandes
personajes.
En primer lugar, en 1941 se publicita el cómic de
la Mujer Maravilla, esa mujer fuerte y poderosa que
podía llevar su vida hogareña y al mismo tiempo
ser una súper-heroína, es decir, participar en la
defensa de la lucha nacional y trabajar. Al finalizar
la guerra, “misteriosamente” su heroísmo empieza
229

a perderse.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En segundo lugar, en 1942, nace ROSIE La


Remachadora, mujer con un pañuelo rojo de
lunares en la cabeza quien se convertirá en uno de
los íconos del feminismo a nivel mundial hasta
nuestros días. Incluso, surge la ola de “mujeres
glamourosas”, simbolizando la idea que ellas
podían trabajar y así mismo verse “bien”,
maquillándose, vistiéndose con glamour. Esto es,
estrategias estatales para promover el ingreso de la
mujer al mercado laboral. Podríamos decir
entonces que el Estado impulsó en parte el
feminismo de la segunda ola.

230
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Fuente: desconocida. Rosie, la Remachadora

Aquellos instrumentos que utiliza el poder para


dominar a las personas, a los géneros, a los
cuerpos, en fin, lo que Foucault llamaba la
Biopolítica (el control de las poblaciones y sus
vidas) pueden ser utilizados por los propios sujetos
231

sujetados a ellos y subvertirlos. Esto sucedió por


ejemplo con la píldora anticonceptiva.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

La píldora anticonceptiva se utilizó como forma de


control de natalidad de las poblaciones del Tercer
Mundo. De hecho, sus prácticas de
experimentación y testeos se realizaron en
comunidades afrodescendientes del Caribe y
Estados Unidos, principalmente Puerto Rico y
Harlem (un barrio de Manhattan), como relata
claramente la historiadora argentina Karina Felitti
en su libro “La revolución de la píldora”104. Sin
embargo, será luego reutilizada por las mujeres
blancas de Estados Unidos como un derecho y
una práctica de liberación del mandato de la
maternidad, es decir, de la maternidad como
elección y no como institución obligatoria de la
heterosexualidad.
Ello implicaba entre otras críticas feministas, el
hecho de tener que medicalizarse sin estar
enfermas y lo racional de exigir lo mismo para los
hombres, que al fin y al cabo, eran posibles sujetos
fértiles durante todo el año, a diferencia de las
232

mujeres.
Página

104
Felitti, K. (2012). La revolución de la píldora: sexualidad y política
en los sesenta. Edhasa
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Así, se pasó de ser una forma de control mundial


de la natalidad de las poblaciones
pobres/empobrecidas a constituirse en una forma
de liberación y reivindicación feminista en el
marco de la revolución sexual que vino de la mano
del movimiento estudiantil, hippie y homosexual,
para pasar a ser en el siglo XXI una forma de
autocontrol del cuerpo femenino.
En primera instancia, como relata Karina Felitti, la
píldora estaba prescripta como método de
tratamiento ginecológico para regular el ciclo
menstrual. A su vez, podían utilizarla solo mujeres
casadas con hijos que ya no querían tener más,
pues su nivel de fertilidad parecía ser muy alto.
Como solo las mujeres casadas podían acceder a la
píldora, surge el “comercio de anillos”: aquellas
prestaban sus anillos a las solteras.
Recién en 1960 en Estados Unidos se va a
autorizar como método anticonceptivo hormonal
oral. Pero, incluso el Papa Pablo VI en su Encíclica
233

de la Vida Humana prohibirá el uso de la píldora


con fines anticonceptivos, a pesar de ser la postura
Página

minoritaria pero más conservadora de la iglesia.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En uno de sus puntos, manifestaba:


“14. En conformidad con estos principios
fundamentales de la visión humana y cristiana del
matrimonio, debemos una vez más declarar que
hay que excluir absolutamente, como vía lícita
para la regulación de los nacimientos, la
interrupción directa del proceso generador ya
iniciado, y sobre todo el aborto directamente
querido y procurado, aunque sea por razones
terapéuticas (14).
Hay que excluir igualmente, como el Magisterio
de la Iglesia ha declarado muchas veces, la
esterilización directa, perpetua o temporal, tanto
del hombre como de la mujer (15); queda además
excluida toda acción que, o en previsión del acto
conyugal, o en su realización, o en el desarrollo
de sus consecuencias naturales, se proponga,
como fin o como medio, hacer imposible la
procreación (16)105.
234

Todo este contexto tiene que ver con la ola neo-


malthusiana, la cual pensaba que, ante un mundo
Página

105
Pablo, V. I. (1968). Humanae vitae. Santiago: Ediciones Paulinas
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

finito sobre el cual avanza sin fin el capitalismo,


ante un mundo con recursos naturales limitados,
no hay que detener el uso depredatorio de los
mismos sino reducir la población que ha de
consumirlos. El problema (y ese es el problema)
no está en la producción ni distribución sino en el
consumo. Y ni siquiera en el consumo en sí, sino
de cuántos y quiénes son los que consumen. De
hecho, es ese cruce del discurso sobre poblacional
con el discurso ecológico lo que hará surgir los
primeros diálogos entre ecología y género, pues
para controlar la natalidad y la cantidad (y
“calidad”) de quienes nacen había que intervenir
sobre el cuerpo de las mujeres, la fábrica de los
hijos.
La píldora anticonceptiva era una de esas formas;
la restricción de hijos por ejemplo en China
constituyó otra; las prácticas de esterilización
masiva en países de África y América Latina una
más; el no avance de políticas de salud para
235

poblaciones con VIH y demás enfermedades


venéreas también fue y es una forma de control de
Página

natalidad. Incluso, las muertes por


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

experimentación nuclear, la contaminación


ambiental y las bombas atómicas serán también
formas masivas de exterminio de la población, ya
por presencia del capital, ya por ausencia del
Estado.

Ecofeminismo: Género y Ambiente


EN EL MARCO de semejante intervención sobre
el cuerpo de las mujeres con objeto de controlar la
natalidad de la población mundial (quizás, como
dijimos, la excusa para controlar el cuerpo de las
mujeres) es que surge la reivindicación de los
derechos sexuales y reproductivos (hoy también
no reproductivos) y al mismo tiempo las luchas de
mujeres en torno a la defensa del ambiente, de los
recursos naturales con los cuales trabajan, de sus
vidas, de sus territorios, de sus familias. En este
sentido, como explica Agustina Cepeda106, los
derechos sexuales y reproductivos deben
236
Página

106
Cepeda, A. Historiando las políticas de sexualidad y los derechos
en Argentina: entre los cuentos de la cigüeña y la prohibición de la
pastilla
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

comprenderse siempre en un marco más global de


políticas en torno a lo demográfico.
Los proyectos extractivos del ambiente, las
grandes explotaciones mineras, hidrocarburíferas,
urbanísticas, de producción agroexportadora (la
“Revolución Verde” que incrementa la
productividad agrícola desde 1960), las nuevas
especies de plantas transgénicas, harán que el
ambiente se violente de una manera catastrófica.
El capitalismo recrudeció su práctica ecofemicida
sobre la naturaleza y el control del cuerpo de las
mujeres. Al afectar al ambiente afecta también el
entorno productivo y reproductivo de las mujeres,
pues éstas, en el marco de la economía capitalista y
patriarcal con base en la división sexual del trabajo,
están confinadas al ámbito doméstico; un espacio
en el cual se relacionan material y en casos
espiritualmente con múltiples recursos naturales, el
agua, la tierra, la leña, etc. (menos visibles en el
mundo urbano donde todo ya está listo para ser
237

consumido).
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Pensemos más fácilmente en contextos rurales


donde la mujer es quien tiene que ir a buscar agua
y leña para cocinar. En consecuencia, si hay
desmonte esa leña está más lejos; si hay
desertificación, el agua107 se halla menos accesible;
si hay contaminación, las familias se enferman. Lo
anterior implica entonces mayor cantidad de
tiempo y esfuerzo para cumplir los roles
domésticos en tanto mandatos sociales que pesan
sobre ellas: manutención, cuidado, entre otros.
Las mujeres a su vez están más empobrecidas que
los hombres, ya que, siete de cada diez personas
pobres son mujeres (es lo que llamamos proceso
de feminización de la pobreza108) y la pobreza se ubica
además en contextos periféricos. Esto significa, en
las afueras de las ciudades, zonas ambientalmente
vulnerables a catástrofes socioambientales.

107
Se puede leer un artículo de mi autoría: “La problemática del
agua en América Latina y Argentina desde una perspectiva de
género”. Terceras Jornadas de Ciencia Política del Litoral. Daniel
238

Comba y María de los Milagros Sosa Sálico (Compiladores). ISBN


978-987-692-103-9. Universidad Nacional del Litoral
Página

108
Aguilar, P. (2011). La feminización de la pobreza:
conceptualizaciones actuales y potencialidades analíticas. Revista
Katálysis, 14 (1)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Si pensamos que el 50 % de las infraestructuras


urbanas en América Latina se encuentra en
ciudades costeras; si las fábricas contaminantes se
ubican en tales espacios geográficos periféricos
perjudicando la salud de las personas y si son las
mujeres quienes están principalmente a cargo de
sus hijos; si una industria contamina un río y esto
daña la salud de los niños que juegan y consumen
esa agua, es inevitable que las mujeres emprendan
acciones sociales en su defensa.
También, es lógico que si las mujeres pobres están
en las periferias de las ciudades trabajando en sus
casas mientras el hombre ocupa labores
“masculinos” en el espacio público (por ejemplo,
la construcción, aunque hay un pequeño
porcentaje de mujeres trabajadoras de la
construcción) e irrumpe un tsunami, mueran más
ellas que hombres; es lógico que si las condiciones
precarias y edilicias de viviendas prefabricadas en
las que habitan son en demasía vulnerables,
239

entonces ante un terremoto mueran más mujeres y


niños; es lógico que si el 70% de la producción
Página

agrícola mundial es realizada por mujeres


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

campesinas que no son en su mayoría reconocidas


como trabajadoras rurales109 (pues se ven las
actividades que realizan como labores propias del
hogar dentro del campo o como ayuda al esposo
campesino), entonces la lucha por la tierra y el
derecho a su acceso (solo del 1% al 3 % de las
mujeres son propietarias de tierras en el mundo110)
se vuelve parte de las luchas cotidianas de muchas
mujeres; es lógico finalmente que, si en muchas
culturas andinas, asiáticas y africanas la mujer se
vincula con la tierra de un modo sagrado, con los
elementos de la naturaleza, en efecto irrumpa en la
escena pública para defenderlos111.

109
En mi tesis doctoral trabajo con el caso del MMC, Movimiento de
Mujeres Campesinas (Movimento de Mulheres Camponesas) en
Brasil, que vienen luchando por el reconocimiento como
trabajadoras rurales.
110
Ver Korol, C. (2016). Somos tierra, semilla, rebeldía. Mujeres,
tierra y territorio en América Latina. S/L : GRAIN, Acción por la
Diversidad y América Libre
111
En mi tesis doctoral trabajo con otro caso, el de las Quebradoras
de Coco Babaçu en Brasil (Quebradeiras de côco Babaçu, MIQCB),
cuya labor vinculada al ámbito doméstico implica relacionarse y
trabajar con las palmeras de coco, con objeto de realizar aceites,
240

jabones, etc. como parte de la economía doméstica y también para


el mercado, en tanto actividad propia de las niñas y mujeres. Sin
embargo, los procesos de privatización de tierras en Brasil
Página

expropiaron sus tierras y las palmeras quedaron en manos privadas.


Con la Lei do Babaçu Livre consiguieron poder seguir trabajando
con el coco, aunque las tierras no les pertenezcan legalmente.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Todo lo anterior evidencia los vínculos entre


género y ambiente, entre mujeres y lucha
ambiental, muchas veces por cuestiones de defensa
del territorio, la salud y vida de ellas y sus familias
y otras veces por cuestiones de matriz más
espiritual. Un río puede ser solo fuente de recurso
vital, puede ser solo un elemento cargado de
misticismo (por lo cual no se le toca) o puede ser
una combinación de ambos. En los casos cuyas
culturas asocian lo femenino con la divinidad de la
naturaleza, la defensa y lucha de las mujeres está
casi garantizada, como consecuencia de la
feminización positiva de la naturaleza con la que
aún conviven de modo local, por oposición a la
feminización negativa que se ha desarrollado a
nivel global.
Para comprender estos dos tipos de vínculos, se
crearon conceptos o más bien adjetivos de la
categoría “ecofeminismo”. Ecofeminismo es un
término que acuña la socióloga francesa Francoise
241

D’eaubonne en 1974 para nombrar de algún modo


las luchas de mujeres en torno a la defensa
Página

ambiental. En Europa y el mundo anglosajón, las


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

luchas eran en el marco de la Guerra Fría (Estados


Unidos vs. Rusia), el desarrollo del capitalismo
extractivo y el avance nuclear de oposición entre el
Primer Mundo (Estados Unidos y sus aliados) y el
Segundo Mundo (Rusia y sus aliados).
Marchas por la paz mundial contra la guerra
atómica, nacimiento de la consciencia ecológica
global, protestas en las que se ponen a actuar
diferentes acciones simbólicas: por ejemplo, el
abrazar árboles, como lo hicieron las mujeres
indias del Movimiento Chipko (“Abraza árboles”)
para impedir la tala indiscriminada en los
Himalayas. Fueron luchas, muchas veces, de clase
media europea y de mujeres pobres en países del
Tercer Mundo (América Latina, parte de Asia y
África).
Así, las acciones colectivas cuyo pensamiento
estaban y están aún más nutridas por una noción
espiritual, de la creencia en un vínculo místico de
la mujer con la naturaleza, quizás porque ambas
242

son vistas como “dadoras de vida” (el problema se


plantea en las culturas que no son pachamámicas,
Página

también con las mujeres estériles y aquellas que no


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

quieren ser madres) se llamaron ecofeminismo


espiritualista o esencialista (con grandes aportes por
citar de Vandana Shiva en India, Ivone Gebara112
en Brasil, entre otras).
Ello, por oposición (o tal vez complemento) a un
ecofeminismo constructivista que nos dice: sí existen
relaciones específicas entre el género y el ambiente
pero esas relaciones son resultado de una
construcción histórica, social y patriarcal que llevó
a las mujeres a estar confinadas al ámbito
doméstico y por ello se han vinculado de un modo
más directo con la naturaleza y sus recursos (como
relatamos antes), pero esto no significa que exista
un vínculo místico o del ser mismo, biológico o
casi anatómico entre ser mujer y la naturaleza.
Desde esta postura, son valiosos los aportes (entre
muchos otros) de las españolas Yayo Herrero113 y
Alicia Puleo114.
243

112
Gebara, I. (1997). Teologia ecofeminista. São Paulo. Olho dágua
113
Herrero, Y. (2012). Propuestas ecofeministas para un sistema
Página

cargado de deudas. REC


114
Puleo, A. H. (2013). Ecofeminismo para otro mundo posible.
Ediciones Cátedra
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

El argumento anterior no niega que las mujeres


hayan desarrollado un saber particular y ancestral
dotándose de gran conocimiento sobre la
diversidad biológica, las semillas, la comida, etc.
Mientras la cocina puede ser un ámbito de
opresión para las mujeres urbanas, se constituye en
espacio de lucha y reivindicación de saberes para
las mujeres rurales. E incluso no niega que hayan
desarrollado un sentido de protección ambiental
así como una relación espiritual y de aprecio para
con la naturaleza pero estando conscientes que ese
vínculo no es por ser propiamente mujer sino por
las funciones que han cumplido y cumplen en las
sociedades capitalistas.
Bina Agarwal115, ecofeminista de la India, con una
postura diferente a la de Vandana Shiva
(ecofeminista que reivindica la primera corriente
espiritual), nos dice que se construyen relaciones
con el ambiente y con cada entorno. Existen tantas
relaciones con el medio natural como grupos
244

humanos en la Tierra. Se generan vínculos


Página

115
Agarwal, B. (1997). The gender and environment debate: Lessons
from India. The Women, Gender & Development Reader, 68-75
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

afectivos pero son distintos dependiendo del


contexto territorial, histórico, cultural, social,
político y por supuesto económico.
También, hay autoras como la socióloga argentina
Maristella Svampa, que hablan de un ecofeminismo de
la supervivencia. Las mujeres luchan para defender el
ambiente porque defienden en gran parte sus vidas
y las de sus allegados y en muchos casos sus
comunidades. Se habla además, línea en la que me
inscribo, de ecofeminismos del Sur -por oposición a
los del Norte Global- propios de los países
llamados del Tercer mundo.
Hablamos de las mujeres desde el Sur y con el Sur,
de las mujeres pobres que defienden sus territorios
y pueden o no tener un vínculo místico con la
naturaleza pero de igual modo ese nexo se
reivindica en el momento de la lucha. Se protege el
ambiente porque debemos protegerlo y también
porque repercute sobre la vida de las personas, las
familias, las mujeres y los cuerpos.
245

Es más, si tuviéramos que hablar de las primeras


Página

ecofeministas, sin duda habrían sido las brujas que


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

mató el capitalismo. Pero incluso, el primer


vínculo entre mujer y tierra se habría dado en el
surgimiento de la agricultura en tanto “gran
proceso civilizatorio”, como relatamos
anteriormente116.
Estas luchas en torno a la defensa ambiental tienen
que ver también con lo que Vandana Shiva llama
“mal desarrollo”117. El desarrollo como categoría
política que emerge en el discurso internacional
tras la Segunda Guerra Mundial, con objeto de
reconstruir el mundo que había quedado en gran
parte devastado por la guerra, fue el elemento que
permitió hablar de “sociedades desarrolladas” y
“sociedades subdesarrolladas”. Aquellas que
emprendían la vía de transición serían llamadas
“países en desarrollo”. En verdad, la cuestión
116
Al respecto, los vínculos entre tierra y mujeres, entre ciudades y
género, pueden verse en un artículo que publiqué para la Revista
Cuestión Urbana de la Universidad de Buenos Aires. Martin, G.
(2017). Tierras, Ciudades y Mujeres en América Latina. Hacia un
desarrollo urbano sustentable con perspectiva de género. Revista
Cuestión Urbana de la Universidad de Buenos Aires. Año 2 (2).
246

http://cec.sociales.uba.ar/wp-
content/uploads/sites/15/2017/10/Revista-Cuesti%C3%B3n-Urbana-
Nro-02.pdf
Página

117
Shiva, V. (1995). Abrazar la vida. Mujer, ecología y
desarrollo. Cuadernos Inacabados, (18)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

implicaba que para la existencia de países


desarrollados, debían existir simultáneamente
países subdesarrollados. Fue y es una falacia
político-económica la transición de una sociedad a
otra más “evolucionada” (al estilo de las famosas
Etapas del crecimiento económico propuestas por
Walter W. Rostow118) sino que era más bien la
Teoría de la Dependencia, propuesta por teóricos
latinoamericanos brasileños y argentinos, la que
develaba esa trampa economicista.
En perspectiva global, a nivel histórico se habló de
civilización, luego de progreso y finalmente de
desarrollo. Incluso, como el desarrollo empezó a
mostrar sus fallas y limitantes, se comenzó a hablar
de desarrollo agregándole algún adjetivo:
desarrollo humano, desarrollo ambiental,
desarrollo social, etc. Y como eso perdía la
perspectiva más general, se busca combinar en los
últimos años más de un adjetivo: “desarrollo
humano sustentable”, “desarrollo sostenible con
247
Página

118
Eran 5: 1) Sociedad tradicional; 2) Condiciones previas al impulso
inicial; 3)Impulso inicial o despegue; 4) Marcha hacia la madurez; y
5) Era del alto consumo masivo.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

enfoque de género”, por citar. Son palabras que se


van acumulando.
De hecho, en la foto panorámica del 2017, el
discurso del progreso está aflorando cada vez más
fuerte. A él se le está acompañando también, el
discurso de la meritocracia, que no es otro que una
justificación social de la riqueza de unos pocos a
merced de los muchos a quienes se les hace creer
que pueden también tenerla. Y del discurso del
progreso, volvemos y nos topamos con el discurso
civilizatorio, tanto en un sentido reaccionario (“la
derecha mundial vs. los pobres salvajes”) como
subversivo (“la deshumanización de los
oprimidos” que tensiona nuestra propia idea de
sujetos civilizados).
Pero en verdad, lo que ha ocurrido y ocurre es un
mal desarrollo, un desarrollo que promovió el
capitalismo mediante el extractivismo, el despojo
de comunidades, el saqueo de recursos naturales a
una escala impensable tiempo atrás, la violencia a
248

los grupos explotados y la generación de mayores


niveles de pobreza e indigencia extrema mundial
Página

(3.000 millones de pobres). El desarrollo no


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

solucionó la pobreza, la aumentó. El desarrollo no


desarrolló los países pobres, los empobreció. Y
muchas de estas consecuencias afectaron a las
mujeres. El surgimiento del ecofeminismo en este
contexto es entonces efecto del “mal desarrollo del
desarrollo”.
Por tanto, el feminismo en su diversidad debe
repensar su historia y legajo, contarla de un modo no
colonizador (por ello se habla también de
feminismos descoloniales119), es decir, desde la
historia de las luchas de la mujer blanca120 y de un
modo no estatal, es decir, de sus conquistas más allá
de lo jurídico y su utilización por parte de los
gobiernos y múltiples organismos internacionales.
Será una estudiante de la India, Chandra Mohanty,
quien al llegar a Estados Unidos les diga a las
mujeres blancas que no saben nada de la realidad
que ella vive, que sus deseos de liberación son
diferentes a los suyos, que están, queriéndolo o no,
249

119
Bidaseca, K. (2013). Feminismos y poscolonialidad:
descolonizando el feminismo desde y en América Latina. Ediciones
Godot
Página

120
Hasta aquí en el libro he tenido que “caer” a veces en contar la
historia mundial de las mujeres a través del relato de los
movimientos de mujeres blancas.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

desarrollando un feminismo colonizador que


universaliza las luchas y objetivos a partir de una
única realidad: la de la mujer blanca heterosexual
del Primer Mundo121.
Este argumento podemos trabajarlo también
cuando contemplamos a las mujeres islámicas.
Tras la revolución en Irán a fines de los años ’70 se
instalará el velo o hiyab, en el código de
vestimenta islámico, que difiere su uso e
interpretación según los países. Por ejemplo, en
Malasia muchas mujeres no lo usan. A veces es
más una cuestión cultural que religiosa y tiene que
ver con muchos otros argumentos no occidentales
que no deben reducirse a una idea de “opresión de
la mujer oriental” (sin distinción alguna de la
diversidad de mujeres que existen en Oriente).
Occidente y la academia occidental reproducen un
estereotipo de género sobre las personas árabes: los
hombres son terroristas, las mujeres oprimidas. Y se ha
250

121
Mohanty Talpade, Chandra (2008). “De vuelta a “Bajo los ojos de
Occidente”: la solidaridad feminista a través de las luchas
anticapitalistas” en Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas
Página

desde los márgenes (Madrid: Cátedra)


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

llegado a este imaginario sobre la base de un estilo


de ropa, como si existiera un “modo de vestir
terrorista” y un universal “modo de vestir
oprimido”.
De hecho, mientras que para muchas mujeres
musulmanas el vestirse de cuerpo completo es una
forma de protección contra las personas y los
hombres (además de un aspecto religioso la mayor
de las veces voluntario), para las mujeres
occidentales es el uso de ropa “más corta” un acto
de liberación. Podemos hablar entonces de uno y
varios “feminismos islámicos”. Otro ejemplo es el
del Movimiento de Mezquitas de mujeres egipcias
que reivindican la lectura de sus textos sagrados y
los reinterpretan desde una perspectiva de género.
Muchas veces el acto subversivo está en oponerse
a una norma y otras en reinterpretarla. Y es que lo
que puede ser reformista en algún ámbito, lo es
revolucionario en otro. La cuestión en fin es
correrse de la “misión evangelizadora” de la mujer
251

blanca occidental sobre las otras mujeres, es decir,


cuestionar la propia “retórica salvacionista” de un
Página

grupo que pretende constituirse en vanguardia de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

los demás. No universalizar el feminismo. No


universalizar la lucha social. No universalizar al
sujeto. Situar los feminismos. Situar las luchas.
Situar los sujetos.
Continuando, tras finalizar la Segunda Guerra
Mundial, Eleanor Roosevelt, llamada la “Primera
Dama del Mundo”, esposa también del Presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt, es
quien cambia el término “derechos del hombre”
por “derechos humanos”. Que hoy hablamos de
derechos humanos y no de derechos de los
hombres se lo debemos también a una mujer.
Las mujeres que ocuparon los puestos de trabajo -
estamos hablando de un 10% de la fuerza laboral
estadounidense (tendríamos que estudiar más qué
sucedió en países como los de Latinoamérica)-
implicó otro elemento de una de las luchas
contemporáneas de mujeres que tiene que ver con
el derecho de igual remuneración por igual tarea.
El hecho que las mujeres ingresaran al mercado
252

laboral remunerado durante la Segunda Guerra


Mundial implicó que lo hicieran en el marco de
Página

una economía de guerra y del “esfuerzo” que el


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Estado les pedía al respecto. Es decir, que


ingresaran como mano de obra barata.
La cuestión es que tal mano de obra barata femenina en
contextos de guerra quedó también hasta nuestros
días y ellas siguen padeciendo el llamado “techo de
cristal”; un techo en el que las mujeres, según los
datos sistematizados por Le Monde Diplomatique,
ocupan el 35% de los cargos directivos de
empresas, el 22% de los cargos de conducción
estatal y perciben un 27% menor de salario
respecto de los hombres al realizar la misma
actividad por el mismo tiempo de trabajo.
Sumando, según el “Atlas del estado actual de la
mujer en el mundo”122, el salario promedio de las
mujeres se diferencia negativamente en un 50%
con relación al de hombres, siendo además
problemáticas decisivas la falta de acceso o acceso
restringido a préstamos, tierra, herencia y
educación. Sobre estas condiciones, la pobreza se
vincula de modo estadístico con el género, si
253

tenemos en cuenta, como ya dijimos, que el 70%


Página

122
Seager, J. (2001). Atlas del Estado de la Mujer en el mundo.
Madrid, España: Editorial Akal
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de las personas quienes viven bajo el umbral de


pobreza son mujeres123, es decir, 1.200 millones,
siendo aún mayor cuando se introduce el análisis
en contextos rurales.
También, a este nuevo trabajo en el espacio
público (al que llamamos empleo porque se
remunera pero que no deja de ser en muchos casos
empleo precarizado, subvalorizado y en negro) se
suma el ya trabajo previo y constante en los
hogares. Que la mujer empiece a trabajar fuera de
la casa no conlleva que reduzca las horas dedicadas
a la limpieza, al cuidado de hijos e hijas (e incluso
ancianos), al apoyo escolar y a la cocina. Son las
EUT, las Encuestas de Uso del Tiempo, las que
nos revelan que el Trabajo Doméstico No
Remunerado (TDNR) sea doble o triplemente
superior respeto del hombre. Esto está cambiando,
pero la “carga” sigue pesando mayoritariamente
sobre las mujeres.
¿Qué quiere esto decir? Que mientras la mujer
254

ocupa seis horas diarias en dicho trabajo


Página

123
Ver Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. En
http://www.wim-network.org/
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

doméstico, el hombre ocupa dos. Es, en síntesis, lo


que nombramos como “doble jornada laboral”.
Aún hay una tercera jornada vinculada a las
actividades comunitarias que realizan algunas
mujeres en sus barrios, por ejemplo, al hacerse
cargo de una copa de leche, de un centro
comunitario, etc.
Es decir, hay mujeres, más aún en contextos
periféricos de pobreza, que trabajan en sus casas,
son empleadas (muchas veces empleadas
domésticas en las casas de las mujeres de clase
media y alta) y además tienen a su cargo una copa
de leche: trabajo doméstico, trabajo remunerado y
trabajo comunitario.
Ello evidencia que, en el nuevo marco de la
economía global, algunas mujeres puedan
externalizar “sus tradicionales” funciones de
cuidado, manutención y limpieza a otras mujeres.
Se externaliza el cuidado de hijos e hijas a través de
la contratación de niñeras o jardines maternales
255

privados; se externaliza el trabajo de limpieza a


través de la contratación de empleadas domésticas;
Página

se externaliza el apoyo escolar a través de una


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

maestra/o particular y hasta se externaliza el parto


a través del alquiler de vientres. Siempre teniendo
en cuenta muchos matices, este es el esquema
global de externalización de las funciones domésticas
entre las propias mujeres. Es lo que la “economía
del cuidado”124 denomina “cadena global de
cuidados”. Es decir, todo un sistema y grupo de
mujeres sustenta a la mujer empleada e incluso a la
mujer “burguesa o de perfil aristocrático”.
La economía del cuidado nos dice que existen
cuatro grupos de personas que sí o sí dependen de la
presencia de otras para poder vivir: niñez, vejez,
discapacidad permanente y enfermedad transitoria. La
discusión está en que esos grupos han sido y son
cuidados mayoritariamente por mujeres. De allí
que se proponga el “Modelo de
Corresponsabilidad”, esto es, descentralizar las
funciones de cuidado desde las familias también
hacia el Estado, la comunidad y el mercado. Se
256

124
Página

Pautassi, L., & Zibecchi, C. (2013). Las fronteras del


cuidado. Agenda, derechos e infraestructura. Buenos Aires: editorial
Biblos-ELA.[Links]
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

reivindica el “derecho a cuidar y ser cuidado”125.


Por tanto, las y los humanos somos seres
interdependientes y además ecodependientes:
dependemos de otros y de la naturaleza para
nuestra supervivencia.
La otra cara de la moneda muestra que no
pudiendo externalizar las funciones de cuidado en
el ámbito público, las mujeres de barrios pobres (o
más bien empobrecidos) derivan esas funciones
que ahora cumplen en las casas de otras mujeres
hacia su propia familia. Es lo que llamamos
“Transferencia intergeneracional de cuidados” o
quizás una externalización interna. Las hijas e hijos
son cuidados por la abuela o por sus hermanos o
hermanas mayores. La abuela, que ya cumplió el
mandato social de crianza, que se jubiló en el
marco de la división sexual del trabajo, ahora se le
posterga su ilusoria edad jubilatoria y debe
continuar ejerciendo funciones domésticas y de
cuidado.
257

125
Ver el Sistema Nacional de Cuidados de Uruguay, en su Plan
Página

2016-2020. Link de acceso:


http://www.sistemadecuidados.gub.uy/innovaportal/file/61181/1/plan-
nacional-de-cuidados-2016-2020.pdf
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Ello se vincula en parte con la creciente


maternidad adolescente y esto también con la clase
social, la falta de educación y el inacceso a salud
sexual y reproductiva, así como de recursos
económicos y culturales que lleva en muchos casos
a formar familias ampliadas en condiciones de
hacinamiento. La fecundidad adolescente es
evidentemente un reflejo de la desigualdad social.
Para que quede clara la distinción entre trabajo y
empleo: si una mujer del Tercer Mundo, por
ejemplo, mexicana, va a trabajar como empleada
doméstica a la casa de un hombre estadounidense
(como sucede muy a menudo), percibe un salario
precarizado por ello, es decir, lo que hace en la
casa de él es empleo. Ahora, si esa mujer
contrajera matrimonio con el hombre para el cual
trabaja, éste dejaría de pagarle por las mismas
labores que antes llevaba a cabo. Es decir, es
trabajo pero no empleo.
Todos estos debates nutrieron la segunda ola
258

feminista y permitieron la tercera. Si en la primera


se luchaba por derechos políticos como el derecho
Página

al voto y a la educación, sin cuestionar los roles de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

género (o no al menos en la postura mayoritaria),


en la segunda se empiezan a cuestionar: la mujer
por ser mujer no tiene por qué ser ama de casa.
No existe una genética femenina que la
predisponga al hogar; es la cultura patriarcal quien
la confina allí.
Es aquí cuando nace la idea del género como
construcción social de la sexualidad. Existen
hombres y mujeres pero el género son los roles
que se asignan a cada uno de ellos siendo una
asignación arbitraria, no basada en una anatomía
específica ni en ningún instinto fisiológico. No hay
“una esencia” del ser mujer. La mujer no es por
“naturaleza” ama de casa, criadora de hijos y
fanática de la limpieza y la cocina. Es un rol
impuesto por la sociedad patriarcal. Esto es lo que
se está aceptando en la sociedad contemporánea.
“El amor de la madre y el amor de la abuela” no
son la excusa para que las mujeres sean explotadas
en el marco de la economía familiar y capitalista.
259

Con ello concluimos que el gusto por las


actividades domésticas puede pertenecer a
Página

cualquier género; aquí importa más el deseo


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

individual que la producción social de un deseo


generizado.
En este contexto, también se discutirá la violencia
de género, como ya lo expresamos. Muchas de las
luchas de género, que considero son luchas por formas de
habitar los cuerpos, las reconocerá y debatirá
Naciones Unidas (ONU) pero también las
cooptará. En el marco internacional, la respuesta
que dará la comunidad de países será la realización
de las llamadas Conferencias Mundiales sobre la
Mujer (México, 1975; Copenhague, 1980; Nairobi,
1985; Beijing, 1995).
En ésta última, se formula la famosa “Declaración
y Plataforma de Acción de Beijing” en la que se
proponían como ejes de trabajo: la mujer y la
pobreza, la educación y capacitación de la mujer, la
mujer y la salud, la violencia contra la mujer, la
mujer y los conflictos armados, la mujer y la
economía, la mujer en el ejercicio del poder y la
adopción de decisiones, mecanismos
260

institucionales para el adelanto de la mujer, los


derechos humanos de la mujer, la mujer y los
Página

medios de difusión, la mujer y el medio ambiente,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

y la niña. En ella se dirá que “la capacidad de las


mujeres para controlar su fecundidad constituye
una base fundamental para el disfrute de otros
derechos”126.
Finalmente, en la tercera ola, surgida en los años
’90, ya con base en los años ’80 desde el
surgimiento de las teorías del cuidado y el Giro
Afectivo127 que incorporan al análisis académico la
dimensión de las emociones y los afectos en la
vida pública y las luchas de movimientos sociales,
junto a los debates sobre la ciudadanía, empezarán
a darnos dos ideas centrales, una más “crítica” y
otra más “subversiva”. En el primer orden, nos
dirá que, ya no podemos hablar en abstracto de
hombres y mujeres sino de hombres y mujeres
situados.
El patriarcado es mundial pero no universaliza su
explotación. No oprime por igual a todas las
mujeres y a todos aquellos sujetos feminizados.
Desde este modus operandi, no sufre lo mismo
261

126
De Beijing, D. & para la Acción, P. (1995). IV Conferencia
Página

mundial sobre las mujeres. Beijing, China


127
Lara, A. & Domínguez, G.E. (2013). El giro afectivo. Athenea
Digital. Revista de pensamiento e investigación social, 13 (3)
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

una mujer que cuenta con recursos económicos


para defenderse que una mujer empobrecida quien
no los tiene. No es lo mismo un hombre negro
que un hombre gay. No podemos igualar una
mujer en contextos urbanos que otra en contextos
rurales o de guerrilla armada. No sufre la misma
opresión una mujer blanca que una mujer negra
lesbiana boliviana y pobre del Tercer Mundo.
Será el paradigma de la interseccionalidad, del
pensamiento transfronterizo como expresa Karina
Bidaseca, el que nos dirá que debemos vincular el
género con otras categorías sociales como la raza,
la etnia, la orientación sexual, la clase social, la
nacionalidad, la religión, el lugar geográfico, la
casta social, entre otros. Todas estas dimensiones
derivan en diferentes perspectivas de análisis:
perspectiva de género y raza, de género y
generaciones, de género y clase social, de género y
discapacidad, de género y etnia, de género y
colonialidad, entre varias otras.
262

Ese paradigma también nos permite aprehender


aquellos sujetos que se ubican en los intersticios de
Página

las múltiples identidades que nos atraviesan como


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

cuerpos. No solo somos hombres y mujeres sino


como dijimos, estamos situados en contextos
específicos y en vínculo con otras identidades. Y
en efecto, algunos sujetos se escapan a los
esquemas clásicos de pensamiento que desde las
ciencias sociales se pretendió hegemonizar a partir
de la idea de clase social.
Todo el debate se redujo a la clase social. Más
cerca o más lejos, más de acuerdo o en
desacuerdo, la academia pensaba en términos
marxistas de clase. Sin embargo, en los años ’60,
principalmente con el desenlace del Mayo Francés
en el año ‘68, el surgimiento del movimiento
obrero en vínculo con el movimiento estudiantil,
el movimiento feminista, el movimiento hippie y el
movimiento pacifista harán tensionar esa categoría
jerárquica para permitir un debate más ampliado.
Imaginemos ficticiamente que se creara un
Tribunal Internacional de la Opresión (TIO)
dedicado a “salvar” a aquellos sujetos más
263

oprimidos. Si llegara el caso de una mujer blanca y


un hombre negro, la pregunta sería: ¿a quién
Página

salvamos? ¿A la mujer blanca que está oprimida


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

por ser mujer pero tiene ciertos privilegios por ser


blanca? o ¿Al hombre negro que está oprimido por
ser negro pero tiene ciertos privilegios por ser
hombre? Surgiría allí en ese juicio imaginario una
tercera persona: la “mujer negra”, esa individua
intermedia a la cual se excluyó de la lucha social y
de sus propias reivindicaciones.
Y es que tanto el movimiento feminista clásico que
defendía a la mujer blanca como el movimiento
antirracista y de liberación negro que reivindicaba
al hombre de color, no tuvieron en cuenta a la
mujer negra, un sujeto entre muchos otros sujetos
ubicados allí al medio, ni uno ni lo otro:
hermafroditas en las luchas. La interseccionalidad
permite descubrir precisamente esa intersección
entre la mujer y la negritud. “Me gritaron negra”,
diría un famoso poema de Victoria Santa Cruz,
artista afroperuana.
Pero más bien rescata toda una tradición de lucha
feminista negra y de color que vincula racismo con
264

sexismo e incluso colonialismo y que tiene que ver


con que muchas luchas feministas antes del
Página

apogeo del feminismo blanco de los años ’20,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

estuvieron protagonizadas por mujeres negras, en


muchos casos esposas de los líderes del
movimiento de liberación negro. Se hablará ahora,
de modo más visibilizado (no porque antes no
existiera) de feminismos negros, feminismos de
color, feminismos afros.
Ya, en 1851 en una Convención para la mujer,
Sejourner Truth, cuyo seudónimo significaba
“residente de la verdad”, de nombre civil Isabel
Baumfree, muestra sus senos y pronuncia la
famosa frase “¿acaso no soy yo una mujer?”, haciendo
referencia a la ausencia de su inclusión en las
luchas feministas clásicas antisexistas y
antirracistas128.
Y la otra idea subversiva, será la de que ya no
podemos hablar de hombres y mujeres en
abstracto sino situados en contextos y con
múltiples identidades sobre sí, sino también que
128
Bidaseca, Karina (2011). “Mujeres blancas buscando salvar a las
265

mujeres color café de los hombres color café. O reflexiones sobre


desigualdad y colonialismo jurídico desde el feminismo poscolonial”.
En Andamios. Revista de Investigación Social Nº 17 (México)
Página

Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales -Universidad


Autónoma de la Ciudad de México
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

no existen solamente hombres y mujeres, hay


otros cuerpos que han sido asesinados, mutilados,
transformados quirúrgicamente, deshumanizados,
desgenerizados, las llamadas personas
intersexuales, antes hermafroditas.
Existe una multiplicidad de cuerpos y la categoría
de género vino a reducir esa multiplicidad a dos
sexos, tal cual lo dijera Paul Beatriz Preciado129 en
“Manifiesto Contrasexual” y Judith Butler en “Género
en disputa”: el masculino y el femenino. El género
es una construcción cultural pero el sexo también
lo es, pues como dice Judith130, no podemos
acceder al sexo sin un imaginario previo de género,
esto es, no podemos mirar un cuerpo sin eliminar
la representación que tenemos de él.
“Esto no es una pipa” diría/dibujaría el pintor René
Magritte en una de sus obras de la serie “La
traición de las imágenes”. Es decir, el dibujo de
una pipa no lo podemos tocar, es tan solo una
representación de ella.
266

129
Preciado, B. (2002). Manifiesto contra-sexual: prácticas
Página

subversivas de identidad sexual. Madrid: Pensamiento Opera Prima


130
Butler, J. (2007). El género en disputa: el feminismo y la
subversión de la identidad. Paidós
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Fuente: adaptada del original. René Magritte. Serie “La traición de


las imágenes”

Accedemos entonces al sexo a través del


imaginario previo que tenemos de él, de los sexos
y de la sexualidad. En nuestro esquema mental
existen dos sexos y a partir de tal esquema, que
267

nunca tensionamos y nos cuesta tensionar, vemos


que todos los cuerpos vienen dados “por
Página

naturaleza” en solo dos categorías: macho y


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

hembra. En fin, permitimos aceptar el


hermafroditismo en otras especies y
heterosexualizamos la especie humana.

Hacia una cuarta ola del feminismo


SI BIEN EL ECOFEMINISMO surge en el
marco de la segunda ola, es parte del orden de
ideas de la tercera ola. Es el corpus teórico que
permite reivindicar como dos lados de una misma
moneda, la “deuda de cuidados” que tenemos para
con las mujeres y la “deuda ecológica” que
debemos a la Naturaleza. Sin embargo, creo que
estamos presenciando además una cuarta ola
feminista.
Podemos hablar de una “ola cero” del feminismo
que reivindicaría todas las luchas de mujeres antes
de lo que Europa y Estados Unidos entienden por
primera ola feminista. A veces, como dijimos, se
suele argumentar que existían movimientos de
268

mujeres, no movimientos feministas. Sin embargo,


ello depende siempre de cómo definamos los
Página

conceptos y revisemos/reconstruyamos la
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

historia/las historias. Pero podríamos manifestar


que todas las luchas desde el surgimiento del
patriarcado mismo conforman la “ola cero” del
feminismo.
En nuestra actualidad, año 2017, se hace necesario
teorizar, me parece, sobre una nueva ola: “la cuarta
ola feminista”. ¿Cuál es la centralidad de esta ola
histórica?: el femicidio. Debemos hablar de una ola
porque estamos transitando un debate teórico y
social no tanto sobre la diversidad de mujeres y
sujetos sino sobre el derecho mismo a la vida, casi
una reivindicación que ni hasta la primera ola
discutía. Así, la centralidad está puesta en el debate
sobre el asesinato de mujeres, como si volviéramos
a un tiempo sumamente arcaico. Pero esta
centralidad tiene que ver con el derrumbamiento
del imperio patriarcal.
Podemos sintetizar entonces:
269
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Las 4 olas feministas

Ola Cero: luchas a partir del surgimiento del


Patriarcado como sistema social de género, de clase y
de raza
Primera Ola: derechos civiles y políticos. Voto,
educación, igualdad en el matrimonio
Segunda Ola: derechos sociales. El género como
construcción social
Tercera Ola: diversidad de mujeres
(interseccionalidad). Mujer, hombre y otros géneros
Cuarta Ola: Femicidio. Derecho a la vida

Fuente: elaboración propia

270
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Capítulo 8
APORTES PARA UNA TEORÍA
GEOPOLÍTICA DEL FEMICIDIO

ESTOY BUSCANDO en este libro sistematizar


una serie de ideas-fuerzas con aspiración teórica y
el propósito de construir un marco o modelo de
análisis de perfil territorial, entendiendo al
territorio como espacio de disputa política y
resultado de relaciones históricas de poder. El
sentido es generar o contribuir a la construcción
de una teoría sobre los femicidios en perspectiva
local, regional y global. Más bien, una teoría
geopolítica de los femicidios que permita
contemplar la complejidad del fenómeno en
términos políticos, corpo-políticos, sociales,
epistemológicos y de distribución geográfica de los
asesinatos de mujeres por su condición sexo-
genérica, en manos de hombres o en casos de
271

sujetos que ocupan lugares patriarcales.


Sumando a los aportes teóricos que diversas
Página

pensadoras nos han venido ofreciendo, enmarco el


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

modelo de análisis que propongo en la idea de Rita


Segato, quien describe al feminicidio como una
transformación contemporánea de la violencia de
género, vinculada a las “nuevas formas de la
guerra”131. Además,
“De acuerdo con Slavoj Žižek, en las
condiciones actuales del capitalismo, la clásica
oposición entre metrópolis y países colonizados
es desplazada por una “autocolonización”, en
que el poder colonizador ya no proviene del
Estado-Nación ni opera desde las metrópolis,
sino desde las empresas globales en la dinámica
de la multinacionalización del Capital. En las
llamadas “guerras difusas” la violencia es
privatizada.” (p. 86)132

131
Segato, Rita 2011 “Femigenocidio y feminicidio: una propuesta de
tipificación”. Mesa “Feminismos Poscoloniales y descoloniales: otras
epistemologias”. II Encuentro Mesoamericano de Estudios de
Género y Feminismos, 4-6 mayo, Ciudad de Guatemala. Ver
también: Segato, Rita 2006 La escritura en el cuerpo de las mujeres
asesinadas en Ciudad Juárez. Territorio, soberanía y crímenes de
segundo Estado (México DF: Ed. De la Universidad del Claustro Sor
272

Juana, Colección Voces)


132
Citado en: Bidaseca, K. (2013). Feminicidio y políticas de la
Página

memoria. Exhalaciones sobre la abyección de la violencia contra las


mujeres. Buenos Aires: CLACSO
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Y también, en el marco de lo que la pensadora


argentina Karina Bidaseca nos expresa:
“El nombre de “feminicidio” son los crímenes
ininterrumpidos desde 1993 de mujeres de tipo
físico semejante, perpetradas con dosis excesivas
de crueldad, mujeres estudiantes y trabajadoras
que producen las mercancías globales, sin que la
plusvalía extraída de ese trabajo sea suficiente: si
la deuda contraída con el capital es siempre
impagable, la contraída con el orden patriarcal
nunca podrá ser siquiera considerada.”133 (p. 96)

Pensemos sobre la ambigüedad del término


femicidio y feminicidio y recordemos también que:
El concepto “femicide” fue desarrollado por la
escritora estadounidense Carol Orlock en 1974, y
utilizado públicamente en 1976 por la feminista
Diana Russell, ante el Tribunal Internacional de
Los Crímenes contra las Mujeres en Bruselas. Ha
sido traducido por Marcela Lagarde (2004) en
273

México como feminicidio –o femicidio como se


lo usa indistintamente– para hablar de “violencia
Página

133
Ídem a
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

feminicida”: El genocidio contra las mujeres


sucede cuando las condiciones históricas generan
prácticas sociales que permiten atentados contra
la integridad, el desarrollo, la salud, las libertades
y la vida de las mujeres. El feminicidio se
conforma por el ambiente ideológico y social de
machismo y misoginia, de violencia normalizada
contra las mujeres, por ausencias legales y de
políticas de gobierno, lo que genera una
convivencia insegura para las mujeres, pone en
riesgo la vida y favorece el conjunto de crímenes
que exigimos esclarecer y eliminar (Lagarde,
2006)134. (p. 89)
Es un hecho que la ambigüedad conceptual del
término “feminicidio” o “femicidio”, le ha
restado fuerza de ley (Derrida). Y asimismo, se
trata de un problema acuciante que ha sido
desplazado de las discusiones globales sobre el
“segundo sexo”. Ambos obstáculos –la profusa
definición, ambigüedad y su invisibilización– nos
interpelan como académicas feministas y
274

134
Lagarde, Marcela 2006 “Feminicidio”. Conferencia pronunciada
en la Universidad de Oviedo, Maldonado, A. “Feminicidio en
Guatemala”, en Red Chilena Contra la Violencia Tipificación del
Página

femicidio en Chile. Un debate abierto 2008 Santiago de Chile


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

activistas para avanzar hacia un cambio cultural


en el orden social y jurídico, y en el internacional.
(p. 84)135

El modelo de análisis que expondré a continuación


y que resume mucho de lo hasta aquí escrito, se
basa también en la idea que existe una “diferencia
femenina”, como le llama Karina Bidaseca, es decir,
hay una violencia específica sobre las mujeres y
también sobre otros sujetos feminizados. Y no
representa una muestra más de la violencia en
nuestra sociedad sino que existe una especificidad de
género en la violencia global que, me atrevería a decir,
origina las demás formas contemporáneas de la
violencia. De hecho, como expresa la autora: “Las
guerras poscoloniales configuraron el escenario a
partir del cual las violencias de género fueron
incorporadas como crímenes de lesa
humanidad”136.
275

El modelo de análisis propuesto se compone de


una serie de hipótesis o premisas base y una
Página

135
Ídem a
136
Ídem a
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

extensa tipología de femicidios o feminicidios


(varios de ellos ya mencionados y que resumiré al
final en un cuadro), con objeto de comparar las
diferencias y objetivos detrás de los asesinatos. En
este sentido, es interesante pensar lo que Joan
Scott137 nos proponía al hablar de las
contradicciones del feminismo como una
característica propia de este movimiento. La
paradoja central se da cuando se sostiene la
diferencia sexual que se pretende eliminar (quizás
tenga que ver con lo que llamamos antes como
“esencialismo estratégico). Pero no entraremos en
este asunto de debate teórico, al cual solo diremos
que Judith Butler ingresa diciendo que el
feminismo construye a la mujer como el sujeto
político feminista que luchará por derribar
paradojalmente al propio sistema sexo-genérico
que crea la categoría “mujer”.
El punto central del modelo geopolítico y
epistemológico de los femicidios es la organización
276

de un nuevo sistema de disciplinamiento y control


137
Página

Scott, Joan (1996) Only Paradoxes to offer: French Feminists and


the Rights of man, Cambridge, Harvard UP
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de los cuerpos feminizados cuyo eje nodal es el


femicidio como mecanismo extremo de disciplina,
en el marco de la nueva división internacional del
trabajo y el desarrollo de formas más salvajes y
geográficas de capitalismo. En este sentido, una
teoría geopolítica es una teoría que estudia las relaciones de
poder desde su distribución geográfica entre regiones,
países y cualquier otro territorio. Pasemos a las
premisas del modelo propuesto.

Primera premisa
LA PRIMERA PREMISA fundamental o tesis con
objeto de construir una teoría global y geopolítica
de los femicidios (o más bien modelo de análisis)
nos dice que el femicidio es la forma extrema de
violencia y disciplinamiento. Se asesinan
mujeres para disciplinar a las mujeres como
colectivo social, para reubicarlas en sus roles
clásicos de género.
277

Compartimos entonces lo que Aguilar piensa al


decir que, “ya sea por las causas o móviles de las
Página

ejecuciones, por la relación de las mujeres


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

asesinadas con el perpetrador, o por las


manifestaciones de brutalidad de los asesinatos, el
femicidio en todos los casos está vinculado a la
violencia sexual contra las mujeres. Es la forma de
violencia más extrema contra nosotras.”138

Segunda premisa
LA SEGUNDA PREMISA, derivada de la
anterior, manifiesta que, al tiempo que el femicidio
es la forma extrema de disciplinamiento, es a su
vez la evidencia del fracaso de las otras formas
de disciplinamiento (o más bien técnicas y
mecanismos de disciplinariedad).
Estas otras técnicas son: penalización del aborto,
trata sexual, esclavitud y/o trabajo sexual, políticas
de esterilización masiva, legislación conservadora,
mutilación genital femenina, cosificación en
medios de comunicación, estética basada en
modelos ideales de belleza, cirugías afines, uso de
278

métodos anticonceptivos, violación, violaciones en


Página

138
Ver Aguilar (2005), p. 2
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

contextos de guerra, guerrilla y conflicto armado,


diásporas y desplazadas ambientales a causa del
cambio climático (existe un clasismo ambiental de
género)139, maltrato físico y psicológico, asesinatos
de hijas e hijos por sus padres, asesinatos sociales
(por causales de “brujería”, por “pudor social”),
tráfico de órganos infantiles, entre otros.
Menciono solo los más visibles. Podemos llamar a
estas modalidades cuando desembocan en
asesinato como femicidios de múltiples formas
(por ejemplo un asesinato posterior a una
violación).

Tercera premisa
LA TERCERA PREMISA es de suma
importancia. Se vuelve necesario ampliar el
concepto social y cultural de femicidio que lo
restringe solamente a su aspecto jurídico, esté o no
legislado. Ello quiere decir que debemos dejar de
279

ver, oír y palpar al femicidio solo como el


Página

139
Stock, A. (2012). El cambio climático desde una perspectiva de
género. Fundación Friedrich Ebert
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

asesinato de una mujer en manos de uno o varios


hombres.
Por ello, la tercera premisa vislumbra la siguiente
idea: todas las técnicas de disciplinamiento son
formas indirectas o menores de femicidio. Tiene
un potencial de análisis muy interesante considerar
a una violación como una forma de femicidio, ver
la muerte de mujeres por abortos clandestinos
como otra, analizar la esterilización como una
modalidad de femicidio, el tráfico de órganos de
niños y niñas como otra forma. Porque en última
o primera instancia se está asesinando algo en ese
cuerpo devenido cuerpo político: no solo se
asesinan cuerpos, se asesinan, como nos dice Ester
de Pineda, la construcción cultural y biológica de
ese cuerpo, y agregaría, se asesinan derechos, se asesinan
modos de vida más libres, se asesinan hijos deseados, se
asesinan cuerpos y también partes de cuerpos.
280
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Cuarta premisa
UNA CUARTA PREMISA fundamental nos
ayuda a pensar el femicidio no como acto sino
como un proceso. En todo caso, el acto de matar
es el resultado de una seguidilla de
acontecimientos y actos de poder; el episodio de
un epicentro. El femicidio como proceso nos
permite comprenderle desde un continuum; un
cuenco sobre el que se desliza una bolita de
extremo a extremo: entre la vida y la muerte.

Quinta premisa
UNA QUINTA PREMISA fundamental nos
habla de tres causales centrales de los
femicidios, cuya evidencia se encuentra en los
territorios y se distribuye geográficamente a través
del planeta. Estas causales son de tipo global,
sirven más que para entender casos puntuales de
281

asesinato, para comprender su concentración


territorial en determinados países y regiones del
mundo y también dentro de cada Estado.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

La primera gran causal global es por


activismo. Encontraríamos mayor tasa de
femicidios en una zona determinada por la mayor
presencia de activismo de mujeres. La segunda
gran causal es por conservación de los roles
clásicos de género. Algunos países tendrían altas
tasas de femicidio por el grado de
conservadurismo social de sus poblaciones, es
decir, donde es más difícil cambiar los roles
clásicos de género (mujer en el espacio privado y
con determinadas funciones sociales y hombre en
el espacio público cumpliendo también
determinadas funciones en la sociedad). Y la
tercera gran causal que evidencio hasta ahora,
ocurre por un amplio espacio privado ilegal: la
fuerte presencia de mecanismos ilegales y técnicas
de disciplinamiento como la trata, la esclavitud
sexual, el tráfico de órganos, la explotación sexual.
Estas tres grandes causales siempre van
acompañadas de algún tipo de resistencia femenina
282

y de otros colectivos de personas y a su vez suelen


combinarse aunque con preponderancia de alguna
Página

de ellas. Por ejemplo, Argentina, cuyos datos


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

podemos obtener del Observatorio de Femicidios


creado por la Casa del Encuentro, tiene un alto
índice de femicidios, intuyo, por causa de una
mayor presencia de activismo feminista y de
mujeres, mientras que México por el nivel de
conservación de los roles clásicos de género y/o
por la gran presencia de actividades como trata y
esclavitud sexual. A su vez, desde una mirada
regional, América Latina tiene un alto índice de
femicidios por su enorme activismo de mujeres
mientras que África por casos de tráficos de
órganos, trata, etc. Siempre hay resistencia de
mujeres, esto debe quedar claro.

Sexta premisa
UNA SEXTA PREMISA fundamental es quizás
novedosa. Ella nos incita a que el femicidio puede
ser entendido no solo como un acto de poder tal
cual nos lo dicen Rita Segato y Karina Bidaseca
283

sino también como un acto performativo de


poder. Esto es, el femicidio como un acto
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

discursivo de producción y reproducción del


género.
Judith Butler, filósofa estadounidense quien ya
hemos mencionado, clásica en los estudios de
género, nos habla de lo performativo del género.
Performativo quiere decir que el discurso produce
aquello que enuncia, construye lo que intenta de
algún modo describir. Cuando la biología junto a
la medicina y el derecho dicen que existen
hombres y mujeres, están construyendo hombres y
mujeres y excluyendo toda una serie de sujetos y
cuerpos múltiples que deben ser ahora reducidos
(quirúrgicamente, hormonalmente, socialmente) a
cuerpos hombres y cuerpos mujeres. Estos
cuerpos se construyen como anormales, como
desviaciones, como anomalías, como
malformaciones genéticas, como minorías a las
que hay que readaptar al binarismo de género.
Y este criterio clasificatorio, invento humano
(porque a veces algunas dimensiones de las
284

ciencias “exactas” se olvidan que las clasificaciones


son construcciones hechas por humanos) tiene
Página

también una gran práctica sugestiva y de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

autosugestión, esto es, de repetición. Todo acto


performativo es siempre repetitivo. Construyo el
“loco”, el “enfermo”, el “homosexual”
diciéndoselo una y otra vez. La sociedad también
nos repite en cada nacimiento: ¿es niño o niña?
Del mismo modo, construyo hombres y hombres
recordándoselos a cada momento: Nombre y
Apellido, sexo y edad.
Aplicar esta idea de lo performativo al término de
femicidio nos permite aprehenderlo como un acto
en el que se produce el género y por ende también
se lo vuelve a reducir discursiva y binariamente.
Visibiliza una problemática urgente como es el
asesinato de mujeres (mujeres biológicas o bio-
mujeres140, trans, gays) por parte de hombres pero
vuelve a dividir el mundo en hombres y mujeres.
Así, el femicidio es el gran acto performativo de género y a
su vez paradójicamente el acto final. Si el primer acto
performativo de género acontecía en el nacimiento
(o en el embarazo) bajo la pregunta insistente de
285
Página

140
Beatriz Preciado habla de bio-mujeres y bio-hombres para
referirse a hombres y mujeres asignados heteronormativamente
como tales al nacer.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

“es un niño o es una niña”, solamente sobre la


base de una cuestión estética y visual de la
presencia de un pene o una vagina (sin importar
los caracteres sexuales secundarios, sin importar la
carta cromosómica de quien nacerá o nació), el
último acto performativo se da en la muerte, más
bien en el asesinato. En efecto, el femicidio es el
último gran acto performativo del género que
cierra un ciclo de vida y una “cadena de
violencias” como le llama Maristella Svampa141. En
resumen: nace una niña, se asesina una mujer.
Desde esta línea de análisis, el machismo es el
lenguaje político patriarcal por excelencia. El
machismo es el discurso oficial del patriarcado. No es una
práctica física. O al menos es una práctica pero
discursiva, puesta en funcionamiento por el sujeto
hablante, tanto hombre como mujer e incluso
otros géneros. Si decimos que el machismo es la
lengua del patriarcado, por ende, es el productor
lingüístico de los actos performativos. Es una
286

forma de violencia que se ejerce en cada acto de


enunciación. Instituir a un cuerpo de categorías
Página

141
Ver cita de Maristella Svampa
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

como “niño” o “niña” son prácticas discursivas de


violencia machista, pues tales términos resumen
una serie previa, presente y futura de conductas
sexuales, sociales y políticas. El machismo es el
acto performativo por antonomasia.
Esta idea de lo performativo, del discurso
científico-económico-social que construye dos
sexos opuestos y complementarios junto a la idea
propuesta en la tercera premisa que nos incita a
ver las otras formas de explotación y
disciplinamiento femenino como formas indirectas
de femicidio, incluso como formas del proceso
que desencadenan en el femicidio en tanto acto,
nos lleva a pensar en cómo se ha construido la
dicotomía sexual. Desde esta óptica,
consideraremos a la eliminación biopolítica (en
este sentido tanatopolítica, es decir, como práctica
de matar) de la intersexualidad como otra forma
de femicidio: un femicidio intersexual.
Las personas que antes eran llamadas
287

hermafroditas, desde un lenguaje biológico, a la


fecha son llamadas intersexuales, desde un
Página

lenguaje médico y social. Pero, la categoría género


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

se crea tras la Segunda Guerra Mundial con objeto


de reducir la multiplicidad de cuerpos y “curar” la
intersexualidad para que existan hombres y
mujeres y en efecto reproduzcan sus roles de
género en el marco de la sociedad capitalista.
Pero, ¿por qué surge la categoría de género en el
momento en que justamente se tensionan los
modelos clásicos de mujer y hombre? Es decir,
¿por qué surge el término género vinculado a lo
sexual en el momento en que las mujeres se
perciben potencialmente iguales que los hombres
tras la experiencia de guerra que les llevó a ocupar
los puestos de hombres que marcharon al frente
de combate? Más aún, al menos en el plano
teórico: ¿habría femicidios, jurídicamente hablando, si
existieran tres sexos?
Es decir, para que exista femicidio deben existir
hombres y mujeres y los primeros ejercer el poder
de matar sobre las segundas. De alguna manera,
hay “otros sexos” y por ello utilizamos palabras
288

por ejemplo como travesticidio o transfemicidio.


En principio, todo lo construido como “otro”
Página

(mujeres, minorías sexuales, minorías étnicas,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

indígenas, naturaleza, etc.) respecto del Uno, es


pasible de que se le ejerza el poder de matar sobre
sus cuerpos.
Veamos algunas cuestiones más sobre la
intersexualidad.

Apéndice sobre el derecho a la


intersexualidad y su eliminación como forma
de femicidio
“He sufrido mucho y ¡he sufrido solo, abandonado por todos!
Mi lugar no estaba marcado en este mundo que me rehuía,
que me había maldecido”

- Herculine Barbin, 1863 -

EL 8 DE NOVIEMBRE se constituye como el


Día de Solidaridad Intersexual, propuesto por la
Organización Internacional de Intersexuales
(OII), en conmemoración del nacimiento de
289

Herculine Barbin, hermafrodita francés quien


vivió entre 1838 y 1868 y que fallece a la edad de
Página

30 años tras suicidarse. A Herculine le definieron


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

como mujer al nacer pero luego de un examen


físico a los 22 años le legalizan como varón. En
su autobiografía Memorias de Herculine Adélaîde
Barbin, la cual deja al lado de su cama tras inhalar
el gas de la cocina, expresa: “El Estado civil me
llevaba a formar parte de esa mitad del género humano
llamada el sexo fuerte”142. En el examen
mencionado médicos descubren que Herculine
tenía una pequeña vagina, un cuerpo
masculinizado, un pequeño pene y testículos
dentro. Seguidamente, le dan el nombre de Abel
y le obligan a vestir ropas “masculinas”.
Michel Foucault, filósofo francés de renombre
mundial, encuentra estas memorias y en sus
escritos se pregunta: ¿Tenemos necesidad de un único
sexo verdadero? manifestando que Occidente
responde afirmativamente. Sin embargo, durante
siglos, se admitió que una persona hermafrodita
tenía dos sexos y en algunas legislaciones de la
Edad Media correspondía a padres o padrinos
(aquellos que “nombraban” al niño) determinar
en el momento del bautismo, el sexo que iba a
290

mantenerse, aconsejándose también escoger el


Página

142
Barbin, H. (1985). llamada Alexina B.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

que parecía predominante. Pero, al momento de


casarse, la persona hermafrodita era libre de
querer o no continuar siendo del sexo que le
atribuyeron o si prefería el otro. La única
condición impuesta, dice Foucault, era la de no
cambiar nunca más, bajo pena de sodomía
(práctica del sexo anal). Por ello concluye, las
condenas a hermafroditas en la Edad Media y el
Renacimiento no fueron por su propia
morfología genital sino por cambiar de postura
respecto de lo elegido en dicha instancia. Pero el
mundo moderno construyó la idea que
solamente puede existir un único sexo y un único
género para cada cuerpo.
Y ello tiene que ver con que Occidente piensa la
sexualidad como algo fijo. De hecho, admite la
homosexualidad pero también como una
condición con la cual se nace y se muere, sin
tener en cuenta que la sexualidad es de hecho
maleable, modificable y ante todo una identidad
siempre en construcción.
291

Es menester destacar que hasta entrado el siglo


XVIII, la ciencia médica expresaba que existía
Página

solamente un cuerpo con dos sexos (el


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

denominado “Modelo de Galeno”); la vagina era


vista como un pene invertido y la mujer como un
ser a medio camino en la evolución que no tuvo
la fuerza suficiente de expulsar su vagina y
ovarios como forma de pene y testículos hacia
afuera.

292
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Fuente: Vagina representada como pene. Imagen tomada


de Laqueur, 1994143

Pero incluso, términos como homosexual,


heterosexual y sexualidad surgen en mitad del
siglo XIX de mano de la medicina, el derecho y
la psiquiatría, con objeto de normalizar la
heterosexualidad y patologizar la
homosexualidad, es decir, producir un tipo de
sexualidad “normal”. Antes, las personas no se
pensaban como homo u heterosexuales, pues
eran términos que no existían. Por tanto,
tampoco las identidades sexuales. Curiosamente,
durante el año en que fallece Herculine (1868), el
periodista germano-húngaro Karl Maria
Kertbeny acuña la palabra “homosexualidad” en
una carta dirigida al sexólogo Karl Ulrichs.
Antes, eran permitidas o condenadas ciertas
prácticas sexuales (y no siempre) como por
ejemplo lo fue la sodomía (el sexo anal). Un
sujeto era castigado por ejercer el sexo anal, no
por ser “homosexual”. El surgimiento de tales
293

terminologías médico-jurídicas lo que hizo -y que


aun en nuestros días es el dilema constante (¿qué
Página

143
LAQUEUR, Thomas. La construcción del sexo. Cuerpo y género
desde los griegos hasta Freud. Madrid, Crítica, 1994
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

eres si no eres lo que dices que no eres?)- fue


promover un tránsito desde las prácticas a las
identidades sexuales y por ello es que hoy hablamos
de una persona homosexual (“La homosexualidad
como especie” diría Michel Foucault) para referirnos
a un individuo que le atrae su mismo sexo,
aunque quizás nunca haya estado o esté con una
persona de su mismo sexo, esto es, identidades
sexo-genéricas basadas en o sin prácticas sexuales.
También, la palabra “género” la instituye el Dr.
John Money entre 1940 y 1950 para reducir la
multiplicidad de cuerpos a dos sexos: masculino
y femenino. En sí, la categoría de género, como
aquello modificable hasta los 18 meses, en
palabras de este médico neozelandés que fallece
en el año 2006, es un concepto creado para
abordar “el problema de la intersexualidad”.
Desde entonces, la Modernidad ha llevado a
cabo un genitalicidio a través de sus prácticas
médicas como todas las operaciones quirúrgicas
utilizadas para convertir a cuerpos hermafroditas
294

en cuerpos hombres o cuerpos mujeres. Un


micropene, un pene y una vagina, pene y ovarios,
Página

vagina y testículos (entre la gran diversidad


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

genital) han sido amputados sin el


consentimiento de los sujetos, y sin importar si
constituía realmente o no un riesgo potencial
para la salud (tanto el tener esa morfología como
la propia cirugía que en numerosos casos ha
terminado con el suicidio de algunas personas
intersex). Lo hizo solo con el objetivo de
convertir a los sujetos hermafroditas (hoy
intersexuales) en hombres o mujeres según los
estándares manifestados en los protocolos
médicos para la intersexualidad.
En el mundo del siglo XXI, nos debemos
entonces un debate sobre el derecho a la
intersexualidad, pues también permitiendo la
diversidad de cuerpos, la idea del género como
binario, esto es, la existencia indiscutible de dos
géneros opuestos y complementarios, se
derrumbaría y por ende las discusiones sobre la
homo y heterosexualidad también, debido a que
éstas existen en la medida que hablemos de
hombres y mujeres. El derecho a la identidad
sexual, a la intersexualidad y a cualquier identidad
295

sexo-afectiva es así una deuda pendiente de


nuestras democracias generizadas, cuando por fin
Página

el Estado deje de estar obsesionado con saber


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

cuál es nuestro género y evite preguntarnos en


cada documento público a qué sexo
pertenecemos.
La Ley de Identidad de Género en Argentina es
un paso importante pero no suficiente ya que no
permite la existencia de otros géneros, como por
ejemplo Alemania lo está haciendo lentamente al
crear la categoría jurídica de “género
indeterminado”. Es un debate de la modernidad
sí, pero también de los derechos de personas que
otrora, -incluso en muchas sociedades
precolombinas-, eran reconocidas como parte
integral de la sociedad. Hay quienes dicen que a
Colón se le complicó un poco el dividir a sus
colonizados en hombres y mujeres.

El motivo central de estas discusiones deriva de la


existencia de un pensamiento occidental binario. El
pensamiento binario es una forma de ver el
mundo en pares de opuestos y al mismo tiempo
296

complementarios: Hombre/mujer,
Público/privado, Razón/emoción,
Página

Cultura/naturaleza, Producción/Reproducción,
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Mente/Cuerpo, y también
Heterosexual/Homosexual, Blanco/negro,
Rico/pobre, entre muchos pares más.
El pensamiento binario posee cuatro
características: dicotomiza, jerarquiza, universaliza y
asocia. En primer lugar, dicotomiza al construir el
mundo dividiéndolo en dos; crea dicotomías que
se oponen entre sí pero se necesitan a la vez
mutuamente para coexistir. Luego, jerarquiza uno
de los dos términos del par colocándolo por
encima del otro en clara supremacía (Hombre
sobre mujer, Cultura sobre naturaleza, Razón
sobre emoción). En tercera instancia, el elemento
superior se universaliza a sí mismo como único,
como Uno y reduce la diversidad que existe en el
segundo elemento inferiorizado a un único
elemento: lo otro.
Por ejemplo, durante gran parte del siglo XX
homosexuales eran todas aquellas personas no
heterosexuales (gays, lesbianas, transexuales,
297

bisexuales, etc.) sin distinción alguna. Con el


mismo criterio, comunistas eran todos aquellos no
Página

capitalistas. Y curiosamente, Estados Unidos


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

perseguía a las y los homosexuales “por


comunistas”. Esto debido a que ambos conceptos
se unían por un elemento asociado en común:
“ensuciaban” la nación; la homosexualidad y el
comunismo eran el cáncer que había que extirpar
para la pureza del imperio.
Y por último, asocia los elementos construidos
como superiores entre sí, por un lado, y los
elementos inferiorizados por el otro. De esta
forma, Hombre se asocia con Razón, con lo
Público, con Cultura, con Ciencia, con la Mente,
con la Producción, mientras que mujer se vincula
con emoción, con lo privado, con naturaleza, con
opinión (doxa), con el cuerpo, con la
reproducción.

Séptima premisa
LA SÉPTIMA PREMISA fundamental nos
anuncia que el femicidio en tanto forma
298

extrema de violencia debe entenderse como


manifestación del poder en términos represivos
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

y el femicidio en tanto técnica de


disciplinamiento debe comprenderse como
manifestación del poder en términos
productivos. Esta distinción del poder como
represivo y como productivo proviene del filósofo
francés Michel Foucault. Para Foucault, la
sexualidad no se reprime sino que se produce, se
produce determinado tipo de sexualidad
(heterosexual), donde quizás la represión sea una
vía por la cual lograrla.
Cuando hablamos de femicidio tenemos que
hablar del poder en términos de represión (de allí
la “espada”), pues hacemos referencia a un acto de
soberanía que instituye sobre un sujeto el derecho
a decidir sobre la vida o muerte de otro sujeto. El
agua es la analogía perfecta. Simboliza la vida y
también la muerte, cuando hay escasez
(desprotección estatal) o exceso (femicidios).
Bien Foucault nos explica que en las sociedades
299

disciplinarias que surgen después y conviven


también con las sociedades de soberanía donde el
Página

Rey o soberano ejerce el poder de “dejar vivir y


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

hacer morir”, el poder es productivo y trabaja en


términos de “hacer vivir y dejar morir”. Sin
embargo, en las sociedades de control
contemporáneas (tal cual nos lo manifiesta Félix
Guattari) o del Rendimiento (según la visión del
filósofo surcoreano Byung-Chul Han) con el
femicidio asistimos a una práctica propia de las
sociedades de soberanía. Más aun, la convivencia de las
tres tipos de sociedades al mismo tiempo.
En este sentido, me interesa comprender al
femicidio como ese espacio que permite develar
cómo operan al unísono las sociedades soberanas
del Rey y sus súbditos (y súbditas), las sociedades
disciplinarias de la industria capitalista y sus
obreros (y obreras) y las sociedades del control o
del rendimiento y sus ciudadanos (y ciudadanas) y
consumidores. El femicidio es una práctica propia de las
sociedades de soberanía, utilizada como técnica de
disciplinamiento en las sociedades del control y a su vez
representa una herencia colonial del patriarcado primitivo.
300

Decimos que el femicidio es una práctica de las


sociedades de soberanía porque es la evidencia
Página

misma de que “o se deja vivir o se hace morir”.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Esta es la espada del soberano, la espada del


Patriarca pero es un Patriarca que actúa a través de
los distintos Estados en el sistema mundo colonial,
racista y capitalista. Esa práctica de soberanía se
convierte en técnica de disciplinamiento al
vincularse “muerte con capital”, tal cual nos lo
comentan Rita Segato y Karina Bidaseca. Y ello se
relaciona con la nueva economía del mundo y la
división internacional del trabajo en nuevos
centros y periferias.
El asesinato de mujeres en tanto súbditas como
práctica del Patriarca, el soberano Rey masculino,
deviene en formas más sutiles de disciplinamiento
que se vinculan con el desarrollo capitalista y con
una economía sexual que vuelve productivas
económicamente esas técnicas: las píldoras
anticonceptivas, por ejemplo, son la evidencia de
un gran negocio al tiempo que una cotidiana
técnica de disciplinamiento del cuerpo de las
mujeres. Y tales técnicas a su vez se convierten en
301

forma de autosujeción, es decir, en muchos casos


las propias mujeres las consumen por decisión
Página

propia.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Si tuviéramos que ejemplificar la práctica de matar


devenida técnica de disciplinamiento devenida
forma de autosujeción, en el marco del desarrollo
de esas tres sociedades que hemos mencionado,
podríamos sintetizar:
Prácticas según tipo de sociedad

Sociedades de Dejar vivir, Cacería de


soberanía hacer morir “brujas”.
Ola de femicidios
Sociedades Hacer vivir, Control de
disciplinarias dejar morir natalidad.
División sexual del
trabajo (hogar y
mercado)
Sociedades de Hacer vivir, Penalización del
control o del hacer morir aborto
rendimiento Píldora
anticonceptiva
Fuente: elaboración propia

Octava premisa
302

UNA OCTAVA PREMISA fundamental nos


habla de dos grandes tipos de femicidios
Página

vinculados a la ley y la norma: de orden cultural y


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de orden jurídico. Los femicidios de orden


cultural son aquellos que se dan principalmente
en países de oriente (sin entrar en una taxonomía
precisa de sus diferencias), donde las mujeres son
condenadas y asesinadas por violar una ley
generizada, es decir, una ley que les dice que no
pueden hacer tal o cual cosa por el solo hecho de
ser mujeres, principalmente sobre la base de
argumentos religiosos pero también culturales. Es
lo que suelen llamarse “crímenes de odio”. Por
ejemplo, en 2007 cobra relevancia mediática en las
redes de internet el caso de una joven iraquí Du’a
Khalil Aswad lapidada públicamente. Los
argumentos suelen ser también “morales”.
Por su parte, los femicidios de orden jurídico
son aquellos que ocurren principalmente en países
occidentales donde las mujeres son asesinadas en
última instancia por ejercer un derecho que la
propia ley les permite. Por ejemplo, una mujer
musulmana puede ser castigada por utilizar
303

determinada ropa o realizar algún acto que va


contra las costumbres mientras que una mujer en
Página

América Latina lo es por ejercer un derecho como


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

es el de vestir según lo desee. En síntesis, en un caso


por violar una ley y en el otro por ejercer un derecho.
En efecto, podemos decir a grandes rasgos que lo
que antes llamábamos como sociedad “crímenes
pasionales”, serían femicidios de orden jurídico,
mientras que los crímenes de odio, femicidios de
orden cultural. Por supuesto, son femicidios que
pueden ocurrir en cualquier país dependiendo de
dónde esté el eje, si en la ley cultural o en el
derecho social.
En los casos de femicidios de orden jurídico
decimos que existe una “posibilidad de muerte”,
mientras que en los femicidios de orden cultural
una “garantía de muerte”. En este sentido, no es
solo el hecho de ser mujer lo que garantice su muerte, es el
hecho de ser hombre lo que posibilita matar, lo que
posibilita ese acto de poder. Porque como hemos
dicho, muerte se vincula con capital y la
acumulación capitalista es propia del sujeto
hombre. A partir de aquí construimos la próxima
304

premisa.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Novena premisa
DESDE ESTA MIRADA, el femicidio es una
forma también de disciplinamiento del
proletariado femenino y de la burguesía femenina.
Decimos que el hombre originariamente acumula
capital y por ello hay momentos de tránsito de un
sistema de producción a otro (del feudalismo al
capitalismo, del capitalismo fordista al postfordista
o cognitivo, etc.) en los que se hace necesario
eleminar aquellos grupos de mujeres con un alto
poder social. En consecuencia, los diversos tipos
de femicidios son formas de acumulación
capitalista en el mundo global.
Para entender esta premisa tendremos que
ponernos lentes capitalistas y observar todo en
términos de la relación capital-trabajo y de la
acumulación del primero en perjuicio del segundo.
Cuando se asesina a una mujer propietaria de
grandes medios de producción (una mujer
305

burguesa), ese capital pasa a formar parte quizás de


su esposo; cuando se asesina a una mujer activista,
Página

es una forma también de acumular su capital social


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

para restar “puntos” a la Resistencia Femenina;


cuando se asesina a una mujer porque es
considerada como posesión por su marido, se
acumula capital en términos de poder masculino;
cuando se asesina a una lesbiana, gay o trans, se
acumula capital sexual, más bien, capital heterosexual;
cuando se asesina a una mujer originaria se
acumula capital moderno, capital de progreso,
capital civilizatorio; cuando se asesina a una mujer
chamánina se acumula capital ancestral, capital de
conocimiento; cuando se asesina a una mujer por
la práctica del aborto clandestino, se acumula
capital reproductivo de clase, esto es, control de las
poblaciones (no importa cuántos se reproduzcan
sino quiénes, pues es una clase social que “no
debería reproducirse”).
De allí que se niegue el derecho al aborto a
mujeres pobres porque quienes cuentan con
recursos monetarios pueden realizarse un aborto
en clínicas privadas. También, píldoras
306

anticonceptivas para algunas mujeres y combate de


la estirilidad para otras.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Es decir, cada asesinato de un cuerpo femenizado es una


forma de acumulación de capital. De hecho, como bien
explica Silvia Federici, el capitalismo llevó a cabo
una “criminalización del control de las mujeres
sobre la procreación” que las mujeres tenían
durante la Edad Media, usando diversos métodos
anticonceptivos (principalmente hierbas) para
precipitar su período, provocar un aborto o crear
una condición de estirilidad. Tal criminizalización
de la concepción expropió a las mujeres de ese
saber transmitido de generación en generación,
que les daba cierta autonomía respecto del parto.
Ese saber a veces no se perdía sino que se
confinaba en la clandestinidad. Al negar a las
mujeres el control sobre sus cuerpos y con ello su
integridad física y psicológica, se degrada la
maternidad a la condición de trabajo forzado y
confina a las mujeres al trabajo reproductivo
forzándolas a procrear en contra de su voluntad en
la nueva division sexual del trabajo, además de
307

haberlas definido como no-trabajadoras144.


Página

144
Federici, S. (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y
acumulación originaria
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En consecuencia, constituye una “acumulación


por desposesión”145 (o despojo), siguiendo a David
Harvey. En nuestro caso, se acumula capital
masculinizado desposeyendo o despojando a
mujeres de sus derechos, de sus cuerpos, de sus
vidas y de sus territorios. Hablamos entonces -en
analogía al concepto del autor mencionado- de una
dimension de género o de una acumulación patriarcal
por desposesión de género.
También, para comprender la complejidad de la
acumulación del capital será necesario incorporar
la cuestión de la raza: una acumulación patriarcal
por desposesión de género y raza. Como sociedad
y como academia, hemos criticado al racismo en
tanto algo ya intolerable en nuestro mundo
contemporáneo. Sin embargo, no hemos
cuestionado mucho la idea de Raza (como nos
explica el sociólogo peruano Aníbal Quijano146),
un constructo social que ha servido para organizar
y controlar las poblaciones del mundo sobre la
308

base de características fenotípicas como el color de


145
Página

Ver cita de Harvey (2004)


146
Quijano, A. (2000). ¡ Qué tal raza!. Revista del CESLA, (1), 192-
200
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

piel (la única característica). Pero, las


investigaciones sobre el genoma humano nos
revelan que nuestros genomas, comparados entre
humanos de distintos orígenes, son casi del 100%
idénticos entre sí.
El color (en sus múltiples usos) es un mecanismo
de dominación y también de feminización. Por un
lado, se utiliza para jerarquizar poblaciones
(Blanco vs. negro). Por el otro, es curioso observar
que varios nombres de colores (incluso de flores)
se utilicen para nombres propios de mujeres: Rosa,
Azul, Blanca, Violeta, Lila, Celeste. Ello nos remite
a pensar quizás que el color pertenece al mundo de
lo sensible, de lo sensorial, por ende de las
emociones y también de la naturaleza. Y todo lo
que tenga que ver con emociones (vs. Razón) se
feminiza, se construye como femenino. Incluso, la
obsesión hasta fines de los años ’70 de utilizar
nombres de mujeres para tormentas, huracanes y
ciclones, práctica que hoy se alterna con nombres
309

de hombres según la Organización Meteorológica


Mundial.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Todo lo anterior indica que el concepto de raza es


un concepto sociológico, cultural, económico,
político y discriminatorio (como bien expresa el
especialista Alberto Kornblihtt147). En
consecuencia, construir la idea de raza fue el acto
por el cual Europa logró colonizar a algunas
poblaciones al servicio de sí misma, porque no es
ninguna casualidad que hablemos de una raza
blanca, mestiza o negra -hasta ahora en desigual
jerarquía- y que se ubiquen casi por “gracia divina”
en continentes como América Latina y África,
sobre los cuales se colonizó. De hecho, como bien
explica mi director Mario Pecheny, el mestizaje es
resultado de un acto de violación, del hombre blanco
colonizador sobre las mujeres nativas. Para ser más
gráficos, hagamos un ejercicio de reflexión en
modo de pregunta: ¿existiría la raza en un mundo
habitado solo por personas ciegas?
Por tal razón, no podemos aportar a una teoría
geopolítica de los femicidios que tenga en cuenta
310

la distribución geográfica como un punto central


Página

147
Kornblihtt, A. (2001). La humanidad del genoma. UNLu
Ciencia, 3(1), 49-62
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

sin considerar que la distribución territorial se


vincula con el control mundial de las poblaciones.
Y se ha controlado y se controla aún el mundo a
través del concepto de raza.
Raza a su vez se vincula con desigualdad social y
género. Hemos dicho que América Latina es el
continente con mayor desigualdad social del
mundo. Y siempre que hay desigualdad, hay
conflicto social y por tanto violencia. Esto nos
lleva a entender también, porqué en aquellos
territorios con mayor desigualdad social existe una
mayor tendencia a la violencia y también mayor
cantidad de casos de homicidios en general.
El Informe “Carga global de la violencia armada
2011 (Global burden of armed violence)”148 que estudió
111 países y territorios, define al femicidio como
“el asesinato intencional de una mujer”, pero se
recalca la falta de datos oficiales, precisos y de
311

148
Página

Link:
http://www.genevadeclaration.org/fileadmin/docs/GBAV2/GBAV2011
-Ex-summary-SPA.pdf
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

calidad. El capítulo 4149 estima que “66.000


mujeres y niñas son víctimas de asesinatos
violentos en el mundo cada año. Si bien los
hombres representan un porcentaje más alto de
víctimas de muertes violentas, los femicidios
representan aproximadamente 17% del total de
396.000 homicidios intencionales.”
También,
“Los países con tasas comparativamente altas de
homicidios también registran tasas más altas de
femicidios. En países como El Salvador y
Guatemala, no sólo un gran número de hombres
jóvenes son víctimas de asesinatos, sino también
una cantidad considerable de mujeres y niñas.
Asimismo, un análisis comparativo más detallado
del porcentaje de víctimas masculinas y
femeninas permite identificar variaciones
considerables: el análisis de los datos
provenientes de 83 países demuestra que en países
312

149
Link sumario em español:
http://www.genevadeclaration.org/fileadmin/docs/GBAV2/GBAV2011
-Ch4-Summary-SPA.pdf
Página

Link capítulo completo en inglés:


http://www.genevadeclaration.org/fileadmin/docs/GBAV2/GBAV2011
_CH4_rev.pdf
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

con tasas de homicidios relativamente bajas, como en


Austria, Japón, Noruega o Suiza, el porcentaje de
mujeres víctimas de homicidios, en comparación con
el porcentaje de hombres víctimas, es mayor que en
contextos más violentos. De hecho, en países en los que
los homicidios son poco frecuentes, la proporción de
víctimas mujeres y víctimas hombres se acerca al 1 a 1.
En el extremo opuesto, los países con altas tasas de
homicidios registran tasas de femicidios que representan
sólo una mínima parte de los homicidios en los que los
hombres son las víctimas, como en el caso de Brasil,
Colombia, Puerto Rico, y Venezuela, en los que
las probabilidades de que un hombre sea asesinado son
más de 10 veces superiores a las de las mujeres.
El uso de armas de fuego es menos frecuente en los
femicidios que en los homicidios. Sin embargo, como en
el caso de los homicidios en general, pareciera
existir un vínculo entre las tasas de femicidios y el
porcentaje de femicidios perpetrados con armas de fuego:
las bajas tasas de femicidios van a menudo acompañadas
de menores porcentajes de uso de armas de fuego.”
313

Según los datos ofrecidos por el Informe, la


Página

desigualdad social puede llegar a explicar la


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

violencia social y los homicidios pero no es la


clave para explicar los femicidios. La tasa de
femicidios es igualmente alta en los países con
tasas superiores de homicidios y también en
aquellos con bajas tasas. Esto nos lleva a pensar,
por un lado, que desigualdad de clase y
desigualdad de género se relacionan mutuamente
(y también con la categoría de raza: las mujeres
negras, afro, mestizas ocupan las posiciones
sociales más bajas y también de violencia sexual y
feminicida), pero por el otro, el propio concepto
de desigualdad no puede explicar por sí mismo el
avance retrógrado de los femicidios.
Me parece, es la categoría de “jerarquía” la que nos
explica mejor el aumento de asesinatos a mujeres,
ya en contextos interpersonales o feminicidios
(como nos menciona Rita segato). La desigualdad
social de clase conduce a la violencia y ésta a los homicidios,
y ella sumada principalmente a la jerarquía de género
desemboca en altas tasas de femicidios.
314

Desigualdad social de clase, jerarquía de género y


colonialidad de la raza se entremezclan para generar
Página

un contexto de recrudecimiento de la violencia


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

global y localizada (¿geofemicidios?). Es la


jerarquía de género la que permitiría explicar las
variaciones mundiales en las tasas de femicidios
pero siempre en vínculo con la clase social y la
raza: invertimos los ejes.
Y ello ocurre porque, pienso, es el capitalismo
como modo de producción y de relaciones sociales
el que refuerza al patriarcado. Si éste deriva en
colonialismo y el colonialismo en capitalismo,
entonces el capitalismo multiplica los elementos
más cruentos del colonial-patriarcado. Por ello, la
desigualdad social de clase afina y violenta aún más la
jerarquía de género y la colonialidad de la raza. Ello no
quita que se desencadenen toda una serie de
intersecciones (sujetos intermedios) que circulan
por estas categorías. Así también, tendremos, por
ejemplo, una afroderecha (por citar, una
afroderecha colombiana, venezolana), esto es,
personas negras que ocupan “lugares de clase” (en
analogía a la idea que describimos de “lugares
315

patriarcales”).
El mapa global físico que estamos deconstruyendo
Página

también es siempre una construcción social y de


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

poder. Es decir, dependiendo de la perspectiva


geográfica visual que tomemos, algunos países y
continentes se verán más grandes que otros.
Incluso, podríamos ver el mapa al revés dado
vuelta, y lo que está al Norte, en una clara
intención hegemónico-política de superioridad
podría bien estar al Sur.
A continuación, el mapa al revés de la proyección
de Gall-Peters, en 1974, que da una representación
al parecer tamaño-exacta del mundo, permitiendo
que todos los países tengan igual representación:

316

Fuente:
Página

https://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/6620698/El-
Mapamundi-miente.html
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Salvando lo anterior, por su parte, el mapa global


que nos ofrece el Informe mencionado, con todas
sus limitantes, ligadas principalmente a la escasez
de datos de algunas regiones, es el siguiente:

Tasas de mujeres víctimas de femicidio por cada 100.000


mujeres (2004-2009)

317

Escala del mapa en español: Cada 100 mil mujeres. Porcentajes: mayor a 6 (en
negro); entre 3 y 6 (negro claro); entre 2 y 3; entre 1 y 2; menor a 1; y sin datos

Fuente: Mapa 4.1 (p. 118, cap. 4) “When the victim is a woman”.
Página

En Informe Global Burden of Armed Violence 2011


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Así, el concepto de violencia es siempre territorial,


situado, pero también en un marco de violencia
global. Lo que nos conduce a la siguiente y última
(nunca última) premisa.

Décima premisa

FINALMENTE, esta premisa nos dice que todo


femicidio es siempre territorial, está siempre
situado, nunca es abstracto ni universal, no ocurre
solamente por el hecho de ser mujer sino por ser una mujer
en determinado contexto, una mujer situada, un sujeto
feminizado situado. Un modelo de análisis
geopolítico nos lleva a explicar los femicidios
distribuidos geográficamente y a analizarlos desde
las mujeres localizadas en contextos geográficos,
sexuales, culturales, jurídicos, políticos,
económicos siempre situados (el paradigma de la
interseccionalidad). Debemos situar los femicidios y
318

situar a las mujeres y otros sujetos feminizados


(minorías sexuales, niñas y niños, naturaleza) que
Página

están siendo asesinados.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

En síntesis, no podemos hablar solo de hombres y


mujeres sino de personas situadas, en contextos,
en territorios, con múltiples identidades en sí
mismas. Es el vínculo del género con la clase
social, la orientación sexual, la religión, la raza, la
etnia, entre otros, lo que produce un determinado
contexto apto para los femicidios y una
determinada modalidad de ejercerlos. Se mata en
cantidad, en lugar, un tipo de mujer y de diferente manera
por la multiplicidad de contextos identitarios que existen en
el mundo. Y porque él o los hombres que violan y
asesinan individualmente o en grupos, siempre
cuentan con algún grado superior de jerarquía
respecto de las mujeres u otros sujetos
feminizados, ya sea jerarquía propiamente de
género (y que deriva en ella) como también
jerarquía de clase, de orientación sexual, etc.
Y así nos preguntamos: ¿puedo disociar el ser gay
y del Tercer Mundo? No, a lo sumo, puedo
reivindicar una identidad en determinado contexto
319

de lucha. Como nos dice Lucas Platero, es


mirarnos a través de un espejo roto cuyas partes
Página

varían de tamaño.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Resumen esquemático de las premisas fundamentales para


generar una teoría global y geopolítica de los femicidios

Premisas Aportes
Fundamentales

Primera El femicidio es la forma


extrema de violencia y
disciplinamiento

Segunda El femicidio es la
evidencia del fracaso de
las otras formas de
disciplinamiento

Tercera Todas las técnicas de


disciplinamiento son
formas indirectas o
menores de femicidio

Cuarta El femicidio como


proceso

Quinta Existen tres causales


centrales de los femicidios:
320

1) por activismo; 2) por


conservación; y 3) por un
Página

elevado espacio privado ilegal


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Sexta El femicidio es un acto


performativo de poder.
Esto es, un acto de
producción y
reproducción discursiva
del género

Séptima El femicidio en tanto


mecanismo extremo de
violencia debe entenderse
como manifestación del
poder en términos
represivos y el femicidio
en tanto técnica de
disciplinamiento debe
comprenderse como
manifestación del poder
en términos productivos.

Octava Femicidios de orden


cultural (con garantía de
muerte) y femicidios de
orden jurídico (con
posibilidad de muerte)
321

Novena Los diversos tipos de


femicidios son formas de
Página

acumulación capitalista
en el mundo global.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Décima Todo femicidio es


siempre territorial, está
siempre situado

Fuente: elaboración propia

322
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ÚLTIMOS APORTES

DEBEMOS TENER CUIDADO de no


victimizar a las mujeres. Esto sucede cuando
hablamos y desde el derecho mismo se habla del
asesinato de una mujer “por el hecho de serlo”. De
modo implícito, estamos echándole la culpa a la
mujer por haber nacido mujer o por haber elegido
ser mujer.
Dejando este punto en claro, como una de las
últimas reflexiones, diré que dado que pretendo
construir aportes para una teoría geopolítica de los
femicidios, no podemos dejarlos de pensar en los
términos propuestos desde las Epistemologías del
Sur, y hablaremos en consecuencia de femicidios
en el Sur Global o de orden periférico y
femicidios en el Norte Global o de orden
céntrico.
Si es el Estado el principal promotor (represión de
323

manifestaciones, persecución a activistas,


desprotección frente a los hechos acontecidos,
Página

etc.) hablaremos de femicidios de orden estado


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

céntrico. Mientras que si ocurren, también en


vínculo con los anteriores, en el marco de
contextos de mercado, es decir, trata, esclavitud
sexual, venta, etc. diremos que constituyen
femicidios de orden mercado céntrico.
Haciendo un repaso de algunas de las tipologías
sobre femicidios que hemos visto, de parte de
destacadas teóricas y activistas, podemos
sintetizarlas en el siguiente cuadro:
Algunas tipologías propuestas
Autoras* Diana Julia Russel Rita
Russel Monárrez Harmes Segato
y Jane
Caputi
Tipologías -Íntimos -Íntimo -De pareja -En contextos
de -No -Por -De interpersonales
Femicidios íntimos ocupaciones familiares -
-Por estigmatizadas
-Por otros Femigenocidio
conexión -Sexual perpetradores -Mafioso o de
sistémico conocidos Fratrias
-Por
extraños
*Podemos incluir los valiosos aportes de Marcela Lagarde al
324

hablar de Crímenes de Estado (también Rita Segato y Karina


Bidaseca) y “violencia feminicida”.
Página

Fuente: elaboración propia


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

A continuación, una síntesis de las tipologías


propuestas en este trabajo, la cual no quiere decir
que por implicar varias connotan un mayor
desarrollo de la temática ni un ansia de generar
neologismos, de inventar palabras por inventar,
sino que permiten (o al menos me han permitido a
mí) poder visualizar la multiplicidad de
dimensiones (más las que aún faltan analizar) que
atraviesan la problemática de los
femicidios/feminicidios.

325
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Tipologías para una Teoría geopolítica de los femicidios

Dimensión Tipología de Femicidios


de análisis
Género de orden intra-género
Edad de orden generacional
Espacio físico a) en contextos de enclave
b) en contextos urbanos
c) en contextos rurales
d) en contextos rururbanos
Parentesco a) de orden privado
b) de orden público
Poder social de orden simbólico
Medios de a) mediatizados
comunicación b) de perfil bajo
Ley y derechos a) de orden cultural
b) de orden jurídico
Otros Sujetos a) feminizado
asesinados b) transfemicidio
c) travesticidio
d) intersexual
Autoría a) de múltiple autoría
b) de autoría individual
Equivocación a) con exactitud
b) por error
326

Clase social a) de orden popular


b) de orden aristocrático
Página

Raza de reivindicación nazista


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Promotor a) de orden estado céntrico


b) de orden mercado céntrico
Con otras de múltiples formas
modalidades de
violencia
Utilidad a) de orden defensivo
b) de orden ofensivo
Geopolítica a) en el Sur Global
¿geofemicidios? o de orden periférico
b) en el Norte Global
o de orden céntrico
ECOFEMICIDIOS a) de orden antropocéntrico
b) de orden androcéntrico
Fuente: elaboración propia

Finalmente, es momento de dar un cierre, nunca


acabado, a lo que intenté fueran aportes para
construir una teoría geopolítica, territorial, global,
en principio general, política y epistemológica de
los femicidios a nivel mundial pero hablando
siempre desde clave local y regional.
El presente de ningún modo constituye un trabajo
cerrado y finalizado, sino que está sujeto a nuevas
327

modificaciones, tensiones, aportes y desarrollos


más profundos no solo de mi parte sino de todas y
Página

todos (aunque la “Real” Academia Española no


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

permita oficialmente el uso de esta frase) que a


diario estamos intentando ofrecer nuevos aportes
teóricos y que, no hay que dejar de decirlo, se
nutren de nuestra lucha y activismo, no sólo en el
mundo académico sino en nuestros contextos
cotidianos.
Agradezco que haya podido leer esta obra y espero
le sirva para sus propios análisis, luchas y
reivindicaciones. Quisiera terminar con una última
reflexión, antes de proponer la lectura de la
Entrevista que tuve la oportunidad de realizar a
nuestra querida Silvia Federici:
“El patriarcado es como una lluvia que recae sobre los Estados
y penetra todas sus paredes.
Algunos tienen buenos paraguas, otros los tienen rotos
y algunos directamente no los tienen.
Pero los paraguas no detienen la lluvia.
Hay un clima patriarcal que es necesario cambiar.
Entre tanta lluvia machista, misógina y héteromasculina,
hace falta un largo período de Sol sin tormentas,
328

para por fin conseguir algún día


la tan anhelada primavera sin género”.
Página

¡¡¡Muchas gracias!!!
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

ENTREVISTA A SILVIA FEDERICI

La siguiente Entrevista150 a Silvia Federici fue


realizada durante el año 2015 en el marco de mi tesis
doctoral en Desarrollo Territorial de la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de
Río Cuarto, titulada: “Mujeres, Ambiente y Territorios
en América Latina. El Ecofeminismo como
movimiento socioterritorial desde Argentina y Brasil”.

1) ¿Cuál cree Usted podría ser el nexo entre las mujeres


llamadas “brujas” y el ecofeminismo?
Las cacerías de Brujas que tuvieron lugar en
Europa entre los siglos XVI y XVIII fueron
dirigidas contra varios grupos de campesinos y
las mujeres urbanas, sobre todo de las clases más
bajas. Sin embargo, dos grupos destacan que son
particularmente importantes para los/las
ecofeministas. Muchas entre las víctimas de las
cacerías de brujas eran curadoras de las mujeres,
329

150
Las preguntas fueron respondidas por la pensadora de modo
escrito. Algunas en español y otras en inglés. Las respuestas en
Página

lengua inglesa se tradujeron y las en español mejoradas en su


redacción, respetando siempre el espíritu de lo dicho así como la
autorización a publicarlas de parte de su autora.
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

'curanderas,' herbolarias, que sanan a través de


hierbas, plantas y pociones. Tanto el proletariado
rural y urbano les consultaban en caso de
enfermedad. Hoy podemos ser escépticos a
algunos de sus remedios, pero sabemos que
muchas de las sustancias que utilizaban son
todavía utilizadas debido a sus propiedades
médicas. Entre las acusadas también fueron
muchas matronas, que también conocían las
propiedades de sustancias de plantas y las
utilizaban para acelerar el parto o para
interrumpir embarazos. Por esta razón, eran
sospechosas y perseguidas. En suma, la
historia de las cacerías de Brujas abre
una ventana a un mundo de mujeres
que tuvo una profunda relación con el
mundo natural, que sabía cuándo ciertas
hierbas tenían que cortarse para que su potencia
fuera máxima, que tenían un conocimiento que
transmitían a otras mujeres y por esto fueron
respetadas y buscadas en sus comunidades. Esto
330

también es cierto para las cacerías de Brujas en


Latinoamérica. En Calibán y la bruja, he escrito
sobre la persecución en la región Andina, y de
Página

mujeres que insistían en el culto de las huacas,


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

que eran una secta en vínculo con elementos


naturales:

Montañas, manantiales. El ecofeminismo es


revivir un cuidado y respeto por la
naturaleza como un ser viviente que el
capitalismo ha tratado de destruir pero
todavía vive en nosotros, aunque los
entierros por años de comercialización.

2) Usted explica que la función productiva de la mujer en el


capitalismo es la de “parir proletarios”. Pero teniendo en
cuenta la actual mecanización del trabajo y la mano de
obra en exceso que está sirviendo para presionar la baja
de salarios, ¿las mujeres siguen teniendo hoy en día esa
misma función productiva?
Sí, las mujeres siguen teniendo la misma función
reproductiva. No nos olvidamos que tod@s los
trabajador@s nacen de mujeres, a pesar de la
fertilización en vitro; el cuerpo de las
331

mujeres es la oficina donde se forma la


fuerza de trabajo. Todavía, no debemos
Página

entender esta función de una forma mecánica.


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

La decisión sobre quién puede


reproducirse y quiénes no pueden es
siempre una decisión política. Las
grandes campañas de ‘control de la población’
que fueron armadas por el Banco Mundial en los
años ’80 fueron con la finalidad de prohibir la
reproducción de los niños y niñas de Fanón. La
reproducción, es decir, de las nuevas
generaciones de jóvenes, quienes en un tercer
mundo descolonizado pedían una repartición
más justa de la riqueza mundial. Yo creo que no
es la mecanización en sí misma lo que
afecta la política demográfica del
capitalismo, sino la potencialidad de
revuelta de los que serían reproducidos.
Por eso, en algunos países y situaciones se
prohíbe el aborto, en otros y otras se esterilizan
las mujeres. Los capitalistas no se
preocupan del número de la población
si están convencidos que la pueden
controlar.
332
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

3) ¿Cuáles piensa Usted son las modalidades de las actuales


luchas de mujeres por la tierra y los recursos naturales,
sobre la base de los nuevos casos de asesinatos bajo el
rótulo de “brujería”?
Este es un tema que no ha sido suficientemente
investigado. Pero hay una buena evidencia de que
el regreso de cacerías de Brujas en
muchas regiones de África, India,
Nepal, está conectado a los cambios
que están teniendo lugar en los
regímenes de tenencia de la tierra y
resistencia de las mujeres a ellos (…) la
carga de mujeres como brujas sirve a menudo
para regular conflictos de tierra, para expropiar a
las mujeres ancianas que mantienen su pedazo de
tierra, y que mantienen sobre todo una
concepción diferente de la riqueza donde ésta no
es un ingreso monetario pero tiene una vaca o
alguna tierra y árboles. En la India, así, parece
que prácticamente está conectado a la creciente
tendencia hacia la privatización de la tierra y la
333

persona titular en el tribal llamada área-como el


área de los Adivasi – una tendencia que socava la
Página

autonomía de las mujeres y las hace dependientes


EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

de sus maridos. Generalmente se responde que


las mujeres han estado en la vanguardia
de la lucha contra la comercialización
de la riqueza natural. Han perseguido –
especialmente en África, una agricultura de
subsistencia que es fuertemente condenada por
organismos internacionales como el Banco
Mundial por ineficiente - y sobre todo cuando la
vieja generación se mira desde las nuevas
generaciones como un obstáculo para su
prosperidad, identificado como conexión con el
mercado de materias primas del mundo.

4) ¿Qué importancia ha tenido el proceso de caza de brujas


en la feminización de la Naturaleza y la Mujer? ¿No
podría pensarse que el cuerpo de la mujer fue utilizado en
los inicios del capitalismo y la ciencia moderna en el siglo
XVII como un medio para acceder al cuerpo de la
Naturaleza?, teniendo en cuenta que el capitalismo
necesitaba y necesita explotar recursos naturales y hasta
ese momento la Naturaleza era divina, por tanto la mujer
334

al ser “expresión” de esa Naturaleza era la forma directa


de acceder a tales recursos. Sacándole la divinidad a la
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

mujer (“bruja”) la Naturaleza perdía también la suya y


entonces era posible ser explotada con fines capitalistas.
No se puede decir que la caza de brujas ha
servido para ‘feminizar’ la naturaleza. La
naturaleza ya estaba feminizada,
ciertamente en Europa, donde siempre fue
representada como una mujer, a causa de su
capacitad reproductiva. Por ejemplo, como ha
destacado Carolyn Merchant en su libro La
Muerte de la Naturaleza (Death of Nature, 1980),
en el Medioevo la minería era prohibida porque
se le acusaba de violar el cuerpo de la naturaleza,
de causar heridas en su cuerpo. Merchant
muestra cómo en el lenguaje de la nueva
ciencia la explotación de la naturaleza
es descrita de manera que hace pensar
la violación de una mujer. Ella cita a
Francis Bacon, quien dice (refiriéndose a los
experimentos cientificos) que es necesario
‘desnudar’ la naturaleza, para apropiarse de sus
secretos.
335
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

5) ¿La actual crisis ambiental repercute negativamente, según


Usted, sobre ciertos grupos de mujeres?
Sí, la crisis ambiental afecta negativamente sobre
todo a las mujeres y lo hace de muchas maneras.
Primero, toda crisis que disminuye los
recursos necesarios para la
reproducción afecta de manera especial
a las mujeres, quienes son las que
deben cumplir esta función. Si éstas
escasean de agua, deben caminar kilómetros para
proveerla. Si no hay lluvia y no pueden cultivar el
campo, la milpa, y no tienen vegetales para la
comida deben compensar con más trabajo. Si el
suelo es contaminado deben trabajar más para
limpiarlo, para curar los enfermos. La crisis
ecológica es una crisis de reproducción
y por eso las mujeres son y deben ser las que
sufren más por sus efectos. Por eso, las
mujeres son tan activas en los
movimientos ecológicos, por la defensa de
336

los bienes comunes de la contaminación, y la


comercialización que es su prima causa.
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

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EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

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344
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Cita sugerida:
Martin, G. (2017). El Patriarca y la Espada. Femicidio,
ecofemicidio y territorio en contextos de violencia global. Río
Cuarto: Imprecom Editora

345
Página
EL PATRIARCA Y LA ESPADA Gustavo M. Martin

Esta obra se finalizó


durante el mes de
diciembre del
año 2017.

346
Página
Grupo de Lecturas Ecofeministas

El Patriarca
y la Espada
ESTE LIBRO BUSCA BRINDAR APORTES PARA CONSTRUIR

UNA TEORÍA GEOPOLÍTICA, GENERAL, GLOBAL, TERRITORIAL

Y EPISTEMOLÓGICA DE LOS FEMICIDIOS,

EN UN CONTEXTO MUNDIAL DE RECRUDECIMIENTO

DE LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES,

LAS MINORÍAS SEXUALES Y LA NATURALEZA.

PARA ELLO, SOSTIENE QUE EXISTE UN SISTEMA

DE DISCIPLINAMIENTO SOBRE LO FEMENINO/FEMINIZADO,

EN UN MARCO DE NEOLIBERALISMO AVANZADO.

LA OLA DE FEMICIDIOS ES LA CRUEL EVIDENCIA

DE UNA CRISIS PROFUNDA DEL ORDEN PATRIARCAL,

EN EL TRÁNSITO HACIA UNA NUEVA FORMA

DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA.

PROPONE ADEMÁS, UNA SERIE DE TIPOLOGÍAS

Y PREMISAS CON EL OBJETIVO DE COMPRENDER

LA MULTIDIMENSIONALIDAD

DE ESTA PROBLEMÁTICA GLOBAL.

GUSTAVO
M. MARTIN

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