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Urbano FERRER
Contrastan estos artículos con la legislación del Reino Unido de 1990, que
al amparo del Informe Warnock de 1984 y del Informe Donaldson, favorable a
la clonación, niega al embrión la condición de sujeto de derechos y no pone
reparos a la producción de embriones para experimentar. En términos
generales, el modelo jurídico alemán ocupa a este respecto un lugar
intermedio entre el anglosajón —en el que se inspira el GEE (Groupe d´Éthique
d´Europa)— y el iberoamericano, que defiende abiertamente el carácter
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Cfr. en “Ley fundamental para la República Federal de Alemania”, Versión vigente desde el 4XI99.
Public Document, editado por el Departamento de Prensa e Información del Gobierno Federal, Bonn,
1997. Trad. de E. Garzón Valdés.
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“Es obvio que no hace falta ser cristiano creyente para saber y percibir
que determinadas posibilidades y proyectos de la biotecnología y la ingeniería
genética contravienen los valores fundamentales de la vida humana… Nadie
cuestiona expresamente estos valores. Pero tampoco podemos permitirnos el
renunciar inconscientemente o tácitamente a convicciones éticas o declararlas
asunto privado” (P. IV).
los padres, y sobre todo el derecho de venir al mundo y de ser amados por su
propia razón de ser, por sí mismos” (P. X).
JONAS, H., Técnica, medicina y ética, Paidós, Barcelona, 1997, p. 87.
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“La apelación se dirige a una fuente misteriosa y sagrada de generosidad de la voluntad” (o.c., p. 92).
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Para Hans Jonas la consideración del organismo como una unidad está en
estrecha conexión con la finalidad que se advierte en sus manifestaciones
orgánicas. No bastaría, por tanto, con encontrar una sucesión temporal
continua en las distintas fases de su desarrollo para establecer su
individualidad característica; si sólo atendiéramos a ello, al margen de todo
propósito interno, lo que tendríamos sería un cierto remedo ontogenético del
darwinismo filogenético, según el cual las variaciones internas y el mecanismo
selectivo del entorno determinan en términos mecanicistas el proceso
evolutivo. Pero, en relación con la finalidad, el problema es en qué sentido hay
que atribuírsela al organismo.
JONAS, H., “Evolution und Freiheit”, Evolution und Freiheit, P. Koslowski, P. Kreuzer, R. Löw (eds.),
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Hirzel, Stuttgart, 1984, pp. 147161; Philosophical Essays…, p. 191.
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La división en gemelos no es argumento en contra de la individualidad del embrión desde el momento
de la concepción, ya que el hecho de que una célula dé lugar a otra semejante a ella no arguye contra la
individualidad que posee desde el inicio. Por eso, el concepto de preembrión introducido en algunas
legislaciones es equívoco, ya que no hay ninguna discontinuidad en el proceso de diferenciación de un ser
que es viviente aun en el caso de que surja de él otro semejante.
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guardan entre sí una vinculación real de otro orden que la pareja lógica
especie-individuo. En efecto, por una parte, la naturaleza corporal del hombre
se va personalizando en su desarrollo a partir de un ser que es ya persona: las
manos no están incrustadas funcionalmente en el organismo; el rostro expresa
las vivencias y actitudes personales, y no sólo las notifica exteriormente; su
posición erguida le posibilita divisar un horizonte indefinido, más allá de lo que
entra en el campo perceptivo visual; las neuronas no quedan integradas por su
función en el cerebro, sino que, como resultado del influjo sináptico sobre ellas
de las otras neuronas, aparecen inhibidas o destotalizadas en el conjunto del
cerebro… Es, pues, una naturaleza impregnada, ya desde el inicio, de la
libertad de su sujeto personal.
Cfr. CROSBY, J.F., “Der Embryo: Artspezifisches menschliches ohne Personalität?”, Der Status des
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Embryos, pp. 8191.
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A. SUÁREZ, “Der menschliche Embryo, eine Person. Ein Beweis” (“El embrión humano, una persona.
Una prueba”), Der Status des Embryos, IMABE, Schweizerische Gesellschaft für Bioethik, Zurich, 1989,
pp. 5580.
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FERRER, U., “De la naturaleza en sentido descriptivo a la naturaleza normativa”, Etica y Sociología.
Estudios en memoria del prof. Todolí, Univ. Complutense/Ed. San Esteban, Madrid, 2000, pp. 87101.
15
BECKMANN, J., art. cit.
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16
o.c., p. 255256 (244).
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del propio ser en tanto que todavía no realizado como aquellos seres vivos
cuya realización finalista está confiada al cuidado humano. “Sólo lo vivo en su
menesterosidad e inseguridad —y por principio todo lo vivo— puede ser en
general objeto de responsabilidad”25. Pero justamente la vida humana
indefensa, y sobre todo en sus primeras y últimas fases, es objeto principal de
la responsabilidad, al no estar en condiciones de dar cumplimiento por sí sola a
los fines vitales inscritos potencialmente en su ser natural. Así lo sostiene Jonas
tras haber delineado los ámbitos de la responsabilidad: “…la vida actual o
potencial —y por encima de todo la vida humana— es aquello a lo que la
responsabilidad se refiere con sentido”26.
25
JONAS, H., El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para una civilización tecnológica,
Herder, Barcelona, 1995, p. 173. Sobre la correlación entre la responsabilidad y el organismo finalizado
sobre el que recae, WILLE, B., Ontologie und Ethik bei Hans Jonas, J.H. Röll, Dettelbach, 1996, pp. 96
101.
26
JONAS, H., o.c., p. 176.
27
“Con el pronombre yo designamos realmente un ser vivo humano que en aquel preciso momento no era
todavía un yo” (JONAS, H., Técnica, medicina y ética, p. 81).
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Pero la objeción más básica a la FIVET está en que no se trata con ella de
auxiliar a la naturaleza en sus carencias, sino de sustituir la comunicación
interpersonal por una intervención técnica, que convierte al cuerpo personal en
mero instrumento de la intención finalista y disocia a ésta de la realización
subsiguiente y de los medios empleados para ello. El lenguaje de la mutua
donación corporal enmudece cuando se utiliza la sexualidad para la obtención
de un resultado previsto. Como ante cualquier otro objetivo proyectado y que
tenga consecuencias, el hombre ha de poder responder de su por qué una vez
producidos unos u otros efectos externos. Mas, ¿qué justificación podrían dar
los padres si los hijos les pidieran cuentas de por qué han venido a la
existencia? Esta pregunta sólo carece de sentido cuando se acepta el hijo como
un don inmerecido.
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BIBLIOGRAFIA:
JONAS, H., Technik, Medizin und Ethik. Zur Praxis des Prinzips
Verantwortung, Insel, Francfort, 1985 (Técnica, medicina y ética. La
práctica del principio de responsabilidad, Paidós, Barcelona, 1997).
SPAEMANN, R., LÖW, R., Die Frage Wozu?, Piper, Munich/Zurich, 1985.
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WILLE, B., Ontologie und Ethik bei Hans Jonas, J.H. Röll, Dettelbach,
1996.