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EMBARAZO ADOLESCENTE, ALERTA TEMPRANA


ALICIA BÁRCENA | EL UNIVERSAL
Domingo 7 de julio de 2013 12:00 AM

En América Latina casi un 30% de las mujeres es madre durante la adolescencia. Solo África
supera a los países latinoamericanos y caribeños en fecundidad de las adolescentes y nuestra
región sobrepasa ampliamente el promedio mundial.

Aunque se observa una tendencia a la baja en los últimos años, el porcentaje de adolescentes que
son madres aumentó entre 1990 y 2010 en la mayoría de países con datos disponibles (12 de 18
países) y, si bien la maternidad se concentra en el grupo de 18 a 19 años, el incremento fue
relativamente mayor entre las adolescentes de 15 a 17 años.

El número de embarazos tempranos es sistemáticamente más elevado en el campo que en la


ciudad. Persiste además una marcada asociación entre el nivel educativo de las jóvenes y la
proporción de madres. En casi la mitad de los países con datos disponibles la maternidad
adolescente entre las jóvenes que llegaron como máximo al nivel escolar primario es más del
triple que aquellas que alcanzaron el nivel secundario. Hay brechas también según la pertenencia
étnica y el nivel de ingresos.

Las encuestas de hogares indican que el porcentaje de madres adolescentes que viven en hogares
pertenecientes al quintil más pobre es cinco veces superior al de las que habitan en hogares del
quintil más rico.

Una gran proporción de los embarazos de adolescentes no son planificados y es preocupante que
en casi todos los países con datos disponibles se constata un aumento en su porcentaje.

Esto supone una paradoja en la región porque si bien la información relativa a métodos
anticonceptivos está muy difundida, los embarazos no deseados entre las adolescentes continúan
en aumento. Algunas de las causas apuntan a las barreras socioeconómicas, culturales e
institucionales que enfrentan los jóvenes para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva
adecuados para ellos y de calidad, que incluyan la consejería especializada y la provisión de
anticoncepción.

Los embarazos adolescentes tienen consecuencias en el desarrollo y expectativas de vida de las


jóvenes madres. Además, cuando no son planificados, las jóvenes no están ejerciendo su derecho
a la salud reproductiva, que forma parte del derecho humano a la salud, universalmente
reconocido.

Aunque cada vez hay más información sobre el embarazo temprano, las miles de adolescentes
que se convierten en madres cuando apenas están creciendo necesitan acciones concretas de los
gobiernos, es decir, políticas públicas contundentes que incidan en los determinantes sociales y
estructurales de este fenómeno.

Garantizar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos y ampliar el acceso a los servicios
asociados a estos, con énfasis en la prevención del embarazo, siguen siendo piedras angulares en
la reducción de la fecundidad adolescente. Es necesario asimismo ofrecer educación sexual
integral a los niños y adolescentes.

Pero también y como eje fundamental, los gobiernos deben implementar políticas públicas que
aumenten las opciones y oportunidades, fomenten la inclusión social, rompan la reproducción
intergeneracional de la exclusión y la desigualdad, y garanticen el pleno ejercicio de derechos por
parte de los adolescentes y jóvenes.
Decimos que el embarazo adolescente es una alerta temprana de la desigualdad porque la
reproducción de nuestra sociedad está ocurriendo en hogares pobres y sin inversión en bienes
públicos, lo que plantea un desafío futuro.

La CEPAL celebrará con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en
agosto en Montevideo la Primera Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y
Desarrollo de América Latina y el Caribe junto con gobiernos, sociedad civil y organismos
internacionales. Será el momento de hacer balance tanto en esta materia como en otras muchas
también relacionadas con los jóvenes.

Sabemos que son las nuevas generaciones las que tendrán en sus manos el reto de construir
sociedades que crezcan con igualdad y sostenibilidad ambiental. Es imperativo comenzar ahora a
preparar este camino, este futuro, que es el de todos.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL).

www.cepal.org

prensa@cepal.org
http://www.eluniversal.com/opinion/130707/embarazo-adolescente-alerta-temprana

EL EMBARAZO EN ADOLESCENTES

EL EMBARAZO EN ADOLESCENTES

30 Ene 2014 - 11:00 PM


Por: Hernán González Rodríguez

El Fondo de la Población de las Naciones Unidas –Unfpa- acaba de presentar su informe anual

sobre el Estado de la Población Mundial en 2013.

En esta ocasión se ha centrado en analizar el tema de las niñas embarazadas por jóvenes

irresponsables, las menores de 18 años y, en especial, las menores de 15.

“Cuando una niña queda embarazada, le cambian radicalmente su presente y su futuro, y rara vez

le cambian para bien. Como no puede terminar su educación, se desvanecen sus perspectivas de

trabajo y se acrecienta su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión y la dependencia”.


Para quien comenta esta publicación, pocas realidades existen tan lamentables en Colombia como

las madres que reconocen tener cinco y más hijos todos de padres diferente ante las cámaras de

la televisión.

“Muchos países han adoptado medidas para prevenir el embarazo entre las adolescentes, afirma

el Unfpa, mediante medidas orientadas a modificar el comportamiento de las niñas. En dichas

medidas está implícita la creencia de que la niña es responsable de prevenir su embarazo y la

presunción de que, si queda embarazada, es ella la que ha faltado”. Las sociedades parecen

exonerar de toda responsabilidad a los hombres que participan en el crimen.

A una niña embarazada y forzada a abandonar la escuela se le dificulta la posibilidad de continuar

su educación. “Desde una perspectiva de derechos humanos, una niña que queda embarazada,

independientemente de las circunstancias o razones, es una niña cuyos derechos quedan

menoscabados”.

“Para las adolescentes menores de 18 años y particularmente para las menores de 15, el embarazo

no es el resultado de una decisión deliberada. Al contrario, el embarazo en general es el resultado

de la ausencia del poder de decisión”.

Lo que se necesita, según el Fondo aludido, es una nueva forma de pensar frente al desafío del

embarazo en las adolescentes. En vez de concebir la niña como el problema y tratar de cambiar

su comportamiento como solución, deben los gobiernos, las comunidades, las religiones, las

familias y las escuelas entender que los verdaderos desafío son la pobreza, la desigualdad de

género, la carencia de apoyo familiar, y, además, para quien comenta, el consumo de drogas.

Las niñas empobrecidas, sin una educación adecuada para su edad, sin acceso a las informaciones

y los métodos de anticoncepción, resultan ser las más proclives a quedar embarazadas.

Entiendo que hoy día, ya en algunos países de Latinoamérica, cuando nace el primer niño de padre

desconocido, los servicios de salud del Estado le implantan a la madre un dispositivo intrauterino

tras el parto. Si ella lo retira y retorna con un nuevo embarazo de padre desconocido, el Estado

no la atiende gratis. Entiendo también que a los jovencitos irresponsables también les están

comenzando a apretar las tuercas.


https://www.elespectador.com/opinion/el-embarazo-en-adolescentes-columna-471927
EMBARAZO ADOLESCENTE

26 de enero de 2017
Por Daniel Aceves Villagrán*

En Latinoamérica, uno de los problemas de salud más constante es el de las “niñas madre”,
situación compleja y multifactorial que impacta de manera negativa a las sociedades, socavando
las oportunidades de las futuras generaciones y que de acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (Unicef) representa una tercera parte de los embarazos totales en la región, siendo
casi 20% de éstos en niñas menores de 15 años y únicamente encontrándose por detrás de los
indicadores de África Subsahariana.

En nuestro país, la incidencia de dicho fenómeno nos coloca en el primer lugar entre los países
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con una tasa de
fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de entre 15 a 19 años de edad, teniendo
entre otras causas que 23% de los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años y
de estos, 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo
en su primera relación sexual. Es así que de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren
al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.

En septiembre de 2015, el Banco Mundial (BM) tituló uno de sus artículos sobre América Latina
como Embarazo adolescente, un escape ante la falta de oportunidades, mostrando que una de las
nuevas directrices que han sido identificadas en el comportamiento de las adolescentes nos habla
de que “cuando una mujer joven es pobre y se enfrenta a una falta de oportunidades, tener hijos
muchas veces está visto como una elección racional, porque le puede dar una manera de obtener
control sobre su propia vida, escapar a la violencia en su hogar o acceder a una movilidad social
dentro de su comunidad”, sin sopesar que el embarazo a tan temprana edad trae consigo problemas
de salud, aumenta la deserción escolar, dificulta el proyecto de vida y disminuye la probabilidad
de encontrar un trabajo bien remunerado, afectando la economía de su red de apoyo: genera una
situación de vulnerabilidad al carecer de maduración y preparación para estas nuevas
responsabilidades.
Estos efectos continúan para las jóvenes madres y sus hijos, contribuyendo al ciclo
intergeneracional de la pobreza, razón por la cual, ante este complejo escenario, el análisis que se
ha propuesto parte del estado que en sus mediciones incluye las dimensiones de la pobreza
(monetaria, alimentaria, educativa, sanitaria y la ausencia de derechos reproductivos efectivos),
las construcciones de género (restricción de sus habilidades cognitivo-conductuales y su poder de
decisión), aunado a transformaciones económicas y sociales, así como la pertinencia de los
marcos legales y políticos (Objetivos del Milenio/Derecho a la Supervivencia y
Desarrollo/Embarazos en adolescentes).

Lo anterior vuelve a denotar la magnitud de este fenómeno al tener costos sociales y económicos,
no nada más en el corto sino a largo plazo sobre los adolescentes y sus familias, razón que ha
llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la publicación desde hace algunos años
de recomendaciones para seguir una ruta que permitiera la reducción de este tipo de embarazos,
exhortando a la búsqueda del aumento en el uso de métodos anticonceptivos, la reducción de
relaciones sexuales forzadas y abortos, así como el incremento en el uso de los servicios médicos
especializados, tanto a nivel prenatal, durante el parto y posnatal.
Cada etapa de la vida debe disfrutarse y es tarea de todos favorecer el bienestar social
disminuyendo las brechas sociales y de género, estableciendo las condiciones que permitan que
cada persona tenga un proyecto de vida libre, con claridad sobre su salud sexual que disminuya
la barrera que conforman la pobreza, discriminación, exclusión y falta de oportunidades que viven
parte importante de la juventud.

*Director general del programa Prospera de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud
(Seguro Popular)
http://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/2017/01/26/1142287

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