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María y la Resurrección

Nuestra meditación de hoy, será sobre la mayor fiesta que se celebra en la liturgia
Católica, la fiesta de Pascua, y sobretodo, el papel de María en los acontecimientos de la
Noche Santa de nuestra Redención.

Concluida la cuaresma, periodo dedicado a la consideración de nuestras miserias y el


pedido de perdón, terminadas las ceremonias conmemorando la Pasión de Nuestro Señor
Jesucristo, comienza ya en el Sábado Santo, la Iglesia a rejubilar celebrando la Pascua del
Señor.

La propia ceremonia de la Vigilia Pascual, la más bella de todas las ceremonias litúrgicas,
comienza fuera de la Iglesia sin ninguna iluminación, simbolizando las tinieblas del
pecado que dominaban el mundo antes de la redención. Después de la bendición del
fuego, el fuego nuevo enciende el Cirio Pascual, que simboliza Jesucristo, la luz del
mundo, que dispersa las tinieblas de la esclavitud al pecado, para traer la luz de la
salvación a la humanidad.

Las lecturas de la Vigilia Pascual nos hacen recorrer toda la historia de nuestra
Redención, y todos los símbolos en el antiguo testamento de la Pascua del Señor.

Pascua significa pasaje. Era para los judíos la conmemoración del Pasaje del Señor,
cuando el Señor pasó junto a las casas de los israelitas, hiriendo de muerte a todos los
primogénitos de los egipcios y protegiendo las casas de los israelitas. La sangre de
corderos asperjada en las puertas simbolizaba y prefiguraba la Sangre del Cordero
Inmaculado, Nuestro Señor Jesucristo, que seria derramada pasta nosotros, y seria nuestra
Salvación de la muerte eterna del pecado.

Nuestro Divino Salvador escogió esa misma ocasión pata resucitar, cambiando así el
sentido de la Pascua antigua para otra más elevada. Como el pueblo israelita pasó de la
esclavitud a los egipcios a la libertad en la Tierra Prometida, nosotros, con la Muerte y
Resurrección de Jesucristo pasamos de la muerte del pecado para la vida eterna. Ese es el
sentido más profundo de Pascua.

La muerte del Redentor destrozó el imperio de satan. El supremo sacrificio de Jesucristo


nos trajo la vida sobrenatural y eterna. Fue lo que Nuestro Señor anuncio a Santa Marta,
Yo soy la Resurrección. ...
En el 'Exultet', el Pregón Pascual, cantado en el inicio de la ceremonia de Sábado Santo,
la Iglesia se dirige esa oración de acción de gracias al Padre Eterno,

"¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y


caridad! Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!"

"¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó del
abismo. ¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo
divino!"

Si no hubiése la Muerte y Resurrección de Cristo, seriamos prisioneros eternos de la


ansiedad de ver Dios Cara a cara, sin jamás lo conseguir. Por eso canta la Iglesia en el
Pregón Pascual que inicia la ceremonia de Sabado Santo, “¿De qué nos serviría haber
nacido si no hubiéramos sido rescatados?” Toda nuestra esperanza esta en la
Resurrección de Cristo, garantia de nuestra propia resurrección. Pues la prueba de que
Cristo nos resucitará para la vida eterna, esta en la propia Resurrección de El, que
conmemoramos en la Pascua.

Nuestra fe seria fútil sin la Resurrección de Cristo como nos enseña San Pablo. La
historia de Santa Margarida de Antioquia ilustra eso. Santa Margarita era de uma compra
noble de Antioquia. Cuando tenía 15 años el alcalde de la región donde ella vivia, que era
pagano, se apasionó por ella y quería casar con ella. La llamo y le preguntó qué religión
practicaba. Ella respondió que era Cristiana. Cuando el se enteró que era Cristiana la
pidió pata renunciar la religión católica, pues según ese pagano eta la religión de un Dios
crucificado.

Ella preguntó al alcade pagano como el se enteró que Jesucristo fue crucificado. El
respondió que lo había leído en las sagradas escrituras de los Cristianos! Respondió ella,
'¡Entonces no terminaste la lectura! pues el Evangelio tambien narra como Jesucristo
resucito de entre los muertos. ¡Morriendo dio prueba que era hombre, pero resucitando do
prueba que era Dios!"

Esa respuesta dejó el alcalde furioso y la torturó brutalmente en la presencia de todo el


pueblo. La niña sufrió con tanta resignación y paciencia que 5000 paganos convertieron
viendo el martirio de ella. Murió decapitada pero antes apareció un a paloma que la
coronó con una corona de oro.

Sabemos que después de la muerte, seremos todos juzgados y nuestras almas entrarán en
la eternidad, la felicidad eterna para los que se salvan y la desgracia eterna para los
condenados. Pero cuando Cristo regresa en el fin del mundo, en el Juicio Final nuestras
almas serán reunidas a nuestros cuerpos resucitados. Y gozaremos la felicidad eterna con
cuerpo y alma. Los condenados también seguirían en sus cuerpos y almas en el infierno
para toda la eternidad.

Nuestros cuerpos resucitados serán gloriosos, y los Cuerpos Gloriosos, según los teólogos
tienen cuatro características que los distinguen de nuestros cuerpos mortales. Son esos –
la ‘Impasibilidad’, la ‘Sutileza’, la ‘Agilidad’ y la ‘Claridad’.

Impasibilidad es el don que preserva el Cuerpo Resucitado y Glorioso de la muerte y el


dolor. Sutileza comunica al Cuerpo Glorioso la capacidad de penetrar en otros objetos sin
dificultad. Como el Cuerpo de Cristo después de la Resurrección entró en el Cenáculo a
través de puertas cerradas.

Agilidad es el don por el cual el Cuerpo Glorioso puede dislocar grandes distancias
instantáneamente. Claridad comunica al Cuerpo Glorioso un brillo y esplendor llenos de
belleza.

Además nuestros sentidos corporales tendrán la alegría inefable de contemplar la


Humanidad Santísima de Jesús, la belleza inefable de la Virgen Madre de Dios, y de
todos los Santos, y también las bellezas del mundo renovado después del juicio.

Así serán nuestros cuerpos después de la Resurrección. Sin embargo, como sabemos, la
mayor alegría del Cielo es la Visión Beatífica, un don comunicado por Dios, por el cual
veremos a Dios con los ojos del espíritu.

Y nosotros confiamos en esa resurrección y en la Vida Eterna, por la Redención y la


Resurrección de Cristo, nuestra Pascua. Por esa razón toda nuestra fe se basa en ese
misterio, y es pues, la celebración de mayor alegría para nosotros, hijos de la Iglesia
Católica. ¡Tal es esa alegría que la Iglesia celebra esa Fiesta por cincuenta días!

Con esa introducción vamos entrar en nuestra meditación de hoy: sobre María y la
Resurrección.

Los Evangelios no nos narran nada al respecto de María en los relatos sobre la
Resurrección. Sin embargo es imposible imaginar eses acontecimientos sin la presencia
de María.

Después de la muerte y el entierro de Jesucristo, los Apóstoles no creían en su


Resurrección. A tal punto que varios volvieron a sus ocupaciones anteriores. Las Santas
Mujeres tampoco tenían fe en la Resurrección. María Magdalena, la que más amaba a
Nuestro Señor, cuando fue al túmulo y se enteró que no estaba el Cuerpo de Cristo, pensó
que fue robado. Tampoco tenía fe...

La Iglesia naciente casi estaba muerta porque la Iglesia es la comunidad de los que tienen
fe, y nadie en la tierra creía más en aquel entonces.

¿Nadie? Había alguien que conservó la fe integra en la Resurrección de Cristo, como


afirma Plinio Corrêa de Oliveira. Era María, la Madre de Dios, la única en la faz de la
tierra que tuvo una fe completa y sin sombra de duda en la Resurrección.

¡Ella representaba y sustentaba la Iglesia en aquel periodo entre la muerte y la


Resurrección de Cristo! La Iglesia vivia en Ella, y sin Ella, la Iglesia estaba muerta. La
promesa de Nuestro Señor, que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia,
se cumplió en esa ocasión, gracias a María.

Dice Dr. Plinio que "en esta ocasión María sustentó el mundo, pues, si no hubiése más fe
sobre la faz de la tierra Dios teria encerrado la Historia del mundo. María fue la Arca de
Esperanza de los siglos futuros. Ella contenía en Sí, como en una semilla, toda la
grandeza que la Iglesia habría de desarrollar durante todos los siglos hasta el fin del
mundo, todas las promesas del Antiguo Testamento y todas las realizaciones del Nuevo
Testamento, todo esto vivió dentro del alma de la Virgen Santísima."

Para tener una visión más completa de ese grandioso panorama, tenemos que considerar
otro aspecto. En la historia de la Iglesia, varios Santos, entre ellos Sta. Catalina de Siena,
gozaron un privilegio muy especial : después de recibir la Comunión, la hostia quedaba
intacta en la persona del Santo hasta la próxima Comunión. En esa manera, el santo se
transformaba en un tabernáculo vivo de la Eucaristia. Muchos teólogos, entre ellos Padre
Faber, son de la opinión de que María también gozaba ese privilegio, pues cualquiera
gracia concedida por Dios a algun santo, Dios siempre concedía la misma gracia en su
plenitud y perfección a la Virgen María. Entonces, después de la primera Comunión que
María recibió en la Última Cena, Jesucristo en la Eucaristia nunca dejó de estar presente
en María Santísima. Así Ella se transformó en un Tabernáculo permanente de la
Eucaristía. ¡Pero que Tabernáculo! ¡Y con que alegría, Jesús Sacramentado vivía en ese
Tabernáculo!

Podemos imaginar que, estando Jesús realmente presente en la Sagrada Hostia en viene
de María, Ella debe ter sentido, em su interior la separación del Alma y ddel Cuerpo de
Jesus en el momento de su Muerte. Es tan bella esa consideración, pero tan alta que
nuestra pobre inteligencia no la comprendería perfectamente. Todo lo que sufrió Jesús en
su Cuerpo en la Crucifixión y Muerte, María sentía en si, pues reproducía lo mismo en su
interior con la Sagrada Eucaristia que Ella conservaba en sí. Cuando Jesús muro en la
Cruz, Ella tenía en su interior el Cuerpo museo de Jesús. Cuando Jesucristo resucitó,
también en el interior de Ella, El resucitó em la Eucaristia! Que alegría no terá tenido
Ella al sentir, en su interior, Cristo resucitar mágicamente, y el cielo uniéndose al Alma?
Es muy peobable que en ese mismo momento en que Ella sentia esa alegria en su interior,
su Hijo apereciera a Ella.

Afirma San Ambrosio, y la mayoría de los Padres de la Iglesia tiene la misma opinión,
que Cristo, después de su Resurrección apareció primero a Su Santísima Madre. Como
teria sido ese encuentro entre la Madre y el Hijo! Que palabras teria dirigido Nuestro
Salvador a Su Santa Madre? Es un tal misterio que solo podemos callarnos en
admiración!

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