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EL
MISTERIO
DE LOS
SÍMBOLOS

PEDRO TOMÁS VELA

Abril 2015
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© 2018 Bubok Publishing S.L.


1ª Edición
Impreso en España / Printed in Spain
Impreso por Bubok

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«Desde el amanecer de los tiempos, todos los pueblos sintieron una fascinación mágica
por los símbolos.»
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Índice

I
Los símbolos… 9
Símbolos prehistóricos… 16
Símbolos megalíticos… 20
Gigantes en la tierra… 45
Laberintos… 49
Geoglifos y petroglifos… 56

II
Símbolos de la Antigüedad… 69
Símbolos de la Mitología… 78
El mito de Hércules… 91
Seres mitológicos… 95
Animales mitológicos… 108
Seres monstruosos… 116
Seres elementales… 121
Animales… 129
Vegetales… 154

III
Simbología geométrica… 161
Los números… 180
Los cuadrados mágicos… 190
Los criptogramas… 194
El poder de las palabras… 197
La Cábala… 199
El Árbol de la Vida y el Árbol del Bien y del Mal… 204
El Tarot… 207
Druidas, chamanes, magos, hierofantes, brujas… 210
Amuletos, grimorios, sellos, talismanes… 220
El mal de ojo… 238
Los colores… 240
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IV
Simbología astrológica… 243
Relojes solares… 251
El Zodíaco… 257
El sol y la luna… 270

V
Simbología de la Alquimia… 276
La glándula pineal… 294
Simbolismo del ojo… 299
El Ojo que Todo lo Ve… 303

VI
Simbología mística… 307
Ángeles, santos, demonios… 327
Diosas y vírgenes… 344
Símbolos de fertilidad… 352
El crismón… 356
Las cruces… 362
La cruz esvástica… 375
Los cruceros… 379
La Cruz Cíclica de Hendaya… 383
La Cruz Cíclica de Avilés… 385
Rollos jurisdiccionales y picotas… 386
Peirones y mojones… 388
Estelas… 391

VII
Simbología ideológica… 396
Simbología de la Masonería… 406
6

VIII
Simbología en la arquitectura… 414
Marcas de cantería… 426
Las cúpulas… 436
Los pórticos… 438
Los rosetones… 442
Las vidrieras, simbolismo de la luz… 446
Óculos… 448
Capiteles… 450
Ménsulas… 454
Canecillos… 456
Dinteles, dovelas, claves… 458
Guerreros… 462
Atlantes y cariátides… 465
Medallones… 467
Mascarones… 470
Grutescos… 475
Gárgolas… 478
Mosaicos… 488
Espantabrujas… 493
Veletas… 496
Fuentes… 500

IX
Simbología heráldica… 503
Banderas y estandartes… 509
Logotipos… 512

El misterio en los símbolos… 513

Bibliografía… 516
7
8

INTRODUCCIÓN

«Durante la Edad Media, fundamentalmente, la importancia de los


símbolos no radicaba en las creencias que representaban, o si estas eran
ciertas o falsas, o si los hechos que narraban eran históricos o no, ya
que lo verdaderamente importante de los símbolos eran las enseñanzas
que contenían o los misterios que encerraban.»
Manly P. Hall

Una parte de las imágenes que se muestran en el libro han sido seleccionadas de diversas páginas
web de Internet. Las explicaciones o significados que se atribuyen a los símbolos corresponden a
diferentes y múltiples autores, cuyos textos se han obtenido en Internet o en los libros citados en el
apartado de Bibliografía. En este libro se recogen un abanico de imágenes o motivos simbólicos,
algunos de los cuales encierran misterios o enigmas que la arqueología, la ciencia, o la
investigación todavía no han podido explicar o desentrañar.
Parecerá una quimera poder superar los límites que rodean todas aquellas cosas que suponen
acciones de difícil realización, como tocar lo intocable, probar lo improbable, realizar lo
irrealizable, alcanzar lo inalcanzable, o superar lo insuperable... de todo aquello cuyos límites tan
solo serán barreras que pusieron intencionada o equivocadamente otras personas de espíritu
quebrantado por ideologías o creencias irracionales. Será necesario superar esas barreras para
poder comprender lo que aparenta ser incompresible y conocer los innumerables secretos que
guardan y ocultan los símbolos para aquellas personas que buscan nuevos conocimientos de
nuestros antepasados.

«Intra sapiens et invenies occultum…»


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I
LOS SÍMBOLOS

«Toda forma es un símbolo y todo símbolo es la tumba de una verdad eterna.»

Nuestros ancestros, con el ingenio de sus mentes creadoras, concibieron los símbolos como fuentes
de representación, y durante milenios los utilizaron para explicar lo inexplicable o transmitir a la
posteridad conocimientos que consideraron incomprensibles o sobrenaturales.
Las diferentes culturas de la humanidad están plagadas de todo tipo de símbolos, mitológicos,
religiosos, artísticos, esotéricos o señalizadores. La definición de símbolo como concepto es:
“Imagen, señal, figura u objeto al que se le da una significación convencional”.
Desde el amanecer de los tiempos los símbolos han conformado todo un mundo de misterios al
que fueron sometidos los pueblos sobrecogidos por el terror de lo invisible, la sugestión de lo
incomprensible, o el influjo de imágenes o ensoñaciones que se generan en el complejo cerebro de
los seres humanos.
Creencias, mitos y supersticiones... Lo cierto es que para todas las culturas, los símbolos
representaron desde los albores de la historia, la plasmación de conocimientos de todo tipo en
formas heterogéneas, que van desde las escrituras sagradas, las pinturas, los bajorrelieves, las
esculturas, la arquitectura, hasta la utilización de todo tipo de amuletos, sellos, talismanes, en los
que abundan una inagotable gama de dibujos, de formas geométricas, de animales, de seres
mitológicos, y una variedad de signos muchos de ellos incomprensibles. Formas y elementos de
tan amplia diversidad como pueda ser imaginada, han proliferado por todo el mundo desde las
más remotas civilizaciones.
Símbolos guardianes, protectores, sanadores, para otorgar fortuna, buena suerte, o para todo lo
contrario, para transmitir el mal, la mala fortuna, enfermedades, destrucción, indefensión, son
poderes o atributos que otorgaron a formas, elementos, figuras, o seres que deberían resultar
incomprensibles al análisis de cualquier inteligencia lógica.
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Según los místicos, la meditación contemplando ciertos símbolos posee una fuente inabarcable de
poder... «Todos los símbolos sagrados, tanto los expresados por la naturaleza como los adquiridos
por los hombres mediante revelación divina, tienen una faz oculta y una aparente; una cualidad
intrínseca y una manifestación sensible; un aspecto esotérico y otro exotérico.»
Los hombres profanos únicamente pueden percibir de los símbolos por su aspecto exterior, lo
exotérico, aquello que es visible. Solo los hombres iniciados en el conocimiento de los símbolos
podrán acceder al significado intrínseco, esotérico, que representan. Por ello, el símbolo es la huella
visible de una realidad invisible u oculta.
Mediante símbolos, los antiguos mantuvieron los rasgos esotéricos e iniciáticos de su saber y
conocimientos, y transmitirlos a las generaciones venideras. «Los historiadores sugieren que los
símbolos son los ideales, los sucesos y los conocimientos que encarnan los sentimientos de una
época. La lengua de los Misterios es el simbolismo; de hecho, es la lengua no solo del misticismo y
la filosofía, sino de toda la Naturaleza, porque todas las leyes y los poderes que actúan en el
universo se manifiestan ante las limitadas percepciones sensoriales del hombre por medio de
símbolos. Mediante símbolos han procurado siempre los hombres comunicarse mutuamente
aquellos pensamientos que trascienden las limitaciones del lenguaje.»
El símbolo plasma una fuerza, una energía invisible, una idea. Todo símbolo o alegoría porta una
verdad o un conocimiento oculto en su interior. Ya sean gestuales, visuales, auditivos, numéricos,
geométricos, astronómicos, rituales o mitológicos, macro o microcósmicos, palabras, números,
objetos, formas, fueron y son utilizados como símbolos y alegorías que no representan verdades
por sí mismos, pero señalan su existencia.

El hombre creó símbolos para protegerse de los miedos, para ahuyentar los imaginarios males
procedentes de posibles agentes malignos que surgieron fruto de las creencias de las sociedades
del pasado. También creyó en ellos para tener fortuna o augurarse un futuro próspero. También
para desear los males o la mala fortuna a otras personas. Y fundamentalmente en la decoración
arquitectónica, utilizados simplemente para transmitir los conocimientos de los que sus autores
fueron poseedores, o como muestra de su prepotencia cuando de forma pública y a la vista de
todos se muestran aquellos símbolos que representan conocimientos ocultos o secretos muy bien
guardados que nadie, excepto los iniciados en esos conocimientos, logrará comprender.
La influencia de los símbolos ha condicionado la vida de muchísimas personas a lo largo de siglos
y milenios, a veces de una forma determinante, como aquellos que representan creencias
religiosas, políticas o simplemente supersticiones. Esos condicionamientos fueron tan poderosos
que incluso provocaron en todas épocas enfrentamientos y guerras entre pueblos y naciones.
Existe una multiplicidad inacabable de símbolos de todo tipo, desde las grandes piedras de las
construcciones, como templos o monumentos funerarios, hasta los más pequeños amuletos o
talismanes. Los orígenes de todos ellos estuvieron en personas destacadas de los diferentes grupos
étnicos o pueblos a lo largo y ancho del mundo: fueron los brujos, los druidas, los chamanes, los
hechiceros, los magos, los sacerdotes. Fueron los que conocieron el poder de utilizar su influencia
mediática, que nacía del temor de los individuos a lo desconocido, a lo divino, a lo sobrenatural, al
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más allá después de la muerte, o también a la superchería, a la fortuna, a la adivinación, o para


anticipar el futuro.
«Los arcanos antiguos no se revelaban jamás a los profanos, a menos que se hicieran mediante
símbolos. El simbolismo cumplía la doble función de ocultar a los no iniciados las verdades
sagradas y de revelarlas a quienes estaban capacitados para comprenderlos. Las formas son
símbolos de principios divinos amorfos; el simbolismo es el lenguaje de la Naturaleza.»
Los símbolos pueden tener un poder enorme e insospechado. También pueden representar cosas
similares con apariencias diferentes y pueden ser interpretados por individuos que no tenían
conocimiento de su existencia.
En su origen, las formas utilizadas fueron pocas y elementales, formadas por puntos, líneas, y las
tres figuras geométricas básicas. El triángulo, el cuadrado y el círculo. Y otros sencillos, como
cruces, estrellas, laberintos, serpientes…
Probablemente fue en el antiguo Egipto donde los símbolos alcanzaron esa fuerza inmaterial de la
que fueron investidos y con la que insuflaron al pueblo la fe o el temor, para hacerles creer que los
hechos de la vida, así como los fenómenos de la naturaleza tenían origen sobrenatural, divino, por
lo que todo cuanto sucede lo es por voluntad de unos dioses, y a través de los símbolos poder
representar esa voluntad.
Así, los egipcios, y otros pueblos de la antigüedad, ocultaron sus conocimientos utilizando
simbolismos que solo conocían aquellos que habían sido iniciados en los templos, monasterios, o
centros de culto y enseñanza.
«Los símbolos son esencialmente un medio de enseñanza, y no sólo de enseñanza exterior, sino
también de algo más, en tanto que deben servir sobre todo de “soporte” a la meditación, que es el
comienzo de un trabajo interior; pero estos mismos símbolos, en tanto que elementos de los ritos y
en razón de su carácter “no humano”, son también “soportes” de la influencia espiritual misma.»
Desde muy antiguo se viene heredando esa cultura de la simbología que todavía hoy se sigue
utilizando por diversas empresas, organizaciones e incluso sociedades secretas.

En nuestros días los símbolos parecen haber perdido su significado y su influencia, como si
hubieran caído en el olvido, o hubieran dejado de interesar a las generaciones actuales, excepto
aquellos que todavía siguen obrando con esa fuerte carga simbólica de creencias que, por ejemplo,
se mantienen en las religiones. Sin embargo, algunas formas nuevas de utilización de los símbolos
siguen desarrollándose con gran fuerza en la actualidad. Son aquellos símbolos que utilizan todas
las empresas, todas las instituciones públicas y privadas, las organizaciones de todo tipo de
actividades, en todo el mundo, que sirven para la identificación de sus marcas, de sus actividades
y de sus productos: son los logotipos o los anagramas.
No hay empresa en el mundo que no tenga su propio anagrama o logotipo que la identifique, que
la distinga del resto; es su marca comercial, son sus señas de identidad que aparecerán de forma
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destacadísima en las fachadas de sus edificios, en sus documentos, en sus páginas web, en todas
partes donde se publiciten sus actividades. Estos anagramas aparentan no guardar relación con
infinidad de símbolos antiguos que existen por todas partes y que tradicionalmente se utilizaron
con la intencionalidad de influir en todos los pueblos con esas cargas simbólicas de las que fueron
investidos. Sin embargo, las empresas actuales, tratan con estos anagramas de lograr que se sientan
identificados sus trabajadores, siendo utilizados sobre todo buscando transmitir con ellos una gran
influencia sobre sus clientes y el público en general. Especialmente a través de campañas
publicitarias, donde con cualquier método que utilicen o cualquier medio por el que se difundan,
estos anagramas o logotipos ocuparán siempre un lugar preeminente. Así, bastarán unas letras o
iniciales, unas líneas entrecruzadas, unos cuadraditos de colores, o la silueta de una manzana con
un pequeño mordisco, para que al verlos, cualquier persona pueda identificar de inmediato las
empresas o los productos de referencia.
En la vida diaria utilizamos los símbolos para mostrar a simple vista información importante,
como las señales de tráfico entre muchos otros que son hoy en día muy extendidos y comunes.
Algunos otros ejemplos son los logotipos corporativos y la certificación del estado. Sirva como
ejemplo las compañías automovilísticas que colocan sus logotipos en los coches que fabrican
transmitiendo así el sello de distinción o calidad que les identifica. Velocidad, potencia, confianza
o prestigio han sido conceptos íntimamente ligados a la industria automovilística. Las marcas han
utilizado figuras de animales, caballos, leones, serpientes, alas, figuras geométricas, como estrellas
o círculos, que en el fondo responden a motivaciones de carácter simbólico.

Símbolos antiguos que actualmente podemos observar como simples motivos decorativos que son
admirados desde un punto de vista turístico o cultural, pero en numerosas ocasiones escapan a
nuestro entendimiento, tanto por el significado del que fueron dotados, como por la enorme
influencia que ejercieron en nuestros antepasados.
El objetivo de este libro es motivar la atención de los lectores para que cuando realizan viajes
culturales o turísticos, allí donde vayan reparen su atención en este tipo de ornamentaciones,
figuras o símbolos, y si algunos guías les explican su significado, probablemente misterioso, les
escuchen con la máxima atención.
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La naturaleza del simbolismo

¿Qué es o qué representa un símbolo? Símbolo es aquello que representa algo más. Algo que,
utilizando un objeto, una marca, una señal, transmita un significado, ya sea conocido u oculto. En
el fondo se trata de un método utilizado para representar, atribuir un sentido o significado a
objetos, imágenes, acontecimientos o misterios. Un símbolo es un compendio de información.
El simbolismo durante mucho tiempo ha sido utilizado por la humanidad para comunicar ideas
que mejor se cristalizaron en una forma compacta. Como dice un dicho, «una imagen vale más que
mil palabras». Los símbolos esotéricos están vivos hoy como lo fueron en el pasado antiguo, pero
hay mucha confusión en torno a su uso, la historia, la intención y el significado.
Existe una relación lógica y natural entre imagen y símbolo. Cuando se trata de símbolos cuyo
marco de expresión es el espacio, como por ejemplo los dibujos geométricos, los arquitectónicos,
los iconográficos, su vinculación con la imagen resulta obvia. El simbolismo también se utiliza
especialmente en la comunicación de las ideas no físicas, espirituales, fenómenos, y procesos.
En numerosas ocasiones vemos imágenes, esculturas, formas arquitectónicas que nos llamarán la
atención por su grandeza, su belleza, su perfección, por la incomprensión de su significado o por la
ignorancia de lo que representan. Creemos que sus autores las eligieron al azar, como meros
elementos decorativos. Sin embargo, en muchos casos esas figuras o representaciones contienen
significados ocultos con los que sus autores quisieron plasmar ideas, creencias o conocimientos
que para ellos tenían significados profundos, dejando para los espectadores del futuro la incógnita
sobre su comprensión.
El significado de los símbolos sólo se revela mediante el estudio profundo y la contemplación.
Normalmente consideramos que un símbolo es algo que representa a otra cosa sin demasiada
precisión. Se trata de un sistema subjetivo de correspondencias que pueden significar una cosa
para sus autores y puede, o no, comportar un significado similar para los observadores. Se puede
considerar que un símbolo es un recurso arbitrario que representa un concepto o una serie de
conceptos, como por ejemplo, un escudo o una bandera. Para el público en general, un símbolo no
tendrá significado a menos que lo conozcan o que alguien versado les explique qué es, o lo que se
supone que es, o lo que representa. Entonces actúa como una especie de signo o abreviatura de un
conocimiento.
La naturaleza de los símbolos, con sus múltiples significados, es tal que éstos no se pueden leer de
la manera lineal, secuencial, que actualmente utilizamos para leer un libro; requieren un estadio de
conciencia más elevado que hoy sólo algunas personas experimentan después de años de practicar
la meditación, en la que el todo se percibe como tal.
Se reconoce el símbolo como una representación subconsciente de conceptos arquetípicos, acaso tal
como se experimentan en los sueños. En la peor, y más común de las circunstancias, los símbolos
se consideran mecanismos arbitrarios ideados por clases sacerdotales, castas o élites engrandecidas
para mantener sus actividades en secreto y confundir a las masas.
La consideración de símbolos esconde fuerzas ocultas y misteriosas con las que los antepasados
quisieron dotar a objetos materiales con el propósito o el deseo de que aquellas fuerzas actuaran a
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favor o contra quienes poseyeran esos símbolos. En otros casos representaron conocimientos o
informaciones a las que únicamente podrían acceder quienes estuvieran iniciados o fueran
debidamente sometidos a un aprendizaje previo. Los antepasados poseyeron conocimientos que
podrían ser considerados como ciencias, referidas a la tierra, a los animales, a las plantas, a los
hombres y a los fenómenos naturales, muy superiores a los que en la actualidad se les podría
considerar. A lo largo de los siglos y milenos hubo hombres sumamente sabios, cuya sabiduría no
revelaron en la forma en que nosotros hoy conocemos, a través de los libros, de las escuelas y
universidades. Sin embargo, esa sabiduría y esos conocimientos fueron transmitidos de alguna
forma. Esos saberes fueron inscritos en el terreno, en las piedras, en monumentos y edificios de
grandes dimensiones, con proporciones cuidadosamente calculadas, y en símbolos, pequeños
objetos con multiplicidad de formas, que transmiten algún saber o poder desconocido, y para
acceder a ellos es preciso tener las claves.
En gran parte, los significados que subyacen en los auténticos símbolos se han olvidado o
distorsionado. Son claves que no han de estar al alcance de cualquiera y que no se pueden llegar a
descubrir, ni tan siquiera a intuir, excepto para aquellos que estén en situación de saber, o de
aquellos que fueron iniciados en ese saber.
Esos sabios antiguos se tomaron un interés especial en no revelar directamente a nadie, ningún
conocimiento que pudiera llegar a ser utilizado con perjuicio, excepto a aquellos hombres con
destacadas cualidades, considerados aptos para recibirlos y a su vez volver a transmitirlos con las
mismas precauciones y garantías.
«Los sabios antiguos llegaron a extremos inconcebibles para asegurarse de preservar sus
conocimientos. Los grabaron en las paredes de las montañas y los ocultaron dentro de las
dimensiones de imágenes colosales, cada una de las cuales era una maravilla geométrica.
Escondieron lo que sabían de geometría, matemática, química, o en los arcos de sus templos, en
mitologías que los ignorantes perpetuarían que el tiempo no ha destruido del todo. Escribieron en
materiales y caracteres que ni el vandalismo de los hombres ni la furia implacable de los elementos
pudieron borrar por completo. Hoy los hombres contemplan con respeto reverencial los
gigantescos colosos de Memnón, que se alzan solitarios en las arenas de Egipto, o las extrañas
pirámides escalonadas de Palenque, en México.»
El conocimiento de los símbolos dotaba a los hombres que accedían a ellos de algunos ‘poderes’
llamados mágicos, porque les otorgaba facultades de las que estaban privados los hombres
corrientes, y ese conocimiento estaba rodeado de secretos y los secretos nunca se plasmaban en
documentos, excepto en aquellos documentos que solo resultaran legibles únicamente para
aquellos que hayan recibido los medios para descifrarlos. Por ello, las enseñanzas se reducían a
símbolos, basados en la misma esencia de lo que debían transmitir. La transmisión podría así
efectuarse en lenguaje incomprensible para la multitud, se hará de iniciado a iniciado, y el secreto
‘estará tanto mejor guardado’ cuanto que el iniciado tendrá gran dificultad en explicarlo a los
profanos. Con el transcurso del tiempo resultará imposible comprender el significado de esos
símbolos, a menos que se encuentre una vía de receptividad hacia esos conocimientos.
Otra consecuencia mágica de los símbolos son aquellos que tienen una semejanza de naturaleza
analógica con aquello que simbolizan, convirtiéndose así en “instrumentos de acción sobre la cosa
simbolizada”.
En el mundo antiguo, la magia y la religión formaban parte de la cultura en todos los pueblos. Para
los egipcios, caldeos, griegos y romanos, los ritos religiosos estaban íntimamente ligados a los actos
mágicos en los cuales utilizaban objetos y símbolos dotados de poder o influencia.
La magia que se atribuía a ciertos símbolos, la fuerza y el poder de las palabras, los sonidos, las
notas musicales o las vibraciones, pueden parecer simples supersticiones de los antiguos; sin
embargo, quizá muchos desconocen que pueden causar algún tipo de efecto en nuestra
personalidad... o que incluso pueden ejercer influencias benéficas o negativas en nuestra salud.
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Los símbolos, las formas geométricas, los números o los signos, encierran alguna especie de
energía determinada. Los símbolos atraen y generan la energía que representan.
Los símbolos son formas de energía susceptibles de ser transmutadas. Debemos asumir que las
élites y el poder en general utilizan multitud de símbolos y los utilizan allí donde lo requieren, en
banderas, escudos, anagramas… símbolos en los que imprimen unas energías y que utilizan con
unos usos muy concretos y precisos.
«Nosotros no solo podemos, si no que debemos utilizar nuestra capacidad de trasmutar la energía
para transformar esos símbolos negativos o contrarios a nuestros intereses, e imprimirles nuestra
propia energía, hay símbolos para los que no tenemos desarrollada totalmente nuestra capacidad y
que es mejor evitar, también nuestros programas a nivel subconsciente nos impiden trasmutar
totalmente un símbolo cuando nos topamos con él. Los símbolos más difíciles de transmutar
habitualmente son los invertidos, nuestra programación inconsciente, nos dicta que lo invertido es
negativo y por lo tanto malo, por lo cual, nuestro subconsciente jugará en nuestra contra y evitará
que la transmutación sea correcta y eficiente.»
Muchos los símbolos que serán mostrados tendrán la apariencia de ser motivos arquitectónicos,
decorativos, pero siempre cabrá preguntarse el por qué sus autores eligieron tales motivos, y
también si en ellos se esconden razones especiales o misterios cuya explicación o conocimiento
desaparecieron con el paso del tiempo. De hecho, es fácil observar el simbolismo implícito en las
pirámides, en templos, catedrales, castillos, monumentos y grandes construcciones.
Aunque a muchos de los símbolos se les haya dado explicaciones más o menos correctas acerca de
sus significados, pues representan conocimientos que debían ser transmitidos, la cuestión siempre
será reflexionar sobre las razones o motivaciones que impulsaron a los antepasados a considerar
que determinadas formas, objetos o materiales, podrían representar elementos que contienen o
transmiten fuerzas o poderes, sobrenaturales o paranormales que escapan a nuestro intelecto. Por
otra parte, muchos símbolos habrán sido utilizados exclusivamente como motivos de decoración
en templos, iglesias o monasterios, sin que sus autores tuvieran en cuenta o acaso ignoraran el
significado real que contenían o los mensajes que transmitían.

«Con una sola figura, un símbolo puede revelar y ocultar al mismo tiempo, porque, para el que
sabe, el tema del símbolo resulta evidente, mientras que para el ignorante, la figura sigue siendo
inescrutable. Por consiguiente, quien pretenda descubrir la doctrina secreta de la Antigüedad no
debe buscarla en las páginas abiertas de los libros que podrían caer en manos de quienes no los
merecen, sino en el lugar en el que fue escondida originariamente.»
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Símbolos prehistóricos

«Existieron, antes de la Historia, hombres que poseyeron una ciencia suma, principalmente en lo
que concierne a la Naturaleza, la Tierra, el cielo y el hombre.»

Hace miles de años, desde el Paleolítico Superior y especialmente durante el período Neolítico, los
humanos que habitaron en grutas y cuevas españolas y francesas, dejaron un testimonio artístico
de inestimable valor, al decorar las paredes de las cuevas y abrigos rocosos en los que se
refugiaban con dibujos de animales y figuras humanas, que coloreaban utilizando pigmentos
naturales, de origen mineral o biológico. Las pinturas se atribuyen a los primeros cromañones u
“homo sapiens” cuya aparición coincidió con la desaparición de los hombres neandertales, y que
fueron comunes en toda Europa.

Huellas de las manos

Existen numerosas cuevas en las que habitaron los hombres prehistóricos en las que dejaron las
huellas de sus manos impresas sobre las paredes, bien en positivo, que es untando la palma con los
pigmentos y presionarla sobre la roca, o en negativo, que es colocar la mano y expandir los
pigmentos por encima y a su alrededor.
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Por el tamaño de las huellas estas manos corresponden a hombres, mujeres y adolescentes, y al
margen de su aparente simplicidad, son consideradas como las primeras manifestaciones artísticas
del ser humano.
Las tres cuartas partes de las huellas coinciden con las manos izquierdas, lo que significa que se
utilizaba la mano derecha para proyectar los pigmentos. «La imagen de la mano no significa, en
apariencia, nada por sí misma. Lo crucial es el propio acto de pintarla. Elegían la ubicación, que
estaba relacionada con ciertos aspectos, con una morfología en concreto de la pared o de la gruta, y
una vez habían decidido el lugar, llevaban a cabo la impresión de la imagen. Y entonces cobraba
importancia. Esos puntos elegidos podrían ser una forma de contacto con los espíritus que
habitaban detrás de las paredes.»
El simbolismo que puede haber tras esas huellas existen tantas teorías como autores, aunque todas
o casi todas ellas coinciden en atribuirles un característico mágico. Quizá sería la necesidad de
proteger sus habitáculos de malos espíritus y de mantenerlos alejados. La mano, es un símbolo del
hombre y la expresión de su voluntad. Todos los pueblos hacen del uso y representación de los
gestos de la mano, un complejo de valoraciones de carácter espiritual.
Existen cientos de huellas de manos en las paredes de cuevas de todo el mundo, mezcladas con
representaciones de animales -bisontes, renos, caballos, cebras, mamuts-, por lo que muchos
investigadores supusieron que eran obra de cazadores, hombres que plasmaron así sus hazañas.

«El arqueólogo Dean Snow, de la Universidad del Estado de Pensilvania (EE.UU.), analizó las
huellas de manos encontradas en ocho cuevas de Francia y España. Tras comparar la longitud de
algunos dedos, determinó que el 75% de las huellas eran femeninas.»

Pinturas rupestres

Algunas de las pinturas rupestres más antiguas tienen alrededor de 41.000 años de antigüedad.
Esta clase de pinturas se les atribuye una finalidad de carácter mágico y por tanto, simbólico. El
valor mágico del arte rupestre, al representar en las paredes de las ocultas cuevas una serie de
estilizadas figuras era, en opinión de modernos investigadores de la prehistoria, que estaban
cargadas de simbolismo, ya que, al representar el cuerpo de los animales que les servían de
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alimento, atravesados con flechas o lanzas, eran como una premonición mágica de su posterior
captura, por lo que pretendían acercar la realidad a su imagen hasta identificar ambas.
También existe la idea de que lo hacían por superstición, como una forma de garantizar el éxito de
futuras cacerías. Se trataba, por tanto, de un tipo de arte prehistórico realizado por hombres
prehistóricos, que demuestra cómo el hombre, desde su origen tenía la capacidad de utilizar
elementos mágicos y simbólicos sobre las paredes de las cavernas que habitaba.
Lo más común y lógico es pensar que las pinturas rupestres se relacionan con el pensamiento
mágico y simbólico de los artistas paleolíticos que representaron fielmente, desde hace más de
40.000 años, los grandes animales con los que convivían y a los que daban caza para sobrevivir,
como mamuts, caballos, ciervos y bisontes.

Algunas representaciones pueden ser más bien pruebas de un posible culto al toro, como las que
hay en las paredes de las cuevas, como la conocida como la Sala de los Toros, de Lascaux, en el
suroeste de Francia. Ofrendas para una caza provechosa, representaciones de dioses, ritos
religiosos… no se sabe con exactitud el motivo que llevó al hombre a pintar en las paredes hace
miles de años. Estas representaciones permiten comprobar que el toro ha sido un animal presente
en la vida del hombre en toda Europa desde tiempos prehistóricos.

Las pinturas son generalmente de colores rojizos, negros y ocres, realizados con óxidos de hierro y
manganeso machacados y mezclados con grasas; también algunas son de color blanco realizadas
con arcillas de ese color. El arte paleolítico está en las paredes, pero no hay ninguna referencia que
explique su finalidad. En cualquier caso, destacan por la belleza de las formas animales, por la
fuerza y la precisión de los trazos.
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Venus paleolíticas
En numerosas tumbas y yacimientos arqueológicos prehistóricos se han encontrado objetos y
estatuillas que simbolizan los atributos masculinos y femeninos. La mayoría son de estatuillas
femeninas representadas con atributos anatómicos extraordinariamente exagerados. Algunas
figuras masculinas con representaciones de falos que se deben interpretar como exteriorización del
culto que se rendía a la fertilidad. En la antigüedad, la sexualidad formaba parte del devenir de la
naturaleza, por lo que no había conflictos morales entre la cultura y las creencias de las distintas
religiones.

En excavaciones arqueológicas del Paleolítico Superior se hallaron diversas figuritas femeninas,


corpulentas y rechonchas, siendo quizás la más famosa la Venus de Düsseldorf. En cuarenta
santuarios desenterrados se han encontrado numerosas figuritas y diversos objetos de culto. Estos
elementos permiten reconstituir la religión de los primeros pobladores del mundo. Las ‘Venus
paleolíticas’ es el término por el que se conoce a unas estatuillas prehistóricas de mujeres
realizadas durante el Período Paleolítico. Son estatuillas femeninas talladas en huesos, asta, marfil,
piedra, terracota y de madera, todas las cuales aparecen representadas con atributos físicos
similares, de forma obesa, incluyendo cuerpos curvilíneos con senos grandes, fondos, el amplio
abdomen, las caderas, los muslos, y con formas cónicas en la parte superior e inferior y la mayoría
de ellas carecen de brazos, manos y pies.
Existen diferentes teorías acerca de las representaciones, como que son símbolos de fertilidad,
esculturas, muñecas de piedra, iconos religiosos, representaciones de mujeres reales, o ideales de la
belleza femenina, de diosas madre, o incluso el equivalente de imágenes eróticas.
Muchos arqueólogos creen que su intención era representar diosas, aunque otros creen que
pudieron haber servido a algún otro fin, como por ejemplo servir de amuletos. Estas figuritas son
anteriores en varios miles de años a los registros disponibles de diosas, por lo que aunque parecen
pertenecer al mismo tipo genérico, no está claro si de hecho eran representaciones de una diosa o
de si hubo alguna continuidad religiosa que las relacionase con las deidades de Oriente Medio y la
Antigüedad clásica. Muchas culturas antiguas adoraron deidades femeninas como parte de sus
panteones que encajan con la concepción moderna de «diosa madre».
20

Símbolos megalíticos

«Leyendas, escritos sagrados, piedras labradas y monumentos tienen una base común que se
encuentra de monumento iniciador en monumento iniciador, tanto si se trata de ciertos dólmenes,
de ciertas pirámides, de ciertos templos como de ciertas catedrales.»
Louis Charpentier

Los pueblos prehistóricos veneraban las grandes piedras, fundamentalmente porque eran útiles. Se
levantaban piedras como indicadores y como monumentos a los logros primitivos; también se
colocaban sobre las tumbas de los muertos. Probablemente como medida de precaución, para
evitar la depredación de los animales salvajes. Como la tierra natal o el lugar de nacimiento de una
raza se consideraba sagrado, aquellas piedras eran símbolos del aprecio universal que todas las
naciones compartían con respecto a su lugar de origen. La piedra se convirtió en el más
impresionante y misterioso de los símbolos religiosos filosóficos, extendido y perdurable a lo largo
de los siglos.
Se conoce con el nombre de energía telúrica la que procede del interior de la tierra y fluye de forma
ascendente hacia la superficie, se desplaza por terrenos impermeables con base arcillosa o pétrea,
incidiendo en la biología terrestre. En su fluir por la superficie de la Tierra, fertiliza arroyos,
fuentes y pozos. Se concentra en cuevas y surge al exterior por rocas, colinas y montes. De todos
los elementos, el agua y las cuevas son acumuladores de esa energía. Las corrientes de agua
subterráneas acentúan los efectos de potentes fuerzas telúricas capaces de alterar la salud y el
estado de ánimo e intelectual de los seres humanos que permanecen sobre ellas.
Los Druidas creían que la energía de lo que científicamente se conoce como ‘corrientes telúricas’ se
deslizaba como una serpiente a través del suelo. El símbolo de la serpiente siempre ha sido una
metáfora, compartida por muchas culturas, de las serpenteantes líneas de fuerza que recorren la
tierra. Creían que esas energías nacían del tránsito acuífero de los subsuelos o de las grietas de
terrenos que entran en fricción, y que en ciertos parajes muy concretos, se daban condiciones
especialmente benéficas para la acción de las corrientes telúricas del subsuelo, y creaban allí los
lugares privilegiados, que marcaban mediante menhires, dólmenes o grandes conjuntos
megalíticos. Así pues en la creencia druida, esas energías serían la manifestación misma de la vida
sobre la tierra y el origen de su fertilidad.
Era allí donde rendían culto a la Diosa-Tierra y otras entidades divinas que albergan las fuentes,
lagos, ríos o manantiales. Existe evidencia que las antiguas civilizaciones conocían la existencia de
este tipo de energía, se basaban en el conocimiento de los puntos y lugares de la Tierra en los que
las energías y las vibraciones electromagnéticas fluían a través de la armonía del entorno. Tal vez
21

por ello los considerados Lugares Sagrados de la Tierra y de la Humanidad estén situados en
zonas de fuerte actividad telúrica y gran concentración de energía. Tales como monumentos
megalíticos, pirámides, templos y catedrales.
«La ciencia actual considera que las corrientes eléctricas de la ionósfera unidas a las influencias del
Sol y la Luna, modifican el campo magnético del planeta. Estas variaciones generan unas
corrientes eléctricas que utilizan el suelo como material conductor y circulan siguiendo las líneas
de menor resistencia, como las corrientes de agua subterráneas o las fallas geológicas.»
Esto formaría parte de las tradiciones arcaicas, para las cuales los fenómenos naturales, como el
relámpago, la lluvia, el viento y la fecundidad, representan símbolos esenciales; lo que puede
entenderse como estímulo de determinadas acciones sagradas. Los pueblos antiguos conocían bien
las fuerzas de la Tierra y sabían aprovecharla positivamente. Los menhires y los dólmenes pueden
ser prueba de esa finalidad o utilización. Se ha comprobado reiteradamente que estas enormes
piedras suelen hallarse cargadas de magnetismo y conservan esas propiedades incluso si son
trasladadas de lugar.
Los grandes monumentos tenían algún significado cultural por los que fueron erigidos, pero su
significado sigue estando poco claro y se han hecho muy pocos esfuerzos hacia la comprensión de
estos magníficos monolitos. Los obeliscos egipcios pudieran tener funciones semejantes pues la
elección del lugar de emplazamiento estaba reservada a los sacerdotes, quienes poseían los
conocimientos necesarios para esos fines.
Los monumentos megalíticos se encuentran por los más diversos lugares, son los más antiguos del
mundo, y fueron construidos hace miles de años. Las dos incógnitas más evidentes y que siguen
sin respuestas sólidas, son conocer cómo tuvieron la capacidad para realizar semejantes
monumentos, y cómo es posible que tan variadas culturas ancestrales, separadas geográfica y
culturalmente, hubieran desarrollado los mismos conceptos arquitectónicos.

Dólmenes

Los enigmáticos dólmenes son construcciones de piedra, erigidas con pesadas rocas que llegan a
pesar hasta 180 toneladas. Hacia finales del período neolítico las comunidades occidentales y
nórdicas europeas adoptaron la costumbre de enterrar a sus muertos de manera colectiva, en
construcciones conocidas como dólmenes o sepulcros megalíticos, una forma arquitectónica y
constructiva ancestral presente en toda Europa y Asia.
Se calcula la existencia de unos 60.000 dólmenes, distribuidos en la Península Ibérica, Francia,
Gran Bretaña, Irlanda, Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Suecia, Israel, Rusia, India y Corea. Los
dólmenes pertenecen a dos tipos. La construcción más sencilla es la formada por lajas de piedra
hincadas en el suelo, dibujando una cámara circular o poligonal. En la cámara es donde tenía lugar
el enterramiento. El segundo tipo es el sepulcro de corredor. El corredor se cubría con losas en
posición horizontal, a modo de dinteles.
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Hay gran discrepancia respecto de su datación, mientras que algunos expertos indican que no
sobrepasan los 4.000 o 6.000 años de antigüedad, otros aseguran que tienen entre 10.000 y 25.000
años. No está claro tampoco el propósito de estas construcciones, ni que quienes los hicieron
fueran grupos asentados en un determinado territorio. Los arqueólogos coinciden en que su
función era albergar restos fúnebres de los habitantes, pero su exposición a lo largo de los años ha
hecho que no se encuentren restos de de la época, ni cuerpos, ni cenizas, ni objetos.
Este tipo de conjuntos en general se construían en tierras llanas aptas para la agricultura y los
pastos, y en lugares donde su monumentalidad llamase la atención al ser vistos desde lejos,
destacando sobre el paisaje circundante.

El conjunto de los Dólmenes de Antequera son un bien cultural integrado por los sepulcros
megalíticos de Menga, Viera y el Romeral. El dolmen de Menga está en Antequera, Málaga. Es un
dolmen de galería cubierta y planta casi rectangular. Considerado como cámara sepulcral
compuesta por siete piedras a cada lado que forman la pared y uno al fondo. El conjunto se cubre
con cinco enormes piedras que forman el techo, siendo la última la más grande, de unos seis
metros de longitud por siete de lado, y un peso aproximado de unas 180 toneladas.
En la entrada a algunos dólmenes se han encontrado unas figuras enigmáticas que coinciden con
las de algunas cuevas de la península Ibérica, con símbolos idiomorfos que todavía no se han
podido descifrar.

Nadie ha podido dar explicaciones lógicas sobre cómo pudieron ser construidos los dólmenes,
especialmente los más grandes, cuya realización supone un gran enigma. Se consideran una de las
primeras formas de arquitectura y paisaje monumental de la Prehistoria europea.
Los dólmenes al igual que los menhires están siempre relacionados con los cultos lunares, de los
cuales la fertilidad de la naturaleza sería uno de sus principales aspectos.
23

Menhires

Los menhires son grandes piedras alargadas clavadas en el suelo en posición vertical. Se cree que
básicamente son tumbas y colocadas en conjunto forman una gran necrópolis, como otros
monumentos megalíticos. Tal vez pudieran haber tenido otros fines además del funerario, pero se
desconocen.
En la zona de Carnac, región de Bretaña, en Francia, existen varios alineamientos de menhires
realmente espectaculares. El conjunto más importante es el de Le Ménec, está formado por 1.099
menhires dispuestos en 11 hileras de 100 m de ancho por 1,2 km de largo, en el que las piedras más
grandes superan los 4 metros de alto. El alineamiento de Kermario, al este de Le Ménec, posee 982
menhires en 10 hileras que se extienden a través de 1,2 km. En Kermario se hallan piedras más
grandes que el de Carnac: la mayor tiene más de 7 m de altura. El alineamiento de Kerlescan, al
este de Kermario, consta de 540 piedras, organizadas en 13 hileras de 139 m de ancho y 880 m de
largo.

Se cree que Carnac es una especie de observatorio astronómico, donde las hileras de menhires y
sus perpendiculares están orientadas hacia los puntos solsticiales y equinocciales de salida del Sol,
creando así un calendario que permitía predecir las etapas importantes de la vida agrícola.
El culto al menhir, símbolo fálico y solar, guarda relación con la fecundidad femenina, porque la
raza humana depende de la unión de las energías solares y telúricas. Hubo una época en la
prehistoria en la que ninguna cualidad parecía ser superior a la de la fecundidad, ya se tratase de
campos, animales o personas. Y es un hecho que gran número de “piedras verticales” están
relacionadas con la idea de la fecundidad. Y no sólo las que pudieran presentar cierta forma fálica,
sino también las que tienen forma redonda.
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Cromlechs

Los cromlechs son recintos de piedras verticales, clavadas en el suelo y dispuestos casi siempre
formando círculos, y no es seguro que su destino primitivo haya sido el mismo en todas partes.
Se han formulado diversas teorías para explicar los recintos con muchos menhires: vestigios del
Diluvio Universal, restos de campamentos primitivos. Otros creían que eran enormes avenidas que
habían conducido a antiguos templos hoy inexistentes. Sin embargo, una cosa es cierta: que cercan
un lugar. Por tanto, cabe suponer que estos lugares son lo más importante, la base misma de los
monumentos. Los cromlechs debieron de ser muy numerosos, pero han desaparecido muchos. Los
cromlechs, o círculos de piedras, se encuentran por todo el mundo, y se estima que existen unos
5.000, principalmente en Gran Bretaña, la Bretaña francesa, en la Península Ibérica, Dinamarca y
Suecia.
Su función y origen siguen siendo motivo de debate en la comunidad científica dado que las
hipótesis mantenidas son muy diversas. Por lo general, este tipo de construcciones están asociadas
con monumentos funerarios, pero en muchos casos no se han encontrado ningún tipo de restos de
enterramientos en la zonas. Se especula que estos círculos de piedra pudieran ser calendarios,
tanto solares como lunares, pues se han confirmado alineaciones de algunas piedras coincidiendo
con la salida o puesta del sol o la luna en los equinoccios y solsticios.

Las formas circulares, regularmente empleadas, han hecho pensar en que su erección guardaba
alguna correspondencia con el movimiento del Sol y de la bóveda celeste en general. Hasta ahora
no ha dado nadie una explicación válida de estos recintos. Aunque lo más aceptado es de que se
tratan sin duda, de recintos rituales, que ponen de manifiesto cierta ciencia, tanto geométrica como
celeste. Y esta ciencia ha sido demostrada en estos últimos años a propósito de Stonehenge, en
Inglaterra, el círculo de piedras más famoso en el mundo.
El círculo exterior, está compuesto de enormes piedras verticales de 4 metros, 4,50 m y aún más,
separadas por espacios de 90 a 120 cm y rematadas por una corona de grandes losas formando
dinteles. El ábside central consta de una losa, colocada horizontalmente; una herradura de 12
monolitos o más se levantaba a 2,50 m, dominada por 5 trilitos, situados directamente tras ella,
cinco pares de piedras verticales, cada uno de ellos con su dintel. El par central tiene una altura de
6,60 m, y su dintel, una longitud de 4,50 m y un espesor de 1,50 m.
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Conjunto megalítico de Stonehenge


Los investigadores sugieren que el lugar en el que se levantaron estas enormes piedras reunía una
serie de características especiales, y podría tener, antes de la construcción del monumento, una
significación especial para los antiguos pobladores de la isla. De hecho, al margen de la estructura,
según se explica en el estudio, el lugar donde está emplazado Stonehenge tiene una serie de
formaciones naturales que forman un eje entre la dirección del amanecer en verano y el atardecer
en invierno. Esta construcción encierra un evidente carácter simbólico, pues cada año, la noche del
21 de junio, en el solsticio de verano, se congregan en este monumento megalítico miles de
personas para observar el sol al amanecer.
Los arqueólogos que han estudiado el lugar determinaron que los enormes dinteles de piedra
habrían sido trabajados con la misma técnica que se aplica a la madera, y que los pilares de piedra
se ensamblaban en los dinteles mediante tarugos, como si hubieran sido carpinteros los que
construyeron esta maravilla. Dentro del “círculo de agujeros” que rodea externamente las enormes
piedras y por detrás de un altar, hay un foso con el suelo del fondo aplastado. Según muchos
arqueólogos, en aquel foso hubo alguna vez un poste de grandes dimensiones, de unos seis metros
de diámetro y una altura probable de unos cuarenta metros.
Aunque estas teorías siguen siendo consideradas con escepticismo por la comunidad científica.
No se transportan ni se ponen verticales, con inusitado esfuerzo, piedras de varias toneladas de
peso, perfectamente alineadas, simplemente para adornar un paisaje, por lo que es lógico deducir
que tuvieron necesariamente alguna finalidad importante para los antepasados.
Los solsticios y equinoccios son los cuatro acontecimientos del año solar y principal motivo de las
grandes celebraciones, en las que los pueblos antiguos rendían culto al viaje del Sol por las
constelaciones y su transformación en las diferentes estaciones. La palabra “solsticio” viene del
latín sol-sistere (sol quieto), y alude a los momentos del año en los que el Sol alcanza sus puntos
más alto y más bajo en el cielo, y en apariencia parece detenerse durante tres días, un tiempo
mágico e ilusorio de quietud temporal que parece fijar el momento de su muerte en invierno, y el
momento de su plenitud en verano, para a continuación revertir su dirección. Los antiguos
consideraron el solsticio de invierno, como el momento de la muerte y el renacimiento del Sol.
26

Se ha demostrado que muchos círculos de piedras están poderosamente vinculados geométrica y


astronómicamente ligados a los movimientos solares y a las fases lunares.

En Suecia se encuentra un conjunto megalítico con forma de barco situado en Ales, en la región de
Scania, al sur de Suecia. Consta de 59 enormes piedras verticales que conforman una especie de
barco. No se sabe muy bien el motivo por el que construyeron este monumento pero el lugar es
considerado realmente mágico.
Las grandes piedras de los cromlechs estarían levantadas para marcar una fecha solar de gran
simbología para los pueblos antiguos. El solsticio de invierno que ocurre del 21 de diciembre, es un
evento clave que marca un cambio en los ciclos naturales y astronómicos: coincide con la noche
más larga en el hemisferio Norte y el momento a partir del cual las noches comienzan a acortarse
día a día, alargan los días, hasta llegar a la primavera y luego el verano. De hecho, se puede decir
que determina el momento a partir del cual la larga oscuridad del invierno es derrotada por la luz,
de modo que llega el turno para que la naturaleza despierte y las cosechas puedan crecer.

Túmulos

Al noreste de Irlanda, en Newgrange, hay un túmulo construido hace 5.000 años cubierto por la
hierba y repleto de túneles y canales. Por el interior del montículo transcurre un pasaje de 19
metros de longitud y termina en tres pequeñas cámaras revestidas de grandes piedras. Sobre la
entrada hay una pequeña abertura con espirales dobles y rombos tallados en el techo, así como
puertas de piedra que podían abrirse y cerrarse. La estructura está orientada de modo tal que, en el
amanecer del día del solsticio de invierno, el sol naciente penetra en el interior de la tumba por
dicha abertura, cuyas puertas deberían quedar abiertas.
El túmulo tiene un pasillo angosto que está alineado perfectamente con el Sol y cuando sale los
días 21 y 22 de diciembre, en el solsticio de invierno, los rayos solares recorren la totalidad de la
galería hasta el corazón de la cámara, iluminando el pasaje entero y la cámara en el centro.
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Solo durante el día del solsticio de invierno, el Sol entra en todas las salas principales, lo que,
según algunos expertos, indica que la estructura se construyó para conmemorar esta fecha.

Cuatro puntos simbolizaban los hitos que marcan la vida en la naturaleza: el nacimiento, el
crecimiento, la madurez, la muerte, en todo aquello que conlleva la regeneración de la vida. Para
muchas culturas antiguas, que tenían que luchar contra largos y duros inviernos, el solsticio de
invierno era un momento clave en el que la luz y la vida derrotaban a la oscuridad y a la muerte
asociadas al invierno. Era el momento a partir del cual se podía conseguir más comida en los
campos y en los ríos, y se celebraba venerando al Sol a través de sacrificios u otro tipo de rituales.
Estos mismos fenómenos ocurren de forma inversa en el hemisferio Sur, donde a partir de esa
fecha, que es el día más largo, los días se acortan y las noches se alargan, termina el verano, llega el
otoño y luego el invierno.

Pirámides

Pirámides de Micerinos, Kefrén y Keops, en Guiza


«Los grandes monumentos de la antigüedad conservan las alegorías de signos simbólicos de las
enseñanzas sagradas, como puede apreciarse en las pirámides y en la esfinge.» Sobre la meseta de
Guiza se encuentra el complejo de pirámides más espectacular de toda la tierra.
Son las más perfectas, grandes y enigmáticas de todas. Se les ha conocido y nombrado por los
faraones que, según se cree, fueron construidas: Keops, Kefrén y Micerinos, de la IV Dinastía.
De las numerosas pirámides que hay por todo el mundo, la de Keops, la Gran Pirámide, es la más
llamativa, por su tamaño, por su perfección, por los grandiosos bloques de granito utilizados en su
construcción, por su estructura interna y por todos los misterios que encierra. Con un peso
aproximado de 6 millones de toneladas y 2,6 millones de m3, es la construcción piramidal en
piedra más grande del mundo.
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En la época en que se cree que se construyó, todavía no se había inventado la rueda ni se utilizaba
el hierro. Mide 147 metros de altura y los lados del cuadrado de su base miden unos 230 metros.
Para su construcción se utilizaron unos 2,3 millones de bloques de piedra, con un peso medio de
2,5 toneladas cada uno. Algunos bloques llegan a pesar hasta 70 toneladas.

Originalmente estaba recubierta por unos 27.000 bloques de piedra caliza blanca, pulidos, de
varias toneladas cada uno. Las pirámides egipcias son más conocidas, pero existen numerosas
pirámides por todas partes del planeta, desde América hasta China, aunque ninguna se asemeja a
la Gran Pirámide, tanto en lo que se refiere a los grandes bloques perfectamente colocados, como a
la compleja estructura interna.

Las pirámides aztecas, por el contrario, eran enormes templos donde se ejecutaban complejos
rituales, ceremonias y sacrificios de adoración a diversas deidades; las pirámides incas eran
residencia o morada de algún tipo de deidad, aunque muchas de ellas cumplían además funciones
funerarias. La pirámide de Kukulcán se eleva en nueve niveles hasta una altura de unos 56 metros,
y está consagrada al dios de la Serpiente Emplumada, Quetzalcóatl-Kukulcán, se le venera con
ornamentos de serpientes emplumadas, y en cuya estructura hay diversos aspectos calendáricos,
como la construcción, en cada uno de los cuatro lados de la pirámide, de una escalinata con 91
peldaños que, junto con el último «peldaño» o plataforma superior suman los días del año solar
(91 x 4 + 1 = 365).
La Pirámide de Xi’an es la mayor y más antigua de las pirámides que se encuentran en China.
Según los arqueólogos, tuvo una altura de entre 50 y 70 m, llegando a medir casi 350 m de lado.
Está construida con cerca de 3,5 millones de toneladas de tierra apisonada o tapial, y sirvió de
tumba al primer emperador de China Qin Shi Huang, fallecido en el 210 a. C.
Las distintas civilizaciones construyeron diferentes tipos de pirámides con usos y justificaciones
propias de su cultura, desde monumentos funerarios hasta templos; unas son escalonadas, otras
tienen rampas, etc.… pero todas coinciden en reproducir la misma forma geométrica. A esta forma
se han atribuido características de carácter mágico y efectos físicos especiales. Arquitectos,
arqueólogos e historiadores coinciden en que la pirámide sea una forma tan común por ser muy
sencilla su construcción, al ser solo necesario colocar piedras sobre piedras, aunque las más
grandes siguen guardando el secreto de cómo pudieron los antiguos elevar los enormes bloques y
colocarlos con tanta precisión.
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Obeliscos
El obelisco es un antiguo símbolo egipcio–ario del Sol, que representa la energía masculina y el
falo. Los más famosos y perfectos son los obeliscos egipcios, grandes monolitos de piedra en forma
de aguja paralelepípeda erguida, con cuatro lados y coronado con una pequeña pirámide en su
cúspide, denominada piramidión. Por lo general llevan inscripciones de imágenes y textos
jeroglíficos en sus lados. El cuerpo de los obeliscos es un largo bloque se sección cuadrada, que se
asentaban sobre un basamento y la cúspide con forma piramidal que simbolizaba los rayos del sol.
Por regla general, los obeliscos se erigían por parejas a la entrada de los templos, frente a los dos
pilonos situados a ambos lados de la puerta, por lo que se consideran símbolos cuya función era
proteger mágicamente los templos.

Las cuatro caras estaban talladas con inscripciones jeroglíficas que indicaban el nombre y los
títulos del faraón que había ordenado la fabricación del obelisco, la divinidad a la que se había
dedicado y la narración del acontecimiento político o histórico en cuya conmemoración había sido
erigido. El obelisco de 121 toneladas de la ciudad de Heliópolis, erigido para el aniversario del
faraón Sesostris, en el año 1942 a.C. el texto jeroglífico dice: «13.000 sacerdotes salmodiando
delante de un espejo enorme bruñido en oro.»
El piramidión estaba recubierto de una aleación de oro, plata y cobre, que recibía el curioso
nombre de ‘electrum’ de manera que resplandeciera cuando la luz solar incidía sobre él. Los
obeliscos, al igual que otras formas geométricas, generan energía. Existen diversas hipótesis sobre
su función o significado. Suelen ser considerados pararrayos, o protectores de templos, menhires,
piedras sagradas, símbolos fálicos, con poderes mágicos para extraños ritos solares sobre los que se
posaban los rayos del sol cada amanecer.

Un obelisco muy famoso es el inacabado de Asuán que se encuentra en las canteras del norte de la
ciudad de Asuán, de la que salían buena parte de las grandes piedras con la que se hacían los
monumentos egipcios. Es un obelisco que se estaba preparando y se resquebrajó, por lo que se
supone que se abandonó sin concluir.
30

Yace en el suelo rocoso de la cantera con una largura de 42 metros y un peso estimado de 1.200
toneladas, suscitando toda clase de interrogantes sobre el método que los egipcios pretendían
utilizar para cargarlo, transportarlo y colocarlo erguido en su lugar de destino.
Por otro lado, no se han hallado señales que indiquen el uso de cinceles o martillos, por lo que una
explicación posible es que mientras lo trabajaron esa enorme piedra estaba “blanda”.
¿Cómo pudieron los antiguos tallar, trasladar, izar y colocar enormes columnas de piedra de una
sola pieza, algunas de casi mil toneladas de peso? ¿Qué clase de tecnología emplearon, que no
requería ni ruedas, ni caminos? Además ¿era su función simplemente decorativa?
Ante la falta de explicaciones lógicas, siempre se lanzan teorías como la de levitación, pues hay
quienes opinan que quizás fueron levantados mediante levitación acústica producida por las
vibraciones sónicas… para poder ser transportados. Miles de obreros fueron necesarios en el
traslado y elevación de uno de los obeliscos colocados en la ciudad de Roma, que medía 32 metros
de alto y pesaba unas 450 toneladas.
Muchos obeliscos originarios de Egipto, se encuentran en varias ciudades de Europa y América,
como si estos monumentos fueran fruto de botines de guerra.

Simbólicamente, hay poca diferencia entre los obeliscos, que los egipcios elevaban hacia el cielo, y
las agujas de las torres de las iglesias y de las catedrales góticas, que se asemejan en la forma o en
la intención.
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Piedras colosales. Baalbek

El enclave de Baalbek, en el valle de la Bekka, en el Líbano, alberga un misterio que permanece


hasta nuestros días imposible de descifrar, debido a unas imponentes piedras que desafían toda
lógica, y dan lugar a infinidad de hipótesis sobre cómo pudieron ser talladas, transportadas o
izadas. Casi todas apuntan a que se tuvieron que utilizar técnicas que se suponen imposibles de
conocer por una cultura antigua, y que son desconocidas por la ingeniería actual.
A la salida de Baalbek se encuentra la antigua cantera excavada en una colina cercana. Destaca un
mastodóntico bloque de piedra semienterrado, perfectamente tallado y que por razones
desconocidas no fue transportado hasta el templo. Tiene unas medidas de 21,5 x 4,2 x 4,8 metros y
un peso cercano a las dos mil toneladas. Se trata de la piedra tallada más grande del mundo. Y se
constata la existencia de varias más en la cantera cercana con pesos y medidas similares.
Baalbek es un yacimiento arqueológico que en la antigua Roma era conocido como Heliópolis o
Ciudad del Sol. Uno de sus espacios más fascinantes era el llamado Templo de Baal, también
conocido por los romanos como Templo de Júpiter, conformando un santuario gigantesco de las
que las más importantes son tres templos y una gran terraza ciclópea. De estas ruinas hay que
destacar una enorme construcción de trescientos veinticinco metros de longitud por noventa y
siete de ancho, compuesta por grandes bloques de caliza y mármol, entre los que destacan tres
piedras colosales de diecinueve metros de largo cada una, conocidas como el ‘Trilithon’.

Baalbek - Trilithon
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El escritor británico Alan Alford en el libro Dioses del nuevo milenio, hace una descripción con
detalle de los enormes bloques que conforman una construcción conocida como ‘Plataforma de
Baalbek’. «Las imponentes ruinas de Baalbek están situadas en el fértil valle de la Bekka, a los pies
de la cordillera del Antilíbano, a 53 millas al noreste de Beirut.
Baalbek fue una vez uno de los lugares más sagrados del mundo, y sus templos una de las
maravillas del mundo antiguo. El tamaño del templo empequeñece al Partenón de Atenas. Tan
magnífico como ciertamente es el templo de Júpiter, que yace sobre una terraza pre-romana de
piedras colosales que son aún más impresionantes. En la parte de debajo podemos ver una hilera
de nueve bloques en el muro sudeste de la terraza, cada una midiendo aproximadamente 10
metros de largo, por 4 de alto y 3 de ancho, y por lo tanto con un peso de más de 300 toneladas. En
el mismo nivel en el muro sudoeste, encontramos otras seis piedras de 300 toneladas, sobre las que
están situados tres enormes bloques megalíticos, conocidos como el ‘Trilithon’ o la maravilla de
tres piedras que pesan cerca de 1.500 toneladas cada una. Entre las cuestiones que preguntaré
están: ¿por qué eran usadas piedras de 300 ó 1.500 toneladas en los muros de Baalbek cuando
piedras de menor tamaño podrían haber sido igual de adecuadas? ¿Quién pudo haber construido
estos enormes fundamentos de piedra, por qué y para qué? Es un misterio que ha inspirado la
imaginación de los hombres durante miles de años.»
Jamás nadie ha podido explicar por qué, o para qué, o por quiénes fue construida esta enorme
plataforma, por lo que es fácil pensar en gigantes o en seres poseedores de técnicas que hoy se
desconocen. «Parece que bloques de semejantes dimensiones tuvieron que ser puestos allí por
gigantes o miembros de una civilización avanzada que conocía los secretos de la levitación y de la
antigravedad.»

Impresionantes también son las murallas ciclópeas por su inmensa magnitud, en especial de otras
tres colosales rocas que miden 20 x 4,5 x 4 metros y cada una pesa mil toneladas.
Cómo pudieron ser transportados enormes bloques de piedra, de dos mil toneladas de peso, e
izados hasta ser colocadas sobre otros bloques a más de 6 metros de altura, es una cuestión a la que
nadie ha podido dar una explicación satisfactoria, pues solo para moverlas se necesitaría el
concurso de varios miles de hombres.
La datación exacta de estas imponentes construcciones continúa siendo un misterio, aunque
algunos investigadores consideran que tan ancestral yacimiento megalítico tiene entre 12.000 y
20.000 años de antigüedad, y que podría incluso llegar a tener más.
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El templo de Baalbek está bastante bien conservado, pues gran número de esbeltas columnas
permanecen en su lugar y con una magnífica puerta intacta que permite formar una idea bastante
cercana a sus proporciones y magnificencia.

Bronce de Sursok
En el Museo del Louvre se conserva el Bronce de Sursok, un ídolo de la deidad que estaba en el
templo de Baalbek expuesto a la veneración de los antiguos fieles y peregrinos, sobre un zócalo
flanqueado por toros, con la actitud de un dios de las tormentas, teniendo el rayo en la mano,
símbolo de los elementos dominados y también de la fertilidad, porque el agua de las tormentas y
borrascas ponía término a las catastróficas y prolongadas sequías.

Gornaya Shoria

Al sur de Siberia, Rusia, cerca de las montañas de Gornaya Shoria hay unas estructuras que se
componen de enormes bloques de piedra de granito, con superficies planas, ángulos rectos y
esquinas agudas. Los bloques parecen haber sido apilados, casi a la manera de una construcción
ciclópea, y son enormes. Es una región, remota y aislada, donde se encuentran unas ruinas en la
cima de una montaña hechas con bloques de granito, traídas de no se sabe dónde, pero que no son
del lugar, algunos de los cuales pesan más de 4.000 toneladas.
La gran piedra de Baalbek, pesa unas 1.260 toneladas y se considera que es una de las mayores
piedras trabajadas en un lugar megalítico antiguo, pero los bloques o piedras en Gornaya Shoria
son mucho más grandes. No existe la menor referencia de la civilización que pudo haber levantado
este monumental lugar, acarreando esos gigantescos bloques hasta la cima del cerro, apilarlos y
ajustarlos con inusitada precisión.
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Piedras blandas

Existen lugares donde hay enormes piedras que pesan más de doscientas toneladas que fueron
encajadas milimétricamente, con ángulos múltiples y esquinas inverosímiles. De ahí que haya
leyendas y teorías que afirman que los antiguos podían licuar y solidificar las rocas a voluntad,
como se trata el cemento. En diversos lugares de Sudamérica pueden verse rocas modeladas de tal
forma que sugieren la existencia del “ablandamiento de piedras”. Garcilaso de la Vega en sus
crónicas llegó a afirmar acerca de los muros de edificaciones de los incas que “parecen como si
alguna clase de magia hubiera presidido su construcción; que debieran ser el trabajo de demonios,
en lugar de seres humanos”.

Si fuera cierto que en el mundo antiguo existió alguna técnica capaz de licuar las piedras y ser
transportadas desde las canteras hasta los lugares de las obras, como si de sacos de cemento se
tratara, explicaría los grandes enigmas que suscitan tantas construcciones “imposibles”, como los
muros de Sacsayhuamán o las pirámides de Egipto.
En Egipto, un químico francés, Joseph Davidovits, descubrió que los bloques de piedras calizas de
la Gran Pirámide, que en promedio pesan unas dos toneladas, presentaban diversos grados de
humedad, y en los análisis descubrió fragmentos de pelos y uñas incrustados en el interior de una
de ellas, lo que le llevó a pensar que aquellas piedras pudieron haber sido “ablandadas” con algún
método desconocido.

Sacsayhuamán

En Sacsayhuamán, Perú, hay enormes bloques de piedra formando murallas, que parecen haber
sido moldeadas como si fueran de barro, pues encajan unas con otras con inusitada precisión.
Resulta casi increíble pensar que estos enormes bloques pudieron haber sido cortados con la
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precisión milimétrica necesaria para encajarlos unos con otros en la forma en que se encuentran.
Como en otros muchos lugares, hay leyendas que narran que el sitio fue construido por una raza
sin nombre de personas lideradas por un poderoso dios que descendió de los cielos.
Estos megalíticos bloques de piedra han llamado la atención de numerosos investigadores de todo
el mundo, que han tratado desesperadamente de resolver el misterio que hay detrás de este
complejo antiguo. Sigue siendo un misterio en cuanto a cómo las culturas antiguas lograron
transportar y encajar las enormes piedras tal como se ven hoy en este complejo arqueológico.
Algunas hipótesis apuntan a que los ángulos misteriosos formados por los bloques megalíticos de
piedra revelan el conocimiento antiguo de alineaciones astronómicas de la luna, el sol y nuestro
planeta, así como los eclipses lunares y solares. Se sabe que muchas culturas antiguas construyeron
sus monumentos y ciudades sobre la base de las alineaciones astronómicas.

Antiguas tradiciones de los pobladores del imperio inca hablan de la existencia de una planta que
les fuera regalada por sus dioses, con cuyas hojas habrían podido ablandar las piedras para
volverlas maleables. Acaso esto explicaría la extraordinaria precisión en el corte y tallado de los
gigantescos bloques pétreos de las construcciones, cuyo encastre entre unos y otros es tan perfecto
que ni siquiera permite la introducción en las junturas de una delgada hoja de afeitar. Monolitos
de más de cien toneladas y hasta cinco metros de altura, cuyas aristas encajan tan perfectamente
con el conjunto que las rodean, hasta el punto que resulta imposible introducir la punta de un
cuchillo entre las juntas de dos de ellas. El caso es que este tipo de estructuras también existen en
otros lugares, en otros continentes, como los muros hititas que se encuentran en el yacimiento
arqueológico de Alacahöyük, al norte de Turquía. Y es que, rocas de muchas toneladas encajadas
en un monumento de grandes proporciones apunta, necesariamente, a la intervención de alguna
«sustancia ablandadora».
Esa técnica de construcción, a pesar de las grandes distancias, siempre es la misma… por lo que si
nuestros antepasados encontraron una fórmula para ablandar y moldear las piedras, ¿cómo es que
se perdió aquel conocimiento?

Tiahuanaco
La característica más notable de las antiguas y avanzadas civilizaciones mesoamericanas es la
impresionante arquitectura, consistente en estructuras megalíticas compuestas por enormes
piedras, salpicada por grandes monolitos semejantes a estatuas con aspecto humano. Los
gigantescos monolitos de piedra utilizados en la construcción de la ciudad de Tiahuanaco fueron
transportados desde canteras ubicadas a cuarenta millas del lugar. Sigue siendo un total misterio
cómo lograron cortar y transportar las piedras colosales en aquellas épocas y lugares donde
todavía no había caballos u otras bestias de carga. Es por ello que las leyendas cuentan que esta
ciudad fue construida por gigantes, refiriéndose especialmente a la Puerta del Sol.
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La Puerta del Sol es una estructura megalítica elaboradamente tallada en un único bloque de
piedra que pesa más de diez toneladas, en cuya parte superior se representan unos grabados con
inscripciones astronómicas, por lo que se cree que era una especie de calendario antiguo.
Tiahuanaco fue alineado con el Sol en los equinoccios de primavera y el invierno.
Los restos arqueológicos de la ciudad muestran que fue habitada por una antigua civilización que
prosperó en el tiempo, y dejó muestras de su existencia, como construcciones y otros restos que
inclusive para la tecnología de hoy en día son difíciles de superar. Esta cultura antigua dejó
monumentos enormes que hasta la fecha no pueden ser descifrados, sus diseños matemáticos
desconcertantes y construcciones son aún inescrutables. Pirámides truncadas, montículos
artificiales, hileras de monolitos, plataformas, cámaras subterráneas, pórticos de dos pilares y
dintel, tallados en la dura piedra.
La fecha de antigüedad no puede ser precisada pero se sitúa su establecimiento sobre 1700 a.C. Los
testimonios dejados por esta cultura verdaderamente antigua hablan de dioses, templos, ídolos y
calendarios, dejando una idea enigmática de su origen y propósito. Poseía asombrosas técnicas en
agricultura, arte, tecnología, ingeniería, construcción y administración. Como otras civilizaciones
desaparecidas de América del Sur, carecían de toda tradición escrita, por lo que no se puede
descifrar ninguna inscripción.

Ollantaytambo

Ubicada cerca de Cuzco, en Perú, otro de los más misteriosos y magníficos sitios antiguos del
planeta, porque hay una evidencia de tecnología extremadamente avanzada usada por culturas
antiguas hace varios miles de años. Los arqueólogos e investigadores creen que esta antigua
‘fortaleza’ se remonta mucho más del tiempo de lo que podemos imaginar y no encuentran
explicaciones sobre cómo exactamente la humanidad antigua fue capaz de explotar canteras y
transportar gigantescos bloques de piedra de más de 50 toneladas cada uno, con técnicas en las que
únicamente se empleaban herramientas como el cobre y la madera.
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Lo más llamativo es que la superficie de esos enormes bloques de piedra es tan lisa y tan suave que
necesariamente tuvo que ser pulida utilizando herramientas o métodos desconocidos en la
actualidad.

Colosos de piedra

Colosos de Tebas Colosos de Abu Simbel


Los colosos de piedra son esculturas de proporciones excepcionales que destacan precisamente por
la magnitud de su tamaño y su grandiosidad. Por lo general son estatuas sedentes.
En el templo de Ramsés II, en Abu Simbel, Egipto, hay cuatro grandes colosos que custodian la
entrada. Las cuatro estatuas representan al propio faraón y están sentadas en su trono con los
principales símbolos de poder: el ‘nemes’ y la doble corona del Alto y el Bajo Egipto.
Cada uno de los colosos tiene una altura de 22 metros. Tanto las estatuas como el propio templo,
dedicado a las divinidades de Ra, Amón y Ptah, fueron construidos para provocar la admiración
de los enemigos de Egipto.

Los colosos de Memnón son dos gigantescas estatuas en piedra que representan a Amenhotep III
en posición sedente, que se encuentran frente a la ciudad egipcia de Luxor, en la ribera del Nilo,.
Sus manos reposan sobre las rodillas y sus miradas se dirigen hacia el Este, en dirección al río Nilo
y al amanecer del sol naciente. Estas colosales estatuas tienen 20 metros de altura y fueron talladas
en bloques de cuarcita extraídos de una cantera y transportados, de manera increíble, a lo largo de
675 kilómetros hasta ser colocados en su ubicación actual.
Según una antigua leyenda, todas las mañanas, cuando el Sol asomaba por el horizonte, de una de
las estatuas, el coloso sur, emanaba un sonido agudo y prolongado, como un quejido que surge de
las entrañas de la piedra, semejante a un canto triste pero al mismo tiempo armonioso, como el de
un alma atormentada. Actualmente ya no se escucha ese sonido al amanecer.
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Los colosos de Nemrut, en el sureste de Anatolia, Turquía, son un conjunto de estatuas de hasta 9
metros de altura que representaban figuras de dioses y reyes, leones y águilas que se mezclan
sobre la cima de un monte. Las estatuas llevan en ese lugar 2.000 años y fueron encargadas por el
rey Antíoco I, alrededor de 62 a.C. en el santuario en la cima del Monte Nemrut, una de las más
altas de su reino, un lugar elevado y sagrado para estar lejos de los hombres y cerca de los dioses,
el lugar ideal para la construcción de los “tronos de todos los dioses”.
Los budas de Bamiyan son imponentes esculturas que fueron esculpidas sobre la pared de la
montaña. Fueron construidos en el siglo VI, cuando Bamiyan era un sitio sagrado para los
budistas, una ciudad con una población de unos 10.000 monjes.
Las dos estatuas más prominentes que representaban a Buda de pie y tenían una altura de 55 y 37
metros y fueron demolidas en marzo de 2001 por ser considerados ídolos falsos. Actualmente solo
quedan los nichos a consecuencia de su destrucción por parte del régimen talibán al considerarlas
ídolos y contrarias al Corán. Llevaban esculpidas en la montaña 1.500 años.

Buda de Bamiyan Buda de Bingling


Existen estatuas colosales de Buda en otros lugares, como en Bingling, cuyo templo se compone de
una serie de grutas con grandes esculturas talladas sobre la roca, que se ubican a lo largo del cañón
del río Amarillo, donde se encuentran las Cuevas de los Mil Budas, de las épocas de la Dinastía Jin
de Occidente, entre los años 265 y 316. Son esculturas que suelen representar Budas y otras figuras
relacionadas con esa religión. En la actualidad se encuentran 183 nichos, 694 estatuas de piedra, 82
esculturas de arcilla.
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Cabezas de piedra gigantes

Las cabezas gigantes olmecas son esculturas extraordinariamente bien talladas en bloques de
piedra basáltica con un peso medio de unas 25 toneladas cada una. Miden más de dos metros de
altura, aunque alguna llega a superar los ocho metros. Y tienen una antigüedad de entre 3.000 y
4.000 años. Estas fueron transportadas a grandes distancias, aunque el método utilizado para el
transporte no es claro.
Las colosales cabezas carecen de cuerpo y representan un tipo de raza con rasgos negroides. Sus
rasgos son típicamente negroides, muestran a hombres maduros con mejillas carnosas, labios
gruesos, nariz ancha y plana con ceño fruncido; y con ojos rasgados en forma de almendra más
próximos a las razas orientales. Cada cabeza tiene un casco único y sus rostros son diferentes y de
gran tamaño. La apariencia es de violencia y su expresión poco agradable. Hasta la actualidad, se
han confirmado la existencia de diecisiete cabezas de piedra, todas dentro del territorio olmeca en
la Costa Golfo de México, en los estados de Veracruz y Tabasco.

Esferas de piedra gigantes

En Costa Rica, América Central, en la región del Delta del río Diquis, en la Isla del Caño y en
algunas ubicaciones más, se encuentran unas 500 esferas de tamaños que oscilan entre los 30 cm y
los 257 cms. de diámetro y con pesos que van desde unos pocos kilos hasta superar las 30
toneladas. Se caracterizan por la perfección sorprendente de su acabado, y algunas cuentan con
sofisticados petroglifos, tallados en alto y bajo relieve, de las que se desconoce su origen, historia y
función, ya que no se encuentra una explicación lógica sobre su disposición y organización en el
terreno, ni se conoce quiénes las construyeron y tampoco se pueden datar con precisión… Los
arqueólogos no han podido datar cuándo fueron talladas, de qué manera las esculpieron ni cómo
fueron transportadas estas piedras perfectamente esféricas que podrían tener más de 1.500 años de
antigüedad.
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«Fueron los antiguos, y las construyeron con una fórmula que les permitía derretir las piedras.»
Estas esferas, por su gran perfección y la calidad del trabajo, son testimonio de alguna cultura
desaparecida, con conocimientos de una tecnología lamentablemente perdida. Y no son éstas las
únicas esferas de piedra gigantes en el mundo, ya que también se han encontrado con parecidas
características en México y en Bosnia.

En otra parte del planeta, en un bosque de Bosnia, apareció semienterrada una misteriosa esfera de
piedra gigante y podría ser la más grande fabricada por el hombre... si no lo ha sido por la
naturaleza. Según su descubridor se cree que había unas 80 en los años 30 del siglo XX, aunque
desde entonces algunas fueron arrastradas por el río, otras fueron destruidas y otras sirven de
adorno en jardines privados. Existen serias dudas de que la naturaleza pudo haberles dado esa
forma esférica tan perfecta, lo que indicaría que “tuvieron que ser creadas por civilizaciones
perdidas que contaban con alta tecnología, y conocían el poder de las formas geométricas”. Y es
probable que para aquellos tuvieran alguna función o carácter simbólico o mitológico.

En al Océano Pacífico, en Nueva Zelanda, también se han encontrado grandes cantidades de


esferas gigantes de piedra. Los lugareños las llaman ‘Moeraki’ en alusión a la playa del mismo
nombre donde se encuentran estas enormes piedras esféricas huecas. Nadie sabe de dónde han
salido. Los científicos afirman que son obra de la naturaleza y que las piedras esféricas de este
lugar están compuestas por restos de calcio cristalizado de un sedimento mineral de cerca de 60
millones años. Parecen esferas de roca de otro mundo que arbitrariamente fueron colocadas en la
playa. Las rocas varían en tamaño de 0,5 metros a 2,2 metros de diámetro y pueden llegar a pesar
hasta siete toneladas.
Según las tradiciones de los aborígenes de la isla, los moerakis son piedras sagradas. Suponen un
importante atractivo turístico de la Isla y están protegidas dentro del dominio de una reserva
natural. Los habitantes de South Island afirman que algunas de estas esferas pétreas llegan a
alcanzar hasta los 4 metros de diámetro. Las rocas tienen algún tipo de poder magnético, al igual
41

que otra piedra esférica que se encuentra en la Isla de Pascua. Si por encima de cualquiera de estas
piedras se coloca una brújula, ésta comienza a dar vueltas sin parar.

Moáis de la Isla de Pascua


Uno de los lugares más misteriosos y aislados del planeta es la isla de Pascua, una isla de Chile
ubicada en la Polinesia, en medio del océano Pacífico que tiene una superficie de 163,6 km², y que
resulta ser un verdadero misterio para los arqueólogos e investigadores de todo el mundo. La Isla
de Pascua es famosa por sus gigantescas estatuas. Un enigma que se debe a un millar de estatuas,
llamadas moáis, estatuas de forma humana que presiden las zonas más bellas de la isla y servían
para honrar a antepasados ilustres, pesan entre 30 y 75 toneladas y de altura miden 6 metros de
media.

Quince moáis permanecen vigilantes al borde del océano, y al amanecer, durante el verano austral,
el sol sale del mar por detrás de ellos, representando un espectáculo impresionante. ¿Para qué los
pondrían allí?
Lo más llamativo de los moáis, cuya simbología es más que extraña, es por su posición vigilante
por toda la costa. Estas esculturas imponentes y colosales, fueron esculpidas en una sola pieza de
piedra volcánica y están dispuestos en torno a la costa a modo de límite imaginario.
La más común de ellas es que fueron talladas por los habitantes polinesios de la isla, entre los
siglos IX y XVI, como representaciones de antepasados difuntos, de manera que proyectaran su
mana, un poder sobrenatural sobre sus descendientes; otros sostienen que formaban parte de un
ritual para contactar con los dioses.
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El significado de las estatuas es aún incierto, y hay varias teorías en torno a ellas. Los más de 900
moáis conocidos tallados por los antiguos rapa-nui están distribuidos por toda la isla. La mayoría
de ellos fueron labrados en toba del cono volcánico Rano Raraku, donde quedan más de 400 moáis
en diferentes fases de construcción.
Además de su gran tamaño y peso, hay otras incógnitas, como ¿qué seres tienen tales cabezas
alargadas, manos con dedos tan largos y cuerpos tan abultados y pequeños? No se asemejan a
representaciones de seres humanos…
Algunos de los moáis llevan sobre sus cabezas el 'pukao' una especie de sombreros de piedra rojiza
que tienen un peso de varias toneladas.

¿Cómo podría una población de unos pocos miles de personas haber construido y transportado
estatuas tan grandes? ¿Cómo hacían para moverlos durante 10 o 15 kilómetros atravesando
montañas y valles una civilización que no conocía la rueda?
Además, varias hipótesis modernas sugieren que los nativos podrían haberlas hecho ‘caminar’
erguidas, no tumbadas, tirando de tres cuerdas… «No hay ninguna explicación que sirva para el
traslado de todos los moáis. Solo sabemos que siempre se llevaban de pie para respetar la
espiritualidad de las personas a las que representaban. Si caían en el camino eran abandonados,
significaba que no eran buenos. Y siempre se colocaban mirando a la aldea para protegerla.»

Esculturas del Valle de Bada. Indonesia


En Indonesia, en una de las islas del archipiélago de Salawesi, un lugar conocido como Valle de
Bada, también existen grandes esculturas monolíticas que recuerdan a los moáis de la Isla de
Pascua. La zona cuenta con unos 44 megalitos antiguos, que en su mayoría son representaciones
antropomorfas, y otros son grandes calderos de piedra. El origen y significado de estos objetos
siguen siendo un misterio.
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Los megalitos son datados entre 1.000 y 5.000 años de antigüedad. Están dispersos por todo el
valle. Nadie sabe quién las hizo, cuándo o con qué propósito. Sobre el origen de estas estatuas, los
lugareños explican que siempre han estado allí. Algunos creen que fueron utilizadas en el culto
ancestral o que pueden haber tenido algo que ver con sacrificios humanos. Otros creen que estas
estatuas se colocaron para alejar los malos espíritus. «Una leyenda dice que son delincuentes que
fueron convertidos en piedra, e incluso hay una superstición que las estatuas pueden desaparecer
o moverse de un lugar a otro.»
Las estatuas de piedra tienen características de seres humanos y de animales, como el búho, el
mono o el búfalo. La estatua más grande mide cuatro metros de altura, 1,5 metros de ancho y 1,29
metros de espesor.
Algunos investigadores opinan que están relacionadas con la cultura megalítica de Laos, Camboya
y zonas de Indonesia, donde han aparecido diferentes ejemplos de megalitos, aunque los de Bada
son únicos en todo el sudeste asiático por su morfología.

---oooOOOooo---
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Sorprendente y a la vez totalmente lógico deducir que si hombres de antiguas civilizaciones


trabajaron con unas piedras tan grandes y pesadas, en lugar de usar bloques más reducidos y
ligeros, es porque su manipulación no representaba para ellos ningún problema. Un enigma
colosal para investigadores y especialistas por el que algunos han llegado a la conclusión de que
para realizar las construcciones con tan inmensas piedras, necesariamente tuvieron que utilizar
algún tipo de ‘máquinas’, como la explicación más plausible al problema que significa manejar,
transportar y elevar bloques que pesan desde varias decenas de toneladas hasta las 1.500, a pesar
de que arqueológicamente no haya quedado ni rastro sobre la existencia de esas supuestas
máquinas. Otras incógnitas cuyas explicaciones también resultan complejas, serían comprender la
naturaleza de esas máquinas, sus dimensiones, qué tipo de fuerza o de energía utilizaban, y en su
caso de dónde la obtenían, o cómo la generaban.
«Resulta curioso que a falta de restos de ‘máquinas’ o pruebas arqueológicas, quienes buscan dar
explicaciones coherentes, o argumentaciones fundadas a estos hechos incomprensibles, recurran a
fenómenos que tampoco están reconocidos o explicados científicamente, como la levitación o la
antigravedad. El caso es que restos arqueológicos de dimensiones megalíticas los hay por todas
partes, mientras que de las ‘técnicas’ que se utilizaron para levantar esas grandes piedras no hay ni
rastro».
Lo que indica que lo que es real es porque resulta posible, mientras que lo que solo es probable es
muy difícil de encontrar. No se debe descartar que los grandes monumentos megalíticos de las
culturas de la antigüedad, dejados por doquier, en el fondo sean enormes símbolos de unos
conocimientos que quedaron plasmados para la posteridad.
Tampoco se debe descartar la posibilidad de que, por el hecho de desconocer la realidad de los
procesos de construcciones de monumentos como la Gran Pirámide de Guiza, el templo de
Baalbek, o el complejo de Stonehenge, éstos se hubieran realizado transportado o elevando las
piedras por efectos de la levitación mediante sonidos o vibraciones.
Los monjes del Tíbet estaban familiarizados con las leyes que rigen la estructura de la materia y se
dice que eran capaces de levitar piedras pesadas con la ayuda de los sonidos.
«Enormes piedras levitaron lentamente, tomando 3 minutos para ascender 250 metros hasta tomar
tierra mientras los monjes cantaban y tocaban una serie de instrumentos, fue así como obtuvieron
su “dominio sobre las fuerzas físicas”.»
Resultan fascinantes todas las hipótesis al respecto, pero lo que ciertamente parece increíble es que
los primitivos antepasados, supuestamente carentes de herramientas y medios como los actuales,
conocieran técnicas para transportar, levantar y erigir monumentos ciclópeos, que más bien son
unas acciones propias de gigantes... con singulares destrezas.
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Gigantes en la Tierra

Las teorías más especulativas llegan a afirmar que las estructuras de piedras colosales tuvieron que
ser levantadas por nuestros antepasados, supuestamente primitivos, utilizando métodos para
controlar la gravedad, algo como “sistemas antigravitatorios”. Los conocimientos actuales no
alcanzan para dar explicaciones “lógicas” a dichas estructuras ¿Cómo pudieron izar esos colosos
bloques de piedra hasta elevadas alturas y colocarlas con tanta precisión? ¿Qué seres o técnicas de
ingeniería podrían mover bloques tan pesados?

Ante la falta de pruebas concluyentes que expliquen los métodos utilizados en la antigüedad para
la construcción de monumentos megalíticos hechas con grandes bloques de piedra, parece que lo
más sencillo sería formular teorías acerca de que necesariamente tuvieron que utilizar o intervenir
técnicas o fuerzas que escapan al conocimiento tecnológico o científico en la actualidad. Sin
embargo, la existencia de seres humanos gigantes, por supuesto inteligentes, en el pasado,
explicaría muchas incógnitas que surgen acerca de la autoría de determinadas construcciones,
especialmente las más rudimentarias, como dólmenes, menhires, o rocas de gran peso y volumen.
El descubrimiento de esqueletos de “humanoides gigantes” en diversos lugares del planeta podría
confirmar esa posibilidad.

Lo normal sería considerar que esas estructuras difícilmente pudieron ser levantadas por seres
primitivos, a los que se supone que carecían de fuerzas o de técnicas motrices, por lo que lo más
lógico y científico sería admitir que, no habiendo podido ser transportadas estas piedras por
hombres corrientes, fueron manejadas por hombres gigantes. Y el problema es realmente éste: si
las piedras eran demasiado pesadas para hombres comunes, deberían haber sido desplazadas y
erigidas por individuos para los cuales el tamaño y el peso no eran obstáculos insuperables. Por lo
que la deducción más lógica pudiera ser que quienes tallaron, transportaron, levantaron y
colocaron esas inmensas masas pétreas fueron… humanos gigantes.

Teseo Hércules

La creencia en la existencia de seres humanoides gigantes en la Tierra ha perdurado desde tiempos


inmemoriales. Se atribuyen a leyendas o mitos fascinantes y fantásticos, pero en la actualidad hay
descubrimientos y evidencias que apuntan a una posible realidad.
46

Siempre se ha creído que los gigantes son fruto de relatos mitológicos, aunque muchas culturas
hablan de razas de gigantes que habitaron en diversas partes del mundo. Los gigantes son
criaturas de aspecto humanoide que se caracterizan por poseer gran tamaño y una fuerza
descomunal. Los gigantes aparecen en infinidad de leyendas y se les atribuyen muchas de las
catástrofes que se han vivido durante la historia. Los antiguos creían que eran capaces de romper
montañas y provocar avalanchas, o de secar un río entero bebiendo de su caudal. Los gigantes son,
generalmente, seres crueles, salvajes y primitivos. Fueron creados del Caos en el mismo momento
en el que se definieron los cuatro elementos de la vida, el bien y el mal.

Con el tiempo, los dioses consiguieron desterrarlos a la tierra definitivamente, aunque no todos los
gigantes corrieron la misma suerte. Algunos se sometieron a la voluntad de los dioses y se les
permitió permanecer en el cielo y en las nubes. Se extendieron por todo el mundo, por lo que
aparecen en las leyendas de, prácticamente, todas las culturas que se conocen. Incluso en el
Medievo se aseguraba su existencia ya que sólo así se podían explicar las enormes construcciones
de civilizaciones antiguas. Los gigantes han sido protagonistas en infinidad de textos, relatos
antiguos y tradiciones de pueblos de todo el mundo. Se habla de descubrimientos de restos
arqueológicos conteniendo restos humanos de gigantes en los cinco continentes. ¿Acaso una raza
de hombres gigantes coexistió o precedió a los humanos corrientes?

Uno de los autores que han tratado estos fenómenos es el investigador y escritor francés Louis
Charpentier, en el libro Los gigantes y el misterio de los orígenes, quién en un curioso capítulo titulado
“Transporte de Dólmenes”, argumenta unas reflexiones de gran relevancia:

«Desde luego, tratamos de imaginarnos cómo debieron de realizarse aquellos desplazamientos, y


lo hacemos en función de la idea que nos forjamos del desarrollo de la sociedad de aquel tiempo,
lo cual equivale a decir que tomamos el problema al revés: nos imaginamos a hombres de quienes
sabemos bien poco y, según lo que nos hemos imaginado, buscamos los medios empleados. Es tan
poco lógico como posible. Y esto lo falsea todo, porque se admite a priori que se trata de primitivos
seres subdesarrollados. Y constituye un procedimiento mental bastante común en nuestro tiempo
que niega todo saber a aquellos que no tuvieron o no aplicaron nuestra ciencia. Es más científico
admitir -como hace la tradición popular- que no habiendo podido ser transportadas estas piedras
por hombres corrientes, fueron manejadas por gigantes. Y el problema realmente es éste: si las
piedras eran demasiado pesadas para hombres comunes, las tendrían que desplazar y erigir
individuos para los cuales el peso no era un obstáculo insuperable. Y ello, mediante el empleo de
máquinas de las que no tenemos idea, o bien por efecto de una maestría desconocida sobre las
fuerzas de gravitación.»

Los gigantes a menudo han sido considerados figuras legendarias creadas por la imaginación de
los antiguos, representando un símbolo de poder humano. Son numerosas las localidades en
España en las que se saca a pasear gigantes en memoria de una tradición que aparentemente solo
responde al folclore popular, más que al recuerdo atávico de unos seres que habitaron la tierra en
tiempos inmemoriales.
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Lo cierto es que se conocen numerosos testimonios y pruebas que acreditan la aparición por
numerosos y distantes lugares del planeta de restos humanos, cuyos cráneos, esqueletos y huesos
son de tamaño gigantesco. Es cierto que muchos de los testimonios afirmaban que los restos
encontrados, sencillamente “terminaron desapareciendo”. Aunque en algún museo se exhiben
“esqueletos de gigantes”. También existen documentos gráficos de bastantes enterramientos, en los
que se puede comparar el tamaño de los restos con los de los humanos que trabajan en las
excavaciones.

Existen referencias antiguas, consideradas como mitos, que hablan de la existencia de “razas de
gigantes sobre la Tierra”, entre ellas la Biblia, pero recientemente se vienen descubriendo restos
arqueológicos en los cinco continentes de esqueletos humanos que demuestran que en la Tierra
habitaron seres gigantescos. A pesar de ello las noticias que se publican son escasas y no están
avaladas por estudios científicos, aunque las fotografías de estos esqueletos parecen confirmar las
leyendas sobre “gigantes”.

La figura del gigante se presenta en casi todas las culturas y sus leyendas. Se pueden encontrar en
múltiples relatos mitológicos del viejo mundo: griegos, nórdicos, germánicos, hindúes,
indoeuropeos, y también en el nuevo mundo, como las tradiciones de los mayas, de los aztecas y
de los incas; así como en casi todos los libros sagrados de la antigüedad: el Lebhar Gabhale
irlandés, el Ramayana hindú y la Biblia.

«Es de notar que en aquel tiempo había gigantes sobre la tierra; porque después que los hijos de Dios se
juntaron con las hijas de los hombres, y ellas concibieron, salieron a luz estos valientes del tiempo antiguo,
jayanes de nombradía.» (Génesis 6:4)

En el Libro de Enoc también hay citas referidas a los gigantes:

«… Y quedaron embarazadas, trayendo al mundo gigantes, cuya altura era de trescientos veces ellos; que
consumieron todas las adquisiciones de los hombres. Y cuando los hombres ya no podían sostenerlos, los
gigantes se volvieron contra ellos y devoraron a la humanidad. Y comenzaron a pecar contra los pájaros y
bestias, y reptiles, y peces, y devorar la carne de los otros, y beber su sangre…»

Que en algún tiempo en este planeta habitaron gigantes lo demuestran los hallazgos de restos
humanos de extraordinarias dimensiones en la India, Tíbet, China, Norteamérica, Sudamérica,
África... algunos han sido datados con una edad aproximada a los 45.000 años de antigüedad.

«El descubrimiento de un esqueleto humano de más de 5 metros de altura cerca de Ayers Rock, en
el centro de Australia, es el esqueleto más grande que se ha encontrado en aquel continente y deja
a los científicos con “más preguntas que respuestas”. El espécimen de un homínido gigante que
mide unos increíbles 5,3 metros de altura fue descubierto cerca de las antiguas ruinas de la única
civilización megalítica jamás descubierta en Australia.»
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«Hemos encontrado varios esqueletos incompletos, de la que los huesos también son de tamaño
gigantesco. Parece que una gran catástrofe ha lavado completamente todo rastro de esta
civilización perdida y desconocida. Esta muestra no es aparentemente única, no es más que una
cuestión de tiempo antes de encontrar más especímenes similares.»

«En la Provincia de Loja, al Sur del Ecuador y frontera con Perú, desde hace mucho tiempo se
venían escuchando relatos narrados de extraños huesos muy similares a los de humanos pero de
increíble tamaño, que habrían sido encontrados por varios personajes en lugares como el
denominado “cementerio de los dioses”. En ese lugar se encontraron huesos de esqueletos cuyo
tamaño es de siete veces más grande que el de un humano actual.»

Los descubrimientos sobre la existencia en el pasado de hombres gigantes se producen con gran
frecuencia en muchos lugares del planeta. Como por ejemplo, unas huellas fosilizadas de pies de
gigantes en rocas descubiertas en la provincia de Guizhou, en el sur-oeste de China.
49

Laberintos

«El laberinto es la imagen por excelencia de una iniciación... toda existencia humana está constituida por una
serie de pruebas iniciáticas. Un lugar en el que uno puede extraviarse, donde uno se desvanece, se acaba o se
muere.»

Los laberintos son un testimonio velado de un recuerdo perdido en la prehistoria. El nombre de


laberinto ha sido dado a esos dibujos a causa, sin duda, de cierta complicación de sus trazos.
También eran llamados, a veces, «dédalos», por el nombre del arquitecto minoico, padre de Ícaro,
a quien dio alas.
Por lo general, es frecuente pensar que un laberinto es de donde resulta francamente difícil
encontrar la salida. Aquellas construcciones que tienen una estructura enrevesada o confusa,
reciben el nombre de laberintos.
Con el término laberinto se denomina a un jardín o construcción arquitectónica, que tenga una
complicada estructura, un espacio lleno de recovecos y pasadizos, al que se accede con facilidad
pero que en el retorno resulta muy difícil encontrar la salida. Se representa como una compleja o
intrincada senda que se retuerce sobre sí misma y que siempre conduce hasta el centro.
Su diseño geométrico aparece por todas partes, dibujado en los más insospechados lugares y
objetos, en las rocas, en el suelo, en paredes, tejas, grafitos, vasijas, tablillas, monedas, mosaicos,
etc, como si se tratara de un recuerdo ancestral que ha perdurado durante milenios. Los dibujos de
laberintos eran realizados sobre los muros exteriores de las casas y en las entradas de las tumbas
porque servían para distraer y extraviar a los espíritus malignos, e impedir que hicieran daño a los
moradores y a los difuntos.
Se cree que estaban relacionados con una búsqueda espiritual, la muerte y el renacimiento, para
que pudiera sortear el adepto o el neófito diferentes pruebas en el camino. Se creía que habrían
sido diseñados para que los demonios entrasen en él, para perderse en sus vericuetos y del que
nunca más pudieran salir. También se interpreta el dominio del laberinto como el aprendizaje del
neófito respecto a la manera de entrar en los territorios de la muerte.
«Los laberintos en las civilizaciones antiguas son símbolos que representaron un ‘camino’ que el
hombre ha de recorrer para su renacimiento, material o espiritual. Un camino de iniciación que
termina siempre en el centro, donde por lo general se encuentra una cruz. En el caso de los
laberintos egipcios, esa era una cruz con asa, que a su vez era el símbolo de la vida. Existieron
laberintos en la prehistoria, en el neolítico, en la India, en América, en Egipto, en la civilización
minoica de Knossos, y durante la Edad Media, en las catedrales góticas de Francia dedicadas a
Nuestra Señora la Virgen, en las de Chartres, Reims, Amiens, Bayeux, Laon.
50

El laberinto es uno de los símbolos de gran fuerza en todo el mundo, y del que sus orígenes y la
fascinación humana que se tiene por él se ha perdido en la noche de los tiempos. Es uno de los
símbolos sagrados, junto con la espiral o la esvástica, y también es una representación gráfica y
una construcción arquitectónica con alto contenido filosófico, religioso y antropológico. Es uno de
los símbolos más difundidos de la prehistoria. Este tipo de croquis se halla en los petroglifos más
antiguos, pero también se halla universalmente difundido, y aparece en el arte popular de
distintos pueblos, lo cual vuelve imposible establecer su procedencia.
Los laberintos simbolizaban los enredos y las ilusiones del mundo inferior por los cuales vaga el
alma humana en su búsqueda de la verdad. En algunos lugares los laberintos se han utilizado
como talismanes mágicos para la buena suerte. En otros, estos diseños pudieron ser empleados
como protección ante los espíritus malignos o los lobos.
Los laberintos circulares son similares a las espirales que aparecen grabados en los petroglifos y en
tumbas prehistóricas. Para muchos estudiosos, el laberinto simbolizaba el inconsciente, el error, el
alejamiento de la fuente de la vida, y guardaba estrecha relación con la muerte. Según Mircea
Eliade «el principal objetivo perseguido por el laberinto era defender el centro, o sea, el acceso
iniciático a la sacralidad, la inmortalidad y la realidad absoluta».

Laberintos neolíticos

Los antiguos laberintos sólo tenían una senda que llevaba hasta el centro, y muchas veces eran
diseños tallados en la roca o pintados en cerámicas. Existen unos laberintos conocidos como
neolíticos que aparecen grabados en piedras o medallas, ya que su antigüedad se remonta a
muchos miles de años. Cerca de Pontevedra, Galicia, hay una piedra conocida como la piedra
‘Mogor’ en la que aparece profundamente grabado un laberinto megalítico, a la que se data con
una antigüedad superior a los 5.500 años.
51

Existe otro laberinto muy similar labrado en piedra, considerado un monumento megalítico,
conocido con el nombre de ‘Tintagel’ ya que fue encontrado cerca de esa localidad, cerca de
Cornualles en Reino Unido. El dibujo del trazado es idéntico a otro que aparece cincelado en una
medalla de bronce de la época minoica, datada en el año 2000 a.C.

Un dibujo similar al del laberinto de Tintagel puede encontrarse en diversos lugares de la India,
donde siguen usándolo para la decoración de tejidos. En la India, el laberinto es un objeto de
meditación, habiéndose efectuado estudios muy eruditos por parte de filósofos orientalistas, sobre
la relación de este laberinto con el camino seguido por el subconsciente en la meditación y el
devenir del pensamiento humano.
En América existen laberintos de estas mismas características atribuidos al pueblo conocido como
los indios hopis, en Arizona, a los que consideran un ‘trazado’, ya que se trata de una
representación de los caminos del espíritu, que, partiendo del centro de la cruz, desembocan en
cuatro puntos muertos, obligando para recorrer todo el laberinto a servirse de los cuatro brazos. Es
uno de los símbolos sagrados tradicionales heredados de sus ancestros.

«Es posible que los laberintos fueran mapas del más allá, para que el alma en tránsito supiera qué
camino seguir. En tal caso, serían símbolos de la muerte, pero también podrían haber simbolizado
la reencarnación, pues si el alma es capaz de llegar al centro del laberinto, puede también volver a
la salida y renacer.»
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El laberinto fue utilizado también, sin duda, para representar el sistema solar, donde el hombre-
toro representaba al sol que vive en el laberinto místico de sus planetas, lunas y asteroides.

Laberinto subterráneo de Hawara


El Laberinto de Hawara, situado en Egipto, del que se cree que era una estructura arqueológica de
dimensiones colosales puesto que disponía de 3.000 estancias, y que fue citado por varios
escritores y cronistas de la antigüedad. Tras las excavaciones realizadas, apenas quedan vestigios
de un vasto complejo que griegos y romanos visitaron, muchos siglos después de haber sido
construido, descrito como un gran laberinto abierto, con cámaras, capillas y criptas ocultas. De
entre los autores que mencionaron este laberinto, cabe destacar a Herodoto, quien afirmó haber
visto esta estructura subterránea y la describió como un laberinto de dos pisos, uno con
gigantescos tejados de piedra y el otro subterráneo: «He visto una obra increíble. Si alguien juntase
las construcciones de los griegos y mostrase toda su obra junta, ésta parecería menos tanto en
esfuerzo como en gastos en comparación con este laberinto. Incluso las pirámides son
sobrepasadas sobremanera por esta gran obra. Y si bien hablo de las cámaras inferiores por lo que
he escuchado a otros, yo mismo he visto las superiores y todas sobrepasan al quehacer humano.
Tiene doce patios cubiertos, seis de ellos orientados hacia el norte y los otros seis hacia el sur, todos
contiguos, cuyas puertas se abren unas frente a otras, y rodeados por un mismo muro exterior.
Dentro hay una serie de estancias, unas subterráneas y otras en un primer piso sobre las anteriores,
en número de tres mil; mil quinientas en cada nivel.»

Laberinto de Cnosos en Creta

«En el laberinto habita el hombre animal inferior con cabeza de toro, que trata de destruir el alma
que está atrapada en el laberinto de la ignorancia terrenal.»
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En Cnosos, Creta, Dédalo construyó un complicado Laberinto, en el que el rey Minos encerró al
Minotauro. Un gigantesco toro al que el rey sacrificaba doncellas y efebos, escogidos de entre sus
prisioneros de guerra. Los jóvenes eran devorados por el Minotauro que vivía en ese laberinto al
cual eran arrojadas sus potenciales víctimas y del que nadie había podido salir con vida, pues sus
enrevesados vericuetos y caminos siempre llevaban, de modo indefectible, hasta la presencia del
inexorable monstruo. «Ariadna, la hija del rey Minos de Creta y nieta de Zeus, habría ayudado a
Teseo a encontrar la salida del laberinto del Minotauro, con la inestimable ayuda de un largo hilo.
Ariadna, la hija de Minos, se enamoró de Teseo y le ofreció su ayuda: una espada mágica con la
que vencer al monstruo y un ovillo de lana con el que guiarse para salir del laberinto. Teseo mató
al Minotauro y Minos, furioso, encarceló a Dédalo y a su hijo, Ícaro, en el laberinto. Dédalo e Ícaro
huyeron usando unas alas que Dédalo inventó, pero las de Ícaro, hechas con cera, se derritieron
porque voló muy cerca del sol, cayó al mar y se ahogó.»
En la Edad Media, los constructores de las catedrales góticas denominaron los laberintos con el
apelativo ‘dedalus’, en recuerdo del maestro de obras que había realizado el famoso laberinto
minoico de Cnosos donde, según la fábula, moraba el Minotauro.

Laberintos en catedrales góticas


En épocas más recientes estos laberintos se marcaban sobre el suelo como espacios dedicados a la
danza de ciertos cultos o como una especie de “castillo troyano” en catedrales medievales, a la
manera de “caminos a Jerusalén“. Los cristianos medievales adaptaron el laberinto y su significado
a las necesidades de la religión, transformándolo en el camino de salvación, pues en los suelos de
las catedrales, los giros y curvas representan un peregrinaje espiritual, un camino sagrado para los
feligreses, y recorrerlos les proporcionaba un estado emocional adecuado que ayudaba a los fieles
a meditar sobre los ideales cristianos.
Varias iglesias y catedrales góticas francesas construidas en los siglos XIII y XIV conservan unos
misteriosos laberintos que se trazaban en el embaldosado del suelo, generalmente en el punto de
intersección entre la nave principal y el crucero. Muchos creen que estos símbolos guardan el
secreto de unas fuerzas de extraordinarios poderes.
Es probable que los peregrinos recorrieran estos laberintos en el suelo en actos de penitencia,
posiblemente de rodillas o descalzos. En realidad, estos laberintos son caminos que conducen a
una sola meta. El laberinto de la catedral de Chartres era conocido como ‘El camino de Jerusalén’,
siendo considerado como un símbolo de la ruta de peregrinación a Tierra Santa, donde tuvo lugar
la pasión de Cristo. En aquella época el cielo era representado como un círculo, quizás por ello el
laberinto de Chartres tiene la forma circular. Por eso, tras su recorrido, lo que alcanzaban los
peregrinos era el cielo, la ‘Jerusalén celestial’.
En la catedral de Chartres, localidad francesa a unos 90 kms. de París, se encuentra en el suelo un
laberinto formado por losas de piedra, el cual una vez recorrido de rodillas, el penitente llegaba
sangrando hasta el centro. Se cree que los misteriosos laberintos en los pisos de las catedrales
góticas eran utilizados con estos propósitos, pero su verdadero origen y motivación siguen siendo
hasta ahora desconocidos.
«El laberinto de la catedral de Chartres es circular y está situado en el eje de la nave central. Es un
pavimento circular de trece metros de diámetro en el que baldosas blancas y negras forman un
estrecho sendero con múltiples circunvoluciones que conducen al centro. El sendero del laberinto
representaba una peregrinación simbólica que los fieles debían recorrer a pie o de rodillas hasta la
roseta central.»
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Chartres Amiens
«El laberinto de Amiens es octogonal y está situado en el quinto tramo de la nave. En la Edad
Media, los peregrinos que llegaban para venerar las reliquias de san Juan Bautista, y deseaban
ganar algunas indulgencias o para que les fueran perdonados los pecados cometidos, debían
seguir el camino de la línea negra del laberinto de rodillas. La piedra central del laberinto es
octogonal con una cruz que da orientación de los puntos cardinales y a su alrededor están los tres
arquitectos de la catedral y el obispo.»
Su diseño consiste en una tabla redonda en el crucero de la nave central, compuesta por losas
negras y blancas que dibujan un camino que desemboca en una gran losa blanca que sustituye a la
desaparecida placa de cobre que adornó el centro del laberinto. Hoy día se recorre para lograr un
desarrollo espiritual sin importar el tipo de creencia religiosa que se tenga, con el propósito de
alcanzar una paz interior e incrementar la fe.

«Se ha hablado mucho de simbolismo y propósito de estos laberintos; y está fuera de duda que sea
un símbolo alquímico, pero no puede dejarse de notar que el laberinto de Chartres -como tampoco
el de Amiens, o antaño el de Reims- no es, hablando con propiedad, un laberinto, en el sentido de
que es imposible extraviarse en él, pues no tiene más que un “camino” que conduce al centro. Y
todos los laberintos de las catedrales de Nuestra Señora tienen ese mismo camino.»
Algunos autores, como Javier Sierra en su libro La Ruta Prohibida, apuntan a que el laberinto de
Chartres tiene además una función ‘astronómica’ y a la vez ‘simbólica’, pues el laberinto cumple una
función de primer orden en aquel lugar, marcando una estrecha relación con lo celestial, con lo
divino. Sus famosos vitrales hacen de esta catedral un monumento astronómico. Cada día del año,
alrededor de las tres de la tarde, el Sol pasa puntualmente frente a las vidrieras del Pórtico Real
inundando su nave principal de vivos colores. Un pequeño orificio en uno de ellos permite pasar
la luz del Sol que va recorriendo el suelo. En el solsticio de verano, ese recorrido llega hasta una
losa distinta de todas las demás que es iluminada por el sol de mediodía.
«Uno de los vitrales que se encuentran bajo el rosetón, contiene una imagen de la Virgen que
sostiene dos cetros amarillos en las manos, con el niño en el regazo y flanqueada por un Sol y una
Luna. La luz del sol cuando atraviesa por ese vitral hace que se proyecten todos los detalles sobre
las baldosas de piedra del suelo de la catedral. El reflejo de la Virgen alcanza el centro del laberinto
cada 22 de agosto hacia las tres de la tarde, fecha en la que se celebraba la Asunción de la Virgen
en la época en que fue construida la catedral.»
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La simbología basada en iluminar a los dioses con los rayos solares del amanecer o atardecer, en
determinadas fechas señaladas, se remonta a varios milenios atrás, pues fue utilizada en diversos
monumentos construidos por los antiguos egipcios. En el templo de Abu Simbel, en Egipto, un
rayo de luz penetra por la entrada al amanecer, traspasando la oscuridad de un largo pasillo hasta
iluminar las estatuas de Ramsés II, la del dios Amón y la de Ra, el dios sol. A su lado la estatua de
Ptah, la deidad de la oscuridad, permanece en la sombra. Este fenómeno sólo se repite dos veces al
año, el 22 de octubre y el 22 de febrero, dos días señalados en el culto de los antiguos egipcios, que
quizá celebraran el cumpleaños y la coronación del faraón Ramsés. Esta es una simbología que
pone de manifiesto la estrecha relación entre la cultura egipcia y los templarios, a los que se
atribuye la construcción de las catedrales góticas en Francia, una tradición resaltada por muchos
autores.
Existen otras catedrales con laberintos, como el de la catedral de Amiens o la de Reims. Esta última
tenía un laberinto que fue destruido, aunque se conserva el dibujo que tenía.

Catedral de Amiens

Catedral de Reims

Sagrada Familia, Barcelona


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Geoglifos y petroglifos

Se conoce con el nombre de geoglifos a las figuras que aparecen dibujadas sobre la superficie
terrestre, en desiertos, grandes planicies o cerros, que se hicieron en lugares muy distantes y de
diversas formas, ya fuera sacando las piedras superficiales oscuras para dejar a la vista la arena
más clara, o amontonándolas con el objetivo de generar un contraste que permitiera distinguir las
figuras del fondo, o utilizando piedras con tonalidades diferentes, o retirando parte de tierra
superficial para lograr diferentes contrastes respecto al fondo del terreno. Las representaciones son
en su gran mayoría figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas, y se localizan en diversas
partes del mundo. La datación de estas figuras es muy heterogénea, pues los expertos afirman que
en algunos lugares pueden llegar a tener más de 8.000 años, ya que se atribuyen a ancestros
prehistóricos, aunque en otros se datan en los siglos precolombinos, incluso en épocas más
recientes.
Uno de los rasgos comunes por el que los geoglifos son tan fascinantes es que necesariamente han
de ser vistos desde el aire, debido a su gran tamaño, pues muchos de ellos son tan grandes que es
imposible distinguirlos en el suelo. De ahí lo enigmático de estas figuras pues es difícil imaginar
que civilizaciones antiguas fueran capaces de contemplarlas desde las alturas. Las estructuras de
estas imágenes son gigantescas por lo que solo pueden ser visualizadas desde el cielo. Pero
quiénes fueron los autores y con qué propósitos fueron realizados, sigue siendo un misterio. La
única certeza que tienen los investigadores y expertos en la materia de todo el mundo es que los
geoglifos fueron construidos por pueblos antiguos. Algunos científicos creen que están
relacionados con el firmamento, y que algunos representan constelaciones en el cielo estrellado.
Otros creen que estas líneas desempeñaban alguna función en peregrinaciones, caminando por
ellas hasta alcanzar algún lugar sagrado. Hay quienes afirman que las líneas tienen alguna
conexión con el agua, un recurso vital para la supervivencia y difícil de conseguir en desiertos,
lugares donde se suelen encontrar estos dibujos, o que podrían haber representado algún papel en
rituales basados en el agua. Otros afirman que estas figuras fueron ideadas para que fueran vistas
por los dioses desde el cielo. Hoy en día los visitantes pueden observar todas estas maravillas del
pasado sobrevolando la zona en avioneta.
Tampoco se debe descartar la posibilidad de que estas grandes figuras sobre el suelo pudieran
tener significados místicos o simbólicos, procedentes de las concepciones o creencias religiosas que
tuvieran los líderes, brujos o chamanes, de los antiguos pobladores. Lo único cierto es que son
mundialmente famosos y que estas figuras y dibujos dan lugar a numerosos enigmas, y siguen
siendo uno de los mayores misterios de la arqueología, pues si la mayoría de ellos fueron trazados
en épocas en las que se supone que los hombres no disponían de artefactos que les permitiera
volar… ¿para qué o para quién fueron trazados los dibujos? ¿De qué forma se pueden explicar
unas líneas tan grandes y perfectas? ¿Cómo explicar el significado de geoglifos geométricos o de
animales?
Las respuestas más racionales apuntan a que estos geoglifos fueron construidos por los pueblos
antiguos. Pero por quién y con qué propósito, sigue siendo un misterio. A pesar de la gran
cantidad de investigaciones sobre estas sorprendentes creaciones, el propósito de los geoglifos
sigue eludiendo a los investigadores y sigue siendo una cuestión de conjeturas. En un principio los
arqueólogos pensaron que las líneas no eran más que caminos, pero cobraron más fuerza otras
teorías que aseguraban que las figuras constituían “centros de adoración” que fueron ideados para
agradar a las divinidades situadas en las alturas, incluso, que formaban un gigantesco calendario,
cuyo propósito era representar al sol y los cuerpos celestes.
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Algunos científicos creen que están vinculados a los cielos, que son representaciones de las
constelaciones en el cielo nocturno. Otros expertos creen que las líneas jugaron un papel en las
peregrinaciones a pie a través de ellos para llegar a algún lugar sagrado. Sin embargo, otra idea es
que las líneas están conectadas con el agua, algo vital para la vida pero difícil de conseguir en los
desiertos. Dispersos por todo el mundo hay miles de geoglifos que son impresionantes. Por
ejemplo, en Medio Oriente se han descubierto estructuras en forma de rueda visibles fácilmente
desde el aire, pero difíciles de notar en tierra. Estos son algunos de los geoglifos más destacados de
todo el planeta.

Las líneas de Nazca


Las líneas del Nazca, una gran planicie ubicada en Perú, constituyen el grupo de geoglifos más
conocidos del mundo, pero las investigaciones arqueológicas indican que fueron construidos en
numerosas otras partes del mundo y por diferentes culturas. Expertos en las Líneas de Nazca y
Palpa creen que las extrañas y gigantescas figuras fueron trazadas para adorar a los dioses del
firmamento, quienes se creía controlaban las fuerzas de la naturaleza, tales como terremotos,
periodos de sequía e inundaciones.

Colibrí Ave Fénix


Constituyen un legado impresionante de la cultura Nazca –pueblo preincaico que habitó el sur de
Perú desde el año 100 hasta el 800 d.C. Sus misteriosos geoglifos conocidos como las “Líneas de
Nazca”, situados en las Pampas de Junana. Las figuras de Nazca fueron construidas por al menos
dos culturas bien diferenciadas, con técnicas y simbolismos diferentes. Son cientos las figuras
dibujadas con gigantescos trazados sobre el árido suelo de la región y que solo pueden apreciarse
en su totalidad desde una considerable altura.
Están hechas en el suelo sobre una superficie llana en su mayoría, con una técnica que consiste en
la retirada de las piedras rojizas (óxido de hierro) y de la grava típicas de la zona, las cuales
dejaban al descubierto la tierra blanquecina debajo de ellas.

Cóndor Colibrí
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Muchas de estas líneas, realizadas con increíble precisión, son rectas o figuras geométricas, pero
otras son la compleja representación de seres antropomorfos y de animales autóctonos de la zona,
como los colibríes, llamas, cóndor, arañas, monos, peces, lagartos, etc. Incluso hay figuras y
diseños de árboles y flores. Figuras geométricas, vegetales y animales sorprendentes desde una
vista aérea por su enorme precisión: las líneas rectas y las proporciones son prácticamente
perfectas, sobre todo considerando las enormes dimensiones.
Todavía hoy permanecen como un enigma el origen y funcionalidad de las líneas, aunque hay
muchas teorías sobre su significado. Los científicos difieren de su interpretación, la mayoría les
atribuye un significado religioso y relacionado con rituales para pedir lluvia en los Andes, al Este,
para que el agua fluyera hasta los campos de estos pueblos. Otros expertos opinan que tienen
algún propósito relacionado con la astronomía.

El perro Las manos


Según otras diferentes hipótesis, los dibujos formarían parte de un colosal calendario usado por los
Nazca para predecir las estaciones y fenómenos astronómicos, y conocer la mejor época para las
cosechas. Para otros, los dibujos serían un homenaje a los dioses del agua, o que las líneas de
Nazca son como un mapa de recursos acuáticos subterráneos. Otras teorías sostienen que los
Nazca conocieron la navegación aérea, tal como se muestra en algunos dibujos de la cerámica
donde se ven globos y hombres-pájaro.
Ciertamente no eran carreteras incas, ya que muchas líneas empiezan y acaban en el desierto. Y no
eran canales de irrigación, ya que muchas de ellas no conducen a fuentes de agua. Con todos los
posibles propósitos prácticos agotados, muchos escritores comenzaron a enfocar sus teorías en el
simbolismo de las líneas y figuras.

El mono La araña
Como explicación del origen de estas enigmáticas líneas también fueron sugeridas diferentes
formas de culto: para los ancestros, al agua, a la fertilidad y a las montañas…
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«Un proponente de la teoría del culto es Johan Reinhard, que ha identificado muchas líneas
dirigidas a oratorios, fuentes de agua o montañas. Reinhard ha argumentado convincentemente
que los Nazca adoraban las montañas, ¿pero por qué adoraban objetos inanimados? Reinhard notó
una extendida creencia entre las antiguas culturas andinas de que varios dioses, a quienes
reverenciaban como sus ancestros, residían en las montañas. Estos dioses controlaban el clima y
por ello el suministro de agua que determinaba la fertilidad de los campos. Reinhard añadía que el
dios jefe Viracocha estaba asociado de cerca tanto con las montañas como con el agua. ¿Cómo
puede la adoración de los dioses de la montaña explicar las líneas de Nazca? Johan Reinhard ha
detallado varias tradiciones antiguas según las cuales los dioses de la montaña alcanzaban el cielo
en forma de águilas o cóndores. Como Reinhard dice, esta teoría del culto explica el aspecto
singular más significativo de las líneas: Que las figuras sean mejor vistas solo desde el aire es
explicable por la capacidad de las deidades de la montaña de sobrevolar el área, así como de
aparecer como aves o en la forma de un felino volador.»

Geoglifos de Palpa
En la provincia de Palpa, Perú, limítrofe al norte con la de Nazca, se encuentran unos geoglifos a
semejanza de las Líneas de Nazca. Se trata de enormes dibujos de animales, plantas, o figuras
geométricas, dibujados sobre las faldas de pequeños promontorios o cerros.

El astronauta
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Sobre un área de unos tres kilómetros reposan decenas de petroglifos de más de dos mil años de
antigüedad. Existen imágenes de guerreros, felinos, aves, serpientes, monos, y entre otras, una
espectacular figura geométrica conocida como la “estrella de San Javier” o la “cruz de Palpa”,
dibujada en el calcinado arenal.

La cruz está formada por un cuadrado central rodeado de otros ocho cuadrados menores. En el
centro del cuadrado aparece la figura de un sol radiante. En el interior se vislumbra un círculo
inscrito en los cuadrados que forman la cruz, rodeado todo por otros dos círculos exteriores
concéntricos al primero, el más grande inscrito a su vez en dos grandes cuadrados girados 45º
semejantes a una estrella mudéjar. El cuadrado principal mide 64 metros de lado, y las figuras
interiores superan los ocho metros. La cruz está orientada hacia el norte magnético, con un error
de 0,2 grados, rodeada de unos doscientos orificios y decenas de líneas que unen los círculos. Se
trata, sin duda, de uno de los más intrigantes jeroglíficos peruanos.

Geoglifos de Paracas

En la Península de Paracas, unos 250 km al sur de Lima, se encuentra un geoglifo de grandes


dimensiones visible desde el océano a 20 km de la costa: El “Candelabro”, también conocido como
el “Tridente” o las “Tres Cruces”. Por su diseño y técnica de elaboración se le relaciona con las
cercanas líneas de Nazca. Su brazo más largo mide más de 183 metros y una amplitud que supera
los 60 metros, y los surcos que lo hacen visible tienen una profundidad que varía de 1,2 metros a
3,20 en el fondo.
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Esta figura se encuentra dibujada en una superficie de arena endurecida de color blanquecino,
situada en lo alto de un acantilado rocoso donde rompen las olas con violencia, por lo que este
lugar jamás pudo ser un embarcadero, ni puerto de llegada para nadie. Esto hace que se ignore
cuál es el significado simbólico de este enorme tridente de Paracas. Se supone que la presencia de
este tridente en las colinas costeras podría ser un indicativo para quienes lleguen por el mar que
está entrando en un territorio del dios de las tormentas.
Versiones de leyendas afirman que los antiguos peruanos que recorrían el mar, dibujaron este
candelabro con la finalidad de orientarse en sus travesías de pesca o de conquista, pues desde
tierra no puede ser visto, y desde el mar se visualiza desde gran distancia.
La figura de un tridente siempre estuvo relacionada en la mitología griega con Poseidón, el dios de
los mares.

Geoglifos de Atacama
En la zona del desierto de Atacama, situada en la región de Antofagasta, hay cerca de 500 figuras
repartidas por las laderas de los cerros, que fueron realizadas entre el 900 y el 1.450 d.C. Los
expertos creen que los responsables fueron indígenas de etnias atacameñas y tarapaqueñas que
habitaron esa zona que entonces abarcaba también el norte de Argentina y el sur de Bolivia.

Se han identificado más de 5.000 geoglifos, que alcanzan un tamaño de hasta treinta metros,
representando figuras humanas, animales y variados signos, entre los que predominan las figuras
geométricas, como círculos concéntricos, círculos con puntos, rectángulos, flechas, líneas paralelas
complejas, espirales, rombos, y la chacana, conocida como la cruz andina, y, otras formas
figurativas, antropomórficas o zoomórficas.

Al igual que en otros lugares, estos geoglifos están formados por gigantescas figuras grabadas en
el suelo que representan formas geométricas abstractas e inquietantes siluetas humanas que
encierran enigmas de un mundo aún por desvelar.
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El gigante de Atacama es una gran figura trazada en el flanco noroeste del cerro Unita, a 15
kilómetros del pueblo Huara. Es la figura antropomórfica prehistórica más grande en el mundo,
con una altura de 86 metros y se supone que representa a un shamán o yatiri, aunque también
pudo corresponder a la deidad andina Tunupa-Tarapacá para los habitantes locales.

El Gigante de Atacama es un geoglifo antropomorfo que tiene una altura de 119 metros, por lo que
es el mayor geoglifo conocido en el mundo. Se encuentra en la región de Tarapacá, Chile, en
territorio comprendido en el desierto de Atacama. Se caracteriza por una cabeza cuadrada y patas
largas muy estilizadas. Cuatro líneas sobre la parte superior y otras cuatro a cada lado de la cabeza
del gigante. Son numerosas las explicaciones y teorías para explicar las extrañas características de
esta enorme geoglifo. Según una interpretación, era una especie de calendario astronómico para
indicar el movimiento de la luna. Con ese conocimiento, se dice que podrían calcularse los días, el
ciclo de los cultivos y las estaciones.

Geoglifos de Chiza.

Los Geoglifos de Chiza son una serie de figuras antropomorfas y zoomorfas construidas en la
Cuesta de Chiza, Región de Tarapacá, en Chile, en la región del desierto de Atacama. Como están
dibujados sobre las laderas de los cerros, pueden ser vistos desde el suelo.
Fueron realizados usando rocas negras colocadas sobre la arena, formando figuras de humanos,
pájaros y otros animales. Algunos expertos los interpretan como señalización para el tránsito de
rutas de caravanas de pueblos andinos que se vincularon al tráfico regional e interregional; otros
opinan que corresponden a expresiones de rituales.
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Geoglifos en el Amazonas

Geoglifo de un círculo en el interior de un cuadrado


«La deforestación de amplias zonas de la amazonia puso a la vista desde el aire unos geoglifos que
se cree fueron realizados hace unos 3.000 años por alguna civilización perdida. Son una especie de
zanjas y fosas excavadas en el suelo con diferentes formas, como círculos, cuadrados, rectángulos,
pentágonos, hexágonos. Hay más de 450 grandes geoglifos geométricos repartidos en el estado de
Acre, en el oeste de la Amazonía brasileña, repartidos junto a la frontera con Perú y Bolivia. Se
trata de detalladas zanjas o fosos de uno a cuatro metros de profundidad y unos 12 metros de
ancho, reforzados en sus lados por la propia tierra de la excavación. Los expertos concluyeron que
sólo una civilización avanzada podía haber tallado formas geométricas tan perfectas.»
«Resulta evidente que, como los de Nazca, se trataba de geoglifos: grandes diseños labrados en el
suelo -geométricos, zoomorfos o antropomorfos-, que pueden ser mejor observados desde lo alto, y
a veces sólo así. El dominio de la geometría y las dimensiones de los geoglifos -hay círculos de
hasta 300 metros de diámetro- revelan algo más fascinante, y que revoluciona la historia del
Amazonas»

Todo esto indica que en esta zona pudo estar poblada por una gran civilización perdida, ya que no
existen evidencias concretas acerca de quiénes fueron los constructores de los geoglifos, ni durante
cuánto tiempo ni en qué época fueron elaborados.
Su significado representa otro enigma y un auténtico reto para los investigadores, que creen que
podrían tratarse de lugares creados para realizar rituales de carácter religioso.
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Geoglifos en el desierto de Colorado

Una serie de gigantescos geoglifos se encuentran en el desierto de Colorado, a quince millas al


norte de Blythe, California, en el suroeste de los Estados Unidos. Los geoglifos representan dibujos
de los seres humanos, animales, objetos y formas geométricas, los cuales se pueden ver desde el
aire. En total, hay seis figuras en tres lugares diferentes.
Los más destacados son una figura antropomorfa y la de un caballo o león del desierto. Ambas
están rodeadas por dos líneas de cercas colocadas para protegerlas. La datación y la autoría de
estos geoglifos constituyen otro enigma, pues es imposible saber la edad de cuando se hicieron,
aunque se estima que tienen entre 450 y 2.000 años de antigüedad.
Si bien el significado de los geoglifos se desconoce, según los nativos Mohave y Quechan, tribus de
la zona, las figuras humanas representan a Mastamho, Creador de la Tierra y de toda la vida,
mientras que las figuras de animales representan a Hatakulya, uno de los leones de montaña que
jugaron un papel en la historia de la Creación. En tiempos antiguos, los nativos de la zona
realizaban danzas ceremoniales para honrar al Creador de la Vida. Algunos sugieren que estas
impresionantes figuras en tierra estaban destinadas a los mensajes sagrados a los antepasados o a
dibujos para los dioses.

Geoglifos en Jordania
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Sobre el desierto de Jordania se visualizan una serie de dibujos en conjuntos que aparentan ser
“ruedas” que se supone fueron realizadas hace unos 8.500 años. Uno de estos conjuntos, que
representa un grupo de ruedas, pudo haber estado vinculado a conocimientos astronómicos en el
pasado, o que podrían estar relacionados con enterramientos, aunque el propósito de muchos de
estos diseños sigue siendo desconocido.
La mayoría de los radios de las ruedas de este conjunto están orientados por alguna razón en
dirección sudeste-noroeste, hacia donde se pone el sol en el solsticio de invierno. Algunas de estas
estructuras que aparentan tener forma de rueda están agrupadas juntas a corta distancia, mientras
que otras aparecen aisladas. La silueta de la mayoría son redondeadas. Algunas de las estructuras
circulares contienen dos radios formando una barra.

Geoglifos de Kazajstán
Fueron descubiertos en las praderas o estepas del valle de Turgai, el norte de Kazajstán, en Asia
Central. Están compuestos por unos 260 geoglifos, grandes y misteriosos y que al igual que en
otras partes están formados por montículos de tierra. Los geoglifos presentan diversas formas
geométricas, incluyendo cuadrados, anillos, cruces y hasta una cruz esvástica. En cuanto a su
tamaño, los hay desde los 90 a los 400 metros de diámetro. El que más incógnitas suscita es la
figura conocida como “Esvástica de Turgai”, puesto que parece una especie de esvástica aunque
solo con tres brazos.

El dibujo en forma de esvástica que se ubica en la planicie, es un símbolo ideado hace más de
10.000 años para representar la prosperidad y el poder. Ésta, por el contrario, podría haber sido
elaborada como amuleto de la suerte, para lo que fue utilizada desde tiempos inmemoriales. A su
vez, destaca que este es el único símbolo que ha sido rematado con madera, y no realizado
únicamente sobre la tierra.
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Geoglifos en Rusia

Una nueva investigación ha revelado la existencia de un gran geoglifo que representa la figura de
un alce en los montes Urales, Rusia. Es uno de los ejemplos más antiguos de arte de la tierra en el
mundo, que datan de hace 6.000 años. De acuerdo con las herramientas que se encuentran en el
lugar sugieren se supone que tanto los adultos como los niños ayudaron a construir esta estructura
impresionante.
«La figura del alce fue descubierta por primera vez en 2011 por el investigador local Alexander
Shestakov, quien descubrió el geoglifo cerca del lago Zyuratkul, en los Montes Urales, mientras
escaneaba sobre imágenes de satélite de Google Earth. Después de examinar la zona a través de
hidroaviones y parapente, los arqueólogos hicieron una expedición al lugar para estudiar más a
fondo esta estructura antigua.»
Las medidas del alce son aproximadamente 275 metros de longitud en su punto más largo, y se
formó por zanjas de 30 centímetros de profundidad y entre 4,5 metros y 10 metros de anchura. Las
zanjas fueron excavadas y luego rellenas con piedras más grandes, generalmente colocadas a lo
largo de los bordes y con piedras más pequeñas que utilizaron para rellenar la zona central.

Geoglifos en Arabia Saudita

Extrañas formaciones rocosas en el desierto de Arabia Saudita, que visualmente se asemejan a


compuertas, pendientes y cometas, podrían datar de miles de años atrás.
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Petroglifos

Los petroglifos son figuras geométricas y líneas, grabados sobre las rocas y piedras allí donde hubo
asentamientos de humanos. La palabra petroglifo significa “grabado en roca”. La mayoría tienen
forma de círculos concéntricos, representando laberintos, espirales, círculos, o figuras geométricas
y de animales, realizados rebajando las líneas sobre la capa superficial de las rocas. Se estima que
muchos fueron grabados desde el Paleolítico, hace unos 10.000 años.
Por sus diseños se cree que tienen un carácter simbólico y que podrían estar relacionados con la
vida y la muerte, aunque su significado real es un misterio. Son el más cercano antecedente de los
símbolos previos a la escritura. Su uso como forma de comunicación se data hacia el 10.000 a. C. y
pueden llegar hasta tiempos más modernos en algunas culturas y lugares.

«El ciervo es el protagonista de una escena de caza recogida en una gran roca de unos 60 m² y a la
que dan sombra dos frondosos robles. Se conoce como A Laxe dos Carballos y es uno de los 80
petroglifos que hay en el Parque Arqueolóxico da Arte Rupestre de Campo Lameiro, donde se
encuentra la mayor concentración de grabados rupestres sobre rocas en toda Europa. Tiene más de
4.000 años, pero conserva una esbelta figura. Es un petroglifo grabado sobre la roca por un
refinado artista del Neolítico.»

«En la localidad de Marín, en Pontevedra, a escasos metros por encima de la playa de Mogor se
encuentra grabado sobre las rocas, uno de los petroglifos más reproducidos y analizados de toda
Galicia y en un estado de conservación óptimo. Es el famoso “Laberinto de Mogor”. Ha sido
analizado y reproducido y tiene un estado de conservación óptimo. En las cercanías hay decenas
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de grabados rupestres que se muestran esparcidos sobre las rocas. En la piedra llamada “a Pedra
dos Mouros”, está el mayor número de petroglifos. Se estima que fueron hechos hace unos 2.000
a.C. en el período neolítico. Sus principales formas son laberintos y su significado es un misterio.»

«Respecto al posible significado de estos enigmáticos grabados esculpidos sobre las rocas al aire
libre hay varias teorías. Debemos tener en cuenta que los Laberintos de Mogor tienen gran
semejanza con otros similares encontrados en la isla de Wier (Laponia), así como en Gothland
(Finlandia), en Islandia y en Cornualles, Inglaterra. Esto nos lleva a pensar que probablemente
todos provienen de un mismo pueblo navegante y con ansia de colonizar todo el oeste europeo.
Según Fernández Gil, estudioso del tema, el simbolismo era rendir homenaje al héroe Teseo, que
según las leyendas, dio muerte al terrible minotauro dentro del laberinto en el palacio de Knossos,
en la isla de Micenas.»

«Los grabados sobre rocas de dibujos espirales son de hecho una de las formas más antiguas que
fueron representadas por las gentes primitivas. Simbolizaban entre otros el ciclo eterno de la vida,
las estaciones y el mundo, como el trisquel que podría tener significados alternativos, incluyendo
el pasado, el presente y el futuro. El nacimiento, la vida y la muerte. Los aspectos de la diosa trina,
por niña, mujer y anciana…»
Ante tantos enigmas y misterios a los que no se pueden dar explicaciones concluyentes, hay alguna
respuesta que si puede deducirse, y es que entre los pueblos antiguos había individuos con
destacada capacidad y habilidades para diseñar elementos de la simbología y realizar tan
complejos grabados y dibujos, supuestamente con herramientas rudimentarias.
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II

SÍMBOLOS DE LA ANTIGÜEDAD

«El peligro, según Platón, es que los hombres tomen la escritura por algo que habla y que es capaz
de reemplazar al conocimiento... Y puesto que la escritura, es una forma de transmisión del
conocimiento, nos vemos obligados a volver a este modo de transmisión que fueron los símbolos
sobre la piedra y los monumentos religiosos.»

Platón escribió en los Diálogos: «Eran hombres de genio los fundadores de los misterios o secretas
asambleas de los iniciados, quienes en las primeras edades del mundo enseñaban bajo enigmas
difíciles de comprender, cuán necesario era purificarse antes de descender a las regiones
desconocidas para no ser precipitados en el abismo, porque sólo a los exentos de las impurezas del
mundo les era permitido gozar de la presencia de la divinidad»
«Con una sola figura, un símbolo puede revelar y ocultar al mismo tiempo, porque para el que
sabe, el tema del símbolo resulta evidente, mientras que para el ignorante, la figura sigue siendo
inescrutable. Por consiguiente, quien pretenda descubrir la doctrina secreta de la Antigüedad no
debe buscarla en las páginas abiertas de los libros que podrían caer en manos de quienes no los
merecen, sino en el lugar en el que fue escondida originariamente.»
Varios pueblos de la antigüedad destacaron por la arquitectura, las ciencias, las artes y la magia.
Muchas culturas de los antiguos desaparecieron de la faz de la tierra dejando sus huellas y
símbolos, pero sin revelar sus secretos, que han sobrevivido la prueba del paso del tiempo y sus
símbolos misteriosos todavía se conservan. «El fin último de las enseñanzas de los Misterios era
darlas a entender por medio de simbolismos cuya significación resultaba imposible de explicar
utilizando el lenguaje vulgar. A consecuencia de los conflictos, las guerras y las invasiones muchos
monumentos fueron destruidos, con lo que la cadena de conocimientos quedó interrumpida y en
la actualidad encontramos un sinfín de enigmas imposibles de explicar.»

Símbolos egipcios
«En Egipto, los símbolos eran un mecanismo de representación diseñados para evocar una idea o
un concepto en toda su integridad. Constituyen un medio de eludir el intelecto y de hablar
directamente a la inteligencia del corazón, a la comprensión. En Egipto, el simbolismo constituía
una ciencia exacta. Todos sus símbolos y los caracteres jeroglíficos egipcios son similarmente
profundos y apropiados. Es a través del estudio del simbolismo egipcio como se puede apreciar la
penetrante capacidad de observación de los egipcios. Sus símbolos estaban cuidadosamente
extraídos del mundo natural, y el símbolo elegido en cada caso era el que mejor expresaba toda
una gama de principios y significados, desde los más abstractos hasta los más concretos.»
El simbolismo egipcio era sagrado, y era una ciencia, asociada a la ciencia sagrada del mito. En
algunos casos constituía un medio de fortalecer y esclarecer las verdades encerradas en el mito; en
otros, se utilizaba como el medio principal de comunicar simultáneamente tanto la esencia como
los detalles de una situación dada.
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Los jeroglíficos

Los jeroglíficos son símbolos que fueron utilizados como una forma de expresión del lenguaje por
los escribas del antiguo Egipto. Todo tipo de objetos y figuras usuales en la vida cotidiana, como
cruces, animales, insectos, esfinges, fueron utilizados por los egipcios sistema de escritura con
símbolos. Los primeros jeroglíficos están datados en las dinastías más antiguas, aunque este tipo
de escritura alcanzó su máximo auge en la época del Imperio Medio.
Las fachadas de los templos y en las paredes de las tumbas están profusamente decoradas con
figuras de reyes, faraones y sus familias, y los signos jeroglíficos que explican las escenas. Los
sacerdotes utilizaban los jeroglíficos para escribir oraciones y textos relacionados con la vida
después de la muerte y la adoración de los dioses. Se cree que las castas sacerdotales instruían a los
neófitos en los conocimientos secretos representados mediante estos símbolos y jeroglíficos.

Algunos arqueólogos han concluido que la creencia en los jeroglíficos como símbolos mágicos
llega de la época romana y de principios de la Edad Media. Hasta el final de la época medieval, se
consideraban los jeroglíficos como maldiciones misteriosas, hechizos y símbolos que sin duda no
guardaban relación con los ‘poderes divinos’. Durante aquellas épocas estos signos fueron
considerados como maléficos por el cristianismo.

El Ka
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El término “Ka” se traduce generalmente como “alma” o “espíritu”. Para los egipcios, el Ka
empieza a existir cuando una persona nace. Símbolo egipcio que era la demostración del origen
común de las ideas y los pensamientos de nuestra humanidad.
Los antiguos egipcios creían que el Ka había sido creado por el dios Khnum, una divinidad
cosmogónica originaria de Filé y de la ciudad de Elefantina que solía ser representado como un
hombre con cabeza de carnero, tocado con la corona hedjet y cuernos ondulados.
Representa, según las interpretaciones, el doble vital espiritual del individuo, su esencia divina, su
personalidad limpia. Es la energía espiritual que anima y da vida a los hombres y a los dioses. Se
pensaba que el ka era creado por Khnum, con su torno de alfarero y ser depositado en los hijos en
el momento de la concepción. Las personas con ‘Ka’ podían vivir después de que su cuerpo
muriese. Este elemento confería la inmortalidad a cada hombre que incluso podría transformarse
en un dios, necher, si lo hubiera merecido por sus excepcionales buenas acciones durante su vida en
la Tierra. Se pensaba que cuando alguien moría que éste ya había cumplido su Ka.

El Ankh o cruz de la vida

Un símbolo importante era el Ankh, en egipcio significa “vida“, muy utilizado en la iconografía y
jeroglíficos egipcios. Era un amuleto que representaba la vida eterna, y era portado por reinas y
reyes del antiguo Egipto para alejar a los espíritus malignos y asegurar la buena salud.
El Ankh, llamado “La Llave de la Vida”, simboliza la Inmortalidad, la Vida Eterna, pues la línea
vertical que representa la ‘vida’, es mayor que la horizontal que representa la ‘muerte’, y la vertical
está conectada con el Círculo, lo Infinito, la Vida Eterna, el Espíritu, Dios. Asimismo, ese Círculo
alude al ciclo vital y a la reencarnación.
El Ankh es sin duda el amuleto más antiguo y poderoso de la cultura del Antiguo Egipto,
considerado genéricamente un símbolo de vida. Cuenta la vieja tradición egipcia que los dioses
otorgaron este amuleto a los seres humanos para que pudieran ser felices y disfrutaran de salud en
la Tierra, y también, al finalizar su vida terrenal, siguieran su existencia en el más allá durante la
eternidad. «La cruz egipcia, Ankh o Anj, era el símbolo de Isis, muy común entre los egipcios,
aunque no está claro si simbolizaba un nudo o una figura humana. Los antiguos la llamaban ‘crux
ansata’, ‘cruz ansada’, o ‘cruz de la vida’, por tener la parte superior con forma de óvalo, lazo, asa
o ansa, que en latín significa la “llave de la vida”. Representa la unión de dos energías creadoras, la
interacción de cielo y tierra para dar lugar a la vida.»
Portado como amuleto favorece la longevidad y la sabiduría de quien ha vivido muchas vidas.
Llevar un talismán con el Ankh significa solicitar fertilidad y abundancia, y también ir en busca de
la espiritualidad. También se considera un símbolo de feminidad y fertilidad. El símbolo Ankh
combina los principios generativos del hombre y de la mujer en un solo diseño. El lazo o curva
superior representaría los órganos de la reproducción femenina y la parte inferior o la T, lo
masculino. Como simbología de los opuestos podría simbolizar la reproducción y la unión sexual.
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Las Coronas

«Un faraón portando la “corona blanca” sobre su cabeza, símbolo del poder dinástico, proyecta su
poder y su fuerza militar, y representa de hecho el poder de la realeza.»
Las coronas en Egipto eran atributo y ornamento de reyes y dioses. Como todos los atributos
divinos y reales, las coronas y algunos tocados estaban cargados de un fuerte valor simbólico. A
las coronas se les rendía un culto especial, especialmente a la Corona Blanca y a la Corona Roja,
símbolos de las Dos Tierras, que simbolizaban la unión de Egipto y garantizaban mágicamente esa
unión y la fuerza mágica que se atribuía a dichas Coronas.
La Corona Blanca o Hedjet, era el símbolo del Alto Egipto y La Corona Roja o Desheret, era el
símbolo del Bajo Egipto. El símbolo usado para Hedjet era la diosa del buitre Nekhbet mostrada al
lado de Wadjet, la cabeza de la diosa de la cobra.
Los investigadores opinan que estos símbolos, la corona y los cetros, tenían la intención de poner
de manifiesto y exaltar el poder de los primeros faraones egipcios y sus grandes viajes destinados a
recaudar impuestos. Las imágenes simbólicas describen claramente el domino de los reyes egipcios
sobre sus súbditos y sobre el caos del mundo natural.

El Ureus o Uadyet

Uadyet y ureus en la diadema de Tutankamon


El Ureus era el símbolo real de los antiguos faraones egipcios. El ureus tenía forma de cobra y,
junto con el buitre, lo portaba la corona Roja del Bajo Egipto y la corona Blanca del Alto Egipto. El
Uadyet era representado como una cobra, el símbolo de la Corona Roja del Norte y el ojo izquierdo
del dios sol. Aparece como ureus sobre una diadema en la frente del faraón. Recibía el apelativo de
“dama del cielo”. Encarnaba el calor del sol.
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La diosa cobra Uadyet, figuraba junto a la diosa buitre Nekhbet, como representantes del Bajo y
Alto Egipto respectivamente. El buitre era el símbolo del Alto Egipto representaba la gestación, la
reconciliación primordial. La cobra, símbolo del Bajo Egipto, representaba la creación.
Tanto la cobra como el buitre adornaban la diadema real, el ureus, que es la corona del faraón,
símbolo terrestre del hombre divino. La cobra frontal protectora, cuyo soplo ardiente y terrible
aniquilaba a los enemigos. El mismo dios-sol luce en mitad de la frente este “ojo solar” en forma de
serpiente y así domina, como símbolo temible y amenazador de su poderío.
«La diadema y la corona, alrededor de la cual se enroscaba, amenazadora, vomitando fuego y
aniquilación a la faz de los súbditos perjuros, el áspid protector, emblema del dios solar.»

El ureus y el ankh en un bajorrelieve


«El ureus, la serpiente femenina que lleva en la frente es “el ojo brillante de Ra”, fuego activo de la
corona que dispersa a sus adversarios. En la frente del faraón, la serpiente ureus es una llama
ardiente que calcina a los enemigos del rey. El mago se identifica con el ureus. Afilada es la llama
que se encuentra sobre su boca, contra los puñales que están en las manos de los dioses hostiles de
los que ya no tiene nada más que temer.»
La imagen del ureus constituyó el emblema protector preferente de muchos faraones, quienes eran
los únicos que podían portarlo como atributo distintivo de la realeza.

El pilar Djed

El pilar Djed era un símbolo de energía, estabilidad y poder, muy extendido por todo Egipto. La
llamada columnita Djed, era uno de los amuletos que con más frecuencia aparece en las tumbas.
Tiene verdaderamente el aspecto de un pequeño pilar con cuatro capiteles superpuestos, esto es, el
dibujo de cuatro pilares vistos uno tras otro según las reglas de la perspectiva egipcia. En medio de
la cúspide destaca a menudo un apéndice en forma de minúsculo ábaco.
74

Los capítulos 155 al 160 del Libro de los Muertos se titulan: “Palabras a pronunciar sobre una
columna-djed de oro colocada en el cuello del bienaventurado, sobre un nudo de jaspe rojo
colocado en el cuello del bienaventurado, sobre un collar de oro colocado en el cuello del
bienaventurado…”
«Bienaventurado, en efecto, el que se beneficia de tal seguridad contra las fuerzas del mal. La
columna-djed merece atención especial. Con motivo de una grandiosa ceremonia primordial
dentro de la magia de Estado, el faraón enderezaba una columna tumbada sobre el suelo. De este
modo recreaba la columna vertebral de su reino. En efecto, esta columna es el eje secreto del
cuerpo de Osiris. Permite al Estado ser estable, conforme al modelo divino.»

Sobre la columna-djed, se pronuncia esta fórmula: “Tu espalda te pertenece, tú que tienes el
corazón en reposo; tus vértebras te pertenecen, tú que tienes el corazón en reposo. Tú te acuestas
sobre la orilla, yo pongo agua debajo de ti. Mira, yo te entrego la columna-djed, de forma que te
diviertas con ella”.
Era una fórmula enigmática, cuya finalidad era permitir al ser enderezarse, adoptar la vertical,
alcanzar la estabilidad necesaria para perdurar. Antes de pronunciar las fórmulas sobre la
columna, el mago la coloca sobre un ladrillo de arcilla. Se le prepara un nicho en el muro oeste de
la tumba y se le coloca mirando al este. Se cierra luego el muro con tierra impregnada de aceite de
cedro. La columna es invisible, pero está presente. Gracias a ella, la columna es inmutable y se
convierte en una morada de eternidad.
El misterioso símbolo Djed se asocia frecuentemente con Heliópolis. Los egiptólogos se refieren a
ese extraño objeto como “la columna vertebral de Osiris”, expresión simbólica controvertida. De
hecho, el símbolo Djed se parece más a una torre o faro, y se muestra frecuentemente en parejas,
algunas veces en el misterioso Duat, flanqueando la Puerta del Cielo.

El escarabajo sagrado

El escarabajo egipcio es una de las figuras simbólicas más extraordinarias que haya concebido
jamás la mente humana. Por la consideración de las castas sacerdotales, dejó de ser un simple
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insecto y por la peculiaridad de sus hábitos y su aspecto se convirtió en símbolo asociado a la


fuerza del cuerpo, de la resurrección del alma y de lo eterno.
Según una alegoría egipcia, la salida del sol se debe a que el escarabajo despliega sus alas que se
extienden con colores espléndidos a ambos lados del cuerpo, la esfera solar, que cuando pliega sus
alas bajo su caparazón oscuro, al ponerse el sol, se hace de noche. El escarabajo era emisario del sol
y simbolizaba la luz, la verdad y la regeneración.
El escarabajo sagrado era el símbolo y el nombre del Sol de la mañana, del Sol como principio
transformador. El significado del escarabajo como símbolo sagrado de la vida y la inmortalidad, la
conexión viene de la capacidad del insecto para excavar el suelo, y de ahí su asociación con la
gruta subterránea del Duat. El viaje hasta el Duat y de ahí a las estrellas era para los egipcios una
imitación de los viajes de sus dioses, de vital importancia en el culto a la otra vida.
El escarabajo era el símbolo de la metamorfosis y las mutaciones. «Colocándolo sobre el corazón de
la momia, el mago le confiere el poder de atravesar las zonas más oscuras en las que el ser corre el
riesgo de sufrir graves heridas. En el mismo momento del feliz desembarco en las orillas del
paraíso, el corazón del hombre le será restituido. Este don se ha preparado en la tierra, mientras el
individuo vive. La actitud mágica consiste en hacer palpitar en sí mismo un corazón de origen
celeste, en despertar la percepción de lo invisible.»
Los escarabajos eran también una especie de sellos, utilizados principalmente para sellar los
documentos oficiales. Llevados como amuletos se revelaban de una gran eficacia, asegurando a sus
propietarios acontecimientos felices y una vida espiritual siempre en evolución.

El Ojo de Horus

El Ojo de Horus, fue un símbolo de características mágicas, protectoras, sanadoras, un símbolo


solar que encarnaba el orden, lo imperturbado, el estado perfecto. Gozó de gran popularidad en el
Antiguo Egipto, siendo considerado un amuleto de los más poderosos: potenciaba la vista,
protegía y remediaba las enfermedades oculares y además, protegía a los difuntos. Este amuleto
tenía un papel ritual vinculado con la protección contra el llamado “mal de ojo”. El Ojo de Horus
es un ancestral símbolo egipcio de protección, de realeza y de buena salud, adoptado por los
kushitas en su tradición.
Este es, probablemente, el amuleto egipcio que más abunda y hecho con los más diversos
materiales, a veces aislado, y otras en hileras de cuatro o de ocho, calados o continuos, dispuestos
en círculo y rodeados de un marco rectangular, sin adornos interiores. Tiene la forma de un ojo
humano muy bien dibujado, algo alargado, sobre el que destaca una ceja arqueada y un adorno
fantástico que desde el párpado inferior desciende hasta la mejilla.
Según se cuenta en la mitología egipcia, Horus era hijo de Osiris; este último fue asesinado por su
hermano Seth. Horus luchó contra Seth para vengar a su padre y en esa lucha Horus perdió un ojo,
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entonces Thot, dios de la sabiduría, entregó a Horus un “Ojo Mágico” para que pudiera recuperar
plenamente la vista. Es un símbolo de la visión verdadera, de la visión espiritual, de la
regeneración y el renacimiento. Se utiliza como amuleto de protección contra los problemas
oculares, para neutralizar el “mal de ojo” y para protegerse contra las influencias negativas.
En Egipto, este ojo estaba presente por todas partes... Se grababa sobre las estelas, sobre los
sarcófagos, sobre los barcos. Por todas partes era la mirada del Más Allá que observa a los vivos y
les guía. Los amuletos funerarios también eran moldeados usualmente con la forma del Ojo de
Horus para proteger al difunto de todo mal en la otra vida.

Ataúd egipcio decorado con doble Ojo de Horus


Egipto logró convertir este objeto de superstición popular en un símbolo de pureza espiritual y
material, que incluso intriga y seduce a quien desconoce su significado abstracto. Los amuletos
egipcios, más que los de ningún otro pueblo de la tierra, encarnan un valor universal, y muchos de
ellos ocupan, veladamente o no, un lugar destacado en el tesoro de símbolos de Occidente.
Estudiar los amuletos es como sumergirse en el alma popular egipcia, con sus supersticiones, sus
esperanzas y sus temores. Se encuentran estos hermosos objetos tallados en las más diversas
materias: los hay de hierro, de cornalina, feldespato, lapislázuli, oro, tierra cocida, etc. También
existen en madera, y algunos son de tamaño considerable.

Discos alados

En el Antiguo Egipto, el disco solar alado era un objeto simbólico de la mitología egipcia que se ha
considerado un símbolo de protección que aparece en estelas, sobre los pilonos o las puertas de
muchos templos y palacios egipcios y que es el emblema de las tres personas de la trinidad egipcia.
Las alas, las serpientes y la esfera solar son los emblemas de Amón, Ra y Osiris.
En un papiro deteriorado original de la XVII dinastía egipcia que forma parte de los Anales Reales
de la época del faraón Thutmosis III (1501 a 1447 a. de c.) se cuenta una curiosa versión, anotada
por los escribas: «En el año 22, tercer mes del invierno, a la sexta hora del día, los escribas de la
Casa de la Vida anotaron la llegada de un “círculo de fuego” en el cielo.
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Su cuerpo tenía una vara de largo y un quinto de ancho. Aunque no tenía cabeza su boca despedía
un aliento de olor fétido. No tenía voz. Sus corazones quedaron turbados y echaron a correr.
Después
pués fueron a comunicarlo al rey.
r Su majestad meditótó acerca de lo ocurrido. Su majestad dio la
orden …ha sido examinado… como todo cuanto se ha escrito en los rollos de los papiros de la
Casa de la Vida…, ahora cuando ya han transcurrido muchos días después de estos
acontecimientos. ¡OH! Son numerosos como como todos. Brillan más que el sol en los cuatro pu puntos
cardinales del cielo. Los “círculos de fuego” ocupaban una fuerte posición y el ejército del rey los
vio, estando su majestad en medio de él. Esto tuvo lugar después de la cena. Allí arribó
arribó, ellos se
elevaron
varon en dirección sur. Cayeron del cielo peces y aves…, una maravilla jamás vista desde que
este país existe. Su majestad hizo traer incienso para apaciguar… en el libro de la Casa de la Vida
lo que había sucedido para que sea recordado toda la eternidad.»
eternidad

El disco alado era uno de los símbolos más sugestivos de las primeras civilizaciones y la figura del
dios dentro de la rueda se vincula directamente con la divinidad. Desde Sumer al Imperio Persa y
en Egipto, el emblema del disco se reproduce con distintas
distintas variantes pero siempre conserva su
atributo principal de vehículo de los dioses. También
ambién han existido discos solares alados en otras
culturas antiguas, como la asiria y la hitita.

Discos alados sumerios


El símbolo del disco alado fue reverenciado
reverenciado por sumerios, asirios, babilonios, egipcios y otros
pueblos posteriores durante miles de años. Su presencia adornó los templos y palacios de dioses y
reyes, y era frecuentemente dibujado sobre escenas de batallas. El significado de las alas no ha
podido ser explicado por los eruditos, que han tratado de imponer sus preconcepciones sobre una
primigenia religión solar en estas antiguas civilizaciones. Sin embargo, tiene sentido en el contexto
de un planeta cuyo gobernante era la autoridad suprema sobre laa realeza de la Tierra.
78

Símbolos de la Mitología

Grandioso es el panteón de dioses, diosas, gigantes, héroes, reyes, poderosos personajes y hasta
seres y monstruos increíbles que surgieron de la inagotable creatividad y fantasía de los pueblos
antiguos, desde que se conoce su historia. Muchas civilizaciones utilizaron la representación de
fenómenos de la naturaleza personificados en seres mitológicos, que terminaron por encarnar los
valores morales de aquellas sociedades.
Un breve resumen de los diferentes panteones para destacar que, en general, los dioses y diosas lo
fueron como representación de una analogía simbólica con las fuerzas de la naturaleza, o con los
sentimientos más preponderantes de la intimidad humana. Así, los dioses y diosas de las
diferentes mitologías tomaron forma humana o de animales, o híbrida, pero en su mayoría, de una
u otra forma, cada uno de ellos fueron simbólicamente identificados con el sol, la luna, los
planetas, las constelaciones, los mares, los rayos, los vientos, las aguas, que son las fuerzas que
predominan en la naturaleza, o con la muerte, la guerra, la fertilidad, el amor, la belleza que son
las fuerzas que dominan la vida...

La religión sumeria era de naturaleza politeísta. De hecho, los sumerios adoraban a gran número
de deidades. Dichas deidades eran seres antropomórficos destinados a representar las fuerzas
naturales del mundo. Algunos de ellos destacaban por su importancia en la religión sumeria y, por
ello, pueden considerarse como los principales dioses y diosas de su panteón.
Algunas de estas deidades también tenían sus equivalentes en las religiones de otros pueblos
mesopotámicos.
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Dioses y reyes sumerios y babilónicos

Hace 4.000 años, los sumerios dejaron miles de tablillas impresas en barro en las que narraban
historias y prodigios llevados a cabo por sus dioses y reyes, como Enki, Enkidu, Enlil, Ishtar,
Gilgamesh, Marduk… El gran panteón de los dioses mesopotámicos, sumerios y babilónicos, es
inagotable, aunque comúnmente representan a las mismas deidades, superpuestos o adoptados de
una cultura a otra.

Anu. Fue uno de los más antiguos dioses del panteón sumerio, y formaba parte de una tríada de
grandes dioses, junto a Enlil, dios del aire y la atmósfera y a Enki dios de la tierra.
Enlil. Dios sumerio y de babilonia, dios del viento y de las tormentas.
Enki. Dios sumerio del agua y la sabiduría. Enki personificaba la sabiduría, la magia y los
encantamientos, y era uno de los tres dioses sumerios más poderosos, constituyendo la divina
triada suprema junto a Enlil y Anu. Era el dios del agua porque el agua no sólo es más fuerte que
la tierra, sino porque también fertiliza la tierra.
Enkidu. Dios sumerio, amigo de Gilgamesh. Criado con los animales salvajes, domesticados por
una mujer.
Gilgamesh. De la mitología sumeria, semi-dios, rey de Erec.
Ninurta. Mitología sumeria, dios del viento del sur, un guerrero. Dios de la fertilidad.
Ishtar. Babilonia, diosa de la pasión, la guerra, la prostitución. Inanna en la mitología sumeria.
Marduk. Babilonia, dios de la magia. Dios principal del panteón. Mató a Tiamat y utilizó su
cuerpo para crear la tierra y el cielo.
Tiamat. Babilonia, diosa madre, la madre de los dioses primeros.
Ninurta. Babilonia, dios de la guerra, defensor de la tierra. Deidad sumeria del mismo nombre.

Los sumerios escribieron en las tablillas de barro muchos poemas sobre sus dioses y sus reyes. Un
mito babilónico cuenta la historia de un hombre-pájaro gigante con grandes alas que eran tan
poderosas que con su aleteo podía causar tormentas de arena, tornados y truenos. Esta gigantesca
criatura, mitad hombre y mitad pájaro con enormes alas y gran pico, que podía caminar como un
humano y se conoce como Anzu, “El Sabio de los Cielos”.
80

En un relato mesopotámico, “La Epopeya de Gilgamesh”, se cuentan las razones que llevaron a los
dioses a desear aniquilar a los seres humanos. «Gilgamesh se encuentra con Utnapishtim, quien le
cuenta la historia del diluvio y cómo el dios Enki le avisó de que los dioses querían aniquilar a
toda la humanidad en un diluvio universal. Utnapishtim construyó una nave en la que embarcó a
toda su familia y logró sobrevivir cuando, tras muchos días de lluvia, al arrojar un cuervo a la
inmensidad del océano no regresó, lo que significaba que había tierra firme en la que desembarcar.
Tras contarle la historia del diluvio, Utnapishtim le cuenta a Gilgamesh cómo puede lograr la
inmortalidad. Se sabe que uno de los requisitos es permanecer despierto durante siete días con sus
noches. Gilgamesh no lo consigue y la inmortalidad se le escapa. Cuando todo parece perdido, la
esposa de Utnapishtim le pide que ayude a Gilgamesh y que al menos le revele el secreto que le
permitirá recuperar la juventud. Utnapishtim cede finalmente a sus ruegos y cuenta a Gilgamesh
que existe una planta en lo más profundo del océano que devuelve la juventud perdida. Gilgamesh
se sumerge en el océano y regresa con la planta. En vez de disfrutar él solo de la planta de la
juventud, Gilgamesh demuestra que ya no es el rey cruel y egoísta que era antes de conocer a
Enkidu y decide llevarla a Uruk, se supone que para que los ancianos del consejo también
recuperen la juventud. En el camino se detiene junto a una poza de agua fresca y dormita un
momento. Es entonces cuando una serpiente sale del agua y le roba la flor de la juventud.
Gilgamesh, desesperado, regresa a Uruk.»

Dioses de la mitología egipcia

La religión del Antiguo Egipto comprende diversas creencias religiosas y rituales practicados
durante más de tres milenios, que se centraban en la adoración de múltiples deidades, que
representaban diferentes aspectos de la naturaleza, simbolizando ideas y funciones de poder,
expresados por medio de complejos y variados arquetipos. Cabe destacar del panteón egipcio, la
diversidad de formas que tomaban sus dioses, desde una imagen totalmente humana, con forma
humana y cabeza de animales, o totalmente animales, o simplemente objetos.
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Amón. Dios de Tebas. Dios de los vientos y protector de los navegantes. Su nombre significa “el
oculto” o “el invisible”. Acabó fusionandose con el dios Sol, recibiendo el nombre de Amón-Rá. Se
representaba bajo aspecto humano, con un tocado consistente en una corona de dos grandes
plumas verticales juntas.

Anubis. Dios de los muertos que presidía las momificaciones y guardian habitual de las
necrópolis. Se representaba como un chacal negro o como un hombre con cabeza de chacal o de
perro. Guíaba el alma del difunto en el más allá. Presidía el embalsamamiento y pesaba las almas,
junto a Horus, antes del juicio.

Atón. Dios hereje, del que el faraón Amenofis IV adoptó como único dios. Atón era el nombre que
se daba al disco solar del que brotan rayos hacia el soberano y su esposa.
Bastet. Diosa de la abundancia y los placeres, era representada como una gata o una mujer con
cabeza de gata. Representa la personificación de los rayos calientes del Sol y ejercía sus poderes
benéficos. Expresaba las cualidades maléficas del Sol. Como ojo de Atón, estaba asociada a la luna
y protegía los nacimientos y a las embarazadas de las enfermedades y los malos espíritus.

Hator. La diosa vaca símbolo de la maternidad solar y de la lactancia, representa el principio


femenino del cosmos. Era una diosa celeste, madre, esposa y compañera al mismo tiempo. Se le
representa como mujer o como vaca, símbolo con el disco solar entre los cuernos.
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Isis. La gran diosa madre de todos los dioses, símbolo de la fecundidad y de la maternidad en el
Antiguo Egipto. Diosa lunar que enseñaba a las mujeres a moler el trigo, a hilar y tejer las telas, y
diestra en el arte de curar. Se la representaba personificada sentada en un trono.

Osiris. Se le representa con cetro y látigo, corona blanca con plumas y cuernos. Vinculado a la
vegetación que nace de la tierra, gobierna el mundo de los muertos a quienes puede otorgar la vida
eterna a su lado. Dios muerto y dios de los muertos. Osiris hijo de Gueb, la tierra, y Nut, el cielo, se
desposó con su hermana Isis y recibió el derecho de heredar el reinado de su padre sobre la tierra.
Su hermano Seth, le dio muerte. Isis ayudada por su hermana Neftis, gracias a sus poderes
mágicos y a la ayuda de Anubis, lo resucitó, y convertida en pájaro, consiguió que Osiris la
fecundara y de esa unión nació Horus.

Horus. Hijo de Osiris e Isis. Representado como un hombre con cabeza de halcón o como halcón
llevando puesta sobre su cabeza la doble corona del rey del alto y bajo Egipto. Como dios del cielo,
Horus es el halcón cuyo ojo derecho simboliza el sol y el izquierdo simboliza la luna.
Ptah. Dios creador. Antes de él no existía ni el espacio ni el firmamento. Se decía que él creó todos
los seres con el corazón y la lengua. Se le denominaba también “señor de la verdad”, era fuente de
valores morales. Patrón de los artesanos. Se representaba en forma humana, cubierto con una
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envoltura semejante a la de las momias y de la que sólo le sobresalían las dos manos. Una leyenda
afirma que en el templo de Ptah se practicaba una misteriosa obra alquímica difícil de desentrañar.
Khnum. El dios alfarero representado con cabeza de carnero. Dios de las cataratas, del origen de
todas las aguas, de las mitológicas fuentes del Nilo. Era el dios de las aguas que circulaban por el
mundo inferior. Tenía como función crear a los seres vivos, dioses y hombres, en su torno de
alfarero. Se creía que este dios había modelado el huevo primordial de donde salió la luz solar al
inicio de los tiempos.

Maat. Diosa de la justicia, guía y camino que los egipcios debían seguir durante su vida, la vía del
justo medio evitando los excesos y la indolencia. Ocupaba un papel importante en el juicio
funerario, donde se colocaba una pluma en su representación en el platillo derecho de la balanza y
en el izquierdo el corazón del difunto, para evaluar su fidelidad a Maat.

Nut. Reina de la tierra y diosa del cielo. Su nombre significa “la madre” y su signo es el buitre.
Diosa peligrosa, madre y responsable del “tercer ojo” en la que confluyen la luz y los abismos
insondables. Nut aparece en el panteón egipcio como la diosa creadora del universo físico y como
la reguladora de los movimientos de los astros. Se la representa como bóveda celeste en forma de
una mujer inclinada sobre la Tierra apoyándose en ella con los pies y las manos.
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Ra. Dios del universo, el dios solar por excelencia. Era representado con cabeza de halcón y el
disco solar encima de ella, emblema de la velocidad del movimiento y porque se remonta a las más
elevadas regiones del aire.
Neftis. Diosa del destino. Se le atribuían poderes mágicos “maravillosa en las palabras y en el
poder”. Representaba al Sol en su ocaso y nacimiento. Se creía que habitaba las tierras hostiles,
como los desiertos, donde guiaba a los viajeros. Protegía también al Sol naciente de la malvada
serpiente Apofis.
Set. Dios de las tinieblas que personificó las tierras desérticas, la sequía. Simboliza las fuerzas
destructoras, su voz era el trueno. Se le consideraba responsable final de todos los conflictos de
orden cósmico. Hermano y asesino de Osiris. Representado como un extraño galgo con orejas
largas cortadas y un largo hocico.

Thot. Dios de la sabiduría. Deidad lunar inventor de la escritura, de las bibliotecas, de la lengua y
señor de las palabras divinas, las matemáticas, la astronomía y las ciencias en general. A él se
atribuye la redacción de las siete leyes que rigen la naturaleza, grabadas sobre una tabla de
esmeralda. Se le representaba como un babuino, ibis y como hombre con cabeza de ibis.

Dioses de la mitología griega


Los griegos atribuyeron a sus dioses apariencia y sentimientos humanos. Los principales dioses,
llamados Olímpicos fueron: Cronos, Zeus, Hera, Hades, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, Ares,
Afrodita, Hestia, Hermes, Deméter y Poseidón.

Zeus. Hijo de Cronos y Rea, hermano de las divinidades Poseidón, Hades, Hestia, Deméter y Hera.
Dios del cielo en la mitología griega, dios máximo del Olimpo y soberano de los dioses olímpicos.
Gobierna estableciendo el orden, la justicia y el destino del Universo.
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Según Homero, se consideraba a Zeus padre de los dioses y de los mortales, dios de la justicia y la
clemencia y como responsable del castigo a la maldad. Señor del cielo, dios de la lluvia y
acumulador de nubes blandía el terrible rayo. Su arma principal era la égida, su ave, el águila, su
árbol, el roble.
Hera. La reina de los dioses, hija de los titanes Cronos y Rea, hermana y esposa de Zeus. Era la
diosa del matrimonio y la protectora de las mujeres casadas, pues era la esposa legítima de Zeus,
esto la convertía naturalmente en la protectora de las mujeres casadas. Se la representaba como
celosa, violenta y vengativa.
Cronos. Dios del tiempo, se representa bajo la figura de un viento, teniendo en la mano derecha
una guadaña y un reloj de arena, para indicar que el tiempo todo lo destruye y que pasa
insensiblemente; y en la mano izquierda una culebra que se muerde la cola, como emblema de la
prudencia. Pertenece a la generación anterior a los dioses del Olimpo. Era uno de los doce titanes y
el hijo menor de Urano y de Gea, las personificaciones del cielo y de la tierra. Tuvo muchos
hermanos. Los primeros fueron los tres Hecatonquiros, los monstruos de cien manos y cincuenta
cabezas a quienes Urano había apresado en un lugar secreto. Gea trató de rescatarlos y pidió
ayuda a sus otros hijos, incluidos los cíclopes pero sólo Cronos acudió en su defensa venciendo a
Urano y convirtiéndose en el regidor del universo.
Hades. Dios de los muertos. Era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba ni plegaria ni
sacrificio, aunque no era maligno. El mundo subterráneo suele ser llamado reino de Hades. Estaba
dividido en dos regiones: Erebo, donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región
más profunda, donde se había encerrado a los titanes. Era un lugar oscuro y funesto, habitado por
formas y sombras incorpóreas y custodiadas por Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de
dragón. Siniestros ríos separaban el mundo subterráneo del mundo superior, y por los que el
anciano barquero Caronte conducía a las almas de los muertos a través de esas aguas.
Hefesto. Dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera. A diferencia de
otros dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo echaron del Olimpo, según
algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba por su deformidad. Era el artesano de
los dioses para los que fabricaba armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el
volcán siciliano Etna. Se identifica a Hefesto con el dios romano Vulcano.

Atenea, una de las diosas más importantes en la mitología griega. Diosa de la Sabiduría, Atenea
fue la inventora de la flauta, la trompeta, el arado, el yugo para los bueyes, el carro, el barco y la
olla de barro para cocinar. Además fue la que enseñó a los mortales los números y a las mujeres las
instruyó en la cocina el tejido y el hilado. Según la tradición latina el dios Vulcano partió de un
hachazo la cabeza de Zeus a causa de un insoportable dolor. De la brecha saldría Minerva, vestida
con una armadura y lanzó un potente grito de guerra. Fue la hija favorita de Zeus. Él le confió su
escudo, adornado con la horrorosa cabeza de la gorgona Medusa, su ‘égida’ y el rayo, su arma
principal.
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Artemisa. Diosa de la Luna, de la caza, de los animales salvajes y de la naturaleza, empuñaba un


arco de plata. También era diosa de la música, tenía el poder de dar oráculos, curadora y
protectora contra los males, divinidad marítima, protectora de las ciudades y de sus puertos, diosa
de los mercaderes, caminantes, viajeros y oradores, protectora de la agricultura y de la cría de
animales domésticos.
Ares. Dios de la guerra, hijo de Zeus, era representado con coraza, casco, escudo y fina espada
manchada de sangre. Agresivo y sanguinario, Ares personificaba la brutal naturaleza de la guerra,
y era impopular tanto para los dioses como para los seres humanos. Identificado con el dios
romano de la guerra Marte.
Febo o Apolo. Dios de la música que deleitaba a los dioses tocando la lira. Era el dios del arte de la
adivinación, de las artes, de la música, y la arquería. Era un arquero diestro y un atleta veloz,
considerado el primer vencedor en los juegos olímpicos. También era el dios de la agricultura y de
la ganadería, de la luz y de la verdad, y enseñó a los humanos el arte de la medicina. En la leyenda
homérica, Apolo era sobre todo el dios de la profecía. Su oráculo estaba en Delfos, santuario del
dios, donde los helenos acudían para conocer su futuro de boca de Pitia, una sacerdotisa que se
comunicaba directamente con esta divinidad.
Afrodita. Diosa del amor, la belleza, la lujuria, la atracción física y el sexo, pero también se la
asocia con la maternidad y la fecundidad. Cuando vio la luz del sol por primera vez, montada en
un carro hecho con una concha de mar, todos los seres comenzaron a disfrutar de la belleza, la
alegría y el amor con verdadera plenitud. Fue una de las divinidades más veneradas en la
Antigüedad, contando con grandes templos en las principales ciudades y santuarios. En la
mitología romana recibe el nombre de Venus.
Hestia. Diosa griega que preside el fuego de los hogares. Inventó el arte de construir casas y era la
protectora de los sentimientos más íntimos y tradicionales, por lo que con ella finalizaban siempre
las oraciones a los dioses. De ella dependía la felicidad conyugal y la armonía de la familia.
Extendió su protección sobre los altares, los palacios de los gobernantes y, por analogía, sobre los
estados entendidos como el hogar de cada pueblo. Con el paso del tiempo incluso se amplió su
protección a todo el universo, asumiendo que un fuego sagrado místico daba vida a toda la
naturaleza. Diosa virgen, identificada con la diosa romana Vesta.

Poseidón, en la mitología griega, dios del mar, hijo del titán Cronos y de Rea, y hermano de Zeus y
Hades. A Poseidón se lo representaba de pie sobre las olas o en un carro de ruedas de oro formado
por un caracol gigante y conducido por caballos marinos; siempre era seguido por peces, delfines,
nereidas y genios marinos. El emblema que eligió el dios fue el caballo, ya que siempre dijo que
este animal había sido creado por él. Su única arma era el tridente, con el que agitaba las aguas y
podía hacer naufragar los barcos.
Hermes. Mensajero de los dioses, hijo de Zeus y de Maya, la hija del titán Atlas. Como especial
servidor y correo de Zeus, Hermes tenía un sombrero y sandalias aladas, y llevaba un caduceo de
oro, o varita mágica, con serpientes enrolladas y alas en la parte superior. Guiaba a las almas de los
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muertos hacia el submundo y se creía que poseía poderes mágicos sobre el sueño. Hermes era
también el dios del comercio, protector de comerciantes y pastores. Como divinidad de los atletas,
protegía los gimnasios y los estadios, y se lo consideraba responsable tanto de la buena suerte
como de la abundancia. Asimilado al dios egipcio Thot.
Deméter. Diosa griega de la agricultura. La diosa Deméter era la divinidad protectora de las
cosechas y la fertilidad de los campos, la responsable del nacimiento y la regeneración de las
plantas. Junto a su hija Perséfone, Deméter fue una de las divinidades más antiguas e importantes
de toda la Hélade, recibiendo culto en numerosas localidades, de las cuales la más destacada fue
sin duda la de Eleusis, sede de los misterios eleusinos. Difundió entre los pueblos el arte del
cultivo de los cereales y otras plantas, extendiendo de este modo la civilización a nuevas tierras.
Dionisio. Dios del vino y el placer, era uno de los dioses más populares. Los griegos dedicaban
muchos festivales a este dios telúrico, y en algunas regiones llegó a ser tan importante como Zeus.
A menudo aparece acompañado de una hueste de dioses fantásticos que incluía a sátiros,
centauros y ninfas. Los sátiros eran criaturas con piernas de cabra y la parte superior del cuerpo
era simiesca o humana. Los centauros tenían la cabeza y el torso de hombre y el resto del cuerpo
de caballo. Las hermosas y encantadoras ninfas frecuentaban bosques y selvas.

Dioses de la mitología romana


La mayoría de los dioses mitológicos romanos, fueron importados a los de la mitología griega:
Júpiter, Apolo, Minerva, Marte, Diana, Venus, Saturno, Neptuno, Jano, Vesta, Ceres.

Júpiter. Autoridad suprema del panteón romano, dios del cielo y el firmamento, siendo de su
poder todos los fenómenos que provinieran de éste, especialmente los rayos como terrible arma
con la que nadie osaba oponerse a su autoridad... Era considerado además el protector oficial de
Roma, conservador de la ley, la justicia y la verdad, y se le puede identificar con el Zeus de los
griegos. Júpiter gobernaba los cielos de Roma formando triunvirato con las diosas Minerva y Juno.
Sus atributos ordinarios eran el cetro, el águila y el rayo.
Saturno, dios de la agricultura y de la cosecha en la religión romana, Saturno era invocado en el
momento de las siembras. Sin embargo, este dios corresponde al dios griego, Cronos, dios del
tiempo. Saturno, en los albores de la mitología romana, era el dios protector de las cosechas y
compañero de la diosa de la abundancia. Según el mito, creía que uno de sus hijos le iba a
destronar, por lo que los fue devorando uno a uno conforme iban naciendo. Saturno fue padre de
Plutón, Neptuno, Ceres y Juno, así como de Júpiter, quien le destronaría para hacerse con el puesto
preferente entre los dioses.
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Apolo. Fue uno de los primeros dioses griegos introducidos en el panteón romano. Era garante del
bien, de lo bello, mantenía la ley y el orden, traía la felicidad, aliviaba las conciencias y procuraba
el sosiego. Dios del sol y de los arqueros, castigaba a los temerarios, y también era médico,
considerado como el padre de Esculapio.

Minerva. La diosa guerrera. Atenea para los griegos y Minerva para los romanos, diosa de los
oficios y protectora de los artesanos. Esta diosa era el símbolo de la inteligencia y la reflexión, pero
también de la guerra en algunas de sus facetas, y de determinadas actividades artesanales como el
trabajo de la lana. Atenea era la diosa patrona de la polis de Atenas, y las monedas en uso de la
época clásica ateniense estaban acuñadas con la imagen de un ejemplar de su mochuelo. Para los
romanos era una diosa guerrera y se la representaba con casco, lanza, coraza, y a menudo se le
añadía la imagen de la gorgona Medusa sobre el pecho, convirtiéndose en un poderoso talismán
que protegía a Roma de sus enemigos.

Marte. El dios de la guerra para los romanos. A Marte le estaba dedicado el mes de marzo. Se le
invocaba como dios de la primavera y de la naturaleza en eclosión, siendo una deidad de carácter
agrario. Más tarde fue adoptando las características de dios de la guerra, quizás debido a que en
primavera salían los ejércitos hacia sus campañas militares, una vez terminadas las faenas de la
siembra. Se decía que Marte se metamorfoseaba en lobo, por lo que la leyenda le atribuye que
fuera padre de los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma.
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Diana. Artemisa para los griegos, fue la diosa ligada con la Luna, reinaba al mismo tiempo sobre la
naturaleza salvaje y protegía a los animales. Sus símbolos eran el creciente lunar y la cierva. Su
imagen de diosa cazadora, era representada entre ciervos, por los bosques, con túnica corta, arco,
carcaj con flechas y la Luna sobre su cabeza. Era la “diosa que cura el alma” porque sanaba la
locura y la histeria femeninas, protectora de las mujeres y las niñas en pubertad.

Venus. La diosa más hermosa, fue para los romanos la diosa del amor y la belleza, adorada en
infinidad de templos, fue la más bella, y también la que podía transformar el corazón de los
hombres. Inspiró pasiones divinas y humanas y despertó la veneración de los más poderosos
emperadores romanos. Asimilada a la diosa griega Afrodita, según la leyenda, Venus nació de una
concha y de ahí que siempre se la representa como saliendo de una concha.

Neptuno. Asimilado al dios griego del mar, de los buques, de los temblores de tierra y de la
navegación. Junto a Júpiter y a Plutón, se repartieron el mundo de su padre, Saturno. Y él recibió
las aguas marinas y las dulces. Sus atributos son el tridente (ofrecido por sus hijos los Cíclopes), el
caballo que él mismo había domesticado, el toro y el delfín.
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Jano. Era el dios de los comienzos y de las puertas, por lo que toda aventura o empresa que se
iniciase deberían estar bajo su protección. Sus símbolos eran el báculo y la llave. Se le veneraba
públicamente a principios de año, por lo que da nombre al primer mes, Enero.

Mercurio. Dios romano que se igualaba con el dios griego Hermes, fue originalmente el dios del
comercio y por ello se le representaba muy atractivo y con un monedero en sus manos. Sus
símbolos eran el gallo y la tortuga, y es conocido por su monedero o bolsa, las sandalias aladas en
los pies, un pétaso alado -sombrero de ala ancha- y un caduceo de oro o vara de heraldo. El
caduceo estaba adornado con un par de alas, expresando la rapidez y velocidad con la que el
mensajero de los dioses se movía de un lugar a otro.

Baco. Dios del vino en la mitología romana, solía caracterizarse de dos maneras: una como dios de
la vegetación, específicamente de los frutos de los árboles, que aparece representado en los vasos
con un cuerno con bebida y racimos de uvas. Cómo llego a ser el dios popular del vino y del
regocijo, se dice que en algunos de sus festivales se producían milagros en los que dicha bebida era
el ingrediente predominante. Identificado con el dios griego Dionisio.
Vesta. Venerada en Roma como la protectora de los hogares, diosa de la cocina, la arquitectura, el
hogar, o más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los hogares. Juró sobre la cabeza de
Zeus que permanecería siempre virgen, por lo que en su templo, ubicado en el Foro Romano, las
vestales eran vírgenes que estaban a cargo de mantener encendida una llama en su honor, debido a
que Vesta era vinculada al fuego.
Ceres. Ceres era la diosa de la naturaleza y de la agricultura. Se encargaba de que los árboles
florecieran, crecieran y toda la naturaleza resplandeciera, e inició al hombre en el arte de cultivar la
tierra, de sembrar y recoger el trigo, lo que hizo que fuese considerada divinidad agraria
protectora de los cereales. La palabra cereal deriva de su nombre.
Vulcano. En la mitología romana, Vulcano fue el dios que regía el fuego y los volcanes. Además se
lo reconocía por su habilidad a la hora de forjar el hierro para crear resistentes armaduras y armas
para los héroes.
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El mito de Hércules

Las diferentes mitologías, leyendas y tradiciones son expresión del ingenio humano, plasmadas en
dioses, héroes y genios, dando lugar a la creación de los mitos y a la fuente de los símbolos que
posteriormente utilizarán los artistas para realizar sus obras. Mitos y leyendas han sido fuente de
inspiración de las que se sirvieron escultores, arquitectos y maestros que dedicaron a los héroes
multitud de obras que decoran edificios emblemáticos, poniéndolas en los lugares más destacados.
Uno de los personajes de la mitología fue el héroe griego Heracles, o Hércules.
Heracles o Hércules fue el héroe más representativo de la mitología griega, porque tuvo como
misiones enfrentarse a animales monstruosos que conforman el universo de esa mitología.
«Heracles, el eterno y divino luchador, el esforzado adalid del triunfo constante, se va estrellando
contra los continuos obstáculos que el destino pone a su paso, pero termina siempre por vencerlos
con su esfuerzo personal. Heracles es un héroe incansable, una deidad invencible, que no cesa en
sus tareas sobrehumanas, y al cual se le abre una vía sólo a base de muertes ajenas y trabajos
imposibles, como a ningún otro dios se le haya exigido jamás; hasta se podría decir que es el único
dios por méritos propios, la única deidad que alcanza la gloria inmortal por oposición, superando,
uno tras otro, todas las pruebas exigidas por el Olimpo.»

Los doce trabajos de Hércules


Hércules es famoso por los denominados doce trabajos a los que fue obligado a realizar. Casado
con la princesa Megara, la hija del rey de Tebas, con la que había tenido tres hijos, a los que en un
ataque de locura acabó con sus vidas. Arrepentido por este hecho tan atroz, se marchó a Delfos
para consultar al oráculo del dios Apolo qué debía hacer para expiar su crimen. El oráculo le dijo
que tenía que acudir a Tirinto y ponerse bajo las órdenes de Euristeo, rey de Micenas y de Tirinto.
Euristeo al preocuparse por si en un futuro Hércules decidiera arrebatarle el trono decidió
deshacerse de él encomendándole doce trabajos, todos ellos peligrosos.
El león de Nemea. Euristeo rey de Micenas ordenó a Hércules dar muerte al león de Nemea, una
fiera con piel dura como una piedra, que de día se escondía y por la noche mataba a todo aquel
que se cruzara en su camino. En las proximidades de la ciudad de Nemea había un león enorme,
muy feroz e invulnerable a las armas de los hombres, que devastaba toda la región de la Argólida.
Hércules mató a la fiera, que vomitaba fuego y humo, asfixiándola; al no poder despellejarla con
sus armas, se sirvió de las garras de la propia fiera. Con su piel se hizo una coraza y con sus fauces
un nuevo casco.
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La hidra de Lerna. Debía matar a la hidra que habitaba en las lagunas de Lerna, un monstruo que
devoraba a los hombres, con cuerpo de serpiente, garras de dragón, dorso cubierto con duras
escamas, que tenía siete cabezas, cuyas siete bocas vomitaban fuego y azufre y que se regeneraban
cada vez que Hércules le cortaba una. Con la ayuda de su compañero Yolao, que le proporcionaba
teas ardiendo, cauterizó con fuego las heridas de los cuellos para impedir que se regeneraran las
cabezas y de un tajo cortó la cabeza central y la echó al fuego.
La cierva de Cerinia. En los montes de Cerinia vivía una cierva, con cuernos de oro y pezuñas de
bronce, consagrada a la diosa Artemis y nadie podía matarla, ni tocarla, por lo que Hércules debía
capturarla viva. La persiguió durante un año hasta el río Ladón, donde la cierva se detuvo para
beber agua, y tuvo que herirla levemente con una flecha en una pata para poder cogerla.

El Jabalí de Erimanto. Debía apresar sin matar al jabalí de Erimanto, una bestia descomunal que
devastaba la región. En el camino se encontró con el centauro Folo quien le obsequió con una cena
para la que Hércules le pidió vino del tonel que el dios Dionisos había regalado a los centauros.
Ante el olor del vino los centauros acudieron y se enfrentaron a Hércules quien en la contienda
hirió al centauro Quilón, su maestro, el cual le había enseñado el remedio curativo. Cazó el jabalí
corriendo tras él por una llanura nevada hasta fatigarle; en un descuido del animal saltó sobre su
lomo, logró trabar sus patas y su hocico con una cadena que le dio Atenea y lo cargó sobre su
espalda, y se lo llevó vivo a Euristeo, que asustado se escondió en un ánfora.
Los Establos de Augías. Debía limpiar los establos de Augías, rey de la Élide. Augías tenía tres mil
bueyes en unos establos que nunca se habían limpiado. Augías pensando que una persona de tal
aspecto y porte no se rebajaría a aquel trabajo y que le resultaría imposible hacerlo, le ofreció la
décima parte de su ganado. Hércules debía limpiarlos en un solo día. Para ello desvió el curso de
los ríos Alfeo y el Peneo, encauzó los dos ríos hacia los establos, en los que hizo dos boquetes; uno
en un costado por el que penetró el caudal y otro en el costado opuesto que sirvió de desagüe, con
el fin de que las aguas arrastraran el estiércol. En pocas horas los establos quedaron limpios.
Matar a los Pájaros de Estínfalo. Euristeo mandó a Hércules liberar la ciudad de Estínfalo de unas
aves espantosas que se guarecían en un bosque cercano al lago. Eran una multitud de aves terribles
que tenían picos, garras y plumas de bronce, y devoraban todo lo que encontraban. No hallaba la
forma de abatirlas, hasta que estando al acecho se le presentó la diosa Atenea y le entregó dos
poderosos címbalos o platillos de bronce que había fabricado Efesto. Subió a lo alto de una cima y
con el estruendo que produjo al batir los címbalos ahuyentaron a las monstruosas aves y abatió a
muchas en pleno vuelo.
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El Toro de Creta. Debía de capturar el toro de Creta, un animal muy hermoso. El rey Minos de
Creta había prometido a Poseidón sacrificarle lo primero que saliese del mar, con el pretexto de
que no tenía nada digno que ofrecerle. Poseidón hizo salir del mar un toro de gran belleza que
admirado por Minos lo mezcló con su manada y sacrificó al dios otro toro. Poseidón, al verse
engañado, enloqueció al toro que así desolaba la isla. Hércules tomó el trabajo de domar al animal
ayudado por el propio rey Minos y tras un breve forcejeo, lo agarró por los cuernos, se lo cargó en
la espalda y se lo llevó vivo a Euristeo, el cual al ver al animal, corrió a meterse en la tinaja y le dijo
a Hércules que se lo llevara de allí.
Las Yeguas de Diomedes. Esta vez Euristeo ordenó a Hércules que le llevara cuatro yeguas de
Diomedes que comían carne humana. Diomedes, rey de Tracia, poseía unas yeguas, fieras y
vigorosas de tal modo que debían estar atados con cadenas de hierro porque comían incluso carne
humana, de los cadáveres de los náufragos que llegaban a las costas y de los extranjeros que
entraban en su ciudad. Hércules consiguió arrebatárselas a Diomedes, que furioso fue con su
ejército a matar a Hércules pero Hércules lo mató a él y su ejército huyó. En el camino, al volver a
tener hambre, devoraron a Abdero, compañero de Hércules en esta aventura. Luego logró
dominarlas de nuevo y llevarlas a Micenas. Cuando le enseñó las yeguas a Euristeo, éste se metió
en su tinaja y le dio orden de que las soltara.

El Cinturón de Hipólita. Debía conseguir el cinturón de Hipólita por lo que fue a Temiscira, el
país de las amazonas que habitaban en la región del Ponto y formaban un numeroso pueblo de
mujeres que de sus hijos sólo criaban a las mujeres. Hércules fue recibido por la reina que se lo
prometió impresionada por su noble aspecto. Pero Hera difundió el rumor de que un extranjero
iba a raptar a la reina y todas las amazonas atacaron. Hércules las va venciendo una a una hasta
conseguir coger prisionera a Alcipe, la capitana del ejército. De regreso de esta aventura liberó a
Hesíone, hija de Laomedonte, rey de Troya, de las fauces de un monstruo marino, que se la había
tragado por no haber cumplido la promesa a Poseidón de sacrificarla en su honor, ya que no le
había pagado la ayuda de la construcción de los muros de Troya. Hércules se lanzó dentro de las
fauces del animal y la rescató.
El Ganado de Gerión. En este trabajo debía buscar al gigante Gerión, darle muerte y robarle sus
ganados. Gerión era un gigante de dos cuerpos y tres cabezas, seis brazos y seis piernas; era dueño
de una manada de hermosos bueyes, guardados por otro gigante y un perro bicéfalo, hermano del
Can Cerbero, guardián de los infiernos. Cuando llegó le salió al encuentro el perro de dos cabezas
al que Hércules abatió a mazazos. Después el gigante Gerión al que Hércules abatió con certeros
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flechazos. Hércules emprendió el camino de regreso llevando consigo los rebaños de Gerión. El
camino fue fatigoso y perdió algunos bueyes.

Las Manzanas del Jardín de las Hespérides. Hércules debía robar las manzanas de oro de la
sabiduría del jardín de las Hespérides. Cuatro doncellas llamadas Hespérides cuidaban del jardín
“al otro lado del ilustre Océano, en el confín del mundo, hacia la noche”. Para unos el jardín estaba
en Libia, para otros en el Atlas, Marruecos. Las manzanas pertenecían a Hera y estaban
custodiadas por un dragón de tres cabezas. Hércules tras superar varios peligros consiguió llegar
al jardín, matar al dragón con una maza y llevarse las manzanas. Euristeo no quiso coger las
manzanas, pues sólo quería desembarazarse de Hércules; éste las depositó en el altar de Atenea
que las devolvió al Jardín de las Hespérides.

Capturar al Can Cerbero y sacarlo del Inframundo. Esta vez y para quitárselo definitivamente de
encima le ordenó que le trajera al Can Cerbero que custodiaba las puertas del infierno. Era un
perro monstruoso de tres cabezas y cola de dragón de la que salían formas de serpientes. Sin más
protección que su piel de león y sus flechas sin compañeros descendió a las mansiones de Hades.
Hércules lo venció con sus propias manos y se lo llevó vivo ante Euristeo. Cuando Euristeo lo vio
llegar se metió corriendo en una tinaja y le dio la libertad a Hércules, el cual, volvió a poner al Can
Cerbero en la puerta del infierno, el lugar que le correspondía.

«Mató a dos dragones y dejó maltrecho a un tercero, al que arrancó de cuajo uno de sus cuernos.»
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Seres mitológicos

Seres mitológicos y fantásticos conforman el amplio bestiario que prolifera en la decoración de los
edificios desde la más remota antigüedad hasta épocas recientes. Arpías, centauros, cíclopes,
esfinges, minotauros, sirenas, toros alados, tritones… Seres mitológicos, con cuerpos híbridos, que
representan tanto el intelecto humano como los instintos animales. Criaturas imaginarias que
tienen una parte humana y otra parte de animal, sean aves, criaturas marinas o terrestres, que
asumen las asociaciones simbólicas de ambas, tal vez para representar el bien y el más, el sol y la
luna, la tierra y el agua, además de su propio significado.
La mayoría de símbolos tienen una dualidad de significados, pero en determinadas épocas, los
artistas utilizaron los seres mitológicos para manifestar el bien y el mal.

Arpías
En la mitología griega, las Harpías o Arpías eran seres con apariencia de hermosas mujeres aladas,
o también con caras de bruja, colmillos afilados, con grandes cuerpos de pájaros y garras
larguísimas.

Las arpías eran seres desagradables y horribles, con una parte de mujer y otra parte de buitre.
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Eran genios maléficos, con cuerpo de ave de rapiña, horrendo rostro de mujer, orejas de oso y
afiladas garras, que llevaban consigo tempestades, huracanes, pestes e infortunio.

Acostumbraban a atacar a las personas por puro gusto y a robarles los alimentos con gran saña
valiéndose de su capacidad de volar, robaban continuamente la comida de quienes se confiaban
antes de que pudieran tomarla. Por donde quiera que iban se dejaba sentir el hambre, en tanto que
ellas arrebataban los alimentos y esparcían en el aire un olor insoportable.

Las arpías suelen ser representadas con cierta frecuencia en parejas, con la posición de sus cuerpos
adosados y las cabezas vueltas mirando fijamente.
Con el torso y la cara de mujer, en concreto de una bruja y la parte inferior de su cuerpo, las alas y
las garras son de buitre. Su pelo es grueso, duro y enmarañado, como un estropajo, y tiene los
dientes podridos. No suelen llevar ropas y siempre están envueltas en un fétido olor. Son seres tan
sucios que infectan a otros seres al atacarles con sus garras.
«Estas divinidades, según la Teogonía de Hesíodo, volaban con suma rapidez entre el cielo y la
tierra, talaban y destruían sin que los dioses superiores o telúricos pudieran nada contra ellas. Los
poetas de tiempos posteriores creían, por el contrario, que las Arpías eran mensajeras de los dioses,
o según la expresión griega, los perros de Júpiter.»
El profundo significado simbólico religioso de las arpías es causa de que estas figuras proliferen en
numerosos capiteles de catedrales, iglesias y monasterios.
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Centauros

Los centauros eran seres de la mitología que tenían la cabeza, el torso y los brazos de hombre, y la
parte inferior con cuerpo de caballo.
En las leyendas de la mitología griega cuentan que el primer centauro fue Chirón, un titán que
entró en guerra con los jóvenes dioses el Olimpo, pero perdió. Como castigo, Apolo, el dios de la
luz y la razón, lo convirtió en mitad hombre y mitad caballo.
También son famosas las leyendas de las luchas que enfrentaban a hombres con centauros, entre
las que destacan las protagonizadas por Hércules. Estas luchas fueron profusamente representadas
en el famoso friso que rodeaba el templo del Partenón, en Atenas.

Centauros del friso del Partenón de Grecia. Museo Británico

Los centauros tenían fama de violentos y de disfrutar de los placeres como el vino, las mujeres y la
caza. Eran considerados la encarnación de sentimientos humanos, como la ira y por lo tanto,
representaban la barbarie y la lujuria masculina. Para los griegos simbolizaban la fortaleza y la
agilidad salvaje del ser humano.
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Cíclopes

Una de las razas de gigantes más conocidas en la mitología griega eran los cíclopes. Gigantes de
carácter tosco y agresivo, dedicados a la herrería y forjadores los rayos de Zeus y de las más
increíbles armas de los dioses. Las deidades intentaron someter a los gigantes y esto derivó en
violentas e interminables batallas. Se pensaba que los terremotos y aludes eran consecuencia de las
brutales luchas de los gigantes.

Los cíclopes eran humanoides gigantes cuya característica principal era la de tener un solo ojo en
mitad de la frente. Formaron parte de la mitología griega, según la cual unos fueron hijos de Urano
y Gaya, dioses del cielo y la tierra, y otros de Poseidón. Fue famoso el cíclope Polifemo por ser
protagonista de una de las aventuras de Ulises, narrada por Homero en la Odisea.

Ulises y su tripulación arribaron a una isla en la que vivían los cíclopes. Encontraron una cueva
habitada por Polifemo, quien al llegar los atrapó y comenzó a devorar a algunos, y mantuvo al
resto encerrados en la cueva con el objetivo de devorarlos cuando tuviese hambre. Ulises, que le
aseguró a Polifemo que su nombre significaba “Nadie”, lo emborrachó y una vez dormido le clavó
en su único ojo una estaca de madera prendida. Cuando los otros cíclopes le oyeron gritar del
dolor, le aseguró a sus compañeros que “Nadie” le había clavado una estaca en el ojo, lo que hizo
que todos creyesen que había enloquecido. Esto permitió a Odiseo y sus hombres escapar de la
cueva ocultos en pieles junto con el rebaño de cabras.

Se atribuye a los cíclopes la construcción de las murallas de las ciudades griegas de Tiryns y
Micenas, que estaban formadas por enormes piedras, por lo que es muy común designar con el
nombre de “ciclópeas” a aquellas construcciones hechas con grandes bloques de piedra.

La ciclopía es una anomalía no habitual considerada una enfermedad congénita que puede afectar
a animales de varias especies.
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Esfinges

«La esfinge de Giza, con sus ojos sin vista fijos en un punto exacto del horizonte, hacia el Este,
donde el sol hace su reaparición diurna, encarna la fuerza del león, la inteligencia del hombre y la
serenidad espiritual de los Dioses.»
La esfinge es un símbolo de origen egipcio y babilónico que suele representarse con cuerpo de león
y cabeza humana ataviada con el tocado de los dioses. Las esfinges simbolizan al gobernante, la
sabiduría, lo enigmático. Representa al hombre a las cuatro edades del hombre: la infancia, la
juventud, la edad madura y la vejez. También las cuatro fuerzas morales que el hombre puede
tener a su disposición y que son sintetizadas en estos cuatro términos: saber, atreverse, querer y
callarse.
La Esfinge se construyó, sin duda, por motivos simbólicos a instancias de la clase sacerdotal
egipcia. Según algunas teorías, el ‘ureus’ que tenía en la frente era, en un principio, el dedo de un
reloj de sol inmenso y de que tanto las Pirámides como la Esfinge servían para medir el tiempo, las
estaciones y la precesión de los equinoccios.
Junto a las pirámides de Giza se encuentra la figura agachada de un león con cabeza humana, un
impresionante monumento tallado en la roca caliza, con unas dimensiones de 57 metros de largo y
20 de alto. Para obtener estas dimensiones monumentales, los escultores excavaron miles de
toneladas de roca sólida. Hay muchas controversias acerca de la Esfinge. Arqueólogos expertos no
pueden determinar cuál fue el motivo de su construcción, y no hay inscripciones u otros datos que
permitan identificar ni sus autores, ni la fecha en que fue erigida. A pesar de la falta de evidencias,
hay expertos que opinan que la Esfinge fue levantada por los constructores de las pirámides,
aunque sus orígenes se pueden remontar a decenas de miles de años.
Muchos eruditos han llamado la atención sobre la singularidad de la Esfinge, porque no existen
precedentes para representar el cuerpo de un animal con la cabeza de un hombre. De hecho, en la
cultura egipcia se representaba exactamente el concepto opuesto, mostrando a sus dioses con
cuerpo humano y cabeza de animal. Además, muchas otras esfinges en Egipto se representan con
el cuerpo de león y la cabeza de carnero, no con la cabeza de un faraón.
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«Las esfinges predican desde la piedra un silencioso mensaje a todos los que tengan oídos para
percibirlo. Se encuentran a la entrada de los templos, en diversas partes de Egipto, como señal de
protección de lo que en ellos se guarda, es por eso que se las consideraba un ser o un objeto de
naturaleza divina.»

El vocablo ‘esfinge’ procede del griego ‘sfigx’, que significa “estrangular”, con el que la cultura
helena designaba a una monstruosa criatura femenina con rostro y pechos de mujer, con el cuerpo,
patas y cola de leona, y con alas como un ave de rapiña.

La esfinge griega era un monstruo femenino con alas y cola de león que devoraba a los hombres
que acudían a resolver su enigma cuando no acertaban la respuesta. La esfinge griega era la
guardiana de la ciudad de Tebas, que solo dejaba pasar a los viajeros que acertaran a responder al
enigma: ¿Qué criatura de una sola voz camina con cuatro piernas por la mañana, con dos al
mediodía y con tres al anochecer, y es más lento cuantas más piernas tiene? A los viajeros que no
acertaban la respuesta, la esfinge los estrangulaba y se los comía.
«En la ciudad de Tebas —que ya se había quedado sin rey, pues se decía que un forastero le había
asesinado sin causa justificada—y todos sus habitantes se sentían atemorizados por un extraño
monstruo que asolaba aquella comarca y al que denominaban la Esfinge. Todos los días se cobraba
una nueva víctima el horrendo animal pues, desde lo alto de una colina, esperaba a los viajeros
para proponerles la resolución de un enigma. Si el caminante increpado por la Esfinge no era
capaz de resolverlo, el horrendo monstruo lo devoraba al instante. Un gran número de tebanos
habían sucumbido ya ante sus garras, por lo que se tomó la decisión de conceder el trono de “la
ciudad de las siete puertas” y la mano de la reina viuda a quien librara a Tebas, para siempre, de la
Esfinge. Edipo, que a la sazón se había adentrado en la región de Beocia con el objeto de llegar
hasta la ciudad de Tebas, se vio sorprendido en el camino por una especie de ave de gigantescas
alas que tenía la cabeza de una mujer, el cuerpo de un león, la cola cual serpiente y las garras de un
felino. Era la Esfinge que, en un santiamén, había retenido al muchacho y le planteaba el siguiente
enigma: ¿Cuál es la criatura que tiene cuatro pies por la mañana, dos a mediodía y tres al
anochecer y que, al contrario que otros seres, es más lento cuantos más pies utiliza al andar? En
cuanto el joven Edipo se recobró del susto que le había producido la visión de tan horrible animal,
respondió con decisión y seguridad: ¡El Hombre! Cuentan las crónicas que, puesto que la respuesta
fue correcta, y el enigma resuelto, la Esfinge se tiró a un precipicio desde lo alto de la misma roca
en la que solía apostarse para esperar a los incautos viajeros.»
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Las ginoesfinges eran leonas aladas con rasgos faciales y corporales femeninos. Les encantaban los
acertijos y solían ayudar a los viajeros a cambio de acertijos u otra información que consideren
interesante. También conocían la magia y pueden lanzar muchos tipos de conjuros, uno de ellos, la
‘clariaudiencia’ que les permitía escuchar comentarios de otros seres aunque no estén cerca.
Amantes de los tesoros, por lo que aceptaban gemas y oro a cambio de algún favor.

Gorgonas
Una gorgona era una mujer guerrera con alas y mirada petrificante. Según Hesíodo, las gorgonas
eran tres hermanas llamadas Esteno, Euríale y Medusa, temidas tanto por los hombres como por
los dioses. Las dos primeras eran inmortales y la tercera mortal. Medusa era una criatura
terrorífica, cubierta de escamas doradas y serpientes en la cabeza en vez de cabellos. Era temida
por las gentes, ya que volvía de piedra a todo aquel que la miraba a los ojos. Se la representa con el
cabello convertido en serpientes, grandes colmillos, manos de bronce, alas de oro y unos ojos
llameantes con los que podían convertir en piedra a quien la mirara.

La gorgona Medusa era un potente talismán del mundo antiguo, muy utiliza por los griegos y los
romanos, a la que otorgaban un significado simbólico mágico. Su figura está formada por
elementos muy conocidos en la Antigüedad: Ojos mágicos y cabellos en forma de serpiente.
Constituía un elemento decorativo y protector contra enemigos, que se colocaba en sarcófagos,
corazas, escudos, vasos, platos, pinturas, fuentes, y frontones de templos. Sus efectos positivos y
el poder mágico de su imagen contrastan poderosamente con la sensación negativa que causa la
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visión de su monstruosa figura, formada por numerosos elementos mágicos del Próximo Oriente y
Egipto desde muy antiguo.

«Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que Medusa fue una joven bellísima y de espléndida
cabellera, a la que deshonró Poseidón en un templo de Atenea y esta diosa virgen, horrorizada por
el sacrilegio, convirtió a la infortunada mortal en un ser monstruoso con serpientes por cabellos, a
la que mató Perseo sin mirarla, ya que tenía el poder de convertir en piedra a quien la mirase a los
ojos. Perseo contó con la ayuda de la diosa Atenea, que estaba enemistada con Medusa a causa de
la relaciones que tenía con Poseidón en un santuario dedicado a Atenea. La diosa le dio a Perseo
un espejo de bronce tan bruñido que reflejaba todo lo que veía y le dijo lo que tenía que hacer.
Unas ninfas le dieron a Perseo un casco que lo hacía invisible, un par de sandalias aladas y un saco
en el que meter la cabeza de Medusa cuando la hubiera atrapado. Hermes le entregó un sable
mágico. Con la ayuda de todos los regalos, Perseo voló hasta el hogar de las gorgonas junto al
Océano. Las tres hermanas se habían dormido y Perseo pasó por delante de ellas con cuidado, sin
perder de vista a Medusa sirviéndose de su escudo como espejo para no tener que mirarla
directamente y evitar de ese modo que lo convirtiera en piedra. Cortó la cabeza llena de serpientes
del monstruo con el sable de Hermes y la puso en el saco.»

Escultura de Cellini Pintura de Caravaggio

Su cabeza protectora figura en la égida de su enemiga Atenea, ya que como talismán, protege de
los enemigos, por lo que es común en el escudo, el pecho y en las corazas de los guerreros, para
protegerlos de sus enemigos. En los sarcófagos y ambientes funerarios es un símbolo de
inmortalidad y conservación. Y, sobre todo, protege contra la magia y quienes la practican, porque
es en sí misma una figura formada por elementos mágicos muy populares.
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«El “gorgoneion” es una representación de la cabeza de Medusa en forma de tondo, que tiene una
gran fuerza de protección mágica, es un amuleto que aleja las fuerzas malignas, los malos
espíritus, el mal de ojo... Es una imagen formada por una serie de elementos mágicos que
conforman un poderoso talismán, protector por excelencia, suma de las fuerzas individuales de
sus múltiples componentes. Así, se puede apreciar como en la figura mágica de la gorgona Medusa
se unen la mirada que petrifica y fascina con el poder del ojo mágico, tan usado en multitud de
amuletos, los cabellos rodeados de serpientes y la magia de estos ofidios.»

Mantícoras

La mantícora cuyo nombre significa “devorador de personas” era una extraordinaria criatura
alegórica. Se la describe con el cuerpo de color rojo encendido y con forma de león, cabeza y orejas
humanas, ojos azules, con tres hileras de dientes en la boca y barba. La cola acabada en una serie
de puntas y aguijones, con la que lanza dardos envenenados para inmovilizar a sus víctimas y
poder llevarlas a su guarida donde devorarlas. Fue considerado en la mitología de las obras
medievales sobre historia natural. Las mantícoras son seres malvados que, a menudo, se asocian
con otros seres perversos para obtener una mutua protección.
Las mantícoras tienen su origen en la mitología persa. Se cree que los griegos las incluyeron a su ya
vasta cultura a través de un médico griego perteneciente a la corte del rey persa Artajerjes II
llamado Ctesias, quien supuestamente vio una de estas criaturas en algún lugar de Persia. Algunos
consideraron que esta criatura era simplemente una exageración de los tigres indios.
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Minotauros

Los minotauros eran seres híbridos con cabeza y cuernos de toro, y cuerpo de humano con cola de
toro. La mitología sitúa a los minotauros viviendo en laberintos, en los que tienen capacidad para
moverse sin dificultad por su sentido de orientación.
El más famoso fue el que protagonizó la leyenda de la mitología griega, según la cual Dédalo, un
ateniense desterrado a Creta, construyó un laberinto cuyos corredores tenían un trazado tan
complicado que quien penetraba en él no podía salir jamás, para encerrar al Minotauro, una bestia
sanguinaria con cuerpo humano y cabeza de toro que era aplacado periódicamente con sacrificios
humanos.

Sátiros

En la mitología griega, los sátiros eran criaturas salvajes que vivían en los montes y los bosques,
que se caracterizaban por su carácter despreocupado, cruel, con rostro y cuerpo humano hasta la
cintura y piernas de cabra en las extremidades inferiores. El cuerpo, los brazos y el rostro eran
humanos y velludos y de cintura para abajo tenían cuerpo y patas de cabra. Tenían dos pequeños
cuernos en la frente, las orejas puntiagudas y la nariz encorvada. Eran lascivos y borrachos. Les
deleitaba la danza y tocaban diestramente la flauta con la que atraían a las ninfas. Según las
leyendas griegas, los sátiros formaban parte del cortejo de Dionisio, dios del vino y de la fertilidad
agrícola.
Había otros seres mitológicos conocidos como faunos que, posiblemente, estaban emparentados
con los sátiros, aunque poseían un carácter muy diferente. Durante muchos años, los faunos fueron
el símbolo de la fertilidad agrícola, sobre todo en cosechas de grano y uva. Los faunos tenían el
cuerpo y la cara de un hombre, y las patas, la cola y las orejas de un ciervo. No eran seres hostiles
ni agresivos, y compartían la pasión de los sátiros por la flauta o caramillo.
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Sirenas

Las sirenas eran bellas criaturas, seres fabulosos marinos con la mitad superior del cuerpo de
mujer y la otra mitad cola de pez. Se las describe como lindísimas mujeres de voz maravillosa, que
atraían a los navegantes por su belleza y sus magníficos cantos con los que engañaban a los
marineros que al escucharlas se arrojaban a las aguas pereciendo en ellas. Adivinaban el futuro y
concedían poderes sobrenaturales a las personas. Criaturas seductoras que atraen y facilitan el
paso hacia el mal, expresado en naufragio y muerte.
Las sirenas adquirieron un carácter maligno de matiz monstruoso, pues el influjo irresistible de su
canto llevaba intencionadamente a la perdición. Para muchos navegantes avistar una sirena
significaba mala suerte, era presagio de tormentas o de naufragios. Las primitivas leyendas de los
griegos cuentan que las sirenas atraían a los marineros hasta los roquedales donde el oleaje y los
arrecifes daban buena cuenta de las naves. Aquellas naves que se acercaban a una isla donde
cantaban las sirenas, acababan estrellándose contra las rocas y ellas devoraban a los marineros,
dejando la costa llena de huesos. Las sirenas han estado siempre ligadas con las aguas del mar,
aunque también se las hallaba en ríos y manantiales en forma de ondinas y ninfas.

El mito de las sirenas ha sido, desde siempre, un tema del que han gustado muchos artistas a la
hora de elaborar sus creaciones. Actualmente se pueden encontrar numerosas figuras de sirenas
formando parte de la decoración de capiteles, ménsulas y otros elementos arquitectónicos, así
como en la decoración de vidrieras o fachadas de muchas iglesias.

Toros alados
La esfinge egipcia, el centauro griego y el hombre-toro de los asirios tienen mucho en común. Los
tres eran criaturas complejas que combinan elementos de humanos y de animales. Todos
representan la naturaleza compleja del hombre y hacen velada referencia a las jerarquías de los
seres celestiales que dirigen el destino de la humanidad.
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Es sorprendente la gran cantidad de estatuas de seres provistos de alas que tanto abundan en la
región de Sumer, entre los ríos Tigris y Éufrates, así como en la cercana Persia.

Los hombres-toro alados asirios son seres híbridos semejantes a las antiguas esfinges egipcias,
tienen la cabeza humana con una imponente barba y el cuerpo de toro con dos alas. Están
considerados como dioses-toro que vigilan y abren las puertas del Más Allá.

Estos colosales animales de piedra, con cuerpo de toro, alas y cabezas de dioses con tocados, se
erigían como guardianes en las entradas de los templos asirios y babilónicos, representando la ley
del misterio que vela por la puerta de la iniciación para apartarla a los profanos, invocando la
protección y la magia desde un tiempo celeste antiquísimo. De la cultura asiria y babilónica
también destacan las representaciones en bajorrelieves de figuras de dioses con apariencia híbrida,
de cuerpo humano y cabeza de águila, o de seres humanos con alas.

Estos seres alados recibían el nombre de querubines, el nombre que se utiliza en el Antiguo
Testamento para referirse a cierta clase de ángeles.
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Tritones

Los tritones suelen ser representados con el torso de un humano y con dos largas colas de pez
terminadas en un par de aletas. «En la mitología griega, Tritón era un dios, mensajero de las
profundidades marinas. Era hijo de Poseidón, el regidor divino de los mares, y de Anfitrite. Se le
representaba habitualmente como una sirena masculina, una criatura con la parte superior del
cuerpo de un hombre sobre una o incluso dos largas colas de pez. Sus atributos incluían un
tridente y un largo y curvado cuerno hecho de concha. Tritón tenía el poder de apaciguar las aguas
turbulentas soplando a través de su cuerno.»
Se representa a los tritones soplando una concha marina a modo de instrumento musical para
calmar o elevar las olas del mar. Su sonido era tan terrible que, cuando la tocaban fuerte, hacían
que los gigantes echaran a volar, al imaginar que era el rugir de poderosas bestias salvajes. Como
si fueran “sátiros marinos”, se dice que los tritones tenían la mala costumbre de molestar a las
mujeres que se bañasen en el mar y a los hombres jóvenes.
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Animales mitológicos

Los animales dieron lugar a la creación de muchos símbolos. Pero hubo animales que no eran del
todo reales, sino que surgieron de las mentes, la imaginación, los sueños de los hombres y que
dieron lugar a la creación de mitos. Crearon los seres mitológicos.
Hubo un tiempo, a lo largo de mucho tiempo, desde los pueblos primitivos hasta finales de la
Edad Media, en el que los hombres creían en la existencia de monstruos fabulosos, como las hidras
o los leviatanes, criaturas extrañas, como dragones o unicornios, seres híbridos, como esfinges o
centauros. Creían que el mar y la tierra estaban habitados por criaturas extrañas y en los libros,
pinturas y mosaicos figura un amplio catálogo de zoología mitológica con curiosas ilustraciones de
bestias, aves, reptiles y peces complejos que no existían en la época en la cual los autores realizaron
esas obras.
«En los antiguos rituales de iniciación de los Misterios persas, griegos y egipcios, los sacerdotes se
disfrazaban de criaturas complejas, con lo cual representaban distintos aspectos de la conciencia
humana. Usaban aves y reptiles como emblemas de sus diversas divinidades y creaban formas de
aspecto grotesco y les asignaban rasgos, hábitos y entornos imaginarios para simbolizar
determinadas verdades espirituales y trascendentales que así se mantenían ocultas a los profanos.
El fénix hacia su nido con incienso y llamas. El unicornio tenía cuerpo de caballo, patas de elefante
y cola de jabalí. La parte superior del cuerpo del centauro era humana y la inferior equina. El
pelícano de los herméticos alimentaba a sus crías de su propio pecho y a esta ave se le asignaban
otros atributos misteriosos, que solo podían ser verdad de forma alegórica.»
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Basiliscos

El basilisco era un ser fantástico creado por la mitología griega y fue representado en la Edad
Media con el cuerpo y la cara de un gallo, el cuello y la cola de serpiente cargada de veneno letal, y
feas alas de murciélago, que podía matar con la simple mirada y al que consideraban el rey de las
serpientes. Los machos además tenían cresta y barbas. La cola tiene escamas y está rematada con
algunas plumas. Sus ojos son de un rojo brillante.

Los basiliscos eran horribles reptiles muy temidos por su poder de petrificación. Cargado de
veneno, capaz de marchitar la vegetación y resquebrajar piedras con su fétido aliento, además de
poder matar con la mirada.
«El basilisco representó junto al león y el dragón, el pecado y la lujuria y se le hizo responsable de
todo tipo de desgracias, pero su peor característica era la de matar con la mirada»

Dragones
«El dragón es un monstruo inventado, por lo que cada artista ha podido apelar a su propia imaginación a la
hora de plasmarlo, y por eso son tan diversos.»

El dragón -del latín draco- es un animal mitológico que aparece en diversas formas y varias
culturas de todo el mundo, con diferentes simbolismos asociados. Los dragones son inmensos
reptiles alados pertenecientes a una de las razas más antiguas que existe en la mitología. Famosos
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por sus cualidades mágicas, los dragones adultos son, posiblemente, las criaturas más poderosas
dentro del mundo mitológico.
Eran seres independientes que vivían en su propia guarida, generalmente una cueva grande,
donde guardaban sus pertenencias y preciados tesoros, con montañas de joyas y monedas. Los
dragones se caracterizaban por su ataque con el aliento, dependiendo de sus características,
atacaban con aliento fétido, ya sea fuego, ácido, gas, rayo eléctrico, etc. También atacaban con las
garras, los enormes colmillos, pateando, con las alas y con golpes de cola.

Multitud de leyendas hablan de dragones serpiente, de escamas resplandecientes, con afilados


dientes, despiadados en la masacre. Seres a los que se les atribuye tener el aliento ardiente y
pestilente, como si echaran fuego por su boca.

En la cultura asirio-babilónica el dragón se representaba con alas, cubierto de plumas y con cabeza
de serpiente. La figura del dragón occidental se correspondía a la de un reptil alado de gran
tamaño, con cuello largo, alas de murciélago, cuernos triangulares, dientes afilados y una cola cuya
punta recuerda a una flecha.
El dragón, combina las características de los cuatro elementos, tierra, aire, fuego y agua, simboliza
la luz y la oscuridad, el sol y la luna, la masculinidad y la feminidad, y la unidad subyacente bajo
estas fuerzas opuestas.
El simbolismo alrededor del dragón es esencialmente el de la lucha. La lucha entre el dragón y un
héroe o un dios tiene distintos significados. En estos míticos combates el dragón asumía dos
papeles, el de devorador y el de guardián. Así, los dragones fueron devoradores de dioses y
posteriormente fueron fuerzas a la que se les ofrecían doncellas en sacrificio y no tardaron en
concebirse como comedores de hombres.
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En las leyendas medievales, los dragones eran guardianes de tesoros, arcanos, conocimientos y
magias, y aterrorizaban a las personas para impedir que llegaran hasta ellos a los que resultaran
indignos, y solo los caballeros y héroes los podrían acosar y dar muerte. El papel de guardián
implica la espera y el mantenimiento de un orden que preludia el descubrimiento de un lugar
sagrado. Justamente porque son guardianes de algo sagrado, es por lo que simbolizan el puente a
otro mundo o la prueba de todo héroe.

Las actitudes tomadas en las culturas del mundo frente a la figura del dragón y la lucha que
supone, se distancian en ocasiones, particularmente si se compara la idea de dragón que existe en
el lejano Oriente con la predominante en Occidente. Mientras que los dragones europeos son en su
mayoría malévolos, los dragones chinos, japoneses y coreanos eran vistos generalmente como
seres benévolos. Su forma recuerda a la de una gran serpiente, con características de otros
animales: barba, ojos de langosta, cuernos de ciervo, hocico de buey, bigotes, melena de león,
escamas de pez y garras de águila.
Los dragones eran venerados por los chinos como deidades ancestrales que simbolizaban la
prosperidad, la sabiduría y el poder divino. A diferencia del dragón conocido en la mitología
occidental -un reptil alado y malévolo que escupe fuego por la boca-, el dragón chino era una
criatura sabia y poderosa, cuya presencia siempre fue sinónimo de buenos augurios. Para los
chinos, el dragón representa al espíritu creativo, lo masculino, original, impar, activo y
fecundador. Su color es áureo, ardiente y luminoso y su naturaleza es celestial. Creyeron que el
dragón era el padre de la primera dinastía de emperadores divinos y consecuentemente el
emblema del dragón se consideró como la representación de la influencia divina en la tierra. Aún
hoy, los chinos mantienen la creencia de que este animal sagrado, vinculado con todos los
emperadores de su historia, es el ancestro de toda la civilización, el ser divino responsable de la
invocación de las lluvias, los vientos, las nubes y el sol.
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«Según la historia china, los dragones estaban presentes en la creación y compartieron el mundo
con la humanidad. Como la serpiente occidental, el dragón fue ligado al desarrollo del hombre; y
era el dragón el que le enseñó las artes esenciales tales como: hacer fuego, tejer las redes para la
pesca, y crear música. El dragón chino era inigualable en sabiduría y su poder de conferir
bendiciones, como resultado, vino a simbolizar, más que un benefactor de los hombres, al
emperador que se creía tenía sangre de dragón.»

Fénix

Se trata de un ser mágico y fabuloso que ha sido plasmado en diversas mitologías, pero que
simboliza para las distintas culturas prácticamente lo mismo, la inmortalidad y la resurrección. En
Egipto simbolizaba al astro Sol, que muere por la noche y renace por la mañana.
Se dice que el cuerpo del fénix estaba cubierto de plumas moradas brillantes, mientras que las
plumas largas de la cola eran alternativamente azules y rojas. La cabeza era de color claro y llevaba
un collar de plumas doradas. El fénix se consideraba consagrado al sol y la duración de su vida
(entre quinientos y mil años} se tomaba como referencia para medir el movimiento de los cuerpos
celestes y también los ciclos temporales para indicar los periodos de existencia.
El fénix fue considerado por griegos y egipcios como un semidiós y, según la leyenda, este ser se
consume por sus propias llamas cada 500 años. Cuando el fénix ha cumplido su periodo vital
construye un nido con maderas aromáticas y sándalo que más tarde quema con un golpe de sus
plumas. El fénix arde y una vez que se ha convertido en cenizas renace de entre éstas un fénix
joven y nuevo. El ave Fénix se posaba en lo más alto de una montaña y el Sol la hacía arder hasta
reducirla a cenizas, de las cuales esta ave renacía posteriormente. La leyenda cuenta que nace cada
500 años en algún lugar de Arabia, y tan pronto como echa plumas emigra hacia Egipto, donde
tiene una larga vida en compañía de otros seres de gran sabiduría y poderes mágicos.
Con toda probabilidad el fénix era el cisne de los griegos, el águila de los romanos y el pavo real
del Lejano Oriente.
El fénix es la más célebre de todas las criaturas simbólicas creadas por los antiguos con el fin de
ocultar las grandes verdades de la filosofía esotérica, aunque los modernos declaran que su
existencia es puramente mítica. Es un símbolo de inmortalidad y regeneración. Para los místicos
antiguos era un símbolo muy apropiado de la inmortalidad del alma humana. El ave fénix era
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entre los antiguos símbolo de castidad y templanza y entre los cristianos la resurrección, una
alegoría del alma y su periódica reencarnación, porque así como el fénix renacía de su propia
naturaleza muerta siete veces siete, la naturaleza espiritual del hombre resucita triunfalmente, una
y otra vez, de su cadáver físico.

Grifos

El grifo era una criatura mitológica cuya parte superior era la cabeza de un águila con afilado pico,
plumas, alas y garras de águila, y la parte inferior era con el cuerpo de un león, con pelaje,
musculosas patas y rabo. Se decía que era mayor que ocho leones y más fuerte que cien águilas,
que provocaban un gran estruendo al batir de sus alas. Fue considerado un símbolo sagrado de la
vigilancia, la venganza y la sabiduría.

Los grifos simbolizan la fuerza, el valor y la vigilancia, por lo que el grifo era el monstruo alado
más utilizado como símbolo de la heráldica, como un guardián que suele flanquear los escudos de
armas, y como decoración de fachadas y paredes. Custodiaban tesoros y eran especialmente
feroces a la hora de defenderlos. Suelen aparecer en bestiarios y son emblemas de coraje recio, tal
como demuestra su inclusión en los escudos de armas. Con la llegada del cristianismo, fue
utilizado también como símbolo de las cualidades humanas y divinas de Cristo. Por esta razón,
incluso dentro de las iglesias suelen encontrarse imágenes de grifos.
114

Pegasos

Pegaso era un caballo con dos alas que le permitían volar, de naturaleza mágica, era inteligente,
bondadoso y salvaje. Se trataba de una criatura tímida que sólo podía ser domada por jinetes de
buen corazón. Los pegasos detectaban el mal y no servían a quien intentara domarlos con fines
malvados. El héroe griego Belerofonte cabalgó a lomos del caballo alado en el transcurso de su
expedición destinada a dar muerte a la quimera.
Se dice que los pegasos nacían del cuello de una gorgona decapitada. La leyenda cuenta que un
Pegaso nació de la sangre derramada de la gorgona Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Una
característica de su vuelo es que cuando lo realizaban movían las patas como si estuvieran
corriendo por el aire. El Pegaso es un símbolo de la imaginación y la inspiración, pero
principalmente simboliza la purificación y la elevación del Alma. Es junto con el unicornio uno de
los seres mitológicos que más proliferan en los relatos de fantasía y ficción.

Unicornios

Criatura mitológica, representada como un caballo blanco, con patas de antílope, barba de chivo y
un cuerno en el centro de su frente que crece en espiral, que fue perseguido por su hermosura,
pero sobre todo por las propiedades mágicas de su cuerno al que se le atribuye la capacidad de
curar numerosas enfermedades, y a que actuaba como un potente afrodisíaco.
El unicornio se menciona varias veces en las Escrituras, aunque todavía no se ha encontrado
ninguna prueba de su existencia. El cuerno del unicornio representa el cuerno de la salvación
mencionado por San Lucas, que pincha el corazón de los hombres y les hace pensar en la salvación
a través de Cristo. Los místicos cristianos medievales utilizaban el unicornio como emblema de
Cristo Y, por consiguiente, esta criatura debe representar la vida espiritual del hombre. Es posible
que su único cuerno represente la glándula pineal o el tercer ojo, que es el centro de conocimiento
espiritual situado en el cerebro.
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El unicornio fue adoptado por los Misterios como símbolo de la naturaleza espiritual iluminada
del iniciado: el cuerno con el cual se defiende es la espada flamígera de la doctrina espiritual que
prevalece sobre todas las cosas. Un cuerno dotado de virtudes para curar las dolencias del cuerpo
y del alma. Cuentan que su cuerno una vez reducido a limaduras, resulta un afrodisíaco tan
poderoso que debe suministrarse con gran precaución, pues una dosis alta haría que quien la
tomara se lanzaría al deseo más desenfrenado hasta morir del gozo.

Era un animal que tenía la reputación de ser tan fuerte que podía batallar con otros animales fieros,
pero que solo podía ser domesticado por inocentes, jóvenes y virtuosas doncellas. Cuentan las
leyendas medievales que el unicornio era muy difícil de cazar. «Este animal es tan fuerte como el
león y no puede ser atrapado si no es mediante la sutileza. Cuando quieren capturar uno, mandan
llevar una doncella al lugar donde saben que acude el animal a pacer y descansar. Si el unicornio la
ve y es doncella, va a acostarse en su regazo sin hacer ningún mal y allí queda dormido. Acuden
entonces los monteros que lo matan en el regazo de la doncella.»

Muchos autores hablaron de la ferocidad del unicornio, hasta tal punto que en la Edad Media lo
asociaban con el león, “porque este animal, lo mismo que el león es muy fuerte, salvaje y cruel”.
Hubo países en los que llegó a tal punto la celebridad del unicornio que incluso se adoptó como
símbolo nacional, como en el caso de Gran Bretaña, cuyo escudo patrio aparece flanqueado por un
león y un unicornio.
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Seres monstruosos

Los mitos y leyendas dieron origen a seres de naturaleza fantástica, cuya existencia resulta a todas
luces imposible, o al menos de los que nunca se han encontrado restos zooarqueológicos que lo
confirmen. Sin embargo, seguro que durante miles de años, hombres y mujeres vivieron creyendo
en su existencia y padeciendo su temor, sin el menor resquicio para la duda.

En todo lo relacionado con la mitología y los relatos sobre seres fantásticos, los antiguos no se
limitaron a crear seres humanos híbridos, sino que también generaron criaturas fantásticas, de las
cuales muchas fueron híbridas y otras totalmente monstruosas.

Hidra

La hidra era un monstruo gigante de la mitología griega que tenía múltiples cabezas. Era un
terrible dragón que vivía en los pantanos de Lerna, capaz de matar todo aquello que estuviera a su
alrededor. El número de sus cabezas era de tres, cinco o nueve, y poseía la capacidad de regenerar
dos cabezas por cada una que perdiera o le fuera amputada. Por las bocas lanzaba llamaradas de
fuego y su aliento era venenoso. Según la leyenda, Hércules, en su segundo trabajo, dio muerte a
una hidra.
Las hidras son una forma de pólipos de agua dulce que asemejan a un organismo similar a un tubo
delgado, con unos tentáculos que sobresalen del final, y tienen como característica la capacidad
única de regenerarlos de manera indefinida. La hidra sobrevivió en los bestiarios medievales,
como un dragón policéfalo.
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Kraken

El kraken es un enorme monstruo submarino que se encuentra en océanos y aguas profundas. Su


aspecto se asemeja al de un pulpo gigante con numerosos tentáculos y unos enormes ojos rojos con
los que controla cualquier movimiento de otras criaturas, tanto dentro como fuera de las aguas.
Sus tentáculos tienen unas ventosas de unos 2 metros de diámetro. Tiene también dos tentáculos
especiales, recubiertos de lengüetas afiladas, que usa para atacar.
Dicen que el monstruo kraken flotaba sobre las aguas frente a las costas de Noruega, semejando un
pequeño islote de tierra. Un ser al que las leyendas describen como un pulpo gigantesco, de gran
cabeza con ocho tentáculos y un poderoso pico en el centro de su gran boca. Un monstruo de
dimensiones tan pavorosas que hacía naufragar a los navíos, carabelas y galeones, para apoderarse
de los marineros.
Desde hace siglos se llevan produciendo avistamientos de krakens y han sido más frecuentes en
las costas del Atlántico Norte y de Noruega. De hecho, un obispo noruego describió en 1752 al
kraken, y afirmó que el color negro de las aguas de Noruega se debía a la tinta negra utilizada
como mecanismo de defensa de estos animales o cuando necesitan escapar. El temor a ser atacados
por un kraken en alta mar ha atemorizado desde muy antiguo a los marineros ingleses, nórdicos y
escandinavos. «Un famoso misionero noruego en Groenlandia, afirmó que el monstruo era de unas
dimensiones tan descomunales que, al salir del agua su cabeza llegaba a la cima del mástil, su
cuerpo era tan voluminoso como el barco y tres o cuatro veces más largo».

Leviatán

El leviatán es un ser monstruoso perteneciente a la mitología hebrea, mezcla entre una serpiente de
mar y una ballena. Es un monstruo marino fabuloso descrito en la Biblia como inhumano y
destructor y que se toma como representación del demonio. La naturaleza inferior del hombre se
simbolizaba mediante una criatura tremenda y violenta, parecida a una gran serpiente o dragón,
un monstruo marino llamado leviatán.
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Es un ser conocido desde la antigüedad. En la Biblia se leen descripciones del leviatán en distintos
pasajes y representa a un enorme monstruo marino creado por Dios y que simboliza el mal. Tiene
el cuerpo con escamas muy juntas, a modo de escudo protector, dientes afilados y forma de reptil,
parecido a un dragón sin alas en su aspecto externo. «Sus lomos son hileras de escudos cerrados y
duros como piedra.»
Los símbolos con forma o movimientos de serpiente representan la energía solar en alguna de sus
numerosas formas. Esta gran criatura marina representa la vida solar aprisionada en el agua y
también la energía divina que corre por el cuerpo del hombre, donde se manifiesta como un
monstruo que se retuerce: los apetitos, las pasiones y los deseos del hombre.

Muchas leyendas se refieren al monstruo Scylla, que aguardaba junto a una costa rocosa donde
tenía su guarida en una caverna. Según los griegos, acechaba a las naves para de forma súbita
precipitarse sobre ellas y arrebatar de cubierta a los desdichados marinos.
Los germanos y escandinavos primitivos tenían su gran serpiente primordial. Se llamaba la
Serpiente del Mundo y se enroscaba en el océano o gran río que circunda las tierras del planeta. En
África y América, hay leyendas sobre grandes serpientes primordiales, asimilados a grandes
ofidios acuáticos, también relacionados con la fertilidad de la tierra y con poderes misteriosos.

Quimera

Quimera era un monstruo híbrido, un animal fabuloso con tres cabezas, una de león, otra de
macho cabrío que emergía de la mitad del cuerpo y otra de serpiente o dragón que nacía de la cola,
por las que vomitaba fuego.
La leyenda dice que esta bestia vagaba por las regiones de Asia Menor, generando terror entre la
gente y devorando animales, hasta que Belerofonte, el héroe griego que era hijo de Poseidón, le
hizo frente con la ayuda del caballo alado Pegaso y consiguió destruirla con un pedazo de plomo
que colocó en la punta de su lanza. La Quimera de Arezzo quizá sea la más famosa de las
esculturas etruscas.
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El Parque de los monstruos

En Italia, a mitad de camino entre las ciudades de Florencia y Roma se encuentra la localidad de
Viterbo, en la que hay un complejo monumental en piedra conocido como el Parque de los
Monstruos o Sagrado Bosque de Bomarzo.

El conjunto está compuesto por numerosas esculturas de piedra representando divinidades y


animales mitológicos, ogros, dragones, osos, leones, simbolizando horrendos monstruos de piedra
que se mimetizan con la naturaleza de una manera fabulosa.

Erigido en 1547 por orden del duque y príncipe Pier Francesco Orsini, un mecenas italiano del
Renacimiento, el Parque de los Monstruos permaneció abandonado durante varios siglos.
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Científicos, historiadores y filólogos intentaron explicar este laberinto de símbolos dispersos por el
complejo, pero son tantos los misterios que es imposible ofrecer una interpretación completa.

«Hay quienes creen que algunas de estas estatuas enigmáticas representan quizás las etapas de un
itinerario de matriz alquímica.»

El miedo, la irracionalidad, la pesadilla, y también la imaginación, la inventiva, la creatividad son


factores innatos de la mente humana. Durante miles de años esos factores produjeron un amplio y
variado mundo de criaturas extrañas, de seres inverosímiles, de monstruos.... cuyo primordial
propósito fue el de simbolizar las pasiones humanas o las conductas irracionales.

“El sueño de la razón produce monstruos” Francisco de Goya


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Seres elementales

Reciben el nombre de elementales una categoría de seres mitológicos y porque se les considera
espíritus de la naturaleza ya que se les asimila a los cuatro elementos, por lo que se agrupan en
cuatro clases: Gnomos, los espíritus de la tierra, Ondinas, los espíritus del agua, Salamandras, los
espíritus del fuego, y Silfos, los espíritus del aire.
Son símbolos con los que se representaban a las diferentes acciones de la naturaleza idealizadas en
seres personificados como figuras humanas, vestidos de manera extraña y envueltos en misterio.
Se los considera espíritus juguetones, animados, traviesos, sin mucha responsabilidad y arduos
trabajadores de la naturaleza.
Protagonistas de mitos y leyendas recorren toda la geografía y países en los que toman las más
diversas formas y nombres. Antiguas creencias señalan que todo el espacio está poblado de
multitud de seres que influyen en el devenir de la vida en la naturaleza. Los seres que pueblan el
aire eran conocidos como “sílfides”, los que pueblan los mares y ríos eran llamados “ondinas” o
“ninfas”, y los que se encuentran poblando la tierra son llamados “gnomos”. Todos estos seres
“elementales” son amantes de las ciencias, sutiles y serviciales para los hombres ingeniosos y
sabios, y enemigos de los tontos y de los ignorantes.
Son seres que, normalmente, habitan en un plano interno y se presentan en el plano primario
cuando son invocados por medios mágicos. No son muy inteligentes, y ésta es precisamente la
razón para que sean invocados tan frecuentemente. Un elemental puede ser invocado mediante
conjuros, con una vara o con otro objeto invocador.

Los Gnomos, espíritus de la tierra

Bajo el título general de gnomos, se encuentras unos seres conocidos con diferentes nombres, como
trasgos, elfos, duendes, diablillos, duendecillos de los bosques, enanitos, hombrecillos de las peñas,
y muchos otros nombres similares.
Los gnomos son afines a espacios agrestes. Simbolizan seres trabajadores, amables y sabios, se los
considera protectores de la naturaleza en su totalidad. Se les atribuye también el don de la
telepatía y un olfato hipersensible, por lo que pueden ver más allá de lo visible.
Los gnomos controlan el elemento tierra, y en forma general o más bien folklóricamente, se les
presenta como seres pequeños, macizos y rollizos y bastante taciturnos, tímidos o huraños, que
rigen todos procesos en donde se encuentra participando la materia sólida, especialmente los
minerales. Debido a las características de las fuerzas que gobiernan tienen sus moradas en el
interior de la tierra, o en directo contacto con ella y sus minerales.
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Se dice que cada uno de estos reinos elementales tiene su morada en uno de los cuatro rincones de
la creación; y a los gnomos, que trabajan con el más cristalizado de todos los elementos, les fue
concedido como hogar el rincón norte de la creación. Los antiguos sostenían que los gnomos
gobiernan los tesoros secretos y las cosas ocultas de la tierra, y que los que buscan los tesoros
materiales escondidos en la Naturaleza, deben primero ganarse el apoyo y la asistencia de los
gnomos, los que a voluntad pueden desvelarlos, u ocultarlos en tal forma que es imposible
descubrirlos. Son seres a los que se atribuían manifestaciones o influencias que escapan a la
comprensión de lo considerado natural o coherente.

Duendes
Los duendes son, seres mágicos representativos del elemento tierra. La palabra duende, proviene
del vocablo árabe 'duar' que significa “el que habita” y hace referencia a pequeños seres cuyo
objetivo es hacer travesuras en los hogares. Se atribuye a los duendes conocimientos de tesoros
mágicos y conjuros. Las tradiciones confirman que los duendes son totalmente impredecibles. En
ocasiones se les intuye tímidos y silenciosos, más cuando buscan molestar a los humanos pueden
ser ruidosos y, según cuentan las leyendas, pueden llegar a jugar bromas muy pesadas. Por lo
general, los duendes son seres divertidos y benévolos.

Los duendes domésticos prefieren vivir en hogares y sus cercanías, siendo muy apegados al lugar
al que pertenecen. Se les adjudican algunas travesuras aunque se considera que pueden desarrollar
sentimientos de profunda sensibilidad hacia los humanos. Algunos de estos, en ciertas tradiciones,
pueden tener su cota de maldad, como en el caso de los diablillos y los diablos burlones. Los
duendes de jardín son más bellos que los domésticos, se los asimila a menudo a las hadas. Pueden
adquirir formas diversas como insectos o exóticas mariposas.

Las duendecillas son duendes femeninos de las que se dice, ayudan a las mujeres en las tareas
domésticas. En las tradiciones eslavas, y en las leyendas británicas, ayudan a las amas de casa
trabajadoras.
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Elfos

Los elfos son criaturas mágicas que pertenecen al universo de los elementales terrestres. Nacidos
de la tradición nórdica, son criaturas que suelen vivir mucho más tiempo que los humanos aunque
no son inmortales. Poseedores de grandes poderes mágicos los elfos pueden elegir entre el bien y
el mal, aunque en general, se los considera seres benévolos. Estos seres, de acuerdo a las leyendas,
disfrutan de las danzas nocturnas bajo la luz lunar y se cuenta de ellos grandes aptitudes para la
música y la poesía.
Los elfos de la luz, habitan el aire y poseen alas que les permiten remontarse por los bosques. En
cambio los elfos de las tinieblas viven en la tierra y pueden confundirse con enanos dada su baja
estatura.

Faunos

Los faunos, eran genios de los bosques de la mitología griega. Tenían el aspecto de un carnero
antropomorfo, con la parte superior humana y la parte inferior de un carnero. Los faunos son, para
la mitología romana, divinidades menores responsables de proteger los cultivos y los rebaños.
Descendían de Fauno, el gran dios del campo y los pastores que a menudo era también un espíritu
de los bosques responsable de hacer fértil el ganado y los campos.
Fauno, el dios principal y antecesor de todos los faunos es el responsable de la invención del
caramillo que es la flauta que todos los faunos tocan con gran destreza. De espíritu alegre, son
amables e inofensivos; sin embargo, en algunas ocasiones gustan de hacer algunas travesuras a los
humanos, pero por lo general acostumbran sólo a disfrutar de la música producto de sus
caramillos y de los bailes que comparten con algunas ninfas. Dado que protegían los cultivos y
ejercían influencia sobre las cosechas, para algunos agricultores no estaba de más tener a un fauno
en sus campos.
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Trasgos

Los trasgos son una clase especial de duendes que habitan en hogares y realizan muchas
travesuras en tanto se sienten los dueños de casa. A diferencia de otros duendes, los trasgos tienen
cuernos y cola larga y la mayoría de ellos posee un agujero en la mano izquierda. Son seres
benévolos y juguetones, aunque sucios y glotones.

Trolls

Los trolls o gigantes son criaturas monstruosas de cuerpo enorme. Su tamaño les atribuye una
fama de gran peligrosidad, aunque en realidad, las leyendas afirman en realidad que solo son
agresivos cuando alguien los provoca. Se dice de ellos que carecen de astucia o inteligencia, esto se
pone en evidencia en los relatos que narran enfrentamientos con humanos. En síntesis, son seres
que pese a su aspecto temible, resultan frágiles y vulnerables.
En Noruega, los trolls son árboles cuyas ramas proporcionan una apariencia humana que les
asemeja a gigantes que muevan sus brazos, y en sus cuentos y leyendas son como personajes
burlones con grotesca nariz a los que se les caen los mocos como consecuencia del frío.

Las Ondinas, espíritus del agua


Son estos los elementales que habitan en el elemento agua: los océanos, lagos, corrientes y ríos. Las
ondinas poseen la misión de trabajar sobre las masas de agua dulce, de manera tal que habitan en
lagos, cataratas, ríos y cascadas.
Estos seres viven en todas partes en donde haya agua y gobiernan los líquidos en general, y por
ende las fuerzas vitales del ser humano. Tienen fama de tener una apariencia muy bella, y al
parecer este atributo les otorga poder; generalmente son amistosas y sirven al ser humano en el
espíritu de amor y la sinceridad. Poseen aproximadamente el mismo tamaño de los seres humanos,
y generalmente se representan como doncellas vestidas con la espuma del mar o como sirenas; se
interesan especialmente por las plantas y las flores.
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No tienen cola de pez, son muy bellas, llevan vestidos de gasas y no pueden vivir alejadas de su
elemento, solo pueden salir del agua y permanecer con vida si llevan a cabo ciertos rituales.
Algunas de ellas, las ondinas de los vapores, pueden poseer un cuerpo muy sutil y un par de alas
gracias a las cuales pueden elevarse a través del aire. Son seres de carácter alegre, y la calidad de
sus emociones es más bien vital que astral. Por tener un temperamento vital, ejercen considerable
influencia en el temperamento vital de los seres humanos.
Las leyendas atribuyen a las ondinas el don de poder predecir el futuro de los demás, pero nunca
el de sí mismas. Pueden penetrar en las mentes de quienes se acercan pudiéndolos hechizar sobre
un lapso de tiempo. Tienen fama de ser muy hermosas, y en su reino, la belleza es al parecer el
principio fundamental del poder. Muchas de sus cualidades son similares a las de los gnomos,
puesto que viven en un mundo que les es propio. Por regla general se las considera amistosas y se
cree que es afortunado verlas, y sirven al hombre en el espíritu de amor y sinceridad.
Bajo el nombre de ondinas se conocen a las ninfas, las náyades, sirenas, arpías, hijas del mar y
diosas del mar de los antiguos. Las ninfas son hadas de las aguas, se caracterizan por su gran
belleza. Cuidan tanto parte de la naturaleza terrestre, árboles y plantas, como ríos y mares. Las
náyades son las ninfas que habitan en las aguas dulces, como arroyos, manantiales y las fuentes.

Las Salamandras, espíritus del fuego

Las salamandras, espíritus elementales del fuego, rigen todos los procesos en donde se vea
involucrada la energía. La salamandra era venerada como símbolo de la pureza, la permanencia y
el fuego. Los historiadores de la naturaleza medievales, creían en la existencia de una bestia de
fuego como complemento a las del aire, el agua y la tierra.
Los antiguos honraban en sumo grado a las salamandras, espíritus del fuego, llamándolas los
“Reyes del Fuego” a causa de su aspecto llameante, su enorme fuerza y poder, y el papel que
desempeñan en los asuntos humanos.
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Las salamandras tienen a su cargo las esencias emocionales del hombre, y viven en el tercer éter,
que refleja las cualidades del plano astral o mundo del fuego. Poseen un temperamento ardiente, e
influyen hasta cierto punto en todos los individuos dotados de este temperamento. Si se deja que
esta cualidad se convierta en el poder que controla la vida, las salamandras, que obran a través de
ella, confieren a todos los que sufren esta influencia una naturaleza tempestuosa, un
temperamento ardiente y pasiones incontrolables.

Los Silfos, espíritus del aire

Los silfos controlan el elemento aire. Vivirían en las cumbres de las montañas en contacto con la
parte más enrarecida de la atmósfera. Se caracterizan por ser seres muy variables, algunos se
asemejan a seres humanos pero con proporciones distintas, generalmente tienen alas y son alegres,
excéntricos, caprichosos e inconstantes.
Los habitantes del cuarto éter se denominan silfos, o espíritus del aire. También se los conoce con
el nombre de caballeros de la noche, los nacidos del viento, los ángeles de la tempestad, los nacidos
de la mente, y con otras variadas denominaciones. Los antiguos creían que moraban en las nubes.
Estudios profundizados, no obstante, han probado que este grupo de elementales, en el que se
incluyen las hadas y todos los seres con ala iridiscentes que se nombran en los cuentos de hadas de
los niños, tienen más bien realmente sus moradas en la cima de las montañas que en el mismo aire.
Los silfos ejercen una poderosa influencia en todas las cosas en las que el aire es un importante
factor. Se sabe que son alegres, excéntricos, caprichosos e inconstantes, y van de un lado para otro.
Están siempre ocupados y trabajan con los pensamientos de los seres vivientes. Colaboran con los
elementos aéreos del cuerpo humano, tal como los gases y éteres que se generan dentro de su
propio ser,
Los elementales del aire son afines a buscar relación con seres de otros elementos así como también
con el hombre. Prefieren los lugares abiertos, árboles, o el aire mismo.
Reciben otros nombres tales como ‘nuberus’ o ‘geniecillos de las nubes’. Temido por los aldeanos
por su capacidad para generar niebla, las leyendas relatan historias de acuerdos con las sílfides ya
que ambos tienen influencia de la producción de lluvias. La diferencia entre ambos reside en que
las sílfides buscan la armonía, los nuberus pueden llegar a generar grandes cataclismos, fatales,
especialmente para los campesinos.
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El Nuberu

«El Nuberu es un gigante que viste andrajos y pieles que lleva un sombrero negro de ala ancha.
Tienen la barba larga y en algunas leyendas aparece como tuerto. Es el señor del trueno, el viento,
el granizo, la lluvia y la tempestad, y a veces lo representan por el aire en un trineo tirado por
perros y lobos. Vive en las cimas nevadas de las montañas y en las dunas de Egipto. Se supone que
está relacionado con el dios celta Taranis, que era el dios de la meteorología que protegía a los
guerreros.»

Hadas

Las hadas son diminutas criaturas hermosas, de apariencia humana, la mayor parte de las veces
son dibujadas con alas, que aparecen en las leyendas, los cuentos y el folclore de todo el mundo.
Probablemente las hadas aparecieron en las leyendas como versiones de diosas de la naturaleza y
diosas paganas, y por lo tanto a menudo se asocian con el mundo exterior, especialmente en los
bosques, así como con la magia y los viajes. Dependiendo de la región, se dice que las hadas
habitan en bosques oscuros, pantanos, praderas de niebla místicas y misteriosas montañas.
Como otros seres elementales poseen poderes extraordinarios. En general, las hadas suelen
ocuparse de proteger y ayudar a otras criaturas elementales. La mayoría de las hadas, pertenecen
al aire, aunque también las hay, unas pocas, que habitan las aguas y la tierra. Las hadas del aire, al
igual que las hadas terrestres, disfrutan de posarse sobre los hongos en el bosque. Vuelan con sus
hermosas alas entre las flores y sorprenden a los caminantes con luces fugaces y silbidos agudos.
Las hadas terrestres adoran las flores y los árboles. Toman la vitalidad del sol y se encargan luego
de llevarla a todo el bosque.
Se las relaciona con la magia y la brujería, pero principalmente se les atribuye el poder de conceder
dones como la sabiduría y la felicidad, y forman parte del mundo de espíritus considerados
benéficos para los humanos. Las leyendas y cuentos sobre las hadas aparecen en la mitología de
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numerosas regiones del mundo, como los países nórdicos, los celtas, los griegos, incluso en
algunas tradiciones cristianas, casi siempre representadas como bellas mujeres con alas que con
sus poderes mágicos interceden o conceden favores a doncellas en apuros.
Las hadas se popularizaron en el arte del siglo XIX. En aquella época aparecieron en numerosas
novelas, óperas, poemas y pinturas. En el siglo XX, con la creciente popularidad de las novelas y
películas de fantasía, en las que destaca el nombre de Elfame o Maeve, considerada la Reina de las
Hadas. Maeve aparece representada con pájaros dorados sobre sus hombros, susurrando mágicos
conocimientos a su oído. En la antigua mitología irlandesa se la considera como reina de las hadas
y diosa femenina. Según esas creencias, los bosques estaban llenos de ocultas ciudades habitadas
por criaturas sobrenaturales.

«Los cuatro grupos de seres elementales, -gnomos, ondinas, salamandras y silfos- forman los
moradores naturales de los elementos etéricos. Los antiguos afirmaban que las guerras, plagas,
incendios, terremotos y otros cataclismos eran causados por grandes ejércitos de elementales que
marchaban unos contra otros armados hasta los dientes, y que luchaban en los elementos de la
Naturaleza. Por eso se decía que el trueno y el rayo eran causados por batallas entre los silfos y las
salamandras, mientras que las lluvias y la marejada eran causadas por los silfos y las ondinas. Los
movimientos de cuerpos en la tierra, los aludes y los ruidos subterráneos eran causados por las
querellas que se producían entre las salamandras y los gnomos.»
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Animales

«Todas las razas de la Antigüedad veneraban a las criaturas que vivían en el agua, en el aire y en la tierra.
Conscientes de que los cuerpos visibles no son más que símbolos de las fuerzas invisibles, los antiguos
adoraban al Poder Divino a través de los reinos inferiores de la naturaleza, porque aquellas criaturas menos
evolucionadas y más simples reaccionaban de forma más inmediata a los impulsos creativos de los dioses. Los
sabios de antaño estudiaron los seres vivos hasta el extremo de darse cuenta de que la manera más perfecta de
comprender a Dios es a través del conocimiento de su obra suprema: la naturaleza animada y la inanimada.»

El águila simboliza las fuerzas intelectuales del hombre, como el estudio y la reflexión, mientras
que el león simboliza las fuerzas morales, como el coraje y la virtud.
Los animales representaron un destacado papel en las creencias y religiones de los antiguos, de los
que muchas culturas consideraron que tenían poderes en relación con los fenómenos de la
naturaleza y con los dioses. Aprendieron de los animales, que es una forma de comprender la vida
y respetarla, y lo plasmaron simbolizando sus singularidades.
Entre algunos pueblos antiguos, los animales eran objeto de culto y veneración. Algunas tribus
llevaban el propio nombre de un determinado animal para, así, mostrarle la veneración y el culto
debidos. «Entre los galos, la tribu de los Tauriscí recibía ese nombre porque sus miembros estaban
considerados como “los hombres y mujeres del toro”. Los Deiotarus pertenecían al grupo del Toro
deífico. Los Lugdunum eran llamados así porque habitaban en la colina del cuervo. Los Ruidiobuc
aparecían asociados al jabalí y al ciervo. La tribu de los Artogenos era un pueblo ligado a la
existencia de animales como el oso. Y había una diosa que recibía el nombre de Artío, que aparecía
representada con la figura de una osa.»
Lo cierto es que existen numerosas representaciones artísticas que muestran la importancia que
adquiría el totemismo animal. También abundan las costumbres que son una consecuencia directa
de una consideración sagrada hacia los animales, por la cual se mostrarán escrupulosos a la hora
de consumir sus alimentos. Por ejemplo, entre los celtas no se consumía la carne de caballo, puesto
que era uno de los animales considerados sagrados y exclusivamente destinados a menesteres
bélicos. Animales como la liebre, eran utilizados por los pobladores galos con fines relacionados
con la predicción profética y la visión futura. «También el pollo, el gallo y la gallina eran animales
venerados por los galos, y su carne no podía comerse.»
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El león

Las figuras de algunos animales, como el león o el leopardo, simbolizan el poder de los reyes. El
león, es el rey de la selva, el monarca de los fuertes, el emperador de todos los animales, del que se
dice que no conoce el miedo. Desde antiguo, el león ha simbolizado la fuerza y la protección, y un
buen ejemplo se observa en la famosa Puerta de los Leones situada en la entrada principal de la
ciudadela de Micenas, en la antigua Grecia, que data del siglo XIII a.C.
El león, el caballo, la yegua, además del hombre y la mujer, son los únicos animales que tienen
melena. «Jacques Duchaussoy, en Le Bestiaire divine, observa que sólo dos animales del bestiario
tienen melena: el león y el caballo, lo cual los clasifica entre los animales de luz, o sea, los animales
“solares”. A este nivel, el símbolo se convierte en alquímico.»

Antiguamente la corona del sol se representaba en forma de melena de león, lo que sutilmente nos
remonta a una época en la que el solsticio de verano ocurría en el signo de Leo, el león celestial.
«Los iniciados de Misterios Egipcios fueron llamados muchas veces leones o panteras. El León era
el emisario del Sol, simbolizando Luz, Verdad y Regeneración... El León es el rey de la familia de
los animales y como jefe de cada reino, es sagrado para el Sol, cuyos rayos se simbolizan con las
garras lanudas del León. Los sacerdotes egipcios en muchas ceremonias usaron las pieles de
leones, que fueron el símbolo del gran orbe solar, debido a que el Sol está exaltado y dignificado.
Entre los egipcios los rayos del sol frecuentemente se representaban terminando en unas manos.»
131

Los reyes y poderosos de los pueblos antiguos hacían ostentación de su poder en las cacerías de
leones. En la Edad Antigua había presencia de leones en territorios como Libia, Siria, Tracia,
Etiopía y Arabia, entre otras regiones de Europa y Oriente próximo. Los asirios dejaron unos
extraordinarios murales en los que se reflejan grandes cacerías de leones.
El rey Asurbanipal no era un cruel cazador de animales sino un héroe, un instrumento o sumo
sacerdote de los dioses que a través del rito de la caza destruía a las fuerzas del mal, que
simbolizaban los leones. Con su acto de sacrifico y valentía traía a sus tierras la abundancia y el
orden divino.

Entre las hazañas de determinados personajes mitológicos destacaron las de Hércules, Sansón,
Gilgamesh o Melkart, pues a todos ellos se les atribuye que mataron a un león con sus propias
manos, quedándose como trofeo la piel del animal muerto.

Su color dorado, su abundante melena y su gran fuerza lo convierten en un natural candidato para
ser relacionado con el Sol, aunque la leona habitualmente sea asociada con la Luna y con la diosa
madre.
132

La utilización del león como elemento decorativo y simbólico estuvo muy extendido entre los
reinos cristianos, y también en los reinos árabes, como así lo muestra “El Patio de los leones” en la
Alhambra de Granada. Alrededor de una fuente hay doce leones sobre los que descansa un gran
depósito redondo de mármol. Sigue siendo un misterio hoy en día quien talló aquellos leones –
construidos en 1377 por deseo de Mohamed V– puesto que los nazarís tenían prohibido por el
Corán la representación de seres vivos.

En los barcos de madera antiguos era frecuente encontrar figuras zoomorfas talladas en madera
colocadas como mascarones en las proas, cuyo propósito era para que ahuyentaran a los malos
espíritus. Los galeones españoles y portugueses del siglo XVII portaban un león como mascarón de
proa. Supuestamente, ésta era una práctica fantasiosa, pero se consideraba que el barco que no la
poseía, quedaba abandonado a su suerte. Por tradición, o por superstición, los barcos de cierto
tamaño debían llevar en su proa un mascarón, tallado en madera de muy buena calidad y con
detalles artísticos muy elaborados, a modo de símbolo de protección, pues de esa forma creían
alejar a las entidades espirituales malignas que pudieran afectar a los barcos.

El león era el rey, el protector y el guardián. Los pilares de los portones y los tronos se decoran con
imágenes de leones talladas en madera o piedra. Los leones siempre fueron símbolos para la
protección, por ello aparecen profusamente como guardianes en numerosos edificios.
133

El león es el animal más importante de la simbología heráldica, probablemente debido a que los
nobles se identificaban con su valor y su fuerza.

El león es el rey de los animales y como ocurre con la cabeza de todos los reinos está consagrado al
sol, cuyos rayos se representan mediante su melena enmarañada. También existía la curiosa
creencia entre los antiguos de que el león dormía con los ojos abiertos, motivo por el cual se lo
eligió como símbolo de vigilancia y protección, y con frecuencia la figura de uno o varios leones
sentados o tumbados aparecen situadas al lado de las puertas, en las entradas a edificios, en las
fachadas, con bolas o blasones entre sus garras, lo cual son emblemas de custodia divina.
134

El caballo

«Tanto en la realidad como en el símbolo, el caballo es un animal transportador, y la yegua, el


medio de transporte del hombre en las llamadas ciencias ocultas. Y mientras el caballo desempeñe
ese papel en la realidad, subsistirá el símbolo, ya lleve al caballero errante o bien —bajo las
apariencias de Pegaso—, al poeta.»
Se ignora el origen de la palabra ‘caballo’. El ‘cabalas’ latino que designa al caballo de labor
proviene, tal vez, del galo, como el ‘paraveedra’ que ha quedado en ‘palafrén’. Sin embargo, el
símbolo no era menos válido entre los latinos, en que el ‘equites’ tenía más sentido de caballero
que de jinete.
El caballo, como “animal guardián de poder”, simboliza desde el principio de las tradiciones, el
vehículo que transporta al chamán en sus viajes al cielo de los dioses y los diferentes planos del
supramundo. Hay culturas ancestrales, que lo consideran el primer ser viviente que llegó a la
Tierra, viajando desde lo más alto de los Cielos, de ahí su esencia divina. Por esta sabiduría se lo
considera dentro de los Animales Maestros.
El caballo es un símbolo de lealtad y devoción, de amor y fe incuestionables hacia su dueño. El
caballo también es el espíritu guerrero que da seguridad en los viajes, tanto físicos como
metafísicos. Representa poder, libertad y velocidad. Se lo reconoce en todo el mundo conectado a
los poderes mágicos de los chamanes.
Los celtas y los galos tenían al caballo como un animal sagrado, y existía la prescripción de no
comer su carne, y los eslavos valoraban al caballo hasta el punto de deificarlo, y uno de sus dioses
superiores era el dios-caballo ‘Svantovi’, que protegía a los guerreros en las batallas. También se le
atribuía la particularidad de conocer el porvenir y, en tal sentido, existían una especie de rituales
prebélicos, en los que se sacrifica un animal para que, en sus resuellos y jadeos, se interpretaba por
los brujos todo lo que sucedería en la batalla que se iba a librar. En cierto modo, esta especie de
magia no resolvía claramente las cuestiones planteadas, sino que toda respuesta dada en las
condiciones apuntadas resultaba, cuando menos, ambigua; era algo similar a lo que ocurría con los
oráculos griegos.
Lo cierto es que, entre los eslavos, el caballo encerraba una gran significación mítica y, con
frecuencia, este animal aparecía relacionado con las respuestas de los oráculos, y con toda clase de
augurios, a los cuales era muy aficionado el pueblo eslavo. Siempre estaban considerados los
caballos como animales sagrados, que respondían a sus peticionarios con frases cargadas de
significación emblemática y simbólica, las cuales debían ser descifradas, después de emitidas,
exclusivamente por los brujos o sacerdotes de las distintas tribus o grupos.
135

El onagro

El asno o burro, como animal de carga, es un símbolo de pobreza y estupidez, pero también de
fertilidad. El onagro o asno salvaje no puede ser sometido a las faenas agrícolas, pues no puede ser
domesticado; su lugar preferido para habitar son los lugares esteparios, alejados de la ciudad y
fuera de los dominios del arriero. Son animales de lugares inhóspitos, sobre los que el hombre no
tiene dominio. El onagro es en la literatura bíblica el símbolo de la libertad. Los egipcios
consideraban al asno como un símbolo de Tifón y trazaban su figura sobre las tortas que ofrecían a
este dios del mal. Tifón, el horrendo y gigantesco monstruo hijo de Gea que se rebeló contra Zeus y
puso en peligro la hegemonía de los olímpicos. Set-Tifón, el demonio terrible con cabeza de asno
sólo frecuentado por magos negros, fue un personaje muy común entre los ptolemaicos en la época
romana.

El toro

El toro fue considerado como un animal sagrado, símbolo de la fecundidad, un símbolo lunar
debido a sus cuernos y también de masculinidad y de fertilidad. El toro era un emblema fálico
poderoso que representa el poder creador paternal.
El culto al toro no se limitaba a Egipto, sino que se extendía a muchas naciones del mundo antiguo.
En la India, Nandi, el toro blanco sagrado de Shiva sigue siendo objeto de gran veneración y tanto
los persas como los judíos aceptaban al toro como un símbolo religioso importante. Los asirios, los
fenicios, los caldeos y hasta los griegos reverenciaban a este animal.
El toro era motivo de adoración en Persia, Caldea, Asiria, Babilonia, Creta, incluso desde épocas
prehistóricas, de las que hay infinidad de muestras arqueológicas en cavernas y santuarios en
España y el sudeste de Francia.
136

Los Toros de Guisando son un conjunto escultórico vetón que se ubica en el cerro de Guisando, en
el término municipal de El Tiemblo, en la provincia de Ávila. Se datan entre los siglos II y I antes
de Cristo, durante la Edad del Hierro. Se trata de cuatro esculturas realizadas en granito que
representan cuadrúpedos, identificados como toros, ya que algunas de las piezas presentan en la
cabeza oquedades consideradas para la inserción de los cuernos. En otros lugares hay esculturas
que se asemejan por sus características, pero se trata de verracos o cerdos sementales.

El lobo

En el lobo se suele simbolizar el principio del mal, por la discordancia lastimera de su aullido y por
su salvajismo. La luna ejerce gran influencia sobre las criaturas nocturnas. Cuando los lobos aúllan
en las noches de luna llena, reflejan las fuerzas oscuras de este cuerpo celeste.
Según la superstición medieval, creían que los magos negros se convertían en hombres lobo que
vagaban por los bosques durante las noches de luna llena, destruyendo cosas y atacando a las
víctimas indefensas para conseguir la fuerza vital que contenía su sangre. De este concepto
surgieron las historias de los hombres lobo.
137

El chacal

El chacal es un símbolo de mal augurio, pues representa la codicia, la ambición, el deseo, la


crueldad. El aullido que emite el chacal trasmite una sensación de sobrenatural. Existe la creencia
de que los chacales vagabundean por los cementerios y asaltan las tumbas porque se alimentan de
carroña y pueden ver tanto de día como de noche.
Anubis, el dios egipcio de la muerte se le representaba con cabeza de chacal. Sin embargo, fue
considerado protector de la muerte y su imagen se grababa con frecuencia en las tumbas de piedra.
El chacal por su color negro fue asociado con la simbología de ese color, pues el color oscuro
evocaba la tierra depositada por las inundaciones, presagio de la vida y la fertilidad.

El perro

El perro es considerado desde la Edad Media como símbolo de la fidelidad y protección, de la


lealtad, la ayuda desinteresada, la inteligencia, la obediencia, no abandonando nunca a su amo. El
perro es el antiquísimo lobo domesticado. En la Humanidad, desde la época prehistórica de
cualquier lugar del mundo, el hombre domesticó al lobo, le dio de comer, y le dio cobijo en su
cueva, y se hicieron amigos inseparables…y así es que el perro es el mejor amigo del hombre desde
el neolítico. También se asocia a la paciencia y con la actividad cinegética siendo el mejor
compañero en las cacerías. En el simbolismo chino, el legendario perro Fu es guardián de los
espacios sagrados y encarna también los conceptos de protección.
Cinocéfalo, el simio con cabeza de perro, era el símbolo jeroglífico egipcio de la escritura,
relacionado con Thot y Hermes que simbolizan la Luna y al planeta Mercurio. En alquimia el perro
se asocia a Mercurio por la sabiduría alquímica. Esto alude a la amistad y los lazos que unen con
facilidad. El perro es también un símbolo de la transición, la inteligencia, y el flujo fácil a través de
los procesos de transmutación.
138

El gato

Los egipcios consideraban al gato como un símbolo de amor, le rendían homenaje y hasta los
embalsamaban y momificaban a su muerte. Para los sacerdotes egipcios, el gato simbolizaba las
fuerzas magnéticas de la naturaleza y se rodeaban de estos animales por el fuego astral que
emanaba de sus cuerpos, sobre todo cuando tenían el pelo de tres colores diferentes y los ojos de
distinto color. También, era un símbolo de eternidad porque cuando duermen los gatos se
acurrucan como una bola, de modo que la cabeza y la cola se tocan. Entre los griegos y los
romanos el gato era consagrado a la diosa Diana.
Sin embargo, durante la Edad Media el gato fue considerado un ser demoníaco, satánico, cómplice
de actos de brujería y por eso fue odiado, perseguido y quemado… unos episodios que tuvieron
consecuencias nefastas para los humanos en numerosas poblaciones de Europa, al abundar los
roedores transmisores de enfermedades.
El gato es considerado como guardián de los hogares y protector contra los malos espíritus, las
energías negativas, el mal de ojo y las maldiciones. Debido a que los gatos son conductores de
energías cósmicas, pueden traer energías positivas a la casa, lo que contribuirá al bienestar y la
prosperidad de toda la familia. Hoy día es una mascota, un animal de compañía, y se dice que a
través de su profundo ronroneo, los gatos pueden llegar a reparar huesos rotos.

El carnero

El carnero, símbolo de poder y fertilidad. El carnero encarna la virilidad, la fuerza masculina y la


energía creativa. Se solía emplear como animal para el sacrificio, cuya sangre devuelve la fertilidad
a la tierra. Antes de consultar el oráculo, era necesario ofrecer un carnero al demonio y el sacerdote
decidía si el momento elegido era propicio para el sacrificio. Las cabezas de carneros indican que el
momento más auspicio para generar vida es el periodo durante el cual el sol pasa por el signo de
Aries en el Zodíaco.
139

El cordero

El cordero es un emblema conocido por la pureza, su mansedumbre y la blancura de su lana. El


cordero, la cría menor de un año, por su aspecto, su comportamiento manso y su color blanco es
símbolo de pureza, dulzura, inocencia y obediencia; todas estas cualidades lo transformaron en
una víctima propiciatoria para los sacrificios. El cordero es símbolo de mansedumbre en la
iconografía tradicional, y el animal escogido con frecuencia para los sacrificios religiosos; por
extensión, el término Cordero de Dios, en latín Agnus Dei, designa en la literatura litúrgica y
teológica a Jesús de Nazaret, y su figura lo representa en las alegorías artísticas.
Para el Cristianismo, es sinónimo de Jesús, quién encarna al “Cordero de Dios” que quita el pecado
del mundo y que con su sacrificio redimió al género humano. «En muchos de los Misterios
paganos representaba al Salvador universal y en el cristianismo es el símbolo favorito de Cristo. En
las pinturas de las iglesias primitivas aparece un cordero de pie en lo alto de una colina y de sus
patas brotan cuatro fuentes de agua viva que representan los cuatro Evangelios. La sangre del
cordero es la vida solar que se vierte sobre el mundo a través del signo de Aries. La Verdad es el
cordero divino adorado en todo el mundo pagana y que muere por los pecados del mundo y desde
el principio de los tiempos los dioses salvadores de todas las religiones han sido personificaciones
de esta Verdad.» Bajo este aspecto, el cordero adquiere otro significado: el de la Resurrección,
aludiendo al Cristo resucitado y glorificado, el Cristo triunfante, vencedor a la muerte, que es
representado portando el estandarte de la victoria.

El cerdo

El cerdo se asocia con la fertilidad y la diosa madre. En el judaísmo y en el Islam, el cerdo se


considera el más inmundo de todos los animales, y en el cristianismo se vincula a Satanás y
simboliza la gula.
140

El babuino

En la mitología egipcia los babuinos se asociaban con la sabiduría, la ciencia, la meditación, y


representaban a Toth, el dios de la sabiduría, la escritura, el lenguaje, la música, los conjuros,
hechizos mágicos y símbolo de la Luna. Los escribas veneraban a Toth en forma de babuino, y en
los últimos siglos de la cultura egipcia, cuando se extendió el culto a los animales, los babuinos
sagrados se convirtieron en oráculos. Los babuinos fueron considerados sagrados pues sus gritos
al amanecer, eran un homenaje a la salida del sol, Ra.
Los egipcios representaron a los babuinos como el parecido más cercano a la conducta humana.
Las pinturas los muestran siendo conducidos a la corte del faraón como tributo de pueblos
extranjeros de regiones del sur. Aparecen en numerosas pinturas y bajorrelieves en las tumbas a
modo de personajes vigilantes, como el mural de babuinos en la tumba de Tutankamon o un
babuino con dos cuchillos en las manos en un bajorrelieve del templo de Déndera.

La serpiente

La serpiente ha sido un símbolo sagrado para las civilizaciones antiguas, pues era considerada
capaz de resucitar a los muertos. Los hombres relacionaron la serpiente con el rejuvenecimiento, la
sabiduría, la fertilidad, la salud y la prosperidad. La serpiente emerge de las profundas cavernas
psíquicas de la humanidad, a la que los antiguos usaban a menudo para representar la sabiduría,
la sagacidad y la adivinación.
La serpiente es símbolo que representa el mal y el daño, la oscuridad y el abismo, la lucha del mal
contra el bien, de la luz contra la oscuridad, del amor contra el odio… Como símbolo de la fuerza
universal, la serpiente era emblema tanto del bien como del mal. En Egipto la serpiente era la más
auspiciosa y sagrada, el símbolo de la dualidad, del poder que da como resultado la dualidad. Dos
serpientes portaban las coronas reales del Alto y el Bajo Egipto. También los faraones eran
mostrados con frecuencia con una serpiente sobre la frente.
141

Las culturas primitivas dibujaban o grababan la figura ondulante a modo de serpiente para
representar la energía de la Tierra. También representaban el poder protector de las fuentes de la
vida y de la inmortalidad.

En el templo de Dendera, en Egipto, hay unos enigmáticos relieves en piedra que han suscitado la
atención de arqueólogos, porque muestran unos artefactos que asemejan a unas “bombillas”. De
hecho todo el mundo las conoce como las “Bombillas de Dendera”. Lo más destacable es que
además de tener forma de bombilla, dichos artilugios tienen en su interior lo que sin duda son
unas serpientes. Y curiosamente la electricidad se solía simbolizar mediante la serpiente, debido a
su movimiento ondulante. Se observa que cuando la electricidad salta entre los dos polos forma un
arco que tiene un movimiento serpenteante. A la fuerza que se proyectaba a través de la atmósfera
la llamaban “la gran serpiente”.
La serpiente muda de piel todos los años y de este modo se renueva: es el símbolo de la
resurrección de la vida espiritual a partir de la naturaleza material. Esta renovación de la tierra
tiene lugar todas las primaveras, cuando el espíritu vivificador del sol vuelve a los países del
hemisferio norte. La serpiente dorada era el símbolo de los Sabazios, porque esta divinidad
representaba la renovación anual del mundo gracias al poder solar.
Los dioses serpiente no sólo son encontrados en la historia o la mitología del Próximo Oriente.
Dragones, serpientes que vuelan y dioses serpiente aparecen en la mitología de los pueblos de todo
el mundo. Y en todas partes son considerados los creadores y ancestros del hombre. Naga, la
cobra, es símbolo del poder “kundalini”, una espiral de energía cósmica adormecida dentro del
hombre.
En casi todos estos pueblos antiguos, la serpiente era aceptaba como símbolo de sabiduría y
salvación. En la Biblia, la serpiente es protagonista en diversos pasajes, especialmente cuando se
aparece en el Paraíso, en el árbol entregando una manzana a Eva. La serpiente enroscada en el
Árbol responde al papel de la serpiente como guardiana de determinados símbolos de la
inmortalidad, entre ellos el acceso al Paraíso.
142

La serpiente de bronce fue hecha por Moisés por órdenes de Dios y fue venerada en el santuario
del templo hasta el siglo octavo antes de Cristo, cuando el Rey Ezequías, enfurecido por la
adoración excesiva del ídolo, “rompió en pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho“.
En cualquier caso, demuestra que la adoración a los dioses serpiente fue establecida entre los
israelitas durante el período de los Jueces y Reyes.
Por toda Mesoamérica, los lugares aztecas, mayas y toltecas estaban dominados por el motivo de la
serpiente. Entre los mayas de América Central, el simbolismo de la serpiente era muy común. La
Serpiente Emplumada de los aztecas, que supuestamente era una serpiente voladora, por el
simbolismo de las plumas, parece representar la capacidad de los dioses para poder volar.

Los antiguos mayas reverenciaban a la Serpiente Emplumada, representación del dios


Quetzalcóatl. El más grande de los dioses de México, amo y señor de la vida, dios del viento,
creador y civilizador, protector de todas las artes e inventor de la metalurgia. . Quetzalcóatl era el
dios serpiente emplumado que trajo la civilización a México y enseñó la ciencia de la astronomía y
las matemáticas al hombre.
«La fuente de la luz, el sol, fue simbolizado a menudo por los toltecas, mayas y aztecas en la
imagen de una serpiente emplumada en los personajes de Quetzalcóatl y Kukulcán, los dioses de
América Central, fueron también a menudo simbolizados como serpientes aladas… »

La Pirámide de la deidad maya Kukulkán, en Yucatán, muestra el calendario maya y el Cenote


Sagrado, que fue usado para ceremonias, entre las que se incluían sacrificios humanos. Kukulcán
era una deidad con forma de reptil que en la cultura maya representaba el agua y el viento. Cada
año, durante los equinoccios de otoño y primavera, el sol crea la ilusión de una serpiente
ascendiendo o descendiendo por las escaleras de la Pirámide. El primer día de otoño surge la
bajada a la tierra de Kukulkán, por un fenómeno astrológico impactante. Observando la escalinata
al atardecer de ese día, surge la proyección de varios triángulos por los juegos de luz y sombra, de
tal forma que simbolizan una serpiente descendiendo por la escalera de la pirámide. Esa
proyección es un vestigio de la cultura maya tan avanzada a su época que se mantiene viva año
tras año en el equinoccio de otoño.
Al este de Mesoamérica, en el país de Haití hay leyendas sobre la serpiente de los días de la
creación. «El pueblo vudú nativo cree en un dios llamado Damballah Wedo, cuya imagen es la
serpiente. Damballah Wedo es visto como la Gran Serpiente, el Creador del Universo, los cielos y
143

la Tierra. De acuerdo con una curiosa versión del Diluvio, la Serpiente secó las aguas de la Tierra,
salió el Arco Iris y la Serpiente tomó el Arco, llamado Ayida Wedo, como su mujer.»
También en Norteamérica las serpientes son una figura clave para los nativos. El símbolo de la
serpiente domina el arte de los Hohokam en lugares como el famoso Snaketown, Arizona, que
data del 400 a.C. hasta 1200. Mientras tanto, en el sudeste, una cultura desconocida dejó un enorme
y misterioso monte con forma de serpiente en Ohio.
En el otro lado del mundo, el lejano oriente, también existen dioses asociados con las serpientes.
En el Tíbet, la serpiente adorna las trompetas sagradas de los monjes. Y en Nepal, en un lugar
llamado Budhanilkantha, una misteriosa estatua conocida como el Vishnu Durmiente yace en una
cama de serpientes en un tanque de agua.

La serpiente, símbolo de la Medicina

En los antiguos Misterios, la serpiente enroscada alrededor de una vara o bastón era el símbolo de
la medicina. La Vara de Esculapio, con una serpiente enroscada, ha sido tradicionalmente el
símbolo de la medicina científica. Este símbolo representa la profesión médica como relación
desinteresada con los pacientes. La vara es el símbolo de la profesión médica, y la serpiente, que
muda periódicamente de piel, simboliza, por lo tanto, el rejuvenecimiento.

Cuenta la leyenda que el médico griego Esculapio, hombre notable y respetado que vivió en
Tesalia, estaba en casa de Glauco, quien se hallaba al borde de la muerte. En ese momento,
apareció una serpiente y Esculapio la mató con su bastón. De repente, otra culebra entró en el
dormitorio llevando en su boca unas hierbas con las que revivió al reptil que yacía muerto
ofreciéndoselas en su boca. El médico administró entonces esas mismas hierbas al enfermo, que
sanó. Y este símbolo quedó reconocido como el “Bastón de Esculapio”.
«Las estatuas antiguas describen frecuentemente al dios Esculapio portando un bastón con
serpientes enrolladas. Pero la asociación de la serpiente con la salud es una creencia mucho más
antigua, y es interesante notar que en nuestros días el símbolo de la profesión médica es una
serpiente enrollada en un bastón, aunque esté conectada con la sanación sobrenatural y no con la
medicina racional.»
144

A veces se confunde la Vara de Esculapio con el Caduceo de Hermes por tener dos serpientes
enroscadas alrededor de una vara. Desde hace medio milenio, el primero es símbolo de la
medicina y el Caduceo de Hermes o de Mercurio, es el símbolo del comercio. Los romanos
consideraban Mercurio el dios del comercio y era adorado por comerciantes y mercaderes por ser
el protector de los cambios, el tráfico y el comercio en general.

Caduceos

El caduceo es un símbolo consistente en una vara o bastón rodeado por dos serpientes enroscadas
y con unas alas en la parte superior. La historia de los caduceos se remonta a la antigua Grecia
cuando uno de ellos fue entregado a Hermes por Apolo. Pero según la mitología romana,
Mercurio, dios del comercio, vio luchar a dos serpientes y las separó pacíficamente con una vara.
Las serpientes representan la sabiduría, la regeneración y el rejuvenecimiento, mientras que la vara
de olivo hace alusión a las plantas y a sus propiedades curativas. Las alas son las de Hermes, las
alas de la rapidez.
El caduceo es considerado en muchas partes del mundo símbolo del comercio. En cuanto al
significado de éste símbolo, se le pueden dar varias interpretaciones. Las serpientes representan el
número 8, el número del infinito. Incluso la posición de las mismas, recuerda a un signo del
infinito en posición vertical. Las dos serpientes simbolizan el equilibrio entre fuerzas contrarias, el
cielo-tierra, masculino-femenino, vida-muerte. Son símbolo de movimiento, de hélice, incluso de
las fuerzas telúricas de la Tierra. Al estar enroscadas, indican una vida indestructible.
Ha sido un símbolo muy usado en la masonería, ya que era signo de ciencia y progreso. Un diseño
masónico es la representación de dos serpientes entrelazadas en espiral hasta un cono de piña
situado en la parte superior del bastón, un diseño muy similar al Bastón de Osiris.
145

Los caduceos antiguos de serpientes entrecruzadas son la representación de las chacras y puntos
espirituales del cuerpo humano, el principal de ellos se sitúa en la parte superior, donde el bastón
es rematado por una piña.

El lagarto

Los romanos creían era símbolo de muerte y resurrección. Por su hábito de buscar siempre el sol
simboliza la búsqueda del conocimiento. La rapidez de movimiento de los lagartos ha hecho que
se los asociara con Mercurio, mensajero de los dioses, cuyos pies alados recorrían distancias
infinitas casi de forma instantánea.
Aparecen en las paredes de muchas iglesias y catedrales para representar simbólicamente el
silencio con el que se debe conducir el creyente en los templos. En relación con el simbolismo de
los reptiles destaca el detalle de que tienen dos cuerpos pineales, uno anterior y otro posterior; el
posterior no se desarrolla, mientras que el anterior forma un ojo ciclópeo rudimentario.
Lagartos o dragones aparecen ligados en el trasfondo folklórico de muchos pueblos a doncellas
que son acosadas por ellos. Símbolos de lejanas supersticiones, multitud de leyendas refieren
increíbles hazañas de valerosos caballeros que se enfrentaban a grandes lagartos, confundidos con
los mitológicos dragones provistos de alas y que echaban fuego por la boca, defendiendo un tesoro
en su cueva.
Tanto en Oriente como en la Europa precristiana el lagarto o el dragón se consideraba como un ser
servicial y amable, pero los cristianos, que consideraban la serpiente como símbolo del mal,
también veían el dragón como animal portador de malos presagios, signo de destrucción y caos
interior.
146

El Lagarto de la Malena

Un enorme lagarto de piedra yergue desafiante la cabeza en la fuente más famosa de Jaén. Juan
Eslava Galán cuenta en La leyenda del lagarto de la Malena y los mitos del dragón que en el antiguo
barrio de la Magdalena existía un manantial donde tenía su guarida este voraz monstruo que
atemorizaba a los habitantes de Jaén, el terrorífico animal que según la leyenda devoraba a todo
incauto que se acercara al manantial que allí brotaba.
«Cuenta esa leyenda que un condenado a muerte se ofreció a enfrentarse con el gigantesco lagarto
si, a cambio, le perdonaban la vida. Pertrechado con un caballo, un cordero y un haz de yesca, el
reo se acercó al manantial y cuando el lagarto se lanzó contra él, picó el caballo con las espuelas y
se alejó a galope perseguido por el saurio, lanzándole el cordero ensangrentado que el reptil tragó
de un solo bocado. El condenado había rellenado el cordero con yesca encendida que abrasó las
entrañas del monstruo haciéndole estallar.»
Se dice del mítico lagarto de la Fuente de la Malena que custodiaba el tesoro de la Diosa hasta que
se lo arrebató el héroe Hércules. También hay una antigua tradición árabe que menciona que este
lagarto custodiaba la Mesa de Salomón.

Dragón de Komodo

El llamado dragón de Komodo es en realidad un lagarto, el más grande del planeta, de ahí su
legendario nombre. Si bien su tamaño y la forma de su cuerpo lo asemejan mucho al mítico animal
de los cuentos fantásticos, estos reptiles son muy reales, pueden alcanzar los tres metros de largo y
pesar 90 kilos. No arrojan fuego por la boca, pero son muy fuertes y feroces. Son depredadores
terribles y no dudan en atacar a las aves y bestias, incluso a los humanos.
147

La tortuga

La tortuga suele ser vinculada a la luna y al agua, también simboliza la fertilidad y la larga vida.
Para los chinos la tortuga era símbolo de longevidad. En un templo de Singapur se conservan un
montón de tortugas sagradas que llevan la edad grabada en el caparazón. Los indios americanos
usan el lomo que hay en la parte posterior del caparazón de la tortuga como símbolo de la división
entre la vida v la muerte. La tortuga es símbolo de sabiduría porque se repliega en sí misma y se
protege sola. También es un símbolo fálico como expresa su relación con la longevidad. Los
hindúes representaban el universo sostenido sobre los dorsos de cuatro elefantes enormes que a su
vez están de pie sobre una tortuga inmensa que se arrastra sin cesar en medio del caos.

Las aves

El buitre, el halcón y el cóndor representaban la forma de poder divino que al deshacerse de los
residuos y de otras sustancias peligrosas para la vida y la salud de la humanidad, limpian y
purifican las esferas inferiores. Estas aves se adoptaron como símbolos de los procesos de
desintegración que acaban bien, aunque aparentemente estén destruyendo, a pesar de que en
algunas religiones tienen, equivocadamente, rama de malignas.
Por su negrura, el cuervo era el símbolo del caos o de la oscuridad caótica que precede a la luz de
la creación. El buitre es el símbolo de la crueldad, el águila del valor, y el pelícano del
autosacrificio. Los búhos y los murciélagos se asociaban a menudo tanto con la brujería como con
la sabiduría.
Las aves nocturnas eran símbolos adecuados tanto para la hechicería como para las ciencias
divinas secretas. Porque la magia negra no actúa a la luz de la verdad -el día- y solo tiene poder
cuando está rodeada de ignorancia -la noche-, y para las ciencias divinas, porque los que poseen
los arcanos pueden ver a través de la oscuridad de la ignorancia y de lo material.
148

El águila

El águila era sinónimo del poder para muchos pueblos antiguos. Símbolo sagrado del Imperio
Romano, como sinónimo de poder y conquista, esta ave también fue usada como emblema por el
Régimen Nazi, aunque es considerada un símbolo solar egipcio de la iniciación. Para los griegos y
los romanos, el águila era el ave de Júpiter, por eso la consideraban la reina de las aves, en
contraposición a1 fénix, símbolo del señor celestial. El águila representa el poder y la libertad. Una
figura emblemática como símbolo de la audacia, de la investigación y del genio.
El águila es luz vencedora de las potencias oscuras. En este rasgo simbólico se manifiesta como
matadora de serpientes y dragones. Es el ave de la tormenta, por su capacidad de elevarse en las
alturas, y luego de descender en fulminante caída, es relacionada con la descarga fulminante del
rayo.
Las águilas han sido utilizadas por muchos pueblos como símbolo nacional y especialmente
símbolo imperial, mostrando tanto su poderío como su belleza. Del Imperio romano, en general,
otros estados han tomado la forma más usual del emblema con un águila, utilizada como uno de
los símbolos heráldicos fundamentales.

El Imperio bizantino aportó el símbolo del águila bicéfala. En la heráldica europea existe la
costumbre de la representación del águila bicéfala. En 1433, el águila con dos cabezas se convierte
en blasón de los emperadores romanos-germánicos.
Desde antiguo el símbolo del águila es muy extendido. Está relacionado con el sol y con el cielo, así
como también con el rayo y con el trueno. Su vuelo y su resistencia siempre han tendido hacia el
cielo, particularidades que han sido características de su simbolismo. Sus plumas se convirtieron
en objeto de culto como símbolo de los rayos del sol. El águila está considerada como el rey de las
aves, y fue ya desde la antigüedad fue un símbolo de reyes y dioses. En la antigüedad greco-
romana era el acompañante y símbolo de Zeus-Júpiter. «Debido a que cuando inicia su vuelo mira
directamente al sol, dice Aristóteles, era considerada también como símbolo de la contemplación y
del conocimiento espiritual.»
149

El búho, el mochuelo, la lechuza

El búho o el mochuelo es uno de los símbolos que se viene utilizando a lo largo de generaciones.
Para la mitología el mochuelo fue adoptado por Atenea, la diosa griega de la sabiduría, las artes y
las técnicas de la guerra, además de la protectora de la ciudad de Atenas y la patrona de los
artesanos. El mochuelo de la diosa Atenea ha sido tradicionalmente utilizado en la cultura
occidental como símbolo de la filosofía.

El mochuelo es el símbolo que figura en las monedas griegas. Este ave nocturna, serena y
observadora, también fue representada, además de por Atenea en los mitos de los griegos, junto a
otras diosas como Minerva, por etruscos y romanos, Neit por los egipcios, y la temida Lilith en
Mesopotamia, todas ellas diosas de la sabiduría, la estrategia y la guerra, la mayoría nacidas de la
cabeza de sus dioses padres.

Dos mochuelos a los pies la diosa sumeria Lilith


«El búho, según los expertos representa, serenidad. En las culturas precolombinas de los Andes,
las especies de la costa, sierra y selva son sacralizadas. En las distintas representaciones, muchas
veces se combina la forma animal con la humana, con el fin de representar actos chamánicos. En
México para casi todos el búho es la imagen representativa de un abogado litigador, del juez y de
las facultades de derecho, se admira en esa ave rapaz la grandeza de sus ojos y su mirada fija con
la que parece inquirirlo todo, los movimientos giratorios de cabeza, despaciosos cautelosos y casi
maquinales, recuerda a un sabio. De su cabeza rematada en picos de plumas, se le toman por
símbolo de la cautela y la discreción, cuando no de la prudencia y sabiduría.»
150

El halcón

El halcón es símbolo del sol y tiene por medio natural el inmenso cosmos, y por atributo todo lo
que se relacione con la masculinidad, la superioridad del espíritu, el poder de concentración y el
triunfo de la razón sobre los instintos.
En Egipto, el halcón era el símbolo sagrado del sol, y Ra, Osiris y Horus se representaban con
cabeza de halcón. Para los griegos y romanos era el mensajero de Apolo, mientras que en la
mitología de los nativos norteamericanos, el halcón ayudó a reactivar el sol y a regenerar el mundo
después del gran Diluvio.

El gallo

El gallo es considerado como el símbolo de la eterna vigilancia y la defensa. La representación de


este animal tiene connotaciones positivas, de regeneración, por su condición de vigilante y
fertilizador, una característica que se pone de relieve por ser el animal que anuncia y canta la
llegada de cada nuevo día. En el cristianismo, el gallo es el símbolo de la resurrección, simboliza la
misericordia de Dios y su voluntad de perdonar los pecados, además de ser un emblema de
vigilancia que aparece en las veletas sobre las torres y campanarios de las iglesias y en los tejados
de las viviendas. Se le vincula al sol como símbolo solar de luz y creación, siendo “eficaz contra las
malas influencias o malos espíritus de la noche” porque es el emblema de la previsión y la
vigilancia.
Antiguamente se creía en sus poderes como talismán y se empleaban para desviar el peligro. En
algunas partes se sacrificaban gallos para derramar su sangre y devolver la fertilidad a la tierra. El
gallo se asocia con el coraje y la lucha, con la masculinidad y el sol. Su canto anuncia el amanecer y
simboliza la victoria de la luz sobre la oscuridad. El canto matutino del gallo cada mañana
marcaba para muchas gentes en el pasado, el final de los aquelarres, ahuyentaba la muerte,
exorcizaba los cuerpos de demonios y espíritus malignos, y expulsaba a los diablos, brujas y
duendes que, se supone, pululaban cerca de las casas en la soledad de las noches.
151

El pavo real

El pavo real es el símbolo del orgullo. Con su cola en forma de abanico, es un símbolo del sol, y su
cola circular representa la bóveda del cielo cuyos ‘ojos’ son las estrellas. En el budismo, sus
numerosos ojos simbolizan su vigilancia, aunque se cree que sus plumas traen mala suerte en
forma de algún mal de ojo. Tanto el pavo real como el ibis eran objeto de veneración, porque
destruían a los reptiles venenosos que habitualmente se consideraban emisarios de los dioses
infernales. Por los de innumerables ojos que tiene en las plumas de la cola se aceptaba al pavo real
como símbolo de la sabiduría. Curiosamente, se cree que la carne del pavo real no se pudre aunque
pase mucho tiempo. Como consecuencia de esta creencia, el pavo real se convirtió en emblema de
la inmortalidad, porque la naturaleza espiritual del hombre es incorruptible.

La paloma

La paloma en el cristianismo es la representación del Espíritu Santo y un emblema yónico pagano


antiquísimo y muy reverenciado. Siete palomas alrededor de una cruz representan las siete
gracias: la sabiduría, la comprensión, la prudencia, la fortaleza, el conocimiento, la piedad y el
temor de Dios. Es un emblema de sabiduría, porque representa el poder y el orden mediante los
cuales se mantienen los mundos inferiores.
Como mensajera de la voluntad divina representa la actividad de Dios. Era un símbolo muy
sagrado que era aceptado en casi todo el mundo: fue adoptado por los hebreos, y los miembros de
la Iglesia de Dios consideraban a la paloma mística un símbolo de la época de Noé.
La paloma es mundialmente considerada como el símbolo de la paz, además de la pureza, la
inocencia, el amor y la fidelidad.
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El pelícano

El pelícano simboliza autosacrificio y devoción. El pelícano daba de comer a sus crías de su propio
pecho y a esta ave se le atribuían otros atributos misteriosos. Para los cristianos representa a Cristo,
que murió por la humanidad y resucitó a los tres días. El Pelícano es uno de los principales
símbolos de los Rosacruces y del grado diez y ocho de la Masonería. Representa la consagración a
la Gran Obra, el cultivo del centro espiritual del Cristo. En el simbolismo masónico, es el emblema
más característico de la caridad, como también de la muerte y del renacimiento perpetuo de la
naturaleza.

El escorpión

El escorpión es el símbolo de la traición y se suele asociar con el mal la destrucción y la muerte.


También simboliza la envidia y el odio, así como la oscuridad, ya que vive debajo de la tierra. Los
antiguos le llamaban “murmurador”, y era el símbolo del engaño y la perversión, un emblema
apropiado del mal y el símbolo de la persecución. El escorpión era el símbolo de la sabiduría y de
la autodestrucción porque el fuego que controlaba era capaz de iluminar, además de consumirse.
El escorpión es un mito antiguo presente en varias civilizaciones. En Egipto el escorpión era un ser
benéfico y era visto como un buen presagio, y así el escorpión se convirtió en un amuleto que
significaba la protección y para alejar el mal. Los egipcios veneraban a Selket, la diosa de la
medicina, la magia, la naturaleza y los animales, a la que representaban con rostro de mujer y
cuerpo de escorpión. También el escorpión forma parte de mitos egipcios, ya que en el período
predinástico del antiguo Egipto hubo dos faraones con el nombre de ‘Escorpión’.
153

Las abejas
Las abejas son, de los insectos, al que se le atribuye un mayor valor simbólico. Desde antiguo se
contemplan como un símbolo de la inmortalidad y del renacimiento, al tiempo que representan la
laboriosidad y la organización social. Su laboriosidad las convirtió en símbolo del trabajo, el
esfuerzo, la vida y la inmortalidad. Las abejas son el símbolo de sabiduría pues así como estos
pequeños insectos recogen polen de las flores, los hombres pueden extraer sus conocimientos de
las experiencias de la vida cotidiana. Las abejas evocan sentimientos tanto de temor como de
admiración. El hecho de que las abejas estén gobernadas por reinas es uno de los motivos por los
cuales este insecto se considera un símbolo femenino sagrado.
En el Antiguo Egipto, la abeja era el símbolo del faraón del Bajo Egipto y aludía a la realeza y el
poder. Emblema divino de la realeza en Egipto, se convirtió en símbolo de la sabiduría. Para los
romanos la abeja estaba consagrada a la diosa Venus.

Los mayas representaron a las abejas como si fueran Dioses-abeja. Algunos expertos desestiman
esas imágenes como si fueran “el sol en el ocaso” o “los dioses abeja”, aunque parece más probable
que simbolizaran una amenaza que proviene del cielo.
Para los merovingios, las abejas eran las criaturas más sagradas. Los reyes merovingios fueron
notables hechiceros y eran creyentes en los poderes ocultos de los panales. Estaban asociados a la
sabiduría y a la intuición. Consideraban a los panales de miel, manifestaciones naturales de la
divina armonía, debido a la utilización de los prismas hexagonales en su construcción. En 1653, al
abrir la tumba de Childerico, hijo de Meroveo, se hallaron alrededor de trescientas pequeñas abejas
de oro que, en 1804, Napoleón vistió cosidas en el manto que lució durante su coronación como
emperador.

El inmortal Carlomagno usó la abeja como símbolo de realeza y es probable que la flor de lis o lirio
de Francia, no sea realmente una flor, sino una representación estilizada de la abeja. Según una
antigua leyenda griega, las nueve Musas de vez en cuando asumían la forma de abejas.
154

Vegetales

«Las hierbas silvestres eran sagradas para los primeros paganos, que creían que los dioses habían creado las
plantas para curar las enfermedades humanas.»

El simbolismo del árbol

Todavía hay pueblos primitivos que creen que sus dioses se alojan en las copas de los árboles. Si
un bosque desaparecía, también lo harían sus dioses y ellos se quedaban sin protección. El árbol es
pues fuente de vida y quién lo dañe recibirá su castigo.
El árbol ha sido tenido universalmente como símbolo de la vida, y también del eje intermediario
entre cielo y tierra. Con sus raíces en el suelo, extiende su tronco y sus ramas hacia las alturas. Y
ese gran cuerpo, que protege con su sombra y purifica el ambiente, ha nacido apenas de una
pequeña semilla, que en un proceso de años ha logrado evolucionar hasta dar frutos, en cuyo
interior se encuentran nuevas semillas, capaces de multiplicarse indefinidamente y recrear la vida.
El árbol es igualmente una imagen del cosmos y ha sido visto de esta manera en forma tradicional.
El mundo entero es como un árbol gigantesco y sus características son análogas a las fases por las
que atraviesa una planta. Desde los preparativos previos a la siembra y a la recolección de los
frutos, hasta la inevitable muerte final a través de fases y estaciones.
Los numerosos usos que dieron los antiguos al árbol y sus productos son factores que contribuyen
a su simbolismo. Su culto estaba basado, hasta cierto punto, en su utilidad. J. P. Lundy escribió al
respecto: “Los árboles ocupan un lugar tan importante en la economía de la naturaleza, porque
atraen y conservan la humedad y protegen del sol las fuentes de agua y el suelo para evitar la
esterilidad y la desolación: son tan útiles para el hombre, para darle sombra, frutos, medicinas,
combustible, material para construir casas y barcos, muebles y casi todos los aspectos de la vida,
que no es de extrañar que a algunos de los más notables, como el roble, el pino, la palmera y el
plátano, los consideren sagrados y los usen para el culto”.
El fresno simbolizaba la sabiduría y la renuncia, mientras que el abedul era símbolo de juventud y
renovación. El roble, el pino, el fresno, el ciprés y la palmera son cinco árboles de especial
importancia simbólica, porque tienen las hojas perennes, un símbolo de inmortalidad.
El roble para los celtas estaba cargado de simbolismo y representaba la buena acogida, la tutela y
el apoyo. «Aquellos que pasaran por el tronco hueco de los árboles del bosque, serian preservados
de todas las enfermedades y todos los males. Y, en el caso del roble, se hacía tan patente su carácter
155

totémico que se le consagraba al dios celta Dagda, el cual era una deidad creadora que encarnaba
el principio masculino, mientras que el principio femenino sería detentado por el muérdago.
Sólo los druidas -poderosos sacerdotes galos-, con sus podaderas de oro, y revestidos con túnicas
blancas, en una ceremonia plena de pompa y boato, podían cortar y recoger el muérdago que
crecía apegado a los robles. La ceremonia iba presidida de un ritual consistente en sacrificar toros
blancos a los dioses, también la tela en la que se depositaba el muérdago podado debía ser de color
blanco.»
El pino por ser de hoja perenne, simboliza la inmortalidad. Árbol sagrado para los griegos y
romanos. Debido a su gran resistencia a los vientos, significa la fuerza de carácter y la energía vital.
Tanto en Occidente como en Oriente, los conos de pino simbolizan la vida y la fertilidad, pues
desde muy antiguo son asimilados a la glándula pineal de los humanos. La piña es símbolo fálico
desde la más remota antigüedad. La piña es un símbolo fálico desde la Antigüedad más remota. El
tirso de Baco, es una vara o bastón largo con una piña o un racimo de uvas en el extremo y con
hojas de hiedra o de parra o a veces cintas enrolladas alrededor.
El fresno era otro árbol sagrado de la mitología celta al que le atribuían poderes sobrenaturales.
Por su forma es considerado el eje del mundo y la naturaleza divina en la humanidad. Según un
mito primitivo de los Misterios griegos, el dios Zeus creó la tercera raza de hombres a partir de los
fresnos. Es también considerado amuleto contra toda clase de hechizos de las brujas. En Irlanda,
antes de una batalla los druidas encendían fogatas de fresno silvestre y pronunciaban conjuros
sobre ellas para atraer las fuerzas ocultas en favor de su ejército. La antigua vara de los hechiceros
era de fresno silvestre.
El ciprés es muy común en los camposantos o cementerios pues también está considerado como
símbolo de la inmortalidad. El ciprés de hoja perenne, se asocia con Plutón, el dios romano de la
muerte, es el símbolo de la inmortalidad. Se creía que ejercía un poder de conservación en los
cuerpos y por ello es el árbol que con mayor asiduidad se solía plantar en los cementerios.
La palmera en el Oriente Próximo y Medio se consideraba como el Árbol de la Vida. En Egipto, se
consagraba al dios del sol Ra y representaba la fertilidad de las cosechas. En el judaísmo es el signo
de Judea y en el cristianismo, de la entrada de Cristo en Jerusalén. «Unos zapatos tejidos con las
hojas de la palmera de la victoria cubrían los pies de los inmortales.»
El olivo es símbolo de longevidad, pues son árboles que suelen vivir muchos años. Es asimismo
símbolo de resistencia y renovación, ya que puede resistir condiciones adversas y luego
reverdecer; además, simboliza la prosperidad y la fertilidad por su abundancia de flores y de
frutos. En la antigua Grecia simbolizaba la victoria, ya que una corona hecha con ramas de olivo
era el premio que recibían los vencedores de los juegos olímpicos. También el olivo simbolizaba la
sabiduría, pues estaba consagrado a Atenea, diosa de la sabiduría. Según antiguas creencias, que
todavía se mantienen en muchos lugares, una rama de olivo colocada en la puerta principal de la
casa no permite la entrada de los “malos espíritus” y, en general, las ramas del olivo eran
utilizadas para ahuyentar las “malas vibraciones”.
156

El albaricoque y el membrillo son símbolos yónicos conocidos, mientras que el racimo de uvas y
el higo son fálicos. La granada es la fruta mística de los ritos eleusinos; un símbolo divino de una
importancia tan peculiar que su verdadera explicación no se podía divulgar. Se usaba la uva para
simbolizar la lujuria y la disipación que tienen efectos desmoralizantes en la naturaleza emocional.
Sin embargo, se reconocía que la fermentación era la prueba evidente de la presencia del fuego
solar y por eso se aceptaba la uva como símbolo adecuado del espíritu solar, el dador del
entusiasmo divino.
La acacia es ampliamente reconocida como árbol sagrado entre los pueblos antiguos por sus
propiedades curativas y la consideraban de suma importancia y eficacia para ahuyentar la mala
suerte y los espíritus perversos por ser el árbol en el que se encerraba la vida y la muerte.
La acacia fue considerada como un árbol sagrado en el Antiguo Egipto, por su gran resistencia,
especialmente de su madera. Por esa razón, se consideraba como un símbolo de la inmortalidad y
renacimiento. En la mitología egipcia, la acacia figura repetidamente como un árbol sagrado, pues
debajo de él nacían los dioses y el mismísimo árbol era quien determinaba la muerte de los seres,
por lo que lo llamaron árbol de la vida. Los hebreos también tenían a la madera de acacia como
sagrada por muchas de sus virtudes, así su incorruptibilidad y su dureza y su levedad en el peso.
La corteza, las raíces y la resina las utilizaban para incienso y su humo servía para mantener a los
demonios y fantasmas alejados. La madera del árbol de acacia fue la escogida por Dios para que
los hebreos construyeran el Arca de la Alianza.
El laurel, desde la antigüedad ha sido considerado como un árbol sagrado cuyas ramas se les daba
a los ganadores y poetas como signo de un honor y una gloria más alta. Según los antiguos griegos
y romanos el laurel, consagrado a Apolo, era símbolo de inmortalidad y de victoria.
Representa una tradición que se ha mantenido en el tiempo como un símbolo de honor, cuando se
utiliza el término “laureado” para ensalzar los méritos y reconocimientos honoríficos. Sobre el
simbolismo de las coronas: «En lugar de cuentas, en las monedas aparecen coronas de hojas, por lo
general de laurel, olivo, mirto, hiedra o roble, algunas veces alrededor de las figuras simbólicas y
otras veces sobre su cabeza, como guirnaldas. Todas estaban consagradas a alguna personificación
particular de la divinidad y representaban algún atributo determinado y en general, todas las
perennes eran plantas dionisíacas, es decir, símbolos del poder generativo que expresaba la
perpetuidad de la juventud y la energía, como los círculos de cuentas y las diademas expresan la
perpetuidad de la existencia.»
El manzano se asocia con el árbol de la Vida y el del Conocimiento, aunque en el Génesis no se
especifica qué tipo de árboles frutales eran, aunque sí daban algún fruto. En la antigüedad
existieron otros mitos relacionados con las manzanas, como las manzanas del Jardín de las
Hespérides, la manzana de la discordia... Una leyenda de la mitología griega decía que en el Jardín
de las Hespérides había un árbol con manzanas de oro custodiado por un dragón.
«La única fuente de vida y la diversidad infinita de su expresión tienen una analogía perfecta en la
estructura del árbol. El tronco representa el origen único de toda la diversidad: las raíces, bien
enterradas en la tierra oscura simbolizan el nutrimento divino y la multiplicidad de las ramas que
se extienden a partir del tronco central representan la infinidad de efectos universales que
dependen de una sola causa. El árbol también se acepta como símbolo del microcosmos, es decir,
del hombre. Según la doctrina esotérica, el hombre existe primero como posibilidad dentro del
cuerpo del Árbol del Universo y después florece como manifestación objetiva en sus ramas.»
157

Las plantas
«Había
Había plantas que se utilizaban para curar las enfermedades contraídas por los hombres y por
algunos animales y, para recogerlas, se hacía necesario
necesario seguir un ritual consistente en utilizar sólo
la mano izquierda, guardar ayuno y no mirar a la planta en el momento mismo de arrancarla. De
lo contrario, no surtiría el efecto deseado.»
deseado.
En todas las
as mitologías a menudo aparecen figuras humanas o dioses transformados
ransformados en planta o
plantas que brotan del cuerpo muerto de algún dios. Los druidas tenían conconocimientos básicos de
medicina, utilizaron las plantas a las que atribuían propiedades mágicas y curativas.

El acanto destaca porque sus hojas dentadas simbolizan las artes, aunque para el cristianismo eran
signo de dolor y de castigo. Las inconfundibles
inco hojas fueron el modelo utilizado por los artistas
griegos para tallar capiteles del estilo corintio. En la Grecia clásica, las hojas enrolladas del acanto
se consideraban un símbolo de la vida eterna, y eran habituales plantarlas en los enterramientos.
Las hojas estilizadas de acanto en los capiteles corintios pueden referirse a un mi mito griego de un
acanto que surgió de la tumba de un héroe.

El aloe vera,, también conocida como “planta de la inmortalidad” y “Lirio del desierto“, ha sido
ampliamente utilizada por las civilizaciones antiguas. El aloe era transportado por los soldados del
ejército de Alejandro Magno para ser utilizado como un primer primer medicamento. Aplicado a las
heridas en la batalla, aceleraba el proceso de curación. También hay registros de que el aloe se
utilizaba como medicina en la flota de Cristóbal Colón y otra de las grandes navegaciones. El aloe
es considerado por los historiadores
iadores como el más grande secreto de belleza de Cleopatra, la
legendaria musa del antiguo Egipto que encantaba a todos por su piel radiante.
La mandrágora es una planta mítica que según las leyendas “adormece
“adormece el prim
primer día y vuelve loco
el segundo”. En la Edad Media
edia fue una planta realmente temida ya que se creía que poseía
características humanas, debido a que sus raíces se asemejan al feto o al ccuerpo humano y a
menudo muestra el contorno de la cabeza, los brazos o las piernas. Esta notable similitud ent
entre el
cuerpo humano y la mandrágora es uno de los enigmas de la ciencia natural y el verdadero
fundamento de la veneración que se tenía por esta planta.
158

Conocida como “manzana de Satán” o “manzana de Circe”, era utilizaba con fines afrodisiacos.
Considerada mágica por esa apariencia antropomórfica, en la actualidad se sabe que tiene
propiedades narcóticas y se usa para tratar dolores reumáticos. Por sus propiedades, todavía poco
conocidas, la mandrágora se ha utilizado como un talismán que puede incrementar el valor o la
cantidad de todo aquello con lo que se asocie. Como amuleto fálico, se consideraba una cura
infalible para la esterilidad. Era uno de los símbolos de Príapo, de cuya adoración se acusaba a los
Caballeros Templarios.

El muérdago era la planta curadora de todos los males. No solo era sagrado como símbolo del
remedio universal o panacea, sino también porque crecía en el roble. El muérdago, en forma de
infusión bebible, era capaz de impartir fertilidad y ser antídoto para todo tipo de venenos. Hoy
día, el muérdago ha demostrado propiedades para combatir algunas enfermedades, como por
ejemplo el cáncer. Las propiedades de esta planta eran mágicas, misteriosas y para los druidas
tenía un significado especial. Las leyendas actuales cuentan que bajo el muérdago se debe besar a
la pareja, ya que eso significaría dar profundidad al amor o propiciar una amistad duradera y
efectos de buena voluntad.
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El romero ha sido usado como símbolo de remembranza por mucho tiempo. Es uno de los
remedios naturales para la demencia. Fue mencionado en el Hamlet de Shakespeare: “Hay romero,
eso es para la remembranza”. En el antiguo Egipto, los ramitos de romero se colocaban sobre los
ataúdes y lápidas.
Los científicos han descubierto que hay ciertamente un vínculo entre el romero y la memoria.
Aparentemente, el romero contiene un compuesto notable llamado ‘eucaliptol’ que puede mejorar
el estado de ánimo y la capacidad de recordar.
La cebolla era venerada por los egipcios como símbolo del universo porque sus aros y sus capas
representaban los planos concéntricos en los que se dividía la creación. También se consideraba
que poseía grandes virtudes medicinales.
El ajo era un agente poderoso en la magia trascendental, debido a las propiedades peculiares por
su sabor acre. Para los griegos, su fuerte aroma ofrecía protección contra los malos espíritus. En la
mitología centroeuropea se creía que los dientes de ajo espantaban a los vampiros.
El trébol es una planta asociada a la buena suerte. De tres o de cuatro hojas, tradicionalmente, el
trébol ha sido una planta que confiere buena suerte, y por otro se creía que privaba a los espíritus
malvados y a las brujas de su voluntad evitando que actuaran a su antojo. Se dice que las cuatro
hojas significan fe, esperanza, amor y suerte. Hay quienes sostienen que la primera hoja a la
izquierda del tallo trae la fama, la segunda la riqueza, la tercera el amor, y la cuarta la salud. Como
amuleto protector actualmente goza de una gran popularidad.
«Las plantas también se pueden considerar dignas de veneración porque de sus hojas, pétalos,
tallos o raíces machacadas se pueden extraer ungüentos curativos, esencias o drogas que afectan la
naturaleza y la inteligencia de los seres humanos, como la adormidera y las hierbas antiguas de la
profecía.»

Las flores
Las flores se elegían corno símbolo por muchos y diversos motivos. La flor se considera como
símbolo de pureza sexual por ser el órgano reproductor de las plantas. Gracias a la enorme
variedad floral siempre se podía encontrar alguna planta o alguna flor que fuese adecuada para
ilustrar casi cualquier cualidad o condición.
«Cuando la flor tenía nueve pétalos era el símbolo del hombre; cuando tenía doce, del universo y
los dioses: cuando tenía siete, de los planetas y la ley; cuando tenía cinco, de los sentidos y los
misterios, y cuando tenía tres, de las divinidades y los mundos principales. La rosa heráldica de la
Edad Media por lo general tenía cinco o diez pétalos, con lo cual muestra su relación con el
misterio espiritual del hombre a través de la péntada y la década pitagóricas. En el sistema
filosófico hindú, cada pétalo que la forma lleva un símbolo determinado que aporta más
información sobre el significado de la flor. Los orientales también usaban la planta del loto para
representar la evolución del hombre a través de los tres periodos de la conciencia humana: la
ignorancia, el esfuerzo y el entendimiento. Así como el loto existe en tres elementos -tierra, agua y
aire-, el hombre vive en tres mundos: el material, el intelectual y el espiritual.»
160

La flor de loto representaba el poder de la realeza en Egipto. Frecuentemente aparece como


motivo decorativo, destacando los capiteles de las columnas egipcias que para algunos templos los
tallaban en forma de flor de loto. Es uno de los emblemas más antiguos del arte asiático que
simboliza la creación y la pureza, representa el sol y la rueda del nacimiento y del renacimiento, ya
que sus pétalos se abren al amanecer y se cierran cuando anochece.
La rosa es un símbolo yónico que se asocia con la procreación, la fertilidad y la pureza, porque al
abrirse las flores se despliegan, se las ha escogido como símbolo de despliegue o desarrollo
espiritual. También simboliza el corazón y es un emblema religioso que tiene gran antigüedad. Los
griegos la aceptaban como símbolo de la salida del sol o a la llegada del alba.

De todas las flores simbólicas, la flor de loto de India y Egipto y la rosa de los rosacruces son las
más importantes. En cuanto a su simbolismo, estas dos flores representan el desarrollo y la
consecución espirituales. Las doctrinas esotéricas que representa el loto se han perpetuado en la
Europa moderna con la forma de la rosa. La rosa y el loto son emblemas yónicos que simbolizan
fundamentalmente el misterio creativo maternal.

La flor de Lis es un antiguo símbolo que es extensamente utilizado por la realeza y puede verse en
muchos edificios. Fue utilizada por los Merovingios en Francia. El rey Merovingio Clodoveo tenía
la flor de lis como su emblema real, una flor que crece en el Medio Oriente. Es también conocida
como un lirio de tres puntas y fue usada para simbolizar al rey y a su linaje. Luego se convirtió en
el símbolo del linaje real de lo que es ahora Francia y esto era porque en la antigua Sumeria el
linaje real fue simbolizado por un lirio. Aparece profusamente como emblema de la heráldica.
161

II
SIMBOLOGÍA GEOMÉTRICA

«La figura del símbolo puede ser universal y atemporal, pero su significado será muy distinto según los
hombres, las sociedades y las situaciones en el momento dado.»

Geometría Sagrada

La Geometría Sagrada es un concepto por el cual se reconoce y acepta la existencia de patrones


geométricos que rigen todas las formas conocidas en el Universo. Es además, un conjunto de
conocimientos que fueron utilizados en la planificación y construcción de grandes estructuras en
piedra, como templos, iglesias, catedrales, mezquitas, monasterios, por lo general espacios
dedicados al culto y al arte sacro. En esas actividades, era frecuente la atribución de significados
simbólicos ocultos y sagrados a ciertas formas geométricas, pues los símbolos conforman un
lenguaje que explica determinados procesos mejor que las palabras. De hecho, las formas
geométricas conforman un universo inagotable en cuanto a su utilización como elementos de la
simbología. Así, con el circulo se representa el Espíritu Universal, con el triangulo a la Trinidad,
con el cuadrado a los cuatro Elementos, y con el pentagrama al Hombre.
Formas geométricas, números, letras y colores, conforman un inagotable y variado universo de
símbolos, ya sean por separado o combinados, y si son creados imprimiéndoles la energía y la
capacidad que la voluntad desee, estos funcionaran y cumplirán su cometido. Ya sea como
amuletos protectores, como canalizadores de energía positiva, o como medio para atraer lo que se
desea, estos símbolos serán una herramienta que no solo está al servicio de los elegidos, sino
también de los que crean en ellos. Se puede dar una energía a cada símbolo por separado y
posteriormente combinarlo, por ejemplo, para la protección y la atracción. Una vez diseñado el
símbolo se transmuta su energía, se coloca o se imprime allí donde queramos que sea efectivo,
como protector, atrayente de positividad, luz o como repelente de negatividad. No se debe diseñar
nunca un símbolo para perjudicar al prójimo ya que esto trae consecuencias. Se ha de tener en
cuenta que la energía fluye y no permanece impresa en un símbolo para siempre, si se quiere que
siga siendo efectivo ha de mantenerse el sentimiento impreso en el.
Desde las formas más simples hasta las más complejas, las figuras geométricas siempre fueron
consideradas como símbolos que representan u ocultan fuerzas y poderes insospechados.
162

La línea recta
Uno de los símbolos geométricos de fundamental importancia es la línea recta, que a su vez es
susceptible de ser representada como una horizontal o como una vertical. Lo horizontal simboliza
la materia, la tierra, el tiempo sucesivo que transcurre en una dimensión determinada y uniforme,
en un único nivel plano y limitado. Lo vertical va más allá de la ley y es capaz de conectar con
otros mundos que sin embargo coexisten con éste y están presentes aquí y ahora. Se trata de dos
distintos grados del Ser que corresponden al cielo y a la tierra, al espíritu y a la materia. En este
sentido se puede decir que lo sagrado está relacionado con el concepto de la verticalidad, y lo
profano con el de la horizontalidad.

La circunferencia y el círculo

La circunferencia es la figura geométrica más perfecta, y sin duda el símbolo más universal, pues
se encuentra repetidamente, tanto en la naturaleza, como en las expresiones culturales de todos los
pueblos. El punto central es inmóvil y la circunferencia simboliza al movimiento.
La circunferencia es la línea cerrada circular equidistante de un punto central. El círculo es la
superficie que encierra la línea de la circunferencia. La relación entre el diámetro y el perímetro de
una circunferencia se establece con una constante llamada PI –Π-. Si la mitad del diámetro, el
radio, es igual a 1, el valor de la constante Π equivale a la longitud de media circunferencia.
El círculo, desde tiempos remotos, representó el Sol, fuente de luz y de vida, considerado como un
dios en algunas culturas.
El círculo, por sí mismo, es un símbolo de la mente cósmica y de la perfección y representaba el
eterno ciclo de la naturaleza, porque el círculo es el símbolo de la eternidad y del universo. Se le
considera el símbolo de la eternidad por no tener principio ni fin.
«Un Círculo se cierra sobre sí mismo, y por ello representa la unidad, lo absoluto, la perfección. Es
símbolo del cielo en relación a la tierra, de lo espiritual en relación a lo material. Por ello se le
relaciona con la “protección” y, así, se encuentran los círculos mágicos, los anillos de poder, o las
coronas reales.»
Se considera que el Círculo fue el primero de los símbolos dibujados por el hombre. De entre los
símbolos fundamentales comunes a todos los pueblos es sin duda el círculo el más generalizado y
el que aparece más frecuentemente en todas las manifestaciones humanas conocidas.
La circunferencia tiene entre sus peculiaridades la de que su perímetro es exactamente divisible en
partes iguales, utilizando el compás, por los números del 2 al 9 exceptuando el 7, y por los
múltiplos de aquellos. Es una peculiaridad geométrica que posibilita para la construcción
arquitectónica y la decoración artística obtener todo tipo de figuras regulares perfectas.
Todas las formas geométricas básicas, se obtienen fácilmente con el compás y con la escuadra, a
partir de la circunferencia, y cada una de ellas, encierra un significado. El triángulo representa la
energía, el cuadrado la materia, el pentágono la inteligencia, el hexágono la perfección, el
heptágono el conocimiento, el octógono el infinito...
163

El triángulo
«El Triángulo es la clave de la geometría y está en la base de la ‘sección áurea’, llamada también
‘proporción divina’. Sintetiza la trinidad del ser, como producto de la unidad del cielo y de la
tierra, la suma del uno y del dos.»
El Triángulo simboliza tres fuerzas místicas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Brama, Visnú y Shiva.
Sabiduría, Poder y Justicia. Positivo, Negativo y Neutro.
Según la posición del vértice significará cosas distintas. Con la cúspide hacia arriba sería la materia
en el plano de la energía, simbolizando el fuego o el impulso ascendente hacia una unidad
superior. Con la cúspide hacia abajo, sería la manifestación de la energía en la materia,
simbolizando el hombre y el agua. El triángulo rematado por cuernos era símbolo cartaginés de la
diosa Tanit, un símbolo diabólico, mientras el triángulo coronado por una cruz fue utilizado en
anotaciones de la alquimia y en gremios corporativos medievales.

El triángulo equilátero simboliza la armonía, la divinidad y la proporción. Dos triángulos


equiláteros entrelazados e invertidos simbolizan un poderoso talismán. El triángulo rectángulo
simboliza el Teorema de Pitágoras, uno de los pilares fundamentales de las Matemáticas. «El
triángulo inscrito en un círculo simboliza los arquetipos o modelos de las formas que han sido, que
son y que serán. La eternidad reside alrededor de ellas, y desde ellas, el tiempo fluye como un
arroyo, inundando los mundos.» Plutarco.
El Triángulo es la clave de la geometría y está en la base de la “sección áurea”, llamada también
“proporción divina”. El triángulo perfecto o “sublime” es aquel que su ángulo superior tiene 36º y
los dos ángulos de la base 72º. El número 36 tiene gran significación pues se encuentra en infinidad
de conceptos matemáticos, esotéricos y religiosos.

El círculo y el cuadrado

El círculo simboliza la Mente. El cuadrado simboliza la Rectitud, Obrar, Hablar, Pensar y Sentir. El
cuadrado inscrito en un círculo representa la materia potencial, pasiva, contenida en el Todo.
Para los antiguos maestros de la geometría, el círculo representaba lo desconocido, o la parte
espiritual del universo, y el cuadrado representaba el mundo material, o la parte comprensible del
universo. El círculo denota el cielo, la espiritualidad, mientras que el cuadrado corresponde a la
tierra y a la materialidad. Su unión se interpreta como una gran síntesis: la coincidencia de los
opuestos que representa la realización de la Gran Obra, cuyo símbolo es la Cuadratura del Círculo.
164

El círculo y el cuadrado representan la base de un problema que durante milenios ha causado


fascinación entre los antepasados, desde los egipcios y los griegos y también hasta la actualidad,
aunque en el mundo académico se considera simplemente como un problema de imposible
solución, quedando como una mera paradoja para cualquier acontecimiento o problema cuya
solución se presume compleja o difícil.
Y aunque la solución sea imposible, no por ello ha de ser depreciado, pues fue muy considerado
por algunos personajes destacados de la historia, como Ramón Llull o el genial Leonardo da Vinci,
que dejó un extraordinario y a la vez fascinante dibujo, mundialmente conocido como el Hombre
de Vitruvio, con las figuras de un círculo y un cuadrado que envuelven la figura de un hombre
desnudo, con dos posiciones diferentes de todos sus miembros, los brazos, las piernas y el viril,
probablemente con una intencionalidad burlesca por parte de Leonardo, a modo de despistar y a
la vez llamar la atención a todos aquellos que lo contemplaran sin comprender su verdadero
mensaje, oculto, como en muchas de sus otras obras pictóricas.

La cuadratura del círculo, Ramón Llull El Hombre de Vitruvio, Leonardo da Vinci


El escritor francés Louis Charpentier, en su libro El enigma de la catedral de Chartres, que trata sobre
el diseño de dicha catedral, acerca de unas referencias que hace sobre la cuadratura del círculo,
argumenta sus hipótesis con párrafos como estos:
«... Habló y, no sé ya a propósito de qué, citó el enigma tradicional: Tres tablas llevaron el Grial:
una tabla redonda, una tabla cuadrada y una tabla rectangular. Las tres tienen la misma superficie,
y su Número es el 21.»

Las Tres Tablas y el plano de la catedral de Chartres, según Charpentier


«... Se trata precisamente de la cuadratura del círculo; no ya en el plano de las matemáticas de
laboratorio, sino en el de la geometría de construcción. Y esa cuadratura debía ser encontrada en
alguna parte. Si ese alto lugar de las Galias era en verdad aquello de lo que me persuadía poco a
poco a mí mismo, las tres tablas de igual superficie debían estar inscritas en él.»
165

Sin duda que este problema significó un símbolo de la geometría y la arquitectura para todos
aquellos que dedicaron sus quehaceres o inquietudes a dichas artes. Aunque los verdaderos
símbolos de la geometría y de la arquitectura, durante la Edad Media y para el arte mudéjar,
fueron el círculo y los dos cuadrados formando una estrella de ocho puntas, y el octógono, una
figura destacada en el diseño arquitectónico.

La estrella de cinco puntas y el pentagrama

El pentagrama es una estrella de cinco puntas que se ejecuta en un solo trazo. Conocida también
como pentáculo o pentalfa. La diferencia con el pentáculo, es que este siempre aparece dentro de
un círculo. El simbolismo del pentáculo es que cuando es dibujado con la punta hacia arriba
representa un símbolo positivo, y colocado con la punta hacia abajo es un símbolo diabólico.
El pentagrama consiste en dibujar una estrella de cinco puntas de un solo trazo. Para ello se divide
la circunferencia en diez partes iguales y desde una cualquiera de las marcas se van trazando las
cinco líneas rectas uniendo cada marca con la cuarta siguiente consecutiva, hasta finalizar en la
marca de origen.
«El pentagrama tuvo una importancia enorme, y de forma muy especial, para los miembros de la
Sociedad Pitagórica. Éstos consideraban a su equivalente numérico, el cinco o la péntada, el
número del hombre y de la naturaleza viviente, del crecimiento del movimiento del alma y de la
armonía natural. Era además el número de la perfección humana y simbolizaba al hombre
microcósmico. Además, los pitagóricos consideraban el pentagrama como símbolo de la salud, y lo
utilizaban como contraseña secreta o signo de reconocimiento entre ellos.»
La fascinación de los pitagóricos por el pentagrama fue heredada por los constructores de la Edad
Media que lo conocían con el nombre de “la cruz del trasgo”, y de ahí la importancia que tuvo la
geometría en los templos románicos, de la que la “más importante figura fue el pentágono, que
poseía la llave de la geometría y de la sección áurea e incluso poseyó poderes mágicos”. El
pentagrama es una de las figuras de la geometría sagrada, porque entre otras características,
contiene en sus proporciones el número áureo, phi, o la ‘divina proporción’.
La estrella de cinco puntas, también conocida como pentáculo, es un símbolo considerado un
poderoso amuleto o talismán. Las cinco puntas representan los cuatro elementos constitutivos de
la materia -Fuego, Tierra, Aire y Agua-, equilibrados por el quinto -Éter o Quintaesencia-.
166

El sufijo “grama” significa línea, y cuando está referido a dibujos geométricos lineales expresa la
propiedad de que puede ser dibujado de un solo trazo sin necesidad de levantar la pluma o el
lapicero, entre los diversos puntos en que se divide una circunferencia, comenzando en un punto,
pasando por otros puntos para concluir en el punto inicial. Además del pentagrama, se aplica este
sufijo al hexagrama, heptagrama, octograma, la estrella de Brunes y el eneagrama.

La estrella de seis puntas y el hexagrama

El hexagrama, la estrella de seis puntas, estrella de David, o el Sello de Salomón es el símbolo de


un emblema universal que posee unos orígenes remotos y ha sido utilizado con fines diversos por
numerosas culturas. Desde talismán protector hasta símbolo alquímico, o mero elemento
decorativo, ha sido utilizado por el judaísmo, el islam, el cristianismo e incluso el hinduismo.

Se le conoce como ‘Sello de Salomón’ pues el Rey Salomón tenía un anillo mágico con este símbolo.
En el esoterismo se le suele llamar ‘hexagrama’, especialmente cuando contiene o está rodeado de
algunas letras o palabras mágicas.
Simbólicamente representa el Universo armoniosamente establecido, donde están equilibradas la
materia y la energía. Los dos triángulos entrelazados simbolizan la piedra filosofal, por establecer
armonía entre los cuatro elementos. También simboliza el alma humana, el equilibrio entre el Yin -
triángulo hacia abajo- y el Yang -triángulo hacia arriba-.

La estrella de siete puntas y el heptagrama


167

Para trazar una estrella de siete puntas hay que dividir la circunferencia en catorce partes iguales,
y desde una de las marcas se van trazando las siete líneas rectas, uniendo cada marca con la sexta
siguiente consecutiva, hasta finalizar en la marca de origen. Se diferencia del resto de estrellas en
que la división geométrica de la circunferencia con el compás en siete partes iguales no es exacta.

Una estrella dorada de siete puntas, invertida y rodeada por una corona en manos de un ángel
querubín, aparece representada en el frontal del trascoro de la catedral de Ávila. El conjunto del
trascoro lo componen unos bajorrelieves platerescos en los que se representan una espectacular
Biblia de piedra caliza que recoge siete magníficas escenas de la infancia de Jesús, la Inmaculada
Concepción de María -representada por los padres de ésta, santa Ana y san Joaquín-, la Visitación,
el Nacimiento, la Adoración de los Reyes -con dos figuras negras, Baltasar y un paje- la
presentación en el templo, la huida a Egipto, la matanza de los inocentes, y Jesús en el templo entre
los doctores. Es curioso que todo el conjunto esté presidido en el centro por una estrella de siete
puntas invertida, rodeada de una corona, de la que no hay ninguna referencia específica.
La corona circular es la naturaleza que rodea el centro fogoso. Los querubines representan los
cuatro elementos, los mundos, las fuerzas y los planos que salen del centro divino y fogoso de la
vida. La corona también representa la corona del iniciado, que se entrega a los que dominan a los
cuatro guardianes y llegan ante la Verdad revelada.
La estrella de siete puntas es una de las imágenes más conocidas de la alquimia. En la Edad Media
su conocimiento secreto era considerado de tal importancia que incluso los Caballeros Templarios
asociaron con toda intención la estrella de siete puntas con el flujo de la energía de la vida en la
tierra.

A diferencia de otros “gramas”, del heptagrama apenas existen referencias fiables acerca de sus
posibles significaciones o contenidos ocultos que, referidas al pasado, puedan ser tenidas en
consideración, aunque indudablemente fue utilizado como símbolo para la representación de
conocimientos místicos y esotéricos.
168

La estrella de ocho puntas y el octograma

«La estrella de ocho puntas en el esoterismo islámico, hace referencia a los 4 profetas principales y
a los 4 ángeles mayores que sujetan el Trono de Dios».

Esta estrella de ocho puntas, conocida como estrella mudéjar, representa un sol radiante con ocho
rayos, y es el símbolo originario de Andalucía. Era el símbolo con el que el pueblo tartésico, desde
tiempos remotos del Neolítico hacía ofrendas al Sol y lo representaban con ocho rayos. Parece ser
que el origen de la estrella de ocho puntas está en la mitología y la religiosidad tartésica adoradora
del sol. Es el astro rey un símbolo definitorio de la Andalucía más antigua.
Desde remotos tiempos del neolítico los tartesios adoraban al sol y lo representaban con ocho
rayos. El califato independiente de Al-Ándalus utilizó profusamente la estrella, incluso en algunas
de sus monedas. También el reino nazarí lo incluyó en algunos pendones, además de utilizarla
profusamente en la decoración.
Los mozárabes y mudéjares andaluces llevaron la estrella de ocho puntas por todo el norte de la
Península y los musulmanes y moriscos andaluces la difundieron por el Magreb y el Oriente
Medio. Los albañiles han seguido poniendo esta estrella en las iglesias y en los azulejos decorativos
de casas y edificios.

«El Octograma es un símbolo de la plenitud y la regeneración y su relación con los sistemas


asociados al ocho como los Trigramas del I Ching, la rueda pagana del año y el Ogdoad del
antiguo Egipto. Es una estrella de ocho puntas que parece representar un sol radiante con ocho
rayos».
169

El dibujo de un octograma tiene la característica especial que consiste en dibujar una estrella de
ocho puntas de un solo trazo. Para ello se divide la circunferencia en ocho partes iguales (un
octógono) y desde una cualquiera de las marcas se van trazando las ocho líneas rectas uniendo
cada marca con la tercera siguiente consecutiva, hasta finalizar en la marca de origen.

El octógono

El octógono es un símbolo sagrado cuyas raíces se remontan a los antiguos egipcios y porque tuvo
especial carácter arquitectónico en las construcciones medievales, las catedrales góticas, las iglesias
y castillos de los templarios, en la cultura musulmana, en la mudéjar...
170

Numerosas construcciones arquitectónicas, entre las que destacan las de los templarios, fueron
diseñadas en base al octógono o el octograma, como este diseño para iglesia con planta central de
Leonardo da Vinci.

Las pirámides egipcias guardan unas proporciones perfectas ya que se obtienen de un esquema a
partir de una circunferencia. Del octógono, o la división de la circunferencia en ocho partes iguales,
se puede obtener el esquema de una pirámide cuyas proporciones serán idénticas a las de la Gran
Pirámide de Keops, en Gizeh, Egipto.

La estrella de Brunes

La estrella de Brunes se construye con las diagonales que unen los puntos medios de los lados de
un cuadrado con sus vértices formando en el centro un octógono. Esta figura geométrica
denominada “estrella de Brunes” en honor al ingeniero Tons Brunes quién la descubrió y utilizó
para analizar edificios, monumentos y otras estructuras del mundo antiguo que se diseñaron en
base a ella.
«En el año 1967, el ingeniero y arquitecto danés Tons Brunes publicó un libro titulado “Secretos de
la geometría antigua y sus usos”. En este libro que ha pasado a la historia como uno de los
estudios de geometría antigua más importantes de los últimos tiempos, Brunes sostiene que hasta
el año 1400 d.C. existió una hermandad de sacerdotes, originaria del antiguo Egipto, que conocía
171

un sistema secreto de geometría que habría servido como base para muchas de las estructuras más
importantes de la antigüedad. Este sistema geométrico se basaba en el uso de figuras geométricas
que el mismo denominó como la “estrella de Brunes”. En su libro, Brunes demostró que esta figura
se había utilizado para construir diferentes estructuras del mundo antiguo como las pirámides de
Egipto, el Partenón griego e incluso la mayoría de catedrales medievales. Es más, utilizando esta
figura, Brunes fue capaz de reconstruir los planos de estructuras como el Partenón, el templo de la
diosa Ceres y el templo de Poseidón.»

La estrella de nueve puntas y el eneagrama

El eneagrama es un símbolo esotérico universal, un diagrama esquemático del movimiento


perpetuo... Todo conocimiento se puede incluir en el eneagrama y se puede interpretar con la
ayuda del eneagrama. Y en esta conexión sólo lo que un hombre puede introducir en el eneagrama
es lo que realmente sabe, es decir, comprende.
El eneagrama se utiliza como un estudio de la personalidad, de los caracteres, y los representa
como los vértices de un eneagrama que asimismo se divide en tres triadas: los emocionales, los
mentales y los instintivos.

La estrella de diez puntas y el decagrama

La estrella de 10 puntas o decagrama simboliza desde un punto de vista geométrico-atómico-


esotérico la unión interdimensional con lo de arriba y lo de abajo, dado que al aparecer esta
después de otros movimientos y estrellas, genera la fractalidad del sistema en cuestión,
proyectándolo a lo infinitamente grande y lo pequeño.
172

La Flor de la Vida

Existe un desconocido y antiquísimo símbolo secreto llamado “Flor de la Vida”, utilizado por los
antiguos desde hace más de 6.000 años y del que han dejado impronta en todas las grandes
culturas del mundo. Es una figura geométrica compuesta por diecinueve círculos entrelazados y
superpuestos dentro de una circunferencia. Dibujos de esta Flor de la Vida se han encontrado en
templos, obras de arte y manuscritos de todo el mundo, como por ejemplo en los Templos de
Abydos, Karnak y Luxor, en Egipto, en la Ciudad Prohibida y otros templos en China, en los
templos y las cuevas en la India, así como en Japón, en varios países europeos, en el norte de
África, en México y en Perú.

El templo de Osiris en Abydos, Egipto, contiene los más antiguos ejemplos conocidos de la Flor de
la Vida. Es considerado por algunos como un símbolo de la geometría sagrada, conteniendo
antiguos valores religiosos que representan las formas fundamentales del espacio y el tiempo.
El entrecruzamiento de las líneas circulares conforma una flor de seis pétalos que asemeja un
hexágono. Considerada como una “forma perfecta” ha sido utilizada por arquitectos y artistas en
el transcurrir de los tiempos.

«La flor de la vida es un símbolo secreto creado por la circunscripción de diecinueve círculos que
forman de la Flor de Vida. Al hacer esto, uno puede descubrir el modelo más importante y sagrado
en el Universo. »
173

El símbolo de la Flor de la Vida ha sido utilizado en multitud de templos y construcciones en muy


diversos lugares del mundo. La Flor de la Vida, forma parte de la Geometría Sagrada, o lo que es
lo mismo, la creencia de que existe una relación entre la geometría, la matemática y la
espiritualidad, porque representa la esencia pura de la Vida.

Este símbolo ha tenido siempre un gran valor religioso porque representa la conexión de la vida
con los seres humanos. Valor no sólo en una, sino en todas las religiones del mundo. Desde los
egipcios hasta los celtas, el cristianismo o el hinduismo, entre otras.
El símbolo de la flor de la vida ha sido venerado por las culturas en todo el mundo a lo largo de la
historia como un símbolo de la esencia de la vida. Los patrones geométricos y estructuras que
contiene han conformado diversos diseños en la naturaleza y aparecen en multitud de especies
animales y vegetales como una fuente constante de vida.
Se cree que este llamativo símbolo almacena una importante clave que contiene la fórmula de la
creación del Universo. «La ‘Flor de la Vida’, llamada así porque simboliza un árbol que contiene
una flor la cual a su vez contiene una semilla, la cual a su vez contiene un árbol. Así, la semilla
tiene la imagen dentro de sí del árbol. Esta flor es considerada una de las formas elementales de la
geometría sagrada de la que posiblemente han derivado otros símbolos como la Fruta de la Vida,
la Semilla de la Vida, el Árbol de la Vida, el de la Cábala, o los cinco sólidos platónicos.»
Se trata de un símbolo tan importante, porque considerado de forma tridimensional se pueden
derivar de él cinco formas tridimensionales, conocidas como los Sólidos Platónicos: tetraedro,
cubo, octaedro, dodecaedro e icosaedro. Estas cinco formas y todas sus combinaciones crean todas
las estructuras posibles en el universo. Estos sólidos platónicos son formas geométricas que se
dicen que actúan como una plantilla de la cual brota toda la vida.

Los mandalas

La palabra ‘mandala’ procede del sánscrito y significa “círculo sagrado”, una representación del
círculo de la vida para las culturas hindú y budista, que ha llegado hasta el mundo occidental.
Los mandalas son figuras de la arquitectura sagrada, y muestran su naturaleza permanente como
objetos decorativos de las construcciones arquitectónicas. Una característica fundamental en los
diseños tradicionales de los mandalas es la geometría. Por lo general, los mandalas son dibujos
174

realizados con círculos concéntricos dentro de cuadrados, o cuadrados dentro de círculos, o


estrellas de seis puntas, o triángulos invertidos cruzados.
Los mandalas son representaciones circulares abstractas y simbólicas, ampliamente utilizadas
desde hace muchos siglos. Estas figuras son conocidas por ser representaciones del budismo, el
hinduismo y otras religiones, pero se ha ido demostrando que dibujar mandalas contribuye
enormemente en el desarrollo de la personalidad y la creatividad de las personas. Su creación
forma parte de un ritual de meditación ya que, según esas culturas, dibujar y colorear un mandala
significa el camino que recorre la persona y sus vivencias. También puede significar la vía de
conexión entre el hombre y lo divino. Tradicionalmente son diseños sagrados hindúes, budistas y
jainistas, pero pueden hacerse con prácticamente cualquier forma, diagrama o esquema, siempre
que sea geométrico y la imagen ofrezca una representación del universo o una herramienta visual
para la introspección.
En otras religiones también pueden encontrarse hermosas representaciones artísticas similares a
mandalas de la geometría sagrada, como los que cubren los techos y portones de las mezquitas
islámicas, y los rosetones de las iglesias cristianas influenciadas por culturas orientales.

La lemniscata

Es conocido como el símbolo del infinito. Es una curva con forma de ocho tumbado y alargado que
se utiliza en astronomía, matemáticas y filosofía. También es probable que fuera utilizado en la
simbología alquímica. Es muy similar a lo que se conoce como ‘Analema solar’ que es la curva que
marca el movimiento relativo del sol con respecto a la Tierra a lo largo de un año.
También conocida como Lemniscata de Bernoulli, es una curva polar cuya más común forma es el
lugar geométrico de los puntos tales que el producto de sus distancias es una constante. Fue una
figura utilizada como símbolo o marca por algunos maestros canteros de la Edad Media.

Los sólidos platónicos


Pitágoras estudió las ciencias matemáticas con los egipcios y de ellos obtuvo el conocimiento de los
sólidos geométricos simbólicos.
En el “Timeo”, Platón no solo describe el Lambda sino que sostiene que los elementos clásicos, el
aire, la tierra, el fuego, el agua y el éter, estaban hechos a base de cinco sólidos: el cubo, el
tetraedro, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro. Estos sólidos pasaron a la historia con el
apelativo de “sólidos platónicos”.
«Puede sonar extraño que un filósofo como Platón haya entrado en el terreno de la geometría al
punto de plantear la existencia de estos sólidos, pero lo cierto es que Platón fue influenciado por
las ideas del famoso matemático griego, considerado por muchos como uno de los filósofos
occidentales más influyentes de todos los tiempos, Pitágoras de Samos.»
Plutarco no pretendía explicar el significado interno de los símbolos pero creía que la relación que
establecía Pitágoras entre los sólidos geométricos y los dioses era el resultado de imágenes que el
gran sabio había visto en los templos egipcios.
175

Los ‘Sólidos Platónicos’ son las figuras geométricas sagradas, junto con el círculo y la espiral. La
descripción de dichos sólidos se encuentra en el Timeo, de Platón (427-347 a.C.), que fue el primero
en estudiar a profundidad su geometría y asignarles características metafísicas. Son formas
completamente simétricas cuyas caras tienen los lados y ángulos iguales y porque todos caben
dentro de la matriz universal que es la esfera. Son la base de la construcción de la materia: el
tetraedro, el hexaedro o cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro.
Son poliedros regulares convexos que presentan las siguientes propiedades: Todas sus caras son
polígonos regulares iguales. Sus vértices unen el mismo número de caras y de aristas. Todas las
aristas son iguales. Todos los ángulos de las caras son iguales. Otra peculiaridad geométrica de
estos sólidos es que de ellos se pueden trazar tres esferas, centradas en el mismo centro de simetría
del poliedro. «La primera esfera inscrita y tangente a todas sus caras en su centro. La segunda
esfera inscrita y tangente a todas las aristas en su centro. La tercera esfera circunscrita y pasa por
todos los vértices del poliedro.»
Una breve descripción de estos sólidos, con sus formas geométricas, los elementos, los colores y los
símbolos que se les atribuyen.

El tetraedro está formado por 4 caras triangulares iguales, equiláteros, con 6 aristas y 4 vértices.
Representa el primer elemento, el Fuego sagrado, su color es el Rojo, y es símbolo del Amor.

El hexaedro o cubo está formado por 6 caras cuadradas, tiene 12 aristas y 8 vértices, representa el
segundo elemento, la Tierra, el secreto del mundo natural, la Naturaleza, su color es el Verde, y es
símbolo de la Voluntad.
En Egipto, el cubo, la figura perfecta de seis caras cuadradas era utilizada como símbolo de la
realización en el espacio, el cubo era, pues, el símbolo del volumen.
«El cubo tiene seis superficies y un séptimo punto misterioso en su interior. Las seis superficies son
las direcciones: norte, este, sur, oeste, arriba y abajo, o delante, detrás, derecha, izquierda, arriba y
debajo; o también tierra, fuego, aire, agua, espíritu y materia.»
176

El octaedro está formado por 8 caras triangulares iguales, tiene 12 aristas y 6 vértices. Son dos
pirámides invertidas unidas por sus bases cuadradas, representa el tercer elemento, el Aire, su
color es el Amarillo y es símbolo de la Sabiduría. Representa la perfección de la materia por el
espíritu. El mineral de fluorita cristaliza en forma de octaedro.

El dodecaedro está formado por 12 caras pentagonales iguales, tiene 30 aristas, y 20 vértices.
Representa el quinto elemento, el Éter o Prana, su color es el Violeta, y es símbolo de la Conciencia
Planetaria. Representa el poder de lo femenino y de la creación.

El icosaedro está formado por 20 caras triángulos iguales, 30 aristas y 12 vértices. Representa el
cuarto elemento, el Agua, su color es el Azul y es el símbolo de la Conciencia Cósmica. Simboliza
la semilla de la vida y del universo.
Tanto Pitágoras como los pensadores griegos posteriores daban la máxima importancia a los
sólidos simétricos. Para que un sólido fuera perfectamente simétrico, todas sus caras debían ser
polígonos regulares iguales, y la misma cantidad de caras tenían que converger en todos sus
ángulos, es decir, figuras cuyos lados y ángulos fuesen todos iguales. Tal vez se pueda atribuir a
Pitágoras el gran descubrimiento de que solo hay cinco sólidos de este tipo.
«Los griegos creían que el mundo, el universo material, estaba compuesto por cuatro elementos –
tierra, aire, fuego y agua - y para la mente griega era inevitable la conclusión de que las formas de
las partículas de los elementos eran las de los sólidos regulares. Las partículas de tierra eran
cúbicas, porque el cubo era el sólido regular que poseía más estabilidad. Las partículas de fuego
eran tetraédricas, porque el tetraedro era el sólido más sencillo y por lo tanto, el más ligero. Las
partículas de agua eran icosaédricas, precisamente por el motivo contrario, mientras que las
partículas de aire, como intermedias entre las dos últimas eran octaédricas. E1 dodecaedro era para
177

aquellos matemáticos antiguos, el sólido más misterioso; era, con diferencia el más difícil de
construir, porque dibujar con precisión un pentágono regular requería una aplicación bastante
compleja del gran teorema de Pitágoras.»

La esfera

La esfera es el símbolo del movimiento, emblema del fuego, el agua y el aire, mientras que el cubo,
símbolo del peso, es el emblema de la tierra. La esfera se usa para simbolizar el espíritu y el cubo
para simbolizar la materia. Los cinco sólidos platónicos, cuyas formas son simétricas, de lados y
ángulos iguales, todos se inscriben o caben en la esfera, o lo que es lo mismo, es la matriz
universal. La esfera del amor que es de color rojo. La esfera de la sabiduría que es de color azul. La
esfera de la creación que es de color verde.
Los sumerios imaginaban el universo como una cúpula cerrada rodeada por un mar de agua
salada. Es por ello que en la arquitectura la esfera simboliza al Cielo que se representa en las
cúpulas de los grandes edificios cristianos, bizantinos y musulmanes. Una gran cúpula central
descansando sobre una planta octogonal, de la misma forma que el Cielo sobre la Tierra.

La esfera gnomántica

«Se cuenta en un relato que en el año 1968, el doctor Ray Brown se encontraba en las Bermudas,
trabajando con un equipo de recuperación de tesoros perdidos en los fondos marinos. En una de
sus inmersiones, entre la isla de Andros y la de Bimini, descubrió los restos de una ciudad
submarina, y halló una “pirámide sumergida”. En la cima de la pirámide, que era truncada, se
levantaba una especie de pequeño templete. Penetró por una abertura que poseía el templete y se
halló en una sala en cuyo centro, sobre un soporte de piedra, dos manos de metal sostenían una
pequeña esfera vítrea que, cuando fue examinada, resultó ser de cuarzo. Era una perfecta esfera de
cuarzo magistralmente tallada, a la que denominó “gnomántica”, y que según declaró el profesor
Brown, podía poseer propiedades electromagnéticas y reveló que había podido constatar en ella
poderes misteriosos.»
178

La pirámide

La verdadera molécula de agua está formada por cinco monómeros de H2O. El profesor
norteamericano Linus Pauling, dos veces premio Nobel de química, dijo que “el agua es un
polímero constituido por cinco H2O colocados en los cinco ángulos de una pirámide formada por
cuatro triángulos equiláteros sobre una base cuadrada”.
La estructura de las moléculas de agua tiene forma de una pirámide de 51 grados, 51 minutos y 14
segundos, exactamente el mismo ángulo que tienen las caras de la Gran Pirámide de Giza. La Gran
Pirámide es el símbolo de una molécula de agua, el elemento básico e imprescindible para la vida.
«Los lados de la Gran Pirámide miran a los cuatro puntos cardinales, que representan, según
Éliphas Lévi, los extremos de calor y frío -el Sur y el Norte- y los extremos de la luz y la oscuridad -
el Este y el Oeste-. La base de la pirámide representa, además, los cuatro elementos o sustancias
materiales de cuya combinación está compuesto el cuerpo cuádruple del hombre, y en la cúspide
la quintaesencia.»
La esencia de la energía piramidal es magnética, un campo de fuerzas originado por la energía
electromagnética en movimiento. El agua es imprescindible para la vida, es la base de la vida en la
Tierra. Es el fluido por excelencia, y como tal posee cualidades potenciales relacionadas con la
energía, como una conducción casi perfecta de la electricidad y con el magnetismo.
Los antiguos iniciados aceptaban la forma de la pirámide como el símbolo ideal, tanto de la
doctrina secreta como de las instituciones establecidas para difundirla. Tanto las pirámides como
los montículos son modelos de la Montaña Sagrada o el lugar elevado de Dios, que se creía que
estaba en la “mitad” de la tierra.
Por todas partes del mundo los antiguos levantaron pirámides, un hecho que sigue despertando
múltiples incógnitas, tanto sobre cómo fueron levantadas, como acerca de cuál era su principal o
verdadera función. Las dos pirámides más famosas están en Egipto, la de Keops o Gran Pirámide,
y la de Kefrén. Ambas suscitan una gran fascinación por su grandeza y perfección, y por los
enigmas e incógnitas que todavía encierran, sobre las cuales existen infinidad de teorías, más o
menos fantásticas. Lo más probable es que estuvieron asociadas al sol, al cual divinizaron los
egipcios llamándolo Ra.
179

Muchas pirámides egipcias tenían la cúspide rematada con una pequeña pirámide que recibe el
nombre de ‘piramidión’. El piramidión es la pieza pétrea de forma piramidal que se situaba en la
parte más alta de los obeliscos y pirámides, simbolizaba el lugar donde se posaba el dios solar Ra o
Amón-Ra, en la cúspide del monumento, como punto de unión entre el Cielo y la Tierra.
Uno de los desafíos para la ciencia sigue siendo la perfecta orientación geográfica de las caras de
las dos pirámides de Gizeh, respecto a los cuatro puntos cardinales. Muchas teorías apuntan a que
fueron orientadas hacia el norte guiándose por las estrellas polares que señalaban el norte
geográfico de la Tierra. Otra posibilidad cierta es que pudieron haber sido orientadas hacia el Este,
utilizando como referencia los puntos de salida y puesta del Sol a lo largo del año. Los egipcios
adoraban al Sol como símbolo de la vida y sin duda que estudiaron y conocieron los ciclos solares
con todo detalle. No solo los egipcios, sino muchas otras culturas milenarias construyeron sus
templos en honor a dioses, diosas y héroes, y habitualmente los orientaban en dirección al sol
naciente. Existen numerosos monumentos antiguos en los que la luz de los primeros rayos del sol
al amanecer de los solsticios o equinoccios penetra a través de puertas o ventanas de forma precisa
y se adentra muy profundamente iluminando las salas o capillas dedicadas a los dioses. Todos
ellos perfectamente orientados hacia el Este. Una ‘costumbre’ que perduró durante muchos
milenios.
«La base cuadrada de la pirámide recuerda constantemente que la Casa de la Sabiduría está bien
asentada en la naturaleza y sus leyes inmutables. Los gnósticos -escribe Albert Pike- decían que
todo el edificio de su ciencia descansaba sobre un cuadrado cuyos ángulos eran: el silencio, la
profundidad, la inteligencia y la verdad.»
180

Simbología de los números

«Los números poseen una realidad mágica que los hombres de nuestros días han olvidado.»

El simbolismo de la numerología es inagotable. El significado de los números como un símbolo


mágico se remonta a los albores de la humanidad, basado en creencias populares antiquísimas,
utilizados por destacadas personalidades del saber y la cultura de cada época, y muchas veces
ligados al misticismo, a la religión, al arte o a la arquitectura.
Los pueblos antiguos acumularon un bagaje común en cuanto al papel que jugaban los números
como representaciones o símbolos de las cosas materiales o espirituales.
Los habitantes de Mesopotamia recurrieron a los números para resolver una serie de problemas
prácticos, como por ejemplo la fijación de un calendario y la medición del tiempo. Se ha de
destacar que los sumerios definieron el sistema sexagesimal que toma como base el número 60
para medir el tiempo, un sistema que todavía se sigue utilizando después de varios milenios. Se
aproximaron bastante al valor de Pi y llegaron a resolver ecuaciones cuadráticas. Pero acaso el
rasgo más sorprendente del manejo de los números en Mesopotamia esté en su carácter simbólico.
Fue el surgir de la numerología, una práctica que consiste en asociar los números con significados
espirituales, como representaciones de divinidades, personas u objetos. Ello llevó a su vez a la
creación de los “números sagrados”, esto es, números especiales, asociados con cosas buenas o
malas. Para los sumerios y los babilonios el número 60 era precisamente uno de esos números
sagrados.
Para Pitágoras y sus seguidores los números eran sagrados, ya que constituían la base sobre la que
había sido creada la realidad física, pues el mundo conocido, el universo entero se podía explicar y
entender con los números, ya que el universo era geométrico y aritmético y las matemáticas la
forma de entenderlo. Pitágoras, nació en Samos, en el 582 a.C., y viajó frecuentemente por el
mundo conocido que le rodeaba sobre todo Egipto, donde se cree que recopiló y aprendió lo que
sería el mundialmente famoso “Teorema de Pitágoras”. Perteneció a una sociedad secreta,
semiclandestina, dedicada al estudio de las matemáticas, tuvo una fuerte influencia en posteriores
tradiciones esotéricas. Perseguido por el tirano griego Polícrates, se vio obligado a huir de Grecia y
andar errante durante muchos años, fundando escuelas donde enseñaba sus conocimientos, tanto
algebraicos como morales, pues sus conocimientos eran algo más que matemáticos.
«Para los pitagóricos todas las cosas se sintetizan en los nueve primeros números; éstos a su vez
pueden resumirse en los tres primeros; y ellos están contenidos en la unidad, y sostenían que la
realidad física está constituida por pequeñísimos puntos geométricos que a su vez están
representados por los números. Así, los números se corresponderían de modo preciso con las
figuras de la geometría y las notas musicales, en perfecta armonía con las leyes de la Astrología y
el orden del Universo.»
Para los Francmasones y Rosacruces, las enseñanzas de Pitágoras poseían cualidades místicas
ocultas bajo un aparente contenido exclusivamente matemático. En su filosofía, los números
llegaron a tener un carácter real. Estos no eran simples cantidades representativas o meros
símbolos sino las partículas indivisibles y sagradas que componían la realidad misma.
181

Los números son la manifestación de la armonía universal y módulos, que conjugados con otros,
generan conjuntos y modelos de pensamiento, los que por su reincidencia y exactitud designan
igualmente proporciones, ciclos y ritmos, verdaderamente mágicos, presentes en la totalidad de los
fenómenos universales a los que ellos "cifran", o designan, con su estructura invariable. Los
números no son entidades abstractas cuantitativas, pues su simbología alberga cualidades o ideas
que representan una intencionalidad o esconden significaciones ocultas.
Los números, al igual que otros símbolos, son susceptibles de ser contemplados bajo dos
apariencias opuestas, la exterior y la interior. Desde la óptica exterior los signos numéricos
expresan meramente cantidades; desde la interior, manifiestan símbolos y cualidades del ser.
Si los números fueron creados por el hombre o simplemente estaban implícitos en la naturaleza de
las cosas, es un enigma difícil de desentrañar. Lo cierto es que para los antiguos, los números
adquirieron una carga de poder oculto, significaciones simbólicas o causas metafísicas. Fue así
como los números 3, 7, 9 ó 13 se convirtieron en signos con propiedades inquietantes. Operaciones
y combinaciones entre los números determinan si resultan benéficos y maléficos. Por ejemplo el
número secreto de 36 es la suma de 3+6=9, número considerado benéfico.
En algunas lenguas sagradas como el hebreo, el griego y el árabe, existe una correspondencia entre
números y letras, e incluso la notación aritmética se realizaba con el alfabeto. Letras y números son
los que nombran. Y estos nombres, restituidos a su más puro origen, revelan la esencia de las
cosas, o seres, a los que ellos designan.
Los cabalistas utilizan el valor secreto de los números relacionándolos con las letras del alfabeto
para realizar predicciones del porvenir. Asignando un número a cada letra del alfabeto hebreo se
obtiene una serie del 1 a 22, cuya suma total es de 253. El valor secreto de esta cifra 2+5+3=10 que
es lo que constituye la base de la numeración hebrea.
«A diferencia de la Cábala, que utiliza los cien primeros números, incluido el cero, el Rabí Salomón
incorporó a sus talismanes los números del 1 al 22, sin incluir el cero, ya que éste simbolizaba la
Nada y, por extensión, la negación de Dios y de la Creación. Cada uno de estos dígitos poseía su
propio significado, y cuando se deseaba incorporar a un talismán un número mayor a 22, se
sumaban sus cifras, tantas veces como fuera necesario, hasta obtener una cifra menor a 22, y el
número original se reemplazaba por éste. Por ejemplo, si se deseaba incorporar el año 1995, se
sumaba 1+9+9+5=24; como aún es superior a 22, se sumaba nuevamente 2+4=6, que era el dígito
que se debía inscribir…»

El número 0 es la representación de la nada, de lo inexistente. Simbolizado por el círculo es


atributo de eternidad, pero también de muerte eterna, de lo que no puede generar nada. Por el
contrario, esotéricamente, el 0 no es la Nada, sino la Esencia Absoluta.
El número 1 es la unidad, el ser y la vida, lo contrario al cero como principio para generar vida y
representa la luz. La Unidad. El Punto. El Centro Omnipresente de la Esfera Infinita. La Existencia
como un Todo Unitario.
De la Unidad, también llamada Mónada, es de donde proviene la serie de los nueve números
naturales, con el agregado del cero, y de ellos la multitud numérica, capaz de numerar todo lo
numerable.
El número 2 esotéricamente significa la sombra y se representa por dos líneas o dos puntos
iguales. La Dualidad. La Línea. El Yin y el Yang. Los Opuestos o los Complementarios. Toda la
Existencia es una combinación de Espíritu y Materia.
182

El número 3 es el número espiritual y símbolo del tercer mundo creado tras el 1 y el 2. Por lo tanto
representa al cielo y al triangulo, igualmente se toma para representar a la Trinidad, el Plano, la
Superficie, el Triángulo. El “Misterio de la Trinidad”. Se relaciona con las expresiones lunares, de
la que los sacerdotes y magos arcaicos determinaron que el número de la Luna era “tres veces
tres”, es decir 9, que viene representado como tres elevado a dos. De la misma forma determinaron
que el número del Sol era “dos veces dos veces dos”, es decir, 8 que viene representado como dos
elevado a tres. Y la multiplicación del número del Sol por el número de la Luna, cuyo producto es
72, era considerado el número sagrado para culturas y pueblos remotos entre sí, como los chinos,
los sumerios, los caldeos, los judíos y los celtas.
«Si supieras la magnificencia de los números tres, seis y nueve, obtendrías la llave del universo,
afirmó Nikola Tesla.»
Para los celtas el tres era su número mágico, y los múltiplos de 3 la consecuencia. Para ellos el 3 era
el símbolo de la divinidad. Casi todas las creencias desde oriente hasta Occidente coinciden en el
valor místico-divino del 3. Es la manifestación expresada en un plano superior, en el orden
espiritual, en Dios, en el Cosmos y en el Hombre. Sintetiza la trinidad del ser, como producto de la
unidad del cielo y de la tierra, la suma del uno y del dos. El simbolismo del triángulo corresponde
al del número tres. El tres está presente en las matemáticas, la filosofía, la religión, la ingeniería...
Por este motivo el número tres tiene fascinado a los matemáticos, filósofos, constructores,
alquimistas y miembros de las sociedades secretas. Todo parece indicar que quien consiguiera
descifrar el misterio que se oculta tras el número tres, conseguirá la llave para el poder absoluto.
El número 4 representa la cruz, el cuadrado y los puntos cardinales. que son inseparables de la
idea de cuaternario. Divide al ciclo natural en cuatro partes, así el del año -primavera, verano,
otoño, invierno-, el del día -amanecer, mediodía, tarde, noche-, las fases lunares –luna llena, cuarto
menguante, luna nueva, cuarto creciente-, la vida del hombre -niñez, juventud, madurez, vejez-,
señala los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos -fuego, aire, agua, tierra- lo que significa
tanto lo temporal como lo espacial. El Cuaternario. El Sólido, el Volumen, el Tetraedro. Los Cuatro
Elementos. La Materia, el Universo Material.
El número 5 es, según la doctrina pitagórica, el número nupcial, emblema de la Hierogamia,
conjunción del principio celeste (3) y terrestre (2), representando los cinco sentidos y las cinco
formas sensibles de la naturaleza. El número cinco ha sido aceptado como símbolo del hombre. Las
manos y los pies se usan para representar los cuatro elementos, de los cuales los dos pies son la
tierra y el agua, y las dos manos el fuego y el aire. Por lo tanto, el cerebro simboliza el quinto
elemento sagrado, el éter, que controla y une a los otros cuatro.
El número 6 es el equilibrio, simboliza los seis días de la creación del universo, la justicia, la unión
de dos triángulos y el alma humana. Representa el equilibrio, el amor, la salud y la suerte. Es un
número asociado a la honestidad, la fidelidad, la responsabilidad, la comprensión, pero también
de personas entrometidas y celosas. Las disciplinas filosóficas se dividen en 6 ramas: la lógica, la
ética, la metafísica, la psicología, la epistemología y la estética.
El número 7 representa el poder mágico en toda su fuerza; es el espíritu prestando asistencia a las
fuerzas elementales; es el alma servida por la naturaleza, la conjunción de cielo y tierra, la forma
de la estrella de siete puntas por la unión del cuadrado y el triangulo. Gama esencial de los sonidos
y de los colores. Para los pitagóricos el 7 era el símbolo de lo engendrado y de la sabiduría que es
siempre virgen.
El 7 es el número divino, el número de la armonía, de la perfección, de los 7 colores del arco iris, 7
sacramentos, 7 pecados capitales, 7 brazos del candelabro, los 7 sabios, las 7 puertas de Tebas, los 7
arcángeles, las 7 trompetas del Apocalipsis, los 7 cielos de la religión islámica, así como varios
otros septenarios que parecen ser reflejos de los siete poderes creativos y de una especie de código
que inunda el cosmos. Es conocido como el septenario, el número sagrado en toda la teogonía y en
183

todos símbolos, porque es constado por un ternario y por un cuaternario. El 7 significa la unión del
espíritu y la materia, del 3 y el 4.
El número 7 es el número por excelencia en el Libro del Apocalipsis de San Juan.
«Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera,
sellado con siete sellos.»
«Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos,
estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los
siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.»
«Cuando él abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete
ángeles que estaban delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.»
«Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.»

«... y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus
voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del
cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.»
«También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas
y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas...»

«Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez
cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.»
«Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras;
porque en ellas se consumaba la ira de Dios.»
184

La naturaleza emplea los procesos septenarios en los asuntos humanos. Esta es una creencia
numerológica ligada a los 7 aspectos del alma, según explica la astrología hermética, la escala de 7
peldaños asimilados a los 7 metales astrológicos, o en el ritual masónico, los 7 escalones de la
escalera de caracol que simbolizan las 7 fases del proceso de iniciación, los 7 niveles de consciencia
y las 7 artes liberales, equivalente a los 7 planetas del sistema astrológico antiguo, los 7 días de la
semana, las 7 notas musicales. Una de las formas que expresan tradicionalmente el significado del
7 es la pirámide, tan característica de la arquitectura egipcia: una combinación de una base
cuadrada, que simboliza los cuatro elementos, y unos lados triangulares, que simbolizan las tres
modalidades del espíritu.
El número 8 «durante muchas edades simbolizó el sendero del fuego espiritual en el hombre». Es
el símbolo del equilibrio, del orden terrestre, de la regeneración, del eterno movimiento, símbolo
del infinito. Es comúnmente aceptado que el 8 es la representación del Universo. Para todas las
tendencias del misticismo: cábala, tarot, antiguas culturas.... el 8 es especial y sagrado.
El 8, numerológicamente, habla de la organización, la perseverancia y el control de la energía para
producir logros materiales y espirituales. Representa el poder de la realización, la abundancia en el
mundo mental y espiritual. El juego del ajedrez, con su tablero de 8 filas por 8 columnas, con 64
casillas. En la tabla periódica todos los elementos conocidos se clasifican en 8 familias. La rueda de
la vida de los budistas posee 8 rayos que simbolizan el Óctuplo Camino hacia la iluminación. Era
un número misterioso relacionado con los Misterios eleusinos de Grecia. Lo llamaban el pequeño
número sagrado. Su forma derivaba en parte de las serpientes enroscadas de los caduceos de
Hermes y en parte del movimiento serpenteante de los cuerpos celestes. Decían que el alma estaba
compuesta por ocho partes: los cinco sentidos, el poder generador, el poder vocal y una octava
parte hegemónica.
Geométricamente el ocho representa el octógono, la división del círculo en ocho partes iguales, el
doble cuadrado, el símbolo sagrado de la cultura musulmana. Ser considerado como número
sagrado por las culturas antiguas, en especial por la egipcia, puede ser una consecuencia de la
observación solar a la que los egipcios dedicaron especial atención.

Si se hace un estudio diario marcando a la misma hora la posición de las sombras que proyecta la
luz del Sol en el recorrido anual de la Tierra a su alrededor, se describe una línea continua con
forma de un ocho alargado. La figura se denomina ‘analema solar’ que en la actualidad se puede
obtener fotografiando la posición del Sol periódicamente a la misma hora de cada día.
De los diez primeros números naturales, del 0 al 9, ocho son abiertos y solo dos son cerrados. El
trazado de ocho números es abierto, porque se inician en un punto y acaban en otro punto
diferente, mientras que el cero y el ocho son los dos únicos números cuyo trazado es cerrado, es
decir, al ser circulares y cerrados, sus trazados empiezan y terminan en un mismo punto, o lo que
es lo mismo, no finalizan nunca, como el caso del 8 cuyo trazado en posición horizontal ∞ se
considera como el signo del infinito. El 0 representa la nada y el 8 horizontal el infinito.
185

El número 9 es la imagen completa de los tres mundos, de la Gran Tríada Cielo-Hombre-Tierra,


límite de la serie numérica antes de su retorno e integración en la Unidad, se asocia a la Vía de los
Grandes Misterios o Iniciación Sacerdotal, que cristaliza en la realización de la “Identidad
Suprema”. El número del Universo, del Iniciado, del Ser Humano plenamente Interconectado.
Símbolo de la verdad, imagen completa de los tres mundos (triplicidad de lo triple), y números
mágico de los ritos medicinales. El 9 es el resultado de la suma de dos números entre los diez
primeros números naturales: 0+9, 1+8, 2+7, 3+6, 4+5. El 4, el 2 y el 3 suman 9, que es el número
natural del Hombre y también el de los mundos inferiores. El 5 y el 9 representan al “Hombre
Verdadero” y al “Hombre Trascendente”, siendo aquí la significación particular del Puente la del
tránsito “de la muerte a la inmortalidad”, el paso de los estados individuales a los
supraindividuales.
El número 10 es el número de la divinidad, el número perfecto. La Década. La Esfera Infinita, el 0
y su Punto Central, el 1. Lo Inmanifiesto y lo Manifiesto, la Esencia y la Existencia. 10 son los dedos
de las manos, la base para contar, de donde surgió el sistema métrico decimal.
«Los números del uno al diez rigen a todas las criaturas y los números, a su vez, están sometidos al
control de la mónada, o uno, el mayor de ellos.»
Pitágoras enseñaba que el diez, o la unidad en el sistema decimal, era el número más perfecto de
todos y lo representaba mediante la tetractys menor, un conjunto de diez puntos que forman un
triángulo vertical.
La tétrada, o el cuatro, era, según los pitagóricos, el número primigenio, la raíz de todo, la fuente
de la naturaleza y el número más perfecto. El motivo por el cual los pitagóricos manifestaban a
Dios en forma de tétrada se explica en un discurso sagrado atribuido a Pitágoras, en el cual llama a
Dios “el numero de los números”. Esto se debe a que la década, o el número 10, que es la suma del
1, 2, 3 y 4, el gran número de todas las cosas, el arquetipo del cosmos. El número 4 simboliza a
Dios, porque es el símbolo de los cuatro primeros números.
La tétrada conecta todos los seres, los elementos, los números y las estaciones, y no se puede
nombrar nada que no dependa de la tetractys. Es la Causa y el Creador de todo, el Dios inteligible,
autor del bien celestial y el perceptible.

La «Tetractys» de Platón representaba el número 10 que para los Pitagóricos es el número de la


divinidad y la perfección. Pitágoras y sus seguidores sostenían que lo esencial era descubrir, con
exactitud matemática, la forma en la que se estructura la materia, puesto que esto les permitiría
comprender la Naturaleza.

La Tetractys está representada simbólicamente de varias formas, siendo la más común con un
triángulo grande formado por diez puntos que a su vez unidos forman 9 triángulos pequeños,
cuyos vértices son los 10 puntos que se distribuyen en cuatro filas de 1, 2, 3 y 4 puntos
respectivamente. La suma de los números (1+2+3+4) da como resultado el número 10 ó número
divino también conocido como “tetractys”.
186

Para los pitagóricos era un número sagrado y un símbolo de gran importancia porque revelaba el
misterio de la naturaleza universal. También para los esoteristas de todas las épocas, estos
números y esta suma simbolizaban los principios constituyentes del Cosmos, su armonía, su
orden, así como otras características matemáticas, numerológicas, geométricas, filosóficas,
esotéricas, etc. Por lo tanto, para conocer la verdadera esencia de algo, más allá de lo que se puede
observar, era necesario conocer su número. Dentro de esta visión, la tetractys representa al 10 o el
número perfecto. El número 10 nace de la suma de los números que crean la realidad como son: el
1 que forma el punto, el 2 que forma la línea, el 3 que forma la superficie y el 4 que forma el
cuerpo.

El número 11 es el primero de los considerados “números maestros”, aquellos que repiten dos
dígitos iguales, como 11, 22, 33, etc. A estos números se les atribuye un significado propio y una
serie de propiedades que los diferencia de todos los demás números. El número 11 es el símbolo de
idealismo, intuición, energía, inspiración, determinación, coraje, pero también de tensiones y
contradicciones. En cambio, para la simbología cristiana es una cifra maldita, pecaminosa e
incompleta, porque está entre el 10 -perspectiva humana- y el 12 -perspectiva cósmica-. Los
Apóstoles quedaron reducidos a 11 después de la traición de Judas.
El número 12 tiene un simbolismo marcadamente religioso, el de los 12 apóstoles discípulos de
Jesús, las 12 las tribus de Israel, las 12 puertas del cielo, según el Apocalipsis, 12 son los días de
Navidad. El Zodiaco tiene 12 signos, el año tiene 12 meses, el día 12 horas y otras 12 la noche. Las
12 entradas o portales que hay que atravesar en la Gran Pirámide, los 12 puntos originales y
perfectos de la masonería, 12 fueron los caballeros de la Tabla Redonda…
El número 13 es símbolo de infortunios. Como fecha evoca las asociaciones de malos augurios,
supersticiones que se generaron como producto de acciones o ideas antiguas. Desde la antigüedad
el 13 fue considerado como de mal augurio ya que en la Última Cena de Jesucristo, 13 fueron los
comensales; la Cábala enumera a 13 espíritus malignos, al igual que las leyendas nórdicas; en el
Apocalipsis, su capítulo 13 corresponde al anticristo y a la bestia.
En numerología el 13 es 1+3= 4. Y el 4 es el número de la tierra, lo mundano, lo material y lo
económico. En el tarot la carta 13 es la de la muerte, y en su significado oculto representa el
cambio, la final de algo y el nacimiento de otra cosa.
Famosos por la fatalidad supersticiosa de la mala suerte están considerados los días 13 que caen en
martes y en viernes. La historia sobre el origen de la leyenda del día de la mala suerte se remonta a
un 13 de Octubre de 1307, viernes 13. Fue aquel día cuando fueron arrestados Jacques de Molay,
Gran Maestre del Temple, y otros 550 templarios, acusados de herejes, traidores y muchos fueron
torturados hasta casi la muerte y confiscados todos los bienes de la Orden.
El número 21 representa la letra Tau, símbolo sagrado y clave universal. Es tres veces siete, el
absoluto, el resumen de toda la ciencia del universo.
El número 24 simboliza a los veinticuatro ancianos del Apocalipsis sentados delante del trono.
El número 33 no es un número cualquiera sino una cifra que encierra muchos enigmas, al que se le
otorga gran poder dentro de la numerología y los estudiosos esotéricos. Algunos lo señalan como
una “vibración maestra”, lo que permite a personas ligadas a este número la capacidad de atraer
hacia sí vibraciones cósmicas que inspiran a otras personas, convirtiéndolas en líderes espirituales,
grandes personajes con grandes ideales. Es un número que aparece en los textos y en la tradición
de varias religiones. En la biblia, el Rey David reinó por 33 años en Jerusalén, o 33 fue la edad de
Jesús cuando murió en la cruz. El hinduismo cuenta con 33 mil dioses; el budismo cuenta con 33
lugares santos en Japón; en el taoísmo, el emperador Zhdi de la dinastía Ming, dio órdenes para
construir 33 templos en 10 años; y el Islam cuenta con 33 perlas para la oración. El cuerpo humano
tiene 33 vértebras, y en la masonería, 33 es el grado más elevado que alcanza el maestro masón.
187

El número 40 tiene una especial significación simbólica en la religión cristiana, pues aparece en la
Biblia en numerosas ocasiones, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. El diluvio
universal duró 40 días y 40 noches. 40 años estuvieron esclavos los israelitas en Egipto. Moisés
guió al pueblo de Israel durante 40 años por el desierto hasta la Tierra Prometida y pasó 40 días de
oración en el monte Sinaí antes de recibir las Tablas de la Ley. 40 años duraron cada uno de los
reinados de los Reyes Saúl, David y Salomón. Jesús fue presentado en el Templo a los 40 días de su
nacimiento, pasó 40 días de ayuno en el desierto, recibió 40 azotes en el martirio y tras la
crucifixión, se apareció a sus discípulos a los 40 días. La Cuaresma es el tiempo de ayuno y
penitencia que dura 40 días.

El número de la Bestia, el Anticristo

666
El número 666 ha sido relacionado con la energía luciferina y todas sus vertientes. Es el número
del maligno, el Anticristo. El número de la Bestia. El 666 no es más que 6 en el plano físico, 6 en el
plano emocional y 6 en el plano mental.
«Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de
hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.» Apocalipsis, 13-18.
Existen en la religión cristiana unos manuscritos, conocidos como Beatos, que hacen una referencia
muy específica al número de la bestia y al nombre del Anticristo. Los beatos son manuscritos de
los siglos IX al XIII que recogen los comentarios que un monje llamado Beato realizó sobre el
Apocalipsis de San Juan. Son códices especiales de los que sólo existen treinta y cuatro copias,
algunas de las cuales están depositadas en Monasterios españoles.
Uno de ellos es el Beato del abad Banzo, un Apocalipsis aragonés que regaló el Rey Ramiro I de
Aragón al abad en el siglo XI por sus leales servicios.
188

Varias de sus páginas recogen unos dibujos que asemejan un laberinto de palabras y números
romanos, y la principal es un cuadro con esta frase a su alrededor: «INTRA SAPIENS ET
INVENIES NUMERUM BESTIE; QUOD SI NON VALES PERITU REQUIRE MAGISTRUM,
AMÉN» (ENTRA SI SABES Y DESCUBRIRÁS EL NÚMERO DE LA BESTIA; Y SI NO VALES
COMO EXPERTO PREGUNTA AL MAESTRO, AMÉN)
Es una especie de desafío que invita a resolver un enigma de entre la compleja combinación de
letras y sus correspondientes valores en números romanos, para quienes se atrevan a descubrir el
Número de la Bestia, el 666 y su correspondiente nombre.
Figuran 8 nombres con letras mayúsculas: ANTICHRISTUM, TEITAN, DICLUX, GENSERICUS,
EVANTAS, DAMNATUS, ANTEMUS, ANXIME, y para cada una de estas letras se asigna el valor
de cada una de las 22 letras del abecedario, de forma que la suma total de valores asignados a las
letras de cada nombre es para todos ellos DCLXVI, el número 666 expresado en números romanos.

Resulta una curiosidad que los números 6-6-6 sean una característica que define al átomo del
Carbono, el elemento que es el pilar básico de la química orgánica e imprescindible para la vida. El
número atómico del Carbono es el 6, indicativo de que está compuesto por 6 protones, 6 neutrones
y 6 electrones.

El número Pi

El número Pi, representado por la letra griega Π, es una constante que indica la relación entre la
longitud de una circunferencia y su superficie respecto a su radio. Es un número irracional que se
emplea frecuentemente en matemáticas, física e ingeniería. El valor numérico de Π, reducido a sus
primeras cifras es 3,14159265358979323846… aunque sus decimales son inacabables. El
investigador Nicholas Sze, calculó en 2010 el dígito 2.000 billones de la secuencia de decimales de
esta constante.
Los egipcios ya utilizaron la constante Pi con un valor de 3,16, una medida bastante aproximada a
la que hoy se conoce y en ella se basaron para muchas de sus construcciones, incluyendo las
famosas pirámides.
189

El número de oro. Phi la proporción áurea

Considerado por los arquitectos y matemáticos como el número de oro o número áureo es un
número irracional representado con la letra griega Phi. También conocido como “el número de
Dios”, “la proporción áurea”, “la divina proporción”, es la proporción perfecta de las medidas con
las que el Creador habría construido el Universo y que se aplica habitualmente en el arte, en la
pintura, arquitectura o escultura.
Matemáticamente, el valor numérico de esta proporción se simboliza con la letra griega Phi, y cuya
fórmula es la siguiente:
Φ = 1+√5/2 = 1,61804
Es una cifra resultante de la proporción entre longitud y anchura en un polígono rectangular; una
proporción que está presente en la naturaleza, desde las constelaciones, las hermosas rosas o los
complejos girasoles, hasta los cristales minerales y las diversificadas hojas de los árboles.

«Ese número es la unidad y su relación constante con dos tercios de la unidad más la unidad
misma. Con ese número ha construido Dios el mundo, y así han construido los arquitectos sus
templos. Por eso es tan importante saber determinar la armonía en las proporciones de las obras,
porque a través de ellas se muestra la armonía de Dios, con su número divino. Ése es el secreto de
muchas catedrales: están construidas siguiendo las proporciones del número áureo, el que Dios
eligió para construir el Universo.»

La secuencia Fibonacci
Una de las combinaciones numéricas más famosas es la secuencia de Fibonacci que consiste en una
serie progresiva de números en la que cada uno es la suma de los dos números anteriores:

1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89...

Números positivos, negativos, enteros y fraccionarios. Pares, impares y primos. Los números
propician infinidad de combinaciones y paradojas. Por ejemplo, ningún matemático ha podido
demostrar por qué el producto de dos números negativos da como resultado uno positivo.
190

Los cuadrados mágicos

Es inagotable y compleja la diversidad de combinaciones en que pueden agruparse, ordenarse, o


distribuirse los números. Una de esas opciones la componen los llamados cuadrados mágicos.
Los cuadrados mágicos son distribuciones de números en cuadrículas que forman un cuadrado, de
manera que la suma de cualquiera de las filas, columnas y diagonales ha de dar siempre el mismo
resultado, un número denominado «número mágico» o «constante mágica».
El número de cuadrículas que compone cada cuadrado corresponde al resultado del cuadrado del
número base, a partir del 3 en adelante, y para cualquier número entero, aunque conforme
aumenta el número base la solución resulta cada vez más compleja. Los números que se han de
colocar en cada cuadrícula, corresponden a la serie numérica comprendida desde el número 1
hasta el número que da el resultado de la potencia del número base.
El «número mágico» es la suma de toda la serie numérica dividido por el número base. Una vez
colocados todos los números en las cuadrículas adecuadas, la suma de todas las cuadrículas en
orden vertical, horizontal y diagonal ha de dar como resultado ese número. Dentro de cada
cuadrado pueden obtenerse diversas combinaciones con el mismo resultado.
A simple vista puede parecer que esta distribución numérica es un simple juego o pasatiempo, sin
embargo, algunos de los números mágicos fueron utilizados a modo de claves secretas en muchas
construcciones de la antigüedad, ocultando tras ellas las proporciones que guardaban los distintos
elementos arquitectónicos que las componían. Destacan como cuadrados mágicos muy conocidos
el de Durero y el de Gaudí.

Cuadrado mágico del 3

El cuadrado mágico del 3 se compone de 9 cuadrículas; la suma de la serie del 1 al 9 es 45, que
dividido por la base 3, da como resultado el primer número mágico, el 15.

Cuadrados mágicos del 4 y el 5


El cuadrado de 4 es 16. La suma de la serie 1:16=136. Dividido por 6 da el número mágico 34. En
algunas de las variantes, los números de las cuatro cuadrículas centrales también suman 34.
191

El cuadrado de 5 es 25. La suma de la serie 1:25=325, dividido por 5 da el número mágico 65.

Cuadrado mágico del 6


El cuadrado de 6 es 36. La suma de la serie 1:36=666. Dividido por 6 da el número mágico 111.

Este cuadrado tiene una consideración especial por cuanto la suma de la serie de números que lo
componen da como resultado el número 666. El temido número de la bestia o anticristo.
Se cree que el número mágico 111 estaba contenido en la abadía de Glastonbury, en Inglaterra,
famosa por la creencia de que entre sus ruinas se encontraba la tumba del mítico Rey Arturo y de
su esposa Ginebra. Los edificios de la abadía quedaron derruidos en el siglo XVI por orden el rey
Enrique VIII.

En el siglo XIX un arqueólogo que trataba de encontrar la mítica tumba, realizó una reconstrucción
de los planos de los edificios a partir de las medidas de los muros en ruinas que quedaban en pie, y
con esos números colocados en un cuadrado mágico obtuvo el número 111, que marcaba las
proporciones del conjunto de los edificios.
192

Cuadrados mágicos del 7 y el 9


El cuadrado de 7 es 49. La suma de la serie 1:49=1.225, dividido por 7 da el número mágico 175.

El cuadrado de 8 es 64. La suma de la serie 1:48=2.080, dividido por 8 da el número mágico 260.

Cuadrado mágico de Durero

Alberto Durero (1471-1528) considerado como el más famoso artista alemán del Renacimiento. En
1514 creó un grabado en cobre llamado “Melancolía I”, que contenía un cuadrado mágico.
El cuadrado mágico de Alberto Durero, en base al número 4, está compuesto por 16 cuadrículas y
da como resultado el número mágico 34. Pero tiene una especial particularidad, y es que además
de las filas, columnas y diagonales sumen dicho número, también lo hacen agrupando las cuatro
cuadrículas de las esquinas, las cuatro centrales, y en las dos cuadrículas centrales de la fila de
abajo contienen las cifras 1514, el año de ejecución de la obra.
«Prueba de la difusión de estos cuadrados mágicos es que se encuentran en arquitectura, en magia
y pueden verse en algunos talismanes conservados en museos y bibliotecas.»
193

Cuadrado mágico de Gaudí

«Uno de los artistas más destacados que ha usado el número 33 en sus obras fue el arquitecto y
genio español, Antonio Gaudí, justamente, en una de sus obras más conocida que está ligada a este
“número maestro” o el llamado “cuadrado mágico”, que se halla en una fachada del Templo de la
Sagrada Familia, en Barcelona.»

Este cuadrado, cuya base es el número 4, se compone de una serie de números que sumando las
cuadrículas en orden horizontal, vertical y diagonal, las cuatro de las esquinas y las cuatro
centrales, dan siempre como resultado el número mágico 33. Para que eso sea posible, este
cuadrado mágico presenta una peculiaridad, y es que, para que las sumas puedan ser 33, siendo
que las cuadrículas son 16, se excluyen los números 12 y 16, y se duplican los números 10 y 14. El
cuadrado mágico que podemos ver en esta obra de Gaudí suma 33, un número mágico o maestro
dentro de la masonería y la cábala hermética, pues 33 son los senderos que se deben recorrer para
alcanzar la unidad.
«Aunque la composición y descripción científica de los cuadrados mágicos se atribuye a distintos
matemáticos del siglo XVII -Frenicle de Bessy, o Pascal, entre otros-, lo cierto es que el primero que
presentó un método para su construcción fue el monje agustino Michael Stifel (1487-1567). Sin
embargo el mundo musulmán ya conocía los secretos de los cuadrados mágicos desde muchos
siglos antes, como es el caso de El-Bounni, a principios del siglo XIII, que ya había descrito cómo
construir estos talismanes. En cualquier caso fue Stifel quien ofreció esta sabiduría antigua al
mundo occidental.»

---ooo000ooo---

Los números simbolizan lo material y lo inmaterial, la nada y el infinito. Solo uno, el cero,
representa la nada. El resto de números, empezando desde el uno, una vez se inicia la cuenta ya
son inagotables, nunca termina, siempre aumentando, tendiendo hacia el infinito… La nada y el
todo. La nada o el todo. Una única opción contra toda una infinidad de oportunidades.
La vida de los humanos tras la muerte puede ser… la muerte y la nada, o la Vida y la Eternidad.
194

Criptogramas

Un criptograma es una forma de escritura utilizada comúnmente para transmitir mensajes de los
que se oculta su significado mediante un proceso de ‘cifrado’ que actualmente se conoce como
‘codificación’. Una parte de este tipo de mensajes antiguos, generalmente se encuentran en piedras
o estelas, mediante inscripciones de las que su significado resultará incomprensible para quienes
desconocen el lenguaje o el código en el que fueron escritos o esculpidos.

Un cuadrado mágico con cinco palabras que se leen igual de derecha a izquierda o viceversa. El
significado de las palabras se desconoce, aunque se piensa que esconde algún tipo de mensaje
secreto, ya que esta figura aparece en cientos de libros de magia y conjuros, en los cuales se
explicaba que, «las propiedades del referido cuadrado mágico eran la detección de brujas,
protección contra la hechicería, la defensa contra la enfermedad, e incluso la extinción del fuego, si
se lo escribía en una bandeja de madera y se lo lanzaba al incendio que se quería apagar...»
Este cuadrado mágico en realidad contiene tres palabras, dos de ellas están repetidas al revés y
colocadas en orden alterno. Si se consideran que son palabras en latín y se busca su significado por
separado, las respuestas son: SATOR = padre, OPERA = obras, TENET = principio. Las tres
palabras juntas la traducción sería: SATOR OPERA TENET = “El padre tiene las obras”. Las tres
palabras de la frase horizontales se han de leer seguidas, desde arriba, de izquierda a derecha, de
derecha a izquierda y de izquierda a derecha. También se pueden leer en ese mismo orden desde
abajo hacia arriba, y en orden vertical.
La criptología es una técnica por la que se estudian y aplican fórmulas para ocultar mensajes
dentro de otros mensajes, de manera que se puede encubrir información que estará a plena vista
de tal forma que no será percibida por otras personas. La etimología de la palabra criptografía
viene del griego kripto -oculto- y gráphos –escritura-.

Los mensajes cifrados se han utilizado desde muy antiguo. A lo largo de la historia, han existido
diversas formas de enviar mensajes ocultos o encriptados, y se han utilizado diversos métodos e
incluso artilugios para lograrlo.
195

Los alfabetos secretos de los antiguos son relativamente fáciles de descifrar: los únicos requisitos
son, una tabla de frecuencia o conocer la lengua en la que se escribió originariamente el
criptograma.
La comunicación secreta realizada mediante la ocultación de la existencia de un mensaje se conoce
con el nombre de ‘esteganografía’, término derivado de las palabras griegas ‘steganpos’, que
significa encubierto, y ‘gráphos’, que significa escritura.

La esteganografía se puede definir como la ocultación de información en un canal encubierto con


el propósito de prevenir la detección de un mensaje oculto. En la antigua Grecia era común utilizar
esta técnica para enviar mensajes ocultos, para lo cual utilizaban una tablilla de madera sobre la
que escribían un mensaje y a continuación lo cubrían con cera.
Las técnicas esteganográficas son muy diversas y se inventaron hace varios miles de años. En la
antigua China ya se empleaban para enviar mensajes ocultos entre personas. Se servían de tatuajes,
tintas invisibles, rejillas, cambios de letras... existían infinidad de técnicas.
«El vocablo esteganografía apareció por primera vez a principios del siglo XVI, y lo hizo en un
libro titulado Steganographia escrito por el abad alemán Johannes Trithemius. En él se trataban
temas relacionados con la ocultación de mensajes junto a técnicas para conjurar espíritus.»

La ‘gematría’ incluye el sistema para descubrir el significado arcano de una palabra mediante el
análisis del tamaño y el orden de los trazos utilizados para formar las distintas letras que la
componen: además de los judíos también la utilizaban los griegos. El objeto de la gematría es la
equivalencia numérica de las letras. Además de los judíos, también la utilizaban los griegos. En el
alfabeto hebreo cada carácter tiene un valor simbólico representado por un número.
196

«Se entiende por gematría no solo el intercambio de letras por sus equivalentes numéricos sino
también el método que permite determinar, mediante el análisis de sus medidas, la finalidad
mística por la cual ha sido construido un edificio u otro objeto.»
El ‘notaricón’ es la segunda de las técnicas, que como la gematría fue utilizada para ‘cifrar’
mensajes. Mediante el notaricón, cada letra de inicial o final de una palabra se pueden convertir en
el primer carácter de una palabra nueva. Trata de la formación de las palabras valiéndose de las
letras iniciales y finales de las palabras de cada oración; o al revés, forma una oración de las
palabras cuyas letras iniciales o finales son las de la misma palabra. Otro uso del notaricón consiste
en hacer exactamente lo contrario que con el anterior, la primera letra, la última o la del medio de
las palabras de una oración se unían para formar una o más palabras nuevas. Este concepto
también fue muy utilizado en el judaísmo o la cábala.
«Notaricón es uno de los tres antiguos métodos cabalísticos, los otros dos son la gematría y la
temurá, usados por los Cabalistas para reordenar palabras y oraciones en la Biblia y derivar en un
sustrato esotérico y un más profundo significado espiritual de las palabras. Notaricón también fue
usado en la protociencia Alquimia.»

La tercera técnica utilizada para el cifrado o encriptado de mensajes era la ‘temurá’ mediante la
cual se agrupan y se explican distintos sistemas que consisten en sustituir varias letras por otras,
según unas tablas preestablecidas, o determinadas disposiciones matemáticas de las letras,
regulares o irregulares. Por ejemplo, se dividía el alfabeto en dos partes iguales y se escribía en
líneas horizontales, de modo que las letras de la fila inferior se pudieran cambiar por las de la fila
superior o viceversa.

«Los estudiosos de la teología están cada vez más convencidos de que las traducciones de las Escrituras que
se han aceptado hasta ahora no transmiten de forma adecuada el espíritu de los documentos originales.»
197

El poder de las palabras

Resulta complejo, y en ocasiones hasta imposible, llegar a conocer el origen y el significado de


misteriosos signos que aparecen escritos en piedras, papiros o pergaminos antiguos. Palabras y
fórmulas mágicas llenas de frases esotéricas, incomprensibles, a veces nombres de divinidades o
seres malignos que deben pronunciarse cuidadosamente. Fórmulas mágicas consideradas llaves de
poder si se conocen los verdaderos nombres de las cosas, de las personas o los dioses.

Las estelas de piedra y los papiros mágicos egipcios están llenos de palabras que pueden tener o
no significado en otras lenguas. Palabras que se usaban para conjuros, encantamientos o para
preservar de poderes maléficos. Palabras que tienen un poder que oculta secretos insondables.

Abraxas, Abracadabra… son las palabras mágicas más conocidas y utilizadas como talismanes;
son palabras mágicas pronunciadas en voz baja en rituales para atraer a los espíritus, ahuyentar
demonios, conjurar la mala suerte o asegurar una fuerza sobrehumana. Abraxas es una palabra
simbólica que expresa el curso del Sol los 365 días del año y representa al Dios Todopoderoso.
Abracadabra es una palabra cabalística a la que se atribuían propiedades mágicas; se ha de escribir
en once renglones, con una letra menos en cada uno de ellos, formando un triángulo, al que se
atribuían propiedades curativas.

«La palabra, junto con el poder de la vibración es capaz de crear, sanar y también destruir. La
teoría indica que cuando focalizamos nuestra mente en algo, y a esto le sumamos el sentimiento y
la emoción para finalmente expresarlo, estamos exteriorizando y materializando un poder que
estará afectando los reinados de la materia.»

Los antiguos alfabetos, como el sánscrito, el arameo y el lenguaje hebreo son fuentes de poder en sí
mismos. La Biblia está basada en la “palabra de Dios”. El Corán contiene los textos que ilustran la
autoridad y la verdad de la “palabra de Dios”.

En las culturas del antiguo Oriente eran utilizados los mantras, los rezos, los cánticos y las
plegarias con una intención predeterminada, como técnicas para materializar estados internos y
programar, de forma ignorada por nosotros en la actualidad, realidades pensadas, deseadas y
afirmadas previamente. La influencia secreta de algunas palabras y la forma en que sus efectos
influyen en la mente es un misterio, pero el efecto mágico de los símbolos y signos es mucho más
poderoso.

El símbolo de la sílaba OM representa el conocimiento espiritual. OM es una sílaba poderosa y


fundamental que proviene del hinduismo, que por su sonoridad se ha popularizado en todo
Occidente como el símbolo de la mente en calma a la que se llega mediante la meditación. OM es la
Vibración, el Sonido Primordial del Universo, en el hinduismo significa unidad con lo supremo, la
combinación de lo físico con lo espiritual.
198

Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad supieron, durante miles de años, que la
mente humana se puede influir mediante el lenguaje, las palabras y el pensamiento. Actuaban en
la convicción de que con el lenguaje se podía tanto crear como destruir, y trasladaron ese supuesto
poder a los símbolos, las figuras, los amuletos, los escritos… con la intencionalidad de
proporcionar beneficios o maleficios, para curar o enfermar, para crear o destruir, para proteger o
hechizar. Y todas estas acciones tendrían sus efectos positivos o negativos en las mentes fácilmente
influenciables de los más ignorantes o de los más sumisos.

Algunos cabalistas señalan que en las palabras está el secreto de la Creación, según las cuales las
letras del alfabeto hebreo serían arquetipos de las fuerzas primigenias que dieron lugar al
Universo y sus combinaciones. «Algunos escritores opinan que las veintidós letras originales del
alfabeto hebreo derivaban de grupos de estrellas y que en el mural del cielo se podían leer las
palabras escritas por las estrellas, siendo las estrellas fijas las consonantes y los planetas o
luminarias las vocales. Ya que las posibles combinaciones eran infinitas, representaban palabras
que, cuando se interpretaban adecuadamente, permitían conocer el futuro.»

Quizás lo que determina el poder de las palabras, sea el hecho de que estas sean un vehículo para
la expresión del pensamiento y de las emociones o de los sentimientos, en la medida en que ambas
acciones están estrechamente vinculadas. En determinados contextos y situaciones, la palabra
adquiere un poder particular, no solo por los sonidos que la articulan sino por sus significados,
muchas veces ocultos y capaces de atraer fuerzas enormemente poderosas. Así, desde las primeras
tradiciones mágicas en los albores de la civilización, la palabra ha sido el elemento más importante
al servicio de los magos, ya que con ésta se articulan los conjuros, se expresan las maldiciones y se
crean fórmulas de invocación y las oraciones.

Las palabras empleadas con determinados objetivos pueden conducir a las personas a estados
mentales y espirituales especiales, además de que posibilitan la invocación de entidades, de luz o
de la oscuridad, maldecir, bendecir y muchas cosas más, pero nada se puede lograr por sí mismas,
sino solo cuando se usan bajo ciertos parámetros que implican una complejidad de aspectos, tales
como el estado de quien las usa, la forma en que se usan, el contexto, el tiempo, el espacio, o
situación en que se las usa y, en determinadas circunstancias, los elementos junto a los cuales se las
emplea.

La ciencia ha rechazado o desacreditado la importancia de las palabras y su influencia en el


comportamiento humano por provenir de prácticas mágicas, aunque en algunos aspectos ya está
admitiendo la influencia que puede suponer expresar con palabras determinados términos, como
‘amor’ o ‘paz’ que tendrían efectos positivos en el organismo humano, al contrario de lo que
sucede al expresar con palabras términos negativos como ‘odio’ o ‘demonio’. Sería algo semejante
a admitir que existe un efecto ‘mágico’ automático entre la mente y aquellas palabras o sonidos
considerados sagrados o demoníacos.

Expresar determinadas palabras supondría activar emociones en el cerebro que modificarían el


soma, el organismo. Así, los científicos consideran que «el halago, el reconocimiento y el amor
armonizan perceptiblemente los latidos del corazón, fortalecen el sistema nervioso vegetativo y el
sistema inmune, ayudan a pensar y a la habilidad de la concentración, así como armonizar al ser
humano por completo. Lo mismo ocurre si las emociones positivas son sólo recordadas o
evocadas. Una palabra de reconocimiento o una breve y bella fantasía, por ejemplo, de unas bellas
vacaciones en la playa, son pura medicina. Todo esto muestra los efectos positivos de la
autosugestión y cuán importante son los pensamientos y las palabras para la propia salud.»

Los especialistas en programación neurolingüística, siempre han afirmado con absoluta certeza,
que el poder de la palabra es milagroso. El tan solo hecho de decir algo, afirmarlo y repetirlo de
manera segura, hará que tal hecho suceda casi milagrosamente, siempre y cuando la palabra sea
dicha con mucha fe.
199

La Cábala

Las palabras y los números se entrecruzan y combinan hasta alcanzar grados de conocimientos y
poderes que escapan a la imaginación. Desde muy antiguo diversas culturas desarrollaron
creencias que atribuyeron poderes ocultos a los sonidos, a la vibración que producen las
vocalizaciones cuando se pronuncian aquellas palabras que guardan el secreto de la naturaleza de
las cosas. También la compleja combinación de palabras y los números que se les atribuyen
posibilitan el acceso a conocimientos que permanecen secretos para la mayoría de los mortales.

La Cábala es una tradición mística hebrea que sostiene que la energía creativa del Infinito se
manifiesta a través de 22 letras y 10 números. Todas las cosas están hechas con combinaciones de
estas letras y estos números porque tienen todo tipo de correspondencias, con planetas, los
elementos, las partes del cuerpo humano, etcétera. Los 32 caminos de la sabiduría dentro del ‘árbol
de la vida’ es la suma de las letras y los ‘sefirot’.
El árbol cabalístico de los judíos estaba compuesto por nueve ramas o mundos que emanaban de la
primera causa o corona, que rodea sus emanaciones como la cáscara rodea el huevo. Así la cábala
enseña que la divinidad no es un objeto trascendente al que se llega como una meta evolutiva, es
una inmanencia que se descubre como presencia, lo que siempre ha estado ahí.
Los cabalistas medievales representaban la creación como un árbol con las raíces en la realidad del
espíritu y las ramas en la ilusión de la existencia tangible. Por eso, el árbol sefirótico de la Cábala
estaba invertido, con las raíces en el cielo y las ramas en la tierra. No muchos son conscientes de la
influencia que tuvo el cabalismo en el pensamiento medieval, tanto cristiano como judío. Enseñaba
que, dentro de los escritos secretos se ocultaba una doctrina que era la clave de aquellos escritos.
Esto se simboliza mediante las llaves cruzadas sobre la divisa papal. Muchos eruditos se pusieron
a buscar aquellas verdades arcanas que permitirían la redención de la raza y sus escritos
posteriores han demostrado que su esfuerzo no ha sido en vano.
200

«Las llaves cruzadas, el símbolo utilizado por El Vaticano, representan las puertas que se
mantienen cerradas para el profano, pero se abren para el que desea estudiar. Son los umbrales del
consciente y del inconsciente, una de las llaves es de plata y habla del conocimiento en el mundo
de la materia; la otra, de oro, representa la filosofía, el estudio de Dios.»

Las teorías del cabalismo se entrelazan de forma inextricable con los principios de la alquimia, el
hermetismo, el rosacrucismo y la masonería. «La cábala tuvo una gran influencia en las sociedades
secretas. Es un saber misterioso que lleva a todos los saberes. Se dice que aquel que conozca la
explicación de las letras hebreas conocerá todo lo que existe, de principio a fin.» En la actualidad,
cábala y hermetismo se consideran sinónimos que abarcan todos los arcanos y los esoterismos de
la Antigüedad. El cabalismo sencillo de los primeros siglos de la era cristiana fue evolucionando
poco a poco hasta convertirse en un sistema teológico complejo, que llegó a ser tan enrevesado que
resultaba casi imposible comprender su dogma.
La Cábala natural se empleaba exclusivamente para ayudar al investigador a estudiar los misterios
de la naturaleza. La Cábala analógica se formuló para mostrar la relación que existe entre todo lo
que hay en la naturaleza y revelaba al sabio que todas las criaturas y las sustancias eran, en
esencia, una sola y que el hombre, el microcosmos, era una réplica en miniatura de Dios, el
macrocosmos. La Cábala contemplativa surgió para revelar los misterios de las esferas celestes
mediante las facultades intelectuales superiores. Con su ayuda, las facultades de razonamiento
abstracto tomaban conciencia de los planos inconmensurables del infinito y aprendían a conocer a
las criaturas que existían en ellos. La Cábala astrológica enseñaba a quienes la estudiaban, el poder,
la magnitud y la verdadera sustancia de los cuerpos siderales y también revelaba la constitución
mística del propio planeta. La quinta, la Cábala mágica, era estudiada por aquellos que deseaban
llegar a controlar a los demonios y las inteligencias infrahumanas de los mundos invisibles.
También se la valoraba mucho como método para curar a los enfermos mediante talismanes,
amuletos e invocaciones.
Para la Cábala, los siete primeros planetas tienen estrecha relación con los siete espíritus superiores
que por voluntad del Creador, gobiernan todos los asuntos de la naturaleza. Por ello la posición de
los siete planetas más cercanos al Sol en el momento del nacimiento de una persona supone la
ubicación de los siete espíritus que regirán su vida.
Para la Cábala, el hombre es como un microcosmos dentro de un macrocosmos, con el que debe
estar en armonía para desarrollar en forma óptima sus funciones vitales. Los planetas no solo
influyen en la salud, sino también en el carácter y en las condiciones psicológicas de cada
individuo. Por lo tanto, cada planeta influye en la personalidad de las personas, otorgándole tanto
defectos como cualidades, según la posición en que estos se encuentren en el momento del
nacimiento.
201

El árbol sefirótico

El árbol sefirótico está compuesto por 10 esferas ‘sefirot’ y 22 senderos, los cuales determinan o
representan un estado ‘sefira’ que acercan a la comprensión de Dios y a la creación del mundo que
conocemos. Es una imagen cabalista del “árbol de la vida” que está compuesto por las 10
emanaciones o esferas sefirot que también es la escalera que conecta al Creador con la Creación.
«El árbol sefirótico está compuesto por diez globos de esplendor luminoso dispuestos en tres
columnas verticales y conectadas mediante veintidós canales o caminos. Los diez globos se llaman
las sefirot y a ellas se asignan los números del uno al diez. Las tres columnas se llaman Misericordia
-la de la derecha-, Rigor -la de la izquierda- y Templanza -la intermedia-, como poder conciliador.
También se puede decir que las columnas representan la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, que
constituyen el apoyo trino del universo, porque está escrito que el fundamento de todas las cosas
es el tres. Los veintidós canales son las letras del alfabeto hebreo, a las que se asignan los arcanos
mayores del mazo de cartas simbólicas del Tarot. Las 7 sefirot inferiores son equivalentes a los 7
días de la Creación y los 3 superiores al conocimiento de la divinidad más allá del mundo
manifiesto, que significan “Corona”, “Sabiduría” e “Inteligencia”.»
El Árbol Sefirótico se halla dividido en cuatro planos, o mundos, que en la tridimensión son
cuatro niveles o jerarquías, en las que se encuentran estructuradas todas las cosas. Estas jerarquías
se escalonan de lo más alto a lo más bajo (del 1 al 10) y van de lo más sutil a lo más denso. De las
causas más profundas y secretas a los fenómenos perceptibles por los sentidos.
El misticismo Judío enseña que toda la creación proviene de cuatro mundos espirituales:
emanación, creación, formación, y acción. Cada uno contiene el sistema de las 10 sefirot, el cual
cambia según la sustancia del mundo espiritual correspondiente.
202

Las 10 esferas Sefirot se dividen en dos grupos:


Cerebro-Mente: Sabiduría, entendimiento y conocimiento.
Atributos Emocionales: Bondad, severidad, belleza, victoria, esplendor, fundamento y reinado.

Los 22 senderos o letras inscritas en la Toráh todas ellas trazadas en los 10 sefirot.

1. A: Aleph.- Ve a Dios cara a cara, sin morir, y conversa familiarmente con los siete genios que
mandan a toda la milicia celeste.
2. B: Beth - Está por encima de todas las aflicciones y de todos los temores
3. C: Ghimel - Reina en todo el cielo y se hace servir por todo el infierno.
4. D: Daleth - Dispone de su salud y de su vida y puede disponer de las de los demás.
5. E: He - No puede ser sorprendido ni por el infortunio, ni agobiado por los desastres, ni vencido
por sus enemigos
6. F: Vau - Sabe la razón del pasado, del presente y del porvenir.
7. G: Dzain - Tiene el secreto de la resurrección de los muertos y la llave de la inmortalidad.
8. H: Heth - Tener la medicina universal.
9. I: Teth - Encontrar la piedra filosofal.
10. K: Jod - Conocer las leyes del movimiento continuo y poder demostrar la cuadratura del
círculo.
11. L: Caph - Cambiar en oro, no solamente todos los metales sino también la misma tierra, y aun
las inmundicias de la misma.
12. M: Lamed - Domar a los animales más feroces y saber pronunciar palabras que alienten y
encanten a las serpientes.
13. N: Men - Poseer el arte notorio que da la ciencia universal.
14. O: Nun - Hablar sabiamente sobre todas las cosas sin preparación y sin estudio.
15. P: Samech - Conocer a primera vista el fondo del alma de los hombres y los misterios del
corazón de las mujeres.
16. Q: Ain - Forzar, cuando le plazca, a la naturaleza, y revelarse.
17. R: Phe - Prever todos los acontecimientos futuros que no dependan de un libre albedrío
superior, o de una causa inapercibida.
18. S: Tsade - Prestar en el acto a todo el mundo los consuelos más eficaces y los consejos más
saludables.
203

19. T: Resch - Dominar el amor y el odio.


20. U: Schin - Tener el secreto de las riquezas, ser siempre el amo y no el esclavo. Saber gozar aun
en la pobreza y no caer nunca ni en la abyección ni en la miseria.
21. X: Cheth - La adivinación, los sueños y los presentimientos y profecías.
22. Z: Tau.- Gobierno de los dementes, término de tempestades, curación de las enfermedades con
las manos y resucitar muertos.

«El diagrama sefirótico es un mapa del cosmos, un modelo del universo, y es válido tanto para el
hombre como para la creación entera. Los centros y corrientes de energía que conforman este
diagrama están en relación con los números y las letras sagradas, la Astrología, la Alquimia o Arte
de las transmutaciones, las láminas del juego del Tarot, la simbólica de la música y de la geometría,
manifestaciones todas ellas de la construcción armónica de la mansión interna. Este modelo es
pues un mandala, un juego de símbolos, un intermediario sintético entre nosotros y lo
desconocido, a través de una serie de espíritus, o deidades, que se articulan jalonando un camino
mágico evolutivo, que todos los pueblos del mundo han conocido, que constituía el fundamento
de su cultura, y al que guardaban como su más preciado secreto.»
En este mundo se puede encontrar una copia exacta de la forma de las 10 sefirot en el cuerpo y el
alma del hombre, el cual fue creado a imagen del Creador. La forma de las 10 sefirot también
recibe el nombre de “el árbol de la vida”, y enseña cómo cada una de las sefirot tiene conexión con
las cualidades y habilidades del alma del ser humano. Para la Cábala hebrea, el triángulo
representa al Espíritu, al Alma y al Cuerpo. En el Árbol de la Vida, los ‘sefirot’ se agrupan también
según un modelo de triangulación: lo inmanifestado, lo arquetípico o supraformal y la acción
realizadora.
Dos árboles destacan por su profunda carga simbólica. En la Biblia, según el Génesis, puso el Señor
Dios en mitad del Paraíso dos árboles, cuyos frutos había prohibido comerlos.
«Tras las denominaciones del Árbol de la Vida y del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal se
esconden el gran arcano de la Antigüedad: el misterio del equilibrio. El Árbol de la Vida
representa el punto de equilibrio espiritual: el secreto de la inmortalidad. El Árbol del
Conocimiento del Bien y del Mal, representa la polaridad o el desequilibrio: el secreto de la
mortalidad. Así lo revelan los cabalistas al asignar la columna central de su diagrama sefirótico al
Árbol de la Vida y las dos ramas laterales, al Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.»
204

El Árbol de la Vida

«Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que
no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.» Génesis 3:22

El Árbol de la Vida fue conocido en muchas creencias, culturas y tradiciones, simbolizando la


inmortalidad, y la fertilidad, como el Árbol del Conocimiento, o el Árbol del Mundo, o Árbol
Cósmico. Une el cielo y la tierra, y representa a toda la creación. La cultura asirio-babilónica dejó
muestras sobre este árbol mágico que crecía en el centro del Paraíso. Un árbol sagrado asociado
con el culto a Enlil, el dios sumerio del huracán que simbolizaba las fuerzas de la naturaleza y que
dominaba el destino de los hombres.

«Algunas interpretaciones consideran que estos bajorrelieves muestran como los Anunna activan
el árbol de la vida y proyectan la imagen del dios Anu con las manos entendidas manejando el
artefacto volador en forma de pájaro. También se observa a dos seres alados a ambos lados
llevando un cono de pino en una mano y un cubo de agua en la otra, que al parecer representan el
alimento y el agua de la vida eterna y de la inmortalidad.»

El simbolismo de los árboles de hoja perenne tiene un origen muy antiguo que se remonta a la
adoración del dios solar Mitra en torno al 600 a.C. Siglos más tarde, el árbol perenne también se
convirtió en un símbolo con un significado muy especial en el norte de Europa.
205

Las plantas y árboles que se mantenían verdes durante todo el año siempre desempeñaron un
papel esencial para los antiguos pueblos que vivían en regiones muy al norte, especialmente en el
día más oscuro del año: el solsticio de invierno, que tiene lugar el 21 de diciembre en el hemisferio
norte.
El Árbol de la Vida, como indica su nombre, es el árbol inmortal, el símbolo de la vida eterna,
aunque simbólicamente puede representar también la espina dorsal y las ramificaciones del
sistema nervioso del cuerpo humano. La presentación iconográfica más reiterativa de este árbol es
el ciprés. El arquitecto Antoni Gaudí lo situó en el centro del pórtico del Nacimiento en la fachada
principal del templo de la Sagrada Familia, en Barcelona, rodeado de palomas blancas, que a su
vez, simbolizan las almas renovadas que ascienden hacia el cielo.

«De índole cabalística, la visión de un Árbol de la Vida tan monumental como el que exhibe la
portada del Colegio de San Gregorio, Museo Nacional de Escultura, en Valladolid, no deja de
llamar la atención, sobre todo, si comparativamente hablando, observamos en esa referencia
hebráica la proliferación de un simbolismo que, si bien maquillado convenientemente, no deja de
remitir a influencias consideradas netamente como de origen pagano. El Árbol de la Vida se
transforma en el centro del círculo simbólico del universo y en puerta de entrada a la fuente de la
vida y de la consagración mágica de quienes beban de la fuente en la que el árbol hunde sus
poderosas raíces. Es el “Arbor Vitae”, plantado en una fuente con la base de forma hexagonal,
coronado por el enorme escudo imperial que protegen el águila y los leones y por cuyas ramas,
convertidas en metafórica escala de Jacob, ascienden, descienden y evolucionan multitud de
angelotes.»

El Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal


206

Situado también en el Jardín del Edén, en el centro del Paraíso junto al Árbol de la Vida.
Según el libro del Génesis, Dios ordenó a Adán y Eva que no debían comer el fruto del Árbol de la
Ciencia del Bien y del Mal. “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del
bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.
El diablo, símbolo del Mal, con forma de Serpiente les convenció de que al comer el fruto de aquel
árbol, los ojos les serían abiertos y alcanzarían el conocimiento de lo bueno y lo malo. Finalmente,
Adán y Eva comieron del fruto y fueron castigados por su desobediencia. Este episodio se conoce
como el “Pecado Original”, pues a partir de aquel acto de desobediencia se originaron todos los
males para el ser humano, simbolizados por los castigos que recibieron Adán y Eva.
Este Árbol simboliza la dualidad del mundo material –lo bueno y lo malo, el placer y el dolor, la
luz y la oscuridad, el sujeto y el objeto-, y la serpiente simboliza la tentación y la astucia.

El Tarot
207

Las cartas del Tarot fueron usadas para pasar conocimientos prohibidos. Una razón del porqué la
Iglesia ha condenado las cartas del Tarot. En los siglos que siguieron a la eliminación de los
Cátaros, en Francia, el tarot fue utilizado por artistas viajeros y gitanos.
El Tarot tiene dos significados fundamentales: el adivinatorio y el místico, se postra como un juego
de lectura presente-pasado-futuro y como un libro de sabiduría, por el que la vida se revela
aprendiendo su simbología y el conocimiento que encierran sus arcanos.
El término ‘tarot’ se cree que deriva de dos palabras egipcias: Tar que significa camino, y Ro que
significa real. Mostraría el camino real a la sabiduría si el conocimiento es utilizado
apropiadamente y no malévolamente. Una muestra del simbolismo esotérico en el arte y en el
conocimiento es que está representado en los naipes del Tarot.
El origen de las cartas del Tarot se puede rastrear hasta el simbolismo religioso de los antiguos
egipcios. Existe la leyenda de que sacerdotes de Alejandría salvaron lo que pudieron cuando la
gran biblioteca esotérica en Alejandría fue quemada y se hicieron nómadas, con su propia lengua,
y simbolizaron sus conocimientos en el Tarot. «Según una leyenda curiosa, tras la destrucción del
Serapeum de Alejandría, la gran masa de sacerdotes que se ocupaban de él se reunieron para
preservar los secretos de los ritos de Serapis. Sus descendientes -los gitanos- se llevaron consigo los
volúmenes más valiosos que salvaron del incendio de la biblioteca -el Libro de Enoch, Thot, el
Tarot-, comenzaron a deambular por la faz de la tierra y se mantuvieron apartados, con una lengua
antigua y el derecho inalienable de la magia y el misterio.»
El Libro de Thot era un libro de magia antigua utilizada por el dios egipcio de la sabiduría y la
magia, Thot. Se dice que el libro contiene dos períodos, uno para comprender a los animales y otro
para entender la mente de los dioses.
Algunos investigadores dicen que las cartas del Tarot fueron introducidas en Europa por los
cruzados que regresaban de Oriente y que las habían adquirido a sectas místicas en el Medio
Oriente. Es probable que las cartas del Tarot formaran parte de la tradición mágica y filosófica que
los Caballeros Templarios obtuvieron de los sarracenos o de alguna de las sectas místicas que por
entonces prosperaban en Siria. A su regreso a Europa y para evitar la persecución, los templarios
ocultaron el significado arcano de los símbolos presentando las hojas de su libro mágico de forma
ostensible como un recurso para entretenerse y hacer apuestas.
Que aquellos guerreros trajeron las cartas a su regreso, cómo importaron a sus propios países
muchas de las costumbres y hábitos recién adquiridos en Oriente, parece un hecho reconocido que
no contradice la afirmación de algunos autores que han declarado que fueron los gitanos -que
208

comenzaron a vagar por Europa más o menos por aquella época- los que llevaron consigo e
introdujeron las cartas que empleaban tanto entonces como ahora, para adivinar el futuro.
Éliphas Lévi, mago y escritor ocultista francés del siglo XIX, dijo que «si se distribuían las cartas
del Tarot según un orden específico, uno podía descubrir todo lo cognoscible acerca de Dios, su
universo y uno mismo. Cuando los diez números que corresponden a los globos -las sefirot- se
combinan con las veintidós letras relacionadas con los canales, la suma da treinta y dos, el número
que corresponde a los caminos cabalísticos de la sabiduría. Estos caminos, a los que a veces se
alude cómo los treinta y dos dientes de la boca del Gran Rostro o los treinta y dos nervios que
salen del Cerebro Divino, son análogos a los primeros treinta y dos grados de la Masonería, que
elevan al candidato a la dignidad de príncipe del secreto real. Resulta también sumamente
significativo para los cabalistas que en las escrituras hebreas originales el nombre de Dios aparezca
treinta y dos veces en el primer capítulo del Génesis. Según el análisis místico del cuerpo humano
que hacen los rabinos, la columna vertebral tiene treinta y dos segmentos que conducen al cráneo,
templo de la sabiduría: el cerebro.»
En el Tarot, los arcanos menores se dividen en cuatro palos: espadas, palos-bastos, copas y
monedas. A raíz de la innovación de Éliphas Lévi, muchos escritores en inglés en Tarot de
adivinación ahora llaman las monedas ‘pentáculos’, y muchas barajas les pintan como discos
marcados con una estrella de cinco puntas. En este contexto, que representan el elemento tierra o la
divinidad que se manifiesta en la materia.

«En el Tarot seudoegipcio, la Sacerdotisa lleva un velo, para recordar que todo el rostro de la
verdad no se revela al hombre no iniciado. Un velo cubre también la mitad de su libro, con lo cual
da a entender que solo la mitad del misterio del ser se puede comprender. En esta carta aparece la
figura sublime de una mujer sentada en un trono que sostiene en la mano derecha un escudo con
un fénix grabado y en la izquierda un cetro coronado por un orbe o una flor con tres hojas. Debajo
del pie izquierdo a veces aparece la media luna. Lleva una corona o le rodea la cabeza una
diadema de estrellas y a veces, las dos cosas. Recibe el nombre de Generación y representa el
mundo espiritual triple del cual sale el mundo material cuádruple.»
Las cartas del Tarot se deben considerar como jeroglíficos independientes y completos, cada uno
de los cuales representa un principio, ley, poder o elemento de la naturaleza diferente. Las leyes
que rigen todos los fenómenos se representan mediante los símbolos que aparecen en las cartas del
Tarot, cuyos valores numéricos son iguales a los equivalentes numéricos de los fenómenos. Así
como cada estructura está compuesta por ciertas partes elementales, las cartas del Tarot
representan los componentes de la estructura de la filosofía.
«Muchos de los símbolos que aparecen en las cartas del Tarot tienen un claro interés masónico. El
pitagórico también dirá que existe una relación importante entre los números de las cartas y los
dibujos que acompañan a los números. Llamará de inmediato la atención del cabalista el orden
209

significativo de las cartas y para el alquimista ciertos emblemas no tendrán sentido, salvo para
alguien muy versado en la química divina de la transmutación y la regeneración.»
El Tarot, no es solo un método adivinatorio, el Tarot es un camino iniciático en el que sus 22
arcanos mayores son arquetípicos de cada etapa del camino, representación de diversos poderes y
otros símbolos: 0-El Loco, I-El Mago, II-La Sacerdotisa, III-La Emperatriz, IV-El Emperador, V-El
Sumo Sacerdote, VI-Los Enamorados, VII-El Carro, VIII-La Justicia, IX-El Ermitaño, X-La Rueda de
la Fortuna, XI-La Fuerza, XII-El Colgado, XIII-La Muerte, XIV-La Templanza, XV-El Diablo, XVI-
La Torre, XVII-La Estrella, XVIII-La Luna, XIX-El Sol, XX-El Juicio y XXI-El Mundo.
«Los naipes modernos son los arcanos menores del Tarot, de los cuales se ha suprimido el paje o
valet de cada palo, con lo cual quedan trece cartas en cada uno. Sin embargo, en su forma
abreviada, la baraja moderna tiene profunda importancia simbólica, porque, aparentemente, su
disposición tiene que ver con las divisiones del año. Los dos colores, rojo y negro, representan las
dos grandes épocas del año: cuando el sol está al norte del ecuador y cuando está al sur. Los cuatro
palos representan las estaciones, las edades de los antiguos griegos y las yugas de los hindúes. Las
doce figuras son los signos del Zodiaco dispuestos en grupos de tres: un Padre, un Poder y una
Mente, según la parte superior de la Tabla Bembina. Las diez cartas numeradas de cada palo
representan los arboles sefiróticos que existen en cada uno de los cuatro mundos -los palos-. Las
trece cartas de cada palo son los trece meses lunares del año y las cincuenta y dos cartas de la
baraja son las cincuenta y dos semanas del año. Si contamos los puntos de las cartas numeradas y
calculamos la jota, la reina y el rey como once, doce y trece, respectivamente, la suma de las
cincuenta y dos cartas da 364. Si atribuimos un punto al comodín, el resultado es 365, es decir, la
cantidad de días del año.»
210

Druidas, magos, chamanes, hierofantes, brujas

«Las vestimentas, las insignias, las joyas y los ornamentos de los antiguos hierofantes simbolizaban las
energías que irradiaba el cuerpo humano.»

Para las culturas de la antigüedad, la magia servía al propósito de explicar las relaciones entre
causas y efectos, mediante ideas, analogías y simbolismos que el pueblo pudiera entender. La
magia ceremonial era el arte antiguo de invocar y controlar a los espíritus mediante la aplicación
de determinadas fórmulas. Un mago, envuelto en vestiduras sagradas y con una varita grabada
con figuras jeroglíficas, podía, por el poder que le conferían determinadas palabras y símbolos,
controlar a los habitantes invisibles de los elementos y del mundo astral.
«El término magia abarca tanto a las palabras, a las fórmulas que servían para ayudar a sanar a un
enfermo o alejar los peligros reales o irreales, inminentes o lejanos entre otras muchas cosas más,
como a objetos determinados que tenían una función como amuletos o talismanes. La palabra era
el fundamento de la magia egipcia. Para los antiguos egipcios las palabras llevaban en sí mismas
un componente mágico, eran sagradas. Se definían como el vehículo que los comunicaba con los
dioses y con el Más Allá.»
La magia ceremonial compleja que se practicaba en la antigüedad no era mala, aunque de su
perversión surgieron varias escuelas falsas de brujería o magia negra. Así, con el título de magia se
enseñaban todas las ciencias físicas y metafísicas, naturales o las que consideraban como
sobrenaturales. Señalan algunos tratados que para la práctica de la magia se precisa un estudio
constante de las cosas naturales, para poder llegar por medio de la investigación al verdadero
conocimiento de lo sobrenatural, “que es el fin y objeto de las artes mágicas”.
En los Vedas y las Leyes de Manu, los documentos más antiguos del mundo, muestran cómo los
brahmanes practicaban y permitían muchos ritos mágicos. En el Tíbet, Japón y China, se enseñaba
lo mismo que enseñaron los antiguos caldeos. Druidas, chamanes, hechiceros o sanadores,
utilizaban sus frecuencias vibracionales tratando de establecer conexiones con la conciencia tribal o
las entidades del más allá.
211

Druidas

Los druidas, como otras religiones de misterios, eran portadores de conocimientos avanzados que
han sido ocultados de las personas, y algunos de ellos los usaron para menos que positivas
razones. «Los druidas eran sacerdotes y médicos, curando por magnetismo.... Sus remedios
universales eran el muérdago y los huevos de serpiente, porque estas sustancias atraen la luz astral
en una manera especial. La solemnidad con la que el muérdago era cortado atrajo sobre esta planta
la confianza popular y lo hizo poderosamente magnético.»
Los druidas iban siempre vestidos de blanco, que era símbolo de su pureza y el color que ellos
usaban para simbolizar el sol. Para los druidas, el sol era el padre y la luna la madre de todas las
cosas, y mediante estos símbolos adoraban a la naturaleza universal. Veneraban el árbol de roble,
era un símbolo y todo lo que crecía sobre él, como muérdagos, se hizo sagrado. El arbusto de acebo
era otro símbolo sagrado de los druidas
Los druidas eran sacerdotes y médicos que curaban por magnetismo y cargaban amuletos con su
influencia fluida. Dominaban los poderes de la ilusión, hacían levantar los vientos y tempestades,
cubrían de nieblas las tierras para sembrar la confusión entre los ejércitos, o bien sustraían a otros a
las miradas enemigas. Eran maestros en el arte de transformar los cuerpos y capaces de tener
visiones a distancia. Elaboraban misteriosos elixires para olvidar.

Los druidas están vinculados a los celtas, a la tradición céltica. Sin embargo, la tradición no asigna
a los druidas un origen exclusivamente céltico. Eran personajes que habitaban ciertos territorios
europeos hace más de 2.400 años y a los que se les consideraba como sabios, estando un escalón
por encima de los hombres en su relación con los dioses. Los druidas de la Gran Bretaña
practicaban en las silentes criptas de sus profundas cavernas. Los ‘semotis’ o druidas gálicos
enseñaban las ciencias físicas y espirituales, y los secretos del universo, el armónico movimiento de
los cuerpos celestes, la formación de la tierra y, sobre todo, la inmortalidad del alma. «En sus
sagrados bosques, semejantes a naturales academias edificadas por el invisible Arquitecto, se
reunían los iniciados en la silenciosa hora de la media noche, para aprender el pasado y el porvenir
del hombre.»
212

Hechiceros y brujos

Los hechiceros eran personas que en las sociedades primitivas o pueblos indígenas ostentaban las
funciones de magos o sanadores en los grupos tribales. Los ‘hechiceros’ o ‘brujos’ de antaño
inventaban sus propios lenguajes y, aprovechando el hecho que durante siglos la mayoría de las
personas de antiguas civilizaciones no sabían leer ni escribir, podían generar mensajes sin sentido
o cuyo sentido sólo ellos conocían. Eran personas que practicaban la magia, blanca o negra y
conocían las maneras de hacerlo. La magia blanca es la utilizada para realizar curaciones, eliminar
maldiciones, mientras que la magia negra es la opuesta, la que se utiliza para provocar males o
sufrimientos en las personas. En determinadas sociedades utilizaban sus supuestos poderes
sobrenaturales con propósitos antisociales y malignos.
Los hechiceros tenían conocimientos y realizaban prácticas que por lo general eran utilizadas para
dominar los acontecimientos o controlar la voluntad de los miembros de su colectividad. Eran
personajes atribuidos de poderes mágicos supuestamente obtenidos por el demonio. Podían
realizar acciones de agorero, adivino, mago, pronosticador, realizar hechizos y hacer
encantamientos para cautivar o embrujar, hacer de vidente o divulgar la superstición.
El uso de simbología mágica estaba muy difundido ya en la antigüedad y muchos ejemplos
pueden ser encontrados en multitud de medios, como por ejemplo, para la adivinación o para
crear ambientes de misterio o misticismo con el fin de poder sanar a los enfermos. Una de las
habilidades que se atribuyen a los hechiceros y brujos era la práctica o capacidad para fabricar
brebajes, pócimas, emplastes, ungüentos, utilizando una amplia variedad de plantas y raíces, con
fines curativos de enfermedades, heridas… unas prácticas que en tiempos más recientes se
atribuyen a los curanderos.
En algunas culturas, los hechiceros hacían predicciones, invocaban a los espíritus y ejercían
prácticas curativas utilizando poderes ocultos y productos naturales. También solían aconsejar y
orientar a las personas que acudían a consultarle.
Los brujos eran identificados porque realizaban los actos de magia o hechicería principalmente
para dominar la voluntad de las personas o modificar los acontecimientos, básicamente si era para
provocar una influencia dañina o maléfica sobre las personas o sobre sus destinos. Una de las
acciones que se atribuyen a los brujos era la de echar maldiciones, y a veces también podían hacer
conjuros para eliminarlas.
«El brujo solo aprende empíricamente cómo servirse de las fuerzas, pero sin comprenderlas en
profundidad, y sus conocimientos no abarcan el porqué de las cosas, sino sólo el cómo y el para
qué, y con ello pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un
poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, con prácticas que son
gravemente contrarias a la virtud de la religión.»
En algunos pueblos o tribus indígenas las prácticas que realizaban los hechiceros o brujos eran
similares a las funciones realizadas por curanderos, chamanes, magos o sacerdotes.
213

Chamanes

«Una de las interpretaciones más plausibles es que lo hacían en el marco de una religión de tipo
chamánico. Es decir, que creían que había espíritus, y que eran particularmente poderosos en las
cuevas y por ello acudían a su encuentro. Para captar su poder y utilizarlo para sus problemas
cotidianos: tener salud, conseguir una caza fructífera, obtener el amor de la mujer que amaban... y
entraban en contacto a través de los chamanes, que eran los intermediarios»
Se da el nombre de chamán a los sacerdotes encargados de operar los ritos mágico-religiosos
propios de comunidades indígenas, aunque también tienen una similitud de funciones con los
hechiceros, como el arte de curar, adivinar o acompañar las almas al otro mundo. La forma de
actuar es común en pueblos primitivos de diferentes lugares y latitudes. A través de trances
místicos, a veces inducidos por la ingesta de drogas alucinógenas, como la ayahuasca, el peyote o
mezcal, entraban en contacto con el mundo de los espíritus a los cuales intentaban persuadir o
forzar, para que actuaran a favor de un individuo o de una comunidad entera. La ayahuasca, era
conocida y utilizada por los pueblos indígenas, quienes la consideraban el espíritu de la
naturaleza, una planta maestra y sagrada.
Sobre la función del chamán existen numerosas definiciones, como por ejemplo, se dice que son
“grandes magos y sacerdotes de los pueblos primitivos”, o “curanderos indígenas que alteran
deliberadamente su conciencia a fin de obtener conocimiento y poder proveniente del mundo de
los espíritus para ayudar y curar a los miembros de su tribu”.
«Los pueblos de la estepa tenían gran fe en la magia que los ‘chamanes’ que sabían utilizar en
momentos críticos. Los chamanes afirmaban, también, que el cosmos estaba poblado de genios de
naturaleza ambivalente: y, así, había buenos y malos espíritus. Toda persona acoge dentro de sí
misma ambos espíritus, y otro tanto sucede en el cosmos y en la naturaleza. Los espíritus que
habitan en el aire son benéficos; los que habitan en la tierra, maléficos. Por ello, es muy importante
contentar a estos últimos. El firmamento era el lugar en el que se hallaban las divinidades y,
también, las nubes que enviaban la lluvia necesaria para que hubiera pastos para los animales.»
En épocas pasadas, cuando se producía alguna sequía prolongada, los chamanes invocaban la
llegada de la lluvia, que no tardaba en presentarse, después de haber clavado el sacerdote una vara
en una abertura del terreno. Se supone que los altos niveles de conciencia que alcanzaba un
chamán durante una ceremonia eran inducidos por sonidos repetitivos, generados con tambores,
maracas, instrumentos de viento y oraciones. Los ritos mágicos de los brujos y chamanes que usan
la frecuencia sonora desvelan los “sonidos secretos”, que son vibraciones con las cuales el cuerpo y
el espíritu del paciente reaccionan de forma autosanadora.
El simbolismo de la escalera por la cual el chamán asciende es típicamente chamánico. El “Árbol
de la Vida”, también es simbólico del ascenso chamánico hacia las esferas celestiales para recibir la
comunicación de parte del dios acerca del destino de la tribu.
214

Magos

«Los Misterios fueron comunicados a los elegidos cuando la generalidad de atlantes empezaron a
sumirse en la magia negra y resultaba peligroso confiarles los secretos de la Naturaleza.»
El apelativo de “mago” se utilizaba para designar a los hombres con amplios conocimientos en
astronomía, astrología, medicina, alquimia, etc. Aunque esa misma palabra también se utiliza para
designar a aquellos que practican la magia. La práctica de la magia se remonta al amanecer de la
civilización, y todas las culturas antiguas contaron con un amplio abanico de prácticas
relacionadas con el mundo sobrenatural.
Egipto fue la cuna de los magos, aunque las prácticas de la magia se hicieron especialmente
habituales durante el periodo helenístico y los primeros siglos de nuestra era, siendo moneda
corriente entre griegos, romanos, judíos, e incluso cristianos.
Desde Egipto a Mesopotamia, pasando por Grecia y Roma, todos los pueblos antiguos vieron
surgir, de forma paralela a sus creencias religiosas, prácticas que incluían la adivinación, las
maldiciones, los muñecos vudú, e incluso el contacto con los muertos: la nigromancia. Sus
practicantes fueron los primeros magos negros de la Historia. En el antiguo Egipto los magos
llevaron a cabo sus funciones ayudados de todo tipo de talismanes y amuletos, a los que se les
atribuían poderes mágicos concretos. El mago profesional era el autor de los ‘hechizos’ para lo cual
elaboraba el amuleto correspondiente. Las palabras y fórmulas pronunciadas por el mago no eran
fruto del azar sino que se inspiraban en leyendas sagradas, en acciones ocurridas en los tiempos
divinos y que se repetían en el mundo de los hombres.
Un mago debía tener un perfecto conocimiento del mundo divino. En Egipto era un sabio y un
sacerdote. Leía y escribía los jeroglíficos, conocía los libros antiguos y las fórmulas de poder. Su
función oficial estaba concretada en la forma de un rollo de papiro, símbolo de la abstracción y del
conocimiento esotérico.
Los magos persas llevaban espejos como símbolo de la esfera material que refleja la divinidad
desde cada una de sus partes. La bola de cristal, de la que tanto se ha abusado como medio para
cultivar los poderes parapsicológicos, representa la esfera etérica del mundo, en cuyas esencias
traslúcidas se estampa y se preserva la imagen perfecta de toda la actividad terrestre.
«Un mago llamado PASTAFORO, guardián de los símbolos sagrados le abría la reja y lo felicitaba
por haber atravesado con fortuna la primera prueba y le explicaba los símbolos. Los 22 símbolos
representaban los primeros 22 de los 78 arcanos y constituían el alfabeto de la ciencia oculta, es
decir los principios absolutos, los cuales eran las condiciones del Mago, la Sacerdotisa y el Jereca, el
Triunfo, la Justicia, el Apostolado, la Inmortalidad, la Inspiración, la Resurrección, el Regreso, etc.
eran las claves universales que se convertirían en la fuente de toda sabiduría y poder. Cada letra y
cada número expresan en esa lengua, una ley ternaria que tiene repercusión en el mundo divino,
en el mundo intelectual y en el mundo físico.»
215

Hierofantes

El término hierofante proviene de la unión de dos palabras griegas: Hiero (sagrado) y Phantes (el
que muestra). Hierofante es “el que muestra lo sagrado“, “el que hace aparecer lo sagrado”, el
Sumo Sacerdote, el guardián de la Sabiduría, al que se le consideraba un intérprete de los misterios
sagrados y era el encargado de instruir a los iniciados en dichos misterios.
Según textos referidos al antiguo Egipto, la iniciación de los hierofantes tenía como objeto la
búsqueda del conocimiento, el mantenimiento y transmisión de los sagrados secretos, escondidos
por los templos en los que se guardaron como un tesoro sagrado: las ciencias, las tradiciones y la
antigua y pura religión egipcia, el desarrollo del Alma, la búsqueda de la Inmortalidad, la otra
Vida. Los rituales mágicos utilizados por los sacerdotes egipcios para curar las enfermedades se
basaban en una comprensión muy avanzada del complejo funcionamiento de la mente humana y
sus consecuencias en la constitución física.
«En la iniciación, el hierofante se acercaba al recién llegado y le formulaba un breve y penetrante
examen, en el que era aceptado o no para traspasar la puerta del templo. Este tenía dos columnas:
la roja significaba la ascensión del espíritu de la Luz de Osiris; la negra representaba su cautiverio
en la materia y esa caída podía conducirlo al aniquilamiento. Para el que abordara la doctrina
secreta, había dos caminos, nada más, la locura y la muerte para el débil, la vida y la inmortalidad
para el fuerte y justo.»
En los antiguos templos de Grecia al Sumo Sacerdote se le denominaba el Hierofante. Su triple
corona habla de la trinidad y del conocimiento divino; significa en otras palabras la ascensión a los
mundos superiores en el plano espiritual.
«Llegada la noche, dos asistentes conducían al aspirante al portal del Santuario oculto y lo
introducían en una galería aterradora con estatuas de hombres con cabezas de animales, iluminada
por la luz de una antorcha. Al final de este corredor debía entrar sin pronunciar palabra, por un
agujero en la pared delante de él -aún tenía tiempo el estudiante de retornar, porque una vez
cerrada la puerta del templo, debería continuar inexorablemente-. Este era tan bajo que solo
arrastrándose podía entran en él. Se le entregaba una muy pequeña antorcha y se lo dejaba solo.
Arrodillado, avanzaba por el corredor mientras escuchaba desde el fondo del subterráneo una
tétrica voz que decía: “Aquí perecen los locos que han codiciado la ciencia y el poder”. En su
marcha notaba que el corredor se ensanchaba, pero descendía en pendiente cada vez más rápida,
que terminaba en un embudo que desembocaba en una noche horrorosa. En su desesperación, el
estudiante percibía una grieta a su izquierda, extendía su lámpara y veía una escalera que subía en
espiral en la roca, era la salvación del abismo. Finalmente se encontraba frente a una reja de bronce
que daba a una ancha galería sostenida por hermosas cariátides, y en los laterales estaban
grabados y pintados innumerables símbolos.»
En el Tarot, el Hierofante está representado en la V carta de los arcanos mayores.
216

Sacerdotes
En general, los sacerdotes son personas que consagran su vida a alguna divinidad y que tienen
entre sus funciones principales dirigir los ritos religiosos y ofrecer los sacrificios a la divinidad.
«Las vestimentas y ornamentaciones usadas por los magos y sacerdotes eran claves, porque en los
Misterios la ropa era considerada sinónimo de forma. Usada originariamente como adorno más
que como protección, dicha práctica prevalece entre muchos pueblos primitivos. El grado de
espiritualidad de los sacerdotes y los poderosos se denotaba por la calidad y el valor de las
vestimentas que utilizaban, cuanto más grandes eran sus poderes más gloriosa y llamativa era su
ropa. En cambio, el cuerpo del hombre sencillo se envuelve en una toga que simboliza su
naturaleza espiritual. De esta manera la toga blanca era simbólica de la pureza, la toga roja de
sacrificio y amor, y la toga azul de altruismo e integridad.
Las vestiduras y los ornamentos de los sacerdotes judíos tenían un significado secreto y hasta el
día de hoy existe un lenguaje religioso en clave, oculto en los colores, las formas y los usos de las
vestiduras sagradas no solo entre los sacerdotes judíos y cristianos, sino también en los de las
religiones paganas.

Brujas
Brujas, meigas, güixas… «En el camino de Salas Altas a Buera, se localiza el Peñón de Güera donde
dice la tradición se reunían las brujas del entorno para celebrar maléficos aquelarres en los que se
convertían en gatos negros y cabras ayudadas de pócimas y ungüentos.»

Con el apelativo de ‘bruja’ se designa a aquella mujer que utiliza la brujería, la hechicería y la
magia, en sus más diversas formas. Estas prácticas acompañaron a los pueblos durante miles de
años y hasta finales de la Edad Moderna. Brujería, aquelarres, pactos con el Maligno, dieron lugar
a leyendas que acabaron en persecuciones generalizadas en toda Europa que culminaron con
cientos de miles de mujeres acusadas de brujería, muchas de las cuales fueron quemadas vivas en
hogueras, por la imagen popular que de ellas hizo la Inquisición, al ser consideradas viejas,
malvadas y adoradoras del demonio.
«Los aquelarres estaban reservados para los brujos y brujas, es decir, para aquellos que,
atávicamente o de otro modo, tenían aún ciertos conocimientos de las fuerzas naturales, que
fueron privativos de los magos y druidas. Aquellos aquelarres no tenían lugar en cualquier parte,
y se sabe de algunos que se celebraban a veces en lugares en los que hay grutas o cuevas, antiguos
cromlechs o círculos de hadas...»
217

Las reuniones de brujas o aquelarres son uno de los acontecimientos característicos de la brujería
durante la época de las persecuciones masivas. Encuentros que se celebraban por lo general por la
noche, en los que las hechiceras consumaban sus ‘fechorías’, consumían diversas sustancias
alucinógenas y se entregaban a desenfrenadas orgías. Aunque lo probable es que sus actividades
se redujeran a la práctica de magia tradicional, como rituales caseros para atraer la buena o mala
suerte, la fabricación de remedios, pócimas y filtros para el amor, utilizando un amplio corolario
de plantas cuyos efectos capaces de alterar la conciencia, han sido confirmados por la ciencia
moderna. Bajo los efectos de mágicos preparados, las brujas se sentían realmente capaces de “volar
con una escoba”, de hacerse pequeñas para pasar por las estrechas chimeneas de las casas, salir
fuera de su cuerpo, o ver al Maligno. Una ilusión provocada por el consumo de sustancias capaces
de modificar la percepción de la realidad, que las brujas o hechiceras conocían como parte de la
tradición que se remontaba a miles de años atrás.

Vudú

Tablillas de maldiciones, papiros mágicos, muñecos vudú, fueron elementos utilizados por los
magos para causar daño, perjudicar o enviar maldiciones a otras personas. Eran los elementos
sobre los que se escribía el nombre de la víctima, a menudo acompañados de símbolos y otras
fórmulas mágicas.
Una de las manifestaciones más sorprendentes y siniestras de la magia en la antigüedad, son los
conocidos como ‘muñecos de vudú’ de la antigüedad, que a pesar de que por su aspecto nos
puedan recordar a los muñecos de maldición haitianos, estas figuras en el mundo grecolatino ya
solían estar vinculadas a la magia amorosa, buscando con ellas atraer el amor de la víctima.
El origen de estas figuras parece remontarse al Antiguo Egipto, apareciendo de forma habitual
bajo la Dinastía XII, aunque en este caso, estaban vinculadas a la magia negra, ya que se usaban
para maldecir a los enemigos del faraón. Los antiguos egipcios solían escribir maldiciones en
figurillas de arcilla con la forma de sus enemigos que luego rompían en pedazos y enterrados de
forma ceremonial, con lo cual simbolizaban la destrucción del objeto de sus maldiciones.
Estas figurillas, denominadas ‘kolossoi’ por los antiguos griegos, estaban realizadas en barro,
arcilla, madera, cera, o bronce, y muchas aparecían arrodilladas o con los brazos o piernas atadas,
y sobre ellas figuraban inscritos los textos de maldición. Posteriormente se destruían o se
enterraban en algún lugar próximo a una tumba, buscando no sólo acabar con la víctima en el
mundo terrenal sino también exterminar el alma de la víctima en el más allá. Su uso era muy
semejante al de las tablillas de maldición, incluso muchas veces ambos elementos aparecían
conjuntamente, reforzando de esta forma el hechizo o la maldición amorosa.
Más recientemente y con grandes similitudes son los muñecos vudú de los cultos afrocaribeños.
218

Tótems

Un tótem es un objeto, generalmente en madera, que representa un ser o animal natural que en las
mitologías de algunas culturas se toma como emblema de la tribu o del individuo, y puede incluir
una diversidad de atributos y significados.
«El tótem es un poste lleno de adornos, generalmente colocado en el centro de un poblado, en un
lugar despejado donde se reúne la tribu alrededor de la hoguera y bajo la protección del tótem. Por
las noches es el resplandor de la hoguera el que señala el campamento, como si fuera un faro.
Durante el día es el poste sacralizador el que señala el emplazamiento. Es como si las hogueras y
los tótems ejerciesen una influencia misteriosa sobre el terrero, el lugar sagrado sembrado de
espíritus y tradiciones, donde el pequeño grupo humano alienta los mitos, las creencias y las
religiones.»
Los tótems, también llamados postes totémicos, son esculturas monumentales de los primeros
pueblos de la región del Pacífico Noroeste de Canadá y representan y conmemoran linajes,
historias, pueblos, o eventos. Usualmente representan formas simbólicas y estilizadas de seres
humanos, animales y seres sobrenaturales. Los postes totémicos son característicos de la costa
oeste norteamericana, desde Vancouver hasta Alaska. Cada tribu o grupo indio tenía el suyo
propio grabado con los animales y espíritus sobrenaturales que debían protegerles. Entre algunas
tribus indígenas y naciones nativas de Norteamérica las cualidades de los animales reflejan o
reflejaban fuerzas sobrenaturales y atribuciones espirituales.
Los tótems se distinguen por sus elementos sobresalientes, como rostros humanos, picos,
extremidades y alas de aves, animales como nutrias o serpientes. Como corona, algunos tótems
tienen la efigie de un ‘Pájaro del Trueno’, un pájaro mítico que aparece en las leyendas nativas
desde tiempos inmemoriales. El tótem simboliza a los clanes de las comunidades primitivas,
precursoras de los escudos nobiliarios de las familias de la Edad Media. El perro y el lobo fueron
tradicionalmente los ‘tótems’ de los constructores de la Edad Media.
Entre las muchas formas que evoca el espíritu de la naturaleza, el poste sagrado es una imagen de
intensa belleza. Personifica dos aspectos básicos, como principio central o unificador y como
expresión de fecundidad prolífica. Simbólicamente está entre el cielo y la tierra, entre la vida
manifiesta y las energías que la sustentan.
Narra una leyenda: «Miré hacia abajo y lo vi como un pueblo en cuyo centro florecía el palo
sagrado que era un árbol, y allí donde estaba se cruzaban dos caminos, uno rojo y uno negro. El
camino rojo representa los elementos positivos: paz, prosperidad, felicidad. El camino negro es el
de los elementos negativos, un camino de guerra y problemas.»
219

Oráculos
El Oráculo es una consulta que realizaban personas, a través de sacerdotes o pitonisas, para
conocer anticipadamente el futuro o la voluntad de los dioses. También designa el lugar donde se
realizaban esta clase de consultas. Las respuestas se recibían mediante señales físicas, signos o
símbolos que eran interpretados por especialistas. Las pitonisas eran las encargadas de interceder
entre los hombres y las divinidades. Eran mujeres de conducta intachable que, una vez nombradas,
vivían en el oráculo y ostentaban el cargo de forma vitalicia.
La adivinación del futuro o la consulta en los oráculos formaba parte esencial de la vida en la
antigüedad clásica, una tradición de los griegos continuada por los romanos, utilizada también por
otras culturas y civilizaciones. Como consecuencia de los mitos, ritos, creencias religiosas y el culto
a los dioses, surgía la necesidad de consultarles mediante el oráculo, antes de tomar una decisión
importante en la vida, en asuntos de Estado, en guerras, ya que era considerado como instrumento
de predicción para conocer de antemano la voluntad de sus dioses. Hubo muchos lugares donde
existieron oráculos, pero el más famoso y frecuentado de todos los pueblos del Mediterráneo fue el
Oráculo de Delfos, situado junto al monte Parnaso, en Grecia, un gran complejo de edificios
sagrados consagrado al dios Apolo.

Máscara de la Boca de la Verdad


En Roma, en el pórtico de la Iglesia de Santa María in Cosmedin, hay una famosa máscara que,
según la creencia popular, con su boca abierta puede morder la mano de los mentirosos que la
introducen en ella. Por ello se le dio el nombre de Boca de la Verdad, aunque en realidad se trata
de la tapadera de un pozo forzada con la semblanza de una divinidad fluvial. La «Bocca della
Verità» es de mármol y representa la cara de un hombre con barba y largo cabello que tiene la boca
abierta. Su nariz y ojos también son huecos y su gran tamaño impone al verlo frontalmente. Se
tiene la certeza de que desde el siglo XI la máscara ya era famosa en Roma y se usaba como
oráculo, incluso para saber si una mujer había sido infiel a su marido.
220

Amuletos, grimorios, sellos, talismanes

Desde la más remota antigüedad existen símbolos que, además de representar algún secreto o
conocimiento oculto, se les atribuye significados mágicos, o la posibilidad de acceder y dominar
fuerzas y poderes que se pueden desencadenar a voluntad. El simbolismo esotérico es muy rico en
conocimientos milenarios. Amuletos, sellos, talismanes, o la simbología astrológica y mágica,
encierran poderes y misterios que no deben despreciarse.
Por lo general se trata de pequeños objetos o escrituras que encierran grandes misterios. Desde
figuritas, piedras, metales, dibujos, números, sonidos, palabras, colores… cualquier cosa podría
utilizarse para averiguar la voluntad de los dioses, el destino de una empresa, la duración de una
vida, el futuro de un negocio o el de una relación amorosa. Ídolos, fetiches, amuletos o talismanes
han desempeñado un papel importante en todas las culturas, y lo siguen haciendo en la actualidad
para aquellos que sean fieles creyentes en sus poderes mágicos. Instrumentos para la adivinación,
palabras escritas en tablillas, sortilegios, oráculos, y toda serie de suertes para recabar el favor y la
protección de los dioses contra los malos espíritus, o contra los elementos destructores de la
naturaleza.
Desde los antiguos egipcios, las culturas de Oriente y las civilizaciones sudamericanas, siempre se
han atribuido poderes mágicos o sobrenaturales a las piedras preciosas. Había piedras que
controlaban los elementos, calmaban las tormentas y apaciguaban los mares agitados; otras
ejercían su influencia sobre el cuerpo humano, eran símbolos de protección y curación,
estimulaban determinados órganos vitales o creaban sensación de bienestar. También se
consideraba que las radiaciones de determinados metales proporcionaban grandes beneficios para
la salud y la buena suerte. Oro, plata, hierro, estaño, cobre, plomo… que se lucen en forma de
collares, brazaletes, anillos, medallas…
Por lo general, las prácticas mágicas como el uso y la confección de amuletos, ungüentos y
pociones, eran los sistemas más populares en la magia de sanación. En cambio, el satanismo y la
magia negra emplean símbolos, como el pentagrama, o el poder de las palabras para invocar
energías negativas específicas para lograr resultados específicos.
El siguiente fragmento, extraído de un manuscrito antiguo, es un ejemplo del ritualismo que
rodeaba a la magia ceremonial. «Dios omnipotente y eterno que habéis ordenado toda la creación
para vuestra gloria y alabanza y para la salvación del hombre, os suplico de todo corazón que
enviéis a uno de vuestros espíritus de la orden de Júpiter, uno de los mensajeros de Zadkiel, a
quien habéis designado gobernador de vuestro firmamento en este momento, para que fielmente,
de buen grado y de inmediato me enseñe todo aquello que le pida, ordene o requiera. No obstante,
oh, Santísimo Dios, que no se haga mi voluntad sino la vuestra, por medio de Jesucristo, vuestro
Único Hijo, nuestro Señor. Amén.»
221

Amuletos
Desde tiempos primitivos, los sacerdotes de todas las religiones conocidas, han hecho uso de los
amuletos mágicos como protección eficaz contra maleficios y enfermedades, para alejar los males
que podían causar daño espiritual o físico. Son tan antiguos como actuales, pues hoy día
mantienen su vigencia y se siguen utilizando con gran generalidad. Los árabes conservan esta
tradición de tal modo, que no hay entre ellos, ya sea mujer, hombre o niño, quien no lleve un
amuleto sobre el brazo izquierdo o sobre el corazón.
Los amuletos son objetos, generalmente pequeños y portátiles, que atendiendo a la forma o al
material del que están hechos se usaron y aún se usan, debido a que las creencias están bien
arraigadas, para atraer la buena suerte o para alejar los males. Son utilizados con intenciones
supersticiosas, considerados como un medio protector contra los sortilegios, han sido siempre la
llave para abrir la puerta de lo desconocido. «Su origen se remonta a la noche de los tiempos, que
surge de las creencias en el temor ante lo desconocido, en las tinieblas de la noche eterna, en el afán
de poseer conciencia propia y en el deseo de hacer frente a la incertidumbre de la vida
amparándose en el supuesto poder de un conjuro.»
Los amuletos eran eficaces para los vivos y para los muertos. «Vivos y muertos gozan de la
proyección de los amuletos que llevan sobre sus cuerpos. A menudo representan a las grandes
divinidades, como Ra, Horus y Osiris que garantizan un excelente viaje por los cielos, la seguridad,
la salud y toda suerte de felicidades compatibles. Amuleto significa devoción, culto, respeto, y era
suficiente para que el difunto fuera dejado en paz en su largo viaje al más allá, pues preservaban al
muerto del peligro de ir a los infiernos arrastrado de la mano por los espíritus del mal.»
En la Época Baja, los amuletos proliferaron, exagerados por la oleada de una magia popular cada
vez más ingenua, y más alejada de sus raíces. Se utilizaban sobre todo pelos de vaca, de cabra, así
como sustancias más o menos apreciadas para fabricar talismanes.
Con frecuencia eran los brujos los que fabricaban medallas o amuletos con la convicción de que
tendrían esa influencia cósmica beneficiosa para aquellos que los poseyeran.
Cuando el mago crea un amuleto, introduce en el objeto fuerzas esenciales para preservar la vida y
garantizar la inmortalidad de un cuerpo o de una momia. Con objeto de proteger por completo a
esta última, hay que utilizar ciento cuatro amuletos diferentes. Atados a los dedos de los pies o a
los pies, hacen circular la fuerza mágica a través de todo el cuerpo antes de llegar a la cabeza. Un
amuleto está ‘inscrito’ sobre diversos soportes, como, por ejemplo, papiros o telas. Se anuda o se
cuelga con un cordoncillo alrededor del cuello, pues lo importante es estar en contacto con él.
Atados a los dedos de los pies o a los pies, hacen circular la fuerza mágica a través de todo el
cuerpo antes de llegar a la cabeza.
Protegen del mal bajo todas sus formas. Protegen del mal bajo todas sus formas. Fabricados en oro,
hialita, cornalina, lapislázuli y otras materias suntuosas, los amuletos daban suerte a los vivos de
alta alcurnia. También el oro, bronce, cristal, barro y piedra son utilizados en la fabricación de
amuletos.
Medallones, escapularios o relicarios con presuntos fragmentos del cuerpo o de lugares
santificados, siguen siendo el gran reclamo de muchas catedrales, iglesias o santuarios… Por
ejemplo, un pentáculo es una estrella de cinco puntas grabada sobre una placa de metal junto con
otros símbolos mágicos funciona como un amuleto contra enfermedades provocadas por las malas
influencias astrales.
Llevar un amuleto con un ojo permite tener en sí la medida de todas las cosas, como el “Ojo de Ra
que destruye a sus enemigos”. «El ‘Ojo de Horus’ es el nombre genérico de la ofrenda: el hombre
que lo lleva en amuleto se presenta como una ofrenda a los dioses, hace don de su persona al
Creador y, de esta forma, se preserva del mal.»
222

Grimorios
Los grimorios son libros de conocimientos mágicos, escritos entre la Alta Edad Media y el siglo
XVIII. Comprenden correspondencias astrológicas, listas de ángeles y demonios, instrucciones
para aquelarres o para lanzar encantamientos y hechizos, mezclar medicamentos, convocar
entidades sobrenaturales o malignas y fabricar talismanes.
Buena parte de esas obras contienen fórmulas mágicas para hechizos o talismanes, descritas con
todo detalle, casi como si de recetas de cocina se tratara. Otros describen lugares lejanos, fauna
mitológica, alquimia, astrología, e incluso informaciones más prácticas, como pueden ser la
ubicación de tesoros. En todos los casos se trata de un conocimiento más o menos secreto,
reservado o pretendidamente oculto.
Lo normal es que estos libros estén escritos de manera que hace necesario ser un iniciado para
comprender sus contenidos, ya que el lenguaje utilizado está enmascarado con elementos
simbólicos que hacen que los verdaderos significados sólo sean evidentes para aquellos que hayan
sido iniciados en el conocimiento de esos símbolos.
Muchos grimorios son traducciones de antiguos libros egipcios o griegos, o interpretaciones de
viejos hechizos que han pasado de boca en boca entre los magos durante siglos, y que algún brujo
destacado decidió ordenar y componer en textos escritos para conocimiento de las futuras
generaciones.
Se sabe que en el Antiguo Egipto ya existieron libros que recopilaban conjuros. Sus más claros
precedentes proceden de la magia babilónica, que influyó en la magia judía. En los últimos siglos
del Imperio Romano circularon extensamente obras de magia, muchas de ellas de posible origen
judío, que dejaron su impronta posteriormente en los grimorios medievales.

Las Clavículas de Salomón

Las ‘Clavículas de Salomón’ es uno de los libros de magia más enigmáticos de todos los tiempos. Se
cree que fue el mismo rey Salomón quien lo escribió, detallando en este libro las claves para
invocar a los espíritus y controlar a los demonios, además de las formas para obtener habilidades
tan secretas como la invisibilidad, o detalles para la construcción de los más poderosos talismanes.
Contiene antiguos hechizos, talismanes y conjuros para lograr atraer el amor, el dinero, poder, la
buena suerte, o cosas más extrañas, como volverse invisible, y sellos para invocar a toda clase de
ángeles y demonios. Es una obra ilustrada con más de noventa talismanes, pentáculos y figuras
mágicas.
«El verdadero ‘Sanctum Regnum’ de la gran Clavícula de Salomón, tiene importancia suma, ya
para adquirir tesoros, ya para obtener la posesión de la mujer deseada, ya para descubrir los
secretos más ocultos, ya para volverse invisible, ya para hacerse trasladar al punto que se desea, ya
para abrir todas las cerraduras, ya, en fin, para realizar toda clase de maravillas.»
223

En otro grimorio, el Gran Libro de San Cipriano, hay una referencia a las Clavículas de Salomón,
denominadas como “Gran talismán Dominator o la llave de los pactos”, que puede considerarse el
primero de los talismanes, “del que se valía Salomón para subyugar a los espíritus, que siempre
acudieron humildes a su mandato”. He aquí un extracto de algunos párrafos:
«Aquí se muestra la verdadera llave que abre todas las puertas de las ciencias desconocidas a las
personas que por sus méritos y buena fe son dignas de poseer la sabiduría, don precioso que
muchos desean y. pocos logran alcanzar. La llave, o clavícula, sirve también para toda clase de
pactos, pues por ella son obligados los espíritus a presentarse a la persona que en las invocaciones
las use.

Hablando Salomón a su hijo Roboan sobre los misteriosos secretos de la naturaleza, le decía: Ten
presente, hijo mío, que yo he poseído como nadie el don de la sabiduría, mas sin embargo no tengo
poder bastante para transmitírtelo a ti como sería mi deseo. - ¿Y en qué consiste? - le pregunto
Roboan -que yo no pueda tener el mismo mérito que vos, para adquirir el conocimiento de todas
las cosas creadas? - No puedo contestar a tu pregunta, hijo mío, sino diciéndote: que así como en el
Universo no existen dos seres que sean exactamente iguales, así tampoco puede haber dos
personas que posean idénticas facultades. Los espíritus superiores que se complacieron en adornar
mi inteligencia de todos los conocimientos que ningún otro mortal ha poseído jamás, no han
estimado sin duda que tú no seas merecedor de poseer la verdadera sabiduría. Resígnate, pues, y
acata con humildad los arcanos y misterios de aquellos “espíritus” que seguramente no llegarás a
conocer jamás. Aparte de que si fuere el interés y no el amor el que te guiase, no conseguirás nada.
El talismán y los caracteres serán de tres metales, plata, cobre y latón. Lo bendecirás y exorcizarás
llevándolo siempre contigo de día y de noche. Si la persona que lo posea es merecedora de sus
dones, y si el talismán está dotado de todas sus virtudes mágicas, puede tener la seguridad de que
alcanzará en amor cuanto desee.»
«Aquel que posea el testamento de Salomón se convertirá en el hombre más poderoso sobre la faz
de la Tierra. La palabra clavículas, viene a significar “pequeñas claves”, y en la portada del libro
figuran las dos columnas que había a la entrada del templo. Es un texto muy denso que habla de la
forma de comunicarse con entidades superiores. Una buena parte de su contenido la forman
grabados geométricos, que servirían para este tipo de rituales, de la misma forma que los monjes
budistas tibetanos utilizan los ‘mandaras’ para abrir las puertas de otra realidad.»
Éliphas Lévi sobre el libro Las Clavículas de Salomón, hizo una detallada descripción de los treinta
y seis talismanes que se forman con jeroglíficos y con las palabras sagradas: Jod, He, Vau, He. «Se
la forma con veinticuatro puntos que son las veinticuatro antiguas alegorías de San Juan… Cada
punto tiene tres rayas… Hay entonces sesenta y dos rayas… Se forman sesenta y dos nombres que
se escriben de dos en dos sobre treinta y seis talismanes… Las imágenes de los talismanes pueden
grabarse sobre siete metales o dibujarse sobre pergamino virgen, después consagrarse y
magnetizarse siguiendo una intención bien precisa.»
224

El Gran Libro de San Cipriano


El Gran Libro de San Cipriano es un grimorio en todo su conjunto. Se encuadra en la categoría de los
grimorios o libros de nigromancia, lo que significa que es un libro de magia, blanca o negra. En sus
diferentes apartados trata sobre innovaciones, pactos, exorcismos, sortilegios, filtros, talismanes,
hechicerías, encantamientos y alquimia.
Quizá no haya habido nunca un libro más codiciado y buscado, ni que despertase más pasiones y
deseos de poseerlo, hasta el punto de que mucha gente cayera en la locura, enfermase gravemente
o se arruinara económicamente, sólo por intentar conseguir un ejemplar del mismo o por poner en
práctica los rituales que en él se contienen.
Un pasaje de El Gran Libro de San Cipriano, señala que “para que la magia sea efectiva y las
invocaciones tengan verdadera fuerza, será conveniente poseer algún ‘talismán’ o ‘amuleto’ con
los signos cabalísticos de la clavícula y hacer el trazado de un gran círculo”.
San Cipriano antes de convertirse al cristianismo y ser considerado santo, fue uno de los magos
cuya fama se extendió por toda la cristiandad y pasó posteriormente a la memoria popular,
poniéndolo al mismo nivel que otros famosos magos de la Antigüedad, como Simón el Mago o
Salomón, a los que también se les atribuye la autoría de varios libros mágicos.
Las finalidades que persiguen los grimorios son básicamente influir en las mentes y deseos de los
demás, actuar sobre la naturaleza física de otras personas y animales para hacerles bien o mal,
influir sobre las cosas, los elementos del tiempo o contingencias inciertas del futuro y, por último,
crear ilusiones, descubrir secretos, o ver hechos pasados, presentes o futuros. Para ello se utilizan
elementos visuales, como círculos mágicos, pentáculos, talismanes, y la realización oral de
conjuros, ordenando a los espíritus para que hagan algo, y de acciones, realización de sacrificios,
ofrendas, magia...

El Gran Grimorio
El Gran Grimorio, también conocido como “Evangelio de Satanás” es otro libro de magia escrito en
la Edad Moderna. Bajo este título, su autoría se atribuye al Papa Honorius y fue publicado en
Roma en el año 1760, y al que otros grimorios, se le atribuye un inmenso poder porque contendría
instrucciones para poder invocar a Lucifer, a demonios y a fuerzas ocultas. Es un manuscrito
ocultista que contendría hechizos mágicos, así como un relato detallado de cómo los papas recién
elegidos eran corrompidos lentamente hasta ser finalmente conquistados por el poder de Satanás.
Es un libro prohibido del que se cree que está custodiado en los archivos secretos del Vaticano.

El Picatrix
El Líber Picatrix es un grimorio mágico, un antiguo libro árabe de astrología y magia oculta que
data del siglo X o XI, muy popular durante la Alta Edad Media y cuya fama todavía perdura en
nuestros días. El libro está dividido en cuatro partes o tratados cuyos temas principales son: la
nobleza de la sabiduría, los modelos astronómicos y cómo influyen en el mundo mediante la
magia, la participación de los astros en los tres reinos, y la prestidigitación.
225

«El Picatrix se ha ganado mala reputación por la obscena naturaleza de sus recetas mágicas. Sus
crípticas descripciones astrológicas y hechizos cubren casi cualquier deseo o anhelo concebible, ha
sido traducido y estudiado por muchas culturas a lo largo de los siglos, y continúa fascinando a los
seguidores de lo oculto de todo el mundo. Entre las razones de su mala fama son los innumerables
y repugnantes brebajes que tienen como intención alterar el propio estado de conciencia, y que
pueden llegar a provocar experiencias extracorpóreas o incluso la muerte.»
A través de este antiguo manuscrito se podría atraer y canalizar la energía del cosmos para que un
cierto evento se desarrollara según la voluntad del practicante, utilizando la magia. Es un texto
antiguo que incluye diferentes y extrañas recetas para hacer innumerables hechizos que debían ser
compuestos con ingredientes peligrosos como plantas psicoactivas que se usaron en grandes
cantidades para inducir estados alterados de conciencia y viajes astrales.
También se explicaba cómo conseguir crear estatuas mágicas y talismanes, y realizar conjuros para
ponerse en contacto con los espíritus o dominar las fuerzas con esos espíritus.

El Necronomicón

El Necronomicón es un grimorio o libro mágico que contiene hechizos, saberes arcanos y magia
ritual, cuya sola lectura o mala práctica de sus artes podría conducir a la locura y la muerte, es
considerado por los expertos como uno de los libros más peligrosos de la humanidad. Además de
las antiguas verdades y profecías premonitorias, el libro también contiene encantamientos y
hechizos que en manos equivocadas pueden crear daños impensables. Destaca este grimorio por la
gran cantidad de enigmáticos dibujos y símbolos que contiene en sus páginas.
«El Necronomicón es considerado uno de los libros más peligrosos del mundo. Una creación
literaria que viaja entre los límites de la ficción y la realidad brutal; se cuenta que las personas que
han osado leerlo y estudiar las profecías, hechizos, encantamientos y juicios contenidos en él, a
menudo han caído en la locura o en la muerte.»
La autoría del Necronomicón se atribuye al escritor estadounidense H.P. Lovecraft (1830-1937),
especialista en libros de ciencia ficción y de terror. Aunque se cree que este escritor encontró el
libro original cuyo contenido es una serie de fórmulas mágicas para invocar lo sobrenatural.
226

Lovecraft dijo que el Necronomicón fue escrito en el 700 d.C. por un árabe loco llamado Abdul Al-
Hazred que vivió durante un tiempo en la mítica ciudad perdida de Iram donde estudió
enseñanzas antiguas y secretas. En 1211 d.C. la traducción griega del libro fue prohibida y todas
las copias conocidas fueron quemadas por orden del Patriarca de Constantinopla Miguel IV. En la
actualidad se presume la existencia de varias versiones de este grimorio muy bien ocultas.
«Entre los conjuros que se mencionan en el Necronomicón se encuentran los pasos para iniciar un
pacto con el rey de la tinieblas, para entregarle el alma a cambio de todo el poder deseado; también
se detallan pócimas de amor para hacer caer rendido a los pies a cualquier persona que sea
deseada, y otros hechizos, como convertir piedras ordinarias en piedras preciosas o cubrir
cualquier objeto de oro puro.»

Conjuros y sortilegios
Un conjuro es una fórmula o conjunto de palabras mágicas que al pronunciarse permite obtener
aquello que se desea. También se utilizan para la invocación de espíritus o seres sobrenaturales
para que se manifiesten.
Un sortilegio es un ritual adivinatorio que se realiza mediante actos mágicos. Los sortilegios
consisten en la adivinación de hechos del futuro sin basarse en la ciencia o en la razón, sino en la
utilización de la magia, o también en la acción que se consigue realizando determinados actos
mágicos, embrujos y hechizos.
«Los genios del mal enviaban al mundo de los mortales toda clase de enfermedades y horrores.
Ellos introducían las desigualdades entre las sociedades humanas e inducían a los hombres a
realizar acciones contra sus semejantes. Eran responsables últimos de las rencillas entre los
familiares, los amigos y amantes. Llevaban la amargura a todos los lugares de la tierra porque,
según la creencia popular, se habían originado de la bilis arrojada por el dios Ea desde las
profundas aguas de los ríos, manantiales y fuentes que, en ocasiones, constituían su morada hacia
su superficie. Estos genios malignos vivían en las profundidades de las más oscuras cavernas y,
cuando se aparecían a los humanos, adoptaban formas de monstruos terribles y horrorosos.
Podían ser vencidos utilizando conjuros y, también, por medio de ritos mágicos y esotéricos que
muy pocos conocían. Las Furias tenían su morada en el mundo subterráneo e infernal que
constituía los dominios de Hades. Sólo abandonan la morada del Averno cuando los mortales
enuncian un conjuro en su nombre. Por lo general no se las nombra en vano para no provocar su
cólera.»
227

En el antiguo Egipto, los sacerdotes egipcios protegían las tumbas de los faraones por medio de
sortilegios mágicos o maldiciones que recaerían sobre quien entrase en ellas. Las maldiciones se
solían escribir sobre las entradas de las tumbas para proteger esos monumentos sagrados de los
curiosos y saqueadores. Eran conjuros que producían un inmenso temor a los saqueadores de
tumbas, ante la posibilidad de caer presa de una maldición que tendría consecuencias funestas
para quienes no hubieran hecho caso de las advertencias. Se hicieron muy famosas las leyendas
que hablaban de la “Maldición de los Faraones” que caerían sobre todos aquellos que osaran
profanar una tumba o una momia.
«La diosa griega Selene era la señora de la venganza, de la noche, de la magia y de las profecías.
Selene se hallaba presente cuando se celebraban rituales relacionados con el mundo mágico y
esotérico. También se la invocaba, según la tradición más antigua, a la hora de dar a luz y en todo
el proceso relacionado con el embarazo. Además, aparecía con regularidad asociada a determinado
ritual mágico y de tipo esotérico: la luz que irradiaba Selene iluminaba los objetos como en
penumbra y, bajo su amparo se llevaban a cabo sortilegios y conjuros, amores y odios».
Durante la antigüedad, muchas personas portaban sobre el pecho amuletos cilíndricos, en cuyo
interior contenían láminas de metal, oro o plata, con inscripciones de conjuros o hechizos de magia
y referencias a nombres de demonios para protegerse de ellos.

Sellos

Un sello es la representación de símbolos o imágenes grabados en relieve que se empleaba para


cerrar o rubricar algo. En el Antiguo Egipto, el jeroglífico del sello es un posible precedente de los
cartuchos que se utilizaron para enmarcar y “proteger” el nombre de los faraones, al encerrar los
signos de su nombre dentro de él.
«Los hierofantes llevaban sellos en los que se grababan determinados emblemas secretos y no era
extraño que un mensajero, para demostrar que era el representante oficial de un príncipe o de
algún otro dignatario, portara junto con el mensaje una impresión del anillo de su amo o el propio
sello.»
Era habitual que los signos contenidos en los sellos tuvieran o representaran símbolos a los que por
lo general se les atribuían poderes o fuerzas mágicas.
228

Sellos cilíndricos

Los sellos cilíndricos fueron utilizados por diversas culturas del antiguo próximo Oriente, siendo
muy destacados los utilizados por los sumerios, acadios, hititas y persas. Los sellos cilíndricos eran
decorados con figuras y motivos diversos, y se utilizaban para firmar los documentos escritos
sobre tablillas de arcilla, y también para propósitos muy variados, como transacciones comerciales,
marcar la propiedad en tapas de recipientes y sellar tablillas de barro y cerraduras de puertas. Los
sellos cilíndricos sumerios estaban hechos habitualmente de piedras, en ocasiones semipreciosas
de diferentes tipos, como por ejemplo amatista, obsidiana, hematita y lapislázuli. No obstante,
para producir estos objetos también se utilizaron materiales muy diversos como piedra, vidrio,
cerámica, oro, plata, madera, hueso, marfil, conchas o metal. Se trata de piezas con forma cilíndrica
en cuya cara exterior se grababan motivos que podían ser escenas mitológicas, de la vida cotidiana,
imágenes de dioses, o acontecimientos relativos a sus propietarios. Al girarlos presionando sobre
una superficie blanda de arcilla, las imágenes y motivos quedaban grabados en relieve. Los sellos
cilíndricos casitas de Babilonia muestran una insólita variedad de símbolos.

En ellos aparecían deidades, seres humanos, plantas, animales e iconografía religiosa. Otros
diseños que se pueden observar en los sellos cilíndricos sumerios son los patrones geométricos y
las inscripciones en escritura cuneiforme. Otros muestran largas inscripciones en sumerio que
trataban de plegarias dirigidas a alguna deidad tutelar, tal vez una manifestación de los cultos que
caracterizaron aquel período. Algunos sellos sumerios eran utilizados como amuletos para
ahuyentar a los malos espíritus, traer suerte y prosperidad a quienes los llevaban.
229

El sello pitagórico

«Los pitagóricos asociaban en particular el número cinco con el arte de curar, y el pentáculo o
estrella de cinco puntas era para ellos el símbolo de la salud. Esta figura representa un anillo
mágico que lleva engastada una gema talismánica portando el pentalfa o estrella formada por
cinco diferentes posiciones del griego Alfa. Sobre este tema Albert Mackey escribe lo siguiente: Los
discípulos de Pitágoras, que en realidad fueron los que la inventaron, coloraban en cada uno de
sus ángulos interiores una de las letras de la palabra griega YTEIA, o de la latina salus -las dos
significan “salud”- con lo cual se convirtió en el talismán de la salud, y la ponían al principio de
sus epístolas, como un saludo para desearle buena salud al destinatario. Sin embargo, no eran los
discípulos de Pitágoras los únicos que la usaban, sino que como un talismán fue utilizado en todo
Oriente como un amuleto para resistir a los espíritus malignos.»

El sello de Salomón

La estrella de seis puntas, uno de los símbolos mágicos más poderosos de todos los tiempos,
combina los signos de la alquimia del fuego y el agua. Este emblema era conocido como el Sello de
Salomón por los musulmanes y los judíos.
Distintos textos difundieron la leyenda de que el bíblico rey Salomón poseía un anillo de
propiedades mágicas mediante el cual podía controlar a los demonios o hablar con los animales.
«Los Dionisiacos se llamaban a sí mismos “Hijos de Salomón” y uno de sus símbolos más
importantes era el sello de Salomón: dos triángulos entrelazados. Este motivo aparece con
frecuencia en lugares conspicuos de las mezquitas musulmanas. Se cree que los Caballeros
Templarios estuvieron en contacto con aquellos artífices dionisiacos y que introdujeron en la
Europa medieval muchos de sus símbolos y sus doctrinas.»
El sello de Salomón incorpora un hexágono que resulta al unir los seis vértices de los triángulos
(intersección de dos triángulos equiláteros encerrados en un circulo) símbolo de la unidad y la
armonía de los opuestos: masculino y femenino, agua y fuego, tierra y aire, caliente y frío, etc. Muy
usado por los alquimistas, el contorno de las dos estrellas de David es el conocido símbolo judío de
la estrella de David.
230

El sello representa la unión de los cuatro elementos. Con el descenso del agua y la ascensión del
fuego, se crean el aire y la tierra.
Según la tradición hermética, el orden natural de los elementos se representa, bien mediante una
cruz cuyo centro corresponde a la quintaesencia, bien mediante círculos concéntricos, en los que la
tierra ocupa el círculo central, y el fuego, el del límite exterior, o bien mediante cada una de las
partes del «sello salomónico», compuesto por dos triángulos equiláteros superpuestos. El triángulo
orientado hacia arriba representa el fuego, y su oponente, orientado hacia abajo, el agua. El
triángulo del fuego, con la base del triángulo contrapuesto, significa el aire, y este mismo signo,
invertido, la tierra. El sello salomónico completo significa la síntesis de todos los elementos y la
unificación de todos los antagonismos.
A estos dos triángulos unidos para formar una estrella de seis puntas, los judíos los llamaban “la
estrella de David” y “el sello de Salomón”; en la actualidad se conocen habitualmente como “la
estrella de Sión”. «Estos triángulos simbolizan el universo espiritual y el material unidos para
constituir la criatura humana, que es participe tanto de la naturaleza como de la divinidad. La
naturaleza animal del hombre es partícipe de la tierra; la divina de los cielos, y la humana, del
mediador.»
El denominado ‘’Sello de Salomón’’ era considerado un anillo mágico en el que también estaba
inscrito el nombre de Dios y que Yahvé le dio a Salomón directamente del cielo. Es recurrente en
varias culturas la idea de que algunas palabras mágicas conceden poder a su conocedor. Este anillo
otorgaba al rey una serie de poderes asombrosos, tales como el control sobre genios y demonios, la
autoridad sobre el viento y el agua, o la capacidad de comunicarse con los animales. «Gracias a
este anillo, Salomón comenzó a poner a los demonios bajo su control, siendo el primero de ellos
Ornias, el demonio que había estado atormentando al hijo del maestro de obras de Salomón. Al
interrogar a los demonios a los que invocaba, Salomón pudo aprender sus nombres y la forma en
la que acosaban a los seres humanos, además de cómo poder contrarrestarlos. No solo eso, el rey
consiguió obligar a estos demonios a que trabajasen para él. Salomón ordenó al demonio Asmodeo
que le ayudara en la construcción del Templo.»
El uso más generalizado fue el de su carácter protector y mágico, sin que estuviera vinculado a
ninguna religión concreta. Así, en la Edad Media era habitual encontrar amuletos y talismanes que
reproducían el Sello de Salomón, generalmente con la estrella inscrita en un círculo y acompañada
de varios puntos. Se creía que estos dibujos mágicos protegían a su portador del influjo de
demonios y espíritus maléficos, o simplemente de la mala suerte.
Algunos maestros medievales pretendían reproducir el Sello de Salomón en las partes más nobles
de las iglesias o edificios sagrados. La idea central que presidía estos dibujos, verdaderos mándalas
cristianos o islámicos, era el círculo que encierra construcciones geométricas más o menos
complejas.

El Sello de Salomón en la Catedral de Santa María, en León.


En la portada sur de la catedral gótica de León, situado por encima del magnífico mandala-rosetón
se muestra uno de los principales símbolos de la religión judía: el Sello de Salomón. Sirviéndose de
231

los ángulos de dos triángulos superpuestos en el centro –la consumación de los opuestos, la unión
del Cielo y la Tierra- como base para un diseño circular y flamígero, el anónimo cantero consiguió
que éste semejara una flor desplegándose hacia el cielo, tal vez, un lirio o una rosa, ambos
vinculados con la figura de Santa María, cuyo nombre lleva ese templo.

Anillos mágicos
El anillo ha sido considerado como símbolo de consecución, de perfección e inmortalidad, debido a
que es un aro de metal precioso que no tiene principio ni final.
Los sumerios y asirios, como los griegos y romanos utilizaban anillos mágicos para aumentar su
carisma personal, en especial ante sus reyes y señores.
Algunos grimorios describen la preparación de los anillos mágicos: “Cuando cualquier estrella -
planeta- asciende afortunadamente, con el aspecto o conjunción favorable de la luna, debemos
tomar una piedra y una planta que estén bajo aquella estrella y hacer un anillo del metal que sea
adecuado para ella y engastar en él la piedra y poner la planta o la raíz debajo, sin omitir las
inscripciones de imágenes, nombres y caracteres, y las sufumigaciones correspondientes.”
«Los iniciados llevaban anillos cincelados con la forma de una serpiente con la cola en la boca,
como prueba material de la posición que habían alcanzado en la orden.»
Un famoso anillo-talismán mágico con el signo de la cruz esvástica de rubí engarzado sobre un
círculo de bronce y oro, habrían llevado Gengis Khan y Kubilai Khan en su mano derecha en las
batallas decisivas.

El Pentáculo, pentagrama o pentalfa

Los pentáculos son figuras mágicas, capaces de transmitir a su entorno energías positivas. Son
amuletos utilizados en la evocación mágica, que con frecuencia se llevan alrededor del cuello o
colocados en el triángulo de la evocación. Otros símbolos de protección también pueden ser
incluidos, formando un conjunto con la estrella de cinco puntas. En muchos grimorios antiguos
que se ocupan de la evocación mágica, el pentáculo es descrito cómo ha de ser colgado alrededor
del cuello, la protección y la autoridad para el operador. Muchas variedades de pentáculo se
pueden encontrar en los grimorios de magia salomónica, que también se utilizan en algunas
tradiciones mágicas neopaganas.
En el pasado era frecuente grabar un pentáculo en los marcos o dinteles de las puertas de entrada a
las viviendas o en los escalones de las escaleras, con carácter protector frente a los malos espíritus o
ante posibles desgracias.
Reciben el nombre de pentáculo, pentagrama o pentalfa, unos antiquísimos símbolos de magia, de
energía y de tradición. Son representaciones diferentes de la estrella de cinco puntas. Desde
antiguo han sido símbolos sagrados en las organizaciones esotéricas. Ya en el antiguo Egipto se
232

dibujaba el símbolo de la estrella de cinco puntas. «El ideal del hombre realizado era convertirse en
una estrella, y pasar a estar en compañía de Ra».
Para los griegos el pentáculo era un símbolo sagrado de la luz, la salud y la vitalidad. También
simbolizaba el quinto elemento, el éter, porque está a salvo de las alteraciones de los cuatro
elementos inferiores. Los pitagóricos enseñaban que los elementos de tierra, fuego, aire y agua
estaban impregnados de una sustancia llamada ‘éter’, que es la base de la vitalidad y la vida. Por
ello eligieron la estrella de cinco puntas, o pentáculo, como símbolo de vitalidad, salud y
compenetración.
El pentáculo tiene una importancia vital en la evocación de los espíritus, y forma parte central de
una evocación que implica una serie de conjuraciones. Esta figura es el símbolo consagrado de las
artes mágicas y representa las cinco propiedades del Gran Agente Mágico, los cincos sentidos del
hombre, los cinco elementos de la naturaleza y las cinco extremidades del cuerpo humano. Las
cinco puntas representan a los cinco elementos: la Tierra, el Aire, el Fuego, el Agua y el Espíritu. La
punta superior de la estrella representa el espíritu, lo etéreo. La punta superior derecha representa
el Aire, la mente, el pensamiento, la inteligencia y el razonamiento. La punta superior izquierda es
el elemento Tierra, el crecimiento, el alimento, la tierra madre. La punta inferior derecha es el
Agua, el ciclo de la vida, el sentimiento y lo que calma al fuego. El fuego es precisamente el
elemento que se representa en la punta inferior izquierda, la pasión, el ansia de derrotar a la razón,
la adrenalina...
El pentagrama también representa al ser humano. En la punta de arriba está la cabeza, en las
puntas de los lados los brazos, y en las puntas de abajo las piernas. El círculo representa la armonía
creada entre los cinco elementos y el ser humano, encerrada en un campo de poder.
Un pentáculo encerrado en un círculo constituye uno de los símbolos más poderosos, ya que
representa al Hombre protegido por una burbuja impenetrable, que ningún daño ni intención
aviesa pueden atravesar. Se dice que este símbolo combinado es muy utilizado por la Magia
Negra, a fin de proteger al oficiante de los mismos demonios que pretende conjurar.
Las virtudes o propósitos de un pentáculo son dos: proteger a la persona que lo lleva o a la casa
donde está expuesto, por un lado, y atraer energías positivas, por el otro.
Los pentáculos son estrellas de cinco puntas que se caracterizan por ser representados en dos
posiciones opuestas, que a su vez tienen dos significados totalmente contrapuestos. La magia
atribuye al pentáculo con la punta orientada hacia arriba un enorme poder ritual. Una estrella de
cinco puntas en la posición correcta es un símbolo de luz, cuyo significado es una persona
ascendiendo al cielo, siendo la punta superior su cabeza, con los brazos extendidos y las piernas
separadas, y constituyen el símbolo del Hombre, encierran en su interior todo lo que se desea para
él, o los males de los cuales se lo quiere proteger.
La estrella de cinco puntas es un símbolo del Hombre, también de los cinco sentidos corporales,
tanto por su parecido físico al Hombre de Vitrubio, como que sus lados encierran la proporción
áurea, número misterioso que aparece en todas las formas de vida y en el hombre. El hombre que
aparece en el interior de dicha estrella sería un ser puro, un “Ser de Luz”.
233

Dentro de las supersticiones populares se le ha tenido como emblema protector contra los
demonios, aunque con el vértice invertido hacia abajo se le asocia con cultos satánicos.
Para el simbolismo una figura invertida siempre significa un poder negativo o depravado. Una
persona corriente ni siquiera sospecha las propiedades ocultas de los pentáculos emblemáticos. Un
pentáculo al revés o invertido con las dos puntas hacia arriba, asemeja una de las formas del
demonio con dos cuernos hacia arriba y su barbilla debajo, es un símbolo que utilizan las fuerzas
de la Oscuridad con la intención de atraer los poderes de las tinieblas, para invocar a las fuerzas
del mal.

El pentáculo y el pentagrama son símbolos protectores, con energías positivas, sin embargo,
muchas veces se relacionan con símbolos nefastos, que representan al innombrable, al maligno,
cuando están invertidos, es decir con la punta del Espíritu hacia abajo, desde que un ocultista
francés lo relacionó con el “Baphomet” de los Templarios. «Capricornio, la cabra, que en su
representación negativa es el Baphomet, así como la Cabra de Menes, el símbolo del satanismo y
los templarios. El origen de este símbolo procede del sacrificio simbólico de una cabra por los
israelitas en honor del demonio Azazel, uno de los ángeles caídos, que también se simbolizaba
como una estrella de cinco puntas invertida, o “cabeza de cabra”.»

Un pentáculo invertido aparece representado en el rosetón de la fachada norte de la catedral gótica


de Amiens, en Francia, formado por los nervios centrales que soportan dicho rosetón, con la
diferencia de que en este caso tan destacado la estrella de cinco puntas aparece invertida, siendo
este un símbolo reconocido por todos los seguidores de la tradición pagana y tan antiguo que su
origen preciso se desconoce. Fue utilizado desde épocas remotas como talismán de protección,
pero su utilización masiva y de hecho, su imagen invertida, lo relacionan con el satanismo. Es un
símbolo satánico, ya que representa al ser humano “al revés”, es decir, carente de valores y lleno
de vicios. Además, se asemeja al rostro de una bestia por lo que es un símbolo de impulsos
descontrolados, de instintos animales.
234

Talismanes
Los talismanes son objetos que quienes los confeccionan y quienes los portan creen que han sido
dotados de algún poder que transmite algún tipo de influencia sobrenatural.
«Un talismán es un objeto que actúa como un símbolo en el que se ha infundido alguna fuerza de
su arquetipo, al ser fabricado en una determinada situación cósmica –constelación- y con el
correspondiente recogimiento espiritual.»
Con frecuencia suelen ser confeccionados en piedra, o un trozo de metal. Estos materiales tienen la
capacidad de ser “cargados” con ciertas fuerzas súper-materiales, bajo ciertas condiciones. Se
llevan colgados al cuello para protegerse de enfermedades o de la brujería.
Los talismanes son, a semejanza de los amuletos, objetos especialmente “programados” para
determinados fines, que encierran entre sus caprichosas figuras enigmáticas frases o misteriosas
letras, además de una significación emblemática y esotérica llena de riqueza interpretativa. Los
nombres de Dios son de mayor eficacia si están escritos en hebreo.
Un aspecto muy importante es la técnica de cargado o magnetización de los objetos físicos, como
es la consagración de los objetos y edificios que serán centros de radiación de las fuerzas
espirituales. «Los capiteles “hatóricos” -cabezas gigantes de la diosa Hator-, que coronan las
columnas de algunos templos egipcios, como el de Dendera, son talismanes muy potentes que
protegen el edificio.»
“Un talismán considerado muy poderoso, era el escarabajo de piedra verde que se colocaba sobre
el corazón de un hombre purificado con mirra, después de que los ritos de apertura de la boca
hubieran sido realizados”.
El sabio rey Salomón fue sin duda ninguna después de Moisés, el que logró poseer talismanes de
gran poder y virtud, y a ellos debió indudablemente el gran dominio que ejerció sobre todo lo
creado y su infinita sabiduría.
La forma de los talismanes también tiene gran importancia, deben ser generalmente circulares,
aunque pueden hacerse también pentagonales, hexagonales, octogonales, etc.
En cuanto al tamaño, varia a gusto del artífice, que puede aumentarlo o disminuirlo, siempre que
todos los signos cabalísticos estén completos y colocados en su verdadero sitio.
Es muy conveniente tocar los talismanes antes de usarlos en la piedra-imán, la cual, como es
sabido, tiene la propiedad de atraer todos los cuerpos de la naturaleza.
Los talismanes juegan un papel muy importante en las ciencias secretas por sus propiedades
maravillosas. Uno de los más antiguos es sin duda, el denominado “Abracadabra”, que se graba
generalmente en una piedra simbólica. Sirve para precaverse de las enfermedades y de los
sortilegios. El misterio de este talismán consiste en que las letras de este nombre si se forman en
caracteres griegos representan números y por cualquiera de sus lados dan la cifra 365, que son los
días del año.
Los talismanes están dotados de “poderes mágicos excepcionales” y en muchos casos llevan
dibujadas extrañas figuras, palabras y frases escritas con significados ocultos o letras grabadas que
encierran simbolismos cabalísticos.
No ha de olvidarse que el talismán favorece a quien lo lleva consigo, tanto en los negocios como en
les viajes, en el juego, en amores, en combates etc., pero para adquirir sus dones hay que hacerse
digno de merecerlos.
235

El Talismán de Catalina de Médicis

Uno de los talismanes más célebres es el denominado “Talismán de la Felicidad”, confeccionado


por Nostradamus para regalárselo a Catalina de Médicis, esposa del rey Enrique II de Francia, por
haberle ayudado en sus investigaciones esotéricas, adivinatorias y astrológicas. Tiene más de
cuatrocientos años y de un valor histórico incalculable que perteneció a la reina Catalina de
Médicis y que según afirman algunas fuentes, probablemente fue acuñada por Nostradamus,
famoso médico y adivino, conocido en todo el mundo por sus famosas Profecías.
Es un medallón que tiene la forma de una moneda ovalada de poco más de cuatro centímetros de
diámetro que contiene determinadas palabras cabalísticas, además de una carga de energías muy
particular que lo convierten en un objeto de gran poder mágico. En el anverso del talismán está
grabado el dios Júpiter, el águila de Ganimedes y un demonio con la cabeza del dios egipcio
Anubis. En el reverso hay una figura de Venus, que representaba a Catalina flanqueada por
nombres de demonios. Aparecen los nombres de ángeles como Hagiel, Haniel o Asmodei que son
referencias a la astronomía, ya que el medallón está cargado de abundante simbología astrológica.
La creencia es que el talismán favoreció la suerte y la energía de la soberana.
Desde muy antiguo los hombres creyeron que la mente humana posee capacidades y poderes que
superan lo racional, y que esos poderes podían ser cargados en ciertos objetos y materiales. De esa
forma idearon y construyeron ídolos, fetiches, piedras, imágenes sagradas, y reliquias a las que
dotaron de esos poderes, a los que muchísima gente consideró y considera milagrosos. Se sigue
creyendo que esos poderes son el resultado de una inmensa concentración de energía que las
mentes de muchos personajes, como magos, brujos, chamanes, etc. fueron depositando durante
siglos en dichos objetos, y que éstos han guardado en su interior esa energía psíquica y magnética.
236

Piedras preciosas y metales preciosos

Topacio, coral, turquesa, jaspe, granate, rubí, zafiro, lapislázuli, amatista, ámbar, esmeralda… Las
sustancias materiales que componen las piedras preciosas y los metales, son susceptibles de ser
“cargadas” con ciertas fuerzas, bajo ciertas condiciones. Algunas sustancias son mejores que otras
para esa finalidad. Las fuerzas vivientes están siempre fluyendo a través del mundo y a través de
todos los seres vivos, y se presume que se verán alteradas en intensidad o naturaleza por la acción
de las conciencias de los seres vivos sobre ellas.
«Paracelso, Agipa, Kircher, Lilly y muchos otros magos y astrólogos hicieron tablas con las gemas
y las piedras correspondientes a los distintos planetas y signos del Zodíaco. Se atribuyen al sol el
carbúnculo, el rubí, el granate y otras piedras ardientes, y a veces el diamante; a la luna, la perla, la
selenita y otras formas de cristal; a Saturno, el ónice, el jaspe, el topacio y algunas veces el
lapislázuli; a Júpiter, el zafiro, la esmeralda y el mármol; a Marte, la amatista, el jacinto, la piedra
imán y en ocasiones el diamante: a Venus, la turquesa, el berilo, la esmeralda y a veces la perla, el
alabastro, el coral y la cornalina; a Mercurio, el crisólito, el ágata y el mármol de muchos colores.»
Para los griegos si un hombre llevaba un zafiro grabado con una imagen de Afrodita… “será
encantador, famoso y saldrá victorioso en todo litigio.” Otra receta mágica griega aseguraba que si
un tipo especial de jaspe, se engarza en un pequeño anillo de oro, resulta “especialmente efectivo
contra reyes y jefes.” Era costumbre utilizar una piedra distinta para cada día de la semana y otra
diferente para cada mes. A las piedras que atraen y reflejan la luz, como la adularia o el zafiro, se
les consideraba portadoras de buena suerte.
«Los budistas afirman que el zafiro produce serenidad y ecuanimidad y expulsa los malos
pensamientos, al establecer una circulación sana en el hombre. El zafiro aporta más paz que
ninguna otra piedra preciosa, pero quien lo use debe llevar una vida pura y santa.»
237

En Centroamérica el pueblo mexica fue un pueblo artístico y escultor, creando obras de todos los
tamaños en las que plasmaban temas religiosos o de la naturaleza. En las esculturas más grandes
solían representar a dioses y reyes, mientras que las más pequeñas las utilizaban para
representaciones de animales y objetos comunes. Para ello usaban como materias primas piedra y
madera que solían decorar con pinturas de colores o incrustaciones de piedras preciosas.

Los antiguos creían que los planetas controlaban las funciones del cuerpo humano y que
fabricando amuletos con distintos metales, podían neutralizar las influencias malignas de los
diversos astros.
«El médico alquimista Paracelso en la obra “Archidocto mágico”, explica que es muy digno de
notarse que los planetas nunca ejercen tan bien su influencia como por el intermedio de los siete
metales que les son apropiados y que tienen simpatía con sus substancias. Al efecto, habiendo
reconocido los sabios cabalistas por la sublime penetración de sus ciencias, cuáles son los metales
apropiados a los planetas, han determinado el “oro” es para el Sol; la “plata” para la Luna; el
“hierro” para Marte; el “azogue” para Mercurio; el “estaño” para Júpiter; el “cobre” para Venus; y
el “plomo” para Saturno.»
238

El mal de ojo

El ‘mal de ojo’ es un maleficio con el que se pretende ocasionar un daño físico con la forma de
mirar de algunos seres humanos, llamado también “fascinación”, o “aojamiento”, y tiene a su vez
el significado de “engañar, ofuscar, alucinar”. Se trata de una creencia muy antigua, más bien de
una superstición, muy extendida por muchas culturas y que aún perdura en nuestros días, según
la cual se cree que una mirada envidiosa o rencorosa podría provocar daños físicos, enfermedades,
e incluso la muerte. Esa mirada de envidia o rencor podía ser desviada o destruida con fórmulas
mágicas y sobre todo portando amuletos que “preservaban” de ese agravio.

El mal de ojo es una creencia tan antigua como la humanidad y, de hecho, se han encontrado
tablillas cuneiformes de Mesopotamia que ya hablaban de un posible mal de ojo, y se conoce la
existencia de multitud de referencias a lo largo de la historia, desde la Biblia hasta Roma.

Diversos pueblos y culturas antiguas atribuyeron poderes maléficos a ciertos tipos de mirada y
buscaron diferentes maneras de protegerse ante ellas. El mal de ojo es muy bien conocido a lo
largo de la historia. Básicamente es una forma de mala suerte que se echa a un niño o a un adulto
con una mirada. Hay menciones al mal de ojo en la Biblia, en la cultura griega, en obras romanas,
en el Corán En la antigüedad, debido a que la ciencia no podía explicar ciertas enfermedades o
disfunciones del cuerpo, la gente pensaba que eran causados por el mal de ojo.

El temor y la superstición siempre fueron motivo para protegerse del mal. «Para los romanos, sus
casas eran como templos a los que había que proteger, por lo que estaban rodeadas de amuletos,
pinturas o inscripciones mágicas, en sus muros, entradas, umbrales o límites. Para cada fin había
unos dioses o espíritus a los que se confiaba esa protección. Cada una de las acciones eran un rito o
un acto de fe religiosa, y cualquier acontecimiento de su vida constituía un motivo de ceremonias
mágicas de protección. En todo momento consultaban oráculos para saber la voluntad de sus
dioses y el mal de ojo era una verdadera obsesión.»

El mal de ojo es echado sobre aquellos que no son conscientes. Es una mirada hostil y puede ser
visto como una maldición mediante la cual una persona puede afectar gravemente a otra sin
quererlo. El mal de ojo se define como “la creencia de que una persona, por el mero hecho de
desear mal o halagar, puede producir enfermedad o malestar y es algo que no solo afecta a las
personas sino también a las plantas, por ejemplo, a las cosechas”.

Una creencia que es considerada como una superstición, pero que sigue manteniendo la misma
vigencia en la actualidad. «La creencia en el mal de ojo está plenamente vigente en el siglo XXI. Es
una patología popular que existe en todos los niveles socioeconómicos, absolutamente en todos,
gente con titulación universitaria cree en el mal de ojo, da igual el nivel de renta y no es un
fenómeno eminentemente rural sino que también se da en el ámbito urbano»

El “mal de ojo” sigue siendo una creencia vigente, y está muy extendida en países de la costa
Mediterránea, en Turquía, Arabia y la India. «Muchos amuletos o talismanes se confeccionan con
la finalidad de proteger del mal de ojo, ya que creen que absorben las malas energías que pueden
provenir de los ojos malvados, pues según esa creencia, los malos sentimientos que están dentro
del ser humano salen fuera a través de los ojos, por lo que mirada puede trasmitir sentimientos
negativos, y se puede ser capaz de maldecir a una persona, animal u objeto. Las personas creen
que portando un amuleto contra el mal de ojo estarán protegidas y toda la negatividad y malas
vibraciones serán bloqueadas. Tradicionalmente los amuletos suelen ser portados en formas de
pulseras, collares, pendientes, etc.»
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El mal de ojo como proceso es, según la creencia popular, efecto de la envidia o de admiración del
“emisor”, que a través de su mirada -ya sea directa, en símbolo o incluso mentalmente- provoca un
mal en la persona envidiada o admirada. Sin embargo, no siempre el mal de ojo es voluntario o
supone mala intención. Si una persona atrae sin querer energías negativas, puede causar con el
simple hecho de mirar fuerte o tocar a otra, un “aojamiento”. Como consecuencia de esta creencia
y con el propósito de combatirla o prevenirla, existen muchísimos amuletos que se utilizan de
forma habitual como forma de protección contra el mal de ojo, como el ‘ojo de Horus’, la ‘mano de
Fátima’, la ‘cruz de Caravaca’, o el ‘ojo de turco’.

El Ojo de Horus es un ancestral símbolo egipcio de protección, de realeza y de buena salud,


adoptado por los kushitas en su tradición, como el que aparece en esta caja decorada con el
amuleto egipcio contra el Mal de Ojo encontrada en el cementerio de Dangeil.

La mano de Fátima es un símbolo del mundo árabe con forma de mano, considerado desde la
antigüedad como un potentísimo talismán utilizado para la protección contra el mal de ojo y otras
desgracias.

«Muchísima gente lleva amuletos contra mal de ojo, a lo mejor pueden ser reminiscencias del
pasado pero es también cultura popular que utilizan para protegerse, ya que el mal de ojo es la
afección dentro de la medicina popular con mayor vigencia y con mayor permanencia en nuestra
cultura».

También se utiliza la sal para protegerse del mal de ojo o evitar las visitas no deseadas. «Hay
quienes suelen poner una línea de sal en la puerta, o una taza de salmuera a la izquierda de la
entrada. La mezcla de sal con agua o alcohol absorbe todo lo malo que hay en el aire, ayuda a
purificar y evita que la envidia, el mal de ojo y otros sentimientos inferiores entren en la casa.»

El cerebro humano es muy propenso a poder generar enfermedades psicosomáticas o trastornos en


el propio cuerpo, por autosugestión, como consecuencia de sentimientos incontrolados, como el
temor, la angustia, el estrés, etc. o cuando se asumen posibles consecuencias de creencias de tipo
religioso o mágico, como el miedo a castigos sobrenaturales, entidades malignas, brujería, etc.
240

Simbología de los colores

Los antiguos asociaron los colores a ciertos estados de ánimo, a motivos religiosos y mágicos, y
reconocían, al menos en parte, el principio de la terapia del color. También con aquellos objetos y
elementos que mejor los representaban, a los que atribuyeron influencias y poderes, y los
utilizaron para simbolizar sentimientos, acciones y conceptos, incluso los utilizaron para curar. La
ciencia está demostrando la certeza de esas influencias.
«En el simbolismo original de la Iglesia Cristiana, los colores eran sumamente importantes y su
uso fue regulado conforme a reglas cuidadosamente preparadas. Sin embargo, desde la Edad
Media, la indiferencia con la cual se han utilizado los colores ha resultado en la pérdida de sus más
profundos significados emblemáticos. En su aspecto primario, el blanco o el plateado
representaban vida, pureza, inocencia, alegría y luz; el rojo representaba el sufrimiento y la muerte
de Cristo y de sus santos, y también el amor divino, la sangre y la lucha o el sufrimiento; el azul, la
esfera celestial y los estados de devoción y contemplación; el amarillo o el oro, la gloria, fertilidad y
bondad; el verde, fecundidad, juventud y prosperidad; el violeta, humildad, profundo afecto y
pena; el negro, muerte, destrucción y humillación.»

Los colores simbolizan por ejemplo los doce signos del Zodiaco, y se distribuyen como los radios
de una rueda. A Aries le corresponde el rojo puro; a Tauro el rojo anaranjado; a Géminis el
anaranjado puro; a Cáncer el amarillo anaranjado; a Leo el amarillo puro; a Virgo el verde
amarillento; a Libra el verde puro; a Escorpio el azul verdoso; a Sagitario el azul puro; a
Capricornio el violeta azulado; a Acuario el violeta puro, y a Piscis el rojo violáceo.
«El sol de medianoche formaba parte del misterio de la alquimia. Simbolizaba el espíritu del
hombre brillando a través de la oscuridad de sus organismos humanos. La conciencia, la
inteligencia y la fuerza se simbolizan adecuadamente mediante el azul, el amarillo y el rojo. Los
efectos terapéuticos de los colores armonizan con este concepto, porque el azul es un color
eléctrico, agradable y sedante; el amarillo es un color vitalizador y perfeccionador, y el rojo es un
color agitador, que da calor. Para los antiguos, el espíritu del hombre correspondía al color azul, la
mente al amarillo y el cuerpo al rojo. Por consiguiente el cielo es azul, la tierra es amarilla y el
infierno, o inframundo es rojo. La condición abrasadora del infierno simplemente simboliza la
naturaleza de la esfera o el plano de fuerza que lo compone.»
241

Cada color tiene su propio significado y ciertos colores tienen un valor simbólico. «El blanco
simboliza la pureza; el rojo, el amor y la sangre, aunque también advierte un peligro inminente; el
púrpura-antiguamente el color de los reyes- y los altos mandatarios de la Iglesia, hoy en día se
utiliza como símbolo de la radiactividad. El verde es el color de la naturaleza, pero también el de la
esperanza. El negro es a la vez un color de gala y de luto. El rojo se asocia a la furia, al peligro, al
amor, a la pasión y la fuerza.»

El rojo es el color que atrae y repele, que excita, irrita, quita el sueño, se asocia a menudo con la
suerte y la buena fortuna. El color rojo significa vitalidad, es el símbolo de la vida, del fuego, de la
sangre, de la guerra, representa peligro, fortaleza, pasión, deseo y amor. El rojo claro representa
alegría, sensualidad, pasión, amor, la virilidad, la energía, es exultante y agresivo. El rojo es el
símbolo de la pasión, de la sexualidad y el erotismo.
El naranja simboliza las llamas del fuego y también el lujo y el esplendor. Estimula el cerebro y la
actividad mental. El naranja por ser mezcla del rojo y amarillo simboliza también felicidad, alegría,
éxito, ánimo y el sol. Representa acción, ambición, celebración, cambio, creatividad, competencia,
emoción y exageración.
El amarillo es el color del oro, del verano y del trigo, estimula el cerebro y también produce mareo
o sueño. Simboliza también la luz, el sol, la energía y la felicidad y como tal es violento, intenso y
agudo. El amarillo estimula la actividad mental y genera energía a nivel muscular. Representa la
actividad, alerta, precaución, perdón, amistad, comunicación, energía, idealismo e imaginación. El
amarillo brillante es símbolo de luz y nobleza.
El verde simboliza la vegetación, el frescor de la naturaleza, la vegetación que cubre la tierra y
representa la vestidura de la naturaleza. El verde es el color del bosque y de la selva, un color
agradable por excelencia. El verde evoca inmediatamente la naturaleza y por ello, simboliza la
armonía, el crecimiento, la fertilidad y la frescura, el crecimiento y la esperanza. Representa la
comodidad, fertilidad, libertad, buena suerte, salud, prosperidad, relajamiento, envidia y
amargura. También es el color de la indiferencia que no transmite alegría, tristeza o pasión.
El azul es el color del mar, del agua, del cielo, y simboliza la calma, reflexión, inteligencia,
estabilidad, seriedad, poder, confianza, fe, profundidad y eternidad. Es un color beneficioso tanto
para el cuerpo como para la mente. El azul es símbolo de la armonía, amistad, fidelidad, serenidad,
sosiego, equilibrio, limpieza, frialdad, franqueza y obediencia. La cúpula de algunas catedrales y
mezquitas se pintan de color azul para parecerse más al firmamento y recordar simbólicamente a
los fieles el reino de los cielos. Según la filosofía esotérica, el azul es el color verdadero y sagrado
del sol, mientras que el aparente tono anaranjado amarillento de esta esfera se debe a que sus rayos
se sumergen en las sustancias del mundo ilusorio.
El violeta es el color del templo, de la lejanía, del amanecer. Es el color de la templanza, de la
lucidez y de la reflexión. Es místico, melancólico, representa la ambición, aristocracia, belleza,
equilibrio, conflicto, feminidad, independencia, inteligencia, liderazgo, misticismo, nostalgia,
orgullo y silencio.
El púrpura es una mezcla de rojo y azul, se relaciona con la realeza y representa poder, nobleza,
lujo y ambición. Sugiere también riqueza y extravagancia.
El blanco simboliza la luz, la bondad, la inocencia, la pureza y la virginidad. Está considerado el
color de la perfección. Es el color del frío, de la nieve, de la monotonía, simboliza las energías
celestes. El blanco tiene una connotación positiva, de fe, pureza, y religiosidad. La prudencia, la
inocencia, la verdad, la esperanza y la felicidad. El blanco expresa paz, soleado, feliz, activo, puro e
inocente; crea una impresión luminosa de vacío positivo y de infinito.
242

El negro es el color del luto y la oscuridad, representa la muerte y la corrupción como camino
hacia la nueva vida y la veneración. Simboliza las energías terrestres, el silencio, el misterio. En
ciertas ocasiones puede significar lo impuro y lo maligno. El color negro simboliza el poder, la
elegancia, la seriedad, la muerte, el misterio, el miedo a lo desconocido, el dolor y la pena.
Desde la óptica de simbolismo religioso, el blanco o el plateado significaban la vida, la pureza, la
inocencia, la alegría y la luz; el rojo, el sufrimiento y la muerte de Cristo y de sus santos y también
el amor divino, la sangre y la guerra o el sufrimiento; el azul, la esfera celeste y los estados de
devoción y de meditación; el amarillo o el oro, la gloria, la fertilidad y la hondad; el verde, la
fecundidad, la juventud y la prosperidad; el violeta, la humildad, el afecto profundo y la tristeza;
el negro, la muerte, la destrucción y la humillación. La conciencia, la inteligencia y la fuerza se
simbolizan, adecuadamente mediante el azul, el amarillo y el rojo.
Los pintores utilizaron los colores para dar fuerza y contraste a sus obras, porque aprendieron de
su influencia en el ojo humano y en las sensaciones que transmiten al cerebro y la conciencia. Por
esta influencia, los clasificaron en colores fríos y cálidos.
Los colores fríos son aquellos colores que van desde el azul al verde pasando por los morados.
Cuanto más azul tenga un color, más frío será. Los colores fríos son los tonos del invierno, de la
noche, de los mares y lagos. Son utilizados para producir contrastes, para transmitir sensaciones
de lejanía y profundidad. En diseño, suelen usarse para dar sensación de tranquilidad, calma,
seriedad y profesionalidad. Son asociados con el agua, al hielo, la luz de la luna. Los tonos fríos,
parecen retroceder y contraerse, tales cualidades son particularmente notables cuando, además
existe contraste de temperatura. También se les conoce como “Colores Pasivos”.
Los colores cálidos son aquellos que van del rojo al amarillo, pasando por los naranjas, marrones y
dorados. Para simplificar, suele decirse que cuanto más rojo tenga un color en su composición, más
cálido será. En los contrastes transmiten sensación de acercamiento y de fuerza. Son utilizados en
diseño gráfico para reflejar entusiasmo, pasión, alegría. Son los colores del fuego, de la pasión, del
atardecer, de las hojas en otoño... Este tipo de tonos, además de la sensación térmica, transmiten
cercanía, intimidad, energía, calidez, son asociados a la luz solar, al fuego... de ahí su calificación
de “calientes”. Los tonos cálidos, parecen avanzar y extenderse. También se les conoce como
“colores activos”.
A los colores se les atribuyen efectos terapéuticos, porque armonizan con ese concepto. De esa
manera el azul es considerado un color eléctrico, agradable y sedante; el amarillo es un color
vitalizador y perfeccionador, y el rojo es un color agitador, que transmite calor. Modernamente se
han realizado investigaciones sobre cromoterapia, lo que sería una especie de medicina de los
colores, así como también estudios sobre la influencia que producen los colores en las acciones
comerciales y publicitarias.
243

III

SIMBOLOGÍA ASTROLÓGICA

«Desde los albores de la humanidad, han llegado hasta nosotros asociaciones de hombres y
mujeres que, vinculados por juramentos y obligaciones, constituyen fraternidades esotéricas y dan
fe de una inclinación natural a perpetuar doctrinas que conducen al bien de la humanidad.»

Desde el amanecer de los tiempos, desde el más remoto pasado, los antiguos no dejaron de
advertir la existencia de relaciones entre los humanos y los astros. Casi todos los pueblos antiguos,
ya desde hace miles de años, prestaron atención a los fenómenos astronómicos, especialmente por
la influencia que pudieran tener en el transcurso de la vida, según sus creencias religiosas.
El culto al sol ha desempeñado un papel importante en casi todas las culturas primitivas, de forma
especial en Egipto, cuyos pobladores tenían como principal divinidad a Ra, el Sol.
La idea de que el movimiento del sol, la luna y los planetas en el universo ejerce una influencia
sobre nuestras vidas se remonta a hace miles de años. Ya desde el año 3000 a. C., las antiguas
civilizaciones de Mesopotamia registraban el movimiento de los astros y dotaban a sus dioses y
diosas de los poderes y atributos de los cuerpos celestes.
«Todo lo luminoso se atribuía a los dioses: la esfera y todo lo que es esférico al universo, al sol y la
luna y en ocasiones a la Fortuna y la Esperanza; el circulo y todas las figuras circulares, a la
eternidad; a los movimientos celestes, a los círculos y las zonas de los cielos: la sección de los
círculos, a las fases de la luna, y las pirámides y los obeliscos, al principio ígneo y, a través de este,
a los dioses del cielo. Un cono expresa el sol; un cilindro, la tierra; el falo y el triángulo -símbolo de
la matriz- designan la generación.»
244

«El hombre tiene que comprender y los Misterios se dedicaban a enseñar a los hombres el
funcionamiento de la ley divina en la esfera terrestre. Eran pocos los cultos primitivos que
realmente adoraban a divinidades antropomórficas, aunque su simbolismo pudiera inducirnos a
pensar lo contrario.»

«De las energías celestes que emiten sus influencias en la tierra y afectan las vidas de los hombres,
es la de la luna la más cercana, y también la más notable, pues su magnetismo es perceptible aun
físicamente, regulando las mareas, las lluvias, la savia de las plantas, las siembras, los ciclos
femeninos, los partos, los crecimientos, etc., etc. Pero también afecta la luna poderosamente el
psiquismo humano, que se ve profundamente influenciado por sus fases.»
La astrología es un “lenguaje simbólico”... y los símbolos son los glifos de los signos y planetas, y
el arreglo del horóscopo mismo. Los símbolos de la astrología comunican la información.
La Astrología establece las relaciones entre la inmanifestación y la manifestación, entre el creador y
la criatura, a través de las energías, los ciclos y los ritmos de los astros, que son las causas
mediadoras entre Dios y lo terrestre. Estos agentes naturales son también dioses, y sus
comportamientos, andanzas y carácter constituyen un modelo ejemplar para los humanos. La
contemplación del cielo y sus constantes invariables es una manera de conocer, apoyándose en la
manifestación sensible como vehículo del Arquetipo Eterno.
«La astrología consiste en la influencia de los astros sobre los cuerpos humanos. Esto es lo que la
distingue de la astronomía. En sus recorridos los astros diseñan formas directamente ligadas a la
suerte de la Tierra, y de sus habitantes, los hombres, miembros activos del sistema. Estas
condiciones nos signan y nos sirven para conocer nuestros límites, marcados primeramente por el
lugar y el tiempo de nuestro nacimiento, y a partir de dichos límites podremos optar por lo
ilimitado como fundamento de todo orden verdadero.»
Según Herodoto, famoso historiador de la antigüedad griega, fueron los pueblos de Oriente los
que empezaron a relacionar el nacimiento de una persona con determinado día o determinado
planeta, para sacar de esto un horóscopo, por medio del cual predecía al sujeto recién nacido su
fortuna, su destino y los sucesos de la vida, y en virtud de qué accidente abandonaría este mundo,
a donde acababa de llegar.
La astrología estaba basada en el sistema geocéntrico, con la Tierra en el centro del sistema solar, y
conocía sólo dos luminarias, el Sol y la Luna, y cinco planetas, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
Saturno, más dos nodos lunares, decenas de estrellas fijas y otras tantas decenas de partes arábigas
que, en relación con los 12 signos zodiacales y las 12 casas astrológicas, configuran la perpetua y
cambiante danza del tiempo cuyas infinitas combinaciones entre elementos generan la compleja
riqueza del devenir.
245

Símbolos planetarios

La Tierra El Sol La Luna


EL Sol, prodigio de generosidad y bienestar cuyos rayos prodigan la felicidad, los beneficies en los
negocios, la ganancia, el éxito y las herencias. El sol es la fuerza creativa central del zodíaco, posee
atributos masculinos y se relaciona con los gobernadores y los padres. Se asocia con el corazón y
su metal es el oro. La representación del sol es el signo astrológico del zodíaco, que el poderoso
astro atraviesa en el momento de nuestro nacimiento. Expresado en un lenguaje simbólico, el signo
del sol en la astrología describe cómo expresamos nuestra propia naturaleza.
La Luna preside a los sueños; su dominio se refiere a las ganancias ilícitas. La luna, asociada con la
maternidad, el cuerpo y la infancia, es la contrapartida femenina del sol. Se relaciona con el
estómago y el útero, y su metal es la plata.
Todos los planetas están dotados de buenas y de malas influencias.

Mercurio Venus Marte Júpiter Saturno


Mercurio. Dios de los comerciantes y de los ladrones; domina en las enfermedades, y tiene
influencia sobre las pérdidas pecuniarias.
Venus. Preside los sentimientos tiernos y afectuosos, concede la benevolencia y descendencia
numerosa.
Marte. Tiene gran influencia sobre las guerras, los combates, las disputas y las prisiones.
Júpiter. Prodiga todas las riquezas y las bellas acciones, da el honor y las grandezas terrestres.
Saturno. Anuncia frialdad y tristeza, y domina en las ciencias y en los monumentos.
Ya los antiguos realizaron predicciones basándose en el movimiento de los planetas. Sobre los
movimientos celestes, los astrólogos realizan toda una serie de cálculos siguiendo algoritmos
predefinidos, cuyo fin último es la delineación y predicción de los eventos futuros, tanto humanos
como naturales. En este contexto, los grandes ciclos de tiempo cósmico que afectan a la humanidad
como conjunto se insertan en el marco de la denominada astrología mundana, que trabaja con
cartas astrales de grandes conjunciones, ingresos cardinales, también conocidos como revoluciones
del mundo, eclipses y lunaciones, aparición de cometas, cartas fundacionales, etc. Todas estas
figuras astrales conforman un enredado pero inteligible mapa del destino colectivo, permitiendo
visionar con mucha anticipación los accidentes y giros de la historia. De tal modo, la astrología
mundana nos presenta una doctrina sobre los ciclos cósmicos y las cualidades del tiempo que,
repartido en eras sucesivas, modela como un alfarero la arcilla de las culturas y civilizaciones.
246

La influencia de los astros en los humanos no es una superstición, sino una realidad evidente. Por
ejemplo, los días de la semana, llevan el nombre dedicado a cada uno de los planetas. Lunes, el día
de la Luna; martes, el día de Marte; miércoles, día de Mercurio; jueves, día de Júpiter; viernes, día
de Venus; sábado, día de Saturno; y domingo es el día dedicado al Sol.
La historia del calendario es una sofisticada combinación de astronomía y matemáticas. Pero es
también, una historia de conflictos, de fervor religioso y de luchas por la supremacía.
La idea de que el calendario fue diseñado por y para los agricultores con el fin de saber cuándo
hacer la cosecha se ha dado por sentada durante mucho tiempo, pero falla tanto en lógica como en
los hechos. Los agricultores no necesitan un calendario formal para conocer las estaciones, las
sociedades primitivas se las ingeniaban para alimentarse durante generaciones sin necesidad de un
calendario. El hecho histórico es que el calendario se diseñó para determinar de antemano el
momento preciso de las festividades en las que se honraba a los Dioses. En otras palabras, el
calendario era un instrumento religioso. Los primeros nombres por los que se denominó a los
meses en Sumeria tenían el prefijo “essen”, una palabra que no significaba “mes”, sino que
significaba “festividad”. Hoy en día hay un claro ejemplo de esto en el calendario cristiano. Su
principal festividad y punto focal que determina el resto del calendario anual es la Semana Santa,
es la resurrección de Jesús, el domingo siguiente después de la primera Luna llena que tenga lugar
en el equinoccio de primavera o justo después de éste. Pero durante los primeros siglos del
cristianismo, se celebraba de acuerdo con el calendario judío. Esa dependencia se cortó con el
emperador Constantino en el Concilio de Nicea, en el año 325 d.C.

Calendario de Adán

El denominado Calendario de Adán fue descubierto en 2003 y consiste en un círculo de piedras


alineadas con los puntos cardinales –norte, sur, este y oeste-, habiendo tres monolitos alineados
hacia la salida del sol, y señalando los solsticios y los equinoccios.
El Calendario de Adán sugiere ser la estructura más antigua del mundo hecha por el hombre.
Situado en Mpumalanga, Sudáfrica, es un círculo de piedra de unos 30 metros de diámetro y se ha
estimado que puede tener más de 75.000 años de antigüedad. Varias alineaciones astronómicas se
han identificado en el sitio y es posiblemente el único ejemplo de un casi intacto el calendario de
piedra totalmente funcional, megalítica en el mundo. Se considera un calendario porque las
piedras están colocadas para seguir el movimiento del sol, que proyecta sombras sobre la roca.
Todavía hoy funciona perfectamente como un calendario, siguiendo la sombra del sol poniente,
que se proyecta desde el monolito central más alto sobre la piedra plana situada junto a él.
247

Calendario maya

Los calendarios mesoamericanos expresan la manera de concebir el tiempo de los antiguos


americanos, en relación con el espacio, las deidades, el paso de los astros y estrellas, los estados de
la materia, los colores y demás símbolos y elementos asociados que constituyen el universo
indígena. Los pueblos de Mesoamérica -mayas, aztecas, incas, toltecas, olmecas- tenían tres
calendarios. Dos de ellos eran cíclicos, medían los ciclos de Sol y la Luna y el de Venus. El otro era
cronológico, y media el paso del tiempo desde determinado punto de arranque, el “punto cero”.
Los expertos determinaron que este punto arranca hacia el año 3113 a.C. Se cree que son
calendarios solares y que tanto el maya como el azteca y el inca, derivan del calendario egipcio.
El calendario maya es cíclico, porque se repite cada 52 años mayas. La casta sacerdotal maya,
llamada “ah-kin”, poseían conocimientos matemáticos y astronómicos que interpretaban, de
acuerdo con su cosmovisión religiosa, los años que iniciaban, los venideros y el destino del
hombre. Este gran ciclo de 52 años fue sagrado para todos los pueblos de Mesoamérica, y lo
relacionaron con el gran dios Quetzalcóatl, además de identificarlos con la Serpiente Emplumada,
símbolos típicos de aquellos pueblos.

Calendario azteca
El calendario solar y civil llamado “xihuitl” por los aztecas y “haab” por los mayas, consta de 18
meses de 20 días, lo que da un total de 360 días a los que agregaban periódicamente otros cinco,
considerados nefastos.
248

El calendario azteca posee una figura central que representa a la Tierra y no al Sol, como antes se
creía, a la que siguen la Luna, el Sol y los cinco planetas visibles girando a su alrededor, lo que
supone una concepción geocéntrica del universo. Están esculpidas las figuras de los meses, años,
días y semanas con tanta curiosidad que es admirable. Tiene un peso de 25 toneladas y un
diámetro de 3,60 metros y fue tallado sobre piedra de basalto. En 1559, según la cuenta de los días
de los Aztecas, se cerraba un nuevo ciclo sagrado de 52 años, simbolizados en la parte superior de
la piedra por cuatro cañas atadas en un nudo que marca la unión de dos calendarios: El Solar y el
Ritual. La función del calendario sagrado era predecir los vaivenes del delicado equilibrio que el
mundo guardaba bajo las disputas divinas.

Calendario chino
El sistema del calendario chino se basa en el año del nacimiento. Cada uno de los doce signos de
animales se repite cada doce años según un calendario lunar que se inicia a finales de enero y
principios de febrero. Los signos se identifican con un elemento: la madera, el fuego, el aire, el
metal y el agua.
El calendario chino es un lunisolar, a diferencia del calendario gregoriano occidental que utiliza
solo el sol. Su origen se asocia con el emperador Huang Ti, alrededor del año 2637 a.C., cuando
introdujo 5 ciclos de doce años regidos por animales distintivos: Rata, Buey, Tigre, Liebre, Dragón,
Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Cerdo. Las casas lunares o “shǔ” son cada una de
las 28 constelaciones del zodiaco lunar.

Calendario solar

El obelisco egipcio del centro de la plaza delante de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, traído
desde Heliópolis (El Cairo) por el emperador Calígula en el año 39, es un gran reloj de sol y
también un calendario solar. Para saber el día y el mes basta mirar en el pavimento de adoquines
la raya blanca de mármol que va hacia el norte, en dirección a los Apartamentos Papales. Como el
obelisco tiene 25 metros de altura, su sombra se alarga mucho en verano y se acorta en invierno. A
lo largo de la raya blanca están dibujados, en círculos de mármol blanco, los signos del zodiaco, y
las fechas en las que la sombra pasa, a mediodía, justo sobre esas marcas dos veces cada año.
Otro aspecto destacable de esta fastuosa plaza elíptica es que está dividida en ocho partes iguales,
lo cual, junto a la aguja del obelisco en su centro, constituye un conjunto cargado de simbolismo
249

Calendario lunar
Excavaciones realizadas en un yacimiento de Escocia revelaron un sofisticado calendario de
aproximadamente 10.000 años de antigüedad, por lo que parece el calendario más antiguo jamás
descubierto en el mundo. El lugar contiene una fila de 50 metros de largo con doce orificios que
fueron creados por los británicos de la Edad de Piedra y que estuvieron en uso aproximadamente a
partir del 8000 a. C. Los expertos que analizaron los hoyos concluyeron que estos habrían
contenido postes de madera. Dichos hoyos representan los meses del año, así como las fases
lunares, y por su disposición se alinean perfectamente en el solsticio de invierno.

Calendario nórdico

Anverso y reverso de una reproducción de un antiguo calendario nórdico que refleja una amplia
gama de símbolos que señalan las diferentes tareas que debían realizar en cada mes del año.

La máquina de Anticitera

Una expedición arqueológica encontró un extraño artefacto de apariencia mecánica entre los restos
que formaban parte del cargamento de un barco que viajaba hacia Roma entre los años 50 y 40 a.C.,
hundido en la isla de Anticitera, al norte de Creta, El artilugio, conocido como “Mecanismo de
Anticitera”, era un objeto único, de una complejidad y desarrollo técnico sorprendente, al que se
atribuyó una antigüedad de 2.000 años. Se trataba de las partes de un mecanismo del que se
recuperaron más de 30 engranajes de bronce y permitía hacer cálculos matemáticos, mecánicos y
astronómicos de gran complejidad… para calcular la posición de los planetas, la fecha de los
eclipses. Se trata de una compleja máquina con un mecanismo de ruedas dentadas en su interior,
por lo que se determinó que podría ser un calendario mecánico de gran precisión. Un objeto
extraordinario si se tiene en cuenta que los primeros relojes astronómicos aparecieron en la Europa
medieval. Los investigadores afirman que podría reproducir el movimiento de la luna en el cielo y
sus fases durante un mes entero, predecir los eclipses, y medir el tiempo, lo que supondría que
hubiera sido un calendario infinito.
250

La teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico


Nicolás Copérnico, 1473-1543, fue un astrónomo del Renacimiento que formuló la teoría
heliocéntrica del Sistema Solar, que había sido descrita ya por Aristarco de Samos, según la cual el
Sol se encontraba en el centro del Universo y la Tierra que giraba una vez al día sobre su propio
eje, completaba cada año una vuelta alrededor de él.

Diversos artilugios astronómicos de la época de Copérnico, en los que destaca su forma octogonal.
Esta teoría sin embargo también requería de complicados mecanismos para la explicación de los
movimientos de los planetas, debido a la perfección de la esfera. A pesar de ello la teoría
heliocéntrica comenzó a expandirse rápidamente. Surgieron también detractores, siendo los
primeros los teólogos protestantes aduciendo causas bíblicas. En 1616 la Iglesia Católica colocó el
trabajo de Copérnico en su lista de libros prohibidos.
251

Relojes solares

Es un hecho que el movimiento del Sol ha sido observado por el hombre desde muy antiguo. La
sombra que proyecta marca el paso inexorable del tiempo.
La gran Esfinge de Gizeh es un gran ejemplo de que habría sido construida como una especie de
gran marcador de los equinoccios, días del año en que el día y la noche tienen exactamente la
misma duración. La gran Esfinge está orientada hacia el Este y el Sol naciente asoma delante de los
ojos justo por encima de su cabeza en el equinoccio de primavera. Probablemente su construcción
tuvo como motivación esencial marcar este momento especial de cada año.
Durante dos días al año, alrededor del 21 de marzo y del 21 de septiembre, en los equinoccios de la
primavera y el otoño, respectivamente, días en que el Sol surge exactamente por el Este,
proporcionando un dato geoastronómico de inestimable valor para la fijación de los puntos
cardinales con bastante precisión. Posiblemente mucho mayor que la de regirse por las estrellas
nocturnas de un firmamento permanentemente cambiante.
El movimiento giratorio de la Tierra sobre su eje provoca que las sombras que proyecta el sol
también se muevan, causando un efecto que fue aprovechado para señalar las horas del día. Los
relojes solares indican la hora a través de la sombra que proyecta la luz del sol sobre una varilla
fina que tienen ubicada en la parte central del haz de líneas horarias. Antiguamente se creía que se
trataba de la sombra de un dios que se movía a través del firmamento.
Hay que destacar que los constructores de esta clase de relojes utilizaron todo tipo de símbolos
para los adornos y decorados en su diseño y fabricación. Fue en la Edad Media cuando estos
relojes proliferaron en las fachadas o muros de iglesias, catedrales, monasterios y edificios
solariegos. Aunque también los había mucho más antiguos.
252

«En Atenas, capital de Grecia, la Torre de los Vientos tiene 2.000 años, también llamada Reloj de
Andrónico, y tenía una doble función: medir el tiempo y conocer la dirección del viento. En el
exterior, un reloj de sol medía el paso del tiempo, mientras que en su interior una clepsidra -un
reloj de agua- permitía conocer la hora en días nublados y durante las noches. Una veleta colocada
en el tejado y alineada con las paredes donde se representan los diferentes dioses del viento,
indicaba la dirección del mismo. Su altura de 12 metros hacía posible que los ciudadanos
consultaran la hora desde casi cualquier parte de la Ágora.»

Muchos edificios religiosos y civiles lucen en sus muros y fachadas un reloj de sol con las más
variadas características. Estos relojes de construcción arcaica suelen estar hechos en piedras bien
trabajadas y esculpidas.

El fundamento de estos relojes es la proyección de la sombra solar del eje o gnomon colocado en el
centro de una superficie plana en la que están señaladas las líneas que representan las horas a lo
largo del día por el recorrido del Sol en el horizonte.
253
254

La varilla colocada en el centro de las líneas horarias de los relojes solares recibe el nombre de
‘gnomon’. Este nombre define al objeto cuya largura y posición proyectan la sombra que sirve
como indicador para marcar la hora solar. Si la varilla está perfectamente alineada respecto al eje
del meridiano terrestre, las sombras proyectadas serán siempre las mismas a la misma hora del día
en cualquier periodo del año.
El gnomon más largo del mundo, con sus correspondientes marcas horarias y de construcción
moderna, está situado en el parque de Oriente, en Zaragoza.

Relojes famosos

En muchas ciudades del mundo destacan relojes que fueron construidos para ser especialmente
llamativos, ya que en sus ornamentos o decoraciones aparecen representaciones consideradas
como símbolos, ya sean signos del zodíaco o figuras mitológicas. Entre los relojes más famosos del
mundo se encuentran los de Praga, Berna, Bélgica, Venecia o Nueva York.
255

En el Ayuntamiento de Praga está el reloj medieval más famoso del mundo, flanqueado por cuatro
estatuillas que representan la vanidad, la avaricia, la muerte y la lujuria, construido por Nicolás de
Kedán en 1410. La obra, se compone de dos mostradores en la pared sur del Ayuntamiento. El reloj
astronómico es el superior, con dos esferas que muestran la posición del sol, la luna y los signos
del zodíaco, y cuatro tipos de horas: babilónica, checa antigua, alemana y astral. El conjunto se
completa con el Paseo de los Apóstoles, cuyas figuritas desfilan cada vez que el reloj da las horas.

En el Ayuntamiento de Lier, en Bélgica, hay un reloj llamado del Jubileo que se compone de once
esferas y dos globos –fases lunares y hemisferio iluminado por el sol– en un gran círculo de
ladrillo. En el centro, la mayor da la hora. A su alrededor, el ciclo metónico, la ecuación del tiempo,
el ciclo solar, la letra dominical, la edad de la luna o las mareas, entre otras mediciones.

El reloj astronómico de la torre medieval de la céntrica Bahnhofplatz en Berna, magnífica obra


maestra del siglo XV con forma de astrolabio, que consta de varios círculos superpuestos que
señalan, además de la hora, la posición del sol, la fase lunar del mes o el signo del zodíaco que
corresponda a la fecha en la que se encuentre.
256

Al norte de la Plaza San Marcos, la Torre dell’Orologio de Venecia fue levantada entre 1496 y 1506.
Su mayor reclamo es el reloj astronómico esmaltado de azul y dorado, una joya de la ingeniería
con varias esferas concéntricas. La exterior marca la hora con números romanos del 1 al 24, la
segunda representa el zodiaco, y las más internas indican las fases de la luna y el sol.

En la Estación Central de Nueva York hay un reloj que está rodeado con estatuas de tres dioses
mitológicos clásicos, Mercurio, Minerva y Hércules.
257

El Zodiaco

Vistos desde la Tierra, en el hemisferio Norte, los cuerpos celestes parecen recorrer el cielo en una
órbita circular, a la que se ha dado el nombre de Zodiaco. Ese círculo, dividido en doce partes, es el
que da lugar a los doce signos zodiacales que se suceden en un orden determinado a lo largo de los
doce meses de cada año.
Hace miles de años, los astrónomos antiguos dividieron el cielo estrellado en doce secciones,
usando los mismos controvertidos nombres y símbolos que se usan hoy. Los griegos llamaron a
esta banda de estrellas y constelaciones el Zodíaco. Aún hoy día, la posición relativa del Sol y la
Tierra en la fecha de nacimiento de una persona determina su signo astrológico, en orden a
determinar su personalidad y realizar la preparación de detallados horóscopos. No hay duda de
que aquellas civilizaciones usaron los signos del Zodíaco a un nivel científico.
Aunque el Zodíaco apareció por primera vez en Sumer algún tiempo después del 3800 a.C.,
algunos estudios han demostrado su existencia anterior. Una tablilla sumeria contiene la lista de
las constelaciones zodiacales comenzando con Leo, apuntando a un origen mucho más remoto, en
el 11000 a.C., cuando el hombre no era más que un recolector. Además, el número 12, usado para
dividir el ciclo precesional, estaba basado en los doce cuerpos del sistema solar. “Estos
conocimientos no fueron obtenidos por el hombre, sino por los dioses.”
Se denomina Era astrológica cada uno de los 12 ciclos en los que se divide el Gran Año Cósmico. Si
observáramos el sol el 21 de marzo de cada año, notaríamos que la constelación que se encuentra
detrás, rota a través de los siglos. Este desplazamiento gradual hace que cada 25.920 años se vuelva
a visualizar el mismo paisaje del cielo. De este modo se completa el Gran Año Cósmico. La
doceava parte de este ciclo equivale a una Era que dura 2.160 años, el tiempo que tarda el sol en
recorrer cada una de las constelaciones que integran el zodíaco.
La medición de las Eras está determinada por el fenómeno de la precesión de los equinoccios, el
período en que tarda el eje de la tierra en dar una vuelta completa de 360 grados. La precesión de
los equinoccios es un movimiento lento de la inclinación del eje de la Tierra con respecto al plano
de la eclíptica. Un movimiento que retrasa la fecha de los equinoccios lentamente.
258

Es importante señalar que las Eras astrológicas transcurren en el sentido inverso al orden de los
signos del zodíaco, lo cual quiere decir que si estamos en la Era de Acuario, la anterior fue Piscis y
a su vez, la anterior fue Aries. Al finalizar la Era de Acuario comenzará la de Capricornio. Así,
cada signo zodiacal marca características en la tendencia del comportamiento de las personas, el
signo que rige cada Era cósmica determina, durante su duración, una fuerte influencia sobre el
desarrollo de los seres humanos como raza en su totalidad.

El Zodíaco que viene a significar la «Rueda del Cosmos» o «Rueda de la Vida» es como el marco
del Universo visible, y su movimiento cíclico, unido al de los planetas y demás estrellas y
constelaciones, influye en el cambio alternativo de las estaciones y en el mantenimiento y
renovación de la vida del Cosmos y del hombre.
Está compuesto por diversas zonas que, por sí mismas, tienen un claro significado emblemático. El
Zodiaco es un conjunto de símbolos y de la mutua relación entre ellos nace su riqueza
interpretativa y simbólica. El número de zonas 12 es ya de por sí significativo, pues el doce está
considerado como un número perfecto. Cada uno de esos espacios se corresponde con las doce
constelaciones. La importancia del Zodiaco es más bien simbólica que mítica y, desde muy
antiguo, sus símbolos cósmicos han sido la fuente en la que han bebido los astrólogos para
elucubrar sobre determinados aspectos psíquicos y físicos de la personalidad humana.

El papel más importante del Zodiaco, por tanto, se desarrolla en el campo de la Astrología. Para
los astrólogos, el Zodiaco es una franja que rodea la eclíptica, y dentro de ella se mueven los
planetas y también las luminarias. Cada uno de los signos del Zodiaco representa, y significa, una
fase evolutiva y un ciclo completo, y ello tanto desde perspectivas inmanentes como trascendentes:
Están relacionados con los cuatro elementos –fuego, tierra, aire, agua-, con los cuatro humores del
cuerpo humano –sangre, bilis negra, bilis amarilla, flema-, además con los colores, con los metales,
los minerales, las plantas, las partes del cuerpo, los planetas y los tipos humanos según su carácter,
activo o pasivo, positivo o negativo…
Los doce signos zodiacales representan el movimiento cíclico del universo que influye en el
cambio permanente y alternativo de las estaciones y en el mantenimiento y renovación de la vida
del hombre en la tierra y en el cosmos.
259

Los doce signos del zodiaco

Los astrólogos dividieron el cielo en doce partes, a las cuales daban el nombre de Signos de
Zodiaco o casas de los planetas. Cada uno de los signos del Zodiaco tiene su representación en una
imagen y un símbolo específico, además de tener una estrecha relación con relatos y héroes de la
mitología de los pueblos antiguos. Los doce signos del zodiaco según su orden y duración en el
ciclo de un año son:

Aries o el Carnero. Del 21 de marzo al 20 de abril. Angulo oriental que representa la casa de la
vida. Signo de fuego, simboliza el impulso y la fuerza primordial que late en el orden cósmico.
Salta de este a oeste, gira la cabeza hacia atrás hacia el signo de Tauro; en algunos monumentos se
representa como si corriera o caminara, sin mirar hacia atrás.
El Carnero, que era el nombre del animal mítico que se inmoló en honor del rey del Olimpo y que
dio lugar a los legendarios hechos del “Vellocino de Oro”.

Tauro o el Toro. Del 21 de abril al 21 de mayo. Puerta inferior, que representa las riquezas,
herencias, fortuna y grandes esperanzas. Signo de tierra, está relacionado con el esfuerzo y la
entereza. Tiene la cabeza baja y la imposición de cuernos se vuelve contrariamente a las demás
imágenes, de O a E, es decir, hacia Géminis. Se representa de pie, corriendo, con sus patas
delanteras dobladas, o en reposo, cuya cabeza se ve desde la parte delantera.
La Era más antigua a la que los astrólogos hacen referencia es a la de Tauro, que va del 4380 hasta
el 2220 a.C.; más atrás es difícil sondear en la noche de los tiempos. Según los expertos coincide
esta Era con la época de adoración de Toro, del cual se encuentran huellas clarísimas en todas las
antiguas civilizaciones, como en Egipto, en donde existía el culto al Buey Apis, surgido hacia el
4100 a.C.
260

El Toro era motivo de adoración también en Persia, Caldea, Asiria, Babilonia, Creta, etc. y hay
infinidad de muestras arqueológicas que demuestran esto: cavernas-santuarios en España y en el
sudeste de Francia.
El Toro, aparece relacionado con el pasaje mitológico en el que Zeus se transforma en toro para
raptar a la bella Europa.

Géminis. Del 22 de mayo al 21 de junio. Es la casa de los hermanos y el presagio de las sucesiones.
Signo de aire, es interpretado como la diversidad de los opuestos: materia-espíritu, forma-
contenido... Los gemelos se representan como hombres jóvenes sin atributos, con o sin ropa.
Descansan sus brazos sobre los hombros del otro o a veces se enfrentan entre sí.
Géminis se suele representar en forma de dos niños pequeños, que según los antiguos, nacieron de
huevos, posiblemente aquellos que el toro rompió con sus cuernos. El signo de Géminis era el
patrono del culto fálico y los dos obeliscos o pilares que había delante de los templos y de las
iglesias transmiten el mismo simbolismo que los gemelos. Géminis, cuyo símbolo siguen siendo los
pilares fálicos de los gemelos celestes.
Los Gemelos personifican a los célebres hermanos gemelos Castor y Pólux, también llamados
Dioscuros, que participaron en la expedición de los Argonautas.

Cáncer. Del 22 de junio al 22 de julio. Es la casa de los tesoros y de los bienes por sucesión, el
ángulo de la tierra y el fondo del cielo. Signo de agua, aparece relacionado con lo convencional y
con el apego a lo conocido y establecido. El cáncer se representa sobre todo como un cangrejo
marino grande, cabeza y garras, a veces excesivamente largo en el tipo de escorpión.
Cáncer es el símbolo de la generación, porque es la casa de la Luna, la gran madre de todas las
cosas y patrona de las fuerzas vitales de la Naturaleza.
Cáncer llevaba este nombre en memoria de aquella hazaña realizada por el héroe Hércules, cuando
se dispuso a matar a la Hidra de Lerna, uno de los monstruos que la diosa Hera había criado. La
tradición mítica explica que la astuta diosa había enviado también un cangrejo gigante para que
ayudara a la Hidra en su lucha contra Hércules.
261

Leo. Del 23 de julio al 23 de agosto. Es la casa de las disposiciones por testamento, legados,
donaciones, y además la morada de los niños. Signo de fuego, es el símbolo por excelencia de la
vitalidad y de la creatividad. El león se representa longitudinalmente, con la cara E a O, es decir,
hacia Virgo y la dirección opuesta a la eclíptica, a la carrera, en raras ocasiones, en lugar de
moverse lentamente o hacia la derecha. Se ve de perfil, rara vez opuesto.
El León recuerda al “León de Nemea” vencido por Hércules al que arrancó la piel. La leyenda
mitológica dice que, después de su muerte, fue transformando en la constelación de Leo.

Virgo. Del 24 de agosto al 23 de septiembre. Casa de los reveses, contrariedades, enfermedades y


penas. Signo de tierra, indica diferenciación, autonomía e individualismo. La energía de Virgo
tiene como objetivo la purificación de la materia primero, y la expresión espiritual a través de ella,
después. Y no una o la otra, sino la una y la otra como unión indisoluble. La Virgen se representa
generalmente en toda su longitud, con la cabeza y vestido con ropas largas, a menudo con alas;
rara vez desnuda y en cuclillas. Multiformes son sus atributos, una cesta con frutas, antorchas, el
equilibrio, la espada, la vara, el caduceo…
Virgo remite a la “Virgen mitológica Astrea” que vivió en la tierra durante la “Edad de Oro” y
personificaba la “Justicia”. Tuvo que huir del firmamento en la “Edad de Bronce” porque su vista
no soportaba los crímenes, ni a maldad de los hombres.

Libra. Del 24 de septiembre al 23 de octubre. Ángulo occidental o casa de las bodas. Signo de aire,
aparece siempre como el símbolo de la mesura y la armonía y la sociabilidad. Las balanzas están
soportadas de forma esporádica por la imagen de la Virgen del zodiaco. Representaciones de Libra
como un objeto en sí mismo es como una romana de comercio con el yugo y las dos placas,
flotando en el aire.
La Balanza guardaba también relación con la “Justicia”, puesto que era uno de los atributos de la
Virgen Astrea.
262

Escorpión. Del 24 de octubre al 22 de noviembre. Indicio de temores y de terror o aprensión de


muerte, es la puerta superior. Signo de agua, es igual a separación y disgregación. El escorpión
cuyas garras delanteras llenan excesivamente el espacio asignado a Libra. Con garras encogidas se
representa en la naturaleza, excepto ciertas variantes, junto con un portador de serpientes.
Escorpión, tradicionalmente simboliza la muerte, el sexo y la renovación, fue el animal que mató a
Orión, siguiendo las instrucciones de Artemisa/Diana.

Sagitario. Del 23 de noviembre al 21 de diciembre. Se le llama “el amor del Sol”. Esta casa
relaciona a la moral, la religión, los viajes y conocimientos exactos. Signo de fuego, indica la
existencia de mundos opuestos y la diferencia entre instinto y razón. Sagitario está diseñado en
tres formas diferentes: Como un centauro con barba que dispara una flecha, a veces con dos
cabezas y dos colas. Como Sileno con dos piernas o un sátiro con los cascos de los caballos y la cola
en el acto de disparar la flecha del arco. Como un ser astral con características humanas, a menudo
incluso como una figura femenina.
Sagitario es lo que los antiguos griegos llamaban un centauro, una criatura que tenía la parte
inferior del cuerpo con forma de caballo y la mitad superior con forma humana. Por lo general se
lo muestra con un arco y una flecha en las manos, apuntando una saeta hacia las estrellas.
Sagitario aparece relacionado con el centauro Quirón.

Capricornio. Del 22 de diciembre al 20 de enero. Es el centro del cielo, la casa de los cargos,
grandezas terrestres y coronas. Signo de tierra, simboliza la tierra, los lugares elevados, las
montañas, las cimas, lugares aislados e inaccesibles. Capricornio está diseñado preferentemente
como un híbrido entre la cabra y el pescado, con la cola de pescado, con la cola de una serpiente o
con la parte posterior hecha a fin de no revelar la naturaleza de los peces. Más raramente se ve
como una cabra montés o un pico, a veces como un ser mitad hombre y mitad cabra.
Capricornio con la mítica cabra Amaltea, que amamantó el propio Zeus.
263

Acuario. Del 21 de enero al 18 de febrero. Casa de los beneficios, de los amigos y de la fortuna. Es
el amor de Júpiter. Signo de aire, equivale a seguir el camino que conduce siempre a un estado
superior. Aquarius es por lo general un joven de pie desnudo o con un cabo, en algunos casos con
un gorro frigio; vierte el agua de uno o dos vasos, a veces por encima de sus hombros. Se
representa en movimiento, flotando en el aire, de rodillas, e incluso tumbado en el agua a medida
que pasa, o representaciones antropomórficas con un jarrón.
Acuario, el signo del aguador o del hombre que lleva sobre los hombros un cántaro con agua,
como se menciona en el Nuevo Testamento. Algunas veces aparece como una figura angelical,
supuestamente andrógina, vertiendo agua de un recipiente o llevándolo sobre los hombros. Entre
los pueblos orientales, a menudo solo se usa el recipiente con agua.
Acuario se refiere a Ganimedes, el “copero de los dioses”.

Piscis. Del 19 de febrero al 20 de marzo. El amor de Saturno. Es la casa de los envenenamientos, de


los males, de la envidia, del fin trágico. Signo de agua, se relaciona con lo profundo y con el
mundo interior. Piscis en su mayoría tienen la apariencia de dos carpas, con la boca o incluso sus
colas conectadas por una banda; nadan en direcciones opuestas o también en una paralela encima
del otro en su mayor parte, convirtiendo las espinas en el sentido de la banda; rara vez están
dispuestos en la dirección SN.
Piscis, el pez fue el símbolo de lo divino y la divinidad solar alimentó a la multitud con dos
pececillos. El signo del pez fue uno de los primeros símbolos del cristianismo y cuando se dibujaba
en la arena, informaba a un cristiano que había cerca otra persona de la misma fe.
La Era de Piscis, coincide con el nacimiento del cristianismo, en la Primavera del año Uno de
nuestra Era. El Mesías escoge como símbolo el Pez, y los primeros cristianos usaban al Pez para
reconocerse. Pedro, así como los demás apóstoles, era pescador, y el pez acostado se ve en
innumerables pinturas de aquella época.
Los Peces fueron quienes ayudaron a la diosa Afrodita cuando huía, en compañía de Eros, de la
persecución de Tifón.
La Tierra recorre las épocas zodiacales en el sentido contrario al que lo hace anualmente, de forma
que a cada 30 grados de arco le corresponde una de las 12 constelaciones tradicionales del zodiaco.
Cuando comenzó la astrología, el punto vernal tenía como fondo a la constelación de Aries.
Actualmente el punto vernal transita sobre Piscis, por lo que se dice que estamos en la Era de
Piscis, y la siguiente era relativamente cercana es la de Acuario a la que entraría la Tierra alrededor
del año 2148.
264

«Los seis primeros signos del Zodíaco se consideraban benéficos, porque el sol los ocupaba
mientras atravesaba el hemisferio norte y representaban los seis mil años durante los cuales, según
los persas, Ahura-Mazda gobernó su universo en paz y armonía. Los seis siguientes se
consideraban malignos, porque mientras el sol recorría el hemisferio sur era invierno para los
griegos, los egipcios y los persas. Por consiguiente, aquellos seis meses simbolizaban los seis mil
años de pobreza y sufrimiento provocados por el dios del mal de los persas, AhrimAn, que
pretendía derrocar el poder de Ahura-Mazda.»
El Zodiaco también tuvo una significación mitológica y no sólo astrológica. Para los pueblos de la
antigüedad clásica, el Zodiaco no sólo era esa zona circular de la eclíptica, sino que también
representaba las distintas figuras de sus relatos y leyendas míticas.

El zodíaco de Dendera, en Egipto


Que todos los pueblos antiguos escrutaron el universo y los cuerpos celestes visibles resulta una
obviedad. De entre esos pueblos fue el pueblo egipcio quien lo hizo con una intencionalidad
determinante, y desde luego antiquísima. Y dejó maravillosas pruebas de ello.

«Mientras las tropas francesas de Napoleón descansaban en las arenas del desierto en Déndera, se
abrió un agujero en el suelo que puso al descubierto una cámara de un templo egipcio en la que
apareció una enorme losa en el techo que resultó ser un maravilloso mapa celeste. Las dimensiones
originales de la losa en la que se había esculpido el Zodíaco eran de 3,60 metros de largo por 2,40
de ancho y un grosor de 90 centímetros, lo que significaba un peso entre 55 y 60 toneladas. El
zodíaco de Dendera está representado de una forma más o menos reconocible para nosotros, y en
la época en la que se construyó Dendera el zodíaco griego era conocido universalmente gracias a
su transmisión por los griegos y los alejandrinos. Sin embargo, el egiptólogo Schwaller de Lubicz
logró mostrar que las aparentes anomalías que presenta este zodíaco, así como determinados
caracteres jeroglíficos cuyo significado han eludido otros egiptólogos, indicaban que no se
invocaba a Imho-tep por razones rituales, sino reales.»
Aunque en el antiguo Egipto no se han encontrado zodíacos propiamente dichos, Schwaller de
Lubicz proporcionó amplias evidencias que demuestran que el conocimiento de los signos del
zodíaco existió desde tiempos muy remotos, y que rige e impregna el simbolismo egipcio.
Cáncer. El escarabajo era el símbolo del Sol y significaba el triunfo de Osiris sobre la muerte.
Leo. El león era el símbolo solar por antonomasia. Encarnaba el poder del faraón, el hijo del Sol.
Virgo. La diosa Isis aparecía representada con una espiga de trigo en la mano y simbolizaba la
fecundidad.
265

Libra. La balanza, símbolo de la justicia y el equilibrio, utilizada por el dios Anubis en el juicio ante
Osiris.
Escorpio. La diosa escorpión Serket anunciaba el comienzo de la germinación de los campos, una
vez retirada la inundación.
Sagitario. El arquero era identificado desde tiempos antiguos con la imagen del rey en su carro,
derrotando a los enemigos del país.
Capricornio. La cabra-pez, un ser híbrido que podría significar el paso de Osiris por el mundo
terrestre y el acuático.
Acuario. El libador dios del Nilo Hapi vertía sus vivificantes aguas sobre el suelo egipcio.
Piscis. Los peces eran el aspecto que tomaba la muerte en el camino hacia la eternidad.
Aries. El carnero era la forma que adoptó Osiris en su viaje hacia el más allá, simbolizando la
conversión del difunto en un Sol renaciente.
Tauro. El ternero, hijo de la vaca celeste, era identificado con el Sol del amanecer.
Géminis. Shu y Tefnut eran los hermanos gemelos nacidos de Atón, el primer dios creador y
anunciaban el renacer próximo de Osiris, empezando así el nuevo año.

La tumba de Senenmut, en Egipto


Muchas tumbas de faraones y personajes destacados tienen en sus techos representaciones del
mapa celeste. Uno de los más sobresalientes es el de la tumba de Senenmut.

Senenmut, arquitecto y canciller real que alcanzó una inmensa importancia durante el reinado de
Hatshepsut, la reina-faraón de la dinastía XVIII, fue el constructor del Templo de la reina en Deir-
el-Medina, y se le atribuye la construcción de su tumba que contiene asombrosas escenas
astronómicas que representan ciertas constelaciones, los meses del año y grabados referentes a la
vida en el Más Allá del arquitecto.
El punto donde el Sol anciano se ocultaba cada día –Occidente- representaba la muerte y aquel por
el cual reaparecía como un niño recién nacido –Oriente- simbolizaba la resurrección. Por eso, los
complejos funerarios solían edificarse al Oeste del Nilo, la mayoría con dos entradas, en general
orientadas hacia esas dos regiones concretas del Cielo. Los complejos funerarios, se levantaban al
Oeste del Nilo, en correspondencia con el hecho de que el Sol “muere” cada día en el Occidente.
266

El zodiaco del dios Fanes


En la antigüedad se decía que la naturaleza espiritual se encarnaba en la forma de la criatura
simbólica creada por los magos observadores de las estrellas para representar las diversas
constelaciones zodiacales. Si el espíritu se encarnaba a través del signo de Aries, se decía que nacía
en el cuerpo de un carnero; si en el de Tauro, en el cuerpo del toro celestial. De este modo, todos
los seres humanos se simbolizaban mediante doce criaturas misteriosas a través de cuya naturaleza
se podían encamar en el mundo material.

El dios Fanes representado en el interior del círculo zodiacal. Galería Estense, en Módena, Italia.
En la mitología griega se hablaba de Fanes, quien fue el primer dios, antecesor de Zeus y de
Cronos, y fue el generador y creador de todo el universo. Según la mitología griega, Fanes nació de
un gran “huevo cósmico”. Fanes aparecía como una hermosa deidad de alas doradas pero era
incorpóreo por naturaleza e invisible incluso entre los dioses. Se le representa como un personaje
hermafrodita surgiendo de un huevo cósmico. Una serpiente se enrosca alrededor de su cuerpo y
hay una luna creciente con puntas saliendo desde detrás de sus hombros y un sol sobre su cabeza.
Tres cabezas de animales cruzan su cuerpo en su pecho: león, cabra y toro. En otras
representaciones se muestran cuatro cabezas, cabra, toro, león y serpiente, simbolizando las cuatro
estaciones. Alrededor de todo esto está el círculo de los signos zodiacales. En las esquinas se sitúan
los cuatros dioses griegos de los vientos.
«Este dios primigenio, nacido sobre el Universo, es visto como El Tiempo –Cronos- en la forma de
un zodiaco y un joven enrollado en una serpiente -símbolo del paso de los días, que poco a poco
devora al humano-. Por su parte, lleva en la mano y sobre la cabeza -tanto como en sus pies y
cabeza- la antorcha que le da nombre -de “faino”, “fea”, “faia”, antorcha, luz-; el fuego que
procede del Huevo Primigenio del que nace. Huevo que simboliza la cúpula celeste, tanto como el
movimiento que en esta produce Fanes, reflejado en las alas del dios. Además, en la representación
se observan cuatro personajes que son los Solsticios y los Equinoccios.»
267

El zodiaco en la Catedral de San Isidoro, en León


Podrá causar sorpresa encontrar zodiacos en las puertas y fachadas de iglesias y catedrales
católicas, pero lo cierto es que existen algunos. Como el de la portada principal de la catedral de
San Isidoro, en León, en la que aparece un fantástico zodiaco labrado en ambos lados del arco que
preside la entrada al templo. Con seis signos a cada lado ordenados de derecha a izquierda.

En la parte izquierda, Piscis, Acuario, Capricornio, Sagitario, Escorpio, Libra.

En la parte derecha, Virgo, Leo, Cáncer, Géminis, Tauro, Aries.


«El profesor de historia del arte de la Universidad de León, César García Álvarez, opina que el
zodiaco simbólico situado encima de la puerta del cordero de la Colegiata de San Isidoro, “es el
más complejo y enigmático de toda la Edad Media, sobre todo por la originalidad que presenta su
iconografía, ya que algunas de las imágenes remiten a fuentes difíciles de conocer aún hoy, es muy
denso y está lleno de elementos astronómicos”. Según algunos estudios, en el año 1100 d.C. esta
eclíptica ya estaba situada en la basílica, pero no se conoce cuál es la fecha exacta. Se ha llegado a
decir que es un zodiaco helenístico. A partir de que estos elementos aparecieran en los templos
mitraicos se empezaron a ver en los helenísticos y también en los románicos.»

Tauro Aries Géminis


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Cáncer Leo Virgo

Piscis Escorpio Capricornio

Libra Sagitario Acuario

El zodiaco de la catedral de Chartres, en Francia

La fachada principal de la catedral de Chartres tiene tres pórticos espectaculares. El pórtico


izquierdo, está dedicado a la ascensión de Cristo; en el tímpano del centro se representa a Cristo en
una nube sostenido por dos ángeles, y en las dos arquivoltas que lo rodean se muestran los doce
símbolos del zodiaco y las labores relativas a los doce meses del año.
269

Constelaciones celestes

Las constelaciones son agrupaciones de estrellas que se unen mediante trazos imaginarios y
forman una silueta que adquieren formas singulares. Las constelaciones que se reconocen en
occidente, fueron señaladas por los pueblos que habitaban en el hemisferio norte, especialmente
los de Oriente Medio, pero todos los pueblos, incluidos los del hemisferio sur o austral, han
reconocido la importancia de la posición de las estrellas para su vida cotidiana, para lo cual
crearon las constelaciones con sus propias formas mitológicas.
Las constelaciones ayudaban a recordar y reconocer las estrellas que servían de orientación a los
antiguos navegantes por los mares y a los viajeros de los desiertos, así como para elaborar los
calendarios agrícolas y religiosos. Para ayudar en la transmisión de su conocimiento se crearon
mitos que contribuían a darle un carácter sagrado a su existencia y recordarlas.
270

El Sol y la Luna

El Sol y la Luna, cuya luz alumbra todos los rincones de la Tierra, desempeñan un importante
papel en la imaginación de la humanidad. En muchas culturas, el sol es la encarnación de la
energía masculina, la luz y el calor, mientras que la luna lo es del misterio femenino y la creación.
Helios el sol, que equivale a la energía vital y a la vitalidad para existir, y la luna que representa los
sentimientos y las percepciones. Lo uno no funciona sin lo otro.
Ambos simbolizan la muerte y el renacimiento; el Sol por sus diarios amaneceres y ocasos, y la
Luna por su ciclo mensual desde luna nueva hasta luna llena. El Sol proporciona calor y hace
madurar las cosechas, mientras que la Luna posee influencia sobre las aguas y las mareas. También
sobre los seres vivos por sus efectos gravitacionales y magnéticos que obran sobre el metabolismo
provocando extrañas exaltaciones en los ánimos.
En los ritos druídicos, el archidruida representaba al Sol y le asistían en las ceremonias dos
oficiales representativos de la Luna en occidente, uno, y del Sol en el meridiano, el otro. Para los
druidas el Sol era el padre y la Luna la madre de todas las cosas y mediante estos símbolos
adoraban a la naturaleza universal.»
El Sol era el símbolo de la personalidad, el sí mismo divino, el gran héroe que atraviesa todo tipo
de peripecias en su viaje anual, incluyendo el descenso al inframundo, lo cual marca el triunfo de
la luz y la prueba de la inmortalidad de la vida, que siempre se regenera.

Los babilonios ya utilizaban estos símbolos juntos, como se aprecia en esta estela.
El escritor y filósofo canadiense Manly P. Hall dijo sobre el simbolismo del solsticio de invierno:
«No ha habido ningún pueblo que no haya atravesado algún tipo de de fase de simbolismo solar
en su filosofía, ciencia y teología. El Sol ha dominado todas las artes y ha estado involucrado en
todas las teorías de armonía musical. Pitágoras, según la tradición era el hijo de Apolo, el dios de la
métrica y de la luz.»
271

«Sol Invictus fue un título religioso dado a tres divinidades solares en la era del Imperio Romano:
Mithra (Persia), Sol (Helios), El-Gabal (Siria), en el intento de varios emperadores por darle a su
Imperio un solo dios al que pudieran adorar todas las culturas y civilizaciones conquistadas. Lo
más lógico, por supuesto, era darle el título de único y verdadero dios a un dios solar, al estilo de
los Egipcios. Las celebraciones de este Sol Invictus tomaban forma en el Festival del Nacimiento
del Sol Invicto (Dies Natalis Solis Invicti) que se celebraba cuando la luz del día aumentaba
después del solsticio de invierno, en alusión al “renacimiento” del sol. Este festival se celebraba
desde el 22 al 25 de diciembre. Junto al Sol Invictus se celebraban Las Saturnales, fiestas en honor
al dios Saturno (Cronos) se celebraban del 17 al 23 de diciembre, en honor al fin del período más
oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz (Sol Invictus), coincidiendo con la entrada
del Sol en el signo de Capricornio, cuando el sol “muere” durante tres días en el solsticio de
invierno, para nacer de nuevo o resucitar el 25 de diciembre.»

Símbolos solares

El sol está estrechamente relacionado con el solsticio, y por ello abundan los símbolos dedicados al
astro, como el trisquel, símbolo celta con tres espirales, los discos solares… Muchos de estos
símbolos son comunes en tumbas y lugares de enterramiento. Los antiguos, desde siempre, han
adorado al sol, y lo han manifestado con todos estos símbolos. Muchas veces han hecho clara
referencia a éste símbolo pagano, incluso en edificaciones religiosas, generalmente camuflados con
otras decoraciones.
Los símbolos solares provienen del gran sol central, los cuales algunos se dieron a entregar hace
mucho tiempo atrás y actualmente son símbolos que actúan de manera curativa, de trabajo interior
y de protección. Estos símbolos han sido motivo desde tiempos ancestrales para decorar las
puertas de las casas y bordas como símbolo protector ante el miedo de enfermedades, las plagas,
las brujas o las posibles desgracias derivadas del mal dado o conjuro brujeril.

Símbolos lunares
El símbolo de la Luna está presente junto a las principales diosas de la Antigüedad, como la
egipcia Isis o la griega Ártemis, la romada Diana, a quienes el símbolo lunar les identifica al igual
que a la Virgen María. Hay en este hecho una conexión hereditaria de los símbolos de la
antigüedad pagana con la religión cristiana. Las divinidades fameninas, las diosas, siempre han
sido relacionadas con la Luna. Como la Vírgen María que aparece representada sobre una luna. La
luna nueva símbolo de la virginidad, o la media luna en cuarto creciente. La media luna se
representa en la Inmaculada, al igual que en las diosas antiguas, como símbolo del principio
femenino, opuesto y complementario al Sol.
Diosas de la sabiduría virginal, diosas de la noche que preside la luna. La diosa Astarté aparece
vinculada al símbolo lunar, por la utilización de las energías sexuales para propósitos mágicos y
misteriosos, como la gran diosa de los cultos lunares de la mitología asirio-babilónica. Entre los
272

símbolos que se representan junto a esta diosa también está la imagen de la luna nueva. Destacan
los cultos lunares egipcios que se dieron en las ciudades de Dendera, con la diosa Hator,
identificada con Nut, la diosa del cielo, y con Isis, la suprema diosa lunar, por su exquisita belleza
y capacidad de seducción, hechicera dueña de poderosos encantamientos.
También son diosas lunares las guerreras Walkirias vikingas, íntimamente ligadas a otras diosas
de la muerte violenta, o de la recompensa mágica, que reciben los héroes que osan seguir su
destino.
El cosmos está formado por siete esferas planetarias, siendo la más baja la Luna, la cual rige
Cáncer, y marca el ingreso de un alma al mundo material, y la más alta la de Saturno, la cual marca
el regreso de un alma al mundo espiritual o a la octava esfera, la de las estrellas fijas.

Lunas de sangre
Los diferentes eclipses lunares dan lugar a que la Luna, generalmente blanca y brillante, adquiera
tonalidades muy diversas, como la luna Negra y las lunas de Sangre. La luna Negra es el efecto
que se produce en un eclipse lunar total, cuando la Luna aparece delante del Sol mostrando un
efecto de luminiscencia que da lugar a un finísimo anillo luminoso o corona a su alrededor,
provocando la fuerte impresión de que hubiera un tenebroso y sobrecogedor objeto delante del
Sol.

Las lunas de sangre son un acontecimiento astronómico que ha causado el temor a los humanos
durante milenios, y que sigue dando lugar a un sinfín de conjeturas y profecías.
Son muchas las personas que creen que se trata de un signo del Apocalipsis. Supone la peor de las
pesadillas para miles de personas que creen que las Lunas de Sangre señalan las fechas en que se
producirán el final de los tiempos tal cual los conocemos. Presagios sobre grandes terremotos,
tsunamis, asteroides, la segunda venida de Jesús, o la posibilidad de otra Guerra Mundial, son
algunos de los desastres que se auguran para el planeta coincidiendo con algunos de estos eventos
lunares.
Y no es por casualidad, porque las lunas de sangre son producto de eclipses lunares que se
producen con una periodicidad cíclica, por lo que su aparición fue objeto de profecías desde
tiempos antiguos. De hecho, la Biblia habla del color sangre de la Luna en el contexto del final de
los tiempos en el Antiguo Testamento: «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes
que venga el día del Señor, grande y terrible. –Joel 2:31-».
273

Sol y Luna, representados juntos

En la iconografía cristiana, la representación de las imágenes del sol y la luna acompañando la


escena de la crucifixión ya era costumbre desde el siglo VI, con el sol a la derecha y la luna a la
izquierda sobre la cruz. Una explicación de la presencia de estos dos astros en la iconografía
cristiana es que sería una herencia, una reminiscencia de las antiguas formulaciones paganas. En
las primeras culturas mesopotámicas, los dioses paganos se proyectaban sobre el cielo
identificándose con los dos astros más cercanos y visibles, el sol y la luna, quienes se convertían en
seres divinizados o en el reflejo de alguna divinidad. También se considera como un simbolismo
que parece hacer referencia a la eternidad.

«Los dos símbolos importantes son el Sol y la Luna, uno a cada lado de la cruz. Estos son una
característica habitual de las crucifixiones medievales y son poco comunes ya pasado el siglo XV.
Los símbolos del Sol y la Luna tienen su origen en dioses de la antigüedad mesopotámica y griega
y fueron adoptados por el Cristianismo a través de la fiesta de la Navidad, antigua celebración
pagana del nacimiento del Sol. Pero en el tema Crucifixión y según el testimonio de San Agustín, el
Sol y la Luna simbolizan la relación prefigurativa de los Testamentos cristianos: el Antiguo
Testamento sería la Luna iluminada por la luz del Nuevo Testamento, el Sol.»
274

Es llamativo el hecho de que ambos astros aparecen simbólicamente representados juntos, en


muchos y diversos lugares, principalmente religiosos. Un simbolismo utilizado profusamente por
constructores, artistas, escultores y hasta imagineros, en decoraciones inverósimiles.

«En los monumentos mitraicos, el sol y la luna aparecían en la bóveda de la gruta donde se
sacrificaba al toro. Esta bóveda simbolizaba el cielo y cuando no se representaba dicha gruta, las
imágenes de los astros celestes se colocaban a izquierda y derecha de la cabeza del dios.»

También para la Alquimia o el Tarot, el sol y la luna son símbolos fundamentales que en ocasiones
aparecen representados juntos.
275

El oro y la plata eran metales sagrados antes de convertirse en monedas o medidas del valor de las
mercancías. Eran la representación terrena del Sol y la Luna y, por consiguiente, también de todas
las cualidades espirituales que se atribuían a la celestial pareja. El verdadero simbolismo consiste
en equiparar cosas que, si bien por razón de tiempo, espacio, constitución material y otras
circunstancias limitativas, pueden ser distintas, tienen una misma propiedad esencial. Se muestran
como manifestaciones o imágenes de una misma realidad, independientemente del tiempo y del
espacio.
El Sol siempre ha desempeñado un importante papel como símbolo en la Masonería. «Para la
masonería, el sol y la luna son los astros que alumbran el día y la noche, lo cual simboliza que el
iniciado no debe descansar en su obra, ni a sol ni a sombra, procurando en todo momento tener
conciencia de su ser y que sus pasos se orienten siempre hacia la gloria del Gran Arquitecto del
Universo.»

«El Sol inunda la Tierra con su luz y calor. Por el contrario la Luna siempre está presente en las
noches despejadas, propicias para el frío y las heladas. El calor y el frío, están presentes en los
diferentes procesos o fases que se desarrollan en la Alquimia. No es del todo correcto decir que el
oro representa al Sol y la plata a la Luna; el oro tiene la misma esencia que el Sol, y la plata la
misma esencia que la Luna; tanto los dos metales preciosos como los dos astros son símbolos de
dos realidades cósmicas o divinas.»
276

IV

SIMBOLOGÍA DE LA ALQUIMIA

«Este mineral, toma el aspecto de una masa sólida, negruzca, densa, friable, quebradiza, cuya escasa utilidad
lo convierte en vil, abyecto y despreciable a los ojos de los hombres.»

Las palabras “esotérico” y “oculto” significan aquello que permanece escondido; indican lo que se
halla detrás de las apariencias externas, y señalan las causas que producen apariencias y efectos; se
refieren al sutil mundo de las energías y las fuerzas que todas las materias y las formas externas
velan y ocultan, y que han de conocerse antes de desarrollar la conciencia. Esotérico define aquello
que permanece oculto a la vista, a los sentidos, aquello que solamente será perceptible o asequible
para las personas que hayan sido iniciadas en su conocimiento, y para aquellas otras que con el
estudio, la meditación, la investigación, consiguen desentrañar los misterios que guarda la
naturaleza y la vida.
Y si hay una materia o enseñanza que es totalmente esotérica por excelencia esa es la Alquimia,
pues todos los conocimientos que transmite se hacen a través de un lenguaje oculto, tanto de las
palabras como de los símbolos, profusamente utilizados ambos por los alquimistas para dejar su
‘legado’ de conocimientos ocultos a la vista de los profanos.
En apartados y oscuros laboratorios, entre atanores y alambiques, muchos hombres dedicaron
gran parte de sus vidas a un arte oculto que tuvo una ambiciosa meta: la obtención de un elixir
mágico que sería una fuente de vida e inmortalidad, utilizando determinados metales y otras
sustancias para elaborar una pócima que habría de curar todas las enfermedades y sufrimientos
humanos. Aunque este propósito se vio enmascarado por otra finalidad más materialista, como
transmutar el plomo en oro. Según el alquimista Fulcanelli, “la piedra filosofal como fórmula
mágica para convertir el plomo en oro, no es más que una aplicación particular de la Gran Obra, ya
que lo esencial no es la transmutación de los metales, sino la del propio experimentador”.
«Durante la Edad Media se desarrolló la Alquimia, la ciencia y el arte de las transmutaciones
internas que practicada desde antiguo por numerosos pueblos, no siempre de modo material sino
como espejo de lo espiritual, a veces exclusivamente de esta última suerte, tenía siempre el mismo
propósito: el tránsito del alma hacia el Conocimiento.»
Símbolos antiguos, varios principios y diversos minerales fueron utilizados por los alquimistas.
Los símbolos contienen conocimientos ocultos por los alquimistas que posteriormente se fueron
transmitiendo entre sociedades secretas y siguen teniendo un significado filosófico profundo.
277

Tres principios
Tres son los Principios básicos en que se fundamenta la Alquimia. La interacción y conjugación de
estos Principios que se encuentran en todas las cosas, son con los que cuenta el aprendiz de
alquimista a fin de realizar su tarea de transmutación. Los Tres Principios son: Azufre, Mercurio y
Sal.

Azufre Mercurio Sal


Cada uno tiene un símbolo que los identifica y unas propiedades que los distinguen. El Azufre es
positivo (+), el Mercurio negativo (–), y la Sal que liga los dos principios anteriores, tiene una
energía que se puede considerar de neutra (N). Tres elementos contemplados en las alegorías de
Paracelso: el agua-mercurio, la tierra-sal y el aire-sulfuro. Son los elementos básicos –azufre,
mercurio, sal- que se usan en alquimia para obtener la piedra filosofal y que a menudo se
simbolizaban mediante una cruz.
Estos principios son energías presentes en el mundo y en el hombre, y no deben tomarse
exclusivamente de forma literal y material, en el sentido de que éstos constituyen elementos físicos
del mundo sustancial, sino como las sustancias productoras y activas de toda la materia. Los tres
se encuentran presentes como elementos en la naturaleza, y los símbolos con los que se los
describe no son en absoluto arbitrarios ni casuales.
«La piedra es una creación lenta de la tierra, del agua, del fuego, de las presiones y de las
corrientes. Sacada del suelo, es la materia misma de éste. Sólo ha podido formarse, ya sea gresosa,
calcárea, esquistosa o lo que se quiera, de acuerdo absoluto con todas las leyes terrestres, solares y
cósmicas. Nada hay que sea terrestre que no esté en ella. Tiene su vida propia, según su textura y
su lugar, que está en concordancia con la vida de la tierra. Su misma división laminar y su
separación en bloques pertenecen a la historia de la Tierra. La herramienta no puede sino destruir
esa unidad. Su segunda propiedad es la de ser un acumulador. Si calentáis la piedra, el calor se
acumula en ella; lo conserva y lo suelta sólo lentamente. En el lenguaje de los físicos, se dice que es
refractaria, como su hermano artificial el ladrillo. Y, por supuesto, es acumulador no sólo del calor,
sino también de magnetismo y, sobre todo, de vibraciones. La piedra se pone fácilmente en
resonancia, vibra sin dificultad. Toda vibración que esté de acuerdo con ella, según sus
dimensiones, encuentra eco en la misma.»
La alquimia es la ciencia de la multiplicación y se basa en el fenómeno natural del crecimiento. “De
la nada, nada procede”, es un dicho muy antiguo. La alquimia no es el proceso de fabricar algo a
partir de la nada, sino el proceso de incrementar y mejorar lo que ya existe. La alquimia es un arte
triple y su misterio se puede representar por medio de un triángulo. Su símbolo es tres veces tres:
tres elementos o procesos en tres mundos o esferas. Detrás del simbolismo de la alquimia se
esconde un concepto magnífico, porque aquel oficio ridiculizado y despreciado aún conserva
intacta la triple llave de las puertas de la vida eterna. Teniendo en cuenta que la alquimia es un
misterio en tres mundos -el divino, el humano y el elemental- es fácil apreciar por qué los sabios y
los filósofos crearon y desarrollaron una alegoría compleja para ocultar su sabiduría.
La piedra filosofal en realidad es la piedra del filósofo, porque la filosofía se compara con una joya
mágica, cuyo contacto convierte las sustancias de baja ley en piedras invalorables como ella
misma. La sabiduría es el poder de proyección del alquimista, que transforma muchas veces su
propio peso de ignorancia grosera en la sustancia preciosa de la iluminación.
278

La alquimia es la transformación del hombre en espíritu puro. Pero tiene otro significado: la
transformación de metales en oro. La teoría alquimista fue resumida por un iniciado griego,
Aristóteles, que dijo que la base del mundo físico era lo que él llamó materia primera, una energía
que no se podía ver ni tocar. Pero los verdaderos orígenes son del antiguo Egipto.
«Ra intervino para que se pusiese oro sobre la carne del difunto, dándole así su floreciente tinte.
¿Cómo explicar mejor que se concediese exactamente así la vida eterna? Al término de la
momificación correctamente realizada, el mago comprueba esta transmutación y exclama: “¡Oh,
untel! ¡Acabas de recibir tus dediles de oro y tus dediles son de oro, tus uñas de electro! La
emanación de la Luz proviene solo de Ti, ella es el divino cuerpo de Osiris, hecho realidad. Tú has
sido regenerado por el oro, tú has cobrado vigor por el electro. El oro iluminará tu rostro en el
mundo intermedio, tú respirarás gracias al oro, saldrás gracias al electro”.
«El oro era signo de vida regenerada. La gran maga, Isis, cuida e que el iniciado renueve su vida en
medio del oro interior que ha descubierto. Su rostro se ilumina entonces por la alegría. Parece un
“muchacho renacido”. Estos textos evocan evidentemente una iniciación de carácter alquímico.»

Escribió el gran Paracelso: «No cabe duda de que muchos se burlarán de los sellos, caracteres y sus
usos, como se describen en estos libros, porque les resulta increíble que los metales y los caracteres,
que estén muertos, produzcan algún efecto. Sin embargo, nadie ha demostrado jamás que los
metales y tampoco que los caracteres, como los conocemos, estén muertos, porque las sales, el
azufre y las quintaesencias de los metales son lo que mejor conserva la vida humana y son muy
superiores a todas las demás plantas herbáceas con propiedades medicinales.»
Theophrastus Bombast von Hohenheim, (1493–1541), conocido como Paracelso, fue un célebre
médico y astrólogo suizo del siglo XVI. Un extraordinario personaje que destacó por sus
conocimientos sobre Alquimia. En sus escritos, Paracelso transmitió los secretos de esa misteriosa
ciencia, utilizando términos sencillos, simples, de manera esotérica, cerrada, como corresponde a
los alquimistas, es decir, para que fueran únicamente comprensibles por aquellos que hubieran
sido iniciados en los conocimientos de las distintas fases de los trabajos que han de acometer los
que pretendieran alcanzar el conocimiento o fin de la Obra, cuyo fin último era lograr la Piedra
Filosofal.
Creía que la materia primera podía manifestarse como forma física a través de los cuatro
elementos: Tierra, Fuego, Agua y Aire. Estos elementos son diferentes entre sí, pero cada uno está
conectado por un enlace común que representa sequedad, humedad, calor o frío. Cada elemento
tiene dos de estas cualidades, una de las cuales es dominante. La Tierra es fría y seca,
predominando la sequedad. El Fuego es caluroso y seco, predominando el calor. El Agua es
húmeda y fría, predominando el frío. El Aire es caliente y húmedo, predominando la humedad.
279

Los cuatro elementos


«El alquimista trata a la materia como el dios era tratado en los misterios. Las sustancias minerales sufren,
mueren y renacen a un nuevo modo de ser, son transmutadas.» Mircea Eliade.

Fuego Agua Aire Tierra


En la magia y la alquimia, el triángulo simboliza al número 3, que a su vez, representan los tres
principios: azufre, mercurio y sal, elementos para conseguir la Gran Obra. Un triángulo con la
cúspide hacia arriba, representa al fuego y también el corazón; hacia abajo, representa al agua; si se
presenta apuntando hacia arriba y con una línea que lo divide, representa el viento; por último, si
se le presenta apuntando hacia abajo y con una línea que lo divide, simboliza la tierra. Un
triángulo apuntando hacia arriba con una cruz debajo, representa el azufre. Además, el triángulo
invertido ha simbolizado desde los tiempos más remotos, al ser femenino.
La gran influencia sobre la Alquimia que tuvo en el Medioevo, la estableció Aristóteles, quien ya
planteó que la materia estaba hecha sobre la base de cuatro elementos -Fuego, Aire, Agua y Tierra-
y cuatro cualidades –seco, húmedo, frío y caliente-, las cuales derivan de los elementos citados. Los
más importantes alquimistas árabes de esa época aportaron al arte hermético una importante
contribución. Hablaban de sustancias hipotéticas, de las que el azufre y el mercurio ordinario eran
las formas más aproximadas. Hablaban de cuatro elementos: la tierra, el agua, el aire y el fuego, y
de cuatro cualidades o naturalezas: el calor, el frío, la sequedad y la humedad. En presencia de
estas cualidades, y gracias al influjo de los planetas, los metales se formaban en las entrañas de la
tierra bajo la acción del azufre y del mercurio.
Unas cualidades perfectamente expresadas por Paracelso en su Teoría de los Cuatro Vientos:
«Los Espíritus de los Cuatro Vientos cumplen un papel similar en la vida interior del hombre, y
son Euro, viento del este; Céfiro, viento del oeste; Auster, viento del sur; y Bóreas, viento del norte.
El viento del este, fuerza de “conservación”, es cálido y seco; húmedo y frío es el viento del oeste,
la fuerza de “putrefacción”; cálido y húmedo el viento del sur, fuerza “resolutiva”; frío y seco el
viento del norte, la fuerza de “coagulación”. El proceso de nutrición -asimilación y excreción- no
podría darse sin la colaboración de la interacción de estas cuatro fuerzas. La fuerza de putrefacción
actúa sobre la digestión: los alimentos, como el grano de maíz en la tierra, se pudren para que su
vida se transforme en vida humana. De manera similar, podemos trazar los otros tres procesos que
tienen lugar en el cuerpo humano y que consisten en preservación, condensación y coagulación,
mientras que la naturaleza de estos “Vientos” aproxima nuestra conciencia más íntimamente
cuando consideramos la forma en que la vida anímica del hombre se mantiene en movimiento
merced a estas cuatro influencias, como las fuerzas conservadoras se revelan como causa de todos
los recuerdos: las fuerzas de coagulación como causa de los hábitos rígidos, que petrifican la vida;
la fuerza de resolución rebelándose en el flujo de sentimientos, el río de las emociones en continuo
cambio. Goethe alude a la fuerza de putrefacción como el “Stirb und Werde”, la muerte y devenir
del hombre. El hombre es la marioneta inconsciente de los Espíritus causales de los Vientos, que
traen consigo la sequía, la lluvia, las heladas y el calor, y mantiene la envoltura aérea de la tierra en
perpetuo movimiento, al igual los vientos interiores actúan agitando el alma humana. La vida de
las criaturas terrestres, todo lo sano y fructífero, depende del equilibrio entre las heladas y el calor,
entre la sequía y la humedad.»
280

«Paracelso ha presentado a los cuatro vientos que mantienen en movimiento la envoltura aérea de
la tierra con los mismos atributos -frío, húmedo, etc.- que da a las “Complexiones”. Ya que los
vientos no son el “Aire”, sino aquello que da al aire las características que le diferencian en cuatro
tipos de aire y que merced a su intercambio de actividades proporcionan vitalidad al aire. Como
resultado de esta vitalización, de esta “vida”, se permite a la Tierra dar vida futura a las plantas,
animales y hombres. La vida del aire se corresponde con la vida anímica del hombre sin
desarrollar: sus presentimientos, sus deseos y él mismo llevarán el “sello” del clima de su alma.
Paracelso ha llamado a estos poderosos Entes que gobiernan el clima de la Tierra los “Cuatro
Maharajáes.”»
«El doctor Sigsmund Bacstrom creía que si un médico podía establecer armonía entre los
elementos de la tierra, el fuego, el aire y el agua, y podía unirlos en una piedra -la piedra filosofal,
simbolizada por la estrella de seis puntas o por los dos triángulos entrelazados-, dispondría de los
medios para curar todas las enfermedades. El doctor Bacstrom afirmaba, además, que a él no le
cabía la menor duda de que el fuego -el espíritu- universal y omnipresente de la naturaleza “lo
hace todo y lo es todo en todo”. Por atracción, repulsión, movimiento, calor, sublimación,
evaporación, desecación, condensación, coagulación y fijación, el fuego -el espíritu- universal
manipula la materia y se manifiesta en toda la creación. Cualquier individuo que comprenda estos
principios y los adapte a los tres departamentos de la naturaleza se convierte en un verdadero
filósofo.»
«El hombre que llegue hasta el corazón del secreto será el amo de los cuatro elementos. Dominará
el fuego, el aire, el agua y la tierra. En su corazón estarán el calor, la liberalidad, la ternura y la
fidelidad. Encarnará las cuatro virtudes de la Iglesia: la prudencia, la templanza, la fuerza y la
justicia; las cuatro virtudes de Platón: la sabiduría, la valentía, la continencia y la probidad; y los
cuatro atributos de Sankaracharya: el discernimiento, la serenidad, las seis joyas de la rectitud y el
ansia de libertad. Siempre obrará, en fin, en nombre de las cuatro letras sagradas de IEVE.»
La naturaleza esencial de cada elemento se expresa de forma oculta mediante el símbolo y el
carácter peculiares que le corresponden.

Fuego
El primer elemento, el fuego simboliza el principio radiante que es el más alto de todos. Es la
primera posibilidad de la materia, el hálito espermático del azufre capaz de fecundar la potencia
mercurial, la penetración por la palabra, o sea la luz pura simbolizada por este principio radiante,
materializado en lo que significa lo ígneo, de lo cual el fuego es el emblema.
El fuego ha acompañado a la humanidad desde sus comienzos, cuando era un dios adorado e
imprescindible. El fuego, Hijo del Sol, ha sido un elemento decisivo para el desarrollo humano y
ha estado presente en la mayoría de cultos y ritos.
Según la teoría de los cuatro elementos la materia en sí no existe. Lo único real son ciertos estados
de la misma en relación con el mayor o menor grado de intervención del elemento que lo
conforma. Por lo que aparecen tres estados básicos: sólido, líquido y gaseoso. Respectivamente
tierra, agua y aire. El cuarto elemento, el fuego, es el intermediario entre estos estados. La mayor o
menor presencia de calor o fuego los transforma o transmuta. Derrite los sólidos, evapora los
líquidos o por su ausencia condensa estos últimos. La liberación o absorción de calor determina el
estado de la materia.
Los alquimistas aceptaban el fuego como símbolo universal porque es el único elemento mediante
el cual podían controlar los metales, como “agente de transformación”, pues todo nace del fuego y
a él vuelve.
281

Aire
El segundo Elemento, el Aire se refiere a todos los principios gaseosos, informes, expandibles,
sutiles y volátiles. El aire o energía gaseosa y sutil, corresponde a la levedad e inestabilidad de lo
emocional, a la primera construcción de lo cosmogónico, a la sublimación de lo fluídico, a la
transmisión de toda posibilidad, al soplo del aire como causante de la generosidad de las lluvias y
la generación vegetal, y también al alma superior, la que está por encima de la superficie de las
aguas.

Agua
El tercer Elemento, el Agua se refiere a todos los principios acuosos, líquidos, fluidos, e incluso
solventes. El agua es gas condensado, o energía fluídica, capaz de generar pero también de corroer.
Toda materia es ablandada por el agua, que igualmente siempre encuentra un cauce y que es capaz
de adaptarse a la forma que le toque. Corresponde al peligroso y atractivo psiquismo inferior.
También a una condensación de lo aéreo y por lo tanto a una progresiva solidificación, a una
transformación de aquel principio radiante, de aquella primera emanación que se expresó por un
soplo que, al coagularse, se presenta en estado líquido.

Tierra
El cuarto Elemento, la Tierra se refiere a todos los principios sólidos, estables, consolidados, firmes
o coagulantes, tanto en niveles físicos, emocionales, mentales o espirituales.
La tierra es el receptáculo y a la vez contiene en su seno a los restantes principios, elementos, o
estados de la materia, y es la energía solidificada de esa materia, el súmmum de su densidad y de
sus posibilidades de concreción. Corresponde a la gran madre, a la potencia del acto permanente, a
lo pasivo en continuo movimiento, a la última manifestación de la perfección universal, espejo de
la perfección de su creador.
«Estos cuatro elementos están constituidos por los tres principios alquímicos: el azufre, el mercurio
y la sal, que interactúan constantemente entre sí como a su vez lo hacen estos elementos entre
ellos.»

El éter
«Hay un quinto elemento que es el éter, al que se suele simbolizar en el centro de una rueda de la
cual irradian los otros cuatro principios, y alrededor del cual giran. Es pues su origen al que
constantemente retornan y la oculta raíz de todo, un “motor inmóvil” más relacionado con el No
Ser que con el Ser, con lo auténticamente metafísico, lo invisible, lo inexpresable, lo
verdaderamente desconocido, lo que está por encima de la corona, que todavía apoya sobre la
cabeza, emblema del cuerpo mineral.»
En la teoría de los elementos, el centro corresponderá al quinto elemento, es decir, al éter, el
primero de todos ellos según el orden de producción. La quintaesencia, en definitiva, la unión del
cuadrado con el círculo, la estrella, el loto, los círculos concéntricos, el círculo con punto central…
282

Representación simbólica de la Obra Alquímica


Numerosos son los símbolos que fueron utilizados por los alquimistas, como numerosos son los
lugares donde quedaron reflejados, tanto en obras literarias como en obras arquitectónicas. De lo
último, destacan las obras de Fulcanelli, El misterio de las Catedrales, y Las moradas filosofales, en las
que realiza un amplio recorrido por los lugares donde poder encontrar muchos de esos símbolos,
espacialmente en las catedrales góticas, y en las moradas o lugares donde habitaron y trabajaron
muchos alquimistas, principalmente en Francia. Según describió ese misterioso personaje, “el
secreto de la alquimia es que existe un medio de manipular la materia y la energía de manera que
se produzca lo que los científicos contemporáneos llamarían un campo de fuerza. Este campo de
fuerza actúa sobre el observador y le coloca en una situación privilegiada frente al Universo. Desde
este punto de vista privilegiado tiene acceso a realidades que el espacio y el tiempo, la materia y la
energía suelen ocultarnos. Es lo que se llama la Gran Obra”.
Si se representa simbólicamente la inmutable acción divina que ordena el mundo en forma de un
eje estático y vertical, el “curso” de la Naturaleza es entonces una espiral que se enrosca en torno a
aquel eje, de manera que con cada vuelta realiza una etapa o un plano de la existencia. Es el
símbolo antiquísimo de la serpiente o el dragón que se enrosca en torno al eje o al árbol del
Universo.
Casi todos los símbolos de la Naturaleza se basan en la espiral o en el círculo. El ritmo de ese
constante “arrollar” y “desarrollar” de la Naturaleza, el del “solve et coagula” alquímico, se
representa por medio de la doble espiral, esquema que aparece asimismo en los dibujos
zoomorfos. Con esto se relaciona también la figura de las dos serpientes o los dos dragones que se
enroscan en direcciones opuestas en torno a una vara y que representan las dos fases antagónicas
de la Naturaleza o las dos fuerzas primordiales.

La Tabla de Esmeralda

«Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para
cumplir los prodigios del Uno.», dice la Tabla de Esmeralda.

Se dice que Hermes Trismegisto escribió 42 libros que hablaban del simbolismo, la magia, el poder
de la numerología, la geometría, la salud y la Alquimia, entre otros muchos temas. Todos aquellos
escritos se comunicaban mediante poemas y textos en jeroglífico egipcio, que posiblemente eran
cantados en los templos egipcios. Estos 42 libros, permanecían guardados en los templos egipcios
de Isis y se consideraban libros sagrados iniciáticos, de gran poder para aquellos que los siguieran
con un corazón puro. Quizás el libro o las enseñanzas más conocidas de Hermes sea la “Tabla de
Esmeralda”, un gran texto alquímico cargado de simbolismo.
283

La Tabla de Esmeralda es un texto breve, de carácter críptico, atribuido a Hermes Trismegisto,


cuyo propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones.
Su contenido se resume en trece puntos expresados de modo simbólico, ya que su sola lectura no
revela su significado. Expresa en esas pocas líneas el secreto de la Gran Obra, un pasaje directo
para la perfección. La Tabla de Esmeralda es una vía directa para dicha finalidad.
«Su padre es el Sol, su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, la Tierra fue su nodriza».
Aquél que lo entienda quizás tenga el acceso al Conocimiento y a la Sabiduría, al Todo, al Uno, al
Universo…

La estrella de siete puntas Vitriol

La imagen de la estrella de siete puntas Vitriol revela el profundo conocimiento de los grandes
alquimistas como Paracelso. Muestra su conocimiento sobre la influencia de los siete planetas en el
curso de la energía vital en el ser humano e incluso en el cuerpo viviente de nuestra Tierra.
La representación muestra tres formas geométricas diferentes: Un círculo, un triángulo y una
estrella de siete puntas.
En el doble círculo las 7 palabras que forman la frase “Visita Interiora Terrae Rectificatur Invenies
Occultum Lapidum” que significan “Busca en el interior de la Tierra y rectificando encontrarás la
piedra oculta”. Las iniciales forman la palabra VITRIOL la fórmula alquímica adoptada por la
Francmasonería: Para la Francmasonería moderna su sentido es: «Este tesoro escondido, último
objetivo de la iniciación hermética, instruye a los ignorantes, sana las enfermedades del espíritu,
del alma y del cuerpo, enriquece a los pobres y, de modo general, transmuta el mal en bien. No es
una substancia, es un estado de ánimo que confiere poderes de acción e influencia.»
El triángulo representa la trinidad de cuerpo, espíritu y alma, y en las inscripciones de los ángulos:
“Anima”, “Spiritus”, “Corpus”, junto con los símbolos del Sol, la Luna y un cubo. En alquimia,
Sulfuro, es el alma, el principio que mueve. Mercurio es el espíritu, el principio que conecta. La Sal
es el cuerpo, el principio solidificante. En el interior de los 7 brazos de la estrella, los símbolos de
planetas: El Sol, Venus, Mercurio, la Luna, Saturno, Júpiter y Marte.
En el centro de la estrella de siete puntas “Vitriol” hay un rostro con las dos manos a izquierda y
derecha y dos pies. Estas cuatro extremidades se refieren a los cuatro elementos: En una mano hay
una antorcha, que representa el elemento fuego, en la otra mano hay una vejiga de aire -Vesica
piscis- que representa el elemento aire; un pie está en la tierra y el otro en el agua. El quinto
elemento a menudo se pasa por alto, pero se sienta encaramado en el trono de arriba en forma de
la doble ala de Hermes. Los cinco símbolos que representan a los elementos están ordenados en un
pentágono de tamaño normal. Junto a los pies, un rey y una reina sentados con los símbolos del sol
y de la luna en sus cabezas, que representan el poder de la naturaleza.
284

Las siete sílabas químicas


Destaca en la alquimia la prolífica utilización de símbolos en los que más que representar unos
conocimientos, lo que predomina era enmascarar sus significados. Los alquimistas designaban los
diferentes metales con los mismos símbolos que los planetas, y en muchos casos les daban los
mismos nombres: Sol para decir oro; Luna para la plata; Mercurio para el azogue; Venus para el
cobre; Marte para el hierro; Júpiter para el estaño, y Saturno para el plomo.

El escritor y filósofo Manly P. Hall, en el libro Las Enseñanzas Secretas de Todos los Tiempos,
recoge esta curiosa referencia sobre lo que denomina “sílabas químicas”: «Según De Monte-
Snyders, cada uno de estos caracteres constituye una de las sílabas de una palabra que tiene siete
sílabas y que representa la materia prima, o primera sustancia del universo. Como toda la
sustancia está compuesta por siete poderes que se combinan según determinadas leyes cósmicas,
la séptuple constitución de Dios, el hombre y el universo encierra un gran misterio. Acerca de estos
siete caracteres, De Monte-Snyders escribe lo siguiente: “Quien quiera conocer el verdadero
nombre y carácter de la materia prima sabrá que, combinando estas figuras, se forman sílabas y
con ellas, el verbum significativum.”»
Siete sílabas, siete signos, siete planetas, siete metales. En apariencia, los tres signos del centro se
corresponden con los símbolos de los planetas Marte, Venus y Mercurio, las dos primeras similares
a los símbolos que representan lo masculino y lo femenino. Siete sílabas que aparecen
representadas en el dintel de una puerta mágica muy llamativa.

La Puerta Alquímica de Roma

La llamada Puerta Mágica o Alquímica, ubicada en la Plaza Vittorio Emmanuel, en Roma, muy
cerca de la estación Termini. Sobre un muro de la plaza hay un extraño pórtico que data del año
1680, cuyo friso muestra símbolos herméticos propios de la alquimia. Según el alquimista Eugène
Canseliet, las inscripciones y aforismos latinos que las acompañan son propias de los antiguos
tratados del Arte y completan una verdadera fórmula para hallar la piedra filosofal. La puerta
procede en realidad de una mansión del siglo XVII que perteneció al marqués de Palombara, cuya
afición por la Obra era conocida. En el vano de la puerta hay siete símbolos astrológico-alquímicos,
en los que se muestran los planetas y sus metales asociados, además de varias frases latinas que
aluden a distintas fases del proceso alquímico. Estos símbolos, según los historiadores, estarían
tomados del libro “Commentario de Pharmaco Catholico” (1666), de Johannes de Monte-Snyder.
285

Sobre el dintel hay un círculo que en su interior contiene el Sello de Salomón y sobre él, el símbolo
del Sol con una cruz encima.
Esta enigmática creación artística está envuelta por una misteriosa leyenda, recogida en una obra
del abad Francesco Cancellieri, según la cual un alquimista apareció cierto día en el Palacio del
Marqués de Palombara, solicitando utilizar su laboratorio para obtener la Piedra Filosofal. Tras
una noche de intenso trabajo, el extraño personaje escapó por una ventana, dejando a su paso
pequeñas porciones de oro y un manuscrito repleto de extraños símbolos, los mismos que ahora
pueden verse esculpidos sobre el dintel, los soportales y el pie de la Puerta Mágica.

Palombara creyó que el joven había descubierto cómo transformar los metales en oro y decidió
inscribir esas fórmulas en la puerta de su casa por si alguien podía entenderlas y descubrir así el
secreto de la alquimia. Para completar el misterio de la puerta, ésta se encuentra custodiada, a
ambos lados, por unos monstruos que últimamente han sido identificados como dos imágenes del
dios egipcio Bes, un semidiós del antiguo Egipto, de naturaleza demoníaca, cuyo culto tuvo mucha
difusión en el mundo romano.

El atanor

«El atanor es la representación simbólica del útero materno, la matriz de Gaia, el origen de la vida
y la fuente de la inmortalidad, que era el fin último de la operación alquímica, el Elixir, o la Piedra,
o el polvo de proyección.»
El ‘atanor’ es un tipo de horno alquímico utilizado por los alquimistas, capaz de mantener un calor
constante durante largos períodos, en el que se cuecen los Principios continuamente, y los
elementos minerales que de ellos derivan, los cuales llevan dentro de sí esta división tripartita. En
este instrumento se producía la cocción en que los alquimistas buscaban encontrar el elixir de larga
vida, el oro alquímico y la piedra filosofal. El mundo entero es un Atanor donde constantemente se
separan, se juntan y se resuelven, el Azufre, el Mercurio y la Sal.
286

La palabra proviene del árabe al-tanur que significa precisamente horno. Cada maestro se
construía el suyo propio para regular el tipo y la intensidad de calor que debía desprender de
acuerdo con las distintas manipulaciones que llevara a cabo.
Fue descrito como “un hornillo que tiene forma cuadrada o de prisma, dentro de una torre que
comunica por un tubo con uno de los lados. Esa torre se llena de carbón, se enciende y el calor se
traslada al hornillo a través del tubo que hace que el calor se conserve constante y a la misma
temperatura”.

El matraz

El matraz, cuyo nombre proviene del griego ‘mytra’ que significa ‘matriz’ era una especie de
pequeño alambique en el que se destilaban los distintos materiales o sustancias usados por los
alquimistas. Esférico en su base se prolongaba por un lado mediante un tubo cónico y servía para
la maduración lenta de los compuestos. Designado por algunos como una X, los adeptos lo
llamaban “la cruz de San Andrés”. Un recipiente que representaba el fundamento del gran secreto
alquímico, pues en él actuaban los componentes que terminarían convirtiéndose en oro, el
producto final, la Piedra o el Elixir.

El alambique

El alambique es un aparato utilizado para sublimación y la destilación de líquidos mediante un


proceso de evaporación por calentamiento y posterior condensación por enfriamiento. Por la
acción del calor, las sustancias pasan del estado sólido o líquido al gaseoso, y los vapores que
emite salen por la parte superior del aparato y se enfrían en un serpentín situado dentro de un
recipiente refrigerado por agua. El líquido resultante se recoge en un depósito situado al final.
También utilizaban los crisoles y retortas, recipientes de barro, porcelana o terracota, resistentes a
las más altas temperaturas, en los que se producían las fusiones de los metales.
287

El Sol y la Luna
Así reza el punto IV de la Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto: «Su padre es el Sol y su
madre la Luna. El Viento lo lleva en su vientre. Su nodriza es la Tierra.»

El Sol y la Luna, fueron los símbolos por excelencia en la Alquimia y aparecen por doquier en
numerosos dibujos que configuran los tratados sobre esta materia. Y parece una evidencia deducir
que, simbólicamente, el Sol representa el calor y la Luna el frío. Dos estados opuestos y variables
en la materia, sean cuales fueran los elementos que la componen, en cuyo interior se contiene la
energía.
El Sol es la sustancia que provoca todas las reacciones –agente-, en el seno del fuego secreto -
paciente-, rompiendo su equilibrio químico, y haciendo que este actúe como motor de todas las
reacciones en el seno del compuesto. Representaba al oro, la quintaesencia de todos los metales, el
fin mismo de la alquimia e incluso el elixir de la vida, la piedra filosofal, la Gran Obra.
La luna representaba el principio volátil de la Gran Obra, es decir, la plata. Una luna compacta,
simbolizaba al oro blanco. En la alquimia la luna es un símbolo andrógino, que representa el rey y
la reina en su boda química.
«La Obra alquímica no es el descubrimiento de una técnica… es la percepción de un proceso
existente».
«Esta piedra de luz es, desde luego, el prototipo de la piedra filosofal de los alquimistas».

Según la tradición alquímica, se atribuye a Nicolás Flamel haber conseguido la piedra filosofal, y a
este éxito se podría deber el hecho de que haya sido considerado un personaje distinguido en el
mundo de la alquimia. El propio Flamel diseñó la lapida de su tumba, que se conserva en el Museo
Cluny de París, en la que destacan los símbolos del Sol y la Luna entre tres apóstoles.
288

La cruz de Nicolás Flamel

Conocida como la “Cruz Alquímica”, consiste


onsiste en una serpiente enroscada en una cruz, aunque hay
otra versión que incluye una corona y alas sobre la serpiente y la cruz. Este
ste símbolo aparece en “El
Libro de las Figuras Jeroglíficas” de Nicolás Flamel, un alquimista francés del siglo XIV. Según
Titus Burckhardt en su libro “Alquimia”, la “serpiente crucificada” simboliza el control de la
fuerza vital para que no se disipe y la conversión del pensamiento en una conciencia equilibrada e
intemporal; la cruz en la que está la serpiente representa el cuerpo como microcosmos. Las alas y la
corona que aparecen en la parte superior de la versión de la Cruz de Flamel significan la victoria
de la espiritualidad sobre el materialismo.

Los animales
En la Alquimia, los cuatro elementos se asimilan a los Seres
eres que los pueblan: Las Salamandras al
Fuego, los Gnomos a la Tierra, los Silfos al
a Aire, y las Ondinas y Nereidas all Agua.
El fénix, el dragón, el águila, el león, la salamandra… son símbolos de animales más utilizados en
la alquimia. El murciélago
lago y la liebre significan lo intangible y lo corporal. Los pájaros caídos en
tierra aluden a la «derrota» de lo volátil. El cuervo en alquimia representa el momento del proce
proceso
alquímico de putrefacción; la a salamandra representa el momento del proc proceso alquímico de la
calcinación. En este sentido cabe tener en cuenta que el león, el toro y el halcón, los anima animales
relacionados con el Sol, constituyen una referencia al vigor y a la energía que dominan el Universo.

En numerosas ocasiones, las figuras de los animales aparecen representadas junto con el Sol y la
Luna, además de diferentes colores. El blanco, el amarillo
marillo y el rojo representan los tres colores
principales de la medicina alquímica, hermética y universal, una vez
vez desaparecida la negrura de la
putrefacción.
289

El Uróboros, el dragón

«El dragón del caos o de la naturaleza indómita descansa sobre el árbol de la materia prima psíquica, que
hunde sus raíces en el reino terrenal de la materia prima cósmica. Los siete soles corresponden a los siete
metales, los siete planetas y las siete fases de la obra. Del Sol en el centro parten dos rayos, que representan la
fuerza masculina y la fuerza femenina. Entre ellos, planea el águila bicéfala del mercurio andrógino; es negra,
blanca, amarilla y roja, por lo que reúne los cuatro colores principales de la obra. En cierto modo, el dragón es
la forma inicial del mercurio, y el águila, su forma definitiva.»

El Uróboros, era el símbolo del eterno retorno, una imagen muy popular en la antigüedad. El
símbolo tradicional, el uróboros, consistía en un dragón o una serpiente que se muerde la cola con
la boca y crea un círculo sin fin. El uróboros simboliza el ciclo eterno de las cosas, también el
esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar
de las acciones para impedirlo. Destaca el detalle del dibujo del uróboros representado con los
símbolos del sol y de la luna.
El Uróboros es un símbolo de la asimilación de los opuestos, un símbolo de purificación, que
representa los ciclos eternos de vida y muerte, que tiene el significado de infinito, del tiempo y la
continuidad de la vida. Es un proceso de ‘retroalimentación’ al tiempo que es un símbolo de
inmortalidad, ya que se dice que el uróboros se autodestruye para darse la vida a sí mismo.
La figura de las dos serpientes o los dos dragones que se enroscan y se muerden mutuamente
estaba ya muy difundida en el arte antiguo irlandés y anglosajón. En la imaginería románica
aparece con mucha frecuencia y desempeña un papel destacado en la ornamentación de las
construcciones sagradas, considerado como la ‘firma’ de ciertas escuelas cristiano-herméticas.
Ese mismo motivo se asocia también al símbolo del nudo cuyo significado cosmológico radica en
que las dos cuerdas anudadas se unen tanto más estrechamente cuanto más se tira de ellas para
separarlas, lo cual, entre otras cosas, sugiere también la mutua neutralización de las fuerzas en el
estado de «caos».
A veces, uno de los dos reptiles que representan el azufre y el mercurio es alado, y el otro, áptero;
o en lugar de dos reptiles, luchan entre sí un león y un dragón. La ausencia de las alas sugiere
siempre el carácter ‘sólido’ del azufre, mientras que el animal alado, ya sea dragón, grifo o águila,
representa al ‘volátil’ mercurio. Los antiguos utilizaban el cinabrio en polvo por su fuerte color
rojizo para las pinturas con las que decoraban las paredes de sus casas. Desde entonces el cinabrio
era denominado “la sangre de los dragones”.
El dragón significaba en la alquimia multitud de símbolos. Un dragón alado era el mercurio, y un
dragón sin alas el azufre. Un dragón de fuego representaba el fuego, y un dragón verde
representaba el agua. La expresión “matar al dragón” significaba reducir los metales a una
condición no metálica para que así pudiera asumir una nueva alma.
290

La salamandra

La salamandra es el espíritu del fuego, por lo general se representa exhalando fuego o envuelta en
llamas. Tiene la sangre tan fría que las llamas no le dañan en absoluto. Como símbolo, representa
el alma virtuosa capaz de salir de las llamas de la tentación sin sufrir ningún daño.
En el centro inflamado de la tierra, en la región del fuego, viven las salamandras que se atribuyen
propicias para los hombres sabios.
La salamandra como el dragón se puede representar por sí sola en todas las etapas de la obra,
según aparezca: con patas, con aletas, con alas o sin ninguno de estos apéndices; puede habitar en
el agua, en la tierra o en el aire y, en forma de salamandra, incluso en el fuego. El símbolo
alquímico de la salamandra se aproxima al símbolo oriental del dragón del Universo, que vive
primero en el agua en forma de pez, para elevarse luego al cielo como animal alado.

El fénix

El fénix es un ave fabulosa, semejante a un águila, que según los antiguos era única en su especie,
perecía quemándose y renacía de sus propias cenizas. Simboliza el renacer, pues cuando veía
llegada su hora, construía un nido con plantas aromáticas, que se incendiaría con los rayos del sol
y el ave perecería en él. De las cenizas de ese nido y del ave, renacería una oruga, que se
convertiría en otra ave fénix.
Para los herméticos medievales el fénix era un símbolo de la consecución de la transmutación
alquímica, un proceso equivalente a la regeneración humana. Representa el elemento fuego, su
esencia y su poder. Es una referencia a la necesidad de renovarse periódicamente. También se daba
el nombre de ‘fénix’ a una de las fórmulas alquímicas secretas.
291

El águila

En la alquimia, el águila simbolizaba la volatilización; cuando se le representaba devorando a un


león, este simbolismo está estrechamente relacionado con Ave Fénix que renacía de sus propias
cenizas. El águila simboliza el mercurio completo, en sí masculino y femenino. También representa
la transformación del vil metal en oro, el final de lo impuro y el resurgir de lo puro.

El león verde

«Soy el león verde, el metal de Hermes Trismegisto, el mercurio filosófico, la sangre de la Piedra filosofal, el
viento que sopla en el corazón de los elegidos.»

El león verde representa al vitriolo, un líquido utilizado con frecuencia por los alquimistas, muy
corrosivo y simboliza la materia cruda en estado crudo. El vitriolo puro es un ácido que corroe
cualquier cosa, excepto el oro. El león rojo representa esta misma materia después de diversas
operaciones.
El león verde devorando al sol es más que un símbolo alquímico, es una metáfora que trata sobre
el sulfato líquido verde llamado “vitriolo” que purifica la materia, dejando atrás el oro dentro de la
materia. Para los alquimistas naturalistas, el verde de la metáfora del león describió el proceso por
el cual las plantas utilizan los rayos del sol para facilitar su propio crecimiento, un proceso
conocido como fotosíntesis.
El león que vence al dragón equivale al azufre que cristaliza, que ‘fija el mercurio; un león alado o
un grifo leonino pueden representar la unión de ambas fuerzas y tienen el mismo significado que
la imagen del andrógino, en el que se unen ambos sexos.
292

La serpiente

Símbolo que representaba lo femenino. Símbolo de protección, pero también símbolo de


destrucción, prueba evidente del profundo dualismo encerrado en la serpiente. Fuente de fuerza
que tiene que saber dominarse porque es potencialmente muy peligrosa al representar tanto la
vida, como el caos y la muerte. Aparece en el caduceo de Hermes Trismegisto y forma parte del
Báculo de Esculapio, que es el símbolo de la Medicina.

El Rebis

El Rebis, es un ser mitológico similar al ser humano pero hermafrodita con dos rostros. Aparece
con frecuencia en oscuros textos de alquimistas. Simboliza la dualidad, la perfección, el ideal
inalcanzable. La figura aparece rodeada de múltiples símbolos de la alquimia: El sol y la luna,
cinco estrellas con sílabas químicas, la escuadra y el compás en las manos, de pie sobre un dragón
verde que hecha fuego por la boca, a su vez sobre una esfera alada, que comprende el círculo, el
cuadrado y el triángulo. Todo el conjunto enmarcado en un huevo alquímico.
293

La Rosacruz. La rosa crucificada

El símbolo original de la Fraternidad Rosacruz era una rosa jeroglífica crucificada en una cruz. A
veces se utilizaba en relación con sus actividades el símbolo de una cruz saliendo de una rosa. Por
lo general, la cruz se levantaba sobre un calvario de tres escalones.
La rosa y la cruz, que representan la redención del hombre mediante la unión de su naturaleza
temporal inferior con su naturaleza eterna superior. La rosacruz es una figura jeroglífica que
representa la fórmula de la panacea universal.
La antigua historia de los Rosacruces se remonta a las escuelas de misterios del antiguo Egipto,
una de las sociedades secretas más misteriosas del mundo.
«Christian Rosacruz, supuesto autor de Las bodas alquímicas, fue la persona que, junto con otras
tres, fundó la Sociedad Rosacruz, sociedad cuyos orígenes fueron en la Europa medieval y que
surgió relacionada con la actividad de la alquimia. Existen dudas con respecto a si el nombre –
rosacruz-, procedía del símbolo de la rosa y la cruz o si era una mera pantalla para engañar a los
profanos y ocultar más el verdadero significado de la Sociedad. Es probable que el simbolismo
rosacruz sea una perpetuación de los principios secretos del Hermes egipcio y que la Sociedad de
los Filósofos Desconocidos sea el verdadero eslabón que conecta la masonería moderna, con su
cúmulo de símbolos, con el antiguo hermetismo egipcio, que es el origen de aquel simbolismo. La
Orden Rosacruz prácticamente desapareció de Europa y, a pesar de las afirmaciones en contrario,
es verdad que en la Masonería, el Grado 18, habitualmente conocido como Rose-Croix, perpetúa
muchos de los símbolos de los alquimistas del fuego rosacruces. La Fraternidad de la Rosa Cruz es
un órgano augusto y soberano que manipula a su antojo los símbolos de la alquimia, el cabalismo,
la astrología y la magia para alcanzar sus propios fines.»
La masonería también cuenta entre sus símbolos con el hexagrama, que aparece plasmado en
motivos decorativos de las logias, así como en objetos y obras de arte de cariz masónico. El uso
mágico o esotérico del hexagrama como símbolo tuvo una gran importancia en la práctica y la
iconografía alquímica, siendo representado en numerosos trabajos sobre la Gran Obra como
emblema del fuego y el agua.
294

La glándula pineal

«En el esoterismo, la glándula pineal es el vínculo entre los estados objetivos y subjetivos de conciencia o, en
términos exotéricos, entre los mundos visibles e invisibles de la naturaleza».
Manly P. Hall

Durante siglos los alquimistas creyeron que la personalidad y la mente jugaban un papel
fundamental para conseguir la transmutación de los objetos materiales, y por encima de todo,
obtener la transmutación del alma del practicante. Desde mucho tiempo antes, el fundamento de
esas creencias ya se focalizaban en un pequeño órgano situado en el cerebro humano con el que se
personificaba la unión mística entre el cuerpo y el alma: la glándula pineal.
Desde tiempos ancestrales existió la creencia de que esa glándula tiene una estrecha conexión entre
el cuerpo, el alma y el espíritu. En muchas culturas y religiones se dio y se sigue dando una
especial importancia como si fuera un sentido interno, un “sexto sentido”. Se cree que este sentido
es como un modo de percepción que directa e intuitivamente ofrece puntos de vista a las esencias
o naturalezas verdaderas de los objetos que son percibidos. Frecuentemente este sentido sutil o
interno está relacionado con el sentido del ojo humano como un símbolo de esparcimiento de luz,
cognición y verdad. Por lo que es llamado “el tercer ojo”, “ojo interior”, u “ojo de la mente”, un
apelativo común entre los místicos que experimentaron la luz divina.

En el cerebro humano hay una glándula minúscula, llamada cuerpo, glándula pineal o epífisis, que
ya los antiguos consideraron que era como un “ojo sagrado”. Su tamaño es el de una pequeña
nuez, con forma de piña o cono de pino y su peso es de unos 150 miligramos. Es una pequeñísima
protuberancia ubicada en el centro del cerebro, sobre la base del mismo, en el hipotálamo, y posee
la capacidad de proporcionar habilidades sensoriales extraordinarias, como la intuición y la
conexión dimensional o espiritual con el ‘todo’ y es considerada por algunos como un “Tercer Ojo”
biológico. Sobre la función de este órgano, el filósofo francés Descartes lo definió como la “Silla del
Alma”.
La glándula pineal tiene la estructura similar a la de un ojo, es considerada vestigio de un tercer
‘ojo primitivo’ y en algunos reptiles cuenta con células que actúan como fotorreceptores de luz,
como lo hace la retina, una estructura comparable a la de un vítreo, sustancia de tipo gel entre la
retina y el cristalino del ojo; además tiene una estructura similar a una lente. Es como un “tercer
ojo”, el “ojo de la mente”, un centro de espiritualidad y de discernimiento espiritual que se puede
desarrollar en una persona.
295

La glándula pineal humana es considerada como una puerta dimensional del ser humano, porque
segrega hormonas que inducen al sueño y a estados alterados de conciencia. Los esotéricos creen
que esta glándula tiene la capacidad de ser ‘estimulada y refinada’ para recibir información
multidimensional y poder establecer contacto con otros planos de la realidad, para el desarrollo de
un sexto sentido, o perfeccionar los sentidos de la vista, el tacto, el gusto, etc.
La glándula pineal es una glándula del sistema endocrino ubicada entre los dos ventrículos
cerebrales, a la altura del entrecejo. Aunque no se conoce bien su funcionamiento –hasta hace poco
más de 50 años se pensaba que era un excedente de la “evolución” sin una función determinada,
acaso solamente el centro de numerosas especulaciones. Hoy se sabe que segrega melatonina, una
hormona cuya producción se ve afectada por la luz. La oscuridad hace que secrete melatonina y es
por esto que es más fácil dormir en la oscuridad. Esta hormona es un neurotransmisor que juega
un importante papel en el trastorno afectivo estacional “la depresión invernal”; interactúa con el
sistema inmunológico; tiene propiedades de antienvejecimiento y actúa como antioxidante. Otra
de las hormonas que segrega es la Dimetiltriptamina –DMT-, un compuesto que se encuentra de
forma normal en la naturaleza, del que muchas culturas, indígenas y modernas, ingieren como
psicodélico.
«La DMT es responsable de la visualización de imágenes en estado de sueño, es tan potente que
puede llevar la consciencia del hombre a través de viajes en el tiempo y las dimensiones. En el
estado inmediato antes de la muerte, se produce gran cantidad de DMT, por eso se le atribuye la
capacidad de ingresar la consciencia en dimensiones superiores observando seres desencarnados y
ángeles luminosos. LA DMT logra estados místicos espontáneos, al nacer, en estado de reposo y al
desencarnar activando la clarividencia.»
Esotéricos occidentales y científicos interesados en unificar las tradiciones espirituales siguen
intentando encontrar una correspondencia filosófica de este sentido interno. Desde hace varias
décadas, este sentido interno está siendo asociado con la glándula pineal, basado en puntos de
vista científicos acerca de la sensibilidad a la luz de esta glándula.
«Que la glándula pineal podía ser un órgano para percibir una luz invisible fue claramente
atisbado por el pensamiento védico. En los Upanishads se habla del ser humano como una entidad
compuesta por 10 puertas. Nueve de ellas -los ojos, las fosas nasales, los oídos, la boca, la uretra, y
el ano- llevan hacia fuera, a la percepción del mundo exterior. La décima puerta, el tercer ojo -
ubicado en el ajna chakra, en el entrecejo, en el caso de Shiva, entre una guirnalda de serpientes- es
el puerto de acceso a los mundos interiores -al decir interiores la referencia es a las habitaciones
interiores de la mansión de la mente de Dios, donde yacen los mundos superiores, las dimensiones
astrales-. El tercer ojo es siempre, a través de diversas culturas, la apertura divina –la visión
holográfica– dentro del ser humano. En el Bhagavad Gita se habla de la apertura de esta puerta en
el momento culmen.»
En los tiempos modernos, famosos autores, pintores y poetas han descrito el Tercer Ojo y la
glándula pineal como el “secreto perdido” de la Masonería. No es de extrañar, entonces, que los
conos aparezcan regularmente en toda la decoración Masónica. Se representan en el arte Masónico,
que cuelgan de los techos de las Logias Masónicas, y están grabados en piedra en edificios
construidos por la Masonería en todo el mundo.
La glándula pineal tiene la forma de un pequeño cono de pino, de ahí su nombre. La glándula
pineal es muy parecida al fruto de las coníferas. Está situada entre los ojos y hacia el centro del
encéfalo, pero hacia la altura de la frente. Allí es donde las religiones hinduistas y budistas colocan
el símbolo del ojo de la luz. Como su nombre indica, la pineal es la piña sagrada humana, el ojo
único, que no se puede abrir hasta que Juram -el fuego sagrado- ‘resucita’ y atraviesa los sellos
sagrados que en Asia reciben el nombre de “las Siete Iglesias”.
La importancia que los pueblos más antiguos dieron a esta glándula es la causa por la que las
‘piñas’ o los ‘conos de pino’ aparecen en numerosos lugares como un auténtico símbolo.
296

El cono de pino

Las piñas utilizadas como arte decorativo simbolizan la fertilidad y la inmortalidad.


El ‘cono de pino’ es un símbolo esotérico y ocultista del conocimiento y del ‘tercer ojo’, es decir, de
la famosa glándula pineal. De ahí su nombre: pineal, de pino. La piña, se ha relacionado con la
glándula pineal humana, de hecho su parecido es grande.
El símbolo del cono de pino es uno de los emblemas más misteriosos que se encuentran en el arte y
la arquitectura antigua y moderna, ya que el cono de pino alude al más alto grado de iluminación
espiritual posible. Esto fue reconocido por diversas culturas antiguas, y el símbolo se puede
encontrar en las ruinas de los indonesios, babilonios, egipcios, griegos, romanos y cristianos.
También aparece en dibujos de tradiciones esotéricas como la Masonería, Teosofía, el Gnosticismo
y el Cristianismo esotérico. El cono de pino posee el mismo significado para todos y simboliza un
órgano vestigial secreto, la ‘glándula pineal’ o ‘Tercer Ojo’.
Muchas culturas antiguas incorporan imágenes del cono de pino en su arte y arquitectura
espiritual. Los dioses paganos de Babilonia, Egipto, México y Grecia se asociaron con el cono de
pino, y los bastones de estos dioses aparecían a menudo adornados con el cono de pino.

Los sumerios, los asirios y babilónicos representaron a sus dioses portando el cono de pino en su
mano que representaba el poder de la regeneración.
Los dioses son mostrados con un cono de pino en una mano y con un cubo de agua en la otra,
representando el alimento y el agua de la vida eterna y de la inmortalidad.
297

Para los sumerios, al igual que para los antiguos egipcios y para muchas culturas de la antigüedad
la glándula pineal se consideraba de gran importancia dado que creían que regulaba el flujo del
pensamiento y que funcionaba como un portal hacia dimensiones superiores, relacionadas con la
intuición, la sabiduría y el conocimiento profundo. Los egipcios representaron la glándula pineal
como el “Ojo de Horus”. Representado como un halcón peregrino, Horus deidad egipcia de los
cielos, es uno de los dioses de mayor importancia en la mitología egipcia. Su ojo encarna uno de
los talismanes más poderosos, al estar asociado con la restauración, la salud, y la protección.

La relación entre el Ojo de Horus y la glándula pineal tenía un claro nexo en Egipto. Existen
representaciones que parecen indicar que los egipcios tenían conocimientos de la glándula pineal
asociados con un tercer ojo, u ojo espiritual.
Es como si el ‘Ojo de Horus’ fuera una representación del tálamo como el globo ocular con el
cuerpo calloso de las cejas arriba y el bulbo raquídeo –tallo cerebral- y el hipotálamo siendo las dos
marcas de abajo. Si esto es lo que pretendían dibujar, llamándolo el Ojo de Horus, ¿sugiere que los
antiguos egipcios consideraban el cerebro medio como el foco de la conciencia o de la conciencia
divina o la conciencia de Horus?
El Bastón de Osiris es un símbolo mágico y mitológico de inmortalidad y de vitalidad. Este bastón
de origen egipcio o fenicio, constituye una representación fálica. Consiste en una vara gruesa
rematada por una piña o cono de pino que fue usada en ritos un tanto lujuriosos del mundo
antiguo. Como fruto del pino, constituye un poderoso símbolo de la vida y de la fertilidad, los
romanos lo asociaban con Venus, la diosa del amor, y es uno de sus emblemas. Los misterios
griegos también llevaban una vara simbólica, cuyo extremo superior tenía forma de piña, llamada
el “Tirso de Baco”.
298

«El simbolismo del cono de pino no pasa desapercibido para las culturas antiguas. En la India, la
tradición hindú enseña a los seguidores a despertar el Tercer Ojo activando las ‘siete chakras’. Es
un ejercicio antiguo, que todavía se practica hoy en día, llamado Kundalini Yoga. Se afirma que
afecta directamente a la conciencia humana, al desarrollo de la intuición, al aumento del
autoconocimiento, y a desencadenar el potencial creativo. Curiosamente, el símbolo esotérico del
kundalini yoga es el caduceo, un símbolo que cuenta con dos serpientes antitéticas.»
El cono de pino es un símbolo de la glándula pineal, activada a través del encauzamiento de la
energía kundalini. La forma conífera de esta glándula hizo que se le llamara ‘pineal’ o relativa al
pino, según fue acuñado por el médico griego Galeno. La presencia del cono de pino puede
observarse en el báculo del Papa y tiene un gran significado. Para la religión católica significa el
Poder de Dios. Está representado en los Museos Vaticanos, donde una inmensa escultura del cono
de pino está flanqueada por dos pavos reales.

La escultura llamada ‘Pigna’ se encuentra en el Cortile della Pigna, un patio del Vaticano, y hoy se
considera la estatua de cono de pino más grande en el mundo.
El cono de pino del Vaticano es una escultura colosal y antigua también conocida como el ‘piñón’.
De origen romano, se encontró en la Edad Media en los Baños de Agripa, se encuentra en el
complejo de los Museos del Vaticano desde hace muchos siglos. Se trata de una gran escultura de
bronce con forma de piña que fue descubierta en el Renacimiento en el lugar en el que, en la época
imperial romana, estaba el Campo de Marte.
299

Simbolismo del ojo

Los órganos de los sentidos son las ventanas y puertas de nuestro cuerpo al mundo exterior y
determinan nuestras percepciones y experiencias de ese mundo. Pero existe algo más que la
normal actividad de los sentidos humanos al tocar, ver, escuchar, oler y probar. Según muchas
culturas y religiones, donde realmente se encuentra la noción de ese mundo reside en un sentido
interno. Un sentido que se cree que actúa a modo de percepción que ofrece puntos de vista a la
esencia o la naturaleza verdadera de los objetos percibidos. Frecuentemente este sentido sutil o
interno está relacionado con el ojo como un símbolo de esparcimiento de luz, cognición y verdad.
Es el llamado “ojo interno”, “tercer ojo” u “ojo del corazón”, común entre los místicos que
experimentaron la luz divina. El “Ojo que Todo lo Ve” es un poderoso símbolo esotérico que
originariamente era “un mayor poder espiritual o Dios, un atento vigilante de la humanidad o una
parte espiritual despertado dentro”. Hoy día simboliza el control y la dominación por parte de
sombrías élites, pero su uso original era bastante diferente.
A lo largo de la historia ha habido una fuerte tradición a través del tiempo, los continentes y las
culturas en la utilización del simbolismo del ojo, del “ojo que todo lo ve”, para representar
generalmente una fuerza benevolente, creadora, vigilante, que ayuda y protege a la humanidad y
representa una parte espiritual que se encuentra dentro de uno.
Estos dos símbolos, el cono de pino y el ojo dentro de un triángulo, aparecen en numerosas iglesias
y templos por todo el mundo. En la Catedral de la Ciudad de México puede observarse el Ojo de la
Providencia en más de un altar y en los motivos pineales, que podrían confundirse como meras
decoraciones, en la estructura de la nave. También decir que en la espiral que forman los conos de
pino se ha observado la secuencia Fibonacci y la proporción del número áureo, así que además de
una connotación esotérica, tiene una armonía estética que podría atraer sin la necesidad de una
significación oculta.
300

Egipto. El Ojo de Horus

El “Ojo de Horus” es uno de los símbolos más conocidos del Antiguo Egipto. Representa el Udyat,
“el que está completo”. Es un símbolo solar, que tradicionalmente ha representado el orden, el
estado perfecto, aquello que está imperturbado. Se le asocia habitualmente a la estabilidad
cósmico-solar.
El símbolo de Osiris era un ojo abierto, en honor del Gran Ojo del universo: el sol. En el antiguo
Egipto, el ojo derecho de Horus, el dios del cielo, era su ojo solar y el izquierdo era el ojo lunar.
Este último simboliza el poder de la luz y fue uno de los amuletos de protección más sagrados y
poderosos de la magia egipcia. En oposición al principio activo y radiante del fuego fecundo, el
calor y el movimiento, era el principio pasivo y receptivo de la naturaleza.
«Es conocido que Horus, engendrado a partir del cadáver de Osiris, sobre cuyas caderas se posó
Isis convertida en halcón hembra, vengó a su real padre matando en enconado duelo a su asesino
Seth y le arrancó los órganos viriles, pero en la contienda perdió un ojo, y este ojo, prenda y
símbolo del amor filial, Thot lo llevó a Osiris muerto y se lo colocó sobre la lengua, haciéndole
recobrar la vida por arte de magia.»
El ojo derecho representaba el sol y la luz, por lo que también es conocido como “Ojo de Ra”, es sin
duda el más conocido ya que en el antiguo Egipto era uno de los amuletos más poderosos. Como
encarnación del sol, el ojo derecho poseía más poderes que el izquierdo ya que Ra era el dios más
poderoso de la mitología Egipcia. Este ojo se utilizaba como talismán protector a la hora de extraer
los órganos a las momias, para prevenir el temido “mal de ojo”, las traiciones, los encantamientos
y las miradas envidiosas.
El ojo izquierdo representaba la luna y la sombra, se usaba en menor medida que el ojo derecho,
sobre todo en ritos funerarios como una invocación de la divinidad.
«Por una parte tenemos la representación como un ojo único de Horus, el dios del Sol, hijo de
Osiris e Isis y como tal símbolo de la fusión de los opuestos –al igual que la glándula pineal yace
en el centro del cerebro, entre los hemisferios y entre los dos ojos-. Este símbolo parece haber
evolucionado en el símbolo cristiano del Ojo de la Providencia y en el masónico del Ojo dentro de
una pirámide truncada “el Ojo que Todo lo Ve”. En semejanza con el báculo de Osiris, en el cual
aparece un cono de pino con dos serpientes entrelazadas, sin duda uno de los símbolos más
poderosos, evocando el conocimiento, la medicina y la alquimia y posiblemente también a la
serpiente kundalini, la energía vital que se eleva desde los genitales hasta el tercer ojo y la
coronilla, a su paso encendiendo y depurando los centros energéticos.»
301

India. El Tercer Ojo

El dios hindú Shiva tiene tres ojos. El tercer ojo o chakra de la frente se conoce como el tercer ojo de
Shiva, poseedor de todo el conocimiento, que cuando se abre destruye todo lo que ve. Por lo tanto,
es un símbolo del conocimiento que destruye el mal y la ignorancia.
Según el hinduismo, todos tenemos un tercer ojo y es el centro nervioso más importante de todo el
cuerpo. Está ubicado en la frente, exactamente entre las cejas. También se lo llama el “sexto
sentido”, y está relacionado a las imágenes que están siempre presentes en nuestras mentes. Es el
ojo de la sabiduría, el ojo que todo lo ve.
«Tal vez nos encontramos con el precursor de lo que eventualmente se conoció como el ojo que
todo lo ve, en el Rig Veda, un texto sánscrito que se cree fue escrito hace más de 3.000 años y uno
de los textos más antiguos conocidos. En él hay muchas referencias al sol y a otras deidades como
siendo un ojo en el cielo, un ojo que revela la creación, o un ojo que nunca se cierra.»
El tercer ojo en la frente de las mujeres se llama ‘bindi’. Tradicionalmente lo usaban sólo las
mujeres casadas, y el día del casamiento el marido le pintaba el tercer ojo con su propia sangre.
El tercer ojo en la frente de los hombres se llama ‘tinaka’, y tiene forma alargada. Es de color rojo y
está hecho con polvo de plomo y pasta de sándalo, que juntos generan una pasta refrescante, ideal
para mantener la mente en calma y para un mejor visión de la sabiduría.
Se puede considerar esto como un símbolo de un alto nivel de conciencia despierta que los seres
espirituales avanzados tienen y que una persona común puede potencialmente alcanzar.
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Oriente medio. La Hamsa, el Ojo en la Mano

En el Medio Oriente el ojo que todo lo ve se ha conocido como un símbolo con la forma de una
mano con un ojo en el centro de la palma, llamada como Hamsa, Khamsa o Hamesh.
Es el símbolo de un ojo en la palma de una mano, normalmente la mano derecha. Es un símbolo de
protección contra el mal de ojo, la mala suerte provocada por los celos de los demás y el peligro en
general, y puede verse como un amuleto de la buena suerte en ese sentido.

Este símbolo también es conocido como la Mano de Fátima, un amuleto de protección que tiene
como función ayudar a prevenir todo tipo de desgracias y enfermedades que puedan aparecer.
Además de proteger contra la infidelidad y contra la ira, y tiene la forma de una mano abierta. Es
considerada un poderoso amuleto que actúa como protección contra la maldad, el mal de ojo, los
celos. La palabra ‘hamsa’ significa cinco y este número en la religión musulmana y hebrea tiene un
valor sagrado.
La ‘hamsa’ se ha utilizado durante miles de años y todavía está en uso hoy día como amuletos,
talismanes o adornos de pared. Parece tener sus orígenes en la antigua Mesopotamia con la mano
de Ishtar siendo un símbolo de la protección divina a pesar de que no contenía el ojo en la palma.
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El “Ojo que todo lo ve”

El ojo en el interior de un triángulo y rodeado de rayos de luz, semejando una estrella ardiente,
representa la Santísima Trinidad, un símbolo que significa la omnipresencia de Dios y el ‘Ojo que
todo lo ve’ observando la creación.
El signo de un solo ojo en la cultura popular refleja la omnipresente fortaleza que la élite ocultista
tiene en los medios de comunicación. Como símbolo cabalístico grabado en un talismán, el ojo
representa el sol, y simboliza a la Suprema Inteligencia, al Ojo-de-la-deidad-que-todo-lo-ve. Fue
originalmente esquematizado en la forma de un círculo con un punto central, pero luego
evolucionó hasta tomar la forma de un ojo abierto, y así se utilizó como talismán para protegerse
de encantamientos malignos, ataques, traiciones, mal de ojo y enfermedades de todo tipo. Un
“Ojo” comúnmente conocido como el “Ojo que Todo lo Ve”, “El Ojo de Dios” o “El Ojo de la
Providencia”, suele estar en el centro de una mano, o en el centro de un Triángulo -El Espíritu, la
Trinidad- y, en ocasiones, ese triángulo se halla en un Círculo -Dios, lo Infinito-.
«El Ojo que Todo lo Ve -también emblemático de la glándula pineal o tercer ojo del ser humano-
ha sido encontrado entre las ruinas de todas las civilizaciones en el mundo, lo que demuestra lo
que el hecho de una religión universal sobre toda la tierra en algún período remoto. Mientras
ahora restauramos esta religión universal, ponemos el ojo que todo lo ve en una pirámide».

La Divina Providencia es el plan que Dios tiene para el mundo, es representada por un símbolo
medieval de la mano que lleva incrustado un ojo en la palma, “el ojo que todo lo ve y la mano que
todo conduce”. Como término teológico la Divina Providencia indica la soberanía, la supervisión,
la intervención o el conjunto de acciones de Dios en el socorro de los hombres.
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“El Ojo que todo lo ve” representa la idea de que algo o alguien nos vigila. Según las diferentes
creencias, esto puede ser: Dios, la Ley, el Karma, algún Poder Superior, etc.
Puede simbolizar la Omnisciencia Divina, la Visión o Percepción Espiritual, la Intuición, la
Conciencia o el despertar de la Conciencia. Un símbolo de la divinidad se representa mediante un
triángulo y dentro de él un ojo abierto.

Para que el simbolismo del ojo contenido dentro de un triángulo sea el correcto, no debería ser
representado como un ojo normal, izquierdo o derecho, ya que el sol y la luna se corresponden
respectivamente al ojo derecho e izquierdo humano. Para que el simbolismo sea correcto ese ojo
debe figurar como ‘central’ o ‘frontal’, es decir, el ‘tercer ojo’, el ‘ojo que todo lo ve’ en perfecta
simultaneidad con el eterno presente.

“El Triángulo y el Ojo” es uno de los símbolos usados por la masonería actual.
305

El Ojo dentro de un triángulo se puede ver en una pintura de 1789 de la Declaración Francesa de
los Derechos Humanos, y también está en la parte posterior del billete de un dólar, flotando sobre
una pirámide egipcia, una imagen Masónica clara y evidente.
«Para los masones la pirámide es el símbolo de la construcción, la obra para llegar al Gran
Arquitecto o Dios. El ojo es el símbolo de Horus y también representa al Gran Arquitecto del
Universo, es decir a Dios. Para otros el ojo que todo lo ve simbolizaría el control del mundo, la
cúspide del poder mundial, una especie de recordatorio del poder de las élites financieras, lo que
en el billete de un dólar USA aparece demostrado claramente, ya que el ojo, instalado en la parte
superior de una pirámide, aparece dominando la parte inferior de la misma.»
El triángulo superior hace referencia a algo sutil que aún está por consumar: la luz del alma, la
providencia y el Campo Unificado de Conciencia, representado en este caso por el sexto sentido o
el ojo que todo lo ve.

Al observar detenidamente el billete de un dólar se pueden apreciar una gran cantidad de


símbolos esotéricos. El más destacable es la pirámide con el ‘ojo que todo lo ve’ en la cúspide.
Aprobado y puesto en circulación durante el gobierno del presidente estadounidense Franklin
Delano Roosevelt -masón de grado 32º del Rito Escocés-, para muchos este simple hecho
constituye sólo el punto de partida de una serie de relaciones simbológicas entre el billete de un
dólar y algunas sociedades secretas, en especial la Masonería.
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Esta pieza es conocida como “la pirámide negra del Hijo del Creador”. Se la llama así porque la
traducción de las inscripciones en dicha piedra dice: “El hijo del creador proviene de aquí”
La piedra es blanca y negra, con una pirámide de ladrillo de trece niveles grabado en ella, con un
ojo ingeniosamente incrustado en la cúspide de la pirámide.

«Hoy día, el “Ojo que Todo lo Ve” es más probable que sea considerado como un símbolo
‘Illuminati’ de control y vigilancia por parte de las élites que en gran medida dirigen este planeta
en este momento. Esto se debe a que, con el tiempo, las fuerzas siniestras oscuras se han
apoderado de los símbolos esotéricos que durante miles de años se utilizaban para transmitir
mensajes positivos de ayuda, elevación espiritual y principios éticos. El ojo que todo lo ve es un
excelente ejemplo de cómo los símbolos espirituales han sido secuestrados y trastrocados. En
realidad no se han realizado muchos esfuerzos por entender el significado original del símbolo o
reclamar por el significado espiritual que se transmitió inicialmente.»
307

VI
SIMBOLOGÍA MÍSTICA

Desde los albores de su conciencia, el hombre ha adorado y reverenciado objetos místicos como
símbolos de poder del mundo invisible, sobrenatural. En las sociedades primitivas, los símbolos
sirvieron para expresar cualidades esenciales de sus creencias religiosas. Son símbolos sagrados
que representan a un Creador, pero también a lo increado, a la vez que revelan unas realidades
superiores que se recubren con un ropaje formal, aunque conservan siempre idénticos aspectos
internos e invisibles.
Los símbolos sagrados son una representación de revelaciones sobrenaturales, consideradas
dogmáticas, que han sido utilizados en todas las tradiciones y culturas. Desde las sociedades
primitivas, desde los panteones de los edificios religiosos, hasta las actuales concepciones
monoteístas, las religiones se han formulado a base de símbolos para la representación de sus
principios dogmáticos y para los rituales de los actos litúrgicos. Muchas y variadas son las
creencias religiosas, aunque en el caso de occidente hay tres que confluyen en sus orígenes, pero
que divergen y hasta chocan en sus prácticas. Es el misterio de la trinidad que se genera por la
diversidad de las creencias humanas: Tres religiones distintas para un solo Dios verdadero.

Todas las religiones tienen sus propios símbolos que las distinguen, las definen y representan.
Símbolos a los que también se les atribuye un significado y un poder. Estos son los símbolos de las
tres religiones monoteístas más extendidas en occidente: la Cruz de los cristianos, el Sello de
Salomón de los judíos, y la Media Luna de los musulmanes.
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En lo que tiene que ver con simbolismos religiosos siempre se encuentran similitudes en todas las
religiones del mundo. Los vestigios de las religiones paganas en la simbología cristiana son
innegables, en especial los símbolos egipcios. Los discos solares de los egipcios se convirtieron en
las coronillas de los santos católicos. Los pictogramas de Isis amamantando a su hijo Horus,
concebido de manera milagrosa, fueron el modelo de nuestras modernas imágenes de la Virgen
María amamantando al niño Jesús. Prácticamente todos los elementos del ritual católico, la mitra,
el altar, la comunión, el acto de ‘comerse a Dios’, se tomaron de ritos mistéricos de anteriores
religiones paganas… Nada en el cristianismo es original. El Dios precristiano Mitras, llamado “hijo
de Dios y Luz del Mundo”, nació el veinticinco de diciembre, fue enterrado en una tumba
excavada en la roca y resucitó al tercer día. Curiosamente, también el veinticinco de diciembre es la
fecha del nacimiento de Osiris, de Adonis y de Dionisos. Al recién nacido Krishna le regalaron oro,
incienso y mirra.

«Los símbolos religiosos antiguos suelen manifestar la solidaridad entre las estructuras de la
existencia humana y las estructuras cósmicas... al contemplarlos, el hombre sale de una situación
subjetiva para reconocer la objetividad de sus experiencias personales. Vivir un símbolo y descifrar
correctamente su mensaje implica la apertura hacia el espíritu y finalmente el acceso a lo
universal.»
Los símbolos místicos son una consecuencia del lenguaje esotérico en el plano astral, y ese es el
origen de ángeles, demonios, divinidades, fantasmas, y muchos otros fenómenos paranormales.

Pero no solo las religiones han atribuido poderes sobrenaturales a objetos aparentemente
materiales. Un amplio espectro de personajes que ostentaron el poder político y militar a lo largo
de la historia se rodearon de ese tipo de objetos sagrados, en la creencia de que se verían ayudados
y amparados por ese poder en los campos de batalla y en sus conquistas. Reyes, emperadores,
conquistadores, tiranos, sociedades secretas,… se obsesionaron en apropiarse de tan poderosos
309

objetos, o en encomendar su búsqueda. Objetos como el Arca de la Alianza, el Santo Grial, la Lanza
de Longinos o el Martillo de Thor, siguen conservando en la actualidad esa aureola de poderosos
talismanes, cuyos poderes les fueron dotados a través de múltiples leyendas y tradiciones.

El Arca de la Alianza

Fue construida según las instrucciones y medidas dadas por Dios, Yahvé, a Moisés. Es arca debía
construirse con madera de acacia y forrada de oro por dentro y por fuera, y con una tapa de oro
macizo. Un material altamente conductivo eléctricamente y otro completamente aislante. La
combinación de ambos bien podría transformar el cofre en un condensador eléctrico. El aire seco
del desierto lo iría cargando de electricidad estática hasta que una mano se atreviese a tocarlo.
Unas características que han dado lugar a teorías como la de que se trataría de un objeto con poder
energético, semejante a un generador eléctrico, o con capacidades tecnológicas.
¿Era esta la fuerza del Arca? ¿Un artefacto electrostático? ¿Un condensador eléctrico?
Según el Antiguo Testamento, la sola estructura del Arca la dotaba de poderes extraordinarios, ya
que fue utilizada en batallas o acciones por los judíos, o sobre cómo Josué pudo tomar la ciudad de
Jericó tras rodearla durante siete días transportando el Arca, a la vez que sonaban las trompetas.
Hay otras referencias de su poder mortífero, como por ejemplo, las que provocaron la muerte de
setenta hebreos al tocarla cuando trataron de ver su interior.
310

Se trata de un episodio apasionante de la historia, pues constituye uno de los secretos muy bien
guardados, ya que tiene sus orígenes en tiempos de los antiguos egipcios y desapareció en tiempos
de Salomón, y desde entonces es buscada como un símbolo que otorga extraordinarios poderes a
quienes la poseyeran. Hay quienes creen que fue robada en tiempos de Salomón y llevada a
Etiopía; otros, que se la llevó el emperador Tito en el año 70 d.C., cuando los romanos saquearon
Jerusalén. Hasta se señala a los Templarios como los responsables de su posterior hallazgo, y que
la pudieron haber llevado a Francia en secreto. Todavía hoy suscita el interés de grandes colectivos
que tratan de localizar su paradero, pues le atribuyen un poder sobrenatural.
«La existencia del Arca escondida en el Templo de Salomón se desprende de la historia misma del
Arca. El Arca fue enterrada debajo del templo de Herodes en Jerusalén. Aunque no hubiese sido
por Salomón es seguro que en la Jerusalén asediada, el Arca era el primer objeto que debía ser
sustraído a los posibles vencedores. Y los Templarios excavaron allí.»
Se presupone que fue encontrada y llevada a Francia por los nueve caballeros templarios que
fundaron la Orden. «Los nueve caballeros han acudido al Templo para descubrir, custodiar, y
llevarse algo particularmente importante, puesto que eran menester caballeros de armas; algo
particularmente sagrado que custodiar, y tenían que ser hombres que estuviesen por encima de las
pasiones humanas; algo particularmente valioso y peligroso, pues había que guardar un secreto
absoluto.»

Chartres Amiens
En las catedrales de Chartres y Amiens, en Francia, muestran sus fachadas y pórticos unos relieves
en los que aparece el Arca de la Alianza. En Chartres hay dos columnas, en una de las cuales se
muestra el Arca sobre una carreta tirada por bueyes, y en la otra, un hombre que cubre el Arca con
un velo, rodeado de cadáveres, en la que destaca un caballero vestido con cota de malla. Al pie de
ambas columnas figuran estas leyendas: «Archa: Cederis» «Hic. Amigitur. Archa. Cederis». En
Amiens, la figura de un arca aparece representada en el centro del pórtico de la entrada principal.
311

El Santo Grial

«El Santo Grial es un símbolo tanto del mundo inferior como de la naturaleza física del hombre,
porque los dos son receptáculos de las esencias vivas de los mundos superiores. Para los cristianos,
cuya fe mística destaca en particular el elemento del amor, el Santo Grial representa el corazón, en
el cual se arremolina el agua viva de la vida eterna. Los únicos que pueden encontrar la copa
sagrada son aquellos que se han elevado por encima de las limitaciones de la sensualidad.
Representa un simbolismo lleno de esoterismo con características sobrenaturales y secretos
iniciáticos más propios del mundo pagano que de las creencias cristianas.»
«En esencia, el Grial es un objeto de poder, una piedra esmeralda que según la leyenda cayó de la
diadema de Lucifer el día que se rebeló contra el Demiurgo.»
Su búsqueda, durante siglos, ha alimentado un sinfín de leyendas, hasta la obsesión del ejército
nazi de Hitler por hallarlo, pues una delegación alemana dirigida por Heinrich Himmler, jefe de
las SS visitó el monasterio de Montserrat en 1940 interesándose por el Grial.
Las leyendas del Santo Grial han sido, desde la Edad Media, fuente de inspiración para poetas,
escritores y músicos. En realidad se desconoce si esta leyenda tuvo sus orígenes en Europa, en
Arabia o en Asia. Pero aún es mayor la incógnita sobre lo que realmente era el Grial, incluso se ha
especulado que pudiese ser una piedra filosofal de origen celeste. También se interpreta que sería
una fuente de suprema sabiduría, que habría de dar el dominio sobre la Tierra a quien lograse
alcanzarla. Sólo los más puros serán dignos de experimentar los misterios del Grial, el objeto más
sagrado de todos, el cáliz de la última cena, el cual era un símbolo del camino hacia la plenitud, un
viaje gradual de mejoramiento personal hacia la inspiración y el poder espiritual. Beber de esta
copa sería garantía de salud y vida eterna.
Las leyendas no desvelan sobre lo que realmente era el Grial. Se cree que tal vez fue la copa de que
se sirvió Jesucristo en la Última Cena para la consagración, o quizá el cáliz que José de Arimatea
usó para recoger la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza del centurión
Longinos en el costado de Cristo, o que ambas fueran una única y misma copa.
Se cree que los cátaros tenían fama de poseer el cáliz de la última cena, el cual veneraban como el
símbolo perfecto de la dualidad entre el hombre y la mujer. Los cátaros fueron perseguidos y casi
exterminados por orden del Papa Inocencio III en una cruzada que concluyó con la destrucción y
saqueo de la fortaleza de Montsegur, en el sureste de Francia. Los soldados del Papa,
cuidadosamente, buscaron el Santo Grial entre las ruinas pero nunca lo hallaron.
Existe la suposición de que el Grial, hubiera viajado junto a una pequeña comunidad cristiana
hacia el Sur de Francia, o al país de Gales, Inglaterra, según la tradición de cada lugar. Es
significativo que en esa incipiente comunidad estaba María Magdalena, quien aparece además
como la esposa de Jesús y en cuyo seno llevaría su descendencia. Dicen que el Santo Grial se refiere
a los descendientes de Jesús. Según la teoría ardientemente debatida, Jesucristo contrajo
matrimonio con María Magdalena y tuvieron tres hijos, quienes llegaron a ser los gobernantes de
Europa. Los reyes merovingios reivindicaron este linaje que habría sido preservado a lo largo de la
312

historia por la Orden del Priorato de Sión. De hecho, hay quienes consideran que la expresión
Santo Grial proviene de “Sang Real” -Sangre Real-, lo cual entroncaría con la propia legitimidad al
trono de Jesús de Nazaret, quien descendía a su vez de rey David…

Cáliz de Valencia Cáliz de Doña Urraca en León


Sorprendentemente, hay varias copas a las que se atribuye ser el Santo Grial son exhibidas en
varios museos e iglesias. Una está en la catedral de Valencia y otra se custodia en la Basílica de San
Isidoro, en León. Algunos investigadores apuntan a que el Santo Grial podría ser el cáliz de Doña
Urraca que fue traído desde tierra santa en el año 1055 y entregado por los musulmanes al Rey de
León, Fernando I, padre de Doña Urraca.
Una de las primeras referencias al Grial o Graal se atribuye al escritor francés Chrétien de Troyes
en su novela épica El cuento del Grial publicada en 1176, que cuenta la búsqueda llevada a cabo por
el caballero Perceval, pero sin dar referencias claras sobre lo que era el Grial.
En Alemania, Wólfram von Eschenbach compuso otro romance en el que describía el Grial como
“una piedra mágica que de algún modo nutría y garantizaba la sabiduría a quien lo poseyera” y
que dio lugar a la famosa ópera de Richard Wagner Parsifal.
Otras leyendas y referencias sitúan el Grial en tierras de la antigua Corona de Aragón. Una de las
tradiciones en Aragón afirma que el legendario Santo Grial fue escondido durante siglos en las
montañas de Huesca y custodiado en el Monasterio de San Juan de la Peña. Conocedor de estas
tradiciones, el rey de Aragón, Martín I el Humano se hizo con esta preciada reliquia y la trasladó a
Zaragoza en 1399 y posteriormente, por petición del rey Alfonso V fue trasladada a la catedral de
Valencia, donde permanece expuesto y se venera desde 1347 bajo el nombre de Santo Cáliz.
En varias iglesias románicas de la zona de los Pirineos, en las pinturas del ábside aparece una
figura femenina bajo el Cristo del pantocrátor que sostiene en su mano izquierda una especie de
cuenco reluciente, radiante, que algunos atribuyen ser una referencia al Grial.
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Ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull –Lérida


Un grial, o graal, un cuenco radiante que aparece en pinturas románicas del siglo XII, del que no
existe referencia a que su relación sea con la sangre de Cristo. Un objeto sencillo, un cuenco de la
época de dominación romana en Judea. Un objeto cuyo uso habitual durante la Edad Media sería
contener vino o agua, pero nunca sangre… utilizado como símbolo de algo extraordinario,
poderoso, sobrenatural. Existe una referencia muy clara en el Evangelio de San Juan, en la que
Cristo se refirió a un “agua de vida eterna” y por lógica, cualquier representación mística de algo
que debía contener agua, aunque fuera milagrosa, tendría que ser un sencillo cuenco.
En el Evangelio de San Juan (4, 9-14) Cristo en el pozo de Jacob pide agua a una samaritana: «La
mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer
samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si
conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría
agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues,
tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual
bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta
agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino
que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.»

La Lanza Sagrada
Hay que destacar que la copa del santo Grial está asociada a la Lanza de Longinos, o Lanza del
Destino, y que estos dos símbolos son, en cierto modo, complementarios el uno del otro. El
simbolismo de la lanza está frecuentemente en relación con el ‘Eje del Mundo’. A este respecto, la
sangre que gotea de la lanza tiene la misma significación que el rocío que emana del Árbol de la
Vida. La lanza sagrada, como cualquier instrumento de guerra, es un símbolo fálico y de gran
poder. Simboliza la fortaleza debido a que es recia y no debe vencerse, ni atemorizarse ante el
enemigo.
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La Lanza Sagrada, o Lanza de Longinos, o Lanza del Destino, constituye uno de esos misterios que
ha perdurado a lo largo del tiempo. Se trata de la Santa Lanza que el centurión romano Longinos
habría clavado en el costado de Jesucristo en la Cruz, hecho que la habría dotado de poderes
únicos, y a la que las antiguas leyendas asociaban con el destino del mundo. La lanza, de la que
solo se conserva la punta de hierro de poco más de cincuenta centímetros de largo, fue recogida y
puesta a salvo por José de Arimatea, junto a otros objetos personales de Jesús, llegando hasta San
Mauricio, comandante de la Legión de Tebas, martirizado por Maximiliano, y que pasaría a
Constantino, dándole supuestamente la victoria en la batalla de Puente Milvio contra Majencio, en
las afueras de Roma.
La Lanza Sagrada fue tema de leyendas y relatos fantásticos en casi toda Europa. Los escritores
medievales vincularon estas sagradas reliquias con las aventuras del Rey Arturo y los Caballeros
de la Tabla Redonda, predominando la idea de que la lanza había sobrevivido, y quien la poseía
adquiría un poder especial. Este poder podía ser usado tanto para el bien como para el mal.
Otras leyendas conocidas sobre la lanza le atribuían un inconmensurable poder a su poseedor.
Según la tradición, todos los que la habían poseído a lo largo de la historia habían resultado
victoriosos en batallas y guerras. Cuando los persas tomaron la ciudad de Jerusalén en el año 615,
parte de la punta fue llevada a Constantinopla y de allí a la corte papal, en Roma, donde
supuestamente aún se guarda en la Basílica de San Pedro.
«La tradición afirma que en el año 732 el general Carlos Martel la sostuvo cuando derrotó a los
árabes en la batalla de Poitiers. Carlomagno llevó la Lanza de los Habsburgo en el siglo IX, durante
47 campañas victoriosas. La tradición también decía que a Carlomagno se le habían conferido
poderes de clarividencia. Carlomagno murió cuando dejó caer la Lanza Sagrada accidentalmente.
La Lanza pasó a manos de varios monarcas sajones, que fueron grandes conquistadores, entre ellos
el célebre Federico I de Hohenstaufen, conocido como Barba Roja, quien al partir hacia Jerusalén
durante la Tercera Cruzada, cuando se disponía a vadear un río en la actual Turquía, cometió el
error de dejar caer la Lanza. Poco después cayó al río y se ahogó. Napoleón se obsesionó con ella y
ya en el siglo XX cayó en manos de Adolfo Hitler y los nazis del Tercer Reich y trasladada a
Núremberg. Lo que probablemente atrajo a Hitler fue precisamente la leyenda que acompañaba a
la reliquia, la cual afirmaba que “quien la sostenga en sus manos, sostendrá, para bien o para mal,
el destino del mundo”.»
Actualmente existen cuatro lanzas santas censadas, la más famosa de las cuales se conserva en el
Palacio Hofburg de Viena, y otra en el Vaticano.

Tiziano pintó al Emperador Carlos V con la Lanza de Longinos sujetándola fuertemente con la
mano, pues según la tradición tenía también una terrible maldición, pues el que se separaba de ella
o la dejaba caer solía sufrir la más amarga de las derrotas en combate o incluso la muerte.
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La estrella de David

La Estrella de David, conocida también como el ‘Sello de Salomón’, es una superposición de dos
triángulos equiláteros -a menudo, también entrelazados- que forman una figura geométrica con
apariencia de estrella de seis puntas, o hexagrama a la que, tradicionalmente, para el judaísmo
tiene un gran valor simbólico y poder místico, relacionados con otros aspectos de importancia
considerable, tales como la magia o esoterismos de carácter espiritual o sobrenatural. La estrella de
seis puntas tuvo en origen un sentido mágico, se colgaba en las paredes para ahuyentar a los malos
espíritus, y los alquimistas la usaban para representar la conexión entre cielo y tierra.
La Estrella de David es uno de los más conocidos símbolos identitarios del judaísmo y de las
culturas hebreas, tanto en la Diáspora como en el moderno Estado de Israel.

La Mesa de Salomón

La Mesa de Salomón era un objeto sagrado que se guardó en el templo de Salomón una vez estuvo
construido, en el que el rey Salomón inscribió el ‘’Shem Shemaforash’’ o “Verdadero Nombre de
Dios” que según la tradición cabalística no debe ser pronunciado ni escrito, ya que en él estaría
plasmado todo el conocimiento del universo, la fuente de toda creación y la llave de la sabiduría y
el poder.
Un objeto místico al que se atribuye un gran poder por llevar grabado el Sello de Salomón, además
de ser un símbolo de riqueza, un mítico talismán que fue buscado afanosamente por los
Templarios, un objeto sagrado en el que el rey de Israel inscribió el Nombre del Poder. La Mesa de
Salomón contiene la clave secreta del conocimiento, que otorga a su poseedor un poder ilimitado,
pues algunas tradiciones apuntan a que la Mesa sujetaba un espejo mágico, y a través del cual se
podía ver la imagen de los “siete climas del Universo”, así como imágenes de otras épocas, del
pasado y del futuro.
Las referencias más antiguas siempre aludían a un espejo de cualidades prodigiosas, así como a
una misteriosa y enorme vasija llamada Mar de Bronce que era una semiesfera de cinco metros de
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diámetro fundida en bronce, colocada sobre doce bueyes, también de bronce, dispuestos según los
cuatro puntos cardinales.
Tras la destrucción del Templo de Jerusalén por el general romano Tito en el 70 d.C., los romanos
se habrían llevado la Mesa de Salomón, la Menorah y otros objetos valiosos a Roma. Así lo contó
Flavio Josefo: «Entre la gran cantidad de despojos, los más notables eran los del Templo de
Jerusalén: la mesa de oro, que pesaba varios talentos, y el candelabro de oro».
Los godos se habrían hecho con el tesoro del Templo de Jerusalén tras el saqueo de Roma en el 410
d.C. El historiador Procopio lo menciona expresamente entre las riquezas depositadas en Tolosa, la
capital del reino godo entonces. Un siglo después, éste acabaría siendo trasladado a Toledo ante el
avance de los francos, tras pasar por Carcassone, Rávena y Barcelona. Ese tesoro se depositó en
una enorme cueva denominada Cueva de Hércules, situada en Toledo, en la que según una
leyenda, Hércules habría guardado sus tesoros y cerrado su boca con un torreón o palacio que
aseguró con una gigantesca cerradura. En esta casa o cueva de Hércules, otros relatos también
sitúan la legendaria Mesa del Rey Salomón.
La noticia que se tiene de esta Mesa en la Península Ibérica aparece en las narraciones árabes de la
toma de Toledo por el conquistador árabe Tariq. La Mesa habría permanecido durante años en una
cámara que ningún rey godo se atrevió a abrir por la maldición que pesaba sobre ella, y que el
mismo hecho de la conquista del reino godo por un puñado de musulmanes confirmaba la
exactitud de aquella maldición y el poder mágico de la Mesa.
La mesa de oro que el tercer rey de Israel ordenó colocar en el Templo de Jerusalén, según el I
Libro de los Reyes (7,48), fue descrita posteriormente por algunos autores andalusíes como una
pieza -mesa o espejo- tallada en una única esmeralda con 365 patas, como los días del año. “La
Mesa estaba hecha de oro puro, incrustado de perlas, rubíes y esmeraldas, de tal suerte que no se
había visto otra semejante”, escribió el historiador árabe Al Maqqari. Ben Abu al-Hakam cuenta:
“Era una mesa de oro y diamantes, que tenía tanto oro y aljófar como no se había visto cosa igual.
Estaba valorado en doscientos mil dinares”. En algunas leyendas orientales la Mesa era de “berilo
verde con incrustaciones de rubíes y perlas, de 370 pies de diámetro”.
Cerca de Jaén también existió una cueva llamada de Hércules. Por lo tanto, existen leyendas que
indican que la Mesa y otros tesoros pudieron estar en el palacio o la cueva de Hércules, en Jaén. La
ubicación en Jaén del palacio o cueva de los reyes godos donde se guardaba la Mesa de Salomón
viene refrendada por otros datos históricos. Tariq estaba convencido de que la Mesa se encontraba
en el tesoro que los reyes godos custodiaban en algún santuario de Jaén. Otra leyenda relacionada
con tesoros de los templarios menciona que el lagarto de la Fuente de la Malena, en Jaén, guarda la
Mesa de Salomón.

La Menorah o el Candelabro de Siete Brazos


Otro de los tesoros albergados en el Templo de Salomón fue la Menorah o candelabro de siete
brazos, el símbolo por excelencia del pueblo judío. Descrito en la Biblia como un candelabro
fabricado en oro puro, con su base, su tallo, sus cálices, sus globos y sus lirios saliendo de él… Es
un candelabro o lámpara de aceite de siete brazos, uno de los elementos rituales del judaísmo y
asimismo uno de sus símbolos más antiguos. Representaría los arbustos en llamas que vio Moisés
en el Monte Sinaí (libro del Éxodo, 25). Es uno de los símbolos oficiales del Estado de Israel,
apareciendo en su escudo.
317

Se cree que los siete brazos del candelabro representaban: El brazo del centro el Espíritu de Yahvé.
Los siguientes dos brazos el Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia. A continuación los brazos del
Espíritu de Consejo y Poder. Y los que se encuentran a cada extremo del candelabro el Espíritu de
Conocimiento y de Temor a Yahvé (Isaías 11:2)
Según la historia, se encontraba en el Tabernáculo, y luego en el templo de Salomón. Se cree que
formó parte del tesoro saqueado del templo por los soldados del emperador romano Tito y fue
llevado a Roma en el año 70 d.C.

En conmemoración de aquella gesta, el emperador Tito hizo levantar un arco de triunfo en el Foro
de Roma, en el que pueden verse en altorrelieves una procesión de soldados entrando en la
Ciudad Eterna portando entre otros objetos la Menorah.

El Pez

Ikhfhys -ΙΧΘΥΣ- es una palabra griega que significa ‘pez’. El símbolo del pez utilizado por los
primeros cristianos, cuya palabra en griego “Ichthus” (ΙΧΘΥΣ) representaba supuestamente unas
siglas en clave: “Iesous Cristós Theou Uios Soter”, que son un acrónimo en el que cada una de las
letras se corresponde con la inicial de una de las palabras de la frase: “Jesús el Cristo, Hijo del Dios
Salvador”.
318

La “Vesica Piscis” es un símbolo formado por la intersección de dos círculos iguales de forma que
parece el perfil de un pez, y fue empleado por los primitivos cristianos como un símbolo secreto,
para identificarse entre ellos cuando eran perseguidos en tiempos del Imperio Romano.
Representa una nueva era, la del pez, Ictus, llamada era de Piscis. Simboliza principalmente, el
vínculo existente entre Cielo y Tierra, Espíritu y Materia. Para los cristianos, el pescado es el único
ser que respira y vive en las aguas de la muerte, tal como hizo Cristo resucitando. Muchas casas,
paredes y estelas funerarias como la de la imagen se decoraban con este símbolo.

El pez también se interpreta desde la psicología arquetípica como símbolo de la verdad profunda
que se oculta bajo el agua para ser atrapada y salir a la luz. Que brilla en secreto en un primer
momento, y el pescador debe obtenerlo para alimentarse. En la Biblia aparece Pedro como
pescador, y Jesús simbólicamente se representaría como el guía a la verdad.
La ‘Vesica piscis’ además es la base de un estilo propio de un período histórico donde la búsqueda
espiritual era el centro de la sociedad y las construcciones se elevaban a las alturas en busca de la
conexión con Dios, siendo su forma la que inspiró la construcción del arco ojival o arco de punta
de las catedrales góticas.

El Cristograma
319

Un cristograma es un monograma o combinación de las letras IHS que forma una abreviación del
nombre en griego de Jesucristo, tradicionalmente utilizado como símbolo cristiano. Este
monograma se encuentra en numerosos relieves, a menudo en solitario, pues su sola presencia ya
es una representación de Jesús para los cristianos. Además a menudo se encuentra asociado con
otros símbolos también representativos de Jesucristo o muy cercanos a él simbólicamente.
El cristograma XP es el monograma de Cristo también llamado ‘crismón’. Consiste en las letras
griegas X (ji) y P (ro), abreviatura de XP(Christós), sobrepuestas. El cristograma comenzó a
aparecer en los primeros siglos de nuestra era, en las monedas romanas después del Edicto de
Milán (313 d.C.), con el que Constantino establecía la libertad de culto para los cristianos. El
cristograma figuraba a menudo dentro de un lábaro o estandarte usado por el ejército.
En el crismón suele estar flanqueado por las letras griegas A –alfa- y W –omega- que simbolizan el
principio y el fin. «El Alfa ∆ y el Omega Ω, el principio y el fin, el primero y el último es la
designación adoptada por Cristo mismo, quien es también llamado ‘el primero y el último’.»

Las reliquias
Las creencias en lo sobrenatural, a veces irracionales, provocaron en el pasado un deseo
desenfrenado por la posesión de reliquias de santos, ángeles, la Virgen, Cristo, y toda una serie de
objetos sagrados a los que se les otorgaba poderes milagrosos. Fue la propia jerarquía de la Iglesia
la que promovió el tráfico de este tipo de objetos, como una forma de afianzar la fe de los fieles,
además de suponer una lucrativa fuente de ingresos por la ambición de poseer estos objetos,
debido a las pasiones humanas que despertaron.
En los Evangelios se fomentan estas creencias al otorgar supuestos poderes sobrenaturales a
determinados objetos y lugares que estuvieron en contacto directo con Jesús, como la túnica, la
sábana santa, el santo sudario, los maderos de la cruz, los clavos, las espinas de la corona, la lanza
de Longinos, por las milagrosas curaciones que producían con solo tocarlas.
320

La cantidad de reliquias que proliferaron durante la Edad Media por monasterios, capillas, iglesias
y ermitas, hasta el punto de que no existía lugar que se preciase que no poseyese al menos una
reliquia importante, a las que se les otorgaba supuestos dones sobrenaturales. No tardaron en
alzarse voces críticas hacia este tráfico de reliquias, ya que se dieron situaciones absurdas, como el
desmembramiento de cadáveres de santos con el fin de obtener el mayor número de objetos de
culto posibles. No deja de sorprender que partes de los cuerpos mutilados reposen en iglesias
desperdigadas por diferentes iglesias o conventos, como las de Santa Teresa, cuyo corazón y brazo
incorrupto se exponen en la Iglesia de Alba de Tormes.

La estrella radiante

La estrella ardiente es un recurso decorativo profusamente utilizado en templos cristianos para


envolver y resaltar otros símbolos, como el ‘Ojo que todo lo ve’ o la paloma del Espíritu Santo. Esta
estrella es una reminiscencia del pasado asociada al culto a la estrella Sirio, una de las más
brillantes en el hemisferio norte, considerada por los antiguos egipcios como la más importante del
cielo.
«Desde los albores de la civilización a los tiempos modernos, desde las remotas tribus de África a
las grandes capitales del mundo moderno, Sirius era – y sigue siendo -, celebrada en la más alta
consideración. A pesar de la disparidad entre las culturas y épocas, los misteriosos atributos se
asocian con la “estrella del perro” en todo el mundo. Sirio es, invariablemente, asociada con la
divinidad y es considerada como una misteriosa fuente de conocimiento y poder para estas
sociedades secretas que por capricho de ellas nos mantienen en sustento y dependencia.»
La estrella Sirio tiene un gran simbolismo para muchas sociedades secretas. En la masonería se
enseña que la estrella ardiente es un símbolo de la divinidad, de la omnipresencia -el Creador está
en todas partes- y de la omnisciencia -el Creador todo lo ve y lo sabe-.

El Tetragrámmaton
321

El Pentagrama, cuando contiene letras o palabras mágicas, conocido como Tetragrámmaton se usa
en las tradiciones y rituales mágicos árabes, o en los rituales judíos. «La Estrella Flamígera o
Pentagrama Esotérico y también llamada la Estrella de los Magos, trazada adecuadamente en el
pavimento o en el muro principal de las Logias o en los Centros de Estudios Herméticos solo es un
bello y original adorno, sino también es un poderoso condensador de luz astral que enfoca la
atención de los hombres hacia lo misterioso, controla la influencia perversa de las malas entidades,
y atrae la bendición y ayuda de los Seres de la Luz».
El Tetragrámmaton es el símbolo y significaciones de los Elementos que en su conjunto forman un
Pentagrama o Pentáculo que expresa la dominación del espíritu sobre los elementos de la
Naturaleza, fuego, aire, agua y tierra, constituyendo un símbolo mágico muy utilizado como
talismán o amuleto, probablemente desde tiempos inmemoriales. Si el pentáculo o pentagrama se
encierra dentro de un círculo representa la unión con el espíritu y el universo. Los elementos de la
alquimia están representados uno en cada punta.
La palabra TE-TRA-GRAM-MA-TON que rodea el pentagrama es el nombre de la Divinidad, es el
Bendito Nombre Impronunciable, que en hebreo tiene cuatro letras: YOD-HE-WAW-HE. Cada una
de las cuatro letras del Tetragrama, yod he waw he está en correspondencia con cada uno de los
cuatro planos que conforman el Árbol de la Vida cabalístico, símbolo a su vez del Cosmos. Letras
que, según la cábala, son una especie de algoritmo de toda la creación, la cual está contenida en
ellas implícitamente.
En la Gran Pirámide de Gizeh, en Egipto, existe un acceso en la cara norte, originalmente
recubierto por varias capas de bloques de piedra, además de los de revestimiento, que está
compuesto por cuatro bloques de descarga en forma de caballete apoyados sobre un dintel
cuadrado. Dichos bloques y el dintel forman un hueco triangular, en cuya parte interior hay una
inscripción de cuatro signos, indescifrable y enigmática, conocida como ‘Tetragrama’ o
‘Tetragrámmaton’.

Entrada a la Gran Pirámide y el Tetragrama


Robert M. Schoch, doctor en Geología y Geofísica en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, en
su libro ‘El misterio de la Pirámide de Keops’, describe esa misteriosa inscripción: «La entrada a la
Gran Pirámide se encuentra en el lado norte y consiste en un cuadrado cobijado por un triángulo.
El cuadrado simboliza la palabra de cuatro letras: Yod-He-Waw-He, el Tetragrámmaton, la Palabra
Perdida a través de la que la Luz Divina creó todas las cosas en el plano material. El triángulo, un
símbolo de inmortalidad del alma, se eleva hasta un punto donde desaparece en el Infinito.
Thothnu Tastmona también se refiere al Tetragrámmaton, el Inefable Nombre de Dios, las cuatro
consonantes Y H W H, donde las verdaderas vocales son desconocidas y, por lo tanto, se
desconoce la pronunciación, el Sem Hemaforás. Tastmona cree que la identidad de Jehová está
codificada en las pirámides de Gizeh y parece que, para Tastmona, Jehová es un cometa o, más
concretamente, una tríada de cometas…. Si tienen o no algo que ver las cuatro letras bajo el dintel
de la entrada de la Gran Pirámide con el Tetragrámmaton es una cuestión abierta y no una dirigida
específicamente por el Doreal o Tastmona. Posiblemente las cuatro ‘letras’ de este tetragrama de la
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Gran Pirámide están relacionados con los conceptos clásicos de los cuatro elementos -tierra, aire,
fuego y agua- o con propiedades -humedad, sequía, calor y frío- o con el concepto gnóstico de que
la naturaleza, la sabiduría y la ciencia se basan en los cuatro Principios: Los gnósticos decían que
todo el edificio de su ciencia descansaba sobre un cuadrado cuyos ángulos eran el Silencio, la
Profundidad, la Inteligencia y la Verdad. (Manly P. Hall, 2003, p. 116, citando a Albert Price).»
Por el contrario, el filósofo Manly P. Hall, en el libro ‘Las Enseñanzas Secretas de Todos los
Tiempos’ señala acerca de la posible autoría de dichas marcas: «El Tetragrámmaton es un panel de
jeroglíficos situado encima de la entrada de la Gran Pirámide, del que un observador
despreocupado podría pensar que ofrecía una solución al misterio..., lamentablemente solo data de
1843 y se talló en tiempos del doctor Lepsius como homenaje al rey de Prusia.»
Se supone que la clave para comprender los arcanos menores es el Tetragrámmaton, o el nombre
de Jehová de cuatro letras, IHWH, el nombre sagrado de Jehová, Iahvé, IHWH.

Es una asombrosa curiosidad que este tetragrama aparezca representado en el trascoro de la


catedral renacentista de Jaén. El conjunto es un gran dosel construido con diversos mármoles que
está coronado con un medallón refulgente en cuyo centro, sobre un triángulo, está grabado en
letras hebreas el nombre que Dios reveló a Moisés en la zarza ardiendo, YHWH.

El triángulo o la pirámide es una representación que, por otra parte, aparece frecuentemente en
catedrales cristianas, con distintos símbolos y significados en su interior, como por ejemplo la
figura de un “ojo que todo lo ve”, casi siempre rodeados por una estrella ardiente.
Paracelso, médico suizo, nacido en 1493, fue un destacado personaje con amplios conocimientos de
medicina, magia y alquimia, escribió acerca de este poderoso pentáculo: «Yo no voy a tratar aquí
más que de dos pentáculos que son mucho más poderosos que los demás pentáculos, caracteres y
sellos. El primero se compone de dos triángulos, colocados uno sobre otro, de forma que
constituyen siete espacios y presentan seis ángulos exteriores; en estos seis ángulos, se escriben las
letras del nombre muy noble del dios Adonai. He aquí el primer pentáculo. El segundo es mucho
mejor, posee una virtud mucho más eficaz. Tres ángulos están enlazados de forma que constituyen
seis espacios y presentan cinco ángulos exteriores; en estos ángulos se escriben las muy poderosas
y nobles sílabas del nombre divino Tetragrámmaton, en el orden querido. Los israelitas y los
nigromantes judíos se sirven con frecuencia de estos dos pentáculos tan poderosos que son capaces
de combatir a los espíritus, al diablo, los maleficios, las obras mágicas, los hechiceros, mejor que
todos los demás pentáculos reunidos; ellos liberan a las personas forzadas por encantamiento, de
actuar contra su voluntad y su naturaleza o que sientan dolores durante determinados días y a
ciertas horas. Estos dos pentáculos pueden servir contra los espíritus que habitan los cuatro
elementos».
323

El Tao

En China, el Tao es el archiconocido y famoso


famoso símbolo que engloba a yin y yang. Los opuestos que
se contienen el uno al otro. Son inseparables y uno sin otro no tienen razón de ser, las energías
creadoras del TAO. Su u representación a través de un diagrama no es exclusiva y el diseño cambia:
su imagen
agen más conocida es el círculo dividido en dos mitades, una blanca y otra negra
negra, separadas
por una línea serpenteante y con sendos círculos más pequeños en cada una.
una
El Tao es el origen y esencia del Yin y el Yang, los mantiene en equilibrio rítmico; la llínea sinuosa
del símbolo asemeja dos ‘peces’ entrelazados, representa ese equilibrio. El yin y el yang serían una
dualidad que conforma todo el universo, siendo el primero el principio femenino y el segundo el
masculino, opuestos pero dependientes entre sí y, a veces, intercambiables.
«Cuando Lao Tse habla del Tao ao procura alejarlo de todo aquello que pueda dar una idea de algo
concreto. Prefiere encuadrarlo en un plano distinto a todo lo que pertenece al mundo. Porque el
Tao es como el espacio vacío para
ara que
qu se manifieste el todo. Existía antes del Cielo y de la Tierra,
dice, y, efectivamente, no es posible decir de dónde proviene. Es la madre de la creació
creación y fuente
de todos los seres. El tao engendró la unidad.»
unidad.
Esta palabra tenía un significado
ado espiritual y filosófico de “camino de la naturaleza” o ““camino de
los cielos”.. Las enseñanzas de sabios como Lao-Tse
Lao Tse y Confucio predicaban el abandono de nuestro
propio camino o para seguir, en su lugar, el “gran camino”.
camino”
El Tao es unaa palabra mágica para designar el todo: “La naturaleza verdadera de las cosas, siendo
un camino, es decir, un concepto cinético no estático”. El significado del Tao
ao depende del contexto
y puede usarse como término filosófico, cosmológico, religioso o moral.

El Martillo de Thor

El martillo del dios vikingo Thor es uno de los talismanes más populares de Escandinavia. La
leyenda cuenta que con él, esta divinidad protegía a los hombres y también al resto de los dioses
nórdicos de los temibles gigantes que habitaban en el reino de los
lo hielos.
324

Es otro de los objetos místicos de poder, afanosamente buscados por los nazis, en su creencia de
que les conduciría a la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Quizás es, junto con el Arca de la
Alianza, el que destaca especialmente por su capacidad destructiva.
Entre la religión, el mito y la leyenda de la mitología escandinava destaca Thor, personaje dotado
de poderes especiales y misteriosos por ser poseedor de un martillo mágico, un artefacto capaz de
emitir poderosos rayos para aniquilar a terribles gigantes.
La leyenda habla de un martillo mágico llamado Mjöllnir –que significa rayo-, que tenía varios
poderes, incluyendo el de lanzar rayos, no fallar nunca su blanco cuando era arrojado y después
regresar a la mano de Thor, quien debía usar guantes de hierro para protegerse a sí mismo del
poder de su poderoso martillo, emblema de los truenos, ya que estaba incandescente. Thor era
capaz de arrojarlo a gran distancia y su fuerza, que siempre era formidable, se multiplicaba por
dos cuando se ponía un cinturón mágico. Thor lo arrojaba a sus enemigos, los gigantes de hielo,
con gran poder destructivo.
«Thor, el Hércules del Norte, hijo de Odín, dios de los germanos, dios de los vientos y el señor de
las batallas, empuña la terrible maza de donde brota el rayo, se calza guanteletes de hierro, y lleva
además el cinto de fuerza o cinturón mágico que acrecienta su celeste poderío. Monta un carro con
lanza de hierro, cuyas ruedas giran sobre nubes preñadas de rayos, tirado por dos carneros con
frenos de plata y su temerosa frente está coronada de estrellas. Esgrime Thor su maza mágica con
fuerza irresistible contra los rebeldes gigantes helados a quienes vence, derrite y aniquila.»
El martillo de Thor era considerado tan sagrado por la antigua gente del Norte que ellos solían
hacer la señal del martillo, al igual que los cristianos hacían la de la cruz, para ahuyentar las
influencias malignas y asegurarse las bendiciones.

Las piedras sagradas


Fue común entre los pueblos antiguos el culto a las piedras sagradas. No lo eran por el material o
la forma sino porque en ellas se encarnaba la representación o la morada de alguna divinidad.
Eran piedras sagradas porque les servían para establecer una comunicación con esa divinidad. Los
íberos utilizaban las piedras sagradas en las que ponían epitafios mágicos que protegía a los
difuntos de los profanadores de tumbas, igualmente eran utilizadas para mantener contacto con
aquellos familiares que ya no estaban en este mundo. Semejantes a pequeños menhires de la
prehistoria, la piedra ben-ben de los egipcios, betilos, ómphalos, o las piedras negras son las más
conocidas y destacadas.

«La Piedra Benben es una reliquia que forma parte de la mitología del antiguo Egipto. Se cuenta de
esta mítica piedra que se encontraba alojada en el pasado en un santuario del complejo de templos
dedicado al dios Atum en Heliópolis. La Piedra Benben es conocida también como término
arquitectónico, ya que es el nombre que se da a la punta de un obelisco o a la piedra que remata la
325

cúspide de una pirámide. Este elemento arquitectónico también es conocido como piramidión.»
No se conoce exactamente lo que este objeto podría haber sido, aunque hay indicios de que, al
igual que los objetos sagrados utilizados por los sacerdotes egipcios, podrían haber sido una
piedra de forma cónica semejante a los llamados ‘lingams’ colocados en santuarios subterráneos
dentro de algunos templos hindúes.
Un betilo es un término que sirve para designar una piedra o roca sagrada. «Un betilo era una
piedra sin tallar ni esculpir, que en muchas ocasiones eran meteoritos caídos del espacio y a la que
se le rendía culto como símbolo de una fuerza espiritual. A los betilos se les adjudicaban poderes
semejantes a los amuletos mágicos que servían de protección a los viajeros y navegantes, pues se
dice que los protegía de las tempestades y los rayos.» Según la biblia, Jacob logró llenarse de
inspiración espiritual luego de recostar su cabeza sobre una piedra mientras dormía; una vez que
despertó supo que dicha piedra era un portal sagrado que lo conectaba con Dios, semejante a una
escalera por la que según se dice «los ángeles subían y bajaban de los cielos».

Un ‘ómphalos’ era una piedra sagrada de simbolismo religioso, a la que se le atribuían poderes
especiales, ya que a través de ella los griegos establecían comunicación directa con los dioses.
Existen piedras similares en otros centros de oráculo a lo largo de las tierras que bordean el mar
Mediterráneo, pero la más famosa es la que está en el oráculo de Delfos. A su forma ovalada y por
su función sagrada se le asemejan las cúpulas de las iglesias y catedrales.

De entre las piedras sagradas destaca la Piedra Negra de la Kaaba, que se sigue venerando en todo
el mundo musulmán. Se encuentra en la gran mezquita de la Meca, a la que acuden cada año
millones de peregrinos. Dicen que al principio era de color blanco y brillaba tanto que se podía ver
desde varios días de distancia de La Meca, pero que con el paso de los siglos se fue ennegreciendo
por las lágrimas de los peregrinos y los pecados del mundo.
326

Las Piedras Negras aparecen varias veces en el simbolismo religioso. «La llamaban Heliogábalo,
una palabra que se supone deriva de Elagabal, la divinidad solar sirio-fenicia. La piedra estaba
consagrada al sol y se le atribuían propiedades grandes y diversas.»
«Las piedras negras de origen meteorítico, habrían sido veneradas en santuarios desde tiempo
inmemorial. Tanta llegó a ser la fama de poder divino de tales rocas meteóricas que los romanos
las requisaron en los países conquistados para venerarlas todas juntas en un templo dedicado a la
Magna Mater -la Gran Madre- que construyeron en el Palatino de Roma. Allí lograron reunir la
piedra Kybele de Frigia, la Lapis Lineus de Anatolia, y El Gebel de Siria, entre otras. Y a ellas
acudía el pueblo en general para solicitar favores, especialmente los relacionados con la
fecundidad, tanto como con la fertilidad intelectual y espiritual. Esta veneración por las piedras
negras celestes llegó hasta la Edad Media. El ejemplar más famoso, puesto que su culto persiste
hasta nuestros días, es el de la negra roca basáltica conservada en el valle de Arabia donde se le
adora en el templo llamado Kaaba. Cuando los musulmanes conquistaron La Meca en el año 683 y
se apoderaron del templo de la Kaaba, destruyeron 360 ídolos que se encontraban en su interior,
pero respetaron, sin embargo la mencionada Piedra Negra.»
Muchas supersticiones populares sobre las piedras negras sobreviven durante la llamada edad de
las tinieblas. Destaca entre ellas la relacionada con la famosa piedra negra del asiento del trono de
la coronación de la abadía de Westminster, de la cual se dice que es la misma roca que Jacob usó
como cabezal.
Atendiendo a diversos simbolismos, parecería que la adoración de piedras meteoríticas caídas del
cielo explicaba en cierta forma el origen de la Vida y su renovación cíclica, por constituir la
plasmación material del estado espiritual. Según el simbolismo cabalístico tradicional, la Piedra
Negra Celeste está relacionada con todas las formas derivadas de la Diosa Madre Tierra o
asimiladas a ella.
327

Ángeles, Santos, Demonios…

Los símbolos de la muerte están siempre presentes en los lugares religiosos. La muerte ha sido
fuente inagotable de las creencias y religiones a lo largo de la historia y por todo el planeta. Y de
aquella fuente siempre manaron multiplicidad de libros sagrados, historias y anécdotas cuyos
argumentos y escenarios se desarrollan en la otra vida, en otra dimensión.
Los símbolos esotéricos son el lenguaje del plano astral, y ese es su origen, al igual que es la
ubicación de fantasmas, demonios, ángeles, seres divinos y todo lo paranormal.

Los pueblos antiguos utilizaban el plano astral para el conocimiento y trajeron de vuelta su
simbolismo para el uso en sus enseñanzas y templos.
Las religiones surgieron de aquello que es sagrado, término que significa veneración, respecto a
algo material o sobrenatural, lugares, cosas o ideas merecedoras de un respeto excepcional,
devoción y admiración, por lo que es inaceptable su transgresión, irrespeto o daño. Su antítesis es
lo demoníaco, la simbología del mal, del pecado, de la transgresión y del castigo.
Desde que nacieron las creencias religiosas, que tuvieron su origen en un Más Allá desconocido,
todos los pueblos y sus representantes religiosos, ya fueran chamanes, brujos, o sacerdotes,
siempre simbolizaron esas creencias como enfrentamientos entre las fuerzas del Bien y las fuerzas
del Mal.
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Seres antropomorfos con alas en la antigüedad


¿Seres sobrenaturales alados? ¿Ángeles y demonios guerreros? Las civilizaciones más antiguas que
se conocen fueron las mesopotámicas. En las mitologías sumeria, acadia y asiria, ya solían
representar a sus dioses como seres antropomorfos con alas. Los seres con forma humana y
dotados con alas fue una característica que perduró en el tiempo, se transmitió y fue adoptada por
otras culturas y pueblos como los babilonios, arameos y caldeos, todos ellos pueblos semitas que
representaron con alas a sus dioses y seres de apariencia sobrenatural que formaron parte de sus
creencias, mitos y leyendas.

¿Acaso el atributo de alas a la figura humana que hicieron los antiguos simbolizaba a personajes
que conocieron y que tenían el poder de desplazarse volando por el aire?
El atributo iconográfico de las alas adaptadas a las figuras antropomórficas de carácter divino tuvo
gran importancia en Egipto, afectando a numerosas deidades, algunas de ellas femeninas. Los
antiguos egipcios ya representaban a algunos de sus dioses y diosas con alas. En las tumbas
funerarias de los faraones y otros objetos se decoraban con figuras humanas con alas. Unas
representaciones que se remontan a varios miles de años antes de Cristo.
Igualmente hay muchos precedentes de seres antropomorfos con alas en la cultura griega. En la
mitología griega, Niké o Nice era la diosa griega de la victoria representada en una famosa
escultura la “Victoria de Samotracia”. También se la representaba a menudo como una pequeña
escultura alada en la mano de otro dios más importante, como Zeus o Atenea.

Eros, el dios griego de la fertilidad, siempre representado con alas, como en la conocida estatua de
Eros Farnesio, encontrada en la ciudad de Pompeya.
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Los personajes alados fue una peculiaridad simbólica utilizada por destacados personajes, como la
figura que aparece en el reverso de una moneda de oro de Alejandro Magno.

En la cultura romana se representaron figuras antropomorfas aladas, como el relieve del


basamento de la Columna del emperador Antonino Pio, en Roma, erigida en el año 161 d.C.
representando una apoteosis, en la que aparece el genio alado Eón elevando al emperador y a su
esposa hacia la inmortalidad ayudado por dos águilas de Júpiter.

También aparecen representadas figuras humanas aladas en el Arco de Triunfo de Constantino,


erigido en el año 315 d-C., en Roma, que se cree podrían ser imágenes paganas de un festival de
Baco, el dios del vino.

La antigua tradición de representar seres humanos con alas fue asumida y continuada por la
religión cristiana, cuyos templos e iglesias están profusamente adornados con estas imágenes.
330

Ángeles y Arcángeles

«Ángeles, arcángeles, querubines, serafines… son seres celestiales sin género, entidades divinas
puras y concebidas según las antiguas escrituras por un ser todopoderoso.»
El concepto más generalizado de los ángeles es una representación de figuras de seres humanos
con alas, a veces semidesnudos, generalmente vestidos con túnicas o como guerreros, y son motivo
de alegorías en innumerables expresiones y elementos decorativos en el arte cristiano.
Su principal característica es que siempre son representados con alas, una simbología que sin duda
recoge las tradiciones de primitivas creencias paganas. Los ángeles son enviados como mensajeros
divinos y protectores para los hombres.
En los sistemas religiosos orientales se denominan ‘devas’ o resplandecientes, y se consideran
inteligencias subordinadas detrás de todo fenómeno sobrenatural. Se reconocen muchos grados de
estos seres, desde los arcángeles y los grandes ángeles solares a través de incontables niveles.
Los serafines son la orden de mayor jerarquía angelical, sirviendo como encargados del trono de
Dios y cantándole continuamente sus alabanzas. Se dice que rodean el trono de Dios, y que actúan
regulando el movimiento de los cielos según emana de Dios. «En el año que murió el rey Ozías vi
yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo. Y encima de él
estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies,
y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Yahvé de los ejércitos:
toda la tierra está llena de su gloria.» Isaías 6:1–7
Los querubines son guardianes de lo divino y de los lugares sagrados. Con espadas llameantes y
resplandecientes custodian el camino hacia el Árbol de la Sabiduría en el Jardín del Edén. El león y
el águila son dos de los cuatro animales de los querubines. En el Arca de la Alianza ordenó Jehová
colocar dos querubines de oro.
Los arcángeles atienden las áreas de los esfuerzos humanos y son los líderes administrativos de los
seres celestiales. En la Revelación cristiana aparecen los Siete Espíritus Poderosos ante el Trono, y
estos poderosos son los siete arcángeles del pensamiento judeo-cristiano. Gabriel, Miguel, Rafael,
Uriel, Azrael, Raziel y Sariel. La Biblia menciona tres por su nombre: Miguel Arcángel, Rafael
Arcángel y Gabriel Arcángel.
331

Miguel Arcángel

Situado de pie sobre lo alto del portal que da entrada a la iglesia, con las alas desplegadas, la
espada alzada, con su pie posado sobre el demonio que se arrastra a sus pies. Así suele ser
representado en muchas iglesias que llevan su nombre. El Arcángel San Miguel ocupa el más alto
lugar entre los arcángeles, junto a Rafael y Gabriel, y es llamado “Príncipe de los espíritus
celestiales” por haber derrotado al maligno.
Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el
demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento. Muy apropiadamente, es
representado en el arte como el ángel guerrero, el conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre
la cabeza del enemigo infernal, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto
para encadenarlo para siempre en el abismo del infierno.
«Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.
También el dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en cielo lugar
para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el
seductor del mundo entero». Apocalipsis 12,7-9.
Según la leyenda, tras ser derrotado por el arcángel San Miguel, de la frente Lucifer surgió la que
fue conocida como la Mesa de Salomón, una joya de piedra maravillosa, un objeto de gran poder
caído de los cielos a la tierra y entregada al hombre sabio u hombres puros para custodiar su
poder.
«Cuatro de estos arcángeles están vinculados a las cuatro estaciones del año: la primavera es
Raphael, el verano es Uriel, el otoño es Michael, y el invierno es Gabriel, y guían la actividad
espiritual que los seres humanos tienen en esos momentos del año.»
332

Gabriel
El arcángel Gabriel casi siempre es representado en su papel de mensajero, por haber sido el
portador de la noticia de la Encarnación. Su imagen representa pureza y la anuncia por medio de
su vestimenta blanca, uno o varios lirios en las manos, y su aspecto andrógino y delicado. Se dice
que el arcángel Gabriel tocará la trompeta el día del Juicio Final para despertar las almas que estén
dormidas.

Rafael
Rafael es el Arcángel curandero, guía, sanador y revelador para los llamados por vocación a la
profesión o el ministerio de la medicina, médicos, enfermeras, psíquicos, curanderos ocultistas y
metafísicos por igual, todos están bajo el cuidado del arcángel de la curación. Su nombre en hebreo
significa ‘Dios sana’. Realiza todo tipo de curación y es considerado el protector de la pareja y el
cortejo.

Uriel
El Arcángel Uriel, ejerce la función de Provisión y Abundancia. Provee la capacidad necesaria para
atraer las riquezas de las que carecemos, ya sean materiales o espirituales. Rige nuestros
pensamientos e ideas, la creatividad, la magia, el juicio, alquimia, astrología, el conocimiento
universal, el flujo universal cósmico y el ambiente en la Tierra. Su nombre significa ‘Dios es mi luz’
o ‘Fuego de Dios’. Uriel tiene la llave que abrirá el infierno en el ‘Fin del Tiempo’.
333

Azrael
La traducción sería ‘Ayuda de Dios’. Él es quien recibe las oraciones de los fieles cuando llegan al
Cielo. Es también el ‘Ángel de la Muerte’ para varias tradiciones religiosas, porque ayuda al ser
humano en el difícil tránsito de la muerte, la clásica visión en que Azrael separa el alma del cuerpo
y la acompaña a su destino.

Raziel
El arcángel Raziel, cuyo nombre significa ‘Guardián de los secretos”, es un ángel asociado con la
cábala judía. Su nombre significa en hebreo ‘Secreto de Dios’ y él es quien guarda los secretos,
también conocido como ‘Arcángel de los misterios’.

Sariel
A este arcángel se le ha atribuido la potestad de vigilar a los espíritus de los hombres que cometen
pecado. Su nombre en hebreo significa ‘Misión de Dios’. Entre otras cosas, enseñó a los hombres el
calendario lunar. Al igual que Azrael, los musulmanes también consideran que es un ‘Ángel de la
Muerte’.

Hasta tiempos modernos los artistas siguieron seleccionando modelos de la antigüedad para sus
obras, como la Alegoría del Ángel de la Fe llevando hacia la inmortalidad a un mártir de la Guerra
de la Independencia. Monumento a los Sitios de Zaragoza. Escultura de Agustín Querol.
334

Los Santos

Un detalle muy común en las mitologías y leyendas es la escenificación de sus protagonistas en


relación o en lucha con animales, ya sean salvajes y monstruos o pacíficos y domésticos.
En la Iglesia Romana, los santos a menudo se invocan para la ‘Bendición’ de un objeto en
particular, porque el santo, tanto en su vida terrestre y ahora en el reino espiritual, es un canal para
un determinado aspecto del poder divino.
La proliferación en las iglesias cristianas de ángeles y santos, especialmente como patronos de la
localidad, son símbolos protectores contra el mal y las adversidades, como epidemias, plagas,
sequías, y se les invoca para favorecer la lluvia, las buenas cosechas, la salud y el bienestar.
Las culturas y las religiones utilizaron figuras de animales para simbolizar y transmitir a través de
ellos conocimientos o mensajes. En la mitología de las culturas mucho más antiguas que la
cristiana, ya era común representar a los animales dotados de alas, como las esfinges, leones, toros,
caballos, etc.

En la religión cristiana, los cuatro autores de los Evangelios, San Mateo, San Marcos, San Lucas y
San Juan, han sido relacionados simbólicamente con los cuatro seres vivientes del Apocalipsis 4,7:
«El primer Viviente, como un león; el segundo Viviente, como un novillo; el tercer Viviente tiene
un rostro como de hombre; el cuarto viviente es como un águila en vuelo». Y los cuatro seres son
representados simbólicamente con alas.
335

Los Cuatro Evangelistas fueron simbolizados en los cuatro signos fijos zodiacales mediante un
Toro, un León, un Águila y un Hombre, representadas con alas, como los ángeles.

Santiago Apóstol

Desde el siglo IX los reyes de la Reconquista reconocieron al apóstol Santiago como patrón de
España por sus ‘apariciones’ en las batallas contra los musulmanes, en las que se popularizó el
grito de guerra “¡Santiago y cierra España!” que ha sido utilizado desde la Reconquista por los
soldados antes de cada carga en ofensiva.
La figura de Santiago jugó también un papel inspirador en la Conquista de América, durante la
que se aparecía como un ‘trueno’ transfigurándose en guerrero de corcel blanco para ayudar a la
victoria de los cristianos.
Apóstol y santo guerrero se representa en numerosas iglesias montado a caballo y en acción de
carga contra los musulmanes.
336

La imagen del apóstol Santiago sentado y con la espada en la mano se custodia en el Monasterio
de las Huelgas, en Burgos, fue en otros tiempos utilizada para armar caballeros a los reyes.

San Jorge

Jorge de Capadocia, fue un soldado romano que habría nacido entre los años 275 y 280 en
Capadocia, y habría encontrado la muerte el 23 de abril del año 303, durante las persecuciones con
las que Diocleciano castigó al Cristianismo. Cuenta la tradición que San Jorge recriminó al
emperador su persecución y, tras confesarse cristiano, fue mandado torturar y decapitar en Lydda,
Israel, donde fueron enterrados sus restos y donde con el tiempo surgió el principal centro de culto
al santo. En el siglo V fue canonizado y su popularidad creció rápidamente en Oriente, desde
donde se expandió por Europa occidental, junto con numerosas leyendas e historias apócrifas
sobre su vida, para acabar convirtiéndose en uno de los santos más venerados de la Edad Media.
San Jorge pasó a ser leyenda por enfrentarse y matar al Dragón de Silca, salvando así la vida de la
Princesa de Trebisonda, en el momento en que le era ofrecida al monstruo en sacrificio para que
los habitantes de la ciudad pudieran tomar agua de la fuente en la que se alojaba.
«La leyenda occidental medieval comienza con un dragón que hace un nido en la fuente que
provee de agua a la ciudad. Como consecuencia, los vecinos debían apartar diariamente el dragón
de la fuente para conseguir agua. Así que ofrecían diariamente un sacrificio humano que se decidía
al azar entre los habitantes. Un día resultó elegida la princesa local. El rey, su padre, pidió por la
vida de su hija, pero sin éxito. Cuando estaba a punto de ser devorada por el dragón, aparece
Jorge, se enfrenta con el dragón, lo mata y salva a la princesa.»
337

En agradecimiento, los ciudadanos abandonan el paganismo y abrazan el cristianismo. Se dice que


de la sangre que manó de la herida del monstruo brotó una rosa roja, que San Jorge ofreció a la
princesa y que por tradición se rememora anualmente regalando rosas y libros.
La historia, antiguamente considerada verdadera, ha sido abandonada progresivamente. Pocos
dudan de que contenga un rico simbolismo religioso, para el que se han propuesto diversas
interpretaciones.

San Jorge es una verdadera leyenda que se vive con especial intensidad en tierras relacionadas con
la antigua Corona de Aragón, siendo el patrón de varias regiones. La figura y la devoción por este
santo son también ampliamente reconocidas en varias ciudades de Europa, donde se exhiben
espléndidas esculturas en iglesias y edificios.

Pedro IV el Ceremonioso fue quien promovió la devoción de los reyes de Aragón hacia San Jorge,
famoso por haber matado a un dragón, y adoptó como símbolo y divisa heráldica una cimera con
un dragón.
338

Demonios. Ángeles caídos

Escultura del Ángel Caído, de Ricardo Bellver


Según la tradición cristiana, Lucifer representa al ángel caído, ejemplo de belleza y sabiduría, a
quien la soberbia le condujo a la oscuridad. Lucifer es “el príncipe de los demonios” llamado
también Satán.
Para los cristianos, el Demonio o Diablo es el símbolo del mal, el enemigo de Dios. La palabra
demonio o daemon procede del griego ‘demon’ –genio-, un ser sobrenatural descrito como algo
que no es humano y que usualmente resulta malévolo.
En el Nuevo Testamento, a Satán o Satanás se le nombra como ‘Diablo’, que viene del verbo griego
‘diaballo -acusar)- Otros apelativos que recibe Satanás son Lucifer, Legión, Príncipe de los
Demonios, Beelzebú, Tentador, Maligno. Simboliza la tentación, la flaqueza, la debilidad de los
humanos por el deseo de la carne, la riqueza, el poder, la ambición y otros vicios.
«El objetivo del Diablo es seducir con mentiras a todo el mundo y hacer la guerra a aquellos que
guardan los mandamientos de Dios. Su fuerza se manifiesta como ‘poder de las tinieblas’, puesto
que odia la Luz, que es Cristo, y arrastra a los hombres hacia sus propias tinieblas. El intento del
Maligno es impedir que “vivamos para Dios”. (Rom 14, 8).»

El Demonio según la tradición cristiana se le ha representado relacionado siempre con el fuego,


con cuernos y tridente. El Diablo es representado como mitad hombre, mitad bestia, con garras,
pezuñas hendidas, y una lengua en forma de serpiente roja enorme. Satanás aparece en imágenes
con forma de macho cabrío, con cuernos y rabo. Iglesias y catedrales cristianas suelen estar
profusamente decoradas con estas figuras diabólicas.
En el Génesis se describe al ser representante del antipoder como un Leviatán, una bestia marina
del Antiguo Testamento creada por Dios. Y en el Apocalipsis, Satanás tiene forma de Dragón rojo,
porque en el último libro de la Biblia habla de una bestia de siete cabezas y diez cuernos que sale
del mar y que lleva un nombre en forma de número, el 666, y varios nombres como el Diablo, el
Maligno o el Anticristo.
339

El día del Juicio Final, las almas de los pecadores irán al infierno, donde serán ‘cocinadas’ en
enormes calderos y devoradas por horribles demonios. Así se representa en el pórtico de alguna
catedral.

El vocablo ‘infierno’ proviene del latín infernun que significa ‘inferior’ y que, en la mayoría de las
religiones monoteístas, representa el lugar en el que las almas de los muertos son torturadas como
castigo por los pecados que cometieron en vida.

Los espíritus inferiores al hombre son los elementales, a los que los antíguos teúrgos llamaban
demonios. Los demonios, hasta el segundo milenio antes de Cristo, habían sido representados con
el rayo, los tifones y demás elementos dañinos de la naturaleza. Después se acercaron más a los
hombres, y su reciente número y mal género constituyó un verdadero tormento para todo el
género humano, en cualquier momento de su vida.
Para los hindúes, el demonio no es el ser maléfico como el que entienden los occidentales, sino el
que estimula el deseo y el placer, el amor carnal, el que perpetúa los nacimientos, y por eso
también, la muerte. Para los griegos, Satán era el señor del conocimiento, desde su aspecto
orgiástico y del misterio. No sorprende pues, que muchas representaciones de demonios que
hicieron los escultores y artistas, en forma de adornos y decoraciones, tengan un estrecho vínculo
con aspectos carnales.
340

«Las distintas jerarquías demoníacas aparecen catalogadas en algunos textos del siglo XI en seis
categorías o divisiones: Los demonios que habitan en el fuego; los demonios aéreos que pueblan
las altas capas de la atmósfera; los demonios terrestres que se mueven por la superficie de la tierra;
los demonios acuáticos que se mueven tanto por el agua salada como la dulce que son evocados
por las brujas para desatar tormentas; los demonios subterráneos que viven bajo tierra y atacan a
los que buscan minas o tesoros; y los demonios lucífugos que huyen de la luz. Esta división
recuerda a los seres elementales, los que pueblan el fuego, la tierra, el aire y el agua.»

Demonios Íncubos y Súcubos

«Los Padres de la Iglesia han aplicado indiscriminadamente a los elementales los nombres de
‘íncubos’ y ‘súcubos’. Sin embargo, los íncubos y los súcubos son creaciones malvadas y
antinaturales, mientras que ‘elementales’ es un nombre genérico para todos los habitantes de las
cuatro esencias elementales. Según Paracelso, los íncubos y los súcubos -que son masculinos y
femeninos, respectivamente- son criaturas parásitas que subsisten en los pensamientos y las
emociones negativas del cuerpo astral.»
341

Así fueron llamados unas especies de demonios por San Agustín ya en el siglo IV. Los íncubos son
los demonios machos que asaltan sexualmente a las mujeres mientras duermen. Y los súcubos, son
las diablesas con forma de hembras que acechan a los hombres proporcionándoles sueños eróticos
nocturnos.

Los íncubos y súcubos son “entidades demoníacas” que se aparecen durante la noche, en forma de
sueños, visiones o pesadillas de carácter sexual.

El demonio Asmodeo

Asmodeo en la Iglesia de Rennes-le-Château


Asmodeo es el demonio de los pecados carnales, el ser que se encarga de llevar a los hombres a las
turbias aguas de la lascivia. Dentro de las fábulas de la biblia hebrea es el demonio de la ebriedad y
lujuria, el que disfruta de estrangular a las novias en su noche de bodas dentro de la recámara
nupcial, evitando así que consumen su amor.
342

En el Talmud hebreo existe una leyenda sobre el “diablo cojo” Asmodeo, el demonio principal y el
más pérfido de todos los demonios, del que se sirvió el rey Salomón para que construyera el
Templo de Jerusalén.
El diablo Asmodeo está relacionado con el relato del abad François Bérenger Saunière, párroco de
la iglesia de María Magdalena, en Rennes-le-Château, localidad francesa que ostenta el prestigio de
ser el lugar más misterioso de Europa, escenario de acontecimientos extraños y siniestros, cuna de
fabulosos tesoros y guardián del secreto más bien guardado de la historia. Asmodeo era el
demonio que custodiaba el gran Tesoro de Salomón y de los visigodos, en los pasadizos
subterráneos de una montaña, y que se supone que fue encontrado por el Abad Saunière, por el
hallazgo de unos documentos supuestamente antiguos que desencadenó en unos hechos cuyas
consecuencias rebasaron con mucho el mero bienestar espiritual del párroco. Desde aquel
momento manifestó una inmensa riqueza, un tren de vida lujoso, hizo frecuentes viajes, restauró la
iglesia, se embarcó en nuevas construcciones y convirtió Rennes-le-Château en punto de reunión
de nobles y destacados visitantes.
Entre las importantes reformas que hizo el Abad en la Iglesia de María Magdalena, sorprende que
encargara colocar la figura del diablo Asmodeo en una de las columnas a la entrada, como si fuera
el guardián del templo, soportando una pila de agua bendita y cuatro ángeles, donde puede leerse
la frase que Constantino había visto en el cielo: “Con este signo le vencerás”, colocada bajo la señal
de la cruz. También hizo colocar en la piedra del dintel de la puerta de entrada al templo la
siguiente inscripción: “Terribilis est locus iste”, “Terrible lugar es este”.

Lilith, diosa o demonio

Lilith o Lilit es una figura legendaria de origen mesopotámico. Diosa y a la vez demonio. Es
considerada como una diosa en unas tradiciones y como un demonio en otras. En la tradición
judía, está considerada como uno de los peores demonios, aunque en otras fuentes aparece como la
primera mujer creada en la Tierra. Según cierta leyenda, Dios dio forma a Lilith como la primera
mujer de la misma manera en que creó a Adán. Se ha considerado que Lilith significa ‘la noche’, y
se la relaciona con atributos vinculados a los aspectos espirituales de la sensualidad y la libertad,
pero también con el terror.
«El nombre de Lilith significa espíritu del viento o demonio femenino. Se menciona este nombre en
la Tablilla XII de la Epopeya de Gilgamesh, un famoso poema épico de la antigua Mesopotamia
que se remonta a una época en torno al 2100 a. C. Se la describe junto con otros demonios, aunque
los investigadores no se han puesto de acuerdo si se trataba de un demonio femenino o una diosa
de la oscuridad. Se la menciona en antiguos textos judíos, y se la relaciona con la brujería sumeria.
Lilith era también conocida en las culturas hitita, egipcia, griega, hebrea y romana.»
343

«En la tradición judía, está considerada como uno de los peores demonios, aunque en otras fuentes
aparece como la primera mujer creada en la Tierra. Se le considera la primera esposa de Adán,
anterior a Eva. Abandonó el Edén por propia iniciativa y se instaló junto al Mar Rojo, uniéndose
allí con el demonio Asmodeo, que sería su amante. Más tarde, se convirtió en una bruja que
raptaba a los niños en sus cunas por la noche y se unía a los hombres como un súcubo,
engendrando hijos con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están
durmiendo. Se la representa con el aspecto de una mujer muy hermosa, con el pelo largo y rizado,
generalmente pelirroja, y a veces alada.»
344

Diosas y vírgenes

Numerosos son los nombres de diosas, coincidentes con atributos similares, que conforman el
panteón de varias culturas de la antigüedad: Ishtar, Inanna, Astarté, Isis, Artemisa, Hécate,
Afrodita, Venus, Juno, Minerva, Selene, Rea, Diana…
Son deidades que encajan con la moderna concepción de “diosas madre” que fueron adoradas en
muchas sociedades antiguas. Varias teorías apuntan a que todos los cultos en Europa y el Egeo que
incluyeron cualquier tipo de ‘diosa madre’ tenían su origen en los matriarcados neolíticos
preindoeuropeos, y que sus diferentes diosas eran equivalentes.
El concepto diosa madre contempla como una deidad de la fertilidad a nivel global. En algunas
culturas, además es representada como la Madre Tierra, siendo la generosa personificación de la
Tierra. Como tal, no todas las diosas pueden considerarse manifestaciones de la diosa madre. Esta
diosa es representada en las tradiciones occidentales de muchas formas, de las imágenes talladas
en piedra de Cibeles a la ‘Dione’ invocada en Dódona, junto con Zeus, hasta finales de la época
clásica. Entre los himnos homéricos (siglos VII-VI a.C.) hay uno dedicado a la diosa madre llamado
“Himno a Gea, Madre de Todo”.»
«Algunos ejemplos de diosas madre: Tiamat en la mitología sumeria, Ishtar (Inanna) y Ninsuna en
la caldea, Asera en Canaán, Astarté en Siria y Afrodita en Grecia. Como diosas celtas la diosa
irlandesa Anann, también conocida como Dana. La literatura irlandesa nombra a la última y más
favorecida generación de dioses del pueblo de Danu, Tuatha de Dannan. Entre los pueblos
germánicos probablemente fue adorada como diosa madre Nórdica, que más tarde fue conocida
como Nerthus en la mitología germana, y que posiblemente persistiese en el culto a Freyja de la
mitología nórdica. Su equivalente en Escandinavia era la deidad masculina Njörðr. En la Mitología
vasca se adoraba a una diosa llamada Mari; también existía la figura de la diosa Amalur (en
euskera, literalmente Madre Tierra). En las culturas del Egeo, Anatolia y el antiguo Oriente
Próximo, una diosa madre fue venerada con las formas de Cibeles, adorada en Roma como Magna
Mater, (la Gran Madre), de Gea y de Rea.»
345

Diosas. Astarté, Inanna, Ishtar

Astarté era la diosa prehistórica de la fertilidad y el amor, en la antigua Mesopotamia, que fue
venerada por los cananeos, los filisteos y los sumerios con el nombre de Inanna, los acadios, asirios
y babilonios como Ishtar, los israelitas como Astarot, los hititas la llamaban Shaushka, los fenicios
se refirieron a ella como Astarté. Simbolizaba el culto a la madre naturaleza, a la vida, a la
fertilidad, así como la exaltación del amor y los placeres carnales. Representaba el culto a la madre
naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como la exaltación del amor y los placeres carnales. Con el
tiempo, se tornó también en diosa de la guerra y recibió cultos sanguinarios de sus devotos. Se la
solía representar desnuda o apenas cubierta con un fino cinturón, de pie sobre un león.
Inanna, diosa de la mitología sumeria, era considerada una de las deidades más importantes del
panteón mesopotámico, conocida principalmente como diosa del amor sexual, aunque también
diosa de la guerra.

Ishtar, diosa de los acadios, asirios y babilonios, también era conocida como Diosa de la Guerra
porque luchaba por la libertad y la liberación. También fue conocida como diosa de la victoria,
porque no hay libertad sin victoria. Diosa de la fertilidad, del amor y del sexo, debido a su
sexualidad y su promoción de todo tipo de perversión sexual en nombre de la libertad. Ishtar,
señora del firmamento, poderosa diosa del amor y de la guerra, estaba asociada al planeta Venus
como estrella de la mañana, y en las fronteras de Babilonia se la representa mediante una estrella
de ocho puntas. También se la representaba de pie, completamente desnuda, con las manos encima
del vientre, o sosteniéndose los senos, o blandiendo un arco sobre un carro tirado por siete leones.
346

Isis

La diosa Isis, esposa de Osiris, fue representada en esculturas de color negro, con su hijo Horus en
el regazo. Osiris, el dios egipcio que al igual que Cristo resucitó de entre los muertos. Isis fue la
Gran Diosa Madre, símbolo de la fecundidad y de la maternidad en el Antiguo Egipto. Esta diosa
era patrona de la Naturaleza y la Magia, y un auxilio para las mujeres y sus familias. Isis era una
de las deidades más veneradas de Egipto
«La diosa Isis, simbolizaría a las tierras de Egipto, negras y fértiles, las cuales son bañadas por el
Nilo que, al desbordarse el mismo, tal como ocurría anualmente en las crecidas del río sagrado, y
tras volver las aguas a su cauce, las tierras se ennegrecían por los aportes de los limos, fangos y
sedimentos que las aguas habían dejado, fecundándola y haciéndola apta para la siembra.
Se sabe que el culto a esta diosa egipcia se extendió por todo el Mediterráneo, resistiendo al
Imperio romano y al auge del cristianismo gracias al paganismo. Se han descubierto templos
dedicados a Isis en muchas regiones del antiguo Imperio Romano, entre ellas Roma, Pompeya,
España y las islas griegas. Existen algunos documentos que demuestran que su culto se extendió
también por Asia, habiéndose encontrado por ejemplo vestigios de la adoración de esta diosa en la
India.
«Para muchas sociedades secretas la Madre de Dios es un símbolo de Isis, la virgen madre del Hijo
de Dios egipcio, Horus, y la esposa del dios del Sol, Osiris, según la mitología egipcia. Isis, a su
vez, es otra denominación para la Reina Semíramis, madre de Tammuz y esposa de Nimrod,
monarca mítico de Mesopotamia, mencionado en el capítulo 10 del libro de Génesis, quien además
figura en numerosas leyendas. Isis/Semíramis también es conocida por otros nombres en las
varias regiones. Entre estos nombres podemos destacar a Barati, Diana, Rea, Minerva, Afrodita,
Venus, Hécate, Juno, Ceres o Luna. Se dice que representan simbólicamente a la Luna y a la
energía femenina.»
Para el culto a la Virgen Negra se representa la imagen de la diosa Isis amamantando a su hijo
Horus, como símbolo de la transformación del conocimiento trascendental y esotérico, el cual es
transmitido a través de la leche materna de la diosa, y que, en la doctrina católica, sería
reconvertido en las diferentes imágenes de las vírgenes con niño.
347

Gea

La gran Madre Tierra, la diosa más primitiva presente en la mayoría de las culturas antiguas,
según la tradición Gea -también conocida como Gaya- era hija del Caos y por sí sola alumbró a
Urano, el cielo, las montañas y el mar, cuya personificación es el Ponto.
En la mitología griega, Gea era la personificación de la Diosa Madre, una deidad ancestral que dio
origen a la existencia y la vida. «Hesíodo en su obra ‘Teogonía’ cuenta que Gea surgió tras el Caos,
un estado primitivo de existencia, para engendrar a Urano, el Cielo, y Ponto, el mar. Gea se unió a
Urano para dar a luz a los Titanes y entre ellos estaba Cronos, el tiempo, el más astuto, joven y
terrible de sus hijos. También engendró a los Cíclopes, gigantes deformes de un solo ojo, y a los
Hecatonquiros, de cien brazos y cincuenta cabezas.»
Se unió con Urano y dio a luz a los seis titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y Cronos.
También tuvo a las seis titánides: Tía, Rea, Temis, Mnemosine, Febe y Tetis (madre del héroe
Aquiles). Después nacieron los cíclopes, los monstruos gigantes con un solo ojo, divinidades
relacionadas con el rayo y el trueno. Por último nacieron los Hecatonquiros, seres de cien brazos,
gigantescos y violentos. Gea se convirtió en la madre universal y se la consideraba además
inspiradora de muchos oráculos, poseedora de los secretos de los Destinos, cuyas predicciones
eran más antiguas y seguras que las de Apolo.

Rea

En la mitología griega, la titánide Rea era hija de Gea y Urano, hermana y esposa de Crono, y
madre de Deméter, Hades, Hera, Hestia, Poseidón y Zeus. Según Homero Rea es la madre de los
dioses, su lugar original de culto estaba en Creta. Allí, cuenta la leyenda, salvó al recién nacido
Zeus, su sexto hijo, de ser devorado por Crono, al darle en su lugar una piedra, y lo confió al
cuidado de sus guardas, los Coribantes. Estos guardias se convertirían más tarde en escoltas de
Zeus y sacerdotes de Rea, celebrando ceremonias en su honor. En la mitología griega, el símbolo
de Rea es la luna.
348

Cibeles

Cibeles para los romanos, -la diosa Rea de los griegos- es la Gran Madre, simboliza los poderes
vivificadores del universo. Cibeles aparece cargada de simbolismo, se la representa sentada sobre
un carro, siempre en actitud majestuosa y arrogante, al cual están enganchados dos leones que
tiran de él y que la diosa conduce con seguridad y firmeza
La riqueza significativa del conjunto se ha prestado a interpretaciones varias. Suele decirse, al
respecto, que el hecho de que el carro de Cibeles vaya tirado por leones y no por un animal
doméstico, como convencionalmente está establecido, indica el dominio que ésta tiene sobre las
criaturas indomables y salvajes, cual es el rey de la selva. También puede interpretarse el conjunto
como un símbolo del vigor y la fortaleza que Cibeles representaba y personificaba el dominio y el
orden sobre todo lo vital.
«Cuando la diosa aparece revestida con adornos y atributos alusivos a elementos cósmicos, tales
como estrellas o luminarias —es frecuente la imagen de Cibeles coronada de estrellas de siete
puntas o con una media luna sobre su cabeza—, su simbolismo se halla cargado de sentido
emblemático. Por una parte, podemos afirmar que nos hallamos ante una mítica representación de
todo lo que la naturaleza tiene de contingente, mudable y dinámico. Estamos ante el
descubrimiento de la transformación y el cambio de los elementos que conforman la propia
naturaleza y sus inextricables leyes. Por otro lado, podemos colegir que, Cibeles/Rea es símbolo de
los ciclos evolutivos de la naturaleza.»
349

Vírgenes

Las vírgenes son un legado de culturas antiguas, las diosas de la antigüedad adoptadas por la
religión cristiana. En realidad se trata de una sola Virgen, la madre de Jesús, representada en
múltiples formas y con innumerables leyendas o fábulas que hacen referencia a milagrosas
apariciones, ya sea de la Virgen en persona o de tallas encontradas en extrañas circunstancias.
La Virgen María ya es un símbolo en sí mismo, porque al igual que las diosas primitivas se le dota
de poder para otorgar peticiones que se le hagan desde el ámbito de la fe. En la mayoría de sus
representaciones aparece con el niño entre sus brazos y rodeada de un sinfín de símbolos, como la
estrella ardiente o corona alrededor de su cabeza, la media luna bajo sus pies, u otros adornos. En
el Apocalipsis, Juan tiene la visión de una mujer “vestida de sol, con la luna debajo de sus pies, y
sobre su cabeza una corona de doce estrellas.” (Apocalipsis 12:1).
«La iconografía de la imagen en la expresión artística se perfila a través de un pasaje del
Apocalipsis de San Juan que describe a una “mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies y
en la cabeza una corona de doce estrellas”. A veces se entendió que el texto se refería a la Iglesia,
también como una representación de la Inmaculada que empezó a difundirse durante el
Renacimiento. Desde entonces la iconografía se completó con una serie de atributos o elementos
que las Letanías repetían: sol, luna, estrella, puerta del cielo, lirio entre espinas, espejo sin mancha,
huerto cerrado… símbolos todos ellos de su pureza virginal. Sin olvidar que a veces aparece la
tierra y la serpiente, símbolos del pecado original que la virgen no padeció. Además el sol, la luna
y las estrellas eran símbolos del saber, lo que venía a explicar que la concepción inmaculada de
María lo fue con plena sabiduría. La iconografía se completa en ocasiones con querubines que
portan los atributos marianos: las azucenas como símbolo de pureza, las rosas del amor, la rama de
olivo como símbolo de paz y la palma representando el martirio.»
350

Vírgenes negras

Siempre han despertado una especial devoción popular las imágenes marianas con tez negra. Para
comprender su desconocido origen y el significado de su singular color negro habría que
remontarse al antiguo Egipto, pues se identificaron con la diosa Isis. Aunque en España siempre se
refirieron a ellas con eufemismos como “morena”, “morenita”, “moreneta”o “morenica”.
Varias diosas de la antigüedad, como Isis, Astarté, Cibeles, Artemisa, o la terrible y sangrienta Kali,
la diosa negra de la mitología hindú, fueron representadas generalmente de color negro porque
eran el símbolo de la Tierra primigenia que, una vez fecundada por el Sol, se convertía en fuente
de toda vida.
Los vestigios de la religión pagana en la simbología cristiana son innegables. Los discos solares de
los egipcios se convirtieron en las coronillas de los santos católicos. Los pictogramas de Isis
amamantando a su hijo Horus, concebido de manera milagrosa, fueron modelo de las modernas
imágenes de la Virgen María amamantando al niño Jesús.
Por el misterioso origen de estas tallas, las vírgenes negras se relacionaron con cultos primitivos a
la Madre Tierra, que como cualquier ser vivo ha de ser fecundada para que dé sus frutos. Y es que
por lo general se encontraban en cuevas, criptas o recintos funerarios, lugares propicios para los
ritos iniciáticos enfocados al sentimiento religioso de la Diosa-Tierra, o Madre-Tierra.

Una de las vírgenes negras más entrañables es la de Montserrat, denominada la “Moreneta”, una
talla del siglo XII que muestra una virgen con el niño sentado en su regazo, ambos de piel negra,
sosteniendo un orbe en la mano derecha y con dos ‘piñas’ o ‘conos de pino’ a sus pies.
351

En España, la virgen negra de mayor devoción es la conocida como Moreneta o Nuestra Señora de
Montserrat, cuya talla fue encontrada por unos pastores que observaron las evoluciones de unas
misteriosas luminarias en determinado punto concreto de esa montaña. Leyendas muy parecidas
se atribuyen a otras vírgenes que fueron descubiertas en similares circunstancias. Son famosas las
vírgenes negras situadas en localidades como Astorga, Olot, Ponferrada, o en el monasterio de
Guadalupe, en Cáceres. Aunque hay muchas y excepcionales vírgenes negras españolas en
ciudades como Ávila, Cádiz, Compostela, Covadonga, Salamanca, Sevilla, Toledo, Valencia,
Veruela, Zaragoza y la Candelaria tinerfeña.

Los Caballeros Templarios mostraron una gran advocación a las vírgenes negras, de lo cual hay
pruebas evidentes en muchos de los templos y catedrales que fueron construidas por éstos, donde
la referencia a “Nuestra Señora” o “Notre Dame” en realidad era realizada para referirse a María
Magdalena, tal como han apuntado diversos autores e historiadores. En la catedral de Chartres se
venera la imagen negra de Nuestra Señora, una imagen similar a la de Isis que se encuentra en el
templo egipcio de Edfú.
«Las Vírgenes Negras también han sido relacionadas con la obra alquímica, en cuyo proceso la
Piedra con la que se realizan los trabajos en el matraz, culminará su proceso en oro, el metal más
puro o en su otra vertiente en la Medicina Universal, capaz de sanar las células enfermas y
devolver la vida a los tejidos muertos. Es la Tierra-Madre, la ‘Materia Prima’ de los alquimistas, la
Virgen-Negra. En una palabra, la Naturaleza. En la Alquimia, la piedra negra es aquella fase en la
que la Obra alquímica se putrefacta, muere para a continuación poder regenerarse y cumplir la
misión de ser perfecta. Sólo a través de la muerte se consigue la resurrección, sólo a través del
dolor se conoce la felicidad.»
«Es imposible negar la presencia de un elemento sexual en muchos símbolos religiosos. Conocían
mejor que nosotros la fisiología. Aquí está la oculta clave del simbolismo antiguo, el verdadero
foco del pensamiento, y las extrañas imágenes hermafroditas de casi todos los dioses y diosas de
los panteones paganos y monoteístas, y de casi todos los dioses y diosas de los panteones paganos
y monoteístas. Los hieráticos y morenos rostros de las Vírgenes Negras parecen invitarnos a una
búsqueda iniciática personal, tras la sabiduría y la suma de conocimiento que han encerrado
durante siglos.»
Las diosas de las culturas antiguas y las vírgenes del cristianismo, al igual que la tierra, siempre
fueron consideradas símbolos de la fertilidad.
352

Símbolos de fertilidad

El hombre y la mujer, el género masculino y el femenino, tienen símbolos que los representan,
imágenes que los identifican.

Masculino Femenino
El símbolo masculino es idéntico al que representa a Marte, dios de la guerra, el cual asemeja un
escudo y una lanza. Se dice que este símbolo es así debido a que, en la Edad Media, el hombre salía
de su hogar a cazar en busca de alimento para la familia.
El símbolo femenino es un círculo con una cruz en la parte inferior, y representa a la diosa griega-
romana del amor y la belleza, Afrodita-Venus con un espejo en la mano. Se dice que es porque
antiguamente, cuando los hombres salían a cazar, las mujeres se quedaban en casa acicalándose. El
círculo representa el espíritu y la cruz la materia.
El nombre de Venus, la diosa así llamada por los romanos, está íntimamente asociado a la diosa
del amor, la lujuria, el sexo y la fertilidad... Según los diferentes lugares donde recibía culto era
conocida también con otros nombres como Afrodita, Diana, Ast, Astar, Astaroth, Ashtar, Ester,
Inanna, Ishtar, Isis, o Lucifer. Designada como la diosa del Amor, aunque no referida al amor
espiritual, sino del amor carnal, del deseo desenfrenado y de las bajas pasiones.
Existen además otras muchas figuras y objetos que denotan una simbología de la fertilidad. Por lo
general son decoraciones y esculturas femeninas destinadas a encarnar aspectos naturales de la
vida, la fertilidad y la muerte.

El yoni y el falo fueron adorados por casi todos los pueblos antiguos como símbolos adecuados del
poder creativo de Dios. El jardín del Edén, el Arca de la Alianza, la puerta del templo, el velo de
los Misterios, la cúpula, la vesica piscis o nimbo ovalado y el Santo Grial son símbolos yónicos
importantes, mientras que la pirámide, el obelisco, el cono, la vela, la torre, el monolito celta, el
chapitel, el campanario, el mayo y la Lanza Sagrada son símbolos fálicos.
El obelisco es un antiguo símbolo fálico que representa la energía masculina y la energía solar,
mientras que la cúpula representa la energía femenina y la energía de la luna.
353

El falo, el principio universal de la regeneración, símbolo del principio fecundador al que no


afectan la muerte ni la disolución, actuando sobre el principio femenino y generando un nuevo
ciclo. El falo, según estudios etnográficos, siempre se ha adorado como presencia todopoderosa de
una divinidad y como signo del mágico poder de la fecundidad ya que, de hecho, es el símbolo de
las antiguas sociedades agrarias. En muchas ocasiones se usa como amuleto o como trofeo mágico.
Esta tradición se ha mantenido hasta la Antigüedad, en la que se muestran en los cultos fálicos
ofrecidos a dioses como Dionisio, Deméter u Osiris.
El falo representaba la fuerza fecundadora por excelencia, pero en algunas culturas también se
convirtió en un arma de protección contra los efectos maléficos de una mirada envidiosa. Los
romanos colgaban amuletos obscenos en el cuello o adornaban las paredes de sus hogares y sus
monumentos, para combatir el mal de ojo, como una verdadera obsesión. Por ejemplo, los faunos
representados con un desproporcionado pene en erección, eran las figuras utilizadas para la
protección contra el mal de ojo, al tiempo que les otorgaban fertilidad y riqueza.
«Hay una superstición vinculada a ciertas piedras, los menhires —aún en nuestros días—, que les
atribuye poder de dar fecundidad a las mujeres estériles, las cuales iban a frotarse contra estas
piedras las partes supuestamente interesadas. No es extraño, pues, su extraordinario lustre
después de siglos de utilización. Sería verdaderamente extraño que, durante milenios, las mujeres
se hubieran frotado contra las ‘piedras de la fecundidad’ si no hubiesen conseguido jamás ningún
resultado. No cabe duda de que la superstición inclina a hacer muchas cosas; pero imaginar que
esto pudiera durar milenios sería la consecuencia de una enorme credulidad.»
Hubo otros tiempos, no muy lejanos, en que ninguna cualidad parecía ser superior a la de la
fecundidad, ya se tratase de campos, animales o personas. Y es un hecho que gran número de
‘piedras verticales’ están relacionadas con la idea de la fecundidad. Y no sólo las que pudieran
presentar cierta forma fálica, sino también las que tienen forma redonda.
«Símbolos como la bellota, la paloma de los riscos, que anida tanto en los robles como en las
hendiduras de las rocas, el muérdago, y la serpiente. Todos estos son emblemas de carácter sexual.
La paloma era sagrada para la diosa del Amor de Grecia y de Siria, y la serpiente es la más antigua
entre todas las bestias totémicas fálicas; la bellota en forma de copa representaba el glande del
pene tanto en griego como en latín; el muérdago era la planta curadora de todos los males y sus
nombres ‘vis’ e ‘ischus’, probablemente a causa de la viscosidad espermática de sus frutos, y
porque el esperma es el vehículo de la vida.»
En la India se encuentra el mayor conjunto de templos hinduistas del país, famosos por sus
esculturas eróticas. Se dedicaron a los dioses hindúes Shiva y Visnú, y a patriarcas jainistas.

Khajuraho es la temática sexual, que va desde hombres y mujeres erguidos en mera proximidad
hasta escenas explícitas. Según antiguos textos hindúes, se sabe que la unión sexual era la
verdadera unión entre el alma humana y Dios. Otros hablan de la pervivencia del culto y las
ceremonias a Shiva, en particular, en torno al festival anual de Maha-Shrivatrim y sostienen que la
iconografía de los templos estaría encaminada a ilustrar las bodas místicas de Shiva y Parvati.
354

«La presencia de estas sensuales esculturas ha alimentado muchos debates. Se han considerado
buenos auspicios, asociados como están con la fertilidad y con la alegría; que protegen al templo y
ahuyentan el mal de ojo; que están relacionadas con prácticas tántricas; o que eran colocadas en los
muros de templos para instruir a la población. También, que las escenas eróticas son
representativas de una era y las esculturas describen la vida de su época, que los artistas estaban
inspirados por los textos del Kamasutra. Quizá las esculturas eróticas no reflejan seres humanos ni
el amor de los humanos por su Dios, sino el amor de los dioses por sus esposas que es elogiado en
los textos sagrados para expresar un concepto universal de unidad y unión.»

El Yin y el Yang

El Yin-Yang simboliza la dualidad. El principio Yin es lo femenino, el agua, la tierra, la noche, la


Luna, la oscuridad, lo pasivo, lo cóncavo, lo par… El principio Yang es lo masculino, el fuego, el
aire, el día, el Sol, la luz, lo activo, lo convexo, lo impar…
El Yin y el Yang se complementan y están vinculados, pues hay un punto Yin en el Yang y un
punto Yang en el Yin. Cuando uno de estos principios aumenta, el otro disminuye. Para crear, es
indispensable la unión del Yin y el Yang. Además, el Yin puede transmutarse en Yang, y
viceversa.
Los mayores y más secretos símbolos sexuales son el yoni y el lingam, la víctima y el matador, los
principios femenino y masculino de la Naturaleza. El triángulo con la punta hacia arriba es un
símbolo solar y representa la vida, el elemento ‘fuego’ de la Alquimia y el sexo masculino, la
potencia genésica, el “lingam” del Hinduismo. El triángulo con la punta hacia abajo es símbolo
lunar y representa el principio femenino, la matriz, la Diosa, la Gran Madre, y corresponde al
símbolo alquímico del agua y del sexo femenino, el “yoni” del Hinduismo.
«El culto a los órganos reproductores femeninos pudo derivar en la adoración de las diosas
madres, como Deméter, Isis, Cibeles o Ma, que aparecen siempre relacionadas con los actos
cultuales de la fecundidad. El culto a lo femenino, como en este caso, tiene una profunda
raigambre en los antiguos pueblos del Próximo Oriente que, con el tiempo, influyeron en las
creencias grecorromanas y germánicas.»
Las tradiciones a los cultos solares se remontan a tiempos primitivos y por todas partes del globo,
ya que los pueblos celebraron los solsticios de verano, en los que el Sol representa en el cielo la
divinidad que se alza en toda su majestad el día 21 de junio de cada año, fecundando ese día la
tierra, la materia fértil, con su espíritu brillante.
355

«En la Edad Media los ritos se fundamentaban en símbolos de significado eminentemente fálico y
sexual. Los rituales obscenos que llegaron a practicarse en las bacanales y las dionisias no eran
representativos de los niveles de pureza que mantuvieron originariamente los Misterios, como las
orgías que celebraban de vez en cuando los partidarios del cristianismo hasta el siglo XVIII, no
eran representativas del cristianismo primitivo. Sir William Hamilton, ministro británico en la
corte de Nápoles, declara que en 1780, Isernia, una comunidad de cristianos en Italia, adoraba con
ceremonias fálicas al dios pagano Príapo con el nombre de san Cosme.»

El disco genético

En Colombia fue encontrado un extraño objeto al que se le dio el nombre de “disco genético”. Se
trata de un disco negro, de unos dos kilos de peso, de 22 centímetros de diámetro, unos 2 de grosor
y un agujero central, grabado en relieve por las dos caras, al que se atribuye una antigüedad de
varios miles de años. Se trata de una placa circular de lidita, un material muy parecido al granito y
muy difícil de trabajar. El disco está adornado con diseños, de lo que parecen ser ciclos de la vida
en los que se desarrolla un ser humano, desde su fase cuando se juntan el espermatozoide y el
óvulo hasta que toma la forma de un pequeño feto. En la parte superior figuran doce motivos
separados por líneas que parecen fases de la multiplicación celular, seis representan el hilo
espermático, el óvulo femenino, el óvulo fecundado, el embrión, el embrión en desarrollo y el feto.
Los otros seis se cree que representan embriones de varios animales, como un renacuajo, un
batracio, un ave, un ser humano. En el centro hay seis sectores separados por una flecha, que
parecen seis fases del desarrollo humano. En la parte inferior hay un feto y dos criaturas
supuestamente humanas con sus órganos sexuales muy destacados.
En el reverso aparecen una variedad de formas de difícil identificación, aunque algunos parecen
ser diseños de embriones de peces, ranas, serpientes, y otras figuras abstractas.
Resulta complejo imaginar que hace miles de años alguien tuviera la ocurrencia y la habilidad para
fabricar este objeto, utilizando como diseño figuras simbólicas que supuestamente solo iban a
poder ser interpretadas en épocas futuras, cuando la sociedad alcanzara un determinado nivel de
conocimientos científicos. Hay opiniones que apuntan a una posible falsificación, y que la pieza sea
más bien contemporánea.
356

El Crismón

Destaca el Crismón como símbolo místico por su gran tradición en el arte cristiano.
El Labarum o Lábaro era un símbolo que utilizaron las legiones romanas en sus estandartes. Los
primitivos crismones sufrieron la influencia de los signos de las corrientes místicas anteriores y
contemporáneas al nacimiento de la Iglesia Cristiana. El criptograma del crismón empezó a
aparecer en las monedas romanas después del Edicto de Milán (313) con el que el emperador
Constantino establecía la libertad de culto para los cristianos. Según la tradición cristiana este era
el símbolo del emperador Constantino I, quien una vez convertido al cristianismo lo habría hecho
grabar sobre su estandarte, después que una voz le revelara en un sueño: In hoc signo vinces, -con
este signo vencerás-, por lo que luchó bajo el signo de la cruz para derrotar el emperador Majencio
ante los muros de Roma, en el año 312.

Previamente, este símbolo era empleado en las monedas y estandartes romanos, conocido con el
nombre de lábaro –en latín labarum- un estandarte militar que usaban los emperadores romanos.
Utilizado desde la época del Emperador Adriano, sin embargo, cuando el Emperador Constantino
abandonó el paganismo modificó el lábaro sustituyendo el Águila de Júpiter por el Crismón o
monograma de Cristo. Figura en numerosos objetos de adorno y decoraciones arquitectónicas
utilizadas por los romanos posteriores a la instauración el cristianismo.

Anillos y decoraciones romanos en Britania


También en las monedas durante y después de la muerte de Constantino, figura el Labarum
subrayado con la serpiente en un símbolo utilizado a través de todo tiempo y sobre todo por los
gnósticos para el proceso de la iluminación y la sabiduría.
357

La figura de un crismón aparece en un mosaico del frontis de la casa Fortunatus, una villa romana
en la localidad de Fraga, Huesca, en cuya parte superior, en el centro, figura un crismón con el
omega y el alfa entre sus aspas laterales, aunque en posiciones invertidas.

Por el contrario, el crismón esculpido en un capitel de la misma casa de Fortunatus, tienen el alfa y
el omega en posiciones correctas.

Crismón de ocho brazos en el interior de la Basílica de San Isidoro, en León


Desde hace siglos se considera que se trataba del anagrama de Cristo, dado que esas dos letras son
las iniciales de la voz griega Crhistos, el Ungido. El Crismón o monograma de Cristo (XP) está
formado por las letras griegas chi (X) y rho (P) entrecruzadas, que son las dos primeras letras del
nombre de Cristo, que en griego significa ‘el ungido’, y era el símbolo comúnmente utilizado por
los primeros cristianos, mantenido hasta épocas medievales. Aparecen enmarcadas en un círculo
por lo que dan la apariencia de tener seis brazos o radios. Estos radios están flanqueados a derecha
e izquierda por las letras griegas Alfa (Λ) mayúscula y el Omega (ω) minúscula, que son la primera
y la última letra del alfabeto griego. Simbolizan la idea de que Cristo es el principio y el fin de
todas las cosas. Con el tiempo le añaden la última letra del nombre, la S, por lo general enroscada
en la parte inferior del eje central. Se trataría de la última letra del nombre de Cristo, según una
fórmula mixta grecolatina de gran extensión –Xpistus– cuya abreviatura sería XPS.
358

Uno de los elementos arquitectónicos importantes de las construcciones cristianas es la figura de


un Crismón colocado en los dinteles sobre las puertas de monasterios, iglesias y catedrales. No
tanto por su decoración arquitectónica sino por lo que realmente representaban, pues las entradas
a templos medievales no eran sólo un lugar de paso, sino que marcaban la separación entre el
mundo terrenal y la Casa de Dios.

Una cruz provista de asa, el símbolo de la vida para los egipcios, el signo gracias al cual el hombre
es recibido entre los dioses. Este signo con antecedentes egipcios se convertirá en el crismón
cristiano y éste a su vez se transformará en la rosa, el rosetón, la rosa y la cruz, el símbolo por
excelencia que destaca en las principales fachadas de las catedrales góticas.
Otro posible origen fue la estrella de seis puntas que se transformaría en el crismón utilizado por
los primeros constructores cristianos y del que posteriormente los sacerdotes convirtieron en un
anagrama de Cristo.
Existe gran variedad en la representación de crismones, los hay que llevan seis u ocho radios, con
las letras P, A, W, S, o con ausencia de alguna o de todas ellas. El crismón es un signo que parece
estar constituido por las letras X y P, mayúsculas, al que se le han añadido las letras griegas alfa y
omega. Se cree que el significado de esas letras son una rememoración de la frase: “Yo soy el alfa y la
omega, el principio y el fin de todas las cosas”, una frase que se aplica a este símbolo como
representación de vida eterna. Algunas interpretaciones consideran que las letras del crismón
representarían a la Santísima Trinidad, siendo la P la inicial del Padre, el Alfa y el Omega la
representación del Hijo, y la S sería la inicial de Spíritu Santi.
El crismón era la marca gremial que dejaba la cofradía de constructores conocida en Francia con el
nombre de Hijos del Maestro Santiago. Aparece en numerosos templos, ermitas, e iglesias, situadas
muchas de ellas en los itinerarios que usaban los peregrinos para enlazar con el camino francés del
camino de Santiago, testigo del paso de peregrinos.

Luis de Charpentier, en su libro El misterio de Compostela considera que el crismón es un signo del
camino de Santiago, un signo de los constructores pirenaicos, ya que aparece en casi todas las
iglesias meridionales, donde hasta las más antiguas conocidas lo muestran, desde Jaca hasta
Compostela, no hay una sola iglesia que no lo tenga. También lo considera como un símbolo
relacionado con los templarios y con los alquimistas.
359

«El crismón tal como aparece dibujado en el panteón templario del monasterio de San Juan de la Peña, en la
provincia de Huesca, como una estrella de seis radios, es para los alquimistas el símbolo del Spiritus Mundi,
el espíritu universal, que es también la fuerza universal que permite, gracias a la concentración y la fijación
obtenidas en la Gran Obra, obtener al mismo tiempo la medicina universal y el ‘polvo de proyección’, agente
de las transmutaciones.»

Crismón sobre el dintel de la puerta de entrada a la catedral de Jaca, en la provincia de Huesca.


Figuran en él ocho margaritas entre los ocho espacios de sus brazos, rodeado de inscripciones en
su circunferencia, y flanqueado por dos leones.

Crismones en los dinteles de las puertas de la Iglesia de Santa Cruz de la Serós, en la provincia de
Huesca. Uno con ocho brazos y el otro con seis, entre los cuales figuran seis margaritas. Sin duda
es uno de los muchos misterios que se ocultan estos símbolos. Lo normal sería que los crismones
tuvieran seis brazos, sin embargo, los hay que tienen ocho brazos, que aunque son escasos, son los
más antiguos y la mayoría se encuentran en iglesias románicas en el territorio de los Pirineos que
formó parte de la Corona de Aragón. No se conoce ninguna explicación para la simbología de los
crismones de ocho brazos. Aunque por sus referencias con la antigüedad era el número sagrado
del Sol, que en su recorrido anual la sombra forma el analema, una línea con forma de ocho. Es el
círculo dividido en ocho partes iguales. El octógono. El ocho, el número del infinito.
360

Crismón de la iglesia de San Juan de los Panetes

En la iglesia de San Juan de los Panetes, en Zaragoza, el crismón se halla sobre la clave del arco de
medio punto de la portada de acceso al templo. Este crismón destaca por estar flanqueado en las
esquinas superiores por una media luna y el anagrama del sol, y una estrella de seis puntas en
cada esquina inferior. Los símbolos Alfa y Omega, en el brazo superior una cruz dentro de la P
tradicional, y en el brazo inferior el símbolo S, representado por una serpiente que con su boca
aparenta estar mordiendo una flor de lis.

Crismón de la Basílica del Pilar

En la fachada principal de la Basílica del Pilar en Zaragoza, se encuentra un antiguo tímpano con
el crismón. Se conservó de una primitiva iglesia románica del lugar. Se trata de un crismón
trinitario rodeado de rosetas y volutas y que, según la leyenda, oculta una interesante profecía. «Se
cree que se trata de una carta astral del nacimiento de Cristo que anuncia la segunda venida de
Cristo al final de los tiempos, o lo que viene a ser lo mismo, la fecha del fin del mundo para
muchos. A la derecha del crismón está el Sol representado por una rosa de 10 pétalos y 36 puntos,
con el signo Λ –alfa- encima. A la izquierda está la Luna, representada por una rosa de 8 pétalos
con una cruz en el centro, y el signo Ω –omega- encima. Junto a ellos dos rosetas que representan a
Saturno -7 pétalos- y Júpiter –6 pétalos-. Todos los elementos están rodeados por 23 volutas. Este
número representa la suma de los epiciclos de Júpiter y Saturno en el periodo tópico de Júpiter.
Todo ello representa la “Magna Conjunción” que tuvo lugar el 14 de Septiembre de 1186, año
alrededor del cual se realizó el crismón. Lo curioso es que esa misma conjunción volverá a darse el
día 23 de Septiembre del año 2040. Y eso es precisamente, lo que se cree que está transmitiendo el
crismón.»
361

El símbolo del crismón continuó siendo representado como un símbolo cristiano hasta épocas más
recientes, incluso aparecen en edificios modernos, en iglesias de reciente construcción y también,
en muchos otros edificios de carácter religioso, con múltiples variantes.
362

Las cruces

La cruz es un símbolo muy antiguo y ha estado presente en distintas culturas y épocas en las
cuales ha representado el Sol, los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, la materia o el
sacrificio; la cruz simboliza la unión de los principios del Yin –el travesaño horizontal- y del Yang
–el poste vertical-. También representa la conjunción de contrarios: lo positivo es lo vertical, y lo
negativo lo horizontal; lo superior y lo inferior, la vida y la muerte, lo que establece la relación
primaria entre el mundo terrestre y el mundo celestial.
Desde hace dos mil años se ha identificado la cruz como un símbolo de salvación en la religión
cristiana. La cruz no es un objeto familiar en el arte de todas las culturas y naciones, sino que su
veneración es fundamental en la vida religiosa de gran parte de la humanidad. El hecho de que
muchas naciones existiera la costumbre de extender los brazos para orar pudo influir en el
simbolismo de la cruz, que por su forma ha llegado a convertirse en un emblema del cuerpo
humano.

Es un símbolo que ya era corriente entre los indios americanos, en el norte, el centro y el sur del
continente. William W. Seymour afirmó lo siguiente: «La diosa azteca de la lluvia llevaba una cruz
en la mano y, según los toltecas, su divinidad, Quetzalcóatl, les enseñó la señal y el ritual de la cruz
y por eso la vara o cetro que utilizaba como símbolo de poder parecía un báculo y su manto estaba
cubierto de cruces rojas.»
Aunque la cruz se identifica con el cristianismo por la muerte de Cristo en una cruz, este símbolo
se remonta a milenios de años atrás al que ocurriera aquel acontecimiento, y tanto si es motivo de
culto como objeto decorativo, ha sido representado de múltiples formas.
363

Cruz ansada

Se denomina cruz ansada o cruz con asa, a la cruz con la parte superior en forma de óvalo, lazo,
asa, ansa, ‘crux ansata’ en latín, conocida como ‘llave de la vida’, ‘cruz egipcia’ o ‘nudo mágico’.
Denominada ‘Anj’ por los antiguos egipcios, era el amuleto más poderoso, un símbolo de la vida
eterna, Por su forma semejante a una llave, según la tradición egipcia, representaba la
inmortalidad de los dioses, a la vez que la búsqueda de la inmortalidad de los humanos y llave de
la sabiduría oculta. En la actualidad se sigue considerando un poderoso amuleto.

Cruz de Armenia

La cruz de Armenia, es conocida como ‘jachkar’, o cruz de piedra, y se cuentan por decenas de
miles en ese país. Suelen estar labradas en estelas, o directamente en la roca, o sobre los muros o
las columnas de los templos. La superficie frontal aparece intrincadamente rellena con motivos
vegetales o geométricos, de manera similar a las cruces celtas. Habitualmente aparece con una
roseta bajo el crucifijo, que en ocasiones es sustituida por un disco celeste, o incluso la
representación esquemática de un monasterio.
Aunque la mayor parte de los ‘jachkar’ se encuentran en cementerios, la de servir como lápida no
es su finalidad exclusiva. Existen también numerosos ejemplares que fueron erigidos por el alma
de personas aún vivas, levantadas durante la construcción de una iglesia o incluso creadas por
motivos que nada tienen que ver con la religión, como la conmemoración de victorias militares.
364

Cruz de Asturias

La Cruz de la Victoria es una joya del arte prerrománico asturiano, y desde muy antiguo es el
símbolo de Asturias. Según cuenta la tradición, Don Pelayo llevaba consigo una cruz de madera de
roble que fue talismán en su victoria en la batalla de Covadonga contra los musulmanes.
La cruz está hecha en madera de roble recubierta por láminas de oro e incrustaciones de piedras
preciosas. Se remata la cruz con las letras alfa y omega en mayúscula, colgadas de los brazos
horizontales, una a cada lado del brazo vertical.

Cruz bizantina

La Cruz bizantina, también llamada ‘cruz ortodoxa’ por ser la utilizada por la Iglesia ortodoxa
griega y la Iglesia católica del este. Es una variante de la cruz cristiana, el símbolo del cristianismo.
La cruz bizantina simboliza el equilibrio, la confianza, la seguridad, y la armonía encontrada en la
fe entre nosotros, los demás seres del mundo y Dios.
La cruz representa los cuatro puntos cardinales de la tierra y también los cuatro elementos
esenciales del universo, agua, tierra, fuego y aire.
Existen variantes de esta cruz, en las que figura un pequeño travesaño en la parte superior, como
la Cruz Patriarcal, o la Cruz de Caravaca.
365

Cruz de Borgoña

La cruz de Borgoña o Aspa de Borgoña tiene la forma de la Cruz de San Andrés, patrón de los
borgoñones, se representa como unos troncos con los nudos de las ramas. Según una tradición
muy antigua, San Andrés fue crucificado en Patrás, Grecia, y por ser el patrón de Borgoña, una
región de Francia, la cruz fue el emblema utilizado por las tropas de Juan Sin Miedo en la guerra
de los Cien Años.

La cruz de Borgoña con los bastones cruzados, fue el símbolo de la Corona, los Tercios y la
Armada españoles. Fue adoptada para identificar a los ejércitos españoles, así como los barcos en
el mar. También la usaron las tropas de otros ejércitos como los portugueses y alemanes.

Cruz de Calatrava

La cruz de Calatrava consiste en una cruz griega de color rojo, cuyos brazos tienen la misma
largura y terminan con forma de flores de lis. Es el símbolo utilizado como emblema por la Orden
de Calatrava.

La Orden de Calatrava es una orden militar y religiosa fundada en el Reino de Castilla en el siglo
XII, en el año 1158, por el abad Raimundo de Fitero, con el objetivo inicial de proteger la villa de
Calatrava, ubicada cerca de la actual Ciudad Real. Pertenece al grupo de las órdenes cistercienses
y, en la actualidad, únicamente tiene carácter honorífico y nobiliario.
366

Cruz de Caravaca

Recibe el nombre de cruz de Caravaca porque según cuenta una tradición apareció en 1232 de
forma milagrosa en la población murciana que lleva ese nombre. Es una cruz de doble brazo
horizontales y uno vertical que guarda en su interior una reliquia. La cruz original estaba
ensamblada con restos del madero donde fue crucificado Jesucristo. La cruz de Caravaca es el más
grande los «Lignum crucis», un trozo de madera perteneciente al leño donde fue crucificado
Cristo, conservado en un relicario en forma de cruz con doble travesaño, de origen oriental y estilo
patriarcal, que se cree perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén.
Entre las leyendas que envuelven de misticismo a esta magnífica cruz se encuentra la que narra
cómo dos ángeles depositaron en el santuario de la ciudad de Caravaca el ‘Lignum Crucis’. Al
parecer, el rey moro Abú Zeid, en 1232, se convirtió al cristianismo al ver cómo seres celestiales
bajaron del cielo con una cruz para que un sacerdote preso en el castillo pudiera comulgar una
misa. A partir de ese momento, la leyenda cobró un fuerte peso en la ciudad santa y comenzó la
construcción, en 1617, del recinto de la propia fortaleza del Santuario de la Vera Cruz. Otra
leyenda dice que fueron los Templarios los que la llevaron a tierras murcianas, desde la Iglesia de
la Vera Cruz en Segovia, donde hay varios ejemplos de la Cruz Patriarcal, también llamada Cruz
de Lorena en Francia. La Cruz Patriarcal, fue sin duda, la primera cruz que usaron los Caballeros
del Temple desde su estancia en la Iglesia del Santo Sepulcro.
Actualmente, además de ser un símbolo cristiano es considerada como un talismán esotérico y
protector, dotada de supuestas virtudes puesto que es utilizada en algunos rituales, para curar
determinadas dolencias, hasta librarse de los enemigos o para hacer fortuna.

Cruz de Eslovenia

Es una cruz de doble brazo horizontal, muy similar a la cruz de Caravaca y la cruz de Lorena, que
está sustentada sobre unas olas o curvas.
367

Cruz celta

La cruz celta es una variante de la antigua cruz Solar, o cruz pre-cristiana, cuyos brazos están
rodeados por un círculo que representa al Sol y al tiempo, y que a su vez representan a los
equinoccios y los solsticios. Con la llegada del cristianismo, fue alargado el brazo vertical de esta
cruz solar dando como resultado la cruz celta tal como se la conoce hoy día. Se cree que el círculo
que aparece en la cruz celta representa la energía solar, considerada fuente de vida.

Cruz Latina

La Cruz Latina o Crux Inmissa Capitata: Es la cruz utilizada por el Cristianismo, cuyo brazo
vertical es más largo que el horizontal. Representa la crucifixión de Jesús y simboliza, según el
cristianismo, el sacrificio y la redención. Simboliza tanto la Pasión y el suplicio sufrido como la
Resurrección de Cristo, su victoria sobre la muerte. Sirve de base arquitectónica en las iglesias
románicas y góticas. Es la más conocida y de la que derivan todas las variantes de cruces.
«El Cristianismo ha enfatizado el simbolismo de la Cruz a través del episodio de la crucifixión
vivida por Jesús. La crucifixión a nivel simbólico representa la tarea del hombre por desentrañar el
mecanismo entre esos dos ejes, logrando -al final su evolución- encontrar el punto en el que se
entrecruzan, y sintetizando ambas energías en una. La muerte simbólica en la cruz representa la
muerte del hombre de a pie, de la personalidad llana, a merced del espíritu, que encuentra su sitio
en la tierra a través de ese punto central que equilibra fuerzas y sintetiza aprendizajes.»
368

Cruz de Lorena o Cruz Patriarcal

Es una cruz cuya característica distintiva es su doble travesaño. La cruz de Lorena fue usada como
insignia por los Templarios además de su cruz “maltesa”. Es un símbolo de la Francia Libre que se
remonta a la época de las Cruzadas. En 1871, Alemania anexa los territorios franceses de Alsacia y
Lorena y para manifestar su oposición los habitantes de Lorena adoptan como símbolo la cruz de
doble travesaño.

Cruz de Malta

La Cruz de Malta, también conocida como la Cruz de San Juan o la Cruz de ocho puntas, es
identificada como el símbolo de los caballeros que servían en el hospital de Jerusalén, conocidos
primero como los Caballeros de la Orden Hospitalaria y luego como Caballeros de San Juan. Es
una cruz que tiene ocho puntas y que sigue siendo el símbolo de la Orden Soberana y Militar de
Malta, así como otras órdenes denominadas de San Juan.
Es considerada como uno de los símbolos nacionales de Malta y en la actualidad se muestra en las
monedas de uno y dos euros que Malta presentó en enero de 2008.
369

Cruz Ortodoxa

Es una cruz que tiene tres travesaños sobre el vertical. El de arriba representa el rótulo con el
acrónimo “INRI”, la frase “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”; el de enmedio, donde estaban
clavadas las manos, y el de abajo, donde estaban clavados los pies, según la tradición ortodoxa.
Tiene el mismo significado que la cruz patriarcal.

Cruz de San Jorge

La cruz de San Jorge es una cruz griega de color rojo sobre fondo blanco. Fue utilizada en las
vestimentas y enseñas de los cruzados en los siglos XI, XII y XIII, y actualmente aparece en los
escudos y banderas de numerosos países y regiones.
La cruz de San Jorge aparece en el tercer cuartel del Escudo de Aragón, junto con cuatro cabezas
de moros, representando la victoria de Pedro I en la batalla de Alcoraz, el primer gran hito de la
Reconquista, donde 40.000 hombres lucharon por Huesca en 1096. La batalla fue cruenta, y cuenta
la tradición que en lo más encarnizado del combate apareció un jinete a lomos de un caballo blanco
que luchaba contra los musulmanes: Era San Jorge, que ayudó a vencer la batalla y poner a salvo la
ciudad de Huesca.
Pedro IV el Ceremonioso fue quien promovió la devoción de los reyes de Aragón hacia San Jorge,
famoso por haber matado a un dragón, y adoptó como divisa heráldica una cimera con un dragón.
De ahí el entramado que hizo a Jorge patrón de Aragón, por serlo de su rey, y con ello de todos los
reinos que componían la Corona de Aragón.
370

Cruz de Santiago de la Espada

La cruz de Santiago es una cruz simulando una espada cuya empuñadura y los brazos están
formados por tres flores de lis.
«Es la ensangrentada espada con la que Santiago recibió el martirio que le valió la salvación eterna
y que fue identificada en la Edad Media con el emblema de la Orden de Santiago, formado por una
cruz roja en forma de espada. Tal fue la fuerza de este vínculo, que los caballeros santiaguistas
eran conocidos también como los “caballeros de la Espada”.»

Los Caballeros Templarios adoptaron una cruz roja sobre sus vestimentas blancas en el año 1147,
pero sin tener un estilo específico designado, ya que los Templarios usaron diferentes versiones de
la cruz.

Cruces Templarias
Existen alrededor de unos diez modelos distintos de cruces templarias, pero son cuatro las cruces
básicas: la griega, la paté o patada, la tau y la patriarcal. Las dos primeras serían las de uso más
común, encontrándose en iglesias y castillos de la Orden, así como en tumbas y estelas funerarias.

La Cruz Griega se caracteriza por tener los cuatro brazos iguales, y por lo general ha quedado
plasmada en multitud de tumbas, pinturas de iglesias, estelas discoidales y sellos templarios.
371

La Cruz Patada o cruz paté, como se la denomina a veces, es aquella cruz cuyos brazos se
estrechan al llegar al centro y se ensanchan en los extremos. Su nombre se debe a que los brazos de
estas cruces parecen patas.
La Cruz Patada es quizá la más famosa e identificativa cruz de los Templarios. Se caracteriza por
tener los cuatro brazos iguales, representando a los cuatro evangelistas, las cuatro estaciones, los
cuatro elementos -tierra, aire, fuego y agua- y los cuatro puntos cardinales. Es también un símbolo
solar e insignia de los Caballeros del Temple. Deriva de la Cruz Celta y del Crismón de ocho
radios y se dice que la recibieron del Papa Eugenio III.
«Esta Cruz, más allá de las connotaciones cristianas, guardaba el simbolismo propio de su
naturaleza esotérica. Sostén del octaedro, por los triángulos que forman sus aristas, venía a
representar los cuatro puntos cardinales, algo así como el mapa cósmico elemental de la creación.
Pero sin duda aquí, lejos ya de entenderse la vía mística como algo puramente exclusivo de ascetas
y eremitas, viene a significar también la confluencia o, mejor, el anclaje de lo espiritual -
representado por el eje vertical- en el mundo material -eje horizontal-, al objeto de moldearlo y
evolucionarlo… la unión de cielo y tierra promovida por la doctrina cristiana.»

Las cruces templarias simbolizan el octógono en el que el Temple basó sus construcciones. Dicho
octógono, representa la comunión del cielo y la tierra. La unión de dichas energías. De hecho este
es uno de los pilares místicos de los constructores de las catedrales góticas.

La Cruz Tau, corresponde a la letra T mayúscula. Muchos son los que opinan que representa la
inicial del Temple. Lo que parece claro es su correspondencia con el número 9. La Cruz Tau es
como un ‘aviso’ del secretismo templario, simbolizando la protección. Está presente en los dinteles
de las entradas y accesos a los castillos templarios.
372

La Cruz de Tau es una figura emblemática en forma de T, que se representa con los extremos de
sus brazos ampliados. Es un símbolo utilizado por la Orden franciscana como signo distintivo de
los miembros de sus diferentes organizaciones.
Se cree que este símbolo se originó entre los egipcios como la extensión de los cuernos de un toro o
un carnero -Tauro o Aries- y la línea vertical de su cara. Supuestamente es la forma de cruz más
antigua que existe. Era el símbolo del dios Mithra de los persas y de los Aryos de la India. Para
ellos, Mithra era el ángel de luz, o la luz celestial. Inicial de la palabra tierra, la Tau es un símbolo
de origen remoto que aparece en monumentos megalíticos de las islas Baleares.
La ‘Tau’ o «T» corresponde a la última letra del alfabeto hebreo y a la decimonovena del alfabeto
griego, también fue un símbolo utilizado en otras culturas como la egipcia, es muy semejante al
símbolo egipcio de la vida eterna o cruz ansada, el ‘Anj’.
La cruz de Tau fue la señal que, según cuenta el profeta Ezequiel, el pueblo de Jerusalén se marcó
en la frente a petición del Señor. También se ponía como símbolo de liberación en aquellos
acusados de cometer delitos cuando eran absueltos.

Cruz de Quetzalcóatl

Es un símbolo corriente entre los indios americanos, en el norte, el centro y el sur del continente.
William W. Seymour afirma lo siguiente: «La diosa azteca de la lluvia llevaba una cruz en la mano
y, según los toltecas, su divinidad. Quetzalcóatl, les enseñó la señal y el ritual de la cruz y por eso
la vara o cetro que utilizaba como símbolo de poder parecía un báculo y su manto estaba cubierto
de cruces rojas.»
Quetzalcóatl es uno de los dioses de la cultura mesoamericana, llegando a considerarse como el
dios principal en México y América Central cuyo nombre significa “serpiente emplumada” que
surgió del mar llevando consigo una cruz misteriosa. En sus vestiduras había nubes adornadas y
cruces rojas y en su honor se pusieron grandes serpientes talladas en piedra en distintas partes de
México.
373

La cruz de Quetzalcóatl se convirtió en un símbolo sagrado entre los mayas y según los registros
disponibles, a los ángeles de los indios mayas les pintaban cruces en la frente con distintos
pigmentos y se ponían cruces similares sobre los ojos de los iniciados.
La cruz de Quetzalcóatl, es la unión cruzada de los cuatro elementos -aire y tierra sobre la vertical
y agua y fuego sobre la horizontal- que se encuentran en armonía y equilibrio perfecto. La
dirección en la que giran las energías de los cuatro elementos es de derecha a izquierda en el
sentido de las agujas del reloj. Esta cruz se conforma por dos ejes que dividen al espacio y al
cuerpo humano a través de dos líneas que se cruzan en el ‘ombligo de la tierra’ o en el ‘ombligo
humano’. Esta cruz se encuentra en el templo del corazón de la sacerdotisa y tiene conexión directa
con la fuente o gran sol central del macrocosmos.
En geometría sagrada la cruz de Quetzalcóatl se representa como la unión de dos triángulos
invertidos -rombo- conteniendo dentro del triangulo un círculo perfecto y en el centro de los
mismos un punto. El punto representa la fuente ó gran sol central, el círculo representa el principio
y el fin o Alfa y Omega -ciclicidad- y los triángulos invertidos representan la unión del cielo con la
tierra, es decir la unión del sacerdote con la sacerdotisa, siendo la sacerdotisa la parte terrenal que
hace posible el anclaje de la cruz en la tierra.

La cruz de San Bartolomé

La cruz de San Bartolomé se trata de una cruz imaginaria y protectora, a modo de talismán. No es
una cruz propiamente dicha, sino que es una forma de cruz que algunas personas tienen en la
palma de su mano derecha, formada por líneas que se entrecruzan, de la que se dice que aquellos
que la tienen estarán libres de toda clase de maleficios, hechizos y encantamientos.
Dicha cruz aparece mencionada en el Libro de San Cipriano, Tesoro del Hechicero, referida como un
talismán contra encantamientos. San Cipriano de Antioquía pasó a la historia como un gran mago
que acabo convirtiéndose al cristianismo.
«San Cipriano nació en Antioquia, entre Sitio, y Arabia, de padres muy ricos y poderosos, ejerció
todas las artes mágicas hasta la edad de 30 años en que se convirtió a la religión de Cristo. Dejó
escritos infinidad de libros de hechicería, producto de sus muchos conocimientos y de las propias
maravillas que ejecutó en su época de mago, y que causaron la admiración de todas las gentes.
Ejercía un poder formidable sobre los espíritus infernales, que le obedecían en todos sus mandatos.
Llegó a efectuar sorprendentes encantamientos. Tuvo dominio absoluto sobre las personas y los
elementos, debiéndose su conversión al cristianismo al siguiente raro suceso: Había en Antioquia
una doncella cristiana llamada Justina, tan rica como hermosa, hija de Edeso y Celedonia, los
374

cuales la habían educado en su religión que era la de los gentiles. Justina oyó un día predicar a
Prailo, diácono a la sazón de Antioquia, y al escuchar las bellezas ideales de la religión cristiana, se
convirtió a ella; logrando poco después que sus mismos padres se hicieran cristianos. Un joven
llamado Aglaide se enamoró de Justina y la solicitó por esposa, lo cual no pudo conseguir porque
ella ya se había ofrecido a Jesucristo. Desesperado Aglaide, recurrió a Cipriano el Mago para que
doblegara a aquella mujer que tan rebelde se mostraba a sus deseos, el cual aplicó al efecto todos
sus hechizos y encantamientos, invocando a los espíritus para que le ayudaran en su empresa.
Todo, sin embargo, resultaba inútil; Justina resistía toda clase de sortilegios, porque se hallaba bajo
la intercesión de la Virgen y auxiliada por la divina gracia de Jesús, teniendo además en las rayas
de su mano derecha el signo de la cruz de San Bartolomé, la cual por sí sola tiene poder contra
toda clase de maleficios y encantamientos. Lleno Cipriano de furor al verse vencido por una tan
delicada criatura se levantó contra Lucifer y le dijo: -¿En qué consiste, ¡oh genio del averno! que
todo mi poder se vea humillado por una tan débil mujer? ¿No puedes tú tampoco con tanto
dominio como posees someterla a mis mandatos? Dime, ¿qué talismán o amuleto la protege, que le
da fuerzas para vencerme a mí y hacer inútiles todos mis sortilegios? Entonces Lucifer, obligado
por orden divina, le dijo: -El Dios de los cristianos es Señor de todo lo creado y yo, a pesar de mi
dominio, estoy sujeto a sus mandamientos, no pudiendo atentar contra quien haga uso del signo
de la cruz. De esto se vale Justina para evitar mis tentaciones. -Pues siendo esto así, -dijo Cipriano-,
desde ahora mismo reniego de ti y me hago discípulo de Cristo. Lo cual hizo, logrando más
adelanté recibir el martirio y ser contado en el numero de los santos.»

La cruz libra del mal de ojo y de cualquier maleficio que dirijan en nuestra contra.
Para los Rosacruces, los alquimistas y los Iluminados, la cruz era símbolo de la luz, porque cada
una de las tres letras, L V X, deriva de una parte de la cruz. Los tratados de magia atribuyen un
gran poder a la cruz ante los espíritus malignos, señalando que “la cruz es un poderoso amuleto
que inutiliza cualquier operación mágica por muy bien que hubiera sido preparada”.
375

La cruz esvástica

Esvástica. Teatro romano de Zaragoza


La esvástica, svástica, o cruz gamada, es una cruz cuyos brazos son de igual longitud y están
doblados por su mitad en ángulo recto. Su forma sugiere la acción de un movimiento giratorio.
Es un símbolo sagrado muy antiguo, pues se cree que fue utilizado hace más de 10.000 años para
representar la buena suerte, la salud, el éxito, la prosperidad y el poder.
Un símbolo que ha sido utilizado por numerosas culturas como amuleto de la buena suerte, salud,
éxito y prosperidad, protector contra los ‘malos espíritus’, un símbolo de poder y buen augurio
utilizado desde tiempos inmemoriales.
«La forma de la cruz es un monograma generado por la conjunción de las letras ‘su astí’ en
caracteres ashoka, anteriores a la escritura devanagari, que son las que desde hace varios siglos se
utilizan en la escritura del sánscrito. Según algunos autores esto demuestra que el símbolo no fue
creado en esta era, sino aproximadamente en el siglo V a.C., e incluso pudo haber sido anterior.
Aunque los visnuistas dicen que la esvástica está eternamente dibujada en una de las cuatro manos
del dios Visnú.»
Se sabe que la esvástica en un símbolo ancestral que se halla a lo largo de toda Europa y Asia. En
ciertas tradiciones paganas europeas, la esvástica, en sus dos modalidades, dextrógira y levógira,
es el símbolo utilizado para representar, respectivamente, las puertas del nacimiento y de la
muerte.

Esvásticas en mosaicos romanos. Museo de Mérida


Este símbolo, que ha venido apareciendo repetidamente en la iconografía, el arte y el diseño
producidos a lo largo de toda la historia de la humanidad, ha representado conceptos muy
diversos. En principio la esvástica fue usada como símbolo entre los hindúes. Se menciona por
primera vez en las escrituras sagradas de los hindúes, en los Vedas, las escrituras sagradas del
hinduismo primitivo, y su uso se traslada a varias religiones de la India, como el budismo y el
jainismo.
376

La cruz gamada aparece en infinidad de templos, construcciones, tumbas y mausoleos de todas las
culturas antiguas, incluso se utiliza aún hoy en algunas sectas y religiones, o como un signo para
atraer la buena suerte. Esta forma de cruz fue ampliamente utilizada por la cultura romana a modo
decorativo, tanto en la arquitectura como en los mosaicos y frisos de diferentes obras.
El uso de la cruz svástica como símbolo mágico se remonta a las primeras dinastías chinas y los
antiguos chamanes hindúes.

La esvástica fue usada como símbolo entre los hindúes, el símbolo más sagrado y místico de la
India, a pesar de su relación directa con la cruz cristiana. La esvástica es una cruz gamada presente
en templos del culto budista, sobre vasos beocios, monumentos persas, monedas indias, y aún en
la figura de la cruz representada en su más simple expresión. Hay quienes pretenden que la
svástica es un diagrama místico de buen augurio, aunque los arqueólogos la consideran un
monograma del sol, algunos, cifra del amor, otros, símbolo del fuego, de la llama, del rayo, del
trueno, del movimiento o del aire.
Hay esvásticas con los brazos que apuntan en el sentido de las agujas del reloj o en sentido
contrario a las agujas del reloj, y con más de cuatro brazos. En ciertas tradiciones paganas
europeas, la cruz esvástica, en sus dos versiones, dextrógira y levógira, es el símbolo utilizado para
representar, respectivamente, las puertas del nacimiento y de la muerte.

Dextrógira Levógira
La versión dextrógira, como la que se encuentra con frecuencia en los monumentos antiguos,
esculturas, cerámicas, escudos, etc., es la que los ejes se encuentran en posición vertical y
horizontal, y el extremo libre del brazo superior se orienta hacia la derecha. La otra versión, con el
extremo libre superior orientado hacia la izquierda, se la denomina femenina o levógira, y resulta
interesante destacar que esta forma primaria de la esvástica es la que se menciona en algunos ritos
de Magia Negra, y en la mayoría de los hechizos celtas y druidas. «Es el ‘Signo del Demonio’,
dicen los misioneros.»
La esvástica ha sido un símbolo religioso, primero decorativo, y finalmente, esotérico y asociado
con la buena suerte en las culturas occidentales más recientes. Los nazis llegaron a justificar su
empleo, a modo de revisión histórica, alegando que los primeros arios de la India, de cuyas
tradiciones védicas surge la esvástica, fueron el prototipo de invasores de raza blanca.
377

La cruz dextrógira girada 45º respecto a sus ejes fue la cruz utilizada por los nazis alemanes para
simbolizar su ideología.

Cruz esvástica religada

La cruz religada es una variante de la cruz esvástica cuyos brazos tienen forma curvilínea. Ese es el
nombre que se les da en Aragón, mientras que en el País Vasco se las denomina ‘lauburu’. Al igual
que la cruz esvástica tradicional, sus brazos pueden ser dextrógiros y levógiros.
El lauburu es un símbolo mitológico antiquísimo y común a muchas culturas, desde el extremo
oriente, a islas del Pacífico y gran parte de Europa. Según algunas teorías lo importaron los
legionarios vascones del ejército romano tras sus campañas en los países célticos, sin embargo,
resulta más probable que fuera un símbolo originario de un rito solar, común en casi toda Europa
y que se transmitió de unos pueblos a otros.
Las religadas son símbolos solares, antiquísimos y característicos del arte celta, usados desde la
Edad del Bronce. Como símbolos solares, se usan normalmente en dirección del recorrido solar es
decir, de este a oeste. Según algunas teorías, en ese sentido es un símbolo de buen augurio y en el
contrario de mal augurio.
Algunas interpretaciones dicen que representa al sol en movimiento, por la creencia de que el Sol
ahuyenta el influjo del mal, y otras dicen que con su giro hacia la izquierda es símbolo de vida, y
con su giro hacia la derecha es símbolo de muerte, razón por la cual aparece de esta última forma
en diferentes monumentos funerarios.
«Sobre la religada, y según el célebre antropólogo e investigador vasco Don José Miguel de
Barandiaran hay algunas señales que apuntan a una influencia indoeuropea en el culto del sol. Los
brazos verticales, a veces llamados ‘ocaso’, representan la expresión femenina o los elementos de
fuego y agua. Los brazos horizontales, a veces llamados ‘amanecer’, representan la energía
masculina o los elementos de aire y tierra. A menudo este símbolo era el instrumento usado para
hacer fuego prehistóricamente, y así representa el fuego sagrado, la llama viviente, y el poder
productivo.»
378

Muchas iglesias románicas del Alto Aragón cuentan con algunos de éstos símbolos en sus dinteles
de las puertas o sobre muros. Siempre ha sido considerado como un símbolo protector-benefactor
por lo que es común encontrarlo también sobre los dinteles de algunas puertas.
También, con frecuencia, se pueden ver ‘lauburus’ grabados en piedra, en las puertas de casas y
caseríos vascos. Su significado, en principio, parece responder a la creencia de que el Sol ahuyenta
el influjo del mal.

Trisquel celta

El trisquel es un símbolo celta curvilíneo y geométrico, formado por una hélice de tres brazos
espirales unidos en un punto central, configurando una especie de hélice, muy semejante a la cruz
esvástica religada, al estilo de los símbolos solares.
Es un símbolo que representa el movimiento y el cambio, relacionado con el Sol y con el fuego.
Los brazos curvilíneos dan una sensación de movimiento en sentido rotatorio, por lo que parece
ser una rueda en movimiento. Quizás imitando la rotación que, según creían, hacía el Sol. Se le
considera un símbolo celta porque posee una fuerte influencia indoeuropea. Se considera también
como un símbolo protector, dispensador de gracias y bendiciones.
«Los trisqueles eran símbolos comunes en los celtas, sobre todo en lo relacionado con la diosa
Madre -La Tierra- evocando las interrelaciones entre las existencias materiales: la tierra, el agua, el
viento, el cielo, un talismán para aquellos que creían en su poder. Representaba la unidad de la
vida eterna, el crecimiento espiritual y el fluir de la naturaleza. Los trisqueles utilizados como
amuletos o talismanes son símbolos protectores, de fuerza y abundancia, ya que invocan a las
fuerzas ancestrales que funcionan y han seguido funcionando a lo largo de la historia, recibiendo
sus portadores todo lo positivo que simbolizan.»
El trisquel es un símbolo utilizado muy frecuentemente en diversas culturas del planeta. Se ha
encontrado representado en numerosos lugares y con numerosas formas, dada su morfología
geométrica de fácil manipulación, en cerámicas, petroglifos, elementos metálicos, incluso se han
encontrado trisqueles prerromanos en algunas estelas funerarias. Entre los celtiberos estos
símbolos eran sugerentes de muerte y resurrección, porque creían que tras la noche regresaba la
luz al día, por eso pensaban que los muertos volvían a la vida.
379

Los cruceros

Los cruceros son monumentos religiosos constituidos por una cruz de piedra situados en lugares
públicos, en las encrucijadas, cruces de caminos, plazas, y lugares religiosos, como atrios de
iglesias y monasterios. En numerosas localidades de la geografía española es frecuente encontrar
cruceros en medio de las plazas o en las rotondas.
Suelen ser cruces levantadas sobre una o varias bases de piedra, circulares o cuadradas, de cuyo
centro surge un pedestal que soporta una columna, en cuya cúspide está colocada una cruz, sola o
con una o varias imágenes, que suelen ser un Cristo, una virgen, u otras figuras.

«En la antigüedad, el cuerpo de todas las cosas se comparaba con una roca, ya fuera cortada en
forma de cubo o labrada con más cuidado para hacer un pedestal, mientras que el espíritu de las
cosas se comparaba con la figura tallada con cuidado que se le ponía encima.»
380

En la villa de Covarrubias hay dos bellos cruceros del siglo XVI: uno situado frente al Torreón de
Fernán González, y el otro, frente al Archivo del Adelantamiento de Castilla.

Sobre las columnas solían colocar motivos decorativos, figuras o inscripciones dedicatorias.
381

Hay localidades en la geografía española en las que proliferan esta clase de monumentos.

Los cruceros se conocen también con el nombre de cruces de término, estas últimas son cruces de
piedra generalmente situadas en las encrucijadas de caminos, en las entradas y salidas de
poblaciones, entradas a monasterios, y como hitos para delimitar los términos o municipios y, al
decir de algunos autores “para indicar que aquel pueblo ya era cristiano durante y después de la
Reconquista”.
382

Las cruces de término funcionaron como hitos que indicaban las principales vías de acceso a la
población, y además presentaban un marcado uso devocional, concebidas para recibir o despedir a
los caminantes que emprendían su camino.

En algunas de estas cruces los fustes están soportados sobre pedestales que generalmente tienen
forma de cubo con las cuatro caras cuadradas, o caras rectangulares, en las cuales suelen figurar
motivos históricos, símbolos, imágenes, u otras figuras ornamentales.

Base de la cruz en el Monasterio de la Cartuja de Miraflores. Burgos


Una de esas cruces se encuentra en Hendaya, famosa porque el conocido escritor y alquimista
Fulcanelli la describió con detalle en uno de sus más famosos libros, El misterio de las Catedrales, y
que denominó Cruz Cíclica, nombre por el que es mundialmente conocida.
383

La cruz cíclica de Hendaya

Es un crucero del que algunos consideran una profecía que anuncia el final de una era, algo que
debería haber ocurrido en una fecha que señalaban como el año 2012, el que profetizaron los
mayas. «El enigmático alquimista francés Fulcanelli, en su obra ‘El Misterio de las Catedrales’,
explica que la Cruz de Hendaya indica el final de la Edad de Hierro o Tercera Edad. Según la
tradición antigua, la Edad del Hierro es una época donde la magia negra se convierte en la religión
y en el medio para el control y dominio de los seres humanos y la Tierra.»

Esta misteriosa cruz está situada en pleno centro de Hendaya, en el suroeste de Francia. Se trata
de un crucero de origen desconocido. Actualmente está colocado junto a la iglesia de San Vicente,
aunque antiguamente estaba situado en el cementerio, desde donde fue trasladado en 1842.

En el pedestal hay talladas unas imágenes o símbolos, y en lo alto de la columna se sitúa una cruz,
de la que destaca una inscripción esculpida en relieve en el brazo transversal, con las palabras
“OCRUXAVES - PESUNICA”. Cuya lectura sería: O CRUX, AVE, SPES UNICA, y cuya traducción
al castellano sería: Salve, oh cruz, única esperanza.
384

Esta inscripción llamó la atención de Fulcanelli, al igual que las imágenes o símbolos tallados en
cada una de las caras rectangulares del pedestal: Un sol, una luna, una estrella de ocho puntas y un
escudo oval dividido en cuatro partes, en cada una de las cuales aparece una A mayúscula.

Escribe Fulcanelli:
«Ciertamente, la frase es fácil de descifrar, y su sentido, bien conocido: O crux ave spes unica. Sin
embargo, traduciéndola a guisa de novato, no comprenderíamos muy bien con qué habíamos de
quedarnos, si con el pie o con la cruz, y aquella invocación resultaría sorprendente.»
Y con respecto a la base, relata: «Sea cual fuere su antigüedad, la cruz de Hendaya constituye, por
la decoración de su pedestal, el monumento más singular del milenarismo primitivo y la más rara
expresión simbólica del quiliasmo que jamás hayamos visto. El milenarismo o quiliasmo es la
doctrina según la cual Cristo volverá para reinar sobre la Tierra durante mil años, antes del último
combate contra el mal, la condena del Diablo al perder toda su influencia para la eternidad y el
Juicio Universal. En cada una de las cuatro caras del pedestal, observamos un símbolo diferente.
Vemos en una de ellas la imagen del sol; en otra, la de la luna; la tercera nos muestra una gran
estrella, y la última, una figura geométrica que, según acabamos de decir, no es sino el esquema
adoptado por los iniciados para caracterizar el ciclo solar. Es un simple círculo dividido en cuatro
sectores por dos diámetros que se cruzan en ángulo recto. En cada uno de los sectores figura una
A, que los señala como las cuatro edades del mundo, en este jeroglífico completo del universo,
formado con signos convencionales del cielo y de la tierra, de lo espiritual y de lo temporal, del
macrocosmos y del microcosmos, y donde volvemos a encontrar, asociados, los emblemas mayores
de la redención (la cruz) y del mundo (el círculo). En la época medieval, estas cuatro fases del gran
período cíclico -cuya rotación continua expresaban los antiguos por medio de un círculo dividido
por dos diámetros perpendiculares- eran generalmente representados por los cuatro Evangelistas o
por su letra simbólica, que era la Alfa griega, y, todavía con mayor frecuencia, por los cuatro
animales evangélicos rodeando a Cristo, figura humana y viva de la cruz.»
385

La cruz cíclica en Avilés

Una cruz aparentemente cíclica por los símbolos que aparecen en las caras del pedestal, se
encuentra en Avilés, delante de la fachada de un antiguo convento de la comunidad franciscana,
de lo que hoy en día es la parroquia de San Nicolás de Bari.
Las cuatro caras del pedestal tienen grabadas diferentes inscripciones, aunque resultan difíciles de
leer porque las letras están parcialmente desgastadas. En una de las caras aparecen números que
parecen indicar una fecha: 1684

En la cara frontal está grabado un cuadrado con dos aspas o dos XX y las letras SS en el centro. En
la parte inferior de las aspas una flecha y el signo ∞ infinito.
En la cara lateral izquierda está grabado un círculo con el signo de Cristo en su interior.
En la cara posterior hay grabado un escudo con una cruz entre dos brazos cruzados con las manos
abiertas.
En la cara lateral derecha hay grabados un pequeño recuadro central con una figura en su interior
con cuatro adornos en cada uno de sus lados, y de cada una de sus esquinas cuatro figuras que
parecen ser unas manos abiertas. En una de las esquinas la fecha 1684 verticalmente.
386

Rollos jurisdiccionales y picotas

Un rollo jurisdiccional es una columna generalmente hecha de piedra, a veces rematada por una
cruz o una bola, a semejanza de los cruceros y las cruces de término. Representaba la categoría
administrativa del lugar, levantándose sólo en aquellos villazgos que tenían plena jurisdicción,
indicando el régimen al que estaba sometido: señorío real, concejil, eclesiástico o monástico.
Además, marcaba el límite territorial y, en ciertos casos, era un monumento conmemorativo de la
concesión del villazgo.
Se denominan rollos de justicia o jurisdiccionales porque son una muestra de que la localidad tenía
una jurisdicción propia, para juzgar y condenar a muerte. Servía además para castigar y hacer
pagar las penas menores de los delincuentes comunes, que tras ser azotados, eran expuestos a
pública vergüenza, pues era el lugar público donde se ejercía la justicia.

Estas columnas eran conocidas con el nombre de la ‘picota’, el lugar donde se cumplía la justicia en
la Edad Media, donde se exponían a la vergüenza pública a los delincuentes, donde se azotaba a
los malhechores y donde, con una finalidad ejemplarizante, se exponían los restos de los
ajusticiados. Levantados en un principio en madera y posteriormente en piedra, se situaban
normalmente en las afueras de los pueblos, para que sirviera de advertencia a los forasteros.
387

En su origen, estos rollos fueron símbolos de la plena jurisdicción en materia de justicia que tenía
cada localidad, como villa sometida a un señor, bien eclesiástico o civil, por concesión real.

En algunos estos rollos conservan las argollas o hierros donde se ataban a los reos y delincuentes.
Hubo una época en la que se ordenó la demolición de estos símbolos de justicia y vasallaje, aunque
en su mayoría perduraron porque colocaron sobre ellos una cruz para reconvertirlos en cruceros.

Rollo jurisdiccional del Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia, en la provincia de


Salamanca, en cuyo pedestal figuran escudos y símbolos de justicia.
388

Peirones, mojones, miliarios, kudurrus

Los peirones, también denominados pairones, son pilares o monolitos verticales construidos en
piedra o con ladrillos que señalan un inicio o confluencia de caminos, y están situados por lo
general a la salida de poblaciones, en cuya cúspide suele colocarse una pequeña hornacina en la
que se venera algún santo, o una imagen religiosa, o simplemente hay colocada una cruz. Son
pequeñas señalizaciones arquitectónicas, muy similares a las cruces de término y los cruceros,
están presentes por todo el territorio de Aragón.

Las hornacinas, que habitualmente se colocan en la parte superior de los peirones, también
aparecen en muros, en la parte exterior de las paredes de las casas, o de las iglesias, en las que se
realizan pequeñas oquedades en cuyo interior contienen una imagen votiva, de una virgen o de un
santo de devoción del lugar.
La utilización de este tipo de señalizaciones, constituyen por sí mismo una forma de simbolizar un
concepto de propiedad o límite, que desde época romana se conocía como ‘terminus’, que en
español significa límite, término de algo y territorio delimitado por términos.
389

Mojones

El mojón es una señal de piedra o un poste de piedra colocado verticalmente en el suelo o en


algunos casos simples amontonamientos de piedras, utilizados para delimitar propiedades o
territorios o para indicar las distancias o la dirección en un camino. Se encuentran en multitud de
lugares, en campos agrícolas, montes, caminos, límites territoriales, etc. Con frecuencia se ven estos
bloques de piedra o mojones con la función de marcar un territorio, señalar un lugar especial o
delimitar un espacio o una propiedad.
La piedra límite, o mojón, también es el término utilizado para designar las piedras con la que se
constata un tipo determinado de concesión, generalmente una piedra ovalada o con forma de
columna, cuyo fin era proclamar públicamente que a determinada persona se le concedía
determinada porción de tierra junto con la remisión de ciertos impuestos y la imposición de ciertas
obligaciones. Se instalaban en el campo o en la propiedad que se concedía.

Miliarios

Miliario del año 32 d.C. de la localidad aragonesa de Castejón de Valdejasa, en el que consta el
nombre del emperador Tiberio César Augusto y junto a él un mojón romano colocado en el
extremo inicial del acueducto de Segovia.
390

Los romanos utilizaban señalizaciones de piedra que se conocían con el nombre de ‘miliarios’ y
que colocaban en los caminos y vías con funciones similares a las actuales piedras de término,
también conocidas como mojones o peirones. En ellos constaba el nombre del emperador que
había ordenado construir la vía, así como la distancia entre las poblaciones que unían los caminos
en cuyos cruces se colocaban.
La tradición atribuye al emperador romano Numa Pompilio la costumbre de colocar mojones o
límites para delimitar la propiedad, que quedaba protegida por “Iuppiter Terminus”, en cuyo
honor se celebraban el 23 de febrero, a finales del primitivo año romano, las fiestas Terminalia.

Kudurrus

Los kudurrus eran las estelas mesopotámicas que se colocaban en los terrenos para constatar la
propiedad o donación en beneficio de una comunidad o de un personaje importante. Los mojones
oficiales delimitaban las propiedades concedidas por el rey de Babilonia por diversas
circunstancias.
En Babilonia, el kudurru o a piedra límite, era el término utilizado en tiempos de los casitas en
Mesopotamia para designar el mojón o piedra en la que se constataba un tipo determinado de
concesión real, inscrita generalmente en una piedra ovalada o con forma de columna.
También eran como documentos jurídicos, pues llevaban inscritos los nombres, los cargos de los
magistrados, del rey, de los propietarios y sus cargos, de todos aquellos que participaban en las
donaciones. Asimismo, eran elementos religiosos y mágicos, con textos para ser protegidos por los
dioses que figuraban grabados en ellos.
La principal característica de estas piedras era el tipo de esculturas en relieve con diversos
símbolos divinos, que servían para proteger el monumento. En algunas de ellas, las figuras
talladas representaban al propio rey, con la persona que recibía la concesión. La protección se
obtenía por medio de complicadas maldiciones, execraciones y bendiciones inscritas en el kudurru
para impedir mágicamente que se la moviese de lugar o alguien la destruyese.
Numerosos símbolos aparecen tallados en esta clase de piedras de la cultura mesopotámica. Seres
híbridos y mitológicos, como centauros, con los atributos del hombre, bestia, aves y reptiles. Dioses
con dos cabezas, una humana, provista de cuernos, y otra la de un león mirando hacia atrás.
Caballos con el cuerpo, las patas traseras, la cola inferior y la parte superior de las patas delanteras
de un caballo, una segunda cola de escorpión, y con alas que se elevan desde los hombros. Además
de toda clase de animales, como leones, serpientes, escorpiones, y finalmente, los símbolos solares,
el sol, la luna, y la estrella de ocho puntas.
391

Estelas

Las estelas son pequeños monumentos, generalmente hechos de piedra, que sirven para señalar
algo o conmemorar un suceso. Son pues monumentos conmemorativos, que ya eran utilizados
desde la Antigüedad, principalmente en Egipto, aunque posteriormente y con gran frecuencia
tienen un carácter funerario. Las estelas presentan un amplio muestrario de motivos simbólicos y
ornamentales, como ruedas solares, esvásticas, rosetas, círculos concéntricos, cruces, vírgenes,
santos y otras representaciones figurativas. Conocidas son las estelas funerarias representadas
como cruces, en especial las célticas y las templarias.

Estelas egipcias

Una de las estelas más famosas es la Estela del Sueño, que se encontró entre las patas delanteras de
la Gran Esfinge de Giza. Es una estela de granito de 3,6 metros de altura y 15 toneladas de peso.
Destacan como símbolos dos esfinges en posiciones opuestas, dándose la espalda una a la otra, y
sobre ellas el disco solar alado egipcio.
«El príncipe egipcio Tutmosis mandó erigir dicha estela para rememorar una experiencia mística
que tuvo un día de cacería, cuando se quedó dormido al lado de la Esfinge, que estaba casi
totalmente cubierta por la arena, y tuvo un sueño. En ese sueño, la Esfinge se le presentaba como
una fusión de dioses solares y le pedía que le retirase la arena que la cubría, y que a cambio le
guiaría hasta el trono de faraón. Tutmosis ordenó que fuera retirada la arena que cubría a la
Esfinge y que fuera restaurada, a la vez que ordenó que se colocara una estela entre las patas
delanteras donde se contara la historia de ese sueño.»
392

La Estela de Metternich está ricamente decorada con símbolos. En el vértice del monumento, se
ven ocho monos babuinos adorando al sol ardiente, mientras que el dios Thot dirige el ritual. Se
trata de la creación mágica de la luz y de la lucha contra las fuerzas de las tinieblas, expresada
simbólicamente en los registros inferiores de la estela. En la parte inferior, una franja simbólica que
comprende seis registros en los que figuran dioses y genios, desplegando su actividad en múltiples
escenas de conjuración. «La mayoría de la Estela tiene inscripciones que describen conjuros e
historias relacionados con envenenamientos y hechizos para curarlos. La más famosa es la historia
de Isis y los siete escorpiones. La historia ocupa la mayor parte de la estela y se hace referencia más
a la hora de dolencias relacionadas con venenos.»

La Estela del Hambre, cuyo texto narra un hecho acontecido en la dinastía III, durante el año 18 del
reinado del faraón Djoser. Las crecidas anuales del río Nilo marcaban la delgada línea entre la vida
y la muerte, que dependían de la incertidumbre de una buena cosecha, pues lo contrario
significaba sufrir una hambruna. De acuerdo con la Estela del Hambre el fin de la prosperidad se
debió a que los normarcas no rendían cuentas al Faraón, y se despreocuparon de vigilar el nivel
del río al que tanto debían, favorecieron a amigos y parientes elevándolos a rangos administrativos
en los que no brillaban precisamente por su eficacia. «Tras siete años de hambruna asolando el país
y después de haber soñado con Khnum, el dios que controlaba la crecida del río, el faraón decide
consultar a Imho-tep.»

La Piedra de Rosetta es un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita inscrita con un
decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V. El decreto
aparece en tres escrituras distintas: el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en
escritura demótica y la inferior en griego antiguo. Gracias a que presenta esencialmente el mismo
contenido en las tres inscripciones, esta piedra facilitó que el investigador francés Jean François
Champollion descubriera la clave para el entendimiento de los jeroglíficos egipcios.
393

Estelas funerarias

«El simbolismo funerario, paradójicamente, y a la vez con justo motivo, se orienta por lo común,
aunque no siempre, hacia la vida, la vida eterna o la salvación del alma. No podemos hacer la
historia de este complejo simbolismo, ni citar siquiera nada de lo relativo al Próximo Oriente, pues
la abundancia de símbolos y representaciones mágicas de Egipto es un tema extenso.»
Las estelas conmemorativas, de carácter funerario, se erigieron desde fechas muy remotas, por
pueblos de diversas culturas y regiones, con inscripciones de textos, signos, símbolos, o figuras.
Los Caballeros Templarios se instalaron en multitud de localidades, en los que construyeron
iglesias y castillos, en cuyos aledaños se encuentran cementerios llenos de lápidas que muestran un
saber oculto bajo signos arcanos.
394

En Cantabria se encuentran estelas que tienen forma de discos de piedra, y son monolíticos de
diferentes dimensiones, cuyos primeros ejemplares fueron tallados en los siglos previos a la
romanización de Cantabria. En su ornamentación habitual figuran esvásticas, trisqueles, cruces,
hélices, aspas, guerreros o representaciones funerarias pre-romanas.
395

Estelas celtas

Las estelas celtas son iconos religiosos que tienen forma de una cruz cristiana a la que se añade un
círculo rodeando los brazos en su intersección. La finalidad de ese anillo continúa siendo un
misterio en torno al cual se ha especulado mucho.
Son un símbolo preeminentemente celta del culto y de la protección. Se remontan a los primeros
tiempos del cristianismo en Irlanda, donde constituyó el diseño básico de las famosas ‘high
crosses’ que son las altas cruces monumentales hechas de piedra y ricamente ornamentadas con
motivos de arte céltico insular. «Conectan el círculo arcaico, el mandala, con la cruz cristiana, es
decir, los ritos paganos y una nueva religión.»
396

VII
SIMBOLOGÍA IDEOLÓGICA

Múltiples son las ideologías vinculadas con religiones y creencias ya sean místicas o filosóficas. Sin
embargo, algunas ideologías están vinculadas a objetivos exclusivamente políticos. Tres ideologías
destacan por ello y porque en los países donde se impusieron acabaron siendo regímenes
totalitarios: El nazismo, el fascismo y el comunismo. Y también tienen sus símbolos que las
identifican.

El Nazismo.

La cruz esvástica, masculina o dextrógira, gamada, con sus ejes centrales girados 45° respecto a
modelos de la antigüedad, fue la adoptada por el régimen nazi de Hitler en Alemania. La cruz
gamada conocida en todo el mundo por su simbolismo negativo, por el mal que representa, pues
fue uno de los símbolos utilizados por la Alemania nazi del III Reich que originó la II Guerra
Mundial, los campos de concentración, las cámaras de gas y el holocausto judío.

Se cree que el origen del uso de esta cruz por parte de los nazis fue el descubrimiento de una
estatua budista con una esvástica tallada en el vientre, esculpida unos mil años antes en un
fragmento de meteorito, que fue trasladada desde el Tíbet a Alemania por un equipo de científicos
enviado por los nazis en 1938 a buscar las raíces de la “raza aria”. Al parecer, para Hitler el
símbolo de la esvástica era la representación de unas ‘fuerzas secretas’, de unos ‘poderes de
afuera’, y, se cree que cuando estaba cerca el final de la guerra que ya veía perdida, hizo una
«última y desesperada apuesta mágica en un intento de revertir lo inevitable, apelando a los poderes
supremos para que le dieran la victoria».
397

Esos poderes se encontrarían en Agartha, una ciudad mítica que, según la tradición oriental, sería
una ciudad o reino constituido por numerosas galerías subterráneas extendidas por toda Asia. La
capital de ese nuevo mundo subterráneo, denominada Agartha o Shambala, se encontraría bajo el
desierto de Gobi, y allí reinaría aún el Rey del nuevo mundo.
Agartha está también relacionada con una teoría intraterrestre y es un tema popular en esoterismo.
Según algunos ocultistas, esa ciudad se levanta sobre la isla del Mar de Gobi donde, en tiempos
remotos, aterrizaron los ‘Señores de la Llama’, semi-dioses provenientes de Venus. Las doctrinas
esotéricas mas fantasiosas resaltan que su fundación pudo ser hace unos quince millones de años.
La idea de inframundos o mundos subterráneos se pudo haber inspirado en creencias antiguas
religiosas como el Hades, el Sheol y el Infierno.
Acerca de esta mítica ciudad y su relación con los poderes atribuidos por los nazis alemanes, hay
una novela escrita por Abel Posse titulada El viajero de Agartha, publicada en 1989, en la que se
relatan algunos detalles muy interesantes y cuyo argumento estaba basado en hechos acaso reales,
entre los límites que separan la ficción y la verosimilitud.
«Cuando el signo de la Segunda Guerra mundial comenzaba a ser contrario para Alemania, los
servicios secretos nazis encargaron a un espía la misión de ir en busca de Agartha, llamada la
‘Ciudad de los Poderes’, donde encontraría el ‘Vril’, una fuerza metafísica que Hitler creía
necesitar para derrotar a sus enemigos, precisamente en unos momentos en que los científicos
nazis estaban trabajando para obtener la bomba atómica.
El propio Hitler en persona transmitió el objeto de esa misión: “Buscar el punto de apertura, del
paso de lo físico a lo metafísico. Probablemente une lo posible con lo utópico, el origen con el
futuro... Una unión entre lo real visible con lo mágico y lo invisible”. Un espía viaja a través de
Europa y Asia, hacia la India, suplantando la personalidad de un militar británico, hasta llegar al
Tíbet, a un monasterio secreto perdido entre las inmensas montañas. Instalado allí, una noche se
desliza en la oscuridad hasta las estancias del Venerable lama, en la que se encuentra un grabado
hecho sobre ‘cuero de cabra, reseco y grisáceo, lo cual demostraba su antigüedad’. Copió el dibujo
y de regreso a su estancia lo miró durante largo tiempo, meditando, con la impresión de que
‘aquello no era un símbolo, sino más bien el plano de una ciudad-bastión’, el plano de la ‘Ciudad
Perdida pero Futura’.»

Dibujo del plano de la mítica ciudad de Agartha y la Vía Láctea.

«El dibujo con los brazos exteriores de la ciudad tenían la forma de la cruz svástica y le daban un
movimiento que repite el giro galáctico, el movimiento de la materia universal a partir del gran
estallido». La esvástica sería un símbolo para representar nuestra galaxia, la Vía Láctea, al que los
esotéricos asociarían los presuntos poderes superiores, extraterrestres.
398

Hay más historias o versiones acerca de las diferentes expediciones que los nazis realizaron
buscando objetos “sagrados” o que tuvieran “poderes sobrenaturales”. Nazis que viajaron a
Oriente encontraron una pequeña escultura conocida como el «Hombre de Hierro». En su
búsqueda de símbolos poderosos de la antigüedad los nazis realizaron por tierras de oriente una
expedición al Tíbet en 1938, liderada por Erns Schafer. Siguiendo órdenes de Heinrich Himmler,
varios miembros de las SS fueron enviados en busca del origen del pueblo ario en aquellas tierras y
descubrieron una escultura de hierro de un hombre con una esvástica en el pecho. Al ver la cruz
esvástica del personaje decidieron llevársela consigo a Alemania.

El Hombre de Hierro y detalle de la esvástica


«La escultura tiene 24 centímetros de altura y 10 kilos de peso, representa al dios Vaisravana,
también conocido en el Tíbet como el «Rey Budista del Norte» o Jambhala, y fue cincelada hace
unos 1.000 años de un fragmento de un raro meteorito que debió caer hace unos 15.000 años sobre
Mongolia o Siberia ».

El sol negro

El antiguo símbolo del círculo y la cruz todavía es usado hoy en el lenguaje simbólico secreto.
Representa el progreso del Sol a través de los 12 meses y de los 12 signos del zodíaco.
El Sol negro es de simbolismo inverso e indica el uso negativo de la energía solar y del Sol
galáctico. Los Nazis también se refirieron al Sol negro.
El sol negro es un antiguo símbolo de los pueblos germánicos, que representaba el día del fin del
mundo, la batalla de los dioses, y posteriormente ligado a la filosofía ocultista del nazismo.
El sol negro es un símbolo al que se le rendía culto en la religión nazi”. En alemán ‘Schwarze
Sonne’, también se refiere a ‘Sonnenrad’ (en alemán “Rueda Solar”), símbolo de esoterismo y de
significado oculto, notable por su uso en el misticismo nazi.
399

El Sol Negro es un símbolo esotérico de gran poder. Fue uno de los símbolos de poder más
importantes en el misticismo nazi, presente en la iniciación de las SS, que también era conocida
como la Orden Negra, y es que Himmler la concebía como una Orden de monjes guerreros.
Es un símbolo que representa el día del fin del mundo en la cultura germánica. Contiene dos
círculos concéntricos, la svástica y 12 runas sigel (la cual doblada es el símbolo de las SS). Está llena
de simbología y simbolismo nacionalsocialista.
El sol negro es un símbolo esotérico compuesto por dos círculos concéntricos. El círculo interior
posee la forma de un sol del que parten doce rayos (que en la concepción clásica de la rueda solar
representaban el movimiento del sol a través del año). Los doce rayos, en sus extensiones, alcanzan
el círculo exterior, donde sus ángulos se tuercen formando a la vez dos símbolos de importancia
clave en el misticismo nazi: la esvástica, las doce runas Sig o Sigel, la runa de la victoria, cuya
representación doble conforma el emblema de las SS. El sol negro es un símbolo utilizado hoy día
por las ideologías neonazis, así como por algunos movimientos neopaganos y continúa vinculado
a ideas ultraderechistas y movimientos xenófobos.

El Comunismo. La hoz y el martillo

La hoz y el martillo es un símbolo que representa la unión de los trabajadores, principalmente


utilizado como símbolo del comunismo y de los partidos políticos que profesan esta ideología. Está
compuesto por un martillo que representa a los trabajadores de las ciudades y fábricas, y una hoz
que representa a los campesinos y jornaleros de las zonas rurales y agrícolas. Juntas ambas
herramientas, una sobre la otra, simbolizan la unidad entre todos. Esta ideología también utiliza
como símbolos la estrella roja de cinco puntas y las banderas de color rojo.
La Estrella Roja, de cinco puntas y coloreada de rojo es un símbolo ideológico del marxismo
utilizado en emblemas, banderas, ornamentos o logotipos con propósitos muy variados. El color
rojo representa la sangre derramada por aquellos que murieron en la lucha por la instauración del
comunismo. Representa también los cinco dedos de la mano del proletario y los cinco continentes,
lo que se relaciona con el internacionalismo del lema marxista: ¡Proletarios de todos los países,
uníos! Aunque menos frecuentemente, también se relacionan las puntas con los cinco grupos
sociales que posibilitaron el tránsito al socialismo: la juventud, los militares, los obreros, los
campesinos y los intelectuales.
La estrella roja fue colocada junto a la hoz y martillo en la bandera de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas. De ahí rápidamente diferentes tendencias comunistas fueron identificándose
con este símbolo.
Figura en las banderas de numerosos países asimilados a esta ideología, casi todas ellas con el
fondo de color rojo. También se representa en otros colores, pero principalmente en amarillo, en
negro y en blanco.
400

Además de los regímenes dictatoriales o totalitarios, basados en ideologías marxistas o nazis,


existe un amplio abanico de ideologías, que sustentan diferentes sistemas y formas de gobierno, ya
sean democracias, monarquías o repúblicas, que también tienen sus símbolos y anagramas que las
distinguen o identifican.

El fascismo. Las Fasces

Fasces romanas Haz de leña Emblema Guardia Civil


Las fasces, en italiano ‘fascio’ cuyo significado en castellano sería ‘haces’, es una referencia a un
manojo o haz de leña compuesto por varias varas o bastones fabricados con madera de abedul o de
olmo. Ese haz de bastones era atado con unos cordeles de cuero en color rojo, al que se le
incorporaba un hacha de la que solo surgía la hoja y el filo, y que tendría su origen en los reyes
etruscos, como emblema de su poder y autoridad como gobernantes absolutos e indiscutibles.
Era un símbolo usado durante el Imperio Romano y tuvo gran difusión a lo largo de la historia de
Roma. Sin embargo, el uso del que se tiene mayor constancia es de la época republicana en la que
los líctores, especie de escoltas de magistrados y otros cargos públicos, portaban ese haz de
bastones y hacha como emblema de potestas o capacidad de instrucción y de mando.
De fasces proviene la palabra fascismo, un movimiento en Italia, liderado por Benito Mussolini, en
cuya visión ideológica se reunían una serie de símbolos del glorioso pasado romano en aras de
exaltar a la Nación y la Patria italiana. Los regímenes fascistas tienden a hacer uso de frases,
eslóganes, símbolos y canciones, que tienen como principal objetivo la exaltación patriótica. Suele
imperar la xenofobia considerando como enemigos o persiguiendo a las minorías étnicas, raciales,
liberales, comunistas, socialistas...
Es un símbolo que si bien se halla presente en multitud de instituciones políticas y jurídicas de
muchas naciones, su significado básico viene a representar la firme e inquebrantable unidad de
una multitud de varas frente a la soledad de una sola, susceptible de ser fácilmente quebrada. Este
símbolo forma parte del emblema que distingue a la Guardia Civil española.
401

La Anarquía

El símbolo anarquista consiste en una letra «A» mayúscula rodeada por un círculo. Las palabras
“anarquía”, “acracia” o “anarquismo” comienzan con la letra A en la mayoría de los idiomas,
haciéndolo un símbolo reconocible a nivel internacional. El círculo simboliza unidad, símbolo del
equilibrio del orden natural que no necesita comando central, sino que fluye por sí mismo.
También, además de enfatizar la letra ‘A’, el círculo simboliza determinación.

El Yugo y las Flechas

En la tradición heráldica española, el yugo, el haz de flechas fueron elementos que, junto con el
nudo gordiano, el ramo de granadas y el lema “Tanto Monta” conformaban la divisa personal
propia más difundida de los Reyes Católicos.
«El diseño del yugo y el haz de flechas fue descrito en la pragmática expedida por los Reyes
Católicos en Medina del Campo en el año 1497, para llevar a cabo su reforma monetaria donde
pretendían unificar el sistema monetario además de regular el funcionamiento de las casas de
moneda y monederos.»
402

Estos símbolos también fueron utilizados durante la dictadura franquista en España. El yugo y las
flechas son los símbolos de la Falange Española. «La adopción de este símbolo se produjo a causa
de una explicación de un profesor de la Universidad de Granada, Fernando de los Ríos, de
inclinaciones socialistas, que en una clase de Derecho Político sobre el Estado Fascista y sus
símbolos, hizo un apunte en el encerado con un ramillete de flechas entroncadas con un yugo,
indicando que ese sería el símbolo del fascismo de haber nacido o surgido en España.»

El Nudo Gordiano

«Propia del Rey Fernando el Católico era la divisa del nudo gordiano, de arraigo en la Corona de
Aragón, y que se disponía perpendicularmente al yugo.»
Nudo gordiano es la expresión de algo referido a una dificultad que no se puede resolver, como
una situación de solución compleja, de difícil desenlace, o un obstáculo difícil de salvar. “Cortar el
nudo gordiano” significa resolver un problema de forma tajante o sin contemplaciones.
Dicha expresión procede de una antigua leyenda griega según la cual los habitantes de Frigia –la
actual península de Anatolia, en Turquía- necesitaron elegir un rey. «Gordio era un labrador de
Frigia que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando los frigios decidieron que
necesitaban un rey consultaron al oráculo y éste les respondió que escogieran al primer hombre
que vieran subido en un carro. Ese hombre fue Gordio, que fue proclamado rey de Frigia, fundó la
ciudad que lleva su nombre y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro y ató
la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior. Tan complicado era que
nadie lo podía desatar, por lo que se convirtió en una tradición que prometía el imperio universal a
quien lo desatara. Una leyenda popular cuenta que cuando Alejandro Magno se apoderó de Frigia
y presente ante aquel nudo, dijo: “tanto monta cortar como desatar” y cortó el nudo con su espada,
lo que fue interpretado como que para conseguir algo, da igual cómo se haga, lo importante es
conseguirlo.»
La misma expresión fue utilizada en la época de los Reyes Católicos en España, para hacer valer la
igualdad del rey de Aragón y de la reina de Castilla, cuando contrajeron matrimonio para
formalizar la unión de España, y se hizo célebre en la cronología popular: “Tanto monta, monta
tanto, Isabel como Fernando”. El texto “TANTO MONTA” aparece profusamente representado
junto al yugo, las flechas y el nudo gordiano, en los artesonados de los palacios y fortalezas que
utilizaron dichos reyes.
403

El Vítor o Víctor

El “Vítor” o “Víctor” es un símbolo acuñado durante el Imperio Romano derivado del crismón.
Se cree que originariamente el anagrama tenía las letras V-I-T-O-R o V-I-C-T-O-R, en cualquier
orden, cuyo significado era ‘vencedor’ o ‘victoria’.
A partir del siglo XIV, algunas universidades españolas adoptaron el símbolo como emblema
conmemorativo de quienes obtenían el título de doctor, el máximo nivel de estudios. «Un vítor es
una inscripción de reconocimiento a la consecución de un doctorado. Es también una cartela
recordatoria de un acto o festejo del que se quería dejar memoria. Obedecen al interés por dejar
testimonio de un acontecimiento o celebración». En Salamanca hay muchísimos vítores,
fundamentalmente en edificios universitarios. Los muros de la Universidad de Salamanca están
repletos de imágenes con este símbolo, junto a textos de exaltación, algunos referidos a destacados
personajes. Los ‘vítores’ académicos significaban la proclamación solemne y pública de un
acontecimiento notable y triunfal, como podía ser el doctorado o el logro de alguna cátedra.
Cuando el ‘vítor’ se plasmaba en los muros se utilizaba una pintura rojiza a base de sangre de toro,
pimentón y almagre.
Este símbolo fue utilizado ideológicamente durante la dictadura franquista. «Algunas fuentes
especulan con la posibilidad de que el ocultista Corintio Haza hubiera incorporado al emblema
símbolos astrológicos para proteger simbólicamente a Francisco Franco. Otros, como el esoterista
Julius Evola, interpretan cada una de sus partes en relación con la alquimia, la astrología y la
masonería.»
404

Símbolos de la Paz

El color de la paz es el blanco. Por esa razón, una paloma blanca es reconocida universalmente
como el símbolo de la paz, tras las dos guerras mundiales sufridas a lo largo del siglo XX.
«La paloma con una rama de olivo en el pico tiene un origen bíblico en el relato del Diluvio
Universal, Génesis 8:8-12. Al principio de los tiempos, la maldad de los hombres provocó la ira de
Dios, quien decidió exterminar casi toda la vida sobre la tierra, con la excepción de la familia de
Noé, que mostraba fidelidad a Él. Tras el Diluvio Noé abrió una ventana del arca y soltó una
paloma para ver si las aguas habían bajado en la superficie de la tierra. Al cabo de siete días la
paloma volvió trayendo en su pico una rama verde de olivo, cuyo significado era que la
inundación había acabado y que Dios estaba de nuevo en paz con la humanidad.»
Otro de los símbolos de la paz es un círculo que en su interior contiene una especie de tridente
invertido. Fue diseñado por el británico Herald Holton en 1958. El símbolo nació como un
emblema de las campañas antibelicistas y antinucleares, ya que Holton, objetor de conciencia, tenía
como objetivo crear un logotipo para la Campaña contra el Desarme Nuclear.

La Justicia

El símbolo de la Justicia es representado por la figura de una dama con los ojos vendados, con una
espada en su mano derecha y una balanza en la izquierda. La dama se corresponde con la diosa
griega Temis de la justicia divina y con la diosa romana de la justicia Iustitia.
El símbolo de la venda en los ojos representa decisiones objetivas e imparciales sin influencias de
riquezas, política, fama o infamias. La espada es el símbolo de la ejecución de las decisiones. La
balanza es el símbolo de la equidad para que el equilibrio de ambos lados sea el justo.
405

La Templanza

La templanza, junto a la justicia, la prudencia y la fortaleza, conforman las virtudes morales, que
deben su denominación a que ellas son un norte moralmente conveniente a quienes buscan la
sabiduría. Son conocidas como las virtudes cardinales, ya que marcan un camino arquetípico a
seguir. La representación simbólica de la templanza más común y generalizada es la de una dama
o un ángel andrógino en el acto de pasar agua de un recipiente a otro, aunque también hay
representaciones donde la dama o el ángel sostienen un reloj de arena.

La Libertad

La Libertad está simbolizada en una estatua de mujer con una túnica y una corona radiante sobre
su cabeza. El color verde es el símbolo de la Libertad.
También es un símbolo de libertad el ‘gorro frigio’ que portaban en sus cabezas aquellos esclavos
que habían sido liberados durante la época de los griegos y los romanos. Fue muy utilizado como
iconografía alegórica por la Revolución Francesa y también durante la II República Española.

« ¡Libertad, es tu hora de llegada! El mundo entero te ha traído hasta estas playas,


tirando de tu carro de victoria. Aquí estás como el sueño del poeta, grande como el
espacio de la tierra al cielo.»
José Martí
406

Símbolos de la Masonería

«Todas las sociedades secretas utilizaron los símbolos para mostrar de forma oculta sus
conocimientos y mensajes.»

La Masonería es una orden fraterna secreta que ha existido desde hace cientos, o quizás miles de
años, y continua operando ahora en todos los países del mundo. La historia cuenta que tras la
caída de los Templarios en 1307, muchos lograron huir y refugiarse en varios países, entre ellos en
Escocia. La Orden se reorganizó en Aberdeen y siglos después aparecieron las primeras logias
masónicas escocesas. Muchas de ellas han perdurado hasta nuestros días.
Algunos creen que los masones fueron los herederos de los constructores de las pirámides de
Egipto, los que poseen los secretos de aquellos primeros maestros, los que investigaron los
conocimientos secretos de la arquitectura y construcción que llegaron de Egipto, probablemente a
través de los Caballeros Templarios, y que fueron esenciales en la construcción de las iglesias y
catedrales góticas de la Europa medieval. Fueron descendientes de los primeros gremios de
masones –los albañiles- que existieron en Egipto y Grecia y utilizaron técnicas de construcción
esotéricas en su oficio. Técnicas que han ido pasando a través de las sectas y las escuelas de
misterio, y siguen sorprendiendo a los constructores modernos.
La construcción del Templo de Salomón puede considerarse como el origen de la Masonería, de su
ideario y filosofía y por su influencia en las agrupaciones de los obreros medievales. El artífice de
su construcción fue un hombre llamado Hiram Abiff que aparece ligado a toda la simbología y
estructuras masónicas.
407

Los iniciados de las sociedades secretas siempre han utilizado un lenguaje secreto o en clave de
comunicación, mediante la utilización de determinadas frases, palabras, gestos o símbolos. Supone
esto una verdadera obsesión por la utilización de rituales y símbolos, que a su vez son un medio
por el que pueden ser identificados.
Si hay un rasgo que caracteriza y destaca en la Masonería es la utilización de los símbolos como
forma de transmisión e interpretación de los conocimientos. Es una forma de diálogo heredada de
las antiguas escuelas, y la forma más sencilla de fijar una idea que se esconde tras un dibujo.
La Masonería posee gran parte del simbolismo, fórmulas y ritos del ocultismo, transmitidos de
generación en generación desde épocas de iniciaciones primitivas, mediante los símbolos, los
números, las formas geométricas y las herramientas.

En la masonería moderna la divinidad se simboliza mediante un triangulo equilátero, cuyos tres


lados representan las manifestaciones primarias del Uno Eterno. El triángulo equilátero expresa la
grandeza del poder que asiste al Gran Arquitecto y cuyos lados simbolizan «la libertad, la
igualdad y la fraternidad».
Los símbolos masónicos se refieren a un conjunto de ideas relacionadas directamente con el
conocimiento de la Cosmogonía, y por tanto del Hombre, pues éste es un cosmos en pequeño, un
microcosmos.
Muchos símbolos masónicos tienen un carácter hermético, término que se utiliza para designar lo
oculto, aquello que es difícil de conocer, entender o descifrar. Hermes Trismegisto, nombre griego
asociado al dios egipcio Toth, fue llamado “tres veces grande” porque se lo consideraba el más
importante de todos los filósofos, el más grande de todos los sacerdotes y el principal de todos los
reyes. Es el personaje al que se le atribuyen conocimientos secretos de la alquimia, magia, tarot o
astronomía.
El ‘Arte Real’ masónico, fue desarrollado a través de los tres grados de Aprendiz, Compañero y
Maestro, semejante a la ‘Gran Obra’ de la Alquimia, por lo que puede hacerse una transposición
coherente entre el simbolismo alquímico y el simbolismo constructivo y arquitectónico.
408

La escuadra y el compás

La escuadra y el compás, son los símbolos más destacados de la Masonería. La interpretación


simbólica del compás y la escuadra, es referida de la rectitud, a la universalidad que debe observar
todo masón. Representan el trazado de dos estructuras distintas, opuestas y a la vez
complementarias: el círculo y el cuadrado. La escuadra es el instrumento utilizado para trazar
líneas y ángulos rectos, mientras que con el compás se traza el círculo, representación máxima de
lo Absoluto, aquello que no tiene principio ni fin en sí mismo. Así, la escuadra representaría la
tierra y el compás el cielo. Con ambos instrumentos se pueden obtener todos los polígonos
regulares posibles: triángulos, cuadrados, rectángulos, pentágonos, hexágonos,...
«La Escuadra es un ángulo recto, y está destinada a “escuadrar” la piedra durante su proceso de
pulimento una vez ha sido trabajada con la ayuda del Mazo y el Cincel.» El ángulo recto que traza
una escuadra muestra cómo debe actuar una persona de vida honesta.
El compás dibuja círculos perfectos y por tanto, significa la perfección. Es símbolo del raciocinio
masónico. Los dos elementos unidos representan la unión de ideas y acciones.

El compás es uno de los símbolos que se asocian directamente con la actividad creadora del Gran
Arquitecto, como lo testimonian numerosos grabados donde se lo representa con esa herramienta
en la mano trazando el plano de su obra, es decir del Cosmos.
La relación del compás con el círculo y con todas las figuras que tienden a la circularidad, siempre
son generadas a partir de un centro previo, que es precisamente el que señala uno de los dos
brazos del compás, aquel que permanece inmóvil mientras el otro gira a su alrededor.
409

El Templo masónico y los dos pilares

Todo templo masónico tiene 12 columnas, que se corresponden con los 12 signos del Zodíaco y con
la base ritual de cada logia. Las columnas representan el tiempo cósmico y natural a través del
movimiento de los astros y los planetas. Los pilares resguardan la entrada de los templos
masónicos. A la entrada de los templos siempre hay dos columnas que simbolizan el pasado, mito
y origen de la masonería. El arte masónico representa dos pilares gemelos que custodiaban la
entrada de un templo masónico. Estas dos columnas simbolizan las dos columnas que tenía en la
entrada el Templo de Salomón. De pie ante la puerta del Templo del Rey Salomón, estas columnas
tenía la misma importancia simbólica como los obeliscos ante los santuarios de Egipto. «A la
entrada del Templo del Rey Salomón, en Jerusalén, había dos columnas descomunales: “BOAZ”
que significa “Fuerza”, y “JAKIN” que quiere decir “Sabiduría”.» La columna ‘B’ tiene al oriente
la ‘Luna’ símbolo femenino de la materia. La columna ‘J’ tiene al oriente el ‘Sol’, símbolo
masculino y energético del alma.

La simbología de los templos masónicos aglutina un conjunto de símbolos, además de las dos
columnas, el sol, la luna, la estrella de cinco puntas, la escuadra, el compás y otros instrumentos
propios de los albañiles y constructores. Los dos pilares, respectivamente, connotan también el
activo y el pasivo de las expresiones de la Energía Divina, el Sol y la Luna, el Azufre y la Sal, lo
Bueno y lo Malo, la Luz y la Oscuridad.
Las dos columnas que se sitúan a la entrada de los templos masónicos también reciben el nombre
de columnas solsticiales, identificándolas con la entrada del verano y el invierno, y un simbolismo
astrológico con los signos de Cáncer y Capricornio.
410

El símbolo de los dos pilares que, desde tiempos inmemoriales, vigilan las puertas de entrada a los
lugares santos y de los reinos misteriosos, y marcan el paso hacia lo desconocido y el otro mundo.
En arquitectura, dos pilares son símbolos arquetípicos que representan una importante puerta de
entrada o paso hacia lo desconocido. Para hacer las cosas aún más explícitamente masónica cada
pilar se compone de exactamente 13 franjas, un número que es de suma importancia en la tradición
masónica. Teniendo en cuenta la constante atención a la numerología oculta en el arte masónico,
este hecho por sí solo debería ser muy revelador.
Los dos pilares actúan como un “portal de los misterios” de pie a cada lado de la entrada a un
lugar sagrado. Por esta razón, Jaquín y Boaz son un lugar destacado en los edificios masónicos,
monumentos y documentos. En hebrero, la palabra Boaz significa fuerte, fuerza, poder, refugio,
fortaleza y la palabra Jaquín, significa el que fortalece, firme, erguido, estable.
Uno de los templos masónicos más destacados es la conocida y a la vez enigmática Capilla de
Rosslyn, que se encuentra a unos 15 kms. de Edimburgo, en Escocia, cuya construcción se atribuye
a los templarios que escaparon de Francia al ser perseguida la Orden en 1307. En su entrada están
presentes las dos columnas masónicas, y los cimientos son una copia exacta de los del Templo de
Salomón. Muchos investigadores coinciden en señalar que esta Capilla fue elegida para ser el
santuario masónico más importante del mundo, y que mostraría el vínculo entre los templarios y
la masonería.
Acerca de Rosslyn escribió Dan Brown en El Código da Vinci: «Toda la superficie de la capilla
estaba cubierta de símbolos: crucifijos cristianos, estrellas de David, sellos masónicos, cruces
templarías, cuernos de la abundancia, señales astrológicas, plantas, vegetales, pentáculos y rosas.
Los templarios habían sido reconocidos constructores y habían levantado iglesias por toda Europa,
pero Rosslyn estaba considerada su obra más sublime de amor y veneración. Los maestros del
trabajo en piedra no habían dejado ni un milímetro sin tallar. La capilla de Rosslyn era un
santuario de todas las confesiones... de todas las tradiciones... »
En su interior destaca El Pilar del Aprendiz, que según una leyenda dice que… “el albañil fue en
busca de inspiración de un pilar hacia Roma pues no se atrevía a realizar el trabajo sin haber visto
la columna original. Así que emprendió un largo viaje con esa finalidad. El aprendiz del albañil
tuvo un sueño en el que vio el pilar terminado, lo dibujó y comenzó a realizar el trabajo. El albañil
al regresar de Roma, vio la columna terminada y preso de la ira lo asesinó”.

Otras leyendas sitúan bajo este pilar el Santo Grial, o la Cabeza de Cristo. «El antropólogo Keith
Laidler, autor de ‘The Head of God: the Lost Treasure of The Templars’, afirma que en Rosslyn Chapel,
bajo el “Pilar del Aprendiz” se encuentra la cabeza momificada de Cristo, rescatada por los
templarios en Jerusalén y trasladada a Escocia durante los acontecimientos de 1307. La base de su
teoría estaría en una inscripción en dicho pilar que dice “Here beneath this pillar lies the head of
God”. (Aquí bajo este pilar se encuentra la cabeza de Dios). Esta cabeza embalsamada sería, según
Laidler, el famoso Baphomet, el supuesto ídolo que los templarios adoraban, según las
declaraciones que ellos mismos hicieron al ser torturados tras su caída en desgracia.»
411

El pavimento masónico

«En medio del templo se extiende el Pavimento Mosaico, tapiz de cuadros blancos y negros
exactamente iguales que los del tablero de ajedrez, y cuya forma cuadrangular evoca la de la
Logia.» Probablemente la característica más importante en las logias masónicas, el patrón de
damero blanco y negro está destinado a ser una representación visual del concepto de dualidad.
Existen variaciones de este patrón.
El piso a cuadros en blanco y negro ha existido en los templos desde los tiempos del antiguo
Egipto. Más que un simple elemento decorativo, el pavimento de mosaico tiene un profundo
significado esotérico. Hoy día es uno de los símbolos que distingue la Masonería y es el suelo para
los rituales de todas las logias masónicas. El pavimento es el área en la que las iniciaciones se
producen y es “emblemático de la vida humana, a cuadros, entre el bien y el mal.”
«El mosaico del pavimento es un antiguo símbolo de la Orden. Sus piedras partidas de color
blanco y negro han sido fácil y adecuadamente interpretadas como los símbolos del mal y del bien
en las religiones egipcia y persa. La planta tipo tablero de ajedrez sobre el cual la logia masónica
moderna se encuentra es el viejo tablero de los Arquitectos dionisíacos y mientras la organización
moderna ya no se limita a los gremios de obreros, aún conserva en sus símbolos las doctrinas
metafísicas de la antigua sociedad de la que es presumiblemente la consecuencia.»
«El pavimento de mosaico representa la planta baja del Templo del Rey Salomón. El piso, o bases
de la Logia, una ficha intercalada de cuadrados en blanco y negro, se refiere a la calidad dual de
todo lo relacionado con la vida terrestre y las bases físicas de la naturaleza humana - el cuerpo
mortal y de sus apetitos y afectos.»
El cuadriculado es la suma de cuadrados indefinidos simbolizando la red del cosmos. Imagen
igualmente de lo indefinido, de lo incalculable y perverso de la multiplicidad.

Los símbolos templarios coexisten con otros utilizados por la masonería, como decoración en el
interior de las iglesias católicas, como la catedral de Notre Dame, en París, construida por los
templarios, en la que el suelo de toda la planta es un damero ajedrezado.
«Todo lo material se caracteriza por la interrelación del bien y el mal, la luz y la sombra, alegría y
tristeza, positivos y negativos. Lo que es bueno para mí puede ser malo para ti, el placer se genera
a partir del dolor y finalmente degenera en dolor de nuevo.»
412

El pavimento mosaico es sin duda un símbolo de la manifestación que, efectivamente, está


determinada por la interacción permanente de las energías positivas, masculinas, centrífugas
luminosas, y las energías negativas, femeninas y centrípetas, oscuras, expresadas también en la
alternancia de los ritmos y ciclos de la naturaleza y el Cosmos.
Además, el suelo ajedrezado es representativo de la tierra, el mundo material, mientras que los
contrastes del techo están edificados para representar a los cielos y el reino espiritual. «La Cubierta
de la Logia se muestra en agudo contraste con su suelo blanco y negro y se describe como una
bóveda celeste de diversos colores, incluso como los cielos.»
«Se encuentran marcas y símbolos masónicos en las piedras de numerosos edificios públicos, en el
continente europeo y también en Asia. A. Gorham describe muchísimas marcas que aparecen en
los muros de edificios tales como el Taj Mahal, la Jama Masjid y una famosa construcción
masónica: el Qutab Minar. Para los que consideran que la masonería es una sociedad secreta de
arquitectos y constructores que durante miles de años constituyeron una casta de maestros
artesanos, Jurarn Abí fue el Gran Maestro tirio de una organización mundial de artesanos, cuyo
centro principal estaba en Tiro, Líbano. Su filosofía consistía en incorporar a sus mediciones y
ornamentaciones de templos, palacios, mausoleos, fortalezas y demás edificios públicos su
conocimiento de las leyes que controlaban el universo. A cada obrero iniciado se le asignaba un
jeroglífico con el que marcaba las piedras que cuadraba, para demostrar a toda la posteridad que
así dedicaba al Arquitecto Supremo del Universo los frutos perfectos de su trabajo.»
Los símbolos masónicos son en realidad una sintaxis de sus ideas y en ello se encuentra la idea de
eternizar los mensajes.
Con respecto a las marcas de los masones, Robert Freke Gould escribe: “Es muy sorprendente que
estas marcas se encuentren en todos los países, en las cámaras de la Gran Pirámide de Gizeh, en las
murallas subterráneas de Jerusalén, en Pompeya, en Herculano, en murallas romanas, en templos
griegos, en el Indostán, en México, en Perú, en Asia Menor, y en grandes ruinas de Inglaterra,
Francia, Alemania, Escocia, Italia, Portugal y España”.

Fotografía de la Sede Masónica de la Gran Logia de Francia, en Paris. Sobre la pared del fondo el
Triángulo con el Ojo que Todo lo Ve, el Sol y la Luna a ambos lados, y debajo una cuerda con dos
Nudos de Salomón. En el centro las columnas sobre el pavimento masónico.
413

El Delta masónico

Otras dos figuras geométricas importantes son el Delta Luminoso, de forma triangular, y la
Estrella de cinco puntas o Estrella flamígera, símbolos respectivos del Gran Arquitecto y del
hombre plenamente regenerado que ha retornado al centro de sí mismo. Tanto el Delta como la
Estrella flamígera son de origen pitagórico, estando íntimamente relacionados con la Tetractys y la
Estrella pentagrámica.

De forma especial hay que señalar la conexión del simbolismo masónico con los ojos que son
propiamente las ‘luces’ que iluminan el microcosmos. Es el símbolo de un sol radiante en cuyo
centro aparece el ‘Ojo que todo lo ve’ rodeado de un compás y una escuadra. El Delta y el Ojo
ocupan siempre una posición central, y el hecho de encontrarse entre el sol y la luna lo relaciona
con el ‘tercer ojo que todo lo ve’ en el eterno presente, pues ambas luminarias representan los ojos
del ‘Hombre Universal’.
414

VIII
SIMBOLOGÍA EN LA ARQUITECTURA

...Un símbolo siempre representa algo más que su significado evidente e inmediato...

Desde la época medieval la arquitectura religiosa supuso una intensa actividad constructora de la
cual han llegado a nuestros días catedrales, monasterios, conventos, iglesias y edificios civiles cuya
grandeza no siempre se explica en las poblaciones actuales y sólo es entendida a la luz de la
historia de unos asentamientos centenarios. Y si en el centro y norte de la Península se
desarrollaban impresionantes empresas constructivas a la vera del Camino de Santiago y en sus
diferentes ramales y poblados de la mano de las reformas cluniacense y cisterciense, en la parte
sur, en el Reino de Granada, las obras alcanzarían cotas que hasta el día de hoy asombran por su
extraordinaria calidad. La enorme cantidad de edificios en España se explica, por supuesto, por el
contexto social en que se inscriben, pero en lo referente a su fábrica material, por la existencia de
una importante cantidad de especialistas de la construcción –maestros de obra o alarifes-, tanto
hispanos como llegados de diversos puntos de Europa.

El conocimiento constructivo en la Edad Media estaba en posesión de personas que se podrían


denominar como “maestros de obra”, ya sea porque lo dominaran por pura experiencia o por
algún tipo de estudios previos, sobre todo del campo de la geometría y las matemáticas. En la
época medieval, tras la desaparición de las escuelas clásicas y su metodología de la enseñanza, la
organización de la enseñanza se articulará en torno a las llamadas siete artes liberales, en las que se
debían instruir quienes pretendiesen formar parte del clero. Estas siete artes se dividían en dos
grupos de materias: el ‘trívium’ que comprendía la gramática, la dialéctica y la retórica, y el
‘quadrivium’, que se integraba por la música, la aritmética, la geometría y la astronomía.
415

Todas estas materias eran parte esencial de la preparación de muchos personajes de la cultura
cristiana y musulmana, por lo que no debe sorprender que muchos de ellos acabaran siendo
hábiles teóricos de la arquitectura. La diversidad de diseños ornamentales incluyen todo tipo de
elementos, desde mudéjares, góticos, platerescos, etc., los cuales debían ser realizados por
maestros con un alto nivel de conocimientos, experiencia y preparación.
Las Hermandades de Constructores poseían el conocimiento de la arquitectura simbólica y lo
transmitían en las piedras. Los maestros de obras construían las iglesias y catedrales con las
piedras en las que se labraban unos conocimientos iniciáticos basados en símbolos, donde los
monstruos, los animales o las plantas tenían un significado específico que los adeptos debían saber
identificar y descifrar. Las marcas de cantería o signos lapidarios son huellas o secretos que los
maestros canteros dejaron en las piedras con las que se construyeron los monumentos. Esos y otros
muchos secretos referidos a la Astrología, la Alquimia, la Mística y la Magia fueron representados
en capiteles, tímpanos y relieves de los templos románicos y góticos.
Símbolos y motivos con finalidad protectora fueron colocados en los más variados puntos de las
viviendas familiares u otros edificios y construcciones de la arquitectura popular y religiosa, bien
para impedir que seres extraños y malignos o aquello no deseado pudiera penetrar, o bien para
representar que lo maligno y lo dañino quedaba ostensiblemente en el exterior como premonición
a los fieles de la sensación de paz, alivio y protección que tendrían al entrar en las iglesias y
catedrales. Así pueden verse toda clase de símbolos protectores y distintos elementos en los
lugares más accesibles como formas intimidatorias, tales como muros, tejados, canecillos, puertas,
ventanas, balcones o chimeneas, es decir, en los puntos considerados más vulnerables.
«Hay muchos relatos de imágenes de piedra que por las sustancias que utilizaban en su
composición y el ceremonial que se siguió en su construcción, fueron dotadas de alma por las
divinidades a semejanza de las cuales habían sido creadas. A dichas imágenes se atribuían
diversas facultades humanas y poderes, como el habla, el pensamiento e incluso el movimiento. La
historia registra la existencia de piedras que sumían en estado de éxtasis a todos aquellos que oían
el sonido que producían al ser golpeadas. También ha habido imágenes que seguían resonando
durante horas después de que la propia sala hubiese quedado en silencio y piedras musicales que
producían las armonías más dulces. En reconocimiento de la santidad que atribuían a las piedras,
los griegos y los romanos apoyaban la mano sobre determinados pilares consagrados cuando
hacían sus juramentos.»
En la arquitectura antigua se guiaban por creencias o supersticiones, como lo demuestran la
orientación de los monumentos. Los santuarios paganos estaban orientados hacia el lugar del sol
naciente. En muchos casos, esa orientación era muy precisa, señalando el punto exacto del
horizonte por donde asomaba el sol el día de la fiesta del dios al que estaba dedicado el templo.
Todas las iglesias cristianas están orientadas hacia el Este, hacia el sol naciente, pues el Oriente es
el símbolo del Paraíso, ya que el Occidente, por donde el sol se oculta, es considerado como el
reino del Anticristo, de las tinieblas y de la muerte. Por esa circunstancia, el muro de las fachadas
occidentales era reservado para la representación del Juicio Final, en el interior, en los mosaicos de
las iglesias bizantinas, o en el exterior, como en los bajorrelieves de las iglesias románicas.
También el Norte y el Sur tenían significaciones análogas. El Norte es la región de la oscuridad y
de las escarchas, está dedicado a Satanás y al reino de la Ley. El Mediodía, de donde vienen la luz
y el calor, evoca, por el contrario, la idea del Cristo Salvador, del reino de la Gracia.
Todas las culturas desarrollaron construcciones arquitectónicas que las caracterizan y distinguen.
De entre ellas destacan cuatro estilos arquitectónicos por la profusa utilización de símbolos que
presentan sus construcciones más representativas: El románico, el gótico, el musulmán y el
mudéjar.
416

Arquitectura del románico

El arte románico es el primer estilo europeo internacional, que se desarrolla durante los siglos XI y
XII. El arte románico se caracteriza por la construcción de sus iglesias con anchos muros macizos
de piedra que pudieran soportar los enormes pesos de las bóvedas. Ello provocaba que carecieran
de grandes ventanales y, aunque tuvieran algún rosetón, la consecuencia en el interior de los
templos románicos es que predominaba la escasez de luz, lo cual a su vez invitaba al recogimiento.
A pesar de la escasa luz, en su interior, los muros se decoraban con extraordinarias pinturas con
una policromía que las dotaba de vida y de magia. Los vanos, aunque necesarios por el
simbolismo de la luz, fueron practicados de manera más escasa que en el gótico pues suponían
frecuentemente menoscabo de la resistencia de los muros.
El románico suponía la mística convertida en piedra con el que “trataban de sublimar el espíritu de
los peregrinos a través de la arquitectura”, pues el objetivo era transmitir mensajes en piedra, por
lo que muchas iglesias y ermitas de la época no solamente eran lugares de culto, sino que, debido
al escaso nivel cultural y al analfabetismo de la mayoría de sus gentes, los conocimientos se
transmitían representados en las imágenes pictóricas, en los capiteles y esculturas.
En la arquitectura románica los pórticos son sobrios con varias arquivoltas o series de arcos
concéntricos de medio punto, con escasos o nulos motivos decorativos. «El arco de medio punto
reunía en sí dos símbolos: la circunferencia y el cuadrado que simbolizan respectivamente el Cielo
y la Tierra. La circunferencia sugerida por el arco semicircular y el cuadrado limitado por las dos
columnas, la base sobre las que éstas se apoyan y la línea imaginaria que separaría la
semicircunferencia y el cuadrado. El arco de medio punto es símbolo del Cielo, de la cúpula
celeste, sobre el cuadrado, símbolo de la Tierra, de los cuatro elementos o las cuatro estaciones. El
conjunto simboliza el Cielo sobre la Tierra.»
Los capiteles contienen figuras muy toscas, representando animales, leones, flores o collarinos
retorcidos. Sobre los dinteles de las puertas de acceso al interior solían tallar impresionantes
crismones rodeados de figuras de animales y con leyendas explicativas de su significado.
Las torres eran de planta cuadrada u octogonal. Las naves eran rectangulares acabadas en un
ábside semicircular o cabecera. «La cabecera es la parte más noble de los edificios románicos
puesto que es el lugar donde se ubica el altar. De forma invariable en el románico y en otras
arquitecturas medievales, la cabecera se encuentra en el extremo oriental de la iglesia. La razón de
esta orientación canónica es la de que los primeros rayos de luz del día debían incidir en ella,
porque este ‘Sancta Sanctorum’ simboliza a Jesucristo que es, según el Nuevo Testamento “la luz
del mundo”.»
417

Arquitectura del gótico

“Art-got” parece querer significar la utilización de un lenguaje que ha de ser expresado


exclusivamente con símbolos materializados en piedra. Probablemente el arte gótico nació para
expresar el sentimiento de los hombres a través de sus manifestaciones arquitectónicas que revelan
«humanidad» en las formas de sus piedras.
Ese “art-got” es traducido como el “argot”, es decir, un idioma que sólo entendería un grupo
selecto y reducido de personas. Ese argot aparece reflejado en la misma catedral de Notre Dame de
París, donde a través de símbolos, existe un saber apto únicamente para unos pocos iniciados que
comprenden los mensajes que allí se representan en piedra para comunicarse entre ellos.
Las iglesias medievales europeas aparecen repletas de símbolos esotéricos, en recuerdo de las
antiguas religiones paganas de origen solar, cuya comprensión solo estaba al alcance de unos
pocos iniciados. Muchos de los símbolos que en ellas se representan, estaban relacionados
directamente con la antigua cultura egipcia, de los que destacan entre otros, los signos del zodíaco
representados junto a imágenes de los santos, o de Cristo en las portadas de muchos templos
europeos.
A diferencia del románico, los muros eran más estrechos, ligeros, abiertos con espléndidas
vidrieras y rosetones, pues los arquitectos de las catedrales góticas incrementaron el tamaño y las
proporciones hasta el límite de la resistencia de los materiales, aligerando el peso de las cubiertas y
distribuyendo las cargas sobre contrafuertes o arbotantes, de tal modo que su función transmitiera
la sensación de elevación hacia los cielos, a la vez que conseguían la unidad y la belleza del
conjunto.
Con la llegada del arte gótico se llenaron de luz las catedrales y por esa causa surgieron los
artesanos que convertían esa luz en color mediante cristales alquímicos con los que decoraban las
vidrieras y los rosetones. Las coloridas vidrieras representaban escenas bíblicas y leyendas sobre
destacados personajes del cristianismo. Eran como libros abiertos e ilustrados dirigidos a una
población en su mayoría analfabeta ávida de comprender. En el interior, los creyentes miraban
hacia arriba maravillados con esas formas coloreadas.
Los constructores medievales utilizaron métodos ocultistas para introducir conceptos esotéricos
milenarios y diversos, simultáneamente, en numerosas catedrales europeas, en tiempos de la
Inquisición, sin oposición de la jerarquía religiosa. De esa manera, los pórticos, rosetones,
vidrieras, capiteles, gárgolas, ménsulas... todos los elementos constructivos fueron utilizados para
acoger multiplicidad de símbolos, donde abundaban personajes y seres mitológicos, demonios y
serpientes, bestias malévolas y monstruos de todas las especies.
418

En cuanto a los símbolos por sí mismos, se encuentran en gran número aquellos que han sido
interpretados como símbolos alquímicos de transformación. Los capiteles de los templos reflejan la
espiritualidad de la Edad Media y también la simbología alquímica y transmutadora del espíritu.
Los maestros constructores tallaron las piedras, construyeron los templos y dejaron sus marcas en
los sillares de las catedrales, en las que también abundan dragones, demonios, seres mitológicos,
laberintos, esfinges, zodiacos, y otras representaciones cristianizadas de antiguos cultos egipcios,
griegos y otras culturas anteriores.
En las medidas y proporciones de las catedrales góticas aparece reflejado el número de oro, o
sección aurea, la constante que rige la naturaleza y aparece en diversidad de aspectos. El diseño de
la planta de esas catedrales parece estar inspirado en el ‘Anj’, la cruz ansada de los egipcios, donde
el asa de ese símbolo sería la girola, añadida a la planta en forma de cruz.

Las grandes catedrales góticas son consideradas como un compendio de sabiduría hermética. Para
Fulcanelli, destacado autor de libros sobre alquimia, las grandes obras arquitectónicas del
Medievo, especialmente las catedrales góticas, reflejan el verdadero significado de la alquimia.
Según él, «entre los medallones y las estatuas de estos templos góticos se puede seguir de forma
muy clara el antiguo camino alquímico en sus diferentes etapas». Fulcanelli descubrió que todo ese
proceso está grabado en las piedras talladas que se emplearon para edificar esas catedrales. Para
este enigmático personaje, «la catedral no debía observarse como una obra dedicada únicamente a
la gloria de Cristo o a la de Nuestra Señora, sino más bien como una vasta concreción de ideas y
tendencias, de fe popular, un todo perfecto al cual uno puede referirse sin temor en cuanto se trata
de penetrar el pensamiento de los antepasados».
Los gremios de masones conocían los secretos de las culturas más antiguas sobre proporciones
arquitectónicas y, desde que emergieron a principios del siglo XIII, intentaron inmortalizar esos
conocimientos secretos de una religión universal en las catedrales góticas. Algo común en el diseño
de estas construcciones medievales es ver una gran puerta central flanqueada por otras dos más
pequeñas, y dos torres, una a cada lado de un pasillo central. «La puerta central es “la fuente, el
alma dentro del cuerpo”. Las puertas gemelas a cada lado representan las fuerzas opuestas de la
dualidad que el alma debe confrontar y dominar en vida. Este simbolismo tríptico es piedra basal
de muchas sociedades secretas, además de los francmasones.»
Unos secretos que sin duda tendrían que ver con la utilización de una geometría sagrada en la
construcción de los templos y catedrales. Los francmasones, descendientes de los templarios,
pudieron ser los depositarios de una tradición oculta, pues con sus capiteles y gárgolas, con sus
galerías, con la altura de sus agujas y campanarios, parecen un desafío con el que pretendieran
mostrar saberes antiquísimos heredados del Templo de Salomón o bien de Moisés, quien sin duda
fue adiestrado en las técnicas constructivas del antiguo Egipto. Es por ello que, con toda
probabilidad, el nacimiento del arte gótico tuvo mucho que ver con los caballeros templarios.
419

Arquitectura de los Templarios

«Los Caballeros Templarios se instalaron por todo el Camino desde Francia hasta Compostela,
dejando sus huellas por doquier... a modo de claves que cualquier peregrino iniciado tendría que
interpretar. El camino de las Estrellas que llegaba hasta ‘Campus-stellae’, terminaba donde
acababa el mundo conocido, en Finisterre... pero los peregrinos debían pasar por localidades
donde había iglesias y castillos templarios, que eran lugares mágicos y cargados de leyendas... Los
Templarios desplegaron los conocimientos que surgían en otros puntos de Europa o en la propia
península ibérica para adecuarlos y plasmarlos en las obras que les eran encargadas. Había,
también, otra importante cantidad de mano de obra cualificada que no recibió nunca el
reconocimiento de maestro de obras o alarife, pero que poseía una herencia de más de quince
siglos de tradición constructiva y que era suficientemente capaz de participar en cualquier tipo de
obra. Estos constructores fueron los responsables de muchas obras en las cuales es imposible
encontrar rastro alguno de su nombre, nacionalidad o herencia cultural, ya que el mérito fue
otorgado en muchas ocasiones a los mecenas o a los impulsores de tan grandes edificios.»
Los templarios desarrollaron una labor eminentemente civilizadora, impulsando el arte gótico,
intensificando los sistemas de producción en sus granjas y encomiendas. Los santuarios
construidos por los Templarios presentan la misma disposición arquitectónica. Una plaza central
de forma redonda, de donde parten, siguiendo un sistema radial, los ábsides. Es verdad que esta
disposición es la que representa al Santo Sepulcro, pero corresponde también al centro del mundo,
tal como está descrito en las teologías orientales.
Una característica de las construcciones templarias es la utilización de las formas circulares y
poligonales de las iglesias, supuestamente a semejanza de la estructura de la Cúpula de la Roca en
Jerusalén. En muchas de ellas destaca la colocación de una especie de banco adosado al muro
interior, lo que produce la idea de que esas construcciones se utilizaron como lugar de reunión de
los miembros de la Orden, además de la celebración de oficios, es decir, sirvieron como templo y
como sala capitular para determinado tipo de celebraciones.
Otra característica casi exclusiva de la cultura templaria es que la mayoría de las primeras iglesias
que construyeron en la península presentan una planta octogonal. La base octagonal fue la
estructura que sirvió de modelo para numerosas construcciones templarias. Interesados como
estaban por la Cábala concedían gran importancia a la ciencia de los números. De hecho, este tipo
de planta será una de las más empleadas, dado que el número 8 simbolizaba para ellos la armonía
entre los mundos material y espiritual.
«A la planta octogonal se superponen progresivamente, dos niveles de 16 y 32 lados, coronando el
alzado con el círculo de la cúpula semiesférica que la cubre. Más allá de una solución
arquitectónica hay aquí un significado místico. Una progresión ascendente que pone de manifiesto
la cuadratura del círculo, la conversión de lo material, lo octogonal, como primer desarrollo de la
cruz templaria, pero también del número cuatro o del cuadrado, que cabalísticamente representa
la manifestación en lo sagrado, simbolizado en este caso por el círculo. La plasmación geométrica
que resuelve la anhelada formulación matemática de los francmasones, alquimistas y cabalistas
medievales, tierra y cielo unidos en un recinto sagrado.»
420

La iglesia de Santa María de Eunate, ubicada en Navarra, es una génesis templaria, dando a su
arquitectura una simbología esotérica. Es uno de los templos más enigmáticos y sugerentes de
todo el camino de Santiago cerca de la localidad de Puente la Reina, conocido por todos los que se
han sentido atraídos por los misterios templarios. Se trata de uno de esos lugares iniciáticos que
centran las especulaciones de todo tipo de investigadores. Arte, Historia y Simbología se dan cita
en esta capilla arropando el misterio de lo desconocido.
Se trata de una capilla de una nave con ábside semicircular y portada ojival con motivos vegetales
y animados en las arquivoltas que algunos interpretan como símbolos de la muerte iniciática y la
inmortalidad. Todo en Eunate es medida, proporción y símbolo. Ocho lados irregulares delimitan
una nave pequeña, de estilo románico, rodeada de una original arcada de idénticos lados, en la
similitud de su planta octogonal con la del Santo Sepulcro de Jerusalén. En el interior la cúpula
octogonal, y entre los nervios pequeños lucernarios que tamizan la luz solar de una forma original.
El ocho está ligado al renacimiento, a la resurrección, pero también a los tiempos cíclicos y a
infinitud de Dios.
«Hay quienes lo señalan como punto donde confluyen las fuerzas telúricas, quizá por el hecho de
que esté levantado en el que hoy es el mismo centro de Navarra, aunque no lo era en el tiempo de
su construcción. No hay estudio o demostración que corrobore esta afirmación. Otros lo visten de
misterio, algo muy común de los enclaves del camino jacobeo, o con un halo esotérico propiciado
por los canteros que llenaron sus piedras de signos y símbolos, o por el hecho de su más que
dudosa vinculación a la Orden de los Templarios.»

La Iglesia de la Vera Cruz, en Segovia, es otra construcción peculiar atribuida a los templarios. De
estilo románico, construida sobre una planta con forma de polígono de doce lados, con tres ábsides
semicirculares orientados hacia levante que configuran la cabecera de la Iglesia, y una torre de
base cuadrada. «En el interior de la Vera Cruz se siente con fuerza sensaciones inigualables que
tanto buscaban los eruditos medievales. El exotismo oriental del templo refuerza esta sensación de
misterio.» El pórtico de la puerta principal tiene tres arquivoltas de medio punto con decoración de
dientes de sierra y un tímpano liso sin decoración. En la parte superior hay dos círculos tallados
con la cruz de Malta sobre fondo policromado en rojo.
421

Las columnas que soportan las arquivoltas del pórtico tienen capiteles que muestran guerreros en
pleno combate, arpías y seres demoniacos atormentando a un pecador.

En el interior del templo, en su parte central, se encuentra un edículo de dos alturas con planta
igualmente dodecagonal, constituyendo así la única nave de la Iglesia en un anillo circular,
recordando a la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. La parte superior del edículo se utilizaba
para la vela de las armas y la oración de los neófitos templarios, antes de su ingreso en la
mencionada Orden. Allí se encuentra un altar de piedra decorado con arcos entrelazados que se
sustentan por columnas salomónicas.

Por dos escaleras se sube al piso superior que se cubre con bóveda de cuatro nervios paralelos dos
a dos sin juntarse en su centro.

En el interior una amplia representación de la simbología típica con la que los templarios
decoraban sus construcciones, tales como su divisa, el escudo con la cruz patriarcal sustentada por
dos leones, la cruz esotérica ‘Tau, la cruz oficial ‘Paté’ y la cruz de Malta.
422

Arquitectura musulmana
En la estructura general de los conjuntos arquitectónicos islámicos y mudéjares, la forma básica
que siguen los planos es el cuadrado, tanto en palacios y fortalezas como las mezquitas. El arte
islámico está determinado estéticamente por las prescripciones coránicas, la cultura árabe y las
influencias de los países conquistados por el Islam. El arte musulmán recogió la herencia del arte
tradicional de Asia occidental, y del estilo artístico grecorromano.
Los elementos típicos de la arquitectura del mundo islámico son los arcos de herradura en las
puertas y sobre columnas, aunque también existen otros arcos más complejos con diferentes
formas geométricas superpuestas, como los polilobulados, mixtilíneos y entrecruzados. Las
paredes y cubiertas están decoradas con una rica ornamentación basada en tres tipos de diseño:
motivos geométricos, vegetales y caligráficos o epigráficos.
Sus edificios destacan por la originalidad en la solución constructiva de las bóvedas nervadas y
por la impresionante fantasía decorativa que los acompaña. Los materiales que usaban, por lo
general, eran modestos: los más comunes son el ladrillo, el yeso y la madera, utilizados tanto para
elementos estructurales y ornamentación.
«Uno de los elementos importantes de la arquitectura musulmana es el jardín, ubicado al lado de
los palacios y mezquitas o dentro del conjunto como patios interiores. El jardín funcionaba como
un símbolo del paraíso, algo que se describe mucho en el Corán. Sirve como un lugar de descanso
y contemplación, con mucho uso del agua y de la sombra.»

Una de las obras más emblemáticas de la arquitectura islámica es la conocida como Cúpula de la
Roca en Jerusalén, el monumento islámico más antiguo conocido. «Se encuentra situado en el
recinto sagrado donde había estado el templo de Jerusalén, y donde, según la tradición, había
tenido lugar el sacrificio de Isaac. Según la narración del Corán, Mahoma emprendió un viaje
desde el santuario más cercano, La Kaaba en La Meca, hasta el más lejano, el templo de Jerusalén.
Desde la roca que alberga en su interior el edificio, el profeta se elevó a los cielos, para recibir la
primera revelación del arcángel Gabriel. Según la tradición, en la roca se quedaron grabadas las
huellas del Al Borak, el caballo mitológico de Mahoma.»
La planta de los muros exteriores es octogonal, y en su interior hay otra estructura de forma
octogonal con ocho columnas que soportan la cúpula de color dorado, pues está recubierta por
unas chapas de cobre dorado. En el centro una estructura de forma circular que rodea la ‘Roca’.
Los muros están profusamente decorados con unos mosaicos de color azul con fondo dorado y
dibujos que representan árboles, plantas en flor, edificios e inscripciones que probablemente se
refieren a símbolos del Paraíso.
En el interior, los muros también presentan una profusa decoración con ricos ornamentos a base de
joyas, dibujos geométricos y motivos vegetales. «La decoración de la Cúpula de la Roca atestigua
una utilización consciente de símbolos pertenecientes a sus adversarios, sometidos o aun activos,
del estado musulmán.»
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De entre las numerosas obras de la arquitectura musulmana hay tres ejemplos destacados en
España que se encuentran representados en la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba y la
Aljafería de Zaragoza.

El complejo de la Alhambra de Granada es sin duda el referente de la arquitectura y el arte


musulmán en España. El mejor palacio árabe del mundo, uno de los monumentos que rebosa
belleza en cada rincón de sus salones y patios. «La residencia de la corte del Reino nazarí creó un
espacio para el disfrute de los sentidos en el que la armonía y el refinamiento del diseño y la
decoración de la civilización musulmana alcanzaron cotas de perfección casi inigualables.
Exponente cultural del reino nazarí es un recinto fortificado que reúne en un mismo conjunto, un
palacio oficial con funciones administrativas, un palacio privado, la residencia del monarca,
amplios jardines con fuentes y amplias zonas de ocio.»
Destaca el Patio de los Leones, en cuyo centro está situada la fuente de los leones compuesta por
una gran taza dodecagonal que sostienen doce leones en círculo. Destaca también el Generalife,
compuesto por de unos amplios jardines y numerosas fuentes de agua y varios estanques.

La Mezquita de Córdoba destaca como arquitectura religiosa. Originalmente basílica visigótica, los
musulmanes levantaron sobre ella un espacio de culto con un impresionante bosque de columnas
que es su seña de identidad más característica. El templo rebosa belleza también en sus puertas,
especialmente en su riquísimo mihrab.
424

La Aljafería de Zaragoza fue inicialmente una construcción militar, una fortaleza que ha sufrido
diversas modificaciones a lo largo de su historia y hoy aparece bajo la forma de un castillo
cristiano. Alberga en su interior el diseño y la ornamentación del antiguo alcázar musulmán,
símbolo del poder de los reinos de taifas, del que son testigos los arcos polilobulados, la mezquita
y el patio.

Arquitectura mudéjar

El arte mudéjar es un estilo arquitectónico propio en la historia de España en la Edad Media, que
tiene lugar entre los siglos XII y XVI, exclusivo de la cultura española y que no se dio en ningún
otro país. Se desarrolla en común con otras corrientes artísticas cristianas, junto con el románico, el
gótico y musulmán de la época y que sirvió de eslabón entre las culturas cristiana e islámica. El
término mudéjar significa “aquél a quien se permite quedarse” en alusión a los musulmanes que
siguieron profesando su religión y sus costumbres en aquellos territorios que, con el avance de la
Reconquista hacia el sur de España, pasaban a dominio cristiano. Su aparición y desarrollo fue
posible gracias al fenómeno social que supuso la convivencia pacífica de tres culturas, la cristiana,
la musulmana y la judía. El sistema de trabajo artístico, así como los materiales, técnicas, y
elementos formales de tradición islámica, influyó en la arquitectura mudéjar por la participaron de
maestros que dejaron sus huellas, en forma de marcas y decoraciones simbólicas en muchos
edificios.
Como formas arquitectónicas de los símbolos que caracterizan el mudéjar destaca la utilización de
la planta octogonal, la cuadrada y la combinación de ambas, cuadrada en la parte inferior y
octogonal en la superior, para las torres de gran altura y esbeltez, que recuerdan la forma de los
alminares o minaretes islámicos.
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Predomina el uso del ladrillo, el yeso, la madera, y la cerámica, que no son solo elementos
constructivos, sino que tienen una función decorativa primordial. Los muros exteriores de las
torres y de los edificios anexos se revisten de decoración en la que destaca la disposición
ornamental de los ladrillos, formando junto con los azulejos fabricados con cerámica vidriada
extraordinarias combinaciones de dibujos geométricos.

El símbolo de la estrella mudéjar o doble cuadrado es el elemento decorativo más profusamente


utilizado en las construcciones del arte mudéjar, como por ejemplo, es la forma que daban al
tragaluz para la iluminación del interior de los baños árabes.
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Marcas de cantería o signos lapidarios

Quizá lo más destacable de la arquitectura es que desde la más remota antigüedad los grandes
edificios fueron construidos con bloques de piedra. Y esas piedras exigían una gran perfección lo
que a su vez exigía tener mucha destreza para tallarlas con las medidas y ángulos requeridos.
«Del amplio y variopinto espectro gremial de la baja Edad Media y del Renacimiento, resalta con
luz propia, para efectos de determinar la evolución de la masonería operativa, el Gremio de
Constructores. La masonería operativa o de oficio, el gremio de canteros que, sobre todo,
construían catedrales góticas. Se trataba de un gremio muy cerrado, por los conocimientos que
manejaban sobre el levantamiento de catedrales y por los códigos de comunicación que empleaban
sus miembros.»
Las marcas de cantería son los signos, las firmas que los canteros dejaron en las piedras que
labraron, con el cincel fino, el buril o puntero, lo que se refleja en la factura y corrección de las
líneas del trazado, regulares y estilizadas. Las hay con infinidad de formas y también muchas
teorías sobre sus posibles funciones y significados.
De los diferentes gremios que formaban parte de la actividad dedicada a la arquitectura y la
construcción, en lo a los símbolos se refiere, destacan los maestros canteros, por las marcas
personales o signos particulares que estos dejaban en las piedras que tallaban, destinadas a los
sillares que componían las grandes construcciones arquitectónicas, como las catedrales góticas,
monasterios y castillos, en las cuales todavía se pueden ver esas marcas en muchos bloques de
piedra que, al ser colocados las dejaban a la vista. Los gremios de artesanos escogieron los
símbolos representativos de sus oficios, al igual que las cofradías y hermandades. Durante algunas
épocas, los maestros talladores, miembros de las hermandades masónicas, dejaron sus marcas en
las piedras como símbolos de aquella destreza. Son las marcas de cantería o los signos lapidarios.
En muchos lugares quedó plasmada la evidencia de que los maestros canteros tallaban
deliberadamente esas marcas en la parte de la piedra que iba a quedar forzosamente visible, de ahí
la intencionalidad de dichas marcas.

Es importante resaltar que estas marcas podrían tener otras funciones, como la de representar una
simbología, aunque de difícil concreción, debido precisamente al hecho de que muchas de ellas
aparezcan visibles en los lugares más sagrados de los templos, como si de un privilegio se tratara,
al permitir que se perpetuara la memoria de aquellos maestros canteros más destacados o para que
les sirviera de estímulo en la realización de su trabajo.
Estas marcas personales fueron utilizadas desde antiguo, especialmente durante la Edad Media,
algo en la arquitectura románica y profusamente en la gótica, y con ellas, los canteros indicaban
aquellas piedras que habían tallado. Según la teoría más difundida, los canteros indicaban con sus
marcas la autoría de su trabajo para cobrar por cada una de ellas el salario correspondiente.
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El motivo principal pudo ser facilitar la identificación de cada trabajador para percibir la
remuneración correspondiente al trabajo realizado, como si esos signos fueran una especie de señal
o firma del trabajador.
Sin embargo, también es probable que entre las logias de los masones, las hermandades de los
constructores y albañiles, esas marcas les identificaran en su pertenencia a una determinada logia.
Es precisamente entre la masonería, donde estos signos lapidarios han podido ser considerados
como ideogramas, algunos de carácter astrológico o con significaciones mágicas.
Otras teorías apuntan a que las marcas de cantería, con sus diversos grados y funciones, eran el
‘argot’ mediante el cual transmitían aspectos relacionados con el oficio; una especie de alfabeto que
en lugar de letras estaría formado por líneas, ángulos y polígonos. La catalogación de marcas
utilizadas es muy extensa, desde simples líneas rectas, curvas o mixtas, hasta cruces, estrellas,
ballestas, llaves, escudos, letras, etc.
Destaca la importancia de esos signos, tanto por su valor funcional o de identidad, como por sus
posibles contenidos simbólicos. La significación de dichos signos era bien conocida por quienes
eran instruidos en el oficio de la construcción en piedra sillar. En numerosos casos se atienen a
trazados de la geometría clásica de regla y compás y responden a razones geométricas que pueden
proporcionar información sobre los métodos de trazados empleados en la época medieval. Esta
posibilidad permitiría descartar el azar respecto a la estructura formal de las marcas y plantear que
éstas responderían a motivaciones superiores, de pertenencia o filiación a agrupaciones, a
creencias místicas, o la transmisión de secretos o conocimientos que ya desde remotas épocas era
muy común dejar plasmados en las construcciones de piedra.
Entre las marcas resulta habitual la utilización de objetos simbólicos o alegóricos, y aunque estos
llegan a ser muy diversos, la mayoría pueden ser encuadrados dentro de grupos o categorías. Así,
los más utilizados serían letras o monogramas, góticos o masónicos, emblemas de arquitectura o
geometría, y símbolos místicos, herméticos o astrológicos. Algunos estudiosos del tema opinan que
«estos símbolos, que han estado presentes en la historia de la humanidad desde hace miles de años, actuarían
a modo de talismanes protectores del espacio sagrado delimitado por el templo».
La catalogación de las señales y marcas en las piedras, podría ser considerada como una muestra
evidente de la existencia y difusión que llegaron a tener dentro de la masonería, y en especial
durante los siglos que abarcaron el período de los estilos románico y gótico, sobre todo en las
construcciones de carácter religioso. Un aspecto bien conocido es la importancia que el
conocimiento de la geometría tenía para los constructores medievales.
Aunque a simple vista se pueda pensar que esas marcas eran elegidas al azar por sus autores,
como sello personal de autoría y firma de sus trabajos, la forma y precisión de las medidas y
ángulos han llevado a los estudiosos del tema a determinar que responden a motivaciones
relacionadas con la geometría. Subsiste la duda de si la elección de cada marca era una decisión
personal, o si a cada grado de cantero -aprendiz, compañero o maestro- les era asignada o
entregada por las asociaciones, hermandades de constructores o logias a las que pertenecieran,
como signo que les identificaría de por vida allí donde se desplazaran para realizar sus trabajos.
De hecho, marcas idénticas que identifican a un mismo maestro cantero, pueden verse en distintas
construcciones situadas en localidades distantes y levantadas durante la misma época.
Lo que sí parece ser cierto es que muchas de las marcas de canteros responden a un patrón
geométrico común, pues estarían diseñadas a partir de un símbolo universal representativo del
arte mudéjar, como es la estrella de ocho puntas, o el doble cuadrado, una forma geométrica
sagrada utilizada por varias culturas bajo distintos nombres y significados.
Es esta una curiosidad artística que vendría a indicar la posibilidad de que los maestros canteros
dispusieran de una “plantilla” propia con su marca personal, la cual se obtendría de las distintas
líneas y puntos que conforman el entramado de este dibujo geométrico.
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La estrella mudéjar de ocho puntas, o el doble cuadrado, es el resultado de la superposición de dos


cuadrados concéntricos, uno de los cuales está girado 45 grados respecto del otro. Conocida como
estrella tartésica, tiene su origen en la mitología y la religiosidad de las antiguas civilizaciones
mediterráneas, ya que aparece en casi todas. Los mozárabes y los mudéjares llevaron la estrella de
ocho puntas por todo el norte de la Península Ibérica, mientras que los musulmanes y los moriscos
la difundieron por el Magreb y el Oriente Medio. Se trata de un símbolo sagrado que procede del
círculo, que representa el cielo, con el que se trazan dos cuadrados, que representan el mundo
material. Es un símbolo que aparece profusamente como decoración en los elementos
arquitectónicos del arte mudéjar.

Al margen de la consideración de que un cuadrado está girado 45 grados respecto del otro, la
realidad es que el trazado de este símbolo responde a los dos cuadrados inscritos en una
circunferencia como resultado de unir sus cuatro ejes principales, vertical, horizontal y los
transversales, que dividen a la circunferencia en ocho partes iguales, con las que también se dibuja
un octógono que fue un símbolo sagrado entre los egipcios.
Utilizando el conjunto de líneas como base, se puede determinar que de entre los puntos y las
diferentes líneas van surgiendo las marcas escogidas por el cantero. Dada la perfección de los
trazados, cabe imaginar que no los hacían al azar, sino que dispondrían de una especie de
‘plantilla’ que cada cantero guardaría en su poder, de forma que una vez finalizado el tallado y
pulido de las piedras, la superpondría sobre una de las caras y con algún lápiz o polvo de color
trasladaría la marca, para después tallarla con el cincel o buril.
Para ilustrar esa posibilidad basta con analizar el trazado de una extraordinaria y significativa
marca que aparece en muchos bloques de piedra en la Basílica de San Isidoro, en León, ya que
conforma una curiosa forma geométrica. La marca se compone de dos líneas perpendiculares y
paralelas unidas desde sus extremos por otras dos líneas transversales que se cruzan, en las que se
superpone un círculo y lo que aparenta ser una letra E mayúscula.

Superponiendo las citadas líneas sobre el patrón del doble cuadrado, se observa como las líneas
rectas de la marca coinciden con líneas de un cuadrado, la letra E se forma con la línea
perpendicular más las horizontales de intersección de ambos cuadrados, y el círculo tiene un radio
exactamente igual a la mitad del radio de la circunferencia que los circunscribe. Su tallado
perfecto, tanto en la rectitud de las líneas como en las proporciones y los ángulos, así como el
429

tamaño, que se repite en numerosos bloques del mismo sillar, permite suponer que su autor
utilizaba alguna plantilla como referencia.
Esa circunstancia posibilita establecer una relación entre la plantilla de la marca utilizada por aquel
cantero con el patrón del símbolo mudéjar. Este aspecto se repite en muchas otras marcas de
cantería que aparecen en construcciones arquitectónicas de la Edad Media, ubicadas en lugares
dispersos de la geografía española.
La mayoría de las marcas que se muestran a continuación, comparándolas con sus respectivos
patrones, se encuentran en bloques de piedra situados en catedrales, monasterios e iglesias que
fueron construidos en España durante los siglos XI al XV, de lo cual se podría deducir que muchos
de los maestros canteros de aquella época, durante cuatrocientos años, utilizaron la estrella de
ocho puntas como un patrón común para las marcas de sus trabajos.

Basílica de San Isidoro, en León. Siglos XI y XII

Catedral de Burgos. Siglos XI y XII


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Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos. Claustro. Siglos XI y XII


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Monasterio de Veruela, Vera de Moncayo, Zaragoza. Siglo XII

Iglesia de San Mateo Apóstol, San Mateo, Castellón. Siglo XIII

Iglesia de Santa María, en Santa Cruz de la Serós, Huesca. Siglo XI


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Ermita de San Bartolomé, Ucero, Soria. Siglo XIII

Monasterio de Rueda, Zaragoza. Siglo XII

Monasterio de la Oliva, Navarra. Siglo XII

Casa en Aragüés del Puerto, Huesca

Iglesia de Santa María la Real, Aranda de Duero, Burgos. Siglos XV y XVI

Torre del Rey, Oropesa del Mar


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Otras marcas en diversas localizaciones

Muchas marcas de canteros aparecen en diferentes lugares significativos en edificios situados, por
ejemplo, en la ruta del Camino de Santiago, donde se detecta la presencia de ciertas marcas que
sugieren pequeños enigmas. Resulta evidente, que algunas de las marcas más abundantes, cuyos
trazos cuneiformes -apreciación que se hace por comparación-, resultan similares a otras que se
localizan en lugares más o menos próximos de esa ruta, lo que induce a pensar que pertenecen a
canteros itinerantes anónimos, a juzgar por las similitudes de sus marcas.
La persistencia de este patrón en los ejemplos analizados, no indica ni justifica que fuera el único
modelo geométrico utilizado por los maestros canteros en la construcción medieval, pues en webs
y publicaciones especializadas se pueden encontrar diferentes modelos geométricos que sirvieron
de patrón para obtener las líneas y ángulos de las marcas y signos lapidarios que aparecen en
muchos otros lugares.
Algunas de las imágenes con marcas de cantería que han servido de modelo, se han obtenido en
internet, en la página www.signoslapidarios.org en la que se catalogan con excelente amplitud y
detalle el tema de las marcas de cantería y sus relaciones geométricas.
El catálogo de marcas de cantería es inagotable y suelen clasificarse por su simbolismo, por su
forma, tamaño, trazado, ubicación, o por su finalidad. Las hay de tipo religioso, zoomórficas,
vegetales, compuestas, simples. Las más comunes o sencillas suelen ser aquellas en las que
predominan las líneas rectas, como las flechas, las figuras geométricas, estrellas, cruces, pero sin
duda existen otras más complejas y con formas muy definidas, como las onduladas, espirales,
letras, iniciales, ballestas, escudos, pentalfas, aves, hojas de árbol y un largo etc.
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Las cúpulas

Las cúpulas, en las construcciones de todos los estilos, desde muy antiguo y común en las
diferentes culturas religiosas, no es un elemento arquitectónico meramente decorativo, sino que
responde a concepciones estéticas fundamentadas en un simbolismo preciso. La cúpula no tiene
sentido en sí misma, sino en cuanto a que representa la bóveda celeste. La cúpula representa el
cielo, y el suelo que cubre representa la tierra, pues el edificio completo es imagen del cosmos. La
cúpula central de una iglesia cristiana tiene una simbología teológica y mística. Aunque ya las
civilizaciones más antiguas utilizaban este elemento arquitectónico, probablemente con el mismo
significado que tuvo en culturas posteriores.

«El domo es una palabra griega que significa ‘Lugar de los Dioses’, que representa a una cúpula
construida mediante arcos de perfil semicircular, parabólico u ovoidal y rotados respecto de un
punto central de simetría. Atrae y controla la energía, tal como lo hacen las pirámides».

Sin duda que una de las cúpulas más famosas es la del Panteón de Agripa, por la característica
monumental que le dan sus dimensiones, es la primera construcción con cúpula autosoportante
que descansa sobre un tambor cilíndrico. Este templo se identifica con la línea arquitectónica que
utiliza grandes cúpulas, que «habiendo heredado muchos elementos de Oriente, pasó con sus
nuevos enriquecimientos y desarrollos romanos occidentales al Cercano Oriente, quedando como
modelo para los edificios paleocristianos y bizantinos».

Dentro del simbolismo que recoge este elemento constructivo, cabe destacar que los edificios con
cúpula se clasifican en tres tipos diferentes, en función de la base sobre la que se asientan. Las
cúpulas de base circular, de base octogonal y de base cuadrada. Las tres son formas basadas en
figuras geométricas que se caracterizan por sus específicas simbologías. «Para pasar desde la forma
cuadrada a la circular, se utilizan cuatro triángulos semiesféricos que se sitúan en cada ángulo del
cubo: son las pechinas. Esta solución ya era conocida en el Imperio Romano».

Lo más destacable es que muchas de las grandes catedrales son construidas alrededor de una
cúpula enorme, porque sus constructores y diseñadores conocían el poder de la geometría para
enfocar la energía en un lugar concreto. La gran cúpula dorada sobre el santuario Islámico en el
Monte del Templo, en Jerusalén; la cúpula de Santa Sofía, en Estambul; la de la Basílica de San
Pedro en el Vaticano, en Roma; la de la iglesia de Santa María del Fiore, en Florencia, la del Taj
Mahal, en la India. Las principales ciudades del mundo tienen algún edificio importante con
cúpula. En Londres la catedral de Saint Paul, diseñada por un iniciado llamado Sir Christopher
Wren, en Paris el Pantheón, o en Washington el edificio del Congreso.
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La mezquita de Omar, más conocida como Cúpula de la Roca (Qubbat al-Sakhra) en Jerusalén.
Para la tradición judía era el lugar en el que se encontraba el ‘Sancta Sanctorum’ del Templo de
Salomón, donde supuestamente estaba el Arca de la Alianza.

«Vínculo entre el cielo y la tierra materializado en forma visible fue aceptado como un símbolo de
la distancia infinita entre el cielo y la tierra; así se captó por primera vez el concepto de infinito,
que ha permanecido como el principio que anima a toda la arquitectura religiosa en todas las
civilizaciones en las que este concepto creó un sentimiento de azoro y temor».

El uso de símbolos en la arquitectura tiene como fin la creación de diversos significados. En el caso
de la cúpula, ha tenido el significado de intermediación del hombre con la divinidad. Su forma
tridimensional derivada del círculo, asociado a diferentes significados simbólicos, la ha llevado a
ser la representación de la bóveda celeste. «La cúpula representa la bóveda celeste, y el conjunto
del edificio es la imagen del universo todo. Lo cuaternario, símbolo de lo terrestre, y lo ternario, lo
celestial, se conjugan armónicamente; el número cinco aparece como el centro, compartido por el
círculo y el cuadrado, y es, simbólicamente, el ‘ómphalos’ que permite transitar desde el mundo
terrestre al celestial. Según René Guénon, todo edificio construido siguiendo criterios tradicionales,
posee una significación cósmica, lo cual es válido para aquellos edificios destinados al culto.»

Ómphalos del Templo de Apolo


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Los pórticos

El acceso a las iglesias y sobre todo a las catedrales, señala el paso de lo profano a lo sagrado, del
peligro a la seguridad, del pecado a la salvación. También simboliza la transición de una etapa de
la vida a otra, por la transición del pecado a la vida espiritual. Los pórticos de los templos suelen
estar decorados con figuras místicas o religiosas, a veces con figuras geométricas o formas
vegetales, pero la mayoría están decorados con espíritus guardianes o animales mitológicos para
alejar a los malos espíritus y ofrecer protección y seguridad.
«Los mensajes iniciáticos, únicamente comprensibles para los iniciados, plasmados mediante
jeroglíficos, símbolos o figuras, fueron difundidos sin peligro, ya que nadie logrará comprender su
significado. Esta puede ser una de las razones de la profusión de imágenes en los pórticos de las
iglesias. Los imagineros de la Edad Media, especialmente, fueron los encargados de cincelar esas
imágenes, en los tímpanos, capiteles y pórticos de las catedrales, por lo que no resulta extraño
encontrar multiplicidad de imágenes que desconciertan al espectador. Fulcanelli, seudónimo de un
autor de libros de alquimia, interpretó el papel que la alquimia juega en las esculturas que adornan
estas construcciones, en los relieves, esculturas, suelo, vidrieras y portadas. Incluso existe la
sospecha por parte de algunos autores que los imagineros comienzan a introducir a partir del siglo
XIV imágenes de las cartas de tarots.»
«Los constructores de los tiempos remotos transmitieron sus conocimientos de forma secreta, y
aunque hubieran parecido que se perdieron en el tiempo, surgieron de nuevo de la mano de unos
constructores religiosos, de unos ‘misioneros del gótico’ como así les mencionaba Pierre de
Colombier. Estos constructores transmitieron los conocimientos a los nuevos aprendices dentro de
unas ‘hermandades’ y los herederos de esas hermandades los fueron transmitiendo hasta nuestros
días y aunque no ocultan sus orígenes, los mantienen estrictamente en secreto.»
«En la Hermandad Babilónica sabían que la energía femenina es la fuerza creativa, que produjo
incluso el Sol, tal como los egipcios atribuían a Isis. De aquí el simbolismo femenino constante en
la Hermandad. Es la expresión equilibrada y positiva de la energía femenina la que han tratado de
suprimir, no la energía femenina misma. Las catedrales góticas y las iglesias cristianas están llenas
de simbolismo del Sol y de Isis. Las grandes entradas góticas y sus arcos son las representaciones
de la vulva femenina y muchas incluso tienen un símbolo del clítoris en la cima del arco. Lo mismo
podemos decir de las ventanas de rosa de las catedrales góticas que miran hacia el oeste, la
dirección sagrada de las deidades femeninas.»
En el arte románico, la principal característica de los pórticos en las entradas de las iglesias son
varias arcadas superpuestas en disminución hacia el interior y con forma circular. En el arte gótico
los pórticos tienen varias arcadas en disminución con forma de medio punto.
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El pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago de Compostela

Considerada una de las obras maestras del gótico del siglo XII. El pórtico parte de una división
basada en un concepto filosófico. Abajo el conjunto animal, un mundo fantástico que sirve de base
al mundo humano, a la izquierda los profetas del Antiguo Testamento, a la derecha los Apóstoles,
en el pilar central el árbol de Jesé -nombre que recibe el árbol genealógico de Jesucristo a partir de
Jesé, padre del rey David- con la estatus sedente del apóstol Santiago el Mayor. Encima el mundo
divino, rodeando al Cristo en la gloria, con los cuatro evangelistas y sus símbolos. En las
arquivoltas de las puertas laterales están representados el paraíso terrenal a la izquierda, y el
infierno a la derecha.
El Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago ofrece una marcada influencia apocalíptica. En el
centro del tímpano de la entrada principal destaca el Cristo sedente, representado igual que el de
la catedral de Chartres, dominando las corrientes telúricas a sus pies. Por encima, las arquivoltas,
con los veinticuatro ancianos, cada uno de los cuales sostiene en sus manos un instrumento
musical, y además, una copa o el matraz alquímico, tal como fueron descritos por San Juan, como
si se tratara de una ‘Sinfonía del Universo’. Una representación simbólica que se recoge en los
pórticos de otras catedrales e iglesias.
Son los veinticuatro ancianos del juicio final descritos en el libro del Apocalipsis de San Juan. «El
séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del
mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y
los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre
sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y
que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.»
En la parte izquierda de la obra está representada la victoria del León y las herejías, y sobre sus
columnas superiores una serie de profetas. Su arco superior está flanqueado por un Ángel con una
trompeta y la puerta de la Angustia, que representan la entrada al Limbo y al Infierno.
En la parte derecha se representan los pecados capitales y la victoria del hombre. Sobre los pilares
encima de estas figuras se encuentran varios apóstoles. Y flanqueando el arco la puerta de la nueva
Alianza y otro Ángel con una trompeta. Esto representa la entrada al Purgatorio. El conjunto
arquitectónico en su totalidad representa los dos caminos que pueden tomar las personas -la
salvación o no- durante su vida.
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Pórtico del Paraíso. Catedral de San Martiño. Ourense

La disposición del Pórtico del Paraíso es similar al Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, e
incluso sus dimensiones son muy similares. Está conformado por tres arcos dobles, el central más
ancho y ligeramente más alto que los dos laterales, separados por dos gruesos machones, y un
parteluz en el arco central, con abundantes esculturas policromadas. El arco norte está realzado
con motivos vegetales. En el arco central están las figuras de los veinticuatro ancianos del
Apocalipsis, cada uno de los cuales tiene en sus manos un instrumento musical de la época. En el
arco sur se representa el Juicio Final, con Cristo como Juez y el arcángel San Miguel. A la izquierda
de Cristo están representados los condenados a los infiernos y a su derecha los justos, tal y como
rezan las cartelas situadas a ambos lados de las claves. En los arcos laterales hay figuras de
apóstoles y profetas. Hay varios capiteles con esculturas zoomórficas representando varios tipos
de animales, harpías, centauros, sirenas, dragones... Su construcción se atribuye al mismo autor del
pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela.

Iglesia de San Martín, en Noya. A Coruña

Noya en A Coruña, posee una bonita iglesia, no muy grande pero sí bastante notable, que ofrece la
particularidad de tener un pórtico de arco de bóveda, inspirado en el de la catedral de Santiago,
con destacadas esculturas que representan a doce ancianos del Apocalipsis sentados con Cristo en
el centro, todos ellos con instrumentos musicales y sosteniendo en la mano un ‘matraz alquímico’.
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La Ojiva de la catedral de Chartres. Francia

Las ojivas de la catedral gótica de Chartres, en Francia, fueron construidas con las proporciones
geométricas relacionadas con la estrella flamígera de cinco puntas inscrita en un círculo, que
constituía para los pitagóricos una señal de reconocimiento al mismo tiempo que el símbolo del
cuerpo humano. La estrella se inscribe dentro de la circunferencia que tiene como diámetro la
altura de la piedra angular, como si estás bóvedas hubieran sido concebidas basándose en las
proporciones del hombre. Las dos puntas bajas son los centros de los arcos de círculo que forman
los dos lados de la ojiva. Esos arcos cortan el círculo en las dos puntas altas laterales. La piedra
angular está situada en la punta superior de la estrella.
Según muchas interpretaciones, la estrella de cinco puntas es la representación simbólica del
microcosmos, el ser humano.
Luis de Charpentier describe esta forma de ojiva en su libro El enigma de la catedral de Chartres.
«Construida sobre la estrella de cinco puntas, es la representación tradicional del hombre. Desde el
punto de vista religioso es aún más importante, pues, fisiológicamente, las ‘corrientes telúricas’, u
otras, no pueden pasar al hombre sino por una columna vertebral recta y vertical. Sólo se podría
promover a los hombres hacia una fase superior poniéndoles en pie. Ese ‘valor’ humano de la ojiva
era tan bien conocido por los constructores de aquella época que, en la abadía románica de
Vézelay, se remató el pórtico románico, que no se quería —o no se podía— destruir, con una
especie de inmenso gablete ojival; aunque éste no responde a ninguna necesidad arquitectónica.
Ello se ve también en la forma y las proporciones mismas de la ojiva de Chartres; no la del pórtico
—que merecería, sin duda, el análisis—, sino la de los arcos perpiaños de la bóveda. En efecto, está
construida sobre la tradicional representación del hombre en la estrella de cinco puntas.»
442

Los rosetones

El rosetón, en arquitectura, es una ventana de forma circular que incorpora la vidriera. Por lo
general, el rosetón se colocaba en las fachadas principales de las catedrales, pero también los hay
en las fachadas laterales de los cruceros, aunque de menor tamaño. Sus formas geométricas
perfectamente simétricas provienen de la división de la circunferencia en partes iguales. Son muy
diversas las formas que adoptan estos elementos, por lo general en función del número de brazos o
formas que dividen el rosetón. Por esas formas, muchos de ellos asemejan los pétalos de una flor,
más concretamente de una rosa, de ahí que se les atribuyera este nombre.
La arquitectura románica ya hizo uso de estos elementos, aunque, en este caso, suelen aparecer en
los muros laterales de los edificios. Los rosetones fueron un elemento muy importante en la
arquitectura gótica, situados en los lugares más destacados de las fachadas principales, y en las
que las proporciones llegan a ser espectaculares. De tamaño más pequeño y con formas más
sencillas los hay en numerosas iglesias y monasterios.
El rosetón circular, que debe su nombre a las articulaciones radiales de las vidrieras, representa la
aspiración humana por la totalidad, la coherencia y la realización de estos deseos. Se cree que los
rosetones, que se realizaron por primera vez en Francia en el siglo XIII, eran símbolos de
eternidad. Debido a su perfección geométrica y a su configuración, se los relacionaba con las
mandalas orientales para la meditación.
El rosetón, por otra parte, podía tener diversos valores simbólicos, tanto por su forma que recuerda
una rosa o una flor, por su relación con la Virgen, y por los mándalas originarios de la India.. De
esta manera su inclusión en un templo podía representar a Jesucristo (por su relación con los rayos
solares que proyecta) o a la Virgen María (por contar con una estructura similar a la de las rosas).
Pero en la India, este simbolismo va mucho más lejos y para ellos el rosetón; es la representación
del alma y el amor, también lo relacionan con el mándala. «Los mandalas son objetos consistentes
en una figura plana de estructura básicamente simétrica, en la cual se advierten prominencias en
número par –mandala hembra- y en número impar – mandala macho- de acuerdo a los cuales se
les atribuye un poder activo o pasivo concordante con la actitud mental del observador. Las
múltiples líneas que conducen al centro son como los senderos que llevan a la iluminación.» Los
mandalas están inmortalizados en la arquitectura sagrada, representando la complejidad del
universo y han servido como guía para prácticas reflexivas como la meditación.
Una de las expresiones mandálicas más comunes es la de la flor de loto, en la que sus pétalos
ubicados simétricamente en torno a la corola simbolizan la extrapolación de la unidad a la
multiplicidad. Un texto oriental antiguo expresa: «Como todos los rayos están unidos en el cubo y
en la circunferencia de la rueda, así todas las criaturas, todos los dioses, todos los mundos, todos
los órganos, todas las almas, están ligadas a esa alma.»
443

El simbolismo del rosetón en las iglesias o catedrales cristianas tiene una doble función; por una
parte la apertura y la iluminación interior del recinto, y por otra, el provocar efectos lumínicos
sobre determinados lugares. El objetivo principal del rosetón es favorecer la iluminación interior
de las catedrales, pues la luz natural penetra y se desparrama por la nave central. Los maestros
constructores también se decantaban por la colocación de rosetones y la orientación de los edificios
para aprovechar los efectos lumínicos en días señalados con respecto a la posición del sol, al
amanecer o al ocaso, pues la luz que atraviesa las vidrieras del rosetón se proyecta en
determinados días sobre imágenes o puntos concretos del interior de las catedrales.

«El rosetón con sus vidrieras de colores hacen que la luz entre en el recinto con una abundancia de
tonos que le dan más si cabe esa sensación de ser un lugar sagrado. Las formas sagradas que se
crean en el interior cuando la luz penetra a través de los rosetones serían como jeroglíficos
matemáticos relacionados con el paso del tiempo y con la energía que vibra dentro del edificio.»

En la catedral de Palma de Mallorca, la luz del sol atraviesa al amanecer el rosetón mayor de la
catedral, y proyecta el reflejo de éste en la pared de enfrente, justo debajo del rosetón opuesto, el
de la fachada principal. Así, durante un breve período de tiempo se refleja la luz de uno bajo el
otro, formando un doble rosetón: Uno de vidrio y otro de luz, a lo que se conoce como el
“Espectáculo del Ocho” ya que se forma un “ocho de luz”.
Al rosetón se le dan diferentes interpretaciones y, también se diseñan empleando diferentes
símbolos, pues se ven como una forma muy antigua de representar la naturaleza humana. Esto se
repite en todas las culturas, sobre todo en las más antiguas, y esos símbolos se aplican tanto al arte,
como a la religión, e incluso en algunas culturas, el simbolismo de los rosetones fue utilizado para
realizar todo tipo de rituales.
444

Es frecuente encontrar la Estrella de David o hexagrama, un símbolo eminentemente judío, en los


rosetones de numerosas construcciones cristianas medievales. En cuanto al simbolismo
propiamente geométrico, destaca que buena parte de estas estructuras están basadas en la división
de la circunferencia en partes iguales, siendo las más frecuentes los de seis u ocho partes, o en
múltiplos de estas cifras para las formas más complejas. Muchos rosetones tienen formas basadas
en símbolos muy conocidos, y otros guardan en sus formas mensajes secretos difíciles de descifrar.

Los rosetones con siete círculos, con uno en el centro y seis alrededor, simbolizan la rosa mística de
los Rosacruz.
La multiplicidad de formas de los rosetones está en función del número de radios o paneles en que
están divididas las circunferencias o los círculos, desde las más sencillas, que suelen ser las más
comunes y frecuentes, hasta otras mucho más complejas.
445
446

Las vidrieras, simbolismo de la luz

«El templo es la armonía, la fuerza mística que por medio de la arquitectura transformará el
espíritu del creyente produciendo el accésit divino. Nada es gratuito en el Arte Sagrado. Las
esculturas y relieves de arquivoltas y capiteles y las vidrieras transmiten una espiritualidad
constante y también un conocimiento por medio del simbolismo.»
Muchos templos están orientados de Este a Oeste, lo que implica que tanto por la orientación como
por la altura, desde la salida del sol hasta el ocaso siempre entra a través de ellas la luz. Las
vidrieras de las iglesias y catedrales aportan mayor iluminación al interior, además de una
extraordinaria sinfonía de colores. El arte de la vidriera adquiere plenitud y madurez en las
catedrales góticas, haciéndose indisociable de su arquitectura sublime. La luz que penetra por las
vidrieras, especialmente en las catedrales góticas, constituye conceptualmente la clave de todo un
simbolismo lumínico y didáctico, y significan una analogía entre el astro Sol y «la luz verdadera
que ilumina a todo hombre que viene a este mundo».

Por lo general, en ellas suelen aparecer representadas diferentes escenas y personajes de las
Sagradas Escrituras. Tienen pues una clara finalidad, la de avisar de la naturaleza que tiene el
edificio, al mismo tiempo que realizan la función de vigilar el pórtico de entrada.
447

«El templo es el símbolo del universo entero, aquí están juntas la luz y la oscuridad, la razón y la
locura. Pero sin duda, es el templo del triunfo de la luz sobre las tinieblas. Las vidrieras dan forma
a la divina luz solar. La luz es el elemento fecundador masculino y la piedra el receptor femenino,
ambos nos hablan y nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos.»
Las vidrieras de las catedrales dan forma a la luz solar que invade los recintos con un especial
juego de colores. La manufactura del vidrio no tenía secretos para los maestros en la época en que
fueron construidas, y conforme se multiplicaba el número de templos, progresaban las técnicas
adquiriendo al tiempo dimensiones y procesos casi industriales. Los maestros vidrieros del gótico
lograban mediante tratamientos alquímicos unos vidrios con colores que no se han vuelto a
conseguir en aquellos casos en que las vidrieras originales fueron destruidas por diversas
circunstancias. «Con la transmutación de la luz buscaban conseguir unos efectos especiales que
influyeran en la conciencia humana. Un simbolismo hermético, alquímico, estaba representado en
estas obras».
«La luz se conceptuaba como la criatura más sutil, intermedia entre lo corpóreo y lo espiritual, y
por tanto, el medio más idóneo para simbolizar la esencia divina. Cada cristal, como una piedra
preciosa, se convierte en fuente de mil matices coloreados y cargados de mensajes trascendentes. A
ello contribuía diversidad de factores, como la irregularidad de las caras, la impureza del fundido,
o las burbujas de aire soplado que quedaban dentro. La dimensión mística de la luz hay que
tenerla muy en cuenta al intentar descubrir el verdadero contenido de una catedral, ya que una de
las funciones más importantes de las vidrieras es la de inundar la atmósfera de sacralidad en sus
naves.»
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Óculos

«El óculo con varios círculos y en el centro el pentáculo acorazonado mandálico de la ermita de
San Bartolomé, el antiguo monasterio templario en el Cañón del Río Lobos, en Ucero, Soria. En el
centro de este rosetón románico se encuentra una enigmática celosía calada, de tracería
musulmana, en la que confluyen cinco corazones entrelazados formando un pentalfa, la estrella de
cinco puntas invertida y un pentágono central, enmarcado todo ello en un círculo».
Óculo es una palabra que proviene del latín ‘oculus’ que significa ojo, que como elemento de la
arquitectura se utiliza para designar a una abertura o ventana de forma circular u ovalada, cuya
función es la de proporcionar iluminación al interior de las iglesias y monasterios, construidos
durante la Edad Media. También suelen utilizarse de forma decorativa. Se diferencian de los
rosetones en que son más pequeños y sus elementos decorativos interiores por lo general solo
presentan la piedra de sus nervaduras, careciendo de cristales, siendo enmarcados por varios
círculos concéntricos que sobresalen de forma creciente.

La diversidad de sus formas es tanto o más que en los rosetones de las catedrales góticas, y en su
diseño presentan numerosas formas geométricas que en sí mismas son símbolos, como el del
Monasterio de Veruela, con un polígono regular de 7 lados dentro del círculo central.
449

La misma multiplicidad de formas presentan los óculos mudéjares, como estos de la iglesia de San
Andrés, en Calatayud.

«Para los musulmanes el corazón es el órgano del verdadero conocimiento, el gnosis del Dios. En
el mundo esotérico, la estrella de cinco puntas invertida entrecruzada por cinco corazones y
rodeadas por el círculo protector o matraz sugieren la parte oculta del conocimiento. Además el
triángulo invertido sería la copa, el grial. Por lo tanto estos óculos tendrían un carácter esotérico
solo accesible a los iniciados.»
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Capiteles

El capitel es la pieza arquitectónica en la parte superior de las columnas para soportar las cargas de
los elementos horizontales de las estructuras. En su origen histórico de la arquitectura griega se
dividieron en tres estilos u órdenes característicos: Dórico, jónico y corintio. De los tres, es este
último estilo el más ornamental pues presenta una decoración a base de hojas de acanto.

Durante la Edad Media, tanto en el arte románico como el gótico se enriquecen estas piezas con
elementos decorativos muy variados, destacando aquellos con los que a través de imágenes
escultóricas mostraban personajes y escenas de relatos bíblicos, como una forma de enseñanza
ilustrada para los fieles. Además de escenas de carácter religioso también recogían multitud de
formas que ya desde la antigüedad tenían significados míticos y simbólicos.

En muchas construcciones arquitectónicas de la Edad Media, los capiteles, además de otros


elementos decorativos, sirvieron a sus autores para transmitir conocimientos esotéricos. Como un
capitel del monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca, que es considerado por algunos autores
como un ‘capitel alquímico’ por su aspecto hermético, ya que es relacionado con los alquimistas,
pues se cree que representa un castillo, o un atanor alquímico, cuya puerta abierta permite ver dos
figuras muy pequeñas que podrían tratarse de dos matraces.
451

La diversidad de motivos con los que fueron decorados los capiteles de edificios románicos y
góticos es inagotable. Motivos vegetales, flores, escenas históricas, siendo especialmente amplio el
bestiario de seres y animales fantásticos y mitológicos.
Motivos vegetales y florales

Escenas o representaciones religiosas


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Seres y animales monstruosos o grotescos

Animales o seres mitológicos, entre los que proliferan las ‘arpías’.


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Motivos complejos y muy elaborados

Rostros humanos o personajes destacados.

Seres fantásticos
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Ménsulas

Las ménsulas son pequeños salientes situados a cierta altura en los muros interiores de las iglesias
y catedrales, sobre las que se apoyan los arranques de las nervaduras o de los arcos que soportan
las cubiertas o refuerzan las bóvedas.
Este tipo de ménsulas son las cortas, y generalmente solían ser ornamentadas con volutas o con
figuras alegóricas. En el siglo XIII el principal motivo ornamental era el follaje, pasando a las
figuras alegóricas en los siglos XIV y XV.

Otras ornamentaciones las componen un amplio muestrario de figuras de animales, aves, rostros
de personajes deformes, monstruosos, o cabezas de rasgos deformados, animales de cuerpo entero,
como águilas, leones, así como mascarones que pueden ser interpretados como cabezas de seres
grotescos o dragones.
455

Otro tipo de ménsulas son las largas, a las que se les da el nombre de voladizos. Son elementos
estructurales que por su longitud horizontal funcionan a flexión, es decir como una viga, y que
hacen la función de soporte para el arranque de balcones o cubiertas.
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Canecillos

En arquitectura y en arte, se denomina canecillo o can a la cabeza de la viga que asoma al exterior
y soporta una cornisa o un alero. Como evolución de esta acepción, el término también puede ser
usado para designar la pieza voladiza que soporta los extremos de una cubierta o un dintel. Son
los elementos colocadas en la parte superior de un muro, sobresaliendo del mismo y sirviendo de
base al alero del tejado.
Originariamente, los canecillos fueron usados como elementos constructivos para soportar las
cornisas aprovechando las propias vigas que sustentan el tejado. Pero su forma evolucionó para
ser utilizado como elemento puramente decorativo, pasando a ser una pieza exenta no portante.
Ello derivó en numerosas formas escultóricas, sirviendo para auxiliar el soporte o simplemente
para embellecer las cubiertas exteriores e interiores, o los dinteles de los vanos.

Con esta finalidad puramente decorativa los maestros canteros, ya en el Románico, utilizaron toda
clase de símbolos. Los hay de muy variadas formas y significaciones. El elemento más común es el
canecillo simple, carente de toda ornamentación y con todas sus facetas rectas, pero no por ello
dejan de abundar los exornados con diversos motivos, ya sean de carácter vegetal, alegóricos,
historiados con figuras humanas de honda y concreta significación. Algunas fuentes establecen
una relación directa sobre las figuras de los canecillos, con el mundo templario y esotérico. La
temática de los canecillos es enorme: motivos figurativos y geométricos, números sagrados,
laberintos, símbolos de alquimia, cruces, estrellas, mascarones, rostros con gestos grotescos,
animales, seres mitológicos…
457

Los canecillos, al igual que otros elementos decorativos en arquitectura, recogen una extensa
variedad de formas, destacan por su riqueza de matices y ofrecen notables peculiaridades desde el
punto de vista escultural, muchas de las cuales sugieren variadas interpretaciones simbólicas.
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Dinteles, dovelas y claves

Ya en la prehistoria utilizaron dinteles, como por ejemplo en los dólmenes, en los que enormes
bloques de piedras eran colocadas en posición horizontal sobre dos bloques verticales, como en el
conjunto de Stonehenge.
Los dinteles en arquitectura son las estructuras horizontales que salvan un espacio entre dos
columnas o apoyos. Es el elemento que se apoya en dos columnas o jambas, y permite crear los
vanos, las aberturas en los muros para conformar puertas, ventanas o pórticos. Por lo general, y ya
desde antiguo, los dinteles suelen se componen por un único bloque de piedra, decorado con
figuras o motivos de carácter simbólico.
459

Las dovelas, en arquitectura, tanto para la construcción de edificios como en obras de ingeniería
civil, son las piedras talladas de forma tal que permiten ser encajadas unas con otras para
componer un arco o una bóveda para sustentar una estructura. Lo habitual es que estos arcos sean
soportados por piedras verticales o columnas para conformar los vanos de las puertas de acceso a
los edificios.
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Las claves, en arquitectura, son las piezas centrales de los arcos, las dovelas situadas en el centro
del empuje, que sirven para encajar y sustentar todo el arco, en las que se suelen tallar todo tipo de
motivos o símbolos.
461

«Sobre arcos, dovelas y dinteles, en los frontales de las puertas de acceso de las casas señoriales y
antiguas, aparecen todo tipo de símbolos o motivos cuya principal función parece ser la de
proteger a sus moradores. Cruces, lagartos, búhos, gallos, o motivos de carácter religioso. Sobre la
piedra clave, la pieza central, la clave fundamental que posibilita la estabilidad de los arcos, solían
ser destinadas para colocar estos símbolos, en muchos casos acompañados del año de construcción
de las casas. Sobre ellos se despliegan todo un abanico de símbolos portadores de creencias y
motivos, cuyas finalidades van desde la distinción de los linajes familiares hasta la de vigilancia y
protección contra lo no deseado, y en su sentido más amplio mantener protegido y preservado
todo aquello que vive o se encuentre bajo el techo de las casas.»
462

Guerreros

«Los artistas renacentistas representaron a los tritones con todo su cuerpo densamente poblado de
una piel velluda o con escamas similares a la que cubre los cuerpos de la mayoría de los animales
salvajes o silvestres…»

Fornidos y desafiantes guerreros salvajes custodian una de las puertas de entrada de la catedral de
Ávila.
463

Figuras de guerreros salvajes cubiertos de pelo, con garrotes y escudos, en la portada del Museo
Nacional de Escultura de Valladolid. «Los guerreros salvajes en forma de atlantes o columnas-
estatua, que en número de ocho, cuatro a cada lado del pórtico, portan un rico simbolismo, parte
del cual se aprecia en los diferentes símbolos que adornan sus escudos y que hacen referencia a la
abismal antigüedad de unos linajes, unas gestas y una historia, cuya riqueza, en gran parte, está
aún por descubrir.»

Es frecuente encontrar este tipo de guerreros como figuras decorativas en edificios de carácter
religioso, a modo de guardianes o custodiando otros símbolos, como escudos de heráldica.
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Atlantes y cariátides

Atlantes son unas estatuas de hombres que sirven como columna o pilastra. Las cariátides son
estatuas de mujeres con la misma funcionalidad. Es una utilización de figuras antropomorfas en
sustitución a las tradicionales columnas o pilastras. Por lo general es la cabeza la que sustenta o
soporta el peso del elemento arquitectónico. De aquí se cree que surgió el nombre de ‘capitel’ por
ser el ‘encabezamiento’, la parte más alta y mayormente decorada de las columnas.

En la mitología griega, Atlas o el Atlante era un joven titán al que Zeus condenó a cargar sobre sus
hombros los pilares que mantenían separada la Tierra de los cielos. De ahí que la etimología de la
palabra atlante sea asimilada con el hecho de ‘sostener’ o ‘soportar’.

Las cariátides, también de origen mitológico, son figuras femeninas esculpidas con función de
columnas que sirven como elemento sustentador a los arquitrabes del entablamento. Las más
famosas son las cariátides del Templo del Erecteion en la Acrópolis de Atenas.
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«Simbólicamente, las cariátides de piedra del Erecteion han de cumplir con la pena de aguantar el
peso del techado del templo hasta el fin de los tiempos, condena parecida a la que padeciera el
titán Atlante, bajo cuyos hombros se sostenía el mundo.»

«Durante el Renacimiento y el Barroco, estas columnas antropomorfas se incorporan de nuevo a la


arquitectura, y en el siglo XIX llegan a convertirse en una representación femenina lujuriosa, a la
que se añade poses sugerentes y ropas drapeadas ajustadas al cuerpo».

Estas figuras antropomorfas aparecen en las fachadas de edificios renacentistas como elementos
decorativos.
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Medallones

Ya entre los antiguos griegos y romanos era costumbre utilizar como elementos decorativos en los
exteriores de edificios arquitectónicos, la representación simbólica de rostros de personajes
mitológicos esculpidos y enmarcados en el centro de círculos. Son conocidos en arquitectura con el
nombre de medallones. En el museo de Mérida están expuestos tres medallones que representan a
Júpiter, Ammón y la gorgona Medusa.

Estos medallones estaban ubicados en el pórtico del templo que presidía el Foro de la antigua
ciudad romana de Emérita Augusta.
Los medallones son motivos decorativos que se colocan habitualmente en los exteriores y en las
fachadas de las construcciones arquitectónicas, con forma redonda u ovalada, que contienen en su
interior una escultura en bajorrelieve, generalmente el rostro o el busto de un personaje, de perfil o
de frente, y en algunos casos ligeramente inclinada hacia adelante.
En la Antigüedad, la utilización de estos medallones pudo tener un marcado carácter simbólico,
por cuanto que representaban dioses y personajes míticos que significaban talismanes o alguna
forma de protección sobre las poblaciones, o una influencia o poder sobre sus habitantes.
Posteriormente, fueron utilizados como elementos decorativos de la arquitectura, ubicados
preferentemente en fachadas exteriores de edificios y patios interiores o claustros de iglesias y
monasterios. Es muy amplio el espectro del que se nutrieron los artistas para este tipo de
decoraciones, pero por lo general representan figuras destacadas de la historia, de las artes y de la
cultura; hombres y mujeres, héroes de la mitología, reyes, grandes conquistadores, y otros ilustres
personajes de la historia, como militares, pensadores, filósofos…
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Mascarones

En arquitectura, se llaman mascarones a la representación caricaturizada o grotesca de caras


labradas en piedra u otro material que se colocan como ornamentos arquitectónicos, sobre los
entablamentos, en las fachadas, en los soportales y dinteles de puertas, en fuentes, etc.
Suelen ser caras deformadas o fantásticas que abundan como adornos en ciertas obras de
arquitectura. Se les da indistintamente un carácter serio o grotesco. En general son rostros de
personajes mitológicos, como faunos, sabios, náyades, etc. Los arquitectos de los siglos XVII y
XVIII hicieron verdadero uso de mascarones prodigándolos en las fachadas de los edificios de
aquella época.

Este tema decorativo y simbólico suele estar ligado con frecuencia a los grutescos, que son los
ornamentos consistentes en seres fantásticos, humanos, animales y vegetales, entrelazados y
combinados para formar conjuntos decorativos.

Las máscaras o mascarones refuerzan el carácter misterioso y agobiante de la decoración


renacentista, así como el temple angustioso que expresan los seres humanos al verse acosados por
animales monstruosos y motivos comunes grutescos, seres fantásticos mezcla de humanos,
animales y vegetales.
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Abundan estos motivos decorativos en las fachadas, paredes, cornisas, techumbres, ménsulas o en
los interiores de los templos y las casas señoriales. Suelen ser rostros normales representando a
personajes famosos de la religión o de la mitología.

En la localidad de Avilés hay un antiguo convento de la comunidad franciscana, construido en el


Siglo XII, que hoy día es la parroquia de San Nicolás de Bari. Conserva signos de la identidad
histórica avilesina, como la pila bautismal, un capitel corintio, al que muchos expertos señalan
como uno de los pocos vestigios del dominio del Imperio Romano en el Avilés primitivo. Se ha
especulado que los franciscanos aprovecharon la existencia de un antiguo templo prerrománico
para instalarse en la ciudad. Signos como un fragmento de un cancel prerrománico, actualmente
incrustado en la pared del claustro dan prueba de ello.
En el pórtico interior que da acceso a la entrada de la iglesia hay una pared de piedras, muchas de
las cuales llevan labradas extraños mascarones y signos, cuyo origen se atribuye a la demolición
del templo prerrománico, reutilizadas como piedras en la construcción de esa pared.
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Los mascarones ya se utilizaron en la antigüedad como figuras simbólicas y ornamentales de las


construcciones arquitectónicas y hay muchos ejemplos, como en la civilización mesopotámica en
Asia o en la maya en América.
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Mascarones mayas

Los mascarones son elementos ornamentales muy comunes en la arquitectura maya del clásico
Temprano. Con una antigüedad de más de dos mil años, estas esculturas tienen reminiscencias de
la cultura olmeca, al representar el rostro de deidades con características de jaguar, lo que revela la
adopción de los antiguos mayas de elementos de la que se considera la primera civilización de
Mesoamérica.

En el lugar arqueológico de Kohunlich, hay varios mascarones monumentales con rostros de casi
dos metros de altura, modelados en estuco, que destacan en la cara principal del templo más
importante del lugar. Se cree que estos mascarones fueron dedicados al Sol. Presentan
características humanas y atributos asociables a retratos de personajes reales, al tiempo que
incluyen elementos que no parecen de humanos: enormes ojos, orejeras complementadas con
cuatro escualos y fauces serpentinas a ambos lados. «Estos rostros de los mascarones parecen
corresponder a personajes históricos investidos con atributos que los colocaban en el centro del
universo y de la vida de la comunidad.»
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Grutescos

El grutesco es un motivo decorativo arquitectónico, en el que se mezclan figuras humanas, seres


mitológicos, o animales con motivos vegetales, complejamente entrelazados y combinados en un
todo. Está formado, en su parte superior, por una cabeza o torso que acaba en un juego de plantas
o elementos vegetales por abajo. Su nombre alude a las grutas donde, según la leyenda, habitan
estos seres fantásticos.
«En el siglo XV se descubrieron en la colina romana del Palatino algunas habitaciones de la Domus
Aurea, en el palacio de Nerón, que estaban decoradas con motivos vegetales mezclados con seres
grotescos y al creerse que se trataba de grutas, aquellos motivos decorativos fueron llamados
grutescos. Por ello se considera que esta forma de decoración es de origen italiano.»

Cuando los grutescos se disponen a modo de franjas verticales paralelas combinando las formas
vegetales con las animales se denomina decoración a candelieri o de candelabro.
También se denomina grutesco a un tipo de decoración, escultórica o pictórica, que utiliza figuras
humanas y mitológicas, con aspecto grotesco y generalmente de pequeño tamaño.
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En las puertas de las casas, al igual que en las iglesias y catedrales, se ponían figuras espantosas y
grotescas con la intención de ahuyentar los malos espíritus y a los aojadores.
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Muchas de las figuras que forman parte de la variopinta decoración de los muros interiores, de los
capiteles, pórticos, entradas de iglesias, catedrales y monasterios, son difíciles de encajar en otros
grupos definidos de las diferentes clasificaciones existentes. Son las figuras grotescas, seres
imaginarios, y de apariencias muy dispares…
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Gárgolas

La palabra gárgola proviene del francés ‘gargouille’, que significaba garganta, o gárgara, por el
ruido que se produce “al pasar un líquido por un tubo”. Las gárgolas son la parte sobresaliente de
un desagüe por cuyo interior discurre el extremo de una cañería cuyo objeto es evacuar el agua de
lluvia de los tejados de edificios. Aunque elementos arquitectónicos con funciones similares ya
existían en las azoteas de los templos egipcios o griegos, su uso se volvió a extender a principios
del siglo XIII. Antes de su reaparición, el agua de los tejados y de las terrazas se vertía
directamente a la vía pública por medio del saliente de las cornisas.
En la arquitectura da la Edad Media, especialmente en el arte gótico, fueron muy utilizadas con la
finalidad de disimular estos elementos sobresalientes de los tejados y cornisas de las iglesias y
catedrales, para lo cual fueron adornadas mediante figuras intencionadamente grotescas que
representaban a hombres, animales, monstruos o demonios. Probablemente, también tenían la
función simbólica de proteger los templos y causar temor a los fieles, quizás para recordarles los
terribles seres que aguardaban en la otra vida a los pecadores. Esta forma de decoración se
mantuvo con posterioridad, aunque con un menor desarrollo, en la arquitectura renacentista e
incluso en algunas iglesias barrocas.
Este elemento se multiplicó durante el periodo del estilo gótico a causa de la ventaja considerable
de dividir la caída de agua, desde la cubierta de la nave superior, pasando por las canalizaciones
de los arbotantes y saliendo por cada uno de los puntos gargólicos de los contrafuertes y naves
inferiores. Aparte de la función de desagüe, se convirtió en tema ornamental de los edificios: la
variedad de sus formas es prodigiosa, siendo algunas de ellas tan famosas como la propia catedral.

Posiblemente, las gárgolas más famosas que se conocen son las que fueron realizadas por el
arquitecto francés Viollet-le-Duc, en el siglo XIX, para la catedral de Notre-Dame de París.
Las primeras gárgolas eran largas y escasas, compuestas de dos hiladas, una formando el canal y la
otra que lo cubría, adoptando la forma de animales fantásticos, esquemáticamente labrados para
mostrar su estructura. Estos seres fueron concebidos para semejar que se aferran a los saledizos
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adosados a los muros y salientes, dándoles a las siluetas de los templos un carácter particular,
acusando la terminación de los contrafuertes, haciendo valer sus líneas verticales.
Las gárgolas no son más que un sistema para canalizar el agua de lluvia y expulsarla a cierta
distancia del edificio para que no dañara las piedras, o el mortero con que se unían los bloques, un
elemento necesario en las catedrales para desaguar los tejados mediante imperceptibles caños que
las atraviesan hasta la boca. Pero además de su utilidad arquitectónica, son símbolos del miedo y
un recordatorio de las aberraciones del infierno,
Al principio era frecuente la figura de los grifos, en alusión al animal mitológico con cabeza y
garras de águila, y cuerpo de león con alas. Después se utilizaron una gran diversidad de modelos
basados en animales mitológicos, seres elementales… leones, dragones, serpientes y otras criaturas
grotescas o monstruosas que ahora cuelgan de los frisos de iglesias, catedrales y edificios
construidos en el último milenio, especialmente profusas en las iglesias góticas, pero que también
adornan las fachadas de muchos edificios modernos de todo el mundo.
«Las gárgolas representan los guardianes esotéricos de los conocimientos ocultos, guardan un
secreto oculto, y el hecho de que algunas saquen la lengua y se tapen los oídos viene a decir algo
así como: la realidad está delante de ti pero te niegas a verla o escucharla.»
Estas figuras grotescas conocidas desde antiguo como gárgolas se hallan frecuentemente en
iglesias de toda Europa, siendo común decir que su presencia aleja los espíritus malvados. A
menudo se ubican sobre puertas y ventanas, presumiblemente para proteger estas aberturas. «Son
los guardianes pétreos de los antiquísimos templos, figuras grotescas y retorcidas, seres que
aparecerán en las peores pesadillas de todos aquellos que intenten penetrar en su territorio
defendido. Seres que en las noches más oscuras, cobran vida y sobrevuelan sus dominios hasta
que, al alba, retornan a sus pedestales inmortales, a la espera de que los primeros rayos de sol, los
vuelvan a convertir en piedra.»
Así, muchas gárgolas grotescas parecen representar a dragones, diablos y demonios, criaturas
capaces de encarnar lo más abominable de las huestes infernales, símbolos del mal para los
cristianos de la Edad Media.
Realmente algunas gárgolas pudieron llegar a transmitir verdadero temor entre los fieles, sobre
todo en épocas de gran analfabetismo. El rasgo distintivo de sus expresiones es que nunca eran
bellas sino intencionadamente horribles, grotescas, irónicas y monstruosas, aunque a pesar de sus
formas demoníacas y turbadoras, se las considera también protectoras de los fieles.
En teoría, se colocaban como adornos sobre las canaleras destinadas a evacuar las aguas de las
lluvias de los tejados y cubiertas, pero su finalidad real era mantener la maldad y la influencia del
diablo o del mal fuera del interior de los templos. Entre las posibles interpretaciones que se han
atribuido a las gárgolas destacan aquellas que las asimilan a representaciones del demonio, tan
presente en el imaginario colectivo medieval, para recordar a los creyentes la necesidad de guardar
y cumplir los preceptos religiosos si querían escapar del infierno. «Desde las alturas escrutan al
caminante, recordándole constantemente el destino trágico de su alma, aquello que lo espera del
otro lado si se desvía del santo edificio que yace bajo sus garras como un cadáver descomunal.»
Las hay que son sólo ornamentales y no desagües, y a estas se las llama quimeras o grotescas, y en
este caso sólo servían para atemorizar. Con el tiempo se convirtieron en un arte en sí mismas,
resultando ser una de las partes ornamentales más admiradas de estas construcciones.
Se dice que entre las numerosas gárgolas que pueblan los edificios medievales no se han podido
encontrar dos iguales, demostración de la extraordinaria imaginación de sus constructores.

Seres mitológicos
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Figuras grotescas
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Protectoras

Guardianas
482

Animales
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Aves

Insectos

Mórbidas
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Demonios

Ángeles

Humanas
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Rostros

Figurativas
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Según los expertos, no existen dos gárgolas iguales.


488

Mosaicos

Un mosaico en su origen es una obra compuesta de piedrecillas, terracota o vidrios de varios


colores. La palabra mosaico proviene etimológicamente de la palabra griega “musa”. Esto era
debido a que en el mundo clásico, se consideraba un arte tan magnífico que debía estar inspirado
por las musas.
Los mosaicos tienen un origen muy antiguo. Se han hallado mosaicos en Creta, Mesopotamia, y
por supuesto en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino. Los mosaicos eran para los romanos un
elemento decorativo para los espacios arquitectónicos de tal manera que no había palacio o villa
romana donde no hubiera mosaicos.
Los mosaicos fueron profusamente utilizados por los romanos en toda clase de superficies planas,
para los muros, techos y pavimentos de sus viviendas, pues los pequeños trocitos de piedrecitas
colocadas a modo de puzles o baldosines, debido a la dureza y durabilidad de los materiales
utilizados, como el mármol, rocas, el vidrio coloreado, cerámica, etc. les posibilitaba realizar
decorados a modo de tapices o pinturas, con temas y episodios de la vida cotidiana y de la
mitología.
Los romanos denominaban a estas pequeñas piedrecitas “teselas” que se elaboraban con sumo
cuidado, en diferentes tamaños y colores para ser colocadas a modo de composición formando
distintas figuras y dibujos, geométricos, florales, animales, historias, etc. que a continuación eran
aglomeradas con cemento.

Entre los primeros mosaicos de Pompeya se encuentran las escenas polícromas de finales del siglo
II y principios del siglo I a.C. El Mosaico de Alejandro, en la Casa del Fauno, representa la batalla
de Alejandro contra Darío III y se cree que es copia de una pintura helenística del siglo IV a.C.,
aunque lo más probable es que fuera realizado en el siglo I a.C.
489

En general los mosaicos romanos representan sobre todo motivos geométricos y también con
mucha frecuencia, escenas y figuras mitológicas.

También aparecen motivos costumbristas, como las escenas amatorias, eróticas, juegos, cacerías,
así como figuras humanas y de animales, pájaros, peces...
490

En la confección de los mosaicos también utilizaban motivos que tenían significados simbólicos,
como las cruces esvásticas, los crismones o el nudo de Salomón.

El nudo de Salomón

El famoso nudo de Salomón aparece en numerosos mosaicos romanos. Es un símbolo antiguo que
tiene varias interpretaciones. Una de ellas es la Inmortalidad y la Eternidad. Otras veces se ha
interpretado como el nudo del Amor, ya que son figuras entrelazadas.
491

Según una leyenda italiana sobre este símbolo mágico, «el Rey Salomón, estaba en una colina y
Dios le encargó que protegiera a un pueblo de unas grandes rocas que rodarían pendiente abajo y
lo destruirían. Salomón que estaba sujetando tres grandes rocas, tomó una soga e inventó este
nudo para sostenerlas y proteger así al pueblo.»

Este motivo simbólico guarda una legendaria y mágica historia de los templarios, los celtas, y de
rituales judaico-cristianos, donde la sabiduría llega a la cima del poder. Está compuesto por dos
anillos que se entrelazan cuatro veces, con puntos de cruce alternos que llevan arriba, abajo, otra
vez arriba y de nuevo abajo, cuando uno sigue el contorno de cada anillo.

Mosaicos medievales y modernos

En la decoración de los pavimentos de muchas iglesias, monasterios y claustros, era frecuente


utilizar pequeñas piedras o pequeñas baldosas colocadas a modo de mosaicos, representando en
muchas ocasiones figuras o elementos simbólicos...
492
493

Espantabrujas

«Invoquemos a nuestros antepasados para que nos libren de conjuros de brujas y hechiceros y nos protejan de
maléficos espíritus dispuestos a entrar en nuestras casas.»

En algunas poblaciones sigue siendo una creencia popular que ciertos maleficios podían entrar en
las casas a través de las chimeneas, razón por la cual éstas se remataban con el llamado
‘espantabrujas’, que podía revestir diferentes formas.
En muchos pueblos altoaragoneses, hay casas muy antiguas que tienen majestuosas chimeneas
troncocónicas, que se alzan altivas en los tejados, denominadas popularmente ‘chamineras’ o
‘chimeneras’. Estas chimeneas troncocónicas descienden hasta la planta baja de las casas, donde se
encuentra el fogaril, en el cual, como refuerzo al espantabrujas, se suelen dejar las tenazas del
hogar abiertas en forma de cruz, y puede hacerse otra cruz en las cenizas que quedan en el hogar
después de haber apagado el fuego, antes de irse a la cama, para espantar a las brujas que
pudieran bajar por la chimenea.

Encima de estas ‘chamineras’ era costumbre desde tiempos inmemoriales colocar una piedra,
generalmente en forma de cono, aunque podía tener muy diversas formas, a la que se denomina
‘espantabrujas’. Un motivo pétreo colocado encima de las chimeneas, es típico de poblaciones del
Alto Aragón, con finalidades claramente protectoras, y para lo cual se utilizaba un variado abanico
de objetos. Se trata de toscas figuras que recuerdan a rostros o figuras humanas. Con su ubicación
en lo alto de las casas pretendían protegerlas del ataque de brujas y otros demonios.
494

Tradicionalmente, se colocaban estas piedras o figuras, debido a la creencia popular de que los
maleficios entraban en las casas por las chimeneas. En algunos pueblos, es creencia popular que
ciertos maleficios podían entrar por las chimeneas, razón por la que éstas se remataban con el
llamado espantabrujas, aunque a nivel popular también se le denominan capiscoles. Su utilidad
protectora, frente a la vulnerabilidad de la casa a través de la chimenea, es que las brujas que
sobrevuelan los tejados, montadas en sus escobas, no se introduzcan en las casas por el tiro de las
chimeneas. Muchas de ellas, son piedras con un orificio, lo cual hacía que el viento silbara al pasar
por los tejados.
Las chimeneas con espantabrujas son un símbolo muy extendido por el pirineo altoaragonés. En
muchas chimeneas altoaragonesas aparecen estos curiosos objetos, que unas veces son una simple
piedra vertical, otras una piedra en forma de cono, otras un puchero, una cruz o como en el caso de
los pueblos del Serrablo, seres de apariencia terrorífica.

«Cuenta la tradición que en esa localidad vivió una poderosa bruja. Su nombre aparece en el
proceso inquisitorial abierto a Dominica la Coja, bruja confesa de Pozán de Vero. En él se dice que
ambas habían matado a varias criaturas tras entrar en las casas ayudadas por el diablo.»
495

Cueva de las Güixas, en Villanúa, Huesca.


El significado de estos elementos que se colocan sobre las chimeneas, tienen una explicación en las
leyendas populares, sobre la creencia en las brujas y de su existencia en zonas pirenaicas de
numerosos lugares donde se reunían, de lo cual hay muchos testimonios. Los espantabrujas eran,
antiguamente, piedras antropomorfas, cruciformes, porosas y con un orificio en su centro que hace
que el aire silbe al pasar.
«Temerosas de los poderes de las brujas, las gentes del Somontano intentaron protegerse mediante
elementos mágicos: símbolos solares, cruces, aldabas o motilones, toscas figuras labradas en
madera que colocaban en los aleros para evitar que el mal penetrase en las casas.»

Y no son solamente en las chimeneas, sino que este tipo de símbolos protectores, con forma de
cruces, figuras humanas o de animales, se colocaban sobre tejados y aleros de las construcciones
para su protección contra maleficios indeseados.
496

Veletas

Las veletas tienen como objetivo primordial informar a los habitantes de pueblos y ciudades de la
procedencia o la dirección de los vientos de forma permanente. Sin embargo, las veletas son algo
más que un instrumento meteorológico destinado a señalar la dirección de los vientos, sino que
también son un adorno de los edificios y un soporte desde el que se expresan muy diversos
simbolismos y motivaciones. De simbología cristiana o pagana, las siluetas de las veletas
recortadas sobre el cielo, rematan multitud de torres, espadañas o tejados. Desde imponentes
edificios como catedrales, iglesias o castillos, aprovechando sus altas torres o torreones, hasta
destacadas construcciones como edificios oficiales o palacios, y las casas particulares, aparecen
situadas siempre en los lugares más altos girando libremente por el impulso de los vientos.
Las veletas más sencillas están formadas por un eje o pieza metálica vertical, que sustenta otra
pieza horizontal móvil, con forma de flecha o saeta, que movida por el viento, gira libremente
alrededor del eje vertical, indicando la dirección de donde aquel procede. Otras piezas son
accesorias, como la indicación de los puntos cardinales y otros componentes que se aprovechan
como adornos, algunos con carácter simbólico o como señas de identidad.
Las veletas aparecían como signos cristianos sobre las catedrales, las iglesias y los monasterios ya
en el siglo IX y solían acompañarse de otros adornos simbólicos, generalmente cruces o flechas, de
entre los que destacaba el gallo, que desde aquellos tiempos era uno de los símbolos más utilizados
para esta finalidad. «La imagen del gallo estaba asociada hacía siglos a las enseñas guerreras de los
godos, considerándose al gallo en otras culturas como un animal vigilante y profeta del tiempo,
atribuyendo a su canto la virtud de ahuyentar a los malos espíritus y a todas las calamidades.»

El gallo siempre fue un símbolo cristiano de gran importancia, apareciendo casi siempre en las
veletas más elevadas, sobre las torres más altas de las iglesias y los cimborrios de las catedrales. Se
le consideraba alegórico de vigilancia y resurrección. Cuando el gallo se coloca en el centro de una
veleta simboliza el sol en medio de las cuatro esquinas de la creación.
497

«La imagen del gallo ha sido utilizada desde antiguo en las veletas para simbolizar la luz Solar o
Crística, la cual es capaz de disipar y vencer a las tinieblas del mal con el viento a favor o con el
viento en contra.»
Aunque del gallo sea con frecuencia el adorno más utilizado, el simbolismo de las veletas viene
asociado a que en su confección se utilizan una amplia gama de objetos y señales, entre los que
destacan animales o brujas, muchos de ellos representando algún significado simbólico.
498

Las más simples suelen ser las que tienen forma de flecha.

Las hay que recrean hechos históricos, religiosos, o literarios.


499
500

Fuentes

«Según se cuenta, cuatro ríos nacen bajo el Árbol de la Vida en el centro del mundo, la fuente del
elixir de la inmortalidad. Este simbolismo se repite en los jardines formales europeos, donde
cuatro senderos conducen a la fuente principal.»
Una fuente o un pilón es un surtidor de agua, que como elemento arquitectónico suele estar
situado en un espacio urbano con fines utilitarios, de confort ambiental o decorativo. Así, las
fuentes se hallan en jardines, plazas, o en lugares singulares de la ciudad, embelleciéndolos y
resaltando su importancia.
Al igual que en otros elementos arquitectónicos y decorativos, sus creadores aprovecharon la gran
diversidad de formas incluyendo toda clase de objetos y símbolos, como imágenes, rostros,
animales, seres mitológicos, formas geométricas…

Fuente de los caños de San Francisco. Avilés

Es uno de los símbolos emblemáticos de Avilés, situada junto a la Iglesia de San Nicolás de Bari,
ayuda a realzar este original monumento, inaugurado en el siglo XVII. Consta de un frontal de la
que surgen seis cabezas humanas de cuyas bocas mana el agua hacia un pilón rectangular que
adopta forma ovalada en su centro. En el frontal figuran tres escudos: en los laterales dos de Avilés
y en el centro el escudo de armas real. Quizás esta fuente esté inspirada en la peculiaridad de las
paredes situadas en la entrada a la citada iglesia, pues entre las piedras que las componen
aparecen incrustados enigmáticos rostros. Se especula que en la construcción de esa iglesia se
utilizaron restos de un antiguo templo prerrománico.
501

«Numerosas historias, supersticiones, leyendas, ritos y magia, jalonan la actividad mitológica de


los pueblos eslavos. Aparte de adorar a las fuentes, a los árboles, a las diferentes ninfas que
poblaban la naturaleza, y que cautivaban con su baile y su belleza a los viandantes que
atravesaban los bosques o que se paraban a beber el agua fresca de un manantial, los eslavos
tenían otras divinidades, que cumplían la misma función que las denominadas “divinidades
mayores” en el mundo clásico.»
502
503

IX

SIMBOLOGÍA HERÁLDICA

La heráldica constituye una ciencia o disciplina para explicar el significado de los símbolos,
imágenes y figuras que componen los escudos de armas. La forma de escudo es el elemento
externo sobre el que se sobreponen los blasones, las figuras, lemas o emblemas que distinguen los
apellidos, los linajes, las ciudades o las naciones.
«El escudo significa protección. Aísla y defiende a quien lo utiliza. Es también un símbolo de la
frontera entre la persona y el mundo que le circunda. En realidad, entre la persona y el adversario,
ya que no se concibe fuera del contexto combativo. Son los escudos de armas los que dieron lugar
a este símbolo. A la vez que escuda y protege, el escudo se exhibe; por esto ya desde la Antigüedad
fue el lugar donde el guerrero disponía el emblema que juzgaba serle característico y que, entre los
siglos XI y XIII, se convirtió en blasón heráldico, hereditario.»
Blasón es cada una de las figuras, señas o emblemas que se colocan sobre los escudos. Todos los
motivos de la heráldica tienen un significado simbólico y emblemático. No existe ningún límite
para la variedad de elementos utilizados; plantas, animales, personas, seres mitológicos, figuras
geométricas, colores e inscripciones, todos se combinan en la decoración de los escudos de armas,
al igual que en las banderas, para representar el apellido de una familia, una nación o un imperio.
La práctica de la heráldica se inició en la Edad Media, cuando empezaron a utilizar los símbolos
para identificar a los caballeros.
Águilas, leones, cruces, estrellas, fuentes, guerreros, seres mitológicos… Todo el submundo de los
símbolos fue utilizado para conformar la representación de una inagotable variedad de escudos,
que tenían por objeto plasmar cualidades o señas de identidad que distinguían a cada persona,
grupo, familia, nobleza, o nación.
504

Los cascos en heráldica son un emblema de pensamientos elevados. Muchos escudos de armas
contienen en su parte superior un casco con exuberantes cimeras, lo cual realza este simbolismo.
«Otro ejemplo son los cordones que surgen en heráldica, que a veces forman nudos, lacerías con
figura de ese o de ocho, que representan la ligazón, la dependencia en el sistema feudal de las
jerarquías, ratificada por el juramento de honor, lo que constituye la sublimación del hallarse
‘ligado’ por el superior.»
En heráldica, los tenantes son personajes reales o fabulosos, o animales, que sostienen el blasón o
apoyan la figura o elemento central. Los tenantes, que casi siempre son dos, uno a cada lado,
simbolizan las fuerzas inferiores que pasan de adversarios y atacantes a servidores y defensores
del elemento central, símbolo del poder victorioso.

Águilas

Animales

Árboles

Barcos
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Caballeros

Castillos

Ciudades

Edificaciones

Coronas
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Cruces

Estrellas

Flor de lis

Fuentes

Grifos
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Guerreros

Leones

Linajes

Llaves

Militares

Mitológicos
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Nudos

Tenantes

Variados
509

Banderas y Estandartes

Todas las naciones, grupos étnicos, militares, políticos, organizaciones culturales, deportivas y un
largo etc. tienen una bandera como símbolo de identidad y pertenencia a un grupo, región o país,
por la que muchos hombres y mujeres llegaron a dar su vida. «Un emblema, una enseña, un
estandarte, son símbolos que a muchos llenan de emoción e incluso provocan lágrimas en los
acontecimientos más diversos, generando sentimientos íntimos y personales, que no solo se dan en
la actualidad, sino que se remontan a milenios de antigüedad. Un palo, con una tela de diferentes
colores, sobre la que se colocan dibujos o imágenes, componen una combinación que genera
sentimientos innatos en las personas o en los grupos, y responden a la filiación o señas de
identidad colectiva, son los aspectos que conforman la simbología de la bandera.»
«Deriva históricamente de la insignia totémica, la cual aparece en los distritos egipcios y entre la
mayoría de los pueblos antiguos. Los persas llevaban águilas doradas con las alas desplegadas al
extremo de largas astas; los medos, tres coronas; los partos, una hoja de espada; los escitas, un
rayo; los griegos y romanos tuvieron enseñas, estandartes y banderas, entre las que destaca el
signum, el emblema de las legiones romanas, el estandarte con el águila de oro, plata o bronce.»

En Roma utilizaban un marco de madera sobre el que colgaban una tela que no flameaba, en la que
aparecían figuras de animales como el caballo, el jabalí, el águila o la loba. Con estos símbolos
conseguían crear un sentimiento de grupo y reunir a los soldados en pleno combate, de la misma
forma que hoy las naciones se agrupan en torno a las banderas nacionales.
Las primeras banderas, portadas por un hombre en las batallas, tenían a la vez un carácter militar
y ceremonial. Su función en las batallas era doble, por un lado servía para marcar la posición de los
mandos en el fragor de la contienda, y por otro señalizar los movimientos a sus tropas, razón por
la cual recibían el nombre de “enseña”.
A partir del siglo XII comenzaron a servir como una forma de identificar a los monarcas, a los
señores, a sus tropas y sus dominios. Durante los siglos posteriores, las ciudades y los gremios
fueron adoptando sus propias banderas. Desde entonces se introdujeron donde se necesitaba
fomentar un sentimiento de grupo y de unidad, provocando las emociones más fuertes de sus
integrantes y el odio más corrosivo de sus rivales.
Entre los símbolos Templarios, aparte de la cruz roja fenicia, estaba una bandera negra y blanca,
formada por dos cuadrados, la calavera y las tibias cruzadas, y la atalaya.
510

La calavera y los huesos cruzados simbolizan los rituales de la magia negra utilizados desde
antiguo. Si se observa el emblema papal, se puede ver que la tiara papal y las llaves cruzadas de
San Pedro forman un dibujo muy similar a la calavera y las tibias cruzadas.
Las banderas por lo general son engarzadas en un mástil y se exhiben en los edificios oficiales.
Incorporan a sus colores innumerables símbolos, como escudos, cruces, barras, estrellas, soles,
águilas, leones, dragones…

Los movimientos políticos internacionales también utilizaron sus símbolos colocados sobre las
banderas: Flechas, fasces, la cruz gamada, la hoz y martillo, etc.
Los estandartes por lo general se distinguen de las banderas en que la tela rectangular va colgada
de una barra horizontal, enganchada a su vez a otra vertical para ser portados por una persona.
«Los estandartes adquirieron significados precisos por sus formas y colores, o bien fueron
diseñados por un determinado motivo alegórico, divisa o distintivo, de tal modo que los
soberanos, nobles, órdenes militares y hasta los mercenarios daban cuenta, a través de sus
insignias, de su personalidad, orígenes familiares, incluso las creencias ideológicas por las que se
guiaban, hasta constituir un extenso campo cuyos mensajes todo el mundo conocía.»
511

Algunos estandartes reciben el nombre de pendones, también de forma rectangular, pero en un


telar entretejido, formando así los diferentes colores, formas y dibujos. Eran empleados como
insignia distintiva en las batallas por los regimientos, los batallones y agrupaciones militares. Los
pendones tenían una gran simbología, puesto que representaban a un grupo de personas, y
también a un conjunto de ideas. Como el pendón arrebatado a los musulmanes en la batalla de las
Navas de Tolosa, con un octograma en el centro, símbolo sagrado de esa creencia.
512

Logotipos

«Los símbolos esotéricos están vivos hoy como lo fueron en el pasado antiguo, pero hay mucha confusión en
torno a su uso, la historia, la intención y el significado.»

El simbolismo, desde antiguo, ha sido utilizado por la humanidad para comunicar mensajes y
conocimientos de forma que todos los receptores comprendan la información que contienen. Los
símbolos son representaciones de imágenes y ¡una imagen vale más que mil palabras!
En la vida cotidiana utilizamos los símbolos, las imágenes, para mostrar a simple vista una
información importante, como las señales de tráfico o los logotipos, entre muchos otros signos que
a modo de símbolos son hoy en día muy extendidos y comunes. Algunos ejemplos son los
logotipos corporativos. Los expertos en este campo afirman que un buen logotipo siempre es
memorable y reconocible, pero algunos de ellos contienen también un mensaje secreto y poco
evidente que los hace más especiales.
Las grandes compañías multinacionales hasta los pequeños comercios, todos tienen la “marca” que
les distingue. Y cada marca se personaliza mediante un logotipo. Un dibujo, una letra, una figura,
un símbolo en cierto modo, cualquier cosa es utilizada para resaltar esa marca. Estudios de
marketing sobre preferencias de consumidores dan un amplio margen a aquellos que otorgan gran
confianza a las marcas a la hora de elegir los productos que adquieren. Las marcas también
destacan la gran fidelidad de la clientela que consume sus productos. «Los productos de marca
aportan seguridad en cuanto a su resultado, tienen una calidad superior, un prestigio más elevado
y se ajustan a las expectativas que se tienen de los mismos.»
Fábricas, industrias, comercios, empresas de todo tipo, o sectores como el de los automóviles,
motos, aerolíneas, navieras, instituciones públicas y empresas privadas… todas buscan y utilizan
los logotipos como señas de identidad. Al igual que en otras actividades, la mayoría diseñan sus
anagramas utilizando todo tipo de símbolos que las identifiquen.
513

El misterio en los símbolos

Según el historiador español Julio Caro Baroja, «durante mucho tiempo se sostuvo la tesis
de que el pensamiento mágico era más antiguo o primitivo que el pensamiento religioso, y que los
procedimientos mágicos -benéficos o maléficos- eran anteriores, en conjunto, a los procedimientos
propios de las sociedades con una religión organizada y con ritos adecuados para influir en la
Divinidad o en las divinidades».

Misterio es definido como todo aquello que no se puede entender o resulta difícil de explicar.
También como aquello que esconde un asunto secreto o reservado. Más complejo todavía sería
aquello que no se puede explicar, comprender o descubrir, porque se trata de algo desconocido,
secreto o recóndito.

El misterio puede ser referido tanto a fenómenos de la naturaleza como a obras artificiales creadas
por el hombre. En los símbolos, el misterio estriba en que, desde antiguo, las personas
representaron imágenes, dibujos, figuras o textos, en piedra u otros materiales, con la pretensión o
intención de que tuvieran poderes o influencias que les fueran favorables, o bien para transmitir
informaciones y conocimientos de forma esotérica, y en ocasiones, tan solo para dejar sus marcas,
señales del paso de su existencia por esta vida… de las que el transcurrir del tiempo borró su
verdadero significado.
514

Así, a lo largo y ancho de la tierra, en cualquier rincón del mundo, siempre podremos encontrar un
símbolo que a su vez supondrá para nosotros un misterio. Quizás, de muchos de ellos, algún
experto o alguien que adquirió su comprensión, nos explique su significado. En el mejor de los
casos, la información será una hipótesis, acaso una deducción supuesta, o una interpretación lógica
para dar explicación a aquello que sus autores realmente quisieron expresar.
Encontraremos símbolos en los lugares más insospechados, aunque los más ingeniosos estarán
siempre a la vista, a veces camuflados entre los elementos más llamativos.

En la arquitectura…

En el arte religioso…

En los motivos decorativos…


515

En la escultura…

En la heráldica…

En las puertas de los edificios…

El misterio en los símbolos es un componente casi constante. El reto y la satisfacción consisten en


intentar descubrir y comprender aquellos que esconden pequeños o grandes secretos.
516

BIBLIOGRAFÍA

Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot

Dioses del nuevo milenio. Alan Alford

El viajero de Agartha. Abel Posse

El misterio de Compostela. Louis de Charpentier

El libro ilustrado de los signos y símbolos. Miranda Bruce-Mitford

El Saber Mágico del Antiguo Egipto. Christian Jacq

Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha. Federico González

Las enseñanzas secretas de todos los tiempos. Manly P. Hall

Las Puertas Templarias. Javier Sierra

Las clavículas de Salomón. Éliphas Lévi

Mitología Universal

Más allá de la Ciencia. Revistas varias.

Wikipedia.org
517

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