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PUBLICACIONES DEL INSTITUTO CARO ¥Y CUERVO cli CARLOS PATINO ROSSELLI SOBRE ETNOLINGUISTICA x OTROS TEMAS SANTAFE DE BOGOTA 2000 CAMPO Y TAREAS DE LA ETNOLINGUISTICA EN COLOMBIA * 1. EL capo DE LA ETNOLINGifstICA En la segunda mitad de nuestro siglo ha sido notoria la aparicién de una serie de ramas nuevas del estudio del len- guaje que tienen como nota comtn el cardcter interdisciplinario. ‘As, junto a la lingiiistica de contenido tradicional prosperan hoy sectores como la sociolingiifstica, la psicolingiifstica, 12 neurolingiiistica, la textolinguistica, la linguistica matemitica, etc. Esta gran diversificacién del interés cientifico por el len- guaje es completamente natural dada la trascendencia e irra- diacién del fenémeno lingiifstico. A Ia lista de estas nuevas interdisciplinas pertenece la etnolingiifstica, que surgié como un espacio para investigar las relaciones entre los hechos lingiifsticos y el correspondiente contexto sociocultural. Definida de manera tan amplia, es claro que el objeto de esta disciplina se confunde con el de Ia socio- lingiifstica. Sin embargo, es distintivo de la etnolingitistica el haber tenido su origen en una franja de preocupaciones co- munes a lingiiistas y antropélogos, a partir de los estimulos de figuras como F. Boas en los Estados Unidos y B. Malinowski en Europa, y, en consecuencia, el dirigir preferentemente su atencién a las sociedades de tradicién oral (a diferencia de la sociolingtistica, que se mueye tipicamente en los ambitos urbanos). * Publicado en Amériew Negra (Bogoté, Pontificia Universidad Javeriana), iim. 2, 1991. 22 CARLOS PATINO ROSSELLI Esta identidad mixta de la etnolingiifstica explica que su campo de trabajo se designe también —sobre todo en los Estados Unidos — con rétulos como ‘antropologia lingiifstica’ 9 ‘lingitistica antropoldgica’. Se comprende también que esta interdisciplina no tenga un dominio nitidamente delimitado y organizado, Como dice D. Hymes (1964a: XXII) refirién- dose a la antropologia lingiifstica, “su campo no esta definido por la légica o Ja naturaleza sino por la extensién del interés antropolégico activo en los fenémenos lingiiisticos” (traduc- cién nuestra). A falta, pues, de un dominio preciso y un cuerpo tedrico sistematico, la etnolingiiistica (bajo sus distintos rétulos) se caracteriza por su interés en una serie de cuestiones 0 nticleos de problemas ( Atvanez-Prreyre, 1981). Veamos algunos de los més representativos: El tema de la relacién entre lenguaje y percepcién del mundo ha dado lugar a muchas reflexiones y propuestas. Bien conocida es la tesis del ‘relativismo lingiiistico’, presentada en la primera mitad del siglo por E. Sapir y B. L. Whorf, segtin la cual Ja estructura de una lengua condiciona Ja percepcién de la realidad ¢ inclusive la conducta de los respectivos ha- blantes (Wuorr, 1971; Hoyer, 1954). Hoy no se admite esa hipétesis en su forma extrema (ver, por ejemplo, Gumpzrz y Benner, 1981: 98-103; Hupson, 1980: 103-105), pero el valor cognitivo de la estructura lingitfstica ha sido y es una directriz fundamental en diferentes corrientes cientificas, Tanto en el léxico de las lenguas como en su gramatica la etnolingiiistica saca a la luz el andamiaje cognitivo propio de cada una de cllas y cxamina las implicaciones culturales'. En esta materia fueron de especial trascendencia Jos avances logrados en el terreno de la semantica — tanto desde la lin- 1 “Se entiende por significacién cognoscitiva de un determinado aspecto de una lengua lo que éste revela acerca del sistema cognoscitivo de los ha- blantes de esa lengua. El sistema cognoscitivo de una comunidad es, a su vez, su visidn del mundo, es decir, su técita concepcién de la realidad 0 de aspectos de la realidad” (Mammon, 1974: 153), El taductor emplea “cog- noscitivo” como equivalente del inglés cognitive. LA ETNOLINGHfSTICA EN COLOMBIA 23 giiistica como desde la antropologia —, especialmente en cuanto al anilisis del significado léxico en sus componentes minimos (semas, rasgos semAnticos). Sobre esta base surgicron nuevas direcciones investigativas que tenfan en comin la concepcién de la cultura como un sistema cognitive, organizado en domi- nios semanticos reflejados en el léxico, y la utilizacién de miétodos formales tomados de la matematica y la lingiifstica. Desde la antropologia se han dado a estas corrientes nom- bres como ‘etnociencia’, ‘etnosemantica’, ‘taxonomiéas popula- res, ‘antropologia cognitiva’ y otros (Tyter, 1969; Rosst y O’Hicerns, 1981; 120-133; Gumperz y BENNETT, of. ciz.: 63-71). En la gramatica un enfoque etnolingiifstico buscar4, de igual manera, la red de distinciones nocionales —la ‘clasifi- cacién de ideas’ de que hablaba F. Boas — inserta en la lengua. Asi como el examen de los dominios léxico-semanticos revela la manera como cada idioma conceptualiza los correspondien- tes aspectos de la realidad (parentesco, fenémenos fisicos, sen- saciones, color, etc.), la observacién de la estructura gramatical en sus diferentes areas — sustantivo, verbo, pronombre, demos- trativo, etc.— muestra el conjunto de nociones que una determinada lengua ha erigido en categorias gramaticales (modalidades de la clasificacién de los sustantivos, de la pre- sentacién de las acciones verbales, del tratamiento del espacio y el tiempo, etc.). Otro gran niicleo de temas de investigacién etnolingiiis- tica. —ubicados frecuentemente en cl territorio de la socio- lingiiistica— es el de las caracteristicas de la comunicacién en un determinado grupo social. Aqui descuella por su impor- tancia la corriente de la llamada ‘etnografia de la comunica- cién’ (0 ‘del habla’), un ambicioso programa cientifico surgido en los Estados Unidos ¢ impulsado alli por D. Hymes, J. J. Gumperz y otros. Esta corriente aspira a describir en una perspectiva basicamente etnografica pero integradora de dife- rentes disciplinas, el fenémeno de la comunicacién en todos sus aspectos y en su relacién con un determinado marco socio- cultural (Hymes, 1964b, 1972, 1974; Savitte-Troixe, 1989). 4 CARLOS PATIO RossELLE Dos conceptos esenciales de la etnografia de la comuni- cacién son los de ‘competencia comunicativa’ (communicative competence) y ‘comunidad de habla’ (speech community). El primero es una considerable ampliacién de la ‘competencia lingitfstica’ de N. Chomsky ya que incluye no sélo el saber necesario para hablar correctamente (reglas gramaticales) sino también el conocimiento y las destrezas requeridas para partici- par de manera culturalmente adecuada en actos de comunica- cién (reglas sociolingiiisticas de interaccién social, culturales), Es en virtud de esa competencia comunicativa como los miem- bros de una determinada comunidad de habla saben en qué forma deben dirigirse a una determinada persona, qué tipo de lenguaje debe emplearse en una detcrminada circunstancia, qué temas son apropiados o vedados en ciertas situaciones, cuando debe guardarse silencio, etc. Es fundamental para los propésitos de la etograffa de la comunicacién el que el objeto de anilisis sea una unidad social, la comunidad de habla, y no, por ejemplo, una deter- minada variedad lingiiistica (un idioma o un dialecto). Esta unidad social no se define por su extensién, que puede ser variable segtin el foco elegido por la investigaci6n —una aldea, una ciudad, un grupo étnico, ete.—, sino por la parti- cipacién de sus miembros en una misma red de normas socio- culturales y comunicativas. La descripcién ctnogrfica postulada por D. Hymes y sus seguidores debe abarcar todos Jos aspectos de la practica comu- nicativa en la unidad social elegida. Este esquema examinard, por lo tanto, cuestiones como cl ‘repertorio comunicative’ de Ja comunidad o sea el conjunto de variedades yerbales y no verbales (idiomas, dialectos, lenguas francas, cédigos secretos, cédigos de tambores, silbos, gestos, etc.) y niveles de estilo empleados (ceremonial, sagrado, informal, etc.). Otro aspecto central es el de todo lo relacionado con las tres unidades anali- ticas principales que son la ‘situacién de comunicacién’ (un ritual, la caza, un juego, etc.), el ‘evento comunicativo’ (por ¢jemplo, una conversacién, una cancién, una narracién) y el LA ETNOLINGU{sTICA EN COLOMBIA 25 ‘acto comunicativo’ (un intercambio dentro de un evento co- municativo como, por ejemplo, una pregunta), Hasta aqui hemos tratado de bosquejar el campo de tra- bajo de Ja etnolingitistica entendida en su concepcién original, © sea, como el estudio de las relaciones entre el lenguaje y su marco cultural y social, Hemos sefialado también que esta disciplina se ha ocupado preferentemente de Jas sociedades de tradicién oral (grupos amerindios, ctnias africanas y asidticas que tienen este caracter), aunque en principio nada impide practicarla con las sociedades desarrolladas de occidente. Ahora bien, en las sociedades de tradicién oral la inves- tigacidn propiamente ctnolingiifstica esta intimamente rela- cionada con Ja descripcién basica de la lengua correspondiente. Obviamente no se puede explorar Ja relacién lengua-cultura en estos grupos sin que antes se haya cumplido una etapa de estudio puramente lingitistico del idioma en cuestién. Ambas fases investigativas exigen trabajo de campo in site y forma- cidn. tanto lingiiistica como antropolégica. Estas conexiones han ocasionado el que, sin desconocer lo que es la etnolin- @uistica stricto sensu, en la practica académica de hoy dia frecuentemente se incluye también bajo este rétulo la actividad preliminar de descripcién puramente lingiifstica de los idiomas pertinentes. Ademés, la evidente trascendencia de la lingiifs- tica histérico-comparativa para diversas ramas antropolégicas obliga a tenerla también en cuenta en esta vasta avenida cientifica. Resulta, pues, que la estrecha relacién que existe entre los diversos aspectos lingiifsticos — descripcién lingiiistica, estudios histérico-comparativos, vinculos lengua-cultura-sociedad— de los grupos humanos que interesan preferentemente a la etno- lingitistica constituye uma presién para concebir todas estas Areas como un solo gran campo de trabajo cientifico, sin per- juicio de tener siempre presente el caracter propio de cada una de ellas. Asif, en el presente trabajo ampliamos el concepto original de ‘ctnolingiiistica’ —que ya esta de por sf mal delimitado— para aludir con este rétulo a todas las cuestiones de tipo lin- 26 CARLOS PATINO ROSSELLI giiistico que ataiten a los grupos indigenas y a ciertas comu- nidades de raza negra en el pais. 2, La ErNouincijistica EN CoLomeia En raz6n de su diversidad étnica, Colombia constituye un terreno especialmente rico para la investigacin etnolingiifstica. Fsta encuentra aqui dos esferas de trabajo: la de las culturas indigenas, por una parte, y la de las comunidades afroco- lombianas que han conservado sus ‘lenguas criollas’ ancestrales, por otra. La reparticién del interés cientifico, sin embargo, ha sido y es muy desigual en esas dos reas, A pesar del proceso de extincién de idiomas indigenas que se inicié en este pais —como en el resto del continente— con el Descubrimiento y la Conquista (Triana ¥ Awronveza, 1987; PariNo Rosset, 1991), Colombia esté entre las naciones latinoamericanas que conservan un mayor némero de ellos (junto con Brasil, Méjico y Perd), Mientras en el interior del pais el espafiol cjerce sin rivales su doble funcién de lengua nacional y oficial, en las zonas periféricas y fronterizas habita ms de medio centenar de grupos indigenas que hablan to- dayia sus idiomas tradicionales *. Este rico acervo lingiifstico es de valor incalculable en los planos social, cultural y cientifico, Para la etnolingiiistica en particular representa un vasto campo de trabajo con ca- racteristicas casi ideales: un amplio conjunto de idiomas no indoeuropeos (y por lo tanto muy diferentes de lenguas como el espaiiol) pertenecientes a Iineas genealdgicas amerindias muy diversas, y cuyo estudio necesariamente tiene mucho que ensefiar sobre los miltiples aspectos de Ja relacién lengua- sociedad-cultura en nuestras minorfas étnicas de tradicién oral. Los verndculos indigenas han sido objeto de estudio desde los tiempos coloniales, utilizando en cada época el enfoque 2 No se sabe todavla de manera exacta cuintos idiomas indigenas se hablan actualmente en el pais, debido a que la situacién lingiifstica de al- gunas regiones (por ejemplo, el Vaupés) no es clara, Por lo pronto puede calcularse que Ja cifra de estos verniculos esté entre 50 y 60, LA ETNOLINGUfsTICA EN COLOMBIA 27 propio del momento (Ormiz, 1965; Oxreca Ricaurte, 1978). En los siglos de la Colonia el interés por las hablas aborigenes estaba determinado por la politica de la metrépoli en cuanto a la evangelizacién de los indios y la administracién de los territorios sojuzgados. En esa época la tarea de romper cl muro lingiifstico que dificultaba la conquista espiritual y material de los americanos estuvo primordialmente a cargo de las dife- rentes érdenes religiosas, Ante la gran proliferacién de idiomas aborigenes, se opt6 por concentrar Ja atencién en los de mayor difusién y utilizarlos como instrumentos de la dominacién espafiola. En el Nuevo Reino de Granada tuvieron este rango de “lenguas generales” el muisca (chibcha) en el centro del pais, el quechua (inga, ingano) en el sur-occidente andino, el siona en la regién de los rios Putumayo y Napo, y el sdliba en las Hanuras orientales (Triana y ANTORVEZA, Op. Cit. 161-173). En los siglos xvm y xvi se emprendi6, pues, la produc- cién de estudios sobre los yerndculos indigenas del pafs, los cuales fueron de carécter gramatical y léxico (vocabularios). De estos trabajos hay que resaltar dos caracteristicas. En pri- mer lugar, su enfoque era etnocentrista en cuanto buscaban describir el idioma indigena a través del molde de la gramé- tica latina, considerada cntonces en Europa como un arquetipo uniyersal. Por eso a la claboracién de un bosquejo gramatical se aludia muy apropiadamente con la expresién “reducir a arte” el idioma en cuestién. En segundo lugar, el objetivo principal de producir un instrumento eficaz para el adoctri- namiento religioso hacia que la parte propiamente lingiifstica de estas obras fuera acompafiada de extenso material enca- minado a ese fin, como el tipico “Confesionario”. La obra mds importante de este género (y la primera conservada) fue la Gramédtica en la lengua general del Nuevo Reyno, llamada mosca escrita por el dominico santaferefio Fray Bernardo de Lugo y publicada en Espafia en 1619. Este trabajo es el pilar fundamental para el conocimiento del muisca ya que, a diferencia de aportes posteriores, fue claborado cuan- 28 CARLOS PATINO ROSSELLE do este idioma conservaba todavia su plena vitalidad (Orreca Ricaurre, op. cit.: 64-66; GonzAtez pe Pérez, 1980: 80-90). En el siglo xvui se destaca la importante obra de los mi- sioneros jesuitas en la etnografia y la lingiiistica de las llanuras de la Orinoquia. El nombre més ilustre es aqui el del italiano Filipo Salvatore Gilij, cuyo Ensayo de historia americana (1780-1784) es una fuente clasica para el conocimiento de esa regidn y contiene el primer intento de clasificacién genealégica de los idiomas correspondientes. La expulsién de los jesuitas por mandato de Carlos II en 1767 corté la actividad de esta Orden, “Sin embargo —como anota Triana y ANTORVEZA, op. cit.: 366 —, los antiguos misioneros, exiliados en los Estados Ppontificios, se constituyeron en el foco ms poderoso del ame- ricanismo europeo en el ultimo cuarto del siglo xvm”. Asi, gracias, en gran parte, a los trabajos de jesuitas como Gilij pudo el padre Lorenzo Hervés y Panduro presentarle las lenguas indigenas americanas al mundo culto de la época Gh aq Caiilens 0 ar legen del les macones penacides (1800-1805). Una representativa muestra de la lingiifstica amerindia co- lonial fue la que recogié y envié a Espafia en 1789 don José Celestino Mutis, por disposicién, como se sabe, de Carlos ILL, quien acogia asi una solicitud de la reina Catalina de Rusia. El conjunto de manuscritos enviados versaba sobre verndculos como el muisca, el achagua, el siona, el andaquf, el guaque, el motilén, el yaruro, el quechua, el arhuaco, etc. (ORTEGA Ricaurte, op. cit.: 93-104; Triana y ANTORVEZA, Op. cit: 539-548). Quizés debido a su turbulencia en el pats, el siglo xxx no fue muy propicio al interés por las hablas aborigenes. Entre los estudiosos colombianos en este campo se destacan el poli- facético Ezequiel Uricocchea —naturalista, médico, orienta- lista, americanista— y Monsefior Rafael Celedén, quien fue obispo de Santa Marta. Uricoechea formé parte en Europa de la nueva corriente cientifica de los americanistas y fundé en Paris la ‘Biblioteca Lingitistica Americana’, coleccién con. la cual fomentd la investigacién de las lenguas indigenas LA ETNOLINGHfsTICA EN COLOMBIA 29 (Gémexz, 1984). El mismo publicé alli obras sobre el muisca (1871) y el paez. En la misma Biblioteca vieron Ia luz los trabajos de Celedén sobre el guajiro (1878) y el kogui (1886) (Orteca Ricaurre, op. cit.: 136-148) . De importancia para el conocimiento de nuestro patri- monio lingiifstico indigena fueron, naturalmente, los estudios —que inclufan informacién antropolégica— realizados a me- diados del siglo pasado por la Comisién Corografica de Co- lombia creada por Tomas Cipriano de Mosquera y dirigida por el gedgrafo italiano Agustin Codazzi. En el mismo sen- tido hay que sefialar las obras de etndgrafos y viajeros europeos de la segunda mitad del siglo xrx y primeras décadas del xx —J. Crevaux, K. F. Ph. von Martius, A. Ernst, Th. Koch-Griinberg, G. Thessmann, Th. Whiffen — cuyos datos lingiifsticos de primera mano sirvieron de base para la clasi- ficaci6n de los verndculos de la Amazonia. En la primera mitad del siglo xx, de acuerdo con la orientacién que trafa de la época anterior Ja ciencia del len- guaje, predominaban en los estudios lingiifsticos amerindios los propésitos histérico-comparativos. La preocupacién central cra Ja de clasificar las hablas indigenas en familias. Las figuras sobresalientes de este periodo en el pats fueron el ya men- cionado etnédlogo alema4n Th. Koch-Griinberg, el lingitista francés Paul Rivet y el religioso y lingiiista catalan Marcelino de Castellvi (PartSo Rosset, 1984: 474-477). Gracias a los vocabularios recogidos en sus expediciones por la Amazonia y la Orinoquia a comienzos del siglo, Koch- Griinberg ubicé genealégicamente una gran cantidad de idio- mas aborigenes de esas regiones (lenguas de los grupos Arawak, Tucano, Caribe, Mact, Bora, Witoto especialmente). Paul Rivet fue, como se sabe, el maximo comparatista de las lenguas indigenas suramericanas en su tiempo. Vino a Colombia en 1941, llamado por el gobierno nacional, y desde la direccién del entonces fundado Instituto Etnolégico Nacio- nal desarroll6 — hasta pasada la guerra mundial — una gran labor de orientacién cientifica e impulsé las disciplinas an- tropolégicas. Su investigacién comparatista de las lenguas abo- 30 CARLOS PATINO ROSSELLI rigenes colombianas se ejercié casi en todas las direcciones del territorio nacional: estudié los extintos malibi y yuru- mangui, el grupo Chocé, el andaqui, el coconuco, el quechua, el cofén, el ticuna, el witoto, el resigaro, el tucano, el macd, el puinave, cl guahibo, el séliba, el piaroa, el tunebo, el mo- tilén, etc. Bajo la influencia de Rivet trabajé Fray Marcelino de Castellvi, quien fundé un “Centro de Investigaciones Lingiiisticas y Etnogrdficas de la Amazonia Colombiana” (Cizac), con sede en Sibundoy (Putumayo), el cual promo- vié un amplio programa inyestigativo truncado por la pre- matura muerte de este religioso en 1951. En 1965 se publica la primera gran obra de conjunto sobre el tema: Lenguas y dialecios indigenas de Colombia por Sergio Elias Ortiz. Este importante trabajo hace el balance de los resultados obtenidos hasta ese momento en cuanto a la clasi- ficacién genealdgica de nuestras hablas aborigenes, recogiendo las propuestas de los principales especialistas en lenguas sur- americanas como P. Rivet, Ch. Loukotka, N. McQuown, A. Tovar y otros. Hay que sefialar, sin embargo, que para la época de aparicién de este libro la informacién de caracter descriptivo (fonologia, gramatica) sobre todos esos idiomas era excesivamente precaria, reduciéndose en la mayorfa de los casos a material léxico muy heterogéneo. En las dos tiltimas décadas hay que registrar no solamente un notable avance en Ja tarea de descripcidn de los vernaculos =que ahora se hace, en general, de acuerdo con criterios cientificos satisfactorios— sino también una decisiva mejora del contexto estatal, institucional y social para los estudios indigenistas. Durante su tiempo de permanencia en el pafs (desde 1962), el Instituto Lingiifstico de Verano, en razén de su doble faz de entidad cientifica y religiosa, ha sido objeto de aguda controversia y en especial ha sufrido el rechazo de la comunidad nacional de cientificos sociales. Sin embargo, casi tres décadas de investigacién lingiiistica de terreno entre la mayoria de nuestros grupos indigenas, por parte de este or- ganismo, arrojan hoy resultados que, cn conjunto (si bien LA ETNOLINGH{STICA EN COLOMBIA 31 con altibajos en la calidad), constituyen un significativo aporte en esta materia (véase Bibliografia del Instituto Lingiiistico de Verano en Colombia, 1990). En los diltimos afios un factor de impulso a la lingiifstica aborigen ha sido la valiosa actividad de inyestigadores prove- nientes del ‘Centre National de la Recherche Scientifique’ de Francia (Jon Landaburu, Francisco Queixalés, Elsa Gémez, Olga Ardila). En 1986 se creé el ‘Comité Nacional de Lingiifstica Aborigen’, ente oficial, adscrito al Instituto Colombiano de ‘Antropologia de entonces (hoy Instituto Colombiano de In- vestigaciones Culturales y Antropolégicas), encargado de la promocién y coordinacién de la investigacién de los idiomas indigenas y ‘criollos’ del pais. Este Comité, cuya labor ha sido ya fructifera en su corta existencia, testimonia de manera con- creta del reciente interés del Estado por nuestro patrimonio lingitistico indigena. Con apoyo gubernamental se fundan en las universidades Nacional y de los Andes programas de pos- grado en etnolingiifstica (en el segundo de éstos, también con ayuda del gobierno francés). Organismos oficiales como cl Instituto Caro y Cuervo y el Instituto Colombiano de Antro- pologia auspician publicaciones y proyectos investigativos en este campo. El Ministerio de Educacién Nacional viene im- pulsando en los Ultimos affos la implantacién de Ja educacién bilingiie y bicultural en diferentes regiones del pais, en co- laboracién con las comunidades autéctonas correspondientes.. El recorrido histérico precedente muestra que las lenguas indigenas colombianas han sido objeto de estudio en todas las @pocas a partir del periodo colonial. Muy diferente es la situacién de la otra area de la etnolingiifstica en esta nacién. En primer lugar, en contraste con nuestro repertorio de hablas indigenas, son solamente dos las varicdades afrocolombianas que, por tener el cardcter especifico de ‘lenguas criollas’, caen dentro del campo de la etnolingiifstica afroamericana: el dia- lecto del archipiélago de San Andrés y Providencia, por una parte, y el del corregimiento bolivarense de San Basilio de Pa- Tenque —llamado también Palenque de San Basilio—, por 32 CARLOS PATINO ROSSELLE otra. Fuera de estas dos localizaciones, en el resto de las zonas colombianas de poblacién negra no existen hoy — hasta donde se sabe con certeza— idiomas ‘criollos’ propiamente tales, de manera que las particularidades lingitisticas de esas regiones caen més bien bajo la érbita de la dialectologia del espaiiol, En segundo lugar, esos dos vehiculos lingiifsticos ‘criollos’ son todavia, por lo general, incomprendidos en su verdadera naturaleza no solamente por parte de la ‘sociedad mayor’ co- lombiana (esferas gubernamentales, administrativas y educa- tivas de diferentes niveles), sino inclusive por parte de sectores de las propias comunidades de islefios y de palenqueros. Cosa que no debe sorprender si se ticne en cuenta que la com- prensién cientifica del fenémeno de las ‘lenguas criollas’ co- menz6 a difundirse en el mundo académico internacional sdlo en la década de los afios sesenta, A partir de entonces, el interés cient{fico por estas manifestaciones linglifsticas ha ido en aumento y hoy dfa la ‘criollfstica’ es un campo reconocido y de notable dinamismo dentro de la lingtifstica. Lentamente, pues, se va abriendo paso en el pafs el con cimiento cientifico de nuestras dos lenguas criollas. El Mini terio de Educacién Nacional auspicia un proyecto de apoyo al habla criolla de San Basilio de Palenque. El dialecto criollo de San Andrés fue recientemente objeto de una tesis de pos- grado de la Universidad de los Andes (Cxavzs, 1990). Nucyos investigadores extranjeros como Armin Schwegler (estudioso del palenquero) difunden sus aportes en el pais y fuera de él. Después de las anteriores consideraciones, que han querido mostrar la configuracién del campo de trabajo de la etnolin- giifstica (entendida en sentido amplio) en Colombia, y algo de la trayectoria de estos estudios, debemos pasar ahora a exa- minar las cuestiones pertinentes a cada una de las dos caras que presenta esta disciplina en el pats, 2.1. La etnolingiiistica amerindia Los idiomas aborigenes de Colombia deben verse siempre en su integracién continental, o sea como parte del gran con- LA ETNOLINGD{STICA EN COLOMBIA 33 junto de lenguas amerindias. Pioneros como F. Boas y E. Sapir cn los Estados Unidos revelaron la importancia de éstas para avanzar en el conocimiento del espiritu y el lenguaje humanos. Boas (1964) insistié en el valor etnolégico de dichas hablas en cuanto sistemas conceptuales muy diferentes a los representados por los idiomas europeos. Sapir mostré la com- plejidad y riqueza estructural de las mismas, desyirtuando la actitud de considerarlas desdefiosamente como instrumentos lingiifsticos “primitivos” o “exdticos” (Sapm y Swapesu, 1974). En la actualidad la ciencia lingiifstica cstudia las lenguas amerindias —y cualquier otro idioma— desde tres perspec- tivas escalonadas. En primer lugar, se trata de describir cada una, de manera completa, en su yerdadera individualidad, captando objetivamente los rasgos ‘idiosincraticos’ que son propios de todo idioma. En general, la escuela estructuralista le dio énfasis a la b&squeda de lo particular y tinico en la estructura de Jas lenguas. Pero éstas poseen también caracte- risticas que no son individuales sino compartidas por muchos otros idiomas en el globo; es esta la perspectiva ‘tipolégica’ que clasifica los cédigos verbales segtin sus rasgos de estructura. Categorias tipolégicas que se han atribuido a las hablas ame- rindias son, por ejemplo, las de ‘ incorporacién’ (desde los tiempos de W. von Humboldt) y ‘aglutinacién’ *. La orientacién tipolégica, que es hoy dfa una notoria di- rectriz de la lingiifstica general, muestra sus frutos en los recientes trabajos sobre las lenguas amazénicas. Se ha visto que éstas, a pesar de su diversidad genética, tienden a com- partir una serie de rasgos de estructura entre los cuales sobre- sale la frecuencia del orden sintdctico encabezado por el objeto (OVS y OSV) (Dernysenre y Puttum, 1986: 16-20). Este ordenamiento se juzgaba hasta hace poco como inexistente y el hecho de registrarse tinicamente (hasta donde se sabe) en. los idiomas indigenas de la Amazonia le confiere a éstos un ® La ‘incomporacién’ se refiere a la caracterfstica de inclufr unas clases de palabras dentro de otras; por ejemplo, el sustantivo objeto directomtentro del verbo, La ‘aglutinacién’ designa la estructura morfolégica que se dis- tingue por una secuencia de numerosos morfemas, claramente delimitados en lo formal y lo seméntico. 34 CARLOS PATINO ROSSELLI especial interés para Ja lingiifstica general. Entre los verndculos colombianos de esa regidn el barasano y el hianacoto muestran el orden OVS, mientras el hupda tiene OSV (édid.: 18). El enfoque tipolégico est4 intimamente relacionado con la problematica de los ‘universales lingiiisticos’, que es la tercera Perspectiva a que nos estamos refiriendo, Un comportamiento tipolégico muy extendido se convierte en una ‘tendencia uni- versal’, que es una modalidad de universal lingiifstico, siendo la otra —segiin este parametro— la de los ‘universales abso- utos’ o sea sin excepciones (Commi, 1981: 19-22). También aqui ¢l progresivo conocimiento de los idiomas amerindios —y en especial de los de Suramérica, que s6lo tltimamente comienzan a ser tenidos en cuenta en los debates de la lin- giiistica general— es de extrema importancia para juzgar la validez de las propuestas, El numeroso conjunto de hablas indfgenas existentes en este pais constituye, pues, un amplisimo horizonte de inyes- tigacién a diferentes niveles y un precioso laboratorio el examen de las hipétesis de Ja lingitistica actual. Es ee sin embargo, que el camino que se ha recorrido en este campo se refiere todayfa tinicamente al estadio inicial y basico de descripcién individual de las lenguas; salvo algunas excepcio- nes, no estamos atin en Ia fase de vincular el conocimiento de los yerndculos colombianos con perspectivas cientificas mas amplias como las atrds aludidas. No se puede desconocer, por otra parte, que la tarea de descripcién basica ha avanzado en los tiltimos tres decenios y en la actualidad tiene buenos augurios. Tras los aportes del periodo colonial y algunos otros de tiempos posteriores — como la gramatica del witoto del religioso L. yon Kinder (1936), todavia de fuerte sabor ctnocentrista—, el honor de haber introducido la entonces fresca teoria estructuralista en Ja etno- lingiifstica colombiana, en la década de los afios cincuenta, le corresponde al francés Jean Caudmont (ver lista de sus tra- bajos en Bibliograffa General de Onriz, 1965). También los estudios del Instituto Lingiifstico de Verano se han realizado bajo el signo estructuralista, siguiendo en LA ETNOLINGOfsTICA EN COLOMBIA 35 especial el modelo ‘tagmémico’ creado por K. L. Pike, aunque en los filtimos afios esta entidad ha empleado igualmente otros marcos tedricos. Los cinco yoltimenes de la serie Sistemas jonolégicos de idiomas colombianos, que recogen bosquejos sobre 34 vernaculos, son de indudable utilidad como muestra de Ja variedad de manifestaciones en este nivel lingiiistico. De las descripciones gramaticales publicadas por el ILV, las de la época ‘tagmémica’ son de dificil aprovechamiento debido a las caracterfsticas y limitaciones de este modelo; es el caso, por ejemplo, de las obras sobre el muinane (J. W. y J. P. Walton), el cuiba (M. L. Berg y I. J. Kerr), el inga (S. H. Levinsohn) y el barasano del sur (R. D. Smith). Posterior- mente esta entidad comenzé a producir perfiles gramaticales técnicamente més sencillos y de orientacién pedagégica, entre los cuales hay obras sobre el witoto (E. y D. Minor y S. H. Levinsohn), el guajiro (R. Mansen), el tucano (B. West), el guahibo (R. de Kondo) y el guanano (N. Waltz). Algunas descripciones auspiciadas por el ILV tienen una mayor cate- gorfa cientifica ya que han constitufdo disertaciones doctorales, como es el caso de las gramiticas del siona (A. WHEELER, 1987) y el ika (P. S. Franx, 1985). Gracias a la reciente creacién de posgrados en lingiifstica 0 etnolingiiistica en diversas ciudades del pais (Bogota, Cali, Medellin, Tunja), la universidad colombiana ha comenzado a dar su contribucién al conocimiento de nuestras hablas abo- rigenes. En la Universidad Nacional se adelantan programas de investigacién sobre las lenguas tucanc-orientales (profesora Olga Ardila), tucano-occidentales (profesores Carlos Dupont y Pedro Marin) y sobre el witoto (profesora Gabriele Petersen de Pifieros), y estan en curso diversas tesis de grado sobre dife- rentes verndculos *. En la Universidad de los Andes, los orientadores del pos- grado han producido valiosos trabajos en sus respectivas areas de especialidad: Jon Landaburu en los campos amazénico y + Al programa investigative de O. Ardila se hace referencia adelante. (Véase Duron, 1988 y 1989; Manin, Suva, 1989; Prrexsen og PiSsros y Patio Rosset, en prensa). 36 CARLOS PATINO ROSSELLI chibcha, Elsa Gémez sobre Tucano Oriental y Francisco Queixalés sobre el grupo Guahibo*. Acertada niciativa en esta misma universidad fue la creacién del “Centro Colombiano de Estudios en Lenguas Aborigenes” (Corra), que entre sus actividades incluye la publicacién de una seleccién de las tesis de grado elaboradas en el posgrado *. También en la gran mayorfa de estos aportes s¢ utilizan marcos teéricos afines al estructuralismo, Aunque la orienta- cién generativo-transformacional es corriente en nuestros me- dios académicos, su aplicacién a la etnolingiifstica es todavia inusual. El progreso y estado actual de Ja etnolingiifstica amerindia en cl pais, por lo que concierne a la fase descriptiva, podrA apreciarse en el volumen Las lenguas indigenas de Colombia. Estudio preliminar para un atlas lingiilstico, que sera publicado préximamente por el Instituto Caro y Cuervo. Este manual contiene bosquejos fonoldgicos y gramaticales, asf como mues- tras de léxico y textos, de la mayorfa de nuestros idiomas abo- rigenes, a cargo de lingiiistas con experiencia en el respectivo campo *. Toda la labor descriptiva que viene siendo realizada, por parte de diversos sectores, en los tiltimos decenios est4 sacando ala luz la gran variedad estructural de las lenguas amerindias del pafs, pero también esta sefialando algunos rasgos de cierta generalidad. Tratandose de idiomas sin relacién. genealdgica * Esta obra acaba de publicarse con el titulo de: Lenguas indigenas de Colombia. Una visisn descriptiva, Bogot’, Institate Caro y Cuervo, aio 2000. * De la abundante produccién cientifica de estos tres lingiiistas desta- quemos aqui: Lanpasurv, 1979; Querxars, 1985; Querxarés, sin fecha, y Gomez, 1982, * Desde 1987 el CCELA ha publicado trabajos descriptivos sobre el kuna, por Rito Llerena V.; sobre el guambiano, por Beatriz Visquez de Ruiz; sobre cl damana, por Marfa Trillos A. sobre el kamsd, por G, Reichel. Dolmatoff (Iéxico y textos); sobre el kogui, por Carolina Ortiz R.; sobre el achagua, por Miguel A. Meléndez L.; sobre el guayabero, por Nubia Tobar O., y sobre el criollo de la isla de San Andrés, por Carol O'Flynn de Chaves, Para un comentario evaluativo de las publicaciones del CCELA, véase Patio Rosselli, 1992 y 1993. LA ETNOLINGO{STICA EN COLOMBIA 37 con la familia indoeuropea, es natural que muchos de los fe- némenos frecuentes en ellos son ajenos a la fisonomfa del castellano. En cuanto al inyentario de unidades fonolégicas, es comin en los yerndculos indigenas el sistema de seis fonemas yocd- licos: /i, e, , a, u, o/. Pero encontramos también tanto e] mas reducido del inga —sélo /i, a, u/— como los muy ricos del catio —seis vocales orales y scis nasales— o del andoque — quince vocales, de las cuales nueve son orales y seis nasales—. El inventario de consonantes es de ntimero reducido en algu- nos idiomas (por ejemplo, los tucano orientales) pero alcanza la cifra de 28 unidades en paez. Encontramos en estas lenguas sonidos extrafios a la foné- tica castellana como las consonantes aspiradas (cn guanano, yucuna, cuiba, saija, etc.), palatalizadas (en puinave, muinane, paez, etc.), retroflejas (en cams4, guambiano, etc.), labio-vela- tes (en s4liba, siona), prenasalizadas (grupo Tucano Oriental) y preglotalizadas (dialecto nipode del witoto). En el plano suprasegmental hay que sefialar el cardcter tonal de muchos de estos idiomas, especialmente de la regién amaz6nica (grupo Tucano Oriental, ocaina, andoque, bora, cacua, puinave, ticuna, etc.). Acento mniiltiple dentro de la pa- Jabra se ha encontrado en siona, guajiro y yucuna. La nasa- lidad como propiedad del morfema —no de un segmento fénico— es peculiar de las hablas tucanas del Vaupés (G6mez Imre, 1980; Gor Insert y HucH-Jonss, en prensa). Pasando al aspecto gramatical, ya se indicd que algunos vernaculos colombianos de la Amazonia exhiben el raro orden sintActico encabezado por ¢l objeto. En contraste con ¢l espaiiol, es frecuente en nuestras hablas amerindias el esquema Sujeto- Objeto-Verbo (por ejemplo, tucano, guanano, siona, guayabero, kogui, ika, guambiano, etc.). Conceptos tipolégicos como “aglutinacién’, ‘incorporacién’ y ‘ergatividad’ son pertinentes en la descripcién de estos idiomas. El cardcter aglutinantg, més © menos marcado, es una caracteristica de muchas de nuestras 38 CARLOS PATINO ROSSELLI hablas ind{genas, llegando a su maxima expresién en lenguas como el guahibo". Entre los yerndculos que muestran fendémenos de incor- poracién est4n el guahibo (Konno, 1975), el tatuyo y el cara- pana (Gémez-Imprrt y HucH-Jones, op. cit.) que incluyen el objeto directo dentro del verbo. El ika se muestra como idioma ergativo al tratar de la misma manera (ausencia de marca) el sujeto de las clausulas intransitivas y el objeto de las transitivas, mientras marca con un sufijo especial (-se) al agente de las transitivas (Franx, 1985). Otros rasgos gramaticales de relieve son el empleo de ‘clasificadores’ en los sustantivos y de ‘evidenciales’ en el verbo. Se trata en ambos casos de manifestaciones que son hoy dia objeto de atencién desde el punto de vista tipolégico, ya que se las encuentra en muchas lenguas del globo. Los clasifica- dores son marcas que subagrupan los sustantivos segtin cate- gorias que aluden a la forma, funcién, materia, etc., de los referentes respectivos, y en Colombia los emplean especialmente vernaculos amazénicos como el bora, el witoto, el ocaina, el yagua, los dialectos tucanos, etc. *. Los evidenciales son par- uculas inclufdas en el verbo que sirven para indicar la fuente del conocimiento que el hablante tiene respecto de lo que est diciendo; o sea, si presencié directamente el hecho, o recibid Ja informacién de otra persona, o mas bien lo deduce de algtin indicio, etc. Entre las lenguas que poseen este rasgo T El profesor Francisco Queixalés me proporcioné un ejemplo que es un caso extremo del carcter aglutinante y polisintético del guahibo. Se trata de una palabra que consta de once morfemas y que significa globalmente “para yo conocer lo que dice el pensamiento”, Doy Ia transeripcién morfema por morfema, con la traduccién de cada uno: ta ‘mi ~ ne ‘me’ — huma ‘espalda’ ~ tabii ‘seno’ ~ keene ‘cose’ ~ Uevaisi ‘discurso’ ~ ya *Acontecido’ - pi ‘tras’ - ¢ ‘ver’ ~ ae ‘virtud’ — nexa ‘para’. ® Como cjemplo, estos son algunos de los clasificadores nominales en siona: ba ‘algo que tiene un plano vertical’; ~bo ‘algo que tiene follaje por encima 0 que tiene la apariencia de una cueva’; -ga ‘algo redondo y pequeio’; =gu ‘algo qne sirve para transportar’; ~mo ‘algo que es cilindrico y flexible’; ~ya 0 fa ‘rf 0 quebrada’, etc. (segin Wizsuer, 1987, I: 105-110), LA ETNOLINGHISTICA EN COLOMBIA 39 estin el kogui de la Sierra Nevada, y el andoque y los idiomas tucanos de la Amazonia *. No sobra subrayar la importancia de caracteristicas como las dos anteriores desde los puntos de vista cultural y cognitivo. La taxonomia demarcada por medio de los clasificadores ex- presa un ordenamiento que impone sobre la realidad la etnia respectiva, El mecanismo de los evidenciales y la manera como se lo aplica en la lengua, est’ mostrando la actitud del grupo ante el conocimiento, razén por la cual se ha calificado este rasgo como “la codificacién lingiiéstica de la epistemologia” (Leavirr, 1991). Dejando ahora la perspectiva sincrénica y descriptiva para situarnos en la histérico-comparativa —la otra gran avenida del estudio lingiiistico—, hemos sefialado ya que Sergio Elias Ortiz, en su manual de 1965, presenté un esquema de clasifi- cacién genealégica de las lenguas amerindias del pais que se basaba en los resultados obtenidos hasta entonces por los com- paratistas, Los ejes de dicho esquema eran las dos categorfas de “Familias lingiifsticas de Colombia” (los grupos Chibcha, Guahibo, Puinave, Sdliba, Tukano y Witoto) y “Marcas lin- giiisticas” venidas de fuera (Arawak, Karib, Kechua y Tupi- Guaranf). En el cuarto de siglo transcurrido desde Ja aparicién del libro de Ortiz, el cuadro gencaldgico de nuestros verniculos indigenas ha venido corrigiéndose y precisindose en varios aspectos. Ante todo, el avance en Ja tarea descriptiva que se cum- plid en los iltimos decenios creé unas nuevas condiciones para [a investigacidn histérico-comparativa. Se dispone ahora de una © Por via de ilustracién resumimos el sistema de evidenciales del tatuyo (cegin GéxeazInmzn, 1982). Hay tres opciones para la percepcién directa: 1) modalidad de certidumbre (morfema () -el locutor presencié el hecho; 2) modalidad de no-visibilidad (morfema -ki-) el locutor no es testigo visual, pero puede conocer el hecho por otros medios sensoriales; 3) moda- lidad de percepcién distante (morfema -rahd-). Si la percepcién ¢s indi- recta hay dos posibilidades: 1) modalidad de inferencia (morfemas ~yé-pi) iva (morfemas —ysi-pé-#) -cuando cl conocimiento de otra persona, 40 CARLOS PATINO ROSSELLI base de datos sincrénicos més amplia y confiable, sobre todo en cuanto al 4rca gramatical, y se tiene una informacién més realista sobre cudles son las variedades que subsisten dentro de cada agrupacién gencaldgica. La labor clasificatoria de los idiomas aborigenes de Sur- américa en la primera mitad del siglo se basd primordialmente en el llamado ‘método de la inspeccién léxica’ — practicado tipicamente por P. Rivet—, que por sus diversas limitaciones no era un instrumento cientifico satisfactorio. La obra Com- parative Studies in Amerindian Languages (1972), editada por E. Matteson y conformada por aportes de miembros del Ins- tituto Lingiiistico de Verano, represent6 un intento (no com- pletamente afortunado segiin la critica) de aplicar con rigor el tradicional ‘método comparative’ a un amplio conjunto de grupos lingiifsticos amerindios, dentro del marco de la hipé- tesis sobre la existencia inicial de un ‘Proto-Amerindio’. El contingente colombiano ocupa un lugar importante en ese libro, ya que hay alli estudios comparativos —con reconstruccién de fonemas y elementos léxicos, sefialamiento de corresponden- cias sistematicas y presentacién de cognados — sobre los grupos Chibcha, Tucano, Guahibo y Arawak. También con aplicacién de los métodos de la lingiifstica hist6rico-comparativa, el costarricense Adolfo Constenla Umafia viene examinando la familia chibcha. Por lo que toca a Co- lombia, de acuerdo con los resultados obtenidos por este investigador el nimero de idiomas de esta filiacién se reduce notoriamente, en comparacién con las clasificaciones anteriores: pertenecen a esta agrupacién, fuera del extinto muisca, las cuatro lenguas de Ia Sierra Nevada de Santa Marta (guamaca, atanques, bintucua y c4gaba) *, el tuncho, el cuna, el chimila y el dobocubs (0 bari, Sierra de Perija); pero quedan por fuera los verndculos del suroccidente que solian ser inclufdos en ella; el pez, el paniquitd, el guambiano, el totoré, el cams4 y el cudiquer (Consrenta Umasia, 1985), 2 Designaciones més usuales hoy en Colombia son: wiwa para el guamaca, ika para el bintucua y kogui para el cégaba, LA EYNOLINGIfsTICA EN COLOMBIA 41 Dos proyectos comparativos que estan en curso y que presumiblemente aclarardn la situacién de sus respectivas Areas son los dirigidos por los profesores Olga Ardila en la Universi- dad Nacional (mencionado arriba), sobre la subfamilia Tucano Oriental del Vaupés, y Francisco Queixalds en la Universidad de los Andes, sobre la familia Guahibo de las llanuras orien- tales. En el caso del Tucano Oriental, los primeros resultados indican que ¢l supuesto niimero de quince lenguas diferentes para este grupo es probablemente excesiyo, ya que algunas va- tiedades guardan entre si una distancia lingiifstica minima que no justifica considerarlas como separadas (AxpiLa, 1989 y 1990). El estado actual de toda esta cuestién ha sido delineado por Jon Landaburu en su articulo “Clasificacién de las lenguas ind%genas de Colombia” (2000). Adoptando el concepto de ‘estirpe’ en vez del problematico de ‘familia’, este autor propone un cuadro de 18 de estas agrupaciones filogenéticas (incluyendo Jas de una sola lengua), ordenadas segtin su mayor o menor extensién geografica™. El principal aporte de este trabajo est& en la delimitacién actualizada de la com- posicién interna (en cuanto a idiomas vivos) de las estirpes lingiifsticas colombianas *. Pero la dimensién histérico-comparativa de nuestros ver- naculos indigenas incluye también, naturalmente, el aspecto 11 El cuadro de los grupos lingiifsiicos colombianos que presenta Lan- daburu es el siguiente: 1) Esticpes de proyeccién continental: Chibcha, Ara- wak, Caribe y Quechua; 2) Estirpes de proyeccién regional (“arias dreas en discontinuidad”): Tucano, Sdliba-Piaroa; 3) Estirpes de proyeccién local (“varias Ienguas en la misma drea”): Guahibo, Macti-Puinave, Witoto, Bora, Chocé, Barbacoa; 4) Estirpes de lengua tinica: piez, guambiano, ticuna, coffin, andoque, kamsi. 12 De préxima publicacién por parte del Instituto Caro y Cuervo. son las ponencias presentadas en el ‘Seminario-Taller sobre el estado actual de la clasificacién de las lenguas indigenas de Colombia’ que se realizd recien- temente en la sede de dicho Instituto. [La obra ha sido publicada bajo el titulo de Estado actual de la clasificaciin de las lenguas indigenas de Co- lombia, Compilacién y edicién de Marfa Luisa Rodriguez de Montes, 1993]. 2 CARLOS PATINO ROSSELLI de las relaciones externas de las agrupaciones gencaldgicas (fa- milias, estirpes). Se trata, entonces, de ver cudl es el puesto que ocupan los grupos lingiifsticos colombianos en la gran red de las familias amerindias. En este orden de ideas es de obligada mencién la propuesta de J. Greenberg en su reciente obra Language in the Americas (1987), que pretende ubicar todo el caudal lingiiistico amerindio en sdlo tres lineas genea- légicas: la Esquimo-Aleut, la Na-Dene y la Amerindia. Los grupos lingiifsticos de Suramérica pertenecen a la gran rama del Amerindio y se distribuyen en las divisiones Chibcha-Paez, Andina, Ecuatorial-Tucana y Ge-Pano-Caribe. Por lo que con- cierne al contingente colombiano, y pese al escepticismo ¢ inclusive hostilidad que algunos cfrculos cientificos muestran respecto a la biisqueda de “telaciones distantes’ por parte de Greenberg, la posicién de nuestras lenguas dentro del gran fresco propuesto por este notable comparatista deberfa ser obje- to de andlisis y escrutinio para establecer su grado de validez . Hemos dirigido hasta aqui nuestra mirada a las lineas de trabajo bésicas de la ctnolingiiistica amerindia: la descriptiva y la histérico-comparativa. Volvamos ahora muy brevemente nuestra atencién al otro sector de este campo, o sea a la rica temAtica que se origina en la relaci6n lengua-sociedad-cultura. Aunque los esfuerzos cientfficos se han concentrado princi- palmente en la labor de descripcién lingiifstica —y aqui hay todavia grandes lagunas como, por ejemplo, en cuanto a la publicacién de diccionarios y colecciones de textos en idioma indigena—, ha habido también una cierta actividad, todavia relativamente muy reducida, en esta area de la etnolingiifstica en sentido estricto. Es de suponer que Ja reflexidn en este otro sector se ird intensificando y diversificando paulatinamente, a medida que se vayan absolviendo Jas metas descriptivas. Un foco importante de investigacién lo constituye el terri- torio del Vaupés, donde se dan fendmenos sociolingiifsticos 38 Para una referencia més precisa sobre la ubicacién de los idiomas in- digenas colombianos en la clasificacién de Greenberg véase Partito Rossetxt, 191, LA ETNOLINGI{STICA EN COLOMBIA 43 que han atrafdo la atencién de cientificos extranjeros (A. P. Sorensen, Jean Jackson) y nacionales (Elsa Gémez, Frangois Correa, Olga Ardila, entre otros). Se estudian allf el acentuado multilingitismo de toda la zona, donde conviven variedades tucano-orientales, arawacas y macties, ademés del espafiol y el portugués (y la ‘lingua geral’ en el pasado); la organizacién social basada en la exogamia lingiifstica; el corriente bilingiiis- mo o plurilingiismo de los individuos; el empleo de ‘lenguas francas’ en algunas zonas; la distancia lingiiistica real entre las supuestas 15 “lenguas” tucano-orientales, etc. (véase West, 1977; Aroita, 1989; Correa, 1982-1983, 1983-1984). Un proyecto también sociolingiiistico es el denominado “Condiciones sociales de Jas lenguas ind{genas de Colombia”, que ha auspiciado el (antiguo) Instituto Colombiano de An- tropologia y cuyos informes finales serdn publicados préxi- mamente, Serd este un diagnéstico acerca de la situacién en que se hallan nuestros verndculos aborigenes respecto de su grado de vitalidad, su relacién con el espafiol, la articulacién de lo lingiiistico con lo sociocultural, el bilingitismo, las pers- pectivas de la etnoeducacién, etc. *. Otros aportes se caracterizan por examinar determinados rasgos de estructura lingilistica a la luz de su significacién como datos culturales. Puede mencionarse dentro de esta orien- tacién cl simposio “Lingiifstica Aborigen: la construccién de la identidad a través del léxico, la gramitica y los textos”, orga- nizado por Ja Universidad de los Andes para el Quinto Con- greso Nacional de Antropologia (Villa de Leyva, 1989). Entre las diferentes ponencias presentadas alli, la de C. Ortiz Ricaurte y J. Conchacala Dingula — por via de ejemplo— tiene como tema el léxico del cuerpo humano en la lengua kogui de la Sierra Nevada de Santa Marta; el trabajo muestra no sélo la conformacién de dicho campo semAntico en ese idioma sino ta obra ha sido publicada bajo el titulo de Lenguas amerindias. Condiciones sociolingilisticas en Colombia, Coordinacién cientifica y editorial: Ximena Pachén y Frangois Correa, Instituto Caro y Cuervo, 1997, 44 ‘CARLOS PATINO ROSSELLT también la mancra como la conceptualizacién del cuerpo se refleja en aspectos de la cosmovisién de los koguis. 2.2. La ctnolingitistica afroamericana Para esta segunda drea de la etnolingiifstica en Colombia es fundamental el concepto de ‘lengua criolla’, ya que éste designa e] resultado cultural quiz4s mis importante y con- creto de la llegada de los africanos al Nuevo Mundo. Dentro de los cuatro o cinco mil idiomas que se hablan en el globo, las Iamadas ‘lenguas criollas’ constituyen un sub- grupo muy especial en razén de caracterfsticas genéticas, estruc- turales y sociolingiifsticas (Hymes, 1971; Geert, 1987; Houm, 1988-1989), Mientras los idiomas no criollos de las diferentes familias lingiiisticas son estadios dentro de Iineas de continui- dad lingiiistica cuyos origenes se pierden en la prehistoria, los criollos han surgido en Africa, Asia y América como producto de situaciones de contacto entre grupos étnicos diferentes y en €pocas més cercanas (por lo general entre los siglos xv y xix). Al darse una situacién de contacto entre grupos que hablan lenguas diferentes, se va formando como medio de comuni- cacién intergrupal una jerga rudimentaria y mixta que se llama ‘pidgin’. Tales jergas se utilizaron cn el Mediterraneo durante la Edad Media (el ‘sabir’), en las costas occidentales de Africa para el trato entre europeos y nativos, en China y otras partes del Asia con el mismo propésito, etc, La existencia de estos ‘pidgins’ puede ser transitoria, pero también las cir- cunstancias histéricas y sociales pueden favorecer su progresivo fortalecimiento y su conversién en una ‘lengua criolla’. E| criterio principal para el paso de la jerga inicial de contacto a ‘lengua criolla’ cs el de Ja ‘nativizacién’ de aquella; 9 sea que el pidgin, que como tal era un cédigo auxiliar, se vuelva el idioma materno del grupo pluriétnico. Para que se cumpla este proceso se requiere que exista Ja presién de una amplia comunidad multilingiie que carece de un instru- mento de comunicacién pleno, y que las otras lenguas — dis- tintas al pidgin — no Ilenen las condiciones sociales (prestigio, LA ETNOLINGUfsTICA EN COLOMBIA 6 ntimero de hablantes) para ser adoptadas como medio lingiifs- tico comin del grupo (Minister, 1986). Este proceso social debe ir acompafiado de otro lingiifstico. La jerga de contacto auxiliar al volverse idioma nativo debe experimentar necesariamente una expansién y reestructuracién en sus recursos lingiifsticos (gramética y léxico). Uno de los puntos candentes de discusién en la criollistica actual es el rela- tivo a las fuentes de esa expansién y reestructuracién: la es- tructura de los idiomas criollos —que es sorprendentemente similar en diversos aspectos— se explica por ciertas caracte- risticas innatas y universales del lenguaje humano, como piensan D. Bickerton y sus seguidores (Bickerton, 1981), 0 més bien por la influencia de las Jenguas ‘de substrato’ (las ancestrales), 0 quizés por la accién combinada de diversos factores (tendencias innatas y universales, substrato, otros idio- mas de la situacién de contacto, etc.) ?. La estructura de las hablas criollas contrasta con la de los idiomas corrientes por su notoria tendencia a la simplicidad y economfa. En lo fonolégico, estos yerndculos rehuyen los fonemas articulatoriamente menos naturales, la diversidad de aléfonos y la organizacién sil4bica con grupos consondnticos complejos. En lo gramatical es tipica la pobreza de Ja estruc- tura morfolégica, de manera que las categorfas del sustantivo (ntimero) y del verbo (persona, tiempo, aspecto, modo) no se expresan por via inflectiva (desinencias) sino por medio de morfemas libres. Debido a las condiciones de su origen, es natural que los idiomas criollos tengan mezcla de ingredientes de diversas fuentes. Determinados elementos de la fonologia, o de la gra- mitica o del léxico pueden provenir de las lenguas de substrato, otros pueden ser tomados del idioma de ‘superestrato’ (el socialmente dominante en el drea) y también algunos pueden ser creaciones del verndculo criollo enmarcadas en las tenden- cias universales del lenguaje. El léxico de un vernaculo criollo suele provenir en una proporcién muy alta de la respectiva lengua de superestrato, que es por lo general una europea; se dice, entonces, que el 46 CARLOS PATINO ROSSELLI idioma criollo es “de base léxica” inglesa, francesa, espafiola, portuguesa u holandesa. Este hecho da lugar a una relacién muy estrecha entre ¢l verndculo criollo y el idioma europeo que lo ha ‘lexificado’. Este ultimo, por ser la lengua del poder y el prestigio, puede ir absorbiendo progresivamente al criollo, el cual entrar’ en un proceso de ‘descriollizacién’; o el criollo puede mantener su distancia frente al idioma de super- estrato mediante una reparticién de funciones entre ambos cédigos, en lo que se llama un estado de ‘diglosia’. El panorama lingiifstico del Caribe es una rica ilustracién de estas diferentes relaciones sociolingiifsticas entre las nume- rosas lenguas criollas (afroamericanas) de la regién y los res- pectivos idiomas europeos de superestrato. Después de este marco introductorio pasemos a considerar las dos hablas criollas que enriquecen el acervo cultural multi- étnico de este pais (PatiNo RossELLI, en prensa). Ej verndculo del archipiélago de San Andrés y Providencia y el de San Basilio de Palenque pertenecen, por su ‘base léxica’, a distintos subgrupos de idiomas criollos, El dialecto islefio tiene como lengua lexificadora el inglés, mientras que ¢l pa- lenquero guarda la misma relacién con el espafiol. EI criollo sanandresano-providenciano es hermano de un numeroso conjunto de dialectos criollo-ingleses del Caribe y de Africa Occidental. De manera mds estrecha est4 relacionado con los dialectos similares del Caribe Occidental como son los de Jamaica, las islas Caiman, la costa de Misquitos (Honduras y Nicaragua), Belice, la provincia de Limén en Costa Rica, Bocas del Toro, Colén y Panama City en la Repiblica de Pa- nama, etc. (Horm, 1989). La pertenencia del criollo islefio colombiano a esta familia de dialectos de base léxica inglesa se debe, naturalmente, a las circunstancias histéricas del archi- piélago. Como se sabe, los ingleses se establecieron en Provi- dencia desde 1631, iniciéndose asi una larga historia de luchas entre los poderes britinicos y espafiol por la supremacia en csa zona del Caribe. Por otra parte, desde la época sefialada se inicidé la traida de esclavos africanos a las islas y éstas mantu- vieron siempre vinculos estrechos con Jamaica y los centros de LA ETNOLING(fSTICA EN COLOMBIA @ habla criollo-inglesa en la costa centroamericana (Parsons, 1985). El criollo palenquero y el papiamento de las Antillas Ho- landesas son actualmente los tinicos idiomas criollos de base léxica hisp4nica en el Nuevo Mundo. Sin embargo, mientras que la lexificacién del palenquero por parte del espafiol es clara e indudable, el caso del papiamento es mds complejo y sus raices léxicas parecen repartirse entre el espafiol y el por- tugués (ademds de otras fuentes). El ‘palenque’ de San Ba- silio, cerca de Cartagena, era uno de los diversos reductos de esclayos cimarrones escapados que comenzaron a formarse en la costa atl4ntica y otras regiones de Colombia desde el siglo xvr (ArrAzota, 1970). De tales asentamientos, San Basilio es el iinico que subsiste hoy dfa como reliquia cultural afrocolom- biana (EscaLaNTE, 1979; FRIEDEMANN y Cross, 1979; FRIEDE- MANN, 1983; Frrepemann, 1991); rasgo sobresaliente de su exclusiva identidad cultural es, naturalmente, la conservacién de su habla criolla. No hay todayfa certidumbre acerca del proceso histérico de formacién de los idiomas criollos del Caribe y se debaten al respecto diversas tesis (Hom, 1988). Entre éstas se cuenta la ‘monogenética’ (K. Whinnom, W. A. Stewart, R. W. Thompson, G. de Granda, etc.) que postula una derivacién de todos esos criollos (y de algunos de Africa a partir de una fuente Gnica que seria un pidgin afro-portugués utilizado en las costas de Africa Occidental en los siglos de la trata escla- vista. Esta jerga, o formas ya criollizadas de ella, habria llegado a América en boca de los esclavos y a partir de ese ingrediente se habrian formado aqui los criollos caribefios, tomando cada uno su yocabulario de la correspondiente lengua colonialista (‘relexificacién’). Quiz4s més realista es la posicién de quienes suponen que los dialcctos criollos caribefios sc constituyeron aqui en el Nuevo Mundo bajo la influencia de un conjunto de factores, diferente en cada caso, como el bagaje lingiiistico que trafan los esclavos (idiomas africanos, jergas de contacto, hablas criollas), la relacién con Ja respectiva lengua metropo- litana (inglés, espafiol, francés, etc,), el contexto social de cada 48 CARLOS PATINO ROSSELLI zona, etc. (véase, por ejemplo, Hancock, 1987 para los criollos caribefios de base inglesa). Segtin G. de Granda y otros estudiosos, el palenquero y el papiamento son los “inicos restos de un criollo general de base hispanica, de origen afro-portugués, que existid en el pasado en el Caribe y en otros lugares de poblacién negra en el antiguo dominio colonial espafiol y portugués (pz Granpa, 1978). En fayor de esta hipdtesis habla el car4cter criollo de diversos rasgos de variedades lingii‘sticas como Ja extinta ‘lengua bozal’ de Cuba (Pert, 1989) o el lenguaje popular brasilefio actual (Guy, 1989), y también la existencia pretérita de ‘palenques’ similares al de San Basilio en varias partes de Hispanoamérica. E] hecho de que los dialectos criollo-ingleses del Caribe, con- servados en todas partes, constituyan hoy un gran diasistema apoya igualmente la probabilidad de que una situacién seme- jante se haya dado en el pasado con les vernaculos criollo- hispanicos. Los trabajos descriptivos que se han hecho sobre nuestros dos idiomas criollos han sacado a Ia luz la marcada diferencia gramatical entre cada uno de ellos y su respectiva lengua de superestrato. Para el criollo islefio, el reciente estudio de C. de Chaves (1990) muestra cémo este dialecto se aparta nota- blemente del inglés esténdar en un punto esencial de la gra- mitica (entre muchos otros) como es la composicién de la frase verbal, ya que tiene un amplio inventario de marcadores de tiempo, aspecto y modalidad extrafios a dicho idioma. En el caso del palenquero, su gramética diverge drastica- mente de la castellana en aspectos como la ausencia de varia- cién de género y niimero en Ja frase nominal; la expresién del plural por medio de una particula de origen banti (ma) antepuesta al sustantivo; el paradigma del pronombre personal, con dos formas banties (en# ‘ustedes’ y and ‘ellos, ellas’) y dos probablemente portugueses (Bo ‘usted’ y ele ‘él, ella’); la frase verbal caracterizada —como es normal en las lenguas criollas— por marcadores de tiempo, aspecto y modalidad an- tepuestos al lexema verbal en vez de desinencias inflectivas como en espafiol; Ja sintaxis de la negacién, con la colocacién LA ETNOLINGHISTICA EN COLOMBIA 49 de Ia particula negativa al final de la oracién y repeticién de dicha particula en ciertos casos, etc. (Patisio Rossetti, 1983 y 1984; Mrcenney, 1986; Scuwzctzr, 1991a). Otra linea de inyestigacién se ha dirigido a la identifica- cién de los elementos de origen africano y portugués en nues- tros verndculos criollos. Para el dialecto del archipiélago cs poquisimo lo que se ha trabajado cn esta perspectiva; segiin J. Edwards (1974), un cierto nfimero de africanismos del léxico sanandresano estudiados por él son en su mayorfa comu- nes al criollo jamaiquino y provienen mayoritariamente de lenguas del grupo Kwa de la Costa de Oro. Mis trabajo se ha cumplido y est4 en marcha en lo que pudiera Hamarse la arqueologia lingiiistica del palenquero gracias a los aportes de G. de Granda, el iniciador de los estu- dios palenqueristas en el marco de la criollistica (op. cit. y 1989), W. W. Megenney (1983, 1986), N. del Castillo (1982, 1984y 1991) y A. Schwegler (1989, 19914, en prensa a, b y ¢) ** Estos estudios han sefialado la presencia en el sistema grama- tical de este criollo de esquemas sint&cticos y morfemas — por ejemplo, el pluralizador ma y los pronombres personales end ‘ustedes’ y ané ‘ellos, ellas’ mencionados arriba — de origen bantii. Igualmente el examen del yocabulario ha ido identifi- cando los fdsiles africanos en San Basilio — por ejemplo, mond ‘nifio’, ngombe ‘ganado’ —, en los cuales parece también pre- dominar la fuente banti. El rastreo de los posibles elementos de origen portugués —cuestién de obvia importancia para la apreciacién de la hi- pétesis ‘monogenética’ — tiene hasta ahora un balance de pocos pero importantes morfemas entre los cuales estin el pronom- bre ele ‘él, ella’, los verbos ten ‘hay’ y bae ‘ir’, la preposicién ke ‘con’ y las particulas cho, cha ‘don, dofia’. Finalmente, el contexto sociolingiiistico de nuestros dos dialectos criollos es diferente. En San Basilio se da una situa- cién de ‘diglosia’ entre el verndculo y Ja lengua nacional, ya 14 Sebemos que el profesor Schwegler prepara también la publicacién de una importante coleccién de textos palenqueros. 50 CARLOS PATIRO ROSSELLI que uno y otra son sentidos y manejados como dos cédigos diferentes y se constata una cierta reparticién de funciones, si bien el espafiol arrincona cada vez més al verndculo (PartNo Rosseiui, en prensa). En cambio la situacién sociolingiifstica de las islas se ha analizado como un ‘continuo’ o sea como un sistema diferenciado internamente, de manera gradual, entre unas variedades més cercanas al idioma de superestrato (el inglés esténdar) y otras més alejadas de éste (el dialecto crio- llo) (Wastasaucs, 1977; Epwarps, op. cit; CHAVES, op. cit.). BIBLIOGRAFIA Atvanrz-Prrevee, Franx (ed.), 1981; Evhnolinguistique. Contributions théoriques et méshodologiques, Paris, SELAF. 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