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Resumen
Abstract
The Cádiz Courts gathered over 300 deputies from the Spanish Monarchy
territories. Its sessions began on September 24th, 1810, in the island of San
Fernando, in Cádiz. In few months over 60 deputies representing the American
territories arrived. These deputies were tremendously active as for the
♣
Artículo recibido el 4 de septiembre de 2006 y aprobado el 10 de octubre de 2006.
* Profesor Titular de Historia de América Latina Contemporánea del Departamento de Historia, Geografía
y Arte de la Universitat Jaume I de Castellón, Valencia, España.
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volución iniciada en las Cortes de Cádiz Así, iniciada la revolución, ésta im-
asumía la entidad territorial de toda la plicó no sólo una lucha entre la sobera-
Monarquía española, no sólo la penin- nía del Rey frente a la soberanía Na-
sular, dotando a sus súbditos también cional, en construcción, sino también
de representación y a sus territorios de una problemática interna sobre el ca-
derechos de igualdad al integrarlos en rácter y la nacionalidad triunfante de la
el nuevo Estado como provincias junto Nación y sobre su división político ad-
a las peninsulares. ministrativa, lo cual supuso una subsi-
guiente cuestión sobre la unicidad de
Estos decretos iban a provocar que los mecanismos representativos, que
en las Cortes de Cádiz se revelara una legitimaran la representación de la na-
singular y doble problemática. Por una cionalidad y la soberanía.
parte, se estaba transformando jurídi-
4
camente el Estado, de la Monarquía Se trataba, para el liberalismo pe-
Absoluta a la Constitucional. Por otra, ninsular y americano, de cambiar el
aconteció que el Estado-nación que Estado sin modificar su forma de legi-
surgía iba a incluir los territorios y los timidad monárquica y de intentar ha-
súbditos de toda la Monarquía españo- cer compatible, al menos inicialmente,
la en calidad de igualdad de derechos y Monarquía y Constitución. El cambio
de libertades convirtiéndolos, respecti- era cualitativo en el contenido jurídico
vamente, en provincias -parámetro po- y político del Estado, pero no de su for-
lítico-administrativo de la organiza- ma, la Monarquía. Ello fue posible, en-
ción, el Estado liberal hispano- y en ciu- tre otros aspectos, por la “ausencia” del
dadanos -condición política que reunía Rey, un Rey “Deseado”, pero también
derechos políticos y civiles. y quizá “Desconocido”, dado que sólo
había gobernado desde el 19 de marzo
Este hecho, singular en la historia hasta el 10 de abril de 1808. Un Rey,
parlamentaria hasta el momento, no sólo Fernando VII, que se va a oponer
va a provocar un intenso y a menudo frontalmente a las Cortes y a su Cons-
agrio debate entre los representantes titución, porque integraban en calidad
en la Cámara, de las tesis absolutistas, de igualdad y en condición de ciudada-
por una parte, y los diputados liberales nos a los que hasta ese momento eran
por otra, sino también sobre el conteni- sus territorios y “sus” súbditos ameri-
do de la Nación y, por ende, de su na- canos, por derecho de conquista.
cionalidad. Es decir, si era española o
hispana. La “cuestión americana” que se
estaba dilucidando, tanto en las Cortes
de Cádiz como en las diversas juntas y
4 cabildos en América, era un peligro para
Entre la abundante bibliografía sobre el Estado
puede consultarse la obra clásica de Reinhold la Corona, y no sólo por los movimien-
Zippelius, Teoría general del Estado, México, tos insurgentes o por los deseos de
Editorial Porrúa-UNAM, 1998.
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apropiación de las colonias por parte cualquier decreto aprobado por la Cá-
de Napoleón, sino, especialmente, por mara implicaba su proclamación en
la aplicación de los decretos y de la América. Ello va a condicionar al libe-
Constitución gaditana que plantearía ralismo peninsular a la hora de estable-
toda una nueva reformulación del Es- cer medidas revolucionarias, pues en
tado, desde la igualdad de libertades muchas ocasiones tenía presente sus
hasta la de representación, pasando por repercusiones en América.
otros aspectos políticos y económicos.
No obstante, los representantes
Hacia el autonomismo americanos también reclamarán y con-
americano seguirán decretos específicos como la
abolición del tributo indígena, de la en-
El 15 de octubre de 1810 las Cortes comienda, del reparto, de la mita, de la
van a sancionar un importante decreto matrícula de mar, de comercio, de pes-
que supuso una declaración de igual- ca, de industria e, incluso, del tráfico de
5
dad de representación y de derechos esclavos y de los hijos de esclavos, etc.
entre los americanos y los peninsula-
res, así como una amnistía para todos Hay que señalar que en este perío-
aquellos acusados de participar en la do histórico hubo una fluida comunica-
insurgencia. Con estas medidas los di- ción de información entre América y la
6
putados americanos querían dejar zan- península y viceversa. A través de
jadas varias cuestiones. La primera era navíos neutrales, ingleses o bajo pabe-
trasladar al criollismo en América toda llón español, circulaba la información
una declaración efectiva de planteamien- sobre los acontecimientos en uno y otro
tos autonomistas gaditanos. La segun- continente: cartas privadas, decretos,
da, demostrar medidas efectivas con el periódicos, el propio Diario de Sesio-
cierre de juicios contra la Corona. nes de Cortes, panfletos, hojas volan-
tes, correspondencia mercantil, litera-
Comenzaba una nueva etapa, o al tura, obras de teatro, canciones patrió-
menos eso era lo que se pretendía. Los
decretos gaditanos llegaron a Améri-
ca, se publicaron, entraron en discusión 5
Cfr. Manuel Chust, “De esclavos, encomenderos
dialéctica con los planteamientos de la y mitayos. El anticolonialismo en las Cortes de
insurgencia, en conflicto con las auto- Cádiz”, en: MexicanStudies/Estudios mexicanos
(2), v. 11, México, 1995, pp. 179-202.
ridades virreinales que se oponían; sin 6
François-Xavier Guerra, “El escrito de la
embargo, Cádiz obtuvo un eco en Amé- revolución y la revolución del escrito. Información,
rica. Diverso, desigual, interpretado, propaganda y opinión pública en el mundo
discutido, seguido, pero trascendente al hispánico (1808-1814)”, en: Marta Terán y José
Antonio Serrano (ed.), Las guerras de
fin y al cabo, en especial el del 9 de
independencia en la América española, México,
febrero de 1811 sobre igualdad. El Colegio de Michoacán, INAH, Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2002, pp.
Esta igualdad gaditana supuso que 125-149.
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ticas, etc. Hubo ideas, pero también en Cádiz. La insurgencia también se vio
hubo acción, dado que se convocaron implicada en la revolución hispana que
procesos electorales municipales, pro- se proponía desde Cádiz, al tener que
vinciales y a Cortes, y se verificaron superar conquistas liberales e incluso
las elecciones, lo cual provocó una in- democráticas, tanto políticas como so-
tensa politización hispana en ambas ciales, que los parlamentarios en la pe-
realidades continentales. nínsula estaban aprobando. Y vicever-
sa, los diputados americanos incorpo-
Así mismo, el envío de numerario raron conquistas y propuestas de los
por parte de consulados de comercio, insurgentes. Los ejemplos son notorios,
dueños de minas, hacendados, recau- el sufragio universal que implicó el de-
daciones patrióticas, etc., al gobierno recho al voto de la población india, la
peninsular, fue constante e imprescin- abolición de las formas de trabajo co-
dible para pagar la ayuda armada de loniales como la encomienda, la mita,
los ingleses, así como el armamento de el tributo indio y el reparto, la declara-
las partidas guerrilleras tras la derrota ción de diversas libertades como la de
del ejército regular en la batalla de imprenta, entre otras.
Ocaña. La guerra contra los franceses
se ganó también y, especialmente, con Una Constitución con
7
el dinero de las rentas americanas. características hispanas
La importancia de mantener a Amé- La Constitución que se debatió en
rica dentro de la Monarquía española las Cortes estuvo discutida previamen-
fue tal que desde 1812, en plena gue- te al debate en la Cámara por una co-
rra contra las tropas napoleónicas, se misión de quince diputados entre los
organizaron expediciones para comba- cuales cinco eran americanos. Todo el
tir la insurgencia, tiempo en donde la planteamiento hispano gaditano se plas-
suerte de la guerra en la península no mó en la Constitución. Un breve análi-
sólo era incierta sino que el ejército sis de sus artículos así lo evidencia.
francés aún dominaba buena parte del Detengámonos en los primeros. El ar-
territorio peninsular. tículo 1º es toda una definición de las
Pero en esta relación dialéctica no intenciones hispanas del código
sólo hubo una interacción entre el au- doceañista. Esta fue su redacción: “La
tonomismo en América y las propues- Nación española es la reunión de todos
tas de los representantes americanos los españoles de ambos hemisferios”.
Establecida la Soberanía de la Na-
7 ción, restaba ahora definir constitucio-
Carlos Marichal, La bancarrota del virreinato.
Nueva España y las finanzas del Imperio español,
nalmente los términos nacionales y el
1780-1810, México, Fondo de Cultura nacionalismo de esa Nación. La comi-
Económica-Fideicomiso Historia de las Américas, sión presentó una redacción con con-
1999.
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Dos fueron los puntos de conflicto en el poder local, ayuntamientos,
en la organización de ambas institucio- como en el poder provincial, diputacio-
nes. En primer lugar, los americanos nes, suponía una asunción de la sobe-
concebían, desde su táctica política, a ranía que no tenía que ser, necesaria-
ambas instituciones, diputaciones y mente, nacional, sino también local y
ayuntamientos, como asambleas repre- provincial. De esta forma hacían coin-
sentativas, dado su carácter electivo y, cidir ésta con el criterio de la igualdad
por lo tanto, depositarias de parte de la de representación. Se fundamentaba en
soberanía. Así, el liberalismo autonomis- las Cortes de Cádiz una de las bases
ta americano enunció todo un discurso teóricas del federalismo americano. Lo
que proponía la descentralización de la veremos más tarde en los planteamien-
representación, cuestionaba la centra- tos federales en México.
lización de la soberanía y, por lo tanto,
del poder. Florencio Castillo, diputado Además, para contener esta co-
por San José de Costa Rica, era claro rriente federal de los americanos, los
en sus manifestaciones: “Si las Cortes liberales peninsulares procedieron a
representan á la Nación, los cabildos poner un freno al poder legislativo tan-
representan un pueblo determinado”.
16 to municipal como provincial, mediante
Y, respecto a la representatividad de la creación de la figura del jefe políti-
19
los diputados provinciales, veamos la co. Éste era un funcionario nombra-
intervención de José Miguel Guridi y do por el poder ejecutivo con atribucio-
Alcocer: nes de presidente de la diputación, y
por ende supervisor de todos los ayun-
Yo tengo a los diputados pro- tamientos.
vinciales como representantes
del pueblo de su provincia, cuan- El enfrentamiento devino en una
do hasta los regidores de los pugna entre la concepción autonomis-
ayuntamientos se han visto ta y descentralizadora de los america-
como tales aun antes de ahora. nos y las restricciones teóricas y de po-
Unos hombres que ha de elegir lítica práctica de los liberales peninsu-
el pueblo, y cuyas facultades les lares. Y además, todo el conflicto re-
han de venir del pueblo ó de las
Cortes, que son la representacion
nacional, y no del Poder ejecuti- 18
Cfr. Antonio Annino, “Voto, tierra, soberanía.
vo, son representantes del pue- Cádiz y los orígenes del municipalismo mexicano”,
17
blo. en: Francois-Xavier Guerra (Dir.), Revoluciones
hispánicas. Independencias americanas y
La descentralización autonomista liberalismo español, Madrid, Editorial
que los americanos reivindicaron tanto Complutense, 1995.
19
No obstante es aquí en donde Nettie Lee
Benson interpreta la desintegración del virreinato
16 al ser sustituido por las diputaciones provinciales.
DSC, 13 de enero de 1812. Cfr. La diputación provincial y el federalismo
17
DSC, 10 de enero de 1812. mexicano, México, El Colegio de México, 1955.
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25 26
DSC, 4 de noviembre de 1836, p. 120. Ibíd., p. 2039.
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Manuel Chust, “Las consecuencias de la praxis
constitucional: América en la Constitución de
1837”, en: De súbditos del Rey a ciudadanos de
la Nación, Castellón, Universitat Jaume I, 2000,
pp. 93-115.
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