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Manuel Chust 217

Entre la insurgencia y el colonialismo:


las Cortes de Cádiz y el autonomismo americano,

1808-1837
Manuel Chust*

Resumen

Las Cortes de Cádiz reunieron a más de 300 diputados de los territorios de la


Monarquía española. Sus sesiones comenzaron el 24 de septiembre de 1810
en la isla de San Fernando en Cádiz. En pocos meses llegaron más de 60
diputados que representaron a los territorios americanos. Tales diputados
fueron tremendamente activos tanto en los decretos anticoloniales o de
igualdad de derechos jurídicos y políticos como en la participación de los
debates de la Constitución de 1812, a tal punto que tanto decretos como
Constitución doceañista serán una referencia para muchos de los
autonomistas americanos de las décadas de 1810 y 1820.

Palabras clave: Cortes de Cádiz, Constitución de 1812, diputados americanos,


derechos, libertades, representación, soberanía, legitimidad.

Abstract

The Cádiz Courts gathered over 300 deputies from the Spanish Monarchy
territories. Its sessions began on September 24th, 1810, in the island of San
Fernando, in Cádiz. In few months over 60 deputies representing the American
territories arrived. These deputies were tremendously active as for the


Artículo recibido el 4 de septiembre de 2006 y aprobado el 10 de octubre de 2006.
* Profesor Titular de Historia de América Latina Contemporánea del Departamento de Historia, Geografía
y Arte de la Universitat Jaume I de Castellón, Valencia, España.

REVISTA HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 12, MEDELLÍN, NOVIEMBRE 2006, PP. 217-238
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anticolonial decrees or equality in juridical and political rights as well as the


participation in the 1812 Constitution debates, to the point that decrees as
well as the twelve-year Constitution would be a reference for many of the
American autonomists during the 1810´s and 1820´s.

Keywords: Cádiz Courts, 1812 Constitution, American deputies, rights,


liberties, representation, sovereignty, legitimacy.

1808. Una crisis Real en un la. Ni mucho menos. El criollismo ac-


mundo hispano tuaba en la divergente realidad ameri-
cana enfrentándose a la misma coyun-
Cuando las noticias de la disolución tura que la península y con la misma
de la Junta Central, la asunción de la estrategia porque, salvando las distan-
soberanía por parte del Consejo de cias, las instituciones de poder absolu-
1
Regencia y la convocatoria de Cortes to eran similares y la coyuntura tam-
llegaron a América, el movimiento bién. Las Juntas americanas se intitu-
juntero iniciado en 1808 se extendió laban “defensoras de los derechos de
rápidamente, con parámetros insurgen- Fernando VII”, al tiempo que no reco-
tes, por otros territorios americanos. El nocían en la Regencia un poder sobe-
10 de agosto de 1809 en Quito, el 25 de rano ni legítimo, ni tampoco que éste
mayo de 1810 en Buenos Aires, de pa- pudiera estar depositado en la forma-
recidas características en Caracas, el ción de las futuras Cortes. Desde la
16 de junio de 1809 se levantaba el Alto teoría del neoescolasticismo suareciano,
Perú. El 20 de julio de 1810 lo hacía los intelectuales orgánicos americanos
Nueva Granada. El 16 de septiembre justificaban su estrategia mediante la
comenzaba la insurgencia popular de tesis del pacto traslatii, por el cual se
Miguel Hidalgo en Nueva España y el justificaba el derecho de un pueblo a
18 de ese mes en Chile. En octubre, ser soberano cuando la autoridad del
Quito lo volvía a intentar por segunda monarca hubiera desaparecido tempo-
vez, en esta ocasión con éxito. ralmente. Exactamente igual que sus
homónimos peninsulares a la hora de
La estrategia utilizada era similar a justificar su reunión en Cortes.
la peninsular. No se trataba de
mimetizar lo acontecido en la penínsu- Restaba un último actor: Napoleón.
Éste iba a utilizar la misma táctica em-
pleada en la creación de nuevos esta-
1
El 30 de enero se constituyó la Regencia. De sus dos, en la división de antiguos y en el
cinco miembros, había un americano: el mantenimiento de otros con la sustitu-
novohispano Miguel de Lardizábal y Uribe. La
estrategia política peninsular proseguía: integrar ción de dinastías absolutistas y su re-
representantes americanos en las nuevas emplazo por la napoleónica, que esta-
instituciones legitimadoras en ausencia del ba creando con su familia y con sus
monarca.

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generales de confianza. Además, tral. A ésta no le quedó más remedio


Napoleón tenía un precedente. Hacía que incluir a los territorios americanos
escasamente poco más de cien años en sus “Instrucciones para la convoca-
se había producido un cambio de dinas- toria de elecciones”.
tía en la Monarquía española, de la
Austria se pasó a la Borbónica, lo cual La estrategia napoleónica se basa-
ocasionó una guerra de sucesión en la ba en el valor simbólico, religioso, men-
península desde 1707, pero no provocó tal e imaginario que para el pueblo, la
ningún movimiento insurgente en los burguesía y la nobleza, las instituciones
otros territorios de la Monarquía, los estatales, civiles, eclesiásticas y milita-
americanos, ¿por qué iba a acontecer res, representaba la Monarquía como
ahora? Los tiempos eran otros. ente legitimador de todo el estado. No
obstante, le restaba el otro signo de
Ello comportaba que la nueva legiti- identidad: la religión. Napoleón empe-
midad francesa, de triunfar, conlleva- zaba a perder la batalla. Incluso hacién-
ría la incorporación de todo el imperio dose coronar Emperador por el Papa.
al nuevo estado josefino. Ahí radica la
gran importancia de la estrategia Las Cortes de Cádiz y la
napoleónica. De ahí la insistencia de cuestión americana
abortar cualquier salida hacia a Améri- 3
ca de la familia Real, de ahí el consen- Las Cortes de Cádiz se van a re-
timiento en el Tratado de Fontainebleau unir el 24 de septiembre de 1810. Cer-
de que Carlos IV asumiera el título de ca de una centena de diputados comen-
Emperador de las Américas. De ahí, zarán esas sesiones, entre ellos, treinta
también, la incorporación al sistema americanos que en su calidad de su-
representativo y normativo en la Carta plentes representaban muchas de las
de Bayona de los territorios y de los aspiraciones políticas y económicas del
2
ciudadanos criollos. Es cierto, Bayona criollismo americano. De hecho, la
se adelantó a Cádiz y a la Junta Cen- mayor parte de los diputados america-
nos, elegidos en los diversos procesos
electorales, va a llegar en los primeros
meses de 1811 al igual que muchos de
2
En la Carta de Bayona, las Cortes gozaban de
una representación de las provincias de España e
Indias -22 americanos de un total de 172 diputados-
3
, además de establecer una serie de derechos Instrucciones para la convocatoria de elecciones
individuales. Pero lo más importante es que de América y Asia el 14 de febrero de 1810. Esta
proclamaba la igualdad de derechos entre las convocatoria asignaba un diputado por cada capital
provincias españolas y americanas (Art. 87), la cabeza de partido y mantenía la representatividad
libertad de cultivo, industria y comercio (Art. 88 de las capitanías generales y de los virreinatos.
y Art. 89), prohibía la concesión de privilegios y Para completar el número de diputados americanos
monopolios comerciales y establecía el derecho se eligieron 28 suplentes en la ciudad de Cádiz
de representación a través de su elección por los hasta que llegaran los diputados electos en
ayuntamientos. América.

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los peninsulares, que finalmente alcan- la legitimidad de los diputados como


zaron la cifra de trescientos represen- representantes de la Nación, además
tantes. del reconocimiento de Fernando VII
como Rey, la nulidad de la cesión de la
La Cámara nacía con componen- Corona en favor de Napoleón, la divi-
tes liberales, tanto por su composición sión de poderes y la inviolabilidad de
electoral como por su vertiente legis- los diputados.
lativa -decretos claramente liberales.
Pero también autonomistas america- Comenzaba el liberalismo político a
nos, tanto por la presencia y participa- fundar, jurídicamente, el Estado-nación.
ción de representantes americanos Nacían las Cortes en Cádiz por la in-
como por sus intervenciones en los de- vasión napoleónica, y con ellas una de-
cretos de la Constitución de 1812, como terminada y singular propuesta revolu-
veremos más adelante. Es más, insisti- cionaria desde parámetros liberales,
mos en las características hispanas de autonomistas y anticoloniales, con ca-
los decretos y la Constitución de 1812. racterísticas hispanas.
Esta tesis contrasta con la excesiva vi-
sión “peninsularcéntrica” de la mayor Detengámonos a evaluar algunos
parte de la historiografía española. Así, aspectos. Era la Nación, decían sus
las Cortes de Cádiz, y esta es la pro- representantes, la que reconocía a Fer-
puesta central del presente trabajo, van nando VII como Rey. Con esta decla-
a proyectar todo un planteamiento au- ración de intenciones se invertían los
tonomista hispano al considerar a los parámetros legitimadores del Estado.
territorios americanos como parte in- Empezaba un cambio en la Represen-
tegrante de la Monarquía en igualdad tación y también en la Soberanía. Era
de derechos políticos, económicos y ju- el legislativo quien reconocía al poder
rídicos. Es decir, van a considerar bas- ejecutivo, en este caso al Rey Fernan-
tantes de las propuestas que el criollismo do VII, y no al revés como hasta ahora
americano estaba reclamando a través en las monarquías absolutistas. En se-
de sus cabildos, fundamentalmente des- gundo lugar, las Cortes estaban legiti-
de el siglo XVIII. madas por un concepto político y jurí-
dico en proceso de cambio de su signi-
Las Cortes no perdieron el tiempo. ficación: la Nación. Por lo tanto la So-
Nada más iniciarse la primera sesión, beranía… Real, es decir, del Rey ab-
Diego Muñoz Torrero, diputado por soluto, dejaba paso a la Soberanía Na-
Extremadura, va a plantear dos pro- cional, es decir, la Nación reunida en
puestas, que se convertirán en decre- Cortes.
tos, como fueron la libertad de impren-
ta y la soberanía nacional. Este último Aconteció que tal y como se esta-
decreto, consustancial a la doctrina li- ban reuniendo esas Cortes, es decir, los
beral del momento, suponía establecer representantes de esa Nación, tenían
unas características hispanas. La re-

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volución iniciada en las Cortes de Cádiz Así, iniciada la revolución, ésta im-
asumía la entidad territorial de toda la plicó no sólo una lucha entre la sobera-
Monarquía española, no sólo la penin- nía del Rey frente a la soberanía Na-
sular, dotando a sus súbditos también cional, en construcción, sino también
de representación y a sus territorios de una problemática interna sobre el ca-
derechos de igualdad al integrarlos en rácter y la nacionalidad triunfante de la
el nuevo Estado como provincias junto Nación y sobre su división político ad-
a las peninsulares. ministrativa, lo cual supuso una subsi-
guiente cuestión sobre la unicidad de
Estos decretos iban a provocar que los mecanismos representativos, que
en las Cortes de Cádiz se revelara una legitimaran la representación de la na-
singular y doble problemática. Por una cionalidad y la soberanía.
parte, se estaba transformando jurídi-
4
camente el Estado, de la Monarquía Se trataba, para el liberalismo pe-
Absoluta a la Constitucional. Por otra, ninsular y americano, de cambiar el
aconteció que el Estado-nación que Estado sin modificar su forma de legi-
surgía iba a incluir los territorios y los timidad monárquica y de intentar ha-
súbditos de toda la Monarquía españo- cer compatible, al menos inicialmente,
la en calidad de igualdad de derechos y Monarquía y Constitución. El cambio
de libertades convirtiéndolos, respecti- era cualitativo en el contenido jurídico
vamente, en provincias -parámetro po- y político del Estado, pero no de su for-
lítico-administrativo de la organiza- ma, la Monarquía. Ello fue posible, en-
ción, el Estado liberal hispano- y en ciu- tre otros aspectos, por la “ausencia” del
dadanos -condición política que reunía Rey, un Rey “Deseado”, pero también
derechos políticos y civiles. y quizá “Desconocido”, dado que sólo
había gobernado desde el 19 de marzo
Este hecho, singular en la historia hasta el 10 de abril de 1808. Un Rey,
parlamentaria hasta el momento, no sólo Fernando VII, que se va a oponer
va a provocar un intenso y a menudo frontalmente a las Cortes y a su Cons-
agrio debate entre los representantes titución, porque integraban en calidad
en la Cámara, de las tesis absolutistas, de igualdad y en condición de ciudada-
por una parte, y los diputados liberales nos a los que hasta ese momento eran
por otra, sino también sobre el conteni- sus territorios y “sus” súbditos ameri-
do de la Nación y, por ende, de su na- canos, por derecho de conquista.
cionalidad. Es decir, si era española o
hispana. La “cuestión americana” que se
estaba dilucidando, tanto en las Cortes
de Cádiz como en las diversas juntas y
4 cabildos en América, era un peligro para
Entre la abundante bibliografía sobre el Estado
puede consultarse la obra clásica de Reinhold la Corona, y no sólo por los movimien-
Zippelius, Teoría general del Estado, México, tos insurgentes o por los deseos de
Editorial Porrúa-UNAM, 1998.

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apropiación de las colonias por parte cualquier decreto aprobado por la Cá-
de Napoleón, sino, especialmente, por mara implicaba su proclamación en
la aplicación de los decretos y de la América. Ello va a condicionar al libe-
Constitución gaditana que plantearía ralismo peninsular a la hora de estable-
toda una nueva reformulación del Es- cer medidas revolucionarias, pues en
tado, desde la igualdad de libertades muchas ocasiones tenía presente sus
hasta la de representación, pasando por repercusiones en América.
otros aspectos políticos y económicos.
No obstante, los representantes
Hacia el autonomismo americanos también reclamarán y con-
americano seguirán decretos específicos como la
abolición del tributo indígena, de la en-
El 15 de octubre de 1810 las Cortes comienda, del reparto, de la mita, de la
van a sancionar un importante decreto matrícula de mar, de comercio, de pes-
que supuso una declaración de igual- ca, de industria e, incluso, del tráfico de
5
dad de representación y de derechos esclavos y de los hijos de esclavos, etc.
entre los americanos y los peninsula-
res, así como una amnistía para todos Hay que señalar que en este perío-
aquellos acusados de participar en la do histórico hubo una fluida comunica-
insurgencia. Con estas medidas los di- ción de información entre América y la
6
putados americanos querían dejar zan- península y viceversa. A través de
jadas varias cuestiones. La primera era navíos neutrales, ingleses o bajo pabe-
trasladar al criollismo en América toda llón español, circulaba la información
una declaración efectiva de planteamien- sobre los acontecimientos en uno y otro
tos autonomistas gaditanos. La segun- continente: cartas privadas, decretos,
da, demostrar medidas efectivas con el periódicos, el propio Diario de Sesio-
cierre de juicios contra la Corona. nes de Cortes, panfletos, hojas volan-
tes, correspondencia mercantil, litera-
Comenzaba una nueva etapa, o al tura, obras de teatro, canciones patrió-
menos eso era lo que se pretendía. Los
decretos gaditanos llegaron a Améri-
ca, se publicaron, entraron en discusión 5
Cfr. Manuel Chust, “De esclavos, encomenderos
dialéctica con los planteamientos de la y mitayos. El anticolonialismo en las Cortes de
insurgencia, en conflicto con las auto- Cádiz”, en: MexicanStudies/Estudios mexicanos
(2), v. 11, México, 1995, pp. 179-202.
ridades virreinales que se oponían; sin 6
François-Xavier Guerra, “El escrito de la
embargo, Cádiz obtuvo un eco en Amé- revolución y la revolución del escrito. Información,
rica. Diverso, desigual, interpretado, propaganda y opinión pública en el mundo
discutido, seguido, pero trascendente al hispánico (1808-1814)”, en: Marta Terán y José
Antonio Serrano (ed.), Las guerras de
fin y al cabo, en especial el del 9 de
independencia en la América española, México,
febrero de 1811 sobre igualdad. El Colegio de Michoacán, INAH, Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2002, pp.
Esta igualdad gaditana supuso que 125-149.

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ticas, etc. Hubo ideas, pero también en Cádiz. La insurgencia también se vio
hubo acción, dado que se convocaron implicada en la revolución hispana que
procesos electorales municipales, pro- se proponía desde Cádiz, al tener que
vinciales y a Cortes, y se verificaron superar conquistas liberales e incluso
las elecciones, lo cual provocó una in- democráticas, tanto políticas como so-
tensa politización hispana en ambas ciales, que los parlamentarios en la pe-
realidades continentales. nínsula estaban aprobando. Y vicever-
sa, los diputados americanos incorpo-
Así mismo, el envío de numerario raron conquistas y propuestas de los
por parte de consulados de comercio, insurgentes. Los ejemplos son notorios,
dueños de minas, hacendados, recau- el sufragio universal que implicó el de-
daciones patrióticas, etc., al gobierno recho al voto de la población india, la
peninsular, fue constante e imprescin- abolición de las formas de trabajo co-
dible para pagar la ayuda armada de loniales como la encomienda, la mita,
los ingleses, así como el armamento de el tributo indio y el reparto, la declara-
las partidas guerrilleras tras la derrota ción de diversas libertades como la de
del ejército regular en la batalla de imprenta, entre otras.
Ocaña. La guerra contra los franceses
se ganó también y, especialmente, con Una Constitución con
7
el dinero de las rentas americanas. características hispanas
La importancia de mantener a Amé- La Constitución que se debatió en
rica dentro de la Monarquía española las Cortes estuvo discutida previamen-
fue tal que desde 1812, en plena gue- te al debate en la Cámara por una co-
rra contra las tropas napoleónicas, se misión de quince diputados entre los
organizaron expediciones para comba- cuales cinco eran americanos. Todo el
tir la insurgencia, tiempo en donde la planteamiento hispano gaditano se plas-
suerte de la guerra en la península no mó en la Constitución. Un breve análi-
sólo era incierta sino que el ejército sis de sus artículos así lo evidencia.
francés aún dominaba buena parte del Detengámonos en los primeros. El ar-
territorio peninsular. tículo 1º es toda una definición de las
Pero en esta relación dialéctica no intenciones hispanas del código
sólo hubo una interacción entre el au- doceañista. Esta fue su redacción: “La
tonomismo en América y las propues- Nación española es la reunión de todos
tas de los representantes americanos los españoles de ambos hemisferios”.
Establecida la Soberanía de la Na-
7 ción, restaba ahora definir constitucio-
Carlos Marichal, La bancarrota del virreinato.
Nueva España y las finanzas del Imperio español,
nalmente los términos nacionales y el
1780-1810, México, Fondo de Cultura nacionalismo de esa Nación. La comi-
Económica-Fideicomiso Historia de las Américas, sión presentó una redacción con con-
1999.

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tenidos hispanos -“los españoles de español, sino que argumentó su pro-


ambos hemisferios”- de la concepción puesta desde planteamientos federales.
de la Nación española. Éstas eran sus polémicas, para la ma-
yor parte de la Cámara:
No obstante hubo oposición. Provi-
no de los sectores absolutistas que se La union del Estado consiste en
resistían a un Estado constitucional. el Gobierno ó en sujecion á una
Habrá que recordar otra de las singu- autoridad soberana, y no requie-
laridades de estas Cortes, en donde una re otra unidad. Es compatible con
la diversidad de religiones, como
parte de sus componentes, los
se ve en Alemania, Inglaterra, y
absolutistas, son abiertamente hostiles otros países, con la de territorios,
a cualquier fórmula constitucional y como en los nuestros, separados
nacional. Pero también hubo desacuer- por un inmenso Océano; con la
do por parte del novohispano José Mi- de idiomas y colores, como entre
guel Guridi y Alcocer, que partía desde nosotros mismos, y aun con la
una concepción diferente de Nación al de naciones distintas, como lo
identificarla con el concepto de Esta- son los españoles, indios y ne-
do-nación. El novohispano propuso la gros. ¿Por qué, pues, no se ha de
siguiente redacción: “La colección de expresar en medio de tantas di-
versidades en lo que consiste
los vecinos de la Península y demás
nuestra union, que es en el Go-
territorios de la Monarquía unidos en bierno?
10

un Gobierno, ó sujetos á una autoridad


8
soberana”. El liberalismo peninsular reaccionó.
Su respuesta va a reforzar plantea-
Para el diputado novohispano, los mientos monárquicos y centralistas. La
vínculos de unión entre América y la respuesta parlamentaria la acaparó
península no residían en la Monarquía Antonio Oliveros, canónigo de la cole-
sino en un Gobierno, independiente- giata de San Isidro en Madrid, diputa-
mente de la forma de Estado que tu- do por Extremadura y uno de los líde-
viera. No sólo dijo que le desagradaba res del liberalismo peninsular:
9
la palabra española para definir a esta
Nación, planteando así directamente La definición de la Nación espa-
reparos a un nacionalismo hegemónico ñola es muy general [...] en esta
se expresa que la Nacion es la
8
reunion de todos los españoles
Diario de Sesiones de Cortes, 25 de agosto de de ambos hemisferios, las fami-
1811. En adelante DSC. lias particulares que están reuni-
9
Ibíd. Así se expresaba Guridi y Alcocer respecto das entre sí, porque jamás hubo
a la concepción de la nacionalidad: “Me desagrada hombres en el estado de natura-
también que entre en la definición la palabra
española, siendo ella misma apelativo del definido;
pues no parece lo más claro y exacto explicar la
Nacion española por los españoles, pudiendose 10
usar de otra voz que signifique lo mismo”. DSC, 25 de agosto de 1811.

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leza; y si hubiera alguno, nunca ciales y locales. Pensaban en la Dipu-


llegaría al ejercicio de su razon: tación Provincial como la institución
estas familias se unen en socie- político administrativa capaz de asumir
dad, y por eso se dice reunion. este papel. Y ahí residía gran parte de
Es una nueva union y más intima
su propuesta político administrativa au-
que antes tenian entre sí: y de
“los españoles de ambos hemis-
tonomista. Era en la capacidad autó-
ferios”, para expresar que tan es- noma de la provincia y la diputación
pañoles son los de América como provincial donde la mayor parte de los
los de la Península, que “todos americanos veía la fórmula ideal para
componen una sola Nacion”. Esta organizar el nuevo Estado-nación his-
Nacion, Señor, no se está consti- pano.
tuyendo, está ya constituida; lo
que hace es explicar su Constitu- La redacción del artículo 2º fue la
ción, perfeccionarla y poner cla- siguiente: “La Nación española es libre
ras sus leyes fundamentales, que e independiente, y no es ni puede ser el
jamás se olviden, y siempre se patrimonio de ninguna familia ni perso-
11
observen”. na”. No hubo debate en este artículo.
Oliveros definió desde una concep- Todos los diputados -absolutistas,
ción cultural el término Nación, pero no eclécticos, liberales peninsulares y ame-
entró a polemizar con el concepto de ricanos- lo aprobaron. Esta redacción
Estado-nación. Con esta estrategia elu- del segundo artículo encontró lo que
día el debate de la soberanía, de su de- buscaba: consenso. Para los absolutistas
positario/a, de su poseedor/poseedores significaba un ataque contra las preten-
y de la forma y organización del Esta- siones hegemónicas de Napoleón. Para
do. Es decir, omitía el debate de la for- los liberales peninsulares, una cláusula
ma de gobierno -monárquica o republi- de defensa frente a las veleidades
cana- y de la estructura político-admi- absolutistas de Fernando VII. Y para
nistrativa -federal o centralista-, pero los liberales americanos, además de
la cuestión americana obligó al libera- esto, esta redacción significaba una
lismo peninsular a posicionarse sobre declaración constitucional que desliga-
estas trascendentales cuestiones y de- ba a los territorios americanos y a sus
clarar una sola soberanía en la Nación. ciudadanos como Patrimonio Real. La
Por el contrario, para la mayor parte Constitución tomaba una significación
de los diputados autonomistas ameri- eminentemente autonomista america-
canos, la soberanía era divisible y de- na, con problemas, con contradicciones,
bía recaer en la Nación y en otras ins- pero también con conquistas como
tituciones constitucionales que repre- ésta.
sentaban entidades territoriales provin- Se presentó a la Cámara el artículo
3º. Esta vez hubo una gran discusión.
11 La comisión de Constitución elaboró la
DSC, 2 de septiembre de 1811.

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siguiente redacción: “La soberanía re- Aconteció una fractura en el libera-


side esencialmente en la Nacion, y por lismo hispano. Este era un tema crucial.
lo mismo le pertenece exclusivamente Lo paradójico, y aquí habrá que volver
el derecho de establecer sus leyes fun- a insistir en desentrañar algunos tópi-
damentales, y de adoptar la forma de cos, es que la defensa del artículo, tal y
12
gobierno que más le convenga”. El como lo propuso la comisión, corrió a
artículo 3º concluía la trilogía de la Na- cargo de Agustín Argüelles, líder de los
ción y su Soberanía. Tampoco hubo liberales peninsulares. Éste, que había
consenso entre el liberalismo hispano. salido varias veces a la tribuna para
Guridi y Alcocer volvió a romperlo. En declarar su fidelidad al sistema monár-
esta ocasión el diputado por Tlaxcala quico, tras las reivindicaciones autono-
propuso que además de “esencial” se mistas y federales de los americanos,
incluyera el concepto “radical”. No fue intervino categóricamente para mante-
aceptada su propuesta. No obstante ner esta redacción como defensa cons-
Guridi y Alcocer fue persistente. Tre- titucional frente a veleidades
ce años después conseguirá la redac- absolutistas del Monarca. Los libera-
ción que ahora proponía en el Acta les más moderados se opusieron. Feli-
Federal mexicana de 1824. En esta pe Aner, diputado catalán, no dudaba
ocasión su propuesta triunfará, pero ya en declarar que:
en un México republicano y federal.
El Congreso oye todos los días
La discusión más escabrosa sobre la lamentable confusión de prin-
el artículo 3° estaba por llegar. La co- cipios en que se incurre, que con
misión de Constitución, con el propósi- tal que en España mande el Rey,
las condiciones ó limitaciones se
to de preservar el texto constitucional,
miran como punto totalmente in-
redactó una última frase que desató una diferente. Se supone con facili-
dura y agria polémica, pues agregaba dad que la forma monárquica
“y de adoptar la forma de gobierno que consiste únicamente en que uno
más le convenga”. Es decir, la sobera- solo sea el que gobierne, sin
nía no sólo residía en el conjunto de los echar de ver que este caracter le
“españoles de ambos hemisferios”, tal hay tambien en el Gobierno de
y como había proclamado el artículo 1º, Turquia. Y cuando se habla de
sino que además se reservaba el dere- trabas y restricciones, al instan-
cho de mantener o no, el sistema mo- te se apela á que se mina el Tro-
no, y se establecen repúblicas y
nárquico como forma de Estado. La
otros delirios y aun aberraciones
alternativa, en estos momentos históri- del entendimiento.
cos, sólo era la República.
[...] Por lo mismo la comision ha
querido prevenir el caso de que
si por una trama se intentase des-
12
truir la Constitución diciendo que
DSC, 28 de agosto de 1811. la Monarquía era lo que la Nacion

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deseaba, y que aquella consistía Los criterios de la división de los


solamente en tener un Rey, la territorios quedaron en evidencia a fa-
Nación tuviese salvo el derecho vor de los peninsulares en la redacción
de adoptar la forma de gobierno del artículo 10. Solventadas las reivin-
que más le conviniere, sin nece-
dicaciones de los representantes “ser-
sidad de insurrecciones ni re-
vueltas.
13 viles” que reclamaban la incorporación
14
de entidades privilegiadas, un segun-
Finalmente ésta última redacción no do frente de batalla se abrió. Esta vez
fue aprobada por la Cámara. Será la la oposición provino de los americanos.
primera y última vez que Agustín La inició el diputado por Mérida de
Argüelles pierda una votación en los Yucatán, Miguel González Lastiri, al
debates del texto constitucional. reclamar la presencia de su provincia
en la división constitucional. Tras ex-
Soberanía, territorio y poner detenidamente sus razones, la
Constitución hispana propuesta fue admitida para su discu-
sión. Fue sólo el principio, pues los re-
La problemática Soberanía hispana presentantes de Cuzco y Quito también
-Soberano, continuó en los debates se sumaron a la reivindicación de
constitucionales. El liberalismo Mérida de Yucatán.
doceañista se iba conformando con
contradicciones. El capítulo I del Título Nuevamente el problema america-
II llevaba un sugestivo título: “Del te- no volvía a plantearse en el debate
rritorio de las Españas”. Con ello se constitucional. ¿Qué territorios compo-
dejaba patente la diversidad de territo- nían “las Españas”? La nomenclatura
rios que componían la Monarquía es- establecía que junto a los peninsulares
pañola o “las Españas”. Pero el conte- se encontraban los americanos. La pri-
nido había cambiado. Ya no eran terri- mera consecuencia es que el nuevo
torios privilegiados los que integraban Estado nacía con parámetros hispanos.
la Monarquía absoluta en un complejo Sin embargo, esta división territorial era
entramado de señoríos, provincias, ciu- desigual. Los territorios peninsulares
dades, reinos, virreinatos y capitanías eran diecinueve, mientras que para toda
generales. Ahora los territorios que in- América del Norte y del Sur la división
tegraban “las Españas” presentaban se estableció en quince. ¿Dónde esta-
una homogeneidad administrativa: la
igualdad de derechos, de representa-
ción y la división en una unidad territo- 14
Como la petición de José Roa y Fabián, diputado
rial provincial regida por una institución por el Señorío de Molina, que en tono airado
política administrativa como la Diputa- reclamaba su inclusión en la división territorial.
Cfr. Manuel Chust, La cuestión nacional
ción provincial. americana en las Cortes de Cádiz, Valencia,
Fundación Instituto de Historia Social UNED,
13 Instituto de Investigaciones Históricas UNAM,
DSC, 13 de enero de 1812. 1999, p. 144.

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228 Entre la insurgencia y el colonialismo: las Cortes de Cádiz y el autonomismo americano, 1808-1837

ba la igualdad provincial-territorial que capaz de gestionar un autonomismo


además comportaba la de representa- económico y soberano en lo político. Se
ción? Incluso las reivindicaciones ame- basaban en que las instituciones electi-
ricanas provocaron que la comisión de vas también eran depositarias de sobe-
redacción de Constitución se viera im- ranía. Así, esta división territorial ¿su-
posibilitada para decidir el criterio adop- ponía también para los americanos una
tado en esta nueva división. La proble- diversidad de soberanías? Eso fue al
mática se solventó con una solución menos lo que sustentaron los liberales
insospechada para un Estado-nación peninsulares, como veremos más ade-
que se estaba constituyendo: la redac- lante, para oponerse a las pretensiones
ción de otro artículo complementario autonomistas y descentralizadoras de
como el 11. Este artículo aplazaba el los americanos. Diego Muñoz Torrero,
problema hasta el triunfo de la guerra por parte del liberalismo peninsular, ar-
en la península y de la derrota de la gumentaba:
insurgencia en América. Con ello se
Estamos hablando como si la
evidenciaba que el nuevo estado era
Nacion española no fuese una,
incapaz, por el momento, de dotarse sino que tuviera reinos diferen-
constitucionalmente de una división sa- tes. Es menester que nos haga-
tisfactoria. mos cargo que todas estas divi-
siones de provincias deben des-
Ésta era la redacción del artículo 11: aparecer, y que en la Constitu-
“Se hará una división más conveniente ción actual deben refundirse to-
del territorio español por una ley cons- das las leyes fundamentales de
titucional, luego que las circunstancias las demas provincias de la Mo-
políticas de la Nación lo permitan”. narquía, especialmente cuando
Pero ¿cuál era la estrategia de los pe- en ella ninguna pierde. La
ninsulares? ¿Por qué esta manifiesta comision se ha propuesto igua-
desigualdad provincial? La división te- larlas todas; pero para esto, lejos
rritorial suponía una división adminis- de rebajar los fueros, por ejem-
plo, de los navarros y aragone-
trativa y política, la creación de diputa-
ses, han elevado á ellos á los an-
ciones provinciales que aglutinaran el daluces, á los castellanos, etc...
control y poder económico y político de igualándolos de esta manera á
las provincias y fueran, supuestamen- todos para que juntos formen una
te, un referente para el estado centra- sola familia con las mismas leyes
lista que los diputados peninsulares pro- y Gobierno. Si aquí viniera un
yectaban. extranjero que no nos conociera,
diria que había seis o siete nacio-
Pero ésta no era la estrategia de los nes. La comision no ha propues-
americanos. Éstos, con Miguel Ramos to que se altere la division de
de Arizpe al frente, confiaban en esta España, sino que deja facultad á
institución provincial como el órgano las Córtes venideras para que lo
haga, si lo juzgaren conveniente,

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Manuel Chust 229

para la administracion de justi- Otros artículos fueron especialmen-


cia, etc. Yo quiero que nos acor- te significativos, como el 22º y el 29º.
demos que formamos una sola Por el primero, se excluyó los mulatos
Nacion, y no un agregado de va- de la nacionalidad española -derechos
15
rias naciones. civiles- mientras que por el segundo
Se constituía el Estado-nación y lo artículo se les privó de la condición de
hacía desde parámetros hispanos. Este ciudadanos, es decir, del derecho polí-
hecho, trascendental y sin precedentes tico, por lo que no sólo carecían de voto
en la historia universal, problematizará sino que también fueron excluidos del
tanto la historia contemporánea de censo electoral. Esta medida fue una
América como la española. Pero... estrategia de los peninsulares para re-
¿cómo organizar un Estado cuando sus ducir el número de diputados america-
dimensiones territoriales eran nos, puesto que la ley electoral plan-
transoceánicas? ¿Qué era lo que había teaba un sufragio universal proporcio-
nal a la población, y la península tenía
cambiado o comenzaba a cambiar des-
entre 10 y 11 millones y América entre
de el plano jurídico político? Los terri-
15 y 16. Así, los representantes penin-
torios no pertenecían ya al Soberano y
sulares se aseguraban un número de
por ende tampoco su Soberanía. Aho-
diputados peninsulares similar a los
ra los territorios, antiguas colonias y
americanos al excluir a casi seis millo-
metrópoli, constituían un solo Estado-
nes de castas de los derechos políticos.
nación. La Soberanía, en un alarde de
teoricismo liberal centralista, correspon- Como no podía ser de otra forma,
día a la Nación. Soberanía y Nación todos estos planteamientos autonomis-
que se presentaban indivisibles, únicas tas y descentralizadores de los ameri-
y cuya legitimidad tan sólo eran las canos desembocaron en la discusión de
Cortes y su sistema representativo elec- los artículos referentes a los ayunta-
toral. mientos y a las diputaciones. En estas
instituciones los americanos deposita-
Aconteció que los diputados ameri- ban buena parte de sus aspiraciones
canos, especialmente los novohispanos, descentralizadoras para consumar su
proponían otra alternativa a esta con- autonomismo, de la misma forma que
cepción de la Soberanía nacional y por los planteamientos autonomistas ame-
ende del Estado-nación. Residía en una ricanos provocaron que los liberales
división de la soberanía en tres niveles: peninsulares reaccionaran y plantearan
municipal, provincial y nacional. ¿Su- las diputaciones como unas institucio-
ponía ello un federalismo? Al menos se nes encaminadas a reafirmar el cen-
aproximaba. tralismo. La dialéctica centro-periferia
seguía presente en la creación del Es-
tado nación, pero era una dialéctica,
fundamentalmente, entre un naciona-
15
DSC, 10 de enero de 1812. lismo peninsular y otro americano.

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230 Entre la insurgencia y el colonialismo: las Cortes de Cádiz y el autonomismo americano, 1808-1837

18
Dos fueron los puntos de conflicto en el poder local, ayuntamientos,
en la organización de ambas institucio- como en el poder provincial, diputacio-
nes. En primer lugar, los americanos nes, suponía una asunción de la sobe-
concebían, desde su táctica política, a ranía que no tenía que ser, necesaria-
ambas instituciones, diputaciones y mente, nacional, sino también local y
ayuntamientos, como asambleas repre- provincial. De esta forma hacían coin-
sentativas, dado su carácter electivo y, cidir ésta con el criterio de la igualdad
por lo tanto, depositarias de parte de la de representación. Se fundamentaba en
soberanía. Así, el liberalismo autonomis- las Cortes de Cádiz una de las bases
ta americano enunció todo un discurso teóricas del federalismo americano. Lo
que proponía la descentralización de la veremos más tarde en los planteamien-
representación, cuestionaba la centra- tos federales en México.
lización de la soberanía y, por lo tanto,
del poder. Florencio Castillo, diputado Además, para contener esta co-
por San José de Costa Rica, era claro rriente federal de los americanos, los
en sus manifestaciones: “Si las Cortes liberales peninsulares procedieron a
representan á la Nación, los cabildos poner un freno al poder legislativo tan-
representan un pueblo determinado”.
16 to municipal como provincial, mediante
Y, respecto a la representatividad de la creación de la figura del jefe políti-
19
los diputados provinciales, veamos la co. Éste era un funcionario nombra-
intervención de José Miguel Guridi y do por el poder ejecutivo con atribucio-
Alcocer: nes de presidente de la diputación, y
por ende supervisor de todos los ayun-
Yo tengo a los diputados pro- tamientos.
vinciales como representantes
del pueblo de su provincia, cuan- El enfrentamiento devino en una
do hasta los regidores de los pugna entre la concepción autonomis-
ayuntamientos se han visto ta y descentralizadora de los america-
como tales aun antes de ahora. nos y las restricciones teóricas y de po-
Unos hombres que ha de elegir lítica práctica de los liberales peninsu-
el pueblo, y cuyas facultades les lares. Y además, todo el conflicto re-
han de venir del pueblo ó de las
Cortes, que son la representacion
nacional, y no del Poder ejecuti- 18
Cfr. Antonio Annino, “Voto, tierra, soberanía.
vo, son representantes del pue- Cádiz y los orígenes del municipalismo mexicano”,
17
blo. en: Francois-Xavier Guerra (Dir.), Revoluciones
hispánicas. Independencias americanas y
La descentralización autonomista liberalismo español, Madrid, Editorial
que los americanos reivindicaron tanto Complutense, 1995.
19
No obstante es aquí en donde Nettie Lee
Benson interpreta la desintegración del virreinato
16 al ser sustituido por las diputaciones provinciales.
DSC, 13 de enero de 1812. Cfr. La diputación provincial y el federalismo
17
DSC, 10 de enero de 1812. mexicano, México, El Colegio de México, 1955.

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Manuel Chust 231

vestía parámetros antirrealistas y Jefe político, que, nombrado in-


anticentralistas, lo cual va a provocar mediatamente por el Rey, los ten-
la reacción centralista y monárquica de ga á raya y conserve la unidad
los liberales peninsulares. El Conde de de accion en las medidas del go-
20 bierno. Este es el remedio que la
Toreno asumió gran parte de los dis-
Constitucion, pienso, intenta es-
cursos en contra de cualquier atisbo de tablecer para apartar el
federalismo y de división de la soberanía: federalismo, puesto que no he-
El señor preopinante ha fundado mos tratado de formar sino una
21
todo su discurso en un principio Nacion sola y única.
al parecer equivocado, cuando ha
manifestado que los ayuntamien-
Vuelve el absolutismo, se
tos eran representantes de aque- desvanece el autonomismo
llos pueblos por quienes eran doceañista
nombrados. Este es un error: en
la Nación no hay más represen- Y llegó la reacción. El 4 de mayo de
tación que la del Congreso na- 1814 triunfó el golpe de Estado de Fer-
cional. Si fuera según se ha di- nando VII. La obra legislativa empren-
cho, tendríamos que los ayunta- dida por las Cortes de Cádiz llegó a su
mientos, siendo una representa- fin, así como la esperanza de los ame-
ción, y existiendo
ricanos autonomistas que apostaban por
consiguientemente como cuer-
pos separados, formarian una
una vía doceañista intermedia entre el
nacion federada, en vez de cons- independentismo y el colonialismo ab-
tituir una sola é indivisible nacion. solutista. Una decena de significativos
[...] los ayuntamientos son esen- diputados americanos fueron encarce-
cialmente subalternos del Poder lados, otros escaparon a la reacción ab-
ejecutivo: de manera, que solo solutista exiliándose en diversos países
son un instrumento de éste, ele- europeos o regresando a América.
gidos de un modo particular, por Quebrado el doceañismo, la vuelta al
juzgarlo así conveniente al bien absolutismo para América representa-
general de la Nacion; pero al mis-
rá el regreso, reforzado, de autorida-
mo tiempo, para alejar el que no
se deslicen y propendan insen-
des coloniales y el combate sin tregua
siblemente al federalismo, como contra la insurgencia. Quedaba con ello
es su natural tendencia, se hace frustrada una esperanza, al menos hasta
necesario ponerles el freno del 1820. Quizá definitivamente.
El pronunciamiento de Rafael del
20 Riego el 1 de enero de 1820 va a supo-
Véase el interesante estudio preliminar y
selección de discursos de Joaquín Varela Suanzes- ner la proclamación, finalmente, de la
Carpegna en Conde de Toreno. Discursos
parlamentarios, Clásicos asturianos del
Pensamiento Político (15), Oviedo, Junta General
21
del Principado de Asturias, 2003. DSC, 10 de enero de 1812.

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232 Entre la insurgencia y el colonialismo: las Cortes de Cádiz y el autonomismo americano, 1808-1837

Constitución de 1812. Ante la presión libertad de imprenta, etc. La Carta


del liberalismo urbano, el Monarca se Magna comportaba la concepción his-
vio obligado a jurar la Constitución el 7 pana de la revolución: la integración
de marzo de 1820. Se inauguraba un constitucional de los territorios ameri-
segundo periodo constitucional canos que no estaban bajo el poder de
doceañista. Sin embargo la realidad la insurgencia o que permanecían in-
política y social era diferente a la ante- dependientes. Las nuevas Cortes ini-
rior década: el Deseado reinaba y jura- ciaron sus sesiones el 9 de julio de 1820.
ba la Carta Magna, buena parte del te-
rritorio americano estaba insurrecto o Hasta 1821 no comenzaron a llegar
empezaba a estarlo, la situación penin- los diputados propietarios americanos,
sular era de tensa calma pero no de gue- que alcanzaron la cifra de 52, quienes,
rra y habían transcurrido seis difíciles junto a los suplentes, completarían una
años de absolutismo para los liberales. representación americana de 77 dipu-
tados. Una diputación calificada por
De inmediato se decretó una am- ellos de insuficiente y desigual, provo-
nistía para los encarcelados por delitos có que el 15 de julio de 1820 los repre-
políticos, la proclamación de los decre- sentantes americanos volvieran a plan-
tos doceañistas, la restitución de los tear una protesta, ya que éstos sólo te-
ayuntamientos constitucionales, de las nían 30 escaños, lo cual suponía un ter-
diputaciones provinciales y la forma- cio de lo que les correspondía. Otra vez
ción de una Junta provisional consulti- la cuestión de la representación nacio-
va. Volvía el doceañismo, también para nal. Lo hemos mencionado, lo reitera-
y en América. Doceañistas: propues- mos. Las circunstancias de los años
tas, ideología y políticos que ahora iban veinte habían variado con respecto al
a ser superados en sus reivindicacio- anterior periodo constitucional. Los seis
nes por sectores más radicales del li- años de represión absolutista fueron
beralismo peninsular y americano. casi decisivos para frustrar la vía auto-
Paradójicamente, las propuestas políti- nomista hispana al cercenar con dure-
cas en la península se radicalizaron ha- za cualquier pretensión liberal, tanto
cia la democracia, mientras que en la peninsular como americana, y, por otro
mayor parte de las repúblicas america- lado, la reacción absolutista condujo a
nas, esta radicalización será nacionalis- las filas de los insurgentes a muchos
22
ta -independentista- pero no ideológica criollos “equilibristas” para los que el
ni política, ya que la base jurídica, polí- autonomismo representaba una opción
tica y social doceañista, en general, no
será superada en los nuevos estados
americanos. 22
Virginia Guedea, “Ignacio Adalid, un equilibrista
novohispano”, en: Jaime E. Rodríguez (Ed.),
La Junta convocó a elecciones, re- Mexico in the age of democratic revolution (1750-
unió a las Cortes y suprimió la Inquisi- 1850), Boulder, Lynne Rienner Publishers, 1994,
ción, restableció los jefes políticos, la pp. 71-98.

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Manuel Chust 233

evolucionista para transformar el régi- rial en las provincias americanas y, en


men colonial. segundo lugar, en la consecución de
una autonomía legislativa, económica y
Los americanos reiteraron la crítica administrativa en América dentro de la
a los decretos liberales de las Cortes, Monarquía española. El órdago para el
que bloqueaban las autoridades penin- liberalismo peninsular se planteó de for-
sulares en América, lo cual se traducía ma deliberada por parte de los ameri-
en una gran desconfianza en la admi- canos.
nistración peninsular. Se estaba fra-
guando un nacionalismo singular que ya En mayo de 1821 los americanos
no era el amplio y general lograron que en cada intendencia ame-
americanismo sino que se particulari- ricana hubiera una diputación provin-
zaba, cada vez más, en los distintos te- cial, argumentando criterios de pobla-
rritorios, otrora grandes divisiones ad- ción, territorio, distancia entre las pro-
ministrativas de la Monarquía. vincias, malas comunicaciones, disper-
sión, etc. y esgrimiendo razones histó-
La novedad en esta segunda situa- ricas de la anterior división en inten-
23
ción revolucionaria burguesa fue que dencias. Esta medida supuso toda una
los americanos propusieron una descen- revolución administrativa en los terri-
tralización del ejecutivo concretada en torios americanos de la Monarquía es-
una subdivisión de las secretarías de pañola. Era un paso más para la orga-
Guerra, Marina y Gracia y Justicia en nización federal de la Monarquía, obje-
América, ya que la secretaría de Ha- tivo de los autonomistas americanos,
cienda ya estaba descentralizada con enfrentados cada vez más agriamente
anterioridad. Con ello se iba comple- a los peninsulares.
tando la estrategia descentralizadora
americana. Tan sólo quedaba ya la se- No obstante, esta vez el Monarca
paración del ejecutivo. Ausente estaba Presente. No fue lo
mismo como tampoco lo fue la necesi-
El segundo paso fue la sustitución dad de Fernando por derogar esta le-
del virrey Apodaca en Nueva España gislación doceañista en lo que respecta
por Juan O’Donojú, el cual era partíci- a América. Atrás, no obstante, queda-
pe de los planes autonomistas ban los planteamientos doceañistas,
novohispanos. Los americanos concre- cada vez más puestos en cuestión por
taban su plan en la conquista de la au- un liberalismo peninsular apoyado en
tonomía y de la administración territo- capas populares y que mostraba su dis-
posición para realizar la revolución, in-
23
cluyendo o no, al Monarca. Acontecía
Manuel Chust, “Federalismo avant la lettre en la vertiente “exaltada” del liberalismo.
las Cortes hispanas, 1810-1821”, en: Josefina
Zoraida Vázquez, El establecimiento del
El 4 de junio de 1821 llegaron las
federalismo en México (1821-1827), México, El
Colegio de México, 2003. noticias a las Cortes del establecimien-

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234 Entre la insurgencia y el colonialismo: las Cortes de Cádiz y el autonomismo americano, 1808-1837

to del Plan de Iguala en Nueva Espa- Quedaba el vínculo de unión, el sím-


ña. El camino hacia la independencia bolo mental, ideológico y religioso, la
era cuestión de meses. Y con ello, la Monarquía, como forma de gobierno
pérdida del primer bastión de la Mo- pero no de Estado. Los americanos es-
narquía en América: Nueva España. taban proponiendo una Commonwealth
para todos los territorios hispanos. El plan
La iniciativa parlamentaria encabe- no fue aceptado por las Cortes, tampo-
zada por el Conde de Toreno para pro- co, por supuesto, por el Rey. La cues-
poner a las Cortes las necesarias me- tión americana trascendía ya a la
didas para “la pacificación” de Améri- doceañista. El liberalismo fue superado
ca, chocó con la manifiesta oposición ya en estos años veinte por fuerzas so-
del Rey. Por ello la comisión acordó no ciales populares en la península e in-
proponer ninguna medida a la Cámara surgentes en América.
y trasladar el problema al gobierno, lo
cual provocó que los representantes Los acontecimientos se precipitaron.
americanos presentaran 15 propuestas El 30 de junio se cerraban las sesiones
redactadas por los mexicanos de la legislatura. En agosto se firma-
Michelena y Lucas Alamán. ban los Tratados de Córdoba en Méxi-
co, que las Cortes rechazaron. El 21
Las propuestas constituían toda una de septiembre se promulgaba la decla-
declaración de federación hispana. La ración de Independencia mexicana.
diputación americana reclamó la crea- Aquí finalizaba la trayectoria autono-
ción de tres secciones de las Cortes en mista mexicana en las Cortes de Ma-
América, una en Nueva España, inclui- drid. Otro proyecto empezaba a triun-
das las provincias internas y Guatema- far, un proyecto conocido y dirigido por
la, la segunda en la de Nueva Granada los diputados mexicanos autonomistas,
y las provincias de Tierra-Firme y la un proyecto nacional mexicano susten-
tercera en Perú, Buenos Aires y Chile. tado en las bases del primer federalismo
Las Cortes se reunirían en México, mexicano.
Santa Fe y Lima, tendrían las mismas
competencias que las Cortes genera- Conforme avanzaba la revolución se
les de Madrid y sus diputados las mis- hacía más patente la oposición del Rey
mas facultades, a excepción de la polí- al proyecto constitucional. Si la revolu-
tica exterior. Además, se establecería ción devenía en una espiral imparable
un ejecutivo designado por el Rey, es- con el triunfo del liberalismo radical o
cogido entre sus familiares, cuatro mi- “exaltado”, la contrarrevolución tam-
nisterios -Gobernación, Hacienda, Gra- bién. Ésta se había desenvuelto desde
cia y Justicia, Guerra y Marina- un tri- el mismo día que Fernando VII fue
bunal supremo de justicia y un consejo obligado a jurar la Constitución.
de Estado en cada una de las seccio-
nes. La contradicción para los liberales
era palpable: realizar la revolución,

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Manuel Chust 235

mantener a América con un proyecto cesariamente, la convocatoria de elec-


liberal y autonomista, sobrevivir en el ciones a Cortes y su representatividad
contexto absolutista del Congreso de en la Cámara.
Viena y, todo ello, con un Rey que apro-
vechaba el marco constitucional para En 1836 tan sólo quedaban como
frenar los avances revolucionarios li- provincias americanas en la Monarquía
berales. Además, Fernando, en secre- española, Cuba y Puerto Rico, además
to, estaba conspirando para que la San- de Filipinas en Asia. Las elecciones a
ta Alianza decidiera intervenir militar- Cortes se celebraron el día 4 de no-
mente contra el estado liberal, reacción viembre en Cuba y Puerto Rico. Los
que encontró en el clero, afectado por diputados electos remitieron un comu-
las reformas liberales y por las des- nicado a la Cámara recordándole que
amortizaciones, al sector social que di- la proclamación de la Constitución su-
fundiría consignas antiliberales entre las ponía la igualdad de derechos y de re-
clases populares campesinas. El 1 de presentación de las provincias ameri-
octubre Fernando VII volvía a ser un canas. La Cámara discutió la pretendi-
Rey absoluto. da reforma del texto constitucional sin
la presencia de los representantes ame-
Revolución sin doceañismo, ricanos porque decidió, no sin contro-
Constitución sin América: versia, impedirles entrar, a pesar de las
justas protestas e indignación de los
1837
americanos.
La proclamación, por tercera vez,
Las Cortes convocadas no eran
de la Constitución de 1812 en el vera-
constituyentes, por lo que consecuen-
no de 1836 supuso el regreso de las
temente sólo debían tratar una refor-
conquistas doceañistas de la revolución
ma constitucional. Era sólo una táctica
burguesa, tales como el sufragio uni-
aparente. Un doceañista como Agustín
versal indirecto, los ayuntamientos
Argüelles encabezaba la estrategia de
constitucionales, la milicia nacional, los
elaborar una nueva Constitución. Los
límites al poder Real, las diputaciones
24 americanos llegaron a la Península
provinciales, etc., pero también, in-
cuando se debatía en la Cámara la ne-
sistamos, la integración en calidad de
cesidad de trasladar fuera de la Cons-
igualdad de derechos y de representa-
titución el marco legislativo americano.
ción de los ciudadanos de las provin-
El futuro código difería del doceañista
cias americanas que comportaba, ne-
en el tratamiento colonial de la cues-
tión americana. La propuesta de la co-
24 misión de Constitución fue que se ela-
Cfr. Enric Sebastiá Domingo, La revolución
burguesa, Valencia, Fundación Historia Social,
boraran leyes especiales para los terri-
UNED, 2001. Carlos Marichal, La revolución torios americanos y asiático. Mientras
liberal y los primeros partidos políticos en España, tanto, los representantes cubanos y
1834-1844, Madrid, Cátedra, 1980. portorriqueños seguían sin lograr que

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la Cámara aceptase el reconocimiento cios se complementaban. Es más, el 5


25
de sus actas de diputados. Este im- de marzo de 1837 se presentó un infor-
portante debate va a enfrentar a las dos me a la Cámara para la abolición de la
fracciones del liberalismo español que esclavitud, pero sólo en la península. El
tenían concepciones ideológicas y polí- informe reconocía lo imprescindible de
ticas diferentes sobre la cuestión colo- la mano de obra esclava para la explo-
nial, las cuales escondían diversos in- tación antillana y su dificultad para abo-
tereses sociales y económicos. lirla allí. Cuba y Puerto Rico quedaban
al margen de cualquier extensión de la
La burguesía moderada se opuso al revolución burguesa, a diferencia de lo
código doceañista porque comportaba que hubiera acontecido con la Consti-
gran parte de las conquistas del radi- tución de 1812.
calismo democrático, entre ellas admi-
tir a Cuba y Puerto Rico como provin- ¿Era posible una política liberal que
cias del Estado español. La acumula- compatibilizara una equidad económi-
ción originaria de capital que estaba ca, política y de representación entre
proporcionando su explotación era una la metrópoli y sus colonias? Agustín
razón más que suficiente para excluir- Argüelles, protagonista directo de las
las de derechos constitucionales. En dos experiencias constitucionales ante-
primer lugar, porque presuponía reabrir riores, fue quien más se opuso a dicha
aspectos trascendentales que habían política liberal, dado que su experien-
quedado paralizados desde las Cortes cia anterior le había demostrado que la
de Cádiz, como la abolición de la es- revolución burguesa en España había
clavitud. El crecimiento de la población fracasado, entre otros aspectos, por
y de las rentas que había experimenta- incluir en el estado español como pro-
do la Isla no era una casualidad. La vincias y con igualdad de derechos de
mano de obra, recordemos, en su ma- representación y económicos a las po-
yoría esclava, también había aumenta- sesiones coloniales americanas. Según
do a niveles espectaculares. Mientras Argüelles: “Estas leyes especiales en-
que la población blanca era de 311.051 volverán una libertad igual á la de la
habitantes, la esclava ascendía a Península en cuanto sea compatible con
286.942 más 106.494 libertos. Es de- las circunstancias de aquellos países.
cir, alrededor del 60 por ciento de la Ese es el gran principio, el principio de
población cubana era negra y mulata. los hombres de Estado, que tales nece-
26
Los beneficios de las plantaciones te- sitamos ser en el año 37”.
nían menor significación al lado del ne-
gocio negrero. Acontecía que en la El principio de los “hombres del 37”,
mayoría de las ocasiones ambos nego- aludido por Argüelles, era consumar la

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DSC, 4 de noviembre de 1836, p. 120. Ibíd., p. 2039.

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Manuel Chust 237

revolución burguesa en España, y si La renuncia del doceañismo no sólo


para ello era necesario renunciar a su era un giro constitucional moderado de
propia historia constitucional, al mito del la revolución burguesa española, lo era
Doce, parecía más que dispuesto a rea- también para mantener colonialmente
lizarlo. Y añadía Argüelles: las provincias americanas.
Además, no debemos perder de Agustín Argüelles fue el diputado
vista que esos señores Diputa- que más se distinguió en su oposición a
dos tienen los mismos poderes la integración de los representantes
que nosotros para expresar sus americanos en la Cámara. Este dipu-
ideas, para promover sus intere-
tado, no hace falta recordarlo, fue uno
ses y para hacerlo con todo ca-
lor, con toda la vehemencia aná-
de los artífices del Código doceañista,
loga a su fibra, á sus facultades tanto por su actuación destacada en la
mentales y á sus cualidades físi- comisión que redactó la Constitución
cas. Que me diga el Sr. Vila, cuya como también por sus importantes dis-
capacidad y talento gubernativo cursos en apoyo de los artículos más
reconozco, que efecto produci- polémicos en la propia Cámara. El “di-
ría en su provincia el que en cier- vino” también formaba parte de la co-
tas circunstancias críticas, inter- misión encargada de elaborar la nueva
pelando al Gobierno de S. M. la constitución y además fue una de las
Reina Gobernadora, le titulase ó
piezas claves en la redacción del Dic-
llamase á boca llena déspota, ti-
rano, y para apoyarse leyese re-
tamen de las comisiones de Constitu-
presentaciones de indivíduos ó ción y de Ultramar, que finalmente de-
de corporaciones que afirmasen terminaría la aplicación de leyes espe-
28
lo mismo. Y aplicando este mis- ciales para las posesiones coloniales,
mo caso á la isla de Cuba, por lo que implicaba que los americanos no
ejemplo ¿cree el Sr. Vila que po-
dría sostenerse un jefe, un ma-
gistrado encargado del gobierno
27
de ella, acusado de semejante DSC, 10 de marzo de 1837, p. 2043.
28
manera por un Diputado repre- “Dictamen de las comisiones reunidas de
sentante de la misma? ¿Habría un Ultramar y Constitucion, proponiendo que las
medio capaz de evitar el que las provincias ultramarinas de América y Asia sean
regidas y administradas por leyes especiales”. Cfr.
sesiones de Cortes penetrasen
DSC, 12 de febrero de 1837, apéndice al número
en aquella isla? Era preciso para 112, p. 1491. El Dictamen lo firmaron los
esto el que la libertad de impren- siguientes diputados: Manuel Joaquín Tarancón,
ta desapareciese: de otra manera Agustín Argüelles, Manuel María Acevedo,
seria imposible el que no llega- Antonio Seoane, Álvaro Gómez, Antonio Flórez
sen á oidos de los americanos Estrada, Jacinto Félix Doménech, Antonio
González, Mauricio Carlos de Onís, Joaquín María
estas reclamaciones, y que no se
Ferrer, Pío Laborda, Pablo Torrens y Miralda,
siguiesen de ellas las funestas Vicente Sancho, Pedro Antonio de Acuña,
consecuencias que son de te- Salustiano de Olózaga, y como secretario Martín
27
mer. de los Heros.

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238 Entre la insurgencia y el colonialismo: las Cortes de Cádiz y el autonomismo americano, 1808-1837

gozarían de los derechos constitucio- esclavitud, del cual ya nos ocupamos


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nales del nuevo estado liberal. pormenorizadamente en otro estudio.
Queda otro de los argumentos que El 11 de marzo de 1837 se realizó la
los americanos ya lo habían enunciado votación de la proposición sobre la im-
en las Cortes gaditanas y del Trienio. plantación de leyes especiales para
La Constitución de 1812 establecía di- América. Sesenta y tres diputados
putaciones provinciales con diversas mostraron su conformidad con la pro-
competencias que recogían los intere- puesta al levantarse de su asiento, se-
ses económicos y sociales de cada pro- gún las normas de votación en la Cá-
vincia y de sus grupos dominantes. Ins- mara. En su contra permanecieron sen-
tituciones que, para los americanos y tados sesenta y dos diputados que ex-
algunos peninsulares, reclamaban fa- presaban con ello su oposición. ¡Tan
cultades soberanas en el aspecto legis- sólo un voto!
lativo, destinando al Estado las compe-
tencias en defensa y en política exte- El giro hacia la moderación estaba
rior. Es decir, se trataba del retorno de dado. Y no sólo desde la perspectiva
la problemática federal que a la altura americana, la Constitución de 1837 no
de 1837 ya no sólo era un problema planteará problemas al Rey ya que éste
estrictamente americano sino que em- tendrá derecho de veto a cualquier ley
pezaban a sumarse reivindicaciones del legislativo. Quedaba resuelto el en-
periféricas peninsulares. Con todo, ob- frentamiento doceañista entre Cortes
viamente, restaba el problema de la y Corona, a favor de la segunda, inclui-
do el mantenimiento de las posesiones
americanas como Patrimonio Real,
pero ahora dentro de un Estado liberal.

29
Manuel Chust, “Las consecuencias de la praxis
constitucional: América en la Constitución de
1837”, en: De súbditos del Rey a ciudadanos de
la Nación, Castellón, Universitat Jaume I, 2000,
pp. 93-115.

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