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http://archivo.laprensa.com.ni/archivo/2004/junio/15/opinion/opinion-20040615-
04.html
Se ha demostrado plenamente que el cuerpo físico percibe cualquier impulso o energía cromática y
reacciona en consecuencia, aunque se establece el juicio sobre el color, por el efecto que éste
produce en las sensaciones.
Los colores influyen sobre el ser humano, y sus efectos intervienen en la vida, creando alegría o
tristeza, exaltación o depresión, actividad o pasividad, calor o frío, equilibrio o desequilibrio, orden
o desorden, etc. Los colores pueden producir impresiones, sensaciones y reflejos sensoriales de gran
importancia, porque cada uno de ellos tiene una vibración determinada en los sentidos y puede
actuar como estimulante o perturbador en la emotividad, en la conciencia y en los impulsos y
deseos.
El amarillo actúa como estimulante mental y nervioso. El naranja es un excitante emotivo que
favorece la digestión. El rojo, que posee una gran potencia calórica, aumenta la tensión muscular y
la presión sanguínea. El verde es un sedativo que dilata los capilares y tiene un efecto reductivo de la
presión; sus radiaciones calman los dolores neurálgicos y resuelven algunos casos de fatiga
nerviosa, insomnio, etc.
El azul tiene sobre la tensión un efecto opuesto al del rojo y es mucho más activo que el verde en el
tratamiento de enfermedades mentales y nerviosas. El violeta es un calmante que actúa sobre el
corazón y los pulmones y aumenta la resistencia de los tejidos.
La publicidad estudia la potencia psíquica de los colores y aplica ésta como poderoso factor de
atracción y seducción y para identificar sus mensajes también utilizaban en la presentación de los
productos aquel color que mejor sugiere el carácter y la cualidad de aquéllos.
Los colores son utilizados para la seguridad en el trabajo: el amarillo significa atención; el naranja,
alerta; el rojo, peligro; el violeta, energía; el azul, precaución; el verde, paso libre y seguridad, etc.
El grupo de los colores cálidos —rojos, amarillos y amarillos-verdes— produce un efecto alegre, vivo
y caliente, siendo, a medida que se acercan al rojo, estimulantes y excitantes; el de los colores fríos
—azules, azules-verdes y violetas— es tranquilo, sedante, silencioso y fresco y a medida que se
acercan al azul, más fríos y deprimentes. Las luces de color pueden comunicar mucha mayor
intensidad y viveza a una superficie que si sobre ésta son aplicadas pinturas o colores materiales
para animarla; al mismo tiempo sirven para cambiar las reacciones emotivas que están
específicamente relacionadas con cada color.
Los colores tienen, además de su potencia psicofísica, una fuerza simbólica y una relación definida
con nuestras actividades y sentimientos.
El amarillo sugiere luz de sol, alegría, acción, oro, arrogancia, voluntad, poder, ciencia,
espiritualidad y dinamismo y es también ira, cobardía, envidia e impulso irreflexivo.
El naranja es estímulo, acción y entusiasmo, pero mezclado con negro es engaño, conspiración,
sordidez y opresión.
El rojo sugiere calor, fuego, corazón, excitación, actividad, pasión, sangre, fuerza, impulso, peligro y
revolución; mezclado con blanco forma el rosa, que significa inocencia y frivolidad. Los rojos
también se relacionan con la rabia y la crueldad.
El azul designa infinitud, inteligencia, frío, recogimiento, paz, descanso, confianza, liberalismo,
seguridad y languidez y el que mayormente expresa la sensación de frío; también puede significar
desesperación y nobleza (sangre azul)
El blanco significa reposo, limpieza, pureza, inocencia, virtud y castidad; el negro tinieblas, muerte,
duelo y destrucción; el gris, resignación y neutralidad, y los pardos, madurez. Los efectos
psicológicos de los colores se modifican mucho cuando éstos son mezclados entre sí; la adición los
hace más claros y también más fríos.