Nacido bajo luna oscura, viento fresco y calles serpenteando hacia cualquier parte; lluvia y trueno,

viento y caminatas prolongadas por la pradera de la infancia y el silencio de un abrazo que nunca
llegó, fueron y son la brújula de mi destino. Mil ventanas vieron pasar los pasos que me trajeron
hasta aquí. Árboles y voces, alas y palabras dormidas sobre las hojas de cuadernos que dejé en la
casa materna, voces nuevas y queridas de ayer, de otros sitos, de otras vidas, desde siempre me
acompañan y me muestran lo que permanece y lo que cambia. Selva y mar, insectos y estrellas,
tormentas y días soleados viven bajo mi piel y se hacen uno con mi sangre y con mis sueños. Y
Cuando está alta la luna se asoman en oleadas en el lago de mis ojos, son las manos en la caricia
secreta de la mirada, el silencio en mi forma de hablar, de decir, la bandera que ondea cuando
hay que declarar; son los pasos y el ritmo en mi modo de andar, de detenerme, de estar; el
alfabeto en mis discursos; las palabras y las letras en los desordenados y a veces absurdos textos
que retratan parte de lo que soy, de lo que intuyo…

Imagino que mi vida se quedará aquí por siempre, amarrada amorosamente a cada instante de la
vida que comparto, como se ha quedado en cada sitio donde fui amado, herido, sanado. Imagino
que mi vida se quedará conmigo y con quienes amo, donde quiera que estén, como hasta ahora,
como siempre…

2013-2017