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13 Sociología y Desarrollo Integral Humano/Ana Rosario Miaury Vilca

LA IMPORTANCIA DEL COLONIALISMO

John J. Macionis y ken Plumer

A finales del siglo XV, los europeos empezaron a explorar el continente


americano, el África subsahariana y el este asiático. Los historiadores
convencionales hablan de grandes exploradores como Cristóbal Colón, quien
zarpó desde España en 1492 hacia el oeste, en busca del Oriente. Pero lo que
los europeos celebraron como “el descubrimiento del Nuevo Mundo” podría
ser descrito, de forma más correcta, como la conquista sistemática de una
región del mundo por otra (Sale, 1990; Gray, 1991). La colonización de
aquellos territorios aportó una enorme riqueza a los países europeos. En el
siglo XIX, de hecho, la mayor parte del mundo había pasado a estar bajo el
yugo de los gobiernos europeos. España y Portugal colonizaron casi toda
Latinoamérica desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX. A principios
del siglo XX, Gran Bretaña alardeaba de que “el sol nunca se pone en el
Imperio Británico”. El propio Estados Unidos, que originariamente estaba
compuesto de trece pequeñas colonias británicas de la costa este, se extendió
hacia el oeste, y sé hizo además con el control de Alaska, Haití, Puerto Rico y
parte de Cuba así como de Guam, Filipinas y las Islas Hawaianas.
Por su parte, los europeos, en colaboración con los africanos, iniciaron el
comercio de esclavos, una forma brutal de explotación humana que persistió
desde alrededor del año 1500 hasta 1850. Por más que el mundo rechazara la
práctica de la esclavitud, los europeos rápidamente tomaron el control de
África. Durante estas últimas décadas, el colonialismo ha desaparecido en
gran parte del mundo, o, al menos, no se practica de forma patente. No
obstante, de acuerdo con la teoría de la dependencia, la liberación política no
se ha traducido en autonomía económica. Ni mucho menos. Los países
pobres mantienen relaciones económicas con países ricos que reproducen los
patrones de explotación colonial. Este neo-colonialismo está promovido por
una economía mundial capitalista.

Tomado de: Libro “Sociología” de: John J. Macionis y ken Plumer, tercera edición, capitulo 9;
Pobreza y desigualdades globales.
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La economía mundial capitalista de Wallersteln

Immanuel Wallerstein (1974, 1979, 1983,1984) explica los orígenes de la


desigualdad global contemporánea utilizando un modelo de “economía mundial
capitalista” 3. El término economía mundial acuñado por Wallerstein sugiere
que la productividad de todos los países depende del funcionamiento de una
red económica global. Para ubicar las raíces de este sistema global, Wallertein
se remonta a la expansión económica que comenzó hace 500 años, cuando los
países ricos empezaron a fijarse en la riqueza del resto del mundo. La
característica principal de la economía actual es que se centra en los países de
renta alta y se encuadra en un sistema capitalista.
Wallerstein considera que los países ricos constituyen el centro de la economía
mundial. Estos países se enriquecieron gracias al colonialismo, mediante el
traslado de materias primas de todo el mundo hacia Europa occidental. A largo
plazo, esta riqueza contribuyó al nacimiento de la revolución industrial. Puede
que el colonialismo haya desaparecido formalmente, pero las compañías mul-
tinacionales aún operan y obtienen beneficios en todo el mundo, que terminan
disfrutando los habitantes de Norteamérica, Europa occidental y Japón.

Por su parte, los países de renta baja representan la periferia de la economía


mundial. Originariamente fueron arrastrados a este sistema por la explotación
colonial y hoy en día los países pobres continúan sosteniendo a los ricos
proporcionándoles mano de obra barata, fácil acceso a materias primas, y
enormes mercados para los productos industriales. Otra categoría de países
incluye a los que constituyen la semi-periferia de la economía mundial, entre
los que se encuentran algunos países de renta media que tienen lazos más
estrechos con el centro de la economía mundial, como Portugal y Corea del
Sur.

3 Si bien nos centramos en la idea de Wallerstein, en este epígrafe también nos basamos en
los trabajos de Frank (1980,1982),Delacroix and Ragin (1981) y Ber-gesen(1983).

Tomado de: Libro “Sociología” de: John J. Macionis y ken Plumer, tercera edición, capitulo 9;
Pobreza y desigualdades globales.
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Según Wallerstein, la economía mundial beneficia a los países ricos (mediante


la creación de beneficios) y perjudica al resto del mundo (mediante la
perpetuación de la pobreza). En resumidas cuentas, la economía mundial
impone un estado de dependencia de los países pobres, quienes permanecen
bajo el control de los países ricos. Esta dependencia es consecuencia de los
siguientes tres factores que caracterizan a los países pobres:

1. Economías limitadas orientadas a la exportación. A diferencia de las


economías diversificadas, la producción en los países pobres se centra en
unas pocas materias primas que las potencias coloniales obligaban a extraer
a los trabajadores, o productos agrícolas que obligaban a cultivar a los
agricultores para luego exportar. El café y la fruta de Latinoamérica, el petró-
leo de Nigeria, las maderas nobles de Filipinas y el aceite de palma de
Malasia son algunos de los productos fundamentales para las economías de
estos países.

En la actualidad, las compañías multinacionales mantienen este modelo


mediante la adquisición de materias primas a bajo coste en países pobres y su
posterior transporte a países del centro, donde las fábricas las procesan e
incrementan su valor añadido. De esta forma, las compañías desincentivan la
producción de alimentos y bienes necesarios para los habitantes de los países
pobres. Asimismo, estas compañías poseen muchas tierras y han hecho que
los agricultores tradicionales pasen a ser trabajadores agrícolas por cuenta
ajena con unos sueldos realmente bajos. Por tanto, en general, los países ricos
impiden que los países pobres desarrollen industrias por su cuenta.

2. Carencia de capacidad industrial. Sin una base industrial, los países pobres
se enfrentan a un doble problema. No sólo dependen de los países ricos para
que éstos les compren sus materias primas, sino que también dependen de
ellos para comprarles costosos bienes manufacturados.

Tomado de: Libro “Sociología” de: John J. Macionis y ken Plumer, tercera edición, capitulo 9;
Pobreza y desigualdades globales.
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En un ejemplo clásico de esta doble dependencia, los colonialistas británicos


permitían a los habitantes de India cultivar algodón que posteriormente trans-
portaban a Inglaterra para que en las fábricas de tejidos de Birmingham y
Manchester se hiciera ropa, que, a su vez, era llevada de vuelta para su venta
en la India.

Los defensores de la teoría de la dependencia también critican algunos


aspectos de la Revolución Verde, tan alabada por los defensores de la teoría
de la modernización. Para promover la productividad agrícola, los países
pobres terminan comprando fertilizantes, pesticidas y equipos mecánicos
costosos fabricados en los países ricos. De esta forma, los que más se
benefician de la agricultura de «alta tecnología» llevada a cabo en los países
pobres son los países de renta alta.

3. La deuda externa. Estos patrones de comercio tan desiguales han


endeudado cada vez más a los países pobres, cuyos acreedores son los
países ricos. En su conjunto, los países pobres deben a los ricos más de 2
billones de dólares (Ransom, 1999:10), una deuda de unos 400 dólares por
cada hombre, mujer y niño del mundo en vías de desarrollo, donde la renta
media de los más pobres no llega a un dólar diario. La deuda externa es una
carga financiera que pocos países pobres pueden soportar. Y es que una
deuda excesiva que agote todos los recursos puede desestabilizar la economía
y empeorar la situación de los países que ya se tambalean por sus altas tasas
de desempleo y una inflación galopante (Walton y Ragin, 1990).

Además, la crisis de la deuda requiere continuos traslados de riqueza de los


países pobres a los ricos, lo cual hace que los países periféricos se
empobrezcan aún más y su dependencia de los países del centro aumente.
Los países ricos reciben anualmente 50.000 dólares procedentes de los países
pobres (Baird, 1998). Esta deuda onerosa, según los teóricos de la

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dependencia, contribuye al círculo vicioso que hace que los países ricos sean
cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres.

Al no ver salida alguna en este círculo vicioso de la deuda, algunos países de


renta baja simplemente han dejado de realizar sus pagos. Cuba, por ejemplo,
se negó a realizar más pagos para saldar una deuda externa que ya ascendía
a 7.000 millones de dólares hace una década. Como el incumplimiento en el
pago de los préstamos amenaza con parar el crecimiento económico de los
países ricos, Estados Unidos y otros países se han opuesto rotundamente a
estas acciones y han promovido varios programas para refinanciar estas
deudas.

Tomado de: Libro “Sociología” de: John J. Macionis y ken Plumer, tercera edición, capitulo 9;
Pobreza y desigualdades globales.

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