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Intro: Debido a las consultas realizadas con motivo del artículo anterior he preferido publicar
el texto completo sobre revisión judicial. Espero sea de utilidad.
1. Definición
La revisión judicial no es una institución nueva. Hace una tímida aparición en el artículo
23° de la original Ley Nº 26979, aunque en dicho momento sólo resultaba de aplicación
para procesos ya fenecidos y de ahí su poco uso. Su escasa utilidad saltaba a leguas: ya
producido el perjuicio, carecía de sentido solicitar auxilio judicial. El administrado requería
medios de defensa inmediatos que pudieran detener la arbitrariedad y no simples
evaluaciones ex post.
El proceso de revisión judicial tiene por objeto, como su nombre lo indica, revisar la
legalidad y cumplimiento de las normas previstas para el inicio y trámite de un
procedimiento de ejecución coactiva. Se asemeja en gran medida a la queja que se
interpone ante el Tribunal Fiscal ya que no se permite un cuestionamiento de fondo sino de
forma. Se trata de un proceso contencioso administrativo de carácter especial puesto que
aquí no se va a discutir la validez de una decisión administrativa sino simplemente el
cumplimiento por parte del ejecutor de las normas que regulan el procedimiento de
ejecución coactiva.
2. Requisitos
El numeral 1 del artículo 23° de la LPEC establece que debe producirse cualquiera de
estos dos supuestos para interponerse válidamente una demanda de revisión judicial:
Por lo que, a nuestro juicio, no basta que un procedimiento de ejecución coactiva se haya
iniciado para poder interponer demanda de revisión judicial. Es indispensable que,
previamente, se haya ordenado un embargo en cualquiera de las formas previstas en el
artículo 33° de la misma ley (retención, depósito, secuestro, inscripción, etc.). Sin
embargo, a efectos de disponerse la suspensión del procedimiento de ejecución coactiva
el Tribunal Fiscal considera que no es relevante si la demanda cumple o no con el requisito
del embargo previo ya que el ejecutor se encontrará siempre obligado a suspender el
procedimiento con la sola presentación de la demanda, debido a que no es competente
para evaluar la procedencia de una demanda de revisión judicialb) Después de concluido
el procedimiento de ejecución coactiva, dentro de un plazo de quince (15) días hábiles de
notificada la resolución que pone fin al procedimiento. En este supuesto será posible la
revisión de procedimientos de ejecución que versen no sólo sobre obligaciones de dar
(donde se pueden trabar embargos) sino también respecto de obligaciones de hacer o no
hacer, pero condicionado a la conclusión del procedimiento.
La demanda de revisión judicial se presenta ante la Corte Superior de Justicia del Poder
Judicial, siendo competente la Sala Contencioso Administrativa del lugar en donde se llevó
a cabo el procedimiento de ejecución coactiva materia de revisión o la competente en
razón del domicilio del obligado. Donde no exista Sala Contencioso Administrativo será
competente la Sala Civil correspondiente y en defecto de ésta, la que haga sus veces
(numeral 23.8 de la LPEC).
Tampoco corresponde exigirse una actuación inmediata debido a que, al fin de cuentas,
nos encontramos frente a una solicitud de suspensión y, por lo tanto, el ejecutor coactivo
cuenta con quince (15) u ocho (8) días hábiles –según corresponda- para emitir
pronunciamiento. Lo que no significa que en ese lapso pueda continuarse el procedimiento
y ejecutarse los embargos. Es un plazo que se otorga al ejecutor para evaluar y resolver
una solicitud, no para actuar maliciosamente.
Y nuevamente debe decirse: la poco afortunada redacción de la Ley N° 28165 y, en
especial, de su artículo 23° introdujo confusión respecto de los efectos que conllevaba la
suspensión del procedimiento. En específico, si correspondía o no, levantar los embargos
trabados. Esto, porque, por ejemplo, el numeral 7 del artículo 23° de la LPEC dispone que,
si la Corte Superior emite sentencia favorable sobre la legalidad del procedimiento,
dispondrá también “la procedencia de la entrega de los bienes, valores, fondos en cuentas
corrientes, depósitos, custodia y otros intervenidos, recaudados y/o retenidos. Pudiendo el
ejecutor “exigir la entrega de los mismos”.
Sin embargo, el numeral 23.3 de la misma Ley ordena, a la par de la suspensión del
procedimiento, la aplicación del numeral 16.5 de la LPEC, el mismo que establece que
“suspendido el procedimiento, se procederá al levantamiento de las medidas cautelares
que se hubieran trabado”. Es decir, mientras un artículo de la LPEC considera que la
medida cautelar –léase embargo- se mantiene hasta finalizar el proceso, otro artículo del
mismo texto legal considera que se debe levantar la medida. La contradicción resulta
evidente.
El numeral 23.4 de la LPEC señala que si la Corte Superior no emite sentencia al término
de los sesenta (60) días hábiles de presentada la demanda se deberá dejar sin efecto la
orden de suspensión del procedimiento de ejecución coactiva. Sin embargo, podrá
mantenerse la suspensión hasta finalizar el proceso si el particular otorga garantía por el
importe de la obligación o consigna su monto.
Esta disposición sólo resultará de aplicación práctica en el caso de deudores con un
patrimonio de difícil disposición. La mayoría de las veces, obtenida la suspensión del
procedimiento y levantadas las medidas cautelares, el obligado optará simplemente por
disponer de sus bienes y ponerlos a buen recaudo.
Esta posición es compartida por el Tribunal Fiscal, que se inclina por cualquier otro medio
de información que pueda brindar certeza que el demandante no otorgó ninguna
garantía Queda al debate determinar si el reinicio del procedimiento de ejecución coactiva
significará no sólo la afectación mediante embargo de los bienes del deudor sino también
la ejecución forzosa del patrimonio del deudor. Al respecto, el Tribunal Fiscal se inclina por
considerar la primera posibilidad excluyendo la segunda, es decir, se podrán embargar los
bienes del deudor, pero no se podrán ejecutar forzadamente 9. La extensión perversa
de la revisión judicial
De la simple lectura del inciso a) del numeral 23.1 de la LPEC se desprende que la
demanda de revisión judicial procede únicamente cuando se han trabado embargos sobre
los bienes del ejecutado. Esto significa que tal inciso resulta de aplicación sólo para
procedimientos de ejecución de obligaciones de dar suma de dinero (tributarias y no
tributarias), debido a que únicamente respecto de tales obligaciones se pueden dictar y
trabar embargos.
Empero, con todo lo clara y generosa para con el particular que resulta la ley, nuestros
magistrados la han considerado insuficiente en sus bondades. Así, han interpretado que
este inciso también resulta de aplicación cuando se trata de procedimientos de ejecución
de obligaciones de hacer o no hacer, tales como clausuras, demoliciones, retiros,
paralizaciones de obra, etc. Así lo han señalado en incontables resoluciones, en las que, a
la par de admitir tales demandas, ordenan expresamente la suspensión de los
procedimientos de ejecución coactiva. En otros casos, han admitido demandas de revisión
judicial contra actos administrativos que ordenan obligaciones de hacer que ni siquiera han
sido objeto de ejecución forzada.
Más grave resulta que estas decisiones se adopten a pesar de que existe un Pleno
Jurisdiccional Nacional Contencioso Administrativo de diciembre de 2007 que acuerda no
admitir a trámite este tipo de demandas10. La constitucionalidad de la Ley Nº 28165 a la
luz de los pronunciamientos del Tribunal Constitucional
Es cierto y no puede negarse que la ley en comento surge ante una situación intolerable: el
abuso de las municipalidades. El actuar arbitrario de la Administración debe ser siempre
motivo de condena y de ninguna manera puede ser soslayada ya que no se puede admitir
la existencia de instituciones en donde no prima la voluntad de la Ley sino de la autoridad
de turno.
Frente a tal estado de cosas, pudo atemperarse la solución final si la ley hubiese dispuesto
que la demanda de revisión judicial suspendía el procedimiento hasta la emisión de la
sentencia final, pero no levantaba los embargos trabados. De esta forma, ambos intereses
–el público y el privado- se hubieran visto satisfechos. No lo quiso así la ley, y ya sabemos
que contra lo que se pueda decir, la Ley no es neutra. Responde a intereses de clase o de
grupo que se hacen pasar como expresiones de la voluntad general.
la Corte Superior de Justicia de Lima. Sentencia publicada en el boletín del diario oficial El
Peruano con fecha 01/05/2007: “respecto de la obligación especial que tiene la institución
demandada, de aplicar lo establecido por el inciso a) del artículo 23.1 de la Ley Nº 26979,
Ley de Procedimiento de Ejecución Coactiva, norma jurídica de carácter imperativo que
establece que la Administración Tributaria debe suspender el procedimiento de Ejecución
Coactiva en caso el administrado interponga demanda de revisión judicial, debiendo
proceder la Administracióncon levantar todas las medidas cautelares dictadas al interior
del referido procedimiento”.
la Ley Nº 26979, sólo con resolución favorable de la Corte Superior de Justicia sobre la
legalidad del procedimiento y sobre la procedencia de la entrega de los bienes, valores,
fondos en cuentas corrientes, depósitos, custodia y otros intervenidos, recaudados y/o
retenidos, el Ejecutor coactivo o la propia entidad, si fuera el caso, podrá exigir la entrega
de los mismos, por lo que no resulta arreglado a ley que la Administración en el presente
caso haya iniciado la ejecución forzosa del proceso (al haber designado a los peritos
tasadores) ni efectúe el remate del embargo trabado al no existir pronunciamiento de la
Corte Superior de Justicia sobre la legalidad del procedimiento, por lo que corresponde
declarar fundada la queja en este extremo, debiendo la Administración abstenerse de
efectuar la ejecución de los embargos hasta la emisión de la Resolución por la Corte
Superior respectiva.”
AUTOS Y VISTOS; con el recibo de tasa judicial y los anexos acompañados a la demanda;
al principal y al otrosí; Por presentada: y ATENDIENDO: Primero: Que, de la demanda, se
aprecia que la demandante pretende la revisión judicial respecto del procedimiento de
ejecución coactiva iniciado por el Ejecutor Coactivo de la Sub Gerencia de la Municipalidad
Distrital de San Isidro; Segundo: Que, para la admisibilidad de la Revisión Judicial de
Procedimiento de Ejecución Coactiva, es condición que el afectado se encuentre dentro de
los dos supuestos establecidos por el punto 23.1 del artículo vigésimo tercero de la Ley
Número veintiocho mil ciento sesenta y cinco, que establece que procede la revisión: a)
cuando iniciado un procedimiento de ejecución coactiva, se hubiere ordenado mediante
embargo, retención de bienes, valores y fondos en cuentas corrientes, deposito, custodia u
otros; ó b) Después de concluido el procedimiento de ejecución coactiva dentro de un
plazo de quince días hábiles de notificada la resolución que pone fin al procedimiento
Tercero.- Que, de los anexos acompañados, se aprecia que a fojas cinco obra la
Resolución uno de fecha diecisiete de mayo del año en curso, en la que se ordena la
Paralización Inmediata de la totalidad de las obras en contra de la recurrente; cumpliendo
con los requisitos especiales que prevé el numeral veintitrés de la referida Ley veintiséis
mil novecientos setenta y nueve, modificada por la Leyveintiocho mil ciento sesenticinco,
reuniendo las condiciones para la admisibilidad de la presente demanda (…)”. Como
puede apreciarse, el silogismo jurídico -por inexistente- es sorprendente.