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Época: Novena Época

Registro: 187790
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XV, Febrero de 2002
Materia(s): Penal
Tesis: XXI.3o.7 P
Página: 818

FRAUDE, INEXISTENCIA DEL, SI NO SE PRUEBA EL ELEMENTO ENGAÑO


EN LA ÉPOCA EN QUE SE CELEBRÓ EL CONTRATO (LEGISLACIÓN DEL
ESTADO DE GUERRERO). De la exégesis del artículo 171 del Código Penal del
Estado de Guerrero, se obtiene que el primer elemento constitutivo del tipo penal
de fraude es la existencia del elemento engaño o el aprovechamiento del
error en que se encuentre el sujeto pasivo del delito. Tratándose del
incumplimiento de un contrato, para que encuadre en el ámbito penal, es
indispensable que se compruebe que se actualizó el elemento engaño con que se
dice se condujeron los sujetos activos del ilícito, partiendo de la base de que el
engaño consiste en provocar mediante argucias, artimañas,
maquinaciones o cualquier otro medio, un falso conocimiento en el
sujeto pasivo que provoque en este último la determinación de realizar
un acto de disposición patrimonial en beneficio de los sujetos activos, y
también se hace necesario comprobar que desde que se celebró el contrato los
sujetos señalados como activos habían decidido no cumplirlo, esto es, debe
demostrarse que la operación aparentemente civil fue engendrada por el
dolo penal de una de las partes contratantes, lo que sólo puede
consolidarse por medio de aquellas pruebas que conduzcan al juzgador
al convencimiento de que los sujetos activos, en su carácter de
contratantes, pactaron con el supuesto ofendido mediante
maquinaciones con el conocimiento de que incumplirían lo contratado.
De no acreditarse el elemento engaño, es inexistente el tipo penal de fraude, y
debe concluirse que se trata de un contrato de naturaleza netamente civil, cuyo
incumplimiento sólo trae aparejadas acciones de la misma naturaleza.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO.

Amparo en revisión 416/2001. 4 de octubre de 2001. Unanimidad de votos.


Ponente: Isidro Avelar Gutiérrez. Secretaria: Gloria Avecia Solano.

Véase: Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, Tomo II,


Materia Penal, página 439, tesis 556, de rubro: "FRAUDE, INEXISTENCIA DEL,
TRATÁNDOSE DE UN CONTRATO PRIVADO. NO SE PUEDE ATRIBUIR AL
INCUMPLIMIENTO CARÁCTER PENAL, SI NO SE PRUEBA LA EXISTENCIA DEL
ENGAÑO EN LA ÉPOCA EN QUE SE CELEBRÓ EL CONTRATO.".

Época: Novena Época


Registro: 195576
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo VIII, Septiembre de 1998
Materia(s): Penal
Tesis: VI.2o. J/146
Página: 1075

FRAUDE O DOLO CIVIL Y FRAUDE O DOLO PENAL. DISTINCIÓN ENTRE.


Hay que distinguir el fraude o el dolo civiles, que otorgan simplemente a la
persona lesionada una acción de reparación del perjuicio del fraude penal o dolo
penal, que hace incurrir, además, al que lo emplea, en una pena pública. Aun
cuando se ha sostenido que la ley penal hace delito de todo atentado a la
propiedad cometido por sustracción, engaño o deslealtad, y abandona al derecho
civil la materia de las convenciones cabe observar que el legislador también ha
considerado el interés de proteger a la sociedad de quienes atacan el
patrimonio de las personas, aprovechando la buena fe de éstas, su
ignorancia o el error en que se encuentran, y otorga la tutela penal
estableciendo tipos de delito que protejan a la sociedad y repriman esas
agresiones, aunque se utilicen sistemas contractuales como medios para
enriquecerse ilegítimamente u obtener un lucro indebido. Por ello se ha
expresado que si bien es verdad que la voluntad de las partes es soberana para
regir las situaciones que han creado por virtud del contrato, la responsabilidad que
de él deriva está limitada con relación a las exigencias del orden público, tal como
la tutela penal a cargo del Estado. Así, cabe distinguir: la represión penal se funda
en el carácter perjudicial del acto desde el punto de vista social. Su objeto es que
se imponga una pena. La responsabilidad civil se funda en el daño causado a los
particulares, y su objeto es la reparación de este daño en provecho de la persona
lesionada, pudiendo un hecho engendrar tanto responsabilidad civil como penal.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo en revisión 295/94. Raymundo Varela Porquillo. 7 de septiembre de 1994.


Unanimidad de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario:
Gonzalo Carrera Molina.
Amparo directo 570/93. José Juan García de Gaona. 29 de septiembre de 1994.
Unanimidad de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario:
Gonzalo Carrera Molina.
Amparo en revisión 446/96. Rogelia Sanluis Carcaño. 19 de septiembre de 1996.
Unanimidad de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario:
Gonzalo Carrera Molina.
Amparo en revisión 13/97. Ricardo Serrano Lizaola. 6 de febrero de 1997.
Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: José Mario
Machorro Castillo.
Amparo directo 339/98. Ricardo Sergio de la Llave del Ángel. 20 de agosto de
1998. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Loranca Muñoz. Secretario: Gonzalo
Carrera Molina.

Véase: Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen CV, Segunda


Parte, página 70, tesis de rubro: "FRAUDE O DOLO CIVIL Y FRAUDE O DOLO
PENAL, DISTINCIÓN ENTRE.".

Época: Novena Época


Registro: 202972
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo III, Marzo de 1996
Materia(s): Penal
Tesis: XX.58 P
Página: 947

FRAUDE GENERICO E INCUMPLIMIENTO DE CONTRATO. ELEMENTOS


QUE DIFERENCIAN EL. (LEGISLACION DEL ESTADO DE CHIAPAS). La
circunstancia de que los quejosos hayan ocultado que el inmueble objeto del
contrato de compraventa estuviera gravado por una institución bancaria, y luego le
indicaran al ofendido que le firmarían las escrituras cuando lo solicitara y que
estaría libre de gravamen, no debe entenderse que al no cumplir el quejoso con
ese contrato ha incurrido en una infracción de carácter penal, ya que para que
esta conducta encuadre en una de ese tipo, se hace necesario acreditar
que desde que celebró el contrato había decidido no cumplirlo, esto es,
tiene que demostrarse que la operación aparentemente civil fue
engendrada por el dolo penal de una de las partes de manera que la
prueba de ese dolo original sólo puede consolidarse por medio de
aquellos elementos que, debidamente analizados en relación con el
contrato en comento, normen al juzgador la convicción plena de que el
contratante pactó a sabiendas de que no llegaría a cumplir. Por tanto, si
los datos de prueba sometidos a la consideración del Juez no poseen esa fuerza
retroactiva necesaria para establecer la existencia de un engaño en la época en
que se celebró el contrato, no puede el juzgador atribuir al simple incumplimiento,
carácter penal.
TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.

Amparo en revisión 588/95. Gelio López Jiménez y otra. 8 de febrero de 1996.


Unanimidad de votos. Ponente: Horacio Felipe López Camacho. Secretario: Ramiro
Joel Ramírez Sánchez.

Época: Novena Época


Registro: 203232
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo III, Febrero de 1996
Materia(s): Penal
Tesis: VI.2o.46 P
Página: 432

INCUMPLIMIENTO DE CONTRATOS, NO SIEMPRE CONSTITUYE UNA


MERA CONDUCTA CIVIL. Si el quejoso alega que se trata en el caso de una
cuestión civil derivada del incumplimiento de contratos y fue engendrada por el
dolo penal, es preciso probar que dicha persona desde el momento en que
se celebró el contrato tuvo el ánimo doloso de no cumplir con su
obligación, y la manera de demostrarlo es por medio de aquellos
elementos que concatenados entre sí al contrato de mérito, puedan
influir en el ánimo del juzgador para obtener la convicción plena de que
alguna de las partes pactó dicho contrato, a sabiendas que no lo llegaría
a cumplir, por lo que no puede estimarse que todo incumplimiento de contrato
constituye una mera conducta civil, pues de considerarlo así, se convertiría dicha
conducta en un instrumento para todos aquellos que con pretexto de llevar a cabo
convenios de carácter civil en forma ilícita y en perjuicio de otras personas para
obtener un lucro indebido al amparo del derecho privado, escaparían -con el
consecuente perjuicio para la sociedad- a la represión del derecho penal encargado
de defenderla.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo en revisión 596/95. Larry Haggard y Patty Haggard. 5 de enero de 1996.


Unanimidad de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario:
Gonzalo Carrera Molina.

Época: Novena Época


Registro: 175607
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXIII, Marzo de 2006
Materia(s): Penal
Tesis: 1a. CVIII/2005
Página: 204

DOLO, CARGA DE LA PRUEBA DE SU ACREDITAMIENTO. Del artículo 8o. del


Código Penal Federal, se desprende que los delitos pueden ser dolosos o culposos.
El dolo no es más que la conciencia y voluntad de realizar el tipo objetivo
de un delito, por ello constituye un elemento del mismo, en los delitos de
carácter doloso. De ello que, con base en los principios de debido proceso legal
y acusatorio -recogidos en el sistema punitivo vigente-, íntimamente relacionados
con el principio de presunción de inocencia -implícitamente reconocido por la Carta
Magna-, se le imponga al Ministerio Público de la Federación la carga de la prueba
de todos los elementos del delito, entre ellos, el dolo. En efecto, el principio del
debido proceso legal implica que un inculpado debe gozar de su derecho a la
libertad, no pudiendo privársele del mismo, sino cuando existan suficientes
elementos incriminatorios y se siga un proceso penal en su contra, en el que se
respeten las formalidades esenciales del procedimiento y se le otorgue una
defensa adecuada, que culmine con una sentencia definitiva que lo declare
plenamente responsable en la comisión de un delito. Por su parte, el principio
acusatorio establece que corresponde al Ministerio Público la función persecutoria
de los delitos y la obligación (carga) de buscar y presentar las pruebas que
acrediten la existencia de éstos. Dichos principios resguardan, de forma implícita,
el principio universal de presunción de inocencia consistente en el derecho de toda
persona, acusada de la comisión de un delito, a ser considerada como inocente en
tanto no existan pruebas suficientes que destruyan dicha presunción, esto es, que
demuestren la existencia de todos los elementos del tipo así como de su plena
responsabilidad en la comisión del delito y que justifiquen una sentencia
condenatoria en su contra. Así pues, los citados principios dan lugar a que el
indiciado no esté obligado a probar la licitud de su conducta cuando se le imputa la
comisión de un delito, en tanto que no tiene la carga de probar su inocencia sino
que es al Ministerio Público a quien incumbe probar los elementos constitutivos del
delito -entre ellos el dolo- y la plena responsabilidad penal del sentenciado.

Contradicción de tesis 68/2005-PS. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal


Colegiado del Quinto Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito. 3
de agosto de 2005. Cinco votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario:
Miguel Enrique Sánchez Frías.

Nota: Esta tesis no constituye jurisprudencia pues no contiene el tema de fondo


que se resolvió.

Época: Novena Época


Registro: 175606
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXIII, Marzo de 2006
Materia(s): Penal
Tesis: 1a. CVII/2005
Página: 205

DOLO DIRECTO. SU ACREDITACIÓN MEDIANTE LA PRUEBA


CIRCUNSTANCIAL. El dolo directo se presenta cuando el sujeto activo, mediante
su conducta, quiere provocar directamente o prevé como seguro, el resultado
típico de un delito. Así, la comprobación del dolo requiere necesariamente la
acreditación de que el sujeto activo tiene conocimiento de los elementos
objetivos y normativos del tipo penal y quiere la realización del hecho
descrito por la ley. Por ello, al ser el dolo un elemento subjetivo que atañe
a la psique del individuo, la prueba idónea para acreditarlo es la
confesión del agente del delito. Empero, ante su ausencia, puede
comprobarse con la prueba circunstancial o de indicios, la cual consiste
en que de un hecho conocido, se induce otro desconocido, mediante un
argumento probatorio obtenido de aquél, en virtud de una operación
lógica crítica basada en normas generales de la experiencia o en
principios científicos o técnicos. En efecto, para la valoración de las pruebas,
el juzgador goza de libertad para emplear todos los medios de investigación no
reprobados por la ley, a fin de demostrar los elementos del delito -entre ellos el
dolo-, por lo que puede apreciar en conciencia el valor de los indicios hasta poder
considerarlos como prueba plena. Esto es, los indicios -elementos esenciales
constituidos por hechos y circunstancias ciertas- se utilizan como la base del
razonamiento lógico del juzgador para considerar como ciertos, hechos diversos de
los primeros, pero relacionados con ellos desde la óptica causal o lógica. Ahora
bien, un requisito primordial de dicha prueba es la certeza de la circunstancia
indiciaria, que se traduce en que una vez demostrada ésta, es necesario referirla,
según las normas de la lógica, a una premisa mayor en la que se contenga en
abstracto la conclusión de la que se busca certeza. Consecuentemente, al ser el
dolo un elemento que no puede demostrarse de manera directa- excepto
que se cuente con una confesión del sujeto activo del delito- para
acreditarlo, es necesario hacer uso de la prueba circunstancial que se
apoya en el valor incriminatorio de los indicios y cuyo punto de partida
son hechos y circunstancias ya probados.

Contradicción de tesis 68/2005-PS. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal


Colegiado del Quinto Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito. 3
de agosto de 2005. Cinco votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario:
Miguel Enrique Sánchez Frías.
Nota: Esta tesis no constituye jurisprudencia pues no contiene el tema de fondo
que se resolvió.

Época: Novena Época


Registro: 175605
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXIII, Marzo de 2006
Materia(s): Penal
Tesis: 1a. CVI/2005
Página: 206

DOLO DIRECTO. SUS ELEMENTOS. El dolo directo se presenta cuando la


intención del sujeto activo es perseguir directamente el resultado típico y abarca
todas las consecuencias que, aunque no las busque, el sujeto prevé que se
producirán con seguridad. El dolo directo se compone de dos elementos: el
intelectual y el volitivo. El primero parte de que el conocimiento es el
presupuesto de la voluntad, toda vez que no puede quererse lo que no se
conoce, por lo que para establecer que el sujeto activo quería o aceptaba
la realización de un hecho previsto como delito, es necesaria la
constancia de la existencia de un conocimiento previo; esto es, el sujeto
activo debe saber qué es lo que hace y conocer los elementos que
caracterizan su acción como típica, de manera que ese conocimiento gira
en torno a los elementos objetivos y normativos del tipo, no así respecto
de los subjetivos. Por otro lado, el elemento volitivo supone que la
existencia del dolo requiere no sólo el conocimiento de los elementos
objetivos y normativos del tipo, sino también querer realizarlos. Es por
ello que la dirección del sujeto activo hacia la consecución de un resultado típico,
sirve para determinar la existencia del dolo. Así pues, se integran en el dolo directo
el conocimiento de la situación y la voluntad de realizarla.

Contradicción de tesis 68/2005-PS. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal


Colegiado del Quinto Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Octavo Circuito. 3
de agosto de 2005. Cinco votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario:
Miguel Enrique Sánchez Frías.

Nota: Esta tesis no constituye jurisprudencia ya que no resuelve el tema de la


contradicción planteada.

Época: Novena Época


Registro: 183551
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XVIII, Agosto de 2003
Materia(s): Penal
Tesis: I.10o.P. J/1
Página: 1545

DOLO GENÉRICO. SU ANÁLISIS DEBE HACERSE AL EXAMINARSE LA


CULPABILIDAD (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL). No es legalmente
aceptable que la Sala responsable analice el dolo genérico tanto en el injusto como
en la responsabilidad penal, pues con independencia de que este tribunal de
amparo considera respetable su posición ideológica welzeniana, o su simpatía con
la llamada doble posición del dolo (doppelstellung), sea en el tipo o en la
culpabilidad, sostenida por Jescheck, el legislador mexicano, desde el tres de mayo
de mil novecientos noventa y nueve, consideró que el dolo debe estudiarse en
la culpabilidad y así lo estableció en las reformas al artículo 122 del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal; por lo que debe estarse a lo que
disponga la ley y no a lo que digan respetables doctrinarios.

DÉCIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 3840/2002. 31 de enero de 2003. Unanimidad de votos. Ponente:


Jorge Ojeda Velázquez. Secretario: Jerónimo Nicolás Arellanes Ortiz.

Amparo directo 3940/2002. 31 de enero de 2003. Unanimidad de votos. Ponente:


Jorge Ojeda Velázquez. Secretario: Jerónimo Nicolás Arellanes Ortiz.

Amparo directo 4000/2002. 31 de enero de 2003. Unanimidad de votos. Ponente:


Jorge Ojeda Velázquez. Secretario: Jerónimo Nicolás Arellanes Ortiz.

Amparo directo 440/2003. 31 de marzo de 2003. Mayoría de votos; unanimidad en


relación con el tema contenido de esta tesis. Ponente: Carlos Enrique Rueda
Dávila. Secretario: Víctor Manuel Cruz Cruz.

Amparo directo 860/2003. 19 de mayo de 2003. Unanimidad de votos. Ponente:


Jorge Ojeda Velázquez. Secretaria: Martha García Gutiérrez.

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