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El encaje bancario es ese porcentaje de recursos que deben mantener congelados los
intermediarios financieros que reciben captaciones del público. Ellos pueden mantener
estas reservas ya sea en efectivo en sus cajas, o en sus cuentas en el Banco de la
República. El porcentaje de encaje no es el mismo para todos los tipos de depósito
(cuentas de ahorros, cuentas corrientes, CDT, etc.). Ese porcentaje varía,
dependiendo de la mayor o menor liquidez que tenga el depósito. Por ejemplo, las
cuentas corrientes tienen un encaje más alto que los demás tipos de depósitos, pues
los usuarios de estas cuentas pueden retirar su dinero en cualquier momento y sin
restricciones, lo que no ocurre con el dinero que se encuentra invertido en CDT o en
las cuentas de ahorros.
Pues bien, las entidades financieras también tienen esta facultad de no revelar la
información privada de sus clientes. Esto es lo que se conoce como secreto bancario.
El verdadero secreto bancario va mucho más allá del secreto profesional. Pero, ¿qué
es realmente el secreto bancario y qué implicaciones tiene para las entidades
financieras y para la economía en general?
Es importante recordar que muchos países tienen leyes acerca del secreto bancario,
aunque su aplicación solo es efectiva en algunos. En España está regulado por la ley
del 22 de noviembre de 2002, en su disposición adicional decimoséptima. Esto es lo que
dice la ley en España acerca del secreto bancario:
El verdadero secreto bancario está no solo protegido por ley, sino a veces por la constitución,
como es el caso del legendario secreto bancario suizo y prevé severas multas o incluso
penas de cárcel para cualquier empleado del banco que revele datos sobre cuentas o
transacciones. Ni siquiera las Administraciones Publicas o Autoridades Tributarias
tienen acceso directo a dicha información, la cual permanece únicamente en poder de
los propios bancos y sus correspondientes organismos reguladores financieros o bancos
centrales y sólo puede ser revelada mediante orden judicial.
Me gustaría dejar clara la diferencia entre riguroso secreto bancario y secreto bancario.
El primero es el que se aplica en los paraísos fiscales, y es el verdadero y puro secreto,
donde no se revela ni la marca del bolígrafo con la que se firmó el contrato. Mientras que el
segundo es el que está vigente, por ejemplo en países como España, donde por supuesto
no se revela ningún tipo de información a terceros, pero sí hay que decir la marca del
bolígrafo con el que se firmó el contrato. Porque claro, esa marca igual dice mucho de la
persona que llegó a firmar el contrato. Uno es riguroso e impenetrable, el otro es solo secreto
a medias tintas. Aquí aparece la controversia entre las consecuencias de su uso. Es bueno
para proteger negocios legales y actividades legales, pero malo cuando encubre
actividades fraudulentas.
Mientras que unos pocos criminales utilizaron y continúan utilizando el secreto bancario
para protegerse, la mayoría de las personas cuentan con razones perfectamente
legales y justificables para mantener la privacidad de sus negocios financieros. La
persona que le tocó el Euro millón es perfectamente lógico que tiene que estar defendida
por la ley con este secreto para que nadie sepa su identidad ni se sepa nada acerca de sus
cuentas, así como las personas que llevan a cabo sus negocios de manera limpia y legal.
Pero claro, la existencia de esta obligación legal de guardar secreto es usada por los que
realizan negocios de manera sucia e ilegal para protegerse y así esconder todo lo que
realizan. Aquí es donde entra la pregunta del título, ¿es el secreto bancario el principal
instrumento que fomenta la evasión fiscal, o siendo más claros y directos, la corrupción?
Así primero, ante la creciente presión internacional, muchos paraísos fiscales comenzaron
a ofrecer una mayor colaboración para permitir el levantamiento del secreto bancario en
determinados supuestos de narcotráfico, financiación del terrorismo o casos graves de
fraude.
Lo primero que se empezó a tramitar fueron órdenes internacionales relacionadas con este
tipo de delitos, siempre y cuando previamente un tribunal local aprobara la petición. La
orden solo podía prosperar si el hecho que motivaba la solicitud de levantamiento,
era delito en las leyes locales del paraíso fiscal. Así ante casos de narcotráfico o de
malversación de caudales públicos podía esperarse la colaboración de las autoridades. No
obstante, no se tramitaban con carácter general peticiones relacionadas con la evasión de
impuestos, ya que ésta no es considerada un delito en la mayoría de los paraísos
fiscales.
Actualmente se están tomando muchas iniciativas para tratar de forzar a los paraísos
fiscales a relajar su secreto bancario, como es en el caso de Suiza, y que permitan su
levantamiento también en el caso de delitos de evasión fiscal. Aunque éste será un tema
que trataremos en próximos artículos, donde hablaremos de qué medidas se están llevando
a cabo desde los organismos para acabar con la evasión fiscal.
Así para que un paraíso fiscal pueda levantar el secreto bancario por razones de fraude
fiscal y revelar datos a las autoridades de otro país, se tienen que cumplir dos requisitos:
La legislación del país donde esté ubicada la cuenta bancaria contemple esta
posibilidad para delitos de evasión fiscal cometidos en otro país.
Que exista firmado un convenio que incluya la posibilidad de un intercambio de
información fiscal.
Las autoridades fiscales de un país deben hacer una importante investigación para poder
establecer una relación directa entre una cuenta en un paraíso fiscal y su propietario,
condición indispensable para poder hacer uso de un convenio de intercambio de información
fiscal. Si el evasor fiscal actuó con prudencia sin realizar transacciones directas entre sus
cuentas domésticas y las del paraíso fiscal, relacionar ambas puede ser una empresa
muy complicada, por no decir imposible. Es decir, un convenio de intercambio de
información sirve para obtener la prueba definitiva de un fraude fiscal del que ya se
poseen indicios, pero no para obtener pistas sobre posibles maniobras de evasión de las
que no se tenga conocimiento previo.
Acabar con el secreto bancario es una misión que persiguen la mayoría de los países, pero
es un proceso largo, difícil y se antoja que imposible. El fraude fiscal se seguirá produciendo
aunque ya no a la luz del día y con el descaro con el que se venía produciendo.
No puedo acabar mi artículo sin hacer mención a la “Lista Falciani” para introducir un poco
el caso de Suiza para próximos artículos. Falciani era un informático del banco HSBC
Private Bank y aprovechó esta situación para extraer gran cantidad de datos de clientes del
sistema informático del banco, unas 130.000 personas y entregó la lista a las autoridades
francesas, antes de ser arrestado. Esa lista sirvió para identificar a muchos evasores
fiscales, entre ellos muchos españoles, como Bárcenas y la familia Botín. ¿Dónde
acabará esa lista? ¿Qué esconde Suiza al mundo? ¿Relajará Suiza su secreto bancario?
En próximos artículos trataremos el caso de Suiza y cómo abrir cuentas bancarias en
paraísos fiscales.