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Derechos humanos
Los derechos humanos son derechos inalienables y pertenecientes a todos los seres humanos;
necesarios para asegurar la libertad y el mantenimiento de una calidad de vida digna, y están
garantizados a todas las personas en todo momento y lugar.
Los derechos humanos son aquellas «condiciones instrumentales que le permiten a la persona su
realización». En consecuencia subsume aquellas libertades, facultades, instituciones o
reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple
hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, «sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición».
Denominaciones
DERECHOS INDIVIDUALES
Son individuales por ser del individuo, de uno, de cada quien, no se una colectividad.
DERECHOS SUBJETIVOS
Es una expresión que viene contrapuesta a la de “Derecho objetivo”, lo subjetivo es lo propio de
un sujeto, en este caso del hombre, lo que radica en él, lo que es suyo.
DERECHOS FUNDAMENTALES
Los derechos fundamentales sirven para resaltar que son muy importantes, por su estrecha
vinculación con la dignidad de la persona; hay doctrina contemporánea que usa el adjetivo
“fundamentales” para referirse a los derechos que si bien son los que el hombre “debe” tener y
gozar, sólo aparecen como fundamentales una vez que el derecho positivo los reconoce y acoge
en su misma positividad, cuando el derecho constitucional de cada Estado los acoge
favorablemente, decimos que hay derechos fundamentales.
DERECHOS NATURALES
Los derechos naturales parecen, en primer lugar, obedecer a una profesión de fe en el derecho
natural, en un orden natural como fundamento de los derechos del hombre y le son a razón de
exigencias propias de la naturaleza humana.
DERCHOS INNATOS
Esta denominación filtra resabios de la filosofía iusnaturalista en cualquiera de sus versiones y
posturas, porque “innatos” quiere decir adheridos o inherentes al hombre.
DERECHOS CONSTITUCIONALES
Son los derechos que están incorporados a la Constitución, y que en ese conjunto normativo
tienen constancia, son los derechos constitucionalizados.
DERECHOS POSITIVIZADOS
Puede aludir a dos distintas, derechos positivizados serán los que en el orden normativo estén
“puestos” (declarados), o serán los que a través de ellas tengan efectividad.
DERECHOS HUMANOS
La ha acogido el Derecho Internacional Público, que se llama Derecho Internacional de los
Derechos Humanos; así mismo el derecho interno, cuando habla del derecho de los derechos
humanos, en común con la filosofía y con la ciencia de los derechos humanos. Son derechos
humanos por ser de la especie humana, no estamos hablando de cosas o animales, sino de seres
humanos.
Fundamentaciones filosóficas
Desde el punto de vista filosófico se puede afirmar que los derechos humanos antes que normas
son principios y valores a partir de los cuáles se organiza la sociedad. Estas normas y valores
introducen pautas de actuación en los Estados en los que se pone como centro de su atención a la
persona humana.
En ese sentido los derechos humanos no son patrimonio de una determinada corriente filosófica
(liberalismo, socialismo, humanismo, etc.) sino que son el resultado de un proceso de evolución de
la humanidad en la búsqueda de una ética universal.
Concepción naturalista
los derechos humanos son derechos naturales, derechos que el ser humano tiene por su propia
naturaleza y dignidad. Estos derechos son universales e invariables, derechos propios de todos los
seres humanos, independientemente de circunstancias de tiempo y lugar. No dependen de las
leyes o las costumbres de cada pueblo. No son derechos que las leyes «otorguen» a los hombres y
mujeres, sino que se deben «reconocer» en ellos. El que no estén recogidos legalmente, no
significa que no sean derechos que deberían respetarse. Son, o deberían ser, el fundamento del
orden jurídico. Una de las principales dificultades con las que tropieza esta forma de entender los
derechos humanos consiste en la determinación de su contenido: ¿cómo podemos saber cuáles
son esos derechos, si no son los que están recogidos en las leyes o las costumbres? Lo que
llamamos derechos humanos naturales y universales ¿no son simplemente los criterios propios de
nuestras sociedades occidentales?
Concepción positivista
Los derechos humanos son derechos positivos. Los derechos humanos son aquellos que se
acuerda que lo son. No son derechos que se «reconocen» en el ser humano, sino que se le
«otorgan». Los seres humanos no tienen más derechos que aquellos que se les conceden. Lo que
da a estos criterios de actuación su carácter de derechos humanos es haber sido determinados en
cierto momento histórico como tales y haber quedado plasmados en leyes. Claro que entonces
podemos preguntarnos: si los derechos humanos no existen hasta que no están recogidos en las
leyes o instrumentos similares, ¿qué justifica su reivindicación, como criterios de justicia, allí
donde las leyes no los respetan? Si no hay algo anterior y superior a la propia ley, ¿por qué
podemos decir que hay leyes injustas?
Concepción historicista
La perspectiva histórica encuentra sus raíces en la etapa de construcción del Estado moderno,
sobre todo en Inglaterra, donde se desarrolla la tradición europea medieval más clara de la
limitación del poder político de imperium. Por eso, se privilegian las libertades civiles negativas,
que emanaban de la costumbre y de la naturaleza de las cosas, en virtud de lo cual se entendían
como capacidades de actuar sin impedimentos del poder político. Estos derechos en verdad eran
privilegios o prerrogativas que quedaron plasmadas en los llamados contratos de dominación
Herrschaftsverträge durante la baja Edad Media.
Por eso, se ha señalado que en la época medieval se condensan las raíces profundas de la
Antigüedad y del primer cristianismo, que desarrollaron la idea de la libertad como autonomía y
seguridad. De ahí que se entienda inclusive que: "la nueva sociedad liberal es en ese sentido nada
menos que la generalización, oportunamente corregida y mejorada, de la antigua autonomía
medieval de los derechos y libertades". Sin embargo, es del caso recordar que, los derechos y
libertades civiles no eran del hombre como persona individual, sino en tanto miembro de una
organización corporativa, que definía su estatus jurídico.
El orden natural de las cosas asignaba a cada persona sus derechos civiles desde su nacimiento; en
tanto que no se concebía la existencia de derechos políticos, en razón a que la ley estaba en
función del equilibrio y control del gobierno; en todo caso sometida a la tutela jurisprudencial y
consuetudinaria de tales derechos, como en Inglaterra. En tal entendido, la profunda
contradicción con el orden liberal de los derechos, es que éste no se somete a un "orden natural"
dado, sino que es esencial la autonomía de la libertad para construir un orden diferente, donde la
persona sea el centro de decisión y no objeto del status quo.
Fundamentación ética
La dimensión ética de los derechos humanos está vinculada al sentido que tienen para la
realización de la persona humana. La perspectiva ética de los derechos humanos lleva a asumir
que la obligación de su respeto no sólo se asigna al Estado, sino a los propios individuos que
forman parte de la sociedad. No se puede exigir a las autoridades que no violen los derechos
humanos cuando en el ámbito doméstico maltratamos a nuestros hijos o esposas, o cuando en el
ejercicio de la función pública sentimos que estamos por encima de los ciudadanos.
En rigor, los derechos humanos en sus formulaciones actuales dominantes, no son sino un
resultado sintético de la situación dramática precedente, caracterizada por la emergencia
de la barbarie absoluta en los campos de exterminio, a la que se alude con el conceptoparadigma
Auschwitz. Se trató de una reacción ilustrada, de rescate de valores y principios
éticos de matriz liberal-cristiana.
Se busca aquí ofrecer los elementos que posibiliten desarrollar y argumentar los principios
y valores que cimienten los contenidos de estos Derechos
Se entiende por Derechos Fundamentales: “Los que, por ser inherentes a la dignidad humana y
por resultar necesarios para el libre desarrollo de la personalidad, son normalmente recogidos por
las constituciones modernas asignándoles un valor jurídico superior.” En la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, los Derechos Fundamentales se encuentran expresados en el
Título III, denominado: De los Derechos Humanos y Garantías, y de los Deberes.
Derechos Humanos
Junto a los derechos fundamentales encontramos los derechos humanos: “en sentido amplio, los
derechos humanos son derechos inherentes a la persona que se derivan de la dignidad humana y
resultan fundamentales en un determinado estadio de evolución de la humanidad, por lo que
reclaman una protección jurídica. En cambio, en su sentido más estricto, los derechos humanos
son esos mismos derechos pero en la medida en que son reconocidos y protegidos en el ámbito
internacional.”
Los Derechos Humanos que tienen todos los seres humanos, están establecidos en Convenios,
Pactos y Convenciones Internacionales, suscritos y ratificados por los países que integran dichos
instrumentos. Tales derechos se refieren a los más esenciales para el libre desenvolvimiento del
ser humano en su país, en su comunidad; como son: el derecho a la vida, al libre tránsito, a la
salud, a la educación, a la igualdad, a la libre expresión, al acceso a la justicia, al debido proceso,
etc.
Existe entre los derechos fundamentales y los derechos humanos, semejanzas y diferencias.
La diferencia está, en que los derechos humanos “pertenecen, más que todo, al mundo de la
naturaleza o, si se quiere, de los valores que expresa en el tiempo de la civilización, y, por lo tanto,
a la ética, filosofía, religión y ciencias sociales (…) el lema de los derechos humanos es absoluto,
unidireccional y cerrado, por cuanto únicamente relacionado con el hombre y con prescindencia
de cualquier otro contexto o especificación” (Chiaracane, Salvatore. Derecho Constitucional e
Institucionalidad Democrática (Ponencias del VIII Congreso Venezolano de Derecho Constitucional
realizado en Valencia, Estado Carabobo durante los días 26-27 y 28 de Noviembre de 2003)
Ponencia: Diferencias entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales.); mientras que los
derechos fundamentales, “representan una categoría esencialmente jurídica, por cuanto, (…)
configuran la forma o la estructura lógica de los derechos, los cuales, a su vez, se ha convenido en
llamar fundamentales porque están normativamente atribuidos, y, por lo tanto, garantizados, a
todos y cada uno de los seres humanos que sean dotados del estatus de persona, ciudadano o
hábil en derecho. (…) el lema referido a los derechos fundamentales es, en cambio, abierto y
relativo, toda vez que puede estar relacionado no solamente con el hombre sino también con
tanta otras cosas más, tales como casos, circunstancias, ámbitos, lugares o períodos, sociedades,
ordenamientos jurídicos o morales, respecto de los cuales se predica que un conjunto de derechos
son fundamentales ”. (Chiaracane, Salvatore. Ob cit.).
Las semejanzas entre los derechos fundamentales y los derechos humanos son que ambos
derechos son adaptables a cualquier época, tiempo o situación. Igualmente, los derechos
humanos y fundamentales son inviolables por ser derechos inherentes a las personas.
La Exposición de Motivos de nuestra Constitución establece: (…) “Se reconocen como fuentes en la
protección de los derechos humanos a la Constitución, a los tratados internacionales suscritos y
ratificados por la República en esta materia, y a las leyes que lo desarrollen.” (…).
Principio de la Buena Fe.Al igual que todas las obligaciones de DIPG, las del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos deben cumplirse de buena fe, lo que obliga a concluir
que sus preceptos tienen mayor valor que los de las leyes internas de los Estados.
Principio del Universalismo Se trata de un principio propio del DIDH, y capítulo central del
sistema político, jurídico y moral de la DUDH, pero, además de la existencia misma de las
Naciones Unidas.
Principio No Discriminación. Uno de los conceptos claves que las Naciones Unidas
incorporaron en su Carta y luego en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el
de la prohibición de la discriminación. La primera, en realidad, utiliza las expresiones: “sin
distinción” e “igualdad” en el goce de los DDHH.
Principio de la Inderogabilidad
Las limitaciones son aquellas restricciones establecidas por los poderes públicos para el ejercicio
de los Derechos Humanos que en ningún caso deben suponer rebasar la especificación del
contenido de los mismos en función de sus límites estructurales. La doctrina del abuso del derecho
como limitación de los Derechos Humanos es especialmente relevante.
Como consecuencia del carácter expansivo de los Derechos Humanos, que determina, a su vez, la
afirmación del principio "favor libertatis", toda limitación o interpretación de un límite de los
Derechos Humanos debe ser realizada restrictivamente, dando el mayor grado de ejercicio posible
al derecho humano de que se trate.
El abuso de derecho significa que ni los poderes del Estado ni los particulares pueden,
justificándose en el ejercicio de un derecho fundamental, limitar o atacar a otro derecho
fundamental o bien para desviarse de los límites intrínsecos en el ejercicio del derecho de que se
trate. El ejercicio de un derecho no debe exceder el uso normal del mismo, de modo que resulte
antisocial o excesivo, resultando de ese ejercicio, daños para terceras personas.
Una de las manifestaciones del abuso del derecho es la desviación de poder, que consiste en el
uso de las facultades discrecionales de la administración para fines diversos de aquellos para los
cuales les fueron conferidas.
Limitaciones excepcionales
En unos casos esas restricciones suponen una reformulación del contenido del derecho de que se
trate, como el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la libertad personal frente a las
detenciones gubernativas.
En otros casos no hay una transformación del contenido, sino la pérdida de una garantía, como es
el caso del derecho al secreto de las comunicaciones.
Universales. Los derechos que incluye la Declaración Universal de los Derechos Humanos
pertenecen a todos los seres humanos por el mero hecho de serlo.
Indivisibles. Ningún derecho puede disfrutarse a costa de otro derecho, no puede prescindirse
de ninguno.
Interdependientes. Dado que los derechos son interdependientes, el avance de uno promueve
el avance de los demás, mientras que la privación de uno pone en riesgo a otros.
Progresivos. A medida que la humanidad avanza, se hace necesario contemplar nuevas
situaciones, y algunas de estas situaciones pueden derivar en nuevos derechos humanos.
Irrenunciables. No se puede renunciar a ellos, aunque sea por propia voluntad, y por lo tanto
son también intransferibles, nadie más que el propio titular puede valerse de ellos.
Imprescriptibles. Son para toda la vida, no tienen fecha de caducidad por ningún motivo.
Inalienables. No se pueden enajenar, nadie puede ser despojado de ellos.
Valores humanos
Los valores humanos son todos aquellos actos que permiten la libre convivencia de los seres
humanos en el mundo, una de las características es que se multiplican cuando son usados, dado
que ayudan a que exista una mejor sociedad, aunque existen tanto valores positivos como
negativos, pero se tiene que los valores humanos son estos que comparten los seres humanos sin
distinción de raza o cultura.
Teniendo claro que los valores humanos son todos conceptos universales que controlan la acción
del ser humano y que trasciende más allá de las culturas y las sociedades, se tiene que una de sus
virtudes es que elevan la vida de las personas a un nivel imaginable, la mayoría de ellos por no
decir todos tienen una estrecha relación con lo ético y lo moral hasta un poco más haya como
posturas filosóficas y religiosas.
Estos valores contienen una energía intrínseca y muy dinámica, tiene la particularidad que no
siguen las leyes de la ciencia, es decir no hay una cierta cantidad y con el uso frecuente pueden
agotarse, para nada, no se terminan, al contrario se multiplican al punto en que se apliquen día a
día, trayendo beneficios solo para el emisor sino también para el receptor.
Dignidad
La dignidad es la cualidad de ser digno, es decir merecedor de algo, ese algo puede ser un objeto,
un sentimiento un pensamiento, etc. Por ejemplo, “ella es digna de respeto, pues siempre ha
actuado bajo las normas de la comunidad”.
La dignidad tiene que ver con el decoro o reconocimiento hacia el actuar de las personas bien sea
con el prójimo o consigo mismo. La dignidad humana es un derecho propio de cada ser humano,
derecho de ser individualizado y respetado con cada una de sus particularidades y condiciones,
por el solo hecho de ser persona, porque no se debe ofender ni agredir a otra persona.
Tolerancia
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas,
prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante
puede aceptar opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o
por sus principios morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones
distintas a la nuestra, o a la establecida oficialmente, se conoce como tolerancia de culto, y está
estipulada como tal por la ley.
Paz
La paz es la capacidad de los seres humanos de vivir en calma, con una sana convivencia, con un
adecuado manejo de conflictos que no desemboque en guerra, establecer lo que es la paz como
valor fundamental de la sociedad, es imperativo e irremplazable para vivir en armonía.
La paz se obtiene interiormente, a nivel de sociedad, y entre los países del mundo, cada una es
sumamente importante para que se pueda obtener la fraternidad necesaria para funcionar
adecuadamente.
A hablar de lo que es la paz como valor nos referimos a un estado fundamental de la sociedad,
donde se respetan los derechos humanos básicos de los individuos, brindándoles la oportunidad
de desarrollarse dentro de un orden social justo y pacífico.
Solidaridad
La solidaridad es una condición del ser humano que complementa las actitudes sociales de un
individuo, de forma pues que cuando una persona es solidaria con los demás, mantiene una
naturaleza social en el entorno en el que se desarrolla personalmente. La solidaridad conduce al
desarrollo sustentable de los pueblos, por eso, es fundamental que sea empleada en pro de los
beneficios que puede ofrecer a una determinada causa. Será importante aplicar cuando alguno de
nuestros seres queridos, ya sean amigos o familiares, tengan algún problema en el que nuestra
ayuda o compañía sean un aporte para mejorar en cierto modo la situación.
La solidaridad es tan importante que representa la base de muchos valores humanos mas, como
por ejemplo la amistad, el compañerismo, la lealtad, el honor; la solidaridad nos permite como
personas sentirnos unidos y por consiguiente unidos sentimentalmente a esas personas a las que
se les brinda y apoyo y por supuesto de las que lo recibimos.
La honestidad. Supone que como personas debemos decir siempre la verdad. No significa ser
hirientes, ya que la honestidad debe ir acompañada siempre de otro valor fundamental que es
el respeto. Ser honesto significa ser objetivo, hablar con sinceridad y respetar las opiniones de
otras personas.
La sensibilidad. Debemos ser sensibles ante otras personas. Esto nos permitirá ayudar, ser
compasivos, utilizar la empatía y entender el dolor ajeno. Una persona sensible comprende las
miradas y los gestos más allá de las palabras y sabe cuando otra necesita algo.
La gratitud. Estamos acostumbrados a un mundo que se mueve muy deprisa. Nos quejamos de
lo que no tenemos o de lo que tenemos sin darnos cuenta de que debemos ser agradecidos,
pues en nuestra vida hay muchos motivos para la alegría y para decir “gracias”.
La humildad. Nos permite conocernos a nosotros mismos, saber que tenemos defectos y
aceptarlos, entender que siempre se puede sacar una lección de todo lo que ocurre a nuestro
alrededor.
La prudencia. En la vida, actuar con prudencia significa saber evaluar los riesgos y controlarlos
en la medida de lo posible. Es importante ser prudente cuando no se conoce a otra persona o
cuando no se sabe cuáles son las circunstancias de un caso.
El respeto. Como decíamos antes, se relaciona con la honestidad. El respeto conlleva atención
o consideración hacia otra persona. Es uno de los valores humanos más importantes, ya que
fomenta la buena convivencia entre personas muy diferentes.
La responsabilidad. Supone el cumplimiento de las obligaciones, el tener cuidado a la hora de
tomar decisiones o llevar a cabo una acción. Es una cualidad que poseen las personas que son
capaces de comprometerse y actuar de forma correcta.
Educar en valores
La educación en valores es el proceso por el cual las personas incorporan normas éticas en su
aprendizaje habitual. Puede ser una actividad que tenga lugar en cualquier organización de
enseñanza formal o no formal, donde las personas reciben a través de la educación, pautas
morales para una convivencia orientada en principios y valores humanos.
La misma puede tener lugar en el hogar, así como en las escuelas, colegios, universidades, cárceles
y organizaciones de diversa índole.
Hay dos enfoques principales para esta concepción pedagógica, algunos lo ven como una forma
posible de inculcar o transmitir una serie de valores que a menudo provienen de reglas sociales,
religiosas, éticas o culturales, mientras que otros lo conciben como una especie de diálogo
socrático donde las personas estiman en forma gradual la propia comprensión de lo que es la
buena conducta para ellos y su comunidad.
La paz no es solamente un valor que deba regir las relaciones internacionales. La paz es también
un derecho humano del que todas las personas, los grupos y los pueblos somos titulares: todas y
todos tenemos derecho a vivir en paz; todas y todos tenemos derecho a una paz justa, sostenible y
duradera. La paz no es sólo ausencia de conflictos armados, internos o internacionales. La paz es
un concepto mucho más amplio y positivo que engloba el derecho a ser educado en y para la paz;
el derecho a la seguridad humana y a vivir en un entorno seguro y sano; el derecho al desarrollo y
a un medio ambiente sostenible; el derecho a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia
frente a actividades que supongan amenazas contra la paz; el derecho a la resistencia contra la
opresión de los regímenes que violan los derechos humanos; el derecho a exigir a todos los
Estados un desarme general y completo; las libertades de pensamiento, opinión, expresión,
conciencia y religión; el derecho al refugio; el derecho a emigrar y participar en los asuntos
públicos del Estado en que él se resida; y el derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación
efectiva que asiste a las víctimas de violaciones de los derechos humanos.
TEMA 2
La positivación de los derechos humanos implicó un gran avance de los documentos de siglo XVIII,
una vez que los Derechos Humanos se positivizan, adquieren la categoría de verdaderos derechos
protegidos procesalmente, convirtiéndose en tal virtud en derechos fundamentales de un
ordenamiento jurídica.
La positivación de los derechos humanos ha sufrido toda una evolución hasta llegar a nuestros
días. En la edad media hay un desarrollo de la idea de que el poder se encuentra limitado en razón
de un derecho superior, y de la noción de que la persona por el sólo hecho de serlo tiene una
dignidad esencial. La positivación de los derechos humanos ha sida la historia de lucha en contra
de los poderes absolutos.
En la Antigüedad:
Los Derechos inherentes a las personas eran desconocidos, por lo tanto, la igualdad, la libertad y la
justicia no existía, la única ley que los regia era la del más fuerte el cual los gobernaba y se hacía su
Rey quien señalaba que fue elegido por los Dioses. La dignidad del ser humano era pisoteada
dándole lugar a la existencia de la discriminación de las Razas a quienes se les consideraba
esclavos o plebeyos. No paso mucho tiempo para que los humanos se alzaran y exigieran sus
Derechos.
La Tradición Anglosajona:
Esta proviene de los pueblos germánicos de donde descendieron los ingleses; En la cual se dieron
los primeros pasos del Derecho Humano dentro del Derecho Positivo. Esta tradición anglosajona
que fue manifestación de la evolución del régimen jurídico ingles que se dio en los pueblos que
habitaron la Gran Bretaña, como los anglos y los sajones. Que se dio por el espíritu y
temperamento de los anglosajones, que siempre se distinguieron por ser amantes y defensores de
la libertad del pueblo británico. Cabe destacar que además de ser unos de los primeros regímenes
jurídicos en establecer algunos Derechos Humanos, esta tradición Anglosajona sirvió de referencia
e influencia para la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano y en la declaración
universal de los derechos humanos.
Revolución Americana.
Esta se originó, sobre todo, debido a una causa política. La población de las Trece colonias estaba
descontenta ya que aportaban impuestos como cualquier súbdito británico y, sin embargo, no
tenían representantes en el Parlamento de Londres y, por lo tanto, no tenían capacidad de
decisión política.
El control de la Corona británica sobre sus colonias americanas se estrechó en la segunda mitad
del siglo XVIII, y medidas como la imposición de nuevas tasas exacerbaron los ánimos de los
colonos. La tensión entre la metrópoli y las colonias irá en aumento.
Las colonias habían colaborado con Inglaterra en la guerra de los Siete Años (5) contra Francia
(1748-1756), y en lugar de ser recompensadas, se crearon nuevos impuestos sobre el azúcar y
subieron los ya existentes, sobre todo el del papel timbrado (6), muy utilizado en la época.
La Paz de París, entre Francia e Inglaterra, había alejado el peligro francés. La competencia
comercial fortalece la conciencia política y las aspiraciones de autonomía. Influidos por las ideas
de la Ilustración, la burguesía americana era consciente de sus privilegios y de sus derechos. Estas
esperanzas se verán amenazadas por la política centralista de Jorge III (1760-1820). La guerra
había sido larga y costosa, Inglaterra quería recuperar gastos a costa de aumentar la presión fiscal
sobre los colonos, además establece la Línea de los Apalaches, prohibición de colonización al oeste
de éstos, ya que la Corona los considera propiedad suya. La Corona establecerá además
limitaciones al comercio interior, prohibirá la apertura de nuevas fábricas (impidiendo la
formación de industria autóctona) e impondrá impuestos directos, destinados a sufragar los gastos
de la guerra contra Francia, sobre el papel, el vidrio, el plomo y sobre la propiedad.
Revolución francesa
En 1789, Francia sufría una crisis económica y social, la burguesía esperaba animada por lo
ocurrido en la revolución de USA para acabar con el Antiguo Régimen.
En mayo de ese año Luis XVI abre los Estados Generales, formados por representantes de cada
estamento, pero, como seguían manteniendo la costumbre de deliberar separados y votar con un
voto por estamento, no favorecía a los burgueses, quienes el 20 de junio formaron la Asamblea
Nacional (un grupo de representantes del 3er estado que se erige como representantes
nacionales).
El 14 de julio asaltaron la fortaleza de la Bastilla, apoyados por el pueblo, que temía que se
sofocara esa llama revolucionaria. Así formaron el Gran Medio (una recuelta antiseñoral que llegó
al campo luego de este hecho).
En 1791 el rey intenta huir, pero fue apresado y devuelto a París junto con una gran desconfianza
hacia la monarquía.
En 1972 un nuevo grupo político más radical que los "girodinos", llamados los "jacobinos" impulsó
el descontento del pueblo y el 10 de agosto asaltan el palacio real, encierran al monarca y
proclaman la República (septiembre 1792).
En 1793 promulga la constitución que entre otras cosas reconocía el sufragio universal (todos
votan).
Una gran parte de la Burguesía se oponía a este gobierno dictatorial y en 1794 mediante un golpe
de estado los derrocan y ejecutan (la burguesía a los jacobinos).
En 1795 forman el Directorio (gobierno colegiado) y hacen una Constitución con Propiedad Privada
y limitaciones en los derechos.
Así en plena guerra contra las potencias absolutistas europeas el ejército comenzaba a tener
mucha importancia, y entre ellos resaltaba un joven general, Napoleón Bonaparte, que
protagonizó con apoyo burgués un golpe de estado (1799) y concentró el poder en sus manos.
Revolución latinoamericana.
A mediados del siglo XX América Latina no escapaba a la realidad mundial que denotaba cambios
acelerados en todo el mundo:
la guerra fría,
el comunismo
el mundo bipolar,
la carrera armamentista,
el capitalismo,
los aires revolucionarios y
las dictaduras fueron protagonistas también de la realidad de sus pueblos.
En África las revoluciones marxistas, socialistas o nacionalistas revolucionarias fueron
reproduciéndose a lo largo y ancho del continente con liderazgos enormes como el de Patrice
Lumumba. En cambio, en América Latina la evolución fue lenta.
Tampoco todos los movimientos considerados revolucionarios lo han sido tales, al menos no lo
han sido desde la visión de instalación de un orden económico y político absolutamente contrario
al vigente. Por ejemplo, son muchos todavía los que ven en el Subcomandante Marcos a un nuevo
Che Guevara, cuando en realidad éste fue un héroe revolucionario mientras que Marcos quiere
reafirmar la democracia y defender la identidad de los pueblos mayas.
El mundo intelectual se resistió durante mucho tiempo a la idea democrática, a veces por buenas
razones, cuando el tema democrático se utilizaba efectivamente para defender los intereses
dominantes. El modelo democrático liberal burgués es limitativo desde lo participativo y,
normalmente ha sido utilizado como excusa para frenar los movimientos revolucionarios por anti
democráticos cuando en realidad eran anti capitalistas, anti liberales y, consecuentemente, anti
democracias liberales que no es sinónimo de anti democrático.
La aparición protagónica de las figuras de los golpes de Estado, de las fuerzas armadas y de los
ejércitos se hace evidente luego de la crisis financiera de los años 1930, la cual repercutió no solo
económicamente si no que alcanzó las áreas sociales y políticas.
En el periodo 1930-1945 América Latina pasó por un periodo populista con el que trató de resolver
sus problemas económicos, aunque en el fondo se notaba un fuerte autoritarismo conservador,
los cambios sociales fueron presionados por innumerables huelgas que exigían más democracia.
Algunos populismos adquirieron ribetes pre revolucionarios como el caso del peronismo en la
Argentina, país en el cual la participación de los obreros en la distribución del ingreso llegó a ser
del 50%.
Las clases sociales fueron cambiando progresivamente afianzando a las clases medias y denotando
fuertes migraciones internas que desarrollaban las ciudades más importantes, destacando la
capital de cada nación.
El periodo 1945-1975 se caracterizó por la puja entre dos proyectos: el nacionalista, popular y,
sólo en algunos casos, pre revolucionario, y el neoconservador. El primero impulsó el crecimiento
económico sostenido por el capital nacional, pretendió mayor control estatal y mayor atención a
las clases populares. El segundo, de tendencia hacia la modernización de la sociedad y la
participación del capital extranjero, benefició a las clases medias y altas (burguesía industrial y
latifundistas).
El fin de la guerra mundial sembró más ideas de democracia y de desarrollo, destacando en este
grupo de desarrollistas y nacionalistas a:
En 1961 se origino la crisis de los mísiles soviéticos en Cuba lo que le permitío a Estados Unidos
iniciar el bloqueo económico y la isla con la consecuente proclamación de Cuba como Estado
Socialista por parte de Fidel Castro.
La revolución cubana tuvo gran influencia política en América Latina a partir de 1960. Para muchos
intelectuales Cuba era el camino a seguir y la isla estaba abierta a exportar su revolución sirviendo
de retaguardia y centro de formación e instrucción para los movimientos revolucionarios
latinoamericanos.
La aparición de un Estado socialista en América Latina dio origen a las doctrinas de seguridad
nacional en contra del comunismo en el resto de continente, extendiéndose así la presencia
política de las fuerzas armadas y las dictaduras militares en el centro y sur de América en el
periodo 1960-1970. Estos militares tuvieron el respaldo y la formación profesional, en la mayoría
de los casos, de los Estados Unidos, quien también incentivo la inversión de los países de América
Latina en fuertes sumas económicas para renovar el armamento disponible.
Esta controversia se dio entre el alemán Georg Jellinek y el Francés Emile Boutmy a principios del
siglo XX, el origen de esta polémica se encuentra en la Tesis central de Jellinek , que cuestiona la
idea de que la Declaración del Hombre y del Ciudadano es un producto que le pertenece a Francia,
este considera que es un producto completamente Anglosajón, que se origina en las colonias
inglesas de Norteamérica, en lo cual recibe una respuesta por parte de la academia francesa: Emile
Boutmy quien no tarda en escribir un texto desestimando la tesis de Jellinek en el cual señala que
la declaración del hombre y del ciudadano es el resultado del pensamiento del siglo de las luces
europeo.
La Justicia Social:
Esta tiene como objetivo la igualdad dentro de las sociedades. La justicia social se refiere al
disfrute de los derechos humanos de los trabajadores y de los sectores más desfavorecidos de la
sociedad. Así la justicia social pretende compensar las desigualdades que se producen en la
sociedad. para que se desarrolle una sociedad más igualitaria en términos políticos económicos,
culturales y sociales.
TEMA 3
En los dos acápites siguientes, analizaremos la incidencia del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, en cuanto a la legitimación activa y pasiva del individuo, dentro del moderno
Derecho Internacional Público.
La mayor parte de los autores clásicos (en particular los partidarios de la doctrina dualista y a
partir de Triepel y Anzilotti), le niegan al individuo ese carácter, por carecer de derechos y
obligaciones internacionales, particularmente "locus standi" ante tribunales internacionales.
Así, Podestá Costa y Ruda, sostienen que la persona privada es objeto de creciente interés
internacional, con una tendencia que definen de irreversible, hacia el reconocimiento de derechos
y garantías procesales jurisdiccionales al individuo en el campo internacional; pero que no
obstante ello, en la actualidad el individuo no debe considerarse sujeto del Derecho Internacional.
A poco de crearse la Organización de las Naciones Unidas, el mediador designado por la entidad
para la cuestión palestina, el conde Folke Bernadotte y su asistente Serot, fueron asesinados; por
lo cual la entidad debió hacer frente a cuantiosas indemnizaciones. Debido a ello, la Asamblea
General pidió a la Corte Internacional de Justicia, se expida respecto a si la ONU posee capacidad
para presentar una reclamación internacional contra un gobierno.
La Corte Internacional de Justicia, en su opinión ha establecido que: «... las Naciones Unidas están
destinadas a ejercer funciones y gozar de derechos que no podrían explicarse si no poseyeran
personalidad internacional... En consecuencia, la Corte llega a la conclusión que las Naciones
Unidas son una persona internacional...».
La opinión emitida por la Corte en el caso que acabamos de mencionar, ha sido el inicio de la
consolidación de las Organizaciones Internacionales como sujetos del Derecho Internacional
Público.
Las Organizaciones Internacionales, si bien son en esencia creadas por los Estados, poco a poco
han ido adquiriendo independencia de los mismos, autonomía de funcionamiento, identificación
de intereses propios y, finalmente, posturas políticas diferenciadas de aquellos que les han dado
nacimiento.
De esta forma, la labor de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ha sido categórica al
consagrar ya en 1960, que todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; y que en
virtud de ese derecho, determinan libremente su condición política, y persiguen libremente su
desarrollo económico, social y cultural.
En el ámbito regional, dentro de la Organización para la Unidad Africana, la Carta Africana de los
Derechos Humanos y de los Pueblos, establece que los pueblos tienen el derecho a la paz y a la
seguridad, tanto en el plano nacional, como internacional.
¿Son hoy los pueblos sujetos del Derecho Internacional? La doctrina mayoritaria del Derecho
Internacional es reacia a dicha conclusión, en virtud particularmente de la legitimación activa para
ejercer los derechos. Así, Ranjeva y Cadoux sostienen que si bien para los Estados, las
Organizaciones Internacionales y las personas privadas, el problema de la personalidad jurídica
internacional no muestra grandes dificultades, para los pueblos no se da la misma situación.
Héctor Gros Espiell sostiene que el derecho a la libre determinación de los pueblos puede
conceptualizarse como un derecho de la persona humana, y que el hecho de que sea un derecho
colectivo, no significa que no pueda ser tomado asimismo como un derecho individual.
Algunos autores opinan que los pueblos deben considerarse como sujetos del Derecho
Internacional Contemporáneo, tan sólo para ciertos supuestos.
Luego de una análisis de diferentes acciones llevadas a cabo por algunos movimientos de
liberación nacional, Barberis sostiene que: «... los movimientos de liberación nacional son sujetos
del derecho de gentes, pues son titulares de derechos y acciones en el plano internacional. Resulta
conveniente señalar que la personalidad jurídico internacional de estos movimientos no se funda
en las resoluciones de las Naciones Unidas ni en otras disposiciones del orden jurídico de esta
organización, sino en actos cumplidos en el ámbito internacional...»
Sin equipararles a los Estados y a las Organizaciones Internacionales, es evidente que un pueblo
posee en la actualidad una capacidad de acción en la esfera de las relaciones internacionales que
no los convierte en meros actores. Aún así, no consideramos que pueda hablarse en el momento
de una subjetividad jurídico internacional de los pueblos similar a la de los Estados, Organizaciones
Internacionales o personas.
Los autores consideran fundamental, para que el individuo esté dotado de esta capacidad, la
posibilidad de que éste haga valer mecanismos, para proteger sus derechos humanos en el plano
mundial.
Así, Frédéric Sudre sostiene: «... para que el individuo sea un sujeto activo del orden jurídico
internacional, es necesario no solamente que sea titular de derechos y obligaciones creadas por el
derecho internacional, sino también que le sea reconocida la aptitud de acudir al plano del
derecho internacional...»
De igual manera, Eduardo Jiménez de Aréchaga postula que «... La verdadera piedra de toque de
la personería jurídica internacional del individuo es atribuirle no sólo ciertos derechos que lo
beneficien, sino también los medios de asegurar su ejecución y observancia, y sin la mediación de
un Estado...»
Es decir, el Protocolo mencionado da potestad a las personas para acudir directamente ante el
Comité de Derechos Humanos, para tramitar una comunicación, donde el individuo en cuestión se
considere perjudicado por una violación a algún derecho, de aquellos que están contenidos en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Además del procedimiento descrito, Carlos Villán Durán explica que, dentro de la Organización de
las Naciones Unidas, hay otras dos convenciones que prevén el recurso individual: la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (que crea el Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial), y la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes (que crea el Comité contra la Tortura).
A nivel regional, el Consejo de Europa ha iniciado este camino en los primeros años de la década
de 1950. El Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades
Fundamentales, prevé la posibilidad de que cualquier persona física, organización no
gubernamental o grupo de particulares puede demandar a un Estado. Como opina Fanny Castro-
Rial Garrone, el derecho de recurso individual ante la Comisión Europea, es sin duda la mayor
innovación del Convenio Europeo, dada la época en que fue sancionado, y las consecuencias de
dicho reconocimiento del recurso individual para el Derecho Internacional
El Protocolo IX Anexo al Convenio Europeo, ha significado un gran avance, toda vez que otorga una
legitimación (aún imperfecta) al individuo frente a una instancia jurisdiccional: tal como hemos
sostenido «... respecto al artículo 25 del Convenio Europeo, el Protocolo número 9 supone un
avance en el papel del individuo en la defensa de los Derechos Humanos en el sentido de
concederle dos prerrogativas procedimentales de primera magnitud. De un lado, el derecho de
deferir una demanda individual al Tribunal, lo cual no conllevará en cambio derecho a obtener un
examen sobre el fondo de la misma... Por otro lado, nos estamos refiriendo a la mejora de las
garantías concedidas al individuo durante el desarrollo del procedimiento ante el Tribunal
Europeo, lo cual tampoco supondrá un «locus standi» asimilable al reconocido para los Estados.
Así, por ejemplo, aunque el Protocolo no lo menciona expresamente, el derecho de los individuos
de llevar un asunto ante el Tribunal sólo podrá realizarse en el caso de las demandas declaradas
admisibles por la Comisión...»
Es evidente, entonces, que en el desarrollo del actual Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, el individuo se encuentra revestido de la categoría de sujeto de Derecho Internacional.
Tal como sostiene Pastor Ridruejo «... el individuo posee, pues, una subjetividad cierta, aunque
limitada, que tiene lugar dentro de marcos convencionales...
No puede omitirse, por la importancia que tiene, la reciente reforma al reglamento de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, donde se acepta por primera vez en el sistema
interamericano, el locus standi para la víctima o su representante, en la etapa de reparaciones
ante dicho Tribunal: «... En la etapa de reparaciones los representantes de las víctimas o de sus
familiares podrán presentar sus propios argumentos y pruebas en forma autónoma...».
El individuo es, para el Derecho Internacional Contemporáneo, algo más que un mero actor. Esto
no significa en modo alguno, equipararlo al Estado ni a las Organizaciones Internacionales; pero es
notorio que, con una capacidad y legitimación limitada (tanto de tipo activo, como pasivo, según
veremos seguidamente), el individuo reviste las condiciones para ser considerado un sujeto del
Derecho Internacional Público actual.
La Resolución 955 (1994), del Consejo de Seguridad, determina el establecimiento del Tribunal,
con la finalidad exclusiva de juzgar presuntos responsables de genocidio y otros crímenes contra el
Derecho Internacional Humanitario, cometidos en Rwanda o Estados vecinos, contra ciudadanos
de Rwanda.
Asimismo, dentro de la Organización de las Naciones Unidas, se ha retomado con fuerza la idea de
crear una corte penal internacional con carácter permanente, a tal punto que un Comité
Preparatorio se encuentra redactando el borrador de estatuto para el funcionamiento de dicho
tribunal. El texto final del mismo, será decidido definitivamente por una conferencia de
plenipotenciarios, a celebrarse en Roma, a partir del mes de junio de 1998.
En las discusiones actuales, se observa una tendencia a ir más allá, incluso, que la competencia de
los tribunales penales que se han conocido hasta la fecha (Nuremberg, Tokio, Ex Yugoslavia y
Rwanda); y se prevé, por ejemplo, que violaciones a la Convención contra la Tortura, puedan ser
juzgadas en determinadas circunstancias por la Corte.
Desde el punto de vista de la legitimación activa y pasiva en el Derecho Internacional
Contemporáneo, observamos entonces que, si bien el Estado es el sujeto pleno del Derecho
Internacional Público, y sigue siendo el principal edificador del mismo, ha surgido el individuo
como incipiente sujeto de derecho en este campo jurídico, ocupando un lugar propio; y se
observa, asimismo, con el correr del tiempo, una inclinación hacia el aumento de su esfera de
acción.
Como conclusión de este punto, puede inferirse que, en la actualidad, los sujetos del Derecho
Internacional Público son el Estado, las Organizaciones Internacionales y el individuo.
Las Organizaciones Internacionales son sujetos del Derecho Internacional, porque dicha
subjetividad es necesaria para el cumplimiento de sus funciones; pero la misma razón que le da
nacimiento a la subjetividad internacional de las Organizaciones Internacionales, es la que le pone
límites: las Organizaciones Internacionales no poseen más subjetividad jurídico internacional, que
la capacidad para actuar de acuerdo a sus fines constitutivos.
El individuo ya no puede ser tomado como un mero objeto del Derecho Internacional; su
capacidad de obrar en este plano se ha consolidado, hasta en ciertos procedimientos ante etapas
jurisdiccionales. El individuo es, entonces, sujeto del Derecho Internacional, aunque dicha
subjetividad, está circunscrita a la protección internacional de los derechos humanos.
En cuanto a los Pueblos, son actores principales del Derecho Internacional, y poseen legitimación
en algunos aspectos limitados, tienen subjetividad jurídica internacional, pero limitada y temporal,
debido a que, como entidad, son jurídicamente transitorios, ya que luego de ejercer la
autodeterminación, pasan a formar parte de un Estado nuevo, o se adhieren a un Estado ya
formado.
La insuficiencia del derecho interno en brindar garantías suficientes para la defensa de los
derechos fundamentales, y la pretendida asunción de algunos órganos o poderes estatales en
algunos países respecto a lo que se debería entender como "derecho fundamental" fue el aliciente
que permitió que los Estados adoptaran como necesidad la implementación de un sistema
supranacional que sea efectivo y vinculante en la protección de los derechos fundamentales.
Inicialmente, dicha concepción primigenia adoptada por un pequeño grupo de Estados (en Europa)
fue combatida y reprimida por otros, aduciendo como fundamento su "autodeterminación" en la
solución de sus conflictos internos, debiendo el derecho internacional limitarse a la solución de
conflictos de naturaleza exterior5. Dicho criterio fue superado, conforme lo señala la Profesora
GÓMEZ PÉREZ, cuando6:
"El derecho internacional público estableció como uno de sus fines esenciales la protección de los
derechos humanos y paso a paso, desde la proscripción de la trata de esclavos por los tratados de
Viena de 1815, hasta la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre aprobada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948, fue
consagrando un legislación internacional progresista que ha ido otorgando cada vez más y mejores
sistemas de protección de estos derechos.
Esta protección se ha ido dando a través de esquemas tanto universales como regionales. Así, la
Declaración Universal de Derechos Humanos constituye un instrumento de tipo universal en el
sistema de las Naciones Unidas que, si bien no es un tratado sino una resolución de la Asamblea
General, es una fuente de derecho y constituye el fundamento esencial de todo el sistema de la
ONU en esta materia.
Predominantemente y además de esta Declaración Universal, el sistema universal se integra por el
Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto de Derechos Civiles y Políticos
(ambos de diciembre de 1996) y el Protocolo Facultativo al Pacto de Derechos Civiles y Políticos,
legislación internacional que, además, ha creado órganos de protección de los derechos humanos
y procedimientos especiales para ello.
Pero, a su vez, se han creado sistemas regionales como el de Europa, cuyo origen se cifra en la
Convención de 1950, desarrollada a través de varios protocolos adicionales, y el sistema regional
americano, que comprende a todos los países que son parte en la Carta de la Organización de
Estados Americanos y de la Convención Americana de Derechos Humanos de San José de Costa
Rica"
Sin embargo, este hecho que infunde el carácter progresivo de los Derechos Humanos en el
ámbito internacional no fue asumido de manera pacífica por los Estados, inclusive cuando éstos
han ratificado y asumido como obligación de éstos el carácter vinculante del derecho internacional
de los derechos humanos frente a cualquier disposición de derecho interno, ya sea de índole legal
o constitucional.
La consecuencia de esta jerarquía "es su rigidez constitucional, pues, dichos tratados sólo
podrán ser denunciados cuando resulte procedente, previa aprobación de la mayoría
calificada de las 2/3 partes del Poder Legislativo Nacional (Asamblea Nacional) ". Además,
por expresa prohibición constitucional, los tratados sobre derechos humanos no podrán ser
sometidos a referendo abrogatorio (CRBV, artículo 74). Asimismo, la denuncia unilateral de un
tratado sólo será procedente cuando el tratado mismo lo autorice expresamente; una actuación
en contrario violaría el principio de la buena fe en el cumplimiento de los tratados (pacta sunt
servanda), salvo que el derecho a denunciar o a retirarse de un tratado se pudiera deducir de la
naturaleza del mismo, lo cual no pude alegarse cuando hablamos de los tratados de derechos
humanos.
El Estado, la Soberanía y los Derechos Humanos.
"Las leyes de los príncipes soberanos no pueden alterar, ni cambiar las leyes de Dios ni de
la naturaleza" (Bodino 1576)
Es la capacidad de crear y actualizar el derecho, tanto en lo interno como en lo internacional,
pero con la obligación de actuar conforme al derecho y con responsabilidad (Cesar Sepulveda)
La independencia de un Estado que se manifiesta en el derecho de decidir libre y
discrecionalmente acerca de los asuntos internos y externos, sin violar los derechos de los
demás estado y sin violar los principios y reglas del orden jurídico internacional. (Korovin)
La competencia que posee todo Estado no en su calidad de sujeto internacional dentro de los
limites trazados por ese derecho (Michele Vocino)
Libertad completa dentro y fuera de los límites del territorio (Luis Antonio Morzone)
En lo interno, la soberanía debe tener sus límites, que están señalados por el cumplimiento y
respeto a los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales. Un gobierno dentro de un
Estado de Derecho no puede actuar arbitrariamente en relación con los Derechos Humanos.
La soberanía también posee una intima relación con la no intervención, porque la no
intervención es un derecho hacia el interior de cada estado y un deber hacia el exterior, este
principio es una de las bases fundamentales de la ONU.
• Nociones De Democracia
Concepto de Democracia
La democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto
de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la
cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación
directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia
es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones
sociales se establecen conforme a mecanismos contractuales.
El término democracia proviene del griego antiguo (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el siglo
V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como «pueblo») y κράτος
(krátos, que puede traducirse como «poder», o «gobierno»).
Sin embargo, la significación etimológica del término posiblemente sea mucho más compleja. El
término «demos» parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos
(demiurgi) y geomoros (geomori). El historiador Plutarco señalaba que los geomorosy demiurgos,
eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática
(adicionalmente la población estaba integrada también por los metecos, esclavos y las mujeres). Los
eupátridas eran los nobles, los demiurgos eran los artesanos, y los geomoros eran los campesinos.
Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos». Textualmente
entonces, «democracia» significaría, siempre según Plutarco, el «gobierno de los artesanos y
campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los esclavos y a los nobles.
Los derechos humanos son la mejor expresión de todos los valores que caracterizan a un sistema
político democrático. Mientras el constitucionalismo nombra los procedimientos, deberes y
garantías para la práctica de la democracia en un Estado de derecho, su aspiración se concretiza en
los derechos humanos, esto es, el interés de un régimen democrático se orienta a mejorar la vida
de los seres humanos que integran la sociedad. Así, el constitucionalismo le da certeza jurídica a la
democracia estableciendo los derechos fundamentales en la Constitución, de modo que otorga
sustancia y contenido a la democracia mediante formas jurídicas.
Las garantías de los Derechos Humanos son un conjunto de instrumentos y acciones -jurídicos y
extrajurídicos- que, en cuanto forma de poder social, tienden a reforzar la vigencia (o
reconocimiento normativo) de los Derechos Humanos y a asegurar su eficacia (el cumplimiento
social efectivo de los mismos).
Un Estado de Derecho es aquel en el que lo más importante es que sus funcionarios, que formen
parte del gobierno velen porque se cumplan y se respete la constitución y la ley, es importante que
todos los ciudadanos cumplan la ley pero es más resaltante que sus propios funcionarios cumplan
con ese ordenamiento jurídico por cuanto son los que deben dar ejemplos y deben tener una
conducta recta e intachable.
Un Estado Social de Derecho además de respetar la legalidad, respeta y protege los derechos de los
ciudadanos, nuestra constitución establece que así es nuestra Estado Venezolano.
Es decir un Estado donde todos respetan la ley pero principalmente los respetan los miembros del
gobierno que son los que trabajan para los ciudadanos, además protegen y garantizan que se
cumplan sus derechos.
La Carta Interamericana implica en lo político, el compromiso de los gobernantes de cada país con
la democracia teniendo como base el reconocimiento de la dignidad humana. En lo histórico, recoge
los aportes de la carta de la OEA. En lo sociológico, expresa la demanda de los pueblos de América
por el derecho a la democracia y en lo jurídico, aunque se trate de una resolución y no de un tratado,
es claro que no es una resolución cualquiera, porque fue expedida como herramienta de
actualización e interpretación de la Carta Fundacional de la OEA, dentro del espíritu del desarrollo
progresivo del derecho internacional.
La Carta Social Interamericana fue aprobada el 4 de junio de 2012 por la OEA en Cochabamba,
Bolivia. La Carta Social parte del reconocimiento que “los pueblos de América tienen una legítima
aspiración a la justicia social y sus gobiernos la responsabilidad de promoverla. El desarrollo con
equidad fortalece y consolida la democracia, en tanto son interdependientes y se refuerzan
mutuamente”.
Ciudadanía y democracia
Ciudadanía y democracia son dos conceptos centrales en el pensamiento político de nuestro tiempo.
Se trata, en principio, de conceptos estrechamente vinculados. El sentido común nos indica que sin
democracia no puede haber ciudadanía. Ahora bien, el concepto de ciudadanía es complejo,
fundado en una serie de derechos establecidos históricamente, pactados socialmente y pautados
legalmente. El conjunto de estos derechos es un producto histórico que se ha constituido de manera
diferente en cada país, y que está sujeto a constante debate y transformación. Así mismo, el vínculo
real entre estos derechos y el sistema político de un país es un fenómeno contingente, pues varía
en cada época histórica y de nación en nación. La relación conceptual general que podemos
establecer entre la ciudadanía y la democracia se expresa en la historia de una manera diferenciada
en el tiempo y en el espacio.
En democracia, la legitimidad política la confieren los ciudadanos con sus votos y las instituciones
que, a través de mayorías, tienen la capacidad de otorgar el poder en nombre del pueblo. No es un
cheque en blanco ni permanente. Por eso la legitimación de origen ha de revalidarse día a día en el
ejercicio del poder y la ley establece mecanismos judiciales y parlamentarios para apartar a aquellos
individuos o gobiernos que violen la norma o traicionen la confianza ciudadana.
Movimientos Sociales
Se refiere a una nueva forma de institucionalización de las relaciones políticas, que se basa en una
mayor implicación de los ciudadanos y sus asociaciones cívicas tanto en la formulación como en la
ejecución y control de las políticas públicas. Otorga un papel activo a las ciudadanas y ciudadanos
en el funcionamiento de la democracia concediéndoles una mayor participación en la toma de
decisiones sobre los asuntos que les afectan más allá de la que la que les otorga el derecho al voto
en las elecciones. La participación convierte a los ciudadanos y las ciudadanas en verdaderos/as
protagonistas de la vida política y social de su sociedad.
Políticas Públicas
Las políticas públicas son los proyectos/actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un
gobierno y una administración pública con fines de satisfacer las necesidades de una
sociedad.También se puede entender como las acciones, medidas regulatorias, leyes, y prioridades
de gasto sobre un tema, promulgadas por una entidad gubernamental.
Tipos de Democracia
Democracia Directa
"la democracia ateniense era una democracia directa en la que se convocaba a todos los ciudadanos
en la plaza pública, el ágora, y una vez reunidos tomaban las decisiones"
"la democracia representativa es la que se proclama en nuestros días y supone que los ciudadanos
delegan las funciones de gobierno en personas elegidas por ellos mismos
Democracia Deliberativa
El término democracia deliberativa "designa un modelo normativo –un ideal regulativo– que busca
complementar la noción de democracia representativa al uso mediante la adopción de un
procedimiento colectivo de toma de decisiones políticas que incluya la participación activa de todos
los potencialmente afectados por tales decisiones, y que estaría basado en el principio de la
deliberación, que implica la argumentación y discusión pública de las diversas propuestas
Democracia Participativa
Puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a la ciudadanía su
capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las
decisiones públicas. En la actualidad se manifiesta usualmente por medio de una diversidad de
mecanismos, como presupuestos participativos, consejos vecinales o comunales o consultas
populares.
Democracia Social
Democracia Semi-Directa
El Plebiscito
Un plebiscito es una resolución tomada por un puebloa partir de la pluralidad de votos. Se trata de
una consulta realizada por los poderes públicos para que la ciudadanía se exprese mediante el voto
popular directo respecto a una determinada propuesta. El plebiscito es una elección que nace por
propuesta de los representantes constitucionales. Suele crearse a partir de la fórmula “sí o no”,
donde los votantes deben responder a la pregunta planteada por un ente electoral. El plebiscito,
por lo tanto, es un mecanismo de democracia semi-directa. En la actualidad, suele utilizarse para
complementar el régimen de la democracia representativa. Los dirigentes elegidos por la sociedad,
en este caso, requieren de la consulta pública para decidir sobre una determinada materia que
consideran sensible para la vida social.
Decadencia de la Democracia
El concepto de Derechos Humanos se compone de dos nociones, una axiológica referida a las
exigencias de justicia y la legitimidad política y otra jurídica referida a su inserción y
funcionamiento en los sistemas del derechos positivo; la primera se rige por las reglas del discurso
ético mientras que la segunda por meros ordenamientos jurídicos.
El problema suele ser que se usan indistintamente y en algunos casos se usa para aludir a
paradigmas de justicia y reivindicación de nuevas exigencias. Se denominan derechos de 3era o
4ta generación. En cambio cuando los derechos humanos se usan en lo jurídico, se alude a
derechos subjetivos plasmados en las Constituciones, Tratados Internacionales o en las Garantías
Individuales.
Los Derechos Humanos actúan bajo los ordenamientos Jurídicos y actúan a través de su inmersión
en las Constituciones, leyes nacionales y Tratados además de órganos especializados en la
protección de los derechos del hombre.
La primera generación incluye los derechos civiles y políticos. Estos derechos fueron los primeros
en ser reconocidos legalmente a finales del siglo XVIII, en la Independencia de Estados Unidos y en
la Revolución Francesa. Se trata de derechos que tratan de garantizar la libertad de las personas.
Su función principal consiste en limitar la intervención del poder en la vida privada de las
personas, así como garantizar la participación de todos en los asuntos públicos. Los derechos
civiles más importantes son: el derecho a la vida, el derecho a la libertad ideológica y religiosa, el
derecho a la libre expresión o el derecho a la propiedad. Algunos derechos políticos
fundamentales son: el derecho al voto, el derecho a la huelga, el derecho a asociarse libremente
para formar un partido político o un sindicato, etc.
La tercera generación de derechos ha ido incorporándose a las leyes a finales del siglo XX y
comienzos del siglo XXI. Pretenden fomentar la solidaridad entre los pueblos y las personas de
todo el mundo. Su función es la de promover unas relaciones pacíficas y constructivas que nos
permitan afrontar los nuevos retos a los que se enfrenta la Humanidad. Entre los derechos de
tercera generación podemos destacar los siguientes: el derecho a la paz, el derecho al desarrollo y
el derecho a un medio ambiente limpio que todos podamos disfrutar.
Un derecho es exigible cuando queda claro en las leyes cuáles son las obligaciones del Estado y
quiénes son los titulares de los derechos. Es justiciable, cuando el cumplimiento de las
obligaciones puede reclamarse judicialmente en las instancias de derecho interno y en instancias
del derecho internacional.
Todavía se piensa que no todos los derechos humanos son exigibles y justiciables, porque en
muchos de ellos no es específico el sujeto o destinatario del amparo. Por otra parte, se piensa que
no todos pueden ser cumplidos de manera absoluta e inmediata, porque se concretan en la
provisión de bienes de uso colectivo o público que dependen de medios o recursos sobre los que
pesan circunstancias o limitaciones Justicialidad Directa de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (IIDH).
La efectiva realización de los derechos económicos, sociales y culturales es uno de los retos que
tiene planteada la teoría de los derechos humanos, máxime en tiempos de crisis económica global.
La tradicional minusvaloración de estos derechos respecto de los de ‘’primera generación’’ ha
arrojado serias dudas sobre su exigibilidad y, en última instancia, su propia juricidad.
TEMA 5
Justicia
La justicia es un concepto que se empezo a emplear años antes de Cristo, para manifestar la
equidad ante un juzgado y un verdugo que dictaba condena, justa o injustamente, asi pues, fueron
creandose los cimientos de un concepto que se ha elaborado y diseñado para cada cultura de una
manera diferente. De forma concreta, podemos asegurar que la justicia es una constante y
perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde. Esta idea tan genérica cobra sentido
en dos tipos de Justicia, la primera es la conmutativa, la cual se basa en un principio de
reciprocidad, que exige dar en contraprestación, un equivalente proporcional, y la distributiva, que
hace referencia a la solidaridad e igualdad entre todos los humanos, lo que es justo, lo que es para
todos, debe ser repartido como tal para cumplir con este principio.
El acceso a la justicia se define como "un acceso de todos a los beneficios de la justicia y del
asesoramiento legal y judicial, en forma adecuada a la importancia de cada tema o asunto, sin
costoso o con costos accesible, por parte de todas las personas físicas o jurídicas, sin
discriminación alguna por sexo, raza o religión
Para el estudio del derecho a la tutela judicial efectiva se debe previamente aclarar lo que se
entiende por tutela judicial efectiva, ya que existen dos corrientes a saber:
Una corriente ha señalado que la tutela judicial efectiva se limita a lo establecido en el art. 26 de la
CRBV que establece:
Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer
sus derechos e intereses, e incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente (CRBV, 1999: art. 26).
Elementos
La justicia es la constante y oportuna potestad que el Estado le ha otorgado a los jueces, para que
estos revestidos de ese poder de imperio que se le has conferido le otorguen a cada quien lo que
le pertenece; por ello el legislador en aras de salvaguardar tan altos fines se ha avocado a la tarea
de avivar, permitir y asegurar en un primer orden, el acceso de todos los ciudadanos a un sistema
de administración de justicia que tenga como norte la gratuidad, en vano seria pues, costear un
aparataje burocrático de inmensas dimensiones que esté dirigido a atender a sólo un grupo
sectario de la población, que es la que en definitiva puede ventilar ante los órganos de
administración de justicia sus diatribas o pretensiones. Gratuidad judicial que ha sido definida por
Plaza (1945) como: "la necesidad de procurar al litigante que carece de medios para sostener un
pleito los que le son necesarios para contender con el que dispone de ellos".
el enfoque práctico del tema permite deslumbrar que existen una serie de barreras o murallas que
impiden que aquellas personas carentes de recursos puedan irrumpir o incursionar ante un órgano
jurisdiccional, y una de ellas es precisamente el costo del proceso. Como todos sabemos existen
algunas cosas en la vida que son intangibles, o sea, que no tienen ningún costo para los seres
vivos, verbigracia la salud, la educación, la justicia etc; es decir que las mismas son derechos
inherentes al ser humano que pueden ejercerse directamente o no, por ello nadie puede en
definitiva exigirnos un pago directo para gozar o tener tales derechos, lo que en todo caso puede
demandarse es el costo que en la practica conlleva garantizar los mismos. Así pues, la justicia es un
derecho que le ha sido conferido a todos los seres humanos, pero el Estado para poder proteger el
ejercicio pleno de tal derecho por parte de los ciudadanos, tiene que erogar una cantidad
importante de recursos para poder paliar los costos que tal deber le acarrea.
Ahora bien, es necesario comentar que los mencionados costos en su conjunto son denominados
por la doctrina como litis expensas. Las litis expensas son los gastos legales inherentes al litigio,
tales como: derechos arancelarios, papel sellado, timbres fiscales, resarcimiento de perjuicios y
erogaciones que puedan ocasionar un testigo a su asistencia al tribunal, los que ocasionare una
experticia o una inspección judicial y otros de esa índole; empero no lo serán, todos aquellas
gastos provenientes de actos que no sean obligatorios del procedimiento. Sin embargo, Borjas
(1947) al precisar lo narrado, señala que:
los representantes de las partes no están obligados a suplir tales gastos...(Omissis)...se impone a
éstas el deber de suministrar a aquellos lo suficiente para sufragarlos, declarando que los
mandatarios faltos de expensas están exentos de responsabilidad cuando en su gestión dejaren de
hacer algo que ocasionare gastos. (p. 74).
En resumidas cuentas, se tiene que tal como lo comenta con vehemencia Redenti (1957), el
proceso cuesta, que el mismo es una especie de proyección externa de la relación procesal, que
existe una carga de impulso, y que en base a esto debe existir el patrocinio gratuito con
exoneración temporal de costos, con futura retribución.
Queda entonces en manos del legislador reconocer en base a ese aforismo de acceso gratuito a la
justicia, que el particular de las clases económicas mas bajas en las jurisdicciones ordinarias tiene
que pagar al profesional que lo asiste, ir cancelando los costos arancelarios en caso de haberlos y
sufragar ciertas cauciones o fianzas, estableciéndose así un desequilibrio procesal que versará en
la capacidad económica de la contraparte que si podrá en todo caso sufragar una buena defensa
judicial y el costo que le corresponda por el proceso iniciado, ya que la onerosidad del proceso es
un grave obstáculo que se opone al ejercicio del derecho de acción en una sociedad que, por ser
económicamente desigual, puede convertir en una justicia de clase, lo que debería concebirse
como un acceso lineal de los ciudadanos y ciudadanas a los tribunales.
Equilibrio o igualdad que para algunos luce como una meta difícil de alcanzar, sobre todo cuando
en muy pocos y escasísimos casos como en la novísima Ley Orgánica Procesal del Trabajo (2002) el
legislador ha podido apreciar la necesidad imperante de crear un régimen procedimental, que si
bien algunos críticos lo han tildado de proteccionista y aventajado para una de las partes en juicio,
lo que busca en definitiva es ponderar la balanza, para buscar la anhelada armonía que garantice
uno de los derechos más tutelados por la corrientes jurídicas más progresistas como lo es el
Derecho a la igualdad procesal.
La igualdad procesal es un principio de vieja valía, que en todo caso se instaura como un faro de
luz incandescente que pondera el equilibrio, la paridad o uniformidad de las partes en litigio. Este
principio que se encuentra íntimamente ligado al debido proceso y al derecho a la defensa, puede
catalogarse como una garantía constitucional de vital observancia por parte de los jueces ante los
cuales se dirima un conflicto de intereses; a tal punto que, su no acatamiento puede inducir no
sólo a la reposición de cualquier causa y a la casación por indefensión de la sentencia dictada en
última instancia, sino que incluso puede ser anulada -siempre que se cumplan los requisitos para
ello- por la declaratoria con lugar del recurso extraordinario de revisión, ante el grosero y grotesco
error en cuanto a la interpretación de los preceptos constitucionales que la consagran.
El derecho a la tutela judicial efectiva, de amplísimo contenido, comprende el derecho a ser oído
por los órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, es decir, no sólo el
derecho de acceso sino también el derecho a que, cumplidos los requisitos establecidos en las
leyes adjetivas, los órganos judiciales conozcan el fondo de las pretensiones de los particulares y,
mediante una decisión dictada en derecho, determinen el contenido y la extensión del derecho
deducido, de allí que la vigente Constitución señale que no se sacrificará la justicia por la omisión
de formalidades no esenciales y que el proceso constituye un instrumento fundamental para la
realización de la justicia (artículo 257). En un Estado social de derecho y de justicia (artículo 2 de la
vigente Constitución), donde se garantiza una justicia expedita, sin dilaciones indebidas y sin
formalismos o reposiciones inútiles (artículo 26 eiusdem), la interpretación de las instituciones
procesales debe ser amplia, tratando que si bien el proceso sea una garantía para que las partes
puedan ejercer su derecho de defensa, no por ello se convierta en una traba que impida lograr las
garantías que el artículo 26 constitucional instaura(…)"(Subrayado de este fallo).
En ese mismo sentido, en cuanto al DERECHO A LA DEFENSA, esta Sala Constitucional en sentencia
N° 5, de fecha 24 de enero de 2001, (caso: Supermercado Fátima, S.R.L, estableció que:
"El derecho al debido proceso ha sido entendido como el trámite que permite oír a las partes, de
la manera prevista en la Ley, y que ajustado a derecho otorga a las partes el tiempo y los medios
adecuados para imponer sus defensas.
En cuanto al derecho a la defensa, la jurisprudencia ha establecido que el mismo debe entenderse
como la oportunidad para el encausado o presunto agraviado de que se oigan y analicen
oportunamente sus alegatos y pruebas. En consecuencia, existe violación del derecho a la defensa
cuando el interesado no conoce el procedimiento que pueda afectarlo, se le impide su
participación o el ejercicio de sus derechos, o se le prohíbe realizar actividades probatorias". (vid
sentencia del 18 días del mes de junio de dos mil quince (2015), No. 765, Exp- 14-1032).
Entonces, conforme a la base conceptual aportada, la Tutela Judicial Efectiva, El debido Proceso y
el Derecho a la Defensa, son Derechos Fundamentales y nuestra Norma Suprema, de corte
progresista y de avanzada, desde su preámbulo adelanta la constitucionalización de estos
derechos que adquieren las características de fundamentales, así el artículo 2 se consagran los
valores supremos de la República, tales como la vida, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la
democracia, la responsabilidad social y, en general la preeminencia de los Derechos humanos, la
ética y el pluralismo político; desde el Título III (Derechos Humanos, Garantías y Deberes) artículo
19 al 135 , consagra los Derechos Civiles, Políticos , Derechos Sociales y de Familia , Derechos
Culturales y Educativos, Derechos Económicos y la gran deuda social, los Derechos de los Pueblos
Indígenas, tal como lo señala nuestra sala Constitucional en su Doctrina, "Cabe señalar que en el
año 1999, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, rompiendo los viejos
paradigmas, reconoció los derechos indígenas como derechos humanos colectivos y a los pueblos
y comunidades indígenas como sus titulares. Por su parte la Norma Suprema, es amplia en la
determinación de los Derechos Sociales, tal como es desarrollado en el Capitulo V. Nuestra
Constitución explícitamente logra la garantía simultanea de los Derechos, positivos (expectativas
de prestación por parte de los poderes públicos y privados) y negativos (que persiguen la
abstención y el respeto por parte de los poderes públicos o privados), ello sobre la base del
principio de progresividad establecido en el artículo 19 del Texto Fundamental, asimismo se
consagra expresamente la jerarquía constitucional de los tratados internacionales sobre Derechos
Humanos a través de la disposición contenida en el artículo 23.
Sobre esta manifestación de la garantía de la tutela judicial efectiva, Carroca (1998), manifiesta
que el ordenamiento jurídico debe asegurar a todo sujeto que estime que un interés no le es
reconocido o respetado, pueda acudir a los órganos jurisdiccionales, disponiendo de los cauces
procesales adecuados para ellos, con la finalidad de perseguir a través de la acción jurídica un
pronunciamiento jurisdiccional que declare un derecho en el caso concreto, es decir, pueda
procurar obtener una tutela judicial efectiva.
El derecho de acceso a los órganos de administración de justicia es un derecho ejercitable por los
medios legales -derechos de configuración legal- por lo que si al ejercitarse la acción, la pretensión
contenida en la demanda o solicitud no llena con los requisitos o presupuestos procesales
establecidos en las leyes, debe declararse inadmisible la demanda o solicitud, declaratoria ésta
que satisface enteramente el derecho de acción como emanación del acceso a los órganos de
administración de justicia, comprendido en la garantía de la tutela judicial efectiva, dicho de otra
manera la declaratoria de inadmisión de una demanda o solicitud que no cumpla con los requisitos
predeterminados en la ley, sin la previa tramitación de un proceso como lo sostiene Carroca
(1998), no lesiona la garantía constitucional a la tutela judicial efectiva.
De esta manera, en materia civil, si la demanda es contraria al orden público, las buenas
costumbres o a alguna disposición expresa de la ley, la misma deberá declararse inadmisible, caso
en el cual, se dio cabal cumplimiento al derecho constitucional de accionar a la garantía de acceso
a los órganos de administración de justicia y en consecuencia a la tutela judicial efectiva.
A este respecto, Pico I Junoy (1997), expresa que el derecho al acceso a la justicia como
manifestación de la tutela judicial efectiva es un derecho de prestación de configuración legal; el
cual no puede ejercitarse al margen de los cauces y procedimientos legalmente establecidos, por
lo que los requisitos y presupuestos procesales no responden al capricho puramente ritual del
operador legislativo, sino a la necesidad de ordenar el proceso a través de ciertas formalidades
objetivas establecidas en garantías de derechos e intereses legítimos de las partes.
En tal virtud, el camino al aparato judicial debe mantenerse siempre libre de cualquier tipo de
obstáculos, ya sean económicos, sociales o políticos. Tradicionalmente los obstáculos económicos
han sido los más nefastos en esta materia, siendo el contraprincipio “solve et repete” su más fiero
exponente. Esta regla puede resumirse bajo la frase “pagar para poder reclamar”, pues sujeta la
impugnación de tributos liquidados o sanciones pecuniarias determinadas, al previo pago de los
mismos.
En el Estado venezolano, dicho principio se considera abolido según sentencia de la Corte Suprema
de Justicia en Sala Político Administrativa de fecha 14-10-1990, caso SCHOLL VENEZOLANA, C.A.
(2).
Tal criterio ha sido ratificado, al menos en sede cautelar, por la Sala Constitucional en reciente
fallo de fecha 18 de mayo de 2004, caso Agencias Generales Conaven CA, a través del cual
suspendió preventivamente los efectos de la norma que consagra el “solve et repete” en la Ley
Orgánica de Aduanas (LOA), por considerar que existen indicios graves de violación a la tutela
judicial efectiva de los contribuyentes:
“De allí que como se desprende de la disposición antes transcrita, se requiere de la parte afectada
el pago de la obligación o de que se caucione “suficientemente”, de lo cual la Sala presume una
restricción al derecho a la tutela judicial efectiva que comporta el acceso a la justicia, en los
términos consagrados en el artículo 26 (…), la Sala (…) suspende la aplicación del artículo 133 de la
Ley Orgánica de Aduanas, hasta tanto se decida el recurso interpuesto; suspensión que tiene
efecto erga omnes en virtud del carácter normativo del acto contra el cual opera la cautela. Así se
decide”.
Si bien esta regla para Uribe (2002), se consideraba execrada de nuestro ordenamiento jurídico
tributario, algún sector de la doctrina lo considera reinstituido, en virtud de la eliminación de la
suspensión automática de los actos tributarios por obra de su impugnación, efectuada por el
artículo 263 del Código Orgánico Tributario de 2001.
La dimensión material del debido proceso exige que todos los actos de poder, sean normas
jurídicas, actos administrativos o resoluciones judiciales, inclusive, sean justos, es decir, que sean
razonables y respetuosos de los valores superiores, de los derechos fundamentales y de los demás
bienes jurídicos constitucionalmente protegidos, a tal punto que su inobservancia debe ser
sancionada con la inaplicación de aquel acto o con su invalidez. De ese modo, un acto será
considerado arbitrario, y por tanto lesivo del derecho fundamental a un debido proceso
sustantivo, si no se sujeta a parámetros de razonabilidad; es decir, si su fin no es lícito –en tanto
vulnera un derecho o un bien jurídico de mayor jerarquía que el que pretenden protegerse– y los
medios para alcanzarlo no son proporcionales –en tanto no respetan los principios de adecuación,
necesidad y proporcionalidad en estricto–” (Bustamante, 2002).
De allí que las leyes y, en general, las normas y los actos de autoridad requieran para su validez, no
sólo haber sido promulgados por órganos competentes y procedimientos debidos, sino también
pasar la revisión de fondo por su concordancia con las normas, principios y valores supremos de la
Constitución (formal y material), como son los de orden, paz, seguridad, justicia, libertad, etc., que
se configuran como patrones de razonabilidad. Es decir, que una norma o acto público o privado
sólo es válido cuando, además de su conformidad formal con la Constitución, esté razonablemente
fundado y justificado conforme a la ideología constitucional. De esta manera se procura, no sólo
que la ley no sea irracional, arbitraria o caprichosa, sino además que los medios seleccionados
tengan una relación real y sustancial con su objeto.
En resumen, el concepto del debido proceso, a partir de la Carta Magna, pero muy especialmente
en la jurisprudencia constitucional de los Estados Unidos, se ha desarrollado en los tres grandes
sentidos descritos: a) el del debido proceso legal, adjetivo o formal, entendido como reserva de ley
y conformidad con ella en la materia procesal; b) el del debido proceso constitucional o debido
proceso a secas, como procedimiento judicial justo, todavía adjetivo o formal procesal–; y c) el del
debido proceso sustantivo o principio de razonabilidad, entendido como la concordancia de todas
las leyes y normas de cualquier categoría o contenido y de los actos de autoridades públicas con
las normas, principios y valores del Derecho de la Constitución.
Como se ha venido señalando, ese conjunto de actos procesales realizados ante el órgano
jurisdiccional, culmina con la decisión que dictará el operador. En esta decisión como es lógico,
habrá un ganador y un perdedor, y precisamente aquel sujeto que resulte perjudicado con el fallo
dictado, no con los motivos de hecho y de derecho que sostienen el dispositivo del mismo, sino
con el propio dispositivo, constitucionalmente tiene el derecho de impugnar la decisión por la vía
de los recursos legales que regula la Ley.
Es así como salvo los casos excepcionales señalados en la Ley y que se verán más adelante, todo
sujeto perjudicado con la decisión judicial tiene el derecho a recurrir de la misma, activándose de
esta manera el derecho o garantía constitucional del doble grado de jurisdicción a que se refiere el
artículo 49.1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que constituye
igualmente una manifestación de la garantía a la tutela judicial efectiva a que se refiere el artículo
26 ejusdem de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El último de los elementos que constituyen una emanación de la garantía a la tutela judicial
efectiva, es precisamente, el derecho a la efectividad de la decisión judicial, a ejecutar la orden
judicial contenida en el fallo emitido, lo cual se traduce, como expresa Carroca, (citado por Bello y
Jiménez, 2004: 136), que el operador de justicia que por omisión, pasividad o defecto de
entendimiento, se aparta, sin causa justificada de lo previsto en el fallo que debe ejecutarse, o se
abstiene de adoptar las medidas necesarias para su ejecución, cuando le sean legalmente
exigibles, desconoce la garantía a la tutela judicial efectiva a través del régimen de ejecución y
efectividad en el cumplimiento de la decisión judicial.
La cosa juzgada es definida por Couture (citado por Bello y Jiménez, 2004: 137), como la autoridad
y eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación que
permitan modificarla, definición esta de la cual se infiere, que la cosa juzgada primeramente es
una autoridad, que consiste en la calidad, atributo propio del fallo que emana del órgano
jurisdiccional, cuando ha adquirido el carácter de definitiva; e igualmente es una medida de
eficacia, que se traduce en inimpugnabilidad de la decisión judicial, la cual se produce cuando la
ley impide todo ataque ulterior tendiente a obtener la revisión de la misma materia -nom bis in
idem- mediante la invocación de la propia cosa juzgada; en inmutabilidad o inmodificabilidad,
conforme a la cual, en ningún caso, de oficio o a instancia de parte, otra autoridad puede alterar
los términos de la sentencia pasada en autoridad en cosa juzgada; y coercibilidad, que permite la
eventual ejecución forzada o forzosa de la sentencia.
La cosa juzgada para Henríquez (citado por Bello y Jiménez, 2004: 137), es la autoridad y eficacia
que adquiere una sentencia por haber precluído, sea por consumación o falta de actividad
oportuna, los recursos que contra ella concede la Ley, cuya eficacia se traduce en tres aspectos:
inimpugnabilidad, conforme a la cual la sentencia no puede ser revisada por ningún otro juez,
cuando se hayan agotado todos los recursos que da la Ley, inclusive el de invalidación -nom bis in
idem-; inmutabilidad, según la cual la sentencia no es atacable indirectamente, por no ser posible
un nuevo proceso sobre el mismo tema; y coercibilidad; que consiste en la eventualidad ejecución
forzada en los casos de sentencia de condena.
De esta manera la cosa juzgada es la calidad o atributo que dimana de la decisión judicial -
autoridad- cuando contra ella no existen medios de ataque que permitan modificarla, que le
imprime eficacia, la cual se traduce en inimpugnabilidad de la decisión judicial, inmutabilidad y
coercibilidad; en otras palabras, la cosa juzgada consiste en la autoridad y eficacia que alcanza una
resolución judicial, cuando contra la misma no pueden ejercerse recursos ordinarios o
extraordinarios que permitan su modificación.
En síntesis el derecho a la tutela judicial efectiva exige el cabal cumplimiento del mandato
contenido en la sentencia, por lo que la ejecución de la sentencia es uno de los atributos
esenciales del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.
Non bis in idem, escrito en español (No dos veces por lo mismo), también conocido como autrefois
acquitté ("ya absuelto o ya saldado" en francés) o double jeopardy ("doble riesgo" en inglés), es
una defensa en procedimientos legales.
En muchos países como los Estados Unidos, México, Argentina, Venezuela, Canadá, Perú, España,
Ecuador, Colombia, Australia, República Dominicana e India es un derecho fundamental
reconocido por la Constitución que prohíbe que un acusado sea enjuiciado dos veces por un
mismo delito. En otro sentido implica que no pueda valorarse dos veces un mismo hecho o
fenómeno para calificar la tipicidad de un delito o evaluar la concurrencia de circunstancias
modificativas de la responsabilidad penal. Ante un tribunal un acusado además de declararse
inocente o culpable puede manifestar que autrefois acquit (en francés: Ya he sido exculpado) si ya
ha sido encontrado inocente en un juicio previo así como autrefois convict (en francés: Ya he sido
condenado) si el acusado ya fue enjuiciado y condenado.
El numeral 7 del artículo 49 de la Constitución venezolana, establece que ninguna persona podrá
ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada
anteriormente.
La relación entre el acceso a la justicia y la equidad fluye en ambos sentidos. Desde la óptica de la
equidad, el acceso a la justicia es un elemento necesario para que las libertades consagradas
internacional y constitucionalmente sean efectivas para todos, con lo cual éste incide en el
desarrollo humano concebido integralmente y en la equidad; también repercute positivamente en
la equidad en la medida en que coadyuva a la realización de derechos vinculados a la satisfacción
de necesidades sociales en el ámbito de la educación, del trabajo, de la salud, de la seguridad
social, y del ambiente, entre otros.
Nótese, adicionalmente, que son los sectores menos favorecidos económicamente, y excluidos de
círculos sociales de poder, los que en mayor grado precisan del acceso a la justicia para la
canalización de sus reclamos. Las élites políticas, sociales o económicas poseen múltiples canales
informales por medio de los cuales están en condiciones de solucionar problemas relacionados
con el ejercicio de sus derechos sin tener que acudir a los mecanismos institucionales de justicia.
Mientras que los más pobres se encuentran en franca minusvalía ante muchas de las entidades
públicas o privadas con las que interactúan, por lo que el acceso a la justicia debe servir para
compensar esta desigualdad y asegurar la vigencia de los derechos y de la legalidad también en
estas situaciones.
Esa capacidad de las instancias competentes para encauzar las demandas de grupos
tradicionalmente excluidos constituye asimismo un importante factor de integración social, y un
aporte en la construcción de una cultura cívica y una confianza ciudadana indispensables para la
estabilidad y el cabal desempeño institucional.
En cambio, si los obstáculos para el acceso a la justicia son significativos o si los órganos
jurisdiccionales incurren en una aplicación clasista de la ley, en perjuicio de los sectores
vulnerables, y no se adoptan medidas correctivas, el sistema de justicia se convierte enuna señal y
factor adicional de inequidad, en un andamiaje institucional promotor de privilegios y disolvente
de la cohesión social.
Por otro lado, desde la óptica del acceso a la justicia, la equidad social es una situación que lo
favorece, pues las principales barreras para lograrlo guardan relación con desigualdades en el
disfrute de oportunidades y capacidades de diversa naturaleza.
El acceso a la justicia en una determinada sociedad puede ser difícil para todos los ciudadanos
como es en nuestro caso, no por falta de consagración legal de los derechos, como lo demuestra el
trabajo de J.M. Casal “Equidad y acceso a la justicia en Venezuela” (2004), sino, por el mal
funcionamiento del sistema de justicia. Muchas de las barreras al acceso pueden afectar a todos
(Castro Leiva, 1987). Sin embargo, en una sociedad desigualitaria como la nuestra, las barreras que
afectan a todos no lo hacen por igual, sino que suelen aquejar mucho más a unos grupos sociales
que a otros. Además, al lado de las barreras que afectan a todos, existen otras que lo hacen de
manera predominante o casi exclusiva sobre ciertos grupos sociales, debido a sus condiciones
socioeconómicas, étnicas, de género, de edad, etc.
La desigualdad en el acceso a la justicia, como consecuencia de la diferente intensidad con que las
barreras afectan a unos y a otros ciudadanos, es un asunto crucial en el tema del acceso. Cuando
se trata de dirimir conflictos o de reclamar derechos, utilizando cualquier instancia que pueda
cumplir esas funciones, siempre se estará en presencia de dos partes entre las cuales es posible
que haya grandes diferencias en cuanto a los recursos de todo tipo que poseen. Esas diferencias
suelen incidir de manera determinante sobre las posibilidades que tendrán las partes para lograr
hacer efectivos sus derechos a través de esa vía, es decir, de acceder a la justicia. La igualdad
formal de los ciudadanos ante la ley, principio constitucional de larga data, al ignorar las
desigualdades mayores o menores que existen entre los individuos en todas las sociedades, puede
contribuir a profundizarlas. Desde la primera mitad del siglo XX se empieza a comprender mejor
este hecho y se dictan leyes dirigidas a proteger a los llamados “débiles jurídicos”. Comienzan así
las leyes sustantivas a diferenciar entre categorías de ciudadanos con el objeto de compensar las
diferencias de poder. Esta discriminación, que la ley misma hace, persigue lograr el equilibrio que
garantice una real igualdad ante la ley y es a lo que se llama “discriminación positiva”. Las normas
que regulan los procedimientos también pueden distinguir entre las partes en los casos en que se
trata de proteger a categorías de lo que se llama “débiles jurídicos”. Ello ocurre en el caso de los
procedimientos del trabajo, del procedimiento agrario y del desalojo de viviendas. Esto no se
opone a que uno de los valores que guían a la administración de justicia sea la imparcialidad, de
allí que se represente a la justicia como una dama con los ojos vendados, que sostiene en sus
manos una balanza, para indicar que no toma en cuenta las características personales de las partes
sino el mérito jurí- dico –el peso– de sus argumentos y alegatos. Aun cuando es discutible que esta
imparcialidad sea una realidad en la práctica, los procedimientos formales están expresamente
diseñados para ignorar las diferencias particulares. Pero, a pesar de eso, esas diferencias se cuelan
en los resultados de los procesos. Ello se evidencia cuando se observa que la parte más poderosa
puede utilizar con mayor eficacia en la práctica todos los recursos que desde el punto de vista
formal ambas partes tienen por igual para reclamar o defenderse, incluso dentro de los
procedimientos que establecen algunas prerrogativas para los “débiles jurídicos”. Y esto, sin que
sea necesaria la intervención de elementos extraños que ejerzan una presión indebida sobre los
llamados a decidir para inclinar la balanza hacia un lado u otro. Ciertamente, pueden existir, y de
hecho existen, muchas situaciones en las cuales las diferencias que siempre se dan entre las partes
no son determinantes. En esos casos, basta con que ellas consigan acudir a las instancias de
decisión y obtener con prontitud una respuesta satisfactoria, para que pueda hablarse de que han
logrado acceder a la justicia. El que todos los ciudadanos dispongan de vías expeditas para resolver
sus conflictos es fundamental para la convivencia social. En estos casos, no podría hablarse de
barreras originadas en la desigualdad, puesto que ambas partes por igual han podido cumplir los
requisitos y procedimientos establecidos para lograr una respuesta por parte de las instancias de
resolución de conflictos. Pero, en otros casos, ocurre que una parte acude a los órganos de justicia
para reclamar derechos o defenderse frente a la otra parte más poderosa, en el sentido de que
posee mayores recursos para a su vez defenderse o reclamar. Es en estos casos cuando la
desigualdad entre las partes implicará que una de ellas estará en desventaja frente a la otra para
cumplir los requisitos y valerse de los recursos que las leyes le dan para hacer efectivos sus
derechos. Esa desigualdad se constituye, en sí misma, en una barrera que puede afectar el
derecho de acceso a la justicia de la parte más débil hasta transformarlo en nugatorio,
impidiéndole hacer valer sus derechos.
Por un lado en la mayoría de las Constituciones modernas se garantiza la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley. Esta igualdad formal exige la generalidad de las normas de tal manera que
puedan abarcar la conducta de un sinnúmero de individuos sin distinguir género, raza, condición
social, entre otros aspectos. Implica no sólo igualdad en el diseño de la regulación sino también
paridad de trato en la aplicación del Derecho. Esta igualdad formal puede tener dos dimensiones:
cuando las situaciones en que se encuentran los sujetos son sustancialmente iguales o
equivalentes supone la identidad de trato jurídico; y en los casos en que tales condiciones sean
diferentes, la igualdad exige la equiparación. Justamente para evitar que la igualdad ante la ley se
convierta en un “uniformismo, que supondría regularlo todo de la misma manera, cuando los
supuestos de hecho que se producen en la vida son tan distintos entre sí que no permiten medirlo
todo con el mismo rasero”2 , entra en juego el concepto de igualdad material, el cual supone
tomar en consideración ciertos aspectos donde la desigualdad sí es relevante. La igualdad
entendida mecánicamente y aplicada de modo uniforme, como un criterio formal y abstracto,
podría degenerar en una sucesión de desigualdades reales. De ahí que la concepción de la
igualdad en un Estado de Derecho de una sociedad pluralista y democrática no pueda prescindir
de las exigencias concretas de la realidad social para discernirlas y valorarlas en su específica
peculiaridad.3 En este sentido, la idea de equidad en el desarrollo humano, que sirve de marco
conceptual a este estudio, permite la visualización de dos “ejes” donde se ven ambas caras de la
igualdad:
De la disposición transcrita se observa que se trata de un derecho cuyo sujeto activo es cualquier
persona sin discriminación alguna, por eso se dice que “no es un derecho de ciudadanía o de
naturaleza política, sino un derecho humano de carácter fundamental”. En este sentido es
oportuno resaltar, que los organismos internacionales han hecho hincapié no sólo en el deber de
los Estados de garantizar un acceso efectivo a la justicia, sino también que ese acceso sea
igualitario, lo cual comprende: a) el reconocimiento de la igualdad de las personas ante las cortes y
tribunales, que implica el derecho de todas las personas de acceder en condiciones de igualdad a
tribunales independientes e imparciales, así como el respeto a las garantías procesales en juicios
civiles y penales o de otra índole; b) en los juicios penales, todos deberían gozar por igual de la
presunción de inocencia, el derecho a una defensa adecuada, el derecho a no ser compelido a
testificar contra sí mismo; c) si el acusado no cuenta con suficientes medios económicos para
pagar a un abogado privado, el Estado tiene la obligación de proporcionarle un defensor público;
d) debe asegurarse el acceso igualitario a las cortes, tribunales y otros mecanismos de resolución
de disputa, a las personas en situación de pobreza que han sido víctimas de violaciones a los
derechos humanos.
TEMA 6
Nociones De Democracia
Concepto de Democracia
La democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al
conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del
Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de
participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales
y las relaciones sociales se establecen conforme a mecanismos contractuales.
El término democracia proviene del griego antiguo (δημοκρατία) y fue acuñado en Atenas en el
siglo V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos, que puede traducirse como «pueblo») y κράτος
(krátos, que puede traducirse como «poder», o «gobierno»).
Sin embargo, la significación etimológica del término posiblemente sea mucho más compleja. El
término «demos» parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras
demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori). El historiador Plutarco señalaba que los geomorosy
demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre
del Ática (adicionalmente la población estaba integrada también por los metecos, esclavos y las
mujeres). Los eupátridas eran los nobles, los demiurgos eran los artesanos, y los geomoros eran
los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el
demos». Textualmente entonces, «democracia» significaría, siempre según Plutarco, el «gobierno
de los artesanos y campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los esclavos y a los nobles.
Los derechos humanos son la mejor expresión de todos los valores que caracterizan a un sistema
político democrático. Mientras el constitucionalismo nombra los procedimientos, deberes y
garantías para la práctica de la democracia en un Estado de derecho, su aspiración se concretiza
en los derechos humanos, esto es, el interés de un régimen democrático se orienta a mejorar la
vida de los seres humanos que integran la sociedad. Así, el constitucionalismo le da certeza
jurídica a la democracia estableciendo los derechos fundamentales en la Constitución, de modo
que otorga sustancia y contenido a la democracia mediante formas jurídicas.
Las garantías de los Derechos Humanos son un conjunto de instrumentos y acciones -jurídicos y
extrajurídicos- que, en cuanto forma de poder social, tienden a reforzar la vigencia (o
reconocimiento normativo) de los Derechos Humanos y a asegurar su eficacia (el cumplimiento
social efectivo de los mismos).
Un Estado de Derecho es aquel en el que lo más importante es que sus funcionarios, que formen
parte del gobierno velen porque se cumplan y se respete la constitución y la ley, es importante
que todos los ciudadanos cumplan la ley pero es más resaltante que sus propios funcionarios
cumplan con ese ordenamiento jurídico por cuanto son los que deben dar ejemplos y deben tener
una conducta recta e intachable.
Un Estado Social de Derecho además de respetar la legalidad, respeta y protege los derechos de
los ciudadanos, nuestra constitución establece que así es nuestra Estado Venezolano.
Es decir un Estado donde todos respetan la ley pero principalmente los respetan los miembros del
gobierno que son los que trabajan para los ciudadanos, además protegen y garantizan que se
cumplan sus derechos.
La Carta Interamericana implica en lo político, el compromiso de los gobernantes de cada país con
la democracia teniendo como base el reconocimiento de la dignidad humana. En lo histórico,
recoge los aportes de la carta de la OEA. En lo sociológico, expresa la demanda de los pueblos de
América por el derecho a la democracia y en lo jurídico, aunque se trate de una resolución y no de
un tratado, es claro que no es una resolución cualquiera, porque fue expedida como herramienta
de actualización e interpretación de la Carta Fundacional de la OEA, dentro del espíritu del
desarrollo progresivo del derecho internacional.
La Carta Social Interamericana fue aprobada el 4 de junio de 2012 por la OEA en Cochabamba,
Bolivia. La Carta Social parte del reconocimiento que “los pueblos de América tienen una legítima
aspiración a la justicia social y sus gobiernos la responsabilidad de promoverla. El desarrollo con
equidad fortalece y consolida la democracia, en tanto son interdependientes y se refuerzan
mutuamente”.
Ciudadanía y democracia
En democracia, la legitimidad política la confieren los ciudadanos con sus votos y las instituciones
que, a través de mayorías, tienen la capacidad de otorgar el poder en nombre del pueblo. No es un
cheque en blanco ni permanente. Por eso la legitimación de origen ha de revalidarse día a día en el
ejercicio del poder y la ley establece mecanismos judiciales y parlamentarios para apartar a
aquellos individuos o gobiernos que violen la norma o traicionen la confianza ciudadana.
Movimientos Sociales
Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones que tiene como
finalidad el cambio social. Un movimiento social busca ser escuchado para el planteamiento de
algunos cambios o para la defensa de los derechos sociales, Existen movimientos sociales de
carácter muy diferente. Por ejemplo, el movimiento feminista orientado a defender el valor del
talento femenino, el movimiento ecologista concienciado con los derechos del medio ambiente y
la necesidad de cuidar el planeta para las generaciones venideras.
Se refiere a una nueva forma de institucionalización de las relaciones políticas, que se basa en una
mayor implicación de los ciudadanos y sus asociaciones cívicas tanto en la formulación como en la
ejecución y control de las políticas públicas. Otorga un papel activo a las ciudadanas y ciudadanos
en el funcionamiento de la democracia concediéndoles una mayor participación en la toma de
decisiones sobre los asuntos que les afectan más allá de la que la que les otorga el derecho al voto
en las elecciones. La participación convierte a los ciudadanos y las ciudadanas en verdaderos/as
protagonistas de la vida política y social de su sociedad.
Políticas Públicas
Las políticas públicas son los proyectos/actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un
gobierno y una administración pública con fines de satisfacer las necesidades de una
sociedad.También se puede entender como las acciones, medidas regulatorias, leyes, y prioridades
de gasto sobre un tema, promulgadas por una entidad gubernamental.
Tipos de Democracia
Democracia Directa
"la democracia ateniense era una democracia directa en la que se convocaba a todos los
ciudadanos en la plaza pública, el ágora, y una vez reunidos tomaban las decisiones"
Democracia en la que el pueblo ejerce su soberanía a través de los órganos representativos que se
eligen por votación.
"la democracia representativa es la que se proclama en nuestros días y supone que los ciudadanos
delegan las funciones de gobierno en personas elegidas por ellos mismos
Democracia Deliberativa
El término democracia deliberativa "designa un modelo normativo –un ideal regulativo– que busca
complementar la noción de democracia representativa al uso mediante la adopción de un
procedimiento colectivo de toma de decisiones políticas que incluya la participación activa de
todos los potencialmente afectados por tales decisiones, y que estaría basado en el principio de la
deliberación, que implica la argumentación y discusión pública de las diversas propuestas
Democracia Participativa
Puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a la ciudadanía su
capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las
decisiones públicas. En la actualidad se manifiesta usualmente por medio de una diversidad de
mecanismos, como presupuestos participativos, consejos vecinales o comunales o consultas
populares.
Democracia Social
Democracia Semi-Directa
El Plebiscito
Un plebiscito es una resolución tomada por un puebloa partir de la pluralidad de votos. Se trata de
una consulta realizada por los poderes públicos para que la ciudadanía se exprese mediante el
voto popular directo respecto a una determinada propuesta. El plebiscito es una elección que nace
por propuesta de los representantes constitucionales. Suele crearse a partir de la fórmula “sí o
no”, donde los votantes deben responder a la pregunta planteada por un ente electoral. El
plebiscito, por lo tanto, es un mecanismo de democracia semi-directa. En la actualidad, suele
utilizarse para complementar el régimen de la democracia representativa. Los dirigentes elegidos
por la sociedad, en este caso, requieren de la consulta pública para decidir sobre una determinada
materia que consideran sensible para la vida social.
Decadencia de la Democracia