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Saksi Gopal, la Deidad testigo.

Historia narrada por Nityananda Prabhu mientras viajaba con Sri Caitanya y otros devotos
por toda la India. Justo en el día que visitaron el templo de Saksi Gopal en la ciudad de
Kataka, hace aproximadamente 500 años.

En un lugar llamado Vidyanagara, en el sur de India, vivían dos


Brahmanas que realizaron un extenso peregrinaje por los diferentes
lugares sagrados de India.

Uno de ellos era anciano y rico; el otro, un joven y pobre Brahmana que
ofreció al anciano un servicio muy sincero. Juntos visitaron diversos
templos sagrados y muchos santificadores lugares religiosos. Primero
fueron a Gaya, Benares y Prayaga y luego llegaron a Mathura.
Después, visitaron los doce espléndidos bosques de Vrndavana, sus
templos y bellas Deidades. Circundaron la gran Colina de Govardhana,
uno de los lugares más prominentes y poderosamente purificantes de
Vraja-Vrndavana. Por último llegaron al pueblo de Vrndavana. Allí, en la
aldea llamada Pañcakrosi, donde actualmente está situado el Templo de
Govinda-ji, estaba el Templo de Sri Gopala, cuya adoración era bien
conocida por todos los peregrinos debido al excelente servicio que se le
ofrecía.

LA VISITA AL TEMPLO DE SRI GOPALA Y LA PROMESA.

Después de darse un baño ritual en el Kesi-ghata del sagrado río


Yamuna, los dos Brahmanas visitaron el templo de Sri Gopala. La
seductora belleza de Sri Gopala cautivó sus mentes, y decidieron
permanecer allí cuatro días.

Poco después, sintiéndose plenamente complacido con el servicio que


le ofrecía el joven Brahmana, el anciano dijo: “Gracias a ti no me he
fatigado durante este peregrinaje. Tú me has servido sinceramente y me
has asistido en mis viajes a muchos lugares santos. En verdad, ni
siquiera un hijo hubiese podido ofrecer el tipo de servicio que tú me has
dispensado. Realmente, mis propios hijos jamás hubiesen podido
dedicarse tanto, y no lo harían con la sinceridad con que tú lo has
hecho”. El anciano Brahmana continuó: “Sería muy ingrato si no te
recompensará por todo lo que has hecho. Por lo tanto, prometo darte mi
hija en matrimonio. Por otra parte, Krsna se siente muy complacido
cuando alguien sirve a un Brahmana, y como resultado sus opulencias
se multiplican muchas veces. Hijo mío, ¡No dudes de mí!”, declaró sin
titubeos. “Ya lo he pensado y he tomado una firme decisión al respecto”.

Al escuchar estas alentadoras palabras de labios del anciano


Brahmana, el joven replicó: “Por favor recuerde la historia de la Reina
Rukmini y su padre Bhismaka. El Rey Bhismaka quiso entregar a su hija
Rukmini en matrimonio a Krsna, pero su hijo Rukmi se opuso
rotundamente. De manera similar, usted tiene hijos, una esposa
consagrada y muchos otros familiares. Sin su consentimiento, no
debería hacer promesas de esta naturaleza. Le he servido únicamente
con el propósito de complacer a Krsna”.

“¡No! ¡No! Mi hija me pertenece, y si decido donar aquello que es de mi


propiedad, nadie tiene derecho a objetar”, contestó el anciano
Brahmana firme y testarudo, y continuó: “Mi querido muchacho,
simplemente acepta mi proposición. ¡El consentimiento o la opinión de
los demás no tienen importancia! ¡Yo te daré a mi hija y ésa es mi
inquebrantable decisión! No debes poner en duda lo que te digo ni por
un instante”.

Conmovido por las palabras del anciano Brahmana, el joven contestó:


“Si estás seguro de querer entregarme a tu hija en matrimonio, por favor
dilo ante la Deidad de Gopala”. Entonces el anciano se inclinó frente a la
Deidad de Gopala y prometió: “¡Mi querido Señor! Por favor, sé testigo
de que daré mi hija en matrimonio a este joven Brahmana para
recompensar los servicios que él me ha ofrecido en este santo
peregrinaje”. El joven Brahmana también se presentó ante la Deidad y
dijo: “¡Mi querido Señor! ¡Tú eres mi único testigo! Si esta promesa no
se cumple, te llamaré para que declares sobre este asunto”.

EL ANCIANO BRAHMANA Y SU FAMILIA.

Poco después, los dos Brahmanas regresaron a sus respectivos


hogares en Vidyanagara. Transcurrió un tiempo y el anciano Brahmana
pensó: “Hice una promesa muy seria en el lugar más sagrado de
Vrndavana. Lo que he prometido indudablemente habrá de ocurrir. Por
lo tanto, debo revelar esta promesa a mi esposa y demás familiares”.

Acto seguido reunió a sus familiares y allegados, y relató todos los


detalles de lo acontecido durante su peregrinaje. Al escuchar las
inesperadas decisiones del anciano Brahmana, sus familiares se
sintieron decepcionados y se pusieron furiosos. Todos, sin excepción, le
exigieron que de inmediato retirara su proposición diciendo: “Si entregas
tu hija a una familia tan despreciable, se perderán las tradiciones de
nuestra familia, nuestros principios religiosos y nuestra aristocracia.
Cuando la gente escuche semejante noticia, se mofarán de nosotros y
haremos el ridículo. Así que por favor termina con esto lo antes posible”.

Al escuchar todas estas acusaciones, el anciano Brahmana se afligió


sobremanera. “¿Cómo puedo romper una promesa que hiciera en un
lugar sagrado, ante la Deidad de Gopala? No importa lo que pase, tengo
que cumplir la promesa que hiciera al joven Brahmana”, dijo con
sobriedad. Su familia continuó argumentando: “¡Muy bien! Si das tu hija
a ese desgraciado, romperemos todo vínculo contigo. Si eso llega a
suceder, tomaremos veneno para poner fin a nuestras vidas”. Estas
amenazas de sus familiares, le inquietaron y sumieron en un océano de
dolor. El acongojado Brahmana contestó: “Si rehuso darle mi hija,
seguramente él llamara a la Deidad de Sri Gopala para que atestigüe, y
se llevará a mi hija por la fuerza. Entonces perderé todos mis méritos
religiosos porque mi palabra no tendrá valor alguno”.

Después de escuchar la declaración de su aturdido padre, el hijo del


Brahmana argumentó: “Mi querido padre, la Deidad que sirvió de testigo
a tu promesa reside muy lejos de aquí. ¿Cómo vendrá a atestiguar en tu
contra? ¿Por qué te preocupas tanto?”. El hijo continuó: “El asunto es
muy sencillo. No tienes que hacer declaraciones falsas. Simplemente
dirás `no recuerdo haber hecho esa promesa’. Yo me haré cargo del
resto. Yo venceré a ese desgraciado con mis argumentos y sin duda
alguna saldré victorioso de este asunto”.
Las palabras ingratas y despiadadas de su hijo lograron que el anciano
Brahmana abandonara toda esperanza y se fatigara en grado sumo. Se
sintió tan desvalido que comenzó a implorar a Sri Gopala: “¡Mi querido
Gopala! Me he refugiado en ti. Por favor protege mis principios
religiosos de todos estos obstáculos. Por favor impide que mi familia
cometa este grave error”. De ese modo, él enfocó toda su atención en el
supremamente misericordioso Señor Gopala de Vrndavana.

EL JOVEN BRAHMANA LLEGÓ INESPERADAMENTE


Al día siguiente, temprano en la mañana, mientras el anciano Brahmana
meditaba en la Deidad de Gopala, el joven Brahmana llegó
inesperadamente a su casa. Después de ofrecer sus humildes respetos
a los pies del anciano, el joven Brahmana inquirió: “¿Cómo se
encuentra?” “Yo estoy bien, ¿y tú?”, dijo el anciano Brahmana. El joven
contestó: “Estoy bien, Señor, pero quiero saber cuál es su decisión con
respecto al casamiento de su hija. Usted me ha prometido su hija en
matrimonio y su silencio me confunde”.

Después de escuchar al joven Brahmana, el anciano enmudeció.


Mientras tanto, aprovechando la ocasión, el hijo salió con un palo para
golpear al joven y gritó ásperamente: “¡Oh desgraciado! ¿Cómo te
atreves a querer casarte con mi hermana? Eres como un enano que
trata de alcanzar la luna”. Al ver el amenazador ataque del hijo del
anciano Brahmana, el joven huyó de aquel lugar. Sin embargo, al día
siguiente convocó a todos los habitantes de la aldea a una reunión.

Cuando todos se hubieron reunidos, pidió al anciano Brahmana que se


presentara ante la asamblea y relató: “Este caballero, sintiéndose muy
complacido con los servicios que le ofrecí mientras nos encontrábamos
de peregrinaje, prometió darme su hija en matrimonio. Reiteradamente
rehusé aceptar su proposición. Le dije además que él era un erudito
perteneciente a una rica y aristocrática familia; que por el contrario, yo
era un Brahmana pobre y que en cualquier caso, su familia jamás
aceptaría esa proposición”.

El joven continuó: “Yo le dije: `Esta promesa causará gran perturbación


en tu familia, y presionado por ella, no podrás cumplirla’. A pesar de
advertirle sobre las dificultades que enfrentaría con su familia, él
continuó insistiendo y reiterando: `¡Ella es mi hija y te la entregaré a ti!
¿Quién puede impedírmelo? Ella es mi propiedad y es mi deseo dártela,
¡tú debes aceptarla!’”.

El joven Brahmana continuó: “¡Por favor, escuchen todos! En ese


momento, yo le pedí que hiciera la promesa ante la Deidad de Sri
Gopala de Vrndavana. Él así lo hizo, diciendo frente a la Deidad: `¡Mi
querido Señor! Por favor sé testigo de esta proposición: He ofrecido mi
hija en matrimonio a este Brahmana; por favor vela porque cumpla mi
palabra’. Sin embargo, después de haber hecho esta promesa, ahora
rehusa cumplirla”. El joven Brahmana continuó: “Yo también acepté a la
Deidad de Gopala como testigo y le dije: `Si en el futuro este Brahmana
rompe su promesa, te llamaré como testigo’. Por consiguiente, habré de
llamar al Supremo Señor para que testimonie en este asunto. Así, el
mundo entero aceptará la palabra del Señor Supremo en Su forma de
Deidad”. Después de escuchar la declaración del joven, los lugareños
aconsejaron al anciano Brahmana: “Si has empeñado tu palabra de
honor frente a la Deidad, y si tomaste la decisión de entregar tu hija a
este joven, entonces ¿por qué no cumples tu promesa?”.

Tímidamente, pero con mucha habilidad, el anciano Brahmana se


defendió: “Por favor escuchen lo que tengo que alegar. A decir verdad,
no recuerdo haber hecho semejante promesa”. Aprovechando la
oportunidad, el descarado hijo del anciano se aproximó a la
muchedumbre y dijo: “Este hombre es un ladrón. Mientras realizaba el
peregrinaje, mi padre llevaba consigo mucho dinero. Con el propósito de
quedarse con el dinero, le administró alguna droga y le robó. Ahora
afirma que mi padre prometió entregarle su hija”. El hijo continuó:
“Todos los aquí presentes deben juzgar por sí mismos si es conveniente
ofrecerle mi hermana a este bribón”. Esta declaración infiltró la duda en
las mentes de las personas allí congregadas. Ellos pensaron: “Es muy
probable que un Brahmana abandone sus principios religiosos cuando
tiene necesidad de dinero”.

Después de escuchar los falsos argumentos del desvergonzado hijo, el


joven Brahmana explicó: “Este caballero de avanzada edad, no tiene
deseo alguno de incumplir su promesa. Sin embargo, por gran temor a
sus familiares, ahora se desvía de sus principios religiosos y de la
verdad. Él es un hombre honesto y ha acumulado muchos méritos
piadosos mediante el cumplimiento de sus principios religiosos. Por la
fuerza de sus méritos piadosos, llamaré al Señor Supremo para que se
presente como testigo, y así protegeré su palabra de honor”. No había
terminado de hablar, cuando el joven Brahmana partió hacia Vrndavana.

EL JOVEN BRAHMANA SE ACERCÓ A LA DEIDAD DE SRI GOPALA

Algún tiempo después, el joven Brahmana llegó y se acercó a la Deidad


de Sri Gopala, hablándole como sigue. “¡Mi querido Señor! Por favor
escucha mi humilde súplica. ¡Eres tan misericordioso! Eres el protector
de los principios religiosos y de la cultura brahmínica, por favor protege
los principios religiosos y el honor de estos dos Brahmanas”. El joven
prosiguió orando: “¡Mi querido Señor! Al aceptar a su hija como esposa
no estoy buscando la felicidad; tampoco es mi intención hacerme rico
pasando a formar parte de una familia aristocrática y adinerada. Mi
única preocupación es que ese anciano Brahmana haya roto su
promesa, y eso me causa mucho dolor. ¡Mi querido Señor! Tú conoces
todas las cosas”. El joven Brahmana hablaba con el Señor de una
manera muy personal, como si conversara con un hombre común y
corriente. Por último añadió: “Tú sabes todo esto mi Señor, así que por
favor ven a testificar sobre este asunto. Aquel que lo sabe todo y aun
así no da testimonio, incurre en pecado”.
Al escuchar las desafiantes palabras del joven, la Deidad de Sri Gopala,
quien no es diferente del Señor Krsna, le propuso: “Mi querido
Brahmana, regresa a tu aldea y convoca a todos a una reunión. En esa
asamblea, trata de meditar en Mí. Si así lo haces, sin duda alguna yo
apareceré allí para testificar, y al hacerlo, protegeré el honor de ambos”.
El joven Brahmana manifestó con cierta exigencia: “Mi querido Señor,
aun cuando te presentes allí en Tu forma de Visnu con cuatro brazos,
nadie creerá Tus palabras. La gente sólo prestará oídos a Tu
declaración si vas allí en esta forma, como el Gopala de Vrndavana, y
escucha el testimonio directamente de Tu boca de loto”, Sri Gopala dijo:
“Jamás supe de una Deidad que pudiese trasladarse de un lugar a otro”.
A lo que el joven replicó: “¡Es cierto mi Señor! Pero aunque eres una
Deidad, estás hablando conmigo. Si puedes hablar, ¡ciertamente podrás
caminar!”. Y prosiguió: “Mi Señor, Tú no eres una estatua, realmente
eres el hijo de Nanda Maharaja. Por tanto, sin duda alguna podrás hacer
esto por el bien del anciano Brahmana. Podrás caminar aunque jamás
lo hayas hecho”.

Al escuchar las alentadoras palabras del joven Brahmana, el Señor


replicó sonriente: “Escucha, ¡oh Brahmana! Iré contigo, caminaré en pos
de ti; pero no trates de mirar hacia atrás para verme. Si lo haces, me
detendré en ese mismo lugar”. La Deidad de Sri Gopala continuó:
“Sabrás que camino tras de ti por el sonido de las campanillas de Mis
ajorcas. Todos los días cocinarás para Mí un kilogramo de arroz y me lo
ofrecerás. Yo aceptaré ese arroz como alimento y te seguiré de cerca
todo el camino”. La mañana siguiente, después de obtener el permiso
de Sri Gopala, el joven emprendió su viaje. Cocinó el arroz para Sri
Gopala y, aceptando felizmente la ofrenda, Sri Gopala comenzó a
seguirle.

Mientras caminaban, el Brahmana escuchaba el sonido de las


campanillas de las ajorcas de Sri Gopala y le complació sobremanera
que la Deidad le estuviese siguiendo fielmente. Después de caminar
durante algún tiempo, llegaron a la aldea de Vidyanagara. Al acercarse
a la aldea, el joven Brahmana pensó: “Ahora que he llegado a mi aldea,
iré a casa y anunciaré que el Señor ha venido para servir como testigo”.
A continuación pensó: “Si la gente no ve a Sri Gopala con sus propios
ojos, jamás creerán mi palabra. De manera que si Sri Gopala se detiene
aquí, no hay por qué temer”.

Mientras pensaba de esta manera, se volvió para mirar hacia atrás.


Para su gran sorpresa, pudo ver a la fascinante Deidad de Sri Gopala
parada frente a él, sonriéndole. Sri Gopala dijo: “¡Oh Brahmana! ¡Ahora
puedes ir a casa! Yo permaneceré aquí y no me iré hasta que
regreses!”. El joven Brahmana corrió a la aldea tan raudo como pudo y
gritó: “¡Gopala está aquí! ¡El Testigo Divino, Sri Gopala de Vrndavana
ha llegado!¡La Deidad de Sri Gopala está aquí!”.
Al escuchar el inconcebible mensaje del excitado Brahmana, el pueblo
quedó estupefacto. Todos corrieron en pos del joven para ver al testigo
Gopala. Al contemplar la cegadora refulgencia de Sri Gopala, los
habitantes de la aldea ofrecieron sus reverencias postrándose cuan
largos eran frente a la Deidad. El anciano Brahmana quedó como
hipnotizado al ver a Sri Gopala delante de él, y su felicidad no tuvo
límites. De inmediato se postró ante Sri Gopala, con ojos llenos de
lágrimas.

Así, delante de todo el pueblo, la Deidad de Sri Gopala dio testimonio de


la palabra de honor que el anciano Brahmana empeñara frente a Él en
Vrndavana. Sri Gopala dijo: “¡Me siento muy complacido con ambos por
su veracidad y devoción! ¡Ahora que estoy aquí, pueden pedirme lo que
deseen!” Los Brahmanas imploraron: “Por favor permanece aquí para
que la gente de todo el mundo sepa cuán profundamente compasivo
eres con Tus sirvientes”. Posteriormente, el rey de aquel entonces
construyó un bello templo en Vidyanagara para Sri Gopala, la Deidad
Testigo. Así, la gente de ese lugar comenzó a adorarle con gran amor y
dedicación.

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