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Trabajo y disciplina
En realidad, los modos de producción son tan sólo las formas históricas de realizar un
trabajo. Las formas y medios de producción varían a lo largo de la historia dando lugar a
distintas relaciones de producción. La base económica es la que determina la
superestructura política, ideológica y social en cada momento. Esta es la concepción
materialista de la historia. La única que nos permite el estudio científico de las relaciones
humanas. Trabajo y trabajo asalariado no son sinónimos. El trabajo que realiza un
agricultor para sí mismo, el que hace un esclavo para su amo, el de los siervos de la gleba
y el de los asalariados, son todos ellos trabajo, pero se diferencian por las distintas
relaciones de producción en que se da cada uno. El trabajo por el que un sastre
confecciona un traje y el trabajo por el que un grupo de hiladores, cortadores, tejedores…
confeccionan ese mismo traje demuestra que un mismo trabajo puede ser individual o
colectivo. El trabajo de un agricultor que sólo dispone de un arado y aperos rudimentarios
y el trabajo de plantaciones con maquinaria y abonos nos muestra que el mismo trabajo
puede ser realizado con distintos medios de producción. Cada una de estas formas de
trabajo suponen modos, medios y relaciones de producción diferentes e históricamente
determinadas. Lo único que tienen en común es que son trabajo (sin apellidos).
En la sociedad socialista no existe la explotación del trabajo de unas clases por otras y se
tiende a la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción (proceso que
culmina en la sociedad comunista). Las personas que viven en esta sociedad siguen
necesitando intercambiar materias con la naturaleza para asegurar su
propia existencia y la de la comunidad, es decir, en la sociedad socialista el trabajo sigue
siendo algo materialmente imprescindible. Este trabajo continúa necesitando
objetivamente del orden y disciplina de los productores, pero ahora son un orden y
disciplina conscientes: Los trabajadores participan en las decisiones sobre la planificación
económica. La producción en este caso es social y la apropiación es también social. No
existe explotación del trabajo ajeno. No puede, por tanto, mantenerse una producción
socialista con una organización y disciplina capitalista (tal como pretendían los
revisionistas en la URSS o los actuales dirigentes chinos), pero tampoco puede
mantenerse una producción socialista o comunista sin ninguna disciplina y orden (en
realidad no se puede producir nada en ningún sistema económico sea este comunal o
clasista sin su orden y disciplina correspondientes).
Cuando decimos que el proletariado es la clase social que está llamada a dirigir el proceso
revolucionario no es por voluntarismo o solidaridad con los explotados, lo hacemos porque
su papel en el sistema de producción capitalista determina que sea la clase objetivamente
más disciplinada y organizada, aquella que no tiene nada que perder en la lucha, ya que
sólo posee su fuerza de trabajo.