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Liderazgo, perfil, actitudes.


Cómo preparar una reunión.
"Un hombre muere y va al cielo. Cuando San Pedro lo recibe abre un gran libro
encima de su escritorio y le pregunta "¿quién eres?".

Él, sin pensarlo, le responde: "Soy Mengano Del Campo". San Pedro no se inmuta
y replica: "No te pregunté tu nombre, te pregunté quién eres".

El hombre no hace mucho caso y responde: "soy el segundo hijo de Pedro Fuentes
y Flor del Águila". San Pedro le dice "No te pregunté quiénes fueron tus padres,
sino quién eres tú".

El hombre piensa un poco más y contesta: "Soy el esposo de la alcaldesa".


Mirándolo, San Pedro le dice: "No te pregunté quién era tu mujer, sino quién eres
tú".

Él respira hondo, un poco nervioso, y contesta titubeando: "Soy arquitecto". San


Pedro baja la cabeza y vuelve a decir: "No te pregunté a qué te dedicabas, te
pregunté quién eres".

El hombre, impaciente y nervioso, replica: "soy padre de tres niños". San Pedro
cierra el libro y le dice: "No te pregunté si tenías hijos, te pregunté quién eres".

Él, nervioso, le responde: "soy un hombre; sí, un hombre, así me hizo Dios". San
Pedro lo mira fijamente y le dice: "No te pregunté tu sexo, sino quién eres".

Él empieza a lagrimear ansiosamente y contesta: "heterosexual". "No pregunté por


tu inclinación sexual, sino quién eres tú".

El hombre llora desconsolado porque tiene miedo. Y San Pedro murmura: "Todos
son iguales, se ufanan de tantas cosas y olvidan lo indispensable". Se levanta, toca
su barbilla, da unas vueltas y le dice al hombre: "Por esta vez, haré una excepción
contigo. Regresa y averigua quién eres, sólo es una tarea; siempre fue sólo una.
Porque quiero una respuesta cuando vuelvas."

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Introducción:

Antes de nada, necesitamos saber para qué todo esto. ¿Un grupo de
jóvenes? ¿con qué objetivo? ¿es necesario?
Nos encontramos en un momento crucial de la pastoral Juvenil. El papa
Francisco nos dice que seamos “Jóvenes con zapatillas”, que nos movamos, que
trasmitamos, que seamos visibles, que llevemos la Buena Nueva a todos los
rincones… y… ¿Cuál es nuestra realidad? Pues una realidad en la que impera el
relativismo, el hedonismo, la pasividad y la apatía hacia la religión. Hace falta una
pastoral juvenil de Emergencias.
En España, en Jaén, estamos viviendo una Iglesia envejecida (muy
envejecida), mayoritariamente femenina, con muy poca participación en los
sacramentos (especialmente Reconciliación y Eucaristía) y con casi nula
participación de los jóvenes en la vida parroquial.
Y trabajar con jóvenes supone que lo que no hagamos hoy ya no se va a
hacer. Hoy o nunca. Dentro de unos años ya no serán jóvenes, habrán perdido
todo ese entusiasmo, rebeldía, afán de cambiar y mejorar las cosas…
En Jaén la PJ debe ser semilla. Quizá no veamos los frutos, pero debemos
confiar en que esa semilla germinará… algún día. Una Pastoral Juvenil como
siembra.
Sí, para todo eso hacen falta agentes de pastoral juvenil. Agentes que:
 Detecten y hagan un diagnóstico de la realidad juvenil de su parroquia,
movimiento…
 Que decidan y se asesoren sobre qué medidas tomar para atraer a los
jóvenes.
 Que sepan qué hacer con esos jóvenes ya atraídos. Para qué los queremos.
y… ¿para qué los queremos?
Razones:
 La primera y fundamental: la Buena Noticia. La noticia de la Salvación
no nos la podemos quedar, debemos trasmitirla.
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 Para mantener nuestra Iglesia. O eso o desaparece…
 Porque tenemos la obligación de ser referentes en algo: El Proyecto de
Vida. El proyecto de vida es un camino con un horizonte. Para todos,
ese horizonte es la felicidad. Pero puede ser que erremos (y erramos) en
el camino, dejándonos engañar por cantos de sirena que nos desvían,
nos lian, nos hacen perder el tiempo… Para los cristianos hay un
camino: La Buena Noticia, Jesucristo, Él es el Camino y a la vez es el
destino. Así no hay errores.

Ya sabemos algo:
 Pastoral Juvenil como siembra
 PJ como equipo de emergencias (061)
 PJ como proyecto de Vida.

Vale, guay. Y ahora ¿cómo lo hacemos?


1.- Conocer la realidad:
- Cómo son los jóvenes qué les interesa, motiva, mueve.
Aspiraciones, metas, sueños, ilusiones, necesidades, decepciones… y adaptar
nuestro trabajo a eso.
- Cómo es nuestra parroquia, movimiento, grupo, párroco, entorno
católico… qué espacios hay para un joven y qué podemos ofrecer. Qué se necesita
de un joven ahí y qué necesitan los jóvenes de la Religión.

2.- Formarse en los temas que interesan y formarse desde una perspectiva
cristiana. No basta con saber de sexualidad, sino de sexualidad desde la fe.

3.- Fomentar y favorecer el encuentro con Cristo: Buscar los espacios en los
que ese encuentro pueda ser posible.

4.- Diseñar esa actuación con los jóvenes. Necesitamos un grupo, un


encuentro, un gran evento, una reunión, un acompañamiento…???

5.- Puesta en marcha.

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PRIMERA PARTE: EL PERFIL DEL ANIMADOR

¿Qué debe tener un líder juvenil?

o Tener los sacramentos de iniciación cristiana. (Efesios 6,18 Jn. 6,35)


o Líder coherente en Cristo. (1 Pedro 4,10)
o Esforzado en el servicio a los demás. (Hechos 3,6)
o Firme en su convicción y palabra. (Siracides 5,10)
o Perseverante en la formación humana y cristiana. (Siracides 6,18.)
o Amigo y entregado a los jóvenes. (Hebreo 13,1)
o Constante en la vida grupal, pastoral y parroquial. (Hechos 2,42)
o Fiel en las labores y tareas asignadas (1 Timoteo)
o Obediente y dócil a la voz que viene de Dios (hechos 5,29)
o Discípulo y amigo de Jesús en palabra y acción (1 Timoteo 4,12)
(Santiago 2,18)
o Un año y medio de perseverancia en el grupo y la comunidad
(Hebreo 10,24)
o Conocimiento de la realidad y el proceso de formación en la fe del
grupo y comunidad (1 Timoteo)
o Que su respuesta sea un si (Lucas 1,38)
o Mayor de 17 años y menor de…
o Haber recibido la formación propuesta para líderes

En una de las preguntas de los muchachos sobre el liderazgo, el Santo Padre


Francisco dijo: “Mira, yo solamente te digo una cosa: un líder es buen líder si es
capaz de hacer surgir entre los jóvenes otros líderes”.

“Si un líder quiere ser líder él solo, es un tirano. O sea, el verdadero liderazgo es
fecundo y, cada uno de ustedes, cada uno de ustedes, tiene la semilla del liderazgo
adentro. Háganla crecer. Sean líderes en lo que les toca ser líderes. Líderes de
pensamiento, líderes de acción, líderes de alegría, líderes de esperanza, líderes de
construcción de un mundo mejor”.

El Papa aseguró que “ese es el camino para ustedes, pero la semilla la tienen
ustedes. Los liderazgos únicos hoy son y mañana no son. Si no siembran liderazgos
en los demás, no sirven, son dictadores. Yo no tengo ganas de ser dictador. Por
eso, me gusta sembrar, no sé”.
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Actitudes Básicas.

Es bueno recalcar las actitudes básicas, las cuales nos ayudarán a aprender y
madurar en Cristo, y que son imprescindibles para un buen liderazgo cristiano,
como por ejemplo:

a. La honestidad. Significa ser transparentes, abiertos, genuinos, auténticos, rectos,


con honradez e integridad. Debemos buscar lo que la Biblia realmente enseña. El
Espíritu Santo es “Espíritu de verdad” (Jn. 14:17; 15:26).

¡Cuidado con la honestidad! No se quiere decir que digamos todo lo que pensamos
o sentimos. El amor “cubrirá una multitud de pecados” (1 Ped. 4:8). Antes de
hablar, debemos hacernos las siguientes preguntas:
1) ¿Es verdad?
2) ¿Es necesario contar esto?
3) ¿Lo digo con amor?

Alguien ha dicho que carácter (valor moral) es lo que somos cuando nadie nos
mira. No sólo seguimos las ideas, la actitud o el comportamiento de la mayoría.
Hacemos lo más correcto.

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b. La humildad. El lider humilde reconoce que tiene mucho que aprender y mucho
que mejorar. Está dispuesto a modificar sus ideas y su manera de vivir, para
conformarse a la palabra de Dios. Es todavía verdad que “Dios se opone a los
orgullosos, pero da gracia a los humildes” (1 Ped. 5:5).

c. El amor. El líder egoísta sólo se preocupa por su propio conocimiento y


crecimiento. El líder que ama se preocupa por los demás miembros del grupo, y
busca su crecimiento. (Filipenses 2:19-21).

d. El arrepentimiento. Que Dios nos muestre lo que hay en nuestra vida que
debemos cambiar. El hermano realmente arrepentido busca primeramente, y con
lágrimas, el señorío de Jesucristo. Busca una renovación constante. (Ro. 12:1-2; Ef.
4:23; Col. 3:10 y su contexto).

e. La fe. Confiamos en el poder de Dios y en todo lo que él ha dicho. Cristo una


vez condenó a los saduceos diciendo: “Ustedes andan equivocados porque
desconocen las Escrituras y el poder de Dios” (Mt. 22:29). Podemos errar al
enfatizar sólo el poder, o sólo las Escrituras. La fe es una parte de la armadura de
Dios, para poder resistir las tentaciones (Ef. 6:16).

f. El deseo de obedecer. Cristo dijo: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que les
mando” (Jn. 15:14). La fe bíblica resulta en una vida diferente; es una “fe que actúa
mediante el amor” (Gal. 5:6). Una vez que obedecemos una cosa que Dios nos
enseña, Dios ya puede enseñarnos una cosa más. La obediencia resulta en un
ejemplo para los demás. Un ejemplo es enseñanza poderosa (Jn. 13:15, 17, 34; 1
Tes. 1:6; Fil. 3:17; 4:9; Heb. 13:7). Estamos llenos del Espíritu Santo en la medida
en que obedecemos a Dios.

g. La actitud de servicio. Hoy en día. Muchos quieren ser líderes. Pocos quieren
servir. En realidad el servicio es la actitud de Jesucristo, quien “no vino para ser
servido, sino para servir” (Mr. 10:45).

Si vemos a alguien accidentado, no debemos preguntar si tenemos el don de


misericordia o de servicio. ¡Debemos prestar ayuda! Que seamos como el famoso
“buen samaritano” de que Jesús habló.

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2.- Segunda parte: la reunión

¿QUÉ ES UN GRUPO JUVENIL CRISTIANO?


Es un conjunto de jóvenes que motivados por una misma experiencia o por
experiencia de otros jóvenes se unen con el propósito de fortalecer su fe, iniciar
una tarea de personalización propia, darle continuidad a su proyecto de vida
personal - comunitario y participar de manera decidida en la construcción del
Reino de Dios.

Por qué pertenecemos a un grupo??


- Por la gratificación que comporta realizar las actividades del grupo
- Por la atracción hacia los objetivos del grupo
- Porque la pertenencia a un grupo concreto, resulta una forma de sentirse
arropado y protegido, de encontrar apoyo y sostén emocional
- Por la atracción personal que ejerce el grupo, alguno de sus miembros o
alguna persona en articular
- Por los efectos instrumentales de la pertenencia al grupo, habida cuenta que
la pertenencia a él permite alcanzar los objetivos externos al grupo: relacionarse
con personas ajenas al grupo o con objetivos extragrupales.

Pero ante todo, porque es la herramienta básica para lograr el objetivo priemro:
Felicidad en Cristo.

INTEGRACIÓN DE UN GRUPO JUVENIL CRISTIANO

Cuando hay intereses para integrar un grupo: el Coordinador en este momento


debe plantearse si está preparado para la motivación a formar un grupo, tiene que
estar bien convencido de las inquietudes que los llevan a invitar jóvenes para hacer
un grupo. Sobre todo que a las personas se les debe dar seguridad al invitarlos
“Por ejemplo: Vamos a formar un grupo para...”

El contacto personal previo producirá condiciones propicias:


- Saber Identificar los intereses de los participantes y ubicarlos en el presente
concreto, resulta básico para reconocer los objetivos de cada uno de ellos.
- El recibimiento como actitud y la observación para miembros que son
importantes.

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Una vez iniciado el grupo, el dirigente debe echar mano de algunas cualidades
como la paciencia, tranquilidad, seguridad, capacidad de ayuda y entrega, facilitar
la comunicación.

Conviene mencionar que le coordinador ene este nivel ejerce su máxima


influencia, lo que produce un tipo de paternalismo necesario para que el grupo
camine hable – piense. Lo fundamental es que el dirigente se pueda dar cuenta de
lo que pasa, estando alerta de no tomar un rol directivo.

CAMINO RECORRIDO DEL GRUPO

El coordinador debe manifestarse respetuosamente de las opciones y opiniones


personales, propiciando la comunicación, dar responsabilidad en tareas concretas
teniendo en cuenta las cualidades de cada uno.

Manifestar ciertas urgencias grupales (por ejemplo: puntualidad en reuniones y


eventos). Detectar el momento en que el grupo tiene que caminar solo.

Teniendo una actitud madura frente a la dependencia critica del grupo.

No defenderse sino acompañar con tino hasta que los mismos miembros soliciten
apoyo. Que el nuevo rol no sea una regresión sino un crecer en la personalidad
de los miembros y en la autogestión.

EN CRISIS GRUPALES.....

El coordinador en estos momentos es cuando debe estar con mayor atención al


grupo y con una capacidad creatividad deberá principalmente ayudar a objetivar
e interpelar los problemas, separando las cargas afectivas del contenido y
aportando elementos de análisis. No involucrarse en ataques personales, pero a la
vez tampoco actuar como juez, sino más bien comprender y tener mucha
paciencia. En algunas ocasiones con mucho tacto implicarse como persona a través
del dialogo. Saber abrir la visión y ofrecer más sugerencia y no ceder ante los que
se contentan con poco.

Algunas premisas fundamentales en la PJ:


 Saber Acoger siempre y con sonrisa
 Conocer
 Ser constantes
 Ser pacientes
 Ser creativos
 Ser divertidos
 Buscar la participación
 Sorpresa
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 Compromiso

¿Qué tipo de reuniones hay?


 Reunión de trabajo
 Reunión de amigos
 Reunión terapéutica
 Reunión de acción
 Formativa
 Informativa
 Centrada en el grupo
 Intercambio de ideas sobre un problema
 De significación
 Creativas o para generar ideas
 Reunión de VIDA

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CRITERIOS PARA UNA METODOLOGIA DE LA PASTORAL JUVENIL.

Entre la pedagogía y el método, hay una instancia intermedia que es la


metodología, es decir, aquella serie de principios prácticos que concretizan la
pedagogía y condicionan el método.

Santo Domingo establece que “la pastoral juvenil promoverá el


protagonismo a través de la metodología del ver, juzgar, actuar, revisar y celebrar”
(SD 119). Más que una metodología, el ver-juzgar-actuar-revisar-celebrar es hoy un
estilo de vida y una espiritualidad, que vive y celebra el descubrimiento de la
presencia de Dios en la historia, la actitud de conversión personal continua y el
compromiso para la transformación de la realidad

Ver.
Es el momento de toma de conciencia de la realidad. Es partir de los hechos
concretos de la vida cotidiana, para no caer en suposiciones ni abstracciones y
buscar sus causas, los conflictos presentes que generan y las consecuencias que se
pueden prever para el futuro. Esta mirada permite una visión más amplia,
profunda y global que motivará más adelante a realizar acciones transformadoras
orientadas a atacar las raíces de los problemas.

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Juzgar.
Es el momento de analizar los hechos de la realidad a la luz de la fe y de la vida y
el mensaje de Jesús y de su Iglesia, para descubrir lo que está ayudando o
impidiendo a las personas alcanzar su liberación, llegar a vivir como hermanos y
construir una sociedad de acuerdo al proyecto de Dios.
Es el momento de preguntarse qué dicen la Palabra de Dios y los documentos de
la Iglesia y dejar que cuestionen la situación analizada y los presupuestos teóricos
que condicionaron la mirada del momento anterior. Juzgar ayuda a tomar
conciencia del pecado personal presente en la vida de cada uno y del pecado social
presente en las estructuras injustas de la sociedad.
Juzgar exige un conocimiento cada vez más profundo del mensaje cristiano, un
ambiente de oración, un diálogo profundo con Jesucristo presente en la vida de
los cristianos y en la vida sacramental de la Iglesia, una purificación cada vez mayor
del egoísmo y una explicitación de las razones fundamentales que animan la fe. Es
un momento privilegiado, pues en él se sitúa lo específicamente cristiano de esta
propuesta metodológica.

Actuar.
Es el momento de concretizar en una acción transformadora lo que se ha
comprendido acerca de la realidad (ver) y lo que se ha descubierto del plan de
Dios sobre ella (juzgar). Es el momento de la práctica nueva y del compromiso. El
Actuar impide que la reflexión quede en lo abstracto. Se debe estar atento para
que lo que se proponga realizar no sea fruto de intuiciones momentáneas o
decisiones voluntaristas, sino fruto maduro de la reflexión realizada.
La acción transformadora es ante todo una acción liberadora. Parte de las
necesidades de las personas y busca atacar las raíces del problema. Hace participar
a otros. No queda reducida sólo a la esfera de lo personal sino que procura incidir
realmente en la realidad social. Es un proceso lento, y exige mucha paciencia.

Revisar.
Es el momento de la evaluación. Es tomar conciencia hoy de lo realizado ayer para
mejorar la acción que se realizará mañana. Puesto que la realidad es dinámica, la
evaluación enriquece y perfecciona la misma visión de la realidad y, al mismo
tiempo, sugiere acciones nuevas más profundas, críticas y realistas. Se trata de
verificar el grado de cumplimiento de los objetivos y la forma de asumir las
responsabilidades, de evaluar el proceso, de preguntarse por las consecuencias de
las acciones que se están realizando y de encontrar formas para afianzar los logros,
superar las dificultades y continuar avanzando.
Este es un momento muy importante de la metodología, muchas veces olvidado
o dejado de lado. Sin él no se pueden alcanzar los frutos esperados. Sin evaluación,
la acción deja de ser transformadora, no se valoran los logros ni se aprende de los
errores, no se estimulan nuevas acciones, el grupo se detiene y muere.

Celebrar.
El Celebrar revela y alimenta la dimensión litúrgica y sacramental de la realidad
(ver), del discernimiento de la voluntad de Dios (juzgar) y del compromiso
transformador (actuar). La celebración fortalece la fe y pone al grupo y a sus

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miembros en contacto directo con el Misterio central del cristianismo: la pasión,
muerte y resurrección de Jesucristo.

LOS METODOS.

La Pastoral Juvenil tiene una metodología pero puede utilizar diferentes


métodos. Vamos a resaltar uno de ellos, el Método Revisión de Vida, considerado
válido en la medida en que concretiza y hace realidad los criterios de la
metodología del ver-juzgar-actuar-revisar-celebrar.
Hay que tener presente que cada método tiene su propio objetivo y es
válido para conseguir determinados resultados. La experiencia ha demostrado que
es importante que el asesor y el animador conozcan y manejen variedad de
métodos y, sobre todo, que disciernan la oportunidad de utilizar unos u otros en
función de la etapa del grupo y de los logros que se procuran alcanzar en el
proceso que van desarrollando.

El método de la Revisión de Vida.


La Revisión de Vida no es simplemente una técnica para desarrollar una reunión
de grupo. Es un método y sobre todo, un camino de espiritualidad en orden a
hacer coherente y adulta la vida cristiana vivida en comunidad y a construir una
comunidad eclesial presente en el mundo, al servicio del Reino ofrecido como
destino y salvación para toda la humanidad.

Primer momento: Ver.


El objetivo de este momento es plantear un “hecho de vida” en el que se halle
personalmente involucrado alguno de los integrantes del grupo, con el fin de que,
analizándolo juntos, se llegue a descubrir las actitudes y los modos de pensar,
valorar y actuar de los miembros del grupo en referencia a ese hecho de vida o a
otros semejantes que éste pueda sugerir.

Normalmente, se presentan varios hechos de vida; se elige uno de los presentados,


por ser el más significativo para el grupo o porque afecta de un modo especial a
alguno de sus integrantes; se aportan la mayor cantidad de elementos posible para
facilitar su mejor comprensión, se determina el núcleo central desde el cual se va
a continuar tratando el hecho, se buscan las causas y se analizan las consecuencias
que puede tener en las personas y organizaciones sociales y se concluye
universalizándolo, es decir, implicando a todos los participantes en el hecho
presentado o en otros similares vividos por ellos.

Segundo momento: Juzgar.


Es el momento central de la Revisión de Vida. Su objetivo es tomar posición frente
al hecho analizado, explicitar el sentido que descubre la fe, la experiencia de Dios
que conlleva y las llamadas a la conversión que surgen de él. Es procurar que las
personas implicadas se confronten con el Dios vivo que revela su voluntad y su
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proyecto -el Reino- en la historia de salvación y en la experiencia pascual de
Jesucristo.

Para eso, se valora positiva o negativamente el hecho; se buscan textos del


Evangelio o de la Palabra de Dios que muestren cómo vivió Jesús ese valor o cómo
cuestionó ese antivalor y se explicitan las consecuencias del encuentro con Dios y
la llamada a la conversión que ha significado la reflexión del hecho.

No se trata de un análisis teórico, sino de la búsqueda dócil del discípulo que se


pone en actitud de apertura para acoger la Palabra de Dios que juzga y libera,
llama a la conversión y al seguimiento. Importa la lucidez del juicio, pero importa
más la voluntad de conversión expresada ante la comunidad.

Tercer momento: Actuar.


El objetivo de este momento es determinar aquellas actitudes que las personas
deben cambiar en sus vidas, los criterios de juicio que deben ser transformados, los
hábitos que son cuestionados por la Palabra de Dios y las acciones que se van a
desarrollar para poner en práctica las nuevas responsabilidades asumidas.
Responde al planteo “¿qué exige el Señor ante los hechos revisados?”. Las acciones
deben procurar atender no sólo al cambio personal, sino también al de la
comunidad y al de los ambientes en los que se desarrolla la vida de los jóvenes. El
compromiso resulta más bien un propósito concreto de conversión personal y de
compromiso social que una acción grupal.

Aunque no se consideran explícitamente como momentos del método, la Revisión


de Vida también contempla tiempos especiales para la revisión y la celebración.
Las reuniones del grupo comienzan generalmente con la evaluación de los
compromisos adquiridos en la revisión anterior e incluyen momentos de oración
y celebración, especialmente de la Reconciliación y de la Eucaristía. Por otra parte,
el ambiente en que se realiza la Revisión de Vida sólo puede entenderse si se parte
del deseo de quienes la realizan, de tener un encuentro real con el Dios de la Vida
y el Hombre Nuevo Jesucristo, en un clima de autenticidad, conversión y
esperanza.

COMO ELABORAR UN TEMA

Presentamos una pequeña metodología para elaborar un tema específico. Cuando


contemos con temas elaborados, o cuando los que tenemos no se adapten a la
realidad de nuestro grupo juvenil.

¿Tema?
Lo primero es saber cuál es el tema que queremos o necesitamos elaborar.

Buscar información.

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Necesitamos reunir toda la información como sea posible, ya sea escrita, en video
o en audio. No debemos olvidar que nuestra principal fuente de conocimiento y
guía es la Palabra de Dios que puede ser la Biblia y los documentos de la Iglesia.

¿Qué quiero dar a entender?


Debemos plantear claramente este cuestionamiento. Para poder seleccionar la
información y desechar la que no nos sirve, pues podemos tener algún material
que no sea más que paja.

Definición.
Para definir el tema debemos cuidar que sea de una forma que los jóvenes lo
entiendan y asimilen con facilidad. Podemos empezar por preguntarles ¿Qué
entienden por...?, para luego darles la definición que hemos preparado, en algunas
ocasiones es bueno dar primero una definición de diccionario, y después una
definición que vaya acorde con nuestra identidad.

Causas.
Las causas deben abarcar tanto el origen como los antecedentes del tema, para dar
a los jóvenes una visión histórica y sobre todo para que ellos vean que no es algo
que nos estamos sacando de la manga lo que decimos.

Ejemplo.
Llamamos ejemplo a un hecho de vida, o una pequeña historia que involucre una
situación en la cual se involucre a nuestro tema. Esta la podremos sacar de los
libros que tenemos, y mucho mejor si se tiene un video o audio casete que se
preste para la ocasión, recordemos que es más fácil de retener pues lo jóvenes le
prestan más a tensión. En dado caso que no encontremos nada que podamos
utilizar es en este momento cuando tenemos que utilizar una fuente inagotable de
materiales, nuestra imaginación.

Preguntas.
Una vez que tengamos este ejemplo es conveniente que hagamos algunas
preguntas a los muchachos para hacer aterrizar este en la realidad y que sea mucho
más asimilable. Las preguntas deben ser coherentes y fáciles de entender. Siempre
debemos hacer algunas preguntas relacionadas con Dios; ¿Qué pensara Dios de
esto?... ¿Cómo verá Dios esta situación o hecho?... ¿Por qué Dios permite que
suceda esto?, etcétera.

Iluminar con la Palabra de Dios (Biblia).


Es quizá la parte que nunca debe faltar en nuestros temas, pues somos una
comunidad parte del pueblo de Dios.

Buscarlas.
Muchas ocasiones quienes elaboramos un tema nos vamos a buscar la cita bíblica
que más hemos escuchado o que primero se nos viene a la mente, mas debemos
cuidar este aspecto, y es aquí donde como coordinadores tenemos que estar
empapados de la Palabra de Dios, par a saber buscar todas las citas bíblicas que
nos sea posible así como las citas de los documentos de la Iglesia. Una vez que
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tengamos todos debemos discernir cual es la que mejor se acomode a nuestro tema
y estén más de acuerdo con la realidad de nuestro grupo.

Interpretarla o Entenderla.
Antes que nada tenemos que entender muy bien la lectura que utilizaremos, puesto
que si no estamos convencidos de lo que estamos hablando no podremos
interpretar como se debe la Palabra de Dios, y es cuando damos pretexto a la mal
información de nuestros jóvenes.

Darla a entender.
No todos interpretamos las lecturas de la misma forma, algunos las mal
interpretamos además habemos quienes no tenemos la capacidad de entender lo
que escuchamos o leemos. Por esta razón tenemos que buscar la forma en que los
jóvenes entiendan esta lectura de la forma correcta, para esto podemos utilizar
algunos métodos como son: preguntas como estas; ¿Quiénes aparecen en la
lectura?... ¿Qué situaciones se presentan y en qué orden aparecen?... ¿Cuál es el
tema central de la lectura?... ¿Qué me llamo más la atención?... ¿A que me invita
esta lectura?... y cosas así, dinámicas que nos ayuden a recordar lo que la lectura
nos narra, o algún juego que lleve el mismo propósito.

Conclusión.
No hablamos de conclusión como fin, sino de la manera en que afecta a la
comunidad esta realidad, tratamos de dar una explicación o complementación de
este tema.

Compromiso.
Siempre que preparemos un tema, este nos debe llevar a comprometernos en algo.
No se puede concebir un tema sin compromiso, pues todo lo que hayamos hecho
no serviría de nada. El compromiso debe ser para llevar a cabo en la comunidad
o para evitar que se haga algo, dependiendo del cómo afecta la situación
planteada.

Propuestas concretas.
Los jóvenes, normalmente, no se quieren comprometer, y si lo hacen es muy difícil
que cumplan. Nosotros tenemos la obligación de llevar al grupo una propuesta
concreta para cumplir con el compromiso. La propuesta debe ser sencilla y
fácilmente realizable, además de ser posible debemos plantear una fecha y hora
para juntos cumplir lo que hemos prometido.

Evaluar.
Al proponer el compromiso, pondremos una fecha para evaluar el cumplimiento
de este. La evaluación no debe ser ni a corto ni a largo plazo, el plazo debe ser
razonable. En esta evaluación sabremos si realmente se cumplió con el objetivo
del tema.

Celebrar.
En la planeación de nuestro tema hay que incluir una fecha para celebrar los logros
que alcancemos.
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METODOLOGÍA PARA LA ELABORACIÓN DE UNA REUNIÓN

Esto es a grandes rasgos una pequeña metodología para elaborar un reunión.

Desarrollo de la reunión
Algunos pasos sugeridos para llevar a cabo la reunión son los que a continuación
se presentan, también proponemos algunos tiempos para dar a cada parte de la
reunión.

1.- Preparar el material (toda la semana).


El coordinador debe preparar todo el material que sea necesario en su reunión,
pues nuestro trabajo no es de un solo día, sino de tiempo completo. Algo muy
importante es el preparar un papelográfo con el objetivo del tema.

2.- Llegar temprano (1/2 hora antes de iniciar el tema)


Debemos llegar temprano para predicar con el ejemplo. Los jóvenes que llegan y
no ven al coordinador se decepcionan, quizá inconscientemente, se van formando
la idea de que “si el coordinador llega tarde, ¿Porque yo no?”; y existen algunos
que piensan solo van a perder el tiempo a un grupo donde nada es serio pues el
propio guía es un irresponsable. Además mientras llegan los muchachos podemos
ir adornando nuestro lugar de reunión para que tenga una ambientación acorde
con los contenidos de los temas.

3.- Ambientación (de 15 a 10 minutos antes de iniciar el tema).


Esta es muy importante dentro de un grupo. Esta importancia radica en que
muchas veces la ambientación es primordial para que los jóvenes se liberen de
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miedos y se rompa el hielo. Es una forma de llamar la a los jóvenes que van
pasando por el lugar donde estamos reunidos, de este modo muchos jóvenes se
acercan a los grupos. En este espacio podemos hacer cantos, juegos y
imprescindible dinámica de integración.

4.- Oración inicial (10 minutos).


La oración debe ser sencilla y agradable. Evitemos siempre el caer en el simplismo;
desgraciada mente es común ver en los grupos que lo que se considera como
oración inicia, no es más que un padre muestro o un canto los cuales terminan con
una persignada. No hagamos esto en nuestros grupos, la oración es la clave de que
nuestra comunidad camine o se estanque. Preparemos una oración que nos
introduzca subjetivamente al tema. Podemos utilizar un símbolo o alguna lectura,
existen infinidad de materias primas para la elaboración de una oración bonita y
motivadora.
Nota: Es muy importante iniciar la oración justo a la hora que tenemos
considerada para inicio de la reunión, pues muchos jóvenes no pueden llegar más
temprano, y algunos otros acostumbran a llegar justo a la hora que manejamos
para el tema.

5.- Recordar el tema anterior (5 minutos).


Llevamos una pastoral juvenil basada en un proceso de formación. Es aquí donde
radica la importancia de este paso, el recordar nos sirve para reafirmar e
conocimiento, y darnos cuenta, de que, sí los muchachos no recuerdan nada quizá
sea necesario cambiar mi método como coordinador.
Nota: En la experiencia se ha visto que cuando el tema se desarrolla de una forma
dinámica es cuando más grabado se queda en la memoria de los miembros de los
grupos.

6.- Introducción (5 minutos).


Es en este momento donde se lee el objetivo del tema, y se da un preámbulo de
lo que desarrollaremos en la reunión. No debe ser muy extensa pues le restaría
elementos a nuestro tema.

7.- Ver (20 minutos)


Dentro de nuestra metodología, este es le paso donde, presentamos a los
miembros del grupo los antecedentes del tema y le hecho de vida o ejemplo que
habíamos mencionado en la elaboración del tema. Es el análisis de la realidad con
referencia al tema específico que estamos presentando.

8.- Pensar (20 minutos).


Nos iluminamos con la Palabra de Dios. Hacemos una lectura que nos ayude a
entender cuál es la visión de Dios y nuestra Madre Iglesia sobre la realidad que
hemos visto. Buscamos la sabiduría de Dios, y hacemos que los jóvenes la absorban
y piensen un poco sobre lo que está pasando en nuestra realidad.
Nota: Es precisamente estos dos pasos (7 y 8) los que más se prestan para hacer
las dinámicas o trabajos en grupos.

9.- Actuar o compromiso (15 minutos).


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En este paso tratamos de hacer que lo jóvenes sean críticos de la realidad, y una
vez que han visto lo que Dios nos pide, y preguntamos que están dispuestos a
hacer por esta realidad. Proponemos también en este momento las actividades a
realizar con su fecha y horario. El actuar implica el compromiso de hacer o dejar
de hacer algo según sea el caso.

10.- Avisos y acuerdos (10 minutos)


Es este el espacio creado para planear y plantear las actividades dentro de la
pastoral comunitaria. Es cuando informamos sobre los trabajos realizados y por
realizar. Se planean los viajes y festejos.

11.- Oración final (5 minutos).


Debe ser corta y con un mensaje de esperanza para los jóvenes. Recordar el
compromiso y la voz de Jesús que nos invita a cargar la cruz con una sonrisa y
espiritualidad. También en esta oración evitemos ser simplistas. Es un buen
momento para promover las vocaciones haciendo la oración por las vocaciones.
Nota: La oración final es mar corta que la inicial por que los jóvenes,
normalmente, ya están desesperados por irse a casa o a dar la vuelta con los
amigos.

Cada coordinador debe ser capaz de decidir cuales pasos seguir para desarrollar su
reunión. Puede agregar o quitar los presentados según su criterio y la realidad de
su comunidad.

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“… Una vez vivía un pueblo en el lecho de un gran río cristalino.
La corriente del río se deslizaba silenciosamente sobre todos sus habitantes:
jóvenes y ancianos, ricos y pobres, buenos y malos, y la corriente seguía su camino,
ajena a todo lo que no fuera su propia esencia de cristal.
Cada criatura se aferraba como podía a las ramitas y rocas del lecho del río,
porque su modo de vida consistía en aferrarse y porque desde la cuna todos habían
aprendido a resistir la corriente.
Pero al fin una criatura dijo: ‘Estoy harta de asirme. Aunque no lo veo con
mis ojos, confío en que la corriente sepa hacia dónde va. Me soltaré y dejaré que me
lleve adonde quiera. Si continúo inmovilizada, me moriré de hastío.’
Las otras criaturas rieron y exclamaron ‘¡Necia! ¡Suéltate y la corriente que
veneras te arrojará, revolcada y hecha pedazos, contra las rocas, y morirás más
rápidamente que de hastío’
Pero la que había hablado en primer término no les hizo caso, y después de inhalar
profundamente se soltó; inmediatamente la corriente la revolcó y la lanzó contra las
rocas.
Más la criatura se empecinó en no volver a aferrarse, y entonces la corriente
la alzó del fondo y ella no volvió a magullarse ni a lastimarse.
Y las criaturas que se hallaban aguas abajo, que no la conocían, clamaron:
¡Ved un milagro! ¡Una criatura como nosotras, y sin embargo vuela! ¡Ved al
Mesías, que ha venido a salvarnos a todas!
Y la que había sido arrastrada por la corriente respondió: ‘No soy más
mesías que vosotras. El río se complace en alzarnos, con la condición de que nos
atrevamos a soltarnos. Nuestra verdadera tarea es este viaje, esta aventura.
Pero seguían gritando, aún más alto: `¡Salvador!’, sin dejar de aferrarse a
las rocas. Y cuando volvieron a levantar la vista, había desaparecido, y se quedaron
solas, tejiendo leyendas de un Salvador.”
“Ilusiones”, de Richard Bach

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