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Otras realidades, otras verdades, otras formas de conocer, manejar, utilizar, visualizar,
percibir y soñar la naturaleza han permanecido, en espacios no científicos, se han transmitido
de generación a generación, milenio a milenio, pueblo a pueblo, persona a persona.
Otras realidades, otras verdades se conjugan, prevalecen, mantienen, reproducen y dan origen a
nuevos conocimientos, a nuevas percepciones y cosmovisiones sobre el mundo, la vida y la
naturaleza.
Es el área de las ciencias naturales donde más se están desarrollado estas alternativas de
conocimiento, ya antes áreas del conocimiento como la Etnografía, la Etnología, la Antropología
y la Sociología se habían introducido en el estudio de los pueblos y sus conocimientos asociados.
Es así que el prefijo ETNOS hace referencia a los aspectos humanos y conocimientos
específicos de pueblos o etnias, es decir a los “conocimientos” de agrupaciones naturales de
individuos de igual cultura.
Ahora bien, por ser consultados estos “saberes”, generalmente a nivel de intereses específicos o
sectoriales de cada disciplina y no sobrepasar más que ciertos aspectos complementarios, la
coherencia y racionalidad del “conocimiento tradicional” de sectores o grupos humanos, se
puede perder en la segregación que de él se hace.
Por ejemplo, la botánica retoma estas fuentes de saber y da forma y sentido a muchos de estos
conocimientos en botánica económica, en medicina, en agricultura, en ecología y se transforman
generando nuevos campos de investigación, surgiendo así la Etnobotánica, la Etnomedicina, la
Agroecología, la Etnoecología y paralelamente en otros campos las otras llamadas “etnociencias”
o las “etno-cualquier-cosa”como lo plantea la Escuela Francesa.
Los grupos humanos, principalmente las etnias, no aíslan sus conocimientos, no lo parcelan ni
sectorizan, todo hace parte de un todo, de una cosmovisión integral del mundo, no presentan
una visión unilateral o bidimensional del mundo, es una cosmovisión multidimensional que
une el pasado con el futuro, lo inerte con lo vivo, lo material con lo espiritual, enlazan
normas, valores, naturaleza, costumbres, la salud, la enfermedad y muchos otros
conceptos, con lo mágico, las leyendas, y los mitos que son parte indisoluble de sus
conocimientos y prácticas cotidianas.
Precisamente esa visión holística del mundo no opone naturaleza y cultura, ambas, naturaleza
y cultura son parte integral e integradoras de la cosmovisión indígena, contrario a como rige para
nosotros en nuestra visión occidental de mundo.
Los conocimientos de las comunidades indígenas y locales entonces son una acumulación
dinámica, son patrimonio colectivo, son un sistema organizado de investigación y
descubrimientos, con experiencias milenarias de practicar, mirar, aprender, probar,
asumir y transformar esa realidad. Dada su estrecha y continua inter-relación hombre-
naturaleza, las formas de uso y las técnicas de manejo de los recursos, responden a un
conocimiento profundo e integral de ese medio, responden a una visión particular de mundo.
El papel de las etnos como “ciencias”, disciplinas, áreas métodos o herramientas son el
estudio de las otras realidades, del conocimiento de las relaciones e interacciones, del uso y
manejo de los recursos naturales por las comunidades locales a través del tiempo, de todos
los procesos culturales involucrados en las relaciones pueblos-naturaleza.
La planteada por la S.Tyler (1969), con la Antropología Cognitiva, al plantear las Etnociencias
como el estudio del discurso nativo, más no para encajarlo dentro un orden científico occidental,
sino para reforzar la capacidad que tienen las comunidades de producir conocimientos y
reflexiones acerca del entorno donde residen.
Las etnociencias como la comprensión cultural que tiene la gente del mundo: sus modelos
conceptuales del mundo: sus COSMOVISIONES.
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Comprende las diferentes etnociencias y todo el conocimiento definido desde el punto de vista
de los pueblos y/ etnias. Planteado en términos antropológicos una visión emic, o sea la visión
de los aborígenes, como modelos únicos de conocimientos en contraposición con el modelo
occidental dominante.
La otra vertiente sustentada por Darrel Posey (1986, 1988) e igual dentro de la antropología
cognitiva, como uno de los fuertes impulsores del estudio de la etnobiología y sus aplicaciones
actuales, pero con la diferencia de una etnobiología como orientadora de estudios, realizados
dentro de parámetros de la ciencia occidental. Visión etic, desde los parámetros
antropológicos.
El tercer y mayor polémico enfoque tiene que ver con el enfoque utilitarista, que puede
plantear el rescate, la revaloración científica de estos sistemas de conocimientos, un rescate y
valoración que sólo busca la posibilidad de usufructuar lo que pueda servir para plantear
innovaciones y/o soluciones a problemas concretos, y sobre todo la posibilidad de patentar
grandes descubrimientos a partir de los conocimientos y biodiversidad sustentados por las
comunidades locales. Enfoque que irrespeta y niega todos los principios éticos en torno a
conocimientos creados y transmitidos colectivamente. Enfoque que produce resultados privados
a partir de expropiaciones ilegales de la herencia cultural e intelectual de las comunidades
indígenas y locales.
LA ETNOBIOLOGÍA Y SU QUEHACER
Javier Caballero (1999) reconoce que durante la corta historia de esta disciplina se han
desarrollado diversos enfoques. Esta heterogeneidad teórica y metodológica está relacionada con
las diferentes orientaciones académicas de los etnobiólogos, sea en Biología, en Antropología o
en otras ciencias afines. Bajo esta variedad de enfoques es posible reconocer tres dominios
básicos en el quehacer etnobiológico:
c) Las bases culturales y las consecuencias biológicas del manejo de los recursos
biológicos por los seres humanos a lo largo del tiempo
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perspectivas ecológicas, genéticas, evolutivas, cognoscitivas y simbólicas basadas en las
tendencias que tienen o tenían los grupos humanos para:
¿Podrá, por ejemplo subsistir el bosque sin las culturas que lo sustentan?
10) Profundizar las relaciones entre biodiversidad y grupos locales o tradicionales, el llegar
a conocerlas en su complejidad contribuye a enriquecer el marco teórico y práctico de las
estrategias de uso, manejo y conservación de los recursos biológicos y de las culturas que los
sustentan.
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Por ejemplo, el Quimico-farmaceuta busca principios activos de plantas contra ciertas
enfermedades, mientras el chamán o curandero busca una planta (o mezcla de plantas) únicas
contra el sufrimiento de una persona específica; el médico busca curar la enfermedad, el indígena
(prevenir) la fuente de la enfermedad.
Así muchos de los criterios de evaluación no son interpretables por botánicos, farmacéutas,
médicos, agrónomos, por que estos hacen parte de una cosmovisión, de una visión integral del
conocimiento (mitos, rituales, tradiciones), casi siempre esta perspectiva es diferente a la de
las ciencias positivistas y este hecho de ser diferente no hace que sea menos válida para los
portadores de estas culturas.
Por la misma razón, la evaluación que hagamos desde nuestra visión occidental sólo podrá tener
importancia para la ciencia occidental pero no para las comunidades tradicionales. Por eso tal
vez la ciencia muestra muy poco interés y respeto por la cosmovisión de las comunidades o
etnias locales, pero si encuentra elementos biológicos y conocimientos tradicionales asociados
de mucho interés científico y principalmente utilitarista, sobre todo, por compañías
alimentarias, semillistas, farmacéuticas y biotecnológicas que han descubierto que si los recursos
genéticos estaban acompañados por conocimientos tradicionales, sus inversiones y riesgos
disminuyen, ganan tiempo y esfuerzo en encontrar nuevos productos potenciales.
Y es principalmente en los aspectos culturales donde debe hacer mayor énfasis, ya que entre los
seres vivos, él que más incide sobre su medio para explotarlo, mantenerlo, trasformarlo o
alterarlo, es el hombre y este actúa mediado por la cultura. En efecto, cada cultura inculca
en sus poseedores una forma particular de ver el mundo, no sólo para conocerlo, sino
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también para actuar en dentro de él. Definida la cultura como un conjunto de valores, de
formaciones ideológicas, de sistemas de significación, de técnicas y prácticas productivas, de
estilos de vida.
Así por ejemplo los estudios etnobotánicos realizados por científicos sociales dan importantes
resultados en cuanto al concepto sociocultural referente a la enfermedad y la forma de uso de las
plantas medicinales, pero son cuestionables sus resultados en relación con la taxonomía y las
condiciones naturales de distribución de los recursos. Situación contraria sucede con las
investigaciones dirigidas por investigadores de las ciencias biológicas, en donde la información
sociocultural que acompañan los resultados es escasa o poco convincente.
De aquí la importancia de la construcción de la ETNOBIOLOGÍA como una nueva corriente
de acción y pensamiento, independiente, diversa y compleja que abarque no sólo lo
biológico y todos los aspectos relacionados con los organismos vivos, el ambiente y los
agroecosistemas, sino además todos los aspectos sociales, todos los aspectos del
conocimiento y la cultura ligados a la naturaleza. No solamente Biólogos haciendo etnología,
o antropólogos haciendo biología, sino la formación de investigadores formados integral y
transdisciplinariamente como etnobiólogos.
De todas maneras el conocimiento tradicional tiene un gran valor, no sólo por la cultura en que
desarrolla y se conserva, sino también por los beneficios que puede brindar a otros pueblos del
mundo. Muchos científicos y personas valoran este conocimiento local, lo hallan sumamente útil
para resolver problemas complejos de salud, agricultura, educación y del ambiente en muchos
pueblos y países, eso sí haciendo los salvamentos éticos e intelectuales (por ejemplo respeto por
sus culturas y derechos intelectuales, el no patentamiento ni de recursos ni de los conocimientos).
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7. La etnobiología ante todo fortalece y apoya la gestión y el desarrollo local
comunitario. Hoy, la base del conocimiento tradicional tiene tanto riesgo de desaparecer
como la flora y fauna silvestre. De aquí la importancia de revertir, devolver, retornar los
resultados. Estos estudios deben afianzar, y no debilitar las cosmogonias de los
pueblos, además deben de servir para su bienestar comunitario, conservación de sus
culturas y biodiversidad en el tiempo y espacio.
La Etnobiología, como todas las etnociencias son disciplinas que se centran en los
encuentros, así nos lo recuerda Amaya Aldabe (1999):
Patton (1993) dice que la diversidad en las culturas rurales es lo que ha permitido el
óptimo y racional aprovechamiento de sus recursos. La diversidad, el éxito adaptativo y
el compromiso al medio inmediato es lo que le dá un valor común de tanta importancia.
f) Principios éticos: esto implica, también, que el estudiar otras culturas debe suponer un
reto al investigador que va más allá de la ciencia, pues éste tiene que ser capaz de
proponer sin imponer, de respeto, de aprender sin juzgar y de trabajar en cooperación con
otros hombres, compartiendo lo que se aprende en beneficio de todos.
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Por otro lado, las culturas que nutren de conocimiento a la Etnociencias, están
desapareciendo de manera continua y creciente, debido a la pérdida de su hábitat y a la
pobreza y miseria en la que se ven sumidas gracias al “desarrollismo” de la cultura
occidental, que las empuja a convertirse a su manera o desaparecer.