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Aspectos iniciales
Junto con lo anterior, se puede afirmar que el héroe tiene funciones y una
naturaleza que no es posible reducirlas a reglas generales, pero esto no quita
que no tengan cualidades distintivas. En síntesis, el héroe es un elemento
mediador (entre lo divino y lo humano, entre el orden y el desorden, entre otros)
y su naturaleza es ambivalente ya que tiene aspectos sublimes, dignos de imitar,
y otros destructivos, grotescos.
Ya visto el concepto de héroe, sólo nos falta abordar el de “monstruo” para así
poder analizar las diferentes obras. En este caso utilizaremos el texto La era
neobarroca, de Omar Calabrese; veremos también que el monstruo se aplica al
héroe de forma exterior y de forma interior. Es imperante decir que la figura del
monstruo siempre ha estado presente en toda la historia de la literatura, sólo
debemos recordar algunos ejemplos: Ulises se enfrenta a varios monstruos
(Polifemo, Circe, Escila y Caribdis, entre otros); también está presente en la
actualidad, ya sea por películas, series o libros. En síntesis, podemos afirmar
que la figura del monstruo está “rondando” siempre a los protagonistas, pero,
¿qué significa ser un monstruo?
En otras palabras, el monstruo rompe con las normas (no acepta las leyes)
jurídicas y biológicas, lo cual lo sitúa como alguien “anormal” que se encuentra
fuera de las categorías enmarcadas en las estructuras civiles.
El tema del monstruo en Robinson Crusoequizás no sea tan notorio, ya que dicha
obra está enmarcada en el contexto de la Ilustración, del Clasicismo, y por lo
tanto es difícil notar lo monstruoso en dicha obra. Pero este elemento sí está en
el libro de Defoe y tiene un rol importante en el desarrollo de la obra. El monstruo
es exterior, se muestra al personaje y causa en el protagonista asombro, lo cual
se asocia a la espectacularidad descrita por Calabrese.