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Adolescente que despierta

Una deliberación del ala y la tormenta es lo que cae cuando


la agria balandronada de los sueños se pega al paladar
y el muchacho despierta en la mañana
penetrando el espejo con un grito. La estridencia que acecha
en la materia de los violoncellos, el enemigo bosque
turgente como una curva embreada, someten bruscamente
su furor y su régimen.
Y el muchacho despierta en el silencio
tatuado por el vuelo de un mosquito
y el terror se evapora con el sol
que empuja levemente al aire perezoso.
No ha crujido la rama ni se ha partido el
trueno
y el burro blanco rumia bajo el sol de noviembre. No habrá noche
esta vez,
ni el sol tirará de sus redes llevándose este suave calor a las
sentinas.
Y el zumbido infinito de la queresa, indica
que el tiempo no transcurre.
(Esta misma mañana podría suceder
toda una historia de gorriones y de bárbaros, un confuso ajedrez
de mil mundos guerreando sobre la palma de una mano, un mismo
verbo
gimiendo y levantándose como un licor amargo
en los zócalos de las ciudades. Aquí
sólo el silencio es música; y las leyes del cielo tiran inasibles
plomadas
de inmensas catedrales. El tiempo avanza y vuelve
a retroceder como una pulsación, y hay algo de paz y levedad en el
conejo,
y ese musgo que crece sobre los yesos apagados y húmedos.)
No habrá más noche ni lloverá de noche,
y toda el agua cabe en una espumadera, y el muchacho
ha de lavar su cuerpo con ese jabón áspero, bajo esa luna
transparente,
comida por el sol, casi
un trapecio de niebla.
Huele a escorzonera y la piel de conejo. Crecen
y caen reyes en las aguas del tiempo detenido.
No volverá a dejarnos
la luz del sol en ese frágil burladero del sueño, que convoca
las furias y las penas.
Del infante difunto
mimbre
La llamada de mi padre, alta como un penacho de plumas donde un niño dios nadaba entre dos aguas! Yo no conocía el
y al tacto como la pringamosa de aquellos baños. ¿Recuerdas? mar
Las aguas ferrosas que calentaban tu cuerpo tenían colores, y todo era sólido al tacto, como aquella familia
de serpiente plana, y la tierra se había descosido en sus que se había procreado entre cerros y estrellas, en tiempos tan
espacios, y llevábamos nuestra infancia como un estandarte lejanos
sin sombras, entre paraísos de yeso, y ángeles larvados como la lengua que hablaban los sirvientes. Pedro Granados
y la tía apócrifa. De ella digo, ¿qué digo?, que en sus ojos me cargaba conmovido. Sus más jóvenes hijos eran muertos
ardían mis espadas de estaño y que se había fugado en un aluvión de piedra y lodo, y yo había oído
cuando las hogueras carcomían la noche de San Juan. que en ciertos días perdía la memoria. Oh, y la hermosa
Se me había advertido, se me había repetido: “Octavio, Octavio, caligrafía
una gran ola salió del río cuando tú nacías. Nos salvamos de tu madre, y sus manos que dibujaban catedrales de barro
porque las campanas sonaron a muerto y la familia cocido,
había cavilado toda esa madrugada. Trepamos a los cerros y los prohibidos baúles de cuero, donde los libros se agitaban
y durante todo un día vimos morir al pueblo. El Huascarán como peces asustados!
nos miraba y entonces fue que sentimos esa blancura De qué se llora, dí de qué se llora
imperdonable”. cuando se tiene padres sólidos, y la saliva invade la boca,
(Nosotros tres habíamos enterrado ceremoniosamente, y se ha recibido una vieja cuchara de plata,
en un rincón del patio, bajo la gotera, al canario muerto entre y se pasea, a la luz de la luna, por un bosque de cedros
las trenzas de mi hermana. Las campanas del ángelus nos conteniendo las ganas de orinar. De qué se llora entonces
doblaban las rodillas cuando en las tardes de yodo hemos prendido velas
y de la muerte sabíamos que era una bella palabra. a los santos patronos, cuando nada ha caído, salvo, tal vez,
Sí, porque mirábamos a los púlpitos de arcilla achacosa el nido de ese pájaro en un charco. De qué se llora
en donde dormitaban ángeles bonachones, y nosotros sabíamos cuando los días se cierran como un aro y el mundo
llevar el domingo en los hombros, como una prenda nueva.) es una palabra que salta y produce escozor en nuestras lenguas?...
No volverás a aquello, ni hallarás ese patio Recuerdas, exiliado por tu brutal sonambulismo, recuerdas
cuadrado las alcantarillas de tu ciudad que nutrieron al río de oro,
con una fecha dibujada en piedras negras. recuerdas el abrevadero, junto a la alameda de los muertos
Los países se encogen marcada con enormes piedras blancas como el llanto de un dios,
como esa tía abuela que olía a alcanfor, donde se encontraban los talismanes y los palos torcidos
y los hierros de las capitales inundan esos claros espacios que inundaban de majestad tu frente?
donde tu corazón anclaba, como un canto rodado. No sentirás (Seres, nombres de seres.
los pasos de tu padre midiendo las estancias donde los retratos Deslumbramiento de monos habladores bajo el cielo feriado./
negreaban, como párpados muertos. No volverás Tambores
recuerdas ahora? de piel de chivo alejando cosas y cosas de bronce
ahora recuerdas? “Júrame que no dirás hacia las capitales escarlata, mientras mi madre, partícipe de mi
a nadie que esa lechecita sueño, aguardaba por unas bellas frutas que yo había visto
que tienen los grandes entra en el mercado, al fondo, junto a las ollas pintadas.)
al estómago, y después dicen que De este destino diré hoy que lo ví crecer
nace el hijo. Como a la Asunción, como el arco de yeso de la casa, cuando mi sombra huía
te acuerdas de su barriga. No lo digas como una llama muerta. Y del llanto que pendió
a nadie”. Y nosotros espiábamos, porque en el pórtico de esa de los dedos monótonos, digo que puede ser ternísimo
casa cuando se tiene una espada de lata
que olía a jazmines, las hermanas Cárdenas besaban, y las estrellas llegan a abrevar sus distancias
y se hacían besar por los soldados. en la mirada parda.
Entonces los sudores repentinos desleían las sábanas de lino, Porque yo recuerdo
y yo había creído en los cuentos de la india desdentada que tuve todo eso, y que vi reposar a un burro blanco
que vendía yerbas contra el mal de ojos, y cuando vi en el sol de Enero y que oí comentar a los mayores
esa mano huesuda en el terrado, bajo ese cielo rojo, las noticias de cierta lejana guerra. Y el movimiento del caballo
ella rió y lloró, cubriéndome de besos. y ese rey perezoso me retuvieron horas y horas
Oh, los sueños, los sueños que tomaban la forma de cestos de en el perfume de la media mañana, bajo el sol de Enero,
esperando la brillante jugada de mi padre
Aria verde I

Así avanzamos a bayona bajo el domo de luz


el cayado era agua y el sol líquido
tres golpes de violoncello y en la laguna el cisne grazna
un último gemido y un nuevo nacimiento
ojos de amor líquidos & alguien cantó bajo las leves aguas:
Be not afeard. The Isle is full of noises.
Sounds, and sweet airs, that give delight and hurt not
Yah, la misma fuerza
que lleva hacia su centro un corazón de palo y el mío
propio
Then I see
otros bosques, la prehistoria del carbón y la greda
bestias móviles / la hormiga y la azucena /
otra Ley más verde y numerosa
entretejida con la ley animal ocupando el planeta
& ese relámpago verde y amarillo: A
simple fórmula de vida que subyace
A
no evidente a los ojos oculta en la evidencia
A igualada a misterio a sagesse
indica a sí misma
presenciando la barbarie y la muerte entre los hombres.
Aria verde II
& el hombre en algún tiempo fue recolector y nómade
/ grandes simios herbívoros
ah recuerdo arquetípico /los sucesivos paraísos derrumbados
pero en lo nuevo habita el germen de lo viejo & viceversa
& la historia carnal y la historia espacial
confluyen en un punto
again
Donna m´aparve sotto verde manto
vestita di color di fiamma viva
canto /
Y vimos:
la nostalgia
del viaje aniquila a la nostalgia de la tierra y somos nómades
confiados a la Rosa de los Vientos / N S E & O
rota la posesión
no casa / no animal / no objeto /no persona
& nada pertenece a nadie
recolectores de los Super Markets y las viñas
trabajo = juego
las incesantes migraciones / por amor
intercambios de continentes y de razas
no padre único / no única madre:
hijos hijos de todos
el amor finalmente el medio humano / So:
Qué es el dinero? me dijo un niño
mostrándome ambas manos llenas
Qué podía yo responderle al niño?
yo no sé, como él, qué es el dinero
& la armonía se alimenta a sí misma
incesantemente.
Aria verde III
Canta amor mío desnúdate bajo la lluvia
no más guardias en la Ciudad
pero un mundo hecho a imagen y semejanza de los niños
no Ciudad no Campo
/ En el principio era el deleite entre los hombres /
& tendida en la hierba
mirando millones de estrellas te miran
morderás una manzana
again
& saldremos del domo cristalino hacia las estrellas.
Morada del Hombre
Idea que se encarna en amor & viceversa, / no más / el
tiempo impone un límite
la energía sensible que emana de la naturaleza & de los
astros
La muerte del niño Jesús Tranvía nocturno

No he prendido el lamparín de kerosene desde hace No he prendido el lamparín de kerosene desde hace
cuatro noches. cuatro noches.
Mis ojos sin embargo están clavados en la mecha Mis ojos sin embargo están clavados en la mecha
reseca. reseca.
Ciego ante las tinieblas como es ciega la polilla ante la Ciego ante las tinieblas como es ciega la polilla ante la
luz. luz.
Mis ojos de carnero degollado. Pobre mierda: lechuza Mis ojos de carnero degollado. Pobre mierda: lechuza
de las dunas. de las dunas.

Y sé que el Niño no premia ni castiga. Aquí no hay Y sé que el Niño no premia ni castiga. Aquí no hay
Dios. Dios.
Y sé que hay luna llena pues me duelen las plantas de Y sé que hay luna llena pues me duelen las plantas de
los pies. los pies.
Luna que en un par de horas ya será más oscura que Luna que en un par de horas ya será más oscura que
este cielo. este cielo.
Y Aguas y vientos color de uva rosada. Y Aguas y vientos color de uva rosada.
Y los devotos entonces a la mar —por unos pocos Y los devotos entonces a la mar —por unos pocos
peces. peces.
Y las devotas entonces a los campos —por unos pocos Y las devotas entonces a los campos —por unos pocos
higos. higos.
Tanta vaina carajo. El gallo enterró el pico. Tanta vaina carajo. El gallo enterró el pico.
Un mar de cochayuyos y malaguas y un arenal de Un mar de cochayuyos y malaguas y un arenal de
mierda. mierda.
Somos hijos de los hijos de la sal. Somos hijos de los hijos de la sal.
No haré un huerto florido en esta tumba. A Mala iré, No haré un huerto florido en esta tumba. A Mala iré,
por fiar mangos verdes y maduros y una torre de por fiar mangos verdes y maduros y una torre de
plátanos. plátanos.
Después Después
por mi negocio iré. Todo a Lima, compadre, a Lima iré. por mi negocio iré. Todo a Lima, compadre, a Lima iré.
El Niño está bien muerto. El aire apesta. El Niño está bien muerto. El aire apesta.
Clavo la puerta. Clavo la puerta.
Entierro la atarraya. Entierro la atarraya.
Enciendo el lamparín. Enciendo el lamparín.
Un perro negro

Un perro. Un prado.
Un perro negro sobre un gran prado verde.
¿Es posible que en un país como éste aún exista un perro
negro sobre un gran prado verde?
Un perro negro ni grande ni pequeño ni peludo ni pelado
ni manso ni feroz.
Un perro negro común y corriente sobre un prado ordinario.
Un perro. Un prado.
En este país un perro negro sobre un gran prado verde
Es cosa de maravilla y de rencor.
Y antes que el olvido nos

Lo que quiero recordar es una calle. Calle que nombro por no


nombrar el tambo de Gabriel
y el pampón de los perros y el pozo seco de Clara Vallarino y
la higuera del diablo.
Y quiero recordarla antes que se hunda en todas las memorias así
como se hundió bajo la arena del gobierno de Odría en el año 50.
Los viejos que jugaban dominó ya no eran ni recuerdo.
Nadie jugaba y nadie se apuraba en esa calle, ni aun
los remolinos del terral pesados como piedras.
Ya no había hacia dónde salir ni adonde entrar. La neblina o el sol
eran de arena.
Apenas los muchachos y los perros corríamos tras el camión
azul del abuelo de Celia.
El camión de agua dulce, con sus cilindros altos de Castrol.
Yo pisé entonces una botella rota. Los muchachos (tal vez) se
convirtieron en estatuas de sal.
Los perros (pobres perros) fueron muertos por el guardián de la
Urbanizadora.
Y la Urbanizadora tenía unos tractores amarillos y puso los
cordeles y nombró como calles las tierras que nosotros no
habíamos nombrado.
(También son sólo olvido.)

Lo que quiero recordar es una calle. No sé ni para qué.


La araña cuelga demasiado lejos de la tierra

La araña cuelga demasiado lejos de la tierra,


tiene ocho patas peludas y rápidas como las mías
y tiene mal humor y puede ser grosera como yo
y tiene un sexo y una hembra -o macho, es difícil
saberlo en las arañas- y dos o tres amigos,
desde hace algunos años
almuerza todo lo que se enreda en su tela
y su apetito es casi como el mío, aunque yo pelo
los animales antes de morderlos y soy desordenado,
la araña cuelga demasiado lejos de la tierra
y ha de morir en su redonda casa de saliva,
y yo cuelgo demasiado lejos de la tierra
pero eso me preocupa: quisiera caminar alegremente
unos cuantos kilómetros sobre los gordos pastos
antes de que me entierren,
y ésa será mi habilidad.
Paracas

Desde temprano
crece el agua entre la roja espada
de unas conchas

y gaviotas de quebradizos dedos


mastican el muy muy de la marea

hasta quedar hinchadas como botes


tendidos junto al sol.

Sólo trapos
y cráneos de los muertos, nos anuncian

que bajo estas arenas


sembraron en manada a nuestros padres.
Cesar Calvo
El retorno
Todos los rostros se desprenden
De nuestros ojos caen como cáscaras los años
Sin embargo debemos sonreír como ese espejo
Donde un soplo borró la imagen más amada
Y desteñidos paisajes se aniegan en lo oscuro

Hasta que sentimos sobre nuestros ojos


Las primeras paladas de tierra
La última caricia inacabable
Y nos reconciliamos con nuestra procedencia

Así ha ocurrido siempre y así tendrá que ser


Y luego de la helada corriente y luego
De enterrada la luna entre sus aguas
En el siguiente día
El mismo solo muere por una sola vez
Caerá como un río sobre campos sin memoria

Fábula

El Rey escucha sólo


los pasos que se alejan, los disuelve
en su sueño,
ignora que es un sueño inacabable.
Soñando despertarse, un río de oro
cruza, corona roja, sobre el mundo.
Se despierta entonces y su muerte
desencadena el alba, la matanza.

Venid a ver el cuarto del poeta

Venid a ver el cuarto del poeta.

Desde la calle
hasta mi corazón
hay cincuenta peldaños de pobreza.
Subidlos.
A la izquierda.

Si encontráis a mi madre en el camino,


cosiendo su ternura a mi tristeza,
preguntadle
por el amado cuarto del poeta.

Si encontráis a Evelina
contemplando morir la primavera,
preguntadle
por mi alma
y también por el cuarto del poeta.

Y si encontráis llorando a la alegría


océanos y océanos de arena,
preguntadle
por todos
y llegaréis al cuarto del poeta:
una silla, una lámpara,
un tintero de sangre, otro de ausencia,
las arañas tejiendo sordos ruidos
empolvados de lágrimas ajenas,
y un papel donde el tiempo
reclina tenazmente la cabeza.

Venid a ver el cuarto del poeta.


Salid a ver el cuarto del poeta.
Desde mi corazón
hasta los otros
hay cincuenta peldaños de paciencia.
¡Voladlos, compañeros!

(si no me halláis
entonces
preguntadme
dónde estoy encendiendo las hogueras.)

Edipo ciego

Con ella se ha acostado en aquel cuerpo


donde un padre retorna, sin saberlo
ha mordido su cálida cintura,
la vieja cera de un amor sin nombre
gotea entre sus piernas abrasadas.
Con inútiles paños ha cubierto
aquel espejo donde
envejece de pronto, poseída
por la capa del Rey. Tiniebla es el recuerdo
y los cuerpos jadean sin memoria
pero luego conversan en el muro
sus sombras, viejas cosas, y se sientan,
velan la breve muerte de los hijos saciados.

Aquel bello pariente de los pájaros

Aquel bello pariente de los pájaros


que escondía su sombra de la lluvia
mientras tú dirigías
sobre ardientes cuadernos el vuelo de su mano.
El niño que subía
por el estambre rojo del verano
para contarte ríos de perfume,
cabellos rubios y país de nardos.
Tu niño preferido -¡si lo vieras!-
es el alma de un ciego que pena entre los cactus.
Es hoy el otro, el sin reír, el pálido,
rabioso jardinero de otoños enterrados.

¿Y sabiendo esto lo quisiste tanto?


¿Lo acostumbraste al mar,
al sol,
al viento, para que hoy ande respirando asfixias
en un pozo de náufragos?
¿Para esta pobre condición de niebla
defendiste su luz de enamorado?

Poesía, no quiero este camino


que me lleva a pisar sangre en el prado
cuando la luna dice que es rocío
y cuando mi alma jura que es espanto.

Poesía, no quiero este destino.


Llévate tus sandalias.
¡Devuélveme mis manos!

El final de la historia lo dirán las estrellas

Carmen Luz Bejarano


Sembradora I

Sembradora II

Javier Heraud

Palabra de guerrillero

Porque mi patria es hermosa


corno una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.

Refúgienme como siempre


En vuestros pechos

ES IMPOSIBLE
(A mis amigos)
Sólo quiero conocerme
a fondo como siempre,
sólo quiero
descansar en tierra muerta y en olvido.
Yo podría vivir solo
en el mar,
o en los montes,
pero siempre
necesitaría
de unos cuantos,
de un puñado,
de un racimo
de amigos
para pasar las
noches al lado
del café y del
silencio.
Refúgienme
como siempre
en vuestros
pechos,
corazones
alertas.
No sé si
podré
escribir
más
pues
ya
no
puedo
arreglar
este poema
librarme de esta
mesa, librarme
de
esta sidra.

POEMA EN EL AVION*
Si acaso me preguntan
dónde estuve
y si insistentes, quieren
averiguar los sitios que he pisado,
les diré.
"Tres meses son tres años,
tres años son tres días,
tres días son tres horas,
y en verdad, en verdad hablando
sólo salía dar una vuelta
por el parque,
entré al cinema
me tropecé con otras gentes en otras
partes.
Y ya estoy aquí,
nada le ha pasado a nadie,
yo sigo como siempre
admirando los ríos del otoño,
yo sigo como siempre
esperando al verano para maldecirlo,
y conversando con mis viejos
objetos adorados:
y no pregunten más,
que de mí no habrá ya más respuestas".
Bien, yo deberé decirles
a mis amigos "lo he hecho.
Estuve en Moscú.
Aquella vez que volví a casa
me sentí muy derrotado."

En la Plaza Roja

A estas horas, en estos días,


estuve en Moscú,
y desde mi piso 23 del hotel Ucraína
vi al río Moscu de noche
y a una ciudad de noche
que vive y duerme en la paz
de sus auroras.
A estas horas, Arturo y Mario
pasearán Moscú.
Pero es diferente.
Ellos hablarán con Marcos Ana,
hablarán de España,
verán en los ojos más abiertos
de su pueblo
el renacer y la esperanza
(Pero es diferente
estamos en 1962
Nicolaiev y Popóvich
suman más de 100 vueltas,
Ellos caminarán por la Plaza Roja,
hablarán de mí entre adoquines.
Yo también quisiera hablar
con Marcos Ana,
contarle de mi pueblo y de su lucha.
Pero ahora
(no es demagógico decirlo)
hay otras luchas que hacer,
y Arturo y Mario hablarán por mí
con las palomas.

dos preguntas

primera pregunta

"¿En qué lugar de Lima, la dorada,


vivían los que la coristruyeron?"
(Bertolt Brecht)

segunda pregunta

¿Por qué será que todavía existen


infelices que nos hablan de una Lima
señorial, antigua, colonial y bella?
¿Por que quedan todavía desgraciados
que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
las tapadas, los balcones, la alameda,
si de eso sólo queda un basural de hambre,
de miseria y de mentira?
Ciudad de los Reyes
de la explotación y el hambre,
tres veces coronada por la sumisión,
ciudad triste, hambrienta, mísera
por todos lados,
salvo pequeños rinconcitos
donde se canta "la flor de la canela"
"viva el Perú y sereno" y se bebe whisky
con hielo y cocacolas.

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