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Argentina Eduardo Rabossi


BIBLIOTECA
IBEROAMERICANA
DE PENSAMIENTO

En el comienzo
Dios creó el Canon
FERNANDA NúÑEZ BECERRA La prostitución y su represión
Biblia berolinensis
en la ciudad de México (siglo XIX)
Prácticas y representaciones ENSAYOS SOBRE LA CONDICIÓN DE LA FILOSOFÍA

RAFAEL MoNTESINOS CARRERA Las rutas de la masculinidad


Ensayos sobre el cambio cultural
y el mundo moderno

SAMUEL CABANCHIK El giro pragmático


FEDERICO PENELAS en la filosofía contemporánea
VERÓNICA Tozzi (comps.)

FRANCISCO DELICH Repensar América latina


con una entrevista a Celso Furtado

JosÉ NuN (comp.) Debates de Mayo:


ALEJANDRO GRIMSON (col.) Nación, cultura y política

FRANCisco DELICH Sociedades invisibles


La cultura de la ingobernabilidad
en América latina

EDUARDO RABOSSI En el comienzo Dios creó el Canon.


Biblia berolinensis
Índice
Rabossi, Eduardo
En el comienzo Dios creó el Canon: Biblia berolinensis. - 1a ed. - Buenos Aires:
Celtia-Gedisa, 2008.-232 p.; 23 x 16 cm.

ISBN 978-950-9113-76-3

1. Filosofía. 2. Historia de la filosofía. l. Título


CDD 190 Prólogo ..... 11

1. La trama
'Tres conjeturas . 13
Un plan . . . . . 16

2. La filosofía institucionalizada
Ilustración de tapa: Sergio Manela
¿Cómo es la filosofía? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Los filósofos y la idea de una facultad de filosofía . 27
Primera edición, marzo de 2008, Buenos Aires, Argentina
La construcción de la filosofía académica . 34
La pérdida del poder imperial . . 40
Lo que el idealismo nos legó . 50
© Editorial Celtia S. A.- Gedisa, S.A. La prosperidad de la filosofía 56
Maure 1653
(C1426CUC) Buenos Aires, Argentina 3. El canon
Tel (011) 4771-0085 y 4772-6685 Acerca de las profesiones . 60
Fax(011)4779-0588 La anomalía disciplinal: síntomas y diagnósticos 63
gedisa@gedisa.com El decálogo canónico . . . . . . . . . . . . . . 73
www.gedisa.com Las querellas canónicas y sus modalidades . 82
Los escenarios de las querellas canónicas . 86

Hecho el depósito legal que marca la ley 11.723.


4. La política y los filósofos
La filosofía incontaminada. . . . . . . . . 92
ISBN: 978-950-9113-76-3
Las póleis filosóficas y el doble discurso . 93
Impreso en Argentina La mundialización de la filosofía . . 94
Printed in Argentina El G4 y el triple discurso . 96
Filosofar en la periferia . . . . 103
Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio de
impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro 5. De críticos y transgresores
idioma. Los críticos querellantes: una visión sinóptica 108

7
Los transgresores . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Las miserias de la institucionalización . . . . . . 111
El ocaso de la racionalidad-a-cualquier-precio. 115
La banalidad del endogremialismo . . . . . . 119
El reino de la contingencia . . . . . . . . . . . . . 122
La deconstruccción y el nuevo iluminisp1o . . . . 128
La coerción argumentativa vs. la exploración pluralista 133
Los modos naturalizantes 138
Un balance . . . . . . 147 A Pablo
Federico
6. La Historia Oficial Camila
Algunas ambigüedades y varias asimetrías . 149 Dante
La historiografía de la filosofía como curiosidad. 152 Luciano
El Giro Histórico y la Historia Oficial . . . . . . . . . 169 Mara
Acerca del carácter filosófico de la Historia de la filosofía . 175
Las causas y los efectos del Giro Histórico 184

7. Anudando cabos
La caridad y el fair play. 192
La institucionalización y la contingencia . . . . . . . . . . 192
De semántica, conceptos y clases naturales disciplinales . 196
La función del Canon . . . . . . . . . . . . . . . ·. 199
Acerca de la anomalía, el disenso y la autonomía 201
Los problemas filosóficos perennes .. 208
Filosofía real vs. filosofía ideal. 211

Referencias bibliográficas. 215

Índice analítico. . . . . . . . 225

8
Prólogo

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<'Ah'""' ,] 1"'"'""
~~~V\...J.J..I,..U.L
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\,..<.1. \""'-J..f)U.J..J...I.'JtJ'

Nietzsche) expresó:

De todo lo escrito, amo sólo lo que alguien escribe con su sangre. Escribe tú
con sangre y te darás cuenta de que la sangre es espíritu.

La idea me gusta. Aunque estos ensayos no estén escritos con mi san-


gre (vale aclararlo porque nunca se sabe cuán metafórico es un pensador
alemán cuando habla de ella), puedo asegurar que no son fortuitos u oca-
sionales. Hace tiempo que los medito, expresan mi preocupación por el es-
tado de la disciplina y delatan mi adicción a una práctica compleja y poco
agradecida. N o pretenden revelar verdades hasta ahora ocultas; quieren ser
una contribución comprometida y poco típica a las controversias acerca de
la índole del filosofar y de la condición de la filosofía. Si lograran incentivar
la polémica, estarían plenamente justificados.
La idea de componer el libro me ocurrió cuando era investigador del
National Humanities Center y comenzó a tomar forma durante mi esta-
día en el Wissenschaftkolleg zu Berlín. Agradezco a Bob Connor y Wolf
Lepenis, sus directores, las atenciones y el apoyo que me prodigaron. Más
tarde tuve oportunidad de exponer parte del material en centros universi-
tarios, coloquios y seminarios en la Argentina y en el exterior. Los comen-
tarios y las críticas que recibí me han resultado de suma utilidad.
Como la lista de reconocimientos podría llegar a ser desmesurada, pre-
fiero callarla. Es justo, sin embargo, que agradezca a quienes leyeron el
texto, en todo o en parte, y me ayudaron a mejorarlo: Eduardo García Bel-
sunce, Alberto Moretti, Osvaldo Paschero, Diana Pérez y Juan Rodríguez
Larreta, y a quienes me asistieron con comentarios, datos bibliográficos o
en el cuidado editorial: Daniel Brauer, Mario Caimi, Edgardo Castro, Mó-
nica Cragnolini, María Cristina González, Gregorio Wainberg y, también,
Ana María Calzetta y Cecilia Rabossi.

II
Una aclaración. Borges se sabía incapaz de escribir obras de largo alien-
to: no era Tolstoy ni Proust. No se tuvo a menos por ello; en el Prólogo a 1. La trama
Ficciones, escribió:

Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de ex-


playar en quinientas páginas una idea perfecta cuya exposición oral cabe en
pocos minutos. Mejor simular que los libros ya existen y ofrecer un resumen,
un comentario ... -Más razonable, más inepto, más haragán, he preferido la
escritura de notas sobre libros imaginarios. Tres conjeturas

Como padezco la misma incapacidad, el gambito borgeano me parece 1) La filosofía_, es decir_, lo que concebimos_, practicamos y valoramos
estupendo. Pido, pues, al lector que considere estos ensayos un extracto, como filosofía_, es una disciplina joven: sólo cuenta unos doscientos años
quizá la glosa, de un libro posible, muy extenso, minuciosamente argu- de edad.
mentado, con cientos de notas de pie de página e interminables referencias Sé que suena extraño. ¿No se practica la filosofía desde hace unos dos
bibliográficas. Sobre las causas de mi limitación guardo silencio. mil quinientos años, al menos?

Buenos Aires, diciembre de 2004 2) La larga vida que se suele atribuir a la filosofía resulta de un relato
histórico elaborado, también_, unos doscientos años ha.
Hay más. A ser joven y contar con una historia de reciente data se
suma el hecho de que

3) la filosofía_, qua disciplina, es anómala_, anormal: las querellas


y los disensos que la afectan crónicamente no condicen con la jactan-
cia cognoscitiva de quienes la practicamos; la existencia de un doble
y hasta un triple discurso acerca de su vigencia y valor revela la exis-
tencia de distintas maneras de concebirla; las reiteradas incitaciones a
transgredir las condiciones de su ejercicio legítimo ponen en duda su
razón de ser.
Me propongo mostrar que las tres conjeturas son verosímiles y consi-
derar algunas de las consecuencias que se siguen de ello. El planteo básico
es éste.

una institución secular dedicada exclusivamente a la enseñanza y la inves-


tigación de excelencia, apoyada por el Estado y regida por estatutos pro-
pios. La universidad abarca un cuerpo de profesores estables que gozan de
la libertad de enseñar y de alumnos matriculados que tienen la libertad de
aprender cursando carreras y especialidades que culminan con la obtención
de títulos profesionales habilitantes. El plan se pone en práctica en Berlín,

12
se difunde en Alemania y termina imponiéndose en el mundo. Su vigencia ramos, surge de la confluencia de estos factores institucionales, culturales
actual es casi ecuménica. y teóricos.
En el nuevo sistema universitario, la filosofía es concebida, practi- La construcción canónica es admirable y las versiones teóricas que ha
cada y valorada de una manera inédita. Es una disciplina autónoma y inspirado son extraordinarias; pero no es exitosa. La filosofía no satis-
secular que produce un tipo de conocimiento sui géneris y está en con- face ni tiene miras de satisfacer sus inusuales pretensiones cognoscitivas:
diciones de fundamentar todos los demás saberes. Estos rasgos son la proliferan posiciones o enfoques antagónicos, no existe la· posibilidad de
contracara de la autonomía institucional: la filosofía se enseña, aprende establecer diálogos pluralistas en una escala más o menos amplia, no hay
y practica en una facultad o área separada de las demás. Quienes cum- criterios compartidos para identificar problemas, métodos, soluciones o
plen con el currrículo establecido y egresan de la facultad de .filosofía, fines viables, es imposible lograr consensos comunitarios aceptablemente
quedan habilitados para profesarla legítimamente: son autorizados a extensos y estables, y no hay relaciones fructíferas con otras disciplinas.
titularse filósofos. 1 Concordantemente, la idea de que los filósofos gozamos de capacidades
Las universidades abundan y, por consiguiente, abundan las facultades, cognitivas superiores y contamos con técnicas exquisitas que nos permiten
las escuelas y los departamentos de filosofía. El número de filósofos, aspi- producir un tipo de conocimiento especial expresado en verdades de valor
rantes o profesantes, es equiparable al de los especialistas y alumnos de las universal, es un mito; o al menos parece serlo.
disciplinas científicas más desarrolladas. Las revistas, los libros, las socie- Normalmente, la anomalía disciplinal de la filosofía suele ser ig-
dades, los congresos, las jornadas y los coloquios filosóficos se multiplican norada, sea por comodidad o por mero fatalismo: c'est la vie ... , c'est
por doquier. La filosofía florece en el mundo. la philosophie. Pero a veces el problema se torna insoslayable; algunos
Como es de suponer, los filósofos alemanes que ayudaron a diseñar sostienen, entonces, que la anomalía puede ser explicada, o aun justi-
la nueva universidad y a ejecutar el proyecto, impusieron su impronta ficada, y otros, en cambio, proponen corregirla colocando la filosofía
teórica. El idealismo, en distintos ropajes, se convirtió en la filosofía aca- en "el seguro camino de la ciencia", trazando los límites dentro de los
démica oficial. Sirt embargo, su legado no fue una doctrina filosófica, sino cuales la razón, el lenguaje o el aparato cognitivo pueden operar ade-
el canon de la profesión. El Canon, como lo lla!llaré de '!quí ~n m~s, C_Q~­ cuadamente, recomendando el método que una filosofía estricta debería
sagra la autonomía disciQ!inal de LaJilq~g_f~:L~s~!.2_l!!_~JQ_~alor~~g:q~-4~pe seguir o bien mostrando que la "lucha de los sistemas" es en realidad
~servar, afirma el carácter universal del conocimiento_ fi!~sófico, ~~S~(lC(l un enfrentamiento de concepciones del mundo, que surgen de trasfon-
la función del filósofo co!llo gu~!dián de la racionaJida~L~2-~~-(;l__gra la su- dos psicológicos, sociales o culturales divergentes. Las recetas abundan
pr~IJ"!~(19_ª_qel s~b~r filos_Q_~_<;_2_~_9bre ~ualguie~ otro; _ d~§ge la~ COQdic!2nes, pero ninguna alcanza a resolver el problema: ninguna logra superar los
.el ám~l!2__2!_2_2iq_yj2._S~()_!l!~f!is!.<?~P<?S!_~1~s__9~lfllosº-far !~gi~i!!!9~Además, límites de la escuela, la secta o la cofradía. Casi nadie advierte que en lo
el Canon atribuye a la filosofía una historia que habla de una sucesión esencial el problema de la anomalía disciplinal de la filosofía es de natu-
no azarosa de teorías y sistemas producidos por héroes inevitablemente raleza canónica, que está ligado a la naturaleza misma del Canon. Aun
comprometidos con la verdad y la racionalidad. La Historia Oficial, co- las posiciones filosóficas supuestamente revolucionarias que, entre otras
mo voy a denominarla, juega un papel crucial a la hora de asegurar a la cosas, anuncian la muerte de la filosofía o proponen superar metarrela-
filosofía la preeminencia cognoscitiva que se autoasigna. No es un simple tos tradicionales, adquieren sentido dentro del Canon, responden a sus
relato de hechos pasados, sino el despliegue del Canon a lo largo de los pautas y son hijas de sus limitaciones
siglos. En suma, la filosofía, tal como la concebimos, practicamos y~;¡¡;:::

1 El idioma español obliga a giros que transforman en pesada y antiestética la noble tarea de evi-
tar modalidades que conlleven diferencias de género. Pido, pues, a mis lectores/as que hagan por su
cuent~ las transforn:aciones que correspondan. Cuando digo, por ejemplo, los filósofos, deben leer
los filosofas y las filosofas, en el orden que prefieran.

15
Un plan de los países productores de filosofía (el G4, compuesto por cuatro grandes
póleis filosóficas domésticas: Alemania," Estados Unidos, Francia y Gran
La trama que acabo de exponer sugiere que los problemas que afec- Bretaña) y expongo su relación con los otros tipos de póleis. Como la exis-
tan a la filosofía involucran, al menos, cuatro cuestiones relacionadas: el tencia del G4 determina el carácter periférico de nuestro filosofar; dedico
origen y desarrollo institucional de la filosofía como disciplina autónoma; una sección a exponer los rasgos que caracterizan al filósofo periférico y la
el contenido, el funcionamiento y los ~!canees del Canon profesional; la índole de su penar teórico.
índole de la anomalía disciplinal y sus derivaciones; y la alegada condi- En el capítulo 5 clasifico las versiones canónicas protagonistas de que-
ción filosófica de la Historia Oficial. He aquí una avant premiere de lo rellas filosóficas de magnitud y ofrezco criterios para distinguir los filósofos
que sigue. críticos (los que cuestionan preceptos canónicos, pero respetan la legiti-
El capítulo 2 trata de la primera conjetura. Propongo dejar a un lado midad· del Canon) de los filósofos transgresores (los que lisa y llanamente
2 las preguntas clásicas "¿qué es la filosofía?" y "¿qué es el filosofar?", para proponen dejarlo a un lado). Analizo, como casos típicos, las transgresiones
preguntar, en cambio, "¿cómo son la filosofía y el filosofar?". La funda- alentadas por Schopenhauer, Nietzsche, Sacristán, Rorty, Derrida, Nozick
ción de la universidad moderna por obra de Wilhelm von Humboldt es y algunos naturalistas, y describo el escenario que podría generar cada tipo
el evento del siglo. Muestro cómo los filósofos más notables de la época de transgresión.
(Kant, Schelling, Fichte, Schleiermacher, Hegel) inspiraron la creación en La discusión acerca de la condición filosófica de la historia de la filoso-
Berlín de una facultad de filosofía concebida como morada de la razón fía, ocupa el capítulo 6. Expongo el desarrollo de la historiografía filosófica
y como sede de una disciplina secular y autónoma; analizo su legado, el hasta Kant y Hegel, y analizo sus novedosas tesis acerca de una historia
Canon profesional, y la índole de la supremacía que atribuyeron a la fi- filosofante de la filosofía; no por casualidad coinciden cronológicamente
losofía sobre la totalidad del saber; relato cómo ese dominio imperial se con el nacimiento del Canon. La nueva manera de entender la relación de
desmoronó a mediados del siglo XIX y por qué la independencia de las la filosofía con su historia inspira la Historia Oficial; la hipertrofia de la
disciplinas científicas produjo en la filosofía una crisis de identidad cuyos Historia Oficial produce el Giro Histórico. Analizo y evalúo el fenómeno
efectos perduran hasta nuestros días. Dedico la sección final al floreci- del predominio de la historia de la filosofía sobre la práctica efectiva de fi-
miento de la filosofía en el mundo actual. losofar y discuto algunos argumentos a favor del alegado carácter filosófico
En el capítulo 3 comienzo la lidia con la anomalía disciplinal de la fi- de la historia de la filosofía; también opino sobre los efectos negativos del
losofía. Caracterizo qué entiendo por profesión, explico en qué sentido la Giro Histórico.
filosofía se tornó una actividad profesional y expongo en detalle el decálogo Los cabos que pretendo anudar en el capítulo 7 tienen que ver con al-
canónico. Registro la curiosa coincidencia de los filósofos respecto de los gunas críticas que mi planteo general y mis acotaciones puntuales pueden
síntomas de la anomalía disciplinal y sus grandes diferencias en cuanto al inspirar: el carácter constitutivo que atribuyo a la institucionalización y
diagnóstico; el mío, como ya he adelantado, apunta a la naturaleza del Ca- la profesionalización de la filosofía, mi negativa a considerar la filosofía
non. Esto me lleva a analizar la índole de las querellas filosóficas, proponer y la historia de la filosofía como clases naturales disciplinales, la función
una clasificación de sus tipos más recurrentes y describir los escenarios en legitimadora que asigno al Canon, la relación que trazo entre la anomalía
los qtte s11elen tener llJ_gar. v¡ Pl rli~Pn~o
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.r·=-_,.----=====~..__- ....,._,_

En el capítulo 4 planteo cuestiohes relacionadas con la dimensión po- énfasis en saber cómo es realmente la filosofía.
lítica de la actividad filosófica. Introduzco la noción de pólis filosófica, No entra en mis planes alentar el escepticismo; tampoco sugerir recetas
analizo la índole del doble y hasta triple discurso en el que incurrimos los mágicas. Soy más pretencioso. Me agrada pensar que mis conjeturas pue-
filósofos cuando hablamos de nuestra disciplina y propongo distinguir la den ayudar a que las discusiones corrientes acerca de la filosofía y el filoso-
pólis filosófica mundial dy las póleis filosóficas particulares. En relación far cambien de tono y de contenido. La consigna podría ser: abandonemos
con el fenómeno de la mundialización de la filosofía, describo la influencia los caminos trillados y los modos solemnes; apuntemos al mundo filosófico

16 17
real, a la filosofía y al filosofar tal como son~ no a la filosofía y al filosofar
tal como se nos dice que son, porque es así como deberían ser. Comprender 2. La filosofía institucionalizada
cómo de hecho concebimos, practicamos y valoramos la filosofía, tiene un
carácter prioritario; hay tiempo, más tarde, para tomar partido por otras
cosas también ünportantes.

¿Cómo es la filosofía?

_ Si comenzara mi indagación preguntando, "¿qué es la filosofía?" y


"¿qué es filosofar?", nadie se sorprendería. Todos suponemos que en tren
de determinar la naturaleza de algo o de hacer explícito el contenido del
concepto correspondiente, lo mejor es preguntar: "¿Qué es x?". Este tipo
de pregunta tiene la extraña virtud de excitar nuestra libido teorizadora,
de empujarnos a proponer una definición de x que establezca, como corres-
ponde, lo que es con1ún a todos los x.
Nadie se sorprendería, es cierto, pero unos cuantos se enfadarían.
Quienes por simple curiosidad, o por interés profesional, han tratado
de enterarse, o de determinar, qué es la filosofía, qué es filosofar, han
constatado que las definiciones abundan y que cuando se las compara no
parecen ser compatibles. Razonablemente, la conclusión a la que llegan
es que un conjunto tal no hace a un conocimiento serio, que nadie sabe
muy bien qué es la filosofía aunque muchos crean saberlo, y que agregar
nuevos ejemplares a la lista de definiciones sólo puede tener un interés
antológico.
El exceso de ofer_!~':lcerca de l~_!l_aturaleza de la filosofía y del filosof~
es un prQplema cr§ni~Qgl.l~!_~l:liere un tratamiento de shock. ¿Qué tal si
abandonamos las consabidas preguntas del tipo "qué es x" e intentamos un
camino distinto; si en vez de buscar la esencia de la filosofía y del filosofar
tratamos de determinar las modalidades de su funcionamiento; si en lugar
de preguntar "qué es la filosofía" y "qué es filosofar", preguntamos "cómo
es la filosofía" y "cón1o es filosofar"?
Estas preguntas son interesantes porque plantean cuestiones poco tri-
lladas. Mueven a inquirir, por ejemplo, ¿dónde se enseña, aprende y prac-
tica eso que se da en llamar "filosofía"?, ¿desde cuándo se hace de esa
manera?, ¿quiénes producen filosofía?, ¿cómo la profesan?, ¿qué comparten
y en qué discrepan?, ¿qué metas cognoscitivas dicen perseguir?, ¿qué logros

r8
19
zapateros, maestras, actrices, actores, cupletistas, monjas, costureras, señoras
de su casa, damas de sociedad (Ortega y Gasset, 1951, V, pág. 169),
3. El Canon
es decir, trayectorias esquematizadas. En el nuevo giro semántico la noción
de car~er~ ha ido perdiendo el sentido individualista que Ciceró~ le otorgó,
para s1gn1ficar esquemas de vida, es decir, vidas típicas, genéricas abstrac-
tas, que el individuo encuentra establecidas en la sociedad. El co~cepto de
carrera o profesión tiene, pues, una dimensión sociológica. Las carreras son
"esq~~mas ~oc~a~es de vida, donde, en el mejor caso por vocación y libre
Acerca de las profesiones eleccwn, el1nd1v1duo aloja la suya".
La cosa no es nueva. En toda época y lugar las sociedades ofrecen un
La disciplina que llama1nos "filosofía" se constituye en el siglo XIX
repertorio ~e carr~ra~~ Más aún, .cuando evolucionan las sociedades engen-
cuando se funda la universidad moderna y se crean las facultades o escuelas dran una d1ferenC1ac10n progresiVa de las carreras.
de filosofía. La institucionalización de la filosofía consagra la profesionali-
zación; pero la práctica filosófica efectiva pone en evidencia una condición E.n los pueblos salvajes el hombre tiene que elegir en un repertorio muy redu-
disciplinal anón1ala. ¿Qué tengo en mente cuando digo que la filosofía es Cido: pastor, guerrero, mago, herrero, vate ... en la sociedad actual, hay una
una actividad profesional?, ¿qué quiero decir con eso de la anomalía disci- gran cantidad de ellas ... Los haceres se han diferenciado al complicarse, y se
plinal de la filosofía? La respuesta a estas preguntas va a ocupar el presente han especializado ... [Además], la carrera [estandarizada] no coincide nunca
capítulo. Vamos a por la primera. ~xactamente con lo que tiene que ser nuestra vida: incluye cosas que no nos
En un lúcido ensayo publicado en el periódico La Nación (Buenos mteresan Y deja fuera muchas que nos importan (Ortega y Gasset 1951 V
Aires, 1934), José Ortega y Gasset reflexiona sobre las carreras o pro- "' ' ' '
pag. 171).
fesiones. Plantea hipótesis sobre la evolución de la idea de carrera, que
con1ienza con una alusión al n1ero correr (del latín, currere) desde un si- Los seres humanos nos propone1nos seguir carreras y parecería con1o si
tio a otro siguiendo una trayectoria, pasa luego al correr en un estadio y cada uno hubiese fraguado libre1nente su tipo de vida. Pero en los hechos,
culn1ina con la "carrera [que] se hace sünbolo de la vida. Así en Cicerón: nunca se ?a una cosa tal. Nos encontramos con un repertorio de carreras,
Exiguum nobis vitae curriculum natura circumscripsit" [La naturaleza de pr?feswnes, hallan1os puestos vacíos, "alvéQlos huecos que la sociedad
nos detenninó un curso de vida exiguo o breve]. Ortega omite lo que si- 1nant1ene por su cuenta", que poden1os ocupar.
gue: "pero pleno de gloria". El hecho es que la sociedad necesita en todo 1nomento un cierto número
Los seres hun1anos nos vemos obligados a elegir la carrera de nuestra de servicios.
existencia, dice Ortega. Tene1nos que elegir lo que van1os a ser, "in1aginar,
... construir 1nediante la fantasía lo que vamos a hacer en el inmediato". Esto son propiamente las carreras: necesidades sociales ... Por esto la evo-
Bucean1os entonces en el entorno "para ver si ahí está ya lo que puede ser lución de las carreras no obedece sólo al~ nPrP.;:irl<::~rl rlP lAc ;nrl;u;rlnAC' C';,..,,....
~ - ..._..._.._,_..,..,_,~-~~ ._,_ ..l....._,.U .l..l..l.l.o..+.l. V .l.!ó-1.\.A.'LJJ,.. .._j.l.ll'-I

[nuestraj vída ... n1iramos ias de los otros hombres, las de lus que están ahí, también a lo social y por esto, a veces, lleva esa evolución a estadios e~ qu~
las de los h01nbres pasados". Así damos la diana a nuestra vocación, pres- ambas necesidades entran en conflicto. Originariamente ... eso que es hoy una
tan10S oído a esa "voz o rito imperativo que asciende desde nuestro íntimo carrera -por ejemplo, la filosofía, la milicia- fue vocación genial y creadora
fondo". Pero lo que encontran1os es de un hombre que sintió la radical necesidad íntima de hacer filosofía o de
combatir estratégicamente. Entonces ... el hacer filosófico y el guerrero son
... una urdimbre de vidas típicas: médicos, ingenieros, catedráticos, físicos, fi-
su plena realidad ... pero no son una "carrera". Ésta no es algo individual,
lósofos, labradores, industriales, comerciantes, militares, abogados, albañiles,
6r
6o
'l · d' ·duos puedan seguirlas La carrera es una realidad social, vigente y la imagen que la sociedad tiene de la profesión. Todo esto hace a
aunque so o m 1v1 ··· . . . .
una necesidad del cuerpo colectivo que exige el ejerCICiO de ctertas func10nes las profesiones y al profesionalismo; es lo que distingue los profesionales
de los amateurs, de los aficionados, de quienes se eqcuentran en el "estado
para él inexcusable (Ortega y Gasset, 1951, V, pág. 173).
de naturaleza del saber", al decir de Kant.
El ensayo de Ortega es el texto de la clase inicial de un curso de meta- Una dimensión adicional a tomar en cuenta es la profesionalidad. Tiene
que ver con los aspectos cualitativos del ejercicio profesional, con el modo
física. De ahí la incisiva pregunta que dirige a los oyentes:
en que se emplean las reglas del arte, los criterios de excelencia, los tics y
·E tedes se les hubiera ocurrido hacer metafísica si la filosofía no n1odales que rigen el trato mutuo, el cuidado en el ejercicio óptimo de la
s que a us . ,
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~_ -~-:~_.~ _ _.~ ~1 ~'"' " .... 1 r-,...hA 1"\-:tt·prp necesitar
L ~• T r • .. • .. .. -
pro1eS1on. La proteswnalldad supone el profesionalismo, pero no a la in-
fuese una funClOn SOClal que la ::>UI.,.,lCUclU, cU Hll y ,.... v<.UJ'-J't''-'L~~~. •'

y por ello la fomenta, sea con cátedras, sea por el hecho de publl~ac10n d.e
versa (Rabossi, 1994).
En s11n1a, cuando digo que la reforma humboldtiana institucionalizó la
libros, respeto colectivo hacia los que los escriben, o d~ 1~ que es mas at~actl­
vo, del denuesto y el odio del vulgo; en suma, del prest1g1o que es un atnbuto
filosofía e hizo del filosofar una profesión, quiero significar que generó el
dinámico puramente social adscrito a ciertas cosas? (Ortega y Gasset, 1951, profesionalisino y estableció, por ende,.el problema de la profesionalidad.
La idea de que la filosofía es una profesión, no suele tener buena prensa
V, pág. 173). entre quienes filosofan. Mi caracterización pretende ser neutral respecto de
El planteo de Ortega cuadra a la perfección con la tesis que estoy de- las ünplicaciones valorati vas que a menudo conllevan "profesión", "profe-
sional", "profesionalismo" y "profesionalidad", pero no todos admiten esta
fendiendo, pero requiere algunos aditamentos. . . " .
posibilidad. Algunos usan "profesional" para denostar a quienes hacen de
No todos los casos que Ortega 1nenciona en la "urdunbre de v1das tlpl-
s" cuadran con una noción clara de "carrera" o "profesión"; distingue las la filosofía una práctica excesivamente técnica; es el uso que hace Rorty
1 b . l l cuando relaciona la filosofía profesional con la filosofía analítica. Otros
carreras de los oficios e identifica a éstos con ostra ~JOS ~1anua es; ?er~ e
ca '
usan "profesional" como sinónimo de "académico" y asocian lo acadé-
problema sigue en pie. Creo que es preferible. introduCir pnn1~~o un ter:n1no
genérico, ocupación, por ejemplo, y caractenzar luego profe_sw~. Fern~ndez
mico con la tradición, lo adocenado, lo estéril y aun lo ridículo. Otros,
no admiten que se los considere profesionales porque creen que la misión
de Moratín ha sugerido, ingeniosamente, que una ocupacwn es el trabaJ.O
liberadora que el desino les ha asignado no puede estar sujeta a condicio-
cuidado que impide emplear el tiempo en otra cosa". Con m~nos graCia
0 namientos externos ni supeditada a cánones preestablecidos. Todas son
y en tren de autoplagio, señalaré que hay ocup.aciones que ex1gen p~"seer
"aptitudes y conocimientos especiales que reqmeren, as.~ vez, un p_euodo
opiniones respetables, aunque confieso que me cuesta hacerlas con1patibles
· t " Este período culmina en la obtencwn de un utulo o con e} cmnportamiento que exhiben sus cultores. En los hechos, no hay
d e entrenan11en o . .
certificación que lo habilita para ejercer. Los requisitos básicos ~~n fiJados,
filósofo reconocido que no satisfaga mi definición de "profesional" y no
s por el Estado. "Una profesión es una ocupac10n paga de pertenezca, haya pertenecido o haga lo posible por pertenecer, al á1nbito
en n1u el1 Os Caso , . . . universitario, tanto en lo concerniente a la práctica teórica como en lo que
carácter pennanente a la que se atribuye relevancia s~cial" ~cuyo eJe.rcicio
hace a la supervivencia económica.
en el n ercado laboral requiere la adquisición sistemática de ciertas a?tltudes
1
y conocimientos en condiciones establecidas de antemano (Raboss1, 1994).
Esto es lo básico. Va de suyo que una caracterización comple.ta tendna
que identificar, en cada caso, las infraestructuras ins:itucion~les ~l~volucra­
La ano1nalía disciplinal: síntomas y diagnósticos
das, el currículo establecido, los instrun1entos prop1os de~ eJercKlO p~ofe­
Supongan1os que lo dicho aclara lo que quiero significar cuando afirmo
sional, las incuinbencias, la inserción laboral (actual o posible), las n?rn1as
que la práctica de la filosofía es una actividad profesional. ¿Qué puedo decir
éticas del ejercicio profesional; también debería tmnar en cuenta la 1ndole
de la anó1nala condición disciplinal de la filosofía?
de los productos resultantes de dicho ejercicio (Derrida, 2002), el Canon

62
En el capítulo anterior lla1né la atención sobre el hecho de que, una vez .. .las filas de la filosofía se hallan en serio desorden. Las teoríasrefutan a las
teorías, las escuelas rivalizan entre sí en una implacable oposición. El desorden
concretado el éxodo de las disciplinas científicas, la filosofía había pasado
y las controversias prevalecen a tal punto en esta disciplina que uno podría
de ser la disciplina que abarcaba todo el saber (en oposición al derecho, la
suscribir la broma. "Si dos personas están de acuerdo, una de ellas no es un
medicina y la teología) a ser una disciplina solitaria. Dada esta circunstan-
filósofo" ... La letanía de la consternación resuena a través del tiempo: quejas
cia, preguntar por la condición disciplinal de la filosofía es preguntar por
concernientes a asuntos no dirimidos, controversias no resueltas, disputas
su aptitud para delinear un á1nbito teórico idiosincrásico y dar cuenta de
interminables y consenso no alcanzado ... esta situación ha prevalecido siem-
sus elevadas pretensiones cognoscitivas.
pre: en la filosofía, dondequiera que miremos vemos un campo de batalla ...
Con1o bien sabe1nos, el balance suele ser desalentador en ambos res-
En vano buscamos un fragmento consolidado y generalmente reconocido de
pectos. La vida de la filosofía es tumultuosa y atípica. Lo mejor que puede
"conocimiento" filosófico, un "hecho filosófico" sobre el cual la comunidad
decirse de la filosofía, como disciplina, es que es anómala, anormal. Los
filosófica en general haya alcanzado un consenso estable ... La diversidad y el
síntomas de la anomalía son tan evidentes que su descripción concita un
desacuerdo son, hasta donde podemos ver, el eterno destino de esta disciplina
consenso inusual entre quienes filosofan. Nicholas Rescher (1995, págs. 13-
(Rescher, 1995, págs. 11, 14, 15 y 24).
15) ha hecho una buena selección de textos alegóricos. Cita a Dilthey,

... una profusión de sistemas filosóficos se extiende detrás de nosotros y se es-


La lista de las "letanías de consternación" puede extenderse con facili-
parce a cada lado sin límites ... En toda época se han excluido y opuesto entre
dad. Es posible citar nuevamente a Husserl (1911),
sí, y no hay un signo esperanzador de que una elección entre ellos pueda jamás
... la imperfección de las ciencias es de un tipo totalmente distinto al de la fi-
hacerse ... la anarquía de los sistemas filosóficos es uno de los más poderosos
losofía. No es que ésta disponga de un sistema doctrinario incompleto y sólo
apoyos de los cuales el escepticismo obtiene un alimento siempre renovado.
imperfecto en los detalles; es que no dispone de ninguno. En ella, la totalidad
Surge una contradicción entre la realización histórica de su ilimitada multi-
y los detalles están en tela de juicio, las actitudes todas son asunto de con-
plicidad y las pretensiones de validez universal de cada uno;
vicción individual, de concepción, de escuela, de "punto de vista" (Husserl,
1951, pág. 14);
a Schlick,

... todo sistema nuevo empieza otra vez desde el principio, ... cada pensador
recurrir a Russell,
busca su propio fundamento y no desea erguirse sobre los hombros de sus pre-
... la filosofía, como todos lo demás estudios, aspira primordialmente al co-
decesores ... Este peculiar destino de la filosofía ha sido tan frecuentemente
nocimiento. El conocimiento que pretende es el que da unidad y sistemati-
descripto y deplorado que claramente no tiene caso discutirlo en absoluto. El
cidad al cuerpo de las ciencias y el que resulta de examinar críticamente los
callado escepticismo y la resignación parecen ser las únicas actitudes apro-
fundamentos de nuestras convicciones, prejuicios y creencias. Pero no puede
piadas;
sostenerse que la filosofía haya tenido un gran éxito en sus intentos por dar
respuestas de:finiti\.ras a sus pregt111tas~ Si se pregt~nta a tln !natemático, un
a Husserl,
minerólogo, un historiador o cualquiera otra persona estudiosa, qué cuerpo
definido de verdades ha sido aseverado por su ciencia, su respuesta durará
... sin duda, todavía tenemos congresos de filosofía; los filósofos se encuentran
tanto tiempo como estemos dispuestos a escuchar. Pero si se plantea la misma
pero, desafortunadamente, las filosofías no;
pregunta a un filósofo, tendrá que confesar, si es honesto, que su disciplina
no ha logrado los resultados positivos alcanzados por otras ciencias (Russell,
y finahnente ofrece' una síntesis de estas y otras opiniones,
1912, 1967, pág. 90);
n1encionar a Rorty, componer un catálogo sencillo. Mi guía serán los tipos de actitudes que se
suelen asumir ante el problema del diagnóstico.
... los intentos de reemplazar la opinión por el conocimiento se ven siempre Quienes adoptan una actitud evasiva, consideran que el problema no
frustrados por el hecho de que lo que cuenta como conocimiento filosófico tiene retnedio, que hay que convivir con él y seguir filosofando de la 1nejor
ello mismo parece ser objeto de opinión ... Ante esta situación, uno se siente manera posible. Ésa es la actitud mayoritaria, la que fomenta el cultivo del
tentado de definir la filosofía como la disciplina en la que se busca conoci- jardín propio, la que prima en los departamentos, revistas y congresos de
miento pero sólo se encuentran opiniones. Si se acepta que las artes aspiran. filosofía. De una u otra manera, todos somos evasivos en nuestra conviven-
al conocimiento y que la ciencia no sólo lo busca sino que lo encuentra, se cia diaria. A menudo, racionalizamos la aqitud con argun1entos liberales
dispoi1drá de ill1 método tosco pero eficaz para distinguir }a filosofía de ambas en f:1vnr rlPI nlnr::~li~mo
-- -- ---- L-----··---~----.,.

(1967, págs. 48-9); · Cuando el problema se torna explícito, cuando se plantea como una
preocupación auténtica, suelen predominar dos tipos de actitud: quienes
citar a Feyerabend, piensan que la anomalía disciplinal es explicable y hasta justificable, asu-
n1en una actitud contemporizadora; quienes consideran que la anmnalía no
[h]ablar de un submundo de la filosofía supone que existe un mundo de la es tolerable, que nada hay que explicar o justificar, que lo que importa es
filosofía, esto es, un dominio discursivo o de actividad bien definido y más o identificar la causa del problema, denunciar sus efectos y reformar, recons-
menos uniforme. Tales mundos existen, por cierto. Toda escuela de filosofía truir o volver a fundar la filosofía sobre bases firmes y definitivas, adoptan
que no ha comenzado a disolverse posee la unidad que requiere tal suposición. una actitud principista.
Pero resulta muy dudoso que el conjunto de todas las escuelas, desde siempre Es fácil contemporizar alegando que la anomalía disciplinal de la filo-
y en todo lugar, o aun la suma total de todos los departamentos universitarios sofía deriva de su carácter excepcional, de lo atípico de las motivaciones, los
de filosofía compartan ideas y estándares que son lo suficientemente sustan- problen1as y las metas que le son propios. Filosofar implica experÍlnentar
ciales como para definir un mundo [filosófico] y el correspondiente submundo perplejidades y dudas que son extrañas al común de los mortales, lidiar con
(1995, pág. 678); problen1as profundos y abstractos, operar en niveles de generalidad inusual,
etnpeñarse en argumentaciones intrincadas, alcanzar verdades reveladoras.
y, por qué no, recurrir al propio Kant, Estas características son únicas; por esto ninguna disciplina padece des-
venturas equiparables a las de la filosofía: falta de consenso, discusiones
... parece casi irrisorio que mientras que toda ciencia progresa sin cesar, en interminables y confrontaciones sectarias. Vistas así las cosas, la anomalía
ésta, que pretende ser la sabiduría misma, cuyo oráculo consulta todo ser no es un defecto, sino un rasgo peculiar, una marca registrada, un sello
humano, se ponga uno a dar vueltas siempre en el mismo sitio sin avanzar un aristocrático que distingue la filosofía de otras disciplinas. Su vida tun1ul-
paso. Sus partidarios se han disgregado y no se ve que aquellos que se sien- tuosa viene a ser un toque de distinción disciplinal; la muestra inequívoca
ten suficientemente fuertes para brillar en otras ciencias, quieran arriesgar de su excepcionalidad.
su prestigio en ésta, en la que cualquiera ignorante de todas las otras cosas, La actitud contemporizadora también se manifiesta de otras maneras.
puede atribuirse un juicio decisivo, pues en este terreno no hay todavía pesas Algunos atribuyen la anomalía disciplinal de la filosofía a su inevitable ca-
y medidas seguras, para distinguir entre la profundidad y la charlatanería rácter residual. John Austin apela a una bella metáfora.
superficial (Kant, 1984, Prefacio).
En la historia de la indagación humana, la filosofía ocupa el lugar del sol cen-
El consenso acerca de los síntomas es amplio. Las discrepancias sur- tral inicial, seminal y tumultuoso: de tiempo en tiempo expele una porción
gen a la hora de diagnosticar las causas y la naturaleza de la anomalía. La de sí para que tome el carácter de una ciencia, un planeta frío y bien regulado
profusión de interpretaciones y la cmnplejidad del tema no n1e pern1iten que progresa impertubablemente hacia un distante estado final. Esto ocurrió

66
hace mucho con el nacimiento de la matemática y otra vez con el nacimiento por la cual, hay más bien una diferencia de acento que engendra antipatías
de la física. Sólo en el último siglo hemos visto el mismo proceso otra vez, len- del más áspero carácter entre los que ostentan un acento diferencial (James,
to y de modo casi imperceptible, con el nacimiento de la ciencia de la lógica 1945, pág. 29).
matemática, a través de la labor conjunta de filósofos y matemáticos. ¿No es
posible, acaso, que el siglo próximo, a través de la labor conjunta de filósofos, Con1o la naturaleza humana hace posible "toda suerte de permuta-
gramáticos u otros estudiosos del lenguaje nos dé una verdadera y compre- ciones y co1nbinaciones", James compone un cuadro en el que identifica
hensiva ciencia del lenguaje? (Austin, 1961, pág. 180). los rasgos propios de los filósofos de propensión tierna (tender-minded)
y los de propensión ruda (tough-minded). Los primeros, los raciona-
Russell expone la mis1na idea en térn1inos menos poéticos, listas, tienden a ser intelectualistas, idealistas, optimistas, religiosos,
indeterministas, monistas y dogmáticos. Los segundos, los empiristas,
[t]an pronto como se torna posible el conocimiento definido en un ámbito, prefieren ser sensorialistas, 1naterialistas, pesimistas, irreligiosos, fa-
deja de ser llamado filosofía y se vuelve una ciencia separada. El estudio de talistas, pluralistas y escépticos. El dilema de la filosofía es hallar un
los cielos que hoy pertenece a la astronomía, fue alguna vez incluido en la punto de equilibrio entre ambos tempera1nentos y las combinaciones
filosofía. La gran obra de Newton se denominó "los principios matemáticos que engendran.
de la filosofía natural". De modo similar, el estudio de la mente humana, que James pone el acento en lo personal, en lo subjetivo, pero las diferencias
era parte de la filosofía, ahora se ha separado de ella y se ha transformado en pueden ser proyectadas a un nivel comunitario. Las pugnas filosóficas no
la ciencia de la psicología. De tal modo, la falta de certeza de la filosofía es serían confrontaciones temperamentales de carácter individual, sino cho-
más aparente que real: los problemas que son susceptibles de recibir respues- ques de, diferentes concepciones del mundo.
tas definidas son ubicados en las ciencias, mientras que aquellos a los que nos
se les puede dar ninguna respuesta definida en la actualidad, quedan para el Las concepciones del mundo no son productos del pensamiento. No nacen de
residuo que se denomina filosofía (Russell, 1967, pág. 90). la pura voluntad de co~ocer. La captación de la realidad constituye un factor
importante en su formación, pero no es más que uno. Surgen de las actitudes
Otros conte1nporizadores prefieren apuntar a las diferencias teinpe- vitales, de la experiencia de la vida, de la estructura de nuestra totalidad psí-
ran1entales de quienes filosofan. Es la idea que subyace al famoso dictum quica. La elevación de la vida a conciencia en el conocimiento de la realidad,
de Coleridge: "Todos nacemos platonistas o aristotélicos". William James la estimación de la vida y la realización de la voluntad, representa el arduo y
(1906) señala que aunque la historia de la filosofía es en gran medida "un lento trabajo aportado por la humanidad con el desarrollo de las concepciones
choque de te1nperamentos opuestos, cuando un filósofo profesional filoso- del mundo (Dilthey, 1945, págs. 138-9).
fa trata de hundir la realidad de su te1nperamento". Esto ocurre porque el
'
ten1pera1nento no está reconocido oficialmente como un factor filosófico Dilthey (1924) cree que es posible elaborar una tipología de las concep-
relevante. No pasa lo misn1o en otras áreas. Piénsese en la distinción están- ciones según el can1po cultural en el que se presentan. En el de la metafísica,
dar entre forn1alistas y liberales (costun1bres), autoritarios y anarquistas la búsqueda de un saber universal, racional y unitario se manifiesta en el
fnnlítir-.:1 \ n111·i~t~~ v rP~ list:::Js {literatura). clásicos v románticos (arte). En la enfrentamiento Derrnanente de los sistem:::Js_ T,:::1 rnw:rn¿}
.x.. - - - -- -- no- rlehe
--a- -- -- -- - - - sornrennPr
- -- r - -------

fii~;~fr~:'l~-~;~-~i~iÓ~-t~-~~-~~~~~~~tal U:ás in1port~nte se da entre los racio- pues "descansa en la vida mis1na, en la experiencia de la vida, en las posicio-
nalistas y los empiristas. nes ante los problemas de la vida". Sin embargo, el resultado no es caótico
pues las concepciones del mundo y los sistemas no varían ilimitadamente.
Al amante de los hechos en toda su cruda variedad lo llamamos "empirista", y Los tipos metafísicos recurrentes son el naturalista, el idealista de la liber-
caracterizamos como "racionalista" al devoto de lo abstracto y de los princi- tad y el idealista objetivo.
pios eternos. Nadi~ puede vivir, ni por un momento, sin ambos a la vez, razón

68
éxito no están garantizadas. No podemos predominar racionahnente sobre
No conocemos la ley' formativa a que obedece la diferenciación de los sistemas
otros filósofos "porque la base de [nuestra] convicción racional puede (y de-
metafísicos a partir de la vida. Si queremos acercarnos a la captación de los
tipos de concepción del mundo tendremos que dirigirnos a la _l~istoria. Y_ lo
be) ser personal en algún grado". Conjeturo que JaJ?eS y Dilthey tendrían
algo que alegar en este punto.
esencial que la historia nos enseña en ese respecto es esa conexwn entre v1da
Como se ve, hay muchas maneras de contemporizar cuando se trata de
y metafísica, la necesidad de considerar esa inmersión en la vida como centro
la anomalía disciplinal de la filosofía. A todo esto, ¿qué sostienen los filó-
de los sistemas (Dilthey, 1945, pág. 151).
sofos principistas?, ¿por qué rechazan las explicaciones y justificaciones de
los contemporizadores?, ¿qué proponen como alternativa?
Hay filósofos contemporizadores que consideran que el diagnóstico J: __ - 1 1 • • • . . ' -
LH general, ws pnnCiplstas consideran que la anomalía disciplinal de
tiene que ro 1nar en cuenLa la estructura formal del pensamiento filosófico_ Y
su propia dinámica. Nicholas Rescher desarrolla este ~ipo de pl~nteo baJO
la filosofía es intolerable porque se origina en errores, confusiones o malos
entendiqos acerca de su dominio, problemas, metodología o fines. Están
el nombre de pluralismo orientativo. Al filosofar, nos dice, transitamos dos
convencidos de que, pese a todo, es posible aventar esos males y poner a
etapas. En la primera, presistémica, "confrontamos ~n grup~ de comp:~­
la filosofía en la senda correcta. Cuando todo esté dicho y hecho, algunos
misos tentativos ... colectivamente insostenibles debido a su Incompatibi-
filósofos verán la luz y otros, inexorablemente, transitarán los caminos del
lidad"· Rescher los denomina "grupos aporéticos". En la segunda etapa,
error.
sistem'atizadora encaramos "las inconsistencias del material en bruto re-
Entre los filósofos principistas prevalecen distintos tipos de diagnóstico.
presentado po/los datos", reduciendo nuestros compromisos "hasta u.n
De acuerdo al primero, la anomalía disciplinal de la filosofía está asociada
punto en el que la consistencia es restaurada" .__La búsqueda__ de la coherencia
a una tendencia irrefrenable del ejercicio de la razón, el uso del lenguaje o
racional es de la esencia misma de la filosoÍla. La filosoha no nos provee
ciertas aptitudes cognitivas a transgredir los límites de su funcionan1ien-
hechos nuevos, sino que intenta sistematizar y coordinar "en estructuras
to legítimo. La transgresión provoca paralogismos, sirisentidos o circuitos
coherentes" los datos aceptados. Aprender filosofía es "adquirir un punto
recurrentes de posiciones alternativas. Kant es el inspirador de este modo
de vista, formar actitudes cognoscitivas, adquirir afinidades y lealtades en
de ver las cosas.
cuanto a explorar los datos". " . . .,
Los grupos aporéticos con los que nos enfrentamos son una Invitacwn
al conflicto". Generan un espacio doctrinal que es ocupado por grupos de La razón humana tiene el destino singular, en uno de sus campos de cono-
doctrinas "mutuamente discordantes, ... una variedad de posiciones inte- cimiento, de hallarse acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser
rrelacionadas, aunque incompatibles" (no, por cierto, inconmensurabl.es); planteadas por la misma naturaleza de la razón, pero a las que tampoco puede
responder por sobrepasar todas sus facultades (Kant, CRPJ A, pág. vii).
de ahí las ofertas teóricas contrapuestas, la falta de consenso y los modales
conflictivos. En este juego abstracto meramente formal los valores juegan
Los neokantianos comparten el diagnóstico; Wittgenstein (Tractatus) y
un papel crucial. los positivistas lógicos también, aunque cambiando la referencia a la razón
La toma de una posición filosófica es una cuestión de juicio. El filosofar nunca por la referencia al lenguaje; recientemente, Colin McGinn (1993), da al
es cuestión de determinar lo que es basándose estrictamente en la evidencia, planteo un giro cognitivista: todo radicaría en intentar aplicar el módulo
sino de decidir [o que ha de hacerse) de tomar posiciones sobre la base de los de la razón a un ámbito impropio de la realidad. Existen, como se ve, di-
ferencias importantes en la manera de formular la tesis de la transgresión
valores adoptados (Rescher, 1995, pág. 166).
de los. límites, en la índol~ de lo que cae en el área de la legitimidad y lo que
En consecuencia, el ideal de lograr consensos amplios y perdurables no se ub1ca fuera de ella, y en el modo de categorizarlo y evaluarlo. La idea
es realizable. Las convicciones racionales que obtenemos valen para noso- c,on:ún es que la causa de la anomalía se encuentra en la transgresión de los
tros mismos. Podemos intentar persuadir a otros, pero las posibilidades de hm1tes del pensar, el decir o la cognición, y que el reconocimiento y trazado

71
70
de tales límites es una condición necesaria para alcanzar la normalidad en preocupan no sean profundos y, aun, abstractos. Tampoco es aceptable
el ámbito de la filosofía. atribuir a la filosofía una inevitable condición residual vis-a-vis la ciencia;
El otro tipo de diagnóstico principista atribuye la responsabilidad. de en realidad; es el intento de dar un tinte de normalidad a la traumática diás-
la anmnalía disciplinal de la filosofía a las maneras erróneas de concebirla pora que la filosofía padeció desde 1nediados del siglo XIX ... La apelación
y practicarla. Supone, en consecuencia, que hay una m~nera co/rrecta de a las diferencias temperamentales no explica por qué no juegan un papel
hacer filosofía que de difundirse pondría fin a la anmnaha y hana que ~~s importante en las disciplinas bien constituidas, y el giro culturalista de las
logros cognoscitivos se multiplicaran. Hay dos maneras .de hacer efectivo concepciones del mundo, si bien da una explicación interesante acerca de
este tipo de diagnóstico: la sustitucionista y la recontructlva. El planteo de por qué aparecen sistemas diferentes, transforma la anomalía filosófica en
Husserl (1951) de hacer de la filosofía una "ciencia estricta"}' la pr~pu~sta un dato bruto de la realidad histórica y de la vida filosófica. Tampoco puede
simétrica de Hans Reichenbach (1953) de desarrollar una filosofla cien- darse crédito a los intentos del tipo del pluralismo orientativo; en el mejor
tífica", son clásicos del planteo sustitucionista: identifican con pr~ci.sión de los casos, tienen valor descriptivo para una cierta 1nanera de practicar
las posiciones filosóficas que son responsables de los malos pasos .te~ncos, la filosofía (la asociada con la tradición analítica). Los aportes de los filó-
explicitan los preinisas teóricas y metod~lógicas ~ue ~eben sustituirlas Y . sofos principistas también son criticables. El trazado de límites no tern1ina
detallan los beneficios teóricos que lograna la sustitucwn. / / . de aclarar las cosas: Kant reivindica la posibilidad de filosofar sobre los
. El enfoque reconstruccionista no apunta a la anomaha en SI n1Isma, temas que quedaron fuera dellín1ite, Wittgenstein los ubica en la esfera de
sino a sus consecuencias más ostensibles: el descrédito de la filosofía, el es- lo místico y McGinn de lo misterioso. Los sustitucionistas sobrevaloran sus
tado "ruinoso" de las escuelas de pensamiento, la impotencia teórica o la respectivas posiciones filosóficas y son cautivos del problema que intentan
falta de contacto con la realidad cotidiana o científica. John Dewey (1920, resolver: cuando confrontan entre sí, no hay Inodo de decidir cuál es la
1993) y Mario Bunge (2001) son buenos ejempl~s de esta manera__ d~' ver __las filosofía apropiada para salir del paso. Los reconstruccionistas enfrentan
cosas. Dewey considera que los problemas espeCificas de la filosofla vana~ dificultades similares: coinciden en que la filosofía debe ser rehecha pero
en consonancia con los cambios que se producen constantemente en la VI- las razones que dan son tan diferentes como las posiciones filosóficas sal-
vadoras que profesan. ·
da humana", le preocupa la persistencia de las concepcione~ ~losófic~s del
pasado y el hiato que se ha abierto entre la filosofía y "las cn,:Is y tens~ones
que se manifiestan en la marcha de los problemas huinanos . Bunge ~cien­
El decálogo canónico
tífica diez factores causantes de la crisis, que van del exceso de profesiOn~­
lización a la tendencia a vivir en torres de marfil, pasando por confundir
la profundidad con la oscuridad y prestar una atención exagerada a "los ¿Puede darse un 1nejor diagnóstico de la anon1alía disciplinal de la fi-
losofía?
1niniproblen1as y a los juegos académicos de mod.a". . ..
Por supuesto que ni los contemporizadores ni los pnnCipist.as_ son mo- Volvan1os a los comentarios que fonnulé al inicio de este capítulo. Cuan-
destos cuando pasan del diagnóstico a la receta. Están convencidos de que do se habla de las profesiones no se suele hacer referencia a los cánones que
la filosofía que profesan es el medio apto para sacar la filosofía del atolla- las rigen. La omisión es curiosa dado que toda profesión supone la existencia
dero en el que se encuentra. · 1 de un canon, es decir, de una preceptiva básica que estipula y define el domi-
¿Qué decir de todos estos diagnósticos? ¿Dan realmente en la tecla? nio, los supuestos teóricos y prácticos, las metas, los objetivos y los valores
¿Cuál preferir? . _, que les son propios. Los cánones de las profesiones subyacen a los requisitos
· He aquí una rápida revista crítica. La excepcionahdad de la filosof1a no fonnales exigidos para la práctica profesional, detenninan la concepción
es tal. No hay razón para pensar que los poetas, los científico~, los artist~s, general de la disciplina y fijan los lúnites de su ejercicio legítimo. La Inedi-
los religiosos no experimenten perplejidades y dudas extranas al con1un cina brinda un buen ejemplo. Las facultades de medicina que conocemos
de los mortales, como no hay razón para creer que los problemas que los son ámbitos institucionales en los que se prepara a los. futuros n1édicos y se

73
investiga en las áreas pertinentes. El plan de estudios establece el currículo cos procuran alcanzar un conocimiento a priori que prescinde de
que los aspirantes tienen que completar, identifica las disciplinas científicas la experie~cia em~írica: las verdades así obtenidas son necesarias y
de base, las materias y las áreas específicas, y establece los requisitos para poseen validez uniVersal. El diálogo racional es la estructura con-
adquirir y poner en acto las reglas del arte de curar. El plan de estudios es versacional característica de la argumentación filosófica.
uno de los elementos que permiten identificar el canon de la medicina como
profesión. La medicina tiene un dominio propio (los seres humanos y las 4. Existen distinciones de carácter polar que la práctica filosófica debe
enfermedades que los aquejan o pueden aquejar), presupone una concepción respetar: real/aparente, analítico/sintético, a priori/a posteriori ne-
metodológica básica (el principio hipocrático contraria contraris curantur y ces~rio/contii:gente, conceptual/empírico, marco conceptual!~on­
' . - --. - .e .. _e ' _ .\
SUS varlalllt::::i pU::;lt:l.lUl.I;:;;:)J,
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b'-'J.J.'-'.L.Lv'V ._..._ ... ._,.._a,""~ \~~ ~~~~~~~~------, tenido, dado!Interoretado. intrínseco/relacion::~l_ : :~ h<:olntnlrPIMivn
entendida con1o el conjunto de signos y síntomas que tienen una misma _ l~gi~o/psicoló~ico; ontológico/cognoscitivo, nor~1ativ;/clescriptivo:
evolución y procede de una causa morbosa específica), un conjunto de con- factico/valorativo, teórico/práctico, justificar/explicar.
ceptos básicos relacionados con la teoría y la práctica medicinales, y una
meta a alcanzar, la salud, en función de un conjunto de valores (paliar el 5. La reflexión filosófica tiene como meta producir fundamentacio-
dolor, curar y prevenir las enfermedades, establecer una relación armónica nes y justificaciones racionales con peso normativo. Que una idea
. médico-paciente, dar prioridad a la veracidad, etc.). El famoso juramento hi- teoría, disciplina científica o institucipn carezca de fundamento ~
pocrático contiene las máximas morales a las que debe ajustarse el médico en de justificación racional es un síntoma de su posible ilegitimidad.
el ejercicio profesional. De esta manera, el canon de la medicina determina El horizonte de la razón filosofante es muy amplio y su vocación
el modo de concebirla y practicarla. Excluye, por lo tanto, otras propuestas legislativa es indelegable.
posibles (la n1edicina homeopática, por ejemplo). Descripciones similares
pueden hacerse de los cánones de otras profesiones. 6 · ~~ filosofía debe salvaguardar valores ontológicos, cognoscitivos y
Y bien, ¿cuál es el canon profesional de la filosofía? et1cos fundamentales: la objetividad, la verd''ad, la universalidad, la
El Canon puede ser reconstruido en términos de los siguientes precep- certeza, el bien, la justicia.
tos. (El modo indicativo no debe llevar a engaño.)
7. El cumplimiento de los preceptos que anteceden garantiza la auto-
1. La filosofía tiene un doi~linio propio, distinto y excluyente de los nmnía disciplinal de la filosofía. Esto no sólo significa que la prácti-
dominios propios de otras disciplinas y hace uso de un conjunto de ca de la filosofía no depende de otras prácticas teóricas, sino que el
términos técnicos formales, distintos y excluyentes de la termino- saber filosófico es independiente de cualquier otro saber: la filosofía
logía específica de las otras disciplinas. no requiere ni admite préstamos cognoscitivos de otras áreas.

2. Los problemas que preocupan a los filósofos afloran en distintos 8. El saber filosófico es distinto del saber científico. La única relación
ámbitos: el sentido común, la vida, el lenguaje, las ciencias, las reli- legítima de la filosofía con la ciencia es vertical: a la filosofía le co-
giones, la literatura, la política, la historia, el arte, la sociedad, las rresponde dar una fundamentación o justificación racional de la
propias doctrinas filosóficas, pero todos confluyen, tarde o tempra- ciencia en general o de las disciplinas, teorías o conceptos científi-
no, en un alguno(s) de los grandes problemas filosóficos tradiciona- cos, en particular.
les, que son perennes.
9. Quienes filosofan deben cu1nplir con seriedad y rigor el papel que
3. Para encarar sus problemas, la filosofía cuenta con métodos propios les toca desempeñar como agentes o funcionarios de la razón, árbi-:
y apela a 1nodos argumentativos específicos. Los métodos filosófi- tros de la verdad, guardianes de los valores básicos, defensores de

74
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doctrinas que han pasádo la prueba de la crítica racional, poseedo- Sea con1o fuere, lo cierto es que la función del Canon es sinuosa. En
res de aptitudes cognoscitivas excepcionales que les penniten tener tanto canon, alienta la libertad de elección y diseño, de ahí que siempre haya
una visión privilegiada del mundo y de la vida. Esta misión se suele 1nuchas versiones canónicas en oferta; pero no ofrece criterios para maxi-
desenvolver en un número de áreas específicas cuyo cultivo exige mizar el consenso comunitario, de ahí la pugna incesante e irresoluble entre
especialización. quienes pretenden estar en posesión de la versión verdadera, genuina, legí-
tima. Los preceptos canónicos expresan aspiraciones generales acerca de
10. La filosofía tiene una relación especial con su pasado. En las disci- la existencia de un dominio, una metodología y un conjunto de problemas
plinas corrientes esta relación es contingente: su práctica no requiere propios, la naturaleza de las verdades a las que se debe aspirar, las distin-
de manera esencial el conocimiento de la historia correspondiente; ciones que hay que respetar, los objetivos y valores que corresponde realizar
la filosofía es un caso excepcional: su pasado es una parte integral y la n1anera de concebir la autonon1ía y la supremacía de la filosofía. Los
de ella. preceptos nada dicen acerca de cómo concretar estas 1netas ni có1no resol-
ver las eventuales contiendas. Esto afecta seriamente la salud disciplinal de
La presentación decalógica es una ocurrencia mía; el Canon no lo es. la filosofía. Intentaré 1nostrarlo, pasando una revista rápida a los preceptos,
Si se pregunta dónde está y cómo se hace para descubrirlo, la respuesta es sus aspiraciones y algunos de los problemas que engendran.
que está en la manera estándar de concebir, practicar y valorar la filosofía.
Propongo un ejercicio. Léanse con atención los textos filosóficos transcrip- El dominio propio (1). Se supone que la filosofía tiene un dominio
tos en el capítulo anterior, olvídense los nombres de los autores, repásese el propio, pero no se dan pistas para decidir qué dmninio tiene la interesan-
Canon y véase qué resulta. Puede intentarse un ejercicio similar con filóso- te propiedad de ser propio de la filosofía. Las propuestas son numerosas:
fos que nos son contemporáneos. Los planes de estudio de las facultades de conceptos, entidades abstractas, ideas, esencias, significados, cierto tipo de
filosofía son una fuente alternativa. convenciones, cierto tipo de reglas, usanzas lingüísticas de los hablantes
El Canon funciona como un marco que especifica las condiciones bá- con1unes, algún tipo de proceso histórico-social, la realidad, el ser, lo a
sicas a las que deben ajustarse la filosofía y el filosofar; en consecuencia, priori trascendental, eln1undo del espíritu, el n1undo de la materia, la na-
deliinita el ámbito teórico en el que es lícito n1overse: lo que no se ajusta turaleza. Es obvio que se carece de criterios mínimamente consensuados
al Canon no es filosofía, es seudofilosofía. Nótese que el Canon no es una para decidir la cuestión. Esta debilidad de origen afecta, en gran medida,
doctrina filosófica de generalidad n1áxima ni el arquetipo de una doctrina al resto de los preceptos.
filosófica ideal. Las doctrinas filosóficas específicas, actuales o posibles, son
sus versiones, sus encarnaduras, los contenidos específicos que los filósofos Los problemas (2). En un sentido inforn1al, tener un problen1a es ex-
dan a sus preceptos. perimentar una preocupación o padecer una incertidumbre que considera-
No debe pensarse, sin embargo, que el Canon es teóricamente neutro. mos necesario aventar o aclarar. En contextos más estrictos, un problema
Todos sus preceptos suponen, implícitamente, aserciones sustantivas. A ve- es una cuestión que nos demanda una respuesta o solución y desafía en lo
ces, son tan generales que incitan numerosas opciones alternativas ("La filo- inmediato nuestra habilidad para proveerla. Un problema es sien1pre un
sofía tiene un dominio propio"; "la filosofía tiene Inétodos propios"). Estos problerna para una persona o un grupo de personas (no existen problemas
casos suponen un con1promiso teórico laxo. Otros preceptos, en cambio, en abstracto), es expresable en ténninos suficientemente precisos como para
involucran contenidos sustantivos 1nucho más específicos, por ejemplo, la pern1itir su reconocin1iento público (no hay problemas inefables), adquie-
distinción analítico/sintético como una oposición polar básica, o la objetivi- re sentido en un trasfondo de supuestos y compromisos cmnpartidos (no
dad, la verdad y la universalidad como valores establecidos. En estos casos, hay problen1as en el vacío), es novedoso (no existen problemas perennes)
las opciones interpretativas están restringidas por la propia naturaleza de y e~ resoluble o al menos es posible concebir có1no sería resolverlo (no hay
lo preceptuado. ' proble1nas definitivamente irresolubles) (Rabossi, 2002 a). Los problemas

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filosóficos normales, es decir, los que surgen en contextos históricos deter- ahí el peso de los experimentos mentales, es decir, de la apelación argun1en-
minados, pueden llegar a satisfacer algunas de estas condiciones, pero los tativa a situaciones no reales aunque lógicamente posibles.
grandes problemas filosóficos acerca del conocimiento, la realidad, los valo- La pluralidad de 1nétodos filosóficos pr01nueve la coexistencia de "ver-
res, el yo, el libre albedrío, el significado, es decir, los problemas filosóficos dades" filosóficas que resultan ser incompatibles erttre sí. ¿Cómo es esto
perennes, nunca las satisfacen. No son novedosos (los provee la tradición), posible? ¿Estará la verdad filosófica distribuida o parcelada? ¿No será que
poseen una extraña ahistoricidad (los filósofos han estado lidiando y van detrás de la diversidad de verdades se esconde una gran verdad sinóptica
a seguir lidiando con ellos desde y para siempre) y no hay consenso acerca difícil de aprehender? ¿O será que la noción de verdad no cuadra a la filo-
de su contenido, la manera de abordarlos y el alcance y la pertinencia de sofía? ¿No padecerán n1uchos filósofos una,miopía peculiar que les ilnpide
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an01nalía disciplinal de la filosofía pasan, en parte, por tomar partido res-


solubles.
Si los grandes problen1as filosóficos no son problemas, en un sentido pecto de alguna de estas opciones.
estándar, ¿qué son? ¿Acaso preocupaciones de seres humanos excéntricos?, DisÚnciones básicas (4). Las distinciones básicas no son negociables
¿dudas alin1entadas por una inexplicable inercia disciplinal?, ¿incertidum- porque dan al Canon un blindaje conceptual imprescindible. Los preceptos
bres que se apaciguan transitoriamente ante una respuesta ingeniosa?, ¿me- canónicos suponen la validez de estas distinciones. Por esto, criticarlas o
ros divertimentos conceptuales?, ¿misterios siinilares a los religiosos? No proponerse prescindir de ellas puede llegar a interpretarse con1o un cues-
hay una propuesta creíble que permita dar sentido a la noción de problema tionamiento a la manera legítima de filosofar. Es evidente que la estrategia
filosófico canónico. del blindaje tiene un sospechoso aire de circularidad.
No todas las distinciones tienen la 1nisma in1portancia, ni todas juegan
Metodología (3). La necesidad de contar con una metodología propia el mismo papel. Si se me pidiera que votara por las n1ás relevantes n1e in-
es la contracara procesal de la necesidad de contar con un dominio propio. clinaría por real/aparente, analítico/sintético, dado/interpretado y fáctico/
Ambos son requerin1ientos de la norn1alidad disciplinal. Pero enunciar el valorativo; de ellas dependen las otras distinciones; su colapso acarrearía
precepto no es dar la pista de cón1o implementarlo. Por esto, los métodos en la caída de partes sustanciales del Canon o, aun, de todo el Canon. La in-
oferta son muchos e incompatibles. Algunos son la adaptación de los n1éto- fluencia de estas distinciones se proyecta a las que juegan el papel de prin-
dos de algunas disciplinas científicas exitosas, como la maten1ática, la lógica cipios ordenadores de la reflexión canónica: teórico/práctico, ontológico/
formal o la física; otros son el resultado de esfuerzos domésticos, con1o el cognoscitivo, justificar/explicar.
método dialéctico, el fenomenológico, el análisis filosófico del lenguaje or-
dinario, el empleo de lenguajes fonnalizados. Algunos exaltan el papel de La meta del filosofar (5). La filosofía se propone fundan1entar y justifi-
ciertos procesos cognitivos como la intuición intelectual; otros priorizan la car satisfaciendo las condiciones discursivas e inferenciales que se refieren
argLunentación racional y sus supuestos poderes persuasivos. La lista es lar- a su carácter racional. Esto no significa que la filosofía sea una especie de
ga y variada. Pero, sea el que fuere, un método canónico tiene que garantizar casuística con pretensiones de racionalización. La idea es otra. Se supone
el carácter a priori de los outputs cognoscitivos. Esto significa que no tiene que las teorías, las ciencias, las instituciones, los conceptos básicos, técni-
que apelar de modo sustancial a mecanismos o a contenidos asociados a la cos o cotidianos, plantean problemas últimos para los que las disciplinas
producción de conocimiento empírico. El énfasis en el carácter a priori de estándares no tienen una respuesta adecuada. Se supone, además, que quie-
las verdades filosóficas es importante, además, por la relación íntima y enig- nes filosofan canónicamente pueden suplir esta carencia con el ejercicio
mática que guarda con la necesidad y la universalidad. Esto significa que las de la razón. Esta facultad, aptitud o capacidad cognitiva pern1ite juzgar
verdades filosóficas valen en todo mundo (actual o posible) y para todo caso correctan1ente y ofrecer las ansiadas funda1nentaciones o justificaciones,
(real o concebible). En las versiones tnás excelsas, filosofar modulo canónico accediendo así a un nivel sinóptico. Todo esto ilnplica la autoatribución de
es explorar los límites de lo lógicamente posible, es pensar modalmente. De un privilegio cognoscitivo y de una función legislativ-a superior. La n1etáfo-

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ra kantiana del filósofo como legislador de la razón abarca a1nbos niveles Las ciencias (8). Hay, sin embargo, una manera en que la filosofía se
nonnativos. El problema es que hay casi tantas fundamentaciones y justi- relaciona con las ciencias. No es, por cierto, a través de préstan1os cognos-
ficaciones cmno filósofos que fundamentan y justifican, y que se carece de citivos, sino n1ediante su funda1nentación y la justificación. La idea (un
criterios para decidir sobre sus ofertas. remake de los planteas de Kant y Hegel) es que las ciencias requieren una
fundamentación racional. Con1pete, pues, a la filosofía elucidar sus concep-
Los valores irrenunciables (_6). S.i las distinciones polares son intocables, tos básicos, evaluar su proceder metodológico y proponer modelos acerca
los valores propios no son negociables. No se trata de los valores que se del1nodo de teorizar científico, sea de manera regional (filosofar acerca de
refieren a la ética de la profesión, diga1nos, sino de valores que la profesión la psicología o de la física, digamos) o global (filosofar acerca de la ciencia,
tiene que salvaguardar dándoles fundamento y justificación. Cuestionar su en general). El planteo tiene un fuerte cmnponente normativo. No se trata
existencia o poner en duda la posibilidad de reivindicarlos, es incmnpatible de establecer cómo actúan de hecho los científicos, pues esto corresponde
con el ejercicio legítiino de la filosofía. Por esto, la mera posibilidad de que a los sociólogos, los psicólogos o los.historiadores, sino de estipular cómo
se sostengan posiciones relativistas o de que se ad1nita la contingencia, por deberían actuar. Se supone que si los científicos tuvieran un nivel adecuado
ejen1plo, provoca reacciones canónicas en cadena. Claro que la pluralidad de esclarecimiento filosófico, seguirían las pautas que las investigaciones a
de las ofertas filosóficas no compatibles entre sí, pareciera que da pábulo a priori de los filósofos canónicos desentrañan (otro remake inspirado en las
las posiciones anaten1atizadas. Paradójican1ente, el relativis1no y la contin- mismas fuentes). Con1o no podría ser de otra manera, las pautas en oferta
gencia habitan en el seno mismo del Canon. son diferentes. Que la ciencia se desarrolle con éxito, sin prestar atención
a las distintas propuestas filosóficas esclarecedoras, no perturba en lo más
La autonomía disciplinal (7). El Canon construye la filosofía como una n1ínin1o a quien haya recibido una instrucción canónica adecuada.
disciplina autónon1a, es decir, una disciplina independiente de toda otra en
cuanto se ocupa del don1inio, los problemas, la metodología, la naturaleza Los roles y los diálogos (9). Los preceptos canónicos dibujan una ima-
de sus verdades, las n1etas y los valores perseguidos. En una sección del ca- gen realmente extraordinaria de quienes filosofan1os. Monopolizamos el
pítulo anterior ("La pérdida del poder imperial") expuse la transforn1ación mejor en1pleo de la razón y tenemos una patente exclusiva para buscar
que se operó en la idea de autonomía de la filosofía al pasar de ser autónon1a la verdad, sin complicarnos con verdades menores, comunes o científicas;
respecto de la 1nedicina, el derecho y la teología, a ser autónoma respecto podemos ver el mundo y la vida con una mirada casi divina (el famoso ojo
de las ciencias. Este cambio ünpuso un corte drástico entre el saber filosó- de Dios). Esta admirable aptitud cognoscitiva se da de narices con las dis-
fico y los saberes científicos, del que resulta su mutua independencia. Ello crepancias insolubles y las verdades incompatibles; por esto es necesario
implica, por un lado, que es válido filosofar ignorando los aportes de las in1aginar un escenario que favorezca los acuerdos o, al n1enos, la posibili-
disciplinas científicas pertinentes y, por el otro, que una tesis o teoría filo- dad de discutir sensatamente acerca de las diferencias. El recurso estándar
sófica no puede ser refutada (en un sentido interesante del término) por una consiste en referir el problen1a a las prácticas dialógicas. Se supone que
teoría científica. En los hechos, esta manera de concebir la independencia quien adhiere a una tesis o teoría filosóficas, luego de un proceso reflexivo
disciplinal tiene límites. El teorema de Godel, los espacios no euclidianos, de pros y contras, debería estar dispuesto a exponerla discursivamente ante
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una audiencia especializada. Por esto, el diálo~ro
...... J o r:::~cinn:::~ 1 n crítirn
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la evolución, las neurociencias,~ las ciencias cognitivas, las ciencias sociales, derado el laboratorio del que los filósofos nos debemos valer para verificar
no sólo generan preguntas filosóficas, sino que ponen lünites a las sande- nuestras ideas. Se supone que en la situación ideal, la persuasión de alguna
ces que el uso libre de la razón puede llegar a formular. Nadie que filosofe de las partes intervinientes sirve de criterio para determinar la viabilidad
con sensatez puede ignorarlo. Pero nada. hay en el Canon que impida que de alguna de las opciones opuestas. Como veremos, esta descripción dista
lo ignore. Por el cont~ario, el autismo disciplinal es un estado cognoscitivo de apegarse a la realidad.
propiciado por la preceptiva canónica.

So Sr
final ~n el que el diálogo cesa, sea por la persuasión de una de las parte 0
La filosofía y su historia (10). De acuerdo con el Canon, la relación de
por simple cansancio.
la filosofía con su historia es especial: el pasado es considerado una parte
El. d.i~lo~o ~ac.ional se diferencia de otras modalidades dialógicas por
sustancial de la filosofía. A este precepto, uno de los más urticantes del Ca-
la pos1c1on s1metnca de los participantes y porque la meta no es el triunfo
non, le dedico el capítulo 6. personal (como en el diálogo debate) ni la prevalencia del interés propio
(como en el diálogo negociador), sino la búsqueda en común de la verdad lo
debido, lo justo olo razonable. Cada participante tiene que fundar sus ~a­
Hasta aquí la rápida revista crítica que prometí. Espero que haya dado
vida a la formulación austera del decálogo canónico. Ahora puedo con1ple-
sos argumentativos, los argumentos tienen sue hacer referencia a premisas
tar n1i diagnóstico acerca de la anon1alía disciplinal de la filosofía. El Canon
:"~ '! . ~L~_l- -1~- ________ --------~...,_ f--1 --.-_--..
" _,....,_h:~~ 0.,.;r~(""f-t::'\t"1í';I"J rlp
..,....._"! .. 1.-"11!
acevtadas o nresunnest::ts_ 1::1 ::1rtirprl rL=·h"" """
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prores1ona1 esra conceu1uu uc una IIlalltTa Ldl yuc ijj_viiijü l ü ._,.-üu'-'-'ü'-~" -.....
pantes tienen que n1ostrar en todo momento un temple honesto que excluya,
querellas insolubles. Los diagnósticos conocidos omiten tmnar en cuenta
entre _otr~s cosas, el empleo de artilugios retóricos. Se supone que a través de
este dato fundamental: los filósofos contemporizadores ponen el acento en
este tipo de competencia argumentativa, es posible decidir finalmente cuál
aspectos que en definitiva resultan ser anecdóticos y las explicaciones de los
de las posiciones es.más cercana a la verdad (Rabossi, 2002 b).
filósofos principistas son en realidad nuevas expresiones sintomáticas de la
Esta visión idílica y aristocrática de una práctica filosófica imbuida de
forma de operar del Canon. racionalidad dialógica, dista de ser real. En primer lugar, el diálogo racional
no es privativo de quienes filosofamos. La posibilidad de argumentar críti-
camente y de alcanzar conclusiones razonadas y razonables, es una opción
Las querellas canónicas y sus modalidades.
abierta democráticamente a todos los seres hun1anos: nadie tiene ehnono.-
polio de la racionalidad dialógica. Además, los diálogos críticos no surgen
He identificado la anomalía disciplinal de la filosofía con la falta de
Y. se desarrollan de una manera azarosa. No cualquiera puede dialogar ra-
consenso más o menos amplio y permanente, la existencia de proble1nas
c10naln1ente con cualquiera; los participantes tienen que estar ubicados en
crónicos y la persistencia de querellas insuperables. ¿Cómo ocurren en la
un 1nis1no contexto, compartir un conjunto sustancial de presuposiciones,
práctica? ¿De qué manera los filósofos solemos estar en desacuerdo con
"hablar" dialectos teóricos parecidos. En consecuencia, la posibilidad de
otros filósofos? ¿Qué modalidades conversacionales empleamos para pro-
que el diálogo crítico tenga lugar es menor de lo que se supone. Por último
las prácticas discursivas reales de quienes filosofan no condicen con la ide~
fundizar o aventar las diferencias que nos separan? La respuesta a estas
preguntas me pennitirá completar el diagnóstico.
de que el diálogo racional tenga una vigencia generalizada. Los escarceos
Canónicamente, el diálogo racional o crítico es el á1nbito propio y
dialógicos se suelen transformar, prontamente, en encuentros polémicos
el1notor de las discusiones y la producción filosóficas. Las situaciones
en los que se apela a recursos argumentativos de índole variada. No es fácil
conversacionales, protagonizadas por Sócrates y sus sun1isos interlocu-
encontrar protagonistas dialógicos dispuestos a cambiar sus puntos de vis-
tores, suelen ser consideradas el ejemplo paradigmático de las prácticas
ta sustanciales por an1or de la racionalidad y, por lo que sé, la clase de los
dialógicas. Se supone que todo comienza cuando dos o más filósofos sos-
filósofos, persuadidos alguna vez por la argumentación racional de algún
tienen opiniones divergentes respecto de un tema e intentan persuadirse
colega lúcido, es más que reducida. De esto no se sigue, á la Schopenhauer,
1nutuan1ente apelando a argumentos. Ello significa que están dispuestos
que lo que corresponde es desarrollar un arte de la discusión (la dialéctica
a dar razones a favor de la opinión propia, a extraer las conclusiones que
erística), que permita argumentar "de tal manera que se tenga razón tanto
correspondan y a evaluar crítican1ente las razones y conclusiones de la
lícita como ilícitamente, por fas y por nefas" (Schopenhauer, 1830-1, 1997).
contraparte. Con1o la relación entre los participantes es simétrica, pues
Lo que sí se sigue es que el tema de las discrepancias filosóficas debe ser
forn1ulan con libertad preguntas pertinentes y ofrecen, también con li-
encarado con realismo, tratando de identificar las modalidades discursivas
bertad, respuestas fundadas, los dialogantes van generando una tra1na
efectivamente en juego.
de razones a favor y en contra que culmina, eventualmente, en un estadio
El campo semántico que corresponde a los enfrentamientos conversa- la única acción razonable es el castigo, la terapia o la indiferencia (Dascal,
cionales, es extenso: "discusión", "diferencio", "contestación", "contienda", 2001, pág. 315).
"disputa", "confrontación", "querella", "litigio", "debate", "controversia",
"polémica". Es aconsejable, pues, nonnalizar la terminología. Usaré la ex- Nótese que con frecuencia, los que pasan por ser casos de diálogo ra-
presión "querella'' para identificar un género que abarca distintos tipos de cional son en realidad ejen1plos de disputas que se dan entre filósofos de
intercan1bios conversacionales polémicos, es decir, distintos tipos de en- extracciones teóricas distintas o aun entre filósofos que comparten una
frentamientos o conflictos entre contendientes que sostienen teorías, tesis, n1isn1a posición.
puntos de vista u opiniones filosóficas contrapuestas. Distinguiré cuatro Las "controversias" conforman un tercer tipo de querellas. Ocupan
tipos de querellas: la discusión, la disputa, la controversia y la confronta- un lugar intermedio entre las discusiones y las disputas. En términos ge-
ción. Puede haber otros. nerales,
Si entendemos por "discusión" una querella en la que
luna controversia] comienza con un problema específico, pero se extiende
el tema o problema está bien circunscripto ... [y que] al desarrollarse, los con- a otros problemas y revela profundas divergencias ... actitudes y preferen-
tendientes tienden a reconocer que la raíz del problema [reside] en un error re- cias opuestas y desacuerdos acerca de los métodos aceptados para resolver
lativo a algún concepto o procedimiento importante (aunque divergen respecto problemas. Por tal razón, las oposiciones no son percibidas como errores a
de la naturaleza del error y de quién lo comete) ... [y] dan cabida a soluciones ser corregidos, ni existen procedimientos aceptados para decidirlas ... Los
que consisten en corregir el error gracias a la aplicación de procedimientos de contendientes acumulan argumentos que creen que aumentan el peso de sus
decisión aceptados (Dascal, 2001, págs. 314-5), posiciones vis-á. vis las objeciones del adversario, tendiendo así, si no a deci-
dir la cuestión, por lo menos a inclinar la "balanza de la razón" a su favor
es obvio que en la filosofía las discusiones son poco frecuentes y que cuando ... La resolución [de las controversias] puede consistir en el reconocimiento
ocurren tienen un carácter restringido y puntual. Obvian1ente, las discusio- (por parte de los contendientes o de su comunidad de referencia) de que se ha
nes congenian con los diálogos racionales. acumulado suficiente peso a favor de una de las posiciones o bien en la apari-
Las querellas filosóficas n1ás habituales son las "disputas". En ellas, ción de posiciones modificadas (gracias a la controversia) aceptables para los
los contendientes no aceptan la posibilidad de haber cometido un error, contendientes, o simplemente en la aclaración recíproca de las divergencias en
no están dispuestos realmente a entrar en el juego de la persuasión tnutua, juego (Dascal, 2001, pág. 315).
difieren en sus actitudes y preferencias y no están de acuerdo en los proce-
dimientos que permitirían decidir la cuestión. A diferencia de las discusio- Una diferencia importante entre las controversias científicas y las filo-
nes, las disputas son dinamizadas por factores extrarracionales y quienes sóficas parece residir en que en las prin1eras juega un papel fundamental el
intervienen en ellas suponen de .antetnano la imposibilidad de arribar a reconocimiento, por parte de "los contendientes o la comunidad de referen-
una solución cotnpartida. En el1nejor de los casos, dado que la cuestión no cia", del peso de una y otra posición, la "acumulación" de datos pertinentes,
puede ser resuelta, cabe aspirar a que sea "disuelta". la aparición de posiciones n1odificadas "aceptables para los contendientes",
la "acbración recíproca de las divergencias en juego", las "aceptaciones" y
Puesto que "disolución" es un término que indica un cierre que en último las "aclaraciones recíprocas", la idea de que la controversia es "resoluble".
extremo es "externo" al tema y a las creencias y actitudes de los partici- En el án1bito de la filosofía estos factores juegan un papel diferente. Las
pantes, las divergencias subyacentes suelen persistir en otras versiones del "comunidades de referencia" siempre son comarcales, aisladas. Los "reco-
mismo tema o en disputas sobre otros temas. Algunos contendores ven en la nocünientos", cuando existen, heredan estas propiedades. La acun1ulación
posición defendida1 por sus oponentes y en su "obcecada impenetrabilidad a de datos no juega un papel importante y las aclaraciones y aceptaciones re-
los argumentos racionales" los síntomas de una enfermedad contra la cual cíprocas suelen ser mera1nente estratégicas. Por fin, no parece tener sentido
la idea de que una controversia filosóficasea resoluble. Ad~;n~s, 1~ co~ar­
El escenario más duro alberga las disputas por el monopolio de la legi-
calidad y el aislamiento no deben confundirse con la extens10~ InS~ItuclOnal timidad canónica, es decir, las disputas que se suscitan entre las versiones

0
geográfica. Una comunidad filosófica distribuida e~ las uniVers~dades de del Canon que se arrogan la condición de ser la versión verdadera. Éste es
un país 0 de varios países, no pierde por ello su car~cter lo~al: sigue ocu- el escenario propicio para las confrontaciones. En él~ las discusiones son
pando una "comarca" y vive aislada de otras comunidades s~müa~es. Den- ilnposibles y las disputas y las controversias, poco probables. Es que las
tro de estos marcos comunitarios menores se suscitan las discusiones, las disputas por el monopolio de la legitimidad son combates verbales signados
disputas, las controversias y, como posibilidad muy aleatoria, los diálogos por una suerte de incomunicación esencial. Quien cree estar en posesión
de la verdadera versión del Canon no puede eptender que alguien se niegue
racionales. . rr,,'t""Y'\O~+-í"'..n 1,...,._ ~,,,..... -..-.. _,..... . . . . . _
. - - - -~~A' . . ..1_1_ -1-~:C~~";::, .... .-.nt-<=>t·1nr Pv- J <=H-5l-UH\...HlV'J v, lV \.fU\...\..;:) J::'CU.L, \.fUC pruponga otra ver-
t F'] .-:lf""P1""\'f-rt 1"' C'llC' f-OCI;C' TT ..-"\ ...... """ ........... . . . ._ -
Dascal (1995, 1)1)1~, L.UUl) es el auror ue 1a l..la;::,Hl'--Cl'--.lvu au""'.LHJ.L• ~~~ ._... ._...'-'-'1-''-U..L CJI..hJ \.v.:JW

cluye de las controversias los diálogos prefabricados (Leibniz-Locke, por sión verdadera. De tal modo, los protagonistas se enfrentan y descalifican
ejemplo) y los casos de "recepción crítica" (las diatribas de Popper contra cumplien~o el sino de develar al mundo la verdad filosófica y no ser com-

Marx, Hegel y Platón, por ejemplo) que "pueden pertenec~r. ~1 campo de prendidos. Lo sorprendente es que quienes confrontan no se dan cuenta de
los discursos polémicos" (Da_scal, 1995). Siguiendo la tradiciOn alen~ana, que son parte de un n1ismo juego. Todos aceptan el Canon, todos intentan
Dascal denomina "recepción crítica", a casos que pertenecen, en realidad, ofrecer la versión verdadera, todos viven la confrontación con1o si existieran
a un cuarto tipo de querella que propongo denominar "confrontación''. criterios objetivos para decidirla; todos (aun los falibilistas) creen que por
Las confrontaciones son combates verbales que aparentan seguir las for- fin han logrado acceder a un conocimiento filosófico confiable.
mas conversacionales comunes pero que resultan ser, en realidad, choques Las confrontaciones abundan. A veces tienen un tono personal: Scho-
directos de posiciones enfrentadas. Las partes que confrontan se propo- penhauer vs. Hegel, Mill vs. Hamilton, James vs. Santa yana, Carnap vs.
nen vindicar su posición y descalificar la de la contraria, apelando a recur- Heidegger, Searle vs. Derrida. Otras veces se dan entre representantes de es-
sos variados. Una parte sustancial de nuestra libido filosófica está puesta cuelas o tradiciones: neokantianos vs. filósofos de la vida, idealistas ingleses
en ellas. No todo es negativo. Las confrontaciones sirven para poner de vs. realistas a la Moore, fenomenólogos (Husserl) vs. realistas ontológicos
Inanifiesto la existencia de un conflicto y dar la medida de su magnitud; (Hartmann), neopositivistas vieneses vs. metafísicos tradicionales, prag-
además, ayudan a identificar elementos relevantes para la crític~ exter- matistas clásicos vs. idealistas, analíticos vs. metafísicos tradicionaies. En
na de las posiciones en pugna. Pero, en definitiva, las confrontaciOnes se ocasiones, la confrontación se produce entre los partidarios de posiciones
agotan en sí mismas y suelen quedar como jalones poco edificantes de la genéricas: empiristas vs. racionalistas, realistas vs. no realistas, cognitivis-
tas vs. anticognitivistas, relativistas vs. absolutistas, deterministas vs. in-
marcha de la filosofía.
deterministas, positivistas vs. iusnaturalistas, modernos vs. pos1nodernos.
Por fin, en un plano casi cósmico, se dan confrontaciones entre la filosofía
anglosajona y la filosofía continental, entre variantes de la filosofía latinoa-
Los escenarios de las querellas canónicas
mericana (o africana) y la filosofía de los países del Norte o entre la filosofía
Contar con una tipología tentativa de las modalidades polémicas de occidental y la oriental, cualquiera que sea lo que se quiera significar con
quienes filosofan, no agota la cuestión. Dascalla complementa al i~enti~~ar esos rótulos generales.
los objetivos estratégicos que persiguen los participantes En la discusion, La dinámica es siempre la misn1a: una versión del Canon se presenta
se proponen determinar la verdad; en la disputa, vencer al oponente; en la como la encarnación verídica de sus preceptos, prioriza algunos, minüniza
controversia, convencerlo; yo agregaría: en la confrontación, destruirlo. Pe- otros, presenta "lecturas" novedosas, propone cambios que rompen con
ro estas n1odalidades no ocurren en el vacío. Para completar el cuadro hay lo establecido, ofrece una base firme y duradera para la filosofía. Las ver-
que agregar los escenarios en los que estas modalidades se suelen desplegar. siones se suceden, la historia se repite, ninguna logra obtener un consenso
¿Cuáles son? ¿Qué los caracteriza? ¿A qué tipos de querellas incitan? aceptablen1ente prolongado por parte de una comunidad filosófica extensa.

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El Canon incita la producción de versiones alternativas, nuevas o remo- gos posthusserlianos, popperianos, empiristas, neopragmatistas. En todos
zadas mueve a modificar u omitir algunos de sus preceptos, pron1ueve el estos casos, la exégesis tiene por objeto producir una versión 1nás pulcra,
refor/nismo. Pero las diferencias teóricas que existen entre las posiciones más al día, que haga explícitos los presupuestos implícitos, desarrolle las
filosóficas mencionadas a 1nodo de ejemplo, no ünplican rupturas drásti- tesis inconclusas y ofrezca, en definitiva, una interpretación global n1ejora-
cas, es decir, no son intentos de colocarse fuera del Canon y transitar el da. La meta es producir una versión más adecuada o más interesante que
camino de la ilegitimidad. Vis_tas las cosas de esta manera, Royce YJames, la original. A menudo, las querellas interpretativas de este tipo reproducen
Bradley y Moore, Husserl y Carnap, Cassirer y Wittgenstein (Tractatus), localn1ente los rasgos de las querellas suscitadas por el monopolio de la
Merleau-Ponty y Ayer, Bergson y Hartmann, Mill y Sidwick, Habern1as Y legitin1idad. La continuidad temporal de la filosofía debe 1nucho a estas
Hare, Nelson y Strawson, Williams y Althusser, Peirce y Cousin, Hegel Y excursiones exegéticas.
Reichenbach, Quine y Russell, entre otros, han jugado o juegan el mis1no Otras versiones pron1ueven, en cambio, un temple argumentativo. Se
juego refonnista. Dejo al lector la tarea de imaginar un listado silnil~r de piensa que la versión adoptada padece defectos que hay que corregir, sin
filósofos iberoamericanos. Estas disputas filosóficas, actuales o pos1bles, iinportar la suerte que pueda correr. Más aun, una parte importante del
reales o in1aginarias, son confrontaciones intercanónicas en las que lo que juego consiste en suponer de antemano que padece defectos que la hacen
está en discusión es el monopolio de la legitimidad y, naturaln1ente, de la inviable tal como está. Los filósofos analíticos son representativos de este
titularidad a la verdad filosófica. temple. Piénsese en la suerte que ha corrido la obra de Moore, Russell,
Los libros dedicados a ofrecer panora.mas globales de la filosofía "con- Wittgenstein, Carnap, Lewis, Quine, Strawson, Hare o Ryle y, más re-
ten1poránea" reflejan esa situación. Sus autores parecen conocer de ante- cientemente, la de Davidson, Hart, Putnam, Kuhn, Williams, Rawls o
n1ano qué significa la palabra "filosofía" y su meta es exponer las filosofías Dworkin, entre muchos otros, a manos del ardor argumentativo de sus
cobijadas por este n1anto sen1ántico aparente1nente neutral. Algunos op- colegas. No se trata, por cierto, de una tarea negativa, destructiva. Adop-
tan por ellocalisn1o y eligen las líneas filosóficas desarrolladas en un país. tar una versión y criticarla es un n1odo de rendirle homenaje. Elaborar
Otros, en clave pluralista, presentan las tendencias que florecen azarosa- un planteo crítico exige respetar, al menos, los principios básicos de la
1nente aquí y allá. Otros personalizan el planteo y describen la obra de racionalidad argu1nentativa. Plantearse la posibilidad de elaborar una
pensadores de distintas escuelas o tradiciones. A veces, se intenta describir versión mejorada implica creer que la filosofía puede justificar sus pre-
un panorama que tmne en cuenta los problemas "comunes" que compar- tensiones cognoscitivas. Éste es un aspecto saludable que merece elogios.
ten las líneas más diversas. Ninguno de estos intentos da en el blanco pues Pero el ten1ple argumentativo pierde el run1bo cuando se transforma en
pretenden reconstruir un mundo ideal, el mundo de la filosofía, sin caer en mera escolástica, cuando la argumentación se torna un fin en sí misn1o,
la cuenta de que lo que reportan es un conjunto total o parcial de confron- cuando n1onopoliza el escenario y logra que sus cultores confundan los
taciones intracanónicas. retruécanos argu1nentativos hábiles o ingeniosos con logros teóricos de
Pense1nos una situación distinta. Imaginen1os grupos de filósofos que fuste. En las últimas décadas, la práctica del análisis filosófico está afec-
han resuelto el problema del n1onopolio de la legitin1idad adoptando una tada por brotes frecuentes de ese tipo de escarceos vanos: stultae scolas-
versión específica del Canon. El escenario que se genera es distinto del an- ticorum subtilitates.
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en las que se involucran dependen, en gran medida, de las posturas que cada modalidades, suele propiciar las discusiones y alentar posibles controver-
versión alienta. sias. No excluye las disputas filosóficas y, aun, el diálogo racional.
Algunas promueven un temple exegético. La versión canónica adoptada Téngase presente que las diferencias de los tipos de querellas que se dan
notiva
1 interpretaciones diferentes y genera querellas hermenéuticas. Algu- en el escenario de la legitimidad y en el de la interpretación, no afecta su ín-
nas han alcanzado l,a fama; piénsese en las trifulcas protagonizadas por dole: todas son querellas intracanónicas, situaciones polén1icas que ocurren
posthegelianos, neokantianos, neomarxistas, neoescolásticos, fenomenólo- en el espacio de legitiinidad que los preceptos del Canon definen.

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Una breve digresión. Un tema interesante que no suele recibir la aten- tracanónicas, son temas ineludibles cuando se trata de elucidar la anomalía
ción que merece es el de las conversiones filosóficas. Si los cambios de opi- disciplinal de la filosofía. Pero no agotan el tema. Los escenarios a los que
nión provocados por la persuasión racional no suelen ser la regla y si todos he aludido son generados por la propia dialéctica del Canon, pero hay otros
hemos cambiado alguna vez nuestros puntos de vista, sea en los detalles escenarios, digamos políticos, en los que aquella prádica tiene lugar. A ellos
o en general (algunos filósofos se caracterizan por tener en este respecto dedico el capítulo que sigue.
una vida bastante p~omiscua), ¿qué mecanismos los producen? Pienso que
cuando son globales resultan ser muy similares a los que se dan en las con-
versiones religiosas o políticas. Hay textos que tienen el don de cambiar
nuestra visión Jelrnundo o de nosotros nlisn1os, existen situaciones que
ponen en crisis nuestras creencias filosóficas básicas, hay argumentos que
nos conmueven, no tanto porque afecten nuestras fibras racionales, sino
porque nos muestran, de súbito, una manera distinta de ver las cosas, una
forma diferente de describirlas y de comprenderlas ... y nos hacen cambiar.
No es que las convicciones filosóficas sean el prbducto exclusivo de fuerzas
emocionales fuera de todo control racional, sino que en su formación y
subsistencia operan factores que son similares a los que asociamos con los
cambios que se producen en áreas como la religión y la política.
Volvamos a las querellas filosóficas. Puede argumentarse que las dispu-
tas teóricas extremas no son un monopolio de la filosofía: Las disciplinas
científicas y, en general, la ciencia, también tienen cánones que determinan
la manera de practicarlas y estipulan el límite entre hacer física y, digamos,
no hacer física o hacer seudofísica y, en general, entre hacer ciencia y no
hacer ciencia o hacer seudociencia. En tanto tales, los cánones científicos no
garantizan que no se reiteren las disputas y las controversias (Machamer,
Pera y Baltas, 2000), ni que no influyan valores contextuales ajenos a los
valores constitutivos de la práctica científica (Longino, 1990). Es cierto.
Pero hay grandes diferencias entre un caso y el otro. Los cánones cientí-
ficos cumplen su misión legitimadora tratando de maximizar el acuerdo
comunitario. A tal efecto, delimitan el campo propio, especifican los mé-
todos aceptables, identifican el tipo de problemas que hay que resolver,
establecen los criterios que definen la validez teórica y permiten dirimir las
confrontaciones que pueden suscitarse. El Canon, en cambio, funciona de
otra manera. Como he dicho, su función preceptiva es sinuosa. Minimiza
el acuerdo comunitario en vez de propiciado y maximiza la balcanización
al incitar la producción de versiones alternativas, sin proveer criterios que
pennitan dirimir las oposiciones.
La condición profesional, la situación de la filosofía como disciplina, el
contenido y la naturaleza del Canon, las modalidades de las querellas in-

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