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Segundo conde Revillagigedo, un hombre justo. La primera vez que Juan Vicente Gúemes
y Pacheco de Padilla vino a la Ciudad de México fue cuando tenía siete años, su padre en ese
entonces había tomado el puesto como virrey de la Nueva España. A los quince años de edad
fue nombrado capitán de la guardia del Palacio. Revillagigedo fue un virrey muy estimado,
justo por los esfuerzos y por los grandes logros que demostró desde el inicio de su periodo
como virrey. El día 17 de Octubre de 1789 asumió el puesto como gobernante de la Nueva
España, después de ocho días de este evento acepta resolver el asesinato de D. Joaquín Dongo
y de todos sus criados, así como, el de las personas que dependían de él. Sin demoras a los
quince días de haber hecho investigaciones encuentra a los delincuentes y los manda ejecutar.
Entre las historias que hay en el Informe sobre las Misiones de los indios de las provincias
asentadas al Norte del Reino de la Nueva España, nos encontramos con un hombre con
pensamientos modernos. Cree en la educación pública, entre sus ideales estaba el de una
educación primaria gratuita a la que pudiera asistir incluso el sector de la población que no
contaba con los recursos de una clase acomodada. En su exacerbación por expandir el reino de
España a las provincias del Norte los indios rebeldes mueren. Los ideales entre españoles e
indios no son los mismos, el acto no deroga las proezas del virrey, su vocación en la milicia lo
formo para enfrentar y educar al renuente. El virrey no hace más que llevar acabo un acto de
divina justicia, por lo tanto, nuestro notable virrey ejerce con la debida justicia la violencia que
es necesaria en contra de los indios. Su nobleza se demuestra al dominar o instruir a los indios.
El conde de Revillagigedo fue un hombre que entrañaba en él, el espíritu de la época
era un hombre de papeles, buscaba la certeza en los escritos, compara y coteja diversos
informes, documentos fidedignos y casos de hecho durante la investigación que hace para
entusiasmo por crear un Archivo General de la Nueva España que albergara toda la
Secretaría de Cámara del Virreinato, así como, en la Real Hacienda y las intendencias2.
Sobre las misiones entre los indios 1794. La Carta dirigida a la Corte de España contestando a la
Real Orden sobre los establecimientos de las Misiones fue escrita en el año de 1793. El escritor de este
informe fue el virrey conde Revillagigedo. A petición de Carlos III según lo expresado en la
real orden del 31 de enero de 1784, Revillagigedo fue quien realizó el informe que mandaba el
rey en el que se pedía hacer una relación del estado actual de las misiones que estaban a cargo
de la Compañía de Jesús, así como, de su situación anterior a su expulsión. El rey quería saber
lo más pronto posible y a la brevedad, una relación clara y metódica que tratara de todas las
misiones establecidas por los regulares y que, además, contara el nombre de la provincia en la
1
Conde Revillagigedo. Instrucción reservada al marqués de Branciforte, México, Jus, 1996, p. 113.
2
Rivera, Aidé, El virrey conde de Revillagigedo: semblanza de un gobernante singular a partir de su arribo
al virreinato de la Nueva España, 1789, Boletín 13, Julio-Septiembre, México, Archivo General de la Nación,
2006, p. 86.
que se hallaba la misión, su extensión, las naciones de indios y pueblos de que se compone; qué
gente tiene cada pueblo, con distinción de clases, estado, edad y sexos; si entienden y usan
todas las naciones3. El conde Revillagigedo tardó diez años en escribir la carta que pedía el Rey,
comenzó a redactar las peticiones que demandaba el Rey a partir de 1784 concluyendo el
La compañía de Jesús y los indios en la Carta de Revillagigedo. En una explicación clara y concisa el
conde de Revillagigedo cuenta en la carta sobre la situación de las misiones que estaban a cargo
y habían sido establecidas por la orden de los jesuitas, antes de la expatriación de los religiosos
la vida de los indios se narra como buena, el crecimiento de la población iba en crecimiento y
los recursos económicos rendían frutos a la Corona. La situación en todas las provincias
ciertamente no es la misma para todas, sin embargo, Revillagigedo no ve logros que superen a
“No son comparables las del estado que tenían las misiones, cuando las administraban
los regulares extinguidos; pero eso se atribuye a que podían sostenerlas y fomentarlas
con cuantiosas limosnas que agenciaban, a la máxima prudente de no mantener en las
misiones religioso alguno que no fuese muy a propósito…”
En el carácter dócil y sumiso de los indios nayaritas, en su aversión al robo, en sus
principios de religión, y en lo bien ordenado de algunos pueblos, se percibe que las
manos que hicieron las primeras impresiones, y les dirigieron algún tiempo, tenían más
tino y pulso que las de los que las han sucedido4 .
Las misiones en cada provincia se alcanzaron por medios más o menos distintos. En
California, cabe resaltar que en cada misión había un indio que ocupaba el puesto de
gobernador. La elección se hacía el primer día en que comenzaba el año. El padre ministro
nombraba el nombre del hombre que conseguía la mayoría de votos después lo debía aprobar
3
Instrucción reservada al marqués de Branciforte…, op. cit., p. 17.
4
Ibid., p. 24, 110.
el capitán del presidio de Loreto y por último lo firmaba el gobernador. Además, de poder
reconocer las instituciones que derogaban o asentaban el cumplimiento de las misiones, hay
algo más en la carta que escribe Revillagigedo. Sin olvidar que esta carta o informe del virrey se
trata de un documento oficial, podemos ver la situación de los indios en la estructura de las
misiones. Los indios podían ocupar un puesto alto, sin embargo, no se les tenía la confianza de
dejarlos solos y sin el cuidado de algún misionero. Ésta era una preocupación que a lo largo de
la carta expone el V.C. Revillagigedo como un prejuicio constante e imperante en las órdenes
que estás determinaron en el proceder de las autoridades durante la dominación de los indios,
de su cuidado y de su instrucción.
La constante lucha por escapar del control del gobierno religioso y civil español, es un índice
para los conquistadores de que los indios antes prefieren “la vida libre y brutal que gozaban en
los montes antes de su reducción”6. Revillagigedo advierte que es conveniente traerlos del
brazo. Entre los medios para lograr reducir a los indios se traían a indios, nuevos cristianos,
que inducirían por medio de su ejemplo a los indios rebeldes a reducirse 7. Esto no significa,
que el virrey olvide llamar la atención de Rey de verificar que la autoridad que administre la
misión deba ser un hombre que con sus actos sea el mejor maestro de los indios.
5
Ibid., p. 23
6
Ibid., p.24
7
Ibid., p.62
Nunca fue menor la importancia de la administración religiosa para el V.C. Revillagigedo, por
los territorios y la instauración de las misiones como administradores y guiadores de los indios
quienes son la fuerza a partir de la cual se obtienen recursos económicos que favorecen al
reinos de España8.
Revillagigedo responde sin duda y con méritos a la petición del Rey. Su carta es rica en
información sobre el tipo de población que habitaba en los linderos de las provincias, de los
idiomas que se hablaban y de los medios que se fueron puliendo para la conversión de los
indios. Es una riqueza infinita de posibles mundos a los que podemos tener acceso por medio
de la lectura de la carta. Siempre se puede volver a ella para la comprensión del gobierno del
conde Revillagigedo, si buscamos bien, algunos “reyezuelos” indios que prefirieron revelarse al
orden impuesto por los conquistadores también pueden apreciarse en estos textos,
8
Ibid., p.115.
9
Ibid., pp.115-116.