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Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Katari, nació en 1750 en Ayo Ayo,
provincia de Sica Sica (hoy Aroma), y murió en Peñas el 15 de noviembre de 1781. Antes
de iniciar su rebelión fue sacristán y panadero.
Se erigió en uno de los indígenas aimaras más importantes en la historia porque liderizó un
levantamiento contra las autoridades coloniales en el Alto Perú, junto a su esposa y heroína
Bartolina Sisa.
Andrés Túpac Amaru, hermano del que murió en Tinta, se unió a Túpac Katari en el
segundo cerco a La Paz, pero maniobras políticas y militares, así como líderes originarios
contrarios al levantamiento, acabaron con él los cabecillas fueron apresados y ejecutados.
LEVANTAMIENTO INDIGENA
Juan Manuel Cáceres, comprometido con la revolución del 16 de julio, había logrado
escapar evitando así ser ejecutado por Goyeneche. Era mestizo y escribano y conocía
muy bien la zona norte. Él había estado en comunicación con Titicocha que se levantó en
Oruro; este cacique junto con Carlos Colque y el cura Jiménez Manco Capac habían
elaborado un programa revolucionario de 12 puntos, el cual consideraba la supresión del
tributo indígena, de la mita y de los cacicazgos, así mismo proponía el reparto entre los
naturales de las tierras pertenecientes a los españoles.
En La Paz se esperaba la ayuda de Goyeneche que tenía que venir del Desaguadero; al
fin llegó un contingente comandado por José de Santa Cruz y Villavicencio, padre de
Andrés de Santa Cruz. Cáceres se replegó a Larecaja, intentando poco después un nuevo
sitio a La Paz. La situación en el altiplano era tan difícil que las autoridades del virreinato
peruano decidieron pedir ayuda al cacique de Chincheros (Cuzco) Mateo Pumacahua
para que haga frente a las tropas de Cáceres. Pumacahua, que había ayudado a los
realistas en contra de Túpac Amaru, se alió con el cacique Manuel Choquehuanca,
también colaborador de los realistas, y entre ambos entraron en La Paz. La atemorizada
ciudad que conocía la penuria de dos cercos tuvo que soportar saqueos y represalias.
Cáceres no pudo llevar adelante su proyecto que incluía la reconstitución del incario y su
figura se desvanece sin dejar rastro. El tambor mayor Vargas nos dice que todavía estaba
activando la guerrilla de Sicasica en 1814- Nada más sabemos de él.
Las tropas realistas trataban de controlar el altiplano pese a los constantes ataques de los
guerrilleros. En 1814 La Paz fue ocupada por tropas independentistas venidas del Cuzco
donde se había levantado, proclamando la independencia, el cacique Mateo Pumacahua
otrora aliado de los realistas. Su actitud fue de adhesión a los hermanos Ángulo de Cuzco
que se rebelaron apoyándose en el elemento indígena; rebelión que según el historiador
peruano Vargas Ugarte, tenía mucha similitud con el levantamiento de Túpac Amaru en
1781. Como el movimiento indígena de 1814, pretendía extenderse al Alto Perú se envía
un contingente a La Paz, encabezado por Juan Manuel Pinelo y por el cura Ildefonso de
Las Muñecas, canónigo de la catedral de Cuzco. Pumacahua, entre tanto, fue a Arequipa
junto con Vicente Ángulo pero, perseguido por las tropas realistas, fue apresado y
ahorcado en Sicuani el año de 1815.
La figura de este cacique es una de las más controvertidas de la historia andina, muestra
las indecisiones y angustias de quienes tuvieron que vivir el paso de la sociedad virreinal
a la sociedad republicana.
Pinelo y Muñecas, bajaron con sus tropas por Azángaro y Carabaya donde se les
plegaron millares de indios; llegaron a Puno y de allí se dirigieron a La Paz. Era
intendente de la ciudad el marqués de Valdehoyos que se preparó para resistir. Los
asaltantes tomaron la ciudad y apresaron al intendente. Cuatro días después de la
entrada de los cuzqueños explotó el cuartel donde éstos estaban alojados, se culpó del
desastre a Valdehoyos y los otros realistas que estaban en la ciudad, y empezó una
matanza en la que perecieron José de Santa Cruz y Jorge Ballivián, padres
respectivamente de Andrés de Santa Cruz y José Ballivián quienes serían posteriormente
presidentes de la república de Bolivia. Para controlar la rebelión vino a La Paz el general
Ramírez, entonces Pinelo y Muñecas huyeron a Larecaja. En La Paz algunos
revolucionarios resistieron, entre ellos estaban dos mujeres: Vicenta Juaristi de Eguino y
Simona Manzaneda. El general Ramírez entró en la ciudad en noviembre de 1814,
encarcelando y fusilando a todos los comprometidos con los rebeldes. Fue nombrado
intendente de la ciudad Mariano Ricafort.
Las tensiones sociales aumentaron cuando en 1779 comenzó la guerra anglo española
que se extendería hasta 1783, y que para América hispana significaría un aumento en los
impuestos para poder financiar la guerra al otro lado del Atlántico.
Tupac Amaru II
Túpac Katari
Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Catari, Katari o Qatari (Ayo Ayo, provincia
de Sica Sica, 1750 – La Paz, 15 de noviembre de 1781) fue indígena aimara que lideró un
levantamiento contra las autoridades coloniales en el Alto Perú, junto a su esposa
Bartolina Sisa.
Adoptó el nombre Túpac Katari tomando partes de los nombres de dos líderes originarios
contemporáneos: por un lado, a Túpac Amaru; y por otro, a Tomás Catari, cacique de
Chayanta.
Como parte del levantamiento, Túpac Katari formó un ejército de 40.000 hombres y cercó
a la ciudad de Chuquiago (actualmente La Paz), dos veces en 1781, pero las tropas
coloniales consiguieron romper el primer cerco.
Posteriormente Andrés Túpac Amaru se unió a Túpac Katari en un segundo cerco a La
Paz, pero maniobras políticas y militares, así como líderes originarios contrarios al
levantamiento acabaron con el mismo. Los cabecillas fueron apresados y ejecutados.
Sin que se haya conocido antes de su existencia, Julián Apaza, autonombrado virrey
Tupac Katari, emergerá en el escenario de Charcas aymara para lanzar su grito de
rebelión que pondría en vilo a la ciudad de La Paz.
Sin embargo, “a ningún historiador actual le cabe duda de que (los sucesos) de 1780 y 81
constituyen un proceso diferente a las demás rebeliones. Las anteriores constituyeron, por
lo general, movimientos breves muy localizados y obedecieron ordinariamente a motivos
concretos de protesta ante alzas de contribuciones, abusos de corregidores en los
repartos, malquerencias o descontento frente al proceder de determinados funcionarios o
instituciones”. Pero, “no implicaron planes políticas independentistas y fracasaron siempre
porque frente a ellos existía un Estado vigoroso que reaccionaba enérgicamente”.
En cambio, el de Amaru y Katari —que tienen una conexión, si bien no una articulación
que haga pensar en objetivos y estrategias comunes— tienen características especiales;
“a los elementos anteriores se suman ahora la extensión y amplitud, la intensidad, la
duración, el arraigo y la aparición de grandes caudillos”.
Según Del Valle de Siles, “lo más seguro es que los primeros pasos del caudillo aymara
se iniciaron en febrero de 1781 en la región de Pacajes, Yungas, Sicasica, corregimientos
vecinos al de La Paz. En pocos días fue levantando con gran violencia las ciudades y
pequeños pueblos vecinos de Ayoayo, Calamarca, Luribay, Araca, Yaco, Caracato,
Sapaaqui, Laja y Viacha”. La acción continuará hasta que, el 14 de marzo de 1781, la
ciudad de La Paz es cercada. “En todo este periodo, el caudillo atacó y dirigió
personalmente su actuación; sin embargo, es tan oscuro su origen y tan misteriosa su
aparición que los españoles creían que quien maniobraba era el propio Tupac Amaru
Si bien es cierto que Túpac Katari y Bartolina Sisa comandaron el gran cerco de 173 días a La
Paz y que en 1781 puso en jaque al gobierno español, no fueron los primeros en levantarse
contra la corona en el siglo XVIII.
Eso se desprende del libro Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio de
1809 en La Paz, del historiador Roberto Choque Canqui, quien habla también de otros
indígenas paceños que se rebelaron.
Ese siglo fue vital para que germinara la semilla de la resistencia indígena ante los abusos
españoles, que luego florecería con el grito criollo de independencia en el siglo XIX y que
terminó con el nacimiento de las repúblicas.
Por esos años (siglo XVIII), la mita, como forma de trabajo obligatorio para los indios, absorbía
a miles de jóvenes, por lo que muchos de ellos abandonaban sus comunidades. “Ésta era una
forma de resistencia; los jóvenes se iban a otros ayllus para trabajar con los criollos”, explica.
Al irse de sus pueblos dejaban de tributar, lo que causaba severos problemas a los caciques. Sin
embargo, la gota que rebasó el vaso fue un nuevo impuesto que estaban obligados a pagar
todos, sin distinción. Esto afectó muchísimo a los indígenas que comercializaban con la coca.
Choque se refiere incluso a una mujer cacique de origen indígena que en 1771 se levantó contra
el Corregidor de Caquiaviri, una autoridad a la que finalmente le dieron muerte. Los
corregidores o autoridades españolas cometían frecuentes abusos a los indios.
Rebeldes. Choque relata cómo en marzo de 1780 La Paz se conmovió “con la sorpresiva
sublevación de los indios Eugenio Qhispi (Quispe) y José Chino, quienes sorprendieron a las
autoridades reales obligándolas a refugiarse en la casa del obispo, pero se complicó más,
cuando llegaron más indígenas a la ciudad”.
Quispe y Chino protestaban por las injusticias que la Aduana cometía contra los indígenas.
Ese 1780, un campamento español instalado en lo que hoy es el Kenko (Q’inq’u), en la ciudad
de El Alto, fue asaltado por los indígenas rebeldes. Posteriormente, las asonadas indígenas
continuaron en el altiplano, en Río Abajo y los Yungas paceños.
Hasta que la mecha se encendió el 26 de agosto de 1780 con la sublevación de los hermanos
Katari en el Alto Perú (Bolivia). Mientras, el 4 de noviembre, en Chayanta, Potosí, el indígena
Tomás Katari era perseguido por rebelarse ante el régimen.
Paralelamente, Túpac Amaru respaldó al movimiento indígena de los Katari con la revuelta en
Tungasuca, Perú.
Katari-Sisa El 15 de enero de 1781, Tomás Katari fue asesinado y las rebeliones indígenas se
propagaron por todo el Alto Perú.
En esas circunstancias estalló la mayor rebelión aymara. Su líder fue Julián Apaza Nina o
Túpac Katari (1750-1781); lideró una de las rebeliones más extensas, junto a su esposa
Bartolina Sisa y su hermana Gregoria Apaza, quienes, al frente de unos 40 mil hombres,
cercaron La Paz 173 días.
Con la ciudad sitiada, los españoles y, en particular, el virrey Agustín de Jáuregui aprovechó la
baja moral de los rebeldes para ofrecerles amnistía a los que se rindieran, por lo que algunos
indígenas cayeron en la trampa.
Katari, que no había aceptado la amnistía, se dirigía hacia Achacachi para organizar a sus
indígenas, cuando fue traicionado el 9 de noviembre de 1781 por Tomás Inca Lipe, uno de sus
hombres más leales al que sobornaron los españoles.
En una carta que escribe el español Fernando Márquez de la Plata al virrey Juan Josef de Vértiz
el 10 de noviembre, el realista relata así la captura de Katari. “Acava de saberse (sic)…, la
prisión del rebelde Julián Apaza, alias Túpac Katari, con su concubina, varios indios
principales y cargas por un destacamento de nuestro campo auxiliado de indios fieles”.
A los cuatro días de su apresamiento y tras un proceso seguido por el criollo Francisco Tadeo
Diez de Medina (oidor de la Audiencia de Chile), Katari fue descuartizado por cuatro caballos,
en presencia de muchos indios y españoles en Peñas, La Paz, el 14 de noviembre de 1781.
Años más tarde, en 1805, se produjo otra revuelta casi generalizada en el Alto Perú, en la que
participaron los criollos (hijos de españoles), pero fue en 1809 que estalló la revolución, un
movimiento engendrado por los indígenas unos 30 años antes. Así comenzó la liberación de La
Paz.