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Consecuencias del trabajo a turnos sobre la salud

Las repercusiones que el trabajo a turnos o nocturno tiene para la salud del trabajador, pueden llegar
a producirle alteraciones tanto físicas, como del sueño, de la nutrición, fatiga y perturbaciones
nerviosas.

Alteraciones físicas: Vienen determinadas por los ritmos biológicos. Las diferentes funciones del
organismo humano están sujetas a ciertos ritmos biológicos,determinados por el entorno físico o
social, que tienden a mantenerse a pesar de las variaciones de los horarios de trabajo de un sujeto.
Algunos de estos ritmos corresponden, aproximadamente, a períodos de veinticuatro horas, son los
denominados ritmos circadianos, los cuales pueden dar lugar a una serie de variaciones circadianas,
entre las que se encuentran:

La temperatura corporal central, más alta hacia las 15 horas y más baja hacia las 3, con variaciones
de aproximadamente un grado.

Las funciones cardiocirculares y respiratorias descienden durante la noche.

Las funciones endocrinas.

La alternancia vigilia-sueño.

En el caso de no coincidir los ritmos naturales inducidos por el entorno y los de tiempo de trabajo y
de reposo, el organismo se ve obligado a buscar un ajuste permanente que es más o menos difícil
según los sujetos y cuya dificultad aumenta con la edad.

Sueño: El sueño consta de distintas fases o estados, que se suceden de una manera relativamente
fija, unas permiten la recuperación de la fatiga física y otras, que se dan en las últimas horas del
sueño, permiten la recuperación de la fatiga mental.Se considera necesaria una duración media de
sueño de aproximadamente 7,30 horas para recuperarse de la fatiga, aunque con variaciones
individuales importantes. Esto hace posible que se den las distintas fases del sueño, de manera que
nos podamos recuperar tanto física como mentalmente. Si se duerme de día, no se dan todas las
fases del sueño y no se permite al organismo descansar suficientemente, con lo que se va
acumulando la fatiga hasta llegar a un momento que se puede hablar de “fatiga crónica”, que
repercute negativamente sobre el sistema nervioso (dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, etc.),
sobre el aparato digestivo (náuseas, falta de apetito, gastritis, etc.) y sobre el aparato circulatorio.
Además, las perturbaciones del sueño y la insuficiencia de éste, influyen de forma negativa sobre la
tarea profesional, el rol familiar, la capacidad de adaptación y aumentan el riesgo de sufrir
accidentes.En las personas que trabajan por turnos se constata, en la práctica, una reducción de la
duración del sueño, especialmente cuando se trata de puestos de noche.Los principales problemas,
pues, son los relacionados con las dificultades de conseguir un sueño profundo, en parte provocadas
por los horarios y sus cambios, y en parte por las condiciones de las viviendas (ruidos,
compatibilidad con otros horarios familiares, etc.).

Nutrición: Los trastornos digestivos son especialmente frecuentes en las personas que trabajan en
turnos utilizando un sistema discontinuo, con interrupción del trabajo sólo en el fin de semana. Sobre
todo, se atribuyen a la irregularidad en las horas de comida, a las condiciones defectuosas de
alimentación, a las perturbaciones del sueño y al consumo frecuente de excitantes, como café,
tabaco y alcohol en los turnos de noche. Se estima que del orden de una tercera parte sufren
pérdidas de apetito, trastornos digestivos (gastritis, úlceras, etc.).

Fatiga: La fatiga está ligada a las dificultades de adaptación y a las insuficiencias del sueño, así
como al trabajo de noche, más penoso para el organismo. Es preciso hacer una distinción entre
trabajo físico, en cuyo caso la recuperación se obtiene al cesar la actividad y el trabajo mental, en el
que la recuperación se dificulta, ya que se produce esencialmente durante el sueño, que en este
caso se encuentra alterado.

Perturbaciones nerviosas: Debidas al sueño, a la nutrición, así como al sentimiento de irregularidad y


a la intervención de factores sociológicos en relación con las dificultades de la vida familiar y social.

Alteraciones de la vida privada y social: Muchos de los conflictos provocados por los horarios
nocturnos están relacionados con las dificultades de buscar compromisos entre las necesidades
profesionales, las familiares y las biológicas del organismo. Las actividades de la vida cotidiana
están organizadas pensando en las personas que trabajan en lo que se denominan “horarios
normales”,que permiten disponer de las noches y fines de semana para la familia, los amigos, el
ocio, etc. El trabajo a turnos, sobre todo el turno de noche o de tarde dificulta estas actividades e
incluso la relación diaria, al no coincidir con el resto de las personas. Estas dificultades se dan tanto
en el plano privado como en el social, en cuanto a la disminución de las posibilidades de
participación en actividades extra profesionales. Los cambios de horarios de trabajo plantean
problemas de orden material y psicológico, que se sitúan tanto en el plano de la vida privada y
familiar, como al nivel de la relación social.

Alteraciones en la vida profesional: Los trabajadores que trabajan a turnos, suelen tener un fuerte
sentimiento de pertenencia al equipo en el que trabajan, de forma que, a nivel de grupo, se sienten
menos las tensiones habituales de una organización. No obstante, la mayoría estima que no pueden
beneficiarse plenamente de las ventajas ofrecidas por la empresa, especialmente en lo que se
refiere a los temas de formación, excursiones planeadas, etc. Se producen una serie de
repercusiones negativas sobre los siguientes aspectos:

Seguridad: La fatiga y la baja nocturna de la actividad del sistema nervioso, repercuten en las
condiciones seguras de trabajo, principalmente en el período considerado crítico, entre 1 y 3 de la
mañana. Es importante transmitir adecuadamente las consignas en los cambios de turno o la
existencia de situaciones defectuosas o peligrosas, pues esta falta de comunicación puede ser
causa de errores, incidentes o en el peor de los casos, de accidentes.

La calidad del trabajo: Se obtiene una menor calidad de trabajo durante el puesto de noche,
especialmente entre las 3 y las 6 de la madrugada, al verse reducida la capacidad de atención, así
como la rapidez y precisión de movimientos. En cuanto al número de errores, aumenta hacia las 15
horas, posiblemente debido a la digestión y hacia las 3 de la mañana, en cuyo caso quizás guarde
relación con la baja actividad nerviosa del organismo a esta hora.

Producción: El mejor rendimiento se da en el turno de tarde y el más bajo en el turno de noche,


debido a la baja actividad del organismo y a la posibilidad de que los trabajadores nocturnos
acumulen fatiga por un sueño deficiente.

Semana reducida: En la actualidad, la mayor parte de los países industrializados tienen implantados
horarios de trabajo de ocho horas diarias. No obstante, existen tentativas de nuevas formas de
organización del trabajo, sin cambiar la duración del mismo. Consistirían en trabajar la misma
cantidad de horas en menos de cinco días a la semana, repartiendo las horas de la siguiente forma:
cuatro días de nueve o más horas, tres días de doce horas o alternar semanas de cuatro y de cinco
días laborales. Es una nueva forma de organizar el tiempo de trabajo, sin cambiar la duración del
mismo que, actualmente en la mayor parte de los países industrializados, es de ocho horas diarias
durante cinco días a la semana.Este tipo de trabajo puede ser recomendado para trabajos ligeros o
en empresas alejadas de los centros urbanos porque reduce los desplazamientos ya de por sí
costosos, pero es evidente que al trabajar más horas seguidas, aumenta directamente el nivel de
fatiga del trabajador, por lo que no es un sistema recomendable para trabajos peligrosos o que
causan fatiga, pues una fatiga excesiva, además de influir en el rendimiento (cantidad y calidad del
trabajo), puede aumentar el riesgo de error o accidente al disminuir el nivel de atención.Este modelo
no implica necesariamente una mejora de las condiciones de trabajo, ya que si ello supone un
aumento del rendimiento, una intensificación del ritmo de trabajo, también puede llevar a un
deterioro.

Horarios flexibles: Esta modalidad permite organizar su tiempo de trabajo, relativamente, al


trabajador y adaptarlo a las necesidades cotidianas. Son aquellos que, exigiendo un total de horas
de trabajo semanales o mensuales determinadas, dejan libertad al trabajador para decidir sus
horarios de entrada y salida.
En cualquier caso, esta libertad no puede ser absoluta en la mayoría de los trabajos, ya que hay que
considerar una serie de limitaciones lógicas y necesarias para el funcionamiento de cualquier
organización que variarán según el tipo de organización. Normalmente se establece una franja de
horario fijo, durante la cual los trabajadores tienenque estar presentes; mientras que el tiempo de
desayuno o comidas o el tiempo de inicio y final de trabajo, puede ser decidido libremente por los
trabajadores.

Lo normal es establecer unas horas de permanencia obligatoria para todos los trabajadores,
permitiendo márgenes de libertad, más o menos amplios, según los casos, a la entrada y a la salida.

Según los expertos, esta modalidad proporciona mayor estabilidad a la plantilla, reduce el
absentismo y mejora el clima de trabajo. Además, ofrece la posibilidad de adaptación a las
necesidades individuales y una mayor coordinación con la vida extra laboral.

Consecuencias del trabajo a turnos sobre la salud

Las repercusiones que el trabajo a turnos o nocturno tiene para la salud del trabajador, pueden llegar
a producirle alteraciones tanto físicas, como del sueño, de la nutrición, fatiga y perturbaciones
nerviosas.

Alteraciones físicas: Vienen determinadas por los ritmos biológicos. Las diferentes funciones del
organismo humano están sujetas a ciertos ritmos biológicos,determinados por el entorno físico o
social, que tienden a mantenerse a pesar de las variaciones de los horarios de trabajo de un sujeto.
Algunos de estos ritmos corresponden, aproximadamente, a períodos de veinticuatro horas, son los
denominados ritmos circadianos, los cuales pueden dar lugar a una serie de variaciones circadianas,
entre las que se encuentran:

La temperatura corporal central, más alta hacia las 15 horas y más baja hacia las 3, con variaciones
de aproximadamente un grado.

Las funciones cardiocirculares y respiratorias descienden durante la noche.

Las funciones endocrinas.

La alternancia vigilia-sueño.

En el caso de no coincidir los ritmos naturales inducidos por el entorno y los de tiempo de trabajo y
de reposo, el organismo se ve obligado a buscar un ajuste permanente que es más o menos difícil
según los sujetos y cuya dificultad aumenta con la edad.

Sueño: El sueño consta de distintas fases o estados, que se suceden de una manera relativamente
fija, unas permiten la recuperación de la fatiga física y otras, que se dan en las últimas horas del
sueño, permiten la recuperación de la fatiga mental.Se considera necesaria una duración media de
sueño de aproximadamente 7,30 horas para recuperarse de la fatiga, aunque con variaciones
individuales importantes. Esto hace posible que se den las distintas fases del sueño, de manera que
nos podamos recuperar tanto física como mentalmente. Si se duerme de día, no se dan todas las
fases del sueño y no se permite al organismo descansar suficientemente, con lo que se va
acumulando la fatiga hasta llegar a un momento que se puede hablar de “fatiga crónica”, que
repercute negativamente sobre el sistema nervioso (dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, etc.),
sobre el aparato digestivo (náuseas, falta de apetito, gastritis, etc.) y sobre el aparato circulatorio.
Además, las perturbaciones del sueño y la insuficiencia de éste, influyen de forma negativa sobre la
tarea profesional, el rol familiar, la capacidad de adaptación y aumentan el riesgo de sufrir
accidentes.En las personas que trabajan por turnos se constata, en la práctica, una reducción de la
duración del sueño, especialmente cuando se trata de puestos de noche.Los principales problemas,
pues, son los relacionados con las dificultades de conseguir un sueño profundo, en parte provocadas
por los horarios y sus cambios, y en parte por las condiciones de las viviendas (ruidos,
compatibilidad con otros horarios familiares, etc.).

Nutrición: Los trastornos digestivos son especialmente frecuentes en las personas que trabajan en
turnos utilizando un sistema discontinuo, con interrupción del trabajo sólo en el fin de semana. Sobre
todo, se atribuyen a la irregularidad en las horas de comida, a las condiciones defectuosas de
alimentación, a las perturbaciones del sueño y al consumo frecuente de excitantes, como café,
tabaco y alcohol en los turnos de noche. Se estima que del orden de una tercera parte sufren
pérdidas de apetito, trastornos digestivos (gastritis, úlceras, etc.).

Fatiga: La fatiga está ligada a las dificultades de adaptación y a las insuficiencias del sueño, así
como al trabajo de noche, más penoso para el organismo. Es preciso hacer una distinción entre
trabajo físico, en cuyo caso la recuperación se obtiene al cesar la actividad y el trabajo mental, en el
que la recuperación se dificulta, ya que se produce esencialmente durante el sueño, que en este
caso se encuentra alterado.

Perturbaciones nerviosas: Debidas al sueño, a la nutrición, así como al sentimiento de irregularidad y


a la intervención de factores sociológicos en relación con las dificultades de la vida familiar y social.

Alteraciones de la vida privada y social: Muchos de los conflictos provocados por los horarios
nocturnos están relacionados con las dificultades de buscar compromisos entre las necesidades
profesionales, las familiares y las biológicas del organismo. Las actividades de la vida cotidiana
están organizadas pensando en las personas que trabajan en lo que se denominan “horarios
normales”,que permiten disponer de las noches y fines de semana para la familia, los amigos, el
ocio, etc. El trabajo a turnos, sobre todo el turno de noche o de tarde dificulta estas actividades e
incluso la relación diaria, al no coincidir con el resto de las personas. Estas dificultades se dan tanto
en el plano privado como en el social, en cuanto a la disminución de las posibilidades de
participación en actividades extra profesionales. Los cambios de horarios de trabajo plantean
problemas de orden material y psicológico, que se sitúan tanto en el plano de la vida privada y
familiar, como al nivel de la relación social.

Alteraciones en la vida profesional: Los trabajadores que trabajan a turnos, suelen tener un fuerte
sentimiento de pertenencia al equipo en el que trabajan, de forma que, a nivel de grupo, se sienten
menos las tensiones habituales de una organización. No obstante, la mayoría estima que no pueden
beneficiarse plenamente de las ventajas ofrecidas por la empresa, especialmente en lo que se
refiere a los temas de formación, excursiones planeadas, etc. Se producen una serie de
repercusiones negativas sobre los siguientes aspectos:

Seguridad: La fatiga y la baja nocturna de la actividad del sistema nervioso, repercuten en las
condiciones seguras de trabajo, principalmente en el período considerado crítico, entre 1 y 3 de la
mañana. Es importante transmitir adecuadamente las consignas en los cambios de turno o la
existencia de situaciones defectuosas o peligrosas, pues esta falta de comunicación puede ser
causa de errores, incidentes o en el peor de los casos, de accidentes.

La calidad del trabajo: Se obtiene una menor calidad de trabajo durante el puesto de noche,
especialmente entre las 3 y las 6 de la madrugada, al verse reducida la capacidad de atención, así
como la rapidez y precisión de movimientos. En cuanto al número de errores, aumenta hacia las 15
horas, posiblemente debido a la digestión y hacia las 3 de la mañana, en cuyo caso quizás guarde
relación con la baja actividad nerviosa del organismo a esta hora.

Producción: El mejor rendimiento se da en el turno de tarde y el más bajo en el turno de noche,


debido a la baja actividad del organismo y a la posibilidad de que los trabajadores nocturnos
acumulen fatiga por un sueño deficiente.

Semana reducida: En la actualidad, la mayor parte de los países industrializados tienen implantados
horarios de trabajo de ocho horas diarias. No obstante, existen tentativas de nuevas formas de
organización del trabajo, sin cambiar la duración del mismo. Consistirían en trabajar la misma
cantidad de horas en menos de cinco días a la semana, repartiendo las horas de la siguiente forma:
cuatro días de nueve o más horas, tres días de doce horas o alternar semanas de cuatro y de cinco
días laborales. Es una nueva forma de organizar el tiempo de trabajo, sin cambiar la duración del
mismo que, actualmente en la mayor parte de los países industrializados, es de ocho horas diarias
durante cinco días a la semana.Este tipo de trabajo puede ser recomendado para trabajos ligeros o
en empresas alejadas de los centros urbanos porque reduce los desplazamientos ya de por sí
costosos, pero es evidente que al trabajar más horas seguidas, aumenta directamente el nivel de
fatiga del trabajador, por lo que no es un sistema recomendable para trabajos peligrosos o que
causan fatiga, pues una fatiga excesiva, además de influir en el rendimiento (cantidad y calidad del
trabajo), puede aumentar el riesgo de error o accidente al disminuir el nivel de atención.Este modelo
no implica necesariamente una mejora de las condiciones de trabajo, ya que si ello supone un
aumento del rendimiento, una intensificación del ritmo de trabajo, también puede llevar a un
deterioro.

Horarios flexibles: Esta modalidad permite organizar su tiempo de trabajo, relativamente, al


trabajador y adaptarlo a las necesidades cotidianas. Son aquellos que, exigiendo un total de horas
de trabajo semanales o mensuales determinadas, dejan libertad al trabajador para decidir sus
horarios de entrada y salida.

En cualquier caso, esta libertad no puede ser absoluta en la mayoría de los trabajos, ya que hay que
considerar una serie de limitaciones lógicas y necesarias para el funcionamiento de cualquier
organización que variarán según el tipo de organización. Normalmente se establece una franja de
horario fijo, durante la cual los trabajadores tienenque estar presentes; mientras que el tiempo de
desayuno o comidas o el tiempo de inicio y final de trabajo, puede ser decidido libremente por los
trabajadores.

Lo normal es establecer unas horas de permanencia obligatoria para todos los trabajadores,
permitiendo márgenes de libertad, más o menos amplios, según los casos, a la entrada y a la salida.

Según los expertos, esta modalidad proporciona mayor estabilidad a la plantilla, reduce el
absentismo y mejora el clima de trabajo. Además, ofrece la posibilidad de adaptación a las
necesidades individuales y una mayor coordinación con la vida extra laboral.

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