Professional Documents
Culture Documents
FACULTAD DE EDUCACIÓN
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN
HUACHO 2017
1
2. RESUMEN
ABSTRAC
2
3. INTRODUCCIÓN
3
La investigación pone énfasis en resolver las siguientes interrogaciones:
¿De qué manera representa la realidad fáctica el lenguaje literario?
4. ANTECEDENTES
Para cualquier tratado sobre la teoría literaria que se ha desarrollado
durante el siglo XX, es el Formalismo Ruso (Bajtín 1994) el primer intento por
describir el lenguaje literario en sí y no a través de su correspondencia con los
aspectos extra lingüísticos del texto o discurso literario.
4
estudios literarios. Los integrantes centrales y sus afines buscaron crear una
"ciencia" de la literatura y aplicaron la lingüística al estudio literario con este
fin. Según los formalistas una obra literaria debía ser el único objeto de estudio
en sí y no ser subordinada a otras disciplinas, como la psicología, la sociología
o la historia.
5
efecto desautomatizador, viene precisamente en el personaje transformado
en insecto. Esta estrategia de construcción del discurso lo es únicamente del
lenguaje literario. Al utilizarla no solo provoca una sorpresa desestabilizadora
en el lector ante las realidades y los fenómenos, sino que lo hace ver de otra
forma la problemática misma de las relaciones humanas. De manera que toda
la problemática de estas relaciones se hace más evidente, incluso más
inmediata que en la fría y automática representación del lenguaje de la
sociología o de la antropología. Es la peculiar característica del lenguaje
literario n la representación de la realidad fáctica lo que hay que definirla a
través del análisis de las peculiaridades y de las bondades que ofrece
precisamente el lenguaje literario.
Por lo antes dicho, los estudios de este grupo de investigación que tantos
aportes ha dado a los estudios literarios, se constituyen para nuestro trabajo
en un antecedente como también parte de su marco teórico.
6
sólo entendido como público que consume un producto, sino, y esto es
fundamental, como elemento constitutivo del hecho artístico, la teoría de la
recepción propone un nuevo enfoque de la obra artística.
7
el ser humano y no al revés. En esta particularidad del arte Lacan demuestra
que nuestra relación con el orden simbólico está determinada por la
articulación de los significantes en una especie de desfiladero, a través del
cual se expresa el inconsciente.
5. MATERIALES Y MÉTODOS
8
validación no es similar a la que se da en los usos del lenguaje en la denominada
investigación científica sobre objetos tangibles observables y experimentables.
6. RESULTADOS
Muestra 1:
Masa
(César Vallejo)
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
9
S1 = hombre que quiere devolver a la vida al combatiente muerto.
O = devolverle la vida al combatiente muerto.
S3 = todos los hombres de la tierra
Semántica textual
10
porque quien está capacitado para devolver a la vida a un muerto, en la
mitología de casi en todas las civilizaciones antiguas, es alguien divino. Sólo para
un ser de sus características es posible concretar un milagro de tal naturaleza.
El poema, sin embargo, sólo usa como una coartada la alusión dicotómica de
los semas VIDA/MUERTE; puesto que su interés está más bien en enfatizar los
efectos perlocucionarios en los actos del habla del enunciador y enunciadores
secundarios del texto: quiere que el lector se sitúe, más bien, en la confrontación
conceptual entre
EGOÍSMO / SOLIDARIDAD,
INDIVIDUO / MASA (colectividad)
INDIVIDUALISMO / ALTRUISMO
- El egoísmo debe ceder paso al altruismo que hará posible el bien de todos
los hombres.
11
Muestra 2:
GASTRONOMÍA
Luego:
afirmar que los poetas exageran.
12
- el buen gobierno
- los poetas
Del mismo modo, podemos afirmar que los que comen hombres, el yo lírico,
así como el buen gobierno conforman el grupo de la identidad; en cambio los
hombres comibles y los poetas, conforman el grupo de la alteridad. En suma, es
posible visualizar en el campo de presencias que constituye el poema, dos
grupos humanos en relación; ese campo de presencias, como ya lo dijimos, se
designa con el significante Perú. Pero, además, están la mesa y la cocina donde
se prepara y se realiza el proceso gastronómico, que fácilmente puede asumirse
también como una sala de tortura.
En este contexto parece ser normal que los hombres se coman a los hombres.
El enunciador lo que hace es describir los procedimientos más o menos
adecuados para actuar en esa performance gastronómica. ¿Pero por qué es
necesario que se den esta suerte de directiva o fórmula para devorar un hombre?
Porque el “hombre en el Perú”, es decir los hombres comibles tienen espinas
(son rebeldes curtidos), sus vísceras están heridas (han sufrido mucho), están
sucio de lágrimas y tabaco (han llorado y buscado sobrellevar sus penas
echando mano al vicio); en otras palabras, no es nada fácil comerse a los
peruanos comibles o comestibles. Por ampliación de significados podemos
afirmar que la preparación gastronómica requiere de una previa purificación, solo
que esa purificación se hace con una violencia inusitada que se aplica al cuerpo,
“cortándolo en pedacitos”, “con los ojos cerrados”.
13
hablante lírico, por su propia enunciación, no es otro sino alguien que pertenece
a ese grupo de caníbales, puesto que tiene toda la experiencia y la teoría para
plantear lo que afirma. Lo que sigue a eta idea es la afirmación “mientras se va
pensando que nuestro gobierno nos protege”. A los caníbales descritos en este
poema los protege el gobierno, por tanto, el gobierno es de los caníbales o, por
lo menos, tiene algo de caníbal. Si se reflexiona con más detenimiento y se toma
en cuenta los significantes Perú, llanto, dolor, tortura podemos ensayar la idea
de que el poema pone en escena los procedimientos con que en el contexto del
Perú ejerce su dominación sobre los sectores emergentes y residuales, y más
sobre quienes optan por rebelarse ante esta situación, es decir a los sujetos
subjetivados. Por su puesto que el significante poeta que el poema pone en
evidencia, alude a quienes desde diversas perspectivas (sobre todo políticas)
quieren afirmar y, sobre todo, quieren enfatizar esa realidad y buscan
afanosamente cambiarla.
MUESTRA 3:
14
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón y, todo agachado, siguió al
mandón hasta la cocina.
El hombrecito tenía el cuerpo pequeño, sus fuerzas eran sin embargo como las de un
hombre común. Todo cuanto le ordenaban hacer lo hacía bien. Pero había un poco de
espanto en su rostro; algunos siervos se reían de verlo así, otros lo compadecían.
“Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna debe ser el frío de sus ojos el corazón
pura tristeza”, había dicho la mestiza cocinera, viéndolo.
El hombrecito no hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio. Todo
cuanto le ordenaban, cumplía. “Si, papacito; si, mamacita”, era cuanto solía decir.
Quizá a causa de tener una cierta expresión de espanto, y por su ropa tan haraposa y
acaso, también porque no quería hablar, el patrón sintió un especial desprecio por el
hombrecito. Al anochecer, cuando los siervos se reunían para rezar el Ave María, en el
corredor de la casa-hacienda, a esa hora, el patrón martirizaba siempre al pongo delante
de toda la servidumbre; lo sacudía como a un trozo de pellejo.
Lo empujaba de la cabeza y lo obligaba a que se arrodillara y, así, cuando ya estaba
hincado, le daba golpes suaves en la cara.
- Creo que eres perro. ¡Ladra! -le decía.
El hombrecito no podía ladrar.
- Ponte en cuatro patas- le ordenaba entonces.
El pongo obedecía, y daba unos pasos en cuatro pies.
- Trota de costado, como perro- seguía ordenándole el hacendado.
El hombrecito sabía correr imitando a los perros pequeños de la puna.
El patrón reía de muy buena gana; la risa le sacudía el cuerpo.
- ¡Regresa! -le gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo del gran
corredor.
El pongo volvía de costadito. Llegaba fatigado.
Algunos de sus semejantes, siervos, rezaban mientras tanto el Ave María, despacio,
como viento interior en el corazón.
- ¡Alza las orejas ahora, vizcacha! ¡Vizcacha eres! -mandaba el señor al cansado
hombrecito-. Siéntate en dos patas; empalma las manos.
Como si en el vientre de su madre hubiera sufrido la influencia modeladora de alguna
vizcacha, el pongo imitaba exactamente la figura de uno de esos animalitos, cuando
permanecen quietos, como orando sobre las rocas. Pero no podía alzar las orejas.
15
Golpeándolo con la bota, sin patearlo fuerte, el patrón derribaba al hombrecito sobre
el piso de ladrillo del corredor.
- Recemos el Padrenuestro- decía luego el patrón a sus indios, que esperaban en fila.
El pongo se levantaba a pocos, y no podía rezar porque no estaba en el lugar que le
correspondía ni ese lugar correspondía a nadie.
En el oscurecer, los siervos bajaban del corredor al patio y se dirigían al caserío de
la hacienda.
- ¡Vete, pancita! -solía ordenar, después, el patrón al pongo.
Y así todos los días, el patrón hacia revolcarse a su nuevo pongo, delante de la
servidumbre. Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus iguales, los
colonos.
Pero... una tarde, a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba colmado de toda
la gente de la hacienda, cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos,
ése, ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía como un poco espantado.
- Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte- dijo.
El patrón no oyó lo que oía.
- ¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro? -preguntó.
- Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a quien quiero hablarte- repitió el pongo.
- Habla... si puedes- contestó el hacendado.
- Padre mío, señor mío, corazón mío- empezó a hablar el hombrecito-. Soñé anoche
que habíamos muerto los dos juntos; juntos habíamos muerto.
- ¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio- le dijo el gran patrón.
- Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos, los dos juntos;
desnudos ante nuestro gran Padre San Francisco.
- ¿Y después? ¡Habla! -ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la curiosidad.
- Viéndonos muertos, desnudos, juntos, nuestro gran Padre San Francisco nos
examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. A ti y a mí
nos examinaba, pesando, creo, el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos.
Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío.
- ¿Y tú?
- No puedo saber cómo estuve señor. Yo no puedo saber lo que valgo.
- Bueno. Sigue contando.
16
- Entonces, después, nuestro Padre dijo con su boca: “De todos los ángeles, el más
hermoso, que venga. A ese incomparable que lo acompañe otro ángel pequeño, que sea
también el más hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro, y la copa de oro
llena de miel de chancaca más transparente”.
- ¿Y entonces? -preguntó el patrón.
Los indios siervos oían al pongo, con atención sin cuenta, pero temerosos.
- Dueño mío: A penas nuestro gran Padre San Francisco dio la orden, apareció un
ángel brillando, alto como el sol vino hasta llegar delante de nuestro Padre, caminando
despacio. Detrás del ángel mayor marchaba otro pequeño, bello, de luz suave como el
resplandor de las flores. Traía en las manos una copa de oro.
-¿Y entonces?- repitió el patrón.
- “Ángel mayor: cubre a este caballero con la miel que está en la copa de oro; que tus
manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hombre”, diciendo, ordenó
nuestro gran Padre. Y así el ángel excelso, levantando la miel con sus manos, enlució tu
cuerpecito, todo, desde la cabeza hasta las uñas de los pies. Y te erguiste, solo; en el
resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresalía, como si estuviera hecho de oro
transparente.
- Así tenía que ser- dijo el patrón, y luego preguntó-: ¿Y a ti?
- Cuando tú brillabas en el cielo, nuestro gran Padre San Francisco volvió a ordenar:
“Que de todos los ángeles del cielo venga el de menos valer, el más ordinario. Que ese
ángel traiga en un tarro de gasolina excremento humano”.
- ¿Y entonces?
- Un ángel que ya no valía, viejo, de patas escamosas al que no le alcanzaban las
fuerzas para mantener las alas en su sitio, llegó ante nuestro gran Padre; llegó bien
cansado, con las alas chorreadas, trayendo en las manos un tarro grande. “Oye, viejo-
ordenó nuestro gran Padre a ese pobre ángel-, embadurna el cuerpo de este hombrecito
con el excremento que hay en esa lata que has traído; todo el cuerpo de cualquier manera;
cúbrelo como puedas. ¡Rápido!” Entonces, con sus manos nudosas el ángel viejo, sacando
el excremento de la lata, me cubrió, desigual, el cuerpo, así como se echa barro en la
pared de una casa ordinaria, sin cuidado. Y aparecí avergonzado, en la luz del cielo,
apestando...
- Así mismo tenía que ser- afirmó el patrón-. ¡Continúa! ¿O todo concluye allí?
- No, padrecito mío, señor mío. Cuando nuevamente, aunque ya de otro modo, nos
vimos juntos, los dos, ante nuestro gran Padre San Francisco, él volvió a mirarnos,
también nuevamente, ya a ti ya a mí, largo rato. Con sus ojos que colmaban el cielo, no
sé hasta qué honduras nos alcanzó juntando la noche con el día, el olvido con la memoria.
Y luego dijo: “Todo cuanto los ángeles debían hacer con ustedes ya está hecho. Ahora
¡lámanse el uno al otro! Despacio, por mucho tiempo “. El viejo ángel rejuveneció a esa
17
misma hora; sus alas recuperaron su color negro, su gran fuerza. Nuestro Padre le
encomendó vigilar que su voluntad se cumpliera.
HERMENÉUTICA Y VALORACIÓN
EL TEXTO Y SU CONTEXTO
18
y lo negro, fundamentalmente. Entonces somos presionados a abjurar de ese
«otro» que nos habita, como muy bien lo apuntan Santiago López Maguiña y
Gonzalo Portocarrero. Así seremos pues puros, limpios y bellos. Ese «otro» es
lo abyecto, lo cochino, lo maloliente; lo indeseable. El colonialismo nos propone
que somos estimables en tanto rechazamos sin concesiones a ese «otro» que
según se dice nos lastra hacia la pobreza y la infamia.
1. FAMILIARIZACIÓN:
En las relaciones sociales del contexto del texto de Arguedas, que de alguna
manera se relaciona con el universo de la realidad social de casi toda la época
republicana de la historia del Perú, incluso hasta avanzados años del siglo XX,
se había convertido en cotidiana la forma cómo se relacionaban los aristócratas
19
semifeudales con sus sirvientes, especialmente con aquellos a quienes los
tomaban casi en condición de esclavos.
2. EXCENTRICIDAD:
3. DISPARIDADES:
20
la vida normal, entra en contacto y combinaciones carnavalescas. El carnaval,
como práctica cultural, combina lo sagrado con lo profano, lo grande con lo
miserable, lo sabio con lo estúpido, tal como lo podemos observar en el cuento.
4. PROFANACIÓN:
Este nivel de análisis nos indica que en el cuento las jerarquías sociales se
invierten inexorablemente. El hombrecillo, despreciable y sucio en la vida
terrenal, en el cielo cristiano del sueño es acogido por San Francisco, redimido
e instalado en su condición de triunfador. Es el instante en que el patriarca
terrateniente, embadurnado de dulce, es obligado a lamer el cuerpo del
hombrecillo, quien, a su vez, recubierto todo el cuerpo de sustancia
excrementicia, lamerá el cuerpo del terrateniente. La risa, la parodia, el humor
saltan a la vista, puesto que la profanación nos muestra invertida completamente
las relaciones sociales, además de mostrar al patriarca feudal en una situación
lamentable. Se encuentra cumpliendo un rol que ni el peor de sus pongos podía
haber realizado en la vida terrenal.
7. DISCUSIÓN
21
humanas en especial, como si se tratara de un texto. De tal modo, la enseñanza
de la literatura se justifica plenamente.
La distinción que hace Edward Said entre los conceptos de filiación y afiliación,
apunta a la idea de subjetivación o de la constitución del sujeto, aun cuando este
crítico pretenda establecer la subjetivación en los sujetos críticos de la literatura
universal, dentro de los parámetros de las relaciones culturales, sociales,
ideológicas y políticos.
22
8. CONCLUSIONES
23
9. RECOMENDACIONES
24
DOLEZEL, L. (1999). Heterocósmica. Ficción y mundos posibles. (1ra edición).
Madrid: Arco Libros.
GUTIÉRREZ, M. (2007). Estructura e ideología en Todas las sangres. Lima:
Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos.
IWASAKI, F. (1989). Nación Peruana: Entelequia o Utopía. Lima: Centro
Regional de Estudios Socio Económicos – Ediciones AVE S.A.
LACAN, J. (1984). El Seminario 7. La ética del psicoanálisis. Texto establecido
por Jacques-Alaín Miller. Trad.. Juan Luis Delmont-Mauri y Julieta Sucre.
Buenos Aires, Barcelona, México: Paidós.
MÉNDEZ C. (2000). Incas sí, indios no: apuntes para el estudio del nacionalismo
criollo en el Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
MOORE M. (2003). En la encrucijada: Las ciencias sociales y la novela en el
Perú. Lecturas paralelas de Todas las sangres. Lima: Fondo Editorial
UNMSM.
RANCIERE, J. (2006). Política, policía, democracia. Trad. María Emilia Tijoux.
Santiago de Chile: LOM Ediciones.
____________. (1996). El desacuerdo. Política y filosofía. Trad. Horacio Pons.
Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
UBILLUZ, J.C. (1910). Nuevos súbditos. Lima, IEP.
VARGAS LLOSA, M. (2010). Conversación en la Catedral. Lima: Alfaguara.
________________. (1997). La utopía arcaica. José María Arguedas y las
ficciones del indigenismo. México: Fondo de Cultura Económica.
ZIZEK, S. (2001). El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política.
Trad. Jorge Piatgorsky. Buenos Aires: Paidós, 2001.
__________. (2002 a) ¿Quién dijo totalitarismo? Trad. Antonio Gimeno
Cuspinera. Valencia: Pretextos.
ESCAJADILLO, T. (1994). Narradores peruanos del siglo XX. Lima: Lumen.
EYERABEND, P. (1986). Tratado contra el método. Esquema de una teoría
anarquista del conocimiento. Trad. Diego Ribes. Madrid: Tecnos.
FLORES GALINDO, A. (1987). Buscando un Inca. Lima: Horizonte.
LÓPEZ MAGUIÑA-PORTOCARRERO-VICH. (2001). Estudios culturales:
discursos, poderes, pulsiones. Lima: PUC-IEP.
LOSADA, A. (1967). Creación y praxis. Lima: UNMSM.
LOTMAN, I. (1982). Estructura del texto artístico. Madrid: Istmo.
25
MAYORAL, J.A (Comp.). (1987). Pragmática de la comunicación literaria.
Madrid: Arco Libros.
PAYNE, M. (2002). Diccionario de teoría crítica y estudios culturales. Madrid:
Paidós.
SAID, E. (1990). Orientalismo. Madrid: Libertarias.
26