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Colegio Gimnasio Campestre San Sebastián

GUIA INFORMATIVA N° 6
GRADO: Noveno AREA: H. Política PERIODO: Segundo
COMPETENCIAS: Interpretar, argumentar y proponer

INFLUENCIA DE LOS SISTEMAS POLÍTICOS EN LOS PROCESOS


MIGRATORIOS

CÓMO RESPONDE LA SOCIEDAD EN LA ERA DE LA MIGRACIÓN GLOBAL

El mundo vive lo que el sociólogo australiano Stephen Castles y el politólogo


estadounidense Mark Miller denominaron “la era de la migración”. De acuerdo con
las últimas cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2015 había
en el mundo unos 244 millones de migrantes; es decir, un 3.3% de la población
mundial de 7350 millones ahora vive en un país en el que no nació. Esto representa
un aumento del número de migrantes de aproximadamente 60% en los últimos 25
años o de más de 25% en la última década.
A pesar de la envergadura de estos movimientos, se ha estudiado desde una
perspectiva sociodemográfica, o si acaso económica, pero no necesariamente
como tema de política; esto es, la migración internacional se describe
cuantitativamente: el tamaño de los flujos, su procedencia, su destino, su impacto
económico y, a veces, su impacto social. Sin embargo, debe reconocerse que los
movimientos humanos siempre tienen importantes efectos de largo plazo tanto en
las sociedades receptoras como en las originales.
Migración y globalización
El aumento de los flujos migratorios se ha producido en el contexto de la
globalización, lo cual significa que hay más países afectados por la migración y que
además de los viejos flujos migratorios han surgido otros nuevos. Algunos países
de origen se han convertido en países de destino; otros son de tránsito. Los países
que eran de destino ahora exportan a sus ciudadanos y en algunos más se observan
varias formas diferentes de migración.
También han cambiado la edad y el sexo de los migrantes, así como sus motivos.
Muchas veces, los flujos de trabajadores provisionales en una primera instancia, se
convierten en flujos de reunificación familiar. También hay una tendencia creciente
a los flujos mixtos; por ejemplo, en el nuevo fenómeno del refugiado, que es tanto
refugiado político como migrante económico.
La globalización ha presentado desafíos a la soberanía de los Estados nacionales.
Los acuerdos internacionales, como los de Schengen en Europa o del Sistema de
la Integración Centroamericana (SICA), protegen y limitan las posibilidades de
acción de los países. Al mismo tiempo, el tamaño de los nuevos flujos migratorios,
junto con las tecnologías modernas de transporte y comunicaciones, han
aumentado la viabilidad de las comunidades trasnacionales. Los Estados modernos
han reaccionado contradictoriamente, pues a veces se aferran a las nociones
tradicionales de soberanía nacional, mientras que en otros momentos aceptan la
complejidad y la fragmentación de la autoridad provocadas por la globalización y
cooperan con otras organizaciones e instituciones. La migración afecta las políticas
nacionales y, por consiguiente, las políticas de seguridad nacional y las relaciones
bilaterales y regionales, de modo que ha adquirido una importancia política cada
vez mayor.
La migración afecta las políticas nacionales y, por consiguiente, las políticas de
seguridad nacional y las relaciones regionales

Otro efecto de la era moderna de la migración en masa es el aumento de la


diversidad étnica de los países receptores. En muchos casos, los nuevos flujos —o
su envergadura— implican que los idiomas, las costumbres, la fisionomía y la
religión de los inmigrantes resalten en el país receptor.

Christopher Furlong/Getty Images

Migración y política

La migración se considera un fenómeno primordialmente sociodemográfico, pero


puede argumentarse que sus efectos más permanentes son los políticos, y tienen
manifestaciones tanto activas como pasivas. Es decir, la complejidad de las
expresiones de estos efectos ha limitado la descripción de las consecuencias
políticas de la migración. Esta afecta a la política internacional tanto de los países
de origen como de destino. Impacta asimismo en la política interior de los países
receptores, tanto por sus repercusiones en la población nativa, cuanto por su peso
en las funciones del Estado, como seguridad, educación y gasto social. Además,
muchas veces afecta la política nacional de los países emisores, al considerar las
acciones de su diáspora en sus nuevos hogares. Finalmente, los migrantes inciden
también en la política nacional del país al que llegan.
Quizás el efecto más común de la migración en la política nacional de los países de
destino es el que tiene que ver con la población original. La inmigración cambia la
política interna del país de muchas maneras, por motivos culturales, religiosos o
lingüísticos, aunque da la impresión de que estos efectos se concentran
principalmente en la economía. Es indiscutible que el capital es más móvil que la
mano de obra; sin embargo, la economía mundial sufriría sin los flujos migratorios.
Al mismo tiempo, los trabajadores de los países más desarrollados piensan que los
inmigrantes les quitan su trabajo. Otra causa de malestar es una peculiaridad de la
inmigración: mientras que los costos siempre son locales (y por lo tanto fáciles de
identificar), los beneficios tienden a ser difusos (y difíciles de demostrar). Además,
muchas veces los migrantes responden a la demanda de trabajo que se genera
cuando se dan profundas reestructuraciones económicas. Por eso, como se ha
puesto en relieve en la campaña presidencial del candidato republicano Donald
Trump en Estados Unidos, así como en la aprobación del brexit en el Reino Unido
y los resultados de las elecciones en Austria —por dar solo tres ejemplos de
muchos—, en los países desarrollados no hay otro tema en el que la opinión de las
élites políticas y económicas y la población en general esté más dividida.
La diferencia fundamental en cómo enfrentan los países estas presiones tiene que
ver con la capacidad de sus sociedades para integrar a los nuevos residentes. La
integración es una dialéctica entre los inmigrantes y la sociedad de recepción; es
una negociación permanente y a varios niveles: si la sociedad de recepción no lo
permite, los inmigrantes no podrán integrarse a su nuevo país. Mucho depende,
entonces, de cómo traten los gobiernos y las sociedades de destino a los
inmigrantes. Otros factores importantes en la integración son los orígenes, los
tiempos, la naturaleza y el contexto particular del flujo migratorio. Por ejemplo, la
facilidad con la que los inmigrantes puedan adquirir la ciudadanía o si los hijos
nacidos en el país son considerados automáticamente como ciudadanos. También
importa si los ciudadanos del país receptor consideran que el flujo de migrantes es
predominantemente “legal” o “ilegal”, y (un factor que a menudo está relacionado)
si pensaban que era un fenómeno temporal, pero resultó ser más permanente.
En este número de Foreign Affairs Latinoamérica ofrecemos un panorama de la
inmigración moderna y las dimensiones de sus efectos políticos. Diego Nuño García
examina cómo la crisis migratoria de 2016 en Europa ha afectado la política interna
de los países del continente y los ha llevado a establecer medidas nacionales de
restricción de la migración y el asilo. Estas reacciones inciden en las relaciones
entre estos países y sus vecinos, y entre la Unión Europea y otras entidades fuera
de la región.

AP
Stephania Corpi y Rodolfo Córdova Alcaraz trazan una imagen de la migración a
través de México, en la cual, por desinterés o falta de capacidad de los Estados y
sociedades emisoras, de tránsito y de destino, quedan los inmigrantes en condición
de vulnerabilidad. En este vacío que dejan las autoridades, los comités ciudadanos
y los grupos de familias de migrantes de México y Centroamérica han cumplido un
importantísimo papel en la búsqueda de un trato más justo.
Jorge Duany, en su descripción de la oleada migratoria cubana desatada por el
acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos, muestra que el fenómeno
ha afectado las relaciones internacionales entre los dos países y entre otros
gobiernos del continente, desde Ecuador hasta México. Explica que la Ley de Ajuste
Cubano de Estados Unidos ha sido el detonador de este flujo y, por lo tanto, es
motivo de protestas en Cuba y en los países de Centro y Sudamérica.
Finalmente, Allert Brown-Gort refiere cómo, a pesar de ser el destino más
importante de la migración mundial, Estados Unidos insiste en tratar el tema como
un asunto de soberanía nacional. Las divisiones sociales del país, alimentadas en
gran parte por el temor a los cambios demográficos, se reflejan en la incapacidad
del sistema político para reformar el régimen migratorio. Este fracaso tiene serias
consecuencias no solo para Estados Unidos, sino también, y tal vez peores, para
sus vecinos

La cara humana de la globalización


Estos artículos nos recuerdan que la inmigración es, en el fondo, un proceso político,
y presentan los efectos correspondientes. La migración es un fenómeno humano
natural que responde a las necesidades de los individuos; es una serie de
negociaciones continuas en todos los niveles: el de los individuos, las familias, los
grupos organizados de la sociedad civil, las sociedades, los países y aun los
bloques trasnacionales. Muestran también que, en muchos sentidos, la migración
se trata fundamentalmente de identidad: como individuos, como miembros de un
grupo, de una localidad o de un país. La migración es un vehículo para cuestionar
nuestra identidad humana, sus horizontes y sus límites, para mostrar la multiplicidad
de identidades que todos poseemos y para servir como testigo de la increíble
capacidad humana para la adaptación.

Referencia bibliográfica
Brown, Allert (2016). Tomado de: http://revistafal.com/los-efectos-politicos-de-la-
migracion/
VALORACIÓN INTEGRAL
CALIFICACION GUÍA FIRMA FIRMA
DESEMPEÑO
CUALITATIVA CUANTITATIVA DOCENTE ACUDIENTE
SUPERIOR
(96 – 100)
ALTO
(86 – 95)
BASICO
(75 – 85)

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