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UNIVERSIDAD DE AQUINO BOLIVIA

FACULTAD CIENCIAS POLITICAS


CARRERA RELACIONES INTERNACIONALES

INFORME
PROBLEMAS LIMITROFES ENTRE
ARGENTINA Y CHILE
DOCENTE : LIC. VIVIANA
MATERIA : HISTORIA DIPLOMATICA III
ESTUDIANTE : ANGIE ORTIZ
REGISTRO : 201314312

SANTA CRUZ – BOLIVIA


CONFLICTO DEL BEAGLE

Se conoce como Conflicto del Beagle al desacuerdo entre la República Argentina y


la República de Chile sobre la determinación de la traza de la boca oriental del canal
Beagle, que afectaba la soberanía de las islas ubicadas dentro y al sur del canal, y
al este del meridiano del cabo de Hornos y sus espacios marítimos adyacentes.

Los primeros antecedentes del conflicto datan de 1888, siete años después de la
firma del Tratado de Límites, y en 1901 apareció el primer mapa argentino en el que
algunas de las islas en cuestión fueron dibujadas bajo soberanía argentina. A pesar
del pequeño tamaño de las islas, su valor estratégico entre los océanos Atlántico y
Pacífico originó un largo conflicto entre ambos estados sudamericanos durante gran
parte del siglo XX.

El conflicto se centró en la disputa por la soberanía de las islas e islotes


íntegramente ubicados en el llamado «martillo del laudo», un polígono definido en
el Compromiso de Arbitraje que ambos países firmaron en 1971, en el que se hallan
ubicadas las islas Picton, Nueva, Lennox, Gratil, Augustus, Snipe, Becasses, Gable
y otros islotes. Se acordó someter la resolución de la disputa a la decisión de una
corte arbitral que debía dar a conocer su fallo al gobierno del Reino Unido, que era
el árbitro formal.

El laudo arbitral pronunciado en 1977 otorgó aguas navegables en el canal Beagle


a ambos países y la mayor parte de las islas y de los derechos oceánicos generados
por ellas a Chile. El gobierno militar argentino rechazó el fallo declarándolo
«insanablemente nulo». Luego reactivó sus reclamaciones hasta el cabo de Hornos,
incluyendo en la disputa a parte de las islas Wollaston y de las islas Hermite (Evout,
Barnevelt, Freycinet, Terhalten, Sesambre, Deceit e islotes adyacentes) y la parte
oriental de la isla de Hornos, poniendo a ambos países al borde de una guerra.

El conflicto llegó a su punto culminante el 22 de diciembre de 1978 cuando las


Fuerzas Armadas de Argentina se dispusieron a ocupar las islas en disputa. La
intervención del papa Juan Pablo II evitó la guerra y condujo una mediación que
llevó a la firma del Tratado de Paz y Amistad el 29 de noviembre de 1984, que
solucionó el conflicto tras más de dos tercios de siglo de disputa. Tras una consulta
popular, el gobierno argentino ratificó el tratado, al igual que el gobierno chileno.

En él se reconoce tácitamente la frontera trazada por el laudo arbitral en el canal


Beagle que otorga las islas en la mitad norte del canal a la Argentina, y las islas en
la mitad sur a Chile. Además el tratado fija un límite marítimo que reconoce a Chile
sin nombrarlas todas las islas con costa atlántica hacia el sur y sudeste hasta el
Cabo de Hornos. Otorgó, además, derechos de navegación a ambos países en casi
toda la zona. Asimismo, concedió a la Argentina la mayor parte de la Zona
Económica Exclusiva proyectada hacia el Atlántico, al sureste del meridiano del
Cabo de Hornos, y a Chile la totalidad de la plataforma continental de las islas y la
mayor parte de la Zona Económica Exclusiva proyectada hacia el Atlántico al
noreste del mismo meridiano.

ANTECEDENTES

Durante el dominio español, la resistencia indígena y las duras condiciones


climáticas dificultaron los intentos de establecerse en la zona de la Patagonia y la
Araucanía, con la excepción de Valdivia, Chiloé y los Establecimientos Patagónicos
sobre el Atlántico. Tras el intento fallido de fundar yerko perkin en 1584, en las
costas del estrecho de Magallanes, la Corona española desistió de nuevos intentos
poblacionales en la región.

Tras la creación de los estados independientes en América del Sur, el


establecimiento de límites entre estos se definió usando las fronteras de las antiguas
jurisdicciones coloniales aplicando el principio del uti possidetis, es decir se
mantendrían las divisiones territoriales coloniales. La cordillera de los Andes, límite
natural entre las zonas más habitadas de Chile y de Argentina, evitó grandes
discusiones sobre el establecimiento oficial de una línea limítrofe. Pero, cuando las
zonas pobladas comenzaron a expandirse, a cada lado de la frontera se entendían
los documentos históricos sobre la región patagónica de manera diferente.
Debe notarse que estos derechos derivados de la época colonial eran de jure y la
soberanía de ninguno de las dos estados fue ejercida efectivamente en esas
latitudes del continente, que eran considerados res nullius por otros países y se
hallaban bajo control de pueblos indígenas no sometidos al control de ningún
estado.

La Constitución de Chile de 1822 fijó los límites del territorio chileno:

«El territorio de Chile conoce por límites: al Sur, el Cabo de Hornos; al Norte, el
despoblado de Atacama; al Oriente, los Andes; al Occidente, el mar Pacífico. Le
pertenecen las islas del archipiélago de Chiloé, las de la Mocha, las de Juan
Fernández, la de Santa María y demás adyacentes».

Estos límites se repitieron en las constituciones de 1823, 1828, y 1833.

A partir de 1830 Chile logró dejar atrás la anarquía que siguió a las luchas por la
independencia y desde los años 1840, comenzó a otorgar patentes para la
utilización del estrecho de Magallanes. En consonancia con esa política, fundó los
asentamientos de Fuerte Bulnes, el 21 de septiembre de 1843 y Punta Arenas en
1848, creando un polo de desarrollo y sirviendo a la navegación a vapor que
comenzaba a usar el estrecho de Magallanes como una mejor alternativa al pasaje
de Drake usada hasta entonces por la navegación a vela.

La posesión del estrecho de Magallanes no solo interesaba a Chile y Argentina, sino


que también a las potencias europeas y a los Estados Unidos. Los casos de las
islas Malvinas (1833), la zona del Canal de Panamá (1903), Gibraltar (1713), el
estrecho de Malaca y Singapur (1819), todos ocupados puntualmente y a cualquier
costo por Estados Unidos o el Reino Unido, demuestran el deseo de las potencias
de controlar los pasos más importantes de navegación.

Dado que en el siglo XIX toda la cultura y casi todo el comercio chileno se orientaba
a Europa, era para Chile de primordial importancia un acceso directo al océano
Atlántico.
En 1895 se asentaron los primeros colonos bajo bandera chilena en las islas al sur
del canal Beagle, como pescadores, ovejeros o buscadores de oro. A partir de
entonces Chile ejerció diferentes actos de soberanía sobre las islas.

La carencia de un gobierno nacional hasta 1853 y las guerras contra el Brasil y


después contra Paraguay, impidieron la ejecución de actos concretos de soberanía
argentina en la región sur. El 10 de junio de 1829 el gobernador de Buenos Aires
creó la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas, con sede en la isla
Soledad y con jurisdicción teórica sobre las islas adyacentes al cabo de Hornos. Sin
embargo, su accionar se limitó a las Malvinas y a la isla de los Estados y en 1833
las Malvinas fueron ocupadas y dominadas desde entonces por el Reino Unido.

El gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la


Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas, protestó en diciembre de 1847
por el texto de la constitución de Chile de 1833 y reclamó por la posesión sobre el
estrecho de Magallanes. De acuerdo con su posición histórica que afirmaba que la
Patagonia era parte integrante de la región de Cuyo, la constitución de la provincia
de Mendoza de 1854, consideró también al cabo de Hornos como su límite austral,
luego este reclamo fue nacionalizado por la ley nacional Nº 28 del 17 de octubre de
1862 que federalizó los territorios pampeanos y patagónicos.

En Tierra del Fuego, Ushuaia fue fundada por el Gobierno argentino el 12 de octubre
de 1884, cerca del lugar donde existía una misión anglicana dirigida por el
ciudadano británico (luego nacionalizado argentino) Thomas Bridges desde 1869.

POSICIÓN DE BRASIL FRENTE AL PROBLEMA

En 1843, Chile tomó posesión efectiva del Estrecho de Magallanes y territorios


adyacentes, situación que provocó la molestia de Argentina. El gobierno argentino
alegó derechos en el Estrecho y sus costas, y reclamó por la fundación del Fuerte
Bulnes, de propiedad chilena. En 1856, fundó una colonia indígena para bloquear
la soberanía chilena en la zona. El conflicto fue solucionado en 1881, cuando el 23
de julio de ese año se firmó el Tratado de Límites de 1881, que estableció que el
límite entre ambas naciones es, de Norte a Sur, la Cordillera de los Andes hasta el
paralelo 52º, y que la línea fronteriza correrá por las cumbres más elevadas que
dividan las aguas.

En la región austral del continente y al Norte del Estrecho de Magallanes el límite


se estableció por una línea que parte en la divisoria de las aguas de Los Andes,
continúa por el paralelo 52º hasta su intersección con el meridiano 70º, y en ese
punto se quiebra y sigue por una línea hasta Punta Dungenes. Los territorios que
quedan al Norte de dicha línea pertenecerían a Argentina, y los del sur a Chile. En
cuanto a Tierra del Fuego, se dividió la isla por una línea vertical que parte del cabo
Espíritu Santo; la parte oriental de la isla quedó bajo soberanía argentina, mientras
que la parte occidental bajo jurisdicción chilena. Por último, se determinó que Chile
era país soberano en ambas riberas del Estrecho de Magallanes. Para ello, se
comprometió a no construir fortificaciones militares para garantizar la neutralidad
del Estrecho.

La aplicación de estos límites no tuvo mayores problemas en el Norte y centro de la


cordillera, pues en esas zonas las altas cumbres y la divisoria de aguas coincidían.
Sin embargo, en la región de la Patagonia hubo diversas interpretaciones del
Tratado. Chile sostenía que la línea divisoria debía seguir por la divisoria de las
aguas, mientras que Argentina por las cumbres más altas. Con el fin de dirimir esta
disyuntiva se firmó un Protocolo en 1893, que reafirmó la división estipulada en el
Tratado de 1881 y estableció que la división de Tierra del Fuego seguiría la línea de
Los Andes, partiendo en la cumbre más elevada.

La aplicación del Tratado tuvo inconvenientes también en la zona de la Puna de


Atacama, ubicada en la cordillera entre el paralelo 23º y 26º52'45', actual provincia
de Atacama. Los problemas se suscitaron luego de que el gobierno chileno se
enterara en 1889 que Bolivia había cedido parte de la Puna a Argentina. Se necesitó
de la ayuda del gobierno de Estados Unidos, quien envío en su representación a
Argentina en 1889 a William Buchara. El delegado norteamericano se reunió con su
par chileno, Enrique Mac-Iver y con el delegado argentino, José Uriburu. Mac-Iver
alegó que la Puna de Atacama pertenecía a Chile y que la cesión de tierras por
parte de Bolivia a Argentina era inválida, pues el territorio no le pertenecía.
La comisión decidió que el límite definitivo se establecería por una línea recta desde
la intersección de los paralelos 23º y 67ºO, hasta la cima más alta del Cerro Zapaleri.
Para consolidar estos acuerdos se firmó el Protocolo de 1893.

A raíz de los inconvenientes originados por la aplicación del Tratado se decidió


establecer un pacto en mayo de 1902. En este se estipula que cualquier conflicto
entre Chile y Argentina será solucionado pacíficamente, además que todas las
controversias serán dirimidas por un arbitraje neutro de la Majestad Británica.
Cualquiera de las dos repúblicas podrá solicitar el arbitraje, cuya sentencia será
decisiva, definitiva e inapelable.

En la década de 1960 volverán a presentarse conflictos con Argentina, esta vez en


la zona de Palena, al sur de Chile. Para solucionarlo, se recurre -como estaba
estipulado- al arbitraje de la realeza británica, la Reina Isabel de Inglaterra. El
problema se suscitó por la falta de claridad con respecto a la dirección de la línea
divisoria entre los hitos 16 y 17. Luego del estudio de la zona de Palena y de las
dudas con respecto al trayecto de la división entre los hitos, el arbitraje decidió que
la línea demarcadora iría de forma recta de Norte a Sur, aunque con desviaciones
de este a oeste según los accidentes geográficos lo requirieran. Así, unió el hito 16
en la rivera norte del Río Palena y el 17 en la ribera norte del lago General Paz.

Luego de aclarado este conflicto, se puso en discusión la soberanía sobre el canal


Beagle y las islas Picton, Lennox y Nueva. Argentina rechazó lo estipulado en el
Tratado de 1881 que declaraba a las islas del canal Beagle hasta el Cabo de Hornos
como chilenas. Nuevamente, se recurrió al arbitraje de la majestad británica, quien
estableció en 1977 la soberanía de Chile sobre el canal Beagle hasta el cabo de
San Pío, y las islas. Chile aceptó el fallo, pero Argentina lo declaró nulo. Se generó
un clima tenso y potencialmente bélico. Debió interceder el Papa, quien logró que
ambos países firmaran el Tratado de Paz y Amistad en 1984. Este tratado establece
la voluntad de solucionar pacíficamente los conflictos, preservando la cooperación
e integración de ambas naciones. Se acuerda que todas las islas al sur del canal
Beagle son chilenas y la zona marítima se divide entre ambos países. El estrecho
de Magallanes se divide por una línea que va desde Punta Dungeness hasta el
Cabo Espíritu Santo. El sector ubicado al este de la línea queda bajo soberanía
argentina, mientras que el sector oeste bajo soberanía chilena.

El último conflicto limítrofe con la nación vecina fue el acontecido en torno a la


delimitación de los Campos de Hielo Sur, durante la década de 1990. Se acordó, en
1998, que se mantendría lo afirmado por el Tratado de 1881, pero que, producto de
la desigual geografía a lo largo del territorio, en algunos sectores se trazarían líneas
rectas que no fueran necesariamente las divisorias de las aguas. Este era el caso
de los Campos de Hielo Sur, donde se estableció el límite desde el Monte Fritz Roy
hasta el Cerro Daudet.

El impacto internacional

El aislamiento internacional del gobierno de Pinochet hacía difícil a cualquier


cancillería un comunicado oficial de condena al rompimiento argentino del derecho
internacional porque podría ser interpretado como un acto de solidaridad con un
gobierno condenado internacionalmente por sus violaciones a los derechos
humanos.

Pero la prensa internacional sí comentó lo que estaba pasando:

El Jornal do Brasil comentó en su editorial Del Derecho al Vaudeville: si la situación


no estuviese tomando aspectos preocupantes oscilaría a los ojos de terceros, sólo
entre lo cómico y lo ridículo.... Cuando el Laudo Arbitral, favorable a una de las
partes en litigio, es rechazado por el perdedor y este exhibe todo un dispositivo
guerrero para apoyar sus puntos de vista, se está pasando del Derecho al
Vaudeville

El Times de Londres se ocupó del tema en su editorial: Argentina ha hecho saber


ahora que, probablemente, rechazará la decisión del panel internacional de árbitros
que asignó a Chile tres islas en la boca del Canal Beagle. Deliberadamente ha
elevado la temperatura dando publicidad a las maniobras navales que inició
recientemente en la zona. Pero los argentinos deben tener conciencia de que, al
mostrarse ejerciendo presión militar por su disconformidad con el fallo de un tribunal
internacional, no está haciéndole mucho favor a su causa.
En El Tiempo de Bogotá, del 30 de enero de 1978 opinaba: "el fallo arbitral sobre el
Beagle debe ser aceptado por ambas partes."

Las relaciones intrarregionales

Para aumentar la presión militar sobre Chile, la Argentina utilizó sus buenas
relaciones con Perú y Bolivia, países que a consecuencia de la Guerra del Pacífico
debieron ceder territorios a Chile y han mantenido siempre un deseo latente de
revisión de esas cesiones.

La peligrosidad de un conflicto armado llamó la atención de las potencias mundiales


dado que:

 Brasil podría verse involucrado en acciones favorables a Chile, debido a


rivalidades sobre el predominio regional con la Argentina.
 Si el Perú rompía el tratado fronterizo de 1929 y atacaba a Chile, Ecuador,
debido a su insatisfacción por el tratado fronterizo de 1942 que dejó en poder
del Perú áreas del Amazonas que a Ecuador le pertenecían, podría
aprovechar la situación para intentar recuperarlas y reclamar su soberanía
absoluta y justa.
 Bolivia entraría en el conflicto directamente apoyando a Argentina y Perú, la
estrategia boliviana era esperar el desgaste inicial y recuperar sus territorios
perdidos en la invasión chilena, en ese momento Bolivia se encontraba
gobernada por militares y existió una orden secreta de movilización general
de las tropas, el objetivo primario era la ciudad de San Pedro de Atacama.

Estas complicaciones impulsaron a los Estados Unidos a presionar a ambos países


para mantener la paz y a pedir a la Santa Sede una mediación.

El ministro de RR.EE. de Brasil y portavoz de la OEA aseguró que en caso de un


conflicto armado la organización intervendría inmediatamente para restablecer la
paz.
SUPUESTA ALIANZA CHILENO-BRASILERA

Causas de conflictos entre argentina y chile.- El presente trabajo lleva por objeto
analizar el desarrollo del conflicto limítrofe que involucró a Chile y Argentina por la
posesión del Canal Beagle y las tres islas al sur de este: Nueva, Picton y Lennox y
que en 1978 alcanzó su punto más álgido, pudiendo incluso llevar a dos naciones
hermanas a una guerra sin precedentes en la historia de ambos países.

Es que, teniendo Chile más de tres mil kilómetros de frontera común con Argentina,
no resulta extraño que se hayan presentado con tanta frecuencia los conflictos
limítrofes entre estas naciones. Es más, lo extraño es que esos conflictos no se
hayan convertido en enfrentamientos armados.

Consecuencias.- El anterior Tratado de Límites de 1856 acordaba la aplicación del


principio del Uti possidetis iure, ordenamiento legal bajo la base de que los nuevos
estados, al pasar a la vida independiente, tendrían como fronteras las que le
corresponderían de las colonias españolas cuando formaban parte integrante del
imperio español como un virreinato, capitanía general o audiencia, para el año 1810,
último de la monarquía española para la posesión legítima de sus colonias de
América. En un principio ambos estados interpretaron de manera similar los
registros coloniales, aunque estos no eran conocidos muy exhaustivamente.

Soluciones.- Los gobiernos de Chile y la República Argentina acordaron en 1971


solicitar el arbitraje de la corona británica para dirimir el Conflicto del Beagle cuyo
cumplimiento sería entregado al honor de las naciones signatarias.

La Argentina rechazó unilateralmente el Laudo Arbitral de 1977, colocando a ambos


países al borde de la guerra. Tampoco las negociaciones directas lograron siquiera
impedir el aumento de la tensión militar en la frontera. Con ello se habían
comprobado como inviables dos de los caminos para la resolución del conflicto, el
de las negociaciones directas y el del arbitraje británico. Quedaba aún un camino
por intentar antes de la guerra: la mediación.

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