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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Defensa.

Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada

UNEFA- Núcleo Nueva Esparta.

Catedra Bolivariana

Bachilleres:

Orangel Narváez

Fanny Velásquez

Luis Marin

Sergio Jimenez

Juan Griego, octubre de 2015


Catedra Bolivariana
Carta de Jamaica:

La Carta de Jamaica es un texto escrito por el político y militar venezolano Simón


Bolívar el 6 de septiembre de 1815 en Kingston, capital de la entonces colonia británica de
Jamaica, en respuesta a una misiva de Henry Cullen, un comerciante jamaiquino de origen
británico residente en Falmouth, cerca de Montego Bay. Bolívar expuso las razones que
provocaron la caída de la Segunda República en el contexto de la independencia de
Venezuela.

 Contenido: En la carta, Bolívar justifica la rebelión de los criollos “patriotas” de la


América española y hace un llamado a continuar la lucha para alcanzar la
independencia (ya que rara vez la desesperación no ha arrastrado tras de sí la
victoria). Para ello Bolívar recurre a dos argumentos.

El primero se refiere a la ruptura por parte de la Monarquía del contrato social


supuestamente pactado entre la Corona española y los descubridores, conquistadores
y pobladores de América en tiempos de Carlos V (es decir, al inicio de la formación del
Imperio en América) según el cual estos tenían derecho a dirigir los nuevos territorios
mientras la Corona se reservaba únicamente el alto dominio (como si se tratara de una
propiedad feudal). Este contrato, según Bolívar, fue roto por la Corona —
especialmente por la nueva dinastía de los Borbones— al imponer leyes expresas que
favorecen exclusivamente a los naturales del país originarios de España en cuanto a
empleos civiles, eclesiásticos y de rentas en detrimento de los criollos —los naturales
que se han visto despojados de la autoridad constitucional que les daba su código—.

El segundo argumento se refiere a la política represiva adoptada por la Regencia,


primero, y por Fernando VII, después (tras volver a asumir sus poderes absolutos en abril
de 1814) respecto a las “juntas” americanas que se habían proclamado “independientes”
tras las sucesiones de Bayona (la abdicación de Carlos IV y de Fernando VII a favor de
Napoleón en mayo de 1808) y la posterior disolución de Junta Suprema Central a
principios de 1810, sustituida por una Regencia. Según Bolívar esta política represiva había
convertido a España de madre patria (que en la Constitución de 1812 ha reconocido al
menos en teoría a los criollos como españoles en igualdad de derechos que los
peninsulares) en madrastra. Antes, afirma Bolívar, todo lo que formaba nuestra
esperanza, nos venía de España, pero ahora sucede lo contrario… y se nos quiere volver a
las tinieblas… ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo
esclavizarnos.
Situación de las provincias del rio de la plata:

Provincias Unidas del Río de la Plata o Provincias Unidas en Sud América es el


nombre utilizado por el estado que suplantó al Virreinato del Río de la Plata tras el triunfo
de la Revolución de Mayo ocurrida el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, la capital
virreinal.

Las Provincias Unidas cambiaron oficialmente su nombre a Argentina con la


constitución de 1826 y con Tarija aún dentro de la unión. El término quedó en desuso con
la independencia de la Banda Oriental en 1828 y la conformación de la Confederación
Argentina en 1831.

En 1810 la Primera Junta utilizó en algunos documentos la expresión Provincias del


Río de la Plata, mientras que la Junta Grande utilizó por primera vez la expresión
Provincias Unidas en su reglamento de separación de poderes del 24 de octubre de 1811,
que no fue aceptado por el Primer Triunvirato que sancionó el Estatuto Provisional del
Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de la Plata a nombre del Señor Don
Fernando VII que por primera vez presentó completo el nombre. El Congreso de Tucumán
al sancionar la declaración de independencia en 1816 utilizó el nombre Provincias Unidas
de Sudamérica, mientras que el Congreso de 1824 a 1825 usó Provincias Unidas del Río de
la Plata en Sudamérica.

Durante la celebración del Congreso de Tucumán se produjo la declaración de la


independencia, el 9 de julio de 1816 y se adoptó el nombre de Provincias Unidas de Sud
América aunque se mantuvo también el de Provincias Unidas del Río de la Plata.

Los congresales de 1816 dictaron la declaración de la independencia de toda la


América del Sur dominada por España, sus sucesores y la metrópoli y de toda otra
dominación extranjera.

A esta declaración no asistieron –excepto Córdoba– en su momento las provincias


confederadas en la Unión de los Pueblos Libres, que reconocían a José Gervasio Artigas
como Protector, y que de acuerdo a citas referenciales del propio Artigas habrían
declarado en 1815 su independencia de España en el Congreso del Arroyo de la China o
Congreso de Oriente, hoy Concepción del Uruguay, esperando por un congreso general de
todas las demás Provincias Unidas.

En la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del
mes de julio de mil ochocientos dieciséis: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las
Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado,
objeto de la independencia de los Pueblos que lo forman.
Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su
emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes sin
embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud
de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, Pueblos
representados y posteridad; a su término fueron preguntados:

¿Si querían que las Provincias de la Unión fuesen una Nación libre e independiente
de los reyes de España y su metrópoli?

Reino de Perú:

Como detonante de la Guerra Civil Rioplatense, los indígenas de origen quechua


organizaron un levantamiento en las zonas del Perú. Huascar Sima, el líder del
levantamiento, tomó Lima con 20.000 hombres y la renombró Nuevo Cuzco.

Huascar se auto declaró Rey del Perú y reclamó el territorio de las actuales
provincias del Alto y del Bajo Perú.

Cuando las tropas colombianas intentaron atravesar Perú para apoyar la guerra
contra el Río de la Plata), los peruanos se lo impidieron, por lo que éstos se vieron
forzados a pagar un elevado impuesto para pasar por tierras brasileñas.

Los peruanos emitieron su propia moneda, equivalente al Real Rioplatense.


Apoyaron las demás rebeliones a lo largo del Río de la Plata y se volvieron grandes aliados
de la Patagonia y la Liga de los Pueblos Libres de Artigas.

Finalmente, con la firma de la constitución de 1820, se les permitió a los peruanos


enviar un representante (estos seguían sosteniendo ser independientes) al Río de la Plata.
Su representante, Huascar, fue nombrado Virrey y, en 1830, contrajo matrimonio con la
reina María, quien le transfirió sus poderes, nombrándolo Rey, puesto que asumió con el
nombre de Gabriel I desde entonces reconoció la unión de sus dos Estados, pasando a
formar el Reino Unido del Río de la Plata y Perú

Virreinato de Perú:

El Virreinato de Perú, fue el segundo de los cuatro virreinatos que España creó
para gobernar sus dominios en América. Creado en 1543, el virreinato inicialmente incluía
toda América del Sur bajo control español a excepción de las costas de lo que hoy es
Venezuela. Más tarde perdió jurisdicción (con la creación del Virreinato de la Nueva
Granada en 1739) sobre las áreas que ahora constituyen las naciones de Colombia,
Ecuador, Panamá y Venezuela y, más tarde (con la creación del Virreinato del Río de la
Plata en 1776), más de lo que hoy es Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Hasta casi el final de la era colonial, el Perú ha sido considerado como la más valiosa
posesión española en América. Se produce grandes cantidades de lingotes de plata para
su envío a Europa, sobre todo de las minas de Potosí.

El Gobierno de España consideró la necesidad de consolidar la autoridad y reducir


el abuso de poder en un esfuerzo por proteger a los indígenas y el 20 de noviembre de
1542 el emperador Carlos I promulgo en Barcelona por Real Cédula las llamadas Leyes
Nuevas ideadas por Bartolomé de las Casas, en la cual se creó la Real Audiencia o Real
Audiencia de administrar la justicia civil y penal, en dichas leyes se establecía la supresión
de las encomiendas hereditarias y de todo trabajo forzado de los indios . Posteriormente,
en 1543 se creó el Virreinato del Perú en reemplazo de las antiguas gobernaciones de
Nueva Castilla y Nueva León al mismo tiempo que la sede de la Real Audiencia de Panamá
fue trasladada a la ciudad de los reyes o Lima capital del nuevo virreinato en donde Blasco
Núñez de Vela fue nombrado como primer virrey del Perú.

Originalmente comprenda el conjunto de América del Sur al oeste de la línea de


demarcación establecida en el Tratado de Tordesillas en 1494, el virreinato se extendía
desde Panamá, en el norte de la Patagonia en el sur, y desde el Océano Pacífico hacia el
este a un meridiano longitudinal en aproximadamente 44 grados oeste, excluyendo partes
del norte de América del Sur (Venezuela contemporánea), que estaban bajo la jurisdicción
de la Nueva España.

El virreinato del Perú tuvo su sede en Lima y tenía jurisdicción sobre toda la
América del Sur, excepto la colonia portuguesa de Brasil. Para mejorar la comunicación en
la colonia, en 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada y se incluye Panamá,
Venezuela, Colombia, parte de Ecuador, Guyana y parte del norte de Brasil. Más tarde, en
1776, Argentina, Paraguay, Uruguay y parte de Bolivia se han incorporado al Virreinato del
Río de la Plata.

Virreinato de Nueva Granada:

El Virreinato de Nueva Granada, abarcó los actuales territorios de Ecuador,


Colombia, Panamá y Venezuela. Fue creado mediante Real Cédula el 27 de mayo de 1717
uniendo la Real Audiencia de Quito, la Capitanía General de Venezuela y la Real Audiencia
de Santa Fe.

La Corona se vio obligada a constituir este nuevo virreinato, por dos razones
principales: era la zona más importante de producción aurífera y su estratégica posición le
permitía enfrentar con efectividad el contrabando y la piratería. La ciudad de Bogotá, pasó
a ser la capital del nuevo virreinato, convirtiéndose de esta manera en uno de los
principales centros de actividad de las posesiones del imperio en América.
Su fundación obedece a la nueva política borbónica de reorganización
administrativa y de reforma y modernización de los sistemas de extracción y
comercialización de materias primas obtenidas de las colonias. De existencia intermitente,
el Virreinato de Nueva Granada fue disuelto y vuelto a formar en numerosas ocasiones:
tras su primera fundación en 1717, fue disuelto por dificultades económicas, fruto de la
derrota española en la guerra de la Cuádruple Alianza (1718-1720), en 1724; refundado en
1740; disuelto por los independentistas que se hicieron con el poder en 1810; recuperado
por Fernando VII en 1816; y finalmente, reemplazado por una nueva entidad, la Gran
Colombia, tras ser definitivamente disuelto por los independentistas en torno a 1822.

Los virreyes de Nueva Granada, se caracterizaron por la puesta en marcha de


numerosas políticas de carácter ilustrado, enmarcadas en el proceso de la reforma
borbónica, destinadas a modernizar las estructuras administrativas, productivas y
comerciales. Entre estas medidas, cabe destacar la fundación de la Casa de la Moneda de
Bogotá, la creación de la primera biblioteca pública de Bogotá por parte del virrey Manuel
de Guarir, y la implementación de la Pragmática de Libre Comercio, que revitalizó el
comercio entre puertos americanos.

Venezuela, Nueva España, Isla de Puerto Rico y Cuba:

La colonización española de las Antillas comienza con la primera expedición de


Colón (1492), completándose la conquista del archipiélago en los primeros años del siglo
XVI. En los posteriores siglos la mayoría de las islas más importantes de las Antillas
permanecieron bajo dominio español, siendo posteriormente otras abandonadas u
ocupadas por otras potencias coloniales; siendo el mayor ejemplo Jamaica, ocupada por
Inglaterra en 1655.

La mayor parte del siglo XIX algunas de las Grandes Antillas se mantenían aún bajo
dominio colonial español, Cuba y Puerto Rico; también, por menos tiempo, la parte
española de la Isla Española (República Dominicana; la otra parte es Haití, antigua colonia
francesa —desde 1697—).

Otras islas más pequeñas, de las denominadas Antillas Menores, que también
habían sido colonizadas por España (territorios insulares de la actual Venezuela), se
mantuvieron bajo control español hasta la independencia de esa nueva nación a principios
del siglo XIX.

Al contrario que otras partes de la América española, las Antillas españolas no se


independizaron a comienzos del siglo XIX en las llamadas guerras de independencia
hispanoamericana (con excepción de las islas pertenecientes a Venezuela). La República
Dominicana, en el contexto de la revolución haitiana, se independizó inicialmente y luego
retornó a soberanía española (periodo denominado España Boba), para luego ser invadida
por Haití (1822), para volver a independizarse (1844), y más tarde volver a anexionarse a
España (1861) e independizarse definitivamente (1865), aunque fue ocupada por los
Estados Unidos. Cuba y Puerto Rico accedieron a la independencia bajo control
estadounidense en 1898 (guerra hispano-norteamericana).

Otros grupos de islas que pertenecieron a España en el Caribe durante la época


colonial fueron después ocupados por otras potencias coloniales como Inglaterra, Francia
o los Países Bajos.

Predicciones sobre las colonias hispanoamericanas:

Fueron precisamente los políticos, burócratas y funcionarios españoles los que


hicieron llegar a la corte una serie de Escritos donde, entre otras cosas abogaban por un
cambio de rumbo en la política india con objeto de atajar el malestar social y económico
perceptible en determinados sectores de la población hispanoamericana. Al mismo
tiempo, y en algunos casos, se proponían cambios radicales en la organización política de
los territorios ultramarinos de América, que de alguna manera impidieran la traumática
segregación de la metrópolis que se barruntaba.

Ciertamente, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII se suceden un conjunto de


acontecimientos mundiales que tendrían unas claras repercusiones en lo imperios
coloniales que las potencias Europeas mantenían en América.

Por primera vez, el mundo asiste atónito asiste a una rebelión de posiciones
transatlánticas contra su metrópoli y el nacimiento de una nueva nación soberana por la
Paz de Paris 1783: Estados Unidos de Norteamérica.

Otro acontecimiento se hace sentir en contra del Antiguo Régimen de 1789: La


Revolución Francesa. Al fin, en 1794, la Convención reconoce a las posesiones
ultramarinas como una parte integrante de la Republica de Francia, al tiempo que se
declara abolida la esclavitud y la consideración de ciudadanos a toda la población colonial
sin distinción de raza.

Así como estos acontecimiento, surgieron otros más donde se daba la resurrección
de un pueblo libre y sin ataduras, gracias a la participación de grandes personajes en la
historia que han hecho posible lo que hoy somos.
Conclusión

La historia es un enriquecimiento afirmativo, que en su mayoría nos ayuda a


entender de qué manera ha sido nuestro pasar por el tiempo, ¿Quiénes influyeron? Y
¿Quiénes hemos sido para el mundo?

Muchos acontecimientos han sido propagados por el mundo, en tiempos


anteriores, donde nuestros pueblos se encontraban marginales y sumisos ante un
conjunto de imponencias de colonias piltrafas que solo buscaban garantizar sus intereses
propios y dejar en la ruina al pueblo.

Además de ello, es importante mencionar que los distintos actores de la historia


han sido personajes sublimes con bastante arraigamiento en la libertad de nuestros
pueblos.

Así mismo, los políticos españoles, siempre iban en busca de la destrucción del
pueblo, ya que no se sentían parte de este territorio y podían reflejar en él el conjunto de
acciones maltrechas que con el tiempo se fueron aboliendo con la valentía y la
imponencia de un pueblo heroico que hoy se reconoce como aquel del cual dependimos
alguna vez, devolviéndonos la libertad que algún día tuvimos y manteniendo el sin fin de
ideales políticos que nos han podido levantar de las ruinas en la que nos encontrábamos
en tiempos pasados.

Así pues, es de gran importancia el conocimiento de la historia, para saber donde


estábamos y como éramos, que muchas veces nos fortalece y nos orientan a dar la vida
por una nación o un continente como lo hicieron gran conjunto de indígenas que lucharon
por esta tierra.

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