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Traducción de JEAN L.

COHEN Y ANDREW ARATO


ROBERTO REYES MAZZON!

SOCIEDAD CIVIL
Y TEORÍA POLÍTICA

-~;.:-

nmi
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
MBXICO
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,

nera edición en inglés, 1992


:era edición en inglés, 1995
nera edición en español de la tercera en inglés, 2000

PREFACIO

Este libro tiene como propósito contribuir a la teoría democrática. Sin


embargo, a diferencia de otras aproximaciones al tema, la nuestra no se
enfoca directamente sobre las instituciones políticas. Tampoco se limita
al dominio de la filosofía política normativa, aunque tanto las institucio-
nes como la filosofía tienen su lugar en el texto. En realidad nuestro obje-
tivo es doble: demostrar la relevancia del concepto de sociedad civil para
la teoría política moderna y desarrollar por lo menos la estructura de una
teoría de la sociedad civil adecuada a las condiciones contemporáneas.
En el proceso esperamos llenar una laguna evidente en las obras que se
han realizado recientemente en el campo de la teoría democrática. Toda
teoría de la democracia presupone un modelo de sociedad, a pesar de lo
cual ninguna se ha ocupado del problema relativo al tipo de sociedad civil
más adecuado para una política democrática moderna. 1 Para decirlo de
otra manera, la relación entre los modelos normativos de la democracia o
los proyectos de democratización, y la estructura, instituciones y dinámi-
ca de la sociedad civil no ha quedado en claro, en parte porque no conta-
mos actualmente con una teoría lo bastante compleja de la sociedad civil.
La tarea de este libro es empezar a construir esa teoría. ..) .
El concepto de sociedad civil, en varios usos y definiciones, se ha puesto ~~~
de moda hoy en día gracias a las luchas en contra de las dictaduras comu- ~s. o...it~
ohíbe la reproducción total o parcial de esta obra
luido el diseño tipográfico y de portada-, nistas y militares en muchas partes del mundo. A pesar de todo, su status ~
Ja) fuere el medio, electrónico o mecánico, es ambiguo en las democracias liberales. Para algunos, parece indicar lo r~
consentimiento por escrito del editor. que Occidente ya ha conseguid~por consiguiente carece de cualquier
potencial crítico aparente para examinar las disfunciones e injusticias de
nuestro tipo de sociedad. Para otros, el concepto pertenece a las primeras ? '.:'
>original: formas modernas de la filosofía política que carecen actualmente de im-
Society and Política! Theory
© 1992, Massachusetts Institute of Technology
portancia para las complejas sociedades del presente. Sin embargo, nues-
:ado por M!T Press, Cambridge, Mass. tra tesis es que el concepto de sociedad civil indica un terreno en Deciden- 3 ~
0-262-53121-6 (edición rústica) te que se ve amenazado por la lógica de los mecanismos administrativos y
económicos, pero que también es el principal espacio para la expansión
potencial de la democracia bajo los regímenes democrático-liberales "que
© 2000, FONDO DE CULTURA EC:ON. ··~ ; realmente existen". Al presentar esta tesis, trataremos de probar la mo-
tera Pict1cho-Aju1co, 227; 14200 Wf
l'ce.com.mx dernidad e importancia normativa y crítica del concepto de sociedad
civil para todos los tipos de sociedades contemporáneas.
1t ! Hay buenos argumentos para cada una de estas tres posiciones, y nos
ocuparemos de ellos en detalle. Trataremos de mostrar que los dos prime-
7

....~., ~
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8 PREFACIO PREFACIO 9

ros conjuntos de argumentaciones se fortalecen por las versiones inade- bien las dimensiones autocreativa e institucionalizada3 pueden existir por
cuadas del concepto que se han revivido irreflexivamente en la discusión separado, a largo plazo se requiere tanto de la acción independiente como
llevada a cabo hasta ahora en América Latina, Europa oriental y Occiden- de la institucionalización para la reproducción de la sociedad civil.
te. Una ambigüedad común es la que se refiere a la relación entre los Sería desorientador identificar a la sociedad civil con toda la vida so-
. términos de sociedad "civil" y "burguesa", una distinción que ni siquiera cial fuera del Estado administrativo y de los procesos económicos en un
es posible hacer en alemán (bürgerliche Gesellschaft) o en algunas lenguas sentido limitado. Primero, es necesario y significativo distinguir a la so- \>~¡:
de la Europa oriental. Este no es sencillamente un problema terminológico, ciedad civil a la vez de una sociedad política de partidos, de organizado- SDtl e
porque el caso de la "sociedad civil vs. Estado", que desafía a las dictadu- nes políticas y de públicos políticos (en particular los parlamentos) y de /
ras estatistas que penetran y controlan tanto la economía como varios una sociedad económica compuesta de organizaciones de producción y ? ~ y
dominios de la vida social independiente, parece defender la autonomía distribución, por lo común empresas, cooperativas, sociedades y otras simi- ~
de lo civil y de lo burgués. Cierto es que los movimientos democráticos en lares. La sociedad política y económica, por lo general, surge a partir de la
el Este dependen de las nuevas formas autónomas del discurso, de la sociedad civil, comparte con ésta algunas de sus formas de organización y
asociación y de la solidaridad, es decir, de los elementos de la sociedad comunicación y se institucionaliza mediante derechos (en especial, dere-.)t!l. P
civil. Pero no han diferenciado lo suficiente entre la tarea de establecer chas políticos y de propiedad), que son una continuación del tejido de de- "(~
economías de mercado viables (cualquiera que sea la forma de propiedad rechos que aseguran a la sociedad civil moderna. Pero los actores de la so-
que remplace al control y a la propiedad estatal), por una parte, y el pro- ciedad política y económica participan directamente en el poder del Estado
yecto de fortalecer a la sociedad civil frente al Estado y a las fuerzas del y en la producción económica, a los cuales procuran controlar y manejar.
mercado liberadas, por la otra. No obstante, tal como nos lo enseña la No pueden darse el lujo de subordinar los criterios estratégicos e instrumen• ~
historia de Occidente, las fuerzas espontáneas de la economía de merca- tales a los patrones de la integración normativa y de la comunicación ~
do capitalista pueden representar un peligro tan grande para la solidari- abierta que caracterizan a la sociedad civil. Incluso la esfera pública de la ·
dad social, la justicia social e incluso la autonomía, como el poder admi- sociedad política, fundamentada en los parlamentos, conlleva limitacio·
nistrativo del Estado moderno. Nuestro punto es que sólo un concepto de nes formales y temporales importantes sobre el proceso de comunicación.
rsociedad civil que la diferencie adecuadamente de la economía (y por lo El papel político de la sociedad civil a su vez no está relacionado directa· ·~r:. ~
tanto de la "sociedad burguesa") puede convertirse en el centro de una mente con el control o la conquista del poder, sino con la generación de
teoría política y social crítica en las sociedades en que la economía de influencia mediante la actividad de las asociaciones democráticas y la
mercado ya ha desarrollado, o está en proceso de desarrollar, su propia discusión no restringida en la esfera pública cultural. Tal papel político es
lógica autónoma. De otra manera, después de una exitosa transición de la inevitablemente difuso e ineficaz. Por consiguiente, el papel mediador de
dictadura a la democracia, la versión no diferenciada del concepto conte- la sociedad política entre la sociedad civil y el Estado es indispensable,
nido en el lema "la sociedad vs. el Estado" perderá su potencial crítico. De pero igual lo son las raíces ~ sociedad política en la sociedad civil. En
este modo, sólo una reconstrucción que implique un modelo de tres par- principio, también se presentan condiciones similares en lo que se refiere ........,.
. tes, que distingue a la sociedad civil tanto del Estado como de la econo- a la relación entre la sociedad civil y la económica, incluso aunque histó· o/ . . .
mía, podría respaldar el drástico papel opositor de este concepto en los ricamente en el capitalismo la sociedad económica·ha tenido más éxito t ...
regímenes autoritarios y de renovar su potencial crítico en las democra- para aislarse de la influencia de la sociedad civil del que ha conseguido la
cias liberales. sociedad política, a pesar de lo que afirman las teorías elitistas de la de·
" Empecemos con una definición operativa. Entendemos a la "sociedad mocracia. No obstante, la legalización de los sindicatos, las negociado·
civil" 2 como una esfera de interacción social entre la economía y el Esta- nes colectivas, la codeterminación y otros elementos similares atestiguan
do, compuesta ante todo de la esfera íntima (en especial la familia), la la influencia de la sociedad civil sobre la económica, y permiten que esta
esfera de las asociaciones (en especial las asociaciones voluntarias), los última desempeñe un papel mediador entre la sociedad civil y el sistema
movimientos sociales y las formas de comunicación pública. La sociedad del mercado.
civil moderna se crea por medio de formas de autoconstitución y auto- Se¡und0¡ la diferenciación de la sociedad civil tanto de la sociedad eco· ~ •~
movilización. Se institucionaliza y generaliza mediante las leyes, y especial- nómica como de la polf tica parece sugerir que la categoría debe de al¡una -Z. ~
mente los derechos objetivos, que estabilizan la diferenciación social. Si manera incluir y ref1rir1e a todos los fenómenos de la sociedad que no
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ros conjuntos de argumentaciones se fortalecen por las versiones inade- bien las dimensiones autocreativa e institucionalizada3 pueden existir por
cuadas del concepto que se han revivido irreflexivamente en la discusión separado, a largo plazo se requiere tanto de la acción independiente como
llevada a cabo hasta ahora en América Latina, Europa oriental y Occiden- de la institucionalización para la reproducción de la sociedad civil.
te. Una ambigüedad común es la que se refiere a la relación entre los Sería desorientador identificar a la sociedad civil con toda la vida so-
~términos de sociedad "civil" y "burguesa", una distinción que ni siquiera cial fuera del Estado administrativo y de los procesos económicos en un
es posible hacer en alemán (bürgerliche Gese.llschaft) o en algunas lenguas sentido limitado. Primero, es necesario y significativo distinguir a la so- \:>~¡:
de la Europa oriental. Este no es sencillamente un problema terminológico, ciedad civil a la vez de una sociedad política de partidos, de organizacio-
porque el caso de la "sociedad civil vs. Estado", que desafía a las dictadu- nes políticas y de públicos políticos (en particular los parlamentos) y de "'°/'e
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dominios de la vida social independiente, parece defender la autonomía distribución, por lo común empresas, cooperativas, sociedades y otras simi- ~
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el Este dependen de las nuevas formas autónomas del discurso, de la sociedad civil, comparte con ésta algunas de sus formas de organización y
asociación y de la solidaridad, es decir, de los elementos de la sociedad comunicación y se institucionaliza mediante derechos (en especial, dere·)et. ~
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que remplace al control y a la propiedad estatal), por una parte, y el pro- ciedad política y económica participan directamente en el poder del Estado
yecto de fortalecer a la sociedad civil frente al Estado y a las fuerzas del y en la producción económica, a los cuales procuran controlar y manejar.
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teoría política y social crítica en las sociedades en que la economía de influencia mediante la actividad de las asociaciones democráticas y la
mercado ya ha desarrollado, o está en proceso de desarrollar, su propia discusión no restringida en la esfera pública cultural. Tal papel político es
lógica autónoma. De otra manera, después de una exitosa transición de la inevitablemente difuso e ineficaz. Por consiguiente, el papel mediador de
dictadura a la democracia, la versión no diferenciada del concepto conte- la sociedad política entre la sociedad civil y el Estado es indispensable,
nido en el lema "la sociedad vs. el Estado" perderá su potencial crítico. De pero igual lo son las raíces ~ sociedad política en la sociedad civil. En
· este modo, sólo una reconstrucción que implique un modelo de tres par- principio, también se presentan condiciones similares en lo que se refiere ~
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esfera de las asociaciones (en especial las asociaciones voluntarias), los última desempefie un papel mediador entre la sociedad civil y el sistema
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10 PREFACIO PREFACIO 11

están vinculados en forma directa con el Estado y la economía. Pero éste nismo ha sido finalmente desacreditada (y en forma merecida), el proble-
es el caso sólo en la medida en que nos concentremos en las relaciones de ma que enfrenta a los teóricos políticos es saber si es posible llegar a conce-
asociación consciente, de autoorganización y de comunicación organiza- bir pensamientos utópicos, así como los correspondientes proyectos polí·
da. De hecho, la sociedad civil representa nada más una dimensión del mun- ticos radicales. O, ¿los ideales inspiradores de grandes movimientos que
do sociológico de normas, papeles, prácticas, relaciones, competencias y fueron parte de las utopías anteriores se deberán arrojar al cubo de basu-
formas de dependencia o una forma particular de ver este mundo desde el ra de la historia de las ideas?
punto de vista de la construcción de asociaciones conscientes y de la vida Los grandes ideales generados en la era de las revoluciones democráti·
asociativa. Una forma de explicar esta limitación en la amplitud del concep- cas -libertad, igualdad política y social, solidaridad y justicia- estaban
to es distinguirlo de un mundo de la vida sociocultural que, como la catego- contenidos cada uno de ellos en utopías totalistas y mutuamente exclusi·
ría más amplia de "lo social", incluye a la sociedad civil. De conformidad vas: el anarquismo, el libertarismo, la democracia radical y el marxismo.
con lo anterior, la sociedad civil se refiere a las estructuras de la socializa- Una serena reflexión sobre la historia del pasado siglo y medio debe di·
ción, asociación y formas de comunicación organizadas del mundo de la suadir a las personas responsables de intentar revivir cualquiera de eaas,.
vida, en la medida en que éstas han sido institucionalizadas o se encuen- utopías en su forma original. No obstante, una sociedad sin normas que~
tran en proceso de serlo. orienten la acción, sin proyectos políticos, es igualmente indeseable, por- i
1
..ie..P.;. Finalmentet queremos destacar que en las democracias liberales sería que el aspecto privado civil o "realismo" resultante sería sólo otro nombre
?;'j, erróneo ver a la sociedad civil como si por definición estuviera en oposi- del egoísmo, y la cultura política correspondiente carecería de suficiente
ción a la economía y al Estado. Nuestros conceptos de las sociedades econó- motivación para mantener y mucho menos expandir, los derechos, las ins·
mica y política (que reconocemos complican nuestro modelo de tres par- tituciones democráticas, la solidaridad social, o la justicia que existen en
tes) se refieren a esferas mediadoras a través de las cuales la sociedad civil la actualidad.
logra influir sobre los procesos político-administrativos y económicos. Una Nuestra tesis es que el resurgimiento del discurso de la sociedad civil
relación antagónica de la sociedad civil, o de sus actores, con la economía proporciona algunas esperanzas en este respecto, ya que revela que 101
o el Estado surge sólo cuando estas mediaciones fracasan o cuando las actores colectivos y los teóricos que lo favorecen siguen orientándose por
instituciones de las sociedades económica y política sirven para aislar el los ideales utópicos de la modernidad -las ideas de los derechos básicos, ~
proceso de toma de decisiones y a quienes deciden de la influencia de las la libertad, la igualdad, la democracia, la solidaridad y la justicia- inclu· ~
organizaciones e iniciativas sociales, y de.las formas de discusión pública. so aunque la retórica revolucionaria, fundamentalista, dentro de la que """'
estos ideales se articularon en cierto momento, haya entrado en decaden·
cia. De hecho, la propia sociedad civil ha surgido como una nueva clase
LA ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO de utopía, una a la que llamamos "autolimitada", una utopía que incluye
un rango de formas co~mentarias de democracia y un complejo con·
,~frgumentaremos que lo que está en juego en los debates que dan vida a la junto de derechos civiles, sociales y políticos que deben ser compatibles
teoría política y social tanto en Oriente como en Occidente 4 no es sencilla- con la diferenciación moderna de la sociedad. Este ideal utópico es el que
~ mente la defensa de la sociedad contra el Estado y la economía, sino qué desempeña un papel fundamental, si bien regulador, en la construcción de
,, versión de la sociedad civil habrá de prevalecer. Sin embargo, hay otra nuestro libro como un todo, así como en sus partes. 1'
:./ cuestión que subyace en estos debates. L-a, desilusionada insistencia de Las partes I y n analizan las principales teorías y críticas del concepto !
,Max Weber en que los modernos están viviendo en una era de desencantó de sociedad civil que han surgido en los siglos XIX y XX. En la introducción •
"" J.< parece ser más cierta ahora que nunca. Las utopías políticas seculares presentamos un panorama general de la importancia teórica de la socie· 1
o.. aparentemente han seguido el mismo camino que las grandes concepcio- dad civil ubicándola en los términos de los tres debates centrales en la~
nes religiosas del mundo que movilizaron a tantas personas en la era an- teoría política contemporánea: entre la democracia de élite y la participa· ~
terior. La decadencia de la utopía radical-democrática y socialista más tiva, entre el liberalismo y el comunitarismo, y entre los críticos y los defen•
importante de nuestro tiempo, el marxismo, ha hecho que los pensadores sores del Estado benefactor. En su mayor parte, esta discusión se funda·
proclamen el fin de la historia y el triunfo mundial de una versión poco menta en fuentes estadunidenses. Aquí nuestra intención no es demostrar
inspirada del liberalismo. Ahora que la retórica revolucionaria del comu- que el concepto dt 10c=ledad civil puede resolver todo1 los debates y anti·
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12 PREFACIO PREFACIO 13

nomias importantes, sino más bien mostrar que abre nuevas e inespera- durante el último siglo, cualquier esfuerzo por iguafar al "Estado" con lo
das posibilidades para la síntesis en cada caso. "político" o a "la sociedad civil" con "lo privado" parece anacrónico. Si
Pero, ¿qué concepto? Usando con reservas la división operativa que esto es así, ¿puede una categoría formulada en los inicios de la filosofía
acabamos de proporcionar, el capítulo I introduce el concepto de socie- política moderna seguir teniendo importancia para el mundo contempo-
' dad civil de una manera deliberadamente no sistemática, reproduciendo ráneo?
Psu uso heterogéneo actual por intelectuales que participan o están rela- En el capítulo 11, presentamos una breve historia conceptual de las pri- c-.oP.J
cionados con varios movimientos sociales y políticos. Como nuestro inte- meras versiones modernas de sociedad civil y un análisis teórico de lama- \MMc
rés es la política, creemos que primero debemos aprender de los discursos gistral síntesis de Hegel. Estos pasos pertenecen a lo que consideramos"'-..C.
contemporáneos para contribuir algo a los mismos. Empezamos nuestro un prolegómeno necesario para una teoría de la sociedad civil en el ámbi- ~ C
examen de las motivaciones políticas importantes para nuestra tarea con to de la historia de la teoría. En realidad, nadie puede con seriedad negar e.•11,·1
,.. una presentación de cuatro discursos políticos ideales: el polaco (la oposi- el lugar que ocupa Hegel como el predecesor e inspirador más importante V w.
ción democrática), el francés (la Segunda Izquierda), el alemán (los Ver- en el siglo XIX de los análisis de la sociedad civil realizados en el siglo XX. ,...,...
' des pragmáticos) y el latinoamericano (la nueva izquierda democrática). La riqueza categórica del concepto de sociedad civil sólo puede recupe-
En cada caso, el concepto y las categorías de sociedad civil se han vuelto rarse mediante un análisis de la estructura de Hegel, que en sí misma
centrales para los esfuerzos por articular los proyectos normativos para la reúne todas las interpretaciones disponibles del concepto. Por supuesto,
~ liberalización y democratización. No suponemos que los discursos que no podemos pretender examinar la evolución de la filosofía política de
reproducimos son del todo representativos de lo que está disponible, y Hegel, ni todas sus obras importantes, ni el rango total de la literatura
mucho menos que por sí mismos puedan proporcionar o sustituir un aná- secundaria que trata con el texto que más nos interesa a nosotros, Filoso·
lisis político de los cuatro contextos. Sólo en el caso de la Europa oriental fía del derecho. A pesar de todo, la teoría hegeliana es crucial porque recons· ~
retornamos al análisis, esta vez sobre la base de una variedad de fuentes truye a la sociedad civil en términos de los tres niveles de legalidad, plura· :
1 1
primarias y secundarias, de la suerte del proyecto intelectual ante limitacio- lidad y asociación, y publicidad, y porque Hegel considera el vínculo entre '! "
nes complejas. Completamos esta parte de nuestro análisis comparando y la sociedad civil y el Estado en términos de mediación e interpenetración. i«i4
1

contrastando los cuatro discursos diferentes de la sociedad civil, y sólo Como se muestra en el capítulo I, ningún discurso contemporáneo de la ;u ~ 4

entonces planteamos el problema de si es posible desarrollar un concepto sociedad civil ha logrado añadir ni siquiera una sola categoría fundamen· 1 1)4.i
unificado de sociedad civil, con la suficiente fuerza crítica, a partir de los tal a las de legalidad, vida privada, pluralidad, asociación, publicidad y me-
contextos intelectuales relacionados con las formas contemporáneas de diación, excepto la de los movimieritos sociales, y los autores contempo-
acción. El capítulo muestra la manera en que estos esfuerzos heterogéneos ráneos más complejos -Michnik, O'Donnell y Cardoso, por ejemplo-
y no sistemáticos difieren, lo que tienen en común y la razón de que tenga trabajan con todos estos niveles.
sentido vincularlos. Las propias ambigüeda~e Hegel respecto a la sociedad civil, y qui·
A pesar del resurgimiento de los conceptos de sociedad civil, es posible zás incluso su recurrente estatismo en vista de la enajenación del sistema
argumentar que los acontecimientos del siglo XX hacen que las dimensio- de necesidades, pueden atribuirse a su inclusión de la economía como 1-4*1
k nes clave del concepto carezcan de importancia. Las normas de la socie- uno de los niveles de la sociedad civil. La importancia 'de Gramsci y Parsons ; 1

1
' dad civil -derechos individuales, el derecho a la vida privada, la asocia- para nuestra estructura es su demostración de que el concepto básico
. ción voluntaria, la legalidad formal, la pluralidad, la publicidad, la libre hegeliano puede mejorarse si se introduce un modelo de tres partes que
empresa- fueron, por supuesto, institucionalizados heterogéneamente y diferencie a la sociedad civil tanto de la economía como del Estado. Sin
de manera contradictoria en las sociedades occidentales. La lógica de la pro- embargo, en el capítulo m, argumentamos que tanto el análisis de Gramsci
piedad privada capitalista y del mercado en muchos casos entra en con- como el de Parsons se ven afectados por el hecho de que introducen estos
flicto con la pluralidad y la libre asociación; la de la burocratización, con la tres dominios en términos de formas de teoría excesivamente monistas y
voluntad parlamentaria. Los principios de un proceso de legislación políti- f uncionalistas. En el caso de Gramsci, esto condujo a una profunda
co, inclusivo, representativo y controlado por la sociedad entran en conflic- ambivalencia respecto a la sociedad civil moderna y su futuro en una so·
to con nuevas formas de exclusión y dominio en la sociedad, en la economía ciedad socialista Ubre. En el caso de Parsons, por otra parte, la simple
y en el Estado. Además, en vista de los cambios estructurales ocurridos combinación de 101 enfoques normativo y funcionaU1ta noa deja con una

t.
14 PREFACIO PREFACIO 15

teoría apologética explícita de la versión estadunidense contemporánea del concepto de sociedad civil, hemos producido cuatro estudios teóricos.
de la sociedad civil. Queremos hacer consciente al lector de los peligros de La finalidad de éstos es responder a las objeciones más importantes que
~ambas versiones del funcionalismo. no fueron rebatidas en la confrontación de los críticos entre sí, bosquejar
~( Juntos, los primeros tres capítulos muestran que el concepto de socie- una teoría reconstruida de la sociedad civil y reconectar esta teoría a la · ' ·
dad civil continúa alimentando a los prinaipales paradigmas de la teoría política por medio del análisis de los movimientos sociales y de la desobe·
· social y política contemporánea. El capítulo III, en particular, muestra que diencia civil. c:..9-
los objetivos teóricos de la síntesis de Hegel pueden alcanzarse más fácil- En el capítulo VIII se empiezan a formular los fundamentos normativos ~
mente si abandonamos su propio sesgo estatista y si diferenciamos a la de una teoría de la sociedad civil, usando la ética discursiva desarrollada,.._,bi
sociedad civil del sistema de necesidades de una forma más marcada que por Habermas y sus colegas. La presentación de la ética discursiva tienep!llf NI
la propuesta por él. Gramsci y Parsons señalan, por lo tanto, más allá del una doble función. Primero, responde a los críticos normativos y genealó· ~fU
"economicismo" y estatismo dentro de los términos de la filosofía política gicos al mostrar la forma en que hoy en día se puede proporcionar una
hegeliana. justificación convincente de la sociedad civil. Segundo, muestra que el
Las distintas formas en que se ha usado el concepto de sociedad civil en proyecto de institucionalización de los discursos es posible sólo con base
el siglo XX no carecen de críticos. De hecho, muchos han argumentado en una sociedad civil moderna. Es en este contexto que esperamos dar
!'( que el concepto de sociedad civil es anacrónico, dudoso desde el punto de una solución más comprensiva a la antinomia entre el liberalismo orienta·
J.Y' vista normativo, o ambos. Por consiguiente, en la parte II, reproducimos y do a los derechos y el comunitarismo de que se trata en la introducción,
~<evaluamos cuatro tipos fundamentales de críticas frente a las que cree- teniendo en cuenta también lo que sostiene la teoría democrática par-
6.¡nos que son más o menos vulnerables todos los conceptos disponibles ticipativa. La tesis del capítulo VIII es que la viabilidad de los derechos y
actualmente de sociedad civil. Ciertamente, existen otras formas de es- la democracia depende de su interrelación conceptual y normativa, a pe·
o quematizar los enfoques críticos y otros críticos que incluir -ningún aná- sar dél carácter aparentemente antitético de los dos paradigmas teóricos
ftl lisis puede evitar la selectividad-. Hemos elegido dividir las perspectivas en los cuales se articula y defiende cada uno de ellos.
rtperíticas según cuatro modelos: el normativo (capítulo IV), el historicista Debido a que toda teoría de la democracia normativa, e incluso toda
~capítulo v), el genealógico (capítulo VI) y el de la teoría de sistemas (capí- teoría liberal, implica un modelo de sociedad, es natural que los teóricos
o.L tulo VII). Con excepción del modelo histórico, en el que hacemos referen- políticos añadan la dimensión del análisis socioestructural a la filoso·
~ cia a tres autores, a cada enfoque se le tipifica con un solo teórico. Emplea- fía política normativa. Por supuesto, los que están convencidos de la uni·
mos este procedimiento para producir un caso tan coherente como fuera versalidad de la metodología hermenéutica no necesitarán nada más que
posible para cada perspectiva. Por la misma razón, en cada caso dejamos la reconstrucción de los discursos contemporáneos de la sociedad civil
implícitas nuestras críticas, reservando nuestra propia posición para más dentro de una teoría normativamente coherente para demostrar la validez
adelante. Sin embargo, a medida que procedemos nos damos cuenta de de los usos teóricos contetfl!k>ráneos del concepto de sociedad civil. En
que varios críticos han reconstruido una dimensión del concepto clásico ese punto de vista, el hecho de que el concepto de sociedad civil contribuye a
de sociedad civil tal como lo heredamos de Hegel, incluso cuando se opo- la autocomprensión de los movimientos sociales basta para mostrar que
nen al concepto como un todo. Además, cada crítico ha contribuido a de- sigue siendo una base adecuada de la orientación simbólica de la acción
bilitar la argumentación de por lo menos uno de los otros. Éste fue el caso colectiva. Pero el "discurso de la sociedad civil", incluyendo además las
con la idea de Arendt de la esfera pública como un concepto político genui- mejores reformulaciones filosóficas del mismo, solamente puede ser ideo·
no (vs. Schmitt), con el redescubrimiento de Habermas de la bifurcación lógico. Cualesquiera que sean las intenciones de los actores sociales, los
de lo público en un modelo de mediación (vs. Arendt), con la genealogía requisitos funcionales de los sistemas económico y político modernos
que propone Foucault de las relaciones de poder modernas (vs. todos los pueden hacer que los proyectos basados en el concepto sean irrelevantes,
modelos funcionalistas), y con la idea de la diferenciación de Luhmann y que las identidades correspondientes resulten inestables y sesgadas las
(vs. Schmitt y Habermas). interpretaciones. En vista de los desafíos al propio modelo de diferencia·
( La parte m es más sistemática y de un carácter menos expositivo que las ción que se encuentra en el centro del discurso de la sociedad civil, resulta
"' dos primeras. Teniendo en mente las dificultades que han surgido por esencial proporcionar una reconstrucción sistem,tica de sus presupu11·
~ las discusiones políticas contemporáneas y por los cuatro tipos de críticas to1 estructural11. Sin un an,Uals clentíftco-soclal de la estructura y din'·
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16 PREFACIO PREFACIO 17

mica de la sociedad moderna, no tenemos forma de evaluar la generali- la década de 1960 para analizar los movimientos 'sociales y mostrar que
dad de una determinada identidad, o las limitaciones globales que funcio- cada uno de ellos presupone (en algunos casos en forma implícita, en otras
nan sin que los actores sociales estén conscientes de ellas. explícita) el concepto de sociedad civil. Además, demostramos que la so-
,\D Además, la relación entre sociedad civil, economía y Estado requiere ciedad civil, más allá de los modelos funcionalistas y pluralistas, no debe
un estudio más detallado. Ésta es la finalidad del capítulo IX, que empieza ser vista únicamente como algo pasivo, como una red de instituciones, sino
describiendo el modelo de tres partes de la sociedad civil propuesto por también como algo activo, como el contexto y producto de actores colec-
Gramsci, en términos de la distinción de Habermas entre el mundo de la tivos que se constituyen a sí mismos. Después tratamos de demostrar que
vida diaria y los subsistemas económico y político. Después intentamos nuestro modelo estructural tripartito es el mejor marco con el cual pode-
demostrar la modernidad de esta construcción. El capítulo IX debe leerse mos enfocar las formas de acción colectiva "nuevas" y antiguas.
como una revisión bien intencionada del marco teórico de Habermas. Nues- Concluimos con una reflexión sobre el problema de lo que es y de lo
tra principal contribución es la integración del concepto de sociedad civil que deben y pueden ser las relaciones entre la pluralidad societal, la auto-
dentro del modelo general, con los necesarios ajustes. Convencidos de nomía individual, los movimientos sociales y un sistema político demo-
que la teoría de la acción comunicativa representa los contornos más avan- crático-liberal. Los movimientos sociales no siempre son internamente
zados de la teoría social crítica hoy en día, tratamos de exponer las im- democráticos, y a menudo realizan acciones que violan los procedimien-
plicaciones de toda esta concepción en el ámbito de la teoría política. En tos o leyes democráticos generados por un orden político que a pesar de todo
realidad, nuestra reconstrucción de la sociedad civil debe verse también es legítimo. ¿Qué modo de voz, acción y representación política es legíti-
como una "traducción" política de la teoría crítica de Habermas, la que ha ma para los actores sociales tanto en la sociedad como en el Estado? ¿Cuál
sido guiada por las dramáticas luchas de nuestro tiempo bajo la égida de es el lugar adecuado de la actividad política y de qué manera se deben
sus propios valores y de los nuestros: libertad y solidaridad. Argumenta- trazar las fronteras entre lo público y lo privado? ¿Cómo puede evitarse el
mos, contra Luhmann, que un modelo de diferenciación y modernización peligro de la movilización permanente? Nuestra discusión sobre la des-
no puede funcionar sin un sustrato cultural en última instancia, en el que obediencia civil en el capítulo XI responde a estas preguntas. Ante todo,
se racionaliza la coordinación de la acción normativa. También mostra- nuestro argumento acerca de la desobediencia civil procura demostrar
mos que nuestro modelo tiene la ventaja .de ser capaz de acomodar los que lps movimientos sociales y las iniciativas ciudadanas son capaces de
fenómenos negativos asociados con la sociedad civil moderna en la críti- influir en la política y de modelar la cultura política sin entrar en el campo
ca genealógica y en muchos más. Discutimos la institucionalización con- de la política de poder y sin poner en peligro necesariamente las institu-
tradictoria de las normas de la sociedad civil a la vez que insistimos tanto ciones democráticas o liberales. Así (retornando implícitamente al pri-
en las implicaciones utópicas del modelo como en sus formas alternativas mer debate en nuestra introducción), proporcionamos una estructura para
de desarrollo. El capítulo IX concluye bosquejando una propuesta, basada la democratización en los contextos de las democracias de élite, sin caer
en el modelo de tres partes, para la continuación reflexiva del Estado be- en las trampas de las teo~:fündamentalistas de la participación. Tam·
'l nefactor y de la revolución democrática. bién reanudamos el debate entre los liberales orientados a los derechos y
~f Los dos últimos capítulos formulan estas políticas haciendo referencia los demócratas participativos, esta vez desde la perspectiva de las formas
~ a los movimientos sociales y a una de sus formas clave de impugnación: la adecuadas de la política no institucionalizada de la ·sociedad civil. Espera-
desobediencia civil. No queremos implicar que la política de la sociedad mos proporcionar, si no la solución a las antinomias entre la teoría social
civil puede tomar sólo la forma de movimientos sociales. Las formas y la teoría política contemporánea, por lo menos una forma para empezar
institucionales normales de participación política -la votación, la partici- a reconsiderarlas.
pación de los partidos políticos, la creación de grupos de presión o inte-
rés- son parte de esta política. Pero la dimensión utópica de las políticas
radicales puede encontrarse sólo en el nivel de la acción colectiva. Así, en NOTAS
el capítulo x, tratamos la relación entre la acción colectiva y la sociedad
1 La excepción, por 11upue1lo, es la tradición pluralista de la teorfa polftlca. Vda11 la
civil desde un punto de vista ligeramente diferente del que se tuvo en el
Introducción para una evaluación de este enfoq_ue. Obras roclentca 1obre la toorfa demo•
capítulo I. En vez de concentrarnos en el discurso de los activistas, consi- crdtlca comprenden 111 de David Held, Mod1ls of D1mocracy, Stanford, Stanford Unlvenlty
deramos los principales paradigmas teóricos que han evolucionado desde Pro11, 1987; Robert Dahl. D1mocracy a11d lt1 Crltlc1, Now Haven, Yalo Unlvor1lty Pro11,
18 PREFACIO

1989; y Giovanni Sartori, The Theory of Democracy Revisited, 2 vols., Chatham, Nueva Jer-
sey, Chatham House, 1987.
2 Estamos conscientes de los peligros de tratar de definir un término usado hoy en día
en muchos contextos diferentes y que tiene una historia conceptual larga y en evolución.
Además, creemos que si debemos tener una definición, lo mejor sería mostrar su desarrollo RECONOCIMIENTOS
por medio de las etapas a través de las cuales la hemos obtenido. (En el texto, nuestro
concepto de sociedad civil se desarrolla mediante consideraciones político-hermenéuticas,
intelectuales-históricas y sistemáticas.) Pero también estamos conscientes del peligro de
ser malentendidos si no proporcionamos por lo menos una definición operativa al princi- Cada capítulo de este libro fue ampliamente discutido por los autores antes
pio. Véase, por ejemplo, A. Kuhlmann, "West-ostlich. Der Begriff 'civil society"', Frankfurter de escribir su borrador. El prefacio, la introducción, y los capítulos VI, VIII,
Allgemeine, 9 de enero de 1961, donde el autor de una manera algo artificial contrasta los
puntos de vista de los europeos orientales J. Szacki y M. Szabo con los del "sociólogo x y XI, son principalmente obra de J ean L. Cohen; los capítulos I, 11, III y VII
estadunidense" A. Arato. El autor sostiene que los primeros entienden la "sociedad civil" en son ante todo obra de Andrew Arato; los capítulos IV, v y IX son esfuerzos
términos de las protecciones jurídicas de la esfera privada que de manera inevitable depen- colaborativos.
den de la legislación estatal, en tanto que el último la construye en términos de movimien-
tos extrapolíticos y de formas de presión sobre el propio Estado. En realidad, nuestra con- Recibimos apoyo para este proyecto, individual y conjuntamente, de
cepción comprende estos dos niveles, y las diferencias entre los intérpretes de que se trata más personas e instituciones de las que podemos mencionar aquí. Empeza-
sólo tienen que ver con la existencia y papel en Europa oriental de una sociedad civil que en mos con nuestros reconocimientos individuales.
nuestra opinión ha existido más en forma de movimientos, protomovimientos e iniciativas
independientes desde los niveles inferiores, que de instituciones establecidas protegidas Jean L. Cohen desea agradecer a la Russell Sage Foundation por el
por los derechos y el dominio de la ley. La negación del papel de las sociedades civiles en el apoyo intelectual e institucional mientras residió en ella como becaria de
proceso que culminó en las transiciones de 1989 refleja (y en algunos casos también justi- posdoctorado en 1986-1987. También al Departamento de Ciencias Políti·
fica) algunas tendencias oligárquicas muy reales en las nuevas sociedades políticas.
3 Para estos conceptos, véase Cornelius Castoriadis, The Imaginary Institution of Society, cas de la Universidad de Columbia por una licencia para ausentarme que
Cambridge, MIT Press, 1986. me permitió llevar a cabo esta investigación. En especial agradezco a 101
4 Y cada vez con mayor frecuencia en el Sur; véase el cap. I. Para una discusión de los
debates actuales y de la importancia del concepto de sociedad civil para los mismos, véase
Consejos para la Investigación en las Humanidades y en las Ciencias Socia·
nuestra introducción. les de la Universidad de Columbia por las becas de verano concedidas en
1987 y 1988, que me permitieron realizar investigaciones en el extranjero.
La École des Hautes Études en Sciences Sociales y, en particular, Claude
Lefort y Pierre Rosanvallon, merecen mención especial por haberme permi·
tido trabajar como Directora de Estudios Asociada en teoría social y política
en 1989. Mientras estuve en París, di varias conferencias basadas en el 11·
bro y recibí críticas muy provechosas. Agradezco profundamente a Jürgen
Habermas el haberme patrocinado una beca de investigación de dos me·
ses en el Max Planck Instit~r Sozialwissenschaften en Starnberg en 1981:
ahí pude familiarizarme con su trabajo reciente, que ha influido mucho en
mi pensamiento y en este libro. Deseo expresar mi reconocimiento al Ame·
rican Council of Learned Societies por financiar mi viaje a Dubrovnik, Yu·
goslavia, en 1984 y 1985, para dar unas conferencias en el curso de Filoso•
fía y Ciencias Sociales. En ese lugar, además, presenté mis ideas sobre 101
movimientos sociales, sobre la ética discursiva y la sociedad civil y recibí
invaluables comentarios. Finalmente, deseo agradecer al Vienna lnstitute
für die Wissenchaften vom Menschen, y en particular a Krzysztof Michalski
y Comelia Klinger, que me invitaron a dar una conferencia en el progra-
ma de su escuela de verano en Cortona, Italia, en 1989 y 1990. En ese lu·
¡¡ar impartí unos seminarios sobre el tema de la sociedad civil a un intere·
sante grupo de estudiantes de posgrado de 101 Estados Unidos, Europa
oriental y la Unión Sovl6tlca, cuyas respue1t11 me fueron muy lltllea.
19

~-M ·: dtfzmd ·
20 RECONOCIMIENTOS

Andrew Arato, desea agradecer al Alexander von Humboldt Stiftung


por su apoyo en 1980-1981, y al Max Planck Institut für Sozialwissenschaf-
ten en Starnberg por proporcionarme una base de trabajo durante ese
tiempo. Aprecio en mucho la ayuda que recibí del profesor Habermas, INTRODUCCIÓN
que entonces era director del Instituto, y,de sus colegas, para conocer la
estructura de la teoría de la acción comunicativa, que se utiliza frecuente-
mente en este libro. También quiero expresar mi reconocimiento a los Estamos en el umbral de otra gran transformación de la autocomprensión o.J ...
colegas en el Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias de Hun- de las sociedades modernas. Se han hecho muchos esfuerzos desde varios'"';.!
gría por el interés que mostraron en mi trabajo sobre la sociedad civil y puntos de vista para darle un nombre a este proceso: los términos ambi· J,..
por las muchas discusiones interesantes que compartieron conmigo. Re- guos sociedad "posindustrial" y "posmoderna" reflejan los puntos de vista
conozco mi deuda con los seminarios de la Facultad de Posgrado de la de preocupaciones económicas y culturales. Nosotros estamos interesa·
New School for Social Research en la que tuve oportunidad de discutir dos en la política. Desde esta perspectiva, los cambios que ocurren en los
temas que se tratan en este libro -en particular, el Seminario sobre demo- conflictos sociales y en la cultura política están deficientemente caracteri·
cracia, el Seminario sobre sociología para miembros del personal, y el Co- zados por términos cuyos prefijos implicán "después" o "más allá". Cier-
loquio de Filosofía-. Conferencias sobre Hegel y Luhmann en la Cardozo tamente, por una variedad de razones empíricas y teóricas, los antiguos
Law School me dieron oportunidades excelentes para refinar mis ideas. paradigmas hegemónicos se han desintegrado, e igual ha ocurrido con las
Finalmente, deseo agradecer a todos mis estudiantes, que han participa- certidumbres y garantías que los acompañaban. De hecho, estamos en
do tan activamente en los cursos relacionados con los problemas de la medio de un resurgimiento notable del pensamiento político y social que
sociedad civil. se ha estado produciendo durante las dos últimas dos décadas.
Muchos amigos y colegas nos han ofrecido críticas útiles de los borra- Una respuesta al colapso de los dos paradigmas dominantes del perio·
dores de los manuscritos y sugerencias interesantes a lo largo de las pláti- do anterior -pluralismo y neomarxismo- ha sido el esfuerzo de revivir
cas con ellos. Queremos mencionar, en particular, a Ken Baynes, Robert la teoría política "introduciendo de nuevo al Estado". Aunque este enfo·
Bellah, Seyla Benhabib, Gyürgy Bence, László Bruszt, José Casanova, que ha llevado a interesantes análisis teóricos y empíricos, su perspectiva
Cornelius Castoriadis, Juan Corradi, Drucilla Cornell, Ferenc Fehér, Car- centrada en el Estado ha oscurecido una dimensión importante de lo que es
los Forment, Alessandro Ferrara, Jeffrey Goldfarb, Claus Guenter, Jürgen nuevo en las discusiones políticas y en lo que está en juego en las contien-
Habermas, Elemér Hankiss, Agnes Heller, Dick Howard, George Kateb, das sociales. 1 Centrarse en el Estado es un antídoto útil para el funciona·
János Kis, Gyorgy Márkus, Maria Márkus, Alberto Melucci, Sigrid lismo reduccionista de muchos paradigmas neomarxistas y pluralistas que
Meuschel, Claus Offe, Guillermo O'Donnell, Alessandro Pizzorno, Carla harían del sistema político una extensión, reflejo, u órgano funcional de
Pasquinelli, Ulrich Preuss, Zbigniew Pelczynski, Pierre Rosanvallon, las estructuras de selecti~d y dominación de las clases económicas o
Bernhardt Schlink, Phillippe Schmitter, Alfred Stepan, Ivan Szelényi, grupos sociales. A este respecto, el esfuerzo teórico sirvió a la causa de un
Mihály Vajda, Jeffrey Weintraub y Albrecht Wellmer. unálisis más diferenciado. Pero en relación con todo lo que no es el Esta·
Queremos hacer un reconocimiento especial a nuestro editor de serie, <lo, el nuevo paradigma continúa la tendencia red.uccionista del marxis·
Thomas McCarthy, así como a nuestro editor en MIT Press, Larry Cohen. mo y del neomarxismo identificando las relaciones e intereses de clase como
Sin su ayuda ciertamente este libro no habría sido posible. la clave para entender las formas contemporáneas de la acción colectiva.
Dedicamos este libro a nuestros hijos, Julian Cohen Arato y Rachel Arato. Además, las esferas legal, asociativa, cultural y pública de la sociedad no
llenen un espacio teórico en este análisis. Por lo tanto, pierde de vista
gran parte de las formas interesantes y normativamente instructivas del
conflicto social de hoy en día.
El actual "discurso de la sociedad civil", por otra parte, se concentra
precisamente en las mismas formas, por lo general no basadas en la clase,
do la acción colectiva orientada y vinculada con las Instituciones legales,
11ociatlva1 y ptlbllcas de la sociedad. Éstas 10 dlfaranclan no sólo del
21
22 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 23

Estado sino también de la economía de mercado capitalista. Aunque no obstaculizada por el hecho de que el interés de los debates contemporáneos
podemos dejar de considerar al Estado y a la economía si queremos enten- sobre la teoría política parece concentrarse en torno a ejes diferentes, del
der los drásticos cambios que están ocurriendo en América Latina y en par que predominó en el siglo XIX: sociedad y Estado. Nosotros creemos, no
Europa oriental en particular, el concepto de sociedad civil es indispensa- obstante, que el problema de la sociedad civil y de su democratización está
ble si queremos entender lo que está en juego en estas "transiciones a la presente en forma latente en esas discusiones y que constituye el terreno
democracia", así como la autocomprensión de los actores principales. Tam- teórico en el que quizá puedan resolverse sus antinomias internas.
bién es indispensable para cualquier análisis que procura captar la impor- Tres debates de los últimos quince o veinte años parecen sobresalir del
tancia de esos cambios para Occidente, así como las formas originales resto. El primero continúa una antigua controversia dentro del campo
contemporáneas y las consecuencias del conflicto. Con el fin de descubrir, de la teoría democrática entre los defensores del modelo de democracia de
después del derrumbe del marxismo, si no un proyecto normativo común élite y los de la democracia participativa. 3 El segundo, en su mayor parte
entre las "transiciones" y las iniciativas sociales radicales en las democra- restringido al mundo angloamericano, es el que se da entre lo que se ha
cias liberales establecidas, por lo menos las condiciones que harían posi- dado en llamar "el liberalismo orientado a los derechos" y el "comunita·
ble un diálogo fructífero entre ellas, debemos investigar el significado y rismo". Aunque cubre el mismo campo que la primera controversia, los
las formas posibles del concepto de sociedad civil. términos de la segunda discusión son muy diferentes porque, a diferencia
Es cierto que nos inclinamos a postular un proyecto normativo común, de la primera, se presenta dentro del campo de la filosofía política norma·
y en este sentido somos posmarxistas. En otras palabras, ubicamos el tiva en vez de entre los empíricos y los normativistas. 4 El tercer debate,
núcleo pluralista de nuestro proyecto dentro del horizonte universalista que enfrenta a los defensores neoconservadores del mercado libre con 101
de la teoría crítica en vez del relativista de la "deconstrucción". No se trata defensores del Estado benefactor, ha animado la discusión en ambas pal\o
sólo de una elección teórica arbitraria. Realmente estamos impresiona- tes del Atlántico. 5 Por supuesto, su contexto es la notoria crisis del Estado
dos por la importancia en Europa oriental y América Latina, así como en benefactor que afectó la conciencia política a mediados de la década de
las democracias capitalistas avanzadas, de la lucha por los derechos y su 1970. Estos debates están interrelacionados y, como ya se dijo, hay traa•
expansión, del establecimiento de asociaciones e iniciativas populares y lapes. No obstante, cada uno de ellos ha culminado en un conjunto distin•
de la siempre renovada construcción de instituciones y foros de públicos tivo de antinomias que conducen a una clase de estancamiento y a una
críticos. Ninguna interpretación puede hacer justicia a estas aspiraciones creciente esterilidad. Sin embargo, de lo que nadie parece haberse dado
sin reconocer a la vez las orientaciones comunes que trascienden la geo- cuenta es de que el discurso relativamente poco sistemático y heterogé·
grafía e incluso los sistemas sociopolíticos, y a un patrón normativo co- neo del resurgimiento de la sociedad civil puede tenerse en cuenta en es·
mún que une los derechos, las asociaciones y el público. Creemos que la tos debates y, de hecho, proporcionar una forma de superar las antinomias
sociedad civil, que de hecho es la categoría más importante para muchos que los afectan. Por consiguiente, en esta introducción los resumiremos
de los actores relevantes y sus partidarios desde Rusia hasta Chile y desde brevemente y mostrarernoe>la manera en que nuestro libro proporciona
Francia hasta Polonia, es la mejor clave hermenéutica para acceder a es- un nuevo paradigma para pensar sobre las cuestiones a medida que se
tos dos complejos de elementos comunes. presentan.
Por lo tanto, estamos convencidos de que el resurgimiento del "discurso
de la sociedad civil" se encuentra en el centro de una marea de cambios en
la cultura política contemporánea. 2 Sin embargo, a pesar de la prolifera- Los DEBATES EN LA TEORÍA POLÍTICA CONTEMPORÁNEA
ción de este "discurso" y del propio concepto, nadie ha desarrollado una
teoría sistemática de la sociedad civil. Este libro es un esfuerzo por hacer Democracia elitista vs. democracia participativa
justamente eso. No obstante, no es posible construir una teoría sistemática
directamente a partir de la autocomprensión de los actores, que pueden No sería exagerado decir que el debate entre los modelos elitista y partici·
muy bien requerir los resultados de un examen más distanciado y crítico de pativo de la democracia ha marchado en círculo desde que Schumpeter
las posibilidades y limitaciones de la acción. Tal teoría debe estar relaciona- lanzó su desafío a los normativistas en 1942. 6 La afirmación de Schumpe•
da internamente con el desarrollo de los debates teóricos relevantes. A pri- ter de que "el método democrático es aquel arre¡lo institucional para lle·
mera vista, la construcción de una teoría de la sociedad civil parece estar ¡¡ar a decisiones políticas en el que los individuo• adquieren poder para

\.:Í' :nee-·r
24 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 25

decidir mediante una lucha competitiva por el voto del pueblo" 7 ha formado representantes" (en realidad, usando este último término de una forma
el núcleo del modelo elitista de democracia desde entonces. No se define muy flexible). 9 En resumen, las teorías empíricas de las democracias (eli-
la democracia como una clase de sociedad ni como un conjunto de fines tista, pluralista, corporativista, y los modelos de la elección racional) tien-
morales ni como un principio de legitimidad, sino más bien como un méto- den muy abiertamente a reducir el significado normativo del término a
do para elegir a los líderes políticos y organizar los gobiernos. El modelo un conjunto de mínimos modelado con base en una concepción de la ne-
elitista de democracia pretende ajustarse a la realidad, ser descriptivo, gociación, competencia, acceso y responsabilidad que se deriva más del
empíricamente exacto y el único modelo apropiado para las condiciones mercado que de los anteriores modelos de ciudadanía.
sociales modernas. Por supuesto, la competencia en la adquisición del poder político y en
Lejos de hacerse ilusiones utópicas sobre la posibilidad de evitar el fe- la toma de las decisiones sobre las políticas se encuentra en el centro de
nómeno del poder o la brecha entre los gobernantes y los gobernados, este modelo de democracia. Se percibe al elemento competitivo como la
este enfoque supone que ninguna sociedad, y ciertamente ninguna socie- fuente de creatividad, productividad, responsabilidad y sensibilidad ante
dad moderna, puede funcionar sin ambas. Una evaluación "realista" de las solicitudes de la gente. Supuestamente, en última instancia la sanción
las sociedades democráticas debe aceptar que el impulsor del sistema po- mediante los votos, junto con la necesidad por parte de las élites de compe·
lítico es el poder, así como la impulsora de la economía es la ganancia. La tir por los mismos, hará que las cosas sean justas, alentando a las autori·
lucha para adquirir y usar el poder se encuentra en el centro de lo político. dades a responder a las múltiples demandas y a responsabilizarse ante los
Lo que distingue a las sociedades democráticas de las no democráticas es, ciudadanos, a la vez que fomentará su disposición a celebrar compromi·
por lo tanto, la forma en que se adquiere el poder y en que se llegan a sos entre sí. Ciertamente, este modelo de democracia se basa en algunas
tomar las decisiones: mientras se respete algún conjunto nuclear de dere- precondiciones que supuestamente debe ser capaz de reproducir: un lide-
chos civiles y se realicen regularmente elecciones competitivas sobre la razgo de alta calidad toferante de las diferencias de opinión, un rango res·
base de un sufragio universal, mientras las élites acepten la alternancia en tringido de decisión política 10 y una cultura política de élite basada en el
el poder y ésta ocurra tranquilamente sin violencia o discontinuidad autocontrol democrático. 11 A su vez, estas precondiciones se predican so·
institucional, mientras la toma de decisiones implique la concertación de bre el hecho del pluralismo o diferenciación social que el método demo·
compromisos entre las élites y la aceptación (pasiva) por parte de la po- crático institucionaliza en una competencia no violenta por los cargos y
blación, es posible considerar democrática la organización política de un las influencias. Una precondición final, considerada indispensable para
Estado con esa forma particular de gobierno. En este caso, el principal que un sistema político sea capaz de tomar decisiones, es que debe estar
interés es obviamente la habilidad del gobierno para producir decisiones, protegido de una participación excesiva por parte de la población: en todo
para conseguir que se las acepte, y para asegurar transiciones ordenadas, caso los ciudadanos deben aceptar la división del trabajo entre ellos y los
es decir, la estabilidad. políticos que eligen. 12 Por lo tanto, este modelo de democracia argumenta
El modelo elitista de democracia se enorgullece de proporcionar una que el voto secreto, los ~hos civiles, la alternancia, las elecciones perló·
explicación operativa y empíricamente descriptiva de las prácticas de los dicas y la competencia entre los partidos son centrales para toda concep·
estados cuya forma de organización política se considera democrática. ción moderna de la democracia si se quiere que ésta llegue a ocurrir en
En él no hay ninguna pretensión de que los votantes establezcan la agen- todas las sociedades complejas modernas. ·
da política o tomen las decisiones políticas; ellos ni generan los temas a Tal como se presenta, encontramos que esta última afirmación es muy
tratar ni eligen las políticas. Más bien, los líderes (partidos políticos) agre- convincente. Pero la crítica normativista del modelo de élite de la demo·
gan los intereses y deciden cuáles habrán de ser relevantes políticamen- cracia también es convincente. Se dirige en especial contra la tendencia
te. 8 Además, ellos seleccionan los temas y estructuran la opinión pública. del modelo de élite a ensalzar como principios democráticos la apatía,
La verdadera función del voto es simplemente elegir entre las diferentes la concentración del sector civil en lo privado y la necesidad de proteger al
élites políticas que aspiran al poder y aceptar su liderazgo. Los votantes sistema político de las demandas excesivas de la población, dejando que
son consumidores, los partidos son los empresarios que ofrecen paque- el significado de estos excesos sea determinado exclusivamente por las 6U·
tes o personal alternativo; son ellos los que crean la demanda, respetando tcs. 13 Los normativistas scfialan correctamente que lo que propicia la es·
la soberanía del consumidor sólo en lo que se refiere a la decisión de los labilidad y la continuidad en la organización política de una sociedad no
votantes respecto a cuáles de los candidatos preseleccionados serán "sus es lddntlco a lo que la hace democrática. Desde el punto de vista de la
.1i

26 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 27

teoría de la participación, el modelo elitista de democracia es a la vez de- cuya finalidad es la de sustituir, en vez de complementar, las formas su-
masiado amplio y demasiado limitado. Definir la organización política de puestamente no democráticas (y/o burguesas) del gobierno representati-
un Estado como democrática si realiza periódicamente elecciones com- vo que existen hoy en día. 20 Ya sea que el teórico retorne a un modelo ideal ~
petitivas y garantiza los derechos civiles, sin tener en cuenta la clase de de la polis griega, a la tradición republicana de la ciudad-Estado medieval -r~
instituciones públicas o acuerdos privado~ que existan, es ampliar la legi- tardía, o a las nuevas formas de democracia generadas dentro de los movi- f~
timidad democrática a un rango enormemente extenso de sociedades, a la mientos de trabajadores (el comunismo de consejos, el sindicalismo revo-
vez que las protege de un escrutinio crítico. 14 Al mismo tiempo, el concep- lucionario), en cada caso se presenta la alternativa como el único principio
to de democracia en este caso es demasiado limitado, porque está defini- organizativo para la sociedad como un todo. Por lo tanto, la orientación
do por procedimientos que poco tienen que ver con los procedimientos y que subyace en estos modelos es la eliminación de la diferenciación de la
presuposiciones del acuerdo libre y de la formación discursiva de la volun- sociedad, el Estado y la economía. No es sorprendente que sus oponentes
tad.15 De hecho, los teóricos de la participación argumentan que el modelo acusen a su vez a los participacionistas de utopismo y/o antimodernismo. 21
"realista" ha despojado al concepto de la democracia de tantos de sus ele- Para resumir, este debate nos deja con la siguiente antinomia: la teoría
mentos que ha perdido cualquier conexión con su significado anterior. 16 democrática contemporánea implica o algunos ajustes más bien no de·
¿Qué es lo que queda si uno abandona las ideas de la autodeterminación, mocráticos a las "exigencias de la sociedades industriales complejas" au·
participación, igualdad política, procesos discursivos de la formación de nados al abandono del núcleo normativo del propio concepto de demo·
la voluntad política entre iguales y la influencia de la opinión pública au- cracia, u ofrece visiones normativas más o menos huecas que no pueden
tónoma sobre la toma de decisiones? En resumen, el precio del realismo reconciliarse con los requisitos institucionales de la sociedad moderna.22
del modelo de élite es la pérdida de lo que siempre se ha considerado el
núcleo del concepto democracia, esto es, el principio de la ciudadanía.
Además, al restringir el concepto de democracia a un método de selección El liberalismo orientado a los derechos vs. el comunitarismo
de los líderes y a los procedimientos de regular la competencia y la confor-
mación de las políticas por las élites, este modelo sacrifica los mismos El debate entre los liberales políticos y los comunitaristas reproduce algu·
principios de legitimidad democrática de los que sin embargo depende. nos de los argumentos descritos antes, pero en un campo diferente. En un
Pierde todo criterio para distinguir entre el ritual formalista, la distorsión aspecto, ambas partes de este debate ponen en duda el modelo de demo·
sistemática, el consentimiento "coreográfi.co", la manipulación de la opi- cracia elitista/pluralista. 23 Ambas rechazan la tendencia antinormativa,
nión pública y lo que realmente es la democracia. 17 empirista y utilitarista de este modelo, y ambas procuran desarrollar una
El modelo participativo de la democracia sostiene que lo que hace a los teoría normativa convincente de la legitimidad o justicia democrática. La r ()6-
buenos líderes también hace a los buenos ciudadanos: la participación disputa es respecto al modo en que debe formularse esa teoría. No obs· - -
activa en el gobernar y en el ser gobernado (es decir, en el ejercicio del tante, a pesar de este camlmf:en el énfasis, este debate también culmina
poder) y también en la formación de la voluntad y opinión públicas. En en un conjunto de posiciones antinómicas de las que parece ser incapaz
este sentido, la democracia le permitirá a todos los ciudadanos, y no sólo de liberarse. . \ti
a las élites, adquirir una cultura política democrática. Porque es mediante En el centro de la controversia están dos cuestiones interrelacionadas,~~
la experiencia política como uno desarrolla un concepto de la virtud cívica, una epistemológica, la otra política. La primera gira en torno al problema ~ •
aprende a tolerar la diversidad, a moderar el fundamentalismo y el egoís- de si es posible articular una concepción formal, universalista (deonto·
mo, y a ser capaz y estar dispuesto a llegar a compromisos. 18 De aquí la lógica) de la justicia sin presuponer un concepto sustantivo (histórica y
insistencia de que sin espacios públicos para la participación efectiva de culturalmente específico) del bien. 24 La segunda gira en torno al proble·
la ciudadanía en el gobernar y en el ser gobernada, sin una reducción de- ma de cómo puede convertirse en realidad la libertad en el mundo moder-
cisiva de la brecha entre los gobernantes y los gobernados, hasta el punto no. Lo que está en juego aquí es si la idea de la libertad debe ser explicada
de su abolición, la organización política de los estados es democrática principalmente desde el punto de vista de los derechos individuales o de
sólo de nombre. 19 lus normas compartidas por la comunidad. 25 Cada una de la partes pre·
Sin embargo, en su mayor parte, cuando se trata de conceptualizar las scnta un conjunto de respuestas diferentes, de hecho contrarias respecto
alternativas, los teóricos de la participación ofrecen modelos institucionales n lo que constituye los principios legitimadores da una democracia con•·

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28 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 29

titucional. Sin embargo, en el proceso la propia concepción de la demo- categorías morales, etc. De aquí que se defienda la primacía empírica de lo
cracia liberal se desintegra en sus partes componentes. social sobre lo individual frente a la supuesta prioridad del individuo asocial
Los teóricos liberales ven el respeto de los derechos individuales y el respecto a la sociedad. Segundo, en el nivel normativo, los comunitaristas
principio de la neutralidad política como la norma para la legitimidad en acusan a los liberales de no percibir que las comunidades son fuentes inde-
las democracias constitucionales. La premisa central del liberalismo orien- pendientes de valores y que existen deberes y virtudes comunales ·(lealtad,
tado a los derechos es que los individuos como tales tienen derechos mora- virtud cívica) diferentes de los deberes con otros como consecuencia de
les que funcionan como limitaciones sobre el gobierno y sobre otros -li- su humanidad abstracta. De hecho, los deberes de lealtad y los que impli-
mitaciones que están bajo el control del que tiene los derechos-. Estos ca la calidad de ser miembro son y deben ser primarios.
derechos los poseen no sobre la base de alguna convención social, utilidad En lo que respecta al universalismo, los comunitaristas afirman que lo c:::b
común agregada, tradición o don divino, sino en virtud de que tienen al- que el liberal ve como normas universales basadas en el carácter universal
guna "propiedad" (autonomía moral, dignidad humana) que los constitu- de la humanidad (dignidad o autonomía moral) son de hecho normas
ye en portadores de derechos. 26 El liberal considera a la autonomía indivi- particulares incorporadas en las comprensiones compartidas por comuni-
dual, al igualitarismo moral y al universalismo como algo inherente en la dades específicas. El individuo no puede tener una base firme para hacer
idea de los derechos morales. 27 Como tales, los derechos constituyen el juicios morales sin obtenerla de una comunidad con la cual está compro-
núcleo de una concepción de justicia que hace posible la pretensión de le- metido. La afirmación más importante es que no hay deberes que pertenez-
gitimidad de cualquier sistema de organización política de un Estado mo- can al hombre en abstracto, sino sólo a los miembros: la base adecuada de
derno. Las decisiones legales y políticas son obligatorias en la medida en la teoría moral es la comunidad y su bien, no el individuo y sus derechos.
que respetan los derechos individuales. 28 De hecho, los individuos sólo tienen derechos en la medida en que éstos
¡ <t La crítica comunitarista de la tesis de los derechos se concentra en sus emanen del bien común. Pór lo tanto, la idea del derecho moral es un uni-
presupuestos individualistas y sus afirmaciones universalistas. Respecto versalismo vacío que se abstrae equivocadamente de la única base real de
}~t<1a los primeros, los comunitaristas argumentan que los ideales liberales de las demandas morales, la comunidad. Sólo sobre la base de una concep·
__ .~,.....la autonomía moral y del autodesarrollo individual están basados en un ción compartida de la vida buena, sólo dentro de la estructura de una comu-
concepto atomístico, abstracto y en última instancia incoherente del ser nidad política ética concreta (con una cultura política específica) podemos
propio como el sujeto de los derechos. 29 Se dice que esto conduce a concen- llevar vidas morales significativas y disfrutar de la verdadera libertad.
trar la atención en las formas no políticas de la libertad (la libertad negati- Para aquellos comunitaristas que se ven a sí mismos como demócra-
va)* y a un concepto empobrecido de la identidad política, la agencia y la tas, 30 el concepto de libertad tiene que ver no con la idea de los derechos
vida ética. Por lo tanto, los comunitaristas recurren a un conjunto de argu- morales, sino con la forma específica en que los agentes llegan a decidir lo
mentos empíricos y normativos en contra de estos supuestos. Primero, que quieren y lo que deben hacer. En conjunto, las críticas empírica y nor-
argumentan que los individuos están situados dentro de un contexto histó- mativa de la tesis de los ~hos implican que la libertad debe tener su
rico y social; se les socializa dentro de comunidades de las cuales derivan su punto de origen no en el individuo aislado sino en la sociedad que es el
identidad individual y colectiva, su lengua, sus conceptos del mundo, sus medio de la individualización: las estructuras, instituciones y prácticas de
la sociedad mayor como un todo. La virtud cívica en vez de la libertad\
* El autor define de esta manera la palabra inglesa freedom que hace referencia a la
ausencia de coacciones o restricciones impuestas. Así, se le utiliza para decir que alguien negativa, el bien público a diferencia del derecho y la participación demo- !.
quedó libre de la esclavitud, de alguna servidumbre o de alguna otra condición externa que crática a diferencia de los derechos individuales (y de la cultura política í
limita sus posibilidades de acción. Según algunos autores de habla inglesa, es una reminis- concomitante contraria) implican una práctica comunal de la ciudadanía J
cencia del uso medieval, cuando no había libertades abstractas, sino más bien libertades
concedidas, no inherentes, en algunos casos equivalentes a los "fueros" del mundo hispano. que debe difundirse por todas las instituciones de la sociedad en todos los
Por esto, se le puede considerar en cierto sentido una libertad negativa, pues consiste en la niveles y convertirs~ en algo habitual en el carácter, las costumbres y los sen·
desaparición de una coacción. Liberty, por otra parte, se usa frecuentemente en el sentido llmientos morales de cada ciudadano. Por implicación, y en la versión
más amplio de tener libertad de elección y de acción, sería una libertad más activa, que
depende de una acción y decisión del sujeto, además de tener un sentido más general. Así, más extrema de estas pretensiones, una sociedad en la que proliferan las
se habla de tener libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, que dependen más exigencias de derechos individuales no puede ser una comunidad solida·
de una elección del sujeto. Cohen y Arato usan los términos de esta manera para diferen- ria, sino que debe ser enajenada, anómica, privatizada, competitiva y caren·
ciar los tipos de libertades "freedom (negative liberty) y Liberty", aunque actualmente en el
inglés común en muchos casos son intercambiables. [T.] le de sustancia moral.

~Q.~1:0M L.• 6-tlC. T V


-,.,.., 111

30 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 31

Este debate también conduce a una antinomia aparentemente irreso- ca pública "compensa" o "equilibra" la relación d~ poder asimétrica entre
luble. Por una parte, la propia tradición liberal, con su concentración en la mano de obra y el capital y modera el conflicto de clases. 33 El aumento
los derechos individuales y sus ilusiones sobre la posibilidad de una neu- general de la justicia social llevará a menos huelgas, a una mayor produc·
tralidad política, aparece como la fuente de las tendencias egoístas, tividad, y al consenso general del capital y el trabajo de que tienen un
desintegradoras de la sociedad moderna y, por lo tanto, como el principal interés mutuo en el éxito del sistema económico y político: que el creci·
obstáculo para lograr la sociedad democrática predicada con base en las miento y la productividad benefician a todos. El Estado benefactor con·
virtudes cívicas. La otra parte responde con la afirmación de que las so- vertirá finalmente en realidad la afirmación que hacen las sociedades ca·
ciedades modernas no son precisamente comunidades integradas en tor- pitalistas liberales de que son igualitarias y justas, mediante el apoyo a los
no a un solo concepto de la buena vida. Las sociedades civiles modernas que están en peores condiciones y la creación de las precondiciones para
están caracterizadas por una pluralidad de formas de vida; son diferentes una verdadera igualdad de oportunidades, que a los ojos de los defensores
estructuralmente y socialmente heterogéneas. Así, para poder conducir del Estado benefactor es el único contexto en que los derechos civiles y
una vida moral, deben asegurarse la autonomía individual y los derechos políticos pueden funcionar de manera universal. En vez de preocuparse
del individuo. Según esta opinión, es la democracia, con su énfasis en el por el status anómalo de los llamados derechos sociales, para un teórico
consenso o por lo menos en el gobierno de la mayoría, la que es peligrosa como T. H. Marshall éstos representan el tipo superior y más fundamental
para la libertad, a menos que se la limite en forma conveniente mediante de derechos de los ciudadanos. 34
derechos básicos garantizados constitucionalmente, que son los únicos Cierto es que las sorprendentes tasas de crecimiento, la estabilidad re·
que pueden darle legitimidad a los ojos de las minorías. lativa y el aumento en el nivel de vida en las economías capitalistas occi·
dentales de la posguerra han hecho que, hasta hace poco, casi todos, con
unas pocas excepciones, acepten los argumentos en favor de la interven•
La defensa del Estado benefactor ción estatal. En un nuevo contexto de posibilidades más limitadas de creci·
vs. el antiestatismo neoconservador miento, los defensores neoconservadores de un retorno al laissez·faire cri•
tican los supuestos éxitos económicos y políticos del modelo del Estado
El debate entre los defensores del Estado benefactor y sus críticos parti- benefactor. Desafortunadamente para este último, sus argumentos tam•
darios del neolaissez-faire también ha marchado en círculos, aunque du- bién se sostienen. De hecho, no fue difícil para estos críticos sef'lalar las
rante un tiempo más breve que la controversia que afecta a la teoría de- altas tasas de desempleo y de inflación y las bajas tasas de crecimiento
mocrática. 31 También se han presentado argumentos en favor del Estado que han afectado a las economías capitalistas occidentales desde la d~ca·
benefactor basados en aspectos tanto económicos como políticos. 32 Se- da de 1970, como prueba de que la regulación burocrática estatal de la
gún la doctrina económica keynesiana, las políticas del Estado benefactor economía es contraproducente. También pueden señalar el éxito en loa
sirven para estimular las fuerzas del crecimiento económico y prevenir re- campos en que se han a~o sus propias políticas.
cesiones pronunciadas, alentando la inversión y estabilizando la demanda. Desde el punto de vista económico, son tres las acusaciones que se pre·
Los incentivos fiscales y monetarios a la inversión aunados al seguro social, sen tan contra las políticas de los estados benefactores: que conducen a un
los pagos de transferencia y los servicios públicos para los trabajadores desincentivo para invertir y para trabajar, y que constituyen una grave ame·
compensan las disfunciones, incertidumbres y riesgos del mecanismo del naza para la viabilidad de la clase media independiente. 35 La carga impuea•
mercado y contribuyen a la estabilidad general. El resultado de esta polí- ta por las políticas regulatorias y fiscales sobre el capital junto con el poder
tica debe ser altas tasas de crecimiento, pleno empleo y baja inflación. de los sindicatos para obtener salarios altos contribuyen a la disminución de
Los aspectos políticos del Estado benefactor también aumentarían la las tasas de crecimiento y, en el contexto de una fuerte competencia, a la
estabilidad y productividad. Por una parte, el derecho legal a los servi- opinión de que la inversión en los mercados nacionales no será lucrativa.H
cios estatales y a pagos de transferencias ayuda a los que sienten los efec- El desincentivo para trabajar se atribuye a las disposiciones generalizadas
tos negativos del sistema de mercado a la vez que elimina necesidades o del seguro social y del seguro de desempleo que le permiten a los trabajado·
problemas potencialmente explosivos del escenario del conflicto indus- rea evitar los empleos poco deseables y escapar de las presiones normales
trial. Por otra parte, el reconocimiento del papel formal de los sindicatos de las fuerzas del mercado. El mlmcro de trabajadores disponibles se redu·
de trabajadores en la negociación colectiva y en la formación de la políti- ce a medida que sectores enteros de la clase trabajadora se convierten en
.....,-

32 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 33
clientes del Estado benefactor, mientras que la ética de trabajo disminuye a del "estatismo". Al asignarse a sí mismo obligaciones que no le es posible
medida que los trabajadores se hacen simultáneamente más exigentes y me- cumplir, 39 el Estado crea expectativas cada vez mayores pero imposibles
nos dispuestos a destinar su esfuerzo al trabajo. Finalmente, la clase media de satisfacer, se expande excesivamente y a la vez se debilita, y sufre de
independiente se encuentra aprisionada entre las altas tasas de impuestos y una peligrosa pérdida de autoridad. De hecho, según este punto de vista,
la inflación. El surgimiento de la "nueva c;lase media" constituida por profe- hay una contradicción política central inherente al Estado benefactor: para
sionales del servicio civil y burócratas de alto nivel sólo agrava estos pro ble.. que la capacidad de desempeño del Estado se fortalezca respecto al nú·
mas, ya que estos estratos están interesados en la reproducción y aumen- mero de demandas, sería necesario limitar las propias libertades, los mo·
to de la población cliente que recurre al Estado benefactor; pues de ellos dos de participación y el conjunto de derechos asociados a él. 40
dependen sus trabajos. Las políticas económicas del Estado benefactor Sin embargo, las alternativas política y económica del neolaissez-faire
son por lo tanto antinómicas en más de un aspecto. Las políticas cuya fi- no escapan al destino de convertirse meramente en una de las partes
nalidad es la de estimular la demanda debilitan la inversión, las políticas insostenibles de una estructura antinómica. Los economistas "ofertistas"
cuyo propósito es proporcionar seguridad económica a los trabajadores procuran desmantelar al Estado benefactor para eliminar los "desincen·
disminuyen el deseo de trabajar, y las políticas para reducir los efectos la- tivos" a la inversión, pero hacerlo así sería abolir precisamente los "amor-
terales indeseables que se derivan de las fuerzas no reguladas del merca- tiguadores" que estabilizan la demanda. 41 ' Si los apoyos socioeconómicos
do crean incluso problemas económicos más grandes en forma de un sec- para los trabajadores y los pobres se eliminan en nombre del fortaleci·
tor estatal considerablemente ampliado, costoso e improductivo. miento de la ética de trabajo, la motivación del mercado ciertamente re·
En el frente político, los neoconservadores argumentan que los propios tornará, pero igual ocurrirá con las injusticias burdas, el descontento, la
mecanismos introducidos por los estados benefactores para resolver sus inestabilidad y las confrontaciones de clase que caracterizaron a las eco·
conflictos y crear mayor igualdad de oportunidades, esto es, los derechos no mías capitalistas antes de ]as políticas del Estado benefactor.
legales y un sector estatal ampliado, han conducido a nuevos conflictos y Por supuesto, el ataque sobre el Estado benefactor se sostiene con base
han violado los derechos y la libertad de algunos para favorecer a otros. Al en la idea de que hay un potencial de crecimiento ilimitado para los bie·
afectar el derecho central de los sistemas de mercado liberales, esto es, la ncs y servicios que son objeto de comercio, el cual se presentará una vez
propiedad privada, la intervención y regulación del Estado minan tanto que se retorne al Estado a su terreno propio, mínimo. La privatización y
la libertad de los empresarios como el incentivo del logro en la población la desregulación supuestamente restaurarán la competencia y terminarán
trabajadora. Lejos de aumentar la justiGia social o igualdad de oportuni- con la inflación de las demandas políticas. No obstante, las presuposicio·
dad, el Estado benefactor debilita las precondiciones para las dos. En re- ncs políticas de ese programa entran en conflicto con sus objetivos de paz
sumen, recompensa el fracaso en vez del éxito. Además, en el nombre de social y justicia social. Las políticas necesariamente represivas de los dere·
la igualdad, la intervención estatal en la vida diaria de sus clientes presen- chas de asociación y los esfuerzos por eliminar los derechos sociales que
ta una grave amenaza a la libertad, a la vida privada y a la autonomía. van desde la seguridad s~ a la compensación por desempleo, por no
Por si esto fuera poco, estos mecanismos han generado, se dice, un decir nada de la asistencia pública, difícilmente conducen al consenso. Si
conjunto de expectativas crecientes y un aumento de las demandas que bien terminaría con las dimensiones de la intervención estatal que "amena•
conducen a una situación general de ingobernabilidad. 37 En realidad, las zan a la libertad", es decir la reglamentación de los propietarios, la super-
mismas instituciones de la democracia masiva del Estado benefactor que visión y el control de los clientes, y el ciclo espiral de dependencia, igual
prometían canalizar el conflicto político hacia formas aceptables y menos ocurriría con todos los avances logrados en la justicia social, en la igual·
' dañinas (el fin de la ideología) e integrar a los trabajadores especialmente dad y en los derechos. Además, los esfuerzos por restablecer la autoridad
en el sistema político y económico del capitalismo reciente (la desradi- estatal limitando su campo y protegiéndola de las demandas populares no
calización) -esto es, el sistema de partido (catch all) competitivo basado reducirían el activismo del Estado, sino que simplemente lo desplazarían
en el sufragio universal, en la política de los grupos de presión, en la nego- del terreno político al terreno administrativo. Porque, si uno reduce la ha·
ciación colectiva y en amplios derechos sociales- condujeron a una peli- bllidad de las instituciones democráticas, como el sistema de partidos, las
grosa carga sobre el sistema político y a una crisis de autoridad. 38 En dccciones y los parlamentos, para proporcionar la articulación del conflic·
resumen, la explosión de derechos que tanto irrita a los comunitaristas lo político, se desarrollarán canales alternativos, como los acuerdos neocor-
democráticos es incluso más alarmante para los críticos neoconservadores porallvlstas que proliferan en Europa occidental. Aunque estos acuerdo1
34 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 35

protegen con éxito al Estado de las demandas excesivas, difícilmente indi- Varias cuestiones interrelacionadas que se han presentado en el resurgi-
can un cambio de la regulación del Estado a la del mercado. Así, la alterna- miento actual van más allá del modelo de los orígenes históricos de la socie-
tiva del neolaissez-faire a la "crisis del Estado benefactor" es tan internamen- dad civil en Occidente y, por lo tanto, tienen importantes lecciones que
te contradictoria como los males que se supone va a remediar. ofrecer a las democracias liberales establecidas. Estas incluyen la concep-
Por consiguiente, nos queda la siguiente antinomia: o elegimos más inge- ción de la autolimitación, la idea de la sociedad civil compuesta por movi-
niería social, más paternalismo y generalización, en resumen, más es- mientos sociales así como por un conjunto de instituciones, la orientación
tatismo, en nombre del igualitarismo y de los derechos sociales, u opta- a la sociedad civil como un nuevo terreno de la democratización, 42 la influen-
mos por el libre mercado y la renovación de formas sociales y políticas cia de la sociedad civil sobre la sociedad política y económica y, finalmente,
autoritarias de organización y abandonamos los componentes democrá- la comprensión de que la liberación de la sociedad civil no es necesaria-
ticos, igualitarios de nuestra cultura política con el propósito de obstacu- mente idéntica a la creación de la sociedad burguesa, sino que más bien
lizar cualquier burocratización adicional de la vida diaria. Parece que las implica una elección entre una pluralidad de tipos de sociedad civil. Todas
sociedades de mercado democráticas liberales no pueden coexistir con, ni estas ideas señalan más allá de una limitación de la teoría de la sociedad
pueden existir sin, el Estado benefactor. civil sencillamente a la fase constitutiva de las nuevas democracias.
La idea de la autolimitación, que con mucha frecuencia se confunde
con las limitaciones estratégicas sobre los movimientos emancipadores,
EL RESURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE SOCIEDAD CIVIL en realidad se basa en un aprendizaje en el servicio del principio demo·
crático. Las "revoluciones" autolimitadas o "posrevolucionarias" del Este
El temprano concepto moderno de sociedad civil resurgió primero y ante ya no están motivadas por pr_oyectos fundamentalistas cuyo objetivo era
todo en las luchas de las oposiciones democráticas de la Europa oriental suprimir la burocracia, la racionalidad económica o la división social.
contra los partidos estatales socialistas autoritarios. A pesar de diferentes con- Los movimientos arraigados en la sociedad civil han aprendido de la tra·
textos económicos y geopolíticos, no parece demasiado problemático apli- dición revolucionaria que estos proyectos fundamentalistas conducen a
car también el concepto a las "transiciones desde gobiernos autoritarios" la desintegración de la conducción societal y de la productividad y a la
en el sur de Europa y de América Latina, sobre todo por la tarea común supresión de la pluralidad social, todos los cuales son después recons·
compartida con las oposiciones de la Europa oriental de constituir democra- tituidos por las fuerzas del orden únicamente por medios muy autorita·
cias nuevas y estables. Pero, ¿por qué debe un concepto semejante ser par- rios. Ese resultado conduce al colapso de las formas de autoorganización
ticularmente importante para Occidente? ¿No es el resurgimiento del dis- que en muchos casos eran las principales portadoras del proceso revolu·
curso de la sociedad civil en el Este y en el Sur simplemente parte del cionario: las sociedades, consejos y movimientos revolucionarios. Para•
proyecto para lograr lo que las democracias capitalistas avanzadas ya tie- <lójicamente, justo la autolimitación de esos actores permite la continua·
nen: una sociedad civil garantizada por el gobierno de la ley, los derechos ción de su papel social y dt!'ttt influencia más allá de la fase constituyente
civiles, la democracia parlamentaria y una economía de mercado? ¿No es y los proyecta a la fase de lo constituido.
posible argumentar que las luchas en nombre de la creación de una socie- Esta continuación de un papel de la sociedad civil más allá de la fase do
dad política y civil, en especial en el Este, son una clase de repetición de los transición puede ir asociada con la domesticación, la desmovilización y
grandes movimientos democráticos de los siglos XVIII y XIX que crearon una relativa atomización. Esto significará la convergencia con la socie·
un tipo de dualidad entre el Estado y la sociedad civil, que sigue siendo la <lud tal como la consideran los pluralistas de la élite occidental. Pero en el
base de las instituciones democráticas y liberales de Occidente? Y, ¿no es escenario postautoritario, los actores que han rechazado el fundamen•
esto una admisión de que los teóricos elitistas, los neoconservadores, o por lulismo y elevado a la sociedad civil al nivel de un principio normativo
lo menos los liberales están en lo correcto? Si se expresa de esta manera, muestran que sí tenemos opción. Si bien la democratización total del Ea·
el resurgimiento del discurso de la sociedad civil parece ser solamente eso, ludo y de la economía no puede ser su objetivo, la propia sociedad civil es
un resurgimiento, con poca importancia política o teórica para las demo- un importante terreno de la democratización, de la construcción de institu·
cracias liberales occidentales. Y de ser así, ¿por qué podría una perspectiva dones democráticas, como lo comprendió Tocqucville antes que cualquier
orientada a la sociedad civil proporcionar una salida a las antinomias que otro. Y si los opositores de Europa oriental se vieron obligados a sc¡ulr
afectan al pensamiento social y político occidental? primero esta alternativa aólo por los obstáculos que 110 lc11 ponían cm la
INTRODUCCIÓN 37
36 INTRODUCCIÓN
sin obstaculizar la autorregulación económica. Aqtes de ocuparnos de esta
esfera de la organización estatal, ciertamente es muy probable que la idea tarea, quisiéramos concluir esta introducción aclarando la contribución
de la democratización adicional de la sociedad civil adquirirá importan- importante, y quizá decisiva, de nuestra teoría de la sociedad civil a las
cia en vista de las desilusiones inevitables, visibles sobre todo en Hungría, tres antinomias teóricas antes mencionadas. 43
Alemania del Este y Checoslovaquia, con el surgimiento de las prácticas
típicas de las democracias occidentales. Así, a los actores de las nuevas
sociedades políticas les convendría, si valoran en algo su legitimidad a LA SOCIEDAD CIVIL Y LA TEORÍA POLÍTICA CONTEMPORÁNEA
largo plazo, promover la construcción de instituciones democráticas en la
sociedad civil, incluso aunque esto parezca aumentar el número de deman- Pareciera que nuestra posición ya fue anticipada por una de las seis tradi·
das sociales que se les presentan. ciones teóricas que participan en los debates a los que nos referimos an·
La idea de la democratización de la sociedad civil, a diferencia de su tes, es decir, la versión pluralista de la tradición democrática elitista de la
mero resurgimiento, es extremadamente pertinente para las sociedades teoría política. 44 En realidad, lo que los pluralistas aportaron al modelo
occidentales ya establecidas. De hecho, la tendencia a ver los movimien- elitista de la democracia es precisamente la concepción de un "tercer cam·
tos e iniciativas extrainstitucionales además de las instituciones ya esta- po" diferente de la economía y del Estado (lo que llamamos "sociedad ci·
blecidas como partes integrales de la sociedad civil se presentó antes en vil"). 45 Según el análisis pluralista, una sociedad civil muy articulada con
Occidente que en la experiencia del Este, a la que se está extendiendo divisiones a través de sus elementos, grupos que comparten miembros en
rápidamente por medio de nuevos y antiguos movimientos e iniciativas. común y movilidad social es el presupuesto para una organización polí·
Es muy posible que algunas de las nuevas constituciones de Europa oriental tica democrática estable, una garantía contra el dominio permanente por
incorporen en el futuro una nueva sensibilidad a una sociedad civil activa, cualquier grupo y contra el surgimiento de movimientos masivos funda·
sensibilidad que a su vez debe influir en los desarrollos constitucionales mentalistas e ideologías antidemocráticas. 46 Además, se considera que una
occidentales. Estos progresos normativos potenciales confirmarán, tanto sociedad civil constituida de esa manera es capaz de adquirir influencia
en Oriente como en Occidente, la idea de que pueden existir diferentes sobre el sistema político por medio de la articulación de intereses que son
tipos de sociedad civil: más o menos institucionalizadas, más o menos "agregados" por los partidos políticos y las legislaturas e influyen en la
democráticas, más o menos activas. Las discusiones dentro del sindicato toma de decisiones políticas, a la que a su vez se entiende de conformidad
Solidaridad en Polonia presentaron estas opciones explícitamente desde con los lineamientos del modelo elitista de democracia.
una fecha tan temprana como 1980, junto con la elección de modelos Aunque usamos muchos de los términos de este análisis en nuestra
políticos vs. antipolíticos de la sociedad civil. En la actual oleada de libe- obra sobre la sociedad civil, nuestro enfoque difiere en varios aspectos
ralismo económico en Polonia, Checoslovaquia y Hungría, otro problema clave del seguido por los pluralistas. Primero, no aceptamos el punto de
que surge inevitablemente se refiere a la conexión entre la economía y la vista de que la "cultura cíy~" más adecuada para la sociedad civil moderna
sociedad civil y a la elección entre una sociedad económica, individualis- es la que se basa en la vída,privada civil y en la apatía política. Como es
ta, y una sociedad civil basada en la solidaridad, protegida no sólo del bien sabido, los pluralistas le dan mucho valor a la participación en la fa·
Estado burocrático sino también de la economía de mercado autorregu- milia propia, en los clubes privados, en las asociaciones voluntarias, y en
lada. También este debate será de importancia directa para los contextos otros organismos similares por considerarlos actividades que alejan a
occidentales, como ya se observó en América Latina y, a la inversa, las los ciudadanos del activismo o participación política. 47 Supuestamente
controversias occidentales respecto al Estado benefactor y a los "nuevos esto es lo que contribuye a que un Estado tenga una forma de gobierno
movimientos sociales" deberán contener mucho material intelectual que democrático estable. Además, para este modelo no tiene importancia cu'l
ofrecer a los demócratas radicales del Este que esperan proteger el recur- es la estructura interna de las instituciones y de las organizaciones de la
so de la solidaridad sin paternalismo. 11ocledad civil. 48 De hecho, en su apresuramiento por remplazar "los prln·
El propósito de nuestro libro es desarrollar y justificar sistemáticamente clplos utópicos (democráticos participativos)" con realismo, los pluralia·
la idea de la sociedad civil, concibiéndola ahora parcialmente en torno a tas tienden a considerar los esfuerzos por aplicar las normas igualitarias
una noción de movimientos democratizadores autolimitados que procu- de la sociedad civil a las instituciones sociales como una muestra de ln¡c·
ran extender y proteger espacios tanto para la libertad negativa como para nuldad. 49
la libertad positiva y volver a crear las formas Igualitarias de solidaridad

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38 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 39

Nosotros no compartimos esta opinión. En cambio, nos basamos en la democracia de élite/pluralista, pero el que nunca se preocupa por expli-
tesis de uno de los más importantes predecesores del enfoque pluralista, car. si Los movimientos pueden y deben complementar, en vez de querer
Alexis de Tocqueville, quien argumentó que sin la participación activa por remplazar, a los sistemas partidarios competitivos. Nuestro concepto de
parte de los ciudadanos en instituciones igualitarias y en las asociaciones sociedad civil, por lo tanto, retiene el núcleo normativo de la teoría demo-
civiles, así como en las organizaciones políticas relevantes, no habría for- crática a la vez que sigue s'iendo compatible con las presuposiciones estruc-
ma de conservar el carácter democrático de la cultura política o de las ins- turales de la modernidad. Finalmente, aunque también diferenciamos la
tituciones sociales y políticas. Precisamente debido a que la sociedad civil economía de la sociedad civil, diferimos de los pluralistas en que no cerra-
moderna está basada en principios igualitarios y en la inclusión universal, mos las fronteras entre ellas sobre la base de una supuesta libertad sacro-
la experiencia en la articulación de la voluntad política y de la toma de de- santa para contratar o del derecho de propiedad. Tampoco buscamos "rein·
cisiones colectiva es de importancia capital para la reproducción de la sertar" a la economía en la sociedad. En cambio, en nuestro análisis es
democracia. posible hacer que los principios de la sociedad civil influyan en las insti-
Por supuesto, éste es el punto que siempre han defendido los teóricos tuciones económicas dentro de lo que llamamos la sociedad económica.
de la participación. Nuestro enfoque difiere del de ellos porque argumenta- El problema aquí, como en el caso de la forma de organización política, es
mos en favor de más, no de menos, diferenciación estructural. Conside- qué canales y receptores de influencia pueden, deben existir y de hecho
ramos importantes los principios normativos defendidos por los demócra- existen.s 2 En realidad, podemos presentar esos problemas fundamentán-
tas radicales, pero ubicamos la génesis de la legitimidad democrática y de donos en nuestro modelo sin correr el riesgo de sufrir las acusaciones de
las oportunidades para la participación directa no en algún ente político utopismo o antimodernismo que tan frecuente y merecidamente se hacen
idealizado, "desdiferenciado", sino dentro de un modelo muy diferenciado contra las versiones de democracia radical basada en los trabajadores.
de la propia sociedad civil. Esto cambia el núcleo de la problemática de la Nuestra tesis también es que las tensiones entre el liberalismo orienta·
teoría democrática de los modelos descriptivos y/o especulativos al pro- do a los derechos y, por lo menos, el comunitarismo orientado democr,tJ•
blema de la relación y de los canales de influencia entre la sociedad civil y camente pueden reducirse considerablemente, si no desaparecer del todo,
la política y entre ambas y el Estado por una parte, y por otra a la confor- sobre la base de una nueva teoría de la sociedad civil. Mientras que la idea
mación institucional y articulación interna de la propia sociedad civil. de los derechos y de una comunidad política democrática se derivan de
Además, creemos que la democratización de la sociedad civil -la familia, lradiciones diferentes de la filosofía política, hoy en día pertenecen a la
la vida asociativa y la esfera pública-.necesariamente ayuda a abrir la misma cultura política. No es necesario considerarlas antitéticas, aunque
estructura de los partidos políticos y de las instituciones representativas.so en un nivel empírico los derechos de un individuo pueden entrar en con·
De hecho, esto abre el camino a una concepción dinámica de la sociedad llicto con el gobierno de la mayoría y "el interés público", por lo que se re·
civil, una que evite el impulso apologético de la mayoría de los análisis quiere un equilibrio entre las dos partes. s3 Tampoco es necesario considerar
pluralistas. Lejos de considerar a los movimientos sociales como antitéticos a éstas como si estuvier™asadas en dos conjuntos de principios o de
ya sea al sistema político democrático o a la esfera social adecuadamente presuposiciones en conflicto, de tal manera que sólo podemos acomodar
organizada (el punto de vista de los pluralistas), los consideramos como al primer conjunto en la medida en que sea instrumental para lograr o
una característica clave de una sociedad civil moderna, vital y una forma conservar al otro. Por el contrario, afirmamos que lo mejor del liberalis-
importante de participación ciudadana en la vida pública. No obstante, mo orientado hacia los derechos y del comunitarismo orientado demo·
no consideramos que los movimientos sociales prefiguren una forma de cráticamente constituye dos conjuntos de principios que se refuerzan
participación ciudadana que habrá o incluso deberá sustituir a los acuer- muluamente y en gran parte se traslapan. Se necesitan dos pasos para
dos institucionales de la democracia representativa (que es lo que afirma urgumentar esta tesis y trascender las antinomias relevantes. Primero, se
la posición democrática radical). Desde nuestro punto de vista, los movi- debe mostrar que hay una estructura filosófica que puede proporcionar
mientos sociales para la expansión de los derechos, para la defensa de la una ética política capaz de rescatar las pretensiones normativas tanto del
autonomía de la sociedad civil y para su mayor democratización son los liberalismo orientado a los derechos como de la democracia radical. Se·
que mantienen viva a una cultura política democrática. Entre otras cosas, ¡undo, se debe revisar la concepción de la sociedad civil como una esfera
los movimientos introducen nuevos problemas y valores en la esfera pú- privada, compartida por ambos paradigmas teóricos, con el fin de enten·
blica y contribuyen a reproducir el consenso que presupone el modelo de dor las Implicaciones Institucionales de una 6tica semejante.

.......
, ,,,,
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 41
40

También defendemos los principios de universalidad y de autonomía a supuesto que tal concepto de la libertad y del individualismo ya está presu-
los que está ligada la tesis de los derechos, pero negamos que esto nos com- puesto en el propio concepto de los derechos, creemos que sólo algunos de
prometa con la idea liberal de neutralidad o con una ontología individualista. éstos implican una libertad principalmente negativa, en tanto que ninguno
Los comunitaristas están en lo correcto: gran parte de la teoría liberal, en requiere un concepto filosóficamente atomista de la individualidad. Es aquí

o especial la tradición del contrato desde Hobbes hasta Rawls, ha dependido


de uno o de ambos de estos principios.54 Sin embargo, la teoría haberma-
donde debemos introducir en el análisis una concepción revisada de la socie-
dad civil, junto con una nueva teoría de los derechos. Porque toda teoría de
los derechos, toda teoría de la democracia, implica un modelo de sociedad,
siana de la ética del discurso en la que nos basamos, proporciona una for-
ma de desarrollar conceptos de universalidad y autonomía que están libres Desafortunadamente, los comunitaristas y los liberales también están de
de esas presuposiciones. En esta teoría, la universalidad no significa neu- acuerdo en que el análogo societal de la tesis de los derechos es una socie-
tralidad respecto a una pluralidad de valores o de formas de vida, sino que dad civil construida como la esfera privada, compuesta por una aglomera-
55 ción de individuos autónomos, pero egoístas, exclusivamente interesados
se refiere, en primer lugar, a las metanormas de reciprocidad simétrica,
que deben funcionar como principios reguladores que orientan al proceso en su propio ser, competitivos y posesivos, cuya libertad negativa debe pro-
discursivo de la resolución del conflicto y, en segundo lugar, a las normas o teger el sistema de organización política del Estado. En lo que difieren es
principios en las que pueden estar de acuerdo todos los que se ven afecta- en sus evaluaciones y no en sus análisis de esta forma de sociedad.
dos potencialmente. El procedimiento de universalización que defendemos Pero ésta es sólo una de las versiones posibles de sociedad civil y cierta-
aquí implica un diálogo real en vez de hipotético. No requiere que uno se mente no es la única que puede "derivarse" de la tesis de los derechos.
abstraiga de su situación concreta, sus interpretaciones de necesidades o Sólo si uno considera que la propiedad no es sencillamente un derecho
sus intereses para llevar a cabo una comprobación moral no sesgada de los clave sino el núcleo de la concepción de los derechos -esto es, sólo si uno
principios. En cambio, requiere que éstos se articulen libremente. También ubica a la filosofía del individualismo posesivo como el elemento más im·
es un requisito que todos los afectados potencialmente por las normas ins- portante de la concepción que se tiene de la sociedad civil y después redu.
titucionalizadas (leyes o políticas) estén abiertos a una multiplicidad de ce esta sociedad civil a la sociedad burguesa- llega a definirse la tesis de
perspectivas. Por consiguiente, la universalidad es un principio regulador los derechos de esta manera. 58 Sin embargo, si uno desarrolla un modelo
del proceso discursivo por medio del cual los participantes razonan juntos más complejo de la sociedad civil, reconociendo que tiene componentes
sobre cuáles valores, principios e interpretaciones de necesidades merecen públicos y asociativos así como individuales y privados, y si, además, con·
ser institucionalizados como normas comunes. 56 Así, el individuo atómico sidera que la idea de la autonomía moral no presupone un individualismo
incorpóreo que supuestamente presupone la ética procesal (deontológica) posesivo, 59 entonces la tesis de los derechos empieza a parecernos un poco
no es de ninguna manera, enfatizamos, la base de este enfoque. Si se supo- diferente. En resumen, los derechos no sólo aseguran la libertad negativa,
ne que las identidades individual y colectiva se adquieren mediante com- es decir, la autonomía de individuos privados o desvinculados. También
plejos procesos de socialización, que implican tanto la interiorización de aseguran la autonomía (liQ¡;e del control estatal) de la interacción comuni·
normas o tradiciones sociales como el desarrollo de capacidades reflexivas cativa de los individuos entre sí en las esferas pública y privada de la socie·
y críticas vis-a-vis normas, principios y tradiciones, esta teoría tiene como dad civil, así como una nueva relación de los individuos con las esferas
núcleo un concepto intersubjetivo, interactivo, de la individualidad y de la pública y política de la sociedad y del Estado (inéluyendo, por supuesto,
autonomía. De esta manera, es capaz de dar cabida a las intuiciones comu- los derechos de ciudadanía). De esta manera, los derechos morales no son
nitaristas respecto al núcleo social de la naturaleza humana sin abandonar por definición apolíticos o antipolíticos, ni constituyen un dominio
las ideas de universalidad o de derechos morales. De hecho, la ética del exclusivamente privado respecto al cual el Estado se debe autolimitar. Por
discurso proporciona una base filosófica para la legitimidad democrática el contrario, los derechos de comunicación, asamblea y asociación, entre
que presupone derechos válidos, incluso aunque no todos estos derechos otros, constituyen las esferas pública y asociativa de la sociedad civil como
puedan derivarse de ella. 57 esferas de libertad positiva dentro de las cuales los agentes pueden debatir
Si bien son los individuos, por supuesto, los que tienen derechos, el con- colectivamente temas de interés común, actuar en concierto, afirmar nuevos
cepto de los derechos no tiene que depender del individualismo filosófico o derechos y ejercer influencia sobre la sociedad política (y potencialmente
metodológico, ni en este respecto, de la idea de la libertad negativa única- sobre la económica). Los principios democráticos, asf como los liberales,
mente. Aunque la mayoría de los teóricos liberales y comunltaristas han llenen su lugar aquf. Por consiguiente, alguna forma de diferenciación de
42 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN
43
la sociedad civil, el Estado y la economía es la base de las instituciones discursiva de los conflictos, de la igualdad, de la autonomía, de la partici-
modernas democráticas y liberales. Estas últimas no presuponen seres pación y de la justicia) sino, más bien, por la expansión de una economía
atomísticos o comunales, sino más bien seres asociados. Además, en esta de empresas privadas que cada vez tiene menos de liberal, así como por la
concepción desaparece la oposición radical entre los fundamentos filosó- ampliación excesiva del aparato administrativo del Estado intervencionista
,, , '· fkos y las presuposiciones societales dyl liberalismo orientado a los de- en el campo social. El uso del poder económico y político para reforzar o,
, · rechos y los del comunitarismo orientado democráticamente. Esta mane- lo que es peor, para recrear el carácter "tradicional" jerárquico, patriarcal
ra de concebir a la sociedad civil no resuelve, por supuesto, el problema y exclusivo de muchas de las instituciones de la sociedad civil es, desde nues-
de la relación entre la libertad negativa y la positiva, pero sí ubica al tema tro punto de vista, lo que propicia la dependencia. Estamos de acuerdo en
dentro de un terreno societal y filosófico común. Es sobre este terreno que ciertos rasgos del Estado benefactor63 fragmentan a las colectivida-
que debemos aprender a aceptar compromisos, a separarnos reflexivamen- des, destruyen las solidaridades horizontales, aíslan y hacen a los indivi-
te de nuestra propia perspectiva para recibir otras, a aprender a evaluar la duos privados dependientes del aparato estatal. No obstante, la expansión
diferencia, a reconocer o crear de nuevo lo que tenemos en común, y a capitalista sin restricciones tiene las mismas consecuencias destructivas.
percibir qué dimensiones de nuestras tradiciones vale la pena conservar y Pero el hecho de recurrir a la familia, tradición, religión o comunidad
cuáles deben ser abandonadas o cambiadas. puede reforzar el fundamentalismo destructivo de comunidades falsas que
Esto nos lleva al centro de nuestras diferencias con el modelo neocon- es fácil manipular desde arriba, a menos que primero se defiendan los lo·
servador de la sociedad civil. El lema neoconservador, "la sociedad contra gros del liberalismo (el principio de los derechos), la democracia (los prin·
el Estado", a menudo se basa en un modelo en que la sociedad civil es el equi- cipios de participación y del discurso), y la justicia (una precondición para
valente del mercado o de la sociedad burguesa. Sin embargo, otra versión la solidaridad) y luego se les complemente con nuevas formas igualitarias
de este enfoque reconoce la importancia de la dimensión cultural de la so- y democráticas de asociación de:ntro de la sociedad civil.
ciedad civil. Tenemos serias objeciones incluso respecto a esta segunda ver- Además, optar por la preservación de las tradiciones, si va acompaftada
sión, cuyas estrategias para quitarle cargas al Estado se dirigen en parte a por una negación de la tradición universalista de la modernidad política y
las instituciones que participan en la formación y transmisión de los valo- cultural, implica fundamentalismo. Por consiguiente, la cuestión que sur-
res culturales (arte, religión, ciencia) y en la socialización (familias, escue- ge de nuestro modelo se convierte en: ¿qué tradiciones, qué forma de fa·
las). Un componente importante de la tesis neoconservadora de la "ingo- milia, qué comunidad, qué solidaridades deben defenderse contra las in·
bernabilidad" es el argumento de que las demandas materiales excesivas tervenciones que las perjudican? Incluso si la propia modernidad cultural
que los ciudadanos hacen al Estado no se deben sólo a las instituciones de es sólo una tradición entre muchas, su proyección universal es la relación
bienestar en sí, sino también a nuestra cultura política, moral y estética reflexiva, no autoritaria, con la tradición -una orientación que puede
modernista. Esta última afirmación debilita a la vez los valores tradicio- aplicarse a sí misma y que implica autonomía (la que supuestamente elo·
nales y las agencias del control social (como la familia) que moderaron el gian los neoconservador~n vez de heteronomía-. De hecho, tradicio·
hedonismo en el pasado. 60 Desde este punto de vista, necesitamos dar va- nes que se han tornado problemáticas sólo pueden ser conservadas en el
lor nuevamente a nuestra cultura política, revivir los debilitados valores terreno de la modernidad cultural, es decir, mediante argumentos que
tradicionales como el autocontrol, la disciplina y el respeto a la autoridad invocan principios. Esa discusión no significa la abolición de la tradición,
y al éxito, y reforzar los principios "no políticos" del orden (familia, pro- solidaridad o sentido; más bien, es el único procedimiento aceptable para
piedad, religión, escuelas) de modo que una cultura de autodependencia determinar entre tradiciones, necesidades o intereses competitivos que
y autocontrol remplace a la cultura de la dependencia y de la crítica. 61 Las están en conflicto. Por lo tanto, nuestro modelo señala hacia la modernf~
políticas culturales de los neoconservadores que acompañan a las políti- zución adicional de la cultura y de las instituciones de la sociedad civil
cas de desregulación y privatización están basadas, entonces, en la defen- como la única forma de llegar a la autonomía, a la autodependencia y a la
sa o recreación de un mundo de la vida tradicionalista y autoritario. 62 solidaridad entre iguales, las que supuestamente desean los crítico•
Nuestro concepto de sodedad civil apunta hacia una evaluación diferen- neoconservadores del Estado benefactor. 64
te. Primero debemos tratar de mostrar que los recursos de sentido, autori- Nuestro concepto de sociedad civil busca desmitificar la otra corriente
dad e integración social son debilitados no por la modernidad cultural o c.lcntro del neoconservadurismo, es decir, que la única alternativa al patero
política (basada en los principios de la reflexión crítica, de la resolución nallsmo, a la ingeniería social y a la burocratización de nuestras vid11,
44 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 45
característicos de los sistemas del Estado benefactor, es retornar a la ma-
gia del mercado (y por supuesto renunciar a la justicia distributiva y al NOTAS
igualitarismo). Esta "solución" no sólo es políticamente insostenible y
normativamente indeseable; también está basada en el supuesto equivo- l Por supuesto, el libro de Karl Polanyi, Great Transformation [1944] (Boston, Beacon

cado de que no existe ninguna otra opc~ón. Nuestra estructura, no obstan- Press, 1957), que ha sido uno de los principales fundamentos de nuestro trabajo, "introdujo
de nuevo" al Estado a mediados de la década de 1940. Pero véase de Peter Evans et al.,
te, permite en principio un tercer enfoque, uno que no busca corregir la (eds.), Bringing the State Back In, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1985,
penetración económica o estatal de la sociedad mediante una utilización Sin embargo, concentrar la atención en el Estado ha ocasionado un debate (y una nueva
mayor o menor de estos dos mecanismos orientadores. De hecho, la tarea investigación) muy interesante e importante sobre la relación de las mujeres y el Estado
benefactor. En este caso se captó una nueva dimensión que había sido ignorada en el pasa·
es garantizar la autonomía del Estado y de la economía modernos a la vez do. Véanse obras recientes como las de Gretchen Ritter y Theda Skocpol, "Gender and thc
que se protege simultáneamente a la sociedad civil de la penetración y Origins of Modern Social Policies in Britain and the United States" (ms.); Linda Gordon,
funcionalización destructivas de los imperativos de estas dos esferas. Por "What Does Welfare Regulate?", y Frances Fox Piven y Richard Cloward, "Welfare Doesn't
Shore up Traditional Family Roles: A Reply to Linda Gordon", ambos en Social Research,
ahora, por supuesto, sólo tenemos algunos de los elementos de una teoría vol. 55, núm. 4, invierno de 1968, pp. 609-648; Cynthia Epstein, Deceptive Distinctions: Se.x,
que pueda tematizar tanto la diferenciación de la sociedad civil respecto Gender and the Social Order, New Haven, Yale University Press, 1988; Mimi Abramovltz,
del Estado y de la economía, como su influencia reflexiva sobre éstos por Regulating the Lives ofWomen, Boston, South End Ptess, 1988; Nancy Fraser, Unruly Practlces,
Minneápolis, University of Minnesota Press, 1989; y Helga Hernes, Welfare State and Woma11
medio de las instituciones de la sociedad política y económica. Pero cree- Power: Essays on State Feminism, Oslo, Imprenta de la Universidad de Noruega, 1987.
mos que nuestra concepción tiene las mejores perspectivas para el futuro 2 Véase el cap. l.
3 Este debate empezó a mediados de la década de 1950 y se presentó nuevamente desput!1
progreso teórico y para integrar las diversas estrategias conceptuales que
de la Nueva Izquierda. Para una cronología véase John F. Manley, "Neo-Pluralism: A Cla11
están disponibles actualmente. El proyecto que implica evitaría corregir Analysis of Pluralism I and Pluralism 11", American Political Science Review, vol. 77, m1m. 2,
los resultados del paternalismo estatal con otra forma de colonización de junio de 1983, pp. 368-383. La lista de los participantes en este debate es larga. Sólo mcn•
la sociedad, en esta ocasión por una economía de mercado no regulada. donaremos unas pocas figuras clave y algunos trabajos representativos de cada una de la1
parles. Los teóricos de la élite incluyen a Joseph Schumpeter, Capitalism, Socialism, and
Procuraría lograr el funcionamiento de la política social mediante pro- Democracy, Nueva York, Harper & Row, 1942; S.M. Lipset, Political Man, Nueva York, Doubleday,
gramas basados en la sociedad civil, más autónomos y descentralizadof 1963; Robert Dahl, Polyarchy, New Haven, Yale University Press, 1971; William Kornhau11r,
que los de los estados benefactores tradicionales, y el funcionamiento de '/11e Politics of Mass Society, Nueva York, Free Press, 1959; G. Almond y S. Verba, The Clvlc Cul·
t11re, Boston, Little Brown, 1963. Entre los demócratas participativos se encuentran Pcter
las reglamentaciones económicas por medio de formas de legislación no Bachrach, The Theory of Democratic Elitism: A Critique, Boston, Little Brown, 1967; Carolc Pa·
burocráticas, menos intrusivas, "una ley reflexiva", que se concentre más lcman, Participation and Democratic Theory, Cambridge, Inglaterra, Cambridge Universtty Prc11,
en los procedimientos y no en los resultados. 65 En nuestra opinión, este 1970; Sheldon Wolin, Politics and Vision, Boston, Little Brown, 1960. Para un panorama
general del debate, véase Quentin Skinner, "The Empirical Theorists of Democracy and
proyecto sintético debe describirse no sólo con el término de Habermas Their Critics: A Plague on Both Their Houses", Political Theory, núm. 1, 1973, pp. 287·306.
"la continuación reflexiva del Estado benefactor", sino también con la 4 La lista de los participantes en este debate también es demasiado larga para citarla

idea complementaria de la "continuación reflexiva de la revolución de- rnrnpletamente. Dos de las me~,presentaciones del "liberalismo orientado a los derecho•"
~on las de John Rawls, A Theory of Justice, Cambridge, Harvard University Press, 1971, y
mocrática". La primera surge en el contexto de los estados benefactores lfonald Dworkin, Taking Rights Seriously, Cambridge, Harvard University Press, 1977. Para
de Occidente, la última en la democratización de los regímenes autoritarios. rl concepto liberal de neutralidad, véase Bruce Ackerman, Social Justice in the Liberal Stat1,
Es posible combinar las dos ideas y así debe hacerse. Hasta ahora, el re- Ncw Ilaven, Yale University Press, 1980, y Charles Larmore, Pattérns of Moral Comple.xity, Cam•
hl'idgc, Inglaterra, Cambridge University Press, 1987. La mejor y más original obra "neoco•
ciente resurgimiento y desarrollo del concepto de sociedad civil ha impli- 111unitaria" anterior al debate, pero sin duda proporcionando información para el mismo, H
cado aprender de la experiencia de la "transición a la democracia". La 111 de J Jannah Arendt, On Revolution, Nueva York, Penguin, 1963 [Sobre la revolución, Alianza
idea de la continuación reflexiva del Estado benefactor y de la democra- l!Jitorial]; véase también Sheldon Wolin, Politics and Vision, Boston, Little Brown, 1960, y
!{, Ungcr, Knowledge and Politics, Nueva York, Macmillan, 1975. Los críticos eplstemoló1lco1
cia liberal debe, sin embargo, abrir el camino para enriquecer los recursos co111cmporáneos del liberalismo incluyen a Alisdair Maclntyre, After Virtue, South Bcnd, Unl·
intelectuales de los demócratas en los países del Este con lo que hemos vcrNlly of Notre Dame Press, 1984, y Michacl Sandcl, Liberalism and the Limits ofJustic•, Cam·
aprendido en una doble crítica de los estados benefactores ya estableci- hrlJgc, Inglaterra, Cambridge Univcrsity Prcss, 1982. Los demócratas comunitarios lncluyon
• Charles Taylor, Hegel, Cambridge, Inglaterra, Cambridge Unlverslly Press, 1975, y Phllo·
dos y de sus descontentos neoconservadores. Una teoría de la sociedad .wphical Papers, vol. 2, Philosophy a11d the Human Sciences, Cambridge, Inglaterra, Cambrld11
civil alimentada por esas ideas también debe contribuir a conformar los l111ivcr1lty PrcH, 1985; Mlchacl Walzer, Spheres of Justice, Nueva York, Baslc, 1983, y Carolo
proyectos de todos los que en Occidente buscan la democratización adi- P111cm11n, Tl1e Probl1m of Polltical Obligation: A Critiqu• of Llb11ral Th11ory, Berkeley, Unlv1r11ly
uf C11ltfornl11 Prc11, 1985. Un volumen que rci.'lnc amb111 p1rt011 d1l d1bato 111 Mlchacl Sand1I
cional de las democracias liberales. (cul,), Llb;ra/lsm a11d lts Crltlc1, Nueva York, Ncw York Unlv1r1lty Pr1u, 1984.

~,·L"'.
46 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 47
Este debate también ha estructurado algunas de las controversias más importantes idea de instruir a los delegados, e incluso dejar de importuna} a sus representantes con car-
dentro de la teoría legal y política feminista. Aunque siempre ha existido un debate entre tas y telegramas!
las feministas radicales, liberales y marxistas/socialistas, hoy en día esta lucha se presen- 13
Véase Bachrach, Theory of Democratic Elitism, op. cit.
ta siguiendo lineamientos similares a los que mostramos antes. Las feministas liberales 14 Como lo han mostrado los teóricos del neocorporativismo, los estados organizados
orientadas a la igualdad en los derechos que hacen énfasis en la neutralidad del género se políticamente de esa manera a menudo tienen organizaciones semipúblicas poderosas que
enfrentan a las feministas comunitaristas de un l,ado y a las feministas deconstruccionistas están organizadas jerárquicamente, participan en negociaciones ocultas entre s(y con el Es·
del otro, las que hacen énfasis en las diferencias, el contexto y los límites de los análisis de tado, no son internamente democráticas y no interactúan de conformidad con los princi-
los derechos, negando la propia posibilidad de la neutralidad y universalidad tanto en las pios del procedimiento democrático. Véanse los ensayos en P. Schmitter y G. Lehmbruch
leyes como en la política. Para dos presentaciones ejemplares de la posición liberal/femi- (eds.), Trends toward Corporatist lntermediation, Londres, Sage Publications, 1979.
nista, véase Wendy Williams, "Equality's Riddle: Pregnancy and the Equal Treatment/ 5
1 Jürgen Habermas, "Legitimation Problems in the Modern State", Communication a11d
Special Treatment Debate", 13 N. Y. U. Rev. Law and Social Change, 325, 1984-1985, y the Evolution of Society, Boston, Beacon Press, 1979, pp. 186-187.
Susan Okin, Justice, Gender and the Family, Nueva York, Basic Books, 1989. Caro! Gilligan, 16 Bachrach, op. cit.
In a Different Voice, Cambridge, Harvard University Press, 1982, es la presentación clási- 7
1 Es decir, pierde una norma con la cual juzgar si el consentimiento, los procedimientos
ca de la posición feminista comunitarista. Para el enfoque deconstruccionista, véase Joan y otros elementos similares son lo que afirman ser. Véase Phillippe C. Schmitter, "Democratlc
Scott, "Deconstructing Equality-versus-Difference: Of the Uses of Poststructuralist Theory Theory and Neocorporatist Practice", Social Research, vol. SO, núm. 4, invierno de 1983,
for Feminism", Feminist Studies, vol. 14, núm. 1, primavera de 1988, pp. 33-50. Para un pp. 885-891.
enfoque neomarxista del problema, véase Catherine Mackinnon, Toward a Feminist Theory 1s Véase Arendt, On Revolution, op. cit., y Wolin, Politics and Vision, op. cit. Véase tam-
of the State, Cambridge, Harvard University Press, 1989. bién Benjamín Barber, Strong Democracy, BerkeleJ, University of California Press, 1984.
s Véase Michel Crozier et al. (eds.), The Crisis of Democracy, Nueva York, New York 19 Barber, Strong Democracy, op. cit.
University Press, 1975, y Claus Offe, Contradictions of the Welfare State, Cambridge, MIT 20 Éste no es el caso con Pateman, Participation and Democratic Theory, op. cit.
Press, 1984. 21 No debe olvidarse que la teoría democrática clásica se basaba en una concepción
6 Joseph Schumpeter, Capitalism, Socialism, and Democracy, Nueva York, Harper & Row,
indiferenciada del Sittlichkeit, es decir, en un consenso éticamente superior respecto al
1942, pp. 232-302. bien al que todos se deben adherir si eligen quedarse. En un mundo moderno caracterizado
7 !bid., p. 269.
por el pluralismo de valores y la contienda.de los dioses, ese concepto es anacrónico.
s El modelo del partido político es el partido que acepta a todos (catch all). Para el 22 Tanto el modelo de élite como el participativo cometen el error de reducir el principio
concepto véase Otto Kirchheimer, "The Transformation of the Western European Party de la legitimidad democrática a los principios organizativos. El primero diluye el procodl·
System", en Frederic S. Burin y Kurt L. Shell (eds.), Politics, Law and Social Change: Selected rnentalismo normativo dentro de los procedimientos para la obtención del poder, en tanto
Essays of Otto Kirchheimer, Nueva York, Columbia University Press, 1969, pp. 346-371. Al- que el segundo intenta deducir los modelos organizativos a partir del principio democr'tl·
gunos teóricos elitistas que también son pluralistas incluyen a los grupos de presión como l'o de legitimidad. Véase el capítulo VIII para una discusión de este problema. Véaae tam·
actores en el sistema político (véase Dahl, Polyarchy). Sin embargo, la idea de que los gru- hién Habermas, "Legitimation Problems", op. cit., pp. 186-187.
pos de presión surgen espontáneamente y en forma autónoma en la sociedad civil y des- 23 En cierto modo, este debate es una respuesta a las dimensiones utilitarlstas de 101
pués son agregados por los partidos políticos ha sido criticada no sólo por los marxistas, r11odelos elitista y pluralista de la democracia. Rawls y Dworkin critican al utilitarismo,
sino también por los teóricos del neocorporativfsmo. Para un excelente panorama general nrgumentando que, sin una concepción de la justicia o una teoría de los derechos basada•CO
de estas críticas, véase Suzanne Berger, Organizing Interests in Western Europe, Cambridge, t'll principios, el modelo de la democracia utilitarista de élite o pluralista no puede preten• ·
Inglaterra, Cambridge University Press, 1981, pp. 1-23. dt'r legitimidad. Por supuesto, los comunitaristas también critican al modelo en su totall· 4-
9 En este modelo no es posible que los intereses societales estén representa:i;l.os. Tampo-
dnd, pero concentran su atención menos en el utilitarismo de los elitistas democráticos qui
co la opinión pública ni los meros intereses individuales encuentran tepresentación en el 1•11 In importancia que concede a los derechos el liberalismo contemporáneo.
sistema político; por el contrario, las élites son las que agregan y dan relevancia política a 24 Véase nota 4. _,
los in te reses. 25 !bid.
10 Según Schumpeter, op. cit., pp. 292-293, no todo en una democracia está sujeto al
26 Aquí lo nuevo vis-a-vis las primeras tradiciones del liberalismo (o del pluralismo d1
método democrático. Por ejemplo, los jueces, las agencias federales y las burocracias están ~lile u este respecto) es que la propiedad ya no es ubicada en el centro de la concepción do 101
más allá del campo de este método, pero no por ello son antidemocráticos. Estamos de ilcnichos; es un derecho entre muchos, pero está sujeta a un "equilibrio". Rawls y Dworkln
acuerdo con este argumento, pero insistiríamos en que el alcance o los dominios a los que •on, por supuesto, decididos defensores del Estado benefactor.
se deben de extender los principios democráticos no es algo que puedan decidir los exper- 27 La tesis de los derechos se predica con base en los siguientes supuestos:
tos; es, más bien, un problema normativo y empírico que debe ser decidido democrática-
mente en cualquier caso. (Debemos indicar que el propósito de Schumpeter era ir en con- l. no hay ninguna autoridad más que la razón humana para juzgar las demandas moralol:
tra de los regímenes "totalitarios", que amplían tanto el campo de lo político -ailnque 2. n todos los individuos se les debe ver como socios iguales en el diálogo moral cuando 11
difícilmente el de la democracia- que socavan la integridad y la eficiencia de la toma de trata de afirmar y defender la demanda de derechos -se deben dar razones rnoralea-:
decisiones políticas.) '' 3. cualquier tradición, prerrogativa o pretensión está sujeta a crítica;
11 !bid.. pp. 289-295.
4. los valores que defienden los individuos, incluidos los derechos, son válidos porque 11
12 Qué es lo que se puede considerar como una participación excesiva es una cuestión
puede argumentar en favor de ellos vis-el-vis otros sistemas morales. Todos loa valorH
discutible. Mientras que la escuela de la democracia de élite acepta parcialmente esta idea ~cm valores para los individuos. Si algo es valioso para una comunidad, debe mo1trar-
y defiende una mezcla de activismo y apatía (véase Almond y Verba, The Civic Culture, y Me que también es un valor para el individuo.
Lipset, Political Man), junto con un sector civil privado, Schumpeter fue más lejos en esta
dirección: ¡al argumentar en contra del gobierno imperativo, Schumpeter Insiste en que las· V1h1Ne Janow Kl1, L'Égalr dignltt. Essal sur les fond1m1nts d11 droit.r d1 l'homm1 1 Parl1,
personas deben aceptar la división del trabajo entre lfderes y se¡uldores, abandonando la l1mll, 1989.

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INTRODUCCIÓN 49
48 INTRODUCCIÓN
Future of Democracy, Minneápolis, University of Minnesot~ Press, 1987 [El futuro de la
28 De aquí la prioridad del derecho o de la justicia sobre el bien. democracia, FCE], y nuestro tratamiento de las ideas de Bobbio en cap. III.
29 Esto es, la premisa supuestamente antropológica de la tesis de los derechos es la de
51 A pesar de las diferencias entre los teóricos de la élite como Schumpeter y los pluralistaa
individuos aislados, autosuficientes, fuera de la sociedad, completamente dotados de razón
como Dahl (que no consideran que el ejercicio de la influencia por los grupos de presión
instrumental y de autonomía. Esos egos son independientes de sus fines y contexto social.
sobre los partidos políticos o los representantes en el Congreso sea una amenaza a la dlvl·
Esos egos "no restringidos" son considerados como el locus original de la libertad de elec-
sión del trabajo entre los ciudadanos y los políticos), todos ellos reconocen la importancia
ción respecto a los fines, formas de vida, proyectos, etc., propios. Sandel, Taylor y Walzer
del consenso respecto a los procedimientos básicos del sistema político para el buen fun·
critican todos estos supuestos epistemológicos' que se afirma subyacen en el liberalismo
cionamiento del mismo. Véase también Dahl, Democracy and Its Critics, op. cit., p. 221.
orientado a los derechos. Amy Gutman "Communitarian Critics of Liberalism", Philosophy 52 Véase el cap. IX.
and Public Affairs, vol. 14, núm. 4, 1985, pp. 308-322, rechaza la tesis por considerarla falaz. 53 Tratamos este problema en el cap. VIII, respecto a la relación entre la autonomía moral
30 Es decir, Charles Taylor, Michael Walzer y Benjamín Barber.
y las normas políticas, y en el cap. XI respecto al problema de la desobediencia civil en una
31 Desde Ja década de 1970. Para la crítica izquierdista del Estado benefactor, véase
sociedad con un sistema de organización política "casi justo, casi democrático".
Offe, Contradictions, caps. 1 y 6. 54 Ni Hobbes ni Locke presupusieron la idea de neutralidad, pero ciertamente basaron
32 Para una discusión de varias defensas y críticas del Estado benefactor, véase Offe,
sus teorías en un individualismo metodológico y ontológico. Los teóricos como Rawl1 y
Contradictions, pp. 35-206, 252-302. Él da una definición en la página 194. Ackerman, por otra parte, aceptan el principio de neutralidad, así como una versión del
33 !bid., p. 147. individualismo metodológico, pero no presuponen una ontología individualista.
34 T. H. Marshall, Class, Citizenship and Social Development, Nueva York, Doubleday, 1964.
55 Véase el cap. VIII.
35 Offe, Contradictions, op. cit., pp. 149-154. 56 Véase el cap. VIII. Excluye sólo aquellas interpretaciones de las necesidades y de !al
36 Los inversionistas pospondrán la inversión a la espera de incentivos tributarios especia-
formas de vida que son incompatibles con las metanormas de reciprocidad slmdtrlca,
les, o con la esperanza de que se elimine la carga de ciertas regulaciones. Como Claus Offe ha
esto es, las formas de vida que niegan un interés y respeto igual a otros, que silencian,
argumentado convincentemente, existan o no otras razones para que no se invierta, tales
dominan, denigran o de alguna otra manera tratan a las personas como simples medlo1.
como las tendencias inherentes a la crisis de la economía capitalista, incluso la acumulación
57 Discutimos este punto en detalle en el cap. VIII, pero no somos los únicos que ar1u·
excesiva, el ciclo de los negocios, o el cambio tecnológico no controlado (ninguno de los
mentamos que uno puede defender la tesis de Jos derechos sin presuponer la teoría del
cuales tiene nada que ver con el Estado benefactor), lo significativo es que los inversionistas
individualismo posesivo o de un proceso de universalización privado, individual. Reciente•
privados tienen el poder de definir la realidad, y por tanto sus percepciones crean la realidad.
mente se han propuesto dos argumentos en favor de la teoría liberal de la neutralidad,
Cualquier cosa que ellos consideren una carga intolerable es una carga intolerable que de predicados sobre una base dialógica para los derechos y un concepto no consecuencia! dt
hecho llevará a la reducción de la propensión a invertir. Véase Offe, op. cit., p. 151. la neutralidad. Aunque no aceptamos las clases de limitaciones previas que eata1 teorfal
37 Véase en especial Crozier et al. (eds.), The Crisis of Democracy, op. cit.
buscan imponer sobre el diálogo con el fin de asegurar la neutralidad, lo interesante 11 qui
38 Huntington, "The United States", en Crozieret al., The Crisis of Democracy, op. cit., p. 73.
umbas se basan en Ja idea de la interacción comunicativa como la parte central de una
39 Véase James O'Connor, The Fiscal Crisis of the State, Nueva York, St. Martin's Press,
teoría de la justicia o de los derechos políticos. Véase Ackerman, Social Justice ... , op, ctt,, y
1973; Habermas, Legitimation Crisis, parte n; y Offe, Contradictions, op. cit., pp. 35-64.
Lurmore, Patterns of Moral..., op. cit.
40 Para las razones de esta afirmación, véase Offe, ibid., pp. 67-76.
58 Éste es en realidad un punto de vista extremadamente libertario en vez de liberal,
41 Claus Offe, Disorganized Capitalism, Cambridge, MIT Press, 1985, p. 84.
42 Esto incluye a la familia dentro de la sociedad civil. Véase nuestra discusión de Hegel
Véase Robert Nozick, Anarchy, State and Utopía, Nueva York, Basic Books, 1974.
59 Véase el cap. VIII para un,a concepción diferente de la autonomía.
en el cap. n. 60 Véase a Daniel Bell, The Cultural Contradictions of Capitalism, Nueva York, Baile
43 A su vez, estas discusiones han sido muy instructivas para el desarrollo de nuestro
Books, 1976. Bell no es, en sentido estricto, un neoconservador, ya que defiende a la demo·
concepto. lTUcia liberal así como al socialismo en el campo de la economía. Para un panorama 1ene•
44 Véase la nota 8. mi de las suposiciones culturales neoconservadoras, véase Peter Steinfels, The Neo-Const,..
45 Aunque ellos no usan el término, Jos pluralistas incluyen las asociaciones voluntarias,
vatives, Nueva York, Simon y S'al."ttster, 1979.
los grupos de interés, la prensa libre, y los derechos básicos dentro del campo societal que
61 Para un argumento en favor de la revaloración de lo polftico, véase Edward Shll1,
es distinto de la economía. El modelo de tres partes más complejo que se 'encuentra en la
7r11dition, Chicago, University of Chicago Press, 1981. Para argumentos que lamentan nl.111•
teoría pluralista es el de Talcott Parsons (véase el cap. m). lru cultura hedonista y defienden una vida familiar renovada,.véase Christopher Laach, Th• ~
46 Véase Kornhauser, The Politics of Mass Society, op. cit.
('11/ture of Narcissism, Nueva York, Norton, 1979, y Haven in a Heartless World, Nueva York, ,_.
4 7 Esto es del todo contrario al espíritu de Alexis de Tocqueville, al que los pluralistas
llusic Books, 1977. Para críticas a la cultura modernista de la crítica, véase Bell, Cultural
frecuentemente citan como uno de sus más importante predecesores. Ccmtradictions of Capitalism, y Alvin Gouldner, The Future of Intellectuals and the RISI ofthl
48 No le interesa saber si la familia nuclear es patriarcal o si los grupos de presión están
Nt!w Class, Nueva York, Seabury, 1979.
de hecho muy burocratizados, u organizados jerárquicamente. 62 Una serie de libros sobre las "estructuras mediadoras" patrocinada por el American
49 Para un análisis de estas normas, véase el cap. VIII.
50 En este sentido, no estamos de acuerdo con Norberto Bobbio, que procura añadir la
lntcrprisc Institute nos proporciona un ejemplo: véase John Neuhaus y Peter Ber¡er, 7b
democratización de Ja sociedad civil a las estructuras democráticas de élite que considera Um¡¡ower People-The Role of Mediating Structures in Public Policy, Washington, American
dadas e inmutables. Trataremos de demostrar que una estrategia inevitablemente defensi- Bntcrprise Institute, 1978; Michael Novak (ed.), Democracy and Mediating Structuru, Wa1°
hln¡¡ton, American Enterprise Institute, 1990, y Nathan Glazer, The Limits of Social Pollcy,
va consistente en democratizar sólo a la sociedad civil debe fracasar y que son posibles
C11rnhridge, Harvard University Press, 1988. Para una excelente discusión de la poalclón
estrategias complementarias para democratizar al Estado, a la economía y a la sociedad
ncmconservadora expresada en estas obras, véase Robert Devigne, "Recastln¡ Con1ervatl1m",
civil, aunque en diferentes medidas. En realidad, la democratización de la sociedad civil en
te1l1 doctoral inédita, Universidad de Columbia, 1990.
sí misma abriría las puertas del campo político. Por el contrario, la democracia de élite,
u Ciertamente no todo1 ellos. No vemos de qud manera el 1e1uro aoclal, el ae¡uro do
debe o suprimir las tendencias democratizadoras de la sociedad civil o re1pondcr
111lud, 101 pro1ram11 de capacitación para el trabajo dlrl1ldo1a101do11mpleado1,1l 111uro
creativamente a ellas y por Jo tanto al cambio en sí mismo. Véase Norberto Bobblo, The

.,.· 'f 15 s .•
50 INTRODUCCIÓN

de desempleo y los apoyos a las familias, como el cuidado diario (guarderías) o las licencias
a los padres, crean dependencia en vez de autonomía, incluso aunque los requisitos adminis-
trativos particulares para programas como AFDC (como la regla del hombre en el hogar) sí
creen dependencia y sean humillantes. Pero estos son asuntos empíricos. El problema teó-
rico que subyace en esos asuntos es la medida en que los servicios sociales y los apoyos
sociales son constituidos simbólicamente como medidas benefactoras para "fracasados" o PRIMERA PARTE
como apoyos para todos los miembros de la comunidad.
64 Este argumento también se puede aplicar contra los recientes esfuerzos para crear
una política a partir de las teorías del posmodernismo. "Posmodernismo" hace referencia a EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
la obra de pensadores franceses como Jacques Derrida, Jacques Lacan y Jean-Frarn;:ois
Lyotard. Para una reseña general excelente, véase Peter Dewes, Logics of Disintegration,
Londres, Verso, 1987. Para un intento por desarrollar una política a partir de este enfoque
general, véase Chanta! Mouffe y Ernesto Laclau, Hegemonía y estrategia socialista: hacia
una radicalización de la democracia, Argentina, S. XXI, 1985.
El posmodernismo se basa en un mundo de la vida totalmente moderno y es cualquier
cosa, menos tradicionalista. Además, las investigaciones críticas de la lógica de "identidad"
modernista y los dualismos de la filosofía del sujeto que subyacen en ella son extremada-
mente perceptivos (aunque los teóricos críticos hicieron investigaciones similares muchos
años antes de que el posmodernismo se pusiera de moda). Sin embargo, la aplicación
política de esta orientación no es muy satisfactoria, principalmente porque tiende a favore-
cer uno de los aspectos del dualismo frente al otro. De aquí la defensa de la diferencia
contra la igualdad, de la particularidad contra la universalidad, de la responsabilidad con-
tra los derechos, de la relación contra la autonomía y del pensamiento concréto contra la
reflexión abstracta. En nuestra opinión, esto tiende a descartar el problema junto con las
propuestas para resolverlo. La tarea es, más bien, formular un segundo conjunto de princi-
pios de manera que no eliminen o establezcan jerarquías para la diferencia, la pluralidad o
la particularidad. Por ejemplo, debemos procurar concebir la igualdad sin insistir en ser lo
mismo, la universalidad sin aniquilar la multiplicidad y a la autonomía y los derechos sobre
la base de una filosofía de interacción comunicativa en vez del individualismo atomista.
Además, los principios culturales de la modernidad no son en sí mismos responsables de su
aplicación o interpretación unilateral. Todos estos principios están abiertos a nuevas inter-
pretaciones. Pero tomar partido por la diferencia, la particularidad y las situaciones indivi-
duales per se nos dejaría sin los instrumentos .teóricos necesarios para explicar por qué
debe uno tolerar, reconocer, o comunicar con las diferencias del otro.
65 Para el desarrollo de esta idea, véase el cap. IX.

~(lo;'.

,....,sur ,
I. EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO
DE LA SOCIEDAD CIVIL

FRASES que implican resurrección, reemergencia, reconstrucción o renaci-


miento de la sociedad civil se escuchan repetidas veces hoy en día. Estos
términos, que indican la continuidad de un paradigma político emergente
con las tendencias esenciales de la modernidad temprana, son desorienta·
dores en un aspecto importante: no sólo se refieren a algo moderno sino
también a algo significativamente nuevo. Una sencilla cronología deriva•
da en parte de Karl Polanyi puede, en tina forma muy preliminar, indicar
lo que está en juego. Según Polanyi, durante la mayor parte del siglo XIX,
las fuerzas que representaban a la economía de mercado autorregulada
capitalista tomaron la ofensiva, afirmando una identidad con la socie·
dad liberal que estaba en proceso d~ emanciparse del Estado absolutista
y paternalista. Sin embargo, Polanyi correctamente señaló que a finale1
del siglo XIX y en gran parte del siglo xx ocurrió lo contrario. Ahora, la1
élites que representan la lógica y los objetivos del Estado moderno afirma•
ban con éxito que expresaban los intereses de un conjunto heterogéneo de
grupos y tendencias sociales que se resistían y oponían a las tendencia•
destructivas de la sociedad de mercado capitalista. No obstante, ni siquie·
ra Polanyi anticipó que la fase estatista también tendría sus límites. En
la actualidad, durante un periodo de más de una década y media, las ini·
dativas, asociaciones y movimientos ciudadanos se han orientado cada
vez más hacia la defensa y expansión de un campo societal descrito de va·
rlas maneras, cuyas follffflfts y proyectos se distinguen claramente del CI•
lulismo.
Aún quedan dos ambigüedades cruciales de la orientación "sociedad
contra el Estado". Primero, aunque agrupacioñes de actores colectivo1
cnda vez más significativas rechazan cualquier representación de su pro·
grama en términos de comunitarismo, otras continúan defendiendo un
Gemeinschaft idealizado de redes premodernas de comunidades, solidaricia·
des tradicionales y agrupaciones colectivas contra la propia modernidad.
Segundo, hay varias iniciativas neoconservadoras, ncoliberales y libertari11
(ruras veces movimientos, pero con una fuerza significativa detrás de ello1)
que identifican a la "sociedad" con la economía de mercado. Estas doa
tendencias son versiones regresivas del anticstatismo. La primera desea
retirnrse del Estado moderno, eliminando así una precondición esencial
de la propia modernidad; la segunda desea repetir el experimento ya fra.
H
54 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO SS

casado con la economía de mercado totalmente autorregulada del capita-


lismo clásico. No hay ninguna oportunidad de que la primera tendencia LA OPOSICIÓN DEMOCRÁTICA POLACA
tenga siquiera un éxito temporal, aunque continuará desempeñando un
papel en la mayoría de los movimientos sociales. La segunda tendencia, El enfrentamiento entre la sociedad civil y el Estado hizo su retorno más
donde tiene éxito, amenaza transformar la historia en una oscilación en- dramático en Europa oriental, en particular en la ideología de la opo·
tre el liberalismo económico y el paternalismo estatista. sición polaca desde 1976 hasta la aparición de Solidaridad y los años si·
Creemos que hoy en día hay importantes elementos de un tercer pro- guientes. Las yuxtaposiciones son muy conocidas: la sociedad contra el
yecto para recuperar la categoría de sociedad civil de la tradición de la Estado, la nación contra el Estado, el orden social contra el sistema pol1ti·
teoría política clásica. Éstos implican los esfuerzos para conformar un co, pays réel contra pays légal u officiel, la vida pública contra el Estado, la
programa que busque representar los valores e intereses de la autonomía vida privada contra el poder público, etc. La idea fue siempre la protec·
social ante ambos, el Estado moderno y la economía capitalista, sin caer ción y autoorganización de la vida social frente al Estado totalitario o
en un nuevo tradicionalismo. Más allá de las antinomias del Estado y del autoritario. Adam Michnik proporcionó la elaboración teórica de este con·
mercado, de lo público y lo privado, del Gesellschaft y el Gemeinschaft, y, cepto bajo el título de "nuevo evolucionismo". 1 Él también descubrió las
como lo mostraremos, de la reforma y la revolución, la idea de la defensa condiciones históricas de su posibilidad: el fracaso de una revolución po·
y de la democratización de la sociedad civil es la mejor forma de caracte- tcncialmente total desde abajo (Hungría en 1956), y la eliminación de un
rizar a la realmente nueva corriente común de formas contemporáneas proceso de reforma desde arriba (Checoslovaquia en 1968). 2 Michnik sacó
de autoorganización y autoconstitución. dos lecciones de estas derrotas. Primera, la transformación del sistema de
Los problemas de la autorreflexión y la autocomprensión dentro de los tipo soviético de Europa central oriental sólo era posible dentro de límites
movimientos y de las propias iniciativas a veces les impiden reconocer cuyos umbrales eran el sistema de alianza (amenazado eri Hungría en
claramente su diferencia con el comunalismo o libertarismo. En el mejor 1956) y la confirmación del control de las instituciones del Estado por un
de los casos la diferencia representa una pretensión que debe disputarse partido comunista de tipo soviético (desafiado de diferentes formas tanto
internamente. Detrás de las muchas ambigüedades vinculadas con el con- en Hungría como en Checoslovaquia en 1968). Segundo, ni la revolución
cepto de sociedad civil se encuentran esos conflictos. Junto con otros desde abajo ni la reforma desde arriba podían funcionar como una estra·
muchos participantes, nuestro libro toma una posición clara respecto a tcgia para lograr lo que de hecho era posible.
estos conflictos en defensa de una sociedad civil moderna capaz de con- En este contexto, el punto de vista de la sociedad civil busca una
servar su autonomía y formas de solidaridad ante la economía y el Estado reorientación doble. Primero, la yuxtaposición de la sociedad contra el
modernos. Estado indica no sólo líneas de la lucha sino también un desplazamiento
Ese proyecto emerge de los contextos de los propios conflictos sociales respecto al objetivo de la democratización, de todo el sistema social a la
y políticos. En este capítulo presentamos la idea examinando varios discur- sociedad fuera de las instimciones estatales propiamente dichas. Así, aun·
sos que han revivido la categoría de sociedad civil (aunque en versiones que el concepto implica ciertamente un retroceso de las formas de pene·
diferentes), con el fin de interpretar críticamente los contextos políticos t ración administrativas del Estado en varias dimensiones de la vida 10·
del Este y de Occidente, del Norte y del Sur. Sin que sea nuestro propósito cial, desde el principio tiene dentro de sí la idea de la autolimitación: no se
una presentación completa de todos los puntos de vista relacionados den- desafiará el papel predominante del partido en la e;:sfera del Estado (aun·
tro de cada contexto, deliberadamente hacemos hincapié er1 las perspecti- que ésta se esté reduciendo). ·
vas que contiene cada uno y que pueden ser comparadas con las de otros Segundo, el concepto también indica que el agente o el sujeto de la
contextos. Tratamos de identificar las tendencias comunes, los modelos lnmsformación debe ser una sociedad independiente o más bien una socle·
alternativos, las diferencias significativas, así como los aspectos concep- dud que se autoorganiza y cuyo objetivo no es la revolución social sino una·
tuales poco claros en estas formas de interpretación y autointerpretación. reforma estructural obtenida como resultado de una presión organizada
El resto del libro, esperamos, contribuirá al desarrollo adicional del dis- desde abajo. Estos dos aspectos se unen en el término "revolución autolt·
curso de la sociedad civil y, por lo tanto, será de utilidad para los actores e mhada" acunado por Jacek Kuron en el periodo del sindicato Solidar!·
intérpretes que presentamos en este capítulo. dad. En esa época, el nuevo concepto verdaderamente llegó a su madurez,
mo11trando sus formidables poderes para promover la autocompren1lón

· ;: lT
(

EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 57


56

de los nuevos tipos de actores sociales. No obstante, debe observarse que rismo, cualesquiera que hayan sido sus intenciónes, para atomizar real-
el "nuevo evolucionismo" o la "revolución autolimitada" representan una mente a la sociedad, o desorganizar completamente a las familias, a los
ruptura estratégica y normativa con la tradición revolucionaria cuya lógi- grupos en los cuales existe un contacto personal directo y a las redes cul-
ca fue considerada antidemocrática e incongruente con la autoorganiza- turales.7 Sin embargo, esta posición habría requerido la elaboración de
ción de la sociedad. 3 Todas las principales revoluciones desde la francesa un paradigma para remplazar la tesis totalitaria como estructura teórica
hasta la rusa y la china no sólo desmovilizaron a las fuerzas sociales de las del "nuevo evolucionismo", algo que en realidad nunca se intentó.
que dependieron originalmente, sino que también establecieron condicio- Más grave en principio es la falta de claridad respecto al tipo de sociedad
nes dictatoriales cuya finalidad era obstaculizar el resurgimiento de esas civil que se deberá construir o reconstruir. La confusión conceptual se deri·
fuerzas desde sus mismas raíces por tanto tiempo como fuera posible. Por va sobre todo de una renuencia común a tomar una actitud crítica abierta
supuesto, el proyecto de la "revolución autolimitada" tiene el propósito hacia el modelo liberal de la sociedad civil, a pesar de la participación en un
contrario: la construcción desde abajo de una sociedad civil muy articulada, movimiento solidario de trabajadores, en muchos aspectos incompatible
organizada, autónoma y movilizable. con este modelo. En la década de 1980, cada vez más personas (por ejem·
Sin ocuparnos por ahora de la fuerza lógica teórica general del concep- plo, Krol, Spievak, los editores de Respublica) se convirtieron en defensores
to, debemos observar algunas graves ambigüedades en su elaboración en de una versión del modelo liberal, basado en el individualismo económico
el ambiente de la oposición democrática polaca. 4 ¿Son los términos "so- y las libertades de propiedad y empresa como los derechos centrales. Inclu·
'I ~- ciedad" y "sociedad civil" lo mismo? Después de todo, ambos se refieren a so dentro del contexto de los que estaban muy relacionados con Solidari·
una pluralidad de formas de grupos interdependientes (asociaciones, insti- dad en su primer gran periodo (1980-1981) hubo desacuerdos acerca de
,... ('4> tuciones, organizaciones colectivas, representación de intereses), así como las diferentes concepciones de la sociedad civil. A los modelos culturales
i{i-to ~ a formas de opinión y comunicación pública independientes. Dicho de (Wojcicki) se les opusieron concepciones políticas (el Comité para la Defen·
otra manera, ¿cómo puede ser la sociedad civil a la vez el agente de la sa de los Trabajadores o KOR) por una parte, en tanto que por otra se deba·
transformación social y su resultado? Cierto es que uno puede tratar de tía acaloradamente el nivel de democracia que se requería en los movi·
resolver la dificultad distinguiendo entre la sociedad y la sociedad civil. mientas populares e instituciones. Mientras que, por lo general se reconocía
Esta última representaría una versión de la primera, institucionalizada por que la nueva sociedad civil debería ser pluralista, 8 se aceptó en forma
mecanismos legales o derechos, como ocurrió en los acuerdos de Gdansk temporal la necesidad de una organización única, abierta a todos para
y los subsecuentes de agosto y septiembre de 1980. 5 Pero la ambigüedad responder a los intereses de esta pluralidad. 9 Pero una vez que ha emergido
persistiría, porque los "derechos" dentro de un Estado socialista autoritario esa organización y ha logrado sobrevivir ante el poder "totalitario", ¿pue·
(ausencia de tribunales independientes; carencia de un código legal claro, de terminarse fácilmente con su tendencia unitaria a abarcar todo?
sin ambigüedades; falta de una profesión legal organizada) son fácilmente Formular una estructura dual que abarque al Estado y a la sociedad
revocables no sólo en principio sino también en la práctica política, que civil resultó ser aún más4iíícil, en especial en la política práctica. ¿Debe·
depende de una demostración constante de esta revocabilidad. Además, ría ser la sociedad civil, tal como la representaba Solidaridad, del todo
la continuidad institucional puede lograrse aparentemente mediante la upolítica, sin interés en el "poder", o debería expandirse como una repd·
información del público y la autoorganización incluso sin derechos, como bllca autogobernada que haría que el Estado en el viejo sentido de la pala·
lo demostró la duración y crecimiento de las formas autónomas de cultu- bru fuera más o menos superfluo? A veces se encuentran aspectos de cada
ra en el periodo de los 12 años que siguieron a 197 6. 6 una de estas concepciones incluso en el mismo autor. 10 ¿No negaría un
Otro conjunto de dificultades conceptuales gira en torno a la interpre- •lstcma autocoordinador de la sociedad la idea de la autolimitación si le
tación de la idea de sociedad, de la autoorganización social en un medio dejara al Estado-partido sólo como un representante del poder soviético,
supuestamente totalitario. Respecto a esto, un punto de vista (Michnik) le M cargo del ejército, la policía y la política exterior y se le convirtiera par- ·
dio importancia a la eliminación de todas las solidaridades sociales y a clulmcnte en una burocracia experta? 11 Por otra parte, si la concepción
la resultante atomización social, excepto por complejos institucionales duul requiere mecanismos institucionales de compromiso entre las or¡a·
cuidadosamente definidos (la Iglesia) o por determinados periodos histó- nlzucioncs societales y las instituciones del Estado-partido, ¿tiene sentido
ricos (1956, 1970-1971 y después de 1976). Otra posición, más congruente ht Idea de construir un sistema híbrido basado en un nuevo tipo de socio·
con la teoría del nuevo evolucionismo, insistió en el fracaso·del totallta- dnd junto con un Estado-partido no reformado? Y si es posible esperar e

..-.,
-"'7'""

EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 59


58

incluso promover una reforma de las instituciones oficiales, en especial los mecanismos de la cultura independiente, cóntinuó sobreviviendo y
del propio partido, si los pragmáticos del partido pueden considerarse desempeñando una función.
incluso como socios, si no es q1,,1e aliados, ¿será posible conservar la iden- . A pesar de todo, en este contexto, la oposición democrática que opera-
tidad independiente de los movimientos sociales en la que tanto se insis- ba dentro del paradigma de la sociedad civil tuvo que enfrentar el proble-
te ?12 ¿Cuál sería el propósito de esto si en muchos temas los pragmáticos ma de la forma y el momento en que la supervivencia e incluso la expansión
del partido y sectores del movimiento están más próximos uno al otro que drástica de una cultura independiente, cada vez más pluralizada ideológi-
los elementos potencialmente diferentes de la oposición contra el Estado? camente, podía ser el fundamento para la reemergencia de organizacio-
Es insuficiente responder que sólo una sociedad organizada, consciente nes políticas, no clandestinas, reconocidas, capaces de presentar deman-
de su identidad, es capaz de negociar, porque justo esta unidad tendió a des- das efectivas. La incapacidad del régimen para resolver la misma crisis
movilizar a los socios potenciales en el partido. Los profundos problemas económica que se utilizó en 1980-1981 para debilitar la resistencia de la
de identidad del partido en el gobierno difícilmente pueden resolverse población proporcionó nuevas oportunidades para la oposición. La estra-
ante una sociedad organizada que reclama con éxito para sí toda la legiti- tegia para restablecer la legitimidad del régimen mediante un referéndum
midad. Sin una nueva identidad del partido, los pragmáticos del mismo relativamente libre y, por lo tanto, para recuperar la libertad de acción e
pierden toda libertad de acción. Y en lo que se refiere al liderazgo del imponer un programa de austeridad, fracasó en 1987 ante una oposición
partido, sin legitimidad, la única libertad de acción que les quedaba era sólo parcialmente organizada. En este contexto y el de los movimientos
el ejercicio del poder soberano bruto. 13 de huelga durante la primavera y verano de 1988, quedó claro que el régi·
Muchas de las dificultades que se han tratado hasta aquí apuntaban al rnen necesitaba socios para poder iniciar una política significativa, y que
fracaso de la reconstrucción de la sociedad civil o por lo menos de una sólo un sindicato Solidaridad reconstitwido podía obtener una lealtad lo
versión estable de la misma. No obstante, el propio fracaso produjo un suficientemente amplia para convertirse en un socio creíble.
nuevo conjunto de relaciones sociales a las que otra vez se podía reinter- Desde el punto de vista del liderazgo de Solidaridad, en vista de la cri1i1
pretar en términos de un nuevo modelo de oposición entre el Estado y la económica y de las perspectivas de un debilitamiento simultáneo tanto
sociedad. Así, en el contexto del fracaso de la "normalización", el concep- del régimen como de la oposición en un proceso continuo de polariza•
to original "neoevolucionista" siguió constituyendo la forma básica de dón, ciertamente habría sido contraproducente no promover y utilizar
orientación para los activistas teóricos como Michnik. Sin duda, el hecho las reformas desde arriba, mientras éstas resultaran en progresos realea
de que ahora era el turno del Estado d~ley marcial para practicar (renuen- en la institucionalización de una sociedad civil genuina. 16 Después de la
temente) la autolimitación, reforzó la idea de que era posible defender de "solución" negociada de la segunda ola de huelgas, el problema parece
alguna manera una sociedad independiente. "La sociedad civil indepen- lrnbcr sido el siguiente: ¿podía el régimen hacer suficientes concesionea
diente" no estaba, según Michnik, aniquilada. "En vez de parecerse a un 'JUC fu eran intercambios adecuados a cambio de legitimar las fuerte1
sistema comunista después de una pacificación victoriosa, la situación rtll~didas de austeridad r8ffUeridas para una reforma económica que tu·
14 viera éxito? Si bien esas concesiones tenían que implicar aunque fuera en
recuerda a una democracia después de un golpe de Estado militar."
A pesar de la reaparición de las metáforas marciales como "una lucha forma mínima elementos legalizadores de la sociedad civil, no estaba cla·
dramática entre el poder totalitario y una sociedad que busca una vía para ro que pudiera encontrarse una versión lo bastañte democrática para la
lograr la autonomía" y "la guerra estancada entre una sociedad civil y los población y que todavía fuera aceptable para los elementos del régimen.
mecanismos del poder", 15 la nueva situación era una que indicaba la lle- Además, tampoco estaba claro que se pudiera conservar un mínimo de
gada a la madurez del modelo cultural de la sociedad independiente. Las u11ldad en una sociedad con intereses diferentes e ideologías cada vez m'I
principales actividades independientes eran la publicación, las conferen- diferenciadas, incluso en una situación de emergencia en la que ya no
cias, las discusiones y la enseñanza. Durante varios años, parece ser que hubiera ninguna otra alternativa excepto el cambio radical o la decaden·
se esperaba la construcción de bases morales de estructuras y prácticas el" social. Pero, ¿era posible todavía conceptualizar al cambio radical den·
democráticas, es decir, una cultura política democrática. Mientras que el tru de la estructura de una sociedad civil opuesta al Estado?
Estado-ejército parecía incapaz de enfrentar estas tendencias, tuvo mu-
cho éxito en marginar a su principal oponente político: el sindicato clan-
destino Solidaridad. Sin embargo, este último, vinculado como eataba a
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 61
60
del Oriente. P. Rosanvallon y P. Viveret nos adtrierten que, incluso si se
LA IDEOLOGÍA DE LA "SEGUNDA IZQUIERDA" EN FRANCIA toman en conjunto las tres tesis, no resultan en una concepción de las
democracias capitalistas como totalitarias en el sentido de Marcuse. Pero
No es sólo en los regímenes autoritarios donde se presenta el problema de la limitación se convierte en una ventaja: mientras que en Europa orien·
la democratización en términos de la. reconstrucción de la sociedad civil. tal, en una sociedad por completo totalitaria, no es posible supuestamen-
La categoría fue revivida en Francia a mediados de la década de 1970 co- te ninguna oposición interna, las tendencias totalitarias de la sociedad
mo un referente principal de los proyectos democráticos por parte de grupos francesa pueden enfrentarse directamente mediante tendencias contra-
importantes de intelectuales y varios actores colectivos.17 Por supuesto, rias que implican la reconstrucción de las sociedades civil y política.
fue aquí donde la crítica del totalitarismo y la simpatía por los disidentes de Vale la pena observar que la discusión en Francia ha conservado la
Europa oriental tuvieron su mayor importancia intelectual. 18 También aquí distinción de tres partes, elaborada por Tocqueville, entre la sociedad ci-
el totalitarismo fue definido como la absorción de la vida social indepen- vil, la sociedad política y el Estado. La sociedad civil se define en términos
diente de la "sociedad civil" por el partido-Estado, que implicaba el rempla- de asociaciones sociales que traspasan las relaciones de clase: los grupos
zo de todos los vínculos sociales por relaciones estatizadas. Parece claro vecinales, las redes de ayuda mutua y las estructuras con base local que
que el "discurso" francés de la sociedad civil derivó de una comprensión proporcionan servicios colectivos. 22 En forma más dinámica, se conside-
favorable de los acontecimientos en Europa oriental. ¿Pero era posible ra a la sociedad civil como el espacio de la experimentación social para el
que una categoría derivada de esa manera se aplicara a una sociedad ca- desarrollo de nuevas formas de vida, nuevos tipos de solidaridad y de rela·
pitalista occidental con un Estado parlamentario de múltiples partidos? ciones sociales de cooperación y trabajo. 23 Por otra parte, la sociedad po·
En Francia se usaron tres argumentos para justificar este movimiento lítica es vista como el espacio en que 'se defiende la autonomía de los
teórico. Primero, y en forma muy similar a la de Oriente, la cultura políti- grupos y la articulación del conflicto entre ellos y en el que ocurre la dis·
ca de la izquierda francesa (y no nada más del Partido Comunista), era cusión y el debate sobre las decisiones colectivas. 24 Así, el concepto de
percibida como muy vinculada al fenómeno totalitario, es decir, una cultu- sociedad política incluye la esfera pública como su principal dimensión,
ra política estatista derivada de una idea de la revolución fundamentada pero, dada la importancia que se asigna al conflicto (y a la negociación y
en la fantasía de una sociedad sin divisiones o conflictos. 19 Paradójica- al compromiso), no es del todo reducible a esta última.
mente, una izquierda que en su propia existencia representa la diversi- Tampoco deben identificarse como si fueran lo mismo sociedad civil y
dad, el conflicto y la oposición societales niega justo estas presuposiciones política. Eliminar a la sociedad política del concepto o tratarla como si
a la vez que espera usar al Estado como el instrumento de progreso y el fuera la sociedad civil, es yuxtaponer rígidamente la sociedad civil al Es·
agente de la creación de la sociedad buena que está más allá del conflicto. tado. Esta alternativa es descrita de varias maneras (y en forma algo con·
Segundo, el papel real de un Estado moderno centralizado en la vida fusa) por Viveret y Rosanvallon como una elección entre el liberalismo, el
política francesa es tradicionalmente mayor que en la mayoría de las de- anarquismo apolítico Y"*)pico, o el corporativismo como alternativas
mocracias occidentales. Exagerando mucho, es posible hablar aquí de ni estatismo. 25 Sin embargo, sin mediaciones políticas, la integridad de la
una tendencia estatista "totalitarista" que suprime muchas dimensiones 1mciedad civil ante el Estado no puede estabilizar:se indefinidamente; el
de una "sociedad civil" independiente. 20 Tercero y último, si recordamos modelo prefigura un nuevo resultado estatista. No obstante, defender y
la tesis de Herbert Marcuse, o de su contraparte francesa más compleja 11mpliar sólo la sociedad política, buscar politizar todas las estructuras
en los escritos de Cornelius Castoriadis en la década de 1950 y principios civiles, lleva a un utopismo democrático excesivamente politizado o
de 1960, es posible afirmar -nuevamente exagerando mucho- que el rwtogestionaire (autogestionario) del que el anarquismo político y el comu-
capitalismo se ha hecho más "totalitario", abarcando todas las esferas de nismo de consejos han sido las principales concepciones históricas repre·
la actividad social bajo la única dimensión de la actividad económica.
21 lltmlativas. Sin embargo, es dudoso que las formas de autoorganización ·
Las últimas dos tesis respecto al Estado y al capitalismo convergen en de la sociedad política puedan conservarse sin la protección y el desarro·
otra tesis que afirma que toda la solidaridad social autónoma es destruida llo de formas apolíticas de solidaridad, interacción y vida de grupo inde-
por el impacto de la penetración administrativa de la sociedad por parte pendientes.
del Estado benefactor (capitalista). Por supuesto, esta línea de pensamiento La rígida división conceptual de las sociedades civil y política es difícil
no incluye teóricamente a Francia en un paradigma derivado del análisis de mantener en la forma específica en que se usa en la discusión francesa,
62 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 63
La solidaridad y el conflicto, al igual que las estructuras de comunicación sociales más fundamentales. Es fácil entender qo.e una fuerte tendencia
pública, se encuentran en ambos lados de la división. Sin embargo, políti- dentro del entonces triunfante socialismo francés pusiera en peligro pre-
camente la distinción tiene sentido porque implica una reorientación de cisamente este nivel a causa de su conexión con una forma keynesiana de
la política democrática que la aleja del Estado y la dirige a la sociedad sin estatismo. Como ha argumentado enérgicamente Pierre Rosanvallon, el
promover la excesiva politización de ésta. Así, se evita la traducción exac- Estado benefactor desorganiza sobre todo las redes, asociaciones y soli-
ta de la tradición revolucionaria al lenguaje de la teoría democrática: Viveret daridades sociales, remplazándolas por relaciones administrativas con el
y Rosanvallon intentan reflexionar tanto sobre la democratización como Estado. En los países en que más se ha desarrollado, el Estado benefactor
sobre la autolimitación de la democracia. En otras palabras, los compo- no sólo ha demostrado ser una estrategia de la conducción societal cada
nentes nucleares del modelo liberal de la sociedad civil, como la esfera de vez más ineficiente e ineficaz, sino que, lo que es más importante, su pri-
la asociación privada y voluntaria garantizada por los derechos, se retie- mer éxito ha implicado una verdadera crisis de solidaridad al remplazar
nen en un modelo que también incluye las dimensiones "democráticas" las formas de ayuda mutua, de autoayuda y de cooperación lateral con
de la publicidad y de la influencia política de actores no profesionales, es de- funciones organizadas sistemáticamente. Por lo tanto, la reificación de
cir, los ciudadanos. 26 las relaciones humanas en el contexto del estatismo social iguala plena-
Sin embargo, lo que se busca no es sencillamente recomendar el paso mente a los efectos de la economía de mércado capitalista; un programa
(típico de la socialdemocracia) de la revolución al reformismo democrá- orientado a la sociedad civil debe por consiguiente representar no sólo un
tico. Ambos extremos de la antigua dualidad, la revolución o la reforma, tercer camino entre el estatismo social y el neoliberalismo, sino una vía
se orientaron mediante una estructura de demandas al Estado 27 y a una so- <liferente cualitativamente de las otras dos, a las que, a pesar de su oposi-
ciedad entendida en términos de una dicotomía de clase. La reorientación ción, se considera como parecidas en sus ·efectos sobre las relaciones de
hacia la sociedad civil y política transfiere el locus de la democratización del solidaridad.
Estado a la sociedad y entiende a esta última principalmente en términos Lo que es extremadamente vago en el análisis es la naturaleza de la alter-
de grupos, asociaciones y e~pacios públicos. Como argumentó Claude Le- nativa basada en la sociedad civil, con excepción de la demanda de "una
fort, los actores en los que se centra la estrategia no son las clases, sino los sociedad civil más profunda" que implica la creación de nuevas redes, nue.
movimientos sociales que se constituyen en una sociedad civil. 28 Éstos ad- vas formas de intermediación y asociación como fuentes de la solidaridad
quieren un status político en la concepción de Viveret y Rosanvallon a personal y local. Es evidente que esa premisa general es compatible con Col
través de las mediaciones disponibles en una sociedad política: la recons- formas muy diferentes de la sociedad civil. Rosanvallon observa el fracaso ,.> <
trucción de los partidos políticos (que remplazan al partido catch all, no ideo- del comunitarismo de las décadas de 1960 y 1970 y procura evitar una ver- 10::0 ...
lógico, que agrupa todo tipo de intereses) y la renovación de los foros pú- 11ión corporativista del retorno a la sociedad. 29 No obstante, se muestra 114t
blicos de discusión y debate (lo que termina con la hegemonía de los medios escéptico respecto a la propia posibilidad de una respuesta teórica al pro•
de comunicación establecidos y con la comunicación política que se ha blcma de reconciliar la aUiailQmía individual y las nuevas formas espont'·
reducido a la medición de la opinión no pública, es decir, las encuestas). neas de solidaridad, es decir, respecto a un modelo que esté más allá del
El concepto de Viveret y Rosanvallon fue diseñado para promover la tislatismo, neoliberalismo, corporativismo y comunitarismo. En general,
autocomprensión de una dimensión de la izquierda francesa: la llamada pluntea convincentemente una relación complemeñtaria entre una reduc-
Segunda Izquierda, orientada al grupo Rocard de la década de 1970 en el ción (no regresiva) de las demandas sobre el Estado benefactor y la cons-
Partido Socialista y al sindicato de trabajadores CFDT. A medida que se trucción de nuevas formas de sociabilidad. No obstante, la lista que presenta
desarrollaba la concepción original, se asignaba a la reconstrucción de la respecto a estas últimas es limitada. Observa la existencia e importancia de
sociedad civil un papel aún más central en términos de la historia política nuevas formas de servicios colectivos con base privada y de las formas
del periodo en que el momento culminante fue el ascenso del Partido So- clundcstinas de estructuras de la vida económica que no pertenecen al
cialista al poder. Era necesario conservar la integridad de la sociedad civil mercado ni están orientadas por el Estado, 30 pero las entiende sólo como
ahora incluso ante un Estado y una sociedad política controlados por los 111 primeras y más primitivas formas de lo que se requiere. Defiende encir-
socialistas. Sin embargo, como es lógico, puesto que se entendía a la so- tlcumente la necesidad de nuevos tipos de estructuras legales generadas
ciedad política en términos de la mediación entre la sociedad civil y el •uclalmente, que no sean ni estatistas ni individualistas, pero encontra-
Estado, su reorganización presuponía la reconstrucción de 101'v{nculos mos poco sobre la naturaleza de esas leyes o de 1u relación con la ley
64 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 65

pública y privada actual. Se postulan vagamente proyectos para construir es tratado por la tradición del análisis francés que asociamos con el térmi-
nuevas normas sociales, nuevas identidades culturales y una nueva esfera no la Segunda Izquierda. Bien pudiera ser que el eventual surgimiento de
pública, pero no encontramos mucho sobre la relación de los nuevos ac- formas de neoliberalismo en este medio pueda atribuirse, entre otras co-
tores sociales (movimientos) con cualquiera de éstos. Además, existe cier- sas, a la debilidad teórica del concepto original, esto es, a la dificultad de
ta grave ambigüedad en lo que se refiere a la relación de la solidaridad y el formular conceptos adecuados de las sociedades civil y política, así como
conflicto en la construcción de una nueva forma de sociabilidad. de la relación entre ellas.
El análisis es más convincente en cuanto a la forma en que trata el
problema del compromiso. Rosanvallon postula la necesidad del com-
promiso: UNA TEORÍA PARA LOS VERDES DE ALEMANIA OCCIDENTAL

1. con los empresarios capitalistas (intercambiando racionalidad y Una relación intelectual directa con las luchas "antitotalitarias" o
movilidad en el uso del capital por la autoadministración y el tiempo "antiautoritarias" en favor de la democracia no es del todo indispensable
libre); para interpretar las políticas de las democ.racias occidentales en términos
2. con el Estado burocrático (reduciendo las demandas a cambio del de la categoría de sociedad civil. Un buen ejemplo es el de Alemania occi·
reconocimiento de formas de servicios colectivos autónomos), y dental, donde, a diferencia de Francia, los dü¡identes de Europa oriental
3. dentro de la propia sociedad, lo que requiere la construcción de nue- sólo han tenido un impacto ligero y ambiguo. Ahí tampoco había neccsi·
vas formas democráticas de debate público, negociación y agrega- dad de diferenciar las políticas radicales de las de un partido de masas
ción de intereses. autoritario que seguía el modelo leninista. Cierto es que incluso en Ale·
mania occidental se puede insistir en alguna influencia del pensamiento
A pesar de todo, no está claro de qué manera los dos proyectos mencio- de la Segunda Izquierda francesa (en especial por medio de los escritos de
nados posteriores al Estado benefactor, poskeynesiano, postsocialdemó- Gorz), y también es posible hacer énfasis en la cultura política estatista·
crata, la regulación por la autoadministración y la regulación intrasocial, autoritaria e incluso represiva del partido socialdemócrata alemán. 32 No
tendrían un efecto fundamental capaz de generar la fuerza necesaria para obstante, en nuestra opinión, dos acontecimientos relacionados, comu·
esas formas de compromiso. La relación de estos proyectos, que supues- nes a todas las democracias occidentales, inclusive los Estados Unidos,
tamente representan respectivamente a la sociedad política (autoad- relacionan el redescubrimiento de la sociedad civil en Alemania al que
ministración) y a la civil (regulación intrasocial), está poco claro. En este previamente había ocurrido en Francia: la crisis del Estado benefactor y
caso se introduce a la sociedad política no tanto como una rearticulación la emergencia de una crítica neoconservadora del "estatismo social".
política de la sociedad civil, sino más bien como un modelo competitivo. Se ha entendido al Estado benefactor no sólo como un mecanismo de
Pero el concepto de la sociedad política que oscila entre la discusión pú- repolitización de la econd'ñ'fia sino también como una disolución de las
blica y la autoadministración muestra su naturaleza problemática, pues-. fronteras entre el Estado y la sociedad. Sin embargo, la crisis del Estado
to que esta última noción amenaza con asimilar a la sociedad política al benefactor hace surgir dudas respecto a la continuftción de la efectividad
mundo del trabajo o, por lo menos, a la democracia industrial. Por consi- y legi ti mi dad de la intervención estatal en la economía capitalista, así como
guiente, la idea de una regulación intrasocial que oscila entre los concep- t'll varias esferas de la sociedad civil: la familia, las escuelas, las institU•
tos individualista y solidario de la sociedad civil amenaza abandonar parte dones culturales, etc. ComD indicó un grupo de escritores radicales de
de lo que ya se ha logrado: la crítica de la lógica estatista del individualis- l:.1.quicrda de la década de 1970, la intervención estatal en la economía
mo. En tanto que la protección de los derechos individuales tiene su lugar rnpitalista crea problemas fiscales y administrativos insolubles a largo
legítimo en el concepto normativo de una sociedad civil moderna, al igual pluzo, en tanto que la intervención política en provecho de la econom(a
que la democracia industrial puede volver a concebirse en una forma qui- capitalista (en especial en el contexto de una efectividad decreciente) no
zás análoga a una sociedad política democrática, 31 los momentos que de- t•s legitimada fácilmente en el contexto de normas democráticas. 33 Estas
ben reforzarse en el contexto de la crítica de la estatización y economización proyecciones resultaron ser dcvastadoramente exactas y fueron aprove·
de la sociedad, como lo reconoce Rosanvallon, son la solidaridad y la pu- chudus por los oponentes conservadores del Estado benefactor con nom·
blicidad. Por desgracia, es precisamente su relación crucial lo que apenas hrcs como Ja disminución de la productividad, la restricción de las ganan·
66 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 67

cias, la disolución de la tradición y de la autoridad, y la ingobernabilidad. 34 las varias consecuencias del Estado benefactor en las diferentes esferas
Sin embargo, la alternativa política original propuesta por algunos de los de la vida.
mismos escritores radicales, un estatismo democrático que aprovecharía Un programa alternativo para el restablecimiento de la sociedad civil,
la repolitización de la economía y la sociedad, pero rompería sus relacio- según Claus Offe, debe empezar reconociendo que "el estatismo.social" o
nes con la acumulación privada de capital, fue más o menos abandonada "el estatismo del bienestar" tuvo en realidad consecuencias desastrosas
justo en el momento en que se confirmó el diagnóstico referente a la ter- para todos los estratos, formas de vida, formas de participación, solidari-
minación de los procesos de crecimiento garantizados por el Estado be- dad y autonomía. En esto su análisis duplica los de los críticos del estatis-
nefactor. En Alemania, por lo menos, la razón de este sorprendente desa- mo de la Segunda Izquierda francesa. El programa de los nuevos movimien-
rrollo en la autocomprensión de un escritor de importancia capital, Claus tos sociales para la reconstitución de la sociedad civil, al que Offe califica
Offe, fue el surgimiento de dos programas distintos de la sociedad contra de un socialismo no estatista, 38 no hace concesiones al predominio de lo
el Estado: los desafíos al Estado benefactor por los neoconservadores y privado en la economía o al autoritarismo estatista. Este programa:
por los nuevos movimientos sociales. Lo que tienen en común estas dos
tendencias son muchos aspectos de un análisis económico sobre lo que busca politizar las instituciones de la sociedad civil en formas que no estl!n
había funcionado mal en el Estado benefactor. Lo que es más importante, limitadas por los canales de las instituciones políticas burocráticas represen-
cada desafío estaba dispuesto a ir más allá de una crítica de la ineficiencia tativas y, por lo tanto, reconstituye una sociedad civil que ya no depende de
una mayor regulación, control e intervención. 'Para emanciparse del Estado,
y las disfunciones para desarrollar una crítica diferente, basada normati-
la misma sociedad civil -sus instituciones de trabajo, producción, distri-
vamente, que explorara las consecuencias negativas del Estado benefac-
bución, relaciones familiares, relaciones con la naturaleza y sus estándares
tor, incluso donde había tenido más éxitos. de racionalidad y progreso- debe politizarse mediante prácticas que perte·
Si dejamos el análisis económico por el momento, 35 los dos programas necen a una esfera intermedia entre los fines e intereses "privados", por una
de la sociedad civil contra el Estado resultantes ofrecen contrastes agudos. parte, y los modos de política institucionales, sancionados por el Estado, por
El análisis neoconservador hace hincapié en la erosión de la autoridad la otra. 39
como una consecuencia de la manipulación política de las esferas no políti-
cas de la sociedad, lo que resultó en la introducción del conflicto y de la Debe hacerse énfasis en dos características no del todo congruentes de
controversia en las mismas fuentes de legitimidad. La autoridad sólo se l'slc concepto. Detrás de él se encuentra la defensa de valores modernos
puede reforzar, por lo tanto, si se restablecen estándares económicos, mo- pero posmateriales heredados de la Nueva Izquierda de la década de 1960,
rales y de conocimiento indisputables. En este programa, se deberá resta- que contrastan la participación, la autonomía y la solidaridad con el con·
blecer la sociedad civil, pero su restablecimiento se entiende no sólo como sumo, la eficiencia y el crecimiento. Por lo tanto, en este caso el modelo
una defensa contra el Estado sino también, lo que es más importante, con- de la sociedad civil es una estructura culturalmente definida de lo social,
tra la política. Así, los neoconservadores tienen en mente un modelo de 11 la que debe distinguir~e los modelos político y económico. Sin em·
una sociedad civil despolitizada. 36 En esta interpretación del neocon- hurgo, por una parte, es un modelo de sociedad civil heredada de la dl·
servadurismo se enfatiza la identificación de la libertad de la sociedad llll'nsión antiautoritaria de la tradición marxista, que implica ante todo la
civil con la del mercado. Lo que queda fuera del mercado debe ser reinte- dl'rnocratización del mundo del trabajo. Este modelo es uno que los auto·
grado por medio de un modelo cultural y un mundo de la vida conserva- t'l'S franceses tienden a llamar de la sociedad política, y la defensa de Offe,
dor que revalúe la tradición y que, por sí mismo, ayudará a integrar la 11 diferencia de la de ellos, separa los argumentos en favor de la sociedad
sociedad de mercado. Sin embargo, también es evidente que su modelo ¡wlft ica y de la sociedad civil en términos de escenarios alternativos y opues-
procura fortalecer al Estado, específicamente a una versión autoritaria tos de la izquierda y de los neoconservadores. La sociedad civil en el sen·
del mismo. 37 En su modelo, las fronteras entre el Estado y la sociedad de- t Ido de Rosanvallon y Viveret se identifica aquí con lo privado, y correlativa·
ben trazarse de nuevo para proporcionar un Estado más pequeño, pero tnt'nte todo lo que no sea privado se considera politizado. Además, Offc
fortalecido, capaz de realizar un menor número de formas de acción mu- entiende que la nueva sociedad "política" representa un modelo de demo-
cho más efectivas y autoritarias. A pesar de que explícitamente procuran l'l'ncia alternativo a las instituciones de la democracia liberal, incluso aun·
alcanzar este resultado, los neoconservadores han logrado canalizar y apro- que no quede claro si tenemos que considerar las dos como opuestas o
vechar buena parte del sentimiento político antiautoritario producido por t•nrno potencialmente complementarias.

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EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 69
68 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
incongruente esta opción, como una respuesta ya.sea al fracaso del siste-
El programa para restablecer la sociedad civil representado por Offe ha ma de partido o al éxito (pero con sus tendencias excluyentes) del neocor-
conservado, en mayor medida que los autores de la Segunda Izquierda porativismo. No obstante, en cada caso podemos hablar de la reconstitu-
francesa, sus vínculos con el concepto marxista clásico que ubica a la ción de la sociedad civil (o política) fuera de una estructura institucional
economía política dentro de la sociedad civil. El modelo de la sociedad establecida que ha amenazado provocar la desaparición de todas las for-
civil politizada recapitula la importancia que inicialmente le dio Marx a la mas independientes de vida social.
reinterpretación de la democracia política y de la vida diaria. Lo que es Las bases sobre las que es reconstituida la sociedad civil (política), si ya
más importante, Offe opera dentro de los términos de una crítica marxis- ha ocurrido una fusión entre las esferas del Estado y de la sociedad, siguen
ta de la democracia liberal. En su concepción, la democracia liberal re- siendo poco claras en este análisis. 43 Como no se contempla ninguna rup-
presenta una mediación entre el Estado y la sociedad civil que en nuestro tura revolucionaria, de alguna manera uno debe descubrir los fundamen-
tiempo está a punto de fracasar. Sin embargo, en este caso la sociedad tos de las nuevas estructuras independientes en la antigua sociedad al
civil significa la sociedad burguesa capitalista, y la democracia liberal (una nivel de las normas y de las formas no estatificadas de asociación. 44 El
versión particular de la "sociedad política") también se identifica como modelo de Offe de la reconstitución de la sociedad civil se concentra más
un principio mediador entre dos elementos supuestamente incompatibles, en los movimientos que las dos otras formas de análisis presentadas hasta
el capitalismo y la democracia. 40 Siguiendo a Macpherson, Offe señala al ahora. Los movimientos sociales desempeñan una función principal en
sistema de partido competitivo como el mecanismo específico que logra todos ellos, pero sólo en el modelo de Offe hay' un desplazamiento del én-
la mediación entre el Estado y la sociedad civil, reconciliando en el pro- íasis hacia la política de los movimientos desde dos direcciones: las aso-
ceso a la democracia y al capitalismo. Junto con la crisis del Estado bene- ciaciones, instituciones y formas de vida no políticas, por una parte, y las
factor, no obstante, la institución contemporánea más importante del políticas democráticas liberales, parlamentarias, por la otra. Aunque la cues-
sistema de partidos competitivos, el partido que abarca toda clase de tión puede ser de énfasis más que de omisión, la relación de una versión
intereses, ha caído en una crisis: nunca pudo (a diferencia de sus precur- política de la sociedad civil con su sustrato asociativo no político apenas
sores) generar identidades colectivas, y en una sociedad de "suma cero" es ha sido estudiada (aunque sin esto no es posible entender el origen de los
cada vez menos capaz de satisfacer los intereses de sus diversos grupos movimientos), mientras que la de los dos paradigmas de las políticas sólo
constitutivos cuando esto ocurre. es examinada de una manera incompleta.
El conflicto entre la legitimidad democrática y el orden económico no Por supuesto, junto con la facción realista de los Verdes, Offe presu·
democrático puede resolverse en una de dos direcciones "extrainstitucio- pone en la política práctica la complementariedad de partido y movimien-
nales" ,41 una antidemocrática (que representa a las élites gobernantes); la to, así como de las formas parlamentaria y popular de la política. Sin
otra democrática radical (que representa a los ciudadanos ordinarios). El t•rnbargo, su anterior crítica de la democracia liberal oscilaba entre una
neocorporativismo representa el primer tipo de solución para la articula- concepción que afirmab~a contradicción directa entre el liberalismo y
ción y resolución del conflicto fuera de los canales democráticos libera- la democracia y otra que postulaba a la democracia liberal como un puen·
les. Con las organizaciones privadas asumiendo funciones públicas, Offe te democrático insuficiente entre la voluntad de los ciudadanos y el Esta·
describe el neocorporativismo como un grado superior de fusión entre el do. Ambas versiones dejan todavía abierto el camino para la esperanza
Estado y la sociedad, pública y privada, que el propio intervencionismo lit'creta de la teoría marxista clásica: una sociedad política que incluye
estatal. 42 Esta idea es paralela al punto de vista de Viveret y Rosanvallon, todos los poderes económicos y políticos en una sola estructura !ns·
según los cuales el neocorporativismo significa la desaparición de la so- tltucional. 45 Esa utopía más allá del dualismo del Estado y de la sociedad
ciedad política como tal, es decir, de todas las mediaciones entre la socie- l'ivil no necesita ningún puente entre los dos extremos, y menos que nada
dad civil y el Estado, que estabilizan su diferenciación. 11110 de tipo liberal democrático. Bajo el efecto de la nueva autolimitaclón
La solución democrática radical "extrainstitucional" para el fracaso de de los movimientos sociales contemporáneos, que procuran limitar pero
la democracia liberal tiene la consecuencia opuesta: la rediferenciación no eliminar la versión existente del Estado moderno, Offe ya no parece
en vez de la fusión. La revitalización de la sociedad política o de una ver- defender este punto de vista utópico particular. Su crítica del gobierno de
sión política de la sociedad civil en forma de iniciativas ciudadanas y In mayorfa 46 lc permite tratar el tema de la relación entre el impulso polí·
movimientos sociales representa un modelo renovado para diferenciar al tlco "cxtrainstitucional" de los nuevos movimientos sociales y la necesl·
Estado y la sociedad. Offc describe de varias maneras y en forma ulgo

'. ri!:
70 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 71

dad del cambio constitucional dentro de la estructura de la democracia autoritario, militar-burocrático que involucra primero un periodo de "libe-
liberal. Como esta crítica en realidad está dirigida a las formas centraliza- o
ralización" (definido como el restablecimiento extensión de los dere-
das del gobierno de la mayoría, representadas por el Estado-nación de- chos individuales y de grupo); y segundo, una etapa de "democratización"
mocrático liberal, Offe propone complementar el gobierno de la mayoría (entendida en términos del establecimiento de un principio de ciudadanía
no tanto con las formas liberales clásicas de protección a las minorías basado por lo menos en "mínimo procedimental" de participación). Pero
sino con varias formas, federales, descentralizadas y casi aristocráti- se considera que estas transiciones dependen en gran medida de la "resu-
cas (en el sentido de organismos autoelectos de los más interesados), ade- rrección de la sociedad civil". 48 En este caso, la sociedad civil hace referen-
más de formas representativas funcionales. Por supuesto, todas estas cia a una red de grupos y asociaciones entre (algunas versiones, incluyendo
formas complementarias de la democracia tendrían que depender en al- a) las familias y los grupos de contactos directos personales, por una par-
guna forma del gobierno de la mayoría. Lo que aún no queda en claro en te, y las organizaciones claramente estatales por la otra, que median entre
este análisis es de nuevo el problema de la relación de las dos sociedades los individuos y el Estado, entre lo privado y lo público. Diferentes del
políticas, en este caso la centralizada y la complementaria, y, en particu- clan, del corrillo, de las sociedades secretas o de un grupo de protegidos
lar, el modo en que la forma centralizada, institucional, oficial habrá de por alguna persona poderosa, las asociaciones de la sociedad civil tienen
transformarse o al menos hacerse receptiva y a ser capaz de ser influida en sí mismas una calidad cívica, pública, relacionada tanto con "un dere·
por otras formas. Aunque la sugerencia de hacer que el gobierno de la cho a existir reconocido" como a la capacidad "para deliberar abiertamente
mayoría sea consciente de sus propios límites mediante una reinstitucio- sobre asuntos comunes y actuar en público en defensa de intereses justifica·
nalización del pouvoir constituant es importante, esta propuesta (todavía bles". 49 Otros añaden significativamente la noción de la autoexpresión a
vaga y posiblemente impráctica) no se ocupa del problema de la estructuc la de la representación de los intereses, y proponen incluir en el concepto
ra de la democracia parlamentaria, de partido. Nos queda la impresión u los movimientos junto con las asociaciones reconocidas. 50 A menudo se
(también presente en algunos de los otros análisis que hemos presentado) sugiere que la "resurrección" de la sociedad civil culmina en la forma al·
de que si bien la democracia liberal es reconocidamente peligrosa para la lamente concentrada y activa de la "movilización de masas" y del "levanta·
autonomía de una versión política de la sociedad civil, debido a sus ten- miento popular", en los que varios estratos y capas de la sociedad civil
dencias despolitizadoras, a largo plazo la sociedad civil no puede ser. desarrollan, aunque sea temporalmente, una sola identidad colectiva.
institucionalizada sin algunas de las posibilidades estructurales que, por La categoría de masa es desorientadora en este caso por dos razones.
lo menos en Occidente, ofrece la dem9cracia liberal. Primero, el analista nos dice que en los estados autoritarios liberalizados,
la sociedad civil característicam(!nte se moviliza en capas diferentes y SU·
ccsivas: los grupos intelectuales, las organizaciones de clase media, las
LA SOCIEDAD CIVIL EN LA TRANSICIÓN LATINOAMERICANA organizaciones de derechos humanos, las asociaciones profesionales, los mo·
DE LAS DICTADURAS A LA DEMOCRATIZACIÓN vimientos de los trabajadores industriales, etc. (no necesariamente en este
orden). 51 Incluso en los ~textos de una alta movilización, en las transi·
El concepto de sociedad civil también emergió en varios regímenes "autorita- dones recientes a la democracia, los diferentes grupos, asociaciones y
rios-burocráticos" como un término clave para la autocomprensión de los organizaciones no se fusionan en una sola masa .como fue característico
actores democráticos, así como una variable importante en el análisis de la de los populismos anteriores que a menudo condujeron a las dictaduras.
transición a la democracia. 47 Esta discusión ha sido la más rica, la más Segundo, los foros de la sociedad civil revivida son típicamente "públicos"
abierta y la más sintética entre las que hemos tratado hasta ahora. Por su- en vez de "movimientos de masas" y van desde las discusiones intelcc·
puesto, sólo podemos bosquejar las formas del discurso que creemos indi- tuales en las universidades, las librerías, los cafés, etc., hasta las formas
can los inicios de una nueva cultura política; está más allá de nuestras posibi- populares de asociación y reunión, que juntas representan los nuevos con·
lidades integrar este discurso en los diversos contextos sociales y políticos textos en que "el ejercicio y el aprendizaje de la ciudadanía pueden flore·
implicados. A pesar de todo, estamos asombrados de la sorprendente uni- 1.·cr en las deliberaciones sobre los problemas de interés diario". 52 Los altos
dad de la discusión y por sus paralelos con los desarrollos en otras partes. niveles de movilización contra las recientes dictaduras característicamente
La principal preocupación de los teóricos latinoamericanos y de sus urmron, en vez de evitarlas, estas formas públicas. Esto es comprensible,
colaboradores ha sido la transición a partir de un nuevo tipo de gobierno pues después de la reducción autoritaria de la discusión pública a "códl·

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 73


72

gos y términos" restringidos y controlados por el Estado, el restableci- proceso d.e transición o de la estabilidad y naturaleza del resultado. Pare-
miento de esta esfera logró mucha importancia y, por algún tiempo, hizo ce probable que la naturaleza de una sociedad civil movilizada se vea afectada
que las simplificaciones del discurso populista resultaran menos atracti- por patrones alternativos: más homogénea donde no existieron o no se con-
vas. De todos modos, las distinciones entre los niveles bajo y alto de movi- servaron las estructuras anteriores, más pluralista y estructurada donde no
lización, así como entre las entidades colectivas más unificadas o más se tuvo que crear a la sociedad civil después de un alto grado de atomiza-
particularizadas de la sociedad civil, siguen siendo importantes. ción. Esta diferencia tiene además muchas consecuencias potenciales.
Si dejamos de lado algunas diferencias entre los autores relevantes res- Puede ser útil distinguir, en relación con las transiciones, los procesos
pecto al propio significado y a la importancia relativa del concepto de de iniciación, consolidación y terminación. El papel exacto de la sociedad
sociedad civil, toda la línea de análisis está caracterizada por algunas im- civil en el proceso de iniciación de la transición sigue en disputa. La tesis
portantes dudas y ambigüedades. Según una interpretación característica predominante hace énfasis, sobre la base de muchos datos comparativos,
de los regímenes más represivos, como Argentina, esos regímenes autori- en que el inicio es ante todo una función de divisiones internas en el régi-
tarios atomizan, despolitizan y privatizan la sociedad, creando una esfera men autoritario, aunque todos los analistas aceptan que si tales divisiones
pública completamente manipulada y controlada.s 3 Según otra, en algu- conducen a una "apertura" o liberalización, la resurrección de la sociedad
nos contextos por lo menos (como el de Brasil), la sociedad o sus residuos civil no se podrá contener fácilmente y desempeñará un papel importante
sobreviven al gobierno autoritario en forma de asociaciones de intereses en todos los pasos posteriores. 60 Sin embargo, algunas interpretaciones
4 parecen argumentar que donde la movilización desempeña un papel en la
comunes, agencias autónomas, gobiernos locales y vida religiosa.s De
acuerdo con una tercera línea de interpretación, la "resurrección de la terminación del régimen autoritario, todo el proceso de "derrocamiento"
sociedad civil" que impulsa el proceso de democratización hacia adelante o "autodisolución" desde el inicio es en gran medida una función de la
es posible en ambos casos, con o sin la supervivencia de formas de asocia- relación del régimen con la sociedad civil. 61 La idea de que el problema de
ción reconocidas, con o sin la memoria de las anteriores movilizaciones la legitimidad es el talón de Aquiles de los regímenes autoritarios posterio-
de masas.ss Como lo expresa Francisco Weffort, de Brasil, "queremos una res a 1945 62 parece implicar que la inestabilidad de los regímenes y el ímpe·
sociedad civil, necesitamos defendernos del Estado monstruoso que nos tu para la liberalización deben buscarse en la relación de los gobernantes
enfrenta. Esto significa que si ella no existe, necesitamos inventarla. Si con grupos y opiniones externos al gobierno.
es pequeña, necesitamos hacerla más grande [... ] En una palabra, queremos Las características de la sociedad civil son igual de importantes para
una sociedad civil porque queremos libertad" .s 6 En esta interpretación, los retrocesos potenciales, en particular los golpes militares, como para el
que recuerda los argumentos que se hicieron en Polonia, los fundamentos proceso de iniciación y de aceleración. Mientras que algunos analistas
sociales de la sociedad civil, empezando con la familia y los amigos y temen a la movilización exagerada como un pretexto para los golpes de
continuando con la Iglesia, nunca desaparecieron en ninguna de las dic- Estado y la reunificación de las élites gobernantes, la posición dominante
hu ce énfasis en los costos ~n conflicto con una sociedad civil movilizada
taduras del Sur. como un importante disuasivo para los "duros" que pueden usar los refor-
La estrategia de "inventar" y "hacer más grande" es favorecida por el
hecho de que los regímenes autoritario-burocráticos nunca logran resol- mistas.63 Aquí se puede añadir que no sólo el nivel de movilización sino
ver sus problemas de legitimidad.s7 La constitución o reconstitución de &&1111bién la formación de estructura es importante porque es más fácil su·
los elementos de la sociedad civil, promovida indirectamente por la dis- primir una sociedad sin profundas raíces organizativas que una altamente
minución del miedo y de los costos de la actividad autónoma, se convierte IU'ticulada, incluso si la primera está movilizada superficialmente.
en un medio para enfrentar estos problemas fundamentales.ss Aunque De igual importancia es el problema respecto a si la presión de la socle·
siempre se espera que este esfuerzo desde arriba se mantenga cuidadosa- d&1d civil, una vez movilizada, es capaz de llevar hasta el final un proce·
mente dentro de los límites, no puede reducirse completamente a una 10 de transición a la política democrática. Parece obvio que una estrategia
farsa si su objetivo es obtener la legitimidad, y los elementos de la real evolutiva implica importantes procesos de negociación y de concesiones
democratización que se establecen de esta manera son, por definición,9 0011 aquellos gobernantes autoritarios que son capaces y están dispuestos a

impredecibles y no se les puede mantener dentro de límites predefinidos.s moderar su régimen, mientras que en una etapa posterior cualquier transl·
Sin embargo, todavía no está claro qué diferencia establece el estado de clón u la democracia debe implicar la organización de elecciones. Sin em·
desarrollo de la sociedad civil en un gobierno autoritario en términos del b&1r¡¡o, no es obvio en ninguno de estos contextos, de qué manera las aso·
·"'I"

EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 75


74
ciaciones cívicas, los movimientos sociales, las organizaciones populares, cas y legislativas, éstas se lograrán por movimiantos de participación di-
o incluso los medios de comunicación pueden sustituir a la diferencia- recta organizados en torno a problemas individuales de gran interés para
ción de un elemento político capaz de consideraciones estratégicas. De sus propios integrantes. 69
hecho, en ninguna parte ha tenido éxito una estrategia desde abajo por sí Ante un poder autoritario intacto, sin embargo, un alto nivel de movili-
zación sin mediaciones, simbolizado por la imagen de la sociedad civil
sola. como "la celebridad política de la abertura", 70 puede tener consecuencias
Aparte de las ideologías de reforma desde arriba, hay dos formas del
discurso disponibles para los participantes que buscan entender el lugar desmovilizadoras. Incapaz de ir más allá de la polarización, la sociedad
de las organizaciones políticas en la transición a partir de un gobierno civil puede derrotar las iniciativas estatales sin generar una alteFnativa
autoritario; una es dialéctica y la otra más analítica. De conformidad con comprensiva propia. Como en los casos de Brasil y Chile, el temor al régi-
la primera, como los regímenes autoritario-burocráticos suprimen o de- men puede ser fácilmente remplazado por el temor de la sociedad a sí
forman gravemente todos los tipos de mediación entre la esfera privada y misma, el temor a las consecuencias de su propio poder impotente. 71 Tan·
el Estado (incluidas las organizaciones populares, así como las institucio- to en teoría como en la práctica, una segunda estrategia llega a dar impor-
nes para la ciudadanía política), la tarea de la democratización es princi- tancia a la necesidad de una orientación hacia la sociedad política para
palmente la de reconstituirlos. 64 En realidad, la versión dialéctica del dis- completar la transición a la democracia. Esta estrategia es intelectual·
curso de la sociedad civil, a menudo llega a identificar la democratización mente analítica porque no considera a las instituciones de la sociedad
con la reconstitución de estas mediaciones. En esta versión, los autores política -los partidos, los mecanismos electorales, las formas de nego·
políticos capaces de interponerse entre la sociedad y el Estado emergen ciación y las legislaturas- ni como partes ni como continuaciones orgá·
del proceso de organización de nuevas asociaciones y movimientos so- nicas de los procesos de la autoorganización de la sociedad civil. 72
ciales como su continuación orgánica. Pero en su búsqueda de legitimi- Aunque parece desorientador identificar a la sociedad civil principal·
dad, los propios regímenes frecuentemente inician el proceso de reconsti- mente con la liberalización, y a la sociedad política sobre todo con la de·
tuir mediaciones diferentes de las "agrupaciones o círculos burocráticos" de mocratización, ciertamente es correcto insistir en que "la transición
"intereses sociales" semipolíticas, constituidas por el Estado, que han fra- democrática plena debe implicar a la sociedad política". 73 Sin la sociedad
65
casado como remplazos efectivos de los grupos de presión societales. política, es imposible establecer tanto las negociaciones necesarias para
Como consecuencia, quienes están en la oposición se encuentran en la la transición como el mecanismo de control societal de los estados postau•
situación de elegir entre la "imbecilidad" de rehusar algunos grados de loritarios. Esto ha quedado demostrado mediante análisis de las eleccJo·
autonomía social simplemente porque son ofrecidos o incluso aceptados 11es y los partidos políticos. En· aquellas dictaduras cuyos mecanismos
por los gobiernos, y el "oportunismo" de aceptar la autonomía limitada electorales se conservaron, aunque muy limitados, ha sido posible canali-
demasiado rápido, entrando en un juego predeterminado y cooptador sin 'l.ar la presión social en dirección de un cambio político considerable, aun·
66
poner a prueba las posibilidades reales de democratización. Una opción, que gradual ("descompr~n"), 74 incluso en el contexto de un orden auto·
además de estas dos, parece ser el esfuerzo de organizar y defender la rltario intacto que no ha sido debilitado desde el exterior. Este fue el caso
nueva esfera de la sociedad civil no como una mediación, sino como una rn Brasil. De manera similar, la existencia continua, aunque restringida,
finalidad en sí, como en sí misma política: "si la política va a tener un de los partidos políticos representó el punto focal natural para las transl·
nuevo significado, debe desarrollarse una nueva esfera de libertad para la dones negociadas en varios países, desde Brasil a Uruguay y (más reden·
acción política. Para el Brasil político, la sociedad civil, previamente igno- tcmente) Chile. 75 De hecho, los partidos y las elecciones representaban
rada o considerada una masa inerte, empieza a significar esa esfera de oportunidades para volver a movilizar a la sociedad civil en varios contex·
libertad". 67 Desde este punto de vista, es natural tratar incluso a los parti- tos en que se presentó el fenómeno de la desmovilización después de que
dos y asociaciones políticas como partes indiferenciadas del campo hete- hubían fracasado varios desafíos anteriores contra el gobierno autorita·
rogéneo de la autoorganización. 68 En una versión antipolítica extrema en l'lo. 76 Dondequiera que ha sido posible, la activación de la sociedad políti·
Brasil, que combina los puntos de vista del "anarquismo secular con el l'~\ parece haber sido la clave para evitar confrontaciones polarizadas, que
pensamiento solidario católico", se debe temer más que confiar en los r11 nada mejoran la situación, o que incluso la empeoran, entre las sacie·
partidos, a causa de su propensión a participar en el juego del Estado. En dudes civiles organizadas y los regímenes autoritarios que han mantenido
tanto la autoorganización tenga que ser completada con medidas políti- alguna continuidad con el pasado. 77
76 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 77
Independientemente de lo necesaria que sea, la orientación hacia la socie- narán con su régimen? La respuesta que se da es' que estas élites esperan
dad política tiene consecuencias potencialmente desmovilizadoras en lo que canalizar la política "alejándola de la exaltación de la sociedad civil" y
se refiere a la sociedad civil, como muchos participantes y observadores han quizás incluso ganar las elecciones dividiendo a la oposición y siendo re-
manifestado. En este contexto, Cardoso llama correctamente la atención compensadas por el electorado. 82 Cuando los controles sobre las eleccio-
sobre la doble naturaleza de los partidos políticos: su función mediadora nes sólo se eliminan en forma gradual, como en Brasil, lo que se espera es

es hecha posible por, pero no puede superar, las contradicciones dentro de retrasar el cambio a la vez que se obtiene legitimidad por el proceso. Las
ellos, entre el movimiento y la administración, la participación y el elitismo, esperanzas de victoria y legitimación generalmente se frustran, pero no
la norma democrática y el cálculo estratégico.78 Sin embargo, en dos situa- las de la desmovilización y, cuando es pertinente, del gradualismo. 83 El
ciones puede dominar el lado elitista, administrativo y estratégico: los pactos desplazamiento hacia los partidos electorales, con su forma menos intensa,
y las elecciones. A menudo posibles y necesarios como situaciones interme- más inclusiva y más abstracta de identificación política y su menor grado
dias "no democráticas", muchos han hecho hincapié en que los pactos son de participación directa tiende a devaluar y ar.emplazar a los movimien-
un medio importante de evitar la violencia y sus riesgos en la transición a tos y asociaciones que tienen formas más particulares, pero también más
la democracia. 79 A pesar de todo, no parece del todo justificado pretender intensas y participativas de organizació~. Aunque esto depende de las re-
que, cuando son posibles, los pactos entre los partidos de la oposición y glas electorales específicas que se pongan en vigencia, la tendencia de la
los elementos del régimen también son deseables, en especial cuando se ad- elección moderna es reducir el número de partidos políticos capaces de
mite demasiado pronto que por lo general son exclusivos, no públicos y orienta- participar efectivamente en las elecciones. A su vez, en especial en los
dos a reducir drásticamente el conflicto en el sistema político. Su violación periodos de transiciones difíciles, los partidos que potencialmente pue-
de las normas de la democracia80 puede tener consecuencias negativas en den tener éxito a menudo limitarán a los movimientos de la sociedad civil
el largo plazo para una cultura política. Una vez dicho esto, quizá deba que pueden poner en peligro el resultado o incluso la posibilidad de las
añadirse que los pactos en los que se garantizan ciertos intereses de quie- clecciones. 84 Además, los partidos principales comparten un interés CO·
nes ocupan el poder, tienen posibles consecuencias diferentes para la socie- mún en lograr que las fuerzas que siguen al régimen autoritario obtengan
dad civil, según el momento en que se les realice. Si se presentan pronto una parte más que representativa de los votos, para evitar una victoria
en un proceso de transición, los pactos pueden asegurar los elementos de demasiado grande de la oposición. 85 Así, puede decirse, no sólo de los
la liberalización, haciendo posible la reconstitución de la sociedad civil. procesos que conducen a contiendas electorales no restringidas que ter-
En este caso, con el surgimiento de nuevos actores y la activación de los minan con las dictaduras sino también de las propias elecciones, que son
espacios públicos, hay buena oportunidad para que el pacto inicial sea he- negociaciones implícitas entre los regímenes y los partidos de oposición
cho eventualmente a un lado. 81 Sin embargo, si un pacto se realiza muy que proporcionan espacio y tiempo para "redefinir sus papeles respecti-
tardíamente, después de la resurrección y posiblemente del levantamiento vos". 86 Y aunque la legitimidad débil y las posibilidades de consulta al voto
de la sociedad civil, y en especial si garantiza posiciones de poder a todos popular directo (plebisciffi'1'mediante elecciones parcialmente restringi-
los partidos que lo celebran, incluso algunos de la oposición, su propio das pueden de hecho conducir a la movilización societal y a procesos de
objetivo implica una exclusión y desmovilización que puede tener éxito aprendizaje fuera de la estructura social, la legitiIIJidad democrática libe-
durante un periodo muy largo. A menudo la consecuencia es una reapari- ral de la confrontación abierta proporciona mucho menos oportunidad
ción del populismo en vez de procesos de democratización adicional. para ese resultado. Es posible que donde la sociedad civil sea subdesarro-
Los únicos pactos "tardíos" que parecen evitar esta trayectoria son aque- llada y pasiva, o está en proceso de contracción, las elecciones atraigan a
llos en los que los grupos de oposición no piden ninguna concesión para la política organizada a estratos que de otra manera no participarían; 87 en
sí mismos, sino para la sociedad como un todo. Más que nada, los pactos l'I contexto de una sociedad civil muy movilizada, lo contrario puede ocu·
que hacen arreglos para las elecciones y las reglas electorales pueden te- rrir, y los partidos pueden resultar ser "no sólo, o no tanto, agentes de la
ner este carácter. Pero las elecciones, incluso cuando ellas mismas no in- movilización sino instrumentos del control social y político". 88
corporan reglas fuertemente excluyentes, pueden ser ambiguas desde el Hay poca duda después de la experiencia de varios países de que el
punto de vista de la sociedad civil movilizada. nivel más alto de una sociedad civil movilizada no puede mantenerse du-
Varios analistas presentan la pregunta parcialmente retórica, ¿por qué rante mucho tiempo. 89 ¿Pero equivale la sociedad civil a esa moviliza-
deben las élites gobernantes aceptar elecciones que probablemente termi- ción? ¿No es una sctlal de su debilidad el que pueda existir en algunos

~.
,
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 79
78
países sólo en esta forma? Hay alguna incertidumbre teórica seria res- espacio político". 96 Inevitablemente surge la pregirnta, ¿qué le ocurrirá al
pecto a lo que puede ocurrir después de la movilización. La pregunta es valor de la democracia a medida que el espacio de la sociedad civil se
si queda algo de la "sociedad civil resucitada" después de que la repre- reduce en beneficio de la sociedad política?
sión selectiva, la cooptación, la manipulación, los conflictos internos, la En realidad, uno debe distinguir tres posibilidades: 1) una sociedad
fatiga, la desilusión y la canalización de' la oposición hacia los sistemas de civil que pierde su valor para los actores sociales con el restablecimiento
partido y electoral han afectado y desmovilizado "a la exaltación popu- de la democracia, un proceso en el que la sociedad política ha llegado a des-
lar" .90 A este respecto, una interpretación hace hincapié en la despoliti- empeñar el papel principal; 2) una sociedad civil politizada en exceso que
zación, la reprivatización y el surgimiento de ghettos políticos, que en con- implícitamente, para beneficio de varios de sus sectores, busca abolir la
junto pondrán en peligro la consolidación democrática y debilitarán la propia pluralidad societaria y devalúa las mediaciones entre ella y el Esta-
capacidad de la sociedad para resistir al autoritarismo renovado. La idea do, y 3) una sociedad civil que ha llegado a reflexionar sobre sí misma
de que en algunos países, notoriamente Chile y Uruguay, 91 un sistema de mediante la determinación de sus temas y las normas que se aplica a sí
partidos excesivamente desarrollado contribuye a una sociedad civil depen- misma, al igual que a través de su autolimitación vis-a-vis la sociedad
diente y subdesarrollada, es más congruente con esta clase de argumento política. .
que el énfasis, en el caso de otros países, en la supervivencia de la vida El modelo autorreflexivo de la sociedad civil implica no sólo la idea de
asociativa cívica incluso en el autoritarismo. Si uno identifica la desmo- la autolimitación de la misma, sino también su propio fortalecimiento.
vilización con la atomización de la sociedad civil, es difícil ver de qué Esto tiene consecuencias tanto para la sociedad civil como para la políti-
manera se puede hablar de una transición a la democracia en vez de un ca. El modelo es incompatible con el concepto individualista-liberal de la
retorno a los ciclos de democracia y dictadura, ninguno de los cuales pue- sociedad civil, que implica tanto su total despolitización como su depen-
de estabilizarse, en parte debido a los ciclos de politización y despolitiza- dencia de las fuerzas de la economía de mercado: "la desigualdad social y
ción de la sociedad civil dentro de cada forma de gobierno. La idea de salir la debilidad del individuo ante las empresas y la burocracia". Cardoso
finalmente del ciclo 92 debe entonces señalar más allá de la alternativa propone un.a alternativa que combina la importancia que le da la demo·
entre una sociedad civil totalmente movilizada y una totalmente des- cracia radical a la subjetividad colectiva y a la autoorganización (no obs-
politizada y privatizada. tante, sin abandonar los derechos individuales), y una aceptación demo·
Lógicamente, por lo menos la desmovilización de un levantamiento crática reformista de la necesidad del Estado. Esta síntesis "dual" lleva al
popular no es necesariamente el fin de una sociedad civil políticamente inicio de una propuesta, que se reconoce es necesario desarrollar adicional·
relevante. Tampoco es necesario que se olvide todo lo aprendido en los mente, para una mayor responsabilidad social por parte de las gerencias
ciclos previos. En este contexto, es significativo que algunos intérpretes de las empresas y de las burocracias, con un creciente control público de
consideren el surgimiento de una nueva forma de diferenciación entre el sus procesos. Sin esto, la sociedad civil continúa indefensa y "privada en
pluralismo societario de facto y el pluralismo democrático como un cam- el sentido estricto de la p~ra". 97
bio en los valores, como la transformación de la identidad colectiva de los Esta redefinición de la relación del Estado y la sociedad civil en una
grupos y de las instituciones. 93 El primer tipo de pluralismo ha estado democracia que está por crearse, modifica también el modelo de la socie·
presente en la mayoría de las sociedades de que se trata, pero el último ha dad política y, junto con éste, el de los partidos políticos. Ahora su tarea se
sido sólo un producto de las recientes luchas contra los regímenes auto- rnnvierte en construir "puentes móviles en ambas partes de la anti·
ritarios que han conducido a que se remplace la imagen de la vía revo- nomia". 98 La idea no está bien explicada en términos de la noción de "con·
lucionaria con las ideologías democráticas. 94 Después del fracaso de las trarrestar la idea ampliamente difundida de que los partidos no son 'au·
revoluciones ilusorias y de la experiencia de las dictaduras, se llegó a con- lénticos' y sí incapaces de servir como un filtro para las aspiraciones del
siderar a la democracia cada vez más como un fin en sí mismo, en vez de l'lcctorado". 99 Parece que de lo que se trata aquí es más bien del rechazo a
95 tL·ncr que elegir entre lo elitista y lo democrático-radical, entre las dimen-
como un medio para la realización de los intereses sectoriales. Pero
para que ésta se convirtiera en un fin también para los grupos no elitistas, siones estratégica y normativa-democrática de la ambivalencia de los par-
tenía que ocurrir una reorientación hacia la sociedad civil, que de hecho 1Idos modernos. Pareciera más bien que es el tomar conciencia de esta
sucedió. "El descubrimiento del valor de la democracia es inseparable, nmbivalencia lo que permitirá tanto Ja sensibilización de la sociedad civil
dentro de la oposición, del descubrimiento de la sociedad civil como un 11 Ju necesidad de consideraciones estratégicas como la Introducción de

.~
80 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 81

elementos de la toma de decisiones democrática dentro del Estado y de la sus propias tradiciones, mentalidades, prácticas, sistema de educación
empresa. 100 y religión aisladas del Estado (o de los estados).
Aunque algo esquemático, el bosquejo de Cardoso para el desarrollo 3. Sin embargo, la estrategia fue siempre nada más defensiva y no es ade-
de la teoría democrática tiene varias ventajas. Es un modelo del propó- cuada para un cambio social real.
sito de la transición que no pierde de vista las precondiciones de consoli- 4. El Estado postotalitario es más sutil y penetrante, más invisible y corrup-
dar la democracia y removilizar en su defensa. Se corresponde bien con tor, que los estados abiertamente represivos del pasado. Por lo tanto, en
los requerimientos institucionales para la idea de O'Donnell de la cons- principio el aislamiento del Estado y de la sociedad no es posible.
trucción de una cultura política democrática basada en una sociedad civil. 5. La unidad de la sociedad es ilusoria en el nivel empírico, y la uniformi-
Finalmente, el modelo señala más allá de la restricción de la democracia dad populista y solidaria impuesta sobre la sociedad (que supuesta-
a la esfera política (es decir, más allá de la democrac~a de élite o del plura- mente fue el caso durante los 16 meses de Solidaridad) es indeseable.
lismo elitista) y nos indica la posibilidad de salir del ciclo histórico de una 6. La unidad del partido-Estado también es ilusoria y, desde un punto de
forma que permite que la cuestión de "más democracia" sea presentada vista estratégico, difícilmente deseable. La idea de la oposición in-
sin que se convierta en un subterfugio para una dictadura de la izquierda herente entre la sociedad y el Estado hace imposible aprovechar las
o el pretexto para una dictadura de la derecha. divisiones internas y las tensiones en· el Estado y en el partido. Los
esfuerzos reformistas desde arriba y dentro de la estructura de gobier-
no deben ser considerados a priori como ilusorios, y el compromiso
RETORNANDO A LA EUROPA ORIENTAL sólo se puede entender como estratégico, es decir, en principio inestable.
DE FINALES DE LA DÉCADA DE 1980 Las oposiciones al partido son continuamente reintegradas en su seno,
7. La movilización y el conflicto populares bajo la égida del concepto dua-
Como se indicó antes, el redescubrimiento de la sociedad civil en Polonia lista sólo llega a constituir formas ritualizadas de canalización de la
fue el producto de dos experiencias de aprendizaje negativas: el fracaso oposición; no podrán producir ningún cambio significativo en el siste·
del cambio revolucionario total desde abajo (Hungría en 1956) y de la ma existente. 101
reforma comprehensiva desde arriba (Checoslovaquia en 1968). Los refor-
mistas polacos decidieron que todavía era posible un cambio radical de la Staniszkis se equivocaba en lo que respecta al poder movilizador de la
sociedad si se seguía un tercer camino: Éste tendría dos componentes: el concepción dicotómica de la sociedad contra el Estado. En realidad, la con-
agente sería la sociedad organizada "desde abajo" y el objetivo sería la cepción en muchos aspectos se autorrealizaba: mientras Solidaridad fue
sociedad civil en vez del Estado, dentro de un programa autolimitado. legal ( 1980-1981 ), la sociedad polaca por lo menos mostraba la tendencia
Observe que según sus propias normas, la nueva estrategia estaba a su vez u organizarse a lo largo de las líneas de la dicotomía de la sociedad civil y
abierta a la prueba de las nuevas experiencias de aprendizaje. Después del Estado (partido), a pe~ los conflictos dentro de cada polo de la dua-
de la represión de Solidaridad en diciembre de 1981, surgió la pregunta lidad. En retrospectiva, sin embargo, se cumplió una de las implicaciones
inevitable de si se había demostrado que el tercer camino, aparentemen- del análisis de Staniszkis: la concepción dicotómica reforzó un tipo de po·
te el último, no era viable en las sociedades de tipo soviético. (Aparente- lurización en que resultaban imposibles las soluc"iones de compromiso,
mente el último sobre la base de una concepción dualista que yuxtapone por mucho que las deseara el sector de Solidaridad dirigido por Lech Wa·
rígidamente Estado y sociedad civil.) lesa. Para un compromiso se necesitan socios, supuestamente los
En Polonia, la formulación dualista había sido sometida a una fuerte reformistas, y también instituciones (políticas) de mediación. En un contex-
crítica por Jadwiga Staniszkis. Aquí resumiremos y ampliaremos su línea to de polarización radical, buscada activamente por los sectores del régi·
general de ataque: 111cn, pero favorecida por la ideología de Solidaridad, ninguno de los dos
podía surgir. La concepción dualista del proyecto original de autoliberación
l. La polarización de sociedad vs. Estado en Polonia está relacionada con de la sociedad civil, que tuvo éxito normativa y afectivamente, fue así par-
una historia política en que tres gobiernos imperiales extranjeros re- le de la constelación de elementos que condujo al fracaso estratégico.
presentaron al Estado. En la década de 1980, sorprendentemente, este proyecto no sólo no fue
2. La cultura polaca sobrevivió a la edad de las particiones conservando ubundonado sino que se extendió a otros dos países: Hungría y la Unión

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84 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 85

so a la fuerza de los grupos de cabildeo experimentados, monopólicos sólo proporciona la condición necesaria, pero no la sNficiente para remediar-
(arraigados parcialmente en el aparato del gobierno y en parte en las es- la. Como descubrieron los polacos, incluso una sociedad civil organizada y
tructuras moderadamente descentralizadas de la industria) que actual- movilizada no puede, en especial en el contexto de la autolimitación, actuar
mente controlan los procesos de negociación sobre la inversión, los sub- directamente sobre un Estado-partido que no realiza ningún cambio, y su-
sidios, las exenciones fiscales e inclu~o los precios, y que refuerzan el perar la resistencia del aparato económico-político cuyo último teducto
carácter limitado en recursos e inherentemente desperdiciador de la eco- importante se convierte en la economía burocrática no reconstruida.
nomía de la escasez. Ésta fue la lección que inspiró a los que importaron el proyecto polaco
Cuando se promovió desde arriba la reconstitución de la sociedad civil de reforma radical a Hungría, en especial después de la ley marcial. Ele-
como un componente de la reforma, en especial en la Unión Soviética, se mentos clave de la oposición húngara 11 º reformularon el programa en
suponía que permanecería dentro de límites cuidadosamente definidos. términos de un minimalismo radical que no obstante implicaba que los
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Las únicas instituciones de la sociedad civil que se habrían de reconstituir cambios en la sociedad deberían ser complementados por cambios nece-
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eran las más importantes para la racionalidad económica. Los actores sarios, aunque menos radicales, en la esfera del Estado-partido. Al princi-
independientes sólo deberían cumplir con las tareas estrictamente nece- pio, esto significó redefinir como derechos los elementos de una apertura
sarias. Pero ambos propósitos eran contradictorios. Las leyes y derechos y diferenciación que ya se habían concedido en la sociedad húngara, así
económicos lo son sólo en un contexto de Rechtsstaatlichkeit (constitucio- como la redefinición del Estado discrecional (Massnahmenstaat) como
nalismo), con implicaciones mucho más generales. Las asociaciones genui- un Rechtsstaat autoritario que se autolimita, al menos en lo que se refiere
namente competentes para ejercer abiertamente presiones económicas a los derechos que concede. La segunda versión, desarrollada en el mo-
también son capaces y tienen los motivos para tratar de otras cuestiones mento de la crisis cada vez más intensa y con algún éxito en el involucra-
sociales y políticas. A una esfera pública que permite la crítica del desper- miento de los intelectuales en la actividad opositora, propuso a las fuer-
dicio económico, de la corrupción y de la resistencia al cambio no se le zas sociales independientes que exigieran el pluralismo en la esfera del
puede impedir fácilmente que se ocupe de otros temas. Todas estas transfor- derecho privado (sociedad civil) y un Rechtsstaatlichkeit plenamente de·
maciones presuponen una disminución del miedo en la sociedad, y la dismi- sarrollado en la esfera del derecho público. 111 Finalmente, en 1987, cuan·
nución del miedo se convierte en el estímulo de nuevas transformaciones. do las bases del sistema de Kadarya se estaban desmoronando, se propuso
Finalmente, los movimientos que pueden ser fácilmente restringidos no un modelo detallado de reforma radical. El modelo, que apareció con el
.-~ pueden desempeñar un papel importante para superar la resistencia a la nombre de Contrato social, implicaba el restablecimiento de la sociedad
reforma, mientras que no es posible controlar a los que pueden desempe- civil en todas sus dimensiones y una reforma del sistema político para
ñar ese papel, que son impredecibles. La fluctuación constante en la Unión incluir elementos de genuino parlamentarismo, un gobierno responsable
Soviética entre las medidas que conducen hacia adelante y las que reviven y una reconstrucción del lugar y papel del Partido Comunista que conser-
las prácticas pasadas, entre la democratización y la centralización autori- varía algunas de sus prer~tivas, pero sólo dentro de una estructura de
taria, puede explicarse mejor en estos términos. El régimen desea una legalidad constitucional. Lo que nos importa es la estructura, más que la
reforma radical, desencadena e incluso propicia el resurgimiento de la fórmula exacta, porque representó un llamado a la discusión, negocia·
sociedad civil, pero también desea imponer su prerrogativa para determi- ción y compromiso. Los partidarios del enfoque de1 Contrato social inten·
nar los límites de lo que se puede y no se puede cambiar, incluso la estruc- la ron reconstruir el proyecto dual heredado de Polonia en términos de un
tura y la dinámica de la propia sociedad civil. modelo que vinculaba la reconstrucción radical de la sociedad civil con
No obstante, el proceso de movilización social y la construcción de por una reforma menos radical, pero que no obstante modificaba los princi·
lo menos algunas de las dimensiones de lo que los propios actores llaman pios de la esfera política. La idea no era abandonar la meta de la democra·
sociedad civil continúa en medio de la fluctuación. El nivel de la autoorga- cia parlamentaria, sino combinar dos ritmos de cambio diferentes, uno
nización societal de hoy en día habría sido inconcebible hace un par de en la sociedad civil y otro en la esfera del Estado, de manera que se refor-
años. Pero no está del todo claro que el resultado será una reforma radical zaran mutuamente, y proporcionar a la vez el cambio necesario del "am-
en vez de una polarización y estancamiento sin esperanza. 109 Si la patología biente" para institucionalizar una economía de mercado verdadera.
de la reforma desde arriba es que remplaza un sistema de mando formal El Contrato social retuvo una importante conexión con la política pola-
con uno de regulación burocrática informal, el paso hacia la sociedad civil cu del "nuevo evolucionismo" manteniendo, contra otros enfoques de ese

.. ~ ..
86 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 87

momento que todavía seguían dirigiéndose a la negociación con el régi- Es provechoso comparar esta situación con el periodo de 1980-1981 en
men o sus elementos reformistas, 112 que los grupos, las asociaciones y de Polonia. Entonces fue Solidaridad la que buscó, sin éxito, un "compromi-
hecho los movimientos fuera de las instituciones oficiales tendrían la ta- so histórico" con el régimen, que implicaba la creación de instituciones
rea primaria de promover el cumplimiento de las reformas. En Hungría, de mediación. 116 Su propia concepción polarizada, y la confianza del régi-
no obstante, la idea era paradójica, en,vista de la ausencia de algo que se men en la posibilidad de "normalización" y en. sus poderes para llevar a
pareciera al nivel polaco de autoorganización societario. 113 cabo la reforma económica, desempeñaron papeles importantes en el fra-
Sorprendentemente, los resultados políticos en Hungría resultaron ser caso del compromiso. Quizás en ese tiempo, a diferencia de 1988, Solida-
aún más radicales que los de Polonia. En realidad, después de que Kadar ridad era tan fuerte, pues tenía el apoyo de toda la sociedad, que el régi-
salió del poder en mayo de 1988, el Partido Comunista húngaro hizo rápi- men no le podía permitir ningún papel genuino en la conformación de las
damente varias concesiones: una esfera pública abierta de facto, una ley políticas. En 1990, elementos importantes de los antiguos regímenes tan-
de asociación y del derecho a la huelga, y una ley que permitía la forma- to en Hungría como en Polonia habían aceptado la idea de un compro-
ción de partidos, aunque en un principio no como organizaciones electo- miso de gran alcance con oponentes relativamente más débiles, y esto
rales. Además, para febrero de 1989 el partido aceptó la necesidad de elec- implicaba la creación de instituciones de mediación que requerían la par-
ciones competitivas irrestrictas en una fecha próxima, y en junio de 1989 ticipación de actores independientes. Por esta razón, recurrieron a los
inició negociaciones respecto a las reglas y procedimientos electorales, actores de la sociedad civil, promoviendo activamente su transformación
con ocho o nueve formaciones protopartido representadas por "la Mesa y estimulando en el proceso el surgimiento y consolidación de agentes
Redonda de la oposición". políticos que (ellos esperaban) no tenían (o tenían sólo débiles) raíces en
Hay dos formas de interpretar la lógica de estos cambios. La primera la sociedad civil. Para hacer que valiera la pena ese cambio en el patrón
(F. Koszeg) toma el punto de vista de la debilidad de las organizaciones de existente de la política opositora, se concedieron procedimientos políti·
la sociedad independiente y señala la disolución interna del partido en el cos competitivos para la celebración de las elecciones. En vista del riesgo
poder (debido a la crisis económica, así como a los efectos desestabiliza- de las elecciones para la supervivencia de los regímenes establecidos, las
dores de la política no intervencionista soviética) que lo hizo demasiad~ dé- élites que optaron renuentemente por este proceso buscaron su propia
bil para resistir incluso un grado relativamente pequeño de presión so- supervivencia introduciendo elementos restrictivos en el compromiso (Po·
cial. Ciertamente, la tesis parece ser confirmada por la historia de varias lonia) o asumiendo funciones como miembros de la nueva sociedad polí·
concesiones clave, que empezaron con· las propuestas cuya intención era Lica en formación (Hungría). 117
simplemente la cooptación, continuaron con intensas críticas públicas y Nuestro interés no está en lo córrecto de esos cálculos, sino en los efec·
terminaron en una situación en la que el régimen cedió. 114 Pero esta inter- Los sobre la sociedad civil de la orientación hacia la sociedad política. Hoy
pretación no deja lugar para un importante actor que se encontraba fuera en día operan cuatro tipos ideales de cambios significativos en Europa ~
de la oposición, es decir, los grupos reformistas dentro del partido, que oriental: la reforma, la ~ma radical desde abajo (o la "nueva evolu· .¡,
desempeñaron un papel activo en varias de las mismas concesiones. ción"), la transición política a un nuevo sistema, y lo que recientemente se J. Q
La segunda interpretación (J. Kis) buscaba corregir esta subestimación ha llamado "revolución" .118 Cada una tiene sus actores, sus patologías y
haciendo hincapié en los esfuerzos realizados por parte de la facción refor- sus formas potenciales de autocorrección. Cada una se ocupa de una di·
mista, cada vez más predominante, por encontrar socios legítimos, via- rncnsión diferente del problema de la sociedad civil. La estrategia de la
bles en la sociedad para instituir reformas económicas junto con los nue- reforma, que aún domina en la Unión Soviética, tiene como agentes a
vos programas de austeridad. La búsqueda de socios pudo por sí sola ac.:Lores modernizadores del Estado. La patología de esta vía es que rem·
haber llevado a un esfuerzo de cooptar a las fuerzas sociales en forma- plaza la discreción burocrática formal con variantes informales que, en
ción, pero la necesidad de socios viables, en vista de la disminución de conjunto, no mejoran el funcionamiento económico y que, como ocurre
la legitimidad del régimen, requería entes genuinamente independientes uclualmente en la ex Unión Soviética, podrían en realidad debilitarlo. La
que funcionaran en un terreno político competitivo, abierto. 115 En este forma en que imaginamos que se le puede corregir es el retorno a la socie·
análisis, la búsqueda de socios llevó al régimen, o a su facción dominan- dad civil, que involucraría en el proceso de reforma a actores colectivos
te, a la apertura del espacio requerido para la emergencia de la sociedad (grupos, asociaciones, movimientos y público) que están fu era de la es fe·

........
política. ra estatal. En la Unión Sovll!tlca, Incluso el haber recurrido a los mecani1·

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 89
88
mos electorales típicos de la sociedad política hizo a un lado y por algún de la sociedad política, que al menos al principio' incluirá a los reformis-
tiempo obstaculizó el surgimiento de actores políticos independientes, tas del Partido Comunista. ¿Tiene este modelq sus propias patologías po-
aunque ayudó a la autoorganización y movilización de los actores infor- tenciales?, y de ser así, ¿cuáles son sus correctivos?
males de la sociedad civil. Así, las elecciones de principios de 1989, y las Como hemos visto en el caso de las transiciones latinoamericapas, una
sesiones contradictorias e incongruentes del Congreso de Diputados de de las varias razones de que las élites gubernamentales se orienten a la
los Pueblos, 119 no tendieron a llevar a una mediación sino a una forma resurrección de la sociedad política es que las ayuda a desmovilizar a la so-
de movilización que ya era polarizadora y que lo sería más a medida que ciedad civil. Hacen esto tanto para protegerse a sí mismos y a la transi-
la reforma económica continuara estancándose. En ausencia tanto de una ción de los excesos de las demandas económicas como para excluir del
violenta represión como de una mediación parlamentaria, los conflictos proceso político a los actores y formas de movilización que pueden llevar
tendrían que presentarse cada vez más en las calles. a su propia exclusión. Mientras que las élites de los antiguos partidos go·
La polarización, como hemos visto en Polonia, es la patología específi- bernantes, o más bien de sus partes reformistas, no tienen el apoyo social
ca de la orientación hacia la sociedad civil y sus actores, a pesar de las para convertirse en actores de la sociedad civil (con las muy dudosas ex·
consecuencias dramáticas de este cambio para los procesos de aprendiza- cepciones de las burocracias de los sindicatos), esperan que al autocon·
je societal y, específicamente, para la construcción de una cultura política vertirse en partidos electorales con ideologías socialdemócratas podrán
democrática. En Polonia, relacionada con la polarización se ha presenta- convertirse en actores en la nueva sociedad política. Por lo tanto, la orien·
do una excesiva unificación de la sociedad civil en que un solo movimien- tación hacia la sociedad política tiene claramente como su patología la
to ha sido el canal para los heterogéneos intereses e identidades sociales desmovilización de la sociedad civil y el fracaso para remplazar sus for-
que incluso compiten entre sí, lo cual ha obstaculizado (incluso aunque mas movilizadas con otras institucionalizadas. Éste es un grave problema
éstas no hayan sido las intenciones de los participantes) el surgimiento en Europa oriental, donde la atomización y la fragmentación de los víncu·
del pluralismo societario y, posteriormente, del político. En una sociedad los, solidaridades y asociaciones sociales superó incluso lo ocurrido en los
dividida nacionalmente como la Unión Soviética, una segunda forma de regímenes autoritario-burocráticos recientes, y donde la sociedad civil
polarización -entre grupos étnicos o nacionales en competencia, o entre parece existir por el momento sólo en una forma movilizada cuya contri·
los movimientos democráticos y los nacionales- ha sido una consecuen- bución al restablecimiento de la integración social ha sido limitada. Por
cia incluso más negativa de la estrategia orientada a la sociedad civil. º
12
esta razón, una constelación que haga a un lado a la construcción de ins·
En este contexto, el surgimiento de grupos políticos capaces de nego- tituciones en la sociedad civil será muy desfavorable para el desarrollo de
ciación, de compromiso y de parlamentarismo genuino representa una una cultura política democrática· y, por el contrario, donde este tipo de
pequeña esperanza para la mediación, que únicamente puede funcionar cultura continúe desarrollándose, puede conducir a graves problemas
si se encuentran los medios institucionales para vincularlos con las líneas de legitimidad para las nuevas élites políticas.
cada vez más profundas de conflictos sociales que tienen que ver con te- Los esfuerzos realizad""J'Or los elementos reformistas de las antiguas
mas nacionales, económicos y políticos. Ahora el problema es encontrar élites para despolitizar e incluso fragmentar a la sociedad civil son muy
la forma en que grupos de la sociedad civil cada vez más movilizados comprensibles. Para ellos, la cuestión implica no sólo conservar su poder
puedan manejar sus conflictos con el régimen y entre sí. En este contexto, de decisión para determinar la política económica, sino también su supervi·
no parece existir una alternativa al estado de derecho y al parlamentaris- vcncia como fuerza política. La raíz de la dificultad es aun más profunda,
mo multipartidario, que no sea una polarización cada vez más destructiva por supuesto, y puede tener que ver con las tendencias básicas relacionadas
que, en el centro ruso del imperio que se desmorona, puede eventualmen- con la sociedad política moderna compuesta por partidos y parlamentos.
te tomar la forma de un estancamiento entre las fuer:ias societarias y el Por haber surgido de la sociedad civil y haber conservado algunas de las
Estado al que no pueden derrocar, o de un enfrentamiento violento entre curacterísticas de su origen, así como por haber resistido la designación
el movimiento democrático y el conservador-nacionalista, o incluso una de "partido", los nuevos partidos principales de Hungría, Polonia y Checos·
combinación de estos resultados. 121 lovaquia han dado lugar al surgimiento, a pesar de todo, de expectativas
En Polonia y Hungría, ya se ha promovido el supuesto correctivo para de que podrán resistir las tendencias "oligárquicas" de los partidos polí·
la polarización mediante el retorno a la sociedad política. Esto implica licos modernos. 122 No obslante (o como consecuencia) frecuentemente
que los agentes del proceso de transición serán cada vez más 101 aclorcs se les critica por remplazar al gobierno de una !!lite por el de otra, por no

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EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 91
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
90
rentes proyectos para reconstruir a la sociedad civtl como un solo conjun-
tener en cuenta las iniciativas civiles y los movimientos sociales e incluso
to, en una forma que no se limite al uso obvio de la misma terminología
por intensificar los controles del Estado sobre los gobiernos locales y la
en contextos diferentes. Esto lo haremos en dos pasos.
esfera pública, así como por no recurrir a las consultas sociales antes de
tomar decisiones económicas importantes. 123 Significativamente, los es-
Primero, argumentamos en favor de antecedentes intelectuales ca- i '.
munes en el ámbito de la circulación de formas de discurso. En el contex-
fuerzos por refutar esas acusaciones haciendo referencia a la soberanía
to del pensamiento social crítico, hoy en día hay un notorio cambio inte-
parlamentaria sólo han conducido a nuevas acusaciones de absolutismo
lectual posmarxista, que produce una discusión de la sociedad civil que
parlamentario e incluso a la acusación exagerada de que se ha creado una
verdaderamente es internacional. Segundo, presentamos dos posiciones 1
dictadura de varios partidos.
Aunque una democracia elitista en la que la participación popular esté
intelectuales, relacionadas con la crisis del marxismo, pero que no se pue- 2-
den reducir a la misma, que son compartidas por los actores sociales en
limitada a votaciones periódicas no sea el ideal de los elementos principa-
los cuatro contextos políticos, como lo demuestran nuestros "estudios
les de muchos de los partidos o grupos participantes, el contexto actual
de caso". Éstas son: 1) la crítica del Estado y 2) el deseo de ir más allá de
en muchos aspectos apunta en esta dirección. Nuevamente, las necesida-
la alternativa de reforma y de revolución, en el sentido clásico de estos
des de la transición· económica, a la que algunos hacen muy rígida en
términos. ·
términos de una versión no solidaria, individualista de la sociedad civil
124 Hoy en día la crisis del marxismo es un fenómeno mundial, por una
(es decir, burguesa), son responsables de ello en buena medida. En Hun-
variedad de razones locales y globales. En los países capitalistas avanza-
gría, todavía más que en Polonia, esas tendencias se ven reforzadas por
dos, la continua incapacidad de la teoría marxista para explicar la estabi-
conceptos de soberanía parlamentaria basados en el llamado modelo de
lidad relativa y la reconstrucción repetida del sistema existente es una de
Westminster, que están presentes en todos los partidos importantes. Pero,
las principales razones. Otra es el final decisivo de la era en que parecía
¿aceptará fácilmente una población acostumbrada a las garantías socia-
posible (por no decir deseable) que la clase trabajadora -o cualquier
les la legitimidad de decisiones que implican una nueva austeridad mera-
otro estrato social o grupo único- desempeñara el papel de sujeto glo-
mente sobre la base de los acuerdos de las élites, independientemente de
bal del cambio social. En América Latina, el factor decisivo fue la asocia·
su posesión formal de un mandato electoral? Existe amplia experiencia
ción del marxismo con la vía revolucionaria que no sólo fracasó para pro·
proveniente de la historia de los populismos latinoamericanos de que no
ducir alguna clase de Estado de bienestar socialista, sino que tambil!n
la aceptará, haya o no elecciones. Existe el peligro de que el populismo,
contribuyó directa y en algunos casos deliberadamente a la caída de la
que tiene fuertes raíces en la Europa oriehtal, sea la respuesta al elitismo, de
democracia liberal y al surgimienfo de dictaduras de derecha. Donde tu-
parte de sociedades civiles desmovilizadas o subdesarrolladas, semiato-
vieron éxito las llamadas revoluciones socialistas, los resultados difícil·
mizadas y no solidarias. mente inspiran a la imitación. El modelo soviético de Europa oriental, en
el momento de su derrum~hora casi universalmente se reconoce como
ineficiente y deshumanizador. Este desarrollo, que se refleja en las accio-
ALGUNAS COMPARACIONES Y PROBLEMAS
11es y puntos de vista intelectuales de los disidentes, ha desacreditado de
untemano las metas de la mayoría de los comunistas occidentales y de los
Sería ilegítimo tratar de igualar los proyectos que acabamos de presentar.
puíses del Sur, o de los grupos ultraizquierdistas que han heredado el manto
Los modelos de sociedad civil que han emergido en estos diferentes con-
del marxismo. Es significativo que las teorías y formas de análisis marxis-
textos muestran importantes variaciones. De hecho, hay obvias dificulta-
1ns hayan fracasado repetidamente en sus esfuerzos por comprender la
des con cualquier estructura interpretativa única que busque preguntarse
l'slructura de las sociedades de tipo soviético y por delinear orientaciones
sobre el significado de y proporcione orientación para estas varias conste-
posibles para los actores que procuraban transformarlas. 125
laciones de estructura e historia. No obstante, es indispensable un marco
Siempre es posible, por supuesto, pasar del marxismo a cualquier posi-
teórico en que se pueda fundamentar lo que a final de cuentas es una
l'ión que puede ir del liberalismo y neoconservadurismo hasta el funda·
discusión común a través de las fronteras. Una falsa unificación propor-
cionaría nada más soluciones ilusorias y, por lo tanto, debemos explorar 111cntalismo religioso. Pero si se desea evitar remplazar al dogmatismo
marxista por un dogma antimarxista, si uno se niega a cambiar la apolo-
todo el rango de discursos disponibles hoy en día. Sin embargo, antes de
¡,¡étlca de una forma de dominación por otra, se debe aceptar la posibili-
hacerlo, debemos por lo menos justificar nuestra presentación de los dife-

\-*tL<ú,.,,c.t',
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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 93
92
dad de que Marx realmente estableció algunos puntos de vista críti- que después de nuestras recientes experiencias con las dictaduras, las
cos ventajosos que no pueden ser abandonados en tanto que persista la nacionalizaciones de las grandes industrias y las consecuencias de la pe-
sociedad capitalista. En muchos casos, esto significa reinterpretar o re- netración de la vida social por las burocracias centrales, ninguna de las
construir algunos de sus principales conceptos, conduciendo a proyec- antiguas respuestas puede tener el peso que tenían antes. Es cada vez más
tos teóricos que van bastante más allá1 de las implicaciones normativas difícil considerar al Estado como una síntesis pasiva de una pluralidad de
y analíticas de cualquiera de las versiones de la teoría marxista clásica, fuerzas sociales o como un instrumento neutral en manos de cualquier
incluidos los neomarxismos de Lukács, Gramsci y la antigua Escuela de clase que ocupe la posición socialmente dominante o que logra que su
Francfort. Son estos proyectos teóricos los que queremos describir con partido sea elegido al poder gubernamental. "Introducir de nuevo al Esta-
la designación de posmarxismo. 126 Una posición común de todos los pos- do" debe significar reconocer que el Estado moderno tiene su propia lógi-
marxismos a pesar de las diferentes terminologías, es la revisión de la ca y que constituye una constelación independiente de intereses. 129 Al con-
identificación que hace Marx de la sociedad civil con la burguesa, así co- trario del espíritu de la gran rebelión decimonónica contra la economía
mo de sus varios proyectos políticos que apuntaban a una reunifica- de mercado capitalista autorreguladora, el Estado no puede ser un medio
ción de Estado y sociedad. 127 Los posmarxistas no sólo se dan cuenta, al neutral a través del cual la sociedad pueda actuar sobre sí misma de una
igual que Gramsci, 128 de la durabilidad de la sociedad civil en las demo- manera autorreflexiva. 130
cracias capitalistas y de la consecuente improbabilidad de la revolución Segundo, la alternativa de reforma o revolución ha sido desacreditada
en el sentido marxista clásico, sino que además afirman lo normativamen- porque tanto los partidos reformistas como los partidos revolucionarios
te deseable que es la conservación de la sociedad civil. No obstante, el han tenido parte de culpa en nuestras crisis presentes. Todos los casos que
posmarxismo se puede distinguir de todos los neoliberalismos (que a hemos estudiado revelan, explícita o implícitamente, la misma renuncia a
su propia manera también identifican a la sociedad civil con la burguesa) la utopía de la revolución, al sueño de un modelo único, impuesto, de la
por sus esfuerzos para desarrollar el tema de la transformación democrá- buena sociedad que rompe completamente con el presente, y que está
tica radical o pluralista radical de las versiones existentes de sociedad más allá de todo conflicto y división. Ese modelo no es compatible nl
siquiera en principio con cualquier noción moderna de la democracia. Al
civil. mismo tiempo, lo que expresan los casos estudiados es más que una re-
Sostenemos que el concepto de sociedad civil, tal como ha sido usado
por nuestras diferentes fuentes, pertenece al mundo intelectual e incluso forma meramente incremental; por lo menos, implican un reformismo
a la cultura política del posmarxismo (y quizás del "posgramscianismo"). El radical o estructural. No obstante, incluso estos términos acuñados por
discurso contemporáneo de sociedad civil fue diseminado internacional- A. Gorz 131 no cubren todo lo que está en juego. Hoy en día, tanto la revo-
mente, al menos en sus inicios, por la circulación de las ideas posmarxistas. lución como la reforma se entienden generalmente en términos de (y se
La amplia aceptación de un concepto semejante por primera vez en nues- les condena por) su lógica estatista, y la idea de combinarlas a las dos de
tra historia reciente, que permitió un diálogo entre los críticos sociales del alguna manera, como lo~e sugiriendo el término "reformismo radi·
Este y del Oeste, del Norte y del Sur, ha sido posible debido a los proble- cal", se ha vuelto actualmente inaceptable. El término "nuevo evolucio·
nismo" es démasiado vago para que los pueda remplazar, pero tanto
mas y proyectos compartidos entre esos contextos.
Se pueden encontrar dos de esos problemas/proyectos en las fuentes "revolución autolimitada" o "radicalismo autolimítado" parecen adecua-
que acabamos de citar. Primero, y en forma más relevante, está la críti- dos. En este caso la idea, elaborada por analistas tan diferentes como
ca del Estado y la búsqueda de una política "postestatista". La incapacidad J. Kuron, A. Gorz, N. Bobbio y J. Habermas, es que el objeto de la recons·
de los regímenes de tipo soviético, de las dictaduras latinoamericanas e ,.,.,; trucción radical y también sus sujetos (múltiples, no unificados) se des·
incluso de los estados benefactores para resolver todos o algunos de los , plaza del Estado a la sociedad. Por consiguiente, en lo que se refiere a las
problemas sociales clave, y lo poco deseable de las soluciones que han estructuras existentes de las economías de Estado (y en el Occidente, ca·
surgido, es uno de los temas de que tratan todas las fuentes relevantes. pitalistas) tendría que e incluso debería practicarse una nueva clase de
Hubo un tiempo en que la respuesta a diagnósticos similares era propo- uutolimitación. Esta idea sobrevive en las dos temporalidades de cambio
ner un Estado más racional-"una dictadura del proletariado, es decir, de que se refieren al Estado y a la sociedad civil, tal como se propone en el
la izquierda en vez de la derecha- o (en el caso del Estado benefactor) Contrato social, e incluso en la orientación hacia la sociedad política que
simplemente más Estado, "nacionalizando" más esferas de la vida. Parece Implica una disminución no revolucionaria consciente del ritmo de cam·

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94 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 95


bio mediante negociaciones y elecciones. En una versión occidental, la impulso totalizador, esta idea extiende el discursb autorreflexivo y auto.
misma idea es expresada muy bien por la yuxtaposición que hace crítico de la modernidad a su concepto político más importante, esto es,
Rosanvallon de la reconstrucción de la sociedad civil con necesarias con- la revolución. 135
cesiones en lo que se refiere a las estructuras del Estado y de la economía. Ya hemos observado que la posición más o menos común de la revolu-
La sociedad civil puede ayudar a cambiar esas estructuras, pero no debe ción antiestatista, autolimitada, que descubrimos en nuestras diversas fuen-
abolir todos los aspectos de su operación autónoma. tes, no se expresa en términos de una sola estructura categórica o de un
Es interesante que en la más antimarxista de nuestras tres constelacio- solo modelo para la reconstrucción de la sociedad civil. En ocasiones en-
nes, Europa oriental, el término revolución se usa más a menudo para contramos que se proponen diversas variantes dentro de un solo contexto
indicar la transición desde el gobierno autoritario. No obstante, debe de- político-cultural, y por supuesto la variación entre los proyectos es inclu-
cirse que el sentido del término difiere de los establecidos por las revolucio- so más significativa cuando se trata de contextos diferentes. El núcleo co-
nes francesa y rusa. La búsqueda de la sociedad perfecta y transparente mún de todas las interpretaciones, a pesar de todo, es el concepto de sociedad
asociada con estas revoluciones se rechaza explícitamente porque fortale- civil, o mejor dicho, de algunos de los componentes de este concepto. To.
ce al Estado y es inevitablemente terrorista. Algunos autores redefinen el dos están de acuerdo en que la sociedad civil representa una esfera dife.
término en un sentido más conservador, procurando conservar las tradi- rente e incluso opuesta al Estado. Todas incluyen, casi siempre de manera
ciones o culturas políticas más antiguas que todavía existen (o que se ima- no sistematizada, alguna combinación de redes de protección legal, aso-
ginan que existen) amenazadas por la sovietización, o conservando la tra- ciaciones voluntarias y formas de expresión pública independiente. Unas
dición de otros pueblos (por ejemplo, el liberalismo clásico ). 132 Otros, que pocas concepciones parecen incluir a las familias y los grupos informales.
parten del caso único de la derrotada revolución húngara de 1956, tratan Algunas comprenden a los movimientos e incluso igualan a la sociedad
de entender las transiciones que se están forjando como una "revolución civil con la presencia de movimientos sociales; otras (como las del escri.
política" pura que conduce al establecimiento de una nueva forma de so- tor polaco Wojcicki) excluyen e incluso temen esta posibilidad como una
beranía democrática, un novus ordo seculorum. 133 La primera de estas forma de politización inaceptable. En los textos relacionados con los cua-
líneas de pensamiento, que en parte retorna a la noción premoderna de la tro proyectos políticos, sin embargo, no hemos encontrado ningún trata·
revolución como un esfuerzo por restablecer una situación anterior, tiende miento comprensivo de la relación entre las categorías de la sociedad civil
a omitir lo que es genuinamente nuevo en los proyectos actuales de trans- o, en cualquier caso, del nexo entre la sociedad civil como movimiento y
formación. Puede dar credibilidad a pllntos de vista que hacen referencia como institución. Pero no hay duda de que los elementos a los que se da
a la "restauración" o la "contrarrevolución". La segunda no capta su ca- importancia en los diferentes contextos y textos son a menudo muy dife·
rácter explícitamente autolimitado y evolucionado. Esto se ha manifesta- rentes, incluso aunque se haya añadido poco (o se haya sustraído explíci·
do repetidas veces en la búsqueda de un compromiso y de soluciones de lamente) a la lista clásica de leyes, asociaciones y públicos. 136
transición y en la aceptación deliberada de un ritmo de cambio menor. Hay dos importantes ctMlttiones que~elevantes desplazamien• ! ...,.
Sorprendentemente, en vista de la naturaleza de los regímenes anteriores, tos en las estructuras de las categorías. Primer c.deb~!~c;!_~~r~_e o excl~ ~e
quienes los suceden no buscan ni una expropiación personal general de se a la eco_I1_<J~_í~4~JQ ~e_ s~~ieda s;jyil (el J:?Odelo hegellanovs. el q"'
los miembros de las élites anteriores ni su total exclusión de la actividad g:a.msciano)?, r-reg~?~_:be uno procur~~~_!!eren~_i~!:__él~ª- sociedad._,,..~
política o profesional. De hecho, se evitan estas opciones de una manera c1V1l y_a la pohtiQrrel modelo del'ucquevñre-vs. el hegeliano)? Los autores a
reflexiva y consciente incluso ante los repetidos esfuerzos por convertir ncoliberales y residualmente neomarxistas tienden a estar de acuerdo en
a los poderes del pasado en los del futuro. La revolución autolimitada la inclusión de la esfera económica dentro de la sociedad civil, aunque
evita la destrucción total de su enemigo, lo que inevitablemente significa- por razones opuestas. Los primeros, ya sea en Occidente o ahora cada vez
ría ponerse a sí misma en el lugar del soberano, 134 privando a la sociedad más en Europa oriental, reafirman la identidad de lo civil y lo burgu6s,
de su autoorganización y autodefensa. temen un modelo de derechos en que la propiedad no ocupe la posición
El término "revolución autolimitada" (así como sus sinónimos, parcia- primaria, y rechazan la politización de la sociedad y la formación de mo·
les, la revolución "pacífica" y de "terciopelo") evita las debilidades tanto ' vimientos sociales que exigirían la redistribución económica al Estado.
de la idea de la revolución "conservadora" como de la "popular". En vez de Aunque preocupados legítimamente por las consecuencias de las conexio·
protegerse detrás del significado moderno de "revolución" o de repetir su ncs entre populismo y estatismo, esta tendencia intelectual se olvida de

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 97


96

los efectos destructivos del mercado autorregulado sobre el tejido cul- que opere en un ambiente favorable para los cálcalos racionales. Es com-
tural de la sociedad, que han sido descritos tan bien por Karl Polanyi. prensible, en el contexto de Europa oriental, que para los principales au-
Aquellos que en Europa oriental olvidan esta lección a causa de su odio tores de la oposición democrática no se hayan convertido directamente
hacia todas las formas de intervencionismo estatal buscan de hecho unir- en un tema los dañinos efectos que sobre la solidaridad social tiene una
se a Europa no como es hoy en día, ,una Europa que se enfrenta a los economía de mercado capitalista completamente autónoma -efectos
problemas ecológicos y sociales generados por la economía capitalista, que niegan los escritores neoliberales-. No obstante, el movimiento So-
sino como era antes, lo que invita a que se repitan los desastres que ya lidaridad, debido a su naturaleza social así como a sus vínculos con la
tradición sindicalista católica, ha estado en cierta medida consciente de
conocemos.
El segundo enfoque, el residualmente marxista representado por André estos peligros.
Gorz y en cierta medida incluso por Claus Offe, presupone estos efectos Significativamente, el curso de la vida intelectual y política de autores
destructivos, pero no considera en forma suficiente los resultados desas- latinoamericanos como O'Donnell y Cardoso es en muchos aspectos simi-
trosos de eliminar la racionalidad económica en el proceso de supervisar lar a la de Kuron y Michnik. En fecha tan tardía como 1978, O'Donnell o 1
la producción y la distribución. Mientras que los neoliberales reducen la todavía usaba "sociedad civil" en el sentido neomarxista de sociedad bur- 1
sociedad civil a una sociedad económica, los neomarxistas reducen la eco- guesa. Las mediaciones que entonces propuso entre sociedad civil y Esta· s,
nomía futura (poscapitalista) a una sociedad política o proponen, en forma do (nación, pueblo y ciudadanía) correspondían sólo a la estructura sub·
parecida a los socialistas utópicos, alguna clase de economía reincorpora- desarrollada de sociedades afectadas por ciclos de unificación populista y ~
da socialmente. En Farewell to the Working Class de Gorz, se combinan fragmentación autoritaria. Bajo la influencia de las nuevas formas de
estas dos fórmulas. En la fórmula Verde realista (y para nosotros preferi- autoorganización y las luchas por la democracia en las décadas siguien·
ble) de Offe y sus colegas, se combina una esfera económica basada en la tes, O'Donnell y P. Schmitter cambiaron totalmente su terminología y
reciprocidad, la mutualidad y la autoactividad (Eigenarbeit) con una eco- empezaron a usar "sociedad civil" para describir una esfera entre la eco·
nomía de mercado dirigida macroeconómicamente, pero a pesar de todo nomía y el Estado, caracterizada sobre todo por las asociaciones y los
genuina. En esta fórmula, las actividades económicas en el sentido sus- públicos. Además, el fracaso de los esfuerzos autoritario-populistas, llevó
tantivo se incluyen (al menos en parte) en la sociedad civil, pero la econo- al rechazo de la inclusión contraria de la economía dentro de las institu·
mía como un proceso formal está afuera de la misma.
137 ciones sociales o políticas. En el sutil análisis de Cardoso, el papel de la
Cuando la sociedad civil en forma de movimientos sociales está en pro- democracia industrial parece ser el de establecer áreas clave de control
ceso de organizarse e institucionalizarse a sí misma, son pocos los auto- social sin perjudicar la racionalidad económica.
res que argumentan en favor de su unidad o incluso continuidad con la En conjunto, ni en América Latina ni en Europa oriental se ha estudia·
sociedad económica. No hay duda de ese reduccionismo, por ejemplo en do adecuadamente la "interfase" entre sociedad civil y economía de mer- 1 ~
los escritos de Michnik y Kuron. En cambio, ellos han argumentado consis- cado. 138 Sin embargo, es~lisis es una precondición para cualquier al· !G
tentemente en favor de la autonomía de las estructuras legales, de las lcrnativa conceptual seria a los peligros del liberalismo económico y a las
asociaciones libres y de una vida pública genuina concebida en términos falsas promesas del socialismo utópico. 139 Sin esa alternativa, uno puede
de la promesa de una sociedad civil solidaria. Sin duda, el hecho de que esperar más vacilaciones entre el mercado y el Estado como agentes de la
un elemento menor en su argumento es la liberación de la economía de liberación y un renovado descuido de los efectos destructivos de ambas
los controles estatales desempeñó en este caso un papel importante. Más lunto en la solidaridad social como en la autonomía individual.
allá de la utopía de la democratización completa de la producción que De igual importancia es la división de opiniones sobre la interfase entre t IJ'1
Kuron todavía proponía a mediados de la década de 1960, los escritores icodcdad civil y Estado. Los autores franceses a que nos hemos referido S
de la oposición democrática polaca se ven obligados a enfrentar la dura tienden a considerar a la sociedad civil y a la política como dos esferas, la j

realidad de que sólo el restablecimiento del mercado, más allá de cual- 11cgunda como la que media las relaciones de la primera con el Estado. En
quier modelo de reincorporación social, puede superar la crisis polaca y esta concepción, tanto la sociedad civil como la política deben ser recons·
producir una economía moderna, viable. Incluso aunque la democracia lruidas para conservar y renovar los fundamentos de la vida asociativa y
industrial desempeña un papel en sus propuestas, se reconoce que se la para hacer que éstos sean efectivos frente al Estado. En la mayoría de los
1rnálisis de Europa oriental que provienen de la posición democrática, y

.......
debe hacer compatible con la necesidad de la gerencia experimentada

.~·
',~s
98 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 99
por lo menos en algunos autores latinoamericanos (por ejemplo, F. Wef- identificar a la sociedad política con el Estado, lo que es un vestigio del
fort), la categoría de sociedad civil incluye e incorpora los niveles de sus uso premoderno tradicional.
mediaciones políticas. Finalmente, en otros modelos, las dos catego- Los requerimientos políticos actuales son igualmente importantes al
rías "civil" y "política" aparecen más como alternativas del tipo de so- elegir entre los dos tipos de categorización. Tanto en América Latina como
ciedad civil que es deseable o posible. ,En los escritos de Claus Offe, por en Europa occidental, la yuxtaposición de la sociedad civil y del Estado
ejemplo, la opción parece ser entre sociedad civil neoconservadora (des- fue un resultado conceptualmente dualista de un periodo de autoorgani-
politizada) y sociedad civil democrática radical (política). En la argumen- zación societal que llevó a la polarización entre fuerzas democráticas y
tación de O'Donnell y Schmitter, hay una sucesión de fases temporales, en autoritarias. La sociedad independiente era lo suficientemente fuerte para
que la sociedad civil despolitizada representa la fase normal que puede sobrevivir e incluso desafiar la legitimidad del Estado autoritario. Pero no
sobrevivir incluso al gobierno autoritario, mientras que la sociedad civil era lo suficientemente fuerte para obligar a un compromiso genuino o
política es sólo la fase excepcional de movilización o levantamiento. En para asegurar una transición más allá del gobierno autoritario. Con el
este caso, los ciclos de los tipos de sociedad civil representan otra versión surgimiento de posibilidades reales de negociación y de compromiso, o
del ciclo político de regímenes autoritarios y democráticos. El paso de la incluso de acuerdo, respecto al desmantelamiento de los gobiernos auto-
sociedad civil desmovilizada a la movilizada implica el final del régimen ritarios en favor de escenarios electorales, la categoría de sociedad civil
autoritario; la sociedad civil desmovilizada implica primero la estabiliza- les pareció a muchos autores (Cardoso, Kis, Stepan) poco adecuada para
ción de la democracia y sólo eventualmente la posibilidad de un retorno a describir las fuerzas sociales organizadas que ingresaban al proceso de
la dictadura. Incluso en algunos análisis de Europa oriental se ha pro- intercambio político con los actores estatales. Esto llevó a la resurrección
puesto una elección entre las interpretaciones no política y política (en de la categoría de sociedad política (o sus equivalent~s) incluso donde era
Polonia, por los intelectuales católicos) para resaltar la alternativa de la fuerte la influencia de Hegel, Marx y Gramsci. Algunos autores ofrecen r&•
antipolítica en una sociedad profundamente cansada de formas previas zones normativas para el desplazamiento, insistiendo en que la orientación
de politización. hacia la sociedad política permite una pluralización deseable de la oposl·
Si suponemos por el momento que la inflexible alternativa entre la socie- ción, cuya ubicación al nivel de la sociedad civil implica, se dice, la unlfi·
dad política y la civil es función de una polarización política indeseable, cación monolítica dentro del gran movimiento de la sociedad. 140
en que los neoconservadores han tenido la iniciativa, o un ciclo igualmente Así, la elección entre los dos marcos teóricos no puede basarse en la
indeseable, seguimos enfrentados a dos modelos competitivos que expre- historia intelectual, los requerimientos políticos actuales, o incluso en su
san la necesidad de combinar los niveles prepolíticos de la vida social con combinación; presupone consideraciones sistemáticas tradicionales que
formas políticas que pueden proporcionar una vida pública fuera de la bosquejaremos más adelante en este libro. Por ahora, sólo hacemos notar
estructura de la autoridad política pública, es decir, del Estado. Éstos im- que la elección de cualquiera de esos dos enfoques ha estado motivada
plican, por una parte, un modelo de sociedad civil que incluye una esfera ' insuficientemente hasta~- En particular, las estructuras y formas de
pública política entre sus categorías y, por la otra, una estructura dentro acción que corresponderían a la sociedad civil, a diferencia de la sociedad
de la cual la sociedad civil y la política están claramente diferenciadas. En política, no han sido analizadas sistemáticamente. por aquellos que pre·
cierta medida, la elección es un asunto de tradiciones intelectuales here- suponen una aguda diferenciación de estos dos dominios. Para demostrar
dadas. La tradición alemana que proviene de Hegel y de Marx representó su argumento, los defensores de la diferenciación tendrían que recurrir a
una culminación de la diferenciación del topos clásico de la sociedad ciu- ulgo parecido a las antiguas distinciones de movimientos y élites, así como
dadana o política en una sociedad civil despolitizada y Estado. Esta tradi- de la influencia y poder, para resaltar la diferencia entre lo "civil" y lo
ción tiene lugar para la mediación entre sociedad civil y Estado dentro de "político". Sin embargo, quizá no deseen hacer esto por razones normati·
cada dominio, pero no para un dominio independiente entre ellas con vus o ideológicas tácitas.
instituciones y dinámicas diferentes. Por contraste, la tradición francesa En realidad, las dos estructuras parecen tener relaciones diferentes con
derivada de Tocqueville nunca eliminó totalmente la antigua categoría de lus consideraciones normativas y analíticas. Desde un punto de vista ana·
la sociedad política, sino que en cambio la estableció al lado de la socie- lfllco, la distinción entre sociedad civil y política ayuda a evitar la clase de
dad civil y el Estado. Finalmente, y en forma muy confusa, la tradición rcduccionlsmo que supone que actividades políticas con dimensión estra·
italiana que se remonta a Gramsci usa los tres término' pero tiende a t6glca son generadas f'cUmente por las asociaciones y movimientos

, eef:tt;h
100 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 101

societales, o son de alguna manera innecesarias. Paradójicamente, un mocracia industrial (aunque no su abandono), ha llevado a muchos auto-
concepto indiferenciado de sociedad civil nos presenta una rígida elec- res occidentales a desplazar del Estado a la sociedad civil el proyecto de
ción entre la despolitización de la sociedad (donde lo político se asigna al "democratizar" la democracia de élite. 142 En el programa de los Verdes,
Estado) y su politización excesiva (donde se considera que todas las di- tal como lo presenta Offe, este cambio también ha sido articulado en el
mensiones de la sociedad civil son políticas o deben ser politizadas). La ámbito organizativo, en el esfuerzo de combinar las estrategias basadas
distinción entre lo civil y lo político, por otra parte, destaca el hecho de en el partido con las orientadas a los movimientos. En general, los que
que ninguno de estos dominios se reconstituye automáticamente al recons- buscan democratizar la sociedad civil, piensan que este dominio compren·
tituirse el otro. De hecho, incluso puede existir oposición y conflicto entre de tanto movimientos como instituciones.
los requerimientos de los dos proyectos. Esto también ha sido cierto en Europa oriental y en América Latina,
Desde un punto de vista normativo, tratar a la sociedad política como donde los movimientos han tendido a ser más globales y comprehensivos
una mediación dentro de una sociedad civil de muchos niveles tiene la que en Occidente. No obstante, en las dictaduras hubo algo limitado y
posible ventaja de establecer la prioridad de los dominios no estratégicos artificial en el desplazamiento del proyecto de democratización a la socie·
de solidaridad, asociación y comunicación. Diferenciar lo civil y lo políti- dad civil: la esfera del Estado (por no mencionar a la economía) y de la
co parece colocar a los dominios en una base normativa igual. Aunque potencial mediación parlamentaria fue dejada fuera no por elección nor-
este último enfoque no hace que la reconstitución de la sociedad civil sea mativa, sino por necesidad estratégica. Como regla, se afirmó el objetivo a
una función automática de la existencia y actividad de las organizaciones largo plazo de la democracia parlamentaria, con excepción de aquellos
políticas, a pesar de todo tiende a liberar a los actores de la sociedad polí- que hicieron un llamado a una cultura y tradición políticas diferentes (de-
tica de la carga normativa que significa tener que construir o fortificar ficiente o superior según fuera el caso). Cuando la crisis de los regímenes
instituciones civiles que pueden limitar su propia libertad de acción. Éste convirtió a ésta en una meta posible a corto plazo, para muchos el proyec·
es un problema grave, porque aunque los actores de la sociedad civil pare- to de democratización se desplazó a la sociedad política. Algunos autores
cen aprender por sus fracasos que no pueden lograr sus propias metas sin incluso trataron de yuxtaponer la "liberalización", orientada a la sociedad
recurrir a la sociedad política, lo contrario desafortunadamente no es cierto, civil, y la "democratización" cuyo espacio habría de ser principalmente la
como lo muestra la historia de las democracias elitistas. 141 Es sólo a largo sociedad política. 143 En Europa oriental, la comprensión teórica de las
plazo que la viabilidad de una sociedad política democrática puede de- élites sobre la democracia liberal de Europa occidental fue olvidada o
pender de qué tan profundamente esté arraigada en asociaciones y públi- abandonada en favor de una versión cívica de libro de texto. La resurrec·
cos prepolíticos, independientes. ción del liberalismo económico también aumentó la sospecha respecto a
Dada la complementación normativa y las ventajas analíticas de las las organizaciones societales capaces de hacer demandas sobre las nuc·
dos concepciones, una de las cuales trata a la sociedad política como una vas élites políticas que pudieran traducirse en costos económicos inacep·
mediación en tanto que la otra hace hincapié en la diferenciación analíti- tables. Muchos de los qu~can restringir la democratización acusan a
ca de lo civil y lo político, nos proponemos usar ambas concepciones y en las organizaciones sociales como Solidaridad de no ser democráticas. Al·
ocasiones combinarlas. Creemos que es conveniente porque nuestra me- gunos afirman que la democratización societal inhibe la creación de un
todología combina los enfoques hermenéutico y analítico. verdadero Estado moderno capaz de tomar decisiones con eficacia. 144
El problema de la relación entre la sociedad civil y la política está vincula- Por supuesto, hay tendencias contrarias arraigadas en el carácter del
do con el problema del locus de la democratización. Todas nuestras fuentes movimiento de los polacos y también, en parte, en la oposición húngara.
importantes ven a la democracia liberal como una condición necesaria Existe la tendencia de articular, más en la práctica que en la teoría, una
para colocar al Estado moderno bajo el control societal. También supo- estrategia dualista que considera las diferentes formas de democracia y
nen que la democracia liberal es incompatible con una pirámide democráti- democratización en la sociedad civil y en la política como complementa·
ca cuya base sea la participación directa. Además, han roto con el antiguo rias, cada una indispensable para un proyecto de "más democracia".
sueño de abolir al Estado. No obstante, en Occidente este nuevo énfasis Cardoso, en América Latina, es el que más se ha acercado a articular un
tiende a vincularse con otro antiguo: la conciencia del carácter elitista de programa semejante explícitamente. En un principio, por lo menos, la
las democracias liberales contemporáneas. Este conjunto de posiciones, dualidad de sindicato y partido en que el victorioso movimiento de Soll-
junto con la asignación de una importancia algo menor a la idea de la de- duridad se articuló, favoreció una formulación similar. Incluso después

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102 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 103

de la división de este movimiento-partido, las dos nuevas organizaciones


que han emergido, la ROAD (Movimiento Cívico-Acción Democrática) li- NOTAS
beral democrática y la Plataforma del Centro, derechista, parecen com-
partir esta herencia dual, como lo hacen todas las nuevas organizaciones 1 Aunque lo haya hecho en un estilo de ensayo no explícitamente teórico. Véase, en
particular, Adam Michnik, "A New Evolutionism", Letters from Prison and other Essays,
dinámicas de Hungría (MDF SzDSz, Fidesz) y Checoslovaquia (el Foro Cí- Berkeley, University of California Press, 1985.
vico, Público Contra la Violencia). Lo~ modelos organizativos de estos 2 En principio, estas últimas son potencialmente ilimitadas debido a la dramática demo·
nuevos "partidos" políticos, ninguno de los cuales tiene formalmente este cratización interna del partido en el gobierno.
3 Michnik, Letters from Prison, op. cit., pp. 86, 88 y 95.
nombre, los han acercado, por lo menos inicialmente, al modelo dual bus- 4 A. Arato, "The Democratic Theory of the Polish Opposition: Normative Intentions and
cado, por lo general sin éxito, por algunos de los nuevos movimientos Strategic Ambiguities'', Working Papers of the Helen Kellogg Institute, Notre Dame, 1984.
sociales de Occidente, en especial los Verdes. s Michnik, op. cit., pp. 111-124.
6 Jbid., p. 77.
La tendencia actual, sin embargo, es la de profesionalizar y dar un mayor 7 K. Wojcicki, "The Reconstruction of Society", Telos, núm. 47, primavera de 1981,
"carácter de partido" a los nuevos partidos. Algunos todavía hablan, no pp. 98-104.
obstante, de desarrollar vínculos más complejos con las formas de la so- s "Not to Lure the Wolves out of the Woods: An Interview with Jacek Kuron", Telos,
núm. 47, primavera de 1981, pp. 93-97. .
ciedad civil dentro del marco de una creciente diferenciación respecto a 9 Esto fue hecho en forma crítica por algunos, y con entusiasmo por otros. La distinción
las mismas. Esos vínculos presupondrían tanto una apertura programática que hace Touraine entre un movimiento social (unificado) y un movimiento para la recon1·
de lo político a lo civil como un fortalecimiento suficiente de este último trucción (pluralista) de la sociedad ayuda a describir la ambigüedad de que se trata. Vbse
A. Touraine et al., Solidarity. Poland 1980-1981, Cambridge, Inglaterra, Cambridge Universlty
que le permitiría funcionar en formas institucionalizadas. Lo que se re- Press, 1983.
quiere, en otras palabras, son programas que no sólo establezcan un pro- º 1 Compárese, por ejemplo, Michnik, Letters from Prison, op. cit., pp. 89-90, 129 y 158.

ceso en desarrollo de intercambio político con las organizaciones y las 11 Véase la entrevista con Jacek Kuron citada en la nota 8.
12 Michnik, op. cit., pp. 146-147.
iniciativas fuera de la esfera política de los partidos sino que también 13 Para análisis extensivos de los problemas de la reconstrucción de la sociedad clvtl en
fortalezcan a la sociedad civil respecto a la nueva sociedad económica en el primer periodo de Solidaridad, 1980-1981, véase A. Arato, "Civil Society against the Stattl
formación. 145 Sólo un programa semejante pudo ofrecer algo genuina- Poland 1980-1981", Telos, núm. 47, primavera de 1981, pp. 23-47, y "Empire vs. Civil So·
cicty: Poland 1981-1982", Telos, núm. SO, invierno de 1981-1982, pp. 19-48.
mente nuevo respecto a los modelos actuales de la política occidental, 14 Michnik, op. cit., p. 81.
trascendiendo así la mala elección entre liberalismo económico y demo- 15 !bid., pp. 57 y 79.
16 El liderazgo de Solidaridad inició negociaciones con el objetivo de legalizar de nuevo
cracia elitista o fundamentalismo democrático directo.
ni movimiento sindicalista. En gran medida, en el espíritu de la estrategia orientada hacia
Pero incluso si fuera a surgir esa nueva estrategia orientada a la socie- lu sociedad civil de agosto de 1980, quería evitar todo acuerdo para compartir el poder que
dad civil cuyas raíces se pueden descubrir en las variedades del discurso pudiera conducir a la responsabilidad sin poder genuino. El precio del régimen para le1a·
político que hemos examinado aquí, sigue sin estar clara la razón por la !Izar al sindicato fue que Solidaridad aceptara una tercera parte de los escaflos de la CAma•
rn baja, cuyos ocupantes serían designados por medio de una elección controlada, en tanto
cual se le deba preferir a un renovado liberalismo (el cual está en ascenso) que la fórmula para una Cáma~~erior elegida libremente fue el compromiso que acor-
o a una democracia igualitaria radical (que por el momento está declinan- dnron los oponentes. Los resultados reales no fueron anticipados por ninguno de los partl•
do). Y si se puede demostrar que es preferible normativamente a esas clpantes. Entre otras cosas, implicaron un cambio en la estrategia de Solidaridad y un
desplazamiento de parte de su identidad hacia la sociedad política.
opciones, podría ser que consideraciones teóricas más complejas demos- 11 Entre los autores más importantes están Claude Lefort, André Gorz, Alain Touralno,
trarían precisamente que lo que es atractivo en las políticas de la sociedad .l11rqucs Juilliard, Pierre Rosanvallon y Patrick Viveret. Todos son intelectuales para 101 que
civil es incompatible con el desarrollo de la modernidad. Para estudiar l "68 fue el momento de un importante cambio en la política de la izquierda, del que derl·
v1uon consecuencias democráticas y liberales en vez de autoritarias. En diferente medida,
estos problemas con la suficiente seriedad, ahora abandonamos la discu- l'Ntnban asociados con el sindicato CFDT y el ala Rocardiana del Partido Socialista de la
sión de los actores contemporáneos y concentramos la atención en la re- dl4cnda de 1970. El término, no particularmente afortunado, Segunda Izquierda fue aplica•
construcción teórica y crítica del concepto de sociedad civil. 110 11 esta tendencia por sus partidarios, en tanto que sus oponentes se referían a ello• como
111 lr.quierda estadunidense, supuestamente por su énfasis en los nuevos movimientos 1ocl1·
IPN y en la sociedad civil. Para una historia del CFDT, véase Hervé Hamon y Patrlck Rotman,
t.11 dtuxieme gauche, París, Ramsay, 1982.
11 Podría valer la pena hacer un estudio separado para determinar la razón do 01to.
NcJN11tros haríamos 6nfa1l1 en la continuada importancia durante la década de 1970 do un
r1utldo Comunista sin modlflcaclonoa y la presencia general de una cultura política jacobl·
11u·o•tal11ta que dl1tln1uf1 1 Francia do otroN países de la Europa occldontal. Como H

Aft7th
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 105
104
49 Schmitter, "An Introduction to Southern European Tra¡;¡sitions from Authoritarian
obvio, la lucha por el legado de mayo de 1968 también desempeñó un importante papel, al
igual que los esfuerzos del Partido Socialista por definirse a sí mismo a diferencia de la Rule", Transitions, op. cit., vol. 1, pp. 6-7.
50 Alfred Stepan, Rethinking Military Politics: Brazil and the Southern Cone, Princeton,
tradición izquierdista dominante en Francia.
19 Pierre Rosanvallon y Patrick Viveret, Pour une nouvelle culture politique, París, Seuil, Princeton University Press, 1988, pp. 3-4.
51 O'Donnell y Schmitter, "Tentative Conclusions", op. cit., pp. 49-52.
1977, pp. 22-24. 52 !bid., pp. 51 y 53.
20 !bid., pp. 7 y 129. Este punto, que fue presentado por primera vez por Tocqueville, fue
53 !bid., p. 48.
tomado por la teoría política pluralista en la década de 1960 para explicar las excepcionales
54 Schmitter, "Introduction to Southern European Transitions", pp. 6-7; G. Pasquino,
características francesas y la existencia de movimientos radicales en Francia.
21 !bid., p. 112.
"The Demise of the First Fascist Regime and Italy's Transition to Democracy: 1943-1948", y
22 Pierre Rosanvallon, La crise de l'État-providence, edición revisada, París, Seuil, 1981, p. 117. N. Diamandouros, "Regime Change and the Prospects for Democracy in Greece: 1974-
23 Rosanvallon y Viveret, op. cit., pp. 113 y ss.
1983'', Transitions, vol. 1, pp. 46, 58 y 154; M. A. Garreton, "The Political Evolution of the
24Jbid., pp.103y 129. Chilean Military Regime and Problems of the Transition to Democracy" Transitions, vol. 2,
25 !bid., pp. 129-130.
pp. 116-117; O'Donnell y Schmitter, "Tentative Conclusions", op. cit., pp. 21-22. Los ejem·
26 !bid., pp. 97-98.
plos del sur de Europa no se ajustan, por supuesto, al modelo de autoritarismo burocrático
27 !bid., p. 112, véase también Claude Lefort, "Politics and Human Rights", The Political desarrollado por O'Donnell.
55 O'Donnell y Schmitter, op. cit., p. 55.
Forms of Modern Society, Cambridge, MIT Press, 1986, p. 266.
56 F. Weffort, "Why Democracy?", en Alfred Stepan (ed.), Democratizing Brazil, Princeton,
28 Lefort, op. cit.
29 Rosanvallon, La crise de l'État, op. cit., pp. 120-121 y 136.
Princeton University Press, 1989, p. 349.
57 Este punto también es importante para los sueños autoritarios-elitistas de los
30 Véase André Gorz, Farewell to the Working Class, Bastan, South End Press, 1982.
"neoconservadores" del "Norte", muchos de los cuales fueron grandes defensores de las
31 Véase el cap. 9.
32 Claus Offe y Volker Gransow, "Political Culture and Social Democratic Administration", dictaduras liberales-autoritarias-burocráticas del "Sur" como, por ejemplo, en Chile.
58 G. O'Donnell, "Tensions in the Bureaucratic-Authoritarian State and the Problem of
en Offe, Contradictions of the Welfare State, Cambridge, MIT Press, 1984.
33 En particular, James O'Connor, Jürgen Habermas y Claus Offe.
Democracy", en D. Collier (ed.), The New Authoritarianism in Latin America, Princeton, Prince-
34 Michel Crozier et al. {eds.), The Crisis of Democracy, Nueva York, New York University ton University Press, 1979, pp. 313 y ss.; y F. H. Cardoso, "Associated-Dependent Development
and Democratic Theory'', en Stepan (ed.), Democratizing Brazil, op. cit., pp. 312 y ss.
Press, 1975.
5 9 O'Donnell, "Tensions in the Bureaucratic-Authoritarian State'', op. cit., p. 317.
35 Véase Offe y Gransow, Contradictions, op. cit., caps. 2, 6, y 8.
36 Claus Offe, "The New Social Movements: Challenging the Boundaries of Institutional 60 O'Donnell y Schmittet, "Tentative Conclusions", op. cit., p. 48.
61 Diamandouros, "Regime Change and Prospects for Democracy in Greece", p. 154.
Politics", Social Research, vol. 52, núm. 4, 1985, pp. 819-820.
37 Offe y Gransow, op. cit., pp. 289-290.
Nuevamente, el caso griego implica un tipo de régimen algo diferente.
62 O'Donnell y Schmitter, op. cit., p. 15.
38 !bid., p. 250. 63 En la misma frase, O'Donnell y Schmitter argumentan que "la ausencia relativa de
39 Offe, "The New Social Movements", op. cit., p. 820.
40 Offe y Gransow, op. cit., pp. 182-183. Este argumento es más antiguo que los otros dos este levantamiento reduce la probabilidad de una regresión inducida por un golpe de Esta·
ya citados y conserva algo del estatismo democráiico de la posición anterior de Offe. Aquí do" y, "donde 'el poder está con el pueblo' o 'el pueblo está en las calles' los promotores de
se considera al Estado como si fuera democrático en la medida en que está basado en el esos golpes de Estado probablemente duda,rán ante la perspectiva de provocar una guerra
sufragio universal; y, curiosamente, las instituciones liberales democráticas lo hacen un civil" (op. cit., p. SS).
poco menos democrático. Esta posición es idéntica a la de Car! Schmitt. Otra versión del 64 O'Donnell, "Tensions in the Bureaucratic-Authoritarian State", pp. 287 y ss. En este

argumento de Offe que hace de la democracia liberal el "puente" entre los ciudadanos y el ensayo, O'Donnell denomina a la esfera privada "sociedad civil", usando una terminología
Estado no tiene esta implicación. Véase Contradictions, pp. 163 y ss. marxista anterior que pronto abandonó. El propio análisis, que hace énfasis en las media·
41 En principio este conflicto debe resolverse, como algunos liberales claramente ciones como la voz de una socieiNif"clvil que por lo demás es silenciosa, ya se separa de las
antidemocráticos piensan, reforzando el lado elitista de la teoría elitista de la democracia conceptualizaciones marxistas de todo el problema, y se orienta implícitamente en una
para producir un "restablecimiento de la autoridad". En vista de las normas democráticas dirección hegeliana.
6 5 Cardoso, "On the Characterization of Authoritarian Regimes in Latín America", en
de legitimidad ya existentes, sin embargo, no está de ninguna manera claro que esa solu-
ción sea posible sin la creación de dictaduras capaces de eliminar, durante algún tiempo, el Collier (ed.), The New Authoritarianism, op. cit., pp. 37 y 43-44.
66 O'Donnell, op. cit., p. 317.
exceso de demandas parlamentarias y extraparlamentarias.
42 Claus Offe, Disorganized Capitalism, Cambridge, MIT Press, 1985, pp. 224-226. 67 Weffort, "Why Democracy?", op. cit., p. 329.

43 Esto lo afirma repetidas veces el propio Offe, véase, por ejemplo, Contradictions, 68 Cardoso, "Associated-Dependent Development and Democratic Theory", op. cit.,
p. 319. Correctamente llama a esto un retorno a una concepción diferente, aunque equivocada·
op. cit., p. 250.
44 Véanse los caps. 9 y 10. Nosotros creemos que el significativo traslape entre las cate· mente considera a "una concepción latina de la sociedad civil" igual a la sociedad política.
gorías del mundo en que vivimos y de la sociedad civil proporciona la clave de este proble- 69 !bid., pp. 313-314, y Stepan, Rethinking Military Politics, p. S.

ma, en especial en un modelo de tres partes de la sociedad civil-económica-estatal. 10 Stepan, ibid.


71 Este punto de vista fue presentado por Juan Corradi en una conferencia ante el semi·
45 Offe, Contradictions, p. 246.
46 Véase Offe, Disorganized Capitalism, op. cit., cap. 9.
nurio sobre democracia en la facultad de estudios de posgrado de la New School for Social
47 Guillermo O'Donnell y Philippe Schmitter (eds.), Transitions from Authoritarian Rule, Rcscarch en la primavera de 1987,
72 Stcpan, op. cit., pp. 3-5.
vol. 4, Baltimore, Johns Hopkins, 1986.
48 O'Donnell y Schmitter, "Tentative Conclusions about Uncertaln Democracies", 73 Compárense las páginas .5 y 6 d1l llbro d1 St1p1n. 'linto como objeto de la democra·

Transitions, op. cit., vol. 4, pp. 48 y ss. tl:r.uclón y como ugente pura hacer av1n11r 11 prc:>a110, la 1ocled11d civil e• lndl1pcn111ble en

.
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EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 107
106 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
102 La Unión Soviética era el último garante de la disponibilidad de recursos materiales
un punto de vista más amplio del que presupone en otras partes el propio Stepan. Véase su
clave en la periferia, a pesar de su utilización no económica (irracional y desperdiciadora).
"Paths toward Redemocratization: Theoretical and Comparative Considerations", en
Esta garantía fue mutuamente dañina. Para el modelo básico, véase J. Kornai, Contradictions
O'Donnell y Schmitter (eds.), Transitions, vol. 3, pp. 78-79. Compare también las páginas IX
and Dilemmas, Cambridge, MIT Press, 1986; para el análisis de las crisis del modelo, véase
y XI en la introducción a Democratizing Brazil, op. cit. G. Markus, "Planning the Crisis: Remarks on the Economic System of Soviet-type Societies",
74 B. Lamounier, "Authoritarian Brazil Revisited: The Impact of Elections on the Aber-
Praxis International, vol. 1, núm. 3, octubre de 1981, pp. 240-2S7; T. Bauer, "From Cycles to
tura", en Stepan (ed.), Democratizing Brazil, op. cit., p. SS. Crisis?: Recent Developments in East European Planned Economies and the Theory of
75 Stepan, "Paths toward Redemocratization"\ op. cit., pp. 79-81; O'Donnell y Schniitter,
Investment Crisis", en A. Arato y F. Feher (eds.), Crisis and Reform, Transaction Books,
"Tentative Conclusions", op. cit., pp. 37-39. edición en preparación. Sobre el agotamiento del modelo de la limitación de recursos y sus
76 Cardoso, "Associated-Dependent Development", pp. 4S y ss; Lamounier, op. cit., p. 63.
consecuencias, véase J. Kis, "Forra vilag", Beszél6, núm. 26, 1989, pp. S-12. El primer
77 Stepan, "State Power and the Strength of Civil Society in the Southern Cone of Latin
America", en Peter Evans et al. (eds.), Bringing the State Back In, Cambridge, Inglaterra, artículo teórico importante que habló del principio de una "crisis económica general" del
Bloque Soviético fue publicado en 1982 por T. Bauer; fue traducido al inglés como "The
Cambridge University Press, 1985. Second Economic Reform and Ownership Relations", Eastern European Economics, vol. 23,
78 Cardoso, op. cit., pp. 319-320. Todos los que han estudiado a los Verdes alemanes han
núms. 1-2, 1984.
observado el mismo problema. Véase el cap. 10. l03 Conferencia en la New School, 22 de febrero de 1988, de la que se informó en el New
79 O'Donnell y Schmitter, op. cit., pp. 37 y ss. York Times, 28 de febrero de 1988. Véase también A. Nove, "What's Happening in Moscow",
80 !bid., p. 42. National Interest, verano de 1987.
81 !bid., pp. 42 y 47. 104 Véase principalmente, J. Kornai, "The Hungarian Reform Process: Visions, Hopes,
82 !bid., pp. 57-S8. and Realities", Journal of Economic Literature, núm. 24, diciembre de 1986, pp. 1687-1737.
83 Lamounier, op. cit., p. SS. 105 T. Bauer, "A masodik gazdasagi reform ésa tulajdonviszonyok", Mozgó Vilag, novlem·
84 O'Donnell y Schmitter, op. cit., pp. 58-S9. bre de 1982, pp. 17-42.
85 !bid., p. 62. l06 Bauer vio este problema con mucha claridad, por lo menos desde 1982.
86 Lamounier, op. cit., pp. 69-71. 101 Kornai, op. cit.
87 !bid., pp. 62-63. 108 Tamas Sarkozy, Gazdasagpolitika, Szervezetrendszer, Jogpolitika, Budapest, Kossuth
88 !bid., p. S8. konyvkiadó, 1987.
89 O'Donnell y Schmitter, op. cit., pp. 26 y 5S-S6. 109 Lo que es peor, ésta puede ser sólo una de varias polarizaciones no mediadas que se
90Véase A. Hirschman, Shifting Involvements, Princeton, Princeton University Press, 1982.
pueden presentar dentro de la sociedad soviética, junto con las de las nacionalidades y ti
91 Véase Garreton, "The Política! Evolution of the Chilean Military Regime"; también,
centro, así como entre las fuerzas nacionalistas y las democráticas dentro del propio centro
C. G. Gillespie, "Uruguay's Transition from Collegial Military-Tecnocratic Rule", Transitions,
ruso, y quizás también en otras partes.
vol. 2.
92 O'Donnell, "Introduction to the Latin American Cases", Transitions, vol. 3, pp. lS-17.
º
11 En particular, J. Kis y los editores de Beszél6. Véase Kis, "Gondolatok a kozeljtMlr~l"
(Meditaciones sobre el futuro inmediato), Beszél6, núm. 3, junio de 1982, pp. 7-27.
93 !bid. 111 J. Kis, "Korlatainkrol és lehet6ségeinkrol" (Acerca de nuestros límites y posibillda·
94 Norbert Lechner, "De la révolution a la democratie (le débat intellectuel en Amérique
des), A Monori Tanacskozas (una publicación clandestina), 198S.
du Sud)", Esprit, julio de 1986, pp. 1-13; Robert.Barros, "The Left and Democracy: Recent 112 Véase la obra colectiva "Fordulat és reform" (Momento decisivo y reforma) y M. Blharl,
Debates in Latin America", Telas, verano de 1986, pp. 49-70; José Casanova, "Never Again",
"Reform és democracia", ambos en Medvetimc, núm. 2, Budapest, 1987, pp. S-129 y 16!·225,
manuscrito inédito. 11 3 Incluso en Polonia, donde las negociaciones de principios de 1989 lograron una fórmu•
95 Weffort, "Why Democracy?", op. cit., pp. 332-333, 33S-337. la de compromiso con un asombroso parecido a la del Contrato social, no es posible decir que
96 !bid., p. 34S. esto ocurrió sólo como resultado de la abrumadora presión popular, que en realidad habla
97 Cardoso, "Associated-Dependent Development", op. cit., pp. 323-324.
conducido a un estancamient~s. Si bien los movimientos de huelga de 1988 fueron
98 !bid., p. 319. importantes, fueron mucho más débiles que los de 1980 y, no obstante (contra las intenclonea
99 !bid., p. 321. de los líderes de Solidaridad) lograron un resultado mucho más comprensivo. Éste no 1ólo
100 Aquí nos estamos refiriendo al desarrollo de formas de la sociedad económica y
consistió en una (re) legalización del sindicato sino también elecciones que en gran medida
política que están abiertas a la influencia de la sociedad civil. Durante muchos años, nues-
fueron libres, abriendo el camino en junio de 1989 a una derrota "plebiscitaria" del Partido
tras propias ideas sobre ese tema se han parecido al modelo elaborado por Cardoso. Véase
Comunista, a una Cámara alta controlada por Solidaridad y a un Congreso combinado en
"Social Movements, Civil Society and the Problem of Sovereignty", Praxis International,
que la oposición podía vetar toda legislación, así como la elección del presidente de la
vol. 4, núm. S, octubre de 198S, pp. 266-283; "Civil Society and Social Theory", Thesis
República por parte del partido en el poder. El resultado fue, inesperadamente para todoa
Eleven, núm. 21, 1988, pp. 40-64; "Politics and the Reconstruction of Civil Society", en Axe!
los que participaron, la formación de una coalición de gobierno dirigida por Solidaridad.
Honneth et al. (eds.), Zwischenbetrachtungen im Prozess der Au'{kliirung. Jürgen Habermas 114 Véase L. Bruszt, "On the Road to a Constitutional State?", manuscrito inédito, 1989.
zum 60. Geburtstag, Francfort, Suhrkamp, 1989. Para nuestra concepción actual, véanse
115 Kis, "Forra vilag" y también su "A visszaszamlalas megkezdodott", BeszéltJ, mlm. 27,
los caps. 9 y 10. 1989. Kis argumenta que en Polonia, donde ya existía una organización social poderoH, 1u
101 J. Staniszkis, "On sorne Contradictions of Socialist Society", Soviet Studies, abril de
viabilidad como socia no fue sacrificada (a pesar de las oposiciones que surgieron de 101
1979, pp. 184-186; Poland's Self-limiting Revolution, Princeton, Princeton University Press,
niveles inferiores), incluso aunque aceptara limitaciones sobre los procesos de competen•
1984, pp. 36-67 y 144-14S. Véase también la crítica parcialmente similar por A. Arato, "The
Democratic Theory of the Polish Opposition: Normative Intentions and Strategic Ambi- cia pol!tica. Sin embargo, en Hun¡rla, donde las nuevas organizaciones podían convertlrH
en genuinamente populares aólo en 11 contexto de elecciones abiertas, todas esa1 reatrlcclo•
guities", Working Papers of the Helen Kellogg Institute, Notre Dame, 1984, cuyo objetivo es la
reconstrucción -no el abandono, como lo propone Staniszkis- de la teorla de la aoclcdad nes habrían puesto en pell,ro a 101 1oclo1 potenciales y también los habrlan hecho lnlltllea
desde el punto de vl1ta dt 01 rtforml1t11 comunlatas.
civil.

~.
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO 109
108
116 Véase Arato, "Civil Society against the State" y "Empire vs. Civil Society", op. cit. dad marxista-leninista, de las formas nacionalista e histori~ista de autopresentación y
111 Ciertamente dudaríamos en derivar las acciones de los líderes reformistas y de su autojustificación. 3) La inseguridad y debilitamiento económico cada vez mayores del pe·
grupo del proyecto de élites más amplias para conservar o convertir sus poderes económi- riodo de transición, que hace que la defensa de los intereses materiales sea cada vez más
cos existentes en nuevos acuerdos de propiedad y control. Compárese el excelente libro de precaria. Incluso aquéllos afectados más adversamente por los cambios encuentran difícil
E. Hankiss, Kelet-európai alternativak, Budapest, Kozgazdasagi és jogi kiadó, 1989, p. 300 y oponerse a ellos en la medida en que son necesarios para desmantelar los regímenes odia·
el cap. 9. La conversión relevante para una élite política pequeña es política: de un Estado- dos. Como consecuencia, hay una tendencia a movilizarse en torno a temas simbólicos en
partido a un partido electoral e incluso presidenci'al de éxito. El fracaso de esta conversión vez de materiales, en torno a la identidad en vez del interés. 4) El hecho de que un llama·
en Hungría no demuestra que no fuera el motivo más importante de los reformistas princi- miento a una sociedad civil autoorganizada implica la posibilidad general de construir
pales, o que otras formas de conversión económica (aparentemente) más exitosas eran nuevas identidades, pero sólo para aquellos que son capaces de una participación intensa
parte de la motivación del líder. Dentro del contexto de la transición, y la anticipación de un en la vida de las organizaciones y las asociaciones. Para los que no participan en eU.as, la
conjunto diferente de reglas económicas, las élites económicas en gran medida no organi- reconstrucción de la sociedad civil y de sus asociaciones parece ser sólo un programa de
zadas tuvieron la oportunidad de llevar a cabo esfuerzos de conversión descentralizados atomización, tanto más precario en el contexto de un paternalismo estatal decadente. Los
que se convirtieron en una razón para no resistir al patrón de la transición, incluso aunque llamados a la identidad nacional y a la movilización nacionalista compensan a estos estra·
lo hubieran podido hacer. Las mismas críticas se aplican a los análisis algo diferentes de E. tos con la esperanza de una "comunidad ilusoria".
Szalai "Elites and System Change in Hungary", Praxis International, vol. 10, núms. 1-2, 121 Cuando lo escribimos, nuestro texto no podía anticipar varios acontecimientos lm•
abril-julio de 1990, pp. 74-79. Szalai se concentra en una élite algo diferente con diferentes portantes. Ahora ya han surgido mediaciones parlamentarias viables en la Unión Soviética,
alianzas políticas y, a diferencia de Hankiss, no cree que un sistema transformado de esa pero sólo en el ámbito de las repúblicas, incluyendo sorprendentemente a la República
manera pueda resultar en una economía de mercado que funcione. Véase también su ensa- Federal Socialista Rusa. Esta situación, que refleja ·el desarrollo de una multiplicidad de
yo "Az uj elite" (La nueva élite), Beszelo, núm. 27, 1989. sociedades civiles, una para cada República, no resuelve por sí sola el problema de la media·
118 En algunos casos, algunas de éstas se combinan. Muchos usan ahora el término ción para toda la sociedad ni evita los peligros de la polarización (múltiple). Sólo lo convier-
"revolución" para describir a toda, excepto la primera opción, reforma desde arriba. Si te en un problema entre los gobiernos de las repúblicas, apoyados por sus propias socleda·
bien las definiciones siempre están sujetas a la deriva histórica, creemos que "revolución" des civiles, y un gobierno central, cuya estructura interna no proporciona mediaclonea
no es una elección afortunada en el caso de Polonia, Hungría y la Unión Soviética, por tres suficientes. Lo que es peor, el fracaso del acuerdo (esperamos que temporal) respecto a la
razones por lo menos: 1) la naturaleza necesariamente autolimitante, gradual, de los proce- reforma económica entre los gobiernos de las repúblicas y el central ahora reproduce tam·
sos que todos los actores tienen en mente, no sólo debido a razones geopolíticas cuya im- bién la misma estructura del conflicto en lo económico, reforzando las líneas de división
portancia es cada vez menor, sino también por razones de principio; 2) el rechazo por parte políticas y culturales. A menos de que se creen instituciones de mediación que impliquen
de los actores más importantes de la lógica fortalecedora del Estado que tienen las revolu- un constitucionalismo y un parlamentarismo auténticos que incorporen de manera convln•
ciones modernas, descubierta por primera vez por Tocqueville, y 3) las importantes conti- ccnte una estructura federal o confedera!, los resultados posibles son pocos y todos extre·
nuidades de los movimientos de Europa oriental con los movimientos del Occidente y en madamente precarios. (Nota añadida en el verano de 1991.)
especial con los del Sur que buscan ir más allá de la alternativa de la reforma y de la revo- 122 Véase, por ejemplo, Z. Bujak, "West of Centre", East European Reporter, vol. 4, mlm. 3,
lución, al menos en el sentido tradicional de estos términos. El argumento en contrario se otoño-invierno de 1990. Esta posición no carece de contrarios. En Checoslovaquia, J. Urban
basa en un solo modelo: la Revolución húngara de 1956. Las diferencias entre la oposición argumentó enérgicamente en favor de la conversión del Foro Cívico en un partido al estilo
democrática, con sus trece años de historia antes.de 1989, y el movimiento contra un régi- de los de Europa occidental. Véase "The Crisis of Civil Forum", Uncaptive Minds, vol. 3,
men estalinista no modificado son obvias, incluso aunque actualmente, después que se han núm. 4, agosto-octubre de 1990. Esta cuestión supera las fronteras ideológicas. En Hun·
logrado otros cambios importantes, muchos de los objetivos de 1956 se encuentran de grfa, por ejemplo, el szosz está más satisfecho con la forma de partido "moderno"; el PIDBSZ
nuevo en la agenda. (Si bien no todos. Por ejemplo, hoy en día no se habla de una democra- parece estarlo menos. Dentro del gobernante MDF derechista, parecen estar representada1
cia industrial radical.) El levantamiento de 1956, como todas las grandes revoluciones, no ambas posiciones.
tenía un carácter autolimitante; más bien, tenía aspectos de una guerra civil, que es preci- 123 Lena Kolarska-Bobinska •. .:.'.~,Changing Face of Civil Society in Eastern Europe",
samente lo que los movimientos actuales procuran desesperadamente evitar. Por esta ra- 111anuscrito inédito, 1990. Para ercii~o húngaro véase F. Miszlivetz, "The Injuries of EHt
zón, ni la "Revolución pacífica" en la Alemania oriental ni la "Revolución de terciopelo" en Central Europe: Is the Autotherapy of Civil Society Possible?", manuscrito inédito, 1990¡
Checoslovaquia deben entenderse como versiones no violentas del modelo de 1956. Es inte· para el caso checo, véase la entrevista con Ladislav Hejdanek publicada como "Democracy
resante que aún sea una pregunta sin respuesta la relativa a si estas "revoluciones" repre- wilhout Opposition Is Nonsense", East European Reporter, vol. 4; núm. 3, otoflo-invlerno de
sentan modelos más o menos radicales de la democratización que los cursos no revolucio- 1990, p. 96. Para una evaluación teórica general véase Arato "Revolution, Civil Society, and
narios seguidos por los polacos y los húngaros. Véase A. Arato, "Revolution, Civil Society Dcmocracy".
and Democracy", Praxis lnternational, vol. 1O, núms. 1-2, abril-julio de 1990, pp. 24-38. 124 G. M. Tamas ha defendido esta perspectiva en varios escritos. Véase, por ejemplo,
119 Estamos pensando en lo sorprendentemente abiertos que fueron sus debates, por "Glcmp biboros int6 szava", Élet és irodalom, vol. 33, núm. 36, septiembre de 1989. Hay
una parte, y, por la otra, en el continuo control del proceso, en especial en la selección del Nl'l:lorcs importantes en los tres partidos principales, así como muchos economistas y rel•
Soviet Supremo (la legislatura real) primero por el aparato conservador y posteriormente ponsables de la política económica que toman la misma posición.
125 Véase los análisis de las mejores de estas teorías en los artículos que mencionamos a
por el pequeño grupo de funcionarios de Gorbachov.
120 Consideramos la movilización nacionalista, especialmente la de una variedad par- rnnlinuación. De A. Arato: "Autoritiirer Sozialismus und die Frankfurter Schule", en A.
ticularista, agresiva, como una patología de la sociedad civil. En Europa oriental y en la l lnnncth y A. Wellmer (eds.), Die Frankfurter Schule und die Folgen, Bcrlfn, de Gruyter,
Unión Soviética sus orígenes son complejos, y aparte de las quejas legítimas nacionales y 11)86; "Bahro's Alternative: From Western to Eastern Marxism", una resefla de U. Wolter
étnicas de las minorías y de los pueblos colonizados, refleja los siguientes elementos: J) Los (t'd.), Baliro: Critica/ Responses, Te/os, núm. 48, verano de 1981, pp. 153-168; "Crltlcal
procesos insuficientes y superficiales de modernización en Jos regímenes comunistas, que Sol'iology and Authorltarlan State Soclaltsm", en D. lleld y J. Thompson (cds.), Hab1rma1:
pueden suprimir las prácticas, símbolos e ideologías tradicionales, pero que no pueden C'r/tlcal Debates, Cambrld¡a, MIT Prau, 1982; "Immanent Critique and Authorltarlan
transformarlos efectivamente. 2) La creciente utilización, al decaer laa forma• do le¡¡lllml· Soclnllsm", Canadlan Joumal of l'olltlcal 1md Social Theory, vol. 7, n~m1. 1-2, Invierno·

-; stf t'ª· ·,.


110 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
EL RESURGIMIENTO CONTEMPORÁNEO
111
primavera de 1983, pp. 146-162; "The Budapest School and Actually Existing Socialism",
Theory and Society, núm. 16, 1987; "Facing Russia: Castoriadis and Soviet Society", Revue 137 Para la distinción, véase el gran ensayo de Polanyi, "the Economy as an Instituted
européenne des sciences sociales, vol. 37, núm. 86, pp. 269-291. Process", en G. Dalton (ed.), Primitive, Archaic and Modern Economies. The Essays of Karl
Polimyi, Boston, Beacon Press, 1968.
126 Véase A. Arato, "Marxism in East Europe", en Tom Bottomore (ed.), Dictionary of
138 Recientemente, los defensores de la sociedad civil en Hungría han hecho énfasis en
Marxism, Oxford, Blackwell, 1983, y "Marxism", en J. Eatwell et al. (eds.), The New Palgrave:
A Dictionary of Economics, Londres, Macmillan, 1987. la pluralidad de las formas de propiedad dentro del proceso de privatización como la di·
121 Véase Jean L. Cohen, Class and Civil Sodety. The Limits of Marx's Critica/ Theory,
mensión a través de la cual la sociedad civil puede obtener un punto de apoyo dentro de la
Amherst, University of Massachusetts Press, 1982. nueva sociedad económica que se está formando. Véanse los últimos ensayos en E. Szalal,
128 Véase el cap. 3.
Gazdasag és hatalom, Budapest, Aula Kiado, 1990, que representan el mejor tratamiento de
129 Véase Evans et al. (eds.), Bringing the State Back In.
esta cuestión desde el punto de vista de la teoría democrática así como del análisis econó-
130 Véase Jürgen Habermas, "The New Obscurity", The New Conservatism, Cambridge,
mico riguroso. En nuestra opinión, la propiedad puede tener un papel que desempef'lar en
MIT Press, 1989.
la relación de la sociedad civil con la sociedad económica, análogo al papel que desempe.
131 Véase André Gorz, Strategy far Labor, Boston, Beacon Press, 1967.
ñan los partidos políticos respecto a la sociedad política. La propiedad privada así como laa
132 G. M. Tamas representa esta perspectiva, aunque la elabora en términos de la idea de
organizaciones políticas sólo logran diferenciarse de la sociedad civil, mientras que se re•
una revolución "legal y no sangrienta" que se combinará eventualmente con la "reforma" quieren formas genuinamente pluralistas de propiedad así como partidos democrátlco1
desde arriba después de que se constituya una forma legítima de poder. Opuesta a cual- para mediar un punto de apoyo de lo civil en lo económico y en lo político. Sin esas media·
quier idea de "revolución social", su concepción deliberadamente deja abierta la posibili- ciones, la sociedad civil se hace burguesa y se atomiza, y la democracia se convierte en una
democracia de élite.
dad de los que detentan el poder hoy en día y convertirán su poder en propiedad económi-
139 Véase el cap. VI y A. Arato, "Civil Society, History, and Socialism: Reply to John
ca. Véase "Tájkép csata eliitt" (El paisaje antes de la batalla), Elet és irodalom, 4 de agosto de
Keane",
4 Praxis International, vol. 9, núms. 1-2, abril-julio de 1989, pp. 133-152.
1989, y su conferencia en una reunión pública del sznsz la que fue publicada en Szabad
1 0 Éste es el punto de vista de J. Kis. La idea de una sociedad civil de múltiples nivele.,
Demokraták, núms. 4-5, 1989.
133 Esta posición ha sido expuesta por Agnes Heller y Ferenc Feher en varias reuniones
incluidas sus "mediaciones" políticas, en principio puede satisfacer las necesidades intelectua·
y conferencias, pero, hasta donde sabemos, aún no se ha publicado. Definen a la revolución les de un periodo en que la orientación vuelve a dirigirse a la política en el sentido más tradlcio·
política como un rompimiento en la estructura de la soberanía, como el remplazo ya sea de na!. Aunque es cierto que los partidarios de la sociedad civil a menudo hacen hincapid en un
un soberano o de una forma de soberanía por otra. Incluso la segunda versión, más convin- modelo "horizontal" que ubica a todas las asociaciones y organizaciones en el mismo nivel, la
cente, es a la vez demasiado amplia y demasiado limitada para describir los cambios en la dimensión "vertical" del concepto de la sociedad política está presente en la antigua idea he¡ellana
mayoría de los países de Europa oriental: demasiado amplia porque descuida las continui- <le la mediación. Sin embargo, por lo menos en principio, es igual de posible para una sociedad
dades en la estructura del gobierno político que sólo se eliminan gradualmente (en particu- civil dividida por intereses e identidades alternativas estar organizada en forma plurallsta, que
lar, el gobierno de los antiguos parlamentos y del partido gobernante en el pouvoir constituant para una sociedad política convertirse en monolítica. Ciertamente, cuando la sociedad civil
y la continuación de la validez del sistema legal heredado); demasiado limitada porque las tomó las funciones de la sociedad política ante un Estado autoritario cada vez más hostil y m61
transformaciones implican un cambio total de los sistemas y de ninguna manera se limitan o menos unificado, como en Polonia, la pluralización de la sociedad civil constantemente pre·
a la esfera de lo político. Es interesante que su definición corresponda mejor al caso más dicada nunca se desarrolló realmente más allá de sus inicios. Pero en este caso la pluralización
violento y menos radical, es decir, Rumania. · de la sociedad política incluso en su forma parlamentaria también parece haberse retrasado
134 En una brillante exposición, que apareció demasiado tarde para ser incorporada en
sorprendentemente. Quizá podamos ver la razón de esto en una sociedad política que ae ha
nuestra argumentación, Ulrich Preuss ha mostrado que las revoluciones de Europa oriental desarrollado como la mediación política de una sociedad civil unificada. Por otra parte, la
se alejan del modelo de soberanía de Car! Schmitt, que desde su punto de vista había sido <'Xcesiva pluralización prematura de una sociedad política -como en Hungría, donde el pro·
establecido por la Revolución francesa, en especial en su autointerpretación jacobina- vccto de transición es más consensual de lo que parecería por los conflictos políticos- puede
ll'ner la consecuencia desafortunada de contribuir aún más a la desmovilización de una socio·
roussoniana ("La influencia de Car! Schmitt en el discurso legal de la República Federal de dad asqueada por la agresión y ~ogia innecesarias en la política.
Alemania", documento presentado en una conferencia sobre "El desafío de Car! Schmitt y
141 Véase el ataque de G. M. Tamas a la independencia de la autoorganización societal en
la teoría democrática", primavera de 1990, Facultad de Estudios de Posgrado, New School
for Social Research, Nueva York). ll11captive Minds. Esos llamados a un nuevo estatismo en forma de absolutismo parlamen·
135 Reconocemos que un uso más bien anticuado del término revolución ha surgido
lurio se escuchan en los dos principales partidos húngaros; la opinión de l. Csurka sobre la
Independencia de la prensa, que espera remplazar por el control político del partido me·
ahora en algunos países, como en Hungría. Éste combina elementos del uso premoderno
diuntc un poder parlamentario de facto, representa el mismo punto de vista. En ambo1
(retorno, restauración) con elementos de la semántica revolucionaria inventada primera•
mente por los jacobinos y sus aliados, con el fin de compensar la ausencia de una legitimi·
1·11.~os, el argumento se fundamenta en un reconocimiento de que la organización societal
dad democrática arraigada en la sociedad civil. El ala que promueve (principal pero no lt'prcsenta poder y en la afirmación de que el único poder legítimo es aquel que resulta de.
l11s elecciones nacionales.
exclusivamente) este uso se vio obligada desafortunadamente por la lógica de su posición a
142 Esto difiere de la corrección pluralista de la democracia de élite schumpeterlana en
inventar enemigos así como a buscar desquites retroactivos, extralegales. Afortunadamen•
te, los llamados basados en la semántica parecen encontrar poca respuesta en un contexto 1111 aspecto crucial. Mientras que Dahl et al. trataron de incluir a la sociedad civil y a su
que todavía es "posrevolucionario" en el sentido de nuestra idea de autolimitación. Sin "influencia" en la sociedad política dentro de su concepto de la democracia de éllte, ello1
embargo, sería ingenuo negar los peligros posibles de la demagogia revolucionaria a medl· 1·011t11ban con una desmovilización general de la sociedad civil, una ausencia de movlmien·
da que empeora la situación económica antes de que empiece su recuperación. El ascenso lm sociales, un síndrome de privatización civil, el consenso con un grado mínimo de partl·
l'lpnl·ión dentro de la sociedad civil, y una limitación de la participación a una forma espe·
de Walesa como el campeón de una derecha que espera "acelerar" el cambio es una adver- dlku, esto es, al grupo de presión en favor de determinados intereses.
tencia suficiente en este contexto.
IH Véase Stepan, Rethinkin1 Milltary Politics, op. cit., y la introducción a Stepan (cd.),
136 Véase el cap. n. Por supuesto, lo que han af'ladido algunos (lncluldoa no1ot1·0•). aon
las familias y los movimientos. 11mwcmtizing Brazil, op. cit .. Jhto ar¡¡umcnto es incongruente, pues aunque la in1tltuclo·
11111i1.11clón de la sociedad civil rtprHen11r11 •ólo los resultados de la libcrall:iactón, 101 mo·

'_.J.,Mt. 1
1

112 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

vimientos de dicha sociedad también serían importantes en el surgimiento de la sociedad


política así como en el proceso general de democratización.
144 Tamas, "Tájkép csata eliitt", op. cit.
145 En este contexto, el énfasis que da Cardoso a la democracia industrial encuentra
muchos paralelos en las fuentes de Europa oriental, que esperan además institucionalizar II. HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA
la autonomía social sobre todo por medio del desarrollo de una estructura genuinamente
pluralista de la propiedad privada, incluyendo rlo sólo la propiedad privada en el sentido
limitado del término, sino también la propiedad por parte de los empleados, de las organi-
zaciones no lucrativas, y de los gobiernos locales, así como la participación de los ciudada- UN BOSQUEJO DEL INICIO
nos ordinarios en los nuevos fondos mutuos de inversión. Esos instrumentos son importan- DE LA HISTORIA CONCEPTUAL MODERNA
tes no sólo por razones normativas que provienen de la teoría democrática, sino también
como las mejores formas de lograr un aceleramiento necesario de la privatización y
desmonopolización de las economías de Europa oriental. Véase Szalai, Gazdasag és hatalom, Los MODELOS políticos actuales que usan el concepto de sociedad civil no
op. cit. sólo se contradicen entre sí, sino que también son relativamente pobres
en categorías. Además, sus relaciones con una rica tradición de interpre-
tación no son claras. Como esta tradición no se tematiza, las diferencias
entre las nuevas versiones del concepto y Sus predecesores históricos tam-
poco se examinan. Por lo tanto, se supone simplemente, pero no se demues-
tra, que un esquema teórico heredado del pasado (o de muchos pasados)
es adecuado a las condiciones modernas.
En nuestra opinión, una historia conceptual del término "sociedad ci·
vil" es una forma importante de empezar a realizar estas tareas. Esa histo·
ria debe, primero que nada, profundizar y ampliar la estructura categóri-
ca relevante que se usa hoy en día. Segundo, nos debe permitir distinguir
los estratos modernos y premodernos en el concepto, indicando las versio·
nes que son dudosas e inadecuadas hoy en día. Aunque la historia concep·
tual no puede eliminar las contradicciones entre los usos contemporáneos,
sí nos puede ayudar a ver lo que está en juego en esas contradicciones y
qué opciones se han hecho imposibles, por lo menos hablando histórica·
mente. Por último, una historia conceptual puede ayudar a enraizar los
usos de un concepto de sociedad civil en una cultura política cuyo poder
de motivación todavía n~a agotado: la cultura política de la época de
las revoluciones democráticas. A la inversa, la resurrección del concepto
hoy en día ayuda a validar esta cultura política particular.
La primera versión del concepto de sociedad civil aparece en Aristóteles L" ..J
ccm el título de politike koinonia, sociedad/comunidad política. Éste es el .... ~
término que los latinos tradujeron como societas civilis. El concepto repre- A.th
sentó la definición de la polis, entendida como el telas del ser humano CO•
mo un animal político, zoon politikon. Se definió a la politike koinonia como
una comunidad ético-política pública de ciudadanos libres e iguales en
un sistema de gobierno definido legalmente. Sin embargo, a la propia ley
Me le consideró como la expresión de un ethos (carácter o valores distinti-
vos), un conjunto común de normas y valores que definían no sólo los
procedimientos políticos sino también una forma de vida sustantiva basa-
du en un catálogo desarrollado de virtudes y formas de interacción pre-
113
l\ll.; .. ~€H:·"bl.b /t.o~AJ;DI\) 1)Lc..1rrt-O - ·~t..iS
~ / ,tW!ftt-z re r 'k~ji,
1-J {Ju'~~-\ o~ ,t· ~!Je.o w
<-,16'.. '( ,.O

EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA HS


114

feridas. 1 Actualmente, podemos representar simbólicamente la distancia meras traducciones romanas de politike koinonid como societas civilis, L~el.A
que nos separa de los griegos señalando la ausencia de una serie de distin- porque, hasta donde es posible decirlo, el concepto jugó aquí sólo un pa-
ciones y oposiciones en el concepto de politike koinonia. Ante todo, la pel menor. Más importantes fueron las adaptaciones latinas medievales Pw,
noción aristotélica no daba lugar a nuestra distinción entre Estado y socie- que seguían las traducciones de Aristóteles por William de Moerbeke y (2.1
dad. La dualidad polis-oikos parece indü:ar lo contrario, pero el oikos, el Leonardo Bruni. Aunque algunas de las prim~ras formas en que lo usaron ~ ~
hogar doméstico se entendía principalmente como una categoría residual, Alberto Magno y Tomás de Aquino tendieron a restringir la societas civilis í\'bl'•
el fondo natural de la polis. Lógicamente, politike koinonia era sólo una a la ciudad-Estado medieval (como el equivalente disponible más cercano ~lj
koinonia entre muchas, incluyendo quizás al oikos, pero más generalmen- de la antiguapolis), 6 un uso tan prudente del concepto no se pudo mante-J~ ~
te a todas las formas de asociación humana desde los grupos ocupaciona- ner durante mucho tiempo, quizá porque la noción griega también se re- col•
les hasta los grupos de amigos, etc.; se le entendía más profundamente fería al nivel de soberanía que cubría todo lo demás. Sin embargo, sólo en
como el sistema social comprensivo del que sólo quedaban fuera las relacio- Italia las ciudades-Estado se acercaron a una condición de soberanía ple-
nes naturales. 2 Así, no puede haber duda de que la polis y la oikos repre- na, e incluso ahí esa situación se dio de hecho y no por ley. Como conse-
sentan dos sistemas de relaciones sociales o políticas (diferentes). Prime- cuencia, cuando el concepto griego se utilizó más generalmente, el orden
ro, el oikos no era una entidad legal: no estaba regulada por la ley sino por feudal de unidades soberanas fragmentadas (gobernantes, patrimoniales
un gobierno despótico o el dominio de su jefe. Segundo, la pluralidad de organismos corporativos, pueblos, etc.), al igual que las monarquías e im-
familias no representaba ningún sistema. Se relacionaban entre sí (en teo- perios medievales, se llegaron a describir en las diferentes fuentes como
ría) sólo mediante la polis; de hecho, estaban en la polis por medio de sus societas civilis sive res publica. 1 Sin que se notara, este uso introdujo un
jefes. A las relaciones económicas que salían de la familia se las conside- nivel de pluralización en el concepto que difícilmente podía unificarse bajo
raba nada más como complementarias y, más allá de cierto punto máxi- la idea de un cuerpo colectivo, organizado, a pesar de la noción de res
mo, patológicas. 3 publica Christiana.
El concepto resultante de politike koinonia era paradójico. Indicaba una Un segundo cambio importante, de dualización, ocurrió cuando el re-2'."cte
koinonia entre muchas, y a la vez, un todo con partes fuera del mismo. surgimiento concurrente de la autonomía monárquica y del derecho pú·n.,.,.u.
Esta paradoja se pudo resolver gracias a la ausencia de una segunda distin- blico favoreció la adaptación (sin importar lo imposible) de la antigua~(.!) 1
ción: la distinción entre sociedad y comunidad. Koinonia en general desig- idea de república (con que se identificaba a la societas civilis) al Standestaat .....,.,..,
naba a todas las formas de organización ·independientemente del nivel de que equilibraba los nuevos poderes del príncipe con los de los estados~
solidaridad, intimidad, o intensidad de interacción. En el caso de la politike corporativos organizados que reunían a todos los que tenían poder y sta· ~~
koinonia, esto permitía una concepción que ya presuponía la existencia tus en la sociedad feudal. Sin embargo, aquí el dualismo no era, como ha llia~~
de una pluralidad de formas de interacción, asociación y vida en grupo; insistido incansablemente Otto Brunner, 8 entre Estado y sociedad: se enten·t>,.~ ~
por lo tanto, algo parecido a nuestro concepto de "sociedad". No obstante, día a la sociedad política-.-.:eivil como un tipo de Estado organizado en ,,.. ~,.
la pluralidad y la diferenciación fueron integradas drásticamente en un forma dual con el "príncipe" por una parte y la "tierra" o "pueblo" o "na·
modelo que presuponía un único cuerpo solidario organizado, homogé- ción" por otra, con los últimos términos designando a los estados privilegia·
neo, de ciudadanos capaces de actuar totalmente unidos -lo que se acerca dos. Si aceptamos el juicio de Marx en 1843 de que la antigua sociedad
más a nuestra noción de comunidad, una "comunidad de sociedades"-. corporativa fue inmediatamente política, entonces la historia del concep·
En teoría por lo menos, la politike koinonia era una colectividad única, to de sociedad civil antes del absolutismo pertenece al menos en ese sen ti·
, una organización unificada con un solo conjunto de objetivos que era e.lo al patrón fundamental establecido por el prototipo griego de la politike
posible derivar del ethos común. La participación de todos los ciudadanos koinonia, a pesar de las enormes diferencias entre las formaciones socia·
"en el gobernar y ser gobernados" representó un problema relativamente les de que se trata. ~t $~1
pequeño en teoría, en vista del supuesto de un conjunto compartido de El desarrollo hacia el absolutismo representa la línea divisoria entre 116e. 1
metas basado en una sola forma de vida. 4 los significados tradicional y moderno de "sociedad civil". Nosotros con· M~~
Casi no hay duda de la naturaleza idealizada de la concepción aris- sideramos que la razón de esto se encuentra en dos desarrollos bien co· \
totélica. 5 Pero lo que nos importa a nosotros es que fue esta concepción la nacidos y complementarlos. Primero, el desarrollo de la autoridad del 1,..,µt"
que entró en la tradición de la filosofía política. Prescindimo1 de lus pri- príncipe que pasa de aar un primus in ter pares entre una pluralidad V•'-''$

.~ ::ns tth a. bl"I ~a.hit .. ~r.,,.,.. uON~.l. ~J


HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 117
116 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

detentadores de poder (el feudalismo clásico) y el miembro más impor- fusión de la sociedad solamente se logra por el poder del Estado. Aunque
tante de un sistema de autoridad dual (Standestaat) a convertirse en el Hobbes simplemente se aproximó al punto de vista griego que elaboró el
poseedor monopólico de los medios legítimos de violencia, lo que estable- concepto de una sociedad política como un sistema de poder indiviso,
ció los fundamentos del Estado moderno. Segundo, la despolitización de pronto llegó a darse cuenta de que el concepto antiguo se basaba en una
los antiguos detentadores de poder, los estamentos y los organismos corpo- noción de ley moralizada arraigada en el ethos, en vez de en un derecho
rativos, no destruyó su status organizado y corporativo. En cambio, produjo positivo limitado sólo a su cumplimiento o mandato. Así, la última forma
una verdadera sociedad de órdenes. Ciertamente, la transición a una duali- en que la consideró en el Leviatán más o menos dejó fuera todo el concep-
dad de Estado y sociedad no política podía haberse logrado por otras vías, to de sociedad civil (es decir, la idea normativa de ciudadanos libres e
a veces complementarias, y de hecho así ocurrió; la emergencia de orga- iguales que constituyen el cuerpo político). No obstante, la identificación
nismos religiosos autónomos tolerados por un Estado más secular (en de Estado y sociedad civil se conserva hasta nuestros días en algunas obras
América del Norte), 9 así como el surgimiento de nuevas formas de activi- angloamericanas.
dad económica privada fuera de las políticas del Estado mercantil (Gran La tercera opción implicó romper con la antigua fórmula societas civilis -! •
Bretaña). Sin embargo, en nuestra opinión el cambio de los entes corpora- sive politicus sive res publica, al retener la identidad de sociedad civil y polí- •
tivos del Standestaat a los de la sociedad despolitizada de órdenes no sólo tica, pero distinguiendo ambas del Estado. La especificación que hace
fue históricamente anterior, sino que además tuvo más importancia, al Locke del producto del contrato social como "la sociedad civil o políti-
menos para el continente europeo. Antes de que el Estado absolutista pudie- ca"13 parece continuar en el camino que inicialmente siguió Hobbes, y no
ra desorganizar y nivelar a sus rivales corporativos en nombre del status representa ningún rompimiento con la tradición. A primera vista, su con-
universal de los súbditos del Estado, un movimiento contrario empezó a cepto incluso comprende una identificación aparente del cuerpo político
reorganizar la "sociedad" contra el Estado por medio de asociaciones y con el gobierno. 14 Sin embargo, Locke busca claramente diferenciar entre
formas de vida pública que pueden haber recurrido a los recursos de la el "gobierno" y "la sociedad". Distingue entre ceder poder a la sociedad y
independencia de los estamentos, del disentimiento religioso y de la acti- al gobierno "al cual la sociedad ha establecido sobre sí misma" 15 e incluso
vidad empresarial económica, pero que incorporaba nuevos principios de más enfáticamente (a diferencia de Hobbes) entre la "disolución de la SO•
organización igualitaria y secular. 10 No hay duda, por lo menos en lo que ciedad" y la "disolución del gobierno". 16 No obstante, característicamente
~ a nosotros respecta, de que la "sociedad" de la ilustración, que constituía en este contexto Locke sigue cerca del antiguo concepto cuando habla de
S cVuna nueva forma de vida pública, fue el ·prototipo del concepto moderno una sociedad política en términos de "el acuerdo para incorporarse y actuar
como un solo cuerpo". Esta habilidad para convertirse y actuar como un
~ inicial de sociedad civil.
Por supuesto, la filosofía política que procuraba conservar la identi- cuerpo todavía se asigna al poder legislativo del gobierno. Se propone que
ficación de sociedad civil y sociedad política no registró inmediatamente la disolución del poder legislativo marca el final de una sociedad, pero Lo·
la emergencia de una nueva forma de esfera pública societal. Se desarro- cke en forma incongrue~asigna la posibilidad de formar una nueva
llaron tres o cuatro alternativas. La primera trató de continuar, como lo legislatura a la misma sociedad cuando la antigua legislatura se disuelve,
¡i; hizo Jean Bodin, a pesar de los decisivos cambios históricos que él tan o incluso cuando actúa en contra de su mandato.
bien registró, la concepción stdndestaatliche de la res publica sive societas La concepción de Montesquieu fue más sensibl~ históricamente. Unió
civilis sive societas politicus. Reaplicado a la constelación de la monarquía la idea del siglo XVIII de dos contratos (social y gubernamental) con la
absoluta y de la sociedad de órdenes, esta concepción falsificó el nuevo distinción que hacía el derecho romano entre el derecho civil y el derecho
tipo de dualidad que se estaba formando, dualidad que en lo demás de- público (en este caso "el derecho político").17 Mientras el derecho político ~
fendió Bodin. No obstante, el modelo persistió hasta la Alemania del si- reglamenta las relaciones entre los gobernantes y los gobernados, el dere· 9~
cho civil reglamenta las relaciones entre los miembros de la sociedad. Por
glo xvm. 11 lo tanto, Montesquieu, siguiendo al escritor italiano Gravina, distingue
"'- La segunda pretendía identificar al propio Estado moderno con la man-
Z - comunidad o sociedad política/civil. Ésta fue la opción de Hobbes, quien entre el gobierno (l'état politique) y la sociedad (l'état civile). 18 El concepto
por supuesto creía que el poder soberano proporcionaba el único vínculo de sociedad de Montesquicu aparece dentro de una terminología cam·
"social" entre individuos naturalmente no sociales pero racionales.'2 En biante. En el contexto del gobierno monárquico (¡que para él representa
la teoría de Hobbes, el contrato social crea un Estado, no una 1ociedad. La al Estado moderno!) 1l¡niflc1, altcrnativumcntc, los "poderes intermedios",

s t r.
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 119
118

las "comunidades políticas" o las "sociedades o comunidades" heredadas Sense, las varias declaraciones de derechos de los Estados Unidos y la
de la época del dualismo estamental. 19 Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en Francia clara- 'J'A
Así, la estrategia antiabsolutista de Montesquieu dependía más de una mente yuxtaponen una sociedad igualitaria, individualista, al gobierno
sociedad constituida por una sociedad tradicional jerárquica, a la que (¡incluso un estado constitucional!), con la sociedad convirtiéndose en la
deseaba repolitizar, que incluso la idea.de Locke de la sociedad política, única fuente de autoridad legítima. 23 /.

que contenía por lo menos la noción de una igualdad inicial de status. 2. En Inglaterra, después de la Revolución Gloriosa, la ambigua sepa-~
Respecto a la concepción de la Ilustración, Montesquieu anticipó, aunque ración que había hecho Locke de sociedad y gobierno se erosionó lenta-
en forma incongruente, la diferenciación, por razones polémicas, de Esta- mente. Lo que contaba como sociedad fue organizado ahora como un
do y sociedad, en tanto que Locke redefinió la noción de la propia socie- Estado que implicaba una fusión gradual entre la representación parla-
dad en términos de la idea de una igualdad formal derivada de un derecho mentaria y el ejecutivo. 24 El término "sociedad" a diferencia de "el Esta·
natural universal. A pesar de los rasgos ideológicos de sus concepciones do" llegó a reservarse para la sociedad gentil o alta, los custodios de los
(que en el caso de Montesquieu todavía expresaban una visión de un mundo modales y de la influencia, pero no de alguna clase de proyecto político.
con órdenes privilegiados pero despolitizados; en el caso de Locke, la de En general, el término "sociedad civil" conservó su identificación tradicio·
un nuevo orden de status basado cada vez más en la propiedad privada), nal con la sociedad política o el Estado. Los pensadores de la Ilustración
estos dos filósofos proporcionaron una importante preparación concep- escocesa -Ferguson, Hume y Smith, entre otros- que llegaron a enten·
tual para la redefinición moderna de la sociedad civil. Sus construcciones der que la característica esencial de la sociedad "civilizada" o civil no esta·
apuntaron más allá de los límites ideológicos de las presentaciones origi- ba en su organización política sino en la organización de la civilización
material, añadieron un nuevo componente a esta identificación. En este
nales.
Fue Hegel quien sintetizó mucho del pensamiento de finales del siglo caso ya se estaba preparando una nueva identificación (o reducción): la
XVIII sobre el tema, de hecho entrelazando lineamientos de desarrollos de la sociedad civil y la sociedad económica, invirtiendo la antigua exclu·
"nacionales", en cierto modo divergentes. Sin embargo, sería erróneo dar sión aristotélica de lo económico de la politike koinonia. 25
exclusivamente a Hegel el crédito de la redefinición del concepto de la so- 3. Las concepciones francesa y británica tuvieron una fuerte influencia (
ciedad civil.2º Por lo tanto, antes de ocuparnos de su síntesis y de la suerte en Alemania, en las obras de Kant, Fichte y toda una serie de personajes
que corrió, hacemos una pausa para hablar de los otros pensadores que menos importantes. No obstante, cierto conservadurismo intelectual en
contribuyeron al concepto. la historia política y en la intelectual, también desempeñó un papel histó·
l. La concepción a la que nos hemos referido como la noción de "socie- rico importante en Alemania preparando el camino para la teoría de Hegel.
dad" (a diferencia del Estado), de la Ilustración se desarrolló rápidamente Nos referimos a la retención de la importancia que Montesquieu le daba a
superando sus orígenes en Locke y Montesquieu. Paradójicamente, la nue- los cuerpos o poderes intermedios en la noción del una neustandische
~~ (f)va noción a menudo coexistió con la identificación más tradicional de so- Gesellschaft en que los S~ o estamentos (en particular, der bürgerlicher
'!J»U" ciedad civil y política con Estado, como en el caso de Rousseau (y luego Stand}, estarían basados en la movilidad y mérito ocupacionales, en vez
Kant). 21 En Francia, estas dos tendencias compartieron una actitud de opo- del nacimiento y la herencia, así como en una forma del constitucionalismo
sición cada vez mayor tanto al pluralismo societal, en el sentido de dere- que representaba la modernización en vez de la ·abolición del dualismo
fl"ilv chos de grupo o colectivos identificados con los órdenes sociales, como del Standestaat. 26 A pesar de todo, el esfuerzo por modernizar la noción de
r:..JÍ al absolutismo monárquico. Así, es posible decir que, a medida que la estamentos fue opacado por la influencia de la redefinición que hizo Kant
concepción polémica de "la sociedad contra el Estado" era conformada de la sociedad civil como algo basado en derechos humanos universales
22
en los salones, los cafés, las hosterías y los clubs de ese tiempo, tanto la por encima de todos los órdenes legales y políticos particularistas. En la
retórica del antiabsolutismo (Montesquieu) como la oposición al privile- filosofía de la historia de Kant, se postuló una sociedad civil universal
gio (Voltaire) fueron unidas en una sola concepción de una sociedad basada en el estado de derecho como telas del desarrollo humano. Kant
(civil) opuesta a un Estado cuyos componentes eran individuos autóno- rechazó explícitamente (siguiendo el espíritu de la Revolución francesa)
mos, formalmente iguales, que eran los únicos depositarios de derechos. cualquier compromiso con los poderes corporativos y de estamentos de la
Este concepto se llegó a plasmar plenamente en una serie de concepciones era absolutista. 27 En vez del antiguo concepto, Kant y luego Fichtc pre·
revolucionarias del derecho natural. La obra de Thomas Palne, Comnwn sentaron la noción de una 1oclcdud ciududana staatsbargerlicher Gesell·

..-....
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 121
120

schaft, a la que interpretaron de conformidad con los postulados de la dos pilares: la vida ética (ethos o Sittlichkeit) y la libertad pública. La di-
Declaración francesa de 1789. 28 En especial en Fichte, segün Manfred mensión medieval derivada de Montesquieu y de fuentes alemanas implica-
Riedel, aparecen dos nociones específicamente modernas por primera vez: ba un énfasis renovado en los cuerpos intermediarios ante el Estado mo-
la tajante separación de Estado y sociedad, y la comprensión de la propia derno. 29 El componente específicamente moderno se encontraría en tres~~
sociedad en términos individualistas y upiversalistas. Al hacer este cam- características principales. Primero, Hegel tomó de la tradición del dere-
bio el joven Fichte pasó del liberalismo a la democracia radical. cho natural y de Kant la definición universalista del individuo como por-
Las dos ramas de la discusión alemana de la sociedad civil -el univer- tador de derechos y agente de la conciencia moral. Segundo, generalizó
salismo de Kant y Fichte y el pluralismo de la línea de pensamiento más la distinción que había hecho la Ilustración entre Estado y sociedad civil
conservadora-, se unieron en Hegel. Pero Hegel también incluyó otras de una manera que también implicó su interpenetración. Tercero, tomó de
líneas de pensamiento en su gran síntesis: en particular, la idea escocesa Ferguson y de la nueva disciplina de la economía política la importancia
de una sociedad económica o civilizada. Aunque la concepción que pre- que se asignaba a la sociedad civil como el lugar en que se manifestaba la
sentó Hegel de la sociedad civil puede no ser la primera de la época mo- civilización material y como portadora de la misma. Sorprendentemente,
derna, creemos que la suya es la primera teoría moderna de la sociedad tuvo éxito en incorporar todos estos elementos en una estructura unifica-
civil. Además, la inspiración teórica de la síntesis de Hegel todavía no se da, aunque no estuviera libre de antinomias.
ha agotado desde nuestro punto de vista. A pesar de algunas opiniones en Una contradicción que se encuentra en casi toda la obra de Hegel es la
contrario (Riedel, Luhmann), argumentaremos que varias tradiciones teó- que existe entre la filosofía sistemática y la teoría social. Ésta se expresa
ricas importantes que emergieron después de Hegel, con o sin una referen- políticamente como la antinomia de las posiciones estatista y antiestatista
cia consciente a él, continuaron desarrollándose dentro de los términos presentes tanto en la· doctrina de la sociedad civil como en la del Estado.30
del análisis que él integró. Por esta razón, queremos presentar a Hegel no La teoría social de Hegel presenta a la sociedad moderna como un mundo
en el contexto de una historia conceptual que analiza la estructura herme- de alienación y a la vez como una búsqueda abierta de integración social.
néutica de nuestros conceptos, sino más bien como el precursor teórico Su sistema filosófico, por el contrario, llega a la conclusión de que esta
más importante de varios enfoques posteriores que han conservado su búsqueda ha terminado en el Estado moderno. Sin embargo, nunca que-
potencial para proporcionar una orientación más global, intelectual, in- da del todo claro si hace referencia a un Estado que ya existe, a uno posi-
cluso en nuestra propia época. ble y deseable, o a uno que todavía no existe pero que es necesario. Sin
embargo, incluso en la versión más débil de este argumento, cuando idcn·
tifica la forma posible y deseable del Estado con una versión modernizadora
LA SÍNTESIS DE HEGEL y constitucional de monarquía burocrática, las implicaciones estatistas
del sistema construido por Hegel se hacen claras. No obstante, al mismo
Todas las ramas de la historia de la concepción de sociedad civil que se tiempo, las recurrentes ar~entaciones de Hegel contra el absolutismo
han presentado hasta ahora se unieron en la Rechtsphilosophie de Hegel. monárquico y el republicanismo revolucionario reviven un énfasis antiesta·
Él es el teórico representativo de la sociedad civil debido al carácter sinté- lista en los cuerpos intermedios que limitan la soberanía burocrática y
tico de su obra y, más aün, porque fue a la vez el primero y el que tuvo más proporcionan un espacio de libertad pública. Esta tendencia en su pensa-
éxito en presentar el concepto como una teoría de un orden social com- 111 iento sólo es compatible con la repetida negativa implícita (en ninguna

plejo y muy diferenciado. parte sistematizada) de que la búsqueda de integración social pueda ter-
Ahora ya es un lugar comün que Hegel intentó unir, en un esquema que minar en instituciones como "nuestros estados modernos", que sólo pue·
era a la vez prescriptivo y descriptivo, un concepto del ethos antiguo con den proporcionar a los ciudadanos "una participación limitada en los asun·
uno de la libertad moderna del individuo. Pero también debe hacerse én- los del Estado".3 1
fasis en que, en su concepción, el Estado moderno podía, o al menos de- La contradicción se encuentra en el análisis de la sociedad civil de Hegel
bía, reconciliar las dimensiones de la sociedad política unificada, homo- en forma de dos preguntas interrelacionadas: l. ¿Es la Sittlichkeit o vida
génea, de la Antigüedad con la tardía pluralidad medieval de los cuerpos ética posible sólo como un ethos heredado e incuestionable al cual se de·
sociales autónomos. La antigua dimensión republicana de su concepción, ben conformar los sujetos individuales para ser congruentes con su pro·
derivada de Aristóteles y otros pensadores clásicos, se fundamentaría en plu identidad, o es po1lblc pensar sobre la vida ética en una forma verda·

..-., ,~Jf'M·
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122

deramente moderna, permitiendo e incluso requiriendo su propio cues- que hace que cualquier enfrentamiento entre la voluntad particular y la
tionamiento y crítica así como una pluralidad de formas de vida valora- universal, entre el sujeto y el objeto, entre el derecho y el deber, sea impo-
das normativamente? 2. ¿Debe concebirse a la sociedad civil como una sible o por lo menos irracional. 38
Sittlichkeit o Antisittlichkeit o como una combinación dinámica de ambos Taylor pisa terreno menos firme cuando interpreta Moralitdt y Sittlichkeit
"momentos"? , simplemente en forma de oposición. La vida ética moderna tal como la
Por supuesto, las dos preguntas están profundamente relacionadas y, presenta Hegel se distingue de todo el ethos antiguo porque contiene las
en última instancia, pueden ser la misma. Para responderlas, debemos em- otras dos dimensiones éticas -derechos y moralidad universalista- en
pezar con algunas de las categorías básicas de la Rechtsphilosophie. Hegel un nivel más alto, es decir, institucionalizado. En realidad, según Hegel,
diferenció el espíritu objetivo (objektiver Geist), estructuras intersubjeti- se crea un espacio institucional para la moralidad privada, la que no debe
vas del significado ("espíritu"), racionalmente reconstruidas incorporado convertirse en "un asunto de legislación positiva". 39 Sobre esta base, Hegel
en las instituciones ("objetivas") en tres dimensiones: el derecho abstracto, pudo haber llegado a reconocer la posibilidad del conflicto instituciona-
la moralidad, y la Sittlichkeit (vida ética). La diferenciación entre ellas no lizado entre la teoría y la práctica, entre las normas y la realidad, como el
es tanto la de sus contenidos (aunque éstos se hacen progresivamente más principal logro del mundo moderno. El que no lo haya hecho le permite a
ricos a medida que pasamos por los tres niveles) sino entre tres niveles de Taylor interpretarlo principalmente comó un "antiguo", lo que es comple-
la argumentación moral. El derecho abstracto representa una forma de ar- tamente contrario a las propias intenciones de Hegel. Por supuesto, Taylor
gumentación sobre la base de primeros principios supuestos dogmática- se concentra sólo en la principal línea que sigue la concepción de Hegel,
mente, como en las teorías de los derechos naturales. La moralidad, un ni- no en el todo antirn)mico. La propia definición de Sittlichkeit hecha por
vel que claramente se refiere a la ética kantiana, representa la autorreflexión Hegel implica un mayor énfasis en su producción y reproducción por medio
de un sujeto moral solitario como el fundamento propuesto para una argu- de la acción autoconsciente. 40 ¿Deben encontrarse las bases para esa ac-
mentación práctica universalista. Finalmente, la Sittlichkeit representa ción nada más en la Sittlichkeit, o también en la Moralitdt o, por lo menos
una forma de razón práctica que, por medio de la autorreflexión, habrá de para el mundo moderno, en una forma de vida ética que ha incorporado
elevar el contenido normativo y la lógica de las instituciones y tradiciones la moralidad, junto con la tensión entre lo que es y lo que debería ser?
heredadas a un ámbito universal. Únicamente la Sittlichkeit permite explo- Cuando decimos que la Sittlichkeit, como las normas de la vida pública de
rar las cuestiones normativas (incluidos los "derechos" y la "moralidad") una sociedad, ya existe, la autoridad de Hegel sólo nos lleva hasta el he-
en el nivel de las instituciones y prácticas históricamente emergentes, con- cho de registrar la existencia institucional de las normas de que se trata,
cretas, que representan, por lo menos desde el punto de vista que tenía posiblemente sólo en formas de discurso, o como legitimaciones o ideolo-
Hegel del mundo moderno, la institucionalización o realización de la liber- gías. Su carácter frecuentemente "contrafáctico" es observado por el propio
tad.32 La propia vida ética es diferenciada de una manera (del todo propia Hegel, por ejemplo, en el caso de los principios y la práctica de la ley po-
de Hegel) que combina las dos dualidades de oikos/polis y Estado/sociedad sitiva. Desafortunadamente; .Hegel no descubrió que la sociedad civil
en la estructura integrada por tres partes: la familia, la sociedad civil y el moderna está caracterizada por el conflicto no sólo de las moralidades
Estado.33 A la sociedad civil (bürgerliche Gesellschaft) se le define de varias (del que a veces parece darse cuenta) sino también de las concepciones
maneras, pero la más reveladora es la que la considera una vida o sustan- normativas de la propia política. Así, no observó que era posible estable-
34 cer una nueva forma de Sittlichkeit que contuviera una pluralidad de for-
cia ética "en su bifurcación (Entzweiung) y aparición (Erscheinung)".
Para entender esta definición de la sociedad civil, debemos examinar la mas de vida; esto haría posible el consenso sólo al nivel de los procedi-
noción de Sittlichkeit con más detalle. Charles Taylor ciertamente tiene rn ientos, pero ese consenso puede llevar a compartir algunas premisas
bases sólidas, por lo menos en una dimensión del texto de Hegel, cuando sustantivas e incluso a una identidad común. Ciertamente, admite la
interpreta el contenido de esta noción "como las normas de la vida públi- posibilidad de conflicto entre la norma institucionalizada, la base real
ca de una sociedad [ ... ] sostenidas por nuestra acción, y que no obstante de la posición moral y la práctica de las instituciones. Principalmente
ya estaban presentes." 35 Según Taylor, "en la Sittlichkeit no hay ninguna por esta razón, su pensamiento y el mundo social que describe están abier-
36 tos a la crítica inmanente.
brecha entre lo que debe ser y lo que es, entre el Sallen y el Sein" . El
esquema general de Hegel repetidamente hace énfasis en la identldud to- Debido a la división Interna de su esfera institucional, la sociedad clvll
17
tal de la voluntad (racional) del sujeto con las leyes y las instituc:loncs, lo es por excelencia la estructura donde surge Ju tensión entre lo que es y lo

Afi r'
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124
que debería ser. Nuestro propósito es mostrar que esta división difícilmen- ceptiva o crítica de la teoría empezarían a desta<!arse, pero una versión
te desaparece en la teoría de Hegel incluso en la esfera del Estado, que se trascendente de la crítica49 tendría que tomar o la forma de un comunalis-
supone es aquella en que se reconcilian todas las antinomias. 41 Aunque mo romántico, con relaciones cara a cara como su estándar normativo, o
Hegel recurrentemente implica que no debe considerarse a ningún Esta- del estatismo, cuya autolegitimación puede tomar varias formas republi-
do de los que existen en la realidad como si ya fuera racional, afirma, no canas o nacionalistas. Sin embargo, si la sociedad civil fuera interpretada
obstante, que la sustancia ética (Sittliche) definida en términos de la iden- exclusivamente en términos de las formas de integración social que
tidad de la autorreflexión racional y las instituciones reales es la "wirkliche emergen aquí, los elementos descriptivos y tendencialmente conformis-
Geist einer Familie und eines Volks". 42 La ausencia de la sociedad civil y la tas de la teoría adquirirían relevancia, y se perderían de vista los aspectos
presencia de la familia y el Estado, este último nada más como pueblo, negativos de la sociedad civil burguesa que Hegel fue uno de los prime-
son los rasgos notables de esta definición de la Sittlichkeit. De manera ros en señalar con detalle. La riqueza y el poder de la teoría social de
congruente, la sociedad civil reaparece en el siguiente párrafo sólo como Hegel se encuentran precisamente en que evita a la vez una crítica tras-
una versión "abstracta" y "externa" de la Sittlichkeit. 43 La sección sobre la cendente de la socieda~!Y~l y una apología de la sociedad burguesa.
Muchos inte?p~ '11'egel ven la interpretación de la sociedad mo-
1
transición entre la familia y la sociedad civil habla de "la desaparición de
la vida ética" y su resurgimiento sólo como un "mundo de apariencia éti- derna como una serie de mediaciones entre la sociedad civil y el Estado.
ca" .44 Hegel continúa hablando de la sociedad civil "como un sistema de Sin embargo, esta forma de presentar el problema ya está conformada
vida ética perdida en sus extremos". 45 por la dimensión estatista en el pensamiento hegeliano. Si no vamos a
De este modo, la sociedad civil es un nivel de Sittlichkeit donde las opo- aceptar desde el priµcipio que la única línea de pensamiento importante
siciones de lo que debería ser/es, sujeto/objeto, derecho/deber, e incluso en Hegel supone que el Estado (¿pero qué elemento del Estado?) es el
de lo racional/lo que existe reaparecerían todas. Pero no sería difícil argu- nivel más alto, más completo y universal de integración social, el proble·
mentar que este nivel de Sittlichkeit es su misma antítesis, un Gegen- o ma de la mediación debiera presentarse de forma diferente. En un nivel
AntiSittlichkeit. 46 Gran parte de la discusión de Hegel sobre la sociedad más abstracto, ya debe estar claro que la mediación es entre la AntiSitt·
civil enfatiza la desintegración de la forma supuestamente natural de vida lichkeit y la Sittlichkeit. No obstante, en un nivel más concreto, lo que se
ética representada por la familia en un mundo de egoísmo y enajenación. debe mediar es la distancia entre lo privado y lo público, si entendemos al
No obstante, cuando habla de las raíces éticas del Estado, se refiere a la primero como el "punto de fuga" en que la integración social de la familia
familia y a la corporación, esta última· "plantada en la sociedad civil" .47 se disuelve antes de que empiecen las mediaciones características de la
Aquí está el verdadero sentido de considerar a la sociedad civil como "la sociedad civil. Por consiguiente, nuestra tesis es que la mediación de
bifurcación de la vida ética", como a la vez Sittlichkeit y AntiSittlichkeit, la AntiSittlichkeit y la Sittlichkeit culmina en una noción de la vida pública
donde la unidad de la vida ética sustancial (según el juicio final de Hegel que Hegel sólo de manera incongruente identificó con la autoridad del
sobre la sociedad civil) sólo se logra en apariencia. Estado. so Después de las-~eras críticas de Marx a la filosofía del Esta·
Al seguir el despliegue que hace Hegel de las categorías de la sociedad do de Hegel, poco quedará de esta identificación, excepto por el pequefto
civil desde el sistema de necesidades y el sistema de leyes hasta la policía detalle del papel del estatismo en las críticas de la economía de mercado
(la autoridad general) y las corporaciones, e incluso más allá hasta la asam- capitalista en el siguiente siglo y medio, incluidas l"as de los propios segui-
blea estamental y la opinión pública, obtenemos una descripción de la dores de Marx. 51 Sin embargo, tanto en la obra de Hegel como en la de
sociedad moderna como una dialéctica de Sittlichkeit y AntiSittlichkeit. Marx la tendencia estatista está en una situación de fuerte tensión con las
Sólo las ilusiones de la construcción de sistemas dan fin a este movimien- opciones antiestatistas.
to en la (muy incongruente) descripción del Estado como plenamente rea- Como cualquier lector de Hobbes sabe, el camino al estatismo es pre·
lizado pero ya sin que se le haya dado naturalmente vida ética. 48 . parado por la identificación de la sociedad que se encuentra fuera del
Debemos detenernos a considerar la gran importancia de una com- Estado con la competencia y el conflicto egoístas. Tal es también el resul·
prensión desde dos puntos de vista del concepto de sociedad civil de Hegel. ludo de la bien conocida identificación marxista de la sociedad civil y de
Si fuéramos a interpretarla sólo como enajenación, la integración social lu sociedad burguesa. 52 La tradicional traducción alemana de societas civilis
tendría que ser concebida exclusivamente en los niveles de la familia y del como bürgerliche Gesellschaft no es la única base de este movimiento tcó·
Estado. Entonces, en relación con la sociedad civil, las dimen1ioncs pre- rico. El propio Hegel identifica repetidas veces bürgerlich como bourgeois, u

~ ., .r·nr,.
126 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 127
y en ninguna parte usa la forma adjetiva en el sentido clásico de Bürger o en el proceso: la abstracción de las necesidades permite su tremenda ex-
citoyen. Cuando afirma que los individuos como Bürger de la sociedad pansión. Y el resultado de la expansión sin límites de las necesidades sólo
civil, el "Estado externo", 54 son personas privadas, 55 participa en un cam- puede ser un gran lujo y extravagancia al lado de la necesidad permanen-
bio fundamental en el concepto de la sociedad civil que lo aleja del signi- te, es decir, la incapacidad de agunos para satisfacer incluso las necesida-
ficado original de la sociedad ciudada¡na. Al mismo tiempo, si se va a 64
des básicas. En la sociedad moderna el trabajo media entre la particula-
entender al burgués como el hamo oeconomicus, entonces claramente re- ridad y la universalidad a través del proceso de creación de valor (el trabajo
presentaría sólo una dimensión de lo que Hegel define como el sujeto de particular del individuo que crea productos que pueden mec;lirse en forma
la sociedad civil, la persona concreta. 56 Por supuesto, esta última es de- comparable con los productos de todos los demás) y de la división del tra-
finida primero como "una totalidad de necesidades y una mezcla de nece- bajo, lo que conduce a la "dependencia de los hombres entre sí y a su rela-
sidad natural y de voluntad arbitraria (Willkür )". Pero éste es nada más el ción recíproca". 65 De nuevo, Hegel ve lo que subyace en el proceso, en esta
punto de partida de Hegel: el sistema de necesidades es el primer nivel de ocasión "la dependencia y miseria de la clase" que está atada a formas de
la sociedad civil. A medida que continúa el argumento en los siguientes trabajo restringido y unilateral que "implican la incapacidad de sentir y
niveles -"la administración de la ley" y la "autoridad general y la corpo- disfrutar de las libertades más amplias y en especial de los beneficios inte-
ración"-, encontramos de nuevo a la persona concreta con nuevas desig- lectuales (geistigen) de la sociedad civil". 66 Finalmente, Hegel tiene una
naciones: persona legal, cliente de la autoridad general y miembro de una teoría de estratificación según la cual la diferenciación de los estratos so-
asociación. 57 Es sólo en el nivel del sistema de necesidades, cuya descrip- ciales de la sociedad civil a los que sigue llamando Stande (estamentos u
ción Hegel deriva de la economía política, 58 que puede sostenerse congruen- órdenes) integra a los individuos como miembros de "uno de los momen-
temente una descripción radical de la sociedad civil como una AntiSittlich- tos de la sociedad civil" con su propia rectitud y honor estamental (Stan-
keit. Por ejemplo, cuando Hegel define a la sociedad civil como un sistema desehre). 67
de Sittlichkeit "dividida en sus extremos y perdida", 59 tiene en mente una Hegel insiste en que sus estamentos son modernos y que los individuos
condición en que el individualismo egoísta -un extremo- es integrado se convierten en parte de ellos libremente, mediante sus propios logros,
por medio de una generalidad abstracta (interdependencia universal) -el en vez de por atribución. 68 No obstante, está claro que sólo ha descubierto
otro extremo- que es totalmente ajeno a la voluntad de los individuos. parcialmente el principio específicamente moderno de la estratificación,
Por lo tanto, la sociedad civil como "un logro del mundo moderno" 60 impli- es decir, la clase socioeconómica. 69 La clase trabajadora, a la que (como lo
ca la creación de un nuevo tipo de economía de mercado que integre las ha mostrado Avineri) restringe el nuevo término de clase (Klasse), no está
"voluntades arbitrarias" de sujetos económicos autointeresados por me- incluida en su esquema de los estamentos agrícola, de los negocios y uni-
dio de un proceso objetivo y "externo" que logra un resultado universal no versal (es decir, burocratico). 70 Ésta es una grave omisión, en especial por-
intencional y no anticipado por los participantes. 61 Este proceso objetivo que Hegel afirma que sus estamentos corresponden a la diferenciación
puede ser reconstruido por una ciencia específica del mundo moderno, asa- económica. No obstante, de>ttecho no descubrió la forma específicamen·
ber, la economía política, a la que Hegel considera totalmente paralela a te moderna de estratificación basada en las divisiones socioeconómicas
las ciencias de la naturaleza. 62 del interés y las líneas del conflicto, porque no dist!nguió adecuadamen-
El modelo de integración de Hegel al nivel del sistema de necesidades te entre la diferenciación y la integración. Así, sus instrumentos teóricos
parte de la descripción que hace Adam Smith del mercado autorregula- le fallaron cuando se enfrentó a una clase cada vez más diferenciada, víc-
do como una mano invisible que relaciona el autointerés y el bienestar pú- tima de la pobreza y de la enajenación de la mano de obra, a la que consi-
blico. Pero sus argumentos son menos económicos que sociológicos, inclu- deró (lo que a la postre resultó equivocado), por lo tanto, incapaz de inte-
so aunque el tremendo proceso de crecimiento económico implicado por grarse en la sociedad civil e incapaz de contribuir a la integración de la
la economía de mercado moderna subyace en toda la tesis. 63 Él ve tres ni· misma.
veles de integración en este contexto: necesidades, trabajo y "estamentos". Hablando en sentido riguroso, la integración por medio de los esta-
En la sociedad moderna las necesidades se hacen cada vez más abstractas mentos no pertenece al nivel del "sistema de necesidades" donde la inte·
al tomar la forma del dinero, el cual hace posible medir las necesidades de grnción es función de procesos objetivos, no derivados de la voluntad.
todos. Es la monetarización lo que posibilita el reconocimiento general y Esto lo muestra el hecho de que el análisis simplemente duplica lo que en
la satisfacción de las necesidades. Hegel también observa lo que subyace otras partes Hegel asi¡na a la familia (la clase agrícola), 71 a la corporación
128 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA
129
(la clase de los negocios), 72 y a la autoridad general (la clase de los funcio-
narios públicos). 73 Es sólo lo que Hegel considera el lado inferior de este este doble argumento respecto a la integración social en el que nos con-
centraremos.
proceso de emergencia de nuevos grupos de status no atribuido lo que
pertenece al nivel socioeconómico de su análisis. Por consiguiente, la cla- Como hemos mostrado, el sistema de necesidades de la teoría de Hegel
se trabajadora representa una forma de, desigualdad producida por la so- es en sí integrado, pero de una manera que es "externa" (fuera de la volun-
ciedad civil74 en la que la ausencia de herencia o de un ingreso no ganado tad y la conciencia), incompleta (menos que totalmente universalista) y
de alguna otra manera, así como una forma específica de vida, hacen impo- autocontradictoria. La integración más allá del sistema de necesidades
sible acceder a la calidad de miembro de algún estamento y exponen a los opera de acuerdo con dos lógicas diferentes: la lógica de la intervención
individuos a los riesgos de contingencias económicas que están más allá de del Estado en la sociedad, y la de la generación de la solidaridad societal,
su control. 75 identidad colectiva y voluntad pública dentro de la propia sociedad civil.
Considerados en conjunto, la necesidad, la mano de obra y la diferen- En la mayor parte del texto es posible diferenciar claramente el desarrollo
ciación alcanzan un nivel de universalidad en la sociedad civil sólo con un de las dos lógicas. Una serie -estamento universal, autoridad general, CO·
gran costo social. Hegel está agudamente consciente de esto, aunque rona, ejecutivo-- expresa la línea de la intervención del Estado; otra -los
no observe, y no puede observarlo, el nivel correspondiente de potencial estamentos, las corporaciones, las asambleas estamentales, la opinión
de conflicto. A diferencia de algunos de los economistas políticos que pública- sigue la de la generación autónoma de la solidaridad y la iden-
tidad.
conocía (en particular Ricardo), no desarrolló rápidamente el tema del
problema del conflicto en relación con la clase trabajadora, 76 quizá debi- Sólo en la "administración de la ley" es difícil separar las dos líneas de
do a su opinión de que los estamentos (es decir, los nuevos tipos de gru- argumentación. En la exposición de Hegel, este nivel representa la posibi-
pos de status) por sí solos constituían el principio moderno de estrati- lidad de una resolución universalmente (o por lo menos generalmente)
ficación. 77 A pesar de todo, entendió que la "integración del sistema" de válida de la lucha de particulares en la sociedad civil. La superación de la
Gegensittlichkeit como la división de lo particular y lo universal empieza
la sociedad civil era muy inestable, aunque no presentó este problema
en términos de categorías acción-teóricas. Aún así, entendió, más que cual- aquí, pero en una forma que nada más es capaz de generar una identidad
quier economista político, que la integración social debe ocurrir fuera del colectiva limitada. La persona legal se identifica con la colectiva sólo en la
sistema de necesidades para que la propia economía de mercado pue- forma de obligaciones abstractas. Hegel no sólo reconoce las presuposi·
da funcionar. Sin embargo, a diferencia de los primeros filósofos políti- ciones no económicas de la economía en el sentido moderno, en la ley de
cos modernos que seguían la tradición de la ley natural, no limita este la propiedad y del contrato, 79 sino que también percibe que sus implica-
nivel de integración al ejercicio del poder soberano, a la esfera del Estado ciones van mucho más allá de la economía. En particular, la publicación
o a la familia, otra elección posible. Fue en oposición consciente a esas del código legal y, aún más, la difusión de los procedimientos legales son
opciones teóricas que desarrolló una teoría de la integración social que cambios de importancia y de validez universal que hacen posible el surgi·
constituyó uno de los actos fundadores de la sociología moderna, o al miento de un sentido uni'MSaiista de justicia. 80 Este argumento se hace
plenamente inteligible en el contexto del entendimiento que Hegel tenía
menos del paradigma desarrollado por Durkheim, Parsons y Habermas,
del concepto de lo público (Óffentlichkeit), que va más allá de la dicotomía
entre otros.
La teoría de la integración social de Hegel procede en tres pasos: 1) la que hacía el derecho romano de lo público y lo privado. Más adelante
estructura legal (Rechtsp-flege); 2) la autoridad general (Polizei); 3) la cor· analizaremos con detalle este concepto, pero aquí simplemente subraya-
poración; 4) el ejecutivo (burocrático); 5) la asamblea estamental o legis· remos que Hegel ve una relación funcional entre la ley moderna y el sis te·
latura, 6) y la opinión pública. Mientras que a las tres primeras se las ma de necesidades: cada una de ellas es necesaria para la emergencia y
desarrolla como parte de la teoría de la sociedad civil, y las últimas tres reproducción de la otra. Sin embargo, también insiste en que la institu·
pertenecen a la teoría del Estado, o más bien al derecho constitucional, el donalización del derecho subjetivo y de la ley objetiva protege la libertad
y la dignidad de los sujetos modernos de una manera que pueden recono-
argumento resulta ser en lo esencial continuo. 78 Quizá deberíamos pensar
en éstas como dos líneas de la argumentación, incluso cuando la forma de cer mutuamente las personas privadas en vez de los individuos aislados
proceder de Hegel yendo de uno al otro y retornando al primero está cons• 4u<: hayan sido reunidos en un proceso público. 81 Para Hegel, la instltu.
truida de tal manera que evita la aparición de esa diferenciación. Es en dón del derecho como ley requiere tanto <le la acción del Estado (él prefiere
fuertemente una codificación legal a la adjudicación basada en preceden·

,4 'Í nrw . .
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 131
130
tes) 82 como de procesos culturales autónomos. No es ni un positivista legal l. Se recurre al estamento universal como el mecanismo clave para que
ni un teórico del derecho natural y ni siquiera un historicista. Para Hegél, trate con el antagonismo de los estamentos. En este punto el análisis ado-
los derechos universales tienen una validez mayor que aquélla limitada lece de una falta de referencia a la clase que Hegel reconocía a la vez co-
históricamente, incluso si surgen dentro de un desarrollo cultural y úni- mo el producto del orden económico moderno y como la que estaba más
camente se les puede reconocer universalmente por medio de un proceso amenazada por este último. No obstante, el supuesto de que los estamentos
83
de educación (Bildung) que sólo se ha hecho posible en la sociedad civil. producen tanto integración dentro de los estratos como antagonismo en-
No obstante, los derechos universales no logran una existencia objetiva tre ellos, representa una importante apertura para una sociología del con-
sin ser postulados como una ley (gesetzt als Gesetz), lo que implica legisla- flicto. En este contexto, Hegel afirma que el honor conferido por el status
ción, codificación y administración por una autoridad pública (offentliche y la condición económica del Estado del servicio público implica que "los
Macht). Sin los procesos culturales autónomos que los crean, los dere- intereses privados (o particulares) encuentran su satisfacción en su traba-
chos no pueden adquirir validez o reconocimiento. Pero sin los varios jo para lo universal". 90 La condición asalariada del funcionario, el requisito
actos necesarios del Estado y de sus órganos, no es posible ni una verda- del acceso abierto a los cargos y las limitaciones para evitar que los cargos
84
dera definición ni una relación sistemática con otros derechos. Única- se conviertan en patrimonios privados, to~os inhiben la formación del ti-
mente la combinación de los dos nos da una fuerza obligatoria. Hegel po de Estado cerrado, autointeresado, que caracteriza a la mayoría de las
85
reconoce prudentemente la posible discrepancia de los dos momentos, burocracias tradicionales. La educación del funcionario público hace que
el cultural y el político, "entre el contenido de la ley y el principio de lo la idea del servicio público sea consciente y deliberada. 91 Por lo tanto, se-
correcto" .86 Sin embargo, dentro del análisis de la ley, sólo puede ofrecer gún Hegel, el estamento universal está en una posición única para resol-
algunos requerimientos formales y de procedimiento que no deben violar ver el antagonismo de los estamentos.
los legisladores y los jueces, en particular el requisito de que la ley se haga No hay necesidad de repetir la brillante crítica que Marx hizo en 1843
pública y de su generalidad formal. Es posible que espere un ajuste más de las pretensiones del punto de vista hegeliano acerca del estamento uni·
estrecho entre el principio de derecho y el derecho positivo en lo que se versal, en la que señaló sus intereses particulares y su conciencia de sta·
refiere a las reglas legales sustantivas, por medio de la capacidad de las tus. Hegel se las arregló para engañarse a sí mismo en este respecto en
otras mediaciones institucionales de su teoría para crear leyes. parte debido a la tendencia estatista de su pensamiento, y en parte porque
no vio ninguna razón para considerar los antagonismos sociales implica-
dos por la existencia de la "clase de trabajo directo". Por ser incapaces de
INTEGRACIÓN POR MEDIO DEL ESTADO integrarse con los de su.misma cla~e, en este punto de vista los trabajado-
res no parecían ser capaces de un conflicto con otras clases. La conse-
Hegel no puede mantener la complementación entre las estrategias societal " cuencia disfuncional de la difícil situación de esta clase se observa en la
y estatista de la integración social más allá de su análisis de la administra- existencia de una masa d~ñentada y aislada, el Pobel, cuya integración
87
ción de la ley. A partir de este punto en la argumentación, los dos tipos requiere medidas dirigidas a los individuos (esto es, los clientes) en vez de
de estrategia se identifican con diferentes complejos institucionales. La a grupos integrados. Pero cuando se elimina al estrato más pobre del es·
tendencia estatista en el pensamiento de Hegel, que anticipa a Marx y en pacio del análisis, la idea de que la burocracia representa un interés gene-
especial al marxismo, está conectada claramente con la idea de la sacie· ral sólo debe ser reconciliada con los intereses de las clases poseedoras de
dad civil como una Gegensittlichkeit, fundamentada en el análisis del sis· lierras. 92
tema de necesidades. 88 Las consecuencias patológicas del sistema de nece· La discusión que hace Hegel de los funcionarios públicos se presenta
sidades, que implica extremos de riqueza y de pobreza, de carencia y de en dos .secciones de su análisis: las que tratan del sistema de necesidades
lujo, así como una grave amenaza a la humanidad y existencia misma de la sociedad civil y la que trata del ejecutivo del Estado. Esto se justifica
de la clase que hace trabajo directo, requiere medidas que le permitan a por el hecho de que la burocracia es a la vez un estrato social y una insti·
89
Hegel anticipar las características del Estado benefactor moderno. En lución del Estado. 93 Pero la decisión teórica de Hegel oculta el hecho de
particular, se pide una burocracia estatal (la clase universal, la clase de que este estamento difiere de otros en dos aspectos. Primero, está consti-
funcionarios públicos civiles) que trate con las consecuencias dlsfuncio· tuido por el Estado y no por la división socictal del trabajo. Segundo, en el
nales del sistema de necesidades, de dos maneras: Estado la burocracia encuentra 1u lugm· Institucional en el ejecutivo en

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HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 133
132 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
más bien diferentes: una disfuncionalidad centrífuga basada en el capri-
vez de en la asamblea estamental. Así, el argumento de Hegel respecto al
94 cho subjetivo y en el descuido de los individuos, y efectos inducidos siste-
afortunado doble significado del término alemán Stiinde, el que hace
máticamente basados en gran medida en la competencia a nivel mundial
referencia tanto a los órdenes sociales como a una asamblea deliberativa, y la división del trabajo. La "policía" representa la penetración del Estado
no se aplica. Al llamar a la burocracia un Stand, Hegel pierde la oportuni-
en la sociedad civil para servir a los intereses de la justicia y del orden
dad de descubrir la segunda forma de estratificación, primariamente mo- compensando ambos sin eliminar sus causas básicas, que se encuentran
derna, cuyo principio constitutivo es el poder político. Lo que es aún más en el dinamismo del sistema de necesidades. Como resultado, se disminu-
importante, disfraza el principio estatista de la forma de integración so- yen, aunque no del todo, las consecuencias centrífugas y fragmentadoras
cial que está considerando. del conflicto. La "prevención del crimen" y el castigo a los criminales no
La forma en que la burocracia deberá lograr la integración de los esta-
eliminan al crimen, sino que lo mantienen dentro de límites tolerables.
mentos antagónicos revela, por lo menos, algunas de las consecuencias.
Las disposiciones para el bienestar social y la educación pública no elimi-
El ejecutivo del Estado o burocracia política tiene el papel de "incluir lo par-
nan el conflicto y la enajenación, pero pueden impedir que la clase traba-
ticular en lo universal" mediante la aplicación de las leyes. Hegel acepta el
jadora se vea reducida a la condición de chusma (Pobel). En estos casos y
supuesto parlamentario de que una asamblea estamental es capaz de gene-
también en el caso de los controles de precios y de la producción, el obje-
rar una voluntad pública y general. Pero cree que en la sociedad civil to-
tivo que propone Hegel es la compensación de los efectos colaterales
dos los intereses particulares reaparecerán, y que por esta razón, fuera de disfuncionales del nuevo tipo de economía de mercado, una dimensión
la esfera del Estado propiamente dicha, la burocracia debe ser el agente central de la sociedad civil moderna. Los detalles de su análisis no siem-
de la universalidad. El hecho de que se sienta obligado a admitir que se re- pre aclaran si está defendiendo a las formas precapitalistas de interven·
quiere la autoridad de las comunidades locales (Gemeinden) y de las corpo- ción paternalista o si están anticipando los rasgos del moderno Estado
raciones como una "barrera contra la intrusión del capricho subjetivo en benefactor. Sin embargo, la concepción general implica la compensación
el poder confiado al funcionario público" 95 muestra, a pesar de todo, que He-
reactiva de los efectos de un sistema de mercado genuino, más que una
gel está consciente de que la realidad puede ser muy diferente a su imagen sustitución estatista, proactiva, de las funciones del mercado.
idealizada. Así, presentar a la burocracia como un estamento de la socie- La característica estatista de la doctrina de la policía se encuentra en
dad civil no es sólo una forma de ocultar el nivel real de intervención
otras partes del texto. Hegel no distingue sistemáticamente entre la inter-
estatal que propone, sino que también es una forma de desviar la respon-
vención estatal en forma de una conducción económica (por ejemplo, los
sabilidad por la intervención disfuncional o incluso autoritaria del Estado
controles de precios en un sistema de precios de mercado) y la interven·
a un grupo social y al capricho subjetivo de sus miembros. ción en las esferas no económicas de la vida (por ejemplo, la vigilancia).
2. El modelo de integración por medio de la intervención del Estado es Aunque desde el punto de vista de la disfunción del mercado, cada una de
desarrollado adicionalmente en la teoría de la policía o de la autoridad estas medidas representa ~,compensación post facto, la vigilancia y otras
general (Polizei o allgemeine Mach.t). Infortunadamente, el término mo- formas de control social son proactivas desde el punto de vista de las for-
derno "policía" no cubre el significado que le da Hegel en este caso. De
mas no económicas de la vida, y se remplazan, como lo observó Tocque·
acuerdo con el antiguo uso absolutista, se estaba refiriendo a algo más ville, con relaciones estatizadas los vínculos sociales horizontales. 101 Puede
que la prevención del crimen y al mantenimiento del orden público. Sin
observarse un carácter proactivo parecido en las funciones de la autori-
embargo, Hegel también usa el término "autoridad general" con significa-
dad general que se refieren a la administración que le ha sido confiada
dos que no cubre la sección sobre la Polizei. Así, quizá sea más sencillo ha-
por otros y a la educación. 102 Por supuesto, el problema no es que Hegel
cer una lista de los usos que hace de este concepto: vigilancia (relacionada
espere impedir que los huérfanos y los hijos de los pobres caigan en la
con el crimen y la delincuencia); 96 intervención en la economía en forma pobreza, sino que define los remedios en términos de un "derecho" de
de controles de precios y regulación de las principales ramas industria- '
98 la sociedad en conjunto, más que como derechos de los individuos, famt·
les;97 y el bienestar público en forma de educación, caridad, obras públi- lias y comunidades de los que se trata. Nuevamente, Hegel remplaza la
cas99 y la fundación de colonias. 100 interacción y solidaridad social horizontales con los vínculos verticales
La idea que se encuentra detrás de la vinculación de estas áreas apa-
basados en el paternalismo estatal. Incluso si fuera cierto que la sociedad
rentemente diversas no es muy coherente. El funcionamiento del sistema civil destruye los lazos famlllarea que protegían a los individuos en la socic·
de necesidades se relaciona, en la concepción de Hegel, con dos factores

.......
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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 135
134

dad premoderna, la idea de que la autoridad general (el Estado) "toma el cívica. En el proceso, se espera que se desarrollen s,olidaridades que afec-
º
papel de la familia para los pobres" 1 3 es una mistificación de medidas tarán la estructura de motivos de los individuos, remplazando los motivos
que no producen, sino que remplazan, a la solidaridad social. egoístas por las preocupaciones e identificaciones colectivas. En este
contexto, el problema de Hegel era el mismo que el de Rousseau, es de-
cir, cómo pasar de lo particular a lo general, en vista de la individualidad
• moderna. Pero su respuesta es significativamente diferente, porque Hegel
LA INTEGRACIÓN SOCIAL POR MEDIO DE LA SOCIEDAD CIVIL
no creía que la realidad del Estado moderno de gran escala o que la socie-
Hegel no pretende que en este nivel el Estado produce una unificación dad civil moderna con un sistema dinámico de necesidades podía o debía
plena de la sociedad. Además, la clase de universalidad que logra equivale ser dejada a un lado, o que individuos que son totalmente egoístas en su
a una forma de imposición y control "externos" .104 En la sociedad civil vida privada puedan alcanzar lo general en la esfera política. En su opi·
encontramos al Estado sólo en forma de una externalidad, y la metáfora nión, la generalidad sólo puede obtenerse mediante una serie de pasos
de la sociedad civil como "la familia universal" está totalmente fuera de que incorporen algo del espíritu público en lo que es jurídicamente la es-
lugar en la teoría de la policía o de la autoridad general. Esta metáfora fera privada. Las corporaciones que Rousseau, su antecesor filosófico en
pertenece en cambio a la segunda rama de la concepción hegeliana de la la ley natural, y sus sucesores revolucionarios procuraban eliminar de la
integración social, la rama solidaria que va de la familia a la corporación, vida social, remplazan a la particularidad en la teoría de Hegel con una
a la asamblea estatal y a la opinión pública. Pero, como Hegel considera forma limitada de generalidad a un nivel en que la resocialización es real·
(equivocadamente) que el papel integrador de la familia se ve negado en la mente posible.
º
sociedad civil, 1 5 la corporación se convierte en el punto de partida para Mientras la corporadón representa un paso crucial en el desarrollo de
la autointegración de la sociedad civil. Como en el caso de la policía y de la rama del pensamiento hegeliano que hace énfasis en la autointegración
los estamentos, uno puede legítimamente poner en duda si la teoría de la de la sociedad, la antinomia de su posición política es, a pesar de todo,
corporación hegeliana revive una forma premoderna de vida social o an- visible en ella. Al igual que Montesquieu antes de él y que Tocqueville
ticipa una forma posliberal de integración social. Retornaremos poste- después de él, buscó un nivel intermedio de poder entre el individuo y el
riormente a esta pregunta y aquí sólo haremos la observación de que Hegel Estado; temía la impotencia de sujetos atomizados y procuró un control
era a la vez un fuerte crítico de los ataques liberales y revolucionarios sobre de la arbitrariedad potencial de la burocracia estatal. 108 Pero al mismo
los antiguos entes corporativos a la vez que favorecía una forma de orga- tiempo, de conformidad con su doctrina del Estado, quiere defender un
nización corporativa significativamente diferente de la del antiguo régi- modelo de socialización que hará posible la transición a un patriotismo
men.106 En realidad, propuso y defendió una versión de corporación que centrado en el Estado. En este contexto, el objetivo de Hegel es proporcio·
tenía ingreso y salida abiertos, que se basaba en un principio no heredita- nar una transición fluida basada en la vida diaria, desde el Geist de la
rio, que era voluntaria y no incluía a todos, y que no implicaba ninguna corporación como la esc~,.del patriotismo hacia el Geist del Estado,
suspensión de los derechos individuales de los miembros respecto al cuerpo donde el patriotismo debe lograr su plena "universalidad" .109 Por supues-
corporativo. Sin embargo, a diferencia del caso del sindicato moder- to, mucho depende de que el concepto de Estado implicado aquí esté ba·
no, tanto los patrones como los empleados serían miembros de las cor- sado en la generación parlamentaria, pública, de la identidad, o en una
poraciones en la esfera económica. Además, Hegel no limitó la organiza- imposición monárquica-burocrática de la unidad. Pero como la antino·
ción corporativa a esa esfera: en el concepto también incluyó a organismos mia no se resuelve en el ámbito del Estado, el papel de la corporación en
académicos, iglesias y consejos locales. 107 la educación política también se torna ambiguo. Esto, a su vez, afecta la
Las funciones primarias de la corporación en la teoría de Hegel son la relación de la corporación con la autoridad general; como lo muestra
socialización y la educación. En particular, se supone que la asociación de Heiman, Hegel nunca pudo decidir entre una doctrina medieval, que im·
negocios combina la capacitación vocacional con la capacitación para plicaba la independencia corporativa y la personalidad legal, y una con·
la ciudadanía. Así, toda la vida corporativa, suponiendo la ya mencionada cepción de conformidad con el derecho romano que hacía énfasis en el
modernización de su estructura, ayuda a superar la brecha que la socie- º
control y supervisión del Estado. 11
dad civil produce entre los burgueses y los ciudadanos, educando a los Cualesquiera que sean las ambigüedades de la doctrina corporativa de
individuos para que "internalicen" el bien común y desarrollen la virtud Hegel, no es posible i1norar el diferente centro de gravedad en este caso

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HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 137
136 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

cuando se le compara con el concepto de policía. Tanto la policía como la nes del Estado. Incluso si observáramos que la pr@tección de los derechos
corporación son identificadas a veces como la segunda familia del indivi- individuales de los miembros puede incluirse en los estatutos de las cor-
duo. También comparten algunas asignaciones funcionales, como la edu- poraciones modernas, el establecimiento de los derechos universales como
cación. Además las justificaciones normativas producidas para cada una una ley positiva presupone, como lo hemos visto, la actividad del Esta-
son igualmente convincentes. La corpor,ación es una segunda familia lo do. Pero, ¿de qué dimensión del Estado? La pregunta que debemos con-
suficientemente pequeña y determinada en su propósito para permitir siderar es si, en la teoría de Hegel, la asamblea del Estado y la opi-
la genuina participación en ella de sus miembros. Sin embargo, estos miem- nión pública o la burocracia ejecutiva y la administración pública es el
bros sólo incluyen una parte de la población; aunque parece ser general lugar o fuente del nivel más alto de integración social y de formación de la
en lo que respecta a sus miembros, la corporación representa inevitable- voluntad.
mente un interés particular referente a otros grupos y a los que no están En la concepción de Hegel, debemos recordar, la policía representa la
"incorporados". A pesar de todo, la corporación es capaz de crear motiva- penetración del Estado en la sociedad civil. Análogamente, la asamblea
ciones internas, y no depende de sanciones externas para garantizarse de los estamentos (estates) representa una penetración de la sociedad civil
obediencia. Por otra parte, la regulación de la policía es universalista y no en el Estado (state). Sin embargo, la sociedad civil representada en el Es-
debe permitir la formación de agrupaciones particulares de intereses. Sin tado por medio de la asamblea de los estamentos ya está organizada; para
embargo, la actividad de la policía sí se basa en la sanción externa, no Hegel la presencia de una sociedad civil atomizada en el Estado sería muy
implica la participación de aquellos de que se trate y no conduce a la for- lamentable. De conformidad con la traducción libre, pero convincente de
Knox:
mación de una motivación autónoma.
Como lo muestra la comparación entre la policía y la corporación, el
estatismo en el pensamiento de Hegel está vinculado no sólo a alguna Los círculos de asociación en la sociedad civil ya son comunidades. Represen-
clase de oportunismo político sino también a la idea de universalidad, sin tar a estas comunidades como si de nuevo se fragmentaran en meras aglomera-
la cual no es posible ninguna concepción moderna de la justicia. Hegel ciones de individuos tan pronto como ingresan en el campo de la política, es
tiene buenas razones para no hacer una elección normativa definitiva entre decir, en el campo de la universalidad concreta más elevada, es eo ipso conslde·
rar que la vida civil y la vida política están separadas una de la otra y, por lo
la policía y la corporación, entre la universalidad abstracta y la particula-
tanto, dejar a esta última suspendida sin apoyo en el aire, porque entonces su
ridad sustancial. Estos momentos están separados en la sociedad civil y la base sólo puede ser la individualidad abstracta del capricho y de la opinión, 111
tesis de Hegel es que sólo se les puede reunir en el Estado. Será nada más
a este nivel que la corporación, como la segunda raíz ética del Estado
Esta concepción vincula directamente a los estamentos y a las corpora·
(después de la familia), alcanzará su universalidad.
Nuestra reconstrucción del pensamiento de Hegel se opone a interpre- ciones de la sociedad civil con la asamblea de los estamentos. Si bien
taciones que sugieren que las antinomias de la sociedad civil se resuelven Hegel al principio hace ~s en el vínculo de los estados con la legisla·
en el nivel supuestamente más alto del Estado. En cambio, nosotros argu- tura, como lo indica el término alemán Stdnde, el fundamento teórico
mentaríamos que es más fructífero interpretar el pensamiento de Hegel más importante de la asamblea es de hecho la corporación, cuya existen·
como dualista o antinómico en ambos niveles. Lo que en forma simplista cia es la única evidencia real proporcionada para la afirmación de que la
llamamos las tendencias "estatista" y "solidarista" de su pensamiento apare- organización y la comunidad son posibles en una sociedad civil por lo de-
cen en el análisis tanto de la sociedad civil como del Estado. Por consiguien- más atomizada. Los diputados de la sociedad civil son "los diputados de
te, la propia doctrina del Estado puede ser analizada en términos de estas las varias corporaciones" .112 Antes, esta enunciación es limitada y amplia-
dos tendencias. Así, sería un error oponerse a la dimensión estatista del pensa- da. En forma atávica, el estamento agrícola (que repentinamente sólo sig-
miento hegeliano con base en un concepto casi liberal según el cual la socie- nifica la nobleza) debe estar presente directamente, como en las asam-
dad civil, a diferencia del Estado, es la única fuente de normas genuinas. Tal bleas del Stdndestaat. El estamento de los negocios, por otra parte, está
punto de vista sería tanto menos defendible debido al elemento inevitable representado por los diputados de las asociaciones, comunidades y corpo·
de particularismo asociado con los cuerpos intermediarios de la sociedad raciones (Genossenschaften, Gemeinden, Korporationen), que son, todas,
civil. Por lo tanto, la transición a una norma clave de modernidad -uni- formas de asociación en 1ociedadcs. Hegel ni siquiera siente la necesidad
versalidad- no puede ocurrir sin alguna participación de la1 inatitucio- de indicar y justificar 1u exclu1lón de la vida política de una clase, el tra-

·ar o
138 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 139
bajo directo, que supuestamente está totalmente desorganizado. 113 Más viduos para expresar sus propios juicios, opiniones y recomendaciones en
importantes que los elementos conformistas y conservadores en su pensa- lo que se refiere a los asuntos generales siempre que se les manifieste
miento son sus razones para recomendar su versión particular del gobier- colectivamente", 119 la opinión pública es internamente contradictoria y
no representativo. De acuerdo con Hegel, cuando la sociedad civil elige a "merece ser tanto respetada como despreciada (geachtet als verachtet)". 120
sus diputados políticos, no está "dispers~ en unidades atomísticas, que se Se la debe respetar a causa de una tendencia oculta de racionalidad que,
reúnen para realizar un acto único y temporal, y que se mantienen unidas sin embargo, está encubierta y es inaccesible a la opinión que la opinión
sólo por un momento y nada más" .114 Más bien, en el proceso de delibera- pública tiene de sí misma debido a su forma de expresión concreta, empí-
ción y de elección de los diputados, las asociaciones y las asambleas de la rica. Por lo tanto, interpretar la opinión pública es la función de las élites
vida social adquieren un vínculo con la política en el mismo acto que le da políticas e intelectuales. 121 Con el fin de promover la formación de la opi-
a la política un fundamento en la vida social organizada. Es precisamen- nión pública, Hegel apoya una amplia libertad de comunicación pública
te a este nivel, en el punto en que la sociedad civil y el Estado se interpe- (en especial los discursos y la prensa), y sólo se preocupa ligeramente
netran, que Hegel redescubre e integra, sin decirlo explícitamente, el anti- acerca de sus posibles excesos. De hecho, cree que la publicidad genuina
guo topos de la sociedad política. de los debates legislativos tiene una buena oportunidad de transformar la
La asamblea de los estamentos tiene el papel de completar el trabajo opinión pública y de eliminar su componente arbitrario y superficial, ha-
empezado por la corporación, pero a un nivel de generalidad que abarca a ciéndola inofensiva en el proceso. 122 No obstante, en esto también está
toda la sociedad y al que él (y en especial su traductor al inglés) frecuente- implícito que los debates de la asamblea pueden transformar a la opinión
mente hace referencia como "universalidad". Este trabajo o función es el pública precisamente en la medida en que su contenido esencial y sus ele·
de hacer que existan los asuntos públicos y, aún más, la identidad públi- mentos de racionalidad son elevados a un mayor nivel. En este sentido,
ca.115 De modo paralelo a la doctrina de la corporación, a la legislatura se el público político de la legislatura no sólo controla la opinión pública (el
le considera un órgano mediador, en este caso entre el gobierno (Regierung) énfasis es de Hegel), sino que además una esfera pública prepoUtica
y el pueblo, diferenciados como individuos y asociaciones. 116 Así, se pre- desempeña un importante papel en la conformación de la vida pública en
viene que el primero se convierta en una tiranía y que el último se convier- el sentido político.
ta en un mero agregado, una masa con una opinión no organizada y por El concepto de opinión pública desarrollado por Hegel no está libre do
lo tanto peligrosa. Por supuesto, Hegel da relevancia al papel de la asam- las antinomias de su pensamiento político. En este contexto, la tendencia
blea de los estamentos en la elaboració:a de la legislación e incluso de la estatista se ve expresada en la preocupación por el control y debilitamien·
Constitución, 117 pero su principal interés en todo caso es constituir al agente to del poder de la opinión pública para hacerla compatible con la admi·
de la legislación y, aún más, a su medio adecuado. La categoría de lo pú- nistración del Estado. Por otra parte, la tendencia solidarista implica
blico indica que sólo los representantes genuinos del público están autori- la elevación de la opinión pública a un mayor nivel de racionalidad en
zados legítimamente para hacer las leyes. Las leyes que promulgan sólo una estructura parlame~a entre el Estado y la sociedad, que a su vez
deben ser consideradas legítimas si se siguen rigurosamente los procedi- está expuesta a los controles de la publicidad. Desde el primer punto do
mientos de la deliberación pública. Como Hegel insiste en una discusión y vista, la opinión pública es en última instancia una amenaza, y la relación
deliberación genuina y sin restricciones, enfáticamente rechaza el man- adecuada con ella por parte de las élites políticas (incluso la parlamenta·
dato imperativo, el principio de Standestaat tradicional. La asamblea debe ria) es la manipulación. Desde el segundo punto de vista, la opinión públi·
ser "un cuerpo viviente en el que todos los miembros deliberan en común ca es la condición que hace posible la vida pública política, y la relación
y se instruyen y convencen recíprocamente". 118 adecuada con ella por parte de las élites tendría que ser una de diálo¡o
La vehemente insistencia de Hegel en el genuino carácter público de la público en que la verdad sería una cuestión abierta que sería decidida por
legislatura (así como de los tribunales) tiene otras bases importantes. Desea los argumentos más convincentes, en vez de por la posesión a priori de la
promover el conocimiento de los asuntos públicos en la sociedad y (sin misma por una de las partes. La esfera pública de la asamblea de los esta·
importar lo incongruente que es en esto) hacer que la asamblea de los 1;
mentas desempeña un papel en la ilustración y educación de la opinión
estamentos sea susceptible a la influencia de la opinión pública. En forma pública precisamente porque en este caso la verdad no se conoce de an·
muy similar a Tocqueville, Hegel es ambivalente en lo que respecta a la tcmano, sino que sur¡e durante el propio debate, junto con las virtudes

...
opinión pública. Definida como "la libertad subjetiva, formal, de los indi- que pueden servir como ejemplo a la audiencia más amplia. m Una ten·
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 141
140
ciencia en el pensamiento de Hegel implica que en los estados donde la autónomos como la corporación y la opinión prtblica. El problema no
vida de la legislatura es genuinamente pública, la estructura de la propia puede resolverse si sólo hacemos énfasis en la mediación entre los cam-
opinión pública cambiará: "lo que ahora se supone que es válido ya no pos privados y público -la mayoría de las categorías de la teoría del
obtiene su validez por medio de la fuerza, incluso menos por el hábito y la Sittlichkeit de Hegel, empezando con el sistema de necesidades, propor-
costumbre, sino por la perspicacia y la argumentación (Einsicht und Grün- cionan esas mediaciones-. Pero sí se le puede resolver si vinculamos el
de)" .124 Sin embargo, en otras ocasiones el modelo de diálogo de la delibera- proceso de generación de una identidad colectiva racional, moderna, con
ción política racional está restringido a la esfera pública parlamentaria. En el concepto de libertad pública que Hegel usa repetidamente en este con-
estos contextos, la tendencia estatista en el pensamiento de Hegel, que se texto, es decir, con un proceso que permite la participación efectiva de los
apoya en la falsa analogía entre la búsqueda de la verdad científica y la individuos en la libre conformación del significado del término "noso-
obtención de la verdad normativa en la política, le impide extender el tros". Obviamente, la libertad pública es bastante más que la clase de liber-
modelo a la esfera pública en su conjunto. tad de que disponen los agentes del sistema de necesidades, que no pueden
Lo que está en juego aquí, al igual que en la teoría política de Hegel participar en la formación de ninguna identidad colectiva. Pero Hegel tam-
como un todo, es en última instancia el lugar y naturaleza de la libertad bién registra graves dudas acerca de que el Estado moderno como tal
pública. Aceptamos la interpretación según la cual Hegel procuró desa- pueda ser el lugar de la libertad pública, dudas que van completamente en
rrollar una doctrina política en términos de mediaciones que hacían rela- contra de la tendencia estatista en su pensamiento.
tiva la distinción del derecho romano entre el derecho privado y el dere- Nuevamente debemos señalar que, aunque Hegel en ninguna parte
cho público. 125 Pero la aceptamos con dos reservas. sistematiza un concepto de la esfera pública (offentlichkeit), las categorías
Primero, vemos las mediaciones como dos series diferentes: funciona- de autoridad pública, libertad pública, espíritu público, opinión pública y
rios públicos/policía/ejecutivo/corona y estamentos/corporación/asamblea publicidad desempeñan papeles clave en su obra. Recordemos la tesis de
de los estamentos/opinión pública. Las dos expresan las tendencias en Ilting de que la Filosofía del derecho busca ante todo sintetizar la libertad
conflicto en el pensamiento de Hegel. En realidad, la manera en que me- negativa del liberalismo moderno y la libertad positiva del pensamiento
dian entre las esferas reguladas por la ley privada y la ley pública es signi- republicano antiguo. Las categorías de la esfera pública representan for-
ficativamente diferente en cada caso. La primera serie implica categorías mas importantes en que el republicanismo puede ser sostenido en el pen-
de la ley pública que toman funciones tanto públicas como privadas. La samiento de Hegel después de su vuelco supuestamente conservador. Pero
segunda indica entidades de la ley privada que desarrollan estructuras de incluso en este caso hay una diferencia esencial con el republicanismo
126
publicidad y toman funciones públicas arraigadas en estas estructuras. antiguo. En vez de limitar la formación de la libertad pública a un solo
Este segundo patrón es el mismo que el modelo en que los derechos consti- nivel social -la sociedad política- Hegel elabora una teoría republicana
tucionales constituyen los derechos de ley pública de los sujetos priva- moderna en la que distintos niveles tienen funciones clave que desempe-
dos.127 Sin embargo, cuando se separan estos dos patrones, el significado de ñar, incluidos los derech~tíblicos de las personas privadas, la publici-
la esfera pública en Hegel se torna incierto. ¿El paradigma primario es el dad de los procesos legales, la vida pública de la corporación y la interacción
de la autoridad pública o el de la comunicación pública? y, si mantiene entre la opinión pública y la deliberación pública de la legislatura. No
ambos paradigmas, ¿cuál es su relación? todos estos procesos tienen un propósito político.público. No obstante,
Segundo, no aceptamos la identificación implícita del Estado y del son etapas de aprendizaje que llevan a la formación de una identidad pú-
público presupuesta por la interpretación, o la idea, de que cada paso blica. Lo que es común a todos ellos es la libre participación pública de
sucesivo en la exposición de Hegel representa (incluso en términos de su los que están interesados en la formación de las decisiones. 128 La fina~
propio argumento) un nivel de vida pública claramente más alto que lidad pública de los actos de la policía, a veces identificados como el po-
el previo. Para Hegel, indudablemente el propósito más elevado de la vida der general (allgemeine) e incluso público (offentliche), no está en duda
pública es generar una identidad universal racional a la que iguala con el para Hegel. Lo mismo es cierto para los actos del ejecutivo y, en un Rechts·
ethos patriótico del Estado. Lo que no está claro es si la generación de este staat, para los de la corona también. No obstante, en estos casos Hegel no
rasgo distintivo se asigna a la esfera estatal dominada por el ejecutivo y se habla de la formación del espíritu público ni de la actualización de la
la vincula sólo con las proyecciones del Estado en la sociedad civil, o a libertad pública ni de la reali:taclón de la libertad pública. De hecho, se ha
una esfera dominada por una legislatura que se apoya en recursos societales observado que la discusión m'• cxplkitu que hace Hegel de la libertad

/a 9 mar~
HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 143
142 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
bio reaccionario en la política prusiana le hizo tomprender (como su-
pública yuxtapone la corporación, que pertenece a la sociedad civil, al
cedió con Tocqueville poco después) que las características de dos versio-
Estado moderno: nes supuestamente aberrantes del Estado moderno pertenecían a su tipo
En nuestros estados modernos (modernen Staaten) los ciudadanos sólo desempe- ideal? Si esto fue así, el cambio hacia las instituciones de la sociedad ci-
ñan un papel restringido en los asuntos ge,nerales (allgemeinen) del Estado; no vil como los pilares de la libertad pública sería lógico y también indis·
obstante, es esencial proporcionar a los hombres -entidades éticas- activida- pensable desde el punto de vista del fortalecimiento de esta dimensión en
des de carácter general superiores y por encima de los asuntos privados. Esta las instituciones parlamentarias del Estado. Así, Hegel en su texto más
actividad general, que el Estado moderno no siempre proporciona, se encuen- maduro no sólo restringió la posibilidad de la libertad del ciudadano en
tra en la corporación.12 9 el Estado, sino que expandió, en palabras de Ilting, las libertades (Freihejts·
rechte) de la sociedad civil a los derechos de participación (Teilnehme·
En este pasaje, Hegel no sólo registra la tensión entre el Estado moder-
rrechte).
no y la vida pública, sino que identifica un lugar diferente para la libertad
La objeción más obvia a nuestra interpretación de Hegel sería que l!l
pública al que le asignaba la Antigüedad clásica. Las corporaciones son, 130 mismo no admitió y, por razones sistemáticas, habría rechazado la idea
en sus palabras, "los pilares de la libertad pública (offentlichen Freiheit)" .
de dos tendencias irreconciliables en su pensamiento. No estamos parti·
No obstante, para Hegel la libertad pública posible en la corporación,
cularmente preocupados por esta crítica (en cualquier caso, la recons·
implicando un nivel relativamente alto de participación, no puede darse
trucción de Ilting la refuta) o por los objetivos sistemáticos de la obra de
primariamente en la sociedad en conjunto. Pelczynski y otros seguramen-
Hegel. Únicamente estamos interesados en la reconstrucción del concep·
te están en lo correcto cuando argumentan que Hegel creía que había
to de Hegel en torno de lo que puede muy bien ser una antinomia subtextual
demostrado que "el Estado [moderno] es la realización de la libertad con-
en su filosofía política, de modo que podamos trazar una nueva teoría de
creta" .131 Este argumento es apoyado, en general, por la mayor universali-
la sociedad civil que retorne a la más elaborada institucionalmente de las
dad de la asamblea de los estamentos, esta verdadera corporación de cor-
concepciones, de la cual todavía podemos aprender. Así, una objeción más
poraciones, por encima de las asociaciones societales inevitablemente
grave a nuestra reconstrucción insistiría, como lo hizo el joven Marx en
particularistas. Pero también oculta la realidad del Estado moderno como
1843, en que las dimensiones a las que damos especial relevancia repre·
una jerarquía de cargos, como el poseedor monopólico del ejercicio de la
sentan elementos en el pensamiento de Hegel que no son modernos, en
violencia y como una asociación obligatoria. Al invertir la jerarquía
contraste con la modernidad de su concepción del sistema de necesida·
sociológicamente obvia del Estado moderno, y hacer que la legislatura
des, por una parte, y la burocracia, por la otra. En esta interpretación, la
sea lo primario y el ejecutivo lo secundario, Hegel está construyendo una
"corporación" de Hegel es un esfuerzo por salvar a la doctrina corporativa
legitimación tanto en el sentido de justificar contrafácticamente una es-
medieval; su asamblea de los estamentos, a las instituciones del SUindestaat;
tructura de autoridad como en el sentido de establecer un conjunto de
su idea de la opinión púbire'R; a la más antigua esfera pública burguesa y,
pretensiones normativas abiertas a la crítica. Estos potenciales críticos se
quizás, la propia idea de la libertad pública, a las antiguas ciudades-Esta·
hacen presentes, por ejemplo, cuando se presenta a la asamblea de la que
do. Por consiguiente, si vamos a buscar la modernidad en la teoría social de
se obtienen las pretensiones normativas del Estado como su penetración
1lcgel, lo mejor sería que nos concentraramos en los aspectos críticos de su
por la sociedad civil. representación de la economía capitalista (Lukács) o su anticipación del
Hegel, el teórico social sin par en su época, estaba claramente cons-
Estado benefactor (Avineri).
ciente de la sociología del Estado moderno. Afortunadamente tenemos
Por supuesto, cada intérprete favorable a Hegel trata de interpretarlo a
a nuestra disposición la cuidadosa reconstrucción que hace Ilting del cam-
través de una concepción específica, e incluso de considerarlo como un
bio en la posición de Hegel, desde un concepto anterior que hacía énfa-
upoyo a sus propias ideas. La teoría de la sociedad civil que estamos tra·
sis en la libertad del ciudadano en el Estado a uno en que lo relevante era
tundo de desarrollar no es una excepción a esta regla. No obstante¡ cree·
la libertad del Estado. 132 El cambio pudo haber tenido motivaciones intelec-
mos, en el contexto de la posterior historia social e intelectual, que las
tuales independientes, que luego fueron reforzadas por la reacción de He-
i..:utcgorfas en las que hacemos énfasis no eran meros atavismos en el tiempo
gel ante los decretos reaccionarios de Karlsbad. Hegel conocía y rechaza-
de Hegel, y que lo eran a\.\n menos en la época posliberal (y ahora en la
ba tanto el estatismo absolutista como el revolucionario, así lo demuestra
postcstatista). En eate contexto, la historia de la teoría social ofrece una
gran parte de la Rechtsphilosophie. ¿Es exagerado suponer que un cam-

.r•m rrttrr· t .
HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 145
144 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
19 !bid., II (4); V (10, 11). •
prueba importante, aunque difícilmente concluyente. Mientras la teoría 20 Z. A. Pelczynski (ed.), Hegel's Political Philosophy: Problems and Perspectives, Cambridge,
del sistema de necesidades fue desarrollada provechosamente por la tradi- Inglaterra, Cambridge University Press, 1971.
21 Para Rousseau, la sociedad civil es de hecho la sociedad de los ciudadanos; la libertad
ción marxista, y la teoría de la burocracia se convirtió en una piedra angu- política significa la participación de miembros libres e iguales en el gobernar y ser gobernados.
lar de las obras de Weber y sus seguidores, la idea de la sociedad civil co- 22 Véase Koselleck, Critique and Crisis, op. cit.
2 3 Esta "sociedad" también fue contrapuesta a la familia. Esto fue desafortunado, porque
mo el terreno central de la integración social y de la libertad pública habría
la oposición mostró un sesgo "sexista" basado solamente en la participación de los hombres
de ser igual de provechosa en una línea de desarrollo teórico que tuvo sus en la sociedad civil y el confinamiento de las mujeres a la esfera doméstica privatizada. Así,
principios en Tocqueville, su continuación en Durkheim, en el pluralismo mientras las normas igualitarias de la nueva sociedad civil fueron conceptualizadas en oposi-
inglés, francés y estadunidense, y en Gramsci, así como su culminación ción a los principios de jerarquía, status y casta, toda la construcción se edificó sobre la con-
servación, en una forma nueva y omnipresente, de un sistema de castas basado en el género. A
en Parsons y Habermas. En nuestra opinión, esta tradición interpretativa diferencia de la propiedad, a la que en principio cualquier persona podía adquirir y con la
ha mostrado por lo menos que las categorías básicas de la Rechtsphilosophie que, según Locke, todos habíamos empezado (propiedad del propio cuerpo), la calificación
de Hegel pueden traducirse completamente a términos modernos. Si va- sexual para ser miembro de la sociedad civil era contraria a los propios principios de ésta.
24 Koselleck, Kritik und Krise, op. cit., p. 46; Werner Conze, "Die Spannungsfeld von
mos a creer en el testimonio de los actores sociales del Oriente y del Occi- Staat und Gesellschaft im Vormarz", en Conze (ed.), Staat und Gesellschaft im deutschen
dente, del Norte y del Sur, esos términos de análisis reconstruidos aún no Vormiirz 1815-1848, Stuttgart, Klett, 1962, p. 208. .
25 Riedel, "Gesellschaft, bürgerliche", op. cit., pp. 748-750.
han agotado su potencial crítico y constructivo. 2 6 !bid., pp. 740-742; W. Conze, "Sozialgeschichte", en H. U. Wehler (ed.), Moderne Deutsche
Sozialgeschichte, Konigstein, Atheneum, 1981.
21 Riedel, op. cit., pp. 758-761.
28 lbid., p. 764.

NOTAS 29 G. Heiman, "The Sources and Significance ofHegel's Corporate Doctrine", en Pelczynskl
(ed.), Hegel's Political Philosophy, pp. 111-135.
30 En quizá su más importante obra sobre la teoría política, el joven Marx prestó gran
J Manfred Riedel, "Gesellschaft, bürgerliche", en O. Brunner, W. Conze y R. Koselleck
atención al vínculo que estableció Hegel entre el estatismo y la construcción de sistema•:
(eds.), Geschichtliche Grundbegriffe, vol. 2, Stuttgart, Klett, 1975. véase su Critique of Hegel's Philosophy of Right, Cambridge, Inglaterra, Cambridge Universlty
2 Niklas Luhmann, "Gesellschaft", Soziologische Aufkliirung, vol. 1, Opladen, Westdeu-
Press, 1970.
tscher, 1970, p. 138. 31 G. W. F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts, Werke, vol. 7, Francfort,
3 K. Polanyi, "Aristotle Discovers the Economy", en G. Dalton (ed.), Primitive, Archaic
Suhrkamp, 1970; de aquí en adelante se le citará como Rechtsphilosophie, párrafo 255
and Modern Economies. Essays of Karl Poliinyi, Boston, Beacon Press, 1968. addendum. La traducción de T. M. Knox en Hegel's Philosophy of Right, Nueva York, Oxford
4 No es necesario hacer mucho énfasis hoy en día en que la polis era una comunidad con University Press, 1967 (de aquí en adelante PR) no es del todo correcta.
una noción muy limitada de la ciudadanía, que eitcluía a los extranjeros, a las mujeres y por 32 PR, párrafo 4, p. 142.
lo común también a los trabajadores manuales. 33 En cierta medida, Hegel sigue a Aristóteles al construir a la familia (el hogar) como el
5 M. I. Finley, Politics in the Ancient World, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University escenario natural de la sociedad civil, pero tiene en mente una forma familiar muy diferen·
Press, 1983. le del hogar "extenso" característico de la oikos. Hegel presupone una familia nuclear bur-
6 Riedel, "Gesellschaft, bürgerliche". guesa, despojada de muchas de las funciones económicas características de las formas más
7 O. Brunner, Land und Herrschaft, 5a. ed., Darmstadt, Wissenschaftliche Buchge- •
antiguas, que ahora estaban sieñtRl"Mumidas por el mercado. Por lo tanto, a medida que se
sellschaft, 1973, parte 2, p. 115. ampliaban las funciones económicas que no correspondían a los hogares, los jefes de estos
8 En particular en su debate con Gierke y Hintze. Véase Land und Herrschaft, op. cit.,
se relacionaron entre sí no sólo en el sistema de organización política del Estado, sino
pp. 156-161 y SS. también en la economía.
9 G. Jellinek, The Declaration of the Rights of Man and Citizen, Nueva York, Henry Holt, 1901.
34 PR, párrafo 33.
10 Reinhart Koselleck, Critique and Crisis: Enlightenment and the Pathogenesis of Modern
35 Charles Taylor, Hegel, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1975, p. 382.
Society, Cambridge, MIT Press, 1988, originalmente publicado como Kritik und Krise, Friburgo, 36 Jbid., p. 376.
Karl Alber, 1959. 37 PR. párrafos 147, 151, 155.
11 Riedel, "Gesellschaft, bürgerliche", op. cit., p. 740. 38 Por supuesto, no puede aceptar estas identidades sobre bases tradicionales, no re·
12 Talcott Parsons, The Structure of Social Action, Nueva York, Free Press, 1949, pp. 89 y ss.
l'lcxivas, y advierte contra una aceptación meramente habitual del ethos. Sorprendentemente,
13 J. Locke, The Second Treatise on Government [1690]. Indianápolis, Hackett, 1980, cap. 7.
su convicción de que, después de la reflexión, el ethos existente resultará ser racional slem·
[Segundo tratado sobre el gobierno. Un ensayo sobre el verdadero origen, alcance y final dd pre, fue inquebrantable. Pero, ¿qué sucede si después de la más completa reflexión, lo
gobierno civil, Biblioteca Nueva.] rnntrario resulta ser cierto? A este respecto, la modernidad incomparablemente mayor de
14 !bid., cap. 8. In rnncepción kantiana de la filosofía práctica es obvia.
15 !bid., cap. 4. .\9 PR, párrafo 213.
16 !bid., cap. 19. 40 PR, párrafo 142.
17 Montesquieu, The Spirit of the Laws [El espfritu de las Leyes, 1748], Nueva York, llurpcr1 1 4 1 Tampoco está ausente en el 4mblto do 111 íamilla. La tensión entre el modelo normatl·
1949, I (3), 5. vo de la íamlll1.1 buriucsa mond11m1 cumu un1.1 comunidad de amor, que presume una
18 !bid., p. 6; La traducción al inglés de Nugc.ml es gravcmenlc dc1orlcn111don1.

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 147
146
forma de reconocimiento mutuo entre iguales, y la estructura patriarcal y jerárquica de la monio monógamo, sin embargo, se constituye un vínculo pers'onal indivisible, que resulta
familia burguesa real, que se reproduce en la ley, está implícita en la discusión de Hegel. en un apego moral y la comunidad de los intereses personales y privados. En resumen, la
42 El espíritu de una familia y de un pueblo; véase PR, párrafo 156.
familia monógama combina la voluntad y los intereses de sus miembros, y hace que las
características de mutualidad y de combinación del amor sean permanentes.
43PR, párrafo 157. Pero no hay nada natural en la forma de la familia burguesa monógama; es una cons·
44 PR, párrafo 181.
45 PR, párrafo 184. En realidad, el nivel de Sittlichkeit en que, en opinión de Hegel no hay trucción histórica, institucional y legal como sin duda Hegel lo sabía. Parece que la carac-
ninguna tensión entre lo que es y lo que debería ser, entre el bien común y el interés indivi- teriza como una comunidad natural porque supone que no hay ningún conflicto o incluso
dual, entre el derecho y el deber, no es el del Estado, como lo pensó Taylor, sino el de la diferencia de intereses entre los miembros de la familia, a pesar de la diferencia física del
sexo, que "aparece a la vez como una diferencia de tipo intelectual y moral" (Enzyclopadie
familia, el nivel "natural" de la Sittlichkeit.
46 Z. A. Pelczynski, "The Hegelian Conception of the State", en Pelczynski (ed.), Hegel's der Philosophischen Wissenschaften, párrafo 519). De hecho, el vínculo familiar, su unidad,
Political Philosophy, p. 12. Pelczynski hace énfasis, en este artículo y en otros, en la es supuestamente tan comprehensivo que forma una sola persona de tal manera que la
reemergencia de la integración social positiva dentro de la sociedad civil. única persona que representa la propiedad de la familia adquiere un interés ético.
Aquí es obvio que Hegel presupone sin cuestionamiento la forma de familia monógama,
47 PR, párrafo 255.
48 Pero también se debe a las ilusiones de la construcción de sistemas que la familia patriarcal burguesa. El motivo teórico menos obvio que subyace en la exclusión de la familia de
aparezca como una forma natural, inmediata de la Sittlichkeit -una que no está dentro ni la sociedad civil es el doble supuesto de que el individuo presupuesto por el sistema de necesi-
fuera sino que es más bien externa y anterior a la sociedad civil-. La división idiosincrásica dades no puede ser producido por ella y que la única dinámica realmente importante de intere·
en tres partes que hace Hegel de la vida ética requiere comentario. Hegel contrapone la fa- ses conflictivos, antagónicos, es la constituida por el sistema de necesidades entre los actores
milia tanto a la sociedad civil como al Estado, pero lo que nos interesa aquí es la primera económicos. Por lo tanto, parecería que Jos miembros de Ja familia no tienen intereses separa·
oposición. Ahora bien, la diferenciación entre la familia y Ja sociedad civil, concebida como dos mientras continúen en la familia. A esto se debe el indisoluble vínculo de la familia monógama.
el sistema de necesidades, no es particularmente sorprendente, puesto que la orientación Pero la única persona que nunca deja a Ja familia es, desde luego, la esposa. Los hijos e hijas,
exclusiva al autointerés individual de actores en una economía de mercado que están integra- cuando llegan a la edad adulta, la dejan para ingresar a su segunda familia, a la sociedad civil,
dos por medio de relaciones impersonales sí parece muy diferente de la mutualidad de senti- donde están en libertad de actuar ahora en favor de sus intereses independientes. Pero se
mientos (amor), Ja comunidad de propósito (hijos), y la comunidad de intereses (la propiedad forman nuevas familias, parecería que excluyendo nuevamente a las mujeres de la sociedad
de la familia) que son fundamentales para el concepto de Hegel de la familia monógama. Sin civil. Por supuesto Hegel no dice explícitamente que sólo los hombres son actores del sistema
embargo, a diferencia del concepto marxista, la teoría de la sociedad civil de Hegel no se de necesidades; se refiere en cambio a los jefes de los hogares. Pero la exclusión de la propia
detiene en el sistema de necesidades. Por el contrario, la intuición más importante de Hegel familia de la sociedad civil y el supuesto de una armonía perfecta de intereses dentro de la
respecto a la sociedad civil es su reconocimiento de que implica el principio de asociación misma sólo tiene sentido si se supone que uno de los dos miembros adultos no tiene intereses
voluntaria y, con ello, nuevas formas de solidaridad, participación igualitaria, incorpora- separados y nunca obtiene el status de persona legal, o por lo menos renuncia al mismo al
ción como miembro y vida ética. Precisamente, la función de las asociaciones de la socie- casarse (que era la situación legal de las mujeres casadas en toda Europa en ese tiempo).
dad civil (corporaciones, estados) es proporcionar contextos en que puedan surgir nuevas Entonces, debe ser el hombre jefe del hogar el que ingrese a la sociedad civil y a través del cual
formas de solidaridad, de identidad colectiva y de interés común. Su función más impor- la propiedad de la familia aparece como un individuo en el sistema de necesidades.
tante es la de mitigar las tendencias centrífugas del sistema de necesidades, vincular a los Puede existir todavía una tercera razón para excluir a la familia, en la forma en que
individuos entre sí en un propósito común y atemperar el egoísmo del autointerés. Por esto Hegel la defiende, de la sociedad civil, una de la que nunca trató Hegel pero que tendría
es que Hegel se refiere a la corporación como la "segunda familia" (PR, párrafo 252). mucho sentido. La familia patriarcal no se parece a ninguna otra asociación en la sociedad
Entonces, ¿por qué en vez de ver a la propia familia como la asociación voluntaria por civil porque supuestamente no reconcilia los intereses divergentes de las personas dentro
excelencia, Hegel la excluye del todo de la sociedad civil, a la vez que la usa como Ja metá- de la misma, sino que constituye una unidad inmediata de los intereses. Pero también
fora para la solidaridad en todo su texto? Hegel se refiere a la sociedad civil como la familia diverge de los dos principios de integración típicos de una sociedad civil moderna: el con·
universal, a la corporación como la segunda familia del individuo (PR, párrafos 238 y 239), trato (y la integración del siste~!lcterística del mecanismo del mercado) y la asocia·
y al Estado como la "sustancia ética autoconsciente que unifica el principio familiar con el ción voluntaria. A pesar de la metáfora de un contrato matrimonial, la familia no es un
de la sociedad civil. La misma unidad que en la familia es el sentimiento de amor está, en su arreglo contractual en el sentido normal de la palabra. Puede "contratarse" libremente,
esencia, recibiendo sin embargo[. .. ] la forma de universalidad consciente". Enzyclopadie pero en parte es indisoluble, y un importante conjunto de sus IT!,iembros, los hijos, no en·
der Philosophischen Wissenschaften [1830], Hamburgo, Meiner, 1969, párrafo 595. lran para nada en el contrato. De hecho, en otras partes Hegel explícitamente rechaza el
Podemos discernir dos razones para esto, una lógica, Ja otra ideológica. Dada la estruc- concepto kantiano de la familia como una relación contractual.
tura sistemática del texto de Hegel, si uno razona lógicamente a partir de la existencia de la Sin embargo, la familia patriarcal tampoco es una asociación voluntaria parecida a algu·
persona legal constituida por el sistema de derecho abstracto -el propietario individual na otra, porque su estructura interna y su modo de integración entran en conflicto con el
atomizado- entonces parece que se presupone algo previo, es decir, el contexto en que la modo igualitario y horizontal básico de Ja integración social que es el principio de la coor-
persona literalmente es generada, y este contexto no puede ser el propio sistema de necesi· dinación de la interacción en las asociaciones voluntarias. Una familia patriarcal, en cam·
dades. La existencia sustancial del individuo implica un "universal natural" (la especie y su hio, se integra mediante el principio de la jerarquía y conserva un status de castas según el
procreación), y todo individuo está situado, generado, primero en el contexto de la familia. sexo predicado con base en la ausencia de igualdad y autonomía para sus miembros feme·
Por lo tanto, Hegel ve a la familia como la presuposición lógica de la sociedad civil. ninos. Para que la familia pueda ser situada dentro de la sociedad civil, como una forma
Sin embargo, se requiere otro paso ideológico para construir a la familia como Ja forma particular de asociación voluntaria, tendría que abandonar su forma patriarcal y convertir-
natural, prerreflexiva, de la vida ética. Hegel reconoce que el factor natural, el vínculo se, al menos en principio, en l¡ualitaria. Por supuesto, en lo que respecta a los hijos, la
sexual, es elevado en la familia monógama a un significado espiritual -la unanimidad del i!(ualdad y Ja autonomía constituyen una meta, en vez del punto de partida, pero esto no
amor y el sentimiento de confianza- pero lo es, insiste, en una forma prerrellexiva, como nfecta el problema. Así, la familia en la form11 en que Hegel la constituye debe ser excluida
un sentimiento. La familia es la primera forma en que Ja unidad de 101 indlvlduoM se manl· de lu sociedad civil y con1ldor1r11 como una forma natural, prerreílexiva, de la vida 6ttca a
fiesta en la realidad como una comunidad de amor. Por medio de la ln1tltuclón del matrl· pesar de su constitución patontom1nt1 1ocl11I, ltt1111I y cultural.

1 "lt?tr
148 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL HISTORIA CONCEPTUAL Y SÍNTESIS TEÓRICA 149
A pesar de todo, creemos que hubiera sido mejor incluir a la familia dentro de la socie- 79 PR, párrafos 213 y 218.
dad civil, como su primera asociación. Esta alternativa habría sido muy superior a la que 80 PR, párrafos 215, 216 y 224.
eligió Hegel, tanto desde el punto de vista normativo como del teórico. Porque entonces la s1 PR, párrafo 217.
familia podría haber ocupado su lugar como una institución clave de la sociedad civil, una 82 PR, párrafo 211.
que, si se la concibe en términos igualitarios, pudo haber proporcionado una experiencia 83 PR, párrafo 209.
de solidaridad horizontal, identidad colectiva y participación igualitaria a los individuos 84 PR, párrafos 211y216.
autónomos que la integran -una tarea considerada fundamental para las otras asociacio- 85 Esto es contrario a la interpretación que hace Taylor del concepto Sittlichkeit, de
nes de la sociedad civil y para el desarrollo en última instancia de la virtud cívica y de la conformidad con la cual "la finalidad buscada por la ética superior ya se ha cumplido"
responsabilidad respecto a la forma de organización política. (Hegel, p. 383).
4 9 T. W. Adorno, "Cultural Criticism and Society", Prisms, Cambridge, MIT Press, 1981.
86 PR, párrafo 212.
so Sobre las raíces históricas de esta incongruencia, y sobre las tendencias republicanas 87 Esto ocurre incluso antes en la argumentación, aunque debemos reconocer que parte
en el pensamiento de Hegel, véase K. H. Ilting, "The Structure of Hegel's Philosophy of del sistema de necesidades -la sección sobre los estamentos donde las dos lógicas ya son
Right", en Pelczynski (ed.), Hegel's Political Philosophy, y "Hegel's Philosophy of the State visibles- pertenece, al menos parcialmente, a la discusión posterior de la integración so·
and Marx's Early Critique", en Z. A. Pelczynski (ed.), The State and Civil Society: Studies in cial, en vez de a la integración del sistema.
Hegel's Political Philosophy, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1984. 88 Para una discusión del desarrollo de este modelo de la sociedad civil, véase Cohen,
s1 Karl Polanyi, Great Transformation [1944], Boston, Beacon Press, 1957, es a la vez un Class and Civil Society, op. cit.
elocuente análisis y un síntoma de esta tendencia estatista. 9
8 Esto es lo que subraya Avineri en Hegel's Theory of the Modern State, op. cit.
52 Jean L. Cohen, Class and Civil Society: The Limits of Marxian Critica[ Theory, Amherst, 90 PR, párrafo 205.
University of Massachusetts Press, 1982. 91 PR, párrafo 296; Avineri, op. cit., pp. 107-108 y 158-160.
53 Véase por ejemplo, PR, párrafo 190.
92 Lo que no siempre es tan fácil como lo creyó Marx en 1843. El autor del 18 Brumario
54 PR, párrafo 187. nos puede enseñar también esta lección.
ss PR, párrafo 183. 93 Por consiguiente, Hegel ciertamente no padece de los problemas señalados por Niklas
56 PR, párrafo 182.
Luhmann: que los teóricos de la dicotomía Estado/sociedad se ven forzados a distribuir a
57 Sólo para el sistema de necesidades puede Hegel mantener que en la sociedad civil
los individuos reales diestramente a uno u otro lado de la división societal.
todos son un fin en sí mismos y todos los demás no son nada. Véase PR, párrafo 182, add. 94 PR, párrafo 303.
58 Georg Lukács, The Young Hegel, Cambridge, MIT Press, 1975; Shlomo Avineri, Hegel's 95 PR, párrafo 295.
Theory of the Modern State, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1972. 96 PR, párrafo 234.
59 PR, párrafo 184. 97 PR, párrafo 236.
60 !bid. 98 PR, párrafo 239.
61 Esto es lo que Habermas ha llamado "integración de sistema" (PR, párrafos 187 y 199). 99 PR, párrafo 245.
62 PR, párrafo 189 y add. loo PR, párrafo 248.
63 PR, párrafo 243. 101 The Old Regime and the French Revolution, 1856.
64 PR, párrafo 195. 102 PR, párrafos 239 y 240.
65 PR, párrafos 196 y 198. 103 PR, párrafo 241 y también 239.
66 PR, párrafo 243. Véase Avineri, Hegel's Theory, pp. 108-109, 149, y en otras partes. 104 PR, párrafo 249.
67 PR. párrafo 207.
10s Véase Rechtsphilosophie, párrafo 238. Si el interés primario de Hegel hubiera sido la
68 PR, párrafos 206 y 207.
democratización en vez de la integración, entonces quizá la familia en una forma igualitaria
69 Véase Cohen, Class and Civil Society, op. cit.
hubiera podido tomar su lugar dentro de la sociedad civil y habría servido como un modelo
10 Esto anticipa e influirá en la formulación de Marx, según la cual el proletariado está
importante de los vínculos h~füales, solidarios, para otras asociaciones voluntarias. El
"en" pero no es "de" la sociedad civil. problema es que Hegel era renuente a llegar a las implicaciones plenas del concepto moder-
11 PR. párrafo 203.
no de asociación voluntaria. Sabía, por supuesto, que difería de la idea de comunidad,
12 PR, párrafo 204.
porque presuponía miembros que eran individuos con intereses particulares así como con
73 PR, párrafo 205.
intereses de grupo. También sabía que una asociación voluntaria era algo más que el mode·
74 PR, párrafo 200.
lo liberal de un grupo de interés, porque es capaz de generar nuevos vínculos, solidarldade1
75 PR, párrafo 241.
e incluso identidades colectivas. Por ser voluntaria, la asociación debe permitir ingreso1 y
76 No obstante, observó el problema del conflicto de la administración por la autoridad "
salidas libres. Como una asociación supuestamente de iguales, debe conceder voz igual a
pública (párrafo 236). sus miembros y reconocimiento mutuo como miembros que comparten una identidad CO•
11 El punto es que hay dos diferentes clases de integración funcionando en el concepto
lectiva. Sólo en una asociación igualitaria democrática en la que el ingreso y la salida est6n
de la sociedad civil de Hegel: la integración del sistema y la integración social. Véase nues· basados en criterios universalistas y en la que todos tienen igual voz, puede ser efectiva la
tro cap. III sobre Parsons y el cap. IX sobre Habermas. integración social de la manera en que Hegel esperaba que lo sería. Pero para esto, para la au•
78 La contradicción política de Hegel entre el estatismo y el antiestatismo se revela en el
tointegración de la sociedad civil sobre una base plenamente moderna, se tendrían que
orden de la exposición. Mientras que el bosquejo del argumento que se refiere al Estado en nhandonar las restricciones que Hegel establece sobre el número y tipos de asoclacione1
el párrafo 273 procede de la legislatura al ejecutivo y finalmente a la corona como el nivel voluntarias en la sociedad civil.
superior, la exposición en los párrafos 275-320 pasa de la corona al ejecutivo y finalmente a 106 Véase llciman, "The sour1:c1 und Sl1t1nificum:c oí Ilcgcl's Corporatc Doctrine", up. cit.
la propia legislatura, culminando en la doctrina de la opinión p11blh:a. Por 1upuesto, ¡la 101 T. M. Knox, notas do! traductor 11 ll111el'.s P/1i/o.rnphy of Right, op. cit., p. 360.
legislatura es la sociedad civil en el Estado! 1ox PR, párrufo 295.

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150 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

109 PR, párrafo 289.


110 Heiman, op. cit., pp. 125 y ss.
111 PR. párrafo 303; véase la traducción al inglés, p. 198.
112 PR, párrafo 311.
113 Hegel menciona este tema sólo en su polémica contra la participación democrática, III. DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX
es decir, universal en política de todos los miembros de la sociedad civil. En sus términos,
tiene en este caso un buen argumento en la medida en que desea incluir a los que ya están
organizados. No está claro por qué no recomienda (y parece excluir) que se organicen todos
los miembros de la sociedad civil en asociaciones, comunidades y corporaciones, de modo Lo INSOSTENIBLE de la síntesis hegeliana y el colapso de sus supuestos sis-
que puedan participar en política y en la elección de diputados. Además, el hecho de que los temáticos no constituyen el final de la teoría de la sociedad civil. Sin embar·
no organizados voten por diputados que sí están organizados (como ocurría en los partidos
políticos de Inglaterra y de los Estados Unidos, incluso en los días de Hegel) no tendría la go, los teóricos posteriores tendieron a concentrarse sólo en dimensiones
consecuencia que temía Hegel: el surgimiento de una opinión atomizada en el escenario específicas del complejo concepto hegeliano, desarrollándolas con exclu-
político. Es otro asunto, como el debate en torno a los puntos de vista de Car! Schmitt sión de todas las demás. Marx dio relevancia a los aspectos negativos de la
habría de mostrar, que la representación de un electorado democrático en la forma liberal
del siglo XIX pudiera considerarse como una fuente del problema de "indecisión" o sociedad civil, sus características fragmentarias y deshumanizadoras; pero
"ingobernabilidad". Para que esto suceda, tendría que perder su poder un componente al hacerlo así, logró profundizar el análisis de las dimensiones económi-
claro de la legislación tal como la entendía Hegel, esto es, la discusión y deliberación públi- cas del sistema de necesidades y fue mucho más lejos que Hegel al analizar
cas y racionales. Véase Car! Schmitt, The Crisis of Parliamentary Democracy [1923], Cam-
las consecuencias sociales del desarrollo capitalista. 1 Tocqueville elimi-
bridge, MIT Press, 1985.
114 PR, párrafo 308. nó las ambigüedades de la discusión de la publicidad, descubrió en las
11s PR, párrafo 301. asociaciones voluntarias un equivalente moderno de la corporación anacró-
116 PR, párrafo 302.
111 PR, párrafo 298.
nica, y demostró la compatibilidad de la sociedad civil y de la democracia,
118 PR, párrafo 309. aunque en un contexto (los Estados Unidos) al que consideraba como una
119 PR, párrafo 316. versión no característica de la sociedad moderna. Gramsci invirtió la ten-
120 PR. párrafo 318.
121 Aunque Hegel correctamente llama nuestra atención hacia la volatilidad y facilidad
dencia reduccionista del análisis marxista al concentrarse en las dimen-
de manipular a la opinión pública, también insiste mucho en que las verdades esenciales de siones de las asociaciones y de las intermediaciones culturales, así como al
la política tienen a este medio como su instrumento de transmisión. Infortunadamente, descubrir los equivalentes modernos de las corporaciones y estados de
también dice que interpretar estas verdades es la función de los líderes y teóricos políticos.
Considera que seguir a la opinión pública, tanto en la vida como en la ciencia, es el camino Hegel. Finalmente, Parsons se concentró en la dimensión de la integra-
a la mediocridad. Y sin embargo, no ve ningún problema en la aceptación pasiva de las ción social en términos de instituciones que constituyen lo que llamó la
opiniones sobre las élites por parte de la opinión pública (PR, párrafo 318). "comunidad societal". Más similar a Hegel en sus aspiraciones sistemáti-
122 PR. párrafo 319.
123 PR, párrafo 315.
cas que cualquiera de los otros, Parsons intentó sintetizar las pretensio-
124 PR, párrafo 316. nes normativas de la tradición con las de la modernidad. Sus concesiones
125 Véase Heiman, op. cit., pp. 129-135. Algo menos claro es el argumento esencialmente
a la ideología, que nuevai:mmte nos recuerdan a Hegel, fueron el precio
similar de Ilting según el cual en Hegel la "sociedad civil y el Estado" son "dos esferas diferen-
tes de la vida publica" ("The Structure of Hegel's Philosophy of Right", op. cit., p. 107). que pagó por su fracasado intento.
126 Véase Jürgen Habermas, The Structural Transformation of the Public Sphere [1962], En este capítulo nuestro interés principal está en los dos esfuerzos reali·
Cambridge, MIT Press, 1989. zados en el siglo XX por desarrollar teorías de la soCiedad civil sobre las ba-
127 Véase Jellinek, Declaration of the Rights of Man and Citizen, op. cit., pp. 2-3 y 49.
128 La crítica de Hegel del jacobinismo y del republicanismo se basa en su teoría alterna-
ses proporcionadas por Hegel. Nos parece que ésta es la mejor estrategia
tiva de la sociedad civil. La oposición rígida entre el egoísmo privado y la virtud cívica en el para probar la viabilidad de una forma de hacer teoría originalmente vincu·
pensamiento jacobino y republicano se predicó con base en un modelo de una sociedad lada con el problema de los primeros estados modernos y de la sociedad
dividida por un dualismo público/privado rígido, que permitía sólo una superación mora-
lista de los intereses particulares y de los asuntos privados. En ausencia de mediaciones industrial, y basada en un modo de generalización empírica cuya viabili·
entre los niveles del individuo y de la comunidad política, en última instancia la lógica de dad se fundamentaba en las ideologías supervivientes y en las institucio·
ese moralismo era, en opinión de Hegel, el Terror. Véase la introducción a la edición de Knox nes provenientes de constelaciones premodernas como las ciudades-Esta·
de Hegel's Philosophy of Right, p. 22. do, el Stéindestaaten y las sociedades de órdenes.
129 PR, párrafo 255 addendum, citado en Pelczynski, "Political Community and Indivi-
dual Freedom", p. 72, en la traducción de Knox (que hemos tenido que revisar). La combinación de Parsons y Gramsci se justifica fácilmente. Ambos son
130 PR, párrafo 265. influidos por Hegel, y ambos lo corrigen al diferenciar a la sociedad civil
131 Citado en Pelczynski, "Political Community and Individual Freedom", op. cit .. p. 76.
132 "Hegel's Concept of the State and Marx's Early Critique", op. cit., pp. 100·103.
de la economía así como dal Bitado. El primero supera el rcduccionismo
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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 153
152

liberal, el segundo, el marxista. Ambos tienden a interpretar a la sociedad Para Parsons, al igual que para Hegel, la sociedad moderna se encuen-
civil en términos funcionales, como la esfera responsable por la integración tra constituida por estructuras normativas de pluralidad (asociaciones) y
social del todo. A la vez, ambos son conscientes, aunque ambiguamente, legalidad. La publicidad y la participación también están presentes, pero
de los logros normativos de la sociedad civil moderna. Las diferencias como ocurre en la obra de Hegel, se les resta importancia. Además, Parsons,
cruciales entre ellos, relacionadas con sus tradiciones teóricas y supues- al igual que Hegel, está dispuesto a declarar a una sola versión de la socie-
tos políticos diferentes, pueden encontrarse en la forma en que combinan dad moderna (en su caso, los Estados Unidos) como la realización más o
la teoría normativa y la funcional. Parsons identifica lo deseable normati- menos superior de todos los potenciales de la modernidad. "El momento en
vamente con el funcionamiento real de la sociedad civil del presente, lo que se completará la sociedad[ ... ] llamada moderna" ocurrirá cuando los
cual lo hace caer en una apología poco convincente de la sociedad estadu- problemas de integración de esta sociedad o tipo de sociedad se resuel-
nidense contemporánea. Gramsci, que se concentra en la deseabilidad van. Finalmente, Parsons es consciente de la deuda que la sociedad mo-
normativa de una sociedad civil futura (socialista), tiende a tratar a la so- derna tiene con el proyecto histórico de la era de las revoluciones democrá-
ciedad civil del presente sólo en términos de su función para un sistema ticas, pese a que considera que este proyecto ya se realizó totalmente (y
de dominio que rechaza completamente. Su combinación de un exceso deuto- que por lo tanto se anuló como un proyecto) en las sociedades occidenta·
pía con un exceso de realismo no le permite adoptar una actitud genuina- les desarrolladas: "Las sociedades más privilegiadas de finales del siglo XX
mente crítica respecto a la Unión Soviética, el país de la revolución donde han institucionalizado con éxito en un grado impresionante, que habría
no sólo la sociedad burguesa, sino también toda la sociedad civil, fueron sido imposible predecir hace un siglo, los valores más 'liberales' y 'progre-
suprimidas. Entonces, a final de cuentas, ninguno es lo suficientemente sivos' de ese tiempo." 3 Por lo que se refiere a estas sociedades, la lucha por
crítico de su propia tradición ideológica y, como resultado, ninguno pue- la democratización queda relegada, en conjunto, al siglo XIX. 4
de presentar en forma temática la dualidad de la sociedad civil moderna Esta última tesis respecto a la consecución real de los valores de la era
-su promesa liberadora, así como sus vínculos con la heteronomía. de las revoluciones deja expuesto el concepto de la sociedad moderna de
Parsons a la acusación de "apología de la burguesía", que fue utilizada para
todos los usos de la "utopía" de la sociedad civil después de 1848. 5 No obs-
PARSONS: LA SOCIEDAD CIVIL, tante, Parsons únicamente es ideológico en el sentido en que lo fue Hegel,
ENTRE LA TRADICIÓN Y LA MODERNIDAD es decir, en la medida en que mezcla las percepciones normativas con las
mistificaciones respecto a las instituciones ya existentes. No obstante, y
La tradición sociológica clásica que fue completada por Talcott Parsons nuevamente al igual que Hegel, la teoría señala más allá de la ideología en
raras veces usó el concepto de sociedad civil, porque sin duda lo considera- la medida en que vincula estas percepciones normativas con las potencia-
ba un remanente del discurso presocial-científico acerca de los asuntos lidades de la sociedad existente, incluso cuando el propio Parsons no re-
humanos. Mucho más notable es la reaparición de tal concepto en la obra conoce que éstas sólo se::imrrrealizado parcial y selectivamente.
de Parsons. Ciertamente, aparece tanto en una nueva forma como en el La división que hace Parsons del sistema social en cuatro funciones o
contexto de un nuevo modelo de diferenciación. El concepto de Parsons de subsistemas, parece claramente ahistórica si se compara con la especifi·
una comunidad societal que se diferencia de la economía, de la organización cación de Hegel, que es el desarrollo moderno el que produce la diferen-
política de la sociedad y de la esfera cultural representa una síntesis del ciación entre Estado y sociedad civil. Pero también Parsons insiste en que
concepto liberal de la sociedad civil como diferente del Estado, en que se las primeras sociedades, complejos institucionales no diferenciados, lle·
pone énfasis en la integración social, la solidaridad y la comunidad que vaban a cabo más de una, y posiblemente todas, las principales funciones
caracteriza a la tradición sociológica iniciada por Durkheim y Tonnies. sociales. Por ejemplo, en las sociedades tribales, el parentesco era la ins-
Esta síntesis, en la que son centrales tanto la individualización como titución clave social, cultural, política y económica; el vínculo feudal en la
la integración, implica, notoriamente, un retorno parcial y consciente a la alta Edad Media organizó las relaciones sociales, económicas y políticas;
teoría hegeliana de la sociedad civil. 2 Mientras Parsons distingue (a dife- y el Estado absolutista-mercantilista era una entidad política y económi-
rencia de Hegel, pero en forma similar a Gramsci) entre la comunidad ca. Así, el desarrollo de la modernidad se concibe como la diferenciación
societal y la economía y el Estado, las continuidades entre las dos concep· de lo que ya había existido impUcltumcntc en todas las sociedades, en ins-
ciones son más notorias que las diferencias. tituciones que pudieron habar tenido dlmcn!sioncs que las vinculaban a

~ .trttt· .
DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 155
154 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
ciación de la comunidad societal habría estado i'ncompleto sin cada una
todas las funciones, pero cuyo centro de gravedad estaba relacionado con
de las tres revoluciones. En una versión de su argumento, estas revolucio-
una sola función. Esta interpretación teleológica de la historia puede muy
nes representan la diferenciación del subsistema integrador de uno de los
bien suponer una proyección inaceptable de las categorías occidentales
otros subsistemas en cada caso. 9 En otra versión, 10 Parsons insiste en que
modernas hacia las sociedades premodernas y no occidentales, de modo
cada revolución en realidad fortaleció al otro subsistema: el económico
que la aplicabilidad universal de una categoría como la diferenciación
en un caso, el burocrático administrativo en el otro. Sin embargo, no hay
está consecuentemente expuesta a la duda. 6 A pesar de todo, la importan- 7 ninguna incongruencia en esto, porque Parsons ve a la diferenciación como
cia de esta categoría para el propio desarrollo moderno es muy posible.
un proceso recíproco y de suma cero, que implica la construcción de ins-
Para Parsons la comunidad societal es el subsistema integrador de la
tituciones en todas las esferas relevantes. Pero sí hay una importante in-
sociedad: su función es integrar un sistema social diferenciado, institucio-
congruencia en su explicación: en ninguna parte trata sobre la diferencia-
nalizando los valores culturales como normas que son aceptadas y aplica-
ción de la comunidad societal de la economía de mercado en la doctrina
das socialmente. La diferenciación de la comunidad societal respecto a los
de las tres revoluciones, a pesar de las afirmaciones generales de lo con-
subsistemas cultural, económico y político, se logró, según Parsons, me-
trario. Como consecuencia, el argumento debe renunciar a su estructura
diante las tres revoluciones modernas: la industrial, la democrática y la
paralela; en particular, el dramático proceso en que la comunidad societal
~ educativa. Cada una de ellas está representada como un paso en la "decla- declara su independencia del Estado, vívidamente descrito por Parsons,
"1 )'r~ ración de independencia de la comunidad societal" de los otros subsistemas,
no tiene un paralelo en la relación de la comunidad societal con el nuevo
: µ ~ que, sin embargo, también adquieren en el proceso sus propias institucio-
tipo de economía de mercado. Podemos sugerir que con esto Parsons se
, t.ftílJIJnes diferenciadas. 8 En realidad, en el análisis de Parsons, la diferenciación
enfrentó a un problema al que trataba de restar importancia: el problema
J de la comunidad societal empezó con los principales antecedentes ingle-
del capitalismo y de un siglo de respuestas socialistas al mismo, que sim·
ses de las tres revoluciones: bolizaban, como lo observó Karl Polanyi, la autodefensa de la sociedad
contra la economía.
1. el surgimiento de la pluralidad y tolerancia religiosa, que diferenció la
En la concepción de Parsons, la revolución democrática, cuyo centro
religión y el Estado uno del otro a la vez que en cierto grado liberó a la co-
fue Francia, ciertamente condujo a un tremendo fortalecimiento del po·
munidad societal de una definición religiosa de la membresía plena;
der del Estado que se construyó por primera vez en la época del absolutis·
2. el establecimiento de relaciones puramente económicas mediante una
mo. A pesar de todo, desde el punto de vista de la comunidad societal, la
economía de mercado libre de restricciones sociales, aunque todavía
contribución original de esta revolución fue la creación de un nuevo tipo
no políticas; de solidaridad, la colectividad nacional cuyos miembros pueden aspirar
3. el desarrollo de una forma aristocrática de gobierno representativo que
por igual a los derechos políticos, así como a los derechos civiles que ya
diferenció al gobierno y a sus electores (principalmente la aristocracia
habían sido establecidoSMR..el desarrollo inglés. 11 La emergencia de este
y la alta burguesía) y estabilizó sus relaciones por medio de la repre-
nuevo tipo de colectividad implica una inversión de la primacía respecfo
sentación parlamentaria, y a la era absolutista: "La comunidad societal habría de diferenciarse del
4. el desarrollo de una forma de ley que ayudó a crear una esfera societal
que no estaba abierta a la intervención arbitraria ni siquiera por parte
a
gobierno como su superior, con derecho legítimo controlarlo." 12 Nueva·
mente, no hay ninguna incongruencia al postular el fortalecimiento si·
del propio Estado. multáneo del poder del Estado y el desarrollo de una sociedad más autó·
noma capaz de defenderse a sí misma contra este poder, porque Parsons
Al presentar estos antecedentes, Parsons simplifica al reunir en un solo
correctamente no considera que el poder sea un juego de suma cero (en el
proceso las etapas en la diferenciación de cada uno de los cuatro subsiste-
que lo que uno gana lo pierde el otro ). 13
mas, incluso aunque este paso tenga consecuencias para los otros subsis-
Obviamente, Parsons pensaba en la "Revolución" industrial como si fue·
temas. Así, por ejemplo, el desarrollo del gobierno de la ley, el que vincula
ra del todo paralela a la democrática. Sin embargo, esto sólo es cierto si
con la institucionalización de la profesión legal y la estabilización de un
rnnsideramos que la relación entre la organización política y la economía
sistema de tribunales independientes, es también la preparación más im-.
l'S el eje central de inter61. De conformidad con lo anterior, la Revolución
portante para una comunidad societal diferenciada.
Industrial, cuyo centro fue Oran Brctanu, completó la tendencia del desa-
De manera significativa, Parsons considera que el proceso de difcren- ' /

eren J
DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 157
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
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rrollo capitalista inicial ampliando enormemente la división del trabajo La revolución educativa centrada en los Estados Unidos, ubicada de
manera abstracta sobre el eje cultura-comunidad societal, implica, según
social (en el sentido de Durkheim) y diferenciando a una sociedad econó-
micamente definida del Estado (en el sentido de Polanyi), lo que resultó Parsons, una liberación más congruente de la estructura social de todos
los patrones de estratificación basados en atributos adscriptos que la que
en el crecimiento complementario de ambos subsistemas (como Durkheim
puede proporcionar la propiedad privada (capitalismo) o el desempeño
y Polanyi observaron). , gubernamental (socialismo), dando igualdad de oportunidad (aunque no
Hasta aquí, el paralelo entre las dos revoluciones funciona. Pero si elegi-
mos como nuestro eje el de comunidad societal-economía, como lo hizo asegura la igualdad de los resultados). Lo que es más importante, afirma
Polanyi (del cual depende considerablemente en otros aspectos Parsons), que el complejo institucional central de esta revolución, la universidad,
el paralelismo termina. En lugar de la diferenciación y la expansión comple- proporciona el desarrollo de un patrón asociativo de organización social
mentaria, la Revolución industrial produjo una sociedad económica (la que debe distinguirse y contraponerse a las formas burocráticas e indivi-
economía de mercado) que amenazaba subsumir y reducir a normas, rela- dualistas promovidas por el Estado y la economía de mercado respectiva·
mente. Así, considera que la revolución educativa es, sorprendentemente,
ciones e instituciones sociales autónomas. Aunque difícilmente esperaría-
mos que Parsons fuera sensible a las discusiones marxistas sobre la reifi- un correctivo solidarista no sólo del socialismo y del capitalismo, sino
cación y la mercantilización, de hecho es sorprendente que no estudie la también de las revoluciones democrática e industrial. En resumen, ofrece
tesis de Polanyi de que el mercado autorregulado produce una "economi- el potencial para completar una modernidad capaz de asegurar la autono·
zación" de la sociedad, contra la cual surgió en el siglo XIX un programa mía e integración del subsistema integrador, la comunidad societal, es
de autodefensa de la sociedad. De hecho, este programa tenía muchas decir, la sociedad civil.
La afirmación de Parsons de que la universidad moderna proporciona
características paralelas a la confrontación liberal de la sociedad y del Esta-
do en el siglo XVIII, a la cual se refiere en parte la concepción que presenta un modelo de organización alternativo al del mercado y al de la burocra-
cia sería sorprendente si no se tratara simplemente de un caso especial de
Parsons de la revolución democrática. su argumento general sobre el carácter asociativo de la sociedad estadu-
Por supuesto, algunos aspectos del énfasis que pone Polanyi en la auto-
nidense contemporánea. Pero, antes de pasar a su mistificación ideológi-
defensa de la sociedad contra las tendencias destructivas del capitalismo
clásico, vuelven de hecho a presentarse en la discusión de las caracte- ca de los aspectos de esta sociedad debemos destacar otra deficiencia de su
14
rísticas del Estado benefactor y del sindicalismo del siglo xx. Pero, ca- concepción.
Ya hemos observado que por lo menos una rama de la concepción de
racterísticamente, Parsons considera que el problema se resuelve con el
desarrollo del Estado benefactor. En realidad, este último parece "trascen- Parsons, aparentemente en contradicción con la otra, considera que
der" tanto al capitalismo como al socialismo. No obstante, en forma poco la emergencia de la comunidad societal moderna es el resultado residual
característica, el problema no es considerado dentro del contexto de la de la autodiferenciación de los otros subsistemas en las tres revoluciones.
tesis de la diferenciación. Surge la sospecha de que esta tesis no podía Dentro de un esquema put'a;,mente funcionalista, tal representación hace
aplicarse en forma congruente y convincente al eje economía-comunidad que no existan contradicciones internas, pero Parsons sólo puede conti-
nuar operando dentro de ese esquema en la medida en que su modelo
societal. evolutivo se niega a sí mismo la posibilidad de áplicar los mecanismos
La tesis de la revolución educativa trata nuevamente el mismo proble-
ma, aunque en esta ocasión en una perspectiva más o menos futurista. Es reales del cambio social que implican acción y conflicto. Sólo puede ha-
curioso que sea en este contexto que encontremos algunas de las observa- cer esto como sociólogo; como historiador, repetidamente se encuentra
ciones más críticas de Parsons respecto al desarrollo capitalista clásico: con el problema de los movimientos y conflictos sociales. Pero el sociólo-
go funcionalista tiene prestamente una respuesta: el movimiento demo-
La alternativa capitalista puso énfasis, primero, en la liberación del pasado crático radical, los socialistas y la Nueva Izquierda son descritos como
basado en atributos adscriptos (el linaje, el derecho divino, etc.), y luego en la alas fundamentalistas de las tres revoluciones, 16 cuyos proyectos aparen-
protección de la "interferencia" gubernamental. La alternativa socialista propu· temente omiten considerar los procesos de solución de problema, omi-
so la movilización del poder gubernamental para instituir la igualdad funda· sión atribuida a los "movimientos orientados hacia valores" por Neil Smel-
mental, ignorando casi del todo las exigencias de la eficiencia económica [ ... ] scr.17 No obstante, Parsona 10 olvida del otro tipo de movimiento al que
ninguna logró fundamentarse en concepciones adecuadas de la comunidad hace referencia Smelaer, el "movimiento ori~ntado hacia normas" que es
societal y de las condiciones necesarias para conservar su solidaridad."

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capaz de influir positivamente en el cambio social. Esta omisión en el pla- representa otra respuesta a Hobbes y Austin, al mantener la existencia de
no de la teoría es tanto más extraña cuanto que el propio Parsons descri- un orden normativo sin el deus ex machina de la soberanía. 20 El propio
bió el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos en términos concepto, que reúne al bien conocido par Gemeinschaft!Gesellschaft de
de este paradigma. 18 Tónnies, pretende conscientemente la misma clase de síntesis de las catego-
Como resultado de la omisión teórica •en el enfoque de Parsons de los rías antiguas y modernas que presentó Hegel en su doctrina de la Socie-
movimientos sociales, hay dos problemas que ni siquiera puede presentar y dad civil. En el menor de los casos, el modelo de Parsons parece dar una
mucho menos resolver: el problema de las agencias implicadas en la mayor importancia que Hegel a los elementos que las sociedades moder-
autoconstitución del nuevo tipo de comunidad societal que él describe y el nas y tradicionales tienen en común. Define a la comunidad societal en
problema de la resistencia de una comunidad societal cada vez más moder- términos de las dos dimensiones de "normatividad" y "colectividad". La
na a las tendencias que amenazan su diferenciación. Nos ocuparemos de primera es un sistema de orden legítimo producido por la institucionali-
éstos a continuación. zación de los valores culturales; la otra es el aspecto de la sociedad como
Respecto al primer problema, en el análisis de Parsons la agencia apa- una entidad única, vinculada y organizada. Queremos observar que Par-
rentemente sólo puede impedir el cambio social causado por los procesos sons, al igual que Hegel, está dispuesto a ver el todo como una colectivi-
objetivos. Sin embargo, en el caso de los otros subsistemas, quienes cons- dad "políticamente organizada" de colectividades: "quizás el prototipo de
truyen al Estado y los juristas, los empresarios y los gerentes, los educa- una asociación es la propia comunidad societal, considerada como un cuer-
dores y los fiduciarios nunca son descritos como fundamentalistas de nin- po corporativo de ciudadanos que mantienen relaciones principalmente
guna clase. Así, la acción en favor del cambio social es posible, pero nada consensuales con su orden normativo". 21 Pero en el caso de una sociedad
más por parte de élites y para otros subsistemas diferentes a la comuni- moderna, se da igual énfasis a la multiplicidad de grupos, estratos, lealta-
dad societal, cuya diferenciación se torna residual en este sentido. des y funciones que frecuentemente están en conflicto; la comunidad socie- o:;µu
Respecto al segundo problema, con el movimiento democrático, el de tal moderna es, en el mejor de los casos, "colectividad de colectividades". ¡..1oJ)e'
la clase trabajadora y el estudiantil, que son todos descritos como funda- Tal solidaridad colectiva que lo cubre todo, que basta para producir la
mentalistas, nos da la impresión de que sus formas de acción, así como capacidad, así como la motivación para la acción colectiva efectiva, 22 sólo
sus metas, estaban dirigidas a la desdiferenciación en cada caso, es decir, es posible debido a normas basadas en el consenso. También en este caso
a la absorción de la economía moderna, el Estado y el sistema educativo Parsons supone una clase de unificación difícilmente característica de las
en una comunidad societal solidaria cuya propia modernidad sería, como sociedades modernas; su idea de que en última instancia "los valores son
consecuencia, dudosa. Estos movimientos, de hecho, tienen algunos ele- legitimados principalmente en términos religiosos" tiende a comprometerlo
mentos e ideologías que fueron fundamentalistas exactamente en este sen- con el punto de vista de que el orden social legítimo se fundamenta en
tido. Sin embargo, Parsons no observó que otras dimensiones de esos mis- valores sustantivos compartidos. Pero, una vez más, está dispuesto a tra-
mos movimientos lucharon precisamente por la autonomía social y, por tar de modernizar este co~ haciendo referencia (incongruentemente)
lo tanto, por la diferenciación de la comunidad societal, junto con sus nor- a un "consenso relativo", el que sólo es un "asunto de grado", 23 pero que'
mas e instituciones. Éste es simplemente el otro lado de su fracaso al te- difícilmente puede desempeñar el papel de representante del foro decisi-
ner en cuenta las tendencias del Estado moderno, de la economía capitalista vo que resuelve el conflicto de lealtades entre los individuos e incluso den-
e incluso de la ciencia moderna para la eliminación de la diferenciación, tro de cada individuo. Un asunto de grado no puede proporcionar aquella
es decir, la absorción y penetración de las otras esferas sociales. Una teo- "posición elevada en cualquier jerarquía estable de lealtades" que Parsons
ría de la sociedad moderna que no observa estas tendencias forzosamente trata de atribuir a la lealtad hacia la propia comunidad societal. 24
se hace ideológica y apologética. 19 Si los contornos generales de la concepción están abiertos a la acusa-
La teoría de Parsons de la comunidad societal es un excelente objeto de ción de que representan insuficientemente a la sociedad moderna, en su
crítica inmanente porque elabora los logros normativos de la modernidad detalle el argumento es capaz de tratar con esta objeción. De nuevo, exls·
y a la vez los representa como si ya estuvieran institucionalizados. De ten intrigantes semejanzas con Hegel, en esta ocasión en términos de la
hecho, facilita el trabajo de los críticos al señalar los problemas de inte- estructura misma de la presentación: se entiende a la comunidad societal
gración que implícitamente arrojan mucha duda sobre las pretensiones moderna ante todo como una estructura de leyes y asociaciones. Como ya
de institucionalización venturosa. La concepción de la comunidad socictal hemos argumentado re1p1cto a Ho¡el, hay un~ ausencia notable: el slste·

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los límites de cualquier sociedad en particular. 28 El complejo moderno de
ma de necesidades; y una presencia notable: el complejo de ciudadanía. ciudadanía, con su tendencia igualitaria a la membresía libre de todas las
Este último, entendido en términos de tres categorías de derechos, es de características adscriptas, está arraigado en un esfuerzo importante para
hecho un producto del sistema de leyes. basar las normas de las sociedades modernas no sólo en valores
Para Parsons, el paso más importante en la emergencia de un sistema transocietales, sino en realidad universales, cuya primera versión fue la
jurídico moderno es la transición desde d derecho como un instrumento doctrina de los derechos naturales. Así, en nombre de algo superior, los
de la política del Estado a la ley como una "interfase mediadora" entre el
derechos constitucionales se convirtieron en la manifestación normati-
Estado y la comunidad societal, que constituye formalmente la diferencia-
va de los principios universales que representan las limitaciones sobre el
ción de estos últimos. Tal sistema jurídico coloca al Estado en "la posición
poder del Estado vinculado a los intereses de una sociedad con una orga-
dual de definir y hacer cumplir ciertas restricciones contenidas en las le-
nización política particular. La revolución democrática, en la concepción
yes sobre sus propios poderes". Esta paradoja puede sostenerse sobre las
de Parsons, intentó convertir esas pretensiones filosóficas a favor de la su-
bases de la independencia judicial, la integridad corporativa de la profe- perioridad de la comunidad societal, "la nación", en una primacía política
sión jurídica y en especial la apertura de los límites del sistema jurídico real. El complejo de ciudadanía en este argumento consta de tres conjun-
"para permitir aproximaciones tentativas al consenso antes de la 'legali- tos de componentes, civil-político-social, que representan el proyecto de ins-
zación' plena de una norma y su entrada en vigor" con base en la "solida- titucionalización de esa primacía. Considera el "perfil estructural" de la
25
ridad colectiva, los estándares morales y el pragmatismo". Mientras ciudadanía moderna "completo, aunque no del todo institucionalizado". 29
Parsons asigna aquí una definitiva prioridad al desarrollo de la ley común Para Parsons, la ciudadanía en un sentido moderno significa iguales
respecto a las variables de la Europa continental, resulta muy evidente condiciones para ser miembro en la comunidad societal, y no en el Esta-
que el desarrollo del "constitucionalismo", es decir, la capacidad de hacer
do.30 Su componente cívico o legal consiste en que los derechos legales
cumplir la constitución incluso contra la política del Estado, estaba relacio-
garanticen formas de acción autónomas respecto al Estado -en otras pa·
nada estructuralmente en todos los casos con la diferenciación de una co-
26 labras, "las libertades negativas"-. Los derechos que suponen propie-
munidad societal moderna y del Estado. dad, comunicación, religión, asociación, asamblea y seguridad individual
El complejo de ciudadanía, un resultado del constitucionalismo y del
junto con igualdad sustantiva y de procedimiento ante la ley fueron formu-
gobierno de la ley, representa su desarrollo adicional en tres áreas: lados por primera ocasión en la tradición de la ley natural y están incor-
porados en la declaración francesa de los derechos del hombre, así como
1. Incorporando normas universales, los derechos modernos fundamen- en la Ley de derechos de los Estados Unidos. En la presentación de Parsons,
tan las constituciones en principios superiores a las tradiciones de las estos derechos representan el principio del constitucionalismo reformulado
sociedades particulares. como los derechos subjetivos de las personas privadas; como tales, su
2. Representando el paso de la ley objetiva al derecho subjetivo, la ciuda-
función es la de estabiliz~iferenciación entre la comunidad societal y
danía moderna hace posible que los individuos y los grupos puedan el Estado. 31 ...
actuar en lo que se refiere a las afirmaciones constitucionales. Los derechos políticos son derechos positivos de igual participación, y no
3. Como consecuencia, el complejo de ciudadanía no sólo diferencia adicio- "libertades particulares o fueros" o "libertad en general". Implican tanto
nalmente a la comunidad societal y al Estado, sino que además estable·
la participación indirecta en el gobierno representativo por medio del dere-
ce la prioridad de la primera sobre este último en el sentido tanto del cho al sufragio, como los derechos para influir en política. Es muy signifi-
principio normativo como de la acción política. cativo que Parsons, por lo menos en la primera enunciación de su posición,
haya incluido aquí nuevamente los derechos de la libertad de expresión y
La definición que da Parsons de la "sociedad" como el sistema social de asamblea. 32 La trasposición significa que los derechos de participación,
que tiene un mayor nivel de autosuficiencia, definitivamente está presenta· 1 especialmente cuando están tan fuertemente vinculados a los derechos
da en términos de unidades territoriales delimitadas políticamente, es decir negativos, no significan una desdiferenciación sino más bien el surgimiento
las "naciones-Estado". 27 Las estructuras normativas que definen la identi• de nuevas estructuras mediadoras 33 que contribuyen indirectamente a la di·
dad de una sociedad, por lo tanto, nunca están libres de una dimensión de
ferenciación por medio de la intcrpenctración y de nuevas formas de in te·
particularismo, incluso cuando los órdenes de valores culturales en que
gración. Se supone que ion e1t11 Hlructuras l~s que establecen la prima-
está fundamentada la legitimidad de las normas a menudo trascienden

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cía de la comunidad societal, al ir más allá del Estado constitucional (Re- sólo entre la comunidad societal y la organización'política. Ya hemos obser-
chtsstaat) que ya ha sido establecido por los derechos negativos. vado que Parsons considera que el principio de la asociación es la forma
Finalmente, los componentes sociales de la ciudadanía, a los que Parsons de organización de la comunidad societal, paralelo a la burocracia en el
no llama "derechos", consisten en los "recursos y capacidades" requeridos caso de la organización política y al mercado en el caso de la economía. La
para la vigencia de los derechos, y par~ oportunidades "reales" en vez de estructura primordial de las asociaciones está vinculada a la solidaridad
meramente "formales" de que haya igualdad en su utilización. De lo que se mutua de los miembros y esto es lo que distingue a la comunidad societal
trata es de los "estándares mínimos adecuados de 'vida', cuidado de la salud de los diferentes patrones individualistas del mercado y de la burocracia.
y educación". Aunque Parsons menciona aquí una clase de "igualdad de De hecho, junto con el tercer tipo de patrón individualista representado
condiciones", su verdadero interés es defender una versión genuina, a dife- por el complejo de ciudadanía, la dimensión solidaria de la comunidad
rencia de una "vacía", de la "igualdad de oportunidad". Ahora debemos pre- societal es el factor secreto de las varias síntesis en que hace hincapié Pal:'-
guntamos si logra hacerlo de una manera convincente. sons, entre la modernidad y la tradición, entre el individualismo y la colec-
Según Parsons, "en un sentido el componente 'social' de la ciudadanía tividad, entre Gesellschaft y Gemeinschaft.
es el más fundamental de los tres." 34 No se nos dice exactamente en qué En la concepción de Parsons, una asociación representa un cuerpo COI'-
sentido es cierto esto de la adición temporalmente tardía al complejo de porativo cuyos miembros son solidario·s entre sí, en el sentido de tener
ciudadanía. En todo caso, en otras partes Parsons observa una carencia una relación consensual con una estructura normativa común. 38 Parsons
35
de paralelismo entre el "ciudadano" y el "cliente" del Estado benefactor. cree que este consenso, por lo general establecido por el prestigio y la
El hecho de que no hable de derechos sociales, de que no observe una reputación, es la fuente de la "identidad" de la asociación, de que ésta se
trasposición en este caso con otras partes del complejo de ciudadanía como convierta en "nosotros". El principio de asociación supone no sólo una
en el caso de los derechos políticos y socialeJ, indica la conciencia de una base solidaria de identidad sino también una determinación diferente de
carencia fundamental de simetría. Sí presenta una buena argumentación la acción colectiva: en este caso las decisiones básicas emergen de la pro·
a favor de la necesidad de un componente social de la ciudadanía. El pro- pia organización y no son meramente aplicadas por ella, como en el caso
blema teórico es sólo que este caso no pertenece primariamente al complejo del principio burocrático. Para Parsons, todas las estructuras organizadas
de problemas de la diferenciación de la comunidad societal y del Estado y de tienen componentes asociativos, pero sólo en los casos en que estos son
la estabilización de esta diferenciación. Aunque es posible argumentar dominantes (a diferencia de la empresa moderna o de los gobiernos autori-
que la autonomía de la comunidad soeietal depende de los recursos y ca- tarios) podemos hablar de una asociación. 39 Según su punto de vista, la
pacidades de sus miembros, la amenaza a estos no sólo proviene del Esta- tendencia contemporánea en la organización es hacia las asociaciones en
do moderno sino también del orden económico capitalista moderno. Y vez de hacia las burocracias, y afirma que esta tendencia que emana de la
aunque al menos en un contexto Parsons menciona al componente "so- comunidad societal penetra también al gobierno y a las empresas de nego-
cial" de la ciudadanía en relación con la diferenciación de la economía y cios, aunque en el últi~;So (respecto al cual Parsons no es congruente)
la comunidad societal, 36 la discusión no lleva a ningún lado, porque Parsons sin llegar a ser primaria. r~
quiere negar la necesidad funcional o, incluso, la plausibilidad tanto de La emergencia del consenso recurriendo al prestigio y a la reputación,
los derechos como de las formas de participación respecto al orden econó- deliberadamente contrapuestos a la aceptación de la argumentación vá·
mico moderno.37 Esta renuencia asocia definitivamente al componente lida, 40 señala la existencia de asociaciones que no son completamente
"social" con el papel de cliente, lo que claramente no pertenece a ningún modernas. En realidad, en varios contextos, como el papel del principio
complejo de ciudadanía. Lo que es más, esto contradice en realidad la asociativo en la votación, Parsons habla explícitamente del "tradicionalls·
idea de la ciudadanía, que no puede ser congruente con ninguna forma de mo" como algo que va en contra de la acción racional. 41 No obstante, en el
paternalismo. caso de la comunidad societal contemporánea, está interesado en descu·
En términos generales, Parsons está muy interesado en la diferencia· brir el tipo de asociación específicamente moderno. Incluso en relación
ción de la comunidad societal tanto de la economía como del Estado, pe· con el sufragio, sostiene que la movilidad asociativa y la posibilidad de
ro aunque argumenta a favor de un principio de organización específico pertenecer a una multiplicidad de asociaciones contrarresta en parte las
de la comunidad societal, estableciendo así el patrón de diferenciación, la consecuencias tradlclonalt1t11 de todas las asociaciones (con la posible
estructura de mediación que proporciona, estabiliza esta diferenciación excepción de la famllla),•I B1t11 característipas son funciones del primer

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principio específicamente moderno de las asociaciones: la voluntariedad, producción y recepción de códigos, y a la acción va una adaptación a las
que permite una entrada y salida relativamente fáciles, basada en el princi- interconexiones establecidas "a espaldas de los actores". Esta concepción
pio normativo de la libertad de asociación. El segundo de esos principios no puede fundamentar la diferencia entre el principio organizador de la
es la igualdad de los miembros, que constituye un patrón de organización comunidad societal y los de la economía y el sistema de organización
horizontal en vez de jerárquico. La teroera es la del procedimiento, en el político, y trata la integración por medio de la solidaridad como una for-
sentido tanto de proporcionar reglas formales definitivas tanto para regu- ma de control. 46 Segundo, el argumento de que la influencia "debe operar
lar la discusión como para votar. Puesto que la estructura de la discusión por medio de la persuasión [ ... ] en que su objeto debe ser convencido de
y de la deliberación es entendida como el espacio en que se construye el que decidir tal como lo sugiere la influencia es actuar en interés de un
consenso por medio de la persuasión, es posible ver a estos tres principios sistema colectivo con el que ambos son solidarios" 47 señala a un modelo
como la aplicación de la gran tríada moderna de libertad, igualdad y soli- que es específicamente moderno y, no obstante, significativamente dife-
rente, en principio, del dinero y del poder. La diferencia está claramente
daridad al modelo de la asociación.
De nuevo, la modernidad del modelo depende de la interpretación de indicada por la idea de que, en tanto que el dinero y el poder funcionan
los términos "consenso", "persuasión", "solidaridad" e "influencia". Parsons, modificando las situaciones de los actores, la influencia Uunto con el com-
por ser un estudioso de Durkheim, está obviamente consciente de la dife- promiso con determinados valores) funciona haciendo que una persona
rencia entre la solidaridad tradicional y la moderna. La solidaridad lograda tenga algún efecto sobre las intenciones de otra. 48 Finalmente, mientras
por medio del consenso se identifica en algunos contextos específicamente que Parsons no es capaz de tomar una decisión respecto a la forma en que
con el tipo ideal de asociación voluntaria. 43 Pero Parsons tambien observa la influencia funciona realmente como "medio generalizado de persua-
la importancia de otra solidaridad, del tipo del Gemeinschaft, "una rela- sión" ,49 pone énfasis claramente en la reputación y el prestigio de indivi-
44
ción mutua de solidaridad difusa" basada en "una pertenencia común". duos influyentes y no en la validez "intrínseca" de su argumentación. Aquí,
Así, los dos modelos parecen ser: 1) la obtención de la solidaridad por el modelo fácilmente se desplaza a uno de integración tradicional de la
medio de la discusión y la deliberación entre individuos que eligen li- acción a menos que, en forma más congruente que Parsons, fuéramos a
bremente participar en una asociación, y 2) la generación de consenso en- especificar que los fundamentos en última instancia de la reputación de
tre individuos sobre la base de una solidaridad prexistente, difusa, que no un individuo, con respecto a problemas determinados, deben ser capaces
está sujeta a discusión o a explicación. Desafortunadamente, el concepto tanto de ser defendidos como desafiados en términos de argumentación.
clave de influencia tiende a subsumir el primer modelo en el segundo, y a Aunque esta idea está presente en Parsons, 50 es incompatible con aquélla
los dos se les trata casi intercambiablemente como la base para tener in- de que la habilidad de una persona para influir en otra está basada en un
antecedente de solidaridad difusa, del tipo Gemeinschaft.
fluencia. Por supuesto, Parsons asume plenamente que ha logrado fundamentar
El concepto de influencia desempeña un importante papel estructural
en la teoría de Parsons de la diferenciación de la comunidad societal. Jun- la diferenciación de la c~nidad societal moderna del Estado y de la
to con el dinero, el poder y los valores a los que se comprometen las perso- economía, en términos de sus categorías de asociación e influencia. De
nas, la influencia es uno de los cuatro medios de intercambio simbólico este modo, se enfrenta al problema hegeliano de tratar de tematizar las
generalizados que remplazan a las relaciones de la negociación directa o mediaciones relevantes. Respecto al eje comunidad societal-Estado, éstas
"trueque" en los cuatro subsistemas, regulando sus relaciones internas así resultan ser las clásicas de la tradición pluralista heredada de Hegel y
como los intercambios entre ellos. 45 Si bien Parsons insiste menos que Tocqueville: el público, los grupos de cabildeo, los partidos políticos y la
Niklas Luhmann en los procesos históricos de la evolución de las formas legislatura, que son los canales para la influencia societal sobre la admi-
de acción reguladas por los medios, su teoría también implica que la im- nistración del Estado. 51 Su operación efectiva, según Parsons, presupone
portancia real de los medios emerge en las sociedades modernas, diferen- el sistema de comunicación de masas que según él es el "equivalente fun-
ciadas, que ellos ayudan a constituir. En relación con la modernidad de la cional de algunos rasgos de la sociedad Gemeinschaft", con lo que de nue-
influencia como un medio, hay, sin embargo, tres tendencias no resueltas vo cae en todas las ambigüedades que caracterizan a su teoría de la in-
en su pensamiento. Primero, la analogía con el dinero y el poder, y la idea fluencia. En toda esta línea ~su argumentación, presupone que los
de que la influencia es plenamente intercambiable con estos medios, indi· constituyentes sociale1 ae com.u. cnn con contrapartes en el sistema polí-
can un principio de integración moderno que reduce la comunicación a la tico de maneras que no ion di1tor tonadas en absoluto ni por el dinero ni

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por el poder, y que existe una relación de intercambio simétrica entre "el también la síntesis más exitosa de los resultados•de las revoluciones de-
apoyo público" y "la influencia pública". mocrática e industrial. Los modelos estadunidenses de gobierno repre-
Como el estudio que hace Parsons del problema de la diferenciación de sentativo y de federalismo proporcionan el mayor nivel de diferenciación
la comunidad societal y de la economía no es satisfactorio, no debe sor- entre el Estado y la comunidad societal. Éste es el caso porque esta socie·
prendernos que no se dé cuenta de qu~ su teoría, a diferencia de la de dad es fa más libre de las definiciones políticas y hereditarias de la meinbre-
2
Hegel, necesita además una serie de mediaciones en este contexto.s Esas sía y (lo que es mucho menos plausible) este sistema político se ve menos
mediaciones se presentan en forma limitada en varios ensayos. Por ejem- obstaculizado por las restricciones sociales sobre la participación en cual-
plo, nos enteramos de que la tendencia asociativa también penetra la eco- quier nivel. El gobierno representativo hace que todos los miembros so-
nomía en forma de asociaciones profesionales y de juntas fiduciarias. No cietales sean sus electores, pero la separación de poderes le proporciona
obstante, en el caso de la empresa moderna, también encontramos que al sistema político propiamente dicho una amplia libertad de acción. Las
los miembros de la asociación (los accionistas) desempeñan un papel pa- estructuras de la representación, nacional y federal, median adecuada-
sivo, en tanto que la junta es considerada similar a la administración buro- mente, de acuerdo con Parsons, entre el Estado y la comunidad societal.
crática.s3 En lo que se refiere a los trabajadores, Parsons rechaza cual- Parsons es menos capaz (pero, dada la incongruencia de su concepto
4
quier modelo de participación democrática en la gerencia,s y limita el normativo, está menos obligado) de pretender un grado similar de dife·
papel de los sindicatos, en la brecha entre el hogar y el lugar de trabajo, al renciación entre la comunidad societal y la economía. Sí parece admitir
de mejorar la posición económica de la clase trabajadora.ss que como "el componente social de la ciudadanía" en Estados Unidos va
La discusión de Parsons sobre la relación de la comunidad societal con retrasado respecto al de los estados benefactores europeos, 57 la racionali-
la economía, eleva la práctica capitalista existente al nivel de norma, o por dad económica del mercado tiene un mayor poder sobre la vida social. No
lo menos de necesidad funcional. Sin embargo, su teoría de la comunidad obstante, afirma que la sociedad estadunidense está también más allá de
societal en conjunto, conscientemente (aunque sin éxito), procura llegar las obsoletas alternativas fracasadas del capitalismo y el socialismo, a los
a un modelo que va más allá de las alternativas que pueden ser descritas que define principalmente en términos de una ausencia de controles gu-
como economicismo capitalista y estatismo socialista. La parte sorpren- bernamentales sobre la economía versus el control gubernamental total. 51
dente de su teoría es la pretensión de que tal modelo poscapitalista, postso- Para ser justos, el análisis de Parsons contiene la sugerente idea de que ni
cialista no sólo es la construcción, no derivada de los hechos, normativa, de el capitalismo ni el socialismo están fundamentados en "concepciones
un proyecto sociopolítico, sino que en realidad ya existe, aunque todavía adecuadas de la comunidad societal y de las condiciones necesarias para
no completamente, en la sociedad estadunidense contemporánea. Una mantener su solidaridad". Sin embargo, su presentación de los Estados
vez más, todo lo racional es real, y todo lo real es racional: Unidos como una sociedad poscapitalista, postsocialista, se centra princi-
palmente en la emergencia de la economía mixta y, aparentemente, no se
El nuevo tipo de comunidad societal de los Estados Unidos, más que cualquier da cuenta de la posibili~, de que los estados benefactores interven-
otro factor único, justifica que le concedamos la primacía en la última fase de la cionistas modernos también sean capaces de amenazar y desplazar a la
modernización. Hemos sugerido que sintetiza en alto grado la igualdad de opor- solidaridad social. Puede ser que Parsons supone, en este contexto por lo
tunidad en que hace hincapié el socialismo. Presupone un sistema de mercado, menos, que la superación de los efectos disfuncfonales del capitalismo
un vigoroso orden jurídico relativamente independiente del gobierno y una mediante la regulación y redistribución del Estado, dentro de los límites
"nación-Estado" emancipada del control religioso y étnico específicos[ ... ] Ante de la economía de mercado, establece un control social sobre la econo·
todo, la sociedad estadunidense ha ido más lejos que cualquier sociedad compa- mía. Y quizá considera que tal control opera a través de la mediación
rable, de gran tamaño, en su alejamiento de las antiguas desigualdades atribui-
secundaria del gobierno representativo, que proporciona una forma más
das a causas supuestas [pertenencia a un orden, a un linaje] y la institucionali-
zación de un patrón básicamente igualitario [ ... ] la sociedad de los Estados directa de control sobre el Estado. No obstante, la asimetría entre las dos
Unidos [ ... ] ha institucionalizado un rango mucho más amplio de libertades formas de supuesto control es obvia. Cualquier identificación del control
que cualquier sociedad anterior. 56 social con la regulación del Estado viola implícitamente la propia impor-
tancia que le da Parsons a la difere~ciación de estas esferas. E incluso la
En opinión de Parsons, los Estados Unidos no sólo es el ho¡ar adecua· Idea de que el gobierno repre1entati~o es el medio de control social haría
do de la revolución educativa con su énfasis en el "patrón a1ocialivo" sino cuso omiso, en una forma no dllda; de la descripción que hace Parsons

u.;iátiiii!ti;;:" ,.../
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 169
168
de la diferenciación interna del sistema político y de su énfasis en las no al grupo que exigía democracia universitaria (ytierechos de asociación)
élites como las que proveen el mecanismo real de gobierno. así como autonomía y diferenciación respecto a las instituciones económi-
Para ser justos, Parsons también afirma la existencia de posiciones es- cas y políticas. Al rechazar dogmáticamente estos movimientos, se cerró a
tructurales desde cuyo punto de vista puede concebirse un control análo- un importante discurso que en muchos aspectos es continuación del suyo. 60
go sobre el Estado y la economía. Se entiande a la sociedad de los Estados Esto es importante, porque Parsons reconoce plenamente que el "aso-
Unidos como el espacio posible más favorable para el principio de la aso- ciacionismo" de hoy en día no puede ser defendido sobre la base decimonó-
ciación, que Parsons presenta como la alternativa al capitalismo y al esta- nica del ejemplo de los Estados Unidos integrado por pequeños pueblos
tismo, que simbolizan respectivamente una economía y un Estado mo- que, incluso Tocqueville, consideró un atavismo. 61 Pero sus varios intentos
dernos libres de cualquier control social. Continuando la línea de análisis por proporcionar alternativas modernas adecuadas fracasan todos por-
iniciada por Tocqueville, Parsons rastrea profundamente la importancia que nunca tiene en cuenta los potenciales negativos de las instituciones
de una versión pluralista de asociación en la historia de los Estados Uni- contemporáneas. Aunque está en lo correcto al observar, más allá de la teo-
dos. La organización del protestantismo estadunidense ha favorecido al ría de la élite sobre la democracia, el elemento de control social inherente
pluralismo y a la asociación, a esta última por la estructura de la organi- a las instituciones representativas, se equivoca al omitir sus tendencias
zación interna de muchas de las iglesias, y a la primera por la multiplici- oligárquicas y al estilizar las élites políticas existentes presentándolas como
dad de denominaciones y la historia relativamente larga de tolerancia. el "equivalente funcional de la aristocracia" que "las democracias necesi-
Pero también los patrones seculares contribuyeron considerablemente a tan urgentemente''. 62 Está en lo correcto al insistir en las importantes
estas tendencias, en particular una historia excepcionalmente larga de implicaciones normativas de las tradiciones pluralistas de la sociedad
asociaciones voluntarias y un posterior, pero incluso más importante, pa- estadunidense, pero su omisión de la selectividad y asimetría específi-
trón de inclusión en la sociedad estadunidense de toda una serie de gru- cas, construidas en la práctica existente del pluralismo, es a la vez poco so-
pos étnicos, que no obstante pudieron conservar sus identidades indivi- fisticada y mal orientada. 63 Finalmente, está en lo correcto al no conside-
duales. La lucha de los negros americanos por los derechos civiles, respecto rar muy seriamente la tesis de la sociedad de masas, así como al insistir en
a la cual Parsons escribió uno de sus mejores ensayos, representó para él la importancia continua de "el parentesco y la amistad" junto con "las ac-
precisamente una gran culminación de los patrones normativos y organiza- tividades y relaciones asociativas", 64 pero se equivoca al pensar que esto
tivos preexistentes de la historia de los Estados Unidos.
59 elimina las bases de otra distinción, la que existe entre la "cultura pública"
En este contexto, Parsons pudo ver que los movimientos en las socie- y la "cultura de masas". De hecho, sus opiniones respecto a la cultura de ma·
dades modernas contemporáneas no implican necesariamente un funda- sas y a los medios de comunicación de masas pueden haberse basado en
mentalismo, sino que pueden llevar a la práctica potenciales normativos, la eliminación de la percepción· de la existencia de dos tendencias
universales (aquí nos encontramos con las premisas de la revolución identificables con esta distinción, una hacia la manipulación y la otra ha·
democrática), de una manera capaz de crear y conservar identidades par- cia la comunicación demoeJ'ática. 65 En cambio, después de observar las
ticulares. No obstante, desafortunadamente parece esperar que la asocia- posibilidades de la concentración excesiva, la manipulación, la decaderi~
ción será generalizada no por nuevos movimientos que siguen este pa- cia de las normas culturales y la apatía política como consecuencias posi·
trón, sino sólo por medio de las consecuencias sociales de las revoluciones bles de los medios de comunicación de masas modernos, ¡descarta, o por
llamadas educativas y su patrón de organización supuestamente univer- lo menos le quita mucha importancia a la relevancia de estas tendencias
sitario. Sin embargo, Parsons no explica de qué manera las formas para la sociedad estadunidense!, y después de presentar al sistema de CO•
asociativas de la universidad habrán de transformar las estructuras buro- municaciones de masas como una suerte de mercado, 66 en forma incon·
cráticas en el resto de la sociedad, o de qué manera estas formas pueden gruente declara que este sistema representa "un equivalente funcional de
n.( ºser protegidas contra la penetración de la riqueza económica y del poder po- algunos rasgos de la sociedad Gemeinschaft". 67
i.t_,M lítico. Una de las razones por la que este problema no es presentado, a pesar Dadas las dificultades para basar su teoría de la asociación en tenden·
de la familiaridad obvia de Parsons con las universidades contemporá- cías específicamente modernas, no es sorprendente que Parsons busque
>b neas, es que lo identifica con las pretensiones de un supuesto fundamenta- un equivalente funcional de la Gem~inschaft. Sin embargo, en este con·
lismo. Por ejemplo, insistió en considerar nada más al fundamentalismo, texto su elección de 101 medio• de co\nunicación de masas puede equiva·
al lado comunitario de la Nueva Izquierda y del movimiento e1tudlantil, y ter sólo a una admi1lón t'clt1 de 1u ~errata. En la teoría de Parsons, esta

~
170 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX
171
derrota implícita aparece en la forma en que trata el tema de los proble-
sociedades modernas, o que sus diferentes formaS'de institucionalización
mas de integración en la sociedad estadunidense contemporánea, cuya
presupondrían cambios organizativos inevitables. Sobre todo, no nota que
solución completaría la propia modernidad. En realidad, debemos obser-
ellos implican los proyectos de tres versiones alternativas de la comuni-
var que no admite que la diferenciación de la comunidad societal y su
dad societal moderna o sociedad civil, entre los cuales los actores sociales
forma de organización asociativa sean en algún aspecto incompletas. Tam-
pueden de hecho elegir. Sospechamos que Parsons nunca decide entre
poco considera que los valores culturales de las sociedades modernas sean
estas alternativas, que postula las tres, o más bien una combinación de
en ningún sentido deficientes o contradictorios. Más bien, su tesis es que
ellas en la cual sus ponderaciones respectivas no están claras. Así, se ex-
la diferenciación y reorganización venturosas han producido brechas o re-
pone a la objeción de que los elementos democráticos en su teoría impli-
trasos en la integración que no se ha tratado aún con éxito, porque no se
can sólo una legitimidad superficial y aparente para un modelo tradicio-
han institucionalizado, de manera adecuada, normas capaces de generar
nal de la sociedad civil que se ha tornado imposible, o para un modelo
niveles suficientemente altos de motivación, legitimidad y solidaridad. Co-
tecnocrático que es la culminación de la genealogía de la carencia de li-
mo resultado, la comunidad societal es "el centro de la tormenta" de los bertad.
conflictos futuros a los que no se podrá tratar mediante el control del di-
No obstante, en realidad la situación puede haber sido la contraria.
nero y el poder. Por otra parte, la demanda de los nuevos movimientos por
Quizá los elementos tradicionales y apologéticos en el pensamiento de
participación y comunidad, considerados exclusivamente en sus versio-
Parsons interfieren con sus genuinas intuiciones respecto al lugar crítico
nes fundamentalistas como signos de las tensiones de la integración, sólo
de la sociedad civil en la modernidad. Esta interpretación es sugerida por
pueden proporcionar soluciones al costo de una desdiferenciación y regre-
los dos últimos ensayos que publicó. 68 En ellos, Parsons demostró que su
sión masivas. Entre estos dos extremos, no está claro en qué dirección
reconstrucción del concepto de sociedad civil no representaba un callejón
buscaría Parsons una solución.
sin salida y era más bien capaz de desarrollos adicionales. Sin embargo,
En abstracto, su teoría lo compromete con la posición de que sólo la
el contexto no era la construcción de sistemas sino la crítica inmanen·
generación de nuevas formas de influencia podría conducir hacia un te, ante todo la del importante libro de R. M. Unger, Law in Modem Socie·
consenso normativo que proporcione recursos simbólicos capaces de inte-
ty. Unger ofrece una crítica de las estructuras de la ley que son a la vez
grar a la comunidad societal (solidaridad), así como de regular sus inter-
formalistas, sustancialistas y orientadas al mercado y a la intervención esta·
cambios con el Estado (legitimidad) y la economía (motivación). Desafor-
tal, desde el punto de vista de los amenazados valores de la solidaridad y
tunadamente, como su teoría de la influencia no está determinada, es
difícil encontrar soluciones posibles a los problemas de integración social
del reconocimiento mutuo. Ante los antiguos modelos del capitalismo li·col4
beral y del Estado benefactor contemporáneo, busca justificar una terce·
que se pueden derivar de ella. La asimilación de la influencia al dinero y al
ra forma, comunitaria, de organización, que combina la justicia sustantiva N4'1
poder conduce, por ejemplo, a la solución tecnocrática de la planificación
con una moralidad basada en las relaciones cara a cara. No obstante, Unger 1) AJ
y manipulación de sus fuentes y condiciones de aplicación, supuestamen-
no puede salvar su model~la acusación de primitivismo. Concede que . 1

te a través de los medios de comunicación de masas. Alternativamente, si bien el Estado benefactor en cierto sentido ha retornado a formas deco
una interpretación de la influencia como algo arraigado en el prestigio y derecho anteriores, burocráticas, su propia alternativa también completa
la reputación vinculados a la solidaridad tradicional, conduce a una op-
un ciclo histórico al retornar al derecho consuetud.inario. Calificar a este
ción neoconservadora que esperaría restaurar un fundamento autorita- movimiento de espiral en vez de circular no evita la dificultad.
rio, y posiblemente religioso, para normas que no estarían sujetas a cuestio-
A pesar de sus propias ambigüedades respecto a la organización tradi·
namientos ni críticas. Finalmente, una comprensión de la influencia en
cional para la comunidad societal, Parsons no quiere tener nada qué ver
términos de argumentación racional como "los medios intrínsecos de la
con el comunitarismo, al que identifica como la absolutización de la di·
persuasión", conduce a una alternativa democrática que tendría pocas
mensión de la integración social (en una forma muy desorientadora, ha·
posibilidades de éxito, a menos que la democratización se continuara como
bla del "absolutismo de la ley"). 69 Pero está dispuesto a aceptar el desafío
un proceso abierto realizado, en parte, por movimientos sociales, posibi-
de Unger de llevar la crítica de la ley formal (y por lo tanto del capitalismo
liberal) y de la ley sustantiva o p~positiva (y por lo tanto del Estado bene·
lidad que Parsons rechaza explícitamente. De hecho, parece no ser cons-
ciente de que todas estas diferentes opciones son compatibles con uno u factor) hasta el punto en que 1e~mpleza a percibir el bosquejo de una
otro complejo de valores sustantivos contradictorios heredado• por las tercera opción. Debemo1 ob11rva~ aunque él no lo haya hecho, que las
1

t&SJJw";
172
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

dos opciones criticadas no son, como en sus trabajos anteriores, el capita-


'
hl
DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX

ta importante respecto a la relación del derecho pmcesal y las asociacio-


nes al confundir el procedimiento y el derecho procesal. Si bien toda clase
173

lismo liberal y el socialismo con el Estado benefactor representando su


de instituciones pueden ser reguladas por los procedimientos, incluso las
síntesis final. Sin darse cuenta, tomó de la teoría crítica de Unger la pre-
que no son democráticas y las jerárquicas, el derecho procesal en la intere-
misa de que la crítica debe tener como objetivo ir más allá de todas las
sante definición de Unger de hecho es reflexivo y trata con procedimien-
formaciones contemporáneas. 70 El punto clave, desde el punto de vista de
tos (de igualación) que tienen como objeto otros procedimientos. Así, para
su propia concepción de la sociedad civil como la comunidad societal ba-
dar un ejemplo ajeno a Unger y Parsons, mientras que las asociaciones
sada en las normas y asociaciones y contrapuesta tanto a la economía co-
que participan en las negociaciones corporativas pueden y por lo general
mo al sistema de organización político, 71 es que en este caso puede formu-
son reguladas por procedimientos, la ley procesal trataría con estos proce-
lar una crítica bilateral del mercado y del Estado en términos que eviten
dimientos para producir democracia interna y la protección de los indivi-
toda regresión a estructuras históricamente obsoletas de ley y sociedad.
duos y las minorías. De nuevo, aunque se puede llegar a negociaciones
Encuentra el punto de equilibrio en el propio Unger, el que distingue
secretas entre un número limitado de asociaciones bajo procedimientos
entre patrones sustantivos y de procedimiento de la desformalización
fijos, el derecho procesal busca hacer que este proceso sea público y abier-
(rematerialización) de la ley. El derecho sustantivo supone intervenciones
to para otras partes interesadas. Así, el derecho procesal no sólo refleja la
cuya finalidad es producir resultados sociales específicos que benefician
existencia de las asociaciones, como lo sugiere Parsons, sino que busca
a intereses específicos; no obstante, el derecho procesal ("la gran catego-
la democratización de su vida interna así como de sus interrelaciones.
ría intermedia y mediadora") sólo procura la igualdad de socios cuya ne-
Hay dos razones para el error analítico de Parsons. Primero, identifica la
gociación bajo procedimientos cuidadosamente determinados tiene la fi-
ley procesal con "una estructura cooperativa[ ... ] dentro de la cual las 'par-
nalidad de alcanzar un acuerdo respecto a los medios y fines. La preferencia
tes', ya sean individuos o grupos, pueden ser 'reunidas' para ajustar sus
de Unger, al igual que la de muchos defensores del Estado benefactor
intereses unas con otras bajo un orden normativo". 72 Esta definición sólo
(como T. H. Marshall), es por la ley sustantiva; considera que el derecho
captura la mitad de lo que significa el derecho procesal, porque coloca los
procesal todavía está dentro de la tradición de la ley formal debido a que
procedimientos no bajo una ley de procedimientos, sino bajo un orden
mantiene el principio de la generalidad legal en el "metanivel" del proce-
normativo superior cuya definición no se desarrolla. Si ese orden fueran
dimiento. Por supuesto, para Parsons este elemento de continuidad que
normas legales, entonces la definición no enfrentaría el problema respec-
preserva el status de la ley como limitación en vez de como instrumento
to al tipo de ley (formal, procesal o sustantivo) que éstas supondrían. Pero
del poder soberano es atractiva: la diferenciación de la comunidad socie-
tenemos buenas razones para creer que lo que Parsons tenía en mente no
tal del sistema de organización político que depende de ella. Además, la ley
era de ninguna manera una ley, sino el orden normativo (religioso-moral)
procesal conserva la posibilidad inherente en la ley contractual, que no es
superior de la sociedad. Habiéndose ocupado de esa manera el "metani·
reconocida ni por el positivismo legal ni, para ese caso, por Unger, de que
vel", Parsons aparen temen~ ve ninguna razón importante para distin·
la ley puede ser creada por entidades sociales diferentes del Estado.
guir entre los procedimientos propiamente dichos y los procedimientos
De igual importancia es que Parsons descubrió la relación del derecho
que producen o regulan los procedimientos. En otras palabras, no puede
procesal con su propio concepto de asociacionismo, en contraste con la '
descubrir el significado del derecho procesal como uha regulación especí-
burocracia y el mercado. Sin embargo, va demasiado lejos, e identifica a
ficamente moderna, reflexiva e intersubjetiva de la producción de nor-
todas las instituciones gobernadas por procedimientos como el dominio
mas, porque para los acuerdos y quizá las leyes pueden producirse sólo
del derecho procesal, desde los tribunales y parlamentos hasta las eleccio-
como la institucionalización de lo que ya existe en un nivel normativo
nes y asociaciones voluntarias. De esta manera, incluso el mismo corporati·
superior.
vismo que le parece a Unger un peligro para los rasgos públicos y posi·
Segundo, aunque no observa que por medio de una crítica inmanente
tivos de la ley, es reformulado por Parsons como un caso de creación
de Unger ha llegado implícitamente a una posición crítica de todas las
independiente de las leyes por la sociedad. A partir de un supuesto indicio
sociedades existentes, definitivamente trata de escapar a ésta consecucn·
de la descomposición de la ley autónoma, obtiene así prueba de la continui·
cia en un nivel más concreto. Como siempre, está presto a declarar que la
dad esencial. Es lamentable que su análisis inicialmente prometedor haya
sociedad de los Estados Unidos c}\a solución de todas las antinomias, en
tenido un resultado tan insulso. esta ocasión del capitaU1mo Uboral ~del Estado benefactor, por lo menos
¿Qué es lo que está mal? Primero, Parsons sesga su propio punto de vis·

·-,,)
DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 175
174 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL
estas decisiones. 74 Gramsci era esencialmente un pensador político que es-
desde el punto de vista legal. Si el derecho procesal es la solución del pro- taba interesado en la teoría en aras de la orientación política. En esto se
blema, como lo observa perspicazmente dentro del texto de Unger, enton- enfrentó a dos problemas grandes y, para él, decisivos. El fracaso de la re·
ces la gran mayoría de la ley estadunidense debería ser ley procesal. Sin volución en Occidente y su (supuesto) éxito en Rusia. En ninguno de estos
embargo, esta afirmación apologética sólo puede ser sostenida mediante contextos la reducción economicista de la sociedad civil a la economfa polí-
la identificación equivocada del dereche procesal y del procedimiento. tica, tan prevalente en el marxismo, permitía que se planteara seriamente
Una vez más, su descubrimiento del terreno potencialmente crítico de la el problema de la transición a una sociedad genuinamente democrática.
sociedad civil, en este caso al nivel de la teoría legal, es viciado por la for- En Occidente, la reducción condujo a la desaparición de las "trincheras"
ma apologética en que trata a la sociedad estadunidense como represen- defensivas del sistema: formas de cultura y de asociación que protegen a
tante de algún tipo de "fin de la historia". A este respecto, Parsons siguió la sociedad burguesa incluso cuando la economía está en crisis y el poder
siendo completamente un hegeliano hasta el fin de su vida. del Estado se ha derrumbado. 75 Sólo la diferenciación "metodológica" 76 de
la sociedad civil, tanto de la economía como del Estado, permitía una ar-
gumentación seria de la generación del consenso mediante la hegemonfa
GRAMSCI Y LA IDEA DE LA SOCIEDAD CIVIL SOCIALISTA
cultural y social como una variable independiente y, a veces, decisiva en la
reproducción del sistema.
Si de Parsons se puede decir que representa una rehabilitación en el siglo XX En la Unión Soviética, donde el "Estado era todo" y la sociedad civil era
de la idea hegeliana de Sittlichkeit en términos teórico-sociales, con conse- "primordial" y "gelatinosa", el colapso del Estado hizo posible la revolu-
cuencias inevitablemente apologéticas para las sociedades civiles contem- ción, pero en vista de que el nuevo poder revolucionario se constituyó en
poráneas, de Gramsci puede decirse que refleja una renovación moderna una forma estatista ("estatolatría"), e incluso "cesarista" o "bonapartista"
de la crítica radical de izquierda de la sociedad civil. Sin embargo, no y "totalitaria", el proyecto de crear una sociedad libre que pudiera absor-
se debe considerar que esta caracterización implica que simplemente sigue ber el poder del Estado fue puesto en duda. La misma constelación que
el análisis y la crítica marxistas clásicos de la sociedad civil. Aunque es un hizo posible la revolución era aparentemente el mayor obstáculo para de·
seguidor de Marx, Gramsci generó su propia concepción de sociedad civil sarrollar una sociedad libre. Así, también en este contexto, Gramsci llegó
directamente a partir de Hegel. 73 A diferencia de Marx, no recurrió al sis- a concentrarse en el problema de la sociedad civil como independiente
tema de necesidades sino a la doctrina de las corporaciones para su inspi- del desarrollo económico y del poder del Estado. ·
ración. Consciente, sin duda, del uso marxista del término bürgerliche Por supuesto, había otras razones para la relevancia que le daba Gramsci
Gesellschaft, la interpretación que hace Gramsci de Hegel fue al mismo a la sociedad civil. Una de ellas tiene que ver ciertamente con las peculiari·
tiempo una crítica implícita a la que hicieron Marx y Engels. Pese a desco- dades de la situación italiana. Perspicaz analista de la historia y estructu·
nocer el texto de Marx, que denunciaba el concepto de la corporación ra social italianas, Gram~~;;i. consciente del fracaso del liberalismo para
como medievalismo, Gramsci era claramente consciente de esa interpreta- lograr la "hegemonía" después del Risorgimento. En su evaluación fue in1
ción. No obstante, al leer la concepción de Hegel, principalmente en un fluido directamente por el gran filósofo e historiador italiano Benedetto
plano analítico abstracto, se convenció de que a los contenidos del mundo Croce. Al igual que Croce, atribuía este fracaso, eh parte, al poder de la
del antiguo régimen se les podía dar, y de hecho se les dio, sustitutos moder- Iglesia en la vida cultural y social de Italia. Aunque la Iglesia ya no tenfa
nos. De conformidad con lo anterior, Gramsci reconoció las nuevas for- poder político en el Estado italiano, su poder dentro de la sociedad civil
mas de pluralidad y de asociación específicas de la sociedad civil moderna seguía siendo impresionante. De hecho, por medio de su organización de
en las iglesias, sindicatos, instituciones culturales, clubes, asociaciones la vida social diaria en instituciones "civiles", por ejemplo, las funciones
vecinales y especialmente partidos políticos, del mundo moderno. de la Iglesia, la educación, los festivales de los barrios y su propia prensa,
El alejamiento más decisivo de Gramsci tanto de Hegel como de Marx la Iglesia católica fue capaz de ocupar muchas de las trincheras de la socie·
es su opción muy original por una estructura conceptual tripartita. A dife .. dad civil y de constituirse en una poderosa barrera contra la formación de
renda de la versión de Hegel, y más convincentemente, Gramsci situó a la la hegemonía liberal, secular burguesa, en este campo. Por lo tanto, la SO·
familia y a la cultura política al nivel de la sociedad civil. Sin embargo, a clcdad civil italiana se veía ob~culizada para convertirse en una socie·
diferencia de Hegel y Marx no incluyó la economía capitalista en este ám· dad plenamente moderna. Slmult~ncamcnte, al igual que muchos otros
bito. Únicamente podemos especular sobre las razones de la 1egunda de
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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 177
176
intelectuales de su época y, más específicamente, bajo la influencia de sociedad civil y política (que en este caso significa• Estado) era de hecho
Georges Sorel, Gramsci creía que Italia y todo Occidente habían sufrido uno de dos principios diferentes, la hegemonía y la dominación. 81 Por
una crisis general de cultura. Relacionaba la "ola de materialismo" con- consiguiente, se podría decir que Gramsci desarrolló su doctrina de socie-
temporáneo con la crisis de autoridad debida a la incapacidad de la clase dad civil en términos de dos "declaraciones de independencia", una de la
gobernante de generar consenso (hegemonía) y el correspondiente aleja- economía y la otra del Estado, y que la concepción tripartita resultante,
miento de las masas de sus ideologías tradicionales. Así, la clase gol;>er- sin importar su incongruencia, fue más allá los límites del materialismo
nante sólo era dominante, no hegemónica. "La crisis consiste precisamente histórico.
77
en el hecho de que lo antiguo está muriendo y lo nuevo no puede nacer." Como teórico, sin duda Gramsci siguió un camino que lleva de Marx a
En otras palabras, el momento para el triunfo de la ideología liberal se Hegel, pese a que su proyecto político siguió siendo marxista. 82 Por supues-
había perdido, mientras los antiguos puntos de vista orientados a la ac- to, el Hegel de la Filosofía del derecho también demostró ser inadecuado
ción se habían vuelto anacrónicos y eran debilitados cada vez más por los para sus propósitos. No sólo quería usar una concepción tripartita distinta
desarrollos sociales y estructurales. De esta manera, la sociedad civil, y en a la de Hegel, una que no lo condujese ni al economicismo ni al estatismo, 83
especial sus instituciones culturales, parecían ser el terreno central a ser sino que además consideró que la doctrina corporativa, a la que ubica en el
ocupado en la lucha por la emancipación. núcleo de la teoría hegeliana de la sociedad Civil, es inevitablemente obsoleta
La concepción de Gramsci se presenta en una terminología notoria- en su forma original. Gramsci observa que el concepto de Hegel "de la aso-
mente confusa. 78 A la sociedad civil se le define de varias maneras: como ciación no podía dejar de ser vago y primitivo, a medio camino entre lo
la contraparte del Estado (del que se dice que es idéntico a la sociedad político y lo económico; correspondía a la experiencia histórica de ese tiem-
política o su principal forma organizativa), como parte del Estado junto po, que era muy limitada y ofrecía sólo una forma perfeccionada de organi-
con la sociedad política pero contrapuesta a ésta, e idéntica al Estado. zación -la 'corporativa' (una política vinculada directamente con la econo·
La idea que se encuentra en todos estos esfuerzos de definición es que la mía)".ª4
reproducción del sistema al exterior de la "base" económica ocurre por Así, al igual que Marx, Gramsci es plenamente consciente de que el Es-
medio de dos combinaciones prácticas: hegemonía y dominación, con- tado moderno destruye las antiguas formas de vida corporativa que consti-
senso y coerción que, a su vez, operan a través de dos estructuras insti- tuyeron "un poder dual" en el mundo medieval tardío (esto es, en el Stii.ndes·
tucionales: 1) las asociaciones sociales, políticas y las instituciones cultu- taat). Incluso es consciente, al igual que Tocqueville, de la existencia de una
rales de la sociedad civil, y 2) el aparato legal, burocrático, policial y 79
militar forma intermedia -el Estado absolutista y la sociedad despolitizada de
del Estado o sociedad política (dependiendo de la terminología). Aquí los órdenes-85 de la cual se obtuvieron los contenidos del modelo de Hegel.
puede ser útil recordar la insistencia de Norberto Bobbio en que Gramsci Sin embargo, lo más importante es que Gramsci, a diferencia de Marx e
combatió dos formas de reduccionismo, una de las cuales reducía la incluso de Tocqueville, entendió en forma muy completa que contraria·
superestructura a la base, y la otra, los procesos culturales a la coerción. mente a los esfuerzos de ~obinos y de los conformadores burocráti·
Dentro de la estructura del materialismo histórico marxista clásico, Gramsci ' cos del Estado, las antiguas formas corporativas eran capaces de tener
simplemente buscó afirmar la independencia e incluso la primacía de la remplazos modernos. Hace hincapié en particular en el surgimiento del
superestructura. Nosotros iríamos más lejos que Bobbio, argumentando sindicalismo moderno y de las asociaciones culturales. 86 Y si bien las igle·
que, en contra de los propósitos de Gramsci, este desplazamiento volvía sias modernas, abandonando su papel anterior en el Estado, también se
80
irrelevante toda la doctrina de la base y de la superestructura. Y, no obs- convirtieron en instituciones del nuevo tipo de sociedad civil, los partidos
tante, este dualismo irrelevante, ahora en forma de una inversión idealis- políticos modernos las remplazaron gradualmente como la principal for-
ta, puede haber desorientado a Gramsci a veces, de modo que trató las ma organizativa de los intelectuales. 87
dos dimensiones dentro de la supuesta superestructura, sociedad civil y Aunque es claramente consciente de que los creadores modernos del
Estado, como si fueran una o por lo menos como si expresaran el mismo Estado procuran abolir todas las asociaciones intermediarias, Gramsci
principio y la misma lógica. Una de sus terminologías, la que integra a la no hace hincapié en el punto obvio de que su reaparición en forma moder-
sociedad civil y a la política en el Estado, parece expresar esta opción. No na tenía que ser, por lo menos en ~rte, resultado de lo que se acostumbraba
obstante, cuando se vio obligado a enfrentar las consecuencias de reducir llamar la lucha de la sociedad con ra el Estado. En cambio, tiende a argu·
la integración social a la coerción política, postuló que la opot1iclón entre 111cntar, de una manera m'• o me os funcionalista, que la demanda del

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 179
178

Estado por el consentimiento, y su tendencia a organizar y educar ese con- 4. El dualismo del Estado moderno y las nuevas formas de asociaciones,
sentimiento, es la mayor razón para la emergencia y estabilización de nue- y, finalmente
vos tipos de asociaciones. 88 Por supuesto, Gramsci consideraba al contenido 5. El Gleichschaltung totalitario de las asociaciones y formas culturales
particular y a la forma de la sociedad civil como resultado y objeto de una modernas.
lucha de clases. Desde este punto de vista, el resultado depende de cuál gru-
po social haya sido o se esté convirtiendo en hegemónico. Donde la burgue- Lo más significativo en esta reconstrucción tipológica de la historia de
sía es hegemónica, la sociedad civil es la sociedad burguesa, y sus garan- la sociedad civil es que el "totalitarismo", a diferencia de las formas
tías constitucionales (derechos) y su expresión política (la representación estatistas anteriores, ¡es mostrado como la disolución y atomización de las
parlamentaria) son simplemente fachadas para el gobierno burgués. formas modernas de la integración social y cultural! pero, ¿por qué y de
Vale la pena observar que las formas asociativas que remplazan a las qué manera se disuelven las formas efectivas de la integración social, de la
corporaciones de Hegel pueden, para Gramsci, convertirse en vehículos organización del consentimiento?, y si es disuelta bajo el totalitarismo,
clave para los movimientos sociales, pese a que Gramsci no pone énfasis ¿tiene la sociedad civil una segunda oportunidad de ser reconstruida?
en la oposición Estado/sociedad en este contexto. En realidad, no sólo Estas preguntas son difíciles de contestar debido a tres ambigüedades
descubrió los remplazos modernos de la corporación, sino que también sistemáticas o "antinomias" en el análisis de Gramsci. La primera provie-
añadió la dimensión de los movimientos sociales al concepto de sociedad ne de su aplicación del término "totalitarismo" tanto a las versiones "pro·
civil, dándole dinamismo, además de independencia, del sistema de necesi- gresiva" y "regresiva"; la segunda se origina en su discusión del status
dades. Sin embargo, lo que se da con una mano se quita con la otra, por- normativo de la sociedad civil, que a veces supone la consolidación de un
que el dinamismo de la sociedad civil como terreno de los movimientos sistema de dominación por medio de la organización del consentimiento,
sociales sólo dura mientras la clase trabajadora está en la oposición. Una y en otras ocasiones el debilitamiento e incluso la abolición eventual de la
vez que la sociedad civil se hace socialista, la razón de ser de los movi- dominación; y el tercero proviene de su concepción de una sociedad libre,
mientos sociales, es decir, de la lucha de clases, habrá desaparecido. Como que alterne entre una sociedad civil pluralista y una sociedad-Estado uni-
mostraremos, una tendencia de su pensamiento, a saber, la reducción ficada.90 Las tres antinomias están vinculadas al intento de elaborar teo·
funcionalista de la cultura política (democracia representativa y derechos) rías críticas de dos sociedades muy diferentes: la Rusia soviética (a la cual
y de las formas asociativas de la sociedad civil moderna (clubes, grupos Gramsci seguía apoyando) y las sociedades capitalistas contemporáneas
de interés, partidos políticos burgueses)¡ a la reproducción de la hegemo- y su variante totalitaria (a la que se oponía invariablemente).
nía burguesa y/o a la creación de la hegemonía socialista (sindicatos, par- Pese a no distinguir en absoluto entre la forma de organización social y
tidos comunistas), encierra a Gramsci en una concepción demasiado es- las prácticas políticas represivas en la Unión Soviética, Gramsci trata de
quemática que es a la vez demasiado realista y demasiado utópica. distinguir entre versiones "regresivas" y "progresivas" del totalitarismo,
Ya hemos señalado la convicción de Gramsci de que las asociaciones e las cuales implican la a~ión de la independencia de las instituciones
instituciones culturales de la sociedad civil en los países capitalistas desa- de la sociedad civil. r:.

rrollados, como las "trincheras" internas del sistema establecido, han con-
tribuido mucho a la estabilidad de esta forma de dominación. A la vez, Una política totalitaria tiene como objetivo precisamente: 1) asegurar que los
observa su abolición en las dictaduras contemporáneas. Es justo por este miembros de un partido particular encuentren en él todas las satisfacciones
aspecto de su gobierno que las llama "totalitarias". 89 Así, Gramsci parece que anteriormente encontraban en una multiplicidad de organizaciones, es·
to es, romper todos los lazos que unen a estos miembros con organismos cul-
registrar cinco fases de la relación entre el Estado y la sociedad civil: turales extraños al partido; 2) destruir todas las organizaciones o incorporar-
las en un sistema cuyo único regulador es el partido. Esto ocurre 1) cuando
J. El corporativismo y dualismo medieval (el Stdndestaat). el partido de que se trata es el portador de una nueva cultura -entonces uno
2. El dualismo absolutista del Estado y de los órdenes despolitizados, pri· tiene una fase progresiva-; 2) cuando el partido de que se trata desea lmpe·
vilegiados. dir que otra fuerza, la portadora de una nueva cultura, se convierta ella misma
3. La temprana disolución en la época moderna de las antiguas formas en "totalitaria" -entonces un~lenc una fase reaccionaria y objetivamente
corporativas que, en sentido estricto, existen sólo durante el terror revo· regresiva. 91 \

lucionario.

,.-J
180 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 181

A las políticas de los dos totalitarismos respecto a la sociedad civil se sí. 93 En el contexto de la primera posición, una estrategia para construir
las muestra como si fueran exactamente iguales; ambas suprimen el signi- contrahegemonía simplemente integraría a la clase trabajadora a la red
ficado cultural, la solidaridad social, las formas de organización que se institucional ya establecida de la sociedad civil, que tendría que ser total-
encuentran fuera de un Estado-partido unificado, terminando así con las mente eliminada con el fin de romper con el sistema existente de domina-
divisiones sociales. Pero sus intenciones supuestamente son totalmente di- ción. En el contexto de la segunda, sin embargo, que postula la oportunidad
ferentes. En este sentido, la defensa de la Unión Soviética por un antifas- de construir una hegemonía cultural incompatible con el sistema exis-
cista debe parecer extraña. Sin embargo, si omitimos los compromisos tente, las instituciones de la sociedad civil tendrían ellas mismas una do-
políticos de Gramsci, todo el argumento se deriva congruentemente del ble estructura, vinculada tanto a la dominación como a la emancipa-
hecho de su representación funcionalista (todavía vinculada al marxismo ción. Una estrategia reformista-radical tendría que construirse sobre esta
clásico) de las instituciones de la sociedad civil en los países capitalistas estructura dual.
avanzados como formas de organización del consentimiento, cuyo papel En términos de la versión funcionalista de la teoría de Gramsci, una es·
es exclusivamente la estabilización de la dominación, esto es, de su inte- trategia de construcción de hegemonía podría ser del todo instrumental,
gración social. En vista de esta interpretación, la destrucción de estas ins- como en la mayoría de los casos realmente lo era, en vista de las dificulta-
tituciones mediante la subordinación a un Estado-partido monolítico puede des que las trincheras de la sociedad civil burguesa colocan en el camino
describirse al menos en parte como la obra negativa de la emancipación a la transformación revolucionaria directa. La finalidad, en esta interpreta·
social. (Retornaremos a la cuestión de lo que se suponía era la parte posi- ción, es erosionar las formas existentes de integración social, crear asocia-
tiva de este trabajo.) El totalitarismo es regresivo o reaccionario en esta ciones alternativas y preparar el sujeto de la política revolucionaria. No
interpretación, únicamente cuando su finalidad es la de obstaculizar al obstante, dada su evaluación negativa en esta interpretación de la socie-
totalitarismo "progresivo" en vez de crear una nueva cultura, en un con- dad civil preexistente, las asociaciones y formas de una contrahegemonía
texto donde las trincheras internas de la sociedad civil están lo suficiente- tendrían que ser consideradas instrumentalmente: los partidos indepen·
mente debilitadas como para hacer surgir la perspectiva de su elimina- dientes y los sindicatos de la clase trabajadora tendrían la función de produ-
ción por razones progresivas. En general, Gramsci parece indicar sólo cir disfunciones dentro de la forma existente de integración social, ayudan-
tres posiciones políticas posibles: una defensa conservadora de la versión do así a producir una crisis en la que la parte contraria tendría que basarse
existente de la sociedad civil cuya función es la integración social de la sólo en la dominación. En esta interpretación, por lo tanto, una ruptura
dominación capitalista; una eliminación totalitaria-revolucionaria de esta revolucionaria en la que la fuerza se oponga a la fuerza, debe completar la
sociedad civil en aras de la construcción de una nueva cultura, y una eli- obra interna de transformación. 94 Lo que es más importante para nuestro
minación totalitaria-revolucionaria cuya finalidad es la de conservar la argumento, por lo menos en este contexto, es que no habría ninguna ra·
estructura existente de dominación. zón por la que organizaciones independientes implicadas en la construc-
También es posible descubrir en Gramsci los fundamentos (o por lo ción de una contrahege:imm,ía, deban desempeñar papel alguno despu~s
menos indicios) para otra versión diferente de la política "progresiva", de la revolución. Gramsci apoya este punto de vista, en especial cuando
una que es radicalmente reformista en vez de totalitaria-revolucionaria. asigna la tarea de construir una sociedad y civilización nuevas princi·
Bobbio desarrolla esa interpretación basándose en el énfasis que pone palmente al Estado, y cuando afirma que es esenéial que los antiguos me·
Gramsci en la construcción de una nueva hegemonía cultural por el Par- canismos mediante los cuales se producía la hegemonía burguesa sean
tido Socialista en la sociedad civil. 92 El contraste obvio es entre el trabajo eliminados. Dentro de la interpretación funcionalista, por supuesto, esto sig·
cultural de construir un nuevo consenso que erosionará las antiguas for- nificaría el final de un sistema pluralista de partidos, sindicatos e iglesias.
mas de consentimiento y un programa de derrocamiento revolucionario La alternativa, el punto de vista de una teoría de conflicto sobre la cons·
utilizando medios violentos. trucción de la hegemonía en la sociedad civil implica (pese a que Gramsci
Es difícil identificar tal estrategia en Gramsci debido a su segunda "anti- nunca llegara explícitamente a esa conclusión) una actitud normativa po·
nomia": una concepción marxista-funcionalista de la sociedad civil como sitiva respecto a la versión existente de la sociedad civil o, más bien, algu-
el lugar para producir la hegemonía que estabilizará la dominación burgue- nas de sus dimensiones insti~ucionalcs. Claramente una versión funda·
sa, y una concepción teórica antagónica de un espacio donde dos estrate- mentada en los principios del f'ormisnzo radical puede basarse en esa
gias alternativas para la construcción de la hegemonía contienden entre actitud. La renuencia o incapacl ad de Gramsci para desarrollar esa con-

~.
,.,-.)
182 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 183

cepción se hace patente en la presencia de una opción funcionalista-revo- un producto de la sociedad civil, así como la coertión es un producto del
lucionaria más desarrollada en su pensamiento. En realidad, uno podría Estado, de igual manera en otras formulaciones tanto la hegemonía/con-
decir que el desarrollo más explícito de la opción reformista radical ha- sentimiento como la dominación/coerción son funciones del Estado, con
bría presupuesto una opción política que Gramsci nunca tomó: una críti- el primer par operando en el terreno de la sociedad civil, y el último en el
ca muy completa de la versión de totalitarismo de la Unión Soviética. No de la sociedad política. Esta segunda formulación es la que es congruente
sería posible elegir una estrategia de construcción de nuevas instituciones con el reduccionismo funcionalista de la sociedad civil. 96 Según su lógica,
de la vida cultural y asociativa como bases alternativas de la hegemo- uno debe considerar la hegemonía no como algo producido autónoma-
nía en la sociedad existente, y también como estructuras principales de mente dentro la sociedad civil sino como una de las formas en que el
una nueva sociedad, si se acepta en general la erradicación brutal de esas poder del Estado funciona efectivamente. Las formas de establecimiento
nuevas instituciones junto con todo lo antiguo, bajo un estatismo revolu- de la contrahegemonía dentro de la sociedad antigua pueden entonces ser
cionario. consideradas, principalmente, como si nos señalaran el camino a un nue-
Para resumir lo que hemos tratado hasta ahora, aunque Gramsci evita vo poder estatal, que tendría que establecer sobre una base enteramente
el reduccionismo económico y político diferenciando las dimensiones nueva los términos de su propia operación, incluyendo una nueva base en
asociativa y cultural de la sociedad civil de la economía y del Estado, la una "civilización" para el consentimientó. Las observaciones de Gramsci
tendencia funcionalista de su pensamiento, combinada con sus objetivos sobre la misión "civilizadora" del Estado apoyan esta interpretación.
y lealtades políticas estratégicas, lo llevaron a representar a las institucio- Gramsci pone énfasis en la idea del Estado como agente civilizador en
nes de la sociedad civil de manera unidimensional. Aunque autónomas, dos contextos particulares: el fracaso histórico de la unificación italiana,
las formas asociativas (los tipos de partidos y sindicatos políticos), las que condujo al Risorgimento del siglo XIX y los problemas del desarrollo
instituciones culturales y los valores de la sociedad civil son precisamente soviético en el siglo XX. Para nuestros fines actuales, nos interesa su aná-
los más adecuados para reproducir la hegemonía burguesa y fabricar el lisis del contexto soviético, que él también usó para hacer comparaciones
consentimiento por parte de todos los estratos sociales. En resumen, no con la Italia fascista. Al igual que otros marxistas, Gramsci se basó en el
son de naturaleza dual, sino totalmente burguesas. Esta versión de la so- análisis que hizo Marx del bonapartismo ("cesarismo") para analizar las
ciedad civil debe, por lo tanto, ser destruida y remplazada por formas semejanzas estructurales de las dictaduras modernas, todas l~s cuales usan
alternativas de asociación (clubes de trabajadores, la nueva forma del par- una forma más o menos autónoma de poder estatal para organizar un
tido proletario, o el "príncipe moderno"), ele vida cultural e intelectual (la sistema de dominación que, de otra manera, sería inestable. Sin embargo,
idea del intelectual orgánico), y de valores, que ayudarán a crear una a diferencia de Trotsky, Gramsci ho argumentó a favor de una diferencia
contrahegemonía proletaria que eventualmente podría remplazar a las específica en el caso de una versión supuestamente progresiva del
formas burguesas existentes. No obstante, incluso la estrategia de cons- bonapartismo que provendría de la clase trabajadora, de alguna manera
truir una contrahegemonía es sólo eso, una estrategia. Gramsci nunca ve dominante pero que aú~ ·gobierna, a nombre de la cual actuaría el
las instituciones y las formas culturales de la contrahegemonía como fi- poder del Estado. En cambio, explica la diferencia en términos de la cons·
nes al igual que como medios, porque no desea aceptar que dentro de la trucción de una nueva cultu.ra o de la conservación de la antigua. Pero,
sociedad civil burguesa algunas posibilidades inmanentes se extienden ¿cuál es el significado de esta nueva cultura? Gramsci ofrece dos interpre-
más allá de la estructura establecida de dominación. Por lo tanto, en sí mis- taciones, de las cuales sólo una es congruente con la orientación de su
mo, el enfocar a los medios culturales (la organización del consentimien- propia teoría. Primero, argumenta que, para una forma progresiva de es-
to) en la sociedad civil, como contrarios a los medios coercitivos del Esta- tatismo, "el punto de referencia del nuevo mundo en gestación" es "el
do, no trae consigo que un proyecto reformista radical haya remplazado mundo de la producción; el trabajo", es decir, la organización de "la vida
al revolucionario. Seguimos tratando con una teoría que busca el remplazo intelectual y colectiva[ ... ] con miras a un rendimiento máximo del apara·
total de una forma de sociedad por otra. 95 lo productivo". 97 Este argumento, que se alinea con los supuestos del
Además, la doctrina de Gramsci de la sociedad civil nunca es presenta- materialismo histórico y con apologías de corto alcance de la sociedad
da en términos que supongan una hostilidad sin compromisos hacia el soviética, es congruente con l~ceptación de la eliminación de la versión
estatismo. También esta actitud es congruente con la tendencia funcio- existente de la sociedad clvll en ombrc de una agenda "progresiva". De
nalista de su pensamiento. Aunque a veces concibe la hegemonía como hecho, Gramsci habla en 11C1 co exto de la actividad represiva del Esta·
1

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 185
184
do, de su racionalización y de la "taylorización" de la sociedad, así como de bían ayudado a derrocar al antiguo régimen. Entonces, ¿qué tan convin-
su dependencia de sanciones punitivas. 98 No obstante, el argumento no es cente era esperar que una forma de estatismo más irreductiblemente hos-
congruente con la orientación antieconomicista de la teoría social de Grams- til a la vida civil que cualquiera de esos predecesores crearía desde arriba
ci: si la base no determina a la superestructura, ¿cómo puede el carácter una "sociedad civil compleja, bien articulada", que sería capaz de gober-
de una nueva cultura y de una nueva socied,ad ser determinado simplemen- narse a sí misma, más o menos independientemente? y, ¿cuáles podrían
te por la transformación de la estructura económica?, y aunque Gramsci ser las formas de este nuevo tipo de sociedad civil que serían creadas des-
puede haber creído que en algunos contextos la esfera social debía ser de arriba, tan diferente de la moderna como esta última lo era de su prede-
reducida por las sanciones del Estado a un mero complemento de la trans- cesora tradicional? Esta segunda pregunta es importante porque la analo-
formación económica, no está para nada clara la forma en que esto ha- gía que Gramsci trata de construir con los estatismos pasados fracasa si
bría de ser la fuente de una nueva cultura, en especial de una que conduz- meramente vamos a suponer que un "totalitarismo" que disuelve un mo-
delo de sociedad civil es progresivo si recrea desde arriba más o menos el
ca a una sociedad libre.
Este último punto se hace especialmente evidente a la luz de la segun- mismo modelo, o incluso una de sus variantes.
da interpretación, que presupone la propia posición original de Gramsci Gramsci argumenta que la estatolatría "abandonada a sí misma" o "con-
dentro del marxismo. En ella, se dice que el papel positivo del Estado que cebida como perpetua" debe estar sujeta a· críticas. No dice qué tan fuerte
puede justificar incluso la "estatolatría", es debe ser esta crítica ni cuáles pueden ser sus consecuencias políticas. No
obstante, uno se queda con la fuerte impresión de que es consciente de lo
el movimiento para crear una nueva civilización, un nuevo tipo de hombre e que debe haber sido una consecuencia muy problemática de su propio
incluso un nuevo ciudadano [... ] la voluntad de construir dentro de la cubierta pensamiento, es decir, que un totalitarismo de izquierda no sería norma·
de la sociedad política una sociedad civil compleja y bien articulada, en la que tivamente diferente de uno de derecha si no hace ninguna contribución a
el individuo pueda gobernarse a sí mismo sin que su autogobierno entre en la reconstrucción de la sociedad civil. Y por supuesto, sólo un tonto (de
conflicto con la sociedad política -y en la que más bien se convierta en su
los cuales hubo muchos en la década de 1930, aunque Gramsci no fue uno
continuación normal, su complemento orgánico. 99
de ellos) pudo haber pensado que la Rusia de Stalin satisfacía los criterios
Este criterio de lo que constituye la versión progresiva del estatismo es normativos que en este caso se asignaban a las dictaduras progresivas.
muy diferente del primero, esto es, de la creación de una sociedad civil En este contexto, es posible que Bobbio esté en lo correcto al argumen-
compleja, bien articulada, capaz del autogobierno como la característica tar que Gramsci estaba por lo menos al borde de reconocer que la aboli-
distintiva de una nueva cultura. Dada la eliminación totalitarista de la ción de la sociedad civil no es la mejor forma de reconstruirla, incluso
sociedad civil, sin embargo, la tesis es muy paradójica. Puede ser que aunque uno busque crear un nuevo tipo de sociedad civil. Si en realidad
Gramsci tuviera en mente la experiencia histórica de muchos de los prime- había una tendencia reformista radical en su pensamiento, habría estado
ros estados modernos que abolieron las instituciones de la sociedad corpo- basada en la percepción ~e las instituciones por medio de las cualesr
rativa europea tradicional sólo para permitir e incluso promover la emer- los movimientos radicales pueden construir su hegemonía, son parte de
gencia de una estructura moderna de la sacie.dad civil. Pero la analogía no cualquier forma moderna significativamente concebida de autogobier-
funciona del todo. Abolir la antigua sociedad de órdenes fue tarea conjun- no social y, como tal, tienen valor en y por sí mismas. En otras palabras,
ta del Estado y de los esfuerzos democráticos desde abajo que también habría estado basada en un reconocimiento del carácter dual de por lo
mantuvieron su distancia del poder estatal. Así, es casi imposible ubicar menos algunas de las instituciones principales de la sociedad civil moder-
históricamente en la mayoría de los países de Europa occidental (excepto na. En resumen, Gramsci habría tenido que reconocer que las normas y
quizá durante el reino del terror) el momento pasajero en que las antiguas principios organizativos de la sociedad civil moderna -desde la idea de
asociaciones fueron eliminadas y las nuevas aún no habían emergido. Por los derechos hasta los principios de la asociación autónoma y de la comu·
el contrario, cuando los gobiernos totalitarios abolieron la sociedad civil, nicación libre, horizontal (publicidad)- no son simplemente burgueses o
disolviendo formas ya modernas en vez de tradicionales de cultura y aso- funcionales para la reproducción de la hegemonía capitalista o de cual·
ciación, específicamente desaprobaron la formación de nuevos tipos de quier otra clase. Más bien, conal~ycn la condición que hace posible la au·
asociaciones independientes de ellos mismos, incluyendo quizás especial- Loorganización, la influencia y vu· de Lodos los grupos, incluso de la clase
mente, las organizaciones y movimientos sociales indcpendienles que ha- trabajadora. De conformidad cun anterior, la tarea de la reforma ra·
1

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 187
186

dical sería ampliar esas estructuras en una dirección que reduzca las posi- La sociedad regulada, una sociedad sin Estado, parece estar definida
bilidades de que sean funcionalizadas para los fines del poder económico por dos premisas: 1) una premisa de igualdad y 2) una premisa del rem-
o político. Pero tal posición lo habría llevado a un rechazo abierto de la re- plazo de la ley por la moralidad. En otras palabras, la nueva sociedad
volución totalitaria, paso que Gramsci, a diferencia de muchos de sus here- estará caracterizada por una aceptación espontánea de la ley por indivi-
deros, no dio. • duos libres e iguales sin ninguna coerción o sanción. Esta idea se acerca
Aparte de las razones políticas indudablemente decisivas por las que peligrosamente a la ilusa utopía marxista de una sociedad sin institucio-
Gramsci no dio ese paso, lo que hemos llamado su tercer antinomia tam- nes.103 Pero la transición a la sociedad regulada que Gramsci tiene en mente
bién obstaculizaba su revaluación del problema de la sociedad civil desde parece diferente. Se refiere a una fase en que de hecho, el Estado será un
un punto de vista normativo. Esta antinomia se da entre una concepción vigilante nocturno, en el sentido de salvaguardar los "elementos en proli-
de una sociedad libre en términos de una sociedad civil pluralista, democrá- feración continua de la sociedad regulada" y en el proceso reducirá progre-
tica, y una en términos de una sociedad-Estado unificada. El primero de sivamente "sus propias intervenciones autoritarias y obligatorias" .104 Se
estos modelos, congruente con la línea de la teoría del conflicto en su pensa- supone que este proceso es idéntico a la construcción "dentro de la cu-
miento, y en especial con el concepto de la estructura dual de la sociedad bierta social política" de una sociedad civil compleja, bien articulada, auto-
civil existente, modera temporalmente la utopía con imágenes de una con- gobernada. Así, no es una exageración argumentar que la reformulación
tinuidad institucional parcial. En este caso, la utopía es la realización de de Gramsci de la idea del camino al socialismo, consiste en la construc-
las posibilidades normativas existentes, a las cuales se ha obstaculizado. ción de un nuevo tipo de sociedad civil autogobernada que gradualmente
El segundo modelo, congruente con el funcionalismo (la crítica unidimen- ocuparía el lugar del control estatal sobre la vida social, y conduciría a
sional de la sociedad civil burguesa y el llamado a la ruptura revoluciona- una lenta desaparición del Estado y de la sociedad política. No obstante, y
ria total), sufre de un utopismo excesivo y de vínculos potenciales con el sorprendentemente, no cree que el nuevo tipo de sociedad civil en forma-
autoritarismo. Uno puede decir que la línea del pensamiento de Gramsci ción y sus formas de autogobierno entrarán en conflicto con el Estado, CU•
que supone el "desenmascaramiento" incesante del papel de las instituciones yos poderes deberán erosionar y remplazar. En cambio, la sociedad civil
y de la cultura política de la sociedad civil burguesa en la reproducción de se convertirá en la "continuación normal" y "complemento orgánico" de lo
las relaciones capitalistas de dominación, ayudó a preparar el camino para que llama "sociedad política", es decir, el Estado. 105
una posición autoritaria vis-a-vis la sociedad civil en general. Aquí hay dos imágenes que no pueden mezclarse. Por una parte, tene-
Desde nuestro punto de vista, esta segunda línea es la que dominó el mos la idea de algo similar a la emergencia de un poder dual: dos formas
pensamiento de Gramsci. En este caso, no se le puede culpar de timidez de organización social existen lado a lado; una basada en el autogobierno
en su crítica de la Unión Soviética, porque, a pesar de su simpatía general democrático y la solidaridad social, que habrá de remplazar a otra basada
y la renuencia a llevar sus críticas demasiado lejos, puede haber tenido en las sanciones y la coerción administrativas. Por otra parte, Gramsci
dudas reales de que se fuera a crear una sociedad genuinamente libre en nos deja con una idea de (tñ'~ffüder estatal que, gradualmente, conviertes~
ese caso. Por lo tanto, en contraste con el proyecto totalitario en que la r forma de dominación en una forma igualmente efectiva de control social
sociedad civil es absorbida por el Estado, Gramsci retorna al programa por medio de las instituciones de la sociedad civil. .Así, la antinomia entre
marxista de abolición del Estado, al que llama, con alguna variación res- la sociedad civil como una consolidación o normalización de la domina-
pecto a la fórmula original, "la reabsorción de la sociedad política en la ción y la sociedad civil como un principio genuinamente alternativo a la
sociedad civil" . 100 Marx, en su crítica más explícita de la bürgerliche dominación, retorna inmediatamente. Esta vez, las dos nociones apare-
Gesellschaft (en "Zur Judenfrage"), escribió sólo de una absorción en la cen como una sola debido a que la idea utópica de la absorción total del
"sociedad". 1º1La diferencia parece ser tanto más significativa porque, como Estado por la sociedad civil eliminaría lógicamente la distinción entre un
Gramsci imagina a "los elementos coercitivos del Estado debilitándose poder estatal que actúa por medio de las instituciones de la sociedad civil
poco a poco por grados", postula la emergencia correspondiente de "ele- y una forma de autogobierno basada en esas instituciones. Sin embargo,
mentos cada vez más conspicuos de la sociedad regulada (o del Estado hasta que la sociedad alcance la utopía, la ambigüedad persistirá y la eli-
ético o de la sociedad civil)". 102 Así, su identificación de la nueva forma de minación del conflicto del mo~lo ciertamente parece implicar que la su-
organización social a la que con más frecuencia llama "sociedad regula- puesta transición que po1tul1 G msci a una sociedad libre es en dltima
da" con por lo menos una versión de la sociedad civil, ea muy deliberada. Instancia sólo un autorlt1rl1mo 1 tatlsta con una cara humana .

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188 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 189
La utopía de una sociedad civil (moderna) que absorbe a la sociedad En vista de una estructura ya establecida, resis'tente y compleja, de la
política y al Estado, el supuesto telas que resolverá la más importante de sociedad civil, aunque del modelo burgués, la sociedad regulada de Gramsci
las antinomias de Gramsci, es incoherente incluso en sí misma. Primero sólo puede ser establecida mediante una ruptura totalitaria revoluciona-
que nada, no está claro cuál absorbe a la otra en la relación entre la socie- ria. La mayoría de las instituciones ya existentes militarían contra ella,
dad civil y la política. Aquí, en las escue1!as descripciones de Gramsci, el incluso las de la clase trabajadora: la pluralidad existente de formas de
énfasis parece estar en la "sociedad política", tal como la entendió Toc- vida, cultura y asociación, que presupone el conflicto social, necesita una
queville, por ejemplo, como organizaciones políticas en vez de como Es- estructura de leyes y derechos vinculada a sanciones. También requiere
tado (lo que sucede en la forma en que Gramsci usa el término). La socie- los resultados mediadores y los agregados de intereses de un Estado mo-
dad regulada se autogobierna, incluso si sus "leyes" se hacen cumplir como derno. Ninguna estrategia reformista radical puede reducir en sí misma
reglas morales "internalizadas" que no necesitan recurrir a sanciones ex- esta complejidad, y de hecho la organización y movilización de nuevos
ternas. Este postulado, altamente irreal, tiene implicaciones autoritarias, actores sociales aumentaría la heterogeneidad de intereses e incrementaría
al menos en el mundo moderno, que rara vez enfrentan sus defensores. el potencial de conflicto de la sociedad. Desafortunadamente para la tesis
Incluso si suponemos que un periodo de transición estatista ha eliminado de Gramsci, una destrucción estatista-revolucionaria de la versión exis-
las antiguas formas de heterogeneidad y pluralidad, la sociedad regulada tente de la sociedad civil, tendría incluso inenos posibilidades de condu-
de Gramsci no tendría un espacio social para una oposición que consistie- cir a la sociedad regulada. La elección que Gramsci realmente enfrentaba
ra de nuevas minorías y pluralidades que pueden estar deseosas de obede- no era entre el reformismo radical y la democracia revolucionaria prepa-
cer las leyes, pero que no se pueden identificar con ellas y quizá desearan rada por una abolición totalitaria de la sociedad civil. 109 Más bien era en-
organizarse a sí mismas con el fin de revertirlas. 106 Al eliminarse la esfera tre la sociedad civil, tout court y un sistema autoritario que ciertamente
de la asociación prepolítica o fusionarla con la de la asociación política, habría intentado perpetuarse a sí mismo. Gramsci proporcionó concep·
en principio no puede ocurrir esa organización. De hecho, el modelo de la tos importantes para los que desafiarían militantemente versiones poste-
obligatoriedad moral en vez de legal, elimina el espacio en el que puede riores de ese sistema, pero esto fue algo que ni intentaba ni anticipaba. Y
surgir esa oposición: la conciencia autónoma, que en alguna medida siem- los que habrían de aceptar el desafío pudieron postular el valor de una
pre está en conflicto con las leyes. El postulado de una aceptación basada sociedad civil independiente sólo cuando abandonaron completamente la
moralmente en la ley, tiende en sí a presuponer la homogeneidad social y utopía democrática radical de la sociedad regulada, cuyas raíces más pro-
a excluir a la organización pluralista. 107 Por definición, "pluralismo" signi- fundas implicaban, como Marx lo sabía pero Gramsci aparentemente ol-
fica algún conflicto acerca de la política y por lo tanto es incompatible vidó, un odio a la sociedad civil moderna.
con la aceptación "internalizada" de las decisiones de las mayorías. Así,
no está claro de qué manera, y sobre qué bases normativas y empíricas,
los individuos y los grupos pueden tener derechos contra la sociedad regu- APÉNDICE S~ LOS SUCESORES DE GRAMSCI:
lada y monolítica de Gramsci. ALTHUSSER, ANDERSON Y BOBBIO
El problema puede presentarse desde el punto de vista de la modernidad
de la idea de Gramsci de una sociedad regulada. ¿Puede una sociedad civil La posición intelectual antinómica de Gramsci abre dos vías distintas y
ser una sociedad moderna si el poder del Estado es abolido o absorbido? opuestas para continuar. Aunque son posibles diferentes combinaciones
¿No constituiría la dualidad de la sociedad civil y del Estado (de la cual entre sus alternativas, hay una afinidad más que electiva entre una acti-
Gramsci es un importante analista), por no mencionar la diferenciación entre tud apologética hacia la Unión Soviética, un reduccionismo funcionalista
la sociedad civil y la economía, la modernidad de ambos términos? Parece· respecto a la versión existente de la sociedad civil, y un proyecto utópico
ría que abolir el Estado, lo que es imposible de hecho pero que ciertamente (o un contramodelo normativo) de una sociedad-Estado unificada. Con
lo podemos imaginar, nos llevaría no a una sociedad civil autónoma, plural, tnfasis en el componente reduccionista funcionalista, esta combinación
que en todo lo demás se pareciera a su predecesora moderna, sino a la marca el camino de Louis Althusser y sus seguidores, que insisten en man-
restauración de la sociedad civil-política tradicional sin la administración tener intacto el proyecto manc~tade la revolución. De manera similar, la
moderna, pero también sin una estructura moderna de derechos y liberta· relación interna es igualmente fu e entre la crítica de la Unión Soviética,
des que creara espacios autónomos respecto al mundo de la polítlca. 108 una concepción dual y baaada en 1 teorfa de conflicto de la sociedad civil

. ..J
190 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 191
existente, y un modelo normativo democrático pluralista de la sociedad cuando argumenta que la función de los apararos y de la ideología, que
civil. Esta combinación es la que sigue Norberto Bobbio, que reciente- supuestamente producen, es reproducir las relaciones existentes de pro-
mente ha enfocado a la sociedad civil como la estructura adecuada para 113
ducción. Este último argumento separa a la sociedad civil del Estado y
el proyecto reformista radical contemporáneo de democratización. relaciona funcionalmente a sus instituciones, junto con las del Estado, a
Althusser descarta del todo aquella ve,rsión de la teoría de Gramsci que la reproducción de la economía capitalista. Una vez liberado de la absur-
supone una oposición entre el Estado y la sociedad civil y decididamente da carga de tener que convertir a la sociedad civil en una dimensión del
se concentra en la versión secundaria en la que la sociedad civil y la políti- Estado, Althusser puede referirse a los aparatos ideológicos de este últi-
ca, la hegemonía y la dominación son todos aspectos funcionales del Es- mo, es decir, a las instituciones de la sociedad civil, como "múltiples, dis-
tado. 110 En este caso la sociedad política se convierte en "aparato del Estado tintas y relativamente autónomas, así como capaces de proporcionar un
represor" definido en términos de una estructura supuestamente unitaria campo objetivo para las contradicciones, que expresan en formas que
del gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales y las pueden ser limitadas o extremas, los efectos de los enfrentamientos entre
prisiones. La "sociedad civil" (las comillas son suyas) a su vez se convierte la lucha de la clase capitalista y la lucha de la clase proletaria" .114 Este
en una estructura diferenciada, en la que el "aparato ideológico del Esta- argumento no sólo se desplaza implícitamente entre los dos funcionalismos
do" consta de componentes religiosos, educativos, familiares, legales, sindi- (estatista y capitalista) presentes en Gtamsci; también se aproxima al
cales, de comunicación y culturales. Althusser tiene notorias dificultades redescubrimiento de la otra posición, democrática-pluralista y de teoría
cuando trata de demostrar que todos estos dominios pertenecen al Esta- del conflicto, que puede encontrarse en la obra de Gramsci. 115 Sin embar-
do.111 Hace caso omiso, en parte correctamente, de la objeción de que su go, como es mucho más dogmático y tradicional en sus compromisos so-
status es privado, a diferencia del "aparato represivo" público del Estado, cialista-estatales y revolucionarios que Gramsci, Althusser es todavía me·
como un mero legalismo burgués para ocultar las funciones reales de las nos capaz de seguir este camino que su predecesor. Incluso en una forma
instituciones. Pero esta estrategia sólo justifica una diferenciación de la muy modificada, la vía funcionalista elegida por Althusser no puede lle·
esfera privada, económica, no una inclusión en la estructura del Estado. var a una revaluación genuina de la doble naturaleza normativa de la
Argumentar que la clase gobernante tiene el poder estatal, que la ideolo- sociedad civil.
gía que unifica las varias instituciones de que se trata por la que ellas La brillante interpretación de Gramsci hecha por Perry Anderson, que
"funcionan masiva y predominantemente", es la ideología de la clase gober- en alguna ocasión fue un seguidor de Althusser, es un caso ilustrativo.'"
nante, y que por lo tanto los "aparatos itleológicos" son instituciones del Anderson destruye la reconstrución que hace Althusser de las ideas de Grams-
Estado, es a la vez falaz lógicamente y dudoso empíricamente. Es falaz ci tanto textual como políticamente. En este último caso, considera que la
lógicamente porque, incluso si el Estado fuera el aparato de la clase gober- reconstrucción es desastrosa porque no puede distinguir entre las versio·
nante, aún así los dos términos no serían idénticos, que es lo que presupo- nes fascista-autoritaria y la liberal-democrática de la sociedad capitalista:
ne el "silogismo" de Althusser. Y es empíricamente falaz porque, como lo sólo la primera absorbe ~stituciones sociales de la reproducción cultu.
sabemos por la historia de la socialdemocracia, por ejemplo, muchos es- ral dentro del Estado. 117 Pero también está textualmente equivocado en fa
tratos y grupos no burgueses pueden ocupar el poder estatal en las socie- medida en que se concentra en una estrategia consensual secundaria en
dades capitalistas, y porque las instituciones a las que se refiere Althusser la obra de Gramsci, sin tener en cuenta el uso prímario que diferencia al
se caracterizan por una gran diversidad ideológica, internamente (catoli- Estado y a la sociedad civil.
cismo vs. iglesias protestantes, sindicatos cristianos vs. seculares, etc.) y Anderson argumenta que Gramsci desarrolló este segundo uso, en que la
entre sí. A pesar de estos problemas aparentemente obvios, este argumen- sociedad civil es absorbida por el Estado, a causa de las dificultades que
to ha ejercido una amplia influencia. acarreaba su uso primario. No sólo es la sociedad civil la que tiene legiti·
Lo que es más importante para nosotros es la propia incapacidad de midad cultural; también la tiene el Estado, en particular por medio de sus
Althusser para apegarse a una versión congruente de esta posición instituciones educativas y legales (mencionadas por Gramsci) y sus es-
funcionalista. Repite correctamente la posición de Gramsci conforme a la tructuras parlamentarias (omitidas por Gramsci, pero fuertemente desta·
cual ninguna forma de poder puede ser estable durante mucho tiempo sin cadas por Anderson). La res~esla de Gramsci fue convertir coerción y
"hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos del Estado". 112 Pero esta hegemonía en funciont1 tanto e la sociedad civil como del Estado. Las
tesis no es interpretada de acuerdo con su propia versión del funcionalismo dificultades de esta concepción, que amenaza la definición del Estado
192 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 193
moderno como el monopolio de la violencia legítima, supuestamente lle- mente dejada de lado o desplazada por medio de.instituciones alternati-
varon a Gramsci a incluir la sociedad civil en el Estado e incluso a identi- vas. Mientras las instituciones parlamentarias no sean derrocadas, su pri-
ficar a ambas esferas. 118 macía en la producción del consentimiento no puede ser desafiada con
La propia solución de Anderson, que en un sentido combina las de Grams- éxito. Tal, según Anderson, es la respuesta real al problema de Gramsci en
ci y Althusser, es mantener la separación. de la sociedad civil y del Estado lo que se refiere a la estabilidad de las democracias liberales.
pero insistir en que, aunque las instituciones de la sociedad civil produ- Esta respuesta no puede escapar a la antinomia entre los dos puntos de
cen sólo hegemonía y consentimiento cultural, las estructuras del Estado vista de la sociedad civil que tenía Gramsci, uno monístico-funcionalista
-debido al papel considerablemente importante de las instituciones parla- y el otro dualista y conforme a una teoría de conflicto. El problema se en-
mentarias- producen consentimiento así como coerción. Esta idea asimila cuentra en la peculiaridad del parlamento como institución mediadora en
la noción de Althusser de los aparatos estatales ideológicos, pero mantie- el sentido hegeliano, en el hecho de que aparece como la institución por
ne el énfasis que pone Gramsci en que la producción de ideología fuera medio de la cual el Estado es "penetrado" por la sociedad civil. Como
del Estado es secundaria. Por medio de este paso conceptual, Anderson de Anderson no reconoce esto plenamente, debe sufrir las consecuencias de
hecho supera la mala opción entre una diferenciación abiertamente esque- su propio argumento. Él se pregunta, ¿por qué tienen los parlamentos
mática del Estado y la sociedad civil en la principal versión de la argumen- tanto éxito para generar el consentimiento? ¿Por qué son desafiados radi-
tación de Gramsci, y la completa ausencia de diferenciación en la versión calmente tan pocas veces en las democracias liberales? Es meritorio que
secundaria. En el proceso, sin darse cuenta, se acerca a la noción hegeliana Anderson sospeche de las doctrinas de manipulación cultural, de la genera-
del parlamento como institución de mediación entre la sociedad civil y ción de pasividad en lugar del trabajo, e incluso de la habilidad de los be-
el Estado, como el lugar donde simultáneamente la sociedad civil penetra al neficios del Estado benefactor para comprar el consentimiento. 121 Los pa11-
Estado y se forma una voluntad política unificada. Se aproxima a ese pun- lamentos no se basan en el consentimiento producido por las instituciones
to de vista pero, como veremos, no lo suficiente. culturales, sociales y económicas, sino que generan el suyo propio. Lo ha-
De hecho, el nuevo argumento no supera las limitaciones del funciona- cen presentando a individuos desiguales y que no son libres en la socie·
lismo marxista. Anderson es muy claro: la sociedad civil tal como la conoce- dad civil, una imagen de igualdad ante el Estado y de participación activa,
rnos no sólo pertenece a la reproducción funcional de la sociedad capi- por medio de sus representantes, en la formación de la voluntad política. A
talista; "las instituciones 'privadas' de la sociedad civil" no tienen lugar en su vez, esta imagen produce el código ideológico (igualdad, iibertad, etc.)
"ninguna formación social en que la clase· trabajadora ejerza el poder colec- del que dependen todas las actividades secundarias de la generación del
tivo" . 119 Si tenemos en cuenta este supuesto, es del todo congruente al te- consentimiento. 122
mer y rechazar toda la estrategia de Gramsci para tratar de construir una La idea del parlamento como centro de integración ideológica aproxima
contrahegemonía dentro de la versión existente de la sociedad civil, cierta- a Anderson a la doctrina de Althusser de los "aparatos ideológicos del Esta-
mente más congruente que los que esperan usar esa estrategia como una do", 123 a los que finalmetY&Jpgra hacer coherentes indicando un proceso
vía para el establecimiento revolucionario de una sociedad-Estado unifica- que en realidad se origina en el Estado y que produce la unidad ideológica de
da. Anderson comparte este último sueño y por lo tanto rechaza la vía del todos los "aparatos" diferentes. 124 Pero Anderson es incluso menos capaz
reformismo radical que implícitamente supone la conservación de dimen- que Althusser de seguir siendo congruente dentro del modo funcionalista.
siones clave de la sociedad civil existente. Como esa estrategia es impo- Por una parte, se dice que el código ideológico general que emana del par-
tente contra la garantía en última instancia del sistema existente, es decir, lamento simplemente enmascara las formas prevalecientes de desigual·
la posesión de los medios de violencia y de represión, sólo puede servir dad y falta de libertad. Por otra parte,
para integrar a la clase trabajadora dentro de la sociedad establecida. 120
La referencia a la violencia y a la represión ya indican un cambio al
el código es más poderoso porque los derechos judiciales de la ciudadanía no
nivel del "aparato estatal". Una razón clave por la que la construcción de son un mero espejismo: por el contrario, las libertades cívicas y los sufragios
la contrahegemonía en la sociedad civil debe fracasar, es que la principal de las democracias burguesas son una realidad tangible, cuyo establecimiento se
instancia de reproducción ideológica del sistema es ejercida por el parla· completó históricamcntll lln partil por las actividades dd propio movimiento
mento, dentro de la esfera del Estado. Sin embargo, esta instancia es re· laboral y cuya pérdida 1cr(1 u'ni\ dcrrnln Importantísima para la clase truba-
forzada por su vínculo con la violencia potencial y no puede ser simple· judoru. m \
\

.
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 195
194

Anderson continúa describiendo la autonomía del parlamento, que hace ba transformar no sólo la política y la economía, siI\o también las "costum-
a todos esos organismos dobles, pues se expresan tanto las necesidades bres y la cultura". De hecho, en este caso se pone énfasis en la construc-
funcionales de la reproducción cultural del capital como los logros, aún ción de una hegemonía cultural alternativa que debe preceder a la con-
potentes históricamente, que expresan los ideales de la burguesía revolu- quista del poder, y que implica no sólo al partido político sino tambjén, y
cionaria. 1
en especial, a la actividad de todas las instituciones de la sociedad civil
Anderson puede admirar estos ideales, pero él sugiere que no los com- que participan en la producción y difusión de cultura. 128 Así, el centro de
parte; Sin duda rechaza la estrategia, que casi pudiera pertenecer a Grams- la estrategia radical en esta interpretación se reubica totalmente y se tras-
ci, de usarlos a ellos y a los espacios que proporcionan para la construc- lada del Estado a la sociedad civil, donde deberá combatirse una prolon-
ción de una hegemonía alternativa. No obstante, no queda en claro qué es gada guerra "de posiciones" para la conquista de la hegemonía cultural.
lo que pondría en su lugar, cómo los aboliría sin promover una vez más En su famoso artículo sobre Gramsci, Bobbio no parece notar ninguna
otra "derrota decisiva para la clase trabajadora", cuyos miembros siguen incongruencia entre esta estrategia radical, centrada en la sociedad civil,
apegados a la igualdad y libertad en el sentido del parlamentarismo contem- y el objetivo de una sociedad regulada en la que la sociedad civil absorbe
poráneo, como él lo reconoce. Anderson propone que este apego sólo pue- al Estado; 129 tampoco observa que los puntos de vista de Lenin del futuro
de terminarse en la experiencia posrevolucionaria de la democracia pro- distante (aunque obviamente no de la réalidad soviética), coincidieron
letaria, "en los partidos o en los concejos [sic]" donde pueden aprenderse con la esencia (aunque no con la terminología) de la posición de Gramsci.
y superarse históricamente "los límites reales de la democracia burgue- No obstante, la visión de Gramsci de una sociedad monolítica, regulada,
sa" .126 Desafortunadamente, nos dice poco acerca de esta democracia al- en que la sociedad civil absorberá al Estado no se encuentra en la teoría
ternativa; lo que es más importante, su tesis implica que sus principios no de la democracia y la democratización que Bobbio desarrolló en la dé-
pueden ni siquiera ser presentados convincentemente a los que ahora expe- cada de 1970 y en especial en los años ochenta. 130 Por el contrario, sus obras
rimentan la democracia en términos de los procedimientos establecidos. de este periodo rechazaron tajantemente la idea de una democracia direc-
La relación entre las dos democracias tendría por lo tanto que ser en princi- ta monolítica. En vez del enfoque sustancialista radical, Bobbio insiste en
pio una relación antidemocrática, una recomendación más bien extraña que los principios procesales normativos de la democracia representativa
a los que en la actualidad valoran los beneficios de las democracias libera- constituyen criterios necesarios, aunque reconocidamente no suficientes,
les. A uno se le pide que acepte una estrategia revolucionaria basado en la para que se considere democrático a cualquier Estado. Entonces, el pro-
fe en que, de alguna manera, conducirá a una forma de democracia cuali- blema real para la reforma democrática radical es identificar las razones
tativamente diferente, aunque no se tenga experiencia de ella y aunque por las que las democracias liberales no han logrado cumplir sus prome-
dentro de la sociedad presente no pueda de ninguna manera ser puesta a sas, y articular un programa para su democratización adicional.
prueba. Por consiguiente, Bobbio enuncia lo que él considera una definición
Que no existe tal forma alternativa de democracia es la tesis más cono- realista( viable) y normati..ee la democracia. Todo gobierno democráti-.
cida de Norberto Bobbio. Y, no obstante, Bobbio es un teórico socialista co tiene tres prerrequisitos básicos: la participación (colectiva y general,·
de izquierda de la democratización. Aunque no es un mero seguidor de aunque sea mediada, en la toma de todas las decisiones que se aplican a
Gramsci, su justamente famosa interpretación de Prison Notebooks [Cua- toda la comunidad); el control desde abajo (sobre la base del principio de
dernos de la cárcel] es la clave de su propia posición teórica distintiva so- que se tiende a abusar de todo el poder que no es controlado de esa mane-
bre la cuestión de la democracia. De acuerdo con Bobbio, Gramsci luchó ra), y la libertad de disentir. 131 Por supuesto, Bobbio no se hace ninguna
en dos frentes contra los que buscaban asimilar la sociedad civil (y el ilusión respecto a la realización de estos principios en las democracias
Estado) a la economía (deterministas económicos), y los que buscaban liberales existentes. Argumenta que estas promesas no se han cumplido ni
subordinarla al Estado y al culto de la fuerza. Quería trascender no sólo siquiera en los estados en los que las instituciones democráticas se han
las condiciones de la sociedad burguesa sino también "la forma falsa de desarrollado más completa y formalmente. También en este caso, como
trascender estas condiciones" . 127 De esta manera, por supuesto en cierta en toda sociedad moderna, hay por lo menos cuatro paradojas de la de-
medida ahistórica, Bobbio procura distinguir a Gramsci de las políticas mocracia que dificultan realizar\ principios adecuadamente:
socialdemócrata y leninista. Para Bobbio, como ya hemos argumentado,
Gramsci era un estratega de la "reforma" en sentido riguroso, que desea-

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 197
196

En forma muy breve, estos cuatro enemigos de la democracia -cuando ha- incluso en sus primeros postulados modernos, l~berales, todos los cuales
blo de la democracia me refiero al método óptimo para tomar decisiones co- suponían una relativización de la distinción entre gobernante y goberna-
lectivas- son la gran escala de la vida social moderna, la creciente burocrati- do junto con énfasis variables en el individualismo, el universalismo, la
zación del aparato estatal, el creciente tecnicismo de la decisiones que es publicidad y una ciudadanía educada. 135 A pesar de un conjunto heterogé-
necesario tomar y, la tendencia de la sociedad civil a convertirse en una socie- neo de causas que disminuyen el carácter democrático de las organizacio-
dad de masas. 132 ' nes políticas modernas -la sobrevivencia de prácticas políticas secretas
o invisibles, el carácter capitalista de las economías modernas, la afinidad
En síntesis, los modernos parecemos estar exigiendo cada vez más y más electiva entre la democracia y la burocracia, la sobrecarga de las deman-
democracia en condiciones que son cada vez menos propicias. Además, es- das producida por la política de partidos democráticos y el creciente pa-
tas paradojas parecen exacerbarse en los sistemas parlamentarios represen- pel de los conocimientos técnicos en la vida moderna-, incluso estas vio-
tativos. Los fenómenos de la apatía política, de la participación distor- laciones de la promesa clásica de la democracia no eliminan el carácter
sionada y manipulada por las élites, que tienen un monopolio del poder mínimamente democrático de las democracias liberales actuales, que
ideológico, han militado contra la promesa de la participación. El control procesalmente se define por la ley de la mayoría, la competencia electoral
desde abajo es despojado de significado a medida que el centro del poder y las libertades civiles. 136 Sin embargo, e·ste punto puede invertirse: el mí-
se desplaza, alejándose de las instituciones que logran controlar los ciu- nimo procesal aparentemente no puede disminuir la forma elitista,
dadanos: los instrumentos y centros significativos de poder real, como el particularista, no pública y despolitizada de la democracia en las socieda-
ejército, la burocracia y las grandes empresas, no están sujetos al control des modernas.
democrático. Finalmente, el derecho a disentir se ve limitado en forma im- Ciertamente, Bobbio no está satisfecho con esta conclusión. Enfatiza
portante en las sociedades capitalistas en las que el sistema económico do- los aspectos socializadores del mínimo procesal de la democracia, que
minante nunca ofrece la posibilidad de una alternativa radical. promueve los valores de la tolerancia y la no violencia en la resolución de
Entonces, ¿qué caso tiene decir que las sociedades occidentales contem- los conflictos y, menos convincentemente, los de la solidaridad y apertura
poráneas son democráticas? Al identificar los principios definitorios (mí- a las experiencias radicales de aprendizaje cultural. 137 Lo más importan·
nimos) con las promesas clásicas (incumplidas) de la democracia, las obras te es que él cree firmemente que es posible una mayor democratización
de Bobbio, en la década de 1970, tendieron a hacer imposible responder a de las democracias que ya existen. Trata este problema en tres niveles: el
esta pregunta. En la década de 1980 enfrentó el problema con una orien- lugar posible de la democracia directa; el papel de formas alternativas de
tación procesal de su pensamiento, diferenciando la definición mínima representación; y la posibilidad de ampliar el espacio de la democracia
de la promesa normativa. Ahora definió a la democracia en términos de del Estado a la sociedad civil. .
un mínimo de procedimientos que incluyen: 1) la participación del mayor Ya en la década de 1970, Bobbio insistía en la ausencia de alternativa
número posible de los interesados, 2) el gobierno de la mayoría en la toma completa realizable a l~ocracia representativa, que pueda satisfacer
de decisiones, 3) la existencia de alternativas reales (personas y políticas) la promesa clásica de la democracia mejor de lo que ya lo hace el modelo
entre las cuales elegir, y 4) la existencia de garantías a la libre opción en existente. 138 De una manera que recuerda mucho a Roberto Michels,
forma de derechos básicos de opinión, expresión, discurso, asamblea y Bobbio muestra convincentemente que ni las in"stituciones individuales
de la "democracia directa" -referendos, comités o asambleas locales,
asociación. 133
Así, la democracia moderna es, por definición, la democracia liberal, mandato obligatorio- ni su combinación, ofrecen un remplazo viable del
incluso aunque Bobbio crea que también hay un conflicto inherente entre sistema representativo. Los referendos por sí solos no abarcan todos los
la democracia y las dimensiones de las actividades económicas y políticas problemas que deben debatirse y resolverse colectivamente en las socie·
que requieren un gobierno fuertemente limitado. 134 Igualmente impor- dades complejas modernas. Los problemas que un comité o una asam·
tante es que la democracia moderna también es una forma de democracia blea locales pueden discutir competentemente, muy raras veces son idén·
de masas elitista u oligárquica, pluralista, particularista e insuficiente- ticos a los que enfrenta una organización política nacional. Ya existen
mente pública cuyo carácter democrático está limitado únicamente al mandatos obligatorios donde hay un sistema de partidos fuertes (la discl·
espacio de la política. Esta caracterización equivale, en opinión de Bobbio, plina del partido es el equlvaienlc funcional del mandat imperatif), y don·
a una serie de promesas rotas respecto al modelo clásico de democracia, de no existen, sigue vt¡ente el problema de la naturaleza de una autoridad

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198

aceptable capaz de revocar un mandato. Finalmente, un modelo alternativo presión y a los tratos que hacen. En la medida en que ésta es ya una tenden-
de democracia "socialista" basado en la estrategia dual de la reforma estruc- cia "degeneradora" de las formas existentes de parlamentarismo, no se la
tural y la ;lmpliación de la participación se enfrentaría a dos dificultades debe empeorar elevándola al nivel de un principio y de una institución.
adicionales. Primero, es difícil imaginar una reforma estructural que afecte Aunque Bobbio no cree que en los parlamentos contemporáneos emerja
radicalmente a la economía sin invocar m¡o:dios violentos, lo que nunca ha algo similar a un interés general, no obstante, afirma que los partidos
conducido a un aumento en la democracia. Segundo, la ampliación de la políticos que dominan estas estructuras representan una forma superior
participación democrática en la esfera del poder económico se enfrenta a lo de mediación entre el individuo y el Estado que los grupos de intereses. A
que parece ser una característica permanente o una contratendencia co- los patrones necesariamente rígidos de la representación de los grupos de
mún a los estados socialistas y capitalistas, esto es, el desplazamiento del intereses, contrapone las visiones generales disponibles en los movimien-
poder económico alejándolo del campo del control democrático desde tos políticos que conducen a un manejo potencialmente creativo y flexible
abajo. Aunque puede debatirse si las condiciones que favorecen al poder de los temas. Así, los partidos políticos representan los múltiples intere-
autocrático en esta esfera están determinadas objetiva o históricamente, ses de los ciudadanos, interpretados de diferentes maneras, a diferencia
Bobbio sostuvo (por lo menos en la década de 1970) que hay buenas razo- de los limitados e inflexibles intereses de los miembros de un grupo. 141
nes para sospechar que la ampliación progresiva de la base democrática Elegir un partido significa elegir una estrúctura general de interpretación
eventualmente encontrará una insuperable barrera cuando trate de pasar fundamentada en opiniones políticas. Por otra parte, no elegimos nuestro
las puertas de la fábrica. 139 grupo de interés; nuestra relación con él por lo común no es política, sino
Pero, ¿debe verse a las democracias directa y representativa como al- que está definida por intereses sociales y económicos compartidos.
ternativas excluyentes? En los años ochenta, Bobbio empezó a verlas como Sólo en este contexto polémico obtenemos una descripción glorificada
posiblemente complementarias. Primero, existía una posibilidad de fo.r- de la lógica de la representación por medio del sistema de partidos. No
mas mixtas o intermedias como la representación con mandatos obligato- obstante, la imagen idealizada distorsiona lo que pudo haber sido un aná·
rios. Segundo, uno también podía incluir formas democráticas directas lisis y una propuesta más diferenciados. Bobbio pudo haber hecho hinca·
como los referendos, las revocaciones y las asambleas locales en las consti- pié en la posibilidad de una forma de complementar, en vez de remplazar
tuciones de las democracias representativas. 140 Bobbio sigue mostrándo- a la democracia representativa tal como se la practica oficialmente hoy en
se escéptico con respecto a las formas intermedias que menciona, y rechaza día. Hay disponibles buenos argumentos y modelos para esas propuestas.
cualquier extensión adicional del mandato imperativo, del cual ya se ha Si la negociación neocorporativa ya caracteriza a los procesos políticos
abusado demasiado. Además, considera el papel de los instrumentos com- contemporáneos, como lo reconoce repetidas veces, puede existir alguna
plementarios directamente democráticos importante, pero necesariamente virtud significativa en sacar esas negociaciones a la luz de la esfera públi-
limitado. Por ejemplo, cree que el referéndum sólo es adecuado cuando se ca, disminuyendo así su carácter corporativo, al que Bobbio es comprensi·
trata de unos pocos asuntos en los que no es posible el compromiso. Así, blemente reacio, dada la-~iencia fascista. 142 Además, una segunda cá·
su propio modelo de democratización depende principalmente de exten- mara parlamentaria puede desempeñar un papel secundario en relación
der nuevas formas representativas, en vez de directas. con la primera; sus decisiones pueden estar sujetas a la primera sobre la
Dentro de la esfera de las instituciones estatales, a menudo se han pro- base de una mayoría calificada en la cámara terrítorial, y sus funciones
puesto ideas de una democracia funcional por creerse que extienden la ló- podrían estar limitadas a ciertos tipos de temas. Todo esto es importante
gica de la democracia a un nivel que en la sociedad moderna se ha vuelto porque, como lo veremos, la estrategia alternativa de Bobbio para demo•
más importante que el territorial, según Emile Durkheim, su más famoso cratizar a la sociedad civil puede ser fútil si los canales que permiten a las
exponente. La propuesta más conocida de esa representación -articulada asociaciones, organizaciones y movimientos democráticos influir en el
por los socialistas gremiales y los marxistas austriacos, entre otros- su- sistema político no aumentan en comparación con la práctica ordinaria
pone una cámara parlamentaria adicional que representa a las asociacio· de la democracia de élite de los partidos políticos.
nes profesionales que se encuentran fuera del sistema de partidos. Para Dentro de un programa general de democratización, Bobbio pone én-
Bobbio, ese esquema constituye una alternativa deficiente e incluso peli· fasis en la expansión de las f rmas de la democracia representativa más
grosa a la representación territorial. Esa representación de grupos de in· allá de la esfera política, De hcc , espera redimir dos "promesas" que no
terés simplemente entregaría el parlamento al cabildeo de 101 ¡rupos de eran inherentes ni al modelo cl,11 o de la democracia ni al modelo liberal

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de la misma: expandir el espacio de la toma de decisiones democrática y importantes centros del campo de los controles democráticos. No obstan-
explotar el potencial del pluralismo. En este contexto, menciona una va- te, las formas antipluralistas, individualistas, de resistencia por parte de
riedad de papeles que pueden ser democratizados (en particular, papeles la democracia, por supuesto, serían inútiles en condiciones genuinamente
familiares, ocupacionales, educativos y de cliente) así como dos institu- modernas. La democracia sólo puede contra tacar si atrae a su propia lógi-
ciones importantes que en el presente no, están organizadas democrá- ca a los centros de poder extraestatales e incluso no políticos. En el con-
ticamente: la escuela e (incongruentemente) el lugar de trabajo. Su justifi- texto de la sociedad pluralista, la promesa de la democracia sólo puede
cación para elegir a éstos es la usada por Durkheim para su teoría de la ser rescatada mediante la ampliación de los procesos de democratización
representación funcional, es decir, que es ahí donde "la mayoría de los a través de toda la gama de la asociación humana. Y esto requiere no un
143
miembros de la sociedad moderna pasan la mayor parte de sus vidas". programa fundamentalista de democracia directa, sino la introducción
De lo que se trata no es de la invención o recreación de formas nuevas y de la democracia representativa en los centros poliárquicos relevantes de
directas de democracia, sino de una "infiltración" de nuevos espacios, los la sociedad.
espacios de la sociedad civil, por "formas muy tradicionales de la democra- Hasta ahora el argumento es convincente. Pero Bobbio también afirma
cia, como la democracia representativa". que la mayor distribución del poder característica del propio pluralismo
Es interesante que no se resuelvan las dudas anteriores de Bobbio res- "abre la puerta a la democratización de la sociedad civil". 145 Para uno resul-
pecto a la democratización de la vida económica; aquí se sigue diciendo ta difícil encontrar una explicación en su texto de la manera en que una
que las perspectivas son inciertas, al igual que lo son para la esfera de la organización pluralista proporciona los objetivos de la democratización e
administración. No obstante, insiste en que si bien el proceso de demo- incluso facilita ese proceso, aunque en un punto se refiere al disentimiento
cratización de la sociedad civil sólo ha empezado, ya se ha realizado un promovido o escudado por las organizaciones pluralistas. Además, lo que
progreso considerable en áreas como la escolar, respecto a la cual destaca afirma es contradicho implícitamente por la siguiente aserción:
la participación de los padres en los consejos escolares, lo que en aparien-
cia era una experiencia relativamente nueva en Italia. Sobre la base de El proceso de democratización ni siquiera ha empezado a tocar la superficie de
esos ejemplos, Bobbio sostiene que en el futuro un nuevo índice de demo- los dos grandes bloques de poder jerárquico y descendente en toda sociedad
cratización será proporcionado no "por el número de personas que tienen compleja, en las grandes empresas y en la administración pública. Y mientras
derecho de votar, sino por el número de contextos fuera de la política en estos dos grandes bloques resistan las presiones desde abajo, no se puede decir
que la transformación democrática de la sociedad esté completa. No podemos
los que se ejerce el derecho a votar" .144 ni siquiera decir si esta transformación es posible. 146
Esta conclusión parece prematura sobre la base del apoyo empírico
que proporciona Bobbio, pero tiene una línea de razonamiento más teóri-
ca para apoyarla. Argumenta que el pluralismo, aunque no es de origen Parece, por lo tanto, que algunos de los más importantes centros de
democrático, proporciona a la vez una razón y una oportunidad para de- poder se resisten en grado 09mliderable a su propia democratización. Des·
mocratizar a la sociedad civil. Intuitivamente, Bobbio muestra los oríge- afortunadamente, el caso es que si medimos la democratización por el
nes del pluralismo y la democracia modernos en dos situaciones polémi- grado en que un solo conjunto de estándares procesales se extiende a las
cas diferentes. Originalmente opuesto no tanto a la autocracia como a las diferentes esferas de la sociedad, los resultados serán inevitablemente
formas monocráticas de poder, el pluralismo o la poliarquía está en con- mixtos, y los espacios no democráticos o centros de poder seguirán sien·
flicto con los modelos monolíticos de democracia, sean antiguos o moder- do probablemente "tan numerosos y tan grandes, y su importancia tan
nos. En otras palabras, dados los modelos dominantes de democracia en considerable" 147 que pondrán en cuestión el proyecto en su conjunto.
el periodo moderno temprano, el pluralismo era antidemocrático. Y no Sin desear remplazar la conclusión en cierta manera pesimista de
obstante, Bobbio tiene razón: el pluralismo, basado en la heterogeneidad Bobbio respecto a la democratización por un escenario más optimista,
de constelaciones de intereses en conflicto, no puede ser eliminado en creemos que unos pocos comentarios críticos pueden ayudar a aclarar las
una sociedad compleja. En lo que a él respecta, este hecho representa una razones por las que su propio programa centrado en la sociedad civil ha
violación de la promesa de la democracia, porque centros de poder orga- llegado a un punto muerto. Prh::¡1cro, Bobbio no opera congruentemente
nizados de manera no democrática hacen que grupos de interés particula- con la noción de Gramsci de una~ciedad civil diferenciada de la econo·
res influyan en los procesos de toma de decisiones y también sacan a estos mfa. 148 Como resultado, no puedo ~stinguir claramente lus esferas cuya
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lógica interna facilita la democratización radical de las esferas cuyas re- su desplazamiento del terreno de la democratización del Estado a la socie-
producciones sólo son congruentes con formas subsidiarias de participa- dad civil, y su insistencia en un programa no fundamentalista en el que la de-
ción democrática. Su definición excesivamente procesal de la democracia mocracia formal y representativa proporciona el modelo general que debe
no le funciona bien en este contexto: le hace exigir muy poco de las élites seguirse en las varias esferas de la sociedad. Estas ideas, basadas en. una
en algunas esferas (por ejemplo, los partid<i>s políticos) y demasiado de las interpretación específica de Gramsci, vinculan a Bobbio con las estrate-
élites en otras esferas (por ejemplo, las gerencias capitalistas). gias más importantes de emancipación de las décadas de 1970 y 1980. No
Segundo, Bobbio no se pregunta sobre las relaciones internas de las di- obstante, sigue siendo dudoso que su concepción pueda dotar a esas ini-
ferentes esferas democratizadas. En consecuencia, su conclusión, según ciativas de una adecuada estructura de orientación y de autocomprensión.
la cual las esferas de la sociedad pueden ser democratizadas en un orden No se trata sólo de sus ambigüedades respecto al concepto de la sociedad
que más o menos invierte su importancia social general, parece reducir civil, sus concesiones quizá demasiado generosas a la teoría de la élite de
indebidamente lo que está en juego en la democratización. Lo que se necesi- la democracia, su concepción unilateral del pluralismo y la forma en que
ta es una'demostración de la forma y de las condiciones bajo las cuales las resta importancia a los movimientos sociales en favor de los partidos po-
nuevas esferas democratizadas pueden influir en los espacios menos demo- líticos. Estas imperfecciones pueden ser corregidas dentro de los térmi-
cráticos de la sociedad. En este contexto, su pesimismo general respecto a nos de su teoría. Desde una perspectiva mas profunda (y ésta es una difi-
la introducción de nuevas estructuras en las versiones ya existentes de la cultad que comparte con las formas del discurso dentro de los movimientos
democracia política, no le es muy útil. sociales), no es automáticamente obvio que el concepto de sociedad civil
Finalmente, Bobbio no distingue entre el pluralismo como un contexto tomado de Hegel y otros autores del siglo XIX pueda, con unas pocas correc-
de instituciones que pueden y deben ser democratizadas y la pluralidad de ciones, sostener un programa de democratización y a pesar de todo evitar
actores colectivos que habrán de llevar a cabo la labor de democratización. la utilización ideológica con que culmina la teoría de Parsons. Bobbio
Sus comentarios sobre los movimientos sociales y la desobediencia civil no nunca considera la posibilidad de que toda la estrategia conceptual puede
muestran mucha confianza en los actores "extrainstitucionales" como agen- estar relacionada estrechamente con las ahora obsoletas condiciones del
tes de la democratización. 149 Por lo tanto, nos quedamos con la sospecha de siglo XIX, antes de la "fusión" del Estado y de la sociedad; que incluso en
que encomienda esos procesos a las élites que actualmente se resguardan su utilización original puede implicar no sólo antiestatismo sino también
en las instituciones pluralistas relevantes, incluso los partidos del sistema despolitización; que puede representar sólo a un conjunto de fachadas
político. Esa posición sería una razón suficiente para el pesimismo; el tra- institucionales para estrategias autoritarias más profundas y refinadas y,
bajo de la democratización no puede por lo común encomendarse a los be- finalmente, que el modelo de diferenciación social que presupone es un
neficiarios de los acuerdos menos democráticos o incluso no democráticos. modelo falso y poco sofisticado que resulta inadecuado para las realida-
No compartimos la crítica de Perry Anderson de la forma en que la des de las sociedades complejas.
izquierda socialista se apropió de las tesis de Gramsci. En nuestra opi- Desde nuestro punto ~sta, la clase de teoría que Bobbio procura
nión, tiene poco sentido criticar a Bobbio sobre la base de que su estrate- desarrollar no puede ser construida hasta que estas críticas sean conside-
gia no puede conducir a una ruptura radical con las instituciones de la radas en detalle. Creemos además que varios paradigmas de la crítica de
democracia parlamentaria, puesto que él especifica, y correctamente re- la sociedad civil asociados con Carl Schmitt, Hanñah Arendt, Reinhart
chaza, la idea de la ruptura. Tampoco hace de la transición al socialismo Koselleck, Jürgen Habermas, Michel Foucault y Niklas Luhmann harán
la meta respecto a la cual la política democrática puede ser reducida a un importantes contribuciones a nuestros esfuerzos por construir teoría. A
simple medio; en general, parece que el propio significado de socialismo continuación trataremos de esas críticas.
se reduce aquí a la radicalización de la democracia. 15º Con todo esto esta-
mos de acuerdo.
Nuestra crítica de Bobbio tiene que ver con la naturaleza inconclusa de
su programa de democratización, que en parte está relacionada con la NOTAS
naturaleza no desarrollada e incluso ambigua de su concepción de la socie- 1 Para una reconstrucción y critica d~•puntos de vista de Marx sobre la sociedad civil,
dad civil. Pero esta crítica no debe ocultar nuestro acuerdo fundamental véase Jean L. Cohen, Clau and Clvll Socl1. : Thl' l.1111/ts of Marx's Critica/ Theory, Amhcrat,
con dos de las características más importantes de la concepción de Bobbio: lJnlverslty of Massachu1ot11 Prt11, 1913.

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EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 205
204
¡¡
2 Talcott Parsons, The System of Modem Societies, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-
¡, vidades, el consenso sólo puede ser respecto a procedimientog que son compatibles con los
Hall, 1971, p. 1 [El sistema de las sociedades modernas, Trillas]. diferentes conjuntos de valores, pero que no implican en sí mismos formas de vida, como lo
hacen los valores sustantivos.
3 !bid., p. 115. 24 !bid., p. 13.
4 !bid., p. 84. El gran ensayo de Parsons, "Ful! Citizenship for the Negro American?",
25 !bid., pp. 62-64.
reimpreso en Politics and Social Structure, (Nueva York, Free Press, 1969), representa una
26 !bid., pp. 18-19.
excepción importante a esta tesis del final de la revolución democrática. Pero Parsons,
debido a su actitud generalmente sospechosa de lós movimientos sociales, nunca trató de
27
!bid., pp. 8-10. "El núcleo de una sociedad [ ... ] es el patrón de orden normativo me·
generalizar este modelo. Por supuesto, tampoco era consciente de la mayoría de las áreas <liante el cual está organizada colectivamente la vida de una población ... El cumplimiento
en que se podía y se debía continuar la revolución democrática, como los derechos de las de un sistema normativo parece vinculado inherentemente al control [ ... ] de las sanciones
ejercidas por y en contra de un pueblo que reside realmente dentro de un territorio", Parsons,
mujeres. Societies. Evolutionary and Comparative Perspectives, Englewood Cliffs, Nueva Jersey,
s Véase, Lothar Gall, "Liberalismus and bürgerliche Gesellschaft. Zu Character und
Entwicklung der liberalen Bewegung in Deutschland", en L. Gall (ed.), Liberalismus, 2a. ed., Prentice-Hall, 1966.
28 Véase "On the Concept of Influence", Politics and Social Structure, op. cit., p. 418,
Konigstein, Verlag Anton Hain, 1980.
6 Véase las críticas de dos miembros de la escuela de Polanyi: Terence K. Hopkins,
donde distingue entre las bases asociativas, que inevitablemente son particulares, y la refe·
"Sociology and the Sustantive View of the Economy", y Harry W. Pearson, "Parsons and rencia a la norma, que tiende a la universalidad.
29 Parsons, op. cit., p. 93.
Smelser on the Economy", en K. Polanyi et al. (eds.), Trade and Market in the Early Empires,
3o "Ful! Citizenship for the Negro American?", op. cit., p. 253. Todo el análisis del com·
Nueva York, Free Press, 1957.
1 Cf. G. Poggi, The Development of the Modern State (Stanford, Stanford University Press, piejo de ciudadanía aprovecha repetidamente la obra de T. H. Marshall, Class, Citizenship
1978, pp. 13 y ss.), quien argumenta de otra manera, dejando de lado la consideración de la and Social Development, Nueva York, Doubleday, 1964. Véase también The System, op. cit.,
relación que establece Parsons entre la diferenciación y la integración, conduciendo así a pp. 20-22 y 82-83.
3 1 Parsons, op. cit., p. 21; véase también Luhmann, Grundrechte, passim.
la complejidad pero no a la desdiferenciación. 2
8 Parsons, The System, op, cit., p. 99. La incongruencia del análisis de Parsons es señala- 3 Cf. "Ful! Citizenship for the Negro American?", op. cit., p. 260, y The System, p. 21.
33
da por Jürgen Habermas en Theorie des kommunikativen Handelns, vol 2, Francfort, Muy en el sentido hegeliano de este término; véase "Full Citizenship for the Negro
American?", op. cit., p. 260. Estamos de acuerdo con esta concepción de los derechos como
Suhrkamp, 1981, pp. 423-424 y la nota 131.
9 Parsons, op. cit., p. 101.
si institucionalizaran una sociedad civil diferenciada y su influencia sobre el Estado (por
medio de la sociedad política), pero creemos que ciertas clases de derechos sociales (como
lO !bid., p. 87.
11 Creemos que Parsons, erróneamente, discute también de los derechos sociales en el
la negociación colectiva) desempeñan el mismo papel respecto a la economía.
3 4 Parsons, op. cit., p. 83.
contexto de la revolución democrática, cuya línea central de conflicto se encuentra en el eje
del Estado-comunidad societal. La idea de igualdad inherente a los derechos sociales impli- 35 Parsons, "Polity and Society: Sorne General Considerations", Politics and Social

ca, en cambio, una reacción defensiva sobre el eje economía-comunidad societal. Structure, p. 507.
36 Parsons, The System, op. cit., p. 11 O.
1 2 Parsons, op. cit., p. 84. Compare con la tesis de Habermas sobre la esfera pública, de
7
3 La participación democrática en la vida económica es de hecho rechazada repetida-
que se tratará posteriormente en el cap. IV.
13 Véase su ensayo: "On the Concept of Political PG>wer", Politics and Social Structure, op. cit. mente; véase The System, op. cit., p. 103, y "Polity and Society", pp. 500-502.
38 Parsons, op. cit., pp. 24-26. Para una definición anterior y diferente de la solidaridad,
14 Parsons, op. cit., pp. 106-107.
15 !bid., p. 97.
que no la distingue adecuadamente del poder, véase Talcott Parsons, Economy and Society,
Nueva York, Free Press, 1956, p. 49.
16 !bid., pp. 99-100, 107-118.
9
11 Neil Smelser, Theory of Collective Behavior, Nueva York, Free Press, 1963.
3 Parsons, "The Political Aspect of Social Structure and Process", pp. 334 y 340.
4 º !bid., p. 336.
18 Incluso el análisis de Smelser de este tipo de movimiento, difícilmente carecía de
ambigüedades o era del todo favorable al mismo. Para la concepción de Parsons, más bien
41
Parsons, "'Voting' and the ~fibrium of the American Political System", Politics and
diferente, véase "Full Citizenship for the Negro American?". Social Structure, op. cit., pp. 214, 217-218.
42 !bid., p. 220.
19 En el caso del Estado moderno, incluso Niklas Luhmann, por ejemplo, observa esta
4 3 Parsons, "Polity and Society", op. cit., p. 503.
tendencia. Véase su Grundrechte als Institution, Berlín, Duncker & Humblot, 1965. Aquí la
función de los derechos fundamentales es estabilizar la diferenciación de la sociedad. A
44
Parsons, "On the Concept of Influence", op. cit., pp. 416 y 418.
medida en que se desarrolló el trabajo de Luhmann, se atribuyó esta función a otro
45
Parsons, The System, op. cit., pp. 14 y 27; véase también los tres ensayos sobre el poder,
subsistema: el sistema jurídico, en el que se encuentran los derechos junto con todos los la influencia y los valores con los que se comprometen las personas en Politics and Social
otros instrumentos. No obstante, lo que este enfoque no puede resolver es la forma en que Structure, op. cit.
el sistema jurídico debe ser protegido contra las tendencias desdiferenciadoras que amena·
46
Véase Parsons, Economy and Society, op. cit., p. 49, donde se expresa más expl!cita·
zan a este mismo subsistema. Parece que la idea de la diferenciación de la sociedad desa· mente este punto de vista.
4 Parsons, The System, op. cit., p. 14.
7
rrollada por la teoría de sistemas no puede sostenerse si nos mantenemos dentro de los
48
límites de esa misma teoría. Véase el cap. VII. Parsons, "On the Concept of Influence", Politics and Social Structure, op. cit., p. 41 O;
2o Parsons, The System, p. 12, y "The Political Aspect of Social Structure and Process", en "On the Concept of Value-Commitment", op. cit., p. 363.
••¿Se le apoya por una referencia en última instancia a los "persuasores intrfnsccoM", e11
Politics and Sncial Structure, p. 345.
21 Parsons, The System, p. 24. Para la crítica que hace Luhmann de esta concepción, decir, a la información capaz de determinar dónde reside el interés del otro? (Véase "On the
Conccpt of lnflucnca", op. cit., p. 416). ENlll Idea, que posteriormente rechazó (pp. 422·
véase el cap. VII.
22 Parsons, "On the Concept of Political Powcr", p. 355.
423), acercaría nuevam1nt1 la lnílu1ncla al modelo del dinero y del poder, que funciona en
23 Parsons, op. cit., pp. 9-1 O. Lo que no observa es que, para una col1cUvldad de colcctl· l'Hlructuras de lntcrHll a 101qui11 pn1lblv 11bjctlv11r y Je las sunciones rclcvnntcM. ¿E•t&\
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206 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 207
apoyada por la posibilidad de justificación en términos de normas consideradas como obliga- 70
En realidad, protesta contra la propia posibilidad cuandfil, por ejemplo, insiste en que
torias tanto para "ego" como para "alter" (p. 417)? O ¿en última instancia el punto de refe- Unger exagera las dificultades de la autonomía legal en las sociedades posliberales (!bid.,
rencia son la reputación y el prestigio de las personas influyentes fundamentados en una pp. 40 y ss.).
solidaridad del tipo Gemeinschaft? 71
Lamenta que Unger sólo use el concepto dicótomo del Estado y de la sociedad, sin
so Parsons, "The Political Aspect of Social Structure and Process", p. 335-336. notar claramente que esta posición lo deja sin fundamentos para criticar tanto a la reducción
st Parsons, "Full Citizenship for the Negro American?", op. cit., p. 260; "'Voting'and the económica como política de la ley, y lo lleva a dar relevancia a los componentes tradiciona-
Equilibrium of the American Political System", op.'cit., pp. 208-209; The Political Aspect of les de la sociedad en vez de a la modernidad (!bid., p. 37).
Social Structure and Process", p. 339. 72 !bid., p. 42.
s2 El problema es evitado de una forma ilusoria, cuando Parsons, basándose en la confor- 73 Para una excelente comparación de los puntos de vista relevantes de los tres, véase
mación arquitectónica de su sistema, vincula la economía con el subsistema "latente" repre- Norberto Bobbio, "Gramsci and the Concept of Civil Society", en J. Keane (ed.), Civil Society
sentado por los hogares, en vez de con la comunidad societal representada por el público. and the State. New European Perspectives, Londres, Verso, 1988. No es imposible argumen·
(¿Por qué razón la familia no es parte de la comunidad societal cuando en el resto del texto tar que Gramsci derivó su noción del 18 Brumario de Lo u is Bonaparte, de Marx, como lo ha·
se la trata como una forma paradigmática de asociación?). Por supuesto, un acceso total- ce Perry Anderson en "The Antinomies of Antonio Gramsci", New Left Review, núm. 100,
mente individualista a la economía es una tendencia del mercado de laissez-faire ideal, pero noviembre de 1976-enero de 1977, pp. 5-78. El status algo idiosincrásico de esta posición en
la existencia de sindicatos, cooperativas y asociaciones profesionales, a las que introduce la obra de Marx y el uso por Gramsci de una versión transformada de la doctrina corpora·
en otras partes, es contraria a esta tendencia. tiva de Hegel van en contra de esa interpretación. Pero no se puede negar la gran influencia
s3 Parsons, "The Political Aspect of Social Structure and Process", p. 340. del 18 Brumario en el concepto de Gramsci.
s4 Parsons, Politics and Social Structure, op. cit., pp. 500 y ss., y 512. 4
1 Quizá debamos observar que el desinterés o .el escepticismo respecto a la transfor-
ss Parsons, The System, op. cit., pp. 109-111. mación de las relaciones económicas existentes obviamente no fue una de estas razones.
56 Jbid., p. 114. Véase A. Arato, "Civil Society, History, and Socialism: Reply to John Keane", Praxis lnterna-
57 !bid., p. 93. tional, vol. 9, núms. 1-2, abril-julio de 1989, pp. 133-152.
58 Jbid., pp. 97 y 106-107. 7
s Antonio Gramsci, Prison Notebooks, Nueva York, International Publishers, 1971,
s9 Véase Parsons, "Full Citizenship for the Negro American?", op. cit., pp. 285-288. Por lo pp. 235-238.
menos en este contexto, Parsons considera que la forma de movimientos en las sociedades 7 6 !bid., p. 160.

contemporáneas no necesariamente significan fundamentalismo, sino que también puede 77


Bajo la influencia de Sorel (a través de Croce). Gramsci creía que lo "nuevo" cuyo na•
significar la realización de potenciales normativos universalistas (aquí encontramos las premisas cimiento se necesitaba era o un mito o un punto de vista unificado del mundo que podla
de la revolución democrática) de una manera capaz de formar identidades particulares. proporcionar significado y orientación para la acción colectiva. Para Gramsci, esta nueva
60 En este contexto, G. Almond y S. Verba van más lejos que Parsons, pero no lo suficien- cultura estaba disponible en la teoría del marxismo, pero tenía que ser construida en la
te. Véase The Civic Culture, Bastan, Little Brown, 1965. La experiencia de los movimientos práctica por medio de la organización de un conjunto de contrainstituciones, asociaciones,
fascistas y comunistas de masas fue claramente formativa para toda la generación de formas culturales, etc., sobre el terreno de la sociedad civil. En otras palabras, se debfan
pluralistas de la posguerra. desarrollar la hegemonía de la clase trabajadora y la sociedad civil socialista en el terre·
6t Véase Parsons, "The Distribution of Power in American Society", en Politics and Social no de la sociedad civil, para contrarrestar los moribundos modelos liberales y religiosos del
Structure, op. cit. pasado y convertir a las masas en un actor colectivo consciente de su clase. Para una discu-
62 Parsons, The System, op. cit., p. 102. sión de las diferencias entre Gramsci y Croce sobre la sociedad civil, véase Walter L. Adamson,
63 Véase Parsons, "The Distribution of Power", op. cit. "Gramsci and the Politics of Civil Society", Praxis lnternational, vol. 7, núms. 3-4, invierno
64 Jbid., p. 198, y "The Mass Media and the Structure of American Society", Politics and de 1987-1988, p. 322.
Social Structure, op. cit., p. 251. 7
8 La .obra de Anderson, "The Antinomies of Antonio Gramsci'', op. cit., parece la gula
65 Parsons, "The Mass Media", op. cit., pp. 248-250. más confiable para los cambios terminológicos de Gramsci. Un enfoque alternativo, no tan
66 !bid., p. 244. bien motivado, pero no obstantelmJY'posible, es el de Christine Buci-Glucksmann en Gram.rc(
67 Parsons, The System, op. cit., p. 117. and the State, (Londres, Lawrence and Wishart, 1980); ella argumenta que Gramsci opera-~
68 Talcott Parsons, "Law asan Intellectual Stepchild", Sociological lnquiry, vol. 47, núms. bacon dos conceptos del Estado: "el Estado en el sentido riguroso del término" y el "Estado
3-4, 1977, pp. 11-57. Véase también su reseña de R.M. Unger, Law in Modern Society, Nue- integral", que incluía a la sociedad civil y política, en tanto 'J.Ue el primero exclufa a la
va York, Free Press, 1976, en Law and Society Review, vol. 12, núm. 1, otoño de 1978, sociedad civil. Aunque esta sugerencia correspondería a la distinción que hace Hegel entre
pp. 145-149. el "Estado político" y el "Estado", no resolvería todos los problemas terminológicos y teórl·
69 Desde el punto de vista de su construcción de sistemas, identifica cuatro "absolutis· cos. Terminológicamente, todavía careceríamos de una forma para explicar las veces en
mos" que amenazan a nuestro entendimiento (y quizás a la sobrevivencia) de la ley moder- que Gramsci afirma una identidad entre la sociedad civil y el Estado. En teoría, sigue sien-
na: el absolutismo económico en Marx y Friedman; el absolutismo político en Weber; el do difícil establecer los límites del "Estado en el sentido integral". Es interesante que, en
absolutismo moral en Bellah, y el absolutismo legal en Unger. Tanto dentro de sus sistemas una interpretación aparentemente posterior, Buci-Glucksmann parece optar por una solu·
como en relación con los supuestos comunitaristas de Unger, habría sido mejor hablar en el ción historicista, según la cual la diferenciación de la sociedad civil y del Estado correspon•
último caso de la absolutización de la dimensión de la integración social, lo que a su vez de al capitalismo liberal (o a la descripción que hace Gramsci del mismo), en tanto que la
conduciría a la desdiferenciación, la tradicionalización de la comunidad societal y la des· noción del Estado integral muestra al capitalismo con intervención estatal. Véase Christlne
aparición de la ley en el sentido moderno. Véase "Law asan Intellectual Stepchild", op. cit., Buci-Glucksmann, "He¡emony and Consent: A Political Strategy", en A. Showstack Sassoon
pp. 13-15, 16, 26, 31, 33, y 44. Las tesis respecto al absolutismo político y económico antlcl• (cd.), Approaches to Gramscl, Londro1, Wrlters and Readers Cooperative Society, 1982. Este
pan el concepto de Habermas de colonización del mundo en que se vive, mientras que laa argumento, como todo1 1011r1umonlo1 d11 fu1lón congruentes, queda abierto a la objeción
del absolutismo moral y legal anticipan nuestra critica del fundamentallMmo democrático presentada por Andor1on dt qut 01curoi:o la diferencia entre los sl1tem&1 democrl\llco1
(véase el cap. VIII). llberale1 y 101 c1pltall1&11 a\l&orlt1rlo1,
208 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 209

79 Sin embargo, el problema no sólo es terminológico. Si se entiende que la sociedad civil rabie a sus proyectos. Pero, como veremos, lo encerró en un análisis funcionalista de la
está en contraste con el Estado, entonces en el esquema funcional de Gramsci tanto la interacción comunicativa y de la sociedad civil, lo que presentó grandes dificultades para
hegemonía como la dominación, aparecerían como funciones de un sistema de reproduc- su análisis teórico general.
ción arraigado en la base económica. Si se entiende a la sociedad civil y a la sociedad 83 Otra diferencia clave entre Gramsci y Hegel, relacionada con el antiestatismo del

política de tal manera que ambas queden dentro del Estado, entonces se entendería a la primero, es que Gramsci despoja al Estado de la sustancia ética que le atribuyó Hegel. Para
hegemonía y a la dominación como funciones del Estado. Es la última posibilidad la que Gramsci, el Estado se integra principalmente sobre la base del poder y de la domihación;
orienta la interpretación de Althusser en "Ideology and the Ideological State Apparatuses", sus armas son ante todo coercitivas. La sociedad civil se convierte por excelencia en el
Lenin and Philosophy, Nueva York, Monthly Review Press, 1971. terreno de la vida ética, es el lugar de la legitimidad política o, en el lenguaje de Gramsci,
80 Wa!ter Adamson rechaza la interpretación de Bobbio, argumentando que Gramsci no el lugar donde se genera y se asegura la hegemonía, tan funcional para la reproducción del
asignó primacía a la superestructura, sino que más bien retuvo la idea de la primacía de lo poder del Estado (al igual que del poder de la clase dominante). Véase Adamson, "Gramsci
económico a la manera marxista tradicional, a la vez que modificaba su papel en la teoría and the Politics of Civil Society", op. cit., p. 322.
de la revolución. Por supuesto, insiste en esto para contrarrestar la acusación de idealista. 84 Gramsci, Prison Notebooks, op. cit., p. 259; aquí hay una motivación, vis-a-vis Hegel,
Sin embargo, si la clave para entender las posibilidades revolucionarias se convierte en "el para separar sociedad civil de economía. Para Gramsci, su fusión relativa era un rezago
análisis esencialmente político-cultural de la hegemonía y de la contrahegemonía dentro medieval en Hegel, en la medida en que las asociaciones modernas no necesitan organizal'-
de las superestructuras de la sociedad civil", ("Gramsci and the Politics of Civil Society", se exclusivamente siguiendo líneas económicas.
op. cit., p. 323), entonces es difícil ver la primacía de funciones de la economía. La irrelevancia 85 !bid., p. 268; véase Alexis de Tocqueville, The Old Regime and the French Revolution,

del modelo base/superestructura, así como de la oposición materialista-idealista es la con- Nueva York, Doubleday, 1955.
86 !bid., p. 54.
clusión más convincente (ibid., pp. 320-339).
8 1 Se podría objetar que, incluso si aceptamos la idea de que en conjunto Gramsci dife- 87 !bid., p. 245; véase Bobbio, "Gramsci and the Concept of Civil Society", op. cit., p. 95.
88 Este es sólo uno de los contextos en que la dominación y la hegemonía, las formas de
rencia sociedad civil y Estado, esto no necesariamente implica que el consentimiento y la
coerción, la hegemonía y la dominación, puedan ser diferenciados rigurosamente siguien- control características de la sociedad política y social, están presentes como instrumentos
do los mismos lineamientos. Algunos intérpretes insisten en que, por lo general, Gramsci del mismo poder estatal. Claramente, los argumentos funcionalistas convergen con los ca·
supone al Estado en la generación de la hegemonía. Véase Car! Boggs, The Two Revolutions: racterizados por un materialismo histórico invertido y residual.
Antonio Gramsci and the Dilemmas of Western Marxism, Boston, South End Press, 1984, 89 Gramsci, Prison Notebooks, op. cit., pp. 54, 265.
90 Adamson considera que la antinomia central en Gramsci es la que existe entre las
pp. 191-192. Anderson elabora este punto al afirmar que Gramsci comprendió (o debió
comprender) que, aunque la coerción (legítima) está ausente de la sociedad civil, el Esta- concepciones de la sociedad civil como una competencia democrática abierta con libre
do y, en particular, el parlamento, abarcan tanto la coerción como el consentimiento (''The comunicación, por una parte, y como el espacio dentro del cual una cultura unificada y
Antinomies of Antonio Gramsci", op. cit., pp. 31-32 y 41). En nuestra opinión, esta idea unitaria puede ser remplazada por otra ("Gramsci and the Politics of Civil Society", op. cit.,
se articularía mejor haciendo hincapié en el concepto hegeliano de las instituciones me- pp. 331-332). Aunque no estamos convencidos de que el trabajo de Gramsci tenga un mode·
diadoras entre sociedad civil y Estado. Tanto Boggs como Anderson parecen darse cuen- lo de comunicación, consideramos que en lo básico la posición de Adamson sobre este
ta de que la teoría de la diferenciación de Gramsci es demasiado rígida y tiene muy pocos asunto es correcta. No obstante, dividimos una antinomia en dos: al nivel analítico, entre
términos. un modelo funcionalista y otro orientado al conflicto; y en el nivel normativo, entre una
82 Lo que nos interesa en este capítulo no son Jos detalles o la trayectoria del proyecto utopía unitaria y otra pluralista.
marxista, sino la concepción de sociedad civil tal como fue desarrollada dentro de esa es- 9 1 Gramsci, Prison Notebooks, op. cit., p. 265.

tructura, en forma más abierta y menos dogmática. Entonces, debe tenerse en mente que el 92 Véase Bobbio, "Gramsci and the Concept of Civil Society", op. cit., p. 92. Car! Boggs

principal interés de Gramsci era la revolución proletaria y la creación de una sociedad también espera localizar los fundamentos de esa política en Gramsci, pero se ve obligado a
socialista. De conformidad con lo anterior, todo su análisis está enmarcado dentro del para- admitir ambigüedades y contradicciones internas al intentar hacerlo así. Véase los últimos
digma general de la teoría de clases marxista y orientado a los problemas estatégicos que dos caps. en The Two Revolutions.
93 Anderson destacó la pri~:· y Adamson la segunda, en sus artículos citados. La
surgen del proyecto revolucionario, es decir, de qué manera desarrollar la conciencia de la
clase trabajadora, una contrahegemonía socialista y, en última instancia, el poder de la cla- posición de Adamson es apoyada por J. Femia, Gramsci's Political Thought, Nueva York,
se trabajadora. De hecho, la ortodoxia marxista de Gramsci le impidió, a pesar de ser el Oxford University Press, 1981. Creemos que ambas posiciones están presentes en la obra
más interesante de todos los revisionistas, desarrollar los resultados de su doble "declara- de Gramsci y que él nunca se dio cuenta de su incompatibilidad.
94 Véase Anderson, "The Antinomies of Gramsci'', op. cit., p. 69; y Femia, Gramsci's Political
ción de independencia" de la sociedad civil respecto a la economía y al Estado. Porque
aunque Gramsci descubrió tanto las formas de asociación modernas de la sociedad civil Thought, op. cit., especialmente el cap. VI. Fuera de Italia, pocos han argumentado que
como la autonomía de sus mecanismos coordinadores (consentimientos), diferenciando Gramsci remplazó una estrategia revolucionaria de la toma del poder por una para cons·
así entre lo que ahora llamamos la integración social y la de sistemas, persistió en conside- truir una estructura alternativa de hegemonía, y de esta manera una nueva sociedad civil.
rar que la primera era instrumental para la última. Interpreta la dinámica y la lógica de la Sin embargo, los que están interesados en la dimensión democrática radical de su pensa·
integración social por medio de la teoría de la lucha de clases y el objetivo de la revolución miento, pocas veces son conscientes de la contradicción de esta dimensión, no sólo con el
de la clase trabajadora -un enfoque que le impidió ver la diferencia entre la coordina· leninismo, del que todos ellos se dan cuenta, sino con la doctrina de la toma revolucionarla
ción comunicativa y la estratégica de Ja interacción-. Por supuesto, Gramsci entendía que del poder en las democracias liberales.
95 Además, aunque Gramsci sabe que la "sociedad civil burguesa", apuntalada por con•
la economía de mercado y el Estado están integrados por medio de mecanismos organiza·
dos por el dinero y el poder y que la sociedad civil, por el contrario, está coordinada mediante Juntos de derechos como la libre expresión, la libertad de reunión y de asociación, era
medios de comunicación para generar el consentimiento. Pero entendía la interacción comu· condición necesaria para la cmer¡encla de formas proletarias de organización y de expre·
nicativa principalmente en términos estratégicos. Esta orientación le permitió ver lo que Mlón cultural, para 61 cato 1lmpl1m1nt11t1ntftcaba un desplazamiento del campo de batalla
estaba oculto, por decirlo así "en la comunicación de musas" y sel'lular las formas en que 1111 desde el Estado a la 1ocled1d, y no que hubiera al¡¡o que valiera la pena conservar en la
clases dominantes o que aspiran" dominar procuran manipular y c1·c11r unu uplnlón fuvo· rnnformaclón tn1tltuclonal o JurCclto1 d1 111 v1r1tone1 existentes de la sociedad civil.

'd~..
~
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL DESARROLLO TEÓRICO EN EL SIGLO XX 211
210
113 !bid., pp. 148 y ss. Por supuesto, es posible abandonar el.argumento de que la función
96 Esto sólo es cierto si se evita otro funcionalismo, que reduce a la sociedad civil a una
función de la reproducción de la base económica. A nosotros nos parece que Gramsci, a de la sociedad civil es reproducir el poder del Estado (un punto por lo menos posible para
diferencia de algunos de sus seguidores, nunca cayó en esta versión del funcionalismo las instituciones políticas, legales y educativas) y argumentar que la sociedad civil pertene·
ce a la estructura del Estado (lo que es muy poco probable para todas las instituciones,
marxista. excepto las educativas), y así afirmar que su función, junto con las instituciones represivas,
91 Gramsci, Prison Notebooks, op. cit., p. 242.
98 /bid., p. 247.
es ayudar a reproducir a todo el sistema. Althusser nu!lca utiliza esta estrategia conceptual
empíricamente dudosa.
99 !bid., p. 268 '
114 !bid., p. 149.
100 /bid., p. 253. Acerca de este punto véase Anne Showstack Sassoon, Gramsci's Politics,
115 Buci-Glucksmann (Gramsci and the State, op. cit., p. 66), observa una antinomia entre
Mineápolis, University of Minnesota Press, 1987, pp. 224-225.
101 De hecho, Marx pensaba que la existencia de la sociedad civil y del Estado como entes las posiciones de la teoría del conflicto y la funcionalista en Althusser; que de hecho raras
diferenciados era la causa de, o idéntica a, la enajenación política. Nunca articuló un pro- veces abandona la perspectiva funcionalista, sin que aparentemente la haya observado en
yecto para reconstituir, democratizar o incluso conservar alguna versión de la sociedad Gramsci, cuya perspectiva está caracterizada toda ella por esta tensión dual.
116 Anderson, "The Antinomies of Antonio Gramsci", op. cit., pp. 35 y ss.
civil. Véase Cohen, Class and Civil Society, op. cit. 117 /bid., pp. 35-36. Anderson no observa lo que pudo haber sido la principal motivación
102 Gramsci, Prison Notebooks, op. cit., p. 263.
101 Esta crítica es desarrollada por Cornelius Castoriadis en varias obras importantes. de Althusser para haber tomado esa posición. En todas las sociedades con estados socialls·
Véase, por ejemplo, The lmaginary Institution of Society, Cambridge, MIT Press, 1987. tas, en especial en la Unión Soviética y en China, a las instituciones sociales se las estatizaba
104 Gramsci, Prison Notebooks, op. cit., p. 263.
mucho más comúnmente que en el fascismo, situación que originó algunas críticas renuentes
105 /bid., p. 268.
por parte de Gramsci. Si afirmamos que las instituciones sociales también son parte del
106 Gramsci deliberadamente no hace ninguna concesión al liberalismo respecto a este aparato estatal en Occidente, se pierde un punto crítico ventajoso frente a los socialismoa
problema. Véase Prison Notebooks, op. cit., p. 263. existentes, y la política del Partido Comunista Francés, en vez de la de los partidos euroco•
101 En última instancia, el postulado está relacionado con la subyacente ortodoxia marxis- munistas, estaría reivindicada. La referencia que en este contexto hace Anderson a la Revolu·
ta de Gramsci, porque, si bien su modelo de tres partes es tan heterodoxo como su rechazo al ción Cultural China es incomprensible.
118 !bid., pp. 31-34. Desafortunadamente, después de haber distinguido antes entre incluir
materialismo histórico, nunca abandona la teoría de clases. Por lo tanto, defiende una con-
cepción pluralista de la acción colectiva y un amplio sistema de alianzas de clase (y un mode- a la sociedad civil en el Estado e identificar a las dos (lo que es muy raro en Gramsci), An·
lo complejo de la vida asociativa de la sociedad civil), como la estrategia que debe seguirse derson parece seguir adelante e identificar las dos opciones. La severidad de su crftlca a
en la ruta hacia la hegemonía socialista, pero una vez que se ha logrado esa hegemonía, Althusser está relacionada en cierta medida con esta falla.
119 /bid., p. 22. Lo que es peor, en el contexto de que se trata, el punto de referencl~ de
describe a las asociaciones, instituciones y normas de la nueva sociedad civil como si fue-
ran tan monolíticas, unidimensionales y funcionales como las de su predecesora burguesa. Anderson fue la Unión Soviética, a la que consideraba un Estado (¿deformado?) de 101
tos Sin una administración experta que libere a la sociedad de las limitaciones del trabajadores.
tiempo, una sociedad no puede ser simultáneamente moderna y democrática. Así, la idea 120 !bid., pp. 44-46.
121 !bid., pp. 27-29.
de abolir el Estado es incompatible con la democracia por razones funcionales.
122 /bid., p. 28.
109 Se puede encontrar una versión de esta interpretación en Adamson, "Gramsci and
123 También Althusser pensó por un momento hacer hincapié en los parlamentos de esta
the Politics of Civil Society", op. cit., p. 331. Adamson argumenta que la principal antino-
mia en el pensamiento de Gramsci se encuentra entre: 1) Una concepción de la sociedad manera, antes de adoptar su propio candid.ato para la primacía ideológica en el capitalismo
civil como el espacio público afuera del Estado en que se pueden democratizar las organi- avanzado, esto es, las instituciones educativas. Véase "Ideology and the Ideological Stato
zaciones y puede existir comunicación libre entre una multiplicidad de partes sociales y 2) un Apparatuses", op. cit., pp. 152-155.
124 En el periodo enero-abril de 1969 (!), Althusser pudo señalar sólo la resistencia de
modelo cultural o punto de vista totalizador, unitario (el marxismo como Sittlichkeit). Este
último supuestamente resolvería la crisis de la cultura de manera distintivamente anti- unos pocos profesores aislados, heroicos, que en condiciones espantosas lograban enseftar
pluralista y remplazaría la enajenación y carencia de significado de la sociedad civil bur- en contra de las tendencias de ~é'ología prevaleciente (!bid., p. 157).
125 Anderson, "The Antinomies of Antonio Gramsci", op. cit., p. 28. '·
guesa con una "concepción de la vida y del hombre coherente, unitaria, difundida
126 !bid., p. 71.
nacionalmente", una filosofía que se ha convertido en una "cultura". En este sentido, como
127 Bobbio, "Gramsci and the Concept of Civil Society", op. f;it., pp. 88-90.
lo observa correctamente Adamson, se habría terminado la política de la sociedad civil.
Pero Adamson parece tener pocas bases para argumentar que la categoría central de la 128 !bid., pp. 92-93.
129 /bid., pp. 94-95.
reconstrucción de la sociedad civil de Gramsci es la de la esfera pública, y se equivoca
13 º Véase en especial Which Socialism? [1976], Oxford, Polity Press, 1987, y The Future of
al interpretar el concepto de hegemonía, de organización del consentimiento de Gramsci,
a través del lente del concepto habermasiano de interacción comunicativa (pp. 331-333). Democracy, [1984], Oxford, Polity Press, 1987. No obstante, incluso aquf, no encontramo1
Para Gramsci, la comunicación, la cultura y la vida intelectual siempre están vinculadas a una crítica de las opiniones de Gramsci sobre la "sociedad regulada". Éstas son proporciona·
alguna finalidad estratégica; de hecho, lo que rechaza explícitamente Gramsci son precisa- das por el editor británico de Bobbio, Richard Bellamy, en la introducción a Which Socialisrn?
131 Bobbio, Which Socialism?, op. cit., p. 43. Véase también la p. 66 para una discusión
mente las normas de la esfera pública y la noción de la comunicación y la discusión orien·
tadas a la argumentación racional. El concepto de hegemonía es la alternativa a esta ideo· más detallada de los principios del gobierno por la mayoría, etc. Extrañamente, en este
logia "burguesa" de neutralidad. ensayo posterior, Bobbio abandona la idea del control desde abajo en su definición.
132 /bid., p. 99.
110 Althusser, "Ideology and the Ideological State Apparatuses", op. cit., pp. 142 y ss. y la
m Bobbio, The Future of Derno,·racy, pp. 24-25. La definición proporcionada en las pp. 19·
nota 7.
111 Ni siquiera se molesta en tratar de mostrar lo que ciertamente no puede mostrarse: que 20 de esta obra, cuyo orl1en 1p1rentcmcnte es incluso posterior, nuevamente es menos pro·
todos ellos representan "aparatos" (es decir, mecanismos burocrátlco1, admlnl1tratlvo1). cesa), pero tambll!n romp1 con ol modolo chblco de las obras anteriores de Bobblo al concon·
112 Althusser, "Ideology and the Ideolo1lcal State Apparatu1ea", op. cit., p. 146. trarse en la 01re1aclón d1 lo1 lnllrtltl y on ol compromiso. Sin embargo, no es obvia la razón

. :J · T nr
1

• 'º .
212 EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

por la que este último modelo deba ligarse en absoluto a instituciones formalmente democrá-
ticas, y por lo tanto, ciertamente no se le puede usar para definir a estas instituciones.
134 Compare las pp. 25-26 de The Future of Democracy, op. cit., con las pp. 114-116.

135 !bid., pp. 27-36. Desafortunadamente, esta lista es más bien heterogénea. El pluralismo
no es tanto una promesa incumplida de individualismo como una teoría y una promesa de
democracia alternativas, que se remonta a Montesquieu y en especial a Tocqueville. Y nunca SEGUNDA PARTE
hubo una promesa, ni en las tradiciones clásicas ni en las liberales, de extender la democracia
más allá de la política. Este problema sólo se presenta en las obras de los criticas de estos
modelos democráticos, en especial de los utopistas, los marxistas y los anarquistas. LOS DESCONTENTOS
136 !bid., p. 40.

137 !bid., pp. 41-42. DE LA SOCIEDAD CIVIL


138 Bobbio insiste en que la situación es incluso peor en las sociedades socialistas actua-

les (Which Socialism?, op. cit., p. 75).


139 !bid., p. 1ol.

140 Bobbio, The Future of Democracy, op. cit., pp. 52-54.


14 1 !bid., pp. 50-51.
142 Incluso cuando la negociación de los grupos de intereses se hace formalmente públi-

ca, las decisiones reales pueden ocurrir en secreto, en cuartos llenos de humo, por decirlo
así. En este caso, una segunda cámara no sería diferente a la primera. Pero en ambos casos,
los representantes de los partidos o de los grupos de interés también se verían obligados a
articular sus posiciones de tal manera que se las pueda justificar públicamente. Sostene-
mos que este requisito modifica considerablemente las posiciones y las negociaciones que
emergen. Por supuesto, Bobbio podría responder que aunque los representantes de un
partido tendrían que justificar sus opiniones ante toda la sociedad, los representantes de
los grupos de interés sólo tendrían que hacerlo así ante sus propios grupos. Pero los parti-
dos políticos también procuran atraer grupos específicos de partidarios, mientras que la
necesidad de justificar las decisiones ante el propio grupo de interés puede en sí misma
representar un importante avance respecto a los acuerdos actuales en muchos países.
143 Bobbio, The Future of Democracy, op. cit., pp. 54-55.
144 !bid., p. 56.

l45 !bid., p. 62.


146 !bid., p. 57.

147 !bid.
148 Véase especialmente ibid., página 105, donde claramente retorna a un modelo marxista

y liberal de dos partes.


149 !bid., pp. 69 y 77.
150 En este caso, todo lo que nos queda del socialismo en el sentido tradicional es un re-

nuente llamado a la democracia económica y una argumentación más determinada a favor


de un nuevo contrato social que habrá de resolver el problema de la justicia siguiendo el ra- :~·'·
zonamiento sugerido por Rawls. Véase The Future of Democracy, op. cit., cap. VI.

~1"<< x nrmn ···: .


IV. LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT

UNA DE las críticas más agudas, y ciertamente la más apasionada, de la


sociedad civil moderna, ha sido presentada por Hannah Arendt en una
serie de libros y ensayos. 1 El principal antagonista de Arendt, aunque ca.
si no se le menciona, es Heg~_!:l atagg_~!_l_tra _p_:r:.~vll,~_g_~~~~!!}~nte en
~epto de "sociedad" como espaci~-~E_!~rm.J:.c;l.i.Q.~E!~e_l~_PE!Y-~do :y__ lo
púbilco, entre la vida familiar y la política. La "sociedad" es el campo ae
lMmediaciones donde los intereses, las actividades y las instituciones prÍ·
"vados asumen papeles públicos, en tanto ~tl~SinSt.ftuciones públicas.
ªsum~1!JY_P:,<::_ion_e_s privada~~'Qgm_~~!J.f.~'.~.. Así, para Arendt, instituciones
como las corporaciones y la policía hegelianas no estabilizan ni regulan
la diferenciación entre lo público y lo privado, sino que más bien disuel-
ven la clara línea que los separa y amenazan la integridad y autonomía de
ambos. A diferencia de Heg.cl._Arendt no busca una síntesis de la sociedad
modern~. y -de"ll-"~blicanis~~-á.~tigii·~: -En. cam íJiü·.---defiegde Q.ecidf:.
d;mente el modelo (!~la so~iedad _p2Jl!i.f~_s;]~sj~~~:Tap?li!.~~~ ~<?.i1.19~i~,-~~í
como su clar::a separación de l~~ikq~g-~~-E,~r~ privada, contra la_!!}9~~!lli.:
dad, en particularconfraeT Estado moderno (la: óUrocradar:vla sociedad
(d_e_!ii~-~-ª~l~~· Su cnfíeaes normativay-·está fÜni:Iam-enfada-eñTo} .
que acepta como los valores de la vida pública clásica (igualdad políti- v~ t.i
ca, discurso público y honor) y de la vida privada (singularidad, diferen·
cia, e individualidad). A diferencia de la del joven Marx en 1843, al que en
muchos aspectos se parece, la de Arendt no es una crítica inmanente. El
resurgimiento político re~ reinstitucionalización de estos valores re-
quiere una ruptura casi total con todas las instituciones que ya existen.·
llDll;_historia de la decadencia desde la e~q_g_~-~S:J!i_ de 1~~12ciedad" hasta
la soCTeaaddeiñaSaS,qiiese-éree"es m"ás o menos "inexorable, priva a la
modernidad de su único logro reconocido: el desarrollo y enriquecimien--
tó de la esferaprlvada como una esfuradela1ñt1ñiiaa0.·Asr,·a-e··manera·
muy similar a la de Walter Benjamin, Arendt conscientemente practi·
ca una forma de crítica redentora que, en aras de un posible futuro, inten·
ta salvar algunos aspectos apreciados del pasado de la desintegración
de la tradición que es posible percibir, incluida la tradición de la moder-
nidad temprana. 2
Es importante estudiar la crítica de Arendt en detalle por varias razo- ~
nes. Primero, ella nos ayudar4 a equilibrar la concepción de Parsons, al 1 ". Á

proporcionamos vallo111 reflexlonca sobre el lado oscuro de la instltucio·" 'i~'.


215 ~l,¡ "Ali I""
." ?1J1/Jc
..<$70 'h
216 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 217

nalización de la sociedad civil moderna. Segundo, las contradicciones inter- pueden lograrse par medio de la autopresenta.ci9.rtt~atral dramática basada
nas de su análisis nos ayudarán a mostrar que ni siquiera Arendt fue capaz eñTa habilidad retórica "de encontrar las alabras corr~t;Sei'.ilo_s.momen-:­
de sustentar una teoría moderna de la libertad en la abolición de la so- tos a ecua os , su concepto de 12oder señalª-la ~fción orientada a los prin-
ciedad civil; también ella se vio obligada a suponer, sin importar cuán ~10s normativos que derivan su fuerza de la.!~tructur~.l~r9~nda, d,Je una
renuentemente, la necesidad de su conser;vación. Tercero, una compara- forma de comumcación basada en el reconocimiento y la solidaridad
ción con las primeras obras de Reinhart Koselleck y Jürgen Habermas nos
permitirá mostrar que en el mundo moderno sólo es posible darle sentido
al proyecto basado normativamente de Arendt, que se desarrolla en torno al
------
.mutuas. 10 De este modo, el concepto de acción puede entenderse como uj
constituyente antropo.lógico general de la "condición humana", pero el con
cepto de poder, y junto con él una esfera pública plenamente instituciona
concepto de la esfera pública, si se le reubica en torno a la esfera interme- !izada, parece requerir un modelo republicano para su total realización. Y
diaria de lo social que ella busca eliminar. Arendt de hecho relaciona al poder más estrechamente con el discurso
El concepto de lo social ~a ob!a de Arenqt corresponde al topos político que con la acción, en su sentido "retórico" primordial. 11
hegeliano del bürgerliche Gesellsclüift .!.. de hec!io 1 se contrapone tanto al~ De acuerdo con Arendt, la esfera pública presupone una pluralidad de
soc1e ad .E9_me__e os ~tiguos. CQl!!QJܪ..s.ucie.dadJ;iviJ de los liberales individuos desiguales por naturaleza que, sin embargo, son "construidos"
fñoderpos. Si bien estas dos conceptualizaciones ponen énfasis en la esfe- como políticamente iguales. Según ella, el significado de polis como isono-
ra pública en el caso de los antiguos y en la privada en el caso del liberalis- mia (literalmente, la igualdad en relación con la ley) ~s el de "no gobier- ~
mo, "el campo social", supone una creación de la modernidad obstruida no"' en el sentido de una ausencia de diferenciación entre gobernantes y \.'.
por estas dos filosofías políticas, supone una mezcla e interpretación de los ·gobernados dentro e a pu 1-
dos campos y de sus principios constitutivos. 3 Para entender esta mezcla, de- ca esta ece un mo elo de interacción caracterizado por el discurso no
bemos primero analizar sus componentes. 'coercitivo entre ciudadanos que inicialmente tienen e intercambian libre-
La teoría de Arendt de la.e.s.&ra, pública. ªl!D.9.U~-~ls.~mati~ad~D tornoª- mente una verdadera pluralidad de opiniones. 13 Este modelo resulta ser
uña teoría de la acción, se deriva de la forma en que entiende el modelo de más bien restrictivo. Basado en la diferenciación entre acción y trabajo, ·D·~
--··-----·---·- '·¡··....-- .... ' ' "" ...... ······<-•··-·-..···--....
las antig~-~...!:~B.hlic:~:. Coiicilie·-a a polis como "la organización <leas
ra; praxis y poiesis, a veces Arendt sigue lo que consideraba era la forma grie-. I
··-per-sünas tal como surge del hablar y actuar juntos". 4 A su vez se entiende ga de excluir la legislación, la decisión por votación, e incluso la funda- f>itl)t•
a la acción como la autorrevelación e incluso la autorrenovación del actor a ción de ciudades, de las actividades propiamente públicas, políticas. 14 Sin ~
través del medio del habla, que se hace posible sólo en presencia de otros embargo, cuando pasa de Grecia a Roma, en On Revolution, hizo del acto
que ven y oyen y que, por lo tanto, son capaces de establecer la realidad de de fundación -la elaboración de constituciones o el ejercicio de le pouvoir
una expresión subjetiva. 5 De este modo, la acción es siempre interacción constituant- la actividad política pública por excelencia. No obstante, se
que, al mismo tiempo, confirma la pluralidad de la experiencia y personali- mantuvo la coherencia entre las dos posiciones, esto es, clPunto de vista
dad únicas y establece un mundo común, "que relaciona y separa" simultá- 'ae que la vida pública de&ePeiii' considerada exCIUs1Vaffieñtecomo un fin
neamente a los actores humanos. Este mundo común es la esfera pública . en sí mifilllO. Así, según el último punto de vista, la genuina elaboración
.Jlna 4,ificultad notoria de la COQ.~~L<?n de ~!'-~~~...9.1!.e_~~scribe a la republicana de constituciones no debería tener otra finalidad que la de
vez una condición. antropológicamente constitutiva de la vida humana, y_ institucionalizar la propia esfera pública. 15 Por lo tanto, Arendt rechazó
una_~!!s.iiiasJóíiJ:íJ$,~!Oi}~~ffieµ~§j~~-cTikiiúfiTuiJ~j_ii.,ti~üª"~~ª'.:d repú- enérgicamente, como contrario al mismo principio de publicidad, la idea
'olíca (y sus supuestas resurrecciones modernas, reconocidamente excep- de que los actores lleven a sus debates públicos los intereses, necesidades
~ales). En esto sigue los prejuicios de los griegos, y trata de escapar a la y preocupaciones de sus vidas y hogares privados.
dificultad resultante por medio de su concepción del poder. Arendt describe la muy importante relación de lo público y de lo privado
La acción, o más bien la interacción, es constitutiva de la esfera pública, 6 en términos de diferenciación, complementariedad y conflicto. Empieza
pero supuestamente sólo el poder puede preservar su existencia. 7 A su vez, diferenciando principios descritos de varias maneras en términos de ac-
se define el poder como un actuar en concierto, sobre la base de hacer y ción vs. mano de obra y trabajo, realidad construida vs. realidad natu-
cumplir promesas, vincularse mutuamente unos a otros y realizar alian- ral, singularidad vs. diferencia real, libertad vs. necesidad, no gobierno
zas.8 Mientras que el modelo de acción de Arendt hace hincapié en los vs. dominación, o igualdad \11, da1i¡uulda<l. 16 Para Arendt, se requiere una
e~~-d.eLactor..RQI.º-.b!&n~_r:Ja-farña-el~c!~so lá. "lñ~-~!!!!~!1ad~S§ diferenciación in1tituc:ion1l r11l y muy completa para la operación de los
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218 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 219

principios de lo privado y de lo público, por dos razones: primera, el papel ciación que pertenecía a sus propias condiciones constitutivas. La interpe·
complementario de lo privado vis-a-vis lo público, sólo puede realizarse netración e incluso la fusión actual de las dos, es un producto de la moder·
en el contexto de su separación. Segunda, en el terreno del otro, cada uno nidad, de la creciente importancia del campo social que es blanco de la
de los dos principios tiene una fuerte tendencia a viciar e incluso a abolir crítica que hace Arendt de la sociedad civil. La interpenetración, de acuer·
al otro. do con las tendencias latentes de ambas esferas, pública y privada, se ma·
En abstracto, la libertad de la vida pública requiere la conquista de la nifiesta en ambos sentidos. El Estado (es decir, la asociación obligatoria
17
necesidad, la tarea de lo privado en su capacidad económica, como oikos . territorial moderna)-asume funciones de reproducción material, o "domés·
Por lo tanto, la organización del hogar es tal que proporciona a su jefe ticas", mientras que la vida colectiva, en la forma de nación, asume las es·
suficiente tiempo para ejercer la libertad pública. Pero el énfasis de Arendt tructuras y formas de conducta de una familia sobrehumana. La fórmula W
está puesto en las condiciones requeridas para la emergencia del ciudada- ~e Arendt para la forma política del ascens~_9~]o so_s:J~LJ_a_l!_ación-Estado. Jo
no como sujeto independiente, que posee opiniones sustanciales e inde- ~.Q~mterpenetración bilateral. 21
pendientes. La forma institucional de lo privado como propiedad (en con- El resultado de la interpenetración mutua de lo público y lo privado, es ~~
traste con la riqueza móvil) garantiza esta independencia, estableciendo la desaparición de cualquier frontera estable entre los "dos campos [que]
límites "externos" entre ciudadanos y hogares; su "interior", que ofrece un constantemente fluyen el uno hacia el otro". 22 Sin embargo, en la nueva
lugar donde se está libre de la luz de la publicidad, es la precondición para situación, se crea un tipo totalmente nuevo de estructura híbri~~-9.~~1.~--'
promover los aspectos únicos de la personalidad sin los cuales la vida se convertirá en el centro dinámico de un proceso qu~-~o.ndtrce.. aia desapa· ":
torna enteramente "superficial" .18 rición eventual tanto de lo público como d<0o--pfívado. ·
A pesar de la importancia de un campo privado diferenciado para el Los orígenes de este campo social so nalizados de maneras muy dife-
espacio público, este último también implica temor y sospecha del prime- rentes en las distintas obras de Ar t. Por lo menos pueden distinguirse '3"
ro. Esto se basa en la posible distracción del ciudadano por un modelo de tres puntos de origen entre est : la economía política o nacional moderna
felicidad privada, pero más incluso, en la tentación de imponer sobre la de los primeros tiempos; sociedad despolitizada cortesana y la emer- CD'
) polis las formas despóticas de gobierno, desigualdad y diferenciación que gencia de la sociedad de os salones, y la revolución democrática moderna. "'r'J.
caracterizan a la oikos .19 Aunque en este contexto Arendt menciona la "ame- En cada caso, el pa el del Estado moderno inicial, creado por el absoluCD ~
naza permanente" de lo privado a lo público, en otras partes sostiene que tismo, es centra . a primera exp ica que se acerca más a la tradiciónc¡_. h '1
en el mundo antiguo el mayor peligro era "la tendencia del poder público marxista, 23 pone én as1s en a autoorganización de la monarquía absolut~
a expandirse y traspasar el campo de los intereses privados". Esta posibili- "como una impresionante empresa de negocios" que fracasó, según una .. ,
dad, "inherente al gobierno republicano", sólo puede controlarse institu- versión del argumento, en su esfuerzo por encontrar una adecuada base
cionalizando la propiedad privada o eventualmente por su alternativa de clase. 24 En esta versión, fue el Estado el que elevó los asuntos meramen·
moderna, nacida en la experimentación republicana renovada, de elabo- te domésticos al espacio~lico, deformando en el proceso ese espaci,Q
rar leyes que garanticen públicamente los "derechos" a la vida privada, es con asuntos que eran incompatibles con sus principios básicos. 25 Debé
decir, la creación de los derechos constitucionales:20 observarse que en este contexto "lo social" se vuelye sinónimo de "econo·
- Aunque Arenat siempre~~~tieneu~d~~ididoapoyo a esos derechos, mía política". Su expansión, supuestamente casi incontrolable, está aso·
argumenta, sin embargo, que no bastan para proteger la diferenciación ciada con el fenómeno moderno del crecimiento económico ilimitado. En
de lo público y lo privado en las condiciones modernas. En particular, ni las este caso, el paso a un argumento neomarxista centrado en la economía
formas específicamente modernas de invasión de lo público por lo priva- es relativamente fácil, y Arendt en realidad lo da cuando describe el creci·
do ni los resultantes ataques sobre la vida privada y la intimidad por una miento económico ilimitado como la expansión del campo privado a COS•
nueva y corrupta forma de vida pública, pueden ser contrarrestados por ta d~.-~Qacio público. 2 6
los derechos públicos de personas privadas.__~~ndt relaci9_n~ ambas tenden- · cEª segunda línea de argumenTaCi es parcialmente derivada de Toe·
,cia~on un solo fenórpeno~.cl_a.scenso dLJ.Q.~_9_cial,_ quevftte. a · so utismo destruyó su propia base de clase al
Incluso cuando de esta manera admita tendencias dentro de lo público despolitizar al Stttnde.staat en forma de una sociedad de órdenes, cuyo ~
y lo privado a invadir el dominio de la otra esfera, Arendt de manera con· modelo e institución premlnente era la sociedad cortesana. 27 Este argu· -
gruente afirma que las repúblicas antiguas lograron mantener la diferen· mento subraya el conforml1mo, 11 manipulación secreta y la intriga como

./ r PHI: tu
220 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 221

resultados de la "despolitización" y no de la "economización". La conse- la sociedad, transformó la vida pública en su misma negación: brutalidad
cuencia más importante fue que la nobleza francesa quedó reducida a la y violencia. 31
insignificancia. En otras palabras, este desarrollo de lo social ocurrió a Entonces, evidentemente y de manera algo incongruente, Arendt ve la
costa de la sociedad política. ecoño~ci&ilñercantihsta de la polítiéa;TadespoTitizª-g.~~- absolutis~
Estos dos argumentos pueden en realid~d ser compatibles, pero compar- de la aristo~sociall!_~ción ~~~i<:uie l-ª...Y.Ü!9:.P~O
ten el mismo error: ambos parecen asumir que, antes del proceso de despoli- ~~~~':'~5-.Y ci9_a~ye_z_~~~ dest~_e~-9rl ...fil!r&!!1.~~1:11~~acio
tización y/o economización absolutista, existían espacios públicos y privados social; que serán seguiqas_por formas sucesiva~_c:l"fJ9..S.ru;.ieda.d...d.e...masas y
diferenciados, que operaban cada uno de acuerdo con su propia lógica. deftotalitarisrñ~i:lli=illi~-~üe~a··aTaerradiéáC"ión totalfk.kl..n.!!bligi ~ de Ja
Sin embargo, debido a que ella se basa en un modelo normativo derivado ~-;;_álisis de la ~~;üiuCióñ-·estiCfüñ1Cí;~-;, sin embargo, indica
de las antiguas ciudades-repúblicas, Arendt explícitamente contradice esta que la tendencia general supuesta por la tesis del aumento de la importan-
afirmación implícita. Correcta o incorrectamente, sitúa la pérdida de la cia de lo social no requiere las etapas que acaban de describirse. La historia
comprensión griega de la política en el periodo medieval y la ausencia de de los Estados Unidos sólo conoce intentos fracasados de economización
un espacio público en la esfera secular durante la época feudal. Puesto mercantilista, e incluso aún más, de despolitización absolutista. En particu-
que representa la vida corporativa medieval como si hubiera establecido lar, Arendt argumenta que el problema socfal no invadió el escenario públi-
un patrón basado en el hogar para todas las actividades humanas, es muy co-político de los Estados Unidos y que en ese país, a diferencia de todas
poco posible que considere al Stéindestaat basado en ese patrón como mo- las otras revoluciones, la institucionalización de una esfera privada dife-
l delo de la vida pública, en el sentido que ella da a este concepto. 28 renciada, protegida por derechos constitucionales tuvo mucho éxito. 32 A
,) La tercera línea de argumentación de Arendt, desarrollada en On Revo- pesar de todo, lo excepcional de estas situaciones obviamente no pudo im-
1 lution, propone un modelo que elude esta dificultad, pero en el proceso pedir que los Estados Unidos desarrollaran su propia clase de sociedad de
deja en duda la importancia histórica de las otras dos tesis. En este caso masas, que para muchos es en realidad, el modelo paradigmático.
Arendt resuelve el problema de lo que precede a la despolitización atribu- Al igual que otros analistas, Arendt tiene dificultad para percibir la rea· ~
yendo al momento "republicano" de las revoluciones modernas la recrea- lidad del Estado moderno detrás de las instituciones del federalismo y
ción del modelo clásico de lo público. En ese caso tiene sentido argumentar pluralismo estadunidenses. No obstante, esta realidad aparece cuando
que fue el fracaso de institucionalizar este momento y/o la emergencia de Arendt analiza el fracaso de los Estados Unidos para fundar instituciones
la cuestión "social", lo que condujo a la subsecuente desdiferenciación de lo duraderas de libertad republicana. Las razones de esto, incluyen el fraca·
público y lo privado, y a su decadencia. En el caso de la Revolución Fran- so para institucionalizar estructuras a pequeña escala de participación
cesa, sin embargo, el argumento respecto al aumento de la importancia política directa y una creciente identificación de la libertad, así como de
de lo social es totalmente nuevo. Según Arendt, la revolución en su fase los objetivos del gobierno con las libertades negativas de la vida privada,
radical abrió el campo de lo político a los pobres, a la multitud motivada protegida por los derecho~titucionales. Pero estos puntos no están al
por necesidades materiales, y en el proceso hizo públicos asuntos que por mismo nivel que los argumentos que tratan de la creciente importancia')
su propia naturaleza pertenecían al campo privado de lo doméstico y no de la esfera social; de hecho, sólo implican el fortalecimiento de lo privado
podían ser resueltos por medios públicos-políticos, sino sólo por medios a costa de lo público. ·
administrativos. 29 Así, una vez más, a pesar del carácter republicano de No obstante, Arendt afirma que la retirada hacia los valores de lo privado
los revolucionarios, el gobierno se convirtió en administrador. Por supuesto, en contra delafeiicidadp~úb-r..,-;li-=c-a-,y-;-la-re-d7 u_c_c-:i-;ó-n-d-;-e-cl;-a-;l;-:cib;-e-r-t-a'd_a_e_x-'c"l_u_s7"iv_a_·
la conversión del gobierno en administrador fue anticipada por los funda- mente las libertades civiles, junto con el ascenso de los criterios utilitaris·
dores monárquicos absolutistas del Estado moderno. Recordando sus ar- tas en la política y el dominio de la vida pública por una opinión pública
gumentos anteriores como un contrapunto, Arendt afirma que si bien en homogénea, uniforme, también corresponden en los Estados Unidos, "con
el antiguo régimen se podía decir que los problemas económicos y finan- gran precisión a la inv1tsión ael espado público por la sociedad." 33 En .
cieros habían "invadido" la esfera pública, el "pueblo" penetró violenta- ld que se.refiere a esta invasión, sólo obtenemos dos razones relaciona· ~ (\.o\.
mente en ella. 30 Y además, si la "alta sociedad" impuso sus costumbres y das, que no equivalen a una explicación al nivel del resto de la tesis de
normas morales sobre la política, reduciéndola a la intriga y a la perfidia, Arcndt. Para empezar, habla de un "crecimiento económico rápido y cons-
la sociedad de los pobres, motivada también por su exclusión anterior de

-;_,
tante", que equivale a "l11xp1n1ldn continuamente creciente del campo

..~...
222 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 223
privado" a costa del campo público. 34 Ésta es una versión simplificada de porque supone el gobierno por decreto, en el que-quienes detentan el po-
una tesis marxista clásica, que en sí misma no explica la emergencia de un der discrecional se hacen anónimos e invisibles detrás de la fachada de
nuevo espacio estructural, el campo social. En este campo, Arendt, a dife- otras formas, aparentemente más políticas, de deliberación y de toma
rencia de Tocqueville, 35 logra descubrir sólo los orígenes europeos. Según de decisiones. Si la tiranía es "el gobierno que no tiene que responder por
una línea muy poco convincente de su ar~umento, los inmigrantes pobres sus actos", entonces la burocracia, como el gobierno "por nadie", llega tan
de Europa, al enfrentarse a la riqueza de los Estados Unidos basada en la lejos que oculta a los a~entes que de otra manera tendrían la responsabi-
expansión económica y en la innovación tecnológica, trajeron consigo el lidad. 40 Según Arendt, éste es el caso de los estados benefactores moder-
problema social desde sus lugares de origen. Se nos lleva a creer que fue por nos, donde la idea de democracia se convierte, en vez de en la partici-
esta razón ante todo, que el sueño estadunidense de la "fundación de la li- pación, en la obtención, a través de los medios de administración más
bertad" se convirtió en el de la satisfacción de todos los deseos materia- eficientes posibles, de los objetivos del bienestar público. 41
les. 36 Así, en los Estados Unidos la inmigración supuestamente desempeñó Sin embargo, los procedimientos de la participación pública no son
un papel similar al de la fase radical de la Revolución francesa; es decir, mera~deformados desde arriba; también se les vacía de contenido
convirtió estructuras y prácticas republicanas instituidas inadecuadamen- ·rne-deiilfo;-ta:iorma social de la pohhca es la corrupción de la políti-. "5
te en el gobierno de una opinión pública cuyo interés, en última instancia, ca! reqmereif_~_s ÍO!:ffiaS relacionadas con el status, la riqueza, y la necesidad,
era la satisfacción de las necesidades que corresponden a la esfera privada réspe.étivamente .. Los.mieiiioros-ainas órdenes aristocráticas despoliti-
-las necesidades del consumo. zaoasdélantiguo régimen continuaron actuando en conjunto en la SO•
_Independient~IIle.?te del _P!'9J:>l_~!E:~-d-~J_os _oríg~nes, Arendt representa ciedad de la corte para mejorar su status, pero no lo podían hacer en el
a la esfera "híbrida...,,- oelo social como extremadamente dinámica, que tie- sentido político propiamente dicho, que depende del discurso abierto. Así,
ne coI1se_~uericíás devásfacforas-paralo~k>privado. Incluso para la deliberación y la persuasión públicas fueron remplazadas por las "las
aqi..leifo~ q{ie-, comonósotros;-jüzgaiñOSque sü arnITl.SiseS'i7nilateral, la re- influencias, las presiones y los trucos de las camarillas", lo que resultó en
presentación ofrece un impresionante análisis de lo subyacente en la ins- costumbres y normas morales que abren la puerta a la intriga y a la perfi·
titucionalización de la sociedad civil moderna, que sólo puede comparar- dia. 42 La venta de influencias remplazó a la generación de poder. El mis·
se con el de Marx antes de ella, y con el de Foucault después. 37 mo patrón ocurrió en la sociedad de los salones. De hecho, el ataque de
Los términos clave en el análisis de Arendt de la deformación del cam- Rousseau contra la "sociedad" en el siglo XVIII, que reproduce Arendt, fue
~ . po público son la bllrocracia, el Esta~r;Ta:Opinión pública y la un ataque a la hipocresía de la corte y sus análogos, los salones aristocrá·
'cürriipCfüñpOTmca.-ObserVámos--quinosTres pnmeros corresponden con ticos y el poder hipócrita, no natural, de las mujeres. 43 Pero Arendt no
-alguna precisión a las categorías del análisis hegeliano de la sociedad civil limita la noción de la corrupción de la política a este ejemplo obvio. Pues
y el Estado, que median entre lo privado y lo público: el servicio civil (los es como parte de una vida pública genuina, en que los dueños de propie-
funcionarios del gobierno), la "policía" y la opinión pública. La categoría dades emergen de un c~ privado protegido para buscar ocuparse de
de la corrupción, a su vez, conduce a una crítica de la representación de los asuntos públicos. Sin embargo, cuando la propiedad es remplazada
los intereses en el sistema de partidos, que es implícitamente una variante por la "riqueza", y la búsqueda de objetivos políticos por la defensa y la ge·
moderna de la cuarta mediación hegeliana, la corporación. neración de una riqueza cada vez más amplia, las formas corruptas de ac·
~endt__la_~~!:9_q~~i-ª_aj_~-~!'.!!!~'.~Qcjªf'__de_ go~~ ción conjunta, generadas por la sociedad aristocrática, se convirtieron
llence, _EQ!~_i;:_~!. problema soci(ll, _es decir, los pr()~!~ID-ª-~del bi_~~ también en los mejores medios para que la "burguesía" procurara metas
c0Iecti~9-L-?Ql.o. ..pueden tener solucioné·s ádmínistrativas. 38 En realidad, privadas, que por su propia naturaleza no pueden ser validadas pública·
Are-ñdi no niega la necesidad de un servició Civil o de-·unaadministración mente. Por último, la respuesta popular a la corrupción del status y de la
pública bajo las formas modernas de gobierno. Argumenta solamente que, riqueza, la brutalidad del pueblo motivado por la necesidad, corrompe a
cuando los asuntos de bienestar se convierten en asuntos dominantes o su vez a la política y puede ser corrompida por los "políticos". También en
incluso exclusivos en la vida del Estado (como en el Sozialstaat o Estado be- este caso, el medio adecuado de conflicto y competencia políticos, es rem·
nefactor), el resultado es la burocracia, en su terminología el gobierno de plazado por un principio que difiere totalmente de él: en vez de la in·
la administración, que se puede convertir en la forma más tiránica de to- tcracción secreta de la1 camarilla• y de las mafias, la violencia de aquéllo~
das. 39 La burocracia es una forma especialmente arbitraria de gobierno desprovistos de di1cur10 polltico. 44 \

.
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LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 225
224
Lo que une a estos ejemplos de corrupción política, en el contexto del go- convirtió así, en el fundamento de una opinión públ'ica que sólo podía verse
bierno burocrático despolitizador ejercido por nadie, es la interacción, casi amenazada por la vida pública independiente, incluidas las nuevas institucio-
política, de personas en su capacidad privada, que carecen de las institu- nes descentralizadas, inevitablemente plurales de los propios estratos popu-
ciones de una esfera pública que pueda hacer valer sus aptitudes como ciu- lares.49 Y si bien la personificación dictatorial de esta voluntad, supues-
dadanos. A pesar de todo, parte de la tesis, de Arendt es que las revolucio- tamente general, no surgió de una opinión pública uniforme o realmente
nes del siglo XVIII buscaban establecer precisamente esas instituciones. Su unificada, sí estaba en posición de crear esa opinión.so
fracaso no es simplemente resultado de la intervención de la burocracia y Mientras que el hecho del nacionalismo le permite a Arendt extender
de la riqueza privada en la esfera pública, problemas que incluso los anti- su crítica de la soberanía más allá de los regímenes populistas-dictatoria-
guos tuvieron que enfrentar, como Arendt bien lo sabía. El núcleo de su tesis les, el argumento no funciona lo suficientemente bien para los Estados
~ecadencia específicamente _moderna de la p~ Unidos, donde críticos del siglo XIX, como Tocqueville, descubrieron una
depende, por lo tanto, del etectocreIO social sobre laprQP!a estructura de opinión pública de uniformidad y poder asimilador sin paralelo. Arendt sí
~Ql.Lc.o.;.la transfarqg~i.§_g_~~J~_spír~':Y~bJlcQ.~ ..2E.i.!!iÓ1!i_ública. recuerda una parte del argumento de Tocqueville que contrasta democra-
,. Una vez más, Arendt asigna un papel de vanguardia a la "alta sociedad", cia y república. Una sociedad democrática supone la clase de nivelación
a la corte absolutista y a su extensión en el salón aristocrático. 4s En reali- social que puede abrir el camino hacia una nueva clase de pluralidad, una
dad, este desarrollo cultural es el que, a diferencia de los problemas de la pluralidad de opiniones, sólo en el contexto de la creación de instituciones
burocracia y la pobreza, es propio de la modernidad y por lo tanto un punto republicanas genuinas, basadas en la comunicación libre, incluso al nivel
básico de análisis. Es aquí, en un espacio que no es ni privado ni político, micropolítico. Por haber fracasado en gran parte este esfuerzo, la democra-
dominado por la conciencia del status y por convenciones uniformes va- cia en los Estados Unidos llegó a revelar algunas de las características des-
cías, que la vida pública por primera vez adquirió, según Arendt, las formas póticas que temían sus fundadores, y se remplazó al espíritu público, basa-
de interacción características de una opinión colectiva unificada, conformis- do en una multiplicidad de opiniones, por una opinión pública unificada
ta, corrupta. Todos los que trataban de ingresar a la "alta sociedad" o "socie- y homogénea. Arendt insiste en que esta tendencia fue controlada políti-
dad" se vieron obligados a someterse a esta lógica, generando conformidad camente por medio de la supervivencia de algunas instituciones republica-
y asimilación. 46 La sociedad de la corte y del salón, caracterizada por la nas en los ámbitos nacional y estatal. No obstante, el ascenso de las polí-
búsqueda más baja de los intereses privados, la intriga, las ostentaciones no ticas de intereses, común tanto a Europa como a los Estados Unidos, tendió
naturales, la preocupación por el status y el estilo, y la corrupción (en el a completar el proceso destructivo.
sentido de una falta total de preocupación por la res publica) se convirtió en El interés, a diferencia de la opinión (genuina), sólo es políticamente
el modelo de conducta a ser emulado por el resto de la sociedad. 47 importante cuando pertenece a un grupo, de hecho a un grupo grande. La
Pero ¿cuál es la dinámica de la dramática extensión de esta lógica más representación del interés vincula en menor o mayor medida a los represen-
allá de la "sociedad", en el sentido limitado de la palabra, cuyo principio tantes e interfiere con el i~eambio y formación de opinión genuinos. El
puede atribuirse a la supresión absolutista del discurso significativo políti- sistema moderno de partidos en particular, al estar concentrado en la re:
camente y de la pluralidad de la opinión política dentro de la aristocracia? presentación de los intereses, termina remplazando la discusión parlamen-
Para Arendt, la transferencia revolucionaria de la noción de soberanía del laria por las opiniones colectivas en competencia de los grupos de partido
rey al pueblo y el concomitante surgimiento de la política de los grupos de disciplinados. La estructura jerárquica y oligárquica del partido se convierte
interés, son las mejores representaciones simbólicas de las tendencias re- así en el modelo de la política contemporánea. El Estado benefactor pue-
1evantes.48 La respuesta "compasiva" de los revolucionarios radicales en de ser democrático porque representa los intereses de muchos, pero es
Francia a la multitud motivada por la necesidad, les llevó a sustituir la volun- oligárquico en el sentido de que limita drásticamente la participación en
tad en lugar del consentimiento, la unidad en lugar de la pluralidad, y una lodos los niveles del Estado, excepto en los más altos.si El esfuerzo hege-
sola opinión en vez del conflicto de opiniones, porque cualquier acomodo 1iano por mediar las esferas privada y pública, mediante organismos inter-
del consentimiento, de la pluralidad y del conflicto parecía comprometer las mediarios sociopolíticos, termina así reduciendo el espacio para la liber-
medidas más urgentes y desesperadas que se requerían para resolver el lad pública dentro de la estructura del Estado.
"problema social". La soberanía mitológica del pueblo, en el sentido de una Esta situación empeora en la evaluación e.le Arcndt, porque la dccaden-1
voluntad colectiva cuyo único objeto era el interés general unificado, se du de lo púb~ico no beneficia a lo prlvudo; lo social tiende a destruir\

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236 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 237

za que éste origina, Arendt ve un campo fértil para la emergencia de mo- so prehumana a la asociación (HC, op. cit, pp. 23-24), y la seguntia, el punto de vista domi-
nante, que tiene que ver con una creación específicamente moderna a partir de componen-
vimientos extraparlament~os y extrapartidistas. Cuanto más evidentes tes institucionales prexistentes. Aunqus.la mayor parte del tiempo las dos concepciones pue-
sean los fracasos del sistema de partidos, tanto más fácil será que los movi- den reconciliarse, a veces un énfasis en la primera conduce a la concepción particular del
mientos surjan y atraigan un gran número de partidarios. Pero en ausen- campo social moderno como la invasión de la vida política por un principio natural.
4 HC, p. 198.
cia de instituciones úblicas genuinas, los rpovimientos o bien organizan 5Jbid., pp. 50 y SS., pp. 176-179.
as masas, o convierten en masas a sus orgamiados. Los movimientos so- 6 !bid., p. 198.
ciales son movimientos de masas, y estos óíti~continúan la obra del 7 !bid., p. 200.
BQR, p. 75.
principio social al invadir y nivelar todos los dominios hasta entonces priva- 9 HC, p. 26 y nota 9.
dos de la vida, incluida la familia, la educación y la cultura. 86 Así, los mo- IO Estos dos énfasis son diferentes en sus principales obras; HC depende principalmente
vimientos sociales son protototalitarios, y la conclusión totalitaria del as- del modelo retórico-dramático, mientras que OR subraya las obligaciones y promesas mu-
tuas. A diferencia de Habermas, Arendt nunca se dio cuenta de que se trata de dos modelos
censo de la sociedad no es posible sin ellos. de acción diferentes. Ambos modelos implican el reconocimiento mutuo: el primero está
En vista de su unto de ~ti@_§11.Ja socL~gad_y su movilización de las vinculado con el reconocimiento de la personalidad singular de cada individuo; el segundo,
n~~~~! acles y motivaciones soc_~l-~!9~ m<J.Vi_!lli~~?S ~2..P.ueden reinventar en el reconocimiento mutuo como miembros iguales de una comunidad política solidaria.
De hecho, ambos presuponen la norma de la igualda-d, aunque de maneras diferentes. El
formas de vidapUblica. Debemos observar que esta tesis coincide con la primero la presupone en el sentido de la preocupación y respeto igualitario para la singula-
concepciói:!.. ~ l_o~_J:IlQ..ViqÜ.~!l_lQs so~~~!~-~~il!i~raj:Ci-mii!i1?~?-~iiJ9s p aradig- ridad de cada individuo; el segundo, la igualdad en el sentido de una participación y mem-
ITia.:~_:c¡~e-se~i~s~filaLQ.!ljnm~diªt?.:JP~Dte 9~spl1és cie la seg1md¡¡¡ G 1 1err6l bresía pareja en la comunidad política. Arendt nunca distingue adecuadamente entre estos
modelos de acción, porque situó a ambos en una sola esfera pública: la polis griega.
-Mundial,yque .estudiaban los movimientos s9ciales bajo los nombres de 11 De acuerdo con Arendt, los dos se diferencian cada vez más históricamente, dándo-
~o-nducta colectiva y ~ociedad de·m·a~-~~:s7 La filosofía pofüica defi1""~ti- nos de hecho dos modalidades de acción (HC, op cit., pp. 26-27). Sin embargo, nuevamente
éa··radiCaf de-Áre.ndt distinguiÓ-~ti'·t~~bajo de estos paradigmas. Pero al Atendt se expone a la objeción que considera al poder como una condición constitutiva de
todas las formas de gobierno estable; véase On Violence, Nueva York, Harcourt Brace Jova-
inspirarse parcialmente en ellos, probablemente bajo el impacto de su pro- novich, 1969, pp. 41 y ss. A veces, este ensayo parece limitar el poder a un componente del
pia experiencia con los movimientos totalitarios, privó a su filosofía políti- gobierno: la generación del consentimiento o al logro de la legitimidad mediante la genera·
ca de cualquier política posible. 88 Si hoy en día los movimientos no pueden, ción del consentimiento (véase Habermas, "Hannah Arendt: On the Concept of Power", Phi-
losophical-Political Profiles). Pero cualesquiera que sean las ambigüedades respecto a sus
debido al inevitable terreno social de su emergencia y existencia, reinventar conceptos generales de la acción y del poder, la teoría de Arendt de la esfera pública es ex-
o extender la esfera pública, y si la acción colectiva orientada a los dere- plícitamente histórica, y depende conscientemente de las repúblicas de la Antigüedad como
chos es una amenaza al amor por la libertad pública, entonces no está na- los modelos originales que, por lo menos en este punto, continúan siendo insuperables.
12 Obviamente, ésta no es una presentación implausible de la propuesta de Aristóteles
da claro que, en nuestra época, los experimentos de los movimientos de la en la que se debía ser gobernante y gobernado por turnos.
clase trabajadora en la creación de instituciones políticas puedan tener l3 Pero como la esfera pública es capaz de procesar sólo opiniones en vez de conocl·
alguna continuidad. ~~ enJQS.Q_U:~~t.Q_s_QQie los m_ovimientos miento, y como la idea de una pluralidad original irreductible de opiniones excluye la posi·
bilidad de un consenso normativo p~~tente, no está claro sobre qué bases se puede persuadir
sociales como tales, su sueño de la resurrección del republicanismo debe se
-ser--a-eCiaradü .
frñalñiente illüeit·o.-------------·-- ···· --·- ----- -- a los individuos en este modelo, que enfrenta a dificultades, para ir más allá del arte de
la retórica. Este problema está relacionado con otro que se refiere a los objetivos de la vida
y de la deliberación públicas.
14HC, op cit., pp. 194-195. •
lS Este objetivo nunca se ha cumplido, según Arendt, ni siquiera en los Estados Unidos.
En el mejor de los casos el gobierno constitucional se ha limitado a la búsqueda de objeti·
NOTAS vos que, en su opinión, son apolíticos o prepolíticos dentro de una estructura de derechos
fundamentales y del gobierno de la ley. Por lo tanto, no queda claro cuál sería la finalidad
1 En particular, en The Origins of Totalitarianism [1951], 2a. ed., Nueva York, Meridian de una esfera pública ya institucionalizada, aparte de la generación continua del poder
Books, 1958 [Orígenes del totalitarismo, Alianza Editorial], al que de ahora en adelante necesario para mantener su existencia. Aún menos clara es la forma en que este propósito
citaremos como OT; The Human Condition, Chicago, University of Chicago Press, 1958, de deberá ser cumplido por individuos que no comparten una base para la mutua persuasión.
aquí en adelante HC; On Revolution [1963], Nueva York, Penguin Books, 1977, de aquí en 16 Arendt no es consistente cuando describe al mundo privado en términos de singula-
adelante OR; y el ensayo "The Crisis in Culture" [1960], Between Past and Future, Nueva ridad y diferencia, pues en su modelo la opinión del campo privado es homogénea y unifi-
York, Meridian, 1963, de aquí en adelante "Crisis". cada (llC, op. cit., pp. 39-40.) As!, en este modelo, sólo el jefe hombre de la familia, como un
2 Jürgen Habermas, "Walter Benjamín: Consciousness Raising ar Redemptive Criticism", producto de la esfera privndn, c1 111 vcrdndcro representante del principio de la diferencia
en Philosophical-Political Profiles, Cambridge, MIT Press, 1983. frente a otros jefes de ho¡nra.. ~mpm:o es consistente al defender la intimidad como el
3 En el presente contexto no es particularmente importante que Arcndt tengo dos con· singular logro de la formn modo n11 do 111 fllmlllu (burguesa, nuclear), a la vez que no dice
cepciones muy diferentes de lo social, la primera basada en una propcn1lón nntural e lnclu· n11d11sobre111s rcluclonOI dHl1u1I , p11rlnn·11lt'N dentro de esta forma, que entran en conlllc-
238 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 239
to con la obtención de la verdadera intimidad. El problema se encuentra en la adopción, sin 27 "Crisis", op. cit., pp. 199 y ss.
crítica alguna por parte de Arendt, de la insistencia republicana común en la incorporación 28 HC, op. cit., pp. 34-35. Es otro tema totalmente diferente el que la vida política de los
institucional, uno a uno, de los principios de lo público y lo privado, identificados literalmente estados medievales pueda representa.<se en términos de otro significado de la publicidad, el
como la esfera doméstica frente a la esfera política. Esto, junto con su análisis de la emer- de un "público representativo". Véase Jürgen Habermas, The Structural Transformation of
gencia de la sociedad en términos de una erupción de necesidades, intereses e "intereses the Public Sphere, Cambridge, MIT Press, 1989, pp. 5 y ss.
domésticos", desde la esfera privada, ha sido criticado correctamente por los teóricos femi- 29 OR, op. cit., pp. 48, y 90-91.
nistas como un conjunto patriarcal, sexista, de dicotomías predicadas con base en la exclu- 30 !bid.' p. 91.
sión de las mujeres y de "sus" asuntos (naturaleza, vida, necesidades, intereses), de un 31 !bid., p. 105.
campo público que sólo sería el terreno de la virtud civil. Véase Jean Elshtain, Public Man, 32/bid., pp. 115, y 218.
Private Woman, Princeton, Princeton University Press, 1981, y Joan Landes, Women and the 33 !bid., p. 221.
Public Sphere in the Age of the French Revolution, Ithaca, Cornell University Press, 1988, 34 !bid., p. 252.
acerca de las presuposiciones patriarcales del pensamiento republicano. Aquí no queremos 35 Tocqueville descubrió las formas y (según él) las raíces de la sociedad de masas
afirmar que las distinciones abstractas entre lo público y lo privado, la autonomía y la estadunidense antes de que empezaran los dos procesos que resalta Arendt, la producción
libertad política, la intimidad y la publicidad, sean en sí mismas objetables, sino que la in- en masa y la inmigración a gran escala.
terpretación institucional y normativa más concreta de estas instituciones, adoptada por 36QR, op. cit., p. 139.
Arendt acerca del pensamiento republicano, se basa en un subtexto sexista y se encuentra 37 También comparte algunos rasgos problemáticos de sus análisis. El más notable es
al centro de su análisis contradictorio de la vida privada y de lo social, y de su sorprendente que usa la categoría de "normalización" para describir un modelo de integración social y
ingenuidad respecto a la exclusión de los intereses y necesidades del alcance de la esfera socialización que implica la internalización de normas, de tal manera que privan al indivi-
pública. duo de toda posibilidad autónoma de acción (HC, op. cit., pp. 40-41). Incluso si esta concep·
11 HC, op. cit., pp. 30-31. ción corresponde a los supuestos de lo que fue el paradigma dominante (pero nunca el
18/bid., pp. 61-65, 71. Incluso en este texto, Arendt observa los aspectos "no privativos" único disponible) en la teoría de la socialización, la yuxtaposición resultante de la acción
de lo privado; no obstante, sería difícil imaginar que en el oikos se promoviera la persona- política y la integración social, es una extensión muy desafortunada de la crítica que Arendt
lidad única de cualquier persona que no fuera jefe potencial de un hogar. hace de lo social. Da la impresión de que la acción política pública de ninguna manera está
19 OT, op. cit., p. 301. Es sorprendente que, a diferencia de Habermas, Arendt nunca se orientada hacia las regulaciones, y que la orientación hacia las reglas nunca puede ser
preguntó si la esfera privada podía estar organizada con base en algún otro principio, es aútónoma o "posconvencional". El contraste resultante de la sociedad antigua y la moderna
decir, de acuerdo con normas igualitarias. Esto es muy sorprendente pues la forma de la nos ofrece, así, una tesis de modernización inversa inaceptable, que omite de manera injus-
familia moderna no está basada en la presencia de "extraños" -sirvientes, trabajadores tificable el papel de la tradición, de la costumbre, de la convención, e incluso de la ley en el
domésticos, esclavos-, y por lo tanto, en principio puede (y de hecho éste es su principio, mundo antiguo, así como la concepción marxista del ascenso y enajenamiento simultáneos
y no su práctica) organizarse de una manera igualitaria. Tampoco pone en duda el conteni- de la libertad individual en el mundo moderno.
do específico de la virtud cívica que tanto alaba como el valor específico de la esfera públi- 38 HC, op. cit., p. 40.
ca. No obstante, en el pensamiento republicano ésta siempre se traducía en el concepto del 39 OT, op. cit., pp. 43-45.
ciudadano-soldado, cuyas virtudes principales eran el honor, la gloria, el patriotismo, y la 40 On Violence, op. cit., pp. 38-39.
disposición a combatir y sacrificar el interés privado por el interés público y el bien común. 41 OR, op. cit., p. 269.
20 OR, op. cit., p. 252. 42 HC, op. cit., p. 203; OR, op. cit., p. 105.
21 HC, op. cit., pp.28-29. En realidad, su crítica empieza con la del modelo de la nación- 43 En este caso, Arendt tiende a reproducir en forma poco crítica el análisis que hace
Estado en OT. En esa época, Arendt ya lo consideraba como un modelo de la decadencia de Rousseau de la sociedad y, en consecuencia, de las mujeres. Véase J. J. Rousseau, Emile
la política genuina, en el sentido de hacer imposible la construcción de la igualdad bajo el [1762], Nueva York, Dutton, 1974, libro 5, en especial las pp. 348 y ss, 352 y ss; y el "Discourse
gobierno de la ley. En su obra anterior no criticó a la sociedad civil como forma del aumen- on the Sciences and the Arts", e_~_,D. Masters, (ed.), The First and Second Discourses,
to de la importancia de un campo social mixto; en realidad, veía, de una manera que recuer- Nueva York, St. Martin's Press, 1gó4:p
da al joven Marx, una creciente división entre el Estado y la sociedad como el otro lado del 44 OR, op. cit., p. 105.
Estado absolutista que se organizaba a sí mismo como una inmensa empresa de negocios 4
s "Crisis", op. cit., p. 199; HC, op. cit., pp. 40-41; para un punto de vista muy diferente,
(OT, op. cit., p. 17). La abolición de la frontera entre lo público y lo privado se atribuye a las véase Reinhart Koselleck, Critique and Crisis: Enlightenment and the Pathogenesis of Modern
pretensiones espurias de los movimientos totalitarios (OT, op. cit., p. 336) y la preparación Society [1959], Cambridge, MIT Press, 1988.
de la atomización en la sociedad de masas (en el totalitarismo) se atribuye a la 46 OT, op. cit., pp. 64-65.
instrumentalización burguesa de la política, a la despolitización -en realidad, a la priva- 4
1 Arendt tiende a reproducir la crítica republicana de la sociedad de salón, que poste·
tización- de todas las clases de la sociedad burguesa (OT, op. cit., p. 275). La única antici- riormente se dirigió, entre otras cosas, a silenciar y despojar de poder a las mujeres.
pación del posterior concepto de lo social se presenta cuando Arendt describe el papel del 4BQR, op. cit., pp. 76-78, y 226-228.
conformismo social para la casta, hasta entonces paria, de los judíos, que obtienen la igual· 4
9 Vale la pena observar que los dos acontecimientos que Arendt parece combinar en
dad como advenedizos en el contexto de la despolitización, (OT, pp. 52-56, y 64-65). una sola lógica -la transferencia revolucionaria de la noción de soberanía del rey al pueblo
22 HC, op. cit., p. 33. y el surgimiento de una política de intereses (es decir, la intrusión de los pobres y sus
23 Dentro de la estructura de OT, esta explicación se presentó de hecho en términos de demandas en el escenario polltico)- no están lógicamente conectados. De hecho, Arendt In-
conceptos que pertenecían a esta tradición, haciendo hincapié en las consecuencias cluso los separa en su propia narración en On Revolution. La mayor parte de este libro,
despolitizadoras de la separación, en vez de la fusión de lo público y lo privado. incluido el capítulo centr11l 1obre el problema social, pone énfasis en el colapso de las In·
24 OT, op. cit., p. 17. clplentes lnstltuclone1 republlc~iu íundadas por los revolucionarios (el gobierno de la
25 HC, op. cit., pp. 28-29. ley, la Asamblea Nacional) 1nt1 l1 rHh'm de loM sa11sculottes o le ptuple, a los que Robcsplerrc
26 OR, op. cit., p. 252. "ítrm11ba "repreaentar" o, m61 b n, pononllk11r. El pueblo aparece en la mayoría de 101
240 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA NORMATIVA: HANNAH ARENDT 241

casos como una muchedumbre necesitada que pide pan. En el mismo contexto, Arendt excluidas de los clubes y secciones radicales, las primeras en ser 'silenciadas por la dictadu-
empieza una larga crítica de Rousseau, cuya clase de republicanismo basado en las ideas ra jacobina y la excepción más notable de los derechos universales del hombre y del ciuda-
de la soberanía indivisible, la voluntad general y el odio a la pluralidad (las facciones, el dano. Es irónico que, si bien Aremlt aborrece esta solución "republicana" del problema
federalismo, los organismos corporativos, etc.) fue heredada por los jacobinos. Supuesta- social, que por supuesto pronto pasó de la exclusión de las mujeres del campo público a la
mente ésta es la razón ideológica para que la Revolución francesa se desviara de la tarea de destrucción de éste y al abandono del propio republicanismo, comparte las mismas catego-
fundar instituciones políticas y se concentrara, en cambio, en la resolución de los proble- rías del discurso republicano que justificaron el proceso. Es una lástima que su crítica del
mas sociales por cualquier medio que fuera necesarib, violando en el proceso incluso la jacobinismo no abarcó este discurso; pero, en vista de su estructura de categorías, esa
legalidad revolucionaria, e iniciando el Terror. En este caso, sin embargo, Arendt se acerca crítica era imposible. Véase Landes, Women and The Public Sphere, op. cit.
al punto de vista de los actores revolucionarios (los jacobinos), aceptando su ideología en 51 OR, op. cit., pp. 268-269.
un sentido literal. No debe olvidarse que para Rousseau el pueblo soberano, cuya voluntad 52 HC, op. cit., pp. 59-61, 64, 67 (nota 72) y 70-72.
e interés no pueden ser divididos o enajenados, no era de ninguna manera los miserables, 53/bid., pp. 126 y 133-134.
los pobres o ni siquiera los trabajadores asalariados, sino más bien una comunidad ideali- 54 /bid.' p. 40.
zada de agricultores independientes. Por lo tanto, la lógica unitaria que Arendt critica co- 55/bid., pp. 38 y 50.
rrectamente -que va de la soberanía del rey a la soberanía indivisible del pueblo, que no 56/bid., pp. 47, 50 y 70. Característicamente, el modelo de la intimidad elaborado por
puede ser representada sino sólo personificada, que no puede ser institucionalizada en una Arendt no presupone el modelo de las relaciones intersubjetivas, basadas en la comunica-
asamblea porque no cabrían en ningún salón, y que conduce a la lógica del sustitucionalismo, ción y la solidaridad, en el que hace hincapié la Escuela de Francfort desde Max Horkheimer
de la inestabilidad y a la competencia entre rivales que afirman personificar esta voluntad, hasta Jürgen Habermas. Las esferas privada y pública, a pesar de la intimidad, no están
a la manipulación, a la aprobación por plebiscito y al terror- no es la lógica de la miseria organizadas en una forma estructuralmente homólogá. Más bien, se basan en modelos de
hecha pública, y sí en cambio un dilema inherente en cualquier modelo de democracia organización competitivos. La esfera pública está compuesta de iguales y organizada sobre
radical que rechaza en principio la representación. Posteriormente, en su texto (pp. 240- la base de principios igualitarios; la esfera privada está compuesta por desiguales y se
241) Arendt corrige su propio registro histórico y afirma que en Francia, al igual que en los organiza con base en los principios del patriarcado. Como consecuencia, Arendt no tiene
Estados Unidos, se crearon instituciones republicanas reales durante el curso de la revolu- forma de postular continuidad alguna entre la esfera de la familia y la esfera pública. El
ción y las creó el propio pueblo. Finalmente, aquí el pueblo aparece no como una muche- concepto de intimidad que presenta Arendt refuerza la noción de una separación total
dumbre que exige pan, sino como actores colectivos que crean sus propias instituciones entre ellas, lo que en su estructura siempre sigue siendo deseable. La intimidad es impor-
políticas. También indica que Robespierre destruyó estos espacios libres desarrollados por tarite para Arendt porque crea la individualidad moderna y la literatura moderna. En vista
el pueblo -las sociedades populares, las secciones de la Comuna de París, el consejo revo- de la estructura patriarcal de la esfera íntima, sin embargo, está claro que sólo los hombres
lucionario municipal, los clubes-, en nombre de "la gran Sociedad popular de todo el pueden convertirse en individuos plenos; son los que son criados en la esfera privada-ínti-
pueblo francés". Esta pretensión difiere de las medidas de emergencia necesarias para ma para que se desarrollen hasta convertirse en individuos autónomos y luego salgan de la
superar la horrenda miseria. Quizá las dos lógicas se unieron históricamente, pero no obs- misma para ser reconocidos como individuos en la esfera pública. Así, una de las principa-
tante están separadas, y en las manos de Robespierre la confusa separación entre ellas le les razones por las que la intimidad de la esfera privada no puede resistir el .embate de lo
permitió desarrollar una ideología conveniente. La brillante crítica que hace Arendt de "social" -es decir, de la nivelación y penetración por parte del Estado- es que la esfera
estas dos lógicas no la lleva a reflexionar sobre los dilemas políticos de la democracia direc- privada en sí está institucionalizada en una forma contradictoria: por una parte, la familia
ta (lo que ella denomina "republicanismo"), porque comparte algunas de sus premisas cen- moderna se basa en las normas de igualdad, libertad, asociación voluntaria, subjetividad,
trales, principalmente, el rechazo de la representación de los intereses y del parlamentaris- reconocimiento mutuo y, por lo tanto, de intimidad; por la otra, está estructurada jerárqui-
mo. Su propio modelo de consejo pluralista, federal, cuidadosamente elaborado está por lo camente y se la predica con base en la subyugación de las mujeres.
tanto sujeto a algunos de los mismos dilemas que ella critica, pero que luego oscurece al 57 Este punto de vista de hecho aparece en el posterior ensayo de Arendt sobre la deso-
atribuirlos a la cuestión socioeconómica. bediencia civil, pero lo hace así a pesar de, en vez de basado en, su estructura de catego-
50 La conexión entre lo social como la alta sociedad y el problema de la pobreza aún no rías. (Véase el capítulo XI.) En otr~bras, aunque Arendt tiene la finalidad de revivir a
está clara. En realidad, no estamos convencidos de que haya una conexión. Sin embargo, la sociedad política, su misma concepdón de la sociedad moderna le impide desarrollar la
por lo menos al nivel simbólico, Arendt claramente los vio relacionados. Ciertamente no otra categoría crucial de Tocqueville y examinar la relación entre la sociedad civil y la po-
cree que las intrigas de una sociedad cortesana a cuya élite se le niega poder político real, lítica. La sociedad civil aparece sólo como la esfera privada conservada por medio de los
sea exclusiva de las monarquías absolutas del siglo XVIII -la vida cortesana de muchos derechos individuales o como una sociedad de masas. Los componentes asociativos de la
despotismos orientales puede describirse de manera similar-. No obstante, lo que era sociedad civil moderna son ignorados o bien interpretados en términos de los grupos
único y podría ser el eslabón perdido en un nivel simbólico entre los dos extremos de su de interés.
concepto de lo social (la alta sociedad y los pobres), era el papel prominente e invisible de 58 OR, op. cit., pp. 169-171.
las mujeres en ambos extremos. Después de todo, las mujeres eran las anfitrionas de los 59 !bid., p. 255 y passim.
salones de la alta sociedad, justo antes de la Revolución francesa, y ellas introdujeron las 60 !bid., p. 168.
preocupaciones del hogar en la arena pública durante esa revolución. El odio republicano 61 !bid., p. 179. Ella omite las restricciones basadas en el nacimiento en forma de género
de lo inmoral, de lo falso, de lo hipócrita, de lo no natural y de la conducta frívola de la o de raza.
sociedad aristocrática llegó a ser simbolizado por las mujeres excesivamente visibles (las 62 !bid., pp. 275-279.
precieuses) del salón, contra las cuales se dirigió explícitamente el discurso moralista del 63 !bid., p. 273.
republicanismo. Este discurso fue transformado con facilidad en una condena a las muje- 64 /bid., p. 232.
res revolucionarias desordenadas, cada vez más visibles en las calles y en las secciones 65 /bid., p. 144.
66/bid., p. 182.

~
cuando llegó el momento de reprimir las voces de la sociedad en nombre de los principios
republicanos (la virtud civil para, y la acción pública responsable por, loM hombres; lu vida 67 /bid.' pp. 189-190.
doméstica y la virtud privada para las mujeres). Las mujeres fueron lu prlrncl"llN en ser 61/bid., p. 147 .

.
242 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL

69QT, op. cit., pp. 290-297.


70 fbid., pp. 252 y SS.
71Jbid.,pp.92, 115, 134y218.
n OR, op. cit., pp. 108-109. V. LA CRÍTICA HISTORICISTA: CARL SCHMITT,
73 !bid., pp. 126-127.
74 !bid., p. 143. REINHART KOSELLECK Y JÜRGEN HABERMAS
75 !bid.' pp. 32 y 108.
76 !bid., pp. 217-218.
77 !bid., p. 32; observe la forma en que se expresa la frase.

78 Ibiq., p. 218.
79 OT, op. cit., pp. 295-297.
Los ORÍGENES DE LA ESFERA PÚBLICA LIBERAL:
80 Ésta es la posición que la misma Arendt habría de tomar en Crisis in The Republic CARL SCHMITT Y REINHART KOSELLECK
(Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, 1969), en su discusión sobre la desobediencia
civil, pese a la base de su estructura teórica, y no gracias a ésta.
s1 HC, op. cit., p. 215.
82 !bid., pp. 215-220. Ésta es una derivación de la fórmula de Marx "en, pero no de la HANNAH ARENDT fracasó al intentar demostrar que su ideal normativo de
sociedad civil", en su "Critique of Hegel's Philosophy of Right: An Introduction" 1843, en la esfera pública es compatible con la modernidad. Hemos argumentado
Carlos Marx y Federico Engels, Collected Works, vol. 2, Nueva York, International, 1975.
Este vínculo ayuda a establecer, filológicamente, la crítica que hace Arendt de lo social que este fracaso estaba fuertemente relacionado con su crítica intransi-
como una crítica de la sociedad civil, si es que se necesitara esa prueba. gente de la esfera social de mediación, a la que identificó como la dimen-
83 QR, op. cit., pp. 273-275. sión específicamente moderna de la vida institucional. Por lo tanto, es de
84 HC, op. cit., p. 219.
85 De hecho, parece como si Arendt deseara remplazar al sistema parlamentario de par- gran importancia que exista una tradición alternativa de interpretación
tidos con un modelo federal de consejos de los trabajadores y una administración estatal que se concentre en el problema de la esfera pública. El enfoque de Jürgen
eficiente, pero considerablemente disminuida -el primero sería el espacio político propia- Habermas y sus seguidores contrapone una forma arraigada socialmente
mente dicho y el segundo el espacio en el que se procesarían las demandas de los grupos de
interés-. La sociedad civil estaría protegida por los derechos individuales, pero, en este de la esfera pública al antiguo modelo identificado con el Estado. 1 Es dig-
modelo, ciertamente, no se podría proteger contra el Estado ya que no tendría ninguna no de notar que esta segunda tradición se remonta a Carl Schmitt que pro-
forma política, ningún organismo o persona que la representara públicamente y ningún curó defender una concepción de "lo político" fundamentada en un mode-
espacio público interno diferente de los consejos que abarcan a la sociedad política. En
resumen, la sociedad civil estaría indefensa no sólo contra la administración del Estado lo de guerra, contra lo que consideró una concepción apolítica basada en la
sino también contra la propia sociedad política. discusión pública, un modelo que habría de definir los impulsos más pro-
86 OR, op. cit., p. 270.
87 Véase el cap. X. La escuela de Blumer de la "conducta colectiva", antes de la guerra, no
fundos tanto de Arendt como de Habermas. 2
identificó automáticamente los movimientos sociales con los movimientos de masas y, de Según Schmitt, una de las mejores formas de entender el liberalismo mo-
hecho, todavía era capaz de ver su dimensión "pública". derno es a través de su expresión "política", es decir, el parlamentarismo. El
88 Para una distinción entre estos dos conceptos de lo político y la política, véase Dick
principio de este último e~,piscusión pública o deliberación abier-
Howard, The Marxian Legacy, 2a. ed., Mineápolis, University of Minnesota Press, 1989. Howard
demuestra de manera convincente que Claude Lefort y, especialmente, Cornelius Castoriadis ta. 3 Además de la mera negociadón y de los regateos, lo que Schmitt tiene
tienen una actitud muy diferente a la de Arendt respecto a la política moderna. Esto es en mente es un modelo de discusión en el sentido de
sorprendente en vista de los muchos paralelos importantes entre su obra y la de Arendt.
un intercambio de opinión que está regido por el propósito de persuadir al
oponente de la verdad o justicia de algo, o de hacer posible que uno sea persua·
dido de que algo es verdadero y justo [ ... ] A la discusión pertenecen conviccio-
nes compartidas como premisas, el deseo de ser persuadido, la independencia
de los vínculos del partido, la libertad y el hecho de haberse liberado de los
intereses egoístas [ ... ] A la esencia del parlamento pertenecen, por lo tanto, la
deliberación pública de argumentos y contraargumentos, el debate público y
la discusión pública. 4

Así, del proceso de confr<l>ntaclón genuina y abierta de opiniones dife·


rentes resulta una voluntad\i>oUtlca común. Se supone que este proceso
243

r nrr r ~ l
244 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 245
es público en dos sentidos: porque se refiere al trabajo de un cuerpo públi- Schmitt es muy consciente de que el principio de la publicidad sólo era
co autónomo, libre para deliberar sin compulsión externa alguna sobre capaz de operar en un mundo distinto al de sus propios supuestos, lo que
sus miembros, y por estar genuinamente abierto al exterior. En ambos trae consigo una reducción de todas las políticas a la discusión. Aunque el
sentidos, el parlamentarismo moderno contrasta definitivamente con sus propósito más arraigado del liberalismo, en teoría por lo menos, era redu-
predecesores, las asambleas de los estados, que se basaban en el mandato cir el Estado a la sociedad, ya fuera en el sentido económico o en el cultu-
imperativo, y en las sesiones cerradas. En el parlamentarismo moderno, ral, en realidad, el liberalismo presuponía y no podía sobrevivir sin el Esta-
en vez de la presión directa de los votantes o de alguna forma de represen- do, o sin la coexistencia dual del Estado y la sociedad. Además, y éste es el
tación atada o comprometida con un mandato, se supone que la opinión punto importante, Schmitt, a diferencia de Arendt, se dio cuenta de que el prin-
pública "influye" al público parlamentario sólo por medio de la argumen- cipio de la discusión pertenece al nivel de la sociedad y no al del Estado.
tación y de la persuasión que presupone, en vez de suspender la indepen- Por lo tanto, dentro del mismo espíritu de la Rechtsphilosophie de Hegel,
dencia de los representantes. se ve al parlamento como una penetración de la sociedad en el Estado, que
Schmitt anticipa y adjudica al parlamentarismo liberal tanto la defensa reproduce de hecho el dualismo sociedad-Estado en la propia esfera estatal,
que hace Arendt de la opinión contra los intereses, como el modelo de "mediando" de esa manera la separación entre los polos de la dualidad.
Habermas de la argumentación genuina como algo diferente de los usos La reconstrucción modernizada que ha.ce Schmitt de la estructura
estratégicos, retóricos del discurso político. Sin embargo, a diferencia de hegeliana es mucho más burda que la del maestro, cuya concepción de la
ambos, trata al modelo de discusión como si fuera profundamente apolí- "asamblea de estamentos" cita. 10 En particular, no distingue entre el siste-
tico, vinculándolo con la fe liberal fundamental, en que la competencia ma de necesidades y los otros niveles de la sociedad civil, ni reconoce al-
irrestricta, que en el campo intelectual toma la forma de la discusión, pro- guna mediación distinta de la del parlamento entre la sociedad y el Esta-
duce armonía. 5 Según Schmitt, este modelo liberal de la esfera pública do. Para él, todas las polaridades políticas fundamentales de la época de
parlamentaria ha sido tomado del discurso moral e intelectual por una par- las monarquías constitucionales (príncipe vs. pueblo, gobierno vs. repre-
te y de la economía por la otra. Convierte a un "pueblo unido políticamente" sentación popular, administración vs. autoadministración), en las que sub-
en un público interesado culturalmente o en un organismo industrial que sume (incongruentemente) al liberalismo clásico, expresan un dualismo
opera en un mercado, despolitizando y desmilitarizando en el proceso a fundamental: sociedad vs. Estado. 11 Este dualismo es, a su vez, una fun-
la esfera política, convirtiendo al Estado en sociedad. 6 ción de la actitud "polémica" de las fuerzas sociales (económicas, intelec-
Schmitt es claramente consciente de que ·el Estado y la política en el tuales y religiosas), respecto al Estado administrativo-militar unificado
sentido que él les da no desaparecen, por consiguiente, en la sociedad libe- burocráticamente y heredado de la época del absolutismo. 12
ral. El principio no corresponde, ni debe, ni puede corresponder plenamen- Pero también era función de este Estado permanecer independiente y
te a la práctica real. Como lo expresa en frases algo oscuras, "hay heteroge- lo suficientemente fuerte para mantenerse por encima de las demás fuer-
neidad de propósitos[ ... ] pero no hay heterogeneidad de principios". 7 El zas sociales: ser una amenaa.k> .suficientemente fuerte como para moti-
principio de la discusión pública abierta es en realidad un principio de var la relativización de las otras formas de oposición y conflicto social (eco-
legitimidad, un principio normativo e incluso metanormativo. Como tal, nómicas, religiosas, culturales) y también la autoconstitución resultante
su importancia inmediata es que constituye la base para la validez de otras de una "sociedad" más o menos unificada. A la vez, este Estado tenía que
normas. En particular, Schmitt hace hincapié en que las normas de la ser bastante autosuficiente como para emprender y sobrevivir (y quizá ser
indypendencia de los representantes, su libertad de expresión e inmuni- también fortalecido por ella) a una política de no intervención y
dad, y la apertura de los procedimientos, reciben todos su validez del prin- autoneutralización vis-a-vis las esferas societales, permitiéndoles a éstas
cipio de la discusión pública como el único método legítimo de obtener (economía, cultura) desarrollar sus lógicas autónomas.
una voluntad colectiva. 8 Incluso la afirmación del siglo XX de que el parla- La estabilidad y el equilibrio de la dualidad resultante es lograda por la
mento es el "mejor" método para la selección de las élites, obtiene su legi- mediación del parlamento. "La representación popular, el parlamento, el
'timidad del modelo de discusión (o de lo que resta de él en una estructura cuerpo legislativo son concebidos como el escenario (Schauplatz) donde
de creciente interacción retórica), pues los líderes se ponen a prueba en su la sociedad se enfrenla al Eslado".1.1 En este escenario, el Estado y la socie-
desempeño en el debate y con el hecho de tener la capacidad para tener dad se "integran el uno dcnt~u del otro". En términos de forma, el rcsuha-
éxito al intentar persuadir a otros. 9 do es dual, comprendiendo ~na "lc¡lslutura estatal" y un Estado "cjccutl·
246 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 247
vo", en que el primero, el Gesetzgebungsstaat, gradualmente logra prima- todas las formas de control social sobre el parlamento que se requieren
cía a medida que transcurre el siglo XIX. Este desarrollo corresponde a la para la representación parlamentaria de la sociedad ante el Estado desapa-
ideología del parlamentarismo que ya hemos tratado, según la cual sólo recerían. Como el modeio de Schmitt presupone y requiere la capacidad
las decisiones logradas mediante la "discusión y el conflicto de opiniones" de los individuos privados para adquirir y comunicar sus opiniones libre-
son legítimas. La idea sólo contradice aparentemente la noción de Schmitt mente, parece que algunas otras libertades, como las de asamblea y asocia-
de que el principio de la discusión es social y en realidad apolítico. La ción en sus formas extraparlamentarias, también representan "asuntos de
metáfora de un escenario parece indicar que lo que en realidad ocurre, en vida o muerte para el liberalismo" .15 Pero Schmitt no presta atención a las
este caso, es sólo una representación o demostración, necesaria para consecuencias sociales de estas últimas libertades, que le proporcionaron
integrar las fuerzas sociales y legitimar las decisiones reales que se toman a Hegel la posibilidad de mediaciones diferentes a la parlamentaria entre
en otros lugares y de otra manera. el individuo y el Estado. Finalmente (y en forma congruente), Schmitt no
La actitud polémica de la sociedad contra el Estado muestra que esa si- hace ninguna mención de los derechos fundamentales que no pueden de-
tuación no puede aceptarse. En especial, cuando la idea de la autoorgani- rivarse del principio de la publicidad parlamentaria, sin considerar la
zación de la sociedad se democratiza. Porque a las fuerzas democráticas importancia que puedan tener para la época liberal (por ejemplo, la propie-
que se identifican con sus representantes parlamentarios, les debe pare- dad). Sin embargo, esta congruencia sóló le permite la absurda formula-
cer ilegítimo el poder residual no parlamentario para tomar decisiones ción de que, con la decadencia del parlamentarismo, "todo el sistema de
que tiene el ejecutivo, que ignora la pluralidad de opiniones sociales, en libertad de expresión, de asamblea y de prensa, de las reuniones públicas,
vez de integrarlas. No obstante, el objetivo de un Estado completamente de las inmunidades parlamentarias y de los privilegios pierde su razón de
legislativo no puede lograrse. No se trata aquí de que un Estado parla- ser", lo que está basado en la creencia de que "las leyes justas y las polítl·
mentario puro no sea más fácil de encontrar en la realidad que cualquier cas correctas pueden lograrse mediante artículos de periódico, discursos
otro de los tipos de Estado puro. Más bien, el Estado parlamentario, a di- en manifestaciones y debates parlamentarios". 16
ferencia de otras formas, representa el ideal del Estado como autoorgani- El análisis de Schmitt conduce a esta conclusión, independientemente
zación de la sociedad, como organización del Estado de acuerdo con el de sus predilecciones políticas, porque su perceptivo reconocimiento de los
principio societal de la discusión. Según Schmitt, a medida que este ideal fundamentos sociales del modelo de la discusión, va unido con una concep-
se aproxima a su realización bajo el impacto de la democratización, paradó- ción que establece algo más que la afirmación de que la existencia de los
jicamente el principio parlamentario de la· integración pierde sus funda- parlamentos, en el sentido moderno, presupone la diferenciación de la SO·
mentos, y el propio Estado, privado de otro principio de unidad, se ve ciedad y el Estado. El también afitma lo contrario, es decir, que la unidad
amenazado por la desintegración. y la dfferenciación de la sociedad dependen estructuralmente (al menos a
En la concepción de Schmitt, la capacidad de los que se encuentran fue- largo plazo) de la existencia de una representación parlamentaria ante el
ra del parlamento para identificarse con sus representantes, se basa en Estado, a la cual, a difer~de Hegel, reduce todo el problema de la me-
una actitud polémica hacia el Estado que garantiza la unificación de una diación. No obstante, observa de paso que no hay muchas personas que
sociedad, que de otra manera estaría dividida potencialmente por conflic- "quieran renunciar a las antiguas libertades liberales, en particular a la
tos tanto de opinión como de intereses. Pero esto no nos dice todo. Las libertad de expresión y de prensa", incluso cuandó su eficacia política se
formas de autoconstitución y de autoprotección del parlamento frente al ha tornado dudosa. 17 Sin embargo, en todo el análisis político y en la crí·
ejecutivo, en realidad resultan ser idénticas a los mecanismos que diferen- tica del liberalismo de Schmitt, no queda clara la razón por la que alguien
cian a la sociedad y el Estado. Claramente, la discusión parlamentaria ca- se aferra a estas normas, una vez que su eficacia política ha desaparecido.
recería de significado sin las libertades de opinión y de expresión, así como Ciertamente, en su análisis hay algunos indicios de que la oposición
sin la inmunidad de los representantes. Estos son presupuestos de la consti- entre la sociedad y el Estado e incluso la constitución de una esfera públi·
tución de un cuerpo público genuino. Pero Schmitt también indica que ca no son, en realidad, idénticas al problema del parlamentarismo, de que
una esfera pública parlamentaria supone la libertad de una vida pública de hecho lo antecedieron históricamente. Escribe:
fuera del parlamento. 14 Interpretando a Guizot, afirma que la apertura de
los procedimientos parlamentarios carecería de significado sin las liberta- Ln opinión pllbllca alca~tó aste curáctcr t1bsoluto primero en el siglo XVIII, du-
des generales de opinión, de expresión y de prensa. Sin estas libertades, rante la Ilustración, La IUI do lo p1\blko es la luz de la Ilustración, una libera·
248 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 249

ción de la superstición, el fanatismo y la intriga ambiciosa. En todo sistema de despolitización absolutista. Siguiendo a Schmitt, Koselleck asume que la
despotismo ilustrado, la opinión pública desempeña el papel de un correctivo unidad de los elementos heterogéneos de la "sociedad" sólo se podían man-
absoluto. 18 tener en oposición al Estado. De hecho, como lo muestra su análisis del
movimiento masónico, esa oposición fue posible por el hecho de que los
Esta tesis, relativamente secundaria en l¡i propia obra de Schmitt, fue instrumentos de los poderes establecidos fueron utilizados, al menos al
ampliada enérgicamente por un historiador sobre el cual ejerció una fuer- principio, para la autoorganización de la sociedad: lo secreto del régimen
te influencia, Reinhart Koselleck, en su Kritik und Krise (1959). 19 Según absolutista y la organización jerárquica de los órdenes sociales fueron el
Koselleck, el Estado absolutista en el continente europeo, formado como elemento aglutinante detrás de la ideología de la fraternidad y de la soli-
respuesta a la guerra civil religiosa, creó los fundamentos para un dualis- daridad.
mo político al liberarse así de todas las normas, de conformidad con la Por supuesto, la Ilustración se volvió a la vez más pública y más
doctrina de la razón de Estado. 20 La resultante separación de la política y igualitaria a medida que se convirtió en un movimiento amplio. Según
la moral, así como el creciente desinterés del Estado (anticipado por Hob- Koselleck, esa transformación, que condujo a una polarización entre la
bes) en controlar la conciencia individual privada, creó un posible punto sociedad y el Estado, ya estaba implícita en la rígida yuxtaposición entre
de apoyo para la constitución de una nueva formación, "la sociedad", primero moralidad y política. La misma constitución de una "sociedad" basada en
aparte del Estado y posteriormente contra éste. El antiguo régimen, por la moral representó el juicio y el rechazo de una soberanía absolutista, sin
supuesto, nunca creó una sociedad completamente estatizada, monista: ningún ataque visible sobre las instituciones del Estado. El rechazo de la
los antiguos estados, ahora despolitizados, conservaron su existencia corpo- política constituyó, simultáneamente, el establecimiento de un punto de
rativa. Además, había nuevas formas organizativas de una clase burguesa vista moral ventajoso para criticar y juzgar la política. Las presiones mo-
emergente, compuesta por los beneficiarios de la primera política eco- rales que emanaron de la "sociedad" y que creaban todo un sistema de
nómica verdaderamente nacional en la historia europea. De estos dos es- valores alternativos a los ya establecidos, no pudo evitar convertirse en
tratos, uno de las cuales poseía el dinero, el reconocimiento social y la fuente de influencias sobre la acción y por lo tanto en una forma indirecta
influencia intelectual, pero no el poder político, en combinación con ele- de poder político. La moral era claramente apolítica, pero justo por esta
mentos de las élites intelectuales y judiciales, provinieron las bases socia- razón podía cuestionar a un Estado amoral y convertirse así, después de
les de la Ilustración. todo, en política, aunque lo fuera indirectamente. 22
No obstante, la "sociedad" de la Ilustraci0n se organizó teniendo como La radicalización del programa de la sociedad contra el Estado pospu-
sus formas principales al salón privado, al café, al club, a la biblioteca, a so la aparición de un programa totalmente apolítico. En la presentación
la logia masónica y, posteriormente, a la sociedad secreta. De conformi- de Koselleck, este programa pasó por las etapas de distanciarse de la polí-
dad con Koselleck, muchas de estas formas de asamblea y asociación no tica, criticarla, juzgarla y actuar. Como el Estado absolutista no podía ser
políticas estaban, de hecho, protegidas por los funcionarios del Estado eliminado, se tuvo que pr.¡Qii;:ar la autolimitación. En un principio esta
absolutista. 21 A pesar de esa protección, su orientación se haría antiestatal autolimitación contuvo un componente que, debido a la abrumadora dis- )
a medida que avanzaba el siglo XVIII. paridad del poder, fue meramente estratégico. Pero también tenía un com-
El apoyo de los funcionarios estatales ilustrados es relativamente fácil ponente antipolítico validado normativamente y basado en principios. No
de explicar, puesto que la nueva formación, "la sociedad", tal como estaba obstante, este último se anulaba en la medida en que, incluso a una mora-
tipificada por la ideología masónica, tenía un carácter igualitario y se opo- lidad antipolítica le era difícil reconciliarse con la inmoralidad en el mun-
nfa a la sociedad privilegiada de los órdenes eclesiástico y aristocrático, do de la política. Entonces, en la Ilustración radical, la esfera moral se
que a su vez era la principal enemiga del "absolutismo ilustrado". Ade- constituyó a sí misma, en secreto, como una esfera política alternativa. El
más, se suponía que la sociedad no sería una amenaza para el Estado propósito de esta sociedad política ya no era la coexistencia con el Estado,
porque su autocomprensión era moral y no política. Precisamente, sobre sino más bien su disolución y remplazo. Los métodos de la educación, de
la base de la comprensión absolutista de la política como una razón de la instrucción formal, de la propaganda y de la Ilustración, ya no eran
Estado, la virtud moral fue redefinida como el estar libre de la política. adecuados para esta nueva finalidad, y esto condujo a que incluso la auto-
Esta ampliación de la conciencia individual y privada, postulada por limitación estratd¡ica iuv~cr&l que ser considerada como algo meramente
Hobbes ya no era, sin embargo, compatible con la lógica interna de la temporal.
250 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 251

De esta manera, Koselleck revive convincentemente la idea de una co- La concepción de Koselleck de la hipocresía de'la antipolítica durante
nexión intrínseca entre la Ilustración y la crisis del Antiguo Régimen, y la Ilustración adopta el ..punto de vista del propio Estado. La crítica del
entre esta crisis y la revolución que habría de presentarse. Es en este contex- poder y el esfuerzo por limitarlo son calificados sin vacilación como hipó-
to donde busca ubicar el topos de la emergencia de la esfera pública libe- critas, aunque el autor no decide si busca culpar a la voluntad de poder de
ral de que habla Schmitt, que en este caso i;epresentaba el cambio político la razón crítica o a su tendencia implícita hacia la guerra civil. Esta ambi-
de la sociedad en oposición al Estado. La idea de Pierre Bayle de una güedad también puede encontrarse en Schmitt. Aunque Koselleck avanza
república de las letras, que según Koselleck es el modelo de la democracia más que Schmitt en el descubrimiento de las raíces del parlamentarismo
radical de Rousseau, indica lo que está en juego. Por una parte, esta "re- liberal en la Ilustración, en su propio análisis basado en las ideas de Schmitt,
pública" todavía se basa en el contraste entre una ley moral sin poder y un todo lo que obtenemos es una anticipación del ascenso y decadencia de la
poder amoral. Por otra, se interpreta este contraste como la confronta- esfera pública política en la lógica que lleva a la revolución. En realidad, es
ción del regne de la critique con el gobierno del Estado, indicando que la difícil relacionar esta prehistoria en Francia, donde el colapso del Antiguo
crítica, el arma por excelencia de la esfera pública, se ha vuelto política. Régimen no condujo inicialmente a un resultado parlamentario estable,
Esta transformación tenía sus riesgos. Tomando el punto de vista del con la historia del parlamentarismo tal como la analiza Schmitt. Sólo se
Estado, Koselleck argumenta que la idea de la crítica, si se dirige hacia puede establecer la relación cuando se reconoce que el dualismo de la
dentro, a la propia sociedad, debe fracasar como medio de integración Ilustración, con la esfera pública como su mediación central, no era sólo
social y, en última instancia, llevará a la reaparición en la esfera privada una estrategia para quitar el poder al Estado por competidores débiles
de la guerra civil suprimida por el absolutismo. Aquí se muestra el poten- políticamente, pero con un inexorable deseo de poder, sino que también
cial profundamente apolítico de la idea liberal de la esfera pública, al igual se le podía institucionalizar como una nueva alternativa política. 24
que en la doctrina de Schmitt. A la vez, mientras exista el Estado como Koselleck se acerca a esa tesis sólo cuando, en forma poco característi-
"enemigo", el desafío crítico, polémico, de su legitimidad proporciona la ca en él, utiliza argumentos marxistas con el fin de reforzar una posición
cohesión del componente "amigable" de la polaridad, la sociedad política que esencialmente corresponde a Schmitt. Por ejemplo, argumenta que la
alternativa. Este desafío se lleva a cabo en medio de la crítica pública. En burguesía se constituyó a sí misma como una nueva élite, precisamente
el campo público, la crítica se convierte en un instrumento de resonancia por medio de la figura dual del pensamiento. No obstante, incluso en este
de la opinión pública, exponiendo todo, destruyendo todos los tabúes, y pri- caso, el argumento es que la concepción dual, como una preparación para
vando a sus enemigos políticos, organizados en torno al Estado, de la legi- la toma del poder, sólo sirvió para eliminar todos los dualismos. Desafor-
timidad y de los instrumentos de cohesión. 23 El Estado absolutista, cons- tunadamente para Koselleck, ni el logro normativo de la esfera pública
truido efectivamente para contrarrestar la crítica de las armas, fracasa liberal ni su posible y eventual institucionalización pueden tematizarse
contra las armas de la crítica que, debido a su naturaleza supuestamente en ese argumento. Sin embargo, Jürgen Habermas insistió en ambas en
apolítica, desarma una respuesta política adecuadamente militante. un análisis que de mucha!Hmineras le debe al de Koselleck, aunque es a la
Como está interesado en el ascenso de la dicotomía del Estado y de la vez muy diferente de él. ·
sociedad, el análisis de Koselleck pone énfasis en la dimensión política
de la esfera pública liberal en vez de en las implicaciones potencialmente
apolíticas que, en la concepción de Schmitt, caracterizan al triunfo de la DE UNA ESFERA PÚBLICA LITERARIA A UNA ESFERA PÚBLICA POLfTICA:
sociedad sobre el Estado burocrático-militar. A pesar de todo, estas poten- JüRGEN HABERMAS
cialidades apolíticas aparecen, en la representación de Koselleck, en la
tendencia de los agentes a ocultar la dimensión política de sus acciones, La tesis de Schmitt, respecto a que los fundamentos del parlamentarismo
no sólo del Estado, sino de ellos mismos. Paradójicamente, tal negación se encuentran en la diferenciación de la sociedad y del Estado, puede verse
de la política por los agentes políticos es lo que conduce tanto a la disolu- como una versión limitada de la concepción hegeliana. En particular, el
ción del Estado absolutista, como a la incapacidad de establecer un nuevo problema de la mediación se reduce a un solo componente, la esfera pt1-
modelo de lo político. Incluso antes del colapso del Antiguo Régimen al blica política, que a su vez es presentada de una manera normatlvamente
insistir en reconocer sólo su propia motivación moral, la crítica cae presa agresiva, totalmente dHl~tercsada en la discusión pública, como un fin
de la hipocresía. en sí mismo. Por otra p1'11 1 11 concepción de Habermas Intenta trascen-
252 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 253

der esta reducción en dos aspectos: primero, recapturar un conjunto más mitada, supervisada, e incluso controlada no sólo por el gobierno de la ley
rico de mediaciones entre la sociedad civil y el Estado y, segundo, ponien- sino también por una segunda esfera pública política (que emerge dentro
do un nuevo énfasis y revalorando sus pretensiones normativas. El análi- de la sociedad y penetra al Estado en forma de los parlamentos) que <lesa·
sis de Habermas también aprovecha el proyecto hegeliano de unir los pro- fía la razón de Estado así como los arcana imperii. La tendencia del Estado
gresos normativos tanto de los antiguos c9mo de los modernos (y lo hace moderno a nivelar y desmantelar todas las organizaciones corporativas y
con mucho más éxito que Hannah Arendt). de los órdenes o estamentos de una soberanía antiguamente dividida, es
La teoría original de la esfera pública de Habermas, concebida en el contrarrestada por la emergencia de una razón fundamentada normativa·
ambiente intelectual de la antigua Escuela de Francfort, representa una mente, diferente, que opera a la vista de todos los interesados, dentro de
especie de Verfallsgeschichte, una historia de decadencia. Esta semejanza las nuevas instituciones societales que llegan a penetrar en el dominio de la
con la concepción de Arendt tiende a ocultar la relación totalmente dife- propia política. 26
rente de los dos esquemas con la historia. Como hemos visto, de la esfera La representación que ofrece Habermas de la emergencia de las insti·
pública de Arendt, modelada sobre una concepción idealizada de la polí- tuciones de un nuevo tipo de vida pública, polémicamente yuxtapuesta
tica griega o ateniense, paradójicamente se dice que decae con el ascenso tanto al Estado absolutista como a la sociedad privilegiada de los órde·
de la sociedad, del Estado y de la economía modernos, aunque ella admite nes, aprovecha considerablemente la imagen que ofrece Koselleck de la
que el modelo original había desaparecido desde mucho tiempo atrás. Ade- organización de la Ilustración. Sin embargo, tres dimensiones de la con·
más, su teoría de la decadencia no impide de ninguna manera que Arendt, cepción de Habermas difieren de las de su predecesor:
postule la repetida, aunque siempre temporal, reemergencia de los expe-
rimentos en libertad pública durante las revoluciones modernas. Es como Primero, Habermas cree que la lógica peculiar de la nueva vida pública
si la libertad y la falta de la misma se movieran en dos temporalidades se- continúa con (y constituye una proyección de) la forma de interacción de
paradas que sólo se conectan ocasionalmente; en otras palabras, la liber- la nueva esfera íntima de la familia burguesa, una esfera que Arendt con·
tad siempre (pero también únicamente) es posible cuando la dialéctica de sideró como el producto más característico de la modernidad.
la historia se detiene. 25 Segundo, distingue no sólo entre la esfera pública literaria y la política
Habermas, por el contrario, sitúa la emergencia y decadencia de un -una distinción a la que Koselleck no le da mucha importancia porque
nuevo tipo de esfera pública en el interior de la historia de la sociedad mo- sospecha que la hipocresía está presente en cualquier pretensión de ser an·
derna. En tanto que Arendt asoció sólo la decadencia de lo público con el tipolítico-, sino también entre la interacción de los pequeños grupos re·
ascenso del Estado y economía modernos, en la concepción de Habermas presentada por el salón, el café, la sociedad de comidas o charlas y la lo·
el ascenso, la institucionalización contradictoria y la subsecuente decaden- gia, y la extensión y generalización del discurso público a través de los
cia de esta esfera están todos relacionados con este evento. Por lo tanto, se medios de comunicación, sobre todo de la prensa.
considera a la rtueva esfera pública como burguesa, porque en ella, due- Finalmente, Haberma~tingue entre por lo menos tres variantes na·
ños independientes de la propiedad, divididos en sus actividades econó- cionales (inglesa, francesa y alemana) de la institucionalización de la es"
micas competitivas, egoístas, que han crecido hasta superar ampliamente fera pública política, y en el proceso muestra el desarrollo de normas CO·
los límites del hogar, son capaces de generar, por lo menos en principio, munes en el contexto de un conjunto heterogéneo ae proyectos políticos a
una voluntad colectiva por medio de la comunicación racional, no limita- los que es difícil reducir a uno común, en especial al deseo de poder de los
da. Pero también es liberal, porque en ella los conjuntos de derechos que débiles.
se consideran necesarios para asegurar la autonomía de esta esfera (las li- Empezaremos con estos tres puntos y luego pasaremos a un análisis
bertades de expresión, prensa, asamblea y comunicación), junto con aque- más sistemático de la concepción de Habermas.
llas dimensiones de la autonomía individual que presupone ("los dere-
chos a la privacidad"), simultáneamente, constituyen los dominios público l. La forma en que Habermas representa el campo de fuerza entre el in·
y privado de la sociedad civil y sirven como límites para el alcance del dividuo y el Estado, a diferencia de la de Schmitt, supone por lo menos
poder del Estado. En realidad, la nueva esfera pública también es en princi- tres niveles de mediación: la familia, el público literario y las esferas pllbli-
pio democrática: la emergencia de una nueva forma de autoridad pública cas políticas. Estos nlvel,1 no son idénticos a las categorías hegelianas co-
burocrática, unificada, despersonalizada, el Estado moderno, debe ser li- rrespondientes, y 1u 1lec~idn cambia el papel teórico de la "mediación". La
254 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 255

categoría de la familia tiene gran importancia en este contexto. En el es- triarcales de subordinación, las que también penetran la elaboración inte-
quema de Hegel, la familia es la precondición de la individualidad burgue- lectual de las utopías burguesas. 30 De todas maneras, siguiendo un famo-
sa, y como tal, es anterior y está fuera de la sociedad civil por razones so análisis de Horkheimer en 1936, Habermas sostiene que el ideal no es
principalmente lógicas, que no tienen sentido sociológico en las condicio- pura ideología. Las nuevas formas solidarias que desempeñan un papel
nes de la modernidad. 27 Para Habermas, \a familia patriarcal, burguesa, en la legitimación de los acuerdos de una economía privada competitiva y
de pequeño tamaño, de los primeros tiempos de la época moderna no sólo no solidaria, siempre están en tensión con lo establecido, prometiendo una
es (como lo era para Hegel) el lugar de origen de la Bürgerliche Gesellschaft; trascendencia en este mundo de todas las situaciones incompatibles con
ni siquiera es lo que podría ser en una concepción hegeliana ortodoxa la libertad, solidaridad y el cultivo personal. Así, estas normas represen-
sociológicamente ampliada, es decir, uno de los niveles de integración de tan tanto la ideología como los fundamentos de la crítica de la ideología. 31
individuos egoístas en la cultura del Estado. En la versión de Habermas, Además, la familia, aunque es incapaz de eliminar las limitaciones del
la esfera íntima de la familia burguesa de pequeño tamaño, también re- mundo economico e incluso de liberarse de su propia herencia patriarcal,
presenta el establecimiento de un principio contrapuesto que pertenece defiende, a pesar de todo, la experiencia subjetiva íntima y las relaciones
tanto a la economía como al Estado modernos. No es que descuide la idea intersubjetivas de sus miembros, como seres humanos, ante los poderes
hegeliana de que la familia representa el medio en que ocurre la socializa- externos. De igual importancia es que representa la fuente viva de expe·
ción, que es condición de posibilidad para la existencia de los individuos riencias del autoexamen emotivo y de la búsqueda racional de la com-
de la sociedad civil; más bien (y más en el sentido de Arendt), de ser un prensión mutua, que son capaces de encontrar otras formas de institucio-
punto de origen, convierte a este medio en una institución que continúa par- nalización diferentes a la propia familia. 32
ticipando en la vida social y a la cual los individuos pueden retornar conti- Habermas argumenta a favor de una conexión empírica entre el mun-
nuamente como su hogar. Por esta razón, la familia impide la disolución do privado de la familia burguesa y las formas primordiales de la esfera
de la individualidad en los varios niveles de la colectividad. Así, al igual pública literaria. Aunque reconoce que el salón se origina en la sociedad
que en la teoría de Arendt, representa una esfera privada sin la cual la es- aristocrática, el salón burgués pierde sus funciones representativas y ritua-
fera pública, basada en individuos autónomos, no sería posible. Pero mien- les: su forma de comunicación ya no es ni teatral ni retórica; su estructura
tras que Arendt ve la complementación de lo privado y lo público como social ya no refleja la jerarquía de una sociedad de órdenes. 33 Arquitectónica
algo posible sólo a causa de sus principios radicalmente diferentes, conce- y socialmente vinculado a los espacios residenciales privados de la fami·
bidos siguiendo los lineamientos de la antigua dualidad de la polis y de la lía, el nuevo salón extiende y amplía el principio original de intimidad, re·
oikos, Habermas usa la noción de Arendt de lo íntimo, para generar un velando la subjetividad de cada individuo en presencia del otro, vinculan·
solo principio para ambas, uno que se adecua normativamente al ideal do de esta manera lo privado con lo público. Se mantiene el ideal de buscar
moderno (aunque no a la realidad) de la familia: la interacción que está li- la comprensión mediante el razonamiento abierto y la persuasión mutua,
bre del dominio y de las restricciones sociales externas. Este ideal, que sin tener en cuenta el pre~ y el status. En una forma algo más distante,
conduce a una nueva concepción de la humanidad, es analizado adicio- Habermas considera a las instituciones del club, el café, y la logia como
nalmente28 en sus componentes de voluntad, comunidad emocional y cul- extensiones del mismo principio. No obstante, anota explícitamente la ex·
tivo personal: "parece que la familia es establecida y mantenida voluntaria- clusión de las mujeres de estas últimas institucioñes de la Ilustración, y
mente por individuos libres sin ninguna limitación; que está basada en la relaciona esta exclusión con la discusión de lo político y lo económico, y no
comunidad emotiva perdurable de sus miembros; que garantiza el desa- de asuntos principalmente literarios y artísticos. 34 A pesar de todo, la cone·
rrollo de todas las capacidades que hacen a una persona cultivada como xión de las primeras instituciones de una audiencia para las obras de arte, y
fines en sí mismos". 29 No es difícil reconocer una versión específica de las en especial de los círculos literarios y de lectura, con los salones dominados
ideas de libertad, solidaridad, reconocimiento mutuo e igualdad en esa por las mujeres sigue siendo cercana, y es por medio de estas agencias, qua
concepción de la humanidad. el público racional, modelado sobre la base de la familia íntima, empezó
De conformidad con la crítica marxista clásica, Habermas señala pronta- por primera vez a tener algún tipo de importancia universal. 35 Esta relación
mente el carácter contrafáctico, e incluso aún más la función legitimado- con la recepción del arte, también desarrolla una dimensión del público li·
ra, del ideal que presenta. Pone énfasis en su choque con las funciones terario que está preaentejen la nueva esfera íntima, sólo en forma de auto·
económicas reales del nuevo tipo de familia, así como con sus formas pa- rreflexlón y autoex1m1n: 1' c:rfUca de todas las ideas y significados recibidos.
256 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 257

2. Si bien Koselleck tiende a centrar su análisis en las instituciones de Estado que sea potencialmente arbitrario y no est"é controlado. Una com-
la Ilustración, desde la logia hasta la sociedad secreta, que paradójica- plicación adicional: esta misma clase, a diferencia de los oponentes aris-
mente buscan establecer el principio de publicidad negándolo, y para las tocráticos del absolutismo, necesita y desea una forma de poder soberano
que la crítica eventualmente se convirtió en un medio en vez de un fin en unificado, capaz de garantizar las precondiciones políticas y legales de
sí, la atención de Habermas se concentra ~n las instituciones cuyo camino una economía de mercado capitalista privada, dentro e incluso más allá
hacia la política, aunque más lento y menos completo, no supone ni un de los límites territoriales nacionales. La solución histórica fue la de con-
compromiso de los principios fundamentales ni una renunciación mera- servar al Estado moderno creado por el absolutismo, pero formalizar y
mente hipócrita del poder. La esfera pública, en su concepción, aparece racionalizar su operación en términos del gobierno de la ley, para obligar-
no por medio de la politización de la interacción íntima cara a cara en pe- lo a establecer formas de autolimitación, tal como la definen los derechos
queña escala, sino mediante el establecimiento de una audiencia crítica fundamentales, y para someterlo al escrutinio y control social mediante el
para las obras literarias por medio de los periódicos, las revistas y las repre- establecimiento de una esfera pública política, arraigada a su vez en los
sentaciones públicas. Sólo esta vía permite la conversión de los principios derechos de comunicación y de sufragio. Son estas limitaciones normati·
de la intimidad en los de la publicidad crítica. Pero incluso en este cami- vas las que tiene en mente Habermas cuando hace referencia a cambiar el
no más largo, el público literario madura hacia la política, hacia una esfera principio de la operación del poder. ·
pública política con una estructura diferente de la que tienen las organiza- 3. No está claro que el sugerente tipo ideal pueda salvar la tesis de una
ciones políticas dedicadas a la búsqueda del poder. Incluso si ambos ca- revolución burguesa. En Francia, donde sí ocurrió una revolución, una que
minos estuvieron en la realidad separados del mundo más femenino del difícilmente fue burguesa, 37 el patrón delineado por Habermas fue estable-
salón, la esfera pública política conservó algo de su espíritu en la idea de cido originalmente sólo en forma transitoria, durante la monarquía cons-
la crítica como un fin en sí. titucional. Además, en vista del resultado, no es difícil argumentar que las
La tesis de Habermas de que la emergencia de una esfera pública polí- formas de vida pública que describe Habermas, extendiendo el análisis de
tica a partir de la esfera literaria crítica mantiene el principio de comuni- Koselleck al periodo revolucionario (periódicos, panfletos, clubes, asam-
cación irrestricta, establecida originalmente en la esfera íntima del nuevo bleas populares), representaron los proyectos de las contraélites que es-
tipo de familia. A diferencia de Koselleck, que apunta hacia un proyecto peraban remplazar a la élite existente (y, en breve tiempo,. remplazarse
de contrapoder que hipócritamente busca destruir y remplazar al poder una a otra). Para mostrar que se pudo haber establecido un principio al-
establecido, insiste en que lo que está en juego aquí es la transformación ternativo, Habermas se ve obligado a desplazar el énfasis del terreno de la
del principio según el cual el poder, antiguo o nuevo, consiste en operar. 36 política francesa, que es el que utiliza Koselleck, y que culmina con la re-
En este modelo, la crítica trata de lograr su propia institucionalización en volución y el terror (el contexto que prefieren los oponentes conservado-
vez de en una conversión hacia una nueva forma de poder que se sentiría res de la idea liberal de la política), al contexto inglés de la transformación
potencialmente amenazado por la razón crítica. Incluso en el análisis de evolutiva del absolutism~amentario. Este "modelo", a su vez, es usa·
Habermas, el Estado moderno, en su forma originalmente absolutista, repre- do como estándar para evaluar las monarquías constitucionales de los pri:
senta el desafío que motiva el establecimiento de una verdadera contraso- meros años de la época liberal. Desde su punto de vista, los acontecimien·
ciedad, una sociedad contra el Estado. Pero esta sociedad, aun cuando se tos franceses en el periodo de mayor absolutismo parecen increíblemente
hace política, no busca ni la destrucción utópica del Estado ni convertirse retrasados. En apariencia siguieron una vía más lenta, pero fundamen·
en uno nuevo, y por último, ni siquiera la unificación de estos objetivos, talmente inglesa, durante la mayor parte del siglo XVIII, cuando las palé·
como ocurrió en el reino del terror, sino más bien una nueva forma de micas contra el régimen absolutista desde los puntos de vista de los es·
dualismo político en que una esfera pública política controlará a la auto- lados tradicionales y de las nuevas formas públicas no siempre eran fáciles
ridad pública del Estado moderno. e.le distinguir. 38 El periodo revolucionario impuso esta distinción de ma-
El argumento va en contra no sólo de las ideas del análisis de Koselleck nera dramática en un proceso de creación tremendamente acelerado
influido por Schmitt, sino también contra la concepción marxista de la re- e.le formas políticas públicas (la transformación de la asamblea de los
volución burguesa. No obstante, Habermas espera salvar parte de esta úl- estados en un parlamento moderno, la creación de los periódicos, clubes,
tima insistiendo en que la burguesía, cuyo poder es por definición priva- usociacioncs y asamble&\I ~.ante todo, Ju institución de las garantías consti·
do, no puede gobernar y sin embargo no puede aceptar una forma de tuclonalcs formale1 p1r1 lodo1 11to1). Sin embargo, la dictadura rcvolu·
258 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 259
cionaria y Napoleón destruyeron las instituciones de la esfera pública polí- restringir ni institucionalmente (a la prensa y a los partidos) ni social-
tica y Francia, paradójicamente (y de forma incongruente y con muchos mente (a las clases medias.). 41 La creciente conversión de problemas políti·
retrocesos), participó del modelo básico del desarrollo liberal sólo hasta cos fundamentales en temas cada vez más públicos, conduce a la organi-
la Restauración. Por lo tanto, en esta representación de los acontecimien- zación de reuniones políticas, clubes, asociaciones y comités, 42 que a su
tos franceses desde la perspectiva de la esfera pública liberal, la revolu- vez, proporcionan formas para la autoorganización de estratos que no
ción acelerada resulta ser sólo un paréntesis. Desde la misma perspectiva, son incluidos formalmente en el sistema político hasta fin del siglo. En sí
los desarrollos en las Alemanias mediante varios modelos de Rechtsstaat misma la democratización no conduce, como desafortunadamente lo su-
autoritario aparecen simplemente como versiones más lentas, y quizá nun- giere Habermas, 43 a la decadencia de la capacidad crítica del público: en
ca del todo terminadas, del modelo inglés. realidad, es después de la primera Ley de Reforma cuando los partidos de-
La elección de Inglaterra para bosquejar un curso histórico real, que es ben dirigirse a un público electoral socialmente mucho más heterogéneo
de alguna manera adecuado desde el punto de vista de la construcción que antes, cuando se ven obligados a hacer públicos sus programas elec-
normativa de la esfera pública liberal, ayuda a eliminar la duda presenta- torales y a discutirlos en términos de argumentos y principios en vez de
da por Schmitt de que el Estado parlamentario, como una forma de autoor- lemas, personalidades o, incluso, limitados intereses sectoriales. 44
ganización de la sociedad, se fragmenta en el momento de su realización. La relación que hace Habermas de su estudio del desarrollo de la esfera
Contra esta objeción, Habermas puede mostrar la institucionalización del pública burguesa-liberal con un patrón histórico específico de desarrollo,
dualismo en términos de parlamento y esfera pública política. Sin embar- no debe llevarnos a descuidar su modelo teórico de esta esfera, sin impor-
go, esa misma elección sigue expuesta potencialmente a la crítica de tar lo típico-ideal o, incluso, lo compuesto que pueda parecer. Esto es tan-
Koselleck, que podría concentrarse, en el contexto inglés, en la burguesía to más importante porque él insiste en que este modelo abstracto, en vez
hipócrita, en vez de hacerlo en el carácter hipócritamente estatista de la de cualquier versión histórica particular, es el que alcanzó un status norma-
esfera pública liberal. En otras palabras, en el caso inglés el proyecto para tivo y hasta utópico para la sociedad moderna. Hablando en términos am-
la publicidad liberal parece haber sido un manto que ocultaba el deseo de plios (en la tradición de Hegel), Habermas no sólo diferencia entre la so-
poder de las clases propietarias. Ne obstante, la acusación no es tan fuerte ciedad civil y el Estado, sino que también considera relativa la distinción
como puede parecer a primera vista, porque el absolutismo parlamenta- tradicional de lo privado y lo público con que los liberales y Marx identifi·
rio que surgió por la Revolución Gloriosa ya era plenamente compatible caron la nueva polaridad. Hace esto al dividir cada esfera, la pública y la
con los intereses económicos y la representación política de las clases pro- privada, en dos:
pietarias. La lucha por una esfera pública política y por los derechos de
expresión, prensa, asamblea, asociación y sufragio que habrían de soste- Privada: esfera íntima (familia) economía privada
nerla, no se limitaba a los dueños de la propiedad burguesa, ni se detuvo Pública: esfera pública autoridad pública (Estado)
con la total victoria política de su programa en la Nueva Ley de Pobres. Si .._,,.
bien es posible argumentar que el resultado de estas luchas ayudó a legi- Nosotros esperamos que haya un papel específico correspondiente a'
timar al gobierno parlamentario y estabilizó así la dominación burguesa, cada una de las esferas, aunque Habermas sólo lo explicita en el caso de la
esta legitimidad era, a pesar de todo, una función de nuevas formas de esfera privada: 45 -
protección, autoorganización, y supervisión pública obtenidas por estra-
tos sociales, cuyas formas tradicionales de vida se vieron socavadas por la Privada: ser humano (homme) burgués
transición desde una economía paternalista, moral, a un sistema autorre- Pública: [ciudadano] [sujeto]
gulado de mercados liberales. 39
El absolutismo inglés no termina, en la descripción de Habermas, con Habermas reconoce que la relación de esta estructura categórica de
la reducción del monarca a un "rey en el parlamento", sino con la nueva cuatro partes con el concepto de sociedad civil, o bürgerliche Gesellschaft,
relación entre esfera pública y Estado expresada en la publicidad total de 46
es ambigua. En un sentido limitado (el de Marx), la sociedad Mrgerliche se
las sesiones del parlamento. 40 Sin embargo, cuando la publicidad, original- refiere a la esfera de lo privado, a la economía burguesa. Cuando se la usa
mente un arma, se convierte en un principio relacionado con la expe- en este sentido, debo ente~der1a la esfera pública como una mediación en·
riencia normativa de todos los que son capaces de razonar, no se la puede tre la sociedad y el l1c1d°', Sin ombargo, en el sentido más ampllo (el de
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 261
260

Hegel), el término sociedad civil incluye todas las esferas de la sociedad cosen términos de dos audiencias, cuyos miembr<'>s provienen de diferen-
yuxtapuestas al Estado. 47 En ese caso, incluirá la esfera pública y la domés- tes fuentes, una principalmente de mujeres, la otra exclusivamente de
tica y por lo tanto tendrá tres papeles fundamentales (de los cuales Haber- hombres. 51 Todo esto parecería indicar una diferenciación siguiendo la
mas sólo hace hincapié en los dos primeros): el ser humano, el burgués y tradición de Tocqueville entre la sociedad civil y la política, que corres-
el ciudadano. , ponde a la propia diferenciación que hace Habermas de dos públicos (el
Si Habermas no adopta congruentemente este segundo uso, más hege- literario y el político) y de dos papeles (el de ser humano y el de ciudada-
liano, es porque es sensible a una identificación ficticia criticada por el no). Sin embargo, es justo esta diferenciación, que supone fronteras más
joven Marx: la que se hace entre l'homme y el bourgeois .48 También consi- rígidas entre la esfera pública política y la prepolítica, lo que desea evitar
dera que esta identificación oculta el carácter burgués de la nueva esfera Habermas. En la medida en que los dos públicos tienen continuidades
pública y de una ideología que subordina la esfera del ciudadano a los importantes e incluso similaridades formales, Habermas está en lo co-
imperativos de la economía privada. Como consecuencia, y con la finali- rrecto. Pero aquí también está presente otro motivo, uno que produce
dad de proporcionar un contraste analítico a la ideología liberal, Haber- cierta reacción exagerada. Con el fin de preservar lo moderno de su con-
mas se niega a convertir la categoría de la esfera pública en una simple cepción frente a la estilización que hace Arendt de la antigua noción de
autodeterminación interna o mediación de la sociedad civil. ciudadanía, Habermas desea romper definitivamente con el antiguo sig-
Por lo tanto, no logra encontrar un lugar adecuado, incluso en princi- nificado de la societas civilis que contenía el nivel de la sociedad política.
pio, para la actividad del ciudadano. Su deseo de diferenciar las esferas se Con todo, en vez de elegir una estrategia de diferenciación, abandona tal
trunca exactamente en esta categoría. No obstante, está en camino de ha- noción. En su concepción, todo lo que queda de la sociedad política es la
cer esto cuando indica una segunda ficción en la ideología liberal: la identi- esfera pública política como una proyección de lo público literario hacia
ficación de los públicos literario y político como una opinión pública unifi- áreas que tratan de los problemas de la economía política.
cada. Desafortunadamente, tiende a considerar esta identificación sólo Habermas construyó deliberadamente su modelo de la esfera pública
como el vehículo por el que la primera ficción, la identidad entre el hom- en la posición estructural que Arendt consideró la negación misma de la
bre y el burgués, pretende tener una superioridad normativa sobre el ciuda- vida pública, el campo mixto o intermediario entre la esfera privada y el
dano. Así, parece que no se da cuenta de la necesidad, en este caso, de otra Estado, que ella llamó "la sociedad". 52 Aunque admite que la inspiración
diferenciación analítica adicional de lo que la ideología identifica incorrec- ideológica del modelo griego continúa hasta la actualidad, Habermas a
tamente: el hombre y el ciudadano. Esta omisión parece ceder el campo al menudo pone en duda su relevancia institucional. A diferencia de Arendt,
punto liberal que subordina la fuente normativa del status de ciudadano no ve ningún uso para un conceptó de sociedad política que, de alguna ma-
en el mundo moderno a la norma de la nueva concepción de humanidad, nera, conserve lo que es esencial de la antigua idea republicana de la ciuda-
así no sea en su versión burguesa. danía, aunque admite que sigue siendo un componente de la concepción de
El modelo básico es diferenciado, a veces, como si Habermas deseara la societé civile o zivilsoz~·en el siglo XVIII. Esta idea es entendida por
evitar ambas identificaciones ficticias: 49 Habermas como el ser miembro de un cuerpo genuinamente político, la
res publica, que actuaba de manera colectiva para garantizar la justicia y
Privada: íntima economía privada la seguridad militar. 53 La tarea "política" de la esfera pública burguesa es,
Pública: literaria política Estado por el contrario, la regulación del bürgerliche Gesellschaft, en el sentido de
asegurar el intercambio de mercancías en el mercado. 54
Este esquema corresponde al desarrollo histórico de la esfera pública De este modo, Habermas parece hacer del supuesto de las tareas del
política, que puede haber surgido de la esfera pública literaria, pero que oikos, la definición funcional de la nueva esfera pública burguesa; esto es
sólo la puede remplazar o subsumir a costa de un gran riesgo. "La huma- lo que Arendt consideró la base de la decadencia de la publicidad como
nidad del público literario", dice en forma muy indirecta, "sirve como una tal. Pero tanto la dimensión liberal como la burguesa de la esfera pública
mediación para la efectividad de lo público político". 5º Por otra parte, sin moderna es, lo que separa la publicidad de la noción de ciudadanía de la
embargo, el argumento presupone que una esfera pública literario-cultu- Antigüedad. Al contrario del modelo griego, la esfera pública moderna es
ral no puede por sí misma controlar o influir directamente en el Estado jurídicamente privada. ~1¡1lmcntc separada del Estado, esta esfera y sus
moderno. Habermas hace hincapié en la diferenciación de los dos públi- miembros tienen una rtlaolón ar¡umcntatlva polémica, crítica, con el Bita·
262 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 263

do, en vez de una participativa. Pueden supervisar, influir y quizá de algu- la soberanía democrática.ss Sin duda, estos nivele:; de análisis que hacen
na manera "controlar" el poder, pero no pueden ellos mismos poseer una hincapié en la necesidad.de poderes intermediarios, no parecen comple·
parte del pod~r del Estado. mentar su propio análisis de la mediación a través de la esfera pública.
A pesar de algunas graves incongruencias, el modelo de Habermas Probablemente parecían indicar atavismos irrelevantes o anticipar la defor-
de la esfera pública política no se refiere prif\cipalmente, como lo hace el de mación corporativa de la propia publicidad. Pero sigue siendo verdad que
Schmitt, al cuerpo deliberativo parlamentario propiamente dicho, cuyos su identificación de la dimensión prepolítica de la esfera pública con un
miembros de hecho tienen un status legal público. La importancia de las público literario, aunque esencial como un antecedente legitimador, que
deliberaciones parlamentarias se establece sólo con su publicidad, y esto supone cierta reducción en comparación con el modelo clásico de Hegel,
es lo que vuelve a esta forma de gobierno singularmente susceptible a la torna a la esfera pública política demasiado débil ante el poder del Esta·
observación de un público compuesto de individuos privados. Si los dipu- do. Habermas es consciente de esta debilidad pero no de todas las causas
tados parlamentarios son parte de una esfera pública política, esto es así o de las alternativas disponibles. Por lo tanto, se ve obligado a registrar
debido a su continuidad con la sociedad de individuos privados, raciona- más bien pasivamente que la "persona" de la esfera pública política resul·
les, que componen esa esfera. Este punto se pierde en cierta medida cuan- ta ser, después de todo, el homme de la extensión literaria de la esfera
do Habermas argumenta que la opinión pública llegó a considerarse a sí íntima; no es capaz de proponer un concepto de lo político para contra·
misma única fuente legítima de la ley. ss Pero interpreta esta pretensión en rrestar la "erosión característica de las fronteras entre los dos públicos"5 9
términos del contraste entre el gobierno de la ley y el gobierno por los hom- que fue el propio objeto de la devastadora crítica de los ideales libera·
bres, con la sociedad, supuestamente, logrando una condición más allá de les que hizo Schmitt. 60
toda dominación por medio de una transformación de la forma de la ley Habermas considera que esta dificultad no es una función del proyecto
(generalidad) y de la forma en que se hacen las leyes (publicidad). Así, normativo, sino de la institucionalización contradictoria de la esfera públi·
Habermas argumenta que la esfera pública política "pone alpouvoir como ca. Así, es la forma específica de la institucionalización de la nueva norma
tal abierto a debate". s6 de "humanidad", la que demuestra carecer de poder para impedir el tri un·
Este argumento parece oponerse a la concepción dual según la cual la fo de lo burgués y de lo oficial. Sin embargo, a partir de esta yuxtaposi·
esfera pública debe coexistir con el Estado moderno, cuyo principio de ción crítica de la norma y de la institución, Habermas no puede derivar
operación, pero no su existencia, debe ser puesto en duda. Por supuesto, los fundamentos filosóficos para una institucionalización alternativa. En
Habermas es muy consciente de la resistencia de la administración "pú- relación con la economía capitalista y el Estado moderno, el valor de la
blica" y de otros órganos del poder ejecutivo al principio de publicidad.s 7 humanidad, a diferencia del de la ciudadanía, está destinado a seguir siendo
Pero sigue la lógica interna de la concepción liberal de la esfera pública algo discutible.
hasta tal punto que la única forma de control social efectivo del Estado La institucionalización contradictoria de la esfera pública ya apare·
que parece ser posible lógicamente es su abolición. Al rechazar correc- ce en su modelo origina~.~sfera íntima. Habermas la describe en t6r-
tamente la antigua noción de ciudadanía propuesta por Arendt, Habermas minos de la ambivalencia de Ia familia, que es la representante de la socie~
no fue capaz de señalar, al menos dentro de la tradición que reconstruyó, dad y, no obstante, en cierta forma, también encama la idea de emanciparse de
un modelo intermediario moderno. En resumen, el modelo liberal de la la sociedad contra la sociedad, manteniéndose unida por el dominio pa·
esfera pública literaria, con sus normas generalizadoras de humanidad y triarcal por una parte y por la intimidad por la otra. 61 Precisamente, la
de razón crítica, tiende, una vez "politizado", a dirigirse no a la participa- compulsión que enfrenta la familia burguesa es la función de su papel
ción dentro del poder estatal, sino a su abolición, de hecho, del poder tout específico en el proceso de "valorizar" el capital y de la transmisión de las
curt, y a su remplazo por un sistema cerrado de normas legales. restricciones político-legales por medio de la socialización. Habermas, que
Es interesante, en vista del profundo análisis que hace Habermas de sigue presuponiendo la doctrina del Estado y de la ley como una superes·
Hegel, que no use la concepción de este último de una pluralidad de asocia· tructura, desafortunadamente trata estas dos dimensiones como si fueran
ciones dentro de la esfera privada, que podrían preparar la participación funcionalmente idénticas. En esta concepción, la autoridad patriarcal,
de los ciudadanos. También en su crítica de Tocqueville hay poco interés o expresada en la subordinación de las mujeres y de los hijos, es una correa
sensibilidad respecto a la dimensión prepolítica de la autoorganización a de transmisión para 101 pqdercs económicos y políticos, que luego defor-
pequeña escala requerida para una limitación efectiva y democrática de man los componentH do\la humanidad: la autonomía, la comunidad
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 265
264
emotiva y el cultivo personal, se subordinan al dinero por medio de los mos, y no obstante, requieren disposiciones legislativas para su actividad.
instrumentos del poder. La esfera pública política'habría de ser la solución de esta dificultad, por-
Es válido preguntarse si los ideales de la esfera pública liberal-burgue- que supone la producción de medidas basadas exclusivamente en la ra-
sa son deformados ellos mismos por la autoridad patriarcal, o si la deforma- zón en vez de en la voluntad.
ción ocurre cuando el Estado y la economí~ capitalista logran imponer su Dejando de lado los conflictos con el poder arbitrario, que implican el
lógica sobre la esfera pública política. Habermas parece elegir la segunda ejercicio de la voluntad en vez de la persuasión racional, y que sobreviven
de estas opciones, aunque a veces también dice que la ideología refleja la en la resistencia que presentan el ejecutivo y su administración la supervi-
ambivalencia. Sin embargo, esta elección puede ser un error significativo, sión por parte de la esfera pública, la división entre voluntad y razón en el
puesto que las nociones de homme, que surgían de los salones dominados concepto de ley, no puede ser eliminada de la propia esfera pública política.
por las mujeres, en los que pone énfasis Habermas, y de citoyen, forjadas Por una parte, se puede considerar a esta institución como el fundamento
en las sociedades secretas dominadas por los hombres, en las que pone de la racionalidad de la ley, puesto que vincula las legislaturas con la dis·
énfasis Koselleck, parecen representar lados opuestos de la misma defor- cusión crítica vigente por parte de un público racional. Por otra parte, las
mación en el campo político: el ser humano carente de poderes y el ciudada- leyes que emergían de esos procesos de comunicación tenían que conser-
no inhumano. var su aspecto coercitivo en relación con aquéllos a los que se aplicaban. 63
La institucionalización contradictoria de la esfera pública, y en particular Así, resulta que el gobierno de la ley no implica la abolición de la regla
de su dimensión política, es paralela a la ambivalencia de la esfera íntima. como tal, sino la institución de una regla por la legislatura. La idea bur·
Habermas explora la contradicción desde el punto de vista de la función guesa liberal de abolir el Estado, remplazándolo como agencia de gobier-
burguesa y luego, desde el de la estructura liberal de lo público político. La no, por un sistema de normas que no omitieran nada, validado solamente
primera está vinculada al concepto restringido de sociedad civil heredado de por la esfera pública, resultó ser incoherente e imposible de realizar.
Marx, y representa la interacción orientada al mercado de sujetos econó- Hablando en términos formales, la idea liberal de la esfera pública se
micos privados, liberados (en dos etapas de desarrollo -absolutista y li- refiere no a la sociedad burguesa, sino a un concepto más amplio de la
beral-) de la jerarquía de los estados y del paternalismo estatal. En esta sociedad civil que establece, al nivel de los derechos constitucionales, no
línea de argumentación materialista-funcionalista, la tarea de la esfera meramente una sociedad económica, sino la propia esfera pública libre de
pública política es mediar entre la sociedad civil, o más bien burguesa, y la intervención estatal arbitraria. Habermas presenta un catálogo clásico
"el poder del Estado que corresponde a sus necesidades". Primero y ante de derechos fundamentales, para indicar la centralidad de la defensa de la
todo, la tarea de este Estado es la de crear, administrar y proteger un siste- esfera pública (la libertad de expresión, opinión, prensa, asamblea, aso-
ma de ley privada que establece, por medio de las leyes de la propiedad, ciación, etc.) y de la esfera íntima (la inviolabilidad de la persona y de la re·
de la contratación, del empleo y de la herencia, una esfera privada en el sidencia de la misma, etc.). Las constituciones también garantizan los de·
sentido riguroso del término. 62 rechos de los individuos a~icipar en la actividad política, en la esfera
Entonces, paradójicamente, la tarea de la intervención del Estado es li- pública (derechos de petición y de sufragio, etc.) y en la actividad econó-
berar a la sociedad civil de esta intervención, para distinguir y mantener mica, en la esfera privada (igualdad ante la ley, derecho de propiedad,
la diferenciación entre el Estado y la sociedad civil. Esta paradoja se pre- ctc.). 64 Finalmente, al establecer la centralidad de lá esfera pública en los
senta al nivel de las leyes que establecen las instituciones mediadoras de procesos políticos, las constituciones van más allá del nivel de los dere·
la esfera pública. La relación de la acción del Estado en el Rechtsstaat o chos de los individuos privados; en particular, las garantías constituciona·
Estado regido por la ley con normas generales, y la publicidad de la elabo- les de la publicidad de los procedimientos, tienen como finalidad estable-
ración y aplicación de la ley, da campo no sólo a la autolimitación del cer la "influencia" del público sobre las discusiones parlamentarias y la
poder soberano, sino también a la ilusión de su desaparición. Esta ilu- "supervisión" del público sobre los tribunales.
sión, en el presente argumento, se remonta a la interacción de dueños Según Habermas, el modelo de sociedad civil supuesto por esta versión
relativamente iguales de pequeñas propiedades, que imaginan que las re- clásica del constitucionalismo "no corresponde de ninguna manera a la
glas de la esfera de competencia hacen imposible el predominio de un realidad de la sociedad civil", 65 Hay dos razones para esto. Primero, el nú·
dueño sobre el otro. Estos agentes no desean ninguna reglamentación mero de individuo• priv.. add.11 que poseen la autonomía asegurada por la
política en sus asuntos, ya sea que la ejerza el Estado o incluso ellos mis- propiedad y por el m1Jor1f14tnto personal garantizado por la educación,

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266
es pequeño. En realidad, una segunda minoría, las clases tradicionales tivas del principio de la publicidad libres de las contradicciones de su ins-
arraigadas en la propiedad de la tierra, el ejército y la administración, si- titucionalización? Segundo, ¿cuál sería la forma de una institucionaliza-
guen teniendo un poder significativo. Segundo, las constituciones liberal- ción no contradictoria ya sea del ideal original o de la su versión recons-
burguesas no tienen en cuenta a los que no poseen recursos para partici- truida?
par en las esferas públicas literaria y políti~a, ni protegen contra aquellos Las dificultades que Habermas encuentra para responder a estas pre-
que pueden generar y utilizar poder en secreto. De nuevo, reaparece la di- guntas tienen que ver con la influencia tanto de la utopía marxista como
mensión de la dominación: la de la esfera pública sobre aquéllos exclui- de la liberal, sobre su construcción. Intenta mantener unidas estas dos lí-
dos de la práctica de los derechos, y la de los que son capaces de excluirse neas de pensamiento, por medio de la noción de crítica inmanente. Por lo
a sí mismos de los deberes que se exigen al resto de la sociedad. tanto, afirma que Marx no sólo desenmascaró a la opinión pública como
De todos modos, la intención de Habermas no es interpretar la dimen- una conciencia falsa, sino que también lo hizo en nombre de un ideal
sión liberal de la esfera pública como un mero instrumento para la exclusión. firmemente sostenido de una esfera pública liberal. 69 Sin embargo, el ar-
"La esfera pública burguesa se sostiene o cae con el principio de la accesibi- gumento de Habermas no puede tener éxito en la medida en que la crítica
lidad general. Una esfera pública de la cual grupos políticos definibles son marxista siempre supone tanto elementos inmanentes como trascenden-
excluidos eo ipso, no sólo es imperfecta sino que además no es de ninguna tes. Si Marx en realidad deseaba mantenér una versión radicalizada del
manera pública". 66 Habermas no afirma que la esfera pública burguesa ideal de la política, basada en la comunicación democrática y en la toma
fuera un simple engaño. Aunque tenía en su base intereses de clase, tam- de decisiones, a pesar de esto, rechazó el ideal de la diferenciación entre
67
bién hay algún nivel de coincidencia con intereses generales. Dejando a lo público y lo privado, entre el Estado y la sociedad civil, que esta política
un lado esta formulación dogmática, tradicional, parece que de lo que se presupone. 70 Obviamente, uno no puede defender el ideal de una esfera
trata aquí es de que los límites de la exclusión no pueden ser fijados debi- pública liberal sin el modelo de la diferenciación, que tiene consecuencias
do a la propia norma de la publicidad. En otras palabras, esta norma, esta- normativas propias, expresadas en catálogos de derechos fundamentales.
blecida por medio de garantías constitucionales y legales, practicada ade- Sin embargo, Marx considera que la diferenciación es el secreto de la de-
más en los procesos del discurso crítico, hizo que los límites de la esfera formación, en la medida en que una sociedad civil diferenciada, en el sen-
pública fueran penetrados por temas y personas que representaban a los inte- tido de economía privada, evita de esa manera la posibilidad del control y
reses de aquéllos que estaban excluidos. La esfera pública era una ideolo- supervisión públicos, un proceso que inevitablemente convierte al citoyen
gía, pero como contenía una promesa utópica, era algo más que una mera moderno en el instrumento del bourgeois, que se disfraza de homme. Esta
ideología. 68 Después, este punto se reformula de dos maneras. Primero, línea de análisis lleva concordantemente al establecimiento de una socie-
la idea de la publicidad, "en principio opuesta a toda dominación, ayudó a dad-Estado desdiferenciada por una clase revolucionaria que no está in-
fundar un orden político cuyas bases sociales no hicieron que la domina- teresada en la diferenciación. La estrategia también indica un nuevo mo-
ción fuera después de todo superflua". Esta formulación yuxtapone una delo normativo de individuaiid.ad: en vez de la identidad ficticia del hombre
idea vinculada con la liberación a instituciones que establecen una nueva y del burgués, Marx, según Habermas, postula la identidad real del hom-
forma de dominación. Segundo, la ideología condujo a pesar de todo y so- bre y del ciudadano. 71 Este objetivo parece ser aceptado por el propio
bre la base de la dominación de una clase sobre la otra, al desarrollo de Habermas. 72 •

instituciones "que contenían, como su significado objetivo, el ideal de su Sin embargo, sin importar las características trascendentales de la crí-
propia abolición". Esta segunda formulación supone que algo del ideal li- tica marxista en contra, el propio Habermas defendió enérgicamente la
berador de la publicidad fue en realidad institucionalizado en la esfera idea liberal de la esfera pública. Por lo tanto, aunque no rechazó el proyecto
marxista de la desdiferenciación, coloca a su lado otro, uno de la redife-
pública burguesa.
La noción de la institucionalización contradictoria de la esfera pública renciación. Esto lo consiguió por medio de una original crítica inmanen-
liberal, señala hacia una dirección congruente con la segunda interpre- te. Desde el punto de vista del modelo de la diferenciación, implícitamente
tación. Pero la idea de que la contradicción se resolverá, de acuerdo con acusa a la esfera pública burguesa de estar insuficientemente diferencia·
los requerimientos normativos, aboliendo todo el complejo institucional, da. En particular, la ldentld~fictlcia del burgués y del hombre, expresa la
apoya a la primera. De hecho, varios puntos no quedan claros en el aná- penetración muy real de la 1fera fntima por los procesos de la economía
lisis. Primero, como lo preguntamos antes, ¿están las expresiones norma- privada. Por con1l1ul1nt1, 11 ordadcro objetivo de la economía-sociedad·
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Estado controlada públicamente, es liberar la esfera íntima de las limita- portante y constitutiva. Que Habermas era, por lo menos en 1962, insensi-
ciones económicas y de la intervención social.7 3 Este argumento, atribui- ble ante tal resultado lo muestra la forma en que estudia a los pensadores
do a Engels, en la versión de Habermas equivale a un proyecto para estable- "liberales" J. S. Mill y Tocqueville. 77
cer una nueva forma de autonomía privada. 74 Habermas acierta al usar a Marx para criticar el modelo de la esfera pú·
Lo que Habermas no nos dice, es de qué manera esa autonomía priva- blica burguesa, su tensión entre la norma y la institucionalización. Mu·
da puede institucionalizarse sin derechos, aunque ciertamente es posible cho más dudosa es su obvia preferencia por Marx, frente a Mill y Tocque-
que simplemente presuponga alguna versión del catálogo clásico. Pero si ville, en el desarrollo adicional del modelo normativo. Argumentando desde
vamos a retornar a ese catálogo de derechos, ¿cómo vamos a evitar reafir- el punto de vista de la democracia radical marxista, por ejemplo, no ve
mar el modelo normativo de la diferenciación comprensiva que estos dere- ninguna utilidad en el interés que Mill muestra, consistentemente sobre
chos garantizan por medio de su misma forma? Habermas pudo, quizá, con- la base de la diferenciación, en defender la autonomía privada y la liber-
trarrestar este argumento haciendo referencia a la necesidad de redefinir tad de las minorías del mayor poder democrático, el poder de la opinión
el corpus de derechos que hemos heredado, y en especial su jerarquía in- pública. Inexplicablemente, considera que esta idea, en realidad una precon-
terna. Su noción, adjudicada a Marx, de que la autonomía en el nuevo dición para la racionalidad de la deliberación pública, es una disminu·
modelo estaría basada en la esfera pública en vez de en la propiedad privada ción de la propia esfera pública. 78 Además; no parece entender que la idea
apunta en esta dirección. 75 Pero en este caso los peligros de un modelo ge- de lo público como abolición del poder político supone una renuncia a la
neral basado en la unificación en vez de en la diferenciación se hacen pre- necesidad misma de limitar todo el poder, utilizando los únicos medios
sentes; lo que habría sido una importante intuición en el contexto de una posibles, el establecimiento de contrapoderes y de organizaciones, y por
teoría de los derechos, insuficientemente desarrollada aquí, se convierte lo tanto, se muestra impotente ante el creciente poder del Estado burocrá·
en algo peligroso dentro del proyecto, realmente propuesto, de una demo- tico moderno. Desde el punto de vista de una estrategia de desdiferencia·
cracia no liberal: ción democrática, finalmente, Habermas no muestra ninguna simpatía
por la importancia que Tocqueville asigna a las asociaciones voluntarias,
La autonomía privada es un producto de una autonomía original, que es pro-
como cuerpos intermediarios requeridos para la estabilización de la dife·
ducida por la colectividad de ciudadanos-sociales, que ejercen las funciones de
la esfera pública ampliada a la manera socialista. Son los individuos privados
renciación y el establecimiento de la mediación democrática. No compren·
los que son considerados individuos privados de lo público, en vez de lo público de que este modelo, requerido para la preparación de la ciudadanía en los
como lo público de individuos privados. En lugar de la identidad del burgués y niveles en que la participación sigue siendo posible en las sociedades mo-
del homme [ ... ] tenemos la identidad del citoyen y el homme. La libertad del dernas, conlleva a una relación potencial entre el homme y el citoyen que
individuo privado se definirá de acuerdo con el papel de los seres humanos escapa a la odiosa alternativa de seres humanos sin poder y del ciudadano
como ciudadanos sociales (Gessellschaftsbürger); la libertad de los seres huma- inhumano. Las asociaciones de la sociedad civil en la teoría de Tocquevi·
nos como dueños de propiedad, ya no definirá el papel del ciudadano del Esta- lle preparan a los individUQ:il<privados para el ejercicio del poder público,
do (Staatsbürger). 76 tarea que la esfera pública literaria es incapaz de realizar por sí sola. A la
vez, estas asociaciones conservan la conexión de los ciudadanos con las
Este texto muestra que Habermas representa una posición, sin el me- redes sociales prepolíticas que sirven como su anteéedente. 79 En lugar de
nor vestigio crítico, que rompe explícitamente con el ideal burgués-liberal la identidad marxista entre el hombre y el ciudadano, Tocqueville propo·
de la esfera pública. El punto no es sólo que una funcionalización de la ne, por lo tanto, un modelo diferenciado e interdependiente del ser social
esfera íntima sea remplazada por el proyecto de otra. Más generalmente, y del ciudadano.
el modelo remplaza la desdiferenciación burguesa, que viola las normas Es cierto que Mill y Tocqueville sólo se preocupan parcialmente por las
constitucionales de la esfera pública liberal en el propio argumento de implicaciones desdiferenciadoras del vínculo entre hombre y burgués.
Habermas, con un esquema de una desdiferenciación inversa, que sería Habermas acierta al recurrir a Marx cuando procura ampliar los procesos
igualmente incompatible con estas normas si se las mantuviera o se las de la crítica y supervisión públicas a la esfera económica. 80 Sin embargo,
restableciera. Aunque puede argumentarse que el proyecto aquí bosque· no está claro si el ideal pro~cslo supone una abolición de la economía a
jado continúa la dimensión democrática del modelo normativo de la esfe- la manera en que la uto.pfa bcral (juzgada incoherente e imposible por el
ra pública, ciertamente rompe con su dimensión liberal igualmente im· propio Habermaa) bu1c1 ab ir ol poder político como tal, rcmplazándolo

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270

por la discusión pública. Una alternativa habría sido afirmar la diferen- antesala del poder real: las oficinas o comités de gbbernantes invisibles. 82
ciación del campo económico y de sus papeles específicos, y postular nue- La etapa parlamentaria h'a sido transformada de un Schauplatz para la
vas formas de complementación e interdependencia entre los actores eco- "libre deliberación de representantes independientes que buscan unidad",
nómicos, los individuos privados, los miembros de las asociaciones y los en un arena donde la "pluralidad de fuerzas sociales divididas y no obs-
participantes en la esfera pública. , tante altamente organizadas" se enfrentan y chocan. 83 En el proceso, to-
Por supuesto, Habermas habría considerado irrelevante la combina- dos los antiguos reclamos de publicidad se han derrumbado.
ción de la crítica marxista y de las normas liberales democráticas propues- Por un complejo conjunto de razones, es la democracia, o más bien la de-
ta aquí, sobre la base de algunas de las tendencias de sus primeras obras, mocratización, a la que Schmitt considera la tendencia fundamental de la
porque creía que ni Marx ni las utopías liberales eran guías adecuadas era moderna, la responsable de la crisis del parlamento y de su legitimi·
para explorar lo que ocurrió en la esfera pública liberal. En su análisis, nin- dad. Para empezar, argumenta que la democracia y el parlamentarismo
guna de las opciones que presentamos aquí -marxista, liberal o incluso liberal tienen principios del todo diferentes. La democracia es una forma
su combinación-, correspondía a la realidad actual. En cambio, lo pú- de gobierno que se fundamenta en la homogeneidad social (en la moder-
blico liberal-burgués sufrió un cambio de estructura totalmente incompa- nidad: nacional) y "si surge la necesidad, en la eliminación y erradicación
tible con su proyecto normativo original. Tocqueville y Marx habrían am- de la heterogeneidad". En vista de la diferencia estructural y real entre los
bos entendido la causa de este cambio fundamental, es decir, la expansión gobernantes y gobernados, la democracia es posible sólo cuando, sobre la
impresionante de la medida y poder del Estado administrativo moderno, base de la homogeneidad, los gobernados pueden "identificarse" con los
que ha resistido continuamente la invasión de procesos y procedimientos gobernantes. Tomando como punto de partida la idea de Rousseau según
públicos. Lo que ni Tocqueville ni Marx podían haber imaginado era que, la cual la democracia es la identidad real de los que mandan y de los que
aparte de la sociedad-Estado socialista, a la que uno temía y que el otro obedecen, 84 Schmitt termina reduciendo esto a una cadena de identificacio-
deseaba fervientemente, podía ocurrir una comprensiva repolitización de nes que no se basa en ninguna "realidad visible[ ... ] algo que de hecho es
la sociedad que supuestamente eliminara el campo de fuerza en que la igual legal, política y sociológicamente", sino sólo en el "reconocimiento
esfera pública burguesa estaba constituida, y aboliera aparentemente la di- de la identidad". 85 Además, si se cuenta con una identificación suficien-
ferenciación entre sociedad civil y Estado, a la que la publicidad servía te, la dictadura, en especial si es apoyada por pretensiones pedagógicas,
como una mediación estabilizadora. Fue Carl Schmitt el primero que ela- es compatible con la democracia, según esta opinión; en realidad, Schmitt
boró una teoría comprensiva de la decadencia de la esfera pública en tér- cree que la democracia radical conduce a la dictadura, debido a la inevita-
minos de la supuesta fusión de la sociedad y del Estado. ble falta de preparación de las masas para el autogobierno.
Schmitt argumenta que el liberalismo es muy diferente de la democra·
cia. Ante todo, es un modelo profundamente apolítico porque se basa en
LA FUSIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL Y DEL ESTADO: CARL SCHMITT la discusión en vez de en hFi:identificación, y presupone una pluralidad co-
rrespondiente de opiniones en vez de su homogeneidad. Schmitt no consi~
El desplazamiento del lugar de la publicidad genuina desde el Estado (el <lera en ningún momento la posibilidad de que la conexión estructural de
modelo de la Antigüedad), a una esfera societal jurídicamente privada y la opinión pública y de la publicidad parlamentarfa establezca un medio
organizada independientemente, no evita en sí la tesis de la fusión y de la de identidad genuina, aunque incompleta, entre los gobernantes y los go-
decadencia. Como ya se indicó, Carl Schmitt desarrolló su interpretación bernados. Para él, la democracia está fundamentada no en la identidad
del parlamentarismo en torno a esta transmutación del concepto de publi- institucional real aunque incompleta, sino en una identidad completa,
cidad. Así, es tanto más sorprendente que él fuera el primer pensador im- aunque necesariamente mitológica. Así, los dos principios, el parlamenta·
portante que relacionara el fin de la era liberal con la refusión de la socie- rismo liberal y la democracia, son contrarios e incompatibles.
dad y del Estado -un proceso que supuestamente eliminó la única esfera Hay un contexto histórico en que el liberalismo y la democracia se pre-
capaz de sostener los reclamos de publicidad en condiciones modernas-. sentan como aliados. En el difícil e impresionista estilo de argumentación
Por consiguiente, la discusión parlamentaria, y con ella "todo el sistema" de Schmitt, lo que se requ~ió para esta alianza fue la "identificación" de
de protección de la comunicación social, se han convertido, hoy en día, en la "gente" extraparlamenta a, con el público parlamentario como su repre-
una formalidad vacía. 81 El parlamento es, en la actualidad, nada más que la senlanle. En vista de 111 dl renchu muy reales entre los notables parla-

(mrrr · .
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mentarios y sus representados fuera del parlamento, y de los últimos entre Según Schmitt (que obviamente toma a Inglat'erra como modelo), el
sí, la ilusión de la homogeneidad y unidad necesarias dentro de la socie- sistema del partido liberal se basó originalmente en la libre competencia,
dad y de la sociedad con el parlamento, puede surgir sólo ante un enemi- a través de los medios de discusión y persuasión, por los votos de un pú·
go: el poder estatal no controlado. Es esa relación amigo-enemigo la que blico educado e independiente (élite). De hecho, los partidos liberales se
logró la unidad temporal de la sociedad, 1J no alguna de las actividades habrían de conformar en la esfera de la opinión pública, esto es, en el par-
integradoras hegelianas del Estado, la responsable de la identidad iluso- lamento. Este principio encontró su correlación sociológica en los parti·
dos relativamente pequeños, colegiados, de notables. Debido a una falta de
ria del liberalismo y la democracia.
Sin embargo, el problema no es que esta identificación sea ilusoria, vínculos con intereses fijos y con estructuras organizativas, se suponía que
sino que sea temporal. Aunque la existencia de un Estado no democrático los representantes electos por los partidos poseían libertad de acción y deli·
y no liberal es necesaria para la alianza del liberalismo y la democracia, beración en el parlamento; por lo tanto, de aquí el supuesto de que como
ambas ideologías, aunque por diferentes razones, pugnan por su abolición cuerpo, ellos estaban en posición de generar una voluntad unificada del
o su transformación en un Estado, como la autoorganización de la socie- Estado por medio de la discusión y de la persuasión mutua. 87 No obstan-
dad. El Estado militar-administrativo es inaceptable para los principios li- te, la democratización ha conducido a la emergencia de un tipo totalmente
berales, porque estos reconocen la legitimidad de las decisiones sólo si se nuevo de partido competitivo basado en uria membresía de masas, relacio·
ha llegado a ellas por medio del principio político de la discusión. Cierta- nado sociológicamente con una constelación específica de intereses, y muy
mente, el liberalismo es escéptico respecto a cualquier Estado y busca burocratizado con numerosos funcionarios pagados. 88 Un partido de este
una variante reducida del "velador nocturno". No intenta ni abolir totalmen- tipo no valora la neutralidad respecto a sus miembros y tiende a inmis·
te ni remplazar al Estado militar-administrativo. Sin embargo, este últi- cuirse profundamente en la vida social, económica y cultural de su "clien·
mo, en la medida en que es un vestigio de una era jerárquica y autoritaria, tela", en todas las etapas del ciclo humano. Tampoco tolera las formas de
es mucho menos aceptable para la democracia. Además, una vez que las vida representadas por sus competidores. Cada partido "democrático" tiene
fuerzas democráticas se identifican con el parlamentarismo liberal, ellas, tendencias totalizantes, en la medida en que busca la posesión plena del
a diferencia de las fuerzas liberales, no pueden tolerar el hecho de que el aparato estatal, al que considera instrumento para la realización sus objeti·
vos sociales. La multiplicidad de esos partidos hace que cada uno de ellos
Estado no sea idéntico a este parlamento.
Paradójicamente, a medida que el triunfo de la alianza del liberalismo se vea limitado; juntos, constituyen un Estado partido pluralista (a diferen·
y de la democracia se acerca a su meta, can la creación de un Estado que cia del Estado de un solo partido), un "Estado de coaliciones muy pro·
representa la autoorganización de la sociedad (mediante la ampliación pensas a modificarse". Schmitt conscientemente sostiene que este tipo de
del sufragio, que es una precondición de la alianza), ya no existe la posibi- Estado ha logrado un carácter total respecto a su predecesor, representan-
lidad de un Estado respecto al cual sea necesaria, y posible, una actitud do, en efecto, una totalidad fragmentada o parcelada, en la que todo com·
polémica. Junto con su (supuesta) desaparición, las condiciones de la uni- plejo organizado de pode~a convertir en realidad una totalidad, en sí
dad social también desaparecen, lo que lleva al liberalismo, a la democra- y para sí (in sich selbst und für sich selbst).
cia y al propio Estado a una crisis. 86 Schmitt explora la naturaleza de esta La explicación que da Schmitt del carácter cambiante de los partidos
crisis, mediante el análisis de dos desarrollos relacionados con el proceso políticos en el contexto de la democratización políticá, difiere de los análisis
de democratización. La emergencia de un nuevo tipo de partido burocrá- conservador y socialista de estos fenómenos. Mientras los conservadores
t.ico-de masas, y el advenimiento del intervencionismo estatal. El primero dieron importancia a la supuestamente inevitable burocratización de la
conduce a una transformación fundamental de las instituciones y proce- política, en vista de los problemas de organizar a los no educados y a las
sos que el modelo de discusión liberal presuponía, incluso en contra de "masas" atomizadas, los socialistas se concentraron en la tendencia a crear
los hechos. El segundo representa un cambio con incluso más ramifica- nuevos mecanismos de exclusión y despolitización, reconciliando la "partid·
ciones radicales: la "desdiferenciación funcional" de la sociedad y del Esta- pación" de los explotados con los imperativos del mantenimiento del sis te·
ma socioeconómico explotador existente. Schmitt, a pesar de su extrat'lo
do. Esta "fusión" de lo político y de lo social elimina el espacio para una
forma discursiva pública de intermediación, transformando -de hecho conjunto de afinidades. con ttrlas lf ncas de pensamiento conservador, así co·
mo con las versionH 1utortc ri11 del marxismo, no se ocupa de estas expli·
disolviendo, por decirlo así- los espacios públicos tanto en la sociedad
cacioncs y en cambio 11 01nt cm al fin de la polémica relación del Estado
como en el Estado.

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y la sociedad bajo el impacto del parlamentarismo democrático. La unidad Schmitt no se basa simplemente en la actualización' del programa del Esta-
de las diversas formaciones sociológicas de una sociedad despolitizada, de- do como la autoorganizaciÓn de la sociedad. En realidad, esta idea basada
pendió de la supervivencia de la forma del Estado autoritario. La emergen- en generalizaciones superficiales del caso Weimar no es convincente a
cia del Estado como la autoorganización de la sociedad y el debilitamien- pesar de la virtuosidad dialéctica envuelta en la versión del argumento
to del ejecutivo, fragmenta a la sociedad en términos de una pluralidad de hegeliano. La realidad del Estado moderno, de hecho, no desaparece cuan-
intereses y creencias. Las convocatorias políticas que traspasan las líneas do la transformación democrática de la democracia parlamentaria es com-
divisorias sociológicas se hacen imposibles, y ahora los partidos políticos pleta. Ciertamente, éste no es el caso en los sistemas presidenciales, pero
se deben organizar dentro de categorías muy rígidas. Además, el éxito de las incluso históricamente, en los sistemas parlamentarios un aumento del
convocatorias electorales depende ahora de la satisfacción de las deman- poder del ejecutivo ha acompañado a la democratización. Este crecimien-
das económicas, culturales e ideológicas sectoriales. Por lo tanto, el cam- to del ejecutivo es a la vez una condición de la constitución de la sociedad
po del parlamento se vuelve nuevamente reflejo de una sociedad más gran- civil y una amenaza para su independencia y diferenciación. 90 Así, si la fu-
de. Sin embargo, en esta ocasión, la sociedad que refleja está organizada sión del Estado y de la sociedad es un presupuesto de la decadencia de la
pluralmente, y cada segmento demanda desempeños específicos en lapo- esfera pública parlamentaria, esta fusión debe tener fundamentos adiciona-
lítica económica, social y cultural. Así como el Estado se convierte en el les a los procesos de democratización formales, los de un tipo que esté
Estado parlamentario, el propio parlamento se convierte en la expresión de vinculado con la expansión, en vez de con el debilitamiento del Estado
pluralidades societales mutuamente hostiles, capaces de compromisos es- moderno.
tratégicos, pero no de un acuerdo genuino. Schmitt proporciona una segunda línea de argumentación para la fu·
Además, ya no se puede lograr el compromiso por medio de la discu- sión del Estado y de la sociedad, cuyas consecuencias son mucho más
sión de la verdad y justicia de una determinada política, ni se puede llegar generales respecto a las raíces de la vida social independiente. Esta argu-
a él abierta y públicamente, porque el compromiso y la discusión pública mentación, que se concentra en la interpenetración mutua del Estado y
violan los principios del nuevo tipo de partido político totalizante. La dis- de la sociedad, es difícil de separar del énfasis primario puesto en la socia·
cusión parlamentaria es una formalidad vacía, una mera fachada, locali- lización del Estado, pero en un análisis más detallado resulta que se trata
específicamente de una desdiferenciación funcional en dos direcciones.
zada Por lo tanto, el Estado liberal del siglo XIX se diferenció de la sociedad no
en una gigantesca antecámara que se encuentra enfrente de las oficinas o co- sólo en el sentido de ser independiente de las constelaciones segmentarias
mités de gobernantes invisibles [ ... ] Pequeños y exclusivos comités de partidos de los intereses sociales fijos, sino también ell' el sentido de que era neu-
y coaliciones de partidos toman sus decisiones detrás de puertas cerradas, y tral respecto a las grandes esferas funcionales de la sociedad que son despo·
aquello que acuerdan los representantes de los grandes grupos de interés capi- litizadas de esa manera: religión, cultura, economía, derecho, ciencia. 91
talistas en los pequeños comités, es más importante para la suerte de millones En este caso el modelo de·~rnitt es ante todo el del orden económico de
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de personas, quizá, que cualquier decisión política. laissez-faire y un Estado que interviene cuando mucho para restablecer las
La preocupación de Schmitt, a diferencia de la de los críticos marxis- condiciones perturbadas de la competencia económica. Desde este punto
tas del pluralismo, no es que los mismos intereses siempre dominen por de vista, obtenemos una lista modificada de derech-os y libertades funda·
medio de presiones y tratos extraparlamentarios. Debido a que los comi- mentales liberales (libertad personal, las libertades de expresión de opi·
tés de partido deben trabajar por medio de un parlamento elegido, el gobier- nión, de contrato, de empresa, de propiedad), que ni siquiera incluye las
no por parte de ellos crea resultados incongruentes, que dependen de los libertades claves de la comunicación (asamblea y asociación). 92 Aquí la
resultados de las elecciones y coaliciones que fortalecen a una u otra fac- función de los derechos es conservar la diferenciación y la despolitización,
ción. El verdadero peligro que teme no es la oligarquía, sino lo que poste- en vez de garantizar la precondición de la comunicación pública.
riormente se llamó "ingobernabilidad", puesto que está convencido de que Según Schmitt, el modelo liberal de diferenciación funcional es ataca·
el Estado de partidos pluralista fragmenta las dos fuentes concebibles de do desde dos direcciones. El Estado posliberal es un "Estado total quepo·
unidad: el Estado y la sociedad. Lcncialmente abarca todo ~mlnio". 93 Esta enunciación tiene un doble
Esta fragmentación es de hecho simultánea, a medida que el Estado y significado. Primero, el nu vo tipo de Estado ya no es neutral respecto a
la sociedad se convierten en uno solo. Sin embargo, la tesis de la fusión de las varias esferas de 111ocl1 d y 1c convierte de hecho en un Estado ceo·
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nómico, benefactor, cultural, educativo, científico e incluso "religioso" -en por lo menos dividir al Estado, en el caso de la de~diferenciación funcio-
una palabra que Schmitt no parece usar en este contexto, es un Sozialstaat nal estamos tratando con un poderoso Estado administrativo-burocrático
o Estado social-. 94 Segundo, el nuevo tipo de Estado interviene en todas que busca penetrar en la sociedad. Desde esta perspectiva muy compro-
las esferas de la sociedad a las cuales politiza. Lo que se supone aquí es metida con el modelo de Weimar, Schmitt vio a la "socialdemocratiza-
que la distinción Estado-sociedad es abolida en forma tan radical que ción", pero no al intervencionismo estatal, como una fuerza dinámica que
la propia esfera privada, estabilizada por los derechos modelados sobre el conducía a la crisis política. No obstante, es consciente de dos resultados
de la propiedad, es penetrada, politizada y abolida como una esfera inde- posibles que están de acuerdo con las dos tendencias que nos obligó a
pendiente. Aunque el modelo del ascenso de la diferenciación segmenta- separar en su pensamiento. De las dos versiones del Estado "total" que bos-
ria pluralista parece hacer que sólo algunos derechos -los relacionados queja, la variedad pluralista fragmentada es producto de la tendencia ha-
con la comunicación- sean políticamente irrelevantes, el modelo de la cia la segmentación; la variedad autoritaria es producto de la desdiferen-
desdiferenciación funcional en realidad apoya la afirmación de Schmitt de ciación funcional motivada por la lógica del propio Estado. 96
que los derechos liberales como tales se han hecho obsoletos. Schmitt parece tener alguna idea de que las dos versiones del Estado
La relación de estos dos modelos en el argumento de Schmitt es com- total provienen de diferentes significados del término "Estado-social" o "so-
pleja. La única "explicación" que proporciona para la desdiferenciación ciedad-Estado", uno de los cuales supone la primacía de lo social, en tan-
funcional es, una vez más, la democratización, que por razones más bien to que el otro supone la de lo político. Afirma que el "estado de partido
poco claras "debe deshacerse de[ ... ] las formas de despolitización carac- pluralista" se convierte en "total" no debido a la fuerza, sino a la debili-
terísticas del siglo XIX liberal". 95 De hecho, nuevamente el argumento parece dad; interviene en todas las áreas de la vida porque debe satisfacer las de-
sostenerse en la medida en que el programa de la "democracia liberal" mandas de todos los interesados". 97 No obstante, también cree que la varie-
puede establecer al Estado como la autoorganización de la sociedad. A dad fragmentada del Estado total no es tanto un resultado alternativo de
este respecto, Schmitt nos hace pensar que la idea de un Sozialstaat en el la repolitización de la sociedad como un producto artificial, que por defi-
sentido de un Estado económico, benefactor, cultural, etcétera, y la de la nición casi siempre está en crisis, un resultado de la supervivencia de ins-
sociedad convirtiéndose en el Estado (zum Staat gewordene Gesellschaft), tituciones legales y parlamentarias obsoletas. En particular, cree que la
son lo mismo. Pero en su propia argumentación, la combinación del Esta- culminación de la tendencia contra la neutralización liberal del Estado y
do como la autoorganización de la sociedad sólo conduce a la fragmenta- la despolitización de la sociedad, ya ha producido los fundamentos de
ción -es decir, a la segmentación siguiendo las líneas de los intereses y la otra forma autoritaria de poder que se basa en la legitimidad democráti·
ideología- de la sociedad que se apodera del Estado. El resultado, como co-plebiscitaria. De hecho, es una consecuencia implícita de su argumen-
hemos mostrado, es un Estado de partidos pluralista y fragmentado cuya to que tal resultado puede incluso convergir con la autoabolición lógica
soberanía se divide entre las unidades. Schmitt nunca aclaró su argumenta- del sistema de partidos, con el remplazo del gobierno de muchos partidos
ción, la cual parece depender del tipo de partido democrático-de masas- por el de uno solo mon~co. Así, las dos tendencias hacia la fusión,
ideológico, que se apodera de todos los aspectos de la vida social de sus segmentación y desdiferenciación funcional, pueden converger en un nuevo
miembros. Un partido de ese tipo posiblemente busque un Estado mode- tipo de dictadura "democrática".
lado en sí mismo, e intervendrá en la sociedad a favor de los intereses Sin embargo, sobre la base de su interpretación de la experiencia de
económicos, culturales y de otro tipo que representa. A menos que Schmitt Weimar, Schmitt está convencido de que el funcionamiento de la legali-
tenga en mente los ejemplos específicos de la relación de los socialde- dad parlamentaria, incluso si ya no está en posición de producir un Esta•
mócratas con la economía o del partido católico del centro con la religión, do legislativo, es a pesar de todo capaz de impedir la emergencia de una
es muy poco clara la razón de que el nuevo sistema de partido deba con- forma estatal genuinamente política -es decir, autoritaria-. 98 Un parla-
ducir a un proceso total de desdiferenciación funcional del Estado y de la mento que garantice los derechos políticos de una pluralidad de partidos,
sociedad. De hecho, incluso el Estado de partido único de Mussolini pudo es capaz de anular las decisiones del ejecutivo que surgen fuera de las
coexistir durante algún tiempo con un orden económico liberal. condiciones determinadas de la formación de coaliciones. Y es posible afta·
Una vez más, creemos que la fuente de su confusión es la renuencia c.lir que la supervivencia d~a estructura liberal de protección legal fuera
de Schmitt a conceder que, mientras que en el caso de la segmentación la e.le! parlamento, hace que 1 a casi Imposible remplazar un sistema de plu-
fuente se encuentra en los complejos sociales que procuran apoderarse o ralidad de partido• por ti u ip1rtldh1ta. 99

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De conformidad con Schmitt, la alianza del liberalismo y de la demo- pero que es capaz de una gran fluidez en el escenario parlamentario y de
cracia no puede restablecerse (en el presente). El instrumento del gobier- un compromiso, más que Iheramente estratégico, con sus adversarios.
no de la mayoría en el parlamento pierde su oportunidad de aceptación La desaparición del Estado en la descripción que presenta Schmitt de
popular cuando grupos políticos muy organizados predeterminan todos la democracia liberal difícilmente era inocente: trataba de reforzar una
los resultados posibles, establecen una ventaja irreversible de quienes ya administración autoritaria a la que presentaba como debilitada, y para
están ocupando los cargos, y hacen muy rígida una determinada estructu- hacer esto tenía que ocultar su papel en la crisis del orden político de
ra de mayorías y minorías, e incluso de exclusión política total. Así, los so- Weimar. Pretender que el elemento autoritario del Estado estaba moribun-
cios de la antigua unión del liberalismo y de la democracia están ahora en do, a pesar del poder del ejército, de la administración y del sistema legal
crisis: la legitimidad democrática junto con el principio parlamentario. aliado a la administración, por no decir nada de las prerrogativas presi·
Sus crisis producen una tercera, la del propio Estado, en la medida en que denciales del sistema constitucional, le ayudó a atacar al sistema de par-
se bloquean soluciones más allá del liberalismo y de la forma existente de tidos pluralista que produjo nuevos vínculos así como nuevas tensiones
democracia, y en que se reducen continuamente las posibilidades de deci- entre la democracia y el liberalismo.
sión. Para Schmitt, parece haber dos opciones inherentes a esta situación:
la continuación de un Estado pluralista de partidos, antipolítico, en crisis
permanente pero protegido y enmascarado por los principios liberales, o EL ARGUMENTO DE LA FUSIÓN
la creación de un Estado genuinamente político, autoritario, ya no plura- EN EL "STRUKTURWANDEL" DE HABERMAS
lista, legitimado por una nueva versión plebiscitaria de la "democracia".
No tiene caso negar que Schmitt elige la segunda opción. De hecho, fue En vista de sus intenciones autoritarias apenas enmascaradas, es tanto
esta elección la que le permitió mostrar entusiasmo por el fascismo italia- más sorprendente que el argumento de la fusión que elaboró Schmitt fue·
no y la que hizo que su conversión al nacionalsocialismo fuera intelectual- ra adoptado, y de hecho impresionantemente reelaborado, por los pensa•
mente auténtica, si no es que inevitable. Para Schmitt ningún retorno a un dores de la Escuela de Francfort. Su actitud hacia el liberalismo, la demo·
régimen conservador, autoritario, no plebiscitario, puede proporcionar una cracia y el autoritarismo era contraria a la de Schmitt, a pesar de lo cual el
solución para la crisis del Estado, puesto que esa alternativa, al reconsti- argumento de la fusión se convirtió para ellos en un rasgo significativo de
tuir a su adversario polémico anterior, llevaría a la reconstitución de la la "crítica del Estado autoritario".
alianza del liberalismo y de la demacrada, y de nuevo socavaría al Esta- Consistentemente, ni la alianza del liberalismo y la democracia ni la
do. Al igual que los izquierdistas y derechistas que admiraba, Schmitt pro- supuesta decadencia de su advetsario, el poder ejecutivo autoritario, es·
puso una unión alternativa: la de la democracia con el autoritarismo. tán presentes en los análisis de la Escuela de Francfort. Esta estructura
En cualquier caso, con el advenimiento del Estado total, ninguna de las del argumento es remplazada por una nueva: la gran transformación del
dos opciones (pluralista o autoritaria) es congruente con un dualismo Es- orden económico capit~ que pasa de liberal a monopólico y, finalmen-
tado-sociedad, o con la operación de una mediación parlamentaria entre te, al capitalismo organizado por el Estado. El argumento, aunque dela·
ellos. Lo que no se le ocurre a Schmitt es la posibilidad, tan obvia en el rrollado por primera vez en relación con el ascenso de los estados auto·
contexto estadunidense, de que los dos principios, el estatista y el pluralis- ritarios, también demostró ser aplicable en el periodo de la posguerra, cuando
ta, estabilizados en una estructura de derechos liberales, puedan combi- se reconstruyó la democracia liberal. 100 La teoría de Habermas de la deca•
narse para constituir una nueva versión del dualismo Estado-sociedad dencia de la esfera pública, sin importar cuánto haya sido influida por laa
civil. Tres características de su pensamiento fueron responsables de esta tesis anteriores de Schmitt y Arendt, se deriva ante todo de las varias ra·
miopía: una renuencia a reconocer la existencia continua de un Estado mificaciones de los análisis de la Escuela de Francfort en la déca·
que tendía al autoritarismo en la era pluralista; la incapacidad de ver toda da de 1930. En realidad, en última instancia, Habermas logró replantear
la gama de razones, incluyendo en especial las económicas, del interven· casi todas estas ramificaciones en una nueva estructura teórica, en la que
cionismo estatal en la sociedad; y el fracaso para observar la emergencia se volvieron muy útiles para una teoría democrática orientada a la prácti·
de un nuevo tipo adicional de partido político, el partido donde todos tie· ca. Pero en 1962, cuand!aba escribiendo Strukturwandel der Óflintllch·
nen cabida, basado en partidarios de muy diferentes tipos, que no está keit, Habermas alln no 1bl1 llc¡ado a esta posición. Como conclusión,
interesado ni en dominar totalmente ni en fragmentar al sistema político, infortunadamente, rila d 11 noción de la transformación de la eafara

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pública con la filosofía negativa de la historia de Adorno y Horkheimer, y ciados sociales. Este argumepto, aunque Habermas le haya restado impor-
en consecuencia fue incapaz de ver mucho más allá de la tesis de la deca- tancia en sus obras posteriores, fue ampliado en forma muy enérgica por
dencia, excepto en la limitada medida en que él, a diferencia de sus maes- Offe en la década de 1980. 104 Sin embargo, vale la pena hacer hincapié en
tros, todavía abrigaba algunos supuestos marxistas clásicos. La aplica- que lo hizo no sólo para indicar un componente de la estructura general del
ción de la teoría de la esfera pública a la política contemporánea tuvo que Estado benefactor (en todo caso, un componente que no tiene la misma
esperar. importancia en todos los estados benefactores) sino, bajo el impacto del
Aquí sólo necesitamos resumir la síntesis multidimensional de Haber- desafío neoconservador, para poner énfasis en una vía potencial, aunque
mas. El argumento está compuesto de seis niveles: internamente problemática (¡y normativamente poco atractiva!), para re·
ducir las cargas administrativas y legitimizadoras del Estado interven·
1. La tesis del intervencionismo del Estado en la economía capitalista. cionista.
Este argumento, que está casi del todo ausente en Schmitt, supone algo 3. La tesis de la decadencia de la esfera íntima de la familia. Esta tesis,
diferente, cualitativamente, de la expansión de la administración del Es- componente importante del análisis de Arendt, cuya formulación es re·
tado y de la burocracia política durante las épocas absolutista, e incluso producida por Habermas ("la polarización de las esferas social e íntima"),
liberal, en las que hicieron hincapié Marx, Tocqueville y, a su propia ma- fue una contribución clave de Horkheimer y sus colegas en los años treinta
nera, Arendt. El Estado moderno interviene en la economía capitalista a la teoría social. El análisis de Habermas en 1962, que aprovecha nuevas
liberal, a costa de su carácter liberal, para proteger la estructura capitalis- obras, subraya la destrucción de la cubierta privada de la propiedad bur-
ta amenazada por las tendencias de la crisis endógena y los procesos de guesa en torno a la intimidad, causada por la pérdida de las funciones eco·
autorregulación limitada. El Estado procura corregir los desequilibrios nómicas familiares y el aumento de las relaciones como cliente del Esta·
producidos tanto por los procesos autorreguladores del mercado como por do que proporciona el seguro social. La familia pierde cada vez más sus
los fenómenos de la competencia imperfecta, oligopólica (regulación fis- funciones de "educación, defensa, cuidado y dirección, e incluso de pro·
cal y monetaria del ciclo económico), para apoyar los procesos de inver- porcionar tradiciones y orientaciones [ ... ] su poder para formar conduc·
sión, acumulación e innovación técnica, y reforzar la demanda agregada tas en áreas que eran consideradas las esferas más internas de los miem·
por medio de los gastos del Estado benefactor. Esta tesis, que más bien bros de las familias burguesas". 105 La decadencia de la autoridad del padre
fue poco desarrollada en el Strukturwandel, fue integrada plenamente a la es, desde este punto de vista, ambigua: la familia no sólo pierde sus fun·
tradición de Francfort por F. Pollock y sus· colegas (1932-1941) en relación ciones represivas, sino también defensivas. Las nuevas formas de intiml·
con el "Estado autoritario". Fue ampliada significativamente en los escri- dad aun más intensa, son consideradas como irremediablemente defensi·
tos de Habermas y de Claus Offe después de 1968, en forma de una crítica vas, a la manera de Arendt; la vida privada se torna cada vez más abierta
de la administración de la crisis por el Estado benefactor.
101 a la mirada de los de afuera, incluso al mismo nivel de la arquitectura. La
2. La tesis de la toma de poderes públicos por las asociaciones privadas falsa intimidad de la co~~ación pública, en la que hacen hincapié tan·
(el nuevo corporativismo). Esta tesis, introducida por primera vez en las to Adorno como Arendt, representa, para Habermas, a la vez una forma
discusiones de Francfort por O. Kirchheimer, 1º2 se deriva de la crítica que de subsumir a la esfera íntima y la degradación del público en la muche·
hizo Schmitt al pluralismo de Weimar. En el argumento de Habermas en dumbre [público de masas]. 1 6º •

1962, la crítica se amplió hasta abarcar el nivel prepolítico. En los proce- 4. La tesis de la decadencia de la esfera pública literaria y el ascenso de
sos de la competencia oligopólica, las organizaciones privadas son capa- la cultura de masas. Este complejo de argumentos, representa la dimen·
ces, en contra del capitalismo liberal, de formular lo que es de hecho una sión más conocida y que ha tenido más éxito de la teoría de la primera épo·
política económica pública. 103 Los acuerdos colectivos entre las asocia- ca de la Escuela de Francfort, sobre todo de Adorno. En la versión de Ha-
ciones privadas -en particular, los sindicatos y las asociaciones patrona- bermas se hace hincapié en el crecimiento de lo público literario dentro
les- pierden su status legal privado a favor de una forma de creación de de la esfera del consumo y del ocio manipulado. Esto está relacionado
reglas que previamente estaba reservada a los entes legales públicos. Mien- con la decadencia de las instituciones (basadas en la familia) de la recep·
tras que ahora importantes áreas de la administración caen en manos de ción y crítica cultural, as{ =mo con la transformación industrial-comercial
los entes legales privados, el propio Estado usa cada vez más instrumen- de los medios de comunic ción. Un mercado ya no es la precondición del
tos contractuales legales privados para regular sus relaciones con sus aso· arte autónomo; la po1ibilid d da comercialización se convierte en un prln·

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cipio de la producción industrial de arte. La "democratización" de la cul- no. Su resultado más importante, la "desaparición de la oposición polí·
tura es una pseudodemocratización; lo que se democratiza ya no es cultu- tica", para usar la frase de Kirchheimer, tiene el efecto de reducir los contro·
ra. La impresionante expansión de la esfera pública literaria coincide con les públicos sobre la administración, tal como lo subrayó Max Weber, for-
la decadencia de su carácter crítico. 107 Los nuevos medios propician una taleciendo así el poder autoritario sin medios autoritarios.
forma meramente pasiva de participación. La supervivencia del arte avant- 6. Habermas amplía la tesis de Schmitt de que el papel del parlamento,
garde y de la cultura sólo divide la esfera pública literaria clásica en "una como esfera de mediación entre una burocracia fortalecida y las asociacio·
minoría de expertos razonadores, ya no públicos, y a la gran masa de con- nes privadas, debe disminuir. Sin embargo, de igual import~mcia fue su em·
pleo de la tesis de la Escuela de Francfort sobre la cultura de masas para
sumidores públicos" .1os
La erosión de la esfera íntima y de un público literario genuino, lleva a desmitificar el carácter supuestamente "democrático" de los componentes
la desparición de la tensión entre homme y burgués, aboliendo el funda- plebiscitarios de la nueva situación, como lo señala Schmitt. En la tradi·
mento privado de la autonomía sin proporcionar un nuevo fundamento ción de Adorno y Lowenthal, que pusieron énfasis en el potencial político
público. En este caso, la tesis de la decadencia de la familia y del ascenso autoritario de la nueva cultura de masas y sus medios de comunicación,
de la cultura de masas está relacionada con la tesis clásica de Franc- Habermas indica el lugar de la propagand~ en el discurso político contem·
poráneo. La manipulación política moderna presupone las formas de los
fort de la decadencia del individuo.
5. La tesis de la transformación de la esfera pública política representa anuncios comerciales que se han hecho dominantes, a medida que la com·
una extensión selectiva de argumentos desarrollados en relación con las petencia de precios cesa de ser el mecanismo que coordina las agrupacio·
dimensiones prepolíticas de la publicidad. Es interesante que a la inter- nes oligopólicas en su lucha por partes del mercado. Como bien sabían
vención estatista-burocrática en la economía, que para Arendt es el rempla- Adorno y sus colegas -la comercialización y "venta" de líderes políticos,
zo por excelencia de la interacción pública igualitaria por el paternalismo, partidos y políticas-, presupone audiencias pasivas, acríticas, ya formadas,
de alguna manera se le reste importancia en el análisis, aunque Habermas y que sin embargo pueden ser movilizadas. Aunque los anuncios como
menciona el aumento y creciente independencia de una administración tales se dirigen a los individuos en sus capacidades privadas, ayudando
que resistió con éxito, incluso en la era liberal, las demandas de publici- así a descomponer la esfera íntima, la forma intermediaria de las "relacio·
dad. Tanto más importante es el argumento de Schmitt, en el que hace nes públicas" se dirige y deforma la "opinión pública" mediante "la cons·
hincapié también Kirchheimer, según el cual, la toma de poderes públicos trucción del consentimiento". 111 Esta tarea se torna central para los parti·
por asociaciones privadas lleva a la emergehcia de procesos corporativistas dos políticos de tipo contemporáneo, en el parlamento y especialmente en
de negociación, tratos y compromisos que soslayan los procesos públicos de el proceso electoral. Esos partidos.no necesitan tanto una "membresía de
escrutinio 109 , y reducen la discusión y debate parlamentarios a un proceso masas" como un aparato capaz, a intervalos periódicos, de movilizar el
post hoc de decisiones legitimadoras a las que se llega bajo la protección apoyo electoral de una manera similar a la de una agencia de publicidad.
de un nuevo "conocimiento secreto". Los discursos en el parlamento, que Aunque la reconstitución:~a'.lguna clase de esfera pública política en laa.
ya no son esfuerzos de los representantes por convencerse entre sí, bus- campañas electorales es inevitable, 112 los blancos preferidos de los parti·
can ahora movilizar una opinión plebiscitaria fuera del parlamento. Como dos son aquellos individuos que generalmente no so.n miembros de asocia·
argumentó Schmitt, los representantes obligados por la disciplina de par- dones o de grupos de status elevados, que no tienen acceso a lo que aquí
tido pierden su independencia a medida que se revive algo parecido al mostramos como formas residuales de un público racional. La aproxima·
mandato obligatorio. Habermas reconoce que la concepción de Schmitt ción a los votantes de que se trata, no se hace mediante una ilustración,
de la transformación del sistema de partidos desde grupos colegiados débi- sino a través de llamados a una conducta consumista, y no por agitadores, o
les, unidos por una opinión común, hasta partidos que conforman rígidos incluso "propagandistas" del tipo antiguo, sino por expertos publicistas. 113
grupos sociológicos, ya no corresponde a la realidad. El nuevo tipo de Para tener éxito, "los organizadores de elecciones no sólo deben recono·
"partido para todos", en el que hace hincapié Kirchheimer, entre otros, ccr la desaparición de una esfera pública política genuina, sino que ade·
una etapa adicional en la "democratización" y "masificación" del sistema más deben contribuir co scicntemente a este proceso" . 114 El resultado no
político, sólo aumenta la despolitización, reduciendo aún más el nivel del es una comprensión de 1 políticas o la aceptación de las mismas, sino
discurso y argumento políticos. 11 º Por supuesto, el nuevo tipo de partido una "identificación almbóU "con los líderes, identificación que se puede
ya no está asociado, en este caso, con la fragmentación del poder sobera· medir y que est' abl1rt11d1m manipulación, por medio de índices
~.'

284 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 285


de popularidad y encuestas de opinión "pública", que hacen referencia ex- quiere que los dos procesos complementarios que llevan a la fusión lo·
clusivamente a una opinión fragmentada y no pública. Incluso si los parti- gren su objetivo, la "reificaciÓn" del espacio entre ellos, el de la cultura,
dos y gobiernos fueran responsables frente a una "opinión no pública", el debe ser más o menos total. La primera tesis presentada por Schmitt sólo
resultado se parecería todavía más a un absolutismo ilustrado que a la for- puede salvarse con ayuda de la teoría cultural de la Escuela de Francfort,
mación genuina de una voluntad demoorática basada en la transforma- en especial en la versión de Adorno. Pero esta elección llevaría, también en
ción de la opinión personal, por medio de procesos de deliberación racio- el caso de la propia tesis de Habermas, a un público manipulado cuyos
nal, en una opinión pública verdadera. 115 agentes son del todo pasivos y cuya dinámica presente de ninguna mane·
El objetivo de Habermas en todos estos niveles del análisis no es sólo ra puede llevar a la resurrección de su promesa original. 116
demostrar la deformación y deterioro del principio de la libre comunica- Una constelación de ese tipo todavía estaría abierta a rupturas revolu·
ción pública. Incluso más importante para nosotros es su tesis complemen- cionarias, en el sentido de Arendt. Y, en realidad, es justo preguntar al
taria: la destrucción del modelo de diferenciación entre la sociedad civil y final del libro de Habermas, en qué medida ha escapado al antiguo mode·
el Estado mediante una fusión de niveles. Si la deformación de las institu- lo republicano de la esfera pública que criticó en la obra de Arendt. Al
ciones mediadoras en sí misma promueve la desdiferenciación, también estudiar las consecuencias del argumento de la fusión, nos dice repenti·
puede argumentarse que las tendencias hacia la fusión del Estado y de la namente que "el modelo del público burgués estaba basado en una rígida
sociedad eliminan el espacio social en que la esfera pública liberal puede separación de las esferas pública y privada, puesto que la esfera pública
funcionar. En un nivel, la diferencia entre los dos procesos es sólo de énfa- de individuos privados organizados como público contaba como priva·
sis: Habermas está interesado en la decadencia y resurgimiento de la esfe- 117
da". Aunque jurídicamente es correcto, este argumento diverge del ar-
ra pública, que en 1962 todavía creía posible sin un modelo que diferen- gumento anterior de Habermas, más hegeliano, según el cual era precisa·
ciara entre el Estado y la sociedad civil. Nosotros, por otra parte, estamos mente la rígida distinción entre lo público y lo privado la que era
interesados en reconstruir el modelo diferenciado, que no creemos posi- relativizada por los varios niveles de mediación.
ble, o normativamente deseable, sin una renovación del proyecto liberal y Además, debemos observar que la utopía de Habermas derivada de Marx,
democrático de la esfera pública. que implica la dualidad de una sociedad-Estado pública y la esfera ínti·
Pero también hay una diferencia sistemática entre nuestros dos enfo- ma, junto con la primacía de la primera, coincide con el modelo republi·
ques, en la medida en que el modelo de la decadencia de la esfera pública cano de Arendt. La teoría de la decadencia de Habermas también postula
se refiere a un proceso mucho más completo de fusión e incluso de "unidi- la emergencia de un campo mixto, que no es público ni privado, lo que lleva
mensionalidad", que el proceso de la nueva relación del Estado y la socie- al colapso de la publicidad genuina. Para Arendt, el modelo de la esfera pública
dad. Esto puede observarse en la estructura del argumento de Habermas. liberal elaborado por Habermas, que está muy interesado en la mediación
Nos dice, correctamente, que el modelo de la repolitización de la sociedad entre el Estado y la sociedad por medio de la regulación de las precondi·
por medio de la intervención del Estado en la economía no puede, por sí ciones de la economía ~ercado, ya era esta esfera mixta y no podía
solo, establecer un argumento de fusión, pues la actividad económica pri- suponer ninguna vida ni acción públicas genuinas. La idea de un campo
vada podría estar limitada en forma importante, sin que tal intervención público que controle e influya en el Estado sin compartir el poder, le ha·
afectara la naturaleza privada de grandes áreas de la interacción perso- bría parecido carente de sentido a Arendt. De todos modos, puede argu.
nal. Pero está equivocado al sugerir que esta situación puede completarse mentarse que la única diferencia real entre los análisis de ambos es que
.haciendo referencia a la toma complementaria de poderes públicos por Habermas le da al modelo de la decadencia de Arendt un punto de partida
las asociaciones privadas. Incluso si los dos procesos producen una esfera claramente histórico, después del cual puede empezar a ocurrir la deca·
intermediaria a la que ya no se apliquen las distinciones de lo privado y de dencia. Y de hecho, sin importar que tan incongruente sea, a Habermas
lo público, de la sociedad y del Estado, no hacen por sí solos que la distin- también le pareció que la emergencia de un campo mixto privaba a la
ción desaparezca, como parece implicar los términos "estatizar la socie- "esfera pública de su antigua base sin darle una nueva". 118 Por supuesto,
dad" y "socializar el Estado". En particular; la esferas de la intimidad y de ésta no fue una función del ascenso del Estado moderno como tal, sino de
la publicidad propiamente dichas no son descompuestas directamente por las relaciones poslibera s del Estado y la economía. Obviamente, Haber-
los dos procesos; para que esto ocurra, se necesita una "reificación" e instru· mas y Arendt comparten n Interés en elaborar de nuevo esa base. Sin
mentalización de estas dos esferas, en última instancia culturales. Si se embargo, en este contexto d1 recordar también que Habermas re·

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286 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 287
petidamente afirma que lo que él quiere es reinstitucionalizar el modelo propone un modelo de reconstrucción. No debe set una gran sorpresa que
liberal y no el modelo de la esfera pública que prevaleció en la Antigüedad obtengamos una nueva versión de la antinomia que encontramos tanto en
clásica. Hegel como en Gramsci, que supone dos orientaciones opuestas, una esta·
El ideal de la esfera pública liberal contiene para Habermas el de la tista y otra hacia la sociedad civil.
democratización. Paradójicamente, los p11ocesos históricos de la demo- Debe observarse que el argumento que trata con los desarrollos legales
cratización, hayan sido de la política como en el sistema de partidos o de la en el Estado benefactor, de repente se aleja de la tendencia general del
cultura como en la cultura de masas, contribuyeron a la decadencia de las análisis de Habermas que lo alínea con la filosofía negativa de la historia
instituciones que sostuvieron este ideal, en una forma contradictoria, redu- y la teoría social de los últimos años de la Escuela de Francfort, y también
ciéndolo a un principio abstracto de legitimidad. La decadencia en las con la teoría jurídica de esa escuela. Habermas hace referencia a Franz
instituciones liberales puede verse, sin embargo, desde dos puntos de vis- Neumann al sugerir que, con la fusión del Estado y de la sociedad, la ge·
ta: el de la diferenciación Estado-sociedad civil tal como la expresa el prin- neralidad de las normas jurídicas no se puede mantener; más bien, el dere·
cipio de los derechos, o bien el de la esfera pública tal como la expresa el cho y la administración se desdiferencian cada vez más. 121 Neumann argu-
principio de la comunicación racional. Por lo tanto, es ambiguo argumen- mentaría, sin embargo, que sin la generalidad de las normas sería imposible
tar a favor de una reinstitucionalización de los principios liberales, a me- sostener el principio de los derechos fundamentales, que se volvería inco-
nos que se haga referencia específica a ambos o a uno de ellos. La propen- herente de no tener limitación alguna, e imposible si las limitaciones no
sión obvia de Habermas es la de defender ante todo el principio de la se definieran de acuerdo con estándares rigurosamente generales. Haber-
comunicación. Cierto es que los catálogos clásicos de derechos postula- mas, por otra parte, afirma que bajo el constitucionalismo del Estado bene-
ron este principio en términos de una serie de derechos bien conocidos factor únicamente los aspectos negativos y defensivos de los derechos ante
(libertades de expresión, asamblea, sufragio, etc.). Pero el mismo significa- el Estado son los que se ven cuestionados. 122
do de "derechos" en este caso, al igual que en otros, implicaba algo más: los Las motivaciones del Estado en este contexto son claras: con su inter-
derechos como libertades distinguían entre la esfera privada y la autoridad vención en la sociedad, la autolimitación respecto a la autonomía social
pública, e implicaban la protección no sólo de la esfera pública mediado- puede ser obsoleta, y lo que es más importante, se requieren nuevas justi·
ra del poder del Estado sino también de la esfera privada ante ambos ficaciones que puedan validar las nuevas formas de acción del Estado CO·
elementos públicos. mo justas. En vista de la supervivencia de normas liberales como legiti·
Como Habermas no quiere abandonar esos catálogos, argumenta por maciones, esa validación puede desarrollarse con base en la lógica interna
su redefinición y reconstrucción. En este contexto, afirma no sólo que la de los derechos liberales. Y dada fa decadencia del sistema de economía
tendencia actual de la jurisprudencia del Estado benefactor sigue una di- competitivo en el contexto de un Estado intervencionista y redistributivo,
rección que transforma la estructura negativa, meramente defensiva, de el "cumplimiento positivo" de los derechos defensivos, negativos, en térmi·
los derechos constitucionales heredados, sino además que este desarrollo nos de una capacidad real·f1l'!'!"a practicar las libertades de expresión, asam-
representa lo que es en realidad la única tendencia inmanente en nuestras blea y asociación así como las de participación política, ya no se presenta
sociedades hacia una reinstitucionalización de la esfera pública. 119 Enton- más o menos automáticamente. Por lo tanto, el Estado debe proporcionar
ces, él no sólo habla de la supervivencia del principio de la esfera pública las garantías positivas y, de hecho, materiales para la participación en
liberal a nivel normativo, sino que también afirma, que tanto la letra como términos de nuevos derechos sociales. Desde el punto de vista de los pro·
el espíritu de las normas constitucionales que buscan regular la transi- pios derechos liberales, si éstos van a "mantenerse fieles a sus intenciones
ción del Rechtsstaat liberal al Estado benefactor; anticipan las nuevas for- originales", su "interpretación normativa debe cambiar". Si bien los dere·
mas de reinstitucionalización de este principio, contradiciendo así las prác- chos negativos como "el estar libre de algo" (Freiheitsrechte) son conserva·
ticas institucionales de los estados benefactores existentes. 120 Es en este dos en las constituciones de los estados benefactores, ahora se les debe
punto donde un argumento que previamente trató las esferas pública e ver como derechos de participación (Teilnehmerrechte), los que serán inter-
íntima modernas como objetos pasivos de los procesos económicos y po- pretados en términos de derechos sociales positivos (Sozialrechte) a las
líticos que conducían a su desorganización, repentinamente descubre que actividades del Estado, e~ez de formas de autodefensa y autodiferencia·
las normas que se originan en estas esferas son posibles puntos de orlen· clón respecto del Bitado. u
tación para una estrategia alternativa. De acuerdo con esto, Habermas Sin duda, hay cierto truc:o oh-ffte-:lncluso las constituciones que Ha·
LA CRÍTICA HISTORICISTA 289
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
288
factor a extender las demandas de publicidad para que abarquen no sólo
bermas considera las más avanzadas contienen, lo admite, derechos ne-
al Estado sino también a las a~ociaciones sociales y partidos políticos re-
gativos, derechos de participación y derechos sociales unos al lado de otros.
levantes, y a los procesos de su interacción con el Estado. Sólo esa legisla-
Esto hace surgir la pregunta de si el propio Habermas quiere afirmar la
ción puede reavivar la discusión pública en la esfera que realmente im-
necesidad tanto de derechos negativos como positivos, o si está argumen-
porta, sustituyendo "un público ya no intacto de personas privadas que
tando a favor de una transición de los primeros a los segundos. Aunque la
interactúan sólo como individuos, por un público de individuos privados
presentación del tema es ambigua, parece considerar que la superviven-
organizados". Esta tendencia es la que Habermas considera idéntica al pro-
cia de los derechos negativos es marca de una superación insuficiente del
yecto de establecer una esfera pública crítica en condiciones contemporá-
carácter de "Estado-fiscal" (Steverstaat) burgués del Estado benefactor,
neas, en un conflicto profundo, pero aún no decidido, con la tendencia
en que sólo se ha realizado en forma incompleta el objetivo de una124 socie-
ahora aparentemente dominante de la manipulación de la publicidad. 128
dad-Estado que subordine los procesos económicos a su dirección. A la
Habermas no parece darse cuenta de que este modelo pluralista de la
luz de este objetivo, según él, incluso los derechos de la esfera íntima, que
esfera pública crítica, entra también en conflicto con el ideal de un Esta-
ya no están protegidos por la cubierta exterior de la propiedad, deben ser
do-sociedad unificado. Sin duda, identificó tanto al agente (la actividad
redefinidos como funciones o derivaciones de los procesos públicos de
legislativa del Estado), como al resultado final (un proceso público de deci·
participación democrática. 125 En este contexto, Habermas parece apo-
siones pleno que se refiere a todos los problemas sociales importantes) de
yar por completo la afirmación de W. Abendroth, de que las implicaciones
los dos procesos. De cualquier modo, el proyecto de establecer un Estado-
supuestamente autoritarias de ese modelo, en realidad contienen para la
sociedad unificado, expresado en la transición de los derechos negativos
mayoría de los individuos sólo una transición de la dependencia de un
que limitan al Estado, a los derechos positivos que implican la acción del
poder privado de intereses particulares a la dependencia de procesos de
Estado, apunta hacia una sociedad democrática monolítica con un solo
control colectivo, "cuya unidad superior de decisión es el propio Estado".
actor colectivo que promueve la participación de los individuos en una
Lo único que añade Habermas a este modelo claramente estatista y auto-
sola esfera pública societal unificada. En ese contexto, las minorías como
ritario es el desideratum de que el Estado, como el órgano de planificación
grupos e incluso las asociaciones con intereses e identidades particulares
y control unificado de todos los procesos sociales, a su vez está subordina-
no estarían protegidas; sólo lo estarían los miembros individuales como
do, en la sociedad-Estado unificada, a procesos de "opinión pública y for-
ciudadanos del todo. Incluso si ese modelo no se convierte en la máscara
mación de voluntad de los ciudadanos" .126 Se supone que después este
de un gobierno autoritario estatista, no ofrece ninguna salvaguarda con·
estatismo democrático vuelve superfluos ·los derechos negativos de los
tra una democracia totalitaria.
individuos y grupos. · En comparación, el proyecto de democratizar las asociaciones y partí·
Habermas también observa y afirma un modelo competitivo dentro de
dos existentes es pluralista y no colectivista. Aunque su objetivo es resta-
la jurisprudencia orientada al Estado benefactor. En•~te modelo, la fun-
blecer la esfera pública, ~ hará en términos del establecimiento de
ción de la mediación entre los intereses sociales y las decisiones del Esta- ·
pequeños públicos en cada asociación, vinculados en términos de proce·
do no desaparece en el Estado benefactor, sólo se abandona su carácter
sos de interacción generales y, nuevamente, públicos. Incluso si la legisla-
público. Las organizaciones privadas-públicas que asumen este papel, y
ción del Estado va a desempeñar un papel en el establecimiento de este
que surgen en parte de la esfera privada (asociaciones y organizaciones
modelo, la antigua actitud polémica hacia las dimensiones autoritarias de
sociales) y en parte de la esfera pública (partidos), cooperan con la admi-
la administración del Estado retornarán inevitablemente, y el Estado se
nistración del Estado e intentan asegurar la aceptación "pública" median-
127 verá presionado no sólo para garantizar materialmente a los nuevos públi-
te procedimientos manipuladores, jerárquicos. Lo que queda de una
cos, sino también para limitarse a sí mismo. A menos que creamos que la
esfera pública privada es dominado por estas entidades, una de cuyas
administración del Estado puede desaparecer del todo, esta doble rela-
tareas es la de influir en las actividades redistributivas que representan
ción de los.públicos con el Estado tendría que ser institucionalizada, un
las garantías positivas detrás de los "derechos sociales". Los procesos rea-
requisito reflejado precis~mente en la ambigüedad de la estructura gene·
les de negociación en que esto ocurre no son públicos, y las demandas de
rul de los derechos que se ~ncucntra en las constituciones modernas. Las
publicidad exigidas a las agencias estatales no pasan por esta estructura
nuevas formas de pubUcida~obvlumcnte, requieren no sólo insumos ma·
jurídicamente privada de las negociaciones. En este contexto, Habermas
tcrlalcs del Estado, alno tamb~s de protección ante la interferen·
subraya la tendencia presente en el constitucionalismo del Est~do bcne-

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LA CRÍTICA HISTORICISTA 291
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
290
identificación implícita de lo~ dos modelos para restaurar la vida pública
cia estatal. Los pequeños públicos de asociaciones y partidos, que deben ser
no sólo es resultado de sus convicciones socialistas, sino también de su
autónomos ante el proceso público mayor que regula su interacción, no
diagnóstico de un cambio estatista irreversible en la organización de las
pueden desempeñarse sin derechos negativos y positivos. Sin embargo,
sociedades modernas. Por lo tanto, la elección entre los dos modelos de
este requisito restablece los dos fundamentos normativos de la esfera pú-
estatización de la sociedad -uno público-democrático y el otro manipu-
blica liberal: la diferenciación y la comunicación. No obstante, este punto
lativo-democrático- resulta no ser ninguna elección en absoluto. Para-
no se aplica sólo a los derechos de comunicación. Los miembros de las
dójicamente, el analista que más ha hecho para identificar al ideal nor-
asociaciones democratizadas necesitan la misma doble protección. Para
mativo de la esfera pública moderna con la diferenciación del Estado y de
poder participar en cualquier medida, necesitan apoyos positivos y garan-
la sociedad civil, llegó a la conclusión de que este ideal sólo puede ser
tías; para ser capaces de funcionar libremente, necesitan derechos y liber-
salvado aceptando lo que ya ha ocurrido: la desdiferenciación y la aboli-
tades negativos. 129 ción de una sociedad civil independiente.
Sin duda, Habermas creía que sus dos modelos competían sólo en la
medida en que tenían el objetivo de democratizar a los dos procesos sepa-
rados que conducen a la fusión: "la estatización de la sociedad" (interven-
cionismo estatal) y "la socialización del Estado" (el neocorporativismo). NOTAS
Al suponer en última instancia la fusión, supuso también la convergencia
de los dos procesos democratizadores. De lo que no se dio cuenta es que de 1 Jürgen Habermas, The Structural Transformation of the Public Sphere (1962], Cambrld¡e,
su primer proceso democratizador produce sólo las condiciones sociales MIT Press, 1989; de aquí en adelante citado como Public Sphere.
2 No obstante, el punto de partida del rescate que hace Schmitt del topos de la publicidad
necesarias para el ejercicio de la libertad pública, en forma de "derechos -la afirmación de que la discusión y la apertura representan el principio del parlamenta·
sociales", que en sí mismos son muy compatibles con un absolutismo ilus- rismo- puede interpretarse de dos maneras que conducen a cada uno de estos pensadores.
trado y patemalista. Sólo el segundo proceso revitaliza la interacción consti- Una de éstas parece señalar un modelo del Estado -un Estado parlamentario basado en la
discusión pública- que conduce a Arendt. La otra, que se concentra en el surgimiento de
tutiva de la propia esfera pública, en la forma de "derechos de participa- una esfera social y apolítica en el Estado, conduce a Habermas.
ción" genuinos. Los dos procesos no convergen completamente, y de hecho 3 Car! Schmitt, The Crisis of Parliamentary Democracy (1923], Cambridge, MIT Press,
reproducen la diferenciación que el intervencionismo del Estado y el cor- 1985; de aquí en adelante se la citará como Crisis, pp. 2-5.
4 !bid., pp. 5 y 34.
porativismo pusieron juntos en peligro. Además, provienen de dos tradi- s Él no percibe la diferencia fundamental entre una integración mediante el cálculo estra·
ciones teóricas diferentes: la utopía marxista del Estado-sociedad y el pro- tégico y por medio de la persuasión mutua: (Lo mismo es cierto de los liberales que hablan
yecto de Tocqueville de restablecer las asociaciones intermediarias de las del "mercado de ideas".) Para un desarrollo más exhaustivo de la diferencia, véase JOrgen
Habermas, Theory of Communicative Action, vol. 1, Boston, Beacon Press, 1984, caps. I y IV.
sociedades civil y política en una forma democrática. 6 Crisis, op. cit., p. 35; Car! Schmitt, The Concept of the Political (1932], New Brunswlck,
La segunda razón de que parezca que los dos modelos convergen es el Nueva Jersey, Rutgers Universi~s. 1976, pp. 71-72.
proceso común por el que se les debe instituir: la acción legislativa del 7 Crisis, op. cit., p. 3. Dice, adémás, "las grandes decisiones políticas [ ... ] hoy en dfa
[1923] ya no resultan (si es que alguna vez lo hicieron) del equilibrio de las opiniones y contra
Estado benefactor. Habermas postula la supervivencia del valor liberal de opiniones en un debate público" (p. 49) [las cursivas son nuestras]. Lo que importa es que
la publicidad, que sirve como marco normativo para actores estatales que Schmitt trata la idea de la decisión por medio de la discusión pública como un principio de
buscan legitimidad en el contexto de un creciente intervencionismo. Pero legitimación normativo no basado en los hechos, que tiene, no obstante, algunos funda•
rnentos institucionales. Así, tiene tan poco sentido criticarlo por contrastar al principio de
las normas no están vinculadas a otros actores en su provecho, porque discusión con la realidad del siglo XIX, como por el hecho de que recurra a tipos no discurslvo1 1
esto es casi imposible en el contexto de una esfera pública deformada y prcliberales, de parlamentarismo. Véase, por ejemplo, John Keane, Democracy and Civil
Society, Londres, Verso, 1988, pp. 164-170. Estos dos elementos representan contrastes esen•
manipulada. dales para la propia tesis de Schmitt.
Lógicamente, por lo menos, la acción estatal puede buscar su auto- s Der Hüter der Verfassung, 2a. ed., Berlfn, Duncker & Humblot, 1931, (de aquf en ade·
limitación. De todas maneras, hay razón para creer que los modelos de lante citado como Hüter). Serla inútil negar que estas normas secundarias derivadas de la
diferenciación basados en los derechos, nunca han sido establecidos sin primaria recibieron su expresión Institucional bajo las condiciones del siglo XIX. Schmltt
actores que se encuentren fuera del Estado y que incluso sean antagóni- no considera su importancia ntlnua en el siglo XIX, pero ciertamente tiene razón en la
medida en que sólo en el l\ltlm contexto u1 desarrolló una práctica comprensiva de la po·
cos al mismo. El modelo de la esfera pública deformada, sin embargo, lftic11 de partidos, que tendió 1 uclr on forma Impresionante la Importancia de norm11
supone una sociedad sin oposición y la pasividad de los actores sociales vinculadas con la metanorm1 dt ubltc:lda . Max Weber está en lo correcto cuando
potenciales. La elección de Habermas es consecuencia de su análisis. La encuentra las rafc:H do Htl polftlo1 dt p 01 en el 1i¡¡lo XIX, a pe1ar de lo cual tambl•n

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LA CRÍTICA HISTORICISTA 293


LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
292
27 Discutimos las razones de este prejuicio en el cap. n.
distingue a las políticas de partidos democráticos del parlamentarismo clásico. Véase, por 28 Public Sphere, op. cit., pp. 53-5'5.
ejemplo, "Parliament and Government in a Reconstructed Germany", en Economy and 29 !bid., p. 46 [traducción nuestra].
Society, vol. II, Berkeley, University of California Press, 1978. La tesis de Schmitt respecto a 30 !bid., pp. 55-56.
un cambio fundamental en el parlamentarismo no puede ser refutada por la presencia o 31 Incluidas las críticas feministas a la ideología del modelo burgués de la esfera íntima
ausencia empíricas del discurso público genuino, que no se postula con base en los hechos, de la familia, así como a la esfera pública liberal-burguesa.
sino sólo refutando la tesis de Weber sobre la transformación de la política de partidos, que 32 Uno espera que también puedan ser institucionalizadas en una forma no patriarcal de
fue en realidad la fuente primaria para Crisis, op. cit. la familia.
9 Crisis, op. cit., pp. 3-4. 33 Para una discusión de esta transición desde un punto de vista feminista, véase Joan
10 !bid., p. 47. Landes, Women and the Public Sphere in the Age of the French Revolution, Ithaca, Cornell
11 Hüter, op. cit., pp. 73-74 University Press, 1988. Su tesis es que, junto con las nuevas formas del discurso, los mis·
12 Este análisis no se ajusta muy bien a Inglaterra, cuyo absolutismo era parlamentario mos ideales de la esfera pública burguesa fueron penetrados por una ideología republicana
y cuyo Estado, incluso en la época liberal, era la autoorganización de una sociedad (conce- profundamente patriarcal, explícitamente construida sobre y contra las formas del discur-
bida en un sentido limitado). Véase Werner Conze "Die Spannungsfeld von Staat und so y del poder de la mujer en la sociedad del salón preburgués. El blanco de la esfera
Gesellschaft im Vormarz", en Werner Conze (ed.), Staat und Gesellschaft im deutschen pública burguesa era la estructura jerárquica, los privilegios, la hipocresía, la corrupción y
Vormiirz 1815-1848", Stuttgart, Klett, 1962, pp. 208-21 O. El contraste polémico en el mundo los mecanismos excluyentes de la sociedad de órdenes, pero la sociedad de salón presidida
anglosajón fue desarrollado mejor por Thomas Paine en Common Sense, tomando el punto por las precieuses llegó a simbolizar todo lo malo del Antiguo Régimen. Así, la disolución
de vista de los "parlamentos" coloniales en contra del Estado parlamentario. del salón, junto con la exclusión de las mujeres de todos los aspectos de la vida pública y su
13 Hüter, op. cit., pp. 73-74. Observe el cambio desde un modelo de publicidad basado en confinamiento a la emergente nueva esfera doméstica, fue considerada esencial para que
la discusión a uno teatral. se desarrollaran las nuevas formas de publicidad fuera de esta esfera. Landes argumenta
14 Aunque con menos claridad que el Marx del l 8th Brumaire of Louis Bonaparte, Nueva que la misma articulación de la norma general de la publicidad burguesa -la interacción
York, International Publichers, 1963, pp. 65-66. libre de la dominación- en términos de un conjunto de dicotomías como la universalidad
15 Crisis, op. cit., pp. 36, y 39. contra la particularidad, y la objetividad contra la emotividad, reflejó una separación rígl·
16 !bid., pp. 49-50. da, basada en el género, entre las esferas pública y privada (doméstica). Este código simbó·
l7 !bid., p. 50. lico sólo aparentemente universal era de hecho masculino: encerró a las mujeres y laa
18 !bid., p. 38. silenció (en parte haciendo que sus esfuerzos por representar sus intereses parecieran
19 Reinhart Koselleck, Kritik und Krise [1959], Francfort, Suhrkamp, 1973, publicado en particularistas o irracionales). En general, las mujeres habían sufrido una pérdida de po·
inglés como Critique and Crisis: Enlightenment and the Pathogenesis of Modern Society, der, privilegio y posición legal en comparación con el antiguo régimen, en tanto que la es·
Cambridge, MIT Press, 1988. fera pública burguesa basada en la ideología republicana emergió como fuertemente sesgada
20 Koselleck no incluye a Inglaterra en su tesis, aunque sí hace hincapié en que Hobbes en lo que se refiere a los géneros -en esencia, y no en forma circunstancial, masculina.
y Locke fueron los primeros que trataron el tema de las consecuencias duales del absolutis- 34 Public Sphere, op. cit., p. 33.
mo. Según él, en época de la Ilustración, la sociedad de élite inglesa representada en el 35 !bid., pp. 53 y 55.
parlamento logró evitar una polarización polémica con el ejecutivo real (p. 46). Véase tam- 36 !bid., pp. 28 y 82.
bién Conze, "Die Spannungsfeld", op. cit., p. 208. Ni Conze ni Koselleck se dan cuenta de la 37 Véase Alfred Cobban, The Social Interpretation of the French Revolution, Cambridge,
obvia incongruencia de esta excepción inglesa con la imagen que presenta Schmitt de Inglaterra, Cambridge University Press, 1964; Frarn;:ois Furet, Interpreting the French
la estabilización polémica del parlamentarismo liberal. Revolution, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1982.
21 Kritik und Krise, op. cit., pp. 46-54. 38 Public Sphere, op. cit., pp. 67 y ss.
22 !bid., pp. 65-68. 39 E. P. Thompson, The Ma~,of the English Working Class, Nueva York, Random
23 !bid., pp. 81-97. House, 1963. · · ·' ·
24 Koselleck puede responder que lo que ocurrió en Francia en un periodo muy breve, 40 Public Sphere, op. cit., pp. 59-64. Para ver la relación entre los intereses particulares y las
durante el ascenso y colapso del parlamentarismo revolucionario en su camino a la demo- normas generales, vale la pena ver con más detalle la descripción que hace Habermas del
cracia, habría de ocurrir en los estados alemanes durante un periodo mucho más largo, desarrollo del modelo inglés de la esfera pública política. Según él, este desarrollo supuso,
simplemente porque el Estado burocrático-militar no se derrumbó sino hasta 1918. Esto con algunas conexiones históricas con la "sociedad de la casa de café", la emergencia de la
suena convincente, pero su desarrollo genera una incongruencia con la tesis de Schmitt. En opinión pública como una institución desde un contexto en que el periodismo pol!tico y el
efecto, aparte de unas pocas constelaciones que demostraron ser temporales, el Estado ascenso de una "oposición" se condicionaron mutuamente. La prensa política, establecida
moderno creado por el absolutismo no se derrumbó, y su limitación parlamentaria (societal- primero como un órgano del gobierno, en realidad sólo alcanzó su plenitud a manos de 111
pública) siguió siendo extremadamente importante. La decadencia del parlamentarismo, oposiciones whig primero, y posteriormente tory, que trataban, a veces con éxito, de Influir
aunque posible empíricamente, tiene que ser analizada en términos diferentes a los de la en la política desde fuera del parlamento, movilizando y manipulando a la opinión pt.lbllca,
tesis de que el Estado fue subsumido por la sociedad. En realidad, es por medio del periodismo político, en vez de las reuniones y organizacione1
25 Esta semejanza con la idea de Walter Benjamín de la Dialektik im Stillstand no es ca- públicas, que la oposición dirigida por Bolingbroke se institucionalizó a sí misma por prime•
sual. Véase el ensayo de Arendt que presenta Illuminations de. Benjamín, Nueva York, Scho- ra vez en el largo periodo del gobierno whig bajo Walpole. La emergencia de la esfera pllbllca
cken, 1969. pol!tica puede ser descrita en tt!rmlno1 Instrumentales, que se aplicarían al periodismo de
26 No consideramos el hecho de que en esa época Habermas era más bien un marxista Dcfoe, Swift y Bolingbroke¡ en oncea, la opinión pública sería un Instrumento mediante el
clásico para quien el ascenso del Estado moderno era una función del desarrollo del capitalis- cual una oposición puede ejerc y rotencr 11l¡iún poder, un instrumento permitido renuen·
mo, y el momento liberal de los primeros tiempos de la esfera pública moderna estaba subor- temen te por el partido de 1oblorno e llone un11 dudosa base electoral con el fin de evitar un
dinado al de la burguesía. En realidad, su rico análisis, que se concentra en Ja lucha ilustrada retorno 111 conflicto abierto, ti cite r, err11 civil. No obstante, Haberma• no pone
contra el absolutismo, contradice en muchos aspectos este simple esquema marxista.
~:~~'.ITTE7~~;;,;a,~¡~¡,;¡,:¡;~~r,:íl!~!'~:¡1¡: C"C.'•::'" ~:·::;_~-"¿j·'"'r¡;¡·- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA HISTORICISTA 295


294
64 /bid., p. 83.
énfasis en este carácter instrumental. Con el fin de movilizar a la opinión pública ya formada
65 !bid., p. 84. '
por el espíritu crítico de las audiencias de la literatura y el arte, incluso Bolingbroke se ve
66 !bid., p. 8S.
obligado a tratar de demostrar la justicia y rectitud del caso, que la oposición presenta contra el
67 Nosotros añadiríamos también los intereses de género.
partido corrupto en el gobierno. Aun de más importancia es que la institucionalización de las
68 Public Sphere, op. cit., p. 88.
formas de escrutinio público sobre las acciones del gobierno, promovida por el periodismo
69 !bid., pp. 123-124.
opositor, conduce a las instituciones que comprometerán a esta misma oposición cuando esté
70 !bid., p. 12S.
en el poder. La transformación gradual de las deliberaci'ones del parlamento en sesiones públi-
71 !bid., pp. 127-128.
cas, un desarrollo que tomó un siglo y medio, permitió la transformación de un público razona-
72 /bid., p. 161.
dor, que originalmente era el instrumento de los partidos, en la principal agencia para ejercer la
73/bid., p. 129.
supervisión política. Parece algo exagerado que Habermas declare que el parlamento después
74 Sin embargo, no nos dice qué es lo que ocurrirá con el carácter patriarcal de la familia
de la primera Ley de Reforma era un "órgano de opinión pública". Puede ser más adecuado
describir al "público crítico", socialmente más amplio que la representación parlamentaria, burguesa. ¿Habrá supuesto Habermas en 1962 simplemente que, una vez que la familia ya
incluso después de la Ley de Reforma, como un primer plano en constante expansión ante las no es burguesa, una vez que el poder económico ya no penetre en la esfera íntima, el pro·
deliberaciones parlamentarias capaz de ejercer una influencia sobre esas deliberaciones. blema del patriarcado desaparece? Esta posición marxista estándar no es convincente.
75 Public Sphere, op. cit., p. 129.
41 Public Sphere, op. cit., pp. 84-8S.
76 !bid. (traducción y cursivas del autor).
4 2 !bid., p. 6S.
77 Es erróneo estilizarlos como liberales, tal como lo hace Habermas, aunque, a diferen·
43 /bid., p. 4: "Las tendencias que señalan el colapso de la esfera pública son inconfundi-
bles, porque mientras su campo se está expandiendo impresionantemente, su función se ha cia de Marx, sí conservan la idea plena de la esfera pública liberal.
78 Public Sphere, op. cit., p. 136.
hecho progresivamente cada vez más insignificante''. 79 Para Tocqueville y Mili, la participación en asociaciones voluntarias democráticas e
44 /bid., pp. 66-67.
45 Véase Cohen, Class and Civil Society: The Limits of Marx Critical Theory, Amherst,
igualitarias y otros tipos de cuerpos deliberantes en la sociedad civil (como los jurados),
proporciona la experiencia de la libertad a los ciudadanos privados. En ese modelo, la prl·
University of Massachusetts Press, 1983, p. 34. mera asociación en que se puede adquirir experiencia y capacitación para el ejercicio de la
46 Public Sphere, op. cit., p. 30.
47 La posibilidad adicional de diferenciar a la sociedad civil de la economía burguesa y
libertad sería, por supuesto, una forma igualitaria, no patriarcal y no burguesa de la faml·
del Estado, sugerida la primera vez por Gramsci y finalmente aprovechada por Habermas, lia. Sin embargo, a diferencia de Hegel, Tocqueville y Mili nunca suponen que los indlvl·
duos abandonan sus intereses particulares dentro de las asociaciones a las que pertenecen:
no aparece todavía en Public Sphere. toman los intereses (relativamente) más generales de las asociaciones, sin perder sus pro·
48 Public Sphere, op. cit., pp. SS-S6.
píos intereses y objetivos particulares.
49 Ésta es una versión modificada del esquema (!bid., p. 30).
80 Public Sphere, op. cit., pp. 128-129.
50 !bid., pp. SS-S6. 81 "Hoy en día" se refiere aquí al periodo de la República de Weimar.
51 /bid. 82 Crisis, op. cit., pp. 6-7.
52 /bid., p. 19. 83 Hüter, op. cit., p. 89. Aquí Schmitt supone que esta unificación era, después de todo,
53 /bid., p. 4. real. En otras partes afirma que sólo era un teatro. La ambigüedad tiene paralelo en sus dos
54 !bid .. pp. Sl-S2.
argumentos que sostienen, respectivamente, la emergencia de una (simple teatro) a dlfe·
55 /bid., p. S4. rencia de dos voluntades (real) del Estado 'en el liberalism'o.
56 !bid., pp. 82-83 (traducción al inglés modificada).
84 Para Schmitt, este modelo basado en Rousseau es completamente inviable.
57 !bid., p. 84. 85Crisis, op. cit., pp. 8-9, 13-14 y 26-27.
58 !bid .. pp. 136-138. 86 /bid., p. lS.
59 !bid., p. SS. 87 Hüter, op. cit., pp. 83-88. E~únto es incongruente respecto a la idea de una relación
60 La ironía de este desarrollo es notoria. El ideal de humanidad que proviene de la
esfera íntima de la familia y que se difunde por toda la esfera pública literaria es por su- polémica del parlamento con el ejecutivo. El problema es saber si hay, de conformidad corf
puesto moral, universalista y antipolítico -un claro reflejo de la posición de las mujeres en Schmitt, dos voluntades del Estado parcialmente antagónicas en el parlamentarismo libe·
la sociedad civil burguesa-. Las mujeres llegaron a representar la "moralidad" y los "inte- ral, un punto de vista difícil de reconciliar con otras afirmacioi;¡es suyas, en particular con
reses de la humanidad" en virtud de su carencia de poder y "desinterés" (su supuesta falta su insistencia casi hegeliana en el Estado como centro unificado de lealtad (véase Hüter, op.
de una fuerte personalidad propia con intereses particulares reales), sin que se las conside- cit., p. 90).
88 Véase Weber, "Parliament and Government in a Reconstructed Germany", op. cit., El
rara capaces de llegar a un punto de vista moral racional. universalista, por sí mismas; su
presencia como audiencia de la esfera pública literaria y como símbolo de la humanidad análisis de Weber es análogo al de Schmitt, respecto al objetivo del modelo parlamentario
moral estaba relacionada con su exclusión de todas las esferas de la sociedad civil y de la liberal de la emergencia de buenos líderes. Sin embargo, la preocupación normativa de
organización política, aparte la familia. Ésta es la razón de que pudieran simbolizar, en vez Weber, a diferencia de Schmitt, era encontrar un contrapeso para el Estado burocrático.
89 Crisis, op. cit., pp. 7 y 49-50.
de llegar a tener, un punto de vista moral, universalista y que la propia norma de humanidad
90 Véase Claude Lefort, "Politics and Human Rights", The Political Forms of Mod1rn
reflejara la problemática posición de las mujeres: una humanidad sin poder. Tal ideal de
humanismo moralista que busca abolir el poder de las instituciones -se encuentren en Society, Cambridge, MIT Press, 1986.
91 Concept of the Political, o~clt., pp. 22·23.
la sociedad civil o en el Estado- es ambiguo, por no decir más. Por lo tanto, la identifica·
92 lJater, op. cit., p. 78.
ción de l'homme y del citoyen es doblemente ideológica. 93 Concept of the Politlcal, op. lt., p. 22.
61 Public Sphere, op. cit., pp. SS-S6.
94 !bid., p. 23; Hat1r, op. cit., p. 9.
62 !bid., pp. 74-7S. 95 Conc1pt of th• PolWnl, op. 111.,
63 !bid .. pp. 81-82.
296 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA HISTORICISTA
297
96 Confundir las dos formas de diferenciación lleva a una actitud ambivalente, observa-
da por Leo Strauss (sin que hubiera percibido la razón real), hacia la diferenciación funcio- Escuela de Francfort por Otto Kirchheimer; véase "Weimar tlnd was dann?", traducido al
nal. Se defiende contra una forma de segmentación que implica la primacía de lo social, inglés como "Weimar-and What Then?", en Politics, Law and Social Change. Kirchheimar
que es una amenaza mayor a la soberanía, pero se le abandona en el caso de la totalización posteriormente lo abandonó con el desarrollo del Estado autoritario, que repentinamente
o desdiferenciación funcional que implica la primacía de lo político. volvió inaceptable el abandono crítico de los derechos negativos.
123 Pub/ic Sphere, op. cit., p. 226.
97 Car! Schmitt, Legalitiit und Legitimitiit [1932], 3a. ed., Berlín, Duncker & Humblot,
124 !bid., p. 229.
1980, p. 96. '
98 !bid., pp. 89-90. En la página 98, argumenta que, en realidad, el resultado era la exis- 12s !bid., p. 229. Evidentemente Habermas interpreta el término ambiguo Teilhaberrechte
tencia de dos constituciones en una. (derechos de participación o derechos de membresía) en el sentido de una "participación"
99 Otto Kirchheimer afirmó que el Estado autoritario en Alemania no logró superar la democrática activa en vez de una simple pertenencia pasiva.
126 !bid., pp. 229-231.
pluralización y fragmentación interna. Véase sus "Changes in the Structure of Political 127 !bid., pp. 177-178.
Compromise" [1941], en Andrew Arato y Eike Gebhardt (eds.), The Essential Frankfurt School
Reader, Nueva York, Urizen, 1978, pp. 49-70. 128 !bid., pp. 232-233. Según Habermas, este conflicto no se ha decidido todavía en el
100 Los autores de la Escuela de Francfort previeron esta posibilidad desde fechas tem- presente. No debemos tomar muy en serio su evaluación optimista que se ajusta a un mo-
pranas, como se observa en la distinción que hace Friedrich Pollock entre las versiones delo del "List der Vernunft" hegeliano, que busca concebir "la esfera pública que opera en
democrática y autoritaria del capitalismo de Estado. Véase su "State Capitalism" [1941]. en condiciones de un estado benefactor como un proceso de autorrealización: que sólo es
Arato y Gebhardt (eds.), The Essential Frankfurt School Reader, pp. 71-94. capaz de establecerse a sí misma gradualmente, en competencia con la otra tendencia que,
101 Jürgen Habermas, "Technology and Science as Ideology", Toward a Rational Society, volviéndose contra sí misma, reduce el poder crítico del principio de lo público en una
Boston, Beacon Press, 1970; Legitimation Crisis, Boston, Beacon Press, 1975; Claus Offe, esfera pública tremendamente ampliada" (p. 233, la: traducción es del autor).
129 Véase el cap. VIII.
Strukturprobleme des kapitalistischen Staates, Francfort, Suhrkamp, 1972. Es importante
observar que, bastante antes de la emergencia del neoconservadurismo, Offe subrayó que
el intervencionismo del Estado producía disfunciones en la racionalidad administrativa (la
"crisis de la administración de la crisis"), mientras que Habermas insistió en las brechas
inevitables, en la legitimidad democrática en lo que se refiere al uso de la intervención
pública para fines privados, en vista de los decrecientes recursos en la motivación cultural.
102 Otto Kirchheimer, "Changes in the Structure of Political Compromise" "In Search of
Sovereignty", Politics, Law and Social Change, Nueva York, Columbia University Press, 1969.
103 Public Sphere, op. cit., p. 144.
104 Véase sus ensayos en Contradictions of the Welfare State, Cambridge, MIT Press, 1984,
y Disorganized Capitalism, Cambridge, MIT Press, 1985.
1os Public Sphere, op. cit., p. 155.
106Jbid., pp.159y 162.
107Jbid., p.169.
108Jbid., p. 175.
109 !bid., p. 198.
110 !bid., pp. 203-204.
111 Jbid., pp. 193 y SS.
112Jbid., pp. 211y213.
113 !bid., p. 215.
:~·-'·
114 !bid., p. 216.
115Jbid., pp. 218-219.
116 Éste fue especialmente el caso porque, incluso en la década de 1960, Habermas no
usó los argumentos de Walter Benjamin respecto a las posibilidades de emancipación inhe-
rentes a la situación cultural de la modernidad.
111 Public Sphere, op. cit., p. 176 .
. 118Jbid., p. 177.
119 Este argumento también rompe con Arendt, que no podía ver nada positivo en el
Estado benefactor. Habermas critica sus consecuencias despolitizadoras pero encuentra
positiva su desdiferenciación del Estado y la sociedad civil, en la medida en que anticipa un
Estado-sociedad unificado marxista. Como yuxtapone este ente en proyecto a una esfera
íntima no económica, al final produce una síntesis de Marx y" Arendt que es más dualista
que la utopía de Marx pero, a diferencia de la de Arendt, incluye los asuntos económicos en
las deliberaciones públicas.
120 Public Sphere, op. cit., pp. 222-225.
121 !bid., pp. 178-179.
122 !bid., pp. 224-225. También este argumento fue introducido en laa dlacuslones de la

.'
LA CRÍTICA GENEALÓGICA
299
tar la unidad de la sociedad;)a representación y la~ categorías normativas
de la sociedad civil se han tornado inevitablemente románticas. En cam-
bio, para Foucault no es la diferenciación funcional sino la emergencia de
VI. LA CRÍTICA GENEALÓGICA:
nuevas formas de estratificación y nuevas relaciones de poder lo que hace
MICHEL FOUCAULT que el modelo jurídico normativo se vuelva anacrónico. Problema de la
dominación que pasa a un segundo plano en la obra de Luhmann, es cen·
tral en la de Foucault. Por lo tanto, y en contraste con Habermas, la Vel'-
SE PUEDE interpretar la obra de Foucault como una crítica del Estado
benefactor paralela a la de Arendt, Schmitt y Habermas, aunque se deriva sión de Foucault del ascenso y desarrollo de la sociedad civil moderna es,
de una tradición teórica diferente y usa medios distintos. De mayor impor- sin ambigüedad alguna, negativa desde el principio. Además, como se les
tancia para nosotros es el hecho de que Foucault presenta una crítica más concibe como el producto de tecnologías modernas del poder, ninguna de
constante de la sociedad civil moderna que cualquiera de sus predeceso- las categorías de la sociedad civil puede proporcionar un punto de refe·
res o contemporáneos. Aunque comparte con Arendt su desconfianza res- rencia para cualquier proyecto que desafíe las estructuras de dominio que
pecto a la génesis y funcionamiento de lo social, y, si bien su explicación prevalecen en nuestras sociedades. Ahora nos ocuparemos de esta con-
cepción alarmante de la sociedad civil. ·
genealógica de las relaciones de poder modernas tienen el mismo objetivo
de la crítica historicista de Schmitt (el modelo liberal-democrático del de-
recho y la concepción normativa de la sociedad civil), la orientación de su
MARX, GENERALIZADO
análisis no es ni favorable ni contraria a las tendencias estatistas. Más
bien, su objetivo comprende las categorías de la sociedad civil. Éstas pa-
san a ocupar el centro del escenario y desempeñan papeles clave en la En muchos aspectos, lo más importante para entender la crítica que hace
historia del nacimiento, crecimiento y dinámica de las relaciones de po- Foucault de la sociedad civil es la obra de Carlos Marx, y no la de sus
der modernas. Sin duda, el Estado benefactor contemporáneo desempe- propios contemporáneos. Si Marx fue el crítico sin par de la sociedad
ña un papel en la globalización y profundización de las formas modernas moderna en el siglo XIX, 1 seguramente Michel Foucault merece heredar
de dominación, pero no es ni su fuente ni su principal actor. el título para el siglo XX. Al igual que Marx, su propósito es analizar las
De hecho, aunque Foucault ciertamente estaría de acuerdo con la for- formas y técnicas de una modalidad de poder que es singularmente mo-
derna. Su análisis, que de nuevo nos recuerda a Marx, recupera las cate·
ma en que Habermas explica el modo en que funciona la esfera pública
deformada, así como con su tesis de una interpenetración de las relacio- gorías centrales de la sociedad civil -la ley, los derechos, la autonomía,
la subjetividad, la publicidad, la pluralidad, lo social- para demostrar
nes de poder societales y estatales, rechazaría la propia noción de defor-
que, lejos de articular los límites de la dominación, constituyen su sopor-
midad a la que Habermas contrapuso la importancia continuada de las
normas de la sociedad civil. Por lo menos en este respecto, el análisis de te. Aunque nuestra intenc~s mostrar que este análisis de hecho es uni·
Foucault es paralelo al de Niklas Luhmann. Ambos argumentan que la lateral, que Foucault está atrapado por el mismo punto de vista de la mo·
concepción normativa de la legitimidad, las leyes, la publicidad y los dere- dalidad de poder que analiza (la razón estratégica), queda claro que
chos es un remanente obsoleto del sistema aristocrático-monárquico. ninguna teoría de la sociedad civil puede ignorar su· contribución si desea
evitar la apología .
.Aunque ambos son conscientes de que estos conceptos (junto con la demo-
cracia) fueron tomados por los reformistas y revolucionarios de finales A pesar de importantes diferencias, el análisis de Foucault de lo especí·
del siglo XVIII y principios del XIX, insisten en que son irrelevantes para las fico de la sociedad moderna se construye a partir de una intuición central
de Marx: la modernidad supone la emergencia de una nueva forma pe·
sociedades descentralizadas modernas. No obstante, Luhmann y Foucault
netrante de dominación y estratificación. Esto no es sugerir que Foucault
dan razones más bien diferentes para esta tesis. Como veremos en el capí-
opera dentro del universo del discurso marxista; en realidad, la dialéctica,
tulo VII, Luhmann ubica su explicación en la modificación del principio
primario de la diferenciación societal, es decir, en la reorganización del el determinismo económ ·co, el materialismo histórico, el modelo de base/
sistema social de estratificación hacia una diferenciación funcional. En superestructura, la prcoc ación por la ideología, la estrategia de la crfü.
los sistemas sociales diferenciados, modernos, ya no es posible reprcsen- ca inmanente y el enfoque a lucha de clases están todos ausentes en su
obra.l Foucault abandona 1xp nte este discurso por varias razo.
298
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 301
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
300
vo. Pero el desarrollo y gener,alización de los mecanismos disciplinarios consti-
nes. Primero, el enfoque marxista de la economía nos da una explicación tuyó el otro lado, el oscuro, de estos procesos. La forma jurídica general que
inadecuada de las relaciones de poder -ni las formas ni las estrategias ni garantizaba un sistema de derechos que en principio eran igualitarios fue apo-
el funcionamiento real del poder pueden ubicarse en la economía 3
o ser yada por estos pequeños mecanismos diarios, físicos, por todos aquellos sis-
colocados en una posición subordinada respecto a ella-. Segundo, la temas de micropoder que son esencialmente no igualitarios y asimétricos a
teoría dialéctica de la historia que postula el potencial emancipador de un los que llamamos las disciplinas. Y aunque [ ... ] el régimen representativo ha-
macrosujeto capaz de aglutinar las resistencias locales en un movimiento ce posible [... ] que la voluntad de todos forme la autoridad fundamental de
político revolucionario que puede terminar con la dominación societal de4 la soberanía, las disciplinas proporcionan, en la base, una garantía de sumi-
una vez por todas, está muy desorientada y es peligrosamente utópica. sión de las fuerzas y de los cuerpos. Las disciplinas reales, corpóreas, constitu-
Además, la teoría totalizante en cualquiera de sus formas es, a la vez, un yeron los fundamentos de las libertades formales, jurídicas. 8 [Las cursivas son
obstáculo para la investigación y políticamente desventajosa. Según Fou- nuestras.]
cault la teoría sistematizadora, global, tiende a simplificar los detalles, las
formas locales y la especificidad de los mecanismos de poder, a la vez que Así, Foucault también observa lo que está detrás de las relaciones jurí·
conserva todo en su lugar en vez de hacer más flexible el rígido control de dicas de los regímenes democráticos liberales y de la sociedad de merca-
5
los discursos unitarios de nuestro pensamiento. Foucault no rechaza el do aparentemente igualitaria y descubre la·s formas sistemáticas (no acci-
marxismo simplemente para resaltar los progresos positivos de la socie- dentales) de dominio dentro de la sociedad. De hecho, una preocupación
dad civil moderna. Por el contrario, lo hace para proporcionar una explica- central del proyecto de Foucault es acabar de una vez por todas con lo que
ción superior de las nuevas clases de relaciones de poder que se presentan llama el "modelo jurídico de poder", que aún domina nuestro pensamien-
en toda la vida social eh forma más completa y extensa de lo que Marx to, con el fin de dirigir nuestra atención (y resistencia) a la forma de poder
sutil y no obstante penetrante, característica de las sociedades modernas
imaginó posible. que escapa a la articulación en términos jurídicos. 9 Como la suerte de las
Foucault no usa el término "sociedad civil", pero presupone la diferen-
ciación entre Estado y sociedad que, según Marx, era señal característica categorías de la sociedad civil está vinculada con el contraste que estable·
de la modernidad. 6 Además, al igual que Marx, argumenta que el lugar di;;! ce entre los dos modelos de poder, vale la pena estudiarlos.
las relaciones de poder modernas es la sociedad, independiente y diferen- Según Foucault, el modelo jurídico de poder y la construcción legal de
te del Estado soberano. Foucault no reduce la sociedad a su subestructura nuestra propia sociedad son heredados del antiguo régimen. La revitali·
económica ni considera las relaciones de dase como la forma paradigmáti- zación de la ley romana empezó en el siglo XII, y junto con los discursos de
ca de las relaciones de poder o de lucha en la sociedad moderna. En cam- soberanía, legitimidad y los derechos, desempeñó un papel constitutivo
bio, toma la percepción marxista de la "anatomía" de la sociedad civil y va en el establecimiento del poder absoluto y la autoridad de la monarquía. En
un paso más allá; 7 así como Marx descubrió las relaciones de poder en la Occidente, el derecho es, según Foucault, el derecho del rey. Incluso cuan·
fábrica, constituidas y ocultadas por las peculiaridades jurídicas del con- do el discurso jurídico se tJfJ'611e al control del monarca (por ejemplo, en
trato de trabajo, Foucault descubre relaciones asimétricas de poder en las nombre de la conservación de los derechos feudales o del establecimiento
otras instituciones clave de la sociedad moderna: hospitales, escuelas, de los derechos individuales contra el Estado), siempre son los límites de
prisiones, asilos, ejércitos, familia y así sucesivamente. En realidad, lo este poder soberano los que se ponen en duda, y son sus prerrogativas las
que Marx afirma respecto a las relaciones de intercambio y a la ley contrac- que se desafían. Ya sea que el discurso jurídico del derecho estuviera dirigi·
tual es, según Foucault, cierto de todas las formas jurídicas y de todas las do a limitar o a afirmar el carácter absoluto del poder del rey, su propósito
principales instituciones de la sociedad moderna: la norma, la legalidad y era constituir el poder como su derecho. "El papel esencial de la teoría del
los derechos van aunados a la disciplina, las relaciones de poder y la sub- derecho, desde los tiempos medievales en adelante, era el de fijar la legiti·
midad del poder; éste es el principal problema en torno al cual se organiza
yugación: toda la teoría del derecho y de la soberanía." 1º En resumen, se define a la
soberanía en términos ju~ídicos, mientras que la ley constituye el poder
Históricamente, el proceso por el que la burguesía se convirtió, en el curso del
como el derecho legítimo 'de la soberanía.
siglo xvm, en la clase dominante políticamente fue ocultado por el estableci·
miento de una estructura jurídica explícita, codificada y formalmente igualitaria
En parte, por supuesto, ea construcción jurídica sirvió para ocultar la
que fue posible por la organización de un régimen parlamentario, representati· c.lomlnaclón intrínseca al poder, o que este último apareciera como

r tl ir:,\
302 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 303
el derecho legítimo del soberano y comportara la obligación legal de obe- continúa predominando hoy en día, en parte como iüeología del derecho,
decerlo. En parte, también sirvió como instrumento y justificación para en parte como principio organizador de los códigos legales de Europa
construir monarquías administrativas de gran escala. Por lo tanto, lo jurí- adquiridos en el siglo XIX. 16 Sigue siendo hegemónico en el campo de la
dico articula la forma en que el poder era ejercido en las monarquías teoría política, e informa a las versiones liberal y democrática radical del
absolutas, esto es, la relación entre soberano y súbdito. 11 En realidad, el contractualismo.
modelo jurídico articula una concepción específica de las maneras en que En realidad, en una manera que recuerda mucho a Marx (y a Carl
se ejerce el poder: se basa en un modelo de poder que opera por medio del Schmitt), Foucault se mofa de la teoría política liberal que ve en los legalis-
mecanismo de la ley, del tabú y de la censura, de límites, de obediencia y mos universales de la sociedad (en la igualdad formal, los derechos y la
de transgresión. democracia parlamentaria), límites impuestos por una comunidad societal
libre (compuesta de individuos soberanos) sobre el ejercicio del poder. La
Ya sea que uno le atribuya a él la forma del príncipe que formula derechos, o ilusión contractual de que el poder puede hacerse visible, localizado y res-
del padre que prohíbe, o del censor que obliga al silencio, o del señor que enuncia tringido al Estado político, cuyos alcances están delimitados claramente
la ley; en cualquier caso uno esquematiza el poder en una forma jurídica, y uno por los derechos del sujeto jurídico, por supuesto tuvo un papel que desem-
define sus efectos como obediencia. Confrontado por un poder que es la ley, el
peñar en la construcción del modelo de la democracia parlamentaria en
sujeto que está constituido como súbdito -que está "sujeto"- es el que obede-
oposición a las monarquías absolutistas, administrativas y autoritarias.
ce [... ] Por una parte un poder legislativo, por la otra un sujeto obediente.12
Pero sigue prisionera del modelo jurídico del poder erigido por primera
vez por estas monarquías: las críticas contractualistas de la monarquía en
En resumen, el modelo de poder que corresponde a lo jurídico es repre- el siglo XVIII no estaban dirigidas contra el sistema jurídico, sino que más
sivo. De aquí que el poder parece ser "extrañamente restrictivo": es pobre bien hablaban en nombre de una legalidad más pura y más rigurosa a la
en recursos, austero en sus métodos, monótono en las tácticas que utiliza. que se conformarían todos los mecanismos del poder. "La crítica política
La única fuerza que tiene es la fuerza de lo negativo, el poder de decir no aprovechó, por lo tanto, todo el pensamiento jurídico que acompañ.ó al
-postula límites, no produce-. Este poder es incapaz de hacer algo, excep- desarrollo de la monarquía, con el fin de condenar esta última; pero no de-
to impedirle a lo que domina hacer algo diferente de lo que se le permite safió el principio que afirmaba que la ley tenía que ser la misma forma del
hacer. Como tal, de hecho, el poder soberano está limitado, en la medida poder, y que el poder siempre debía ser ejercido en forma de ley." 17 Ni la
en que implica el derecho sobre la vida y fa muerte sólo en el caso del transposición roussoniana, radical democrática, de la soberanía del rey al
ejercicio del derecho de matar o de abstenerse de matar, de dejar vivir o de to- pueblo, ni la idea liberal de derechos que antecedieron al gobierno tras-
mar una vida. No es accidental que el símbolo de tal poder sea la espada, ciende el concepto jurídico del poder, la doctrina de la soberanía, o la pre-
porque el modelo jurídico-político del poder era en realidad ejercido como ocupación por la legitimidad -ambas suponen que el gobierno de la ley y
un medio de deducción, un mecanismo de sustracción, un derecho a apro- la codificación de los derecl:m!fkacen que el poder sea legítimo y controla-
piarse de una parte de la riqueza, un impuesto sobre los productos, bie- ble-. Ambas discuten el poder en términos del Estado, la soberanía, el
nes, servicios, mano de obra y sangre que se cobraba a los súbditos. Esa consentimiento, el contrato, y los derechos, lo que implica que el poder es
forma de poder silencia, reprime, prohíbe, toma y se apodera, pero eso es visible, localizable en un lugar, limitable y que deberá ejercerse de acuel"'
todo. 13 do con una legalidad fundamental.
, Obviamente, la tesis central de Foucault es que el nuevo tipo de poder La misma idea de un contrato entre individuos que establece el poder
que empezó a desarrollarse en los siglos XVII y XVIII, y se globalizó y per- legítimo limitándolo por medio de la ley y los derechos, construye el po-
feccionó en los siglos XIX y XX, es incompatible con las relaciones de sobera- der como un derecho original de soberanía al cual se renuncia cuando se
nía y es en todo respecto la antítesis del mecanismo de poder descrito por establece la sociedad política, en favor del soberano artificial. Este mode-
la teoría de la soberanía. El nuevo tipo de poder disciplinario, uno de los lo presenta a la opresión como transgresión de los límites de los términos
grandes inventos de la sociedad burguesa (sic), 14 es irreductible a la repre- del contrato. El derecho a r~elarsc contra el poder que ha traspasado sus
sentación de la ley: lo jurídico no puede servir como su sistema de represen- lfmltcs, violando así los de chos de otro, es el derecho a restablecer el
tación. 15 Tampoco puede el modelo de represión explicar el modo, las técni- poder legítimo, limitado jurí amente. Por lo tanto,
cas, o el ejercicio de esta forma de poder. A pesar de todo, este modelo
~·- ....· ·~-· ·-

LA CRÍTICA GENEALÓGICA 305


LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
304
tivamente, del derecho y d~ la soberanía, oculta las'nuevas relaciones de
la representación del poder ha continuado bajo el hechizo de la monarquía. En
poder de la modernidad. 2º
el pensamiento y análisis político, aún no hemos cortado la cabeza del rey. De
aquí la importancia que la teoría del poder le da al problema del derecho y de la Por supuesto, Foucault discute un nuevo desarrollo moderno del dis-
violencia, de la ley y de la ilegalidad, de la libertad y de la voluntad, y en espe- curso y de la organización de la ley y el derecho. Pero como Habermas ha
cial del Estado y la soberanía (incluso si se cu,estiona a esta última en la medida indicado, la reorganización del derecho en la que hace hincapié Foucault
en que está personificada en un ser colectivo y ya no en un individuo sobera- no tiene nada que ver con los desarrollos normativos internos a la ley
no). Concebir al poder sobre la base de estos problemas es hacerlo en términos desde el siglo XVIII o con la explosión de los derechos civiles en nuestro
de una forma histórica que es característica de nuestras sociedades: la monar- siglo. 21 Foucault no sólo descuida totalmente el desarrollo de estructuras
quía jurídica. Característica pero transitoria. Porque aunque muchas de sus normativas en relación con la formación moderna del poder, sino que
formas han persistido hasta el presente, gradualmente ha sido penetrada por además su discusión de lo "jurídico" como parte integral del poder "feu-
mecanismos muy nuevos de poder que probablemente no pueden reducirse a dal monárquico" no trata de las diferencias entre la antigua concepción
18
la representación de la ley. de los privilegios y la moderna concepción de los derechos. De hecho,
parece creer que las estructuras modernas de derecho que son constituti-
El punto de Foucault es, por supuesto, que este modelo de poder es vas de los varios dominios de la sociedad civil y de la nueva relación entre
anacrónico. Pero, ¿por qué se le acepta todavía? Aparte de las razones históri- los ciudadanos y la esfera pública son esencialmente las mismas que las
cas antes mencionadas, Foucault hace referencia a otros tres papeles que de los regímenes absolutistas. Aparentemente, debemos concluir por su
1.., lo jurídico desempeña en la sociedad moderna. El primero es claramente análisis que el interés por los principios procesales de la legitimidad de-
ideológico, a pesar de que Foucault rechaza la noción de ideología, por- mocrática -por los derechos civiles, políticos y sociales-, en resumen,
que afirma muchas veces que el discurso de la ley y de los derechos oculta por el constitucionalismo, es un rezago de un periodo de absolutismo: 22
la operación del poder al distraer nuestra atención de los nuevos discur-
sos que están surgiendo de las propias disciplinas, y al ocultar los mecanis-
Hemos ingresado a una fase de regresión jurídica en comparación con las so-
mos del poder disciplinario que operan afuera, por debajo y por medio de
ciedades anteriores al siglo xvrr con las que estamos familiarizados; no debemos
la ley. En otras palabras, nos orienta a los problemas de legitimidad e ile- ser engañados por todas las constituciones que se han elaborado en todo el
gitimidad, en vez de a los temas de la lucha y de la sumisión, a las relacio- mundo desde la Revolución francesa, los códigos que se han escrito y revisado,
nes de soberanía en vez de a las de dominio: y la continua y vociferante actividad legislativa. Éstas fueron las formas que
hicieron que un poder esencialmente normalizador.fuera aceptable. 23
La teoría de la soberanía, y la organización de un código legal centrado en ella, ha
permitido que se sobreimponga un sistema de derechos sobre los mecanismos Si el derecho sólo sirve para establecer la legitimidad del poder sobera-
de disciplina, de tal manera que se oculten sus procedimientos reales, el elemen-
no, ocultando simultáneamlMt'e la dominación, entonces la estrategia de
to de dominación inherente en sus técnicas, y se garantice a todos, por virtud 19
de la soberanía del Estado, el ejercicio de sus propios derechos soberanos.
Foucault parece ser la desmitificación del primero para hacer visible la
última.
Pero el discurso de los derechos y de la concepción jurídica del poder
En realidad, las disciplinas tienen su propio discurso, que no es el de
tiene otras funciones. No sólo es la cubierta ideológica de una nueva for-
las normas, sino el de la normalización. El discurso de los derechos oculta
ma de dominación, sino que es un elemento constitutivo de esta última:
la discursividad mucho más importante de las disciplinas. Aquí, la relación
"el sistema de derechos, el dominio de la ley, son agentes permanentes de
del discurso del derecho con las relaciones reales de poder es de forma y de estas relaciones de dominio, son técnicas polimorfas de subyugación. Creo
contenido. Entonces, la sociedad moderna, desde el siglo XIX hasta nues-
que el derecho se debe ver no en términos de una legitimidad que hay que
tros días, ha estado caracterizada, por una parte, por una legislación, un
establecer, sino en términos de los métodos de subyugación que instiga". 24
discurso y una organización con base en el derecho público (cuyo princi-
Como se indicó antes, las d~sciplinas reales, corpóreas, constituyen los fun-
pio de articulación es el cuerpo social y el status delegado de cada ciudada-
damentos de las libertades rmalcs, jurídicas. En realidad, lo que el nue-
no); y por la otra, por una red estrechamente relacionada de coerciones
vo desarrollo, no anacrónico o normativo), del discurso y de las formas
disciplinarias cuya finalidad es de hecho asegurar la cohesión de este mis·
Jurídicas acarrean es su "colonlz "por los procedimientos de la nor-
mo cuerpo social. El primer discurso anacrónico, y no obstante útil norma·

:e~·"
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 307
306
malización, por las disciplinas empíricas de la sociología y de la medicina poder legítimo está limitado ante los derechos y libertades reservados pa-
hasta la psicología. Los derechos individuales, la ley individualizadora y ra las personas-. En este modelo, seguimos estando en libertad de hacer
la penetración de la antigua estructura normativa de la ley por las discipli- lo que la ley no prohíbe. El poder como un mero límite de la libertad supo-
nas convierten a la propia ley en un medio efectivo de (y en un socio de) ne que una parte de la libertad (la libertad negativa) permanece intacta. De
las técnicas disciplinarias, normalizadora:; de la dominación, a pesar de la hecho, ésta es la forma general de su aceptabilidad en nuestra sociedad.
heterogeneidad en última instancia de los niveles de disciplina y de sobera- Así, la explicación social-psicológica de lo atractivo del modelo jurídico
nía. 25 Además, son precisamente estos desarrollos no normativos dentro del poder se predica con base en el hecho de que el "poder es tolerable só-
de la ley y los discursos legales, los que la implican en la estructura moder- lo a condición de que oculte una parte sustancial de sí mismo. Su éxito es
na del poder. El uso de expertos en medicina, psicología, sociología e in- proporcional a su habilidad para ocultar sus propios mecanismos. ¿Sería
formación estadística, en resumen, en información empírica y lenguajes aceptado el poder si fuera totalmente cínico?" 27
no legales dentro del discurso legal para presentar el caso de una persona, Aunque esta explicación suena sospechosamente similar a la teoría de
constituye la prueba de que las disciplinas han penetrado las estructuras la legitimidad, Foucault rechazaría esa interpretación. El modelo jurídico
jurídicas y las han tornado positivas, empíricas, funcionales y casi disci- de poder no es el discurso legitimador del poder disciplinario, sino una
plinarias. Así, la ley no pasa necesariamente a un segundo plano en los táctica distractora; los discursos de las disciplinas son muy diferentes.
siglos XIX y XX, sino que ahora opera más y más al servicio de la normaliza- Aunque nosotros mostraremos que, a pesar de sus negativas, Foucault
ción a medida que la institución jurídica es incorporada en un continuo necesita una teoría de la legitimidad y que, de hecho, en afirmaciones CO•
de aparatos médicos, administrativos, etc., cuyas funciones son en su mayor mo la anterior, introduce de nuevo tal concepto en su estructura; difícil·
mente es ésta la forma en que él desearía ser interpretado. Lejos de llevamos
parte reguladoras. 26 a analizar los problemas de la legitimidad, el consentimiento, la sobera·
La idea del papel constitutivo de la ley ante la subyugación evoca la an-
tigua crítica funcionalista-marxista de los derechos y de las formas jurídi- nía y la obediencia, desea dirigirnos en la dirección opuesta, hacernos oh·
cas. También en este caso las estructuras jurídicas son constitutivas de la servar directamente la dominación/subyugación en sus ejemplos materia·
modalidad moderna del poder y el sujeto jurídico se presenta no como les, en sus formas y técnicas reales positivas. En realidad, todo interés por
límite de, sino más bien como efecto del poder. La analogía con el con- la distinción normativa entre poder legítimo e ilegítimo, problemas de la
trato de trabajo como la forma legal que codifica, oculta y constituye las justicia, discurso de derechos, y otros similares, debe ser abandonado y
relaciones de poder asimétricas en la esfera de la producción es en reali- remplazado con un modo contrario de análisis, uno que empiece con las
dad bastante fuerte. Sin embargo, para Foucault, las formas modernas del microtécnicas de la dominación en regiones locales diferentes de la socie·
poder no contradicen o violan las normas igualitarias de la sociedad civil, dad en vez de con una concepción del poder soberano, del Estado y de la
sino que más bien son sus fundamentos. Esta función normalizadora de legitimidad. 28
una concepción cada vez más positivista y empírica de la ley colonizada es- Sin embargo, para est~·hecesita un concepto distinto de poder. Si .
tá ausente en Marx. De aquí que, a diferencia de algunas versiones del bien el modelo jurídico fue útil para representar un poder centrado en tor-
marxismo, Foucault argumente que los principios normativos de la socie- no a la deducción y la muerte, es "del todo incongruente con los nuevos
dad civil no pueden servir como referente para una crítica de la domina- métodos del poder cuya operación no es asegurada por el derecho sino
ción o proporcionar orientaciones válidas para los movimientos sociales por la técnica, no por la ley sino por la normalización, no por el castigo si·
que pueden intentar plasmarlos en la realidad más completamente. En la no por el control, métodos que son empleados en todos los niveles y en
medida en que siguen siendo normativos, los principios del derecho, del formas que van más allá del Estado y de sus mecanismos". 29 Se nos ofrece
gobierno por la ley, de la legitimidad, etc., son anacrónicos; en la medida un análisis de este nuevo tipo moderno del poder en Discipline and Punish, '-...
en que la ley es colonizada por las disciplinas y se torna empírica, sirve a luego en una serie de ensayos compilados en Power!Knowledge y, finalmen· /
la dominación. Para sintetizar, Foucault explícitamente rechaza la vía de la le, en el primer volumen de The History ofSexuality. A diferencia del modelo
jurídico, que concibe al p~der como algo que es poseído por un individuo
crítica inmanente. o grupo, que es intercamb ble y recuperable, sujeto a límites legales y di-
La tercera razón para la persistencia del modelo jurídico del poder que
/ presenta Foucault es casi psicológica. El modelo del contrato erige al po- suelto por el conocimiento, verdad y el discurso auténtico, este poder
der como un mero límite sobre los deseos o libertades de la persona -el disciplinarlo, normaUzador ti e do ante todo como una relación de

r!STt
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 309
308

fuerzas: se ejerce, no se intercambia, y opera por medio de una asociación entre conocimiento, pode¡¡ y verdad que éstas suponen. El poder normali-
íntima con los discursos de la verdad y la producción de la verdad. Por zador-disciplinario, orientado a la subyugación de los cuerpos y ejercido
mediante "una política anatómica del cuerpo humano", es analizado con
consiguiente,
profundidad en Discipline and Punish. Por otra parte, The History ofSexua-
El poder debe ser analizado como algo qut; circula, o más bien como algo que lity se concentra en el biopoder regulador-productivo orientado al control
sólo funciona en forma de cadena. Nunca está localizado aquí o allí, nunca está de las poblaciones -su salud, su esperanza de vida y su longevidad-,
en las manos de alguien, nunca es posible apropiárselo como una mercancía o ejercido por medio de una "biopolítica de la población". Aunque no son
una pieza de riqueza. El poder es empleado y ejercido por medio de una orga- idénticas, estas dos formas de poder (que emergen en los siglos XVII y
nización similar a una red. Y los individuos no sólo circulan entre sus tramas; XVIII, respectivamente), constituyeron los dos polos alrededor de los cua-
30
siempre están simultáneamente en posición de sufrir y ejercer este poder. les se desplegó la organización productiva del poder sobre la vida. 36 Cada
una desarrolló un rango específico de técnicas, tipos de discurso y conoci-
Además, lejos de estar localizado en una macroinstitución como el Es- miento, y cada una resultó en un producto específico: el alma, el cuerpo
tado, el poder es coextensivo al cuerpo social -no hay espacios de liber- dócil y el hombre en el primer caso; el individuo con deseos y la sexua·
tad primaria entre sus tramas-. Más bien, las relaciones del poder están lidad en el segundo. ·
entretejidas con otras clases de relaciones, incluyendo las de producción, Las nuevas ciencias humanas de la criminología, medicina, psicología,
de parentesco, de familia, de conocimiento, sexualidad y otras similares. educación, sociología, etc., se unen con las nuevas técnicas de vigilancia,
Las relaciones de poder son, por decirlo así, los efectos inmediatos de las examen, selección, individualización y normalización para constituir la
divisiones, desigualdades y desequilibrios que ocurren en estas últimas y disciplina. Es por medio de estas disciplinas y de la aplicación de la discipli·
a la inversa, son las condiciones internas de tales diferenciaciones. Aun- na que el cuerpo es reducido al menor costo como fuerza política y maximi·
que las relaciones de poder son sui generis, 31 y surgen en escenarios disper- zado como fuerza útil.3 7 Estas formas de conocimiento y de técnica de po·
sos, heterogéneos, localizados y se les ejerce por medio de un rango de der también constituyen el alma como el producto de la mirada juiciosa
"microtécnicas", se las puede integrar en estrategias más globales y servir, de los profesores, los doctores, los educadores, los guardias de prisión, y
por ejemplo, a objetivos económicos o estatales. los trabajadores sociales. El efecto del poder disciplinario/conocimiento
En resumen, Foucault remplaza la concepción jurídica del poder por es, así, el hombre al que es posible conocer, calcular, normar y utilizar.
32 El biopoder también opera por medio de la discursividad, produce nue-
un modelo estratégico de relación asimétrica hostil de fuerzas. El poder
está en todas partes, no porque abarque todo, sino porque proviene de todas vos tipos de individuos, y resulta en un conocimiento que está relaciona-
partes. 33 Además, el poder moderno no es ejercido por medio de la prohibi- do con un régimen de poder. La explosión del discurso respecto a la sexua·
ción y la negación. Más bien opera mediante una multiplicidad de técnicas lidad -que proliferó en el siglo XVIII y constituyó a los individuos como
de control, filtración, vigilancia e interrogación productivas -de nue- sujetos con deseos-, ta~ hizo uso de técnicas que emergieron er;i
vos discursos, conocimiento y verdades, de nuevas clases de individuos o ambientes dispares. Foucault cita a las técnicas confesionales desarrolla·
sujetos, de conductas requeridas y resultados funcionales-. Las relaciones das dentro de los monasterios y perfeccionadas por l§l psicología y la recopi·
de poder son a la vez intencionales y no subjetivas, basadas en el cá~ulo y lación hecha por la policía de información estadística sobre la riqueza, la
una lógica claramente descifrable y objetivos que a pesar de todo son anóni- fuerza de trabajo, la capacidad productiva y la salud de la población. Tam·
mos. 34 Finalmente, no hay relaciones de poder sin que se formen resisten- bién trata de las ciencias humanas correspondientes -en especial la demo·
cias allí donde se ejercen las relaciones de poder. grafía, la medicina, la biología, la psiquiatría, la psicología, la ética, la pe·
Aunque esta concepción es ciertamente más profunda que la del mode- dagogía y la urbanología- que concentrándose en las tasas de natalidad
lo liberal-legalista, Foucault no es el único que considera al poder de esta y de mortalidad, la esperanza de vida, la fertilidad y los patrones de dieta y
manera. Es posible encontrar una concepción no muy diferente del poder, vivienda, generaron una discusión interminable sobre los detalles de la
como suma positiva, tanto en la obra de Talcott Parsons como en la de Ni- conducta sexual. Estas uevas formas de conocimiento constituyen a las
klas Luhmann. 35 Sin embargo, Foucault proporciona un análisis detalla- personas como una pob clón que deberá ser regulada y controlada en
do y convincente de dos de las principales formas en que este modelo del nombre del aumento de 1u da, productividad, salud y utilidad. También
poder llegó a ser ejercido, así como una tesis única respecto a la relación constituyen al individuo c:omo con deseos sexuales cuyos anhelos

Ff'~'
310 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 311
secretos deben ser expuestos, manifestados y canalizados en una dirección intereses de poder o sólo donde las relaciones de'poder están suspendi-
adecuada (útil) por medio de los procesos de autointerrogación con la das. En el análisis genealógico no hay ningún conocimiento que no presu-
ayuda, por supuesto, de expertos. Así, el sexo se encuentra en el centro de ponga, y al mismo tiempo constituya, relaciones de poder. 41 Las ciencias
las nuevas técnicas de vida. También, en este caso lo que está en juego "es humanas, las disciplinas, nos dan el conocimiento objetivo del hombre, el
el tipo de poder que hace ejercer sobre el cmerpo y el sexo. De hecho, este alma, el sujeto y el individuo requeridos por el poder disciplinario.
poder no tiene ni forma de ley ni los efectos del tabú. Por el contrario, ac- Lo mismo es cierto para el lado de la ecuación correspondiente al sujeto
tuó multiplicando las sexualidades singulares [ ... ] amplió las varias formas y para la discursividad. La idea de que un autocuestionamiento intenso, y
de sexualidad". 38 Las nuevas sexualidades que aparecen -la sexualidad de que manifestar o comunicar la verdad que hemos descubierto sobre no-
infantil, las perversiones, la mujer histérica-y que rondan los espacios del sotros mismos a otros, es la vía para el autodominio, autenticidad y libe-
hogar, la escuela, la prisión, "todas están correlacionadas con los procedi- ración de la represión es tan ingenua como la idea del conocimiento obje-
mientos exactos del poder". 39 En el proceso, el sexo en sí se constituye como tivo desinteresado. Lejos de disolver los efectos del poder, el individuo
un problema para la verdad y como el objetivo de un inmenso mecanis- auténtico que dice la verdad sobre sí mismo -sus deseos, necesidades,
mo (médico/psicológico) para producir la verdad sobre nosotros mismos. identidad, intereses más íntimos- es el producto de técnicas de poder
Estos análisis de las formas de las relaciones de poder modernas son, a confesionales. La explicación genealógica de la sexualidad trata de mos-
la vez, instructivos y convincentes. Lo que es cuestionable, sin embargo, trar que el sujeto hermenéutico es el producto histórico de un régimen de
son los presupuestos teóricos del método genealógico de analizar el poder poder/conocimiento que funciona en y a través del discurso. La genealo-
y sus implicaciones para una teoría de la modernización y de la sociedad gía analiza las técnicas discursivas de la constitución de seres propios/
civil moderna. Como esta última es lo que nos interesa principalmente, sujetos que indagan en las profundidades de sí mismos (por medio del
sólo trataremos brevemente de la primera. · autocuestionamiento) y expresan/confiesan las verdades descubiertas de
esa manera. Los rituales del discurso confesional implican la presencia
real o virtual de un socio que está en la posición de autoridad y prescribe
LA GENEALOGÍA DE LA SOCIEDAD CIVIL MODERNA y evalúa la confesión, juzga, castiga o perdona, y consuela a la persona
que la realiza. 42 Así, no sólo los discursos objetivadores de las ciencias
Las ambigüedades filosóficas y normativas de la genealogía sociales, sino también los discursos subjetivadores realizados por noso-
tros y acerca de nosotros mismos, están profundamente relacionados con
Los presupuestos filosóficos de lo que Foucault llama humanismo sirven el poder en el análisis genealógico. Lejos de tener una afinidad con la
de principal contraste para su propio enfoque genealógico. La idea de que libertad o con la universalidad, la razón y la verdad están imbuidas de re-
hay un alma humana o un yo mismo, subjetividad, una naturaleza huma- laciones de poder y siempre son específicamente históricas. De aquí que
na interna (ya sea como un ser con deseos sexuales o como un sujeto so- Foucault vea a sus investigue?ones genealógicas como parte de una "histo·
berano autónomo), o una esencia del hombre universal, que puede servir ria política de la verdad". 43 El conocimiento, la verdad, la razón y el poder
como el fundamento de los valores básicos de autonomía, igualdad, liber- están interreladonados y son relativos al contexto; las investigaciones
tad y vida, y a la que puede expresar y liberar el conocimiento desinteresa- genealógicas en los campos del conocimiento, los tipos de normatividad,
do, es rechazada por Foucault en su magistral crítica del propio concepto las formas de subjetividad, las identidades individuales y colectivas reve·
de hombre en The OrderofThings. Tanto la dualidad sujeto/objeto, como lan las tecnologías del poder por medio de las cuales se producen la ver-
los supuestos fundacionalistas que se encuentran al centro del humanis- dad, el conocimiento y la identidad.
mo conducen a antinomias imposibles de resolver. Pero esto no es todo. Los problemas de esta posición nietzscheana con respecto a las normas,
La genealogía del alma moderna presentada en Discipline and Punish va la razón y la verdad han sido indicados muchas veces. Sólo mencionaremos
más allá de la crítica filosófica para revelar que las mismas nociones de algunas de las objeciones más frecuentes que tienen importancia para las
subjetividad, del alma, del yo mismo, de la autonomía y de la normatividad dimensiones normativas de nuestro concepto de la sociedad civil.
(siempre interpretada como normalización) son productos del poder disci- Primero, está el problc a de la ambigüedad normativa de la explicación A'
plinario/conocimiento. 40 Por lo tanto, Foucault nos previene contra la idea genealógica que hace Fouca t de la normatividad. ¿Habremos de conside-
errónea de que el conocimiento puede existir independientemente de los rar que ésta es una 1ntr1 mu tlcus de las metainterprctaciones
312 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 313
fundacionalistas de los valores humanistas o está dirigida al núcleo sustan- el poder es su máscara, su disfraz, es decir, unafalsedad? 52 ¿Se sobrepone
tivo de estos valores en sí? Si esto último es el caso, y los otros aspectos de simplemente una "no verdad" a otra? o ¿es el discurso de las disciplinas
la genealogía que estudiaremos más adelante indican que sí lo es, enton- más verdadero que el discurso jurídico?
ces Foucault queda en la posición paradójica de tener que negar cualquier Quinto, y para terminar, la propia idea de las relaciones de poder talco- ~ ":-
status normativo a sus propios análisis críti¡:os o de ser incapaz de justifi- molas usa Foucault, es decir, siempre con la calificación "no igualitarias", ¿no
car las implicaciones políticas normativas de su obra. 44 implica dominación? y ¿no carece este último concepto de significado sin
Segundo, si uno acepta literalmente a Foucault respecto a la relación su contrario, la libertad? 53 Además, aunque aceptemos la idea de un poder
de la verdad con el poder, entonces surge la pregunta obvia: ¿cuál es el sta- sin un sujeto (global), incluso si reconocemos que siempre hay un contex-
tus de las "verdades" reveladas por las propias investigaciones genealógi- to estratégico en que están incorporadas las relaciones de poder y que no
cas de Foucault?, ¿qué intereses, qué estrategias, qué formas de relacio- está bajo el control de los actores, ¿tiene sentido hablar de estrategias de
nes de poder defiende Foucault? 45 poder sin proyectos o de la sociedad en términos de relaciones anónimas
Tercero, ¿no es la afirmación de que todo conocimiento y la propia 54
de fuerzas? La insistencia de Foucault en que las relaciones de poder
racionalidad se derivan de las prácticas de poder basadas en un concep- son desiguales e intencionales, en que no hay ningún poder sin resisten-
to indiferenciado del poder? ¿Son iguales todas las relaciones de poder? cia, supone por lo menos que hayan intereses específicos implicados en el
¿Cuál es la diferencia entre poder y dominación, si es que hay alguna? 46 ejercicio y conservación del poder, y víctimas específicas interesadas en
La ofuscación en el concepto de poder de Foucault se encuentra, según el derrumbe de esas relaciones de poder. Pero ¿qué intereses están implica-
Habermas, en su misteriosa transición del concepto de voluntad al de dos en el desarrollo y conservación de las relaciones de poder disciplina-
conocimiento. 47 Y esto, a su vez, se basa en un uso ambiguo de la catego- rio-regulador moderno? Una vez que éstos han sido establecidos ¿cómo
ría "poder". Como lo indica Habermas, la forma en que Foucault emplea es posible la resistencia en la sociedad civil carcelaria, y en nombre de qué
el concepto de poder reproduce la "ambigüedad trascendental-empírica" resiste uno? Ahora pasamos a ocuparnos de estos problemas.
que incesantemente descubre en la concepción humanista del hombre:
por una parte', es usada descriptivamente en los análisis empíricos de las
tecnologías de poder; por otra, es un concepto básico dentro de una teoría La explicación genealógica de la modernización
de constitución. 48 Lo primero explica el contexto social funcional de las
ciencias del hombre; lo segundo, la condición de posibilidad de un discur- Según Foucault, los procesos históricos que constituyeron la esfera social
so científico sobre el hombre. Pero, el enfoque genealógico que afirma en que vive el individuo moderno han privado al ideal del sujeto soberano
hacer esas dos cosas a la vez, ¿no remplaza simplemente el objetivismo de autónomo de cualquier contenido progresivo 55 y han despojado a las ins-
las ciencias humanas con un subjetivismo radicalmente historicista? 49 tituciones sociales de cualquier solidaridad autónoma o relaciones hori-
Y la ambigüedad trascendental-empírica de su concepto de poder, ¿no condu- zontales. Ni el concepto deimtividuo ni las normas, estructura o dinámi-
ce a Foucault a generalizar en exceso e incluso a dar un carácter demasia- ca de la sociedad civil pueden ser entendidas como la obtención de una
º
do ontológico a las relaciones de poder? 5 Además, el equiparar la razón, el mayor libertad o servir como un referente para la pol_ítica emancipatoria.
conocimiento y el discurso con la racionalidad de la dominación, ¿no se Retornaremos a esta teoría de la individualidad y socialidad modernas,
deriva de esta excesiva ontología del poder e implica una concepción pero primero vale la pena ver brevemente la "genealogía" histórica de la
reduccionista, unilateral, estratégica-instrumental de la propia razón? 51 sociedad moderna cuyo propósito es claramente remplazar la teoría ma-
'una cuarta objeción a los supuestos genealógicos es que el concepto de terialista de la historia y privar a los críticos de su dialéctica alentadora.
la relatividad de la verdad respecto a un régimen (poder) es en última El primer libro en que Foucault presenta su teoría del poder, Discipline
instancia incoherente. En la tesis de la relatividad, la transformación de and Punish, también proporciona el enunciado más claro de su teoría ge-
un régimen en otro no puede ser fuente de un progreso en la verdad, ni nealógica de la modernización, es decir, de la transformación envuelta en
pueden existir transformaciones liberadoras al interior de un régimen. No la conformación de nucslr sociedad "carcelaria", "disciplinaria". 56 Aun-
hay tal cosa como una verdad independiente de su régimen, puesto que que el libro se concentra en 1 ¡cncalogía de la prisión moderna, claramente
cada régimen produce su propia verdad. Pero entonces, ¿cuál es el signi- el propósito es que sea toma como ejemplo para un amplio rango de
ficado de la afirmación de Foucault de que la verdad manufacturada por cambios homólo¡o1 qua car1ctcH u transición de 111 "época clásku"

,,.·,·ne L
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 315
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
314
cionales o desarrollos en la sociedad, economía y f~rma de organización
(la edad del absolutismo o, más generalmente, el antiguo régimen) a la
57 política. No obstante, para ambos (así como para Marx) la sociedad civii--
sociedad moderna (de finales del siglo XVIII hasta el presente). Porque
moderna es, a pesar de todo, ese terreno colonizado donde la solidaridad,
la tesis de Foucault es que las relaciones de poder asimétricas y las técni-
la asociación, la autonomía de grupo y la espontaneidad han sido rem-
cas para aprender sobre el cuerpo y las formas de disciplinarlo que fueron
plazados por una nueva forma de control social.
perfeccionadas en la prisión, ahora se encuentran en un rango cada vez
Ciertamente, Foucault no describe el contraste entre el antiguo régimen
más amplio de las instituciones societales contemporáneas y afectan a
y la sociedad moderna con el fin de idealizar los cuerpos políticos interme-
todas las personas. De hecho, "el archipiélago carcelario transportó esta
58 dios del Standestaat, que representaron, para Tocqueville por lo menos,
técnica desde la institución penal a todo el cuerpo social" . Así, la genea-
el lugar crucial de la vida política que limitaba el poder administrativo del
logía de la prisión moderna revela una modalidad de poder que se en-
Estado. 62 De hecho, no hay ninguna distinción sistemática en la obra de
cuentra en toda la sociedad civil moderna. Foucault entre el tipo de acción política dentro de la estructura de las
Las innovaciones en la explicación genealógica de Foucault de la mo-
dernidad no se encuentran en las épocas específicas bosquejadas en la asambleas y la acción estatal característica de las relaciones de poder ad-
ministrativas.63 Fue precisamente esta clase de distinción, no obstante, la
trayectoria histórica que él presenta. 59 Estas épocas son muy estándares
en la teoría de la modernización. En resumen, se nos presentan descripcio- que hizo que Tocqueville buscara equivalentes modernos para las anti·
nes de dos tipos societales y de un periodo transicional entre ellos: la so- guas formas de asociación, autonomía y contrapoder -una búsqueda
ciedad tradicional o el "antiguo régimen", compuesto por una sociedad de destinada al fracaso en la teoría de Foucault. 64
órdenes y el Estado absolutista 60 (siglos XVII a XIX), y la sociedad moder- Tampoco asigna Foucault un valor positivo a las tradiciones culturales
na, que emerge en el siglo XVIII y se desarrolla durante todo el siglo XX. El o a las funciones integradoras aseguradas por los antiguos cuerpos inter-
periodo de transición se trata mediante el análisis de las teorías de la Ilus- mediarios (como lo hizo Nisbet). 65 Por el contrario, parece que Foucault
tiene nostalgia de las oportunidades para el desorden en los intersticios
tración y el discurso de los reformistas que precedieron o surgieron du-
de las sociedades de órdenes, durante el periodo absolutista. Así, lo que
rante la Revolución francesa. Foucault señala (y de alguna manera idealiza) en su contraste entre la so-
La evaluación que hace Foucault de estos cambios en términos de un
remplazo de una forma de dominación por otra tampoco es particular- ciedad tradicional y la moderna, no es ni la vida política de la aristocracia
mente nueva o sorprendente, a pesar del desafío que presenta a las expli- ni las tradiciones integradas en común y muy variadas de las órdenes
caciones liberales comunes (las teorías del contrato o de la Ilustración). sociales o de las regiones semiautóno.mas, sino el control, regulación, orga-
De hecho, a primera vista, las semejanzas del enfoque de Foucault con nización y disciplina incompletos de la sociedad en el periodo premoderno
y los espacios que esto creaba para la solidaridad y la rebelión espontá-
por lo menos una importante corriente dentro de las teorías sociológicas
de la modernización son notorias. 61 El punto principal del texto de Foucault nea. Es justo esta relativa ausencia de control eficiente lo que contrasta
es el tema de la emergencia del individuo moderno como la historia de en forma tan aguda con la <filf<fo.ización, disciplina y técnicas de vigilan-
una forma nueva y muy penetrante de dominación que evoluciona por cia inexorables de la modernidad. Y en esto radica la originalidad de la
medio de dos procesos interrelacionados: la destrucción de las solidarida- forma en que Foucault trata el problema. 66
des del grupo tradicional y la fragmentación o nivelación de las personas, La tesis de Foucault es que la naturaleza específica del ejercicio y de la
órdenes, y grupos sociales coherentes; y la consolidación de las técnicas modalidad del poder absolutista alentaron la emergencia de revueltas po-
disciplinarias de la vigilancia y del control de los cuerpos que fabrican pulares. Esta tesis se demuestra mediante un análisis de la forma y signifi-
una nueva forma de individualidad cuya ilusión de soberanía es la contra- cado del castigo en los regímenes absolutistas. Por una parte, el "suplicio"
parte de la ausencia de cualquier vida autónoma de grupo o de identidad o lortura y ejecución públicos del criminal simbolizan el poder absoluto del
de grupo, tradiciones significativas, formas de asociación o recursos de soberano para codificar la falta de poder de sus súbditos. 67 La publicidad,
poder. La única diferencia importante al nivel del contenido entre esta la visibilidad y la luz de la apariencia son todos atributos exclusivos del
versión de la modernización y la de Tocqueville o Nisbet, por ejemplo, es soberano -los medios de xpresar y representar su poder personal y su
que estos últimos atribuyen la forma de poder individualizadora, nivelado- monopolio y control del es clo público-. El poder soberano, como se
ra, principalmente a la emergencia del Estado moderno, mientras que indicó antes, es una mezcla de rcslóny de control jurídico-el sobera-
Foucault la ve como el resultado de una multiplicidad de f ucrzas institu- no es el que hace la ley y, por tanto, está por encima de clla-. 68 Aquí el

L tr!St }
316 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 317
discurso de los derechos es el discurso de este poder -de jurisdicción e in- (los vagos, los pobres, los mendigos, etc.) y la revuelta. Esta espontanei-
munidad-. 69 El poder del soberano es el poder de silenciar, expulsar, cas- dad del populacho reunido es el referente incontrolable e indomable del
tigar y aniquilar a quienes transgreden su ley. El crimen es considerado propio ejercicio del poder soberano. Su resistencia al control central indi-
como un ataque a la voluntad y al cuerpo del soberano omnipresente, es de- ca una autonomía local, tradiciones culturales y recursos morales todavía
cir, un acto de guerra o de traición. 70 El castigo, como la ceremonia del po- intactos para constituir identidades y solidaridades colectivas opuestas al
der soberano que marca el cuerpo del ofensor, restablece y reconstituye la proyecto del soberano para monopolizar el poder. Estas solidaridades
soberanía; revela la fuerza, el terror y la venganza de un poder que es per- populares fueron glorificadas en volantes y panfletos destinados a denigrar-
sonal y arbitrario, que se hace público por medio de su expresión periódi- las; 74 como espacios que quedaron abiertos para las ilegalidades popula-
ca y, no obstante -y ésta es la clave-, es discontinuo en el tiempo y en el res por la forma discontinua del poder soberano, se convirtieron en el blan-
espacio. co de la nueva modalidad moderna de disciplina y vigilancia.
Discontinuo en dos sentidos. Primero, dentro de la estructura de la socie- La descripción hecha por Foucault del poder soberano es sorprenden-
dad de órdenes, los fenómenos de los derechos y de las inmunidades (en temente similar al análisis de Habermas de la repriisentative óffentlichkeit
la terminología de Foucault, las ilegalidades) constituyen una fuente de preburguesa. Ambas se centran en la ostentación pública de la magnificen-
contrapoder y de solidaridad autónoma de grupo para los privilegiados, cia y del poder en la dimensión demostrativa de los excesos del soberano,
representando lo incompleto y la falta de penetración total del poder so- en el despliegue de la fuerza como representante del poder, y en la codifi-
berano. Pero Foucault está más interesado en otro tipo de discontinuidad cación de su monopolio por el soberano. Pero un análisis del otro aspecto
o "ilegalidad", esto es, la del estrato menos favorecido -el pueblo-. Las del "poder público" en el antiguo régimen, de las "ilegalidades" y volantes
órdenes inferiores no tenían privilegios positivos, pero se beneficiaban de de las clases populares, de las interrelaciones entre la publicidad repre-
un espacio de tolerancia obtenido "por la fuerza o por la sagacidad", en sentativa y la publicidad disponible para el pueblo, no se encuentra en el
el que se practicaba regularmente la ilegalidad, o la posibilidad de actuar estudio de Habermas. Ésta es una importante omisión. Habermas, por
fuera de la ley y de la costumbre o bien de ignorarlas: hablando en tér- el contrario, analiza dos dimensiones adicionales de la publicidad dentro
minos aproximados, uno podía decir que, en el antiguo régimen, cada de la sociedad absolutista a los que extrañamente se les presta poca aten-
uno de los diferentes estratos sociales tenía su margen de ilegalidad tolera- ción en la explicación de Foucault: el emergente aparato administrativo
da: la no aplicación de la regla, el incumplimiento de innumerables edic- del Estado caracterizado por el término "cargo público", y el desarrollo de
tos u órdenes era una condición del funcionamiento político y económico la "esfera pública burguesa" en los cafés, salones, clubes literarios, perió-
de la sociedad. 71 Esta tolerancia de la ilegalidad no era un signo de la be- dicos, y otros similares del siglo xvm. 75 En el estudio de Habermas, como
nevolencia del soberano, sino de la discontinuidad del poder monárquico. hemos visto, éstos prefiguran dimensiones importantes de la libertad pú-
Estaba vinculada con una penetración relativamente débil del cuerpo so- blica en la sociedad moderna, en la medida en que el principio moderno
cial por su poder y, correspondientemente, con la existencia de espacios de legitimidad democráti~'la concepción del cargo público como servi~
dentro de la sociedad para la emergencia de solidaridades autónomas y cio público, que implica responsabilidad, tienen sus orígenes en ellos.
revueltas. Ciertamente, Foucault es consciente de los proc:esos de conformación
En realidad, junto al monopolio de la publicidad y de la acción por el del Estado en el antiguo régimen, pero su énfasis es distinto al de Haber-
único individuo real, el soberano, había otra forma de acción y publicidad mas. 76 Foucault señala que fue el aparato centralizado de la administra-
. que estaba disponible para el pueblo, es decir, los motines y las revueltas. ción pública que surgía el que empezó a obtener información "útil" -datos
Éste es el otro lado del suplicio. La presencia necesaria del pueblo en las demográficos sobre los nacimientos, muertes, salud, crímenes, pobreza,
ejecuciones públicas proporcionó la ocasión para constituir centros de bienestar y otros similares- sobre una población cada vez más nivelada
ilegalidad en el mismo ejercicio de la venganza del soberano. El especta- (desde el punto de vista del Estado), convirtiendo a los súbditos del so-
dor, el garante del castigo, podía, en otras palabras, volverse rebelde y de- berano en objetos de conocimiento y poder. Este conocimiento estaba
safiar al poder punitivo. 72 Es aquí, en esta inversión de las reglas similar a íntimamente relaciona o con una nueva forma de poder disciplinario
lo que ocurre en un carnaval, en la burla a la autoridad, y en la transfor- (el "biopoder") que cstali surgiendo dentro de las agencias administra-
mación del criminal en héroe, 73 que Foucault sitúa la relación entre la tivas del Estado junto con 1 discursos jurídicos de la soberanía y la legiti-
ilegalidad, la solidaridad espontánea de todo un segmento de la población midad. ~
318 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 319
No obstante, Foucault insiste repetidas veces en que las nuevas tecno- en el edificio de los derechos y de la publicidad contenidos en las constitu-
logías de poder no pueden comprenderse ni mediante conceptos jurídicos ciones y parlamentos, poner énfasis en el desarrollo y la democratización
-como una relación entre los soberanos y los súbditos-, ni en términos del Estado, es engañarse respecto a la verdadera dinámica del poder en las
de la oposición entre el Estado y la sociedad. Porque el Estado no es su sociedades modernas.
única fuente, y ni siquiera es su fuente principal; más bien, emergieron Por consiguiente, Foucault argumenta que el discurso de la reforma
lentamente en una amplia gama de instituciones (el convento, el ejército, en el periodo transicional -la concepción de un poder transparente que
la clínica, la escuela, la fábrica, la prisión) junto con el despliegue visible encuentra su límite legal en la noción de dignidad humana, que castiga
de soberanías en el periodo absolutista. Estos procesos constituyen para humanamente con miras a restaurar en vez de destruir la integridad del
Foucault el nacimiento de lo moderno dentro del seno de la antigua socie- criminal, junto con los temas de la soberanía, el consentimiento y la legi-
dad. Por lo tanto, no hay ninguna necesidad de poner énfasis en la nueva timidad- constituye un modelo utópico de sociedad que nunca fue, ni
forma del Estado como jerarquía de cargos públicos, ni de mencionar su podrá ser, institucionalizado. A pesar de todo, este discurso t.iene ciertas
contraparte -las nuevas formas de publicidad burguesa que surge entre consecuencias no del todo involuntarias. La más importante de éstas es el
la sociedad civil, con sus proyectos específicos de liberalización y demo- desplazamiento del "derecho" a castigar del soberano a la "sociedad". Se
cratización~. El carácter público, impersonal, atado a las reglas de las logra en realidad una mayor compasión eh la determinación del castigo,
burocracias estatales no hace nada para disminuir o restringir el alcance pero con el corolario de que ya no se considera que el crimen sea un ata-
o amplitud del poder administrativo; por el contrario, lo hace más eficien- que contra la soberanía del monarca (esto es, del otro), sino más bien un
te. Además, podemos suponer que se trata suficientemente de las afir- ataque contra la sociedad como un todo (nosotros), lo que convierte al
maciones que se hacen para la esfera pública burguesa como parte del ofensor en un "enemigo público" o monstruo al que debe rehabilitarse
discurso del reformador. En nuestra opinión, éste es un error pleno de para que vuelva a surgir como un sujeto jurídico y moral. "La sociedad
consecuencias, porque son precisamente las nuevas formas de publici- que ha redescubierto sus leyes ha perdido al ciudadano que las viola."7 ª
dad, de asociación y de derechos que emergen en el terreno de la sociedad En otras palabras, una vez que se considera al crimen como una violación
civil moderna, las que se convertirán en las armas clave en manos de acto- de las leyes de la propia sociedad, la solidaridad entre las ilegalidades po-
res colectivos que buscan limitar el alcance del Estado y de otras formas pulares y el criminal se termina. De hecho, la destrucción de la solidaridad
societales de poder disciplinario. entre el ofensor, el rebelde, el criminal que rechaza la ley y la población
Como consecuencia de la decisión teórica de restringir el concepto de resulta ser el verdadero objetivo de los proyectos de los reformistas.7 9 "El
soberanía como forma de poder al antiguo régimen, Foucault de hecho verdadero objetivo del movimiento de reforma, incluso en sus formulacio-
está de acuerdo con aquellos reformistas que se concentran exclusiva- nes más generales, no era tanto el de establecer un nuevo derecho a castigar
mente en sus dimensiones jurídicas (en el lugar adecuado del poder y en basado en principios equitativos, como establecer una nueva economía
su legalidad y legitimidad), sólo para declarar que todo discurso es ana- del poder de castigar[ ... ] ~odo que se le pudiera distribuir en circuitos
crónico. La discusión de los derechos, del contrato, de la soberanía popu- homogéneos capaces de operar en todas partes, de una manera continua,
lar y de temas similares es, por lo tanto, nada más que una inversión fácil hasta en la partícula más pequeña del cuerpo social." 80
de los atributos del rey hacia el "pueblo", o una imputación de los mismos Insertar el poder de castigar más profundamente dentro del cuerpo social
a este último. En vez de la publicidad representativa del poder del rey, podía lograr dos cosas: controlar las ilegalidades populares, que se habían
la publicidad, tal como la exigen los reformadores para el pueblo, debe ser la vuelto demasiado costosas, y el desarrollo de una economía más eficiente
expresión de su soberanía recientemente adquirida y su modo de limitar del poder. La dimensión de los proyectos de los reformadores que se ajus-
el poder del Estado (es decir, la ley). Sin embargo, este discurso es un taba a este objetivo más admirablemente era, por supuesto, el descubri·
epifenómeno, en la medida en que ocurre por encima del verdadero lugar miento de las ventajas de las tecnologías disciplinarias. El Panóptico de
de las relaciones de poder modernas. 77 La discusión de los reformistas Bentham da más sustento a la posición de Foucault que todas las teorías
sobre el poder en términos de Estado, soberanía, consentimiento, contra- de la legalidad, de la soberanía popular, de los derechos y de la legitimi-
to y derechos supone que el poder sigue siendo público, localizable en un dad. "La 'Ilustración' que eacubrió las libertades también inventó las dis·
solo lugar y limitable. En otras palabras, el concepto de poder jurídico 81
dplinas." Así, por una pa , el discurso del reformador funciona dentro
liberal no capta la esencia del nuevo modo de dominación. Concentrarse de la representación, vi1ibUl lcldad (del juicio y de las sentcn-
320 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA GENEALÓGICA
321
cías), y transparencia del poder para castigar y de las leyes que definen los
Independientemente de lo anterior, el análisis de Foucault de la emergen-
crímenes y los castigos adecuados a los mismos. Por otra parte, se descu-
cia de la sociedad moderna no niega la tesis de la diferenciación como un
bre una tecnología disciplinaria que implica procesos secretos, continuos
y autónomos de castigo -en resumen, un poder que opera del otro lado elemento clave de la modernización. En realidad, su discusión de la géne-
sis de las tecnologías del poder y su globalización dentro de la sociedad con-
de la legalidad, aislado tanto del cuerpo ,social como del poder jurídico-.
temporánea presupone tal diferenciación. Como es bien sabido, Foucault
El modelo jurídico reintegra al sujeto jurídico en la sociedad; la práctica
insiste en que una multiplicidad de proyectos y de intereses se reunieron pa-
tecnológica crea sujetos obedientes y cuerpos dóciles. Entonces, según
ra producir una nueva economía política del castigo, disciplina y control.
Foucault no debemos buscar una nueva forma de publicidad, legislación
Argumenta que los filósofos de la Ilustración y los grupos sociales asocia-
y legalidad para encontrar la semilla de lo moderno en la transición del
dos con ellos contribuyeron a esta transformación pero que "no fueron
antiguo al nuevo régimen. Más bien debemos observar las nuevas tecno-
ellos solos; en este proyecto general de una nueva distribución del poder
logías de poder que se desarrollaban en las instituciones societales y se
de castigar, y de una nueva distribución de sus efectos, se unieron muchos
articulaban en los proyectos de reforma. Los discursos a los que vale la 83
intereses diferentes". En la línea de Weber, Foucault argumenta que las
pena prestar atención son los de las ciencias humanas, que, junto con las
técnicas disciplinarias específicas fueron descubiertas independientemente
nuevas técnicas disciplinarias, proporcionan los medios para constituir,
y en forma local en instituciones distintas como el monasterio, el ejército,
controlar y aprender sobre el individuo moderno. Hay una nueva forma
la fábrica y la prisión. Por supuesto, multiplicidad no es lo mismo que di-
importante de "publicidad" que vale la pena observar, pero no es la de las
ferenciación: algunas de éstas son instituciones estatales, otras son socie-
elecciones, legislación, derechos, tribunales y otros similares, más bien es
tales. Sin embargo, Foucault sí diferencia entre Estado y sociedad cuando
la visibilidad de individuos individualizados, subyugados, ante la mirada
se trata de identificar los intereses que se encuentran tras la globalización,
de un poder ahora invisible -una visibilidad que al principio fue la del
si no es que en la génesis, de las técnicas modernas de poder. De hecho, a
recluso ante los supervisores de las instituciones cerradas, pero que en
pesar de negar la teoría de clases marxista y las teorías del poder estatal,
última instancia es la exposición ante toda la sociedad de aquel cuya con-
los dos conjuntos de intereses implicados en la globalización del poder
ducta se desvía.
disciplinario-regulador resultan ser los de la burguesía y los del Estado
El enfoque genealógico de "la modernización" descarta así, por consi-
administrativo. Consideremos sucesivamente cada uno de éstos.
derarla irremediablemente ingenua, cualquier interpretación de los princi-
Dentro de la sociedad modernizadora del antiguo régimen, hay un con-
pios de la sociedad civil -la legalidad, los derechos, la pluralidad, la pu-
junto principal de intereses detrás de la lucha contra el poder monárquico
blicidad- como una base para la emergencia de espacios dentro de la
arbitrario y la sociedad de órdenes: el interés de la burguesía en la aboli-
sociedad moderna para nuevas formas de asociaciones autónomas y de
ción de las ilegalidades populares, en especial vis-a-vis los derechos de
solidaridad. La visión que tiene Foucault del poder disciplinario y moder- 84
propiedad. Según Foucault, fue la necesidad de proteger la acumula-
no como algo completo y continuo y su interpretación (a veces funciona-
ción del capital mercanti~ndustrial más que cualquier otra cosa la que
lista, a veces constitutiva) de los derechos como los que estabilizan este requería una severa represión de la ilegalidad popular. 85
poder le impide reconocer que, al igual que las inmunidades en un perio-
do anterior, las libertades modernas civiles y políticas también proporcio-
nan espacios para la autonomía, la asociación, las solidaridades y la Surgió la necesidad de una constante supervisión preocupada esencialmente
autoconstitución de la vida de grupo, de nuevas identidades y del desarro- por esta ilegalidad de la propiedad. Se hizo necesaria para liberarse de la anti·
gua economía del poder de castigar, basada en una confusa e inadecuada mu).
llo de contrapoderes -el sine qua non de la resistencia al biopoder que, a
tiplicidad de autoridades [ ... ] Se hizo necesaria para definir una estrategia y
pesar de todo, él todavía considera posible-. Además, la actitud positi- técnicas de castigo en que una economía de continuidad y permanencia rempla-
vista de Foucault y su énfasis en la dimensión estratégica de los proyectos zaría a la del gasto y el exceso. 86
de los reformadores lo predisponen a considerar las nuevas tecnologías
disciplinarias como la innovación "real" junto a la cual los principios nor-
En resumen, la rcfor a penal era esencial para que surgiera y funcio-
mativos y simbólicos de la sociedad civil moderna aparecen como secun-
11ura una economía de m cado capitalista; de aquí la lucha contra el "su-
darios -en el mejor de los casos funcionales respecto al poder disciplina-
prapodcr" del soberano, co u1 Hpcctos incalculables, y contra el "lnfra-
rio, pero en última instancia accesorios irrelevantes de este último. 82
poder" de los prlvtle1to1 1dqu y las ilegalidades tolcradaa. Por lo

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LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL


LA CRÍTICA GENEALÓGICA 323
322
tanto, dentro del confuso conjunto de intereses y metas implicado en la asegurando la continuidad del control. y por lo menos esta dimensión de
transición del absolutismo a la modernidad, Foucault resalta la importan- la soberanía del Estado perdura con la transición a la modernidad. Aun·
cia de esa nueva estructura diferenciada, el sistema de mercado capitalis- que Foucault insiste en que el Estado no es el único origen del poder dis·
ciplinario, acepta que "la organización del aparato de la policía en el siglo
ta, y en sus requerimientos específicos.
Los intereses de clase de la burguesía también están en juego en el XVIII sancionó una generalización de las disciplinas que se hizo coextensiva
desarrollo de la segunda dimensión de la forma moderna del poder: el bio- al propio Estado". 91 De hecho, la principal función del aparato estatal era
poder regulador. En este caso, Foucault rechaza explícitamente la tesis asegurar que la disciplina reinara sobre la sociedad como un todo. 92 Esta
neomarxista de que la sexualidad de las clases medias, y en especial de las amplitud de la disciplina junto con la continuidad de su ejercicio, poten·
clases bajas, tenía que ser reprimida porque era incompatible con una cial o real, son propias de la dominación moderna. Lo que se ha dicho de
ética de trabajo general e intensa. 87 La principal preocupación no era la la burguesía puede por lo tanto decirse también del Estado: los aparatos
represión del sexo de las clases que se habrían de explotar, sino el cuerpo, estatales administrativos centralizados, recientemente diferenciados, tam-
88
el vigor, la longevidad y la progenie de las clases "gobernantes". La auto- bién tenían interés en abolir las antiguas formas de poder personal incalcu-
afirmación y la necesidad de diferenciarse a sí mismo como una clase lables y costosas y sustituirlas con sus nw.".vas técnicas. El Estado, enton-
independiente de los enfermizos órdenes inferiores y de la nobleza dege- ces, como actor clave en la generalización del poder disciplinario, desempefta
nerada son los intereses que están operando al revestir a su propio sexo un papel importante en la explicación que presenta Foucault de la transi-
con la tecnología del poder y conocimiento que la propia burguesía había ción a la modernidad.
inventado. En parte, esto suponía una transposición de las formas de cas- Los intereses del Estado también desempeñan un papel central en la
ta de la nobleza, basadas en la sangre, a la burguesía en la forma de precep- globalización del biopoder. Los inicios del siglo XVIII vieron un ascenso
tos biológicos, médicos o eugenésicos centrados en la salud corporal, la demográfico acompañado por un incremento en la riqueza y el final de
extensión indefinida de la fuerza, el vigor y otros aspectos similares. Sólo los grandes azotes de las plagas y las hambrunas; como resultado, la preocu-
posteriormente, en la segunda mitad del siglo XIX, se generalizaron las pación societal por la muerte es remplazada por una preocupación por la
técnicas de poder biorregulador al resto de la población. Esto es, sólo des- administración de la vida y la acumulación de personas. Por consiguien-
pués de que se presentara la necesidad de una fuerza de trabajo estable y te, el Estado se interesa en la obtención de información y en el control de
competente y se contara ya con una tecnología segura de control (por la salud, la riqueza, los recursos humanos, los recursos en general, la repro-
medio de la educación, las políticas de vivienda, la higiene pública, las ducción y el bienestar de esa nueva entidad, "la población" como un me-
instituciones de asistencia y de seguros, la dotación de servicios médicos dio de incrementar el poder estatal. La recopiladón de información y la
generales a la población), se le concedió al proletariado un cuerpo y una supervisión, que suponían la maximización de las fuerzas individuales y
sexualidad y se les impusieron los valores de la clase media. Sin embargo, colectivas en vez de la represión del desorden, ahora resultaba ser una
esto no se opone a la afirmación principal de que "la sexualidad es origi- función natural para la póffi!tá:
89
nalmente, históricamente, burguesa". Debemos consolidar y aumentar, por medio de la sabiduría de sus reglamenta·
El lugar del Estado y de sus intereses es algo más ambiguo en el análi- ciones, el poder interno del Estado; y como este poder consiste no sólo en la
sis de Foucault. Por una parte, la crítica del modelo de soberanía tenía el República en general y en cada uno de los miembros que la constituyen, sino
propósito de alejarnos del Estado como un lugar central del poder o como también en las facultades y talentos de los que pertenecen a ella, de esto se
la fuerza clave en la creación de técnicas disciplinarias. Por otra parte, la deduce que la policía debe interesarse en estos medios y hacer que sirvan al
mayoría de los lugares en que se desarrollaron las tecnologías del poder bienestar público. Y sólo pueden obtener este resultado por medio del conoci·
disciplinario fueron (en Francia, el referente de Foucault) las institucio- miento que tienen de esos diferentes bienes. 93
nes estatales: los ejércitos, las escuelas, las clínicas, las prisiones, etc. Ade-
más, Foucault acepta la inmensa importancia del desarrollo de una organi- El interés del Estado en el conocimiento-poder generado por las disci-
zación centralizada de la policía, "la expresión más directa del absolutismo plinas emergentes para 1 propósito de administrar y optimizar la vida
º
real". 9 Porque es la policía del Estado la que asume las funciones previa· y la utilidad de la poblac n bajo su control es, así, de primera impor-
mente fragmentadas de la vigilancia de la criminalidad y de la supervisión tancia en la globallzaclón de lopoder. 94 El sexo se encontraba al centro
económica y política, y las unifica en un solo mecanismo administrativo, de esta economía p0Utlc1 do 11 ación: "Era esencial que el Estado

'MTh
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 325
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
324
distintos dentro de los sistemas sociales moderno5", cada uno de los cuales
supiera lo que estaba sucediendo con el sexo de sus ciudadanos, y el uso
tiene sus relaciones de poder, tecnologías disciplinarias y modos de fun-
que hacían del mismo", 95 porque el poder está situado y se ejerce al nivel de
la vida, la especie, la raza y los fenómenos en gran escala de la población.
cionamiento.101 Aunque el Estado (la administración gubernamental) 1 2 º
se convierte en un centro coordinador del poder disciplinario societal,
En realidad, es el nuevo interés por parte del Estado en la vida y en la po-
aunque sus agencias administrativas penetran en las instituciones socia-
blación lo que marca el "umbral de la modernidad" de una sociedad, se-
les, éstas, a pesar de todo, retienen relaciones de poder internas específicas
gún Foucault. 96 que tienen una configuración propia y "autonomía relativa". 1º3 El Estado,
Además, parece que la tesis de Foucault es que a finales del siglo XIX se
no a través del soberano, sino a través del gobierno, 104 penetra la sociedad
unieron las dos formas de poder-la disciplina y la regulación de las pobla- y, no obstante, "sería erróneo creer que las funciones disciplinarias fueron
ciones-y los dos grandes intereses que se encontraban detrás de su globa- confiscadas y absorbidas en su totalidad por un aparato estatal" .105 En re-
lización. Estas técnicas llegaron a "revelar su utilidad política y a prestar-
sumen, Foucault sostiene que el Estado no puede ocupar todo el campo de
se a sí mismas para la ganancia económica [ ... ] de repente llegaron a ser
las relaciones de poder y que nada más puede operar sobre la base de rela-
colonizadas y sostenidas por mecanismos globales y todo el sistema del
ciones de poder ya existentes que conectan a la familia, al conocimiento, a
Estado".97 Obviamente, el apogeo de este desarrollo es el Estado benefac-
la tecnología, a la fábrica, a la sexualidad, etc., con las que el Estado se
tor contemporáneo. Por medio de sus controles reguladores, el Estado
relaciona como superestructura. El Estado es un lugar de la tecnología
benefactor constituye lo social como un objeto-dominio distinto del gran
disciplinaria entre muchos.
interés "público", a la vez que hace uso de las técnicas disciplinarias, con-
Podemos rotar que, al igual que la modalidad de poder que describe, la
fesionales, ya perfeccionadas por las disciplinas societales y las institucio-
meta de Foucault es hacer visible no al Estado, sino a la sociedad. Y, por
nes para controlarlo. Sin embargo, en la explicación de Foucault no es la
supuesto, está en lo correcto al insistir que las relaciones de poder no
lógica de la economía o del Estado la que penetra y coloniza la sociedad
están localizadas exclusivamente en, ni emanan de, un lugar en particular
civil. Para Foucault, la razón funcional opera en sentido contrario: las ins-
en la sociedad moderna. No obstante, a pesar de la elegancia de algunas
tituciones y prácticas de la sociedad civil generan las tecnologías de poder
de sus formulaciones, no resuelve el dilema articulado por sus intérpre·
que después son tomadas y globalizadas por el Estado y la burguesía.
tes. Más bien, parece validar ambas posiciones antinómicas. Pero si el
Esto debe proporcionar una clave para resolver la ambigüedad que
Estado es simplemente uno de los lugares del poder disciplinario entre
hemos observado respecto al lugar que ocupa el Estado en el análisis de
otros, entonces el propio significado moderno del Estado se pierde, por-
las relaciones de poder de Foucault. Debido a que insiste en la descentra-
que el término se refiere a una entidad diferenciada que logra monopoli·
lización y en la desinstitucionalización del poder, y no obstante identifica
zar los medios (legítimos) de guerra y de violencia y, en las formas de
a los aparatos del Estado como los lugares clave del poder disciplinario-
organización política no federales, también los de la administración. Tal
regulador, los comentaristas han llegado a interpretaciones diametralmen-
"orden" es difícilmente "u~,entre muchos. Al usar la tesis del poder des·
te opuestas del lugar del Estado en su análisis general. Axel Honneth, entre
centralizado para negar la soberanía del Estado, Foucault reproduce la
otros, acusa a Foucault de ignorar completamente al Estado en virtud de
posición de los pluralistas filosóficos (aunque por razones opuestas) y se
su concepto de poder descentralizado. 98 Sin embargo, Peter Dewes afirma
expone a la objeción que presenta Carl Schmitt de"que un Estado que es
que, para analizar las varias instituciones disciplinarias del asilo, la clínica
como cualquier otra asociación u organización de poder en la sociedad,
y la prisión, "Foucault desea mostrar que desde el principio la interven- 99 no es de ninguna manera un Estado. Si, por el contrario, el Estado es el
ción y el control administrativo han definido al Estado moderno". Se-
mecanismo coordinador del poder disciplinario, si las instituciones socia·
gún Dewes, Foucault está interesado en mostrar que la intervención en un
les son los apoyos y complementos necesarios de la administración es-
dominio societal de las agencias del Estado es una característica más funda-
tatal, si dentro de las instituciones societales uno encuentra formas ho·
mental de las sociedades modernas que una economía liberada de las rela-
mólogas de dominación, y si, en resumen, la "sociedad" es equivalente al
ciones de dominio directamente políticas. 100 Para un intérprete, el Estado
campo donde los aparato administrativos operan, entonces de hecho el Es·
no desempeña ningún papel en las relaciones de poder modernas; para el
lado, o por lo menos su " glca" o modo de operación, se encuentra en to·
otro, lo es todo. das partes. Pero ésta es un dca convincente sólo respecto al significado
A Foucault se le preguntó directamente sobre esta ambigüedad. Su res-
simbólico de los re¡fmcnH "t s". 'º6
puesta indicó que el Estado, la economía y la sociedad son tres elementos

iÍllllÍllfí
326 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 327
Foucault puede sostener ambas posiciones porque considera al Estado hasta convertirse en un ataque a la subjetividad autQrreflexiva moderna co-
y a la sociedad sólo desde el punto de vista de las relaciones de poder 111
mo tal. Las prácticas disciplinarias objetivan al sujeto y crean conjun-
estratégicas. 107 En realidad, el Estado, la sociedad y la economía son pre- tos de dicotomías, cada aspecto de las cuales es un efecto del poder: loco/
sentados como tres campos estratégicos que esencialmente tienen la mis- cuerdo, enfermo/sano, criminal/buen ciudadano, anormal/normal. Lo que
ma dinámica interna y, como se dijo ante¡';, tecnologías homólogas de po- Hegel consideró los dos logros clave de la sociedad civil moderna -el
der. La modernidad no está caracterizada por un Estado que penetra en derecho abstracto de la persona legal y el principio de la libertad subjeti-
la sociedad o por poderes socioeconómicos que penetran y controlan al va del sujeto moral cuyas intenciones y voluntad deben ser considerados
Estado. Más bien, está construida en términos de la penetración de ca- en cualquier juicio de un acto- 112 se convierten en manos de Foucault en
da campo distinto por las tecnologías disciplinarias del poder y por las productos de relaciones de poder. El sujeto moral es el resultado del juicio
relaciones de poder estratégicas. Lo que esto significa es que el Estado, la normalizador que se ejerce por medio de la vigilancia, del examen y con la
economía y la sociedad están diferenciados el uno del otro no en términos ayuda de las ciencias objetivadoras del hombre: la criminología, la socio-
de una racionalidad específica de la acción, del modo de integración, o de logía, la medicina, la psicología, la psiquiatría, la estadística, la demogra-
las formas de interacción; sino solamente, de alguna manera, como si- fía, etc. Además, no es por medio de la "internalización" de valores y de
tios de poder separados. Ésta es una diferenciación que no parece hacer normas que se crea la "falsa conciencia" del sujeto moral, ni se puede eman-
ninguna diferencia. 108 cipar a este sujeto por medio del desarrollo de una "verdadera" conciencia,
El poder no se detiene donde empieza el conocimiento y la autorreflexión.
Más bien, el conocimiento, la verdad, la subjetividad y la conciencia reflexiva
LA NEGATIVIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL son los coproductores y el producto de las disciplinas objetivadoras. Cons-
Y LA PÉRDIDA DE LO SOCIAL tituyen, junto con la mirada normalizadora del guardia, del doctor, y del
profesor, un sujeto (sometido) objeto del poder/conocimiento.
Foucault nos presenta un análisis muy inquietante del lado oscuro de la Por supuesto, lo mismo es cierto para el alma o la psique. Éstas no son
sociedad civil moderna. Como se dijo antes, lejos de constituir un "aumento el producto de un proceso emancipador de autocomprensión, sino de un
en la libertad" (Marx), el desarrollo de los componentes de la sociedad ci- "poder pastoral" cuyas técnicas de autovigilancia, autocuestionamiento,
vil en la modernidad -una nueva forma de individualidad, subjetividad, confesión y, por lo tanto, autoconstitución y autodisciplina, iniciadas por
derechos, pluralidad, publicidad, legalidad y socialidad- ahora parece la Iglesia, se han secularizado y generalizado en la cultura y sociedad mo-
no ser más que un efecto de las relaciones de poder. En resumen, la socie- dernas. Así, el eje político de la individualización se ha invertido con el
dad civil es equivalente a su negatividad. cambio de la sociedad feudal a la sociedad moderna. La creciente individua-
Lo que se pierde en este enfoque es un concepto distintivo de lo social. 109 lización que refleja el poder, el privilegio y el status de una familia o gru-
Ésta es la razón real por la que Foucault proporciona una discusión tan po es remplazada por u~pividualización decreciente que aumenta la
unilateral de los derechos y de la democracia. 110 Necesitamos ver de nuevo visibilidad y singularidad de fos subyugados y sujetos a las técnicas disci;)
la evaluación que hace Foucault de cada uno de estos componentes clave plinarias. En otras palabras, a medida que el poder se hace más anónimo
de la sociedad civil moderna para establecer nuestro punto. y personal, aquéllos sobre los que se ejerce tienden·a ser individualizados
Ya hemos visto que para Foucault el sujeto jurídico es meramente el con mayor fuerza y a hacerse visibles. 113 El individuo moderno es el efec·
apoyo del poder disciplinario. La persona legal moderna dotada de derechos to combinado del poder disciplinario y del pastoral -un sujeto autosu·
es una dimensión de la individualidad moderna que, lejos de indicar auto- pervisado que funciona como su propio soldado-sacerdote.
nomía, es funcional a (e incluso el producto de) el control disciplinario. Esta teoría de la individualización tiene consecuencias claras para el
Por medio de la observación, de la supervisión continua, de la selección, significado y papel de la nueva forma de publicidad propia de la sociedad
de la división, de la jerarquización, de los exámenes, de la capacitación y de civil moderna. A medida que las disciplinas se desinstitucionalizan y circu·
los juicios, la disciplina crea la contraparte material del sujeto jurídico al lan libremente en la sociedad, 114 "es el polvo de los acontecimientos, las
recubrir el cuerpo de relaciones de poder. acciones, la conducta, la' opiniones, -'todo lo que sucede'-" lo que se
Pero la genealogía de Foucault del individuo moderno no se limita a re- hace visible, público al~ ~lancla omnipresente de la mirada anónima
velar lo que subyace en la "ficción legal" del sujeto jurídico; se amplía En realidad, co~e con el proceso de individualiza·
115
del poder.
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 329
328 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL

ción, las relaciones públicas y privadas se invierten con el desarrollo de la Pero ¿qué ocurre con el término final de nuestra ecuación, lo social?
sociedad moderna. En vez del espectáculo de la representación pública Dijimos antes que Foucault pierde el concepto de lo social en su análisis
del poder soberano, ahora es la población la que se hace visible a la mira- de la sociedad moderna. En sentido estricto esto no es correcto. Más bien,
da "pública", en tanto que el poder retrocede a un segundo plano. Por nos presenta un concepto de lo social que es idéntico a la red de relacio-
supuesto, éste es el punto de la metáfora p~nóptica. El desplazamiento de nes de poder estratégicas descritas antes. Como ya se indicó, la sociedad
la publicidad del castigo al juicio no significa que se respeten los princi- es el terreno de los aparatos e instituciones con múltiples formas de subyu-
pios de la dignidad y de la libertad moral, sino más bien que la justicia ya gación. Para Foucault, la dimensión "normativa", tan importante para la
no asume responsabilidad pública por la violencia ligada con su práctica. comprensión que tuvieron Durkheim y Parsons de la integración social
También significa que toda la sociedad, indirecta (por medio de la publici- es, como sabemos, simplemente normalización. El vínculo social, lejos de
dad) o directamente, asume el papel de juez y participa en juicios norma- ser un compromiso moral o un consenso normativo construido a través
lizadores. Incluso después de que la prisión y el castigo han sido abiertos del medio del lenguaje, de la tradición y/o de una relación discursiva, reflexi·
al escrutinio público, el público sigue siendo cómplice de una tecnología va con partes de la tradición, es la red de estrategias interrelacionadas que
del castigo que por definición crea visibilidad y control para el observador. se refuerzan mutuamente. 119 De hecho, Foucault es capaz de ver la plu-
Porque "la disciplina hace posible la operación de un poder relacional que ralidad, la publicidad y la individualidad én términos puramente estraté·
se sostiene a sí mismo por su propio mecanismo y para el cual el espectácu- gicos y funcionales porque su propio concepto de sociedad moderna es el
lo de los eventos públicos sustituye al juego ininterrumpido de las mira- de un campo estratégico penetrado por las tecnologías administrativas.
das calculadas". 116 En lugar del soberano que muestra su poder, tenemos Estas tecnologías nivelan, individualizan y normalizan, pero también orde-
una sociedad carcelaria que muestra sus sujetos disciplinados al observa- nan y seleccionan a los individuos y a las poblaciones de una manera jerár-
dor anónimo. Así, si el individuo producido por el poder pastoral disciplina- quica que sólo permite la comunicación por medio de un tercer elemento
rio se parece al soldado-sacerdote, el público ante el cual se hace visible el -las relaciones de poder desiguales-. Éste es el nuevo modo de estratifi·
117 cación que sustituye a la interacción social autónoma y horizontal.
ejercicio del poder difícilmente puede distinguirse de la policía.
De acuerdo con lo anterior, la democratización, o el control público del Ya hemos visto que las solidaridades populares fueron blanco del po·
~ funcionamiento administrativo, de ninguna manera limita el poder, como der disciplinario. La sociedad moderna que tiene éxito en d.estruirlas es
/ lo afirmarían los liberales, o genera alguna clase de poder diferente del una "en que los elementos principales ya no son la comunidad y la vida
control administrativo: simplemente asegura su funcionamiento adecua- pública, sino, por una parte, los individuos privados y, por la otra, el Esta·
do. El "control" democrático de los mecanismos disciplinarios por medio de do" .120 Esa imagen de la sociedad moderna impide cualquier significado
la publicidad implica la accesibilidad a los grandes Comités Tribunales de socialidad distinto al de coordinación "desde arriba" (por medio de
del mundo. Para Foucault esto simplemente significa que cualquiera puede técnicas administrativas) y/o la interacción estratégica. También niega la
llegar y ver con sus propios ojos la forma en que funcionan las escuelas, existencia de cualquier es~ dentro de la modernidad para la emergen-
los hospitales, las fábricas y las prisiones. 118 La publicidad moderna no cia de nuevas formas de solidaridad y asociación. De hecho, puesto que
proporciona ninguna alternativa, límite o desafío al poder disciplinario Foucault sostiene que el poder disciplinario/pastoral sé extiende más allá
de la institución cerrada para convertirse en completo, consistente y total,
pastoral. para la finalidad de la producción eficiente y económica de riqueza, conoci·
La pluralidad, el tercer elemento en la sociedad civil moderna, elogiado
J/ por sus partidarios, no tiene mejor suerte en manos de Foucault. Se la re- miento e individuos útiles, nada más parece ser posible. La organización
1
duce simplemente a los muchos lugares de las relaciones y estrategias de disciplinaria del espacio societal multiplica las comunicaciones y los con·
poder, y a la multiplicidad de individuos fragmentados que ya son produc- tactos, pero sólo dentro del marco de estrategias y aparatos que ya han
tos de las relaciones de poder-conocimiento. El discurso de estos indivi- reconocido y controlado el terreno. De una manera que recuerda la no-
ción marxiana de cooperación dentro de la fábrica capitalista, la sociedad
duos, su "consenso", es tanto un instrumento de las relaciones de poder
como lo es el discurso de las ciencias modernas: normaliza y normatiza, a moderna de Foucault es prccsquematizada por la mirada del estratega:
la vez que mantiene sometido al objeto del poder y como un actor poten· "La edad clásica vio el na !miento de la gran estrategia política y militar
cial sólo en el sentido puramente estratégico. Así, ni la publicidad ni la por la que las naciones en ntaron sus fucrzas económicas y demo¡ráfi·
cas; pero también vio ol naei e tácticas meticulosas militares y
pluralidad constituyen un límite al poder.

AfMf1,
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 331
330
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL

políticas por las que se ejerció el control de los cuerpos y de las fuerzas canismos que perpetúan el control del poder sobre los cuerpos, los place-
individuales dentro de los estados" .121 Por lo tanto, la sociedad civil mo- res y las formas de conocimiento. En cambio, la finalidad de la genealogía
derna está compuesta sólo de estrategas individualizados que participan es desafiar no sólo las evaluaciones morales de lo normal y de lo perverso,
en una lucha de todos contra todos, impregnada de poder y de política por ejemplo, sino la misma tendencia normalizadora asociada con la de-
122 manda de que nos entendamos a nosotros mismos por medio de nuestra
entendidos como guerra continuada por ptros medios.
Como dijimos desde el principio, un análisis del lado negativo de la sexualidad, como si esto dijera quiénes somos.
sociedad civil y de las formas específicamente modernas de dominación y Quizás la utilidad crítica de la genealogía es simplemente descubrir las
de estratificación es un componente importante de cualquier teoría críti- estrategias de poder implicadas en la génesis de los regímenes de poder/
ca. De hecho, uno podría argumentar que esto es todo lo que Foucault conocimiento con el fin de perturbar la forma global, unitaria, que éstos
quería hacer y que es injusto acusarlo de presentar un modelo general de toman, y revelar su carácter histórico y por consiguiente contingente. Tal
la sociedad. En resumen, uno puede afirmar que él analizó la lógica y el pro- proyecto ubicaría a Foucault muy cerca de la teoría crítica de la escuela
yecto de las formas contemporáneas de las relaciones de poder -el lado de Francfort. 125 Supuestamente, esta estrategia revelaría las líneas de bata-
negativo, no el todo, de la sociedad civil-, tal vez. No obstante, sigue sien- lla y crearía la posibilidad de una contraofensiva. En realidad, uno puede
do el caso que la crítica de Foucault se ve a su vez atrapada por la razón interpretar su énfasis en la génesis societal y en los múltiples lugares de la
estratégica que él mismo propone. 123 Porque, sobre la base de su estructu- dominación como un esfuerzo para recurrir a una estrategia de resisten·
ra teórica, no puede señalar ninguna otra categoría de acción, ningún cia orientada a la sociedad civil, tanto contra las estructuras de poder
otro modo de integración y de interacción, que sirva de base para analizar local dentro de la misma como contra su globalización/colonización por
las luchas contra el poder disciplinario, o el "lado positivo" de la moderni- el Estado.
Sin embargo, esa interpretación no resuelve las dificultades creadas
dad, si es que lo tiene. por la implacable crítica del poder que hace Foucault, porque todavía no
Foucault insiste en que "no hay relaciones de poder sin resistencias;
estas últimas son tanto más reales y efectivas porque se forman justo en el está en condiciones de articular "lo otro" -o las formas de acción que
punto en que se ejercen las relaciones de poder. 124 Pero, habiendo iguala- escapan a la lógica de las relaciones de poder estratégicas desiguales-.
do a la legalidad y la normatividad con la normalización, a la subjetividad Por una parte, le quita fuerza a la crítica, incluso a la suya propia, me·
con la subyugación, a la autorreflexión, moralidad, autoconciencia y al- diante un análisis que iguala el discurso, la reflexión, y la verdad con las
ma con los productos del poder pastoral- disciplinario; al discurso y a la estrategias de poder. Por otra parte, no puede hablar por la víctima, como
verdad con las estrategias administrativas de control; y a las ciencias huma- lo hizo Walter Benjamin, u ofrecer una noción naturalista de lo que es re-
nas con las disciplinas que sirven o mejor dicho que son partes del poder, primido por el poder disciplinario, como lo hizo Herbert Marcuse, 126 por-
a Foucault no le queda ningún medio intelectual para describir las resis- que la víctima al igual que su psique son ya productos del poder, y porque
tencias como algo más que contraestrategias del poder. Por lo tanto, no Foucault ha rechazado l~is "represiva" respecto a las relaciones de
aclara nada respecto a la utilidad práctica de la estrategia genealógica del poder. De hecho, si la resistencia es sólo la contraestrategia de ese produc·
análisis, a la que no obstante Foucault presenta como una forma de parti- to del poder, el individuo moderno, entonces ¿por qué apoyarla?, ¿por qué
es incluso interesante?, ¿qué diferencia haría? 127 Aparentemente, todo lo
cipación política. que la resistencia exitosa puede producir, es la sustitución de una estrate•
Sin embargo, una cosa queda clara: Foucault no es partidario de una
inversión simplista de valores. El análisis genealógico revela las estrate· gia de poder por otra.
gias de poder implicadas en la constitución de nuevos objetos e identida- En resumen, no hay ninguna base dentro de la obra de Foucault para
des (el homosexual, la mujer histérica, el pervertido, el delincuente, la distinguir la resistencia de otras formas estratégicas de acción o de las
demencia, la sexualidad) y los significados peyorativos que van unidos a estrategias de control. No puede recurrir a las normas articuladas por
ellos. Pero el propósito de esos análisis no es el de alentar una revaluación actores colectivos, porque cualquier recurso a las normas o bien reprodu·
en que la homosexualidad, las perversiones, el crimen, la demencia y la ce el discurso del poder ( condena a los que resisten la normalización), o
sexualidad sean liberadas, consideradas naturales, despojadas de sus ata· constituye simplemente tra estrategia de poder. De hecho, Foucault con-
duras para hablar con voz propia. Esa estrategia no haría nada para cues· sidera la coordinación de acción por medio de normas como estratd¡i·
tionar la categorización en primer lugar o socavar las agencias y los me· ca en esencia. Tampoco puede ·urso tomado por Habermas, quien

'8
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 333
332
identifica a la interacción comunicativa como el núcleo de una práctica sistencia al entrenamiento, el "sujeto" podría alejarse de la vigilancia
emancipadora que supone una reflexión sobre (y un desafío a) las nor- y el individuo podría luchar contra la manipulación del biopoder, pero
mas, instituciones y prácticas en nombre de normas e instituciones alter- incluso si Foucault estuviera dispuesto a postular lo otro de razón y dis-
nativas (más justas, más democráticas, más liberales), porque, para curso en su vitalidad primordial (lo que explícitamente no desea hacer),
Foucault, la comunicación es sólo un medio de transmitir información y esto difícilmente bastaría para explicar la emergencia, solidaridad, recur-
(mediante las pretensiones de presentar la verdad) controlar y quitar po- sos, identidades colectivas y proyectos de actores colectivos que desafían
der a sus oponentes. La estrategia teórica de abrir las normas a la re- las formas modernas de dominación. El análisis de Foucault ha privado al
flexión está cerrada para el teórico que considera las reflexiones como rebelde moderno de cualquier recurso institucional, normativo o perso-
una simple estrategia. En otras palabras, sobre la base de la estructura de nal para constituirse a sí mismo en términos diferentes de aquéllos que
categorías de Foucault, no queda para nada claro a qué objetivos o princi- son puestos a su disposición por las fuerzas que ya lo controlan. Las tradi-
pios pueden invocar los que resisten el poder disciplinario con el fin de ciones, solidaridades y espacios para la acción autónoma que dejaba abier-
obtener nuestra solidaridad. El único indicio que nos da son unos pocos tos la modalidad del poder ineficiente, discontinuo, en el antiguo régimen
enunciados elípticos en el sentido de que "el punto de unión para el con- no encuentra, en la obra de Foucault, equivalentes modernos. Esto no es
trataque al despliegue de la sexualidad no debe ser el deseo sexual, sino así porque él haya tenido la intención de analizar otra cosa sino más bien,
los cuerpos y los placeres". 128 Sin embargo, como el mismo Foucault mos- porque la explicación genealógica de las relaciones de poder moderna
tró en el segundo y en el tercer volumen de su historia de la sexualidad, ni los convierte al propio concepto de asociación voluntaria autónoma en un
cuerpos ni sus placeres son asuntos meramente fácticos. Ambos son cons- anacronismo en la sociedad carcelaria. La autonomía es la ilusión de la
truidos simbólicamente, como objetos de conocimiento e identidad, aun- filosofía del sujeto, el consentimiento voluntario es parte del engafioso
que de diferentes maneras en diferentes tipos de sociedades. Así, postular discurso jurídico, la asociación (en nuestro punto de vista, la dimensión
al cuerpo y sus placeres como una forma de romper con el régimen del verdaderamente moderna de la socialización) es simplemente imposible
deseo sexual es ambiguo, por no decir más. No obstante, sin este referente en una sociedad concebida como un campo estratégico construido por
a Foucault únicamente le queda el simple hecho de la resistencia al poder, una clase de Gleichschaltung de todas las organizaciones por los aparatos
pero este simple hecho no tiene ningún peso normativo, porque también administrativos disciplinarios. Nos queda así una crítica del poder que
quedaría expuesto a la mirada cínica del genealogista y se le revelaría afirma que existe la resistencia, pero que no puede decirnos cómo ella es
posible, cuál es su propósito, o la razón por la que merece nuestro apoyo.
como otra estrategia de poder.
Pero hay una pregunta previa a la que se presentó antes respecto a las Pero, ¿no es obvio que el poder disciplinario en la sociedad moderna
razones para ser partidario de la resistencia. Sobre la base del análisis de está dirigido contra las nuevas solidaridades, asociaciones y movimientos
Foucault, ¿de qué manera es incluso posible la resistencia a nivel colec- que emergen en el terreno de la propia sociedad civil moderna? y ¿no está
tivo? Se tendría que entender a esa resistencia como una acción defen- claro que los actores colee~ pueden articular proyectos distintos, nuevas
siva de grupos cuyas identidades y solidaridades todavía no han sido pe- identidades colectivas y hablar en nombre de valores y normas específicos'
netradas por los aparatos disciplinarios, o como las contraestrategias en si es que quieren convertirse en actores colectivos y actuar de alguna ma-
los niveles locales de individuos que ya son sus productos y, por lo tanto, nera? Además, al hacerlo así, recurren precisame.nte a aquellas nuevas
son actores puramente estratégicos, que se autosupervisan. En el primer tradiciones (o discursos), normas e instituciones, que se originan en las
caso, estaríamos viendo solidaridades premodernas en una posición pu- revoluciones democráticas de los siglos XVIII y XIX, a las que Foucault ha des·
ramente defensiva; en el segundo, a rebeldes modernos sin ninguna nor- calificado tan ingeniosamente: libertad, justicia, solidaridad, democracia y,
ma, institución, principio o discurso al cual recurrir, porque estos ya son más concretamente, parlamentos, elecciones, asociaciones, derechos y mu·
mecanismos de cooptación. Los últimos sólo podrían recurrir o apuntar a chos otros elementos similares. Sin un análisis de los dos aspectos de estas
"lo otro" abstracto o a la diferencia per se. De hecho, no está claro de qué instituciones, 129 por no decir nada de las formas modernas de individuali-
manera, sobre la base de la teoría de Foucault, los individuos que desean zación y autorreflexión, 1 idea de que surgen continuamente movimientos
resistir pueden unirse para formar los grupos, las asociaciones y las iden- sociales modernos y dcsa an al poder disciplinario sería incomprensible.
tidades colectivas solidarias y autónomas que son el sine qua non para Charles Taylor hace una o ervaclón similar respecto a la tradición del
la acción colectiva en primer lugar. El cuerpo podría presentar alguna re- humanismo cívico, 101 movlm itc inspiró y las instituclonc1 Ubrc5

rtt'íttU'
334 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 335
creadas en su nombre. Correctamente indica que las disciplinas colecti- vitalmente de la norma de igualdad, sin importar lo mucho que desprecie las
vas pueden funcionar de dos maneras diferentes: como estructuras de do- normas. De manera similar, insiste en que los derechos deben verse no en
minación, y como bases para la acción colectiva igualitaria. Esas discipli- términos de legitimidades a establecer, sino en términos de los métodos
nas pueden, por supuesto, sufrir un cambio en su función, desplazándose, por de subyugación que instigan. 133 En parte, esto es así porque en nuestro tiem-
decirlo así, de las políticas igualitarias de su fundación hacia el servicio de po los derechos han sido reorganizados, en la medida en que han sido in-
la dominación. Pero el análisis del poder moderno que hace Foucault oscu- vadidos por los procedimientos de la normalización que colonizan la ley,
rece estos procesos, revelando sólo el lado negativo de la modernidad. De lo que vuelve irrelevante el problema de la legitimidad. 134 Incluso observa la
este modo, cumple el papel de un "terrible simplificateur". 130 tendencia, por parte de los que buscan resistir las disciplinas y todos los
Nuestra tesis es que la condición de posibilidad para la emergencia de efectos del poder y conocimiento que están vinculados con ellas, a resuci-
los movimientos sociales modernos, con sus solidaridades autónomas, tar el discurso de los derechos y de la legitimidad. Pero considera que éste
identidades recientemente creadas y recursos estratégicos, es precisamente es un callejón sin salida, porque "no es por medio del recurso de la sobera-
la estructura diferenciada de la sociedad civil moderna: 131 legalidad, publi- nía contra la disciplina que se pueden limitar los efectos del poder discipli-
cidad, derechos (de reunión, de asociación y de comunicación libre de cual- nario".135 Los nuevos discursos del siglo xx sobre los derechos sociales ope-
quier regulación externa), y los principios de legitimidad democrática. En ran en el terreno de la ley colonizada, normalizada, mientras que los antiguos
realidad, afirmamos que la concepción moderna de los derechos funda- discursos de los derechos civiles y políticos son anacrónicos.
mentales es por lo menos tan importante, en este respecto, como la tradi- No obstante, incluso Foucault se ve obligado a retornar al lenguaje de
ción de humanismo cívico citada por Taylor. ¿De qué otra manera puede los derechos cuando trata de articular la lucha contra el poder discipli·
uno explicar los movimientos de trabajadores, los movimientos de dere- nario:
chos civiles, los movimientos feministas, el movimiento ecológico, las
luchas regionales por la autonomía, o cualquier otro movimiento social
Si uno desea buscar una forma no disciplinaria de poder o, mejor dicho, luchar
moderno o, en tal caso, de las fuerzas que se alinean contra ellos? A me- contra las disciplinas y el poder disciplinario, no debe dirigirse al antiguo dere-
nos que uno observe el aspecto dual de los derechos y de la legalidad, se cho de la soberanía, sino a la posibilidad de una nueva forma de derecho, uno
vería obligado a concluir que los actores colectivos que recurren a los de- que debe ser en realidad antidisciplinario pero que a la vez esté liberado del
rechos -y que reinterpretan las normas clave de la sociedad civil moderna principio de la soberanía. 136 [Las cursivas son nuestras.]
con sus demandas por más autonomía, más democracia, por el reconoci-
miento público como individuos y como miembros del grupo distintos No es sorprendente que éste sea el punto en que abandona el tema.
uno del otro a pesar de lo cual merecen una atención y respeto iguales- Foucault no puede decir nada positivo sobre esta "nueva forma de dere-
están de algún modo todos equivocados, en cierto sentido, articulando prin- cho" porque ha privado a la propia categoría de derechos y/o ley de su
cipios irrelevantes, anacrónicos y proyectos ridículos. 132 Como Foucault multidimensionalidad. Cieftm'h'ente, la ley puede funcionar como un me-
rechaza la única alternativa concebible -el proyecto de la revolución to- dio de dominación y control, y algunos derechos sí parecen quitarle poder
tal-, se ha colocado en un círculo vicioso: o las normas y proyectos articu- a los sujetos de derechos. Pero con seguridad ésta nQ es toda la historia o
lados por los movimientos sociales son estrategias del contrapoder y como incluso ni siquiera la parte principal de la misma. Como observamos an-
tales no tienen mayor mérito que los otros buscadores de poder, o simple- tes, Foucault no capta las dimensiones normativas y dotadoras de poder
mente reproducen los discursos existentes del poder. Para una teoría críti- de la ley y de los derechos porque él, al igual que Marx, toma la ideología
ca con una intención partidista, como seguramente lo es la de Foucault, liberal de los derechos en su sentido literal, sólo para rechazarla. En esta
ésta es realmente una grave deficiencia. explicación, el discurso de los derechos significa el discurso de la legitimi·
Es revelador que Foucault no pueda mantener congruentemente esta dad-contrato-soberanía que es transpuesta del rey al pueblo, y construida
posición, al menos respecto a las normas y los derechos. Aunque reduce la en esta ocasión como el polo opuesto de lo político, del Estado y del poder.
normatividad a la normalización, siempre habla de las relaciones de poder Esta forma del discurso e los derechos es, por supuesto, ideológica e
modernas como desiguales, asumiendo que serían preferibles relaciones Inaceptable. Pero hay otro nificado de la concepción y efecto de la afir-
igualitarias. Siempre describe a estas últimas con la imagen de un campo mación de los derechos: en u sociedad civil moderna, los derechos no
estratégico nivelado del poder, pero es obvio que todo su análisis depende son sólo elementos mor1l11 que án existir, sino que tambl~n pro-
336 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA GENEALÓGICA
337
porcionan poder. Los derechos no sólo individualizan, también son un 4 Véase Foucault, The Order of Things, pp. 250-263 y 367-3't'7, para la crítica del pensa-
medio de comunicación, asociación y solidaridad. No despolitizan nece- miento utópico. La sección sobre el "El hombre y sus dobles" constituye una crítica impor-
sariamente; también pueden constituir una conexión vital entre los indi- tante de la tradición filosófica comenzada por Descartes a la que se ha llegado a llamar
"filosofía del sujeto". Según Foucault, la teoría marxista no escapa a las antinomias típicas
viduos privados y las nuevas esferas pública y política en la sociedad y en de esa tradición filosófica, a pesar de su autocomprensión revolucionaria. En realidad, la
el Estado. Tampoco es cierto que los proqlemas de justicia y legitimidad teoría marxista de un macrosujeto revolucionario (el proletariado) comparte el proyecto de
sean, en cierto sentido, anacrónicos en la sociedad disciplinaria moderna: preminencia que es característico de todas las versiones de la filosofía del sujeto y en este
respecto es muy peligrosa.
éstos continúan siendo importantes en cualquier sociedad, sin importar 5 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., pp. 81 y 145.
la forma que tome el poder. 6 Véase Cohen, Class and Civil Society, op. cit., pp. 23-52.
Foucault acierta al argumentar que la sociedad civil moderna no es 7 Para una discusión de la tesis marxista de que la anatomía de la sociedad civil debe
ubicarse en las relaciones económicas y en la categoría del trabajo, véase Cohen, Class and
equivalente a sus principios de libertad, igualdad, democracia, justicia, Civil Society, op. cit., pp. 53-82. Para una excelente crítica del análisis de los derechos que
derechos, autonomía y solidaridad. Pero tampoco es equivalente a sus hace Marx, véase Claude Lefort, "Politics and Human Rights", The Political Forms of Modern
estrategias de dominación y control. El doctor Mengele no es la verdad Society, Cambridge, MIT Press, 1986, pp. 239-272.
8 Michel Foucault, Discipline and Punish, Nueva York, Pantheon, 1977, p. 222. [Vigilar y
del conocimiento y práctica médicos, sino sólo su perversión; el uso de las castigar, Siglo XXI.]
instituciones mentales para castigar a los opositores políticos no es la ver- 9 Foucault, Power!Knowledge, op. cit., p. 95.
lO !bid.
dad en la psiquiatría o el psicoanálisis, sino su abuso. Las normas institu-
11 Foucault argumenta que, incluso para el absolutismo, el concepto jurídico-político
cionalizadas (en forma de ley, derechos y costumbres) no sólo normali- del poder no era de ninguna manera adecuado para describir la forma en que se ejercía el
zan, también proporcionan poder y un punto de vista y espacio para criticar poder; no obstante, es el código de acuerdo al cual el poder se presenta a sí mismo.
y desafiar los arreglos institucionales específicos y crear nuevas identida- 12 Michel Foucault, The History of Sexuality, vol. 1, Nueva York, Pantheon, 1978, p. 85.
[Historia de la sexualidad, Siglo XXI.]
des colectivas e individuales. En realidad, la dimensión simbólica del dis- 13 !bid., p. 136.
curso no puede ser reducida a sus funciones "reales". La articulación insti- 14 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., pp. 104-105.
15 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 89.
tucional de la sociedad civil proporciona una forma moderna de lo social 16 Foucault, Power!Knowledge, p. 105.
que es más que los aparatos disciplinarios, analizados por Foucault a la 17 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 88.
vez que es diferente de ellos. Los dos marchan a la par; ambos son moder- 18 !bid., pp. 88-89.
19 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 105.
nos, pero ni son idénticos ni del mismo tipo. Únicamente una estructura 20 !bid., p. 106.
analítica lo suficientemente amplia como para abarcar los lados oscuro y 21 Para una discusión de este punto, véase Jürgen Habermas, The Philosophical Discourse
luminoso de la modernidad puede explicar las condiciones que hacen posi- of Modernity, Cambridge, MIT Press, 1987, pp. 286-293.
2 2 !bid., p. 290.
bles los numerosos e importantes movimientos sociales o "resistencias" que
23 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 144.
animan y dinamizan la sociedad civil moderna. Y sólo dentro de esa es- 24 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 96.
tructura puede uno ubicar en su perspectiva correcta a la fructífera, y no 25 !bid., p. 107. ''li·'I"••''"'
obstante peligrosa, obra unilateral de Foucault. 26 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 144. Foucault claramente tiene en mente los
desarrollos legales del Estado benefactor, orientados a regular, controlar y aumentar el
bienestar y la seguridad de la vida.
27 !bid., p. 86.

28 Para una discusión de las ambigüedades normativas de la obra de Foucault, vl!aae


NOTAS Nancy Fraser, Unruly Practices, Mineápolis, University of Minnesota Press, 1989.
29 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 89.
30 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 98.
1 Para un análisis detallado de las fortalezas y límites de la crítica marxista de la socie-
dad civil véase Jean L. Cohen, Class and Civil Society: The Limits of Marxian Critica[ Theory, 31 Para una crítica de la hipostatización del concepto de poder por parte de Foucault,
Amherst, University of Massachusetts Press, 1982. véase Bernard Flynn, "Foucault and the Body Politic", Man and World 20, 1987, pp. 65·84.
32 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 142; e History of Sexuality, op. cit., pp. 92-93.
2 Por supuesto, como el más importante de los estudiantes de Louis Althusser, Foucault
33 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 93.
era versado en marxismo. Sin embargo, rechaza tanto el enfoque humanista como la estructural 34 !bid., pp. 94-95.
de la teoría y ve al marxismo no como un rompimiento radical con el pensamiento moderno 35 Véase los capítulos m y VII.
(siglo XIX), sino como un elemento dentro del mismo. Como lo expresa en The OrderofThings, 36 Foucault, History of Sexuali , op. cit., p. 139.
Nueva York, Random House, 1970; "el marxismo existe en el pensamiento del siglo XIX como J7 Foucault, Disciplin• and Pun , op. dt., p. 221.
pez en el agua: es decir, es incapaz de respirar en cualquier otra parte" (p. 262). JI Foucault, History of SMu,dlty, o , lt., p. 47
3 Michel Foucault, Power!Knowledge, Nueva York, Pantheon, 1972, p. 89. JV /bid., pp, 4 7•48,
LA CRÍTICA GENEALÓGICA 339
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
338
clásica, y la modernidad. Para nuestros fines, tomamos las 'dos últimas etapas tal como
40 Discipline and Punish, op. cit., pp. 29-30. Esta alma real, incorpórea, no es una sustancia
aparecen en Discipline and Punish.
es el elemento en que se articulan los efectos de un cierto tipo de poder y la referencia de un
S8 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 298; véase también pp. 299-308. El punto
cierto tipo de conocimiento, el mecanismo por el que el poder da origen a cierto corpus de co-
de Foucault aquí es que el poder disciplinario y las técnicas de vigilancia y control han
nocimiento [ ... ] Sobre esta realidad-referencia se han construido varios conceptos y se han
forjado varios dominios del análisis: la psique, la subjetividad, la personalidad, la conciencia, aparecido en las instituciones no penales (la asistencia pública dentro del orfanato, el re-
formatorio, la escuela, la sociedad caritativa, el taller, el hospital, etc.) y ahora constituyen un
etc.; sobre ella se han construido técnicas y discursos científicos, y las pretensiones morales
del humanismo: Véase también la discusión en Fraser; Unruly Practices, op. cit., pp. 35-53. proceso continuo de "normalización" -continuo dentro de las instituciones societales y a
través de todas ellas, continuo en criterios y técnicas, continuo en que considera como una
41 Discipline and Punish, op. cit., p. 27.
42 Foucault, History of Sexuality, op. cit., pp. 60-61. Por supuesto, nosotros mismos pode-
desviación no sólo al crimen sino a cualquier desviación de la norma. De hecho, la propia
prisión como institución cerrada puede volverse anacrónica a medida que redes disciplina-
mos ser esta autoridad. rias a través de todo el cuerpo social asuman las funciones judiciales del juicio normall·
43 !bid., p. 60. zador y tomen una porción aún mayor de los poderes de supervisión y de evaluación.
44 Véase Fraser, Unruly Practices, op. cit., pp. 42-43.
S9 Como se indicó antes, estas épocas corresponden a modelos estándares de la historia
4S Véase Habermas, Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., p. 270.
cultural y social. La propia empresa de Foucault al proponer la historiografía genealógica
46 Fraser, Unruly Practices, op. cit., pp. 17-54.
pretende ser una nueva forma de hacer historia. Para nuestros fines, las innovaciones con·
47 Habermas, op. cit., p. 270. ceptuales y metodológicas, y los problemas implicados en la genealogía, no están sometl·
4 8 !bid. dos directamente a discusión, aunque tienen importancia para nuestra problemática y vale
49 !bid., p. 276. Véase también Charles Taylor, "Foucault on Freedom and Truth", en
David Couzens Hoy (ed.), Foucault: A Critica/ Reader, Oxford, Blackwell, 1986, pp. 69-102; y la pena dedicarles un breve comentario. En The Order of Things y The Archaeology ofKnowled·
Thomas McCarthy, "The Critique of Impure Reason: Foucault and the Frankfurt School", ge, Foucault ya ha analizado las "formaciones discursivas" y "prácticas" propias de las nuevas
Jdeals and Illusions: On Reconstruction and Deconstruction in Contemporary Critica/ Theory, ciencias humanas y de la filosofía moderna de la conciencia iniciadas por Kant. Argumentó
que "la voluntad de llegar a la verdad" es típica del esfuerzo inexorable de ese ente moder-
Cambridge, MIT Press, 1991, pp. 43-75. no, el sujeto cognitivo, hacia la meta imposible del dominio de sí mismo y del mundo
so Flynn, "Foucault and the Body Poli tic", op. cit., critica la explicación positivista de las
externo. Las ciencias del hombre (la criminología, la pedagogía, la psiquiatría, la medicina,
relaciones de poder que presenta Foucault. la psicología, etc.) entran en este proyecto creando y controlando al sujeto individual por
s1 Habermas, op. cit., pp. 286-293. Véase también McCarthy, "The Critique of Impure
medio de sus técnicas sociales específicas, que toman forma en las instituciones relevantes
Reason", en op. cit. (prisiones, escuelas, clínicas, hospitales) y construyen un vínculo entre el conocimiento y el
s2 Taylor, "Foucault on Freedom and Truth", op. cit., p. 94.
poder. El recurso a la historiografía genealógica coloca al poder en el centro no sólo de la
S3 !bid., pp. 90-91. formación discursiva moderna o de los tipos de pretensiones a la verdad de las ciencias hu·
S4 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 61. manas, sino de todos los discursos en toda sociedad. El término es de Nietzsche; véase Mi·
ss El concepto de sujeto es uno de los principales blancos de la obra de Foucault. Los
dilemas y trampas de la teoría moderna de la subjetividad constituyen el principal centro che! Foucault, "Nietzsche, Genealogy, History", Language, Counter-Memory, Practice: Selected
de atención de The Order of Things. Para un análisis de la crítica de Foucault de la teoría Essays and lnterviews, ltaca, Cornell University Press, 1977, pp. 139-164, y la introducción
moderna del sujeto y una comparación con las teorías relevantes de Adorno y Horkheimer, a The Archaeology of Knowledge, pp. 3-17. El entrelace moderno del conocimiento y poder
véase Peter Dewes, Logics of Disintegration, Londres, Verson, 1987, pp. 144-171. Véase tam- es nada más una de las muchas formas históricamente distintas de la "voluntad de poder",
bién los capítulos sobre Foucault en Axe! Honneth, The Critique of Power, Cambridge, MIT cada una de las cuales aparentemente tiene su propio tipo de pretensiones conocimiento/
Press, 1991; y Habermas, The Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., pp. 238-266. verdad. La genealogía desenmascara estas relaciones, revelando las conexiones entre el
S6 Foucault ya había analizado la conexión entre el discurso y las prácticas, el conoci-
ascenso, la forma y el desplazamiento de las formaciones discursivas y la emergencia, técnicas
miento y el poder, en Madness and Civilization [1961], Nueva York, Random House, 1965. y cambios de una relación de fuerzas a otra. Discipline and Punish es ejemplar en este res·
La reclusión y la continua supervisión, el aislamiento, la individualización, la regulación y pecto. Responde a la pregunta ~testada anteriormente de la forma en que se relacio·
la manipulación del recluso constituyeron las nuevas técnicas (prácticas) sociales que esta- nan los discursos y prácticas científiéos: la investigación genealógica revela la productividad':
ban estrechamente relacionadas con las disciplinas emergentes de las ciencias humanas de las tecnologías de poder que no sólo instrumentalizan el discurso, sino que son sus precon·
(psicología, pedagogía, sociología, penalogía, etc.) que sometían al objeto de observación a diciones constitutivas. (Como lo indica Habermas, aunque este_ problema se resuelve llnl•
la mirada supervisora del especialista. La discusión de la reclusión, supervisión y diferencia- camente al costo de introducir otro conjunto de problemas, uno de los cuales, y no de 101
ción refinada de los reclusos de las nuevas instituciones totales (primero el asilo y la clíni- menores, es el uso "ambiguo" de la categoría del propio poder por Foucault.) La historlo¡ral'l'a
ca, pero luego las barracas, la escuela, la prisión y la fábrica) desde el principio se basó en genealógica, junto con una concepción de poder que comprende todo pero que nunca 11
una concepción de prácticas que implicaban la disciplina coercitiva de algunos por otros. definida, constituye un universo teórico y metodológico dentro del cual es posible artlculll'
Pero en The Birth of the Clinic [1963](Nueva York, Random House, 1973), Foucault abando- las relaciones sociales, las afirmaciones de poseer la verdad, las formas de conocimiento '1
nó el enfoque hermenéutico y lo remplazó por un análisis estructuralista de los discursos los proyectos sociales/políticos sólo como formas, expresiones o estrategias de poder,
60 Las fechas difieren de las de otras teorías de la modernización y todo el énfHll difiere
que se abstenía de buscar acceso alguno a los excluidos y reprimidos. The Archaeology of
Knowledge [ 1969] (Nueva York, Harper & Row, 1972) [La arqueología del saber; Siglo XXI] del enfoque marxista en un aspecto crucial: a lo que otros llaman Ja sociedad tradicional,
es el enunciado metodológico de Foucault de este cambio en orientación. No obstante, el Marx llama "feudalismo", y él mismo descuida el Estado absolutista, Para un 11fuerzo
concepto básico del poder no fue refinado y articulado hasta Discipline and Punish. De ncomarxista de tratar con el periodo absolutista directamente y ajustarlo dentro di la Ira·
manera similar, las divisiones que marcaron época y que caracterizan al desarrollo del yectoria marxista, véase Perry A derson, Lineages of the Absolutist State, Londrt1 1 NIW Left
Rrooks, 1974, pp. 1S-59.
sistema penal moderno son las mismas que las descritas en la obra anterior de Foucault,
Madness and Civilization.
61 La obra clásica en e1ta •rea 1 la de Alexis de Tocqueville, Th1 Old R11lm1
Frtnch Revolutlon, Nueva Yorlc, Dou a, 19 . Véase también Robert Nl1b1t, TIN Q1mt
•"d th1
S7 En sus obras anteriores, en especial Madness and Civilization y The Order of Things, se
hizo hincapié en cuatro épocas de la historia: la Alta Edad Media, el Renacimiento, la edad Por Communit;I', Nueva York, 011tord Unlv•r•ity PreH, 1953, y R1ading1 º" Sooltd CIHIP111,

l"f!Ct h
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 341
340
Englewood Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-Hall, 1967, y Theodor Adorno y Max Horkheimer, importante; lo que deseo expresar es que las relaciones de poder, y por lo tanto el análi-
Dialectic of Enlightenment, Nueva York, Herder and Herder, 1972. sis que se debe hacer de las mismas, necesariamente va más allá de los límites del
Estado [ ... ] El Estado es una superestructura respecto a toda una serie de redes de poder
62 Tocqueville, op. cit.
63 Esto es, la distinción entre las discusiones, deliberaciones y debates característicos de que comprenden al cuerpo, la sexualidad, la familia, el parentesco, el conocimiento, la
las legislaturas y las formas burocrático/administrativas de toma de decisiones. Para un tecnología y otros similares.
78 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 110.
análisis de las distinciones sistemáticas entre estas formas de "acción", véase Hannah Arendt, 79 !bid., p. 63.
The Human Condition, Chicago, University of Chitago Press, 1958.
80 !bid., p. 80.
64 Alexis de Tocqueville, Democracy in America, Nueva York, Doubleday, 1969. [La demo-
81 !bid., p. 222.
cracia en América, FCE.] 82 Véase Flynn, "Foucault and the Body Politic", op. cit., para una crítica del positivismo
65 Véase Nisbet, op. cit.; Foucault no ofrece ninguna teoría de la integración social.
Aparentemente, cree que la sociedad puede ser integrada solamente por medio de las rela- y reduccionismo de Foucault vis-a-vis la dimensión simbólica de la vida social, incluso en
ciones de poder estratégicas y las tecnologías disciplinarias. Como no toma en cuenta los su análisis del antiguo régimen.
83 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 81.
varios modelos de integración ofrecidos por la teoría sociológica (la integración social a tra-
84 !bid., p. 85.
vés del medio de la lengua, los valores, las normas o los procesos de entendimiento mutuo) y
85 !bid.
no recurre a las teorías de sistemas o del intercambio como una alternativa, es incapaz de
86 !bid., p. 87.
explicar la estabilización de las formas de interacción o de la institucionalización del poder.
87 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 6. Pero véase la página 114 para una afirma·
Véase Honneth, The Critique of Power; y Habermas, The Philosophical Discourse of Modernity,
ción en cierto modo contradictoria.
pp. 287-288. 88 !bid., p. 123.
66 Esto, por supuesto, a pesar de la negativa genealógica en lo que se refiere a la posibi-
89 !bid., p. 127.
lidad de una medida común sobre la base de la cual puedan compararse dos regímenes de
90 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 213.
poder-verdad diferentes. Foucault claramente quiere decir que las relaciones de poder 91 !bid., p. 215.
asimétricas son más penetrantes, más intrusivas y controlan más las vidas diarias de las
92 !bid., pp. 216-217.
personas en la sociedad moderna que en el antiguo régimen.
93 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 25.
67 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 48.
94 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 171.
68 Ésta era la definición común de la soberanía en el siglo XVIII. Véase la discusión de
95 Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 26.
Foucault del entendimiento histórico del concepto de soberanía en Power/Knowledge,
96 !bid., p. 143.
op. cit., pp. 92-108. 97 Foucault, Power/Knowledge, p. 101.
69 Sólo en una exposición separada y, extrañamente, anterior, Foucault argumenta que
98 Honneth, The Critique of Power, op. cit., pp. 157-175.
la soberanía y los derechos son los que están en juego en la lucha entre los campos rivales
99 Dewes, Logics of Disintegration, op. cit., pp. 145-146 y passim.
en lo que se refiere al sistema general de poder (Power!Knowledge, op. cit., p. 103). Éste es el 100 !bid. Esto es lo que distingue su análisis tanto de las teorías liberales clásicas como de
único indicio que es posible encontrar de la competencia entre la sociedad de órdenes
las neomarxistas que ven la intervención estatal como un fenómeno relativamente reciente.
y el proyecto de Estado del monarca absoluto.
10 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 4'Y. Es interesante comparar la explicación Dewes está usando claramente uri modelo de tres partes y su interpretación de Foucault
de Foucault con la de Emile Durkheim, The Division of Labor in Society, Nueva York, Free seguramente lleva la implicación de que la sociedad civil es, desde el principio, un dominio
Press, 1933. En realidad, Foucault parece estar invirtiendo la tesis clásica de Durkheim. permeado por las relaciones de poder y de dominio.
101 Foucault, Power!Knowledge, op. cit., p. 188.
11 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 82.
102 Para una discusión de la teoría de Foucault de la "gubernamentalización del Estado",
72 !bid., p. 59.
véase Barry Smart, Foucault, M~. and Critique, Londres, Routledge, 1983, pp. 119-122.
73 !bid., p. 91.
103 !bid., p. 188. .
74 Por lo tanto, la ley del soberano podía aparecer como algo impuesto desde arriba. El
104 !bid., pp. 116-119.
desafío de la ley por el criminal podía así activar el apoyo y la solidaridad de la población.
105 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 215.
El criminal podía convertirse en un héroe porque se trata de la ley del otro, no de la comu-
106 No queda claro de qué manera uno diferenciaría entre- regímenes "totalitarios" o
nidad local. En este caso el castigo crea el terror en los corazones de la gente, pero no la
identifica con el soberano y su ley. Por el contrario, la identidad que se crea es entre el pue- modernos "autoritarios", y las democracias occidentales, desde el punto de vista de Foucault.
101 Véase Honneth, The Critique ofPower, op. cit., capítulo v; y Habermas, The Philosoph,Qa/
blo y el criminal, al que se ve como uno de ellos. Esto es lo que cambia cuando, bajo la
afirmación de la soberanía popular y de la jurisprudencia liberal, basadas en la idea de la ley Discourse of Modern'ity, op. cit., pp. 266-294. Para una explicación neomarxista, véase Smart,
como si emanara de la comunidad en conjunto y del sujeto moral como contraparte de Foucault, Marxism, and Critique, pp. 120-122. La breve discusión de Smart presenta tanto
la personal legal, se crea al criminal como un enemigo de la sociedad. el análisis de lo social por Foucault como el de su discípulo, Donzelot. Segl1n Foucauh y
Donzelot, "lo 'social' denota un evento histórico particular, es decir, la emer¡encla de una
75 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., pp. 27-141.
76 Para un análisis favorable a Foucault de esta diferencia, véase John Rajchman, "Habermas'
red o de un relevo de instituciones y funciones por medio de las cuales se ejerce un poder
Complaint", New German Critique, núm. 45, otoño de 1988, pp. 163-191. Para una explicación productivo, positivo sobre las poblaciones" (p. 122). La emergencia de lo social H refiere a
favorable a Habermas, véase Dewes, Logics of Disintegration, op. cit., pp. 144-245. uquellas dimensiones de la vida que deben ser "protegidas" de los efectos de las fluctuaclo·
ncs económicas y a las que se che proporcionar cierta seguridad. Así, lo social y la1 modl·
11 Foucault (Power/Knowledge, p. 122) afirma:
Presentar el problema en términos del Estado significa continuar presentándolo en tér- das y mecanismos sociales rela lonado1 dlrl¡ldos a dimensiones de la población como la
minos de la soberanía y del soberano, es decir, en términos de la ley. Si uno describe
todos estos fenómenos del poder como dependientes del aparato estatal, esto sl¡nlflca
considerarlos como esencialmente represivos [ ... ] No quiero decir que el Bitado no e1
tan un cambio en la forma 1n ,u
fertilidad, la edad, la salud, la ac vldad económica, el bienestar y la educación, rtpniHn·

particular de cohesión d1ntro dt a IOC


1 • cree eJ poder sobre los Individuo•' una forma
. primero es el ejercicio del podor rtlaclon•·

.1'"Wt1.
342 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA GENEALÓGICA 343
do con el conocimiento adquirido mediante fórmulas administrativas, tecnocráticas de terreno de una sociedad civil ahora moderna. En resumen, el d'iscurso continuo de la sobera-
administración social. El último, la solidaridad, es en realidad una palabra código para la nía y la legitimidad en la sociedad moderna no es un anacronismo. Es testigo de dos hechos
ayuda por medio del control que es característica de los programas de bienestar social. En institucionales clave: la existencia de un poder estatal centralizado diferente de la sociedad
ambos casos, "lo social" no es algo autónomo, sino un producto de las técnicas de poder y y la institucionalización de algunos de los principios clave de la esfera pública burguesa y
un objeto que es creado literalmente mediante técnicas del control. de los derechos individuales. Esto constituye la posibilidad de la emergencia de nuevas
1os Lo que no queda claro en todo esto es justamente qué significa la globalización de las formas de asociación, publicidad, pluralidad, solidaridad y contra poder dentro de Ja' estruc-
relaciones de poder por el Estado y la burguesía. ¿Es ésta una teoría de la desdiferenciación tura de la sociedad civil moderna. Los derechos civiles, políticos y sociales no son simplemen-
del Estado, la sociedad y la economía? ¿Es una teoría del reciente Estado benefactor capi- te la expresión de las técnicas de poder individualizadoras; constituyen un campo social,
talista? ¿Tiene el propósito de alejarnos de los proyectos de democratización del Estado o un terreno en el cual los individuos privados pueden juntarse, asociarse, comunicarse y
de la sociedad o de la economía y enfrentar los problemas de la legitimidad con los proble- articular públicamente sus opiniones en forma impresa, en el arte o en las discusiones. La
mas de las relaciones de fuerzas? Si el poder es globalizado ¿qué sucede con la resistencia esfera pública, que posteriormente se convertirá en un terreno de disputa entre los grupos
al poder global? Parece que en los textos de Foucault no encontramos respuesta a estas y proyectos en conflicto, debe verse por lo menos como dual.
preguntas inquietantes. Si Habermas se equivoca al concentrarse exclusivamente en el ascenso, discurso y es-
109 Foucault parece reducir lo social a la suma de conjuntos de relaciones de poder en la tructura de la esfera pública burguesa, descuidando su relación contradictoria con las for-
que la acción es coordinada únicamente por medio de la "reciprocidad" de los cálculos mas plebeyas, proletarias y femeninas de asociación y publicidad, Foucault se equivoca al
estratégicos. Pero para los sociólogos ha estado claro, por lo menos desde la crítica que omitir toda la categoría de la esfera pública y, con ella, todas las formas de asociación
hizo Durkheim del modelo contractual de la sociedad de Spencer, que las formas estratégi- voluntaria autónoma.
cas de interacción no bastan para mantener el vínculo social o, en términos más modernos, 118 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 2ü7.
la integración social. No obstante, si todas las antiguas solidaridades, tradiciones y asocia- 119 Véase Foucault, Power!Knowledge, op. cit., p. 106.
ciones autónomas son, en realidad, gleichgestaltet, si las normas son instrumentos de la 120 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 216.
121 !bid., p. 168.
normalización, entonces ¿cuál es el vínculo social además de poder? Como veremos, esta
concepción unilateral de lo social es de la mayor importancia para la teoría de la resistencia 122 !bid.; y Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 208.
de Foucault, porque lo deja sin un medio conceptual necesario para explicar la lógica o 123 Para un análisis que sostiene que la crítica queda atrapada en la filosofía del sujeto,
incluso la posibilidad de la acción colectiva, que presupone formas de solidaridad, asocia- véase Habermas, Philosophical Discourse of Modernity, caps. IX y X.
ción y nexos sociales que no pueden reducirse a la lógica de la interacción estratégica. 124 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 142.
Paradójicamente, la "pérdida" del Estado en el análisis del antiguo régimen es complemen- 125 Véase McCarthy, "The Critique of Impure Reason", op. cit.
26
tada por la "pérdida" de la sociedad en la discusión del nuevo. 1 Herbert Marcuse, Eros and Civilization, Boston, Beacon Press, 1955. Ésta fue la ante·
110 Sobre la falta de discusión de la democracia en la obra de Foucault, véase Flynn, rior estrategia de Foucault, que después rechazó en Madness and Civilization.
27
"Foucault and the Body Politic", op. cit., pp. 65-84. 1 Habermas ha hecho precisamente estas preguntas sobre la base de su crítica de
111 Véase la explicación en Dewes, Logics of Disintegration, op. cit., pp. 145-199. Esto está Foucault, Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., p. 284.
128
relacionado con la crítica de la filosofía del sujeto. Foucault, History of Sexuality, op. cit., p. 157. Nuestro análisis ha estado basado en la
112 Ésta es una clara referencia a la discusión de Hegel de estos logros de la modernidad. obra de Foucault hasta este texto. Algunos han argumentado que otro cambio en su pensa-
Véase la traducción de Knox al inglés, Hegel's PhiloSophy of Right, Oxford, Oxford University miento está indicado en el segundo y el tercer volumen de su historia de la sexualidad:
Press, 1952, pp. 75-104. Michel Foucault, The Uses of Pleasure, Nueva York, Random House, 1990; y The Care of the
113 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., p. 193. Sel(, Nueva York, Random House, 1988. En estos textos, se dice que Foucault abandonó su
114 La tesis de Foucault es que las técnicas disciplinarias se originan en instituciones concepción unilateral del yo mismo y del sujeto, moderó su noción de poder totalmente
cerradas específicas y luego son desinstitucionalizadas y circulan libremente a través de penetrante y proporcionó los rudimentos de una nueva concepción social. Puede ser así,
toda la sociedad, Discipline and Punish, p. 211. pero esto difícilmente afectan~ análisis general de su posición sobre la sociedad civil.
115 Foucault, Discipline and Punish, op. cit., pp. 213-214. Ninguna de estas dos obras trata de los tiempos modernos: la primera trata de Grecia, la
116 Ibid., p. 177. segunda de Roma. Estos textos se centran en los procesos y concepciones autoformativas
117 Para Habermas, por el contrario, es precisamente la emergencia dentro del antiguo <le los placeres del cuerpo y la sexualidad que no constituyen el sujeto con deseos,
régimen de los aparatos administrativos del Estado moderno, junto y en contradicción con hermenéutico, de la sexualidad atacado por Foucault en el primer volumen de la serle.
la sociedad de órdenes con su publicidad representativa, lo que es específicamente moder- Aunque haya interesantes discernimientos en estos volúmenes, Foucault murió antea do
no. La soberanía del Estado y la emergencia de una nueva forma de publicidad burguesa que tuviera oportunidad para desarrollar las nuevas líneas de pensamiento que su¡lertn,
(de la cual es parte el discurso del reformador) constituyen los dos polos clave de la vida pú- Creemos que su evaluación de la sociedad civil como una sociedad carcelaria lendr' Cllilt
blica moderna. Por supuesto, Habermas sabe que las relaciones de poder se desarrollan ser revisada radicalmente para que rindan frutos sus discernimientos posteriores aobrt ti
dentro de la sociedad y la economía así como en el Estado. Además, él, al igual que Fou- yo mismo, la subjetividad y lo social. Para un punto de vista critico, véase McCarthy, "Tht
cault, reconoce que el sueño de los reformistas de la Ilustración de una sociedad libre de la Critique of Impure Reason", op. cit., y Peter Dews, "The Return of the Subject In tho Late
dominación y de un Estado cuyo poder esté claramente delimitado y controlado por los re- Foucault", Radical Philosophy, 51, primavera de 1989.
presentantes públicos de la sociedad nunca se llega a realizar. No obstante, la "instituciona- 129 Véase el cap. IX.
lización contradictoria" de la esfera pública burguesa -la creación de parlamentos, un 130 Taylor, "Foucault on Freedom and Truth", op. cit., pp. 82-83.
Rechtsstaat, derechos, y espacios públicos en la sociedad civil- es más que un mero velo o 131 Nuestra tesis también s que los movimientos sociales luchan por el podor ¡i11ra
que un portador de una nueva modalidad de dominación. La diferenciación entre Estado y definir las normas, las idenUd H coleclivus, ele. Para una discusión de esta ld¡lea do In
sociedad iniciada en el antiguo régimen por medio de los procesos de conformación del ncción colectiva, véase la 1eccló obre Tourulnc en el cap. x.
Estado, de las luchas desde abajo y de la articulación legal, constitucional, de los derechos, 1.12 Véase el cap. IX para una dl1c ón de l11H os caras de las lnstltuclone1 d1 l11ocledad
estableció nuevos espacios para la emergencia de solidaridades nuev11 y autónomH en el civil y la relación de 101 movlml1nlo1 1oc 11 o• con este dualismo.

t
e .
344 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
133 Foucault, Power/Knowledge, op. cit., p. 96.
134 p. 107. Sospechamos que toda la discusión que hace Foucault de lo "jurídico"
Jbid.,
tiene sentido sólo en lo que se refiere a la concepción francesa de la ley tal como se deriva
de Rousseau. La ley articula la voluntad general y protege al individuo contra la arbitrarie-
dad del ejecutivo. Según este punto de vista hay poca necesidad de una distinción entre los VII. LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS: .
derechos individuales frente al Estado y la ley. Foucault nunca dio importancia a esta dis-
tinción. ' NIKLAS LUHMANN
135 !bid., p. 108.
136 Jbid.
HEREDAMOS el concepto de sociedad civil de dos fuentes: la historia de los
conceptos y de las teorías y la autocomprensión de los movimientos so-
ciales. Los ideólogos de los movimientos sociales parecen confirmar que
no se ha agotado una rica tradición de interpretación, que continúa siendo
una base adecuada para la orientación simbólica de los actores sociales
contemporáneos. Este argumento puede.ser utilizado fácilmente contra
las tesis historicistas de Riedel, Koselleck, Arendt, y las primeras obras de
Habermas, según las cuales la importancia del concepto moderno inicial -
de sociedad civil, para bien o para mal, debe limitarse a sus orígenes en
los siglos XVIII y XIX. De hecho, su propio e intenso interés ayuda a negar
estas afirmaciones y ha contribuido a la resurrección del concepto. Y, no
obstante, no puede ignorarse fácilmente la argumentación de los críticos,
porque su afirmación de que el propio concepto de la sociedad civil es
anacrónico, está relacionado con un análisis de la sociedad contemporá-
nea como si implicara una fusión de campos -en particular los del Esta-
do y la sociedad- que fueron diferenciados en los inicios de la época
liberal. Para responderles debemos ir más allá del esfuerzo de la recupe-
ración hermenéutica.
Profundamente convencidos de las limitaciones de,incluso una crítica
hermenéutica, 1 creemos que es esencial examinar el concepto de socie-
dad civil también a la luz de una teoría elaborada social y científicamente
que, por lo menos, inco~ una perspectiva objetivadora. La relacióno
entre la historia de los conceptos y la autocomprensión de los movimien-
los puede estar basada en una doble proyección dudosa: las mismas cate-
t-
gorías que dan forma a la autocomprensión de los actores sociales contem-
poráneos pueden ser proyectadas hacia atrás por los historiadores, que
nunca están libres de los intereses contemporáneos, y luego proyectada
hacia adelante por los ideólogos de los movimientos para demostrar la
profundidad e historicidad de sus proyectos. 2 Si bien la teoría social tam-
bién ha intemalizado estructuras de interpretación y de compromiso, en
conjunto éstas incluyen precisamente la objetivación de los contextos mo-
dernos, globales, societa es que ni los historiadores ni los teórico• de los
movimientos están deseo os o son capaces de lograr. Así, lu naft'atlvns
que forman identidades pue n ser confrontadas con mat1rtU. •c:rtp-
livos y e"pltcattvos. · • fJ·•t.i,

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345 ~··.·,·,'.

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LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 347
346

Lo que es más importante, como la ciencia social moderna ha adopta- Por supuesto, Luhmann "reconstruye" muchas' de las primeras sub-
do una actitud polémica hacia las categorías de la filosofía política tradi- categorías modernas de la sociedad civil en el terreno de la teoría de siste-
cional, es en este contexto que encontramos algunos de los mejores ar- mas. Sin embargo, en cada caso la reconstrucción implica un rompimien-
gumentos contra las aplicaciones contemporáneas del concepto de to decisivo con las intenciones de los primeros años de la modernidad: se
sociedad civil. De este modo, una confrontación con los resultados de la considera que la ley positiva carece de normas en sus fundamentos más
ciencia social representa una importante prueba para quienes tratan de profundos, se entiende a la asociación como una organización burocráti-
salvar o revivir el concepto clásico. Nosotros creemos que esta prueba ca y la opinión pública es reducida a la manipulación de los temas de la
sólo puede sostenerse si la confrontación implica una reconstrucción teó- comunicación. Es característico que se identifique a la democracia con la
rica a la luz de los desarrollos contemporáneos de que se ocupa la teoría función sociocibernética general del "significado", esto es, con el mante-
nimiento de una complejidad reducida. Sobre la base de la teoría desiste-
soci.al sistemática.
'"Debido a la herencia normativamente marcada del concepto, es difícil mas, todo lo que queda del concepto moderno de la sociedad civil es el
encontrar teóricos sociales sistemáticos que traten el tema de la socie- mero hecho de la propia diferenciación. 7 Así, Luhmann también es im-
dad civil. Por ejemplo, en las grandes obras de Max Weber, apenas hay portante para nosotros porque, al nivel de la ciencia social sistemática,
alguna mención del término o de algún sustituto obvio. Talcott Parsons y construye un desafío muy comprehensivo para toda la tradición del con-
3
Niklas Luhmann representan excepciones importantes a esta tendencia. cepto de sociedad civil.
Ya hemos presentado el concepto de Parsons de la comunidad societal La preocupación de Luhmann por el problema de la sociedad civil es
como un esfuerzo por traducir la categoría hegeliana de sociedad civil, en realidad sorprendente, en vista de sus propios supuestos e intereses
enriquecida por el concepto de lo social de Durkheim, a términos contem- teóricos. Sus esfuerzos de una versión sociológica de la historia concep- ~
poráneos. Luhmann, sin embargo, está en lo correcto cuando observa que tual se encuentran entre los mejores en este campo. Según él, politike
este paso de Parsons implica una ruptura con los supuestos de la teoría de koinonia, traducido como "sociedad política" fue usado por primera vez
sistemas de su propia obra, sin ninguna justificación teórica general. Aquí como un concepto para describir y desarrollar ideas a partir de la emel'l-
hay un indicio de la razón de la sorprendente preocupación de Luhmann gencia de una etapa revolucionaria del desarrollo humano, esto es, la cons-
por el problema de la sociedad civil. 4 Sin duda, su interés proviene de que titución del gobierno político que suprimió o redujo considerablemente la
la convicción de que sociólogos como Durkheim, Parsons (su principal importancia de las asociaciones arcaicas, basadas en los nexos familiares
predecesor) 5 y Habermas (su rival más importante) todavía están bajo la y el poder de la religión en las relaciones inmediatas de las sub y super
influencia de este importante concepto de la "antigua" filosofía práctica ordinaciones. 8 Las instituciones del cargo político y del procedimiento
europea. La estrategia de Luhmann contra el concepto de sociedad civil y político fueron los medios por los que se logró la reordenación de la sacie·

r sus derivados social-científicos es identificarlos con la societas civilis tra-


dicional y mostrar las inadecuaciones resultantes para el estudio de las
condiciones modernas.
Paradójicamente, la propia teoría compleja de la diferenciación de
dad, cuyo principal resultado fue "la posibilidad de resolver conflictos por
medio de decisiones obligait'a'ffas para las partes". Ciertamente, el gobiel'l-
no político significó la emancipación de los seres humanos qua indivi·
duos. Pero también significó su integración sin lín~as divisorias en una
Luhmann, desarrollada en un contexto totalmente diferente, remplaza la estructura societal definida políticamente.
noción de Carl Schmitt de la fusión entre esferas previamente diferencia- Luhmann es poco claro sobre la razón por la cual la "autotematización"
das con una de cada vez más complejas relaciones de insumo-producto de este desarrollo ocurrió sólo en la ciudad-Estado griega, en particular
entre ellas. En este respecto, es muy importante para nosotros porque resu- en la polis democrática de Atenas. 9 Más reveladora que su explicación es
cita potencialmente un aspecto del concepto de sociedad civil. Sin embar- su aiiadido del principio de ciudadanía, al que en cierto sentido se le da
go, enfáticamente rechaza la noción de que una de las esferas diferenciadas poca importancia, cuando habla de la polis como una versión del gobiel'l-
deba ser entendida como alguna clase de remplazo de la sociedad civil o de no constituido políticamente. 10 No se da cuenta de que el gobierno políti-
la integración social o normativa. Ni siquiera la ley, el último receptáculo co necesita ser y puede s~r tematizada sólo cuando los que detentan los
importante de un" estilo normativo de expectativa" desempeña ese papel en Instrumentos de dominación (en este caso, los déspotas patriarca• de la
su teoría. En su análisis, el término sociedad representa sólo la totalidad de oikos) constituyen un pl.\bli Su propio énfasis está en la dimenatón de
\.> la sociedad, y en algunas versiones incluso a la "sociedad mundial".
6
la dominación en vez dt la ac:ct lea. El gobierno real en oualquler

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348 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 349


sociedad política es el de una parte (en las repúblicas griegas, los ciudada- operar sin formas normativas de justificación. Es más probable que este
nos) sobre el todo. Para Luhmann, varias paradojas lógicas asociadas con punto pueda ser relacionado con su noción de que el medio del poder
el concepto de la politike koinonia deben atribuirse a este estado de cosas. requiere un código lingüístico construido normativamente para su opera-
Por medio de su forma lingüística y su oposición al oikos, es posible ción.17 El código binario de lo correcto y lo erróneo, que permite en prin-
comprender la politike koinonia sólo como un tipo de koinonia entre otras. cipio la esquematización de todas las decisiones, no representa al poder
No obstante, también es el sistema social que lo abarca todo, la polis. Así, tal como en realidad opera; de aquí que el lenguaje normativo en realidad
es un todo al que paradójicamente se le concibe como su propia parte. 11 O es no sea indispensable para la descripción de la sociedad organizada políti-
un todo que tiene partes fuera de sí mismo, en particular la oikos. 12 Pa- camente. Tampoco lo necesitan sus actores para orientarse dentro de un
ra Luhmann la lección es clara: la sociedad que se tematizó a sí misma sistema de poder. Pero mientras la ley todavía no se ha hecho positiva, se
como una sociedad política se entendió mal. Era sólo un sistema social requiere este lenguaje moralista-legal para representar la operación del
en el que un nuevo subsistema político diferenciado tenía la primacía fun- poder y el funcionamiento de la sociedad política a su ambiente social,
cional.13 que aún no está relacionado al subsistema político por otros medios
Para Luhmann, una segunda dificultad relacionada con la concepción funcionalmente intercambiables.
clásica de la politike koinonia se encuentra en el intento de considerar a la De este modo, en la terminología de Luhmann, la institucionalización
sociedad como acción. Esto fue posible, según él, porque el sistema polí- del medio del poder permite un remplazo importante, pero incompleto, de
tico, supuestamente orientado a la acción correcta, justa y virtuosa fue los estilos normativos de expectativa por otros cognitivos. No obstante,
identificado con el total de la sociedad. De igual importancia fue el enten- aunque al nivel de la autorreflexión social una moralidad secular ha tomado
dimiento de la sociedad política como un cuerpo, como una unidad cor- ahora el papel central en la integración social, en realidad la emergencia
porativa capaz de acción. 14 En este contexto, la existencia relativamente del poder como el primer "medio de comunicación generalizado simbóli-
excepcional de organizaciones especializadas, diferenciadas y su ligero camente"18 le dio por primera vez inmensa importancia y, de hecho, la
impacto sobre la sociedad permitió una concepción de la sociedad políti- primacía funcional a un subsistema que dependía de una actitud cogniti-
ca como un todo, como si fuera ella misma una organización, un cuerpo va en vez de normativa respecto a las propias normas sociales. Este subsis-
organizado. Por supuesto, la acción y las metas de este supuesto cuerpo tema sigue vinculado a una estructura de reglas que, aunque ya no estén
eran en realidad las acciones y las metas de su parte gobernante; sólo esta ligadas a la interacción inmediata, sólo es capaz de reducir lo contingente
parte constituyó una organización. de la acción por medio de orientaciones universalistas, generalizadoras, y
Según Luhmann, los conceptos de politike koinonia y, posteriormente, expectativas mutuas que siguen siendo normativas en el sentido de ser
de sociedad civil en todas sus variantes, tematizaron la integración de "contrafácticamente" incluso de cara a "desilusiones" empíricas. Esta rela-
esta organización de gobernantes y la orientación de sus actores indivi- ción es necesaria funcionalmente, por lo menos hasta que es remplazada
duales en términos de las categorías normativas de moralidad y ley (en por equivalentes funcion~~on el fin de librar al sistema de poder de
último caso, la ley moralizada). La sociedad política fue estabilizada por algunas de las necesidades de integración y protegerlo así (¿y a la socie-
medio de la institucionalización de "reglas [ ... ] relativamente universales dad?) de su potencial ampliación excesiva o "inflación".
[ ... ]para el respeto interpersonal y la estimación mutua" .15 En otras pala- La filosofía práctica de la Antigüedad, nuestra primera fuente del con·
bras, la "moralidad generalizada" de las sociedades políticas sirvió así como cepto de sociedad civil, constituyó en este contexto la tematización teóri·
la. legitimación básica de la autoridad política. No obstante, Luhmann ca tanto de la primacía de lo político como de la moralización de la polí-
afirma que sólo fue necesaria funcionalmente (y no lógicamente) para tica. De acuerdo con Luhmann, sus errores implicaron una confusión de
entender a la sociedad política en términos normativos. 16 Quizá lo que la parte (política) con el todo (sociedad), de la acción con el sistema, del
tenía en mente es que, aunque el medio del poder ya ha remplazado a la poder (como un medio) con la moralidad (ligada a la interacción ordina·
comunicación ordinaria a través del lenguaje como un medio de transfe- ria realizada por medio del lenguaje), y de la moralidad como una reali-
rir las decisiones, su falta de desarrollo total o la ausencia de otros "me- dad social con la morali ad de los moralistas. 19
dios de comunicación generalizada" ha hecho que fuera inevitable una La teoría de la socieda burguesa es culpable de errores análo101, aun-
continua dependencia de las antiguas formas de modelos lingüísticos, di- que su número sea menor. Urgerliche Gesellschaft representa para Luh-
rectos, de mando y obediencia. Sin embargo, estos '1ltlmos no pueden mann sólo superficialmente u ación de la antigua soc,attu otvilis,
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 351
350

a pesar de la derivación etimológica de la primera categoría a partir de la cía en términos de autoridad o dominación, sino s~lo por la preminencia
segunda. En realidad, como lo indica el término alternativo sugerido, "so- del problema de que trata la economía. La diferencia se deriva de la dis-
ciedad económica", la bürgerliche Gesellschaft se refiere a un topos que no tinción que hace Luhmann entre las estructuras del poder y el dinero como
es idéntico, sino paralelo a la "sociedad política". A su vez, los dos resul- medios de comunicación, pues el dinero es el medio en torno al cual
tan ser estructuralmente diferentes. 20 De nu~vo, Luhmann empieza con la se organiza el subsistema económico diferenciado. En el caso del pod~r, se
autotematización de la sociedad económica, que es representada clásica- toma una decisión selectiva por alguien más que está motivado para acep-
mente por la teoría social marxista. En ella se entiende a la sociedad eco- tarla o para llevar a cabo esta decisión específica por medio de un código
nómica como un nuevo tipo de sociedad en que la producción y aún más, particular, y en vista de la existencia de sanciones negativas. En el caso del
"un sistema de necesidades fundamentado metabólicamente" remplaza a dinero, uno toma una decisión por sí mismo y el otro se ve motivado a
la política como el proceso social central. 21 Desde un punto de vista dife- tomar su propia decisión complementaria, pero por lo general diferente,
rente, también característico del marxismo, la sociedad es burguesa si una en vista de las posibles recompensas o de sanciones positivas. 24 En el pri-
"parte" gobernante definida políticamente (esto es, Bürger en el sentido de mer caso, se transfieren decisiones; en el segundo, sólo los problemas con
citoyen) es ahora remplazada como el estrato dominante por los propieta- los que se debe tratar: por esta razón, el nivel de diferenciación social
rios (Bürger en el sentido de bourgeois). Las reservas de Luhmann respec- permitido por la primacía funcional del subsistema económico es mucho
to a la teoría marxista (así como burguesa) de la sociedad económica son mayor que el nivel posible en la "sociedad política". Esta capacida~ es
paralelas a sus críticas de la filosofía política de Aristóteles entendida como tematizada primero en términos de la "falsa dicotomía" de Estado y socie-
una teoría de la sociedad política. Ambas cometen el error comprensible dad, una cuestión de la que volveremos a tratar.
de tomar a la parte por el todo, de identificar un subsistema societal con Segundo, la primacía del subsistema económico ya no requiere una 2 ~
el total de la sociedad. El error es comprensible debido a la naturaleza moralidad generalizada para la integración de la sociedad. "Parece que la
dramática de la emergencia de cada uno de los subsistemas y de su prima- permanencia de la moralidad en el transcurso del tiempo, que es apoyada
cía funcional (durante un tiempo) en relación con las otras esferas de la por toda la sociedad, puede ser remplazada por la permanencia en el tiempo
sociedad. 22 No obstante, sólo esta primacía funcional debió haber sido de oportunidades puramente económicas." 25 Mientras que la política to-
afirmada en el caso de la economía, y no la reducción de todas las esferas davía requería (¿sólo en la época de su primacía?) "una clase de 'cubierta'
de la vida a la economía. Únicamente la noción de la primacía funcional de moral o de legitimidad", 26 el subsistema económico no la requiere ni
la economía es compatible con el hecho empírico de que la medida y com- "funcionalmente", ni "lógicamente", ni al nivel de su representación, ni al
plejidad interna del subsistema político continuó aumentando en toda la de su operación. Esto es así debido a que la emergencia del subsistema
época capitalista.23 Porque la primacía funcional sólo implica que el económico implica "el cambio de una actitud normativa a una cognitiva. ..._
subsistema primario tiene la mayor complejidad interna y que la nueva Las expectativas que son normativas -esto es, contrarias a los hechos e
etapa de desarrollo de la sociedad está caracterizada por las tareas y pro- incapaces de adaptarse a l~ndiciones cambiantes- son remplazadas
blemas que se originan principalmente en esta esfera. por expectativas que pueden aprender y adaptarse al cambio". 27 La inte·
Así, sociedad "política" y sociedad "económica" representan no sólo gración moral de la vida económica y la necesidad de la sociedad en gene·
procesos paralelos de diferenciación, junto con formas paralelas de auto- ral por este tipo de integración disminuyen con fa diferenciación del
tematización, sino también etapas evolutivas sucesivas. Para Luhmann, subsistema económico. La sociedad en que este subsistema se ha conver-
los diversos niveles de complejidad indican tres diferencias estructurales tido en primario puede por lo tanto (contrariamente a la opinión de Dur-
entre la sociedad política inicial y la posterior, más compleja, sociedad khcim y Parsons) prescindir gradualmente de lo normativo o confinarlo
económica: 1) la transformación del significado de la primacía; 2) el rem- al subsistema único de la ley, cuyos propios fundamentos también se tor-
plazo de un estilo (principal o parcialmente) normativo por un estilo cog- nan cognitivos.
nitivo de expectativas; y 3) la pérdida de la. capacidad para la acción por Por último, la desaparición de una moralidad generalizada como for- ~ ~
parte del principal subsistema como un todo (por no mencionar al siste- mu de integración social indica (y en parte es causada por) la p6rdida de
ma social). Trataremos sucesivamente cada una de éstas. la capacidad de la socieda ara la acción. Con el dominio de la economía
Primero, al discutir la relación de la economía con los otros subsiste· de mercado, es imposible en nder al todo social como un cuerpo. "Nadie
mas, ya no se puede representar ni siquiera aproximadamente a la prima· puede pretender ser el repre1en cnipotenciario de la economía." 21

...rt,
352 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS
353
El sistema económico no es una colectividad. Tampoco puede uno repre-
tres consecuencias de la primacía del subsistema económico continua-
sentar de esa manera a la sociedad en que es primario. Cualquier esfuerzo
por descubrir una agencia unificada o por representar subjetivamente a rían aplicándose a la forma en que Luhmann entiende la sociedad moder-
na. Para él, una mayor diferenciación, la decadencia de la integración
esta sociedad es simplemente una trasposición ilegítima de una posibili-
normativa y el final de la capacidad de la sociedad (o incluso de una.parte
dad parcialmente genuina de la sociedad política y conduce inevitable-
representativa de la misma) para la acción, impiden cualquier concep-
mente a una mitología conceptual. De igual importancia es el estímulo
ción justificable de la sociedad moderna, o incluso de uno de sus subsis-
que se da en la sociedad económica a la diferenciación de las organizacio-
temas diferenciados, como la sociedad política o la civil. Sin embargo,
nes del resto de la sociedad y entre sí. El resultado de este proceso es que
desde el punto de vista del concepto desarrollado en este libro, que no está
la propia sociedad ya no puede ni siquiera aparentar cumplir los requisi-
vinculado con ninguna utopía de la sociedad como agente, sujeto u orga-
tos de una organización, de un cuerpo organizado. Una pluralidad de or-
nización unificada, parece que, respecto al argumento de la fusión desa-
ganizaciones en la sociedad es integrada no por medio de una organiza-
rrollado por pensadores que van de Schmitt y Arendt a Habermas y Offe,
ción superordinal, sino, por el funcionamiento de los medios sistémicos
la teoría de la diferenciación de Luhmann renueva un importante aspecto
del poder y del dinero. Así (dejando de lado la noción de interacción o
del concepto que se encuentra amenazad9. Y, no obstante, aunque en el
intersubjetividad), la transición a la primacía funcional del subsistema
nivel más abstracto sí ofrece una alternativa a la tesis de la fusión, ésta no
- económico significa, para Luhmann, el remplazo necesario de la integra-
puede beneficiar ninguna concepción de la sociedad civil, por lo m·enos
ción social por la integración de sistemas, de la acción como un paradig-
en su modelo. La razón para esto parece ser que considera que la dicoto- _
ma teórico por el sistema. Conceptos tales como "sociedad civil" y "comuni-
mía Estado-sociedad civil es falsa y la remplaza por un modelo que esta-
dad societal" son las víctimas teóricas obvias de este cambio. A esta cuestión
blece las líneas de diferenciación en forma muy distinta, y que (incluso en
también retomaremos posteriormente.
un modelo ampliado de la diferenciación), no ve ninguna necesidad de
Luhmann considera obsoleto no sólo el concepto de sociedad política o
incluir una esfera cuyo centro es la integración social por medio de las
civil, sino también el concepto que la remplazó. La sociedad económica normas y la participación en asociaciones.
-o incluso la primacía del subsistema económico-, es ahora una cosa
El argumento para la fusión del Estado y la sociedad siempre se ha
del pasado. Esta primacía ha conducido a efectos colaterales disfuncio-
visto afectado por una contradicción clave: muchos proponentes de esta
nales para sus varios "ambientes" que pueden no tener soluciones estric-
tesis (en especial los neomarxistas) la invocan cuando alternativamente
tamente económicas. 29 En una versión de su argumento, cuando la pri-
describen a la misma época como la de la repolitización de la economía y
macía de la economía está terminando, ningún subsistema es capaz de
de la sociedad y la de la transición del Estado desde una dependencia
dominar o incluso de representar al todo. En una versión anterior, se deja
total en la "subordinación positiva" a la economía (capitalista), o a una
abierta la posibilidad de la subordinación de la economía y de la política a
"autonomía relativa" y "subordinación negativa". 32 Así, deben afirmar la .
una coordinación o control científicos conscientes. Pero esa subordina-
desdiferenciación y la dif~ciación al mismo tiempo. Esta contradic-,-
ción podría representar una etapa de desarrollo sólo si la integridad del
ción desaparece en la versión anterior, "tecnocrática", del argumento de
subsistema económico se conservara, como se conservó antes la del sub-
Luhmann, así como en la posterior versión liberal. En un caso, hablará
sistema político, y si, además de esto, aumentara la diferenciación de la
de un movimiento desde una primacía funcional a la otra, de la economía
sociedad. En esta etapa la primacía pertenecería al subsistema de la cien-
u la de la planificación científica, ampliando la diferenciación entre las
cia 30 y no al de la política, como ocurre en las sociedades del tipo soviéti-
esferas o, mejor dicho, subsistemas. En el otro, hablará de la creciente
co. Para esa sociedad, una concepción de la societas scientifica represen-
diferenciación que permite y es permitida por subsistemas cada vez más
taría una forma adecuada de falsa conciencia, aunque el nivel de reflexión
complejos cuya red de mutuas relaciones insumo-producto puede volver-
característico del subsistema de la ciencia también puede conducir a una
se correspondientemente más densa, dando la apariencia de fusión. Como
tematización más apropiada (es decir, la teoría de sistemas) de la nueva
él indica, la autonomía del siS41;na político nunca significa su aislamien-
forma de primacía funcional, evitando en esta ocasión la falaz hipostatiza-
to. Los acontecimientos n Ia'1conomfa, por ejemplo, pueden ayudar a
ción delpars pro toto. 31
constituir problemas y m tivactones en la política, aunque un sistema
Cualquiera que sea la versión que elijamos (y la reciente concepción de
político autónomo tendrá qu roduclr decisiones relevantes seg.Jn su.r pro-
la autoformación de sistemas claramente apunta hacia la primera), las
pios criterios. Así, la comuntc1c re los sistemas se lntenaifü:a, no se
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 355
354
reduce; "con la independencia de la política, su dependencia en la socie- miembros de los "estados" y los "funcionarios públicos", se encuentran
dad también aumenta" .33 En vez de fusión, Luhmann nos proporciona un tanto en la sociedad civil como en el Estado, aunque en diferentes "pape-
modelo persuasivo del crecimiento tanto de la diferenciación como de la les" y relaciones "funcionales". Sin embargo, Luhmann podría responder
interdependencia, tanto de la autoclausura sistémica como de la apertura que los papeles políticos diferenciados deben ser comparados con la mul-
a otros sistemas. "Las dependencias recíprocas y las independencias entre tiplicidad de papeles sociales, un contraste que todavía permanece oculto
los subsistemas se incrementan simultáneamente. En principio, esto es por la división de los seres humanos en sólo dos papel~s, o públicos o
posible porque hay un aumento en las circunstancias en que uno puede privados, el citoyen y el bourgeois, o el ciudadano y el hombre.
Este argumento está basado en la objeción final y más importante de
ser dependiente e independiente." 34 3~
De acuerdo con Luhmann, toda la discusión que se refiere a la separa- Luhmann. Él hace notar una característica vaguedad en el concepto
ción del Estado y de la sociedad ha entendido mal este fenómeno de la de sociedad cuando se le yuxtapone al de Estado. Suponiendo que sabe-
- creciente diferenciación e interdependencia. En el espíritu de su tesis, uno mos lo que significa "Estado" (y, en el mejor de los casos, para Luhmann
puede decir que el argumento de la fusión equivale a una autotematiza- significa ¡"sistema político"!), el término "sociedad" es uno muy amplio
que describe todo su ambiente. 40 En tant~ que la sociedad política de la

-
ción parcialmente falsa de la mayor complejidad intersocial que caracte-
riza a la etapa evolutiva que sigue a la de la primacía del subsistema eco- Antigüedad -entendiéndose a sí misma como el todo-, no reconoció su
nómico. Desafortunadamente para la concepción dicótoma común de la ambiente para nada, la noción de Estado expresa el punto de vista del
oposición del Estado y de la sociedad civil, sin embargo, esta crítica del sistema político cuando es capaz de verse a sí mismo como parte de un
argumento de la fusión no puede modificar el punto de vista de Luhmann todo diferenciado, un desarrollo que presupone la neutralización política
de que ella, también, representó una forma de "falsa conciencia", en esta de los papeles religiosos, culturales y de parentesco, y de los complejos de
ocasión del nuevo nivel histórico de diferenciación característico de la significados. 41 Este nivel de autotematización a su vez presupone, por lo
sociedad económica. 35 La crítica de una forma de conciencia falsa no puede menos en la versión principal del argumento, una institucionalización de
la primacía funcional de lo económico, lo que hace posible un nuevo nivel
renovar una forma anterior.
Pero ¿cuál es el argumento de Luhmann para afirmar que la dicotomía de diferenciación societal. No obstante, incluso el subsistema económico
- entre Estado y sociedad es falsa? Primero (y quizá de menor importan- no representa a todo el ambiente social del subsistema político. De hecho,
cia), piensa que la categoría del Estado es demasiado difusa: significa todo la diferenciación de un subsistema legal permitió la diferenciación del
desde el gobierno a la burocracia, desde una parte del sistema político "Estado" de la religión (por medio de la ley constitucional) y de la econo-
hasta el todo. 36 Sin embargo, no es obvio de qué forma esta crítica se mía (por medio de la ley privada). 42 No tan importantes para la diferen-
aplica a definiciones relativamente rigurosas del Estado como la de Max ciación del sistema político, son las referencias a una institucionalización
Weber,37 que pueden usarse, y a menudo han sido usadas en la ciencia de los subsistemas de la familia, la ciencia y la cultura o del arte en el
política, para reformular la oposición del Estado y la sociedad. Quizá mismo contexto histórico. ~bs estos subsistemas, que no se pueden re- )
Luhmann respondería que el concepto comprensivo del Estado como una ducir a una única "organización" o "colectividad" o "esfera" o "lógica" o,
organización política que monopoliza, por medio de su personal adminis- menos aún, "sistema", constituyen el ambiente social internamente diná-
trativo, el uso legítimo de los instrumentos de la violencia en un territorio mico y diferenciado del sistema político, que tiene relaciones separadas
determinado viola la diferenciación interna y organizacional del sistema insumo-producto con cada uno de ellos. Además, también tienen relacio-

--
38
político, o reduce el sistema político meramente a uno de sus aspectos. nes insumo-producto entre sí. No constituyen una entidad coherente (para
~ Segundo (y siguiente en importancia), Luhmann rechaza la supuesta Luhmann, un sistema) en relación con el sistema político. Así, la noción
implicación de la dicotomía -que el Estado y la sociedad (o la sociedad de la sociedad civil es más bien descompuesta que salvada por el mode-
civil) consisten cada uno en conjuntos de individuos humanos concretos lo de la diferenciación.43
39
separados uno del otro en términos de su M,da total-. Mientras que esta Pero ¿qué concepción de la sociedad civil es descompuesta de esa ma-
objeción se aplica a muchas versiones (prevalentes en especial en los nera? Ciertamente, los m delos dicotómicos liberal o m1rxl1t1 no resis-
movimientos) de la yuxtaposición polémica de sociedad y Estado, incluso ten la crítica de Luhmann. a teoría hegeliana, por otra parte, aunque no
un estudio superficial de las concepciones más complejas de que se ha Incluye el arte ni la ciencia n familia, estaba muy dlftrtnol1d1 lntcrna-
tratado aquí debería dar cuenta de lo mismo. Para Hegel, por ejemplo, los mente. A la objeción de que este elo no dlfertnallbtW1•1111ub1l1-

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356 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS
357
tema económico de la ley, de las asociaciones, etc., que su heredero mar- arraigados en la comunidad societal. Lo que part:!ce ser una ambigüedad
xista, la respuesta de Gramsci, diferenciando la economía y la sociedad entre varios textos de Parsons respecto a la localización primaria de estas
civil, puede parecer suficiente. El resultado potencial se hace más claro instituciones en el sistema de organización política o en la comunidad
en Parsons, quien distingue los sistemas cultural y económico tanto del societal es, más bien, un ejemplo de un movimiento teórico casi heg~liano
sistema político como de la comunidad iSOcietal, entendida esta última que se enfoca en la mediación, en el sentido de proporcionar tanto dife.
como el subsistema de integración de la sociedad. Es esta última esfera de renciación, como la interpenetración requerida para estabilizar a la di-
la sociedad (integrada por componentes normativo-legales y asociacio- ferenciación.44 Si, desde el punto de vista del sistema político, la función
nales), la que consideramos es la reconstrucción más avanzada del con- de los públicos y de los partidos que operan en la esfera pública es generar
cepto de sociedad civil dentro de la ciencia social académica. Luhmann consentimiento y lealtad para decisiones obligatorias, desde el punto de
comparte esta interpretación de Parsons, pero hace todo lo que puede para vista de la comunidad societal su papel es principalmente la integración
eliminar cualquier esfera semejante, en cualquiera de sus formas, de la social y, secundariamente, establecer elementos de control social sobre
teoría de sistemas de la sociedad. el Estado. Localizado primero y ante todo en la comunidad societal,45 el
En este punto la estrategia de Luhmann asume dos vertientes. Primero, público es capaz de generar apoyo para el sistema político sólo en la me-
establece una línea que define a la organización del sistema político de tal
manera que incluya dentro de él a todas las asociaciones y públicos rele-
dida en que puede aprovechar los recursós de solidaridad generados por @
asociaciones autónomas más que burocráticas en la sociedad civil.46 Mien-
vantes políticamente. De acuerdo con esto, las instituciones que otros teó- tras que Parsons reconoce la posibilidad de manipulación y de creación
ricos arraigaron en la sociedad civil y que sirvieron como mediaciones de opinión por los medios de comunicación masivos, cree que tendencias
con el Estado están localizadas ahora dentro del sistema político propia- aun más fuertes hacia la expresión y la discusión autónomas contrarres-
mente dicho. Sin embargo, en el proceso, Luhmann corta la conexión de tan esta posibilidad. 47 En la concepción de Parsons, la diferenciación interna
estas instituciones con la comunicación racional e incluso con el "medio" del sistema político en subsistemas de liderazgo, administrativos, integra·
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de influencia parsoniano que depende de estos procesos. Segundo, inter- tivos y legitimadores 48 (o gobierno, burocracia, legislatura y partidos, y
preta la función de la ley y de los derechos en la diferenciación de la sociedad judicial) le da a estos dos últimos el papel de generar legitimidad y com-
t" como si pertenecieran sólo a la (auto)limitación del sistema político, y no promisos motivacionales para las decisiones producidas y ejecutadas por
a la institucionalización de cualquier esfera específica que necesitara pro- los dos primeros. Pero no comparte lo que él ve como la ilusión de la teo·
tección de la penetración administrativa: Como rechaza explícitamente ría de la élite de la democracia, es decir, que estos recursos pueden ser ge-
la idea de que los derechos pueden también proteger contra las tenden- nerados totalmente desde arriba. Tampoco acepta el punto de vista del
cias económicas a la desdiferenciación, pone énfasis en la noción liberal positivismo legal de que la aprobación legislativa es la única fuente de la
estándar de proteger las esferas privadas del Estado. Este modelo de ley ley, o incluso de su validez. La mera idea de ver al "sistema de apoyo" en
aparentemente sí crea una reserva para la normatividad. Desafortuna- términos de un doble inte11eatnbio entre el sistema de organización políti~
damente, dentro de los términos de la teoría de Luhmann, los límites de ca y la comunidad societal presupone importantes intercambios: a través
un subsistema legal que no está estabilizado por un medio que siga el de las mismas instituciones se aumenta el poder político y se le expone al
modelo del poder o del dinero no pueden mantenerse fácilmente contra genuino control social. 49 ·
un estilo cognitivo de expectativa o, más concretamente, contra el sub- Así, es justo concluir que, al igual que Hegel pero menos congruentemente,
sistema administrativo del subsistema político. En el resto de este capítu- Parsons presenta a las instituciones de la asociación política y de la publi-
lo, trataremos con más detalle primero el análisis de Luhmann de las rela- cidad en términos de una doble ubicación que a la vez diferencia e inter-
- ciones entre el sistema político y la sociedad civil y, luego, de las que se
dan entre el sistema legal y la sociedad civil.
conecta al Estado y a la sociedad civil. Sin embargo, para Luhmann el
supuesto doble papel de las instituciones políticas, en el que basa Parsons
1. La diferenciación del sistema político en administración, partidos y su concepción topológica dual, sólo refleja la diferencia entre la versión
1 públicos parece ser común a Parsons y Luhmann. En realidad, la concep- oficial, del libro de texto~ de la política y la realidad acceaible a la ciencia
ción de Parsons es muy diferente de la forma en que Luhmann la interpre- social. Además, una difer nciación interna del 1t1t1m1 poUUco que refleje
ta. Para Parsons, los partidos y los públicos como instituciones pueden término por término la di enciación de su ambiente (P1non1, He¡cl)
desempañar un papel en el "sistema de apoyo" de la política porque están pondría en grave peligro la au de este 1l1t1m11IO PIN llr autdno-

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358 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 359
mo, el sistema político debe tener tiempo, lo que a su vez presupone una la participación, la representación o una compettincia pluralista- debe
estructura interna que no necesita reaccionar inmediatamente a los insu- ser abandonada. Una razón es que cada una trata de hacer que tenga sen· ~ ~
mos provenientes de sus varios ambientes. Pero esto no se podría evitar si tido la idea del autogobierno o autorreglamentación popular, lo que de
las estructuras del ambiente se reprodujeran dentro del sistema político, hecho es incompatible con la lógica de un sistema político autónomo di·
o se vincularan directamente como compqnentes a los subsistemas de la ferenciado de las otras esferas de la sociedad. Además, cualquier esquema
organización política. "Si todos los subsistemas tuvieran representantes para ampliar la participación en los asuntos del gobierno, ya sea en térmi·
legítimos en el sistema político, la política se enfrentaría continuamente a nos de un papel directo en la producción de decisiones o de un control y
una sobreproducción de lo posible."St Éste es el resumen que hace Luh- supervisión de aquellos que en realidad toman las decisiones, sólo puede
mann del topos de Schmitt de una forma de democracia ingobernable, en convertir la frustración perpetua en principio, debido a la escasez del tiem-
la que no es posible tomar decisiones. Sin embargo, en su concepción, és- po para participar en relación con la cantidad y complejidad de lo que
ta no es necesariamente la implicación del partido político contemporá- debe ser decidido.s 2
neo y de las instituciones parlamentarias. Por el contrario, cuando funcionan La segurida razón es aún más reveladora. Cualquier definición norma· '2..
( adecuadamente, no operan ni en términos de la función tradicional de tiva amenaza con prejuiciar al sistema político propio (en este caso, los
proporcionar un puente entre la sociedad y el Estado, ni en términos de la sistemas occidentales de varios partidos)-en contra de los "equivalentes
fusión de estos dos dominios, sino como formas autónomas dentro de un sis- funcionales" (en particular, los regímenes de un solo partido del tipp so·
tema político separadas sólo de aquellos tipos de insumo que conducen a viético). Para Luhmann, incluso lo que queda de la teoría democrática en
( los problemas de la gobernabilidad. . Schumpeter -esto es, la existencia de partidos competitivos y de eleccio·
La autonomía del sistema político también depende de su "aceptación" nes competitivas- representa una consideración meramente secundaria
por sus varios ambientes. No obstante, esta aceptación es favorecida por en el análisis del carácter democrático de una sociedad. En cambio, uno
la diferenciación del ambiente, que fragmenta las varias fuentes posibles debe prestar atención a asuntos más abstractos y desarrollar un concepto
de demandas. Por lo tanto, puede ser primariamente una función de los de democracia que pueda aplicarse a una variedad de sistemas, siempre
procesos internos del sistema político, y nada más secundariamente de que sean lo suficientemente complejos. s3 Luhmann produce esa defini·
los intercambios con los varios ambientes. De hecho, la diferenciación in- ción. Como los procesos de decisión implican la reducción de la comple·
terna del sistema político en público, política y administración, favorece jidad, una selección de un segmento relativamente pequeño del campo de
la cristalización de ciertos papeles cuya función es relacionar a los am- eventos posibles y la eliminación del resto, "la democracia significa el
bientes de un modo deseable, pero también tiende a limitar esta relación mantenimiento de la complejidad a pesar del trabajo de decisiones que se
a formas que están separadas de otros papeles y que están fragmentadas realiza, el mantenimiento una y otra vez de una esfera de selectividad tan
internamente. Así, el cliente, el elector y el participante de lo público son amplia como sea posible para decisiones diferentes y futuras". 54
separados del miembro de la familia, del trabajador y del profesional, por Luhmann se da cuenta_~µe esta definición asocia la democracia con
una parte y, por otra, no llegan a conformar un papel ciudadano compren- su differentia specifica de los sistemas sociales como tales, es decir, "el pro--
sivo. Es ante todo esta especialización en papeles políticos separados la pio significado", entendido como una forma de reducción de la comple·
que produce una forma de aceptación de las decisiones políticas a la que jidad que mantiene a las opciones descartadas dentro del horizonte de
Luhmann repetidamente describe como casi automática y casi sin moti- posibilidades.ss Sin embargo, no observa que este paso tiende a definir a
vación. Esta tesis requiere una redefinición de los significados de publici- todas las sociedades como democráticas; cuando mucho, sólo puede ha·
dad, políticas de partido, elecciones y representaciones parlamentarias (en bcr diferencias de grado que parecen corresponder principalmente al ni·
este caso una parte de la administración), todas las cuales fueron vincula- vel de complejidad. De hecho, el partido único de estilo soviético y las
das en alguna ocasión a la categoría de sociedad civil pero a las que ahora sociedades dirigidas ideológicamente son calificadas repetidas veces como ~
se ubica dentro del sistema político. ¿Es ésta una rediferenciación sin una democráticas -de hecho tan democráticas como los sistemas de varios \\.) ·
diferencia? La redefinición que hace Luhmann de la democracia es nues- partidos-, mientras la ideología sea "protegida de los dogmatismos y se
tro primer indicio de que no lo es. practique en forma opo niata", lo que significa la posibilidad continua
Según Luhmann (que en este caso sigue la tradición de Schumpeter), de cambiar las relacion11 e prioridad entre un alto número de valores
cualquier definición normativa de la democracia -ya sea que se base en centrales. 56 Luhmann recono ue mobierno de un solo partido ame·
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 361
360

naza con restringir la comunicación social de consecuencias a un peque- un parlamento teatral- resultan ser elementos de•la organización madu-
ño grupo politocrático y convertir a las otras esferas de la sociedad en ra de un sistema político diferenciado, genuinamente autónomo.
funciones secundarias del sistema político, que las convierte en sus ins- Luhmann, al igual que Habermas, presenta el modelo liberal de la esfera
trumentos. Esta tendencia es una de desdiferenciación y es contraria al pública como si estuviera limitado históricamente a una sola época, tal
aumento de la complejidad. Característicamente para esa época (1968), como lo indica su relación con la polémica noción que la Ilustración tenía
J
Luhmann propone que la recuperación de la primacía de una economía de la "sociedad" -que es otra versión de la falacia anterior a la teoría de
diferenciada representa, en el contexto de un régimen de partido único, la sistemas delpars pro tato-. Todos los públicos, antiguos, liberales y moder-
principal dimensión del esfuerzo de democratización. 57 De hecho, consi- nos representan, según Luhmann, una neutralización de las demandas de
dera que la liberación de las expectativas y demandas sociales, así como un papel provenientes de esferas sociales diferenciadas. La versión liberal
de la "opinión pública", de la ideología y de la expansión radical de los implica la diferenciación de una esfera de pequeños círculos de comunica-
elementos del pluralismo dependiente es incompatible con la naturaleza ción integrada por medio de la discusión pública respecto a subsistemas de
de un sistema de ese tipo. 58 Aunque representan algún límite ideal sobre la sociedad diferenciados funcionalmente, que ya son modernos: la econo-
el nivel de complejidad que puede obtenerse, estas restricciones no son de mía, la política, la ciencia, la religión y la familia. La diferenciación interna
una clase que coloque a las sociedades de tipo soviético fuera del rango de esta nueva esfera pública fue anacrónicamente segmentaria; externamen-
que las define como democráticas. También es en este sentido que son los te era una esfera diferenciada sin una función específica. Sin una funci©n, el
equivalentes funcionales de las democracias liberales de hoy en día. Al nuevo público (una parte) puede entenderse (mal) a sí mismo como si fuera
lector le es difícil evitar la sospecha de que éste es el caso sólo porque la sociedad (el todo), pero sólo durante un momento de transición, debido
Luhmann ha adoptado el punto de vista más "desilusionado" y "realista" a su inestabilidad inherente. Su estructura de papeles no sólo no estaba en
acerca de las democracias multipartidistas occidentales.
59 posición de controlar a las demás esferas de la sociedad, sino que lo dejaba
El realismo de Luhmann es bien recibido en muchos aspectos. Por ejem- completamente a merced de los papeles funcionales, con sus accesos al
plo, nos ayuda a ver que, desde el punto de vista del mantenimiento de dinero, el poder, etc. 62 Contra Habermas, Luhmann niega por lo tanto que
una complejidad estructuralmente permisible, la asimilación de los pro- una estructura de comunicación racional, heredada de un público no dife-
gramas de los partidos entre sí y la eliminación sistemática de muchas renciado funcionalmente, pueda ser revivida hoy en día (como parte de un
opciones inteligentes de la discusión política disminuye el rango de op- programa de democratización) dentro de organizaciones diferenciadas
ciones democráticas. Es aún más importante admitir la tensión entre los funcionalmente y que por necesidad están basadas en la "parcialización de
horizontes abiertos de la posibilidad para la acción y la experiencia, y el la conciencia". Así, afirma no sólo la transformación estructural de la esfe-
reconocimiento pragmático por los individuos de que en realidad "no pue- ra pública, sino también la obsolescencia de sus supuestos normativos.
º
den cambiar nada". 6 Sin embargo, es a la vez prematuro y dogmático Luhmann trata de salvar algo de la idea liberal, pero sólo en el contexto
definir esta paradoja como democracia y declarar que el objetivo de institu- de trasponer la esfera pú~,dentro del sistema político como uno de sus
cionalizar la habilidad para cambiar algo es por definición irrelevante y subsistemas. Ahora la neutralización se convierte en la función integradora
obsoleto. Además, no es nada convincente descartar todos los esfuerzos específica del sistema político como un todo; su papel es el de establecer
de reforma basados en la extensión de la comunicación que políticamente una forma de comunicación que no sea determinaoa por los papeles no
puede tener consecuencias con una simple mención de la falta de tiempo. políticos de la sociedad (familiares, comerciales, científicos, religiosos) o
Una vez que se ha hecho esto, nos quedamos con la fuerte impresión de incluso por intereses políticos parciales (del partido político o burocráti-
que, en opinión de Luhmann, tanto las sociedades de tipo soviético (al cos).63 Esto puede parecer como una nueva presentación de la norma li-
menos aquéllas que tienen economías reformadas), como los regímenes beral en una envoltura funcionalista, pero existen dos diferencias impor- ~
multipartidistas de Occidente en sus formas actuales no pueden en prin- lantes. Primero, el propósito de la neutralización es ahora separar de la ¡:!
cipio ser penetrados por los esfuerzos de transformación estructural de sociedad a la política y, en particular, a los procesos de decisión, y no la crea-
61
sus sistemas políticos, en el sentido de democratización. Así, en el caso ción de una nueva forma de control social sobre el Estado. Segundo, el ,
de las sociedades occidentales, las formas de interacción sociopolftica que proceso de neutralización o se encuentra en el nivel de interacción abier- 2.-
otros han criticado fuertemente -en particular una esfera pública asimilada lu de los participantes, ain n el de la formación de los temas implícitos
a la cultura de masas, partidos despolitizados, elecciones plebiscitarias y de sus varias formas de comu olítica.

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LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS - 363
362

En realidad, aquí se define a la opinión pública no en términos de "pu- pública representa sólo el proceso dependiente por-medio del cual esto se
blicidad inalcanzable" de toda la comunicación política, sino como la logra.
estructuración incluso de la comunicación no pública por temas institu- Por otra parte, Luhmann también quiere sugerir que la opinión pública
cionalizados. Son los temas, definidos fenomenológicamente como "pre- tiene importantes efectos recíprocos o retroalimentaciones (Rückwirkungen)
comprensiones, preentendimientos, compactados durante el curso de sobre la estructura del sistema político. Pero esto toma la forma particu-
la comunicación dentro de límites sistémicos más o menos firmes en un lar de desarrollar modos de organización y de procesos que no se verán
mundo real comúnmente aceptado, presupuestos de manera no arti- afectados por la variabilidad de los temas -en particular, la neutralidad y
culada", que estructuran la comunicación política, no las opiniones articu- el procedimiento respecto a los valores-. En otras palabras, la respuesta a
ladas y expresadas. 64 Así, la opinión pública no sólo se refiere (sino que la opinión pública es generar y mantener formas que le permitan al siste· -
también deriva de ellos su unidad relativa) a temas institucionalizados (es ma político no responder a la opinión pública.
decir, subtextos de la comunicación), en vez de la generalización de las Esa forma tan reveladora de hablar también es importante en el pre-
opiniones articuladas. Estos temas contribuyen a la toma de decisiones al sente contexto, porque implica que proteger al sistema político de la pu· ·
limitar la naturaleza arbitraria de lo que es posible políticamente. Pero blicidad es parte de la conservación de su autonomía, como si la opinión
también contribuyen a la democracia tal como se la define aquí al mante- pública tuviera, después de todo, algo que ver con el ambiente no político
ner vivas las posibilidades según una lógica diferente de la seguida por de lo político. Y, de hecho, Luhmann califica como un juicio apresu11ado
la toma de decisiones. Sin embargo, no son parte de los mecanismos de la aquél que nos dice que la opinión pública ha quedado reducida ahora a
democracia en ninguna otra definición; la opinión pública "asume la fun- un medio interno del sistema político sin ninguna función social general,
ción de un mecanismo orientador que, aunque no determina el ejercicio convertida sólo en el lenguaje de la interacción de los políticos dentro de
del gobierno y la generación de opinión, establece los límites de lo posible un sistema político totalmente diferenciado del mundo real social, diario
en cualquier momento dado". 65 y difuso. 67 En este contexto se ve obligado a reformular y, de hecho, a aban-
En lo que se refiere a temas como las prioridades entre los distintos donar parcialmente su hipótesis de la neutralización. Aunque siga siendo
valores, el significado y la percepción de la crisis, el status de diversos cierto que los papeles no políticos son neutralizados en el sistema político
individuos que desempeñan papeles importantes en la comunicación, la por la esfera pública, no es cierto lo mismo de la comunicación política fue·
novedad (relativa) de los acontecimientos y la definición del dolor social- ra del sistema político. 68
mente relevante o de los sustitutos del dolor (la amenaza, la tensión, la Pero ¿puede existir de alguna manera comunicación política fuera del
pérdida); los temas clave de la opinión pública son entendidos en última sistema político, el que es definido en términos de procesos de comunica·
instancia como reglas que determinan, en el contexto de la escasez de los ción específicos? Luhmann insiste en que la diferenciación no representa
recursos de atención, aquéllo a lo que puede y debe prestarse atención en un desgarre del tejido social de la comunicación y el establecimiento de
un momento determinado. Estos temas o reglas de atención son conside- subsistemas cerrados auto.sw{erenciales. Así, la comunicación de la opi·
rados contingentes y variables, de acuerdo con los requerimientos orien- nión pública no puede ser asignada exclusivamente al subsistema políti· .-
tadores de sistemas complejos. Se deja en duda su origen y lógica de des- co; sus temas tienen un carácter relativamente libre de contexto que pue·
arrollo. Por una parte, se dice que la institucionalización de los temas de estructurar a la comunicación en contextos cuya ñaturaleza no política ) {JJ.:.
depende de la estructura del sistema político, que regula a la opinión pú- es autoconsciente. 69 Pero ahora la neutralización de los insumos no polí·
blica sin determinarla rígidamente. 66 Esta opinión, congruente con el ob- ticos no puede definirse como la función dé la esfera pública. En cambio,
jetivo de presentar al sistema político como totalmente autónomo, parece y más bien sorprendentemente, Luhmann retorna a la función clásica de
implicar ante todo que la estructura del sistema político determina qué la "mediación" (Vermittlung), definida tanto en términos de diferencia· _
institucionalización de los temas es posible, no lo que es en realidad insti- ción como de integración entre los contextos político y no político. Sin
tucionalizado. Sin embargo, en vista de la función que se ha enunciado de embargo, la presentación de la mediación la empobrece sorprendente-
la opinión pública, en última instancia esto significa que la estructura del mente: se dice que la posibilidad de trasponer 101 temas de un contexto
sistema político determina qué temas son posibles, lo que a su vez deter- político a uno no político\y la activación de 101 diferentes papeles de la
mina qué decisiones son posibles. Entonces, en realidad la estructura del misma persona, políticos y políticos, ayudan 1 11t1bUi11r las diferen-
sistema político determina lo que es posible políticamente, y la opinión cias entre lo político y lo no 1 objetivo 1&¡u1 1l1ndo la difc•

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364 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 365
renciación y autonomía del sistema político; la mediación logra esto nión pública. No obstante, es precisamente en estl:! contexto que llega a la
no mediante la neutralización, sino obligando a los procesos de la comu- siguiente conclusión: "Bajo las condiciones descritas, en el campo de la po-
nicación intersistémica a seguir canales limitados y políticamente ma- lítica podemos contar con la multiplicación de las posibilidades de con-
nejables. 70 ducta y a la vez con la limitación de las posibilidades de participación
A pesar de estos esfuerzos, Luhmann ,no logra presentar un concepto activa". A causa de las habilidades técnicas especializadas que se requie-
de la esfera pública que proteja completamente a lo político de lo no polí- ren para el uso táctico de la opinión pública, lo que se inicia como "una
tico. Su segundo modelo, el del ciclo de vida, del origen y lógica de la opi- gerencia por participación" invariablemente termina convirtiéndose en
nión pública es un indicio de este fracaso. Según el modelo del ciclo de "participación por gerencia". 75
vida, temas que pueden ser articulados por cualquiera en su "fase latente" El modelo de diferenciación y de nexos manipuladores se encuentra en
se convierten en temas políticos sólo cuando caen en las manos de quie- toda la discusión que presenta Luhmann de las elecciones y las legislatu-
nes hacen política con temas cambiantes, es decir, los políticos. Pero el ras -trasladando el análisis al interior del sistema político-, cuya rela-
que lo hagan así (y con qué fuerza) depende de la energía de sus proveedo- ción con su subsistema público duplica la relación de este último con las
res, generalmente no políticos, y del éxito de estos proveedores en hacer esferas no políticas de la sociedad. Más exactamente, se considera que las po-
que el tema se "popularice" y "se ponga de moda". Después que esto ocu- líticas electorales y las estructuras de los partidos políticos constituyen el
rre, los que detentan el poder ya no están en posición de censurar los subsistema "político" propio del sistema político, en tanto que las legisla-
temas. Ahora, los políticos sólo pueden competir en la introducción de turas son ubicadas dentro del subsistema administrativo. La función del
estos temas dentro de los procesos de decisión de la administración o en primero es construir apoyo político, proporcionar un mecanismo para el
retrasar esto tanto como sea posible. De cualquier manera, la importan- reclutamiento de funcionarios, y administrar y absorber los conflictos y las
cia que tienen los temas según sea su novedad disminuirá y nuevos te- protestas. Sólo el último desempeñará un papel en la toma de decisiones, a la
mas ocuparán su lugar. 71 Toda esta línea de argumentación indica que el que se entiende como una combinación particular, que separa y reconec-
vínculo que establece Luhmann entre el modelo de la opinión pública y ta a los procesos reales de toma de decisiones con el de la "presentación" de
un escenario prepolítico no restablece el significado liberal que se encuen- su producción. Al ubicar las legislaturas en el campo de la administración
tra detrás de lo que de hecho es un topos "liberal", sino que más bien liga entendida "en sentido amplio", Luhmann hace un cambio dentro del siste-
las dimensiones no políticas de la publicidad a los mecanismos de la co- ma político que es paralelo a la forma en que desplaza a lo público hacia el
municación comercial, de hecho manipulada. También en este caso sigue interior del sistema político. En cada caso, mueve una estructura que ha
la tradición de Schumpeter. sido entendida clásicamente como un elemento de la mediación pública en-
Luhmann parece negar el papel necesario de la manipulación, definido tre la sociedad y el Estado, acercándola al interior del propio sistema po-
en contraste con la interacción como una forma de comunicación a la que lítico, entendido como la toma de decisiones administrativas.
no es posible responder. 72 Pero cuando admite la posibilidad de evitar la Es de notar que en estosiea.mbios Luhmann no puede eliminar del todo
opinión pública o usarla tácticamente, su análisis es mucho más detalla- el carácter público que parece estar unido a las elecciones y parlamentos. El
do y convincente que el de la "mediación" .73 Técnicamente, según su defi- papel específicamente político del votante se relaciona con su participa-
nición sólo los métodos que evaden la opinión pública son manipulado- dón en lo público 76 hasta el punto en que realmente ejerce su voto; se dice
res. Además, estas dos formas y las que instrumentaliza la opinión pública 4uc la determinación de los temas que son capaces de consenso está entre las
son presentadas como maneras de regular los procesos internos del siste- tareas de la política de los partidos; 77 el mantenimiento de la imagen de
ma político. A pesar de todo, las técnicas que menciona, como la produc- los políticos se encuentra entre las tareas del parlamento y, finalmente,
ción de pseudocrisis, pseudonovedades o pseudoexpresiones de la voluntad 11c dice que la presentación pública de los fundamentos y argumentos en
del electorado, representan utilizaciones directas, en el sistema político, de lus sesiones del parlamento reduce en forma importante la elección de las
métodos de publicidad manipuladora, comercial, que de hecho, desdife- posiciones rcpresentables. 78 En todo esto, parece que está implícito mu-
rencian al sistema político convirtiendo a uno de sus subsistemas en un cho más que la mera utilidad de ser capaz de representar el proceso de
espectáculo comercializado. 74 _
toma de decisiones medi te dos relatos: un relato del libro de texto de ci-
Sin duda, Luhmann no cree que los mecanismos manipuladores de
cualquiera de esos tipos agoten las posibilidades de la formación de opi-
vl11mo, "oficial", que es im rtante para crear apoyo y proteger al proceso
Ud toma de decisiones real, no · y un relato "real" (el de Luhmann)
-
;_',,l·"
366 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 367
que es importante para la autorreflexión (o por lo menos para la compren- las elecciones no son adecuadas para la expresión d'e los intereses particula-
sión científica correcta) del sistema político. Característicamente, la función res. Como los que son elegidos reciben apoyo generalizado y no están com-
democrática de mantener una complejidad reducida en el campo de lo posi- prometidos con ninguna constelación de intereses, los procesos electorales
sible se asigna no sólo al público sino también a la política79 y a los parlamen- no pueden producir fácilmente decisiones en caso de conflictos conc;retos.
tos, 80 relacionada en particular con la institución de la oposición, cuyas A pesar de todo, sí le permiten al sistema político que en vez de suprimir
alternativas sobreviven incluso a la derrota electoral o parlamentaria. los conflictos los canalice (incluso hacia las protestas radicales), hacia el
"'- Una vez dicho esto, la función esencial tanto de la política como de la interior del subsistema de partidos políticos en una forma manejable. En
-1.) legislatura sigue siendo (desde el punto de vista del sistema social como este caso, la ventaja de las elecciones competitivas sobre las elecciones no
un todo) la de diferenciar al sistema político y asegurar su autonomía se- disputadas, en las que participa un sólo partido, se manifiesta por sí mis-
parando la toma de decisiones política de los insumos sociales. Este proble- ma. Desafortunadamente, los multipartidarios con listas contrapuestas no
ma no se resuelve mediante la separación total, sino por los procesos de resuelven el problema de manera automática debido a la tendencia a pre-
filtración y selección que administran a la sociedad y crean a la vez apoyo sentar programas no diferenciados. El dilema continuo de los subsistemas
político (un "problema permanente" al desaparecer las formas premoder- de partidos políticos consiste tanto en e".itar reproducir demasiado con-4
nas de legitimación). Los procedimientos electorales convierten el proble- flicto social (que amenazaría la diferenciación y la estabilidad del sistema
ma del apoyo de uno que depende en los papeles no políticos del gobernante político) como en evitar absorber demasiado conflicto (lo que podrfa sig-
(premoderno), en uno que se basa en la diferenciación rigurosa de los pa- nificar la reaparición de un conflicto no manejable fuera del sistema polí-
peles políticos de los votantes. 81 En su papel como votantes, a los indivi- tico). 85
duos se les garantiza acceso al sistema político, independientemente de Característicamente, Luhmann casi no nos dice nada sobre lo que ocu-
otros papeles o status sociales (sufragio universal, igualdad de los votan- rre en el contexto de una situación en que se ha caído en uno de los lados
tes), y se minimiza la influencia de los vínculos y presiones sociales (voto del dilema de tener demasiado o muy poco conflicto en el sistema políti·
secreto). 82 De hecho, la elección particular, atomizada, del votante, que co. Parecería que la legislatura juega un papel en la resolución de dema-
casi no tiene consecuencias en otros aspectos de la vida del individuo, siados conflictos políticos. Aquí, Luhmann se encuentra con la tesis de
incluso en sus otros papeles políticamente relevantes, no implica ninguna Carl Schmitt de la fragmentación de la soberanía y de la reducción del
responsabilidad social y no puede ser la fuente de ningún conflicto so- parlamento a una mera representación. Para Luhmann, la tesis se basa en
cial. 83 Este punto tiene varias consecuentias, todas las cuales fortalecen el supuesto falso de que las sesiones abiertas del parlamento estuvieron
la autonomía del sistema político. Al no estar abierto a la "influencia so- en algún momento o deberían estar en el centro de la real toma de decisio-
cial", el votante está más expuesto a la influencia política inmanente, su- nes. El parlamento, en especial en sus sesiones plenarias, es y debe ser
puestamente por los mecanismos de la opinión pública. Al buscar influir sólo una mera "representación", en el sentido de presentar simbólicamen- '\.-
en los procesos políticos, el votante puede elegir entre un pequeño grado le la producción de las de~ones de acuerdo con nuestro guión oficial de l
de influencia al costo mínimo (votar) o una mayor influencia a un gran la política. Tal representación (con sus importantes funciones para la de~
costo (las asociaciones voluntarias, las solicitudes, las cartas a los perió- mocracia, en el sentido de Luhmann) pueden dej~r amplio espacio para
dicos, etc.). En vista de la separación de ambas formas de influencia en el los intereses plurales, el conflicto abierto y la autopresentación de las per-
proceso de toma de decisiones, Luhmann no tiene ninguna duda de que sonalidades políticas. 86 Sin embargo, son los mecanismos informales, pro-
se elegirá la primera opción, aunque la continua presencia de la segunda tegidos y ocultos por el procedimiento formal, los que constituyen el con-
contribuye a la democracia, por lo menos en el sentido de que "todo es tenido del guión real de la toma de decisiones. Mientras que el proceso
posible, pero yo no puedo hacer nada al respecto". No obstante, incluso la parlamentario como un todo -como lo comprendió incluso la teoría clá-
influencia restringida y minimizada del papel del votante distingue al indi- sica de la representación libre-, no debe reflejar los conflictos sociales, la
viduo de un súbdito (Untertan) del gobierno que recibe pero nunca envía 11parición del sistema de partidos, al menos en la versión analizada por
comunicaciones políticas, contribuyendo así a la legitimidad mediante el Schmitt, amenaza con h cer precisamente esto. Luhmann implícitamen-
procedimiento. 84 te acepta en este punto 1 decadencia del principio clásico de representa-
La situación es análoga para los actores colectivos orientados al con- ción y admite algunos de peligros para la autonomía del proceso de
flicto con intereses específicos. Luhmann acepta el punto de vista de que toma de decisiones. Bn IUI p rmlnos, existe el peligro de un "em-

'ir'º'
368 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 369
- -botellamiento" entre los subsistemas político y administrativo de la políti- novedades en vista de la obsolescencia previsible' de los temas que están
ca.87 Los modelos de discusiones o conflictos interminables sólo indican de moda e incluso del uso manipulador de esta opinión para producir
el problema, en vez de la solución en este contexto. En cambio; la separa- pseudoacontecimientos, pseudocrisis y pseudopersonalidades.
ción de la toma de decisiones del procedimiento parlamentario formal Sin embargo, en algún punto Luhmann indica otro tipo de fenómeno e,
implicada por la dependencia en mecanismos informales o que incluso se implícitamente, un modelo de lo público que en otras partes denunció
desvían de lo acostumbrado 88 resuelve el "embotellamiento" potencial y como obsoleto. Durante las sesiones plenarias del parlamento, los funda-
reduce la influencia de la política a su medida adecuada. La toma de deci- mentos en que se apoya la persona, a diferencia de las motivaciones y los
siones real ocurre en otras partes distintas al procedimiento parlamenta- partidarios, tienen que ser presentados públicamente y expuestos a la crí-
rio, aunque la conversión del poder político en un juego de suma cero por tica de los oponentes. Esto restringe la elección de las posiciones que es
los mecanismos formales del gobierno de la mayoría simplifica conside- posible representar". 90 Luhmann no nos dice -y nosotros creemos que
rablemente los procesos de interacción y de negociación de quienes real- no puede decirnos-, dónde se origina esta compulsión para defender
mente toman las decisiones . posiciones "con ayuda de argumentos y razones para las decisiones (Ar-
. A Así, la antigua tesis respecto a la crisis del parlamentarismo es resuelta gumenten und Entscheidungsgründen)". Algunos candidatos para una po-
~, por Luhmann en una forma que indica algo similar a la dualidad neocorpo- sible respuesta, como una cultura polítiéa con estándares de racionali-
rativista entre procesos públicos y secretos, formales e informales, parla- dad, elaborados internamente o un mundo real que ha pasado por un
mentarios y funcionalistas de suma de intereses. Sin embargo, es lo sufi- aprendizaje normativo así como cognitivo, o una esfera pública organiza-
cientemente perceptivo para darse cuenta de que en la actualidad hay una da según la posibilidad del discurso racional en vez de meramente teatral
nueva amenaza al parlamentarismo. Una crisis de legitimidad parlamen- o como un órgano de cultura de masas, están en principio excluidos de su
taria puede deberse no sólo a demasiados insumos societales y a demasia- teoría.
do conflicto entre los partidos, sino también a una excesiva apatía social y Nosotros no pretendemos negar la importancia empírica de la descrip·
a una excesiva absorción del conflicto. El método de proteger a los mecanis- ción que hace Luhmann del sistema político, basada en la primacía de un
mos de toma de decisiones puede tener demasiado éxito; el número de al- sistema administrativo capaz de proteger su autonomía y sus procesos de
ternativas sociales posibles lógicamente pierde su vínculo con lo que real- selección interna mediante círculos externos de políticas y públicos. Más _
mente es posible si el sentimiento de "yo no puedo hacer nada" se generaliza bien, deseamos registrar una difícil relación entre los dos escenarios que-
y se convierte en un tema público. Luhmann asocia con el sistema político, el "real" y el "oficial". Este último,
En este contexto, Luhmann desaprovecha la oportunidad de construir para poder desempeñar su papel, no puede limitarse a un status teatral.
sobre la base del único elemento genuino de legitimidad democrática que Pero eliminar sus componentes racionales o discursivos que, en la opi·
aparece en su presentación. En su concepción, son ante todo los elemen- nión frecuentemente expresada por Luhmann, representan restriccio·
tos teatrales de las elecciones y los parlamentos los que tienen la función de nes (societales) indeseabl~bre la libertad, la variabilidad y la naturale-
"informar" a los desinformados, de alentar a los apáticos, de simbolizar a za pragmática de las decisiones caso por caso, colocaría toda la legitimidad
la democracia como un horizonte abierto de posibilidades que de alguna procesal del orden político en peligro.9 1 ~
manera están presentes y plenas de significado, aunque se encuentren se- 2. Luhmann está plenamente consciente de que Úna extensión excesiva
paradas de las posibilidades de acción. Pero este argumento, como lo obser- de la lógica del sistema político sería dañina para el propio sistema. Su
va en otras partes, amenaza con desdiferenciar a la política, en esta oca- teoría de la autonomía del sistema político respecto a los insumos societales
sión en relación con el arte o la cultura de masas y el entretenimiento. Se no es automáticamente una teoría de la libertad de las varias esferas so-
dice que el ciudadano participa en la política en la medida en que es ca- dules respecto a la penetración política. Un sistema político diferenciado
paz de identificarse con algunos de los actores de la representación, convir- es en realidad mucho más poderoso que sus predecesores y tiene a la vez
tiéndose en parte del público en el sentido de audiencia (Publikum). 89 No posibilidades mucho más grandes de intervención, y un mayor interés en
obstante, es difícil mantener la calidad de la representación o incluso del ella. Luhmann sin duda acepta el discernimiento de Schumpeter de que
nivel de entretenimiento cuando las personas empiezan a observar que no hay NI el modelo realista de la democracia va a funcionar, debe tenerse cuida·
nada en juego. Esta línea de argumentación pronto nos devuelve al concep- do de que los mecanismo1 Utlcos no se extiendan a una parte demasiado
to de opinión pública de Luhmann, el que implica el apremio de producir grande de la sociedad.'2 Tam de acuerdo en que esa limitación
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 371
370

debe ser ante todo una autolimitación del sistema político. Sin embargo, renciación. 97 Su pesimista concepción "realista" del sistema político mo-
en contraste con la versión de Schumpeter del positivismo legal, afirma derno y del político como potencialmente "totalitarios", cuyo propósito
que el mecanismo puede ser el de la promulgación de leyes, lo que necesa- ª
es la politización de todas las esferas de la vida, subyace en esta tesis. 9
riamente es el resultado de la decisión política. De hecho, desarrolla una A pesar de todo, el sistema político moderno nace de la diferenciación
teoría funcional de los derechos fundarqentales como formas de protec- social. Su modernidad presupone la diferenciación y su desempeño para
ción contra la extensión excesiva de lo político. Ese desarrollo, si demues- otros subsistemas societales requiere la economía de los recursos del po-
tra ser justificable, puede atenuar preocupaciones como la de Schumpeter der. 99 El establecimiento y el autoestablecimiento de límites al poder del
respecto a que la promulgación de leyes positivas no basta por sí sola para Estado es así un juego de suma positiva. Cualquiera que hayan sido los
limitar al poder político. No obstante, a diferencia de Parsons, Luhmann orígenes históricos de los derechos básicos, 100 ni el Estado ni una esfera
no localiza un centro societal de integración normativa y de vida asociativa puramente social los producen por sí solos; representan avances en la au-
como el núcleo de lo que debe ser protegido por la autolimitación del tonomía de lo no político y en el poder de lo político. 101 La paradoja lógica \
sistema político. del positivismo legal respecto a los derechos -la supuesta imposibilidad .
Es instructivo comparar las concepciones de los derechos fundamenta- de la autolimitación del poder político por medio de legislación política- /
'\_... les en Parsons y en Luhmann. Derivados de la igualdad -uno de los valo- se puede así resolver sociológicamente. Los derechos fundamentales o/
res centrales de la "revolución democrática"-, los derechos en la teoría constitucionales no están arraigados en un orden extrapolítico o ext:rale·
de Parsons parecen tener más que ver con la estructura interna de la "co- gal, sino que son presuposiciones y productos de la diferenciación de la
munidad societal", que con su diferenciación de la forma de organización sociedad. Aunque no son las únicas instituciones que estabilizan esta di·
política, de la economía o de la cultura. Siguiendo un texto famoso y muy ferenciación, por lo menos hoy en día son indispensables para este pro·
influyente de T. H. Marshall, 93 Parsons descompone la ciudadanía en dere- pósito. 102
chos civiles y políticos y en sus prerrequisitos sociales. 94 La participación Por lo tanto, no es posible deducir la estructura de los derechos a partir
igual en estos tres componentes define la admisión plena o la membresía de un solo principio como la "libertad individual" o la "sociedad contra el
en -es decir, la ciudadanía en- la comunidad societal democrática mo- Estado". Tampoco se les puede ordenar según una jerarquía. 103 La razón
derna. 95 Por supuesto, Parsons entiende la revolución democrática y en es que los. derechos fundamentales consisten en varios complejos, cada
especial sus valores centrales, libertad y fraternidad, en términos de pro- uno de los cuales regula la relación del sistema político a uno u otro sub·
cesos de diferenciación a gran escala entre la comunidad societal y el sis- sistema según requerimientos estructurales diferentes y singulares. Para /\.,
tema de organización político. Además, la prehistoria de la revolución de- empezar, las libertades o las libertades negativas (Freiheitsrechte, el estar
mocrática (en especial los desarrollos legales ingleses), ya implicaba una libre de algo) tienen que ver no con la autonomía del individuo en un
transformación de la ley de un "instrumento de gobierno" a una "interfase sentido estricto, sino con la protección de la personalidad del individuo
mediadora" entre Estado y sociedad. En particular, se considera que el (ella misma un subsistem~esupuesto por los otros subsistemas), lo que
establecimiento de los "derechos de los ingleses" (como el habeas corpus, u su vez depende en gran medida de la conservación de las condiciones
el juicio justo y la protección contra las búsquedas arbitrarias por parte para la adecuada autopresentación. Éstas dependen de que el actor esté
96
de la autoridad) desempeñó un importante papel en este desarrollo. Así, libre de cualquier limitación visible y abierta, en particular de las decisio·
mientras que Parsons nunca unió las diferentes líneas de su argumenta- 11es obligatorias y de una consistencia básica de la autopresentación, que
ción sobre los derechos, es justo decir que, aparte del problema fundamental m.¡u( se define como la esencia de la dignidad. Dentro de lo que, por lo
de la inclusión a la que vincula todo su complejo ciudadano, su concep- común, son consideradas libertades negativas, Luhmann distingue entre
ción enfatiza tanto la diferenciación como la integración, y en ella los de- los derechos a la libertad y los de la dignidad, relacionados respectiva·
rechos civiles desempeñan un papel mucho más obvio en la diferencia- mente con las precondiciones externas e internas de la presentación del
ción, en tanto que los derechos políticos proporcionan nuevas formas de º
yo (self). 1 4 Como bienes que existen antes que el Estado, no son produc·
integración ("mediación") entre las esferas del Estado y de la sociedad tos de los derechos y sólo son protegidos por éstos respecto al sistema
(sistema de organización política y comunidad societal). político. En sentido rigutq10, los derechos a la libertad protegen el espa·
~ Llama la atención que Luhmann haga un esfuerzo decidido por reducir 1.:lo de acción y expresión In vidual. El derecho de expresión en todas sus
~la función de los derechos fundamentales a la sola dimensión de la dife· formas parece central 1n 11&1 • Luhmann considera que los "de·
372 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 373

rechos a la dignidad" son más difíciles de definir y establecer, y observa ca la neutralización política de las esferas no estatales. Los problemas
cierta tendencia en muchos sistemas legales (en especial en los liberales) políticos y el poder político surgen no sólo en el sistema político, sino
a subsumirlos bajo las Freiheitsrechte. No obstante, los considera en prin- también en las estructuras de la comunicación social protegida. Este po·
cipio muy diferentes, como algo que debe ser conectado con la protección der societal debe ser absorbido y procesado por el sistema político, en vez de
de una esfera íntima a la que debe separarse de la correspondiente a la que se le elimine mediante la estatización. Lo esencial es no sobrecargar
acción pública. 105 La llamada libertad de conciencia es el mejor ejemplo al Estado, incluso al costo de los riesgos políticos que surgen de otras
contemporáneo de este requisito. 106 Sin ella, el individuo pierde la res- esferas sociales. 110
ponsabilidad de crear por sí mismo una autopresentación congruente y Como en el caso de los derechos que importan para la personalidad,
convincente. también aquí Luhmann afirma un status preminente para los derechos de
Como sucede en el caso de la libertad, Luhmann considera que la pro- la comunicación. Todos los sistemas e identidades sociales, incluso la perso-
tección de la dignidad por los derechos fundamentales sólo tiene importan- nalidad, presuponen procesos de comunicación social y requieren su protec-
cia cuando la amenaza proviene del Estado. 107 Sin embargo, cree que la ción ante un sistema político moderno dinámico. Los derechos económicos
falsa dicotomía entre Estado y sociedad lleva sólo al equivocado esfuerzo no parecen tener la misma importancia fundamental en esta presentación.
~ 108
liberal por derivar todos los derechos fundamentales de las libertades. Aunque ellos mismos presuponen una personalidad y una comunicación
No obstante, se siente obligado a señalar la importancia de las Freiheits- libres, no se argumenta lo contrario (a diferencia de las afirmaciones libe-
rechte en la estabilización de otros complejos de derechos, de importancia rales y neoliberales). Ciertamente, Luhmann también se opone a derivar de
para otras esferas de la sociedad, todos los cuales presuponen la posibili- las Freiheitsrechte el derecho a la propiedad y a la "libertad" de elegir la
dad de la libre autopresentación de la personalidad individual. Éste pare- profesión. 111 En el caso de la economía no son las personas sino los pape-
ce ser el caso en especial para las llamadas libertades de comunicación. fcs y las funciones los que deben ser protegidos. Una vez más, a pesar de la
Observemos, de paso, que Luhmann también considera que los derechos posibilidad de que otras esferas sociales (la familia, la religión, la ciencia,
de la personalidad están ligados a un tipo de comunicación, esto es, la cte.) inhiban los procesos económicos, Luhmann sostiene que los derechos AJ
autoexpresión en una forma que los otros puedan reconocer como libre y fundamentales sólo son importantes cuando el Estado es la fuente de la
digna. amenaza. Si bien el Estado moderno y un orden económico diferenciado
En el caso de los derechos de reunión, asociación, prensa y opinión, sin han sido durante largo tiempo presuposiciones el uno para el otro, 112 el Es-
embargo, el contexto cambia de la personalidad a la cultura, de la subjetivi- tado como fuente de decisiones creadores de obligaciones tiene, sin embar-
dad a la intersubjetividad y a sus presuposiciones. Al igual que antes, Luh- go, una tendencia a intervenir directamente en los procesos económicos.
mann considera que los derechos fundamentales son importantes proteccio- Los derechos a la propiedad y las libertades de contratación y de profesión
nes de la comunicación sólo cuando ésta se ve amemizada potencialmente protegen la diferenciación de los procesos y papeles económicos. Impiden
por el Estado. 109 No tiene mucho éxito al tratar de relacionar en una for- algunas intervenciones, no~nombre de la justicia y de la injusticia, sino r

ma clara un conjunto de funciones de la comunicación (la cultura y su con el fin de proteger a la economía de la incertidumbre y la desorgani· ·
internalización, la especificación de la necesidad del consenso, la movili- l'.ación. 113 Por esta razón, se puede hacer que estos dt;rechos sean compati·
dad de los contactos, y la determinación de los temas de la opinión públi- bles, y por lo general así ocurre, con formas de intervención que aumentan
ca) con una serie de derechos (de religión y creenda, de asociación y re- lu interdependencia sin desdiferenciación y con intervenciones que incre-
unión, prensa, arte, investigación y enseñanza científica, y muchas otras 111cntan la eficiencia económica. 114
en una lista ecléctica). No obstante, el punto es lo suficientemente claro: de Luhmann se distingue de la idea de los derechos clásica liberal y neo-
diferentes maneras, el Estado moderno necesita, y no obstante amenaza li bcral -basada en un rechazo polémico de la intervención estatal en la
potencialmente, una estructura de muchos niveles de comunicación socie- 11ocicdad-, a pesar de lo cual se mantiene dentro de esta tradición en la me·
tal que en parte puede ser estabilizada por medio de los derechos funda- dl<lu en que afirma repetidamente que los derechos fundamentales por su
mentales. nuturalcza, y no sólo histó icamente, representan formas de protección ante
La amenaza es la estatización y no la politización como tal. Para el Estado o, en otras pala as, formas de autollmltao!ón del Estado. Una
Luhmann la dicotomía Estado/sociedad es una base desorientadora para ruzón para esta preferencia encuentra en 1u d1flniaidn d• 101 derechos
,,/
construir los derechos de la comunicación, porque supuestamente impli· como formas de autolimitación édlo do W\I clilpa1ialdn legal. Para

.
.
374 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 375

el positivista legal, la única fuente de esa disposición es el Estado. En el tivo. En realidad, en este contexto la protección del procedimiento electo-
contexto presente, sin embargo, esta posición conduce a la consecuencia ral y público-político solamente puede tener como propósito la legitima-
~paradójica de que, aunque la primacía de la economía ha remplazado a ción de las decisiones de una administración, a las que se llega por medio
la del sistema político, 115 y en principio la muy precaria economización de procedimientos totalmente internos y no controlados. 12 º
de las otras esferas de la sociedad, incluida la política, es considerada co- La afirmación de Luhmann de que los derechos políticos son la auto-
mo un peligro verdadero, 116 no es posible introducir y no debe introducirse protección de la esfera política en vez de su autolimitación respecto a }a~
la autolimitación en la forma de "constitucionalismo" económico. 117 En otras esferas sociales, no sólo es incongruente con su concepción en con-
el esquema de Luhmann, no hay derechos contra la economía. Este prejui- junto, sino que además es un aspecto estatista de su doctrina de los dere-
cio lo lleva a depender aún más de las intervenciones desde el sistema po- chos. Este énfasis sólo se explica en parte por la búsqueda legal-positivis-
lítico para administrar los riesgos de un subsistema económico muy diná- ta de motivaciones políticas adecuadas para la autolimitación del sistema
mico, posición que en realidad no es compatible con su intención de limitar político por medio de disposiciones legales (o incluso constitucionales).
la intervención política a los actos diseñados para mejorar su funciona- La idea de que los derechos políticos son la autoprotección de lo político
miento interno. De hecho, como sabemos, la intervención política del tipo ayuda una vez más a que Luhmann demu.estre lo inadecuado de un mode-
que defendió prestamente en fechas tan tardías como los primeros años lo de derechos derivado de la idea de defender a la sociedad contra el
_ d e la década de 1970, puede volverse disfuncional desde el punto de vista Estado. Para cada complejo de derechos, ha usado tanto la idea dé la di-
económico a largo plazo, y producir en el proceso efectos colaterales ne- ferenciación de las esferas que deben ser protegidas como la idea misma
gativos adicionales. de la "independencia interdependiente" para criticar el modelo rígidamente
Este resultado, en parte autocontradictorio, es tanto más paradójico dual de la sociedad y el Estado. En su modelo de los derechos, la diferen-
porque Luhmann no puede restringir congruentemente la noción de los ciación opera inicialmente por medio de las disposiciones político-lega-
derechos fundamentales a las autolimitaciones del Estado en los contex- les, que en sí mismas son una forma de interdependencia. Como se vio en
tos en que el sistema político representa la principal fuente de riesgos el caso de los derechos económicos, esta diferenciación tampoco excluye
para los otros subsistemas. Uno de estos casos son los derechos políticos, la posibilidad de nuevas interrelaciones. Sin embargo, aquí estas considera-
que para Parsons representaban los principios mediadores e integradores ciones no conducen a Luhmann a afirmar la completa obsolescencia de la
primordiales. Renunciando a esta interpretación, Luhmann salva su con- dicotomía Estado/sociedad. En cambio, argumenta en favor de su conser-
cepción general basada en la diferenciación invirtiendo su perspectiva. vación por medio de la generalización en una concepción de sistemas que
---7 Los derechos políticos como el sufragio, el voto secreto, así como los dere- se comunican entre sí. 121 ·
chos de las asociaciones políticas (partidos) y de los funcionarios elegidos Este nuevo modelo no está diseñado para salvar el concepto de socie-
representan para Luhmann -sin importar lo paradójico que parezca-, dad dvil. Por el contrario, Luhmann busca en particular descomponer la
formas de protección del subsistema político contra las presiones exter- Idea de una esfera en cft:'ft!''estructuras normativas que se refuerzan y
nas (¡incluso las económicas!). En última instancia son mecanismos que estabilizan mutuamente, formas de asociación y la comunicación pública
separan y aislan selectivamente a la administración, la instancia superior enfrentan al Estado moderno y a la economía mo_derna. Ciertamente, su
para producir decisiones obligatorias. 118 Ya hemos visto esta línea de pen- sugerencia de que los derechos de personalidad y de comunicación repre-
samiento en la sociología política de Luhmann. Él hace hincapié en pre- sen tan las presuposiciones del otro en el nivel más profundo supera su
servar las elecciones como el canal más estrecho posible por medio del estructura de rígida diferenciación. Se presenta a la personalidad y a la
cual el conflicto, la comunicación y la influencia societales pueden ingre- comunicación en algunos contextos (aunque sea vagamente) como si cada
sar al sistema político desde el exterior y entrar en el subsistema adminis- una fuera la base de la otra, no como sistemas lógicamente separados
trativo desde los subsistemas público y político del sistema político. Mien- uunque interdependientes. Pero Luhmann no desarrolla esta idea, aµn-
tras que, en comparación con los sistemas de tipo soviético, 119 parece quc le pudo haber servido como el fundamento de una teoría más profun-
observar el papel de los derechos políticos en la protección de la sociedad du de los derechos. Par él, los derechos fundamentales diferencian y pro-
de la politización excesiva y el subsistema político de la burocratización tegen a los sistemas di enclados; no tienen su base y justificación en
excesiva, su énfasis en lo que se refiere a las democracias liberales occi- una sola estructura unlftc a a la que, juntos, ayudaron a establecer al
dentales se dirige totalmente a la protección de lo político y lo administra- l¡ual que a diferenciar.

:t;ph
376 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 377
Quizás una excepción sea el propio sistema legal. Sin importar qué detalladas que aquí sólo podemos bosquejar. En contexto de complejidad
otra cosa ayudan a diferenciar los derechos, su capacidad de funcionar y contingencia, la acción social sólo puede ser coordinada mediante estruc-
parece depender totalmente de la diferenciación de un sistema de proce- turas de expectativas complementarias y mecanismos capaces de tratar
dimientos en que se les puede interpretar y aplicar autónomamente, e con la desilusión. 128 Para Luhmann, las expectativas "internas" de los indi-
incluso quizá por disposición legal. 122 Si los derechos van a defender la viduos respecto a las acciones de otros generalmente remplazan a la coordi-
diferenciación de las presiones del sistema político, parecería que ellos nación por medio de la comunicación real, a la que se entiende como un
mismos deben ser diferenciados de este sistema. Y de hecho Luhmann recurso que consume intensivamente tiempo y que por lo tanto es escaso,
intenta tratar (cada vez más, a medida que desarrolla su sociología legal) por lo cual es mejor reservarla para unos pocos conflictos abiertos, general-
---'11 al sistema legal como un subsistema diferenciado de la sociedad. Los dere- mente en contextos no establecidos. 129 Sin embargo, la expectativa, como
chos, que para él son instituciones legales iguales a cualquier otra, aunque una respuesta a la contingencia de las acciones del otro, es puesta enries-
con funciones específicas, pertenecen a este subsistema. Puesto que Luh- go por el hecho de que el otro es lo mismo que uno y tiene sus propias ex-
mann considera que la ley está ligada fundamentalmente a un estilo norma- pectativas. Esto conduce potencialmente a una doble contingencia: cada
tivo de expectativa, podemos suponer que el propio subsistema legal repre- uno puede ser desilusionado por el otro. Por lo tanto, la coordinación de la
senta un remanente diferenciado de las concepciones de la sociedad civil acción social sólo es posible si se estabilizan las expectativas de las expec-
construidas en parte en tomo a estructuras normativas fundamentales com- tativas .130 ·
partidas. Según nuestro punto de vista, sin embargo, y probablemente en En la sociedad, en gran medida silenciosa, de Luhmann, hay dos y sólo
el suyo propio, el esfuerzo de Luhmann por romper con el concepto de la <los estilos básicos de expectativa: el estilo cognitivo, que es capaz de apren- _..
sociedad civil es demasiado radical para permitir esa interpretación. El <ler y de modificar las expectativas en vista de las desilusiones, y el estilo
problema aquí es el de saber si él puede elaborar una teoría adecuada y normativo, que implica la incapacidad o, más bien, la renuencia a apren-
congruente del sistema legal, diferenciado del político, en el contexto de su der. Lo que característicamente es considerado como una forma necesa-
campaña radical contra la sociedad civil. ria, y no obstante muy precaria, de proyectar la autoidentidad en el caso
La reevaluación del problema de las normas en la sociología legal de Luh- <le la psique individual (el no aprender como algo que implica reacciones
} mann y el restablecimiento de un lugar central para las normas en su análi- inmunes que lindan con lo patológico) se convierte, en el caso de las ex-
sis sociológico es sorprendente, en vista de su polémica previa contra la teo- pectativas normativas, en una estructura estabilizada y garantizada so-
ría de la integración normativa en Durkheim y Parsons. Ahora esta polémica <.:ialmente.131 Tanto para la proyección psicológica como para la norma
sólo es suavizada parcialmente. Argumenta que las normas son importantes social, el principal objetivo es estabilizar una estructura de expectativas
en la estructura social, pero que construirlas como idénticas a esa estructura relacionada con la identidad en vez de asegurar una obediencia empíri-
es entender mal su lugar. 123 Tampoco se deben considerar sinónimas a las ca. Pero aunque el origen y la operación de la proyección psíquica puede
normas y las instituciones: no todas las instituciones incorporan normas y ser totalmente interna aMi'I'Mividuo, Luhmann es capaz de indicar meeª·
no todas las normas son institucionalizadas. Finalmente, es equivocado su- nismos sociales genuinamente externos para estabilizar y reproducir las
poner que la integración normativa de la sociedad se basa en normas comu- normas. .
nes y compartidas. En todas las sociedades diferenciadas se pone en duda La forma en que Luhmann trata el problema de los orígenes es inade-
las normas y éstas representan elementos importantes de conflicto. 124 En rna<la. El único proceso social de creación de normas que puede indicar
esta teoría, las normas legales, que representan sólo una pequeña parte de -la comunicación real y el llegar a un acuerdo para crear o modificar las
los fenómenos normativos, 125 desempeñan un papel crucial en la adminis- reglas y definir las desviaciones- lo considera como algo excepcional,
tración y estabilización del conflicto normativo en vez de expresar, simboli- característico únicamente de sistemas sociales de pequeña escala. En rea-
zar y reafirmar el orden normativo. llda<l, la propia validez de las normas supuestamente depende de la impo-
Según Luhmann, las normas son "expectativas de conducta estabili- slbili<la<l de la comunicación real respecto a ellas, o por lo menos en lo
zadas contrafácticamente" .126 Las leyes son normas institucionalizadas, que se refiere a todas l~s que se encuentran dentro del mismo horizonte
estabilizadas en términos de procedimientos, cuya estructura de expecta- lcmporal. 132
tivas es protegida de las desilusiones, y restablecida después de éstas, por Lu <liferenciación de la"aQclcd1u.J implica una creciente diferenciación~
las sanciones. 127 Estas definiciones se basan en consideraciones teóricas de los estilos normativo y e~ de expectativa. En su forma pura,

,."
378 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 379

cada uno está abierto a nuevos riesgos: en un caso el riesgo del endureci- ción ocasional simboliza el consenso anticipad~ y por lo tanto puede rem·
miento de las identidades sociales, en el otro, el de un futuro completa- plazar al consenso de hecho en el modelo de ley de Luhmann. En este mo·
mente contingente y, por lo tanto, insoportable. La principal respuesta en delo, sin embargo, el funcionamiento continuo de la ley no se basa princi·
la sociedad moderna no es la desdiferenciación sino combinaciones que palmente en la coerción, un instrumento que perdería efectividad por su
implican "ordenamientos contrarios", tal como los permite la estructura propio uso. Hay necesidad de representar la continuidad por medio de un
reflexiva de la expectativa de expectativas. En particular, uno puede es- mecanismo que esté del todo presente y del cual se pueda suponer que
perar cognitivamente una expectativa normativa y normativamente espe- existe más allá de la comunidad actual de participantes. Los procedimien·
rar una expectativa cognitiva. 133 La primera combinación, la expectativa tos diferenciados desempeñan este papel y por lo tanto tienen prioridad
cognitiva de lo normativo, tiene una importancia clave para la teoría legal en la institucionalización de la ley. 136 Los procedimientos son mejores que
de Luhmann. las sanciones para simbolizar la continuidad porque pueden cambiar el
Las normas sólo se convierten en leyes si se las institucionaliza en tér- enfoque de los (cada vez menos probables) acuerdos sobre los resultados
minos de sanciones y procedimientos. La creación de instituciones des- a un enfoque de aceptación mutua, aunque sólo sea implícita, de una es-
empeña un papel crucial en la administración del conflicto normativo. tructura abstracta para determinar los.resultados posibles. 137
Luhmann define la institucionalización como la posibilidad de basar las Los procedimientos son la presuposición central para la emergencia...
expectativas en "las expectativas de la expectativa por parte de un terce- del derecho positivo. No sólo son el único mecanismo disponible para la
ro".134 Por ser diferentes de los observadores externos, las terceras partes operación del nuevo nivel de reflexión implicado en la "regulación nor-
son miembros del mismo tejido de interacciones que potencialmente pue- mativa de la creación de normas", 138 son el (quasi) medium 139 en torno al
den coexperimentar y coesperar, aunque permanezcan desconocidas y cual se hace posible la diferenciación de ley, religión, moralidad y verdad
anónimas. El papel del juez se cristaliza históricamente en torno a la figu- científica. Según Luhmann, la premisa central del derecho positivo es su
---,_a de la tercera parte. Para Luhmann, las instituciones, al igual que las producción y modificación por medio de una disposición legal, es decir,
normas, no dependen de la comunicación real o de consenso. El consenso por medio de decisiones procesalmente correctas. Esto se puede expresar
real es muy raro, y la institucionalización lo usa económicamente. En vez de dos maneras -una legal, la otra política- que indican reflexividad: las
de crear o presuponer el consenso, las instituciones implican un mejor normas regulan la elaboración de normas y las decisiones regulan la toma
uso de la pequeña cantidad disponible, distribuyéndolo en las áreas rele- de decisiones. Las normas que guían la elaboración de normas (como las
vantes. Para su propio funcionamientó, las instituciones sólo necesitan constituciones) son un conjunto de normas igual que las demás. Tambidn
una anticipación del consenso, con las terceras partes relevantes, en lo lo son las decisiones que regulan la toma de decisiones. El derecho positi·
que se refiere a la expectativa de expectativas, un presupuesto que pocas vo significa rechazar la posibilidad de fuentes extralegales de la ley e in·
veces es sometido a prueba. 135 Aunque empíricamente hay poco que obje- el uso de una jerarquía de niveles legales. No obstante, sería erróneo inter-
tar a esta concepción, observamos nuevamente la repetida incapacidad pretar la positividad deMey como si significara que las decisiones válidas
de Luhmann para relacionar los mecanismos de la comunicación real normativamente son la única fuente de la ley. Las normas, incluso las nor-
y de la construcción de consensos, a los que no puede descuidar del todo, mas potencialmente legales, surgen en todas las esferas de la sociedad. La
con sus otros mecanismos de estabilización, o incluso para asignar algu- legislación implica un proceso de hacer una selección de lo que es proyec-
na otra razón para su existencia que no sea la implícita de que se necesita tado desde otras partes como una ley potencial y luego validar esa selec-
algún consenso real para hacer posible la anticipación, o la "sobreestima- ción como ley. En este modelo sólo lo que pasa por el filtro procesal de la
ción exitosa" del consenso. . kgislación se convierte en una ley válida. 140
En el caso de las normas legales como instituciones, los mecanismos El tratamiento de Luhmann, a diferencia de otras versiones del positi·
reales que se requieren para estabilizar las expectativas son las sanciones vlsmo legal, deja espacio para fuentes de creación de leyes diferentes a las
y los procedimientos. La importancia de la sanción estriba no en su tarea disposiciones legislativas. Aunque de esa manera prepara el camino para
secundaria de motivar el cumplimiento, sino en la posibilidad de aliviar reconciliar a las juris rudencias histórica y positiva, lo hace así en una
la desilusión por medio de una restitución simbólica de la norma. En las forma indiferenciada e ambos extremos. Primero, no distingue entre las /
sociedades desarrolladas, según Luhmann, las sanciones son la única for- f11cn les societalcs actlv11 11lvas de creación de leyes. Esto está re lacio- (
ma de demostrar "el supuesto consenso de las terceras partes". Así, la caer- 1rndo con su concentracldn on aubslstemas aislados y en una vida dla·

~ ..Jflw.i.,
380 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 381
ria indeterminada, carente de bases teóricas, en vez de (a la manera de Par- ducción, en tanto que la segunda proporcionarícl la apertura al sistema
sons), una esfera social organizada en que se intersectan la cultura y las político en el que ocurre el aprendizaje. 147 La razón por la que ninguna de
asociaciones. Aunque observa que los patrones o instituciones en cual- estas estrategias tendrá éxito en la diferenciación y autonomía del siste-
quier esfera de la sociedad pueden convertirse en normas legales, no se da ma legal se encuentra en lo más profundo de la concepción que tiene
cuenta de la diferencia entre las normas sociales y los hechos sociales que Luhmann del derecho positivo y en el cambio contenido en ella hacia un
son elevados al nivel de la validez legal. Así, no contempla el problema de estilo cognitivo de expectativa.
si lo normativo a diferencia de la validez legal puede ser producido aparte
de la legislación y sí, por lo tanto, el proceso legislativo en el caso de las Aquí se entiende al derecho positivo como un sistema de normas que se crea
normas válidas es una fuente de mayor validez o sólo una forma de obli- mediante la decisión y puede ser cambiado por medio de la decisión. Encontra-
gatoriedad y posiblemente de universalización. Lo más importante es que mos en los procesos de ley que postulan decisiones principalmente un aprendi-
no se plantea la pregunta de si los procesos de creación de la norma, por zaje cognitivo, determinado por objetivos, uno que casi no está estructurado
por normas [ ... ] Correspondientemente, los que se ven afectados por la ley de-
medio de un entendimiento como el que ha descrito, desempeñan un pa-
ben aprender constantemente los cambios en la misma, ya sea o no que estén
pel especial como fuente de normas para el sistema legal. desilusionados. Tendrán que tomar ante tod9 una actitud cognitiva hacia la ley. 148
\ Segu.n~~, su esquema e~presa incertid~mbre, similar a la del~ tradición
1
del pos1tiv1smo legal considerado en conjunto, respecto al caracter legal, Lo que está implicado aquí no es un simple cambio de un estilo norma-
· a diferencia del político, de la ley positiva. El problema es saber si la creación tivo a uno cognitivo de expectativa, sino un cambio a una combinación -
y operación de la ley positiva son o no funciones de un subsistema políti- ("ordenamiento contrario") en que cognitivamente esperamos un estilo -
co, de una manera que recuerda la incorporación de otras dimensiones y normativo de expectativa. El derecho positivo puede adoptar esa estructura
mediaciones de la sociedad civil en este subsistema. En sus primeros es- debido a la diferenciación de los procedimientos y papeles legales. En el
critos sobre este tema (1967), Luhmann tendió simplemente a afirmar contexto de la alterabilidad general de todas las normas legales, incluso
que el subsistema político apoya y administra los mecanismos del derecho de las constitucionales, la actitud natural es la de aprendizaje. Pero el de-
positivo. 141 Posteriormente ( 197 6), con la diferenciación y autonomía del recho positivo, para seguir siendo ley, debe conservar su función normati·
subsistema legal ya afirmados, Luhmann siguió limitado a indicar el trasla- va dentro de la alterabilidad. En principio, esto es posible siempre que las
pe de las instituciones y eventos de los dos subsistemas y a observar las di- estructuras no se conviertan en problemas en las situaciones que estruc-
ficultades para la creación de leyes inherentes a la legislación por un cuerpo turan y mientras estas situaciones estén diferenciadas de otras en que las
político, el parlamento. 142 De hecho, este traslape va tan lejos que las insti- mismas estructuras son puestas en duda y quizá cambiadas. 149 Es el pro-
tuciones para hacer, aplicar y ejecutar la ley resultan ser las tres ramas cedimiento judicial y el papel del juez el que institucionaliza una actitud
(legislativa, ejecutiva y judicial) del subsistema de la política central, admi- normativa hacia las estructuras dentro de un sistema de derecho positivo.
nistrativa y en cual se toman las decisiones. 143 Así, su afirmación de la Por supuesto, en vista de iePabvia alterabilidad de la ley, incluso los juece~
autonomía del sistema legal tiene alguna dificultad para superar su descrip- deben "aprender a no aprender". Aunque la tarea del legislador es la cl'r
ción anterior, según la cual el derecho positivo es ley "estatal" cuyo "desti- procesar la desilusión, corregir las expectativas y asumir la responsabili-
no está ligado al del sistema político de la sociedad". 144 dad por el fracaso para aprender, por lo común el Juez está decidido a no
Luhmann sí menciona diferentes selectividades 145 y, posteriormente, u prender de aquél que viola la ley y aprende la forma de no aprender al ser
diferentes conexiones, nexos y exclusiones 146 de los dos sistemas, legal y confrontado por la violación de las normas. 150 De manera paradójica, uno
político, incluso en el caso de instituciones y eventos compartidos. Se po- de los mecanismos para esto en el tribunal es la técnica de convertir los
dría argumentar (aunque él no lo hace) que la toma de decisiones legisla- conflictos sobre las normas en conflictos sobre los hechos, las cuestiones
tiva selecciona las normas que se habrán de legalizar, mientras que los normativas en cuestiones cognitivas. De esta manera, los jueces no nece-
procedimientos legislativos dotan a las leyes de ~na estructura de validez. Hllun exponer nunca sus propias normas a la duda de la crítica y no necesi-
Finalmente, como es el caso en la reciente concepción de la ley por Luh- lun aprender de aquéllo que han desilusionado sus expectativas debido a
mann como un sistema autoformativo, sería posible considerar a la ley ~xpectativas normativas ltcrnativas. 151
como normativamente cerrada y a la vez cognitivamente abierta. La pri- ¿Puede un sistema que e bina las expectativas normativas y cognitivas
mera de estas dimensiones nos daría la autonomía legal y la autorrepro- 11cr descrito todavía como prln ntc normativo? Luhmann no se hace
382 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 383
esta pregunta, pero la responde indirectamente. Presenta el problema de esfera cultural. Ésas son las consecuencias de abandonar los vínculos cons-
la legitimidad como una forma de tratar con el carácter obligatorio del titutivos de la ley a una estructura de acciones, asociaciones y comuni-
sistema legal como un todo. También aquí la cuestión es la combinación caciones societales, y de la aceptación unilateral de la relación privilegia-
del aprendizaje y del no aprendizaje, de la expectativa cognitiva y la nor- da de la ley con el sistema político, una deficiencia equilibrada sólo
mativa. Tanto los que toman decisiones ~orno los que son afectados por parcialmente por la afirmación de fuentes societales heterogéneas de la
ellas evitan aprender en el contexto de la contingencia legal sólo bajo su creación de normas.
propio riesgo. En este contexto se define la legitimidad como la posibili- A pesar de la autocomprensión de Luhmann, la idea de la ley como un sis-
dad de suponer "que cualquier tercera parte espera normativamente que tema autoformativo puede ser un desideratum normativo surgido en un
las personas afectadas de manera directa se preparen cognitivamente a sí contexto caracterizado por dudas crecientes sobre la intervención del Estado
mismas para lo que quienes toman las decisiones comunican como expec- benefactor en la sociedad, que parece implicar una pérdida de formalidad
tativas normativas" .152 Un supuesto es una expectativa cognitiva. La legi- y autonomía legal. Pero incluso como un proyecto de reconstrucción, la
timidad es un círculo de expectativas cognitivas en que se tiene la expec- idea de la autonomía de la ley respecto a la política requiere un contexto
tativa de que sólo las terceras partes -los jueces- tengan expectativas institucional independiente en el que pueda basarse la ley, sin los peligros
r normativas, e incluso su expectativa normativa respecto de otros es sólo
que se adaptarán cognitivamente a la expectativa normativa de los jueces.
de una instrumentalización alternativa {por ejemplo, económica). Esta
percepción requiere no sólo una noción de la sociedad civil, sino también
No debe sorprender que Luhmann, casi el único en la literatura sociológi- su reconstrucción en términos diferentes al de un subsistema de la socie-
ca, considere que la fuerza física sea un factor legitimador esencial, 153 dad a la manera de la comunidad societal de Parsons. Es en el contexto de
muy probablemente porque es la base de la expectativa que tienen los esa reconstrucción donde la noción de Luhmann de la autoformación lle-
jueces, frecuentemente equivocada pero no por eso abandonada, de que ga a servir para un modelo postintervencionista de las relaciones del sis te·
quienes pueden potencialmente violar la ley se adaptarán cognitivamente. ma político con las otras esferas de la sociedad.
La estructura de la ley en esta concepción se basa sólo en actitudes de
expectativa cognitiva y la falsa conciencia aprendida por los jueces.
Una vez dicho esto, la idea de la ley como un sistema autoformativo,
normativamente cerrado y cognitivamente abierto, parece ser sólo una NOTAS
-t;;,. solución verbal del problema o, en el mejor de los casos, un desideratum 1 Véase en especial la crítica que hace Habermas de la hermenéutica, "A Revlew of
normativo para la reconstrucción de la ley. Es difícil ver de qué manera
Ciudamer's Truth and Method" en Fred Dallmayr y Thomas McCarthy (eds.), Understandin¡
Luhmann reconcilia en la realidad las dos premisas de que "puede existir 1111d Social Inquiry, Notre Dame, University of Notre Dame Press, 1977, y "The Hermeneutlc
el control político de la legislación, pero sólo la ley puede cambiar a la Cluim to Universality", en Josef Bleicher (ed.), Hermeneutics as Method, Philosophy and Crl·
ley" .154 Incluso si su inserción dentro del sistema legal, con sus propios tique, Londres, Routledge, 1980. Para una síntesis del debate, vea Thomas McCarthy, Th•
Critica! Theory of lürgen Habe~'tambridge, MIT Press, 1978. Recientemente varios au~
requerimientos internos, es lo que convierte a la legislación en ley, una lores, incluyendo a Dieter Misgeld, Thomas McCarthy, Nancy Frasery Hans Joas, han desa·
actitud normativa de la expectativa sólo podría salvarse como una carac- liudo nuevamente la posición de Habermas en este debate, en especial en lo que se refiere
terística de un sistema puramente intelectual incapaz de realizar funcio- n lu distinción sistema/mundo vital. Véase el número especial de New German Critiqu•,
11üm. 35, primavera-verano de 1985, y la respuesta de Habermas a algunos de sus critico•
nes para el resto de la sociedad, aparte de motivar funcionalmente la ne- l'll Axe! Honneth y Hans Joas (eds.), Communicative Action, Cambridge, MIT Press, 1991.
cesaria falsa conciencia de los jueces. Como nunca ha encontrado un medio 2 Car! Schmitt y algunos historiadores sociales han descubierto tal proyección doble en
integrador de la ley comparable al dinero o al poder, la defensa que hace t•l rnso del concepto liberal de la sociedad civil. Véase, por ejemplo, Otto Brunner, Land und
llrrrJcha(t, 5a. ed., Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1973. Pero surgen difl·
Luhmann de la conservación de los límites, de la autonomía autopro- mitades similares para los conceptos orientados a la polis de Arendt y Castoriadls y 101
ductiva, no parece convincente. Así, mientras que la dimensión abierta m111.:cplos medievalistas de Gierke, Maitland, Figgis y Laski.
cognitivamente de la ley permanecería arraigada en el sistema político, 1 El uso del concepto de sociedad civil en la obra de Reinhardt Bendix y S. N. Eisenstadt
ttM i11tcligenle y creativo, pero ninguno ha examinado la validez social-científica de este
que a su vez no se abre a los insumos normativos de la ley, su dimensión rnnccpto esencialmente filosófico, al que toman directamente de la historiografía y de la
cerrada normativamente quedaría suspendida sin fundamentos sociales hlMlorla de la teoría política. V ae Reinhardt Bendix, Kings and People, Berkeley, Universlty
o, en el menor de los casos, se convertiría en uno de los sistemas de go- ni' Cnllfornla Presa, 1978, pp. 3 ·377, 523 y ss.; y S. N. Eisenstadt, 'lradition, Chan11 a11d
biernos cerrados establecidos e institucionalizados exclusivamente en la
M111/w1ity, Nueva York, Wllt)'1 19
1111111n1 con loa corps ln1.,mi11'4/N11
m'•
p. 231 y ss. Identificando e la sociedad civil
aqulcu, Bcndix tiene ai¡una dificultad para
o
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 385
384
diferenciar entre una sociedad de órdenes y una sociedad civil moderna. Eisenstadt, 30 !bid., p. 225.
sorprendentemente en el estilo del joven Marx, identifica a la sociedad civil con la de clases 31 /bid., pp. 357 y SS.
y así se pierde la dimensión en la que insiste Bendix, junto con la de un nuevo tipo de esfera 32 Véase Clauss Offe, Contradictions of the Welfare State, Cambridge, MIT Press, 1985,
pública. Ninguno reconstruye el concepto siguiendo la rica trayectoria que Talcott Parsons pp. 35-64.
describió, quizá porque sólo Parsons vio su concepción en términos del modelo hegeliano 33 Niklas Luhmann, Legitimation als Verfahren, 2a. ed., Darmstadt, Luchterhand, 1975,
pp. 160-161 de aquí en adelante citada como Legitimation.
de varios niveles.
4 El problema se presenta una y otra vez ert ensayos como "Interaction, Organization, 34 Niklas Luhmann, A Sociological Theory of Law, Londres, Routledge, 1972, pp. 149, 283
and Society", "Positive Law and Ideology", "Poli tics as a Social System", "The Economy as y ss., de aquí en adelante citada como Sociology of Law.
a Social System", "World-time and System History" y "The Self-thematization of Society", 35 Differentiation, op. cit., p. 340; Aufklarung 1, op. cit., p. 141.
todos en Niklas Luhmann, The Differentiation of Society, Nueva York, Columbia Universi- 36 Differentiation, op. cit., p. 138.
ty Press, 1982, a la que de aquí en adelante citaremos como Differentiation; "Moderne Sys- 37 Max Weber, Economy and Society, vol. 1, Berkeley, University of California Presa,
temtheorien als Form gesamtgesellschaftlicher Analyse", en Jürgen Habermas y Niklas 1978, pp. 54 y 56.
Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder Sozialthechnologie, Francfort, Suhrkamp, 1971, de 38 Differentiation, op. cit., p. 132. En obras posteriores, este reduccionismo que identifica
aquí en adelante citada como Sozialtechnologie; "Politische Planung", en Niklas Luhmann, al sistema político con el Estado es relacionado con el punto de vista de la administración
Politische Planung, Opladen, Westdeutscher, 1971, de aquí en adelante citada como Planung; "que se toma a sí misma por el todo", e incluso con "la protección y pantalla de la burocra•
"Gesellschaft", en Niklas Luhmann, Soziologische Aufidarung, vol. l, Opladen, Westdeutscher, cia", así como se identifica al entendimiento de la política como democracia y lideraz¡o
1970, de aquí en adelante citada como Aufklarung 1; y "Die Weltgesellschaft", Soziologische con los reduccionismos de los sistemas público y de partido, respectivamente. Véanse 101
Aufklarung, vol. 2, Opladen, Westdeutscher, 1982, de aquí en adelante citada como Aufkla- ensayos compilados en Niklas Luhmann, Political Theory in the Welfare State, Berlín, de
Gruyter, 1990, pp. 55 y 148 (citado de aquí en adelante como Political Theory). Estos ensa•
rung 2.
5 Differentiation, op. cit., pp. 73 y 223.
yos también expresan una concepción algo diferente, aunque no necesariamente incon-
6 Véase "Die Weltgesellschaft", Aufklarung 2, op. cit.
gruente, que implica la posibilidad continuada e incluso la inevitabilidad de hablar del
7 "Interaction, Organization and Society", "Positive Law and Ideology", "Politics as a Estado y de la oposición del Estado y de la sociedad (p. 109 y nota 100) al nivel de la teor{a
Social System", "The Economy as a Social System" y "The Differentiation of Society", en política y no de la ciencia política. La conclusión es presentada incluso en una forma alln
Differentiation, op. cit.; "Gesellschaft", Aufklarung 1, op. cit., "Die Weltgesellschaft", Aufkla- más explícita respecto al concepto del Estado en el ensayo "State and Politics", Polltlcal
rung 2, op. cit. y "Offentliche Meinung" y "Komplexitat und Demokratie", Planung, op. cit. Theory, op. cit., pp. 123, 128, 134, 136, 141-146 y 152-153. En este contexto es crucial la
8. Planung, op. cit., p. 36; Differentiation, op. cit., p. 333.
distinción entre dos tipos de teoría: mientras que se dice de las teorías de las clencl11
9 Differentiation, op. cit., pp. 335-336.
políticas (o de cualquier ciencia) que son programas de investigación que operan en el
10 Véase Hannah Arendt, La condición humana, Chicago, University of Chicago Press, subsistema de la ciencia y que son validados únicamente por criterios científicos, la teoría
1958; y el artículo de Cornelius Castoriadis sobre Aristóteles en Crossroads in the Labyrinth, política (o cualquier otra "teoría que reflexione" sobre un subsistema determinado) es pre•
Cambridge, MIT Press, 1984. sentada aquí como una forma de actividad intelectual dentro del subsistema, cuya función
11 "Moderne Systemtheorien als Form gesamtgesellschaftlicher Analyse", Sozial- es construir elementos de autorreflexión, autobservación e incluso autocrftica en sus pro·
technologie, op. cit., pp. 7-8; Aufklarung 1, p. 138. ccsos, en este caso los procesos políticos. La teoría política se basa en la ciencia política (e•
12 Differentiation, op. cit., pp. 161 y 295.
"subsidiada" por la ciencia), pero no necesita operar dentro de los límites estrictos de la
13 Aufklarung 1, op. cit., p. 138; Differentiation, op. cit., p. 19. formación y validación de conceptos científicos (Pblitical Theory, op. cit., pp. 24-25, 54-56 y
14 Differentiation, op. cit., pp. 78-80, 336-337 y 339. Luhmann considera que este punto 107-109). El nivel de complejidad de las teorías de reflexión es necesariamente menor que
de vista persiste en el esfuerzo realizado por Parsons para ver al subsistema político como l'I de los subsistemas, así como del de las "teorías científicas" de esos subsistemas (ibld.,
una forma de acción colectiva dedicada a la obtención de objetivos sociales comunes. Sus- pp. 118-119 y 152). No obstante, la teoría política, a diferencia de la ciencia política, puede
tituye la generación de decisiones obligatorias por varios usos sociales posibles como la desempeñar un papel en el s~a político del cual es un elemento; de hecho, es crucial
función de un subsistema político organizado en torno al medio del poder. ·pura la formación de la autoiaeiitidad por medio de la autobservación (ibid., pp. 119-120,
15 1bid., pp. 334-335.
136 y 153). En este contexto, Luhmann por primera vez denuncia la falacia científica de
16 Aufklarung 2, op. cit., pp. 51-52.
lr11uginar que en todos los respectos los entendimientos científicos y sus aplicaciones son
17 Differentiation, op. cit., p. 334.
más udecuados para la realidad política que la autocomprehsión de los actores polítlco1.
18 Aquí toma una posición opuesta a la de Parsons y Habermas, que parecen haber elegi- l.uhmann debe este discernimiento a su teoría de los sistemas autoformativos, incluso aun·
do al dinero. Por lo tanto, Luhmann ¡parece aceptar más literalmente la autotematización de 'lllC esto no lo haya motivado a incorporar una perspectiva hermenéutica en su concepción.
la sociedad política en la filosofía política de la Antigüedad! Turnpoco ha sido él capaz de mostrar si, y de qué manera, es posible una comunicación en
19 Differentiation, op. cit., p. 337.
dos sentidos entre la ciencia política y la teoría política. Nuestra presentación y crítica de
20 1bid., pp. 193 y 338.
l.uhmann se enfocan en lo que él entiende como su análisis científico de la política. Aunque
21 1bid., pp. 341-343.
11osotros entendemos nuestro propio trabajo como una teoría polftica en gran medida en el
22 !bid., pp. 191, 222 y 338.
Mt'llli<lo que acabamos de exponer, estamos de acuerdo con Luhmann en que él no tiene
23 !bid., p. 338.
""lto en producir esa teoría en Political Theory (véase la página 115). Sin embargo, lo que
ONl&i en juego es algo más que su estilo <le presentación, que es lo que él parece implicar.
24 !bid., p. 205.
H Differentiation, op. cit.,\pp. 140 y 378 nota 3.
25 !bid., pp. 203-204. 40 Jbid .• p. 236. \
26 1bid., p. 340.
41 Planung, op. cit., pp. 54·~
27 !bid., p. 202.
~l Dif/'emrtiation, o . cit., pp, •129.
28 1bid., p. 338.
29 !bid., p. 342.
0 E.n 1u1 cnunc1a1c1 lmpor'-n&H 't'~lontcs, Luhmunn no lo rc1t11 t11nt11 Importan·

-~"'
386 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 387

cia a la diferenciación del Estado y la sociedad. Ya hemos visto que, al nivel de la teoría supuesto, Luhmann está consciente de la naturaleza todavía afgo excepcional de las políti-
política, considera que la distinción y el concepto del Estado es (hasta ahora) una parte cas del gobierno y de la oposición; en respuesta, ahora se ve obligado a considerar a los
irremplazable de la autoidentificación del subsistema político, a pesar de ser insostenible sistemas sin una oposición política como reversiones a un orden jerárquico del gobierno y
científicamente. Pero incluso en el nivel de la ciencia social, o más bien de su historia, de los gobernados, además de considerarlos insuficientemente diferenciados, lo que impli-
Luhmann ahora concede que la diferenciación del Estado y la sociedad representó un tem- ca por lo tanto que no son ni modernos ni democráticos. No obstante, para los sistemas
prano entendimiento de la diferenciación del sistema social, tanto desde el punto de vista políticos diferenciados, modernos, identifica el código constitutivo básico de la política con
del desarrollo de una economía diferenciada comó del de la delimitación del sistema polí- la democracia. Como consecuencia, implícitamente hace improcedentes todos los proble-
tico por la ley constitucional. Véase Political Theory, op. cit., p. 133 y nota 28. mas relativos a la existencia de más o menos democracia en nuestro tipo de sociedad.
44 Talcott Parsons, Politics and Social Structure, Nueva York, Free Press, 1969, pp. 208-209. Todos los proyectos de democratización se convierten para él necesariamente (y no sólo
45 !bid., pp. 209 y 240. empíricamente, como en muchos casos importantes) en esfuerzos por abolir el código de
46 !bid., pp. 214 y 334. gobierno y de oposición y por consiguiente, por definición, son proyectos no democrátl·
47 !bid., pp. 248-249. cos. (Véase "The Theory of Political Opposition" [1987], Political Theory, op. cit., pp. 167
48 Desafortunadamente, esto se presenta en forma ambigua en "The Political Aspect of y 174-175).
Social Structure and Process", Politics and Social Structure, op. cit., pp. 339-342. Sin embar- Este análisis está expuesto a una crítica inmanente. Afirma que el antiguo código go·
go, parecería que el esquema de cuatro partes presentado aquí es su palabra final, ya que bierno-gobernados no es remplazado, sino sólo suplido por el del gobierno-oposición. En
corresponde a la arquitectura general de su sistema. Tres de los cuatro subsistemas están este caso, el problema de la democracia al igual que el de la democratización puede
implicados en los procesos de "intercambio doble": la burocracia con la economía; el redefinirse en términos de la relación de los dos códigos, el tipo de equilibrio a que se ha
subsistema legitimador o constitucional con la cultura; y el subsistema integrativo o aso- llegado entre ellos y las condiciones bajo las cuales cada uno tiene primacía. Luhmann
ciativo con la comunidad societal. Esta simetría es fastidiosa porque todos los subsistemas ha podido hacer esto muy bien con los códigos que compiten entre sí de las organizaciones
del sistema de organización política tienen intercambios con la comunidad societal, como [véase Macht (Stuttgart, Enke, 1975), cap. m] y en el caso de su análisis de los ciclos oficia·
lo indica el sistema de tres partes de los derechos de membresía que Parsons adopta de les y no oficiales de la política en términos de normalidad-conflicto (véase Political Theory,
Marshall (civil: subsistema constitucional; político: subsistema asociacional; social: op. cit., pp. 48-50). La identificación de la democracia con la mera presencia del códl¡o
subsistema burocrático). gobierno-oposición, protege por lo tanto al código gobierno-gobernado de las críticas. Esta
49 Parsons, Politics and Social Structure, op. cit., p. 377. posición, al nivel de la teoría política, no apoya a una oposición política viable y es compa·
50 Differentiation, op. cit., p. 144. tibie con su "desaparición" de hecho, si no es que formal, documentada, por ejemplo, por
51 Planung, op. cit., p. 40. Kirchheimer. Luhmann admite esto {Political Theory, op. cit., p. 177).
52 !bid., pp. 39 y 44. Nosotros creemos que la viabilidad de la oposición, y por lo tanto de la democracia, 11
53 !bid., p. 35.
debe sólo a la superioridad del código gobierno-oposición respecto al de gobierno-gobema·
54 !bid., p. 40. dos. Esa superioridad, o incluso una relación verdaderamente equilibrada entre los do1
55 Véase Sozialtechnologie, op. cit., cap. u. códigos, depende del establecimiento de un tercer código, uno que Luhmann rechaza des·
56 Planung, op. cit., p. 42. de el principio: el de la política parlamentaria y no parlamentaria, el de la sociedad política
5 7 !bid., p. 43.
y la sociedad civil. Sin embargo, esta idea vuelve a penetrar subrepticiamente en su análisis
58 Differentiation, op. cit., pp. 114-115. en dos lugares. Primero, la imagen del "parásito" señala hacia el público como el beneficia·
59 Más recientemente, Luhmann ha redefinido la democracia de maneras que ya no rlo no intencional del conflicto entre el gobierno y la oposición. Excluido por el sistema de
permiten comprender la política en las sociedades soviéticas como una especie de gobier- pol!tica "formal" u "oficial", y confinado sólo a la política "ilusoria" de las elecciones, el
no democrático. Ahora entiende la democracia como idéntica a la versión política (o de los público "retorna subrepticiamente" en el nivel informal o no oficial debido a las oportunl·
partidos políticos, no está claro cuál de las dos) de la característica general de la au- dudes que presentan un gobierno que protege su posición y una oposición que busca ocu·
toobservación en los sistemas autoformativos, o como la codificación del subsistema pur el gobierno. Ambos implíci~¡;¡te hacen llamamientos al público fuera del sistema
político del sistema político en términos del partido en el poder (o gobierno) y de la opo- l'm·mal de toma de decisiones (Political Theory, op. cit., pp. 178-179). Segundo, el antagonls·'
sición. Las dos están relacionadas porque se considera la codificación binaria en térmi- mo real entre la oposición y el gobierno disminuye puesto que los dos elementos de un
nos del concepto de oposición (correctamente desde nuestro punto de vista) como el mé- NINtema bipolar, en vez de jerárquico, en realidad se presuponen uno al otro, e hipotética•
todo primario de promover la autoobservación en la política. Véase Political Theory, op. cit., mente siempre se pueden imaginar a sí mismos en el lugar del Otro. Pero Luhmann indica
p. 105, así como los caps. v, IX. [No profundizaremos en el hecho de que Luhmann es 111 tendencia a producir conflictos verbales e incluso ilusorios, la que interpreta como "una
incongruente, y que en otras partes describe la democracia como la autoobservación o forma de apertura por medio de la cual los intereses societales pueden ser asignados a
autoreflexión del subsistema público del sistema político (ibid., p. 51). En nuestra opinión, 111111 u otra parte" (Political Theory, p. 184). No se da cuenta de que a menos que los intereses
esta ambigüedad es una concesión a una teoría de la democracia más amplia que la suya; on realidad estén organizados y articulados por asociaciones y organizaciones fuera del
de hecho, en un contexto por lo menos, las dos concepciones que vinculan a las políticas 1l1lema político, y de que a menos que éstas -sin importar lo complejo de la forma en que
públicas y a las de partido parecen estar incluidas bajo el término de "democracia" (ibid., lo hagan- sean rearticuladas y agregadas en el sistema político, los conflictos de este llltl·
p. 125).] mo serán vistos como una mera representación, como mera "política" en el sentido negati·
Desde nuestro punto de vista, la nueva concepción de la democracia basada en la codi· vo del término, con unas consecuencias profundamente dañinas para el código de gobierno
ficación oposición-gobierno sigue siendo limitada e inadecuada para los fines de la teoría y oposición.
política, en el sentido en que Luhmann usa este término. La definición de la democracia en to Planung, op. cit., p. 44.
términos del gobierno y de la oposición tiende a perder su carácter específico especialmen- Al Vé111e JOrgen Habermaa, ltlmatlon Crisis, Boston, Beacon Press, 1975, p. 130. Su
te cuando se define al mismo par de conceptos como el código (en una forma poco posible, nftlca se enfoca en el problema la democratización de la planificación; nuestro proble·
en vista del código amigo-enemigo del totalitarismo moderno) de la polftlca moderna como 111n 01 la democratización de la 100 d civil y_de sus mediaciones.
tal: véase Ecological Communication, Chicago, Unlverslty of Chlca¡o Pre11, 1989, p. 86. Por o Planun1, op. cit., pp. 10·12 'I 21.

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388 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 389
63 !bid., p. 21. oficial a una mera representación. De hecho, el énfasis en el,papel de esta versión en los
64 !bid., p. 13. casos de conflicto representa una respuesta irónica, a la manera de Schmitt, a este último,
65 !bid., p. 20. quien afirmó la irrelevancia de las instituciones formales en las "emergencias".
2
66 !bid., p. 17. 9 J. Schumpeter, Capitalism, Socialism and Democracy, 3a ed., Nueva York, Harper
67 !bid., p. 26. & Row, 1947, pp. 291-292.
68 !bid., pp. 22-23. 93 T. H. Marshall, "Citizenship and Social Class'', Class, Citizenship and Social Development,
69 !bid., p. 27. Nueva York, Doubleday, 1964, pp. 71 y ss.
70 !bid., p. 28. En el contexto de su análisis menos sistemático (su "teoría política"), 94 Parsons, a diferencia de Marshall, no llama derechos a estos prerrequisitos sociales.
Luhmann usa en forma aún menos restringida las categorías de la sociedad civil fuera del 95 Talcott Parsons, Politics and Social Structure, Nueva York, Free Press, 1969, pp. 259-
sistema político propiamente dicho. En particular, las personas, la ley y la opinión pública 260; The System of Modern Societies, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-Hall, 1971,
(obsérvese la correspondencia con los tres dominios del mundo de vida de Habermas: la pp. 81-83.
personalidad, la sociedad y la cultura) son entendidas como formas "externalizadoras" de 96 Véase Parsons, The System of Modern Societies, op. cit., pp. 62-63; véanse también las
la resolución de problemas políticos fuera de la estructura del sistema político propiamen- páginas 92-94 para una discusión del componente cívico en términos de diferenciación en
te dicho. Véase Political Theory, pp. 60-62. vez de inclusión.
71 !bid., pp. 18-19. 97 Y esto en una época en que estaba bajo una considerable influencia de Parsons. Véase
72 !bid., p. 13. Niklas Luhmann, Grundrechte als Institution, Berlín, Duncker & Humblot, 1965, citado de
73 !bid., pp. 24-25. aquí en adelante como Grundrechte. Es cierto que no tuvo acceso a "Full Citizenship for the
74 Una posibilidad que Luhmann menciona en una ocasión respecto a las elecciones Negro American?" (reimpreso en Politics and Social Structure), publicado por Parsons en
(véase Legitimation, op. cit., p. 162). 1965, en el que introdujo la estructura de Marshall. Ya sea o no que conociera la concepción
75 Planung, op. cit., p. 26. de los derechos de Parsons, sus propias raíces en el positivismo legal lo dirigieron al proble·
76 Legitimation, op. cit., p. 158. ma de la diferenciación debido a una cuestión que era de poco interés para Parsons: la
77 !bid., p. 183. autolimitación de lo político por medio de la ley establecida políticamente. El problema de
78 !bid., p. 190. la inclusión, heredado de Marshall y Parsons, sí aparece en una obra posterior (Political
79 !bid., pp. 154 y 161. Theory, op. cit., pp. 34-37), pero en ella el concepto se interpreta limitadamente en término1
80 !bid., p. 200. del sistema político y no en términos de la comunidad societal o de sus equivalentes, lo que
81 !bid., p. 158. proporcionaría más membresía o ciudadanía social general. Y aunque Luhmann observa
82 !bid., p. 159. la transformación, en el contexto del desarrollo del Estado benefactor, de la semántica de la
83 !bid., p. 169. inclusión política que pasa de los beneficios a las exigencias, incluso esta percepción no
84 !bid., pp. 166-167. lo conduce a vincular el problema de la inclusión con el de los derechos. Evidentemente,
85 !bid., pp. 161-163. sólo relaciona la dimensión social de la ciudadanía de Marshall a la inclusión, y no a las
86 !bid., pp. 174 y 190. dimensiones civil y política.
87 !bid., pp. 183 y SS. 98 Grundrechte, p. 24.
88 Éstos incluyen la distinción implícita entre ''amigo" y "enemigo" en las interacciones; 99 Véase Günther Teubner, "Substantive and Reflexive Elements in Modern Law", Law
la negociación con importantes intereses sociales seleccionados; las relaciones personales and Society Review 17, núm. 2, 1983, pp. 239-301. Teubner indica la tensión entre las ten•
y de grupo; y la dependencia en una información administrada y presentada burocrá- dcncias inflacionarias que emanan de la función del sistema político de producir decislo·
ticamente. 11cs obligatorias y la necesidad de administrar las complicadas relaciones insumo-producto
89 Legitimation, op. cit., p. 194. con otros subsistemas. En este argumento, la reflexión es la que resuelve la tensión y da
90 !bid., p. 190. origen a la autolimitación. Justo esta autolimitación, creemos, es la que representa el lado
91 En un texto posterior (Political Theory, op. cit., pp. 48-50), las versiones oficial y no r.olftico de la creación de derec~n punto que Luhmann todavía no presentaba en 1965~
oficial de los procesos políticos modernos son presentadas en términos de dos dinámicas En nuestra opinión, los derechos fundamentales son los mejores ejemplos de la ley reflexl~
cíclicas alternativas. En el ciclo "oficial", el público influye en los partidos políticos a través vu (Teubner) o de la ley como institución (Habermas).
de las elecciones, los partidos establecen los límites y las prioridades para las decisiones 100 Grundrechte, op. cit., p. 23.
administrativas mediante medios legislativos y de otra clase, la administración somete al 101 !bid., pp. 43 y 182-183.
público a sus decisiones obligatorias y así sucesivamente. En el ciclo "no oficial" o "contra- 102 !bid., pp. 24 y 41.
rio", la administración elabora los proyectos de ley para los partidos parlamentarios, los I03 !bid., p. 36.

partidos influyen en el voto del electorado y el público influye en la administración "por 104 !bid., p. 63.
medio de varios canales, como los grupos de interés y solicitudes emotivas". Luhmann 105 /bid., p. 73.
sigue afirmando que el modelo no oficial (que en esta versión implica a la "sociedad civil" 106 /bid., p. 76.
en la política, aunque limitada a formas corporativistas y populistas) predomina en los 101 /bid., p. 75 y en especial la nota 60.
casos normales. Pero ahora argumenta que el modelo oficial, que se basa en la "autoridad 108 /bid., p. 81.
regulada legalmente" predomina en los casos de conflicto. Según nosotros, esta última 109 /bid., p. 96, respecto a la protección del matrimonio basado en el amor, amenazado
eventualidad implicaría al público en su peculiar rol mediador, como una institución tanto por la familia, no por el Estado.
de la sociedad civil como política. De acuerdo con Luhmann, hay un equilibrio entre los dos
ciclos que lentamente se desplaza hacia el modelo informal o no oficial. Esta tesis vincula
110
111
/bid.,
Jbid., pp. 95 y 99.
p. 107. ~- _ /
a Luhmann con la crítica que hace Schmitt del parlamentarismo, aunque en una forma IU /bid., p. 115.
menos fuerte que en el caso de su concepción anterior, que tendía a reducir 111 versión l IJ /bid., p. 126.
390 LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL LA CRÍTICA DE LA TEORÍA DE SISTEMAS 391
114 Differentiation, op. cit., pp. 212-213. un retroceso hacia exactamente esta actitud representaría el,aprendizaje. Sólo es posible
115 En 1965, Luhmann todavía no sostenía esta posición tan claramente (véase Grund-
responderle si se puede demostrar que una relación posconvencional con las normas es
rechte, op. cit., p. 113, nota 13) como lo hizo en su ensayo de 1970, "Wirtschaft als soziales compatible con una estructura normativa (contraria a los hechos). Parece que, por lo me-
System", Differentiation, op. cit., pp. 190-225. nos para Habermas, la tendencia contraria a los hechos persiste en el nivel de las condicio-
116 Grundrechte, op. cit., p. 115; Differentiation, op. cit., pp. 201y210-211.
nes ideales del discurso, que no deben ser identificadas con los procesos empíricos para
111 Grundrechte, op. cit., p. 115.
llegar a un entendimiento, que no obstante las presuponen (véase el cap. VIII).
118 /bid., pp. 138 y SS, 151 y SS. 133 Sociology of Law, op. cit., pp. 38-40.
119 !bid., p. 149. 134 /bid., pp. 49 y SS.
120 !bid., pp. 140-144. 135 !bid., pp. 51-52.
121 !bid., p. 99. Su obra posterior parece dejar abierta la posibilidad de que se empleen 136 !bid., pp. 78-79 y 84-85.
ambos modelos de diferenciación, uno al nivel de la ciencia de la política y el otro al nivel de 137 !bid., p. 138.
la teoría política (véase Political Theory, op. cit., p. 109 y la nota 100, y la p. 133, nota 28). 138 Differentiation, op. cit., p. 95.
Véase también la nota 38 de este capítulo para la distinción entre los dos tipos de teoría, una 139
Quasimedium porque en Sociology of Law, op. cit., pp. 167-168, Luhmann en realidad
de las cuales interroga a los participantes relevantes e interviene en la política observando nunca asigna el papel de traducir la selectividad o las decisiones selectivas al procedimien-
y criticándola desde dentro, en tanto que la otra observa científicamente a esta esfera desde to, y menciona sólo "la selección de decisiones colectivamente obligatorias". En realidad,
afuera (incluso su autoobservación). su principal obra sobre la sociología de la ley nunca trata a la ley directamente como un
122 Se presenta este argumento para el sistema legal como un todo en el ensayo de 1976,
medio y por lo tanto es ambigua sobre el status de la ley como un subsistema de la sociedad.
"The Autonomy of the Legal System", Differentiation, op. cit., pp. 128-129. Además, se im- Obras posteriores son más claras sobre este tema, En la concepción de la ley como un
plica fuertemente que el fin de la autonomía del sistema legal -por ejemplo, si la ley se subsistema autoformativo, autorreferencial, cerrado normativamente y abierto cognitiva.
convierte en una especificación de la política (p. 127)- tendría consecuencias desdife- mente, por lo menos se afirma su igualdad plena con otros subsistemas autónomos. Véase,
renciadoras para la sociedad como un todo (p. 130). por ejemplo, el capítulo sobre la ley en Ecological Communication. Su obra Political Theory,
123 Sociology of Law, op. cit., p. 17.
op. cit., pp. 82 y ss, es única, sin embargo, porque trata a la ley como un medio, totalmente
124 Niklas Luhmann, "Normen in soziologischer Perspektive", Soziale Welt, vol. 8, núm. 20, paralelo al dinero.
1969, p. 40, de aquí en adelante citado como "Normen". 140 Sociology of Law, op. cit., p. 160.
125 !bid., pp. 47-48, por ejemplo, Luhmann frecuentemente usa un concepto de la vida 141 Differentiation, op. cit., p. 104.
cotidiana o del mundo de la vida para indicar los papeles, en la interacción, de estructuras 142 !bid., pp. 122 y 132.
que no están incluidas en los subsistemas diferenciados. Es a este nivel que repetidamente 143 Sociology of Law, op. cit., p. 188.
ubica la mayor parte de la experiencia y expectativa normativas. Infortunadamente, la rela- 144 !bid., p. 187.
ción del mundo de la vida con el sistema no es aclarada en su modelo y el uso parece 145 Differentiation, op. cit., p. 132.
incongruente respecto a su modelo sistema/ambiente de los sistemas y subsistemas socia- 146 Niklas Luhmann, "The Self-Reproduction of Law and Its Limits", en G. Teubner
les. Cf. Sociology of Law, p. 47. (cd.), Dilemmas of Law in the Welfare State, Berlín, de Gruyter, 1986, p. 113.
126 "Normen", p. 37; Sociology of Law, p. 33. A diferencia de Foucault, Luhmann distin- 147 !bid., pp. 113 y 124.
gue entre "norma" y "normalización". La normalización representa una estructura no dife- 148 "Normen", op. cit., p. 47.
renciada prenormativa de expectativas, que no implica ningún esfuerzo por retornar a la 149 Sociology of Law, op. cit., pp. 161-162 y 182.
conformidad a lo que se "desvía" de la misma, cuya conducta no se entiende como "seria", 150 !bid., pp. 182-183. .
"libre" o "interesada". La normalización está dirigida a las condiciones en vez de a las accio- l51 "Normen", op. cit., pp. 46-47. Es interesante que la concepción de Luhmann, en la
nes y no implica ninguna creación de estándares "universales" (Sociology of Law, op. cit., que la orientación normativa (contra los hechos) de los jueces representa la única garantía
pp. 36-37). de la reproducción de la ley como un sistema normativo, se parezca a la insistencia de H. L.
· 121 Sociology of Law, op. cit., pp. 77-80. Ésta es nuestra interpretación, a un nivel inferior
A_. Hart de que en un orden le~os jueces (o los "funcionarios") deben ser capaces de
de abstracción, de la propia definición que hace Luhmann de la ley como "expectativas de tomar una perspectiva interna-evaluadora (en vez de sólo observacional) respecto a la val!;'
conducta normativa generalizadas congruentemente", p. 77. dez de las leyes. Pero las diferencias entre Hart y Luhmann son incluso más reveladoras,
128 "Normen", op. cit., p. 30-31; Sociology of Law, op. cit., pp. 24 y ss.
porque para el primero la división de la población en funcionados y todos los demás repre·
129 "Normen", op. cit., p. 32; Sociology of Law, op. cit., p. 27.
1cnta un caso límite casi patológico de lo que aún constituye un orden legal. En cualquier
130 Sociology of Law, op. cit., p. 26.
•ocledad "sana", nos dice Hart, muchas personas ordinarias ("normalmente [... ] la mayoría
131 "Normen", op. cit., pp. 33 y ss; Sociology of Law, op. cit., pp. 29 y ss.
de la sociedad") regularmente asumen la perspectiva interna, aunque debe suponerse que
132 "Normen", op. cit., pp. 33; Sociology of Law, op. cit., pp. 30-31. Es crucial, al igual que
hay algunos que simplemente desean observar si se siguen o no ciertas leyes y si se las
posible, refutar la premisa de Luhmann de que el aprendizaje normativo es una contradic· l111cen cumplir, para actuar de conformidad con lo que observen. Véase H. L. A. Hart, The
ción de términos (véase el cap. IX). En particular, la noción de la creación o revisión Cmrcept of Law, Oxford, Oxford University Press, 1961, pp. 86-88 y 113. Debemos indicar
comunicativa de las normas, marginalizada por Luhmann, es un indicio de la dirección que que el significado de la perspectiva interna en Hart no se reduce, como sucede en Luhmann,
podría tomar esta demostración. Vinculada a la idea de la comunicación crítica sobre las a una renuencia más o menos convencional a aprender con el fin de mantener normas
normas, la noción de contrafactualidad puede ser utilizada en lo que se refiere al aprendi· contrarias a los hechos, sino que se expresa en términos de una actitud crítica-evaluadora
zaje por medio del modelo de desarrollo moral de Piaget-Kohlberg-Habermas. El propio " que Implica una actitud reflexiva, poaconvencional. Sin duda, ambos significados e incluso
modelo que propone Luhmann de un estilo normativo de expectativa es identificado sólo 1u combinación son po1lble1 ~-el c:a10 de juicios de la validez legal.
con una actitud tradicional o convencional hacia las normas. Paradójicamente, como lo 152 Sociology of Law, op. cit., ~201.
muestra el modelo ontogenético basado empíricamente de Kohlberg, una actitud cognitiva IU /bid., p. 202.
hacia las normas representa el menor nivel de desarrollo normativo. Para Luhmann, sólo 154 Luhmann, "The Self.lltprocluOttotuLLaw", op. cit., p. 113 .
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VIII. LA ÉTICA DEL DISCURSO
Y LA SOCIEDAD CIVIL

TENEMOS ante nosotros dos topoi teóricos: la sociedad civil moderna y la


ética del discurso. La primera evoca el tema clásico del liberalismo: el término
"sociedad civil" hoy en día nos trae a la mente los derechos a la vida priva-
da, a la propiedad, a la publicidad (la libertad de expresión y de asociación)
y a la igualdad ante la ley. La segunda, con su énfasis en la participación igu11- A.
litaria de todos los interesados en las discusiones públicas de las normas ~
políticas que son cuestionadas, se refiere bbviamente a los principios de la
democracia. La moda actual en la teoría política es (una vez más) conside-
rar al liberalismo y a la democracia como fundamentalmente antitéticos.
Los defensores de los postulados centrales del liberalismo clásico tienden a
ver a la democracia (con su énfasis en el gobierno y en la participación de la
mayoría), como algo ilusorio o, incluso peor, peligroso para las libertades
que ya existen, a menos que se le controle o restrinja de una manera conve·
niente. 1 Los defensores de la democracia directa o radical, por otra parte,
han llegado a estigmatizar a la propia tradición liberal como el principal
Impedimento para lograr una sociedad participativa democrática. 2 No obs·
lante, afirmamos que la posibilidad de cada una depende de su íntima rela·
ción conceptual y normativa con la otra. Aún más, suponemos que la defen·
sa y expansión de las libertades adquiridas se apoya en la democratización
adicional de las instituciones de la sociedad civil moderna y en su obten·
ción de mayor influencia sobre la forma de organización política. Demos·
lraremos esta tesis estudiM:BElo los conceptos de legitimidad democrática y
é.lc derechos básicos en el marco de la teoría de la ética del discurso y esta:.
blcciendo la conexión de ambos con una concepción coherente de una so-
ciedad civil moderna, potencialmente democrática·.
Afortunadamente, no estamos hablando en el vacío. La conexión entre
los dos principios ha sido hecha por muchos actores colectivos contem·
poráneos en Occidente y en el Este que han incluido el proyecto de la
defensa y/o democratización de la sociedad civil en sus agendas polfticas. 3 IS
Por "sociedad civil", estos actores tienen en mento el modelo normativo ·\!.
de un campo societal diferente del Estado y la economía, y que tiene los
11l¡¡ulcntes componentes:

1. pluralidad: familias, pos informaloa y 1aocl1oion11 voluntaria• cu· ~


yas pluralidad y a u tono iten una var114acl dt form11 d1 vida:
395 \•)''p

,¡¡n·tt eser 11~·••


396 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 397
2. publicidad: instituciones de cultura y comunicación; consideramos primero el dominio que constituye'propiamente el objeto
3. vida privada: un dominio del autodesarrollo y elección moral del in- de la teoría. Luego argumentamos que, cuando se le reinterpreta adecuada-
dividuo; y mente, la ética del discurso evita las implicaciones autoritarias. Para presen-
4. legalidad: estructuras de leyes generales y derechos básicos que son tar este punto remplazamos los "intereses generalizables" con la "identidad
necesarias para demarcar la pluralidad, la vida privada y la publici- colectiva racional" como el referente sustantivo legítimo de los procedi-
dad al menos en lo que se refiere aÍ Estado y, tendencialmente, la mientos discursivos formales. En seguida nos concentramos en la rela-
economía. Juntas, estas estructuras aseguran la existencia insti- ción de la ética del discurso con las formas de vida concretas (Sittlichkeit),
tucional de una sociedad civil moderna diferenciada. Continuamos argumentando que aunque no se derive un solo modelo de
la vida buena a partir de la ética del discurso, esto no significa que la teo-
El redescubrimiento de los componentes clave de la sociedad civil por ría tenga un defecto institucional imposible de resolver. Es en este contex-
los actores colectivos contemporáneos, sin embargo, no implica por sí solo to en el que la categoría de sociedad civil nos permite unir una pluralidad
su justificación normativa. Los proyectos de los movimientos sociales di- de formas de vida con un modelo político que implica la institucionaliza-
fícilmente se validan a sí mismos. Además, los ideales normativos de la ción de los discursos. Específicamente, relacionamos la ética del discurso
sociedad civil no carecen de críticos. Como hemos visto, Hannah Arendt y y la sociedad civil moderna por medio <l'e las categorías de legitimidad
Michel Foucault han presentado cada uno de ellos poderosos argumentos democrática y derechos básicos. Finalmente, trataremos de mostrar que
que atacan esas pretensiones. 4 Para Arendt, la diferenciación de un cam- nuestra reinterpretación de la ética del discurso tiene como horizonte utópi-
po social distinto del Estado fue el principio de una ominosa despolitización co lo que llamaremos una "pluralidad de democracias".
de la sociedad, que condujo al colapso de la frontera entre lo público y lo
privado y a la emergencia tanto de la sociedad de masas como del totalita-
rismo. Para Foucault, las mismas normas de la sociedad civil constituye- EL DOMINIO QUE ES OBJETO DE LA ÉTICA DEL DISCURSO
ron sólo el apoyo visible de disciplinas sociales y microtecnologías menos
obvias que se combinan en un nuevo sistema de servidumbre en el que no La estructura básica de la ética del discurso consta de dos dimensiones. 6 La
hay líneas de separación. Debemos recordar, además, que el joven Marx primera especifica las condiciones de posibilidad de llegar a un acuerdo
-el precursor de estos puntos de vista- presentó poderosos argumen- racional legítimo; la segunda especifica los contenidos posibles (a un ni-
tos para equiparar a la sociedad civil con la burguesa y a la separación del vel formal) de ese acuerdo. 7 Un procedimiento legítimo o racional para
Estado y de la sociedad con la enajenación política. 5 Si se quiere respon- llegar a un acuerdo ha sido definido por Habermas como la metanorma
der a ésta y otras críticas de las normas de la sociedad civil, deberá ha- que prescribe el único procedimiento válido para fundamentar o justifi-
cerse sobre las bases de una filosofía política práctica nueva, comprensiva car las normas de acción. 8 No se supone que alguna norma sea válida desde
y justificable. Lo que nosotros sostenemos es que la ética del discur- cJ principio -sólo el pro~iento para validar las normas puede hacer
so, reinterpretada adecuadamente, es el mejor candidato para lograr esta ' que esa pretensión sea legítima-. Según Habermas, una norma de ac-)
tarea. ción tiene validez sólo si todos aquellos que posiblemente se vean afecta-
Es cierto que la teoría de la ética del discurso también tiene sus dificul- dos por ella (y por los efectos secundarios de su aplicación) llegan, como
tades. Primero, hay algún problema respecto a si su campo de aplicación participantes en un discurso práctico, a un acuerdo (motivado racional-
7'l es la moral, la política o ambas. Segundo, se ha argumentado que la teoría mente) de que esa norma puede ser puesta en vigencia y permanecer en
7 tiene implicaciones autoritarias. Tercero, no es seguro que la ética del vigencia. 9 Sin embargo, lo que se debe entender como un acuerdo motiva-
discurso pueda hacer afirmaciones universales genuinas sin prescribir una do racionalmente tiene precondiciones muy exigentes. Con el fin de que
forma particular de vida. Finalmente, la relación de la ética del discurso todos los afectados tengan una "igualdad efectiva de oportunidades para
con las instituciones democráticas y liberales nunca ha sido estudiada usumir papeles en el diálogo", debe haber un reconocimiento mutuo y
satisfactoriamente. recfproco, sin limitacio es, de cada uno por todos como sujetos raciona-
Esperamos mostrar que es posible articular respuestas viables a todos les, autónomos, cuyas pr tensiones serán reconocidas si se las apoya con
estos problemas. Lo haremos en cinco pasos. Empezando con una discu- urgumentos válldos. 10 Por ara que el diálogo sea capaz de producir
sión de la versión más detallada de Habermas sobre la ética del discurso, resultados válldo1debo11r un comunicativo del todo público, no

·ras··.\.
398 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 399

limitado por la fuerza política o económica. También debe ser público en derivan de una verdad monológicamente obteniNe, así como de la mayo-
términos de acceso: cualquier persona capaz de hablar o de actuar, que se ría de las tradiciones de la teoría del contrato (que postulan un modelo
vea afectada potencialmente por las normas de que se trate, debe ser capaz discursivo sólo en términos de un mito de orígenes). Sólo un discurso
de participar en la discusión en términos iguales. Además, los participan- práctico, real, en el que participen cooperativamente todos los participan·
tes deben ser capaces de modificar el nivel del discurso para estar en posi- tes potencialmente afectados por las normas que se están discutiendo,
ción de desafiar las normas tradicionales que puedan presuponerse táci- puede conducir a un consenso racional sobre su validez, porque sólo bajo
tamente.11 En otras palabras, nada puede o debe ser tabú para el discurso esas condiciones podemos ver que nosotros -juntos y no en forma pri-
racional -ni los dominios del poder, ni de la riqueza, ni de la tradición o vada- estamos convencidos de algo. Las metanormas de la ética del dis-
de la autoridad-. En resumen, los principios procesales que subyacen en la curso son, por lo tanto, peculiares en el sentido de que sus implicaciones
posibilidad de llegar a un consenso racional sobre la validez de una nor- normativas sólo están disponibles en los contextos del diálogo real.
ma implican simetría, reciprocidad, y re-flexividad. 12 De conformidad con lo anterior, Habermas ha reformulado el imperati·
Estos rasgos constituyen una "situación ideal de habla" en que las preten- vo categórico kantiano siguiendo líneas compatibles con las reglas proce·
siones de validez que se presentan implícitamente en cualquier acto de co- sales del argumento:
municación pueden ser rescatadas discursivamente. Sin embargo, hay que
decir desde el principio que no se debe confundir una teoría de la legitimidad En vez de prescribir a todos los demás como válida una máxima que yo quiero
con una teoría de la organización. Si consideramos el concepto, muy discu- que sea una ley general, tengo que ofrecer mi máxima a todos con el propósito ,
tido, "de la situación ideal de habla" como un conjunto de criterios (meta- de comprobar discursivamente su pretensión de universalidad. El énfasis H
normas) que le permiten a uno distinguir entre normas legítimas e ile- desplaza de lo que cada uno puede desear sin contradicción que sea una ley
gítimas, podemos evitar la confusión causada por interpretaciones que general, a lo que todos pueden desear, puestos de acuerdo, que sea una norma
identifican las reglas formales de la expresión o discurso argumentativo universal. 15
como una utopía concreta. La "situación ideal de habla" se refiere sólo a
las reglas que tendrán que seguir los participantes si quieren un acuerdo Sin embargo, la idea de un consenso racional implica más que la parti·
motivado únicamente por la fuerza del mejor argumento. Si no se satisfa- cipación de hecho de toda persona afectada en la discusión relevante.
cen estas condiciones -por ejemplo, si los actores en un debate no tienen Además de un proceso de formación de voluntad consensual, nuestra afh..
oportunidades iguales para hablar o par'a poner en duda los supuestos; si mación de que una norma es legítima significa que consideramos que ea
están sujetos a la fuerza y a la manipulación-, entonces los participantes correcta y no sólo algo que puede ser conformado por nuestra voluntad
no están tomando todos los demás argumentos seriamente como argumen- colectiva. Habermas insiste en que la ética del discurso, al igual que toda
tos y, por lo tanto, no están participando en realidad en la expresión argu- ética cognitiva, supone que las pretensiones de validez normativa tienen
mentativa. .!Significado cognitivo y ~ueden ser manejadas, con ciertos ajustes, CO•
Claramente, no todos los procesos para llegar a un acuerdo satisfacen mo pretensiones de verdad cognitiva. 16 El que una comunidad reconozca
esas condiciones. Habermas (y Karl-Otto Apel) distingue repetidas veces de hecho una norma, meramente indica que la norma puede ser válida. Su
entre consenso "racional" y "empírico". La mayoría de los procesos de validez sólo se puede determinar si utilizamos uri "principio puente" que
formación del consenso son "sólo empíricos" .13 Las normas del discurso establece una conexión entre el proceso de formación de la voluntad y los
que son fuente de validez no son producidas por acuerdos; más bien, son criterios para juzgar la aceptabilidad de una norma particular. El juicio
las condiciones de posibilidad de los acuerdos válidos. Los resultados de Clnparteilichkeit debe complementar a la Unbeinflussbarkeit de la forma·
los acuerdos reales sólo tienen validez normativa en la medida en que son clón de la voluntad colectiva. 17
congruentes con las metanormas. Por otra parte (y algunos piensan que Al elaborar este segundo aspecto de la ética del discurso, Habermas
paradójicamente), Habermas insiste en un diálogo real en vez de virtual trata la dimensión del contenido a que se aludió antes. Esto nos lleva al
porque sólo un discurso que realmente sea realizado permite el intercam- 11cgundo aspecto de la tica del discurso: el contenido formal de los acuer-
bio de papeles de cada uno con todo actor y por lo tanto una verdadera dos. Habermas sostiene gue para ser objetivas (unpart•IUch), racionales y
universalización de la perspectiva, que no excluye a nadie. 14 De esa mane- lc¡¡ftlmas, las normas de ción en las que estamos de acuerdo deben ex·
ra se distingue de todos los enfoques que suponen que los acuerdos se presar un inter~a ¡eneraUza :18 a norma v'ltda debo 11tl1f1c1r la 11·
400 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 401

guiente condición: "Todos los afectados pueden aceptar las consecuen- un esfuerzo por emplear los aportes de la teoría' ética deontológica, ante
cias y los efectos laterales que se anticipa tendrá su cumplimiento general todo contra el positivismo legal y el realismo legal, así como contra la teo-
para la satisfacción de los intereses de todos (y estas consecuencias son ría de sistemas del tipo de la de Luhmann. En resumen, la tarea es mos-
preferibles a las de posibilidades alternativas de regulación)". 19 Este "prin- trar que existe un componente de legalidad y de política al que es posible
cipio de universalización" requiere de ,discursos reales para que los afec- defender normativa y racionalmente que, independientemente de las san-
tados puedan discernir aquello en lo que todos pueden estar de acuerdo ciones o de los motivos empíricos, explica la dimensión obligatoria de las
en reconocer como norma universal. normas legales y la legitimidad de un sistema sociopolítico.
Hasta ahora, sencillamente hemos resumido la formulación de Haber- No obstante, diferenciar entre una teoría moral general y una teoría de
mas de la ética del discurso. No obstante, como varios críticos han indica- la legitimidad política, nos deja con una pregunta clave: ¿cómo se deberá
do recientemente, el status o dominio objeto de la teoría no está claro. 20 establecer el límite entre las dos? No basta decir que la moralidad supone
Por una parte, Habermas claramente considera que la suya es una teoría las reflexiones individuales de una conciencia moral mientras que la jus-
moral universalista en la tradición de Kant. Por la otra, también presenta ticia se refiere a las normas sociales y requiere un diálogo real, porque
la ética del discurso como el núcleo de una teoría de legitimidad demo- tanto la moralidad como la legalidad están relacionadas con las normas
crática y como el punto central de una concepción universalista de los societales y el problema que estamos tratando es precisamente el de saber
derechos humanos que proporciona alternativas a las teorías tradiciona- hasta dónde llega la ley respecto a estas normas. Tampoco son convincen·
les y neocontractuales. Para complicar aún más las cosas, Habermas ha tes aquellos esfuerzos que tratan de establecer una frontera entre las dos
argumentado que, como principio de legitimidad, la ética del discurso designando ciertas esferas de la vida como privadas por definición y, por '
puede resolver la aparente separación entre legalidad y moralidad al reve- consiguiente, fuera del campo de la ley, y a otras como públicas y por lo
lar la ética política que subyace a la ley. 21 Su finalidad es explicar la rela- tanto abiertas a la regulación legal-normativa. En nuestra opinión, este
ción entre moralidad y legalidad de una manera que -a diferencia de los enfoque no puede funcionar, porque el entendimiento que tiene una SO•
enfoques marxistas, que buscan abolir la distinción entre las dos- presu- cicdad de los acuerdos institucionales y de las relaciones que deben esta•
pone su diferenciación y, a pesar de todo, ajusta la ley formal a principios blccerse más allá de la justicia y dejarse al juicio individual cambia con el
morales. Entonces, la primera pregunta es, ¿cuál es exactamente el domi- transcurso del tiempo. Además, la designación de "privado" respecto a las
nio objeto de la ética del discurso? ¿Es una teoría de la moralidad o una instituciones y a las relaciones, no las exime de satisfacer las demandas de
teoría de la legitimidad política? ¿Puede ser ambas? justicia sino que, más bien, implica una forma diferente de regulación
Nuestra intención es defender la ética del discurso como una ética polí- legal-normativa. 23 No es posible razonar a partir de una metáfora o divi·
tica y como una teoría de la legitimidad democrática y de los derechos bási- sión espacial entre las instituciones para establecer el límite entre lo pri·
cos. Sostenemos que proporciona un estándar con el cual podemos poner vado y lo público, entre lo que debe dejarse a la elección moral o al juicio
a prueba la legitimidad de las normas sociopolíticas. Términos como "diálo- . personal de los individu""'.lo que debe ser regulado legalmente. En cam·
go público", "intereses generales", "todos los afectados" y "normas sociales" bio, debemos partir del supuesto de que la vida privada le da al individuo
de hecho recuerdan las categorías de la filosofía política. La teoría se sobre- ciertas capacidades (como un sujeto moral autónomo), respecto a ciertas
carga innecesariamente cuando es presentada como algo más que esto. En elecciones (las que tienen que ver con las necesidádes de identidad) y den·
realidad, las dos objeciones más significativas que se han presentado con- tro del marco de ciertas relaciones (amistad, intimidad) que debemos estar
tra la capacidad de la ética del discurso para servir como una teoría moral dispuestos a analizar y a dar argumentos para defender. De hecho, las
se enfocan en aquellas dimensiones que la convierten en candidata posible "esferas" privada (e incluso la íntima) siempre han sido constituidas y
para una teoría de la legitimidad democrática, esto es, el principio re- reguladas por la ley, incluso cuando lo que es constituido incluya un domi·
for-mulado de la universalización y el requerimiento de un diálogo real. 22 nlo de juicio autónomo que puede entrar en conflicto con la ley. Así, insis·
Queremos poner entre paréntesis la pregunta de qué teoría general funcio- timos en retener la distinción analítica entre dominio de reflexión o juicio
na mejor en el campo del juicio moral autónomo. Creemos que, a pesar de moral autónomo y do inio de normas legales, pero rechazamos cual·
todo, es posible defender la ética del discurso como una ética política sin quier esfuerzo por est lecer una correspondencia de uno a uno entre
que sea necesario comprometerse con una filosofía moral específica. 01ta distinción y las e1f11r do la vida o el conjunto de instituciones, Más
Esto significa que construimos el proyecto de la ética del discurso como bien, la ley debe ser autoUm pecto a los juicios autónomo• do 101

.,¡¡¿-ert,,,
402 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 403

individuos, siempre que esto no implique la violación de los principios conducta prudente ante la posibilidad de sanciohes. Incluso dentro del
básicos de justicia. Los derechos de privacidad operan precisamente de es- positivismo legal (H. L. A. Hart), esos resultados extremos son rechazados
ta manera, aunque, por supuesto, está abierto a debate y revisión cuáles con- a menudo y ya se han refutado decisivamente las ideas que consideran a
tenidos caen dentro de la protección de un derecho a la vida privada. la ley como un mandato y a la obligación como un cálculo. No obstante, es
Desde el otro punto de vista, nuestra interpretación de la ética del difícil ver de qué manera una concepción de la ley como un sistema cuyos
discurso como una teoría de la legitimidad democrática y de los dere- términos puramente legales sólo necesitan estar relacionados entre sí y
chos básicos presupone la percepción sociológica que se refiere a la "posi- satisfacer únicamente las exigencias de congruencia (Kelsen) o de validez
tivización" de la ley y la correspondiente separación entre las esferas de en términos de un orden legal "secundario" (Hart), puede llevar a algo
la legalidad y de la moralidad. No obstante, nuestra versión de la teoría parecido a una ética política genuina capaz de fundamentar la legitimi-
rechaza el punto de vista de que la desnormativización total de la políti- dad legal o política. Esto es aún más difícil de ver en el caso de la opinión
ca o de la ley y la despolitización de la moralidad son las consecuencias que reduce la ley a predicciones sociológicas de lo que los tribunales, legis-
inevitables de este proceso. ¿Cómo puede resolverse esta aparente pa- laturas, comunidades y funcionarios políticos u otros detentadores del po-
radoja? der desearán hacer cumplir mediante sanciones (realismo legal; algunas
Está claro que la opinión de Habermas (y la nuestra) es que el desarro- versiones de los estudios legales críticos):
llo de una moralidad universalista autónoma, así como la emergencia de En su debate con Weber y Luhmann respecto a los fundamentos de la
un sistema de ley positiva formal (diferenciado) debe verse como un in- dominación legal-racional, Habermas repetidamente ha indicado la im·
menso progreso histórico. Además, estos desarrollos están vinculados con posibilidad de derivar la legitimidad de un sistema legal moderno como
la emergencia de concepciones específicamente modernas de la democra- un todo únicamente de la formalidad y naturaleza sistemática de los pro·
cia y de los derechos, que representan las condiciones constitutivas de cedimientos legales. 26 La ley como autoridad legítima se basa en fuentes
una versión moderna de la sociedad civil. Sin embargo, hay otro aspecto cxtralegales de justificación. Las referencias a las constituciones como la
en este proceso: la separación de las normas legales positivas del campo fuente última de autoridad, al menos por parte de los estados formalmen·
de la moralidad privada con base en los principios que acompañaron la le democráticos, implican que la legitimidad de la ley en última instancia
emergencia de los estados constitucionales y de las economías de merca- depende de los principios de la democracia y de los derechos. básicos -in·
do capitalistas supone un conflicto potencial entre la lealtad del ciudadano corporados en las constituciones y en los procesos democráticos que su pues·
a las reglas abstractas del sistema legal (que sólo son válidas para el área lumente están detrás del desarrollo de las constituciones-. Los principios
"pacificada" por un Estado particular) y el "cosmopolitismo del ser huma- de la legitimidad democrática y de los derechos básicos subyacen a la au·
no", cuya moralidad personal presenta exigencias generales. 24 Aún más loridad de la ley. Sin embargo, ya no es posible defender estos principios
importante es que desde la decadencia de las teorías de la ley natural como algo sagrado, "como verdades autoevidentes", como lo fueron en las
modernas y el ascenso del positivismo legal, la afirmación de que las leyes t.corías del derecho natu~-'en las teorías republicanas de la virtud cM·
tienen un contenido normativo más allá de lo correcto de los procedimien- ' cu. La tarea de la ética del discurso es proporcionar un equivalente contern.:
tos legislativos y legales adecuados, que obligan a su cumplimiento inde- poráneo de esas teorías a la vez que evitar sus presuposiciones. Por lo
pendientemente de las sanciones relevantes, ha sido puesta en duda repe- lunto, los principios de democracia a los que justifica no deben verse como
tidas veces. La diferenciación entre legalidad y moralidad ha implicado "lgo dado por una sola vez y para siempre, sino como los resultados de un
tanto la separación de la política de la vida diaria de los ciudadanos como proceso comunicativo original repetible que asegura la generalidad de no11-
· la desnormativización de la propia legalidad, al menos según una buena mas admisibles y la reivindicación discursiva de las pretensiones de validez
parte de la teoría legal desde el siglo XIX. 25 con las que se presentan.
Además, cuando se entiende la ley como la voluntad o mandato del Nosotros proponemos definir la legalidad en términos de la antigua
soberano (Hobbes, Austin) y cuando se declara que las constituciones y referencia a las sanciones formales que invocan potencialmente los po·
derechos fundamentales son sólo casos especiales de la ley positiva, los re- ucrcs ejecutivo y judicia~ del Estado moderno en favor de las normas váli-
sultados van más lejos que la separación de la moralidad y la ley. En efec· Jas. No es posible recur"r a las reglas morales para ejecutar ese cumpli·
to, el positivismo legal anuncia la desnormativización de la ley, su transfo11- miento. En consecuencia~.ªa ddttttccaa ddcel discurso tal como la vemos, se
mación en una clase de hechos empíricos. La obligación se convierte en aplicaría al sistema poUtlco fiotal-eómo un todo, así como a complejos

El
404 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 405
particulares de normas legales que dependen tanto de las sanciones como dades de identidad de los individuos o grupos. Una mayoría podría tratar
de la interpretación y obediencia de las personas de que se trata. En pri- de regular legalmente áreas de la toma de decisiones que previamente
mera instancia, reinterpretamos la ética del discurso como un principio habían sido consideradas privadas y que una minoría no desea someter a
de legitimidad democrática. En segunda, como parte de una teoría de los de- esa regulación. La objeción consciente y la desobediencia civil son opcio·
rechos básicos que puede ser institucionalizada. Como lo mostraremos, nes legítimas desde el punto de vista moral. Debe respetárseles como es·
estas dos dimensiones del discurso ético implican un espacio de juicio fuerzos por reconocer públicamente fronteras establecidas a la vez que
moral autónomo que está más allá de su alcance, pero que, a pesar de to- tratan de hacerlas a un lado o cambiarlas desde el punto de vista de una
do, es su presuposición y debe ser garantizado por los derechos básicos. preocupación inusualmente intensa. Sin embargo, en estos casos, las afir-
Trataremos primero de esta última cuestión. maciones de la justicia tienen prioridad en el siguiente sentido: no se pue·
Estamos suponiendo que la ética del discurso pertenece a la esfera de de obligar a nadie a renunciar a su forma de vida, identidad, o conviccio·
la legalidad en dos dimensiones interdependientes y no obstante distin- nes morales y, no obstante, la conciencia moral que no desea ser injusta
tas: la legitimidad democrática y los derechos básicos. Cada una de estas debe ser autolimitante en cuanto a que debe aceptar el principio de la
dimensiones está relacionada con la moralidad. Sin embargo, incluso legitimidad democrática y de los derechos básicos siempre que éstos a su
aunque podamos decir empíricamente dónde empieza la legalidad y vez sean autolimitantes. En otras palabras, deben proteger el espacio para
dónde termina el juicio autónomo haciendo referencia a sanciones for- articular la diferencia. Esto significa que, en el caso de conflicto entre las
males, aún no hemos tratado la pregunta normativa sobre dónde debe- concepciones de la vida buena y la legalidad, no debe considerarse antiético
rían fijarse estas fronteras. Por supuesto, todas las sociedades civiles que el individuo siga su conciencia o juicio moral y actúe de conformidad
modernas establecen una frontera entre el campo de un juicio autóno- con él. No obstante, uno debe actuar según los dictados de la autoliml·
mo y lo que puede ser regulado legalmente, pero las establecen en dife- Lación. Dentro de la estructura de una forma de organización política cona·
rentes lugares. En el caso de las disputas, la cuestión es inevitable si Litucional democrática, una violación legítimamente moral de la ley pre·
deben establecerse esos límites desde el punto de vista de la legalidad o supone el conocimiento de principios constitucionales, la aceptación del
del juicio individual, del discurso público o de la reflexión moral priva- orden democrático y una orientación simbólica de la acción para influir
da. En nuestra opinión, en esos casos la ética del discurso debe ser con- en la opinión pública y desarrollar un nuevo consenso normativo.2 8 La
siderada superior a cualquier punto de vista moral al que se ha llegado respuesta legal a esa acción debe ser capaz de distinguirla de las accio·
monológicamente, por lo menos en primera instancia. Esto es así por- ncs criminales comunes y evitar así ser demasiado dura. 29 Todos los actos
que sólo mediante una discusión real con todos los afectados potencial- de desobediencia que se deben a un principio, desde los actos individua·
mente por una norma legal podemos descubrir lo que nos es común a les de conciencia hasta las tácticas de los movimientos sociales, se basan
todos -si es que algo lo es-, cuál debe ser el dominio de la regulación en estas ideas.
legal, qué formas de toma de decisiones políticas son legítimas, qué debe Por lo tanto, nuestra ~rpretación no hace desaparecer la frontera
1
dejarse al juicio personal autónomo del sujeto y sobre qué debemos lle- 'enlre moralidad y legalidad. Por el contrario, conserva un espacio de juf·
gar a un compromiso. En otras palabras, es sólo después de que se han cio autónomo para el individuo. A la vez, protege a la ley positiva de las
discutido públicamente cuestiones debatibles cuando podemos decidir Interferencias potencialmente incapacitadoras deºlos juicios morales ab·
qué es lo que debe ser considerado "privado", esto es, dejarse a la deter- Nolulos sin dejarla por esto en manos de los positivistas legales. En reali·
minación del juicio autónomo del individuo respecto a un ideal personal dud, una vez que se ha restringido la importancia de la ética del discurso
de la vida buena. 27 n los problemas de la legitimidad democrática y de los derechos, deja campo
Así, la ética del discurso tiene un status doble: su dominio objeto espe- pura una amplia variedad de principios morales, valores culturales y for-
cífico comprende relaciones sociales institucionalizadas, el sistema polí- mas de vida. Sin tener que juzgar lo adecuados que sean internamente
tico y legal como un todo, y las leyes y derechos particulares. También cuda uno de éstos, la ética del discurso sólo se adjudica entre ellos en ca·
proporciona una forma de decidir el problema del límite entre el juicio 1ms de conflicto acerca de las normas societales generales. Así, la autono·
individual autónomo y la justicia. Ciertamente, los límites establecidos rnfu de conciencia y la p ralldad de formas de vida son respetadas por los
desde el punto de vista de procesos discursivos reales pueden no ser acep- principios de legitimlda emocrática y de los derechos básicos, aunque
tables desde el punto de vista de las convicciones morales o de las necesi· catos últimos traen con1l10 p s que influyen en los domlnlo1 de la
406 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 407

ley y de la política. Aunque también en este caso los procesos de forma- nuevas formas se les debe otorgar autonomía del consenso actual acerca
ción de la voluntad discursiva decidirán el límite entre lo "privado" y lo de lo que es justo.
"público", no pueden abolir del todo lo privado (entendido como el domi- No obstante, se podría objetar, desde el punto de vista de una conciencia
nio de la elección o juicio moral individual autónomo). moral, que es innecesaria una teoría de la ética separada para el campo de
La propias metanormas del discurso presuponen (aunque no la puedan la ley y de la política. Como sujeto moral, yo obedezco la ley porque está
fundamentar) la autonomía de la conciencia moral individual. Si todas en lo correcto, y cuando se vuelve moralmente errado hacerlo así, tendría que
las personas afectadas tienen la oportunidad de participar en el diálogo, si desobedecer a la ley, sin importar las consecuencias que yo tenga que SU·
el diálogo no debe estar sujeto a restricciones, si cada individuo puede frir. La moralidad es ciertamente más amplia que la legalidad -tanto des-
cambiar el nivel del discurso y si todos pueden articular sus interpretacio- de el punto de vista objetivo como del subjetivo-. La ley formal no regula
nes sobre la necesidad, entonces el discurso práctico presupone indivi- todo dominio de la acción, mientras que, desde el punto de vista subjeti•
duos autónomos con la capacidad no sólo de ser autorreflexivos respecto vo, la moralidad debería hacerlo. La conciencia moral puede aceptar la
a sus propios valores, sino también de poner en duda cualquier norma necesidad de la ley y de las sanciones porque no somos dioses, no siempre
dada desde el punto de vista de un principio. Los procesos necesarios somos morales y por lo tanto necesitamos limitaciones externas en cier-
para el requisito de la socialización de los individuos serían imposibles tos casos. Pero si el componente moral de la ley es equivalente a lo que
sin institucionalizar la autonomía moral y el reconocimiento mutuo de pueden llegar las reflexiones morales de un actor individual, entonces no
diferencias garantizadas por los derechos. hay ninguna necesidad de una teoría ética separada para la política. ¿Por
Así, las propias reglas que subyacen al argumento y a la búsqueda co- qué desarrollar entonces una ética del discurso?
operativa del consenso implican una distinción entre moralidad y legali- En el contexto moderno, existen dos razones por las que no podcmo1
dad. Al articular las metanormas del principio de legitimidad democrática pasar directamente de la moralidad a la legalidad o resintetizarla1, por
y de algunos derechos clave, la ética del discurso presupone la justifica- decirlo así. Primero, como es bien sabido, los modernos vivimos en un
ción de la autonomía de la esfera moral y, por decirlo así, su propia auto- universo moral plural -la pluralidad de los sistemas de valores, de 101
limitación. Hay incluso otra razón para esto. Ningún consenso, sin impor- modos de vida y de las identidades sería violada si las leyes o las deciaio•
tar lo unánime o perdurable que sea, puede ser considerado en sí como ncs políticas se hicieran desde el punto de vista de alguna de ellas-. Por
permanente, porque no hay ninguna coincidencia automática entre lo justo y lo tanto, todo buen liberal puede argumentar en contra de convertir un
lo moral, entre lo que es considerado correcto normativamente en un mo- punto de vista moral en único y absoluto para toda la sociedad. Hacerlo
mento determinado para una comunidad solidaria y lo que siempre es así llevaría a que la dignidad individual y los derechos estuvieran subyu·
aceptable moralmente para cada individuo. Incluso si la norma legal ha gados a los intereses del bienestar general o a violar la integridad de aqu•·
sobrevivido a los procesos más ideales de pruebas discursivas, todavía llos que no comparten el concepto particular de buena vida que se ha
puede entrar en conflicto con los valores particulares o requerimientos de vuelto dominante. No ~la acción, ni siquiera la acción moral, puede o
identidad de un individuo. Ni la autonomía moral ni la identidad indivi- debe ser regulada institucionalmente. e

dual pueden sacrificarse a una identidad colectiva o al consenso de un La segunda razón, y más convincente, por la que no podemos igualar la
grupo, porque esto violaría la misma raison d'etre de la ética del discurso: dimensión obligatoria de las normas sociales/pólíticas con lo que motiva
proporcionar un principio formal para la legitimidad de las normas en Incluso al actor moral posconvencional es que la génesis de la legalidad, a
una sociedad que es plural y está integrada por individuos con concepciones difcrencia de la moralidad, puede y debe implicar en principio al discurso
distintas y diferentes de la vida buena. Incluso en una situación que se acer- real. Ciertamente, el propio Habermas tiende a fusionar la moralidad y la
que mucho a los requerimientos de reciprocidad simétrica, no hay ningu- legalidad porque correctamente observa que el examen moral implica un
na base para suponer ni la ausencia de la diferencia ni la ausencia del diálogo interno al que se aplican las reglas de la argumentación.3 1 Así;
cambio. Todo consenso es, después de todo, sólo empírico y debe quedar parecería posible, si uno siguiera estas reglas y considerara los efecto•
abierto al desafío y a la revisión. 30 Desde el punto de vista de la justicia, colaterales potencial 1 de una máxima sobre las demás, que uno puede
no podemos saber si el cambio en valores por parte de una minoría de llegar al mismo juicio 1 que conduciría un discurso real. Sin embargo, la
individuos hoy no se convertirá en la voluntad general del maí'iana. Así, al jui- diferencia central entro n di41oso virtual y uno real continuaría peral•·

...
cio individual, a las diferentes formas de vida y a los experimentos con tiendo: sólo un d"lo10 rtl todos los interesados puedan partlcl·

,¡,·
408 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 409
par en términos iguales de mutuo reconocimiento implicaría una inver- de las normas sociales que es diferente de las sanciones que van ligadas a
sión de las perspectivas y nos daría o reafirmaría un nosotros, una colecti- ellas. 6) Se puede hacer a las instituciones políticas e instituciones legales
vidad solidaria, con una identidad colectiva y la capacidad para articular responsables ante el discernimiento moral, sin implicar el colapso de la
un interés común o general. Como lo indicó desde hace mucho Hannah legalidad y de la moralidad. En realidad, en las democracias constitucio-
Arendt, sólo en un espacio público pued(( surgir la opinión pública. Inclu- nales con sociedades civiles, los principios de la legitimidad democrática
so si uno imaginara un sujeto moral ideal, capaz de considerar todos los y de los derechos básicos son ya, en última instancia, la fuente para justi-
argumentos posibles de todos los interesados, el resultado no convergería ficar las normas y los procesos políticos.
automáticamente con el juicio político de un público debidamente consti-
tuido, porque faltaría la identidad colectiva emergente, relevante. En el
mejor de los casos, un juicio moral autorreflexivo, idealizado, puede im- LA ACUSACIÓN DE AUTORITARISMO
plicar tolerancia de otros y de diferentes argumentos, pero no puede dar-
nos o reafirmar la solidaridad de una colectividad o un entendimiento de La acusación de autoritarismo, presentada específicamente contra la ver-
lo que es nuestra realidad colectiva y, a partir de ésta, lo que nuestros sión de la ética del discurso de Habermas, afirma que el enfoque en el con-
intereses generales podrían ser. No obstante, éste es el dominio objeto de senso racional implica una supresión jacóbina-bolchevique de las formas
las normas institucionalizadas. Tampoco nos daría alguna visión de pers- <le vida independientes y, por lo tanto, de la sociedad civil. Empezaremos
pectivas totalmente diferentes de las nuestras, y así faltaría la posibilidad rcfutando esta acusación y desarrollando una versión de la ética del dis-
de una solidaridad con la diferencia y los límites que esto implica sobre la curso que sea inmune a la misma. Nuestro siguiente paso será negar una
regulación normativa. De hecho, es muy posible que un juicio pueda ser relación intrínseca entre la ética del discurso y cualquier ethos o Sittlichkeit
moral y, no obstante, no ser justo. En nuestra interpretación, la ética del concreto o específico, a la vez que demostramos que esto no la deja como
discurso implica que la justicia de la justicia, la legitimidad y la fuerza ulgo meramente formalista o vacío. De hecho, argumentaremos que la
normativa de la ley, se derivan en principio de la formación de la voluntad ética del discurso tiene una afinidad electiva por un acuerdo societal que
democrática y de la articulación de un interés general en la norma. Desde permite que coexistan una pluralidad de formas de vida. De esta manera
el punto de vista de la moralidad, una ley impuesta por un déspota ilustra- esperamos mostrar que, entre las versiones de la sociedad civil, sólo las
do podría ser moral según el punto de vista personal de todos, y podría modernas son de importancia para la ética del discurso.
incluso articular un interés general (el bien común). No obstante -y éste Parece que contra la ética del discurso de Habermas se han hecho dos
es el límite del punto de vista de la conciencia moral- incluso aunque 1H.:usaciones aparentemente contradictorias: por una parte, el autoritaris-
fuera moral, incluso si llegara a coincidir con lo que una comunidad hu- mo y, por la otra, el excesivo formalismo. Supuestamente es posible com-
biera acordado como su interés, no sería justa, porque la justicia requiere binar estas dos acusaciones: o la ética del discurso es tan formalista que
que los que se ven afectados determinen esto por sí mismos, en un proce- 110 tiene consecuencias immtucionales o, si las tiene, inevitablemente tie-
so discursivo de formación de una voluntad colectiva. 1 1Ícn implicaciones autoritarias. Preferimos tratar con estas acusaciones~
Resumamos lo que hemos argumentado hasta ahora. 1) La división por separado, ya que los temas de que se trata son totalmente diferentes.
entre moralidad y legalidad es un logro importante y característico de la La acusación de autoritarismo tiene diversas variables. La primera im-
modernidad. 2) La ética del discurso proporciona el núcleo de una teoría plica una aplicación general de la crítica de Hegel a Kant, que relaciona
normativa de legitimidad política y de una teoría de los derechos, pero no ht moralidad abstracta y el terror con la ética del discurso como un todo.
puede servir como una teoría moral que influya en las elecciones de los Hn esle nivel, la objeción ha sido refutada con éxito por Albrecht Well-
individuos en todas las áreas de la vida. 3) Interpretamos el significado de mcr..12 Objeciones más específicas descubren un potencial autoritario en
justicia siguiendo las líneas de un concepto de legitimidad democrática y e.los conjuntos particulares de distinciones hechas por Habermas: 1) entre
derechos básicos. De acuerdo con lo anterior, el dominio objeto de la ética 111 consenso "empírico" y el "racional", y 2) entre los intereses "particulares"
del discurso comprende las normas institucionalizadas que llevan consi- y "universales" o "gener les". Según Robert Spaeman, por ejemplo, con
go sanciones legales. 4) La ética del discurso otorga autonomía a otros 111lus distinciones "el obj ivo utópico <le abolir la dominación sirve prccl-
modos de razonamiento moral. 5) Basada en la teoría de la acción Hmcnle como legitimacid de 11 dominación por parte de "Ilustradores"
comunicativa, la ética del discurso puede explicar el aspecto obligatorio 1utudcslgnados. 33
410 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 411

1. Ciertamente es errado aplicar esta objeción a Habermas como si él sim- les; verdadero debido a los buenos fundamentos'que ofrecemos en la dis-
plemente perteneciera a la generación anticapitalista, romántica, de mar- cusión y que son aceptados como tales-. 39 Pero podemos estar equivoca-
xistas de principios del siglo xx. No obstante, la distinción entre el con- dos o, para expresarlo mejor, las clases de razones que estamos dispuestos
senso "empírico" y el "racional" (si se le interpreta como si requiriera la a aceptar pueden cambiar con el tiempo. En el mejor de los casos, pode-
abolición de uno en aras del otro) realmente recuerda al desprecio de los mos llegar a un fundamento racional de la convicción de la verdad a la
jacobinos-bolcheviques clásicos por las personas meramente empíricas o que debemos tratar como cierta pero que, a pesar de esto, nosotros, como
la clase trabajadora. reflexivos modernos, debemos considerar falible y abierta a nuevos argu-
Sin embargo, Habermas ha tenido cuidado de evitar esta consecuen- mentos. Así, la idea de un consenso racional no significa la obtención de
cia. Incluso después de rechazar la aplicabilidad plena de un modelo psi- la verdad absoluta. La posibilidad de estar de acuerdo en las normas ¡im-
coanalítico de reflexión a una crítica de la sociedad, se aferra al supuesto plica la posibilidad de un desacuerdo racional! En resumen, un consenso
de que "sólo las técnicas del discurso (deben ser utilizadas) para estable- empírico racional -el producto del discurso- está abierto al aprendizaje
cer las condiciones en que pueden iniciarse posibles discursos". 34 Va más y, por supuesto, al disentimiento.
allá de ese modelo insistiendo en que, en el discurso cuya función es esta- 2. Si la distinción entre el consenso r~cional y el empírico (relacionada
blecer o restablecer el discurso "sólo puede haber participantes", porque con las dimensiones procesales de la formación de la voluntad colectiva)
ninguno puede tener "un acceso privilegiado a la verdad". 35 La consecuen- puede ser protegida así contra las implicaciones autoritarias, la distinción
cia del argumento de Habermas, en otras palabras, no es la de remplazar entre los intereses particulares y los generales (ligados al principio de la
forzosamente la condición de un tipo de discurso con las de otro, sino universalización) expone a Habermas una vez más a estas acusaciones,
establecer nuevas formas lado a lado con las antiguas y, quizá, revitalizar en esta ocasión respecto a cuestiones de contenido y no de forma. Como
las formas existentes de la vida pública. En realidad, Habermas niega ex- ya se dijo, la ética del discurso pone a prueba la validez de las normal
plícitamente un discurso privilegiado de intelectuales o de organizacio- según articulen o no intereses generalizables. Tanto en sus primeras
nes políticas que desempeñarán un "papel principal" respecto a los proce- formulaciones como en las más recientes, Habermas sostiene que la ~tica
sos empíricos de la comunicación. 36 del discurso introduce interpretaciones de las necesidades en las discu-
Es Albrecht Wellmer, sin embargo, el que va más lejos en una dirección siones de las normas, de modo que un consenso libre de limitaciones per-
antiautoritaria al manifestar francamente que el consenso real por necesi- mite sólo lo que todos pueden desear. 40 Únicamente si las normas expre-
dad implica el consenso de hecho. 37 Entbnces, ¿cómo podemos decir cuán- san intereses generalizables, además de ser el producto de una voluntad o
do un consenso empírico es racional? Dudar de la racionalidad de un con- 11cuerdo general, están basadas en un consenso racional y verdadero. Sin
senso empírico significa, o proponer argumentos contrarios específicos, o embargo, en vista de la tesis de que, en sociedades basadas en clases,
dudar de la racionalidad de los participantes. Sin embargo, esta última no formalmente democráticas, capitalistas, los resultados de los procesos
se puede alcanzar con ayuda de las condiciones estructurales de la situa- ,. .discursivos empíricos s~rhen los "intereses generalizables", Haberm11
ción de comunicación ideal. La duda sigue siendo una hipótesis que sólo hu recurrido repetidamente al lenguaje condicional de la atribución: "es-
puede sostenerse realizando un nuevo discurso y llegando a un nuevo acuer- turía de acuerdo si [ellos] ingresaran en un dis~urso sin restricciones",
do: los participantes deben reconocer su sinrazón previa. Como lo expre· rtc. 41 El status que le da a esas atribuciones es sólo el de hipótesis social-
sa Agnes Heller, las normas del argumento, junto con la insistencia en un l'icntffica que requiere comprobación y conformación en los procesos reales
diálogo real abierto a todos, implican un proceso democrático de forma· de la discusión práctica. No obstante, la teoría es ambigua en este nivel.
ción de la voluntad tal que la voluntad general sólo podrá ser, después de Mientras que las "normas redimibles discursivamente" o los intereses ge·
todo, la voluntad de todos. 38 Incluso si un consenso es el producto de una ncrales universalizables deben "ser formados y descubiertos en los proce·
"sociedad organizada racionalmente", que permite tanto el discurso como 110!4 del discurso práctico", 42 Habermas también parece implicar que, en
el disentimiento en sus espacios públicos, no podemos suponer que la ,11enlldo riguroso, sólo desde la "perspectiva de la tercera persona, diga-
racionalidad del procedimiento garantiza la verdad absoluta o lo correcto mo!4 el científico social", puede aplicarse críticamente el modelo de los
del resultado. La verdad de las normas no puede ser establecida de una Intereses generallzable&i. En textos anteriores, Habermas habló de "inte·
vez por todas. El contenido de un consenso racional no es necesariamente rc11es generalizables 1up ldo1" con el propósito de relacionar la teorfa
cierto -nosotros lo consideramos racional debido a las normas procesa· crfticamente con aquello11l1 1oclales que Impiden el 1ur1lml1nto

dtTt ,
412 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 413

de las condiciones necesarias para el discurso práctico. El punto de vista Los fundamentos comunicativos del compromiso entre una pluralidad
aparentemente objetivo que postula para la ciencia social (el del que no de intereses particulares pueden fortalecerse si el caso típico de una "for-
participa y que llega "monológicamente" a los verdaderos intereses gene- mación racional del acuerdo" fuera interpretado como el de un argumen-
rales) parece corresponder al antiguo punto de vista leninista o de Lukács to racional en favor de una pluralidad de puntos de vista, formas de vida o
utilizado para distinguir entre lo "universal" "real" y los intereses particu- intereses que pueden conducir a un compromiso. Según Wellmer, el índi-
lares "empíricos", "falsos". El status ambiguo del concepto de los intere- ce de particularidad que va ligado a las situaciones humanas no debe ser
ses generalizables suprimidos deja así expuesto a Habermas a la acusa- considerado una "posible limitación a la autodeterminación racional y a
ción de autoritarismo. la comunicación", sino como "momentos circunstanciales" que deben in-
Una forma de evitar esta acusación sería argumentar que el modelo de cluirse dentro del concepto de razón. "Exactamente donde la unificación
intereses generalizables no es tan central para la ética del discurso como no puede lograrse, por lo menos todos deben tener el mismo derecho de
han sostenido algunos intérpretes, incluyendo al propio Habermas. Es que se escuchen sus argumentos y de participar en las decisiones." 47 Así,
cierto que Habermas insiste en que la satisfacción de los intereses no debe se vincula la generalidad no al contenido de los intereses, sino a la estruc-
ser necesariamente un juego de suma cero, y que de hecho algunos intere- tura que les permite a todos articular sus intereses particulares, y esto es
ses en todas las sociedades son generalizables. No obstante, uno puede lo que conduce a un compromiso válido yobligatorio.
argumentar que la ética del discurso podría sobrevivir una situación em- Tan atractiva como es esta solución al problema presentado por la con-
pírica que en gran medida fuera la contraria. Suponiendo sólo los intere- cepción del interés general, no es del todo convincente. En realidad,
ses particulares, el discurso que se necesita para llegar a un acuerdo sobre 1labermas ha tratado explícitamente con otra versión de este argumento,
las reglas de su coordinación puede considerarse todavía como una ex- la de Ernst Tugendhat, y la ha rechazado. Tugendhat intentó igualar la
presión de lo general. Incluso un compromiso estable necesita bases nor- argumentación con los procesos de formación de la voluntad colectiva y
mativas y se basa en un consenso respecto a su carácter obligatorio, ya eliminar la dimensión cognitiva de la teoría de la ética comunicativa.º
sea tradicional o discursivo. Habermas tiene la tendencia a interpretar la Sobre la base de la posición de que todo "acuerdo racional" es de hecho
pluralidad en términos individualistas, a las formas grupales de la plurali- un acuerdo empírico, argumenta que el tema es sólo el de elaborar princi-
dad como particularistas y al compromiso como estratégico. 43 No obstan- pios para la participación simétrica, igual, en los actos de elección colec-
te, él insiste ahora en la necesidad de ubicar discursivamente las fronteras tiva. En este caso los problemas de justificación no son relevantes -los
de la generalidad y la pluralidad, del consenso y el compromiso, dándole actos de elección colectiva son actos de voluntad, no de razón-.
a todos estos términos un fundamento comunicativo. 44 Contra esta posición, Habermas indica que el precio de eliminar la di·
En su texto más reciente sobre el tema, 45 Habermas ha corregido su mcnsión cognitiva de la ética del discurso es que ya no somos capaces de
formulación anterior en que el compromiso parecía corresponder al fra- diferenciar entre la aceptación social de facto de una norma y su validez,49
caso de la acción comunicativa. Todavía distingue entre el esfuerzo de ~i remplazamos el UnparH!ttkhkeit, del juicio por el Unbeinfl.ussbarkeit de
1
todos los interesados por aclarar lo que es de interés común y el esfuerzo lu formación de la voluntad, ya no podemos decir por qué incluso el pro:
de aquéllos que buscan el compromiso para llegar a un equilibrio entre dueto de una elección colectiva unánime tiene que ser obligatorio, si no lo
intereses particulares en conflicto. Pero ha llegado a ver que el compro- subyace ningún principio además del acuerdo m"omentáneo. Ésta es la
miso obligatorio también requiere condiciones específicas. Los que parti- objeción clásica contra las teorías de la formación de la voluntad demo·
cipan en un compromiso obligatorio suponen que puede lograrse un equi- crática y del gobierno de la mayoría. Un consenso meramente empírico
librio justo sólo si todos los interesados pueden participar en términos ' no produce por sí mismo una obligación legítima. Ni, en ese caso, tampo-
iguales. "Pero estos principios de la formación de compromiso a su vez co es estable. Además, no tiene ningún carácter de autoridad si se le pue-
requieren discursos prácticos reales para su justificación." 46 Una relación de cambiar a voluntad y si depende sólo de un acuerdo momentáneo. Así,
no estratégica de la estructura del compromiso que implica aceptar su. l lubermas repite su énfasis en la centralidad de la idea del interés general
normatividad subyacente es el sine qua non para que ocurran compromi- pnra la ética del discurs .
sos estables. Las reglas del juego se deben tomar en serio. Si la estructura La Insistencia en el co ponente cognitivo de las normas también tiene
del propio compromiso tiene la capacidad de obligar, entonces está en el '" finalidad de servir com 11e a una réplica al decisionismo Inevitable
interés común de todos. que por lo general acompafta a de Weber de la guerra de 101 dlo1e1,

1ftlfthL
414 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 415

es decir, de la pluralidad irreductible e incluso de lo irreconciliable de los de de las pretensiones de validez que hacen los 'actores sociales relevan·
valores en las sociedades modernas. Habermas sostiene que podemos dar tes. El discurso teórico, incluso sobre la sociedad, requiere objetivar a los
bases racionales para un reconocimiento intersubjetiva de las pretensio- actores sociales y sus acciones. El lenguaje de los intereses generales o
nes de validez sin recurrir a la metafísica o al dogmatismo. Tales preten- generalizables es teórico en este sentido. Remplaza a las opiniones de los
siones de validez de las normas no está:µ, por lo tanto, localizadas en actos participantes sobre lo que ellos quieren, necesitan y desean con un juicio
de voluntad irracionales de las partes contratantes, sino en un "reconoci- objetivo (basado en un análisis) sobre sus intereses. De este modo, el énfa·
miento motivado racionalmente de las normas, a las que se puede poner sis que pone Habermas en el criterio de los intereses generales, en res·
en duda en cualquier momento". 50 El hecho del pluralismo no necesaria- puesta a la renuncia de Tugendhat a las pretensiones de racionalidad con·
mente significa que es imposible separar, mediante argumentos, los inte- tenidas en las metanormas de la argumentación, se basa en la prueba
reses generalizables de los que son y seguirán siendo particulares. No obs- discursiva équivocada. La generalidad de los intereses no proporciona la
tante, insiste en que validez de la norma. De hecho, la idea de que la legitimidad de una nor-
ma dependa del hecho de que refleja un interés general hace que el con·
el componente cognitivo de las normas no se limita al contenido propositivo de senso sea superfluo, porque implica que como la norma refleja ese interés
las expectativas de conducta normada. La pretensión de validez normativa es (sin importar de qué manera se descubra éste) de esto se derivará el con·
en sí misma cognitiva en el sentido de la suposición (sin embargo lo contraria
senso sobre su validez. En resumen, el consenso seguirá a la validez en
a los hechos), de que puede ser redimida discursivamente por medio de la pre-
sentación de razones y de la obtención de discernimientos, es decir, basada en vez de lo contrario.5 2
el consenso de los participantes por medio de la argumentación. 51 La negativa de Tugendhat de que las bases metateóricas del discurso '
tengan alguna importancia y la insistencia de Habermas en el concepto
Habermas confunde varias cuestiones diferentes. Insistir en que el ca- del interés general como un estándar para comprobar la validez de las
rácter cognitivo de un interés general es lo que da validez a una norma normas representan dos soluciones erróneas al problema de la obliga·
confunde varios significados del término "cognitivo". Una cosa es argu- dón. La primera implica arbitrariedad; la segunda, objetivismo. En favor
mentar que los principios de la argumentación pueden proporcionar una de Habermas hay que reconocer que está consciente de las dificultades
metanorma a la cual pueden recurrir los participantes al someter a prue- que enfrenta un modo reflexivo de justificación en el contexto del plura·
ba los resultados (normas) de un consenso empírico ya existente. Otra muy lismo de valores, la ley postradicional y el razonamiento moral poscon·
diferente es localizar el estándar para la validez de las normas en un con- vcncional. La parte viable de su respuesta es su insistencia en que la obje·
cepto del interés general que, por su misma naturaleza, es posible descu- tividad (Unparteilichkeit) de juicio está arraigada en la propia estructura
brir desde el punto de vista social-científico o del observador. La última de la argumentación -no se le introduce como un valor desde el exterior
estrategia revive una falacia naturalista que iguala a la generalidad obje- porque nosotros lo elijamos-. 53 Aunque todo consenso sólo puede ser empf·
tiva de los intereses con la universalidad de las normas. En realidad, rico, esto no significa q~es quedemos con una voluntad colectiva arbl·
Habermas parece estar confundiendo dos significados de "racionalidad", · traria. Pueden darse bases racionales no sólo para la verdad de los valor~•
a los que en otras partes se esforzó en diferenciar. El proceso racional de per se, sino también para su incorporación en las normas sociopolíticas.
llegar a un acuerdo implica principios de argumentación que son cogniti- Los principios de la argumentación pueden propórcionar una metanorma
vos en el sentido de que podemos someterlos a prueba en el discurso. No (lu reciprocidad simétrica) a la que pueden recurrir los participantes al
obstante, los procesos de presentar y argumentar pretensiones de vali- someter a prueba los resultados (normas) de un diálogo empírico. La ra·
dez respecto a lo correcto de una norma son diferentes de la raciona- clonalidad de un consenso puede someterse a prueba refiriendo las pre·
lidad o carácter cognitivo de las pretensiones de verdad implicadas en las tensiones de validez a los metaprincipios que son los únicos que pueden
exposiciones de hechos. Tratar las pretensiones de validez normativa como hacerlas válidas y obligatorias. Así, los principios del discurso que im·
pretensiones de una verdad cognitiva confundiría los dominios objeto es· pllcan tanto la consideración de todo argumento racional como el respeto
tudiados por los discursos práctico y teórico respectivamente. El discurso n todos los que son capaces de argumentar, nos permiten llegar a lo que es
práctico se refiere a un mundo (el "mundo social") experimentado e inclu- correcto normativame~e. asta es la parte convincente de la posición de
so reconstruido en la actitud performativa, es decir, la actitud de los par- l labcrmas.
ticipantes. Está implicado en una doble hermenéutica y siempre depen· Pero aún no queda claro tl--papokiel concepto de "interl!s ¡enoral" y do

A !lªe.,,
416 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 417
lo que el "principio de universalización" añade a los principios del proce- minos de Habermas, el mundo de vida) de las pr~tensiones normativas a
dimiento argumentativo de la ética del discurso. Si los "intereses genera- la legitimidad política por parte de las formas de organización política.
lizables" se refieren a interpretaciones "burdas" de las necesidades, en- Mientras que el sistema político-administrativo no puede crear identidad
tonces sería legítima la objeción que por primera vez presentó Hume y (o significado), su pretensión de legitimidad implica la no violación de la
que repite Agnes Heller de que una discusión en torno a intereses y a identidad colectiva y el refuerzo de la solidaridad social y de la integra-
necesidades no podría ser concluyente. 54 Por otra parte, ya hemos demos- ción social. 56
trado que si el concepto del interés general se refiere a los intereses obje- Es posible objetar que recurrir al concepto de identidad colectiva sim-
tivos de un grupo, entonces esto no puede ser usado como el criterio para plemente traspasa a otro nivel los problemas mencionados antes que se
determinar lo correcto de las normas sin implicaciones autoritarias. refieren al concepto de los intereses generales. ¿Qué le impide a una iden-
No obstante, el concepto de interés es importante para nuestra inter- tidad colectiva determinada ser autoritaria? ¿De quién será la interpreta-
pretación de la ética del discurso. Sugerimos que el término "interés gene- ción de la identidad de grupo que habrá de prevalecer? ¿Cómo puede ser
ral" debe ceder su lugar, o más bien su prioridad, a la idea de "identidad algo más que particular y por qué presentar afirmaciones universalis-
común". En las sociedades caracterizadas por una pluralidad de sistemas tas para defenderlas? La respuesta se encuentra en las peculiaridades de
de valores, modos de vida e identidades individuales, la ética del discur- una identidad colectiva que tiene como su componente central los prin-
so proporciona una forma de descubrir o reafirmar lo que tenemos en co- cipios de legitimidad democrática y de derechos. El principio de legiti-
mún, si es que algo tenemos, quienes nos interrelacionamos y quienes midad democrática implica que las condiciones de la justificación -los
somos afectados por las mismas decisiones y leyes políticas. Como se dijo procedimientos y presuposiciones de los propios acuerdos racionales-
antes, mediante el discurso afirmamos y en parte constituimos quiénes adquieren fuerza legítima y se convierten en bases legitimadoras (meta-
somos, y bajo qué leyes queremos vivir juntos, aparte de nuestras identi- normas), que remplazan a principios de justificación materiales como
dades y diferencias personales o particulares -es decir, cuál es nuestra naturaleza o Dios. 57 El principio de la legitimidad democrática implica un
identidad colectiva como miembros de la misma sociedad civil-. Inter- nivel de justificación que se ha vuelto reflexivo y un principio procesal
pretado de esta manera, el descubrimiento de los intereses generalizables que es universalizable. Esto significa que el principio procesal moderno
en la discusión implica algo anterior, es decir, que a pesar de nuestras Je la legitimidad democrática presupone una orientación postradicio·
diferencias, hemos descubierto, reafirmado o creado algo en común que nal, posconvencional, hacia nuestra propia tradición, o por lo menos a
corresponde a una identidad social general (que a su vez está abierta al los aspectos de nuestra tradición e identidad colectiva que se han vuelto
cambio). Una discusión pública puede mostrarnos que, después de todo, problemáticos. Además, implica que sólo aquellos aspectos de nuestra
sí tenemos algo en común, que somos un nosotros, y que estamos de acuer- i<lentidad colectiva y tradición común que son compatibles con los prin·
do en, o presuponemos, ciertos principios que constituyen nuestra identi- cipios de la legitimidad democrática y los derechos básicos pueden pro·
dad colectiva. Estos se convierten en las dimensiones del contenido de las porcionar el contenido ~rmas políticas válidas. El hecho de que la dis·
1
normas legales legítimas y en la base de la solidaridad social. La identidad cusión y los principios democráticos constituyen una parte de nuestra
colectiva de una comunidad puede entonces proporcionar el criterio mí- tradición opera contra la tendencia autoritaria del concepto de la identi·
nimo, respecto al contenido, de la legitimidad de las normas en el sentido dad colectiva, porque significa que sólo podemos ·aceptar como insumos
negativo como aquello que no puede ser violado. v(didos para las normas sociopolíticas aquellas dimensiones de nuestra
En sus obras sobre los problemas de legitimización, Habermas ha ma- 1.:ultura política que no violan las metanormas de la resolución de conflictos
nifestado explícitamente que la afirmación de legitimidad está relaciona- discursiva.
da con la conservación social-integradora de una identidad social deter· Tratemos de aclarar nuestra argumentación para remplazar "interés
minada normativamente. "Las legitimizaciones sirven para probar esta ¡icneral" por "identidad colectiva" como el referente sustantivo de una
pretensión, es decir, para mostrar de qué manera y por qué las institucio· 1
••
~lka <lel discurso definida procedimentalmente, retornando después a este
nes que ya existen (o que se recomienda que existan) son capaces de em· prnblema. Proponemos.nuestra interpretación como una alternativa a tres
plear el poder político de tal manera que los valores constitutivos de la posiciones que resultan aceptables por razones diferentes. Primero está
identidad de una sociedad se realizarán." 55 La integración social, la soli· la propia posición de Ha rmus que hace de los intereses generalizables
claridad social y la identidad colectiva son referentes "societales" (en tér- d punto central de un nu1vo o de universalización, Esto ncccaa·

.nttn··1,..
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 419
418

riamente hace de una categoría objetiva -una que está abierta al análisis Por supuesto, ninguna identidad colectiva es sencilla o exclusivamente
desde el punto de vista de la tercera persona- el núcleo de la formación de autorreflexiva, ni puede ser universal en todos sus aspectos. Los princi-
la voluntad discursiva, pero tiene consecuencias autoritarias inevitables que pios universalizables de la legitimidad democrática y de los derechos bá-
el propio Habermas no desea. Segundo, está la posición opuesta que evita el sicos sólo pueden ser componentes de una identidad común, no la totali-
problema de los intereses generalizables identificando a todos los consen- dad de la misma. Su reproducción en el nivel simbólico presupone el
sos como algo meramente empírico y convirtiendo al propio acuerdo em- descubrimiento o reapropiación de las tradiciones, memorias colectivas,
pírico en el objetivo de los procedimientos discursivos. Los resultados de patrones prexistentes de interacción, valores establecidos y prácticas rele-
los consensos empíricos se convierten entonces, por definición, en la jus- vantes (mundo de la vida) que son las fuentes de solidaridades que pue-
ticia en el sentido político. Creemos que las objeciones de Habermas a den sostener el núcleo racional de una identidad colectiva política. Desde
esta posición (inestabilidad y una extrema variedad de resultados que puede el punto de vista de una identidad colectiva posconvencional, discursiva,
conducir a un escepticismo moral similar al del positivismo legal y, en esta reapropiación debe ser postradicional, es decir, crítica en relación
especial, del realismo legal) son correctas. Una tercera posición (como la con la tradición. Debe seleccionar las tradiciones del discurso y de la soli-
de Karl-Otto Apel) busca evitar el problema de los intereses generalizables daridad empírica que no son compatib~es con una identidad colectiva
insistiendo en el consenso racional (en vez del empírico) como un fin en sí posconvencional y establecer una relación muy crítica con ellas. Estas úl-
mismo. Quienes participan en una argumentación, según esta interpreta- timas no pueden servir como el contenido de normas políticas. Así, mien-
ción, deben buscar institucionalizar y difundir la institucionalización del tras que cualquier identidad colectiva es por definición particular, los que
discurso racional con el fin de evitar contradicciones performativas. Pero son capaces de tener una relación crítica con sus propias tradiciones pue-
este enfoque tiende a devaluar todo discurso real o empírico en nombre den desarrollar contenido que no es incompatible con los principios de la
de una situación contrafáctica que siempre está desapareciendo y que, resolución de conflictos discursiva. Sin importar lo que hayamos sido,
por lo tanto, no puede ni siquiera empezar a especificar sus propias condi- ~wsotros como miembros de sociedades civiles modernas ahora partici-
ciones de institucionalización. pamos en una cultura política predicada con base en el principio de que
Nuestra posición implica dos pasos interrelacionados. Primero, empe- debemos resolver los conflictos discursivamente. En otras palabras, tene-
zamos con las normas empíricas, las tradiciones y los consensos que afir- mos algo más que el mero procedimiento discursivo limitado y restringi-
man ser democráticos, pero sostenemos que pueden ser evaluados (por . ,. do temporalmente para validar nuestras decisiones y abarcar nuestra iden-
los participantes) en términos de su grado posible de racionalidad y de- · tidad colectiva (que de otra manera sería muy frágil) y no tenemos que
mocratización, esto es, a la luz de las metanormas proporcionadas por depender de intereses interpretados objetivamente para este "más". El dis-
la ética del discurso. Segundo, seguimos conscientes, a pesar de todo, de la curso público libre que afirma nuestra identidad tiene una tradición que
inestabilidad de los resultados incluso en el caso de consensos empíricos le da a esta identidad sustancia en el transcurso del tiempo. Así, el nivel de
debatidos racionalmente y procuramos remediar esto mediante un argu- ¡cncralidad buscado poflfmt>ermas puede, en primera instancia, ser der.i·
mento basado en la identidad colectiva en primera instancia y en los inte- vndo de la participación en el discurso. Pero se le puede fundamentar más
reses generales y la solidaridad social en segunda. Nos concentramos en firmemente en discursos cuyo propósito sea ren9var las tradiciones del
los procesos reales del discurso público que pueden (si se les racionaliza o discurso que subyacen en el principio de legitimidad democrática en las
democratiza) constituir o reafirmar una identidad colectiva democrática, 11ocicdades civiles modernas.
racional, o una cultura política. En esos contextos, la ética del discurso En nuestra definición, la identidad común no equivale al interés gene·
proporciona los estándares con los cuales seleccionar aquellos aspectos ! rnl. No obstante, una vez que se ha establecido o reafirmado una identi-
de nuestra tradición, identidad colectiva y cultura política, que deseamos dud común, entonces es posible llegar a una comprensión de lo que cons-
conservar y desarrollar y que pueden proporcionar el contenido para nor- tituyen los intereses generales de la comunidad. Estos implicarían aquellas
mas legítimas. Los procesos de comunicación pública constituyen el no- Instituciones o acuerdos que se requieren para reproducir "materialmen-
sotros de la acción colectiva, ciertamente antes de que sea posible pregun· te" (u diferencia de no ativamente) la identidad colectiva relevante de la
tar (hablando en términos formales) cuáles pueden ser los intereses de comunidad. Aquí, el pu to de vista social-científico tiene un lugar. Por
una sociedad o de un grupo y antes de que puedan estudiarse las condl· oJt'mplo, es posible ar¡um tar, como lo hace Habermas, que diferenciar
ciones de solidaridad de sus miembros entre sí. r11trc sistema y mundo de la Y cproducir alguna clase de economh1
420 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 421

moderna y de Estado político favorecen el interés general de todos los que 2. la dimensión de una tradición particular; la fuente del contenido que,
participan en la vida moderna y tienen la correspondiente identidad co- sin embargo, implica (entre otros elementos) modos específicos de
lectiva moral y cultural posconvencionales que esto presupone. Es posi- institucionalizar los discursos, los derechos básicos y las tradiciones
ble, en resumen, especificar las precondiciones estructurales necesarias particulares para aplicar las metanormas. Cuando se las pone en
para reproducir una identidad común cuyos principios han sido valida- duda, éstas pueden quedar abiertas a la discusión sobre la base de la
dos discursivamente. Aun así todavía tendríamos que argumentar en fa- actitud anterior sin que por esto se destruya la estructura de la iden-
vor de que se generalicen estos intereses aumentando las pretensiones de tidad común.
validez cognitiva en lo que se refiere a su verdad. Además, debemos estar
dispuestos al debate sobre si se requieren acuerdos institucionales especí- Basarse en esta tradición no nos lleva de un autoritarismo a otro, de los
ficos para nuestra identidad común, o si una variedad de acuerdos institu- intereses generales concebidos objetivamente a una tradición herme-
cionales puede servir a este fin, quizás algunos de ellos incluso mejor que néuticamente accesible a la que se trata como algo sagrado. Como la tra-
los que ya existen. En realidad, debemos tener en mente una importante dición del discurso permite -e incluso requiere- una relación no tradi-
distinción entre los requerimientos institucionales (intereses generales) cional con ella misma (obtenible sólo en procedimientos discursivos
que son necesarios para la reproducción de una identidad colectiva pos- genuinos), la posibilidad de rechazar o renovar sus instituciones y proce-
convencional y aquellos que son contingentes. Ninguno llega a constituir dimientos concretos -e incluso de crear otros totalmente nuevos en el
toda una forma de vida y el primero incluso puede tener equivalentes contexto de una identidad colectiva renovada- se convierte en algo dis-
funcionales. También debemos tener cuidado en evitar confundir los prin- ponible. Los únicos intereses realmente generales en la sociedad moder-
cipios de la legitimidad democrática y los derechos básicos o justicia con na están basados en esta identidad colectiva, a su vez arraigada en tradi-
algún acuerdo organizacional específico. Con estas estipulaciones, po- dones que se han vuelto autorreflexivas y autocríticas.
demos dar un lugar a los criterios ofrecidos por el principio de universali- Incluso las sociedades modernas caracterizadas por el pluralismo de
zación, esto es, que los intereses justificados por normas válidas deben valores y una pluralidad de grupos con diferentes identidades colectivas
ser generales. Esto no implica derivar objetivamente la legitimidad de la no serían sociedades si no existieran principios compartidos que regula·
norma. ran su interacción y si no hubiera ninguna identidad común (política)
El concepto de identidad colectiva también ayuda a resolver el proble- compartida por sus miembros, sin importar lo diferentes que puedan ser
ma de la estabilidad o autoridad de un consenso. Incluso si uno acepta entre sí. El pluralismo radical (la guerra de los dioses descubierta por la
que los principios metateóricos del discurso argumentativo nos dan meta- filosofía y la sociología en el corazón de la sociedad moderna) no puede
normas, ¿es posible mantener todavía que éstas se aplican sólo en contex- ser tan radical que excluya la coordinación normativa significativa y la co·
tos empíricos y luego preguntar qué le da a estas aplicaciones su estabili- munalidad, sin importar lo mínima que sea, a la que todos reconocemos,
dad o autoridad? No hay ninguna aplicación correcta única de las por lo menos implícitam~ .en la medida en que nos comunicamos y
metanormas. Esto significa que las aplicaciones pueden variar día con día, 1
n'ctuamos juntos.
de tradición a tradición, de forma de vida a forma de vida. En resumen, A diferencia de la solidaridad mecánica presentada por Durkheim, ba-
todavía es posible sostener que después de todo nada se deriva realmente sada en la homogeneidad de un solo grupo integrado por medio de una
de las metanormas. Nuestra respuesta es que la "identidad común" media sola identidad colectiva, en las sociedades civiles modernas es posible
entre los metaprincipios y los intereses (que también pueden variar) de un rnmpartir una identidad política colectiva mínima o "débil" entre una plu·
grupo, proporcionando así la estabilidad y la autoridad de las aplicacio· l'lllidad de grupos, cada uno con su propia versión particular de lo que es
nes acordadas, aunque ellas también siguen estando abiertas al cambio. "lu vida buena". Con la ética del discurso (restringida al dominio de la
En el caso en que el mundo de vida moderno y los órdenes políticos hacen , lt'galidad) como su fundamento, esa identidad colectiva es capaz de ex·
exigencias democráticas, la identidad común del grupo tiene dos campo·. presar a la comunalidad. Puede ser una fuente de solidaridad precisa-
nentes que le permiten desempeñar este papel mediador: mente porque puede ser un componente de las identidades de grupos so·
i:lllles muy diferentes. '
l. la dimensión universal posconvencional, que implica la autorreflexión Este es el significado re da 11 Insistencia de Habermas en que el prin-
y una actitud no tradicional ante normas problemáticas, cipio de universallzacidn ta na metanorma implícita en toda
422 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 423

interacción comunicativa. Interpretado de esta manera, este principio no sociedades? Aquí están implícitas dos cuestiones:.el carácter deontológico
puede tener implicaciones autoritarias. de la ética del discurso y el problema de la motivación. Si la ética del
discurso trata de interpretaciones de necesidades, ¿cómo puede uno ex-
cluir los juicios relativos a los valores (que subyacen en las interpretacio-
LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA VIDA BUENA nes de necesidades) o las formas de vida de su campo de estudio? ¿No
' están en lo correcto los críticos al afirmar que, sin esos juicios, sin la in-
Nuestra interpretación de la ética del discurso introduce una dimensión tegración de asuntos sustantivos en la ética del discurso, ésta se convierte
sustantiva en la discusión que tiene que ver con las acusaciones de formalis- en algo formalista, vacío y lebensweltlich "irrelevante"? No obstante, si la
mo mencionadas antes. De hecho, puede objetarse que, en vista del carác- ética del discurso implica una forma específica de vida, si presupone un
ter procesal y formal de la ética del discurso, la introducción de considera- conjunto de valores y por lo tanto "un concepto oculto del bien" (Charles
ciones de identidad viola su status de teoría deontológica. El concepto de Taylor), ¿cómo puede pretender ser universal o neutral respecto a mode-
identidad sí parece incluir supuestos sustantivos sobre lo que constituye los competitivos de la vida buena? ¿No representa sólo otro modelo más
la "vida buena", implicando juicios sobre la validez de formas de vida par- entre muchos? 61 Por otra parte, el problema motivacional que surge es el
ticulares. 58 Este problema es especialmente pertinente para nuestra inter- de por qué actores de sistemas de valores· en conflicto estarán deseosos de
pretación de la ética del discurso como principio político de legitimidad ingresar en un diálogo o de considerar que los puntos de vista de los otros
(democrática) y de los derechos básicos, porque es posible ver los estánda- son válidos o que vale la pena escucharlos. Trataremos estas cuestiones
res de legitimidad, así como las leyes de cualquier forma de organización una por una.
política como parte de su forma concreta general de vida (como articula-
ciones de su ethos o Sittlichkeit) y, por lo tanto, como algo particular. Pero, El formalismo excesivo
las teorías éticas deontológicas separan las cuestiones de la "justicia" de los
juicios evaluativos sobre lo que constituye la vida buena. En el espíritu de La ética del discurso, al igual que todas las teorías procesales, parece vulne·
esa ética, Habermas ha descalificado a la ética del discurso como una que rable a la acusación de un formalismo excesivo. 62 Parece excluir un inten1
nos puede proporcionar juicios sobre la validez o calidad de una forma de r por el bienestar de los seres humanos y relegar consideraciones que se re·
vida o de una historia de vida particular. 59 Por lo tanto, el consenso racio- ficren al "bien". Se evitan preguntas como qué es lo que constituye una fol"-
nal sobre la validez de una norma no. proporciona criterios para elegir ma armoniosa de vida social o la exitosa conducción de una vida indivi·
entre diferentes formas de vida o para desarrollar una jerarquía de inter- dual. En respuesta a estas objeciones, los críticos más favorables a Habermas
pretaciones de necesidades. han introducido un principio adicional en la estructura general de la ética
Por otra parte, el principio de universalización de Habermas pretende del discurso. Postulan un criterio bajo el nombre de una ética de la benevo·
ser capaz de manejar el contenido en la medida en que considera las inter- lcncia, de la empatía, v.intuición o del cuidado, como un legítimo
pretaciones de necesidades de todos aquellos que pueden ser afectados por 1 ·punto de vista moral autónomo que complementa las consideraciones de
una norma. Los discursos prácticos encuentran determinado su contenido Justicia. 63
en el horizonte del mundo de la vida de un grupo social -aquí es de don- El principal problema con estos enfoques es que implican una alterna·
de provienen las normas en primer lugar-. El concepto de identidad co~ 1
tiva a la concepción de justicia de la ética del discurso, en cuyo nombre
lectiva parece tener también un lugar aquí, después de todo. Así, nos en- puede suspenderse o descartarse, en vez de presuponer un puente que sea
frentamos a una paradoja: la ética del discurso aparentemente insiste a la , capaz principalmente de mediar entre la justicia y el bien. Lo que por lo
vez en que juzguemos y en que nos abstengamos de juzgar las formas de común se supone aquí es una interpretación extremadamente limitada del
vida. 60 11ignificado de justicia como algo que simplemente implica un tratamien-
Desde el punto de vista de la teoría democrática, esta paradoja parece ' to justo o igual de las personas. En resumen, la justicia es reducida al
inquietante. Puede plantearse en el siguiente problema: ¿de qué manera .~tatus de un principio (derechos iguales) y luego complementada por un
pueden las exigencias de solidaridad de los grupos sociales particulares Negundo principio, la nevolencia, y se considera que ambos son deri·
reconciliarse con las demandas más generales de justicia tanto dentro de vablcs de un principio su erlor: el respeto igual por la integridad o digni-
las sociedades pluralistas compuestas por muchos grupos como entre esas Jnd de cada persona. Pero, o IQ_jia indicado correctamente Habermas

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424 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 425
en su respuesta a un esfuerzo similar hecho por Lawrence Kohlberg, ese la benevolencia, la empatía, la intuición o el cuidado, sino la solidaridad, y
enfoque no puede tener éxito, en parte porque se equivoca respecto al que la justicia y la solidaridad no representan dos principios morales dife-
concepto de la persona. rentes, sino que son dos aspectos del mismo principio.
El argumento funciona de la siguiente manera: los seres humanos son
El respeto igual para cada persona en general como sujeto capaz de acción au- individualizados por medio de los procesos de socialización comunicativos
tónoma significa trato igual; sin embargo', el respeto igual para cada persona (Vergesellschaftung) en el contexto de una comunidad de habla y del mun-
como sujeto individual, individualizado mediante una historia de vida puede
significar algo más bien diferente del trato igualitario: en vez de la protección do de vida compartido intersubjetivamente. Adquieren una identidad in-
de la persona como un ser autodeterminador, puede significar el apoyo a esa dividual sólo como miembros de una colectividad y, simultáneamente,
persona como un ser autorrealizador. 64 por decirlo así, de alguna manera adquieren una identidad de grupo. A
medida que se realiza más individualización, más se diferencia el mundo
El respeto a la integridad no implica el cuidado del bienestar de otra de vida y más se ve implicado el individuo en una red densa y sutil de in-
persona. Además, un principio de benevolencia derivado del principio del terdependencias múltiples y recíprocas. En realidad, la extremada vulne-
igual respeto se refiere sólo a los individuos y no al bienestar común o al rabilidad de las identidades individual y colectiva se deriva del hecho de
sentido de comunidad. Así, en la estrecha concepción de justicia supuesta que "la persona forma un núcleo interno s·ólo en la medida en que simul-
por los críticos más favorables a Habermas, las cuestiones del bien deben táneamente se externaliza en relaciones interpersonales producidas
aparecer como externas. Como tal, la justicia excluye la sensitividad an- comunicativamente". 66 Las moralidades se han diseñado para proteger
te la particularidad de cada individuo, a las consideraciones del bienestar las identidades vulnerables.
de la comunidad y a los intereses del "otro concreto". La justicia se tradu- Los incrementos en la reflexividad, el universalismo y la individualiza-
ce en libertades negativas y derechos subjetivos de las personas, y eso es ción que acompañan a los procesos de diferenciación implicados en la
todo. modernización del mundo de vida, por supuesto refuerzan nuestra con-
Estas interpretaciones pierden de vista la riqueza de las presuposicio- ciencia de la vulnerabilidad crónica de la identidad individual y de la co-
nes comunicativas e intersubjetivas de la ética del discurso. El discurso es lcctiva. 67 Pero es precisamente a través de los medios "discontinuos" de la
una forma reflexiva de interacción comunicativa que implica más que el reivindicación discursiva de las pretensiones como la continuidad del sig·
trato igual a los afectados. El punto de partida analítico de la ética del nificado y de la solidaridad se mantiene en esas situaciones.
discurso no es una concepción de la individualidad soberana, desconecta-
da, incorpórea, sino más bien la infraestructura comunicativa intersub- Debido a que los discursos son una.forma reflexiva de acción orientada al en-
jetiva de la vida social diaria. Los individuos actúan dentro de relaciones tendimiento que, por decirlo así, se sustenta en esta última, su perspectiva cen-
de reconocimiento mutuo en las que adquieren y afirman su individuali- tral en la compensación moral por las debilidades profundamente arraigadas
<le los individuos vulnerables sólo puede derivarse del propio medio de las inter-
dad y su libertad intersubjetivamente. En el proceso de diálogo, todo par-
. ucciones mediadas lingüí~mente a las que los individuos socializados de-,~
ticipante articula sus puntos de vista o interpretaciones de necesidades y ben su vulnerabilidad. Las características pragmáticas del discurso hacen posi-
adquiere sus papeles ideales en una discusión práctica pública. Esta pro- ble la formación de una voluntad discernidora por la gue los intereses de cada
porciona la estructura en que el entendimiento de las interpretaciones de individuo pueden tomarse en cuenta sin destruir los nexos sociales que vincu-
necesidades de los otros se hace posible por medio de un discernimiento lun a cada individuo con todos los demás. 68
moral y no sólo a través de la empatía. Es aquí donde la presencia de
comunalidades es sometida a prueba y se afirma potencialmente el respe- Ciertamente, tanto las identidades colectivas como individuales esta·
to por la diferencia. hlccidas por medio de los procesos de socialización necesitan ser reafir-
Habermas desarrolla estos temas en dos ensayos recientes en que usa rnudas, puesto que requieren un reconocimiento mutuo permanente y están
los conceptos de identidad y solidaridad sistemática por primera vez. 65 Es continuamente abiertas al desafío y al cambio. Los individuos jamás pue-
capaz de mostrar que no hay necesidad de una teoría ética adicional para den conservar su identidad en aislamiento. La integridad del individuo no
complementar la teoría de la justicia porque todo el tiempo ha estado "for- puede asegurarse sin la f tegrldad del mundo de vida compartido inter-
malmente" presente una dimensión "sustantiva". En resumen, Habermas 1111 bjctlvamente, la que ha posible sus relaciones interpersonales com-
insiste en que el concepto complementario adecuado para la justicia no es putldas y sus relactonea de r lento mutuo.

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426 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 427

Habermas llama a esto "el aspecto doble del fenómeno moral": las dis- deriva de formas de vida compartidas o que se traslapan. Esta es la fuen-
posiciones morales para la protección de la identidad individual no pue- te del vínculo oculto entre la justicia y el bien común. La consideración de
den asegurar la integridad de personas individuales sin asegurar a la vez los intereses en lo que respecta a su potencial para generalizarlos y pa-
la red vitalmente necesaria de relaciones de reconocimiento mutuo en ra llegar a un compromiso respecto a ellos implica así la consideración
que los individuos puedan estabilizar sus frágiles identidades sólo mutua de los aspectos "estructurales" de la "vida buena" que pueden ser gene-
y simultáneamente con la identidad de ¿u grupo. 69 De hecho, Habermas ralizados desde el punto de vista de la socialización comunicativa y que
insiste en que toda ética tiene dos tareas: debe asegurar la inviolabilidad son característicos de todas las formas de vida -esto es, los requisitos de
de individuos socializados requiriendo un trato y respeto igual para la respeto y protección de la integridad del individuo y de las identidades
dignidad de cada uno de ellos, y debe proteger las relaciones intersubjetivas colectivas. 72
de reconocimiento recíproco requiriendo solidaridad entre los individuos Esta dimensión estructural del bien que se encuentra dentro de la ética _..
como miembros de una comunidad en la que son socializados. Así, la del discurso proporciona el estándar de acuerdo con el cual el principio
solidaridad está arraigada en la experiencia de que cada uno debe asumir de universalización debe operar, es decir, la articulación y la considera-
la responsabilidad por el otro, porque como consociados todos compar- ción de los requerimientos de identidad de todos los individuos y grupos
ten un interés en la integridad de su contexto de vida común -en resu- afectados por una norma. Además de articular el estándar de equidad y de
men, una identidad colectiva-. Entonces, desde la perspectiva de la teo- respeto por los derechos abstractos de personas abstractas, los discursos
ría de la comunicación, el interés por el bienestar de los demás y por el reproducen reflexivamente aquellos logros comunicativos intersubjetivos
bienestar general están relacionados estrechamente por medio del con- (reconocimientos recíprocos) que reafirman y reproducen los componen-
cepto de identidad. La identidad del grupo y de individuos únicos se re- tes centrales de las identidades individuales y de grupo. "Incluso aquellas
produce por medio de relaciones intactas de reconocimiento mutuo. Por interpretaciones en que el individuo identifica las necesidades que le son
lo tanto, el concepto complementario de la justicia debe ser la solidaridad más peculiares a él mismo, están abiertas a un proceso de revisión en el
y no alguna noción vaga de empatía o de benevolencia. Los principios que todos participan [y que] añade la reciprocidad del reconocimiento
procesales de la justicia, entendidos en el sentido deontológico del respe- mutuo a la suma de las voces individuales." 73 El concepto estructural del
to a las personas y del trato igual a los compañeros en el diálogo, requie- bien que es operativo aquí puede por lo tanto formularse de la siguient~., .
ren de la solidaridad como su contraparte -son dos aspectos de la misma manera: la institucionalización de cualquier norma que puede causar ud-
cosa. 70 · daño irreparable a la integridad de las identidades de individuos y grupos
Cierto es que Habermas no distingue, como lo hacemos nosotros, entre que están dispuestos a discutir y conformarse con los principios procesa-
----.. la moralidad y los principios de la justicia. Para él, la ética del discurso les de la reciprocidad simétrica queda prohibida. Por supuesto, ésta es
sirve para ambos. No obstante, la discusión anterior claramente se aplica otra forma de decir que los discursos no pueden legislar o juzgar formas
más adecuadamente a los temas de un principio político de legitimidad. de vida. No obstante, aquí~.implícito algo más. Como las interpretacio·
De conformidad con este punto de vista, la justicia se refiere a las iguales 1
ríes de necesidades y las cuesÜones de la identidad son incluidas en la diS"
libertades de individuos autodeterminadores y únicos -las normas legíti- cusión, el propio diálogo se orienta por los principios del respeto a las
mas son las aceptadas por todos los participantes potencialmente afecta- dimensiones abstractas y situacionales de la persortalidad, por una parte,
dos en un proceso discursivo. Así, la solidaridad se refiere tanto al interés y por el mínimo de solidaridad requerido para mantener la identidad indi-
de los consociados, vinculados en el mundo de vida por la integridad de vidual o de grupo, por la otra.
una identidad común compartida, así como por las identidades indivi- Este concepto del bien responde a la acusación de un formalismo vacío
duales e incluso del subgrupo. Por lo tanto, las normas legítimas "no pue- sin violar el status deontológico de la ética del discurso. El respeto por la
den proteger a uno sin proteger al otro: no pueden proteger los derechos y capacidad de cada uno para formular un modelo coherente de la buena
libertades iguales de los individuos sin proteger el bienestar del compañe- vida y de la solidaridad entre aquéllos que tienen diferentes formas de vida
ro de uno y de la comunidad a la cual pertenecen los individuos". 71 Así, la y que no obstante comparten el mismo o diferentes mundos de vida que
ética del discurso presupone a la vez la autonomía y la integridad de los ice lraslapan -y por lo cnos algunos aspectos clave de una identidad
individuos y su incorporación previa en una forma de vida intersubjetiva. colectiva política-, no fa rece Injustamente ningún modelo particular
El mismo contenido de las reflexiones sobre la justicia de las normas se del bien. ¡No ob1t1nta 1110110 eltliche relevantes! Tampoco equl-

.'iéfnf t •. ,'.
428 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 429

valen a un concepto oculto, concreto del bien que debilita el carácter mas ver generalizadas más allá de un contexto eslJecífico ni ver entrando
deontológico de la ética del discurso (la acusación formulada por Taylor). en conflicto con cualquier principio de justicia, éstas se ajustan al estándar
La práctica del discurso respeta tanto la individualización como las for- de "aquello que no debe ser violado" o incluso sometido a pretensiones de
mas de vida compartidas intersubjetivamente. Cada individuo debe ser ca- justicia que en principio son irrelevantes. De lo que se trata aquí es de es·
paz de participar en los procesos solidar\os del diálogo que presupone y tándares de acción, de valores y de los componentes de las identidades
potencialmente reafirma la solidaridad, puesto que implica considerar la po- de los individuos o grupos que merecen reconocimiento (mutuo) como
sición del otro y una actitud abierta ante las necesidades de identidad del un dominio de diferencia, de la elección personal, diferentes del dominio
otro. En realidad, la calidad de un Zusammenleben debe medirse tanto al que deben aplicarse las normas legales. El reconocimiento legal de ese
por el grado de solidaridad y el bienestar que asegura, como por la medi- dominio que está más allá de la justicia, de la manera que sea, puede to-
da en que se considera que los intereses (requerimientos de identidad) de mar la forma de derechos fundamentales que aseguran la autonomía del
cada individuo son considerados dentro del interés común. 74 juicio individual y la autolimitación de la regulación legal. La ética del dis·
Esta discusión de los aspectos estructurales del bien internos a la ética curso es autolimitadora precisamente respecto a este dominio; se "refiere
""' del discurso se basan a pesar de todo en la diferenciación entre el derecho
y el bien, entre lo universal(izable) y lo particular, entre las cuestiones de
negativamente a la vida dañada en vez de indicar afirmativamente la vida
buena". 75 ·
justicia y las cuestiones que se refieren a la autorrealización de los indivi- Pero está claro que lo que a un individuo o a un grupo le parece que son
duos, es decir, sus historias de vida, requerimientos de identidad y formas los componentes constitutivos de la forma de vida de uno, de la identidad
de vida particulares. Las interpretaciones de necesidades individuales <le uno, puede entrar en conflicto con las demandas de justicia. En los ca·
pueden, por supuesto, ser introducidas en los discursos para que poda- sos de conflicto entre las demandas de autorrealización y las de justicia,
mos descubrir qué dimensiones de éstas se pueden convertir en el conte- nuestro impulso inmediato es decir que aquellas necesidades o componen·
nido de una norma generalizable. Pero después de tal discurso, siguen les de las identidades que violan los principios de reciprocidad simétrica y
existiendo las dimensiones de las historias de vida, las concepciones del se han vuelto controvertidas, debe ser las que cedan. Sin embargo, queda
bien y las formas de vida individuales que no pueden ser generalizadas y la opción de la objeción consciente y de la desobediencia civil cuando el
que, por lo tanto, continúan siendo particulares. Incluso si establecemos propio concepto de justicia es el que está en disputa.
una línea divisoria entre el derecho y el bien después del discurso, el últi-
mo por definición hace surgir problema-s evaluativos que escapan a la
exigente lógica del discurso, porque implican diferencias sobre las cuales ¿Universalidad?
no podemos llegar a un consenso y a las que no podemos juzgar por me-
dio de un discurso. Aquellos componentes necesariamente particulares Aunque los requerimientos de reconocimiento recíproco pueden rastrearse
de la identidad individual y del grupo constituyen el límite del alcance de .hasla las condiciones dei.Wacción comunicativa e identificarse como la
la ética del discurso. Por lo que se ha dicho antes respecto a las estructu- ' raíz común de la justicia y de la solidaridad, estos deberes no llegan más
ras del reconocimiento mutuo dentro de las cuales se forman las identi- ullá del mundo concreto de un grupo particular, sea éste una familia, una
dades individual y de grupo, está claro que Habermas cree que los princi- tribu, una ciudad o un Estado. 76 Si interpretamos la ética del discurso
pios de justicia no deben violar-de hecho, que deben proteger-la forma i.:omo una ética de la ciudadanía, como un principio de legitimidad demo·
de vida compartida intersubjetivamente de la cual obtienen sus recursos 1.:1·álica y de derechos básicos, ¿cómo podemos establecer pretensiones
la solidaridad y la autonomía individual. Sin embargo, como los aspectos universales para la misma?, ¿no varían la ética y la ciudadanía con la
estructurales de la vida buena pueden distinguirse de las totalidades con- forma particular de la forma de organización política con la cual están
cretas de las formas de vida particulares (y de las historias de vida), conti- rclucionados?, ¿cómo llegamos a aquella única posición universal que nos
núa vigente la pregunta respecto a la relación entre la ética del discurso pcrmilirá basar no sólo la tolerancia sino también la solidaridad con una
en su "concepción estructural del bien" y las necesidades de identidad pluralidad de identidades de grupo, sin relornar al formalismo kantiano? 77
particulares, los valores, etc., de los individuos o grupos. l.u respuesta de Haber as es que los discursos constituyen formas más
En la medida en que esas cuestiones no influyen en asuntos de justicia, exigentes de comunicac:i que la práctica comunicativa diaria. Son re·
es decir, en la medida en que implican formas de conducta que ni desea· llcxlvos, gobernado• por 101 os del habla argumentativa y llcian

/ífrftw,
430 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 431

más allá de la particularidad de las costumbres de una comunidad sin por mente no requiere empatía o igualdad con el otro con el que somos soli-
eso romper el vínculo social. El principio de solidaridad pierde su carácter darios. La solidaridad complementaria de la ética del discurso sí implica,
etnocéntrico cuando se convierte en parte de una teoría universal de la justi- sin embargo, la capacidad de identificarse con aquéllo que no es idéntico.
cia y se le construye a la luz de la idea de la formación de la voluntad dis- En otras palabras, implica la aceptación del otro como otro, como uno al
cursiva. Los argumentos trascienden los mundos de la vida particulares. que debemos dar la misma oportunidad de articular sus necesidades de
"El discurso generaliza, abstrae, ensancha al máximo las presuposiciones identidad y sus argumentos de la misma manera en que quisiéramos que
de las acciones comunicativas ligadas al contexto, expandiendo su campo se nos concediera a nosotros. Las situaciones discursivas dentro de una
para incluir a sujetos competentes más allá de los límites provinciales de sola sociedad en que los conflictos sobre las normas son adjudicados, es·
su propia forma de vida particular."78 Los límites del mundo de la vida de una tablecen la posibilidad de esa solidaridad, porque en este caso uno puede
familia, tribu o Estado pueden trascenderse en un contexto en que los dis- colocarse en el lugar del otro, comprender cuáles son sus necesidades e
cursos son institucionalizados y se respeta el principio estructural del bien. 79 intereses, y descubrir, constituir o reafirmar aspectos en común y una iden-
Además, la argumentación moral puede implicar la invocación de princi- 1idad colectiva. Esos procesos deben enriquecer la autocomprensión de to-
pios que difieren de las normas de una comunidad, y la comunidad debe dos los que participan. Por otra parte, la solidaridad hace que el discurso
entonces responder con argumentos buenos y convincentes, o de lo contra- sea significativo y reafirma la lógica del reconocimiento recíproco que se
rio aceptar el argumento convincente de alguien que piensa diferente. Lejos encuentra al centro del mismo. En otras palabras, podemos tener solida-
de reprimir la particularidad o la "comunidad", la orientación universali- ridad con otros con los que compartimos una identidad colectiva sin com·(-·- ..
zadora de la ética del discurso, por virtud de su propio carácter abstracto, partir o incluso sin que necesariamente nos gusten sus valores y necesida- '
es la única base sobre la cual se puede otorgar legitimidad a la diferencia des personales (suponiendo que no son incompatibles con la precondición
y requerir solidaridad con ésta. "A medida que los intereses y las orientacio- de la resolución o compromiso discursivos del conflicto). Pero tenemos que
nes de los valores se hacen más diferenciados en las sociedades modernas, nccptar estas diferencias en la medida en que se les constituye como pri·
las normas moralmente justificadas que controlan el campo de acción del vuelas en el discurso.
individuo en favor del interés del todo, se hacen cada vez más generales y La cuestión de la solidaridad entre colectividades que no comparten 1
abstractas". 80 una identidad política común es más compleja. El caso más sencillo se'-.J ·
Habermas justifica esta pretensión de universalidad en su análisis de rt•ficre a la interacción entre dos sociedades que están arraigadas en tradi·
las presuposiciones pragmáticas de la acción comunicativa que se forma- dones culturales diferentes, pero que tienen tanto discursos institucio·
lizan en el discurso. Sin embargo, en nuestra opinión, este argumento no 11ulizados como principios de legitimidad democrática y de derechos bá-
es del todo satisfactorio, porque implica una forma de universalismo abs- . Nicos. Ya hemos visto que la solidaridad refuerza la identidad política
tracto y, por lo tanto, incompleta. Aunque es muy probable que otras cul- l'Olcctiva de los miembros de una sociedad civil moderna, integrando a
turas además de la nuestra puedan hacer las transiciones de la acción los que difieren entre sí y ~bstante comparten la cultura política de la
~ormativa a la comunicativa y de esta última al discurso, también es cier- Ímcicdad en general. Esta clase de identidad colectiva es capaz de afirmar
to que esos pasos son imposibles e irrelevantes para muchas culturas, en 1111 nosotros a la vez que promueve la solidaridad entre las muchas identi·
especial aquéllas que no son modernas y que no son autorreflexivas. Sería dudes de grupo que componen una sociedad civil rr{oderna. Esta versión
absurdo que nosotros requiriéramos que una cultura de ese tipo renun- de la identidad colectiva moderna (y de una forma también moderna de
ciara a su identidad por ideales impuestos externamente sobre ella. En •ol lduridad social) es la que podemos esperar que se expanda en una direc-
estos casos debe predominar el respeto por la identidad colectiva del otro, cll'>n universal para incluir la solidaridad con aquéllos que no son miem-
quizás en la forma de tolerancia. Pero ese respeto no puede ser igualado b1·os de la misma sociedad civil, pero que son miembros de otras socieda·
con la solidaridad que uno siente por aquéllos con los que tiene, por lo dr11 civiles. Hacia las culturas que no han institucionalizado el discurso o
menos, algunos componentes de identidad colectiva o algunos principios 1011 derechos, debemos demostrar respeto, si no solidaridad.
en común. lluy, sin embargo, dos untos en que las implicaciones universales de
En esto seamos claros. Hay dos contextos en que la solidaridad se vuel- In ética del discurso se ap can a todas las culturas. Primero, cuando se
ve problemática: dentro de las sociedades civiles plurales y entre las di fe· J'H't!Htmtan demandas de pa clpaclón democrática y derechos básicos
rentes sociedades. El concepto moderno de solidaridad que tenemos en dentro de una determinada cult podemos evitar la solidaridad con

,1rCtt"--,•cr,
432 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 433

quienes las articulan. El significado mínimo de los derechos humanos es ser verdaderamente universal; pero sin la empatía d~ cada persona en la situa-
que aquéllos que los exigen, pueden tenerlos ante cualquier Estado. Esos ción con todos los demás, derivada de la solidaridad, no puede encontrarse
derechos sólo se pueden garantizar dentro del contexto de la ciudadanía ninguna resolución capaz de obtener el consenso. 82
en un sistema de organización política particular. Pero su referente (los
derechos humanos universales) señalfl más allá de cualquier sistema de Las identidades a las que se llega (o que se reafirman) en un proceso
organización política determinado. Segundo, en la medida en que varias cul- discursivo de autoconstitución que implica una prueba posconvencional
turas se encuentran la una con la otra en paz y en guerra potencial (y hoy de las candidatas a normas políticas, dejan espacio para las solidaridades
en día es difícil que alguna cultura se vea excluida de esa posibilidad), la transculturales que tienen implicaciones universales en un sentido más
ética del discurso implica que los principios del diálogo racional entre profundo que cualquier supuesto interés universal. Con el fin de sentir so-
iguales representan la única forma normativamente aceptable de resolu- lidaridad con el otro, debemos tener acceso potencial a una forma no vio-
ción del conflicto. Esta versión del universalismo es, además, la única ba- lenta de resolución del conflicto cuando nos encontramos el uno con el
se en la que puede concebirse la solidaridad con aquéllos que son verda- otro. Un nosotros constituido en parte por medio del discurso tiene un
deramente diferentes, porque abre la posibilidad de llegar a normas o acceso fácil al único medio posible para tal resolución del conflicto: la
principios comunes y al reconocimiento mutuo. comunicación interculturalmente relevante. Para lograr en cualquier
La idea de Habermas de que quienes actúan comunicativamente pue- grado la posibilidad de solidaridad, debemos tener acceso a una tradi-
den, en principio, elevarse al nivel del discurso no tiene que implicar una ción cultural: pero para poder sentir solidaridad con otro (con el que te-
métrica universal que nos permita juzgar (e incluso menos, interferir con) nemos poco en común), debemos ser capaces de criticar nuestra propia
formas de vida radicalmente diferentes a la nuestra. Pero sí permite tratar tradición política. Estos dos pasos tomados en conjunto implican la posi-
los dos casos en que se encuentran culturas radicalmente diferentes. La bilidad de ampliar las identidades colectivas en una dirección universal
existencia de formas de vida diferentes dentro de las sociedades civiles sin romper los vínculos sustantivos con una pluralidad de tradiciones y,
modernas nos permite pensar que la internalización de esa relación de por lo tanto, de identidades diferentes.
reconocimiento mutuo y de respeto por la individualidad y la diferencia Esto no equivale a una síntesis de Kant y Aristóteles, porque todavía
no es imposible en principio. Esto no implicaría ni la mala fe de pretender siguen siendo válidas las restricciones respecto a los juicios de valores
llevar todas las formas de vida al mismo nivel que la nuestra (relativismo) sobre el mérito de la identidad individual y de grupo. La ética del discurso
ni una posición universalista abstracta·que es incapaz de dar a cada parti- no nos obliga a juzgar formas de vida pasadas que nunca han desarrolla-
cularidad su propia dignidad. do formas discursivas de normas básicas. Pero sí implica que, en el caso
El referente universal, en el último caso de los discursos en el sentido del contacto entre pluralidades (nacional o internacionalmente), la única
anterior, es, por supuesto, la "comunidad ideal de habla". La identidad a forma aceptable de resolución del conflicto es el discurso. Permítanos
que esto se refiere es nuestra identidad como seres humanos; el concepto repetirlo: en vez de propor~r un estándar sustantivo del bien con el cual
formal del bien que implica es el de la solidaridad con toda la humanidad 1
í11zgar formas particulares d~- vida, el concepto estructural del bien proh$e A
capaz de hablar. 81 Éste es un ideal regulador, práctico, en el dominio de normas que pueden dañar la integridad de las identidades individuales y de\F
una ética política. Así, la ética del discurso conserva la percepción del grupo. Los componentes de identidades que resisten los procesos de reso·
siglo XVIII de que la justicia sin solidaridad no puede sostenerse. En reali- lución discursiva del conflicto, en el caso de normas societales en disputa,
dad, éste es el principio que se encuentra detrás de la idea de los derechos o que violan las metanormas de la ética del discurso (aquéllas basadas en
humanos. No obstante, presupone diferencia, no igualdad, dentro del rubro formas de dominación, exclusión, desigualdad, etc.) tendrían que ceder
general y básicamente vacío de caracterizaciones de la humanidad. Así, MU lugar a una ética política que tiene en cuenta la autonomía moral y la
cuando se le interpreta en términos de los conceptos de identidad y soli· 1olidaridad con la diferencia.
daridad colectiva, el entendimiento estructural del bien puede en realidad
operar como el otro lado de la teoría de la justicia:

Sin libertades individuales irrestrictas para tomar una posición sobre las pre•
tensiones de validez normativa, el acuerdo al que se llega en realidad no puede

yfCter
434 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 435

Motivación Segundo, Habermas reconoce el hecho de que el discurso práctico se-


para las acciones y las normas problemáticas de la ética sustantiva de sus
'

El punto anterior hace surgir el problema de la motivación. Como se dijo contextos vivos, sometiéndolas al razonamiento hipotético. Concede que,
antes, los juicios procesales deontológicos parecen ofrecer respuestas a menos que la ética del discurso sea apuntalada por el empuje de los
desmotivadas a preguntas descontextmtlizadas. En realidad, las meta- motivos y por instituciones socialmente aceptadas, los discernimientos
normas del discurso se aplican sólo a la propia situación del diálogo y no morales que ofrece serán inefectivos en la práctica. El discurso no puede
pueden ni motivar la participación ni proporcionar criterios para aplicar por sí mismo asegurar que se satisfagan las condiciones necesarias para
los resultados. Tampoco el principio de solidaridad que es el otro lado de la participación real de todos los interesados. La ética del discurso depende
la ética del discurso proporciona una respuesta fácil a este problema. Tie- de una forma de vida que "la encuentra a mitad del camino".
ne limitaciones precisamente porque uno es renuente a participar en pro- Tiene que haber un mínimo de congruencia entre la moralidad y las prácticas
cesos comunicativos discursivos que implican modificar la perspectiva de la socialización y la educación. Estas últimas deben promover la necesaria
propia y posiblemente incluso aspectos de la forma de vida de uno. ¿Por internalización del control del superego y la abstracción de las identidades del
qué debe alguien participar en el discurso? ego. Además, debe haber un mínimo de ajuste entre la moralidad y las institu-
Hay toda clase de razones pragmáticas o estratégicas para participar ciones sociopolíticas. 84
en el diálogo. Por ejemplo, uno puede llegar a la conclusión de que formas
dialógicas, pacíficas, de resolución de los conflictos son mejores que el En otras palabras, lo que Rawls denomina las "circunstancias de la ,
uso de la fuerza y la violencia, en vista de las constelaciones de intereses y justicia" deben predominar para que la ética del discurso sea complemen-Q
del equilibrio del poder existentes. Pero en el diálogo no habría nada in- lada con el complejo motivacional adecuado. Para Habermas, esto signi- '
trínseco que produjera automáticamente una obligación. De hecho, el diá- íica que lo que se requiere es por lo menos el principio de la instituciona-
logo no equivale al discurso. lización de los discursos, la articulación del principio de los derechos
La respuesta de Habermas al problema de la motivación a que se en- básicos, procesos de socialización necesarios tales que sea posible apren-
frentan todas las teorías morales deontológicas es doble. Primero, insiste der las disposiciones y habilidades requeridas para tomar parte en la ar-
en que las presuposiciones del discurso son realmente una forma reflexi- gumentación moral y condiciones materiales de vida que no estén tan
va de acción comunicativa, y así las reciprocidades que subyacen en el degradadas ni tan desesperadamente empobrecidas que hagan irrelevan-
reconocimiento mutuo de sujetos competentes ya están construidas en la tes las exigencias morales universalistas. El punto de vista de Habermas
acción orientada a llegar a un entendimiento, que es la acción en que se l'S que en las sociedades civiles modernas el principio de los derechos

fundamenta la argumentación. En respuesta a la posición del escéptico · básicos y de los discursos públicos ha sido institucionalizado (aunque se-
radical que se rehúsa a argumentar, rechazando así el punto de vista mo- lectivamente y en forma titubeante) en los e.spacios públicos de la socie-
ral, Habermas insiste, por lo tanto, en que uno no puede excluirse de la. dad civil y de la sociedad pdfffiea. Esto significa que la comprobación dis-
práctica comunicativa de la vida diaria. Como las presuposiciones de la inter- cursiva de la validez normativa ya es parte de nuestras percepciones sobre
acción comunicativa son por lo menos en parte idénticas a las presuposi- In legitimidad de las instituciones. Así, es posible ent_!!nder el sometimien-
ciones de la argumentación como tal, la opción de excluirse en realidad to de normas controversiales al discurso con base en el modelo del "equi-
no es una opción. librio reflexivo" de Rawls, como una reconstrucción de las intuiciones
dlurias que subyacen al juicio imparcial de las instituciones sociales y po-
Para llegar a un entendimiento sobre algo en el mundo, los sujetos que partici-
lrtlcas en la sociedades civiles modernas.
pan en la acción comunicativa se orientan a sí mismos hacia las pretensiones Pero incluso si la participación en los discursos que tratan de las nor-
de validez, incluyendo [ ... ] las pretensiones de validez normativa. Por esto es mus implícitamente compromete al participante a las metanormas de la
que no hay forma de vida sociocultural que no esté por lo menos implícitamente reciprocidad simétrica, sigue siendo posible mantener una relación estra-
orientada a mantener la acción comunicativa por medio del argumento, se tra- tégica general respecto a l participación de uno en di1cur101 especfflcos.
te de la forma real de argumentación que es tan rudimentaria o de la institU• No obstante, la participac' n puede tentr 1u1 propio• 1fecto1 1oclallza-
cionalización de la construcción del consenso discursivo por incompleta que dores, y los principios relcv tes son tale1 que todo• pocl1mo1 lle11r a
sea. 83 llt'eptarlos. Es en ese proceso don re1oluct6n•dllaurllft dtl connlcto

.·.{· ·rrnrrrrrrI~¡14,
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 437
436

puede adquirir ella misma un poder normativo. Aunque se necesita la tuciones democráticas. No obstante, insistimos 'en que ningún modelo
phronesis (el buen juicio) para la aplicación de los principios de la ética único de instituciones democráticas se deriva de la ética del discurso. Ade-
del discurso, el aprendizaje normativo necesario para resolver el proble- más, ninguno debe ser derivado de la misma, si se quiere que la teoría
ma motivacional desde el lado del insumo es, en principio, posible en so- democrática evite una orientación autoritaria frente a patrones de democra-
ciedades con mundos de la vida modermizadores, puesto que esas socieda- cia (aunque sean deficientes). No obstante, argumentaremos en esta sec-
des proporcionan, por lo menos, la posibilidad de internalizar unos pocos ción y en la siguiente que 1) la ética del discurso sí tiene una relación con )
principios abstractos y universales que surgen de la argumentación prác- un nivel institucional del análisis, y 2) los principios de legitimidad demo-
tica. Al discutir el nivel posconvencional de conciencia moral necesario crática y de los derechos básicos que fundamenta implican una pluralidad
para la ética del discurso, Habermas insiste en que la brecha entre las per- abierta de democracias y por lo tanto proyectos de democratización que
cepciones morales y los motivos empíricos culturalmente habituales ne- presuponen a la vez las sociedades civiles modernas y una relación crítica
cesita ser compensada por con ellas.
El punto fundamental de nuestro argumento es la distinción entre los
un sistema de controles internos de conducta que se active a través de juicios principios de legitimidad, por una parte, y la institucionalización (u organi-
morales basados en principios (convicciones que forman la base de las motiva- zación social) de la dominación (o del gobierno) por la otra.87 Habermas
ciones). Este sistema debe funcionar autónomamente. Debe ser independiente usa esta distinción para demostrar las insuficiencias de las teorías realistas
de las presiones externas de un orden legítimo reconocido ya existente, sin y normativas de la democracia. Desde Weber hasta Schumpeter y autores
importar lo pequeña que pueda ser esta presión. Estas condiciones se satisfa- posteriores, las teorías "realistas" de la "democracia de élite" identifican
cen sólo mediante la internalización completa de unos pocos principios univer- como democrático un procedimiento (de competencia de las élites) que
sales y muy abstractos que, como lo muestra la ética del discurso, se derivan en el mejor de los casos tiene una relación mínima con las normas democrá·
lógicamente del procedimiento de justificación de la norma. 85 ticas. No está basado en presuposiciones para llegar a un acuerdo libre o
a una formación de voluntad discursiva pública o a una orientación hacia
Más allá de esto, ninguna teoría deontológica puede o debe decir más. los intereses generales. El problema de la legitimidad, o se reduce al pro·
El problema de la generación de motivos empíricos para participar en la blema empírico de la aceptación de las reglas de esos procedimientos, o se
resolución discursiva del conflicto pertenece por lo tanto a los dominios le descarta completamente. Por el contrario, los teóricos de la democracia
de la teoría social o de la psicología sodal. directa, desde Rousseau hasta Arendt, derivan un conjunto de prácticas
idealizadas de un principio democrático genuino de legitimidad. No obstan·
le, sus argumentos ponen en duda la propia posibilidad de la democracia
¿UN DÉFICIT INSTITUCIONAL? genuina.
La rigurosa separació~.la legitimidad y de la institucionalización del
La ética del discurso no prescribe una forma particular de vida. Una gran ' wobierno puede llevarnos más allá de estas alternativas. No obstantepes
variedad de formas puede ser compatible con ella, a pesar de lo cual fácil suponer, por la misma línea de pensamiento de Habermas, que sim·
ninguna forma moderna de vida (incluyendo aquella que la hizo históri· plemente está combinando los dos tipos de teoría, aerivando su énfasis en
camente posible) puede escapar de su potencial crítico. El concepto de la legitimidad democrática de los normativistas y su aceptación de los
"forma de vida" incluye los patrones socializadores, institucionales y cultu- procedimientos empíricos de organización de los realistas. Correctamen·
rales de una sociedad. Un concepto tan amplio puede llevar fácilmente a te abandona la ilusión de Arendt con respecto a la deseabilidad y posibili·
juicios erróneos sobre las implicaciones de la ética del discurso. Por lo efod de la ausencia del gobierno en la vida pública democrática. 88 No obs-
tanto, vale la pena observar que la crítica puede restringirse a esferas socia- hmte, al mismo tiempo, parece dejar atrás alguna impresión weberiana
les específicas sin llevar a una evaluación de formaciones sociales o civiliza· de que la organización democrática es simplemente una forma de domi·
ciones completas. No obstante, interpretar la ética del discurso como una nuclón entre otras.
Lus concesiones apar ntca a lu teoría realista se deben a una combina-
.
teoría de la justicia puede implicar que, sin determinar enteras formas de
vida, la concepción conduzca a un modelo específico de práctica poUti· ción de agnosticismo ant 11 utopfos democráticas y de pesimismo ante
ca. 86 En realidad es difícil concebir la legitimidad democrática sin insti· la ctupu actual de la democ:ra mentarla. Nos gustaría desarrollar

re rrm· ·
438 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 439
nuestra propia concepción en relación con estas dos posiciones. Habermas mos observar, sin embargo, que la reenunciación de la ética del discurso
define la democracia como todos los órdenes políticos que satisfacen un se ve afectada por el hecho de que evita el problema institucional. Hay un
tipo procesal de legitimidad, en el sentido de procedimientos validados por notable desplazamiento en el paso del discurso real al virtual. Una "presu-
..... la ética del discurso: "las democracias se distinguen de otros sistemas de posición" de que ciertas instituciones y decisiones "generarían consenti-
dominación por un principio racional de ~egitimización". 89 En principio, miento" si los interesados "pudieran participar" requiere, o bien interpre-
hay muchas formas de organización que pueden calzar en esta definición. tar estados mentales, en el sentido del concepto weberiano de verstehen, o
Se no~ dice que una elección entre ellas "depende de condiciones políticas del análisis social-científico de constelaciones de intereses, en el sentido
y sociales concretas, de la amplitud de disposición, de la información". Sin de la tradición marxista. Ningún enfoque es congruente con la profunda
embargo, la democracia al nivel organizacional debe entenderse en térmi- fuerza de la ética del discurso que implica que la formación de la identi·
nos de democratización, definida en términos de un "proceso de aprendiza- dad y el análisis de los intereses depende de la comunicación y el diálogo
je autocontrolado" que es capaz de permitir e incluso de generar el cam- públicos. Así, la legitimidad democrática requiere por lo menos estable-
bio institucional. 90 cer procesos reales del discurso al nivel de la organización. Sin este míni-
Habermas afirma que, en el tipo procesal moderno de la legitimidad mo, puede surgir la ilusión de que hablamos de legitimidad democrática
democrática que elaboró primero Rousseau, las condiciones formales de sin insistir en la presencia de instituciones que tengan alguna relación
la posible formación del consenso, en vez de las bases de éste en última interna (incluso aunque no sea la de una simple derivación de una de la
instancia, son las que obtienen fuerza legitimadora. Esto significa que el otra) con los procedimientos de la validación y justificación discursi-
nivel de justificación en sí se ha tornado reflexivo. Por lo tanto, cualquier va. Aunque los requerimientos de un discurso válido no son satisfechos
consenso dado, incluso el que exista sobre las estructuras organizacionales generalmente o por completo por el discurso institucionalizado empí-
para llegar al consenso, queda, en principio, abierto al aprendizaje y a la rico real, hay una conexión intrínseca entre las normas contrafác-
revisión, orientadas por los criterios articulados por la ética del discurso ticas y los procesos reales del discurso. Hemos argumentado que el dis-
y presupuestos por ella como las condiciones constitutivas del discur- curso es siempre un discurso real y que las normas del discurso están
so. La democratización entendida como un proceso de aprendizaje auto- disponibles sólo para quienes participan en el discurso institucionalizado
controlado significa precisamente esto. empírico.
Hasta ahora, no encontramos ningún problema con esta línea de pen- La idea de institucionalizar el discurso difícilmente está ausente de la
samiento. Nosotros también pensamos qÜe la legitimidad democrática es concepción general de Habermas y es útil examinar el lugar de la demo-
anterior a las formas inevitablemente plurales de la organización demo- cracia formal moderna en este contexto. La institucionalización del dis-
crática. Nosotros también vemos la democratización como un proceso . curso hace referencia a la existencia de una "expectativa obligatoria y ge-
abierto en sus extremos. Pero creemos que, aunque niega correctamente neralizada de que, en condiciones definidas, puede llevarse a cabo un
<liscurso". Se entiende q~.ejemplos históricos reales de las incorpo-
92
que alguna forma particular de organización (por ejemplo, la democrati-
zación de consejos) pueda derivarse del principio de la legitimidad demo- t·uciones sociales de las normas discursivas son variables, contingentes y ~JI r..,
93
crática, Habermas ha omitido dar las condiciones mínimas necesarias precarios. Habermas incluye tres .de esos ejemplos: el comienzo de la T
para organizar las instituciones democráticas. El enunciado sobre las pre- filosofía en Atenas, el ascenso inicial de la ciencia experimental moderna~
condiciones históricas en este contexto dice demasiado poco. Más allá de y la creación de una esfera pública política durante la Ilustración y las
esto, Habermas sólo puede reiterar que "es asunto de encontrar acuerdos revoluciones de los siglos XVII y xvm. 94 Aquí estamos interesados sólo en
que puedan fundamentar el presupuesto de que las instituciones básicas el significado y suerte del último ejemplo.
de la sociedad y las decisiones políticas básicas pueden construirse con el Según Habermas, la democracia "burguesa" afirmó vincular "todos los
acuerdo no obligatorio de todos los interesados, si ellos pueden partici· prncesos de decisión que tenían consecuencias políticas a una formación
par; como libres e iguales, en la formación de la voluntad discursiva". 91 de voluntad discursiva del público ciudadano garantizada legalmente". 95
Característicamente, esta afirmación nos saca del problema de las ins· Hstu afirmación indica que la idea de un consenso válido penetra la es-
tituciones. Habermas está describiendo aquí, en el sentido de la ética del tructura del propio ¡oble o en "la forma de democratización". 96 Así, por
discurso, los procedimientos que pueden proporcionar las bases legl· lo menos para el momon'o o la ¡éncsis de la democracia parlamentaria
timadoras para aceptar cualquier acuerdo como democrático. Debe· moderna, Haberma1 reconoce lo interno que hemoa postulado
440 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 441

entre legitimación y gobierno. Pero él también argumentó que, en el cur- términos justicia y libertad son difíciles de locali,;ar. También es difícil
so de su desarrollo, legitimación y gobierno se separan. Las pretensiones de especificar precisamente de qué manera los movimientos sociales que ya
la democracia burguesa han seguido siendo (o se han convertido en) una existen se ajustan a esta clase de términos. La justicia y la libertad pare-
ficción (sin importar lo efectivo de la legitimación, en el sentido de Weber). cen hacer referencia a instituciones de la política democrática y a los de-
En consecuencia, se ha desarrollado un.a profunda división entre quienes rechos establecidos. Pero incluso la última versión de la teoría de Habermas
son cada vez más cínicos respecto a la sustancia de las pretensiones demo- pone en duda la posibilidad de que un aumento en la libertad y la justicia
cráticas y los teóricos normativos de la democracia. 97 Habermas siempre en estos contextos pueda ser asunto de institucionalización adicional. Aquí
ha sido crítico no sólo del "elitismo" y del "realismo" sino también de sus Habermas muestra las grandes etapas históricas de la formación del Esta-
dos antagonistas: las críticas marxistas de la democracia formal y las teo- do que conducen al desarrollo del Estado democrático de bienestar mo-
rías normativas de la democracia. Rechaza el modelo de los consejos como derno como épocas de "juridificación" . 101 De éstas, el Rechtsstaat del siglo
alternativa a la democracia representativa porque está basado en un error XIX y su contemporáneo más reciente, el Estado constitucional democrá-
en las categorías. Mas, vale la pena indicar que no considera los instrumen- tico, son presentados inicialmente como garantes de las libertades (o dere-
tos de cualquiera de esas formas de democracia como mecanismos organi- chos) ante el Estado moderno, mientras que su sucesor común, el Estado
zacionales incompatibles con el modelo discursivo. Los mecanismos forma- democrático de bienestar del siglo xx, es presentado como ambiguo desde
el punto de vista de la libertad, porque sus "mismos medios de garantizar
f-
les, como el gobierno de la mayoría, la protección de las minorías o la
inmunidad parlamentaria, son instrumentos políticos potencialmente im- la libertad [ ... ] ponen en peligro la libertad de los beneficiarios". 1º2 Haber-
portantes que delimitan y, no obstante, conservan los procedimientos discur- mas tiene en mente las características negativas del Estado benefactor
sivos ante la realidad de la escasez de materiales y de tiempo y ante la que implican supervisión, control y burocratización de la vida diaria. Des-
multitud de intereses e identidades. 98 Por otra parte, las formas democrá- de este punto de vista, sin embargo, el Estado constitucional democrático del
ticas directas tienen potencial para aumentar las características partici- siglo XIX también se vuelve ambiguo. Mientras Habermas insiste en que
pativas de la democracia representativa; no necesariamente implican una los principios de los derechos de participación continúan (a diferencia de los
importante restricción de la complejidad. 99 No obstante, con el desarrollo principios propios del Estado benefactor) "garantizando la libertad sin
de la modernidad, cada uno de estos modelos de democracia, representati- umbigüedades", la organización (institucionalización) de es.tos derechos
vo y directo, entra en crisis. La ampliación de la democracia directa llega es considerada ya como burocrática. Así, "la posibilidad de la formación
a chocar con la "violencia estructural" incorporada en aquellas institucio- espontánea de opinión y de la formación de voluntad discursiva" se ven li·
nes que parecen excluir la introducción de formas genuinas de participación. mitadas considerablemente "por medio de la segmentación del papel del
Pero si uno fuera a dirigirse a un modelo plenamente participativo sólo de elector, de la competencia de las élites líderes, de la formación de opinión
una manera discursiva, esta última se enfrenta al problema insoluble de vertical en los aparatos de los partidos muy burocratizados, de los cuer-
encontrar el medio de establecer primero el discurso en donde se le exclu- ~os parlamentarios autó~t)s, de las poderosas redes de comunicación
ye o deforma. ' yde otros elementos similares". 103
La posición de Habermas sigue siendo algo ambigua respecto a la de- · Por lo tanto, parece ilusorio proceder desde el lado de las instituciones
-i,) mocracia formal, representativa. Por una parte (desde sus primeras obras políticas contemporáneas para ubicar el mínimo necesario de legitimidad
hasta la actualidad) ha presentado la historia de este modelo como un democrática. Más que presentarse como ejemplos de discursos reales, estas
proceso de decadencia concebido de varias maneras. Por otra parte, no Instituciones parecen reducir los principios de la legitimidad democrática a
está satisfecho con un mero replanteamiento de la dicotomía neokantiana 1u status contrafáctico. Los estándares de la ética del discurso parecen le-
entre la Sallen (legitimidad) y las Sein (instituciones) al nivel de la teoría V&mlur el velo democrático de las prácticas políticas de las democracias de
democrática. Advierte que una teoría ética necesariamente contrafáctica musus, en vez de encontrar apoyos institucionales en ellas.
no debe implicar "ignorar radicalmente [ ... ] las ideas de justicia ya Puede presentarse la objeción de que los derechos civiles y políticos
operativas, las orientaciones de los movimientos sociales ya presentes, las •111lablecidos fuera de la esfera del Estado representan institucionali-
formas de libertad ya existentes". 100 Aunque el blanco de esta observación Hcloncs de la libertad la justicia. De hecho, si uno procede desde el
es la interpretación de las implicaciones políticas de la ética del discurso punto de vista de la soclod civil en vez desde el correspondiente al slstc·
en términos de una ruptura revolucionaria, los referentes exactos de los n1a político, se abre una v•a e la antinomia del desarrollo nor-

'·:· S' r
442 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 443

mativo y la decadencia institucional. 104 Más específicamente, la concep- de participación en los espacios públicos societaleS'. La ética del discurso
ción de los derechos puede llevar a una teoría de la sociedad civil como el tiene una importancia obvia en este caso, porque implica una institucio-
marco mínimo para la institucionalización de la ética del discurso. nalización de los discursos en la sociedad civil que es crucial para propo-
Afirmamos antes que tanto el principio de la legitimidad democrática ner y defender los derechos.
como el principio de los derechos pued,en ser justificados por la ética del Segundo, la ética del discurso no sólo indica el proceso sociológico de 1...
discurso. En primer lugar, debe estar claro que el discurso democrático creación y ampliación de los derechos, sino que también proporciona par-
público tiene un papel que desempeñar en la generación y conservación te de la base para una teoría de los derechos. Nos proporciona argumen-
de los derechos. Ya hemos mostrado que, como principio de legitimidad tos para tener derechos fundamentales y nos ayuda a aislar los grupos de
democrática, la ética del discurso implica que la generación de la ley y del derechos más importantes entre ellos. De hecho, el núcleo del propio sig-
poder debe referirse a una previa participación democrática de todos los nificado de los derechos básicos implica el "derecho" de afirmar los dere-
interesados con el fin de que se le considere legítima. En el caso de los de- chos por parte de la ciudadanía. Por supuesto, este "derecho" no es ni un
rechos básicos, en la medida en que se les institucionalizará, nuestra tesis derecho positivo particular ni una libertad negativa, sino más bien un
es que requieren que se les establezca mediante procesos discursivos, así principio político que implica una nueva y activa relación por parte de los
como oportunidades de participar en los discursos públicos. En otras pa- ciudadanos con una esfera pública que está localizada dentro de la socie-
labras, el proceso discursivo es duplicado al nivel del origen constitucio- dad civil. 105 Creemos que las metanorrnas de la ética del discurso pueden
nal de los derechos y al nivel de la argumentación renovada y de la parti- justificar el principio del derecho de afirmar los derechos y, por lo tanto,
cipación necesaria para su sostenimiento. Argumentaremos que esta la propia idea de los derechos.
segunda dimensión depende de las oportunidades para reunirse, asociar- Esta pretensión se basa en un conjunto crucial de distinciones que aquí
se y articular posiciones públicamente en el terreno de la sociedad civil. sólo podemos resumir. ¿Qué relación existe, si es que existe alguna, entre
Lo que está en juego es la relación entre la afirmación de los derechos los metaprincipios de la ética del discurso y los derechos fundamentales?
y la legalización de los derechos. Si bien los derechos en el sentido moder- l lay tres formas posibles de conceptualizar esa relación:
no presuponen la positivización de la ley, no pueden ser reducidos a la ley
positiva. Los derechos que tenemos pueden hacerse efectivos y estables 1. la ética del discurso puede presuponer derechos universales funda-
sólo cuando se les incorpora en las constituciones y códigos legales. Pero mentales, pero las metanormas del discurso racional no podrían por sí
esos derechos son necesariamente paradójicos: formalmente representan mismas proporcionar "la base" o el principio para esos derechos;
una autolimitación voluntaria del poder del Estado que puede ser anula- . 2. los derechos fundamentales pueden entrar como el contenido de un
da por una acción legislativa (en Inglaterra, por ejemplo, 51 % de los votos posible consenso racional, o
del parlamento puede abolir cualquier derecho). Pero los derechos no ~· 3. los derechos fundamentales pueden estar implícitos en los meta-
surgen simplemente ni son sostenidos o ampliados como meros actos de principios de la ética del c:tt!eurso.
la legislación positiva. Lo que el Estado puede retomar al nivel legal-cons·
titucional no lo debe retomar desde un punto de vista normativo, y no lo "3
Argumentaremos que se presentan las tres formas de relacionar la éti·
puede retomar si se cumplen ciertas condiciones sociohistóricas. cu del discurso y los derechos básicos, dependiendo de qué clase de dere·
La ética del discurso indica las condiciones de posibilidad de este no chos se esté considerando. Trataremos cada una de estas posiciones por
poder desde el punto de vista sociológico y las bases de este deber ser desde 11eparado.
el punto de vista filosófico. Primero, la supervivencia y expansión de los
\s,, derechos básicos depende en gran medida de culturas políticas vitales /. Supongamos que los principios del constitucionalismo incluyen la idea ( l~
que permiten e incluso promueven la movilización en favor de los dere• de que durante el curso de escribir y enmendar las constituciones llega·
chas de grupos de electores interesados. Las demandas individuales de mos u establecer derechos (constitucionales) mediante un acuerdo. No obs·
las protecciones otorgadas por los derechos básicos carecerían de cante· , hmtc, la idea de los dere hos en un sentido fuerte no puede reducirse a la
nido si no se las pudiera apoyar mediante asambleas y discusiones públi· pm1itlvidad legal con1tit tonal. 106 En un sentido crucial son siempre el
cas y, en muchos casos, movimientos sociales que practiquen la desobe· antecedente de la ley po1iU incluso de la ley positiva superior (con1titu·
diencia civil. Por lo tanto, el principio de los derechos requiere la posibilidad clones). No obstante, no 11 ne uc retornemos a los do¡ma1 de 101

.,rnm r .~. ~
444 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 445

derechos naturales para explicar el carácter de los derechos como ante- persona que tiene derechos. El segundo se refiere ;;t la habilidad para cons- ¿!P
cedentes. En cambio, podemos relacionar la idea de los derechos con las truir, revisar y seguir el plan de vida de uno mismo (Mill, Rawls); este (\..
metacondiciones del discurso: sin individuos cuya autonomía esté carac- componente se relaciona con la idea de la personalidad única y de la diná-
terizada por los derechos, las precondiciones exigentes del discurso ra- mica de la formación de la identidad individual. Uno u otro aspecto de
cional (contra el cual se puede medir cualquier acuerdo empírico) no pue- esta concepción dual de la autonomía ha sido invocado siempre como el
den ser satisfechas en principio. De conformidad con lo anterior, se puede principio central de la libertad o de la personalidad inviolada que subyace
interpretar a los derechos como requerimientos normativos de parti- a la idea liberal de los derechos individuales básicos. Constituye un prin-
cipación en los discursos prácticos que tratan de la sociedad. 107 Si nuestra cipio moral irreductible a las metanormas del discurso racional que sub-
autonomía individual y colectiva no estuviera garantizada por los dere- yacen a la idea de la legitimidad democrática, aunque, como se dijo antes,
chos, nuestra participación en los discursos no estaría protegida de las la ética del discurso siempre ha tenido un papel que desempeñar en el
limitaciones cuya ausencia nunca puede dar por sentado el individuo, in- proceso de la afirmación de los derechos. En nuestra opinión, la concep-
cluso aunque esas limitaciones hayan sido aprobadas democráticamente. ción dual de la autonomía, comprende el "contenido de verdad" de los
Los derechos civiles y políticos constituyen las precondiciones para un argumentos liberales en favor de los derechos fundamentales basados en
discurso institucionalizado que pretende ser democrático. En otras pala- una concepción de la libertad como uná libertad negativa o en el libre
bras, tanto los derechos como la discusión democrática presuponen indi- autodesarrollo de personalidades invioladas, únicas.
viduos autónomos capaces de afirmar normas o valores morales como Sin embargo, no es necesario cargar las ideas de la libertad negativa y
candidatos posibles para un consenso racional. En este sentido, los de la personalidad inviolada con concepciones asociales, atomistas, del
metaprincipios del discurso racional "demandan" el principio de los dere- individuo o establecer el paradigma de los derechos de la propiedad como
chos básicos. el núcleo conceptual de los derechos que protegen la autonomía indivi·
Sin embargo, es necesario desarrollar este argumento. Estamos supo- dual. Ya hemos mencionado la fragilidad de la identidad individual debi·
niendo que detrás de la idea de los derechos básicos hay un "principio da al hecho de que la individualización ocurre en procesos de interacción
moral sustantivo", el principio de autonomía. 108 Por una parte, hay una comunicativa, intersubjetivos y complejos. Las identidades individua·
concepción de autonomía que proviene directamente de la ética del discur- les son vulnerables porque nunca se les establece de una vez por todas.
so (basada en la teoría de la pragmática universal). En este contexto, auto- Uno desarrolla su propia identidad en el transcurso de su propia vida y
nomía significa la habilidad para asumir papeles en el diálogo, para parti- depende de la dinámica del reconocimiento mutuo para su estabilidad
cipar recíprocamente en la toma ideal de papeles, para lograr reflexividad y autoestima. Así, el conjunto de derechos que articulan el respeto por la
ante estos papeles y para articular las necesidades, los intereses y los valo- dignidad, la singularidad y la inviolabilidad de individuos socializados
res propios con el fin de determinar su universalidad y llegar a un acuerdo (libertad, personalidad y derecho a la vida privada) son garantías indispen-
común sobre las normas generales. 109 Pero esta concepción de la autono- 11nbles de autonomía en ~os sentidos antes mencionados. Si bien po·
1
mía no basta para abarcar todo lo que se piensa cuando uno habla del ca- demos necesitar alguna forma de derechos de propiedad (sobre nuestras ca·
rácter antecedente de los derechos básicos o del individuo autónomo como 1us, nuestras posesiones personales, etc.) para poder ser capaces de concretar
el sujeto de los derechos básicos. La concepción teórico-comunicativa de nuestra libertad negativa y expresar nuestra personalidad, sólo lo pode·
la autonomía establece una relación entre los metaprincipios del discurso mos hacer con base en el insostenible supuesto del individualismo posesi·
(reciprocidad simétrica) y una concepción del individuo que va a partici- vo de que pueden igualarse la libertad negativa, la personalidad inviolada
par en ese discurso. Pero esta concepción es, a pesar de todo "parásita", y la propiedad en el sentido económico. En resumen, los derechos de pro·
pues depende de un principio de autonomía más complejo que no puede piedad, reducidos adecuadamente, pueden ser uno de los muchos conjun·
derivarse de los metaprincipios del discurso racional. El concepto de au- tos de derechos que necesitamos, pero no son el núcleo conceptual de la
tonomía que tenemos en mente aquí tiene dos componentes que se afia· le.lea de autonomía.
den a las dimensiones abstractas y de situación de la personalidad, respec- Así, los principios d la reciprocidad simétrica comprenden las me·
tivamente. El primero puede ser construido como el principio de la tanorrnas del diálogo p ctlco, en tanto que los aspectos nucleares del
autodeterminación y de la elección individual siguiendo el pensamiento principio de autonomfa e 1tltuyen la metanorma que subyace a la con·
kantiano que es presupuesto en la concepción abstracta y general de la eopclón del Individuo qui ha artlclpar en ese diálogo. De acuerdo

.rr m:r '"


446 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 447

con lo anterior, existe un sentido en el que una importante dimensión de decisiones democráticas y los derechos de comunitación y entre la demo-
los derechos implica las libertades negativas y los derechos a la perso- cracia y los derechos de autonomía. ¿Están estos conflictos al nivel de princi-
nalidad que no emanan directamente de la ética del discurso. pio o son conflictos entre las formas en que se institucionalizan dos principios
2. Como lo ha observado Albrecht Wellmer, la dimensión de la libertad diferentes pero interdependientes? Creemos que este último es el caso, no
i.º/ negativa, ligada a las determinaciones, del tipo y estructura de los dere- el primero. Esta afirmación se basa en nuestros esfuerzos por reinterpretar
chos de propiedad y a las relaciones de mercado, puede ser vinculada a la la idea central de los derechos básicos en términos de la idea de ~
ética del discurso en el segundo modelo antes mencionado, es decir, al nivel mía y del principio democrático del "derecho a tener derechov.-rrsta rein- ·;
del contenido. En otras palabras, "delegar al mercado las funciones de es- terpretación implica los siguientes pasos. Primero, separamos la idea de la ~­
tablecer las direcciones (como una esfera de libertad negativa) puede con- autonomía de la carga innecesaria de los supuestos antropológicos de indi·
siderarse, por lo menos, como si resultara potencialmente de y estuvie- viduos asociales, que constituyen unidades divididas mínimas de una so- ~
ra limitada por un proceso democrático de toma de decisiones. Esta clase de ciedad. Segundo, la liberamos de la ideología del individualismo posesivo ":J
legitimación de una esfera de acción económica 'estratégica' es la que se en que la propiedad aparece como el paradigma de todos los derechos y
construye dentro de la teoría de la acción comunicativa de Habermas" .110 de las propias libertades negativas. Ciertamente, la percepción "comuni·
Lo mismo es cierto para los que han llegado a ser llamados "derechos tarista" de que la individualización ocurre· por medio de la socialización y
sociales" o cuestiones de justicia redistributiva. En este caso, también el la participación en la cultura, las tradiciones y las instituciones de la so-
rango preciso y la variedad de los derechos sociales que deseamos conceder- ciedad, y que el individuo y las identidades colectivas surgen juntos por
nos unos a otros tendrá que entrar en un discurso al nivel del contenido, medio de procesos complejos de interacción comunicativa no hacen na·
aunque por supuesto podemos estar de acuerdo en construirlos como liber- da para disminuir las pretensiones de autonomía individual, el principio
tades básicas. Como tales, los derechos de propiedad y los derechos sociales de libertad negativa o la idea de los derechos fundamentales. Tercero, r.
pueden ser el contenido de una discusión democrática. No se presentan " explicamos un complejo clave de derechos en términos de las metanormas
como límites externos a la misma. de la propia ética del discurso, es decir, los derechos de comunicación que
,;; 3. Hay una tercera clase de derechos que media entre autonomía y legi- son el sine qua non para que el principio de la legitimidad democráti·
)- timidad democrática: los derechos de comunicación (del habla, de reunión, ca encuentre un lugar institucional. Cuarto, argumentamos .que la socie· d
de asociación, de expresión y todos los derechos de ciudadanía). Nuestra dad civil y la política están constituidas por estos conjuntos básicos de
afirmación es que esta clase de derechos está implicada por la ética del derechos y que ellas son las que proporcionan su institucionalización. Fi·
discurso, es decir, que tienen la estructura de derechos básicos (pueden 11ulmente, argumentamos que la idea del derecho a tener derechos es un C...
ser concebidos como antecedentes de cualquier consenso democrático e principio político democrático que implica la participación activa de los
inviolables por el mismo), pero en la medida en que son las condiciones Individuos en las esferas públicas institucionalizadas de la sociedad civil
de posibilidad de que cualquier consenso pretenda ser legítimo, se les puede Y. la sociedad política y talll'ffrién en las esferas públicas no institucionali·
interpretar directamente de los principios de la reciprocidad simétrica ' i'.ndas que surgen en el medio de los movimientos sociales. La afirmación
que subyacen a la idea de la propia ética del discurso. Esta clase de dere· de los derechos se considera así un acto político, incluso aunque su orien-
chos es constitutiva del discurso. Estos derechos no entran ni como posibles tnción sea, en parte, establecer un espacio de autonomía individual res·
contenidos de una discusión (no se les puede rechazar sin violar los princi· pecto al cual la toma de decisiones democrática debe ser autolimita-
pios de procedimiento del discurso) ni como límites al alcance de una dis· dora. Estos pasos disminuyen considerablemente la distancia entre las
cusión posible, sino más bien como principios constitutivos de la propia teorías liberales orientadas a los derechos y las teorías democráticas parti·
discusión. Por supuesto, nosotros argumentamos que estos derechos J¡ clputivas.
institucionalizan los espacios públicos dentro de la sociedad civil en que El discurso empírico puede violar tanto las precondiciones comuni-
se genera la legitimidad democrática. nt lvas del discurso como sus precondiciones al nivel de la autono·
Ahora podemos dar sentido a la posible oposición entre los derechos y n'1fu. Desde la perspecti a de las pretensiones de los individuos autóno·
la democracia que acosa a la teoría política liberal y a la democrática. moa, todo discurso es só empírico y siempre puede ser corregido. ~ste
Incluso si se requieren los derechos para la propia concepción del discur- •• el caso más obvio y el m f'cll de manejar teóricamente. Pero Incluso
so democrático, es posible, a pesar de todo, que exista un conflicto entre las daade el punto de vista dt una caclón racional ideal, es concebible

.dlM't-,.
448 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 449
la existencia de un conflicto entre la democracia y la autonomía. No trata- sobre los límites del alcance de la toma de dedsiones democráticas. El
mos de negar esto. En realidad, empezamos esta discusión restringiendo contenido específico de los derechos, las normas acordadas dentro de un
el dominio objeto de la ética del discurso a las normas legales y al sistema diálogo y las formas en que uno realiza su propia libertad negativa y sus
legal como un todo, insistiendo en que debe respetarse un campo de juicio objetivos de identidad dentro de limitaciones acordadas generalmente,
autónomo para el individuo, campo que se encuentra más allá del alcance influyen en esta pregunta sobre el límite. Los conceptos de la libertad ne-
de la ley. Obviamente, el juicio de un individuo puede entrar en conflicto gativa, de la personalidad inviolable y de la vida privada establecen límites
con una determinada norma política, incluso cuando se haya llegado a al alcance de la toma democrática de decisiones en nombre de la particu-
ella democráticamente. Como lo indicó Wellmer, las demandas de raciona- laridad y de la autonomía individual y se apoyan en fundamentos indepen-
lidad comunicativa en cualquier contexto histórico específico tendrán algu- dientes de los del propio consenso. Aunque la línea divisoria entre los de-
na clase de definición pública en términos de instituciones, creencias mo- rechos básicos a la autonomía y la toma de decisiones democrática no
rales, opinión pública o normas societales, y éstas deben estar abiertas a puede establecerse antes de una discusión del contenido, a pesar de todo
la crítica y a la revisión y deben dejar campo para el disentimiento. 111 Sin tiene que ser establecida en principio. No hay forma de solucionar antes de
embargo, es erróneo construir esto como una oposición entre los princi- un discurso práctico las controversias sobre lo que constituye los asuntos
pios de los derechos tout court y la democracia. de la buena vida y lo que pertenece al dominio de los "intereses" generali-
Ciertos derechos institucionalizan las posiciones de la conciencia mo- zables.112 Pero insistimos en que una vez que se ha establecido esa línea
ral y del juicio individual como puntos de vista legítimo, basado en princi- divisoria, aquellos asuntos que son particulares (la determinación de mi
pios, desde los cuales puede desafiar cualquier norma empírica. El dere- plan de vida, de mi identidad y de la forma en que procuraré conseguirlos) '
cho a disentir, el derecho a ser diferente, el derecho a actuar según el están entonces fuera de la toma de decisiones democrática, a pesar de lo
juicio propio y los derechos a la vida privada protegen la libertad negativa cual retienen un valor moral -no se les pµede reducir a un error, al egoísmo,
y la personalidad inviolable. No obstante, de lo que se trata aquí no es, al compromiso de intereses o a cuestion'es de gusto- porque de lo que se
como lo cree Wellmer, de un derecho a ser irracional, sino más bien del trata es de la identidad individual, de la autonomía moral o de una forma
derecho, basado metapolíticamente, a ser autónomo y diferente. La liber- de vida (como miembro de un grupo particular dentro de un todo social
tad de conciencia y el derecho a la particularidad se derivan de esto, pero 111ás amplio o simplemente como un individuo con una identidad única).
éstos siguen siendo derechos racionales. Entonces, la conciencia moral Las controvertidas necesidades de identidad necesitan ser incluidas en una
puede ejercer estos derechos de acuerdo con sus propios estándares, ra- discusión general cuando afectan a las normas de acción generales. El
cionales o irracionales. La autonomía individual se perdería de hecho si primer conjunto de derechos protege este dominio. Uno puede obtener cier-
insistiéramos en una forma específica de ejercer la libertad de conciencia ta reflexividad respecto al proyecto de uno mismo, pero sería demasiado
o de buscar realizar la propia concepción particular del bien. Pero tam- exigir que, en aras de la justicia, uno renunciara a su propia identidad,
bién se perdería si en nuestra propia esfera violáramos la autonomía de porque seguramente est~,sería justo. En otras palabras, en este caso el
otros. ' ·l·st{mdar del "efecto menos perjudicial" sobre las necesidades de identi-
Los principios de los derechos y de la democracia, cada uno a su propia dad de que se trató en la sección previa respecto a la identidad colectiva,
manera, definen las condiciones limitantes de lo que puede ser el conteni- es introducido en referencia a la identidad individual-y proporciona un
do legítimo de un consenso empírico. Cada uno permite el disentimiento, lf111ite a la determinación democrática de lo que es justo-, con una condi·
el primero delimitando el alcance de ese consenso (con el que deben estar l'i6n: aquellas dimensiones de la particularidad que violan la autonomía
de acuerdo, sin embargo, todos los implicados), el segundo delimitando tilo otros o las metanormas del discurso (la reciprocidad simétrica) no
los principios de los procedimientos por medio de los cuales puede llegar- p11eden pretender legitimidad. En este sentido, el derecho y el bien, los
se a un consenso válido. En otras palabras, ambos proporcionan un punto derechos a la autonomía y la legitimidad democrática, deben ser mutua-
de referencia basado en principios con el cual uno puede desafiar la legi· 111e11te autolimitadorcs.
timidad de un acuerdo empírico. Por lo tanto, los dos conjuntos de derechos más fundamentales para la 2
Por lo que hemos dicho hasta ahora debe quedar claro que sólo algu• i. t,•xlstcnciu institucional e una sociedad civil plenamente desarrollada son
nos derechos implican libertades negativas y que el propio principio de lo~ c.¡uc aseguran la intc¡ dad, KUlonomfa y personalidad de la persona
los derechos es profundamente político. No obstante, hay una pregunta y uc.¡uóllos que tienen qua v libre comunicación. Sin cmbar¡¡o,
450 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 451

todos los derechos, incluso los que aseguran la autonomía moral, re- presentado una expansión de los derechos. 115 No obstante, la selectividad
quieren de su validación mediante el discurso. Desde este punto de vista, y la unilateralidad han sido la regla en el ejercicio y en la interpretación de
parece que los derechos de la comunicación son los más fundamenta- los derechos en la economía capitalista moderna y en el Estado moderno.
les, puesto que son constitutivos del discurso mismo y, por lo tanto, de la Dividiendo los derechos en general en libertades (Freiheitsrechte) y los
institución clave de la sociedad civil mo~erna: la esfera pública. Esta apa- derechos de membresía (Teilhaberrechte), Habermas sugiere que estos úl-
riencia se debe en parte a la primacía sociológica de los derechos de co- timos están organizados hoy en día de tal manera que las burocracias
municación. restringen la participación real y la formación espontánea de la voluntad
De hecho, la ética del discurso presupone lógicamente ambas clases de pública. 116 En las sociedades capitalistas, las primeras están construidas
derechos. Al basar los derechos no en una ontología individualista (co- sobre la base de premisas individualistas. Resumidos de estas dos for-
mo lo han hecho los liberales clásicos) sino en la teoría de la interacción mas, los derechos aparecen como la prerrogativa del individuo privado,
comunicativa, tenemos fuertes razones para poner énfasis en el grupo de separado de los principios de la solidaridad y ciudadanía que, sobre la
los derechos de la comunicación. Ciertamente sería posible argumentar base de la interpretación comunicativa, deberían idealmente implicarse.
que otros grupos de derechos, como los de la vida privada y del sufragio Así, una vez más, al nivel de las normas .y de los principios es posible
son requeridos para conservar este complejo clave. Los derechos a la vida hablar de la expansión de la "justicia" y de la "libertad", pero a su incorpo· L
privada y a la autonomía serían afirmados debido a la necesidad de pro- ración institucional se le presenta principalmente como negativa o muy -¡-
ducir a la persona autónoma sin la cual el discurso racional sería imposi- sclectiva.117
ble. Tal sería el resultado de una deducción de los derechos al estilo de Hay una diferencia crucial entre estas dos opciones. De hecho, Habermas
Habermas a partir de la ética del discurso entendida como la suma total ha tomado un importante paso que lo aleja de la tesis de la decadencia
de la filosofía práctica. 113 Sin embargo, en nuestro argumento los dos con- Institucional y lo aproxima a la tesis de la institucionalización selectiva.
juntos de derechos representan los dos pilares de la vida ética que son Su énfasis en las instituciones legales (contrapuestas a los medios legales
irreductibles el uno al otro. A partir de uno podemos razonar hasta llegar que tienen funciones conductoras y a los que se puede desconectar de la
al principio de la interacción comunicativa y limitada; a partir del otro, Nustancia normativa de la interacción diaria) y en la institucionalización
podemos llegar al principio de la persona autónoma y única. Ambos son Mdectiva de los potenciales emancipadores de la modernidad señala más
precondiciones del discurso real que procura ser racional. Así, se requie- nllú de la antinomia del desarrollo normativo y de la decadencia insti-
ren ambos como precondiciones de la legitimidad democrática, aunque tul'ional. Por lo tanto, argumentamos que incluso si los derechos y las li-
no sea de la misma manera. Desde este punto de vista, los derechos a la ht'rtades son institucionalizadas selectivamente en las democracias de ma·
comunicación marcan el dominio legítimo de la formulación y la defensa Nns capitalistas contemporáneas (es decir, si se les limita a derechos
de los derechos. Los derechos a la personalidad identifican a los sujetos concebidos individualmente), a pesar de todo están institucionalizados.
que tienen el derecho a tener derechos. i'~f.lcmás, el derecho a teneffefechos ha llegado a ser reconocido como el
Este catálogo de los derechos constitutivos de las esferas pública e ínti- componente central de la cultura política democrática. Como lo ha mostra-
ma de la sociedad civil es crucial para cualquier versión de la comunica- do Claude Lefort, el significado simbólico de los derechos es la posibili·
ción racional, en el sentido de la ética del discurso. Los derechos políticos dud abierta de luchar por su realización, expansión y reinterpretación más
y socioeconómicos también son importantes, aunque de manera menos ph.•nus, así como por la creación de nuevos derechos. 118 Incluso si el desarro-
directa. Alguna versión de éstos representa la precondición para estabili- ' llo normativo que representa el lado positivo de la modernidad está sólo
zar las esferas pública y privada y, por lo tanto, para institucionalizar el ltlcctivamcnte establecido en instituciones estables, esos logros parciales
discurso, mediando "entre ellas" y los estados y economías modernos. Clf'e1tn el espacio para que los movimientos sociales renueven y restablezcan
Recientemente, Habermas argumentó que los derechos fundamentales lu1 principios relevantes de maneras menos selectivas.
son realizaciones del contenido universal de normas que no sólo son legí· Hubcrmas ha argumentado que los movimientos sociales son el factor --=::'
timas (en el sentido de la ética del discurso), sino que también son centra- cllndmico detrás de la exp nstón de los derechos. La práctica de los movl-
les para la sustancia moral (Sittlichkeit) de nuestro sistema legal. 114 En ml~ntos puede culminar e la alteración "de las interpretaciones que se
Occidente, ha ocurrido de hecho una realización cada vez menos selecti· dan u necesidades o deaeo1 nocido públicamente" y a temattzar loa
va de las normas de esa ética precisamente en la medida en que se ha Otmtenldos normativo• dt 111 ln1t uclones de la vida diaria, hacifndolo1

t'!M"
LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 453
452 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL
cas del compromiso. Este enfoque hace insostenible la yuxtaposición rí-
"accesibles a la comunicación". No obstante, por lo que se refiere al pre-
gida de la legitimidad democrática y de las formas pseudodemocráticas
sente, Habermas sostiene que, "el concepto de 'democratización' no es
de dominación. Más bien, en este modelo queda en claro que las formas
adecuado para lo que está en juego, porque, en algunos casos, las iniciati-
institucionales democráticas contemporáneas presentan dos aspectos, que
vas y los movimientos [ ... ] probablemente no amplíen el campo para la
ellas internalizan la antinomia como un conjunto de posibilidades duales
participación efectiva en las decisiones políticas". 119 Es justo decir que
de desarrollo, conclusión que de cualquier modo se deriva de la idea de la
Habermas continúa poniendo énfasis en la contribución de los movimien- ,
propia legitimidad democrática. Ya hemos argumentado lo mismo en el
tos sociales a una nueva cultura política o a una nueva economía cultural
caso de los derechos básicos. Lo que aún queda en duda es la forma en
que sólo está conectada indirectamente, a largo plazo, y de una forma
que, al nivel de una teoría de la legitimidad democrática, la ética del dis-
indeterminada a las instituciones democráticas. 12 º La razón de esta eva-
curso puede arrojar luz sobre las posibilidades duales de las instituciones
luación bosquejada de los efectos de los movimientos sociales es que
democráticas que ya existen, en vez de hacer énfasis sólo en su distancia
Habermas no relaciona el principio de la legitimidad democrática (como
de las pretensiones normativas de esta forma de legitimidad. Nuestra
lo hace con el concepto de los derechos básicos) con las instituciones que
reformulación de la legitimidad democrática separa la ética del discurso
expresan en la realidad los procesos democráticos. Así, tiene que limitar ,
de una forma de vida e incluso de un conjunto específico de instituciones
las consecuencias de los movimientos a la transformación de la cultura
políticas que supuestamente se derivan de ella. Rompe así con cualquier
política -un proceso que puede afectar la viabilidad de los derechos, pero
utopía de un discurso totalmente transparente como una forma de vida al
no conducir a su expansión-. La paradoja de esta posición consiste en
i~ual que con el correspondiente descuido de todas las dimensiones de la
que la institucionalización no selectiva de los derechos básicos que re-
l',xistencia humana que le dan su índice de particularidad. 122 Pero aún no
quiere la ética del discurso es inconcebible sin la generación de nuevas
hemos pasado más allá de una concepción que se concentra en el carácter
instituciones democráticas, y esto requiere la contribución de los movi- rnntrario a los hechos de este principio. La conclusión más paradójica de
mientos sociales. La transición de una estructura de los derechos pura- l'Sle análisis sería negar cualquier posibilidad de derivar consecuencias
mente individualista a otra organizada comunicativamente es imposible l11stitucionales del principio de la legitimidad democrática a la vez que se
sobre la base única de una cultura política democratizada. Una nueva
diagnostica a las sociedades existentes como del todo no democráticas.
definición de los derechos necesita nuevos tipos de actividad legislativa.
Esa concepción equivaldría a una reformulación de la dialéctica de la ilus-
Pero los mecanismos excluyentes y la selectividad de los sistemas repre·.;¡
1mc:ión por la teoría del discurso. Nuestro punto no es que la teoría social
sentativos contemporáneos establecen límites clave al requisito de la am· :
dl' 1la bermas no sea nada más que esa reformulación; esto fue cierto (par-
pliación de los derechos básicos. La cuasi legislación por medio de los
l'ial mente) sólo para la Strukturwandel der óffentlichkeit. Más bien, esta·
tribunales puede proporcionar algunos de los elementos que están ausen·
ruos proponiendo que la ética del discurso necesita ser refinada aún más
tes para la democratización de los derechos pero, sin un sistema político
111 se la va a relacionar ad~,;¡;¡,¡.¡);idamente con la teoría social dual que surge
democratizado, ese activismo tiene importantes límites. El apego de I' , ilc la Teoría de la acción comunicativa.
Habermas a la tesis dé la decadencia de la democracia de masas, sin em· Se trata de la noción del consenso racional. Sostenemos que es la formu·
bargo, abre sólo una perspectiva muy limitada para la institucionalización h1ción extrema de esta noción la que conduce o a nna utopía insostenible
de la legitimidad democrática. Así, la relación de la ética del discurso al, husada en una situación del habla ideal o a una reenunciación del dua-
análisis institucional sigue siendo profundamente antinómica en su obra,
l huno neokantiano del Sein y el Sallen en términos de la ética y de las
Sería injusto no hacer énfasis en aquellas dimensiones de su teoría so•
l11stituciones. Sin embargo, no proponemos remplazar al consenso racional
cial que, en algunos aspectos, apuntan más allá de la antinomia. Las recien· :.
con la noción democrática liberal del consenso empírico o de hecho. Acep·
tes discusiones que presenta Habermas del sistema y del mundo de vida
hunos la objeción de que ese remplazo sería impotente ante el consenso
indican una dirección que considera las instituciones como duales. 121 En
numipulado u obligado. No obstante, creemos, al igual que Wellmcr, que
vez de localizar el desarrollo normativo exclusivamente en los niveles de
lodo el consenso es empírico. Los parámetros de la ética del discurso pue-
la personalidad y la cultura, a la vez que construye a las institucione• d~n existir sólo en con te tos empíricos. La racionalidad en esos contextos
sociales como unidimensionales, la reciente construcción teórica recono• •dio puede ser un asunt de ¡rado. Además, siempre es cuestión de un
ce las características duales de una variedad de instituciones que van desde 11roccso de racionali:cación, l 1cn o del desarrollo de la potencialidad
la ley, la comunicación de masas y la familia hasta las estructuras polítl•
454 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 455

para la coordinación comunicativa de la acción. Por lo tanto, cualquier con las instituciones heredadas no está clara. De hecho, Wellmer encuen-
duda respecto a la racionalidad de un consenso debe ser considerada como tra dos líneas de pensamiento en la obra de Habermas que no coexisten
una hipótesis que sólo puede sostenerse realizando otro discurso que cul- fácilmente -una hace hincapié en la continuidad, la otra en la disconti-
mine en un consenso "más racional" en el sentido de que los participantes nuidad; una está relacionada con la tradición hegeliana revisada, la otra
reconocen su previa sinrazón. 123 con una tradición marxista interpretada políticamente. 129
Con esta reformulación, ¿nos compr~metemos con una interpretación La tradición hegeliana implica la teoría de la sociedad civil. Adherirse a
abiertamente minimalista de la ética del discurso? Así lo estaríamos ha- ella críticamente significa no aceptar ni la visión de Hegel del Estado mo-
ciendo si fuéramos a afirmar con Wellmer que ninguna evaluación de la derno ni una visión inmutable del sistema económico capitalista. No obs-
legitimidad de las instituciones concretas puede derivarse del principio tante, significa que la diferenciación de una esfera de libertades negativas
del discurso, porque "nunca es posible derivar de los principios lo que es junto con los mecanismos directivos del mercado no puede ser superada\ ~
posible en situaciones históricas concretas" .124 Este enunciado regresa la sin la regresión generalizada del totalitarismo. Lo mismo es cierto para la
versión reformulada de la noción del consenso a la camisa de fuerza cuestión relacionada del universalismo y el formalismo legal: en el modelo
antinómica que ya hemos analizado. Pero Wellmer también nos dice que: hegeliano, ésta no puede ser superada por una forma sustantiva de la liber-
tad social supuestamente superior. No es ·posible conservar la autonomía
l. es posible basar un procedimiento negativo para criticar las institu- de la ley sin diferenciar culturalmente la esfera de la legalidad de aquélla de
ciones existentes en el principio de Merleau-Ponty de que "no podemos la moralidad, el arte y la ciencia, y distinguir a todos éstos de la vida prácti-
pretender la realización del sentido, sólo la eliminación de lo que carece ca diaria. Incluso una sociedad organizada racionalmente en ese modelo
de sentido", 125 y revisado hegeliano implicaría contingencia, particularidad y, por lo tanto,
2. el principio del discurso nos puede dar una dirección [ ... ]que deman- ' la existencia continuada de relaciones sociales llenas de conflictos. Final·
da la expansión del campo de la racionalidad discursiva hasta aquel lími- mente, la emancipación tendría el significado de realizar el potencial pleno
te que [ ... ] sólo podemos encontrar en la práctica histórica. 126 de estructuras ya institucionalizadas de la ley universal y de la moralidad.
Pero Wellmer insiste en que también hay otra utopía marxista presente
Así, podemos decir de acuerdo con el espíritu de esta concepción que en la obra de Habermas, utopía que implica una traducción.a la teoría de
un enunciado más sucinto de la ética del discurso en realidad abre el cam- ' la comunicación del proyecto de una república de consejos directamente-+
po para sus implicaciones institucionales: podemos criticar las institucio- democrática: "una sociedad libre de dominio sería aquella en que los pro-
nes que ya existen y planificar nuevas si tenemos en cuenta tanto lo que el cesos colectivos de la formación de la voluntad han tomado la forma de
principio requiere como lo que es posible en situaciones históricas con- asociaciones constituidas discursivamente, sin compulsión" . 130 Ya hemos
cretas. No es sólo el desarrollo de la conciencia moral y de la identidad del aceptado la crítica de Wellmer al uso de la teoría de la comunicación como
ego lo que pertenece a la historia del despliegue de los principios univer· lu estructura constitutiva-.wna utopía anticipada de esta clase, y el mis·
sales, sino también "la historia de las instituciones y de las revolucio- ' 1"110 Habermas había abandonado ese concepto a mediados de la década
nes" .121 de 1970. En realidad, el modelo no resiste posiblemente la crítica de Hegel de
Pero, ¿cómo se debe tener en cuenta a esta historia concreta? La tradi- un concepto de la libertad ilustrado y racional. No obstante, Wellmer está
ción occidental marxista desde Lukács hasta Adorno tiende a postular Igualmente incómodo con el modelo de la sociedad civil derivado de He-
-\ una ruptura con la historia, suponiendo implícitamente que la emancipa· ~cl, 131 porque ya no parece permitir una conceptualización clara, defini·
ción no tiene una base histórica. No obstante, Habermas y Wellmer han uu, de la idea de una sociedad racional y por lo tanto de la emancipación.
repostulado explícitamente la continuidad histórica sin usar la base Oucremos impugnar esta última idea.
productivista marxista ortodoxa a la que objetaron sus predecesores teó· Wellmer observa la relación interna entre la ética del discurso y el con-
ricos. 128 En el nuevo argumento, la emancipación tiene precondiciones cepto de la sociedad civil y, lo que es incluso más importante, la relación
normativas que, según Wellmer y Habermas, existen en las sociedades l'nlrc la sociedad civil y la institucionalización de los discursos en las esferas
formalmente democráticas en forma de los principios de la legitimidad pl'.1blicas políticas y los rlamcntos. Habla de una legitimidad democrá·
democrática y de los derechos básicos, que han sido establecidos desde tlcu como si estuviera en 1 i1ma institucionalizada; la propiedad prtva-
los siglos XVII o XVIII. Pero las implicaciones de esta posición en relación Ju capitalista ahora 1p1r1c1 e milación en vez de como el 1rillcle

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456 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 457

de las fuerzas de producción. Sin embargo, la formulación de este punto de la asociación voluntaria, las instituciones centrales de la sociedad civil.
es algo ambigua: las relaciones capitalistas de la producción "obstaculi- Por supuesto, lo privado, entendido como el dominio del juicio individual
zan la realización institucional real de este principio organizacional de la autónomo, es también crucial para una sociedad civil moderna. Tercero, 3
legitimidad democrática" .132 En el contexto de esta metáfora, las alternati- concebimos la institucionalización de la sociedad civil como un proceso
vas marxista y hegeliana parecen nuevos enunciados de la antigua opción que siempre (como en Hegel) implica una estabilización de las institucio·
"revolución o reforma" y Wellmer, después de toda nuestra experiencia 11es societales sobre la base de los derechos ("el derecho abstracto"), pero
con todos estos procesos, puede generar poco entusiasmo por cualquiera también como uno que tiene la posibilidad inmanente de hacerse más
de ellas. No sorprende que la antinomia habermasiana de la legitimidad de- democrático y cuyas normas requieren democratización.
mocrática (cuyo despliegue se asigna al desarrollo de nuevas identidades La sociedad civil en el sentido histórico es el campo de la posibilidad de
y cultura política) y de las instituciones pseudodemocráticas reaparezca toda la ética política moderna, desde la ley natural secular hasta la ética
periódicamente en su obra. 133 del discurso. En particular esta última (cuyas predecesoras se remontan
/ Nuestra propia concepción de la sociedad civil, en la tradición de ul siglo XIX) no habría sido posible sin la institucionalización del discur-
, Tocqueville, Gramsci, Parsons y (como lo mostraremos) la nueva teoría so en la esfera pública liberal moderna. Empero, la ética del discurso dl·
social dual del propio Habermas, tiene una oportunidad de vincularse flcre de todas las otras éticas políticas modernas (los derechos natura·
\ con la ética del discurso de una forma que evite un resultado negativo en ll•s, el utilitarismo, la filosofía política kantiana, e incluso los recientes
última instancia que implique el "trilema" de la reforma, la revolución o 11cocontractualismo y neoaristotelismo) en que sus implicaciones poUtl·
la resignación. Usando un modelo de tres partes de la economía, la socie- ras se centran en la necesidad normativa y en la posibilidad empírica de '
dad civil y el Estado, eliminamos la conexión que existe casi por defini- la democratización en la sociedad civil. Por lo tanto, es la única ética que
ción (en Hegel, e incluso aún más en Marx) entre la economía capitalista n•concilia las afirmaciones del liberalismo clásico con la democracia ra·
y la sociedad civil moderna. Al concentrarnos en las antinomias de las dlcal.
instituciones y el desarrollo institucional contradictorio de la sociedad, Aceptamos el argumento de que diferentes modelos de organización
evitamos el modelo de la decadencia derivado de la antigua Escuela de dl·mocrática son compatibles con el principio ético del discurso de la legl·
Francfort, la metáfora de la matriz que presenta Marx y también todas las tlrnidad democrática. Esta compatibilidad no necesita considerarse sólo
apologías pluralistas de la sociedades existentes. Al ligar las nociones de 1,.•n términos de una oposición entre la democracia representativa y la di·
la diferenciación y de la democracia, derivamos un modelo de la plurali- · n•cta. Los requisitos del principio de la legitimidad democrática pueden
dad de las democracias que restablece el pensamiento utópico que Wellmer n1mplirse, en principio por lo menos, mediante una democracia directa
temía se había perdido con el modelo hegeliano sin aceptar los fundamenta- de consejos organizada piramidalmente, así como por un tipo representa· . \
lismos que implican, o una desdiferenciación, o el remplazo total de los tlvo de democracia cuyas autoridades delegadas son controladas por esfe·
mecanismos de dirección por la coordinación comunicativa de la acción. .i·ns pttblicas viables con~so general y poder real. Pero, en otro eje, el
¡irincipio es compatible con una forma de organización política federalis·
ln, usf como con una organizada, siguiendo lineamientos centralistas. FI·
LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL nnlmcnte, incluso puede ser compatible con esferas de vida que no están
oqurnizadas discursiva o democráticamente, siempre que la necesidad de
El concepto de sociedad civil que defendemos difiere del modelo de Hegel principios organizacionales no discursivos y los límites entre ellos y las
en tres aspectos esenciales. Primero, presupone una estructura social más nrl(nnizaciones democráticas sean establecidos y conformados en proce·
ION discursivos. No obstante, afirmamos que la ética del discurso no pue·
l~ diferenciada. Basándonos en Gramsci y Parsons, postulamos la diferen-
ciación de la sociedad civil no sólo del Estado sino también de la econo- de huccrsc fácilmente compatible con la supresión de las formas que ya
mía.134 Nuestro concepto no está ni centrado en el Estado, como lo estaba 11elstcn de la democracia. Esta afirmación implica que la revolución total
el de Hegel -sin importar qué tan ambiguamente-, ni en la economía, nn es legítima en los c ntextos democráticos. Con esto no queremos ne- -·--
como lo estaba el de Marx. El nuestro es un modelo centrado en la socie- l&U' ni lu legitimidad de as revoluciones bajo el autoritarismo, ni el dere·
dad.135 Segundo, siguiendo a Tocqueville y a las primeras obras de uhn de personas o grupo• cluldos de rebelarse incluso contra condlclo·
1.º/ Habermas, hacemos de las esferas públicas de la comunicación socictal y """' "democráticas" que 101 1 . 136 Sin embargo, si queremos poner

m+ . ,_.
458 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 459

en duda los esfuerzos por derribar las instituciones formalmente demo- incluidos los partidos políticos) la estructura general más posible en que
cráticas de las sociedades civiles contemporáneas por personas que, en se pueden mediar políticamente los conflictos de los grupos e individuos
principio, sí tienen acceso a ellas (con las improbables excepciones de que la integran, agregar los intereses rivales y explorar la posibilidad de llegar
casos en que los procedimientos discursivos le han permitido a todos los a un consenso. Las estructuras parlamentarias de la agregación de intere-
interesados un acceso directo a esta de¡cisión). Tomamos esta posición ses y de mediación de los conflictos, por otra parte, funcionan bien sólo si
porque las estructuras de la democracia representativa proporcionan el hay una articulación más o menos abierta de estos en el nivel social. En
único acceso para grandes números de personas a los procesos globales resumen, en las democracias representativas, la sociedad política a la vez
de la formación de la voluntad democrática. Como lo ha reconocido fran- presupone y debe estar abierta a la influencia de la sociedad civil. 139
~~
-t camente Hannah Arendt, la democracia directa que implica niveles altos
constantes de participación política es inevitablemente aristocrática. Así,
nuevas formas de democracia que tienen la finalidad de remplazar a las
Al nivel jurídico, el concepto de los derechos indica una relación simi-
lar. La democracia representativa y la sociedad civil moderna comparten
derechos como presuposiciones comunes: los derechos de comunicación,
antiguas nunca pueden, en principio, remplazarlas para todas las personas. los políticos, son presuposiciones de la democracia parlamentaria, en tanto
Esto no niega que muchos de aquéllos cuyo acceso era previamente débil que los derechos de comunicación y los derechos privados hacen posible
no encontrarán, al introducirse nuevas formas, estructuras participativas la sociedad civil moderna. Los derechos políticos permiten y regulan el
más significativas. Por esta razón, argumentamos que las formas existen- acceso de los ciudadanos a la representación parlamentaria (y local), mien-
tes de democracia pueden ser suplidas, complementadas o democratiza- tras que los derechos privados y de comunicación garantizan la autono-
das según los requerimientos de la ética del discurso, pero no se las puede mía de las personas y de las asociaciones de la sociedad civil. Así, los
remplazar. derechos de la comunicación tienen una función doble. Las libertades de
La afinidad de la ética del discurso con una pluralidad de formas de la expresión, asociación y otras similares extienden la autonomía de la so-
democracia y su implicación de que las formas existentes no sean supri- ciedad civil, pero, además, sin ellas la esfera pública parlamentaria no es
midas nos relaciona con la sociedad civil de dos maneras. Primero, la posible. Sin embargo, la relación de la democracia representativa y la so-
l sociedad civil y las formas existentes de la democracia representativa pre- ciedad civil al nivel de los derechos es aún más profunda. Los derechos, a
suponen política y jurídicamente la una a la otra. Segundo, sólo sobre la diferencia de los privilegios, inmunidades o libertades del tipo (concedido
base de la sociedad civil puede concebirse a la pluralidad institucionalizada por el) Estado, empiezan y son reafirmados cuando los reivindican los
de democracias. Examinemos estas dos afirmaciones por separado. individuos, grupos o movimientos en los espacios públicos de la sociedad
civil. Pueden y deben ser garantizados por la ley positiva, pero como dere-
J 11

./ Primero, la sociedad política organizada en la forma de la democracia. chos, es decir, como límites sobre el propio Estado, no son lógicamente
representativa y la sociedad civil moderna comparten dos instituciones , derivables de éste. En el dominio de los derechos, la ley asegura y estabiliza
clave que "median" entre ellas: la esfera pública y las asociaciones volun, lo que ha sido logrado por~actores sociales en la sociedad civil. Sin
tarias. Las estructuras de la discusión pública políticamente relevante (los t>nibargo, en este contexto la ley positiva es la sociedad civil que está sien-
medios, los clubes políticos y las asociaciones, las camarillas de partido,, :1 do constituida y reconstituida por sus propios actores por medio de una
etc.) y la discusión parlamentaria y el debate resultan continuos. Como· 1 mediación legislativa-política o judicial-política. ·
incluso Marx lo observó, es incongruente (incluso aunque sea posible tem•, Por varias razones la sociedad civil moderna no puede ser institucio-
poralmente) que un parlamento, formalmente un cuerpo de discusión y1 nulizada sin la reafirmación política de los derechos a través de la ley
debate, trate de eliminar e incluso de limitar en forma importante la di~~ positiva. Primero, la complejidad de la sociedad civil moderna (y proba, ~~
cusión política o la asociación voluntaria en la sociedad. 137 Pero, de igual hlcmentc de cualquier sociedad posprimitiva) requiere regulación jurídi-
importancia, las formas que ya existen de los públicos políticamente rele-, co-legal en todas las esferas de la vida. Incluso las esferas íntimas, priva-
vantes en la sociedad, por medio de su lógica construida internamente, dus, están protegidas como tales por las dispensas legales. Es decir, la
deben implicar el establecimiento eventual de esa esfera pública dentro ' moralidad y la Sittlichkeit no pueden y no deben (como bien lo sabía Hegel)
de la red institucional del propio Estado, o más bien dentro de la sociedad MUNtituir plenamente a la 1 , a cualquier esfera de una sociedad moderna,
política. 138 Además, una sociedad civil dinámica, plural, encuentra en una n hucer a la ley del todo 1up flua. Este punto es válido también para los
estructura parlamentaria Uunto con otras estructuras de compromiso, durechos funclamentalcH: loa co aciales por estos y su interpreta·

,,:~~ .. \.
460 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 461

ción y puesta en vigencia requieren un alto grado de regulación legal. experiencia histórica después de Marx indica que la diferenciación pre-
Segundo, el propio poder del Estado moderno para intervenir en la socie- senta límites a la democratización. Debe respetarse la necesidad de meca-
dad no puede ser contenido sin límites legales autoimpuestos sobre esa nismos de dirección para el Estado y la economía si esperamos que fun-
intervención. La legalización de los derechos fundamentales tiene este cionen eficientemente. Como bien se sabe, esto funciona en contra de la
significado de límites autoimpuestos sopre el Estado. En otras palabras, democratización total, siguiendo los lineamientos de los modelos partici-
los derechos se convierten en límites en este sentido sólo cuando se les pativos directos. No obstante, sería falaz concluir que en estos dominios
postula legalmente. no es posible ninguna democratización. Por el contrario, una vez que uno
En este punto hay una "afinidad electiva" entre los derechos funda- tiene en cuenta las diferentes lógicas de los mecanismos coordinadores
mentales y la política democrática, representativa moderna. En tanto que de cada esfera, se hace evidente que hay formas de democracia adecuadas
históricamente muchos derechos individuales pudieron ser legislados por para cada una, incluso si es necesario que varíen de acuerdo con las condi-
estados autoritarios o simplemente liberales constitucionales, el catálogo ciones estructurales relevantes. Este punto se aclara si nos concentramos
de derechos que hemos indicado como constitutivos de la sociedad civil en las esferas de la sociedad económica y la sociedad política, como los
moderna sólo puede ser establecido y defendido de una manera convin- niveles institucionales en que el mecanismo del Estado y la economía es-
cente por democracias representativas. Incluso si excluimos a los dere- tán asentados. ·
chos políticos que tautológicamente implican esa forma de organización La democracia representativa al nivel de la sociedad política articula el
política, muchos de los derechos de comunicación (a diferencia de los grado mínimo de participación democrática requerido por las interpreta-
privados) de nuestro catálogo se verían amenazados seriamente en todos ciones modernas del principio de ciudadanía. Al mismo tiempo, son ob-
los otros sistemas políticos que conocemos. Así, su aceptación de estos vios los límites que se presentan a la participación directa por la misma
derechos sólo puede ser una concesión táctica. La diferenciación de la existencia del Estado, cuyas funciones son coordinadas mediante relacio-
sociedad civil moderna del Estado por medio de los derechos implica fuer- nes de poder y al que se define por su monopolio del uso legítimo de la
temente a la democracia representativa. fuerza. La separación de poderes, el gobierno de la ley y el requerimiento
Segundo, sostenemos que la sociedad civil moderna no sólo presupone
vo y facilita lógicamente (desde el punto de vista histórico) la emergencia de
de un funcionamiento burocrático eficiente orientado por el principio de
debido proceso, excluyen la participación directa de todos. en la confor-
la democracia representativa, sino que también posibilita históricamen- mación de las políticas al nivel del Estado. Cuando mucho, los participan-
te la democratización de la democracia rnpresentativa. Esto está de acuerdo tes pueden operar a este nivel indirectamente por medio de los partidos y
con la tendencia de la ética del discurso a defender las formas existentes <le la supervisión, control y publicidad parlamentaria en otras palabras,
de la democracia a la vez que demanda democratización adicional. Tanto por medio de las instituciones de la sociedad política. La democratización
la complejidad como la diversidad dentro de las sociedades civiles contem- adicional de un sistema de organización política formalmente democráti-
poráneas requiere presentar el problema de la democratización en térmi- ~o debe respetar estos lí~.
nos de una variedad de procesos, formas y lugares diferenciados, depen- La sociedad política no está limitada a las estructuras globales o nacio-
diendo del eje de la división considerada. En realidad, la sociedad civil nales. Éstas pueden ser complementadas por estructuras locales y regio·
moderna es el terreno en que puede emerger una pluralidad institucio- nales que podrían permitir una participación más directa de lo que es
nalizada de democracias. Podemos identificar dos conjuntos de distin- 1,;omúnmente el caso hoy en día. Además, los procedimientos para revisar
ciones como las más importantes en este respecto. La primera tiene que los principios o normas constitucionales pueden hacerse más abiertos.
ver con las posibilidades estructurales y los límites a la democratización También, en algunos países, ciertas estructuras de la representación fun-
específicos a cada esfera diferenciada: la sociedad civil, la política y la eco- donal, aunque en formas corporativistas, no democráticas, complemen-
nómica. La segunda se refiere a la pluralización de las formas democráticas tun estructuras representativas fundamentadas territorialmente. Éstas se
dentro de cada esfera. encuentran, en principio por lo menos, abiertas a más democracia y parti-
Marx presentó el punto de que, si la democracia es limitada a una esfe· cl¡meión, el antiguo su fto de Durkhcim y de los pluralistas filosóficos. 140
ra (el Estado) mientras que prevalecen formas despóticas de gobierno en Lo que parece faltar en C d111 purtes es la institucionalización del insumo
la economía o en las asociaciones civiles, entonces las formas democráti· 1mciul total por cuerpo1 lo 101 y funcionales en procedimientos públicos
cas de la primera esfera se verán socavadas. Por otra parte, toda nuestra ublcrtos, globalc1 1 quo campa tlmidad con los cuerpos rcprcmmlu·
462 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 463

tivos establecidos. El recurrente llamado a una segunda cámara parla- de decisiones colegiada -mayor de la que es posfule para los partidos
mentaria por los socialistas guildistas, los austromarxistas y otros socia- políticos o los sindicatos, por ejemplo-. Por supuesto, la experimenta-
listas democráticos, entre ellos algunos movimientos sociales contempo- ción con los niveles de participación sólo puede ocurrir donde ya existe
ráneos, apunta en esta dirección. Por supuesto, en nuestro contexto más un amplio rango de asociaciones, públicos y grupos informales y está ga-
abstracto no es posible discutir el instrumento exacto para la democrati- rantizada por los derechos. Donde existe esa pluralidad, la participación
zación en esta área. en pequeña escala se puede convertir, como lo esperaba Tocqueville, no
La noción de la representación funcional ya toca cuestiones de democra- sólo en la sustancia real del gobierno local democrático, sino también en
cia económica. Sin embargo, está claro que, en lo que se refiere a la econo- una base para los procesos de autoeducación que pueden conducir a una
mía o más bien a la sociedad económica, los requerimientos de eficiencia cultura política democrática. Muchas sociedades civiles contemporáneas
y de racionalidad del mercado sólo pueden ser descartados en nombre de están vinculadas con lo que son, de hecho, prácticas políticas casi oligár-
la democracia a costa de ambas. Aquí, los niveles de representación y de par- quicas, a pesar de lo cual ya están bien establecidos los fundamentos para
ticipación necesitan ser reconciliados con las necesidades sociales de la pro- la pluralidad, en las asociaciones voluntarias, en las universidades e incluso
ducción y del consumo. Las formas de la democracia económica no necesi- en las iglesias. Estas estructuras no siempre son democráticas y raras veces
tan ser tan inclusivas como las de la forma de organización política. No implican una participación genuina, pero e:ri el contexto de las normas de-
obstante, como lo indica la institucionalización de los mecanismos de la mocráticas son el blanco constante de la democratización.
negociación colectiva, de la codeterminación y de los consejos representa- En Struktwwandel der Offentlichkeit, Habermas también argumentó por4-
tivos de los trabajadores, la democratización no es en sí incompatible con la democratización de las entidades corporativas existentes como una so- '
el funcionamiento eficiente. lución posible a la decadencia de la esfera pública. 141 Creemos que el prin-
La pluralidad de las formas democráticas que son posibles y deseables cipio de la legitimidad democrática, cuando está ligado a la teoría de la
-i respecto a la sociedad económica pueden incluir, entre otras, cooperati- sociedad civil, conduce a una revitalización y extensión de esta clase de :3 ~
vas de consumo y de producción, representación de los sindicatos y de las nlternativa, por tres razones. Primero, la participación en las sociedades\
organizaciones patronales dentro de los cuerpos corporativos, los conse- modernas es en última instancia sólo ilusoria si no hay ninguna participa-
jos con varios poderes, los comités de quejas y, como ahora lo vemos en l'i6n en pequeña escala además de los parlamentos representativos. Se-
Europa Oriental, nuevas formas de propiedad. Cada una de éstas puede l(U ndo, no se puede usar la ética del discurso en este contexto para validar
en principio hacerse compatible con los requerimientos de eficiencia y en- In supresión de las pluralidades que ya existen en nombre de un proceso
tre sí (o por lo menos puede mantenerse dentro de límites aceptables la discursivo que lo incluye todo. Tercero, la democratización de las plurali·
pérdida de eficiencia que implican). La democratización adicional de la so- ' -dn<les existentes es más compatible con la conservación de las estructuras
ciedad económica implicaría institucionalizar estas varias formas de par- modernas que su "totalización" por alguna clase de modelo de consejos.
ticipación hasta el punto en que se amenaza a la dirección eficiente, y esto " Hsto último implicaría la ~eorporación de los mecanismos de direc-
puede hacerse sin desdiferenciar a la economía, la sociedad y el Estado. éll'in (administraciones, mercados) en relaciones directamente sociales y
Los campos intermediarios de la sociedad económica y la política tienen ONlo entraría en conflicto con la presuposición de una sociedad civil mo-
por lo tanto un papel doble: estabilizan la diferenciación a la vez que actúan tlrrna, es decir, con la diferenciación. No obstante, los límites a la demo-
como receptores de la influencia de la sociedad civil dirigida a la econo· nntización en el nivel de los mecanismos de dirección serían compensa-
mía y a la forma de organización política. dos en parte por la democratización de las asociaciones societales que
Nuestra tesis central es que la democracia puede ir mucho más allá en ¡mt•dcn influir indirectamente tanto en el Estado como en la economía.
-t> el nivel de la sociedad civil que en el nivel de la sociedad política o econó· Las normas de la esfera pública en la sociedad civil -aunque se les
mica, porque aquí el mecanismo coordinador de la interacción comuni· dlNlorsione-, reflejan una demanda constante de supervisión, control, y
cativa tiene prioridad fundamental. Aparte de los aspectos sistemáticos domucratización de las formas de asociación que ya existen. Originalmente
de esta afirmación, a la que retomaremos en el próximo capítulo, inductiva· Unl\ forma de control dls ursivo generado por la sociedad sobre el po-
mente es cierto que el funcionamiento de las asociaciones socictales, la dor burocrático-estatal, la 1fcra pública liberal ha decaído en la medida
comunicación pública, las instituciones culturales y las familias permite tn que las asociaciones priva 1 10 hun transformado en organizacionOI en
grados potencialmente altos de participación directa, igualitaria y de toma 1rarn escala con un c1r,ct1r Cll que tienen en parte la re1pon11·
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 465
464
bilidad por las tareas de la conducción económica y política. Las deman- , 1
en términos de participación y publicidad. En la actttalidad el problema de
das normativas de la publicidad en la nueva situación implican inheren- la democracia ha retornado a la esfera en que surgió por primera vez la de la
temente la exposición al público y la democratización de estas asociacio- sociedad civil. La democratización adicional de las formas de organiza-
nes privadas, aunque sea en diferentes grados en la sociedad civil, la política ción política formalmente democráticas debe plantearse con referencia a
y la económica. Históricamente, justo, esos desarrollos, junto con la reno- la sociedad civil y no simplemente respecto al Estado o a la economía. La
vación de las organizaciones formales, públicas, alternativas, han com- ética del discurso tal como la hemos interpretado, junto con una teoría
plementado los procesos que defienden la esfera pública liberal. La reno- revisada de la sociedad civil, no sólo permite ese enfoque, sino que, como
vación de la vida pública política es una potencialidad siempre presente una ética de la democratización, también lo exige. Si el principio de los de-
de este aspecto del proceso general. rechos basado en la ética del discurso implica la protección de la sociedad
Más allá de las normas de la publicidad en sí, dos componentes de la civil moderna, el principio de la legitimidad democrática implica su de-
ética del discurso operan a favor de la pluralidad de las democracias: mocratización más allá del modelo democrático-liberal.
la crítica de la exclusión de cualquiera que esté interesado y la atención
en la participación real. De hecho, todas las formas existentes de democra- La pluralidad de democracias tal como se concibe aquí es utópica. El
cia tienen internamente procesos de exclusión. La democracia representati- significado de esta utopía, sin embargo, está abierto a dos interpretacio-
-h va liberal en el modelo del siglo XIX excluía a los ciudadanos pasivos. La ' nes muy diferentes. La primera prnsupondría la continuidad con la es-
tructura institucional que ya existe de la sociedad civil moderna. Esto
democracia representativa moderna resta la importancia de (si bien no
los excluye formalmente) aquellos que no son miembros de fuertes aso- implicaría un proyecto institucional en parte articulado sobre la base de
ciaciones voluntarias o de organizaciones de partido. La democracia direc- una ética filosófica que, por supuesto, necesitaría agencias dinámicas
ta excluye a los que no buscan la felicidad pública ante todo (es decir, a los de todas clases para su realización. Wellmer indica correctamente que la
políticamente inactivos). La democracia territorial discrimina contra probabilidad histórica no puede derivarse de una ética filosófica. Sin em-
los productores, la democracia industrial contra los consumidores. El ," bargo, una estructura institucional que ya existe puede mediar entre el
federalismo puede reducir la importancia de las grandes mayorías nacio- · deber y el ser, entre la filosofía y la sociedad existente.
nales así como la de los individuos y grupos opositores dentro de cada Si la estructura institucional de la sociedad civil resulta ser anacrónica
unidad miembro. La centralización de la democracia no proporciona nin- a la luz de lo que sabemos sobre los estados y economías contemporá-
gún incentivo para las unidades que pueden potencialmente ser im- neos, en realidad estaríamos tratando con una utopía en un segundo sen-
portantes unidades autogobernadas. Aunque ninguna combinación de 1ido de un deber puro que no debe ser impuesto en una realidad recal-
estos principios excluiría del todo la exclusión, la promoción de una plura- citrante. En este caso, la ética del discurso ciertamente debería liberarse
lidad de formas de democracia ofrece la promesa de una participación del peso inútil del concepto de la pluralidad de democracias. Entonces
significativa en varios niveles que de otra manera verían disminuir su im- lo que está en juego es la~ilidad de un concepto reformulado de la
'sciciedad civil respecto a las condiciones contemporáneas. Tal reformu-
portancia. lación -usando el lenguaje y los argumentos de la teoría social moderna,
Resumiendo. La legitimidad democrática y los derechos básicos in-
__________.,
~
terpretados en el sentido de la ética del discurso implican fuertemen- que creemos todavía proporciona nuestro mejor acceso a la sociedad con-
te una pluralidad de democracias para la que la sociedad civil repre- IL'mporánea- es nuestro próximo objetivo.
senta un terreno institucional que le proporciona potencialidad de dos
maneras:
NOTAS
J. La diferenciación del Estado, la sociedad y la economía como esferas
institucionales -y de la sociedad política y económica entre ellas- per- ' Pura la mejor defensa reciente del liberalismo orientado a los derechos, véase Ronald
mite definir la democracia y la democratización según las diferentes lógi- l>workin, Takirig Rights Striou ly, Cambridge, Harvard University Press, 1978. Para una
h11en11 discusión de la Idea libe al de la neutralidad, véase Charles Larmore, Patttrns of
cas de estas esferas. Mural Complexlty, Cambrld11, In tema, Cambridge University Press, 1987.
2. Las estructuras de la pluralidad -reales y potenciales- en la propia l Véase Carole Pat1man, Parto OH and D mocratic Theory, Cambrid¡¡e, In¡¡lat1rra,
sociedad civil permiten la posibilidad de democratizar a la esfera social C111nbrld¡e Unlvenlly Prt11 1 1970, y TI" 1111 of Political Obliga/ion: A Critica/ AHaly1ll

1'' rn ·r•,
466 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 467
of Liberal Theory, Nueva York, Wiley, 1979. Véase también C. B. MacPherson, The Life and 14
Habermas, "Reply", op. cit., p. 257. Véase también Wellmer, Praktische Philosophie,
Times of Liberal Democracy, Oxford, Oxford University Press, 1977, y Democratic Theory, op. cit., pp. 33-34.
Oxford, Clarendon Press, 1973. 1s Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 67.
3 Aquí estamos pensando en las dimensiones clave de los "nuevos movimientos sociales" 1
6 Para una buena discusión de este punto, véase Alessandro Ferrara, "A Critique of Ha-
en el Occidente, incluyendo los movimientos ecologista, de iniciativas ciudadanas, feminis- bermas, Discourse Ethic", Telos, núm. 64, verano de 1985, pp. 45-74.
ta y pacifista, y en la Solidaridad polaca en el Oriente. Para una discusión de estos nuevos 17 Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., pp. 68-76.
movimientos, véase el cap. X. Véase también An&ew Arato, "Civil Society vs. the State", 18 Habermas, Legitimation Crisis, p. 108. McCarthy hace énfasis en esta dimensión de la teo-
Telas, núm. 50, invierno de 1981-1982, pp. 19-48; Jean L. Cohen, "Rethinking Social Move- ría, en tanto que los textos de Wellmer intentan darle un carácter residual.
ments", Berkeley Journal of Sociology, núm. 28, 1983, pp. 97-113, y "Strategy or Identity: 19 Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 65.
New Theoretical Paradigms and Contemporary Social Movements", Social Research, vol. 52,
núm. 4, invierno de 1985, pp. 663-716; Andrew Arato y Jean L. Cohen, "The German Green
º 2
Las mejores discusiones son las de Albrecht Wellmer, "Zur Kritik der Diskursethik",
Ethik und Dialog, Francfort, Suhrkamp, 1986, y Agnes Heller, "The Discourse Ethic ofHaber-
Party", Dissent, 8, verano de 1984, pp. 327-333, y "Social Movements, Civil Society and the mas: Critique and Appraisal", Thesis Eleven, núm. 10/11, 1985, pp. 5-17. La mayoría de las
Problem of Sovereignty", Praxis International, vol. 4, núm. 3, 1984, pp. 266-283. discusiones de la teoría de la ética del discurso se centran en torno a su habilidad para ser-
4 Andrew Arato y Jean L. Cohen, "Civil Society and Social Theory", Thesis Eleven, núm. vir como una teoría moral general. Creemos que la nuestra es la primera discusión compren-
21, 1988, pp. 40-64. Véase los caps. IV y VI. Lo mismo es cierto para Niklas Luhmann (véase siva de su capacidad para servir como una teoría de la legitimidad democrática y de los dere-
el cap. VII). chos básicos.
s Jean L. Cohen, Class Society and Civil Society: The Limits of Marxian Critica/ Theory, 21
Habermas, Legitimation Crisis, p. 88; véase también Jürgen Habermas, "Legitimation
Amherst, University of Massachusetts Press, 1982. Problems and the Modern State", Cornmunication and the Evolution of Society, Boston,
6 Lo que sigue es una reenunciación de los supuestos centrales de la ética del discurso Beacon Press, 1979. Para decirlo de otra manera, la ética del discurso de Habermas puede
que son compartidos, a pesar de formulaciones diferentes, por los dos principales proponen- ser considerada como un esfuerzo "posthegeliano" para unir al principio liberal de los
tes de la teoría: Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel. Nos basamos prirtcipalmente en la ver- derechos básicos (y a la concepción de la libertad negativa) y a la antigua concepción repu·
sión de Habermas. Todavía no queda claro si a la ética del discurso se le puede dar un funda- hlicana (y de inicios de la modernidad) de la libertad positiva dentro de la estructura de una
mento trascendental (Apel), pragmático-universal (Habermas) o sólo histórico (Castoriadis), teoría que presupone la diferenciación. A diferencia del modelo hegeliano, sin embargo, la teo·
ni si un argumento (Habermas) o decisión (Heller) racional deberá tener la prioridad en rfa de la ética del discurso no nos lleva a construir la concepción normativa de la política (o
última instancia en lo que se refiere a nuestra "elección" de esa ética. Un impresionante los principios normativos que subyacen en la ley) en términos de una concepción monista,
debate entre Castoriadis y Habermas en Dubrovnik, Yugoslavia, en 1982, nos convenció de sustantiva y en última instancia no democrática de la vida ética. En cambio, como una
que pueden darse argumentos igualmente buenos tanto en favor de la historicidad como de la teoría de la legitimidad democrática, la ética del discurso hace posible concebir una nueva
universalidad. De este debate quedó en claro que el elemento común en las dos posiciones forma de libertad pública adecuada a una pluralidad de formas de vida, que presupone y en
es la dualidad de los niveles de análisis: se requieren tipos de argumentación más fuertes parte justifica el principio de los derechos básicos; véase Jean L. Cohen, "Morality or
para el metanivel (el nivel procesal de la institucionalización) que para el nivel histórico .'ii1tlichkeit: Towards a Post-Hegelian Solution", Cardoso Law Review, vol. 10, núms. 5-6,
(aquello que ya ha sido instituido). Para la obra de Karl-Otto Apel, en la que nos basamos, marzo-abril, de 1989, pp. 1389-1414.
véase Towards the Transformation of Philosophy, Londres, Routledge y Kegan Paul, 1980, 22 Heller, "The Discourse Ethic", op. cit., p. 7; Wellmer, "Zur Kritik der Diskursethik", op.
pp. 225-285, y "Normative Ethics and Strategic Rationality: The Philosophical Problem of a , cit., pp. 51-55.
Political Ethics", The Graduate Faculty Phi/osophy Journal, vol. 9, núm. 1, invierno de 1982, 2
3 Para una crítica de la dicotomía público/privado siguiendo estas líneas, véase Susan
pp. 81-109. Para Jürgen Habermas, véase "Discourse Ethics: Notes on a Program of Okin, Justice, Gender and the Farnily, Nueva York, Basic Books, 1989. Okin pone en duda el
Philosophical Justification", en su libro Moral Consciousness and Communicative Action, supuesto de que como la familia es un "espacio privado", se encuentra "más allá de la
Cambridge, MIT Press, 1990 [Conciencia moral y acción comunicativa, Península]. justicia". Convincentemente argumenta que las "circunstancias de la justicia" discutidas
7 Estas dos dimensiones son separables, con prioridad de la primera. Véase Habermas, por Hume y Rawls se presentan .i!nlll familia: los esposos, las esposas y los hijos tienen
"Discourse Ethics", op. cit., y también su respuesta a Lukes en John B. Thompson y David tun.to intereses comunes como direr'éiites. Por lo tanto, todos los miembros de la familia
Held (eds.), Habermas: Critica/ Debates, Cambridge, MIT Press, 1982, p. 254. 1í11cden afirmar sus derechos. Nuestra inclusión de la familia dentro de la sociedad civil
8 Véase también Apel, "Normative Ethics", op. cit., pp. 100-101. r~tá de acuerdo con este argumento. Por supuesto, la ley familiar difiere de la ley contrac·
9 Jürgen Habermas, "A Reply to My Critics", en Thompson y Held (eds.), Habermas: tual o administrativa, pero esta "esfera privada" está a pesar de todo regulada legalmente,
Critical Debates, op. cit., p. 25 7. Véase también Jürgen Habermas, Legitimation Crisis, Boston, . Incluso cuando ciertas decisiones dentro de la misma sean consideradas privadas.
Beacon Press, 1975, p. 89, y "Discourse Ethics" op. cit. .\ 4
2 Habermas, Legitimation Crisis, op. cit., pp. 87-89. Para una buena discusión de Ja crítica
10 Véase Thomas McCarthy, The Critica/ Theory of Jürgen Habermas, Cambridge, MIT de Wcllmer, véase Alessandro Ferrara, "Critica! Theory and Its Discontents: On Wellmer's
Press, 1978, p. 325; Albrecht Wellmer, Praktische Philosophie und Theorie der Gesellschaft, 1 Critique of Habermas", Praxis International, vol. 9, núm. 3, octubre de 1989, pp. 305-320.
Constanza, Universitatsverlag Konstanz, 1979, pp. 10-11; Apel, Towards the Transformation B Habermas específicamente se refiere a la versión que presenta Weber de esta tesis.
of Philosophy, op. cit., pp. 227, 258-259. 26
Habermas, Legitirnation Crisis, op. cit., pp. 95-117; también su The Theory of Commu-
11 Jürgen Habermas, "Wahrheitstheorien", Wirklichkeit und Ref/exion: Festschrift fur Walt,,•A' 11/ce1tive Action, vol. l, Boston, Beacon Press, 1984, pp. 254-270 [Teoría de la acción comu-
Schulz, Pfullingen, 1973, pp. 251-252, citada en McCarthy, Critica/ Theory, op. cit., p. 316. 11/rntiva. Complementos y estructuras, Iberoamericana].
Véase también Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., pp. 99 y ss., para la formulación m61 17 Aquf es necesaria una aclaración. Habermas presenta a la ética del discurso como una
reciente de las reglas de la argumentación. 1 ll'orlu moral general. Al hacerlo 1!1 dh1tlngue entre el punto de vista moral ("el derecho") y
12 Para una formulación breve en inglés véase, Seyla Benhabib, Critique, Norm, and In• nsuntos de identidad lndlvl al o de grupo, o de sistemas de valores culturales ("el
Utopia, Nueva York, Columbia University Press, 1986, pp. 284-285. hl~n"). Su propia versión de la die mla pllbllco/prlvado se refiere asf a la diatlnclón entro
13 Véase Apel, Towards the Transformation of Philosophy, op. cit., pp. 238-239, donde 111• prlncipio1 moralc1 unlvor11ll1c11 \\bllco1) y los valores particulares quo una poraona
caracteriza de esa manera a los procesos de la burocracia burguesa. 1•11111ldera en 1u forma do vida, ftlOHlda ontldad, plan de vida, etc. (prlv1do1). Aun·
468 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 469
que él argumenta que los valores culturales pueden ser candidatos a constituir normas so articula los criterios que deben guiar a las discusiones prác'ticas sobre las normas y que
societales generales, la distinción se basa en el supuesto de que esos valores culturales, pueden o no conducir a un acuerdo. Un consenso que viola los principios de la ética del
necesidades de identidad y componentes de la forma de vida que no pueden ser universali- dis~urso no puede ser considerado racional.
zados, no pertenecen al campo de lo moral, sino que implican en cambio problemas estético- 31 Habermas argumenta que el paso del discurso virtual al real debe hacerse en el dom!·
evaluativos. Este tipo de afirmación causa un acalorado debate entre los teóricos de la nio moral. Pero nosotros creemos que la crítica de Wellmer a esta afirmación es poderosa.
moral. Algunos argumentan que uno nunca puede separar el bien del mal. Otros, que esta Wellmer niega que se requiera un discurso real en el dominio moral. También argumenta
forma de separar a los dos limita innecesariamehte el dominio de la moral, a la vez que que las presuposiciones de la argumentación no bastan para sostener un principio moral.
degrada en forma inaceptable las cuestiones del bien, del nivel de los asuntos de principio Como no queremos tomar partido en lo que se refiere a qué tipo de teoría moral posconven·
al de los asuntos de gusto. Hemos procurado evitar el debate en este nivel presentando a la cional constituye la etapa superior de razonamiento moral, aceptamos que el razonamien·
ética del discurso como un subconjunto específico de la teoría moral, subconjunto que to moral posconvencional basado en principios no necesita implicar un diálogo real. Ni la
trata con los principios que subyacen en la toma de decisiones legítima en una democracia teoría kantiana ni la moral utilitarista la requiere, no obstante ambas son posconvencionales
constitucional. Pero nuestra versión de la teoría sí presupone un dominio de juicio moral según los criterios de Habermas. ·Para una discusión de este tema, véase Thomas McCarthy,
autónomo que constituye un límite al alcance de la toma de decisiones democrática. Este "Rationality and Relativism: Habermas' 'Overcoming' of Hermeneutics", en Thompson y
"dominio" es reconocido por el principio de los derechos fundamentales, que, como mos- lleld (eds.), Habermas: Critica/ Debates, op. cit., pp. 57-78. Véase también Wellmer, Ethilc
traremos, tiene una compleja relación con los principios de la ética del discurso. Por lo tmd Dialog, op. cit., pp. 102-113.
tanto, lo que nosotros llamamos "privado" se refiere a reflexiones y elecciones morales de 32 Véase Wellmer, Praktische Philosophie, op. cit., pp. 11, 31 y ss.
los individuos así como a sus juicios respecto a sus proyectos y necesidades de identidad. 33 Citado en Jürgen Habermas, "Die Utopie des guten Herrschers", Kultur und Kritilc,
Los derechos a la vida "privada", como veremos, aseguran precisamente este terreno. Aun- Francfort, Suhrkamp, 1973, p. 386; Alvin Gouldner, The Future of Intellectuals and the Ris1
que todos los derechos están conectados con un principio público porque debe afirmárseles, o( the New Class, Nueva York, Seabury, 1979, pp. 38-39.
estar de acuerdo sobre ellos e institucionalizárseles como ley, lo que protegen (en especial 34 Habermas, "Utopie des guten Herrschers", op. cit., p. 387.
en el caso de la vida privada) queda fuera de los límites de lo público, lo legal o el control 35 Jürgen Habermas, Theory and Practice, Boston, Beacon Press, 1973, pp. 37-40.
político. En otras palabras, articulados en una forma pública, los derechos privados prote- 36 Apel va incluso más lejos y postula explícitamente una relación dialéctica entro 11
gidos legalmente constituyen un campo de juicio autónomo que está más allá de la regula- "comunidad de habla real" y la "ideal", según la cual la segunda es anticipada contrariamente
ción política. Empero, la vida privada como tal no está ligada a ningún dominio institu- 11 los hechos en la primera como una "posibilidad real" (Towards the Transformatlon of
cional particular, sino que se refiere a aspectos de funcionamiento individual en todos los l'ltilosophy, pp. 280-281). Apel vacila entre dos posiciones: una que considera las form11 que
ámbitos de la vida. Además, esta concepción de la vida privada no se basa en un modelo yn existen de la democracia como formas de "consenso empírico", y que asigna el statu.r de
atomístico del sujeto soberano o del individuo asocial. Por el contrario, precisamente por· "comunidad de comunicación real" (plena de posibilidades) a todas las comunldad11 1 y
que los individuos desarrollan sus identidades personales y colectivas en procesos interactivos otra que descubre que las instituciones de las democracias contemporáneas son el lu¡ar de
complejos y siempre están incorporados en una red de relaciones con otros, y porque existe In dialéctica entre la comunicación real y la ideal ("Normative Ethics", pp. 102-103).
una pluralidad de concepciones morales en cualquier sociedad civil moderna, la capacidad 37 Wellmer, Praktische Philosophie, op. cit., pp. 46-47.
para tomar decisiones morales autónomas y la habilidad para desarrollar proyectos perso· .lK Heller, "The Discourse Ethic", op. cit., pp. 13-16.
nales requieren de protección y reconocimiento. En esta concepción interactiva o ínter· J9 Wellmer, "Über Vernunft, Emanzipation, und Utopie", Ethik und Dialog, op. cit.,
subjetiva de la individualidad, la comunicación -con otros en forma de la exposición de pp. 208-221.
razones o de explicar las necesidades de identidad tiene, por supuesto, un papel central. 40 Habermas, Legitimation Crisis, p. 89,-y "Discourse Ethics", pp. 65-66.
Pero también lo tiene el diálogo ideal a diferencia del real, la abstención así como la parti· 41 !bid.
cipación en la interacción. Además, la interacción comunicativa no es lo mismo que el 42 McCarthy, Critica/ Theory, op. cit., pp. 327-328.
discurso. En realidad, estamos de acuerdo con Habermas en que esos valores, necesidades 43 Habermas, Legitimation Crisis, pp. 65-117.
de identidad, componentes de formas de vida y proyectos individuales que no pueden uní· 44 fbid. Véase también Habe~;:'Reply", op. cit., pp. 257-258; McCarthy, Critica/ Theory,
versalizarse no están sujetos a las estructuras de la ética del discurso, aunque no les nega• , 11¡1. cit., p. 331, y Habermas, "Utopíé des guten Herrschers", op. cit., p. 384.
remos un status moral. En resumen, suponemos que hay dos campos normativos: el priva~ 4~ Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 72.
do y el público. El privado se refiere a reflexiones, decisiones, juicios y responsabilidad 46 lbid.
individual morales autónomas; el público se refiere al campo que queda bajo las normas 47 Wcllmer, "Über Vernunft", op. cit., p. 206.
políticas y legales o justicia. Así, simultáneamente limitamos el alcance de la ética del dis· 4K Véase la sección que Habermas dedica a Tugendhat en "Discourse Ethics", op. cit.,
curso, liberándola de la carga que le significaba ser una teoría moral general, y ampliamos 111'· 68-76. Seyla Benhabib, "In the Shadow of Aristotle and Hegel: Communicative Ethlcs
el status de la moral hasta lo que se ha considerado privado. 1111<1 Currcnt Controversies in Practica! Philosophy", en Michael Kelly (ed.), Herrneneutic.r
2s Jürgen Habermas, "Civil Disobedience: Litmus Test for the Democratic Constitutional 11111/ Critica/ Theory in Ethics and Politics, Cambridge, MIT Press, 1990, pp. 1-31, tambl6n
State", Berkeley Journal of Sociology, 30, 1985, pp. 95-116. Para una discusión muy comple· Pllmlnu el principio de universalización pero, a diferencia de Tugendhat, insiste en el carác·
ta de estos problemas, véase el cap. XI. h•t· rognitivo de la ética del discurso.
29 Véase el cap. VIII para una discusión completa de este punto. Véase también el capftU• 4~ llubermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 74.
lo sobre la desobediencia civil en Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit., pp. 206-222. ~o llubermas, Legitimation Crisis, op. cit., p. 105.
30 Ferrara argumenta bien este punto. Sin embargo, su análisis se concentra principal· '1 /bid.
mente en la ética del discurso como una teoría moral general y no aclara el problema que se ~¡ Debemos esta percepc:ló a Aleuundro Ferrara.
presenta respecto a una teoría de la legitimidad política. Véase Ferrara, "A Critique of ~ 1 ENtu es la posición do A1 11 Heller en Beyond Justice, Oxford, Blackwell, 1987. Para
Habermas' Discourse Ethic", op. cit., pp. 71-74. Es un error común de quienes la interpro• un11 nltlcu del declslonl1mo do lor, vdue Jean L. Cohen, "llcller, Habermas and Ju1tlce",
tan suponer que la ética del discurso ingenuamente implica la posibilidad y validez d1 l'mA/,, b1t1mationa/, vol. 8 1 ndm, 4, ero do 1 9, pp. 491-497.
cualquier consenso del discurso práctico. Este no es el punto. Más bien, la ética del dlMCU!lo •~ lleller, "The Dl1c:ourH lthSou, op, o ., 11P· 13-14.

"~'-~
470 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 471

55 Habermas, Communication and the Evolution of Society, op. cit., p. 183. entre el derecho y el bien en términos de lo que es generalizable y de lo que debe permane-
56 Desde el punto de vista de Habermas, el mundo de vida es el concepto complementa- cer particular. El principio de la universalización es esencial para esa tarea. Una vez que se
rio de la acción comunicativa y el discurso es una forma reflexiva de la acción comunicativa. ha establecido esa línea.las interpretaciones de necesidades pueden ser asunto de discu-
Aunque el lenguaje y la cultura constitutivos de la identidad forman el fondo, los componentes sión y crítica, pero no del discurso argumentativo en el sentido estricto. Aunque estamos de
estructurales del mundo de la vida -modelos culturales de la naturaleza y de nuestro lugar acuerdo con Benhabib en que uno no puede establecer la línea divisoria entre el derecho y
en ella, relaciones interpersonales legítimamente ordenadas, estructuras y capacidades de el bien a priori, nuestra posición es que uno no puede evaluar adecuadamente de qué mane-
la personalidad- también funcionan doblemen~e como componentes de los mundos obje- ra las dimensiones del bien entran en la ética del discurso a menos que se retenga el princi-
tivo, social y subjetivo a los que podemos tematizar y reflexionar sobre ellos. La estructura pio de universalización y se introduzca una variable intermediaria -el concepto de identi-
descentralizada de la comprensión moderna del mundo y la diferenciación entre nuestros dad- en la consideración de los intereses generalizables. De otra manera, uno tiende a
conceptos formales del mundo significa que "el mundo de vida pierde su poder prejuicioso disolver la distinción entre el derecho y el bien que continúa siendo la piedra angular por la
sobre la práctica comunicativa diaria al grado de que los actores deben su entendimiento que se sostiene o cae la teoría de Habermas.
mutuo a sus propios desempeños interpretativos", Habermas, The Theory of Communicative 61 Charles Taylor, "Die Motive einer Verfahrensethik", en Wolfgang Kuhlman (ed.),
Action, vpl. 2, Boston, Beacon Press, 1987, p. 133. En otras palabras, una vez que la repro- Moralitat und Sittlichkeit, Francfort, Suhrkamp, 1986, pp. 101-134.
ducción de los componentes estructurales del mundo de vida ya no es meramente canali- 62 Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 106.
zada a través del medio de la acción comunicativa, sino que también depende de los logros 63 Véase Benhabib, Critique, Norm, and Utopia, op. cit., pp. 327-353; Ferrara, "A Critique
interpretativos de los propios actores, los componentes centrales de las identidades indivi- of Habermas' Discourse Ethic" op. cit. La discusión de Ferrara es pertinente para lo que nos
dual y colectiva pierden su "determinabilidad''. Se hace posible reflexionar sobre estas interesa. Su mejor idea es que el propio principio de la universalización ofrecido por
identidades y evaluar sus dimensiones críticamente desde el punto de vista moral y tam- l labermas implica que las consideraciones de identidad son centrales a la ética del discur-
bién desde el punto de vista de los proyectos para la autorrealización. Los discursos, la so. Correctamente observa que las disputas acerca de la legitimidad de las normas implican
forma más exigente de la acción comunicativa, no crean identidades colectivas de la nada, t•I choque de diferentes identidades en sociedades complejas y que Habermas presupone
sino que las identidades colectivas pueden ser reafirmadas, revisadas o reinterpretadas en el un concepto de autonomía muy diferente al de Kant, es decir, uno que combina la dignidad
proceso de los discursos. rnn el desarrollo de muchos aspectos (la capacidad para vivir plenamente la vida propia,
57 Habermas, Communication and the Evolution of Society, op. cit., p. 184. Habermas según el plan de vida que uno haya elegido). En un pasaje extremadamente sugerente, pide
argumenta que este nivel se alcanza, en teoría por lo menos, con Rousseau y Kant. A dife- que se incluya en la noción procesal de justicia un concepto "formal" del bien, entendido
rencia de Weber, Habermas encuentra en las teorías de la ley natural de la obligación más rnmo el respeto a las necesidades de identidad de cada individuo. Este concepto formal se
que "una metafísica de la razón" que, al disolverse, deja sólo leyes positivas y procedimien- centra en la integridad de las identidades individuales afectadas potencialmente por una
tos legales como su propia autolegitimación. En resumen, descubre la idea de un acuerdo norma que está bajo consideración. Sin embargo, Ferrara no distingue entre la ética del
racional bajo condiciones de reciprocidad simétrica, la que reformula como el principio discurso como una teoría moral general y como una teoría de legitimidad política. En
procesal de la legitimidad democrática. realidad, la mayor parte de su argumento está dirigido a la teoría como una teoría moral.
58 Para nosotros, el concepto de identidad no remplaza a la razón práctica en la ética Por lo tanto, difiere fundamentalmente de la nuestra. Además, los medios teóricos que usa
política. Mas bien, relaciona o media entre los principios de la razón práctica (el momento forrara para presentar su caso son poco convincentes. Considera al estándar del "efecto
procesal) y los intereses particulares o interpretaciones de necesidades. menos destructivo de las necesidades de identidad de todos los interesados" como externo
59 Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 104. ni principio de justicia, esto es, como un principio adicional cuyo propósito es equilibrar al
60 Esta paradoja ha llevado a interpretaciones opuestas de la ética del discurso. Por irlncipio de justicia. De hecho, llega incluso a decir que si, después de que la situación
ejemplo, Alessandro Ferrara, en "Critical Theory and Its Discontents" la ha interpretado l mblada ideal ha llegado a un final satisfactorio, uno cree que el mejor argumento no hace
justicia plena a algunas necesidades de identidad que para el juicio meditado de uno mismo
muy rigurosamente como una teoría deontológica que excluye la posibilidad de un discur-
so sobre las interpretaciones de necesidades o valores culturales. Por el contrario, Seyla Nrrfan mejor satisfechas mediante una solución en cuyo favor uno es incapaz de presentar
Benhabib, en "In the Shadow of Aristotle and Hegel", op. cit., p. 16, afirma que la discusión · rl mejor argumento, entonces ~.~tá justificado si descarta el resultado de la situación de la
de las interpretaciones de necesidades tiene un lugar en la ética del discurso, siempre que se , ·diNrnsión hablada ideal y actúa segun su mejor intuición [p. 70]. Esa posición es confusa res·
le de una interpretación deontológica "débil" y que ese discurso hace que nuestras concepcio- pci:lo a una teoría moral general y peligrosa en el caso de la teoría de la legitimidad polftlca,
nes de la buena vida sean accesibles a la reflexión moral y a la transformación moral. Hay •I no se la califica. Si Ferrara quiere decir que uno puede realizar un acto de rechazo conl•
amplia evidencia para argumentar que en su obra más reciente, Habermas sigue suponien- denle o de desobediencia civil por una amenaza a las necesiclades de identidad, todo eat6
do que las interpretaciones de necesidades de quienes pueden ser afectados potencialmen- hlen, pero si significa que uno puede simplemente hacer caso omiso del resultado de una
te por una norma son contenidos adecuados para el discurso, pero esta interpretación sólo 1,llNcusión democrática, entonces el problema de mantener el compromiso con el procedl·
tiene sentido si uno toma el significado del término "intereses generalizables" en la versión 111lenlo democrático sería abrumador. Nuestro análisis de la relación entre la moralidad y
de Habermas del principio de la universalización, en el sentido de que se refiere a aquellas In legalidad por un lado, y la justicia y la solidaridad por el otro, resuelve las dificultades.
6 4 Jürgen Habermas, "Justice and Solidarity: On the Discussion Concerning Stage 6", en
interpretaciones de necesidades basadas en valores culturales que son universalizables (véase
"Discourse Ethics", op. cit., p. 104). Lo extraño en la posición de Benhabib es que desea Thomas E. Wren (ed.), The Moral Domain: Essays in the Ongoing Debate between Philosophy
eliminar de la teoría el "principio reformulado de la universalización" de Habermas, a la vez 1wd tlze Social Sciences, Cambridge, MIT Press, 1990, p. 242.
que afirma que las cuestiones de la buena vida son accesibles a la reflexión moral. Esta o5 /bid.; véase también el ensayo de Habermas "Morality and Ethical Life: Does Hegel'•
posición confunde los asuntos de la autorrealización con los asuntos del autodesarrollo Critique of Kant Apply to Dl1courac Ethics?", Moral Consciousness and Communicativ•
(moral), bajo la noción equivocada de que como podemos comunicarnos, discutir y, por '41•1/1111, op. cit.
lo tanto, hacer fluidas a nuestras interpretaciones de necesidades, estas clases de discusio- ftft Habermas, "Justlce an Solldarlty", op. cit., p. 243, y "Morality and Ethlcal Llfe", op.
nes equivalen a un discurso. Pero, hablando en sentido estricto, éste no es el caso para ,.,,,, pp. 199-202.
Habermas. La discusión no es lo mismo que el discurso. Más bien, el discurso en que a1 llaberma1, "Ju1tlet and lol lly", 11p. cit., p 225, y JOrgen Habermas, The Phllo1ophlc:al
entran las interpretaciones de necesidades es un discurso que establecerla la linea divisoria lJ/n·uurs. o( Mod1rnlt;y, C.mltrid11 1 1, 1987, pp. 337-366.

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472 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 473

68 Habermas, "Justice and Solidarity", op. cit., pp. 245-246. portante de la institucionalización de los discursos o de la creac'ión de los espacios públicos
69 !bid., p. 243. en la obra de Habermas se encuentra en The Structural Transformation of the Public Sphere:
70 !bid., pp. 243-244. An lnquiry into a Category of Bourgeois Society, [1962], Cambridge, MIT Press, 1989.
71 !bid., p. 244. 93 Habermas, Theory and Practice, op. cit., p. 25; McCarthy, Critica[ Theory, op. cit.,
72 !bid., p. 247. p. 324.
73 !bid. 94 Habermas, Theory and Practice, op. cit., pp. 25-26; Habermas, "Utopie des guten
74 Habermas, "Morality and Ethical Life", op. bit., p. 203. Herrschers", op. cit., p. 383. La tesis de la esfera pública burguesa implica la idea de que el
75 !bid., p. 205. nuevo principio de Ja legitimidad democrática afecta el poder por medio de una institucio-
76 !bid., p. 202. nalización de los espacios públicos, como los parlamentos, que ejercen el control sobre el
77 !bid., pp. 203-204. poder ejecutivo (por lo menos en principio). Pero en su crítica de Rousseau por haber
78 !bid., p. 202. confundido el nivel del principio de la legitimidad con el de la organización, Habermas
79 Habermas, "Justice and Solidarity", op. cit., pp. 245-246. Habermas enuncia que estos no parece darse cuenta de que precisamente este paso le permitió a Rousseau pasar de un
límites pueden ser traspasados si los discursos han sido institucionalizados. Consecuente- modelo del discurso virtual a uno del discurso real (Communication and the Evolution of
mente, la ética del discurso reconstruye las intuiciones morales de quienes viven en las Society, op. cit., pp. 185-186). No obstante, sigue siendo insostenible identificar la legiti-
sociedades civiles modernas, o en sociedades en que los discursos o los derechos básicos midad democrática o incluso a un consenso democrático real con un modelo único de
han tomado su lugar. organización. Por otra parte, la democracia, como meramente un principio de legitimi·
80 Habermas, "Morality and Ethical Life", op. cit., p. 205. dad, fácilmente se puede convertir en una fuente de "legitimización" de prácticas no
81 Habermas, "Justice and Solidarity", op. cit., pp. 246-247. <lemocráticas.
82 !bid., p. 24 7. 95 Habermas, "Utopie des guten Herrschers", op. cit., p. 383.
96 !bid. .
83 Habermas, "Discourse Ethics", op. cit., p. 100.
84 Habermas, "Morality and Ethical Life", op. cit., p. 207. 97 !bid. Otra división ocurre entre la teoría de la élite democrática "realista" y las críticas
85 Habermas, Moral Consciousness and Communicative Action, op. cit., p. 183. Alessandro marxistas a la democracia formal. Véase Habermas, Theory and Practice, op. cit., p. 27.
Ferrara ha indicado que este argumento probablemente no satisfará ni a los tradicionalis- 98 Habermas, "Die Utopie des guten Herrschers", op. cit., p. 385.
tas antimodernos -que rechazarían la perspectiva de someter la orientación de las normas 99 !bid., p. 383, y Habermas, Legitimation Crisis, op. cit., pp. 130 y ss.
de uno al nivel posconvencional, en vista del anonimato, incertidumbre y falta de integra- 100 Habermas, "Reply", op. cit., p. 252.
ción social relacionadas con la modernidad-, ni a los posmodernistas -que alegarían que 101 Jürgen Habermas, Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, pp. 524 y ss. Para
la experiencia de normatividad es sólo otra expresión del poder-. En el capítulo VI se trató lu versión más detallada, pero unilateral, véase Habermas, Structural Transformation, op.
de esta última objeción. Se tratará de Ja primera objeción en el capítulo IX. Aquí simple- cit., pp. 181-250. Véase también Cohen, "Why More Political Theory"? op. cit.
mente hacemos ver que el sesgo obvio de la teoría a favor de la modernidad no significa que 102 Habermas, Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, p. 362. Presentamos una
sea una apología de las instituciones existentes o de los procesos de modernización. En discusión más detallada del problema en el cap. IX.
cambio, la ética del discurso, junto con una teoría social dual, proporciona una posición 103 !bid., p. 364. Respecto al precursor del Estado democrático, el Rechtsstaat, que ahora
crítica ante la "colonización" del mundo de la vida. Tampoco presenta la teoría un deber Ne convierte paradójicamente en la única etapa que sin ambigüedades garantiza la libertad, el
abstracto en favor de la modernización de las sociedades tradicionales. Sin embargo, sí Estado democrático gana al nivel del principio de legitimidad y pierde al nivel del desarrollo
ayuda a desenmascarar las estrategias de retradicionali'Z,ación en los mundos de la vida l11slitucional real -una extraña conclusión que Habermas podría desear no presentar.
1º4 Parece haber una diferencia significativa en la forma en que Habermas trata del
modernizadores. Éstas pueden ser interpretadas como luchas de poder en favor de formas
patriarcales, jerárquicas y autoritarias de vida y contra instituciones igualitarias, democráti- problema de las instituciones desde los dos puntos de vista normativos clave establecidos
cas y no sexistas que por lo menos son potencialmente posibles en el terreno de un mundo mr la ética del discurso: la legitimidad democrática y los derechos básicos. La primera
de vida moderno. l lt•vu a un callejón sin salida, ~. última parece prometedora porque, una vez que
86 La acusación opuesta, que la ética del discurso es tan formalista que no tiene ninguna ,l lnbcrmas desplaza el análisis de los derechos desde el marco conceptual de la dicotomía
consecuencia institucional, presenta dos variantes: una que acepta el proyecto de una ética dt'surrollo normativo/decadencia institucional a la dicotomía sistema/mundo de vida, los
discursiva, pero que busca la mediación institucional, y otra que pone en duda a todo el ill'l'l'<.:hos parecen establecer ese mínimo básico al nivel institucional que se necesita para la
proyecto. Para la primera, véase Jean L. Cohen, "Why More Political Theory?", Telos, tltlrn del discurso y se abre así la posibilidad de un desarrollo düal.
núm. 49, verano de 1979, pp. 70-94, y Jack Mendelson, "The Habermas-Gadamer Debate", 1o~ Para una discusión de esta idea, véase Claude Lefort, "Politics and Human Rights",
New German Critique, núm. 18, 1979, pp. 44-73. Para la segunda, véase, Seyla Benhabib, '/'lit' l'olitical Forms of Modern Society, Cambridge, MIT Press, 1986. Lefort aprovecha la obra
"Modernity and the Aporias of Critica! Theory'', Telos, núm. 49, otoño de 1981, pp. 39-59, y 1li• l lannah Arendt's On Totalitarianism, Nueva York, 1958, p. 296, para esta idea.
Steven Lukes, "Of Gods and Demons: Habermas and Practica! Reason", en Thompson y 1116 Para la idea de los derechos universales fundamentales en el sentido fuerte, véase
Held (eds.), Habermas Critical Debates, op. cit., pp. 134-148. llworkin, "Taking Rights Seriously", Taking Rights Seriously op. cit.
87 Habermas, Communication and the Evolution of Society, op. cit., pp. 183, 186-187. 111 1 Véase Janos Kis, L'Egale Dignité, París, Seuil, 1989.
88 No es accidental que Hannah Arendt traduzca erróneamente el concepto aristotélico lllK Albrccht Wellmer, "Modcls of Freedom in the Modern World", en Kelly (ed.),
de isonomía para que signifique "ningún gobierno" en lugar de "participar en gobernar y /lf!1mt!11e11tics and Critica/ Theory in Etliics and Politics, op. cit., p. 247.
ser gobernado". Véase Hannah Arendt, La condición humana, Chicago, University of Chicago 1 11 ~ M<.:Carthy, Critica/ Thtory, op. di., pp. 327-328, 352. No hay razón por la que los
Press, 1958, p. 22. Hpc<.:los de las varias conccpcl 01 de la uulonomfa no puedan combinarse. Asf, la autono·
89 Habermas, Communication and the Evolution of Society, op. cit., p. 186. 111!11 cn el sentido de autole1l1la dn y juicio mural (Kant), la habilidad de elegir el propio
90 !bid. 1111111 de vldu de uno y la vfa para• ulodeMlllTollo (Mili), y 111 habilidad para tomar papelea
91 !bid. fll ol Jh\lo¡o y lo¡rar Ja rtn1111Y1d1d 1 l!llON peles (llubcrmas) son todas con1tltUtlVU
92 Habermas, "Utopie des guten Herrschers", op. cit., p. 382. Ln primera discusión im· Llo 111 idcu de 11utonomla do t¡Yt 11 111 nnJo 11q11f. Obvlumcntc, suponcmo1 quo CM

¿"~
.~. •.
474 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL
LA ÉTICA DEL DISCURSO Y LA SOCIEDAD CIVIL 475
posible formular una concepción de autonomía que evite el automonitoreo, las tendencias
una colectividad (de colectividades) o como un cuerpo social unificado que íntegra a toda
represivas asociadas con la idea de señorío, tan implacablemente criticadas por Foucault.
la sociedad, sino como una dimensión institucional diferenciada, plural, del mundo de la
110 Wellmer, "Models of Freedom", op. cit., p. 241. vida.
111 !bid., pp. 227-252.
l36 Guillermo O'Donnell y Philippe Schmitter, Transitions from A'uthoritarian Rule,
112 Benhabib, "In the Shadow of Aristotle and Hegel" op. cit.
Baltimore, Johns Hopkíns, 1986. Esta obra demuestra que los proyectos para la revolución
113 Esto equivaldría a una inversión del enfoque liberal clásico, que considera a los dere-
lota! no resultan en democracia política. Este mismo punto ha sido argumentado en el
chos de comunicación (reunión, asociación, mbdíos) y a la participación política (sufragio, contexto de los regímenes "totalitarios" por la teoría de Kuron de la revolución autolimita-
derecho a ocupar cargos públicos) como instrumentos para asegurar el complejo central de dora. Véase Andrew Arato, "The Democratic Theory of the Polish Oppositíon: Normative
los derechos: aquéllos que instituyen el dominio de la libertad negativa (a la que se puede Intentions and Strategic Ambiguities'', Working Papers of the Helen Kellogg Institute, Notre
construir en una forma extremadamente libertaria de modo que la propiedad privada sea el Dame, 1984.
derecho central y el núcleo del concepto de los derechos, o en una forma liberal menos 137 Karl Marx, The Eighteenth Brumaire of Louis Bonaparte, Nueva York, International
extrema que permite la asistencia y seguridad social y otros tipos de poseer propiedad). Publishers, 1969, p. 66.
Desde nuestro punto de vista, no obstante, los derechos a la comunicación hacen más que 138 Arato y Cohen, "The Politics of Civil Society", op. cit.
proteger del Estado a un dominio de la sociedad civil. También son precondiciones polítí- ·•
139 Para una discusión más detallada de la influencia de la sociedad civil en la sociedad
cas para la formación de la voluntad democrática. De hecho, la legitimidad y la participa- política, véase los caps. IX y X.
ción democrática son generadas en este mismo terreno.
11 4 Habermas "Morality and Ethical Lífe", op. cit., p. 205 [Escritos sobre moralidad y
º
14
G. D. H. Cole, Guild Socialism Restated, New Brunswíck, Nueva Jersey, Transaction
Books, 1980; Harold Laski; Studies in the Problem of Sovereignty, New Haven, Yale University
eticidad, Paídós]. l'ress, 1917; Authority in the Modern State, New Haven, Yale Uníversity Press, 1919, y The
115 !bid., p. 268.
/!oundations of Sovereignty and Other Essays, Nueva York, Harcourt Brace, 1921.
116 Habermas, Theory of Communicative Action, op. cit., vol 2, pp. 362-363. Este texto no
141 Para una discusión de la importancia de la democratización de las estructuras neocor-
tiene reservaciones paralelas sobre las libertades instítucionalizadoras.
porativas del compromiso, véase Habermas, Structural Transformation, op. cit., sección 23.
11 7 Todavía sería posible objetar que las normas pueden defenderse precisamente como
instituciones (como lo hace Parsons y, a veces, Habermas). En este caso, tendríamos que
hablar del desarrollo institucional vis-a-vis los derechos, a diferencia de la decadencia
organízacional. Sin embargo, hemos empezado con un uso que yuxtapone las normas (la
legitimidad) a la institucionalización u organización.
118 Lefort también presenta un convincente argumento contra la ideología liberal de los ,
derechos que los construye como garantes exclusivamente morales y apolíticos de la liber-
tad negativa. El propio Marx fue atraído por esta interpretación, al punto de imaginar una
sociedad que no necesitaba derechos. Sería desastroso reproducir esa interpretación por-
que las únicas conclusiones posibles serían, una vez más, la apología o la revolución, y '
buscamos una vía diferente a este conjunto inaceptable de alternativas. "
ll9 Jürgen Habermas, "On Social Identíty", Te/os, núm. 9, primavera de 1974, p. 100.
120 Véase Jürgen Habermas, "The New Obscurity: The Crisis of the Welfare State and thé
Exhaustíon ofUtopían Energies", The New Conservatism: Cultural Criticism and the Historian's '.,
Debate, Cambridge, MIT Press, 1985. Véase también Andrew Arato y Jean L. Cohen, "Politic$.
and the Reconstructíon of the Concept of Civil Society", en Axe! Honneth et al. (eds.), .
Zwischenbetracthungen Im Prozess der Aufklarung, Francfort, Suhrkamp, 1989.
121 Habermas, Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, caps. VI y VIII. -~"
122 Wellmer, "Über Vernunft", p. 198.
123 !bid., pp. 214-221.
124 !bid.
125 !bid., p. 220.
126 !bid., p. 198.
12 7 !bid., p. 209.
128 !bid., pp. 175-181.
129 !bid., pp. 190-199.
130 !bid., pp. 216-217.
131 !bid., pp. 189-199.
132 !bid., pp. 178-179.
133 !bid., pp. 200-201.
134 Respecto a Hegel, esto implica dos niveles de mediación en vez de uno, es decir, la
sociedad política y la económica. Su teoría sólo implica a la primera, en una terminolo¡fa1
más dialéctica, diferente. 1
135. Sin embargo, a diferencia del concepto de la comunidad societal de Parsons, nu11,.·
tra concepción de la sociedad civil es en si "descentralizada". No está construida como

r·:f:j' -t
* IX. TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL
TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL

como "separar una teoría en sus partes y volverla ¡t juntar en una nueva '
forma para obtener más plenamente el objetivo que se ha fijado a sí mis-
ma". 2 Ésta es la forma normal de "tratar con una teoría que necesita revi-
sarse en muchos aspectos, pero cuyo potencial para estimular el pensa-
477

miento todavía no ha sido agotado". 3 En nuestra reconstrucción de la


categoría de sociedad civil, dependeremos, aunque críticamente, del segun-·
RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL do paso de la propia estrategia teórica de dos pasos de Habermas, es decir,.---
el desarrollo de una teoría dual que diferencia y relaciona las metodologías
QUIZÁ porque se ha puesto de moda, la idea de la sociedad civil es cada igualmente necesarias que tratan con el "mundo de la vida" y el "siste-
vez más ambigua en la actualidad. Cuando es articulada por los actores rna". 4 Procedemos mediante los siguientes pasos.
sociales, la noción de reconstruir o defender a la sociedad civil ciertamen-
te tiende a aumentar la movilización. Pero su imagen no es realmente l. Usando un modelo de tres partes del mundo de la vida y de los sub-
adecuada como una base para la autorreflexión crítica o incluso para la sistemas político y económico, 5 profundizamos el paradigma heredado
orientación en relación con las limitaciones más importantes sobre la ac- de Gramsci y Parsons, y también lo desarrollamos para reflejar la teoría
ción colectiva. Es igualmente fácil para esos actores caer en posiciones 111ás avanzada de la diferenciación disponible en Luhmann, para ayudar a
fundamentalistas o identificar el proyecto de la sociedad civil con los ob- relativizar y limitar el argumento de la fusión de Schmitt y de otros.
jetivos de las élites económicas o de los partidos políticos, renunciando 2. Ante las objeciones teórico-sistémicas de Luhmann, tratamos de de-
así a su propia autonomía y originalidad. Lo que se necesita es una con- ' 1nostrar la modernidad de la sociedad civil, entendida en términos de un mun-
cepción de la sociedad civil que se pueda reflejar en el núcleo de nuevas do de la vida capaz de racionalización. En particular, mostramos el papel del
identidades colectivas y articular los términos dentro de los cuales los ·, uprcndizaje normativo y de los derechos fundamentales en la estabiliza.
proyectos basados en esas identidades pueden contribuir a la emergencia ·¡ l'ión de las sociedades civiles modernas.
de sociedades más democráticas y más libres. 3. Para tratar con los ataques genealógicos e ideológicos sobre la SO·
Incluso las mejores teorías de la sociedad civil heredadas del pasado no l'iedad civil, usamos las nociones de reificación y de colonización del mun-
pueden cumplir esta tarea hoy en día. La debilidad contemporánea de . do de la vida para mostrar que todos los fenómenos negativos en que
proyectos basados directamente en las concepciones de Hegel, Tocqueville, huccn énfasis los críticos pueden ser acomodados en nuestra concepción,
Gramsci o Parsons se deriva no sólo de sus antinomias internas muy rea-. 11 diferencia de versiones anteriores del modelo de tres partes. En particu-
les, a las que hemos estudiado, sino también de su relativa vulnerabilidad• ·1111; demostramos el vínculo histórico entre las luchas unilaterales por la
ante críticas como las de Arendt, Schmitt, el joven Habermas y Foucault. emancipación y la emergencia de las relaciones economía-sociedad-Estado
Sin duda, las tesis que se refieren a la decadencia de la esfera pública y a l&n!vadas por nuevas form~terónomas, culminando en las formas de
la transformación de lo social en nuevas formas de manipulación, controi: éolonización características de los estados benefactores.
y dominación, corresponden por lo menos igual de bien a la experiencia· 4. No obstante, insistimos contra aquellos que dudan de las implicado·
de los países capitalistas avanzados que los puntos de vista optimistas de ncs críticas del concepto de sociedad civil y nos acÚsan de "reformismo
los defensores teóricos de la sociedad civil que ven en todas partes públi· •111 alma", que el modelo de una sociedad civil diferenciada retiene su
cos democráticos, solidaridades intactas y formas de autonomía. Pero cuan· pt'omcsa utópica en los estados benefactores así como en los estados gober-
do las opiniones de un analista que se ajusta fuertemente a la realidad de nudos formalmente por el socialismo de Estado, promesa que señ.ala ha-
la sociedad existente, como es el caso de Luhmann, empiezan a parecerse clu la reconstrucción y defensa de la publicidad y de la vida íntima en un
a las de los críticos más radicales, 1 los defensores de la sociedad civil, nuevo modelo de derechos.
cuyos ojos están cerrados frecuentemente a los fenómenos negativos, en· 5. Tratamos de mostrar que la utopía de la 1ociedad civil no es nada
tonces comienzan a caer bajo la sospecha de estar sometidos a una fuerte m"s un "deber" abstracto ~n relación con laa vor1ionoa heterónomas que
influencia ideológica. yu existen. En vista de las v rias teorías del Upo d1 l1 l1cu1l1 da Francfort
Para que se la pueda usar hoy en día, la categoría de sociedad civil debe 1ubrc la unldimcnsionalida admlni1tr1cidn 'ot1l 1 bo1c¡u1j1mo1 una
ser reconstruida. Definimos "reconstrucción" en un sentido no sistemático, eonccpclón que muestra que lo eno1 n111Uvoa en 101 q\&1 homo•
~ 476
478 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 479

insistido, representan sólo un aspecto del tejido institucional de las demo- productiva a mercancías "ficticias". 9 Como él dice, a diferencia del inicio
cracias capitalistas. Finalmente, en la sección más larga de este capítulo, de la planificación, "el laissez-faire fue planeado" .10 Para Luhmann, la prima-
presentamos un proyecto político detallado para democratizar a las socie- cía de la economía permite, por razones estructurales, una mayor diferencia-
dades civiles existentes, en términos de la continuación reflexiva tanto de ción que la primacía anterior de lo político, y alienta la transformación de
la revolución democrática como del Es~ado benefactor. Creemos que ese una estructura difusa de dominación político-religiosa-social-económica
proyecto permitiría también una reorientación de las estrategias políticas en un Estado moderno que es más po-deroso que su predecesor.
en Europa oriental, alejándola de la probablemente inviable (y según no- Aunque menos reduccionista que la idea de la sociedad económica, el
sotros, indeseable) alternativa del pasado y presente de Occidente, hacia fl modelo dicotómico de Estado y sociedad (económico-civil) sigue siendo
1
un modelo basado en un futuro común posible (y en nuestra opinión, reduccionista. En términos de Luhmann, la economía nunca es el único
normativamente deseable). ambiente social del Estado; la diferenciación de la economía supone y
promueve la diferenciación de otras esferas: la jurídica, la de la ciencia, el
arte y la familia. 11 Incluso en el modelo más dinámico de Polanyi (que es
La sociedad civil, el mundo de la vida mucho más sensible a los peligros de nuestra civilización), la utopía del
y la diferenciación de la sociedad mercado autorregulador y la creación de una "sociedad de mercado" nun-
ca tuvo, ni podía tener, un éxito total en sus esfuerzos por autocerrarse,
La superioridad de una estructura de tres partes para entender a la socie- ' rnmo lo muestra el "contramovimiento de la sociedad". Por lo tanto, la
dad civil es fundamental para nuestra concepción. 6 El modelo dicotómico "sociedad" del siglo XIX contenía "dos principios organizadores" muy dis-
de Estado y sociedad (que todavía usan algunos marxistas y en particular l in tos entre los que había un profundo conflicto potencial: la autorregula-
los neoliberales) neoconservadores y los herederos actuales del socialis~(' dón económica y la autoprotección societal. 12 Nosotros añadiríamos que
mo utópico,7 representa una figura del pensamiento esencialmente:, el conflicto entre los dos principios (el liberal-económico y el democráti-
decimonónico. Sus dos fundamentos histórico-sociales están incluidos e)); co) aumenta y sale a la luz, en especial a medida que el antiguo enemigo
el término ambiguo "liberal": la lucha antiabsolutista presuponía y cimentó\ de las fuerzas societales, el Estado autoritario-burocrático en su forma
temporalmente la unidad "polémica" de todas las fuerzas sociales (Schmitt).) heredada, es abolido o debilitado decididamente. El modelo dicotómico,
y la emergencia, probablemente por primera y última vez en la historia~.) cualesquiera que sean sus méritos relativos para describir a la época libe·
de una "sociedad económica" dominada por un mecanismo de mercadcf mi clásica, no puede describir ni las fuerzas que se encuentran detrás de
autorregulador (Polanyi). :, 1111 transformación ni la nueva estruttura de la sociedad.
Como lo ha mostrado Luhmann, las ideas inconsistentes de una sociei· Tal es la matriz de los orígenes del modelo de tres partes en las relacio·
dad económica que lo incluye todo y de una dicotomía entre el Estado y~ ncs sociedad civil-economía-Estado. El descubrimiento de Polanyi fue vi·
sociedad representan formas características de la conciencia (para él, "conde ., du.do por su propia identif~-On en última instancia de la regulación del
cia falsa") de la época liberal. 8 Marxistas y liberales sofisticados, en especi Estado e incluso de la estatización de la economía con la autodefensa de
cuando trataron de la política, prefirieron la concepción dicótoma del bü In sociedad. Enfrentándose a las versiones marxistas y liberales del
gerliche Gesellschaft a la puramente económica. Desde el punto de vista d ' rrduccionismo, Gramsci y Parsons fueron, respectivámente, los primeros
la reseña que hemos hecho, la razón parece obvia. Ya sea que aceptemos en ver que la sociedad contemporánea se reproduce no sólo mediante
argumento de Polanyi de que se presentó una tendencia a reducir tod pl'occsos económicos y políticos, o incluso de su fusión nueva o renovada,
las relaciones sociales (el hábitat, el status, la cultura) a la economía de me 11110 por medio de la interacción de las estructuras legales, las asociacio-
cado, o la tesis de Luhmann de la emergencia de una nueva primacía fun,j ne11 sociales, las instituciones de la comunicación y las formas culturales,
cional de la economía, no podemos evitar observar que el crecimiento de, tudns las cuales tienen un grado significativo de autonomía. Ambos auto-
una economía autorregulada no negó, sino que ocurrió junto con la emeJ;\t rH fueron influidos por Hegel. Ambos entendieron la resurrección de la
gencia del aparato cada vez más diferenciado del Estado moderno. En téJlt vld11 usociativa no como la fusión de las lógicas de lo privado y de lo públi-
minos de los conceptos de Polanyi, esto puede explicarse por las demanda~ co, de la economía y del E tado, sino como la recreación de un tejido de
políticas implicadas en el mantenimiento de las precondiciones negativa-, Intermediaciones socletalaa '•antiguo que las revoluciones industrial y
mente "utópicas" de la reducción de la tierra, la mano de obra y la empresa frarncesa, m una forma nueva~ cional.

~
480 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 481

Es dudoso que los modelos de Gramsci o de Parsons puedan sostenerse que propone Parsons. Sus "situaciones estándares" implican una estruc-
contra el argumento de la fusión que hemos visto en Schmitt, en el Struk- tura fundamentalmente diferente: en el caso del dinero el intercambio
turwandel de Habermas e incluso en Arendt, que es la forma alternativa vinculado a la ganancia y en última instancia a una "sanción positiva"; en
de concebir a la "gran transformación" de la sociedad liberal. Gramsci fue el caso del poder, un sub y un superordenamiento, vinculados en última
notoriamente incapaz de distinguir cl~ramente entre el Estado y la socie- instancia a una "sanción negativa" ejercida desde una posición diferen·
dad civil, entre la dominación y la hegemonía, y fue capaz de (o deseaba) ciada jerárquicamente que conserva un elemento de comando directo.
tematizar la mayor parte del tiempo a las instituciones independientes de Esta diferencia no sólo conduce a condiciones de simbolización más dé-
la sociedad civil sólo en términos de su función para reproducir al Estado bil en un sistema mucho más heterogéneo de códigos, circulación menos
y a la economía ya existentes. En esta representación, la sociedad civil íluida, acumulación menos estable, mayores dificultades en la medición y
aún se puede ver como una extensión del propio Estado, que sirve a la re- una mayor dependencia en la organización, sino también a la necesidad
producción del orden económico establecido. Así, la hegemonía seguiría de compensar las asimetrías en las posibilidades de gobernar y ser gober-
siendo la continuación de la dominación por otros medios. Parsons, quien nado, por medio de la legitimación directa vinculada a la tradición o al
había hecho a la comunidad societal el centro normativo de la sociedad, acuerdo. 14 La estructura de la institucionalización por medio de la ley ci-
pudo declarar su independencia, pero la forma en que trató a la comuni- vil y pública refleja esta diferencia: sólo la última está relacionada con la
dad societal, el Estado, y la economía como subsistemas totalmente análo- "obligación". 15 Además, a diferencia del dinero, generar e incluso conser-
gos, cada uno regulado por un medio discreto de intercambio, implica que var el poder presupone la regeneración en el mundo de la acción comu-
ha remplazado al reduccionismo sustantivo con el metodológico. Por esta nicativa.16 No obstante, el poder, al igual que el dinero, está ligado a una
razón, entre otras, es totalmente insensible al fenómeno de la estatización referencia a motivaciones empíricas (intereses) y proporciona cierto "auto·
y de la economización en que ponen énfasis los teóricos de la fusión. Como matismo" en la interacción basada en una capacidad para sustituir teatral-
lo indica su adopción unilateral del argumento de Polanyi, que le permite mente a la comunicación propia del lenguaje ordinario. De acuerdo con
ver sólo la diferenciación pero no el dominio (transicional) del mercado , lo anterior, está institucionalizado como el medio de dirección constitu·
autorregulador, es incapaz de concebir la amenaza a la sociedad civil por tivo del Estado moderno, aunque en un nivel de formalización inferior al
parte de la lógica de las grandes estructuras en expansión del Estado moder- <lcl dinero. 17
no y de la economía capitalista. Así, las diferentes formas de funcionalismo Así, el dualismo metodológico se conserva respecto a la "lógica" de las
de Gramsci y de Parsons tienen consecuencias opuestas y, no obstante, tres esferas institucionales. Los dos medios/subsistemas participan en la
igualmente indeseables para una teoría de la sociedad civil. La primera misma función social fundamental, la de integración de sistemas, que hace
nos da una imagen exageradamente integrada en una determinada es- referencia a las interdependencias funcionales no intencionales de los efec·
tructura de dominación y la segunda nos lleva a un modelo de autorregu- tos de la acción coordinada, sin referirse a las orientaciones o normas de
lación y conservación de los límites que es irrealmente inmune a la hete- · lps actores. 18 No obstant~dualismo metodológico lleva a una estructu-
ronomia. , ra de tres partes. Las diferencias y similaridades en las formas de institucio-
Necesitamos una teoría capaz de considerar como un tema tanto a la nalización del Estado moderno y de la economía ~apitalista, aunque los
amenaza como a la promesa. La "crítica de la razón funcionalista" 13 de distinguen del mundo de la vida, bastan para indicar tres patrones difc·

--- Habermas proporciona la mejor estructura conceptual disponible para


reconstruir el modelo de tres partes de la sociedad civil. A primera vista,
la distinción dual metodológica entre el sistema y el mundo de la vida
parece ser la versión de Habermas de la dualidad Estado/sociedad civil
rentes dentro de una teoría de "dos pasos" de la sociedad. Los dos tipos de
diferenciación, entre las lógicas en un caso y las formas de instituciona·
lización en el otro, también influyen en el significado de la interacción de
estas tres esferas. Aunque la dirección de la influencia del grado de inter-
utilizada en los modelos liberal y marxistas estándar. Sin embargo, si se penetración entre el mundo de la vida y el sistema implica cuestiones de
analiza con más detalle, la tesis de que dos subsistemas están diferencia- principio normativo, el grado de interpenetración del Estado y la econo-
dos entre sí y del mundo de la vida implica un modelo que corresponde mía (su "doble intercambio") y su direccionalidad ahora se convierten
más de cerca a la estructura tripartita tipo de Gramsci. En esta teoría, los "meramente" en pr~le'!'a~ t~cnlc9s.
medios del dinero y el poder, que integran respectivamente a la economía El concepto del mu~a, integrado socialmente por medio de
y al Estado, son considerados como menos análogos en su operación de lo inlcrpretucloncs de un con11n10 1&1cgurudo normativumcnte o creado

"-~"-'
·,
482 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 483
comunicativamente, ocupa un espacio teórico similar al de la sociedad ci- reconocidas intersubjetivamente, actúan como miembros de un grupo
vil en el modelo tripartito. En realidad, Habermas con frecuencia introdu- social solidario. A medida que los individuos crecen dentro de una tradi-
ce el mundo de la vida como una traducción de la noción de la comunidad ción cultural y participan en la vida del grupo, internalizan las orientacio-
societal de Parsons, aunque en una síntesis más amplia que a veces inclu- nes de valor, adquieren competencias de acción generalizadas y desarro-
ye a la cultura y en otras ocasiones, también a la personalidad. 19 Una vez llan identidades individuales y sociales. 23 La reproducción no sólo del con-
dicho esto, no es para nada autoevidente, incluso a nivel superficial, que texto cultural-lingüístico sino también de la segunda dimensión del
el concepto de mundo de la vida pueda ser traducido sin distorsión como el mundo de la vida -sus componentes "institucionales" o "sociológicos"-
de sociedad civil. Por el contrario, estos conceptos parecen operar en ni- ocurre en el medio de la comunicación. 24 Esto implica los procesos
veles categóricos muy diferentes, en especial si uno piensa en la tradición reproductivos de transmisión cultural, integración social y socialización.
fenomenológica de la conceptualización del mundo de la vida. 20 Pero, y éste es el principal punto para nosotros, la diferenciación_ estruc·
A pesar de todo, nuestra tesis es que el concepto de mundo de la vida, tal tural del mundo de la vida (que es parte del proceso de modernización)
como lo presenta Habermas, tiene dos niveles distintos que, si se les di- ocurre por medio de la emergencia de instituciones especializadas en la
ferencia y clarifica adecuadamente, nos permitirán ubicar con precisión reproducción de tradiciones, solidaridades e identidades.
el lugar exacto de la sociedad civil dentro de la estructura general (véase el La discusión que hace Habermas de Íos componentes estructurales del
cuadro IX.1). 21 Por una parte, el mundo de la vida se refiere a la reserva de í mundo de la vida se concentra en la reconstrucción de la forma del inven·
tradiciones conocidas implícitamente, a los supuestos ya existentes que tario de conocimientos, de las solidaridades de las que se depende y de las
están incorporados en la lengua y en la cultura y a los que recurren los ' · competencias abstractas de las personalidades que nuestra cultura pone
individuos en la vida diaria. Esta existencia estructurada lingüísticamen- a nuestra disposición. Pero esta reconstrucción implica un rango de insti-
te de conocimiento, la reserva de nuestras convicciones inamovibles, y las tuciones que no puede igualarse ni con el conocimiento de los anteceden-
formas de solidaridad y competencia que se usan y de las que se depende , tes culturales en el cual se apoyan, ni con los mecanismos de dirección
son dadas a los actores sin cuestionamientos. Así, los individuos no pue- que coordinan la acción en la economía (dinero) o en las organizaciones
den ni salir de su mundo de la vida ni ponerlo en duda como un todo. Es- formalmente organizadas, estructuradas burocráticamente (poder). 25 Es
pecialmente es este nivel que Habermas integró los niveles más profundos aquí, al nivel institucional del mundo de la vida, que uno puede arraigar
del concepto de cultura de Parsons, dándole, sin embargo, la estructura de_ un concepto de sociedad civil accesible hermenéuticamente por estar inte·
significados y recursos lingüísticos inl:erpenetrantes en vez del de un siste- grado socialmente. Este concepto incluiría todas las instituciones y for-
ma que mantiene los límites. mas asociativas que requieren la interacción comunicativa para su repro-
Según Habermas, el mundo de la vida tiene tres componentes estructu- ducción, y que dependen principalmente de los procesos de la integración
rales -cultura, sociedad y personalidad- y éstos pueden ser diferencia- social para coordinar la acción dentro de sus fronteras.
dos el uno del otro. 22 En la medida en que los actores se entienden mutua- Identificar a la socie~·civil (una categoría de la teoría política y de la
mente y están de acuerdo sobre su situación, comparten una tradición sociología política) con los términos de una sociología general, llevaría a
cultural. En la medida en que coordinan su acción por medio de normas un entendimiento exageradamente politizado d~ la estructura social. NI
la comunidad societal de Parsons ni el mundo de la vida de Habermas de-
ben ser entendidos en una forma tan limitada. Por tanto, es conveniente
restringir el esfuerzo por traducir estos conceptos de la sociología política
CUADRO IX.1
y económica al estudio de las instituciones y procesos que son directamen·
te relevantes política y económicamente y que también están arraigados
Subsistema: Economía Estado en la estructura social general. El mismo Habermas nos ayuda en este
esfuerzo y lo que es Interesante, en el proceso relaciona su teoría social
Institución del
dual con su anterior comprensión de lo público y de lo privado. Postula
mundo de la vida: Personalidad Integración social Cultura
Recurso simbólico: Competencia Solidaridad Significado que el dinero y e poder políttc requieren, para su establecimiento y
Contexto estructural: Mundo de Ja vida lingü!sticc/cultural fundamentación co 1dl , na Institucionalización en el propio mun-
do de la vida del cu1l 11t6n cllftrtnclados. Esto se logra mediante los meca-

.~
484 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 485

nismos de la ley civil (o privada) y de la ley pública, respectivamente. 26 Es- equivale automáticamente a la penetración del Estado en la esfera priva-
tos mecanismos constituyen y están arraigados en dos complejos distintos da, al menos no más de lo que la liberalización de la economía debe signi-
de instituciones: lo privado y lo público. Así, si se le observa desde el pun- ficar lógicamente la erosión de las esferas pública y privada. Por el con-
to de vista de los sistemas de dirección, el modelo de tres partes se articula trario, en vista de los dos significados de "privado", a diferencia del caso
-f) como un modelo de cuatro partes entendido en términos de la duplicación del modelo dicótomo del Estado y la sociedad, en este caso la retirada del
no sólo de la esfera pública (como en el Strukturwandel) sino también de Estado no necesita ser en beneficio de la expansión de la economía priva-
la esfera privada. 27 da, y la limitación de la economía privada no debe verse necesariamente
A diferencia del modelo del Strukturwandel, en el presente contexto las como el otro lado del crecimiento de la intervención estatal. 28
esferas pública y privada son vistas no como mediaciones, sino como es- Aquí también hay una desventaja correspondiente a este modelo, aun-
feras dentro del mundo de la vida con las que la economía y el Estado que no en beneficio de su competidor dicótomo más sencillo. Desde el
pueden tener relaciones de insumo-producto estructuradas exclusivamente punto de vista de las relaciones de intercambio de los dos subsistemas y la
en términos de intercambio de dinero y de poder, que también estructuran sociedad civil, la estructura es demasiado simétrica. Es en este contexto
a las relaciones Estado-economía. Este punto de vista de la teoría de siste- que la esquematización del mundo de la vida por parte de la teoría de
mas, de cuyas deficiencias nos ocuparemos posteriormente, tiene algunas sistemas (desde el punto de vista de las esferas que pueden participar en
ventajas importantes. La primera y más obvia es que podemos seguir a las relaciones insumo-producto monetarias y de poder) nos muestra nue-
\f.. Luhmann en el remplazo de la noción de fusión con la de relaciones de vamente sus límites. De las tres dimensiones institucionales del mundo de
insumo-producto cada vez más complejas, aumentado simultáneamente la vida, las nociones de lo público y de lo privado tal como se las usa aquí
la autonomía y la interdependencia. Puede parecer que esto trae consigo activan sólo las de la reproducción de la cultura y de la personalidad. Las
el aspecto negativo de aceptar una estructura de diferenciación en que la instituciones de la integración social, los grupos institucionalizados, co-
sociedad civil y sus varios remplazos desaparecen o son absorbidos por el lectivos y las asociaciones son omitidos en esta forma de tratar el tema, a
sistema político -un argumento que implica, como ya hemos visto, una pesar de su obvia importancia poÚtica y económica. En su ausencia, la
nueva enunciación de la tesis de la fusión desde el punto de vista de la posibilidad de que las instituciones del mundo de la vida puedan influir
teoría de sistemas-, pero los propios esfuerzos de Luhmann para descu- "en los dominios de la acción organizada formalmente" 29 no es tratada
brir la función de la esfera pública y del sistema legal también llevan a realmente como un tema; la idea de que la comunicación entre el mundo
una duplicación característica, dentro y fuera del subsistema político. de la vida y el sistema de vida puede usar canales diferentes a los de los
El esquema de Habermas (véase el cuadro XI.2), que retiene los términos medios del dinero y del poder ni siquiera se presenta. Retornaremos a
de intercambio de la teoría de sistemas, es de hecho idéntico a este resul- estos problemas, que reproducen nuevamente en el esquema de Habermas
tado del intento parcialmente fallido de Luhmann para erradicar la cate- algunas de las limitaciones del modelo de Luhmann.
goría de sociedad civil. A diferencia del punto de vista del mundo de la ' . La teoría que adoptanM6'.,<f'.esponde al argumento de la fusión en dos .,,-
vida, este esquema no tiene estructuras de integración entre las esferas pú- 1 niveles: al reconceptualizar la diferenciación de una manera similar a la
blica y privada. En vez de destruir a la sociedad civil absorbiéndola, en este de Luhmann, y al diferenciar las esferas (economía, esfera privada, etc.)
caso el peligro es por la destrucción mediante la fragmentación. Posterior- ugrupadas tradicionalmente como los objetivos supuestos de la desdiferen·
mente retornaremos a este punto. ciación. Desde el punto de vista empírico, ambas elecciones teóricas pue·
La segunda ventaja de esta estructura sobre los modelos duales del den ser importantes; además, en cualquier contexto dado, es posible que
i-" Estado y de la sociedad civil es que permite aclarar las interrelaciones , ninguna versión, o que ni siquiera su combinación, pueda eliminar lapo·
estructurales entre la sociedad civil, la economía y el Estado, terminando sibilidad de la "desdiferenciación". A diferencia de Parsons, no queremos
con la correlación ideológica uno a uno de la sociedad civil con la esfera remplazar lo que siempre tuvo la finalidad de ser un "diagnóstico empíri·
privada y del Estado con la esfera pública. Los dos conjuntos de dicotomías co" (es decir, la fusión) por una distinción analítica previa (es decir, la
públicas y privadas, una al nivel de los subsistemas (Estado/economía) y dlfcrenciación). 30 Incluso Luhmann considera la desdiferenciación, con
la otra al nivel de la sociedad civil (esfera pública/familia), permiten una el sistema político c~~o ,,•~ ~~~~ como una posibilidad genuina en las
distinción entre los dos significados de privatización y de "la ampliación sociedades modern~a en que Pol~nyi trata del mercado
de lo público". Como resultado, la intervención estatal en la economía no nutorregulador ttone COftltoUtnchll análogas respecto al dinamismo del

..
.
486 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 487

CUADRO IX.2 ceso singular de fusión. El corporativismo nunca elimina o remplaza a


una red comprensiva de asociaciones voluntarias; el intervencionismo
Público Privado estatal deja en su lugar grandes sectores competitivos y orientados al mef\o
cado de las economías capitalistas. La amenaza a la integración social
Sistema Subsistema polític? Subsistema económico representada por ambos procesos -el primero directamente, el segundo
o "Estado" indirectamente mediante la extensión del medio del dinero- es real. Pero
Mundo de la vida Esfera pública Esfera privada también lo son los recursos institucionalizados y culturales de una socie-
dad civil que potencialmente pueden contrarrestar a aquéllos: los dere-
chos legales, las asociaciones y las instituciones autónomas de la cultura
sistema económico. El modelo que hemos adoptado está abierto empíri- en un nivel; los significados compartidos, las solidaridades y las compe-
camente a estas formas de fusión o desdiferenciación. 31 tencias personales en el otro.
En el siglo XX, los casos de politización "totalitaria" nos muestran lo
absurdo de aplicar literalmente el argumento de la fusión a los estados
benefactores democráticos. 32 Como lo indican las experiencias de las so- Más allá de la sociedad·civil tradicional
ciedades de tipo soviético, es posible politizar completamente "desde arri-
ba" durante periodos relativamente largos a todas las cuatro esferas que Una teoría de la diferenciación no puede por sí sola reconstruir el concepto
hemos aislado: la economía, los campos de la cultura, la personalidad y la de sociedad civil. Hemos visto la forma en que una teoría como la desarro- •
vida asociacional. No obstante, nuestra concepción a dos niveles del mundo llada por Luhmann tiende a conducir a la absorción o a la fragmentación
de la vida nos permite decir que aún en este caso el sustrato lingüístico- del topos. Y mientras que Luhmann no puede evitar rediferenciar la lega-
cultural de la sociedad civil no fue destruido, conservando así las condi- lidad y la publicidad, resiste su reubicación en una sola red de vida
ciones constitutivas (significados, solidaridades, competencias) para los institucional, que en su opinión, sólo era posible en forma de una organi·
esfuerzos posteriores de reconstitución. zación corporativa, tradicional, de la sociedad civil-política. Por otra pal"-
La situación es más compleja para el intervencionismo y el corporati- le, aunque reconoce la conexión interna de la personalidad y de la comu·
vismo en las democracias capitalistas. Incluso si consideramos que éstas nicación bajo las condiciones de la modernidad, se rehúsa a considerar la
son casi totalitarias, en la tradición de la antigua Escuela de Francfort, e · · posibilidad de que esta condición interna tenga un sustrato, esto es, el
incluso si pensáramos que las tendencias hacia la politización desde arri- mundo de la vida. Aunque un mundo de la vida relacionado con los proce·
ba y al corporativismo desde abajo se complementan plenamente la una sos reales de llegar a un entendimiento aparece en su concepción, sólo lo
con la otra, aún tendríamos que admitir la posibilidad disponible en el hace bajo condiciones premodernas, antes del surgimiento de los medios
totalitarismo -es decir, la reconstitución de la sociedad civil fuera de las generalizados, cuando ~¡;¡_dición daba los fundamentos de un consenso
instituciones oficiales sobre la base de los potenciales culturales del mun- 1
• que podía ser inmune a los temas discursivos y eliminar la necesidad do
do de la vida-. 33 En un examen más detallado, el problema resulta ser discusiones que consumieran demasiado tiempo. 36 Aunque reconstruir el
más un producto de una extensión exagerada inaceptable de un modelo concepto de la sociedad civil en términos del mundo de la vida puede ser
de totalitarismo, que una derivación de un modelo de dos partes. Esto es- posible lógicamente en la estructura de Luhmann, la síntesis como un
tá claro en la obra de Claus Offe, quien ha observado dos problemas sepa- todo quedaría consignada a la sociedad tradicional. Así, él pondría en
rados: mantener los puentes democráticos (liberales) o las mediaciones <luda, no la posibilidad, sino la modernidad del modelo de sociedad civil
entre el ciudadano y el Estado, 34 y la compatibilidad de la democracia y el que hemos propuesto.
capitalismo. 35 En este contexto, el corporativismo (que implica la fusión y Creemos que nuestra reconstrucción responde al problema de la mo•
la reducción de la mediación) y el intervencionismo del Estado benefac- dcrnidad mucho mejor que cualquier teoría anterior de la sociedad civil.
tor (que implica sólo el crecimiento de relaciones complejas de insumo- La diferenciación entre las dos dimensiones del mundo de la vida no sólo
producto con la economía), no atacan o ponen en peligro a las mismas marca el locus de la 1octcdad civil dentro de una concepción sistemática
1

estructuras societales. Su complementación funcional para la reproduc- general, sino que bidn no1 ermitc desarrollar, en todos los niveles
ción del "capitalismo democrático", no necesita verse como parte del pro- relevantes, la dt1tlncidn rtantt entre una sociedad civil tradicional y

. .
488 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 489

una moderna. Dicho de otra manera, las distinciones analíticas entre el tucional. En este contexto, la llamada racionalizal!ión cultural representa
sistema y el mundo de la vida, y entre los dos niveles del mundo de la vida el puente a la modernización del sustrato lingüístico-cultural más profun-
indican una vía que supera la elección, en la que insiste Luhmann, entre do del mundo de la vida. La racionalización de la cultura involucra la di-
una sociedad civil tradicional (organizada corporativamente, que depende de ferenciación de las esferas culturales en conjuntos de instituciones agru-
un ethos o Sittlichkeit) y una estructura ¡moderna de diferenciación que no padas en torno a valores cognitivos-instrumentales, estético-expresivos y
tiene lugar para la sociedad civil incluso si se presenta bajo la apariencia morales-prácticos o a formas de validez sobre las cuales llamaron por
de una comunidad societal o un mundo de la vida reproducido comunica- primera vez la atención Nietzsche, Weber y los neokantianos. Para Ha-
tivamente. bermas, esta modernización de las esferas culturales del mundo de la vida
Para empezar, la concepción de dos niveles del mundo de la vida nos es la que hace posible (pero no necesario) el desarrollo de formas de aso-
permite concebir a la unidad de una sociedad civil no en el nivel de insti- ciación, publicidad, solidaridad e identidad postradicionales y reflexivas,
=- tución, de la organización o incluso de un orden normativo compartido
fundamentalmente no cuestionado. El contexto cultural-lingüístico, la
coordinadas comunicativamente. Únicamente sobre esa nueva base cul-
tural puede concebirse el remplazo de una sociedad civil tradicional por
fuente de la unidad que subyace a todo el complejo del mundo de la vida, una postradicional. Esta modernización cultural, a medida que sus resul-
no es ni una institución ni una organización, sino una red de recursos tados se retroalimentan desde las instituciones especializadas en la co-
para las instituciones y organizaciones. Además, sólo puede tener un con- municación diaria, promueve poderosamente la transformación de los
tenido normativo compartido indiscutible en una sociedad tradicional, e supuestos lingüísticos-culturales del mundo de la vida y de su modo de
incluso entonces esto no es necesario. De hecho, la sociedad tradicional operación en relación con la acción. 38
se define aquí no en términos de una tradición común, sino de su relación Un mundo de la vida modernizado, racionalizado, involucra una aper-
tradicional con las tradiciones y en última instancia, con el propio mundo tura comunicativa del núcleo sagrado de las tradiciones, las normas y la
de la vida. La idea de la modernización del mundo de la vida, por otra autoridad a los procesos de cuestionamiento, así como el remplazo de un
parte, implica dos procesos entrelazados: una diferenciación, al nivel so- consenso normativo basado convencionalmente, por uno que está funda·
ciológico, de los componentes estructurales e institucionales del mundo mentado "comunicativamente". El concepto de la acción comunicativa es, -oc::
de la vida y su resultante racionalización interna; y la racionalización del por lo tanto, central al de la racionalización del mundo de la vida y a nues·
sustrato cultural-lingüístico del mundo de la vida. lro concepto de una sociedad civil postradicional. La acción comunicativa
Es difícil separar estos dos procesos e imposible asignarles priorida- implica un proceso intersubjetiva, mediado lingüísticamente, por el cual
des. En alguna medida, cada uno presupone y promueve al otro. La di- los actores establecen sus relaciones interpersonales, ponen en duda y
ferenciación al nivel sociológico impide la posibilidad, ya algo ilusoria, rcinterpretan las normas, y coordinan su interacción negociando defini·
de tratar a la sociedad como una sola red organizada de instituciones (de ciones de la situación y llegando a un acuerdo. Al distinguir analíticamen·
parentesco o de la sociedad civil-política). Lo que es implícito aquí es la le este modelo de acción ~enal de las racionalidades de otros cuatro ti·
diferenciación no sólo de las instituciones de la socialización (la familia, ' pos de acción, Habermas proporciona el instrumento teórico para mostrar
la educación), la integración social (grupos, colectivos y asociaciones) y la que la disolución de las formas tradicionales de solidaridad y autoridad
reproducción cultural (religiosa, artística, científica), sino también de los no necesariamente resulta, por definición, en la emergencia de una sacie·
constitutivos de las esferas de la personalidad, "la sociedad" y la cultura. dad unidimensional compuesta solamente de individuos que actúan es·
En el proceso, las instituciones sociales gradualmente se separan de los lratégica o instrumentalmente y que carecen de los recursos para la soli·
puntos de vista que se tienen del mundo y de las personas concretas, el daridad autónoma. En resumen, la teoría de la acción implica que una
alean.ce de la contingencia para formar identidades personales y relacio- coordinación gemeinschaftliche de la acción social (la acción normativa
nes interpersonales se libera de los valores tradicionales y de las institu- basada en estándares incuestionables) puede tener sustitutos modernos,3 9
ciones, y la renovación y creación de la cultura se libera del dominio de En otras palabras, sobre la base del concepto de la acción comunicativa
las instituciones sociales que tienen propósitos diferentes a los culturales; de Habermas, el análisis de la racionalización del mundo de la vida (a
el resultado es el surgimiento de una relación crítica y reflexiva con la diferencia del de la economía o del stado), nos permite alejar al concep·
tradición. 37 to parsoniano de la' unidad clctal" (o sociedad civil) de su polo es·
El proceso de diferenciación continúa dentro de cada complejo insti· tratégico de interprotacidn, m 1ntr11 que su polo tradicionalista es ubica·

·i·.
~ :;
490 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 491

do en el contexto de la posible modernización de la propia tradición, lo modernización del mundo de la vida implica la fundamentación del apren-
que no significa su abolición, sino una relación nueva y reflexiva, una dizaje normativo en dos sentidos: uno documentado por la psicología
relación no tradicional con la tradición. cognitiva del desarrollo, 41 y otro por la posibilidad de transponer sus re-
Como ya se observó, la racionalización del mundo de la vida es tam- sultados dentro de una teoría de la evolución social. 42 De acuerdo con lo
bién una presuposición y un estímulo :gara la modernización adicional de anterior, las bien conocidas etapas de la conciencia moral y legal precon-
sus componentes estructurales y esferas institucionales. En particular, per- vencional, convencional y posconvencional, representan el desarrollo real
mite la emergencia de una nueva forma de asociación voluntaria con de- de las estructuras normativas, no sólo en el sentido de la diferenciación de
rechos iguales de membresía, libre de las restricciones del parentesco, la norma del hecho (incluida la sanción), que en realidad sólo explica la
patriarcales u otras atribuibles a causas supuestas (herencia, riqueza, no- emergencia de la etapa convencional, sino también el desarrollo de for-
bleza, status) para pertenecer y ocupar un cargo que renueva sus formas mas de argumentación a las que recurrimos cuando tratamos de restable-
de solidaridad principalmente en la interacción libre de sus miembros cer, en el caso de expectativas no cumplidas (Luhmann), los fundamentos
actuales. De igual importancia son la emergencia y la estabilización de los de la intersubjetividad que es puesta en peligro (Habermas).
tipos posconvencionales de personalidad y de formas críticas de cultura 1

(el arte postaurático, la moralidad posconvencional, la ciencia), que pre- En la etapa preconvencional, en la que todavía se percibe a las acciones, moti-
suponen una relación cambiada de la acción con su mundo de la vida y la r' vos y a los sujetos actuantes en el mismo plano de realidad, sólo se evalúan las
habilidad de tematizar y criticar cualquiera de sus componentes, incluso consecuencias de la acción en los casos de conflicto. En la etapa convencional,
a las estructuras normativas. Mientras que las etapas de la dirección nor- se puede evaluar a los motivos independientemente de las consecuencias de la
mativa fueron descubiertas primero en el contexto del desarrollo de la acción concreta; lo común es la conformidad con cierto papel social o con un
personalidad, las presuposiciones para adquirir las competencias siguen · sistema de normas existente. En la etapa posconvencional, estos sistemas de
arraigadas en las estructuras del mundo de la vida en el que deben crecer normas pierden su validez casi natural; requieren que se les justifique desde
los individuos. 40 La modernización del mundo de la vida es así, la base puntos de vista universales. 43
para el paralelismo entre las formas individuales, sociales y culturales de
la conciencia moral. La etapa de las estructuras posconvencionales de la argumentación
De gran importancia para una teoría de la sociedad civil es la penetra- moral supone el aprendizaje, tanto respecto a las anteriores etapas evo-
ción de la estructura moderna del mundo de la vida en las instituciones lutivas, como dentro de esta misma etapa. En realidad, puede decirse
legales y la práctica legal, mediante las formas de una esfera de valores que las estructuras posconvencionales institucionalizan el aprendizaje
culturales diferenciada moral-legalmente, que se libera gradualmente de normativo continuo, sin por ello abandonar un estilo normativo de expec·
todos los restos de un orden sagrado. El resultado es la institucionalización ta ti va.
de la ley positiva. Luhmann interpretó que este proceso significaba que ·, La duplicación de la esf~gal, en el contexto de las estructuras poscon-
las bases de la ley positiva son principalmente cognitivas en vez de no11- 1 vencionales de la conciencia y argumentación morales, en términos de los
mativas. También definió la actitud normativa de la expectativa como una dos niveles de normas y principios (Kohlberg). o de reglas y principios
que se resiste a aprender, debilitando así uno de los componentes institu- (Dworkin), es crucial. 44 Si bien en "casos fáciles" puede ser posible aplicar
cionales clave de una sociedad civil diferenciada de las esferas de la po.. · dogmáticamente normas e incluso convertir conflictos normativos en pro·
lítica y de la economía orientadas al éxito. También debemos recordar blemas cognitivos, los "casos difíciles" representan o dificultades de inter-
que Luhmann entiende al desarrollo legal como un proceso de dos pasos que pretación o conflictos normativos profundos que no pueden resolverse
implica la diferenciación de las actitudes normativa y cognitiva de las sin recurrir a un nivel normativamente más alto de principios válidos,45
expectativas y su revinculación, sin desdiferenciación, en nuevas combi- ' Sería fútil tratar a las reglas y principios, fundamentalmente como fun-
naciones reflexivas, expectativas de expectativas. Mediante estos pasos de ciones de los mismos tipos de decretos y aplicaciones (Luhmann), o como
desarrollo, la estructura contraria a los hechos de las expectativas, su- meros ejemplos de la distinción entre reglas primarias y secundarias (H.
puestamente es incorporada en normas invariables, reforzadas por el l .. A. Hart). 46 La raz~...~· I~~~:~rir a los principios (en defensa de los
aprendizaje. derechos o participa"~~tca) implica una forma de argumenta-
A diferencia de la línea de argumentación de Luhmann, la idea de la ción totalmente dif1rtnt1 't 11tructuralmente más exigente, un discurso

~
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492 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 493

normativo que no puede mantenerse dentro del marco institucional o tem- por lo menos, modernizado. Esta necesidad no se limita a la existencia de
poral del decreto y aplicación legal. En esos casos, simplemente es falso metainstituciones de regulación del conflicto. El sujeto del derecho priva-
decir (como lo hace Luhmann) que el juez, en especial los tribunales supe- do es necesario en una economía coordinada mediante el intercambio mo-
riores (a diferencia de las mayorías parlamentarias), pueden no aprender netario (basada en las relaciones contractuales) así como la administra-
de aquel que rompe la ley; el caso de la desobediencia civil es un ejemplo ción del Estado organizada por medio de relaciones de poder estructu-
en contrario. 47 Por supuesto, ese aprendizaje puede ocurrir y no obstante radas burocráticamente necesita un sujeto capaz de obligaciones políticas
evitar una orientación cognitivo-pragmática sólo si los constitutivos con- (y posteriormente de los derechos de los ciudadanos). Estos "sujetos" sólo
trafácticos de un procedimiento discursivo continúan aplicándose; es de- pueden surgir si las competencias morales y cognitivas, y las estructuras
cir, si las condiciones del discurso empírico son corregidas continuamen- institucionales requeridas están disponibles en el mundo de la vida. Tal
te en términos de estos principios. 48 precondición implica cambios dentro de las instituciones de la sociedad ci-
Así, sería erróneo considerar que la positivización de la ley conduce a vil que son responsables de la reproducción cultural, integración social y
un debilitamiento de las estructuras normativas o incluso sostener, como desarrollo de la personalidad, en la relación de estas instituciones entre sí
parece hacerlo Habermas en ocasiones, que la vigencia de la regla se ve y en la relación de las instituciones del mundo de la vida con su sustrato
obligada a depender de justificaciones normativas de un nuevo tipo sólo lingüístico-cultural modernizado. ·
al nivel de la legitimización del sistema legal como un todo. 49 No obstan- Es importante tener en mente la complementación de las dos dimen-
te, este aspecto de la legitimización del sistema legal como un todo en tér- siones de la modernización, si uno se va a comprometer con alguna de
minos de estructuras normativas capaces de resistir la prueba de la argu- ellas. La comunicación puede desempeñar un papel postradicional y po-
mentación posconvencional -ante todo, los derechos fundamentales y tencialmente democrático en la integración social porque, como lo ha sos·
los procedimientos democráticos- es una dimensión importante de la tenido Luhmann, otras formas de coordinación social -los medios del
institucionalización de la ley positiva. La ley positiva moderna está en <linero y el poder, en particular- liberan a la comunicación de muchas de
una posición especialmente favorable para producir regulaciones detalla- sus limitaciones de tiempo. A la vez, como no hay un límite natural para
das de los sistemas económico y administrativo modernos. Las normas de la "mediatización" del mundo de la vida, la expansión de los subsistemas
la sociedad civil, por lo tanto, se convierten en constitutivos y reguladores ' coordinada por el dinero y el poder representa un remplazo posible de la
directos de los procesos económicos, que a su vez producen (indirecta- coordinación de la acción comunicativa en cualquier área dada. 51 Los
mente) gran parte de su propia regulación legal. Lo mismo puede decirse mismos procesos que se encuentran entre las condiciones constitutivas
probablemente del desarrollo del derecho público como ley y reglamento <le un mundo de la vida moderno también representan las mayores ame-
administrativo. Como lo expresa Habermas (en relación con la ley civil y 1
nazas potenciales a ese mundo de la vida.
con la economía burguesa), la ley pierde así su status privilegiado como Esta circunstancia nos obliga a redefinir nuestro concepto de la socie·
una metainstitución, disponible para la resolución del conflicto y para· dad civil como la estructnm'institucional de un mundo de la vida moder-
asegurar contra las posibilidades de ruptura de la integración. 50 La dupli- 1 no estabilizado por los derechos fundamentales, que incluirán dentro de su
cación de la regla y del principio, de la ley y de la ley constitucional, se campo las esferas de lo público y de lo privado, en esta ocasión desde el
hace posible por los subsistemas emergentes del Estado moderno y de la punto de vista de un mundo de la vida. La institución de los derechos fun·
economía capitalista, a los que a su vez estabiliza. damentales representa un componente esencial de la modernización del
De conformidad con lo anterior, los dos procesos generales constituti- inundo de la vida porque su estructura posconvencional está ligada a prin·
vos de la modernización de la sociedad como un todo -la emergencia de cipios legales en vez de a reglas normativas, y también porque los de-
los subsistemas económico y administrativo, y la racionalización de los rechos pueden contribuir a la modernización en el sentido de la diferen·
niveles lingüístico-cultural y societal del mundo de la vida- se presuponen ciación.
el uno al otro. El mundo de la vida no puede ser modernizado sin facilitar Una sociedad civil en formación, que está siendo moldeada por movi·
estratégicamente la coordinación de la acción comunicativa mediante el mientas y otras iniciativas civiles (como ocurrió recientemente en Europa
desarrollo de los dos subsistemas. Éstos, a su vez, requieren una base ins· oriental), podría du ante un llcmp tener que sostenerse sin una estructu·
titucional en un mundo de la vida que sigue estando estructurado simbó· rn establecida de der 01, No 11tante, argumentaríamos que el índice
licamente, coordinado lingüísticamente y no obstante, en cierta medida <le su 6xito en la ln1Utuoion1U11clón <le la sociedad civil es el establccl·

~.
494 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 495

miento de los derechos, no sólo en el papel sino como proposiciones ope- canales estrechos y manejables, como en el caso del derecho de huelga,
rativas. La razón de esto se encuentra en lo que subyace a la modernidad: que va unido a una obligación de evitar formas ilegales de los conflictos
el poder y la expansión de las esferas o subsistemas coordinados por los laborales.
medios que hacen a las estructuras de este mundo de la vida moderno Aunque el Estado es la agencia de la legalización de los derechos, no es
singularmente precarias. En vista de la posible penetración y distorsión ni la fuente ni la base de su validez. Los derechos empiezan como deman-
de los procesos internos y de la reproducción de las instituciones cultura- das presentadas por grupos e individuos en los espacios públicos de una
les, sociales y socializadoras, éstas pueden ser estabilizadas sólo sobre la sociedad civil emergente. Pueden ser garantizados por la ley positiva pero
base de la forma históricamente nueva de la juridificación representada no equivalen a la ley ni son derivables de la misma; en el dominio del
por los derechos. Ciertamente, uno puede de hecho ubicar el terreno e in- derecho, la ley asegura y estabiliza lo que se ha logrado en forma autóno-
cluso determinar el tipo de la sociedad civil moderna en términos de los ma por actores sociales. No obstante, no se debe entender a los derechos
derechos fundamentales universales y subjetivos del periodo moderno. como productos de un conflicto de suma cero. Las tendencias a la desdife-
Por supuesto, este espacio puede ser defendido sólo en el contexto de una renciación de la economía moderna (Polanyi) y el Estado moderno (Luh-
forma adecuadamente moderna de cultura política que valora la autoor- mann) representan amenazas a la modernidad y a la institucionalización
ganización societal y la publicidad. La práctica de los derechos y de las de estas esferas. Si desde el punto de vista de los actores los derechos
correspondientes formas de aprendizaje social ayuda, a su vez, a estable- tienden a ser creados y defendidos desde abajo, desde el punto de vista de
cer precisamente esa cultura política. los sistemas sociales, representan, como lo ha mostrado Luhmann, el prin-
Si nos concentramos en las esferas institucionales de la sociedad civil, ,. cipio de diferenciación. Por supuesto, éste es un proyecto para aumentar
podemos aislar tres complejos de derechos: los que se refieren a la repro- el poder, pero ocurre mediante una limitación del poder en vez de su ex-
ducción cultural (las libertades de pensamiento, prensa, expresión y comu- tensión y ampliación (por medio de redes de vigilancia, por ejemplo). Esta
nicación); los que aseguran la integración social (la libertad de asociación convergencia de los dos puntos de vista metodológicos apunta hacia una
y de reunión); y los que aseguran la socialización (la protección de la vida de nuestras tesis clave: los derechos fundamentales deben ser vistos como ___.
privada, de la intimidad y de la inviolabilidad de la persona). Otros dos el principio organizador de una sociedad civil moderna. s4
complejos de derechos median entre la sociedad civil y la economía de
mercado (los derechos de propiedad, de contrato y del trabajo) o el Esta-
do burocrático moderno (los derechos políticos de los ciudadanos y los
La dimensiones negativas de la sociedad civil
derechos de los clientes al bienestar). Las relaciones internas de estos com-
plejos de derechos determinan el tipo de sociedad civil que es insti-
tucionalizada. Retornaremos a este tema cuando consideremos las dimen- Las formas de la modernidad cultural han desempeñado un importante
siones negativas y la utopía de la sociedad civil moderna. papel en la emergencia de l~ciedades civiles. No obstante, argumenta-
El discurso de los derechos ha sido acusado de ser puramente ideológi- rémos que el potencial pleno de eslas formas nunca se ha realizado en lugar
co y lo que es peor, de ser el portador de la penetración estatista y del alguno. Por el contrario, la modernización en Occide!lte ha procedido se-
control de la población. La objeción marxista clásica es que los derechos gún patrones que han distorsionado las instituciones de la sociedad civil y
formales son meramente el reflejo ideológico de la propiedad capitalista y los potenciales de un mundo de la vida modernizado. Habermas ofrece una
de las relaciones de intercambio. Sin embargo, claramente sólo algunos tipología histórica que muestra la forma en que los procesos de la diferen-
derechos tienen una estructura individualista y no todos ellos pueden re- ciación entre el sistema y el mundo de la vida han producido una moderni-
ducirse a los derechos de propiedad. si La posición anarquista típica 1
dad cargada de dimensiones negativas.ss Según nosotros, esta tipología se
(ejemplificada por Foucault) es que los derechos son simplemente el pro- vuelve especialmente útil si se le revisa y reconstruye críticamente.
ducto de la voluntad del Estado soberano, articulada a través del medio En la discusión de Habermas, las principales etapas de lajuridificaclón
de la ley positiva y facilitando la vigilancia de todos los aspectos de la (Verrechtlichung) resultan ser un verdadero conjunto de relaciones Esta·
sociedad. s3 Nadie puede obligar al Estado a respetar su propia legalidad; do-sociedad civil-eco~mla. 56 El an~isis es parcialmente paralelo a los
únicamente lo hace así cuando sus propios intereses lo llevan a hacerlo. nrgumentos que 11 enc~ras como The Great 7ransformation
Por ejemplo, esto se puede ver en la canalización de la protesta dentro de de Pollnyi e In S"rolt of Commamity de Nisbet, pero evita las ln¡enuas

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496 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 497

expectativas del primero ante el Estado y la inocencia del último ante la Aunque Habermas expresa varios grados de duda sobre el carácter garan-
economía de mercado capitalista. En realidad, la tipología histórica reve- tizador de la libertad de la mayoría de sus etapas, omite hacerlo así en el
la las virtudes de un modelo de tres partes en comparación con una concep- caso del Estado constitucional. Tampoco presenta sus variantes liberal y
ción polémica, simplista, de sociedad contra Estado. Lo hace así evitando burocrática-autoritaria. Habermas está totalmente en lo correcto al hacer
la identificación de la economía y de la. sociedad, del poder económico y hincapié en la primera institucionalización de los derechos civiles (a dife-
del estatal, o de los intereses sociales y los del Estado. Todas estas identi- rencia de los políticos), subjetivos o libertades para actuar sin coacciones
ficaciones terminan reflejando constelaciones históricas transitorias. La (Freiheitsrechte) como demandas a las cuales es posible responder. Sin em-
autonomía de la sociedad civil en particular depende de su habilidad para bargo, no está en una buena posición para evaluar el carácter amenazador
protegerse contra ambos subsistemas. del mundo de la vida de esta etapa. Habiendo localizado bajo el absolutis-
Habermas indica cuatro etapas en el desarrollo de la relación entre mo el establecimiento de los subsistemas del Estado y economía moder-
el mundo de la vida y el Estado y economía modernos: el Estado burgués; el nos, con todas las consecuencias devastadoras para las relaciones socia-
Estado constitucional-burgués (bürgerliche Rechtsstaat); el Estado cons- les y culturales, ve el funcionamiento del Rechtsstaat sólo en términos de
titucional democrático, y el Estado constitucional democrático y social limitar la amenaza de uno de estos subsistemas: el Estado. De lo que en
(benefactor). 57 El primero es un término desorientador para el Estado realidad se trataba era de un intercambio desde el punto de vista del mun-
absolutista, al que aparentemente se entiende mal en este análisis, repre- do de la vida: la limitación del Estado se obtuvo a costa de establecer una
sentando una proyección más bien ahistórica del modelo político de sociedad económica por primera vez en la historia. Sólo la oposición re-
Hobbes a esta era. 58 Preocupado por las "oleadas de juridificación", Ha- formista y revolucionaria ("desde arriba"), tanto al Estado absolutista como
bermas define al Estado absolutista en términos de su establecimiento de a la sociedad de órdenes, puede explicar este resultado. Pero el estableci-
órdenes legales que garantizan la propiedad privada, la seguridad y la miento del Rechtsstaat junto con la economía capitalista ciertamente debe
igualdad ante la ley (todos en forma de ley objetiva en vez de derechos describirse como muy ambiguo desde el punto de vista de "garantizar
subjetivos procesables). El objetivo es la institucionalización de los nue- la libertad de las coacciones impuestas". La ambigüedad es evidente en
vos medios, sin ninguna preocupación por el medio de vida, considerado el modelo particular de derechos subjetivos establecido, que implica en
nada más como una fuente de una resistencia todavía tradicional. Sin todas partes la centralidad y el carácter modelo de los derechos de pro-
embargo, en el mejor de los casos esta proyección representa un punto piedad.
de inicio estilizado para el análisis, que se concentra en las tendencias de de- El mismo punto es más o menos válido para el otro curso de desarrollo
sarrollo en que el Estado soberano moderno y la economía capitalista más allá del absolutismo: el curso revolucionario de los movimientos de-
apoyan simbióticamente la libertad de movimiento del otro a la vez que mocráticos que conducen al establecimiento (rápido o eventual) del Esta-
privan al mundo de la vida (tradicional) de toda protección. Incluso en do constitucional democrático. En este caso, un conjunto más amplio de
Inglaterra, éste no fue el caso en la era del absolutismo (parlamentario) <lt:rechos civiles y polític~otegen al mundo de la vida (que se está
que estaba caracterizado por muchas estructuras de protección paternalista 'modernizando) del Estado, limitándolo pero también intentando colocar-
y de "economía moral". El modelo es incluso menos aplicable al absolu- lo bajo cierto grado de control social. Si el Rechtsstaat protegía sólo a las
tismo continental propiamente dicho, una nueva creación histórica que esferas privada e íntima contra el Estado moderno, él Estado constitucio-
combinaba los elementos de un Estado parcialmente moderno y burocrá- nal democrático añadió también la protección institucionalizada de la
tico con una sociedad de órdenes (las órdenes despolitizadas del Stiindes- esfera pública. Sin embargo, aquí debemos decir (en contra de Habermas)
taat). Hasta los proyectos del despotismo ilustrado y especialmente hasta que el fortalecimiento de la economía a costa del mundo de la vida societal
las codificaciones legales de finales del siglo XVIII y principios del XIX, este " ocurre precisamente en esta fase (y no en la absolutista anterior), como lo
sistema doble estaba arraigado también en la estructura de la ley. Aun- · ha demostrado convincentemente Polanyi. Así, se logra proteger al mun-
que en realidad carecían de derechos, como en la concepción de Habermas, do civil o sociedad civil del Estado nuevamente a costa del fortalecimien-
los sistemas legales absolutistas protegían un mundo de la vida tradicio- to del otro subsistema, l¡ualmente amenazador, un resultado que está
nal mediante privilegios ordenados jerárquicamente. 59 documentado nuevamente por la pr"macía de los derechos de propiedad
El problema con este modelo erróneo del Estado absolutista es que en el catálogo de 101 choa, ln • so aunque sean menos centrales que
prepara la evaluación de las siguientes etapas de una manera equivocada. hu.to las condiclonH dtl ~ llltaat prcdcmocrático .

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498 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 499
En el caso del Estado constitucional democrático, Habermas observa de su implementación. Y no obstante, como lo réconoció T. H. Marshall
una ambigüedad en la estructura de juridificación desde el punto de vista (aunque llegó a una conclusión opuesta), éstos, en vez de los derechos del
del mundo de la vida. Procura explicarla por el contraste parcialmente trabajo, representan los "derechos" sociales clásicos del Estado benefac·
falso de los derechos civiles (Freiheitsrechte) y los derechos políticos en- tor. Desde otro punto de vista, uno tiene buena razón para dudar que los
tendidos como el derecho de membr¡!sía (Teilhaberrechte). Estos últimos beneficios, cuyo ejercicio no depende primariamente de la libre actividad
están organizados de tal manera que restringen "las posibilidades de la de sus beneficiarios, sean en absoluto derechos. 64 La estructura de los be·
formación espontánea de opinión y de la formación de la voluntad discur- neficios, a diferencia de la de los derechos políticos de participación, tiene
siva". 60 Los propios derechos (sufragio, asamblea, asociación, prensa, etc.) una afinidad electiva con la implementación burocrática. Al contrario de
no son los culpables, sino el partido político burocratizado democrático lo que piensa Marshall, los derechos sociales del tipo que da derecho a un
de élite y las formas culturalmente manipulativas de su organización. A di- beneficio, logran la ventaja de la membresía para los individuos como
ferencia de la conceptualización más limitada de los derechos políticos que clientes, en vez de como ciudadanos. Así, a diferencia de los derechos del
presenta Luhmann, la que conduce a un sistema político autónomo, aquí , trabajo, en su forma presente fortalecen al Estado administrativo y no a la
los derechos a ser miembro señalan intrínsecamente las formas de control sociedad civil. 65
sobre la burocracia política: los derechos de participación (Teilnehme- ;: Los "derechos" sociales (en el sentido de dar derecho a recibir algo) son
rrechte). Como resultado, no está claro por qué la descripción de Luhmann posibles, y en realidad existen en sociedades sin una estructura de dere·
resulta ser correcta después de todo, en el sentido de que los derechos po- chos en absoluto. En este contexto, añadiríamos al socialismo de Estado
líticos están, a pesar de su propia teleología, organizados burocráticamente autoritario a nuestra tipología. Ésta es una formación peculiar que com·
en vez de autónomamente. Es desorientador, si no del todo incorrecto, 1;
bina características de un sucesor revolucionario del absolutismo y de la
explicar esta anomalía recurriendo al establecimiento de los derechos en la respuesta estatista a la economía de mercado capitalista, y que, no obs·
ley formal burguesa. Las leyes formales son de hecho mejores para demar- tan te, no puede ser identificado con ninguna de esas dos formas. Desde el
car negativamente la autonomía privada que para garantizar positivamente punto de vista de la juridificación, esta sociedad, de conformidad con su
la inclusión en el sentido de participación en la esfera pública. 61 Pero esto ideología socialista-estatista, sólo busca protección de uno de los dos
es sólo parte de la historia. Además, debemos subrayar que, precisamen- subsistemas: el económico. En este respecto, el socialismo de Estado es
te bajo esta etapa de la juridificación, una sociedad civil organizada co- distinto del Estado benefactor democrático, cuya estructura legal con·
mo una sociedad económica es comparativamente débil en su habilidad ' serva también las limitaciones liberales y democráticas sobre el Esta·
de utilizar los canales positivos abiertos por los derechos políticos for- do. Supuestamente, el mundo de la vida en el socialismo autoritario está
males. 62 protegido no por una estructura de derechos, sino por un sistema com·
La sociedad civil y un mundo de la vida moderno fueron fortalecidos prehensivo de paternalismo estatal. Así, el partido-Estado se presenta a sf
por el movimiento contra el mercado autorregulado encabezado por los mismo recubierto por el~cter familiar, asociacional e incluso por los
movimientos de la clase trabajadora industrial, que establecieron a los es- movimientos del mundo de la vida, el que de hecho carece totalmente de
tados burocráticos de bienestar social. Pero la ventaja es de nuevo ambi- protección contra un intervencionismo que no contiene ninguna au..
gua. Esta situación es, en cierto sentido, lo contrario de las dos etapas tolimitación. El carácter jurídico de esta formación es el de la primacía de
previas: el subsistema al que se sometió a nuevas formas de limitación es la prerrogativa del Estado, en una estructura dual en que los límites siem·
el de la economía, y el intercambio fortalece al Estado administrador pre cambiantes de la práctica normativa y discrecional son determinados
intervencionista. 63 Nuevamente, Habermas trata de indicar la diferencia a discreción. 66 El socialismo de Estado autoritario, una formación sin
en términos de derechos sociales concebidos con base en el modelo de derechos o constitucionalismo, es una respuesta a las amenazas económi·
libertades y en el modelo de los derechos de membresía (Teilhaberrechte). cas contra el mundo de la vida, pero toma la forma de suprimir a la socie-
La legislación laboral protege sin ambigüedades al mundo de la vida con- dad civil junto con la sociedad burguesa (con la cual se identifica a la
tra las fuerzas económicas incontroladas, pero algunos conjuntos que com- sociedad civil). Como tal, representa un grave peligro a la modernidad del
prende de derechos concedidos por el Estado benefactor (aunque pueden mundo de la vida, a!_ funclon1ml91to de la economía politizada y a la ra·
tener la intención de promover la autonomía y reconstruir la integración '; clonalidad del propl~ftlco.
social) tienen el efecto opuesto debido a la manera burocrlitlca, estatista, Habermas pudo h1btromltldo 1l 1oclallsmo de Estado de su tlpolo¡fa,

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500 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 501

a causa de las dificultades de adaptarlo a cualquier teoría de la moderni- temporánea, que aquí hemos esquematizado como las posiciones de
zación y debido a su renuencia a declarar-como lo hizo Parsons- que el Parsons y de Foucault, como alternativas dentro de la modernidad. Ade-
modelo soviético constituye un callejón sin salida de la modernización. más, nuestro concepto de sociedad civil, reconstruido sobre la base del
No obstante, toda la discusión respecto a las oleadas de juridificación cae concepto de mundo de la vida de Habermas, tiene la ventaja de indicar
dentro de una tradición de la teoría de modernización abierta. Las dife- el lado negativo de la modernidad sin hacer que todas las instituciones de
rencias con el tratamiento más tardío de la diferenciación y de la moder- la sociedad civil se vean iguales a su desarrollo unilateral. En resumen, el
nización de la "comunidad societal" por parte de Parsons son instructi- modelo existente de la sociedad civil que ha institucionalizado selectiva-
vas. Primero, Habermas trata al periodo contemporáneo como muy mente los potenciales de la modernidad cultural es sólo uno de sus cursos
ambiguo desde el punto de vista de la autonomía del mundo de la vida (es lógicamente posibles. 67 No es completamente negativa, pero debe tenerse
decir, la comunidad societal/sociedad civil), como lo muestra su crítica en cuenta el lado negativo. En términos más concretos, Habermas sostie-
del Estado benefactor a partir de la publicación de Legitimation Crisis. ne que la racionalización del mundo de la vida respecto a la realización de
Segundo, aunque Parsons consideró que los movimientos sociales eran los potenciales culturales incorporados en los dominios estético y moral/
los fundamentalismos ineficaces de cada época correspondiente a las nue- práctico ha sido obstaculizada en una medida significativa. La racionali-
vas etapas del desarrollo de la comunidad societal, Habermas trata a los zación de los subsistemas económico y ádministrativo, y la importancia
movimientos de emancipación "burguesa" y a los movimientos de la clase preponderante que se le da a sus imperativos reproductivos, se ha llevado
trabajadora como la dinámica clave que promueve las transformaciones a cabo a costa de la racionalización de la sociedad civil. La brecha resultante
institucionales relevantes, a la vez que defienden al mundo de la vida. Así, entre las culturas de expertos que participan en la diferenciación de las
estos movimientos desempeñan un papel de la mayor importancia en la esferas de valor del conocimiento científico, del arte y de la moralidad, y
realización de los potenciales de la modernidad cultural. La ambigüedad las del público en general, conducen a un empobrecimiento cultural de
de la última etapa de desarrollo (y en nuestra opinión de las últimas cua- , un mundo de la vida cuya sustancia tradicional ha sido erosionada. Sin
tro etapas, incluyendo la experiencia decididamente negativa del socialis- 1
' embargo, al contrario de la tesis de Weber, 68 no es la propia modernidad
mo de Estado) es, sin embargo, una consecuencia involuntaria de las ac- cultural sino su institucionalización selectiva, la que resulta en el empo-
ciones de los defensores de la sociedad (sin importar que Habermas sólo brecimiento cultural.
vincule con la acción de los movimientos a la parte de los resultados que _, Además, la institucionalización unilateral de los potenciales cognitivo-
garantizan la libertad). Podríamos decir que la ausencia de reflexión en · instrumentales de la racionalización cultural (en la institución de la cien-
1
cada caso sobre ambos subsistemas que amenazan al mundo de la vida ' cia y en los dos subsistemas) prepara el campo para una penetración de
lleva a un fortalecimiento del uno o el otro en nombre de la defensa del los medios del dinero y el poder en las esferas de la reproducción de la
mundo de la vida. sociedad civil, que requiere integración por medio de procesos comuni-
El modelo de etapas que acabamos de describir indica que la recons- _cativos. Los sujetos capaaJB;<le actuar se subordinan a los imperativos de
1
trucción de la teoría de la sociedad civil en términos de la dualidad siste- aparatos que se han vuelto autónomos y que sustituyen a la interacción
ma/mundo de la vida busca considerar el lado negativo de la sociedad comunicativa. Pero la distinción entre sistema y mundo de la vida, entre
civil en el que pusieron énfasis Foucault y otros. Sin embargo, en el mode- ' el Estado, la economía y la sociedad civil, nos permiten mostrar que no es
lo de etapas, las dimensiones negativas aparecen principalmente como la emergencia de los subsistemas político y económico diferenciados y su
amenazas contra la sociedad civil que provienen de afuera. La compleja coordinación interna por medio de la integración de sistemas la que produce
discusión de Habermas sobre la tesis de Weber de la "pérdida de significa- la "pérdida de libertad", sino más bien la penetración de un mundo de la vida
do" y la "pérdida de libertad" implicadas en la modernización (en sus tér- ya modernizado por su lógica, ayudada por el patrón selectivo de institucio-
minos, el empobrecimiento cultural y la colonización del mundo de la 11alización. Habermas llama a esta penetración la reificación o coloniza-
vida) indican que estas dimensiones deben encontrarse dentro de la pro- ción del mundo de la vida, reteniendo y revisando a la vez de esa manera
pia sociedad civil moderna. la categoría clave de Lukács.
El contraste conceptual entre los patrones de modernización poten- La discusión d l lado nc¡ativ9 de una sociedad civil racionalizada
cialmente no selectivos y los reales selectivos le permite a Habermas com- sclcctivamcntc, colo 1d1 en rtc y por lo tanto insuficientemente mo-
binar las evaluaciones diametralmente opuestas de la sociedad civil con- derna, implica que la Yll'I n 1xl1tentc de la sociedad civil es sólo una de

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502 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 503

las vías lógicamente posibles de la institucionalización de los potenciales moderna sin confundir el lado negativo con el todo. Concreta su análisis
de la modernidad cultural. Lo que está en juego es el hecho de la diferen- de este aspecto de los desarrollos contemporáneos en su discusión de la
ciación y también la relación entre los términos modelo sistema/mundo política social del Estado benefactor que implica la penetración adminis-
de la vida. La modernización societal siempre implica el remplazo de al- trativa (por medio de lajuridificación) de las áreas de la sociedad civil que
gún aspecto de lo social por la integraci1¡)n de sistema. 69 Pero uno debe . previamente estaban libres de esas formas de interferencia. 71 Como se
distinguir entre los efectos de la diferenciación de los subsistemas de un 1, dijo antes, la monetarización y la burocratización de las relaciones socia-
mundo de la vida tradicionalmente estructurado y los que resultan de la les de la sociedad civil son procesos muy ambivalentes que crean un con-
penetración de los mecanismos de dirección en un mundo de la vida que junto de beneficios y seguridades sociales al costo de crear un nuevo ran-
ha empezado a modernizarse. En el primer caso, el costo es la destruc- go de dependencias y de destruir, tanto la solidaridad como la capacidad
ción de las formas tradicionales de vida y el desarrollo de instituciones de los actores para la autoayuda y para resolver problemas mediante la
políticas y económicas penetradas por la dominación. Pero lo que se gana, comunicación. Por ejemplo, el manejo administrativo del cuidado de los
además de la eficiencia económica y administrativa relativa, es la apertu- ancianos, de las relaciones interfamiliares y de los conflictos respecto a
ra del mundo de la vida a la modernización y la creación de potenciales de , las escuelas implica procesos de burocratización e individualización que
una cultura posconvencional de la sociedad civil. En el segundo caso (co- definen al cliente como un actor estratégico· con intereses privados espe-
lonización) el costo es el socavamiento de la práctica comunicativa de un .i cíficos a los que se puede tratar sobre una base de caso por caso. Pero esto
mundo de la vida ya (parcialmente) modernizado, y la obstaculización de implica una abstracción violenta y dolorosa de los individuos de una si-
la modernización adicional de la sociedad civil. Es un verdadero proble- tuación social existente y daña su autoestima y las relaciones interpe~
ma saber si es posible continuar considerando los beneficios (como la sonales que constituyen a las instituciones relevantes. La monetarización
seguridad garantizada por el Estado) sin ambigüedades en ese contexto. de estas áreas de la vida también tiene consecuencias negativas. Los pa-
A medida que las instituciones especializadas en la socialización, la inte- gos por retiro o jubilación no pueden compensar la pérdida de un senti-
gración social y la transmisión cultural son funcionalizadas cada vez más do de finalidad y de autoestima de un individuo anciano al que se ha obligado
para servir a los imperativos de subsistemas que se expanden continua- a dejar su trabajo a causa de su edad. Finalmente, la "terapeutización" de la
mente y sin control, y a medida que la coordinación de la acción comu- vida diaria promovida por las agencias de servicio social contradice el
nicativa en las áreas relevantes es remplazada por los medios del dinero y mismo propósito de la terapia -lograr la autonomía y dar poder al pacien-
el poder, habrá más y más consecuencias patológicas. 70 te-. Cuando profesionales (basados administrativamente) afirman ser
Esto puede aclararse respecto a la relación entre las esferas pública y expertos y tienen el poder legal para apoyar sus pretensiones, se crea un
privada de la sociedad civil, y la economía y el Estado en los sistemas del ciclo de dependencia entre un paciente que se ha convertido en cliente y el
Estado benefactor. Cuando los subsistemas penetran a la esfera privada aparato terapéutico.
de la familia y la subordinan a sus imperativos, entonces el papel del con- En cada caso, el dilema C81Biste en que la intervención del Estado be-
sumidor (respecto a los requerimientos económicos) llega a predominar n'efactor (en nombre de la satisfacción de las necesidades de la sociedad)
sobre los papeles del trabajador y la solidaridad autónoma como miem- civil promueve la desintegración de ésta y obstaculiza la racionalización
bro de la familia. La unilateralidad de los estilos de vida que se concen- adicional. La descripción que hace Foucault de las técnicas de vigilancia,
tran en el consumismo fue uno de los principales temas de la crítica cultu- individualismo, disciplina y control es incluida explícitamente en el análi-
ral en la década de 1960. Si los imperativos sistémicos penetran en la sis de Habermas.
esfera pública (respecto a los requerimientos administrativos de lealtad), No obstante, y a pesar de las apariencias, Habermas no se une en la
entonces el papel del ciudadano se fragmenta y se neutraliza, con el resul- crítica del tipo de la de Foucault (o, para el caso, la neoconservadora) del
tado de que la carga de la despolitización debe ser soportada por un papel Estado benefactor. Para él, la legalidad, la normatividad, la publicidad y
exagerado como cliente arraigado en la esfera privada. la legitimidad no son sólo los portadores de mecanismos disciplinarios o
Habermas interpreta esta transformación en las esferas pública y pri- de los velos para ocultar a los mismos. Incluso en esta época del supuesto
vada de la sociedad civil, y los efectos laterales reificadores y patológicos fin de la utopía, Hab rmas nos dcsa ía a no perder de vista la promesa
que la acompañan, en términos de la tesis de la colonización. De esa ma- utópica de las norma1 ralea mocráticas de la sociedad civil, que
nera es capaz de explicar las dimensiones negativas de la sociedad civil para él no se reduoen 1 una mora "lc¡ltimación" de la situación contraria.

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S04 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL sos
La utopía de la sociedad civil tadas de la vida íntima y de la publicidad, que remplazarían a las relacio-
nes de dominación tradicionales no examinadas, por formas no limitadas
En una época en que las utopías revolucionarias totalizadoras han sido de solidaridad, producidas y reproducidas por medio de la interacción
desacreditadas, el modelo dual de la sociedad civil que hemos reconstrui- libre, voluntaria. Esta segunda idea genuinamente utópica, está vincula-
do evita el reformismo "sin alma" al p~rmitirnos desarrollar el tema de da con una teoría de la diferenciación que implica procesos de autorre-
una utopía autorreflexiva y autolimitadora de la sociedad civil. Así pode- flexión y autolimitación.
mos vincular el proyecto de la democracia radical, reinterpretado en tér- En vista de la experiencia de la utopía liberal del mercado autorregu-
minos de nuestra noción de la "pluralidad de democracias", 72 algunas lador, por una parte, y del socialismo, con su utopía sintética de una socie-
premisas institucionales clave de la modernidad. dad organizada (planificada) racionalmente de productores libres (o de
A menudo, el lema "la sociedad contra el Estado" se ha entendido como individuos trabajadores, creadores), por la otra, está claro que el pensa-
un llamado fundamentalista para generalizar la toma de decisiones de- miento utópico sólo puede ser rescatado si es posible incorporar en él la
mocrática participativa (como un principio coordinador) a todas las esfe- reflexión autocrítica. Un elemento que las dos utopías fallidas tienen en
ras de la vida social, incluyendo el Estado y la economía. En realidad, el común es su esfuerzo por totalizar un modelo único de una sociedad "ra-
ideal de la asociación voluntaria libre, estructurada democráticamente y cional", arraigada en uno o ambos subsistemas, cada una vinculada a un
coordinada comunicativamente, siempre se ha alimentado en la utopía valor único: en un caso la libertad negativa, en el otro la igualdad sustantiva.
de la sociedad civil (política), desde Aristóteles hasta el joven Marx en Hoy en día sabemos que la propia aceptabilidad de estas utopías, y lo que
1843. Pero esa utopía "democrática", si se la generalizara totalmente, las vincula a ellas con la misma lógica de la historia, depende del dinamis·
amenaza la diferenciación de la sociedad que constituye la base de la moder- mo de una razón instrumental centrada en la economía, en un caso, y de
nidad. Además, desde un punto de vista normativo, cualquier proyecto de una razón funcional centrada en el Estado, en el otro. 75 Ahora debemos
desdiferenciación es contradictorio, porque implicaría tal sobrecarga de pro- estar conscientes de las consecuencias negativas de cada uno de estos
cesos democráticos que desacreditaría a la democracia asociándola con tipos de reduccionismo. Aunque cada una de estas utopías hizo mayores o
la desintegración política o abriéndola a la subversión por medio de una ac- menores concesiones a los modelos democráticos de la organización SO·
ción estratégica oculta, no regulada. cial, el hincapié en la racionalidad de un mercado plenamente autónomo
Al contrario de esto, la utopía autolimitadora de la democracia radical o en una forma de poder capaz de combinar a una economía que no era
basada en el modelo dual de la sociedad civil abriría "el horizonte utópico de mercado, pero moderna, era incompatible con la reproducción del
de una sociedad civil". Para citar a Habermas: sustrato del mundo de la vida de la coordinación democrática de la ac-
ción. Que esto no era un dilema interno fundamental para ninguno de los
la racionalización del mundo de la vida permite, por una parte, la diferencia- dos modelos lo muestra la existencia de versiones autoritarias de ambas
ción de subsistemas independientes y abre, por otra parte, el horizonte utópico utopías, la del mercado y:M't'te la planificación. 76 Desde el punto de vista
de una sociedad civil en que las esferas de la acción de la burguesía organiza- 'de la política democrática, ambas utopías tenían que hacerse sospecho-
das formalmente (el aparato económico y el estatal) constituyen los fundamen- sas, y de hecho lo fueron, incluso antes de que la~ desastrosas consecuen·
tos para el mundo de la vida postradicional del l'homme (esfera privada) y del cias se manifestaran en la práctica. ·
citoyen (esfera pública). 73 Desde su emergencia, aproximadamente en 1919, la tradición del mar-
xismo occidental siempre ha estado consciente de los peligros de las uta·
Esta utopía es de diferenciación en vez de unificación. Por supuesto, la pías productivistas del socialismo clásico: las alternativas de Lukács, Bloch
idea de la diferenciación en sí no es utópica. Implica un modelo nor- y Marcuse tienen poco que ver con una sociedad trabajadora. En cambio,
mativamente deseable de una sociedad alternativa, una que "regula" al estos pensadores desarrollaron algunas teleologías inherentes a las esfe.
pensamiento crítico (por lo tanto una "utopía") sólo por medio de su rela- ras modernas de la cultura estética (el joven Lukács, Bloch) y de la perso·
ción con otra idea: la creación de instituciones capaces de realizar plena- nalidad (Marcuse en sus últimos años), siguiendo orientaciones utópicas
mente los potenciales de la reproducción comunicativa y de un mundo de y totalizadoras. Su1 ~~nl~ades ~º!/ la avant-garde leninista -explícita·
la vida moderno. 74 En particular, el desarrollo de estructuras posconven· mente para Luk,c1 y ~itamcnte para Marcusc- indican, sin
cionales de cultura permitiría la proyección de instituciones intcrconec· embargo, que no pocU1n n1lm1ntc liberarse de la utopía del poder, Cler-

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506 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 507

tamente parece ser el caso que utopías principalmente culturales, en la de espíritu entre la constitución y la ley de derecHos estadunidenses y la
medida en que son fundamentalistas y revolucionarias, basan implícita- declaración francesa de los derechos del hombre. 79 Mientras que las uto-
mente su promesa de la transformación social en el potencial dinámico pías del poder tienen una afinidad electiva con la ruptura total, la utopía
del medio del poder. Dentro de la tradición marxista, únicamente Adorno de la comunicación democrática es amenazada por la revolución a pesar de
y Horkheimer fueron capaces de escapar de la atracción del poder, al pre- sus propios orígenes revolucionarios. 80 Obviamente, el tema de lo desea·
cio, no obstante, de desarrollar una utopía de solidaridad cuyos términos ble de la revolución en un determinado contexto no puede decidirse úni-
no pueden ser vinculados a ninguna política o incluso articulados explíci- camente desde el punto de vista de los proyectos utópicos, en especial cuan-
tamente.77 do se trata de derrocar a un sistema opresor. Pero es importante observar los
Reconocidamente, las utopías democráticas que aprovechan el recurso peligros de la ruptura revolucionaria para la democracia y también dar-
de la solidaridad y proyectan la vasta expansión de los procesos comuni- se cuenta de una precondición indispensable para su legitimidad: la úni-
cativos de la formación de la voluntad también pueden ser, y a menudo lo ca legitimidad posible de la democracia se encuentra en un principio con-
han sido, totalizadoras. Esta característica del fundamentalismo demo- trario a la lógica revolucionaria; esto es, la institucionalización perdurable
crático, siempre que está presente, ha tendido a hacer que las utopías anar- de un nuevo poder acompañada por límites en términos de derechos para
quistas sean, o cubiertas transparentes para proyectos de poder, o proyec- equilibrar las nuevas formas del poder. 81 ·
tos para la desdiferenciación primitivista de la sociedad. Mientras que la Incluso una revolución democrática debe ser limitada por los derechos.
totalización llevó a la destrucción de la democracia en el caso de las uto- Tal es la consecuencia de la utopía de la diferenciación. Esto equivale a
pías del mercado y del poder, en las primeras versiones de la utopía de la decir que la revolución democrática nada más puede seguir siendo demo-
comunicación el resultado fue su autodestrucción. La razón para esta di- crática en el mundo moderno si institucionaliza la sociedad civil. De he-
ferencia es que, en el caso de la utopía de la comunicación, la totalización , cho esto nunca es posible sobre la base de la abolición de modelos incluso
representa en principio una contradicción. El mundo de la vida no se pa- i imperfectos de la sociedad civil. Y no obstante, la utopía de la comunica-
rece al dinero y al poder; incluso sus instituciones organizadas en forma ; ción, la pluralidad de democracias, no puede ser simplemente un proyec·
asociativa no pueden fácil o espontáneamente invadir y subsumir a los to de establecer cualquier clase de sociedad civil o cualquier modelo de
subsistemas diferenciados. Aún más importante es que su propia moderni- derechos. La utopía de sociedad civil que tenemos en mente no es idénti·
zación depende de la diferenciación de la economía y el Estado moder- ca a los modelos de la sociedad civil de que hemos tratado hasta ahora y la
nos; su desdiferenciación privaría a la sociedad civil de tiempo (recursos estructura de derechos implicada no equivale a ninguna de las que se en·
de tiempo) para la deliberación y toma de decisiones democráticas. Así, la cuentran en las constituciones de hoy en día. Los principios legitimadores
totalización de la lógica (comunicativa) de la asociación democrática no de la democracia y los derechos son compatibles sólo con un modelo de
sólo conduce a efectos disfuncionales y patologías en el corto y en el largo sociedad civil que institucionaliza la comunicación democrática en una
plazo. Es en principio autocontradictoria. Por lo tanto, es evidente que la multiplicidad de públicos:~fiende las condiciones de autonomía indivi·
autorreflexión del pensamiento utópico conduce tanto a la idea de la limita· 'dual liberando a la esfera íntima de todas las formas tradicionales, así
ción de las lógicas del poder y del dinero, "jalando el freno de emergencia" como modernas, de desigualdad y carencia de.libertad. 82 El modelo de
en lo que se refiere a su dinamismo, como también a la idea de la autoli- derechos que requerimos ubicaría a los derechos de la comunicación (la
mitación de la democracia radical. Este doble establecimiento de límites esfera pública) y a los derechos de la esfera íntima (o "privada") en el
requiere diferenciación. centro del catálogo de libertades constitucionales. Éstas tendrían priori·
Hay todavía otra razón para la autolimitación del utopismo democrá· dad sobre todos los derechos políticos, económicos y sociales, que sólo
tico, y ésta es la relación, reconocidamente contingente, entre muchas constituirían sus prerrequisitos. El establecimiento de ese catálogo sin
utopías históricas y la idea de la ruptura revolucionaria. Cualesquiera que duda significaría la institucionalización de un nuevo modelo de socie·
sean sus proyectos, las revoluciones en el sentido moderno son realizadas dad civil.
por (o por lo menos las ganan) organizaciones de poder que, en una rup· Estamos conscientes del vínculo que existe en todo el pensamiento utó·
tura genuina con la antigua sociedad y en el inevitable caos y vacío de pico entre la justtfic~idn. p
p.rra,ccutlccaa~-~ oral y la motivación orientada por el
poder que siguen, se ven motivadas a aumentar en vez de limitar al poder ufccto. Para al¡uno1, ~a sociedad civil desarrollada aquí pue-
de parecer, debido l IU lej1nf1 de loa objetivos culturales sustantivos y de

..-..
soberano. 78 Por ejemplo, esta constelación es la que llevó a la diferencia

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508 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 509

las formas concretas de la vida, deficiente en lo que se refiere a su capaci- La doble dimensionalidad institrlcional
dad motivacional. Pero a pesar de su énfasis legal-político, la utopía de la de la sociedad civil existente
sociedad civil (entendida en términos de la diferenciación de un mundo
de la vida moderno) no necesita romper con todas las concepciones de la Las utopías totalizadoras, en especial las relacionadas con la idea de la
transformación cultural. Hay un nex¡o fundamental en nuestro análisis ruptura revolucionaria, tienen como objetivo una relación constitutiva,
entre la colonización del mundo de la vida ("la pérdida de la libertad") y la en vez de reguladora, con la política. El modelo construido racionalmente
institucionalización selectiva de los potenciales de una cultura diferen- se habrá de actualizar en la práctica. Esas utopías pueden depender com-
ciada moderna ("pérdida de significado"). El proyecto de una sociedad ci- pletamente de una crítica trascendental de la realidad existente, con el
vil democrática, su modelo de diferenciación, es obviamente el de desco- movimiento revolucionario como una clase de Deus ex machina que des-
lonizar al mundo de la vida. Es precisamente la colonización del mundo truye las estructuras existentes y crea otras totalmente nuevas. Las uto-
de la vida por las lógicas del dinero y del poder, la que en la actualidad pías revolucionarias pueden usar versiones de la crítica inmanente ge-
promueve un patrón de realimentación selectiva, principalmente cognitiva- nuina sólo inconsistentemente, si se basan en las contradicciones entre
instrumental, de los potenciales culturales. La organización de institucio- las normas contrafácticas y las instituciones reales, puesto que la idea
nes democráticas y nuevos tipos de relaciones interpersonales dentro de la ruptura excluye la noción de que háy algo que intrínsecamente val-
de la sociedad civil, haría que el enriquecimiento de la práctica comuni- ga la pena salvar. 83 Sin embargo, desde ese punto de vista, la normas de
cativa diaria por medio de recursos culturales, morales y estéticos resulta- una sociedad no son nada más que un subterfugio transparente para
ra deseable y posible. Por supuesto, se tendría que establecer una nueva la acción estratégica, y ésta es una actitud incompatible con la crítica
relación entre las culturas de expertos en estas esferas y la comunicación inmanente.
diaria para que esas realimentaciones ocurrieran en una escala significa- La relación adecuada de las utopías autolimitadoras con la reali-
tiva. Si tuviera éxito, esta transformación sí afectaría los niveles más pro- dad debe ser reguladora. Los proyectos de reconstrucción deben ser orien-
fundos del propio mundo de la vida. A la vez, en este modelo utópico la tados por principios normativos que determinen sólo los procedimientos
transformación cultural podría despojarse de su potencial totalizador des- legítimos pero no los contenidos actuales de la nueva vida institucional.
plazando su contribución al micronivel, a las vidas de las asociaciones y Ante todo, esas utopías no tienen el propósito de imponer una sóla forma
grupos que han construido la idea de la autolimitación en su práctica de vida que esté por encima de todo conflicto. Al igual que todas las uto-
diaria. · -.. pías, la que tenemos en mente tiene un elemento de trascendencia res-
Resumiendo: el "horizonte utópico de la sociedad civil" (tal como se_ le pecto a la realidad existente. Pero el utopismo autolimitador tiene una
concibe aquí) se basa en la conservación de los límites entre los diferen- relación intrínseca con la crítica inmanente, puesto que no puede y
tes subsistemas y el mundo de la vida (y como veremos, también en la no debe construir a la nueva sociedad (ni siquiera idealmente) a partir
influencia de consideraciones normativas basadas en· los imperativos de 9e su propia sustancia. A~ utopía que defendemos debe combinar, co-
la reproducción del mundo de la vida, sobre las esferas de acción organiza- 1 mo lo previó Adorno, formas trascendentes e inmanentes de la crítica
das formalmente). Los contextos del mundo de la vida, liberados de los im- social.
perativos del sistema, podrían entonces abrirse para permitir el remplazo, Tanto más grave es, entonces, la sospecha de Ad.orno, a la cual hace eco
cuando fuera conveniente, de normas aseguradas tradicionalmente por ' Marcuse, de que tanto en Occidente como en Oriente las sociedades unidi-
normas logradas comunicativamente -proceso que ya ha empezado, pero mensionales y administradas totalmente, caracterizadas por la reificación
que de ninguna manera ha sido completado, como lo demuestra la situa- de todas las esferas de vida, han llegado a dominar. En esas sociedades des-
ción de las mujeres y de los niños en la "familia moderna"-. El aspecto uparecen las ideologías en el verdadero sentido de la palabra, llevándo·
autolimitador de la utopía se refiere a la restricción de la coordinación co- se con ellas el único objeto posible de la crítica inmanente. 84 Este juicio
municativa de la acción al núcleo institucional de la propia sociedad civil, radical, que aparentemente se basa en una identificación poco plausible
en lugar de imponer este principio organizador a toda la sociedad y des- de las democracias liberales capitalistas con las sociedades totalita·
diferenciar así a los mecanismos de dirección y por lo tanto a la sociedad rias, de hecho fue oyado por to a la tradición de análisis de la econo·
como un todo. mía, política, cultura, Uia rsonalidad, realizados por la Escuela de
Francfort.

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510 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 511

La utopía de la sociedad civil empieza a partir de la contratesis ob- de la dinámica institucional de la sociedad civil C'ontemporánea. En esta
viamente plausible según la cual las democracias liberales occidentales, etapa nuestra evidencia está constituida por la tradición de la teoría so-
a diferencia de las sociedades de tipo soviético, son sociedades civiles, sin cial y política que procura desafiar a las tesis opuestas de la unidimensio-
importar lo imperfectas que sean. Si esto es cierto, esta afirmación vali- nalidad y de la integración de sistemas. Incluso desde ese punto de vista
daría el status autolimitador y regulador de esta utopía y le daría un preliminar, creemos que es posible afirmar que los desarrollos institu-
vínculo potencial a la política mediante una crítica inmanente renovada. cionales de la familia moderna, de las esferas públicas (política y cultural)
A diferencia de la tesis de la unidimensionalidad, que apoyó la inves- y de las asociaciones son todas similarmente duales.
tigación interdisciplinaria, la idea de la crítica inmanente de la socie-
dad civil tiene en este momento relativamente poca ciencia social crítica l. Respecto a la familia, apoyamos el desafío de Habermas a la antigua
apoyándola. Aún peor, algunos de los modelos más rigurosos de la socio- tesis de Francfort (que él compartió) de que el supuesto de la socializa-
logía establecida -la teoría de sistemas de Luhmann en particular- apo- 1 ción por las escuelas y por los medios de comunicación de masas, así
yan la idea del fin de la sociedad civil así como muchas de las particulari- como la pérdida de la base de la propiedad de la familia patriarcal de
dades de la tesis de la unidimensionalidad, en especial en la sociología clase media lleva consigo, junto con la abolición de la autoridad del pa-
política. dre, el fin de la autonomía del ego. Desde el punto de vista de la distinción
No obstante, creemos que nuestro concepto reconstruido de la socie- sistema/mundo de la vida, la imagen parece ser más bien diferente. La
dad civil hace posible tomar en serio el fenómeno de la reificación sin liberación de la familia de muchas funciones económicas y la diversifica-
forzarnos a construir a toda la sociedad existente de esta manera. Ahora ción de las agencias de la socialización crean el potencial para relaciones
es posible distinguir la reificación y la formación de los medios del dinero ' interfamiliares igualitarias y para procesos de socialización liberalizados.
y del poder (identificados implícitamente por Lukács). El remplazo del Así, el potencial de racionalidad en la interacción comunicativa en esta
lenguaje ordinario por los medios en la coordinación de la interacción esfera es liberado. Por supuesto, aparecen nuevos tipos de conflictos e
diaria, no equivale al remplazo de las formas tradicionales de la hetero- incluso de patologías cuando se obstaculiza a estos potenciales y cuando
nomia por las formas modernas de las carencias de libertad relacionadas las demandas de los subsistemas organizados formalmente, en que los
con el ascenso de nuevos sistemas formales, impersonales. El desarrollo adultos deben participar, entran en conflicto con las capacidades y expec-
de la interacción orientada por los medios permite una ampliación tre- tativas de aquellos que han experimentado estos procesos de socializa-
menda de las posibilidades de la comunicación, que constituye así un jue- ción emancipadores. 85
go de suma positiva, por decirlo de esa manera, que implica el desarrollo 2. Los principios de la legitimidad y representación democráticas im-
simultáneo de los medios y de nuevas formas modernas de coordinación plican la libre discusión de todos los intereses dentro de las esferas públi-
de la acción comunicativa. Por lo tanto, la reificación no equivale ni a la cas institucionalizadas (parlamentos) y la primacía del mundo de la vida
emergencia de los subsistemas ni al remplazo de las estructuras tradicio- respecto a los dos subsistemas. Sin embargo, como hemos visto en Luh·
nales del mundo de la vida por otras modernas. Más bien, consiste en que , mann, la separación de la esfera pública centralizada de la participa·
estas últimas son subsumidas y erosionadas por el dinero y el poder. Desde ción genuina lleva a la exclusión de un amplio rango de intereses y temas
el punto de vista teórico, la modernización de las instituciones del mundo de la discusión general. El papel de los partidos· políticos y el proceso
de la vida puede estudiarse en términos de un aspecto doble, como reifica- electoral es el de agregar ciertas constelaciones sociales importantes de
ción y como racionalización comunicativa. intereses y limitar, en el tiempo y en el espacio, insumos societales más
Este doble aspecto representa el mejor punto de vista desde el cual generales de la política a los canales más estrechos de individuos, des·
explorar los dominios institucionales de la familia, la cultura y las asocia- politizados, privatizados. Las organizaciones políticas que van a mediar
ciones, así como el dominio de la legalidad que es tan importante para los , entre la sociedad civil y la política se convierten en organizaciones buro·
subsistemas modernos. Aquellos aspectos de las instituciones contempo· · cráticas del mismo sistema político, y, en vez de hacer realidad la partici·
ráneas que contribuyen a la autonomía y a la racionalización adicional de pación democrática, la debilitan. En este punto de vista, los parlamentos
la sociedad civil constituyen el lado positivo; las estructuras reificadas ice especializan en la~pre11ntac~ó9 de la toma de decisiones; son cortinas
que promueven la colonización, el negativo. Aquí sólo podemos indicar los de humo para decl11~s afuera de toda discusión pública. Fi·

.......
nalmente, la esfera p'1bl&ai poUUca es meramente la extensión de una
bosquejos de la concepción que tendría que desarrollarse para una teoría

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512 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 513

cultura de masas comercializada y es manipulada de igual forma que esta los puentes entre el Estado y la sociedad civil) sólo funciona si la sustancia
última. cultural de la mediación es "mercantilizada" e "industrializada". Hay poca
Pero ésta no es toda la historia. Por ejemplo, Luhmann nunca puede razón para negar el inmenso papel que en nuestras sociedades tiene un mo-
demostrar la forma en que la democracia de élite puede evitar, tanto la delo de comunicación de masas que va de arriba hacia abajo y del centro
repolitización, como que de nuevo adqµieran un carácter público las esfe- a la periferia. No obstante, las formas generalizadas de la comunicación
ras que se encuentran afuera del sistema político, o la difusión de las for- también desprovincializan, amplían y crean nuevos públicos. En el área
mas disfuncionales de la apatía respecto a la política. Tampoco explica de las comunicaciones generales, lo que hemos dicho sobre la diferencia-
satisfactoriamente la razón de que las democracias de élite se vean obli- ción y pluralización de los públicos políticos es incluso más cierto. De las
gadas no sólo a propagar la concepción oficial de la teoría clásica de la subculturas a las grandes instituciones educativas, de los públicos políti-
democracia, sino también a estructurar, de conformidad con ésta, impor- cos a los científicos, de los movimientos sociales a las microinstituciones,
tantes partes de las representaciones del proceso político. No considera la los espacios para la comunicación crítica, de consecuencias, han sido
inversión de las relaciones de poder que hace posible esta representación ampliados enormemente junto con el crecimiento de las estructuras co-
que fácilmente se puede desempeñar como "real". El caso empírico para que mercializadas y manipuladas de las relaciones públicas, la publicidad y la
el proceso predominante (casi exclusivo), de comunicación política se fil- cultura industrial. Desde que se articuló ef proyecto de una esfera pública
tre hacia abajo no es convincente. Grandes cambios estructurales como la i ilustrada, no hemos tenido ni una historia única de decadencias (el aseen·
creación de los estados benefactores, pero también la actual corriente so de la cultura de masas) ni un proceso de "democratización", sino dos
neoliberal, parecen responder a muchas iniciativas que vienen desde las historias simultáneas que han sido posibles gracias a la democratización:
bases. Además, el partido burocrático (que da cabida a todos) presupues- una de la penetración de la cultura por medio del dinero y el poder, y otra
to por los teóricos de la élite no parece proporcionar suficientes centros de la renovación de una vida pública pluralista, más universal e inclusiva,
de identificación social, ni es capaz de responder bien al surgimiento de que ha sido posible gracias a la modernización del mundo de la vida. Micn·
nuevos problemas con gran urgencia. Así, algunos países han experimen- tras que el primero de estos procesos frecuentemente parece ser el domi·
tado la aparición de oposiciones o partidos extraparlamentarios con un nante, esto no se debe a una inevitabilidad latente en los medios técnicos
nuevo tipo de relación respecto a los movimientos. Esos fenómenos han de la comunicación. El desarrollo técnico de los medios electrónicos no
afectado también la estructura de la esfera política pública. Mientras que la lleva necesariamente a la centralización; puede implicar formas horizon·
esfera política pública central, constituida por los parlamentos y los prin- tales, creativas, autónomas de pluralismo de los medios. 86
cipales medios de comunicación, sigue permaneciendo cerrada e inacce- 4. El problema de las asociaciones, que se excluye del análisis de Haber-
sible (¡pero no por igual en todas partes!), una pluralidad de públicos al- mas, 87 es paralelo al de la cultura, con el que está relacionado por medio
ternativos, diferenciados pero interrelacionados, revive una y otra vez los ' de las estructuras de la esfera pública. Como Durkheim y Gramsci com·
procesos y la calidad de la comunicación política. Con el surgimiento de· ,,j prendieron, la hostilidad ~stado y economía modernos hacia los cuer-
nuevos tipos de organizaciones políticas, incluso la discusión pública en · 'pos y asociaciones corporativas no puede impedir su reemergencia y mo-
los parlamentos y en las asambleas de los partidos tiende a verse afectada, dernización. En este contexto, la burocratización d~ las asociaciones y el
como ha sido el caso en Alemania occidental. Por lo tanto, parece que surgimiento de formas pseudopluralistas y corporativas de representa-
junto con las tendencias de la democracia de élite, oligárquica, hacia la ción y agregación de los intereses (una dimensión clave del argumento de
desaparición de la vida política pública, debemos postular una tendencia la fusión) no puede ser considerada como la única tendencia en la vida
contraria, aunque más débil, de redemocratización, basada en los nue- asociacional contemporánea. La existencia de un inmenso número de aso-
vos potenciales culturales (prácticos, estéticos y cognitivos) del mundo de ciaciones voluntarias en todas las democracias liberales, 88 la emergencia
la vida. de nuevas asociaciones de ese tipo en el contexto de la negociación cor-
3. Tampoco es posible construir el desarrollo de los medios de comuni- porativa, y su papel en las iniciativas ciudadanas y en los movimientos
cación de masas como una señal puramente negativa de la mercantilización sociales 89 pueden no demostrar la afirmación (en cierto sentido unilate-
o de la distorsión administrativa de la comunicación. Este punto es de rnl) de Parsons de q~e. la nucst:a ~ la edad de la asociación y no de la
especial importancia porque, en la primera tesis de Habermas sobre la 1 burocracia; pero eat4 ~críticas izquierdistas legítimas de una
esfera pública, el argumento de la fusión (que implicaba la eliminación de tesis pluralista que cl1rra 1l 1cc110 llltamcnlc diferencial de los varios ti·

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514 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL
TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 515
pos de asociaciones al sistema político no debe cerrarnos los ojos a la vida, incluida la economía, sino que también conduce al debilitamiento
validez de esta tesis contra todas las afirmaciones de que nuestras socie- de lo normativo en la ley, al que Luhmann en alguna ocasión consideró
dades se han fragmentado o convertido en sociedades de masas. La resis- que era la función de la positivización de la ley. 92 Este resultado afectaría
tencia de las asociaciones y la resurrección periódica de su dinamismo el código binario del bien-mal por medio del cual debe operar la ley y
pueden explicarse por medio de la modemi2ación del mundo de la vida y debilitaría la l~gitimidad del sistema legal como un todo. La ley como me-
su contribución normativa al recurso escaso de la solidaridad. dio, a pesar de su tendencia a remplazar a la ley como institución, sólo es
5. Finalmente, el desarrollo de la legalidad hasta el Estado benefactor ' posible si la ley es también una institución. Se necesita por lo menos una
democrático contemporáneo implica, a la vez, la modernización de la so- elección parcial de la ley como institución si se quiere proteger a las fun-
ciedad civil y su penetración por las agencias administrativas. Además, es ciones de dirección de la ley.
en la propia doble naturaleza de la ley que se debe localizar el carácter La elección entre la ley como un medio y la ley como una institución no
ambiguo de la juridificación contemporánea de la sociedad. Según Haber- ayuda con otro problema apremiante: la regulación legal de los propios
mas, la ley, como un "medio", funciona a la manera de un instrumento subsistemas. Al igual que el análisis de Habermas en Teoría de la acción
organizativo junto con el dinero y/o el poder para constituir la estructura comunicativa de otras alternativas dentro de la~ estructuras de las socie-
de la economía y de la administración, de tal manera que se les pueda dades civiles existentes, la idea de la ley como institución sólo nos dice lo
coordinar independientemente de la comunicación directa. Por otra par- que debemos defender contra la colonización. De aquí que su propensión,
te, como una "institución", la ley es "un componente societal del mundo posteriormente invertida, a considerar a los nuevos movimientos sociales
de la vida [ ... ] incorporado en un contexto social, político y cultural más como reacciones principalmente defensivas ante la colonización, difícil-
amplio [ ... ] en un continuo con normas morales y áreas de acción sobre- mente constituya una política. Puede ser que la ausencia del concepto de
º
puestas estructuradas comunicativamente". 9 En este sentido la juridifi- asociación, tanto dentro del análisis institucional de la sociedad civil como
cación desempeña un papel regulador en vez de uno constitutivo, que respecto a las dinámicas de los movimientos sociales, llevó a Habermas a
expanda y da una forma obligatoria a (los principios éticos de) las áreas revivir la tesis clásica del colapso que entiende a los movimientos simple-
de acción coordinadas comunicativamente. Esta dimensión otorgadora de mente como reacciones a la desintegración normativa o a otros tipos de
poder de al menos algunos tipos de regulación legal es promovida por la dislocaciones que acompañan a la modernización. 93 Nuestra tarea es de-
propia juridificación. En este respecto, el error de Foucault (característi- mostrar que la recuperación del concepto de asociación, cuando se le re-
co de todas las posiciones anarquistas) es el de haberse concentrado ex- laciona a las nuevas ideas de los públicos y de la regulación legal, permite
clusivamente en el papel de la ley como un medio, a la vez que hacía caso la formulación de una nueva política de la sociedad civil.
omiso, como una mera representación, del momento institucional que
asegura la libertad y concede poder. Ambas dimensiones están presentes
en Luhmann, pero por definición siempre están presentes, y por lo tanto LA POLÍTICA~'tA SOCIEDAD CIVIL
no puede surgir la tensión entre las dos opciones ni la posibilidad de ele-
gir entre ellas. La distinción entre sistema y mundo de la vida nos permite Hemos reconstruido el concepto de sociedad civil en términos de las cate-
contrastar y elegir (en algunas áreas de la vida por lo menos) entre dos gorías de sistema y mundo de la vida con el fin de desarrollar una teoría
formas de regulación legal, sólo una de las cuales es compatible con la política que pueda contribuir a los proyectos democráticos contemporá-
autonomía de la vida institucional de la sociedad civil. 91 neos tanto en Occidente como en el Oriente. Por lo menos nos interesa la
A primera vista, la ley como institución parece un débil competidor de e·mergencia de tres interpretaciones, cada vez más dominantes, de la re-
la ley como medio, pues esta última expresa principalmente la extensión construcción de la sociedad civil: un modelo neoliberal que identifica a la
de la actividad de propósitos reguladores de las administraciones del Es- sociedad civil con lo burgués; un modelo antipolítico que yuxtapone rígi-
tado benefactor. El hecho de que esta actividad interfiere en la reproduc- damente la sociedad al Estado; y una interpretación antimodema que tra-
ción del mundo de la vida puede parecer una extemalidad irrelevante. Sin ta de subsumir a la economía moderna en una sociedad menos diferen-
embargo, la reducción de la ley totalmente a un medio, que es más com- ciada. Estos enfoquca tle~n todos en c~Jnún un modelo dicótomo de la
pleta en el caso de la instrumentalización política de la ley moderna, no sociedad civil y del B1t1do,~ormas diferentes. En oposición
sólo es una forma ineficiente de intervención en muchas esferas de la ul socialismo 01t1t1l 1n Oriento y al Estado benefactor en Occidente, los

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516 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 517

neoliberales, los antipolíticos y los antimodernos buscan de varias mane- "crisis de la administración de la crisis". 98 Según est'a línea de análisis,
ras reconstruir una sociedad de mercado, una sociedad animada por mo- las políticas intervencionistas y redistributivas tienen los siguientes
vimientos culturales o sociales y no obstante libre de los grupos de interés inconvenientes: crean cargas inaceptables sobre las finanzas públicas,
y de las políticas de los partidos, o una economía incorporada socialmen- desorganizan a la administración generando demandas excesivas y con-
te no diferenciada. , flictivas por parte de los diferentes públicos (incluidas las propias burocra-
Sólo el modelo que diferencia a la sociedad civil, tanto del Estado como cias) e inhiben la inversión y la acumulación bajo el peso de los impuestos
de la economía, y analiza las mediaciones entre ellos, puede evitar esas y de la regulación; reducen la movilidad y la motivación de la mano de
malas interpretaciones de los proyectos para su reconstrucción. Además, obra y el capital, favorecen aumentos salariales que exceden los aumen·
creemos que nuestra interpretación particular de ese modelo de tres par- tos de la productividad, y hacen que el sostenimiento de los actuales nive-
tes da lugar a una evaluación crítica del Estado benefactor que evita a la les de gasto social dependa de niveles de crecimiento imposibles e inde-
vez las trampas neoliberales y las neoconservadoras, sin adoptar las ilu- seables; en ausencia de ese crecimiento, producen niveles inaceptables de
siones de un fundamentalismo anti político o antieconómico. 94 El proyec- inflación. En realidad, la política de compensaciones del Estado benefac-
to político desarrollado a partir de esta crítica debe ser significativo no tor depende para su éxito de un crecimiento firme y continuo, pero por
sólo para Occidente sino también para Oriente, donde las fuerzas demo- sus mismas actividades este Estado interfiere con la posibilidad de ese
cráticas que buscan "reunirse con Europa" se ven repentinamente atrapa- crecimiento. Directa o indirectamente, las formas de la disfunción econó-
das en el dilema constituido por los dos modelos del pasado (liberalismo mica del Estado benefactor no sólo interfieren con los mecanismos de la
económico) y del presente (el intervencionismo del Estado benefactor) de economía capitalista, sino que perjudican a muchos de los estratos para
la Europa occidental. los cuales se diseñó el apoyo de las políticas redistributivas. Esto es cierto
porque la expansión del sector público improductivo se convierte en un
lastre sobre la acumulación de capital, lo que a su vez restringe los recur-
Crítica del Estado benefactor sos fiscales disponibles para el gasto público.
Es posible aceptar mucha de la descripción neoconservadora sin que
La crítica tradicional que hace la izquierda del Estado benefactor, basada por ello se tengan que aceptar también sus premisas normativas o sus
en el rechazo del "compromiso de clases", es ahora irrelevante. Sin alguna conclusiones políticas. Claus Offe ha argumentado convincentemente que
idea significativa de una sociedad socialista a la que se llega mediante un los diagnósticos de la derecha retienen su validez empírica, aunque en las
rompimiento radical con el presente y de una agencia revolucionaria cons- democracias liberales sea imposible crear coaliciones políticas para insti-
tituida por la clase trabajadora, no hay razón por la cual los trabajadores tuir versiones radicales del escenario neoliberal orientado al mercado,
y otros no deban tratar de representar sus intereses por medio del com- que de cualquier modo dejaría a la mayoría de las sociedades capitalistas
promiso así como mediante estrategias basadas en la presión económica "en un explosivo estado de c~o y anarquía" .99 Sin embargo, si combi-
y política. 95 Hoy en día, una nueva crítica izquierdista se concentra en los namos las críticas izquierdista y derechista del Estado benefactor, cierta-
efectos colaterales destructivos de la intervención administrativa (que tras- mente podemos llegar a darnos cuenta de que, no sólo un conjunto de
pasa las fronteras entre las clases) sobre la personalidad, la solidaridad estrategias particulares asociadas con unas pocas democracias capitalis-
social, la cultura y la ecología, así como sobre el papel del ciudadano (que tas avanzadas, sino todo un modelo de cambio social asociado con el tér-
ahora queda reducido al de cliente). Valoramos esta línea de crítica y he- mino "socialismo", se han vuelto obsoletos. 100
mos tratado sobre ella apropiándonos de las perspectivas de la segunda Habermas ha visto claramente lo que está en juego. Ha argumentado
izquierda francesa y de los verdes "realistas" alemanes 96 y explorando el que el establecimiento del Estado benefactor representó, a la vez, una
"lado negativo" de la sociedad civil como un mundo de la vida colonizado, defensa del mundo de la vida contra la economía capitalista y una pe-
tal como lo describen Foucault y Habermas. 97 netración del mundo de la vida por el Estado administrativo. Esta segun-
Todavía nos falta ocuparnos de las críticas neoliberales (y neocon- da consecuencia no fue intencional. El objetivo del Estado benefactor era
servadoras). Éstas fueron anticipadas y en parte reapropiadas por los crí- promover y desarrollar la solidaridad, no desorganizarla. La raíz de su
ticos izquierdistas, que en realidad fueron los primeros en interpretar la fracaso en este re1pecto encuenl~n un modelo particular de demo-
falta de racionalidad del intervencionismo del Estado bcncfaclor como una cracia, uno Identificado oon e 1ocialismo", que implicaba la posibilidad
518 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 519

de que la "sociedad", hablando en términos globales, actuara sobre sí mis- fectos), continúan haciendo que las limitaciones presupuestales sean re-
º
ma a través del medio supuestamente neutral del poder político. 1 1 Sin lativamente fuertes. No obstante, entre otros factores, el establecimiento
embargo, la acción societal global sobre la propia sociedad en la presen- oligopólico de un "margen de beneficio" en los precios, el principio del
cia paradójica, sin importar lo débil que fuera, del autoconocimiento "costo de producción más una tasa fija de ganancias" usado por las pro-
societal (basado en las esferas públicas \nterrelacionadas que aprovecha- veedurías del Estado (en especial las militares), la protección estatal de
ban el conocimiento de los antecedentes comunes del mundo de la vida), las industrias nacionales (a veces obsoletas), las garantías estatales para las
pero también en la inevitable ausencia de un sujeto global capaz de una instituciones de crédito, la flexibilización de los requisitos de crédito para
acción colectiva, resultó ser imposible; de aquí las disfunciones y efectos estimular la producción, la negociación y el cabildeo de las corporacio-
destructivos colaterales producidos por la intervención del Estado bene- nes, y las políticas de impuestos y subsidios dirigidas a mantener el em-
factor. Como lo ha visto Luhmann, ni el cuerpo de ciudadanos ni el Esta- pleo pleno y los servicios sociales, sí "suavizan" esas limitaciones en un
do pueden actuar por la sociedad como un todo. En el mejor de los casos, grado variable, pero a veces considerable. 105
los ciudadanos pueden participar en la reflexión colectiva, pero no en la Por supuesto, las fuentes y las justificaciones de estos fenómenos deben
acción colectiva; el sistema político organizativamente sólo es un subsis- ser diferenciadas. Algunas de ellas se deben principalmente a la concentra-
tema de la sociedad, que está expuesto a conflictos y tensiones internas a ción oligopólica y a la "competencia imperfecta", o al gasto militar más que
pesar de su selectividad. Peor aún, el Estado que es capaz de acción de al gasto en el bienestar. Pero el Estado benefactor exacerba considerable-
hecho está (como Luhmann y otros lo han mostrado), en gran medida, mente las tendencias que hacen perder el control del presupuesto en el
desvinculado de los procesos públicos de reflexión sobre la sociedad, a capitalismo avanzado, y durante mucho tiempo ha tenido un mandato po-
pesar (o incluso a causa) de los procedimientos de la democracia electo- pular para hacerlo así. Debido a las presiones sociales y a la ideología
ral. Además, como lo demuestra el carácter doble de los fenómenos de patemalista del Estado benefactor, parece difícil, además, separar las inter-
juridificación (Verrechtlichung) (la fragmentación, el control, la norma- venciones que debilitan a las limitaciones presupuestales de aquéllas que
lización, la burocratización, la disciplina y la vigilancia de la vida diaria), no lo hacen así. Es igual de difícil diferenciar las áreas de vida que deben
el poder no es un medio neutral; la penetración del Estado salva al mundo ser sacadas de la influencia de los mercados, de aquéllas cuya autorregula-
de la vida y a la solidaridad del medio del dinero sólo al costo de una ción económica es garantía de dinamismo comercial y de innovación técni·
º
"colonización" adicional. 1 2 El poder, como lo expresa adecuadamente ca. 106 En estas condiciones, tenemos una situación paradójica en que el
Habermas, es incapaz de crear significad-0 o solidaridad, o de remplazar a mundo de la vida está protegido insuficientemente contra la penetración de
estos recursos una vez que hayan sido disipados por la administración. la racionalidad económica, mientras que la autorregulación económica no
Como resultado, la acción de la sociedad como un todo sobre el subsis- funciona adecuadamente. A la vez, la misma regulación externa funciona
tema económico moderno es también una ilusión estatista que conduce a cada vez menos con el transcurso del tiempo, a medida que la intervención
graves consecuencias. Convergiendo con la concepción de Luhmann de , y apoyo estatal rutinarios ~en predecibles para las empresas, que aho-
los sistemas autocreadores, ahora podemos proporcionar una interpreta- 'ra sólo invertirán cuando tengan garantías disponibles (exenciones de im·
ción general de lo que resultó mal con la intervención estatal en la eco- puestos, reservas para depreciaciones, etc.). 107 Con el fin de promover la
nomía, supuestamente a favor del mundo de la vida. La introducción del inversión, la magnitud de la intervención reguladora aumenta más allá de
medio del poder en las relaciones económicas sobre una base generaliza- los requerimientos técnicos de la política fiscal y monetaria efectiva. Ese
da, como lo sabemos por la experiencia del socialismo estatal, remplaza a contexto produce una forma de expectativas específicamente no económi·
la pragmática limitación presupuesta! requerida para la autorregulación cas que vinculan el éxito no a la sensibilidad a las señales del mercado, a la
económica con mecanismos de toma de decisiones y negociaciones buro- reducción de los costos o a la innovación; sino al cabildeo, a la negociación
cráticas.103 Los resultados en ese escenario tienen una lógica de sistema y a la participación en las redes del poder pol~tico.
que nunca corresponde, de hecho, ni a las intenciones de los actores ni a Al nivel macro, la distinción que hace Kornai entre las limitaciones
la lógica económica que recompensaría a los que son eficientes, innova- presupuestales firmes y las débiles indica dos relaciones de la economía
dores y productivos y castigaría a los que no lo son. 104 En los estados con su ambiente: en una, este ambiente se rehúsa a compensar el fracaso
benefactores capitalistas, la competencia interna e internacional signifi- económico; en la otra, o hace así p razones extraeconómicas. Para nues-
cativas y la existencia de los mercados de capital (sin importar lo imper- m'•
tros fines, es inclu10 ante que la limitación presupuestal firme

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520 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 521

indique un alto nivel de diferenciación, basado en una estructura de ex- estuvieran dirigidos contra el Estado en nombre de una sociedad civil que
pectativas en que el éxito y el fracaso dependen de formas económicas de sospechaba de todas las políticas, o contra la economía moderna en nom-
competencia con otras unidades económicas. La limitación presupuesta! bre de una clase de economía que no es de mercado reincorporada social-
débil implica un menor nivel de diferenciación entre la política y la eco- mente y basada en la mutualidad, la reciprocidad y la cooperación direc-
nomía en que las unidades económicas se basan en relaciones jerárquicas ta, son incompatibles con la modernidad y con las presuposiciones de la
con instituciones políticas, extraeconómÍcas, y el éxito depende del poder democracia moderna, a pesar de la autocomprensión de muchos de sus
que estas unidades pueden generar y/o del grado de paternalismo estatal. proponentes. 110 Desde el punto de vista de nuestro modelo de tres partes,
La dependencia en el poder, propio o del Estado, significa que la raciona- una sensitividad grande y justificada a la colonización por el dinero y/o el
lidad específicamente económica se verá afectada, incluso aunque en Oc- poder ha llevado a los fundamentalistas del movimiento a diferenciar a la
cidente no se llegue al grado de flexibilidad presupuestaria que producen sociedad civil respecto a la economía y/o el Estado. Aquí los problemas
los fenómenos de escasez. 108 A diferencia de lo anterior, la idea de una li- van más allá de la autocomprensión de los activistas del movimiento y.
mitación presupuestaria fuerte, incluso si se interpreta en términos de afectan también algunas teorías de la sociedad civil. Los que trabajan con
una rigidez relativamente grande en vez de absoluta, dirige nuestra aten- un modelo de dos partes Estado-sociedad civil, por ejemplo, pueden ser
ción a la necesidad de mantener una economía diferenciada con un consi- capaces de ver las desventajas de la oposición fundamentalista al Estado,
derable nivel de autorregulación. pero no pueden ver el problema paralelo respecto a la economía. Por lo
tanto, para evitar el neoconservatismo, terminan adoptando una especie
de socialismo utópico. 111
Continuación reflexiva del Estado benefactor Creemos que el fundamentalismo representa sólo un aspecto de los nue-
y de la democracia liberal vos movimientos sociales. De hecho, la característica notable de muchos
movimientos radicales contemporáneos, desde los Verdes hasta Solidari-
La crisis del Estado benefactor nos presenta opciones políticas difíciles. dad, es su autolimitación por principio. Además, afirmando la necesidad de
Aunque estamos de acuerdo con algunos aspectos de los diagnósticos eco- un reformismo renovado que depende de actores políticos institucionali-
nómicos neoconservador y neoliberal, no podemos aceptar la estrategia zados, durante mucho tiempo hemos argumentado en favor de una estra-
de privatización y desregulación o el énfasis neoconservador en la tradi- tegia política dual que combine movimientos diferenciados y formas de
ción y la autoridad. Hablando desde un punto de vista sistemático, estas partido como la mejor esperanza para democratizar a la sociedad civil. 112
recetas piden la reeconomización de la sociedad y la destrucción por me- La estructura introducida aquí nos permite desarrollar esta posición más
dio de las relaciones monetarias (y a veces de la represión política) de allá de sus primeras versiones.
muchas de las instituciones y potenciales culturales de una sociedad civil La idea de Habermas de una continuación reflexiva del Estado bene-
moderna. Pero tampoco nos podemos identificar con los defensores lea- factor113 es un importante ~~io (aunque unilateral y todavía no desa-
les (generalmente socialdemócratas) del Estado benefactor en Europa, o rrollado del todo) de lo que se necesita hacer. La idea es importante, al
con sus contrapartes en los Estados Unidos, por su insensibilidad a los nivel más obvio, porque el Estado benefactor representa muchas formas
fenómenos de la colonización por el poder y al fracaso económico a largo de protección social que no deben ser abandonadas· ni como realidades
plazo del intervencionismo estatal. La socialdemocracia ha estado intere- (Europa occidental) ni como aspiraciones (en los Estados Unidos y ahora
sada históricamente en la ampliación de los campos de la libertad y de la en Europa oriental). Sin embargo, es cierto que históricamente el Estado
solidaridad, pero Adam Przeworski está en lo correcto cuando argumenta benefactor promovió, respecto a la economía capitalista, "una combina-
que el Estado benefactor keynesiano fue el único proyecto genuinamente ción muy innovadora de poder y de autolimitación" 114 que sirvió a la soli-
político producido por el reformismo socialdemócrata, la única estrategia daridad sin promover la desdiferenciación. Esta estrategia fracasó en par-
democrática de la izquierda que tuvo éxito. Con ese modelo actualmente le debido a que la creencia en la neutralidad del poder político obstaculizó
en crisis, el reformismo se ha reducido a una forma de administración de la el desarrollo cuando llegó el momento de defender a la sociedad también
crisis, una estrategia básicamente conservadora incapaz de tratar con su contra el Estado. La idea de la continuación "reflexiva" del Estado bene-
propia ambigüedad en lo que se refiere a la libertad y a la solidaridad. 109 factor, en nombre de 1u ropio valor e solidaridad, significa la aplicación
Finalmente, creemos que los programas del "gran rechazo", ya sea que de la misma comblnacldn n ora de poder y autolimitación que el Es-

~.
522 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 523

tado en alguna ocasión aplicó a la economía de mercado y al propio Esta- Defensa del mundo de la vida '
do benefactor, en esta ocasión desde un ventajoso punto equidistante del
Estado administrativo y de la economía capitalista. "La esfera pública La formulación del proyecto político de la democracia autorreflexiva,
política [ ... ] logra una distancia similar del sistema político al que tuvo autolimitadora, apenas está en sus principios. 117 Pero esto es sólo parte
antes del económico."115 del problema. El propio enunciado preliminar de Habermas sigue más
~1
1

El proyecto del movimiento de trabaj adores organizados (y ahora de orientado hacia la protección del mundo de la vida que hacia el proyecto,
otros sujetos) debe continuarse en el sentido de ser redirigido a su propio igualmente importante, de controlar y redirigir a los subsistemas político
logro anterior, el propio Estado benefactor. Pero ese proyecto reflexivo y y económico. Cierto es que él no sólo menciona la necesidad de establecer
autolimitador no puede tener éxito a menos que se le complemente con "umbrales de la limitación" en y por el mundo de la vida, para limitar la
otro: la aplicación de sus resultados a las revoluciones democráticas que ' penetración de los medios del dinero y del poder, sino también la necesi-
crearon a la sociedad civil moderna. Una "continuación reflexiva" de la dad de crear "sensores" que puedan influir indirectamente en la opera-
democracia liberal significaría entonces la aplicación de la estrategia de ción de los mecanismos de dirección de los propios medios. 118 Los dos
la democratización autolimitadora a la democracia liberal en nombre pasos se presuponen el uno al otro. Sólo una sociedad civil adecuadamen-
de su propio valor, la libertad. Como hemos visto, los movimientos libera- te defendida, diferenciada y organizada puede supervisar e influir en el
les y democráticos, incluso los que están activos hoy en día, desean poner resultado de los procesos de dirección, pero sólo una sociedad civil capaz
bajo control al Estado moderno, pero sin buscar abolirlo. Esas estrategias de influir en el Estado y en la economía puede ayudar a restringir o redirigir
también se distinguen por combinaciones innovadoras de poder y autoli- las tendencias expansivas de los medios, que son, paradójicamente, forta-
mitación, pero no llegan a incluir una reflexión suficiente sobre las conse- lecidos en vez de debilitados por los procesos de diferenciación. No obs-
cuencias socialmente destructivas del otro subsistema dirigido por los tante, la teoría de sistemas y del mundo de la vida en su estado presente
medios: la economía. Para evitar una mera repetición de los resultados an- tiene dificultades para formular el proyecto del establecimiento de sensores
teriores, la democracia liberal debe aprender hoy en día a limitar su pro- dentro de subsistemas aparentemente cerrados, autorreguladores, y auto-
pia tendencia inherente a contribuir a la colonización económica del creadores.
mundo. Examinemos las dos dimensiones del establecimiento de los "umbra-
El programa de defensa del mundo de la vida (respecto a ambos subsis- i les" o "barreras" de protección y de "sensores" de influencia. Lo que las
temas) puede ser alcanzado igual de bien desde la democracia liberal como '1 barreras deben proteger ante todo es el recurso de solidaridad, que se re-
1
desde la socialdemocracia. Por ejemplo, no hay necesidad de una desvia- fiere a la habilidad de los individuos para responder a otros e identificarse
ción socialdemócrata donde todavía no se ha establecido un Estado bene- entre sí sobre la base de la mutualidad y de la reciprocidad, sin intercam-
factor.116 Más generalmente, no hay necesidad de presentar proyectos con- ~:
biar cantidades iguales de apoyo, sin calcular las ventajas individuales,
tra la economía capitalista o el Estado administrativo que simplemente y sobre todo sin compulsió~solidaridad implica un deseo de compar-
fortalecerían al otro, respecto al mundo de la vida. Debemos buscar en tir la suerte del otro, no como el ejemplar de una categoría a la que el
cambio formas innovadoras de limitar a estos dos subsistemas. Nuestra propio yo pertenece, sino como una persona única y diferente. A pesar
actitud respecto a los derechos debe reflejar esa nueva posición. Por ejem- " <le esta orientación a la "diferencia", el recurso de solidaridad presupo-
plo, sería erróneo pensar que las instituciones, y específicamente la es- ne la pertenencia como miembro a algún grupo real o ideal, y más allá de
tructura de los derechos de la democracia liberal, será menos esencial esto también a algunas normas, símbolos y memorias comunes. Los in-
para el nuevo modelo que las protecciones o los derechos sociales del Es- dividuos solidarios están arraigados conscientemente en los mismos
tado benefactor. Por esta razón también es importante identificar al nue- , mundos de la vida, o en mundos de la vida que se traslapan significativa-
vo proyecto explícitamente como la continuación de la democracia libe- mente, y esto garantiza el consenso acerca de asuntos importantes, inclu-
ral. Sólo entonces podremos retener la sensibilidad, sin paternalismo, ante so en un mundo de la vida moderno en que se puede discutir y desafiar su
los movimientos democráticos actuales en el Oriente y en el Sur, así como contenido.
ante los nuevos movimientos sociales en Occidente. La solidaridad no 11 un recurso de dirección como el dinero o el po·
<ler. 119 No puede lo¡raNu propio ,a\Ítocierre y autoprotección. Es aún
menos capaz de 1om1tlf o1r0nñlátos a su control. La tarea de prote¡er la

.........
524 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 525

solidaridad le corresponde a las instituciones interrelacionadas de la so- otras palabras, el costo de ser capaz de actuar sobre los sistemas político
ciedad civil, las asociaciones y los públicos, que a su vez presuponen los y económico parece ser la penetración de la autoorganización societal
derechos de asociación y de comunicación. 12º Las asociaciones parecen por la lógica de la burocracia, es decir, el medio del poder. A la vez, si la
presuponer la solidaridad, puesto que de otra manera son susceptibles a autoorganización societal resueltamente permanece en el lado correspon-
1
los problemas del "oportunismo", perp también pueden salir adelante diente del umbral al mundo de la vida, es difícil ver de qué manera puede
mediante incentivos o limitaciones selectivas, así como por medio de la hacer algo más que contribuir al desarrollo de "la cultura política" o de
motivación de la libertad pública. 121 En especial en este último caso, pue- "nuevas identidades".
den construir, si se les da suficiente tiempo, una identidad y solidaridad El problema es de qué manera los movimientos pueden resistir a la ley
comunes. Las pequeñas esferas públicas dentro de las asociaciones vo- de hierro de la oligarquía de Roberto Michels. ¿No producirán ellos mis-
luntarias que permiten la participación directa y la transparencia relativa mos estructuras organizativas determinadas por el poder y el dinero en el
(sino es que la eliminación) de las relaciones de poder y monetarias son momento en que intenten influir en los subsistemas del Estado y de la
cruciales para conservar y renovar este recurso escaso y precario. economía? ¿Puede la forma del movimiento sobrevivir a su paso a través
La transformación estructural de la esfera pública, el desarrollo de la de las fronteras del mundo de la vida, e influir a estructuras coordinadas
industria de la cultura y la emergencia de acuerdos corporativos que evi- a través de medios diferentes de la interacción normativa o comunicativa,
tan a la esfera pública política, impiden cualquier optimismo ingenuo res- sin sucumbir a la presión de la autoinstrumentalización? En resumen
pecto a la asociación y a la publicidad actualmente. No obstante, la posi- ¿puede uno avanzar hacia adelante sin renunciar a la distinción entre el
bilidad de renovación de la solidaridad por medio de la reemergencia mundo de la vida/sistema, lo que parece abandonar a las esferas más po-
continua de una pluralidad de asociaciones cuya estructura es pública e derosas a la racionalidad de los sistemas? Retornaremos a estas pregun-
igualitaria y muestran a la vez un considerable interés en otros públicos tas en el capítulo siguiente.
similares, ha sido documentada por la tradición pluralista de la teoría
política, aunque desde un punto de vista restrictivo. Las investigaciones
recientes sobre los movimientos sociales cuya finalidad era refutar el con- ¿Soluciones duales?
cepto pluralista de la sociedad de masas ha confirmado esta afirmación
desde otro punto de vista. 122 Pero mientras que los efectos de la reconsti- 1
La combinación de asociaciones, públicos y derechos, cuando es apoyada
tución de las microestructuras de la publicidad sobre la preservación de por una cultura política en que las iniciativas independientes y los movi-
la solidaridad son claros, es menos obvia la manera en que la fórmula mientos representan una opción siempre renovable, legítima, política; en
puede implicar, como Habermas lo sugiere, una influencia indirecta sobre nuestra opinión representa un conjunto efectivo de defensas en torno a la
los sistemas políticos, económicos y funcionales que están "autorreferen- sociedad civil dentro de cuyos límites es posible formular gran parte del
cialmente cerrados" y por lo tanto son "inmunes a la intervención direc- programa de la democraciw=mdical. No obstante, incluso esta combina-
ta". Relacionar la publicidad con las asociaciones, la mayoría de las cua- Ción no ofrece un sistema de "sensores" efectivo capaz de someter al con-
les tiene propósitos distintos a los de fomentar la comunicación, se trol social a los sistemas político y económico, que están separados de la
convierte en un problema precisamente a medida que se traspasa el um- sociedad civil en los arreglos capitalistas y de la democracia de élite. Sería
bral de protección del mundo de la vida en la dirección de influir a la eco- posible estilizar este resultado en términos de un proceso de cambio polí-
nomía y al Estado. tico dirigido hacia adentro de la sociedad civil, el mundo de la vida y el
No es evidente en qué medida las nuevas formas de autoorganización "reino de la libertad", dejando al(los) "reino(s) de la necesidad" afuera del
pueden ser capaces de acción más allá de estos umbrales, incluso si uno rango de las organizaciones libres. André Gorz postuló en sus obras de
busca conceptualizar esto en términos de una influencia mucho menos la década de 1970 una solución al problema de la transformación econó-
directa y total, que el proyecto de una sociedad (global) que actúa sobre sí mica que implicaba la creación de dos campos socioeconómicos. 123 El
misma a través del medio supuestamente neutral del poder. Las nuevas primero fue definido, siguiendo al Marx del tercer volumen de El Capital,
asociaciones de bases, capaces de esparcir la ilustración, pierden sus raí- como el reino de la nec.aidad estructurado por el trabajo y el empleo, que
ces en el mundo de la vida cuando traspasan el límite para convertirse en debe ser coordinado Por_ la planlftc,ción central estatal de la producción
organizaciones formales complejas capaces de reducir la complejidad. En de las neccsidade1, la· c¡ulClibt10írarsc "con el máximo de eficiencia y el

~.
526 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 527

menor gasto de esfuerzo y recursos", campo que sólo puede ser humani- nómicas. Pero si uno toma esta crítica seriamente, 'la estructura de Gorz
zado parcialmente por medio de la democracia en el lugar del trabajo (en sólo tiene sentido si se asigna una parte mucho más grande de las activi-
vez de al nivel de la empresa). 124 El proyecto de Gorz es ante todo reducir dades económicas al reino de la necesidad, donde debe predominar el
el alcance de esta esfera y en especial los recursos de tiempo que se le criterio de eficiencia; y esto significa, en el modelo de dos partes, recurrir
dedican, para beneficiar el reino de la li.bertad, definido por la actividad al Estado y a un gran incremento (en las sociedades occidentales), en su
autónoma y coordinado por la cooperación, reciprocidad y creatividad. actividad planificadora y coordinadora. La única forma de evitar la op-
Gorz insiste además en que el reino de la necesidad o heteronomia debe ción poco deseable entre el estatismo y el socialismo utópico es, prime-
subordinarse al reino de la libertad, aunque ni siquiera empiece en algún ro, reconocer que hay una diferencia en principio entre la producción
momento a decirnos cómo es posible esto en su rígido modelo dual. 125 orientada al mercado, económicamente eficiente, y la distribución y la
El análisis de Gorz padece de una contradicción entre una estructura . pluralidad de las actividades materiales incorporadas socialmente que no
de tres partes que diferencia al Estado, la economía y la sociedad civil; y " tienen un carácter estrictamente económico y, segundo, afirmar alguna
una de dos partes que identifica al reino de la necesidad sólo con el Estado. versión de la primera, en una nueva combinación o interrelación tanto
Por una parte, habla de dos tipos de actividad heterónoma en el campo de con el Estado como con la sociedad civil.
la necesidad, una de las cuales corresponde a la producción social de las Expresado de otra manera, la necesidad, tanto de racionalidad econó-
necesidades y la otra a la administración (material) de toda la sociedad. 126 mica, como de solidaridad societal no puede tratarse efectivamente en un
Por otra parte, las dos se convierten simplemente en funciones diferentes solo programa de liberación de la sociedad civil del Estado porque concep-
del Estado, porque no deja campo en su propuesta para la coordinación de tualmente son dos cuestiones diferentes. Lo que es aún más importante,
la producción social por el mercado, que él piensa conduce sólo a la des- la racionalidad económica y la solidaridad social representan demandas
igualdad y a la dominación de clase. 127 Es posible evitar la penetrante , en competencia. Así, la liberación de cada una de ellas del Estado sólo
organización económica por parte del Estado en esta estructura de dos puede ocurrir a costa de la otra: la solidaridad puede ser sacrificada a un
partes sólo en la dirección del reino de la libertad, una sociedad civil que no programa de liberalismo económico; la racionalidad económica puede
está coordinada ni por el mercado ni por el Estado. Sorprendentemente, ser sacrificada a una utopía de economía moral, que vuelve a ser reincor-
no se nos dice la forma en que se puede obtener la "eficiencia máxima y el porada al modelo. Un programa lleva a la apología de la versión capitalis-
menor gasto en esfuerzos y recursos" sin la operación de los mercados en ta de la modernidad, el otro, al abandono de un prerrequisito esencial de la
una economía mixta. propia modernidad.
El problema con el excesivo énfasis que pone Gorz en la propiedad y Un proyecto alternativo que tiene el propósito de separar al campo de
planificación estatal no se encuentra en que "la planificación estatal futu- ~; la libertad del de la necesidad empieza con esta premisa. Claus Offe y sus
ra de la producción socialmente necesaria no pueda funcionar racional- !' colegas principian reconociendo la división de facto del mercado de traba-
mente sin la democracia en el lugar de trabajo" . 128 Más bien, el punto es ;i jo hoy en día entre los tra~ bien pagados, de prestigio, en un sector
que ni la planificación en el sentido económico genuino, y por lo tanto formal; y los trabajos mal pagados, menos prestigiosos (el extremo infe-
necesariamente limitado, ni la democracia industrial (al nivel de la em• '! rior de la economía de los servicios) junto con un rango de servicios y
presa y del lugar del trabajo), pueden funcionar racionalmente sin los¡¡ actividades materiales que son "intercambiadas", pero no a través del medio
mercados. Así, los partidarios de Gorz se quedan con un problema que del dinero. 129 Luego proponen una forma de dualización que igualaría la
depende en parte de cuánto tiempo y actividad desea uno asignar a los participación así como los resultados económicos y de status, tanto en
campos de la necesidad y de la libertad, respectivamente. Si uno trata de las formas de la actividad productiva orientadas al mercado, como en las
evitar un retorno al estatismo socialista tradicional (el cual preocupa menos no orientadas al mercado. A diferencia del modelo de Gorz, este enfoque
a Gorz), uno debe proponer una considerable reducción del tiempo de se basa en la productividad de una economía de mercado menos regulada
trabajo (controlado por el Estado) y un aumento de la actividad autóno· que tiene el potencial de liberar tiempo de trabajo, que a su vez puede ser
ma (en la sociedad civil). Sin embargo, en este caso nos encontramos con usado en parte para remplazar, sobre una base informal pero organizada
la crítica que hace Gorz de la identificación de la sociedad civil con las socialmente, algunos de 101 ahora in osteables servicios del Estado bene·
comunidades autárquicas modernas. Obviamente, esto también implica· factor. Al igual que el delo de orz, sin embargo, este enfoque ofrece
ría una reducción grave e inaceptable de la complejidad y eficiencia eco· poco en lo que se refiere 1l 11t1 lcclmlcnto de algunas formas de control

.~.
, -.
528 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 529

indirecto sobre el reino de la necesidad; en este caso, el problema es el se sólo por medio de la institucionalización de un nivN más alto de apren-
mecanismo de dirección de la economía de mercado, cuya lógica es hoy dizaje y reflexión dentro de las instituciones del Estado. Además, en la
en día ciertamente incompatible con el establecimiento y sobrevivencia medida en que los derechos representan una regulación del Estado por
de una "economía" informal de actividad libre, sin importar lo atractiva las instituciones de la sociedad civil, esta regulación es una forma de
que sea la forma en que se le ha concebi¡:lo. 130 autorregulación. Los derechos son ejemplos por excelencia de la ley como
Offe también menciona la posibilidad de una "constitucionalización" institución, pero también son ejemplos de la regulación legal posregulatoria
del empleo en la primera economía, en términos de la extensión de los , en un sentido más general.
derechos del trabajo ("los derechos del ciudadano industrial"). Interpre- Sin embargo, los derechos representan una forma de autorregulación
tando esta "muy ambivalente" estrategia en términos del intervencionismo del sistema político cuya consecuencia es sólo el fortalecimiento de las
y juridificación del Estado benefactor, se enfrenta al siguiente dilema: o barreras que defienden al mundo de la vida. No van por sí mismos más
las posiciones dependientes del mercado, jerárquicamente inferiores de allá de la primera fase del programa de "barreras" y "sensores". No obs-
los trabajadores no se verán afectadas por derechos meramente formales, tante, su particular status doble, como institución de la sociedad civil y
o se verán afectadas pero al costo de una grave interferencia con la pro- como autolimitación del Estado, recuerda el papel mediador original de
pensión a invertir. Por lo tanto, en ambos casos los trabajadores salen toda una serie de instituciones en la teoría clásica de la sociedad civil.
perdiendo, a pesar de sus nuevos derechos. 131 Este análisis, aunque indu- La autoorganización societal, las asociaciones y la esfera pública son, por
dablemente es correcto en lo que hemos expuesto, subestima la importan- supuesto, las categorías de la sociedad civil que hemos heredado y desarro-
cia real del establecimiento de esos derechos, porque éstos serán más sig- llado. Inicialmente, a Habermas le parecía totalmente aceptable vincular
nificativos en estructuras que estén más allá del instrumentalismo legal estas categorías entre sí (y posiblemente, con las instituciones legales) sólo
del Estado benefactor, dentro de modelos nuevos y diferentes de la regula- a nivel horizontal, e incluso en ese caso sobre la base de una teoría explíci-
ción posregulatoria. ta no de la sociedad civil, sino de la dimensión del mundo de la vida que
institucionaliza significados, solidaridades y competencias acumulados. Sin
embargo, el concepto de sociedad civil, a diferencia del de mundo de la
El retorno de la mediación vida, también implica relaciones verticales, las que pueden ser concebidas
ya sea como mediaciones, entre individuos y grupos, entre grupos e institu-
La categoría de los "derechos", aunque en un nivel abstracto, va más allá ciones sociales y entre instituciones sociales e instituciones políticas globales
de los programas de reorganización dual. Ya hemos hecho énfasis en que (y posiblemente económicas), o, en el caso de este último conjunto, como
los derechos son cruciales para establecer los umbrales para defender el una sociedad analíticamente separada pero política (y económicamente)
mundo de la vida contra los medios. Así, para los movimientos, represen- complementaria. En el sistema hegeliano, este papel es desempeñado por
tan objetivos importantes que pueden alcanzarse sin la autoburocratiza- la familia, las corporaciones~'estados y los parlamentos estatales; en la
ción.132 Pero los derechos también representan la institucionalización de obra de Habermas acerca de la esfera pública, lo desempeña la familia, la es-
formas de autorreflexión y autolimitación, que hasta ahora se han encon- fera literaria pública y la esfera política pública. En el análisis de Tocqueville,
trado y han provenido principalmente del subsistema político. Si vemos muchas de estas mediaciones están localizadas al nivel analítico separado
a los derechos desde el punto de vista de la creación de normas sociales de la sociedad política, que en el modelo de tres partes debe ser comple-
y presión institucional, sigue siendo notable que su vigencia, aplicación y mentado lógicamente por la sociedad económica.
cumplimiento legales se deje a los órganos del Estado cuyas incapacidades En cualquiera de las dos variantes que elijamos, la hegeliana o la de
son establecidas por los derechos constitucionales. Las motivaciones de Tocqueville, nos parece que la actual teoría del sistema y del mundo de la
los actores del Estado no son difíciles de entender: pueden estar actuando vida de Habermas, a la que queremos defender al nivel más abstracto, no
bajo presión o bajo el impacto de reconocer que se está estableciendo un permite fácilmente ninguna de esas mediaciones entre la sociedad y los
juego de suma positiva en que el Estado también gana. Más bien, es el subsistemas o esferas analíticamente separadas de la sociedad política y
proceso por el que los derechos operan de una manera relativamente con- económica que deaemp~ft'!.~ ~apeles ª9.álogos. No obstante, es posible usar
tinua sin ser reinstrumentalizados constantemente (sobre una base caso la estructura analfüca ~~e una forma diferente a aquélla en
por caso en vez de general) lo que es notable. El fenómeno puede explicar- que él la ha empleado,IU

~
530 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 531

Las categorías abstractas del sistema y del mundo de la vida sólo indi-
can dónde se encuentra el peso de la coordinación en una determinada CUADRO IX.3
estructura institucional. Las instituciones culturales, sociales y reproduc-
toras de la personalidad tienen su centro de gravedad en las formas comuni- Mundo de la vida
cativas/normativas de la coordinación de la acción. No obstante, es posi- .
Instituciones del mundo de la vida-sociedad civil
ble localizar las dimensiones estratégicas también como formas de '
administración y monetarización en las instituciones del mundo de la vida Sociedad política y económica
(un punto que ha intranquilizado innecesariamente a críticos como Axel (instituciones de mediación política y económica)
Honneth y Nancy Fraser) sin consecuencias patológicas, siempre que per- Mecanismos de dirección política y económica
manezcan subordinados a la coordinación y definición comunicativas de
objetivos y mientras no se les permita desarrollar su propia lógica -el sig-
nificado adecuado de colonización-. Siempre que es pertinente, hablan- introducir espacios públicos dentro del Estado y las instituciones econó·
do normativamente, esta estructura nos permite (así como Habermas) micas (sin abolir los mecanismos de direcc~ón o de la acción estratégica/
hablar de la descolonización sobre la base de las posibilidades inmanentes , instrumental) estableciendo continuidad con una red de comunicación
dentro de esas instituciones del mundo de la vida. Pero nosotros vamos · societal que consiste de esferas públicas, asociaciones y movimientos. Por
más allá, al insistir en la posibilidad de democratizar a las instituciones ejemplo, de esta manera se puede debatir la determinación de las prefe-
económicas y políticas. Aquí, el centro de gravedad de los mecanismos rencias entre las elecciones económicas y políticas, teniendo en mente las
coordinadores (en una sociedad moderna) está y debe estar en el nivel del necesidades articuladas en los públicos societales. Sin embargo, la autoli-
desempeño de dirección a través de los medios del dinero y del poder, es mitación significaría que el debate sobre cuántas y cuáles formas de de·
decir, a través de la racionalidad del sistema. Pero esto no impide la posi· mocratización son deseables en las instituciones económicas y del Estado
bilidad de introducir formas institucionales de la acción comunicativa en debe reconocer en cada caso las necesidades del mantenimiento del siste·
las instituciones estatales o económicas. Todos los tipos de acción pueden · ma. Tal es el significado de una democratización que complemente la idea
y de hecho ocurren en las instituciones societales, ni siquiera la economía de descolonización de Habermas. Correspondientemente, la eliminación
de mercado puede ser entendida exclusivamente en términos de cálculos o instrumentalización pura de la participación política y económica cons·
instrumentales o estratégicos. El proyecto normativamente deseable de tituye una forma de falta de libertad que es una contraparte a la coloniza-
introducir a la democracia económica (que implica diferentes formas po· ción de cualquier institución. 134 ·
sibles de participación en los varios niveles del taller y de la empresa)
debe ser atemperado por la necesidad de mantener intacta la autorregu· ·
lación de los sistemas de dirección. Pero la mera existencia (sin importar . La ley refiexf~1.a regulación posregulatoria
lo inadecuado) de los parlamentos y de las formas de autoadministración,
codeterminación y negociación colectiva de los talleres indica que se pue- La propuesta para extender la teoría del mundo de la_vida y del sistema en
den construir públicos incluso dentro de instituciones que son dirigidas dirección de instituciones que penetren a los subsistemas, esto es, la sociedad
principalmente por sistemas. Éstos constituirán y en algunos casos se cons- "política" y "económica", se presenta exclusivamente desde el punto de
tituyen en receptores de la influencia societal dentro del "estómago de la vista del mundo de la vida. Desafortunadamente, la compatibilidad de ese
ballena", si se nos permite la expresión. Entonces, en el cuadro IX.3, las· esquema con el funcionamiento del sistema no está asegurada, incluso si
instituciones que deben ser coordinadas comunicativamente son mostra- se concibe a la viabilidad del desempeño de la dirección como el límite más
das bajo el título de "sociedad civil", mientras que aquellas que deben ser allá del cual la democratización no debe proceder y más allá del cual en
dirigidas por el dinero y/o el poder se muestran bajo el título de nivel ins• realidad no puede ir. Por ejemplo, podría ser el caso que la introducción
titucional del sistema. A ninguna de las dos dimensiones se le debe conce· de procesos democr,tlcos en el Estado y en la economía no los limite de
bir como "cerrada autorreferencialmente", porque ambas están abiertas a ninguna forma sl¡nlftC!tl~ o que sól~lo haga al costo de datiar gravemente
la democratización (aunque en diferentes medidas). a la autorregulacldn, 1 D~ata, entonces, es de la posibilidad de
Este diagrama esquemático muestra que el problema político es cómo una regulación pOll'l1Ql1to1'11 d11do el punto de vista de los sistemas.
532 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 533

Precisamente este tema es del que tratan los especialistas legales que como institución, no se puede detener en esta dimensión. En vez de insis-
procuran extender la teoría de los sistemas autoformativos en una direc- tir directamente y de hacer cumplir objetivos que se deben lograr en un
ción socio-crítica. Aunque le agrada la idea de promover a la "ley como área regulada, la ley reflexiva trata de establecer normas de procedimien-
institución'', G. Teubner considera una estrategia que se concentra en la to, organización, membresía y competencia que pueden alterar la toma
defensa de aquellos cuyo mundo de la. vida es insuficiente. 135 Como lo de decisiones, cambiar las ponderaciones de los diferentes partidos y sus
muestra la crisis del Estado benefactor, los subsistemas dirigidos por los miembros, y hacer que los procesos generales de decisión sean sensibles a
medios pueden sufrir de regulación excesiva, y ésta puede demostrar ser ~ los efectos secundarios y a las externalidades. 139 Común a todos estos ins-
dañina para el medio legal usado para la regulación. La idea de la ley trumentos es el deseo de lograr nuevos efectos por medio de la modifica-
como institución, que garantiza la autonomía de una determinada esfera, ción de los procedimientos, es decir, por medio de la ley procesal en vez de
indica la condición necesaria pero no suficiente para una nueva, más ventu- º
por la ley formal o sustantiva. 14
rosa, forma de regulación del subsistema. En particular, Teubner observa Según Teubner, la negociación y codeterminación colectivas, son ejem-
los peligros para el ambiente social de los subsistemas político y económi- plos de reflexividad en el derecho laboral actual. 141 Su objetivo es genera-
co no regulados, peligros que pueden ser eliminados sólo si se canaliza su lizar su lección por medio de un programa que introduzca principios cons-
autonomía mediante una forma de autorregulación que implique la " titucionales en las instituciones económicas y administrativas. Hablando
autolimitación. 136 en términos generales, este programa, derivado de las primeras obras de
Siguiendo a Luhmann, este argumento insiste en la imposibilidad de Habermas (entre otras fuentes), corresponde al proyecto de democratiza-
dirigir a la sociedad desde un solo centro de control sin una desdiferencia· ción a favor del cual se argumenta en este libro. A diferencia de las prime-
ción regresiva, principalmente a causa de la ausencia de un conocimiento ras obras de Habermas, sin embargo, Teubner le da un nuevo significado
adecuado sobre los subsistemas afuera de éstos. 137 La única alternativa es a la democratización en relación con los subsistemas. El objetivo no es
basarse en la autorregulación de los subsistemas o, más bien, regular legal· aumentar la participación como un fin en sí, ni debe juzgarse a los resul-
mente los procesos de la autorregulación. El objetivo de esta regulación tados por esta medida. En cambio, la ley reflexiva procura la realización
de la autorregulación es promover formas de reflexividad que producen au· de un nivel y tipo específico de participación que haría que las institucio-
tolimitación con el fin de contrarrestar, tanto los efectos laterales negati- nes fueran "sensibles a los efectos externos de sus esfuerzos internos por
vos, como las contradicciones internas en la dirección. maximizar la racionalidad interna" .142 Es debido a esta autolimitación del
Es interesante que se diga que la nueva forma de regulación legal indi· proyecto participativo que la ley reflexiva tiene una oportunidad de me-
recta que promueve la reflexividad en los subsistemas hace realidad a la diar los requerimientos de dos tipos de racionalidad: la práctica y la
propia estructura de la ley. La ley puede tener en cuenta sus propios lími· funcional.
tes al regular subsistemas en la medida en que surge una nueva forma Es importante hacer hincapié en que el establecimiento de sensores en
más abstracta, menos directa y, de hecho, autolimitante de ley regulatoria los subsistemas, en térmi~ formas discursivas, debe ser compatible
orientada por propósitos sociales, pero que conserva la autonomía de las éon la racionalidad interna. En el caso del sistema económico, por ejem-
esferas sociales reguladas que están surgiendo. En la primera alternativa1 plo, el establecimiento de nuevos procedimientos para la toma de decisio-
la ley reflexiva es como la ley sustantiva, intervencionista; respecto a la nes debe ajustarse a los límites de la racionalidad económica -rentabili·
segunda, sin embargo, se parece a la ley formal. dad en particular- produciendo niveles de ganancias e inversión dentro
Hoy en día, el programa de la ley reflexiva parece ser sólo un programa, del rango de soluciones organizativas funcionalmente equivalentes. La
aunque uno muy ingenioso. Sin embargo, su potencial está indicado por confianza de Teubner de que esto es posible en principio se basa en el su-
las formas y prácticas legales existentes que ahora parecen representar puesto de que, sino se le regula y no se le limita, la búsqueda de la racio-
elementos incongruentes dentro de los sistemas de ley formal, o especial· nalidad interna es en sí paradójica desde el punto de vista de las organi·
mente sustantiva. La ley reflexiva restablece el estado de derecho en opo· zaciones. La búsqueda de ganancias, como la pueden definir los líderes
sición a la discreción política al basarse en lo que Habermas llama "cons· de una organización, frecuentemente es incompatible con los objetivos de
titución externa", que restringe la intervención directa a hacer cumplir un inversión y acumulación a lar¡o plazo. De manera similar, en el caso del
número limitado de principios legales generales predefinidos todas laa sistema político, la fultcl6n de prod)ÍCir decisiones obligatorias y el aspec-
veces que éstos sean violados. 138 Pero la ley reflexiva, a diferencia de la ley to del desempefto de 11 ~n y conservación del poder entran en
534 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 535

conflicto debido a que la tendencia casi inevitable a la extensión excesiva Esta estrategia es paradójica por dos razones. Pr-lmero, Teubner parece
de la toma de decisiones políticas tiende a disipar el poder. La reflexividad indicar que la autorregulación toma la forma de un autocontrol moral
que conduce a la autolimitación ayuda a reconciliar estas dos dimensio- descentralizado. 147 Segundo, en una vena "neohabermasiana", postula
nes.143 En resumen, entonces, la ley reflexiva tiene como finalidad esta- ' (aunque no consistentemente para todas las áreas de la ley) que la reflexi-
blecer estructuras organizativas orientfldas al equilibrio óptimo del des- vidad en los subsistemas sólo es posible mediante el establecimiento de es-
empeño y de la función teniendo en cuenta los requerimientos del tructuras discursivas. 148 Sin embargo, parece que Teubner no puede pre-
am-biente externo. 144 sentar ningún argumento desde un punto de vista congruente de la teoría
Hay una cierta asimetría en este análisis entre lo político y los otros de sistemas respecto a la fuente de la moralidad relevante o del potencial
subsistemas. Como se insiste en la autolimitación reflexiva de todos los universal de cualquiera de los discursos parciales que establecen la re-
subsistemas, el sistema político no puede ser una excepción. Si Teubner flexividad. El requisito de reconciliar la función, el desempeño y los efec-
no trata de las características relevantes de la ley constitucional que ha- tos laterales no conduce en sí mismo a un procedimiento organizacional
cen posible la autolimitación de lo político y su autorregulación en térmi- compatible con normas universales o incluso a la compatibilidad entre
nos de las necesidades sociales externas (los derechos, las formas discur- los funcionamientos de los diferentes subsistemas. En resumen, no hay
sivas del procedimiento), esto puede deberse a que el problema del Estado garantía de que las estructuras discursivas institucionalizadas en los va-
benefactor, que domina la discusión de la ley reflexiva, parece dar la ma- rios subsistemas serán en realidad sensibles a problemas ambientales que
yor importancia a la regulación económica y a la autorregulación. No obs- a ellas o a la administración experta les podría parecer simple y sencilla-
tante, es una pregunta abierta la que se refiere a la medida en que los pro- mente "ruido".
cedimientos existentes en los sistemas políticos conformados en los estados La formulación de H. Willke del programa de la ley reflexiva ("progra-
liberales o de bienestar social, ya han institucionalizado el nivel adecuado mas relacionales") procura superar estas deficiencias rompiendo parcial-
de reflexividad. Esto importa porque la política puede promover el auto- ' mente con la estructura de la teoría de sistemas. Aunque observa que la
control reflexivo en la economía sólo si se controla reflexivamente a sí ley no puede surgir sin "orientación legislativa", su énfasis desplaza al
misma. Sin embargo, esta formulación ya indica la asimetría que tenemos Estado en dos niveles. Al igual que Teubner, insiste en que la regulación
en mente: el poder político parece seguir siendo una fuente de presión externa, en la forma de "autolimitación legislativa", debe ser limitada a
externa indispensable para la autorregulación de los otros sistemas, in- ¡¡ propiciar muy indirectamente la autorregulación por medio del establecí·
cluso aunque en este caso este poder deba ser tratado más "económica- miento de procedimientos capaces de la autolimitación reflexiva. Así, el
mente" que en sistemas de ley sustantiva orientada a fines.1 45 Estado depende del uso y de la activación del poder para procesar la infor-
La posición privilegiada de la política es comprensible, pero hace sur.. mación y resolver los problemas de los actores relevantes. Además, con
gir algunas preguntas. El problema no es que el sistema político sea una más claridad que Teubner, Willke afirma que el Estado (en sí mismo un
fuente de compulsión, sino que su posición especial parece implicar al.; subsistema) no puede est~r autoritariamente metas y propósitos para
gún papel coordinador para su definición de las necesidades e intereses 'las varias formas de autorregulación. Este problema es especialmente se-
comunes que deben ser protegidos mediante las varias formas de autorre- rio desde el punto de vista de la coordinación de las formas de autorre-
gulación. La única diferencia entre la regulación instrumentalista y la gulación de los diferentes subsistemas, que para Willke es la preocupa-
posregulatoria sería entonces que el sistema político en el último caso ción principal. Propone un modelo que no sólo rompe con el de Teubner
habría aprendido que la regulación tiene más éxito si trata de estimular la sino con todo el paradigma monístico de los sistemas autoformativos. Ins-
autorregulación. Teubner tiende a evitar esta implicación al desnormalizar pirándose en esta ocasión en las obras algo posteriores de Habermas (en
y descentralizar su argumento. Él observa, por ejemplo, que la generaliza- especial el Legitimationsprobleme de 1973), él propone una estructura dis-
ción de la perspectiva de la ley como institución a la de la ley reflexiva cursiva fuera de todos los sistemas regulados en la que "representantes de
tiende a dejar atrás las preocupaciones normativas de Habermas, que están los intereses afectados centralmente son orientados procesalmente para
arraigadas en el mundo de la vida. 146 Sin embargo, en el argumento de Teub- que encuentren su causa común, su 'sentido común', sus 'intereses generali-
ner el mundo de la vida no es remplazado como el punto central de refe- zables"' .149 Mientras que Teubner identifica las formas de la autorregulación
rencia; los subsistemas relevantes deben ser descentralizados y estar to- procesal en 101 1ub t1ma1 con establecimiento de estructuras dis·
talmente desconectados. cursivas y no ve nln14n p y probablemente ningún tiempo!) para un

..
.
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536 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 537

proceso discursivo metasistémico, Willke hace exactamente lo contrario. Poniendo énfasis en la vinculación de la influencia separada de la argu-
No identifica a los "discursos" empíricos que se deberán establecer dentro mentación real con los recursos de personalidad de la cultura, asigna el
de los subsistemas en los términos contrarios a los hechos de una ética del potencial de influencia a las personas e instituciones capaces de disponer
discurso, sino que espera institucionalizar a esta última en un suple- de los recursos culturales de la argumentación normativa, cognitiva y es-
mento de la teoría de la comunicaciqn a la estructura de la teoría de tética. Un poco más útil para nuestros fines es la insistencia de Parsons en
sistemas. 150 su categoría central de integración por medio de las asociaciones, según
Desde la perspectiva de un mundo de la vida, la superioridad de esta la cual la generalización de la influencia se basa en un antecedente de
versión del modelo de la ley reflexiva es obvia. El modelo alternativo, ba- solidaridad difusa que depende de la constitución de una identidad colee·
sado en una teoría consistente de sistemas autoformativos, debe o supo- tiva y que a la vez la refuerza. 155 Las personas influyentes pueden influir
ner una coordinación milagrosa de la autorregulación regulada 151 o pro- sólo a quienes constituyen con ellos un "nosotros", en el sentido de perso-
poner que un subsistema siga siendo su ventaja central. Sin embargo, en nas que están unidas en virtud de opiniones, normas o formas de partici·
este último caso es difícil tratar de la posibilidad de que este subsistema pación comunes -todas las posibles bases de la formación de grupos y de
(por ejemplo, la política o la ley) o su medio, pueden ser autolimitados la solidaridad-. Tener influencia, por lo tanto, no se limita a los miem·
exactamente en el mismo sentido de los subsistemas regulados. Por ejem- bros de las élites culturales. Los que articulan las opiniones y proyectos de
plo, ¿cuál será la fuente de la regulación externa necesaria? La concep- grupos y asociaciones también pueden ser influyentes, pero pueden in-
ción dual que Willke adopta implícitamente tiene lo necesario para ofre- fluir mediante argumentos sólo a los que están abiertos a la posibilidad de
cer una solución más convincente. El mundo de la vida, debido a su menor ser influidos.
nivel de complejidad, sólo puede afectar indirectamente los subsistemas, Nuestro uso de la categoría influencia tiene la finalidad de indicar que
con una obligatoriedad mucho menor. Su posiciór1 normativa superior no la teoría que estamos bosquejando es sensible a las preocupaciones de Teub·
puede desarrollarse hasta convertirse en una posición de control superior ner y Willke. Estamos de acuerdo con Willke en que el problema del esta•
-el peligro que existe con la regulación del Estado. 152 blecimiento de metas y propósitos no puede resolverse dentro de una es·
Aquí vale la pena considerar la diferencia entre los mecanismos de la tructura de la teoría de sistemas, y que sólo la idea de la institucionalización
influencia y los del dinero y el poder. Las diferencias son obvias incluso en del discurso puede ayudarnos en este contexto. La categoría de la influen·
Parsons, que intentó tratar a la influencia como un medio. 153 Habermas 11 cia indica, entonces, el tipo de presión que pueden ejercer los discursos
está en lo correcto al insistir en hacer que esta diferencia entre las fuentes institucionalizados sobre los subsistemas sin dañar su autorregulación.
estratégicas y las consensuales de la motivación sea una diferencia de Pero también estamos de acuerdo con el argumento implícito de Teubner
principio. 154 A diferencia del dinero o el poder, la influencia actúa sobre de que la idea de una esfera pública discursiva central no puede ser resu·
las intenciones en vez de sobre la situación de otros actores, ofreciendo el citada para resolver el problema de la coordinación entre los subsistemas.
valor normativo de una acción deseada (en vez de un valor positivo o una Además, concordamos en~, debido a la escasez de tiempo y de info11o
sanción negativa) como su propia recompensa. En el caso de la influencia 'mación entre otras razones, deben establecerse discursos que implican
los actores se orientan, no al éxito o a las consecuencias generales, sino a formas más restringidas de participación, como parte de los procedimien·
llegar a un entendimiento entre sí. Dependiendo en principio de la per- tos autorreguladores de los propios subsistemas. A.demás, creemos que
suasión, "los persuasivos intrínsecos" que se encuentran detrás de la in- sin esos sensores en la economía y en el Estado, los procesos discursivos
fluencia son argumentos (razones y justificaciones) en vez de hechos o afuera de ellos no pueden influir de ninguna manera en los subsistemas.
asuntos de información. El tipo de presión de que se trata está, por lo tan- En este sentido, el punto de las formas discursivas en los subsistemas no
to, a un nivel totalmente diferente al del caso del poder. Esto es así incluso es el de aumentar la participación per se, sino constituir estructuras de
cuando la influencia no puede depender de procesos reales, detallados, de sensibilidad a los resultados de la participación. Por consiguiente, es im·
comunicación ordinaria mediante el lenguaje, debido a limitaciones portante que la pluralidad de democracias sea articulada en términos de
de tiempo y espacio. Tanto Parsons como Habermas llaman nuestra aten- ambos tipos de forma discursiva, en instituciones vinculadas a los subsis-
ción sobre la posibilidad de generalizar la influencia como un medio o un temas, como en las instituciones de la sociedad cMl. 156
cuasi medio. Sin embargo, Habermas está en lo correcto cuando insiste ·~
que esta posibilidad no conduce a la reificación del mundo de la vida.

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538 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 539

Otra mirada al Este La situación es algo diferente respecto a las relhciones entre la socie-
dad económica y la sociedad civil. Los neoliberales tienden a identificar,
¿Es nuestra reconstrucción de la categoría de sociedad civil, y de las políticas incluso para el proceso de transición, la liberación de lo económico y de
de la sociedad civil que se derivan de ella, importante sólo para los tardíos lo civil. Esto es menos perjudicial si los actores que se encuentran detrás
estados benefactores capitalistas, como parecen sugerirlo las ideas de la con- del dinamismo del proceso son civiles en vez de políticos, puesto que el
tinuación reflexiva del Estado benefactor y de la ley reflexiva? Esto sería proyecto necesario de liberar a la economía en este caso debe ocurrir lado
paradójico debido a que el ímpetu histórico mundial para revivir la catego- a lado con la autoorganización de los dominios no económicos. Que esto
ría, en la teoría y en la acción, proviene ante todo de los países del socialis- es posible, que los actores democráticos son compatibles con el estableci-
mo de Estado. En realidad, la sospecha más común (de Timothy Garton- miento de los mercados, lo muestra la primera fase de la restructuración
Ash, por ejemplo) es que la política de la sociedad civil no tiene importancia económica polaca. Pero estos actores no serán capaces de aceptar la polí-
para la política de Occidente contemporáneo. Si no reflexionamos bien, po- tica económica liberal si no es como una transición, ya que un mercado
dríamos reducir este punto al absurdo añadiendo que, ahora que el Este totalmente automático destruiría la trama y la solidaridad sociales. La
está a punto de "unirse al Occidente", la categoría de la sociedad civil y lección de Karl Polanyi no debe olvidarse, en particular en su país de ori-
todas las políticas de la autolimitación serán irrelevantes en todas partes. 157 gen, y de hecho los actores de la sociedad.civil ciertamente la volverán a
En este.contexto, es útil distinguir entre las fases constitutiva y consti- aprender.
tuida de la creación de instituciones libres, que corresponde a la distin- Sin embargo, cuando los que están a cargo son los actores políticos,
ción que hace Alain Touraine entre los movimientos históricos y los socia- persiste la posibilidad de que las élites procuren limitar la reconstrucción
les. 158 La reconstitución de la sociedad civil es una señal del gran proceso de la sociedad civil a la dimensión de un ambiente adecuado para la auto·
de transición del que hemos sido testigos desde el ascenso de Solidaridad : rregulación económica del mercado, en vista de que la creación de ese
hasta el presente, incluyendo los proyectos actuales de democratización · ambiente será un problema grave durante un periodo que durará bastan·
en la Unión Soviética. Las dramáticas formas de autolimitación y autodisci· ~ te más que la transición política. Aunque este programa de una "sociedad
plina que distinguen a los movimientos principalmente democráticos de civil mínima" ya ha fracasado en la forma de "dictadura de la reforma",
los principalmente nacionales, están arraigadas en experiencias de apren-, puede seguir siendo una opción por algún tiempo en su forma de la demo-
dizaje cuyos lugares son los públicos, las asociaciones y las normas cultu•, ' cracia elitista.
rales de la sociedad civil. Es en este contexto que nuestra propuesta para reconstruir la política
En la fase constitutiva, el proceso de transición puede estar centrada · de la sociedad civil como una continuación reflexiva tanto de la revolu-
en la sociedad civil (Polonia) o en la sociedad política (Hungría). Es im!" ción democrática como del Estado benefactor adquiere importancia para
portante no ver esto como una opción entre una u otra. Aparte de una fase ' Occidente y para el Este, en especial para actores que esperan salvar algo
defensiva dual, ninguna transición puede completarse sin recurrir por ló del "espíritu" de la transiefétt democrática. 160 Nuestra primera tesis es
menos parcialmente a la sociedad política, como lo muestra, por ejemplo,1 'que la cultura política requerida para sostener a las nuevas democracias
la ubicuidad de las mesas de negociaciones entre varios participantes elti y para evitar los ciclos destructivos entre el autoritarismo y el populismo
todas partes de Europa oriental. Incluso un proceso de colapso evidente.' no puede desarrollarse sin institucionalizar la sociedad civil en el sentido
del régimen gobernante requiere actores políticos alternativos, que pue•: más amplio posible. Esta institucionalización pertenece a la fase consti-
den provenir de la transformación de los movimientos en actores políti•. 1u tiva y requiere una creación consciente de instituciones incluso don-
cos (Foro Cívico) o de fuentes externas (como en el movimiento de los de las movilizaciones sociales desempeñaron un papel principal en las
partidos gubernamentales de Alemania occidental hacia la antigua Repú·i transiciones.
blica Democrática Alemana). Pero sin la participación de la sociedad ci· Nuestra segunda tesis se deriva de nuestro análisis (basado normati-
vil, sea en una forma no institucional muy movilizada (como en la RDA) ot vnmentc) de la política de la sociedad civil en Occidente, y hace referencia
en una forma más institucional (como en el caso del referéndum Húngaro u Ja fase "constituida" de las nuevas democr1cia1. La 1ocicdad civil que se
de 1989), el proceso debe recurrir a las transiciones desde arriba caracte· necesita para reproducir la cultura olftica d1mocr,Uc1 puede ser desa-
rísticas de la democracia elitista, lo que pondría en grave peligro la legiti· rrollada y defendida s or me de un dobla proc110 que limite a las
midad de todo el proceso. 159 tendencias colonizadoras e stado admln11tr1Uvo J d1 la oconomta de
540 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 541

mercado, y que establezca nuevas formas de control social sobre estos seguro que en realidad funcionará (ni en el sentido etonómico, ni en el so-
subsistemas. Admitimos la necesidad de que primero hay que construir sub- cial, ni en el político) como un modelo de desarrollo. En vez de copiar
sistemas diferenciados: una administración experta y una economía de soluciones del pasado y del presente del Occidente, sería bueno que las
mercado autorregulada. En este sentido, no hay ningún sustituto para el nuevas democracias procuraran entender las razones por las que, tanto
establecimiento de un sistema económico de limitaciones presupuesta- los modelos liberal como el del Estado benefactor, están enfrentando (hoy
les rígidas basadas en precios libres, la desmonopolización y la abolición en día) nuevos problemas. Esto no significa que uno debe buscar una ter-
de un sistema paternalista de subsidios y negociaciones. 161 Pero elevar un cera vía mítica entre el capitalismo y el socialismo, entre Occidente y Orien-
programa de transición liberal al status de un modelo a largo plazo puede te, a la manera del socialismo de mercado o de los varios neopopulismos.
tener consecuencias económicas negativas, como la destrucción de formas Si hay alguna solución para este problema, se encuentra en la experiencia
de empresa potencialmente productivas junto con las formas ineficientes, de Occidente, y no señala ni a su pasado ni a su presente, sino a su futuro.
y también consecuencias sociales dramáticamente negativas. Aunque las En otras palabras, unirse al Occidente no debe significar unirse al Occi-
economías de recursos limitados del tipo soviético son mucho más dente tal como era, o incluso como es, sino como puede ser en respuesta a
destructivas del ambiente que las economías de mercado, las estrategias los actuales desafíos.
radicales orientadas al mercado no ofrecen una solución a los ambientes Nuestro análisis de la política de la sodedad civil se enfoca, sin im-
devastados. Aunque el paternalismo en su forma de Estado socialista haya portar qué tan tentativamente, en por lo menos un posible futuro del Oc-
llevado al colapso de las protecciones sociales y del bienestar social, se cidente. Su combinación de subsistemas diferenciados y una sociedad
requerirá más que la magia del mercado para restablecer el mínimo de ni- civil bien defendida -en que esta última deberá tener la primacía-
vel de vida para los segmentos marginalizados de la población. Finalmen- no implica ni los costos económicos, ni los efectos sociales laterales de
te, aunque sólo los movimientos y actores democráticos pueden instituir los modelos que implican la dominación social de uno u otro subsistema,
legítimamente hoy en día a economías de mercado que (por lo menos al y que son los que han prevalecido hasta ahora en la historia europea
principio) exigen grandes sacrificios de parte de los que han sido víctimas moderna. Promete a la vez la autorregulación y sacar de la economía
de la última fase del socialismo estatal, su legitimidad sólo se puede man- a importantes esferas de la vida, al mismo tiempo que se pregunta so-
tener si sus objetivos incluyen mejoras económicas tangibles e intercam- ' bre la forma en que esta autorregulación puede ser regl,llada sin esta-
bios políticos que la combinación de la economía liberal y de la democra· 1' tismo y paternalismo. La política de la influencia de la sociedad civil so-
cia elitista no pueden proporcionar. Quienes promueven esta última bre la sociedad económica y la sociedad política pasa a ocupar el lugar
combinación para el largo plazo, se enfrentan al riesgo del conflicto social " más importante aquí. A pesar de/ su naturaleza programática y elemen-
y, como lo sabemos por la experiencia latinoamericana, a un ciclo des- tos utópicos, esta propuesta puede representar una vía más pragmáti-
tructivo entre el populismo y el autoritarismo. ca de reconstrucción en Occidente y en el Este que los programas bien co-
Desafortunadamente, la creación de un Estado benefactor del tipo oc- nocidos y aplicados que h:MT"'inostrado sus efectos imprevistos en otros
cidental tampoco es una opción, excepto quizá para el caso especial de la lugares y que no satisfacen simultáneamente ni el criterio de eficiencia,
Alemania oriental. Esa estrategia puede reforzar las formas de paternalismo ni la aceptación popular en las nuevas democracias más o menos mo-
existentes y debilitar las restricciones presupuestarias en el periodo de vilizadas de la actualidad. -
transición (que puede ser muy prolongado en el área de la vida econó·
mica); además, no está claro sobre qué base financiera podrían los esta·
dos socialistas actualmente en bancarrota o las futuras economías capita·
listas dependientes financiar esos arreglos, cuando estos mismos son cada NOTAS
vez menos costeables en el propio Occidente. A pesar de todo, no pode-
mos aceptar la pretensión de Kornai de que aun los que desean establecer 1 Como hemos visto, incluso la defensa que hace Luhmann de la diferenciación no re-
dunda en beneficio de la sociedad civil, cuyas instituciones absorbe dentro del sistema
economías capitalistas mixtas hoy en día deben, durante un periodo pro- político en su concepción.
longado, promover la versión no regulada del pasado. 162 Primero, no exis· 2 Habermas relntrodujo 11 concepto de 111 sociedad civil en su estudio comprehensivo de
te ninguna garantía de que un sistema económico liberal clásico conduci· una de sus categorfa1 b'1lo 1la11f1ra pdbl a. Bajo la Influencia de la filosofía de la histo·
ria de la Escuela do Pranofon 01e directa o Indirectamente de una ver1lón de
rá a un Estado benefactor del tipo tradicional. Segundo, no es para nada la obra de Carl Schmltt 1obre ll fu1lctn l1t1do/1ocledad, Habermas estudió un proc110 de la

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542 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 543

decadencia, incluso del final, de la sociedad civil. Sus esfuerzos posteriores para recons- in Contemporary Social Theory, Cambridge, MIT Press, 1991. Sotprendentemente, en vista
truir las nociones clave de la doctrina clásica de la política, como la praxis o techne, hicieron de su deseo obvio de continuar usando esta concepción, Habermas ha elegido responder a
énfasis en el nivel metateórico. Durante un tiempo, sólo los oponentes como Luhmann se esta crítica de una manera algo esquemática y tentativa; véase "A Reply", en Axe! Honneth
dieron cuenta de que la relación de Habermas con el concepto clásico de la sociedad civil y Hans Joas (eds.), Communicative Action, Cambridge, MIT Press, 1991. Aunque no pode-
era en realidad más profunda. Sin embargo, mientras Habermas estuvo ocupado en una re- mos llevar a cabo el desarrollo metateórico adicional de la posición de Habermas que se
construcción del materialismo histórico, no se pudo liberar de los prejuicios de Marx y de necesitaría para hacer plenamente convincente este aspecto de su teoría social dual, la centra-
la mayor parte del marxismo en lo que se refiere ~ la sociedad civil. Argumentaríamos que lidad de la concepción de dos subsistemas, dos medios, para nuestro argumento general
esta ruptura fundamental ocurre con Teor{a de la Acción Comunicativa, que no sólo invierte requiere que respondamos a McCarthy.
(por primera ocasión) el sombrío veredicto anterior respecto al concepto de sociedad civil, l. McCarthy más o menos no tiene en cuenta el hecho de que Habermas, a diferencia de
sino que incluso equivale a su reconstrucción. Parsons y de Luhmann, hace hincapié sistemáticamente en la diferencia entre el dinero y el
3 Jürgen Habermas, Communication and the Evolution of Society, Boston, Beacon Press, poder más allá del punto único de que sólo el poder requiere legitimación. De hecho, Habermas,
1979, p. 95. Los nuevos medios conceptuales requeridos para la reconstrucción de la socie- según nosotros correctamente, ofrece una concepción jerárquica en que el medio del dinero
dad civil en este sentido -el desarrollo de una teoría diferenciada de la acción y una estruc- representa la forma más abstracta y automática de funcionamiento, seguida por el medio del
tura teórica dual que haga hincapié tanto en el mundo de la vida como en el sistema- poder (con sus códigos múltiples, un menor nivel de circulación y la dependencia en la ac-
fueron desarrollados por Habermas durante un periodo de más o menos quince años. Sin ción, etc.) que a su vez es seguido por formas generalizadas de comunicación como la in-
embargo, sólo en Teoría de la Acción Comunicativa es finalmente satisfactoria la interrelación fluencia y la reputación (que todavía sustituyen al lenguaje de comunicación ordinario).
de estos dos pasos fundamentales y sólo en esta obra quedan en claro las relaciones poten- Muchas de las diferencias entre el dinero y el poder en las que hace énfasis McCarthy pueden
ciales con una teoría de la sociedad civil. ya ser acomodadas en este nivel del argumento original de Habermas.
4 Como es bien sabido, el primer paso de esta estrategia es el desarrollo de una teoría de 2. Siguiendo el ocasional mal ejemplo de Habermas, McCarthy parece identificar el estar
la acción comunicativa que diferencia los conceptos de la acción y trasciende las limitacio- "organizado formalmente" con el hecho de operar como un subsistema. La organización
nes de todas las filosofías del sujeto, junto con el concepto de la acción teleológica. formal es ciertamente un requisito (y por lo tanto una marca de identificación) de la construc-
s Véase Agh Attila, "The Triangle Model of Society and Beyond", en V. Gathy (ed.), State ción del subsistema de poder, pero la organización formal es una condición necesaria de la
and Civil Society: Relationships in Flux, Budapest, 1989. No creemos exacto 'darle el crédito institucionalización y no su mecanismo fundamental. Al igual que Luhmann, podríamos decir
a Polanyi por el descubrimiento de esta concepción de tres partes. Por ejemplo, en The que las reglas formales y en especial las legales representan un código de poder que no debe
Great Transformation, no distingue entre los ataques económicos y los societales sobre el confundirse con su operación. Además, no es (a diferencia del dinero en el caso de la econo-
paternalismo de principios del siglo XIX, o entre las formas societal y estatista de respuesta mía) el único código relevante. (Para Luhmann, los símbolos del poder; los usos simbólicos del
al mercado autorregulador posteriormente en ese mismo siglo. La verdadera contribución poder y la jerarquía de los status representan algunos de los otros códigos de poder posl·
de Polanyi a la concepción de que estamos tratando se encuentra en su descubrimiento de bles, y nosotros añadiríamos también a las reglas informales, incluso el propio código de lo
la tensión, oscurecida en los modelos dicótomos liberales y marxistas, entre la economía y la formal-informal así como las reglas del género.) Finalmente, la categoría del par formal·
sociedad civil. Nuestro análisis general le debe mucho a él, incluso aunque seamos menos informal no debe ser identificada con la del sistema-mundo de la vida, pues puede haber
positivos que él en lo que se refiere al paternalismo preindustrial y más negativos sobre los códigos de medios informales, por una parte, y relaciones formales (estructuras de paren·
modelos del estatismo posliberal. Estas actitudes pueden defenderse precisamente debido tesco) en el mundo de la vida, por la otra.
al modelo de tres partes que todavía no estaba disponible en su tiempo. Por estas razones, la evidencia de la teoría de la organización moderna respecto al papel
6 Debemos el primer estímulo crítico en este contexto a Gyéirgy Markus, quien hizo de lo "informal" en las organizaciones (al que hace referencia McCarthy) no va en contra de
hincapié en la superioridad de este modelo para entender a Solidaridad desde 1981. la operación del poder como un medio, que consiste en la transferencia de selectividad
7 Véase A. Arato, "Civil Society, History and Socialism: Reply to John Keane", Praxis -de la habilidad para determinar lo que puede decirse y hacerse- sin comunicación mediante
International, vol. 9, núms. 1-2, abril-julio de 1989, pp. 140-144. el lenguaje ordinario, dependiendo en un condicionamiento de las expectativas (y de las ex·
s Véase el cap. IV. pectativas de las expectativas) por~o de relaciones inversas de combinaciones de alter-
9 Véase Karl Polanyi, The Great Transformation, Nueva York, Rinehart and Co., 1944, p. 71. , nativas relativamente preferidas y relativamente rechazadas de, por lo menos, dos personas.
10 !bid., p. 141. (Típicamente, y con una simplificación acción-teórica: quienes detentan el poder prefieren una
11 La teoría de la modernidad de Max Weber se presenta con base en este supuesto. combinación de no cumplimiento y sanción a una de no cumplimiento y ninguna sanción, en
12 Polanyi, The Great Transformation, op. cit., pp. 130-132. tanto que las partes más débiles prefieren el cumplimiento y ninguna ~anción al no cumplimiento
13 Esta crítica está libre del reduccionismo metodológico; véase Jürgen Habermas, The y sanción. Es importante que cada una deba ser capaz de anticipar las preferencias de la otra.)
Theory of Communicative Action, 2 vols. [1981], Boston, Beacon Press, 1984, 1987; de aquí Esa transferencia puede ocurrir mediante el mando y la amenaza, pero su eficacia se ve
en adelante citado como TCA. íortalecida considerablemente cuando es facilitada por una dependencia en códigos binarios.
14 TCA, op. cit., vol. 2, pp. 267-272. Rste es el punto crucial. Éstos pueden ser reglas formales codificadas como legal-ilegal, pero
15 /bid., pp. 185, 270-271. también pueden tomar la forma (y en las organizaciones reales, siempre la toman) de "códl·
16 /bid., p. 269; véase también Jürgen Habermas, "Hannah Arendt: On the Concept of gos subsidiarios", como reglas informales codificadas en términos de relaciones formales·
Power", Philosophical-Political Profiles, Cambridge, MIT Press, 1983. Informales, superior-Inferior, más alto-más bajo, relaciones partidario-oponente. Sin duda,
17 Además del artículo fundamental de Parsons, "The Concept of Power", Politics and los comandos y acuerdo• reales entre Iguales (aunque los acuerdos entre desiguales deben
Social Structure, Nueva York, Free Press, 1969; véase también Niklas Luhmann, Macht, tratarse con cuidado) tambh!n de1empetlan un papel en la toma de decisiones organizativas.
Stuttgart, Enke Verlag, 1975. La concepción de la administración del Estado como un siste• SI se supone la. habilidad bien documentada de las organizaciones (1que se hace realidad
ma integrado por el medio del poder ha sido desafiada radicalmente por Thomas McCarthy, cuando lo Informal y lo formal H rtfuernn en vez de oponerse entre sfl) para reducir
que parece estar más deseoso que algunos críticos menos cuidadosos de conceder este status considerablemente 111 llmtea.onn Cl'lldH oOÍ' el tiempo necesario para tomar declalone1 y
a la economía del mercado y al dinero. Véase su ensayo "Complexity and Democracy: Tho producir form11 m•t o mtnOt~do funcionamiento, sl¡ue 1lendo muy probable
Seducements of Systems Theory", Ideals and Illusions: On Rcconstruction and Deconstructlon hacer dnf11l1 en el papel ...... • 111 tdcll101 formale1 e lnformale1 del poder, a diferencia

'~
544 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 545
de la comunicación formal e informal por medio del lenguaje ordinario. En vista de su depen- consideran al Estado potencialmente como un instrumento 'totalmente neutral en manos
dencia en la evidencia de la teoría reciente de la organización, dudamos que McCarthy qui- de personas democráticas que toman las decisiones; concepciones que sólo pueden legltl·
siera explicar la eficiencia de las organizaciones, y su impresionante aumento de poder, con mar al propio estatismo obstaculizando la lógica del Estado moderno. Podemos estar cons·
base en una concepción de la teoría de la acción weberiana en que la organización es de cientes de esta lógica y aprender a restringirla sólo si no tratamos a toda la esfera del Es·
hecho un instrumento en manos de quien encabeza formalmente la jerarquía, y que es a la tado, y en particular al sistema administrativo-estatal, como un mundo de la vida o un
vez el único actor genuino. Véase Niklas Luhmann, "Ends, Domination and System", The reflejo del sistema económico. Aceptamos que concepciones futuras nos pueden dar otras
Differentiation of Society, Nueva York, Columbfü University Press, 1982. formas de entender la lógica del Estado que la que nos ofrece la teoría de sistemas. De
3. McCarthy está en lo correcto cuando pone en duda que la teoría social dual permita una cualquier modo, McCarthy casi no nos ofrece modelos para un tipo alternativo deseado de
estrategia política basada en las propias premisas normativas de Habermas, y que el hacer análisis funcional, a parte del Das Kapital, que quizás nos pueda llevar a una concepción
demasiadas concesiones a la teoría de sistemas produzca una concepción política que es más dinámica de la lógica de la economía que la ofrecida por Habermas, pero sólo al costo
innecesariamente defensiva. Se acerca a descubrir la razón de que estas dudas sean correctas del reduccionismo respecto al Estado y de las ilusiones (como lo han mostrado G. Markua,
cuando indica las ambigüedades en los conceptos de Habermas del sistema político, del J. Kis y G. Bence en un manuscrito inédito de 1971, "Is a Critique of Political Economy At
sistema administrativo y del aparato estatal. En realidad, la aceptación de la vinculación que Ali Possible?") de remplazar la anarquía de la producción con una planificación central.
hace la teoría de sistemas de todo el dominio del "Estado" -que es difícilmente consistente (La antes mencionada teoría de la reificación de Lukács es sólo un derivado del modelo
en Habermas y que converge con la antigua noción de la Escuela de Francfort de la total de Marx, mientras que la concepción weberiana de la burocracia se basa en la teoría de la
reducción administrativa de la esfera pública-, lleva a una concepción innecesariamente ,. acción y en cualquier caso debe ser descartada a la luz de los argumentos de la teorfa do
defensiva. Todo nuestro argumento es un esfuerzo por mostrar que la teoría social dual en sí la organización usados por McCarthy.) Nos parece que los ideales normativos de Haberma1
no conduce a ese resultado y que la teoría normativa de Habermas, formalizada en la ética (y las intensiones políticas que probablemente compartimos con McCarthy) pueden aer
del discurso, puede interpretarse mejor en términos de esta teoría social como conduciendo bien articuladas en términos de la teoría social dual que distingue entre los subslstemH de
a un programa de democracia radical autolimitadora. En particular, introducimos el concep- la administración estatal y de la economía y que dichos ideales son incompatibles, tanto
to de sociedad política como un nivel mediador que, desde el punto de vista del mundo de la con el fundamentalismo democrático, como con el estatismo al que ese fundamentallamo
vida, representa una avanzada de la publicidad y de la influencia societal potencial y, desde el está necesariamente ligado,
punto de vista de la teoría de sistemas, representa formas reflexivas de regulación que provie- 1s TCA, op. cit., vol. 2, cap. VI, contiene un análisis sistemático de la distinción entra
nen del exterior por medio de la autorregulación. sistema y mundo de la vida.
4. La concepción alternativa a la que hace alusión frecuentemente McCarthy, pero a la que 19 Véase Jürgen Habermas, "Technology and Science as Ideology", Toward a Ratlo11al
en realidad no adopta (o rechaza decididamente) esto es, una retraducción filosófica-prácti· Society, Boston, Beacon Press, 1970; TCA, op. cit,, vol. 2, cap. VIL
ca de la teoría de la acción comunicativa, puede muy bien implicar un retorno a los sueños ·1• 20 Habermas discute varios enfoques del concepto del mundo de la vida, incluso el enfo·
fundamentalistas de la conversión de todos los sistemas "reificados" en regímenes de partid. que fenomenológico de Husserl y el enfoque sociológico de Schutz y Luckmann, en TCA,
pación democrática directa. Estamos teniendo alguna dificultad para interpretar la idea de la vol. 2, pp. 126 y ss.
desdiferenciación no regresiva de la economía y el Estado, que McCarthy parece presentar en 21 Véase los diagramas de Habermas, TCA, op. cit., vol. 2, pp. 142-144. En respuesta a laa
forma de una pregunta abierta. No explica qué sería "regresivo" y qué "no regresivo". Ade· lTíticas, Habermas se ve obligado a articular el hecho de que su concepto del mundo de la
más, no aclara si por "desdiferenciación" significa simplemente redefinir los límites entre el_ · vida tiene dos niveles: uno filosófico (pragmático formal) y otro sociológico; véase "A Reply",
sistema y el mundo en que se vive, estableciendo Felaciones más complejas de insumo-producto op. cit., p. 245.
entre las esferas, o incluso introduciendo instituciones de mediación en que ambas formas 22 Siguiendo a Parsons y a Weber, Habermas argumenta que con el establecimiento de
de coordinación, comunicación y poder, desempeñan un papel (tres opciones que nosotros los procesos de modernización, estos componentes del mundo de la vida se están diferen•
también favorecemos), o si cree que todo el dominio político, incluyendo el sistema adminis- dando cada vez más el uno del otro; véase TCA, op. cit., vol. 2, p. 145.
trativo del Estado, puede y debe convertirse en esferas de participación democrática y de 23 !bid, pp. 137-138.
coordinación de la acción comunicativa principalmente. La asimilación de las "funcione• 24 I~ent!f!car.l_os ,?ive!es s?_~gico e in~,titucional del mundo de la vida implica una
latentes" al mundo de la vida como fondo parece indicar esta última alternativa. Nuestra sobres1mphftcac10n soc1olog1sta ,·l,os tres componentes estructurales del mundo de la
propia opinión no es que los elementos del funcionamiento del sistema no puedan aprovecharse vida" pueden ser considerados cada uno de ellos desde el punto de vista de tres procesoa:
y ser un tema en contextos comunicativos (de µna manera similar a los elementos que confor- la reproducción cultural, la integración social y la socialización. Hablando en sentido rl¡u·
man el fondo de un mundo de la vida) y quizás reabsorbidos en el mundo de la vida, pero que rnso, sólo llegamos al nivel institucional considerando a los tres componentes estructura·
(a diferencia de los elementos del mundo de la vida que representan las reservas pasivas de les, cada uno vinculado a los recursos del significado, solidaridad y de la competencia
significado a las que pueden recurrir los actores) los contextos de sistema regulado por los personal, desde el punto de vista de la integración social. Esta perspectiva conduce a 101
medios son dinámicos y tienen un autodesenvolvimiento "lógico", objetivo (por ejemplo, la tres complejos institucionales en que concentramos nuestra atención: las institucio11u d1
proliferación de cargos burocráticos a pesar de los propósitos de todos los interesados). .rncialización; los grupos sociales y las asociaciones; y las instituciones de cultura. La slmpll·
Compartimos las razones de Habermas para abandonar su primera interpretación de la ; lú.:ación excesiva es aceptable en nuestro contexto ya que el problema de la sociedad civil
democratización en términos de democracia participativa, vinculada a la planificación pertenece a la sociología, en vez de a la psicología o a la teoría cultural.
global -una posición que McCarthy vuelve a proponer, pero sin argumentar realmente a 25 Nos referimos a instituciones como la familia, las escuelas, las universidades y aque-
favor de ella-, Incluso si la hostilidad a una economía que funciona sistemáticamente no llas que participan en la producción y diseminación del arte, la ciencia, etc. Nunca hubo
puede en general ser atribuida a McCarthy, y por lo tanto su posición no llega a ser un re• ninguna justificación para que He¡el hubiera omitido a la familia de la sociedad civil o para
torno completo a la filosofía tradicional de la práctica, sí evita criticar los supuestos de esta que Gramsci la hubiera l¡norado.
última respecto al Estado, cuyas características sistémicas en un contexto por lo meno1, 26 TCA, op. cit., vol. 2, pp. 185, 270·27 I.
está dispuesto a atribuir a la mercantilización, es decir, a la penetración por parte de una n /bid., pp. J l 9·320. "" . /
lógica económica, externa. En nuestra opinión, tal enfoque, completamente a la manera de 21
Pura que lo contr1rla~1mlo cierto, debe haber unu solución a las limita·
Lukács, si se le desarrollara plenamente, tendría que revivir antl¡uas concepciones que rluncs de tiempo en 11 tom1 di dl1l1lon11 QUO no Implique Ju dependencia en ol modio cuya
546 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL S47
amplitud no se está reduciendo. Esta dificultad surge porque, al reducir la amplitud de un 48 Véase el cap. VIII.
medio, es difícil descubrir una forma de "descolonización" que ponga en duda el funciona- 49 TCA, op. cit., vol. 1, pp. 260-261. Su propia distinción entre la ley como institución y
miento de los medios per se, y esto viola los requerimientos de la modernidad. Sin embargo, como medio (otra versión más de la distinción principio/norma) va en contra de esta inter-
ciertamente no es posible argumentar que cualquier restricción determinada de la toma de pretación.
decisiones democrática está justificada debido a las limitaciones de tiempo. Trataremos so TCA, op. cit., vol. 2, p. 178.
de mostrar que en principio es posible ampliar el campo de la participación democrática 51 TCA, op. cit., vol. 1, p. 341.

por medio de una combinación de institucion~s. movimientos e iniciativas representativas s2 Véase Claude Lefort, "Human Rights and Politics", The Political Forms of Modern Society,
que usan el mecanismo de la influencia. Cambridge, MIT Press, 1986; y Jean L. Cohen, Class Society and Civil Society: The Limits of
29 TCA, op. cit., vol. 2, p. 185.
Marxian Critica[ Theory, Amherst, University of Massachusetts Press, 1982, cap. I.
53 Véase Anthony Giddens, The Nation State and Violence, Berkeley, University of California
30 !bid., p. 186.
31 Sin embargo, no puede ser ampliado indiscriminadamente a todos los medios en el Press, 1985, cap. VIII. La posición de Giddens carece de congruencia interna, pues ve a los
modelo general de Luhmann, como el amor o la verdad científica. derechos alternativamente como formas de vigilancia que se convierten en campos de con·
32 En realidad, la aplicación que hace Car! Schmitt del argumento a la república de tienda entre la vigilancia y la autonomía, y como formas de respuesta a los tipos de vigilancia
Weimar tenía la intención de legitimar estados totalitarios que ya existían (la Italia fascista) en la sociedad. Tenemos menos objeciones para la segunda posición que para la primera, que
o que se deseaba existieran (posiblemente) en el futuro. convertiría a la administración del Estado en la fuente de los derechos, en tanto que las
33 Claus Offe, "New Social Movements: Challenging the Boundaries of Institutional iniciativas civiles sólo producirían interpretaciones alternativas de estos derechos.
Politics", Social Research, vol. 52, núm. 4, invierno de 1987, pp. 817-820. 54 Estamos usando este concepto del principio organizador para indicar el mlcleo
34 Claus Offe, "The Separation ofForm and Content in Liberal Democracy", Contradictions institucional de una sociedad que es responsable por su identidad social, localizada en el
of the Welfare State, Cambridge, MIT Press, 1985. punto de intersección de la integración de sistemas y de lo social. Véase Jürgen Habermas,
35 Offe, "Competitive Party Democracy and the Keynesian Welfare State", op. cit. Legitimation Crisis, Boston, Beacon Press, 1975; y Communication and the Evolution of
36 Con el supuesto empequeñecimiento de este tradicional mundo de la vida, las repeti- Society, op. cit., pp. 154 y ss. Además, encontramos convincente que, para una determinada
das referencias de Luhmann a alguna clase de papel para la discusión real en los proce· formación, el modelo de ley y de moralidad indica la estructura de su principio de organl·
sos institucionalizados continúan siendo anómalas y sin fundamentos. zación. Véase TCA, op. cit., vol. 2, pp. 173-175. Para la formación social de la sociedad civil
37 TCA, op. cit., vol. 2, pp. 145-146.
(Habermas habla de la diferenciación Estado/economía sólo en este contexto), encontra•
38 TCA, op. cit., vol. 1, pp. 340-341.
mos que este principio está ligado no a la institución de la ley formal (Habermas) o de la
39 Éste es un paso que va más allá de las ideas de Parsons, cuyo concepto de la comuni• positividad de la ley (Luhmann), sino a la de los derechos fundamentales. Es revelador que
dad societal permite sólo la coordinación normativa de la acción y una relación convencio· , Habermas también explora la tipología de las relaciones del Estado moderno y de la socle·
na! respecto a los estándares. dad desde este punto de vista.
40 Habermas, "Toward a Reconstruction of Historical Materialism", Communication and 55 Al hacerlo así, ofrece la conexión más clara de su análisis del mundo de la vida con el
the Evolution of Society, op. cit., pp. 154-155. Habermas originalmente arraigó en última concepto de la sociedad civil. En particular, su dependencia en una yuxtaposición del Esta•
instancia todos los desarrollos morales y legales en la sucesión de tres modelos de acción do-economía-mundo de la vida, o de todos sus tipos históricos, indica que debió revisar su
comunicativa: la interacción mediada simbólicamente, el habla diferenciada proposi• .;· discusión ocasional del principio organizativo de la época moderna, en términos de la dlfe.
cionalmente y el habla argumentativa; que corresponden respectivamente a estructura• renciación del Estado y de la sociedad económica (o civil); véase, por ejemplo, Com·
morales preconvencionales, convencionales y posconvencionales. En sus últimos escritos, munication and the Evolution of Society, p. 154; TCA, op. cit., vol. 2, p. 178.
la idea de modernizar el mundo de la vida se enfoca en la transición del segundo al tercer 56 TCA, op. cit., vol. 2, pp. 357 y ss.
57 !bid.
modelo. Es interesante que el desarrollo normativo en Luhmann, que implica la diferencia•
ción de los estilos normativo y cognitivo, se enfoca en la transición del primero al segundo 58 La preocupación de Habermas al crear esta tipología era principalmente tener en
cuenta las distorsiones que se . .pan en la naturaleza capitalista de la economía y en IU
modelo.
41 Habermas, "Moral Development and Ego Identity", Communication and the Evolutiorl 1
extensión exagerada, y posteriorrii-énte en las implicaciones estatistas de los sistemas de
of Society, op. cit., pp. 77-90. r
bienestar social. Debemos observar que esta historia puede rescribirse desde la perspectiva
42 Habermas, "Historical Materialism and the Development of Normative Structures•; de otra grave perversión de los potenciales disponibles culturalmente, esto es, la recon1•
Communication and the Evolution of Society, op. cit., p. 118. lrucción de la familia en el terreno moderno. Recluir a la mujer en los papeles de esposa y
43 Habermas, "Toward a Reconstruction of Historical Materialism", op. cit., p. 156. Con~, madre deformó la función y estructura de la esfera íntima respecto al desarrollo de la
centrarse en las formas de la argumentación no reduce la estructura de las expectativa1 subjetividad e individualidad de sus miembros y también deformó la importación de laa
mutuas a la comunicación actual, como puede acusar Luhmann. De hecho, incluso él adJ, jerarquías domésticas del género en la diferenciación sistémica del trabajo y de los papelea
mite reservar los recursos escasos de la comunicación real a los casos del conflicto, sin vd'!, políticos (esto es, la interpretación de estos papeles como algo exclusivo del hombre).
(no obstante) la necesidad de investigar las estructuras posibles de esa comunicación. Sorf 59 Asf, debe verse a Jean Bodin, en vez de a Thomas Hobbes, como el teórico representa•
precisamente estas estructuras las que permiten la conservación de un estilo normativo dtl livo de esta época.
expectativa en el caso de la ley positiva, algo que Luhmann desea pero que no es capaz 60 TCA, op. cit., vol. 2, p. 364.
de explicar. Véase, por ejemplo, "The Self-Reproduction ofLaw and Its Limits", en G. Teubnet'; 61 !bid.
(ed.), Dilemmas of Law in the Welfare State, Berlín, de Gruyter, 1986, p. 125. 62 Por supuesto, éstos no pueden seguir siendo derecho• aln 1u car4cter protector, negatl·
44 Ronald Dworkin, Taking Rights Seriously, Cambridge, Harvard University Press, 1978,' vo, que indica las limitaciones del soberano. Vt!aae H. L. A. Hart, "Rt1ht1", Euays on Bentham:
especialmente los caps. II y III. St11dies in Jurisprudence a~nd Political Theory Oxford, Oxford Unlver1tt)' Pre11, 1982.
45 Dworkin, "Hard Cases", Taking Rights Seriously, op. cit.
tJ TCA, op. cit., vol. 2, . 361.
46 H. L. A. Hart, The Concept of Law, Oxford, Oxford Unlverslty Press, 1961. 64 Vt!ase Hart, "Rt¡hts", o . · cebtble que alpn btn1flalo pueda tomar la 11truc·
47 Véase el cap. XI.
tura de un derecho. Pero para que un beneficio aea un Clert1ho, In \111 del re1ult1do dt una

,rt" wtt' tr·;·etnr '" ll •r ~'·•~' ~;4i·~·


548 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 549
política, tendría que tomar la estructura de un derecho fundamental: tendría que ser total- 79 Véase M. Gauchet, "The Rights of Man", en F. Furet y M. Ozouf (eds.), A Critical
mente "actuable", limitable sólo por otro derecho y de aplicación universal (es decir, no Dictionary of the French Revolution, Cambridge, Harvard University Press, 1989.
relacionada a las características de un grupo en particular sino que pertenezca a los indivi- 80 Véase Frarn;:ois Furet, Interpreting the French Revolution, Cambridge, Inglaterra,
duos como tales). Esas consideraciones llevaron a Rawls a tratar a los llamados derechos Cambridge University Press, 1971.
sociales sólo como precondiciones de los derechos o libertades genuinas. Véase John Rawls, 81 Véase el cap. l.
A Theory of Justice, Cambridge, Harvard University Press, 1971, pp. 204-205; y también a 82 Véase el cap. X.
Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit. ' 83 La mejor discusión de la relación entre la crítica inmanente y.la trascendente sigue
65 Por lo tanto, el contraste entre los Teilhaberrechte, en el sentido de derechos de siendo la de T. W. Adorno "Cultural Criticism and Society", Prisms, Cambridge, MIT Press,
membresía, y los Freiheitsrechte, en el sentido de libertades negativas o libertades, sería 1981. Véase también Cohen, Class and Civil Society; y Andrew Arato, "Introduction to
bien aceptado aquí. Pero el punto no debe trasponerse a los que deberían ser llamados Sociology of Culture", en Andrew Arato y Eike Gebhardt (eds.), The Essential Frankfurt
Teilnehmerrechte, derechos de participación, incluso si en ambos casos podemos hablar School Reader, Nueva York, Urizen Press, 1979.
de implementación burocrática que lleva a la contradicción. En el caso de los derechos de 84 T. W. Adorno, "Ideology", en Frankfurt Institute for Social Research, Aspects of Sociology,
membresía, la estructura de beneficios de su formulación muestra predisposición a la Boston, Beacon Press, 1972; Herbert Marcuse, One-Dimensional Man, Boston, Beacon Press,
implementación burocrática. Sin embargo, los derechos de participación incorporan una 1972. Marcuse, en Soviet Marxism (Nueva York, Vintage, 1961), todavía no había proyectado
dimensión negativa al igual que positiva y por lo tanto son derechos verdaderos. el calificativo de unidimensionalidad a la sociedad civil soviética, con su ideología supues·
66 Andrew Arato, "Critica! Sociology and Authoritarian State Socialism", en David Held tamente genuina de marxismo ortodoxo. No obstante, unos pocos años después abandonó
y John Thompson (eds.), Habermas: Critica[ Debates, Cambridge, MIT Press, 1982; E. Fraenkel, esta reserva.
The Dual State, Oxford, Oxford University Press, 1941. 85 Para un interesante análisis histórico que apoya esta tesis, véase, Car! Degler, At Odds:
67 TCA, op. cit., vol. 1, pp. 221-223 y 233. Women and the Family in America From the Revolution to the Present, Oxford, Oxford
68 La definición de Habermas de la modernidad cultural como algo que implica la de- University Press, 1980. Degler argumenta que el desarrollo de la esfera íntima de la familia,
cadencia de la razón sustantiva y la diferenciación de las esferas de valor del arte, de la junto con la doctrina de las esferas separadas y la nueva concepción de la nitlez, abrió el
ciencia y de la moralidad sigue a Weber. Weber atribuye a la modernidad cultural y a la se- espacio en que las mujeres pudieron experimentar los principios de un sentido del yo, a
cularización los fenómenos de pérdida de significado y pérdida de libertad. Horkheimer y pesar del hecho de que estaba ligado al papel de esposa y de mujer. Fue esta nueva concep·
Adorno reproducen esta tesis. Véase la discusión en TCA, op. cit., vol. 1, pp. 346-352. ción la que las proyectó en la esfera "pública" y en última instancia llevó a sus demanda• de
69 TCA, op. cit., vol. 2, pp. 153 y ss. autonomía e individualidad en todas las esferas de la vida, desafiando de esa manera el
70 !bid., pp. 330-331. carácter patriarcal de la primera forma de la familia de compañeros y, en última Instancia,
71 !bid., pp. 361-364. la propia doctrina de las esferas separadas. Véase el cap. X.
72 Véase el cap. VIII. 86 Desde Walter Benjamín hasta Hans-Magnus Enzensberger, quienes han interpretado
73 TCA, op. cit., vol. 2, p. 328. Hemos traducido bürgerlichen como "civil". Es un error obvio este desarrollo han hecho énfasis en esto frente al punto de vista opuesto de Adorno.
describir como "burguesa" a una sociedad cuyos tres niveles son indicados por bourgeois, 87 Habermas puede excluirlas debido a un exagerado temor de todo corporativismo y
citoyen, y homme. (Por supuesto, l'homme en este caso significa humanidad, no hombres.) particularismo; véase "The New Obscurity", op. cit. En este contexto, el correctivo sugerido
74 Véase el cap. VIII y Jürgen Habermas, "The New Obscurity: The Crisis of the Welfare -una combinación de justificaciones normativas universales y el pluralismo de las sub-
State and the Exhaustion of Utopian Energies", The New Conservatism: Cultural Criticism culturas- está justificado. El temor de que estas subculturas simplemente constituyan
and the Historians' Debate, Cambridge, MIT Press, 1989. "una imagen refleja de la zona gris del neocorporatismo" no está justificado, sin embargo,
75 !bid. en vista de la relación de las asociaciones a formas de públicos alternativos que pueden
76 Vemos poca razón para describir como utópico al modelo del Estado benefactor para serlo todo menos esa zona gris.
compensar por la enajenación del trabajo, incluso en el momento cumbre del reformismo, 88 La discusión en Gabriel A. Almond y Sidney Verba, Civic Culture: Political Attitudes
como lo hace Habermas en "The New Obscurity". En realidad, no consideramos a la orga- and Democracy in Five Nations (Pr~~s.t.on, Princeton University Press, 1963), sigue siendo
nización racional de una sociedad de trabajadores como una característica primaria de la in;ipresionante en este punto, y los nuevos movimientos del periodo que siguieron a la
anterior utopía socia.lista, en especial porque muchas versiones de esta utopía no implica- publicación de su libro demostraron que estaban en lo correcto.
ban la humanización del trabajo, sino la dramática minimización del tiempo de trabajo 89 Véase el cap. X.
-de hecho, la abolición del trabajo-. La utopía socialista es principalmente una de poder 90 TCA, op. cit., vol. 2, cap. VIII.
(organizar a toda la sociedad y no sólo a la producción), así como la utopía liberal económica 91 La idea de la ley como un medio no significa que la concebimos como un medio de
es una de mercado. Fue cuando incorporaron los sueños liberales del crecimiento de la pro- comunicación al igual que el dinero y el poder sino, más bien, que entendemos a la ley en
ducción que la organización del trabajo se convirtió en un factor en las utopías socialistas. algunas de sus capacidades, las dominantes en la sociedad contemporánea, como si se la
11 Véase en especial la obra más utópica de T. W. Adorno, Negative Dialectics, Nueva hubiera funcionalizado para facilitar la operación de los medios del Estado administrativo
York, Seabury Press, 1973. y de la economía de mercado. En este punto de vista, la ley representa el código por medio
78 El ejemplo en contrario que presenta Hannah Arendt, la revolución estadunidense, es del cual operaría el medio genuino del poder, para usar el término de Luhmann. La distln·
en este contexto una revolución conservadora en el mejor de los casos, puesto que podía ción entre la ley como institución y la ley como un medio, además, puede referirse al mis·
basarse en instituciones que ya existían (Estado) como su pouvoir constituant. Ninguna mo código legal operando de dos maneras diferentes; por ejemplo, el mismo estatuto puede
utopía revolucionaria encontró su inspiración en este modelo. Debemos observar que la ser aplicado por tribunales administrativos y también por tribunales de jurados. Por su·
propia utopía de Arendt (basada parcialmente en este modelo) es claramente un modelo de puesto, podríamos con1iderar a la total Instrumentación política de la ley como su reduc-
comunicación autolimitado. Se rehusa a totalizar al poder democrático y busca limitarlo ción a un medio, pero fltl 1trla lddntlco al medio del poder, que con el fin de operar debe
por medio de la ley y la tradición. Otra cosa es que en On Revolution (Nueva York, Penguln ser representado en un cddl ue Ha, 11 ya n genuinamente legal, entonces qulz4 moral,
Books, 1977) vincule a la tradición de la limitación del gobierno con la desaparición de la histórico-ftlo1óf!co o rell1lo10, fortu amente, hay suficientes ejemplo• de cada una
participación democrática. de estas opclon11 hoy tn dC1,

~-·
550 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 551

Nuestra idea de que hay alternativas en los proce~os legales contemporáneos puede ser 98 En este respecto tenemos en mente a James O'Connor, Fiscql Crisis of the State, Nueva
derivada por medios diferentes a la distinción entre la ley como un medio y la ley como una York, St. Martin's Press, 1973; los ensayos de Claus Offe en Strukturprobleme des kapitalis·
institución. En particular, la distinción que hace Unger entre la ley formal, sustantiva y tischen Staates, Francfort, Suhrkamp, 1982; y posteriormente en Contradictions of the Welfare
procesal representa un punto de vista alternativo provechoso. Parsons fue el primero en State, op. cit., y Habermas, Legitimation Crisis, op. cit.
observar la afinidad electiva entre la ley formal y la sociedad económica, entre la ley 99 Offe, Contradictions of the Welfare State, op. cit., pp. 149-154.
sustantiva y la administración del Estado, y entre la ley procesal y la sociedad civil. Podría 100 Después de todo, aparte de la desastrosa experiencia del socialismo estatal, el Estado
ser mejor de hecho tratar a las propias leyes formal y sustantiva, en analogía a la juridificación benefactor ha sido la única realización institucional de algunas de las expectativas signifl·
liberal y del Estado benefactor, como ambigua desde el punto de vista de la sociedad civil, cativas de los movimientos socialistas, incluso aunque evolucionara dentro de la estructura
por dar poder a los grupos y a los individuos a la vez que promueve nuevas formas de de las economías capitalistas. Como un tipo de experimento socialista, el socialismo-demó·
dependencia y de ausencia de libertad. Como una forma de ley reflexiva, la ley procesal (es crata termina, no con los varios programas de Bad Godesberg, sino con la transición de las
decir, los procedimientos aplicados a otros procedimientos) no puede remplazar a los otros estrategias expansionistas keynesianas a la administración de la crisis de los estados bene·
tipos de ley moderna. El metanivel presupone niveles a los que debe ser aplicada, en este factores establecidos. Véase Przeworski, Capitalism and Social Democracy, op. cit.
caso de una manera reflexiva. Sin embargo, el creciente uso de la ley procesal puede refor- 101 Véase, Jürgen Habermas, The Philosophical Discourse of Modemity, Cambridge, MIT
zar la dimensión de la ley sustantiva y formal para otorgar poder. Por supuesto, esto puede Press, 1987, pp. 358 y ss.
verse como reforzando la dimensión, aspecto o aplicación de la ley como una institución. 102 !bid.; véase también Habermas, "The New Obscurity", op. cit.
Aunque argumentaremos posteriormente que la ley reflexiva ayuda a introducir una nueva 103 En varias obras, Janos Komai desarrolló el concepto de la limitación presupuesta! "sua·
forma de regulación posregulatoria del Estado y la economía, también puede representar ve", que, a diferencia de los conceptos de "escasez" o "limitación de recursos" puede aplicar1e
una importante defensa del mundo de la vida contra la colonización que opera a través de a las economías capitalistas. Véase en particular The Economics of Shortage (Amsterdam,
los códigos legales. of
North-Holland, 1980), los ensayos "The Reproduction Shortage", "Hard and Soft Bud¡et
92 Véase R.M. Unger, Law in Modem Society, Nueva York, Free Press, 1976, pp. 192-200; Constraints", y "Degrees of Patemalism", Contradictions and Dilemmas, Cambridge, MIT Pre11 1
F. Ewald, "A Concept of Social Law", y G. Teubner, "After Legal Instrumentalism? Strategic 1986, y "A puha koltségvetési korlát", Tervgazdasági fórum, núm. 3, Budapest, 1986.
Models of Post-regulatory Law", ambos en Teubner (ed.), Dilemmas of Law in the Welfare 104 Esta lógica fue reconstruida para el socialismo estatal en las teorías de los ciclos de
State. Ahora incluso Luhmann parece estar más dispuesto a aceptar esta posición historicista, economistas como T. Bauer y K. A. Sós. Los ciclos de inversión bajo el socialismo de Estado
señalando la politización de la ley en los estados benefactores; véase "The Self-Reproduction son la mejor evidencia de la capacidad del medio del poder para constituir sistemas, puesto
of Law and Its Limits", Dilemmas of Law in the Welfare State. No obstante, se equivoca al que sabemos que la estructura de expectativas y negociación que subyace en estos ciclo1 ea
considerar que el proyecto de la "ley reflexiva" es incluso más destructivo de las normas una estructura política en que la posesión del poder, y no la eficiencia económica, es la que
que la instrumentalización. A veces, Unger parece cometer un error similar, al tratar a la ley determina los resultados.
sustantiva y a la procesal de un modo indiferenciado, como si ambas expresaran razona- 105 Kornai, "A puha koltségvetési korlát", op. cit., pp. 11 y ss.
mientos legales conducentes a un propósito que destruyen el gobierno de la ley; véase, por I06 De esa manera, algunas áreas importantes carecen de suficiente regulación, en tanto
ejemplo, Law in Modem Society, op. cit., p. 195. A pesar de lo anterior, en otras partes que otras están sobrerreguladas.
observa correctamente la incorporación de la formalidad en la ley procesal, que así se i'' 101 Offe, "Competitive Party Democracy and the Keynesian Welfare State", p. 200. Un
convierte en un compromiso entre la ley formal y la sustantiva; véase, por ejemplo, Law in aspecto interesante de la concepción de Kornai es también que no es sólo la intervención
Modem Society, op. cit., p. 212. estatal como tal, sino una estructura de expectativas de intervenciones rutinarias, la que
93 Véase el cap. X. debilita las limitaciones presupuestales y orienta las empresas a la competencia política,
94 De acuerdo con nuestro punto de vista, el neoconservatismo añade la defensa de una , jerárquica, en vez de a la económica, horizontal; véase, por ejemplo, "The Reproductlon of
sociedad civil tradicional, autoritaria, al culto neoliberal de la magia del mercado. Requerí- j Shortage", op. cit., p. 14.
riamos mucho tiempo para determinar cuál de estos enfoques es viable políticamente, en ' 108 Uno debe distinguir entre los fenómenos relacionados de la escasez y de la inflación,
especial porque creemos que ambos están plagados de contradicciones internas que tienen incluso aunque ambos se puedan deber a la demanda excedente. Por lo menos en Occiden•
que ver con el esfuerzo neoliberal por imaginar una sociedad sin integración social y el te, la inflación es un fenómeno de~mías limitadas por la demanda en que la demanda
deseo neoconservador de hacer a la tradición y a la autoridad compatible con una raciona- excedente lleva a precios más altos para los bienes disponibles. La escasez o producción
lidad de mercado totalmente autónoma. No obstante, ambos, el neoliberalismo y el neo- insuficiente (shortage}, en las economías de tipo soviético, en que hay limitación de recu~
conservadurismo, siguen siendo más viables que el rechazo fundamentalista tanto del Es- sos [a la que no se debe igualar con la categoría económica geneqll de la escasez (scarcity)]
tado moderno como de la economía moderna. representa una situación en que los bienes no están disponibles ni siquiera a un precio
95 Véase A. Przeworski, Capitalism and Social Democracy, Cambridge, Inglaterra, inflacionario. Para la distinción entre las economías limitadas por la demanda y las eco·
Cambridge University Press, 1985. Véase también Claus Offe, "Bindung, Fessel, Bremse", , nomfas limitadas por los recursos, véase Kornai, "The Reproduction of Shortage", op. cit.
en Axe! Honneth et al. (eds.), Zwischenbetrachtungen im Prozess der Aufkliirung, Francfort, 109 Véase Przeworski, Capitalism and Social Democracy, op. cit. Habermas observa que,
Suhrkamp, 1989: por lo menos en Europa, los conservadores son los leales al Estado benefactor; véase "The
No sabemos de qué instituciones políticas y económicas consiste el socialismo; aunque New Obscurity", op. cit.
lo supiéramos, el camino a ellas sería desconocido; aunque éste fuera conocido, partes 110 Véase Habermas, "The New Obscurity", op. cit.; y Arato, "Civil Society, History and
importantes de la población no estarían dispuestas a seguirlo; incluso aunque estuvie· Socialism", op. cit., pp. 140-144.
ran dispuestas a seguirlo, no existiría ninguna garantía de que las condiciones estableci· 111 Véase Arato, "Civil Society, History and Soclall1m".
das serían capaces de funcionar e inmunes a las regresiones; incluso si se pudiera garan· 112 Véase, por ejemplo, Jean L. Cohen, "Rethlnkln1 Social Movement1", Berklley Journal of
tizar todo esto, una gran parte de la actual temática politizada de los problemas sociales Sociology. 28, 1983, pp. 97-113. Andrew Ara to y Jean L. Coh1n1 HSoclal Movement1, Civil Soclety
seguiría sin resolverse (p. 746, nota 9). 11nd the Problem of Soverei~!t• Praxis lntenuµioria~ vol. 4, n~m. J, 1984, pp. 266·283.
96 Véase la introducción y el cap. l. 113 Habermas, "The New ~curlty", o¡vélt., p. 64,
97 Véase el cap. VI sobre Foucault. 114 /bid.
552 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 553

115 Habermas, Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., pp. 363-364. El término ción y la mutualidad, y relacionada con diferentes formas de propiedad como los funda-
"reflexivo" adoptado de Luhmann, significa la aplicación de un proceso o una estrategia a mentos materiales de la autonomía y de la solidaridad en la sociedad civil. No hay razón
sí mismo (procedimiento a procedimiento, decisión a decisión, etc.). Véase Luhmann, para poner en duda la importancia de la actividad "económica" en el sentido "sustantivo»
"Reflexive Mechanismen", Soziologische Aufkltirung, vol. 1, Opladen Westdeutscher Verlag, en que Polanyi usa el término, para reproducir a la sociedad civil. Sin embargo, en lo que
1970, pp. 92-112. insistimos, y que Keane descuida, es la importancia para toda sociedad genuinamente
116 Aquí el punto no es que países como los Estados Unidos con una protección mínima moderna y en especial para la sociedad civil, de la existencia de mecanismos económicos
contra las fuerzas del mercado (que carece de un seguro universal de salud y de programas diferenciados de todas las formas de integración social -en otras palabras, de la importan·
de capacitación para el empleo, por ejemplo) deban de alguna manera renunciar a éstas, cia de la economía en el sentido "formal" de Polanyi-. Esta dimensión no puede ser aco-
sino más bien que no es necesario seguir el curso que siguieron primero las socialdemocracias modada en la estructura dicótoma del Estado y de la sociedad civil sin retornar a las iluslo·
europeas y sólo después imaginar nuevas formas de desmantelar las estructuras costosas, nes de una coordinación estatista de la economía moderna, las que reaparecen en Gorz.
opresivas, burocráticas y paternalistas que se han construido en nombre de la solidaridad. 126 Gorz, Farewell to the Working Class, p. 104.
Todavía es posible incorporar selectivamente los logros de los estados benefactores más 121 Puede ser que Gorz considera a la estructura de tres partes indispensable para des·
avanzados -por ejemplo, sustituir por beneficios universalistas, beneficios "sometidos a cribir al presente capitalista, que implica por lo menos la relativa independencia mutua de
prueba por los medios" en ciertos casos. la economía de mercado y de la administración por el Estado, y que él propone el modelo
111 Habermas, correspondencia personal, 1986. de dos partes que implica la estatización de toda la vida económica diferenciada de la
118 Habermas, Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., p. 364. No obstante, en esta sociedad civil sólo para el futuro. Incluso ese modelo sería un testimonio de la ortodoxia
parte la traducción es inadecuada; véase la edición alemana, Der philosophische Diskurs der marxista de su concepción.
Moderne, Francfort, Suhrkamp, 1985, pp. 422-433. 128 Keane, Democracy and Civil Society, op. cit., p. &7.
119 Parsons parece argumentar lo contrario; véase especialmente Talcott Parsons y Neil 129 Véase, en particular, Claus Offe, Disorganized Capitalism, Cambridge, MIT Press, 1985,
Smelser, Economy and Society, Nueva York, Free Press, 1956. Por un fugaz momento Habermas cap. 11 y 111.
parece haber caído en esta posición; véase "The New Obscurity", op. cit., p. 65. Así como 130 No es del todo convincente que la forma presente del arreglo propuesto, que Implica
Habermas afirma que algunos de los seguidores de Luhmann se ven obligados a permitir que ingresos garantizados, sea compatible con la existencia de algún mercado de trabajo genul·
la teoría de la acción comunicativa vuelva a ser incluida en forma indirecta debido a proble- no y que algún ajuste detallado de los diferenciales del ingreso pueda mantener simultánea·
mas que de otra manera resultarían insolubles, él mismo parece experimentar en ocasiones mente el prestigio de las formas de actividad en el segundo sector y las ventajas económica•
una tentación similar respecto a la teoría de los sistemas autocreadores. En este caso, sin relativas del trabajo en el primero. No estamos en condiciones de evaluar Ja viabilidad del
embargo, poco tiempo después Habermas rechazó la idea de que un nuevo medio de direc- modelo general. No obstante, bajo las circunstancias actuales, apoyamos la estrategia polf·
ción de otro nuevo subsistema pueda colocar a los sistemas autocreadores bajo formas tica de reducir el tiempo de trabajo formal, así como las iniciativas para una evaluación
autolimitantes de control; véase Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., p. 363. más amplia y una utilización más extensiva por los dos sexos de formas de actividad coope·
120 Así, es un grave error contraponer la solidaridad y los derechos como lo hace Unger rativas y recíprocas, que hoy en día forman una esfera de actividad que corresponde m61
en su análisis (en otros aspectos muy elaborado) del concepto de solidaridad (Law in Modern que nada a las mujeres.
Society, op. cit., pp. 206-213). 131 Offe, Disorganized Capitalism, op. cit., pp. 70-71.
121 Mancur Olson, The Logic of Collective Action, Cambridge, Harvard University Press, 132 Véase el cap. XI.
1973; Albert Hirschman, Shifting Involvements, ~rinceton, Princeton University Press, 133 Habermas emplea su propia estructura de una manera que a veces se acerca preca·
1982, cap. v. riamente a los esquemas duales de Gorz, a los que sin embargo rechaza en un nivel polftlco
122 Sobre este último punto, véase el cap. X. Debemos decir que Habermas ha revisado más concreto.
ahora las tesis generales pesimistas de The Structural Transformation of the Public Sphere y 134 En nuestra concepción, las asociaciones políticas, los partidos y los parlamentos
retornado a su propuesta originalmente vacilante según la cual la resurrección de la premi- representan las instituciones clave de la sociedad política. Todas ellas pueden incorporar
sa emancipadora de la esfera pública clásica en el mundo contemporáneo sólo puede ser la dimensión de la publicidad, aunq~_ésta debe hacerse compatible con las demandas de la
obra de una pluralidad de asociaciones, internamente públicas en su organización y que razón estratégica. Por lo tanto, a dif@ñ!ñtia de los públicos de la sociedad civil, los de la socle·
tienen el objetivo de reconstituir la discusión pública en todos los niveles de la sociedad. Al dad política no pueden garantizar una comunicación abierta, totalmente sin restricciones y
dar este paso, Habermas coloca a su teoría de los movimientos sociales sobre nuevas bases, sólo pueden lograr una relativa igualdad de acceso y participación mediante reglas forma·
remplazando a la teoría de la fragmentación (empíricamente falsa) con una teoría de la les de procedimiento. A pesar de esta limitación, el público politice es una estructura abier-
asociación que opera al nivel micro de la sociedad. ta debido a su permeabilidad a la comunicación social general. Debemos admitir que es
123 André Gorz, Farewell to the Working Class, Boston, South End Press, 1982. difícil aplicar la misma concepción a la sociedad económica, donde las condiciones de
124 !bid., pp. 97-100. publicidad y por lo tanto las posibilidades de democratización están incluso más restrlngl·
125 !bid., p. 97. John Keane en Democracy and Civil Society (Londres, Verso, 1988) repite <las. Actualmente nos inclinamos a dar importancia a la propiedad y Ja participación como
el sesgo de Gorz respecto a la planificación estatal del campo de la necesidad: parece iden· las categorías clave de la mediación de la sociedad económica. Puede ser que el menor
tificar a la propiedad nacionalizada o cuyo dueño es el Estado con la propiedad socializada, grado de participación en esta esfera se pueda compensar mediante una pluralidad de
y espera salvar a los mercados introduciéndolos ajustadamente en el campo de la libertad formas de propiedad, a través de las cuales la sociedad civil y sus instituciones podrían en
o de la sociedad civil junto con la cooperación, la reciprocidad y el trueque. Esta operación principio obtener acceso a la sociedad económica. De hecho, Ja participación de las comu-
no toma en cuenta la idea de que los mercados, por una parte, y las asociaciones y los nidades, de las organlzaclone11 no lucrativas e incluso de las agencias de bienestar social
públicos por la otra, representan lógicas del todo diferentes y tienen relaciones diferentes como duei'las de propiedad productiva, puede en principio remplazar a las formas de regu·
con la "necesidad''. Este acto de prestidigitación produce impotencia teórica ante la asimi· ladón del Estado benefactor, Ad1m61, ln1tltuclones como Ja negociación colectiva, la re-
!ación del funcionamiento de uno al del otro, lo que lleva o al primitivismo económico o a presentación de 101 trabaja rea en 1111,unta directivas de las compai'lías y 101 procedl·
la colonización del mundo de la vida. De lo que se trata no es tanto de la posibilidad o mlentos de queja• ion tocl11 p dt la '• edad económica".
incluso de la necesidad de la actividad material coordinada por la reciprocidad, la coopera· 135 Teubner, "After L111l ln1,rum1n a l1m?", op. cit., p. 315.

~.
554 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL
TEORÍA SOCIAL Y SOCIEDAD CIVIL 555
136 G. Teubner, "Corporate Fiduciary Duties and their Beneficiaries", en K. J. Hopt y G. 16l En esta medida, estamos de acuerdo con el programa "liberal conservador" de Janos
Teubner (eds.), Corporate Governance and Directors Liabilities, Berlín, de Gruyter, 1985, Kornai -como lo expresa, por ejemplo, en Road to a Free Economy, Nueva York, Norton,
p. 162; "After Legal Instrumentalism?", op. cit., pp. 315-316.
1990- incluso si nos es difícil entender la ra.zón por la que propone dejar al sector de
137 G. Teubner, "Substantive and Reflexive Elements in Modern Law", Law and Society
propiedad estatal en su forma actual (excepto por una muy poco probable reducción de sus
Review, vol. 17, núm. 2, 1983, p. 272; "After Legal Instrumentalism?", op. cit., p. 312. apoyos y subsidios presupuestales). Quizás él considera que las otras soluciones sugeridas,
138 TCA, op. cit., vol. 2, p. 3 71; Teubner, "After Legal Instrumentalism?", op. cit., p. 317.
en ausencia de compradores privados legítimos y de "capital de operación" (como los esque-
13 9 Teubner, "Substantive and Reflexive Elem1nts in Modern Law", op. cit., p. 275.
mas de propiedad de los trabajadores o de distribución de acciones públicas), son simple-
140 !bid., pp. 257, 267 y 275.
mente nuevas encarnaciones de las ilusiones de un socialismo de mercado que conducirá a
14 1 Teubner, "After Legal Instrumentalism?", op. cit., p. 317. También menciona ejem-
la burocratización informal en formas legítimas. Así, en su opinión, no sería tan probable
plos desarrollados en diferente grado, en la ley sobre la propiedad (Ibid., p. 317), la ley , que estos esquemas condujeran a reducciones de los subsidios al "sector burocrático", como
contractual ("Substantive and Reflexive Elements in Modern Law", op. cit., p. 256), y en la los actuales acuerdos, ya desacreditados. Según nosotros, lo contrario es lo cierto en el
ley de sociedades anónimas ("Corporate Fiduciary Duties and their Beneficiarles", op. cit.,
contexto de las actuales redes informales "clientelistas", a las que los antiguos gerentes
pp. 166 y ss).
tienen acceso en tanto que los consejos de trabajadores o los ciudadanos propietarios no.
142 Teubner, "Substantive and Reflexive Elements in Modern Law", op. cit., p. 278. 2
16 Llega tan lejos que se opone incluso a todo impuesto sobre la renta significativo para
143 !bid., pp. 272-273.
los empresarios actuales, a pesar de la abundante evidencia en Occidente de que esa políti-
144 Teubner, "Corporate Fiduciary Duties and their Beneficiarles", op. cit., p. 165.
ca no promueve necesariamente ni los ahorros ni la inversión.
145 Teubner, "After Legal Instrumentalism?", op. cit., pp. 316-317.
146 !bid., p. 316.
147 Teubner, "Corporate Fiduciary Duties and their Beneficiaries", op. cit., p. 159.
148 Teubner, "Substantive and Reflexive Elements in Modern Law", op. cit., p. 273.
149 H. Willke, "Three Types ofLegal Structure: The Conditional, the Purposive and the Rela-
tional Program", en Teubner (ed.), Dilemmas of Law in the Welfare State, op. cit., pp. 290-291.
150 Aquí no nos interesa que el ejemplo empírico de Willke -la Konzertierte Aktion (Ac-
ción Concertada) neocorporativa establecida por los socialdemócratas de la gran coalición
en 1967- sea fundamentalmente un discurso no público que no estaba abierto a la partici-
pación de todos los intereses afectados centralmente. Esta debilidad puede originarse en la
concepción general de Willke. En la medida en que le es dificil conceptualizar las implica,
dones constitucionales de la parte de su análisis que se basa en el modelo discursivo, retr~
cede hacia un discurso que parece desempeñar un papel coordinador en el contexto elegí~
do, el de la negociación entre el gobierno, los trabajadores y los negocios. Sin embargo, la
elección neocorporativa no ayuda en el segundo problema: el establecimiento legítimo de
metas y finalidades para todos los subsistemas relevantes.
151 Para Luhmann puede ser menos difícil tr¡itar con este problema, debido a que su
propuesta de una autoformación restablecida es menos intrusiva, menos intervencionista.
Sólo argumenta por la autorregulación per se y no por la regulación indirecta de la autorre-, ,
gulación. Es la idea residual de la regulación normativa la que deja expuesto a Teubner a la ,i
pregunta: ¿cuál es la fuente de esta regulación común? y ¿de qué manera puede reconcilial'I
se al hecho de tener esa fuente común con la autorregulación?
152 Habermas, Philosophical Discourse of Modernity, op. cit., pp. 364-365. -,._.,.,.
153 Véase Talcott Parsons, "On the Concept of Política! Power" y "On the Concept of
Influence", Politics and Social Structure, pp. 363 y ss, 410-418 y 432-436.
154 TCA, op. cit., vol. 2, pp. 182 y ss y 278-282.
155 Parsons, "On the Concept of Influence", op. cit., pp. 416-418.
156 Estudiaremos la naturaleza de los procesos discursivos societales que pueden ser
importantes para la dirección en los cap. X y XI. ¡
157 Véase M. González (P. Piccone), "Exorcising Perestroika", Telas, núm. 81, otoño de 1989,
158 Alain Touraine, The Voice and the Eye, Cambridge, Inglaterra, Cambridge Universi~
Press, 1981, cap. V y VI.
159 Sólo una Alemania oriental totalmente incorporada a Occidente podría orientarN
plenamente en dirección de la democracia elitista sin perder legitimidad. De aquí la deca-
dencia del Neues Forum, una organización que obviamente pertenece a la sociedad civil.'
En otros países, organizaciones constituidas de manera similar han seguido siendo impor-
tantes, pues se orientaron en forma más decidida que el Neues Forum en dirección de la
sociedad política.
160 Ésta es la tarea que se les presenta a todos los actores políticos y, según Hannah
Arendt, constituye parte de un pouvoir constituant.

.-., .
. .
·,
LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 557

acuerdo entre los teóricos sobre lo que es exactamente un movimiento,


sobre lo que se puede calificar como un nuevo tipo de movimiento y sobre
el significado de un movimiento social distinto a un partido político o un
X. LOS MOVIMIENTOS SOCIALES grupo de interés.
Y LA SOCIEDAD CIVIL Hemos tratado muchos de estos temas en otras partes. 1 Aquí no nos in-
teresa ni la definición ni lo nuevo de los movimientos sociales per se, sino

NUESTRA tesis es que los movimientos sociales constituyen el elemento di-


más bien la relación entre la acción colectiva contemporánea y la socie-
dad civil. Nos aproximaremos a este tema estudiando la forma en que se
--
-·-;;;....~

námico en procesos que podrían convertir en realidad los potenciales posi- le trata en los dos paradigmas que compiten en este campo: el paradigma de
tivos de las sociedades civiles modernas. También afirmamos que nuestra la "movilización de recursos" y el paradigma "orientado a la identidad". 2
teoría reconstruida de la sociedad civil es indispensable para entender Cada aproximación supone una estructura teórica que excluye el principal
adecuadamente la lógica, lo que está en juego y los potenciales de los mo- foco de atención del otro. Trataremos de mostrar que estas aproximacio-
vimientos sociales contemporáneos. Como se indicó en el primer capítu- nes no son necesariamente incompatibles, en parte porque ambas depen-
lo, el tema de la autodefensa de la "sociedad contra el Estado" (y contra la den de rasgos clave de la sociedad civil modérna para señalar lo que es es-
economía de mercado capitalista no regulada) ha sido planteado por varios _• pecífico a los movimientos sociales modernos. Ninguno de los paradigmas
actores colectivos contemporáneos que luchan por una sociedad civil autó- trata directamente la importancia teórica de la odisea de la sociedad civil
noma y democrática. También hemos demostrado la continua importancia para la emergencia y transformación de los movimientos modernos, pero
de las categorías clave de la sociedad civil moderna y el carácter bidimen- una mirada general a los análisis desarrollados dentro de cada perspecti-
sional de sus instituciones centrales. Lo que queda por mostrar es: 1) la va revela la centralidad del concepto de sociedad civil para cada una de
relación sistemática entre los potenciales de una sociedad civil que ya es ellas.
moderna (aunque incompletamente) y los proyectos de actores colectivos Nuestra presuposición es que los movimientos contemporáneos son "nue-
contemporáneos, y 2) la importancia de nuestra reconstrucción de la cate- '1 vos" de alguna manera significativa. Lo que tenemos en mente, ante todo,
goría de sociedad civil en términos de la distinción sistema/mundo de la es la autocomprensión que abandona los sueños revolucionarios a favor
vida para una interpretación (reconocidamente partidista) de estos proyec- de una reforma radical que no se orienta, ni necesaria ni principalmente,
tos. Tratamos el primer tema demostrando la centralidad de los rasgos al Estado. Llamaremos "radicalismo autolimitado" a los proyectos para la
clave de la sociedad civil moderna para sus dos principales paradigmas teó- defensa y la democratización de la sotiedad civil que aceptan la diferencia-
ricos en el estudio de los movimientos sociales. Mediante el ejemplo del ción estructural y reconocen la integridad de los sistemas políticos y econó-
movimiento feminista, tratamos luego de mostrar que la estrategia dual micos. No creemos que sea posible justificar esta afirmación sobre lo que
de los movimientos contemporáneos que buscan la democratización políti- es nuevo en los movimient~ando como base una filosofía de la histo-
ca y societal puede entenderse mejor a la luz del análisis estructural de la ria que vincule la "esencia verdadera" de lo que los movimientos "realmente
sociedad civil contemporánea que se bosquejó en el capítulo IX. son" (sin importar lo heterogéneo de sus prácticas y formas de concien-
cia) a una supuesta nueva etapa de la historia (la sociedad postindustrial).
Tampoco el tema de la "sociedad contra el Estado", que comparten todos
NUEVOS PARADIGMAS TEÓRICOS los movimientos contemporáneos (incluyendo algunos de la derecha), im-
Y MOVIMIENTOS SOCIALES CONTEMPORÁNEOS plica en sí algo nuevo en el sentido de una ruptura radical con el pasado.
Por el contrario, supone la continuidad con lo que vale la pena conservar
El término "nuevos movimientos sociales" ha obtenido amplia aceptación (aunque se le dispute acaloradamente) en las instituciones, normas y cultu-
entre los teóricos simpatizantes de los movimientos pacifistas, feministas, ras políticas de las sociedades civiles contemporáneas. Entonces, el proble-
ecologistas y a favor de la autonomía local que han proliferado en Occidente ma es saber si este lema ha sido conectado, y de qué manera, con nuevas
desde mediados de la década del setenta. Pero aún no está claro si realmente identidades, formas de or¡anlzación y escenarios de conflicto.
hay algo significativamente nuevo en estos movimientos y cuál es la im- Hay dos formas po1ibloa de responder a estas preguntas. La primera
portancia teórica o política de las innovaciones. En realidad, hay poco supone una aproxim1cld~h1rmendutlcu u la autocomprensión de los acto-
556
558 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 559

res colectivos contemporáneos vis-a-vis su identidad, objetivos, metas y 2. La acción no institucional-colectiva es una accióh que no está orienta-
estrategias. 3 Pero la pregunta por la identidad de los movimientos contem- ' da por las normas sociales existentes, sino que se forma para hacer
poráneos basada en interpretaciones de formas teóricas de autoexpresión frente a situaciones no definidas o no estructuradas.
no debe absolutizarse metodológicamente. En particular, confrontar este 3. A estas situaciones se les entiende en términos de un colapso, debido a
método con la ciencia social sistemátiaa debe ser muy útil. Por ejemplo, cambios estructurales, ya sea de los órganos de control social o de lo
sería importante, al juzgar la contribución de paradigmas sociales-cientí- adecuado de la integración normativa.
ficos en competencia, determinar la medida en que cada uno es capaz de 4. La presión, descontento, frustración y agresiones resultantes hacen que
explicar las experiencias articuladas por las teorías para y dentro de los los individuos participen en la conducta colectiva.
movimientos. Si queremos evitar la falacia objetivista que define la "ver- 5. La conducta no institucional-colectiva tiene un "ciclo de vida", abierto
dad" como posesión única del sistema de la ciencia, tenemos que insistir al análisis causal, que pasa de la acción espontánea de la multitud a la
en el aprendizaje no sólo sobre los movimientos, sino también de los mo- formación de públicos y de movimientos sociales.
vimientos. Pero también debemos tener cuidado de evitar la falacia her- 6. La emergencia y crecimiento de los movimientos dentro de este ciclo
menéutica. La investigación hermenéutica debe ser complementada por ocurre por medio de procesos simples de comunicación: la comunica-
un enfoque que implica tomar el punto de vista del observador, en vez del ción rápida, el rumor, la reacción circulár, la difusión, etcétera.
de los participantes. Esto nos permitirá evaluar las formas en que el con-
texto y las transformaciones de la sociedad civil están relacionados con la Los teóricos de la conducta colectiva se han concentrado en la explica-
aparición y lógica de la acción colectiva. Este caso supone un diferente ción de la participación individual en los movimientos sociales, conside-
nivel analítico -el de la ciencia social objetivadora-. Las teorías de los rando los reclamos y valores como respuestas al rápido cambio social
movimientos contemporáneos deben, por lo tanto, plantear las siguientes (presión) y a la desorganización social. Por supuesto, no todos los teóricos
, preguntas: ¿En qué tipos de sociedad ocurren los movimientos? ¿Qué con- 'j en esta tradición consideran que la conducta colectiva es una respuesta
tinuidades o discontinuidades existen respecto al pasado? ¿De qué ins- anormal o irracional al cambio por parte de individuos no vinculados. No
tituciones se trata? ¿Cuáles son los intereses políticos generales de los obstante, todos consideran a la multitud como el átomo básico de la ana-
conflictos? y ¿cuáles son las posibilidades de desarrollo disponibles para ; tomía de la conducta colectiva. Todos los teóricos de la conducta colecti-
los actores colectivos? Mostraremos que las categorías de la sociedad va ponen énfasis en las reacciones psicológicas ante el colapso, los modos
civil proporcionan indicios para responder en ambos paradigmas. Tam- · burdos de comunicación y metas cambiantes. Esto marca un sesgo implí-
bién estructuran el enfoque "clásico" del estudio de los movimientos cito al considerar la conducta colectiva como una respuesta no racional o
sociales ante el cual los nuevos paradigmas se distinguen explícitamente. irracional al cambio. Es dicho sesgo, más explícito en los enfoques de la
Resumiremos este enfoque con el fin de subrayar los cambios en la eva- : 11 sociedad de masas del tipo de Smelser, el que ha generado la crítica de los
luación de la interrelación entre la sociedad civil y los movimientos socia- ; teóricos contemporáneos.:~ sesgo también es el que impide cualquier
les que sirven como el punto de partida de ambos paradigmas contem· examen de la relación entre la acción colectiva y la modernización de la
poráneos. sociedad civil, porque presupone desde el principio que la acción colecti·
El paradigma teórico clásico, que predominó hasta principios de la va se deriva del colapso (normativo e institucional) de la sociedad civil.
década de 1970, fue la tradición social sociopsicológica de la Escuela de l Lo inadecuado de la tradición clásica se hizo patente en las décadas de
Chicago. 4 Las variantes a las que los teóricos contemporáneos han presta· 1· 1960 y 1970, cuando surgieron movimientos sociales de gran escala en los
do más atención y crítica, han sido las teorías de la sociedad de masas -' Estados Unidos y Europa. El desarrollo de los movimientos en los siste-
(Kornhauser, Arendt, etc.) y el modelo estructural-funcionalista de la con· ' mas de organización política caracterizados por los pluralistas como de-
ducta colectiva presentado por Smelser. 5 Hay importantes diferencias en· mocráticos y en sociedades civiles con una multiplicidad de asociaciones
tre estas versiones de la teoría de la conducta colectiva, pero todas com· \' voluntarias y esferas pública y privada vitales, puso en cuestión la ver-
parten los siguientes supuestos: · sión de la sociedad de masas del paradigma de la conducta colectiva.
También contribuyó el hecho de que los actores en los movimientos de la
l. Hay dos clases diferentes de acción: la institucional-convencional y la Nueva Izquierda, de d1rtcho1 civiles y feministas difícilmente se ajusta-
no institucional-colectiva. ban a la lma¡en di d~es •nómicos, fragmentadoa e i_rr•·

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560 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 561

cionales. Tampoco el modelo de Smelser (presión estructural/creencia ge- lógicas y la concentración en el colapso característico del enfoque de la
neralizada/explosión) es adecuado para explicar el momento, el carácter conducta colectiva. Además, reunieron una cantidad impresionante de
cognitivo, las formas organizativas, la conducta ni las metas de los ac- evidencia empírica para refutar la idea de que individuos desvinculados,
tores de los movimientos. Los movimientos de las décadas de 1960 y 1970 motivados por la presión social, son los principales actores en los movimien-
no fueron respuestas a la crisis económjca o al colapso normativo. Supo- tos sociales. 6 Más significativo desde su propio punto de vista, los teóricos
nían metas concretas, valores e intereses generales claramente articula- de la movilización de recursos demostraron que se necesitan formas
dos, y cálculos racionales de estrategias. Quedaba claro que requerían un organizativas y modos de comunicación complejos que van más allá de los
/'nuevo enfoque teórico. En los Estados Unidos la respuesta fue el paradig- burdos mecanismos descritos en la literatura clásica para movilizar a la
/~ ma de la "movilización de recursos"; en Europa occidental, lo fue el pa- acción colectiva.
radigma de los "nuevos movimientos sociales". Basados en la obra de economistas (Olson), de científicos políticos (Sa-
A pesar de diferencias cruciales, ambos paradigmas suponen que los mo- lisbury) y de historiadores (Rudé, Hobsbawm, Soboul, Wolff), los teóricos
vimientos sociales se basan en conflictos entre grupos organizados con de la movilización de recursos resaltan en variables "objetivas" como la or-
asociaciones autónomas y formas sofisticadas de comunicación (redes, ganización, los intereses, los recursos, las oportunidades y las estrategias
públicos). Ambos argumentan que la acción colectiva conflictiva es normal para explicar las movilizaciones en gran escala. A estas variables se les tra-
y que los participantes por lo común son miembros racionales bien integra- ta desde el punto de vista de una lógica neoutilitarista imputada a los acto-
dos en organizaciones. En resumen, la acción colectiva supone formas de res colectivos. El "actor racional" (el individuo y el grupo) que emplea un
asociación y de estrategias propias del contexto de una sociedad civil plu- razonamiento estratégico e instrumental, remplaza a la multitud como re-
ralista moderna. Este contexto incluye los espacios públicos (las institucio- ferente central para el análisis de la acción colectiva. Por supuesto, hay dife-
.-=::::::_ nes sociales), los medios de masas (la prensa), los derechos (de asociación, rentes orientaciones dentro de este paradigma, que van desde la lógica ri-
de expresión, de reunión), las instituciones políticas representativas y el gurosamente individualista, utilitaria, del enfoque del actor puramente
sistema legal autónomo, todos los cuales son blanco de los movimientos so- racional (propuesta inicialmente por Olson) hasta el enfoque organizati-
ciales que tratan de influir en la política o de iniciar un cambio. Ambos vo-empresarial de McCarthy y Zald, y el modelo de los procesos políticos
enfoques también distinguen entre dos niveles de acción colectiva: la dimen- propuesto por los Tilly, Oberschall, Gamson, Klandermans y Tarrow. 7 La ma-
sión manifiesta de las movilizaciones a gran escala (huelgas, mítines, mani- yoría de los miembros de este último grupo hacen menos rígido el riguroso
festaciones, plantones, boicots) y el nivel·menos visible, latente, de las for- cálculo individualista de intereses característico de Olson, al postular a gru-
mas de organización y comunicación entre grupos que hacen posible la pos de solidaridad con intereses coleCtivos como los protagonistas de la ac-
vida diaria y la continuidad de la participación de los actores. Es la insis- . ción colectiva. A pesar de sus diferencias, todas las versiones del enfoque
tencia de estos enfoques en la organización previa de los actores sociales de la movilización de recursos analizan la acción colectiva en términos de
y en la racionalidad del conflicto colectivo lo que desafía directamente a la lógica de la interacción ~tégica y de los cálculos costo-beneficio. 8
las teorías cl/sicas de los movimientos sociales, porque implica que ca- ' Los teóricos de la movilización de recursos comparten los siguientes
racterísticas que antes se consideraban exclusivas de la acción colectiva supuestos:
"convencional" son también vigentes para las formas no convencionales
de conducta colectiva. En otras palabras, ¡es la sociedad civil, con sus 1. Debe entenderse a los movimientos sociales en términos de una teoría
asociaciones intermedias y autónomas tan apreciadas por los pluralistas, · de conflicto de la acción colectiva.
y no su terrorífica imagen de la sociedad de masas la que allana el terreno 2. No hay ninguna diferencia fundamental entre la acción colectiva insti-
en el que aparecen los anatematizados movimientos sociales! tucional y la no institucional.
3. Ambas suponen conflictos de intereses construidos dentro de las rela-
ciones de poder institucionalizadas.
EL PARADIGMA DE LA MOVILIZACIÓN DE RECURSOS 4. La acción colectiva implica la búsqueda racional de intereses por los
grupos.
Los teóricos de la movilización de recursos empezaron rechazando el én- S. Los objetivos y reelamoa ion productos permanentes de las relaciones
fasis en los sentimientos y en los reclamos, el uso de las categorías psico- de poder y no puoden~:m•clón de los movimientos.

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V

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562 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 563

6. Los movimientos se forman debido a cambios en los recursos, organi- delo de la movilización de recursos es que permite a la sociedad civil (dife-
zación y oportunidades para la acción colectiva. renciada del Estado y de la economía), aparecer como el terreno, pero no
7. El éxito implica el reconocimiento del grupo como un actor político o la como el blanco de la acción colectiva. No obstante, como presenta el más
obtención de mayores beneficios materiales. fuerte argumento a favor de la importancia de la sociedad civil para enten-
8. La movilización implica organizaciones formales a gran escala, con un der a los movimientos modernos, vale la pena estudiar con más detalle el
propósito especial, burocráticas. 9 modelo de Tilly.
A pesar de su polémica explícita con las versiones de Smelser y de Dur-
Organización y racionalidad son palabras clave de este enfoque. El aná- kheim del modelo del "colapso" de la conducta colectiva, Tilly retiene la
lisis no procede de una relación hermenéutica con la ideología o autocom- tesis de que el cambio estructural en gran escala ("la modernización")
prensión de los actores colectivos. Por supuesto, desde el punto de vista afecta a la acción colectiva. 12 Demuestra que las teorías comunes del co-
de la hermenéutica, se puede responder que el punto de vista del análisis lapso están equivocadas porque el momento y la rapidez de la urbaniza-
sí se aproxima al de un organizador de movimientos interesado en los im- ción y la industrialización no rigen el ritmo de la acción colectiva y porque
perativos de la movilización, pero es más justo decir que lo que domina no es posible vincular directamente las dificultades, la anomia, a las crisis
aquí es el punto de vista de un observador del ambiente político, punto de y al conflicto. Pero su análisis del cambio e.structural no pone en duda el
vista que puede ser útil para los organizadores. hecho de la diferenciación en la transición de la "comunidad" a la "socie-
No obstante, encontramos sorprendente que las referencias a "comuni- dad". En cambio, muestra la forma en que la transformación económica,
dades todavía viables o parcialmente viables" o "grupos asociativos organi- la urbanización y la conformación del Estado producen un desplazamiento
zados para fines distintos de la oposición" (Oberschall); a la existencia de a largo plazo en el carácter y en las personas de la acción colectiva. Estos
"intereses colectivos" (Tilly); "incentivos sociales" (Fireman, Gamson) o a procesos Uunto con el desarrollo de los medios de comunicación de ma·
"bases sociales con conciencia" que donan recursos (McCarthy, Zald) abun- sas) facilitan la emergencia de nuevos tipos de movilizaciones y organl·
den en la literatura sobre el tema, lo que supone el reconocimiento de una zaciones que debilitan a otros. Lo que es nuevo en la versión de Tilly de la
base societal "civil" y no "de masas" de la acción colectiva racional, or- teoría de la modernización es la relación que establece entre un repertorio
ganizada, moderna. 1º Lo que sigue siendo problemático en todo el enfo- de acción específico y cambios estructurales que tienen un efecto sobre la
que es que no da una explicación adecuada de las formas organizativas que vida diaria de los actores relevantes: "La reorganización de la vida diaria
presupone. Tal explicación requeriría explorar el terreno social y político transformó el carácter del conflicto [ ... ] la reconformación a largo plazo
que constituye la condición de posibilidad para la emergencia y el éxito de de las solidaridades, en vez de la producción inmediata de la presión y de
los movimientos modernos. la tensión, constituyeron el efecto más importante del cambio estructural
La reconstrucción hecha por Charles Tilly del impacto del desplaza. sobre el conflicto político". 13
miento de las. estructuras de poder locales a las nacionales sobre las for• Por medio del análisis d&ffflH;ambios en las rutinas diarias de las pobla-
mas organizativa y tipos de acción colectiva da un paso importante en ' éiones -su lugar y modo de trabajo, la estructura de vida en vecindades,
esta dirección. Además, su versión de la teoría de la modernización des- los desplazamientos de la población del campo a la ~iudad y los cambios
cribe la emergencia del repertorio de acciones y los tipos de asociaciones en los espacios del poder- Tilly muestra la forma en que los repertorios
presupuestos por la teoría de la movilización de los recursos. Así, su aná· e.le la acción desarrollados por los actores colectivos se interrelacionan
lisis histórico-comparativo ubica y a la vez trasciende su estructura, y mu- con sus formas de asociación y la razón por la que emergen nuevas for-
chos de sus descubrimientos más significativos respecto a las nuevas formas mas. El desarrollo a largo plazo supone el remplazo de las solidaridades
de vida del grupo tienen consecuencias para el desarrollo de dimensiones comunales por las asociaciones voluntarias. Esto, a su vez, supone un
clave de la sociedad civil que no pueden reducirse a las categorías analíti- desplazamiento de la acción colectiva alejándose de las asambleas rutina-
cas de su enfoque de la movilización de recursos. 11 Tampoco ofrece me· rias de grupos comunales y de los mercados locales, festividades y reunio-
dios adecuados para explicar las nuevas formas de organización o los pro- nes aprobadas oficialmente, hacia reuniones convocadas deliberadamen-
yectos de los movimientos contemporáneos que no simplemente tienen te por grupos or¡anlzado1 formalmente. 14 Así, las principales formas de
como objetivo que la economía o el Estado los incluyan o les concedan acción colectiva cambian: 101 motines para pedir alimentos, las rebelio·
beneficios materiales. En realidad, el límite del correctivo de Tilly al mo· ncs por lmpue1to1 y la~las autoridades paternall1t11 ~ue

1t!Sn·:
564 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 565

caracterizaron al "repertorio de acciones del siglo XVIII" son remplazados ' nes organizadas formalmente. El nuevo lugar del pbder y las nuevas es-
por las demostraciones y las huelgas características del "repertorio de ac- tructuras de la vida diaria promovieron la selección de un nuevo reperto-
ciones del siglo XIX". rio de acción y la emergencia de nuevas formas asociativas. El conflicto
Las categorías analíticas que propone Tilly para los tipos de acción co- social tomó cada vez más la forma de luchas proactivas, ofensivas, por la
lectiva captan este cambio general. El repertorio de acciones del siglo XVIII inclusión en las estructuras que controlan los recursos a nivel nacional.
supone demandas "competitivas" y "reactivas". Las primeras implican con- Finalmente, pero no menos importante, el desarrollo de la política electo-
flictos entre grupos comunales existentes a nivel local sobre los recursos ral de masas creó un ambiente favorable a la asociación voluntaria y a la
pretendidos por rivales. La acción colectiva "reactiva" compromete a gru- movilización a gran escala.
pos comunales amenazados por los esfuerzos de los partidarios del Esta- En realidad, Tilly argumenta que el aumento de la importancia de las
do por obtener el control de la población general y sus recursos. También , elecciones y el principio de la participación popular en la política nacio-
supone una resistencia al crecimiento del mercado nacional y una insis- nal promovió la difusión de la manifestación como una forma clave de
tencia en la prioridad de las necesidades y tradiciones locales. En este acción colectiva, porque suponía una cubierta legal que podía extenderse
caso, un grupo reacciona a las demandas de otro grupo por un recurso a más y más grupos y tipos de reuniones. "El otorgamiento de legalidad a
que actualmente está bajo su control. En ambos casos, la acción colectiva una asociación electoral o asamblea electoral proporciona una base para
es realizada por comunidades solidarias preexistentes. Da cuenta de una , la legalidad de asociaciones y asambleas que no son del todo electorales,
acción ricamente simbólica y expresiva, admirablemente descrita por Tilly " no sólo electorales, o no electorales por el momento." 16 Los derechos de
a pesar de su énfasis general en la racionalidad estratégica, incluso de organizarse, reclutar, hablar en público, de celebrar asambleas, de solici-
estos tipos de conflictos. 15 tar, de hacer algo público y de manifestarse (los componentes institucio-
Por otra parte, las acciones colectivas "proactivas" asumen las deman- nales clave de la sociedad civil moderna) son, por supuesto, esenciales
das grupales de poder, privilegios o recursos que previamente no existían. para un sistema multipartidista que operan en un contexto de sufragio
En este caso, los esfuerzos por controlar y no rechazar, a los elementos de universal. La presencia de élites con un fuerte interés en una definición
las estructuras nacionales, llevan a la formación de organizaciones com- amplia de la actividad política aceptable, hace difícil para los gobiernos,
plejas que tienen finalidades especiales, en lugar de los grupos comunales. con el transcurso del tiempo, dejar fuera de estos derechos a otros actores
Los tipos de movilización que corresponden a los últimos dos tipos de sociales. Así, la política electoral ofrece un incentivo a los actores sociales
demandas son "defensivos" y "ofensivos",·respectivamente. Las luchas reac- para seleccionar la manifestación, la reunión pública y la huelga como
tivas implican movilizaciones defensivas ante una amenaza del exterior. modos de la acción colectiva, puesto que "los grupos que por lo general
Claramente, lo que está en juego es la defensa de un mundo de la vida tra- tienen más éxito son los que pueden producir el mayor número, compro-
dicional, estructurado comunalmente, contra la "modernización". Las miso y articulación de las demandas" .17
movilizaciones ofensivas características de los demandantes proactivos Esto significa que la soci~ civil se ha convertido en el terreno indis-
suponen la constitución de un fondo de recursos para obtener reconoci- pensable en el que se reúnen, organizan y movilizan los actores sociales,
miento o una mayor participación en el poder. pese a que sus objetivos sean la economía y el Estado. Por lo tanto, la obra
Tilly continuamente nos advierte que no hay que ver a las acciones de Tilly se opone a las conclusiones de Foucault, qué sostiene que todos
colectivas competitivas, reactivas y proactivas como etapas en un proceso los medios para lograr una solidaridad autónoma, efectiva, han sido abo-
evolutivo. Además, argumenta que los elementos de un repertorio de ac- lidos por las técnicas "individualizadoras" y "normalizadoras" que han
ciones pueden usarse para lanzar una variedad de demandas. Una mani- traído consigo las formas modernas de poder. Tilly muestra que las solida-
festación no es por definición ni proactiva ni ofensiva. No obstante, él ridades comunales de los famosos cuerpos intermediarios del antiguo ré-
describe un cambio a largo plazo, en que las dos primeras dominan hasta gimen, junto con los sitios y tipos de reuniones polémicas propias de las
mediados del siglo XIX y la tercera a partir de esa fecha. El cambio ocurrió estructuras de la vida diaria en las condiciones "premodernas" (siglo XVIII)
porque las "grandes estructuras" obtuvieron el control de recursos que eventualmente desaparecieron. Pero lo que él afirma es que fueron rem-
anteriormente manejaban los hogares, las comunidades u otros grupos plazadas por nuevas forma1 de solidaridad, de asociación, de recursos de
pequeños. Además, la urbanización y los medios de comunicación de masas poder y de modos de conflicto cm el terreno de la sociedad civil moderna.
redujeron los costos de la movilización a gran escala para las asociacio- ¡De hecho, Tilly con1ld1,_ 11t11 formas de organización y protesta como

.~.
566 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 567

"más autónomas" que las reuniones "espontáneas" características del reper- vuelven cada vez más urgentes si consideramos a }os actores colectivos
torio de acciones del.siglo XVIII, las que Foucault describe tan atractiva- contemporáneos que no simplemente convierten al Estado o a la economía
mente! en el blanco de sus esfuerzos por ser incluidos o por obtener beneficios
Desde nuestro punto de vista, la obra de Tilly muestra que la acción co- mayores, y cuyas identidades no pueden deducirse de estos subsistemas.
lectiva moderna presupone el desarrollo de espacios sociales y políticos En resumen, el enfoque de Tilly excluye la posibilidad de analizar las "po-
autónomos dentro de las sociedades civil y política, que están garantiza- líticas de identidad" de los actores colectivos contemporáneos.
dos por los derechos y apoyados por la cultura política democrática que sub- Segundo, aunque Tilly proporciona instrumentos para analizar la for-
yace en las instituciones políticas representativas "formales". Pero pone ma en que las instituciones de la sociedad civil y de la política pueden
énfasis principalmente en las oportunidades políticas y en las implicaciones ofrecer medios para que grupos excluidos y relativamente impotentes
estratégicas que aquéllos tienen para la emergencia del repertorio de accio- puedan ejercer presión sobre los que tienen el poder (y el dinero), con el fin
nes del siglo XIX. En resumen, sólo observa las dimensiones de estos pro- 1 de ingresar al sistema de organización política, su concentración en el obje-
cesos que son relevantes para la movilización de grupos organizados que tivo de la inclusión y en la adquisición de poder lo lleva a oscurecer las
compiten por el poder. El trabajo histórico de Tilly implica que la transfor- consecuencias de la "política de la influencia" dirigida a la sociedad políti-
mación de los espacios del poder y los correspondientes cambios en la ca. La influencia, como ya hemos visto, es un "medio" peculiar que se
forma de la acción colectiva presuponen la creación de nuevos significa- ajusta específicamente a las sociedades civiles modernas cuyas esferas
dos, nuevas organizaciones, nuevas identidades y un espacio social (es 1: públicas, derechos e instituciones democráticas representativas están, al
decir, la sociedad civil) en el cual éstos puedan aparecer. Pero la perspec- · menos en principio, abiertas a los procesos discursivos que informan,
tiva de la movilización de recursos que él acepta, lo lleva a tratar a estos tematizan y potencialmente alteran las normas sociales y las culturas políti-
últimos meramente como precondiciones obvias para la acción colectiva . cas. Es posible para los actores colectivos en la sociedad civil ejercer in-
efectiva. Los modelos del sistema de organización política y de moviliza- fluencia sobre los actores en la sociedad política, hacer uso del discurso
ción combinados 18 enfocan la atención en la interacción entre la repre· público no sólo para obtener poder y dinero, sino también para restringir
sión/facilitación, poder y oportunidad/amenaza por una parte, y los inte· el papel de los medios de poder y de dinero en el mundo de la vida con el
reses, la organización y la movilización de las capacidades por la otra. Se fin de asegurar la autonomía y modernizar (democratizar y liberalizar)
presupone que la acción colectiva supone costos y trae beneficios en for- las instituciones y las relaciones sociales de la sociedad civil. Al fusionar
ma de bienes colectivos (incluyendo la inclusión). Se representa la lucha implícitamente el "poder" y la "influencia", Tilly no ve la lógica de la ac-
como si se diera entre miembros y competidores por la inclusión en el \. ción colectiva que busca aplicar los principios de la sociedad civil a ella
sistema de organización política (acceso al poder) y por las recompensas misma y realizarlos más plenamente dentro de las instituciones sociales.
materiales que esto puede traer consigo. En resumen, los conflictos socia· ;1
Nuestra tesis es que en los movimientos sociales contemporáneos, una
les (en y acerca de las instituciones de la sociedad civil) y la forma de la · política dual de identidad y~fluencia, dirigida tanto a la sociedad civil
esfera pública política son considerados sólo unilateralmente: como reac- éomo al sistema de organización político (o sociedad política), remplaza
ciones defensivas u ofensivas a las cambiantes relaciones del poder. a la lógica monista de la acción colectiva en la que hace hincapié Tilly.
Hay varias desventajas en este limitado enfoque. Primero, presupone al.. Además, Tilly ha rechazado explícitamente la idea de que los cambios
go que se ha vuelto problemático y que requiere ser explicado, con la transi· en las tácticas (huelgas con plantones, manifestaciones de masas, ocupa-
ción de la base comunal a la asociacional de la identidad de grupo. En otras ción de locales), los temas (autonomía local, igualdad de géneros, ecología,
palabras, la propia obra histórica de Tilly sugiere que la construcción de derecho a un estilo de vida diferente) o actores (prevalencia de las nue·
la identidad de grupo, el reconocimiento de los intereses compartidos y la , vas clases medias) que participan de la acción colectiva contemporánea
creación de solidaridad dentro y entre los grupos ya no pueden, con la emeI'- equivalen a un nuevo repertorio de acción. "Sin embargo, si se les obseI'-
gencia de la sociedad civil moderna, ser tratados como si estuvieran da- va con detalle, casi todos estos casos suponen formas de acción que ya tie-
dos. Éstos son logros que han llegado a ser cada vez más reconocidos por nen sus propias historias." 19 A pesar de algunas innovaciones, los actores
los actores implicados en estos procesos. La creciente autorreflexión res· colectivos contempor,neoa continúan usando las rutinas de las reunio-
pecto a la construcción social de la identidad y de la realidad, supone el nes, manifestacion11, hu1l¡a1, etc. Entonces, para Tilly aunque los temas
aprendizaje siguiendo dimensiones no estratégicas. Estas cuestiones se y las alineaclon11 ha11 ~ho fundamental es la continuidad

~.­
568 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 569

-los medios de la acción han seguido siendo los mismos-. Pero ¿tienen de grupos de interés viables. 21 Claramente, la meta dt! esta teoría es la de
el mismo significado? ¿Son las manifestaciones, las reuniones, etc., de los explicar la posibilidad y el éxito de la acción colectiva por parte de aqué-
nuevos movimientos realmente nada más proactivas y ofensivas? Está llos que están excluidos de la representación directa dentro del sistema
claro que en el caso de las nuevas dimensiones de los movimientos femi- político ya sea por los partidos o por los grupos de interés predominantes.
nista, homosexual, ecológico, pacifista y favorables a la autonomía local, El análisis de esta estrategia particular de influencia por parte de las OMS
esto no es así. Y el mismo Tilly ha argumentado que ninguna acción es en profesionales muestra que la acción colectiva contemporánea no implica
sí misma proactiva o reactiva, ofensiva o defensiva. En realidad, los movi- simplemente luchas de poder directas entre los "contendientes" y las auto·
mientos contemporáneos combinan las características de los dos tipos ridades. De hecho, la estructura descentralizada, pública y pluralista de la
principales de Tilly. Son frecuentemente defensivos y reactivos, pero no sociedad civil alienta los esfuerzos por influir a los sectores de la opinión
protegen a comunidades tradicionales preexistentes de las penetraciones pública, en este caso la opinión de "electorados conscientes" externos, es
del exterior. Más bien, defienden espacios para la creación de nuevas decir, élites sociales.
identidades y solidaridades y buscan hacer a las relaciones dentro de las Este análisis es muy convincente si se piensa en grupos desorganizados
instituciones de la sociedad civil más igualitarias y democráticas. Aunque y sin poder que de otra manera no estarían representados, como los ni-
están organizadas asociativamente las asociaciones son tratadas no como ños, los pobres o los consumidores. Sin embárgo, como en el caso de Tilly,
grupos de interés sino como fines en sí mismos. Tampoco se construye a el centro de atención exclusivamente en las estrategias para obtener repre-
los espacios públicos ampliados, a las esferas contrapúblicas literarias y sentación y beneficios políticos regulta en una comprensión unilateral del
r basadas en los medios, a las formas de la resolución discursiva de los "poder" peculiar de la influencia y oscurece la distinción entre movimien-
conflictos y a la participación democrática sólo como medios con el fin de tos sociales y grupos de interés. Los movimientos quedan reducidos a orga·
obtener mayores beneficios materiales o la inclusión como grupo de inte- nizaciones profesionales que movilizan a las acciones colectivas de masas
rés para el acceso y ejercicio del poder. Finalmente, los nuevos movimien- por razones político-instrumentales. Según este análisis, los actores colecti·
tos también tienen un lado "ofensivo", no sólo en el sentido de luchas por " vos no pueden ser ni movilizados ni tener influencia sin dinero ni poder, y
la inclusión y el poder en el sistema de organización político, sino en la obtener influencia equivale a obtener dinero y poder (y recursos organi·
medida en que suponen esfuerzos para influir en los actores de la socie- zativos). No obstante, la política de la influencia es el recurso por excelen-
dad política para que tomen decisiones políticas e inicien reformas acle- ,: cia de los que carecen relativamente de poder, de los que se encuentran
cuadas a las nuevas identidades colectivas. fuera de la política y de los que no tienen fuerza económica. De aquí la
Muchos teóricos de la movilización de recursos han reconocido los as- importancia de las "oMs profesionales". Sin importar lo convincente que
pectos únicos de los movimientos contemporáneos. De hecho, el paradig- esta lógica pueda ser en abstracto, en el caso de la teoría de McCarthy y de
ma fue elaborado inicialmente por los teóricos comprometidos o afectados Zald resulta que incluir a la influencia en los medios del dinero y el poder
directamente por la Nueva Izquierda. Estos teóricos trataron explícita- tiene un efecto poco afortunaMrle que la dinámica y la lógica de los movi-
mente las innovaciones en las organizaciones, procesos de movilización, mientos sociales contemporáneos más importantes son representadas de
estrategias y objetivos de los movimientos de la década de 1960 y princi- manera equivocada.
pios de la de 1970.2 º Según uno de los análisis más significativos, estos Como lo demuestran Jenkins y Eckert, entre otros, los nuevos movimien·
movimientos eran nuevos precisamente en la medida en que los moviliza- tos sociales fueron desafíos nativos organizados por líderes locales que
ban "Organizaciones profesionales de Movimientos Sociales", OMS (SMO,
por sus siglas en inglés) (líderes externos en vez de nativos), que cuidado-
emergieron de las poblaciones "ofendidas" y obtuvieron el apoyo de redes
autónomas de asociaciones locales, grupos de bases, clubes sociales, igle- --··
~-,,.. .

samente calculaban y dirigían la acción colectiva con el propósito de que sias (para el movimiento de derechos civiles), etc., para movilizar a la ac-
obtuviera la cobertura de los medios de comunicación y la simpatía públi- ción colectiva. 22 Se organizaron en "oMS clásicas", asociaciones depen-
ca hacia su objetivo con la finalidad de influir de esa manera sobre la ' dientes del trabajo voluntario de los beneficiarios directos y emplearon
conciencia de los integrantes de las élites para que proporcionaran finan- lácticas innovadoras que obtuvieron éxitos notables antes de que tuviera
ciamiento y defensa que pudiera resultar en la profesionalización adicio- lugar la profesionaUzación. Sus estrategias buscaban influir a la opinión
nal (burocratización) del descontento social y éxito en el sentido de ase· pública y, por lo tanto, lndiroch\mcntc a las élites, no para obtener su
gurar la representación de los insuficientemente representados por medio upoyo o, en primera ln1t1qat1, ni 1lqulcrn el poder político, sino para con-

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,j
570 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 571

vencer a otros de la justicia de su causa. 23 De hecho, una vez que las OMS El análisis de Jenkins y Eckert debe ser tomado como un correctivo en
profesionales se convirtieron en las más importantes, como ocurrió en la vez de como una alternativa al paradigma de la movilización de recursos.
década de 1980, se inició (aunque ellas no lo causaron, en lo que estamos Aunque demuestran que la acción colectiva de éxito debe implicar ahora,
de acuerdo con Piven y Cloward) la decadencia del ciclo de protestas y del a la vez, movimientos de masa nativos {basados en asociaciones autóno-
carácter de movimiento de la acción colectiva. Así, hemos confirmado mas y locales) y grupos de interés profesional, todavía definen el éxito
nuestra tesis de que las asociaciones autónomas, voluntarias y nativas como "introducir a un grupo excluido en el sistema de organización polí-
J>dentro de la sociedad civil que usan y amplían el discurso público y los tico". Aunque amplían los objetivos de la influencia para incluir no sólo a
'f'lfp fSpacios públicos para el discurso son la differentia specifica de los movi- los adversarios políticos o a los patrocinadores potenciales sino también a
~f~ mientos sociales contemporáneos. la opinión pública en general, sigue existiendo un fuerte sesgo político
Incluso cuando el "éxito" es definido en los términos usuales de la teo- en la discusión que lleva a una interpretación unilateral de los movimien-
ría de la movilización de recursos como la inclusión política de grupos tos contemporáneos. De conformidad con lo anterior, el carácter dual de
anteriormente excluidos o como beneficios materiales mayores, sería impo- la acción colectiva contemporánea únicamente es reconocido respecto
sible entender el éxito del movimiento de los derechos civiles si se confun- a la organización (las asociaciones de base además de los grupos de inte·
diera la influencia con el poder y si los blancos de la influencia se reduje- reses); el blanco último de estas organizaciones y de la acción colectiva en
ran a patrocinadores potenciales o adversarios políticos. Las ocupaciones general se sigue construyendo monísticamente. El reconocimiento pleno
de locales, los boicoteos y las marchas por la libertad tenían el propósi- y la inclusión dentro del sistema de organización político, y no la defen-
to de influir en la opinión pública y por lo tanto en las cortes (federales y sa y la transformación de la sociedad civil, es lo que se trata en esta inte1:1.
Suprema) para que hicieran cumplir las leyes federales e invalidaran, por pretación. Sin embargo, el objetivo del movimiento de derechos civiles no
inconstitucionales, disposiciones locales que institucionalizaban la segrega- " era sólo adquirir derechos civiles, sino también modernizar la sociedad
ción. Fue la influencia, no el dinero o el poder, lo que estaba operando civil en el sentido de desmantelar las estructuras tradicionales de la domi·
aquí. Ciertamente, la estrategia de la influencia también estaba dirigida a nación, exclusión y desigualdad arraigadas en las instituciones sociales,
persuadir a las élites políticas en el Congreso para que aprobaran la legisla- , las normas, las identidades colectivas y los valores culturales basados en
ción. En el contexto de una "estructura de oportunidad política" favora- ;, el prejuicio racial y de clases. Para tomar otro ejemplo, el movimiento
ble, estas estrategias orientadas a la influencia de la acción colectiva lleva- feminista convierte en su blanco a las instituciones patriarcales de la so·
ron a las leyes de derechos civiles de 1964 a 1965 y a la institucionalización ciedad civil y trabaja a favor del cambio normativo y cultural tanto como
de significativos éxitos durante los primeros años de la década de 1970. 24 por obtener poder económico y político. En realidad, la preocupación ge·
Todos éstos fueron éxitos de la organización nativa y de un movimiento neral por parte de todos los actores colectivos contemporáneos por la au·
de masas. 25 tonomía, la identidad, los discursos, las normas sociales y los significados
El patrocinio y la profesionalización de hecho ocurrieron en los movi· culturales queda sin explic:ti""elt esta teoría. 28
mientos de derechos civiles y de otro tipo, pero este proceso no inició, ' La teoría de la movilización de recursos se ve limitada en general por
controló, tranquilizó o cooptó a los movimientos. Más bien, desempeña· su concentración en el poder para tratar el tema de los usos estratégicos
ron un papel importante en lo que ocurrió después de sus victorias. "Como de la influencia. En otras palabras, el enfoque se centra en la expansión de
lo han demostrado los movimientos feministas y ecologistas, el litigio, la l¡i "sociedad política" para incluir nuevos actores o aumentar el poder de los
supervisión muy de cerca de las agencias gubernamentales y el cabildeo antiguos. Ciertamente, ésta es una dimensión importante de la acción
profesionalizado pueden ser muy efectivos si van acompañados de un colectiva contemporánea, como lo es el éxito definido en términos de la
movimiento nativo y si hay una base claramente legal y administrativa inclusión en el sistema de organización política y en términos de mayores
para su realización." 26 Además, la disminución de los movimientos no beneficios. Pero esto difícilmente es toda la historia. Un enfoque orienta-
se debió a la cooptación o a la profesionalización, como algunos críticos do hacia la sociedad civil puede destacar dos dimensiones adicionales de
de McCarthy y Zald han afirmado, sino a los éxitos de los movimientos la acción colectiva contemporánea: la política de la influencia (de la so·
y a sus lógicas internas de desarrollo, ninguno de los cuales suponía la ciedad civil en la 1ocl1d1d polftlca) y las políticas de identidad (el enfoque
transformación de los objetivos y tácticas a cambio de la incorporación en la autonomfa, la Identidad y la democratización de las relaciones so·
política. 27 clales por fuera d1l 1i1Ct~ do or11nlzación política).

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572 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 573

A pesar de todo, con estos límites en mente sería posible aplicar algu- "posmarxistas" argumentan que las teorías que suorayan la primacía de
nos de los conceptos centrales del enfoque de la movilización de recursos las contradicciones estructurales, de las clases económicas y de las crisis
a los movimientos contemporáneos. En el espíritu de la obra de Tilly, pode- en la determinación de la identidad colectiva no son adecuadas para en-
mos preguntar si se está conformando un nuevo repertorio de acción para tender los actores colectivos contemporáneos. También afirman que uno
el siglo XX. Podríamos intentar correl&cionar cambios en las formas no puede sentirse satisfecho con la aplicación de modelos neoutilitaristas,
organizativa, objetivos y tácticas de la acción colectiva (los intereses de de actores racionales, al conflicto contemporáneo (en la forma en que lo
la movilización de recursos internos) con los cambios en el locus y en la hace la teoría de la movilización de recursos) porque la acción colectiva
tecnología del poder. Los recursos y la oportunidad política (temas "exter- no está limitada a los intercambios, negociaciones y cálculos estratégicos
nos" del modelo del sistema de organización política), alteraciones en las políticos entre los adversarios. Hoy en día, los actores colectivos se con-
relaciones entre el Estado, la economía y la sociedad, y transformaciones centran principalmente en temas relacionados con las normas sociales y
en las experiencias y estructuras de la vida diaria. En otras palabras, los con la identidad colectiva. Esto significa que la lógica de la interacción
elementos abstractos del enfoque de la movilización de recursos pueden colectiva lleva a algo más que la racionalidad estratégica o instrumental.
usarse para desarrollar una explicación teórica de los cambios reconoci- Sin embargo, sería equivocado suponer que se ha formado un nuevo
dos por todos en los aspectos de las acciones colectivas contemporáneas. paradigma en tomo a un modelo de identidád puro como el propuesto por
El mismo Tilly acepta la legitimidad de esa investigación. 29 Pizzorno. 30 En realidad, este modelo tiene graves dificultades y ha sido
Sin embargo, esta investigación debe trascender la limitada estructura criticado en un enfoque teórico más complejo articulado por Alain Touraine
y el enfoque de la teoría de la movilización de recursos. Los actores colec- y su escuela. 31
tivos contemporáneos luchan conscientemente por el poder, para cons- Touraine define a los movimientos sociales como interacciones orienta·
truir nuevas identidades, para crear espacios democráticos tanto dentro das normativamente entre adversarios con interpretaciones en conflicto y
de la sociedad civil como del sistema de organización política para la modelos societales opuestos de un campo cultural compartido. 32 No oba·
acción social autónoma y para reinterpretar las normas y reconformar las tan te, rechaza explícitamente un análisis puramente orientado a la identi·
instituciones. Por lo tanto, el teórico debe ver la sociedad civil a la vez dad de los movimientos sociales, argumentando que estos análisis tienden
como el objetivo y el terreno de la acción colectiva, observar los procesos a reproducir la autocomprensión ideológica de los actores o a caer en una
por los que los actores colectivos crean identidades y solidaridades que de- explicación sociopsicológica de la interacción a costa de un auténtico análi·
fienden, evaluar las relaciones entre los adversarios sociales y lo que está sis sociológico de la lucha. Esto es especialmente riesgoso en el caso de
en juego en sus conflictos, analizar la política de la influencia ejercida actores colectivos contemporáneos. Sus búsquedas de identidad personal
por los actores de la sociedad civil sobre los de la sociedad política, yana- y comunal, su defensa de la acción expresiva y no de la estratégica y el
lizar los desarrollos estructurales y culturales que contribuyen a una ma- ' centro de su atención en la participación directa implican una tendencia
yor autorreflexión de los actores. a "retirarse a la autonomía" ~andonar el campo de la lucha sociopolítica
yvolverse hacia sí mismos a la manera de los grupos comunitarios o secta-
rios-. Así, un enfoque exclusivamente teórico en la creación de la identi·
EL PARADIGMA DE LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES dad sólo sería paralelo a la tendencia de algunos actores contemporáneos
a construir sus propias representaciones ideológicas de las relaciones socia-
El paradigma de los nuevos movimientos sociales pretende hacer todo les (directas, democráticas, comunales) como un principio organizador
esto. Los teóricos europeos de los movimientos contemporáneos recurrie- utópico para toda la sociedad y a igualar su desarrollo expresivo de la
ron a la dimensión de la integración social en la acción colectiva, no obstan- identidad con los intereses culturales de la lucha. Aunque Touraine afir-
te, sin reproducir la orientación de Durkheim hacia la tesis del colapso, o ; ma que la orientación cultural no puede ser separada del conflicto social,
los modelos de Smelser de la conducta colectiva. Estos teóricos también insiste en la objetividad de un campo cultural común compartido por los
son conscientes de lo inadecuado de los análisis marxistas de los movi- oponentes. Los varios potenciales institucional11 del campo cultural com-
mientos sociales, a pesar de su simpatía con las dimensiones del neomar- partido, y no simplemente la identidad definida do un ¡rupo en particular,
xismo que ponen énfasis en la importancia de la conciencia, la ideología, comprenden lo que está en juego en la lucha. Loa 1cior11 y an1U1taa que
la lucha social y la solidaridad para la acción colectiva. Estos pensadores se centran exclusivamcn~• de la dln6mle1 dt 11 forma~lón

Mfi E, lP '::rn nar,*;


574 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 575

de la identidad tienden por lo tanto a salir de los límites de los movimien- de cualquier referencia a un sistema social [ ... ] no hay nada en juego en la
tos sociales. relación social y no hay ningún campo distinto al de la relación en sí. 34
Sin embargo, es posible argumentar que el rasgo sobresaliente de los
nuevos movimientos sociales no es que participen en la acción expresiva Por lo tanto, una estructura analítica que se concentra exclusivamente
o afirmen sus identidades, sino que comprometen a actores que han adqui- , en la interacción estratégica es incapaz de captar, ni la orientación cultu-
rido conciencia de su capacidad para crear identidades y de las relaciones ral, ni las dimensiones estructurales del conflicto y por lo tanto no contem-
de poder implicadas en la construcción social de esas identidades. Los pla lo que es propio de los movimientos sociales.
actores contemporáneos están interesados no sólo en afirmar el conteni- Touraine ve las orientaciones que sólo consideran a la identidad y a la
do de una identidad específica, sino también en los elementos formales estrategia como dos caras de la misma moneda. Ambas contemplan los
comprendidos en la formación de identidad. Han articulado el principio , conflictos sociales en términos de una respuesta al cambio a largo plazo
formal de que todos deben de tener igual oportunidad para participar en (modernización) en vez de en términos internos de la estructura social. 35
los procesos del grupo por medio de los cuales se forman las identidades, Además, ambas corresponden a una imagen de la sociedad contemporá-
y se han vuelto autorreflexivos en lo que se refiere a los procesos sociales nea como un conjunto débil sujeto a una espiral permanente de innovación
de la formación de identidad. 33 tecnológica y cambio estructural conducidas por las élites gerenciales-em-
Esta mayor autorreflexión también se aplica a las normas societales , presariales o por el Estado. Desde este punto de vista, la "sociedad" está
existentes y a las estructuras de dominación implicadas en su conservación. •:. estratificada en términos de la habilidad de los actores para adaptarse
En otras palabras, los actores colectivos contemporáneos ven que la crea- con éxito al cambio (las élites), a su éxito para asegurarse protección del
ción de identidad supone un conflicto social en lo que se refiere a la reinter- " cambio (operativos) o a su victimización por el cambio (las masas margi·
pretación de las normas, a la creación de nuevos significados y al desafío nadas). 36
de la construcción social de los límites mismos entre los dominios de la Las dos explicaciones "no sociales" de la acción colectiva teorizan SO•
acción pública, la privada y la política. bre la conducta en el conflicto de "actores" concebidos en uno de esos tres
Sobre esta base, es posible decir que los actores colectivos se esfuerzan términos. El modelo de identidad puro corresponde a la conducta defensi·
por crear una identidad de grupo dentro de una identidad social general, va de actores que se resisten a ser reducidos al status de consumidores del
cuya interpretación ponen en duda. Sin embargo, incluso un énfasis en la cambio sin poder y dependientes, replegándose a contraculturas o recha·
nueva autorreflexión de los movimientos sóciales respecto a los problemas zando innovaciones que amenazan los privilegios existentes o la integri-
de la identidad, no introduce por sí solo la dimensión de las relaciones dad cultural de los grupos. Por el contrario, el análisis estratégico puro
sociales plenas de conflicto entre los adversarios. Ni siquiera la defensa corresponde al punto de vista de las élites gerenciales o estatales, incluso
autorreflexiva de una identidad ya existente o recientemente creada su- cuando se supone que toman el partido de "la persona ordinaria" y presen·
pone un objetivo político generalizable. Así, lo que se necesita es un enfo- tan el punto de vista desde a~.37 Cuando lo que está en juego en la ac·
que que contemple los aspectos políticos del conflicto y nos pueda decir ciÓn colectiva se construye como la posibilidad de pertenecer a las élites
por qué la identidad se ha convertido hoy en día en el principal punto de que controlan los recursos del desarrollo, la acción colectiva se presenta
atención. como luchas proactivas, ofensivas, de grupos de interés que compiten por
No obstante, los análisis que se centran exclusivamente en las estrate- el poder y el privilegio en áreas abiertas por el desarrollo o moderniza-
gias también tienden a salir del ámbito de los movimientos sociales. La ción. En este caso el esfuerzo no es para resistir al cambio, sino para
acción estratégica es apenas social y relacional. Por supuesto, implica te- adaptarse al mismo. El problema con este enfoque es que ni la dirección
ner en cuenta los cálculos probables de otros de acuerdo con las reglas de del cambio ni las relaciones estructurales de dominación que éste supone
juego e implica la interacción en este sentido mínimo. Pero los cálculos parecen estar abiertas a disputa porque los actores se relacionan con un
estratégicos excluyen la referencia explícita a un campo cultural común o ambiente cambiante, en vez de entre ellos. En resumen, estas teorías de la
a relaciones sociales estructuradas entre los actores. acción colectiva sólo articulan aquellas dimensiones de la conducta de
conflicto que corresponden a desarrollos or¡anlzativo o a crisis estructura-
Un concepto estratégico del cambio implica la reducción de la sociedad a las les del Estado y del sistema político.31
relaciones entre los actores y en particular a las relaciones de poder, separadas El propio enfoque de Tot\raine empieza d1ad1 una Nlaoi6n hermenclutlca

,·? mn · mn "'we1~"""'-·
576 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 577

con la autocomprensión y las ideologías de los movimientos contemporá- dado, traspuesto inseparablemente dentro de las hormas e instituciones
neos. Pero trasciende este nivel de formación de identidad para explicar el sociales. En cambio, argumenta que la forma en que una sociedad insti-
contexto histórico y estructural del conflicto social y los nuevos intereses tucionaliza sus orientaciones culturales supone a la vez el conflicto social
y características de la lucha -la autorreflexión respecto a la creación de y las relaciones sociales de dominación. A la propia sociedad se le entien-
la identidad y de las normas, el énfasü; en la democratización de la socie- de como "el producto cambiante, inestable, aproximadamente coherente de
dad civil, la autolimitación y la concentración en temas culturales-. Su las relaciones sociales, la innovación cultural y los procesos políticos". 39 A
obra se desarrolla a dos niveles analíticos: la elaboración de una teoría de diferencia del modelo societal de los teóricos de la acción estratégica, sin
las dimensiones estructurales y culturales de la sociedad contemporánea embargo, este panorama fluido supone una concepción de la sociedad
y el análisis mediante la teoría de la acción de los procesos plenos de con- como un conjunto de sistemas de acción o de relaciones sociales estruc-
flicto de la construcción de identidades y de la formación de proyectos turadas entre los actores. En consecuencia, las dimensiones de la acción
políticos por los actores colectivos. Además, se centra en la dimensión so- social ignoradas por la teoría de la movilización de recursos pasan a ocu-
cial de la acción colectiva, rescatando en parte el concepto de sociedad \ par el centro del análisis. El enfoque se dirige a los campos de relacio-
civil. De hecho, su estructura teórica nos permite ver la razón de que la nes sociales alterables, pero no obstante e~tructuradas, en vez de al desa-
sociedad civil sea a la vez el lugar y el objetivo de los movimientos sociales rrollo, el Estado o el mercado. En este caso, lo civil en vez de la sociedad
contemporáneos y de que éste sea el caso sobre todo en los países que ya política, es lo que pasa a ocupar el centro del escenario, en tanto que las
tienen sociedades civiles vitales. dimensiones culturales de la sociedad civil adquieren una gran impor-
Para aclarar la diferencia entre los modos de conducta de conflicto des· tancia.
critos antes y el concepto de un movimiento social, Touraine introduce la ' Por lo tanto, se redefine el significado de la acción colectiva. La acción
distinción analítica entre el "patrón de desarrollo" de una sociedad (eje se refiere ahora a la capacidad de las sociedades humanas para desarro-
diacrónico) y su modo de funcionar (eje sincrónico). El Estado, las crisis ¡1 llar y modificar su propia orientación -es decir, para generar su norma-
del sistema, el cambio y la conducta de conflicto que opone las élites a las lividad y sus objetivos-. 40 Una acción sólo es social si está orientada
masas están situados en el eje diacrónico. Las relaciones sociales y el "sis· 11ormativamente y situada en un campo de relaciones que incluya al po-
tema de acción histórica" -es decir, los procesos plenos de conflicto por der y a orientaciones culturales compartidas. Un movimiento social supone
los cuales los actores sociales crean y cuestionan las normas, las institucio· · una doble referencia a orientaciones culturales y a relaciones sociales, y
nes y los patrones culturales- están situadas en el eje sincrónico. Las ac· 110 a los proyectos sociales ni a las cuestionadas estructuras de domina·
ciones colectivas en las que está interesado Touraine y para las cuales ción. Por lo tanto, el campo social que impugnan los movimientos no pue-
reserva el término "movimiento social", son las luchas en torno a los poten· de ser concebido como un campo de batalla para el que sea adecuado el
ciales institucionales de los patrones culturales de un determinado tipo modelo militar de acción (estrategia).
societal. Pero ¿cuál es el terren~Cial cuestionado que no es ni el Estado ni el
1

Así Touraine reintroduce muchas de las dimensiones de la acción co, 1 mecanismo del mercado?, es, por supuesto, la sociedad civil. Según Tou-
lectiva en que hacían hincapié los conductistas colectivistas, puesto que 1 raine, la sociedad civil es el lugar del "lado ligero" _de la acción colectiva
argumenta que los conflictos sociales entre actores deben ser entendidos -de los movimientos sociales-. En realidad, surgen y caen juntos: am·
en términos culturales y normativos. Pero hay tres diferencias entre el 11 bos requieren cierta autonomía del Estado para existir y ambos pueden
enfoque de Touraine y el de la tradición clásica. Primero: Touraine recha· ser aplastados por un Estado total. No obstante, los movimientos sociales
za todas las versiones de la tesis del colapso; en su modelo, el colapso y el 110 van dirigidos contra el Estado; implican confrontaciones entre adver-
desarrollo gobiernan la conducta de conflicto sobre el eje diacrónico del sarios sociales, civiles, dentro y acerca de las instituciones de la sociedad
cambio. Segundo: considera que los movimientos sociales no son ocurren• civil. Entonces, se ve a la sociedad civil, en términos de la acción, como el
cias anormales, sino creadoras de vida social por medio de la producción, dominio de las luchas, de los espacios públicos y de los procesos políticos.
y desafío de las prácticas, normas e instituciones sociales. Tercero: a dife· Comprende el campo 1gcial en que se ubica la creación de normas, iden-
rencia de Parsons, no cree que las orientaciones culturales de una deter- 1idadcs, institucionea y relaciones sociales de dominio y resistencia.
minada sociedad (su patrón de conocimiento, tipo de inversión e imagen Touraine sabe de 111 t1orf11 que niegan implícita o explícitamente la
de la relación de los humanos con la naturaleza) sean algo incuestionable, · Importancia de 11 "1oat. . aMl" paru los sistemas sociales contempor4·

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578 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 579

neos. De hecho, acepta que la creciente capacidad de la sociedad contem- cioeconómicas sobre las administrativas. 43 Más bien, los movimientos
poránea para actuar sobre sí misma a costa del poder absoluto del Estado sociales deben esforzarse por defender y democratizar todas aquellas insti-
y las garantías metasociales del orden social también abre el camino para , tuciones de la sociedad civil en que se ha hecho visible y se ha desafiado la
aumentar el papel del Estado en la vida social y cultural. 41 No obstante, discriminación, la desigualdad y la dominación. Si seguimos nada más en
sostiene que la creciente autorreflexión societal implica la expansión de el eje diacrónico, entonces el proyecto liberal de defensa de la sociedad
la sociedad civil y el campo público. Esta doble visión revela, al menos al contra el Estado en realidad parecería anacrónico o, en el mejor de los ca-
nivel descriptivo, los nuevos intereses que están en juego para los movi- sos, una acción de contención que serviría principalmente a los intereses
mientos contemporáneos. La idea de Touraine de la "expansión" de la so- de las élites dominantes en las instituciones no estatales. Pero si continua-
ciedad civil está relacionada directamente con los movimientos contem- mos centrando nuestra atención exclusivamente en el eje sincrónico, po-
poráneos que desafían el control de un rango cada vez mayor de actividades demos perder de vista el hecho de que el Estado moderno siempre es ca-
sociales que previamente estaban protegidas del escrutinio público por la paz de intervenir en el campo de los movimientos sociales, modificando
tradición, por una esfera privada rígidamente definida, o por garantías decididamente o incluso aboliendo las condiciones que hacen posibles los
metasociales: movimientos sociales y su lucha. La doble per~pectiva que ofrece Touraine
es por lo tanto crucial para una comprensión de la razón por la que, en la
El espacio público -óffentlichkeit- rigurosamente limitado en una sociedad bur- mayoría de las sociedades civiles en Occidente, la autonomía y la democra-
fl guesa, fue ampliado hasta abarcar los problemas del trabajo de una sociedad tización de las instituciones de la sociedad civil contemporánea siguen
J~ industrial y ahora se difunde por todos los campos de la experiencia [ ... ] los encontrándose al centro de los conflictos sociales contemporáneos:
principales problemas políticos hoy en día tratan directamente con la vida priva-
da: la fecundación y el nacimiento, la reproducción y la sexualidad, la enferme-
dad y la muerte y, de una manera diferente, el consumo de los medios de masas en Pero como hemos tenido el privilegio de haber vivido varios siglos en socieda-
los hogares [... ] La distancia entre la sociedad civil y el Estado está aumentando, des cada vez más civiles, ¿no es nuestro deber buscar la gran alianza entre la lu-
en tanto que la separación entre la vida privada y la pública está desapareciendo. ª
4 cha liberadora contra el Estado y un conflicto social que busca impedir que la
misma se realice únicamente en beneficio de los líderes de la sociedad civil? 44
Los temas presentados por los movimientos feminista, ecologista, pacifis-
ta y por la autonomía local están, por lo tanto, relacionados con los cambian, En resumen, sería un gran error apoyar sólo el proyecto liberal de de-
tes límites entre la vida pública, la privada y la social e implican luchas en ', fender a la sociedad frente al Estado, porque esto dejaría intactas las rela-
contra de las antiguas y nuevas formas de dominación en estas áreas. ciones de dominación y de desigualdad dentro de la sociedad civil.
En los países que ya han asegurado las instituciones vitales de la sacie~ Sin embargo, en vez de continuar y aclarar esta sugerente línea de in-
dad civil por medio de los derechos, el terreno recientemente abierto es vestigación, Touraine se orienta a un nivel analítico diferente y construye
vulnerable a la penetración y al control estatales. Por esto es que el Estado un modelo de nuestro tipo sómt'al contemporáneo al que llama "postin-
modernizador que impone regulaciones económicas y el Estado adminis~ dustrial" o "programado", con el fin de especificar los intereses de los
trativo que interviene en las organizaciones sociales y culturales, tanto movimientos contemporáneos y fundamentar la afirma~ión de que son ra-
como lo hace en el orden económico; se han convertido en los blancos de dicalmente discontinuos en relación con los movimientos anteriores. Si bien
la resucitada corriente liberal que pone énfasis en la expansión de los de1 este modelo teórico puede señalar los nuevos escenarios que se abren al
rechos humanos y en la autonomía de la sociedad ante el Estado. No obs·' conflicto, tiene la desventaja de que oscurece la importancia del concepto
tante, en una de sus percepciones más importantes, Touraine insiste en · de sociedad civil que es tan central para la comprensión de la propuesta de
que, como movimientos sociales, lo que está en juego en los conflictos , Touraine, a la vez que conduce a un punto de vista unilateral de los movi-
contemporáneos no es simplemente la defensa y autonomía de la socie- mientos sociales contemporáneos.
dad civil frente al Estado. Más bien, lo que importa es, ante todo, qué clase La sociedad postindustrial es supuestamente un nuevo tipo societal
de sociedad civil es la que deberá defenderse. No basta asegurar la autono· caracterizado por nuevos C_,Jpucios de poder, nuevas formas de domina-
mía o incluso la primacía de la sociedad civil frente al Estado, porque, co- ción, nuevos modos do Inversión y un modelo cultural "autorreflexivo". El
mo lo muestra el ejemplo del capitalismo liberal en los Estados Unidos e poder, la inversión y la dominación se ubican al nivel de la propia produc-
Inglaterra, esto podría significar simplemente la primacía de las élites so· ción cultural. L11 lnnov~ucción de conocimientos (me-

'
... ~ ,411
580 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 581

dios, computadoras, bancos de datos) transforman nuestra representa- das en conflictos sociales y acción antitecnócrata, y la manera en que esas luchas
ción de la naturaleza humana y del mundo externo. "Por estas razones, la se extienden hasta el área de la actividad política y crean lo que podríamos
investigación y el desarrollo, el procesamiento de información, la cien- llamar un nuevo óf(entlichkeit [ ... ] El principal problema es pasar de la defensa
a la contraofensiva, de la búsqueda de la identidad a la acción colectiva, para
cia y las técnicas biomédicas, y los medios de comunicación de masas son controlar el proceso de cambio. 47
los cuatro principales componentes de una sociedad postindustrial."45 Cada
vez más dominios de la vida social son abiertos a los proyectos tecnocrá-
ticos de control o a proyectos alternativos para conservar la autonomía Aunque este método proporciona interesantes datos sobre la autointer-
y asegurar la estructura democrática interna del terreno recientemente en pretación de los actores colectivos contemporáneos, a la vez que revela,
disputa. En resumen, la sociedad postindustrial se representa a sí misma en algunos casos, la emergencia de una nueva identidad autorreflexiva,
como capaz de producir su propio conocimiento, guías normativas y for- no libra a la teoría de su circularidad.
mas socioculturales. Lo que está en riesgo en el conflicto social se refiere En otros escritos hemos criticado los aspectos dogmáticos de la meto-
a la institucionalización de este modelo cultural: instituciones autó- ' dología de Touraine y su creación de una jerarquía de formas de la lucha
nomas, autogobernadas, igualitarias vs. estructuras controladas por las social para que correspondan a la teoría de los tipos sociales. 48 También
élites, manejadas tecnocráticamente y saturadas por las relaciones de do- hemos criticado su insistencia en la discontinuidad radical entre los tipos
minación. societales y los movimientos sociales como antitética del uso del concep-
El aumento en la autorreflexión acarreado por estos desarrollos rige el il to de sociedad civil. Al usar "nuestra clase de países", Touraine hace refe-
cambio en la identidad de las acciones colectivas y las clases de movimien- rencia a los países que han tenido (y todavía tienen) luchas para conser-
tos que desarrollan. La lucha por instituciones sociales autónomas, de- var y ampliar la sociedad civil. Pero la idea de que la sociedad civil existía
mocráticas, y el interés en las formas participativas de asociación por par- en Occidente por lo menos desde el siglo XVII implica una continuidad
te de los actores colectivos contemporáneos, se deben al reconocimiento institucional y culturalcon nuestro propio pasado -idea que se contra·
de que los medios y los fines de la producción social son productos socia- pone a la tesis de tipos societales, modelos culturales y movimientos so-
les. Por esto es que se concentran en las dimensiones culturales y norma- 1 ciales radicalmente discontinuos-. Mientras que la distinción entre los
tivas de la vida diaria y conciben sus luchas en términos de un derecho de ejes sincrónico y diacrónico hace visibles las innovaciones de las luchas
la población a elegir su propia clase de vida e identidad. Las nuevas dimen- contemporáneas, a la vez que proporciona un espacio para el análisis ins·
siones de identidad de los actores contemporáneos y lo que hace que sean titucional de la sociedad civil; la teoría evolutiva implícita de los tipos so-
radicalmente discontinuos respecto a los movimientos anteriores, no es cietales oculta la continuidad entre el pasado y el presente. Por lo tanto, se
por lo tanto su repertorio de acciones sino el nivel de autorreflexión y el hace imposible explicar los procesos de aprendizaje por parte de actores
cambio en el lugar y en los intereses de las luchas que corresponden a la colectivos respecto a los movimientos, formas institucionales y proyec·
emergencia de un nuevo tipo societal. 46 tos societales pasados. El c~pto "tipo societal" es demasiado abstracto
La circularidad en este modo de argumentación es obvia. La acción para el análisis institucional de la sociedad civil. Además, el concepto más
colectiva contemporánea es nueva porque supone la lucha alrededor de bien bosquejado de la sociedad postindustrial obliga a representar como
áreas abiertas por la sociedad postindustrial, pero la sociedad postindus- regresivos o anacrónicos aquellos aspectos de la lucha que no implican
trial es un nuevo tipo societal porque hace surgir nuevas formas de acción una nueva identidad colectiva autorreflexiva.
colectiva. Sin embargo, el modelo teórico de Touraine no pretende ser neu- A la vez, la tesis de un nuevo lugar de dominación, inversión, poder
tral. De hecho, espera evitar la circularidad del argumento teórico por y protesta, parece ofrecer una explicación del carácter dual -defensivo y
medio de su método partidista de intervención sociológica. Su propósito ofensivo- de las nuevas dimensiones de las acciones colectivas contem·
es obtener de la conducta conflictiva existente la dimensión de un movi- poráneas. El primero incluye la preocupación defensiva por la identidad
miento social (en nuestros términos, la nueva identidad colectiva auto- y la autonomía; el segundo, una tendencia a asumir la contraofensiva y a
limitada): participar en las luchas por el control y la democratización de las institu·
ciones sociales. Para ToufÍlne, a diferencia de Tilly, la acción "ofensiva"
Lo que debemos descubrir ahora es la manera en que, en nuestras clases de países, se refiere no a una batalla competitiva orientada estratégicamente por la
las reacciones defensivas contra el cambio permanente pueden ser transforma- inclusión y ol poder en ~"~rganización polltico, 1lno a la .lu·

.~
582 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 583

cha por ampliar el campo de la actividad política y democratizar los espa- implica relaciones entre un actor y un mundo de '5ituaciones existentes
cios públicos existentes y nuevos a costa del control del Estado y del modelo (estados existentes) que pueden ser obtenidas o realizadas mediante una
tecnocrático de la sociedad. Tanto las reacciones defensivas al cambio intervención con un propósito. El grado de racionalidad de la acción pue-
permanente como las luchas ofensivas contra los proyectos tecnocráticos ,i' de ser evaluado por una tercera persona respecto al éxito y a la "verdad"
por monopolizar y reprivatizar el contrpl de las instituciones sociales y la º
-es decir, al ajuste entre las percepciones del actor y el caso real-. 5 Así,
innovación cultural son elementos de la acción colectiva contemporánea. la acción teleológica corresponde al concepto de la acción racional que se
No obstante, la distinción entre los ejes sincrónico y diacrónico de la ac- encuentra al centro de la teoría de la movilización de recursos.
ción sí tiene una importante desventaja: le impide ver a Touraine una im- El "modelo de proceso político" de Tilly, Tarrow y otros, supone un cam-
portante dimensión de la acción colectiva, esto es, las luchas por parte de i bio de las teorías de la acción racional a las teorías de la interacción racio·
los actores sociales para asegurar la influencia de las instituciones democrá- nal, que corresponde a una expansión que nos lleva del modelo teleológi·
ticas en y a través de todo el sistema político y de la economía. Sin esta co a uno estratégico en que los cálculos del éxito implican la anticipación
dimensión, la sociedad civil sigue siendo vulnerable al poder económico y 1, de las decisiones por parte de al menos otro actor. Este tipo de acción si-
político, y el foco de la acción colectiva se reduciría a una sola dimensión. ;J gue presuponiendo sólo al "mundo objetivo" pero ahora incluye dentro de
La estructura teórica de Touraine no es lo suficientemente compleja como él a la toma de decisiones por otros. Se trata a otros actores como facto-
para permitirle construir un modelo que integre las mejores partes de la res externos a los que hay que reconocer, no como sujetos con los cuales
teoría de la movilización de los recursos. uno comparte un entendimiento.
Además, aunque Touraine ofrece una sociología de la acción de los nue- El modelo puro de la identidad argumenta (en pro de una racionalidad
vos rasgos de los movimientos contemporáneos, no desarrolla una teoría , de la acción) que es específica a los nuevos movimientos sociales que se
del tipo de acción que presupone la tesis de una mayor autorreflexión. ajusta al modelo de Habermas de la acción representada. Este tipo de
Por supuesto, sí analiza los procesos de comunicación en que participan :1 acción implica la fabricación intencional y expresiva de la subjetividad
los actores colectivos contemporáneos a medida que articulan nuev~ .~ de la persona, así como su manifestación (sentimientos, deseos, experien-
identidades y proyectos societales. Pero una autorreflexión teórica de la • cia, identidad) a un conjunto de otros que constituyen un público. Aquí,
acción comunicativa del tipo ofrecido por Habermas puede articular lo es1 ' se presuponen por lo menos dos "relaciones con el mundo": una orienta-
pecífico de estos procesos, indicar sus límites y abrir el camino a la compren· ción al mundo subjetivo del actor y una al mundo externo. La "presentación
11
sión de las relaciones entre todos los ti-pos de acciones en los conflictos del yo mismo" implica un esfuerzo por obtener que se reconozca la iden·
colectivos. Debido a que este nivel de análisis le falta a su teoría, Tourai· , tidad y la subjetividad de uno mismo. Pero desde el punto de vista del ac-
ne comete la equivocación de excluir a la inte•acción estratégica del con~ tor, las relaciones interpersonales reguladas normativamente sólo son
cepto de un movimiento social y de su vaga imagen de la sociedad ci· · consideradas como hechos sociales. Así, la acción dramatúrgica puede
vil. Acierta al afirmar que un enfoque unilateral sobre la estrategia omite 1 asumir cualidades estrat~ latentes y convertirse en una administra·
las dimensiones sociales y las orientadas a las normas de las luchas con• , •ción cínica de la impresión. La dimensión de la acción colectiva que abarca
temporáneas que son centrales para la emergencia de nuevas identida~ · la afirmación expresiva de uha identidad no es, por lo tanto, un asunto de
des colectivas. Pero se equivoca al restringir la interacción estratégica a 1

1
expresividad espontánea sino que implica una representación estilizada y
los niveles inferiores del conflicto o al eje diacrónico del cambio porque, ' planificada de la identidad propia con el fin de obtener reconocimiento o
como lo demuestra claramente la teoría de la movilización de recursos, influencia.
tanto los movimientos sociales como la sociedad civil suponen una El concepto de Smelser de un movimiento social orientado normativa-
interacción estratégica. mcnte corresponde al concepto de la acción normativa. Según Habermas,
La reciente reformulación, por parte de Habermas, de la teoría de la ¡ el concepto de acción normativamente regulada se refiere a los integrantes
acción comunicativa nos permite ver la manera en que el paradigma de. ' de un grupo que orientan sus acciones a valores comunes (institucio·
la acción colectiva antes discutido puede ser complementario. Su tipología nalizados) que tienen una fuerza obligatoria general para las relaciones
de la acción corresponde muy bien a las varias lógicas de la acción colecti• interpersonales. Cada UíÍo tiene derecho a esperar que otros cumplirán
va. 49 El concepto de "acción teleológica" presupone un actor que elige re· con las normas comp11ilda1. Así, además de presuponer el mundo exte!'-
cursos alternativos de acción (medios) con vistas a obtener un fin. Esto no, la acción normal~-~:laclón con un mundo 1ocl1l y. uno

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584 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 585

identidad social -es decir, un contexto normativo que designa la totali- acción colectiva con exclusión de las demás. Sobr.e la base de este análi-
dad de las relaciones interpersonales legítimas-. Esto significa que las sis, también es posible ver que los movimientos pueden luchar simultá-
dimensiones cognitiva y motivacional son importantes para la evaluación neamente por la defensa y la democratización de la sociedad civil y por la
de la validez de la acción normativa y que el aprendizaje puede ocurrir a inclusión dentro de la sociedad política así como por la expansión de esta
ambos niveles. Se puede evaluar la acción en términos de su conformidad última.
con una norma determinada; las norm~s pueden ser evaluadas en térmi- Mientras que el análisis de los tipos de acción puede incluir a las varias
nos de si merecen o no ser reconocidas sobre la base de un estándar acep- lógicas de la actividad colectiva, no puede ni explicar una configuración
tado. Debe observarse que, para Smelser, los movimientos que no actúan particular dentro de un determinado movimiento, ni unir los tipos en una
en nombre de un orden de normas válidas en última instancia, se vuelven estructura teórica coherente. Para esto, se debe recurrir a un análisis de la
irracionales. sociedad civil. La obra de Touraine señala la dirección correcta, pero él no
La interacción comunicativa lleva más lejos al segundo nivel de cues- ofrece una teoría de la sociedad civil. En cambio, hace uso de la categoría
tionamiento de las normas. Este concepto traspasa los límites de la teo- sin explicar su articulación interna. Tampoco explica qué mecanismos
ría de la acción de Parsons y de Smelser. Se refiere a un proceso inter- conectan a las varias esferas entre sí con el Estado y la economía. En con-
subjetiva, mediado lingüísticamente, por el que los actores establecen sus secuencia, la lógica dual de los movimientos contemporáneos se repre-
relaciones interpersonales y coordinan sus acciones, y que implica la ne- senta erróneamente como alternativas que son dirigidas únicamente a la
gociación de las definiciones de las situaciones (normas) y el logro de un sociedad civil. El enfoque de la movilización de los recursos adolece de lo
acuerdo. Mientras que la acción normativa presupone un consenso que contrario, al poner énfasis sólo en las estrategias dirigidas a las estructu-
simplemente se reproduce con cada acto interpretativo, la acción co- ras políticas y económicas. Los paradigmas en competencia del estudio
municativa supone una comunicación sin restricciones entre actores que de los movimientos sociales nos dejan así con una elección insatisfacto-
primero deben crear un consenso. Esto implica una relación autorreflexi- ria: o uno interpreta a los movimientos en términos de la lógica estratégi-
va con las dimensiones de los tres "mundos" -el objetivo, el subjetivo y el ca de la organización -supuesta en la presión sobre las "grandes estruc·
social-. En este caso, cualquier aspecto de nuestro conocimiento incor- turas" del Estado y de la economía-, o uno opta por poner énfasis en los
porado culturalmente que se haya vuelto problemático puede ser temati- modelos de identidad, de normas y de cultura, y en las formas asociativas
zada y puesto a prueba por medio de la determinación de la validez de las articuladas por los propios actores más innovadores, cuyo blanco son las
demandas. El concepto de Touraine de .un movimiento social utiliza esta instituciones de la sociedad civil. Lo que necesitamos es una estructura
concepción de la acción comunicativa. teórica que pueda dar cabida a ambos enfoques y explicar la lógica dual
Si aplicamos este análisis abstracto de la acción a las estrategias con- de los movimientos contemporáneos.
ceptuales antes descritas, queda en claro que, aunque cada una tiende a
"filtrar" las formas de acción analizadas por nosotros, todas pueden infor- -~··
mar al estudio de la acción colectiva. Es perfectamente concebible que un LA TEORÍA SOCIAL DUAL Y LOS MOVIMIENTOS
movimiento social concreto pueda comprometer a todas las formas de ac- SOCIALES CONTEMPORÁNEOS
ción. Esto es obvio en el caso de las acciones colectivas contemporáneas.
Sectores clave de los nuevos movimientos -desde el feminismo hasta el Empezamos afirmando que los nuevos movimientos sociales consideran
ecológico-, tienen una relación autorreflexiva con los mundos objetivos, a los modelos culturales, las normas y las instituciones de la sociedad civil .• <~
subjetivos y sociales en la medida en que tratan los temas de la identidad como los principales elementos en juego en el conflicto social. Claramen- l 1'
personal y social, defienden a las normas existentes, impugnan las inter- te, los esfuerzos por influir en las estructuras económicas y en la política
pretaciones sociales de las normas, crean comunicativamente nuevas nor- de Estado también tienen un importante papel en estos movimientos. Por
mas y proponen formas alternativas de relacionarse con el ambiente. Como ejemplo, los ecologistas han recurrido al Estado para que ejerza presión
se dijo antes, toda acción colectiva supone también actividad estratégica, sobre los actores económicos que saquean el ambiente, en tanto que los
instrumental y normativa. Por lo tanto, no hay razón para que el análisis activistas de derecho• húmanos y las feministas, han tratado por medio
de las varias lógicas de la acción colectiva deba verse como incompatible, de varias estrate1l11 or11nl11Uva11, de ejercer presión sobre el Estado para
en tanto que no se las presente como única forma de racionalidad de la que promul1u1 y h~ que garanticen los derecho• de la•

~-.,
586 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 587

minorías y de las mujeres en la economía, la sociedad civil y el sistema de da y ampliada; por otra, el desarrollo de instituciones igualitarias, cultu-
organización político. Algunos componentes de los nuevos movimientos rales, sociales y socializadoras coordinadas, comunicativamente adecua-
han organizado partidos políticos (el ejemplo más famoso son los Verdes das a las nuevas formas de subjetividad descentralizada que son posibles
de Alemania occidental), en tanto que otros han buscado trabajar den- gracias a la modernización cultural. La racionalización societal ha sido
tro de los partidos que ya existen o ejercer 1
presiones sobre la sociedad dominada, sin embargo, por los imperativos de los subsistemas; es decir,
política mediante esfuerzos de cabildeo, todo sin renunciar a sus vínculos los requerimientos del crecimiento capitalista y de la dirección adminis-
con los activistas de los movimientos y las asociaciones que se encuentran trativa han predominado sobre los intereses del mundo de la vida. La
\.
fuera del sistema político. Así, los movimientos contemporáneos tienen .; "institucionalización selectiva" de los potenciales de la modernidad ha

'" una apariencia y una lógica organizativa duales. En el capítulo IX, revi- /.
samos los presupuestos socioteóricos de esta afirmación, reformulando
las categorías de la sociedad civil en términos de la distinción sistema/
producido así una excesiva complejidad y nuevas formas de poder sistémico
y el empobrecimiento y subdesarrollo de la promesa institucional del mun-
do de la vida. La "col.onización del mundo de la vida" relacionada con el
mundo de la vida desarrollada por Habermas. Ahora queremos hacier más desarrollo capitalista y el proyecto tecnocrático de las élites administrati-
explícito el vínculo entre la teoría social dual y los movimientos. Ar- vas ha obstaculizado y continúa obstaculizando estos potenciales.
gumentaremos que la reconstrucción de la distinción sistema/mundo La tercera tesis insiste en el carácter bilateral de las instituciones de
de la vida en términos de las categorías de la sociedad civil y de la so- nuestro mundo de la vida contemporáneo, esto es, la idea de que la racio·
ciedad política nos brinda los instrumentos necesarios para explicar, tan- nalidad societal ha acarreado desarrollos institucionales en la sociedad
to los aspectos defensivos, como los ofensivos de los movimientos contem- civil que han incluido no sólo la dominación sino también las bases para
poráneos. la emancipación. La teoría dual de la sociedad ubica así a los elementos
Las contribuciones más significativas de Habermas a la teoría de los nucleares de la sociedad civil -la legalidad, la publicidad, las asociaciones
movimientos contemporáneos son tres tesis que, en conjunto, ofrecen per- · civiles, la cultura de masas, la familia- al centro de la discusión.
cepciones de los elementos más importantes de la acción colectiva con· ; Ésta es la dimensión del análisis institucional ausente en la teoría de los
temporánea. 51 La primera enuncia que la emergencia de la modernidad ·j tipos societales de Touraine. Para nosotros lo importante es que el bosquejo
cultural -o de las esferas diferenciadas de la ciencia, el arte y la morafü ' de Habermas de los desarrollos dentro de una sociedad civil ya moderna
dad, organizadas en torno a sus propias pretensiones de validez interna~ (aunque incompletamente) proporciona una vía para entender el carácter
lleva consigo el potencial para una mayor autorreflexión (y una subjetivi• d~ble de los movimientos contemporáneos así como sus continuidades o
dad descentralizada) respecto a todas las dimensiones de la acción y de discontinuidades con el pasado. La idea del carácter doble de la confor-
las relaciones con el mundo. Esto abre la posibilidad de una relación " mación institucional de la sociedad civil es un progreso real porque va
postradicional, posconvencional, con las dimensiones clave de la vida so- ¡¡ más allá del énfasis unilateral en la enajenación o en la dominación (Marx,
cial, política y cultural, y de su coordinación por medio de procesos autóno- i Foucault) y que un enfoq~gualmente unilateral en la integración
mos de interacción comunicativa. Esto formaría una base para una ma- (Durkheim, Parsons). Se nos permite, por lo tanto, contar con un medio
yor modernización del mundo de la vida por medio de la incorporación de teórico para evitar la sombría opción entre las apologías y la revolución
los potenciales realizados de la modernidad cultural en la vida diaria, lo total. Si las sociedades modernas no son reificadas del todo, si nuestras
que implica el remplazo de la coordinación gemeinschaftliche con formas instituciones no han sido penetradas totalmente por las relaciones de po-
potencialmente autorreflexivas. der desiguales, entonces es posible pensar en términos de potenciales
La segunda tesis sostiene la "institucionalización selectiva" de los po- positivos de la modernidad que vale la pena defender y ampliar por medio
tenciales de la modernidad (autorreflexión, autonomía, libertad, igual· de una política radical pero autolimitada. Considerados junto con la te-
dad, significado). Un modelo dual de sociedad, que distingue entre siste" sis de la colonización, éstos nos permiten explicar la razón de que la so-
ma y mundo de la vida, se encuentra en el núcleo de esta tesis. En este ciedad civil sea el objetivo así como el terreno de la acción colectiva con-
modelo, los procesos implicados en la modernización de la economía y temporánea.
del Estado son distintos de los implicados en la "racionalización" del mundo En conjunto, esta• tealí'revolan los elementos importantes de los movi-
de la vida. Por una parte, tenemos el desarrollo de estructuras orientadas mientos contempor,neo1 en IU lucha por la destradicionallzacJón y de-
por los medios en que la racionalidad estratégica e instrumental es libera- mocratización de la1rtlacilon111ochalcs en la sociedad civil. La rcdeflnlclón

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588 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 589
de las normas culturales, de las identidades individuales y colectivas, de nalizar a las instituciones sociales y la esfera pública'existente. Estos mo-
los papeles sociales adecuados, de los modos de interpretación y de la vimientos parecen contener la promesa de nuevas identidades sociales
forma y contenido de los discursos (a la que aquí hemos llamado "la polí- racionales y de una reavivida cultura política democrática en la medida
tica de la identidad") es parte de este proyecto. Sin embargo, como las en que buscan ampliar y democratizar los espacios públicos de la univer-
instituciones autoritarias frecuentemente 1
son reforzadas por el control sidad al sistema político.
desigual del dinero y del poder, y como la colonización de las institucio- En términos más teóricos, Habermas atribuyó dos papeles interrela-
nes de la sociedad civil por estos medios impide continuar con su moder- cionados a los movimientos sociales. Primero, se vio a los movimientos co-
nización, los actores colectivos contemporáneos también deben dirigirse mo el elemento dinámico en los procesos de aprendizaje social y de for-
a la sociedad política. Una "política de inclusión" se dirige a las institucio- mación de identidad. Aprovechando los potenciales incorporados en las
nes políticas para obtener reconocimiento para nuevos actores políticos tradiciones culturales y las nuevas formas de socialización, los movimien-
como miembros de la sociedad política y para lograr beneficios para aque- tos sociales trasponen estructuras de racionalidad disponibles en forma
llos a los que "representan". También es indispensable una "política de latente a la práctica social, de tal modo que puedan incorporarse en nue-
influencia" dirigida a cambiar el universo del discurso político para que vas identidades y normas. Segundo, los movimientos con proyectos demo-
genere espacios para nuevas interpretaciones de necesidades, para nue- cráticos tienen el potencial de iniciar procesos por los que la esfera públi-
vas identidades y para nuevas normas. Sólo con esa combinación de esfuer- ca puede ser reanimada y los discursos institucionalizados, dentro de una
zos puede restringirse y controlarse la colonización administrativa y econó- amplia gama de instituciones sociales. Estos papeles fueron situados sólo
mica de la sociedad civil, que tiende a mantener las relaciones sociales de en una forma muy abstracta en los desarrollos institucionales contempo-
dominación y a crear nuevas dependencias. ráneos, sin embargo, debido a la antigua tesis de la Escuela de Francfort
Finalmente, la democratización adicional de las instituciones políticas de la "unidimensionalidad" que aún influía en la evaluación de Haber-
y económicas (una "política de reforma") también es central para este 1: mas de las instituciones sociales, económicas y políticas existentes. Así,
proyecto. Sin este esfuerzo, cualquier progreso dentro de la sociedad civil aunque él (al igual que Touraine) criticó la retórica revolucionaria de los
sería en realidad tenue. Mientras que la democratización de la sociedad movimientos de los años sesenta por desviar la atención del proyecto
civil y la defensa de su autonomía frente a la "colonización" económica o de democratización de las instituciones políticas y sociales en favor de
administrativa puede ser considerada como el objetivo de los nuevos mo- su total destrucción, no pudo proporcionar ninguna alternativa a su crítica
vimientos, la creación de "sensores" dentr.o de las instituciones políticas y totalizadora de la sociedad moderna. 54 Hemos criticado la primera ver-
económicas (reforma institucional) y la democratización de la sociedad sión de la teoría de Habermas por su "déficit institucional", es decir, por
política (la política de la influencia y la inclusión), que abrirían estas ins- iocalizar los potenciales emancipadores al nivel abstracto de la moderni-
tituciones a las nuevas identidades y a las normas igualitarias articuladas dad cultural y en los procesos de socialización y no en la articulación
en el terreno de la sociedad civil, son los medios para asegurar esta meta. 52 institucional de la sociedad't'Wn.ss
No estamos argumentando que el propio Habermas haya proporcionado ' Habermas resolvió esta dificultad introduciendo la concepción dual de
el paradigma teórico sintético de los movimientos sociales que su estructu- la sociedad como una base para analizar el carácter bilateral de las insti-
ra hace posible. Si bien las teorías disponibles sobre los movimientos tienen tuciones contemporáneas. 56 Interpreta los potenciaies ambivalentes de
mucho que aprender de esa estructura, la propia teoría social de Habermas nµestras instituciones sociales en términos de un choque entre los impe-
también podría beneficiarse si integrara los resultados de otros análisis rativos del sistema y las estructuras de comunicación independiente. Como
contemporáneos. En realidad, su más reciente discusión de los nuevos consecuencia, estas instituciones están abiertas tanto a las luchas defen-
movimientos sociales es desorientadora porque se basa en una interpre- sivas para proteger y democratizar la infraestructura comunicativa de la
tación unilateral del concepto dual de la sociedad que él mismo introdujo. vida diaria como a proyectos ofensivos de reforma institucional radical.
El enfoque de Habermas de los movimientos sociales ha evolucionado Es tanto más irónico que su obra reciente también nos ha dado lo que
en el transcurso del tiempo. Su primer análisis se parecía mucho al de consideramos una interp!Ytación extremadamente unilateral de los nue-
Alain Touraine. 53 Al igual que Touraine, considera a la Nueva Izquierda y vos movimientos sociales, porque en esta conc1pclón, c1to1 movimientos
en especial al movimiento estudiantil como agentes potenciales de la de· aparecen principalmente como reaccionaa dtltn1lv11 contra 11 coloniza-
mocratización societal frente a los proyectos tecnocráticos para funcio·
ción del mundo de la vid~ ''"
590 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 591

Habermas sostiene que lo que está en juego en las nuevas formas de mico y político-administrativo, no sólo como "reactiv'bs", sino como proyec-
resistencia y conflicto no es la defensa del mundo de la vida sociocultural tos comunalistas con tendencias antimodernas de desdiferenciación y reti-
tradicional (comunal, atributivo, difuso) sino de un mundo de la vida que ro. 59 La única excepción que observa es el movimiento feminista. Sólo
ya está en parte modernizado. También distingue entre las defensas de la éste tiene una lógica dual y un potencial claramente emancipador: un as-
propiedad y del estatus adquirido en el terreno de un mundo de la vida pecto ofensivo, universalista, interesado en la inclusión política y en la
modernizado y la acción "defensiva" que comprende experimentos en nue- igualdad de derechos, junto con un aspecto particularista, defensivo, que
vas formas de cooperación y comunidad. Estos últimos forman el núcleo se concentra en la identidad, los valores alternativos y la superación de
del nuevo potencial de conflicto. No obstante, se considera a los nuevos formas concretas de vida marcadas por los monopolios masculinos y una
movimientos como formas de resistencia y de retirada que buscan dete- práctica diaria racionalizada unilateralmente. 60 La primera dimensión
ner la marea de los sistemas de acción organizados formalmente a favor vincula al feminismo con la tradición de los movimientos de liberación bur-
de las estructuras comunicativas. Aunque representan la capacidad conti- gueses socialistas y con los principios morales universalistas. La segunda
nua del mundo de la vida para resistir la reificación, y por lo tanto toman lo relaciona con los nuevos movimientos sociales. No obstante, como se
un significado positivo, Habermas es escéptico respecto a su "potencial , indicó antes, los nuevos movimientos de resistencia, incluyendo la segun-
emancipador" y sospecha de su naturaleza aparentemente antinstitucio- · da dimensión del feminismo, suponen exclúsivamente reacciones defensi-
nal, defensiva, antirreformista. En resumen, no ve a los nuevos movimien- vas a la colonización. De aquí que se les .::alifique de "particularistas" por
tos como portadores de nuevas identidades sociales (racionales) sino como su preocupación por las identidades, las normas, y los valores alternati-
estancados en el particularismo. Tampoco los ve como orientados hacia 1
vos, y de aquí la acusación de una "retirada" hacia las categorías atributivas
la promoción de la institucionalización de los potenciales positivos de la o biológicas del género. Según Habermas, la dimensión emancipadora
modernidad, o a trascender una política expresiva de retirada, ni cree que del feminismo no implica por lo tanto nada nuevo, en tanto que la nueva
sean capaces de hacerlo. dimensión del feminismo adolece de las mismas desventajas que los otros
No obstante, Habermas presenta una idea interesante cuando argu- movimientos nuevos.
menta que los nuevos conflictos surgen en el "punto de contacto entre el Creemos que este análisis de los nuevos movimientos en general y del
sistema y el mundo de la vida" -acerca, precisamente, de aquellos pape- feminismo en particular es desorientador. De hecho, la interpretación de
les que institucionalizan los medios del dinero y del poder y median entr.e Habermas de lo que es nuevo en estos movimientos como reacciones
las esferas pública y privada y los subsistemas económicos y administrati- particularistas y defensivas a la penetración de la vida social por los me-
vos-. El rechazo a los papeles funcionalizados del empleado y el consu- dios del dinero y el poder, supone el rescate de la tesis clásica del colap-
midor, del ciudadano y el cliente, seguramente caracterizan mucha de la 1
so. 61 Esto a su vez, se deriva de una interpretación unilateral de su propia
acción colectiva contemporánea: teoría social dual. Así, el análisis de Habermas de los movimientos no ha-
ce justicia al potencial de s~ría, por dos razones. La primera tiene que
11

Son justo estos papeles los que son blanco de la protesta. La práctica alternati- 'ver con su fracaso para traducir las categorías del mundo de la vida en una
va es dirigida contra la [ ... ]movilización dependiente del mercado del poder de conceptualización plena de la sociedad civil y política. Los sugerentes
la mano de obra, contra la extensión de las presiones de la competencia y del pasajes sobre las instituciones públicas y privadas del mundo de la vida
desempeño hasta los niveles básicos de la escuela primaria. También se dirige con- .descuidan aquella dimensión clave que le habría permitido evitar la tesis
tra la monetarización de los servicios, de las relaciones y del tiempo, contra la del colapso, es decir, la de las asociaciones. A pesar de su reconocimiento de
redefinición consumista de las esferas privadas de la vida y de los estilos de vi-
que las luchas contemporáneas se localizan en tomo a las dimensiones de la
da personales. Además, la relación de los clientes con las agencias de servicios
públicos debe abrirse y reorganizarse de un modo participativo[ ... ] Finalmen-
reproducción cultural, la integración social y la socialización, no vincula
te, ciertas formas de protesta niegan las definiciones del papel del ciudadano. 51 '
a éstas con el lado positivo de las instituciones dentro de la sociedad civil
y de la sociedad política. 62 En vez de reconocer que los nuevos movimien-
Sin embargo, desde el punto de vista de Habermas, los desafíos de los tos tienen un papel que _,.desempeñar en la modernización adicional de
movimientos a estos papeles son puramente defensivos. Representa a los es- 1 estas esferas, sólo percl6e 1u carácter defensivo ante la expansión de los
fuerzas de los actores colectivos por crear contrainstituciones dentro del mecanismos de dlrtc:c:lón, Bn el mejor de los casos considera que 101 nue-
mundo de la vida para limitar la dinámica interna de los sistemas cconó- vos movimlento1 tienen~ contribuir al aprendizaje 1t11~tcn·

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592 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 593

do las dimensiones de la transmisión y socialización cultural, pero no de es posible encontrar en cualquiera de los enfoques tliscutidos antes. En
acuerdo al cambio institucional dentro de la sociedad civil. esta explicación, el aspecto "defensivo" de los movimientos supone con-
Habermas está equivocado al concluir a partir de su seguimiento de la servar y desarrollar la infraestructura comunicativa del mundo de la vida.
reinterpretación de las tradiciones y de las identidades, que lo que está Esta formulación capta el aspecto dual de los movimientos discutido por
implicado en los nuevos movimientos es sólo una política cultural Touraine así como la percepción (Habermas) de que los movimientos pue-
antiinstitucional. Los movimientos también generan nuevas solidarida- den ser portadores de los potenciales de la modernidad cultural. Ésta es la
des, alteran la estructura asociativa de la sociedad civil y crean una plura- condición sine qua non de los esfuerzos venturosos por redefinir las iden-
lidad de nuevos espacios públicos, a la vez que amplían y revitalizan los tidades, reinterpretar las normas y desarrollar formas asociativas
espacios que ya están institucionalizados. Esto supone desafiar los pape- igualitarias y democráticas. Los modos de la acción colectiva expresivos,
les mediadores entre el sistema y el mundo de la vida. El otro lado de la normativos y comunicativos tienen su lugar adecuado aquí; pero esta di-
acción colectiva contemporánea, sin embargo, supone el cambio institu- mensión de la acción colectiva también implica esfuerzos por asegurar
cional siguiendo la dimensión de la integración social. Implica conflicto 1, los cambios institucionales dentro de la sociedad civil que corresponden
acerca de las relaciones sociales en instituciones civiles que van de la fa- a los nuevos significados, identidades y normas que se crean.
milia a las esferas públicas. El aspecto "ofensivo" de la acción colectiva está dirigido a la sociedad
La tendencia de Habermas a considerar los subsistemas como "cerra- política y económica -los campos de la "mediación" entre la sociedad ci-
dos autorreferencialmente" impide ver la posibilidad de la reforma vil y los subsistemas del Estado administrativo y de la economía-. Cier-
institucional también en estos dominios. Su separación excesivamente tamente, esto implica el desarrollo de organizaciones que puedan ejercer
rígida entre los dominios del sistema y del mundo de la vida le impide ver presión para que se les incluya en estos dominios y obtener beneficios de
las estrategias ofensivas de los movimientos contemporáneos que buscan ellos. Los modos estratégico instrumentales de la acción colectiva son in·
crear o democratizar receptores dentro de los subsistemas, porque vuelve dispensables para esos proyectos. Pero la política ofensiva de los nuevos
el éxito tautológicamente imposible. En consecuencia, su explicación de movimientos no sólo implica luchas por el reconocimiento monetario o
los movimientos no hace justicia a la tesis del doble carácter institucional político, sino también una política de influencia dirigida a los que se en·
a que se aludió antes, y al cual está dirigida la lógica dual de los movi· cuentran dentro del sistema político (y quizás económico) y proyectos
mientos. Por lo tanto, cae en un análisis reduccionista de la ecología, de (autolimitadores) de reforma institucional. ¿De qué otra manera vamos
las iniciativas ciudadanas, de los movimientos de los Verdes y de los movi- a entender los esfuerzos por volver a estos subsistemas más receptivos a
mientos Juveniles, y en una representación equivocada de la lógica dual los nuevos temas e intereses, más receptivos a las necesidades y a la auto-
cuando la logra percibir, como ocurre en el caso del feminismo. comprensión de los actores en la sociedad civil, y más democráticos inter-
Nuestra reconstrucción de la distinción sistema/mundo de la vida, de namente de lo que son ahora? En otras palabras, aquellos elementos de
conformidad con los lineamientos de una teoría de la sociedad civil corri- los nuevos movimientos qu~irigen a la sociedad política (y que quizás
ge estos dos puntos ciegos. Por una parte, traducimos el concepto de mundo uh día se dirigirán también a la sociedad económica) articulan un proyec-
de la vida como la articulación institucional de una sociedad civil garanti· to de reforma institucional autolimitador, democrático, dirigido a ampliar
zada por los derechos. Por otra parte, argumentamos que hay receptores y democratizar las estructuras del discurso y del compromiso ya existen-
para la influencia de la sociedad civil dentro de la sociedad política (y tes en estos dominios.
económica) y que éstos pueden, dentro de ciertos límites, ser ampliados
y democratizados. En consecuencia, en nuestra versión de la concepción
dual de la sociedad, la lógica dual de los nuevos movimientos puede ha- , UNA CRÍTICA FEMINISTA DE LA TEORÍA SOCIAL DUAL
cerse evidente. Nuestro enfoque nos permite ver que los movimientos ope-
ran a ambos lados de la división sistema/mundo de la vida, y así podemos Aunque creemos que es posible analizar en estos términos a todos los
tener en cuenta las contribuciones de ambos paradigmas de la acción movimientos sociales con~mporáneos, nos vamos a concentrar en el le-
colectiva. vantamiento femini1ta para presentar nuestro punto. Ya han aparecido
Nuestra estructura también nos ofrece una interpretación más sintéti- varias discu1ion11 lnt1rt11nt11 de la importancia de la teoría social dual
ca del significado de la acción colectiva "defensiva·' y "ofensiva" de la que de Haberma1para1l·~l1nto feminista contemporáneo. 6J Bn el ar-

~~
~. ·~
594 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 595

tículo más comprehensivo sobre el tema, Nancy Fraser argumenta que, masculino es un signo de la insuficiente modernidad de las relaciones so-
lejos de facilitar una comprensión del feminismo, la teoría social dual de ciales. El hecho de que el patriarcado es intrínseco al capitalismo, en vez
Habermas -y en especial su distinción entre sistema y mundo de la vida-, de un derivado accidental del mismo, se ve obscurecido de esa manera. 69
no sólo "es insensible al género" sino también, "en importantes respec- 4. Aunque Fraser (de forma inconsistente) alaba la ampliación que hace
tos, androcéntrica e ideológica". 64 Frase¡r propone una crítica mucho más Habermas de la distinción público/privado clásica en un esquema de cua-
radical de la teoría social dual que la que nosotros hemos bosquejado an- tro partes de la familia, la esfera pública, la economía y el Estado (claramen-
1
tes. Como su crítica está dirigida al propio aparato conceptual de la teoría ' te basada en la distinción entre el sistema/mundo de la vida), argumenta
social dual del que nos hemos apropiado y revisado, la consideraremos que el potencial crítico de este modelo se ve obstaculizado por la ceguera
con cierto detalle. Comprende cinco afirmaciones clave: respecto al género del enfoque general. Habermas erróneamente concep-
tualiza los papeles en torno a los cuales se conforman las relaciones de
l. Fraser sostiene que la distinción entre sistema/mundo de la vida nos intercambio entre los cuatro términos del modelo (trabajador, consumi-
lleva a representar a la familia como una institución integrada socialmen- dor, cliente, ciudadano) en términos neutrales al género. Además, nomen-
te que nada más tiene una relación extrínseca incidental con el dinero y el . ciona el hecho de que estos papeles son complementados por un quinto
poder. 65 Ubicar a la familia moderna y a la economía capitalista oficial en 11 papel crucial de las personas que crían a los.niños. 70 Aquí el punto de Fra-
los lados opuestos de la separación sistema/mundo de la vida es ocultar el · ser es que las relaciones entre los dos conjuntos de esferas pública y priva-
hecho de que las familias contemporáneas son sistemas económicos y da son aclaradas por igual, tanto a través del medio del género, como a
lugares de trabajo, coerción, intercambio, explotación y violencia. Acle~ través de los medios del dinero y el poder. 71
más, esto legitima la separación institucional moderna de la familia y~• 5. Finalmente, Fraser argumenta que la tesis de la colonización lleva a
la economía oficial, de la crianza de los niños y del trabajo pagado, y de la~ Habermas a representar erróneamente las causas y a construir en forma
esferas pública y privada que han sido anatema para el feminismo con~ 1 equivocada la amplitud del desafío feminista al capitalismo del Estado
temporáneo. 66 Así, supuestamente Habermas ignora el hecho de que l~' benefactor. Según esta tesis, las esferas privada y pública de la sociedad
crianza de los niños es el trabajo no pagado por supervisar la produccióp. civil dejan de subordinar los sistemas económico y administrativo a las
del poder de mano de obra adecuadamente socializada que la famili~ normas y valores de la vida diaria, y en cambio son cada vez más subordi·
intercambia por salarios. 67 .. nadas a los imperativos de esos sistemas. Sin embargo, Fraser indica que
2. Se presenta un argumento ligerameate distinto respecto a la distincióij las normas patriarcales continúan estructurando la economía capitalista
que hace Habermas entre las formas normativamente aseguradas, conven.;. regulada por el Estado y la adminisfración estatal, como lo indica la con-
cionales, de la integración social y las establecidas comunicativamente, tinua separación de la fuerza de trabajo y la estructura de los sistemas de
autorreflexivas, posconvencionales. Fraser concede que esta distinción pr<>r bienestar social. Así, los canales de influencia entre los sistemas y el mun·
porciona recursos críticos para analizar las relaciones interfamiliares al do de la vida son multidirecM!males. El análisis de Habermas de la ambi-
hacer que los "consensos" sobre las normas y papeles familiares sean s~ valencia de las reformas del Estado benefactor, sin embargo, no toma en
pechosos en la medida en que o son prerreflexivos o se ha llegado a ell04 ;1 cuenta el subtexto de género que contienen estos desarrollos. El hecho de
por medio de un diálogo viciado de injusticia, coerción o desigualdad. N~:
1

que las mujeres sean abrumadoramente las nuevas cli~ntes de precisamen·


obstante, afirma que se da una importancia insuficiente al hecho de qu,4 le esas reformas "ambivalentes" del sistema benefactor no se observa. La te-
las acciones coordinadas por el consenso asegurado normativamente en sis de la colonización para el Estado benefactor agrava así los errores y
la familia nuclear patriarcal son acciones reguladas por el poder. Aquí el omisiones que se derivan de la concepción teórica original de la separa-
error se encuentra en la aparente restricción que hace Habermas del uso ción entre el sistema/mundo de la vida. Ignora la perspectiva de género y
del término "poder", limitándolo a los contextos burocráticos. Como canse• es androcéntrica.
cuenda, las relaciones de poder dentro de la familia son construidas comQ' Esta crítica presenta cuestiones que no es posible descartar, en especial
si fueran resultado de presiones externas sobre la misma (presiones econó, si uno desea argumentar q90 la teoría social dual (tal como la hemos recons-
truido) contribuye a la comprensión de los movimientos contemporéneos.
11
micas en el caso del capitalismo clásico; presiones burocráticas en el caso
del Estado benefactor). 6 ª Es cierto que Habermu no pre1tó mucha atención al género, y que el no
3. Este enfoque tiene la consecuencia, según Ft-aser, de que el dominio· considerar la pmpiG~u modelo de hecho oculta lmp.or-

--~-. -

596 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 597

tantes características de los acuerdos institucionales que desea entender. dad de acordar mutuamente la definición de la situación implicada en
No obstante, la afirmación de que la distinción entre el sistema/mundo de toda interacción relevante, evitando así (o haciendo imposible) la referen-
la vida y la tesis de la colonización son antitéticas a esas cuestiones no es cia a las pretensiones de validez normativa. Los significados, las normas y
convincente. Creemos que el potencial crítico de la teoría y su importan- las identidades no son creadas en esos contextos, aunque se las usa (o se las
cia para los movimientos feministas puede ser demostrado. De hecho, la refuerza) para fines sistémicos.
mayoría de las dificultades citadas por Fraser se encuentran no en el mo- Considerar a la familia como un sistema económico implicaría, por lo
delo teórico general, sino en la interpretación del mismo por Habermas. 72 , tanto, o una aceptación total de la teoría de sistemas 76 (haciéndola así in-
Así, mostraremos que, en gran medida, la parte válida de su crítica puede mune a la crítica normativa que quiere hacer Fraser), o una comprensión
encontrar cabida en nuestra versión revisada del modelo, que a su vez equivocada de lo que es un sistema en la teoría de Habermas: un conjunto
puede arrojar luz sobre algunas de las formas de dominación y de conflic- de relaciones sociales organizado formalmente y dirigidas por los medios.
to propias del feminismo contemporáneo. 73 Si uno tiene la intención de desafiar los significados, normas e identida-
des constitutivos de la desigualdad de género, entonces éste es el cami-
1. Como hemos visto, Fraser rechaza la distinción sistema/mundo de la no equivocado. El enfoque de la teoría de sistemas destruye las mismas
vida, argumentando que no hay manera de diferenciar categóricamente dimensiones en que éstos se crean y reproducen. Aunque las familias rea-
entre las esferas de la mano de obra pagada y la no pagada, entre la eco- lizan funciones económicas, aunque pueden ser funcionalizadas, (y de
nomía de la familia y la "oficial". 74 En realidad, argumenta que no hay nin- hecho lo son) por los imperativos del subsistema económico administrati-
guna garantía para suponer que una organización sistémica integrada de vo, aunque hay interacciones estratégicas dentro de ellas así como intercam-
la crianza de los niños sería algo más patológica que la de cualquier otro bios de servicios y de mano de obra por dinero o apoyo, y aunque éstos se
trabajo. Sin embargo, esta respuesta no capta el sentido real de la distin- distribuyen siguiendo la separación de los géneros, las familias no por eso
ción entre sistema e integración social y a su vez es poco convincente. son sistemas económicos. No están ni organizadas formalmente ni dirigi-
Si bien Habermas, en sus momentos más marxistas, trata de distinguir das por los medios. Por lo mismo, no se las puede describir como sistemas
entre los procesos reproductivos simbólicos y materiales, el núcleo de su administrativos aunque ciertamente sí contienen relaciones de poder. 77
teoría se basa en la distinción mucho más importante entre los modos de El trabajo realizado por las mujeres dentro de la familia no es conoci-
coordinación de la acción y no en los elementos sustantivos de la propia do, no se le remunera y no se le recompensa, y por lo tanto pone en des-
acción. En resumen, la afirmación que Fraser no ha refutado de ninguna ventaja a las mujeres incluso en el mercado de trabajo "oficial" (lo que re-
manera es que hay una diferencia fundamental entre los procesos (repro· fuerza la imagen de la dependencia en un hombre "que es el que gana
ducción cultural, integración social, socialización), las relaciones sociales el pan"). No obstante, no es útil describir la crianza de los niños como si
y las instituciones en que la ponderación de la coordinación debe ser fuera igual al resto del trabajo social. El hecho es que se le puede transferir
comunicativa y las que pueden ser "dirigidos por los medios" sin distar· parcialmente, y así ha ocumd~, a centros de cuidado diario o guarderías,
sión, como los mercados o las burocracias. Esto es así, no porque la acti· 'y aunque se trate de un trabajo remunerado esto no significa que se le
vidad de la mano de obra o actividad creativa/productiva se realice sólo pueda organizar formalmente de la manera en que es posible con otros tra-
en el segundo dominio, sino porque los significados, las normas y las iden~ bajos, o que sea deseable o posible transferir el cuidado de los niños total-
tidades no pueden ser mantenidas, reinterpretadas o creadas a través de mente a un ambiente institucional integrado sistémicamente. La coordi-
sustitutos funcionales de los efectos coordinadores de la interacción nación comunicativa de la interacción sigue siendo el elemento central
comunicativa. Lo central de la diferencia entre conjuntos formalmente del cuidado y crianza de los niños, como lo sabe cualquier padre, trabajador
organizados de relaciones sociales (subsistemas) y otros, se encuentra en social encargado del cuidado de niños o profesor de una guardería. A menos
la tendencia de los primeros a neutralizar los antecedentes normativos de que uno esté proponiendo la institucionalización total de los niños en
contextos de acción informal, regulada por costumbre o moralmente, que edad prescolar y la mercantilización total de la crianza de los nif'íos como
están ligados a pretensiones de validez y a sustituir éstos por contextos de la única alternativa a se~riados por madrea de tiempo completo, enton-
interacción generados por la ley positiva y "dirigidos por los medios". 75 ces se debe suponer que los nif'íos van a la c11a en 1l1tln momento del día
Estos últimos son coordinados por medios que operan a través de códigos -momento en el cual requieren atención y oulclado-, Adcm41, las
lingüísticos; sin embargo, estos códigos liberan a los actores de la necesl· guarderías, los centros~ cuidado diario y lu HWtla1 ion in1tltuclone1

~ -
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598 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 599

dentro de la sociedad civil. Tienen su propio lado económico y burocráti- y enseñanza a los niños son componentes centrales d'e la sociedad civil, a
co, por supuesto, pero cuando los requisitos organizativos o económicos pesar del hecho de que los servicios profesionales de que se trata son re-
superan las tareas comunicativas de la crianza y de la enseñanza, socavan munerados. En resumen, se requiere algún criterio para evaluar si la mer-
la raison d'etre de las instituciones y tienen consecuencias patológicas (ni- cantilización o la organización formal tendrán alguna consecuencia res-
ños desnutridos o ignorantes). pecto a ciertas formas de actividad o interacciones que son inaceptables y
Aunque ciertamente podemos concebir que más tareas del hogar pue- que no son necesarias en una sociedad moderna. Nuestra teoría de la so-
den trasladarse del hogar al mercado, con seguridad hay y debe haber un ciedad civil ofrece un buen principio en esta dirección.
límite a esto. No estamos de acuerdo con la noción de que todas las activida- En vez de intentar hacer compatibles los papeles del trabajador y de la
des creativas, productivas o reproductivas deben necesariamente tomar persona que cuida a los niños -asimilando esta última al primero-, un
la formá del trabajo asalariado. Incluso cuando así lo hacen, esto no significa análisis que procede de la distinción entre el sistema y el mundo de la vi-
que las estructuras institucionales en que ocurren estas actividades pueden da nos llevaría a cuestionar el subtexto de género de ambos papeles, a la
ser analizadas como sistemas económicos. Sólo sobre el supuesto des- vez que se insiste en su diferencia. La modernización ya ha traído consigo
orientador de que todo "trabajo social" es equivalente y por lo tanto igual-' la migración del trabajo (incluyendo la educación) del hogar al mercado.
mente favorable a la distorsión por la integración sistémica, es posible con- Pero con certeza una gran parte de la solución específicamente feminista
siderar a la socialización y crianza primarias de la misma manera que los 1
1 a la doble carga de la madre trabajadora, a la subordinación e inseguridad
demás trabajos. En resumen, sólo si se construye a las familias simple- vinculadas con el papel de quien conforma el hogar, y a las desigualdades
mente como espacios de tiempo de trabajo socialmente necesario no pa- del mercado de la mano de obra debe incluir la eliminación de la asig-
gado, pueden las diferencias entre las relaciones sociales de producción y nación a un género de las tareas del cuidado y crianza de los niños y del
las relaciones interfamiliares desaparecer de nuestra vista. Pero esta clase· cuidado del hogar junto con una lucha contra la división según el género
de supuesto ha sido criticado por muchas feministas por ampliar exage- de la mano de obra en el lugar de trabajo. Los salarios por el trabajo en el
radamente las categorías de la crítica marxista del capitalismo a temaSt hogar y el cuidado de los niños sólo reforzarían su carácter sexista y relega-
que no fueron considerados cuando se les elaboró. 78 rían a las mujeres aún más decisivamente a los trabajos de servicios mal
Si uno está dispuesto a aceptar que la economía moderna requiere que pagados. La "división del trabajo" doméstica supone claramente una rela-
algunas formas de trabajo sean mercantilizadas y organizadas formal .. ción de poder basada en parte en la dependencia económica de la mujer,
mente, la pregunta central para la teoría crítica es ¿de qué manera se que la priva de una elección real y de una voz igual en la distribución de
distinguirán las clases de actividades que deben dejarse al mecanismo de esas tareas; se deriva de su posición inferior en el mercado de trabajo, a la
mercado u organizarse formalmente, de aquellas en las que no debe ser vez que la refuerza. 80 Esta relación es la que hay que cuestionar.
así? Aquí hay dos cuestiones distintas. Por ejemplo, las críticas feministas Pero este enfoque no se basa en una analogía forzada entre las familias
de "los contratos de maternidad sustituta" se oponen a la conveniencia de· y los sistemas económicos, y~fe el cuidado de los niños y otros trabajos
intercambiar bebés por dinero (reificación) y de tratar al embarazo y al ' productivos. En cambio, supone un cuestionamiento a las normas patriar-
nacimiento de los niños con base en el modelo del contrato de trabajo. La cales que definen a la familia y asignan a los géneros l~s tareas en el hogar
mercantilización en esos casos parece distorsionar la relación de las mu..J o de otro tipo. En realidad, la misma posibilidad de articular y poner en
jeres con su cuerpo, su propio ser y su hijo, y no es necesario explicar esta dl)da las formas en que la economía capitalista moderna y la familia nu-
intuición sobre la base de argumentos naturalistas o esencialistas. 79 La ' clear (igualmente moderna) se intersectan (por medio de papeles asigna-
idea de la infraestructura comunicativa de las relaciones sociales de la dos según el género) presupone su diferenciación. Los cambios en la iden-
1
sociedad civil basta para explicar la distorsión que surge al entregar estas tidad, en la concepción normativa y en la estructura interna de los papeles
relaciones al mercado. Y aunque el cuidado diario y la escuela suponen• de la familia no modificarían el hecho de que las relaciones interfamiliares
trabajo pagado (la mercantilización de los servicios de los profesores y de -incluido el cuidado de los nifl.os- deben ser coordinadas comunicativa-
los trabajadores sociales encargados del cuidado de los nifios), eso no sig· mente. Por el contrario, nl_j-lquiera es posible criticar a la familia contem-
nifica que estas actividades puedan o deban ser organizadas formalmen- poránea como inju1t1, como deformada por la distribución desigual del
te. No tienen la misma forma, finalidad o significado que otro trabajo
asalariado. Las instituciones públicas y privadas en las que se da cuidado puslcra su
dinero, del poder y por rtlaclones de género asimétricas, si uno no pre1u-
ln~:=:=n:u:.•1

4
600 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 601

2. La distinción entre las orientaciones convencional y posconvencional mas y las identidades generadas en la sociedad civil •se conectan con el
capta una dimensión clave del poder en las normas de género existentes. funcionamiento del poder como medio en los ambientes burocráticos.
La forma que el dominio de los hombres toma en la familia nuclear patriar- Esto implica un análisis de las relaciones de poder que es complemen-
cal y las formas en que estructura las categorías del trabajo (y las relacio- tario (y no de antitético) a la concepción del poder como medio coordina-
nes de cliente en el Estado benefactor) y lap correspondientes identidades dor. Hemos argumentado que la organización formal es una precondición
de género son modernas en el sentido descriptivo, histórico. 82 Pero no son (y por tanto una señal de identificación) de la construcción del subsistema
ni racionales ni modernas en el sentido normativo, es decir, en la forma en autónomo del poder. 83 Es un prerrequisito necesario para que el poder
que Habermas usa estas palabras. Las normas que fundamentan el domi- funcione como medio de dirección (y para que sea institucionalizado como
nio de los hombres son un ejemplo de tradicionalismo por excelencia, es tal). Pero no es ni el único modo en que opera el poder ni su único código.
decir, se basan en un "consenso" normativo convencional invariable y per- Como muchos lo han indicado, dentro de las organizaciones existe poder
petuado por las relaciones de poder y de desigualdad que lleva a toda cla- generado fuera de las reglas formales; existían relaciones de poder antes
se de patologías en el mundo de la vida. La actitud tradicionalista hacia de la emergencia histórica del medio del poder y las relaciones de poder
las normas de facto basadas en ese consenso no significa que las normas ': operan en contextos que no están organizados formalmente. 84
relevantes sean restos de formas de desigualdades premodernas de status. Nos permitiremos definir al poder en términos generales como la transfe-
Significa que están aisladas de la crítica y tradicionalizadas, por decirlo 1 rencia de selectividad (la habilidad para determinar lo que puede hacerse
así. En realidad, se basan en una sociedad civil selectivamente racionali- y decirse). El poder opera por medio del condicionamiento de las expectati-
zada, y es precisamente a los obstáculos para su mayor modernización en vas (y de las expectativas de las expectativas), relacionando las combinacio-
el sentido normativo los que la teoría de Habermas trata de articular. Ade- nes de alternativas relativamente preferidas y relativamente rechazadas
más, como se indicó en el capítulo IX, la diferenciación de los subsistemas por dos personas al menos. 85 Esta transferencia presupone tanto la dispo-
de la economía y del Estado del mundo de la vida es una precondición nibilidad de sanciones negativas como un código (o varios códigos) de
para desencadenar los potenciales culturales de la modernidad y para libe- , poder. Pero no todos los códigos de poder incorporan formas de desigual-
rar a la interacción comunicativa de la reproducción ritual de normas dad que distinguen entre los individuos como si fueran de mayor nivel o de
convencionales, sacralizadas. El mundo de la vida no puede ser diferencia- nivel más bajo, o superiores e inferiores.
do internamente, las instituciones de la sociedad civil no pueden ser moder- En una de sus apariencias, dentro de contextos formalmente organiza-
nizadas, la subjetividad no puede ser descentralizada y los papeles no dos, el poder opera como un medio de dirección que puede ampliarse
pueden ser cuestionados a menos que la interacción comunicativa se libe- hacia afuera para funcionalizar relaciones e instituciones de la sociedad
re de la tarea de coordinar todas las áreas de la vida. civil que no están organizadas formalmente y por lo tanto lograr así metas
3. No obstante, hay más en lo que respecta al dominio de los hombres administrativas. 86 Como tal, el medio de poder separa la coordinación de
que incluso una rama moderna de tradicionalismo y Fraser hace una contri- la acción de la formación de:~enso en el lenguaje y neutraliza la res-
bución real al indicar una dimensión omitida en el análisis del poder de ponsabilidad de los participantes en la interacción. 87 Lo que importa aquí
Habermas, aunque ella no intenta llenar esa omisión. Es desorientador no es la presencia de una jerarquía burocrática rígida o la estructura de
restringir el término "poder" a relaciones estructuradas jerárquicamente dominación en el sentido de una cadena clara de manao, 88 sino la forma-
en ambientes burocráticos sin proporcionar otro término para articular lización de un contexto de la acción de tal tipo que las reglas abstractas y
las relaciones sociales asimétricas en otras instituciones. Sería mejor distin- los papeles impersonales (sean cargos o funciones) se convierten por lo
guir entre diferentes clases de poder o, más bien, entre varios códigos de menos en el canal oficial (entre varios) a través del cual circula la corrien-
poder y modos de operación del poder. De otra manera, nos quedamos sin te de poder (selección de lo que se puede o no se puede decir o hacer). Así,
medios para conceptualizar la habilidad diferencial de imponer normas, la esquematización binaria de las interacciones en conjuntos de códigos
definir identidades y silenciar interpretaciones alternativas de la feminidad, formales (en especial legal/ilegal) produce una actitud objetivadora hacia
la masculinidad y las necesidades. El tradicionalismo resulta de esta habi- la situación de la acción, u~ abstracción de las personas concretas y una
lidad, pero no la explica. Es importante que conozcamos las maneras en cierta calidad autom,tlca ae lu continuación de la interacción. 89
que operan las varias formas del poder en la construcción del género, có- El poder no opera nada mA• como medio de dirección. 90 Hay, por su-
mo se introducen en los procesos de socialización y de qué forma las nor- puesto, rclaclonu di pod~~~·-:~bicntcs lnslituclonalo1 que no

·~ .,1J
'11
602 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 603

están organizados formalmente y que por lo tanto carecen de una condi- separa totalmente a la interacción del conocimiento tultural, normas vá-
ción necesaria para asegurar al medio del poder. También en este caso el lidas y motivaciones responsables compartidas en el contexto del mundo
poder opera por medio de "códigos binarios" que transfieren la selectivi- de la vida. Las normas e identidades de género están basadas en última
dad, .aceleran la comunicación y evitan los riesgos del disenso mientras instancia en el reconocimiento intersubjetiva de pretensiones de validez
no se les cuestiona. Pero estos "códigos" tienen una estructura diferente cognitivas y normativas. Aunque los entendimientos convencionales del
de los que están vinculados a los medios de dirección en contextos organi- género también reducen el gasto de energía interpretativa y los riesgos
zados formalmente. Lo que es más importante, no remplazan del todo al que acompañan al entendimiento mutuo, su habilidad para motivar a la
lenguaje ordinario en su función coordinadora; en cambio, suponen proce- acción y al cumplimiento sigue estando vinculada a las alternativas del
sos de segundo orden de formación de consenso en el lenguaje. Tampoco acuerdo o del consenso fallido. 93 Este "efecto de alivio" no es neutral en re-
implican relaciones sociales despersonalizadas. Habermas ha analizado lación con el reconocimiento intersubjetiva de las normas, identidades o
el prestigio y la autoridad moral de esta manera, distinguiendo estas "for- significados.
mas de comunicación generalizada" de los medios de dirección. El presti- Por supuesto, el poder peculiar de las interpretaciones convencionales
gio y la autoridad moral pueden motivar a la acción o a la obediencia, en este dominio se encuentra en el hecho de que los significados y las nor-
pero las pretensiones de validez que los fundamentan también pueden ser 11 mas de que se trata están ligados a identidades que se transmiten median-
impugnadas; y si éstas no sobreviven a la crítica, su base normativa y su te la socialización primaria, y a las que se refuerza en los procesos de
poder de motivación se derrumba. Además, la autoridad moral y el presti- socialización secundarios durante toda la vida adulta. El poder que opera
gio siguen fuertemente ligados a personas y contextos particulares. 91 en el código de género no delimita únicamente lo que uno entiende como
Es razonable suponer que la lista de "formas generalizadas de comuni- objetos y fines sexuales naturales/no naturales, naturales/culturales, hom-
cación" puede ampliarse para que incluya el status, la autoridad y el géne- bres/mujeres, femenino/masculino, atractivo/no atractivo y adecuado/no
ro. 92 Además, de acuerdo con la distinción de Habermas entre la acción adecuado; sino que también construye el significado de los cuerpos y ope-
normativa y la comunicativa, debemos distinguir entre formas que permi.. ra sobre ellos. Las normas e identidades de género se ven, además, refor-
ten la tematización comunicativa y las dudas hasta cierto punto fijo (como zadas por sanciones directas o indirectas, positivas o negativas que pue-
la autoridad tradicional), y las formas que están construidas de tal mane- den (aunque no necesariamente) estar vinculadas con un acceso desigual
ra que permiten en principio la tematización, el cuestionamiento e inclu- al dinero y al poder en la forma de medios. Por lo tanto, se las debe desa-
so la crítica sin ninguna restricción. También es posible para la estructura fiar en dos frentes: los códigos de poder convencionales basados en el
de una forma generalizada de comunicación cambiar, por ejemplo, de la género deben ser disueltos por actores que asumen la responsabilidad de
autoridad tradicional a la democrática, del status al mérito, o de un con- crear nuevos significados y nuevas interpretaciones ellos mismos, mien-
cepto de género a otro. tras que las desigualdades en la distribución del dinero y el poder deben
Sostenemos que el género es una forma generalizada de comunicación o, ser impugnadas. :~»
más bien, el código de esa comunicación. Los códigos existentes de géne- '4. Es en este sentido que la identidad de género relaciona a los domi-
ro -incluso aunque cambien históricamente y en ese sentido difícilmen- nios público y privado de la sociedad civil entre sí y con la economía y la
te sean tradicionales- están construidos de tal manera que no se pone en administración del Estado. 94 Considerar al género como una forma de
duda un complejo de significado supuestamente irrefutable al que se defi- co.municación generalizada, un código de poder distinto, pero reforzado
ne como "natural". El núcleo paradigmático más importante de cualquier por los medios del dinero y del poder generados en los subsistemas, nos
teoría a la que se pueda considerar feminista es que el poder opera a tra- da una rica estructura teórica para articular la distinción público/privado
vés de códigos de género, reduciendo la libre selectividad de algunas per- en términos del género.
sonas y ampliando la de otras. El género no es otro medio de dirección, La principal brecha en la obra de Habermas es que no consideró el ca-
sino más bien un conjunto de códigos en el cual y por medio del cual rácter de género de los papeles del trabajador y el ciudadano que emergen
opera el poder. Afuera de las organizaciones formales (en las que puede en el mundo de la vida jun!9 con la diferenciación de la economía de mer-
servir como un código secundario del medio del poder), el género conti- cado y del Estado moderno. Las historiadoras feministas han documenta-
núa desplazando a la comunicación por medio del lenguaje ordinario y do la construcción p1r11ll1 de 101 papeles de ama de casa y de madre y la
facilita la operación del poder. Sin embargo, la coditicación del género no restricción de la mu,ttr 1 ~orno una persona enca11ada del

.-...
....
. ·······.
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604 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 605

cuidado de otros), como uno de los aspectos de la transición de la econo- través de las instituciones mediadoras de la socied<:td política y económi-
mía familiar al modo capitalista de producción y del remplazo del constitu- ca. Los "receptores" de las influencias societales en estas esferas están, sin
cionalismo autocrático/monárquico con formas republicanas/liberales. 95 A embargo, limitados y además son muy selectivos respecto a las normas
medida que el trabajo asalariado se hizo dominante, el papel del trabaja- que movilizan o refuerzan. Las normas patriarcales de género ciertamen-
dor asalariado se llegó a entender como lJn papel masculino, determinado te se encuentran entre estas últimas, y ellas estructuran los papeles y las
por el género, en tanto que a la familia se la concibió como una esfera políticas establecidas por muchas reformas de los estados benefactores.
privada, el dominio de las mujeres, en la que no se hacía ningún trabajo Como estas normas (ya apoyadas por las desigualdades en dinero y po-
"real". Lo mismo es cierto de la concepción republicana del ciudadano/ der) representan a las mujeres como dependientes, no es sorprendente
soldado, que por definición excluyó a las mujeres. 96 No es casual que a que ellas sean la mayoría de quienes se han convertido en clientes. Hoy en
medida que los papeles del hombre como el que gana el pan y como ciuda- día la pregunta clave no es si las normas del mundo de la vida serán deci-
dano cristalizaron, surgió un culto a la domesticidad para proporcionar sivas, sino más bien cuáles de ellas lo serán. 99
los componentes ideológicos del nuevo papel de esposa y madre. Por su- La tesis de la colonización destaca los problemas asociados con la di-
puesto, también se desarrolló un papel de padre, pero éste era un papel rección opuesta del intercambio: la penetración de los medios del dinero
sin contenido, otro nombre para el que ganaba el pan. Por lo tanto, como y el poder (y de la organización formal) en fas infraestructuras comunica-
un medio de comunicación generalizado, las relaciones de poder basadas tivas de la vida diaria. Esto tiende a reificar y agotar los recursos cultura-
en el género han sido incorporadas en todos los papeles desarrollados en les no renovables que se necesitan para mantener y crear identidades per-
una sociedad moderna (racionalizadas selectivamente). 97 sonales y colectivas. Esto incluye los recursos necesarios para crear normas
Debería ser obvio que esta reconstrucción del subtexto de género de la no patriarcales en el mundo de la vida y desarrollar las asociaciones de
articulación institucional de las sociedades capitalistas modernas en con- solidaridad y la participación activa que les ayudará a ejercer su influen-
juntos de relaciones públicas y privadas, no debilita la teoría social dual cia en los subsistemas.
que hemos estado defendiendo. Más bien, presupone el argumento de que , El análisis esquemático -pero extremadamente sugerente- que presen-
el mundo de la vida "reacciona de una manera característica" a la emer- ta Habermas de las nuevas formas de juridificación utilizadas por los es-
gencia de los subsistemas económico y estatal diferenciándose inter- tados de bienestar, destaca las ambigüedades implicadas en el proceso
namente a sí mismo en las esferas pública y privada de la sociedad civil, doble de intercambio entre el sistema y el mundo de la vida. Por una par-
en conjuntos de instituciones orientadas a la transmisión cultural, inte- ' te, la juridificación en el dominio de la familia implica la extensión de
gración social, socialización e individualización. 98 En nuestro análisis de principios legales básicos a las mujeres y a los niños, a los que anteriormen-
la sociedad civil, la adquisición de derechos civiles por los que se puede ac- te se les negaba la calidad de persona legal bajo la doctrina de la cobertu-
tuar, sin tomar en cuenta lo selectivo y lo problemáticos que éstos puedan , ra (por lo menos en los países angloamericanos). En otras palabras, los
ser, institucionaliza a las esferas pública y privada de la sociedad civil y principios igualitarios re~an a las normas patriarcales en forma de
somete a la economía y al Estado a sus normas. Las normas de que se derechos -de los hijos contra los padres, de la esposa contra el esposo,
trata aquí no son, por supuesto, las que Fraser tenía en mente cuando etcétera-. Estos nuevos derechos tienden a desmantelar la posición del
aprovecha la concepción del carácter multidireccional de la influencia pater familias en favor de una distribución más igual de competencias y
entre las varias esferas públicas y privadas del capitalismo clásico. Las derechos entre los miembros de la familia. La dirección de la influencia
normas patriarcales de género difícilmente "garantizan la libertad" y han en este caso claramente proviene de la sociedad civil y se dirige al Estado,
justificado la exclusión de las mujeres de los derechos y normas que se suponiendo una elección de normas. Son estas normas las que el Estado
han reconocido. Como consecuencia, las normas de género que confor· refuerza en la sociedad civil como resultado final de la creación de leyes.
man los papeles sociales clave que median entre las instituciones deben Por otra parte, si la estructura de la juridificación supone controles
estar sujetas a la crítica y ser remplazadas por identidades y papeles no administrativos y judiciales que no complementan meramente a los con·
patriarcales. textos integrados socialm~te con instituciones legales, sino que remplazan
5. Por supuesto, lo mismo es cierto para los sistemas de los estados a éstas porla operación del medio de la ley, como es el caso frecuente-
benefactores. Hemos argumentado que las normas de las sociedades civil mente bajo la ley del Bitado benefactor, entonces la emancipación en la
y política continúan ejerciendo influencia sobre la economía y el Estado a fa milla se 101r1 al ootto• un nuevo tipo de posible dependencla.100 Los

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606 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 607

expertos (jueces o terapistas) se convierten en adjudicadores de los nue- relaciones cliente/experto (que proliferan en la sociedad civil a través del
vos derechos y de los conflictos que los rodean. Intervienen con sus me- ' medio de la ley) no eliminan las desigualdades sustantivas en el poder o
dios jurídicos o administrativos en relaciones sociales que son formalizadas, en la capacidad de expresión, ni facilitan la creación de nuevos significa-
disociadas y reconstruidas como casos individualizados a los que se debe dos, identidades y normas. En efecto, las nuevas relaciones verticales en-
manejar administrativa o jurídicamente, al igual que cualquier otro con- tre el sujeto legal y el juez o trabajador social sustituyen a las interaccio-
junto de relaciones entre adversarios. Los juicios formales, individualiza- nes comunicativas horizontales que se necesitan para generar nuevas
dores y por lo tanto universalizadores, que no pueden tratar con las com- solidaridades, normas igualitarias y formas de vida que remplacen a las
plejidades contextuales, despojan de poder a los clientes al anular sus antiguas. En consecuencia, se obstaculiza los procesos de adquisición de
capacidades para participar activamente en la búsqueda de soluciones a poder colectivo y la creación de identidades no patriarcales en la sociedad
sus problemas. Así, es el propio medio de la ley el que viola las estructuras civil.102
comunicativas de la esfera que ha sido juridificada de esta manera. Esta Sin embargo, sería extremadamente desorientador suponer que todas
forma de juridificación va más allá de la codificación legal externa de los las reformas del Estado de bienestar tienen la misma estructura o lógica.
derechos. La penetración administrativa de la sociedad civil que implica, ;: Ciertamente, las reformas legales que aseguran la libertad de los trabaja-
impide el desarrollo de procedimientos para resolver conflictos adecua- · dores asalariados para organizar sindicatos y negociar colectivamente,
dos a las estructuras de la acción orientada por el entendimiento mutuo. que los protegen del despido por haber llevado a cabo esta acción colectiva
Obstaculiza la emergencia de los procesos discursivos de la formación de y que aseguran al trabajador la representación en las juntas de la compa-
la voluntad, de procedimientos de negociación y de toma de decisiones ñía son de una clase diferente a las donaciones, después de que se ha com-
orientados por el consenso. También hace necesariamente abstracción probado su necesidad, a hogares con un sola madre/padre y a los servicios
del contexto, condiciones, relaciones y necesidades específicas de cada· sociales que "instruyen" a los clientes sobre la forma en que deben funcio.
"caso" individual. Son precisamente los efectos despojadores de poder do nar adecuadamente para criar a sus hijos y ser proveedores responsables
esta clase de toma de decisiones descontextualizada, individualizadora yi de conformidad con algún modelo preconcebido. 103 La diferencia entre
formalista los que han sido descritos y criticados con algún detalle por las · estos tipos de reformas no es captada plenamente haciendo referencia a
analistas feministas de las reformas recientes en la ley familiar. 101 J los géneros (o, para tal caso, a la raza) de las personas a las que están
El debate y la confusión acerca del significado y deseabilidad de la bús, 1
dirigidas. Además de enunciar que las mujeres son objeto de un tipo de
queda de derechos en este dominio, se encuentra en toda la discusión ft>+ reforma y los hombres de otra, uno debe poder decir qué es lo que tienen
minista. Creemos que la distinción entre la ley como institución y la le:tl las propias reformas que hace que algunas fortalezcan y otras debiliten.
como un medio, y la tesis de la colonización son de ayuda en este caso1 La teoría social dual nos permite hacer justamente esto. El primer con·
Una teoría de la sociedad civil construida siguiendo estos lineamientot junto de reformas, a diferencia del último, no crea clientes aislados de
permite conceptualizar un aspecto importante de lo que hace a los nuot: una burocracia estatal, si~e les da a los individuos el poder de actuar
vos "derechos" tan ambiguos. En este enfoque, queda claro que la ambiotl. 'juntos colectivamente, de desarrollar nuevas solidaridades y de lograr un
valencia de las feministas en lo que se refiere a la legislación de los "dere,J mayor equilibrio de las relaciones del poder porque están dirigidas a un área
chos iguales" en este dominio se basa en un dilema real: la adquisición que ya está formalmente organizada. 104 Esas reformas crean "receptores"
igualdad formal a través de medios y técnicas que hacen abstracción de lOl· en el subsistema económico para la influencia de las normas y modos de
contextos particulares, nivelan las diferencias y obstaculizan la creación acción de la sociedad civil, al establecer procedimientos para la resolu-
de relaciones sociales igualitarias dentro de la sociedad civil, es en realidad:1 ción del conflicto discursivo, asegurando así el control de la última sobre
una ganancia ambigua. En un contexto no sólo de desigualdad sustantiv•~ lu primera sin desdiferenciarlas. El segundo tipo de reforma hace lo contra·
(la antigua percepción marxista) sino también de identidades frágiles y rlo: lleva la fuerza plena de las agencias administrativas a áreas que no
puestas en duda, esos medios o generarán nuevas dependencias o promove. 1. están organizadas formalmente, y que no deben estarlo. Esto amenaza la
rán la resurrección de las antiguas normas patriarcales como una defem Infraestructura comuni~tiva y la autonomía de la sociedad civil y debili·
sa contra los efectos laterales desintegradores de la penetración del Esta. ta las capacidades de loa "beneficiarios" para actuar por sí mismos o arre·
do. Las formas de vida patriarcal tradicionales han sido despojadas de , alar los conflicto1 dl1ounlv1mentc. No obstante, ciertamente uno no de·
legitimidad con los nuevos derechos para las mujeres y los niflos, pero la1 •caría ar¡umentar que~ luridlflcaclón, la rc¡ulación o 101 beneficto1

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608 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 609

monetarios en la sociedad civil por definición, humillan o despojan de da de la sociedad civil moderna, no hay razón para considerar a la prime-
poder a los que se supone que van a beneficiar. El problema que surge no ra orientación como un retroceso. Construir a la política defensiva del
es el de si la juridificación (la creación de nuevos derechos) o la interven- feminismo simplemente como una reacción a la colonización, que busca
ción estatal (la concesión de nuevos beneficios) deben ocurrir en la socie- sólo evitar la penetración de los sistemas de acción organizados formal-
dad civil, sino qué clase de derechos legales, relaciones administrativas o mente, es muy desorientador. También lo es el tono peyorativo del adjeti-
beneficios monetarios deben establecerse. Si consideramos que las muje- vo "particularista" para el interés por las identidades, las concepciones de
res son los principales blancos/beneficiarias de las acciones de asistencia género, las nuevas interpretaciones de necesidades y otras similares. Esto
en este dominio, ciertamente ese problema no "queda fuera" de los intere- no se debe considerar como indicio de un retroceso a las comunidades
ses feministas. 105 organizadas en torno a las categorías naturales de la biología y del sexo.
Una versión feminista de la crítica del Estado de bienestar debe impli- Por el contrario, tampoco son simplemente reactivas. Más bien, estos in-
car su continuación reflexiva. 106 Así, la descolonización de la sociedad tereses se concentran en las presuposiciones normativas y en la articulación
civil y su modernización (en el sentido de remplazar normas patriarcales institucional de la sociedad civil. La intervención feminista constituye un
sostenidas convencionalmente por normas logradas comunicativamen- desafío a las normas y prácticas sexistas particularistas que dominan, tanto
te) son ambos proyectos feministas. También lo es el desarrollo de institu- en las esferas públicas, como en las privadas. Intenta iniciar e influir dis-
ciones igualitarias que puedan influir en los sistemas administrativo y cursos sobre las normas e identidades en toda la sociedad. Esos proyectos
económico. El primer proyecto permitiría la juridificación sólo en formas ;i son universalistas en la medida en que ponen en duda las restricciones y
que le dan poder a los actores en la sociedad civil sin someterlos al control las desigualdades en los procesos comunicativos (en lo público y en lo
administrativo. El segundo eliminaría la dominación masculina en las privado) que generan las normas, interpretan las tradiciones y constru-
instituciones tanto públicas como privadas. El tercero implicaría refor- yen identidades. Ciertamente, el contenido de las nuevas identidades que
mas estructurales en la sociedad económica y política, para hacerlas re- emergen de esos desafíos es particular. Como Touraine lo ha mostrado
ceptivas y complementarias a las nuevas identidades y a las nuevas insti- claramente, ninguna identidad, colectiva o individual, puede ser univer-
tuciones democratizadas, igualitarias, de la sociedad civil. 1º7 sal. Pero algunas identidades implican un mayor grado de autorreflexión
y de autonomía del ego que otras, y esto es lo que distingue a las identida-
des particulares de género que están basadas en normas sexistas jerárqui-
LA POLÍTICA DUAL: EL EJEMPLO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA cas de las que no lo están.
En vista de la permeabilidad de las instituciones políticas y económicas
Ahora estamos en posición de presentar nuestra alternativa a la interpre- a las normas societales, no hay ninguna razón para descartar la posibili-
tación de Habermas de la lógica dual de los movimientos feministas con· :, dad del desarrollo de instituciones igualitarias y democráticas capaces de
temporáneos. Hemos argumentado que los objetivos principales de los influir y controlar el sistem~ organización política y la economía. Los
nuevos movimientos sociales son las instituciones de la sociedad civil. movimientos feministas cuestionan las normas y estructuras del domi-
Estos movimientos crean nuevas asociaciones y nuevos públicos, tratan'
1

nio masculino que han penetrado en toda la socieda4 civil, pero también
de volver a las instituciones existentes más igualitarias, enriquecer y am• desafían el modo en que éstas dan forma a la estructuración de los subsis-
pliar la discusión pública en la sociedad civil e influir en los espacios públi• temas en general y de la política social en particular. La dimensión "ofen-
cos ya existentes de la sociedad política, ampliando a éstos potencialmente siva" de la política feminista ciertamente va dirigida al Estado y a la eco-
y complementándolos con formas adicionales de participación ciudada• nomía, ejerciendo presión sobre ellas para que se permita la inclusión de
na. En el caso del feminismo, el centro de atención en la eliminación d$ las mujeres en iguales términos. 109 Es "emancipadora y universalista" como
formas de vida concretas, basadas en el dominio de los hombres y en la correctamente argumenta Habermas, pero el universalismo y la inclusión
reinterpretación de las identidades de género, complementan los esfue~ igualitaria de las mujeres en el mundo del trabajo y de la política, supone
zos para asegurar la influencia de nuevas identidades de género máa un desafío a las normas m_JJ.Sculinas que se encuentran detrás de la estruc-
igualitarias dentro de los espacios públicos de la sociedad civil y la polítl• tura (supuestamente neutral) de estos dominios. Una vez que el "trabaJa-
ca y obtener la inclusión política en estos términos. 108 dor típico" ya no H repn111ntado como el hombre que se gana el pan, la
En vista de la estructura institucional dual de las esferas pública y priva• estructura del tiempo d1 trabajo, ht duración del día de trabajo, la naturale·

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610 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 611

za de los beneficios y el valor de los empleos deben ser revisados concordan- movilizar a las mujeres en torno al mismo. En realidad, pronto se volvió
temente. Y una vez que el "ciudadano responsable" ya no es representado evidente para sectores clave del movimiento de las mujeres que había un
como el hombre soldado, la inclusión de las mujeres en las esferas polí- problema más profundo tras la resistencia de otra manera inexplicable a
tica y estatal debe implicar cambios significativos también en estos domi- los derechos iguales: las identidades convencionales de género construi-
nios. En resumen, la política ofensiva cde la "inclusión" debe suponer la re- das socialmente conservaban los privilegios masculinos y operaban en
forma institucional para ser realmente universalista. La lógica dual de la (1 contra de la autonomía de las mujeres y de la autodeterminación de las
política feminista implica, por lo tanto, una política comunicativa, dis- mismas. Así, antes de que cualquier política ofensiva de reforma e inclu-
cursiva, de la identidad e influencia que se dirija a la sociedad civil y polí- sión pudiera dar resultados, tenía que desarrollarse una conciencia e ideolo-
tica y a una política de inclusión y reforma organizada, estratégicamente gía feminista por parte de las mujeres de los movimientos y ésta debía ser
racional, que esté dirigida a las instituciones políticas y económicas. comunicada a otras mediante una política diferente de identidad, dirigida
En realidad, casi todos los principales análisis del movimiento feminis- a las esferas pública y privada de la sociedad civil. 116 De aquí que la aten·
ta (en los Estados Unidos y en Europa) han mostrado la existencia y la im- ción se concentrara precisamente en aquellos arreglos y procesos institucio·
º
portancia de la política dual. 11 Un breve vistazo a la trayectoria del movi- nales implicados en la construcción de la identidad de género y en el le·
miento estadunidense demostrará nuestro punto. ma de que "lo personal es político". ·
Los teóricos de la movilización de recursos y de la oportunidad política Por lo tanto, no debe sorprender que el movimiento feminista adoptara
argumentan que la organización, las redes, los aliados, la presencia de un ci- una estrategia dual dirigida tanto al Estado (y a la economía) como a la SO•
clo de protesta y un ambiente de reforma son centrales para la emergencia' ciedad civil. No es sorprendente que esta dualidad encontrara su expre·
y éxito de los movimientos. La disponibilidad de estos factores a finales sión organizativa en dos ramas distintas e inconexas del movimiento. La
de la década de 1960 y principios de la de 1970, ha sido bien documentada . rama "antigua" (antigua en términos de la edad promedio de las activistas
por los análisis de la "segunda ola" del feminismo. 111 También lo ha sido el y también la primera temporalmente) incluía un rango de grupos de in·
efecto sobre las mujeres de los cambios estructurales que facilitaron su . terés que se concentraban en la inclusión política y económica y se esfor-
ingreso en grandes números a la fuerza de trabajo remunerada, la universi- . zaban por ejercer influencia mediante el sistema legal y político para
dad y el sistema de organización político. 112 Pero ni el cambio estructural combatir la discriminación y obtener iguales derechos. 117 La rama "más
ni el aumento en el número de miembros de las organizaciones femeninas joven", que emergió de la Nueva Izquierda y del movimiento de derechos
así como de su experiencia política, nl: la existencia de aliados poderosos civiles, se formó como grupos de base autónomos conectados de forma
bastó para convertir en realidad las agendas feministas o los derechos de la '.i débil y que dirigieron su mira a las formas de dominio masculino dentro de
mujer. 113 Los recursos, la organización y el liderazgo para un movimiento ' las esferas privada y pública de la sociedad civil. Éstos fueron los grupos
de las mujeres habían existido desde inicios de siglo; lo que faltaba era un ; que articularon los temas de "género", del aborto, de la contraconcepción,
número importante de miembros que desearan apoyar las demandas de''' de la violación y de la vió~a contra las mujeres, y otros similares, que
derechos para las mujeres, es decir, una conciencia feminista. 114 ' tuvieron una gran fuerza para movilizar a las personas. Su centro de aten·
Los analistas de los movimientos también incluyen la emergencia de la ción en la identidad, la autoayuda, el fortalecimiento de la conciencia y el
conciencia de grupo, la solidaridad y un sentido de discriminación injusta proselitismo por medio de la prensa "subterránea", sus propias publicado·
entre las precondiciones para la acción política colectiva, aunque la for· . nes alternativas y las universidades tenían la finalidad de difundir la con-
ma que toma esa acción varía dependiendo de la estructura del Estado y ciencia feminista y de lograr cambios institucionales en las relaciones socia·
las instituciones políticas en el país (sindicatos, partidos). 115 En el caso de las les basadas en las normas tradicionales, no igualitarias, del género en la
mujeres, la obtención de una conciencia de grupo suponía un desafío explí· sociedad civil. 118 Para finales de la década de 1960, las dos ramas del movi-
cito a las formas tradicionales que identificaban a las mujeres (principal- miento empezaron a aproximarse. Personas que ya se encontraban den-
mente) en términos de los papeles de madre y esposa, y justificaban las tro del sistema polftico empezaron a apoyar muchos de los temas articula·
desigualdades, la exclusión y la discriminación. En resumen, la compren· dos por las feministas "~tlvlstas", mientras que estas últimas comenzaron
sión tradicional del lugar e identidad de las mujeres tenía que ser cambiado, a cntrat en grandea mlmeros a los capítulos locales de las organizaciones
y se debían construir nuevas identidades, antes de que los desafíos a la dis· políticas naclon1l11. 1" A mediados de la década de 1970, "las or11nlza-
criminación por sexo pudieran parecer un tema legítimo y fuera posible

, ......
clones del movimiento d1 muj~re• siguieron todo camino poUtlco para

,
612 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 613

cambiar la política. Se aproximaron a los partidos políticos, al Congreso, que la sociedad -no la naturaleza- le enseñaba a las mujeres a preferir
a las Cortes y a la rama ejecutiva; usaron las enmiendas constitucionales, las labores domésticas en vez de trabajar afuera de la casa. 130 Además,
el cabildeo legislativo y la protesta política" .120 A la vez, las organizacio- 51 % prefería un matrimonio en que el esposo y la esposa compartieran
nes que originalmente habían limitado su actividad a las tácticas comunes las responsabilidades del hogar, y 56% favorecía una responsabilidad
de presión política empezaron a usar también los métodos de la protesta compartida en el cuidado de los hijos. 131 Estas estadísticas indican cam-
y de la persuasión iniciados por los grupos más radicales. 121 Como conse- bios culturales que van bastante más allá de la aceptación de los derechos
cuencia -a pesar de su diversidad organizativa-, es posible hablar del iguales y de la inclusión de la mujer en la esfera pública política, aunque
movimiento feminista contemporáneo en singular, compuesto de varias esta última también es aceptada (por lo menos en principio) por la mayo-
asociaciones y organizativa que participan en una amplia gama de estra- ría de la población. 132
tegias a pesar de lo cual comparten una conciencia feminista. 122 Así, una política de influencia que recibía forma de las nuevas concep-
No puede haber duda de que la estrategia dual del movimiento contem- ciones de la identidad del género, hizo posible convertir el acceso a las
poráneo de mujeres ha tenido algunos logros en términos políticos, cultu- élites políticas en las medidas necesarias para lograr los objetivos femi-
rales e institucionales. Sólo en 1972, el Congreso de los Estados Unidos nistas. Y lo que fue cierto para los Estados Unidos también ha sido cierto
aprobó más legislación para promover los derechos de las mujeres que las para Italia, Alemania, Inglaterra y Francia. 133 Para citar un ejemplo, Jane
diez legislaturas previas combinadas. 123 Las organizaciones del movimien- J enson ha mostrado que la inserción de las necesidades y de los intereses
to de mujeres ayudaron a iniciar una ola de acción legislativa sobre temas de las mujeres en la agenda política en Francia fue posible sólo después de
feministas que no tiene igual en la historia de los Estados Unidos. 124 Entre que el movimiento de las mujeres tomó como su objetivo fundamental la
1970 y 1980, el acceso de las mujeres y su influencia sobre las élites políti- especificación de una nueva identidad colectiva. Argumenta que "la contri-
cas aumentó dramáticamente. Y más mujeres fueron elegidas o desig- bución fundamental del movimiento moderno de las mujeres fue su ca-
nadas a cargos públicos que nunca antes en la historia de los Estados pacidad de modificar el 'universo del discurso político' y presionar así a
Unidos. 125 Además, las Cortes se convirtieron en un blanco importante y favor de sus objetivos de maneras muy diferentes a las usadas por las
productivo de los movimientos en sus dos formas y en sus dos frentes. La anteriores movilizaciones de mujeres" .134
decisión -que hizo época- en Reed vs. Reed en 1971 inició una serie de ' Según Jenson, el movimiento feminista cambió el universo del discur-
casos que usaron la cláusula de igual protección de la Constitución para so político que las había excluido, mediante la creación de una nueva
eliminar leyes sexualmente discriminatorias en el mercado de trabajo. La identidad colectiva para las mujeres y logrando que las élites políticas
decisión en Roe vs. Wade en 1973, usó el derecho a la privacidad para le- aceptaran esta identidad. Jenson también muestra que las reformas desde
galizar el aborto, registrando y alentando de esa manera cambios en las arriba que ampliaron los derechos de las mujeres no suponen, en ausen-
relaciones de los géneros en general y en una institución clave de la socie- cia de un movimiento feminista, un cambio en el universo del discurso
dad civil: la familia en particular. 126 Sin embargo, como lo recalcan la político o un cambio en la id#filtidad de las mujeres. Después de la segun-
mayoría de los analistas, estos éxitos políticos y legales tuvieron como su dá Guerra Mundial, las mujeres de Francia adquirieron el derecho de vo-
prerrequisito y precondición el éxito en el sentido cultural -en la difu- 1
· tar y un acceso más libre a los métodos anticonceptivos, pero el universo
sión previa de la conciencia feminista-. 127 Aquí el punto no es el obvio de tradicional del discurso político que las definía como esposas, como apén-
que un movimiento de masas puede ayudar estratégicamente a nuevos dices de los hombres y como madres no fue modificado por estas refor-
grupos que buscan poder e influencia sino, más bien, que sin una política mas.135 No fue sino hasta que el movimiento feminista penetró en el espa-
de identidad dirigida a las normas, relaciones sociales, arreglos institu- cio abierto por la Nueva Izquierda en 1968 y empezó a tratar temas
cionales y prácticas construidas en la sociedad civil, y sin una política de relacionados con las mujeres (como la crítica de la vida diaria y el dere-
influencia dirigida a la sociedad política, el éxito en lo primero sería poco cho a la igualdad y a la autonomía, además de redefinir la identidad colec-
probable y limitado. 12 8 tiva de las mujeres en términos feministas) que el universo tradicional del
La difusión de la conciencia feminista está bien documentada. La en- discurso político empezó a modificarse y ocurrieron reformas cuya inten-
cuesta Virginia Slims de 1980 encontró que 64% de las mujeres favorecía 1 ción e imiJS.cto eran f emin1Ítas.
los esfuerzos para cambiar y fortalecer el status de las mujeres, en con- Es revelador que Jon1on 10 centre en el debate en torno a la le¡aUia-
traste con 40% en 1970. 129 Además, para 1980, 60% de la población creía clón del aborto para d1mo1tr1r el Impacto del movimiento de la1 mujeres
614 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 615

sobre el universo de discurso. En realidad, la mayoría de los analistas del alteraron el universo del discurso político: "por primera vez, las mujeres
feminismo coinciden en que lo que es nuevo y propio de los movimientos solas y afuera de una estructura de referencia familiar se convirtieron en su-
contemporáneos de las mujeres en todo Occidente, y lo que llevó a las mu- jeto del discurso político[ ... ] el nuevo discurso sobre la reforma del abor-
jeres a entrar al escenario público en masa, fueron los grandes temas to llegó a simbolizar nada menos que un cambio en el status de las muje-
moviliz<J.dores del aborto, de la violencia,contra las mujeres (la violación, el res y en su relación con su propio cuerpo y el Estado". 140 Este discurso
maltrato a la esposa), la coerción sexual, el acoso sexual y los estereoti- implicó una concepción de las mujeres como autónomas y como un géne-
pos.136 Las feministas demandaron que los estándares de justicia se aplica- ro (es decir, con su propia situación específica), y como diferentes y no
ran en todas las esferas de la sociedad civil, incluyendo la familia. Después obstante merecedoras de una preocupación y respeto iguales. 141 Por esto
de que se otorgaron los derechos de ciudadanía formales a las mujeres, y es que el tema del aborto no puede ser construido en términos de la polí-
junto con los esfuerzos por obtener derechos políticos iguales, terminar la tica de inclusión, siguiendo las líneas de los "movimientos burgueses de
discriminación económica en la paga y en la oportunidad y combatir la dis- emancipación" que introducen a los excluidos en el sistema de organiza·
criminación sexual en la fuerza de trabajo así como su segmentación, ción política o en la economía, en términos iguales. Más bien, es una cues-
todos los movimientos feministas modernos se han movilizado principal- tión vinculada a la "nueva" dimensión del movimiento feminista, porque
mente alrededor de estos temas anteriormente "privados", "no políticos" y presenta un desafío fundamental a las identidades tradicionales de los
de la "sociedad civil". 137 Y todo movimiento feminista moderno ha procu- géneros, a las concepciones tradicionales de la familia, al poder patriarcal
rado explícitamente reconformar el universo del discurso de tal manera y a la concepción estándar liberal de las esferas pública y privada de la
que sea posible escuchar las voces de las mujeres, percibir sus preocupacio- sociedad civil. Es un ejemplo paradigmático de la lógica dual del movi·
nes, reconstruir sus identidades y debilitar las concepciones tradicionales miento feminista.
de los papeles, cuerpos e identidades de las mujeres y el dominio masculi-
no que les daba sustento. Para tener un carácter feminista, los nuevos de-
rechos y las reformas institucionales tienen que reflejar los cambios en la LA SOCIEDAD CIVIL Y LA POLÍTICA DUAL: UN RESUMEN TEÓRICO
identidad de género y en las aspiraciones de las mujeres.
El tema del aborto abarcaba todas estas preocupaciones. Pronto se hizo , Hemos argumentado que la traducción de las dimensiones relevantes del
evidente que este tema desafiaba al universo tradicional del discurso por- mundo de la vida como sociedad civil, permite dotar de sentido a la doble
que significaba un cambio fundamental en la definición y en el status de tarea política de los nuevos movimientos sociales: la adquisición de influen·
las mujeres. 138 El tema de la libertad de elección y la demanda por el "con- cia por los públicos, las asociaciones y las organizaciones en la sociedad
trol sobre nuestros propios cuerpos" expresó algo más que un deseo por política, y la institucionalización dentro del mundo de la vida de lo que
derechos iguales. Simbolizó una demanda de autonomía respecto a los han obtenido (nuevas identidades, formas asociativas igualitarias autóno·
procesos autoformativos, de autodeterminación y de integridad corpo- mas, instituciones democ~;zadas). Hemos tratado de explicar la lógica
ral: en resumen, del derecho de las mujeres a decidir por sí mismas qué 'organizativa dual de los nuevos movimientos en estos términos.
quieren ser, incluyendo si quieren o no convertirse en madres, y cuándo Sin embargo, hay otra interpretación posible de la lógica dual de la ac·
desean hacerlo así. Considerada junto con el tema de la violencia contra ción colectiva contemporánea. Es posible intentar uría explicación en ténni·
las mujeres, las demandas por leyes que legalizaran el aborto y penaliza- nos de un modelo de etapas (o ciclo de vida) en que todos los movimientos
ran la violencia y la violación en el matrimonio fueron dirigidas contra ·sociales se mueven de formas no institucionales de la acción de protesta
una esfera de la sociedad civil que, bajo la apariencia de "vida privada", de masas, no institucionales, al grupo de interés rutinario, institucionali·
no había estado sujeta previamente a ese escrutinio. Por una parte, la vida zado, o a la política de partido. 142 Empiezan en forma de redes amplias, y
privada como autonomía estaba siendo exigida por y para las mujeres; no obstante flexibles, de asociaciones locales y grupos de base, con una
por la otra, la noción de que una institución social podía ser privada en el distinción mínima entre los "líderes" y los seguidores, los miembros y los
sentido de ser inmune a los principios de la justicia, estaba siendo cues- que no lo son. En esta etapa inicial, los actores colectivos poseen deman·
tionada en forma importante. 139 das dinl6as, plena1 de vllóre1, no negociables, que son articuladas en accio·
Los desafíos a la identidad y papeles tradicionales asignados a las mu- ncs de protesta de m11u, Bate tipo de acción colectiva es propio del pro·
jeres, articulados en los debates relativos al tema del aborto, influyeron y ceso de fonnac:ldn do ld1nUdad de los nuevos actores colectivos. La primera

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616 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 617

tarea de los nuevos movimientos es formar al propio sujeto que se debe lución de sus objetivos (la famosa ley de hierro de la oligarquía). Ya que,
convertir en el actor colectivo que participará en las negociaciones e inter- en su forma original, este dilema se derivaba lógicamente de la retórica
cambios políticos y que posteriormente será el que reciba las ganancias revolucionaria del movimiento de trabajadores que ha sido subsecuente-
y las pérdidas. "Hay una categoría de acción que puede observarse en mente abandonada, los teóricos del ciclo de vida pueden descartarlo como
los conflictos sociales, a la que se puede 1
entender no preguntando qué utópico, irreal o peligroso. Cuando los fundamentalistas de los movimien-
ganancias y pérdidas producirán para los actores, sino si producirán solida- tos articulan esos temores hoy en día, en ausencia de cualquier preten-
ridad. Estas acciones denotan el proceso de formación de una identidad." 143 sión de estar participando en una política revolucionaria, se les puede
Así, en el periodo formativo de los movimientos sociales, la acción expre- acusar de una renuencia o incapacidad a aprender. En resumen, si la tra-
siva y la participación directa son adecuadas para la meta de articular una yectoria normal de la acción colectiva es un cambio de la acción expresiva
identidad colectiva nueva, y la política de influencia es dirigida a la esfe- a la instrumental, a la adaptación a las limitaciones del sistema político
ra pública con el propósito de obtener reconocimiento del nuevo actor y a la inclusión política y a la reforma iniciada desde adentro, entonces el
colectivo. dilema de Michels desaparece.
La segunda etapa de la actividad del movimiento social implica la ruti- Aunque el modelo de etapas ciertamente capta importantes aspectos
na, la inclusión y finalmente la institucionalización. 144 Una vez que el nue- de la dinámica del desarrollo de los movimientos sociales, es incapaz de
vo actor colectivo logra formar una identidad y obtener reconocimiento explicar las características específicas de los nuevos movimientos que
político, la acción cambia de expresiva a instrumentaVestratégica. La organi- encontramos más significativas. En realidad, nuestra breve discusión
zación formal remplaza a las redes flexibles, emergen líderes y papeles de de la trayectoria del movimiento feminista estadunidense contradice mu-
los miembros, y la representación remplaza las formas directas de partici- chas de sus presuposiciones. Este movimiento tuvo una lógica organizativa
pación. La lógica de la acción colectiva en esta etapa es estructurada por desde sus inicios. Aunque ha ocurrido una rutinización e institucionaliza·
la política de la inclusión política; el éxito significa que los que estaban ción, esto no ha excluido o sustituido a la acción colectiva de masas, a las
afuera han entrado en un sistema de organización política ampliado. El asociaciones de bases, a las organizaciones de autoayuda autónomas o a
cambio en la racionalidad de la acción colectiva (de expresiva a instru- la política, orientada a la identidad. 146 En vez de conformarse al modelo
mental) y el cambio en la estructura organizativa (de informal a formal) lineal de desarrollo, el movimiento feminista ha recurrido alternativamente
son vistos como un proceso de aprendizaje que supone la adaptación racio- a la acción de masas y a la presión política, dependiendo de las oportuni·
nal de las metas a las estructuras políticas. La institucionalización plena dades políticas disponibles y del tema de que se trate.
implicaría el reconocimiento del grupo (desmovilizado) representado por Tampoco ha supuesto el aprendizaje (por parte de los activistas) un
los nuevos participantes políticos como un interés especial legítimo, cu- cambio unidireccional de la racionalidad expresiva a la instrumental. Nucs-
yas demandas son susceptibles de negociación y de intercambio político. lra discusión del desarrollo organizativo del movimiento muestra que ha
El éxito significa la inclusión de los "representantes" en la política normal ocurrido aprendizaje en a~ lados y en ambas direcciones -los que
que supone competencia de los partidos, participación en las elecciones, están dentro del sistema político toman los temas y los métodos de los
representación parlamentaria, la formación de grupos de interés o de ca- activistas de base, mientras que muchos activistas se han unido a organi·
bildeo y eventualmente la ocupación de posiciones en el gobierno. 145 zaciones formales-. Esto no quiere decir que se hayan fusionado los dos
La teoría de las etapas explica la lógica dual de la política de los movi- aspectos del movimiento, sino más bien que la división del trabajo entre
mientos en términos de un modelo lineal de desarrollo. Además, parece IOs dos segmentos del movimiento cambia con el tiempo.
proporcionar una respuesta tranquilizadora al dilema de Michels, el que pa- Finalmente, las nociones de que el blanco de los movimientos feminis·
recen enfrentar todos lo movimientos en algún momento -el temor de que las es principalmente el sistema político (y, a través de éste, la economía)
cualquier avance hacia la organización formal, la inclusión y la institucio- y de que el éxito puede construirse en términos de inclusión, reforma des-
nalización debilitará las metas del movimiento y amenazará la existencia de arriba o de beneficios, son muy desorientadoras. Nuevamente, la lucha
continua de la acción colectiva en forma de movimiento-. En la medida por el aborto es un buen ejemplo de lo contrario. Los intereses organiza-
en que estos procesos implican la cooptación, la desradicalización, la pro- dos que ()jcrcieron prealóri 1obrc las Cortes (en los Estados Unidos) o so·
fesionalización, la burocratización y la centralización; el "éxito", en tér- brc los partidos p0Utlco1y101 parlamentos (en Europa) fueron necesarias
minos de inclusión institucional, indica el final del movimiento y la diso- pura lograr lmport1nt11 a1mblo1 cm los derechos sobre el aborto. Pero 101

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618 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 619

desafíos a las definiciones tradicionales del papel, lugar e identidad de las que el criterio para el éxito en sí necesita ser redefinido. Por ejemplo, los
mujeres se encuentran en el centro del tema, como lo entienden tanto los de- . logros y la continuidad de los movimientos de la clase trabajadora se han
fensores como los recientemente movilizados oponentes de los derechos debido en parte a su habilidad para combinar intereses culturales y políti·
al aborto. De hecho, los esfuerzos por alterar las normas, los papeles y las cos. 149 Lo reciente de los nuevos movimientos en este respecto se encuen-
identidades de las mujeres dentro de las, esferas pública y privada de la tra, no tanto en su carácter dual, como en su más enfática tematización
sociedad civil han generado mucho más resistencia (e incluso contramo- de este dualismo. Así, su negativa a instrumentalizar la política cultural y la
vimientos) que las demandas de igualdad formal en el lugar del trabajo o construcción de identidad en aras de un éxito político concebido en forma
de inclusión en la esfera política pública. El éxito del movimiento Pro muy limitada, no debe ser representada simplemente como una renuen-
Vida en la movilización de sus miembros y en el debilitamiento de los de- cia fundamentalista a aprender. Más bien, uno puede interpretar la resis-
rechos al aborto, junto con el fracaso del esfuerzo por obtener la aproba- tencia a la "autorracionalización" por parte de muchos actores colectivos
ción de la enmienda de iguales derechos en los Estados Unidos debe en- contemporáneos, como un resultado de la percepción de un rango de pro-
tenderse en estos términos. 147 Así, la reforma legal y la inclusión política blemas propios de la sociedad civil contemporánea que no puede ser rectifi-
difícilmente bastan para definir o asegurar el éxito. La política de la iden- cado por medios políticos "normales". Si los instrumentos convencionales
tidad y la movilización de las bases permanecen en la agenda. 148 de la intervención del gobierno no son adecuados para los problemas que
Es una virtud del modelo de las etapas haber llamado la atención sobre surgen en áreas como el género y las relaciones familiares, la socialización
el hecho de que los movimientos sociales se dirigen, tanto a la sociedad y las prácticas de la educación y la biotecnología, entonces la acción colee·
civil como a la política. No obstante, el modelo es desorientador en la tiva autónoma que se concentra en el fortalecimiento de la conciencia, de
medida que presenta estas orientaciones en términos exclusivos y describe la autoayuda y de la creación de poder local sí implican aprendizaje des·
la trayectoria normal de la acción colectiva como un movimiento lineal pués de todo. En las áreas donde las identidades, los significados convencio·
de la sociedad civil a la política. Hay dos problemas básicos con el modelo. nales, las normas institucionalizadas, los patrones de consumo del estilo
Primero, opera con una concepción exageradamente simple del aprendi- de vida y las prácticas de socialización deben ser modificadas para produ·
zaje. Se supone que los actores colectivos aprenden sólo en la dimensión cir soluciones a los problemas sociales, se requiere el aprendizaje siguiendo
cognitivo-instrumental. Es decir, se define su aprendizaje como un recono- las líneas de la dimensión moral-práctica. Una política autorreflexiva de la
cimiento gradual de que la política orientada a la identidad, simbólica, no identidad encuentra aquí un lugar adecuado. 150
les puede ayudar a lograr sus metas, y el resultado de este aprendizaje es 11
El segundo error tiene que ver con cierta pobreza en la concepción
un cambio hacia una organización jerárquica disciplinada y hacia un mo- política del modelo. El modelo de las etapas añade la política de la identi·
delo instrumental-estratégico de acción. Este punto de vista (que es típi- , dad a la política de la inclusión y de la reforma articulada por la perspecti·
co de los partidos políticos) tiende a quitarle importancia a la conserva- va de la movilización de recursos, aunque como una etapa transitoria. Si
ción de la identidad y de la solidaridad para la acción estratégica a largo los dos principales terrenos:JM!'a la política de movimientos son la socie·
plazo. No sólo implica una falta de reflexión con respecto a las raíces de dád civil y la política, entonces las políticas de identidad y de inclusión
los actores de la sociedad política en la sociedad civil, sino también la no• · pueden entenderse análogamente, pues describen la emergencia de los acto·
ción de que los movimientos sociales no pueden concentrarse simultá- · res en cada dominio. Las políticas de identidad constituyen los actores de
neamente en los requerimientos estratégicos y en la construcción de iden· la sociedad civil; las políticas de inclusión, después de las transformacio-
tidad. El supuesto tácito de este enfoque es que las identidades no pueden nes necesarias en la organización y en la orientación de estos actores, los
hacerse más racionales. En consecuencia, la construcción de identidades no establece como miembros de la sociedad política. Finalmente, la política
puede llegar al nivel de reflexión que permite incorporar la tensión entre de reforma implica la actividad estratégica de organizaciones y partidos
la identidad y la estrategia. La historia de los movimientos que han combi~ políticos en la generación de la política del Estado. Lo que falta es una con-
nado conscientemente las políticas de identidad y de estrategia es descar- cepción de la relación entre los actores colectivos de sociedad civil y los de
tada afirmando que a fin de cuentas esas combinaciones no tienen ni ten· ' 1
la sociedad política. Esto !9cede así porque en el modelo de las etapas la
drán "éxito". primera dtsaparece efectivamente al emerger la última. Se supone que la so·
En oposición a este punto de vista, creemos que la evidencia empírica ciedad civil (a dimrtncla d1 la 1ocledad política) sólo puede actuar sobre sí
es mucho más ambigua respecto a los movimientos pasados y presentes, y misma. Siguiendo 1ol PllOI dt la taorfa de la élite de la democracia, el mo·

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620 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 621

delo rompe así el vínculo entre la sociedad civil y la política, entre los ac- civiles avanzaran hacia una política capaz de influir a los actores políti-
tores civiles y los políticos. No hay lugar para una política de la influencia cos en vez de replegarse en el otro lado del fundamentalismo, que es la
por actores colectivos en la sociedad civil dirigida a los que se encuentran pasividad.
en la sociedad política. Pero así como la sociedad política es capaz de ac- Finalmente, nuestra concepción dual ofrece un criterio para el éxito de
tuar sobre la administración del Estado, )os actores de la sociedad civil los movimientos que difiere del de los fundamentalistas de los movimien-
son capaces de influir en el discurso y en los actores de la sociedad políti- tos y de los profesionales políticos. Consideramos muy deseable el desa-
ca. Esta política de influencia, para la que existe una gran cantidad de evi- rrollo de actores autorreflexivos y autolimitados, capaces de influir en la
dencia empírica (como lo hemos mostrado en el caso del movimiento de discusión política, como lo son los partidos políticos que mantienen un
las mujeres) es el elemento clave que falta en la mayoría de los paradig- alto grado de apertura a la sociedad civil sin abandonar los prerrequisitos
mas usados para estudiar a los movimientos sociales actualmente. de la acción estratégica efectiva. Esto se deriva automáticamente de nues-
Con esta concepción en mente, podemos volver al dilema de Michels tro argumento. Pero las nociones del éxito en la sociedad civil y en la
que el modelo de las etapas convierte en su paradigma positivo. Para nos- sociedad política no deben asimilarse las unas a las otras. En la sociedad
otros, la transformación sin rastro de los movimientos en partidos políti- política, el automantenimiento organizativo es un desiderátum; en la so-
cos burocráticos o en grupos de cabildeo, sigue siendo un modelo negati- ciedad civil, no lo es, y si se le presta mucha ·atención puede ocurrir una
vo y evitable. Reconocemos la tendencia de los movimientos a reproducir transgresión del límite entre el sistema y el mundo de la vida.
las estructuras organizativas determinadas por el poder y el dinero en el El éxito de los movimientos sociales al nivel de la sociedad civil debe
momento en que intentan actuar directamente sobre los subsistemas de ser concebido, no en términos del logro de ciertas metas sustantivas o de
la administración estatal y de la economía de mercado. Creemos que la for- la perpetuación del movimiento, sino más bien en términos de la demo-
ma de movimiento no puede sobrevivir a su salida de los límites del mundo cratización de los valores, normas e instituciones que en última instancia
de la vida. Los movimientos no pueden influir a las estructuras coordinadas están arraigados en una cultura política. Ese desarrollo no puede perenni-
por medios diferentes de la interacción normativa o comunicativa sin su- zar a una organización o movimiento determinados, pero sí puede asegu-
cumbir a la presión de la autoinstrumentalización. En esto, la distinción rar a la forma del movimiento como un componente normal de socieda-
sistema/mundo de la vida continúa proporcionando límites que no pueden des civiles autodemocratizadoras. Por ejemplo, si parte del logro de los
ser ignorados por los activistas de los movimientos si quieren ser efectivos. movimientos es la institucionalización de los derechos, entonces el fin de
La autoburocratización no sigue a la política de la influencia. Ninguna un movimiento social -ya sea a causa de su transformación organizativa
"ley de hierro de la oligarquía" está vinculada con la actividad de los mo- o de su absorción en las nuevas identidades culturales creadas-, no sig-
vimientos dirigida a las estructuras intermediarias de la sociedad política nifica que se termine el contexto de la generación y constitución de movi-
o a las formas de la esfera pública que existen en este nivel. Nuestra res- mientos sociales. Los derechos obtenidos por los movimientos estabilizan
puesta al dilema de Michels es indicar la duplicación potencial y real de los límites entre el mundo de»ePvida, el Estado y la economía; pero tam-
los actores en la sociedad civil y en la política, y la posibilidad de un nue- bién son un reflejo de las identidades colectivas recientemente adquiri-
vo tipo de relación entre ellos. Reconocemos las tensiones entre las aso- das, y constituyen la condición que hace posible la emergencia de nuevos
ciaciones de base en el mundo de la vida que tienen como su blanco a la acuerdos institucionales, asociaciones, asambleas y "movimientos. Los
sociedad civil y las organizaciones capaces de afectar estratégicamente al derechos clásicos obtenidos por las revoluciones democráticas y los mo-
Estado y a los sistemas económicos, pero sólo al costo de la burocratizaCión vimientos de los trabajadores ya han funcionado de esta manera ante los
(penetración por el medio de poder). No obstante, creemos que un mayor movimientos de derechos civiles y de otro tipo. Los teóricos aún no han
nivel de autorreflexión, arraigada en un diálogo entre la teoría y sus formulado los nuevos derechos adecuados para desafiar al Estado y a la
interlocutores en los movimientos, tiene la posibilidad de disminuir estos economía que presentan los movimientos contemporáneos. Actualmente,
antagonismos. El programa de la democracia radical autolimitada impli- los dos modelos de derechos prevalecientes -uno vinculado con la posi-
ca una crítica del fundamentalismo democrático -característico de los r..:ión preeminente de los dcj:t:chos de la propiedad, y el otro estructurado
actores colectivos basados en la sociedad civil- y una crítica del elitismo en torno a tm modelo de beneficios asegurados por el Estado- han mos-
democrático característico de aquellos basados en la sociedad política. trado su lado oculto, 111 No ob1tnntc, los derechos institucionalizados son
Sin embargo, esta crítica teórica sería impotente a menos que los actores u la vez importantó1 punlol do apoyo y catalizadores (precisamente dcbl-
622 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 623

do a sus contradicciones internas) para las luchas contemporáneas por The Theory of Collective Behavior, Nueva York, Free Press, 1962. Con la excepción de la obra
de Arendt, de la que tratamos en el cap. IV, las teorías de la sociedad de masas y de 101
los derechos. Esto es cierto en especial para las iniciativas que "continúan movimientos de masas constituyen una síntesis de las teorías pluralista y de élite de la democra·
reflexivamente" los programas de la revolución democrática y del Estado cia. En esta explicación, la democracia implica un sistema político caracterizado por eleccio·
de bienestar al establecer un lugar preeminente de los derechos de asocia- nes libres, competencia y alternación en el poder y se la predica con base en un modelo de la
sociedad civil caracterizado por el privatismo civil más la participación por minorías activas
ción y comunicación. a través de los grupos de interés y de los partidos políticos. En este caso, las acciones colectl·
Este programa sólo puede ser completado sobre la base de una estrate- vas "extrainstitucionales" motivadas por convicciones ideológicas fuertes parecen ser
gia dual en que las políticas de identidad, influencia, inclusión y reforma antidemocráticas y amenazan el consenso que subyace en las instituciones de una sociedad
civil. En otras palabras, parecen presagiar el ataque de la "sociedad de masas", cuyo significa•
tengan todas papeles importantes que desempeñar. Desde el punto de vista do se asimila a la clase de sociedad creada por los movimientos fascista y comunista. Irónica·
de una teoría de la sociedad civil, la política de la influencia es la más cen- mente, el concepto de la sociedad de masas fue usado por los teóricos de la Escuela de Francfort
tral de éstas, puesto que es el único medio de desplazar al fundamentalismo (Adorno, Horkheimer, Marcuse) para analizar el modelo de la sociedad civil alabado por 101
pluralistas (en especial en la que parece ser su encarnación más perfecta, los Estados Unl·
de los movimientos y de obstaculizar la vía al elitismo político. Sin ella, la dos). Uno puede verse tentado a concluir que estos últimos teóricos defendieron un modelo
política de la sociedad civil se convierte en una antipolítica. Así, la política más igualitario y políticamente activo de la sociedad civil que la escuela de la élite-pluraltsta
de la influencia amerita un estudio más detallado desde el punto de vista de o de la conducta-colectiva, pero el hecho es que su orientación neomarxista les impidió deaa•
rrollar una teoría adecuada de la sociedad civil o de los movimientos sociales.
la teoría política; ésta es la tarea del capítulo XI sobre la desobediencia civil, 6 Para una reseña de la evidencia, véase J. Craig Jenkins, "Resource Mobilization Theory
uno de los medios más importantes por medio del cual los movimientos and the Study of Social Movements", Annual Review of Sociology, 9, 1983, pp. 527-SSJ;
sociales pueden esperar influir en la sociedad moderna. Anthony Oberschall, Social Conflict and Social Movements, Englewood Cliffs, Nueva Jeney,
Prentice-Hall, 1973.
7 Mancur Olson, The Logic of Collective Action, Cambridge, Harvard University Pre11,
1965; John D. McCarthy y Mayer N. Zald, "Resource Mobilization and Social Movement1: A
Partía! Theory", American Journal of Sociology, 82, mayo de 1977, pp. 212-241; Charlea Tilly,
Louise Tilly y Richard Tilly, The Rebellious Century: 1830-1930, Cambridge, Harvard Unlvenlty
NOTAS Press, 1975; Willian Gamson, The Strategy of Social Protest, Homewood, Ill., Dorsey, 1975;
Oberschall, Social Conflict and Social Movements, op. cit., Sidney Tarrow, "Strug¡lln1 to
1 Véase Jean L. Cohen, "Rethinking Social Movements", Berkeley Journal of Sociology, Reform: Social Movements and Policy Change during Cycles of Protest", Western Soci1llH
28, 1983, pp. 97-113; Andrew Arato y Jean L. Cohen, "The German Green Party", Dissent, Paper núm. 15, Cornell University, 19S3; B. Klandermans, H. Kriesl y S. Tarrow, "Prom
verano de 1984, pp. 327-333; Andrew Arato y Jean L. Cohen, "Social Movements, Civil Structure to Action: Comparing Social Movement Research Across Cultures", lnternational
Society and the Problem of Sovereignty", Praxis lnternational, 4, octubre de 1984, pp. 266- _ Social Movement Research, l. 1988.
8 Charles Perrow, "The Sixties Observed", en Mayer N. Zald y John D. McCarthy (ed1.),
283; y Jean L. Cohen, "Strategy or Identity: New Theoretical Paradigms and Contemporary
Social Movements", Social Research, vol. 52, núm. 4, invierno de 1985, pp. 663-716. The Dynamics of Social Movements, Cambridge, Winthrop, 1979, p. 199. Perrow caracterizó
Hay muchas otras clases de movimientos contemporáneos. Algunos, como los de la de- , a la versión del proceso político de la teoría de la movilización de recursos como "Influida
recha religiosa y el movimiento del derecho a la vida, hablan en nombre de la autonomía de la por Clausewitz", porque concibe la protesta como la continuación de la política ordenada por
sociedad civil a la vez que defienden un mundo de vida tradicionalista contra su modernización otros medios (desordenados) -como surgiendo de la búsqueda de intereses que de otra
adicional. Los movimientos inspirados por la ideología neoconservadora buscan defender a f ~an~ra no se pod~ían obtenei:~~ro se equivoc~ al argu,mentar que sólo el mo~elo or1a•
la economía (los derechos de propiedad) de la intervención estatal y de la reforma igualitaria, : mzat1vo-empresanal es econom1c1sta porque atnbuye calculos del costo-benef1cio a 101
Y el movimiento de los trabajadores todavía existe. Sin embargo, en este capítulo nos concen• actores colectivos. El modelo de Tilly adolece de dificultades similares.
9 Algunos miembros de la escuela de la movilización de recursos reconocen una varle·
traremos solamente en los movimientos orientados a la democratización y modernización
(en el sentido normativo) adicionales de las instituciones sociales, políticas o económicas .. dad de formas organizativas para los movimientos modernos; pero el énfasis general es en
2 Véase Cohen, "Strategy or Identity": Bert Klandermans and Sidney Tarrow, "Movilization la organización formal. Se ha acusado a la escuela de ser incapaz de distinguir entre 101
into Social Movements: Synthesizing European and American Approaches", International · grupos de interés y las asociaciones los movimientos sociales. Véase Jenkins, "Resource
Social Movement Research, 1, 1988, pp. 1-38. Mobilization Theory", op. cit., pp. 541-543.
3 Cohen, op. cit., pp. 667-668. • º
1 Véase Bruce Fireman y W. A. Gamson, "Utilitarian Logic in the Resource Mobilizatlon
4 Ralph H. Turner (ed.), Robert E. Park on Social Control and Collective Behavior: Selected Pcrspective", en Zald y McCarthy (eds.), Dynamics of Social Movements, op. cit., pp. l ·44.
Papers, Chicago, University of Chicago Press, 1967; Herbert Blumer, "Collective Behaviorn, 11 lbid.
en Alfred McClung Lee (ed.), New Outline of the Principies of Sociology, Nueva York, Barne1 · 12 Véase Tilly, Tilly y Tilly, The Rebellious Century, op. cit., p. 6.
& Noble, 1951 y "Collective Behavior", en J. B. Gittler (ed.), Review of Sociology: Analysis o( 13 fbid., p. 86 [las curalvaa aon nuestras].
a Decade, Nueva York, Wiley, 1957; R. G. Turnery L. M. Killian, Collective Behavior, Englewood 14 Charles Tilly, "Buropean Violence and Collective Action since 1700", versión revisada
Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-Hall, 1957. Para un resumen de las teorías de la conducta de una ponencia preaentad~n la Conferencia sobre Violencia Política y Terrorismo, In1tl·
colectiva, véase Gary T. Marx y James L. Wood, "Strands of Theory and Research in Collectlv1 tu to Culo Cattaneo, Bolonfa, Junio de 1982.
Behavior", Annual Review of Sociology, 1, 1975, pp. 368-428. 15 Para una dl1cu1lón de 11'01 tipo• de 11cclones, véase Tilly, Tilly y Tilly, R1b1lllou1 C1n1ury,
s W. Kornhauser, The Politics of Mass Society, Nueva York, Free Press, 1959; Hannah Arendt, op. cit., pp. 48·55, Z4t 0 Ha, 'I CharlH Tllly, 1rrum Mobi/ization to R1volutlon, Readln1 1 Mau.
The Origins of Totalitarianism, Nueva York, Harcourt Brace Jovanovich, 1951; Nell Smel1er, Addison-Wealey, 1911, PP• 141•111,
624 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 625

16 Tilly, From Mobilization to Revolution, op. cit., p. 167. La estructura de la oportunidad política incorpora tres caraeterísticas del sistema polí-
17 Tilly, "Euro pean Violen ce", op. cit., p. 11. tico que son significativas para el éxito del movimiento: el grado de apertura de las institu·
18 Tilly, From Mobilization to Revolution, op. cit., pp. 52-97. ciones políticas formales, el grado de estabilidad de los alineamientos políticos dentro del
19 Tilly, "European Violence", op. cit., p. 24. Véase también Charles Tilly, "Fights sistema político, y la disponibilidad y posición estratégica de los grupos de apoyo. La pri-
and Festivals in 20th Century lle de France", Documento de trabajo núm. 305, Centro de mera refleja factores formales, estructurales y coyunturales de los sistemas políticos, en
Investigación sobre la Organización Social, Universidad de Michigan, diciembre de 1983, tanto que la segunda y la tercera se refieren a los blancos de la influencia de la acción
pp. 63-68. ¡ colectiva. Tarrow especifica un amplio rango de personas y grupos a los que se dirigen los
20 Por supuesto, algunos teóricos hicieron énfasis en esas innovaciones en las organiza- movimientos, incluyendo los grupos de apoyo entre la sociedad civil pero externos al pro·
ciones y en los procesos de movilización, como la elección deliberada de estructuras descen- pio movimiento; los grupos de interés con acceso institucional, que pueden ser motivados
tralizadas, de la participación de bases y de organizaciones nacionales federadas. También e impulsados por la actividad de los movimientos para presionar por objetivos comparti-
observaron la importancia que se daba a metas como la participación personal directa en la dos; las élites políticas y administrativas en todos los sectores del sistema político, cuyo
acción política, la autoayuda, el cambio personal, y la creación de nuevas identidades y grado de unidad y percepción de los realineamientos electorales que puedan resultar de la
solidaridades. Sin embargo, la mayoría de los analistas en la tradición de la movilización de acción colectiva afectan su apertura ante los objetivos del movimiento; y los partidos polí-
los recursos concluyeron que estas nuevas orientaciones, por sí solas, resultaban en una ticos, que pueden responder a la actividad de movimientos autónomos adoptando o
pérdida de la efectividad estratégica. Esto es cierto a pesar del argumento anterior de Zald cooptando las demandas de los movimientos. Sin embargo, ni una estructura de oportunl·
y Ash de que estructuras organizativas diferentes son efectivas para diferentes objetivos. dad política favorable ni una organización interna eficiente bastan para explicar el éxito de
Véase M. N. Zald y R. Ash, "Social Movement Organizations: Growth, Decay, and Change", un movimiento. Además, el impacto de la protesta sobre la reforma debe ser analizado a
Social Forces, vol. 44, núm. 3, 1966, pp. 327-341. la luz de "la combinación de recursos y limitaciones que son características de periodos
21 John McCarthy y Mayer Zald, The Trend of Social Movements, Morristown, Nueva de movilización general en sistemas sociales totales". En esos periodos emerge un ciclo de
Jersey, General Learning, 1973, "Organizational Intellectuals and the Criticism of Society", protesta en el que hay un alto nivel de conflicto que se difunde por todo el territorio na-
Social Science Review, 49, 1975, pp. 344-362, y "Resource Mobilization and Social cional, implicando a más de un sector social e incluyendo la aparición de nuevas técnicas
Movements", American Journal of Sociology, 82, 1977, pp. 1212-1241. de protesta y de nuevas formas de organización (Tarrow, "Struggling to Reforrn", op. cit.,
22 Véase J. Craig Jenkins y Craig M. Eckert, "Channelling Black Insurgency: Elite pp. 37-39). Incluso si la relación causal entre un ciclo de reforma y oleadas de protesta
Patronage and Professional Social Movement Organizations in the Development of the Black social sigue siendo problemática (algunos ciclos de protesta simplemente desaparecen, en
Movement", American Sociological Review, 51, 1986, pp. 812-829. tanto que otros son generados por reformas que los precedieron), frecuentemente colncl·
2 3 !bid. den, y el éxito de los movimientos individuales a menudo es contingente a la posibiltdad do
24 !bid., p. 816. Citan la creciente participación de los votantes negros, la importancia de que puedan surgir y al momento en que lo hagan así durante el ciclo. En otras palabras, la
los negros como un bloque de electores, el creciente número de negros que ocupan cargos estructura de la oportunidad política y la receptividad de las élites políticas y de los grupo1
públicos y la disminución de las formas más abiertas de discriminación en la educación y de apoyo a las estrategias de influencia de parte de los movimientos sociales depende par-
en el empleo. cialmente de la dinámica de los ciclos de protesta. Aunque hasta este punto lo que se ha
2s !bid., p. 820. Aunque las crecientes oportunidades políticas (por ejemplo, las decisio· dicho es convincente, el análisis ampliado de los objetivos de la influencia sigue estando
nes favorables de la Suprema Corte de Justicia, las leyes federales de derechos civiles) indebidamente limitado por los límites del enfoque general. Es sorprendente que una es·
facilitaron el ascenso del movimiento, éstas fueron oportunidades, no un patrocinio direc· tructura teórica orientada al análisis de la influencia no trate o le reste importancia a temas
to. Un grupo excluido no podía contar con que las OMS profesionales y los patrocinadores tan obviamente relevantes como los cambios en la opinión pública, el papel de los medios
en la élite los protegerían y promoverían sus intereses co11tra oponentes poderosos sin una " y la transformación en el universo del discurso político. La misma forma en que se toca a
movilización nativa sostenida. Esto no es negar el papel de las OMS profesionales en el éxito estos temas y se les descarta es en sí reveladora. Los cambios en la "opinión de las masas",
de los movimientos de derechos civiles, sino simplemente hacer énfasis en que tanto la (por lo que Tarrow entiende el cambio de valores, son considerados una causa posible de
política de identidad fundamentada en las bases y la influencia, como una política de refor- protesta social (p. 39, de la mane~_gue lo hace Inglehart), y luego se les descarta porque
ma e inclusión, fueron importantes. ysto no está demostrado. Pero ¿ho p6dría ser posible que la opinión pública y el cambio
26 !bid., p. 827. Esto también es cierto para el movimiento de derechos civiles. , cultural formen uno de los objetivos y blancos de la influencia de la acción colectiva? El
27 Véase Alessandro Pizzorno, "Political Exchange and Collective Identity in Industrial. cubrimiento por los medios también se trata de una forma puramente instrumental, como
Conflict", en C. Crouch y A. Pizzorno (eds.), The Resurgence of Class Conflict in Western , algo que facilita u obstruye la actividad de los movimientos siguiendo a Oberschall, "Social
Europe since 1968, vol. 2, Londres, Macmillan, 1978, pp. 277-298. ' Conflict", op. cit., y a Todd Gitlin, The Whole World is Watching, Berkeley, University of Ca·
28 Este sesgo político es especialmente evidente en la reciente expansión de la teoría de Ufornia Press, 1980. Pero ¿no son la iniciación y la expansión de la discusión pública de los
la movilización de recursos para tomar en consideración lo que Sidney Tarrow en "Struggling lemas y de las normas y la democratización de la esfera pública cultural también posl·
to Reform", op. cit., ha llamado la "estructura de oportunidad política". Con base en las im· hlcs objetivos del movimiento? Seguramente una de las características más notorias de los
plicaciones de la obra de Wilson, Lipsky, Tilly y otros, Tarrow usa este concepto para diferen• ' movimientos modernos es la creación de redes de comunicación alternativas -periódicos,
ciar a variables "externas" que son importantes en la explicación del éxito de los movimien• Imprentas, librerías, institutos, programas de estudio, publicaciones de toda clase- que
tos a partir de la movilización de recursos "interna". Por supuesto, también define al éxito ,1 umplían a la esfera pública pero que en primera instancia están dirigidos a "influir" no a las
en términos políticos, como el desenvolvimiento de un proceso de innovación de políticas en t'liles, sino a los participantes potenciales y a los "electorados conscientes". Las esferas
el sistema político que está dirigido a responder a las necesidades manifestadas por los que públicas alternativas tienen "l!xlto" en la medida en que generan reflexión, sobreviven como
protestan, pero su análisis de la estructura de la oportunidad política y su concepto de 101 1•scenarios de la comunicación~· convierten en parte de la esfera pública Institucionalizada.
ciclos de protesta y de reforma amplían la limitada discusión de la influencia en la teoría fllnulmentt, aunque Tarrow acepta quo ha evolución general de la opinión Informada o de
anterior de la movilización de recursos. A la vez, su obra indica los límites de un enfoque que ililte es relevante para 11 d111to del movimiento, afirma que los cambio• en el "untvor10 del
se concentra exclusivamente en el sistema político para el análisis de los objetivos y las per- dlNcurso" político comprenden Yn •roa "nebulosa" (p. 34) que puede afectar a la 11tructu·
sonas o grupos a las que dirigen sus demandas los movimientos sociales contcmporáneo1. 1'11 de oportunidad polltloa piro 1 la qua no 1e puede hacer "operativa". Oulz••· pero Hl&t

d ,··¡p·· U·
626 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 627

área nebulosa resulta ser uno de los blancos centrales de la acción colectiva contemporá- 54 Jürgen Habermas, Die neue Unübersittlichkeit, Francfort, Suhrkamp, 1985, pp. 81-82,
nea. De hecho, el universo del discurso político, junto con las normas sociales, los papeles ofrece una revaluación de su primera evaluación política de la Nueva Izquierda.
sociales que son reguladas por las normas y la conciencia de los actores colectivos así como 55 Véase Cohen, Class and Civil Society, pp. 194-228; Jean L. Cohen, "Why More Political
de las élites, son todos "destinatarios" de la estrategia de influencia de los movimientos Theory?, Telas, núm. 40, verano de 1970, pp. 70-94.
sociales contemporáneos. Pero sólo si uno se da cuenta de que la sociedad civil -su estruc- 56 Véase la discusión en Habermas, The Theory of Communicative Action, vol, 2, pp. 301-
tura institucional, relaciones sociales y articulación normativa- no sólo es el terreno sino 403.
el blanco de los nuevos movimientos sociales, puede llegar a evaluar la significación de esa 57 Entre los movimientos a los que se refiere Habermas como nuevos están los feminis-
estrategia. tas, los ecologistas, los pacifistas, los juveniles, los de las minorías, los antinucleares y los
29 Tilly, "Fights and Festivals in 20th Century lle de France", op. cit. de iniciativa ciudadana (The Theory of Communicative Action), op. cit., vol. 2, p. 393.
30 Pizzorno, "Political Exchange", op. cit., p. 293, y "On the Rationality of Democratic 58 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, p. 395.
Choice", Telos, núm. 63, primavera de 1985, pp. 41-69. Véase la discusión del enfoque de 59 !bid., p. 396.
Pizzorno en Cohen, "Strategy or Identity", op. cit., pp. 691-695. 60 Así, redescubre los tipos "reactivo" y "proactivo" de la acción colectiva que ya había
31 Aquí la situación es la contraria de la que predomina en el paradigma de la moviliza- mencionado Tilly.
ción de recursos. Ha surgido una verdadera escuela, en este caso, en torno al modelo am- 61 A este respecto, su análisis es menos perceptivo que el de Touraine, el que observó que
pliado de Touraine, en vez de en torno al "modelo de identidad simple". los movimientos sociales cuyos objetivos son las normas y las identidades de la sociedad
32 Alain Touraine, The Voice and the Eye, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University civil implican una lucha con un adversario social y que lo que está en juego en esa lucha es
Press, 1981, pp. 31-32. la conformación futura de las instituciones de la sociedad civil.
33 Alberto Melucci, "The New Social Movements: A Theoretical Approach", Social Science 62 Habermas, The Theory of Communicative Action; op. cit., vol. 2, p. 392.
Information, vol. 19, núm. 2, 1980, pp. 199-226. 63 Nancy Fraser, "What's Critica! about Critica! Theory? The Case of Habermas and
34 Touraine, The Voice and the Eye, op. cit., p. 56. Gender", New German Critique, núm. 35, primavera/verano de 1985, pp. 97-131. Para un
35 Alain Touraine, "An Introduction to the Study of Social Movements", Social Research, punto de vista diferente, véase Linda Nicholson, Gender and History: The Limits of Social
vol. 52, núm. 4, 1985, pp. 749-787. Theory in the Age of the Family, Nueva York, Columbia University Press, 1986.
36 Alain Touraine, "Triumph or Downfall of Civil Society?", Humanities in Review, vol. 1, 64 Fraser, "What's Critica! about Critica! Theory?", op. cit., p. 111.
Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1983, p. 223. 65 !bid., p. 107. De conformidad con Fraser, Habermas liga esta distinción con la que
37 !bid., pp. 221-227. existe entre la reproducción material y la simbólica.
38 De aquí la devastadora crítica de Touraine al paradigma de la movilización de recur- 66 Jbid., p. 109.
sos en su "Introduction to the Study of Social Movements", op. cit. 67 !bid., p. 115.
39 Touraine, "Triumph or Downfall", op. cit., p. 220. En otras palabras, los movimientos 68 Jbid., p. 109.
sociales se enfrentan por el tipo de sociedad civil que deberá ser institucionalizado, mien- , 69 !bid., p. 124.
tras que los "movimientos históricos", situados en el eje diacrónico, luchan para establecer º
7 !bid., p. 115.
7 1 !bid., p. 113. Fraser expresa:
a la sociedad civil y a una sociedad política representativa.
40 Touraine, The Voice and the Eye, op. cit., p. 61. Al omitir cualquier mención del papel de quien cría a los niños, y al no tratar el tema del
41 /bid., p. 115. Por "garantías metasociales" del orden social, Touraine significa cosas subtexto del género que subyace en los papeles del trabajador y del consumidor, Habermas
como la religión, la filosofía de la historia, las leyes económicas y las teorías evolutivas del no comprende precisamente la forma en que el lugar de trabajo capitalista está vincula·
progreso. do con el jefe masculino de la familia nuclear moderna, restringida. De manera similar,
42 Véase Touraine, "Introduction to the Study of Social Movements", op. cit. al no tratar el tema del subtexto masculino del papel del ciudadano, no percibe [... ] la
43 Touraine, "Triumph or Dowfall", op. cit., pp. 106-107. forma en que el papel del ciudadano-soldado-protector masculino relaciona al Estado y
44 !bid., p. 138. a la esfera pública no sólo entr.~jno también con la familia y con el lugar del trabajo
45 Véase Touraine, "Introduction to the Study of Social Movements", op. cit. pagado [ ... ] tampoco percibe, ffüal:thente, la forma en que el papel femenino de crianza
46 Para una discusión de los otros tipos societales. Véase Alain Touraine, The Self- de los niños relaciona a las cuatro instituciones entre sí al supervisar la construcción de
Production of Society, Chicago, University of Chicago Press, 1977, pp. 92-109. sujetos según su género masculino y femenino necesaria para llenar todo papel en el
47 Touraine, "Triumph or Downfall", op. cit., p. 329, las cursivas son nuestras. capitalismo clásico [p. 117]. -
48 Cohen, Class and Civil Society, op. cit., pp. 214-228. 72 Además, Fraser presupone características clave de la teoría de la modernidad de
49 Jürgen Habermas, The Theory of Communicative Action, vol. 1, Boston, Beacon Press, Habermas incluso cuando la crítica e incluso cuando reconstruye su subtexto del género
1984, p. 86. que no ha sido tratado con ella.
50 !bid., pp. 85-1 ol. ¡ 73 De ninguna manera queremos argumentar que esta teoría basta para tratar con to·
51 Véase Jürgen Habermas, The Theory of Communicative Action, vol. 2, Boston, Beacon ' dos los intereses feministas. Ciertamente, tendrá que ser suplementada por contribucio-
Press, 1985, pp. 332-403. Para una discusión crítica del enfoque de Habermas de los movi- ' nes cruciales de la filosofía feminista psicoanalítica y posmoderna. Pero por lo que respecta
mientas sociales en el transcurso de los años. Véase Cohen, "Estrategy, or Identity'', op. cit., a la teor(a social, encontramos que la teoría dual de la sociedad civil es notablemente prove-
pp. 708-716. chosa.
52 Véase la sección final de conclusiones de este capítulo para una discusión más com- 74 Fraser, "What'1 Crltlcal about Critica! Theory?", op. cit., pp. 99-103. Ella toma literal·
pleta de los cuatro componentes de la lógica dual de los movimientos contemporáneos. mente a Habermaa en el 1ontl~de que esta distinción está vinculada con una distinción
53 Alain Touraine, The May Movement, Nueva York, Random House, 1971; Jürgen sustantiva .-itre la reproducción 1lmbóllca y material del mundo de la vida. Correctamente
Habermas, Student und Politik, Francfort, Suhrkamp, 1961, Protestbewegung und urgumdnta que no ti po1lblt dl1lln1ulr entre las actividades sobre la b11c da una dl1tlnclón
Hochschulreform, Francfort, Suhrkamp, 1969, y Towards a Rational Society, Boston, Beacon de "clase1-naturalt1" •ntN lo m1ltrlal y lo 1tmbólico, y critica a Habcrma1 por b111r1t en
Press, 1970. c1c supueato. B1t1 orftMll 11 1lmllar • In nuc1tra: vdasc Andrew Arato y J1an L. Coh1n,

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628 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 629

"Politics and the Reconstruction of the Concept of Civil Society", en Axe! Honneth et al. acción organizadas por los medios. Como puede esperarse, la obr~ de Foucault sobresale
(eds.), Zwischenbetrachtungen Im Prozess der Aufklarung, Francfort, Suhrkamp, 1989. No en el análisis de las formas de poder múltiples, no sistémicas.
obstante, no es cierto que la teoría social dual se sostenga o se derrumbe con la distinción 85 Luhmann, Macht, op. cit., pp. 7, 11-12 y 22-24.
reificada entre lo simbólico y lo material. 86 En una organización formal con varios códigos operativos, pueden existir diferentes
75 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, p. 310. Para una discu- formas de desigualdad -que pueden o no convergir en la cumbre jerárquica- así como
sión más detallada de estos puntos, véase el cap. IX. relaciones de poder no jerárquicas, operando todas al mismo tiempo.
76 Para un esfuerzo no convincente, véase Niklas Luhmann, Lave as Passion: The 87 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2., p. 263. "Si responsabi-
Codification of Intimacy, Cambridge, Harvard University Press, 1987. lidad significa que uno puede orientar sus propias acciones a demandas cuya validez es
77 Fraser, sin embargo, también tiende a fusionar el nivel del análisis de los mecanismos criticable, entonces la coordinación de la acción que ha sido separada del consenso logra·
coordinadores con el análisis de los varios tipos de acción. Así, insiste en que la acción do comunicativamente ya no requiere de participantes responsables."
estratégica e instrumental ocurre en las instituciones del mundo de la vida -en las fami- 88 Tal sería la concepción de la dominación en la teoría de la acción de Weber.
lias- y que la acción comunicativa (basada en normas patriarcales) se presenta en los 89 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, pp. 268-270. Habermas
subsistemas. Pero éste no es un argumento importante contra la distinción sistema/mundo explica la forma en que el poder difiere del dinero como un mecanismo de dirección.
de la vida; de hecho, esto es afirmado a menudo por el propio Habermas. Todos los tipos de 90 Los códigos responsables por la transmisión del poder pueden tomar la forma de coman·
acción aparecen en todas las instituciones. Las categorías abstractas de sistema y del mun- dos vinculados a amenazas e implican comunicación por medio del lenguaje ordinario. Es
do de la vida indican sólo dónde se encuentra el peso de la coordinación en una determinada decir, el poder puede operar como una "dominación" en el sentido de la teoría de la acción.
estructura institucional. También rechazaríamos las referencias a la familia como un siste- También puede operar como una forma general de comunicación: véase más adelante.
ma económico por otro conjunto de razones: la psicodinámica de la formación de identi- 91 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, p. 275.
dad en general y de las identidades de los géneros en particular, difícilmente pueden ser 92 Luhmann, por ejemplo, bajo el título análogo de generalización de la influencia, habla
analizadas en esos términos. de autoridad, reputación y liderazgo, todos localizados en el nivel de funcionamiento entre
78 Véase Alisan M. Jaggar, Feminist Politics and Human Nature, Totowa, Nueva Jersey, el poder como un medio y las órdenes directas. Véase Luhmann, Macht, pp. 75-76. Esto
Rowman and Littlefield, 1988, pp. 51-83 y 207-249. Véase también el artículo clásico de confirma nuestra afirmación de que las formas generalizadas de la comunicación pueden
Heidi Hartmann, "The Unhappy Marriage of Marxism and Feminism: Towards a More actuar como formas de poder. Sin embargo, insistimos en que los códigos nunca son total-
Progressive Union", en Lydia Sargent (ed.), Women and Revolution, Boston, South End Press, mente fijos, sino que están abiertos a la reinterpretación, a los desafíos y a las apropiaclo·
1981, pp. 1-42. nes creativas por parte de los actores.
79 Véase Barbara Stark, "Constitutional Analysis of the Baby M. Decision", Harvard 93 Proporcionan un alivio de la complejidad del mundo de la vida pero, a diferencia de
Women '.s Law Journal, 11, 1988, pp. 19-53. los medios de dirección, no tecnifican al mundo de la vida. Véase la discusión de Habermaa
80 Los estudios sobre la división doméstica del trabajo indican que muchas mujeres ,. en The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, p. 277.
desean una división más equitativa del trabajo doméstico, pero que no lo pueden lograr de- 94 Fraser sugiere tratar al género como "un medio de intercambio" con el fin de explicar
bido a los diferenciales de poder y de capacidad de tener ingresos. Para una discusión de los la forma en que relaciona a los varios dominios institucionales. Fraser, "What's Critica(
patrones familiares cambiantes y de las formas en que se priva a las mujeres de una voz about Critica! Theory?", op. cit., pp. 113 y 117. Por supuesto, Fraser quiere interpretar al g6·
igual en la familia, véase Kathleen Gerson, Hard Choices, Berkeley, University of California nero como un medio similar al dinero y al poder. No capta la distinción entre los medios de
Press, 1985. Véase también Susan Okin, Justice, Gender, and the Family, Nueva York, Basic dirección y las formas de comunicación generalizadas y por lo tanto llega a la errónea opi·
Books, 1989, pp. 134-170. nión de que el género como un código de poder funciona de la misma manera que estos otros
81 Además, en nuestra opinión, es precisamente porque la familia es una institución medios. Pero esto no puede ser así, por las razones que se dan en el texto.
nuclear en y de la sociedad civil (y no una presuposición natural de la sociedad civil ni sólo 95 Para una visión general de estos procesos en los Estados Unidos, véase Julie Matthaci,
un componente más del subsistema económico) que se pueden aplicar a ella los principios An Economic History of Women in America, Nueva York, Schocken Books, 1982; Degler, Al
igualitarios en una medida mucho más grande que a una empresa o una burocracia. Odds, op. cit.; Joan B. Landes, Women-the Public Sphere in the Age ofthe French Revolution,
82 Para una interesante explicación de la emergencia de los papeles modernos de los Ithaca, Cornell University Press, 1988. ·
géneros en los Estados Unidos en el siglo XIX, véase Car! Degler, At Odds: Women and the , 96 Landes, Women and the Public Sphere, op. cit.; Judith Shklar, Men and Citizens,
Family in America from the Revolution to the Present, Nueva York, Oxford University Press, Cambridge, Inglaterra, Cambridge University Press, 1969.
1980. Degler también ofrece una buena explicación del debate sobre el efecto de la forma 97 Sin embargo, sería equivocado deducir de la perspectiva feminista sobre la diferencia-
de familia de compañeros [forma de matrimonio en que la familia decide el número de ción de que tratamos antes, que la articulación institucional de la sociedad civil moderna es
hijos, el hombre trabaja afuera de la casa, la mujer se dedica a las tareas domésticas, existe totalmente negativa. Por el contrario, los potenciales culturales de la modernidad han entrado
la posibilidad de divorcio, en especial por acuerdo mutuo en el caso de que no tengan hijos, en su articulación institucional, aunque selectivamente. De aquí, el carácter ambivalente,
y la atención se concentra en la educación de los hijos, y ninguna de las partes tiene ningún que se refleja en los debates entre las teóricas feministas, de la familia moderna. La familia
derecho legal sobre la otra] y el culto a la domesticidad que se formó en lo relativo al re· "de compañeros", compuesta del hombre que gana el pan, de la mujer ama de casa y de los
legamiento de la mujer a los papeles de esposa y madre en la segunda mitad del siglo XIX hijos, sí produjo vida íntima, privacidad y un nuevo foco en la individualidad de los niños.
(véase en especial las pp. 210-328). También constituyó un terreno ideológico e institucional en el que las mujeres pudieron
83 Véase el cap. IX, nota 17. empezar a desarrollar su propia concepción del ser y el poder para afirmar el control sobre
84 Véase Niklas Luhmann, Macht, Stuttgart, Enke Verlag, 1975, pp. 47-48, Luhmann sus cuerpos y vidas. Sin crnbar¡¡o, la restricción de la mujer a la esfera doméstica se presen-
menciona sólo ejemplos que preceden a la institucionalización del medio del poder, pero tó a la par con 111 ne¡¡atlva do lo!!--dcm.lchos más básicos y de los status de individualidad
claramente acepta la posibilidad de la generación y utilización del poder afuera del subsis· autónoma, de per1onorl1 y do clud11d1rnlu, que parecían incompatibles con el papel del ama
tema político (pp. 91 y ss: explícitamente menciona al poder en la familia). Luhmann no <le casa.
proporciona ninguna razón en contra de la existencia de formas de poder no reguladas por Para finalc1dol1t1lo XIX, ti. cl111rrollo del Nistcma del salario familiar (por el qu1 luch11-

.........
los medios, a pesar de su identificación general de la modernidad con las formas de lnter- ron hombre1 trabajacloro trt1Rl11do1), h1 udu1ión de la mujer del movimiento 1tndlc1I y

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630 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 631

las "leyes de trabajo protectoras" que excluían a la mujer de la mayoría de los empleos, trario: por ejemplo, el movimiento del derecho a la vida, tiene ¿orno su meta básica una
había encerrado a las mujeres en una situación de dependencia que sólo recientemente se ha retradicionalización de las instituciones centrales de la sociedad civil.
empezado a poner en duda seriamente, desde el punto de vista ideológico y estructural. Así, to9 Esto implica una amplia variedad de estrategias que van desde los cabildeos en el
la perspectiva feminista revela el carácter doble de la familia que es paralelo a las dualidades Congreso o el Poder Ejecutivo, las políticas orientadas a los derechos cuya atención se cen-
de todas las instituciones públicas y privadas de la sociedad civil moderna, de las que se tra en las Cortes, y el trabajo realizado dentro de los partidos políticos, dependiendo de la
trató en el cap. IX. estructura de oportunidades políticas.
98 Fraser admite esto: "Una interpretación sensitiva al género de estos acuerdos [ ... ] 110 Para un enfoque hermenéutico, de observación participativa, véase Sara Evans, Per-
apoya la afirmación de Habermas de que, en el capitalismo clásico, la economía (oficial) no sonal Politics, Nueva York, Random House, 1979. Para un análisis que aprovecha la teoría
es todopoderosa sino que, más bien, en alguna medida significativa está dentro de las nor- de la movilización de los recursos así como las explicaciones de la tensión en el papel y la
mas y los significados de la vida diaria, a los cuales además está sujeta". Véase "What's privación relativa, véase Jo Freeman, The Politics ofWomen's Liberation, Nueva York, McK.ay,
Critica! about Critica! Theory?", op. cit., p. 118. l 97S. Los ensayos en el volumen editado por Mary Fainsod Katzenstein y Caro] McClurg
99 Fraser, "What's Critica! about Critica! Theory?", op. cit .. p. 124. Mueller (eds.), Women's Movements of the United States and Europe, Filadelfia, Temple
100 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol 2, p. 369. University Press, 1987, enfocan su atención en las estructuras de oportunidad política y de
101 Véase Lenore Weitzman, The Divorce Revolution, Nueva York, Free Press, l 98S; la política pública; mientras que Ethel Klein, Gender Politics, Cambridge, Harvard University
Deborah L. Rhode, Justice and Gender, Cambridge, Harvard University Press, 1989; Martha Press, 1984, se concentra en el papel de la conciencia en los movimientos feministas. A
Fineman y Nancy Thomadsen (eds.), At The Boundaries of Law, Nueva York, Routledge, pesar de sus enfoques variados, todas estas obras confirman nuestra tesis de que una lógica
1991. dual siempre estuvo operando en los movimientos feministas.
102 Extrañamente, es precisamente la idea de una amenaza a la infraestructura comu- 111 Aunque sus énfasis varían, la mayoría de las discusiones del origen de la "segunda
nicativa de la sociedad civil, articulada en la teoría social dual, a la que Fraser presenta más ola" del feminismo hacen hincapié en los siguientes cambios "estructurales" y desarrollos
objeciones. Disputa la idea de que exista alguna distinción categórica que sea necesario tecnológicos que transformaron el papel de la mujer en el siglo XX: los progresos en la cien·
hacer entre las reformas del Estado benefactor dirigidas al lugar del trabajo pagado y las cia médica que disminuyeron la tasa de natalidad y el tiempo dedicado a la crianza de los
dirigidas a la dinámica interna de la familia. Para ella, la ambivalencia "empírica" de Ja niños, la inestabilidad marital en aumento, los instrumentos que ahorran trabajo y que le
reforma en este último caso se origina por el carácter patriarcal de los sistemas de bienes- dieron a la mujer más tiempo para otras tareas que no fueran las del trabajo doméstico, las
tar social y no por el carácter inherentemente simbólico de las instituciones del mundo de mejoras en las oportunidades educativas, la integración de las mujeres en la fuerza de tra-
la vida. En realidad, después de rechazar la distinción entre sistema y mundo de la vida por bajo, la integración formal de las mujeres en el sistema de organización política por medio
considerarla androcéntrica, argumenta que no hay ninguna base teórica para evaluar en de la adquisición del derecho a votar, el ingreso en grandes números de las mujeres a las
forma diferente las dos clases de reforma; véase Fraser, "What's Critica! about Critica! universidades, el desplazamiento de las funciones femeninas fuera del hogar por medio
Theory?", op. cit., p. 124. No estamos de acuerdo. de la urbanización y la industrialización, y una creciente participación gubernamental en la
103 Ésta parece ser la propia posición de Fraser cuando indica que hay dos clases dife- oferta de los servicios sociales. Sin embargo, por sí solos, los cambios estructurales no pue-
rentes de programas en los estados benefactores; una "masculina", dirigida a beneficiar den explicar la génesis o lógica del movimiento; véase Klein, Gender Politics, op. cit., pp. 1-32.
principalmente a los proveedores del pan, y la otra "femenina", orientada a "los negativos 112 Klein, Gender Politics, op. cit., pp. 32-81.
de individuos posesivos", a "los fracasos domésticos" ("What's Critica! about Critica! Theory?", 113 Entre 1890 y l 92S se construyeron una base organizativa, recursos y liderazgo a nivel
op. cit., pp. 122-123). nacional en forma de las organizaciones voluntarias tradicionales de las mujeres (que orl·
104 Habermas, The Theory of Communicative Action, op. cit., vol. 2, p. 3S. ginalmente no tenían una ideología feminista, pero que se concentraban en los intereses
1os De hecho, si ignoramos estos ternas, no desaparecerán sino que se les formulará (y de las mujeres), y estas asociaciones usaron sus recursos para promover los derechos de las
esto ya ha ocurrido) de maneras antitéticas al feminismo. Estamos pensando en la crítica mujeres hasta la década de 1960. Como en el caso de los movimientos de mujeres en el siglo
neoconservadora del Estado benefactor, que procura eliminar los mecanismos integradores XIX, el movimiento feminista contemporáneo emergió en el contexto de otros movimientos
del sistema de la sociedad civil a la vez que retradicionaliza a ésta. sociales vitales. Además, aprovech~ientación reformista general de los años de las ad·
106 Ya existe un interesante debate entre las feministas sobre este tema. La literatura es ministraciones de Kennedy y Johnson: En 1961, el presidente Kennedy estableció una co-
amplia; para una introducción a la discusión véase Linda Gordon, "What Does Welfare ' misión presidencial sobre el status de las mujeres, el primero en su clase, y pronto se crea·
Regulate?", Social Research, vol. SS, núm. 4, invierno de 1988, pp. 609-630; y Frances Fox ron organizaciones estatales sobre el status de las mujeres. Véase Evans, Personal Politics,
Piven y Richard A. Cloward, "Welfare Doesn't Shore Up Traditional Family Roles: A Reply op. cit., y Klein, Gender Politics, op. cit. -
to Linda Gordon", Social Research, vol. SS, núm. 4, invierno de 1988, pp. 631-648. 114 Como lo expresa convenientemente Ethel Klein, este cabildeo tradicional no podía,
101 Por ejemplo, una vez que ya no se construye al trabajador típico como un hombre por sí solo, tener éxito en la aprobación de un espectro amplio de la legislación de los
que sale a ganarse el pan, sino como una mujer o un hombre que probablemente también derechos de la mujer. Los esfuerzos de organizaciones específicamente feministas, como la
sea responsable en algún momento del cuidado de sus hijos o de sus padres, la necesidad de NOW, WEAL, NWPC, y de grupos radicales de mujeres, fueron de importancia crítica para unir
revisar la estructura del trabajo y del tiempo de trabajo se hace obvia, y el argumento en a las mujeres y formar el movimiento social que se requería para convertir en acción el
favor de los centros de cuidado o guarderías en el lugar del trabajo, de los horarios de tra· interés por los temas que afectaban a las mujeres [Gender Politics, op. cit., p. S].
bajo flexibles y de la licencia por motivo de maternidad o de cuidado de los hijos, por Véase también Freeman, The Politics of Women's Liberation, op. cit., pp. 28-29; Joyce
ejemplo, se refuerza. Seguramente no es accidental que las feministas hayan empezado a Gelb y Marian L. Palley, Women and Public Policies, Princeton, Princeton University Press,
articular y luchar por estas clases de reformas. Claramente, esos esfuerzos deben comple· 1982, p. 18.
mentar los intentos por transformar las jerarquías de los géneros dentro de las institucio· 115 Para una comparación dJVlas formas que tomaron los movimientos de mujeres en
nes de la sociedad civil. varios paíse1 vda11 Joyc1 Oelb, "Social Movement 'Success': A Comparative Analysls of
108 Para una discusión reciente de la necesidad de aplicar normas de justicia a la familia Femlnlsm In 1h1 UnUld ltat11 and thc United Kingdom", en Katzensteln y Mueller (eds.),
en particular y a las relaciones del gdnero en general, véase Okin, Justice, Gender, and the Women'.r Mov1m1"11 o( 1111 UH,lltl Sta/u and Europe, op. cit., pp. 267-289; "Equallty and
Family, op. cit. Por supuesto hay mucho1 movimientos nuevos que buscan el objetivo con· Autonomy: P1mlnl1t PolttlH In tht Unltod Sta tes and West Germany", ibid., pp. 172-195; y

~.
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632 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 633

Karen Beckwith, "Response to Feminism in the Italian Parliament: Divorce, Abortion, and las de derecho es también algo digno de mencionar. Véase Gelb y Palley, Women and Public
Sexual Violence Legislation", ibid., pp. 153-171. Policies, op. cit., pp. 26-27; Jo Freeman, "Whom You Knowvs. Whom You Represent: Feminist
116 Las principales excepciones a este respecto son Suecia y Noruega. Allí, la existencia Influence in the Democratic and Republican Parties", en Katzenstein y Mueller (eds.),
de partidos socialdemócratas poderosos constituyó una "estructura de oportunidad políti- Women's Movements of the United States and Europe, op. cit., pp. 215-246.
ca diferente" a la de los Estados Unidos, Francia e Italia. Se obtuvieron muchos beneficios m Gelb y Palley, Women and Public Policies, op. cit., pp. 26-27; Feeman, "Whom You
para las mujeres por medio de presiones dentro de estos partidos y no por medio de las Know", op. cit.; Klein, Gender Politics, op. cit., pp. 29-33.
actividades de movimientos feministas autónomos'. Sin embargo, hoy en día han empezado 124 Costain y Costain, "Strategy and Tactics of the Women's Movement in the United
los debates sobre la conveniencia de una sociedad civil más autónoma y un movimiento fe- States", op. cit., p. 203.
minista autónomo. Véase Sylvia Hewlett, A Lesser Life, Nueva York, William Morrow, 1986, 12s Gelb y Palley, Women and Public Policies, op. cit., pp. 26-27; Freeman, "Whom You
pp. 341-383; Helga Hernes, Welfare State and Woman Power, Oslo, Imprenta de la Universi- Know", op. cit.
dad de Noruega, 1987. 126 Reed vs. Reed, 404, U.S. 71 (1971); Roe vs. Wade, 410 U.S. 113 (1973). A veces los éxitos
117 Véase Freeman, The Politics of Women's Liberation, op. cit., pp. 48-50; Klein, Gender han sido limitados o seguidos por importantes derrotas. En el caso de la discriminación por
Poli tics, op. cit., pp. 9-31; Gelb y Palley, Women and Public Policies, op. cit., pp. 24-61; Ann N. el sexo, las feministas no han podido obtener que se incluya al sexo como una "clasificación
Costain y W. Douglas Costain, "Strategy and Tactics of the Women's Movement in the United sospechosa" bajo la decimocuarta enmienda o asegurar la aprobación de la ERA. En lo que
Sta tes: The Role of Political Parties", en Katzenstein y Mueller (eds.), The Women 's Movements respecta al aborto, desde el caso Roe vs. Wade las Cortes y las legislaturas han estado limi-
of the United States and Western Europe, op. cit., pp. 196-214. tando los derechos de las mujeres a elegir si abortan o no, y ha surgido un vocal movimien-
118 Para una explicación de la emergencia de esta rama del movimiento feminista, véase to contra el aborto. Además, dentro del movimiento feminista, se han iniciado debates en
Evans, Personal Politics, op. cit. torno a todo "éxito", a medida que se han dejado sentir los límites de la reforma legal en lo
119 Mientras que las primeras al principio evitaban los dramáticos esfuerzos por la ac- que se refiere a los derechos iguales. Nada de esto debilita nuestro punto más general.
ción directa de los últimos grupos, y éstos tenían poco interés en los esfuerzos de cabildeo 121 No estamos argumentando que las feministas o las mujeres iniciaron las reformas
de las que ya estaban dentro del sistema político como el NOW; la distinción clara entre las de- que se han mencionado antes. En muchos casos, los procesos de reforma fueron iniciados
fensoras de los derechos de las mujeres ("feministas liberales") y los grupos de liberación por otros grupos de interés por razones que no tienen nada que ver con los intereses de las
de las mujeres ("feministas radicales") desapareció después de 1968. NOW empezó a partici- mujeres o con las preocupaciones feministas. La institución del divorcio sin falta en California
par patrocinando acciones de protesta de masas; y cuando un considerable número de fe- e incluso la iniciación de la reforma de las leyes de aborto son algunos de estos casos. No
ministas militantes se unió a los capítulos locales, también adoptó muchos de los temas de obstante, la dinámica de estas reformas se vio alimentada por el discurso feminista y, poco
las primeras radicales como el aborto), así como su ideología participativa y su concentra- después, por las activistas feministas. Véase Weitzman, The Divorce Revolution, op. cit., y
ción en la autodeterminación y en la autonomía junto con los derechos iguales. A la vez, en Kristin Luker, Abortion and the Politics of Metherhood, Berkeley, University of California
virtud de su unión a organizaciones como NOW, las activistas de los movimientos aprendie- press, 1984.
ron la importancia de la política de la influencia. Para análisis detallados de esta trayec- 128 Hasta que se llegó a percibir a las mujeres como individuos, la política de los dere-
toria en el feminismo estadunidense, véase Costain y Costain, "Strategy and Tactics of the chos iguales no tenía ninguna posibilidad de éxito. Y hasta que la estructura patriarcal de la
Women's Movement in the United States", op. cit., y Gelb y Palley, Women and Public Policies, esfera doméstica y su influencia negativa en otros dominios de la sociedad fue convertida
op. cit. en un tema y desafiada, los derechos iguales o equivalentes nunca pudieron ser iguales
120 Costain y Costain, "Strategy and Tactics of. the Women's Movement in the United para las mujeres.
States", op. cit., p. 201. 129 Gelb y Palley, Women and Public Policies, op. cit., p. 45.
121 Como Wilma Scott Heide, directora de NOW en 1972, lo describe: 130 Klein, Gender Politics, op. cit., p. 92.
NOW ha trabajado dentro y fuera del sistema para iniciar el cambio y convertir en reali- 131 !bid.
dad los derechos de las mujeres y las leyes y decretos ejecutivos en los contratos pú- 132 Sin embargo, en la práctica las cosas lucen diferentes. Para una discusión de Ja
blicos [ ... ] Nuestras tácticas y estrategia incluyen cartas corteses, la interrupción de las división de las tareas en el hogaL~,el lugar del trabajo, basada en el género, y las dificul-
conferencias y de los comités del Senado, las manifestaciones y las consultas, convocar ~ades que esto continúa imponiendo sobre las mujeres, véase Gerson, Hard Choices, op. cit.
y coordinar las huelgas del 26 de agosto en favor de la igualdad, la retórica y programas Para estadísticas de la continuación de la brecha salarial entre las mujeres y los hombres y
positivos, el fortalecimiento de la conciencia al criar a las hermanas y hermanos, los la feminización de la pobreza en los Estados Unidos, véase Hewlett, A Lesser Life, op. cit.,
experimentos con nuevos patrones organizativos y con estilo de liderazgo [citado en pp. 51-138.
Costain y Costain, "Strategy and Tactics of the Women's Movement in the United Sta tes", 133 Katzenstein y Mueller (eds.), Women'.s Movements of the United States and Europe,
op. cit., p. 200]. passim.
122 Hoy en día, el movimiento feminista está integrado por al menos cinco tipos de 134 Jane Jenson, "Changing Discourse, Changing Agendas: Political Rights and Repro·
grupos: las organizaciones de masas; las organizaciones feministas especializadas (inclu- <luctive Policies in France", en Katzenstein y Mueller (eds.), Women's Movements of the
yendo los grupos de litigios legales e investigación) los grupos profesionales de cabildeo; los United States and Europe, op. cit., pp. 64-65. Por "universo del discurso político", Jenson
grupos que promueven un solo tema; los grupos tradicionales de mujeres; y un sector de hace referencia al conjunto de crencias sobre la forma en que debe conducirse la política,
campañas electorales que incluye al PAC y a los grupos que operan dentro de la estructura los límites <le la discusión política, y las clases de conflictos que pueden resolverse median-
del partido democrático. Las asociaciones feministas continúan floreciendo en la sociedad te procesos políticos. El univerim del discurso político funciona como el portero del acceso
civil y siguen organizando incontables periódicos, revistas, folletos, acciones directas, luga• a la acción polltica, 1clocclon11ndo o inhibiendo el rango de los actores, temas, alternativas
res de refugio para las mujeres golpeadas por sus esposos, guarderías infantiles, grupos pollticas, cstratc¡¡iaa do allanzjlAI ldcnlldndcs colectivas disponibles pura lo¡¡rur el cumblo.
para crear conciencia y otros similares. A pesar de la aparente disminución de las espectacu· IJ5 /bid., pp. 68-80. L11 muJer11 obtuvieron el voto en Franciu en 1945 como una recom-
lares acciones colectivas de masas, el movimiento feminista continúa teniendo en la mira a pensa por suM 1orvtclo1 on h1 r11l1te11d11, r11 1111 momento en que el movimicmtn fumlniMltt
la esfera pública para influir en la conciencia y cambiar las normas de los géneros. La cslá moribundo. La 1.ol N1uwlrllt de 1968 lr¡¡11lizó el uso de medios unticoncoptlvo• p11ra lu
sorprendente difusión de los estudios sobre las mujeres en las universidades y en las escue• mujeres cu111.h11, poro lamb"n rn&rln1lo 111 1111hlh:idu<l de los nnticoncoptlvo• y 1u u10 por

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634 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y LA SOCIEDAD CIVIL 635
las mujeres solteras. La intención principal de la ley era ayudar a las familias a controlar su no jerárquicas entre los géneros en la sociedad civil. Si las mujeres tuvieran "éxito" para
fertilidad para poder satisfacer los objetivos familiares de bienestar material y apoyo emo- obtener que se les reconociera simplemente como otro interés especial "diferente y particu-
cional para sus hijos, no para dar a las mujeres una elección respecto a tener o no hijos. Las lar", como otro grupo de cabildeo o de miembros de los partidos políticos, la presión
mujeres seguían siendo definidas dentro de una estructura familiar de referencia. transformadora y universal de las "cuestiones de las mujeres" desaparecería de la vista. Por
136 !bid., pp. 80-86. otra parte, si sólo se construyera el feminismo como una lucha por la inclusión y los dere-
137 Gelb y Palley, Women and Public Policies, op cit., p. 30. Las feministas también han chos iguales, se oscurecerían los temas de la identidad del género, de la integridad del
1
desafiado las concepciones masculinas de los estándares de justicia. cuerpo, de la naturaleza de la familia y de la estructura de las instituciones y de las relacio-
138 El debate sobre el aborto también ha desafiado las concepciones masculinas de los nes sociales dentro de las esferas públicas y privadas de la sociedad civil.
derechos o, más bien, de la persona a la que se aplican los derechos. No debe sorprender 149 Véase E. P. Thompson, The Makingof the English Working Class, Nueva York, Random
que este debate haya presentado un desafío fundamental a la propia concepción de los House, 1963.
derechos, puesto que ha sido notoriamente difícil concebir un derecho al aborto siguiendo 150 Véase Cohen, "Rethinking Social Movements", op. cit.
los lineamientos tradicionales de un derecho sobre el cuerpo de uno mismo como la propia 151 Es decir, la vulnerabilidad a la economía capitalista por una parte y al control admi-
propiedad de uno, cuando en ese cuerpo hay otra persona potencial que claramente no le nistrativo por las agencias del Estado benefactor por la otra.
"pertenece a" uno como propiedad. Pero con base en un modelo de derechos no posesivo,
individualista, queda claro que la personalidad legal, subjetiva moral e identidad particular
de las mujeres está en juego, y éstas superan el interés del Estado en la vida fetal en su
primer trimestre.
139 Véase Anita Allen, Uneasy Access: Privacy for Women in a Free Society, Totowa, Nueva
Jersey, Rowman and Littlefield, 1988.
140 Jenson, "Changing Discourse, Changing Agendas", op. cit., pp. 82-83. Para un análisis
perceptivo del discurso feminista sobre el aborto y su conflicto con el discurso tradiciona-
lista, véase Luker, Abortion and the Politics of Motherhood, op. cit.
141 Al insistir que las mujeres sean reconocidas como individuos, personas y ciudadanos,
así como mujeres en una situación particular, el movimiento feminista contemporáneo reú-
ne los valores del universalismo, la pluralidad y la diferencia. Por implicación, el concepto de
igualdad ante la propia ley se está modificando, porque ya no puede significar que los dere-
chos iguales y no discriminatorios se aplican sólo a aquellos que están colocados similarmen-
te. Esto es así porque las mujeres y los hombres nunca pueden estar situados análogamente
cuando se trata del problema del aborto o de los derechos reproductivos en general.
142 Véase Jenkins y Eckert, "Channelling Black Insurgency", op. cit., o Pizzorno, "Political
Exchange and Collective Identity in Industrial Conflict", op. cit.
143 Pizzorno, "Political Exchange and Collective Identity in Industrial Conflict", op. cit.,
p. 293. .
144 Para un análisis del "modelo de etapas" del movimiento feminista, véase Costain y
Costain, "Strategy and Tactics of the Women's Movement in the United States". Véase tam-
bién Claus Offe, "Reflections on the Institutional Self-Transformation of Movement Politics:
A Tentative Stage Model", en Russell Dalton y Manfred Küchler (eds.), Challenging the Political
Order: New Social and Political Movements in Western Democracies, Oxford, Oxford University ·'!P•=•P\'
Press, 1990. Offe presenta un interesante análisis de las contradicciones que enfrentan los
nuevos movimientos sociales en las varias etapas de su desarrollo. Sin embargo, argumenta
que incluso en la última etapa -la de la institucionalización- existirán buenas razones
para que estos movimientos retengan importantes aspectos de una política "defensiva"
orientada a la sociedad civil.
14 5 Offe, "Reflections on the Institutional Self-Transformation of Movement Politics",
op. cit., p. 15.
146 El gran aumento en la política electoral y en el cabildeo por profesionales organiza-
dos en la década de 1980 fue un indicio de la institucionalización del movimiento de las
mujeres en los Estados Unidos. Sin embargo, la continua fuerza de las demostraciones
favorables a la elección libre en el caso del aborto y de los grupos de autoayuda indica que
la política orientada a la identidad sigue estando en forma importante dentro de la agenda.
147 Jane Mansbridge, Why We Lost the ERA, Chicago, University of Chicago Press, 1986;
Luker, Abortion and the Politics of Motherhood, op. cit. La principal oposición a la ERA pro- /
vino no de los actores económicos sino del temor a que el papel de las mujeres en la familia
cambiara.
148 Los intereses del movimiento feminista se encuentran scbre todo en la Instituciona-
lización de una interpretación posconvenclonal de la Identidad del género y en relaclonea
DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 637

erada radical, esto es, el objetivo de lograr una participación ciudadana


genuina en la vida pública. Los modelos de élite, realistas, dejan la políti-
ca a los profesionales en la sociedad política y proponen "el privatismo ci-
XI. DESOBEDIENCIA CIVIL vil" para los miembros de la sociedad civil. Esperamos que una discusión
Y SOCIEDAD CIVIL del papel de la desobediencia civil dentro de las sociedades civiles moder-
nas desvanecerá esta interpretación. Además, en el contexto del abando-
no del marxismo -el proyecto de emancipación más importante de este
HEMOS argumentado que la nueva teoría de la sociedad civil nos permite siglo-, es necesario considerar la relación entre nuestra teoría de la socie-
reconciliar las tradiciones liberal y democrática de la teoría política nor- dad civil y los proyectos emancipadores. ¿Es posible concebir una política
mativa. En el capítulo VIII propusimos que la ética del discurso supone radical de la sociedad civil? Creemos que una reflexión acerca de la des-
la compatibilidad, de hecho la interrelación íntima, entre los derechos y la obediencia de la sociedad civil puede proporcionar una respuesta a esta
democracia, y que esta interrelación no es sólo instrumental. Nuestro pro- pregunta, mostrando que de hecho hay una alternativa a la elección entre
pósito era mostrar que la legitimidad de los regímenes constitucionales el "reformismo sin alma" y el fundamentalismo revolucionario, entre el
modernos que afirman ser democráticos y respetar los derechos, depende privatismo civil y la politización total de la sociedad.
en última instancia de presuposiciones normativas supralegales tanto de Los movimientos sociales son una dimensión normal (aunque extra-
la teoría democrática como de la liberal, es decir, de ideas de la legitimi- institucional) de la acción política en las sociedades civiles modernas.
dad democrática y de los derechos morales. 1 Hemos interpretado sus proyectos de radicalismo autolimitador como
Hay muchos regímenes que son considerados democracias liberales; el esfuerzos por ampliar los derechos y democratizar las instituciones. La
problema es que los modelos (y teorías) prevalecientes de la democracia política de la sociedad civil es, por lo tanto, a la vez defensiva y ofensiva.
liberal no son, en nuestra opinión, lo suficientemente democráticos. Des- Los movimientos sociales buscan democratizar a la sociedad civil, para
de el punto de vista del modelo liberal estándar de la oposición de la so- protegerla de la "colonización" económica y política, y ejercer influencia
ciedad civil y el Estado, la democracia está concebida en su totalidad de sobre la sociedad política. Aunque esto compromete las políticas de iden·
una manera instrumental, 2 pero ese punto de vista es incompatible con tidad, inclusión, reforma e influencia, esta última es la más importante
nuestra concepción. En cambio, nosotros concebimos la sociedad civil para nuestro interés actual, puesto que está dirigida a mantener la rela·
como el lugar de la legitimidad democrática y de los derechos, compuesta ción entre la sociedad civil y la política.
de una esfera privada, pero también de esferas pública y social política- Nuestra discusión de los movimientos sociales hace surgir un nuevo
mente relevantes en que los individuos hablan, se reúnen, se asocian y ra- conjunto de preguntas para la teoría democrática (y liberal). Los movi-
zonan juntos sobre asuntos de interés público, además de actuar en concier- mientos sociales no son siempre democráticos internamente, y tienden a
to con el fin de influir en la sociedad política e indirectamente en la toma evitar los canales políticos-~-ya existen para ejercer influencia. De hc-
de decisiones. Esta concepción rompe con la estructura dicótoma públi- ého, los actores colectivos frecuentemente recurren a la desobediencia
co/privado del liberalismo clásico y eleva la democracia al nivel de un civil. 3 Las preguntas que nos enfrentan, entonces, son las siguientes: ¿qué
valor fundamental, a la vez que desafía simultáneamente todas las con- pretensiones de legitimidad pueden tener los movimientos sociales que re-
cepciones monistas de las formas y lugares posibles de la democracia. curren a la desobediencia civil dentro de un régimen constitucional "casi
Entonces ¿por qué concluir un libro sobre la sociedad civil con una democrático", "casi justo"? 4 ¿Hay alguna justificación para violar leyes de-
discusión sobre la desobediencia civil? Hemos sostenido que la política bidamente promulgadas por legislaturas democráticas o para actividades
del fundamentalismo revolucionario es antitética al proyecto de demo- políticas que no usan los procedimientos e instituciones existentes para
cratizar la sociedad civil moderna. Hemos proporcionado argumentos nor- expresar sus intereses políticos? ¿No violan los actos de desobediencia
mativos y estructurales para apoyar esta tesis. Al mismo tiempo, hemos civil los derechos de la mayoría para hacer leyes obligatorias, 5 desafiando
argumentado a favor de la posibilidad y deseabilidad de una reforma insti- así tanto los principios d_;mocráticos como los liberales? ¿Cómo puede la
tucional radical y hemos interpretado los proyectos de los nuevos movi- acción política ile¡al, cualquiera que sea su finalidad, ser reconciliada
mientos sociales siguiendo estas líneas. No obstante, puede parecer que con los principios de un 1l1tema de organización política liberal y demo-
hemos sacrificado al realismo el núcleo utópico del proyecto de la demo- crático; el gobierno por la ley, 1l 1ublcrno de la mayoría y el respeto a los
636
---~--.
638 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 639

derechos de todos? y ¿por qué es necesario para la teoría política norma- ceso de aprendizaje que expande el rango y las formas de participación
tiva tratar de la cuestión de la desobediencia civil? abiertas a los ciudadanos privados dentro de una cultura política madura.
Nuestra tesis es que la desobediencia civil, entendida adecuadamente, Además, es bien sabido que históricamente la desobediencia civil ha sido
es una forma clave que la dimensión utópica de las políticas puede tomar el motor de la creación y expansión, tanto de los derechos, como de la
en las sociedades civiles modernas. Partimos del supuesto de que los democratización. Por otra parte, la desobediencia civil define los límites
derechos y la democracia, tal como los hemos interpretado, suponen en externos de la política radical dentro de la estructura general de las socie-
parte, principios políticos utópicos (en el sentido kantiano de principios dades civiles. Acepta los principios básicos de un gobierno constitucional.
reguladores) que subyacen a todas las democracias constitucionales. A la vez, argumentaremos que la integridad del constitucionalismo de-
Argumentaremos que la desobediencia civil, como una forma no insti- pende de que una cultura política acepte el carácter normativo y valioso
tucional de acción política específica a los ciudadanos de las sociedades de la acción colectiva ilegal en forma de desobediencia civil. Por lo tanto,
civiles modernas, está relacionada íntimamente con estos principios utó- evaluamos la desobediencia civil no sólo como una táctica, sino también
picos. como una expresión de la acción ciudadana legítima. Vemos a la desobe-
La peculiaridad de la acción colectiva que supone la desobediencia ci- diencia civil como uno de los medios disponibles para que los ciudada-
vil es que se mueve entre los límites de la insurrección y de la actividad nos ordinarios ejerzan influencia sobre los miembros de la sociedad polí-
política institucionalizada, entre la guerra civil y la sociedad civil. Por tica y para asegurar que los políticos profesionales sigan respondiendo a
definición, la desobediencia civil es extrainstitucional: un derecho legal la opinión pública. Trataremos por lo tanto, a un nivel conceptual y nor-
para participar en la desobediencia civil es autocontradictorio. Pero no mativo, de reivindicar la afirmación de que "toda democracia consti-
por ello viola los principios de la sociedad civil. Más bien, la acción políti- tucional que esté segura de sí misma considera a la desobediencia civil
ca directa en forma de desobediencia civil mantiene vigente el horizonte como un componente normalizado -porque es necesario- de su cultura
utópico de una sociedad civil democrática y justa, por dos razones. Primero, política". 6
la desobediencia civil es una acción colectiva basada en principios que Para los fines de este argumento, consideramos el papel y la adecuación
presuponen por lo menos una institucionalización parcial de los derechos de la desobediencia civil en circunstancias en cierto modo ideales, den-
y de la democracia; es decir, presupone los derechos que establecen y pro- tro de la estructura de una democracia constitucional que es "casi" justa y
tegen a la sociedad civil, así como un sistema político representativo que democrática. 7 El problema de la desobediencia civil es, en realidad, co-
pretende legitimidad democrática (en el sentido de representar y responder ' mo ha argumentado John Rawls, un "caso de prueba crucial para cualquier
a las opiniones e intereses de los ciudadanos) y permite por lo menos teoría sobre la base moral de la democracia". 8 Sin embargo, "la base mo-
alguna participación política. Segundo, una sociedad civil democrática y ral de la democracia" no tiene el mismo significado en la tradición liberal
justa es, por supuesto, una utopía en el sentido clásico; nunca se puede que en la tradición democrática de la filosofía política. Para la primera, la
realizar o completar plenamente, pero opera como un ideal regulador que base moral de la democrac~á localizada en el principio de los dere-
informa los proyectos políticos. Las sociedades civiles siempre pueden chos; mientras que para la última, se deriva del principio de la legitimidad
ser más justas, más democráticas. Los actores colectivos toman en serio democrática. De acuerdo con esto, el problema de la desobediencia civil
esta utopía y esperan realizarla. De hecho, sin esta clase de poderosa mo- es presentado de formas un tanto diferentes. En el priiner caso, se trata el
tivación no habría movimientos sociales. No obstante, los actos de des- problema dentro de la estructura de un conflicto potencial entre las deci-
obediencia civil son ejemplos por excelencia de radicalismo autolimitado. siones (leyes, políticas) de una autoridad democrática legítimamente es-
Por una parte, los practicantes de la desobediciencia civil extienden el tablecida y el principio de los derechos individuales (o autonomía). En el
rango de la actividad ciudadana legítima -aunque inicialmente fuera ex- segundo caso, el tema es la calidad de los procedimientos democráticos.
tralegal-, aceptada por una determinada cultura política. Hoy en día po- En otras palabras, para el demócrata, el problema de la desobediencia
cos se indignarían por una huelga de trabajadores, la ocupación de un civil se plantea respecto al grado de representatividad e inclusividad de un
local, un boicoteo o una manifestación de masas. Estas formas de acción determinado procedimiento, /.
de las posibilidades de participación o el lu-
colectiva han llegado a ser consideradas normales, a pesar de que todas gar adecuado de la soberanía. Cada enfoque tiende a oscurecer el otro pun-
fueron en alguna ocasión ilegales o extralegales y podrían volver a ser to de vista.
ilegales en algunas condiciones. Así, la desobediencia civil inicia un pro- El problema al que nos enfron&1mo1 11 raflcrc al papel de dos concep-

,, NPZPln e4 j
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 641
640

dones normativas contrafácticas (e incluso utópicas) de los derechos y política. Si la legislatura se ajusta a los procedimien'tos y principios de la
de la democracia dentro de las sociedades civiles modernas regidas por justicia establecidos en las constituciones, y si no se violan los derechos
el principio del constitucionalismo. En realidad, la idea de una sociedad civiles y políticos del ciudadano, entonces la desobediencia civil no es la
civil asegurada por los derechos y animada por la participación de los ciu- forma adecuada de tratar con esta clase de situaciones; de hecho, para el
dadanos, y una acción colectiva que es C<lpaz de influir en los "represen- demócrata liberal ni siquiera existen. Las cuestiones de la democracia
tantes" de la sociedad política es en sí una utopía, aunque sea autolimita- se traducen al lenguaje de los derechos. Además, se supone que el princi-
dora. Relaciona la continuidad de los logros institucionales y culturales pio de legitimidad democrática puede ser institucionalizado plenamente
del pasado al cambio radical. Mostraremos la manera en que la proble- dentro del sistema político del gobierno representativo, asegurado por los
mática de la desobediencia civil ha sido tratada dentro de las tradicio- derechos a votar, ocupar un cargo, presentar solicitudes, reunirse, expre-
nes liberal y democrática de la teoría política moderna con el fin de mos- sarse y asociarse. 14
trar que cada una, para ser consistente, debe incluir la perspectiva de la En realidad, se considera la desobediencia civil como una respuesta
otra y, además, que esto se puede hacer sobre la base de nuestro mode- legítima sólo en caso de violaciones a la justicia, es decir, de transgresio·
lo de la sociedad civil. 9 nes por la mayoría democrática debidamente constituida (en la legislatu-
ra) de los derechos individuales o de las minÓrías. Por supuesto, los princi-
pios de la justicia constituyen para cada teórico "los fundamentos morales
~ LA TEORÍA DEMOCRÁTICA LIBERAL CONTEMPORÁNEA de la democracia". No obstante, estos fundamentos resultan ser una con-
¡; Y LA DESOBEDIENCIA CIVIL cepción de las libertades básicas de conformidad con las cuales los regí-
menes constitucionales y los procedimientos democráticos deben ser consti·
No debe sorprendernos que dos de los teóricos contemporáneos más influ- tuidos y deben funcionar. Se supone que los ciudadanos en esas sociedades
yentes en la tradición liberal-John Rawls y Ronald Dworkin- hayan de- le deben lealtad a las instituciones establecidas constitucionalmente. El
10
dicado varios ensayos a la cuestión de la desobediencia civil. Aunque deber de obedecer varía con el respeto de los derechos por parte del gobier-
algunos de estos ensayos fueron escritos en respuesta a acontecimientos no, no con el grado de participación disponible para los ciudadanos.
políticos, 11 son muy reveladores de las fortalezas y límites de la teoría po- En otras palabras, la medida de la obligación de un individuo a obede-
lítica liberal contemporánea. Ambos, Rawls y Dworkin, entienden la des- ., cer la ley se formula en términos de lo que el ciudadano puede legítima-
obediencia civil como implicando acciones contrarias a la ley dentro de mente hacer o rehusarse a hacer en casos de injusticia, en vista de la leal-
los límites de la fidelidad a la misma. 12 Ambos buscan establecer la legitimi- tad que se debe en principio a la democracia constitucional. 15 Cada teórico
dad y los límites de la tolerancia a la desobediencia civil dentro de una de- construye las libertades básicas o derechos de una manera algo distinta,
mocracia constitucional "casi justa" (Rawls). Además, los ensayos que han pero ambos suponen que la justicia de un Estado constitucional puede ser
escrito sobre el tema constituyen los momentos más "democráticos" de evaluada en términos del ~en que asegura la más amplia libertad
sus teorías generales. Como veremos, aquí (si no es que en otras partes) el básica compatible con la libertad de otros (Rawls), o una preocupación y
ciudadano remplaza al legislador, al ejecutivo y al juez como el actor polí- respeto iguales (Dworkin) y, por lo tanto, derechos básicos para todos.1 6
tico clave y como la corte final de apelaciones. No obstante, no es del todo El tema del disenso legítimo o desobediencia civil présenta, por lo tanto,
cierto que para estos teóricos la desobediencia civil constituya una "prue- la cuestión del límite entre el Estado y la sociedad civil, estableciendo el
ba para determinar la presencia o ausencia de democracia" .13 Más bien, la pU.nto en que las mayorías democráticas en los estados constitucionales
desobediencia civil en cada caso pone a prueba el grado en que las demo· deben ser autolimitadoras. La legislación que viola los derechos básicos
eradas constitucionales son liberales, es decir, el grado en que toman se· traspasa sus límites correctos. Rawls dice que:
riamente los derechos. La desobediencia civil por su propia naturaleza
plantea la pregunta del grado y clase de participación ciudadana legítima El problema de la desobediencia civil, tal como lo interpretaré, surge sólo den-
en la vida política -una cuestión que es central para la teoría democráti· • tro de un Estado democrllUeo mil• o menos justo para aquellos ciudadanos que
ca-. Sin embargo, ni Rawls ni Dworkin representan la desobediencia reconocen y aceptan la lc¡ltlmldad de la constitución. La dificultad consiste en
civil como una respuesta a deficiencias percibidas en la amplitud o cali· un conflicto de deberes. ¿In qud momento el deber de obedecer las leye11 pro·
dad de los procedimientos democráticos en el sistema de organización mulgadus por una m1yorf1 l11&1l1Clv1 (o 101 "ctos c.lel ejecutivo apoy1du1 por

,/ nnsc 1
642 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 643
esa mayoría) dejan de ser obligatorios ante el derecho a defender las libertades ser determinado desde el punto de vista de una teoría' política de la justi-
de uno mismo y el deber de oponerse a la injusticia? Esta pregunta supone la cia, en términos de lo que es necesario para conservar y fortalecer institucio-
naturaleza y los límites del gobierno por la mayoría. 17 nes justas, y no desde el punto de vista de un respeto absoluto por parte de
la ley a los dictados de la conciencia individual. 23 Esto último sería clara-
Para Rawls y Dworkin la desobediencia Fivil cumple el papel de prote- mente insostenible en una sociedad civil pluralista.
ger los derechos individuales frente al sistema de organización político de- Si las instituciones sociales están basadas en una concepción compar-
mocrático. tida de la justicia, ¿por qué surge la desobediencia civil en una democra-
La base moral de la democracia constitucional está localizada, para el cia constitucional "casi justa"? La respuesta que dan Rawls y Dworkin es,
liberal, en el principio de los derechos. 18 La teoría política liberal parte del en primera instancia, muy sencilla: las mayorías legislativas pueden errar
supuesto de la pluralidad. Presupone una sociedad civil moderna com- o, lo que es peor, ser mal orientadas por el prejuicio y violar así los princi-
puesta de grupos e individuos con formas de vida y concepciones del bien pios morales que subyacen a la constitución. 24 No obstante, hay una dife-
diferentes e incluso opuestas, y que son capaces, sin embargo, de llegar a rencia significativa en la forma en que los dos teóricos entienden el status
una concepción compartida de la justicia política. 19 Sin embargo, ni Rawls de estos principios morales. Como el rango, e incluso la función de la des-
ni Dworkin defienden la primacía absoluta de la conciencia moral del obediencia civil tolerable, varía según sus dos interpretaciones, vale la
individuo frente a la ley pública. De hecho, ni siquiera es el problema pena explorar esta diferencia en algún detalle.
central de la desobediencia civil. Por el contrario, ambos teóricos distin- Rawls define una democracia constitucional justa como aquélla cuya
guen cuidadosamente entre la negativa consciente y la desobediencia ci- constitución ha sido acordada por delegados racionales en una conven-
vil, en términos del carácter político de la primera frente al carácter apo- ción constitucionalista, que son guiados por los dos principios de justicia.
lítico de la segunda. Rawls define la desobediencia civil como "un acto Las leyes y las políticas justas son las que serían promulgadas por legisla-
público, no violento, consciente y no obstante, político, contrario a la ley, dores racionales limitados por una constitución justa y orientados por los
cumplido por lo común con el propósito de producir un cambio en la dos principios de justicia. Estos últimos son los principios que serían ele-
º
misma o en las políticas del gobierno." 2 La desobediencia civil es un acto gidos en una posición original que es justa. 25 Y en realidad, en opinión de
político en el sentido de que es un acto justificado por principios morales Rawls, estos dos principios de justicia constituyen el soporte moral del
que definen una concepción de la sociedad civil y del bien público. Es un principio del gobierno de la mayoría, sin el cual ese gobierno sería simple-
acto político no sólo porque está dirigido a.la mayoría que detenta el po- mente un instrumento de procedimiento que consolidaría el poder de los
der político, sino también porque es orientado y justificado por los princi- números. Además, como ningún procedimiento político puede garantizar
pios políticos de justicia que regulan la constitución. "El que practica ac- que la legislación promulgada sea justa, en vista de la inevitable condi-
tos de desobediencia civil se dirige al sentido de justicia de la mayoría de ción de la "justicia procesal imperfecta" que se presenta incluso en la mejor
la comunidad y declara que en la opinión meditada de uno mismo, los de las formas de organizacióif'ffffütica, es obvio que quienes tienen el de-
principios de la cooperación social entre hombres libres e iguales no se recho constitucional de hacer leyes pueden aprobar leyes injustas. 26 Algu-
están respetando". 21 Lo que distingue a la desobediencia civil de la obje- na forma del principio de la mayoría es necesaria, perp es posible que la
ción de conciencia es el hecho de ser pública en el sentido dual de no estar mayoría se equivoque más o menos voluntariamente en lo que legisla. 27
oculta o disimulada y de apelar a los principios políticos generales de Asíi cuando la mayoría infringe la concepción de justicia compartida por
justicia, supuestamente compartidos por todos en un régimen constitu- la comunidad general e incorporada en la constitución, crea el escenario
cional, en vez de a la moralidad o la religión de una persona, o a los intere- para actos justificables de desobediencia civil.
ses de un grupo. 22 La objeción de conciencia, es decir, la negativa a obede- Rawls no afirma que la injusticia de la ley sea una justificación sufi-
cer un mandato legal directo o una orden administrativa, puede ser pública ciente para esa acción. Por el contrario, insiste en que estamos obligados
en el sentido de no estar oculta, pero se basa en un razonamiento apolíti- a obedecer leyes injustas si la injusticia no excede ciertos límites. Bajo los
co porque ni recurre al sentido de justicia de la mayoría, ni trata por defi- principios del gobierno de Ja mayoría, es probable que haya efectos que
nición de convencer a otros o de causar cambios en la ley o en la forma de las minorías consideren lnju1to1, pero mientras éstos no excedan ciertos
organización política. De hecho, Rawls insiste en la primacía de lo políti· límites, el deber de apoyar 1 tn1tltuclones justas incluye un deber a obede·
co en esos casos. El grado de tolerancia a la objeción de conciencia debe cer leyes lnju1ta1. En 11Ct Hnttdo, tampoco es la aprobación de la ley 1101

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LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 645
644

dos principios de justicia una condición suficiente para la obligación po- peculativas, información estadística, etc. Así, la sotución de estos asuntos
lítica. De hecho, el concepto de obligación política, en sentido estricto, se es mejor dejarla al proceso político.
aplica sólo a ciertas categorías de individuos: aquellos que han aceptado En esta concepción, la desobediencia civil es una forma de discurso
voluntariamente los beneficios de los acuerdos institucionales o aprove- público, dirigido a la mayoría que tiene el poder político, expresando la
chado las oportunidades que ofrecen para promover sus intereses. 28 Por convicción política consciente y profunda de que (en la opinión meditada
lo demás, Rawls afirma que hay un "deber natural" a obedecer las leyes y de uno), la mayoría política ha violado la concepción aceptada de la justi-
las políticas de una forma de organización política casi justa. Además, los cia y los fundamentos morales de la cooperación social. 34 Funciona como
deberes naturales se aplican a nosotros sin importar nuestros actos volun- un correctivo y como un instrumento estabilizador. Despierta a las mayo-
tarios: "Cada uno está obligado a obedecer estas instituciones indepen- rías que se han desviado y devuelve el sistema legislativo al statu qua ante. Al
29 nivel de la cultura política, la disposición a participar en la desobediencia
dientemente de sus actos voluntarios, seanper{ormativos o de otro tipo".
Rawls argumenta que el deber natural de la justicia debe entenderse como civil justificada sirve como un remedio contra desviaciones potenciales
el resultado de un acuerdo o contrato hipotético y, por lo tanto, supone un de la justicia y, por lo tanto, introduce estabilidad en una sociedad bien
consentimiento hipotético. Sin embargo, insiste en que no se presupone ordenada. 35
ningún acto de consentimiento, expreso o tácito, ni ningún acto volunta- Si bien Rawls ofrece de esa manera una importante justificación para
rio para el deber de justicia -éste se aplica incondicionalmente-. Las la desobediencia civil, proporciona una concepción relativamente estre-
razones que Rawls da para rechazar la acción voluntaria como la base del cha de su rango y legitimidad. Supone que la sociedad política está pre-
deber de obedecer a instituciones justas es que ésta sería superflua: en dispuesta a responder a las preocupaciones de la sociedad civil respecto a
vista de los dos principios de justicia y la prioridad de la libertad, el com- los derechos, y que esta última puede ejercer alguna influencia en la pri-
plemento pleno de libertades iguales ya está garantizado y no se requiere mera por medio de la acción colectiva (entendida como un proceso discur-
ninguna garantía adicional. Además, el reconocimiento de un deber natu- sivo en vez de como un juego de poder). La orientación política de la
30 desobediencia civil y de las formas correspondientes de acción colectiva
ral de justicia proporciona estabilidad y protege contra el oportunismo.
La desobediencia civil supone un conflicto entre el deber natural a obede- está limitada, sin embargo, a una posición puramente defensiva por parte
cer leyes promulgadas por una mayoría legítima y el derecho a defender de aquellos cuyos derechos han sido violados. Además, el tipo de "error"
las libertades de uno mismo y oponerse a la injusticia. Pero ¿cuándo se que la mayoría puede cometer cuando promulga una ley injusta se limita
suspende el deber de obedecer?, ¿cuáles son los límites que no pu~den ser a la violación de algún aspecto de los dos principios de justicia. Rawls
traspasados por las mayorías legislativas? Rawls menciona dos formas en supone que existe una concepción coherente de la justicia, aceptada en
que puede surgir esa injusticia: los acuerdos institucionales o legales pue- principio por todos los miembros de la organización política, y que se
den alejarse del concepto de justicia aceptado públicamente, o este pro- puede recurrir a ella cuando la mayoría se equivoca. Esos errores sólo
pio concepto puede ser irracional o injusto. 31 Trata de la desobediencia · implican violaciones de :1--\derechos individuales y no, por ejemplo,
civil sólo respecto a la primera posibilidad, sin embargo, y sólo bajo cier- 'malentendidos de la voluntad popular, representaciones inadecuadas de
tas circunstancias. 32 En casos de injusticia sustancial y clara se suspende la opinión pública o consideraciones públicas insuficientes de los asuntos
el derecho natural a obedecer y se justifica la desobediencia civil: "Hay importantes. En realidad, para Rawls, la concepcióñ de la justicia está, en
una presunción a favor de limitar la desobediencia civil a las violaciones una democracia constitucional, fijada de una vez por todas -y esto signi-
graves del primer principio de la justicia, el principio de la libertad igual y fica que no hay ninguna forma extralegal legítima para someter a prueba
a las violaciones descaradas de la segunda parte del segundo principio: el o ampliar esta concepción sin desafiar a toda la institución de la sociedad.
principio de la igualdad de oportunidad justa." 33 Según Rawls, por lo co· , Así, aquéllos cuyos derechos no son violados pero que creen, por ejem-
mún se percibe claramente cuando están siendo violados los derechos plo, que las instituciones y procedimientos existentes de la sociedad y de
políticos y civiles, porque imponen requerimientos rigurosos visibles la forma de organización política -aunque justas y en parte democráti·
expresados en instituciones. Las infracciones de la primera parte del se· cas- no son suficientes, se enfrentan a una elección difícil: o trabajan a
gundo principio de justicia, del requisito de que las desigualdades deben través de las propia• tnitituclonc11 que consideran inadecuadas o partici-
favorecer a aquellos que están en peor situación, son mucho más impreci· pan en actos que pueden 1dlo Hr considerados como una revuelta; o acep-
sas porque implican asuntos de política económica y social, opiniones es· tan la concepción prev1l1o&tn'1 do la justicia y a las instltuclonc1 que la

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646 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 647

incorporan, o se convierten en militantes. 36 Ésta es una concepción excesi- pueblo soberano que tiene la autoridad final hace sll única aparición en el
vamente estática de la función de la desobediencia civil: puede corregir texto. Aquí argumenta que, tanto la legitimidad democrática como la idea
violaciones de los derechos ya existentes, puede estabilizar al gobierno de los derechos proporcionan los fundamentos morales de la estructura
por la mayoría o, en el mejor de los casos, puede ampliar los derechos puramente legal de la democracia constitucional. 4 º
asegurando que se respeten los de todos,~ que la concepción de la justicia Además, Rawls entiende la legislación dentro de la esfera pública par-
se aplique por igual y en forma justa a todos. Los cuestionamientos sobre lamentaria como un proceso discursivo, dirigido a lograr la mejor política
la concepción de la justicia, sobre nuevas clases o interpretaciones de los o ley para la comunidad, en el que los legisladores votan según su juicio
derechos y sobre más y nuevas clases de participación no tienen lugar personal y no de acuerdo con los intereses de sus electorados particulares.
dentro de una forma de organización política bien ordenada; sólo pueden Pero este juicio no es sólo privado; debe ser una interpretación meditada
conducir a su remplazo. de los principios y cultura política de la sociedad. Por implicación, la opi-
La restricción de la desobediencia civil a la defensa de los derechos que nión pública debe ser capaz de influir en la mayoría legislativa. Los actores
plantea Rawls, se deriva del modelo liberal que él presupone de la socie- en la sociedad civil deben ser capaces de influir en los actores en la socie-
dad civil, del Estado y de su interrelación. 37 Dentro de esta estructura, se dad política. Rawls cree que éste es frecuentemente el caso. 41 Sin embar-
representa a la sociedad civil como la esfera privada. Es el lugar de la au- go, si a lo que apela la desobediencia civil és al sentido de justicia de la co-
tonomía individual, de una plétora de grupos con formas de vida y concep- munidad, si la ciudadanía es la instancia suprema de apelación, si la idea
ciones del bien distintas, de asociaciones voluntarias de esos grupos sin de legitimidad democrática proporciona la base moral del constituciona-
ninguna motivación política, y de la expresión pública garantizada por los lismo no sólo en el principio de los derechos, entonces el rango de accio-
derechos. La vida política está ubicada firmemente dentro de la sociedad nes colectivas legítimas (aunque ilegales) dentro de la sociedad civil no
política; ocurre en el terreno del Estado en forma de la legislatura, com- puede limitarse a las leyes que entran en conflicto con la concepción de
plementada por el aparato usual de elecciones, partidos, grupos de inte- justicia de la mayoría legislativa, a la violación de los derechos de una
rés y procedimientos articulados constitucionalmente. Estos comprenden minoría por esa mayoría o a la dimensión de los derechos de los funda-
el único terreno legítimo para la acción política y las únicas formas de mentos morales de las democracias. 42 Por implicación, la propia sociedad
participación política abiertas al ciudadano bajo circunstancias normales civil tendría que entenderse como una dimensión activa, relevante política-
(cuando no se violan ni los derechos ni la neutralidad política). Además, mente: la acción colectiva dentro de la sociedad civil, pero fuera de los
la función puramente defensiva de la desobediencia civil en la teoría de canales institucionalizados del sistema político, tendría que considerar-
Rawls -la protección de derechos ya adquiridos o su ampliación en nom- se como algo normal. En otras palabras, la relevancia política de los dere-
bre de principios claros institucionalizados de la justicia- se basa en una chos de expresión, asamblea y asociación tendría que ser tratada en una
concepción estática de la frontera entre lo público y lo privado, entre el forma más seria, como algo que garantiza la legitimidad de la acción ciu-
Estado y la sociedad civil y de la cultura política en general. dadana que procura influ~ la sociedad política e, indirectamente, en
Incluso con estas restricciones, la discusión que presenta Rawls de la ' 'las decisiones políticas y legales. 43
desobediencia civil tiende a eliminar este dualismo rígido. Por una parte, Sin embargo, Rawls evita abordar las implicaciones de estas ideas. En
la formulación de la desobediencia civil como un discurso público que ninguna parte nos dice qué canales de influencia e,¿isten o deberían exis-
apela a la concepción de justicia de la mayoría política en la legislatura tir entre la legislatura y los públicos dentro de la sociedad civil. Tampoco
parece reducir esa acción a un modelo de persuasión moral que simple- ~oncede en ninguna parte que, si no se trata de una violación de los dere-
mente extiende la defensa liberal clásica del derecho a la conciencia y el chos, un objetivo legítimo de la desobediencia civil podría ser la creación
llamado a que se tolere un conjunto muy restringido de acciones colecti- o ampliación de esos canales. Además, supone que los principios de la
vas. 38 Por otra parte, Rawls también argumenta que la desobediencia civil legitimidad democrática son totalmente institucionalizados por las eleccio-
apela al sentido de justicia de la mayoría de la comunidad, es decir, a la nes, los parlamentos y otras formas constitucionales. 44 Después de una con-
opinión pública en la propia sociedad civil. Esto es lo que tiene en mente vención constitucional 7 o más bien, después de la ratificación de una
cuando argumenta que la instancia suprema de apelación no es ni la le- constitución- la concepción de justicia de la sociedad es institucionalizada
gislatura ni la Corte Suprema ni el Ejecutivo, sino el electorado como un de una vez por todas, y las per1on11 dejan, en circunstancias normales, de
todo. 39 Es en este contexto en el que el núcleo de la idea democrática del ser actores políticos en cualquttr otra forma que no sea la de electorado.

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648 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 649

Aparte de esto, la política sigue siendo el monopolio de la sociedad políti- invade equivocadamente los derechos de uno contra el gobierno, uno tie-
ca. Por medio de esta teoría, Rawls es aparentemente capaz de circunscri- ne derecho moral a romper la ley. Éste no es un derecho separado, sino
bir la "soberanía" o autoridad extrainstitucional del "pueblo" tal como se una característica de tener derechos contra el gobierno. 46 Sin embargo,
expresa en los actos de desobediencia civil dentro de los estrechos límites Dworkin toma un paso significativo más allá de la posición de Rawls, al
de la defensa de los derechos que todo n¡undo ya tiene en principio. argumentar que no hay ningún deber general de obedecer la ley en todos
Pero ¿qué pasa si la concepción de justicia de la sociedad, supuesta- los casos, y ciertamente ninguno cuando se violan los derechos morales.
mente establecida en la constitución y que sirve como guía para la legisla- De hecho, el problema real no es el caso obvio que acabamos de mencio-
ción y el estándar contra el cual se pone a prueba la legitimidad, no son nar, sino la situación en que la ley no es clara, de modo que puede haber
claros y autoevidentes? ¿Qué sucede si los principios morales articulados dudas sobre su validez. "Cuando la ley es incierta, en el sentido de que
en la constitución que se encuentran en el núcleo de la idea de los dere- ambas partes pueden presentar un caso plausible, entonces un ciudadano
chos fundamentales, están abiertos a diferentes interpretaciones y, por lo que sigue su propio juicio no se está comportando de una manera injus-
tanto, aplicaciones? De hecho, según Dworkin, es gracias a que cualquier ta". 47 Por supuesto, esto es una definición muy general de la ley incierta:
constitución fusiona cuestiones morales y legales, haciendo que la validez la falta de claridad no se refiere al texto escrito de la ley, sino más bien a
de una ley dependa de la respuesta a complejos problemas morales, que el una situación en que la norma legal es cuestionada.
problema de qué derechos morales tienen los ciudadanos siempre ha es- En los Estado~~nidos, el papel de la Corte Suprema es decidir las cues-
tado abierto a nuevas interpretaciones. 4s Además, incluiO si la mayoría no tiones de interpi&ación sobre leyes dudosas con respecto a los dere-
interfiriera con la constitución, y aunque ésta fuera adecuadamente inter- chos. No obstante, como lo observa Dworkin, la Corte puede "cambiar de
pretada por una corte suprema, ninguna constitución puede institu- opinión". De hecho, cualquier corte puede anular sus propias decisiones.
cionalizar los derechos morales que tienen los ciudadanos. En otras pala- Así, no podemos suponer que, en cualquier momento dado en el tiempo,
bras, no puede existir un momento en el que uno pueda decir que todos la constitución es lo que la Corte Suprema dice que es. 48 No se puede
los derechos fundamentales están establecidos y protegidos, porque el argumentar de manera convincente que los ciudadanos pueden, en el caso
propio significado, interpretación y rango de los derechos fundamentales de una ley dudosa, seguir sus propios juicios sólo hasta que la institución
se desarrolla en el transcurso del tiempo. Lo que puede establecer una con autoridad pertinente decida el caso. Por el contrario, si los ciudada-
constitución es un reconocimiento de que los individuos tienen derechos nos deben actuar como si la ley dudosa fuera válida y la corte superior
morales fundamentales frente al Estado: Puede enumerar algunos de es- fuera el locus final del juicio, "entonces perderíamos el principal instru-
tos derechos en términos amplios, pero no puede articularlos todos, no mento que tenemos para desafiar la ley por motivos morales, y con el
porque la lista fuera demasiado larga, sino porque las interpretaciones de transcurso del tiempo la ley que obedecemos ciertamente se haría menos
los derechos cambian y se afirman nuevos derechos que están de acuerdo equitativa y justa, y la libertad de nuestros ciudadanos sin duda dismi-
con el principio de tener derechos morales contra el Estado, pero que di- nuiría". 49 Sin nadie que ~a en duda una ley aparentemente ya esta-
fícilmente se han derivado de esta idea. Por lo tanto, debe haber una com- 'blecida en nombre de los derechos fundamentales, entonces no seríamos
pleja hermenéutica operando en la interpretación de los derechos, una capaces de reconocer los cambios que ocurren con el transcurso del tiem-
que implique la reflexión sobre los principios constitucionales, la tradi- po en la moralidad de la comunidad.so Sin la presión del disenso, aumen-
ción, el precedente y la moralidad política contemporánea. taríamos la "oportunidad" de ser gobernados por principios que ofenden
Así, Dworkin ofrece una respuesta más compleja que Rawls a las pre- los principios que compartimos. En realidad, la ley se desarrolla en parte
guntas ¿por qué, en una democracia constitucional casi justa que recono- por medio de la experimentación de los ciudadanos y por medio del pro-
ce los derechos, la desobediencia civil puede surgir legítimamente? y ¿por ceso contrario, y la desobediencia civil ayuda a conformar los temas so-
qué razón se la debe tratar en forma diferente a los actos criminales o a bre los que se deberá decidir.si Como la ley está en un proceso constante
los actos de abierta rebeldía? En realidad, como veremos, amplía la teoría de adaptación y revisión, la desobediencia civil puede ser la que fije el
liberal hasta sus más amplios límites concebibles -aunque, por razones ritmo para correcciones o innovaciones que se deberían haber hecho des-
que se harán evidentes, la teoría sigue quedándose en el umbral del prin- de mucho antes, sin las-Cuales una república vital no puede mantener la
cipio de la legitimidad democrática y por lo tanto sólo es parcial-. Dworkin creencia de sus ciudadanos en la le¡itimidad continua de las leyes hereda·
está de acuerdo con Rawls en que si el gobierno promulga una ley que das del pasado.

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650 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 651

Esta discusión de la validez legal es central en la defensa que hace casos de prueba que implican acciones ilegales por ciudadanos que creen
Dworkin de la desobediencia civil y requiere explicación adicional. Según que una determinada ley viola derechos morales bási;cO'S y por lo tanto es
él, la validez de la ley depende de procesos de prueba permanente en que inválida, son una parte integrante del proceso por el cual las cortes eva-
los tribunales desempeñan un papel que incluye la consideración de inter- lúan la constitucionalidad, es decir, la validez de la ley. En este modelo
pretaciones moralmente relevantes de los principios que influyen en la amplio del caso de prueba, el resultado de un cuestionamiento exitoso es
constitución. Claramente, lo que está en juego no es sólo qué tan correcto que la ley de que se trate sea declarada inválida desde el momento de su
es desde el punto de vista procesal el proceso legislativo que generó la ley, promulgación, esto es, que no es ni ha sido ley, independientemente de
sino también la interpretación de los principios morales que alimentan a que las bases para anularla impliquen procedimiento, adecuación consti-
una cultura política articulada constitucionalmente. Y así como los jue- tucional o un principio normativo superior.
ces pueden reflexionar sobre estos principios, también lo pueden hacer En este modelo, se interpreta la desobediencia civil como un tipo de
los ciudadanos ordinarios; someter a prueba la ley no es monopolio de los caso de prueba, ya sea que los desobedientes estén motivados por un pre-
jueces. supuesto de invalidez o por una opinión más general sobre la injusticia o
Este argumento está relacionado con la distinción que hace H. L. A. ilegitimidad de la ley o de la política. En realidad, en esta interpretación,
Hart entre la perspectiva interna o participativa y la perspectiva externa o si la ley que ha sido desafiada por quienes cometen actos de desobedien-
del observador. Esta distinción corresponde implícitamente a los dos ni- cia civil resulta ser inválida, no se ha violado ninguna ley después de todo.
veles de análisis respecto a la validez de la ley: el respeto a las leyes y Sin embargo, la interpretación es poco satisfactoria porque subestima
requerimientos procesales establecidos y a la validez moral. Los asuntos la tensión específica dentro de la desobediencia civil entre el trauma de la
relacionados con la corrección procesal dentro del "modelo de reglas" violación de la ley por individuos que por lo demás presuponen y respetan
suponen sólo el punto de vista del observador. Las cuestiones de validez el sistema legal, y la obediencia a una ley superior o principio normativo.
frecuentemente son interpretadas también de esta manera: se considera Dos ejemplos demuestran este punto. Primero, quizá la mayoría de los
que una ley es válida si tanto su creación como sus aplicaciones han sido actos de desobediencia civil, a diferencia de todos los actos que intencional-
juzgadas como procesalmente correctas y no violan otras reglas válidas. mente se cometen para crear el caso de prueba, implican la violación de
Someter a prueba la validez en este sentido requiere que quienes hacen la leyes que no son leyes o políticas específicas que quienes participan
prueba se coloquen en la posición de "abogados objetivos" que estiman en actos de desobediencia civil buscan desafiar. De hecho, los ejemplos de
las posibilidades de un cuestionamiento exitoso. Estarán de acuerdo en desobediencia civil a los cuales se refiere Dworkin -el movimiento con-
someterse incondicionalmente a la decisión judicial subsecuente siempre tra la guerra de Vietnam (con la posible excepción de la resistencia al
que ésta a su vez sea procesalmente correcta. 52 En este modelo, las leyes reclutamiento), el movimiento de derechos civiles (con excepción de las
que no son anuladas o repelidas son leyes válidas. Las leyes que son repe- ocupaciones de restaurantes), y el movimiento antinuclear- caen dentro
lidas o anuladas sobre la base de una interpretación constitucional cam- de esta categoría y, por lo 1m!to, no se les puede entender como casos
biante (aunque es difícil fijar la frontera exacta en este caso) no pierden • prueba en el sentido usual del término. Toda la discusión de Dworkin
retroactivamente su status de ley. está, de hecho, dirigida a esta clase de actos ilegales y no a los casos de
Dworkin, que sin duda está pensando en casos "difíciles" y no en los prueba comunes. Segundo, la desobediencia civil dirigida contra políticas
rutinarios, no está satisfecho con este modelo de validez. Su comprensión específicas, cuya legitimidad Dworkin restringe pero no niega, no desafía
de la validez implica perspectivas desde el punto de vista del observador la consitucionalidad de las leyes, sino que argumenta que estas leyes son
y del participante. Puede haber casos de prueba en los que quienes violan poco aconsejables, inmorales o ambas a la vez. Las políticas de que se
la ley se consideran a sí mismos como parte de un proceso objetivo cuya trata no son inválidas y por lo tanto sólo pueden ser abolidas (aunque no
finalidad es aclarar la validez de la ley, pero en la medida en que los casos retroactivamente) por un rechazo o remplazo legislativo. En estos casos,
de prueba impliquen una afirmación de que los principios morales (dere- en realidad el problema es la legitimidad en vez de la validez de la ley. Esta
chos) incorporados en la constitución han sido violados, la perspectiva de legitimidad es cuestionad!J>or actores que asumen un punto de vista pu-
un participante también se considera en la evaluación. De acuerdo con ramente participativo, ea decir, que se colocan a sí mismos en el lugar de
Dworkin, esta clase de acto interpretativo es realizado tanto por las cortes la legislatura y en realidad entran en un proceso de comunicación con sus
como por aquéllos que violan la ley con el fin de probar su validez. Los representantea y con todo 1l 1l1ctor1do (o páblico).

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652 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 653

Creemos que tiene sentido separar la desobediencia civil de los casos de las reacciones defensivas a violaciones específica~ de los derechos indi-
de prueba, al menos para fines analíticos. 53 En la desobediencia civil pro- viduales, para que incluya problemas como el de qué principios, qué nor-
piamente dicha el punto de vista principal es participativo, y de lo que se mas, deben ser legislados para convertirse en ley. Para Dworkin, esas pre-
trata es sobre todo de una demanda respecto a la legitimidad de la ley. En guntas deben ser traducidas al lenguaje de los derechos, pero el tipo de
los casos que ponen a prueba la ley propia.mente dicha, de lo que se trata acción implicada en afirmar (y no sólo en defender los ya existentes) los
es de la regularidad procesal, tanto antes de la prueba como durante el derechos en este modelo es ciertamente política. Así, Dworkin ofrece un
mismo proceso judicial de prueba, así como de la consistencia del sistema entendimiento dinámico del papel de la desobediencia civil en el proceso
de reglas legales. Cualquiera que sea la motivación de quien lleva a cabo de creación de derechos y en la ilustración de la opinión pública.
la prueba, ésta sólo presupone el punto de vista de un observador. Precisamente porque los actos de desobediencia civil son interpretados
Hay, por supuesto, casos en que la prueba de la ley y la desobediencia en este sentido más amplio de acción política por parte de ciudadanos
civil no se pueden separar con facilidad, en los que el tema no es sólo el orientados a la defensa y creación de derechos, y precisamente porque
procedimiento correcto o la legitimidad, sino la validez en el sentido com- suponen el ejercicio de influencia sobre el proceso político por medio de
plejo de Dworkin. Hay obviamente casos de desobediencia civil, como la las esferas públicas de la sociedad civil, esos actos requieren una justifica-
resistencia al reclutamiento y las ocupaciones de locales, en los que el te- ción más fuerte que los actos de objeción· de conciencia. Estos últimos
ma de la validez no esté excluido y los que desobedecen una ley usando suponen objeciones morales a leyes específicas y buscan exenciones indivi-
las técnicas de la acción colectiva también esperan un cambio en el status duales; los primeros están dirigidos a las instituciones políticas y buscan
de validez de la ley. Puede haber también casos de pruebas de la ley en los contribuir al cambio. En una democracia constitucional donde, después
que quien la desafía no esté dispuesto a aceptar la predicción de los abo- de todo, los derechos de los ciudadanos a la participación están asegura-
gados o el juicio de la corte y lo que se supone es que las acciones dentro dos y el gobierno por la mayoría es el principio clave para la legislación,
del tribunal dramatizarán la injusticia y de hecho la ilegitimidad, para los les corresponde a los defensores de la desobediencia civil mostrar que
agentes y grupos que están afuera del procedimiento legal. A pesar de ésta no viola los principios del gobierno por la mayoría y que, además, no
estos casos mixtos y en contraste con Dworkin, creemos que es útil distin- es antidemocrática.
guir entre la prueba de la ley y la desobediencia civil. Aunque él no hace la Esto nos lleva a la segunda explicación de la razón por la que, incluson
distinción, para los propósitos de esta discusión creemos estar justificados en una democracia constitucional casi justa, la desobediencia civil es un~~
al suponer que está interesado en la desobediencia civil propiamente di- dimensión probable e importante de la cultura política. Al igual que Rawls,
cha. Aunque tiende a enfatizar la validez y no de la legitimidad y asimila Dworkin interpreta procesalmente la legitimidad del principio del gobier-
la desobediencia civil al caso de prueba, la relación que establece entre la no por la mayoría: la ley tiene un carácter obligatorio si se han seguido los
desobediencia civil y los procesos de defensa de los derechos fundamentales procedimientos correctos en un sistema político representativo. Sin em-
(en los que incluso la decisión de la Corte Suprema no puede ser la palabra bargo, hay una condición -~rtante: los derechos de la minoría no de-
final) compromete a los principios más altos de nuestro orden legal como un ben violarse. Como cualquier consenso mayoritario que siempre es sola-
todo y obviamente va más allá del caso de prueba como modelo general. mente empírico, puede equivocarse, como lo ha sostenido Rawls. Éste es
Entonces, lo que tenemos aquí es una justificación de la desobediencia un riesgo inherente al proceso político democrático. Dn consenso mayori-
civil en situaciones diferentes a las violaciones flagrantes de los derechos tario puede ser simplemente la combinación de los prejuicios, enemista-
individuales existentes. Se puede ver la desobediencia civil como un com- des personales, intereses de la mayoría y racionalizaciones de la legislatu-
ponente crucial del cambio dentro de una democracia constitucional. Es ra o de la opinión pública. Además, "La mayor parte de la ley -aquella
una fuente importante para crear derechos (es decir, para institucionalizar parte que define y lleva a cabo la política social, económica y exterior- no
derechos morales que previamente no habían sido institucionalizados), e puede ser neutral. Debe enunciar, en su mayor parte, el punto de vista de
inicia un proceso de aprendizaje que contribuye al desarrollo de la cultu- la mayoría sobre el bien común". 54 En una sociedad civil pluralista, compleja,
ra política y el cambio institucional. El referente de la desobediencia civil diferenciada, la institución de los derechos restringe el rango y el tipo de
es la opinión pública, en el sentido profundo de lo que consideramos nues- decisiones abierto a las mayorías legislativas. Por lo tanto, los derechos
tros principios morales políticamente relevantes. El papel de la acción no son antitéticos a los principios democráticos, porque la institución de los
ciudadana políticamente relevante es ampliado, de esta manera, más allá derechos representa la prom111 de la mayoría a las minorías, de que su

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LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD 'CIVIL 655
654

dignidad e igualdad será respetada -más aún, las restricciones sustanti- la idea de que la mayoría debe respetar los derechos y-que se le puede obli-
vas sobre la toma de decisiones por la mayoría que representa los dere- gar a ser justa al margen de su voluntad. 59 No obstante, respecto a la des-
chos fundamentales frente al Estado, son la propia fuente de legitimi- obediencia basada en la política, en la que no se trata de un asunto de los
dad del principio del gobierno por la mayoría-. 55 De hecho, la tesis de derechos de la minoría y por lo tanto no es un asunto de principios sino de
los derechos presupone que hay algo detr~s de la ley, es decir, principios preferencias en conflicto, las estrategias no persuasivas van dirigidas con-
morales, que sirven como base para la legitimidad del sistema legal en tra el núcleo del principio de la mayoría y no puede justificárseles.
conjunto. Para el liberal, este algo es el principio de los derechos morales Esta distinción entre estrategias persuasivas y no persuasivas es ilu-
individuales. minadora e importante. Pero no es obvio que la distinción entre la des-
Pero, ¿cómo sabemos cuándo están en juego los derechos?, ¿cómo dis- obediencia basada en la justicia y la basada en la política pueda hacerse
tinguimos entre los actos de desobediencia civil y los actos que desafían de la manera en que lo intenta Dworkin, es decir, respecto a áreas
los principios del sistema constitucional? 56 Dworkin responde a esta pre- sustantivas de la toma de decisiones. O bien la distinción entre el princi-
gunta distinguiendo dos clases distintas de asuntos públicos: los que im- pio y la política evade el problema -puesto que se pueden construir ar-
plican decisiones políticas respecto a una meta colectiva de la comunidad gumentos relacionados con los derechos respecto a casi cualquier tema
como un todo y los que implican asuntos de principio, es decir, decisiones político, y en algunos casos es precisamenfü esta línea divisoria lo que
que afectan algún derecho del individuo o de un grupo. 57 Esta distinción está en duda-60 o sólo se le puede sostener al precio de un modelo pura-
entre política y principio es tomada en cuenta en la taxonomía de los ti- mente utilitario de los procesos políticos democráticos y del bien común.
pos de desobediencia civil de Dworkin y en su esfuerzo por especificar Esta última orientación predomina en la obra de Dworkin. En efecto,
cuando la desobediencia civil es legítima y cuando no lo es. Si uno rompe Dworkin tiende a revivir la distinción liberal estándar entre política y
la ley en nombre de la defensa de los derechos de una minoría contra los moralidad, ubicando al gobierno de la mayoría, a las opiniones mayorita-
intereses o los objetivos de la mayoría, uno está participando en una desobe- rias, a las preferencias, al interés común y a los asuntos de política dentro
diencia civil "basada en la justicia". Si uno rompe la ley, no por creer que del proceso político democrático normal, y a los asuntos de principios
una política es inmoral o injusta, sino porque parece imprudente, estú- morales o derechos fuera de este proceso. Como consecuencia, y a pesar
pida o peligrosa para la sociedad, uno está participando en una desobe- de sus afirmaciones contrarias, los derechos y la democracia, la moral y la
diencia civil "basada en la política". 58 Aunque estos dos tipos de deso- política, parecen estar en oposición después de todo. Con base en esta
bediencia civil son "ofensivos" en el sentido de ser instrumentales y interpretación, la opinión pública tiende a ser reducida en el mejor de los
estratégicos (el objetivo es un cambio en la política o en la ley) debemos casos a un conjunto de preferencias, en el peor, a conjuntos de preferen-
distinguir adicionalmente entre dos tipos de estrategias: estrategias de cias externas, y se priva a los "procesos democráticos normales" y a la
persuasión dirigidas a obligar a la mayoría a escuchar los argumentos en legislación de su carácter normativo, basado en principios, a la vez que se
contra, con la esperanza de que después cambiará de opinión, y estrate- les reduce a la suma de inte~, compromisos y respuestas ante la pre-
gias no persuasivas, dirigidas a incrementar los costos de llevar a cabo sión -en resumen, al modelo utilitarista del pluralismo de los grupos de
una política, con la esperanza de que la mayoría encontrará los nuevos interés-. Por lo mismo, la sociedad civil es presentada como una esfera
costos inaceptablemente altos. Entonces, en forma e intención, la desobe- moral (no política) en que la acción orientada políticamente para influir
diencia civil puede ser discursiva (una política de influencia) o no discursiva en la sociedad política con el propósito de proteger los derechos, es la
(una estrategia de poder). Una estrategia de persuasión en la desobedien- única acción política extrainstitucional considerada legítima. Es fácil ver
cia civil no desafía el principio del gobierno por la mayoría de ninguna ma- la razón por la cual los derechos deben prevalecer sobre la democracia,
nera fundamental, porque la lógica de la acción colectiva ilegal es captar definida de esa manera, y que no se considere a las decisiones políticas
la atención de la mayoría y hacer que ésta tome en cuenta sus argumen- como si implicaran asuntos de principio.
tos. Busca influir en la sociedad política. Las estrategias no persuasivas, Este modelo de la política vicia las propias percepciones de las dimen-
aunque no sean violentas, son inferiores desde un punto de vista moral, siones creativas de la desobediencia civil que articula Dworkin y la reduce
pero pueden ser aceptables si uno cree que una política es profundamente una vez más a una eatratÍ¡la defensiva. También le impide a Dworkin
injusta. No debilitan radicalmente los principios de la democracia consti· reconocer que su compren1idn de la sociedad civil como políticas de In·
tucional, porque la propia idea de los derechos contra el Estado se basa en fluencia cuestiona la dicotoml1 llb1r1l oatándar de lo público y lo privado:
656 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 657

la sociedad civil como la esfera de la vida privada y de la autonomía indi- líticos complejos y que la discusión en esas circunstancias no puede ser
vidual, y el Estado o sociedad política, como el dominio de la acción políti- iluminada por actos ilegales. Acusa al movimiento pacifista de seguir una
ca normal. Si la desobediencia civil implica un proceso de aprendizaje y estrategia no persuasiva dirigida a incrementar el costo de una política a
tiene un papel que desempeñar en el desarrollo de nuestra cultura política la que se opone. 65 La debilidad de la distinción entre política y principio
democrática liberal y de las institucion~s. si el blanco de la acción colec- es particularmente obvia en este caso, porque se podría argumentar fácil-
tiva relevante es, ante todo, la opinión pública dentro de la sociedad civil mente que es justo esta distinción de lo que se trataba en los actos relevantes
y, por lo tanto, en segundo lugar, la legislatura o las cortes de justicia; 61 enton- de desobediencia civil. Lejos de hacer que el público en general prestara
ces, el proceso político democrático debe comprender más que la agre- menos atención a los temas complejos de que se trataba, que es la acusa-
gación de intereses y la actividad políticamente relevante en la sociedad ción presentada por Dworkin, el propósito del movimiento era precisa-
civil, debe tene1 dimensiones diferentes a la promoción de los intereses y mente el contrario: ampliar el discurso y el debate público a áreas que
de la defensa de los derechos individuales. Porque esto es lo que presupo- previamente habían sido el dominio exclusivo de las burocracias estatales
ne una política de influencia, a diferencia de una estrategia de poder. De y de la raison d'état, y desafiar al monopolio estatal, no en lo que se refería
otra manera, los esfuerzos extrainstitucionales para cambiar a las institu- a los medios de la violencia, sino de las políticas y cuestiones morales im-
ciones políticas, para iniciar una reforma institucional radical dentro de plicadas en el uso legítimo de estos medios: 66 No estaban en juego los de-
los límites de la fidelidad a los principios constitucionales, y para influir rechos individuales, sino los principios democráticos. En realidad, es difí-
la legislación por medio de llamamientos a la opinión pública en nombre cilmente razonable interpretar las cadenas humanas y los plantones como
de la moral de la comunidad, cuando no están en juego los derechos indi- una muestra de fuerza, como un uso no persuasivo del poder, en vez de
viduales, tendrían que aparecer como demagogia antidemocrática. como un ejercicio público dirigido a iniciar un debate "obligando a sufi-
Dworkin, al igual que otros liberales, no puede evitar esas conclusiones cientes personas a meditar sobre el tema, por considerar vergonzoso no
porque ubica la legitimidad de la democracia constitucional sólo en los hacerlo así". 67 Estaban en juego por lo menos dos principios normativos
derechos morales individuales que conserva. Los derechos ciudadanos en este caso: la moralidad de una clase particular de herramientas y la ca-
11
están incluidos dentro del catálogo de derechos morales fundamentales, lidad democrática o representativa de la sociedad política que tomó la
pero los liberales suponen que ellos, y con ellos el propio principio de la decisión política. De lo que se trata aquí no es de que la disti.nción entre
democracia, están totalmente institucionalizados con la universalización los temas políticos y los relacionados con los derechos sea insostenible,
del derecho a votar y a ocupar cargos p11blicos. 62 El principio de la legiti- sino de que ambas clases de temas pueden implicar cuestiones de princi-
midad democrática es disuelto así en la idea de derechos individuales y de 11
pio y que, si esto no se reconoce, se corre el riesgo de tergiversar el carác-
procedimientos electorales que han sido institucionalizados para el ejer- ter de los actos respectivos de desobediencia civil.
cicio del principio de la mayoría. Si a una cierta categoría de ciudadanos El liberalismo orientado a los derechos no puede hacer justicia al proble-
se le niegan derechos políticos plenos, entonces la desobediencia civil esta- ma de la desobediencia civ~,democracias casi constitucionales sobre la
ría a la orden del día, pero la desobediencia civil con el propósito de de· base del principio estrechamente concebido de la legitimidad con que ella
mocratizar aún más a la sociedad civil o política, para hacer a esta última opera. Los liberales piden eliminar el carácter criminal de los actos de deso-
más representativa de los puntos de vista de los ciudadanos o para am- bediencia civil orientados hacia los derechos, argumentando que hay una
pliar su influencia sobre el Estado, está totalmente ausente en la posición b.ase moral extrainstitucional para romper la ley que, cuando se tiene en
liberal. Esto queda en claro por el esfuerzo poco convincente de Dworkin cuenta, reafirma, en vez de debilitar, el respeto por el gobierno de la ley. Sin
para interpretar los actos contemporáneos de desobediencia civil que él embargo, lo que no reconocen, es que hay una base normativa extrains-
defiende solamente en términos de cuestiones relativas a los derechos. 63 titucional doble para la legitimidad de la ley en sistemas de organización
Incluso queda aún más claro, por su tendencia a interpretar la desobedien· política guiados por los principios del constitucionalismo. La propia deso-
cia civil en situaciones que no pueden resolverse en términos de deman· bediencia civil, a diferencia de cualquier otro derecho moral no puede, sin
das de derechos individuales, como si comprometieran temas políticos y caer en contradicciones,__, ser convertida en un derecho legal o constitucio-
estrategias no persuasivas y por lo tanto ilegítimas. 64 Al discutir sobre la nal. El derecho de afirmar los derechos no es, en sentido estricto, un dere·
protesta antinuclear alemana, por ejemplo, Dworkin insiste en que el tras· cho de ninguna manera -no se refiere a una concepción de la moralidad
lado y ubicación de los cohetes y las estrategias disuasivas son temas po· distinta de la política sino que se refiere directamente a los principios

.-
658 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 659
normativos de la propia política, de hecho a la concepción democrática por determinar la posición moral de la comunidad sobre un tema específico
de lo político-. La desobediencia en la defensa de los derechos individua- no es cuestión de hacer una encuesta de opinión o de agregar preferencias
les se deriva de la idea de los derechos fundamentales, pero la desobe- (políticas), sino más bien de discernir los principios morales inherentes a
diencia civil propiamente dicha, en especial si implica la creación de nue- la identidad colectiva que la comunidad desea preservar. Así, "si ha ocu-
vos derechos, se deriva del segundo suste.nto normativo de las democracias rrido un debate público que abarca columnas editoriales, discursos de sus
constitucionales, de la otra base del constitucionalismo olvidada por los colegas, el testimonio de los grupos interesados [ ... ] el legislador debe es-
liberales, esto es, la idea de legitimidad democrática. tudiar estos argumentos y posiciones procurando determinar cuáles son
Ahora podemos presentar nuestra propia definición operativa. La des- prejuicios o racionalizaciones, y cuáles presuponen principios generales
obediencia civil implica actos ilegales -por lo común por parte de acto-
res colectivos, que son públicos, defienden principios y cuyo carácter es
º
o teorías". 7 En resumen, el legislador debe negarse a tomar la indigna-
ción popular, la intolerancia y el enojo como la convicción moral de la
simbólico-, implica principalmente medios no violentos de protesta y un comunidad.
llamado a la capacidad de razonamiento y al sentido de justicia de la gen- Si Dworkin deseaba evitar una acusación de elitismo moral, habría te-
te común. El objetivo de la desobediencia civil es persuadir a la opinión nido que analizar las implicaciones de esta clase de relación entre la opi-
pública en las sociedades civil y política (o en la sociedad económica) de nión pública y la legislación para la conc"epción de la democracia y el
que una ley o política particular es ilegítima y que se requiere un cambio. principio del gobierno de la mayoría. De lo que se trata aquí es de que hay
Los actores colectivos que participan en la desobediencia civil invocan los más que la representación de intereses en el proceso político, más en la
principios utópicos de las democracias constitucionales, apelando a las legislación que el compromiso entre los intereses, más en el bien común o
ideas de los derechos fundamentales o a la legitimidad democrática. Así, el interés común que las preferencias agregadas y más en los principios
la desobediencia civil es un medio para reafirmar el vínculo entre la socie- morales que dan sustento al constitucionalismo y al gobierno de la mayo-
dad civil y la política (o entre la sociedad civil y la económica), cuando los ría que la protección de los derechos individuales. La idea de que los legis-
esfuerzos legales por ejercer la influencia de la primera sobre la segunda ladores deben tratar de discernir los principios morales de la comunidad,
han fracasado y se han agotado otros caminos. 68 y que una opinión pública informada, y formada, debería ser capaz de
Así, la desobediencia civil es una forma ilegal de participación política comunicar estos principios a los legisladores y tener influencia sobre la
por parte de actores colectivos. Es una acción política con un objetivo legislación, indica que la sociedad civil posee una dimensión importante
político que por definición activa las esferas públicas de la sociedad civil y { políticamente. En realidad, indican que hay una dimensión de la legisla-
supone la actividad ciudadana extrainstitucional. En última instancia, su ción que supone la interpretación de la cultura política o de la identidad
justificación en un sistema de organización política democrática debe es- colectiva de la comunidad. Éstas son formuladas en la sociedad civil. La
tar en la propia democracia, así como en la idea de los derechos morales influencia de la sociedad civil sobre la política a este respecto es una di-
fundamentales. Pero nunca escaparemos del círculo vicioso si supone- mensión central de la derrr~cia. Las leyes que institucionalizan aspec-
mos que la democracia es la suma total de procedimientos e instituciones tos de la moralidad de una comunidad (y a este respecto ninguna forma
articulados en una constitución, y que éstos pueden ser captados teórica- de organización política puede llegar a ser neutral) p.o se pueden reducir
mente por un modelo utilitario de la política. En ese caso, no puede haber ni a decisiones políticas ni a derechos. Además, el proceso discursivo
ningún argumento democrático para la desobediencia civil (excepto el público requiere una relación reflexiva con la identidad colectiva de la
argumento de los derechos) que no llegue a desafiar en algún momento comunidad (tradiciones y normas comunes), como en el caso de los de-
el principio del gobierno de la mayoría. La solución se encuentra en un rechos morales. Aquí tampoco puede haber una sola instancia de autori-
modelo diferente del proceso democrático, la sociedad civil, sus supues- dad, pero la apelación más allá del cuerpo legislativo en este caso no se
tos normativos y su interrelación. hace a las cortes (suponiendo que no se trate de asuntos de derechos indi-
Y en realidad, en su debate con Lord Devlin, Dworkin sí bosqueja un viduales), sino a la propia opinión pública. El público resulta ser la corte
modelo no utilitario del proceso político democrático. Sostiene que cuan- final de apelaciones; el l:ugar último de la legitimidad de las decisiones a
do la legislación no puede ser neutral -cuando implica temas que tratan de las que se llega en la esfera pública parlamentaria es la opinión desarro·
la moralidad de la comunidad-, 69 los legisladores deben realizar una re- llada y articulada en las eafer11 públicas de la sociedad civil. Los liberales
flexión hermenéutica moral similar a la de los jueces. Es decir, el esfuerzo entienden que es fundamental contar con espacios públicos vitales dentro

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660 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 661

de la sociedad civil garantizados por los derechos (expresión, asamblea, persona es a la vez ciudadano y súbdito. El conflicto entre el ciudadano
asociación) para la defensa de los derechos. Pero también son fundamen- (interesado en el bien público) y el ser propio (que busca la felicidad priva-
tales para los principios de la democracia. Esta concepción destruye el da), se convierte en algo interior. La obligación moral del ciudadano a
dualismo rígido de la moralidad y la política, de la sociedad civil construi- obedecer la ley se deriva a la vez de un supuesto consentimiento, y del he-
da como una esfera privada no política 'Y del Estado construido como el cho de que la brecha entre el gobernante y el gobernado ha sido abolida.
único lugar legítimo de la política. También acaba con la concepción uti- Todo ciudadano se ha convertido en un legislador por medio de un acuerdo
litaria del proceso democrático. Aunque los derechos individuales a expre- institucional que crea una identidad entre el gobernante y el gobernado.
sarse, reunirse en asamblea y asociarse, son la precondición para institu- Así, un ciudadano que se niega a obedecer la voluntad general, a la ley, o
cionalizar los espacios públicos dentro de la sociedad civil, el principio que está equivocado o es un egoísta y debe obligársele a que sea libre.
los anima es profundamente político: es el propio principio de la legitimidad Siempre ha existido ambigüedad en la versión de Rousseau de la teoría
democrática. democrática radical: ¿es la voluntad general obligatoria porque es justa
(porque expresa el interés general o el bien común) o porque es la volun-
tad del pueblo? Para nuestros propósitos, ambas alternativas son proble-
LA TEORÍA DEMOCRÁTICA Y LA DESOBEDIENCIA CIVIL máticas. Trataremos de la segunda respuesta porque influye más de cerca
en nuestro problema y tiene la relación más clara con el modelo procesal de
La teoría democrática radical procede de los principios de la legitimidad legitimidad democrática. La concepción de Rousseau de la legitimidad
democrática, en vez de partir de la idea de los derechos individuales con- democrática está guiada por el principio de que todas las decisiones que
tra el Estado. Esta tradición se niega a abandonar las normas democrá- tienen consecuencias políticas deben estar relacionadas con la formación
ticas utópicas de la participación directa por los ciudadanos en la vida discursiva de la voluntad del público ciudadano. Rousseau traduce este
pública, a favor de modelos de élite "más realistas" de la democracia, com- principio directamente en el problema de la adecuada organización de la
plementados por catálogos de derechos individuales. Asume la segunda soberanía. Una forma de organización política democrática, o proporcio·
idea utópica de la sociedad civil: articular un acuerdo institucional que na la participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones
convertirá en realidad los principios clásicos de la ciudadanía sobre bases políticas, o no es democrática. Se supone que las normas de legitimidad
igualitarias, modernas, esto es, la participación de todos en el gobierno y democrática pueden ser plenamente institucionalizadas en Una comuni-
en el ser gobernados. · dad bien organizada políticamente. Pierden su carácter contrafáctico en
Las preguntas que enfrentamos son: ¿qué papel, si es que hay alguno, la medida en que se postula una identidad entre gobernante y gobernado,
tendría la desobediencia civil en una democracia constitucional "casi de- entre norma y organización. 71
mocrática"? y ¿qué constituiría un argumento democrático a favor de la El ideal de Rousseau de la democracia participativa se conceptualiza
desobediencia civil? ¿Habría incluso necesidad de desobediencia civil en en un modelo institucion~e tiene la finalidad de sustituir (en vez de
un modelo democrático radical de la sociedad civil?, ¿no es éste solamen- complementar) a la institución burguesa, no democrática, del parlamen·
te un problema liberal? to representativo. De hecho, al insistir en una identidad entre el gober-
Como en el caso de la teoría liberal, podemos identificar dos orienta· nante y el gobernado, se ha eliminado automáticamente el potencial de-
ciones generales dentro de la tradición democrática radical: la primera mocrático de cualquier versión del principio de representación (por
tiende a rechazar la desobediencia civil en un sistema de organización ejemplo, un consejo de consejos), porque la representación siempre im·
política "casi democrática"; la segunda la justifica sobre la base de las plica una distancia entre los representantes y los representados. La única
normas democráticas. Veamos cada una por separado. excepción es la identificación mística de la voluntad general con las posi-
La formulación más influyente del ideal democrático radical de la de- ciones a las que llegan los representantes. Por implicación, las presuposicio·
mocracia participativa es la de Jean-Jacques Rousseau. La solución clásica nes estructurales de la democracia parlamentaria -la separación del Es·
de Rousseau al problema de la obligación moral del ciudadano a obede· tado y la sociedad civil, de lo público y de lo privado y el énfasis en los
cer las leyes tiene la siguiente estructura: en una sociedad democrática, derechos individuales-son consideradas como fuente de enajenamiento
bajo el gobierno de la ley, los ciudadanos no están sujetos a una voluntad político. 72 Desde este punto de vista, no hay ninguna diferencia si el teóri·
extraña, sino que sólo se obedecen a sí mismos. Como resultado, toda co retorna a un modelo ideallxado do lu polis griega (Arendt), a la antl¡ua
662 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 663

tradición republicana medieval (Rousseau), o a las nuevas formas de demo- mecanismos excluyentes: la democracia representativh moderna disminu-
cracia directa generadas dentro del medio del movimiento de los trabaja- ye la importancia de aquellos que no son miembros de asociaciones vo-
dores y generalizadas como un principio organizacional para la sociedad luntarias fuertes o de partidos; la democracia directa excluye a todas las
como un todo (el comunismo de consejos, el sindicalismo revoluciona- personas inactivas políticamente que no buscan la felicidad pública ante
rio). En cada caso, se supone que sólo un ú,nico principio organizador pa- todo; la democracia territorial discrimina a los productores; la democracia
ra todas las instituciones sociales, políticas y económicas puede llevarnos industrial, a los consumidores. El federalismo aumenta la importancia de
a la utopía democrática. los miembros débiles de la federación al costo de los individuos y grupos
Debe quedar en claro que el modelo de Rousseau de la democracia que disienten dentro de cada unidad miembro. La democracia centraliza-
radical (junto con los modelos neoaristotélico y socialista) tiene un telas dora no proporciona ningún incentivo para que se formen unidades auto-
de desdiferenciación. Tiende a fusionar la moralidad y la política en una gobernadas potencialmente importantes. Además, ninguna combinación
concepción de la virtud cívica que no da lugar a desafiar lo que colectiva- de estos principios dejaría fuera del todo a la exclusión. Argumentamos
mente ha sido considerado como surgido de un punto de vista moral. La en cambio por una pluralidad de formas democráticas como la institucio-
sociedad civil y la sociedad política también se han fusionado. La desobe- nalización ideal de una sociedad civil moderna, pero nuestro punto es que
diencia a la voluntad general o al consenso existente sería injusta y an- incluso si nos moviéramos en esta dirección,· todavía tendríamos que dis-
tidemocrática porque no hay ninguna moral fuera de la virtud cívica o del tinguir entre los principios normativos de la legitimidad democrática y el
bien común. En otras palabras, en una democracia constitucional casi de- problema de la organización de la soberanía, de tal manera que el prime-
mocrática, donde el principio procesal del gobierno de la mayoría está ro pueda funcionar como un punto de referencia moral desde el cual sea
basado en una discusión abierta, total, no excluyente y en la participación posible criticar a esta última.
de todos los interesados en los debates pertinentes; casi no habría lugar o El segundo enfoque es el de dos de los mejores teóricos contempo-
justificación para los actos de desobediencia civil, es decir, para los desa- ráneos de la legitimidad democrática, Hannah Arendt y Jürgen Habermas.
fíos a las leyes a las que se ha llegado por medio de procesos democráticos Cada uno ha rechazado la versión de Rousseau de la teoría democrá-
o para los actos que ignoran este proceso. tica radical sin abandonar sus ideales normativos. 74 Cada uno de ellos ha
La única justificación concebible para la desobediencia civil (en esa for- ubicado el concepto de la esfera pública en el centro de su teoría política.
ma de organización política) sería la de que se haya introducido alguna Además, lo que es interesante, cada uno ha escrito sobre el problema de
forma de exclusión. Uno puede afirmar que las instituciones no son sufi- la desobediencia civil dentro de la estructura de una teoría democrá·
cientemente democráticas, que se ha silenciado la voz de un grupo, que se tica que está libre de muchas de las deficiencias del enfoque de la demo·
ha prestado insuficiente atención a los argumentos de uno, y así sucesiva- cracia radical. 75 Resumiremos brevemente sus posiciones y mostrare·
mente. Pero siempre se podría hacer la afirmación de que las institucio- mos cómo ofrecen una posibilidad de síntesis con lo mejor de la tradición
nes de una democracia participativa radical no son lo suficientemente liberal. ~,,
democráticas. Reconocer esto, sin embargo, sería reintroducir una diferen- ' Podemos ver los límites teóricos y políticos de las teorías liberales de la
cia entre el locus de la legitimidad y la organización de la soberanía, entre desobediencia civil tan pronto como pasamos a estudiar las teorías que
el gobernante y el gobernado, entre el representante y el representado, y proceden no desde el punto de vista de la ley o incluso de los derechos,
entre la sociedad civil y la sociedad política -precisamente la brecha que sino del de la democracia. Arendt es muy explícita en este punto; en reali·
los demócratas radicales buscan cerrar. dad, sus principales argumentos dependen de ello. Arendt afirma que, a
Un demócrata real tendría que ir más allá y reconocer que la democra- pesar de los esfuerzos por distinguir la desobediencia civil de la obje-
cia nunca puede ser totalmente institucionalizada. 73 No puede haber nin- ción de conciencia, el enfoque liberal y principalmente el jurídico no pue·
gún punto en el tiempo en el cual uno pueda relajarse y decir que hemos den hacer esto adecuadamente. 76 Cuando los juristas tratan de justifi·
llegado a una institucionalización procesal perfecta de los principios de la car la desobediencia civil sobre bases morales y legales, construyen el caso
legitimidad democrática. Al igual que el principio de los derechos, la de- a imagen del objetor de cQnciencia, o del individuo que pone a prueba la
mocracia debe verse como una verité a (aire, un proceso de aprendizaje, constitucionalidad de una ley. "La mayor falacia en el presente debate
sin importar qué arreglo institucional haya logrado el sistema de organi- (1969) me parece que es el supuesto de que estamos tratando con indivi·
zación política. Toda forma organizativa empírica de la democracia tiene duos que se oponen subjetiva y conscientemente a las leyes y costumbres

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664 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 665

de la comunidad-un supuesto compartido por los defensores y por los de- hecho, cita a todo el corpus de la legislación laboral-el derecho a la nego-
tractores de la desobediencia civil. 77 ciación colectiva, el derecho a organizarse y a preparar huelgas- como
El problema es que la situación del desobediente civil no puede ser ejemplos de derechos que tendemos a dar por sentados hoy en día, pero que
análoga a la de cualquier individuo aislado, por la simple razón de que el fueron precedidos por décadas de desobediencia civil violenta que desafia-
desobediente sólo puede funcionar y sobrevivir como miembro de un gru- ba lo que en última instancia demostraron ser leyes obsoletas. 80 Por tanto,
po.78 A diferencia de los objetores de conciencia que se niegan a obedecer lo específico de la desobediencia civil debe ser situado en otro lugar. El
una ley específica que viola sus conciencias morales individuales, los des- principal problema que enfrentan las democracias constitucionales es si las
obedientes civiles a menudo violan leyes que son en sí inobjetables con el instituciones de la libertad son lo suficientemente flexibles para sobrevivir
fin de protestar por otras leyes, políticas u órdenes ejecutivas injustas. En la abrumadora presión por el cambio sin una guerra civil o una revolución.
otras palabras, un aspecto crucial de la naturaleza política de los actos de La relación de la desobediencia civil con la ley depende de la respuesta a
desobediencia civil -y de hecho, lo que los hace políticos para Arendt- esta pregunta. El punto de Arendt no es afirmar la violencia, porque ve a la
es que el actor no actúa solo. Estamos tratando con una acción colectiva, violencia como lo contrario de la acción política, y la desobediencia civil
movimientos sociales, individuos que actúan como partes de una minoría como acción política par excellence. Pero la acción colectiva es compleja;
organizada, unida por una opinión común (por encima de los intereses no es el carácter violento o no violento de un conflicto lo que distingue a
comunes). Además, su acción se origina en un acuerdo entre ellos y es es- la desobediencia civil de la insurrección, sino más bien el espíritu de la ac-
te acuerdo, y no la fibra moral subjetiva del individuo, la que le da credibi- ción y el espíritu de las leyes a las cuales está dirigida.
lidad y convicción a su opinión. La tesis de Arendt es que mientras la desobediencia civil hoy en día es
Entonces, lo que está en juego no es la integridad moral individual o las un fenómeno mundial, su origen y sustancia son estadunidenses. Afirma
reglas de conciencia subjetiva (la cuestión de la intención que motiva a que ningún otro lenguaje tiene un nombre para ella. A diferencia de Dwor-
los juristas a distinguir entre esos actos y la criminalidad) sino la legitimi- kin, sin embargo, Arendt no localiza lo específico del constitucionalismo
dad de la acción política ilegal por parte de ciudadanos que actúan en estadunidense en el principio de los derechos morales que articula o en
concierto. Así, mientras que la desobediencia civil sí implica alguna for- un entendimiento legalista de la separación de poderes. Para ella, el espíritu
ma de expresión (aunque esté dirigida a las mayorías con el propósito de único detrás de la peculiar concepción de la ley y del constitucionalismo
influir en ellas) también es una acción política dentro de los espacios pú- de la república estadunidense es el principio del consentimiento activo, en
blicos de la sociedad civil, dirigida a influir en los actores de la sociedad el sentido de apoyo activo y participación continua por las personas en asun-
política. Trasciende los principios de la Primera Enmienda que protegen tos de interés público y de interés común. Además, el pueblo no se concibe
la libertad de expresión. Según Arendt: como una masa indiferenciada, unificada, con una sola voluntad y una
sola opinión (Rousseau) sino como debidamente constituido en una plura-
La desobediencia civil surge cuando un número significativo de ciudadanos se ha lidad de cuerpos locales;~ionales y nacionales políticos (el principio
convencido de que los canales normales para el cambio ya no funcionan, y que ' federal de la separación de poderes) dentro del cual pueden tener voz una
no se escucharán las quejas o no se actuará para resolverlas, o de que, por el pluralidad de opiniones públicas diferentes. Arendt argumenta que la auto-
contrario, el gobierno está a punto de cambiar y ha iniciado y persiste en modos ridad y la legitimidad de la Constitución estadunideñse se basa en el princi-
de acción cuya legalidad y constitucionalidad están sujetas a graves dudas. 79 pio del poder del pueblo: el poder otorgado a las autoridades y al gobierno
es limitado, delegado y revocable.
Esta definición hace énfasis en el hecho del cambio, en lo adecuado de Aquí lo que trata Arendt es conectar la desobediencia civil con las tra-
los canales para que la sociedad civil influya en la sociedad política (y por diciones de la cultura política republicana que subyacen al constitucio-
lo tanto en el Estado) y en los principios de legitimidad (constitucionalidad) nalismo estadunidense: la tradición de la asociación voluntaria, la prácti-
que deben orientar y limitar todas las acciones estatales. ca de establecer vínculos y obligaciones por medio de promesas mutuas y
Arendt también quiere situar la desobediencia civil entre la criminali- la tradición de que los_.eiudadanos privados se reúnan y actúen concer-
dad y la revolución abierta, pero, a diferencia del liberal o del jurista, no tadamente. "Lo que afirmo es que los desobedientes civiles no son nada
insiste en la no violencia como característica distintiva de la desobedien- más que la última forma de la 11octación voluntaria y que están de acuer-
cia civil, ni hace énfasis en la violación de los derechos individuales. De do con las tradiciones m4a anU1u11 dal pafa." 11 El consentimiento, el dere-

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666 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 667

cho a disentir y el arte de asociarse para articular una opinión minoritaria en parte porque ha perdido con el transcurso del tiempo todas las instituciones
y disminuir así el poder moral de la mayoría, constituyen la virtud cívica que permitían la participación real de los ciudadanos y en parte porque actual·
en una república moderna, y Arendt correctamente ve en las demostracio- mente está afectado gravemente por la enfermedad que padece el sistema de
nes de masas de finales de la década de 1960 un ejemplo importante de la partidos: la burocratización y la tendencia de los dos partidos a no representar
a nadie, excepto a las maquinarias del partido. 85
continuación de las antiguas tradiciones. También observa que las mino-
rías organizadas por medio de los actos de desobediencia civil pueden
tener una sorprendente influencia en la opinión de las mayorías. Esta ac- De hecho, el punto de vista desde el cual critica a las instituciones existen·
tividad política -que es la desobediencia civil- en el centro de la socie- tes es un modelo externo, idealizado, de la democracia directa. Las normas
dad civil es por lo tanto el principio asociativo en acción. de la legitimidad democrática son trascendentes respecto a los sistemas
Arendt nunca nos proporciona una teoría de la sociedad civil adecuada políticos constitucionales modernos. De aquí la ambigüedad de toda su
para la concepción de la desobediencia civil que ella defiende en su ensa- defensa de la desobediencia civil. Por una parte, parece proporcionar ar-
yo. Al igual que otros comunitaristas neoaristotélicos, opera con una con- gumentos convincentes a favor de la normalidad de la desobediencia civil
cepción teórica anacrónica. No obstante, cuando se enfrenta al fenómeno cuando se trata de defender la participación política de los ciudadanos
de la desobediencia civil en los Estados Unidos, se ve obligada a introdu- privados en la sociedad civil y de ampliar su influencia sobre la sociedad
cir algunas de las dimensiones centrales del concepto de sociedad civil económica y la sociedad política; por otra parte, con base en su estructura
que entran en conflicto con su estructura teórica general. 82 El caso más teórica general, parece considerar la tradición de la asociación voluntaria
notorio es su referencia al modelo del contrato social de Locke, que se como un potencial sustituto en vez de la presuposición societal de las
ajusta mejor a la experiencia prerrevolucionaria de los Estados Unidos de instituciones políticas representativas de los partidos políticos y parla-
pactos (compacts), alianzas (covenants) y acuerdos. Aunque Arendt se había mentos. Después de todo, la tradición de los pactos y de la asociación a la
referido antes al modelo de Locke, 83 su interpretación en este ensayo es que hace referencia, como argumenta en On Revolution, fue aquélla en
muy nueva. Argumenta que Locke supuso que los pactos no conducen al que por primera vez se fundaron las instituciones políticas (la experiencia
gobierno, sino a la sociedad (societas), una asociación voluntaria entre colonial) y en la que posteriormente fueron recreadas (la experiencia re-
miembros individuales que después celebran un contrato para su gobier- volucionaria). Para Arendt, constituyen los espacios políticos para la par-
no, una vez que se han vinculado mutuamente entre ellos mismos. 84 Sin ticipación democrática directa: son embriones para la reorganización fu.
embargo, en esta ocasión interpreta la versión "horizontal" del contrato tura del sistema político alejándolo de los partidos y de los parlamentos
social como la que limita el poder de cada miembro individual, pero deja hacia alguna clase de modelo de consejos.
intacto el poder de la sociedad. Este poder no puede revertirse hacia el No obstante, en su ensayo sobre la desobediencia civil, Arendt redescu-
individuo mientras la sociedad perdure, pero tampoco puede el gobierno bre algunas de las dimensiones centrales de la sociedad civil moderna
apropiárselo in tato -el poder que el gobierno tiene es limitado y lo tiene -la asociación voluntarittf,''.fos movimientos sociales- a la vez que sefta·
por disposición de la sociedad-. Lo que es nuevo aquí es que Arendt usa ' la el tipo de acción política extrainstitucional y virtud cívica propias de los
el modelo horizontal de la formación de pactos, de la acción concertada, ciudadanos privados de una sociedad diferenciad.a moderna. En este en·
no para describir la fundación revolucionaria de un nuevo cuerpo políti- sayo por lo menos, localiza los principios de la legitimidad democrática,
co, sino para explicar el fenómeno de la desobediencia civil, en que la no el sistema político o en el gobierno sino, implícitamente al menos, en
acción colectiva forma asociaciones voluntarias dentro de la estructu- la sociedad civil como diferenciada de ambos. Además, su ventajoso pun-
ra de movimientos sociales, cuya finalidad no es la revolución en el sentido to de vista desde la teoría democrática y no desde la liberal le permite ver
de remplazar las formas existentes de la sociedad política o incluso de claramente el carácter político de la desobediencia civil, así como su fun-
crear nuevas formas. ción política: la desobediencia civil en aras de una democratización adicio·
Arendt no ha cambiado su evaluación de la sociedad moderna o del sis- nal de la sociedad civil, del sistema de organización política y de la econo·
tema político moderno, en los Estados Unidos o en otras partes. Los Esta- mía es una acción política legítima. Arendt defendería la desobediencia
dos Unidos siguen siendo para ella principalmente una sociedad de ma- civil cuyo objetivo es la defensa o la afirmación de los derechos de la mi·
sas en que el consentimiento es del todo ficticio y el gobierno representativo noría o la democratl11cidn de la sociedad política y (muy inconsisten-
está en crisis temente) de las in1tUuclon11 económicas.

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668 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 669
Aunque no puede haber una justificación legal para violar la ley, Arendt anacrónico. A la vez, no considera las esferas de l'a sociedad civil como un
argumenta que es concebible un nicho para la desobediencia civil dentro remplazo o alternativa potencial, sino como complementarias, una pre-
de las instituciones del gobierno. No está cubierta por los derechos de liber- condición, de las instituciones representativas y democráticas de la socie-
tad de expresión afirmados por la Primera Enmienda, puesto que implica dad política. De esta manera, Habermas evita las ambigüedades del enfo-
acción política, pero un componente cru~ial de la desobediencia civil, que que de Arendt.
se encuentra en el centro de la cultura política estadunidense, puede ser En el capítulo VIII tratamos de la concepción habermasiana sobre la
articulado como un derecho constitucional: esto es, el derecho de asocia- esfera pública y de la teoría de la legitimidad democrática. Aquí nos concen-
ción (que no existe en la Ley de Derechos de los Estados Unidos). Esta traremos en sus consecuencias para una defensa de la desobediencia civ~'l
sería, concluye, una enmienda que valdría la pena. Porque si la libertad de sobre bases democráticas en vez de liberales. Al igual que Rawls y Dworki
asociación junto con la desobediencia civil es un peligroso expediente para (al que cita), Habermas supone que el Estado constitucional moderno a 1
eliminar un peligro aún más formidable, ella argumenta, citando a Tocqtie- vez requiere y es capaz de poseer una justificación moral. También, procede
ville, "es por el disfrute de libertades peligrosas que los estadunidenses de la "pretensión desusadamente alta de legitimidad del Estado constitu-
aprenden el arte de hacer menos formidables los peligros de la libertad". 86 cional moderno", del hecho de que el Estado constitucional democrático
Es por medio del arte de la asociación que se crea y dispersa el poder (el -con sus principios constitucionales legitimadores- tiene un alcance que
poder de quienes actúan concertadamente y forman una nueva opinión va más allá de la incorporación positiva legal de éstos. 89 Para Habermas,
pública) a través de la sociedad civil. O, por decirlo de otra manera, lo que sin embargo, esta justificación moral no se encuentra en el principio de
hace que el gobierno limitado siga siendo limitado es el deseo de los ciu- los derechos individuales, como lo está para Rawls y en especial para Dwor-
dadanos de asociarse, de formar opiniones públicas y actuar colectivamente kin, sino en el principio de legitimidad democrática según el cual sólo se
por cuenta propia dentro de la sociedad civil e influir así en el gobierno. pueden justificar aquellas normas (constitucionales) que expresan un inte-
Por implicación, aunque Arendt nunca lo dice, 87 la legitimidad democrá- rés generalizable y que por lo tanto pueden depender del acuerdo medi-
tica en una democracia constitucional, tendría que encontrar su lugar no tado de todos los interesados -un acuerdo vinculado a un proceso de for-
sólo en un modelo federal del sistema de organización política en que la °
mación razonada de la voluntad-. 9 Como Arendt-aunque sobre bases
autoridad fluye hacia arriba desde los cuerpos políticos locales, 88 sino tam- diferentes- argumenta que el Estado constitucional democrático está ba-
bién en la opinión pública de ciudadanos privados (asociados voluntaria- sado en una adhesión condicionada y calificada de sus ciudadanos a la
mente) que actúan colectivamente y articulan sus puntos de vista en los ley, porque la democracia institucionaliza "la desconfianza hacia la razón
espacios públicos de la sociedad civil, que se distinguen de los de la socie- falible y la naturaleza corruptible del hombre". Paradójicamente, "debe
dad política. proteger y sostener la desconfianza hacia la injusticia que aparece en for-
Éste es el núcleo de la concepción de Habermas de la esfera pública mas legales, aunque esa desconfianza no puede tomar una forma asegurada
moderna y la base sobre la cual ha elaborado su propia teoría de la legitimi- institucionalmente". 91 :R!i"6'fa falibilidad en este caso no se refiere a lapo-
dad democrática. El análisis de Habermas de la esfera pública moderna sibilidad de que una mayoría pueda violar los derechos individuales (Rawls
es de hecho complementario a la discusión que hace Arendt de los princi- y Dworkin), sino a la posibilidad de que la mayoría _institucionalizada pueda
pios de la asociación voluntaria. Se elabora con base en la otra institución tomar decisiones de una manera insuficientemente democrática, incluso
nuclear de la sociedad civil moderna, que es central a cualquier entendi- aunque respete la legalidad procesal. Habermas sitúa a la desobediencia
miento de la clase de entidad política abierta al ciudadano privado, que civil entre la legitimidad y la legalidad. Las presiones plebiscitarias de la
no es un político profesional. Su teoría de la legitimidad democrática, sin desobediencia civil, su status como un medio no convencional para
embargo, es un paso importante más allá de la estructura teórica de Arendt, influir en la formación de la voluntad política, indica el hecho de que el
porque sus pretensiones normativas trascienden los límites de una tradi- Estado constitucional democrático no puede reducirse a su orden legal.
ción o cultura política particulares (Arendt se concentra en los Estados No obstante, hay principios democráticos contrafácticos en los cuales se
Unidos) y proporciona principios que le dan a una práctica particular (el basan nuestras instituciones políticas, a los que se puede recurrir cuando
hábito de la asociación voluntaria y de la promesa) un carácter normativo se pone en duda el carácter democr,tlco de una toma de decisiones que su-
y obligatorio. Reintroduce un punto de vista normativo (no basado en los perficialmente parece respetar 101 principios procesales del gobierno de
hechos) respecto a las instituciones existentes que no es trascendente ni la mayoría y que pueden ju1tlflc1r 101 1cto1 de desobediencia civil que

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670 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 671

tienen como propósito una mayor democratización del proceso de toma todos los ciudadanos, Habermas manifiesta que tanto la colectividad como
de decisiones. los ciudadanos individuales deben asumir los "derechos originales del
Así, el foco del análisis que hace Habermas de la desobediencia civil soberano"; el Estado constitucional democrático debe depender, en últi-
como política de influencia, es su relación con los principios democráti- ma instancia, de este guardián de la legitimidad. 97 La acción colectiva que
cos que subyacen al constitucionalismo y al.proceso por medio del cual se supone la desobediencia civil en aras de la democratización debe, sin em-
realizan esos principios. En vez de asociar la desobediencia civil con el bargo, ser autolimitadora: la adopción de medios extraordinarios debe ade-
caso extremo de un orden injusto o incluso de una crisis grave, Habermas cuarse a la situación. Sin embargo, más importante que un mero compro-
supone que es una respuesta normal a situaciones que surgirán una y otra miso táctico con la no violencia es una identificación con los principios
vez porque "la realización de severos principios constitucionales con constitucionales de una república democrática. Los que realizan actos de
un contenido universal es un proceso a largo plazo que, históricamente, nun- desobediencia civil evitan una actitud elitista cuando su acción está ba-
ca ha sido lineal". 92 En realidad, afirma que la desobediencia civil es con sada en la convicción de que los actos de protesta tienen un carácter sim-
frecuencia la última oportunidad para corregir errores en el proceso de bólico y apelan a la capacidad de raciocinio y al sentido de justicia de
realización de los principios democráticos o para poner en marcha inno- la mayoría de la población. 98 Así, la desobediencia civil se presenta en la
vaciones dirigidas al ciudadano promedio que no ha sido dotado de opor- estructura de un Estado constitucional democrático que sigue totalmente
tunidades privilegiadas para influir en el sistema político. 93 intacto. Aunque ese Estado es neutral respecto a las convicciones persona-
Al igual que Dworkin, Habermas nos recuerda el hecho de que el Esta- les de sus ciudadanos, no es neutral respecto a los fundamentos morales
do constitucional se enfrenta a una alta demanda de revisión, como lo de la legalidad reconocidos intersubjetivamente. La desobediencia civil
indica la proliferación de instituciones para la autocorrección, desde la lec- está basada en un recurso a estos principios y no en la naturaleza absolu-
tura en tres ocasiones de las leyes parlamentarias hasta el proceso de la ta de las convicciones privadas del individuo. La autolimitación de esa
revisión judicial. Esta alta demanda de revisión entra en juego respecto acción, así como de la respuesta de las élites políticas, es un indicio de
no sólo a los derechos individuales, sino también a los principios regulado- madurez de una cultura política. 99
res de la legitimidad democrática. Se deriva de las precondiciones para el Así, la teoría democrática llega a un punto similar al de la teoría liberal
gobierno de la mayoría, que incluyen los derechos individuales, pero que respecto a la de definición, naturaleza y función de la desobediencia civil
van más allá de ellos. Entre los prerrequisitos mínimos que debe cumplir en una democracia constitucional. Los liberales y los demócratas están en
el principio de la mayoría si quiere conservar su poder legitimador está el desacuerdo, no obstante, sobre el tipo de razones que pueden justificar
de evitar las minorías permanentes y la revocabilidad de sus decisiones. los actos de desobediencia civil y sobre los actos que llenan los requisitos
Tampoco es autoevidente en dónde se encuentra el lugar adecuado de la para ser considerados como tales. Los límites de la teoría democrática
toma de decisiones en cada caso. Pueden presentarse disputas sobre la dis- liberal y de la radical son simétricos. Por sí solos, cada uno elimina una
tribución adecuada de la soberanía entre los cuerpos deliberativos loca- dimensión de la utopía de l~edad civil. Los liberales conceden la legi·
les, regionales y centrales, y de hecho así ocurre. 94 Igual sucede con los timidad de la acción colectiva ilegal sólo para la defensa o creación de los
desacuerdos acerca del espacio de la autoridad del sistema político vis-a- derechos individuales; los demócratas se concentran en la defensa o ex-
vis el de la sociedad civil. Claus Offe ha argumentado a favor de un uso pansión de la democracia. Como lo hemos mostrado, 1a idea liberal de los
reflexivo del gobierno de la mayoría en esas situaciones. 95 Esto supondría derechos morales frente al Estado presupone un modelo más amplio de
ubicar a los objetos, modalidades y límites del propio principio de lama- sociedad civil y de acción ciudadana de lo que los liberales están dispues·
yoría dentro de la discreción de la mayoría -el principio se aplicaría re- tos a reconocer, porque los espacios públicos y privados garantizados por
flexivamente a sí mismo-. Aunque esta reflexibidad en sí debe ser colo- los derechos son importantes políticamente, y la acción colectiva que los
cada a disposición de la mayoría, debe estar orientada por el siguiente amplía y los defiende es profundamente política.
estándar: "¿en qué medida, decisiones que el proceso del gobierno de la Por otra parte, el principio de la legitimidad democrática también tiene
mayoría hace posibles bajo condiciones de recursos limitados de tiempo e consecuencias morales y _e9líticas extrainstitucionales. Primero, presupo·
información divergen de los resultados ideales de un acuerdo logrado ne que la democratización siempre está en la agenda y que los actos de la
discursivamente o de un compromiso presuntamente justo?" 96 desobediencia civil -en nombro de una mayor democratización de las
Cuando surgen desafíos que afectan los intereses y preocupaciones de democracias representativa•- toman en serio el principio de la repreaan·

v'Sl·z,
672 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 673
tación y son legítimos. En este contexto, la democratización significa con- de los derechos individuales, sino también frente al de los principios de
servar abiertos los canales de la comunicación y de la influencia entre la legitimidad democrática. También presupone que, en última instancia,
sociedad civil y la política. También aquí uno debe presuponer un modelo los principios de los derechos y de legitimidad democrática tienen su locus,
más amplio, más diferenciado de sociedad civil, que el que ofrecen Arendt primero que nada, en los espacios público y privado de una sociedad civil
o Habermas, porque los demócratas deben reconocer y aceptar lo que la vital. Por lo tanto, la desobediencia civil es la prueba del grado de presen-
idea de los derechos morales garantiza lo que los liberales prefieren lla- cia o ausencia tanto de la democracia como del liberalismo: del liberalis-
mar la libertad negativa o autonomía individual y la dignidad de los intere- mo porque revela las dimensiones políticas de la sociedad civil y la nor-
ses particulares. Como hemos argumentado en el capítulo VIII, la ética del malidad de los movimientos sociales; de la democracia porque supone
discurso que fundamenta el principio de la legitimidad democrática tam- respeto a los derechos y a un punto de vista moral que es políticamente
bién supone la idea de derechos individuales, fundamentales. Esto presu- relevante fuera del consenso y procedimientos democráticos que han sido
pone individuos autónomos con capacidades morales posconvencionales. institucionalizados. Una sociedad civil moderna, diferenciada, pluralista,
¿Quién más puede desafiar los tabúes y límites que se establecen para la demanda una cultura política lo suficientemente madura como para acep-
discusión? ¿Quién más puede decir que un consenso tradicional o pasado tar la promesa y los riesgos de la ciudadanía liberal y democrática. Nues-
ya no es válido? ¿Quién más puede promover nuevos valores que puedan tra esperanza es que nos estemos moviendo' en esa dirección.
ser institucionalizados en normas políticas o derechos básicos? Si la de-
mocracia participativa no va a ser tradicionalista o autoritaria, presupone
derechos básicos y un modelo de sociedad civil diferenciado del de socie-
dad política. NOTAS
Dos principios morales le dan legitimidad al principio procesal del go-
1 Véase el cap. VIII.
bierno de la mayoría dentro del proceso legislativo: los principios de los
2 Véase los caps. II y III. En otras palabras, nuestro argumento depende del supuesto de
derechos y de la legitimidad democrática. 100 Estos son los dos polos nor- que el ideal de la democracia -participar en la vida pública y participar de las leyes y
mativos del constitucionalismo. La situación del principio de legitimidad políticas bajo las cuales vivimos- es un ideal de autonomía colectiva que complementa a la
idea de la autonomía moral.
democrática respecto a las esferas públicas y al sistema político institu-
3 Véase Michael Walzer, Obligations, Cambridge, Harvard University Press, 1970, pp. 24-45.
cionalizado, es paralela a la idea de los derechos morales respecto al siste- 4 Ésta es una paráfrasis de la formulación de Rawls. Véase John Rawls, A Theory of
ma legal. Así como es imposible afirmar en cualquier punto en el tiempo lustice, Cambridge, Harvard University Press, 1971. Rawls habla de una democracia cons-
que todos nuestros derechos morales han sido garantizados por la ley, tit,ucional casi justa para indicar que ninguna regla procesal política puede garantizar un
resultado justo en el sentido de que todos los derechos estarán protegidos y no serán viola-
también es inconcebible afirmar que cualquier conjunto de acuerdos po- dos. Añadimos la noción de una democracia constitucional casi democrática para indicar
líticos ha institucionalizado plenamente el principio de legitimidad de- que ningún procedimiento único, o combinación de procedimientos, puede garantizar la
mocrática. Los espacios institucionales para expresar y formar opinión plena realización de la participació~¡nocrática o un resultado que todos puedan aceptar.
s Para una de las primeras discus10nes de los varios argumentos en favor y en contra de
pública, y los mecanismos para que ésta influya en la legislación, deben la desobediencia civil, véase Car! Cohen, Civil Disobedience: Conscience, Tactics, and the
ser proporcionados en cualquier sistema democrático. No obstante, al igual Law, Nueva York, Columbia University Press, 1971. Para una visión general de lo que se ha
que la idea de los derechos morales, los principios de legitimidad demo- llegado a llamar la teoría ortodoxa de la desobediencia civil, véase G.-G. James, "The Orthodox
Theory of Civil Disobedience", Social Theory and Practice, vol. 2, núm. 4, 1973, en especial
crática retienen su status de normas no basadas en hechos. Esto significa lasxeferencias en la nota 2. Para una discusión comprensiva reciente, véase Kent Greenawalt,
que tanto los derechos, como la democracia, suponen procesos de aprendi- Conflicts of Law and Morality, Oxford, Oxford University Press, 1987.
zaje que nos permiten pensar que las instituciones democráticas pueden 6 Jürgen Habermas, "Civil Disobedience: Litmus Test for the Democratic Constitutional
State", Berkeley Journal Of Sociology, 30, 1985, p. 99.
hacerse más democráticas.10 1 7 No estamos tratando a la desobediencia civil dentro de la estructura de regímenes auto-
La desobediencia civil orientada a la democratización adicional de las ritarios, que busca institucionalizar el principio de los derechos y la democracia representa-
instituciones dentro de una democracia constitucional, reivindica los prin- tiva. Más bien, el tema al que nos enfrentamos es la justificación y el papel de la desobediencia
civil en democracias constitucionales con sociedades civiles vitales, en las que los derechos,
cipios del gobierno de la mayoría. Esas acciones buscan influir en la opi- los procedimientos democrátic~y el gobierno de la ley ya están institucionalizados. Véase
nión mayoritaria fuera de las legislaturas, dentro de la sociedad civil, y Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 363, para una discusión de este asunto.
8 Rawls, op. cit., p. 363.
hacen que ésta influya en el proceso legislativo. Presupone que el gobier-
9 Hay una muy numerosa literatura 1obrll la dcMobediencia civil y la obligación pol!tlca.
no de la mayoría debe ser medido no sólo en comparación con el estándar La mayor parte de la mi1m1 CH d•nlro dt h' ••tructura de la tcorfa pol!tica liberal baaada
674 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 675

en el modelo del contrato social o en las reflexiones de la jurisprudencia. Discusiones filo- de Dworkin revelan una evolución importante dentro de la teoría liberal, pues buscan desa·
sóficas serias de este tema empezaron en 1961, cuando la división Oriental de la American rrollar una teoría de los derechos en cuyo centro esté un concepto de la autonomía indivi·
Philosophical Association realizó un Simposium sobre el tema. Algo similar a un punto de dual en vez del concepto de la propiedad privada. A este respecto, Robert Nozick, Anarchy,
vista de liberal ortodoxo es compartido, con variaciones poco importantes, por Hugo Bedau, State, and Utopia, Nueva York, Basic Books, 1968, representa un paso hacia atrás.
John Rawls, Ronald Dworkin, Christian Bay, Rudolph Weingartner, Joseph Betz y Car! Cohen. 19 Véase Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 27, sobre la pluralidad, y Dworkin,
Para las referencias, véase James, "The Orthodox Theory of Civil Disobedience", op. cit., "Liberalism", A Matter of Principie, op. cit., pp. 181-204. El principal problema a que se
p. 496. Véase también Rawls, A Theory of Justice, op'. cit. cap. VI, y Ronald Dworkin, Taking enfrenta Rawls es la forma en que podemos llegar a principios de justicia obligatorios cuya
Rights Seriously, Cambridge, Harvard University Press, 1978, cap. VIII, y A Matter of Principie, justificación no se derive de alguna concepción particular del bien. El argumento de la
Cambridge, Harvard University Press, 1985, cap. IV. elección racional en A Theory of Justice, que aparentemente se aplica a todos en todas
Para una discusión de la desobediencia civil dentro de la tradición de la teoría políti- partes, proporciona una respuesta. El ensayo de Rawls, "The Idea of an Overlappin¡
ca democrática, véase Howard Zinn, Disobedience and Democracy, Nueva York, Random Consensus", Oxford Journal of Legal Studies, vol. 7, núm. 1, 1987, pp. 1-25, proporciona
House, 1978; Walzer, Obligations, op. cit., Hannah Arendt, Crisis in the Republic, Nueva otra. Para nuestra posición sobre este tema, véase el cap. VIII. ·
York, Harcourt Brace and Jovanovich, 1969, pp. 51-102; Carole Pateman, The Problem of 2 0 Rawls, A Theory of Justice, op. cit., pp. 364-365. Dworkin distingue entre el objetor por
Political Obligation, Berkeley, University of California Press, 1979; Habermas, "Civil Diso- conciencia y la desobediencia civil en términos algo diferentes: su desobediencia civil "ba·
bedience", op. cit. sada en la integridad" es lo mismo que la objeción por conciencia de Rawls, y su desobedien•
Para referencias a la literatura basada en la jurisprudencia, véase Hannah Arendt, Crisis cia civil "basada en la justicia" es similar al concepto general de Rawls de la desobediencia
in the Repub/ic, op. cit., pp. 51-57, notas. Para una visión más reciente, véase Greenawalt, civil. Dworkin también habla de desobediencia civil "basada en la política" (A Matter of
Conflicts of Law and Morality, op. cit. Principie, op. cit., p. 107). ·
10 Según Dworkin, "es ingenuo hablar del deber a obedecer la ley como tal", Taking 21 Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 365.
Rights Serious/y, op. cit., pp. 192-193. 22 Es decir, se deben dar argumentos neutrales o, más bien, argumentos que no se funda·
11 Los ensayos citados en la nota 4 fueron escritos después de los movimientos de dere- mentan en ninguna concepción particular del bien, sino sólo en la concepción compartida
chos civiles y contrarios a la guerra en los Estados Unidos. El segundo ensayo de Dworkin del derecho. Así, la desobediencia civil puede implicar la violación de una ley distinta a
en A Matter of Principie fue escrito en respuesta al movimiento pacifista alemán de 1981. aquella contra la cual se está protestando; también es más que un simple caso de prueba,
12 Rawls, A Theory of Justice, op. cit., pp. 366-367; Dworkin, Taking Rights Seriously, op. porque los actores relevantes están dispuestos a oponerse a la ley incluso si se Ja mantiene,
cit., pp. 206-222. Ambos suponen que los actores deben haber tratado antes de presentar su Véase Rawls, op. cit., p. 365.
caso por medio de los canales legales y políticos ordinarios. Pero hay ocasiones en que esto 23 Rawls, op cit., p. 370.
no es posible. Por ejemplo, una mujer embarazada que quiere un aborto no puede esperar 24 !bid., pp. 356-362; Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit., pp. 211-212. Dworkln
la decisión legislativa o de un tribunal. Los activistas de derechos civiles no pudieron usar hace referencia a la legislación basada en prejuicios como la imposición de "preferenclaa
las cortes o el proceso legislativo en el Sur porque estas instituciones eran precisamente las externas", pp. 234-235.
que negaban justicia a los negros. 25 Los dos principios de justicia son: .
13 Ésta es la forma en que Habermas interpreta a Rawls y Dworkin, pero de hecho él usa 1) Cada persona tendrá igual derecho al sistema total más amplio de libertades báslcaa
sus argumentos basados en los derechos individuales para presentar su propio caso en iguales compatible con un sistema de libertad similar para todos. 2) Las desigualdade11
favor de los principios de la legitimidad democrática. sociales y económicas pueden ser tratadas de tal manera que a la vez: a) produzcan mayor
14 Se entiende a todo el rango de los derechos del ciudadano junto con ciertos derechos beneficio para Jos menos favorecidos (congruente con el principio del ahorro justo), y b) H
civiles que garantizan la libertad de expresión, de asamblea, etc., como derechos del indivi- las ligue con cargos y posiciones abiertas a todos bajo condiciones de igualdad de oportunl·
duo que permiten la participación en el sistema político por medio de las instituciones, los dad justas (Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 302).
partidos, la prensa, las elecciones, los parlamentos y los grupos de interés. Estos, junto con Para la posición original de Rawls, véase ibid., pp. 17-22. Para la definición de una
otras garantías como la separación de los poderes y la publicidad, protegen a los ciudada- constitución justa, de una legisla~Justa y la discusión del status del gobierno de la ma·
nos de abusos del poder por sus representantes a la vez que aseguran su participación en el yoría, véase ibid., pp. 195-201 y 356-362.
sistema político representativo. Cuando éstos funcionan bien, parecería que no hay necesi- 26 Para la definición de una justicia procesal imperfecta, véase Rawls, A Theory of Justlct,
dad de actividad política extrainstitucional ilegal con excepción de la actividad que tiene op. cit., pp. 353-354 y 356.
como finalidad la defensa de los derechos individuales. 27 !bid., pp. 371-377. -
15 Para un modelo horizontal de obligación, véase Hannah Arendt, "Civil Disobedience", 28 Jbid., pp. 111-116 y 342-350. A estas categorías de individuos privilegiados se aplica el
Crisis in the Republic, pp. 85-86. Carole Paterman ha desarrollado este punto de vista; véase "principio de lo justo"; es decir, además de su deber natural a obedecer, estos individuo•
The Problem of Political Obligation, op. cit., pp. 1-36. Para otro modelo de las obligaciones que obtienen ventajas reales de un sistema social están incluso más obligados a obedecer.
horizontales basadas en una concepción filosóficamente pluralista, véase Walzer, Obligations, La preocupación de Rawls al añadir este principio de obligación al deber natural es evitar
op. cit., pp. 1-23. el oportunismo (p. 116). Sobre este tema, véase también Pateman, The Problem of Polltlcal
16 Por supuesto, para ambos una sociedad justa debe incluir la justicia distributiva (con- Obligation, op. cit., pp. 118-120.
sidérese el segundo principio de justicia de Rawls y la discusión de Dworkin del mecanismo 29 Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 115.
de bienestar basado en las demandas de igualdad). Pero ninguno de ellos acepta la desobe- 30 /bid., pp. 335-336. Muchos comentaristas han indicado que la forma en que Rawl1
diencia civil en aras de la justicia distributiva. entiende al contrato como "hipotético" lo hace irrelevante para el problema do la obll1a·
17 Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 363. ción polftica, tal como ésta sul'gC respecto a la desobediencia civil. Véase Dworkln, 'lbkln1
18 También se le ubica en los procedimientos establecidos en la constitución para la Rights Seriously, op. cit., p. 15 t. En realidad, como hemos visto, Rawl1 UH poco la ld11 d•I
división de poderes, el gobierno por la ley, el derecho de votar, etc. Para la mejor discusión contrato cuando trata el problema de la desobediencia civil.
del significado de un derecho moral como algo que indica un momento suprainstitucional, JI Rawls, op. cit., p. 352.
véase Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit., En realidad, tanto la obra de Rawls como la u Por Implicación, para Rawl1 ol 1e1undo c110 Involucra acto• mh aravH d1 rtb1lt6n o
676 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 677
de resistencia dirigidos a establecer una nueva sociedad basada en una concepción diferen- Para una discusión de este problema, véase Peter Singer, D.emocracy and Disobedience,
te de la justicia. Oxford, Oxford University Press, 1973, pp. 86-92.
33 Rawls, op. cit., p. 372. 43 Incluimos a las cortes en nuestra concepción de la "sociedad política". Las cortes no
34 Por lo tanto, las tres condiciones que deben presentarse antes de que sea posible están abiertas a la presión económica o al poder político, pero los jueces deben estar abier-
realizar actos de desobediencia civil son: primero, no debe ser violenta, no debe interferir tos a la influencia en el sentido de ajustar las interpretaciones de la ley a los principios,
con las libertades civiles de otros y no debe tomar,la forma de una amenaza. Segundo, debe tradiciones y al sentido prevaleciente de justicia de la comunidad.
existir una injusticia grave. Tercero, uno debe haber recurrido a los canales adecuados y 44 Singer, op. cit., p. 385.
descubierto que no puede influir en la mayoría legisladora. Véase Rawls, A Theory of Justice, 45 Dworkin, Taking Rights Seriously, op cit., p. 185.
op. cit., pp. 372-374. 46 !bid., p. 192. Dworkin hace una importante distinción entre lo que es correcto (la
35 Sirve como un preventivo de dos maneras. Primero, disuade a los que están en el perspectiva de la conciencia moral) y tener derechos (pp. 198-199). Tener derechos morales
poder de abusar del mismo -una importante fuente potencial de inestabilidad- y segun- frente al Estado significa que hay límites que el Estado no puede traspasar sin una buena
do, funciona contra el fundamentalismo por parte de los actores colectivos. La desobedien- razón, principios que no puede violar sin cometer injusticia. Esto incluye un dominio del
cia civil no es una acción basada en un derecho absoluto para actuar según la conciencia juicio moral individual (libertad negativa) en el que cada persona puede decidir lo que es
moral de uno. En cambio, está basada en una apelación a las concepciones políticas com- correcto hacer. Sin embargo, los derechos no se derivan de ningún juicio moral del indivi·
partidas de la justicia y a los principios constitucionales. En este sentido, es autolimitadora. duo, sino de una concepción de la dignidad o igualdad humana que se encuentra en el centro
36 Rawls, op. cit., pp. 367 y ss. de una concepción de justicia común a la comunidad. Hacen que el juicio de cada persona
37 Esta restricción no sólo limita el rango de la desobediencia civil respecto a las decisio- sea autónomo, pero que se fundamente en principios políticos que les pertenecen a todos.
nes políticas de la legislatura, sino que también excluye todo un rango de actividad, esto Los derechos constitucionales son la intersección de los derechos morales y del derecho
es, la acción ciudadana respecto a la economía. Esto lo fundamenta Rawls teóricamente, ne- legal; consisten de principios morales que han sido reconocidos como normas válidas.
gando el status de los derechos como "demandas socioeconómicas" basadas en la distin- 47 !bid., p. 215. El problema no consiste en que la ley no se haya enunciado claramente,
ción entre el valor de la libertad y la propia libertad. El primero se refiere a los permisos o sino en que existan buenos argumentos por ambas partes.
autorizaciones legales (entitlements) u otros medios que permiten que nuestra libertad ten- 48 !bid., pp. 211-212.
ga un valor para nosotros; la segunda se refiere a los derechos. Rawls tiene en mente cues- 49 !bid., p. 212. Como una sociedad posconvencional, abierta, consideraría tanto a la
tiones de justicia distributiva, pero su concepción no incluye el tema de la estructura de la moralidad (principios) como al precedente, no puede haber una instancia con la autoridad
autoridad y de la toma de decisiones dentro del propio lugar de trabajo. No hay cabida en de la interpretación. Ni siquiera la corte de mayor nivel tiene un acceso privilegiado a la
su teoría para un derecho a la negociación colectiva o a cualquier otra cosa que caiga bajo verdad.
el calificativo de democratización o constitucionalización del lugar de trabajo. Ésta es una so !bid., p. 212.
grave omisión, porque ciertamente pueden presentarse argumentos en favor de la legitimi- 51 !bid., pp. 212, 214, 216-217 y 219-220.
dad de la desobediencia civil en este dominio. Para una excelente discusión de este tema, 52 Greenawalt, Conflicts of Law and Morality, op. cit., p. 227.
véase Walzer, Obligations, op. cit., cap. II. Estamos de acuerdo en que la desobediencia civil 53 !bid., pp. 227-229. Los esfuerzos por argumentar que se puede defender a los dere•
para el propósito de establecer la negociación colectiva y derechos similares, es adecuada y chos básicos sin apelar al debido proceso sustantivo o a los valores fundamentales, no son
legítima. La sociedad civil debe ser capaz de influir sobre la sociedad económica así como convincentes porque la legitimidad democrática procesal también se basa en un valor fun·
sobre la política. Es capaz de influir en la forma de organización política porque ya existen <lamenta!, esto es, en la democracia representativa. Para el argumento relativo al proceso,
las correspondientes estructuras abiertas en principio (parlamentos o cortes, por ejemplo) véase John Hart Ely, Democracy and Distrust, Cambridge, Harvard University Press, 1980,
a la influencia (sociedad política). Las mismas clases de "receptores" deberían de existir en 54 Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit., p. 205.
la economía (sociedad económica). Véase también Greenawalt, Conflicts oflaw and Morality, ss !bid. La legitimidad del gobierno de la mayoría requiere que los derechos básicos de
op. cit., pp. 230-233. las minorías no sean violados y que se les dé una atención y un respeto iguales.
38 Para una crítica a Rawls a este respecto, véase Pateman, The Problem of Political 56 A diferencia de la mayoría de los teóricos liberales de la desobediencia civil, que
Obligation, op. cit., pp. 118-129. tratan de hacer esas distincion~bte la base del contenido del acto (violento o no violen·
39 Rawls, A Theory of Justice, op. cit., p. 390. to, el uso o no uso de la fuerza), la intención del acto o la integridad de los actores (probidad
40 !bid., p. 385. moral o irresponsabilidad), Dworkin reconoce que ese enfoque es poco convincente. Todo1
41 El sentido de justicia de una comunidad tendrá más probabilidad de ser revelado por los actos de desobediencia civil son complejos, es difícil definfr la fuerza, y la violencia en
el hecho de que la mayoría (política) no puede decidirse a tomar los pasos necesarios para esos actos es frecuentemente una respuesta a la represión gubernamental.
suprimir a la minoría y castigar los actos de desobediencia civil como la ley lo permite [ ... ] 57 Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit., p. 82.
A pesar de su poder superior, la mayoría puede abandonar su posición y aceptar las pro- 58 Dworkin, A Matter of Principie, op. cit., p. 107. Un tercer tipo de desobediencia civil
puestas de los que disienten (A Theory of Justice, op. cit., p. 387). -básicamente la que Rawls define como objeción consciente- es llamada por Dworkln
42 Otros han argumentado que la concepción de Rawls es excesivamente restrictiva por- "desobediencia civil basada en la integridad".
que omite del rango de razones legítimas para la desobediencia civil a los principios mora- 59 !bid., p. 111.
les que no son aceptados generalmente en una sociedad. Rawls sí trata de este problema 60 El propio Dworkin ha presentado esos argumentos respecto a los temas de polftica
bajo el título de negativa consciente, pero no trata el tema de los esfuerzos que realizan exterior. Intentó defender al movimiento contra la guerra en Vietnam sobre la base de argu•
ciudadanos preocupados para presentar su posición moral como una candidata a ser in- mentos basados en los derechos, pero en última instancia su modo de argumentar no es
cluida en la cultura política de la sociedad por medio de actos de desobediencia civil. Debi· convincente. Aunque había a~ectos del movimiento que hadan surgir problemas de derecho1
do a que las normas políticas son valores morales institucionalizados y a que, en el trans· individuales (las exenciones a los estudlanto1) 1 ol movimiento también estaba desafiando
curso del tiempo, el repertorio de normas políticas cambia, se institucionalizan nuevos una decisión polftica tomada por un 1obl1rno, y lo habrla hecho incluso si se hubieran
valores y se reinterpreta a las normas antiguas; esta omisió:i es importante. Creemos que tenido en cuenta los tecnicismo• c:on1tltuc:lonal11. Nu11tra opinión es que cierto• acto1 de
puede deberse a la concepción relativamente estática de la justicia en la teoría de Rawl1. desobediencia civil desafían una poUtlea auanclo no ••t•n lmpllcado1 directamente 101 d1r1·
678 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 679

chos individuales de nadie, pero se trata en cambio de asuntos de la toma de decisiones puede ver como actos de desobediencia civil. La fuerza y la .violencia son notoriamente
democráticas y de la moralidad política; y si bien éstos no pueden justificarse mediante un difíciles de definir y su significado se puede extender para que incluya todas las formas de
argumento basado en los derechos, sí es posible a pesar de todo justificarlos éticamente coerción, o se puede limitar para que signifique sólo la violencia física. Aceptamos la for-
mediante argumentos basados en principios democráticos. Véase más adelante, la nota 63. mulación de Günter Frankenberg en "Ziviler Ungehorsam und rechtsstaatliche Demokratie",
61 Las cortes deben ser inmunes a las presiones ejercidas por medio del dinero o el Juristenzeitung, 39, marzo de 1984, pp. 266 y ss: "Sólo son civiles aquellas infracciones que
poder, pero los jueces deben estar abiertos a la influencia indirecta, mediada a través de no contravienen la "proporcionalidad de los medios" y, en especial, las que salvaguardan la
argumentos, por la cultura política contemporánea. Como tales, son parte de la sociedad integridad física y psíquica de los oponentes de la protesta y de los observadores inocentes".
política. Finalmente, por apelaciones a la capacidad de razón y al sentido de justicia de la pobla-
62 Apoyados por los importantes derechos civiles de la libertad de expresión, asamblea, ción, queremos indicar que la desobediencia civil es un llamado a los miembros tanto de la
asociación y otros similares. sociedad civil, como de la sociedad política, para que reflexionen sobre los principios bási-
63 Obsérvese, por ejemplo, su discusión del movimiento contra la guerra de Vietnam: cos que subyacen en una democracia constitucional y para que cambien las leyes, políticas
trata de traducir las demandas de los opositores en la clase de demanda de derechos que y acuerdos institucionales que violan estos principios.
presentaría un abogado. Esto funciona en el caso de las desigualdades contempladas en la 69 Por ejemplo, obsérvese que aquí "no neutral" significa que la legislación implica nor-
ley de reclutamiento, pero es difícilmente convincente respecto a la objeción moral de que los mas generales que incorporan una concepción del bien, mientras que en otras partes Dworkin
Estados Unidos estaban usando armas y tácticas cuestionables o que los Estados Unidos no la interpreta para referirse sólo a decisiones de las políticas social, económica y externa.
tenían ningún interés en juego en Vietnam que justificara obligar a sus ciudadanos a arries- 10 Dworkin, Taking Rights Seriously, op. cit., p. 255.
gar sus vidas en ese lugar. Lo que estaba en juego era claramente la forma en que se toma- 71 Para una discusión del concepto de identidad en la teoría democrática radical, véase
ban las decisiones de guerra, la creación de un debate público, la insistencia en que se Car! Schmitt, The Crisis of Parliamentary Democracy [1923), Cambridge, MIT Press, 1985.
trataba de temas políticos morales y normativos y no sólo de "razones de Estado", y la insis- Véase también la sección sobre Schmitt en el cap. III.
tencia en que, en una democracia, el pueblo debe poder influir sobre ese proceso de toma 72 Esta posición es característica de los neocomunitaristas contemporáneos de tipo
de decisiones. El meollo de la cuestión no era una negativa consciente, puesto que los que neoaristotélico (Maclntyre) o neorrepublicano (Sandel, Taylor et al.).
participaron en el movimiento no eran sólo aquéllos que tenían el riesgo de ser reclutados. 73 Esto ha sido reconocido también por los no demócratas. Car! Schmitt parte de la
Véase Dworkin, A Matter of Principie, op. cit., pp. 208-209. premisa de que la soberanía popular no puede ser institucionalizada -la voluntad del pue-
64 A pesar de su defensa de la desobediencia civil basada en la política, interpreta el blo en forma del pouvoir constituant siempre permanece por encima o afuera de la ley-. Las
único ejemplo que da como si fuera no persuasivo en una forma oculta. conclusiones a que llega con esta percepción difícilmente son, por supuesto, democráticas.
65 Dworkin, A Matter of Principie, op. cit., p. 112. Como la voluntad del pueblo no puede ser representada ni bajo las condiciones modernas,
66 Véase Habermas, "Civil Disobedience" op. cit. ni formada en una asamblea general, sólo puede ser incorporada en una persona que afir-
67 La frase usada por Dworkin para el movimiento de derechos civiles estadunidense, ma hacerlo así y el cual es confirmado en esta pretensión por medio de las técnicas de la
que intentaba educar a la opinión pública, crear espacios públicos para su expresión y aclamación. De acuerdo con lo anterior, el líder reúne en su persona la legitimidad (los
encontrar formas de dejar sentir su influencia (A Matter of Principie, op. cit., p. 112). Debe- principios que se encuentran detrás de la ley) y la soberanía (la capacidad de tomar decisio-
mos observar que acciones como las de la Operación Rescate en los Estados Unidos no nes en situaciones de emergencia). Por esta razón, sobre la base del modelo de la democra-
calificarían como desobediencia civil justificada sobre estas bases, puesto que implican cia como identidad, que encuentra en Rousseau, en el jacobinismo y en bolchevismo, Schmitt
tácticas de intimidación en vez de persuasión y procuran imponer a la sociedad un punto concluye que la línea entre la democracia y la dictadura es en realidad muy tenue.
de vista particular sobre el mundo, en vez de recurrir a los principios de justicia de la 74 Esto es menos cierto de Arendt que de Habermas. La gran falla en la teoría general de

comunidad. Arendt es su antipatía hacia la sociedad civil moderna y su estructura categórica dicótoma,
68 Todo elemento de esta definición puede ser puesto en duda; éste es el riesgo que se anacrónica (véase el capítulo IV). Su ensayo sobre la desobediencia civil, escrito en respues-
enfrenta al intentar una definición. Para ayudar a evitar los peores abusos de esos ejerci- ta a problemas prácticos en los Estados Unidos, tiende a sobrepasar las rigideces de su
cios, debemos aclarar algunos puntos. Por "público", hacemos referencia al hecho de que el modelo teórico.
acto ilegal debe ser conocido, aunque no necesariamente mientras está siendo cometido (si 7 5 Arendt, Crisis in the Republi?,"'tff.\'cit., pp. 51-102; Habermas, "Civil Disobedience" op. cit.

bien éste es usualmente el caso). Tampoco es absolutamente necesario que los autores del 76 Dworkin llega bastante lejos porque, a diferencia de la mayoría de los defensores
acto se hagan conocer, aunque esto también debería ser ordinariamente del conocimiento liberales y legalistas, no hace hincapié en que un acto de desobediencia civil es legítimo
público. Un ejemplo instructivo es el de la sangre que se arrojó sobre los archivos de reclu- sólo si quien viola la ley está dispuesto a aceptar el castigo por su acto. En cambio, su
tamiento durante las protestas contra la guerra de Vietnam. Estos actos ocurrieron en énfasis es en la descriminalización, en el castigo benévolo, etcétera.
secreto y los actores retuvieron su carácter anónimo, pero estos actos fueron claramente 77 Arendt, op. cit., p. 98.
simbólicos y tenían la intención de hacerse del conocimiento público. 78 !bid., p. 55. Véase también Walzer, Obligations, op. cit., p. 4.
Por "ilegal" queremos decir que hay una violación intencional de la ley que no tiene el 79 Arendt, op. cit., p. 74.
propósito de poner en duda el gobierno de la ley como un todo o al propio sistema consti- 80 Vale la pena notar aquí que una dimensión que falta en las discusiones liberales (y en
tucional. La disposición a aceptar las consecuencias legales de las transgresiones de la la mayoría de las democráticas) sobre la desobediencia civil, es el papel y legitimidad respecto
legalidad demuestran la fidelidad de los actores a una constitución "casi justa, casi demo- a la economía. No es sorprendente que los liberales preocupados por las libertades básicas
crática" pero que no es requerida en absoluto. ignoraran esas consideraciones, pero es extraño que la teoría democrática no hubiera trata-
Por "no violenta", hacemos referencia a que el carácter de la protesta es simbólico y do acerca de ellas directamente. Arendt sólo las menciona de pasada. Rawls explícitamente
comunicativo o, en la frase de Dworkin, persuasivo. Los juegos del poder estratégicos que rechaza la legitimidad de los agos de la desobediencia civil respecto a los asuntos de la Jus-
implican la violencia son difíciles de justificar como desobediencia civil. No obstante, en ticia distributiva. Dworkin y Habermas guardan silencio sobre el tema. Walzer es uno de
situaciones concretas puede ocurrir la violencia. La evaluación de la violencia debe hacerse los pocos demócratas radicales que han discutido la desobediencia civil respecto a las In•·
con referencia a los que la iniciaron, al contexto general y al propósito del acto. La historia titucloncs económicas. Él ar¡umenta que la corporación económica privada debe ser con-
del movimiento laboral proporciona muchos ejemplos de huci¡as violentas a las que se siderada como una comunidad pol!llca dentro de la mayor comunidad del Estado. Hoy en
Y& 1

680 LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL DESOBEDIENCIA CIVIL Y SOCIEDAD CIVIL 681

día las corporaciones recaudan impuestos en provecho del Estado, mantienen los estándares 88 Éste es el modelo descrito al final del libro de Arendt Qn Revolution, Nueva York,
requeridos por el Estado, gastan el dinero del Estado y hacen cumplir las reglas y regla- Penguin Books, 1977.
mentos en última instancia con el apoyo del Estado. Realizan funciones semioficiales y 89 Habermas, "Civil Disobedience", op. cit., pp. 101 y 106.
ejercen poder y autoridad sobre los trabajadores. Pero la autoridad de los funcionarios 90 !bid., p. 102.

corporativos raras veces es legitimada en una forma democrática. El poder corporativo se 91 !bid., p. 103.
ejerce sobre empleados-sujetos en una forma que no es diferente a la de los estados autori- 92 !bid., p. 104.
tarios. Algunos sujetos de la autoridad corporativa han logrado, por supuesto, obtener de- 93 Es decir, los que no son miembros de los parlamentos, sindicatos o partidos (la sociedad
rechos contra ella que están protegidos por el Estado, especificando aspectos como las política), los que no tienen acceso a los medios de comunicación de masas, los que no pue-
horas de trabajo o el derecho a la huelga. De hecho, la huelga durante mucho tiempo fue den amenazar retener sus inversiones durante las campañas electorales -en resumen, aqué-
la forma más común de la desobediencia civil de la clase trabajadora. Frecuentemente, la llos sin mucho dinero o poder-. Véase Habermas, "Civil Disobedience", op. cit., p. 104.
violencia y la fuerza eran parte de la estrategia de plantones o de ocupación de locales por 94 Por ejemplo, las disputas acerca de cuál instancia de la toma de decisiones guberna-
parte del movimiento de los trabajadores y Walzer argumenta que esas acciones -incluso mental debe decidir la ubicación de una planta de energía nuclear. Para una excelente
si parecen revolucionarias porque tienen la finalidad de cambiar la distribución del poder discusión de estos temas, véase Claus Offe, "Legitimation through Majority Rule?",
dentro de la corporación-, caen dentro de los límites de lo civil siempre y cuando la revo- Disorganized Capitalism, Cambridge, MIT Press, 1985, pp. 259-299.
lución no esté dirigida contra el propio Estado (Obligations, op. cit., p. 31). El punto que él 95 !bid.
presenta aquí es que frecuentemente no hay canales legales mediante los cuales dirigir 96 Habermas, "Civil Disobedience", op. cit., p. 111.
estas protestas. Así, estos actos de desobediencia civil "revolucionaria" limitada pueden ser 97 !bid., p. 105. Aquí tenemos a la teoría democrática propia del pouvoir constituant.
considerados como esfuerzos por extender los principios constitucionales democráticos a Habermas llega a conclusiones muy diferentes partiendo de una percepción similar a la de
un campo en que las pretensiones de poder absoluto de parte de los funcionarios, basadas Car! Schmitt. Es cierto que el pouvoir constituant no puede ser institucionalizado plena-
en los derechos de propiedad, son muy poco convincentes. Mientras que los funcionarios mente en un régimen democrático. La idea de que las elecciones (además de un sistema de
corporativos y del Estado tienden a ver a la corporación como un objeto de propiedad en partidos competitivo y el gobierno de la ley) pueden institucionalizar o circunscribir a la
vez de como una comunidad política (como la sociedad económica, en nuestra terminolo- soberanía popular es poco convincente. Schmitt, en su argumento contra el liberalismo,
gía), claramente implica ambas. Lo que está en juego en estos actos de desobediencia civil convierte su percepción en una justificación para el decisionismo y la voluntad soberana,
no es quién será dueño de la corporación, sino lo que implica esa propiedad y qué poderes arbitraria, del Ejecutivo. Pero hay otra forma de llegar a las implicaciones de esta percep-
gubernamentales puede pretender legítimamente la administración. Walzer indica que un ción sobre la naturaleza de lo político. En un Estado constitucional-democrático, uno puede
rasgo característico de los regímenes feudales es que ser dueño de una propiedad implica tomarla en el sentido de que, como han argumentado Offe y Habermas, el constituciona·
poderes gubernamentales, pero ningún Estado moderno y ciertamente ningún Estado cons- lismo, con sus principios de derechos y legitimidad democrática, se basa en una institu·
titucional democrático puede tolerar esa situación. Así, argumenta que los intereses de un cionalización parcial del pouvoir constituant, y de hecho proporciona institucionalmente la
Estado democrático serían mejor servidos por la democratización corporativa. Por lo tan- reversión de la soberanía al pueblo en las ideas de las convenciones constitucionales y de
to, hay un tipo de desobediencia civil que desafía no a las leyes y políticas del Estado, sino las enmiendas constitucionales. La teoría de la desobediencia civil va un paso más allá. No
sólo a las autoridades corporativas que el Estado protege. Estamos de acuerdo con este es posible institucionalizar la desobediencia civil. Pero aunque no se la puede hacer legal,
argumento con una condición: la eficiencia económica no debe ser sacrificada in toto a la puede ingresar en una cultura política. Los movimientos sociales que operan fuera del
presión democrática. · sistema existente de partidos políticos pueden reconocer la necesidad de una revisión con·
81 Arendt, Crisis in the Republic, op. cit., p. 96. tinua de las democracias constitucionales sin por ello convertirse en revoluciones perma-
82 Véase el cap. IV. Estamos pensando en la rígida oposición entre las esferas pública y nentes o desafiar al orden legal como un todo. La percepción de que la soberanía nunca
privada, por una parte, y la concepción de la sociedad moderna como una sociedad de masas, puede ser totalmente institucionalizada no necesita, por lo tanto, caer en los argumentos
por la otra. Este modelo teórico excluye, por definición, la concepción de sociedad civil que de Schmitt para fortalecer al poder ejecutivo, sino que en cambio puede reafirmar los
hemos estado formulando. En el mejor de los casos, permite una concepción de la sociedad principios de la legitimidad democrática.
política entre la esfera privada, concebida individualmente, y el Estado como gobierno. Pero , 98 Habermas argumenta quél"m''es lo que distingue a los nuevos movimientos sociales
la forma en que Arendt entiende a la desobediencia civil implica un modelo de sociedad de la nueva izquierda con sus falsos ideales revolucionarios.
política abierto a la influencia de ciudadanos privados que actúan colectivamente y presupo- 99 Habermas, a diferencia de Dworkin, argumentó que esto era cierto de las protestas
ne un modelo complejo de sociedad civil en que el poder está dispersado y delegado sólo en alemanas contra el traslado y ubicación de cohetes de finales <le la década de 1980, a las
parte y condicionalmente a la sociedad política o al Estado. En resumen, la discusión de la que interpreta como una serie de acciones colectivas simbólicas dirigidas a convencer a la
desobediencia civil la obliga a reintroducir al nivel del contenido, aunque no de la teoría, opinión pública y a influir en la mayoría legislativa, y no como un juego de poder elitista.
algunos de los componentes centrales del concepto de la sociedad civil; las asociaciones y 100 En otras palabras, si el principio del gobierno de la mayoría va a ser viable respecto
los movimientos sociales, que son diferentes de los movimientos de masas protototalitarios. a los componentes normativos de la legislación, donde la simple cuenta de preferencias es
83 Véase el cap. IV. inadecuada y no se trata de una cuestión de derechos individuales, debe retornársele a un
84 Obsérvese el cambio en la posición de Arendt en The Human Condition, Chicago, conjunto de principios morales que subyace en la teoría democrática. Tratamos este tema
University of Chicago Press, 1958, p. 23, donde critica a la societas como la pérdida de lo bajo el título de legitimidad democrática en el cap. VIII.
político. 101 Al igual que la idea de los derechos morales, el principio de legitimidad democrática
85 Arendt, Crisis in the Republic, op. cit., pp. 89 y 95. opera como un conjunto de normas no basadas en los hechos que el Estado puede
86 !bid., p. 97. institucionalizar en parte, pe;:9 nunca completamente. El Estado monopoliza el uso legiti-
87 Hay razones teóricas de la incapacidad de Arendt para expresar esto, principalmente mo de la violencia, pero no puede monopolizar la política sin volverse antidemocrátfco, sin
su supuesto de la decadencia de la esfera pública con el surgimiento de la modernidad y la violar la idea de la soberanía popular y la legitimidad democrática vinculada con ella.
emergencia y expansión de ese confuso campo que mezcla lo público y lo privado, esto es,
la sociedad (la sociedad civil).
ÍNDICE ANALÍTICO

Abendroth, Wolfgang: 288 antiestatismo: 30-34, 53; véase también libe·


abertura: 15 ralismo; neoconservadurismo; estatismo
aborto: 613-615, 617, 633-634nl26 anuncios comerciales, propaganda: 283-284
absolutista, véase Estado absolutista apatía política: 37, 196, 369, 512; y los teórl·
acción; Arendt y dos modelos de la: 237nl O; cos de la élite: 646n 11; véase también del•
estratégica: 575-576, 583; pública: 216- politización
217, 348, 351; teleológica: 582; véase tam- Apel, Karl-Otto: 398, 418
bién acción, repertorio de, acción colec- Aquino, Tomás de: 115
tiva; acción comunicativa Arendt, Hannah: 203, 345, 408, 458, 476: CO•
acción colectiva: 577-580; competitiva: 564- mo una teórica de la democracia dlrec·
565; en el esquema de Foucault: 342nl09; tá: 437, 458; crítica normativa de la 10·
proactivas (ofensivas): 564-565, 568, 582, ciedad civil por: 215-236; On Rcvolutlon:
590, 593, 594; reactivas (defensivas): 564- 217, 220, 567; y desobediencia civil: 672,
565, 568, 582, 590, 593-594, 645; véase 663-668; y el argumento de la fusión cm
identidad colectiva; movimientos socia- Strukturwandel de Habermas: 261, 262,
les; y desobediencia civil: 647; véase tam- 274, 279, 281, 282, 284-286, 480: y Pou·
bién desobediencia civil cault: 298, 396; y la esfera pllbllca: 216,
acción comunicativa: 415, 483, 489-490, 492, 226,232,237nl6,239n47,244
582, 584, 600, 602; tres modelos de: 546 Argentina: 72
n40; véase también comunicación; ética del argumentación; y la ética del discurso: 413·
discurso; y el mundo de la vida: 470n56 415, 421, 430; y la influencia: 536·.537: y
acción, repertorio de: 567 las estructuras posconvenclonalea de la:
administración, el gobierno como: 270, 516; 490-491; véase también comunicación
la concepción de Arendt de la adminis- Aristóteles y el aristotelismo: 44, 114, 120,
tración: 220, 228; la concepción de Fou- 350, 433,457, 504
cault de la: 315, 322; la concepción de asociaciones voluntarias: 9, 22, 41, 42, .53,
Habermas de la: 259-260; la concepción 62, 71, 83, 490, 504, 563; desde el punto
de Luhmann de la administración: 357, de vista de Foucault: 315, 320, 329; el con·
358, 365; y democracia: 210nl08; véase cepto de Parsons sobre las: 163·164, 16.5,
también burocracia y burocratización 168-169, 172-173; en los primeros tlem•
Adorno, Theodor W.: 280, 281, ~506, 509 pos de la historia conceptual moderna:
' Alemania, la Ilustración en: 119-120; véase 115-116; en opinión de Hegel: 149n105:
también Alemania oriental; Verdes; Ale- en opinión de Luhmann: 347, 353, 3.56,
mania occidental 375, 383; su ausencia en el anállal1 do Ha·
Alemania occidental: 96, 512, 538; véase tam- bermas: 269: 513-514, 515; y el ar¡umon•
bién Verdes to de la fusión en el Strukturwand1l do
Alemania oriental: 36, 540-541 Habermas: 280-281, 288-289, 290; y la
alma: 309, 31 O, 327; véase también ciudada- defensa del mundo de la vida: 524·.52.5: y
nía; homme, individualismo e individua- la desobediencia civil: 665-666; y la dtlc:a
lidad; persona legal del discurso: 457, 458-459, 462-463: y la
Althusser, Louis: 189-191 idea de Gramscl de la sociedad civil 10·
América Latina: 22, 34, 36, 89, 97, 101, 540; cialista: 177, 178-180, 181·185;vi'au/am·
y las dictaduras: 70, 80, 91, 101; véase tam- bién estados, movimientos 11oclale1
biin Argentina; Brasil; Chile; Uruguay Austln John: 159, 402
nnarquismo: 61 / autollmltaclón: 35, 79, 85¡ de la domocra·
Anderson, Perry: 191-194, 202 cla: 62, 449, 506, 533; de la deaobodlon·
nnonlmato, anónimo: 223 cla civil: 671 ·672; de la 1oclod1d civil: .56,
Antlsltt//chk1/t: 122, 124·125 80, 8.5¡ de 101 movimiento• 1oclal11: 34·

683
684 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 685
35, 69, 521; véase también movimientos tituciones y constitucionalismo; y la es- 667, 670; y la esfera pública: 260, 262, 264, conflicto; político, en el esquema de Luh-
sociales; de los subsistemas: 532, 533; del fera pública: 261, 270, 293n 33; véase tam- 268, 270; y los derechos de las mujeres: mann: 366-367; y la ética del discurso:
Estado: 264, 290, 373-374, 442; véase tam- bién esfera pública; y la idea de Gramsci 604, 610, 614; y los derechos: 231 419, 422, 423, 459-460; y la ley en el es-
bién Estado; del sistema político: 370, 375; de una sociedad civil socialista: 178, 182, civil, privatismo: 646n12, 636 quema de Luhmann: 376, 381
Ilustración: 249; individual: 405, 449; y 185; y los sucesores de Gramsci: 190, 193, clase media, "nueva": 31 Congreso de los Diputados del Pueblo: 88
la oposición democrática polaca: 56, 58; 194; véase también capitalismo; liberalis- clase trabajadora y movimiento de los tra- consejos, gobiernos por: 228-229, 235, 455,
y los derechos: 528; véase también dere- mo! marxismo y neomarxismo bajadores: 91, 322, 410, 619, 662; Ander- 463
chos; véase también diferenciación auto- burocracia y burocratización: 34, 79, 163, son, concepto de: 192, 193; Arendt, en el consenso: 123, 175-176, 378; empírico y ra-
rreflexión: 544, 576, 578, 580, 582, 586; 196, 252, 273, 312, 347; desde el punto esquema de: 234-235; Gramsci, idea de cional (Habermas): 409-422, 448, 453-
véase también autolimitación de vista de Habermas: 280, 282, 283; des- la sociedad socialista: 178-179; Haber- 454; en el esquema de Parsons: 155, 160,
autonomía: 28, 252; amenazas a la: 231-232, de el punto de vista de Hegel: 127, 130; mas, concepto de: 500; Hegel, en el es- 163-164; y el mundo de la vida: 481, 487;
282; rechazo de la, por Foucault: 310, 315, en opinión de Arendt: 222-223, 224, 667; quema de: 126-127; Parsons, concepto de: y la ética del discurso: 396, 399, 405-406,
335; y la ética del discurso: 428, 431, 447, y el argumento de la fusión: 273-274, 286, 158, 166; y el Estado benefactor: 516, 528 428, 438, 459; véase también consentl•
450, 450; y liberalismo: 28, 252, 266; y la 288; véase también administración, el cobertura: 605 miento; constituciones y constituciona•
tesis de los derechos: 41, 648n29; véase gobierno como; Estado benefactor "códigos binarios" de poder: 602 lismo; démocracia; legitimidad democrá·
también individualismo e individualidad; colapso, la tesis del: 563, 576, 591 tica, principio de; hegemonía y contra·
liberalismo; libertad negativa; esfera pri- campo de la libertad: 525, 526, 527 colectividad: 159; véase también identidad hegemonía; legitimidad y legitimación;
vada; derechos campo de la necesidad: 525, 526, 527 colectiva gobierno de la mayoría
autoridad moral: 602 capitalismo: 22, 196, 455, 456, 478, 492; Al- colonización: 477, 500, 502, 508, 515, 530; consentimiento: 193, 224, 227, 283, 333; vía·
autoritarismo: 8, 60, 67, 75, 84, 391, 457, 540; thusser, opinión sobre el: 190-191; demo- por el dinero y el poder: 587-588; y el se también consenso
en Europa oriental y América Latina: 94, crático: 486-487; Habermas, opinión so- desafío feminista: 595, 605-606; y los constitución externa (Habermas): 532
98-99; y la ética del discurso: 409-422; y bre el: 280, 282, 283, 451, 493, 498-499, movimientos sociales: 637; y el Estado constituciones y constitucionalismo: 662·
el argumento de la fusión en el Struktur- 503, 511, 513; irrestricto: 43, 53-54, 97, benefactor: 517, 518, 520; véase también 669; en el esquema de Arendt: 217, 218,
wandel de Habermas: 282, 288-289; y la 162; y el Estado benefactor: 32-33, 172, reificación 228-233; en el esquema de Habermu:
fusión de la sociedad civil y el Estado: 270, 174, 517-518; y la idea de Gramsci de la Comité para la Defensa de los Trabajadores 265, 286-287, 403-442, 443,460; en el es·
274, 277, 278, 279; y la idea de Gramsci sociedad socialista: 174-175, 178, 179, (KOR): 57 quema de Hegel: 119, 128, 139; en el es·
de la sociedad civil socialista: 186, 187, 191; 180, 185; y la ideología de la Segunda Iz- competencia: 25; económica: 33; por poder quema de Luhmann: 374, 379, 382; en el
véase dominación; élites; neoconserva- quierda en Francia: 60, 63, 65; y la opi- político: 25-26, 68; véase elecciones esquema de Parsons: 160, 161; Foucault,
durismo; estatismo; totalitarismo nión de Parsons: 155, 156, 162, 166, 167, compromiso: 412-413 su concepto de: 305, 319; y la desobe-
Avineri, Shlomo: 127, 143 172, 173;ylasociedadcivil: 190-191, 192- comunicación: 251, 252, 256, 281, 290, 332, diencia civil: 639-672, 681 n97; véase tam-
193, 455-456; véase también burguesía y 336; derechos de: 446-456, 459-460, 507; bién democracia; parlamentarismo; de·
Bayle, Pierre: 250 el burgués; lucha de clases; sociedad eco- véase también derechos; y creación de rechos
Benjamin, Walter: 215 nómica; democracia liberal; liberalismo; consenso según Luhmann: 378; y la ética consumismo: 283, 502-503
biopoder: 309, 317, 322-323 neoconservadurismo; clase trabajadora y del discurso: 396, 416, 419, 454, 456, 459; Contrato Social (Polonia): 85-86, 93
Bloch, Marc: 505 movimiento de los trabajadores y la ley desde el punto de vista de Luh- contrato social, teoría del: 116-117, 227, 394,
Bobbio, Norberto: 93, 176, 180, 185, 189, 194, Cardoso, Fernando H.: 13, 76, 79, 80 mann: 347, 348-349, 350, 385; véase tam- 666-667
195,204 cargo público: 317-318 bién ley; y el mundo de la vida: 481, 483; contratos de maternidad sustituta: 598
Bodin, Jean: 116 castigo: 315-317, 319, 328; véase también tec- y el sistema político de Lu~n: 353, contratos y contractualismo: 303, 304, 306,
bonapartismo: 175, 183 nologías disciplinarias; prisión 356, 362; véase también argumentación; 318; y justicia: 644; véase tambiin teorfa
Brasil: 72, 74, 75, 77 Castoriadis, Cornelius: 60 acción comunicativa; discurso; medios de del contrato social
Bruni, Leonardo: 115 católica, Iglesia, y sociedad civil: 175 comunicación de masas; opinión públi- corporación, teoría de la, Hegel: 127, 141,
Brunner, Otto: 115 cesarismo: 174, 183 ca; expresión o habla pública 144, 222; y la idea de Gramsci de una 10•
buena vida, la, y la ética del discurso: 422- circunstancias de la justicia (Rawls): 435 comunicaciones de masas: 165; véase tam- ciedad civil socialista: 174, 177; y la lnte·
436 citoyen, véase ciudadanía bién medios de masas gración social por medio de la sociedad
Bürgerlich (burgués): 125 ciudad-Estado, véase también polis; medie- comunicativa, interacción: 41, 42 civil: 135-138, 140-142; véase tambltn HO·
Bürgerliche Gesellschaft (sociedad civil): 8, val: 27 comunismo; consejos: 61; véase también con- elaciones voluntarias; asamblea de 101
122, 125, 174, 186-187, 216, 254 ciudadana, sociedad: 119, 251 sejos, gobiernos por; del tipo soviético: estados; estados
Bürgerlicher Stand: 119 ciudadanía: 113, 114, 126, 355, 466, 486, 502, 54 corporativismo: 286, 486-487; neocorpora·
burguesía y lo burgués: 251; desde el punto 504; complejo de: 160-162; Luhmann, su comunitarismo: 63, 168, 171, 447; tensión tivismo: 647nl4
de vista de Hegel: 125-126; desde el pun- concepto de la: 518; subtexto masculino del. .. con el liberalismo orientado a los corrupción, política: 222, 223-224
to de vista de Luhmann: 350; desde el de la: 628n71, 630; véase también domi- derechos: 27, 28, 29, 34-42 costo-beneficio, c6lculo1: 561
punto de vista de Marx: 396; en opinión nación: hombre: 630n97; mujer: subyu- conciencia: 121, 188, 249, 3Jb, 405, 448; y crimen: 316, 317·320, 322: vía11 tamblín llo-
de Foucault: 300, 301, 302, 303, 321, 324; gación de; véase también homme; indivi- dllsobcdlencla civil: 640, 676n35; via.~e ¡alldad; ley y 1l1tom1 lo¡al
en opinión de Habermas: 252, 255, 256- dualismo e individualidad; derechos; vs. tambii11 desobediencia civil; vías• ta111- crlal1, admlnl1traclón do la: 242nl5, 520
257, 284, 496, 500; Estado burgués-cons- el yo privado: 660-661; y desobediencia bié11 principio• moralea c:rl1l1 do la admlnl1tracldn d1 la crl1l1: 296
titucional: 496-497; véase también cons- civil: 640-641, 649, 651-653, 656, 660-661, confo1lonale1, tdcnlcu 309, 311, 327 nlOI, 517
686 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 687

crítica de la razón funcionalista (Habermas): 199-202;enAméricaLatina: 70-71, 74, 7S, fusión del Estado y la sociedad: 276, 277, dignidad: 28, 1YO, 423; véase también auto·
480 101; en Europa: 56, 60, 63, 67, 96, 101- 284-28S, 291, 46S-486; y la participación: nomía; derechos
crítica inmanente: 123, 171, 173, 33S, 336, 102; Foucault, su concepto de la: 319, 321; 161, 269, S04, 662; y las sociedades de ti- dinero y monetarización: 126, 137, 248, 487,
S09-S10; de la redefinición de Luhmann Habermas, su concepto de la: 1S9, 437, po soviético: 3S9-360; y las expectativas 493
de la democracia: 386-387nS9 438, 439, 4S2, 460-46S; Luhmann, su con- de expectativas: 378; y los derechos fun- dinero y poder: 263; defensa del mundo de la
Croce, Benedetto: l 7S cepto de la: 360-361; Parsons, su concep- damentales: 373, 49S; y los movimientos: vida contra: S23-S2S; diferencia entre: 351,
cultura: 482, 487-488, 490, SlO; véase tam- to de la: 170-173; Schmitt, su concepto de 1S8; véase también diferenciación; fusión 480, S43nl 7; dimensiones negativas del:
bién sociedad de masas y cultura la: 246, 271, 272, 273, 274-27S, 277; y del Estado y la sociedad SOl, S02; en el Estado benefactor: 518, 521;
cultural, modernidad; véase modernidad y desobediencia civil: 639, 671-673; y la de- desobediencia civil: 202, 492, 636-640; "ba- en el mundo de la vida: 480, 483, 484, 485,
modernización: cultural cadencia de la esfera pública (Habermas): sada en la justicia": 429, 6S4; "basada en 493, SOS-S08; en la crítica feminista: 594,
culturales, valores: 42 282-283, 28S-286; véase también democra- la política": 6S4; autolimitación de la: 671- S9S, S96, 604, 60S; la bidimensionalidad
cia 672; estrategias no persuasivas de la: 6S4, del: S10-S13; Luhmann, concepto de: 382,
Checoslovaquia: 36, SS, 81, 122 derechos: 27, 33, 41, S6; Arendt, concepto de 6S6-6S7; estrategias persuasivas de la: 484, 48S, 493; Parsons, concepto del: 164,
Chile: 22, 76, 78 los: 227, 231-234; civilesvs. políticos: 497- 6S4; pública, ilegal y no violenta: 678- 16S, 166, 170; reacciones contra el: 590·
498; como mediación: 528-S30; de la es- 679n68; tres condiciones de la: 676; véa- S91; véase también capitalismo; medios;
Declaración de los derechos del hombre y del fera privada: S07, 612, 61S; véase también se también ley y sistema legal: y desobe- poder; vs. influencia: S36-S37, S67, 569,
ciudadano: 119, 120, 161, 232, S07 esfera privada; Foucault, concepto de los: diencia civil; legitimidad y legitimación S88; y la ley de hierro de la oligarquía: 621;
deconstrucción: 22 · 301, 308; Hegel, concepto de los: 121, 122, de la desobediencia civil; derechos y deso- y los sistemas de dirección: S30-S3 l
democracia: 93, 486; alcance de la, social: 130; Kant, concepto de los: 119; libera- bediencia civil; y la economía: 676, 679- discurso: S37; institucionalización del: 439·
646nl O; centralización de la: 4S7, 464; les: 27-30, 40-41; véase también liberalis- 680n80; y la ética del discurso: 40S, 442; 440; motivación para el: 434-436; y la acu·
concepto de democracia de Habermas: mo; Luhmann, concepto de los: 3S6, 369- y la teoría demócrata-liberal contempo- sación de autoritarismo en la ética del dls·
437-4S6; concepto de la democracia de 383; Parsons, concepto de los: 160-162; ránea: 640-660; y la teoría democrática: curso: 409, 414, 417-419; y universalidad
Bobbio: 19S-204, 464-46S; concepto de la posición anarquista sobre los: 494; su- 640, 660-673 de la ética del discurso: 430; véase tam·
democracia de Luhmann: 3S8-360, 386- puestos de los: 47n27; tres complejos de: despolitización: 49, 96, 97, 203, 306, S02; bién comunicación; acción comunicativa;
387nS9; de élite vs. participativa: 23, 2S, 494; véase también autonomía; constitu- Arendt, su concepto de la: 219, 220-221, expresión o habla pública
27; en el concepto de Schmitt: 270, 279; ciones y constitucionalismo; libertad 223, 228, 23S; Schmitt, su concepto de la: discurso, ética del: 40, 672; como una teoría
en América Latina: 78-88; fase constitui- [freedom]; individualismo e individuali- 273, 27S, 276, 277; véase también apatía; co- moral general: 467-468n27; como una
da de la: S38-S41; fase constitutiva de la: dad; ley y sistema legal; libertad negati- lonización; sociedad de masas y cultura teoría de la legitimidad democr6tlca:
S38-S39; federalista: 4S7, 464, 663; indus- va; principios morales; propiedad; vs. lo desregulación y el Estado benefactor: 33 467n21; dificultad con la teoría de la: 396·
trial: 464, 663; pluralidad y: 4S8, 462, 463, que es correcto: 676n37; y "demandas Devlin, Lord: 6S8 397; déficit institucional de la: 456, 589,
46S; véase también pluralismo; represen- socioeconómicas": 676n37; y acción co- Dewes, Peter: 327 S90; dominio objeto de la: 397-407; Inter-
tativa: 197, 199-201, 440-441, 4S7, 464, lectiva: S65; y desobediencia civil: 638- dicotomía Estado-sociedad; Arendt, concep- pretaciones opuestas de la: 470n60; y de·
661, 663, 671, 672; véase también parla- 639, 64S-646, 648-649, 6S2, 6S4-660, 671; to de la: 244-24S; inferioridad como mo- rechos: 473n104; véase también derechos;
mentarismo; socialista: 198, S20; territo- y el argumento de la fusión en el Struk- delo para la sociedad civil: 478-479, 484, y universalidad: 429-433; y la acusación
rial: 464; y la desobediencia civil: 660-673; turwandel de Habermas: 286, 296; y el SlS, S16; Luhmann, concepto de la: 332- de autoritarismo: 409-422; y la buena vi·
véase también gobiernos de consejos; Es- desafío feminista: 606-609; y el dominio 333; Schmitt y Koselleck, concepto de la: da: 436; y modernidad: 472n8S; véase tam-
tado democrático constitucional; legiti- objeto de la ética del discurso: 399-409; y 248; véase también modelo tripartito; y bién modernidad y modernización; y mo•
midad democrática, principio de; demo- el Estado absolutista: 496; y el éxito de dualidad sistema/mundo de luida: 481 tivación: 239-242; y la sociedad civil: 456·
cratización; democracia directa; modelo los movimientos sociales: 621-622; véase dictaduras, véase autoritarismo; t0talharismo 46S; y la democratización: 460-465; y el
de élite de la democracia; fundamentalis- también movimientos sociales; y el mun- diferenciación: 38, 84, 90, 100, 117-118, 162, formalismo excesivo: 429
mo; democracia liberal; democracia ra- do de la vida: 477, 487, 493-49S; véase 17S, 188, 190, 203, 204, 487, SS7; Arendt, domesticidad, culto de la: 604
dical; republicanismo; revolución: demo- también mundo de la vida; y el neocon- su concepto de la: 217, 227, 229, 233; dominación; en -Ja esfera pública: 262, 266;
crática; Estado benefactor: democrático servadurismo: 32-33; y Estado benefac- Luhmann, su concepto de la: 246, 2S4-2S8, Foucault, concepto de la: 298-31 O, 319, 370;
democracia directa; Arendt, su concepto de tor democrático: 498-499; y Estado cons- 370-381, 477, 479; Marx, su concepto de la: masculina: S9S, 600-603, 605, 611; y la ac•
la: 240n49; Bobbio, su concepto de la: titucional burgués: 496-497; y Estado 21 OnlOl; Parsons, su concepto de la: 1S6, ción colectiva postindustrial: 577-581, 582,
197-198, 201; y desobediencia civil: 660, constitucional democrático: 497-498; y la 160, 163, 167-169, 172;véasetambiéndes- S87-S88; véase autoritarismo; colonización;
663, 667; y la ética del discurso: 437, 438, ética del discurso: 4S9-460, 465, 473n104; diferenciación; mediación; autolimita- tecnologías disciplinarias; totalitarismo
464 véase también ética del discurso; y la ción; integración social; solidaridad; y el dualización: 115-116
democracia radical; y desobediencia civil: institucionalización de la ética del dis- análisis de Foucault: 260, 326; y el argu- Durkheim, Emile: 128, 389, 513;ylarepreaenta•
660-662; y el modelo dual de la sociedad curso: 442-4S6; y las esferas públicas li- mento de la fusión en el Strukturwandel ción funcional: 198, 200, 461; y la 1olldarl·
civil: S04, SOS, S06, S2S; y fusión del Es- teraria y política: 2S2, 2S6, 266, 268; y de Habermas: 209-211; y el mundo de la dad: 424; y Parsons: 156, 164, 351, 376, 587
tado y de la sociedad civil: 271, 283; véa- legitimidad democrática: 417-419; y re- vida: 425; y la esfera públjca: 259, 261, Dworkin, Ronald: 491; y la de1obedlencla el·
se también democracia; democracia di- volución democrática: 507-508; y socia- 264, 267, 270; y la 6tlca deídl1cur10: 456· vil: 640-643, 648-660, 665, 669·670
recta; fundamentalismo lismo autoritario: 499 465; y la utopía de la sociedad civil: 504,
democratización: 23, 36, 38, 44, 54; concep- dcsdiferenciaciór.: 27; y la decadencia de las 508; y 1octcdad civil y el mundo d1 la vida:
478-487, 488-489
economfa, v'ª"1ocledad económica
to de Bobbio de la: 190, 194, 195, 197, esferas pública y privada: 220, 268; y la economl1t11 ofertl1ta1: 33
688 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 689

efecto de alivio: 603 estabilidad: económica: 30; gobierno: 24, 25, oriental; Hungría; Polonia; y la política concepto de•la: 353-357; Schmitt, concep·
ejecutiva, rama: 275-277 91 de la sociedad civil: 22, 538-541 to de la: 270-279; y totalitarismo: 486; véa·
ejes sociales de Touraine; diacrónicos: 576, Estado; Arendt, concepto del: 219, 230-231; expectativas, normativas y cognitivas: 349, se también colonización; desdiferencla·
579, 581, 582; sincrónicos: 576, 579, 581, Foucault, concepto del: 322-325; interven- 350, 376,378, 381,382,490 ción; estatismo; totalitarismo
583 ción del: 277-280, 282; véase también esta-
elecciones: 24, 75, 369, 374, 512; y acción tismo; Estado benefactor; moderno, ascen- familia: 116, 124, 174, 200-201, 395, 462, 508, Garton-Ash, Timothy: 538
colectiva: 565; véase también consenso; s6 del: 116-117; véase también Estado 605; como una institución central de la Gegensittlichkeit: 129, 135;véasetambiénAn·
influencia; voto absolutista; fusión del Estado y de la socie- sociedad civil: 629n81; decadencia de la es- tisittlichkeit
élites: 53, 196, 202; como actores sociales: dad; dicotomía Estado-sociedad; estatismo fera íntima de la: 281-282; desde el pun- genealogía, de la sociedad civil moderna:
565, 569, 570, 575, 580, 671; en Europa Estado absolutista: 121, 153, 155, 220, 228, to de vista del sistema al del mundo de la 319-326; y modernización: 313-316; como
oriental: 87-90; en el esquema de Hegel: 245, 280; en los inicios de la historia con- vida: 511, 512; en el esquema de Arendt: una nueva forma de hacer historia: 339
138-140; en América Latina: 76-77, 89-90; ceptual moderna: 115-116; Foucault, y su 217-219, 226; en el esquema de Hegel· n59; ambigüedades filosóficas y norma·
en el esquema de Parsons: 158-168; véa- concepto del: 302, 314-315; Habermas, 127, 146-148n48, 175; en la IlustraciónD. tivas de la: 310-313
se también autoritarismo; modelo de élite concepto del: 256-257; Koselleck, concep- 145n23; véase también niños; parentesco; género, insensibilidad frente al: 595, 596; CO•
de la democracia to del: 248-250 · ,•mujeres; y la crítica feminista: 594-60 , mo un medio: 595, 602-606
enfoque del actor-racional: 561 Estado benefactor: 30, 33, 42, 280, 286, 287, y la esfera pública: 253-254, 256, 263-264 gobierno de la mayoría: 30-67, 278; y desobe·
enfoque organizativo-empresarial: 561 298, 382; "para personas fracasadas": 631 fascismo italiano: 278 diencia civil: 643, 653-655, 656; véase tam·
Engels, Federico: 174 n103; ambigüedad del, respecto a la liber- feminismo, y teoría social dual: 594-609; véase bién consenso; democracia
Enmienda de los derechos iguales y derechos tad: 441; anticipación por Hegel del: 134, también movimiento feminista; mujeres Gorz, André: 43, 65, 525-528; Farewell to th1
iguales: 611, 618, 633-634n126; política 143; Arendt, concepto del: 222-223, 226; Ferguson, Adam: 119, 121 Working Class: 96
de: 634, 635n141 continuación reflexiva del: 44, 520; crítica Fichte, Johann Gottlieb: 120 Gramsci, Antonio: 143, 144, 287; Cuaderno.r
escritores de la oposición democrática pola- del: 516-520; defensa del, vs. el antiesta- "forma de vida": 436 de la cárcel: 194-195; dos concepto• del
ca; véase también Polonia tismo neoconservador: 30-34; democráti- formalismo excesivo y la ética del discurso, Estado de: 207-208n78; estructura con•
esfera privada: 37, 190, 328, 391, 397, 457; co: 496, 498-499; Foucault, concepto del: véase también procedimientos y procesa- ceptual de tres partes: 98, 174, 210nl07;
Arendt, concepto de la: 215-220, 222, 225- 324; Habermas, concepto del: 287-288; Par- lismo sucesores de: 189-204; y cinco fa1e1 d1
227, 231, 232, 234-245, 284-285, 238nl9; sons, concepto de: 156, 167, 171, 172, 173, Foucault, Michel: 203, 476, 503, 565-566, relación entre el Estado y la sociedad el·
fusión con la esfera pública: 284-285; 495; promesa de: 477-478; tipo occidental, 587; como anarquista: 494, 514; Discipli- vil: 178-179; y la idea de la sociedad civil
Hegel, concepto de: 125, 140-141; y mun- como una opción en Oriente: 540-541; véa- ne and Punish: 494, 514; Power/Knowled- socialista: 17 4, 189; y la revolución pro•
do de la vida: 484-486; véase también se también Estado: intervencionismo; es- ge: 307; The History of sexuality: 307, 308; !etaria: 208-209n82; y la tradición alema•
mundo de la vida; y esfera pública políti- tatismo; y el consumismo: 502; y la críti- The Order of Things: 310; y Arendt: 222, na: 92, 99, 287, 356, 476, 479; y Paraon1:
ca y literaria: 252-257, 259, 261, 263-266; ca feminista: 604-609; y la ideología de la 396; y el lado negativo de la sociedad ci- 456, 476, 477, 479, 480
y el dominio objeto de la ética del discur- Segunda Izquierda en Francia: 63, 65-67 vil: 500, 503, 516; véase también genealo- "gran rechazo": 520
so: 404-406; véase también autonomía; ca- Estaao constitucional democrático:496-497; gía; y la crítica genealógica de la sacie- Gravina, Gian Vincenzo: 117
pitalismo; familia; libertad negativa; véase también constituciones y constitu- dad civil: 298-336; y la pérdida de lo so- guerra de los dioses: 413, 419
mundo de la vida; principios morales; cionalismo cial: 326-336; y Marx: 310, 337n2 Guizot, Franyois-Pierre-Guillaume: 247
propiedad; esfera pública; derechos estados, Asamblea de los: 245; véase también Francia: 22, 155, 251, 257, 258; ideología de
esfera pública: 318, 328, 357, 395-396, 439; estados, parlamentarismo la Segunda Izquierda en: 60-65, 103nl 7, Habermas, Jürgen: 203, 216, 251, 345, 346,
Arendt, teoría de la: 216-218, 221-223, estados (Stiinde}: 127-128, 248; feudales: 115; 516; Ilustración en: 120; y la. i;.W~.ura po- 353, 361, 476, 663; acerca de Ja ley y la
226-227,231,232,234-245,252, 663;dela universal: 131; véase también asociacio- lítica estatista jacobina: 103;°"rn4n18 regulación: 532, 535, 536-537; fu1lón d1
literaria a la política (Habermas): 250-270, nes voluntarias; corporación, teoría de Francfort, Escuela de: 92, 252, 331; tesis de la sociedad civil y el Estado en el Strulc·
282-283; en el esquema de Foucault: 342- Hegel de la; parlamentarismo; y der bür- la unidimensionalidad: 456, 477, 486, 509, turwandel de: 299, 303; ugitlmatton Crl·
343nll 7; en el esquema de Hegel: 125, gerlicher Stand: 119 511, 589; y el argumento de la fusión en sis: 500, SOi, 535; Strukturwand•l d1r
140-141; Habermas, concepto de la: 252- estatismo: 25, 33, 46, 47, 64, 67, 121, 203, el Strukturwandel de Habermas: 279, 283, óffentlichkeit: 249-291, 453, 463, 480, 484;
270, 279-288; modelo inglés de la, políti- 228; en el pensamiento de Gramsci: 185, 285, 287 The Theory of Communicatlv• Actlon: 45J,
ca: 293n40; véase también sociedad econó- 189; en el pensamiento de Hegel: 130; Fraser, Nancy: 530; crítica de la teoría social 515, 583-584; y el déficit Institucional de
mica; mediación; sociedad política; esfera véase también antiestatismo; marxismo y dual por: 594, 609 la ética del discurso: 436-456; y el doml•
privada; y el mundo de la vida: 484-486; neomarxismo; sociedad regulada; Esta- francesa, Revolución; véase Revolución fran· nio objeto de la ética del dl1cur10: 397·
véase también mundo de la vida; y la bi- do; totalitarismo; Estado benefactor cesa 409; y el Estado benefactor: 542, 5 l 7·522¡
dimensionalidad de la sociedad civil: 511- estratificación social: 127-128, 157, 299, 330; funclonalista reducclonlsmo: 21, 189, 190, y el movimiento femlnl1ta: 312, 317, 59.S·
516; y la ética del discurso: 457, 458, 463 véase también lucha de clases 191,478,479 615; y el mundo de la vida: 477, 514, 52.S·
esfera pública liberal: 457; orígenes de: 243,
251, 361, 463; véase también burguesía y
ethos: 113, 114, 117, 488-489; en el esquema
de Hegel: 121, 122, 123, 145n38
fundamentallsmo: 43, 44, 102, 456, 506, 516,
620, 636; en el esquema d~arsons: 157,
525, 529·531, 605; v'ª" tamb"" mundo
de la vida; y Foucault: 298·299; y He11I:
lo burgués; esfera pública; y el argumento Europa oriental: 22, 35, 87, 90, 94, 104; a 158, 168; véase también aemocracla di· 128; y Koaelleck: 216, 25J, 256, 2971 y la
de la fusión en el Strukturwandel de Ha- finales de los años ochenta: 80-90; com- recta; democracia radical acu1aclón de autorltarl1mo: 409°422¡ y la
bermas: 285, 286, 287; y la esfera públi- paraciones y problemas en la: 90-102; fu1lón del Bitado y de la 1ocledad; Haber- d1f1n1a del mundo d1 la vld11 SH·SH1
ca política y literaria: 257, 258, 262, 267 véase también Checoslovaquia; Alc:monlu ma1, concepto de la: 279·291; Luhmann, v'"" tambll" mundo d1 la Ylda1 ~ la UI•
690 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 691
obediencia civil: 668, 672; y la esfera pú- S74, S7S-S76, 583; política de: 566-S67, política de: 224; véase también influen- 648, 656, 65&; y teoría democrática y des·
blica: 2Sl-270, 356-370, 463; véase tam- S72, S88, 619; y razón práctica: 470nS8; cia; motivación; y fusión de la sociedad obediencia civil: 661, 667-673
bién esfera pública; y la ética del discur- véase también identidad colectiva; indi- civil con el Estado: 273-274, 276; y parti- legitimidad y legitimación; de asambleas
so y la buena vida: 422-436; y la teoría de vidualismo e individualidad dos: 46n8,46n9,212nl42 constitutivas: 230; de la desobediencia
la ética del discurso: 40; y la teoría de los identidad colectiva: 229, 333, S73, S76; Ha- intermediaciones culturales: 36 civil: 637-639, 641, 658, 660; véase tam·
movimientos sociales: S86-S94; y Luh- bermas, su concepto de la: 416-417, 420- íntima, esfera, véase familia; esfera privada bién desobediencia civil; de la domina·
mann: 3S3, 361; y Schmitt: 243, 2Sl, 2S3- 422/42S, 426, 430, 431, 433; véase acción inversionistas: 448n36, S5lnl04 ción: 409; véase también dominación; de
254, 2S6 colectiva; voluntad colectiva; colectividad; isonomia: 217, 472, 472n88 la ley: 651-653; véase también ley y siste·
habla o expresión, situación ideal: 398, 409, solidaridad Italia: 175-176, 183 ma legal; de los valores sociales: 159; Fou·
432, 4S3 identidad común; véase identidad colectiva cault, concepto de: 303, 307, 319, 326;
hablar o expresarse en público: 216, 286, 287, identidad, paradigma orientado a la: SS7, 618 Jenkins, J. Craig y Craig M. Eckert: 569, 571 Luhmann, concepto de: 351, 369·371,
664; como desobediencia: 645; véase tam- ideología: 2SS, 266, 276, 304, 3S9, 476, S09 Jenson, Jane: 613 375, 382; véase también consenso; constl·
bién comunicación; comunicativa; discur- ideológicos, aparatos estatales: 190, 191, 192 jueces: 381-383, 391n151,492, 650 tución y constitucionalismo; contratos y
so; opinión pública igualdad, sustantiva: SOS justicia: 27-28, 129; dos principios de: 675 contractualismo; democracia; legltlml·
Hart, H. L. A.: 487, 491, 6SO ilegalidad: 316, 317, 319, 321; véase también n25; véase también ley y sistema legal; de- dad democrática, principio de; gobierno
Hegel, G. W. F.: 4S, 114, 174, 192, 203, 222, crimen; ley y sistema legal rechos; y desobediencia civil: 641, 660; y de la mayoría; teoría del contrato social;
476, 479; y la ética del discurso: 4SS-4S6, Ilting, Karl-Heinz: 140-141, 142 la ética del discurso: 428-429 y consentimiento: 227; véase tambitn con·
4S7, 4S9; y la fusión de la sociedad civil Ilustración: 314, 361, 439; dialéctica de la: sentimiento; y la esfera pública liberal:
con el Estado: 273, 286; y la integración de 4S3; escocesa: 120; Habermas, concepto kadarista, sistema: 82, 83, 85 286, 287, 290-291; véase tambltn esfera
la sociedad civil mediante el Estado: 120; de la: 2S3, 2S5, 2S9; hipocresía de la Kant, Immanuel: 433, 440, 444, 457, 489; co- pública; y neoconservadurismo: 66; y re•
y Luhmann: 3S4; y Parsons: 1S4, 1S9, 16S, antipolítica en la: 2S0-2Sl, 253, 2SS, 2S8; mo un precursor ilustrado de Hegel: 118, gímenes autoritarios: 32, 33, 74, 77, 277;
174; y la esfera pública: 244-245, 247, 248, Koselleck, concepto de la: 248-2SO, 2S3, 119, 120, 121, 409; y el imperativo cate- véase también autoritarismo
2Sl, 2S4, 260, 264; Rechtsphilosophie (Fi- 2SS, 2S6, 2S7; sociedad: llS-120, 121 górico: 399, 400, 429 leninista, avant-gardism: 505
losofía del derecho): 122, 177; y la inte- imperativo categórico: 138 Karlsbad, decretos de: 142 Ley de Derechos (Estados Unidos): 119, 661
gración social por medio de la sociedad inclusión, política de: S88, 619; y el aborto: keynesiana, doctrina económica: 30, 63, 64, ley de hierro de la oligarquía (Mlchel1): 525,
civil: S29; síntesis de la sociedad civil: 120- 61S 520 617,620-621
130; y la teoría de la sociedad civil: 4S4-4S6 individualismo e individualidad: 21, 29, 64, Kirchheimer, Otto: 280, 282, 283 ley y sistema legal: 83, 85, 187, 188, 244, 245,
hegemoníaycontrahegemonía: 180-181, 182, 217, 424-429; Arendt concepto de: 217; Kis, János: 86, 99 290, 295, 412, 493; absolutista: 496; Arendt,
183, 190, 191, 192-193, 19S, 480; véase el concepto de Foucault de: 314, 326, 329; Kohlberg, Lawrence: 424, 491 concepción de: 228, 230·23 l; civil y pllbll·
también dominación Hegel, concepto de: 126; posesiva: 41-42; Kornai, János: 519, 540 ca: 483-484; como ethos: 113; vtan tam·
Heiman, G.: 136 véase también autonomía; ciudadanía; Koselleck, Reinhart: 203, 216, 345; Kritik und bién ethos; como medio e institución: 514·
Heller, Agnes: 416 homme, liberalismo; neoconservaduris- Krise: 248-251; y los orígenes de la esfera 515, 606; etapas de: 490-491; Foucault,
hermenéutica: SS8 mo; -propiedad; derechos; alma; y la éti- pública liberal: 248-2Sl, 253, 256, 258, concepto de: 301-307, 316, 318, 321, 326,
hermenéutica, falacia: S44 ca del discurso: 424, 429 264 327, 336; Hegel, concepto de: 128, 140;
Hobbes, Thomas: 40, 1S9, 248, 249; Levia- influencia: 26S, S36-537; en el esquema de Kt>szeg, F.: 76 Kant, concepto de: 119; legitimidad de:
than: 117 Luhmann: 3S6, 360, 374; en el esquema Kuron, Jacek: 5S, 93,96 651-653; Luhmann, concepto de: 347, 348,
hogar, véase Oikos de Parsons: 164-166, 170, 3S6, S36-S37; 373-383; Montesquieu, concepto de: 117;
homme (ser humano): 3SS, S04; y burgués: política de: S67, S69, S72, S88, S93, 612, Lefort, Claude: 62, 451 ~, natural: 118; obligación a obedecer: 641,
2S9, 260, 263-264, 267, 268, 282; ycitoyen 616, 622, 637-638, 6S4, 6SS-6S6, 669; sin , legislación laboral: 665 643, 649-650; Parsons, concepto de: 154,
(ciudadano): 263, 264, 267-268, 269, poder: 223, 248; véase también eleccio- legislatura, véase también ley y sistema le- 171, 174, 207n68, 207n69, 490; penetra·
294n60, S04; véase también autonomía; nes; intereses; opinión pública gal; parlamentarismo ción del mundo de la vida en la: 490; pera·
ciudadanía; individualismo e individua- Inglaterra: lSS, 2S8-2S9, 496; después de la legitimidad democrática, principio de, y es- pectivas del observador y del participan•
lidad; alma Revolución gloriosa: 119-120; y las revo- fera pública burguesa: 473n94; como un te de la: 391, 650-653; poniendo a prueba
Honneth, Axe!: 324, 479 luciones modernas: l S4 ' principio organizativo: 647n22; véase la validez de la: 650-653; positiva: 490·
Horkheimer, Max: 2SS, 280, 281, S06 ingobernabilidad: 42-43 también democracia; legitimidad y legiti- 493; reflexiva, y regulación po1re¡ulato•
humanas, ciencias: 308, 309 ingresos garantizados: SS3nl30 mación; y acusación de autoritarismo ria: 531-537; vtase tamblln ju1tlcla; nor-
humanismo: 310, 334 insumo-producto, relaciones de: 3S2-3SS, contra la ética del discurso: 279, 419, 420; mas; parlamentarismo; procedimiento• y
Hume, David: 117, 416 484-486 y el déficit institucional de la ética del procesallsmo; derechos; vtaH tamblln
húngara, Revolución l 9S6: 36, 8S, 90, 101, 102 institucionalización selectiva: S86 discurso: 436-440, 442, 445-456; y el do- principios morales; y desobediencia el•
Húngaro, Partido Comunista: 86 institucionalizadas, normas: 336, 376, 378 minio objeto de la ética del discurso: 397· vil: 636, 660; y la ética del dl1curao: 459·
Hungría: 36, SS, 82, 85-90, 101, 102, S38; fra- integración social: 1S l; en el esquema de 409; y justicia: 47n23; y la ética del dis· 460; y teorfa moral: 491°492
caso de la conversión en: 108nl 17; véase Foucault: 340n6S; Hegel, su teoría de la: cuno y la sociedad civil: ~7, 461, 463, liberal, democracia: 100, 1O1, 360, 374¡ en
también sistema kadarista 127, 134; véase también diferenciación; 464; y la utopía de la 1ocledad civil: 506; Amllrlca Latina: 91; en el 11quem1 de An·
mediación; solidaridad y IH do1 dlm1n1lone1 ln1tltuclonal11 de der1on: 191, 194; en 1l t1quem1 de lob·
identidad: 422-428; como mediación: 470 intereses: 199, 23S, 503, 511, 655; general la 1ocl1dad clvU: 511 ; y teoría demdcra· blo: 195, 196, 200; Offt, orftloa d11 61·70;
nS8, 470-471n60, 471n63; modelo: 573, vs. particular: 409, 422, 427, 470·471n60; ta·llberal y d11obedlencla civil: 541, 647· Schlmtt, c:oncepto de 111 Z72·27t1 Mii
692 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 693

también democracia; liberalismo; y conti- estratificación social; clase trabajadora y ciación; mundo de vida; integración so- 260; y la tradición en la sociedad civil:
nuación reflexiva del Estado benefactor: movimiento de los trabajadores cial; parlamentarismo; movimientos so- 174, 487-495
520-522; y la desobediencia civil: 640-660: Luhmann, Niklas: 120, 164, 203, 204, 477, ciales; solidaridad; y el argumento de la Montesquieu, Charles-Louis de Secondat:
y la sociedad civil: 510, 513, 522 498; y el Estado benefactor: 518; y Fou- fusión en el Strukturwandel de Habermas: 117, 118, 119, 120
liberalismo: 97, 101, 176, 216, 245; ambigüe- cault: 298-299, 308; y la crítica de la teo- 283, 285, 288; y el mundo de la vida: 484, moralidad: 28-29, 162, 459; Habermas, con·
dad del: 478-479; neoliberalismo: 58, 65, ría de sistemas: 345-383; y la diferencia- 486; y el retorno a la política de la socie- cepto de la: 420, 425; Hegel, concepto do
273, 539, 550n94; Offe, crítica del: 68-70; ció~ de la sociedad: 477, 478, 479, 484, dad civil: 528-531; y la esfera pública: 252, la: 123-124; Koselleck, concepto de la:
orientado a los derechos: 23, 27-28, 247- 485; y la doble dimensionalidad institu- 253-257, 263, 265, 276, 458-459; y los orí- 248-249; Luhmann, concepto de la: 348·
248, 252, 373; reduccionismo del: 479; cional de la sociedad civil existente: 510- genes de la esfera pública liberal: 245-248 349, 351; véase también ethos; derechos¡
Schmitt, concepto del: 272-279; véase 511, 512, 514, 515; y la ética del discur- medios: 510, 523; dirección: 481, 547, 596, y desobediencia civil: 642-643, 650, 651,
también liberal, democracia; esfera públi- so: 401, 403; y la sociedad civil tradicio- 602; véase también comunicación; medios 652, 654, 659; véase también desobedlen·
ca liberal; y democracia de élite: 104n41; nal: 487, 490-491, 492, 493, 495 de masas; mediación; dinero y poder cia civil; y el discurso: 469n3 I; véase tam·
véase también modelo de élite de la demo- Lukács, Georg: 93,454, 501, 505, 510 medios de masas: 169, 170, 283, 284, 511, bién discurso
cracia; élites; y democracia: 395; y des- 512-513; véase también comunicaciones motín y revuelta: 317
obediencia civil: 673; y el Estado benefac- Macpherson, C. B.: 68 de masas; sociedad y cultura de masas; motivación: 236, 481; en el esquema de Luh·
tor: 517-518, 520-521, 540-541; véase tam- McCarthy, John D. y MayerN. Zald: 561, 562, opinión pública mann: 351, 357, 369, 423; en el esquema
bién Estado benefactor; y la esfera pública: 569, 571 Merleau-Ponty, Maurice: 454 de Parsons: 159, 170; véase también lnte•
260, 265, 269; véase también esfera públi- Magno, Alberto: 175 metanorma: 397, 398, 406 reses; y ética del discurso: 434·436
ca; y libertad negativa: 140-141; véase mandato imperativo: 138 Michels, Roberto: 197-198, 525, véase tam- movimiento antinuclear: 651, 656°657
también libertad negativa; y neutralidad: mandatos, obligatorios: 197 bién ley de hierro de la oligarquía movimiento contra la guerra de Vietnam:
39, 72; véase también neutralidad y neu- manifestaciones: 565; de masas de finales de Michnik, Adam: 13 656, 667-678n60
tralización; y republicanismo: 228; véase los sesenta: 666 Mili, John Stuart: 269, 270, 445 movimiento de Derechos Civiles: 570, 571,
también republicanismo manipulación: 139, 347, 364-365 modelo de élite de la democracia: 22, 38-39, 651
liberalismo orientado a los derechos: 27-30; Marcuse, Herbert: 65, 331, 505, 509 169, 228, 498; yBobbio: 199, 202, 308; y des- movimiento feminista: 571, 591; cinco tlpo1
véase también liberalismo; derechos; vs. Marshall, T. H.: 31, 142, 370, 499 obediencia civil: 637, 660; véase también de grupos en el: 633n122; controvonla
comunitarismo: 27; véase también comu- Marx, Carlos: 192, 396, 587; "Zur Judenfra- desobediencia civil; y democratización de dentro del: 646n4; en Francia: 613·614;
nitarismo ge": 186; El capital: 525; véase también la sociedad civil: 649n51; y la ética del la rama antigua del: 611-612; la rama Jo·
liberalización: 70-71 marxismo y neomarxismo; y Arendt: 215, discurso: 437,440; y Luhmann: 511-512; ven del: 611; véase también femlnl1mo; y
libertad [freedom]: 27, 28, 47, 74, 161; Arendt, 222, 231; y el argumento de la fusión en vs. el modelo participativo: 23-27, 80, el modelo del ciclo de vida: 617 ·618; y la
concepto de la: 217-218, 227, 232-233, el Strukturwandel de Habermas: 280, 285; 646nl2; véase también democracia; élites difusión de la conciencia feminista: 612;
252; Foucault, concepto de la: 306-307, y Foucault: 299, 310, 326, 330, 335; y modelo de etapas de la acción colectiva, véase y la interpretación posconvenclonal del
310, 311, 312, 313, 327, 333; Hegel, con- Gramsci: 174, 175, 176, 177, 183, 187, modelo del ciclo de vida género: 635n148
cepto de la: 120, 122; Ilustración y la: 240; 189; y Hegel: 130, 131; y la esfera públi- modelo de identidad pura, véase modelo de movimient0s sociales: 58, 62, 64, 70-71, 74,
Luhmann, concepto de la: 371-372, 373; ca: 255, 260, 264; y la ética del discurso: identidad 95-98, 99; Arendt, concepto de loa: 234,
y el neoconservadurismo: 66; y el Estado 456, 458, 459; y la utopía de la sociedad modelo de tres partes: 484, 496, 104n44; su- 235-236; autolimitación de los: 34-35; Bo·
benefactor: 441; véase también ley y sis- civil: 504 perioridad sobre el modelo dicótomo: 456, bbio, concepto de los: 202, 203; contem•
tema legal; libertad negativa; derechos marxismoyneomarxismo:21, 120, 156, 190, 515; véase también dicotomía Estado-so- poráneos, y la teoría social dual: 585·594;
libertad negativa: 28, 29, 36, 40, 161, 307; en 219; crisis del: 91-92, 637; en el esquema ciedad; y el argumento de l~ión: 477, contemporáneos, y los nuevos paradl1·
el esquema de Arendt: 221, 233; en el es- de Luhmann: 350, 353, 355; tradición del 479-481 ' mas teóricos: 543-547; criterios para 11
quema de Parsons: 161; en Filosofía del occidental: 505; véase también Marx, Car- modelo del ciclo de vida: 364, 615-622 éxito de los: 619-622, 625-626n28; do1 am·
derecho de Hegel: 140-142; utopía fallida los; y el argumento de la fusión: 214, 280, modelo estratégico-instrumental: 618 bigüedades cruciales de los: 53·54; Gram1•
de la: 505; véase también autonomía; liber- 290; y Europa oriental: 96, 97; y la crítica modelo estructural-funcionalista de la con- ci, concepto de los: 178; Haberma1, con·
tad [freedom]; liberalismo; esfera priva- de los derechos: 494; y la esfera pública: ducta colectiva: 558 cepto de los: 440, 442; ideólogos de loa: 345·
da; propiedad; derechos; y autonomía: 251, 254, 256, 267, 270, 273; y la idea de modernidad y modernización: 45, 53, 164; 346; orientados normatlvamente: 583;
445, 448; véase también autonomía; y la Gramsci de la sociedad socialista: 174, cultural: 500-501, 586, 593, 548n68; del Parsons, concepto de los: 157·158, 170:
sociedad civil diferenciada: 455, 672; y los 176, 180, 181, 184, 187; y la obra de Ha- mundo de la vida: 510; en el esquema de particularismo de los: 108-109n 120, 590,
derechos de participación: 286-288, 474 bermas: 440, 454, 455, 456; y la repre- Arendt: 215, 216, 219; en el esquema de He· 591, 592, 609; véase también Identidad co•
nl13 sión sexual: 322; y los Verdes de la Alema- gel: 121; explicación genealógica de la: lectiva; véase también asoclaclonea vol un•
libertad positiva: 140-141 nia occidental: 67, 68, 69; y una sociedad 313-326; lado negativo de la: 501, 502; tarias; mundo de la vida; c1fera pllbllca:
limitaciones presupuestarias, rígidas-flexi- económica que lo abarca todo: 478-479 véase también diferenciación; y diferen- teoría social dual; solidaridad; y el nuevo
bles: 518-519 masónica, logia: 248 ciación: 154, 188, 277; y división entre paradigma de los movimiento• 1oclal11:
lingüísticos, códigos: 597 materialismo histórico: 176, 183 moralidad y legalidad: 40_,§; y dominación: 573-585; y el paradl1ma do la moviliza·
Locke, John: 117-118, 119, 227, 666 mediación: 125, 303; Arendt, crítica de: 234, 299; y el déficit institucional de la ética clón de recurao1: 561, 572: 'I Buropa
Lowenthal, Leo: 283 243; e identidad común: 420-421; Luh· del discurso: 440-451; y el trabajo ml¡ra· oriental a flnalea do 101 afto1 och1nta1 IJ.
lucha de clases: 177, 191, 301-302; véase mar- mann, concepto de la: 363·364, 374, 380; torio: 599; y la acción colectiva: 563°568; 84, 86, 89; y Poucault: 334·Jl5, U61 y la
xismo y neomarxismo; reforma; revolución, poUtica: 100, 111; véase tambltn dlferen· y la eafora pllblica: 247, 249, 252, 254, de1obedloncla civil: 637°6.181 y la IOCll•
694 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 695

dad económica y política: 95-98; y los Ver- Nisbet, Robert Alexander: 314; In Search of de los estados; estados; partidos políti- lítica; y d dominio de los hombres: 594,
des de Alemania occidental: 66, 67-70 Community: 495 cos; y la desobediencia civil: 647, 661, 667 600-602; y la acción colectiva: 566; y la
movimientos sociales, organizaciones (OMS): normas; diferenciadas de los hechos: 490; Parsons, Talcott: 204, 206, 308, 369, 380, 456, teoría de la organización moderna: 543n2;
568, 569, 570; y el movimiento de los de- Luhmann, concepto de las: 375-383, 390- 536-537, 584, 587; véase también comu- y los derechos: 496; véase tambiin derecho1;
rechos civiles: 625n25 39 l nl32; Habermas, concepto de las: nidad societal; y diferenciación: 479, 480, y regulación: 534-535
movilización de masas: 71-72, 73 397-409, 411-422, 426, 427, 433 481, 482, 485, 500; y Foucault: 308, 329; polaca, oposición democrática: 54-59; v'ª"'
movilización y desmovilización, véase tam- Nuevli. Izquierda: 168, 568, 588, 613 y Luhmann: 346, 374, 376, 379, 388; y so- también Polonia
bién movimientos sociales nueva ley de los pobres: 258 ciedad civil: 172 polaca, Solidaridad: 36; a finales de los at101
mujeres: 261, 263; Arendt, en el esquema de: nuevo evolucionismo: 25, 57, 58, 85, 87 participación, véase democracia; libertad ochenta: 80, 81, 84, 101; y el movimiento
239n46, 240-241 n50, 241; subyugación de nuevo paradigma de los movimientos socia- [freedom]; libertad negativa; esfera públi- sindical: 103nl6, 107nl13;ylaoposlclón
las: 241n56, 293n33, 294-295, 547n58; les: 560, 572, 586 ca: derechos democrática polaca: 55-59
véase también dominación: masculina; véa- partidos políticos; Arendt, concepto de los: 225- Polanyi, Karl: 53, 76, 155, 156, 497, 539; La
se también familia; feminismo; movimien- objeción de conciencia: 405, 429, 650-653, 226, 234; Bobbio, concepto de los: 199, 203; gran transformación: 495; y la diferencia•
to feminista 663-664 en Europa oriental: 89-90; Gramsci, concep- ción de la sociedad: 478, 479, 480, 485
multitud: 546-548 objetivista, falacia: 557-558 to de los: 181, 182; Habermas, concepto polarización: 88, 99
mundo de la vida: 425, 427, 436, 487; com- O'Donnell, Guillermo: 13, 80, 97, 98, de los: 288-289, 511, 512; Luhmann, concep- policía: 132-133, 135-136, 137, 141, 322-323,
ponentes estructurales del: 482-483, 488- Offe, Claus: 96, 98, 107, 353, 486, 517, 670; y to de los: 357, 359, 360, 366, 367; que dan 328
489, 545n24; cuatro etapas del, en rela- el argumento de la fusión en el Struktur- cabida a todos: 32, 46n8 278, 279, 283, 512; polis: 27, 115, 216, 217, 347, 661; noción re•·
ción con el Estado y la economía: 495- wandel de Habermas: 280, 281; y el pro- Schmitt, concepto de los: 274, 277, 278, trictiva de la ciudadanía en la: 144n4;
500; diferenciado del sistema: 419, 477, yecto de separar a la libertad de la necesi- 279, 283; véase también asociaciones vo- oikos, dualidad: 114, 218, 254
480-481,488,502,531,583,587,592,595, dad: 527-528; y los Verdes de la Alemania luntarias; elecciones; parlamentarismo; política, estructura de oportunidad: 61O,625,
599, 600-601, 605-606; en el esquema de occidental: 66, 68, 70 movimientos sociales; y sociedad civil en 626n28; en Noruega y Suecia: 632nl 16
Luhmann: 390n125; penetración en las oikos: 114, 215, 218;polis, dualidad: 218, 254; transición de una dictadura: 75-80 política, sociedad: 75, 79, 82, 261; Althu11er,
instituciones legales del: 490-493; racio- véase también familia, esfera privada patriarcado, véase dominación: hombre; fa- concepto de la: 189-191; Arendt, concep·
nalización del: 488-490, 493, 501, 504, Olson, Mancur: 561 milia; mujeres: subyugación de las to de la: 216, 227; como alternativa a la
510, 586; y acción comunicativa: 470n56; opinión pública: 569; Arendt, concepto de Pelczynski, Zbigniew A.: 142 sociedad civil: 98-1O1; democratización
véase también acción comunicativa, de- la: 221, 222, 224-225; Habermas, concep- periodismo, político: 293-294n40 de la: 553n134; en los inicios de la hiato·
fensa del: 523-525; y la regulación: 535- to de la: 260-261, 267, 269; Hegel, concep- persona legal: 326-329 ria conceptual moderna: 113·120; Luh•
537; y la utopía de la sociedad civil: 504, to de la: 124, 128-129, 150n121; Luh- personalidad: 482, 487, 490 mann, concepto de la: 347-369; v'aH tam·
506, 507; y los derechos: 493-495; y re- mann, concepto de la: 347, 360, 362-365, phronesis: 435-436 bién sociedad civil; democracia; sociedad
construyendo ala sociedad civil: 476, 515; 366, 368; Schmitt, concepto de la: 246- Pizzorno, Alessandro: 573 económica; mundo de la vida;polltilc1 lcol·
y sociedad civil y diferenciación de la 247; véase también comunicación; acción plataforma del centro: 102 nonia; esfera pública; movimientos 1ocla·
sociedad: 478-487 comunicativa; comunicaciones de masas; pluralismo: 21, 30, 37-39, 47, 88, 188, 200; les; y desobediencia civil: 645, 646; y Bu·
movimientos sociales; habla o expresión Bobbio, concepto del: 200-203; estaduni- ropa oriental a finales de los atlos och1n•
nación-Estado: 160, 238-239n21 pública; y el dominio objeto de la ética dense: 168, 169; Foucault, concepto del: ta: 87-89, 93; y la ética del discurso: 458·
nacional socialismo: 278 del discurso: 405-406; y la desobediencia 411-414, 416-417, 421; véase también aso- 462; y la idea de Gramsci de la 1ocl1dad
natural, deber: 644 civil: 646-647, 652, 653, 656, 658-660, 665, ciaciones voluntarias; democracia; diferen- civil socialista: 184, 187, 188; y la ldeolo·
naturalista, falacia: 414 668, 672; y la fusión del Estado y de la ciación; partidos político~vimientos gía de la Segunda Izquierda en Francia:
necesidades, véase también sistema de nece- sociedad civil: 267, 269, 271, 284, 288 sociales; y la acusación de autoritarismo 60-61,74; y la teoría de la movlllzacldn
sidades contra la ética del discurso; y la crítica de recursos: 571-572
negros estadunidenses: 167; véase también Paine, Thomas, El sentido común: 92, 118 izquierdista: 513-514; y la fusión de la pol!tica de influencia, véase tamb"n lnfl1.11n•
movimiento de derechos civiles Panopticon (Bentham): 319, 328 sociedad civil y el Estado: 328-329; y la cia
neoconservadurismo: 23, 32, 34, 42, 43, 65, paradigma de la movilización de recursos: universalidad de la ética del discurso: pol!tica de intereses, viase tamblln lnter41
68, 92, 550n94; vs. la defensa del Estado 557,560,561,572,583,585,610,620;va- 430-433 polfticas postestatistas: 92, 93
de bienestar: 30-34, 517, 520-521; y los mo- riables "objetivas" en el: 561 pluralización: 115 politike koinonia (sociedad polltlcalcomunl·
vimientos sociales: 623nl parentesco: 153, 169, 347; véase también fa- Primera Enmienda: 664, 668 dad): 113, ll5, 119,215,227-228,317-311¡
neocorporativismo: 68-69 milia Primera Ley de Reforma: 293-294n40, 258 viase tambiin sociedad polltlca: 11f1ra
Neumann, Franz: 287 parlamentarismo: 88, 90, 101, 178, 225, 235, pdbel (la chusma): 131 pública
neutralidad y neutralización: 28, 40, 502, 458; Anderson, concepto del: 191, 194; poder: 23, 116, 117, 132, 155, 187, 190, 195, Polonia: 22, 36, 72, 538, 539; a flnal11de101
518; Luhmann, concepto de la: 355, 361-
362, 364, 371, 373; véase también despo-
Bobbio, concepto del: 196, 198; Foucault,
concepto del: 303, 319, 333; Habermas,
201; Arendt, concepto del: 216, 227-233, at101 ochenta: 101·102; "'ª" tamblln lo•
665, 668; como un medio neutral: 518, lidarldad polaca: y la opo1lcldn d1moor'·
litización; y la tesis de los derechos: concepto del: 252, 257-258, 261, 282-283, 521; viast tambiin neu~lldad y neutrali- tlca: 55.59
49n55,49n58 285, 455; Luhmann, concepto del: 361, zación; como una relación ulm6trlca Pollock, Frl1drtch: 210
Nietzsche, Friedrich: 489 365, 369, 380, 511; Schmitt, concepto del: hoatll de fuerza• (Foucault): 307·334; mo· popul11mo: 71, 90, 95, 91, 940
niños: 264, 605; y la crianza de niflos: 594- 243, 248, 271, 275, 277-279; viast tam· delo jurfdlcO'del (Foucault): 299, 307; llla· po1marxl1mo: 22; vlalf """"''" Mari, C111t
598, 628n71 biin corporación; democracia; asamblea " tamblln dinero y poder; 1ocl1dad po· 101: marxl1mo y neom1nl1mo
696 ÍNDICE ANALÍTICO ÍNDICE ANALÍTICO 697

posmodernismo, políticas del: SOn6S relaciones públicas como mediación: 283- bermas: 280, 282-283; y Foucault: 303, gatividad de 111 ... , y pérdida de lo social
prestigio: 602; véase también influencia 284 32S-326; y la fusión de la sociedad civil (Foucault): 326-336; núcleo común de to-
principios: 491; véase también metanorma; República: S7, 116-117, 228, 261; Christiana: y el Estado: 270, 271, 279, 477, 478, 480; y das las interpretaciones de la: 6S; Offe,
principios morales; derechos 1lS los orígenes de la esfera pública liberal: programa de la: 67-69; política de la: Sl5-
prisión: 313-314, 328 República Democrática Alemana (RDA): S38 243-246,247,2S0,2Sl,2S4,2S6,2S8,262, S42; reconstrucción de la: 476-S15; resur-
procedimientos y procesalismo: 123, 164, republicanismo: 2SO, 261; Arendt, concepto 270; y Luhmann: 346, 3S3, 367 gimiento del concepto de la: 23, 34-37;
S33; y la ley: 172-174, 376-383, 6SO, 6S3, del: 220, 227, 228, 230, 236; Hegel. con- Schmitter, Phillipe C.: 97, 98 retorno de las mediaciones a )a política
669; véase también ley y sistema legal cepto del: 121, 1SOn128; véase también Schumpeter, Joseph: 23, 3S8, 3S9, 369, 434 de la: S28-S31; socialista, idea de la (Grams-
procesos políticos; modelo: S61, S83; versio- democracia Segunda Izquierda francesa: 60-6S, 67, 68 ci): 173-180; soluciones duales a la polí-
nes oficial y no oficial (Luhmann): 388n91 resistencia al reclutamiento: 6S l, 6S2 "sensores": S23, S29, S33, S37, S88 tica de la: S2S-S28; tradicional, más allá
profesionalización de los movimientos: S70, resistencias (Foucault): 330-336, 342n108, servicio público, véase también burocracia y de la: 4S8-49S; utopía de la: S04-509; véa-
S71, 616 342n109 burocratización se también sociedad económica; mundo
proletariado, véase clase trabajadora y movi- restauración: 2S8 sexualidad: 89-90, 310-311, 322-324, 331, 332 de la vida; sociedad política; esfera pll-
miento de los trabajadores retroalimentación: 363 "significado": 347, 361 blica; movimientos sociales; y el mundo
propaganda: 283; véase también coloniza- revolución: SS, S6, 62, 78, 87, S06; Arendt, sindicato CFDT: 62 de la vida y la diferenciación de la socle·
ción; medios de masas concepto de la: 229, 232, 2S2; burguesa: sindicatos: 30, 1S6, 166, 177, 181, 182, 234, dad: 477-4S8; véase también diferencia·
propiedad: 28, 41, 9S, 1S7; derechos de: 2S6-2S9; democrática: lSS, 161, 167, 168, 236 ción; mundo de la vida; y la acción colec-
47n26, 321, 373, 497; véase también esfe- 219, 333, 370, 478, S06-S07; educativa: sistema/mundo de la vida, distinción, véase tiva! S76, S77-S79; y la creación de !ns·
ra privada; libertad negativa; derechos; 1S6-1S7, 166, 167; en Europa oriental: mundo de la vida diferenciado del siste- tituciones libres en Oriente: S38-540; y la
y autonomía social: 112n14S; y autono- 110n134, 110n13S; industrial: 1SS, 167; ma ética del discurso: 442-443, 4S6, 466; y la
mía: 26S, 268, 44S; véase también auto- política, definición de Heller y Fehér de sistemas, integración de: 481 integración por medio del Estado, en la
nomía; y privacidad: 218, 226, 231; véase la: 110n133; tres tipos modernos de: 1S4- sistema de necesidades: lSl, 1S9-160, 174, síntesis de Hegel: 131-134; y la oposición
también esfera privada; y sociedad eco- 1S8; vs. la reforma: 62, 91, 93, 96, 108 178, 24S; en el esquema de Hegel: 124 democrática polaca: SO-S4; y la política
nómica: 1lln138 nl 18, 4SS; y la idea de Gramsci de una so- sistemas, teoría de, y la familia: S97; véase dual: 61S-622; y la Segunda Izquierda
psicología del desarrollo cognitivo: 497 ciedad civil socialista:! 7S, 189; y la Unión también Luhmann, Niklas; y regulación: francesa: 60-61; y la síntesis de Hegel:
psicología social, tradición de la: SS8 Soviética: 17S S3S-S36, S37 120-130; y la teoría política contemporá·
Przeworski, Adam: S20 "revolución autolimitada": 93, 94 Sittlichkeit (conducta ética): 121, 127, 174, nea: 37-44
Revolución estadunidense: 221, 231 397, 409; y la teoría democrática clásica: sociedad de los Estados Unidos; concepto de
racionalización; véase mundo de la vida, ra- Revolución francesa: 220, 221, 224, 2S8, 314, 47 Arendt de la: 66S-668; concepto de Par-
cionalización del 344; véase también Declaración de los De- Smclser, Neil: 1S7, SS9, S83 sons de la: 144, 167-169, 173
radical, democracia, véase democracia radi- rechos del Hombre y del Ciudadano; reino Smith, Adam: 119, 126 sociedad económica: 38, 16S-168, 219, 231·
cal del terror Noberanfa: 301,303, 31S, 316, 319 232, 396; Habermas, concepto de la: 462·
radicalismo autolimitado: 93, SS6-SS7 Revolución gloriosa: 119, 2S8 Ílocial, campo (Arendt): 216, 218-236 464; Luhmann, concepto de la: 350-3.52,
Rawls, John: 40, 43S, 44S; y desobediencia Ricardo, David: 118 Nocial, ciencia: 338nS6, 34S-346, SS8 3S4, 3S6, 373-374, 479; véase también ca-
civil: 640-648, 649, 6S3, 669 Riedel, Manfred: 34S Nocla!, evolución: 419-492 pitalismo; sociedad civil; mundo de la vi·
"receptores": 60S, 607 riqueza: 223-224, 226; véase también dinero Nocialdemócrata, Partido (Alemania): 6S da; sociedad política; esfera pública; y de·
Rechtsstaat (Estado constitucional): 162 y poder NOclalismo: 1S3, 1S6, 1S7, 202, 478, SOS; Es- mocratización: SS3n134
Rechtsstaatlichkeit (constitucionalismo): 84, 8S Risorgimento: 17S, 183 tado autoritario: 499; francés:~- sociedad feudal: 1S3
Reed vs. Reed: 612, 633-634n126 ROAD (Movimiento Cívico-Acción Democrá- $ocialstaat (Estado social): 276 · sociedad de masas, teorías de la: 558, 623n.5
referéndum: 197 tica): 102 Noclcdad, véase sociedad de los Estados Uni- sociedad regulada: 186, 188-189, 19.5; véau
reforma: SS, S6, 82, 86; como una crisis de Rocard, grupo: 63 dos; sociedad civil; sociedad económica; también estatismo; Estado benefactor
la administración: S20; del Estado bene- Roe vs. Wade: 612, 633-634n126 mundo de la vida; sociedad de masas y sociedad y cultura de masas: 196, 512; Arendt,
factor: 607-609; Foucault, concepto de la: Rosanvallon, Pierre: 62, 63; y Patrick Viveret: cultura; sociedad política; movimientos concepto de la: 21 S, 221, 226, 23.5·236;
318-319; políticas de: S88, 619, 637; sin 61, 62 '· aoclales; societal, comunidad véase también medios de masas; y el ar¡u·
alma: 477, S04; vs. revolución: S4, 62, 91, Rousseau, Jean-Jacques: 14, 118; y Hegel: Noclcdad civil: 22, 23; dimensiones negati- mento de la fusión en el Strukturwa11d1l
93-9S, 108nl 18, 4SS; y la idea de Gramsci 136; y la democracia radical: 2SO, 271, vas de la: 49S-S04; doble dimensionalidad de Habermas: 281-283
de una sociedad civil socialista: 181-182, 303, 437, 660-662; y legitimación demo- lnatltucional de la: S09-S l S; en la transi- socletal, comunidad: 352, 357, 370, 482, 489;
18S, 189; y la nueva evolución: 87; véase crática: 439 ción de las dictaduras latinoamericanas: véase también Parsons, Talcott; y la 10-
también neoevolucionismo 34, 71-72; entre la tradición y la moder- ciedad civil: 154, 155, 158, 173
reforma; revolución; estratificación social; salón, sociedad de: 317; Arendt, concepto de nidad (Parsons): 14S-173; Europa orien- societas ci111tlfica: 3.52
clase trabajadora y el movimiento de los . la sociedad de: 219, 223, 224; y la esfera tal y las políticas de la: 22; fusión con el societas clvllls: 113, 11.5, 116, 125
trabajadores pública: 248, 2S3, 2SS, 2S6, 264; y las mu- lbtado (Schmltt y Haberm_Y.): 279·29 I; solidaridad: 197, 217, 357, 408; c:omo com·
reificación: 284, S09, SlO, S36-S37; véase tam- jeres: 240n47, 240-241nSO, 293n33 hl•lorl11 conceptual moderna Inicial de la: plemento de la ju1tlcla: 425·426; como
bién colonización sanciones: 3Sl, 376, 378, 481 113· l 20; lnte¡raclón aoclal mediante la, palabra clave para control: 342, '21J 1n
reino del terror: 184, 2S6; véase también Re- Schmitt, Car!: 203, 209, 476; y el ar¡umento 1n la 1lnte1l1 de He1el: 130; moderna, 111 11qu1ma d11 H111l: 129; 1n 1l 11qu1ma
volución francesa de la fusión en el Strukturwandel de Ha· 11n11lo1fa de la (Pouc:ault): 310·326; ne· de Paraon1: 152, 157, 151, 164•161, 16?,
..
;(•
.
,,

698 ÍNDICE ANALÍTICO

170, 171, 408; Ilustración: 248, 2SS; supre- Teubner; G.: S32-S3S, S37
ÍNDICE ANALÍTICO

cipio de; liberal: 27-29, 39-40; y la ética violencia y repFesión: 192


•"
sión de la: 97, 180; véase también identi- Tilly, Charles: S81, S83; y el paradigma de la del discurso (Habermas): 42S, 429-433 Viveret, Patrick, véase Rosanvallon, Pltrn
dad colectiva; identidad; mundo de la movilización de recursos: S61, S62-S69, universalización, principio de: 400, 416, 417- voluntad colectiva: 24-2S, 164, 200, 2241 ""9
vida; Solidaridad polaca; y el mundo de S72 419, 470-47ln60 se también identidad colectiva
vida: 483; y la acción comunicativa: 489- Tilly, Louise, Charles y Richard: S61 Uruguay: 7S, 78 voto: 24; véase también consenso; elecclonHI
490; y la defensa del mundo de la vida: tipos sociales, teoría de los: S81-S82 utopías y utopismo: 319, 4S3, 662; autolimi- gobierno de la mayoría
S23; y la explicación genealógica de lamo- Tocqueville, Alexis de: 280, 290, 476, S29; y tadora: S09; burguesa: 2SS; de Arendt:
dernización: 37S-377, 319, 320;y la identi- Arendt: 219, 222, 22S, 228, 668; y Fou- S48n78; de Gramsci: 186-189; de Haber- Walesa, Lech: 83
dad colectiva: 418, 421; y la ideología de cault: 311, 31S; y Gramsci: 177, 188; y mas: 2S7-260, 290, 398, 434, 4SS; de los Weber, Max: 324, 3S4, 403, 437, 489; te1l1 dt
la Segunda Izquierda francesa: 61, 63, 64; Hegel: 96, 134, 136, 138, 142, 143; y la trabajadores: 299, 662; de Polanyi: 478; la "guerra de los dioses": 410; y "la pl!rdl·
y la modernización: S63; y la negatividad democratización de la sociedad civil: 3S- del Estado benefactor: S48n76; democrá- da de libertad y significado": 500, 501; y
de la sociedad y la pérdida de lo social: 38, 290; y la ideología de la Segunda Iz- tica excesivamente politizada: S1; liberal: la teoría de la burocracia: 144, 283, 321;
327, 331-333; y la universalidad: 429-434 quierda francesa: 61; y la tradición fran- SOS; socialista: S48n76; totalizadora: 509- yverstehen (análisis social-científico): 439
sociedad tribal: 1S3 cesa: 98; y las esferas públicas política y SlO; y desobediencia cívica: 637-638; y Weffort, Francisco: 72, 98
Sol/en y Sein ("deber" y "ser"), tensión en- literaria: 261, 262, 268, 270; y Parsons: legitimidad democrática: 4S3; y plurali- Weimar: 27S, 277-278, 279, 280
tre: 122-123, 124, 440, 4S3 16S, 168, 169 dad de democracias: 464-46S; y sociedad Wellmer, Albrecht: 410, 413, 465; y la l!tlca
Sorel, Georges: 176 Téinnies, Ferdinand: 146, 1S9, 160 civil: 423, 451, 478, S04-S08 del discurso: 448, 4S6
Spaeman, Robert: 409 totalitarismo: 61, 326, 370-371, 4SS; Arendt, Westminster, modelo de parlamento: 90
Sttinde, véase estados concepto del: 221, 226, 236; la idea de verdad, relatividad de la: 311, 312 William de Moerbeke: 1 lS
Sttindestaat; 31 S, 496; Arendt, concepto del: Gramsci de una sociedad socialista: 178- Verdes (Alemania occidental): 6S-70, S16, S86 Willke, H.: 53S-S36, S37
219, 220, 228; en la historia conceptual 180, 184, 189; Luhmann, concepto del: Verfallsgeschichte (historia de decadencia): Wojcicki, K.: 95
moderna inicial: 1 lS-116, 119; Gramsci, 396; véase también Estado absolutista; au- 2S2
concepto de: 177, 178; Hegel, concepto de: toritarismo; estatismo; y el argumento de visibilidad: 321, 327 Zald, S70
139, 140, 143, 14S la fusión: 486; y la oposición democráti-
Staniszkis, Jadwiga: 81 ca polaca: S6, S7, S9
Stepan, Alfred: 99 Touraine, Alan: S38, S88, S93, 609; circula-
supervisión, vigilancia: 322, 326, 328, 333, ridad del modelo de: S79-S81; y el nuevo
339nS8; véase también Panopticon; visi- paradigma de los movimientos sociales:
bilidad S73-S8S
Suprema Corte: 648, 649 trabajo asalariado y hogar: S97-S98
trabajo, lugar de: 200, 201, S26
Tarrow, Sidney: S61, S83 trab.ajo y ética del trabajo: 32, 33, 137, 197-
Taylor, Charles: 122, 224, 423, 428 198; véase también trabajo asalariado y
tecnologías disciplinarias: 308-31 O, 32S trabajo doméstico; trabajador
teoría crítica: 9 trabajador: 604, 609; libre de la discrimina-
teoría de la acción estratégica: S76, S77
teoría política; debates en la: 11-34; y cien-
cia política: 38Sn38, 390nl21;ydefensadel
Estado benefactor vs. el antiestatismo neo-
ción según el género: 631nl07
tradicionalismo: 41-43; y la sociedad civil:
174, 487-49S; véase también liberalismo;
modernidad y modernización; neoconser-
_,.
conservador: 30-34; y democracia de élite vadurismo
vs. participativa: 2S-28; y el liberalismo Trotsky, León: 183
orientado a los derechos vs. el comuni- Tugendhat, Ernst: 412-413, 414, 41S
tarista: 28-30; y sociedad civil: 37-44
teoría social dual; alternativa de McCarthy Unger; Roberto M., Law in Modern Society:
a la: S44n4; como innecesariamente de- 171-174
fensiva: S44n3; crítica feminista de la: Unión Soviética: 22, 3S2, 3S9, 360, SOO, S38;
S93-609; véase también mundo de la vida; emergencia de las mediaciones parla·
y el movimiento feminista: 608-61S; y mentarías en la: 109n121; polarizaciones
movimientos sociales contemporáneos: en la sociedad de la: 107n109; y Europa
S8S-S94; y sociedad civil: 616-622 oriental a finales de los años ochenta: 81 •
teoría totalizadora: 300 83, 84, 87-88, 91; y la idea de Gramsci de
teorías éticas deontológicas: 422-423, 426, la sociedad civil socialista: 17S, 179, 181 · /
427,439 189
'.'terapeutización": S03 universalismo: 380, 425; Habermas, concep·
tesis de la unidimensionalidad: 284, 477, 489, to del: 399, 400, 414; He¡el, concepto del:
S89, S49n84 121; vtase tamb"n unlver1allzaclón, prln·
ÍNDICE GENERAL

Prefacio................................................. 7
La estructura de este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1O

Reconocimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Los debates en la teoría política contemporánea . . . . . . . . . . . 23
Democracia elitista vs. democracia participativa, 23; El liberalismo orien-
tado a los derechos vs. el comunitarismo, 27; La defensa del Estado bene-
factor vs. el antiestatismo neoconservador, 30
El resurgimiento del concepto de sociedad civil . . . . . . . . . . . . 34
La sociedad civil y la teoría política contemporánea . . . . . . . . 37

Primera Parte
EL DISCURSO DE LA SOCIEDAD CIVIL

I. El resurgimiento contemporáneo de la sociedad civil . . . . . . . . . 53


La oposición democrática polaca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
La ideología de la "Segunda Izquierda" en Francia . . . . . . . . . 60
Una teoría para los verdes de Alemania occidental. . . . . . . . . . 65
La sociedad civil en la transición latinoamericana de las dicta·
duras a la democratización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Retornando a la Eurd'fffi'•oriental de finales de la década de 1980 80
Algunas comparaciones y problemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90

11. Historia conceptual y síntesis teórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113


Un bosquejo del inicio de la historia conceptual moderna. , . . 113
La síntesis de Hegel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Integración por medio del Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
La integración social por medio de la sociedad civil ...... , . . 134

III. Desarrollo teórico en el siglo XX • • . • • . • . • • • • • • • • • • • • • • • • • • 151


Parsons: la socied,ad civil, entre la tradición y la modernidad , 152
Gramscl y Ja idea de la sociedad civil socialista .... , , , , , , , , t 74
Apéndice sobre los sucesores de Gramscl: Althuaser, Ander1on
y Bobbto ..... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
701
702 ÍNDICE GENERAL ÍNDICE GENERAL 703

Segunda Parte ¿Soluciones duales?, 525; El retorno de la mediación,.528; La ley reflexiva y


la regulación posregulatoria, 531; Otra mirada al Este, 538
LOS DESCONTENTOS DE LA SOCIEDAD CIVIL
X. Los movimientos sociales y la sociedad civil . . . . . . . . . . . . . . . . 556
IV. La crítica normativa: Hannah Arendt . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Nuevos paradigmas teóricos y movimientos sociales contempo-
' ráneos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 556
V. La crítica historicista: Carl Schmitt, Reinhart Koselleck y lürgen
Habermas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 El paradigma de la movilización de recursos . . . . . . . . . . . . . . 560
Los orígenes de la esfera pública liberal: Carl Schmitt y Rein- El paradigma de los nuevos movimientos sociales . . . . . . . . . . 572
hart Koselleck . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 La teoría social dual y los movimientos
De una esfera pública literaria a una esfera pública política: Jür- sociales contemporáneos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 585
gen Habermas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251 Una crítica feminista de la teoría social dual . . . . . . . . . . . . . . 593
La fusión de la sociedad civil y del Estado: Carl Schmitt . . . . . 270 La política dual: el ejemplo del movimiento feminista . . . . . . . 608
El argumento de la fusión en el "Strukturwandel" de Habermas. 279 La sociedad civil y la política dual: un resumen teórico...... 615

VI. La crítica genealógica: Michel Foucault. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 298 X l. Desobediencia civil y sociedad civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 636
Marx, generalizado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299 La teoría democrática liberal contemporánea y la desobedien-
La genealogía de la sociedad civil moderna. . . . . . . . . . . . . . . . 31 O cia civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 640
Las ambigüedades filosóficas y normativas de la genealogía, 310; La expli- La teoría democrática y la desobediencia civil . . . . . . . . . . . . . 660
cación genealógica de la modernización, 313
La negatividad de la sociedad civil y la pérdida de lo social . . . 326 Ít1dice analítico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 683

VII. La crítica de la teoría de sistemas: Niklas Luhmann. . . . . . . . . . 345

Tercera Parte
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL

VIII. La ética del discurso y la sociedad civil ................... . 395


El dominio que es objeto de la ética del discurso .......... . 397
~~·
La acusación de autoritarismo ......................... . 409
La ética del discurso y la vida buena .................... . 422
El formalismo excesivo, 423; ¿Universalidad?, 429; Motivación, 434
¿Un déficit institucional? ............................. . 436
La ética del discurso y la sociedad civil .................. . 456

IX. Teoría social y sociedad civil ........................... . 476


Reconstrucción de la sociedad civil ..................... . 476
La sociedad civil, el mundo de la vida y la diferenciación de la sociedad, 478;
Más allá de la sociedad civil tradicional, 487; La dimensiones negativas de
la sociedad civil, 495; La utopía de la sociedad civil, 504; La doble dimen-
sionalidad institucional de la sociedad civil existente, 509 /
La política de la sociedad civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 515
Crítica del Estado benefactor, 516; Continuación reflexiva del Estado bene-
factor y de la democracia liberal, 520; Defensa del mundo de la vida, 523;

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