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Por Godofredo Echeverría
Durante la investigación que realicé en una comunidad de origen de la migración en el
departamento de Sonsonate, tal como lo mencioné en mi artículo anterior, aplicamos
una encuesta de hogar, prácticamente un censo a la mayor parte de los 220 hogares
que registramos en la comunidad. Algunas de las encuestas que apliqué me dejaron
muy sorprendido, porque consignaban recibir remesas mensualmente por un monto
de treinta dólares, otras decían recibir cincuenta cada dos meses. ¿Dónde están, me
preguntaba, las remesas? Al tabular los resultados de la encuesta de hogar, la mayor
parte de quienes reportaban recibir remesas recibían entre veinte y cincuenta dólares,
el número de receptores de cantidades mayores iba disminuyendo hasta llegar a dos
que recibían doscientos dólares.
Es cierto que Sonsonate no es uno de los departamentos con mayores índices de
recepción de remesas, su promedio anual es de 21.4%1 de los hogares que reciben
remesas. Los departamentos del oriente reportan porcentajes mayores. Sin embargo,
la encuesta nos permitió tener contacto con las y los habitantes de la comunidad: una
señora me dijo que recibía treinta dólares y que le servían para pagar veinte de luz y
diez de agua. Otra familia que recibía salteado dijo que mejor no hacía cuenta del
envío porque no podían utilizarlo para los gastos mensuales.
La encuesta nos permitió encontrar, entre las profesiones más comunes, las de
carácter agrícola, sobre todo, jornaleros. De acuerdo a la tabla de salario mínimo
vigente durante 20092 para el campo, se cotizan las labores agrícolas en $3.24 diarios y
en $3 por laborar en el corte de caña de azúcar. La mayor parte de los jornaleros de la
comunidad reciben $1.55 por tonelada de caña cortada, lo más que pueden cortar en
un día son dos toneladas, lo que daría un total de $3.10 –más que el salario mínimo en
diez centavos‐. Estos no son salarios, porque no se reciben como pago mensual, sino
sólo cuando hay corta. ¿Y cuando no hay?
Otra de las profesiones bastante numerosas donde laboran mujeres y hombres, siendo
mayoría las primeras, es la maquila, donde el salario es mayor, a pesar de que tengan
que desplazarse largas distancias diariamente. De acuerdo a la tabla vigente, el salario
mínimo en el sector de la maquila es de $5.79 al día. ¿Notan la diferencia?
Encontramos que una cantidad bastante significativa de mujeres está trabajando en
San Salvador como empleadas domésticas, donde los salarios oscilan entre los $100 y
$120 dólares mensuales. Ninguno de los empleos mencionados cuenta con
1
Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2006. Dirección General de Estadística y Censos,
Ministerio de Economía, El Salvador.
2
La Prensa Gráfica
prestaciones sociales, ni siquiera la seguridad de mantener el empleo. Esta es la
situación de donde salen los migrantes.
Durante más de un año coordiné la Encuesta de Migración de la Frontera Sur en El
Salvador, un proyecto que pretendía captar datos estadísticos de los deportados al
llegar a la frontera de La Hachadura y al aeropuerto de Comalapa. A La Hachadura
llegan los deportados desde México, son capturados en alguna parte del territorio
mexicano y luego enviados a la Estación Migratoria Siglo XXI del INM3. en Tapachula,
donde, de acuerdo a un ordenamiento establecido por las autoridades responsables de
la estación, son subidos a buses que los transportan de regreso a Guatemala, El
Salvador, Nicaragua y por otra ruta los devuelven a Honduras. Los deportados que
llegan al aeropuerto han sido retenidos por autoridades estadounidenses, donde con
frecuencia sufren castigos y maltratos y son enviados esposados durante el trayecto
por avión. De acuerdo a los testimonios de los encuestados, muchos se quejan de que
las dan comida descompuesta, que los golpean sin razón. Uno de los relatos era para
llorar: se trataba de un hombre joven que viajaba en auto en compañía de su esposa y
de su hijo de cinco años. La esposa es gringa. Lo detuvo la policía por que el auto en
que se conducían tenía apagada una de las luces traseras. De inmediato lo llevaron
preso y lo deportaron, sin importar ni su esposa gringa ni su hijo de cinco años.
No era el único caso
Los deportados que llegan a La Hachadura viajan sin coyote, pues no tienen recursos
para pagar uno. En el 2009 se pagaban $6,000 a los coyotes, con la garantía de que si
no entraban a la primera, le daban crédito para intentarlo una segunda vez. Lo que no
daban era garantía por la vida, pues son incontables los casos de migrantes
abandonados por el coyote a quien se le había pagado esa exorbitante cantidad por
conducirlos a la muerte.
Tanto los relatos de quienes llegaban a la frontera, como de quienes lo hacían por el
aeropuerto eran mucho más espeluznantes de lo que pálidamente se pueda
reproducir. Los sufrimientos de los migrantes eran incontables, desde las enormes
distancias caminadas, la falta de agua, la falta de comida, las extorsiones por parte de
las autoridades y los delincuentes, los relatos dejan en claro, que esas diferencias se
borran, que muchas autoridades son parte del engranaje de la delincuencia.
Y después de tanto sacrificio por encontrar mejores condiciones de vida, los que
lograban continuar su camino, pasar la frontera del país del norte y conseguir un
empleo, empezaban a enviar a partir del segundo o tercer mes de haber
salido…..treinta dólares.
San Salvador, 5 de septiembre 2010
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Instituto Nacional de Migración de México