Al momento de realizar la práctica, en primera instancia tuvimos problemas y se
terminó por no lograr el cometido, pues habíamos utilizado una concentración que no sobresaturó la solución. Esto ocasionó que únicamente se formaran pequeñas semillas de la Sal de Mohr y un precipitado, sin obtener el crecimiento propio de un cristal.
Al no alcanzar los resultados deseados volvimos a empezar nuestra práctica,
proponiendo una nueva concentración, que sobresaturara la solución y así la temperatura se convirtiera en un factor importante. Al generar ésta nueva solución pasamos al enfriamiento gradual de la misma, consiguiendo así la formación de una semilla (núcleo de crecimiento) de mayor tamaño, que facilitó mantenerlo suspendido en la superficie.
Finalmente el resultado fue favorable, esto se debe a que logramos el crecimiento de
la semilla, con lo que generamos un cristal que crecía de acuerdo al sistema cristalino establecido, es decir el monoclínico prismático.