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Hábitos mansturbatorios y actividades sexuales con otros niños son frecuentes.

La
mente del puberto se encuentra ocupada con imágenes sexuales, pensamientos
agresivos y deseos de muerte. Lo que sale a la luz nuevamente es el cuadro familiar
de la sexualidad pregenital infantil. En la pubertad “las apetencias y las actitudes
libidinales agresivas, que se mantenían reprimidas, adquieren por consiguiente
nueva intensidad, surgen a la superficie y rompen la barrera entrando a la
conciencia” (Freud, 1992, p.93). Los esfuerzos para una adaptación social, el control
de los estados de ánimo desaparecen.

Anna Freud (1992) afirma que “el equilibrio en las diversas partes de la personalidad
que se había establecido durante el periodo de latencia no sobrevive a los primeros
remezones de la adolescencia” (p.93). Durante el periodo de preadolescencia o
pubertad, habrá un aumento en la cantidad de energía instintiva, y a la llegada de
la adolescencia, debido a que ya existirá una maduración sexual física, surgirá un
cambio de carácter cualitativo en la vida instintiva.

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