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1.

Enumere y explique las diferencias entre el tratamiento


psicoterapéutico del niño y del adulto:

1) El adulto es un producto terminado, mientras que el niño está en


medio de una multiplicidad de procesos del desarrollo. En donde se
les tiene que prestar mucha atención a estas transformaciones
internas cuando se trabaja con niños en donde hay un continuo
equilibrio y desequilibrio, pues los cambios son las constantes del
proceso de desarrollo, o niveles de complejidad e integración entre
los impulsos del yo y las relaciones objétales alcanzado para cada
edad.

2) Es necesario tomar en cuenta que cada fase del desarrollo está


caracterizada por conflictos evolutivos especificos apropiados.
Estos conflictos son normales para esa fase en especial pero, por
supuestos, serán patológicos si se observan en adultos o niños
mayores que están en otra fase del desarrollo.

3) Este tipo de vista evolutivo explica que el tratamiento de niños son el


juego y la fantasía hacen lo que la asociación libre y la interpretación
de los sueños son para tratamiento de los adultos.( a través del juego
y la fantasía podemos entablar un dialogo emocional con el niño, ya
que re escenifica sus conflictos en presencia del terapeuta.
Aunque el juego no es semejante a la asociación libre del adulto ni en
estructura formal ni en características, ni en su función, Anna Freud
(1965) es clara en señalar que el juego no es equivalente al trabajo
del adulto y no es sustitutivo, no es igual a la asociación libre; sin
embargo es indiscutible que a través del juego podemos entablar un
dialogo emocional con el niño. El juego y la fantasía son, sin duda
elementos de enlace entre el mundo interno y el externo. Una zona
intermedia como le llamaría Winnicott (1957,1986) entre la realidad
psíquica, que es personal e interior y su relación con la realidad
exterior o compartida que lo llevo al estudio de los objetos
transicionales y fenómenos transicionales dando importancia a las
primeras etapas de la relación de objeto y la formación de símbolos.
Asimismo el juego y la fantasía son la mayor fuente de datos para la
terapia de niños, por medio de ellos el niños re escenifica sus
conflictos en presencia del terapeuta y es la forma como se comunica
con él.
Es el vehículo más valioso para entender la transferencia por lo tanto
el terapeuta debe aprender este lenguaje así como sus limitaciones,
necesita estar alerta siempre a las habilidades restringidas de los
niños, de entender y manejar proposiciones abstractas y
comunicarse con él de forma más concreta, de acuerdo a la edad del
infante.
Es conveniente emplear o refrasear su propio lenguaje. Además de
que no entienden las abstracciones, utilizan palabras, expresiones y
metáforas que son únicas de cada niño.
En este sentido para jugar con cada niño va a ser diferente pues el
juego es muy subjetivo de cada uno y va a tener un significado con
relación a su exterior.
4) Los niños no toleran la ansiedad ni la frustración, como lo hacen los
adultos en tratamiento con la esperanza de un alivio a sus síntomas,
y si aumenta la ansiedad tienden a actuar inapropiadamente.
Con ellos es conveniente mantenerse pendientes con el fin de que no
se sobrepase las capacidades del yo, en cuyo caso la labor
inmediata es reducir la ansiedad y reasegurar al niño.
Por otro lado no se gratifican innecesariamente las necesidades y los
impulsos al grado de perder la neutralidad y obstaculizar la
posibilidad de insight
5) Debido a que el niño no tiene la misma capacidad para relatar
eventos de la vida cotidiana como el adulto, incluso los más
dramáticos, los escenifica en el juego pero no los verbaliza.

El terapeuta de niños debe de tener en cuenta la realidad externa e


intervenir a esos niveles: lo que sucede en el hogar, tal como el
nacimiento de un hermano, un viaje del padre, un cambio de
domicilio, así como lo que pasa en la escuela con los maestros.

Se pide a los padres que den información o hagan modificaciones


ambientales y se habla con el maestro para que siga las
recomendaciones necesarias o pedir información.
6) Los padres (en el tratamiento del niño) representan un apoyo
importante del éxito o fracaso terapéutico. La experiencia muestra
con frecuencia, la ausencia del padre quien se opone al tratamiento o
lo ignora.
La madre recibe el impacto de la responsabilidad y tiene que luchar a
veces contra las reacciones del niño, del padre y de ella misma. En
ella se remueven sentimientos contradictorios y resistencias que si no
se ventilan dan al traste con la terapia. Las madres se pueden sentir
desplazadas, como si el niño prefiriese al terapeuta y entran en
competencia por el afecto del niño por lo que se le debe de
concientizar y asegurar que el papel del terapeuta es otro. Cuando
asisten el padre y la madre se facilita el proceso, sobre todo si se
habla personalmente con ellos cada semana o al menos cada 15
días.

7) La Neutralidad, es una de las características que definen la actitud


del analista en el tratamiento. El analista debe ser neutral respecto a
religión, valores éticos y sociales, no siguiendo el tratamiento a
ningún ideal y se debe de abstener a aconsejar al paciente; debe ser
neutral también en relación a las manifestaciones de la transferencia
(esta regla expresada por la máxima “no juegues el juego del
paciente”); finalmente se debe ser neutral hacia el discurso del
paciente, en otras palabras no debe a priori prestar especial atención
a partes selectivas del discurso o leer significados particulares de
acuerdo con sus preconcepciones teóricas.

Según Freud, (1913) consideraba la neutralidad como el requisito


para el éxito terapéutico, como elemento técnico indispensable y a la
vez un ideal.
En adultos es más fácil de entender, aunque difícil de sostener con
niños y adolescentes adquiere una dimensión propia, ya que están
en vías de crecimiento, por lo tanto el desarrollo de las estructuras
del ello, yo y superyó, va a depender de la fase evolutiva en la que se
encuentra, no sometiendo al paciente a nuestra forma de pensar o
sentir.
8) En relación con las sesiones, estas también son fijas como en el
adulto, varían de dos a tres por semana dependiendo del caso, y las
circunstancias de los padres. En ocasiones una vez por semana es
suficiente para alcanzar logros significativos, con adultos se les
notifica el horario de sus sesiones, y es responsabilidad de ellos el
uso que hacen de su tiempo, con los niños es necesario ser más
flexible, pudiendo cambiar el horario si el niño tiene alguna actividad
importante.

9) Los regalos también cumplen un propósito de acuerdo con el nivel


del niño. Es un gesto concreto que se piensa en él y se le recuerda,
es una demostración afectuosa y se le da solamente en su
cumpleaños y en navidad, en niños mayores se puede sustituir por
una tarjeta. Lo mismo si es un niño que ha sufrido perdida objetal, se
le puede enviar una tarjeta de saludos durante el periodo de
vacaciones o dejarle antes de la separación un mensaje personal con
el número de teléfono anotado por si desea comunicarse.
10) Otras funciones del terapeuta. Para niños y adolescentes la
psicoterapia y el terapeuta deben ofrecer ciertas ventajas visibles, no
toleran frustraciones como el adulto con la anticipación de una
posible mejoría, se requiere que se les resulte atractivo asistir a las
sesiones porque van a obtener algo positivo con la resolución del
algún problema. En otras palabras el terapeuta debe resultarle
valioso. Es necesario aprender a distinguir entre demandas de
conflicto y cuando es legítimo hacer algún cambio o conceder algo.

11) Entre otras características importantes de los niños pequeños están


el egocentrismos y no tener la capacidad de ponerse en el lugar de
otros o considerar las necesidades de los demás, gradualmente
desarrollan sentimientos de empatía, factor importante pues el
terapeuta del niño siempre debe de considerar la maduración del yo,
ya que la tendencia de los niños es a externalizar todo, “son los
maestros, los compañeros, es mi hermano, no yo, y este sentido
entender que papel toma el insight.

12) Finalmente cuando se trabaja con niños se estimulan en el terapeuta


sentimientos positivos y negativos que son diferentes y mucho más
intensos que los que se despiertan en el trabajo con adultos, razón
por la cual la contratransferencia requiere especial atención en el
trabajo con niños.
El niño en tratamiento será el propio maestro del terapeuta.

3. Enumere y explique las cualidades del terapeuta infantil:


1) Habilidad de observar tranquila y cuidadosamente toda la actividad.
Es necesario que el terapeuta pueda observar conductas, sentimientos,
posturas o gestos, y a la vez mantener los pensamientos y sentimientos para él
mismo, y no imponer la vida personal o problemas sobre el niño, quien se
encuentra sobrecargado con sus propias dificultades y no está interesado en
las preocupaciones del terapeuta.
El terapeuta tiene que evitar tener demasiada actividad para no propiciar
resistencias en el niño.
2) Tener un superyó que no pueda ser manipulado ni por niños ni por adultos.
Esto con la finalidad de no poder ser coercionado, chantajeado o contralado
por el paciente o los padres, para hacer lo que ellos deseen con relación a
citas, finanzas y otros arreglos en detrimento del tratamiento del niño.
3) Puesto que se lidia con los más profundos pensamientos y sentimientos
internos de aquellos con los que se trabaja se debe de tener una completa
integridad y honestidad para guardar todos los secretos y revelaciones de los
pacientes para sí mismo.
4) No se puede permitir traicionar la confianza que se le ha sido depositada o
está se perderá y es esencial en los esfuerzos terapéuticos.
5) Razonamiento abstracto, que le permitirá entender el discurso del paciente o
cliente, ordenarlo y formular hipótesis de trabajo acerca del enfoque terapéutico
que debe seguir.
6) Nunca debe de engañar o mentir al paciente.
7) Completo control de las propias emociones y que esas necesidades del
terapeuta estén satisfechas fuera de la situación de tratamiento.
8) Preparación formal e intensa. La formación académica y didáctica será
importante para adquirir los conocimientos básicos que le permitirán al
terapeuta realizar diagnósticos y hacer propuestas de intervención terapéutica
de acuerdo a la problemática detectada. La terapia personal ayudará al
profesional en psicoterapia infantil a trabajar en sus propias áreas de conflicto,
para que éstas no intervengan en la comprensión del problema, ni en el
proceso terapéutico del paciente.
9) No cabe de forma alguna en la terapia la expresión insatisfecha de afecto,
sexualidad, o agresión del terapeuta, se debe de actuar como una roca en
donde las tormentas de rabia y pasión puedan lavarse y disolverse, sin debilitar
la resolución de mantener las necesidades del paciente siempre en primer
plano y sumergir las propias.
10) Tener cubiertas las necesidades narcisistas para evitar que estas
necesidades puedan salir durante las sesiones.
11) Cuidar las necesidades internas como las maternales, para evitar la
búsqueda de afinidad en el niño.
12) Otra dimensión de las necesidades internas del terapeuta, es la resistencia
inconsciente de permitir el progreso del niño, en la línea de separación-
individualización, al mantenerlo cerca y dependiente.
13) Evitar la tendencia patológica sadomasoquista con el paciente, evitando
cualquier respuesta agresiva.
14) Habilidad del terapeuta de establecer una relación profunda, cercana y
duradera basada en el entendimiento y la confianza.
15) Valores humanísticos, sociales y teoréticos, contribuirán a que el terapeuta
tenga un sincero interés por el hombre mismo y así ejercer una profesión
netamente humana. Que sea un filántropo por excelencia.
16) Estabilidad emocional, que estará basada en un sentido de autoestima alto,
relaciones significativas satisfactorias, especialmente en el ámbito familiar y
social; un sentido de vida y un proyecto fundamental de vida que le brinde
orden y seguridad. Esto hace que al paciente se le transmita un sentimiento de
seguridad y que asimile algunos valores.
17) Identidad. La cual obtendrá al sentirse una persona única e irrepetible, pues
sabe cuál es su propio estilo de hacer y ser en el mundo. Además el terapeuta
infantil debe sentirse parte de un grupo, lo que logra cuando se da cuenta de
que comparte con otro(s) un mismo idioma, experiencias, costumbres, formas
de hacer y pensar y en general una manera muy similar de ver la vida.
18) Relaciones interpersonales. A través de las cuales podrá interactuar
satisfactoriamente con quienes le rodean (familiares, compañeros de trabajo,
pacientes, etc.) y ayudarlos a mejorar su calidad de vida, visualizar las
opciones para su autorrealización, para aclarar la naturaleza de sus procesos
psíquicos y normas de la vida. Para ello deberá considerar las experiencias de
su relación con su entorno en diferentes etapas de la vida, mismas que han
sido introyectadas en el Yo (símbolos, significados, estructuras mentales,
valores, sentimientos, emociones, paradigmas, autoconcepto, autoestima y
sobre todo códigos socioculturales) y constituyen la esencia de su self Axline
(1975) menciona que además de las características anteriores, el
psicoterapeuta infantil debe:
• Tener un entendimiento y un genuino interés en el niño
• Ser flexible y accesible en todo momento
• Tratar al niño con sencillez y honestidad
• Poseer sentido del humor y paciencia
• Mostrar interés y disposición para trabajar con los niños y todo aquello que
constituye su entorno (padres, maestros, etc.)
• Debe ser un adulto amigable, digno de confianza
• No intentar marcar el proceso con sus juicios y prejuicios conduciendo el
proceso hacia metas idiosincrásicas propias del terapeuta.
19) En otras situaciones puede suceder que se convierta involuntariamente en
juez de los padres, cosa que a veces ellos temen y ven confirmada. Es
importante que el terapeuta evite jugar este papel, pues no tiene derecho de
juzgar a los padres, quienes también reviven la propia infancia con sus hijos,
por lo que aunque no quieran ser como sus progenitores, a veces se descubren
actuando exactamente como ellos.
20) Cuando se trabaja en psicoterapia, no debe olvidarse que el quehacer es
fundamentalmente con las emociones, tanto del paciente o pacientes como las
propias que siempre se pondrán en juego; por lo que es menester estar
siempre atentos, tanto con la escucha de las emociones del paciente, como
con las propias que inevitablemente intervienen en todo proceso de relación, y
más aún cuando se trata de un vínculo tan estrecho, donde el paciente pone de
manifiesto, sus propios procesos internos.
21) En el trabajo con niños, el terapeuta infantil necesariamente revive su
propia infancia, (niñez que está reprimida), lo cual hace que este trabajo sea
más complicado que el realizado con los adultos, pues puede ser que sin darse
cuenta el profesional trate de darle al niño lo que a él no le dieron sus padres, o
lo que hubiera querido que le dieran.
22) La capacidad para entender el lenguaje y la comunicación de la infancia es
fundamental. Gran parte de acceso al mundo interior del niño, es por medio de
su lenguaje no verbal, incluyendo juegos, posturas corporales, gestos,
actividades, expresiones faciales, pantomimas, juguetes, dibujos y modelado
de pasticina. Se debe de descifrar el significado de estas formas de expresión
de conflictos internos y afectos, y tener la habilidad de usar la fantasía y la
imaginación.
23) La empatía es una cualidad básica en el terapeuta. Por empatía se
entiende como la capacidad de sentir como el niño y comprender como se
siente él en su situación. Se debe de ser capaz de mantener la objetividad para
ponerse mentalmente en sus zapatos, percibir como se sentiría bajo esas
circunstancias y después reflejarle la percepción que se tiene o como debió
haberse sentido.
Asimismo no perder la objetividad y sobreidentificarse con “el niño lastimado en
contra de los padres malos” que el impediría tener una visión total de lo que
sucede en la vida del él. Se sentiría tan triste, enojado o con tanta compasión
con el niño que hasta se convertiría en enemigo de los padres, u otras
personas de su mundo.
24) El terapeuta se debe de sentir cómodo con expresiones de impulsos y
sentimientos del niño de todos los niveles psicosexuales y no debe de mostrar
ansiedad por lo que revele el niño en tratamiento.
25) La habilidad de jugar, hacer uso de la imaginación y fantasía son
ingredientes para el terapeuta infantil, buscando de esta manera tener acceso
al mundo interno del niño.
26) Tener tolerancia con el material del proceso primario del pensamiento del
niño. Este el ilógico contradictorio y lleno de opuestos, en contraste con el
pensamiento lógico del proceso secundario de los adultos.
27) Lograr una transferencia positiva.
28) Contar con una buena memoria para recordar todos los datos del paciente
como hermanos, edades, mascotas y sucesos o eventos propios de cada
paciente, en el transcurso del pensamiento.
Es muy perturbador para un niño que el terapeuta no recuerde algo que ya se
mencionó y puede reaccionar de forma hostil hacia el terapeuta, de igual
manera si se olvidara el material de trabajo, haciendo sentir al niño no querido
o rechazado.

4. Describa los parámetros que sugiere Anna Freud para complementar


los exámenes de los niños:
Como terapeutas debemos familiarizarnos con el desarrollo evolutivo normal,
así como con los disturbios del mismo; Anna Freud señala que el terapeuta se
ve forzado a juzgar la normalidad desde el punto de vista de un proceso, es to
nos hace ver que cualquier corte transversal que se realice debe tomar en
cuenta que forma parte de un fluir continuo como las aguas de un río. Anna nos
dice y nos aconseja que no podemos confiar del todo en el examen del niño
nomenclaturas rígidas que los etiquetan, sino que hay que adherirse a un
método más largo y laborioso. Por todo esto es que nos sugiere los siguientes
parámetros:

A. En niños no se debe tomar en cuenta el factor de presencia o ausencia de


un sufrimiento neurótico, aunque en los adultos esto hace que sea el motor
que los induce a pedir ayuda lo que en los niños no es así, uno como
evaluador debe ponerlo en su justa dimensión, pues hay desórdenes
severos que parecen ser tolerados con la estabilidad psicológica y otros más
benignos que normalmente los padres no toleran. Esto es lo que hace que
los padres soliciten el tratamiento para su hijo más cuando los síntomas
empiezan a perturbar su espacio y su entorno.

B. Los adultos tenemos dos capacidades esenciales que son: el llevar una vida
plena de amor y sexualidad madura, y la capacidad de trabajar, cuando
estas capacidades de nosotros se desordenan nos da que este es un fuerte
indicador de patología, lo que en los niños es totalmente lo contrario ya que
el en ellos el paso del autoerotismo al narcisismo, de este años objetal y el
paso del juego al trabajo, dependen del estado del desarrollo del niño y lo
que es normal en una fase resulta ser anormal en otras fases del niño.

C. El criterio más confiable en los infantes es la progresión de ese deseo de


placer. Esto ayuda a garantizar una normalidad, para todos es de saber que
la mayor proporción de ese deseo de placer o mejor dicho libido se
encuentre en la fase correspondiente y se puedan observar sus
manifestaciones en la conducta, en los componentes instintivos, en las
fantasías o en sus relaciones objetales.

Por tanto se debe tomar en cuenta que el concepto de regresiones


temporales y permanentes que están señalados. Anna Freud considera que
sólo las regresiones permanentes ameritan el tratamiento, no es porque las
neurosis sean muy severa, sino porque obstaculiza el desarrollo del deseo
sexual.
Este criterio es sumamente importante ya que si se omite este criterio
perdería de vista si la regresión es temporal y al haber muchas
modificaciones en los cambios cuantitativos podrá haber recuperaciones
espontáneas, tanto en el periodo de latencia como en el período de la
adolescencia.
Cuando los deseos del placer ó libido se encuentra lo suficientemente fluido
no amerita no amerita la intervención de la psicoterapia. Mas no obstante, si
la constelación libidinal se convierte en algo fuerte o algo rígido, estable y
monótona en su expresión, hace que exista la amenaza de mantener en
forma permanente la neurosis y esto significa que necesita tratamiento de
inmediato. Entre todo esto Anna Freud no se inclina a recomendar el
tratamiento para la conservación de la salud de manera médica, para
remover los puntos de fijación patogénicos.

D. Es importante evaluar los aspectos cuantitativos y cualitativos del


desarrollo del yo. Si hablamos del aspecto cuantitativo se denota la parte
que implica referirse a aquella capacidad que tiene un sujeto para
manejarse en su vida con adaptabilidad, flexibilidad, para enfrentar distintas
situaciones y resolverlas, para instrumentar defensas eficientes cuando
esas situaciones se vuelven hostiles o peligrosas al yo o bien (fuerzas
yoicas), para lidiar con los impulsos del ello. La fortaleza o debilidad del yo
depende no sólo de la neurosis.

La fortaleza o debilidad del yo depende no sólo de la neurosis, si no puede


ser influida por factores constitucionales, ambientales u orgánicos. Si todos
estos síntomas se aumentan o multiplican y el yo se encuentra totalmente
incapacitado para desplegar lo que son nuevas maniobras que lo pongan a
la defensiva y poder ser eficaz de mantener el balance, la neurosis se
organiza en una estructura coherente y la relación del yo-ello pierde
flexibilidad, esto se pone totalmente duro y rígido y se paraliza sin
esperanzas.
Entre otras explicaciones que le damos a este criterio esta la los aspectos
cualitativos del yo que se pueden observar en sus funciones. Es bien
conocido que el efecto que la represión ejerce sobre las funciones
intelectuales, en especial la pérdida de la atención, la concentración y la
memoria.
Hay muchas formas más de analizarlo como por ejemplo: evaluarlo en el
tipo y la variedad de los mecanismos de defensa. Normalmente todos
pueden ser utilizados en forma moderada por cualquier persona para
defenderse de la ansiedad, pero frente a una ansiedad intensa el yo hace
un uso excesivo y en forma más permanente de los mecanismos a su
disposición. Cuando todas estas medidas se extreman las medidas del yo
pierde terreno y requiere ayuda.
Hasta el momento se han expuesto dos enfoques y para sintetizarlos se
describe lo siguiente, el descriptivo y el dinámico-estructural desde el punto
de vista del desarrollo, tomando en cuenta todas aportaciones que realizo
Pearson, se sugieren todas indicaciones para la psicoterapia.

5. INDICACIONES PARA LA PSICOTERAPIA DURANTE LA LATENCIA Y LA


ADOLESCENCIA.
Indicaciones Durante la Latencia
La idea de la disminución biológica de los impulsos al llegar a la latencia ha
sido con frecuencia criticada en lo que respecta a la bibliografía psicoanalitica.
Sarnoff menciona que en esta etapa existe en el niño una fuerte tentación de
masturbación de la que se deben defender continuamente. Esto es lo que lo
llevaran a fortalecer ciertas defensas, sobre todo en la formación reactiva, esto
significa enfatizar en la teoría de la latencia como defensa. Como es de
esperarse esto supone una organización funcional en términos de impulsos,
defensas y en forma muy especial de la organización cognoscitiva, cuya
apariencia superficial se caracteriza por la conducta calmada, plegable y
educada del niño. Estos criterios en general pueden ser guías inadecuadas
para el diagnóstico clínico. Lo que es importante es la comprensión de los
antecedentes y el desarrollo a tiempo de los elementos cognoscitivos que
contribuyen a establecer las manifestaciones conductuales de dicha etapa.
Se dejan entrever (según el autor) tres periodos cognoscitivos en secuencia, en
los que se desarrollan habilidades específicas, las cuales clínicamente se
caracterizan por manifestaciones de habilidades inmaduras, lo cual no es señal
de patología, aunque así parezcan.
Sarnoff divide la patología de la etapa de latencia en siete grupos.
1. Fallas para entrar en el estadio de latencia.
2. Deterioro regresivo de la estructura del yo en individuos que ya habían
alcanzado la fase, especialmente manifiesto por el abuso de fantasía.
3. Regresiones a conductas del estadio de prelatencia.
4. Niños vulnerables, con fijaciones orales y catexias narcisistas intensificadas
y niños con inadecuada capacidad en formación de símbolos.
5. Síntomas neuróticos.
6. Depresión, más como un afecto que como un síndrome.
7. Estados psicóticos.
Según el autor, concuerda con Sarnoff con la sociabilidad y el aprendizaje
como los dos parámetros externos más confiables contra los cuales medir y
apreciar el desarrollo intrapsíquico del niño de esta etapa.
Como síntoma el bajo rendimiento está relacionado con distintas causas y
distintas patologías.
El segundo motivo de consulta son los problemas de conducta que agrupan
robo, mentira, indisciplina y oposicionismo.
El tercer lugar lo ocupan la agresión y la hiperactividad y después los
problemas de ansiedad que incluyen miedos, fobias, ansiedad de separación,
evitación y otras manifestaciones que describen los padres como nerviosismo o
sinónimos de equivalentes neuróticos. Independiente del orden y de la
frecuencia de los síntomas, las indicaciones que aquí se presentan son
generales y el listado no señala el orden de prioridad. La severidad y el tipo de
disturbio es lo que determina qué casos requieren intervención inmediata e
incluso de emergencia y cuales podrían esperar.
Los candidatos a psicoterapia son por lo general niños que sufren
manifestaciones neuróticas de histeria de conversión, neurosis obsesiva, fobias
o cualquier otra forma de ansiedad severa que interfiere con el funcionamiento
del yo. Niños que muestran marcadas inhibiciones en las funciones del yo o en
sus capacidades, con evidentes restricciones en una o más áreas como el
aprendizaje. Además hay casos donde hay claras manifestaciones de disturbio
de identidad y del desarrollo sexual, ejemplo niños que desean ser niñas o
viceversa, con sufrimiento y ansiedad.
Hoy por hoy las escuelas reportan a niños Bully que abusan de otros niños, por
lo general quien acude a consulta es el niño maltratado.

Indicaciones Durante la Adolescencia


Existen dos grandes grupos a considerar el tratamiento psicoanalítico
orientado. Uno muestra una conducta impulsiva y las otras constricciones y
restricciones del yo.
El caso de impulsividad se subdivide en dos grupos, el primero donde la
conducta no es defensiva y el segundo grupo incluye conducta que sirve como
defensa a afectos de displacer, con frecuencia de depresión. Con los
adolescentes es relevante explorar las ideas de suicidio y determinar si hay
riesgo inminente para la vida del paciente. Si presenta insomnio, pérdida de
apetito, perdida de interés ante la vida, desesperanza, retraimiento social,
fracaso, apatía y tristeza, el cuadro es evidente. Otro indicador para el
tratamiento se relaciona con aquellos adolescentes con problemas en el trabajo
escolar. Cuando el estudio diagnostico revela que la dificultad para aprender es
significativa o la inhabilidad para adquirir información afecta la educación, la
psicoterapia puede ser la mejor alternativa.
Los cuadros clínicos de los adolescentes se enmarcan con diferentes
manifestaciones, desde muy espectaculares y alarmantes que son tormentas
en un vaso de agua, hasta manifestaciones menos sobresalientes que indican
patologías graves. Lo que se debe considerar de nuevo es la estructura de la
personalidad total, el nivel de organización alcanzado, el tipo y calidad del yo,
las reacciones del superyó, entre otras. Las tareas fundamentales de esta
etapa son la formación de la identidad, la separación de los padres, la elección
vocacional y la elección de pareja.
Laufer proporciona nueve señales de peligro que se deben considerar en estas
edades; si aparecen regresiones a conductas infantiles, exceso de rigidez que
no permite una relajación temporal en sus demandas de autocontrol, Si las
relaciones sociales le ayudan a perpetuar las infantiles o alcanzar la adultez, si
los compañeros asumen una mayor importancia en la vida que los padres o si
permanece inhabilitado por la dependencia de ellos, si tiene las habilidades
para expresar los sentimientos apropiadamente o hay una marcada
discrepancia entre el evento y a forma en que lo relata, si hay una interferencia
en juzgar y distinguir las relaciones de los demás de las creaciones de su
propia mente, si su actitud al futuro es amenazante o temeroso, si existen
algunos pasatiempos que obstruyen seriamente su habilidad de funcionar o
tiene la necesidad de claudicar su deseo de ser adulto, si es capaz de sentir
que sus acciones son determinadas por él mismo más que por alguien del
exterior.
Existen otras formas de perturbaciones en los adolescentes que los hacen
candidatos a psicoterapia. Basta señalar en términos generales casos que
incluyan constricciones severas, dificultades tanto en lo sexual como en las
relaciones con pares o retraimiento social, pérdida de intereses, depresiones
reactivas y trastornos del carácter que afecta la vida del adolescente.

CONCLUSIONES
Cuando se trata a infantes es sumamente importante considerar no solo los
exámenes, hay que prestar atención al enfoque individual, aunque esta
práctica haga más laboriosa la atención.
Es importante considerar, como es natural, que los niños son menos
expresivos que los adultos, por tanto a diferencia de los adultos, son los padres
los que deberán darse cuenta que el niños necesita ayuda desde el momento
en que su entorno inicia a cambiar.
La progresión en el deseo del placer en los infantes, es importante y relevante
dado a que garantiza una normalidad en el proceso.
El terapeuta tiene la obligación ética de tratar sus propios procesos psíquicos
para evitar una transferencia negativa con el paciente o con el niño que esté
tratando, y de esta manera lograr un mejor resultado en las sesiones de
terapia.

El terapeuta tiene que poner especial énfasis en la neutralidad durante las


sesiones de terapia para evitar juzgar o limitar al niño con sus revelaciones, de
esa manera evitar aconsejar y ante todo mantener la objetividad durante cada
sesión.

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