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Autolesiones

Entender que la autolesión es un “comportamiento” me ayudó mucho, me sirvió para


plantearme que podía hacer otras “cosas”, que podía aprender a reaccionar de otra
manera. Identificar lo que sentía y frenar mi respuesta también me ayudó mucho.
Por el contrario, no me ayudó sentirme presionada: “Si te vuelves a autolesionar dejaré
de atenderte”; este tipo de comentario me hacía sentir incomprendida, muy sola, muy
vulnerable.

No me ayudo sentirme criticada ni culpabilizada: “Si nos quisieras dejarías de hacerte


daño”, “si te quisieras poner bien no te autolesionarías”, “tienes que poner de tu parte”,
“¡otra vez igual!, pensé que habías mejorado”.
Me ayudo la comprensión, me ayudo el respeto

Me ayudo entender los motivos por los que yo me trataba así, plantearme que era una
persona que sufría mucho y que no tenía recursos más adaptativos.

La idea básica es la de comprender la autolesión o autoagresión como una estrategia de


afrontamiento y como medida compensatoria; una agresión deliberada al propio cuerpo
como forma de manejar y tolerar las emociones.
En ocasiones la autolesión surge porque la persona no encuentra palabras que le
permitan expresar la intensidad de su sufrimiento y necesita comunicarlo, “sacarlo fuera”;
en otras, para hacerlo visible; y en otras, porque las emociones son demasiado intensas
y dolorosas para ser manifestadas con palabras y no se ha aprendido a identificarlas,
expresarlas de una manera adecuada, tolerarlas, aceptarlas, ni manejarlas.

No solo son autolesiones las conductas descritas con anterioridad; lo son también las
bulimias, la vida sexual promiscua, el abuso de drogas, las conductas temerarias, la
alimentación restrictiva, que de una forma más solapada van minando la integridad del
paciente.

Los siguientes motivos son los verbalizados más frecuentemente por los pacientes que
se autolesionan mediante cortes y quemaduras.

 Para sentir alivio.


 Para mostrar lo mucho que sufren.
 Para pedir ayuda.
 Para sentir que tienen un motivo real para experimentar dolor.
 Para sentirse vivos, “reales”.
 Para comprobar que no están soñando.
 Para volver a la realidad. (salir de un estado disociativo < Distanciamiento de la
realidad >).
 Para experimentar sensación de purificación o limpieza (sale la sangre y con esta
todo lo malo).
 Para obtener su merecido (castigo).
 Para castigar a otros.

Es importante tener en cuenta que, aunque nacemos con una capacidad para sentir, que
desde pequeños expresamos nuestras necesidades a través de reacciones emocionales
(llanto, enfado…), no nacemos con un aprendizaje que nos permita identificar, expresar
y manejar las emociones, aunque poseamos la capacidad para aprenderlo. Tampoco
conocemos la relación existente entre la reacción "más adecuada" y la expresión de lo
que sentimos o queremos transmitir. Esto es algo que aprendemos de nuestro entorno
más directo, pero si no se aprende, a medida que la persona crece y tiene que hacer
frente a diferentes problemas, surgirán las primeras dificultades.

Lo ideal es que, cuando esto ocurra, la persona se haga consciente de su dificultad para
tolerar emociones y para manejarlas, esto le permitirá pedir ayuda y aprender a manejar
las situaciones; pero la realidad es que, si esto no se aprende desde pequeño, es muy
difícil de identificar y, por lo tanto, de expresar.

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos decir que la idea de la autolesión surge cuando
los mecanismos adaptativos del sujeto se agotan y ha de recurrir a nuevos medios que
le ayuden a manejar un estado de ánimo que se hace insopor-table y que el sujeto no
sabe o no puede verbalizar o afrontar.
egún Karen Conterio y Wendy Lader, el 75% de las personas que se autole-sionan utiliza
más de un método. Algunos ejemplos son: cortarse, golpearse, arran-carse el pelo,
rascarse hasta producir herida, quemarse, morderse, ingerir objetos, fármacos o tóxicos,
interferir en la cicatrización de heridas o romper huesos.

¿QUÉ ES LA AUTOLESIÓN?

El daño en raras ocasiones pone en peligro la vida de la persona, el lugar de las heridas
suele ser en una parte del cuerpo que se oculta fácilmente, aunque no es así siempre.
Al ser la piel lo que se daña, no las venas, arterias, tendones o ligamentos, el daño se
suele restringir a cicatrices.
Steven Levenkron

¿Qué es el daño infligido? Lo definimos como la mutilación deliberada del cuerpo o de


una parte a el cuerpo, no con la intención de cometer suicidio, sino como forma de
manejar emociones que parecen demasiado dolorosas para que las palabras las
expresen. Puede incluir cortar la piel o quemarla, hacerse moratones a uno mismo a
través de un accidente premeditado. También puede ser rascar la piel hasta que sangra
o interferir la curación de heridas.
Karen Conterio y Wendy Lader

¿Qué es la violencia autoinfligida? Este término se define como el daño intencionado del
propio cuerpo sin intención suicida consciente. En términos más simples, la violencia
autoinfligida es el acto de hacerse daño físico a uno mismo a propósito.
Tracy Alderman, Ph. D

¿Qué es exactamente el síndrome de la conducta autolesiva? Es la mutilación deliberada


del propio cuerpo, con la intención de causar daño, pero sin la intención de matarse.
V.J. Turner

Autodaño, término utilizado para describir un ataque físico del propio cuerpo... Se
encuentra implícita en la definición la comprensión de que el cuerpo será
deliberadamente, y por lo general habitualmente, dañado más que destruido.
Fiona Gardner

Resumiendo, la autolesión es el acto intencionado de hacerse daño sin la intención de


morir; describe a alguien que sufre, es el "lenguaje del dolor'', el acto de dañarse a uno
mismo con la intención de tolerar un estado emocional que no puede ser contenido o
expresado de una manera más adaptativa. También es la intención de luchar y de seguir
con vida, pues la mayoría de las personas que se autolesionan quieren vivir, no morir.

En definitiva, para mí la autolesión es una acción a la que recurren algunas personas,


que es efectiva a corto plazo y que pretende ser adaptativa en la mayor parte de los
casos. Por otra parte, añadiría que la autolesión tiene otros compo-nentes asociados y
que el desencadenante es tan variado como la motivación que mueve cada lesión. En
algunas ocasiones el sujeto persigue frenar el dolor; en otras, sentirlo como "algo" real,
algo palpable, visible y "explicable"; y en otras, como un castigo. En posteriores capítulos
profundizaré en cada una de estas ideas y en las motivaciones que mueven a muchas
de las personas que se autolesionan.
SENTIMIENTOS INEXPRESABLES: EL LENGUAJE DEL DOLOR

Cuando me preguntan "¿por qué te cortas?", suelo contestar "no lo sé". Esto es en parte
cierto y en parte falso, porque sí lo sé pero no lo puedo explicar. Es como una necesidad
imperiosa de hacerme daño, pero el desencadenante puede ser muy variado.
Paciente, 23 años

El autolesivo por lo general se siente triste, vacío, tiene dificultades para iden-tificar
sentimientos y expresarlos, suele mezclar y confundir emociones, no sabe si es "normal"
sentir así o no. Las dudas le invaden y esto hace que empiece a buscar formas de
manejarlo, métodos que le permitan hacer frente a este caos.

Muchos saben que es dañina; otros creen que es solo asunto suyo y que no están
haciendo daño a nadie. Otros, aun sabiendo que es algo ·extraño" y queriendo dejar de
hacerlo, se sienten incapa-ces de parar, atraídos irrefrenablemente por la necesidad de
cortarse, quemarse o golpearse. Otros fantasean1 o aspiran a hacer evidente la
necesidad de ayuda que se ven incapaces de verbalizar. Por ejemplo: "Si me ven esta
quemadura seguro que me preguntan, se dan cuenta de lo mal que estoy y me ayudan
y entienden mejor".

Esto, que en principio puede parecer un comportamiento raro y excéntrico, tiene sentido
si lo vemos como una conducta aprendida, una forma de regular las propias emociones.
Independientemente de si el fin es sentir alivio, castigarse o sentirse vivo, en todos los
casos hay un componente emocional importante que necesita ser regulado, parado,
frenado. El que se castiga necesita un escarmiento; el que se lesiona para sentirse vivo
necesita algo que le permita sab.er que real-mente existe, que siente; el que lo hace para
sentir alivio necesita una vía de escape o tiene la sensación de que va a estallar en
cualquier momento.

Se puede decir que, al no haber adquirido habilidades adaptativas para cal-marse y


controlar el estrés o la frustración, el autolesivo recurre a la acción pues es más fácil que
intentar comprender y expresar lo que siente (difícilmente podrá expresarlo cuando él
mismo no sabe qué ocurre en su interior ni por qué siente con semejante intensidad).

Es importante tener presente que la acción conlleva alivio, mientras que verbalizar y
compartir requiere un esfuerzo tremendo y un repertorio de habilidades de las que carece
la persona, que recurre a la acción como forma de comunicación. El objetivo es poner fin
al dolor y al sufrimiento que siente en su interior, al caos y la confusión que retumban en
su cabeza; frenar los pensamientos dolorosos, la incertidumbre, la confusión. Cualquier
otra forma de expresión emocional se convierte en una tarea impensable para la persona,
que, al no haber desarrollado los recur-sos necesarios, tenderá a repetir este nuevo
comportamiento. De tal forma, este nuevo comportamiento se convierte en el recurso
que mejor funciona, por lo que la probabilidad de que piense o recurra a conductas
adaptativas será pequeña sin la intervención de un profesional que le ayude a
comprender sus comportamientos y a pensar en nuevas alternativas más funcionales y
positivas.

Para muchos es más fácil tolerar el dolor físico que el dolor emocional, espe-cialmente
cuando no saben por qué se sienten así de abrumados en un determinado momento o
situación. El dolor físico es tangible, palpable, visible, se puede "ver", "mostrar",
"comprender'', "transmitir" e incluso "curar", pero el emocional es verda-deramente difícil
de compartir y mostrar. Si nos fijamos, mostrar el dolor emocional requiere lágrimas,
gritos, temblores, agitación, palabras, acción ... algo "visible",

"escuchable" ... que permita a los que nos rodean visualizar lo que uno siente. Si
anulamos las respuestas físicas o comportamentales es especialmente complicado
imaginar o percibir lo que la otra persona siente. Intentemos imaginar a una persona
inexpresiva explicando lo que siente y que a su explicación no acompañe ningún tipo de
gesto o movimiento. Resultaría frío, distante, irreal... Y esto es lo que creo que lleva a
muchas personas a comportarse así: la necesidad de expresar lo que sienten y la
dificultad que tienen para hacerlo verbal o paraverbalmente (mediante el lenguaje no
verbal, con gestos y expresión de las emociones).

LA AUTOLESIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS AFECTADOS

No sé por qué me lesiono, algunos profesionales me han dicho que es para llamar la
atención, pero yo no creo que ese sea el motivo. Lo único que tengo claro es que después
de hacerme cortes me siento mejor, más tranquilo. A veces creo que me hago a mí Jo
que me gustaría hacerles a otros, pero tampoco creo que sea la explicación porque no
haría daño a nadie. No lo sé, no puedo contestar a tu pregunta.
(Paciente, 19 años)

En mi caso la autolesión tiene un objetivo concreto: sentirme mejor. Siempre que me


corto pienso que no Jo volveré a hacer, que no es normal ... sé que no es normal, pero
es como si no pudiese evitarlo. No me corto siempre, pero Jo pienso casi todos los días.
En ocasiones me aguanto y me basta con hacer otras cosas, pero hay momentos en los
que el dolor es tan fuerte, tan intenso y tan brutal que no puedo más. Es justo en esos
momentos cuando me lesiono. Justo después de cortarme me siento bien, aliviada.
(Paciente, 32 años)
Es muy difícil de explicar... no sé decir un único motivo, pero sé que a mí me ayuda a
sentirme mejor. Cuando me hago daño pienso: "Ahora sí que tengo un motivo real para
sufrir" ... No sé, es como si el sufrimiento fuese más real o como si ya tuviese derecho a
sentirlo. Cuando veo la sangre y la extensión del corte siento que ya tengo derecho a
sufrir, a sentirme así de mal, porque en realidad no tengo motivos para sentirme así.
(Paciente, 23 años)

¿Que por qué me autolesiono? Para tener lo que merezco. Cuando me lesiono pienso
que merezco eso y mucho más. Me suelo autolesionar cuando me siento cul-pable,
cuando estoy enfadada, cuando me ilusiono con alguien y me falla ... puede ser por
cualquier cosa. Si discuten en casa me suelo cortar porque me siento muy mal, creo que
soy la causante de las discusiones. Ya no saben qué hacer conmigo, pero yo no puedo
dejar de pensar que merezco un castigo.
(Paciente, 21 años)

A veces entro en una especie de trance ... siento que me estoy volviendo loca, que no
existo, que no soy real, es como si estuviera muerta ... A veces me quemo para
comprobar que sigo viva y que aún siento algo.
(Paciente, 34 años)

No tolero las discusiones, me afectan muchísimo y solo consigo frenarlas cuando


empiezo a golpearme. Cuando me golpeo paran los gritos. Se ha vuelto automático. A
veces me gustaría gritar: "Callaos", pero no soy capaz ...
(Paciente, 41 años)

Yo me lesionaba por angustia, por un bloqueo mental, por no poder reaccionar, por sentir
que me iba a volver loca ... me ponía muy nerviosa. Cuando haces estas cosas parece
que no eres tú misma, sino otra persona completamente diferente. Comento esto porque
cuando me autolesiono no parezco ser 'yo" misma, sino una fuerza del interior que te
provoca hacerlo ... después te sientes muy culpable y muy frustrada.
(Paciente, 32 años)
Hace muchos años que tengo una lucha interna. A medida que pasaba el tiempo, como
no encontraba soluciones efectivas, me empecé a autolesionar y esto sí que era efectivo.
Me encontraba mejor; cuando pensaba que ya no podía más, que no valía la pena luchar
y que la vida no tenía ningún sentido, recurría a los cortes. Parecerá extraño, pero yo no
quería morir, quería dejar de sufrir, quería aprender a tolerar los imprevistos, a vivir sin
tanto dolor ... quería pero no podía, no sabía ... Las autolesiones cada vez eran más
fuertes y acabé "enganchada", no podía parar de hacerme daño, cualquier situación o
imprevisto era suficiente para dañarme. Nadie se dio cuenta hasta que se me fue la mano
y necesité una intervención, habla san-gre por todas partes, pensé que me iba a
desangrar en mi cuarto y pedí ayuda.
(Paciente, 29 años)

Estaba tan acostumbrada a disimular que me perdí a mí misma, me llené de muros y de


máscaras. Recuerdo la sensación de estar a punto de estallar, pero tener que disimular
delante de la gente, también recuerdo la sensación de alivio cuando por fin podía dejar
de disimular, cuando me cortaba y liberaba toda esa tensión acumulada ... a mí me
ayudaba a tener algo de control.
(Paciente, 28 años)

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