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Estados unidos se establece como un país hegemónico después de la segunda guerra mundial,
entendiendo hegemonía como la Supremacía que un estado o un pueblo ejerce sobre otro.
Estados unidos gana la segunda guerra mundial bajo el mandato presidencial de El presidente
Roosevelt y comienzos del mandato presidencial de Harry S. Truman
El nuevo orden internacional, al final de la Segunda Guerra Mundial, comenzó a definirse por:
División del mundo en dos bloques, liderados por los Estados Unidos y la Unión Soviética
Inicio de la descolonización
Desarrollo de instituciones supranacionales.
Estados Unidos va a gozar una posición hegemónica, debido a:
No haber sido escenario directo de la guerra, ni haber sido destruidas sus ciudades ni
fábricas.
No va a sufrir la recesión económica en la posguerra (alta capacidad adquisitiva).
Fuerte crecimiento de población (1945-1960: Baby boom).
Guerra fría
La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo, científico y
deportivo iniciado al finalizar la Segunda Guerra Mundial entre el llamado bloque
Occidental (occidental-capitalista) liderado por Estados Unidos, y el bloque del Este (oriental-
comunista) liderado por la Unión Soviética.
Las razones de este enfrentamiento fueron esencialmente ideológicas y políticas. Por un lado, la
Unión Soviética financió y respaldó revoluciones y gobiernos socialistas, mientras que Estados
Unidos dio abierto apoyo y propagó desestabilizaciones y golpes de Estado, sobre todo en América
Latina. En ambos casos los derechos humanos se vieron seriamente violados.
Estados unidos se posiciona como vencedor de la guerra fría, después de la disolución de Unión
Soviética en 1989 y la caída del muro de Berlín el 3 de octubre de 1990.
Con el objetivo central de contener al comunismo, el presidente Harry Truman defendió una
política partidaria de intervenir en cuestiones internacionales en su discurso al Congreso de los
Estados Unidos el 12 de marzo de 1947: "debe ser política de Estados Unidos respaldar a las
naciones libres que resisten contra los intentos de dominación de minorías armadas, o acciones
exteriores"
Hegemonía estadunidense
Concepto: La hegemonía conlleva la práctica del poder, pues el origen mismo del término remite
al mando, guía o dominio ejercido sobre otros. Para Max Weber (Weber, 1983)
La hegemonía de los Estados Unidos fueron Alianzas Militares y la constitución de entidades
internacionales para fomentar la cooperación internacional como la OTAN y SEATO
La OTAN se crea el 4 de abril de 1949, y establece la cooperación militar y la defensa mutua de
cada uno de sus Estados miembros en caso de ser atacados.
La SEATO u Organización del Tratado de Asia Sudeste (1955) pretendió frenar la expansión
comunista en Asia hasta su disolución en 1975 (Miembros: Estados Unidos, Australia, Nueva
Zelanda, Tailandia, Filipinas, Francia, Pakistán y Reino Unido).
Tras la desintegración del bloque soviético, los Estados Unidos lideran una ofensiva en Oriente
Medio por el control de los combustibles fósiles, una de las claves de su poderío mundial.
Multilateralismo y Unilateralismo
es una institución internacional que “coordina relaciones entre tres o más Estados sobre la base de
principios de conducta ‘generalizados’ —esto es, principios que especifican la conducta apropiada
para una clase de acciones, independientemente de los intereses particulares de las partes o de
las exigencias estratégicas que puedan existir en algún caso específico—” (Ruggie, 1992). Así pues,
el multilateralismo existe tanto porque, las más de las veces, es funcional para los Estados
participantes, como porque es una forma de legitimar la dominación en el ámbito internacional.
A continuación se revisan, someramente, los principales casos en los que el anterior gobierno
estadounidense ejerció su poderío a través de la práctica multilateral: las negociaciones sobre el
cambio climático, el acuerdo nuclear con Irán y el pivote a Asia.
11 fundamentos de la doctrina Obama
Internacionalista e idealista
Obama sostiene que hay cuatro grandes teorías de política exterior: aislacionismo, realismo,
intervencionismo liberal (que en EE UU se entiende como progresista) e internacionalismo.
Obama defiende que otros países asuman más responsabilidad en vez de esperar que EE UU
siempre tenga la iniciativa, El presidente no rehúye del liderazgo estadounidense. Dice que es
imprescindible pero defiende que sea compartido: “El multilateralismo regula la arrogancia”
Los abusos y errores del pasado explican la cautela de Obama: “Tenemos una historia en Irán, en
Indonesia y Centroamérica. Así que tenemos que ser conscientes de nuestra historia cuando
empezamos a hablar de intervenir, y entender el origen de las suspicacias de otra gente”.
Obama defiende que no atacar fue una “decisión correcta”. El principal motivo fue la percepción
de que los ataques no podrían eliminar las armas químicas y la posibilidad de que El Asad saliera
“fortalecido” por poder esgrimir que había sobrevivido y desafiado a EE UU.
Obama se muestra muy crítico con Arabia Saudí, uno de los aliados estratégicos de EE UU en
Oriente Medio con el que las relaciones se han enfriado en los últimos años.
Obama expone su hartazgo con el caos en Oriente Medio y por el hecho de que le haya
consumido, a su pesar, tanta energía en política exterior, cuyo objetivo estratégico es dar
prioridad a Asia.
Sobre Oriente Medio, afirma: “Tienes a países que están fracasando en ofrecer prosperidad y
oportunidad a su gente. Tienes ideologías extremistas, violentas, que son propulsadas por las
redes sociales. Tienes a países con muy pocas tradiciones cívicas, por lo que cuando los regímenes
autocráticos empiezan a debilitarse, los únicos principios organizativos son sectarios”.
Obama defiende haber evitado la confrontación con la Venezuela de Hugo Chávez al principio de
su mandato en 2009. La decisión se basó en la percepción de que Chávez, junto a otros líderes
izquierdistas críticos con EE UU, “no era una amenaza” para Washington.
Ante las críticas de que su prudencia alimentó la intervención rusa en Ucrania, recuerda que el
presidente Vladimir Putin invadió Georgia en 2008 con George W. Bush en la Casa Blanca. Y niega
que Rusia sea ahora más fuerte por sus acciones militares en Ucrania y Siria: “Es malentender la
naturaleza del poder en relaciones internacionales. Poder real significa que puedes lograr lo que
quieres sin necesidad de ejercer violencia”.
Obama también es prudente sobre China. “Tenemos más a temer de una China debilitada y
amenazada que de una China exitosa y creciente”, dice. El presidente cree que la relación con
Pekín es el mayor desafío para Washington. Esgrime que si China mantiene su “crecimiento
pacífico” será un socio para EE UU. Si China no satisface a su población, rehúye de su
responsabilidad internacional y ve el mundo “solo en términos de esferas de influencia regional”,
Obama ve un “potencial” conflicto con China y una mayor dificultad para abordar desafíos
globales.
Preguntado por qué asuntos le preocupan más cuando ceda la presidencia en enero de 2017,
Obama manifiesta una preocupación “profunda” por el cambio climático si sus efectos se
acentúan. Alega que el calentamiento global es una “potencial amenaza existencial” para todo el
mundo si no se actúa. Lamenta que no parece una amenaza inminente. Eso, esgrime, “repele la
intervención de gobiernos”.
Irán: Desde su campaña presidencial, Barack Obama se había referido al tema de las capacidades
nucleares iraníes, sugiriendo que la manera de abordar esa problemática era a través de
“diplomacia directa de alto nivel”
Donald trump
DEPARTAMENTO DE ESTADO
-La política exterior no fue una prioridad para Donald Trump durante la campaña electoral.
Llegó a la Casa Blanca con una agenda poco detallada más allá de su promesa de poner a “América
primero” (America First), pero avisó que sería un rompedor (disruptive) y que llevaría a cabo un
cambio de dirección en política exterior. Rechazó, además, el valor de la experiencia –que
encarnaba su oponente Hillary Clinton–, apelando a sus habilidades naturales, como su
espontaneidad y temperamento.
-Tras ganar las elecciones, comenzó a cubrir puestos clave apostando por personas con poca
experiencia en asuntos de gobierno, aunque leales compañeros de campaña pero empezaba a
resultar difícil encontrar suficientes candidatos para todos los puestos que había que cubrir y que
además compartieran su visión.
La respuesta a los retrasos en los nombramientos la daba la Casa Blanca a través de su secretaria
de prensa, Sarah Sanders. Ésta afirmaba que el presidente había llegado a Washington para
“drenar el pantano. El objetivo era crear un gobierno más eficiente, y si se podía tener a una
persona que hiciera el trabajo de seis, mejor que mejor.
A finales de 2017, más de la mitad de los puestos del Departamento de Estado que requerían la
confirmación del Senado seguían sin tener un candidato. Sólo un 21% de los candidatos habían
sido confirmados y un 24% esperaban la confirmación.
-Esta forma de “hacer política” se pudo ver con la primera y controvertida orden ejecutiva de
suspender la admisión de refugiados a EEUU y la entrada al país de ciudadanos de varios países
musulmanes de forma temporal. Teóricamente debería haber sido el resultado de un proceso que
habría comenzado por la discusión del “plan” entre los varios departamentos implicados, además
de la consulta con jueces y expertos para su redacción, con el objetivo de tener una visión lo más
amplia posible del asunto. Y no lo fue. El resultado fue caos en los departamentos para su
aplicación, caos en los aeropuertos y, por supuesto, la paralización de dicha orden.
Otro ejemplo es el ataque en abril contra un base militar en Siria en respuesta al uso de armas
químicas contra civiles por parte del régimen de al-Assad. Una decisión de cierta envergadura
tomada por el presidente tras ver unas imágenes que le conmovieron. Sin embargo, no hubo
ningún debate político ni coordinación diplomática, lo que hace saltar las dudas y los miedos sobre
qué es lo que verdaderamente mueven al presidente de EEUU.
MUCHA CONTINUIDAD
Donald Trump comenzó su andadura en cuestiones internacionales tras haber atraído el apoyo
de los republicanos nacionalistas y no-intervencionistas, frente a los internacionalistas. Los
primeros no se oponen a altos niveles de gasto en defensa o a medidas agresivas contra el
terrorismo, pero desprecian los “experimentos de nationbuilding”, los programas de ayuda
exterior, las intervenciones humanitarias y las instituciones internacionales. Los no-
intervencionistas, por su parte, se oponen a las bases en el extranjero y a las alianzas como la
OTAN, y sus argumentos se apoyan en las frustraciones por las guerras en Irak y Afganistán. Los
internacionalistas, que desde el final de la II Guerra Mundial prevalecieron en el establishment
republicano, creen en un papel activo de EEUU en el exterior tanto en términos económicos como
militares y diplomáticos.
Donald Trump no ha sido tan peligro para el mundo como algunos auguraban por no ser un
profesional en las cuestiones de política exterior. Actualmente está involucrado en una serie de
conflictos todos ellos iniciados por sus antecesores. No ha comenzado ningún conflicto con Irán o
con Corea del Norte y no ha transformado de forma radical los que ya existían. En cuanto al “uso
de la fuerza” también ha actuado como un presidente “normal”. Y son precisamente sus acciones
fuera de lo normal, las que no matan a nadie, las que han infundido más miedo y tienen más
detractores.
Continúa con las operaciones de Barack Obama contra el terrorismo en el continente africano.
Operaciones que volvieron a salir a luz pública tras la muerte de tres miembros de las Fuerzas
Especiales del Ejército de EEUU en Níger en otoño
Continúa la lucha iniciada por Barack Obama contra el EI, siendo determinante el apoyo de las
fuerzas armadas estadounidenses para la reciente liberación de Mosul y de Raqqa, los bastiones
del EI.
El acuerdo nuclear con Irán tampoco ha sido desmantelado, a pesar de la nocertificación por
parte del presidente. Fue una decisión que tiene por ahora muy poco alcance pues se trata de un
proceso exclusivamente interno que no tiene ningún efecto inmediato sobre el mismo pacto. Lo
que ha hecho es dejar en manos del Congreso la decisión de reimponer o no sanciones a Irán y
todo apunta a que no ocurrirá.
Tampoco ha relanzado las relaciones con Moscú a pesar de las promesas de campaña. Ni
siquiera ha habido una reunión bilateral formal entre los dos países. La relación sigue siendo tan
mala como la dejó la Administración anterior, e incluso más peligrosa que antes a pesar de que los
intercambios entre ambos gobiernos, sobre todo entre los principales mandatarios, hayan sido en
ocasiones cordiales. El Congreso de EEUU ha endurecido las sanciones contra Moscú y ha limitado
la capacidad del presidente para levantarlas. Mientras, EEUU está activamente incrementando las
capacidades aliadas en Europa del Este y el despliegue de la defensa antimisiles en Polonia y
Rumanía avanza a buen ritmo. Y continúan las investigaciones sobre la interferencia rusa en las
elecciones de 2016, un tema que va creciendo cada vez más.
Hacer diplomacia vía Twitter es quizá lo menos convencional y uno de los cambios más notorios
en esa nueva Administración. Gracias a sus tuits, se ha metido en líos con aliados como Alemania
y el Reino Unido y con enemigos como Corea del Norte. Pero esa retórica agresiva en asuntos
internacionales a través de esta herramienta social apenas se ha concretado en acciones reales.
Otro de los cambios que hay que destacar en este primer año, y quizá con mayores
consecuencias, ha sido la delegación de la autoridad táctica de la Casa Blanca a los comandantes
militares en el terreno. Es decir, que Washington ha dado más autonomía a los operativos
militares, sobre todo en la lucha contraterrorista, dando marcha atrás a la tendencia de la Casa
Blanca a burocratizar la toma de decisiones en estas cuestiones
Se ha ganado rapidez y permite seguir adelante con una campaña sin interrupciones. Pero se ha
perdido transparencia, supervisión y control sobre las acciones. El lanzamiento de la “madre de
todas las bombas” en Afganistán es un claro ejemplo de este cambio, así como el incremento de
los ataques aéreos en Yemen y Somalia. Según el USCENTOM, en 2017 se llevaron a cabo 120
ataque aéreos en Yemen, tres veces más que en 2016.