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CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
"Como consecuencia del crudo invierno de 1.979, que se recuerda azotó la mayor
parte del territorio nacional, se desbordó la quebrada aledaña al predio citado y lo
destruyó, debido principalmente al deficiente mantenimiento de la carretera y a la
incapacidad de los desagües del puente para recibir las aguas de la quebrada, en
un cincuenta por ciento (50%) por lo menos, de sus instalaciones, ya que como se
podrá verificar en el momento procesal oportuno, dicho inmueble quedó reducido a
un solo piso, pues el primero desapareció al inundarse totalmente con piedras,
arenas y aguas de la misma quebrada, hecho que tuvo ocurrencia el 22 de octubre
de 1.979.
"A raíz de tal suceso, mi mandante fue perjudicado pues a más de la destrucción de
las instalaciones de su propiedad, en la porción indicada del 50%, su
establecimiento "La Fuente de Chucho", estuvo fuera de servicio como
consecuencia del desastre, por espacio de dos meses aproximadamente.
"Al analizar el material probatorio citado se encuentra que las declaraciones de los
testigos se pueden clasificar en dos: unas corresponden a los testigos presenciales
de los hechos y quienes son campesinos que viven en la región que dan cuenta de
los daños que fueron ocasionados al inmueble de propiedad del demandante. Las
otras declaraciones corresponden a los testigos técnicos o sea las declaraciones de
ingenieros que tienen o tuvieron bajo su responsabilidad y cuidado el mantenimiento
de la carretera y de los desagües.
"Afirman los técnicos además que el diámetro de los tubos que están colocados en
los desagües son más o menos de 1.90 mts. y que nunca fueron avisados de peligro
de inundaciones o taponamiento de los tubos, hasta tanto no se produjo el
correncia¡ aguacero.
"Por otra parte como se demostró, la casa de propiedad del actor está construida a
una distancia mínima de la rivera de la quebrada lo cual indica una total imprevisión
de parte de quienes la construyeron, con el agravante de ser los suelos arcillosos e
inestables como se infiere del certificado del Jefe de la Sección de Geología del
Ministerio de Obras, anteriormente relacionada y visible al folio 71 C. 1.
5. Que el día 22 de octubre de 1.979, luego de un torrencial aguacero, los tubos por
los cuales corría la quebrada bajo la carretera quedaron obstruidos por Iodos,
piedras, troncos y, en general desechos de arrastre. Por tal razón, la quebrada se
represó, y el material de arrastre que ella traía destruyó parcialmente la edificación
propiedad del demandante.
Ahora bien, frente a los hechos anteriores considera la Sala que para poder
determinar si existe o no una eventual responsabilidad patrimonial de la
administración, es necesario absolver dos interrogantes previamente. En primer
lugar, debe determinarse si existió o no falla del servicio, consistente dicha falla en
el incumplimiento, por parte de las autoridades componentes, del deber de
mantener adecuadamente los tubos por los cuales corría la quebrada que el 22 de
octubre de 1.979 se represó. En segundo lugar, deberá determinarse si tal falla, en
el evento de que esa se hubiese dado, fue la causante del daiío o si, por el contrario,
el mismo tuvo su origen en un hecho imprevisto, imprevisible o irresistible, frente al
cual cualquier precaución, o el mejor de los mantenimientos, no hubiera evitado lo
que finalmente ocurrió.
Sin embargo, observa la Sala que no existen en el expediente pruebas que permitan
al fallador, en su mas íntima convicción, deducir que en el evento sub - lite existió
falla del servicio, ni que dicha falla, si se hubiese demostrado su existencia, fuese
la causante del daño alegado por el demandante. En efecto, además del
interrogatorio que se le practicó a este último, en el cual afirma que los tubos en
cuestión fueron limpiados por el Ministerio de Obras Públicas apenas dos veces en
los últimos 15 años (fol. 103 y ss), obra en el expediente la declaración del testigo
Carlos Julio Otálora, quien da fe sobre lo que él llama "el abandono" de la vía en
cuestión (fl. 92).Y si bien de las declaraciones extrajuicio que fueron aportadas por
el demandante parecería desprenderse una corroboración a los afirmado por él, la
Sala no podrá tenerlas en cuenta por cuanto las mismas no fueron debidamente
ratificadas a lo largo del proceso.
Ahora bien, obran también en el expediente los testimonios de los funcionarios del
Ministerio de Obras Públicas, particularmente de los Ingenieros Gustavo Cifuentes
(fol. 97) y Luis E. Mahecha, quienes sostienen que regularmente se inspeccionaban
y limpiaban las alcantarillas, y que en ningún momento recibieron informaciones ni
de parte del demandante, ni de otras personas, en cuanto a la destrucción de los
tubos de desagüe, que hubieran justificado un mantenimiento adicional al que
contemplaba el programa normal.
Por otra parte, observa la Sala que, según las pruebas arrimadas, todo el mes de
octubre de 1.979 se caracterizó por un invierno extremadamente fuerte, y que el
aguacero de octubre 22 no fue el primero, ni el último que cayó sobre la zona. Si el
mantenimiento de los tubos de desagüe no fuese adecuado, es viable suponer que
se hubiese podido producir un desbordamiento antes de tal fecha, pues sería difícil
creer que fue únicamente la lluvia que cayó en octubre 22 la que determinó la
alteración radical de las estadísticas de pluviosidad de la zona. Y si bien es cierto
que ante el peligroso incremento en el nivel de lluvias, los funcionarios públicos
encargados del mantenimiento de las vías hubiesen podido intensificar sus
programas al respecto, dentro del marco de lo posible, con miras a conjurar los
riesgos que podrían resultar de tal incremento en la pluviosidad, también lo es que
el demandante, o para el efecto otras personas con circunstancias similares,
hubiesen podido llamar la atención a tales funcionarios sobre los inminentes peligros
de inundación en sus respectivos predios, con el objeto de que estos funcionarios
procedieran a la limpieza solicitada. No se trata, aclara la Sala, de insinuar que el
servicio de mantenimiento hubiese de prestarse únicamente a solicitud de los
interesados en caso de riesgo extremo, ni mucho menos de sostener en el evento
sub - ¡¡te que si ello hubiese ocurrido se habría evitado el daño, sino de sentar el
principio de que, en épocas de emergencia, como bien pudo serlo el mes de octubre
de 1.979 en la zona del Municipio de Tena, alguna responsabilidad de colaboración
incumbe a los particulares cuando detecten situaciones potencialmente riesgosas.
Particularmente, si las autoridades, por las limitaciones propias de tales
circunstancias, no tienen todas las facilidades necesarias para actuar
simultáneamente en todos los eventos en que pudiesen ser requeridas.
FALLA:
DENIEGANSE las suplicas de la demanda.
Se deja constancia que la providencia anterior fue discutida y aprobada por la Sala
en sesión de fecha 4 de octubre de 1.990.