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ESTUDIOS

EL POLIGENISMO

¿Dispersión poligenética ·o monogenismo estricto?

INTRODUCGION

El descubrimiento científico de la variedad de razas humanas


es reóent,e.
Cuando a fines del siglo XIII los escritos· de MARCO POLO,
en que narraba sus av,e nturas por .el corazón de Asia, v,enciero.n
la incredulidad de sus contiemporáneos, la existencia de pueblos
desconocidos fué una adquisición definitiva. Hombres pe tez
pálida y ¡ojos oblicuos, desconectados de ,O ccidente, vivían entre
el esplendor de atávicas culturas en r,einos dispersos y poderosos.
El año 1492 señaló una nueva época de la Historia U1I1iV1ersal.
Las carabelas aventureras, grises albatros diel Atlántico, al ate-
rrar en nuevos mundos abrían caminos de sorpresa y de con-
quista. Los duros aborígienes, oscuros o rojizos, cuya existencia
ni siquiera s·e sospechaba, flor,e cían en culturrus exóticas.
Poco después la tenacidad de MAGALLANES hallaba una salida
al otro mar, el qillie BALBOA había columbrado desde las altísi-
1

mas cumbres pemanas. La vía libre alrededor del mundo quedaba


abierta. JUAN SEBASTIAN DE ELCANO, al ,cerrar efectivamente la
primera vuelta al orbe, iba encontrando en el laberinto de costas
marítimas del Pacífico tipos humanos de oaractieres y civibzacio-
nes desconocidas, que más tarde fueron' multiplicándose, a me-
dida que súrgía de . la nada del desconocimiento el atomizado
continente de Oceanía .
Sólo en 1870, no haoe todavía un siglo, ien tiempos de los
grandes descubrjmi,~ntos africanos, el infatigable geógrafo vta-
jía nte Jorge SCHWEJNFURT. daba a conocer ,científicamente .la
exi,s tencia de los pigmeos .
... Así, del ecuador a _los polos se ha ido precisando y definiendo
ese m:µiz d(e 1a.s raz:as, de trama intrincada y misteriosa.
. Lo que pasó últimamente en el .espacio geográfico va suce-
diendo ahora en el tiempo, en ese tiempo petrificado que ha
',
ESPIRITO 4 (1955) 159-187,
160 SEBASTIÁN BARTINA, S. l, (8}
ido registrando tras sí la sucesión de la vida en capas de centu-
rias, como hojas llenas de signos cifrados de un archivo secu-
lar. Razas fósiles de hombres que fueron, fragmentarias ,y nu-
merosas, van apareciendo acá, y ¡acullá, como fichas desordenadas.
que esperan el tino y la paciencia de manos hábiles que las ca-
taloguen.
Y surge el problema acuciante. ¿ Las ~iferencias evident¡es
entre raza. y ,raza de hombres, ilos que son y los ·que ,fueron, ¡50n
tan sólo accidentales, como los tres estados del agua, o son
sustanciales e irreductibles, a pesar de .s us innegables seme-
j~nzas, así ,como difiere ,el oro p,el latón?
fUn ju'icio precipitado .y su,p,erficial puede 9-iversificar la.
fuente, la níeVJe y la nubie; o puede unificar todo lo que reluce.
FOMULACION DEL PROBLEMA- - Polig,enismo es una palabra
ambigua, que se apllca a varias :i;iealid:ades.
En l j formulación del problema pueden entrar en juego
cuatro elementos distintos.
1 Q La unicidad o pluralidad de panej/a.s ,o binarios, que ha-
brían sido los primeros progenitores de la humanidad.
2Q La unicidad o pluralidad de ic,epas ,o triq!ncos de dondeha-
brían procedido las parejas, una Q varias die cada tronco, q~
fueron ,el primer principio de la humanidad.
3 Q La unicidad o pluralidad de lugares geográficos donde
aparecieron los primero3 progenitol"es.
4 2 Finalmente, dado el caso hipotético de la pluralidad de .)
cepas .o de panejas, la simult a.neidad o separación de su apa-
1

recer en el tiempo..
Barajando estos el,ementos se pueden obtener combinaciones
notahlemente variantes entre sí.
Si a esro se añade la posición previa que se guarde respecto
a un problema relacionado estrechament,e con el poligenismo,.
pero no esencialmente _conectado ,con .él, cual es el trasformismo.,
se aumentan los matices de las posiciones posib1es. El fixismo,.
iel creacionismo, el evolucionismo moderado y el evoluci<>nismo
absoluto, cómodament,e, ·aunque no estrictamente, ,exigirán µna u
otra combinación de los elementos que de hecho presenta el po-
ligenismo. ·

Dos POSICIONES EXTREMAS. - Precisando más, se dibujan


desde luego dos posiciones radicalmente opuestas.
Para, un transformista absoluto es camino expedito resol'V'Cr'"
.
la variedad de vivientes, incluso human.os, ~on un hiperpolige-
nis;m<> radical. Las razas humanas d~ben su origen a varios-
troncos separados, y de cada tronco, siempre ,en virtud de mis-
teriosas leyes que conducen a más perfección, brotan varios bi-
narios. Tenemos, pues, un poligenismo específico entre ñóriil>tes ;
[9] RL POLIGENISMO 161

y además un poligenismo de parejas ..Puesto esto ¿ qué más obvio


que admitir una dispersión absoluta en el espacioJ sea.<!{! los tron-
cos entre _sí, ,sea de 4ts parejas de un rpismo tronco ? Y si existe
separación gepgiáfica entre Jos originantes del hombre ¿ qué
más da que haya existido discreción en el tiempo? Así habla
un hiperpoligenismo extremo.
Es una manera fácil .(le ,]'.'lesolver el:-Probl,ema. Donde hé!,y di-
• ferencia notable, allí hay distinción es,encial y de orígenes. Ni:,
la nube ni la fuenbe ni la nieve coinciden letn·sier una misma sus...
tancia.
Sin embargo, la afirmación radicalmente opuesta puede ha-
berse realizado. Una pareja 3ola de progenitores, y por ende
con una cuna bien definida en el espacio y un lugar absoluto en
el tiempo, pueden haber aparecido :realmente ien el mundo y ha-
ber dado origen a múltip1es desoendientes _que se haya'n multi-
plicado según las leyes de la prognesión g,eométrica y que, con
el rodar de los siglos hayan ido adquiriendo no sólo caracteres
raciales profundos, cual permanencia estab1e y colectiva de "i-
ferienciaciones :ündividuales, sino ,que hayan logrado esparcir_si:!¡
p,mlatinament,e a tan remotas regiones del mundo que se ha,y,a
perdido entre sus post:erior,es la misma memor1a de sus orígenes.
Tenemos el monogenismo estnéto.
¿ Cuál ha sido la realidad ? ¿ Dispersión hiperpoligenética o
monogenismo estricto ?
Para responder con exactitud y .seguridald a esta pr,egunta,.
t es necesario considerar el problema del .poligenismo en toda su
amplitud, integrando todos los datos posibles y sopesando su justo
valor. ,Palia ~lo ,es p11eciso interrogar las distintas fuentes de
conocimiento cierto que pueden responder por derecho propio a
la cuestión.
DIVISION DE ESTE ESTUDIO. - Procediendo ordenadamente,.
se ha de considerar, puesta antes una cuiestión básica de prin"'-
cipios, I) el poligenis'n1io y las fuentes de la Rev:elación, z) el
poligienismo y ~ias ciencias naturales e históricas, 3) el poligenis:-
mo y la filosofía y 4) ,como conclusión y porque. así lo piden ,
las actuales circunstancias, el poligeniismo y la encíclica' «Hu ... .
r.1ani ger.eris)), vista bajo la, luz de nuevas precisiones ( 1).

(1) BIBLIOGRAFJA, Además de los escritos que yan citados a .pie de


. página, se han .tenido presentes de :un modo particular las obras siguientes:,
MARCOZZI, V. L'uomo nello spaúo e nel tempo, Milano 1953, Casa Edi-
trice Ambrosiana,· 448 pp. -, En: el capítulo ·dedicado al poligenismo se en-
contrará una escog'.ida y abundante bibliografía. Seguimos fielmente ·a este
. "autor ,en el ,apartado correspondient·l al poligenismo y las ci-encias naturales·•
BEA, A. JJe Pentateucho2: Institutiones Biblicae :Scholis accomodatae II,.
.Romae 1933. Especialmente en «Chronologia historiae iprimitivae» 180--18~~ ·
16.2 SEBASTIÁN BARTIN'A, S. I, [ ,o}

PRINCIPIOS BASICOS

El problema del poligenismo e.s ante todo una cuestión de


hecho. De consiguiente, no es posible reso,lvierlo a priori. No
se rrata de dar con lo que pudo haber sido, sino que es preciso
acertar con lo que en realidad fué.
Siendo lo que fué una sola c9sa de aspectos bien definidos, •
las rarr.as del saber que nos of i:ecen conocimientos más o menos
ccmpletos sobre dla, han de coincidir exactamente en sus afir-
maciones, de lo contrario podremos asegurar sin género de duda
que en alguna parte se nos dan datos falsos.
. Desde luego, s e distingue una línea dlyisoria t;;ijante entre
1

dos fuentes de ·conocimiento cierto : el testimonio y la investi-


gación directa. Es caso de cada día. Por afirmaciones de otros
venimos en conocimiento de cosas, que ,luego podemos com-
probar por nosotros mismos. Tanto antes como de~pués de la
comprobación directa conooemos la cosa con certeza, aunque
por diferentes motivos. Primero por el testimonio de otros, luego
por nuestra misma verificación.
Si el testigo da garantías absolutas de ciencia y veracidc!,d,
y adle¡niás se ,e:x;p:11esa suficientemente, su afirmación es fuente
genuina de conocimiento. ·
Supongamos ahora que iel tlestigo ies Dios. Como eterno que es,
ya que su ser es existir, y ien virtud de su omnipotencia, ha sido
testigo presencial de cualquier ,hecho histórico de la humanidad.
Más aún, a veces ha intervenido en el cqrso de los acont,e cimien-
tos de una manera peculiar, y se ha convertido, hablando a nues-

BEA, A. «Il problema del Pentateuco ,e della historia primordiale», I,a


CivUta Cattolic(l 99 II ( 1948) u6-127.
BEA, A. Aggiornamento sul4'ewluzioni.<mo antropo!ogico . .Conferencia
leída en la sede del Pontificio Instituto Bíblico d,e Roma en r954. De ella
presentamos cuanto se refiere a las nuevas determinaciones sobre las palabras
de la <<"Humani generis» acerca del poligenismo.
LIBBY, ·W. F. Radiocarbon Dating, Chicago ¡r952, .VII-r24 pp.
PARROT, A. Archaeologie Mésopotamfenne, Paris r946~ I vol., 54~ PP·
O.frece en cada capítulo una amplia bibliografía, sobre los temas tratados.
ROSA, D. Ologenesi. Nuova teoría deU'evoluzione e della d istribuzione
geografica.dei viventi, Firenze 19r8, XI-305 ·PP· · ...
. RosA, D. L'ologénese . Nouvelle théorie de l'evolution et de la distributi_o n
géographique ,des étres vivanites. Adapté de ,l'italien par l•auteur. Paris 193r,
XII-368 . .. ·
RAHNER, K. Theologisches zum jl,fonogenismus: Zeitschrift. für katolische
.
1'beologie 76 ( 19;4) r-18, 1~-223; ~ibliogra~ia, p. IS. nota r.
[u] EL POLIGENISMO

tro tr_odo, de espectador en protagonista. Por otra parte Dios ~s


veraz, porque por su misma omnisciencia y bondad moral su-
premas ni puede engañarse ni quiere ~ngañamos. Finalmente.,
en los mensajes extraordinarios que ha enviad~ a los hombres
para bien de ellos mismos, y qUJe .~n absolutamente ciertos,.
tanto o más que cualquier otro .d ocumento histórico fidtediffiUo,.
ha hablado sobre los orígenes de la humanidad.
Es pues imprescindible escuchar, primero la palabra de Dios,·
porque entre las fuentes de conocimiento cierto, es la _que tiene
la primada sobre las demás, por su dignidad supnema.. y por su
supremi. seguridad. _
Poseemos además un criterio infalib(e de r~cta jntierpretación
de la palabra de Dios. Es el Magisterio auténtico de la ~glesia~
que por voluntad expresa .Y providencia consta.int1e del mismo
Dios declara y detiermina lo que _Dios ha dicho o no ha dicho,
con decisión infalible e inapelab1e.
Así pues, podemos con toda seguridad escuchar la solución
del problema del poligienismo que nos da el testimonio de Dios.
El •enfoque de la cuestión en estie caso lo expresa bien un
hecho que suoede no raras vieoes ·e ntre nosotros.
En un amplio y frío salón .de un Palacio de Justicia se está
tramitando una causa laboriosa. Han desfilado testigos de di-
versas categorías y posiciontj3 y han ,depuesto con má¡s o menos
ventaja para una solución. Cada uno aportó lo que sabía, y el
matierial encartado no es suficiente o fidedigno. Hubo quizá re-
ticencias, datos fragmciltarios, dudosos, apal'leitlteme'Ilte contra-
dictorios ... La causa queda todavía ambigua, con inminente pe-
ligro die prolongarse indefinidame:n.te. Así. las cosa:s, se presenta.
un testigo de excepción mayor, con aportación tan evidente dJe
instrumentos auténticos, que decide inmediatamente el asunto.
Lo que parece natural en el .orden forense, tal obra el tes-
timonio die Dios en el orden diel conocimi~to.J reHejo del onto-
lógico.
« Pero, bien que la fe esté sobre la razón, con todo, nunca
puiedc haber disención verdadera entre la fe y la razón, porq~
el mismo Dios que ... infunde la fe dió a la mente humana la luz
de la razón, y Dios no puede n,egarS1e a sí mismo ni lo verdadero.
puede contra;decir nunca a lo que es verdadero. La vana apa-
riencia de contradicción nace princ1palísimamentie o de que los
dogmas de la fe no se han ,e nrendido o m se han explicado según
la mente de 1a Iglesia, o biien de que se tengan por pruebas dJe la
razón opiniones de la fantasía» ( 2). . · .
Veamos pues,, qué dioe la palabra de Dios sobre . el polige ..
nismo.

(2) DENZINGER· E,rcltiridion Symbolorum»&, Friburgi 1947é nQ · 179_7 .


SEBASTIÁN BARTINA, S. J. 1,2)

PRIMERA PARTE
El poligenism<, y las fuentes de la Revelación
La revelación hecha por Dios a la Humanidad se halla con-
tenida en la Sagrada Escritura, que es formalmente palabra die
Dios, y en la Tradición edesiásuca.

I
LA SAGRADA ESCRITURA Y EL POLIGENISMO
Es tan patente en las Sagradas Páginas de la Biblia que.todo¡s
los hombres que hay sobre la tierra desóende:n de un solo par,.
concreto y definido, de progmitores, cuyos nombr·e s se anota¡n,:
cuidadosiamente, que tal conoepción se r~pite y se supone pe-
rennemente.
Como pasajes significativos pueden presentarse los siguientes :

VIEJO TESTAMENTO
J. - Los PRIMEROS C!.PITULOS DEL GENESIS. - Siempre ha
inquietado a toda ·religión y a toda filosofía el origen primero
del hombre. Es éste un problema fundamental, y la solución que
de él se dé transciende profU[ldamente en la conc~pci6n y prác-
tica de la vida humana, hasta repercutir en el culto.,., ·en .la ,piedad
y er.. la moral. El Génesis habla de los orf.ge.nes del .hombre.
No sólo .se ha de ver, pues, en estas páginas un contenido de
verdad doctrinal sano en oposició;n a las aberraciones y fantasia5:
de otros sistemas, sino que, como documento que da una doctr~
religiosa importantísima, han de s,e r tratadas y analizarl:as con:
suma cautela y prudente discreción. Vistos los primeros capítu-
lo!: del Génesis bajo esa luz, ·quedará como . en segundo plano
todo problema de interpretación que atienda ~ su estructura,.
sucesión e incluso al análisi,s de su género literario. Hay en.
esas primeras págiJnas un empeño evidente en dar razón del
origen ~e las cosas, y sobre J.Qdo en e~plicar !el origen .del hom-
bre, ápice supremo .de la cl'leación 1visib\e. Y de esta intención
no se puede prescindir. · ...
Ahora bien, por una parte no Ahay en ellas ~da .9.ue ,induzca;
a poligenismo, aun el más moderad<>l, y por otra' parte todo hace
creer obviamente en un monogenismo estricto.
Preparada la tierra, y más en concreto el Paraíso, para ha..
bitaJCÍón del ho'm.bre se dioe que' «ninguna hierba germinaba
todavía en el campo... porque no ~xistía hombre que cultivase
EL POL.IGENISMO 165

el suelo » ( 3), e inmediat:ament·e s,e presenta a ,Y.ahveh Dios como


formando al hombre, Ha-Adam ( 4). El uso expreso del artículo
definido parece favorecer la unicidad de progenitores ..Efectiva-
m~nte, al decirse que Dios formó al hombre, naturalmente parece
se insinúa el comienzo de 1a .iespecie humana.
Cuando, de modo maravilloso má.s que simbólico, fueron pa-
sando los animales todos ante el hombr~ se dice que «Adán im-
puso nombre a todas las bestiais, a toda ave del aire y a todo
animal salvaje. Mas fentre todos] no :se halló para el hombro
1

(,adam) ,un auxiliar semejiantle a él» ,( 5). Esta misma situación


reflejan las palabras /de Dios, 11e:6eridais a la (mujer: «No es'.bueno
que el hombre (adam) esté solo. Lie haré un auxiliar semejante
a él» ( 6). Y sigue la formación de Eva.
El poder supremo die dar nombnes a las cosas que expresen
en cifra su r,senda íntima, prueba manifiesta de intieligiencia,,
lo actuó Adán con relación a su semejante, la mujer, mostrando
con ello superioridad dentro de un mismo rango. El oombre que
le puso expnesaba sin duda la realidad de las cosas. Fué «Jauá
(Eva), porque (da la razón explicativa iel mismo texto sagrado).
ella ha sido madre de todos los viviebtes » humanos (7). Sima-
dre ella de todos, anties de ,ella no nació viviente humano.
Finalmente, Dios creador <lió preceptos al binario de primeros
progenitores : ,
«Prolificad y multiplicaos y poblad la tierra,
y sojuzgadla y dominad en los peces del mar,
en las a v,es del cielo
y 1en todos los animales que ISie mueven: sobre la tierra» ( 8).
Esta bendición dada a la especie humana como tal, mal podía
contener el pr,eoepto de poblar la tierra, si la tierra ..Yª estaba
poblada de algún modo por otros hombr,es que la sojuzgaban.
Los probados ,exegetas no dudan en aseverar que en todo este
oonjunto de ~xpresiornes ,s,e condenen declarado de .Parte de Dios
un monogenismo estricto, dertamente a partir de Adán y Eva
para todos los hombres que han ~xistido después sobre nuestro
mundo, pero aun, porque rno hay razón _sufidente que lo contra-
diga, un monogenismo absoluto con relación a todo, tiempo.
2. -LIBRO DE LA SABIDURIA (Sap. 10, I). ~ La fuerza ~c-
tuante de la Sabiduría divina sob11e ,el mundo y sobn: la ,historia

(3) Gen, 2, 5.
(4) Gen. 2, 7·
( 5) Gen. 2, 20.
(6) Gen. 2, 18.
(7) Gen. 3, 21.
(8) Gen. 1, 28.
166 SEBASTIÁN BARTINA, S. J.

se refleja de modo particular en las figuras señeras de la huma-


. nidac. y · ~ aquellas que habían de. ir llevando a efecto los pla:Illes
divinos sobre la salvación eterna de los hombres. Des<le Adán
hasta Moisés se nos muestra que las notas características de cada
persona han sido dirigidas providentemente.
De Adán se dice esta frase concisa, pero llena de sentido :
<;Ella [lia Sabiduría divina] fué cuidando .del primero que fué
plasmado [Adán], padr,e del mundo, el único creado, y le levantó
de su propia caída » ( 9) .
La palabra protóplaston (el primero que .fué plasmado), que
se aplica a Adán, parece alud~r a la caheza o principio de una
serie ieh sentido absoluto, mientras la locución «padre del mundo»
mira la sucesión post,erior total de la serie. así, pues, todos los
hombres vienen de uno solo, el primero, Adán.
Sin embargo, la forma demasiado conci~a, el estilo manifies-
tamente poético y la dependencia directa del Génesis que acusa
la narración obligan a que este ,pasa.je de la Sabiduría tenga ,que
interpretarse prefe rentiemenre en función de los ,tres primeros
capítulos del Génesis.

3. - LAS GENEALOGIAS, - La Biblia es el libro de las genea-


logías, Saberse de memoria de uu modo exacto la lista de los
antepasados hasta los ascendientes más remotos ,es peculiar a la
idiosincrasia de los pueblos orientales, antiguos ,y modernos,
dende a 'fhlta de escritos suple ~ tenacidad memorística la perpe-
tuidad del docu'inento .
Los judíos concedían excepcional importancia a las genealo-
gías. En virtud de ellas todo israélita se ·discrimínaba automá-
ticamente de los .goím, palabra que mal traduce nuestra ,expre-
sión genNJes y designa a todo el que no era del pueblo escogido ,
En último término, sin embargo, los mismos goim no sólo tenían
que alabar al Dios de Israel, el único verdadero, sino que lle-
garían a salvarse integrados misterio~amente en el mismo Israel.
. Las genealogías de la Biblia, que eJr!piezan en el libro del
Génesis y !hallan su coronamiento en ·Mateo ( 10) y Lucas ( 11),
cuando .estos dos evang,elistas registran cuidadosamente los an-
tecesores de Jesucristo ,e n su generación humana, muestran un
cuidado prevalente. En última resolución tienden a entroncar
cualquier hombre con los descendientes de Adán1 a veces por la
línea del pueblo escogido. En cambio Adán es considerado siem-
pre como el límite más allá ,del cual o fuera del cual es inútil ir.
En dos ocasiones se describe la dispersión de los descen- •
dientes de Adán, por el mundo, Primer~, cuando Caín, el fra-

(9) Sap. 10, 1 .


.
( 10) Mt, 1, 17,
( 11) Le. 3, 29-38,
[15} EL POLIGENISMO 167

tricida, huye con su tribu, de los otros descendientes del primer


hombre ( I 2) La segunda, cuando, después del diluvio, los tres
· hijos de Noé dan origen a. distintos pueblos, cuyos nombres y.
ascendientes se presentan por menudo enlazados ien ,el llamado
mapa de tas naciones ·( 1 3). · ·
En ,estas dos dispersiones, que no fueron ciertamente las
únicas, s,e halla según los Libros Sagrados la razón suficiente
de la diversidad de razas y. ·de pueblos sobre la tierra.

NUEVO TESTAMENTO

4. -DISCURSO DE SAN PABLO A LOS ATENJENSES (Act. 17,


2 2- 3 1) .
- La argumentación del Antiguo Testamento la recoge
San Pablo, la confirma y concreta ,y le da nueva fuerza y ex-
presión en sus palabras· a los goím.
Una amplia carretera asfaltada sube eµ la Atenas de hoy
desde el Odeón de Herodes Atico a la Acrópolis. Se alzan esas
impresionant,es ruinas, que aun rotas no pierden su ritmo de
pureza, diáfanas y chias bajo el cielo mediterráneo. Antes de
llegar a ¡elJas queda a la izqui erda un montículo de roca dura y
1

azulada. Jóv,c nes pinos ,e n tomo y una floración de arbustos


achaparrados delatan una revalorización del lugar. Es ,el Areó-
pago. Desde allí el panorama se divisa amplísimo. La Atenas
moderna se ,extiende a la redonda, franca y riente, con sus ,casas
como espuma blanca que anegan el Licabtet y la misma Acrópolis,
desde .los montes lejanos al mar del Pir-eo.
La Atenas antigua, más reducida y no menos bella, se ex-
tendía aquí abajo, en torno a J.a Acrópolis, donde ahora yermoa
y descarnados trazos, como las arideces de un plano arquitec-
tónico, delimitan la antigua ágora. Esta fué la Atenas de San
Pablo. Donde hay soledades de monumento nacional, bullia la
vida como en la Omonfa de hoy. Los g,e stos clásicos, perpetuados
. en el mánr.ol blanco o en ;~l bronoe, y las aras bellamente ~s-
·culpidas, )Jlás numerosas' que las divinidades del fecundo pante6n
heleno, adornaban las plaza.a y las _calles. Arriba, dentro en ,e l
Partenón, fulguraba en oro la estatua colosal de Atenea. Er.a la
diosa de los atenienses. Porque- cada región tenía su dios. Po-
seidón el mar. Zeus las alturas . . Hades las entrañas de La tierra.
Porque cada pueblo tenía su diosl y muchos dioses no tenían
• pueblo ; y le.lada raza desoendía de un extraño consorcio de héroes
y de dioses. Allí estaba el Partenón, en la Acrópolis ... La diosa
del olivo y la lechuza para los atenienses
En el muñón de .p iedra azul del Areópago, entonces soberbia-

(12) Gen.4,16-26.
(13) Gen. 10.
168 S!BASTIÁN BARTINA, S, l. [16)
mente edificado, coloca la tradición 1el lugar del discurso de San
f.ablo a los atenienses. Por eso, es sugerente subir hasta arriba
pbr los peldaños toscamente entellados en la caliza y Leer escul-
pido en la roca viva, en la lápida de tintes verdes, el texto de
aquel discurso, que nos ha c.onsiervado la atildada pluma de
su secretario griego Lucas :
«Varones ateniens,e s:
En ·todas cosas os veo respetuosos, como nadie, de lo divino.
Porque, pasando y considerando atJentamente vuestros ,monu-
mentos sagrados, me encontré también con un ara, en la cual ,se
leía :esta ·imcripción
,.

AL DIOS DESCONOCIDO
Lo que, pues, sin conocerlo, veneráis, ,esto os anuncio yo. El
Dios que hizo el mundo y ,cuanto hay en él, éste, que es señor de
delo y tierra, no tiene su ,h abitación en tem.Plo5 fabricados ni es
.servido de manos humanas, como si de algo necesitara, él que a
todos da vida, respiración y todas las cosas. E hizo., procedentes
de uno solQ, toda ·raza de hombI1e5, destinados a habitar sobre
t,oda 1a haz de la tierra ... » ( 14).
En _t,odo ,el amplio discurso, .modelo de construcción retó-
rica, ,enseña San Pablo, como doctor auténtico, verdades reli-
giosas., englobadas b:ijo dos capítulos : un monoteísmo purísimo
y la encarnación salvífica de Jiesucristo, juez de todos en la
resurrección de la carne.
Hacen a nuestro ca30 las razones con que apoya el mono-
teísrr,o. Al -e rror de un polit,e ísmo craso que no dudaba en afir-
mar que cada pueblo debe su origen a un dios, opone esta ra-
ocm. : todos los hombres vienen de uno, Adán. Si todos los
hombres ,·ienen de Adán¡, y éste de Dios, este Dios, espíritu pu-
rís1¡m¡o, es ,el Dfos único die todos los hombres. «Dios hizo,
procedentes de un hombre solo, todas y cada una de la:s razas de
· hombres, destinados a habitar sob11e toda lJa haz ldie la tierra» ( 1 5).
PaI1ece que no ,pueden acumu1arse más expresiones para en-
señar un monogenismo ·estricto.

5. -LA SAGRADA APOCALIPSIS (Apoc. 17, 9-17). -Si algo


hay se_guro ,e n la interpretación del mÍ5terioso libro de la Apoca-
lipsis, cuyo brillante colorido de visiones casi cifradas profetiza
las luchas <le la IgLesia a través de los tieJ12.pos y su victoria_
final, es la d.e3Cripción de la Jerusalén celestJe, del triunfo cLel
!Cordero místico, Cristo, y el fruto de la redención . entre los
hombres. .
(14) Act. 17, 22-26.
(t5) Act. 17,26.
EL POLIGENISMO

Los deaoend1entes ~e Adán necesitaban ser redimidos, de


suerte que en este mundo, si hay raza que no necesite de reden-
ción, no desciende de Adán.
Aho:ta bien, en el ciclo de los aiete sellos di_ce San Juan.
«Tras esto, vi. Y he aquí una gran muchedumbre, la cual
1

nadie podía contar, [procedenteJ d,e todas las naciones y tribus


y pueblos y .lenguas, die pie delante del trono y delante del Cor-
dero, vestidos de uniformes blancos y palmas en sus manos. Y
clamaban con voz poderosa, diciendo :
- La sa.Jud a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y
al Cordero ...
Y tomó la palabra uno de los ancianos, diciéndome :
-Estos que andan vestidos de uniformes blancos ¿ quiénes
son y ídJe dónde vinieron ?
Y le dij1e:
--Señor mío, tú lo sabes.
Y me dijo:
-Estos son los que vi,ernen de la gran tribulación, y la-
varon sus v·estidums y las blanquearon con la sangr:e del Cor-
dero. Por esto están delant,e del trono de Dios» en la felicidad
perpetua ge la Jerusalén celeste ( 1 6).
¿ Quién no ve ,en La multiplicada acumulación de µombres,
nación, tribu, ptt,ebio y k.ngua, la amplitud de la redooción de
Cristo, aplicada a todos los hombres ? iSi todolS redimidos,
todos descienden de Adán.
CONCLUSION. - La Sagrada Escritura, Lejos de favorieoer
el polig,enismo positivamente lo desconoce, y exponie: y supone un
monogenismo estricto .. Adán es el primero de la serie en la hu-
rranidad actual. Por otra ,parte, la humanidad entera queda
integr:ada en el orden de la salvación, y Jesucristo, el único re-
dentor, es como el segundo Adán, que rehizo to que aquél des-
1

hizo, como más e;plícitamente se halla formulado en la doctrina


de la Iglesia.

II
DOCTRINA DE LA IGLESIA SOBRE .:\!>L POLIGENISMO

La Iglesia guarda intacto y conservará siempre incorrupto


• el depó-sito de verdades, que Dios hasta el último de los após-
toles reveló para bien y .salvación !eterna de los hombres. Estas
verdades se hallan tanto en la Sagrada Escritura como en Ja Tra-
dición eclesiástica. Según las necesidades d,e los tiempos o los

(16) Ap11c. 7,9-10, 13-15.


170 SEBASTIÁN BARTINA, S. l.

enores que naoen o rebrotan en los siglos, la Iglesia, en virtud


de la suprema ,e inapelab1e autoridad, que se acumula toda en
el que hace las veces de su fundador, Jesucristo, que es el obi~po
de Roma, ha ido explicitando_, formulando y determinando _las
verdades cont,e nidas ,e n el depósito de la revielación, intangible e
inmutable. Lo ha ido haóendo con diversos grados de autoridad,
dresde la simple insinuación hasta la definición dogmática so-
lemne, que por promesa e int,erviención del mismo Dios es in-
falible.
¿ Se ha dado alguna definición que trate del poligenismo ?
De tres capítulos de doctrina se saca ,especialmente luz sobre
estie prob1ema, que son ,~1 pecado original, la :nedención y el
bautismo, de los cuales conviene tratar un tanto prolijamente,
por ser en último término los que oheoen la clara solución.

I Q, EL PECADO ORIGINAL

La doctrina sobre ,el pecado original la ofreoe claramente for-


mulada el Concilio Tridentino ( I 545 - 1 563) , reunido bajo Pau-
lo III y por él aprobado.
«Si alguno afirmare que la pTJevaricación .de Adán [o sea, ,el
pecado original originantie] a él ,solo .dañó .y no a su descenden-
cia; y q:ue la santidad y justicia original que había recibido de (
Dios y perdió, la perdió para sí solo~ y no para nosotros también;
o b~en que él, manchado ya por el pecado de inobediencia, trans-
fundió a ,todo el género humano solamente la muerte y las penas
ccrporal1es, mas no el pecado original ,también, que ,es muerte
del alma; sea separado de la verdadera fe » ( I 7).
Y más adelante :
<<.Este pecado de Adán... que s,e transfunde por generación,
no por imitación, lo tienen todos lo:, homb!'es, cada uno como
cosa propia» ( 18).
De ~stas fras,es, y de los demás cánones, capítulos y de todo
el conjunto de documentos que del mismo Concilio y de la his-
toria de aquellos Üempos tenemosJ se sacan con seguridad los
eLementos dogmáticos definidos.
Acerca diel punto que nos inter,esa, los probados especialistas
están concordes en afirmar que iel Concilio de Trento define :
I Q La universalidad del pecado original.
2Q Universalidad, en rendida de modo que se refiera a todos
los hombres que existen sob11e la tierra después de Adán.
3 Q Que ,el pecado original s,e transfunde por cualquier modo
de generación humana. Ser generado de hecho es lo mismo que
contraerlo.

( 17) DENZJNGER, Enchiridion Symbolorum 28 , Friburgi 1947, no 789,


( 18) DENZINGER . Enchiridion S;-mbolorum 26 , Friburgi 1947, no 790.
.[19] EL POLIGENISMO

4º Que el pecado original es uno solo por origen, no múl-


tip}e. No se explica la exp11esión «origine unum », si no viene
de una acción cometida por uno solo, Adán. ·
Ahora bi,en, la única explicación adecuada de estos cuatro
e~ementos dogmá,ticos es el monogenismo. Si existiesen hom-
bres que no desoend~esen de Adán, éstos .no tendrían iel pecado
original. Mas, en contra de esta afirmación, el .testimonio de
Dios nos dice que Adán inficionó a todo el gé!nero humano, en
el sentido ,expuesto. LU1ego, todos los hombres desóenden de
Adán ( I9).

2 º LA REDENCION

Nada más abundante y constantemente expresado, ,tanto en


las :(uent,es de la Revelación como ,en la práctica cotidiana de
la Iglesia, como la Redención de Cristo. Cristo murió _por todos.
A todos los homb11es redimió con .su muerte expiatoria. «Crist<>
rehizo, lo ,que Adán deshizo ». Jesucristo !es el segundo Adán.
El fruto de la Redención es para todos y cada uno de los hom-
b11es. Falta que éstos quieran aoepta:rlo y aplicársdo, conforme
a los medios establecidos por el mismo J,esucristo. Los justos
que vivieron antes de Cdsto se salvaron eternamente ·en _p:revisión
de los méritos del futuro Redentor, anunciado ,en ,el Paraíso.
El lugar clásico de la Sagrada Escritura, subsumido per,enne-
mente en los documentos ec1esiásticos, para probar la ,existencia
del pecado original y por antítesis _con más fuerza la :redención de
Cristo, es ,el pasaje de San Pablo ,en su carta a los Romanos ( 20).
Por iel pecado de U!Ilo, Adán, son todos los hombres condena.-
dos, porque el pecado <le ,este uno es también pecado propio y
per~onal de todos.
Por Ja Justicia de uno, Jesucristo, son todos los hombres
justificados, porque 1a justicia o santidad de este uno se hao~
tarr,bién justicia de todos. ,
La razón de esto ,es la misteriosa solidaridad e inefable
identidad de todos con uno : con Adán para d pecado, con Je-
1

sucristo para la justicia.

Los DOS TERMINOS DE LA COMPARACION EN SAN PABLO.~


Po,_.. un solo hombr,e, Adán, el pecado ,entró en el mundo; y por
el pecado la muert,e, y a todos los hombr,es alcanzó la muerte,.
, porque todos pecaron. Este pecado univiersal ,no son los pecados
personales, como imitando con gravie desobediencia la tr:§tnsgre-

(19) LENNERZ, H. Quid theologo dic-ndum 'de Polygenismol: Gregoria-


num 29 ( 1948) 417-434.
(20) Rom. 5, 12-21.
SEBASTIÁN BARTINA, S. l.

si6n de Adán, sino una verdadera participación universal en el


primer pecado. Ya que al menos han existido muchos que n.o,
cometieron pecados personales y, no obstante, murieron. Luego,
el pecado origen de la muerte es el primer pecado que 1ué a la
vez pecado de Adán y de toda su descendencia.
De sem~ante manera, por un solo hombre, Jesucristo, la
justicia o santidad entr:6 en el mUJndo y por la justicia la vida
en la resurrección. Y a~í la vida alcanzó a todos los homb!ies,
por cuanto todos fueron justificados, radical y virtualment.e,
en Cristo. Y la eficacia de la gracia de Cristo fué tanto mayor
que el delito de Adán, cuanto- que hubo de conrarrestar no sólo
el pecado original, sino también .los pecados actuales de todos
..
los hombres ( 2 I).
Comenta esta doctrina el Tridentino :
«Pero, aunque Jesucristo haya muerto por todos [los hom-
bres J, no to<los, sin embargo, reciben el beneficio de su muerte,
iÚlo que aquellos solame:nt¡e¡ a quiooes se comunica el mérito de
su pasión. Porque así como los hombres realmente, si no ,na-
ciesen propagados de la semilla de Adán, no naceria:n injusto~,.
ya que en virtud de esta .propagación, por medio de la misma
semilla, al ser concebidos, contraen la propia injusticia; así,
si no renacie,en en Cristo, nunca serían ju:stifacados, _ya que en
virtud de este renacimiento, _por el mérito de su pasión, ,se les
concede la gracia con guie se hacen justos » ( 2 z) .
La impostación del _problema hecha por .San Pablo engloba
tlos extre'mips antitéticos, y es de contenido doctrinal, rico y,
revelador. No sólo este contenido doctrinal, sino aun la misma
formulación externa se ha ele tener por ratificada por parte de
Dios, so pena de desvirtuar la prueba. Es inevitable la inclusión:
(le todos los hombres dentro 4e la órbita Adán-Jeaucristo. E,l
poligenismo, en cambio, sustilale naturalmente un ,contingente
más o me_nos alto al complejo ,pecado-redención. En .~sta alter-
nativa fácll es de vier qué extremo ha de prevalecer.

3 o E ,L BAUTISMO
Una declaración y a la vez una ,nueva prueba de la común
descendencia de todas las razas, se saca de la necesidad del
1

b ..utismo para todos 'los hombr.es. Porque todos los hombres,


por ser descendientes de Adán, necesitan 1a graéia regenerac!ora,
que por disposición de Jesucristo, se confiere en el Bautismo.
( 21) BOVER , J. M. - CANTERA, F. Sagrada l3iblia2, BAC (Madrid, 19 5 I ),
1838-1839. -1LvONNET, s. Quaestiones ;n epistotam ad Romanos, PIE (Ro-
ma.e, 1955), 182-243.
(22) DENZINGER, Enchiridion Symbolorum:6, Friburgi, 1947, no 795.
Cf. Id., n 11 794·
EL POLIGENISMO

Dijo J:esús a sus discípulos : ,


-Id por todo :el mundo y predicad el evat).gielio a toda crea·-
tura .[huma.na] (23), bautizándolos :en el oombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo .-(24).
Doctrina que formula claramente el mismo Tridentino.
«Si alguno dijere que los párvulos recién nacidos no se han:
• de bautizar... o que nada han traído del pecado original, pro-
oed~tJe de ~dám, que sea neoesiario expiar con el lavacro de
regeneración para conseguir la vida ieterna. ... : '"Siea apartado de la.
verdadera fe. Po.rque no de otm manera se ha de entender lo
que dice el apó5tol [San Pablo] : "Por un solo hombre el .pecado
entró en el mundo, y . por el pecado la muerte, y así la muerte
pasó a .tboos los hombres, porque todos pecaron" [Rom. 5, 12J
no sie ha de entender de otra maJnera de como la Iglesia ca-
tólica, difundida por todas partes, siempre entendió. A causa d,e
esta regla ~e fe, qute vfone de la tradición de los Apóstoles,
también los párvulos, que ningún pecado ,en sí mismos pudieron
todavía <!omder, por. eso verdaderamente son bautizados en
remisión de los pecados, para que en :ellos se purifique por
regener,c..ción lo que por g·e neración contrajeron» ( 2 5).
Ahora bien, si hubiera alguna raza que no desc:endi,e ra de
Adán, no necesitaría ciertamente el bautismo. Y ninguna limi-
tación ni en cuanto al tiempo ni en cuanto al espacio . apanece
.en estos testimonios.

A 2 LAS MISIONES
Una práctica unhnersal y constante de la Iglesia en mat,erias
e~r,ciales no puede ser .errada, pues ieistá dirigida y; :al:tuadai
por el mismo Dios.
SiguiEndo la voluntad de su fundador, Jtesucristo, la Iglesia,
en todos los tiempos, desde que el Espíritu Paráclito habló por
los Apóstoles y sus legítimos all.,xiliar.es en la pluralidad pente-
costal a :todas las g.entes, ha tenido la t,endiencia inco1ercib1e de
extenderse a todo ,el mundo. Es la actuación de una nota esencial
e.e sli constitución : la catolicidad.
Hoy, más que nunca, estamos ffil la época de las misio!Zi8S.
1

Almas abnegadas, con miras apostólicas y i¡,e vando el encargd


11edbido de la autoridad legítima, se difunden por todo -el orbe,i
como levadura ,en la gran masa, sin hacer distinción de razas,.
pueblos, Lenguas o personas, y p11edican a todos la doctrina de
Cristo, aplican a todos la reaenci6n die ··cristo, regeneran a la

(23) Mc.16,15-16.
(24) Mt. 28, 19.
( 2 5) DENZINGER. Enchiridion S)'mbolnNlmte, Friburgi, 1947, ng 791.
174 SEBASTIÁN BARTINA, S. 1,

humanidad con las aguas del bautismo y rubrican su misión con


la heroicidad de sus v1rtur:lics y ;mucñas veoes con su sangre.
Sería ésa, vana práctica, si hubiera razas de hombres privile-
giada::. que no necesitaran ni de pnedicación IU d,e bautismor
porque no vienen de Adán.

5Q HERMANDAD DE ,LOS HOMBRES

PIO XII, al ser elegido jefe supremo de la Iglesia en los


aciagos días de la conflagración uníversal del 39, envió al mun-
de; su carta encíclica «'Sumrrii Pontificatus », donde en bellísimas
páginas recuer<la y justifica e1 amor fraterno que ha de actuar
entre todos los hombres, por la unidad que forman entre sí, por
su misma igualdad de naturaleza, unicidad ,c1e origen y de re-
ciención, por tener a un solo Dios, padrie de todos, un mismo
fin prpximo en esta vida, un mismo fin supremo, Dios, al cual
todos han de tender, y unos mismos auxilios con que pueden
alcanzar este fin (26). Las palabras (!,el Papa, voz viviente CÍeJ.
M agistierio ,eclesiástico, subrayan la unidad de .: origen de todas
la.::. razas del primer par que nos presenta la Biblia, y la univ,e r-
salidaci de la Redención de Cristo . ( 2 7 ¡.

(26) Acta Apostolicae Sedis 31 (1939), 413-453 ,


(27) «Un capítulo de los errores que hacen imposible a los pueblos vi-
vir con paz y tranquilidad es el olvido de aquella íntima relación mutua y de
aquel amor entre los hombres que exige ciertamente tanto el origen común y
la igualdad de natwraleza racional di! todos los hombres, sean cuales fueren
los puebllos a que pertenezcan, como lo ordena el sacrificio de la Redención,
que Cristo Señor Nuestro ofveció en el ara de la Cruz al Eterno Padre para
expiación de las almas ,
Porque narran las primeras páginas de la Sagrada Escritura , cOIIl ingenua
gr2ndeza de palabras, que Dios creador, al acabar la obra que empezara «hizo
al homhr'e a imagen suya» [Gen. 1, 26-27]; y asimismo la Biblia-enseña que
este, en.riquecido con íiupernos d=es y gracias, fué destinado a la .arcana feli-
cidad eterrÚ!., Narra además que del primer matrimonio de· hombre y mujer
todos los demás [hombres] , a los cuales presenta [la misma Biblia), pintándolo
con expresivas y vívidas palabras, divididos en 'varias naciones y razas, una
v,ez que se diseminaron por varias partes del orbe "terráqueo,
Y el Apóstol de los gentiles [San Pablo J, como pregonero de la verdad, en .,
virtud de la cual los hombires .se unen fratematrue111te ,en una gran familia,
anuncia esto a los gentiles griegos: "Hizo.,, [Dios] de uno el género humano
para que habitase sobre la .universa superficie de la tierra, d efiniendo los tiem-
pos establecidos y los términos de su habitación, para que buscasen a Dios ... "
]Act. Ap, 17, 26-27[, .. »,
Asimismo el Apóstol de los gentiles demuestra la unidad de la familia
humana para la misma y única Redención que Cristo por ·medio de .acerbísimos
EL POLIGENISMO 175
Co:-JCLUSION DE LA PRIMERA PARTE. - Nos hemos esfor-
zado ¡.;o~ reoog,er el s,entido del testimonio de Dios en 1a Escri~
tuna y ~ir. k Tradición. Los múltiple5 pasaj1es dispersos muestran
elementos de una doctrina tan concordes, que no permiten va-
cilaciones. Todas las razias vienen de .'Q.ll par de progeinitores,
concreto y ideterminado y son muchos los pormenores que se nos
dicen de su aparición sobre 1a Jierra.
Si por un momento suponemo5 verdadero .~l poligenismo,
habría en este mundo hombres que :no descenderían de Adán. De
conslgui,e¡ntie éstos no neoesitarían 1el baut~smo y para ,ellos
Cristo no habría muerto.
Entonces d testimonio die Dios quedaría contrastado por una
opir..iór, puramente humana que no puede distinguir lo que
pudiera haber sido de lo que fué.
Luegc e l poligenismo es fal'io.

SEGUNDA PARTE
El poligenismo y .las ciencias
.. A) EL POLIGENISMO Y LAS CIENCIAS ,ANTROPOLOGICAS

Para proceder con claridad, conviene presentar gradualmente


las dos formas con que de hecho se ofrece el poligenismo en las
obras de los investigadores científicos, y tratarlas ,por separado.

PRJN.ERA FORMA : FOUGENlSMO DE CEPAS. - La cuestión


puiede formularse así : ¿ Todas las razas ,humanas, vivienbes y
fósiles, han de considerarse desoendientes de cepas diV1ersas, y;
er.tonces tendríamos un hipierpoligienismo, cual sería .el gue afir-
mar.a. que los negros vienien de la cepa gori1a, los mo.go1es del
gibón y los ,europeos del orangután;, ,o bien prooeden die una cepa
única humana, y ,entonces tendríamos iel monogenismo de es-
pecie, con la posibilidad de un poligenismo de binarios ?

SEGUNDA FORMA: POLIGENISMO DE PAREJAS QUE . BROTAN


DE UN TRONCO. - Probado que todas la,;; .razas humanas dies-
cienden de la misma cepa, y por tanto que se da ,a l menos un:
monqgienismo de 1especie ¿ es :necesario admitir ,ult:ier1ormente

sufrimientos a todos concedió, cuando reintegró la ,rota amistad con Dios que
había sido estableci,(la desde ·los comienzos y fué conciliador entre el Padre
celeste y los hombres: "Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador
entre D'i<(il y .los hombres, el hombre Cristo Jesús"». 'Acta Apostolicae Sedis
31 ( 1939), 426-427 .
176 SEBASTIÁN BARTINA, S. l.

que las razas humanas han nacido de varias parejas de la misma


especie o /CepaJ o bien lde una sola pareja, y en este caso postrero
tel"..<mos el monogenismo estricto?

I
..
SE DA, AL MENOS, UN MONOGENISMO DE CEPA

Para saber si los hombres vienen ~:l,e varias cepas (gorila,


gibón, oran~tán ... ) o de una sola, ,bastará ver si las razas hu-
manas, actuales y fósiles, exigen ser r,educidas a una cepa espe-
cífica única, o bien postulan cepa3 piversas.
Notiemos en seguida <JUe se ha de distinguir cuidadosamente
cep,a de grupo sistiemático. En el 1enguaje de las Ciencias Na-
turales se dice que dos o más organismos pertenecen a grupos
sistJemáticos diversos, cuando los especialistas han ,,encasillad0i
estos organismos dentro de gntpos diversos, a ~ausa de sus di-
ferencias fisiológicas o morfológicas. Con todo, ,no se sigue de
esto que tales organismos hayan tenido orígte111,es diVlersos1 des-
cendiendo de distintas cepas. Pueden muy ,bien pro~rfü de un
tronco común, y ·haberse diferienciado por· notas accidentaLes.
Para saber de modo cierto si la clasificación sistemática
coincide con la diferencia de Cl:!pas o prooedencias, h~y que exa-
minar necesariamente la naturaleza o entidad de las difer,encias
morfol~gicas y fisiológicas que han da~o ,pie a la división. Si las
diferencias son sólo .cuantitativa$ o 'de frecu.encia, son accidenta-
les~ y fe[ltpn.ces no hay razón para creer que tales grupos no ~
g,e¡riéticamente afines o .no desciendan cte una cepa única. Así,
por ejemplo, si la razón die la diferencia sistemática de un grupo
hubiese sido el color de la piel o la forma del ·pelo o la estatura.
de los vivientes, s,e vie claro que esto no seria motivo decisivo que
postulas e orígenes eSiencia1es diversos. ¿ Qué mayor diferenciación
1

en tamaño y forma puede hallarse ¡e)ltre los carnes_, que ,el grupo
San Bem1ardo, el japonés, el lulú o el perro lobo ? Quien }os
diversificara por ;;u apariencia., se expondría a errar, si int,entara
una separación de orígenes. ¿ Quién nos .dioe que no se haya
seguido tal prfucipio, al clasificar animales menos conocidos,
separados quizá por el ,e spacio y por el tiempo die su descubri-
miento? Tal puede ser el ilogismo de los que equiparen sin más
en las razas humanas diversificación de 'll-Otas con. variiedad de •
orígenes. ,Queda por encima y 1ha ,de prevalecer el sano principio
filosófico: Maius .et minas non mutant ,s peciem, «La cantidad
o ,tamaño de mayor a menor .no cambian la esencia de la cosa ». '
Tan hombre es un 111iño como un varón perfecto. Siguiendo esta
dirección, vale el mismo raciocinio, aplicado¡ a 1a m~yiüir o menor
frec1.11encia con que aparecen detienn'inaclos car.acteres en dis-
EL POLIGENISMO

tintos grupos de vivient,cs parecidos. Que lo tengan poco, no es


lo mismo que no lo tengan et.J. absoluto o que no lo puedan
tener. Sólo la carencia radical podrá ser sólida basie de dife-
neLciación.
Si las diferencias son cualitativas o bruscas sin pasa¡es, se
pi;ede admitir que los grupos no son genéticamente afines y que
ti,enen orígenes distintos.
Que .existan diforencias entre los homb1,es .Y que hayan sido
clasificados convieiniient,ementie a base de ellas en agrupacianes
diversas, nad:Í/e hay que pueda dejar .de admitirlo. Basta re-
corrier superficialmente las ,evid·entes difePencias que s eparan las
1

razas humanas. Pero ést,e no 1es ,el prob1ema por resolvier. Se


intenta explicar si las diforencias que distingue!Il. ,estos ,grupos
entr,e sí son de tal naturaleza y entidad, que justifiquen una
separación en grupos etndlógicos, incluso ien cuanto al ori_gen.
Dicho de otro modo,, se trata ,de examinar la entidad de las
diferencias ,fisiológicas y morfológicas que distinguen los gru-
pos humanos, par.a ver si son ;solamente cwantitativas y gra-
duales, o h:ien llegan a s1er .cualitatiyas e irreductibles entre sí.
Hoy, los naturalistas, todos moralmente, son .monogenistas.
Sus J1ombres formarían una lista extensa. ,Muy pocos son poligie-
t nistas, como SERGI, KLAATSCH, SERA y ;ARLDT. Estos afirman
que las distintas razas de la humanidad deben su orig,eln a alguna
de lo¡s cua:tro géneros de antropoides siguientes: el gorila, el
chimpancé, el gibón y el orangután. Otros, ,en cambio, como
HEBERER, se limitan a decir que la cuestión ren la actualidad
es insoluble.
Cuando se trata de buscar la verdad en problemas positivo1S,
sólo pesan los argumentos que is,e dan. Pasemos, pues, recuenta
a las pruebas que s,e han dado o se puieoen dar.

I a LAS RAZAS ACTUALES


LAS RAZAS ACTUALES PIDEN AL MENOS _CTN MONOGENISMO DE
ESFECIE o CEPA. - Un ;examen superficial y .sumario no dudaría
en desmembrar a la humanidad 1en diversos grupos ,etnológicos~
tántas y tru1es son las diforencias de estructura, proporción, fun-
cio,namiiento fisiológico y p3Íquioo de los distintos grupos hu-
manos. Compárens·e los pigmeos y su civilización con cualquiera
de los grandes pueblos europeos o :americanos.
Pero, examinemos más profundamente la cuestión. R,esulta
de una comparación amplia y minuciosa, que las difonencias
entre 1as razas actua1es son cu,antitativas, no cualitativas; y con-
sisten, no tanto en la presencia ,o ausencia de determin;a.dos ca-
racteres r:aciales ientr,e los distintos grupos, ,como cabellos siem-
p11e rizados entPe los negros, cabellos lisos ent!le los europeos,,
sino en la diversa fr,ecu.encia con que se encuentran tales ca-
SEBASTIÁN BARTINA, S. l. ( 26]
racteres en una determinada raza. Aparecen, además, todas las
formas posibl,e s de transición, no solo entr.e las dif,er,e ntes razas,
sino entre los difrerentes individuos de un mismo grupo.
Así se podría hacer un largo recuento de las principales no-
tas ,qUJe sin1en de base a la clasificación, y en · todas .se vería,
11ealizada la l,e v de diferencia cuantitativa. ;Bast~ atender a las
diferencias morfológicas, fisiológicas y psíquicas •ent11e ,las razas ·•
hum:;.nas, y al hecho de la f,ecundidad mutua y perpétua.
Las diferencias morfológicas, como son ,el color de la piel y
de los cabello~, la exist,encia de manchas pigmentarias, los índices
crá.neales, la sutura del pterion, la dentición y otras parecidas,
después de pacientísimos y prolongados estudios y de la com-
paración die múltiples datos y medidas, han mostrado conti-
nuidad perfecta de sucesión, -Y sólo diversidad .de frecuencia.
Así, ,e n la capacidad craneana s,e pasa perfrectamente por los
valor,es intermedios de máxima y mínima, y se encuentran va-
lores individuales, por ejemplo, ,entre los europeos, que corres-
ponderían a ,otros raciales, por ejemplo a los melan~sios. Según
esta base de discriminación racial, el europeo v;endría del me-
lanesio, d;e cepa hipotéticamen1Je distinta.
Las diferencias fisiológicas, como ,el ritmo del crecimi,ento,
el período de s·e nectud o ,el funcionami,e nto hormonal, arrojan
también diferencias cuantitativa;,, no esenda1es, Es elocuente la
1

comparación d e los grupos sanguíneos. Algunos pueblos, como


los fueguinos, son de un solo .g rupo, el O. Este dato nos 11eva a
,consecuencias desconcertantes. Tom:ando como base de discri-
minación los caracteres anatómico-fisiológicos, resulta que gru-
pos humanos casi idénticos, ofrecen grupos sanguineos distintos
como medida, y por e1 contrario, grupos anatómico-fisiológicos
hondamente discriminados tienen los mismos grupos sanguíneos
y las mismas propiedades seriológicas. Este hecho ejemplar .se
convierte en dificultades insolubles para los poligenistas de cepa.
Mas, Las dos pruebas cruciales que .~an al traste con todo
poligenismo de e.sp,eciies entr:e las razas humanas las suministra
la observación de las cual~dadies psíquicas y la interf.ecunda-
bilidad.
CUALIDADES PSIQUICAS. - Las dif,erencias psíquicas son tan
débiles entl'e raza y raza humana, que no sólo son siempre cuan-
titalii:as, de ~uene que todos üenen ,algo, U!lloS máB y otros menos,
en cpo1 ;c;ón de lo,;; etros Yivi11:ntes, sean cuales fueren, que no
6enen r.aca; sino que, si bien s,e considera, la fundamental ho-
rr.oger:eidacl <lE: la psique humana, 1en ,su variedad accidental, es
un válido argumento contra iel poligenismo iY una prueba en .
fa,-or .d e la unidad <le erigen del género humano, puesto que T1e-
sulta infinitamente improbable que siguiendo phylla ,evolutivos
diversos, ~Jegún pcstulan los hiperpoligienistas, se hayan formado
EL POLIGENISMO 179

iorganismos con facultades de pensamiento, tendencias, senti-


mientlos e instintos fundamentaLes idénticos.
LA INTERFF.CUNDABILIDAD. - Si a es110 se añade la interfie-
cundabilidad de todos los individuos humanos, que da frutos,
superficialmente híbridos si se quiiere, pero .para siempre fecun-
dos 1en su descendencia, se tendrá,un válido y decisivo argumento
en el puro campo científico contra Ja prooedencia de distintos
troncos. Piénsese en contraste con los híbridos de vivientes afi-
nes, como de caballo y 1asnro o 'de primates entr,e sí; que cuando
exist,en, son tristJes frutos infecundos, destinados en su corta
exis1!euoa de ps,euc.oespede a la ,desaparición '.t otaI.
Haoe ,escasamente cuatro siglos, 11egaban a ,Cartagena de In-
¿fas, hoy la activa Caracas, bergantines .trasatlánticos cargadas
de cuerpos hmr.iinos., apiñados como reses, procedentes de puenos
a~ricanos. Eran redadas de negros, 11evados a inhumana escla··
viL'.ld por mere aclenes sin conciencia. Pedro CLAVER, de Verdú,
esperaba <la fétida t cargazón, cogí.a. a aquellos deshechos de hom-
bres, los vestía, los curaba, los cuidaba, los mimaba, les explicaba
2.nte grande!':> c!ladros de colones llamativos Jas verdades de la fo,
y en grupos 'de d_iez 1en di,ez los bautizaba, pues si hubiera sido
mayor númerq, ellos mismos no hubieran recordado su mismo
• nombre de ,bautismo. Y así, uno a uno, a más de tr.:.esóentos mil. ..
Hov, 1esa raza de 1t\:;da,·os de antaño, ocupa puestos diríg,entes
en la próspera vid¿ dd nuevo (mundo, y ha .,abido asimilarse
pecfoctamt:nt,e 1....na civihzaci6n superior. Y considér,ese que par:a
los largo$ plazos de los cambios racia1es, d siglo dieciséis es
un ayer.

2o LAS RAZAS FOSILES


LA:' RAZAS DE HOMINIDOS FOSILES PIDEN AL MENOS UN
MONOGENISMO DE ,ESPECIE o CEPA. - Es ciertamente más difícil
probar el monogenismo 'al menos •de 1espeóe o cepa de las ,razas
1

fósiles rcnt11e sí y con r,elaci6:n a las raza;s humanas actua1es ;


puesto que al quedar aquellas extinguidas ,en algunas de sus
fo:.rr.as, se nos hac-en imposibles observaciones directas que se-
rian decüciv.as, c~mo la in t,e rfecundabilidad v las manifiestacioI1e1S
psíquicas; mas, principalmente, porque las diferencias morfo-
lógicas •t-ntr,e 't'lla~ y las razas )actuales son mayor,es.
Podemo5 excluir de.5de d pnnéipio a las razas del n.eoantropo
(Crcmagnon, Grimaldi), que van del Pa1oolítico superior hacia
nuestro tiempo. La forma de los ,esqu,e1etos es sustancialmente
idénticz.. a 1a de las razas actua1es, y sus numerosas manifosta-
ciones psíquicas, com,o ,estilos de sepultura, ,a rmas, ritos r.eli-
gioso:; y mágicos, arne y utensilios, 'son ,en todo s,emejant-es a
las de muchos pueblos de la actualidad.
SEBASTIÁN BARTINA, S,

El paleoan.tropo o raza de neandertal presenta una·estructura-


ción bastante más rudimentaria. Sin embargo, ,pormenorizado.;
análisis de los caracteres morfológicos de \esta raza han demos-
trado que todas sus notas discriminativas, ¡pueden hallarse, por
primitivas que parezcan, aunque en grado I_I1ás atenuado y con
frecuenc'.:. :es¡:,orádtca, incluso .entre las razaS ~_ctua1es. Se ha.
observado con acierto que los esqueletos lde algunos personajes
hi5t6ricos ofrece~ un1. morfología muy siemejantie a 1a del nean-
dertalensie, y sin iembargo fueron figuras sobriesali.entes \en la
humanidad civilizada, tales como Roberto BRUCE, ¡San MAUSURY,
obispo <lie Toul, \.del siglo .IV, y ¡el último ·rey de Irlanda .:..O'CON-
NOR. Además, d ·hombre de neandiertal, ,como numerosos descu-
brimientos han demostrado, s·e pultaba a los tmuertos, practicaba
sacrificios, cua1es no sería difícil encontrar ,todavía hoy entre
algunas razas, construía utensiliois de vari.a:s clases. Todo esto
prueba con cert,eza la presencia ,en .él de facultades raciocinativas
y afectivas, substanciahnente idénticas .a las nuestras.
Mayor dificultad ofrece el arque.o,a,nfropo. Sierí.a av,e nturado
fundar muchas soluciones en ,el Pí!,ecantropo. 'Nos han !Legado
de él •e scasos restos esqueléticos, cuanto menos pru,ebas de su
cultura. Nos hemos -de guiar más por sus semejanzas morfoló-
gicas, y hacer valer ·congruentiemente sus ap.alogias 1-con ,el sinan
tropo. Los mismos científicos, aun los .e volucionistas, no están
Qcordes en la interpretación d,e los datos que ofriece. No puede
pretendrersie, pues, por él solo fundamentar dentíficament,e el
poligenismo.
El sinantropo ,e ntra en la Jesfiera !d,e la psique humana, a juzgar
por las oenizas de sus lares, ,quie arguyen ;el fuego, esa chispa
material, símbolo y e:fiecto de la chispa divina del ,entendimiento
humano. El sinantropo ha dejado pi-edras ·toscamente partidas
y huesos malamente trabajados. Si ta1es manifestacion,es ,e ncon-
tradas junto a sus restos han de atribuirse, como parece, al si-
nantropo, arguyen a favor de su ,natura.reza humana.

PRUEBA COMPLEXIVA. - Por otra parte, 1a dificultad .de en-


trcncamiento del arqueoantropo con las dos otras ramas fó-
siles, •el pal!eoantropo y el n:eoantropo, ¡no ,es insuperable. Se han
encontrado formas intermedias entr,e ,el sinantropo y ,el rnean-
dertal. ·son éstas: el africantropo y 1ei horno so.'o,ensis. Por otro
lado no faltan formas int•ermedias •e ntre ,iel n,eandertal y el nean-
tropo. Piénse,s,e en los transcendenta1es fósiles de Pa1estina.
Tales hechos no pueden explicarse, si no s,e admite gue estos fó-
siles SOIJ1. formas g,e néticament,e int,ermedi.a;s ent11e 1os tres gru.,.
1

pos, 1e:n línea dir·ecta o colateral, o bien híbridos, siempre hu-


manos, originados por cruzamientos. En todo caso se tiene un
argumento a favor de la continuidad 1genética de la raza nean-
<ierta] con las actuales del sinantropo con el nieandertal.
EL POLIGENISMO

CONCLUSION. -De cuanto antecede aparece que queda Jn-


justifica:do pulverizar por motivos dentífloos y antropológicos el
género humano en varias familias, específica.ment,e ·div,ersas. De
hecho todos los hombres se presentan por sus caracteres morfo-
lógicos, fisiológicos y psíquicos, y por ~l .fenómeno de la in-
terfecundabilidad irrestringida, formando, una gran familia única,
que ha tenido una larga .historia. y :que ha ddo pasando por ,lflota-
" bles transformaciones y se ha dividido ,y subdividido en va-
riedad de grupos menores diferenciados, algunos l<le los cuales
se han extinguido completamente. Tenemos 1una :maravillosa:
variedad accidental, dentro de una unidad .p erfecta substancial.

11
SE DA EL MONOGENISMO ESTRICTO
LA HUMANIDAD PROCEDE DE UNA SOLA PAREJA. -- Probado
que todas las razas humanas vienen ,de un mismo tronco, ult,e-
riormentie sie puede preguntar : ¿ Se ha ,de admitir necesariamente
que .e n la base die ,¡esta ,cepa primordial hubo un solo '.par o ·bien
varios pares de progienito11es de la ·piisma especie ?
EL OLOGENISMO. - Los ,e scasos naturalistas que defienden
variedad originaria de parejas de una rnisma espede están re-
1

presentados por Daniel ROSA y sus :.discípulos.


Su sistema, llamado de «origen global», puede :riesumirse con
estas palabras. Los vivientes habrían _t~ido prigien sobre todos
los puntos de la tierra, d<;>nde las condiciones lo habrían permi-
tido. Habrían aparecido ,independi,enties y dispersos , «como las
gotas de rocío ». Porque en realidad \SU origen no quedaba cir-
cunscrito ni al tiempo ni al espacio. Los primeros habrían sido
todos de una misma y única ,especie. El idioplasma de esta es-
pecie. El idioplasma de esta especie, 'por solas causas internas,
debió desarrollarse en la misma dirección ,en todos los individuos
contemporáneamente. Llegado a maauraéión, se .divide ,en dos
nuevas formas. La especie madre mue11e o desaparece, dando ori-
gen a las dos especies hijas. Estas a su viez siguen ~1 mismo
proceso. Así se origina un enorme ):número pe especies de las
cuales pocas sobreviven. Otra particularidad eStencial fes que los
t:03 ramos tienen difel'entie potencialidad evolutiva. Miie:ntras
uno es precoz y rápido y¡~ para pronto, y a el se deben las
formas fósiles, el otro es tardío y Lento, de notas menos espe-
cializ.adas, y ¡llega a formas superiores. La 1familia humana, con-
secuentemente, habría tenido tal origen. Habría aparecido simul-
táneamente con muchos representantes dispersos ·en todas par-
tes. Sus restos son precisamente los fósiles humanos más antiguos
que ahora tenemos.
182 SEBASTIÁN BARTINA, S, I,

Esta forma de polig,enismo, rebuscada y sutil, no se halla


sufragada por los hechos, aun prescind1endo de la validez de los
_i.Hin.ci¡.;ics en que se apoya, que cuando menos son gratuitos,
como la evolución, la misteriosa fuerza dicotómica y el freno
de la forma tardía, la armonía preestablecida de brotar todas a
una y la influencia de las condiciones extiemas.
Si la Pa1eonto1ogía constatas·e que las e~ecies apa11eoen tal
como afirman los poligienistas ologénicos, simul:áneamente 1en
distintos lugares, se tendría a su favor una razón potente, aun-
que no decisiva. Ahora bien, los Lrp.últiples hallazgos r,ealizadas
hasta ahora prueban precisamente todo lo contrario. La ,especie
s,e ha originado .en un solo lugar pr.eciso, y luego por ,emigración
se va difundiendo en el ,espacio circundante. Y al contrario, para
ninguna espede de 'viviente se ,puede \probar con certeza su apa-
1

risi<~m contemporánea ,en distintos lug,<;1,r,es. Por ~j,emplo, los ca-


1

mehdos se formaron en un lugar b1,en det1ermmado, y luego


poco a poco .se fueron 1exllendiendo a sitios más r,emotos.
Recuerdo un caso redent,e ilustrativo. Fué un día de escalada
casi, por las cu\ffib11es rooosa;s de los Pirineos. La punta del
Puigmal, ingient,e, dominaba las quebradas d•e .Nuria, la franca
Cerdaña ,ab~erta y las cordilleras de !Lejanía. La flora ,es típica
en ,aquellas alturas, y notab1emente distinta de la de los valles.
M,e llamó de repente la at,ención .,eut:re .la monotonía de tipos ,re-
petidos y cortos 'rebrotes verdes una 'mata de violetas de roca,

lila-pálido y blancuzcas, diminutas y vivas. A poco, dos matas
ÍÍlás. Más allá ,se hicieron tan (fr.ecuent·es, que llegaban a formar
una alfombra, mullida y fina. Seguíamos nuestra marcha, y. a
poco se redujeron tanto las extrañas flores que de improviso lle-
garon a /dlesapar,eoer y no vi de ellas .rastro ,en kilómetros a la
redonda. Un atento observador habría .localizado perfectamente
el ,punto de dispersión de una semilla, _caída quizás al azar. Algo
parecido ha pasado con la semilla :de las distintas espedes ani-
i:r.ales. Según las conclusiones más modernas 'de la dencia, se
ha ,de .atribuir a ,cada e~pede ·,su cuna propia, y algunas de ,·ella•
apa11eoen habier t,enido una expansión muy reducida.
Siendo esto así, ¿ ,el homb11e ·habría id,e s,er una excepción ,con
respecto a las restantes especies animales ?
Es derto que en un. ·mismo período, iel PLeistooeno, se hallan
restos humanos en sitios aliejados, como en P,ekín, Africa y Euro-
pa. Recuérdese ,el sinantropo, 1el hombr,e de Kanam y la mandí-
bula de Mauer. Este hecho par,eoe ,favorecer a los ologenistas.
Fiero, si s,e consideran las cosas atenta,meht,e, ¿ cómo puedle
1

habLarsie de simultaneidad ,en períodos que ;abarcan decenas de


millaPes de años, cuales son los del cuaternario ? Basta la pife-
rencia de algún milenio para haoer ,posibLe la ,erriigrac1ón y ex- •
plicar ,la dispersión. Además, la cronología (antigua ,es por ahora
un misterio, y nadie podrá probar hoy \J)Or hoy que la cotr,es--
EL POLIGENISMO

pendencia del Pleistoceno africano con la del asiático o el


europeo haya sido perfecta.

¿ PLURALIDAD DE PROGENITORES EN UNA MISMA CUNA GEO-


GRAFICA? - Llevemos el problema a sus últimas consecuencias.
Si &e afirmase que en esta cuna única del hombre aparecieron a
la y,ez varia~ parejas, de las cuales desóendie la gran familia hu-
mana., hemos de contestar con toda ¡c,erteza que las ciencias Na-
turales no tienen recursos para ,probarlo ~e modo adecuado, y
que ni la Paleontología ni la Biografía por sí solas podrán saber
, jamás si en esta cuna misteriosa hubio al principio de la espe-
cie humana. un solo par <le progenitores o más de un ,par.
La cuestión debe nesolverne por otro ·camino. Dios, testigo
fiel de los hechos y activo protagonista ,en los orígenes del
hombre, nos ha revelado sufidentement,e .cuanto sucedió en la
«cuna» fértil del gran Gan o jardín frondoso que brotaba ·entre
las aguas die 'la llanura esteparia y monótona, denominada
Edén (28).
La Ciencia, pues, aun supuesto ,el ori_gen dd cuerpo humano
por evolución, no puede ofreDer una negación del poligenismo,
fundada sob:rie hechos o sobre leyes .

• B) PROBLEMAS COMPLEMENTARIOS

Al tratar ,el poligenismo s,e gún las ~~encías, obviament,e s;e


ofrecen dos prob1emas complementarios, que ,es necesario ·afron-
tar} so pe:na. de dejar gravement,e mutilado ,este •estudio de con-
junto. Uno se refiene al aspecto tiempo, el otro al aspecto e~acio,
y puede formularse así : r º ¿ Cuál ,es la antigüedad absoluta
del hombre ? 2 º ¿ Dónde estuvo emplazada la cuna geográfica
de la humanidad ?

ASPECTO TIEMPO

ANTIGUEDAD DEL HOMBRE. - Para dar con la antigüedad


absoluta ,del hombre sobre la tierra, .s•e nos abren por ahora .trei.
caminos de investigación, indepiendlientemente entre sí. Primero7
iel que nos trazan las Ci,encias N atura1es e Históricas, por la
comparación d,e datos que suministran la ¡Gtoologia, la Arqueolo-
gía y ·Jia Paleoantropología .. Segundo, ,el que nos han .abi:erto re-
dentiemente las CÍie!tlcias Físicas, con iel método del carbO!IlQ
catorce. Ternero, el que pueda insinuar Ja Sagrada Escritura.
Sigámoslos sucesivamente por separado.

(28) Gen. 2, 7-10, 15-17.


SEBASTIÁN BARTINA, S. J. [32]

I 2 DATOS DE LAS CIENCIAS NATURALES E HISTORICAS


SOBRE LA ANTIGUEDAD DEL ,H.OMBRE

La Geología mide el tiempo, archivado ~ la suoesión de las


capas de terreno, como en hojas ,caídas de un calendario que fué.
La Arqueología descubre tiempo en la comparación y clasifica-
dón suoesiva de los restos ..culturales. :51i. a ellas se suman adecua-
damente los tipos de fósiles que nos da la Pa1eoantropología se
logran datos de incalculable va1or. 'Sacando ·sagazmente las con-
secuencias se puede pr,e cisar con ~proximación máxima la focha
en. que apareció el hombre 1sobre 1la tierra.
Los resultados obtenidos, presentados de modo ¡escueto~ son
los .siguientes :
El hombre aparece con toda oerteza ¡al comienzo del Cuater-
nario, en la transición del Plioceno al Pleistoceno, y quizá pre-
.cedió realmente ya,en el ,Terciario, alcanzando el Miooeno. Si los
eolitos son intrumentos .de artificio. -y .lJoy suele admitirse como
cierto ,¡el origen humano de ·. algunos .1dre ,ellos., y si .de ,algunos,. no
se vie porqué no de los demás-, entonaes tendría que colocarse
el origen del hombre con toda cert,~za antes del Pleistoceno.
La datación del comienzo del Cuaternario fué calculada por
PENCK y BRUCKNER con métodos ,geológicos. Le atribuyeron
medio millón de años a partir :de nuestros días. Por otra ;parte,

fundándose en los datos astronómicos dre ;MILANKOVITCH, la ex-
tienden a 650.000-,añ'Os KOPPEN y .WEGENER . Estas son las ·~i-
fras que ofrecen más sólida probabilidad~ y que comúnmente se
.admitien. El cuadro d,e coordinación qure JJresientó RAIGNIER, aún
hoy puede considerar.se sustancialmente exacto (29) . .El período
.arqueológico aurignaciense alcanza lo.;; 90. ooo años, límire del
neoantropo, y el paleoa;ntropo comenzaría hacia .e l .45º·ººº·
Es superfluo notar .que a partir del I 2. ooo antes de Jesucristo,
e l margen de error en el ~álculo puede ser tanto más amplio,
,cuanto más se retroceda en el pa..ado.

22 EL CARBONO CATORCE

El preciso hablar del nuevo sistema ~de datación por medio


·del carbono I 4 radioactivo, dada la ~xtraordinaria importancia.
que va adquiriendo, los resultados prácticos :que ha obtenido y
las ha1agüeñas perspectivas que ofrece para eJ porvenir. Se le •
puede calificar de ;exoelenre por su \¡exactitud, sencillez, universa-
lidad y seguridad.

(29) RAIGNIER, A . Les or,g,11es de l'kum'a11iti : 'Revue des Questioos


.Scit>ntifiques, II8 (1947), 161-187.
(SI] IL POLIGENISMO 18S
,
CRONOLOGÍA DEL CUATERNARIO
tPOCAS ~ACKM:S AÑOS
CSOCESIÓH)
ARQUEOLOGÍA AIITlllJP!>_' .'!!l
f'ÓSÍLES !UWftl& •
{000 EDAD OE HIERRO
t .000 EDAl),.MIIR<JQ RAZAS A~AU~ '
OLOCENO POST6LACIAR
~~
6.000
-lr.000
RETROCESO DE { MA50AI.ENISll5'
-------------- ....
CRONA.,,011 .¡
LOli HIELOS 30.000 SIJKIIIOR SOWTR!KSE .,
aRIMAI..DI !
EllAO DEL RENO
AUIUINACltNU
------...........................
IV 6~0IIN -fOQOOO
WURM
------------- MUSTERIEH6E
Nf:ANDERTM.
!
INTER6LACIAL MEDIO FONTtCHEVADE
200000
RISS-WÜRM .

r~·~·
PAlíOUTICO
UI 6LACIACIÓN
PLOOOCENO 250000
RISS ................................................ __
---------------- STEINHEIM
INTER6LACIAL
MINDEL- Rl5S
430.000
SWASCOMIIE
II GLACIACIÓN INFERIOR
MINDEL
-·-------------
INTER6LACIAL
0/Ell.ENSE KANAM c~)I
6ÜNZ- MINDEL
~50.0CO HEJDELBERG
SINANTROPO
I &LAGIACJI.ÍN
600000 PITECANTROPO
SÜNZ

PLIOCENO

(1) El ia!errogante que suele seguir al Kanam expresa la duda sobre la datación de 101 restes.

La génesis de este método y sus notas características pueden


presentarse así, de modo esquemático y 1rudiment.ario (30).
El primer paso que hizo posible ieste nuevo sistema de data-
ción sie halla en la físicoquímica radioactiva. El carbono, tan
abundantie en los compuestos orgánicos .de ,l a :natura1eza, tiene
peso .mo1ecular 12. Junto con ,él, ¡en proporción infinitesimal (un
tribillonésimoavo por unidad) .se encuentra mezclado ,un carbono
radioactivo, de peso molecular 14, como ,ei del nitróg,eno. El
origen de esta c1as1e de carbono radioactivo sude explicarse por
el bombardeo constante (de los rayos cósmicos ,e n la alta atmós-
fera sobre los átomos de nitrÓE1eno. Así pues, al esparcirse el
carbono I 4 por 1todas partes, va ,quedando necesariamente asi-
milado a través ,de las plantas por todo vivient,e material, en
virtud de los procesos catabólicos.
El segundo paso lo proporcionó la ;constatación de un hecho
singular. Todo ser viviente, animal o planta, absorbe constante-
mente mientras vive carbono catoroe radioactivo, de tal suerte
que puelde decirse que lo tiene piempre en su organismo en una
proporción fija por unidad de materia, como graduado automá-
(30) LIBBY, W. F. Radiocarllon Datint, Chieago, 1952.
iJ86

ticamente por las misteriosas balanzas de\precisión que rigen los


.p róoesos asimilativos. Lo . sorprendente es g1,1,e 1esta proporción
constante de carbono radioactivo en el .$ er vivo es la misma en
toda materia viviente. Para prop<J,r di/ modo científico esta aser-
ción transcendental LIBBY y sus .é9la.boráclores tuvieron que pro-
ceder por vía empírica, y lograron demostrar Jo qwe preveían,
después de múltiples conatos y minuciosas "medidas realizadas
i:On matierial, traído de todas las ]atitudes del globo.
: El tercer paso lo ofrecían obviamente las conclusiones de la
'ffr.ica atómica. Los cuerpos radioactivos tienen 11Su específica vida
n:edia por unidad de masa. Al ._d'.esint~grarsie y pasar automática-
' mente al lugar anterior del cuadro Klie ,,.l,Qs elementos lo realizan
según una ley constante, que IIlOJJuie<le precisarse para cada átomo
en particular, pero que para un ,conjunto se desarrolla con tal
exactitud, que su funcionamiieinto es 1el ,reloj más exacto de la
nélturde7a. La vida media expresada e·n lCÍfras varía ·e ntre los
cuerpo::; radioactivos, pero es constante para ,un .mismo cuerpo, y
puede abarcar desde millonésimas de segundo a miliardos de
años. ,_ Por ejemplo, un gramo o ._(prescindiendo de la aceleración
de la grav,edad ; una masa dada :,de Uranio I, de número atómico
92, tardará en reducirse: a,,]a •¡njtad seis mil trescientos millonei
de años, mientras ,el Uranio equis ,sub dos (X 2 ), de número ató-
mico 91, tarda un minuto sesenta y cuatro ce'lltésimas ( 3 1). La "
vida media del carbono catoroe es :de 5. 500 años. Un gramo de
carbono catorce radioactivo 1que acabe de formarse tardará
5.500 años en quedar :retlucido a ·: la mitad, y esa mitad requerirá
otra .lapso de tiempo igual para quedar reducida a la mitad, y
así sucesivamente.
Por último, es un hecho que lo3 cuerpos vivos, los cua1ea,
como queda dicho, poseen todos la misma proporción de car-
bono catoroe, cuando mueren no üe.nien ya .más asimilación de
materia exterior, y 1entonoes empieza en los restos el prooeso de
reducción radioactiva. Por medio de comp1ejos aparatos pueden
obtenerse delicadas medidas, .con las cuales ,es posible calcular
la cantidad de carbono radioactivo que,posee una materia orgá-
nica cualquiera por unidad de masa, y ,según sea la proporción
con r,especto a la que debería tener si estuv~es,e viva, se puede
deducir el Üempo exacto en que .dejó de vivir.
LIBBY y sus ayudantes realizaron numerosas verificaciones.
Primero con material lde datación conocida, como ·el prov,eniient,e
del antiguo Egipto y de las 1cultura:; aborígenes americanas. Lue-
go con objetos datado.:; que los analistas no conocían. Finalmente
con materia no datada. Los resultados fueron convinoentes.
En este sistema hay todavía causas die error no conocidas que .
(31) CASTELFRANCHT, G. Fisica moderna, (Milano, 1952), 1251, donde
pone un paradigma de la vida media de otros elementos.
EL POL!GE~ ISMO 187

malogran los 11esultados •en un veinte por ciento dd conjunto. Se


cree con debidas a contaminación por rayos cósmicos o a asimi-
laciones extrañas post mort.em. Obviándolas por .ahora con repe-
tidas meditaciones del mismo mat,eri.al en ,estudio, los resultados
obbenidos son científicamente exactos.
S,e Uegó a precisar un. método que alcanzaba 20.000 años,
retrocediendo ·en ·el 'pasado y ofr.ecía .,el margen de un cinco por
ciento <le -error, lo que ,e quivalía por cada cien años, cinco en
más o en menos de ambigüedad. Era por tanto eficaz para una
importantie gama de la historia ( 3 z).
Ultimamente ARNOLD ha perfeccionado los sist,e mas de me-
. dición y puede alcanzar ,en riétrooeso r 44. ooo años, con un error
posiMe de solos 3 7 añ,os, lo que repnes,enta un margen de ochenta
y ·cuatro milésimas por ciento de error (0,084 O/o) (33).
El único inconveniente de consideración que ofrece este sist·e-
ma de datación radioactiva es que d obj,e to que se examina se ha
de destruir ne_c·esariament,e, pues se requiere .su carbonización.
Aunque en general pequeñas cantidade.,; bastan par.a las medicio-
r.•es, por ahora ningún museo arqueológico ,gui,e re dar para la
prueba sus objetos, especia:lmente si se trata de r,e stos humanos
antiquísimos, muchas veces escasos y únicos . :En cambio, para los
nuevos hallazgos se ha hecho normal el uso :inmediato del sistema,
con esperanzado:res r,esultados. ·
El nivel más bajo en material 'humano que se ha medido
' hasta ahora es el que alcanzó ,SOLECKI en sus excavaciones de la
cav1ema Shanidar, situada en lo3 montes Zagros, al norte del
Iriaik. Par1a una capa clar.a,mente pa1eolítica, perteneó~nte al
aurign.aciense, las medidas di,e ron 3 4. ooo años ( 3 4). Si se tiene
en cuenta que ;a esta época solía atribuírsele una antigüedad
bastantJe mayor, los nuevos números plantean un problema de
importancia. Si las medidas de datación .p or d carbono catorce
radioactivo son exactas, lo cual parece ha ele afirmarse, obliga-
rán a revisar y a reformar qu1}a adquisiciones y fechas que se
coP..sideraban adquiridas. En general, ahora hay tendencia a
aceptar que el hombre es más ·reciente de lo que s1e creía. Hay
que aguardar, sin embargo, frutos más _s:azonados.
Instituto Filosófico de Balmesiana.
Barcelona, I Q de marzo de I 9 5 5.
SEBASTIAN BARTINA, S. l.
( Continu'l.rá).
(32) COLLIER, D . 'New radiocarbon method /or dating the past: The
Biblical Archaeologist 14 (1951), 25-28, 29, 31-32.
(33) The Biblical Archaeologist 17 (r954), 47. ·Cf. Orientalia 23
( 19 54), 453·
;
(34) SoLECKL R. S. The oldest arch:aeological date: Sumer (A Journal
for Archaeology in Irak [Baghdad]), IO (1954), 199.

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