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PLEGARIAS A LA

PALABRA DE DIOS
Veni, Sancte Spiritus (melodía de Taizé)

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles,


y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Ven, Espíritu Santo, manda tu luz desde el cielo.


Ven, Espíritu Santo, entra hasta el fondo del alma y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si Tú le faltas por dentro.

(Antes de leer la Biblia)

Señor, te damos gracias porque


nos reúnes una vez más en tu presencia.

Señor, Tú nos pones frente a tu Palabra,


ayúdanos a acercarnos a ella
con reverencia, con atención, con humildad.

Envíanos tu Espíritu
para que podamos acogerla
con verdad, con sencillez,
para que ella transforme nuestra vida.

Que tu Palabra penetre en nosotros


como espada de dos filos.

Que nuestro corazón esté abierto,


como el de María, Madre tuya
y Madre nuestra.

Y como en ella la Palabra se hizo carne,


también en nosotros esta Palabra tuya
se transforme en obras de vida
según tu voluntad. Amén.

(Después de leer la Biblia)

Gracias, Señor, por tu Palabra


que hemos escuchado.
Ayúdanos a comprender
cuál es la respuesta adecuada
a lo que tú hablas dentro de nosotros.
Señor, danos siempre tu Palabra cotidiana.

Ella es como el pan. Sacia y a la vez


provoca más hambre de Ti.

Ella es como el agua.


Riega, refresca, fecunda, limpia.

Ella es como la luz.


Ahuyenta las tinieblas del error y del pecado,
e ilumina los ojos del alma
para ver mejor nuestra vida.

Ella es como una voz misteriosa y penetrante.


Cuestiona y responde, alegra y fortalece.

Ella es como espada de doble filo.


Penetra en lo íntimo del ser, hiere y sana,
angustia y libera, inquieta y trae la paz.

Que no nos falte nunca, Señor,


el pan cotidiano de tu Palabra. Amén.

Ven, Espíritu Santo,

Te abro la puerta,
entra en la celda pequeña
de mi propio corazón,
llena de luz y de fuego mis entrañas,
como un rayo láser
opérame de cataratas,
quema la escoria de mis ojos
que no me deja ver tu luz.

Ven. Jesús prometió que no nos


dejaría huérfanos. No me dejes solo
en esta aventura, por este sendero.

Quiero que Tú seas mi guía y mi aliento,


mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.
Te necesito en mi noche
como una gran tea luminosa y ardiente
que me ayude a escudriñar las Escrituras.

Tú que eres viento,


sopla el rescoldo y enciende el fuego.
Que arda la lumbre sin llamas ni calor.
Tengo la vida acostumbrada y aburrida.
Tengo las respuestas rutinarias,
mecánicas, aprendidas.
Tú que eres viento,
enciende la llama que engendra la luz.
Tú que eres viento, empuja mi barquilla
en esta aventura apasionante
de leer tu Palabra,
de encontrar a Dios en la Palabra,
de encontrarme a mí mismo en la lectura.

Oxigena mi sangre al ritmo de la Palabra


para que no me muera de aburrimiento.
Sopla fuerte, limpia el polvo,
llévate lejos todas las hojas secas
y todas las flores marchitas
de mi propio corazón.
Ven, Espíritu Santo,
acompáñame en esta aventura
y que se renueve la cara de mi vida
ante el espejo de tu Palabra.

Agua, fuego, viento, luz.


Ven, Espíritu Santo. Amén.

(A. Somoza)

Señor, te damos gracias

porque nos congregas una vez más


en tu presencia.
Señor, tú nos pones frente a tu Palabra,
la que inspiraste a los profetas.
Haz que nos acerquemos a esta Palabra
con reverencia, con atención,
con humildad.

Haz que no la despreciemos sino que


la acojamos en todo lo que nos dice.

Sabemos que nuestro corazón


está cerrado con frecuencia, incapaz de
comprender la sencillez de tu Palabra.

Envíanos tu Espíritu
para que podamos acogerla
con verdad, con sencillez.
Para que ella transforme nuestra vida.

Haz, Señor, que no te resistamos.


Que tu Palabra penetre en nosotros
como espada de dos filos.

Que nuestro corazón esté abierto


y que nuestra mano no resista.
Que nuestros ojos no se cierren.
Que nuestro oído no se distraiga,
para que escuche tu Palabra.

Te lo pedimos, Padre, en unión con María,


por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(F. Cerro)

Te damos gracias, Señor,

porque tu Palabra pronunciada


hace dos mil años,
sigue siendo viva y eficaz
entre nosotros.

Reconocemos nuestra impotencia e incapacidad


para comprenderla y dejarla vivir en nosotros.
Ella es más poderosa y más fuerte
que nuestras debilidades,
más eficaz que nuestra fragilidad,
más penetrante que nuestras resistencias.

Por eso, te pedimos


que nos ilumines con tu Palabra,
para tomarla en serio
y abrirnos a aquello que nos manifiesta.
Para que confiemos en ella
y le permitamos actuar en nosotros
con la riqueza de su poder.

Madre de Jesús,
que confiaste sin reservas,
pidiendo que se cumpliera en ti
la Palabra que te fue dirigida,
danos el espíritu de disponibilidad,
para que volvamos a encontrar la verdad
sobre nosotros mismos.

Haz que ayudemos al hombre


a encontrar la verdad de Dios en él.

Haz que la encuentren plenamente


el mundo y la sociedad en que vivimos
y a los que queremos humildemente servir.

Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo,


la Palabra encarnada,
por su muerte y resurrección,
y por el Espíritu Santo,
que renueva constantemente
en nosotros la fuerza de esta Palabra. Amén.

(Cario María Martini)

Escucharé tu Palabra,

en lo profundo de mi corazón
yo la escucharé.
En la oscuridad de la noche
la Palabra como luz brillará.

Meditaré tu Palabra, en el silencio


interior la meditaré.
En el desierto de las voces
la Palabra de amor resonará.

Y seguiré tu Palabra,
por el sendero de la vida
yo la seguiré.
En el trance del dolor la Palabra
de la cruz me salvará.
Guadaré tu Palabra,
para la sed de mis días
la guardaré.
En el transcurso del tiempo
la Palabra de lo eterno no pasará.

Anunciaré tu Palabra,
caminando por este mundo
yo la anunciaré.
Las fronteras de tu Reino
la Palabra como un viento
abrirá de par en par.

(Ana María Galliano)

Salmo a la escucha

Venimos a ti, Señor,


para escuchar tu Palabra,
que nos redime y libera
y nos hace fuertes en el combate.
En medio del fuego del mundo
queremos escuchar a tu Hijo amado
para ser verdaderos discípulos.

Sin tu Palabra
no hay alegría posible,
sin estar a tu escucha,
no existe el gozo de seguirte.

¡Haznos, Señor,
creer verdaderamente en tu amor
para caminar en fidelidad
y ser testigos en el mundo!

A veces, Señor,
cuando llega la prueba,
sólo necesitamos salida en Ti,
para seguir hacia delante,
fiándonos de tus planes de amor.

Queremos escucharte siempre


poniendo esperanzas
en nuestros corazones desgarrados
y llenando de tu ternura nuestro planeta. Amén.

(F. Cerro)

Lámpara es tu Palabra, Señor,

lámpara para mis pies desnudos,


para mis ojos cansados,
para mi corazón sediento.

Lámpara es tu Palabra,
en la cual creo,
pues Tú, Señor,
nos pones en camino
hacia la verdadera vida.

Lámpara es tu Palabra
cuando voy entre los hombres,
cuando no puedo más,
cuando desfallezco.

Lámpara eres Tú
como Palabra de vida,
capaz de enternecer el corazón
y ayudarnos en el camino.

Lámpara es tu Palabra, Señor,


Tú vienes y te acercas
a mí de puntillas,
y me susurras al oído
palabras de vida y amor.

Lámpara es tu Palabra,
luz en mi sendero,
alegría en el camino. Amén.

(F. Cerro)

Señora de la escucha atenta,

Madre del buen oído.


Mujer del corazón abierto.
Virgen de los ojos profundos.
María de la total disponibilidad.
Arca de guardar palabras y secretos.
Patrona de la sorpresa y el desconcierto.
Camino recto de encuentro con Él.
Lámpara encendida siempre.
Diccionario del silencio, sin palabras.
Enciclopedia de recuerdos y memoria.
Teóloga del sí.

Estate a mi lado en la espera,


leyendo conmigo.
Acompáñame en la senda,
escuchando la Palabra.
Préstame tus palabras y tu fe,
modelando mi respuesta.
Entréname en la total disponibilidad,
para que la Palabra se cumpla en mí.
Enséñame a decir Amén.

(D. González Cordero)

Oración del Grupo Bíblico

Haznos, Señor,
instrumentos dóciles de tu Palabra.
Donde haya oscuridad,
pongamos la luz de tu Palabra.

Donde haya discordia,


sembremos el amor de tu Palabra.

Donde haya envidia,


aportemos el perdón de tu Palabra.

Donde haya egoísmo,


celebremos la generosidad de tu Palabra.

Donde haya desunión,


plantemos la fraternidad de tu Palabra.

Donde haya cobardía,


llevemos la fortaleza de tu Palabra.

Donde haya desilusión,


renazcamos la esperanza de tu Palabra.

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