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de Bogotá
Historias de Acciones Colectivas
Editores
ISBN: 978-958-9387-91-7
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo
ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de infor-
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magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito
de los editores.
Territorios ambientales
de Bogotá
Historias de Acciones Colectivas
Editores
Miguel Ángel Julio
Andrés Hernández Quiñones
Revisión conceptual
Margaret Pasquini
Mónica Cortés
Profesional de apoyo
Silvia Ortiz Laverde
Corrección de estilo
Mónica Cortés Yepes
Astrid Tovar Rodríguez
Cartografía
Diana Barbosa
Andrés Felipe Cely
Diseño carátula
Catalina Zuluaga
Diagramación y diseño
Litta Buitrago Sandoval
Impresión
Multi-impresos
Contenido
Preámbulo..............................................................................................................11
Marco Analítico..................................................................................................... 15
1. Conflictos, territorios y factores de movilización colectiva.......................................................... 17
1.1 Aproximación conceptual a los movimientos sociales................................................................. 18
1.2 Aproximación conceptual a las nociones de Conflicto
Ambiental y Territorio................................................................................................................... 25
1.3 Estrategia metodológica............................................................................................................... 29
2. Tesis preliminares sobre expansión, repertorios e incidencia...................................................... 30
2.1 Conflictos, territorios y recursos organizacionales...................................................................... 30
2.2 Repertorios de acción y sus efectos............................................................................................. 32
2.3 Incidencia de las organizaciones, redes y movimientos.............................................................. 41
Referencias.......................................................................................................................................... 44
Estudios de caso....................................................................................................51
Construyendo Futuros Posibles: El Movimiento Social de los Cerros Orientales.
Jorge Flórez Herrera....................................................................................................................53
De lo local al territorio, surgimiento de actores colectivos
legítimos, cualificados y propositivos................................................................................................. 62
De la Confrontación al Diálogo Propositivo: Repertorios de
Acción Desde los Cerros Orientales.................................................................................................... 79
Incidencia del proceso territorial........................................................................................................ 88
Referencias.......................................................................................................................................... 93
Por un río limpio, vivo y en su cauce: Organizaciones por la defensa del río Bogotá.
Sergio Ramírez.............................................................................................................................. 257
¿Por qué surgieron?: historia de la emergencia de las organizaciones.............................................261
Investigación, reforestación, fortalecimiento y acción judicial: acciones de las
organizaciones por el río Bogotá........................................................................................................266
El fortalecimiento de la Agenda Ciudadana por el río Bogotá...........................................................269
¿Qué han logrado las organizaciones?...............................................................................................277
Referencias..........................................................................................................................................280
Preámbulo
Para la Administración Distrital, es grato honrar el compromiso de visibilizar las his-
torias de los diferentes procesos que han labrado el movimiento ambiental bogo-
tano. Con esta obra realizada en conjunto con el CIDER de la Universidad de Los
Andes, reconocemos la labor de personas y organizaciones que de manera relevante
han contribuido a redefinir las dinámicas de participación en torno a la gestión am-
biental en la capital de la república; y que gracias a sus planteamientos y acciones,
generan mecanismos para la resolución de situaciones ambientales conflictivas y
dinámicas para la apropiación social del territorio.
Susana Muhamad
Secretaria Distrital de Ambiente
Marco Analítico
Territorios Ambientales de Bogotá.
Historias de acciones colectivas1.
Miguel Ángel Julio2
Secretaria Distrital de Ambiente
Este libro busca responder a la pregunta de cuales han sido los factores que explican
el surgimiento y expansión de las organizaciones y redes sociales en los territorios
ambientales de la ciudad y cuál es su tipo de incidencia. Se trata de una aproxima-
ción inicial a la temática. Para el desarrollo de la investigación se procedió en tres
pasos: el primero, la elaboración de un marco conceptual que se presenta en este
capítulo; en segundo lugar se definió la metodología y por último se desarrollaron
ocho estudios de caso.
En este capítulo se presenta el marco conceptual del trabajo, el cual se divide en dos
partes: en la primera se presentan las categorías que fueron utilizadas para explicar
el surgimiento de las redes y organizaciones sociales en los territorios ambientales,
con miras a analizar su incidencia en el ordenamiento urbano-rural; en la segunda
parte se presentan algunas de las tesis principales de la obra, que luego se eviden-
cian en los estudios de caso.
La literatura de los movimientos sociales integra tres conceptos para dar cuenta de
la acción colectiva: la estructura de oportunidad política, los recursos organizacio-
nales y los marcos culturales y simbólicos. Estos conceptos son elaborados en el
marco de los enfoques construidos por: a) la teoría del conjunto de oportunidades
políticas y las restricciones que tienen que afrontar los movimientos sociales (Ta-
rrow 1999. McAdam, McCarthy y Zald 1999); b) la teoría de las estructuras de movi-
lización, tanto las organizaciones formales e informales, como en las redes sociales
(Kriesi 1999, Bebbington 2006) y c) la teoría de las identidades y marcos de acción
colectiva, los aspectos culturales que los orientan y los referentes que ellos constru-
yen (Zald 1999).
Orientación a la
base
Comercialización
Formación
Vía Autoorganización
Simbólica
Educativa
Vía Privatizadora
Vía Reformadora
Institucionalización 19
Uso de mecanismos
Participación en
Apoyo a grupos
Política Pública
organizaciones
judiciales
políticos
Radicalización
Orientación a las
autoridades
Otra línea de análisis de los movimientos sociales, es la que liga el proceso histórico
con los enfoques desarrollistas y nos brindan una mirada distinta de los movimientos
sociales. Luego de la segunda guerra mundial, el “Desarrollo” que se amparaba en
la consigna monolítica del crecimiento económico, había sido el paradigma sobre el
que se cimentaron los hoy países “desarrollados”, los cuales buscaban una acumula-
ción del capital que garantizara calidad de vida y la reducción de las condiciones de
pobreza para el mundo. Ello justificó la explotación desmedida de la naturaleza y la
del ser humano en forma de mano de obra. Esta acumulación del capital nunca se
dio para todas las naciones, por el contrario los vientos que soplaron sobre África,
Asia y América Latina fueron vientos de violencia, de miseria, de inequidades socia-
les y de explotación de los recursos naturales.
21
Igualmente en los países “en vías de desarrollo” se presentaba una réplica del fenó-
meno en la medida que la ambiciosa minoría que ostentaba el poder político y eco-
nómico, solidificó monopolios en las distintas esferas de la vida social, que se con-
virtieron en prenda de garantía para la inequidad en la distribución de la riqueza.
Las corrientes desarrollistas durante la segunda mitad del siglo pasado albergaron
diversos preceptos entre los que se encontraban la preocupación por el desempleo,
por la falta de simetría en las relaciones campo – ciudad, la búsqueda por el equili-
brio macroeconómico y por supuesto, la angustia por el agotamiento de los recursos
naturales.
Pero más allá de estos debates políticos la situación para los países más vulnerables
se agravaba a pasos agigantados, por ejemplo, “...en los años 90, después de casi dos
décadas de experimentar con las políticas de ajuste y reestructuración económica
se evidenció en América Latina una mayor concentración del ingreso, un aumento
de población viviendo en condiciones de pobreza, un deterioro en las infraestruc-
turas públicas y en la prestación de servicios básicos, incrementos en los niveles de
delincuencia y violencia acompañados de actitudes de anomia e ingobernabilidad
ciudadana.” (Sarmiento, 1994: 48) En este asimétrico contexto se gestó para los paí-
ses “en vías de desarrollo” y en especial para Colombia un “...crecimiento atrofiado,
segmentado e impulsado por el Estado intervencionista y los sectores dominantes
latinoamericanos, [que] generó las condiciones especiales que permitieron el auge
de los movimientos sociales” (Betancourt, 1993:166)
Observamos pues un punto de giro que determina la transición entre viejos y nuevos
movimientos sociales: “mientras los primeros tendían a organizarse en torno a divi-
siones de carácter clasista (movimiento obrero, campesino) los segundos se articu-
lan en torno a contradicciones sociales tales como género, estilos de vida, ambiente,
desigualdad racial y conflictos bélicos (Shaw, p.651 citado por Serbin, 1998:129).
De esta forma, se delinea una transición histórica para los movimientos sociales
donde los nuevos acompañados por supuesto -o mejor aun determinados por- la
exacerbación del capitalismo y las estrategias globalizantes (tanto en términos eco-
nómicos como culturales), configuran el auge y proliferación de la organizaciones
no gubernamentales ONG’s, categoría demasiado amplia y ambigua para efectos
de esta investigación, pero que sin embargo es asociada a lo que hemos dado en
22 llamar: práctica organizativa .
En el campo de las ciencias sociales han sido desarrollados diferentes enfoques para
el abordaje de los movimientos sociales. Estos enfoques que encuentran como de-
nominador común una premisa de corte epistemológico: “...para entender el movi-
miento social es absolutamente necesario partir de su observación concreta, de la
forma que se desarrolla y de las acciones y organizaciones que lo constituyen. Sin
4 “El movimiento cívico en Colombia es la respuesta de las clases populares a las crisis de
los gobiernos locales y regionales, a quienes demanda una adecuada prestación de servicios
públicos y sociales. Desde el punto de vista político, los movimientos cívicos representan un
cuestionamiento al modelo clientelista dominante en la política colombiana. El movimiento sig-
nifica una ruptura con los jefes clientelistas de las comarcas colombianas quienes dominan las
administraciones locales y regionales” (Santana, 1989, citado por Betancourt, 1993:179)
embargo, hay que relacionarlo al mismo tiempo con fenómenos más globales, en
particular con las contradicciones estructurales del capitalismo, con sus expresiones
a nivel urbano y rural y con el proceso político general” (Castells, 1979:5). Es decir
asumirlos como una manifestación de la dinámica social de un pueblo expresada en
términos históricos y de la agencia de la sociedad civil en reacción al aparato estatal5.
De otra parte, para Alain Touraine existen tres niveles, a partir de los cuales es posi-
ble abordar las relaciones que entrañan los movimientos sociales en torno al Esta-
do: primero la historicidad, que permite auscultar el fenómeno desde la misma ca-
pacidad que la sociedad tiene para reproducirse; segundo, el carácter institucional
desde el cual pueden establecerse las relaciones con el aparato político y con el sis-
tema de normas y control social; y tercero el organizacional, desde el cual se apunta
a determinar las estructuras orgánicas que dan cohesión al movimiento. Desde esta
perspectiva sociológica los actores pasan del simple acto de movilizar recursos a
convertirse en actores “privilegiados en el conflicto por el control y la orientación de
los modelos que constituyen el sentido societal (referente al conjunto de lo social)” 23
(Betancourt, 1993:169).
En otro sentido está Jordi Borja quien investiga en torno a los movimientos sociales
urbanos considerando aquellos en tanto movimientos que entrañan un “alto com-
ponente de espontaneidad y un marcado carácter defensivo” (Borja, 1989:96), en
donde los actores buscan reivindicaciones societales enmarcadas en diferentes tipos
de coyunturas políticas o económicas, es decir como expresiones sociales producto
de “...contradicciones en el interior de la estructura urbana, tales como : la contra-
dicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción”
(Betancourt, 1993:172).
Se puede establecer que: a) las prácticas organizativas surgen como respuesta ciu-
dadana ante los modelos de desarrollo y las políticas públicas que los encarnan, y b)
que han venido siendo absorbidas y permeadas por la exacerbación del capitalismo
y las estrategias globalizantes.
Esta perspectiva de análisis integral que utiliza estos tres conceptos (oportunidad
política, recursos organizacionales y marcos culturales) y que reconoce la importan-
cia de la historia, para explicar el surgimiento de redes y movimientos sociales resul-
ta insuficiente si no se vincula, por un lado, con enfoques de sociología o estudios
que analizan los conflictos urbanos y ambientales así como con los efectos negativos
del modelo de crecimiento económico en el desarrollo urbano-rural; y por otro, con
los estudios que den cuenta del concepto de territorio y territorialidad.
Para comenzar hay que señalar que el concepto de conflicto socio-ambiental aún
no cuenta con una definición precisa en la literatura sobre el tema (Correa y Rodrí-
25
guez 2005; Leff 1998; Sabatini & Sepúlveda, 1997). Hernán Darío Correa y Iokiñe
Rodríguez en su libro “Encrucijadas ambientales en América Latina” a pesar de no
delimitar claramente el concepto de conflicto socio-ambiental, presentan la siguien-
te tipología:
En este punto es importante relevar la relación constante que existe entre las no-
ciones de espacio, lugar y territorio, es decir entre las características biofísicas, las
variables perceptuales y las representaciones identitarias. Dicho en otras palabras,
el tejido dado en un momento histórico, entre lo biofísico, lo perceptual y lo identi-
tario viene a ser lo que definimos como territorialidad.
26
La identidad espacial de cada sujeto vendría a ser la expresión interna del territorio,
la cual por una parte, condiciona en términos fenomenológicos los patrones com-
portamentales del mismo con respecto al espacio y por otra, construye en términos
perceptuales y geográficos dicho lugar. Tal dinámica inscribe las relaciones de los su-
jetos en un continuum espacio-temporal permeado por la cultura, lo que constituye
en sí mismo la noción de territorialidad.
La identidad territorial crea un vínculo que va más allá de la propiedad y que se ins-
tala en el plano de lo simbólico, determina las formas en las que nos comportamos
e incluso las formas en que lo reivindicamos. La territorialidad coadyuva a la forma- 27
ción de la identidad, es un fenómeno eminentemente simbólico y cultural.
La organización del territorio está prescrita por las formas de producción social y por
las relaciones entre el ser humano y la naturaleza, en un marco histórico y en dife-
rentes escalas. De ésta manera hablamos entonces de la configuración territorial,
la cual “tiene una existencia material propia, pero su existencia social, es decir, su
existencia real, solamente está dada por el hecho de las relaciones.” (Santos, 2006:
38-39) Este fenómeno afecta las formas organizativas de la sociedad; cacicazgos,
imperios, feudos, naciones son todas formas de organización social expresadas en el
territorio y que denotan una impronta política y de poder, de cara al conocimiento,
uso, disfrute y dominio que en tanto sociedad, generamos sobre un espacio.
A lo largo de las últimas tres décadas estas experiencias se han convertido en mo-
vimientos sociales de carácter popular estructurados a partir de diversas prácticas
organizativas que “...están sometidas a sacudidas constantes y presentan una formi-
dable tendencia a la fractalidad.”(Delgado, 2003:10) y son herederas de una tradi-
ción de indeleble “poder popular local” (Sousa Santos,1999)
El segundo paso consistió desarrollar una entrevista semi estructurada, con el fin de
propiciar una inmersión etnográfica en los territorios con tres referentes de investi-
gación y comprensión de la realidad: a) los conflictos ambientales y la historia de las
organizaciones en los territorios; b) los repertorios de acción; y c) La reconstrucción
de los efectos e incidencias generadas como resultado de la acción colectiva.
Un segundo criterio es, por un lado, el de identificar y clasificar fallas en las decisio-
nes y políticas públicas; y por otro, el de caracterizar las contradicciones y conflic-
tos entre políticas, normas y reglas de diferentes niveles (nacional, regional y local)
que generan o agudizan conflictos ambientales que se derivan en diferencias entre
intereses, motivaciones, incentivos y mandatos tanto de las normas, como de las
políticas y las decisiones públicas.
Como se puede observar, los llamados conflictos ambientales son parte central de
los procesos de desarrollo urbano y de las prácticas de políticas públicas, de gestión
y de la administración del territorio. Estos conflictos como la acción colectiva que
generan, se dan en territorios ambientales a nivel urbano y rural.
Los territorios ambientales como referíamos anteriormente, son espacios construi-
dos socialmente, resultado de las múltiples acciones, relaciones individuales y co-
lectivas. Dan cuenta de una trayectoria histórica donde se plasman las acciones
del pasado, se vislumbran las tendencias del presente y se hacen visibles formas de
pensamiento o cosmovisiones desde las que se construyen significados y formas de
apropiación del mismo (Hernández y Flórez 2010). En Bogotá existen ocho territo-
rios ambientales reconocidos: los Cerros Orientales, el borde norte de la ciudad es
decir la cuenca Torca-Guaymaral, la cuenca del río Salitre, la cuenca del río Fucha, la
cuenca del río Tunjuelo, Sumapaz, los humedales, y río Bogotá. (Ver mapa 1.)
En esta sección se presentan cuatro tesis para caracterizar la trayectoria de los re-
pertorios de acción: a) el declive y el ocaso de las estrategias de confrontación como
mecanismos para expresar las demandas, necesidades y exigencias de las organiza-
ciones, y el creciente uso de tres repertorios diferentes de acción: las estrategias de
formación, educación y cambio cultural que han tenido resultados positivos; y las
estrategias de institucionalización y de comercialización o de prestación de servicios
que han mostrado tanto efectos positivos como negativos. b) La segunda tesis está
relacionada con las dinámicas y trayectorias que han caracterizado a las estrategias
y a los procesos de institucionalización en las últimas tres décadas; c) La tercera
tesis está relacionada con los efectos no esperados de los repertorios y procesos
de prestación de servicios y de comercialización en la movilización. Algunas de las
organizaciones y redes han transitado de la confrontación y de la participación en
espacios institucionales a la prestación de servicios públicos mostrando logros, pero
enfrentando dilemas y efectos sobre los procesos de acción colectiva y transfor-
mando su naturaleza de movimiento; y d) la cuarta tesis se refiere a la permanencia
aunque con menor fuerza de repertorios de confrontación.
• Consulta popular
• Veedurías ciudadanas
Participación política • Cabildo abierto
• Comites de control social
36
• Consejos consultivos
Participación en los pro- • Intervención administrativa ambiental
cesos de toma de decisio- • Audiencias públicas ambientales
nes administrativas • Consultas previas
• Participación en los consejos directivos de
las CAR
• Acción de tutela
• Acciones populares
• Acciones de cumplimiento
Participación en la admi- • Acciones de inconstitucionalidad
nistración de justicia • Acciones de nulidad
• Acciones penales
• Acciones de responsabilidad civil o adminis-
trativa
2.2.2.1. Efectos del creciente uso de acciones judiciales. Judicialización
de la política.
Los Consejos de Cuenca encuentran su fundamento en varias normas del nivel nacio-
nal y distrital11. Hay que señalar que según los convenios y tratados internacionales
sobre desarrollo sostenible, las cuencas son las unidades básicas para la gestión y or-
denamiento del territorio. En desarrollo de este principio, varios países como México
y Brasil han formulado e implementado leyes de agua en las que se crean los consejos
de cuenca como los arreglos institucionales para ordenar el territorio en función de
las cuencas hidrográficas y como los espacios para integrar a todos los actores insti-
tucionales, privados y comunitarios en la gestión ambiental del territorio.
Estas experiencias internacionales han demostrado que los Consejos de Cuenca son
espacios con un enorme potencial para promover la participación ciudadana de in-
dividuos, de organizaciones sociales y de todos los agentes del territorio, dándoles
capacidad de decisión frente a los actores institucionales y privados que también
tienen asiento en dichos consejos. Consisten en nuevos espacios y mecanismos para
la resolución de los diferentes tipos de conflictos que se derivan de las tensiones
intrínsecas al uso del suelo, y que se integran a las entidades estatales encargadas
de planear el territorio en función de las cuencas hidrográficas.
Una segunda tesis está relacionada con los efectos de las estrategias de comerciali-
zación. Los repertorios que se conocen como de comercialización se refieren a ac-
ciones de prestación de servicios y se dan en el momento que las organizaciones
sociales formalmente conformadas, adquieren por medio de un proceso de con-
tratación la administración o ejecución de algún proyecto específico que implica
una contraprestación monetaria a cambio. La comercialización implica otro tipo de
transformaciones, pensadas para convertir al movimiento social en una organiza-
ción prestadora de servicios: se concede cada vez más importancia a la provisión de
servicios pagados a sus miembros; se utilizan incentivos selectivos para movilizar sus
bases y canalizar la acción colectiva. (Kriesi, 1999). El desarrollo de repertorios de
comercialización ha sido impulsado por las organizaciones de los territorios ambien-
tales para la prestación de servicios tales como: administración y conservación de
humedales, educación ambiental, recuperación de quebradas, gestión de residuos
sólidos y mantenimiento de áreas protegidas, entre otros.
Los repertorios de confrontación siguen siendo utilizados por algunas de las prácticas
organizativas con los siguientes objetivos: a) frenar dinámicas económicas y proce-
sos legales e ilegales de urbanización que amenazan los ecosistemas y agudizan la
segregación socio-espacial; b) frenar decisiones de agencias del Estado (nacionales y
distritales) con impactos negativos sobre el territorio y c) exigir cambios en las políticas
y proyectos de ordenamiento territorial que priorizan los usos económicos, especula-
tivos, y funcionales sobre los usos de conservación de los recursos naturales.
Es importante señalar que los repertorios de confrontación impulsados por las organi-
zaciones y redes ambientales en los territorios en las tres últimas décadas han perdido
primacía y han sido desplazados por otras modalidades de acción colectiva; a pesar
de esta tendencia persisten prácticas prácticas de confrontación como: bloqueos de
vías y espacios públicos, plantones, desobediencia a desalojos, invasión de predios,
enfrentamientos directos a decisiones administrativas, enfrentamiento a empresarios
legales e ilegales y conformación de asambleas permanentes de protesta.
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49
Estudios de caso
Construyendo Futuros Posibles:
El Movimiento Social de los Cerros Orientales
Jorge Flórez Herrera1
53
Sólo hasta la década de los 70, cuando en el contexto nacional se toma conciencia
sobre el tema ambiental con la expedición del Código Nacional de Recursos Na-
turales (Decreto 2811 de 1974), que el Estado comienza a regular las acciones en
esta área de la ciudad. En 1976 el antiguo Instituto Nacional de Recursos Naturales
- INDERENA expide el Acuerdo 30, y en 1977 el Ministerio de Agricultura lo ratifica 55
con la Resolución 76, declarando este territorio como la Reserva Forestal Protectora
del Bosque Oriental de Bogotá, la cual es popularmente conocida como los Cerros
Orientales. Con esta declaratoria se buscó resguardar de la acción humana un área
de cerca de 14.116 hectáreas que atraviesa cinco de las 20 localidades de la ciudad,
y que limita, a su vez, en su costado oriental, con los municipios de Chía, La Calera,
Choachí, Ubaque y Chipaque.
Los Cerros Orientales poseen una gran importancia en la regulación hídrica y cli-
mática de la sabana, una amplia biodiversidad y un gran valor simbólico y cultural.
La recarga de acuíferos, la condensación de lluvias y los nacimientos de quebradas
son muy importantes para el abastecimiento de la ciudad y el sostenimiento de
los diferentes ecosistemas. En esta área se identifican dos tipos de nacimiento de
2 Una historia triste relacionada con las creencias religiosas y la degradación ambiental
es la de la orden de los evangelizadores de exterminar los nogales para así eliminar la adoración
pagana que los indígenas realizaban a esta especie.
Estas imágenes fueron tomadas de Mesa Ambiental de los Cerros Orientales
(2008 p. 29 - 30) y representan lo siguiente: a) la problemática de los barrios
sin legalizar y la falta de inversión pública; b) la ausencia de acciones para el
manejo de viviendas en zonas de alto riesgo; c) las actividades mineras que han
afectado y afectan los Cerros Orientales; d) la ausencia de una política pública
frente a las actividades agrícolas que se desarrollan en los cerros; e) y f) la ex-
tracción de recursos naturales en los Cerros Orientales.
La Mesa Ambiental de los Cerros Orientales (MACO 2008) identificó las problemáti-
cas sobre el territorio de la manera como se muestra en la siguiente figura:
La persistencia de barrios sin legalizar con una escasa o nula inversión pública impli-
ca que no tienen acceso a servicios públicos de saneamiento básico y recolección
de basuras, y no son objeto de obras públicas para el mantenimiento y mejora de
los equipamientos urbanos. Esta situación refuerza las desigualdades sociales y viola
derechos ciudadanos como el de la vida digna.
De este modo, a inicios del nuevo siglo, la ciudad se dispuso a concertar un nuevo
plan de manejo con la CAR y con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible12 59
- MADS.
Tanto la resolución 346 de 2005 como el Plan de Manejo Ambiental – PMA, pre-
sentan importantes falencias. Por un lado, la resolución 346 excluyó del área de
reserva espacios con altor valor ambiental como zona de amortiguación, en la que
era posible urbanizar, mientras mantuvo dentro del área protegida diversos barrios
asentados en el área, por lo que no logro disminuir las tensiones entre el desarrollo
urbano y la protección ambiental. Por otro lado, en el PMA la CAR definió, bajo la
zonificación estipulada por la resolución 346, un plan de acción que desconoció las
propuestas de la ciudad y la ciudadanía, hasta el punto que la SDA llegó a afirmar
que la redelimitación y el plan eran inconstitucionales y violaban la normatividad y
los derechos ciudadanos (SDA 2006).
“el derecho al goce de un ambiente sano, la defensa del patrimonio público, la de-
fensa del patrimonio cultural de la Nación, al equilibrio ecológico y aprovechamiento
racional de los recursos naturales, la moral administrativa, la seguridad y salubridad
de nombre en la última década, antes era conocida como el Departamento Administrativo de
Medio Ambiente (DAMA).
14 En secciones posteriores se hace mención a los principales planteamientos y propuestas
de este documento.
pública, al acceso a la infraestructura de servicios que garantice la salubridad públi-
ca, el derecho a la seguridad y prevención de desastres previsibles técnicamente,
la realización de construcciones de edificaciones y desarrollos urbanos respetando
las disposiciones jurídicas de manera ordenada y dando prevalencia al beneficio de
la calidad de vida de los habitantes” (Fallo 662 de 2006 Tribunal Administrativo de
Cundinamarca15).
15 http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=21714
16 A lo largo del documento se ahonda en distintas implicaciones para las organizaciones
sociales y comunidades en los cerros orientales de esta inseguridad jurídica.
17 Entrevistas a líderes ambientales como Pedro Aldana y Jaime Mora, Así como miembros
de la fundación Chilcos y elementos obtenidos en una salida de campo a la organización Fru-
tos de Utopía, de la Red de los Verjones. (Hernández, Flórez y Naranjo 2010 y Flórez 2011).
Tabla 1. Líderes entrevistados
Líder Organización
Las causas y momentos por los cuales ha llegado la población a construir su vida en
los Cerros Orientales de Bogotá han sido vairadas. Es posible encontrar desde po-
blación que ha habitado el territorio por muchas generaciones, incluso desde antes
de la declaratoria de la reserva forestal, pasando por trabajadores de las minas y
chircales que recibieron terrenos como pago de deudas laborales y construyeron allí
sus hogares, hasta comunidades que se han formado más recientemente como pro-
ducto de las migraciones del campo a la ciudad, consecuencia tanto de las dinámicas
poblacionales como del desplazamiento forzado.
Esta lectura de la situación permite dar un giro a la forma de ver el conflicto, desde
el movimiento social, pensando que no se trata de acciones ilegales de los indivi-
duos, sino de procesos de acción colectiva para la generación de alternativas de
vida, dentro de las cuales el énfasis está en la manera en que los ciudadanos logran
acuerdos y tejen relaciones sociales, comunitarias y de vecindad dentro de las que
logran proveerse de vías de acceso, infraestructura comunitaria e incluso acueduc-
tos y escuelas. Continuando con las palabras del líder entrevistado:
65
Debido a esto los diferentes procesos sociales que confluyen en los Cerros Orien-
tales, tienden a contar con bases fuertes que mantienen en movimiento a la ciuda-
danía y generan ejemplos y propuestas que se transforman, resignificándose con
niveles organizativos más amplios y en la interacción con otros actores sociales e
66 institucionales.
Estas reacciones comunitarias a las acciones públicas son el germen de las diferen-
tes formas organizativas y luchas que persisten en la actualidad. Posteriormente,
estos procesos encontraron canales y formas para el diálogo y el reconocimiento
mutuo que permiten el desarrollo de estructuras organizativas de mayor nivel, ba-
sadas en la comprensión de que los conflictos en el territorio son comunes y de que
la incidencia en la normatividad y la política pública sólo es posible con la configura-
ción de un actor político fuerte y propositivo, el movimiento social.
Diversidad organizativa y relaciones con actores de apoyo.
En primer lugar, se han construido actores colectivos y políticos que aglutinan dife-
rentes procesos en torno a problemáticas barriales y comunitarias, constituyendo
posiciones y actividades con diferentes énfasis y prioridades. Dentro de estos ac-
tores colectivos aglutinadores de las dinámicas de base, fueron destacados por los
líderes entrevistados los siguientes:
La Red Social Vía Oriente, articula diferentes organizaciones de base y actores co-
lectivos de las comunidades asentadas en las localidades de San Cristóbal y Usme.
Así mismo, los líderes son conscientes de la relevancia de sus acciones y mantienen
diferentes canales de rendición de cuentas con las bases y la sociedad en general,
por medio de actividades como la sistematización de acciones, la divulgación de las
mismas en espacios comunitarios y la producción de documentos que recogen
las propuestas colectivas26.
23 La UPZ 89 es una unidad de planeamiento zonal que se encuentra ubicada en la localidad
de Chapinero sobre los cerros orientales y está conformada por cinco barrios, algunos de los
cuales se encuentran en el área de reserva forestal pero en proceso de legalización.
24 Ver:http://cerrosorientales.wordpress.com/2010/09/30/una-mirada-a-los-acueductos-co-
munitarios/.
25 Ver sección de estrategias o repertorios de acción.
26 Si bien los canales de comunicación no se encuentran centralizados en los diferentes pro-
cesos ni son sostenidos en el tiempo, es posible identificar en diferentes páginas de internet
documentos de socialización de las acciones, reportes de avances y sistematización de proce-
sos. Algunos ejemplos son documentos como: “Territorios populares, Ambiente y Hábitat”, “El
mandato de los cerros”, “Avances de la Red Popular Ambiental de Territorios”, “Resignificación
de la construcción social de territorios” y los contenidos presentados en blogs y páginas web
como “cerrosorientales.wordpress.com”, “corvif.org”, “frutosdeutopia.org”.
En segundo lugar, los procesos territoriales mantienen dinámicas de relacionamien-
to con otros actores institucionales, de la sociedad civil y de la cooperación interna-
cional que aunque son externos al territorio han brindado apoyo para dinamizar y
fortalecer las organizaciones ciudadanas. Dentro de las organizaciones de la socie-
dad civil que han brindado y brindan apoyo al movimiento social se identifican con
gran fuerza el Centro de Investigación y Educación Popular/ Programa por la Paz
(CINEP/PPP) y Planeta Paz, estas organizaciones han desarrollado actividades para
promover y dinamizar el diálogo en torno a la situación de los pobladores de los
Cerros Orientales brindando apoyo técnico y logístico y movilizando recursos para
su fortalecimiento. Del mismo modo, el trabajo desarrollado por Ecofondo en la dé-
cada de los 90, fue muy significativo, tanto para el establecimiento de vínculos entre
diferentes luchas comunitarias, que son la base de las redes y mesas existentes hoy
en día, como para la construcción de la identidad colectiva en el territorio y su rela-
ción con los demás territorios ambientales de Bogotá.
Otros actores relevantes que han apoyado la evolución del movimiento social han
sido algunas instituciones públicas que han tenido un papel intermitente en los pro-
cesos barriales de los Cerros Orientales desarrollando procesos para el fortaleci-
miento organizativo y de las capacidades de las comunidades, el trabajo en los sec-
tores rurales y con grupos juveniles,29 así como algunos actores internacionales que
han apoyado acciones específicas. En las entrevistas realizadas se destacó, el papel
de la Federación Internacional Terre des Hommes (TDH tierra de hombres) que apo-
yó la ampliación de las acciones de la Coordinadora de Organizaciones Populares de
Defensa del Niño al brindarles recursos para adquirir y poner en marcha su granja
comunitaria y el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD)
27 Experiencias relacionadas con el territorio, aunque exteriores a este, destacadas por An-
drés Ramírez.
28 http://soches.blogspot.com/p/descripcion.html
29 Debido a la amplia variedad de instituciones con las que los procesos sociales mantienen
interacciones, en esta sección sólo se destaca lo mencionado por los líderes en términos de
apoyo a los procesos organizativos, este tema se abordará de un modo amplio en la sección de
oportunidades políticas.
para realizar un piloto ilustrativo de la propuesta de Ecobarrios y un estudio alterna-
tivo sobre la problemática de viviendas en riesgo en el territorio30.
La segunda variable utilizada para explicar el surgimiento del movimiento social so-
bre los Cerros Orientales es la construcción de identidades colectivas y formas com-
partidas de comprender el territorio. Tradicionalmente los procesos de construcción
de identidades tienen dos formas generales que, o bien responden a dinámicas in-
70 fluidas por procesos coyunturales de reacción basadas en una lógica de amigo-ene-
migo (una lectura de las acciones del otro como amenazas para la situación comu-
nitaria) o bien buscan construir propuestas y alternativas que permitan fortalecer
la acción colectiva y forjar ideas catalizadoras sobre un futuro posible31 (McAdam,
McCarthy y Zald 1999, Zald 1999, Brett y Cante 2012). En la práctica el proceso de
conformación de la identidad de los movimientos sociales es dinámico y dependien-
te de las acciones ciudadanas o de la institucionalidad pública. Es decir, la resistencia
ciudadana puede transformarse debido a la apertura de espacios de diálogo en un
ejercicio propositivo de construcción de expectativas y propuestas compartidas, o
por el contrario puede ahondarse y llegar a extremos radicales debido al cierre del
diálogo y la búsqueda de soluciones institucionales impuestas.
30 Esta acción se realizó en los barrios Triángulo alto y bajo y Manantial de la localidad
de San Cristóbal. En esta sección se presenta de modo ilustrativo, este tema se ahondara en la
sección de estrategias.
31 Está idea de futuro posible es desarrollada de un modo amplio por Brett y Cante como
la persistencia de sueños e ilusiones colectivas, como un elemento fundamental de la acción
colectiva sostenida, de la voluntad indómita de los procesos sociales.
En este sentido el movimiento social ha utilizado diferentes elementos en la confi-
guración de una identidad movilizadora, crucial para sostener y reproducir la acción
colectiva aún en momentos difíciles, con escasos logros y recursos. Estos elementos
son, en primer término, la construcción de una identidad de resistencia territorial
que resignifica y articula las amenazas, percibidas y reales, en torno a la necesidad
de reconocimiento por parte del Estado y desde ahí a ejes claros de conflicto; y por
otra parte, la construcción colectiva de propuestas para la regulación y el estableci-
miento de compromisos y prioridades sobre los Cerros Orientales.
Esta perspectiva fue promovida para Bogotá, donde se pasó de ver las tensiones am-
bientales de un modo sectorial a comprenderlas desde el territorio, los individuos y
comunidades que sufrían los efectos de las decisiones públicas promoviendo, a la vez,
una lectura descentralizada de las problemáticas de la ciudad. Retomando una vez
más las palabras del líder territorial: “El tema de lo regional se consolida en Ecofondo
y nosotros empezamos a promover que también en Bogotá no se siguiera hablando
carreta desde el centro de la ciudad… Aquí nosotros somos procesos microterrito-
riales en una ciudad donde se tienen cerros, se tiene mesociudad construida y que
tiene humedales en la zona occidental. Que tiene cuencas alrededor de las cuales
se ha organizado la sociedad, Tunjuelo como sinónimo de sur, Fucha como sinónimo
de centro y Juan Amarillo en el norte. Ahí se ponen 6 estructuras concretas… que se
complementan con la visión de ruralidad y del borde norte de la ciudad.”
Con esta forma de entender la ciudad, Ecofondo inicia, a mediados de los 90, un
proyecto con la alcaldía para construir visiones del territorio a partir de la revisión
de las agendas ambientales locales, que brindaban diferentes oportunidades para la
interlocución entre las instituciones públicas y las comunidades. Por ejemplo, en los
Cerros Orientales hubo cinco procesos de diálogo (uno por cada localidad) comple-
mentarios, donde inicia el reconocimiento entre las comunidades y organizaciones
de su rol como actores del territorio.
A pesar de este proceso participativo, el POMCO nunca llegó a ver la luz como po-
lítica pública32, pero sí se convirtió en un momento de resignificación de las proble-
máticas y de articulación de diferentes procesos barriales a nivel de territorio con
la construcción de una identidad colectiva y política fuerte que busca el reconoci-
miento y el posicionamiento de un conjunto de exigencias ante la institucionalidad
pública. Estas propuestas que han evolucionado, pero se mantienen hasta hoy son:
74 Esta sección del documento esta dividida en tres grandes momentos marcados por
la apertura y el cierre de los espacios de reconocimiento y participación ciudadana,
estos son: un primer momento, en el cual se abren oportunidades políticas a para
los habitantes del territorio debido la reforma constitucional de 1991 y el proceso
participativo de construcción del POMCO; un segundo periodo, en el que se produ-
ce un cierre abrupto del reconocimiento de los procesos sociales, desde los niveles
nacional y regional, con la apertura de algunos débiles espacios a nivel distrital y la
profundización de las tensiones y conflictos en lo local; y un tercer momento, muy
reciente, lleno de expectativas de diálogo y construcción colectiva para la solución
de las problemáticas territoriales.
Antes de profundizar en estos tres momentos es necesario reseñar dos temas, fuer-
temente relacionados, que se encuentran en el centro de los conflictos y tensiones
que se generan en la interacción del movimiento social con las autoridades públicas.
En primer lugar, los habitantes de los Cerros Orientales destacan que los conflictos
en el territorio no han sido fruto de la ausencia del Estado, sino de la llegada tardía
de este a entornos en los que las comunidades ya habían desarrollado modos de
vida y relaciones sociales, económicas e identitarias con la intención de ordenar el
territorio y definir lineamientos para su inclusión urbana, bajo lógicas de estigmati-
zación y marginalización, o de lógicas de exclusión de la ciudadanía por intereses
económicos y ambientales. En todo caso se desconoce la realidad y los esfuerzos
comunitarios33.
En este contexto las movilizaciones ciudadanas no veían otro remedio que utilizar las
calles, las marchas y los plantones, para hacer oír su voz frente a las decisiones insti-
tucionales y sus efectos en la vida cotidiana de la población. Esta situación comienza
a cambiar con la Constitución Política de 1991, que reforma los procesos y reglas de 75
la representación política, abre espacios para la participación ciudadana y la defen-
sa de derechos, construyendo una estructura institucional orientada a garantizar las
condiciones sociales para el avance y profundización de la democracia, todo esto, a la
vez que, se proclamó la sostenibilidad ambiental como un principio del Estado.
Sin embargo, a pesar de su fin loable, esta acción conllevó a que las diferentes Al-
caldías Locales intensificaran la instauración de querellas y la apertura de procesos
contra los ciudadanos para desarrollar a procesos de desalojo en cumplimiento de
la ley. Por otro lado, la Personería de Bogotá promovió diversos talleres y espacios
de dialogo para avanzar en una comprensión amplia de las causas y consecuencias
de esta problemática (Personería de Bogotá 2007).
Por otro lado, y frente a este panorama altamente ambiguo, el movimiento social
empezó a avanzar en la articulación de procesos y en la organización para el desa-
rrollo de acciones y propuestas desde el territorio y sus habitantes. Fruto de esto se
conformó la Mesa Ambiental de los Cerros Orientales, lo cual permitió fortalecer las
capacidades de los distintos procesos y organizaciones que confluían y configurar un
actor político fuerte que logrará exigir ante la institucionalidad pública el reconoci-
miento de sus demandas, exigencias y propuestas. Las consecuencias en términos
del movimiento social de este contexto político fue una diversificación de las estra-
tegias y acciones para buscar el reconocimiento público, lo cual dinamizó la energía
social y permitió el desarrollo de acciones tan diversas como las marchas, las accio-
nes culturales de apropiación del territorio, el uso de herramientas judiciales para la
defensa del territorio y la ejecución de proyectos por parte de organizaciones.
77
El uso de este conjunto de estrategias, y los cambios políticos ocurridos, llevaría a
un nuevo momento de apertura gradual de oportunidades con implicaciones en la
normatividad, la política pública y los espacios participativos.
Con los cambios ocurridos a nivel político y del posicionamiento del movimiento
social, las diferentes organizaciones fueron encontrando espacios para llevar a cabo
acciones orientadas a la defensa de sus derechos. Por un lado, el uso de acciones
judiciales por parte de la ciudadanía había llevado a que se profiriera el fallo 662 del
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en el que se halló culpable a la institucio-
nalidad pública y se ordenó implementar las medidas necesarias de recuperación y
conservación ambiental, incluyendo el desalojo de la población. Esta decisión fue
apelada y como consecuencia en la actualidad la situación de los pobladores y las
acciones públicas se encuentran sujetas a una situación de inseguridad jurídica, en
el que es posible avanzar en algunas medidas pero no tomar decisiones de fondo
sobre el territorio.
Por otro lado, las acciones de la institucionalidad pública, en parte debido a la pre-
sión ciudadana, han tendido a una ampliación de las oportunidades para el involu-
cramiento y la construcción colectiva de alternativas.
Estas fricciones se han tratado más de diferencias frente a la forma de ver la auto-
nomía del movimiento y su posicionamiento frente a los actores políticos e institu-
cionales, que al abandono de la lucha o la desmovilización comunitaria, por lo que
han tenido el efecto de diferenciar procesos que siguen luchando por el territorio y
comparten su objetivos últimos y su identidad así mantengan diferencias en cuanto
a las acciones que realizan.
35 Las estrategias que han tenido este tipo de efectos han sido principalmente las de
contratar con el Estado y de apoyar candidatos a elecciones, para una revisión del tema ver la
sección de estrategias.
36 Algunos ejemplos de esto es el posicionamiento de líderes ambientales en la Dirección
de Ruralidad y Ambiente de la Secretaría Distrital de Planeación y en la Gerencia Ambiental del
Acueducto de Bogotá, así como de aliados relevantes en otras entidades.
37 Reglamentado por el decreto 56 de 2005 (modificado por el decreto 124 de 2007), el cual
se conformó por cinco secretarias distritales y las alcaldías locales relacionadas con los cerros
orientales y con funciones de coordinación, recomendación de acciones a entidades que no for-
maran parte del comité, definición de cronogramas, apoyar el proceso de definición del nuevo
plan de manejo sobre la reserva y monitorear las acciones de las entidades distritales. Ver CDB
(2010).
Esta apertura de espacios para la inclusión y el reconocimiento de los habitantes
de cerros está dinamizando la acción colectiva popular y abriendo caminos de es-
peranza hacia la resolución de las diferentes problemáticas que se expresan en el
territorio, sin embargo, los líderes entrevistados son escépticos tras tanto ir y venir,
por lo que saben que es su responsabilidad mantenerse en movimiento e impulsar
y vigilar la implementación de las diferentes acciones, siempre atentos a la defensa
del territorio.
Un factor que ha caracterizado la acción colectiva han sido los procesos espontá-
neos de organización comunitaria para resolver problemas colectivos y proveerse de
infraestructura básica como vías, espacios comunitarios y de acceso al agua. Dentro
de las acciones de autoorganización y prestación de servicios es posible identificar,
según su origen, su forma organizativa y los apoyos recibidos, tres tipos acciones:
las asociadas a los procesos espontáneos de poblamiento del territorio y que han
llevado a la creación de organizaciones, aquellas en las que las organizaciones en el
territorio han desarrollado acciones desde la base o buscado el apoyo de la institu-
cionalidad para la implementación de proyectos en el territorio y las que por último
se han desarrollado en el marco de la construcción de políticas públicas.
Una de las estrategias de organización comunitaria y prestación de servicios más
fuerte en el territorio es la de acueductos comunitarios, los cuales se han constitui-
do en alternativas para la provisión de agua para la población de los cerros orienta-
les; población que no puede tener acceso a este recurso por parte del Acueducto
de Bogotá, o de municipios vecinos, debido a que la instalación de la infraestructura
necesaria es inversión pública ilegal dentro de la normatividad vigente. Además, por
tratarse en muchos casos de barrios no legalizados persiste el temor de que brindar
el servicio es una aceptación tácita de su legalidad.
Además de generar alternativas para que la comunidad pueda acceder al agua, los
acueductos comunitarios favorecen la formación de tejido social, convirtiéndose en
espacios fundamentales para el fortalecimiento comunitario y la formación de una
conciencia ambiental que se refuerza en la defensa y cuidado del agua como un bien
80 común que debe usarse de un modo responsable (PETACO 2009).
De otro lado, se identifican procesos de prestación de servicios por parte de las or-
ganizaciones en el territorio, los cuales están orientados, por un lado, al desarrollo
de proyectos comunitarios de fortalecimiento a organizaciones, reconversión pro-
ductiva agroecológica y conservación y recuperación ambiental, entre otros obje-
tivos, y por otro lado, la contratación de servicios para dinamizar procesos sociales
para la construcción de políticas y la institucionalización de acciones ciudadanas.
Frente a este tema existen posiciones encontradas, como señaló Andrés Ramírez,
una parte de la organizaciones comprende su rol como voceros sociales y comunita-
rios encargados de representar los intereses de los habitantes de los cerros y buscar
la definición de políticas públicas y leyes que los favorezcan y les permitan construir
alternativas de vida y desarrollo en el territorio, lo que implica mantener la autono-
mía al no contratar con el Estado, mientras que otra parte de las organizaciones ve
en la prestación de servicios un modo de incidencia para la mejora de las condicio-
nes locales y el fortalecimiento comunitario.
Dentro de las organizaciones que perciben su rol como voceros de la comunidad y
no se encuentran interesados en la contratación con el Estado está la Mesa Ambien-
tal de los Cerros Orientales, la cual ha rechazado diversos ofrecimientos de la insti-
tucionalidad pública al considerar que esto puede afectar la autonomía del proceso
social y obstaculizar sus acciones de incidencia en política pública, sufriendo incluso
divisiones internas por la defensa de esta posición. En esta línea de pensamiento,
Hector Álvarez señaló que le han propuesto llevar la visión de Ecobarrios a las enti-
dades públicas. Sin embargo, ha rechazado estos ofrecimientos puesto que es una
apuesta creada desde el territorio que no debe estar ligada sólo a una administra-
ción sino que debe ser una política pública, un referente para la acción institucional.
De otro lado, las organizaciones que perciben la prestación de servicios como una
herramienta de incidencia política, la ven como una herramienta para lograr ob-
jetivos intermedios del proceso social y avanzar en la recuperación ambiental del
territorio, el fortalecimiento de las redes sociales y la promoción de procesos de
reconversión productiva y atención de necesidades ciudadanas.
81
La movilización del proceso territorial.
“los cerros han tenido una relación diferente con la ciudad en términos
de tenciones y conflictos muy atados a ver siempre la ciudad desde la
periferia como una zona que no siempre se integra y tienen una historia
de elementos ligados a la ilegalidad, a la no ciudadanía. Ante esto los po-
bladores de los cerros han actuado siempre bajo un estigma, caracteri-
zados desde un comienzo como una zona de alta inseguridad. Hace más
de un siglo incluso se encontraban fuera de la jurisdicción de la iglesia
católica, de la justicia y de la policía. Esto es un referente que permanece
en la memoria de los pobladores de los cerros orientales”.
En respuesta a esta construcción de una imagen social sobre el territorio y las accio-
nes externas que han buscado ordenarlo para la expansión urbana o comprenderlo
como un área de alto valor ecológico que exige la expulsión de la población que la
habita, la ciudadanía ha promovido acciones diversas de movilización y de presión
para su reconocimiento y contener las acciones institucionales. A mediados de los
70 se dieron acciones colectivas como movilizaciones y paros que buscaron evitar la
construcción de la vía de los cerros y los efectos que está tendría en el rompimiento
de lazos y relaciones sociales en el territorio y los diferentes intentos por frenar la
construcción de colegios y universidades que significaron el desplazamiento de los
habitantes de territorio y por detener la instalación de infraestructura militar y de
telecomunicaciones. Todas estas acciones buscaban posicionar a los pobladores de
los cerros, pero que en gran medida tuvieron escasos resultados. Algunas marchas
relacionadas con la problemática de los cerros en los 80 y promovidas por el proceso
de Cerro Norte se dirigieron al ICBF y a la Unicef demandando el apoyo institucional
a las acciones adelantadas por la organización de los habitantes frente a los dere-
chos de los niños y niñas y la definición de una política pública clara sobre este tema,
82 fueron fructíferas logrando el reconocimiento y apoyo a este proceso ciudadano.
“En últimas lo que aquí exigimos es que las dependencias del gobierno
distrital, regional y nacional que han permitido la existencia de los terri-
torios urbanos y rurales de los cerros orientales respondan de manera
inmediata nuestras solicitudes y se comprometan con la toma de deci-
siones conjuntas y sostenidas al respeto por la vida digna de nuestras
familias.” (Mesa Ambiental de los Cerros Orientales 2008).
Principalmente se encuentra el uso de tres formas de movilización colectiva, las
marchas, los plantones y la desobediencia civil, las cuales en distintos momentos
han estado articuladas a grandes procesos de Minga, entre 2008 y 2009, y de Ca-
bildo permanente, actualmente, que se constituyen en formas de hacer evidente,
tanto hacia el exterior como hacia el interior del movimiento que las organizaciones
y procesos se encuentran presionando por el reconocimiento de sus demandas y
propuestas39.
Las movilizaciones han sido utilizadas frente a diferentes coyunturas, entre la cuales
los entrevistados destacaron las siguientes:
Hacia la CAR en señal de protesta por la aprobación unilateral y autoritaria del Plan
de Manejo Ambiental de los cerros orientales en el 2006.
Hacia el Consejo de Estado exigiendo que tomará una decisión sobre la acción
popular que mantiene en la inseguridad jurídica en 2012.
A pesar de que las marchas han sido la estrategia de movilización más utilizada
también es importante destacar el desarrollo de plantones en el espacio público
para visibilizar situaciones puntuales en el territorio. 83
Un ejemplo de esto, fue la toma de la plaza de Bolívar por las diferentes organi-
zaciones y procesos sociales con el objetivo de visibilizar a la ruralidad en los ce-
rros, llevando animales de granja y diferentes símbolos de la identidad campesina
buscando exigir acciones específicas para reconocer lo rural y desarrollar acciones
para atender sus necesidades y el fortalecimiento de sus procesos.
39 Estas estrategias articuladoras incluyen diferentes acciones, dentro de las que se desta-
can las de formación y capacitación como se verá en la siguiente sección.
frente al proceso de desalojo que en 2005 intento realizar la Alcaldía Local de
Usaquén en su barrio:
Las estrategias de formación y capacitación son las de uso más reciente al interior
del movimiento social de los cerros orientales y se constituyen en una forma tanto
de comunicación y diálogo con las bases como de cualificar y legitimar las propues-
tas y acciones que se realizan. En las entrevistas y la revisión de literatura se identifi-
84 caron tres tipos de estrategias de formación y capacitación, con diferentes objetivos
y maneras de ser construidas.
En primer lugar, las organizaciones y procesos han sido activas en su relación con el
sistema educativo formal y no formal, promoviendo la incorporación de conceptos,
ideas y propuestas del movimiento en los espacios para la educación ambiental en
el territorio41 y en diferentes foros, talleres y seminarios educativos. De este modo,
las organizaciones promueven la apropiación del territorio y el conocimiento de las
situaciones que en él se expresan, avanzar en la formación de nuevos liderazgos y
mantener el movimiento en las bases.
40 Hace referencia a una comunidad de estrato seis que se encuentra asentada en los
cerros orientales pero en la que las problemáticas y tensiones de inseguridad jurídica, descono-
cimiento y amenaza de expulsión se expresan de igual forma.
41 En Colombia estos espacios se configuran en los colegios y procesos educativos con
base en los Proyectos Ambientales Escolares – PRAE- y los Procesos Ciudadanos de Educación
Ambiental, véase la Política Distrital de Educación Ambiental en http://ambientebogota.gov.
co/politica-publica-distrital-de-educacion-ambiental
Un segundo tipo de estrategia es la promoción de espacios de dialogó para el forta-
lecimiento, la cualificación y la legitimación de las posiciones y propuestas genera-
das desde el territorio. Es posible encontrar espacios de encuentro, que se realizan
en distintos niveles de interacción en el territorio (localidades, procesos temáticos,
como el encuentro de experiencias de desalojo y reasentamiento o abarcadores),
frente a temas específicos llegando incluso a incentivar dialogo con actores inter-
nacionales. Por ejemplo, el proceso de Ecobarrios realizó recientemente un taller
internacional para dialogar con la comunidad y expertos en los temas de gestión del
riesgo y hábitat sostenible.
Una forma de estas estrategias de dialogo que es muy relevante al interior del movi-
miento son las expediciones territoriales, las cuales involucran a líderes y
simpatizantes del movimiento y permiten reconocer las problemáticas, comprender
su expresión en el territorio, identificar e intercambiar experiencias de solución y
dinamizar los procesos sociales alrededor de las realidades locales que enfrenta la
población y las soluciones que han encontrado. En palabras de Juan Carlos Gutie-
rrez, estas expediciones populares y recorridos son:
42 Ver: http://cerrosorientales.wordpress.com/category/encuentros-y-expediciones-territoriales/
“Nuestra decisión es tejer las luchas de hoy y las de ayer, recordar lo que
somos y lo que han sido nuestros padres y abuelos… Hoy la disputa es
por el territorio, los gobiernos ponen reglas de juego no concertadas,
y por la vía de la política pública y de ordenamiento, por la vía de la
legalidad niegan nuestra legitimidad. Por eso les recordamos nuestras
posturas. Nuestra opción es permanecer construyendo condiciones dig-
nas de vida; no aceptamos las leyes que se imponen ni las estrategias
de despojo y por esto… hacemos saber que estamos por la construcción
popular de lo público. Nuestra prioridad es la defensa de la vida en to-
das sus expresiones, por eso tenemos formas diversas de organización
y somos movilización social; por eso hemos hecho nuestro mandato y
nuestra agenda.” (Mesa de los Cerros 2010)
43 Este acuerdo está motivado por los problemas de coordinación institucional entre los
diferentes niveles de gobierno, el cual se profundiza por que los cerros están en territorio
distrital, lo que le define diferentes responsabilidades, pero la CAR es la autoridad ambiental
en la zona rural.
44 Entrevista a Andrés Ramírez.
El segundo tipo de estrategia institucional, la participación ciudadana, ha sido una
constante en el accionar de las organizaciones desde inicios de este siglo.
Los resultados del uso de este tipo de acciones han sido diversos. Por un lado, han
45 Además de la acción popular mencionada (2005-00662) se han identificado más de
20 procesos judiciales promovidos por la ciudadanía y la institucionalidad pública. Ver Flórez
(2011).
permitido el reconocimiento de la legalidad de las causas y la defensa de derechos.
Por ejemplo, ordenando el cierre de canteras o la detención de proyectos urbanísti-
cos que podían afectar microcuencas abastecedoras de agua.
Pero, por otro lado, en la actualidad hay inseguridad jurídica que genera consecuen-
cias negativas en la calidad y posibilidades de vida de los habitantes del territorio pues
los ciudadanos no saben cómo los afectará, o beneficiará, el resultado, a la vez que
frena la inversión y acción pública. Es una situación de bastante complejidad debida
a que luego de avanzar en la compatibilización de las visiones sobre el territorio y la
construcción de algunas propuestas compartidas, no ha sido posible implementarlas.
Sin lugar a dudas el principal logro de las organizaciones y procesos sociales en los
cerros orientales es su posicionamiento como un actor relevante e incidente en la
definición de las reglas, las políticas y las acciones en el territorio. Ya en 2008, dife-
rentes movimientos ambientales de la ciudad de Bogotá y la academia (Confluencia
Social y Académica 2009) se preguntaban ¿Quién ordena a quién, y qué se ordena
en el territorio? Al día de hoy los habitantes y pobladores de los cerros son recono-
cidos como actores cruciales para definir e implementar las acciones en el territo-
rio. Las diferentes agencias estatales han comprendido que el uso de la fuerza para
implementar decisiones autoritarias y de exclusión de la ciudadanía. Es un camino
que implica altos costos y pocos resultados, un proceso que antes que permitir la
conservación y sostenibilidad de los recursos naturales, los amenaza.
Así mismo, el uso de herramientas judiciales y de movilización por parte de las or-
ganizaciones sociales ha llevado a que su causa sea reconocida incluso por actores
externos a la problemática territorial y de este modo han logrado que se implemen-
ten y fortalezcan espacios de participación que antes se encontraban cerrados o
inoperantes.
Sin embargo, es también una acción que, debido a las fluctuaciones en las adminis-
traciones y funcionarios públicos, requiere de la movilización y el posicionamiento
constante de las comunidades y sus líderes.
Sin embargo, el principal avance en este tema es el papel activo que los pobladores
han asumido la tarea de denunciar y evitar nuevos procesos de expansión sobre el
área protegida.
Referencias:
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cultural y ambiental del distrito capital, la región y el país. Plan de manejo ambiental.
Maldonado, M (2005) ¿Son posibles las áreas protegidas alrededor de las grandes
ciudades? A propósito de los cerros orientales de Bogotá. En Cardenas, Correa y
94 Mesa (compiladores) Región, ciudad y áreas protegidas. Manejo ambiental partici-
pativo. Fescol, Fondo para la Acción Ambiental, Ecofondo, Cerec. Bogotá.
Mesa ambiental de los cerros orientales (2008a) los territorios de los cerros orien-
tales nos movilizamos. Convocatoria. Descargado de: http://cerrosorientales.wor-
dpress.com.
Red Popular Ambiental de Territorios (2010) Avances de la red en acuerdos con las
instituciones para el cumplimiento de deberes y disfrute de derechos de la comuni-
dad. Disponible en: http://www. corvif.tk/
Zald, M (1999) Cultura, ideología y creación de marcos estratégicos, en: McAdam, D. Mc-
Carthy, J y Zald, M (Eds), Movimientos sociales: perspectivas comparadas, Madrid, 1999.
95
¿Expansión urbana o conservación ambiental?:
Organizaciones civiles y académicos
por la defensa de los ecosistemas
del Borde Norte de la ciudad de Bogotá.
Sergio Ramírez1
97
El área también se caracteriza por ser un sistema hidrológico con mucho potencial.
Es allí donde se encuentra la mayor reserva de agua subterránea de la ciudad, la cual
es contemplada como una posible solución en caso de que algún desastre natural
perjudique el sistema de acueducto.2
Desde hace varios años el uso del suelo de estos ecosistemas de sabana, viene sien-
do objeto de arduas discusiones. El proyecto del Plan de Ordenamiento Territorial
(POT) desarrollado por la administración del entonces Alcalde Mayor de Bogotá,
Enrique Peñalosa que fue puesto a consideración de la Corporación Autónoma Re-
gional de Cundinamarca (CAR), planteaba que sobre el Borde Norte la ciudad debe-
ría expandirse. Esta propuesta no tenía ningún tipo de consideración ambiental por
estos ecosistemas, lo que generó una seria controversia dentro de las autoridades
y las organizaciones ambientales, de la que devinieron reflexiones e importantes
decisiones sobre el ordenamiento de la ciudad y la relación de Bogotá con los muni-
cipios vecinos. En estas reflexiones surgió la declaratoria de la Reserva Forestal del
Norte para proteger parte de esta zona de la ciudad. La reserva fue ordenada por el
entonces Ministerio de Medio Ambiente (hoy Ministerio de Ambiente y Desarrollo 99
Sostenible) a través de la Resolución 475 de 2000, y declarada en abril de 2011 con
el Acuerdo 11 de la CAR como la Reserva Forestal Productora del Norte “Thomas van
der Hammen”. La intensión de esta Reserva es permitir la restauración y la conectivi-
dad de los ecosistemas mencionados, para contar hacia el futuro con una gran zona
de conservación ambiental en la que se proteja la biodiversidad de la Sabana de Bo-
gotá, representada por el bosque alto andino, el bosque bajo andino, la vegetación
de zonas secas, el bosque de zonas inundables, la vegetación de los humedales y las
especies que necesitan de estos hábitats para su existencia.
En la zona rural las consecuencias han sido otras. Allí, los que aún cuenta con siste-
mas de producción agropecuaria contaminan los ecosistemas con insecticidas, como
sucede con las floricultoras, o terminan de domesticar el paisaje con la presencia de
ganado. Asimismo a en el área del Borde Norte ha habido una serie de construccio-
nes, tales como clubes con amplias zonas de golf, instituciones educativas, algunos
conjuntos de casas estrato 6, así como una gran cantidad de negocios en el corredor
de la Autopista Norte. Muchas de estas construcciones se han levantado después
del año 2000 dentro del área definida para la Reserva por el Ministerio de Medio
Ambiente.
Entre la década de 1980 e inicios de la década de 1990 en la zona de Suba, área que
después sería reconocida como localidad, empezaron a surgir las primeras expresio-
nes ambientalistas ciudadanas a favor de las lagunas del noroccidente de la ciudad
de Bogotá.3 En ese entonces Suba era una zona de expansión del área urbana de la
ciudad en donde confluían urbanizadoras legales e ilegales. Las urbanizadoras ilega-
les, debido a la falta de control ambiental y de planificación de la ciudad, se ubicaron
en zonas de ronda de las lagunas y en relictos de bosque que de a poco se fueron
reduciendo o acabando. Los ecosistemas que hoy en día se conservan, los relictos
de humedales por los que estas personas empezaron a luchar, suman un porcentaje
muy reducido de lo que fueron antes del acelerado crecimiento de la ciudad. 101
Por esos tiempos los humedales (en ese entonces no se les conocía como humeda-
les, simplemente como pantanos o lagunas), eran apreciados más que por su im-
portancia ecológica por el valor paisajístico “que a la vista se ofrecía hermosísimo”
(Sastoque, 2012), gracias a la vegetación y a las aves que allí podían encontrar. No
obstante, la tala y la quema para actividades agropecuarias, la presencia de ganado,
los vertimientos de rellenos de material de las constructoras, así como los vertimien-
tos de residuos de las aguas domiciliarias de los barrios circundantes, estaban ge-
nerando altos niveles de contaminación que como consecuencia estaba reduciendo
las poblaciones de fauna y flora, y generando casos de enfermedades respiratorias y
cutáneas. Justamente fue por la indignación que les causaba la contaminación y sus
consecuencias, que algunos de los vecinos de los humedales se fueron agrupando
para la defensa de estos ecosistemas.
Hacia 1993 vecinos del humedal, en especial los del Barrio Compartir, se organiza-
ron en un Comité Ecológico. Este Comité Ecológico se inició con cuatro comisiones,
cada una encargada de un tema: la educación ambiental, las relaciones interinsti-
tucionales, lo jurídico y la vigilancia o control social (Chisacá, 2012). Teniendo esta 103
estructura el comité hace los primeros diagnósticos del humedal, lo que los llevaba
a confirmar la importancia ecológica del ecosistema. Entonces hacia 1994 plantean
formar una organización no gubernamental, la Fundación Humedal La Conejera,
dentro de la que concibieron tres ejes de acción, la recuperación y restauración eco-
lógica del humedal, la participación ciudadana y la educación ambiental, y el trabajo
jurídico, todo con miras a recuperar y hacer respetar los intereses y derechos colec-
tivos sobre el Humedal La Conejera. En complemento de estos tres ejes de acción la
Fundación creo un eje administrativo necesario para el manejo de la entidad.
Es clave señalar que el surgimiento de esta Fundación es motivado por la poca efec-
tividad y lo desgastante que estaba resultando la confrontación directa. Incluso fue
como producto de los pocos resultados y del carácter organizativo que fue adoptan-
do la lucha, que estos ciudadanos empezaron a especializarse en temas de interés
para la protección del humedal, como la ingeniería ambiental, la gestión ambiental
y el derecho ambiental.
Desde la Fundación Humedal La Conejera se motivaron una gran cantidad de organi-
zaciones para la defensa de los humedales de Bogotá, especialmente desde la figura
de la Red de Humedales de la Sabana de Bogotá, de la cual fueron fundadores.5
Por su parte, el Colectivo Suba Nativa tiene sus inicios en las inquietudes de jóvenes
104 universitarios habitantes del Barrio Aures 1. Este colectivo empezó hacia 2008 como
un grupo de amigos que se reunía para hacer tertulias sobre temas sociales, políti-
cos, lo que lentamente fue llevándolos a las inquietudes ambientales. A medida que
las tertulias avanzaban se dieron cuenta del precario conocimiento que tenían de lo
ambiental debido a la complejidad y profundidad del tema, motivándolos a crear un
grupo de reunión para su formación y aprendizaje.
Así duraron un año hasta que vieron que a pesar de tener claras ciertas discusiones
sobre los problemas ambientales no conocían que estaba pasando en su Localidad.
Fue entonces cuando decidieron empezar a hacer salidas de reconocimiento de los
ecosistemas circundantes, el Humedal Tibabuyes, el Humedal La Conejera, el Hu-
5 En el capítulo de este libro dedicado al tema de los humedales de Bogotá se puede
encontrar de forma más detallada el proceso de surgimiento, acción e incidencia de la Red
de Humedales de la Sabana de Bogotá.
6 Estos humedales aunque fueron dividido en el año 1956 con el primer trazado de
la Autopista norte de la ciudad de Bogotá quedando a lado y lado de la vía, conforma un
mismo sistema hídrico.
7 La cadaverina y la putrescina son dos sustancias orgánicas que se obtiene de
la descomposición de aminoácidos de organismos muertos.
medal Córdoba, el Cerro La Conejera, al Humedal Torca-Guaymaral y la Ronda del
Río Bogotá, muchas de las cuales hicieron apoyando a la organización Funplaneco
quienes estaban realizando estudios y monitoreos ambientales en el Borde Norte de
la ciudad. A partir de estas experiencias fueron conociendo a líderes y organizacio-
nes ambientales de las que obtuvieron una visión más compleja de los problemas
ambientales, animándolos a articularse a la lucha. Desde entonces el Colectivo Suba
Nativa se estructuró como un proceso social con cuatro ejes de trabajo: la educación
ambiental, la sensibilización comunitaria, la agricultura urbana y la cultura popular,
este último con miras a establecer procesos culturales y artísticos relacionados a
temas ambientales.
De lo anterior se puede resumir dos puntos importantes. Primero, a excepción del Co-
lectivo Suba Nativa, todas las demás organizaciones aquí mencionadas surgieron debi-
do a los problemas ambientales de los humedales, como efecto de la expansión urbana
no planificada y la ambición de las urbanizadoras por contar con suelos para desarrollar
sus proyectos. A medida que fue posicionándose en el debate público el tema de la ex-
pansión urbana hacia al norte, descrito a continuación, esa lucha que había empezado
en un espacio muy específico tomó una perspectiva más amplia, que incluso involucra
el tema de la conservación natural en la región de la Sabana de Bogotá.
Segundo, las organizaciones que han trabajado en los ecosistemas del Borde Norte
surgieron como iniciativa de habitantes de la localidad de Suba o de líderes que
trabajaron con organizaciones de esta localidad. Sin duda en Suba se ha gestado
una atmósfera ambientalista, en la mayoría de casos de carácter popular, que ha
permitido que las discusiones sobre los conflictos ambientales tengan un espacio
importante. Es preciso, entonces, reconocer que el surgimiento de estas organiza-
ciones se produjo debido a factores territoriales, especialmente al uso del suelo y las
consecuencias ambientales que ello ha traído, así como a factores culturales, como
lo es el escenario ambientalista que se forjó hacia finales de la década de 1980 y
principios de 1990 que creo una atmósfera propicia para que otras organizaciones 105
ambientalistas.
En 1998 es publicado por la CAR el Plan Ambiental de la cuenca alta del Río Bogotá
estudio que fue solicitado al profesor Thomas van der Hammen (1998) por esta au-
toridad ambiental a raíz de la expedición de la Ley 388 de 1997. En este documento
el profesor van der Hammen caracteriza los ecosistemas de la Sabana de Bogotá, su
geología, su cobertura vegetal, sus climas, sus sistemas de agua, su uso y su estado.
El estudio destaca la importancia de los recursos naturales, como los suelos de tipo
106 Andisol (formados por cenizas volcánicas y humus) catalogados como uno de los
mejores del país para producción agrícola, o como el sistema hídrico de la zona, el
cual cuenta con un alto nivel de agua subterránea (van der Hammen, 1998, 2003).
Asimismo destaca la importancia de la biodiversidad del área del norte de la ciudad,
la gran cantidad de quebradas que llegan al humedal Torca-Guaymaral, el último re-
licto de bosque de Sabana que se conserva en el Bosque Maleza de Suba, así como
los bosques del Cerro La Conejera y el buen estado de conservación del humedal La
Conejera. Con base en esta investigación el profesor van der Hammen señaló que
era necesaria la declaración de áreas de conservación y reservas que permitan la
conexión entre estos ecosistemas, de modo que se pudiera asegurar la recuperación
de los pequeños parches que aún existen.
Teniendo en cuenta las apreciaciones del profesor van der Hammen, así como otras
consideraciones técnicas, la CAR expidió la Resolución 305 de 1999, en la que expu-
so su punto de vista sobre el proyecto de POT respecto al Borde Norte. Para la CAR
el proyecto de POT no consideraba la conservación de la Estructura Ecológica Prin-
cipal.8 Es decir, la propuesta de expandir la ciudad hacia el norte no tenía ninguna
consideración por las condiciones ambientales de la zona descritas por el profesor
van der Hammen. Asimismo la CAR señaló que el proyecto de POT no contaba con
una previsión de los impactos que generaría las decisiones tomadas por el Distrito
en el desarrollo regional y en los municipios vecinos, y que no proponía una estrate-
gia clara de control del crecimiento de la ciudad (Mariño, 2003).
Esta resolución fue demandada por el Distrito obligando la intervención del Minis-
terio de Ambiente en el caso. El Ministerio una vez evaluó los argumentos, expidió
la Resolución 0583 de 1999 en la que determinó que el Distrito Capital debía ajustar
el proyecto de POT según las condiciones expuestas por la CAR y declaró como in-
conveniente la expansión urbana de la ciudad hacia el norte. El Distrito, entonces,
adoptó estas consideraciones, realizó algunos ajustes al proyecto de POT y volvió a
ponerlo a consideración de la CAR, la cual siguió señalando ciertos desacuerdos con
el Distrito. En esa ocasión quedó definido que había acuerdo en la intensión de cui-
dar la Estructura Ecológica Principal, de diseñar un manejo integral de los residuos
sólidos, de generar la conectividad entre los Cerros Orientales y el río Bogotá y de
buscar la disminución de los impactos ambientales de la urbanización en la Sabana
de Bogotá. No obstante, la CAR seguía en desacuerdo acerca de la expansión de la
ciudad, del perímetro urbano que proponía sobre la Autopista Norte y de la clasifica-
ción del suelo para algunas áreas protegidas como los humedales y la ronda del río
(Ministerio de Medio Ambiente, 2000), puntos en los que no era clara la preponde-
rancia de las condiciones ambientales del área, que ponían en duda la intensión del
Distrito de velar por la Estructura Ecológica Principal.
Una vez evaluada las recomendaciones formuladas por el Panel de los Expertos, el
Ministerio de Medio Ambiente expidió la Resolución 0475 de 2000. Básicamente el
Ministerio define reducir el área urbanizable de las 3.256 hectáreas propuestas en
el proyecto de POT a 1.100 hectáreas, las cuales dispuso en dos áreas de expansión.
No obstante, “dejó creadas las condiciones para la urbanización futura de la mayor
parte del área restante” (Pérez, 2003:121). Con esta resolución el Ministerio ordenó
que la ronda y la zona de manejo del río Bogotá, los parques ecológicos distritales
de humedales que se deberán desarrollar alrededor de los humedales de la zona y la
franja que conecta la Reserva Forestal Protectora de los Cerros Orientales de Bogotá
con el sistema valle aluvial del Río Bogotá - Humedal La Conejera, sean declarados
Áreas Protegidas. En esta última área el Ministerio ordenó la declaratoria de una Re-
serva Forestal Regional del Norte, para la conexión, restauración y protección de los
ecosistemas, la cual estaría en suelo rural del Distrito Capital (Ministerio de Medio
Ambiente, 2000).
Esta resolución del Ministerio de Ambiente fue demanda por el Distrito ante el Con-
sejo de Estado, el cual tras hacer la respectiva evaluación de los hechos decidió
108 denegar las súplicas de la demanda, ratificando los conceptos del Ministerio. Desde
entonces la CAR, la cual es la entidad encargada de la zona rural del norte de Bogotá,
empezó a realizar los estudios técnicos para la definición de la Reserva, declarándo-
la con el Acuerdo 11 en 2011 un área de 1420 hectáreas como la Reserva Forestal
Productora del Norte de Bogotá “Thomas van der Hammen”. En dicha área conecta
el valle aluvial del río Bogotá a la altura del humedal La Conejera con los cerros
orientales.
Con todo lo anterior queda claro que fue determinante la participación de la acade-
mia en la defensa de los ecosistemas del Borde Norte. El Panel de Expertos hizo esta
defensa en una instancia del Estado a la que, a pesar de todos los mecanismos de
participación que existen, ninguna de las organizaciones documentadas en este
capítulo hubiera podido acceder.
9 Algunos conceptos técnicos y jurídicos enviados por los expertos al Ministerio de Me-
dio Ambiente sobre estos temas fueron publicados en 2003 el libro Territorio y Sociedad: el
caso del POT de la ciudad de Bogotá (Ardila, 2003). Allí se puede encontrar con mayor
detalle las conclusiones y sugerencias del Panel de expertos.
¿Qué han hecho las organizaciones?: Restauración ecológica, educación
ambiental y participación ciudadana.
Por la recuperación de la microcuenca de La Conejera
A partir de la defensa jurídica del humedal, la Fundación también logró que la Em-
presa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAB), solucionara el problema
de los vertimientos de aguas residuales de 20 barrios de la localidad de Suba. En ese
entonces el humedal era una laguna de oxidación, contaminación que había sido la
causante algunos casos de enfermedades respiratorias, enfermedades cutáneas, y
de los malos olores durante la noche.
El 28 de julio de 1994 la Fundación presentó una acción de tutela ante un Juez Civil
del Circuito de Santa Fe de Bogotá, la cual la había antecedido un derecho de pe-
tición en el que le hicieron saber el caso a la EAB y le pidieron solucionarlo. El Juez
protegiendo el derecho fundamental a la salud, vida y medio ambiente, ordenó a la
EAB hacer los estudios pertinentes para la descontaminación del humedal y ejecutar
las obras, pero no puso fecha de ejecución, lo que hizo que el proceso se demorara
varios años (Galindo, 1999). Hacia 1999 entra a regir la Ley 472 que reglamenta las
acciones populares. En ese año la Fundación interpuso una acción popular a la EAB
ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, para llegar a un pacto de cumpli-
miento. Al igual que con la acción de tutela, el Tribunal ordena realizar las obras,
acuerdo que la EAB cumple hacia 2002 con la intersección de las aguas residuales
que caen al humedal.
En 1994 la Fundación también presentó una acción de tutela ante la Sala Penal del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá contra la Alcaldía Local de Suba por
no suspender los rellenos de escombros en el Humedal La Conejera. Se le pidió al
Tribunal que por medio de un acto administrativo prohibiera el ingreso de volquetas
a la ronda, al cuerpo de agua del Humedal y retirar toda tierra y escombros que ha-
bía sido vertidos allí (Galindo, 1999:), lo cual estaba violando el derecho a la vida, la
salud y el medio ambiente. Para ese entonces la Fundación ya había presentado una
acción administrativa a la CAR, a partir de la cual esta institución desde su División
de Saneamiento Ambiental, recomendó que se prohibiera la disposición de tierras
y desechos de construcción en el sitio y que la Alcaldía Local hiciera ejercicio de sus
funciones policivas. Desde entonces la Alcaldía Local empezó a realizar un control
más riguroso, haciendo que disminuyera la entrada de volquetas al humedal.
La recuperación del humedal también ha sido posible gracias al trabajo que desde la
Fundación se ha realizado con instituciones educativas y con los barrios vecinos del
humedal. Ejemplo de ello es la reforestación y el trabajo comunitario en la cuenca
de la Quebrada La Salitrosa. En este trabajo fue muy importante la participación del
Colegio Liceo Ecológico del Norte (en el que entonces se encontraban Fernando Gó-
mez de la Red Popular Ambiental de Territorialidades y Camilo Vergara del Colectivo
Suba Nativa) ubicado al borde la quebrada, desde el cual se inició un trabajo con 111
los 10 barrios que la afectaban (tales como Salitre 1 y 2, Vista hermosa, Alaska, Las
Orquídeas, entre otros) y con los estudiantes de la institución. Cuando iniciaron la
quebrada recibía las aguas residuales de los barrios, buena parte de sus basuras y
gran cantidad de escombros de construcción, dentro de los cuales se encontraron
muchos de los bolardos que se pusieron durante la alcaldía de Peñalosa y luego
fueron retirados.
Humedal La Conejera
Foto: Juan Camilo Patiño
112
Quebrada la Salitrosa.
Foto: Sergio Ramírez
El trabajo del Colegio Liceo Ecológico del Norte con sus estudiantes fue una expe-
riencia que ha ayudado mucho en el trabajo comunitario y en la restauración eco-
lógica de la quebrada, lo que ha servido de ejemplo para otros colegios. El trabajo
del Liceo Ecológico del Norte inició hace más de 10 años con la quebrada, con un
proyecto al que llaman “La microcuenca de La Conejera: una caja de herramientas
para transformar la Educación”. Fernando Gómez, líder ambiental partícipe de este
proceso cuenta que el proyecto tenía la intención de hacer ver a los estudiantes la
quebrada como una biblioteca, “en una biblioteca no se corre, no se come (…) se
habla en voz baja, en una biblioteca hay libros, en la microcuenca (…) era la fauna,
la flora, especialmente los árboles” (Gómez, 2012). Esta experiencia fue reconocida
por el Banco de Occidente con el premio de ecología Planeta Azul.
La educación ambiental y el trabajo comunitario ha sido uno de los ejes más im-
portantes de instituciones como la Fundación Humedal La Conejera y la Fundación
Humedal Torca Guaymaral. La Fundación Humedal La Conejera desde sus comienzos
desarrolló varios proyectos pedagógicos con gran cantidad de instituciones educati-
vas de Suba. Para ello la Fundación promovió que el Proyecto Educativo Institucional
(PEI) de cada colegio tuviera como temática transversal lo ambiental. Asimismo tra-
bajó con los Proyectos Ambientales Escolares (PRAES) de los colegios. Se consolidó
un programa de Desarrollo Comunitario liderado en su momento por Miguel Angel
Julio, y desde donde se sentaron las bases para lo que seria la Red de Humedales.
Dentro de las actividades que realizaron estuvieron las salidas de reconocimiento
en los que explicaban que es un humedal y para qué sirven, cuáles son sus proble-
máticas, así como trabajos básicos de taxonomía y reflexiones sobre la importancia
de estos ecosistemas en la ciudad. También realizaron talleres, foros y actividades
lúdicas basadas en temas como el cambio climático, la soberanía alimentaria, los
conflictos y guerras por los recursos naturales, e incentivaron la investigación en
dichos temas.
En estas acciones pedagógicas también hay que mencionar el trabajo realizado des-
de líderes de la Red Popular Ambiental de Territorialidades y el Colectivo Suba Nati-
va en la vereda Chorrillos, en la Localidad de Suba. Cuando Jorge Sastoque empieza
su gestión como Concejero Ambiental Local de Suba en 2002, se entera que el 50%
de la localidad de Suba es rural. Desde entonces, él y otros líderes de la Localidad,
empiezan un trabajo en dicha vereda. Al principio el asunto fue de reconocimiento
de ese territorio. Encontraron una vereda que no contaba, y que aún hoy no cuen-
ta, con un sistema de agua potable, hecho que es aprovechado en elecciones por
políticos de Cota, quienes le regalan una pimpina de agua a los campesinos, para
que vayan a votar ha dicho municipio.10 También se encontraron algunos casos de
desnutrición en la población infantil.
114 Con esa vereda iniciaron un proceso para que los campesinos de la vereda se apro-
piaran del territorio. Para ello fue determinante la creación de la Fiesta Campesina,
con la que han promovido grupos locales como “Los únicos de Chorrillos” y la recu-
peración de la gastronomía típica. También realizaron campañas pedagógicas con
los campesinos sobre el tema de la Reserva. Con este trabajo lograron que se creara
un Comité en defensa del agua de Chorrillos interesado en proteger los humedales
de la zona y en tener un sistema de agua potable. Esto es importante, porque si se
logra hacer el acueducto las autoridades ambientales tendrían más presencia en
el territorio, lo que traería cierto control en al área.11 Parte de este trabajo involu-
cró capacitaciones de reciclaje, agricultura urbana y salidas de reconocimiento del
territorio por los humedales de la zona rural, los humedales de Suba, el humedal
Torca-Guaymaral, el cerro La Conejera, y de conocimiento de las experiencias de los
acueductos veredales que se han realizado en Bogotá.
Vale mencionar que en 2011 en dicha vereda el Colectivo Suba Nativa realizó un
evento para hablar de los temas de la Reserva con los habitantes de Suba invitados,
Todas estas actividades de educación ambiental y trabajo con los barrios han sido
importantes en tanto han posibilitado que los habitantes de la localidad de Suba y
del Borde Norte conozcan los ecosistemas de los que son vecinos y los problemas
asociados a ellos. Estas han sido acciones orientadas a la base que han fortalecido
prácticas ambientalistas, tales como el reciclaje, la agricultura urbana, el cuidado
de las zonas verdes, así como los discursos de la biodiversidad, la conservación y la
importancia del agua, cambios de los que se esperan que traigan beneficios a los
ecosistemas y la Estructura Ecológica Principal.
Sin embargo, esta idea pareciese estar apuntando hacia a la creación de un espacio
con muchas zonas verdes para paisajismo y recreación, y no de un área exclusi-
vamente de conservación con algunas actividades productivas limpias, como si lo
hace la Reserva. Esta perspectiva ASODESSCO sobre el Borde Norte es reflejo de los
múltiples intereses que hay en el uso del suelo de esta área, los cuales desafortu-
nadamente no tienen como prioridad los derechos colectivos relacionados con la
protección del ambiente, sin duda este es un obstáculo para la defensa de los eco-
sistemas. No obstante, la propuesta de no hacer efectiva la Reserva sería un riesgo
para la conservación ecológica del área, en tanto esta es la única figura que puede
asegurar la protección de los valores ambientales y ecológicos de la zona. Es más, ni
116 siquiera la figura de Reserva lo asegura, tal y como pasa en muchas áreas protegidas
en Colombia, o como ha sucedido incluso en el mismo Borde Norte, en donde a lo
largo de 12 años, desde que fue ordenada, no ha habido ningún tipo control de las
autoridades ambientales, asunto que fue aprovechado por los propietarios.
No obstante aún parecen haber ciertos problemas con aguas residuales, en especial
por el problema de las conexiones erradas que tiene el acueducto, haciendo que
no sea posible diferenciar los conductos de aguas lluvias de las aguas residuales,
los cuales todavía llegan a la microcuenca de la Conejera. También por ocasiones se
presenta problemas de vertimiento de basuras, especialmente en la quebrada La
Salitrosa, en donde a pesar de haberse realizado un trabajo de apropiación del terri-
torio que efectivamente generó cambios en los hábitos de muchos de los habitantes
de los barrios, en ocasiones es posible encontrar algunas basuras. Por supuesto, la
problemática no es tan dramática como lo era anteriormente.
Ahora bien, sí la expansión urbana de la ciudad hacia el Borde Norte se hubiera he-
cho efectiva, el trabajo de estas organizaciones hubiera sido casi que en vano. Aquí
hay que destacar la terquedad de la CAR, el papel que jugó el Panel de Expertos en la
definición de la planificación del Borde Norte y la voluntad politica de la administra-
cion Bogotá Humana para defender la Reserva y consolidar la Gobernanza del Agua.
Gracias a este grupo de académicos esta área de la ciudad, al menos en las actas
administrativas y jurídicas, es reconocida por sus valores ambientales, generando un
cambio determinante en el modelo de expansión de ciudad que venía imperando y
proponiendo una relación más justa con los municipios vecinos.
En ese proceso el Colectivo Suba Nativa ha estado muy activo. Esta es la única orga-
nizaciones que se ha tomado el tiempo de escribir una propuesta de Plan de Manejo
Ambiental de la Reserva, a aparte de la propuesta de ASODESSCO ya descrita, que
no es justamente a favor de esta figura de conservación. En esta propuesta plan-
tean recuperar y transformar el uso del suelo de actividades que no sean acordes
al cuidado de las condiciones ambientales, tales como parqueaderos, lotes de en-
gorde, floricultoras, complejos deportivos, entre otros (Suba Nativa, 2012). También
plantean la reforestación, las cercas vivas, la restricción de la caza, entre otras ac-
tividades de protección. Como propuesta socioeconómica consideran importante,
“implementar actividades productivas compatibles con el objetivo de conservación
que tiene la declaratoria, como: cultivos orgánicos libres de pesticidas y fertilizantes
industriales, mixtos y con sombrío” (Suba Nativa, 2012: 4), así como la apertura para
actividades de investigación científica y de recreación pasiva.
Queda por esperar que la propuesta definitiva de la CAR, por un lado sea reflejo del
proceso de participación ciudadana que en 2012 tuvo cabida. Por el otro, que expre-
se el espíritu que le ha dado vida a la Reserva. Si así sucede, tanto el esfuerzo de la
academia como el de las organizaciones no habrá sido en vano.
Referencias
Ardila, Gerardo (Compilador). 2003. Territorio y sociedad. El caso del Plan de Orde-
namiento Territorial de la ciudad de Bogotá. Bogotá: Ministerio de Medio Ambiente,
Universidad Nacional de Colombia.
120 Chisacá, Liliana. 2012. Aportes de los movimientos sociales del territorio del borde
norte a la construcción de gobernanza ambiental en Bogotá D.C. Tesis de Maestría
no publicada. Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.
Pérez, Alfonso. 2003. “La expansión urbana de Bogotá: mitos y realidades” en Ardila,
Gerardo (Compilador) Territorio y sociedad. El caso del Plan de Ordenamiento Terri-
torial dela ciudad de Bogotá. Bogotá: Ministerio del Medio Ambiente, Universidad
Nacional de Colombia.
Suba Nativa, 2012. Propuesta Plan de Manejo Ambiental Reserva Forestal Protecto-
ra- productora del Norte de Bogotá Thomas van der Hammen. Recuperado el 25 de
diciembre de 2012, en http://www.car.gov.co/?idcategoria=19319
Entrevistas citadas
Galindo, Medardo. 2012. Entrevista realizada en CIDER, Universidad de los Andes:
diciembre 14 de 2012.
Agradecimiento
Este documento fue posible gracias al tiempo y a la dedicación brindada por María
Clara Van Der Hammen, Liliana Chisacá, Camilo Vergara, Germán Galindo, Medardo
Galindo, Jorge Sastoque y Fernando Gómez.
Territorio Ambiental
Cuenca del río Salitre
Zunil Lozano Medrano1
123
Área canalizada
Fotografía: William Muñoz
La cuenca tiene tres sectores definidos: uno es la parte alta ubicada en la zona de
reserva de los cerros, en donde las quebradas corren naturalmente, el segundo es
la parte media, que se caracteriza por tener un terreno plano y urbano en donde
la cuenca hace parte del sistema de aguas residuales y el tercero es la parte baja,
donde el cauce principal desemboca cerca a los sistemas de los humedal que sirven
como amortiguadores ambientales.
El presente trabajo está dividido en tres apartes que ordenan el texto. En Una ciu-
dad que le dio la espalda a sus aguas se exponen los factores históricos, normati-
vos, ambientales o culturales que hicieron posible el surgimiento del proyecto de
recuperación de quebradas, de la asociación Amisalitre y de la Mesa Interlocal de la
Cuenca del Río Salitre; en el acápite de Educación, ciudadanía e inclusión, se indaga
sobre el tipo de confrontación de cada una de las tres organizaciones analizadas. Se
3 Gilberto Vallejo, Mesa Interlocal de la Cuenca del Río Salitre, 10 de Diciembre de 2012
explora si es una confrontación alta o baja y si está enfocada hacia la base o hacia
el Estado; finalmente en el contendido de la sección Debilidades y fortalezas de las
organizaciones en la Cuenca del Río Salitre se exhiben las transformaciones que se
han logrado obtener en las tres organizaciones analizadas.
Se agradece muy especialmente a Ximena Zambrano, por haber hecho una invita-
ción a recorrer el territorio de la quebrada de la Vieja y compartir sus experiencias
con el proceso de apropiación de la comunidad, en el proyecto de recuperación de
las quebradas. A Mauricio Rico por aclarar las dudas sobre el proyecto: Plan Recupe-
ración Integral de las Quebradas de la Localidad de Chapinero. A Gilberto Vallejo por
tomarse su tiempo y explicar minuciosamente la historia del surgimiento de la Mesa
Interlocal de la Cuenca del Río Salitre. A Martha Triana por aportar al presente estu-
dio con sus opiniones críticas. A Arturo Sánchez por haber introducido con claridad
la experiencia de la Mesa Interlocal. A Diana Bernal por su carisma y dinamismo para
exponer como ha sido el proceso llevado a cabo por Amisalitre. A Edilma garzón por
aclarar las dudas sobre el papel de Amisalitre en la Mesa Interlocal. A Juan Melga-
rejo por su invitación a asistir a las reuniones semanales de la Mesa Interlocal en la
Junta de Acción Local de Chapinero.
Sin embargo la calidad de las aguas se agravó por causa de los desechos que arroja-
ban los habitantes santafereños y la práctica de despercudir las ropas en la rivera de
los ríos. Tal como lo dijo Augusto Le Moyne en la primera mitad siglo XIX “Pocas son
las casas que tienen alcantarillas o pozos negros, y naturalmente, cuando las casas
no tienen patios en la parte de atrás, las basuras de todas clases se tiran por la noche
en los arroyos de las calles” (Rodríguez, 2003:139).
Los primeros acueductos de la capital dejaban mezclar el agua potable con las aguas
residuales sin considerar su separación. Para finales del siglo XIX los ríos San Francis-
co y Fucha se habían convertido en una estorbosa y fétida corriente para los habi-
tantes de Bogotá, que consideraban que por causa de los ríos la ciudad se mantenía
en el atraso. La creación de los acueductos y la desconexión cotidiana con los ríos
desvinculó a los habitantes de Bogotá con sus corrientes, borrándolas visualmente
del entorno urbano.
Hacia 1930 Bogotá tuvo una relación contradictoria con sus aguas, que se querían
recuperar solamente desde una concepción de paisaje o elemento ornamental. Bajo
esa lógica el río Arzobispo se integró a los barrios Teusaquillo, La Soledad y al Parque
Nacional. Paralelamente, otros cauces dejaron de ser ríos o quebradas para conver-
tirse en cloacas por las que corrían aguas enturbiadas. Esto explica como los cauces
que bajaban de los cerros de Bogotá, fueron explotados para prestarle a la ciudad
los servicios de desagüe de sus aguas servidas.
129
Esta relación con el agua, en donde todas las quebradas y ríos han sido interveni-
das y borradas del mapa urbano, ha querido revertirse en los últimos años. En esa
medida algunos sectores de carácter cívico o administrativo han visto la necesidad
de pensar las cuencas hidrográficas como conectores ecológicos y no meramente
como ornamento urbano o en su defecto cañerías. En ese orden de ideas, la Mesa
Interlocal de la Cuenca del Río Salitre se consolidó en el 2008 como respuesta de la
resolución 2837 de 2007 de la Secretaría Distrital de Ambiente, en la cual se estipuló
la necesidad de elaborar el Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca del Río
Salitre POMCA. Los ríos Tunjuelo y el Fucha tenían un proceso mucho más adelanta-
do y en esa medida existía la preocupación de que en el río Salitre sólo se estuviera
trabajando en el tramo del río Arzobispo4. Como lo comentaba Juan Melgarejo:
4 Arturo Sánchez, Mesa Interlocal de la Cuenca del Río Salitre, 29 de octubre de 2012
“para los ambientalistas de Teusaquillo el río solo era el río Arzobispo y
no comprendían lo que sucedía cuando salía de Teusaquillo, solo el co-
nocer las realidades que venían siendo abordadas críticamente por acto-
res de otras localidades se integran las lógicas en un mismo imaginario
social vinculando diferentes problemáticas en un solo territorio que va
desde los Cerros Orientales hasta el río Bogotá, para lograr afirmar hoy
que lo importante no es el río sino el territorio” (Vargas, 2012:68).
En esa medida, algunos grupos ambientalistas que hasta el momento habían traba-
jado en fragmentos aislados del territorio, terminaron congregándose para poder
incidir y participar en el plan de ordenamiento. Las organizaciones que tienen más
presencia en la Mesa Interlocal son: el Comité del Río Arzobispo, La Red Ambiental
Teusaquillo, el Comité Pro Árbol, la Universidad Libre, ambientalistas independien-
tes y Acua Vieja.
El objeto de la Mesa durante el primer año fue incidir en el POMCA Salitre, creando
un grupo de trabajo que se valió de que los procesos de ese tipo requerían de la
participación de los actores involucrados.
Por otra parte, el proceso de Acua Vieja fue desde un principio un ejemplo de recu-
peración exitosa para tener en cuenta en la Mesa Interlocal de la Cuenca del Río Sa-
litre. La Mesa se ha apoyado en esa experiencia para proponer nuevos proyectos de
renaturalización de la cuenca, especialmente el tramo del río Arzobispo. Asimismo,
los procesos de la recuperación de las quebradas de Chapinero son de interés priori-
tario porque de ello depende la calidad ambiental del resto del cauce. El proyecto de
la recuperación integral de las quebradas de Chapinero liderado por Corposéptima,
es una iniciativa de las comunidades locales, acompañadas de la institucionalidad,
para recuperar doce quebradas que alimentan la cuenca del río Salitre. El proyecto 131
se inspiró en el proceso de Acua Vieja y la apropiación por parte de la comunidad
para adquirir compromisos para cuidar la quebrada la Vieja. Eso se debe a que Mau-
ricio Rico, el director del proyecto, también hace parte de esa asociación.
132 Mauricio Rico dice que la ciudad le ha dado la espalda a las quebradas, lo que se
puede evidenciarse al observar el diseño urbano “en donde las quebradas son el
patio trasero o el basurero”10, o en la normatividad. Chapinero ha perdido un gran
número de sus quebradas debido a los procesos de urbanización y ocupación, he-
cho que ha degradado sus condiciones ambientales. Además, las áreas am-
bientales de esa localidad están desarticuladas, lo que hace evidente que en el
ordenamiento no existe una noción de estructura ecológica.
De acuerdo a la teoría de Kriesi (1999), todo movimiento social puede ubicarse den-
tro de un plano cartesiano, que lo sitúa en un esquema que puede tender hacia la
base o hacia el Estado y además clasifica su participación de acuerdo a una alta o
baja tendencia. Si nos apoyamos en ese supuesto, puede decirse que la Mesa Inter-
local de la Cuenca del Río Salitre es un movimiento con una doble disposición: por
un lado tiene una alta participación orientada hacia la base, pues una parte impor-
tante de sus actividades están centradas en la capacitación política y la educación
ambiental.
La Mesa Interlocal de la Cuenca del Río Salitre se reúne una vez a la semana desde
el 2008 y en esas reuniones se discute el tema del POMCA Salitre y la participación.
Gilberto Vallejo, profesor de la Universidad Libre, que dicta una asignatura de cuen-
cas hidrográficas, comenta que el rol principal que él ha tenido en la Mesa Interlocal
ha sido el de aclarar conceptos que requieren un cierto nivel de experticia para su
adecuada comprensión. En esa medida conceptos geográficos o ambientales como
cuenca o renaturalización se discuten en la Mesa y se aclaran ante todos los partici-
pantes. Además, en ese espacio de participación se han llevado a cabo otro tipo de
diálogos, en aras de consolidar un discurso capaz de crear un sentido de pertenen-
cia. Tal es la idea de la resignificación del territorio. En esa medida, la Mesa Interlocal
también lleva a cabo un proceso de formación identitaria orientada a concientizar
que todos los participantes hacen parte de una misma unidad territorial.
Por otra parte la Mesa Interlocal en conjunto con la Secretaría Distrital de Ambiente,
ha participado en la realización y en el diseño del Diplomado para los actores de la 133
Cuenca Salitre en la Universidad Libre, ha realizado dos Encuentros por la Cuenca
y la Participación y han hecho dos foros por el ordenamiento ambiental del terri-
torio.11 En esa medida la labor de la Mesa Interlocal ha sido principalmente la de
generar espacios de educación ambiental entre sus miembros. Como complemento
de las capacitaciones se han realizado expediciones por el territorio para generar
identidad y sentido de pertenencia.
Cabe recordar que La Mesa puede definirse bajo dos tendencias. Es decir que bajo
la misma teoría de Kriesi sobre movimientos sociales, La Mesa Interlocal tiene una
baja participación orientada hacia el Estado, debido a que ese espacio nació como
respuesta de la resolución No. 2837 de 2007, por la cual se declara en ordenación
la cuenca hidrográfica del río Salitre. En esa medida sus acciones buscan incidir en
el manejo y ordenamiento del territorio en el marco normativo y administrativo
institucional.
Por otra parte la Mesa Interlocal está buscando recuperar las rondas del río y en
este momento se estudia la posibilidad de renaturalizar el tramo que va desde el
Parque Nacional hasta la carrera 30. Este tipo de obras públicas está propuesto en
el Plan de Desarrollo Distrital 2012-201612, hecho que demuestra que la Mesa Inter-
local ha logrado abrirse espacios para ejercer su participación en la formulación e
implementación de políticas públicas y planes estatales. La Mesa de Interlocución
también consolidó en el 2010 un concejo de cuenca que no ha sido reconocido
por la administración, por tal motivo ese hecho se ha convertido en una de las rei-
vindicaciones más significativas de la Mesa. “Sin POMCA no hay POT”13 claman los
líderes más activos de esa agrupación. En palabras de Arturo Sánchez: “El concejo
de cuenca es una obligación porque hay una resolución que se supone está firmada,
el problema es que funcione.”14
Sin embargo la Mesa Interlocal ha tenido conflictos con las entidades públicas como
lo son las Alcaldías Locales, el Jardín Botánico y la Secretaria Distrital de Ambiente
SDA, lo cual no significa que exista una confrontación directa con el Estado. Por lo
134 contrario, las vías de acción de este espacio son los establecidos por la instituciona-
lidad. En esa medida recurren a mecanismos jurídicos como la acción de tutela o los
derechos de petición.
Por otra parte, la Mesa Interlocal mira con desconfianza que algunos antiguos miem-
bros se hayan vuelto funcionarios del gobierno, considerando que su participación
en el espacio fue un mecanismo para acceder a cargos públicos. Sin embargo, Arturo
12 http://bogotahumana.gov.co/images/PDF/plandedesarrollo20122016.pdf16 Gilberto
Vallejo
13 Arturo Sánchez
14 Arturo Sánchez.
15 Ibíd.
Sánchez cometa:
16 Diana Bernal.
En el proceso de Amisalitre, han recurrido a la toma de oficinas, específicamente la
del IDRD para exigir información pública. Amisalitre es un movimiento de base, con
un amplio sentido de pertenencia y de carácter estrictamente comunitario. También
han sido muy estratégicos y cuando han confrontado a las instituciones buscan el
acompañamiento de los medios de comunicación.
A raíz de la toma de la oficina del IDRD, Amisalitre pudo reunirse con el personal
competente para aclararles el tema de la construcción del centro de eventos y hacer
valer sus derechos. En esa reunión solicitó hacer una nueva reunión que convocara
a todos los actores involucrados: SDA, EAB, Secretaría Distrital de Planeación SDP,
comité rector del parque, asociación colombiana de arquitectura e IDRD. Posterior-
mente, Amisalitre entabló una acción popular para adelantar el proceso de pro-
tección del Humedal Salitre. En la actualidad el caso lleva tres años y en la primera
instancia falló a favor de la protección del espejo de agua y la zona de ronda de ese
ecosistema urbano. Ahora, la asociación espera que el fallo de segunda instancia
proteja también la arborización.
Adicional han hecho actividades para homenajear el parque, con una afluencia de
casi 3000 personas. “Fue una protesta sin confrontación”. Amisalitre pasó de ser una
comunidad que busca el bienestar de los vecinos a ser una asociación que promue-
ve el tema ambiental. En esa carrera por proteger su parque, ésta organización ha
hecho recorridos por el territorio, jornadas de limpieza y tomas culturales.
Por otra parte, la iniciativa de Corposéptima está enmarcada dentro del modelo nor-
mativo estatal. Esta organización presentó el proyecto ante la Comisión Ambiental
Local CAL de Chapinero y fue validado con una alta votación. La propuesta formó
parte del Plan de Desarrollo local 2009-2012 y para el 2013 se buscó darle conti-
nuidad con un nuevo apoyo de la alcaldía. En ese caso también puede considerarse
que Corposéptima trabaja de la mano con políticos, participa en la formulación e
implementación de planes y políticas públicas y asiste a espacios institucionales.
Sus aportes en los Encuentros Ciudadanos han sido de gran importancia porque
de ellos se nutre el Plan de Desarrollo18
En palabras textuales con la propuesta “se hace posible generar alternativas ante los
círculos sociales que caracterizan la marginalidad y la exclusión que caracterizan la
pobreza” (Corposéptima, 2010). La corporación ha descubierto que la participación
es lo que garantiza que los proyectos tengan continuidad, de esta forma lo primor-
dial es generar sentido de pertenencia, pero también mejorar la calidad de vida de
los sujetos y comunidades que quedan con la responsabilidad de hacer que estos
proyectos no sean solamente voluntad institucional y en el transcurso de unos años,
cuando se acabe el recurso, caigan en la decadencia.
137
18 Ximena Zambrano
La Mesa Interlocal de la cuenca del río Salitre ha defendido que su mayor incidencia
ha sido a nivel social. Ha logrado generar sentido de pertenencia, su labor educativa,
no sólo desde el saber sino desde el punto de vista de la interacción con los actores,
tiene una gran riqueza. “Lo poco que he aprendido de participación lo he aprendido
allá” dice Gilberto Vallejo. Con ello se ha aprendido a dialogar con la gente y entre
todos aprender que es importante cuidar el agua. “es algo que es más intangible que
es la vida del ser humano: la relación cotidiana de la sociedad con la naturaleza y la
relación con nuestro río, con el aire y con la cuenca”19
Otro de los logros de La Mesa ha sido el de crear un espacio que reúne a las dife-
rentes organizaciones que existen en el territorio. Los colectivos de vecinos en el
barrio Teusaquillo como los que ha dinamizado desde 1995 la edilesa Martha Triana,
tardaron en relacionarse con la comunidad y los líderes de otras partes del territorio
de la cuenca y en ese sentido es muy importante que compartan sus experiencias y
traten de actuar con perspectiva holística.
Otro logro importante ha sido a nivel simbólico e identitario: “la gente ha cambiado
su relación con el río, además, ya no se pide que se saquen a los desechables, sino
que hay una relación diferente con ellos, inclusive ha habido proyectos de capacita-
ción con habitantes de calle para que ellos asuman el cuidado del río.”20 Por consi-
138 guiente se considera que los logros sociales van a incidir en los aspectos ambienta-
les. Hoy en día hay mayor conciencia para la defensa del territorio, un mayor sentido
de pertenencia y mayor convocatoria, pues ha crecido la audiencia.
Conservación y
• Evitar tala de árboles en el territorio de la cuenca.
recuperación am-
• Descontaminación del río arzobispo desde su nacimiento has-
biental
ta la carrera 24.
Por otra parte, la Mesa sigue buscando las vías para poder incidir en la ordenación
del territorio e influenciar en las políticas distritales y locales.
A la Mesa le ha tocado trabajar sin recursos, por lo tanto es más difícil actuar. Este
espacio sigue ejerciendo presión para que la EAB ejerza su obligación de atender los
problemas de contaminación e impedir vertimientos. Esta congregación de organi-
zaciones ambientales se siente satisfecha porque sabe que sus esfuerzos son parte
de un proceso. Por el momento se han hecho visitas con la comunidad a la planta de
tratamiento del río Juan Amarillo, pues ahora la prioridad es seguir trabajando en el
tema de la descontaminación.
Existe otro tema que no es prioritario pero que ya comienza a discutirse, que es el
de la renaturalización. Proyecto que puede ponerse en marcha en conjunto con el
Jardín Botánico y demás autoridades competentes. Para tal propósito el proyecto
de recuperación de las quebradas de Chapinero, es un modelo a seguir, pues está
basado en soluciones técnicas que permiten pensar en el diseño y selección de es-
pecies y de esta forma finiquitar la construcción de paisajes urbanos con un modelo
de naturaleza, que privilegien la conectividad ecológica y que mejoren el hábitat de
la avifauna propia del territorio.
Amisalitre
El proceso para salvaguardar el parque El Salitre como ecosistema urbano que re-
quiere atención especial, les ha tomado cuatro años y siguen a la espera de que la
segunda instancia de la acción popular falle a su favor. Hasta la fecha han logrado
que se tomen medidas para proteger el espejo de agua y su ronda y el bosque cir-
cundante está protegido con la acción popular hasta que se tome una decisión al
respecto. El la tabla que se muestra a continuación se especifican los logros de la
Asociación Amigos del Parque El Salitre:
Incidencia Amisalitre
Incidencia Amisalitre
Conservación
• Recuperación de las quebradas La vieja, Los Olivos y Las Delicias.
y recuperación
• Reforestación y protección de fuentes hídricas.
ambiental
Sin embargo, el tema social es el que más tiempo toma transformar. Como lo ex-
presa Ximena Zambrano, es importante evitar que los procesos se sostengan única-
mente con los recursos institucionales porque son finitos y si los recursos se acaban
los procesos se mueren. Sin embargo las comunidades no quieren dejar de recibir
esos recursos y por lo tanto han surgido roces y dificultades en la negociación con
la población local.
Conclusión
143
La cuenca del río Salitre es un territorio invisible para la mayoría de los bogotanos.
De hecho, puede decirse que la mayoría de los habitantes de la capital no sabe que
existe y mucho menos donde queda. En la ciudad se han sustituído los flujos de agua
por flujos de transporte. Las calles y carreras se han privilegiado frente a las rondas
de los ríos, hoy invisibles en el trazado urbano. En esa medida el cauce principal y
los afluentes del río Salitre han sido convertidos en una extensión del sistema de
alcantarillado a cielo abierto que hoy en día se normaliza. En aspectos simbólicos, la
mayoría de los capitalinos no conciben que los flujos de agua que se asoman espo-
rádicamente por la ciudad, sean ríos. Por lo contrario se les conoce como canales,
caños o cañerías. Esta construcción simbólica de las aguas de Bogotá ha sido en par-
te promovida por las entidades distritales bajo la figura de la Gobernanza del Agua.
Es por eso que resulta importante que las organizaciones ambientales que se agru-
pan alrededor del territorio de la cuenca del río Salitre, tengan como objetivo visibi-
lizar la estructura ecológica y dar cuenta que el agua es el eje articulador del terri-
torio. Puede considerarse que al respecto la Mesa Interlocal Salitre ha logrado con
sus campañas sensibilizar a la comunidad frente al tema. Dentro de la experiencia
que la Mesa ha tenido se han abierto debates fundamentales, como por ejemplo:
preguntarse sobre cuáles son las relaciones que existen entre el agua y la cultura.
Por lo general, suele concebirse que las ciudades refuerzan la dicotomía entre la
naturaleza y la cultura. En el imaginario colectivo suele buscarse lo natural por fuera
de las zonas urbanas. Esto ha impedido que los habitantes de Bogotá construyan
relaciones ecológicas dentro de la ciudad que habitan. Esa es la razón que conduce
a que los habitantes tengan comportamientos que degradan el ambiente, porque
históricamente ese tipo de hábitos se han vuelto socialmente aceptados.
Es por eso que el trabajo de la Mesa Interlocal de la Cuenca del río Salitre es tan
importante. No han incidido en la formación de agenda, cambio de leyes, planes o
programas, tanto como ellos quisieran, pero al crear ese espacio de participación,
han hecho posible la democratización ciudadana y le han dado valor a la transparen-
cia. Además, la Mesa sigue involucrandose en espacios formales de participación,
exige el derecho de acceder a la información y denuncia casos de corrupción. Ella ha
generado apropiación por parte de las comunidades que han trabajado de la mano
con ellos, han logrado incidir en el cambio de hábitos y en algunas ocasiones han es-
tablecido un fuerte sentido de pertenencia. Quienes asisten a la Mesa han generado
identidad frente al cauce, al dejar de concebirlo como una cloaca, caño o cañería y
empezar a verlo como un río vivo del que no se puede seguir abusando.
El río Salitre, junto al Fucha y al Tunjuelo conecta los cerros orientales con el río
Bogotá, en ese sentido hace parte de su cuenca. La sensibilidad de los líderes de la
Mesa, así como de las organizaciones que la conforman permite que ellos observen
cada territorio ambiental como parte de un gran sistema ecológico que puede recu-
perarse para darle calidad de vida a los capitalinos.
144 También puede decirse que en la agenda global, los debates relacionados con el
agua han venido creciendo y ahora tienen lugar en la formulación de políticas y pro-
gramas ambientales. Sin embargo esto no quiere decir que haya dejado de ser un
tema de interés secundario. Actualmente los ambientalistas siguen siendo grupos
minoritarios y en ellos recae la responsabilidad de establecer canales de comunica-
ción que logren sensibilizar cada vez un mayor número de sujetos.
Referencias:
Carreira, Ana María (2007). De las perturbadoras y conflictivas relaciones de los Bo-
gotanos con sus aguas. Tábula Raza, enero-junio No. 6. Bogotá: pp 263-285.
Jaimes Niño, Angela María (2011). Conflictos del desarrollo urbano de Bogotá en la
cuenca del río Salitre: Reflexiones y propuestas para un diseño urbano de integra-
ción y conectividad ecológica. Tesis de maestría no publicada. Universidad de los
Andes, Facultad de Arquitectura y Diseño: Bogotá, Colombia.
147
El río Fucha nace en los cerros orientales de la ciudad, en donde se forman los
afluentes que un poco más abajo, en la localidad de San Cristóbal, se juntan para
formar el río. Lamentablemente, desde el momento mismo de su nacimiento este
empieza a enfrentar problemas de contaminación, puesto que los afluentes del río
han sido contaminados por los habitantes de la cuenca, a quienes la carencia de
alcantarillado les ha obligado a buscar soluciones a sus problemas sanitarios, en
muchas ocasiones la respuesta ha sido arrojar los desechos al río. Esta problemática
de contaminación tiene grandes consecuencias cuenca abajo, y se le suman otros
problemas como la canalización del río Fucha, la construcción de ciclorutas y paseos
peatonales en su ronda, y la deforestación que afectan en gran medida a los habi-
tantes de la cuenca media y baja del río.
Este texto que intenta reconstruir las luchas de dichas organizaciones y del movimien-
to ambientalista en la cuenca del río, está basado en las entrevistas realizadas a Pedro
Aldana el 19 de noviembre y el 23 de noviembre, a Juan Manuel Barbosa el jueves 13
de diciembre y a Melba Pineda y Juan Carlos Jinete el miércoles 19 de diciembre de
2012. Así mismo, se realizó una revisión documental de la producción cultural de las
diferentes organizaciones ambientales que defienden la cuenca del río Fucha.
El río está contaminado, lo canalizan y nos talan los árboles. ¡No más! - Del surgi-
miento de los movimientos ambientalistas en la cuenca del Rio Fucha.
Al igual que muchas otras fuentes hídricas cercanas a grandes centros urbanos en
150 casi todo el mundo, el Fucha ha sido sometido a variadas y grandes intervenciones
en su cuenca. La primera de ellas fue la construcción del acueducto de Vitelma que
surtió de agua potable a la capital del país durante gran parte del siglo XIX y en las
primeras décadas del siglo XX (Osorio, 2007). Sin embargo a comienzos del siglo
XX la importancia de este recurso hídrico empezó a flaquear, puesto que según las
proyecciones poblaciones que tenían los técnicos en la Bogotá de la segunda década
del siglo XX se calculaba que no daría abasto para suplir las necesidades de la ciu-
dad. De esta manera, la atención del Estado se volcó sobre el río Tunjuelo en donde
se decidió construir una represa, la de La Regadera.
Cuando fue construida dicha represa, el río Fucha fue poco a poco abandonado por
el Estado. No obstante, para las clases obreras bogotanas, el territorio de la cuenca
del río Fucha nunca dejo de ser importante; lo que al principio del siglo XX eran
pequeños barrios, para los años 50’s eran ya un sitio que rebosaba de vida urbana.
Desde San Cristóbal hasta Fontibón4, se transformó en un importante lugar para
4 Fontibón fue en un principio un municipio fuera de la jurisdicción de Bogotá, pero al
igual que Usme y otros municipios aledaños, la ciudad obtuvo la jurisdicción sobre ellos en
1953.
residir, comerciar y trabajar para las clases obreras bogotanas. De hecho, la zona
de Puente Aranda se transformó en la más grande zona industrial de Bogotá, lo que
ayudó a que muchos trabajadores empezaran a poblar la zona, para vivir cerca de su
trabajo. La urbanización e industrialización de la zona invadió la ronda del río, lo que
generaría problemas a futuro.
“Cuando un río se canaliza deja de ser río para convertirse en caño”5. La canali-
zación del Río Fucha.
Cuando la zona empezó a ser altamente poblada, carreteras y vías de acceso de-
bieron ser construidas; esto, sumado a la demanda de vivienda en la zona ayudó a
que se hiciera la segunda gran intervención en la cuenca del Río Fucha. Vale la pena
resaltar que esta segunda intervención no se hizo de una sola vez, sino que se ha
realizado poco a poco, con el pasar de los años y que hoy en día todavía se está lle-
vando a cabo. Me refiero aquí a la canalización del río, que hoy ocupa gran parte de
su cuenca, especialmente en las localidades de San Cristóbal, Puente Aranda, Fon-
tibón y Kennedy. Bajo el esquema de pensamiento de la modernidad post-colonial,
se ha pensado que el río es susceptible de ser controlado y manejado, dirigiendo su
cauce hacia donde se desee. La canalización consiste en crear grandes canales de
concreto, que deben contener el cauce del río y prevenir que este erosione la ronda
o que se desborde y afecte las comunidades vecinas. Sin embargo, como veremos a
continuación, en la práctica ha sucedido lo contrario; la canalización del río ha traído
muchas consecuencias nefastas para las comunidades que viven cerca de su ronda.
La canalización le restó fuerza de arrastre al río Fucha, lo que permitió que la con-
taminación a la que ha sido sometido el río se estancara en ciertos lugares, donde
se generan vectores de enfermedades; estos lugares donde el agua se estanca son
también un generador de enfermedades bronquio- respiratorias y de malos olores
que dificultan la vida de los pobladores de la cuenca. Los sitios donde comúnmente
se estancan dichos residuos son los cuellos de botella formados por los puentes y 151
viaductos que atraviesan el río, en donde, por lo general, se reduce el diámetro del
canal (muchas veces reducido incluso al tamaño de un tubo de alcantarillado). Esto
no sólo genera los anteriores problemas, sino que al crear dichos estrechamientos
en el canal, que reducen la capacidad del flujo de agua, ha ocasionado desborda-
mientos del río, lo que ha ayudado a que la contaminación se extienda más allá de
su cauce, y ha generado problemas de movilidad para los habitantes de la zona.
Adicionalmente, como lo decía Pedro Aldana6, la canalización del río Fucha generó
grandes problemas de identificación con el río. Las comunidades al ver un río de
cemento, lo pensaron como un caño. Esto hizo que muchas personas empezaran a
arrojar basuras de diversos tipos al río. En alguna época fue común ver colchones,
escombros y otro tipo de desechos sólidos muy pesados. Está visión, del río como
un caño, facilitó a las empresas localizadas en Puente Aranda el vertimiento sus
desechos en el Fucha sin mayor remordimiento de conciencia. Esto generó mayo-
Adicionalmente, para muchas comunidades vecinas del río, fue signo de alerta ver
cómo algunos habitantes de la calle empezaron a habitar en los cuellos de botella
del río. Según algunos entrevistados7, esta situación generaba inseguridad en sus
barrios, pues facilitaba la venta de drogas y otras actividades ilícitas, lo que incre-
mentaba la crisis del río.
Finalmente esto ha llevado a que la comunidad se movilice, siendo uno de los prin-
cipales detonantes del surgimiento de movimientos ambientales en la cuenca del río
Fucha. Incluso desde los años 70’s, los activistas empezaron a sembrar árboles en la
ronda del río, para que este recuperara su carácter de río y dejara de ser visto como
un caño. El proyecto fue tan exitoso que en la primera década del siglo XXI, en Puen-
te Aranda, se pretendió construir una cicloruta sobre la ronda del río, debido a que
parecía un buen lugar para el disfrute de la naturaleza, pero esto generaría grandes
problemas para el ecosistema y los habitantes de la cuenca8.
La canalización del río no sólo generó los problemas señalados en el apartado an-
terior, sino que también fue un motivante para la construcción de carreteras y ci-
clorutas en su cuenca; lo que llevó a una deforestación sistemática del Río. Como
señalaba Juan Manuel Barboza en la entrevista realizada9, la Secretaría Distrital de
Ambiente y el Acueducto a principios del siglo XXI pensaban en talar 2400 árboles
que habían sido sembrados por la comunidad, en la localidad de Puente Aranda para
construir ciclorutas. Esto podría generar una gran problemática para los habitantes
de la ronda, ya que ayudaría a la reaparición de corredores de aire a gran velocidad,
152 los cuales fueron mitigados a través de la siembra de árboles, ya que los corredores
dañaban las casas; y así mismo, se disminuiría la mitigación de los olores del río, lo
que generaría enfermedades bronco- respiratorias, además de incomodidades, que
afectan principalmente a niños y ancianos.
12. La disminución de la calidad de vida está dada por los problemas interperso-
nales que genera el desmonte y la tala. (Torres Quintero, Aristizabal, & Acevedo,
2007).
Los movimientos ambientales que defienden la cuenca del río Fucha se gestaron
hace varios años. El proceso de surgimiento de un movimiento ambientalista se pue-
de rastrear a la década de los años 70’s, cuando la comunidad de la localidad de
Puente Aranda se organizó para plantar árboles en la ronda del río Fucha. En esa
época el ambientalismo contemporáneo estaba en su etapa de gestación a nivel
mundial, y pese a que ya el pensamiento ambientalista había dado sus primeros
pinos en el país desde el siglo XVIII con la expedición botánica de Mutis (y en oc-
cidente el ambientalismo para los años 70’s estaba ya conformado), en Colombia
permanecía una visión moderno-colonial sobre el medio ambiente. Es decir, la na-
turaleza podía ser dominada y estaba al servicio del hombre. Bajo este esquema se
hicieron grandes daños a la cuenca del río Fucha, pero también bajo este esquema
de pensamiento, empezaron a nacer las iniciativas ambientalistas que pretendían
recuperar y defender el río. En el caso que compete a Puente Aranda, y que posi-
blemente es uno de los primeros ejemplos de este tipo de iniciativas en Colombia,
la comunidad logró movilizar a la población y a una serie de recursos ambientales y
económicos para plantar árboles con el objetivo de mitigar los malos olores del río.
Dicha siembra de árboles se convirtió en una semilla que posteriormente ayudaría
a la consolidación de un movimiento ambientalista fuerte en la localidad de Puente
Aranda; no sólo porque logró ser un ejemplo de movilización efectiva, sino que ade-
mas, le dio sentido de pertenecía e identidad a la comunidad con su territorio. Esto
ayudó a que un grupo de personas se siguieran reuniendo a lo largo de los años a
discutir asuntos ambientales, y a construir alternativas para defender su territorio
por medio de vías legales y de hecho, y cómo generar una conciencia ambiental en
la comunidad. Este grupo de personas conformarían una de las más importantes
organizaciones ambientales en la cuenca del río Fucha La Corporación Ambiental
Sea (CAS).
Por su lado CORVIF nace en la localidad de San Cristóbal en 1996 gracias a los es-
fuerzos que desde los 80’s se venían gestando en la iglesia del barrio Santa Ana Sur,
y aprovechando la coyuntura del año de fundación cuando el DAMA quería ejecutar
unas obras de adecuación para la recuperación del río. En este momento un grupo
de amigos y vecinos se reunieron para ver cómo podían incidir en los planes de
manejo y ejecución de dichas obras. Para los líderes y activistas de CORVIF la se-
gunda década de los 90’s fue un gran momento de aprendizaje, donde se dedicaron
a asistir a variadas reuniones, foros y espacios de participación ciudadana. En esos
espacios lograron comprender los fenómenos ambientales, aprendieron aspectos
y lineas técnicas y jurídicas que les permitía defender su territorio. Sin embargo,
no fue sino hasta el 2003 cuando CORVIF logró consolidarse y afianzarse como una
organización fuerte, luego de una eucaristía en la iglesia del barrio Santa Ana Sur,
oficiada por el padre jesuita Alejandro Londoño, a la que asistieron muchos amigos,
los activistas deciden darle personería jurídica a CORVIF. Eso ayudó a que los activis-
tas pudieran dedicarle mucho más tiempo a CORVIF, y crear 3 repertorios de acción
muy exitosos: Aplicación de Canto Al Agua, Toque al Río Fucha, y el programa radial
Territorio Verde. Esto permite ver que mientras en Puente Aranda los ambientalis-
tas se reunieron alrededor de los árboles, en San Cristóbal fue la Iglesia Católica de
corte jesuita la que permitió la cohesión de la comunidad entorno a los problemas
ambientales. CORVIF se movilizó y se moviliza en contra de la contaminación y ca-
nalización del río Fucha; tratando, por un lado, de impactar en las políticas públicas,
y por el otro, en crear una conciencia verde en los habitantes de toda la cuenca del
Río Fucha, y de Bogotá en general. Gracias al esfuerzo de sus activistas, y a los tres
repertorios de acción nombrados con anterioridad, CORVIF ha logrado impactar de
manera profunda en el territorio ambiental y sus habitantes, consolidándose como
una de las organizaciones más fuertes en la defensa del río Fucha.
Por otra parte, la Mesa Ambiental de Fontibón, nace a finales de la primera década
del siglo XXI como un espacio de participación ciudadana al que acuden distintos
líderes de las organizaciones medioambientales de Fontibón. Debido a eso es alta-
mente ecléctica y es posible encontrar todo tipo de ambientalistas en ella. Desde los
“caza-contratos”, hasta los ambientalistas más radicales; desde los que se declaran
apolíticos, hasta los que apoyan los partidos de izquierda y derecha del país. La idea
es que la Mesa sea un espacio de diálogo que permita generar propuestas que son
llevadas a la Comisión Ambiental Local de Fontibón.
Los ambientalistas del Fucha han logrado una alta integración que les ha per-
mitido participar juntos en las tomas de decisiones sobre la cuenca del río, lograr
grandes jornadas de recuperación, y extender las jornadas de formación a más de
10 localidades. También han podido trabajar en conjunto con la Mesa Interlocal de
los Cerros Orientales, la Red Juvenil del Territorio Sur, los procesos del río Bogotá y la
Red de Humedales de Bogotá. Lo que ha permitido que los problemas del río Fucha
se visibilicen más allá del mismo. Sin embargo, este proceso también ha generado
disensos, especialmente entre los líderes fuertes del movimiento; principalmente
en lo referente al trabajo en conjunto con las instituciones Distritales. Algunos líde-
res se oponen rotundamente al trabajo con dichas instituciones, a las que ven como
unos entes que actúan para su propio beneficio y el de algunos grandes grupos
económicos y políticos. Para estos líderes, la Secretaría de Ambiente, la CAR, y el
Acueducto, entre otros, son instituciones que gestionan intereses gubernamentales
y en la mayoria de los casos solo se relacionan con las organizaciones comunitarias
para justificar sus decisiones. Algunos incluso llegan a mannifestars en contra de que
los lideres ambientales se transformen en servidores públicos, pues sienten que la
institución los copta y esto le resta fuerza al movimiento.
Otros líderes concuerdan en que las instituciones distritales tienen un pasado os-
curo, pero creen que desde adentro de ellas se pueden generar mayores impactos
que trabajando aparte de las mismas. Además, dicen que el momento coyuntural
creado por la alcaldía de Gustavo Petro no se debe desaprovechar. Por eso algunos
de ellos se han transformado en servidores públicos. Al mismo tiempo, estos líderes
tienden a creer mucho más en los espacios de participación democrática institucio-
nales. Hay incluso algunos líderes que opinan que deben apoyar a partidos políticos
y candidatos específicos.
Sin embargo, y a pesar de lo que se pudiera pensar, los disensos no han debilitado el
movimiento, y como diría (Florez, 2007), estos han logrado fortalecer al movimien-
to. En el caso del río Fucha han generado un repertorio de acción más amplio, el que
responde a las diferentes posturas encontradas al interior del movimiento, lo que
enriquece y fortalece la lucha.
157
La anterior sección señaló algunos de los repertorios de acción llevados a cabo por
las organizaciones medioambientales en el río Fucha. Este apartado se enfocará en
dichos repertorios, describiendo sus usos y alcances. Los repertorios de acción más
importantes en la cuenca del Río Fucha están orientados a la formación y capacita-
ción ecológica y política. No obstante, existen algunos repertorios que se enfocan
en la recuperación ambiental y algunos otros en la confrontación. No vamos a tocar
los repertorios de acción orientados hacia la base pero con baja participación (es
decir la contratación de servicios ambientales), puesto que al parecer, la prestación
de servicios ambientales es algo que se añora pero que no se ha logrado consolidar
como un repertorio de acción, a pesar de que existen algunas acciones concretas.
Creación de identidad verde, la capacitación y formación como el componente
más importante en la defensa del río Fucha
Para las organizaciones más importantes en la defensa del río Fucha la capacita-
ción y formación en temas ambientales es la forma más importante de lucha. Estas
organizaciones piensan que si se centran en la creación de identidad verde en el
territorio se recuperará y conservará hacia futuro todo el territorio, e incluso otros
territorios ambientales en Bogotá, Colombia y el Mundo.
Por este motivo organizaciones como la CAS, el Comité Pro Árbol Rio Fucha y Bo-
gotá, y CORVIF, han realizado a nivel local e interlocal diversas jornadas de capa-
citación. La mayoría de estas jornadas se realizan en los colegios distritales de las
10 localidades por las que pasa el río. Los niños de diferentes edades aprenden
temas de cuidado del agua, separación de basuras en la fuente, reciclaje, y agri-
cultura urbana. Muchas de estas actividades derivan en proyectos escolares como
huertas y jornadas de limpieza y recuperación de la cuenca del río. Adicionalmente,
las organizaciones tratan de capacitar a los estudiantes en torno a sus derechos y
deberes para con el ambiente, que herramientas jurídicas existen para defenderlo
y como utilizarlas. La idea es que los niños lleven este conocimiento a sus casas y
lo repliquen con familia. Además de las jornadas escolares, se realizan jornadas de
capacitación similares para la comunidad en general en talleres que son dictados en
los salones comunales. También se dictan algunos talleres dirigidos específicamente
a líderes comunitarios, quienes en su posición de poder dentro de la comunidad
tienen la capacidad para replicar el conocimiento y llevar a cabo proyectos similares
a los de los estudiantes.
Los otros dos espacios son la aplicación de Canto al Agua y Toque al Río. Estos dos
espacios son como un acto ludico y simbolico, en donde se realizan conciertos para
concientizar a la población bogotana de salvar y conservar el río Fucha y los demás
cuerpos de agua de la ciudad. A estos dos espacios se han sumado grandes per-
sonalidades del rock nacional como La Derecha, Aterciopelados, y Doctor Krapula.
La idea es que grandes artistas toquen en conjunto con bandas emergentes de la
capital del país para llamar la atención de los jóvenes y atraerlos hacia los temas
medioambientales. Estos eventos se realizan anualmente desde el 2002, y han lo-
grado convocar una gran cantidad de jóvenes. Hay que aclarar que la iniciativa de
Canto Al Agua proviene y es liderada por Hector Buitrago integrante de Los Atercio-
pelados, y que este tipo de acciones artisticas corresponden tambien a un esquema
del Aula Ambiental Artística Itinerante AUAMBARI, estructurado e implementado
por la Secretaría Distrital de Ambiente.
Así mismo, la siembra y conservación de árboles que ha sido llevada a cabo por la
comunidad y defendida por el Comité Pro Árbol Río Fucha y Bogotá, han ayudado a
la disminución de malos olores en la cuenca media, a la reducción del arrojamiento
de basuras y la contaminación en general, así como al retorno de fauna nativa y a
que la cuenca se encause de forma natural, haciendo que la canalización se vea
como innecesaria. Además, como se ha nombrado con anterioridad, la siembra de
árboles también ha logrado consolidar una identificación de los pobladores con su
territorio, y a la creación de una ciudadanía más verde.
Como se había apuntado con anterioridad, el apoyo a los grupos políticos, el trabajo
en conjunto con las instituciones distritales y la vinculación de activistas como fun-
cionarios públicos son temas que dividen fuertemente al movimiento. El apoyo a un
candidato determinado es un asunto que puede llegar a generar fuertes discusiones
al interior del movimiento.
Esto se pudo observar con más frecuencia en la Mesa Ambiental Local de Fontibón,
en donde el apoyo de algunos activistas a ciertos candidatos de partidos de derecha
generó gran escozor en todo el resto, quienes vieron en esto un oportunismo po-
lítico. Sin embargo, en las pasadas elecciones existió un consenso casi unánime de
apoyo a Gustavo Petro y su plan de gobierno basado en el respeto al agua y la vida.
Por otra parte, el trabajo en conjunto con las instituciones distritales y la vincula-
ción de activistas como funcionarios públicos dentro dichas instituciones es algo que
genera grandes disensos al interior del movimiento. Esto se debe las percepciones
diversas que tienen los activistas de las instituciones estatales. Estas van desde lo 161
positivo a lo negativo: algunos piensan que las instituciones están en un momento
coyuntural de cambio en del que saldrán buenas cosas, mientras los otros dicen
que dichas instituciones jamás cambiarán y seguirán sirviendo a los intereses de los
más poderosos como siempre. Debido a esto, mientras que los activistas que se han
vinculado como funcionarios públicos argumentan que desde adentro de dichas ins-
tituciones se pueden lograr grandes cambios, puesto que ellos logran ser un puente
entre la institución y la comunidad; otros sostienen que las instituciones sólo los
están coptando, lo que le resta poder al movimiento y lo debilita poco a poco.
Respecto a la creación de identidad verde, vale la pena destacar que las jornadas
de formación en los colegios, el programa radial y los eventos como Canto al Agua
y Toque al Río, han logrado generar en los jóvenes de la comunidad un sentido de
pertenencia respecto a la cuenca del río Fucha, un mayor respeto al agua y una con-
ciencia ambiental mucho más fuerte. De esta manera, jóvenes de las 10 localidades
por las que pasa el Fucha se han preocupado por conservar y recuperar el territo-
rio en donde viven y generar hábitos ambientales en sus hogares como el reciclaje
del agua, la separación de basuras, y la agricultura urbana. Adicionalmente, estos
repertorios de acción han logrado la visualización del río Fucha y sus problemas a
nivel distrital y nacional. También vale la pena destacar que ciertos eventos, como
la construcción de la cicloruta, han logrado unir a los habitantes de la cuenca del
río, permitiendo que la movilización gane momentum, fuerza y gran efervescencia
en momentos claves en la defensa del río. En otras palabras, en la cuenca del Fucha
luchan muchas más personas por el ambiente que los así llamados ambientalistas.
Torres Quintero, E., Aristizabal, O., & Acevedo, B. (2007). Estudio hídrico del canal río
Fucha y análisis de los impactos generados por la construcción de la ciclo ruta para-
lela al canal en la localidad de Puente Aranda. Avances Investigación en Ingenería,
(6), 124–144. Retrieved from http://repository.unilibre.edu.co/handle/10901/4275
163
Movilización ambiental
en la cuenca del río Tunjuelo.
Andrés Felipe Vargas Mariño1
Universidad del Rosario
165
Embalse La Regadera.
Fotografía: William Muñoz
Por estos motivos, en la cuenca del río Tunjuelo, sobre el cruce de la quebrada Yo-
masa y sobre la Avenida Boyacá4, se encuentra una estatua que representa a Us-
minia quien está totalmente desnuda en postura de ofrenda mirando hacia la zona
rural como símbolo de libertad e indicando la fuente de mayor riqueza local, el agua
que se produce en el páramo. La imagen ambienta el pasaje de la luna y el sol, en
cuyo recorrido se encuentran representadas las fases de la luna y un centro solar
que ya no es muy notorio.” (Salvemos la USMINIA, 2011)
Sin embargo, a mediados del siglo XV la cuenca alta del río Tunjuelo adquiere un
valor importante para Santafé de Bogotá, cuando en ese lugar se funda Usme, e
inmediatamente se convierte en el lugar en donde se producirían una cantidad im-
portante de los alimentos consumidos en el centro administrativo del virreinato.
Usme permanece como un territorio con jurisdicción independiente hasta 1954,
año en que bajo decreto presidencial, los territorios de Usme, Fontibón, Usaquén y
Suba son anexados a la jurisdicción de la ciudad de Bogotá. (Santafe, 1998). Como
se verá más adelante en el texto, las consecuencias de esta anexión, fueron graves
168 y profundas para Usme y el resto de la cuenca alta del Tunjuelo.
Adicionalmente, los lugareños dicen que el Virrey José Manuel Solís Folch de Car-
dona, instaló una de sus fincas de recreo en la cuenca alta del río. Dicha finca se
extendía entre lo que hoy es conocido como la Localidad de Usme y la Localidad de
Ciudad Bolívar. Al pasar las aguas del río por las tierras del Virrey este bloqueó para
algunos pobladores el acceso que tenían al río.
Según la creencia local, el Virrey construyó esta finca para que su concubina viviera
5 Los Virreinatos Españoles tenían diferentes tipos de divisiones jurídico-administrati-
vas, la más grande de ellas eran las provincias, que pueden compararse en nuestros días
con la división jurídico-administrativa de Departamentos (o Estados en algunos países).
Dentro de las provincias habían Ciudades, Villas, Pueblos y Parroquias y Misiones. Mien-
tras las Ciudades, Villas y Parroquias habían sido fundadas para albergar a la población
española, los Pueblos y las Misiones eran fundados para albergar población indígena. En
el caso de los Pueblos, estos eran fundados en un centro urbano indígena en donde
era construida una parroquia en donde se llevaba a cabo el proceso de aculturación.
(Herrera Angel, 2001). En el caso de Usme se construyó una parroquia y una plaza cerca
la casa del antiguo Zipa, y desde allí se empezó a enseñar a los indígenas el español y a
convertirlos al cristianismo. Actualmente el territorio donde fueron emplazadas la parro-
quia y la plaza de Usme se conoce como ‘Usme Pueblo’ (Vargas, 2010).
allí, y de esa manera él podía pasar largos fines de semana con ella sin que nadie se
diera cuenta de sus aventuras en Santafé. Los lugareños también comentan que de
allí nació el apellido Celis, apellido que llevaron los hijos del Virrey, puesto que sus
hijos ilegítimos no podrían llevar el apellido Solís. (Santafé, 1998).
La cuenca alta del Río Tunjuelo permaneció como un territorio rural e independien-
te de la ciudad de Bogotá hasta principios del siglo XX, en donde algunas familias
importantes de Bogotá tenían fincas de descanso. Sin embargo, el agua en Bogotá
empezaba a escasear debido al crecimiento exponencial de la población bogotana.
Miles de familias reclamaban acceso al agua potable en sus casas y el Gobierno Dis-
trital estaba preocupado porque el acueducto no daría abasto. Buscando posibles
soluciones al problema, vieron en el cauce del río Tunjuelo un gran recurso que
podría darle fin a los problemas. Por ese motivo, los estudios para una gran represa
empezaron a realizarse a principios de la segunda década del siglo XX, pero no fue
sino hasta 1938 cuando la represa, La Regadera empezaría su construcción.
En su momento esta fue una de las obras más grandes de ingeniería en Colombia,
significó también la primera de muchas intervenciones modernas en la cuenca del
río, que terminarían generando grandes problemas ambientales en el territorio del
Tunjuelo, así como problemas sociales, económicos y de salud en sus habitantes, que
juntos superan las dos quintas partes del total de la población bogotana (Osorio 2007).
Es en este contexto en que nacen los movimientos sociales ambientalistas que de-
fienden el territorio de la cuenca del río Tunjuelo. Para escribir este artículo se hizo
un análisis documental de los diferentes textos, conferencias y productos culturales
que los activistas defensores de la cuenca han creado. Igualmente, se realizaron
entrevistas semi- estructuradas a algunos de los líderes de las organizaciones más
fuertes en el movimiento y tambien se tuvieron en cuenta datos etnográficos reco-
gidos en el marco de la investigación doctoral que adelanta el autor.
169
En la primera década del siglo XX se realizó un estimativo de oferta de agua del río
San Francisco6. Se observó que para una población de 58.000 personas asentadas
sobre esta cuenca dentro del perímetro urbano, sólo con el caudal disponible de
este río se podía satisfacer la demanda de agua de 20.000 bogotanos. De la pobla-
ción total de 128.406 en 1914, sólo un 4% tenía acceso al servicio de agua. Esto evi-
dencia cuán comprometido estaba el futuro de la ciudad si seguía dependiendo del
abasto de aguas de sus ríos patrimoniales. El nuevo siglo hizo patente la urgencia de
encontrar una nueva fuente de agua para la ciudad. (Osorio, 1997, p. 18.)
La búsqueda de nuevas fuentes hídricas no era nueva, y mucho menos lo era la idea
de traer aguas de fuentes lejanas a la ciudad. Incluso desde 1886 se había pensado
en traer las aguas de la quebrada la Chiguaza, afluente del río Tunjuelo, que era
jurisdicción del pueblo de Usme. En 1906, el Gobierno Nacional otorga a la capital
“jurisdicción sobre ríos que prometían una solución al problema de abasto de agua,
entre ellos el Tunjuelo”7 Sin embargo, es en los años 20 cuando el cauce del río Tun-
juelo se vio realmente amenazado, debido a las obras de mejoramiento del sistema
orográfico de los cerros orientales las cuales no surtieron los resultados esperados y
en 1929 el Distrito Capital lleva a cabo:
Para 1938 se habían invertido 14 millones de pesos, que fueron asumidos por el
6 El Rio San Francisco nace en el páramo de la Cruz Verde y bajaba por el cerro de
Monserrate hasta la localidad de La Candelaria en el centro de Bogotá, para desembo-
car en el occidente de la ciudad en el río Arzobispo.
7 Decreto No. 431 de 1906.
8 La planta de tratamiento de Vitelma se encuentra ubicada en los cerros orien-
tales de Bogotá. Más exactamente en la actual localidad de San Cristóbal. Actualmente
el Acueducto de Bogotá piensa abrirla como un museo, en donde se expondrá como
la primera planta de tratamiento moderna de Colombia. (Lucevin Gómez, 2009)
Gobierno Nacional debido a que Bogotá sólo contaba con un presupuesto anual
de 5 millones. La construcción de la represa implicó la primera intervención a nivel
macro en la cuenca del río Tunjuelo: la construcción de un muro de 30 metros de
alto de concreto que permitió llenar 3,8 km2 con agua. Esto implicó un gran cam-
bio del uso del suelo en el lugar, donde un territorio rural dedicado exclusivamente
a la agricultura se transformó en una zona de reforestación que lastimosamente, y
respondiendo a los patrones coloniales de la modernidad, fue hecha con pinos ca-
nadienses y eucaliptos, especies foráneas que desplazaron a las nativas acidificando
el suelo y afectando el ecosistema.
De esta manera tanto las especies vegetales nativas como la ruralidad de la cuenca
alta del río Tunjuelo, vivieron el primer gran proceso de deforestación y pérdida del
material vegetal nativo llevado a cabo por la administración de la Ciudad de Bogotá
en la cuenca en época republicana (Osorio, 2007; Santafé, 1998). Lo paradójico del
asunto, es que los estudios realizados para la construcción del embalse no tuvieron
en cuenta los fenómenos meteorológicos a largo plazo. Los años 40’s en Colombia
fueron un periodo muy seco, lo que hizo que los niveles del embalse de la regadera
fueran muy bajos y que no pudieran dar abasto con la demanda de agua de Bogotá,
haciendo del Embalse La Regadera un fracaso. Por esta razón se decidió construir en
los años 50´s el embalse de Chingaza, y años más tarde la represa del Neusa.
La construcción del embalse al alterar el cauce normal del Tunjuelo, y con la sequía
de los años 40´s, afectó de manera negativa la cuenca baja y media del río, que se
empezó a secar poco a poco, lo que a su vez generaría en años futuros grandes
problemas puesto que la fuerza de arrastre no era suficiente para llevarse los verti-
mientos, provocando grandes problemas en el ecosistema y afectando la salud de
los pobladores de este territorio (Osorio 2007).
Esto permitió que la marginación de los habitantes de la cuenca alta del Río Tun-
juelo y el Páramo de Sumapaz continuara en el siglo XX. Esta marginación puede
ser parcialmente explicada con los flujos migratorios que alimentaron la transición
demográfica en este territorio. Desplazados y sobrevivientes de la Guerra de los Mil
Días11 llegaron a asentarse y colonizar el territorio, lo que generó un crecimiento
de la frontera agrícola y conflictos con los antiguos pobladores del territorio. Estos
conflictos derivaron en escaramuzas y riñas territoriales que empezaron a dibujar la
idea de peligro en el territorio (Osorio, 2007; Santafé, 2008).
A mediados del siglo XX, al territorio llegaron dos flujos migratorios que reforzaron
su imagen negativa. Por un lado muchos de los sobrevivientes de las guerrillas
liberales y los levantamientos en Marquetalia12 se asentaron en la parte más alta de
la cuenca y en el páramo. Esto abrió un espacio de oportunidad para que las guerri-
llas de los años 60’s y 70’s lograran establecer en este espacio un enclave estratégico
militar hacia Bogotá. La respuesta estatal fue crear el batallón de alta montaña, y la
persecución de la población que habitaba en la Cuenca Alta del Tunjuelo. Por otra
parte, muchos desplazados de la violencia llegaron, y llegan, diariamente al territo-
rio a vivir en condiciones precarias, siendo excluidos tanto por el Estado como por
los pobladores del territorio (Santafé 2008).
11 Después de la independencia de la Nueva Granada, y luego de que esta se
dividiera en Colombia, Venezuela y Ecuador, en Colombia viejas rencillas entre los que
apoyaban el proyecto Centralista de Simón Bolívar y el Federalista de Francisco de Paula
Santander evolucionaron hasta convertirse en rencillas entre los dos partidos políticos que
se disputaban el poder en el País: El Conservador y El Liberal. Dichas rencillas dieron
como resultados enfrentamientos violentos entre los ciudadanos que apoyaban a uno o a
otro partido. El 17 de octubre de 1889, Paulo Emilo Villar líder del partido liberal en San-
172 tander, declara la insurrección y decide desacatar la reciente firmada constitución de 1886
que permitía la censura de prensa y le restricción de los derechos individuales. Esto marco
el fin de una guerra civil que involucró incluso a los países vecinos en sus luchas y que ter-
minó en 1902 con la firma de los tratados de Wisconsin y Nerlandia. Las consecuencias de
este conflicto fueron la destrucción de las industrias y vías de movilidad que tenía el
país, dejándolo en bancarrota y con una inflación que puso a la población en una posición
de pobreza y vulnerabilidad no vistas desde la conquista. También, dejó al país sumido en un
delicado equilibrio bipartidista que estallaría de nuevo en violencia luego del asesinato del
caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948, lo que desencadeno una ola de violencia que
se extiende hasta hoy.
12 Como consecuencia de la violencia bipartidista nacieron las guerrillas liberales y las
guerrillas campesinas, quienes en los años 50s se refugiaron en el centro del país, en
el territorio de Marquetalia, dentro de los departamentos del Tolima y el Huila. Allí los
campesinos fundaron las llamadas ‘Republicas Independientes’, lugares que los campesi-
nos declararon como independientes del Estado Colombiano. Los campesinos que allí se
levantaron en armas, argumentaban que estaban cansados de la violencia bipartidista y
de los abusos de los diferentes gobiernos, quienes solo querían quedarse con sus tierras.
En 1952, la respuesta del gobierno fue una ofensiva de más de 2.000 hombres contra un
contingente de 48 combatientes rebeldes, y aproximadamente 1.000 civiles quienes fue-
ron víctimas de bombardeos que pretendían aniquilar a los insurgentes. No obstante de la
fuerza desproporcionada usada por el Ejercito, los lideres insurgentes Manuel Marulanda
Vélez y Jacobo Arenas lograron escapar para fundar la guerrilla comunista más vieja
del Mundo, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (Molano, 2006)
que han participado durante más de 50 años en un conflicto armado que ha dejado
como resultado un país resquebrajado por la violencia.
Por estos motivos, el Estado históricamente sólo ha visto el territorio como un re-
positorio de recursos hídricos y naturales, o como un espacio donde ubicar a la
población más vulnerable de la ciudad, es decir, como un espacio reservado para
la expansión urbana de los más pobres. De esta manera el Estado ha excluido este
territorio y a su población, dejándoles muchas veces al vaivén de su suerte, lo que
ha abierto el espacio para que grupos al margen de la ley, como los grupos para-
militares13 en la primera década del siglo XXI, tomen por momentos el control del
territorio; y permitiendo intervenciones a nivel macro en la cuenca del río Tunjuelo.
Este texto quiere contar la historia de cómo estos pobladores han logrado asociar-
se y luchar para cambiar esta situación de exclusión y sufrimiento ambiental. Pero
antes, es importante señalar otros grandes problemas ambientales presentes en la
cuenca del río Tunjuelo.
En la primera mitad de la década de los 80’s Bogotá vivió otra de sus grandes crisis 173
ambientales: los basureros de Gibraltar, en el barrio de Patio Bonito en la localidad
de Kennedy; y el ubicado en el barrio El Cortijo, en la localidad de Engativá, no da-
ban abasto. El primero de ellos generó grandes problemas de salud y salubridad en
la comunidad (Ardila Arrieta, 2010) que se vieron exacerbados con las inundacio-
nes de Patio Bonito en 1979 (El Campanazo, 2009). Por esta razón, la comunidad
se movilizó y en una gran acción de confrontación directa en febrero de 1988, la
comunidad bloqueó el paso de cualquier vehículo que transportara basuras (Ardila
Arrieta, 2010; El Campanazo, 2009). El segundo, el de El Cortijo, sencillamente se
llenó tanto, que ya no le cabía un gramo más de basura (Ardila Arrieta, 2010).
13 En los años 80`s, aliados de los Carteles de Narcotraficantes y los grandes terra-
tenientes en Colombia, nacen los grupos Paramilitares en Colombia. De extrema derecha,
su objetivo era hacer frente a las guerrillas comunistas que amenazaban el poder de
Narcos y Latifundistas. Fortalecidas por el dinero del narcotráfico, negocio en que pos-
teriormente incursionaron, y, aliadas ciertas facciones del ejército como el brazo sucio de
estas, su poder e influencia creció exponencialmente en el país, y junto con él, un régimen de
terror, violencia y muerte que afectó a millones de civiles en el país. (Rangel, 2005). Luego
del proceso de desmovilización llevado a cabo por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez,
muchos de los grupos paramilitares desmovilizados volvieron a delinquir, ya no como
paramilitares, pero si como organizaciones armadas y delincuenciales organizadas que
buscan apoderarse del negocio del narcotráfico.
En 1985 cuando se anunció que el relleno sanitario de Gibraltar sería cerrado, la
comunidad de la cuenca alta del río Tunjuelo se preocupó, pues no sabían en que
parte del territorio se iría a ubicar. Pues:
En un principio el relleno sanitario de Doña Juana seria el del sur de Bogotá, porque
se había planeado hacer dos rellenos más, uno al norte y otro al occidente. Sin em-
bargo, al final la marginación a la que había sido sometida la zona durante muchos
años y, según algunos pobladores, el hecho de que los terrenos en donde se cons-
truyó el relleno pertenecían a una de las más prestantes familias bogotanas, termi-
nó modificando el proyecto para que todas las basuras de Bogotá fueran arrojadas
al relleno del Sur, en Doña Juana en la localidad de Ciudad Bolívar.
Sin embargo, el sentir en carne propia las consecuencias del relleno, permitió que
toda una generación se diera cuenta de la gran problemática que este implicaba y
lo que también les permitió visibilizar una ruralidad que hasta ahora no había sido
visibilizada (El Campanazo, 2009; Vargas-Mariño, 2010, 2012).
Con esta anécdota Morris nos recuerda el olvido al que ha sido sometida histórica-
mente la ruralidad en la cuenca alta del río Tunjuelo. Como consecuencia de esto,
parte de esta marginación a la que ha sido sometido el territorio, y que se ha seña-
lado con anterioridad, es la paradójica relación entre la cuenca alta del río y Bogotá.
Por un lado este territorio ha provisto y provee a la ciudad con cerca del 40% de la
papa consumida en la ciudad (Osorio 2007); sin embargo, la Administración Dis-
trital historicamente hizo caso omiso a este hecho y desde siempre ha pretendido
que éste territorio, es deshabitado y salvaje. Las concepciones decimonónicas que
conciben este territorio como un lugar a “civilizar” se mantienen en nuestros días,
ellas han dado lugar a la expropiación de las cuencas hídricas, a la construcción del
relleno, a la explotación minera y la expansión urbana. El ingeniero a cargo de la
construcción del relleno de Doña Juana hace evidente esas ideas en las siguientes
declaraciones dadas al periódico El Espectador:
“pero sí que en ese tiempo no existía el barrio Mochuelo Bajo. Por aquí
sólo se levantaban unas pocas viviendas. Una casita por ahí... otra por
allá. Luego empezó a poblarse la zona” (El Espectador, 2010).
Esta forma de pensar ignoraba los modos de vida rurales que practicaban una gran
parte de la población que habita el lugar, y que se hace evidente en veredas como
Los Soches y Pasquillita, entre otros.
A pesar de esto el carácter rural de esta zona es evidente, en las veredas perte-
necientes a las localidades de Usme y Ciudad Bolívar se encuentran pequeñas y grandes
176 fincas donde la actividad principal es la agricultura y la secundaria la actividad lechera. Y
aunque la producción agropecuaria de la zona no se vende en las grandes cadenas de
supermercados, sí lo hace en las grandes y pequeñas plazas de mercado, y en las
tiendas de los barrios populares de Bogotá. En dichas veredas se negocia la producción
agropecuaria, se compran víveres y abarrotes y se realizan las ferias y fiestas.
La ruralidad del río Tunjuelo ha sido amenazada por la expansión urbana, especial-
mente en las alcaldías de Enrique Peñalosa y Antanas Mockus, haciendo caso omiso
a la existencia de una ruralidad que ha estado por varias generaciones asentada en
este territorio, en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) del año 2000 y su
reforma del año 200416 los cuales dejaron planteada la construcción y urbanización
de una gran porción de los terrenos rurales de la cuenca alta del río Tunjuelo. (San-
tafé 1998, Vargas 2012)
15 Entrevista Realizada a Morris, en la sede de Casa Asdoas el miércoles 21 de noviembre
del 2012
16 La alcaldía de Antanas Mockus terminó en el 2003, pero la reforma al POT del 2004
recogió los puntos planteados por su administración.
Metrovivienda17 fue quien lideró el proceso de expansión urbana y empezó por
construir la ciudadela Nuevo Usme. Los campesinos fueron víctimas de expropiacio-
nes de sus terrenos, pago de bajos precios por sus tierras, generando condiciones
para su movilización.18 Los precios ofrecidos por Metrovivienda a los campesinos
por sus terrenos eran irrisorios y no les alcanzaba sino para la cuota inicial de una de
las viviendas de interés social que se planeaban construir en la localidad de Usme.
La situación para las pocas viviendas que lograron ser construidas y las familias que
las habitaron es crítica. Por este motivo, y dada la ubicación de la Ciudadela Nuevo
Usme, se acordó que la localidad de San Cristóbal prestaría sus equipamientos y
servicios, como escuelas, parques, vías de acceso, etc. Sin embargo, en la práctica
esto no sucedió. En un sondeo realizado por Casa Asdoas19 en el 2012, se estimó
que el 80% de los niños que habitan la Ciudadela Nuevo Usme no tienen acceso a la
educación y más del 60% son población en condición de analfabetismo.
De esta manera, la expansión urbana en la cuenca del río Tunjuelo traía consecuencias
perversas tanto para los antiguos pobladores como para los nuevos. Además, grandes
constructoras tenían planeado construir en la ronda del río, lo que generaría afecta-
ciones ecológicas en esta, y haría que las nuevas viviendas estuvieran en constante
riesgo. Sin embargo, las excavaciones realizadas por Metrovivienda en el sector de la
hacienda El Carmen permitieron, accidentalmente, el descubrimiento de la Necrópolis
Muisca, el hallazgo arqueológico contemporáneo más importante en Colombia
Adicionalmente todo este proceso sirvió para darle visibilidad a la ruralidad de la 177
cuenca, al menos en las localidades de Usme y Ciudad Bolivar tal como lo señala
Alicia Hernández21.
La minería empezó hace muchos años, cuando las primeras empresas ladrilleras se
establecieron en la cuenca alta del río Tunjuelo, puesto que desde ese lugar era mu-
cho más fácil extraer la cal utilizada en la fabricación de los ladrillos. La fabricación
implicaba cocinar la cal, junto con otros minerales, en hornos a altas temperaturas
para darle su dureza característica (Santafé, 2008). El humo producto de esta coc-
ción hecha con carbón es altamente tóxico: no sólo contiene las características del
carbón quemado, sino que también arroja al aire otro tipo de contaminantes pesa-
dos y tóxicos, como la cal, impactado la calidad de vida de la poblacion.
La relación que los pobladores han tenido a lo largo de los años con las ladrilleras
es ambigua. Estas no sólo son las que contaminan el aire y enferman a la población,
sino también son los que dan oportunidades de trabajo a una población margina-
da que no encuentra espacios laborales. Para algunos pobladores la relación es de
patronato con estas pequeñas empresas y sus dueños. En otras palabras, es una
relación paternalista en donde el patrón se encarga de proveer de mucho más que
un salario a sus empleados, les brinda una sensación de protección, seguridad; tam-
bién actúa como una consejero ayudándoles a tomar decisiones importantes en sus
vidas; y en muchas ocasiones hace las veces de banco prestándoles dinero cuando
lo necesitan. Los empleados a su vez, ven en el patrón una figura de autoridad que
se extiende más allá de lo laboral y domina incluso los espacios íntimos del traba-
jador, por este motivo es común que el patrón sea padrino de los hijos, les preste
dinero en tiempos de necesidad y actué de mediador en problemas domésticos
(Vargas-Mariño, 2012).
La minería a gran escala empezó, cuando Holcim y Cemex, dos grandes multinaciona-
les, llegaron a instalarse en el territorio. Estas compañías hicieron las primeras exca-
178 vaciones mineras a gran escala en la cuenca del río Tunjuelo, y obtuvieron licencias
de explotación hasta el 2024, fueron las primeras dos de muchas a las que el Estado
colombiano pretendía dar licencia para explotar en las inmediaciones del páramo de
Sumapaz y la cuenca del río Tunjuelo, creando un gran parque minero-industrial.
De nuevo, la población fue víctima de un abandono y exclusión por parte del estado,
ignorando la existencia de unas prácticas de vida campesina, urbana y peri- urbana
en el territorio. Otra vez, el territorio debía ser civilizado por la modernidad y sus
ideas de progreso. Sin embargo, la construcción de este parque minero-industrial fue
detenida gracias a los esfuerzos y lucha de la población, los movimientos ambientales
y campesinos. A pesar de esto estas dos empresas fueron lo suficientemente destruc-
tivas con la cuenca del río como para crear afectaciones irreversibles en ella.
De nuevo, la relación que tiene la población con estas empresas es ambigua. Si bien
ya no hay una relación de patronazgo como en las ladrilleras, Holcim y Cemex sí han
abierto oportunidades laborales para una población excluida. Además han creado
centros de capacitación y han donado equipamientos informáticos a las escuelas y
equipamientos comunales a los barrios aledaños. Incluso han tratado de acercarse
a las organizaciones ambientales, ofreciéndoles propuestas altamente tentadoras,
como la construcción de una casa de la cultura en la localidad de Usme en donde
aún no existe ninguna, y la financiación de proyectos de recuperación ecológica en
la ronda del río Tunjuelo. No obstante, la posición del movimiento ambiental y del
movimiento campesino se ha mantenido fuerte con estas empresas, y con la mine-
ría en general, diciendo que esta actividad debe ser erradicada del territorio22.
Los anteriores problemas fueron los que dieron origen a las organizaciones ambien-
tales de la cuenca del río Tunjuelo. El discurso ambiental se convirtió en un vehículo
para movilizar sus luchas, que no sólo eran de carácter ecológico, sino que eran y
son principalmente de carácter social. Hay dos momentos centrales en la historia
de la movilización social en el territorio. Ambos representan un punto de inflexión
para los habitantes de la cuenca del río Tunjuelo y permitieron que las personas se
organizaran y empezaran a conformar una lucha. Dichos momentos son la explosión
del relleno en 1997 y la conformación de la mesa interlocal del río Tunjuelo, es decir
la accion articulada.
Este hecho llevó a que las familias se organizaran, y las protestas que se habían ade-
lantado en los 80’s en contra del relleno retornaran cobrando nueva fuerza. Viejos
veteranos de un ambientalismo que no había tenido mayor eco empezaron a ser
escuchados. En la vereda El Mochuelo la gente estaba cansada de las promesas va-
cías de los políticos, quienes decían que el relleno iba a ser mejor operado. La gente
22 Entrevista realizada a Morris Entrevista realizada a Natalie Salazar. Entrevista reali-
zada a Willington Rocha en el humedal Santa María del Lago el 29 de noviembre del 2012.
Entrevista realizada a Alicia Hernandez en Ciudad Bolívar el 27 de noviembre del 2012.
empezó a movilizarse: líderes comunitarios empezaron a utilizar el discurso ambien-
tal para movilizar su inconformismo con la administración pública y la respuesta que
esta había tenido el manejo del relleno. Por medio de protestas, marchas, derechos
de petición, acciones comunitarias y tutelas, movilizaron su lucha.
180
Como uno de los tantos resultados de ese proceso conjunto, en 1999 se gestó la
idea de hacer un recorrido por toda la cuenca del río Tunjuelo, desde su nacimiento
en el Páramo de Sumapaz hasta el barrio el Tunal. Esto permitiría por un lado iden-
tificar los problemas presentes en la cuenca y por el otro hacerlos visibles para toda
la comunidad. En el 2001 se llevó a cabo la primera Travesía por el río Tunjuelo.
Han sido varias, y muy fuertes las organizaciones que han estructurado el movimien-
to ambiental en el Tunjuelo, tendriamos que señalar las organizaciones campesi-
nas, los procesos comunales, o practicas organizativas especificas como Fundacion
FIDHAP, Fundacion Crisálida, Coporación SIE, Corporación AMECOLOMBIA Comité
quebrada La Trompeta, Club los Amigos del Condor, la Mesa Ambiental de Bosa, la
Red Juvenil de Territorio Sur, o Asamblea Sur; todas ellas referentes ambientales
para el distrito y con un repertorio cualificado de acciones que han transformado la
cuenca del Tunjuelo. No obstante y solo a manera de ejemplo de trabajo colectivo
queremos detenernos en las dos últimas para precisar algunos apectos.
Por este motivo, La Red Juvenil de Territorio Sur se enfocó principalmente en pro-
gramas de capacitación política y ambiental en la cuenca del río Tunjuelo, tratando
de crear una ciudadanía y una democracia verde y generando una sólida identifica-
ción de los habitantes con su territorio. Tal vez por eso, muchas de las organizacio-
nes utilizaban y creaban canales institucionales de participación para movilizar sus
ideas; también, empezaron procesos de reconstrucción de la memoria y la historia
de los diferentes barrios y localidades que conforman la cuenca. Se articularon con
movimientos campesinos y étnicos que trabajan en la cuenca y realizaron talleres de
formación en colegios y universidades. En este vale la pena resaltar la palabras de
uno de los lideres ambientales de la cuenca, quien aunque no pertene a la Red que
nos ocupa si reafirma el sentido de la tesis:
Por otro lado, Asamblea Sur era una organización que congregaba activistas trayec-
torias y repertorios de acción más ortodoxas. Por eso, en lugar de enfocarse en crear
ciudadanía verde e identidad, Asamblea Sur se enfocó en confrontar a las institucio-
nes estatales y a la empresa privada que le hacían daño a la cuenca, por ejemplo
organizaba marchas y plantones frente a las compañías mineras e instituciones dis-
tritales. Dichas acciones de confrontación tenían gran impacto pues le dejaban ver a
la Alcaldía Mayor de Bogotá y a la empresa privada que la comunidad no estaba de
acuerdo con las políticas y manejo que se le daba a la cuenca.
El trabajo en conjunto de la Red Juvenil de Territorio Sur y de Asamblea Sur fue un muy
buen trabajo en equipo, del cual hoy se están cosechando los frutos. Sin embargo, la
articulación no ha estado libre de roces y disensos. Las principales diferencias se pre-
sentaban en los repertorios de acción, porque cada una de las redes pensaba que la
otra utilizaba repertorios que no los llevaría a su objetivo. Al parecer este disenso llevó
a los líderes a discusiones de tipo personal y finalmente a un distanciamiento de las
organizaciones que pertenecen a cada una de estas redes. Algunas otras discusiones
de corte ideológico y político, también han hecho que estas redes se vean afectadas.
Hoy en día, estas redes se han debilitado24, y las organizaciones que han nacido y se 183
han fortalecido con ellas, llevan a cabo procesos independientes a estas. No obstan-
te, las organizaciones más jóvenes han escapado a estas rencillas y han logrado arti-
cular trabajos en conjunto con ambas redes entendiendo que el trabajo en conjunto
los fortalece como movimiento, pero no sin que esto genere algún tipo de escozor.
Sin embargo, muchos de los entrevistados coinciden en que el movimiento está pasan-
do por un excelente momento. El trabajo realizado por muchos años está dando resul-
tados, y aunque todos coinciden en que queda mucho trabajo por hacer, todos creen
que la coyuntura política actual se está dando gracias al trabajo de todas las organiza-
ciones y todos los activistas. Para este movimiento, el Mandato Ambiental impulsado
por el Alcalde Mayor Gustavo Petro, es por un lado, parte de los frutos que está reco-
giendo el movimiento y por el otro, un espacio de oportunidad política que nunca antes
había estado abierto para incidir en el modelo de ciudad y generar cambios profundos
a nivel ecológico, social, político y económico en la Cuenca y sus habitantes.
23 Entrevista realizada a Willington Rocha Leon.
24 Sobre todo Asamblea Sur, proceso que algunos consideran exinto
El siguiente apartado reconstruirá los repertorios de acción más notables, su rela-
ción con una manera de ver la política y la movilización social, y como esto modificó
la articulación de las organizaciones.
184 Por ejemplo vemos que Casa Asdoas buscó “reconstruir la memoria histórica y an-
cestral de Usme” 25 mientras que Crisálida se caracterizó por “ generar coocimiento
y fortalecer espacios institucionales de participación e incidir desde allí”26, mientras
que Biosigno buscó cambiar la realidad ecológica y ambiental de la Cuenca del Tun-
juelo generando una ciudadanía27 verde.
En este sentido Casa Asdoas se dedicó en un principio a recopilar las historias de vida
de la oralidad de los ancianos de la ruralidad de Usme. Para este objetivo grabaron
en vídeo y audio largas entrevistas con los más viejos de la localidad. Al darse cuenta
del pasado Muisca del territorio, también buscaron rescatar la memoria ancestral e
indígena del territorio. Y por eso hablaron con Abuelos Muiscas para que les conta-
ran la historia de Usme. No obstante la tarea no se quedó en sólo en la recopilación
de esta oralidad, Casa Asdoas tenía, y tiene, como objetivo acercar a los jóvenes a
esa oralidad y hacer que estos aprehendían esa historia como propia y la empode-
25 Entrevista realizada a Morris.
26 Entrevista realizada a Alicia Hernández.
27 Entrevista realizada a Natalie Salazar.
raran. Para lograr ese objetivo Casa Asdoas utilizó algo aprendido de los Muiscas,
los círculos de palabra; uno de los más notorios fue el Sancocho a la Memoria; este
ejercicio se llevaba a cabo en lugares emblemáticos de Usme, como la estación La
Requilina, a donde se invitaba a la comunidad de una vereda, y a jóvenes de la parte
urbana y rural a que cocinaran juntos en una olla comunitaria. Una vez todos estaban
reunidos comiendo, los ancianos comenzaban a contar historias sobre el río Tunjuelo,
sobre Usme y sobre sus vidas allí. Las historias trataban temas diversos, desde cómo
se cultiva la papa hasta historias de terror propias de un territorio rural, desde his-
torias sobre la llegada del virrey hasta la entrada de Cemex y Holcim, pasando por el
primer carro que llegó al pueblo y como el tren les cambió la vida.
Los más jóvenes escuchaban con atención y hacían preguntas sobre el pasado del
territorio, muchos de ellos tratando de recordar lo que los ancianos contaban. Algu-
nos otros jóvenes incluso organizaban grupos de teatro, danza y música para ameni-
zar la reunión. Casa Asdoas también hizo un inventario del patrimonio material e in-
material de la localidad de Usme, con la ayuda de los más viejos de la comunidad28.
Para hacer pública esta memoria y conocimiento sobre el territorio, Casa Asdoas
también organizó jornadas de capacitación en colegios de la Cuenca y territorios
aledaños, y caminatas ecológicas con universidades y entidades particulares en la
cuenca del Tunjuelo y el páramo de Sumapaz. De estas capacitaciones en colegios, y
de las caminatas ecológicas Casa Asdoas logró obtener nuevos activistas y simpati-
zantes, algunos incluso llegaron a hacer parte de la corporación. Por este motivo en
el 2008 y 2009 funcionó en Casa Asdoas, Juve Asdoas, una organización dentro de la
corporación que estaba conformada por jóvenes que no sobrepasaban los 19 años.
De Juve Asdoas nació Biosigno, una organización que ha tenido un impacto impor-
tante en la cuenca del Río Tunjuelo y que se separó de Casa Asdoas buscando una
mayor independencia en sus repertorios de acción29.
185
Por su parte Crisálida se centralizó en la investigacion y en la participación ciudada-
na. Nacieron como una organización de amigos que buscaban crear una identidad
territorial por medio del arte y el conocimiento. Crisálida reunió a un gran número
de jóvenes interesados en la música, la poesía y el arte, diseñaron vitrales ganadores
de concursos nacionales e internacionales y generaron publicaciones de tipo histo-
rico y ambiental, asi como producciones audiovisuales con las que fueron dandole
significado a su ejercicio de reconstrucción de identidades y de resignificación del
territorio. Crisálida decidió dar a conocer las propuestas que salían de sus procesos
a la Administración Distrital y a la sociedad en general, haciendo parte activa de la
construcción de políticas públicas sobre su cuenca y de Planes de Desarrollo y de
procesos de ordenamiento territorial y manejo de cuencas.
En la primera década del siglo XXI, tanto en Red de Territorio Sur como en Asamblea
Sur, la manera en que se confrontaba a las Instituciones Estatales y a la empresa
privada dio un giro. De las clásicas marchas y plantones se pasó a la toma cultural.
Las tomas culturales son muy parecidas a las marchas y los plantones, pero con un
carácter más pacífico. De los gritos de consignas y las grandes pancartas se pasa a
las obras de teatro y la música. Por este motivo las organizaciones ambientales em-
pezaron a articularse con grupos de teatro y de música que terminaron movilizando
las ideas de justicia ambiental propuestas por las dos redes.
186 Sin esos recursos las organizaciones se verían ahogadas y correrían el riesgo de des-
aparecer. De esta manera, organizaciones como Casa Asdoas han realizado contra-
tos con el Estado y la empresa privada para realizar recorridos medioambientales,
capacitaciones escolares e inventarios de patrimonio histórico. Se han asociado con
universidades para escribir libros y hacer documentales sobre la historia del territo-
rio y la biodiversidad de la cuenca y el páramo.
Esto demuestra que las organizaciones ambientales del territorio del río Tunjuelo
tienen una relación con la contratación de mucha desconfianza. Además, ellos son
conscientes de que hay organizaciones que son caza-recursos, organizaciones que
sólo existen para buscar financiación de proyectos, y de esta manera meterse al
bolsillo unos cuantos pesos. Es el caso de algunos procesos que se dieron a prin-
cipios de este siglo en la localidad de Ciudad Bolívar, donde hubo contratistas que
desarrollban acciones en las quebradas y que terminaban con “la compra de unas
camisetas y unas gorras y en decir: ¡Uy! todos somos ambientalistas”31 pero que no
solucionaban los problemas de fondo del cuerpo de agua.
Las organizaciones ambientales del río Tunjuelo han tenido siempre un interés po-
litico pero no necesariamente electoral. Para ellas el tema de la política era muy
interesante porque creían que desde allí se podían hacer y generar grandes cam-
bios. Para lograr este objetivo político, su participación electoral debía realizarse de
manera independiente y sin afiliación a ningún partido con el fin de evitar que el
movimiento se viera cooptado y perdiera fuerza.
Así mismo, el enfoque de la Gobernanza del Agua que maneja la nueva administra-
ción permitió que muchos de los activistas entraran a incidir en el gobierno dis-
trital, permitiendo el fortalecimiento de alianzas nunca antes vistas con la Adminis-
tración. No obstante, el posiciónamiento político dentro de la Alcaldía Mayor generó
una profundización del resquebrajamiento entre la Red Juvenil de Territorio Sur y
Asamblea Sur, pues ahora las diferencias entre muchas organizaciones se hicieron
más profundas, dado que algunas de ellas opinaban que estas alianzas les habían
restado fuerza e independencia. Adicionalmente, muchos de los que han llegado a
cargos públicos, se han dado cuenta de que no bastaba con eso para cambiar las
32 En cada periodo de alcaldía en Bogotá, los Alcaldes Mayores presentan un plan de
desarrollo en el cual se proyectan unas metas a cumplir y las estrategias que serán utiliza-
das para lograrlas. A su vez en las Alcaldías Locales, estos planes son presentados por
los Alcaldes locales y son llamados Planes de Desarrollo Local.
cosas. Les ha tocado aprender todo el juego político al interior de las instituciones
y luchar contra fuerzas políticas mucho más poderosas para poner en la agenda
pública los problemas y soluciones de la cuenca del Tunjuelo. No obstante, todos
concuerdan en que el momento que la coyuntura política que viven hoy en día les
ha permitido generar grandes impactos al incidir de manera favorable en la política
pública y administrativa de la Cuenca.
Si hubo algún grupo que se dio cuenta mucho antes que los partidos políticos, e
incluso que los mismos ambientalistas, del poder de convocatoria y cambio que es-
taban empezando a tener las organizaciones en la cuenca del Tunjuelo, fueron los
grupos armados al margen de la ley.
Hacia la mitad de la primera década del siglo XXI algunas de las Organizaciones Pa-
ramilitares cuya zona de influencia eran la localidad de Usme y la Localidad de Ciu-
dad Bolívar, amenazaron a los activistas de muerte. Amenazas y mensajes llegaban
por teléfono y en cartas a las residencias y lugares de trabajo de los activistas, en
algunos casos las amenazas eran tan fuertes que incluso dejaban cadáveres de ani-
males en la entrada de la sede de las organizaciones, y en Usme las Águilas Negras33
decretaron toque de queda para los jóvenes. Este amedrentamiento restó poder y
movilidad y desarticuló muchos procesos llevados a cabo por las organizaciones, no
sólo las medioambientales, sino todas las organizaciones que pertenecían a algún
tipo de movimiento social.
33 Uno de los grupos paramilitares que permanecieron luego del proceso de paz con
el gobierno de Álvaro Uribe Velez.
Incidencia
Es importante resaltar los principales logros del movimiento ambientalista de la
cuenca del Río Tunjuelo los cuales pueden resumirse en cuatro grandes logros:
En primer lugar, uno de los más grandes logros éxitos del movimiento reside en ha-
ber alcanzado a detener la expansión urbana en la cuenca alta del Río Tunjuelo. Allí,
y gracias a la lucha de los campesinos y ambientalistas, la Hacienda el Carmen fue
declarada patrimonio histórico material de Bogotá, lo que impidió que la expansión
se llevara a cabo en ese lugar. Así mismo, el mandato por el agua propuesto en el
Plan de Desarrollo “Bogotá Humana” de la Alcaldía de Gustavo Petro, ha logrado
generar un pacto con la comunidad de frenar la expansión urbana en todos los te-
rritorios ambientales de Bogotá, mientras se incentiva la densificación de la zona
centro de Bogotá34.
Finalmente, otro gran logro de los movimientos las organizaciones en la cuenca del
Tunjuelo es haber generado una etica ambintal en los habitantes de la cuenca del
190 río y un sentido de pertenencia e identificación con el territorio. De esta manera han
logrado que los pobladores de la cuenca participen masivamente de los espacios de
participación ciudadana, que se movilicen para detener el deterioro ambiental y la
injusticia social, al mismo tiempo que generan cambios en los comportamientos de
los pobladores del territorio, lo que concibe una reducción significativa en los nive-
les de violencia y delincuencia en el territorio.
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acueducto moderno que tuvo del país. El Tiempo. Bogotá.
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Salazar Arenas, Ó. I. (2009). Paseo de Olla. Etnografía minima de una práctica social
en el Parque Nacional Enrrique Olaya Herrera. Antipoda. Revista de Antropología y 191
193
Si bien Sumapaz hace parte del Distrito Capital, sus habitantes son parte de una co-
munidad mayor que habita y está definida por el ecosistema de bosque alto andino
y páramo y comparte una identidad campesina y una historia de lucha por el terri-
torio que se extiende más allá de Bogotá y Cundinamarca, abarcando parte de los
Departamentos del Meta y Huila (Observatorio del Programa de Derechos Humanos
y Derecho Internacional Humanitario, 2002).
“Una fábrica de agua freática que da lugar al nacimiento de innumerables ríos, que- 195
bradas o pequeñas fuentes que alimentan todo el sistema hídrico de la cuenca del
Orinoco y la parte media de la cuenca del Magdalena, motivo por el cual lo [llaman]
la estrella fluvial del centro del país” (Ospina, 2003).
El conflicto por el territorio hace parte de la historia de los habitantes del Sumapaz.
Cuando llegaron los primeros colonos3 al páramo, a finales de 1800, había dos gran-
des latifundios4 y sus dueños tenían el dominio del territorio; dos familias eran las
dueñas de la tierra y los policías que representaban la autoridad en la zona vivían y
trabajan en la casa de la Hacienda Sumapaz. En 1930 la hacienda contaba con una
extensión de tierra de 203.996 hectáreas, más grande que la actual localidad.
1 La localidad de Sumapaz ocupa 78.096 hectáreas de las 163.575 hectáreas totales del
Distrito
2 De acuerdo con la SDP (2009), “Es muy posible que en un futuro Sumapaz se convierta
en el abastecedor principal de agua para la Bogotá” (p.14).
3 De acuerdo con Pérez et al, gran parte de estos colonos eran campesinos que venían
desplazados por la violencia desde el Tolima.
4 Haciendas Ánimas y Sumapaz.
El conflicto comenzó a principios del siglo XX, cuando colonos y arrendatarios se or-
ganizaron para luchar por la tenencia de la tierra. Al principio la lucha se manifestó en
acciones legales y acciones de confrontación como el no pago de rentas y la invasión
de tierras. Durante la época de La Violencia5, el conflicto se agudizó y la lucha se con-
virtió en una guerra entre los campesinos y el Estado, representado este por la policía
Chulavita6. La organización campesina se transformó en una guerrilla liderada por
varios ideólogos políticos, entre ellos Juan de la Cruz Varela del partido comunista y
de quien la comunidad heredó una fuerte identidad política (PNNS, 2005). Finalmen-
te, en 1957 tras un proceso de diálogos por la paz, la organización logró la titulación
de las tierras por las que luchaban. En ese momento la comunidad campesina vio la
necesidad de organizar el Sindicato Agrario, que como se verá más adelante, sigue
siendo hoy en día una de las organizaciones más importantes del territorio.
En la actualidad son pocas las organizaciones sociales en el Sumapaz, pero están uni-
das y tienen una historia de organización para la defensa del territorio de cerca de
100 años. La comunidad participa activamente en la toma de las decisiones sociales
desde la década de 1920 cuando se conformó la primera organización campesina
en el territorio. De acuerdo con Pérez et al (2011), la Alcaldía Local estima que alre-
dedor del 70% de los hogares participa activamente en las organizaciones comuni-
tarias. Cabe mencionar sin embargo, que existe una división en la comunidad que
se define por dos razones: las cuencas de los ríos Sumapaz y Blanco y la ideología
política de los habitantes. La cuenca del Río Sumapaz delimita el Corregimiento de
San Juan, en donde persiste la ideología política de izquierda. El Río Blanco por su
parte, delimita los corregimientos de Betania y Nazareth. En estos la población se
identifica principalmente con una ideología política liberal. Sin embargo, a pesar de
presentar estas diferencias ideológicas, las poblaciones de ambas zonas se relacio-
nan de manera constante.
Las organizaciones en este territorio no trabajan aisladas sino que están estrecha-
mente relacionadas y dicha relación se manifiesta en formas diversas. Por un lado,
los líderes y lideresas hacen parte de varias organizaciones. Por ejemplo, varios
miembros del Sindicato también hacen parte de ASOJUNTAS, como es el caso del
profesor Alfredo Díaz, entrevistado para esta investigación. Así mismo, la mayoría de
5 Período de violencia bipartidista que se desencadenó con los acontecimientos del 9 de abril
de 1948.
6 Los Chulavitas o Pájaros eran “escuadrones de la muerte creados durante el periodo de
La Violencia, son considerados como el origen del paramilitarismo en Colombia”. (PNNS, 2005,
p.48).
7 Asociación Comunal de Juntas, agrupa las Juntas de Acción Comunal (JAC).
proyectos son el resultado del trabajo conjunto entre las principales organizaciones
y en muchos casos con la ayuda de organizaciones más pequeñas. Y finalmente pero
no menos importante, todas comparten una identidad de comunidad campesina
organizada para la defensa de su territorio que se definió hace cuatro generaciones
y es reconocida hoy en día como aquello que les ha permitido permanecer en el
tiempo.
Para la comunidad en general, los problemas ambientales y los sociales no son dife-
renciables. A juzgar por lo expresado por el profesor Díaz, “es afortunado [para ellos]
que no se pueda separar la condición de vida del campesinado del deterioro ambien-
tal y hayan tenido que ver las cosas holísticamente porque lo uno va con lo otro”8.
Paradójicamente, el peor de los conflictos actuales es con el Estado y sigue girando 197
alrededor del control del territorio. La comunidad reclama la autonomía en el ma-
nejo y la conservación del páramo. El Estado por su parte, los restringe en aras de
la conservación ambiental, pero al mismo tiempo promueve megaproyectos que
impactarían tanto el medio ambiente como la comunidad.
La organización de mujeres, la cual surge del Sindicato, pero es hoy en día, reconoci-
da desde la institucionalidad estatal, empieza a gestarse paralelamente y surge pre-
198 cisamente con el fin de acompañar a los hombres en el proceso de conformación de
la organización campesina. Hoy en día, la intención de este grupo de mujeres es la
de reivindicar el papel femenino en la comunidad. La identidad de esta organización
también empezó a definirse en la época en que se conformó la organización gue-
rrillera en el territorio, tiempo en el que la mujer campesina (entre estas sobresale
Eufrosina Molina) desempeñaba un papel central en la protección de los hombres
que eran perseguidos por los Chulavitas y en el cuidado de sus hijos en un contexto
de violencia y ausencia del Estado. Este Comité está constituido por mujeres repre-
sentantes de 25 veredas.
En una primera fase, desde los años 60 hasta los 90, el Sindicato se dio a la tarea de
sustituir las funciones del Estado, ya que no había presencia del mismo en el territo-
rio. En general, sus decisiones respecto al manejo del ambiente estaban orientadas
a la adaptación de las especies de interés agropecuario al territorio; por ejemplo la
especialización en el cultivo de la papa y el mejoramiento en la cría del ganado va-
cuno con doble propósito de producción de carne y leche.
9 También es conocida como CORPOAGROFUSUNGA.
Tabla 1. Surgimiento del Sindicato Agrario
Diálogos de paz
Escrituración de tierras por parte del Estado
Normativos Ausencia de institucionalidad formal: No había
presencia estatal
Hoy en día persisten por la ambigüedad y las
amenazas que encuentran en las políticas de
Estado
De acuerdo con las entrevistas, este fue un período tranquilo, incluso fue una época
de desarrollo10. Los temas ambientales sobre los que actuaba el Sindicato con pos-
terioridad a su conformación y durante los siguientes 30 años, más que solución de 199
problemas eran medidas para regular el uso que los campesinos daban al suelo. Las
prácticas adoptadas por el campesinado no fueron ambientalmente amigables en
un principio. La ganadería implicaba la quema del Pajonal Frailejonal (Calamagrostis
Espeletia)Frailejonal (Calamagrostis Espeletia) con el fin de acelerar el proceso de
retoño de nueva vegetación de páramo que sirviera como alimento para los anima-
les, la cual era muy valorada puesto que el ganado no se enfermaba y “crecía muy
alentado”. Con el tiempo, notaron que la vegetación era cada vez más débil y su
crecimiento más lento, motivo por el cual intervinieron. Según Don Filiberto, hace
20 años el Sindicato impuso restricciones sobre estas prácticas y desde hace 10 años
establecieron multas y comisiones de investigación. Hoy en día los incendios son
esporádicos11.
A partir de la década del 90, dos sucesos rompieron la historia del territorio: Ocurrió
la toma de Casa Verde14, y la nueva Constitución Política que estableció la descen-
tralización creando alcaldías locales y permitiendo la elección de ediles. Ambos he-
chos les permitieron ponerse en otro estadio. A partir de ese momento, el Sindicato
Agrario asumió el papel de vigilancia de las diferentes instituciones creadas a partir
de la descentralización y de la defensa de los Derechos Humanos frente a la agresión
de los militares que incursionaban en la zona posterior a lo ocurrido en Casa Verde.
Desde Casa Verde, Sumapaz es una de las regiones del mundo más militarizadas, ha
llegado a tener 4 o 5 soldados por habitante local. Dicha presencia ha conllevado
situaciones negativas tales como abuso a los Derechos Humanos y contaminación
de todas las aguas de los acueductos locales15.
200
Por otra parte, las primeras Juntas de Acción Comunal (JAC) que conforman ASOJUN-
TAS empezaron a establecerse en el territorio durante los años setenta de acuerdo
con Pérez et al (2011), y surgen como un espacio de participación que al igual que
el Sindicato busca la gestión de obras de infraestructura de interés comunitario pero
desde una perspectiva veredal. Gracias al Sindicato y a la historia organizacional del
territorio, ya tenían una identidad cultural campesina y política, así esta fuera dife-
renciada dentro del territorio por ideologías políticas como se explicó anteriormente.
Por su parte, la Fundación Horizonte Verde nació en la vereda en Raizal en el año 2008
como resultado de la propuesta de construcción de hidroeléctricas y represas en el
páramo. Su objetivo es el de generar arraigo en la comunidad por su territorio y la
conciencia necesaria para defender y mantener el equilibrio del ecosistema de pára-
mo. Está compuesta por nueve jóvenes que están entre los 20 y los 35 años de edad.
En 1977 el páramo fue declarado Parque Natural y entraron a regir nuevas normas
para el campesinado sobre el uso del territorio. Las leyes de conservación aplicadas
desde la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca(CAR) y Parques Nacio-
nales Naturales (PNN), impusieron restricciones sobre el área cultivable y reconocie-
ron al campesinado como una amenaza contra el ecosistema. Desde entonces, por
16 Entrevista Richard Villalba, 18 de diciembre, Bogotá D.C.
17 Entrevista Filiberto Baquero López, 29 de noviembre de 2012 2012, San Juan de Sumapaz.
Tabla 2. Surgimiento de otras organizaciones
ser una población ubicada bordeando una zona declarada reserva, su libertad en
el uso del territorio fue restringida y enfrentan una posibilidad de desplazamiento
constante debido a la necesidad del Estado de proteger este ecosistema estratégico
y altamente vulnerable de los supuestos impactos ambientales derivados de la exis-
tencia de las comunidades que llevan más de un siglo habitándolo y no han genera-
do mayores cambios ambientales. Irónicamente, después de haber sido amenaza-
dos por políticas conservacionistas durante los últimos 30 años, hoy en día su peor
amenaza son los proyectos de desarrollo minero energético impulsados también
por el Estado, que generarían impactos significativos a nivel humano y ambiental18.
En la actualidad, según el PNN (2005), la región del Sumapaz es una de las zonas
en mejor estado “en aspectos de conservación y flujo entre ecosistemas” de la ver-
tiente oriental de la cordillera oriental, y es una de las menos fragmentadas en ex-
18 Entrevista Profesor Alfredo Díaz, 29 de noviembre de 2012 2012, San Juan de Sumapaz.
Entrevista Yudi Paola Villalba, 18 de noviembre 2012, Bogotá D.C.
tensiones de bosque. Según la información de las entrevistas, los campesinos desde
su llegada, hace cuatro generaciones, sólo han intervenido el 10% del territorio y el
resto lo han mantenido en equilibrio19. No obstante, como se verá más adelante, las
consecuencias de las prácticas agropecuarias adoptadas por la comunidad, aunque
no han impedido la conservación del ecosistema, sí constituyen un problema am-
biental que reconocen y sobre el cual actúan las diferentes organizaciones sociales
del territorio.
19 Entrevista Profesor Alfredo Díaz, 29 de noviembre de 2012 2012, San Juan de Sumapaz.
20 EMGESA es una empresa generadora y comercializadora de energía. CODENSA por su
parte distribuye.
Además, dentro de los impactos sociales reconocen: 83 familias trasladadas invo-
luntariamente por afectación total de sus predios, 144 familias afectadas por trasla-
dos de cultivos o vivienda dentro de sus mismos predios por afectaciones parciales
sobre los mismos, 119 hectáreas de cultivo afectadas, 269 pequeños campesinos
afectados por restricciones en el uso de sus predios, posibles alteraciones en salud
por disminución del recurso hídrico y afectación paisajística y del patrimonio ar-
queológico.
Estos riesgos los conocen los líderes del Sumapaz y la comunidad porque fueron
presentados por los mismos representantes de las empresas, y porque las distintas
organizaciones sociales, han realizado actividades de sensibilización, formación y de
intercambio de experiencias dentro de la comunidad, y han organizado eventos con
otras comunidades que ya han pasado por procesos similares tales como la comuni-
dad afectada por la construcción de la represa del Quimbo22.
A nivel interno de la comunidad, los retos se generan por las malas prácticas am-
bientales de sistemas agropecuarios no amigables con el páramo, prácticas de de-
forestación, entre otras, que tanto el Sindicato como ASOJUNTAS y las demás or-
ganizaciones buscan controlar. Algunas de estas malas prácticas son herencia de la
Revolución Verde y la visión industrializada del campo, y para cambiarlas es necesa-
rio educar y generar conciencia en la comunidad sobre la importancia del cuidado
del páramo. La comunidad sabe que necesita resolver estos problemas y varias de
las organizaciones trabajan en eso.
Todas las organizaciones del territorio son instituciones formales, y como resultado,
gran parte de sus acciones tienen lugar en las instancias estatales con acciones que
suponen el uso de mecanismos jurídicos y administrativos, la formulación de polí-
ticas públicas y la participación en espacios institucionales, entre otros (ver tabla 3.
Repertorios de acción). Adicionalmente, las organizaciones no trabajan de manera
aislada, la mayoría de acciones cuentan con la participación de líderes de las diferen-
tes organizaciones que como se explicó anteriormente, varios de ellos hacen parte
de más de una organización.
El Foro Regional al que asistieron 600 personas de la comunidad y del cual surgió
una solicitud para que el páramo sea declarado patrimonio de la humanidad. Este se
organizó a nivel de la localidad.
206 El Congreso Rural y Agrario de Bogotá en el que se “reafirma el llamamiento a la
resistencia social, movilización, defensa, fortalecimiento y unidad con otros; de las
comunidades campesinas, negras e indígenas; que están defendiendo sus territorios
frente al modelo minero energético y agroindustrial y demás amenazas internas y
externas” y declaran que “enfocaremos todos nuestros esfuerzos en defender los
lugares donde nace el recurso agua, tales como páramos, bosques andinos y al-
to-andinos, manás, pozos, aljibes y demás lugares estratégicos que permiten nues-
tra supervivencia; como es el caso del páramo de Sumapaz” (Declaración política
del Congreso Agrario de la región central de Colombia, nov 2012). Asistieron todas
las localidades rurales y es en este Congreso donde se solicita que el páramo sea
declarado patrimonio de la humanidad.
Por su parte, las otras organizaciones relacionadas con el Sindicato, también ge-
neran espacios propios de diálogo, debate y formación tales como: Las Juntas de
Acción Comunal organizadas a nivel veredal, las cuales se reúnen mensualmente
y reportan directamente sus inquietudes a ASOJUNTAS y el Sindicato26. Asambleas
del Sindicato Agrario las cuales se realizan los primeros sábados de cada mes, Junta
Directiva del Sindicato constituida por 13 líderes que se reúnen los viernes antes
de la asamblea, Los Comités Veredales de Mujeres y Consejo Local de Mujeres, los
cuales también se reúnen mensualmente por veredas, y reportan a la Alcaldía Local
y demás instancias oficiales y al Sindicato Agrario en el caso de la zona de la cuen-
ca del Sumapaz. CORPOAGROFUSUNGA trata temas ambientales de recuperación y
restauración de ecosistemas en reuniones mensuales y ha realizado caminatas eco-
lógicas y campamentos a las lagunas con 14 jóvenes locales y 14 jóvenes de Bogotá,
u otras localidades.
La relación del Sindicato y demás organizaciones de la sociedad civil con las institu-
ciones estatales es estrecha. Como se explicó anteriormente, algunos de los líderes
de las organizaciones trabajan en la Alcaldía Local de Sumapaz. De hecho, los tres 207
corregimientos existentes fueron definidos en su momento por la comunidad orga-
nizada, especialmente por el Sindicato.
“Hoy en día cada una está representada por el Inspector de policía pero
estos han tenido que trabajar con la organización de base del campesi-
nado tanto para la regulación de conflictos, como para la orientación a
la población en cuanto a las obras llamadas de progreso y garantía de
derechos. Solo la organización agraria ha sido garante para que se res-
peten los derechos del campesinado” (entrevista con Alfredo Díaz, San
Juan de Sumapaz, 28 de noviembre de 2012).
209
ción.
• Han accedido a la información y a la rendición de cuen-
tas.
Democratización,
• Han prevenido y disminuido casos de corrupción y han
ciudadanía y trans-
frenado el atropello a los Derechos Humanos
parencia
• Han generado cambios en hábitos y comportamientos,
así como una identidad verde.
• Están organizados en un tejido social fuerte.
• Han sensibilizado y fortalecido a la comunidad para
que no vendan sus tierras.
• Han mantenido y fortalecido la identidad campesina.
De igual forma, tanto los eventos educativos como las campañas de formación vere-
da por vereda y las acciones tendientes al fortalecimiento de la comunidad, han ge-
nerado una identidad verde dentro del campesinado y han mantenido y fortalecido
su identidad campesina. La prueba es que prácticas anteriores como la quema del
pajonal, la tala de árboles, y la caza de animales salvajes que antes eran habituales,
hoy en día son eventos esporádicos.
Los recursos económicos, por su parte, son también un factor que obstaculiza el fun-
cionamiento y la incidencia de organizaciones como Horizonte Verde y la Corpora-
ción Fusunga. Las diferentes acciones realizadas por estas organizaciones de jóvenes
se llevan a cabo en muchos casos sin ningún soporte económico. 213
Así mismo, la posibilidad de los proyectos hidroenergéticos ha traído consigo otro
factor que obstaculiza la labor de las organizaciones. La posibilidad futura de una
compra de predios por parte de los megaproyectos atrae inversionistas que previen-
do el valor futuro de las tierras, ofrecen hoy valores por encima del precio comercial
que pueden ser muy tentadores para los campesinos.
“Para el que se siente sin fuerza, la solución es vender la tierra”. Sin em-
bargo, la venta de estas tierras significaría la pérdida de control sobre el
territorio en el largo plazo, y también, un aumento inmediato en el costo
de vida ya que si sube el valor de la tierra, sube también el de la produc-
ción y por ende el del alimento (Entrevista Profesor Alfredo Díaz, 29 de
noviembre de 2012, San Juan de Sumapaz).
Estos proyectos han traído además otro tipo de obstáculo: los paramilitares que
tienen amenazados a los líderes comunitarios bajo la consigna de:
Las divisiones políticas son también un obstáculo pues fragmentan el territorio y las
decisiones que se toman sobre él no desde la comunidad pero si desde las entida-
des estatales. Sumapaz tiene muchas connotaciones: “A veces hablan de Sumapaz
y se refieren al río, Sumapaz localidad, Sumapaz región, Sumapaz parque, Sumapaz
“Es que aquí nos pusieron los límites y falta que se construyan muros.
No, Sumapaz es ante todo región. Las aguas que yo bebo, se las beben
las mismas en Cabrera, o en Pandi, o en Venecia. O las que bebí aquí en
esta cuenca igualmente las beben en Gutiérrez, en Caquetá, en Guaya-
betal, Villavicencio y Acacías” (Entrevista Profesor Alfredo Díaz, 29 de
noviembre 2012, San Juan de Sumapaz).
216
Acciones comunitarias para la defensa
y conservación de los humedales de Bogotá
Juan Camilo Patiño Calderón1
219
En esta medida, los humedales han sido el blanco de los intereses de grandes cons-
tructoras que han visto en estos territorios un lote más para sus proyectos de in-
fraestructura, conllevando al relleno y disposición de materiales de construcción
que afectan directamente estos espacios. Sumado a esto se encuentra un gran
desconocimiento por parte de la población en torno al manejo de las basuras, sin
mencionar las conexiones erradas, factores que entran a afectar directamente los
humedales, plasmando el desconocimiento que muchas veces se tiene con respecto
a la importancia ambiental que estos lugares expresan.
Hay que reconocer también que cada uno de los catorce humedales2 reconocidos
por el distrito capital, con los actores que de una u otra forma defienden estos te-
rritorios, tienen historias de lucha y de consenso que varían de lugar en lugar, unos
con mayores éxitos en materia de conservación y visibilización que otros, lo cual no
quiere decir que no se hayan tejido lazos de solidaridad y aprendizaje entre ellos,
puesto que en muchos casos sus objetivos e ideales van por el mismo sendero al no
compartir o no situarse en el modelo de ciudad que se estaba intentando instaurar,
desencadenando múltiples tensiones entre grupos de la sociedad civil, agentes del
Estado y entidades privadas, redirigiendo así el proyecto de ciudad misma.
Por lo tanto, el actuar de los sujetos en torno a los humedales permite observar un
incremento del poder social mediante la acción en red, manifestando a la vez una for-
taleza del vínculo con el entorno natural y con el entorno social, lo cual se ve reflejado 221
en los procesos de participación social y en su incidencia en la toma de decisiones
con respecto al manejo y conservación de los humedales (Dolly y Hurtado 2005).
Finalmente, este texto se preocupará por incluir la voz y las percepciones de aque-
llos sujetos que han participado y conformado procesos comunitarios que han pug-
nado por la defensa, reconocimiento y visibilización de los humedales en el distrito,
mostrando a la vez las dificultades y logros que se han alcanzado al interior de este
largo camino.
2 Humedal Capellanía; Córdoba; El Burro; Jaboque; Santa María del Lago, Tibabuyes,
Torca y Guaymaral;La Conejera; La Vaca, Humedal de Techo; Tibanica; El Salitre; Meandro
del Say y Salitre.
en pro de una defensa por estos ecosistemas, dándole mayor fuerza e incidencia a es-
tos procesos y mostrando un camino común a seguir, como se verá posteriormente.
Se incluyen también aquí, entrevistas a personas que han desarrollado labores neta-
mente desde los “popular”, sin tener necesariamente alguna formación académica.
Tal es el caso de Tina Fresneda, en el humedal Tibanica, quien ha iniciado un amplio
proceso de defensa por este ecosistema, tomando como base de su proyecto la
educación ambiental, articulando conocimientos entre niños y adultos mayores.
Por otro lado, otras aproximaciones se han enfocado un tanto más en lo académi-
co, como se podrá observar en este texto a partir de la entrevista realizada a Luisa
Moreno, integrante de la Fundación Humedales Bogotá, quienes tienen una intere-
sante página web3 en donde recogen múltiple información acerca de los humedales
y otras zonas ambientales del distrito, convirtiendo este espacio en un excelente
portal investigativo.
Lo anterior no quiere decir que esa relativa fragmentación irrumpiera con la cone-
xión que tales ecosistemas compartían, todo lo contrario, el entorno natural conti-
nuaba produciendo una importante cantidad de flora y fauna que se alimentaba y
reproducía en estos lugares.
Es bajo estas dinámicas, cuando a principios de la década del 90, se empieza a des-
pertar una conciencia en las comunidades aledañas a los humedales sobre la nece- 223
sidad casi urgente de conservar y recuperar estos ecosistemas; es un momento en
el cual estos lugares están afrontando una gran cantidad de acciones que atentan
contra su existencia y la de toda su biodiversidad. Son estas cuestiones las que se
desarrollarán a continuación.
Las problemáticas
Las afectaciones que reciben los humedales por factores externos, principalmente
humanos, han sido el detonante para que las comunidades inicien un proceso de
defensa y recuperación de estos ecosistemas que a través de los años han sido re-
ducidos a una mínima porción de lo que abarcaban en un principio, muestra de esto
son los datos de la Contraloría de Bogotá cuando en el año 2007 manifestó que en
los últimos 50 años la ciudad había perdido más de 59.000 ha de humedales, pasan-
do a ocupar cerca de 700 ha. El principal factor que conllevó a esta reducción ya fue
mencionado anteriormente, la demanda de terrenos para construcción y amplia-
4 Arzobispo, San Francisco, Tunjuelo, Fucha y Salitre o Juan Amarillo
ción del modelo de ciudad que se intentaba instaurar principalmente en el siglo XX.
224
Humedal la Conejera.
Fotografía: Jorge Emmanuel Escobar Moreno
Lo anterior deja entender que había una ausencia de control o vigilancia que evitara
la deposición de materiales en los humedales, puesto que este tipo de incidentes
lo estaban viviendo de una u otra forma los humedales restantes de la ciudad. Era
un factor de larga data que estaba empezando a preocupar a las comunidades que
5 Entrevista con Medardo Galindo. Humedal La Conejera. Noviembre 6 de 2012. Bogotá.
habitaban cerca a estos ecosistemas, y que aun, hoy en día, sigue siendo uno de los
grandes inconvenientes a los que se enfrentan:
Problemas como estos se podrían seguir citando sin cesar, y es que estos rellenado-
res, tanto los piratas como los “legales”, se convertirían en un dolor de cabeza para
los grupos que empezarían a defender e intentar recuperar los humedales. Lo grave
de este asunto, es que la toma de conciencia sobre la gravedad de depositar escom-
bros y basuras, sobre todo en los cuerpos de agua, resulta hoy en día casi imposible
de remediar, Alejandro Torres, edil de la localidad de Kennedy y defensor del hume-
dal El Burro, comenta por ejemplo la magnitud de estos actos en dicho ecosistema,
al punto en que hoy en día “el cuerpo de agua del humedal se encuentra totalmente
podrido por las basuras y residuos que depositaron los rellenadores y que actual-
mente siguen depositando las personas”7.
Pero este es sólo uno de los muchos problemas que enfrentan estos ecosistemas,
no cabe duda del gran impacto que han causado en términos de contaminación y
reducción de los espacios. Sin embargo, también se resalta fuertemente el tema
de las conexiones erradas y de los vertimientos de aguas residuales en los cuerpos
de agua de los humedales, un factor que ha mostrado la falta de conocimiento con
respecto a las complicaciones ambientales que este hecho suscita: 225
“El tema de las conexiones erradas es el tema que más está afectando a
los humedales. Toda casa tiene dos conexiones a la red de alcantarillado,
una red que es la de aguas residuales […] esas aguas van por unos tubos
a parar a las plantas de tratamiento […] la otra red es la de aguas lluvias
o aguas pluviales […] es esa red la que va a parar a los humedales, a las
quebradas y a los ríos; pero cuando la gente por equivocación o por igno-
rancia conecta las aguas residuales a la red de aguas lluvias, ya sea por
que hagan modificaciones en los baños de sus casas, o yo que sé, entonces
hacen que esas aguas residuales vengan a parar acá, a los humedales. Es
un problema de educación, la gente debe saber que hay dos conexiones y
a cual se deben conectar dependiendo de los cambios que hagan8.
Vale la pena mencionar que estas conexiones no sólo refieren a sectores residen-
ciales, Mauricio Calderón, quien lleva varios años trabajando en los humedales de
Meandro del Say y Capellanía, ha subrayado que, para el caso del último menciona-
do, se han generado fuertes disputas por el vertimiento de materiales químicos en
el cuerpo de agua del humedal. Si bien se han presentado numerosas acciones para
evitar esto, aún hay empresas que siguen contaminando, “no se sabe con exactitud
cual fábrica es la que está contaminando, pero hay una en especial que sí lo está
haciendo”9. Y es que este humedal en específico se encuentra en una zona bastante
complicada para su conservación, al ser uno de los grandes sectores industriales de
la ciudad de Bogotá rodeado por importantes industrias como Coca-Cola, Kellogs,
Challenger, entre otras.
Esto último lleva a que se presente allí otra problemática de gran importancia, el hu-
medal y sus zonas de ronda son propiedad de privados, por lo cual la administración
del humedal ha sido casi imposible, por no decir nula, pues el Distrito no ha podido
comprar los predios privados para poder intervenir directamente en su conserva-
ción y recuperación, debido a múltiples intereses económicos de las empresas que
lo rodean. Sin embargo, quizás la mayor preocupación que ha estado rondando por
los últimos años en los grupos que defienden los humedales se debe al proyecto
de construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente –ALO-, una gran autopista
que intenta reducir el tráfico de vehículos en la ciudad, y que la atravesaría casi de
extremo a extremo. La problemática aquí radica en que la mayoría de los humedales
se encuentran ubicados en sector occidental de la ciudad y el trayecto trazado para
226 su posible construcción atravesaría gran parte de los humedales.
Estas son algunas de las muchas dificultades que enfrentan y han enfrentado los hu-
medales a lo largo de su historia, han sido concebidos como lugares para la disposi-
ción de basuras y aguas residuales; han hecho parte de grandes intereses expansio-
nistas que no conciben su inclusión en los modelos de ciudad imaginada; han sido
incluso objeto de estigmatización en donde se les ve como lugares inseguros por la
presencia de habitantes de calle o por historias de acontecimientos desagradables
como robos o “paseos millonarios”11; han sido también objeto de múltiples políticas
gubernamentales que ven en ellos nada más que un obstáculo para la expansión
urbana. Es bajo estás lógicas que han surgido ciertos grupos comunitarios que ven
estos lugares con otros ojos, y que se han esmerado por generar una conciencia
ciudadana que resalte la importancia de la conservación y recuperación de estos
ecosistemas.
11 Un paseo millonario es una modalidad de hurto en donde las víctimas son obligadas
a abordar un vehículo para posteriormente suministrarle sustancias psicoactivas y de
esta manera obtener acceso a sus cuentas bancarias y pertenencias
retroexcavadora empujando tierra y escombros sobre la pajarita, noso-
tros dijimos ¡qué es esto! […] entonces iniciamos el comité12”.
Con esta base el comité ambiental que se estaba conformando empieza a realizar
una minuciosa investigación para obtener información en torno a estos lugares de
los que se conocía relativamente poco; la preguntas pasaban por saber quién era
el propietario de esos predios, qué clase ecosistema era, a quién correspondía su
protección o conservación, entre otras cosas:
Con estos datos la comunidad del barrio Compartir empieza a tomar medidas para
frenar los rellenos en un terreno que ahora sabían le pertenecía al Estado y que ade-
más se contaba legalmente con una figura jurídica que pugnaba por la conservación
228 de este tipo de ecosistemas. Su interés, comenta Ana María Niño, se centraba tam-
bién en restaurar los daños que se habían causado al humedal, pero no contaban
con los recursos económicos para hacerlo, por lo cual deciden obtener una perso-
nería jurídica al convertir el comité en la Fundación Humedal La Conejera (FHLC) y
emprender la búsqueda de financiación de sus propuestas.
En los humedales de Capellanía y Meandro del Say también se iniciaba para esta
época un proceso de defensa liderado por Jorge Zamudio. La importancia de sus la-
bores fueron indispensables, según lo recuerda Mauricio Calderón, pues lo llevaron
a convertirse en “una especie de padre de los humedales de Fontibón, fue él quien
inicio todos los procesos en esa zona”15.
Humedal Capellanía.
Fotografía: Jorge Emmanuel Escobar Moreno
Una de sus hijas, María Helena Zamudio, recuerda a través de una crónica la llegada 229
de su padre a las cercanías del humedal Capellanía a finales de la década del 40,
cuando el humedal se encontraba a las afueras de la ciudad y aun gozaba de un
prestigioso estado de conservación, en donde gran cantidad de niños y personas se
acercaban a disfrutar de la tranquilidad que el lugar les ofrecía. Con el paso del tiem-
po Jorge Zamudio se marchó del lugar y años después decidió mostrar a su familia
ese lugar que aún conservaba en su memoria:
En 1996, pocos años después a los acontecimientos que se habían dado en los hu-
medales de Capellanía y La Conejera, un grupo de jóvenes del barrio Castilla, en
la localidad de Kennedy, empiezan a preocuparse por un cuerpo de agua que se
encontraba en sus cercanías, y que veían el estado tan deplorable en el que se en-
contraba, se trataba del humedal El Burro:
Tina Fresneda, del humedal Tibanica, comenta una historia muy similar a las an-
teriores. En Bosa, la localidad donde se encontraba, el manejo de las basuras era
lamentable, los vehículos de basura no pasaban frecuentemente lo que hacía que la
gente depositara los residuos en el humedal o en las cercanías al río Tunjuelo. Esto
despertó el interés de un sector de la comunidad con lo que:
230
“Decidimos crear un grupito de personas que se preocuparan por esta
situación en el humedal y en el río, hay que aclarar que no soy yo sola
sino que han participado muchas personas en todo el proceso de recu-
peración. Entonces empezamos a trabajar conjuntamente para concien-
tizar a la comunidad de lo que estaban haciendo. Fue un momento muy
importante porque el humedal no lo conocía casi nadie17.”
Estas percepciones hasta ahora mencionadas permiten observar cómo las comuni-
dades que defienden los humedales generan una especie de vínculo afectivo con el
territorio; identifican las problemáticas e inician procesos para recuperar un ecosis-
tema que se encuentra altamente degradado. El aspecto ambiental, en términos de
protección de la fauna y flora, pero sobre todo de los cuerpos de agua, se convierte
en un determinante que agrupa todos estos procesos.
Escenarios como los anteriores sirvieron para empezar a generar agendas que con-
gregaran los procesos que se estaban llevando a cabo en cada uno de los humeda-
les. La experiencia que en un principio había adquirido la FHLC dio píe para abrir
espacios de asesoría y de acompañamiento a las acciones que se estaban llevando a
cabo en los otros humedales y es así que empieza a surgir la idea de la creación de
una red de humedales en donde todos los actores pudieran instruirse para tomar
medidas que promovieran la defensa de los humedales:
Los asuntos jurídicos, como lo deja ver Mauricio Calderón, pasan a ocupar el eje
central de los debates. En esta medida la FHLC y la Junta de Acción Comunal del 231
Barrio Niza Sur en el humedal Córdoba, sirvieron como modelos para emprender
este tipo de acciones, puesto que estas dos organizaciones habían adelantado en
años anteriores medidas legales para la defensa de los humedales. Por lo tanto, la
centralidad de la red empezaba a estar mediada por estas dos organizaciones (Dolly
y Hurtado 2005).
Humedal El Burro.
Foto tomada por Jorge Emmanuel Escobar Moreno
La Red entra a nutrir los procesos que se estaban llevando a cabos desde años atrás,
se dan cuenta allí que una de las mayores falencias ha sido la poca participación o
utilización de medios legales para la defensa de estos ecosistemas, y que de una u
otra forma podrían ser un medio eficaz para garantizar la restauración de los hume-
dales. Por esta razón es que centran su mayor atención a los asuntos jurídicos, son
querer dar a entender que no se enfocaran en otro tipo de acciones, como restau-
ración, educación ambiental, entre otros.
232
Este proceso empieza a consolidarse cada vez más, se integran numerosas organi-
zaciones y personas que alimentan las discusiones y propuestas que a su interior se
generaban, y se convierte, en palabras de Germán Galindo:
“Es una bola de nieve que va creciendo y creciendo. La gente empieza a entender
de qué se trata esto y empiezan a aplicar medidas y acciones para defender los hu-
medales. De este proceso nacen también fundaciones y organizaciones, unas con
mayor éxito que otras, pero nacieron”20.
Los alcances que esta Red tuvo, y que sigue teniendo, han sido impresionantes para
los ideales de conservación, visibilización y restauración de los humedales en el dis-
trito, asunto que será discutido posteriormente. Para muchos el éxito de esta pro-
puesta radica en que nunca se tuvo una personería jurídica, ni estuvo anclado a
cualquier entidad estatal; su interés era netamente el asesoramiento y el accionar
19 Entrevista Alejandro Torres
20 Entrevista con Medardo Galindo
conjunto a través de la creación de vínculos entre las diferentes personas y orga-
nizaciones que en su actuar diario compartían unos mismos ideales y objetivos, el
reconocimiento y la defensa de los humedales.
Bajo estas lógicas, el siguiente apartado está dividido en tres secciones. En la prime-
ra de ellas se analizarán las estrategias de acción que han sido orientadas hacia las
comunidades para generar una conciencia de conservación, resaltando la importan-
cia que estos ecosistemas representan.
“Una de las escenas más impactantes en mi vida fue ver a mi papá frente
a una volqueta llena de escombros y cómo se le enfrentaba al conductor
para que no siguiera rellenando el humedal; yo estaba ahí con él y ¡el
susto fue terrible! porque el conductor intentó seguir adelante, pero mi
papá no se movió ni titubeó un minuto.” (Zamudio 2011:180).
Estos enfrentamientos, además de servir como medida para empezar a frenar las
labores destructivas de los constructores, sirvieron para dar inicio a una disputa por
los ecosistemas que en esos momentos estaban “en manos” de los rellenadores,
toda vez que el Estado no tenía ninguna presencia en los predios. Es así como en el
humedal La Conejera se empiezan a desarrollar acciones de la misma índole, según
lo recuerda Medardo Galindo:
Se empieza a vislumbrar como gran parte de las acciones son dirigidas a la propia
comunidad, con la intención de generar un conocimiento compartido para después
emprender un proceso de lucha más conciso y articulado. Este tipo de actos son
un factor común en todas las organizaciones vinculadas a los humedales, sirviendo
21 Entrevista Medardo Galindo
22 Entrevista con Ana María Niño
incluso como una escuela que garantiza el relevo generacional, ya que desde un
principio logran apreciar que los problemas no son simplemente los rellenadores y
constructores, sino también el desconocimiento de la ciudadanía.
Bajo estas lógicas, una de las medidas iniciales que se desarrollaron en el humedal
para denunciar los impactos que estaban generando los constructores consistió en
visitar y reconocer la diversidad de especies que habitaban en el ecosistema. Era
una iniciativa que invitaba a la comunidad a sentir y vivir el humedal desde su inte-
rior; cuenta Ana María Niño:
Esta misma estrategia de identificación del humedal a través de recorridos con las
comunidades se da en el humedal El Burro, cuando el grupo de jóvenes que empezó
la defensa en este lugar, inicia un proceso de apropiación y divulgación con la pobla-
ción ubicada en las cercanías de este ecosistema:
La propuesta de estos jóvenes llegó a tener tanto alcance, que en el año 2002 fueron
contactados por la biblioteca pública El Tintal con el objetivo de adelantar campañas
educativas en materia ambiental, principalmente en niños y adolescentes, con lo
cual ingresaron a la sala infantil con un taller llamado “lectura, naturaleza y color”.
Este taller tuvo una gran acogida, hecho que llevó a que “se sumara el taller a la sala
general. Ya no eran sólo los niños los que salían a caminar con nosotros a ver las aves
y las especies en el humedal, sino que también salían los papás”25.
Tina Fresneda reconoce que los procesos en el humedal Tibanica no han estado
marcados por acciones de choque directo, como los que se mencionaron en un prin-
cipio, sino que sus trabajos de concientización han estado enfocados a la educación
ambiental con niños y jóvenes, creando una especie de semillero que abre las puer-
tas para que en un futuro estas personas se conviertan en verdaderos defensores
de lo ambiental:
“Yo soy una de las personas que piensa que todo proceso de formación
con el ciudadano se debe empezar con los niños. Entre más temprano se
inicie con ellos, seguramente mejores resultados se tienen. Reeducar a
un adulto pienso que es una tarea muy difícil […] Pero el niño se adapta
muy rápido, entonces con ellos es que iniciamos las campañas de edu-
cación para que conozcan su humedal y lo valoren. También trabajamos
mucho la parte de crecimiento personal, de los valores que tanto se han
perdido. Es que no hay que enseñarle sólo “miren. Ahí está la tingua”
sino que hay que enseñarles a ser personas, a compartir, a ser un buen
ser humano. Y yo creo que si se tiene un buen ser humano seguro se va
a tener un buen ambientalista”26.
Tina tiene muy claro que su gestión como ambientalista, como ella misma se define,
no se limita exclusivamente a los humedales, si no a las demás zonas ecológicas de la
sabana. Es por ello que emprende campañas de educación y recorridos con jóvenes
236 a otros sectores como el Sumapaz o las cuencas de los ríos. Sin embargo su labor
principal se localiza en el humedal Tibanica.
Pero este no ha sido el único caso de este tipo que se ha presentado. Laura Galin-
do, de la Fundación Humedal la Conejera, es otro fiel ejemplo que se puede traer a
colación. Laura inicio su proceso en compañía de sus padres cuando era una peque-
ña niña, y la situación que vivía el humedal la impactó fuertemente. Al momento
de conformación de la Fundación Laura lideraba el comité infantil, y aún recuerda
como era la situación en aquel momento:
Laura continua, desde ese momento hasta ahora, entregando sus energías para la
defensa y restauración del humedal. Actualmente es la directora de la FHLC siendo
la encargada también del área de restauración, pues sus estudios universitarios en
biología le han permitido tener una continuidad en todo este proceso, resaltando
cómo los lineamientos de la educación ambiental que se desarrollaban desde las
comunidades sirvieron para generar una especie de escuela.
De este mismo proceso surgen también lideres ambientales como Byron Calvache
soporte fundamental de las labores cientificas e investigativas, quien desde aquella
27 Entrevista Mauricio Calderón
28 Entrevista Laura Galindo.
epoca ha sido referente para la defensa de los humedales en el pais; o como Miguel
Ángel Julio, quien lideró, en un principio, la conformacion de la Red de Humedales
y era, para ese entonces, responsable de las dinamicas ciudadadanas y educativas
de la FHLC, posteriormente sería un apoyo importante para el proceso de consolida-
ción de la Política Distrital de Humedales.
Estos ejemplos sirven para ilustrar la forma en la cual todos estos procesos de con-
cientización y visibilización, muchos de los cuales llevan casi 20 años, han servido
para dar una continuidad a todo el proceso de defensa de los humedales, adaptán-
dose obviamente a las problemáticas que suscita cada contexto, pues día tras día
surgen nuevos inconvenientes y obstáculos que enfrentar.
Ahora bien, para cerrar este apartado es interesante hacer un reconocimiento a las
nuevas formas o modalidades que están surgiendo para visibilizar y apropiarse de
estos ecosistemas, siendo las redes sociales como Facebook y Twitter un excelente
vehículo para compartir y difundir todo tipo de información y dificultades que viven
los humedales hoy en día.
La labor hecha por los jóvenes que integran el grupo de Humedales Bogotá es un
ejemplo a destacar. A este grupo se le despierta un interés por obtener y divulgar
información respecto a los humedales, con lo cual, en el año 2011, deciden crear un
pequeño blog en internet donde publicaban artículos en los cuales plasmaban sus
experiencias en los humedales, en los cuales hacían recorridos cada fin de semana.
Descubrieron con esta propuesta que el número de visitantes del Blog era bastante
considerable, con lo cual deciden ampliar su espectro creando una página de in-
ternet, cuyo dominio es www.humedalesbogotá.com. Luisa Moreno, integrante del
grupo, relata cómo fue el inicio de todo este proceso:
Esta propuesta surge también, según lo comenta Luisa, debido a la poca información
que se tenía acerca de los humedales, acceder a un libro o publicación que hablara
del asunto era bastante difícil. La página sirve entonces como un medio en donde
se agrupan estos contenidos para que cualquier usuario de internet pueda tenerla
a su alcance.
29 Entrevista Luisa Moreno. Humedales Bogotá. Diciembre 12 de 2012. Bogotá.
La parte de los recorridos es una iniciativa prometedora, invitan a los ciudadanos a
sentir y vivir los ecosistemas de múltiples formas, ya sea a través de largas caminatas
que muestran las conexiones entre los humedales y otros ecosistemas, o realizando
avistamiento de aves, o mejor aún, a través de caminatas nocturnas que generan
otro tipo de sensaciones y experiencias.
Propuestas como estas han llegado a tener tal magnitud que en el año 2012 fueron
nominados a los premios Amway de periodismo ambiental, y al premio Colombia en
Línea 2012 por mejor medio de investigación, teniendo resultados bastante favora-
bles al recibir este último galardón.
Experiencias como las que he mencionado aquí han servido a lo largo de los años
para generar una conciencia que busca promover la defensa y recuperación de los
humedales. Busca también visibilizar las problemáticas que estos ecosistemas en-
frentan y de la cual hacemos parte todos los individuos que habitamos esta gran
ciudad.
Se han mencionado hasta ahora unas estrategias de acción que estaban dirigidas
hacia las comunidades en la búsqueda de una conciencia que promoviera la defensa
de los humedales. La discusión ahora estará enmarcada en aquellos repertorios de
acción que se emprendieron contra distintas organizaciones e instituciones, donde
las figuras jurídicas se convertirían en un excelente medio para alcanzar los objetivos
propuestos.
Medardo Galindo, de la FHLC reconoce estos medios jurídicos para la defensa y pro-
tección de los humedales:
En esta medida, y para aclarar más el panorama, los derechos colectivos se entien-
den como las facultades que tienen las personas para construir sus mundos de rela-
ciones de acuerdo a sus prácticas sociales, sus vidas en comunidad y sus necesidades
(Defensoría del Pueblo). Estos tipos de derechos cobijan una serie de artículos que
propenden una defensa por el medio ambiente y un equilibrio ecológico en relación
con un bienestar público en temas de acceso y uso de los recursos que garanticen a
la vez la salubridad de los ciudadanos.
Por su parte, los derechos fundamentales son aquellos que garantizan, a grandes
rasgos, el respeto por el ser humano, independiente de su clase, género, raza, culto,
entre otros, a la vez que dictaminan la participación de las personas en algunas de-
cisiones del estado. Este tipo de derechos contienen también una serie de medidas
para que los ciudadanos puedan llevar a cabo una serie de reclamos cuando sientan
sus derechos en vulnerabilidad.
Es bajo estos lineamientos que se empezarían a producir una gran número de accio-
nes jurídicas por parte de las organizaciones para promover una presencia del Esta-
do que garantizará la defensa y el respeto de estos ecosistemas, ya que a través de
ellos, estos serían presentados como unos lugares indispensables para poder gozar
de un ambiente sano en la ciudad.
La FHLC fue una de las primeras organizaciones en emprender este tipo de medidas
a principios de la década del 90. Medardo Galindo comenta que en los inicios de
formación de la fundación, el área jurídica emprendió una serie de denuncias ante
el Estado en contra de los constructores piratas, por lo cual solicitaban también la
presencia de autoridades ambientales en el humedal, y rápidamente se ganaron
varios enemigos, puesto que empezaron a identificar una serie de actores que no
involucraban exclusivamente a los constructores:
Es de esta forma entonces que desde la FHLC se inicia un proceso de acciones lega-
les para empezar a defender el humedal. Esto es importante en la medida en que
una vez logran frenar todas las acciones de relleno y deposición de basuras, se da
inicio a un proceso de restauración del humedal, se retiran todos los materiales de
desecho y se empieza una fuerte campaña de arborización en la que participa toda
la comunidad y en donde posteriormente se unirían instituciones estatales como al
Empresa de Acueducto y el DAMA, ahora Secretaría Distrital de Ambiente.
En el humedal de Córdoba la Junta de Acción Comunal del barrio Niza Sur, empren-
dería también medidas de este mismo tipo, siendo también una de las primeras
organizaciones en aplicar acciones legales, y convirtiendo tal suceso en un acon-
tecimiento memorable para los humedales. Todo inicia en el año de 1998 cuando
la Junta de Acción comunal emprende una serie de disputas contra la Empresa de
Acueducto de Bogotá y contra las propuestas del entonces alcalde Enrique Peñalosa.
241
Humedal Córdoba.
Foto tomada por Jorge Emmanuel Escobar Moreno.
El conflicto surge a raíz de la propuesta de construcción del parque lineal más gran-
de de Colombia, con una extensión aproximada de 48 km, atravesando importantes
humedales como el de Jaboque, Juan Amarillo y como no, el Córdoba, para terminar
en el parque la Florida, muy cerca del río Bogotá (Guzmán et.al 2011). La junta de
acción comunal impone ciertos derechos de petición ante la Empresa de Acueducto
y el DAMA para conocer más a fondo las intenciones del proyecto del parque lineal,
sin embargo, al igual que sucedió en La Conejera, no obtuvieron respuesta alguna.
Como resultado del silencio de estas instituciones, la Junta de Acción Comunal no-
tifica esto ante el Procurador General quien dictamina que las dos instituciones en
cuestión deben suministrar la información solicitada a la comunidad que la requería.
La respuesta en esta ocasión fue mucho más favorable, permitiendo que la comu-
nidad se reuniera con los interventores del proyecto para aclarar todas las dudas e
inquietudes que se tuvieran.
Con estos criterios deciden emprender nuevamente acciones legales contra la EAB
y el DAMA en el año 2000, declarándolos responsables por:
Este proceso fue un momento cumbre para la Junta de Acción Comunal, abrió es-
pacios para su visibilización al punto en que en los años siguientes se emprenderían
una serie de actos para el desarrollo de planes de manejo ambiental en el humedal
a cargo de la Universidad Nacional y bajo el mandato del alcalde Garzón. Este pro-
ceso fue largo y complicado porque la Junta de Acción Comunal no estaba del todo
satisfecha con los resultados arrojados por la Universidad, al no tener en cuenta los
documentos de consultoría realizados por más de seis años entre la comunidad y la
Empresa de Acueducto. Finalmente este plan de manejo se elaboró cerca de cuatro
veces hasta llegar a su culminación. A partir de ese momento se empezó con una
importante arborización y restauración del humedal (Guzmán et.al 2011).
Procesos como el anterior se empezaban a desarrollar casi diez años después del
surgimiento de muchas de las acciones en defensa por los humedales, y es impor-
tante notar allí el desconocimiento que aún se tenía en cuanto a estos ecosistemas,
en donde los planes de intervención urbana seguían presentes, y con respecto a la
conservación y restauración de los humedales, las instituciones hacían poco.
Las acciones en torno a los derechos fundamentales y colectivos siguen siendo una
medida eficaz actualmente para la defensa y reconocimiento de los humedales, al
punto en que ha permitido recuperar zonas y humedales que jurídicamente no es-
tán reconocidos. Este es el caso por ejemplo del humedal EL Burrito, en la localidad
de Kennedy y en cercanías al humedal El Burro, en donde se articularon una serie de
actores y organizaciones para llevar a cabo este proceso de reconocimiento, en don-
de se encuentran por ejemplo Alejandro torres y la Fundación Humedales Bogotá:
Este proceso no fue nada fácil, según lo comenta Luisa Moreno de Humedales Bo-
gotá. El humedal, como se menciona, estaba encerrado por latas y otro tipo de ma-
teriales impidiendo que los transeúntes visibilizaran el lugar, es decir, cualquier per-
Sin embargo, estas personas se dieron cuenta de lo que ocultaban los muros y em-
prendieron un proceso por el reconocimiento del lugar, Luisa Moreno cuenta como
desde el sitio web de la fundación se empezó a convocar gente para visitar el hume-
dal y empezar a generar un proceso de apropiación.
Vale la pena aclarar también, que el caso de las aguas residuales en el humedal Ca-
pellanía que menciona Calderón en la anterior cita, fue otro gran logro de las comu-
nidades, al lograr que la EAAB intercediera en el asunto, corrigiendo gran parte de
las conexiones erradas que iban a parar a este ecosistema. Sin embargo, el contexto
que allí se vive es bastante complejo debido a que los predios pertenecen al sec-
tor privado, dificultando las actividades de arborización y restauración del humedal,
como se verá en la parte de incidencias.
244 Esto sirve para entender que los alcances de las acciones varían de contexto en
contexto y de humedal en humedal. Hay muchas personas que inician procesos de
defensa pero que no cuentan con el conocimiento ni los materiales necesarios para
emprender acciones legales como las que he mencionado, haciendo que los pro-
cesos sean tirados al olvido rápidamente, o en otros casos, que los procesos de
recuperación de los ecosistemas sean llevados a cabo erróneamente, al introducir
nuevas especies que pueden afectar los nichos ecológicos. Este es un problema bien
conocido, y desde la Red de Humedales saben que se debe enfrentar.
De este proceso vale la pena destacar todas las labores que la Red había adelanta-
do en años anteriores, incluso cuando el tema de la Política Distrital de Humedales
ni siquiera se vislumbraba en el panorama. La Red de Humedales se interesó, por
ejemplo, en dar a conocer todas las problemáticas que se vivían en cada humedal,
tomando como estrategia para ello recorridos por cada uno de los humedales en
donde los diferentes líderes de las organizaciones, fundaciones, juntas de acción
comunal, entre otras pudieran observar directamente cada situación en concreto:
“El proceso en la Red fue bien interesante al principio, fue muy rico, por-
que en ese proceso fue que empecé a conocer todos los humedales y
todos sus procesos comunitarios y dificultades. Eso lo conozco porque
con la Red íbamos a hacer mucho trabajo de campo. Por decir decíamos,
34 Entrevista Mauricio Calderón
35 Entrevista Medardo Galindo
este domingo vamos a Jaboque, entonces nos íbamos para allá a mi-
rar el estado del humedal, recogíamos basuras, sembrábamos árboles,
y empezamos así a generar una red, un tejido, en donde compartíamos
conocimientos, porque sabíamos que todo estaba conectado, por ejem-
plo, si yo sembraba un árbol sabía que estaba generando vida para un
ave que mañana podía llegar a Tibanica […] era un proceso muy bonito,
ojalá se repitiera”36.
Mauricio Calderón, quien hizo parte de todo este proceso de construcción de la Po-
lítica de Humedales, comentó que el documento final que se presentó como política
es muy similar a los lineamientos y objetivos que se habían realizado en un principio
en el documento de la Red de Humedales. Y esto es muy claro, llevaban varios años
en un proceso en el cual ya se habían trazado unos objetivos para actuar indepen-
dientemente del estado, debido a la ausencia política que llevaba manifestando tras
varios años de lucha.
Una de las grandes incidencias que se han obtenido a lo largo de esta disputa, ha
sido la de generar una conciencia en los ciudadanos que sea amigable con el territo-
rio. Una propuesta que lleva desarrollándose desde los inicios de estas organizacio-
nes. A lo largo de este texto se ha podido observar las diversas campañas de educa-
ción ambiental, de recorridos por los humedales, entre muchas otras para buscar la
apropiación de los ecosistemas por parte de la población.
Bajo estas lógicas, resulta imposible negar la construcción de nuevas formas de en-
tender y relacionarse con estos territorios ambientales que cada día son más es-
casos en una metrópolis ampliamente urbanizada como lo es Bogotá. Muestra de
ello es la constante aparición de sujetos que día a día siguen interesándose por la
defensa de los humedales, labor que sin lugar a dudas no hubiera sido posible sin
esa amplia preocupación de las comunidades a principios de los 90 por generar una
conciencia sobre los ecosistemas que estaban a punto de perderse.
Es esta misma conciencia verde la que ha permitido que hoy en día se sigan recupe-
rando este tipo de territorios, como sucedió recientemente con el humedal El Burri-
to en la localidad de Kennedy, mostrando cómo los procesos que se inician desde las
comunidades pueden tener un alto grado de incidencia, incluso en la formulación
de políticas públicas, como los es por ejemplo la Política Distrital de Humedales.
La Red de Humedales fue uno de los mayores logros que han alcanzado las comuni-
dades ambientales de los humedales durante todos sus procesos, ya se ha mencio-
nado el nivel de incidencia que se pudo lograr con esto en términos de la construc-
ción de la Política Distrital de Humedales.
Sin embargo, uno de los grandes escenarios que se logró con todo este proceso fue
la creación de una Mesa de Humedales en el distrito, la cual tiene como función la
apertura de espacios para el debate entre la comunidad y las instituciones, permi-
tiendo el intercambio de información y perspectivas con las medidas a tomar en los
humedales:
“La Mesa se creó como a partir del 2006, era un proceso interesante
porque era como ese espacio de defensa y de poder articular trabajo en
pro de defensa de los humedales con las instituciones. Era un puente que
permitía generar espacios de diálogo entre las instituciones y la comuni-
dad, porque aquí se sienta un integrante de La Secretaría de Ambiente o
del distrito, hay integrantes de la Red de Humedales, y también asisten
aquellos dolientes o defensores de los humedales”38
Mauricio Calderón comenta también que esta mesa desde sus inicios ha tenido la
intención de ser un escenario donde la comunidad puede hacer manifiestas todas
sus denuncias sin la necesidad de recurrir a los derechos de petición, los cuales se
venían generando de manera numerosa debido a la gran cantidad de inconvenien-
tes que se presentaban en los humedales, es por ello que la participación en ella es
casi abierta e incluye a funcionarios del Distrito, haciendo efectivas las peticiones
realizadas por la comunidad.
248 Esta mesa busca, al igual que la Red, generar espacios de articulación entre orga-
nizaciones comunitarias e instituciones estatales y privadas, conformando espacios
de dialogo donde participan esta diversidad de actores en pro de la defensa de los
humedales.
Pero el panorama nacional mejoraría tres años después, con la Ley 357 de 1997, con
la cual Colombia se adhiere oficialmente a la Convención Ramsar para garantizar la
conservación y uso racional de los humedales, a la vez que propone:
Este proceso termina por jalar y nutrir la Política Nacional de Humedales Interiores
de Colombia, que se lleva a cabo en el año 2002, cuyos lineamientos se constru-
yen bajo las propuestas de la Convención Ramsar, preocupándose por monitorear y
crear programas y planes de acción que promuevan una defensa y conservación de
los humedales.
Vale la pena aclarar que este panorama mencionado en la cita anterior no es el mis-
mo para todos los humedales. Si bien se han obtenido logros y avances sustanciales
para la defensa de estos, muchos se encuentran en estados de gravedad, y la pre-
sencia institucional se hace más que urgente. Es necesaria la ejecución de los planes
de manejo de los humedales que cuentan con ello, así como indispensable la for-
mulación de estos planes para los humedales que aún no han logrado este avance.
Problemas de carreteras
250
Las construcciones de autopistas han sido uno de los mayores problemas que han
enfrentado los humedales a lo largo de su historia, uno de los casos más concretos
que ejemplifican este suceso se puede observar en los humedales de Torca y Guay-
maral en la localidad de Suba.
A pesar del esfuerzo que las comunidades han emprendido y de las medidas para
contrarrestar el problema de las conexiones erradas, y que la EAB ha respondido opor-
tunamente a estas solicitudes, las aguas residuales que llegan a los humedales siguen
siendo un tormento para la sostenibilidad de estos ecosistemas. Laura Galindo, de la
FHLC, reconoce la magnitud de esta problemática; saben que han logrado un conside-
rable avance sobre este asunto pero que aún sigue faltando mucho por mejorar.
Tema similar sucede en Capellanía, aunque las aguas residuales que allí se depositan
son de carácter industrial generando otro tipo de contaminación en el cuerpo de
agua. Mauricio Calderón ha comentado que la EAAB ha realizado una fuerte gestión
para solucionar esto, erradicando la mayoría de las conexiones erradas que iban a
parar al humedal. Sin embargo, sigue habiendo una fábrica, la cual no han podido
identificar, que sigue depositando materiales químicos en el humedal.
40 Entrevista Mauricio Calderón.
¿Y las administraciones dónde están? Falta de aplicación y de formulación de los
planes de manejo
Los Consejos Consultivos son parte del sistema de coordinacion Distrital y buscan
generar espacios de consulta, asesoria y seguimiento a politicas publica. Al interior
del Consejo Consultivo de Ambiente se crean varias mesas de discusión dentro de
las cuales se cuenta con la de humedales.
Sin embargo, se empezó a limitar allí la participación de las comunidades y a imple- 253
mentar futuros proyectos donde se incluye una modificación a la Política de Hume-
dales. Sumado a esto, plantea Mauricio:
“La Mesa de Humedales hoy en día no funciona, las reuniones son muy
pocas y lo que dice la comunidad no cuenta, entonces lo que hizo el Con-
sejo Consultivo fue quitarnos ese espacio de visibilización, nosotros ne-
cesitamos que esa mesa funcione, pero ha faltado una voluntad política
que haga que eso funciones, que le meta la mano a eso o que la derogue
y vuelva al comité inicial, pero necesitamos que eso funcione […] pero
eso sí, tenga algo por seguro, si esto no se soluciona rápido, si no se hace
algo, muy pronto vamos a empezar nuevamente con procesos judiciales,
porque nosotros necesitamos ese espacio para que nos den respuestas
concretas sobre los problemas de los humedales hoy en día”43.
“Lo que se quiere hacer con la Mesa hoy en día es cambiarla a través
del Concejo Consultivo, para que participe el Secretario de Ambiente,
dos representantes de la Red de Humedales, y un representante de cada
cuenca de Bogotá, y eso que ni siquiera tienen en cuenta ahí la del Sali-
tre, el resto de participantes serán puras organizaciones y ong´s. Enton-
ces imagínese, a la comunidad, a nosotros los dolientes ¡cuando nos va
a tocar, cuando nos van a escuchar! Es un problema gravísimo, y eso que
se supone que es consultivo”44.
En este apartado se recogieron tanto las incidencias alcanzadas y que han marca-
do un camino satisfactorio para la defensa y recuperación de los humedales, como
aquellos objetivos e incidencias que a lo largo de todo el proceso se han visto frus-
tradas, sin querer decir con esto que simplemente se crucen de brazos al ver como
todo se desmorona, sino que muchas de estas luchas siguen vigentes para evitar
que fantasmas del pasado, que han afectado a los humedales, vuelvan a aparecer.
254
Referencias
Contraloría de Bogotá. 2007. En los últimos 50 años Bogotá ha perdido 59.000 hec-
táreas de humedales. Bogotá.
Chaparro Alexander. 2007. Valoración cualitativa del humedal Torca por contamina-
ción ambiental en residuos sólidos. Bogotá, Colombia: Universidad de la Salle.
Palacio Dolly y Hurtado Rafael. 2005. Narativas y redes de la gestión ambiental de los
humedales de Bogotá. Nómadas.22, 140-150.
Palacio Dolly y van der Hammen María Clara. 2007. Redes heterogeneas del patri-
monio.
Los casos del centro histórico y el humedal Córdoba, Bogotá. Redes. Revista Hispana
para el análisis de redes sociales.
Valenzuela, Elizabeth, Bettín Miguel Ángel y Alejandro Silva. 2006. Plan de manejo
ambiental del Parque Ecológico Distrital Humedal Tibanica. Evaluación de riesgos
de origen natural y plan de contingencia. Bogotá, Colombia: Universidad Nacional.
Zamudio Sossa, María Helena. 2011. El loco del sombrero. En Maryluz Vallejo (Ed.).
Memorias del agua en Bogotá (pp. 179-182). Bogotá, Colombia: Alcaldía Mayor de 255
Bogotá.
Por un río limpio, vivo y en su cauce:
Organizaciones por la defensa del río Bogotá1
Sergio Ramírez2
257
Río Bogotá
Fotografía: William Mora, Manuel Mayorga,
Fredy Vargas
1 El título hace alusión a uno de los slogan de la Agenda ciudadana por el río Bogotá, mo-
vimiento que se documenta a lo largo de este capítulo
2 Antropólogo Universidad Javeriana
Mapa 9. Territorio Ambiental Río Bogotá.
Introducción
El río Bogotá es el drenaje de agua más importante del sur del altiplano Cundiboya-
cense3. Su cuenca es una extensa unidad geográfica y ecológica que recoge las aguas
de todas las quebradas y ríos que nacen en los bosques de montaña y los páramos
circundantes existentes desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque en el
municipio de Villapinzón, hasta su desembocadura en el río Magdalena en el muni-
cipio de Girardot. Entre ellos están los ríos que atraviesan la ciudad de Bogotá con
sus respectivos humedales, el río Torca con los humedales Torca y Guaymaral, el río
Salitre con el humedal Córdoba, el humedal Tibabuyes o Juan Amarillo, el humedal
Santa María del Lago, el río Fucha con el humedal de Techo y el humedal Capellanía,
el río Tunjuelo con el complejo de humedales Ubaguaia, así como los humedales
La Conejera, Jaboque, El Burro, La Vaca, Tibanica y Meandro del Say propios del río
Bogotá. Estas aguas afloran en la ladera occidental de los Cerros Orientales y, en el
caso del río Tunjuelo, en el área sur del páramo de Sumapaz. Desde esta perspectiva
la cuenca del río Bogotá es en esencia el territorio ambiental de la ciudad de Bogotá,
y la ciudad sólo una parte en esta unidad geográfica y ecológica.
259
260
Además de los residuos domiciliarios, a él llega el material químico (grasas, aceites,
pesticidas, etc.) y los sólidos en suspensión (métales pesados como cadmio, mercu-
rio, aluminio, etc.) de las industrias, de la extracción minera de canteras, de los gran-
des cultivos como las floricultoras de la sabana, así como de los lixiviados del relleno
sanitario de Doña Juana que llegan por el río Tunjuelo. Aunque la responsabilidad
del control de estos vertimientos es de los 46 municipios y las autoridades ambien-
tales de la cuenca del río, entre ellos el Distrito Capital que es el mayor aportante de
material contaminante, la responsabilidad también debe recaer sobre las empresas
privadas, varias de las cuales usan sus aguas y sus tierras para producir ganancias, de
las que no utilizan un peso para devolverle las aguas en buen estado al río.
A raíz de la preocupación que les causa el mísero estado de la cuenca del río Bo-
gotá, con consecuencias tales como los graves casos de salud por contaminación
olfativa y atmosférica, la inhabilidad para algunos distritos de riego, la pérdida de
biodiversidad, e indignados por la poca responsabilidad asumida por el Estado y el
sector privado respecto a la gravedad de la contaminación de las aguas, han flore-
cido múltiples y variadas manifestaciones ciudadanas. Para el caso específico del
río Bogotá es importante mencionar el trabajo de la Fundación Al Verde Vivo y el
proceso de la Agenda Ciudadana de Control Fiscal Participativo sobre la Gestión
del río Bogotá, su cuenca y sus humedales (Agenda Ciudadana por el río Bogotá),
del que han emergido 2 organizaciones, la Red Nacional Interorgánica de Veedurías
Ciudadanas Nuestro Río Bogotá y por la Defensa y Protección de los ríos y Cuencas
Hidrográficas de Colombia (RED Ríos y Cuencas) y la Asociación de Usuarios de los
Recursos Naturales Renovables y por la Defensa Ambiental del Río Bogotá (ASURIO).
Aunque podría considerarse que todas las organizaciones ambientales de la ciudad
de Bogotá tienen incidencia en el río Bogotá, en tanto su cuenca es en esencia el
territorio ambiental de la ciudad, las organizaciones que en este capítulo se descri-
ben han dirigido sus esfuerzos directamente a la recuperación del río. Es importante
dejar claro que el trabajo de la Fundación Al Verde Vivo, quienes se concentran en
la cuenca alta del río, ha sido independiente al del proceso de la Agenda ciudadana
por el río Bogotá, la cual intenta abarcar toda la cuenca del río.
A lo largo de este capítulo se recoge la información brindada por algunos de los líde-
res de estas organizaciones, así como la información documentada en publicaciones
de éstas y de instituciones públicas. El caso de la Fundación Al Verde Vivo se ha cons-
truido a partir del testimonio y la información brindada por su director Fernando 261
Vásquez. El caso del proceso de la Agenda ciudadana de control fiscal participativo,
de sus organizaciones, la Red ríos y cuencas y ASURIO, se ha construido a partir de
los testimonios y la información brindada de Martha Luquez, Hernando Robles, Jor-
ge Achuri y Darwin Burgos.
La última Expedición del Siglo XX, como la llamaron, inició en octubre de 1997 y con-
tó con la participación de la Organización No Gubernamental (ONG) internacional
Médicos del Mundo, del equipo técnico del Jardín Botánico, de médicos Uitoto, de
mamos kogi, del actor Carlos Congote encargado de la documentación fílmica del
recorrido, entre otros convocados y reunidos por Fernando Vásquez.4 Para la expe-
dición se conformó un grupo de 37 personas en siete botes de rafting y 40 personas
por vía terrestre. Como parte de la preparación, hablaron con los alcaldes de los
municipios, realizaron mapas de la cuenca e hicieron una primera navegación del río
en el municipio de Suesca. La expedición tuvo un lugar importante entre los medios
de comunicación y una buena acogida en varios municipios, en donde los esperaban
con bandas de guerra, y presentaciones artísticas y culturales en su honor.
Este proceso fue replicado en la cuenca alta del río Bogotá en una reunión celebrada
en el municipio de Villapinzón en mayo de 2009 y en la cuenca media en una reunión
llevada a cabo en Bogotá un mes después. De estas reuniones surgieron los Comités
de Gestión y Seguimiento del proceso, uno por cada tramo de la cuenca, los cuales
fueron concebidos para que la comunidad afectada y los ciudadanos/as interesados
se reunieran una vez al mes con representantes de las instituciones públicas, de la
academia y de las empresas privadas. Fue así que quedaron constituidos 3 Comités
dentro del proceso de la Agenda ciudadana por el río Bogotá, con el objetivo de:
Para ello, partiendo de los cinco problemas esenciales identificados en la primera re-
unión de la Agenda ciudadana por el río Bogotá, se establecieron cinco prioridades en
la lucha por, tal y como lo define uno de sus slogans, “Un río Bogotá limpio, vivo y en
su cauce”: 1) hacer control institucional y social a la gestión y planificación ambiental
sobre la cuenca de río Bogotá, 2) exigir primacía del interés público sobre el particular
en las decisiones y actuaciones de estas instituciones, 3) solicitar información, cono-
cimiento, divulgación, difusión y deliberación pública sobre la normatividad, planes,
programas, proyectos, procesos y resultados de la gestión de estas instituciones, 4)
exigir control administrativo de las autoridades ambientales y territoriales para ase-
gurar que sea acorde desde su formulación, ejecución, seguimiento y evaluación, de
modo que se cumplan las metas en torno al manejo sostenible en la cuenca del río
y 5) pedir que las instituciones de nivel nacional, regional y local, estén coordinadas
y articuladas en sus actuaciones y según su misión y competencia en relación al río.
En 2010, el número de participantes de la Agenda Ciudadana por el río Bogotá cre-
ció, lo que le exigió al proceso abarcar toda la cuenca. Desde entonces 3 Comités se
dividieron en los 7 Comités hoy vigentes: el Comité del Tramo Alto, el Comité Sabana
Centro del Tramo Alto, el Comité Tramo Medio Urbano, el Comité Sabana Occidente
del Tramo Medio, el Comité del Tramo Tequendama, el Comité del Tramo Bajo y el
Comité de la Agenda sobre humedales.8 A raíz de esta reestructuración el proceso
pasó a llamarse Agenda ciudadana de control fiscal participativo sobre la gestión del
río Bogotá, su cuenca y sus humedales.
En diciembre del mismo año y con este ambiente, se desarrolló el Tercer Encuentro
de Actores de la Agenda. Allí se formalizó, primero con 27 de las 37 veedurías hasta
entonces conformadas, la RED Ríos y Cuencas, dando cumplimiento al artículo 21 de
la Ley 850 de 2003. Un año después de su formalización, esta organización cuenta
con la participación de las otras veedurías que se han constituido, buscando que el
accionar de cada una de éstas sea homogéneo y este articulado.9 En este mismo en-
cuentro, partiendo del decreto 2811 de 1974 por el cual se dicta el Código Nacional
de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente, se dio pie 265
para formalizar la constitución de ASURIO con más de 500 usuarios.10
Si bien la constitución de las Veedurías ciudadanas Nuestro Río Bogotá por munici-
pio, de la Red Ríos y Cuencas y de ASURIO, ha fortalecido el proceso de la Agenda
ciudadana por el río Bogotá con miras a tener independencia de la Contraloría Ge-
neral de la República, aún estas organizaciones dependen de la estructu-
ra organizacional de esta entidad fiscalizadora. Sin embargo se espera que dicha
dependencia, a medida que estas organizaciones se vayan fortaleciendo, deje de
existir. Hay que reconocer que no existen antecedentes de una asociación de usua-
rios para la defensa ambiental del río Bogotá, ni Red de Veedurías que tengan una
incidencia real.11
Por su parte el estudio del pez El capitán, realizado por el grupo de investigación de
la bióloga Adriana Rodríguez, encontró, a partir de un análisis histológico del animal,
la presencia de metales como cromo, plomo y cadmio en el pez, especialmente en
su musculatura, así como graves alteraciones morfológicas en las branquias (Rodrí-
guez et al., 2007). De esta manera demostró que El capitán es un excelente bioindi-
cador del estado de las aguas, lo que permite mostrar algunos de los efectos de la
alta contaminación del río en la fauna acuática. A partir de lo visto en las expedicio-
nes y en estos estudios, la fundación empezó a realizar peticiones a la Corporación
Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) para hacer que esta entidad investigará 267
algunos vertimientos industriales en el río, en especial los de tres empresas: Cerve-
cería Leona, Papeles y Molinos, y Ebel.
Así mismo, por los tiempos en que iniciaron las investigaciones del pez Capitán y
del estado de las aguas del río en la cuenca alta, encontraron que el río a la
altura del municipio de Suesca presentaba gran cantidad de materia fecal. Investiga-
ron y descubrieron que cada una de las casas de la vereda Cacicazgo de Suesca, en
donde la Fundación tiene la sede rural, tenían tubos que vertían directamente las
aguas en el río Bogotá. La falta de un alcantarillado en la vereda, según la alcaldía, se
debía al alto nivel freático del suelo, lo que hacía difícil un sistema de alcantarillado
por gravedad. Para encontrar una solución el director de la Fundación, Fernando
Vásquez empezó a indagar cómo se podía resolver este problema, y con ayuda del
12 Para tener más información sobre REDD y el estado dela discusión de este tema, se
recomienda mirar el sitio web: http://www.andesco.org.co/site/assets/media/camara/
ambiental/REDD-Colombia-WEB.pdf
ingeniero José Rizo Pombo quién había diseñado un sistema de alcantarillado sin
arrastre de sólidos, y con la colaboración de la Universidad Javeriana, del Instituto
de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) y con la financiación
de la Embajada del Gobierno de Alemania, construyeron el alcantarillado para esta
vereda, evitando así el vertimiento directo al río de los residuos domiciliarios de la
vereda de Cacicazgo.13
Justamente es desde la sede donde operan en esta vereda, donde suelen reunir al
personal de las diferentes empresas para darles charlas sobre el cambio climático y
el río Bogotá, desplazándolos luego a los bosques a la orilla del río, para que hagan
las siembras de los árboles. Un trabajo similar es ofrecido como plan turístico, que
incluye charlas, rafting por el río y caminatas por la zona de reforestación, lo que
constituye acciones dirigidas a la ciudadanía para que adquieran su propio criterio
sobre los diferentes problemas que atraviesa la conservación del río Bogotá.
En segundo lugar, para generar reconocimiento al proceso y atraer más aliados para
trabajar por la descontaminación del río, en mayo de 2010 se llevó acabo la primera
marcha por el río Bogotá realizada de forma simultánea en la capital y en todos los
municipios de la cuenca con la participación de 25.500 personas, de las cuales 5.700
marcharon en Bogotá. El objetivo de la marcha, a diferencia de otras movilizaciones,
no fue de confrontación con las instituciones, sino de visibilización de la problemá-
13 El sistema sin arrastre de sólidos necesita una menor pendiente y tiene la ventaja que
realiza en unas fosas sépticas un tratamiento primario de las aguas.
tica y del proceso. El evento fue realizado intencionalmente durante la época de
campañas presidenciales, pero a pesar de la cuantiosa movilización no se logró me-
diatizar alguna opinión de los candidatos sobre los problemas del río. Es clave des-
tacar la presencia dentro de esta movilización de representantes del movimiento de
Canto al Agua y de la banda Aterciopelados, reflejando el apoyo de los movimientos
culturales por el respeto del agua al proceso de la Agenda ciudadana por el río Bogo-
tá.14 Desde entonces cada 12 de mayo se realiza la Marcha por el río Bogotá, que en
2012 contó con la presencia de 28.000 personas y una muy escasa participación en
la ciudad de Bogotá. Como resultado de esta última marcha la Agenda ha propuesto
que desde 2013 la Asamblea Departamental de Cundinamarca y los Consejos muni-
cipales incluyan dentro del calendario del departamento y de los municipios el 12 de
mayo como un día para declarar nuestro amor por el río Bogotá.
En tercer lugar, está el periódico mural Aclarando mi Río. Reconociendo que en mu-
chos municipios el acceso a internet aún es limitado, y encontrando que cada cabe-
cera municipal tenía un espacio mural, el mismo en el que colgaban los listados de
Familias en Acción y diferentes comunicados locales, los participantes de la Agenda
ciudadana por el río Bogotá consideraron importante realizar un periódico mural en
el que los habitantes de cada municipio informaran sobre temas relacionados al río.
El periódico se diseñó con espacios para que tanto las instituciones locales informa-
ran sobre eventos y gestiones, como para que la ciudadanía informara sobre temas
de interés. Para la publicación en cada municipio se imprimieron 45 ejemplares que
fueron enviados a las alcaldías y a las Unidades Municipales de Asistencia Técnica
Agropecuaria (UMATA). Desafortunadamente no en todos los municipios el perió-
dico fue colgado en el mural, en algunos casos porque quedaron arrumados en las
instituciones que los recibían.
En cuarto lugar, está la elaboración de las monografías locales “Mi Río Bogotá”. Por
iniciativa de una habitante del municipio de Tena quien conocía historias orales y
270 había tenido muchas vivencias a lo largo de los años con el río, decidió iniciar la
redacción de la monografía de dicho municipio. Al conocer esta experiencia Martha
Luquez invitó a todos los ciudadanos motivados y adheridos a la Agenda ciudadana
por el río Bogotá para la elaboración de monografías locales en los que detallaran la
geografía del municipio en relación a la cuenca, la historia del uso y la gestión en el
río Bogotá por parte de sus habitantes y de las instituciones del municipio, así como
los hechos que han permitido su contaminación en el área. Hasta el día de hoy se
han escrito alrededor de 20 monografías locales, en algunos casos elaboradas por
las administraciones municipales, en otras entre alcaldías y habitantes, y en otros
con el esfuerzo y los dineros de los ciudadanos. Fue así como cada municipio empe-
zó a entender cuáles han sido y son sus responsabilidades, sus errores, así como las
consecuencias derivadas de su uso del río. Estas monografías locales han resultado
En sexto lugar, hay que señalar el trabajo que algunas veedurías y organizaciones
municipales vienen adelantando con las instituciones locales, tanto en denuncia,
vigilancia y toma de decisiones ambientales. Hay varios casos de los que sólo se
enunciaran algunos. Está la evaluación que la Veeduría de Cajicá en compañía de
Hernando Robles, presidente de ASURIO, hizo a la planta de tratamiento del munici-
pio recién entregada por la CAR a la alcaldía, en la que encontraron graves detalles
técnicos. Está el trabajo del Comité de Control Ambiental de Soacha, participantes
de la Agenda ciudadana por el río Bogotá, quienes han logrado que la alcaldía muni-
cipal reconozca su opinión técnica en los temas ambientales del municipio. O la la-
bor que adelantan ciudadanos de los municipios de Tena, el Colegio y la Mesa sobre
el estado de legalidad de la extracción de piedra en rondas del río.
Finalmente, a lo largo del 2012 el trabajo de la Red ríos y cuencas y ASURIO, ha esta-
do dirigido a terminar el proceso legal de formación, lo que ha limitado su accionar.
Sin embargo, se destaca la participación de la Red ríos y cuencas representada por
su presidente Jorge Achuri en las Auditorias articuladas que la Contraloría General
de la República, desde la oficina del Medio Ambiente, viene realizando a las institu- 271
ciones departamentales y municipales con jurisdicción en la cuenca del río Bogotá
como parte del ya enunciado Programa de Promoción y Desarrollo del Control Fiscal
Participativo sobre la gestión de río Bogotá. Asimismo, la participación como ponen-
te del presidente de ASURIO Hernando Robles, en el encuentro “El Río Habla” desa-
rrollado por el Centro para el Desarrollo Regional de las Naciones Unidas, siendo la
única organización ciudadana con voz en el evento.
Es claro que hasta aquí el accionar de Red Ríos y Cuencas y ASURIO ha estado limi-
tado al trabajo que desde la Contraloría General de la República se ha realizado para
cumplir las metas de la Agenda ciudadana por el río Bogotá durante el año. Reflejo
de la dependencia en el rol de la Contraloría General de la República por parte de los
participantes y organizaciones que conforman este proceso es la financiación desde
esta institución de control, por falta de recursos propios, para la realización de un
diplomado teórico práctico para las Veedurías Mi río Bogotá y los usuarios anexos a
ASURIO, de modo que aprendan los argumentos administrativos, técnicos y jurídicos
para evaluar de forma rigurosa a las empresas públicas del municipio, en especial la
gestión de la CAR y de las plantas de tratamiento municipales. Esta capacitación es
un paso importante en el fortalecimiento del proceso de la Agenda Ciudadana por
el río Bogotá teniendo en cuenta que muchos de los que asumieron como veedores
municipales no cuentan con el conocimiento necesario para hacer un control res-
ponsable a las instituciones.
Para esa época ya se conocía el estudio realizado en 2001 por la Unión Temporal de
Saneamiento del Río Bogotá y la Universidad de los Andes contratado por la EAB,
en el que se revisaron alternativas para la descontaminación del río Bogotá. Dicho
estudio recomendó el cambio del esquema de las tres PTAR (Salitre, Fucha, Tunjue-
lo) y propuso optimizar la PTAR Salitre para complementarla solo con una segunda
PTAR que se ubicaría o en la desembocadura del Tunjuelo, o en la vereda Canoas
en el municipio de Soacha, la cual recibiría las aguas del Fucha y el Tunjuelo a través
de interceptores. (Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, sin año de
publicación). De esta forma quedaron sobre la mesa tres alternativas de tratamiento
para las aguas residuales e industriales que produce Bogotá.
En la sentencia, el Tribunal le define a cada una de las empresas y de los entes públi-
cos involucrados según su jurisdicción y responsabilidad con el río Bogotá una serie
de acciones de producción limpia y obras de infraestructura basado en el criterio
de la Mesa de Solución Técnica Integral, en la que participaron expertos de la CAR,
el MAVDT, la EAB y la Procuraduría General de la Nación y que fue celebrada den-
tro del proceso. Para el caso de las aguas residuales e industriales de la ciudad de
Bogotá, el Tribunal consideró que de las alternativas existentes la ampliación de la
15 Es importante tener en cuenta que en la sentencia el Tribunal rescata la acu-
mulación de diferentes acciones populares interpuestas para solucionar temas sobre la
contaminación del río Bogotá. En particular tiene en cuenta los procesos radicados bajo
los número A.P. 00- 0122, A.P. 01 -428 y la 01 -343.
PTAR Salitre, la construcción de los interceptores Cortijo - Engativá, Fucha - Tunjuelo,
Tunjuelo - Canoas, así como la construcción de la PTAR Canoas con su respectiva
estación elevadora, es más atractiva por los costos (según la sentencia es un 48%
menos costosa en relación a la alternativa de las tres PTAR) (Tribunal Administrativo
de Cundinamarca, 2004). También la consideró una mejor opción, según su argu-
mento, en la medida en que es la mejor posibilidad para aprovechar la capacidad de
asimilación natural del río Bogotá, a pesar de ser una alternativa que requiere mayor
tiempo (Tribunal Administrativo de Cundinamarca, 2004).
Como parte de este proceso en 2003 el Distrito Capital, en ese entonces bajo la
administración de Antanas Mockus y la CAR bajo la gerencia de Darío Londoño fir-
maron un acuerdo para trabajar por lo que llamaron la Solución Integral del río Bo-
gotá, en la cual convinieron llevar a cabo la alternativa exigida por la sentencia del
Tribunal, dentro de la que se definía al DAMA, hoy Secretaría Distrital de Ambiente
y a la EAB, como las entidades del Distrito responsables. Si bien esta sentencia fue
apelada por varios de los demandados ante el Concejo de Estado, la firma de este
acuerdo ha permitido que desde entonces el Distrito y la CAR hayan empezado a
trabajar para la construcción de estas obras.
La Mesa jurídico-técnica del río ha realizado una serie de acciones con la intención
de aportar desde el conocimiento experto de sus ingenieros, biólogos y abogados en
estas discusiones técnicas sobre el río. Al respecto es importante reconocer dos ac-
ciones populares que han interpuesto, así como la gran cantidad de documentos téc-
nicos elaborados en su mayoría por Hernando Robles, quién es el único accionante
que está presente en el proceso que el magistrado Marco Antonio Velilla del Consejo
de Estado adelanta sobre la sentencia de la acción popular No. 01-479 de 2004.
La primera acción popular desde la Mesa jurídico-técnica fue la No. 358 de 2009
que se interpuso cuando se publicó la licitación para la construcción del interceptor
Tunjuelo- Canoas. En esta pidió suspender esta licitación debido a que no se tenía
274 un estudio de impacto ambiental, de impacto social y de evaluación de alternati-
vas ecológicas sobre dicho interceptor, y exigieron información sobre el proceso de
contratación y sobre los estudios técnicos que expliquen por qué esa es la realidad
de lo que necesita el río Bogotá. En esa acción popular la Mesa jurídico-técnica pro-
puso realizar un interceptor más corto, Soacha- Tunjuelo, y hacer la PTAR en la des-
embocadura del Tunjuelo, que según sus cálculos bajaría los costos. Parte de esta
argumentación alegaba que aducir la construcción de la PTAR Canoas a una mejor
capacidad de asimilación del río tal y como establece la sentencia, carecía de funda-
mentos técnicos acerca del comportamiento del cauce, y que más bien expresaba
intereses en la construcción de los túneles para los interceptores por parte de la
EAB por contar con la alta tecnología de las tuneladoras TMB de roca con la que han
realizado los túneles que conducen el agua del sistema Chingaza. Además la opera-
ción de la estación elevadora en la PTAR Canoas resultaría exageradamente costosa
debido a que allí entre la planta y el túnel hay un desnivel de 47 metros, lo que en
la desembocadura del Tunjuelo se reduciría unos 30 metros, es decir quedaría a 17
metros, un asunto técnico importante teniendo en cuenta que se necesita bombear
alrededor de 14m³ por segundo, lo que resultaría muy costoso.
El 30 de diciembre de 2009 esta acción popular se encontraba en proceso cuando
la licitación para la construcción del interceptor Tunjuelo-Canoas fue adjudicada a la
firma H2O Consulting. Conocida la decisión la Mesa jurídico-técnica pidió al enton-
ces Contralor Distrital Miguel Morales Russi que se pronunciara sobre el tema, sin
obtener respuesta. Esta fue una de las razones por la que retiraron la acción popular
para volver a presentar una nueva acción acorde a lo sucedido, la No. 705 de 2010,
en la pidieron que se suspendiera dicho contrato, así como el estudio técnico de la
PTAR Canoas, en tanto se careciera de los estudios enunciados en la acción popular
anterior. Entre otras cosas parte de este reclamo se basó en que hasta ese momen-
to, e incluso hasta hoy cuando ya se ha realizado el interceptor Fucha- Tunjuelo y
casi todo el interceptor Tunjuelo- Canoas, ninguna de estas obras tiene licencias
ambientales. La única licencia ambiental que ha existido en todo este proceso es la
brindada por la resolución 817 para las tres PTAR que se tenían consideradas en un
principio, la cual no cubre a los interceptores y a la PTAR Canoas, y que no obstante
está siendo utilizada para estas obras. Justamente por esta razón dentro de la acción
popular también pidieron suspender dicha resolución. Por último, solicitaron un es-
tudio divulgativo y detallado de la calidad y estado del agua del río Bogotá a la altura
de la ciudad, de la que aún se desconocen detalles.
Fue así que se presentó, cómo único accionante, en una audiencia pública realizada
por el Consejo de Estado el 14 de noviembre de 2012, en la que utilizó sus 15 minu-
tos para explicarle al Tribunal los efectos de la contaminación del embalse de Muña
en la salud de los habitantes de la población de Sibaté. Argumentó que el río Bogotá
después del municipio de Tocancipá pierde todo el oxígeno, y en esos medios se
desarrolla una actividad bacteriana anaeróbica que biodegrada los tóxicos y los hace
volátiles, dispersando dichos compuestos, varios de ellos inodoros, en el aire que
se respira. Al ser almacenada toda esta agua contaminada en el embalse de Muña,
dicha actividad anaeróbica se concentra. Esto ha generado graves casos de cáncer,
enfermedades cutáneas y enfermedades respiratorias.
Como parte de este proceso el magistrado ponente del Consejo de Estado Marco An-
tonio Velilla, pidió la opinión de Hernando Robles respecto a dos asuntos. El primer
asunto fue respecto a las decisiones que la EAAB tomó para cambiar algunos puntos
sobre el trazado Tunjuelo-Canoas y de ubicar la segunda PTAR no en Canoas sino en
el punto conocido como Charquito. Respecto a la reubicación de la segunda PTAR,
en el mes de abril de 2012 el Alcalde Mayor Gustavo Petro y el gerente de la EAAB
Diego Bravo anunciaron que desaprobaban la construcción de la estación elevado-
ra de la PTAR Canoas por los altos costos de implementación ya que su operación
anual ascendía a 26.127 millones de pesos a precios de 2010, lo que resultaría muy
costoso para la ciudad (El Espectador 2012). Para ello propusieron hacer la PTAR en
el lugar de Charquito, en donde las aguas llegarían por gravedad y no se necesitarían
de ningún bombeo, reduciéndose los costos de construcción y de operación.
El segundo asunto sobre el cual el magistrado ponente pidió a Hernando Robles opi-
nar fue sobre la responsabilidad de la empresa Emgesa en esta discusión, teniendo
en cuenta que esta empresa alega ante el Consejo de Estado que hay un pacto de
cumplimiento realizado en el proceso judicial que llevó a cabo el Tribunal Adminis-
trativo de Cundinamarca en el que se definía la realización de la PTAR Canoas y de
su participación para la generación de energía de la estación elevadora y del uso de
esas aguas. Fue justamente a partir de esta tensión entre la EAAB y Emgesa que el
26 de julio de 2012 el Consejo de Estado definió detener la terminación de la obra
del interceptor Tunjuelo- Canoas, con el argumento que era dudosa su ejecución y
contratación.
Es así que la Agenda ciudadana por el río Bogotá ha desarrollado sus acciones a
favor del río Bogotá. Por un lado con los encuentros ciudadanos, las marchas por el
río Bogotá, las monografías locales, el periódico mural y la participación en espacios
institucionales, acciones con las que han fortalecido el proceso y le han dado visibi-
lidad; por el otro con las acciones judiciales emprendidas.
En primer lugar está el trabajo que la Fundación Al Verde Vivo ha realizado con la
reforestación de 12 km en la cuenca alta del río Bogotá. Aunque aún no se ha he-
cho un estudio científico de los efectos positivos de la reforestación con especies
nativas en la ronda del río, hay un indicador que parece ir a favor de su trabajo.
Según la Fundación, aunque la precipitación del invierno de 2010 y 2011 causó en
muchas zonas del río grandes inundaciones, anegándose el río en varios puntos en
el municipio de Suesca, al parecer fue menor el crecimiento del río en relación a la
inundación de 2005. Para el director de la Fundación es probable que los bosques
sembrados hayan ayudado.17 Los otros logros en términos de la incidencia que ha te- 277
nido esta Fundación se pueden centrar en: mayores exigencias de control de la CAR
con algunas empresas contaminantes como la entonces Cervecería Leona, Papeles
y Molinos y Ebel; evitar los vertimientos de residuos domiciliarios de la vereda de
Cacicazgo construyendo un sistema de alcantarillado sin arrastre de sólidos, y hacer
visible la problemática ambiental del río Bogotá.
Por su parte, las organizaciones de la Agenda ciudadana por el río Bogotá han te-
nido una amplia incidencia en la vinculación de familias campesinas y ciudadanos
para que sean partícipes y se involucren en la lucha por la vida del río Bogotá. Este
proceso es en esencia un espacio de participación ciudadana en el que se informan
y buscan trabajar por el río.
La marcha por el río Bogotá que se realiza cada 12 de mayo también es un escenario
de incidencia muy importante si se le reconoce como un espacio de visibilización del
proceso de la Agenda ciudadana por el río Bogotá y de la problemática del río. Este
tipo de dinámicas sociales, así como los encuentros ciudadanos y las comunicaciones
internas del proceso, en las que fluyen informaciones de carácter ambientalista, han
sido forjadoras de una identidad verde entre sus participantes. Es decir, han logrado
que los participantes se apropien de los discursos ambientalistas y conservacionistas,
y realicen cambios de hábitos hacia actividades como el reciclaje de las basuras de la
casa, el uso de los desechos orgánicos, actitudes de denuncia y alerta, entre otros.
Asimismo hay que destacar el trabajo que viene adelantando Hernando Robles en
representación de las organizaciones y procesos a los que pertenece (Agenda ciu-
dadana por el río Bogotá, Fundación Girardotemos y ASURIO) ante el Consejo de
Estado. Él en compañía de la Mesa jurídico-técnica ha elaborado argumentos muy
rigurosos ante esta importante autoridad judicial para que se tome la mejor decisión
sobre el río Bogotá. Por su puesto, debido al estado de la discusión y de las obras,
los argumentos de Hernando Robles están apuntando a que la segunda PTAR sea en
Charquito.
No obstante, para varios de los integrantes de la Mesa jurídico-técnica resulta más
pertinente que la segunda PTAR fuera en la desembocadura del río Tunjuelo, que
tal y como están las cosas, implicaría una pérdida de algunas obras, y sin embargo
se ahorrarían costos en relación a la PTAR Canoas. E incluso, aunque esto es una
propuesta casi que inviable a esta altura del camino, varios de sus integrantes, entre
ellos Hernando Robles, considera que lo ideal hubiera sido la construcción de pe-
queñas plantas de tratamiento en diferentes puntos estratégicos de la ciudad que
trataran las aguas residuales incluso antes de su llegada a los ríos de la ciudad. De
todas maneras, los participantes de la Agenda ciudadana esperan que el Consejo de
Estado tenga en cuenta los argumentos de Hernando Robles para tomar una buen
decisión por el río Bogotá, es decir, que como mínimo la PTAR no se realice en Ca-
noas.
Otro gran obstáculo para la defensa del río Bogotá es el alto nivel de contaminación.
Sus aguas tienen cero de oxigenación en el tramo que corresponde a la ciudad de
Bogotá, su cauce lleno de químicos y de altas cantidades de desechos orgánicos en
descomposición, está altamente sedimentado y tiene en los suelos muchos metales
pesados, e incluso no se conoce el tipo de interacciones y reacciones entre todos
estos compuestos, y muchos otros, que le llegan al río.
Por último hay que reconocer como otro gran obstáculo la noción que se tiene de
la forma en que hay que intervenir el río. Al respecto Fernando Vásquez de Al Verde
Vivo tiene una perspectiva muy interesante. Para él, el trabajo que hay que hacer
en el río no es ni descontaminarlo ni readecuarlo hidráulicamente, tal y como lo han
venido planificando el Distrito, la EAAB, la CAR, en parte presionados por el fallo y
los pactos de cumplimiento establecidos en la sentencia No. 01-479 de 2004. Fer-
nando Vásquez considera, por un lado que lo que hay que hacer es no contaminar
el río y por el otro, hay que adecuar las ciudades y los asentamientos humanos, y
no el cauce.18 Las ciudades no deben ser el centro en la concepción del desarrollo
territorial, sino las cualidades ambientales del territorio, del cual se podrían obtener
más y mejores servicios. Con esto da en un punto fundamental de la problemática
de río Bogotá y es que el tipo de modelo de ciudad y desarrollo que hasta el día de
hoy ha imperado no ha tenido ningún tipo de consideración por la biodiversidad y
los recursos naturales del territorio, lo que es sin duda un gran obstáculo para evitar
más contaminación en el río.
Referencias
Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca. (sin año de publicación). Río Bo-
gotá, Adecuación hidráulica y recuperación ambiental. Bogotá: CAR.
Claro, Diana y Patricia Gómez. 2001. “Resultados de la navegación por el río Bogotá.
Ponencia Fundación Al verde vivo” en La calidad del agua del río Bogotá. Memorias
II foro y III navegación por el río Bogotá. Bogotá: DAMA.
El Espectador. 2012. La última pelea del Acueducto por el río Bogotá. Recuperado el
3 de diciembre de 2012, en http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articu-
lo-386807- ultima-pelea-del-acueducto-el-rio-bogota
Revista Semana. 2003. Agua al cuello. Recuperado el 28 de noviembre de 2012, en
http://www.semana.com/economia/agua-cuello/73591-3.aspx
Entrevistas citadas
Vásquez, Fernando. 2012. Entrevista realizada en la Fundación Al Verde Vivo: 28 de
noviembre de 2012.
Agradecimientos
Este documento fue posible gracias al tiempo y la información brindada por Martha
Luquez, Hernando Robles, Jorge Achuri, Darwin Burgos y Fernando Vázquez, todos
soñadores de un río Bogotá lleno de vida.
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