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APAPORIS UN VIAJE A LAS ENTRAÑAS

Brayan Herreño Pardo

“Los biólogos moleculares habían descubierto los componentes básicos de


la vida, pero ello no les ayudaba a comprender las acciones integradoras vitales
de los organismos vivos” (Capra, 19) es decir, que de poco nos sirve saber que al
principio de los tiempos, cuando ocurrió el Big Bang, solo había carbono,
hidrogeno, nitrógeno y oxígeno y que de estos componentes nace la vida, si no
conocemos su relación, la cual conforma el gen de la vida. El todo es siempre más
importante que sus partes, y el todo es y está gracias a las relaciones que tienen
sus partes. Los indígenas Tatuyo, por ejemplo se sitúan a lo largo del rio Pirá-
Paraná, en el camino de la Anaconda, “Su desplazamiento desbroza el camino de
la gente , el rio, eje del mundo y orientación del universo; al tiempo, su cuerpo es
representación del camino mismo”. Dentro de la tribu indígena existen otros clanes
(otros niveles emergentes, como diría Capra) donde se distribuyen, “El grupo
dominante es el Pamoa, armadillo. Le siguen los Petajuna, hormiga brava negra,
los Owa, zarigüeya, los Juna Varuri, los Juna Puuna, y los pinoa, Boa constrictor”.
Al final la tribu indígena no sería nada sin las relaciones de todo los clanes, pero
donde recae toda su esencia es en su relación con la naturaleza, esa interacción
que muestra el documental Apaporis, donde hacen rituales en los cuales
reconocen que hay algo de animales dentro los seres humanos, usando máscaras
y representado a todos los animales de la selva, la fuerza, la agilidad, la firmeza,
etc. mientras hacen un ritual queriendo relacionarse con del corazón de la selva,
tiendo como función que la energía fluya y continúe la vida. La forma de adquirir
conocimiento se da dentro de un concepto de comunidad, en la hora y pocos
minutos más, se cuenta como siguiendo los pasos del profesor Schultes llegan a
perderse en la inmensidad de la selva, las comunidades macuna y barasanos
comparten algunos de los conocimientos ancestrales con el profesor y el trata de
captar toda esa sabiduría porque sabe la importancia de registrar eso que algunos
podrían catalogar como patrimonio de la humanidad y es que de no ser así se
corre el riesgo de caer en el concepto de individualidad “Las propiedades
sistemáticas quedan destruidas cuando el sistema se disecciona en elementos
aislados”. (Capra, 56), tal es el caso de las comunidades que no tienen un
lenguaje escrito, tiende a que su leguaje vaya generación a generación variando o
quizás desapareciendo.
Toda esta adquisición de conocimiento se basa en un llamada certidumbre, pero
no hay peor ciego que el que no quiere ver. Según Maturana y Varela existe un
punto ciego permanente en la forma que vemos el mundo, así como los humanos
solo tienen la capacidad de ver 400 nanómetros de franja de luz, los murciélagos
si pueden ver las hondas infrarrojas. Debemos “dejar de lado nuestra actitud
cotidiana de tratar a nuestra experiencia con un sello de indubitabilidad, como si
reflejara un mundo absoluto” (Maturana, 21), quizás en eso pensó el profesor
Schultes en su búsqueda de fuentes de caucho en el Amazonas y terminar
encontrarse con la inmensidad del rio Apaporis y lo “enculebrado” que era, la
biodiversidad y encontrar una tribu indígena que le quito la venda de occidente y
lo adopto por más de 8 años como uno de ellos, enseñándole que no se trata de
oriente ni occidente, ni de blancos o negros, se trataba del ser interior y como
entraba en armonía con cada planta, cada animal, cada molécula y hasta cada
átomo como plantea Capra siendo parte del todo.

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