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Drenaje en Cuenca

Fray Vicente Solano relata que, en el año 1849 en la ciudad de Cuenca, las calles se
volvían las letrinas del pueblo y las acequias recibían tanta basura que no corrían con
normalidad, las condiciones eran tan inaceptables que incluso volvían insalubre el aire
de la ciudad. La presencia de las acequias distribuía el agua a los moradores y se les
pedía mantener limpio el tramo que pasaba por sus casas, incluso eran amenazados
con multas para los que no cumplían, sin embargo, las acequias arrastraban toda la
contaminación de la ciudad.
El Dr. Carlos Aguilar en 1936, intenta escribir la historia de la sanidad de Cuenca, pero
se enfrenta a la falta de información; sin embargo, relata que durante el periodo incaico
el Monarca anhelaba y buscaba que sus súbditos sean limpios, y durante la época de
la colonia el desarrollo del comercio español generó la destrucción de las civilizaciones.
Solano predicaba la necesidad de escuelas de sanidad, donde se inculque a la
comunidad a mantener una higiene adecuada y pueda así ser definida como una ciudad
civilizada, sin embargo, las malas costumbres existentes en la ciudad y el apego por las
plantas curativas y la presencia de curanderos prevalecían. Es hasta el año 1852,
cuando el Dr. Agustín Cueva al llegar de Europa con nuevos conocimientos médicos, y
con la fundación de la Escuela de Medicina por parte del Dr. Manuel Coronel, que las
costumbres se ven afectadas. Mas tarde el Doctor Francisco Cuesta colabora con la
creación del Hospital de San Blas y labora como profesor de Química Industrial
enseñando el estañado del hierro, fabricación del fosforo y la pólvora. En el año 1868 a
pesar de todas las acciones descritas, la ciudad aún se mantenía en las mismas
condiciones de higiene con un bajo intento por controlar el aseo de las calles y de
abastecer la ciudad con agua poco clara.
En 1849, se comienza la organización construyendo el Cementerio Civil y mejora la
calidad del agua con acequias cerradas. Después, la llegada de la peste y el
desconocimiento de esta, provocan una total desorganización de la desinfección, por lo
que la facultad de Medicina comienza con una enseñanza sistemática de la Higiene.
En 1859 el Dr. Luis Cordero en calidad de Comisario General y Presidente de Consejo,
establece la vigilancia policial del aseo de las calles, comienza la inspección sanitaria
de los domicilios y divulga el uso terapéutico de las plantas del Azuay. Además, en la
última década del siglo XIX el Dr. Carlos Weber aplico por primera vez el estudio de los
gérmenes patógenos.
A inicios del siglo XX, a pesar de las obras realizadas la ciudad aun se encontraba al
margen de la sanidad, sin embargo, continua avanzando, en el año 1915 con la
enseñanza de la bacteriología en la Universidad, en 1920 se imparten las nociones
elementales de higiene; en 1924 el Molino que captaba el agua del rio Tomebamba a la
altura de la quebrada de Balsay, fue el primer paso más importante para cambiar el
estado de sanidad; en 1930 se da el uso sistemático de excusados y el desagüe en
calles canalizadas de cloacas de las casas particulares. Años mas tarde la municipalidad
comienza el desarrollo de alcantarillado en las calles.
Las acequias que quedaban como canales abiertos transportaban agua que contenía
residuos como el Gallinazo, el Chanchaco, entre otras, cuyas aguas eran usadas para
riego, estos canales funcionaron hasta alrededor del año 1970.
Finalmente, en 1968 se funda la Empresa Publica Municipal de Teléfonos, Agua Potable
y Alcantarillado -ETAPA. Además, en 1969 se desarrollan los primeros planes maestros
de agua y alcantarillado para la ciudad y en 1985 se plantea la necesidad de un
tratamiento de las aguas residuales y comienza los planes maestros para su desarrollo.

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