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Es importante iniciar, que la legislación Colombia, en materia de contratos

nominados e innominados, esta regulada por lo dispuesto en el Código


Civil, ya que es la normatividad primaria que regula la materia objeto de
análisis.

Es por ello que los contratos sin importar su naturaleza, deben constituir, el
pacto entre dos personas, para que así, se entienda que nació el acuerdo
de voluntades a la vida jurídica y en efecto se puede transferir, eliminar,
conceder obligaciones y derechos de conformidad con la naturaleza del
contrato.

Ahora bien, los contratos Nominados, hacen alusión a todos los contratos
que se registran en el Código Civil y, por ende, se les ha asignado un
nombre que los identifica, para de esta manera, conocer en efecto, cuál
será la naturaleza del acuerdo y cuáles serán los parámetros sobre los
cuales se efectuará su desarrollo contractual.
De conformidad con lo anterior, existen diferentes contratos que encajan,
dentro
de lo establecido con anterioridad, como lo son, los contratos de
compraventa,
donación, deposito, arrendamiento, entre otros. Es por ello que la
importancia de
los contratos nominados radica, en el hecho de identificar, su nombre y el
objeto
del mismo y con razón a lo estipulado en dicho contrato, corroborar como
se
establecen las obligaciones de las partes, para garantizar su cumplimiento.

Por otra parte, los contratos innominados, se caracterizan por no estar


contemplados en el Código Civil, se consideran que son atípicos al no
establecer,
los elementos que los regulan para su creación, pero no por ello, se
considera que
estos contratos no sean válidos, ya que las formalidades con las que se
elaboran,
deben cumplir con los parámetros establecidos en la normatividad, es decir,
objeto
y causa licita y que se encuentre libre de cualquier vicio en el
consentimiento.
Ejemplo de este tipo de contratos innominados, serán en efecto los pactos
comerciales, el contrato de outsourcing, entre otros.

Contratos NOMINADOS E INOMINADOS. Los primeros son los que la ley conoce y ha distinguido
con un nombre; los que hacen parte de la nomenclatura convencional del código, compraventa,
permuta, arrendamiento, etc.
Son innominados los que carecen de ese nombre legal, y son las convenciones que las partes
celebran, y que no encajan ni pueden ubicarse dentro de un tipo contractual ya nominado. Esta
división, que tuvo importancia en el derecho romano, en donde las convenciones tenían que
vaciarse en los moldes previstos por la ley, tiene muy poca en el derecho moderno. En virtud de la
libre contratación, tan válido y eficaz es el contrato nominado y que se acopla en un todo a la
reglamentación legal, como el que las partes crean caprichosamente al ajustar sus voluntades.
Por otra. parte, el nombre que los contratantes den a la operación celebrada, es indiferente y
jurídicamente inocuo. Los entes jurídicos tienen sus ingredientes o factores de integración, y una
vez que éstos concurren ese ente surge fatalmente, y será regulado por las normas que al respecto
haya trazado la ley, y si es desconocido por éste se regirá por los principios generales y por lo que las
partes hayan acordado. Lo que importa es que los particulares al actuar en la vida jurídica, lo hagan
dentro de la esfera de licitud, sin violar la ley, el orden público ni las buenas costumbres

CONTRATOS NOMINADOS E INNOMINADOS


según el art. 1143 del CC son nominados aquellos contratos a los que la ley asigna una
denominación especial e innominados aquellos que no la tienen asignada.
Ello no agota el concepto de uno y otro.
Nominados: son los que aparte de tener una denominación especial tienen en el CC o en las
leyes especiales, un tratamiento que regla su formación y efectos. Son los contratos tipo o
típicos (están tipificados).
Formales: contienen una disciplina propia. La ley establece sus elementos esenciales y
efectos naturales (en razón de que son los más comunes en el orden de las relaciones
humanas).
La tipicidad no resulta de la denominación que las partes asignen a la relación jurídica sino
de que en ella, se den todos los elementos esenciales del contrato típico.
Los efectos naturales del contrato típico, los que no han sido modificados por las cláusulas
insertas por las partes, se reglan por las normas establecidas de antemano por la ley.
Innominados: las partes reglan sus derechos conforme al principio de autonomía de la
voluntad y por la fuerza obligacional de los contratos (art. 1197 CC) según lo crean más
conveniente.
Dentro de lo que la ley les permite, elige la forma contractual atípica.
Los efectos de los contratos en ausencia de una norma especial válida convenida por la
parte, se reglan por las disposiciones de los contratos típicos que resulten más análogas por
aplicación del art. 16 CC, los principios generales del contrato o los principios generales del
orden jurídico.
El CC trae ejemplos en los arts. 1143 y nota en el 1493.-
A los contratos innominados se los denomina “Contratos de confección “por oposición a los
contratos “de medida”. En los primeros hay una variedad infinita como las necesidades a
las que dan satisfacción. No sólo son el resultado de "la facultad creadora” del intelecto
humano sino también de las necesidades sociales que en su continuo devenir, exigen en las
relaciones interhumanas nuevas formas de contratación.

Contratos nominados e innominados


Por Gerencie.com

Para conocer la definición de contrato, hay que acudir al Código Civil,


que lo define como un pacto de mínimo dos personas para que
nazcan, transfieran, editen o eliminen obligaciones y derechos.
Además, también es importante conocer que en el Código Civil
aparece otra idea de suma importancia que determina el inicio de
obligaciones y de derechos en los diferentes contratos con respecto a
etiquetas que les den nombre para que otorguen una firmeza jurídica
contundente a los contratos que se vayan creando.
Los contratos nominados hacen referencia a todos los contratos que
aparecen en el Código Civil con su correspondiente nombre que les
denomina. Existen varios tipos de contratos de este tipo, como
pueden ser los contratos de compraventa, los contratos de donación,
los contratos de arrendamiento o los contratos de depósito.
Mientras tanto, los contratos innominados están delimitados por su
fundamento de no estar incluidos en el Código Civil. Además, este
tipo de contrato se caracteriza por su atipicidad, al no poseer
elementos que lo regulan para su creación. En cambio, su forma no
debe alejarse de los diversos puntos que determinan su existencia,
así como la consideración de que estos contratos sean válidos a todos
los efectos.
En referencia a las cláusulas, unas que son fundamentales son las que
dan valor a las diferentes partes que denominan a estos contratos de
una forma especial esenciales, ya que entraña una dificultad
considerable el nombrar al contrato por fusiones contractuales
ajenas.
Algunos ejemplos en los que aparecen estos contratos innominados
que influyen en el sistema son los pactos comerciales que se
acuerdan entre las partes o la existencia jurídica, entre otros.
En definitiva, las diferencias entre los contratos nominados y los
innominados radican en su aparición o no en el Código Civil, pero en
esencia tienen fundamentos similares que se aplicarán sobre
diferentes materias.
Nota: Editorial realizado según legislación española, no obstante se
trata de un concepto de aplicación universal.

 A SI TIENEN O NO UN NOMBRE Y UNA REGLAMENTACIÓN SON


CONTRATOS, NOMINADOS E INNOMINADOS.
Existen contratos que invariablemente tienen ciertos elementos esenciales, por lo cual reciben un nombre determinado: son los
contratos nominados.
Así, el contrato en virtud del cual el propietario de una cosa se obliga a
transmitir la propiedad a otra, a cambio de un precio en dinero, se
llama compraventa. Cuando una persona le permite a otra el goce de una
cosa durante un tiempo, a cambio de un precio, se forma el contrato de
arrendamiento y cuando se le permite el golpe de una cosa a otra persona sin
cobrar prestación alguna por ese goce, tenemos el contrato de comodato.
En todo contrato nominado existen elementos que son de su esencia, y otros
que son de su naturaleza y otros puramente accidentales.

 Son de la esencia de un contrato:


Aquellos elementos sin los cuales, o no produce efecto alguno, o degenera en
otro contrato diferente. Así, es de la esencia de la compraventa, en primer
lugar, la obligación del vendedor de transmitir a otro la propiedad y la del
comprador de pagar un precio en dinero.
Tan pronto varié alguno de estos dos elementos, el contrato deja de se venta,
como cuando el dueño se obliga a transmitir la propiedad y el adquiriente a
pagar una prestación que no sea en dinero, o cuando se adquiere la cosa
gratuitamente, en el primer caso tenemos la permuta, y el segundo la
donación.

 Son de la naturaleza de un contrato:


Los elementos que, no siendo esenciales en él, se entienden que le
pertenecen sin necesidad de una cláusula especial. En el depósito es elemento
de su naturaleza y no de su esencia, el pago de una prestación en dinero al
depositario (especialmente cuando este se dedica a tal oficio en razón de su
profesión; pero esa remuneración puede faltar, sin que el contrato degenere en
otro diferente.

 Elementos accidentales:
Son aquellos que normalmente no se dan y que es necesario agregar mediante
cláusulas especiales, esto sucede con los contratos sometidos a término o
condición.

Los contratos innominados: que han sido reglamentados por la ley, las
partes pueden celebrarlos en virtud del principio de la autonomía de la
voluntad, que autoriza para pactar cualquier contrato, cualquiera que sea su
naturaleza , siempre que respeten la ley, el orden público y las buenas
costumbres. Son múltiples, tantos cuantos la imaginación humana pueda
concebir. Se señala entre ellos el hospedaje, de edición y de talaje, todos
innominados aunque en la práctica jurídica tengan nombre propio, porque no
han sido objeto de una reglamentación dictada por la ley, como el
arrendamiento, el contrato de trabajo, la fianza, etc.

CONTRATOS TÍPICOS O NOMINADOS:


Está regulado por cualquier norma, ley, etc.
Tienen un nombre y una regulación ya sea en
un código o en las leyes especiales, ejemplo: el cont
r a t o d e a r r e n d a m i e n t o , d e compraventa, de mandato

Contratos típicos y atípicos


Por Gerencie.com

Se entiende por contratos típicos o nominados y contratos atípicos o


innominados aquellos que poseen regulación legal o carecen de ella,
siendo los típicos los pertenecientes al primer grupo y los contratos
atípicos los que se encuadran dentro del segundo grupo.
De acuerdo con la teoría de los contratos, hay que resaltar que la
autonomía de la voluntad de las partes desempeña un papel
fundamental a la hora de encuadrarnos dentro de alguno de los dos
grupos.
La autonomía de la voluntad permite que las partes pacten una
regulación negocial diferente de la estipulada en la ley siempre y
cuando su alejamiento de esta no suponga un desplazamiento de las
normas imperativas que configuran el negocio jurídico base. Si esto se
cumple todavía estaríamos dentro de los contratos típicos o
nominados, pero resaltando la importancia y relevancia jurídica de la
voluntad de las partes.
Por otro lado, dentro de los contratos atípicos o innominados, nos
encontramos con una voluntad contractual que no encuentra asiento
en ningún contrato nominado o típico, creando por ello un negocio
jurídico o contrato nuevo.
Que se cree un negocio jurídico o contrato nuevo no quiere decir por
ello que no se deban cumplir requisitos básicos que todo contrato
debe tener, es decir, como la buena fe de los contratantes y la
capacidad contractual de los mismos, además de carecer de vicios
que hagan que el contrato sea nulo o anulable.
Como ejemplos de estos dos grupos tenemos, por un lado y dentro
de los contratos típicos o nominados, los contratos de compraventa,
los contratos de arrendamiento, la permuta, el comodato, el
usufructo, además de otros, siempre y cuando sean negocios jurídicos
con representación legal.
Como ejemplo de contratos atípicos o innominados podríamos aludir
a figuras conocidas pero que no concuerdan con los esquemas típicos
o tipificados en las leyes, como podría ser el intercambio tanto de
bienes, cosas, tanto de carácter mueble, como bienes inmuebles.
En cualquier caso, y recordando lo anteriormente dicho, las
limitaciones que al respecto impone la legislación, son que esos
bienes sean de lícito comercio y exista tanto buena fe contractual
como capacidad de las partes. También pueden ser contratos de
servicios de cualquier tipo. Normalmente en ese intercambio
interviene como contraprestación la figura del dinero y por tanto hay
que tener en cuenta lo que la legislación disponga para este.
Resumiendo lo anteriormente expuesto, contrato típico es todo aquel
recogido en la ley vigente y contrato atípico todo aquel que no
encuentre acomodo en la legislación, siempre y cuando no
contravenga disposiciones imperativas que lo hagan nulo.

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