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BOGHOSSIAN, P., El miedo al conoci-


miento. Contra el relativismo y el construc-
tivismo, Madrid, Alianza Editorial, 20091.

En las últimas décadas, tanto dentro


de la academia –principalmente en cien-
cias sociales y en humanidades– como en
la sociedad –provocado, en mayor o menor
medida, por los medios de comunica-
ción–, se está aceptando acríticamente
una tesis fuerte cuyo enunciado general
afirma que «el conocimiento es algo
socialmente construido». Esta idea apun-
ta a un problema de hondo calado, trans-
versal y de larga tradición filosófica
acerca de la naturaleza del conocimiento
humano; en definitiva, de la posibilidad
misma de conocimiento objetivo.
Sorprendido ante este panorama,
Paul Boghossian, catedrático de filosofía
de Nueva York y especialista en filosofía de
la mente, epistemología y filosofía del len-
guaje, se ha propuesto clarificar las prin-
cipales cuestiones que se derivan de dicha
tesis y examinar críticamente las corrientes
que están detrás de ella; de ahí que El

1. BOGHOSSIAN, P., Fear of Knowledge:


Against Relativism and Constructivism, New
York, Oxford University Press, 2006.

© Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 12, 2010, pp. 227-244
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miedo al conocimiento lleve este subtítulo: Nuestra lógica parece excluir la posibili-
Contra el relativismo y el constructivismo. dad de que ambas hipótesis sean igual-
Nos encontramos, pues, ante un libro mente válidas.
clave en filosofía de la ciencia, en episte- A partir de aquí, este filósofo con
mología, pero igualmente crucial en otras conocimientos en física, entablará un sose-
disciplinas como sociología de la ciencia gado diálogo con algunos de los princi-
–o incluso en epistemología jurídica–, pales representantes del relativismo y
accesible no sólo para los profesionales del constructivismo, extrayendo los pun-
del área, sino, para «cualquier persona tos comunes del pensamiento de las dos
que valore un razonamiento riguroso» tradiciones y llevando hasta el límite
(p. 12). Una muestra del carácter divulga- sus argumentos lógicos. De este modo,
tivo de esta breve pero detallada obra la uno va familiarizándose con la termino-
observamos en el capítulo introductorio logía utilizada por estas escuelas contem-
en el cual se recoge una noticia apareci- poráneas, a la vez que toma conciencia de
da en portada en el prestigioso New York que las ideas subyacentes hacen referen-
Times. En ella se describe un conflicto cia a problemas clásicos en la historia de
entre dos concepciones antagónicas (la la filosofía, reformulados continuamen-
de las tribus indígenas y la de los arqueó- te. Así, por ejemplo, podríamos recor-
logos) acerca del origen de las primeras dar la epistemología escéptica de Hume
poblaciones autóctonas de América. Lo o el fenomenalismo kantiano. También,
realmente extraño de este caso, además remontarnos más atrás con «el hombre es
de la pretensión de imparcialidad perio- la medida de todas las cosas» de Protágo-
dística que equipara desde un punto de ras o el clásico «veritas filia temporis» (la
vista epistémico ambos «paradigmas», verdad es hija de su tiempo) para darnos
consiste en la declaración de algunos cien- cuenta de que el debate sobre la separa-
tíficos aceptando la doctrina de la Igual ción de la doxa y la epistéme se ha pro-
Validez (Equal Validity), cuyo credo lo longado en el tiempo y aún sigue vigente.
hallamos resumido en la página 17: «Exis- A lo largo de estas páginas desfilarán
ten muchas formas radicalmente distintas, autores como I. Kant, L. Wittgenstein, T.
pero “igualmente válidas”, de conocer el Khun, H. Putnam, N. Goodman, P. Feye-
mundo, de las cuales la ciencia es sólo rabend, I. Hacking, B. Latour o D. Bloor,
una». El autor se pregunta por qué sien- entre otros. Pero será Richard Rorty quien
do la Igual Validez tan poco intuitiva en tenga un papel más destacado al ser ele-
cuestiones fácticas –otro tema sería plan- gido como el principal representante;
teárnoslo en la moral o en la estética– ha en parte por su actual influencia, en parte
calado tanto entre los intelectuales y acadé- porque su versión sui generis le permitirá
micos de nuestro tiempo. ¿Pueden ser dos a Boghossian abordar de forma más pre-
hipótesis excluyentes igualmente váli- cisa lo que está en juego.
das? O los primeros pobladores de Amé- El segundo capítulo nos pone en
rica ascendieron a la superficie desde contexto aclarándonos ciertos conceptos
un mundo subterráneo, como conside- básicos para situarnos inmediatamente
ran los mitos de algunas tribus, o bien en el enfrentamiento entre la visión clásica
atravesaron el estrecho de Bering hace del conocimiento y la constructivista-rela-
aproximadamente 10.000 años, como tivista. A continuación, la estructura del
explica la teoría científica estándar. libro se corresponde con exactitud con

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los tres presupuestos sobre el conocimien- de la concepción de Thomas Kuhn (pp.


to que, según Boghossian, constituyen la 163-168 y, en especial, pp. 169-172). Ahora
esencia del denominado postmodernis- bien, es justo reconocer las limitaciones
mo contemporáneo. Es preciso advertir que una obra de esta índole posee a la
que el autor es consciente de la cantidad hora de atender a matices y variaciones
de variadas versiones del relativismo y del de las escuelas analizadas y criticadas.
constructivismo que existen, pero asegu- También pueden resultar frustrantes para
ra que todas ellas se adhieren a uno o a los expertos las lagunas históricas cuando
varios –en ocasiones, a todos simultánea- se tocan cuestiones propiamente filosó-
mente– de estos tres principios. Así, los ficas. En su defensa podemos decir que
capítulos 3 y 4 se ocupan del primero, el propio autor reconoce estas objecio-
el catalogado «constructivismo sobre los nes y que, teniendo en cuenta la limita-
hechos», que viene a negar que el mundo da extensión del libro y el público a que
que intentamos conocer y comprender va dirigido, nos topamos con un óptimo
es independiente de nosotros; todos los imposible.
hechos están socialmente construidos. En En definitiva, El miedo al conoci-
los capítulos 5, 6 y 7 se discute si la infor- miento continúa el camino recorrido por
mación que justifica una creencia es inde- otros autores, principalmente en la filo-
pendiente o, por el contrario, dependiente sofía analítica, de tomar parte en las lla-
de las necesidades y/o intereses contin- madas «Guerras de la Ciencia» y de
gentes del contexto, de la sociedad complementar, en el plano de la argumen-
(«constructivismo sobre la justificación»). tación lógica, el experimento práctico
Finalmente, en el octavo y último capítu- que llevó a cabo Sokal cuando nos mos-
lo, se examina la plausibilidad del «cons- tró las miserias del «postmodernismo» a
tructivismo sobre la explicación racional», finales de la década de los noventa. Un
que niega la visión clásica del valor de la alegato más a favor de la racionalidad,
evidencia, en circunstancias apropiadas, una actualización del atrévete a saber de
para explicar el porqué de nuestras creen- la Ilustración para una época en la que,
cias. Como colofón, en el epílogo, este ciru- más que nunca, es necesario cribar la
jano del pensamiento lógico nos ofrece un ciencia de la impostura, el conocimiento
diagnóstico que a muchos les resultará de la opinión.
altamente desagradable: después de disec-
cionar exhaustivamente los postulados Juan Antonio Montero Becerra
expuestos, se aducen motivos para recha-
zar todos y cada uno de ellos.
Sin embargo, independientemente de
que nos gusten más o menos las conclu-
siones, la lectura de este libro suscitará el
interés de cualquier lector interesado en
la materia por su calmada persuasión a
través de rigurosos e ingeniosos argu-
mentos y por el lenguaje claro y ameno
que lo envuelve. Mención destacada
merecen los comentarios que realiza de
soslayo a Kant y lo sugerente del análisis

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