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© Ediciones Universidad de Salamanca Azafea. Rev. filos. 12, 2010, pp. 227-244
RESEÑAS 231
miedo al conocimiento lleve este subtítulo: Nuestra lógica parece excluir la posibili-
Contra el relativismo y el constructivismo. dad de que ambas hipótesis sean igual-
Nos encontramos, pues, ante un libro mente válidas.
clave en filosofía de la ciencia, en episte- A partir de aquí, este filósofo con
mología, pero igualmente crucial en otras conocimientos en física, entablará un sose-
disciplinas como sociología de la ciencia gado diálogo con algunos de los princi-
–o incluso en epistemología jurídica–, pales representantes del relativismo y
accesible no sólo para los profesionales del constructivismo, extrayendo los pun-
del área, sino, para «cualquier persona tos comunes del pensamiento de las dos
que valore un razonamiento riguroso» tradiciones y llevando hasta el límite
(p. 12). Una muestra del carácter divulga- sus argumentos lógicos. De este modo,
tivo de esta breve pero detallada obra la uno va familiarizándose con la termino-
observamos en el capítulo introductorio logía utilizada por estas escuelas contem-
en el cual se recoge una noticia apareci- poráneas, a la vez que toma conciencia de
da en portada en el prestigioso New York que las ideas subyacentes hacen referen-
Times. En ella se describe un conflicto cia a problemas clásicos en la historia de
entre dos concepciones antagónicas (la la filosofía, reformulados continuamen-
de las tribus indígenas y la de los arqueó- te. Así, por ejemplo, podríamos recor-
logos) acerca del origen de las primeras dar la epistemología escéptica de Hume
poblaciones autóctonas de América. Lo o el fenomenalismo kantiano. También,
realmente extraño de este caso, además remontarnos más atrás con «el hombre es
de la pretensión de imparcialidad perio- la medida de todas las cosas» de Protágo-
dística que equipara desde un punto de ras o el clásico «veritas filia temporis» (la
vista epistémico ambos «paradigmas», verdad es hija de su tiempo) para darnos
consiste en la declaración de algunos cien- cuenta de que el debate sobre la separa-
tíficos aceptando la doctrina de la Igual ción de la doxa y la epistéme se ha pro-
Validez (Equal Validity), cuyo credo lo longado en el tiempo y aún sigue vigente.
hallamos resumido en la página 17: «Exis- A lo largo de estas páginas desfilarán
ten muchas formas radicalmente distintas, autores como I. Kant, L. Wittgenstein, T.
pero “igualmente válidas”, de conocer el Khun, H. Putnam, N. Goodman, P. Feye-
mundo, de las cuales la ciencia es sólo rabend, I. Hacking, B. Latour o D. Bloor,
una». El autor se pregunta por qué sien- entre otros. Pero será Richard Rorty quien
do la Igual Validez tan poco intuitiva en tenga un papel más destacado al ser ele-
cuestiones fácticas –otro tema sería plan- gido como el principal representante;
teárnoslo en la moral o en la estética– ha en parte por su actual influencia, en parte
calado tanto entre los intelectuales y acadé- porque su versión sui generis le permitirá
micos de nuestro tiempo. ¿Pueden ser dos a Boghossian abordar de forma más pre-
hipótesis excluyentes igualmente váli- cisa lo que está en juego.
das? O los primeros pobladores de Amé- El segundo capítulo nos pone en
rica ascendieron a la superficie desde contexto aclarándonos ciertos conceptos
un mundo subterráneo, como conside- básicos para situarnos inmediatamente
ran los mitos de algunas tribus, o bien en el enfrentamiento entre la visión clásica
atravesaron el estrecho de Bering hace del conocimiento y la constructivista-rela-
aproximadamente 10.000 años, como tivista. A continuación, la estructura del
explica la teoría científica estándar. libro se corresponde con exactitud con
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