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Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

Guías para la Calidad del Aire de la Organización


Mundial de la Salud

Presentación
Los logros obtenidos en la gestión de la calidad del aire, en muchos países en desarrollo,
respaldan su creciente bienestar económico y social. Se ha comprobado también que la adecuada
gestión de la calidad del aire mejora la salud pública, ya que la contaminación está asociada con
el incremento de pacientes ambulatorios, de ingresos a hospitales y de mortalidad debido a
enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Estimados recientes del aumento de mortalidad
diaria indican que en una escala mundial, la causa de 4 a 8% de las muertes prematuras se debe a
la exposición a partículas en ambientes exteriores e interiores. Es más, alrededor de 20 a 30% de
todas las enfermedades respiratorias ocurren por la contaminación del aire en exteriores e
interiores, especialmente en los últimos. Se supone que sin aire limpio, el desarrollo económico
adecuado se vuelve prácticamente imposible y los conflictos sociales, inevitables.

Si bien ha habido un gran avance en la elaboración de los planes de acción para mejorar la
calidad del aire en zonas urbanas, especialmente en países desarrollados, un considerable número
de personas que viven en áreas urbanas –alrededor de 1,5 mil millones o 25% de la población
mundial– aún está expuesta a altas concentraciones de compuestos gaseosos y partículas en el
aire que respiran. Actualmente, la quema de biomasa para la cocina y calentamiento en interiores
expone a cerca de 2 mil millones de personas a concentraciones muy elevadas de partículas en
suspensión, 10 a 20 veces más que las concentraciones ambientales reportadas en las limitadas
mediciones disponibles. Otras fuentes de contaminación del aire son las emisiones industriales y
de vehículos, así como los incendios de vegetación. Además, la tasa de crecimiento de la
población continúa en aumento y es probable que llegue al máximo alrededor del año 2000, lo
cual duplicaría la población mundial a mediados del siglo 21. El mayor crecimiento de la
población ocurrirá en los países de bajos ingresos y afectará aún más la ya inadecuada
infraestructura y la capacidad técnica y financiera. De manera similar, el proceso de urbanización
continuará, de tal manera que la proporción de la población mundial que vive en las ciudades
aumentará de 45% a 62% en el año 2025, lo cual creará densos centros de emisiones
antropogénicas.

El objetivo principal de las Guías para la calidad del aire, de la OMS, es proteger la salud
pública de los efectos de la contaminación del aire y eliminar o minimizar la exposición a
contaminantes peligrosos. Las Guías se han elaborado para ayudar a los gobiernos en la
preparación de sus normas legales de calidad del aire y para orientar a las autoridades y
profesionales de la salud y el ambiente que se encargan de proteger a la población de los efectos
perjudiciales de la contaminación del aire.

La Agenda 21, en el capítulo 6 sobre los riesgos para la salud derivados de la contaminación
ambiental, señala:

En los programas de acción nacionales que reciben asistencia, apoyo y coordinación


internacionales, se debería incluir, cuando se requiera, lo siguiente:
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

(a) Contaminación del aire en zonas urbanas:

(i) Desarrollo de la tecnología adecuada para combatir la contaminación,


basada en la evaluación de riesgos e investigación epidemiológica, con miras a
introducir procesos de producción ambientalmente racionales y un sistema de
transporte de masas adecuado y seguro.

(ii) Desarrollo de la capacidad de control de la contaminación del aire en


las grandes ciudades, con énfasis en los programas de fiscalización y el uso de redes de
vigilancia, donde sea apropiado.

(b) Contaminación del aire en interiores:

(i) Apoyo a la investigación y desarrollo de programas para la aplicación


de métodos de prevención y control, incluidos los incentivos económicos para la
instalación de tecnología adecuada, a fin de reducir la contaminación en
interiores.

(ii) Organización de campañas de educación sanitaria, especialmente en


países en desarrollo, para disminuir las repercusiones del uso doméstico de
biomasa y carbón en la salud.

Las Guías para la calidad del aire, de la OMS, deben ayudar a reducir en gran medida la carga
de mortalidad excesiva e incapacidad previsible que padecen las personas de bajos recursos.
También deben ayudar a combatir las amenazas potenciales para la salud debido a las crisis
económicas, ambientes insalubres y comportamiento peligroso. En este sentido, las Guías
cumplen dos de los retos clave del Informe de Salud Mundial de 1999 y, por lo tanto,
contribuyen a que la salud sea un derecho humano fundamental.

Dr. Richard Helmer


Director, Departamento de Protección Ambiental
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

Prólogo
Los riesgos para la salud humana debido a la contaminación del aire se han evaluado desde los
años cincuenta y los valores guía se establecieron en 1958. En 1987, la Oficina Regional de la
OMS para Europa (EURO, por su sigla en inglés) publicó las Guías para la calidad del aire de
Europa. Desde 1993, esas guías se han revisado y actualizado. En una reunión reciente del
Grupo de Trabajo de Expertos convocada en diciembre de 1997 en Ginebra, Suiza, la cobertura
y aplicación de las Guías se extendió en una escala global y los temas de evaluación y control de
la calidad del aire se abordaron más detalladamente. Las Guías para la calidad del aire, de la
OMS, son el resultado de las deliberaciones consensuales del Grupo de Trabajo de Expertos de
la OMS.

Las Guías para la calidad del aire constituyen el cimiento para proteger la salud pública de los
efectos adversos de los contaminantes ambientales y para eliminar o minimizar los contaminantes
conocidos o probablemente peligrosos para la salud y el bienestar humano. Esto se logra
mediante la provisión de información y orientación a los gobiernos para que tomen decisiones
sobre la gestión de riesgos, en particular, al momento de establecer normas. También ayuda a los
gobiernos a implementar medidas de control de la contaminación del aire en el nivel local.

Los valores de las Guías para la calidad del aire, de la OMS, son niveles de contaminación del
aire por debajo de los cuales la exposición durante toda la vida o por un tiempo promedio
determinado, no constituye un riesgo significativo para la salud. Si estos límites se exceden en el
corto plazo, no significa que los efectos adversos ocurran automáticamente, sin embargo, el
riesgo de estos efectos se incrementa. Si bien los valores de las Guías para la calidad del aire
son niveles basados en el ambiente o la salud, no son normas per se. Las normas de calidad del
aire son guías de calidad promulgadas por los gobiernos y pueden considerar factores
adicionales. Por ejemplo, niveles de exposición predominantes, contaminación natural de fondo,
condiciones ambientales tales como temperatura, humedad y altitud y factores socioeconómicos.

Cuando las Guías para la calidad del aire se convierten en normas, la política debe determinar
aspectos tales como qué proporción de la población general y qué grupos susceptibles deben ser
protegidos. También deben considerarse los asuntos legales; una definición de los efectos
adversos; una descripción de la población en riesgo; la relación exposición-respuesta; la
caracterización de la exposición; la evaluación de riesgos y su aceptabilidad y los costos
financieros del control de la contaminación del aire y sus beneficios.

La preparación de las Guías para la calidad del aire responde a la necesidad de tomar acción
respecto a la contaminación del aire en el nivel local y a la necesidad de mejorar la legislación,
manejo y orientación en los ámbitos nacionales y regionales. A la OMS le complacerá que estas
Guías se usen ampliamente. Se realizarán esfuerzos continuos para mejorar su contenido y
estructura. Se apreciaría que los usuarios de las Guías aportaran retroalimentación y sus propias
experiencias. Sus comentarios y sugerencias sobre las Guías para la calidad del aire las puede
dirigir al Department of Protection of the Human Environment, Occupational and Environmental
Health, World Health Organization, Ginebra, Suiza (Fax: +41 22-791 4123, dirección
electrónica: schwelad@who.int).
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

Agradecimientos

La OMS agradece a todas las personas que contribuyeron en la preparación de las Guías para la
calidad del aire. El grupo internacional y multidisciplinario de colaboradores y revisores se
presenta en la "Lista de participantes” en el anexo 5. Se reconoce especialmente a los
presidentes de la reunión y participantes de la reunión del Grupo de Trabajo de Expertos de la
OMS, realizada en Ginebra, Suiza en diciembre de 1997: Dr. Robert Maynard, quien actuó
como presidente de la sesión, profesor Morton Lippmann y profesor Bernd Seifert, quienes
presidieron los tres grupos de trabajo. También se agradece al Dr. Frank Murray, quien actuó
como relator de la sesión y revisó la versión preliminar. Asimismo, se reconoce a aquellos que
contribuyeron con los documentos base y fueron responsables del éxito de la reunión de
expertos de la OMS.

Prof. Dr. Ursula Ackermann-Liebrich, University of Basel, Suiza


Dr. Amrit Aggarwal, National Environmental Engineering Research Institute, Nagpur, India
Sr. Jonathan Bower, AEA Technology, Culham, Reino Unido
Dr. Bingheng Chen, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza
Dr. Mostafa El-Desouky, Ministerio de Salud, Kuwait
Dr. Ruth Etzel, Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta, GA, Estados Unidos
Dr. Hidekazu Fujimaki, National Institute for Environmental Studies, Ibaraki, Japón
Dr. Kersten Gutschmidt, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza
Dr. Richard Helmer, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza
Dr. Michal Krzyzanowski, WHO European Centre for Environment & Health (ECEH), De Bilt,
Países Bajos
Dr. Rolaf van Leeuwen, WHO European Centre for Environment & Health (ECEH), De Bilt,
Países Bajos
Sr. Gerhard Leutert, Federal Office of Environment, Forests and Landscape, Bern, Suiza
Prof. Morton Lippmann, New York University Medical Center, Tuxedo, NY, Estados Unidos
Sra. Angela Mathee, Eastern Metropolitan Substructure (Johannesburgo), Sandton, Sudáfrica
Dr. Robert L. Maynard, Department of Health, Londres, Reino Unido
Prof. Frank Murray, Murdoch University, Murdoch, Australia
Prof. Mahmood Nasralla, National Research Centre, Dokki, El Cairo, Egipto
Dr. Roberto Romano, Organización Panamericana de la Salud/Oficina Regional de la OMS para
las Américas, Washington, D.C, Estados Unidos
Dr. Isabelle Romieu, Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta, GA, Estados Unidos
Dr. Dieter Schwela, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza
Prof. Bernd Seifert, Institute for Water, Soil & Air Hygiene, Federal Environmental Agency,
Berlín, Alemania
Dr. Bimala Shrestha, WHO Representative’s Office, Kathmandu, Nepal
Prof. Kirk Smith,University de Califomia, Berkeley, CA, Estados Unidos
Dr. Yasmin von Schirnding, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza
Prof. Gerhard Winneke, Univerität Düsserldorf, Alemania
Dr. Ruqiu Ye, National Environmental Protection Agency, Beijing, República Popular China
Dr. Maged Younes, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza.

Se agradece especialmente al Ministerio del Ambiente, Bonn, Alemania, y a la Federal Office of


Environment, Forests and Landscape, Berna, Suiza, por el apoyo financiero para convocar a la
reunión del Grupo de Trabajo de Expertos de la OMS en Ginebra, Suiza, en diciembre de 1997,
a fin de elaborar las Guías.
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

Resumen ejecutivo

Introducción

La contaminación del aire es un problema de salud ambiental importante que afecta a países
desarrollados y en desarrollo de todo el mundo. En una escala global, se emiten a la atmósfera
grandes cantidades de gases y partículas potencialmente nocivas, lo cual afecta la salud humana
y el ambiente. Asimismo, daña los recursos necesarios para el desarrollo sostenible del planeta a
largo plazo.

Existen tres fuentes de contaminación del aire provenientes de actividades humanas: fuentes
estacionarias, móviles e interiores. En los países en desarrollo, la contaminación del aire en
interiores debido al uso de quema de biomasa para cocinar y calentar alimentos puede
representar un problema grave. Se ha estimado que cerca de 1,9 millones de personas mueren
anualmente debido a la exposición a concentraciones altas de partículas suspendidas en
interiores, mientras que la mortalidad excesiva debido a partículas suspendidas y dióxido de
azufre en exteriores alcanza a 500.000 personas anualmente. Si bien los datos sobre aire en
ambientes interiores son escasos debido a la falta de vigilancia, estos estimados indican que
puede existir un problema de contaminación del aire en interiores en países en desarrollo.

Por lo general, los contaminantes del aire se clasifican en partículas suspendidas (polvos, gases,
neblinas, humos), contaminantes gaseosos (gases y vapores) y olores. Las técnicas actuales
suelen medir la concentración de partículas en el aire a través de dispositivos de muestreo de
tamaño específico. Por lo tanto, se puede determinar la masa de partículas de menos de 10 µm
de diámetro (MP10) como un índice de la concentración de partículas que pueden ingresar al
tórax humano. La concentración de partículas de menos de 2,5 µm de diámetro (MP2,5) es una
manera de medir la concentración total de varias clases de partículas químicamente distintas que
son emitidas o se forman en el aire como partículas muy pequeñas.

Por lo general, las partículas finas y gruesas tienen fuentes y mecanismos de formación distintos,
si bien puede haber alguna sobreposición. El material biológico tales como bacterias, polen y
esporas también puede encontrarse en las partículas gruesas. Generalmente, las partículas finas y
gruesas se comportan de manera diferente en la atmósfera y estas variaciones deben considerarse
al interpretar los valores que se monitorean en un sitio específico, así como el comportamiento
de las partículas después de que ingresan a las viviendas y edificios, donde las personas pasan la
mayor parte de su tiempo. Por lo general, las partículas finas tienen más tiempo de vida en la
atmósfera (días a semanas) que las partículas gruesas y tienden a ser más uniformes cuando se
dispersan en un área urbana o región geográfica grande. Con frecuencia, las partículas más
grandes se depositan más rápido que las partículas pequeñas; como resultado, la masa total de
partículas gruesas es menos uniforme en concentración que la de partículas finas a lo largo de
una región.

Esta publicación se centra en aquellos gases y partículas que representan una amenaza para la
salud. La amenaza relativa para la salud que representan diferentes gases y partículas
contaminantes depende de sus concentraciones en el tiempo y la distancia, lo cual implica que
los efectos de los contaminantes del aire sobre la salud pueden variar entre países. En
consecuencia, se requiere una vigilancia cuidadosa de las concentraciones de gases
contaminantes, así como de la distribución de tamaños, niveles de concentración y composición
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

química de las partículas, antes de realizar un cálculo aceptable de los efectos. La situación se
complica aún más debido a que algunas combinaciones de contaminantes actúan de manera
aditiva y algunos quizás de manera sinérgica.

Las Guías se publicaron por primera vez como Guías para la calidad del aire de Europa en
1987 (OMS 1987). Desde 1993, se han revisado y actualizado y se ha incorporado una revisión
de la bibliografía publicada desde 1987 (OMS, 1999a). Además, se consideraron los siguientes
compuestos adicionales en el procedimiento de revisión: 1,3 butadieno, humo de tabaco
ambiental (HTA), fluoruro, fibras de vidrio producidas por el hombre y platino. Junto con la
revisión de las Guías para la calidad del aire de Europa, se ha continuado con la serie de
Criterios de Salud Ambiental del Programa Internacional de Seguridad Química (IPCS, por su
sigla en inglés) y se han evaluado los riesgos para la salud de más de 120 compuestos y mezclas
químicas entre 1987 y 1998.

Las Guías para la calidad del aire de Europa (OMS, 1987) se basaron en evidencias de la
bibliografía sobre epidemiología y toxicología publicada en Europa y América del Norte. No se
consideraron los efectos de la exposición a las concentraciones ambientales de partículas en el
aire en países en desarrollo ni las condiciones de esos países. Sin embargo, las guías se han
usado intensivamente en todo el mundo. Dadas las diferentes condiciones de los países en
desarrollo, la aplicación literal de las Guías para la calidad del aire de Europa podría ser
contraproducente. Los factores como la temperatura alta o baja, humedad, altitud,
concentraciones de fondo y estado de nutrición podrían influir en los efectos sobre la salud
después de que la población haya estado expuesta a la contaminación del aire. A fin de que las
Guías referidas a Europa pudiesen ser aplicadas en todos los países, se convocó a una reunión
del Grupo de Trabajo de Expertos del 2 al 5 de diciembre de 1997 en la sede de la OMS. El
resultado es la publicación de estas guías que pueden aplicarse en el nivel mundial.

El objetivo de las Guías para la calidad del aire, de la OMS, es ayudar a que los países
establezcan sus propias normas nacionales de calidad del aire. Las guías son tecnológicamente
factibles y consideran limitaciones socioeconómicas y culturales. Brindan una base para proteger
la salud pública de los efectos adversos de la contaminación del aire y eliminar o minimizar
aquellos contaminantes que pueden ser peligrosos para la salud humana. En consecuencia, los
instrumentos de gestión de la calidad del aire también se abordan en esta publicación.

2. Factores que afectan la concentración de los contaminantes del aire

La concentración local de los contaminantes del aire depende de la magnitud de las fuentes y
eficiencia de la dispersión. Las variaciones cotidianas en las concentraciones están más afectadas
por las condiciones meteorológicas que por los cambios en la magnitud de las fuentes. El viento
es un elemento clave en la dispersión de los contaminantes del aire y para las fuentes terrestres,
la concentración de los contaminantes tiene una relación inversa con la velocidad del viento. La
turbulencia también es importante; un espacio, como el que presenta un conglomerado de
edificios, tiende a incrementar la turbulencia y la dispersión de contaminantes.

3. Exposición a los contaminantes del aire

La exposición total diaria de un individuo a los contaminantes del aire es la suma de los
contactos separados que experimenta cuando pasa a través de una serie de ambientes (también
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

denominados microambientes) durante el curso del día (por ejemplo, en su casa, en el transporte
diario, en las calles, etc.). La exposición en cada uno de esos ambientes puede calcularse como
el producto de la concentración del contaminante en cuestión y el tiempo que ha permanecido en
cada ambiente.

Existen varios factores que marcan una diferencia substancial entre la concentración de los
contaminantes medidos en sitios específicos y los de las zonas comunes de la comunidad.
Muchos de esos factores se consideran en los modelos y se han usado para calcular la
distribución de las dosis asociadas con concentraciones en el aire.

4. Importancia de la contaminación del aire para la salud

A finales de los ochenta e inicios de los noventa, se realizaron numerosos estudios


epidemiológicos. Estas bases de datos de series temporales se desarrollaron primero en los
Estados Unidos y posteriormente en Europa y otras áreas. En esencia, el enfoque de la serie
temporal toma el día como la unidad de análisis y relaciona la ocurrencia diaria de defunciones o
ingresos a hospitales con la concentración promedio diaria de los contaminantes, a la vez que
considera cuidadosamente los factores de confusión tales como la estación, temperatura y día de
la semana. Se han aplicado técnicas estadísticas poderosas y se han generado coeficientes que
relacionan la concentración promedio diaria de los contaminantes con sus efectos. Se han
demostrado asociaciones entre la concentración diaria promedio de partículas, ozono, dióxido
de azufre, acidez transmitida por el aire, dióxido de nitrógeno y monóxido de carbono. Si bien
las asociaciones para cada uno de esos contaminantes no fueron significativas en todos los
estudios, si se toma la evidencia en su totalidad, la consistencia de los resultados es
sorprendente. Para partículas y ozono, muchos han coincidido que los estudios no indican un
efecto umbral.

5. Concentración de los contaminantes del aire y factores que afectan la sensibilidad

La concentración de los contaminantes clásicos del aire en exteriores en Europa y Estados


Unidos se han tratado detalladamente en las Guías para la calidad del aire de Europa (OMS,
1990a). En países en desarrollo, los niveles de concentración de contaminación en exteriores son
10 veces mayores, según el Sistema de Información sobre Gestión de la Calidad del Aire (AMIS,
por su sigla en inglés), que es la principal fuente de información en el tema sobre países en
desarrollo.

Los contaminantes del aire en interiores generalmente se diferencian de los del aire en exteriores
por el tipo y nivel de concentración. Los contaminantes en interiores incluyen el humo de tabaco
ambiental, partículas biológicas y no biológicas, compuestos orgánicos volátiles, óxidos de
nitrógeno, plomo, radón, monóxido de carbono, asbesto, productos químicos sintéticos y otros.
El deterioro de la calidad del aire en interiores se ha asociado con una variedad de efectos sobre
la salud, desde malestar e irritación hasta enfermedades crónicas y cáncer.

Los combustibles de biomasa se usan diariamente como energía para cocinar o calentar en casi la
mitad de las viviendas en todo el mundo. El humo de la biomasa contiene cantidades
significativas de contaminantes importantes: monóxido de carbono, material particulado,
hidrocarburos y, en menor grado, óxidos de nitrógeno. También contiene muchos compuestos
orgánicos, incluidos los HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos), considerados tóxicos,
carcinógenos, mutágenos o al menos, de cuidado. En China, la quema de carbón es una fuente
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

principal de contaminación del aire en interiores y su humo contiene todos esos contaminantes y
otros adicionales, como los óxidos de azufre y metales pesados como el plomo.

Una proporción desconocida, pero significativa, de quema de combustible de biomasa sucede en


viviendas con deficiente ventilación. Por ende, en países en desarrollo, algunas de las
concentraciones más altas de partículas y otros contaminantes ocurren en ambientes rurales e
interiores. Debido a las altas concentraciones de contaminantes y las grandes poblaciones
expuestas, la exposición humana total a muchos contaminantes del aire puede ser mucho mayor
en las viviendas pobres de los países en desarrollo que en el aire exterior de ciudades del mundo
desarrollado.

La altitud, temperatura y humedad varían significativamente en todo el mundo. A mayor altitud,


la presión parcial de oxígeno se reduce y la inhalación se incrementa como compensación. Para
partículas, esta mayor inhalación conducirá a una mayor ingesta de partículas transmitidas por el
aire. Por otro lado, para contaminantes gaseosos, no se espera ningún aumento en los efectos
respecto a aquellos esperados en el nivel del mar. La temperatura tiene un efecto considerable
sobre la salud, pero la humedad no ejerce una influencia considerable sobre la toxicidad de los
contaminantes gaseosos.

La distribución de la población por grupos de edad varía notablemente de un país a otro. Las
personas mayores son más sensibles a la contaminación del aire. Los niños muy pequeños
también pueden estar en mayor riesgo. Las personas con bajo nivel de vida sufren deficiencias en
la nutrición, enfermedades infecciosas debido a condiciones insalubres y hacinamiento, y tienden
a recibir atención médica de baja calidad. Cada uno de esos factores puede hacer que los
individuos se vuelvan más susceptibles a los efectos de la contaminación del aire. Las
enfermedades que producen una limitación de las vías respiratorias, reducción en el área de
superficie de intercambio de aire del pulmón y una mayor alteración de la proporción de
inhalación-perfusión, hacen que el sujeto sea más susceptible a los efectos de los contaminantes
del aire.

6. Función de las guías y normas

El propósito de las Guías para la calidad del aire es ofrecer un fundamento para proteger la
salud pública de los efectos adversos de la contaminación del aire y eliminar o minimizar
aquellos contaminantes que son o pueden ser peligrosos para la salud y el bienestar humano. Las
Guías brindan información básica a las naciones que están estableciendo sus normas de calidad
del aire, si bien su uso no se limita a ello. Estas Guías no están concebidas como normas. En el
proceso de convertir estas guías a normas, se deben considerar los niveles prevalentes de
exposición y las condiciones ambientales, sociales, económicas y culturales de cada nación o
región. En ciertas circunstancias, pueden haber razones válidas para fijar concentraciones de
contaminantes por encima o por debajo de los valores guía.

En la versión actualizada de las Guías para la calidad del aire de Europa, se usó un enfoque
similar al de 1987. Sin embargo, las aspiraciones tolerables totales se calcularon primero para
contaminantes provenientes de múltiples medios y luego se dividieron adecuadamente entre las
diferentes rutas de exposición. El término "factor de protección" usado en las guías de 1987 fue
dejado de lado. En cambio, se adoptó el concepto “factores de incertidumbre” para dar cuenta
de la extrapolación de animales a humanos (de manera alternativa, se calcularon las
concentraciones equivalentes en el ser humano) y la variabilidad individual. Para las diferencias
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

farmacocinéticas entre especies y dentro de las mismas especies, se emplearon factores de


incertidumbre derivados de los datos. Se aplicaron factores de incertidumbre adicionales cuando
fue necesario representar la naturaleza y gravedad de los efectos observados y para la
adecuación de las bases de datos. Para la mayoría de compuestos considerados, se brindó
información sobre la relación entre dosis-respuesta a la exposición a fin de brindar guías claras
sobre el posible impacto del contaminante en los diferentes niveles de exposición y lograr un
proceso de toma de decisiones debidamente informado. Para algunos compuestos, el platino por
ejemplo, se consideró innecesario un valor guía porque la exposición al platino a través de los
niveles de aire estuvo considerablemente por debajo del nivel más bajo en el que se observaron
efectos. Para otros compuestos, por ejemplo, material particulado (MP10), no se pudo encontrar
un efecto umbral, por ende, no fue posible derivar un valor guía. En cambio, se brindó
información sobre la exposición-efecto y se dio énfasis a las consecuencias de los diferentes
niveles de contaminantes sobre la salud pública.

En el proceso de actualización, para los carcinógenos se aplicó un enfoque más flexible que el de
1987. Se realizó una extrapolación del riesgo con dosis baja para los grupos 1 (carcinógeno
humano comprobado) del IARC (por sus siglas en inglés, International Agency on Research of
Cancer) y 2A (carcinógeno humano probable, evidencia limitada) y se aplicó un factor de
incertidumbre para los grupos 2B (posible carcinógeno humano, evidencia insuficiente) y 3
(sustancias químicas no clasificadas). Sin embargo, el mecanismo de acción del carcinógeno fue
lo que determinó el método de evaluación. En consecuencia, se decidió que los compuestos
clasificados bajo 1 o 2A podrían evaluarse con factores de incertidumbre si existiera evidencia de
un mecanismo no umbral de carcinogenicidad. A modo de contraste, los compuestos clasificados
bajo 2B podrían ser evaluados por los métodos de extrapolación con dosis baja, si se
comprobaba un mecanismo no umbral de carcinogenicidad en animales. También se dio
flexibilidad en la elección del modelo de extrapolación, según los datos disponibles (incluidos los
datos para el modelo de PBPK). Como enfoque predeterminado se usó el modelo linearizado de
múltiples etapas. Además de proporcionar estimados del riesgo unitario en casos de
extrapolación de riesgos con dosis baja, se calcularon los niveles asociados con riesgo excesivo
de cáncer de 1: 10 000, 1: 100 000 y 1: 1 000 000.

7. La relación exposición-respuesta

Estas guías dan énfasis a los datos epidemiológicos. Algunas veces, se prefieren los estudios
epidemiológicos en lugar de los estudios de exposición controlada porque brindan información
sobre la respuesta en la población y sobre los efectos de la exposición real a los contaminantes y
sus mezclas. Sin embargo, cuando se definen lineamientos, los resultados de los estudios
epidemiológicos son más difíciles de usar que los resultados de los estudios de exposición
controlada.

Para definir la relación exposición-respuesta, incluida en las guías revisadas, se supuso una
linearidad tanto para el material particulado como para el ozono. La extrapolación más allá de
los datos disponibles es peligrosa; la evidencia sugiere que la relación exposición-respuesta
puede volverse menos pronunciada a medida que se incrementan los niveles de material
particulado. Para el ozono, la relación en concentraciones bajas puede ser cóncava hacia arriba.
Estos son puntos importantes que deben considerarse si las guías se van a usar en países con
niveles de contaminación diferentes del rango cubierto por las guías.
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

8. Conversión de las guías a normas

Una norma de calidad del aire describe un nivel de calidad del aire adoptado como obligatorio
por una autoridad reguladora. En términos más simples, una norma de calidad del aire podría
definirse en función de una o más concentraciones y tiempos promedio. Se debe incorporar
información adicional sobre la forma de exposición (por ejemplo, en exteriores), vigilancia para
evaluar el cumplimiento de la norma, métodos de análisis de datos y requisitos para el
aseguramiento y control de la calidad. Otros factores que deben considerarse cuando se
establece un norma de calidad del aire incluyen la naturaleza de los efectos de la contaminación,
los efectos adversos sobre la salud y los riesgos de determinados grupos de población.

El desarrollo de normas de calidad del aire es sólo parte de una estrategia adecuada de gestión
de la calidad del aire. También se requiere la legislación, la identificación de las autoridades
responsables de hacer cumplir las normas de emisión y las sanciones por exceder las normas. Las
normas de emisión pueden desempeñar una función importante en la estrategia de gestión,
especialmente si la multa por infracción se usa como mecanismo para reducir la contaminación.
Esto puede ser importantes tanto en el nivel nacional como local. Las normas de calidad del aire
también son relevantes para informar al público sobre la calidad del aire. Usados de esa manera,
son un arma de doble filo porque el público comúnmente supone que una vez que se excede una
norma, ocurrirán efectos adversos sobre la salud, lo cual no siempre es el caso.

La transferencia de la relación dosis-respuesta a otras partes del mundo, especialmente para


partículas, debe realizarse con cuidado debido a las siguientes razones:

1. Composición química del material particulado


2. Rango de la concentración
3. Respuesta de la población
4. Limitación de las relaciones establecidas.

9. Análisis de costo-beneficio y otros factores

El análisis de costo-beneficio es una manera de medir formalmente los costos de la reducción de


la contaminación del aire contra los beneficios producidos. El concepto es que las emisiones se
reducen hasta que los costos marginales y beneficios sean iguales. Si bien el costo de las medidas
de reducción puede ser relativamente fácil de cuantificar, éste puede no ser el caso cuando se
emplean medidas no técnicas. En cualquier caso, es probable que sea más difícil asignar valores
monetarios a los beneficios obtenidos. Algunos aspectos de la disminución de la morbilidad,
tales como el menor uso de centros hospitalarios y medicamentos, son comparativamente fáciles
de medir; otros, tales como la reducción del número de muertes prematuras y síntomas, no lo
son. Se ha sugerido la aplicación de valores monetarios basados en la "voluntad de pagar", lo
que ha sido aceptado por muchos economistas de la salud. Este enfoque se prefiere al basado
sólo en índices, tales como pérdida de producción, ganancia o gastos hospitalarios.

Cuando se establecen normas nacionales de calidad del aire, además de los factores monetarios,
también debe considerarse la capacidad técnica del país para lograr y mantener la calidad del aire
estipulada en las normas, las implicaciones sociales de adoptar ciertas normas para asegurar la
equidad de los costos y los beneficios entre la población, y los costos y beneficios ambientales.
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

10. Guías basadas en la salud

En las guías para la calidad del aire basadas en la salud, se describen brevemente los
contaminantes clave, también denominados “clásicos” –SO2, NO2, CO, O3, MPS y plomo– y se
señalan la evaluación de riesgos para la salud y los valores guía recomendados. Se da énfasis a
las partículas suspendidas <10 µm de diámetro (MP10) y <2,5 µm de diámetro (MP2,5). Las guías
se presentan en los cuadros 3.1 a 3.5 y en las figuras 3.1 a 3.9 del capítulo 3. La información
disponible para otros contaminantes del aire (incluidos carcinógenos y no carcinógenos) también
se resumen y se presentan en cuadros.

11. Contaminantes clásicos del aire. Aplicación mundial de las Guías para la calidad
del aire de Europa (OMS)

Cuando se extendió la cobertura de las Guías para la calidad del aire de Europa (OMS),
algunas suposiciones para determinados compuestos pueden no ser aplicables en todos los
países. Por ejemplo, la importancia de las diferentes rutas de exposición para algunos
contaminantes puede variar de un país a otro. Se debe entender que si esos factores se tomaran
en cuenta, se pueden derivar diferentes guías. Para varios contaminantes se ha proporcionado
una unidad de riesgo (UR) para las evaluaciones. Estas evaluaciones dependen también de la
importancia comparativa de las diferentes rutas de exposición.

Es importante que las autoridades normativas evalúen si las circunstancias locales se ajustan a
los lineamientos de las Guías para la Calidad de Aire antes de establecer sus normas locales.

12. Calidad del aire en interiores

Los espacios interiores son microambientes importantes cuando se evalúan los riesgos de la
contaminación del aire. La mayor parte de la exposición diaria a muchos contaminantes, por
inhalación, ocurre en locales cerrados debido a la cantidad de tiempo que se pasa en interiores o
a los niveles de concentración. La calidad del aire dentro de los edificios se ve afectada por
muchos factores. En un esfuerzo por conservar la energía, el diseño de los edificios modernos ha
favorecido las estructuras con tasas bajas de ventilación. Por contraste, en algunas áreas del
mundo, sólo se usa la ventilación natural; en otros, lo más usual es la ventilación mecánica. En
los edificios modernos, la mayoría de problemas de contaminación se debe a las bajas tasas de
ventilación y a los productos y materiales que emiten una amplia variedad de compuestos,
mientras que los habitantes de muchos países menos desarrollados enfrentan problemas
relacionados con contaminantes generados por actividades humanas, en particular por los
procesos de combustión.

Si sólo se consideran los efectos sobre la salud de la contaminación del aire, no interesa si un
contaminante se inhala por respirar aire en exteriores o interiores. Sin embargo, existen
diferencias importantes en la composición de mezclas contaminantes en el aire exterior y
interior. En el aire exterior, por ejemplo, existen emisiones de los vehículos, mientras que la
contaminación del aire en interiores se genera por el humo del tabaco o por las cocinas que usan
biomasa como combustible. No todas esas composiciones se han tenido en cuenta al desarrollar
las Guías para la calidad del aire y no pueden ser aplicadas a todas las circunstancias, de
manera que se debe tener cuidado para evitar malinterpretaciones.
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

13. Vigilancia y evaluación de la calidad del aire

Las tres herramientas principales de evaluación de la calidad del aire son: i) monitoreo del
ambiente; ii) modelos e iii) inventarios y medición de emisiones.

El propósito final del monitoreo no es simplemente recopilar datos, sino proporcionar la


información requerida por científicos, políticos y planificadores para que tomen decisiones
fundamentadas en lo que respecta a la gestión y mejora del ambiente. El monitoreo cumple una
función central en este proceso, ya que brinda la base científica necesaria para el desarrollo de
políticas y estrategias, establecimiento de objetivos, medición del cumplimiento en relación con
las metas y actividades de control. Sin embargo, se deben reconocer las limitaciones del
monitoreo. Ningún programa de monitoreo, por muy bien fundamentado y diseñado que esté,
puede llegar a cuantificar totalmente los patrones de contaminación del aire en el espacio y
tiempo. En muchas circunstancias, las mediciones por sí solas pueden ser insuficientes o
impracticables para definir cabalmente la exposición de la población en una ciudad o país. Por
ello, el monitoreo a menudo debe usarse conjuntamente con otras técnicas objetivas de
evaluación, incluidos los modelos, la medición e inventarios de emisiones, la interpolación y
elaboración de mapas. En el mejor de los casos, el monitoreo brinda una imagen incompleta,
pero útil, de la calidad ambiental en determinado momento.

Tampoco se recomienda confiar sólo en los modelos. Si bien representan una herramienta
poderosa para la interpolación, predicción y optimización de las estrategias de control, son
inútiles a menos que estén validados por datos reales de la vigilancia. Además, es importante que
los modelos sean apropiados para las condiciones, fuentes y topografía locales y que sean
compatibilidad con las bases de datos meteorológicos y de emisiones disponibles. Muchos
modelos dependen de la disponibilidad de datos de emisiones confiables.

Un inventario completo de emisiones para una ciudad o país puede requerir incluir fuentes
puntuales, móviles y del área. En algunas circunstancias, también puede considerarse la
evaluación de contaminantes transportados a la zona de estudio. Los inventarios, en general, se
calcularán mediante factores de emisión apropiados para los diversos sectores de fuentes
(verificados con mediciones) y se usarán conjuntamente con estadísticas substitutas como
densidad de la población, uso de combustibles, kilómetros recorridos por vehículo o producción
industrial. Por lo general, solo se dispone de mediciones de grandes fuentes industriales
puntuales o de vehículos representativos bajo condiciones estandarizadas.

Las tres herramientas de evaluación son interdependientes en alcance y aplicación. En


consecuencia, el monitoreo, los modelos y la evaluación de emisiones deben considerarse como
componentes complementarios en cualquier enfoque integrado para la evaluación de la
exposición o para determinar el cumplimiento de los criterios de calidad del aire.

14. Gestión de la calidad del aire en exteriores

La gestión de la calidad del aire está basada en políticas internacionales y nacionales. Una
iniciativa mundial importante fue la de 1983, cuando la Asamblea General de las Naciones
Unidas estableció la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, encabezada
por Gro Harlem Brundtland. El informe de la Comisión, Nuestro futuro común, fue presentado y
aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987. El informe ha ejercido gran
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

influencia, ha introducido temas ambientales en el escenario mundial y ha expresado conceptos


fundamentales de la gestión de la calidad del aire.

La Comisión indicó que para cumplir las aspiraciones legítimas de la población mundial sin
destruir el ambiente, se requeriría un desarrollo sostenible. Definió el desarrollo sostenible
como: desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de
las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Este concepto ha sido
adoptado como un medio de integrar la política ambiental y el desarrollo económico.

Después de la Comisión Brundtland, se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones


Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992. El objetivo fue asegurar que los
cimientos prácticos para el desarrollo sostenible tuvieran prioridad. La Agenda 21 y la
Declaración de Río fueron los resultados más notables de esa conferencia. La Agenda 21 es un
documento sobre desarrollo sostenible que no es obligatorio para los países, pero su
implementación nacional es revisada por la Comisión de Desarrollo Sostenible y la Asamblea
General de las Naciones Unidas. La Agenda 21 apoya varios principios de gestión sobre los
cuales se basan algunas políticas gubernamentales, incluida la gestión de la calidad del aire.
Estos incluyen:

El principio precautorio – según el cual, cuando exista una posibilidad clara de consecuencias
ambientales perjudiciales, se deben tomar medidas para proteger el ambiente sin esperar pruebas
científicas de que el ambiente se verá afectado.

El principio el que contamina paga – según este principio, la organización responsable de la


fuente de contaminación debe cumplir con los costos totales asociados con la contaminación
(incluidos la vigilancia, gestión, corrección y supervisión).

Además, muchos países han adoptado el principio de prevención de la contaminación, cuyo


objetivo es reducir la contaminación en la fuente.

La responsabilidad de los gobiernos nacionales para la notificación internacional sobre la


situación ambiental de su país ha permitido un mayor intercambio de información sobre calidad
del aire en todo el mundo.

La base para la gestión de la calidad de aire es el marco de la política gubernamental. Sin un


marco de política apropiado y una legislación adecuada, es difícil mantener un programa activo y
exitoso de gestión de la calidad del aire. El marco político incluye el transporte, energía,
planificación, desarrollo y política en otras áreas, así como en la política ambiental. Los objetivos
de la calidad del aire se logran más fácilmente si esas políticas interconectadas son compatibles y
si existen mecanismos para coordinar las respuestas a las políticas de los diferentes sectores del
gobierno. En muchos países desarrollados, se han adoptado medidas para lograr la integración
de las políticas de calidad del aire con las de salud, energía, transporte y otras áreas.

Generalmente, el establecimiento de la meta de la gestión de la calidad del aire apunta al


mantenimiento de una calidad que proteja la salud y el bienestar humano. Esa meta reconoce que
la calidad del aire debe mantenerse en niveles que protejan la salud humana y también a los
animales, plantas (cultivos, bosques y vegetación natural), ecosistemas, materiales y calidad
estética, incluidos los niveles naturales de visibilidad. El logro de la meta de calidad del aire
requiere el desarrollo de políticas y estrategias.
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

15. Gestión de la calidad del aire en interiores

La mayoría de los seres humanos pasa la mayor parte de su tiempo en ambientes interiores,
donde pueden estar expuestos a una deficiente calidad del aire. La contaminación y deterioro del
aire en ambientes interiores causa enfermedades, incrementa la mortalidad, produce pérdidas en
la productividad y tiene serias consecuencias económicas y sociales. Los efectos sobre la salud
pueden incluir tasas elevadas de cáncer, enfermedades pulmonares, alergia y asma, así como
envenenamiento con monóxido de carbono y la enfermedad de los legionarios, como se discute
en la sección 4.1. El costo médico y social asociado con estas enfermedades y la reducción de la
productividad humana, conllevan a pérdidas económicas asombrosas.

Los problemas de calidad del aire en interiores afectan a las construcciones, incluidas las
viviendas, escuelas, oficinas, centros de salud y otros edificios públicos y comerciales. Los
problemas del aire en interiores pueden reducirse a través de una mejor planificación urbana,
diseño y operación, así como mantenimiento de edificios, materiales y equipo.

Este documento considera la gestión de la calidad del aire en interiores en países desarrollados y,
en algunas situaciones, en países en desarrollo. Hace hincapié en el manejo del uso de biomasa
como combustible en interiores, el cual es un problema importante y generalizado de los países
en desarrollo.

16. Establecimiento de prioridades en la gestión de la calidad del aire

Es importante brindar orientación a los países sobre cómo establecer prioridades para la gestión
racional de la calidad del aire. Las prioridades diferirán de acuerdo con el país; por ello, cada
país establece prioridades en la gestión de la calidad del aire según sus objetivos de política,
necesidades y capacidades. El establecimiento de prioridades en la gestión de la calidad del aire
se refiere a otorgar prioridad a los riesgos para la salud que deben evitarse, a la importancia que
se debe dar a los compuestos de los contaminantes del aire y a la concentración de las fuentes
más importantes de contaminación. Conceptualmente, la priorización de riesgos para la salud es
directa. Se dará mayor prioridad a aquellos compuestos de “alta” toxicidad y “alta” exposición.
Por el contrario, los riesgos para la salud de baja prioridad incluyen agentes de “baja” toxicidad
y "baja" exposición. Los riesgos prioritarios "medianos" incluyen compuestos cuya toxicidad o
exposición es "baja" mientras que la otra es "alta".

Se requiere un marco para un enfoque político, normativo y administrativo a fin de garantizar la


preparación uniforme y transparente de las normas de calidad del aire y proveer fundamentos
para las decisiones sobre medidas y estrategias de reducción de riesgos. En ese marco, se deben
incluir las siguientes consideraciones:

- aspectos legales
- potencial de la contaminación del aire para causar efectos adversos sobre la salud,
teniendo en cuenta las poblaciones en riesgo
- relación exposición-respuesta de los contaminantes y mezclas de contaminantes y
exposición real que constituyen riesgos para el ambiente y la salud
- aceptabilidad del riesgo
- análisis de costo-beneficio
Guías para la calidad del aire, OMS, Ginebra, 1999

- contribución de las partes interesadas en el establecimiento de las normas.

17. Cumplimiento de las normas de calidad del aire. Planes para mejorar la calidad
del aire

El cumplimiento de las normas de calidad del aire procura evaluar la necesidad de adoptar
medidas de control en las fuentes de emisión. Los instrumentos para lograr esa meta son los
planes de acción para mejorar la calidad del aire. Los principios generales de esos planes deben
definirse en las políticas y estrategias normativas. Durante los años setenta y ochenta se
elaboraron planes de acción para mejorar la calidad del aire en diversos países desarrollados. La
contaminación del aire se caracterizó por una multitud de fuentes de varios tipos de
contaminantes del aire. En consecuencia, fue sumamente difícil evaluar los riesgos de salud
pública asociados con una fuente única o grupo de fuentes. Por ende, teniendo en cuenta el
principio “el que contamina paga” (capítulo 6), se elaboraron herramientas complejas que
evaluaron las fuentes, concentración de contaminantes, efectos sobre la salud y el ambiente, y
medidas de control y establecieron una relación causal entre emisión, contaminación del aire y
medidas de control. Un típico plan de acción para mejorar la calidad del aire incluye:

una descripción del área


un inventario de emisiones
un inventario de concentraciones de contaminantes del aire –monitoreado y simulado
una comparación de emisiones y normas o guías para la calidad del aire
un inventario de los efectos sobre la salud pública y el ambiente
un análisis causal de los efectos y su atribución a las fuentes individuales
medidas de control y sus costos
transporte y planificación del uso del terreno
procedimientos para hacer cumplir las normas
asignación de recursos
proyecciones para el futuro.

En países en desarrollo, la situación de la contaminación del aire a menudo se caracteriza por


una multitud de fuentes de pocos tipos o pocas fuentes. La experiencia obtenida en países
desarrollados sugiere que en la mayoría de los casos la medida de control que debe tomarse es
muy obvia. En consecuencia, cuando existen pocos datos útiles de vigilancia disponibles, puede
ser suficiente una vigilancia general y los modelos de dispersión podrían ayudar a simular la
distribución espacial de la concentración de contaminantes. Para las ciudades de países en
desarrollo o países en transición se tendría que desarrollar planes más simplificados para mejorar
la calidad del aire. Actualmente, las fuentes principales de emisión en muchas ciudades del
mundo en desarrollo son los vehículos viejos y las fuentes industriales de centrales eléctricas,
hornos de ladrillo, fábricas de cemento y algunos otros. Su contribución relativa a la
contaminación del aire podría determinarse mediante inventarios rápidos de emisiones. Los
factores de emisión usados en esos inventarios están publicados y existe un software disponible
que permite estimar las emisiones y concentraciones en el aire de exteriores, además de evaluar
el impacto de las posibles medidas de control. El software también permite evaluar las
proyecciones para el futuro.

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