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Actividad 2
a) Y b)
Artículo 95. La elección se efectuará dentro de los dos meses anteriores a la conclusión del
mandato del presidente en ejercicio.
Artículo 96. La segunda vuelta electoral, si correspondiere, se realizará entre las dos fórmulas
de candidatos más votadas, dentro de los treinta días de celebrada la anterior.
Artículo 97. Cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta, hubiere
obtenido más del cuarenta y cinco por ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos,
sus integrantes serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación.
Artículo 98. Cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta hubiere obtenido
el cuarenta por ciento por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además,
existiere una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los votos
afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos, sus
integrantes serán proclamados como presidente y vicepresidente de la Nación.
Código Electoral Nacional - Título VII (Del sistema Electoral Nacional) - Capítulo I (De la
elección de presidente y vicepresidente de la Nación)
La convocatoria deberá hacerse con una anticipación no menor de noventa (90) días y deberá
celebrarse dentro de los dos (2) meses anteriores a la conclusión del mandato del presidente y
vicepresidente en ejercicio.
Art. 149. Resultará electa la fórmula que obtenga más del cuarenta y cinco por ciento (45%) de
los votos afirmativos válidamente emitidos; en su defecto, aquélla que hubiere obtenido el
cuarenta por ciento (40%) por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y,
además, existiere una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los
votos afirmativos válidamente emitidos, sobre la fórmula que le sigue en número de votos.
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Art. 150. Si ninguna fórmula alcanzare esas mayorías y diferencias de acuerdo al escrutinio
ejecutado por las Juntas Electorales, y cuyo resultado único para toda la Nación será anunciado
por la Asamblea Legislativa atento a lo dispuesto por el artículo 120 de la presente ley, se
realizará una segunda vuelta dentro de los treinta (30) días.
Art. 151. En la segunda vuelta participarán solamente las dos fórmulas más votadas en la
primera, resultando electa la que obtenga mayor número de votos afirmativos válidamente
emitidos.
Art. 152. Dentro del quinto día de proclamadas las dos fórmulas más votadas, éstas deberán
ratificar por escrito ante la Junta Electoral Nacional de la Capital Federal su decisión de
presentarse a la segunda vuelta. Si una de ellas no lo hiciera, será proclamada electa la otra.
Art. 153. En caso de muerte o renuncia de cualquiera de los candidatos de la fórmula que haya
sido proclamada electa, se aplicará lo dispuesto en el artículo 88 de la Constitución Nacional.
Art. 154. En caso de muerte de los dos candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más
votadas en la primera vuelta electoral y antes de producirse la segunda, se convocará a una
nueva elección.
En caso de muerte de uno de los candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas en
la primera vuelta electoral, el partido político o alianza electoral que represente, deberá cubrir
la vacancia en el término de siete (7) días corridos, a los efectos de concurrir a la segunda
vuelta.
Art. 155. En caso de renuncia de los dos candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más
votadas en la primera vuelta, se proclamará electa a la otra.
En caso de renuncia de uno de los candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas
en la primera vuelta electoral, no podrá cubrirse la vacante producida. Para el caso que la
renuncia sea del candidato a presidente, ocupará su lugar el candidato a vicepresidente.
c)
Art. 100.- El jefe de gabinete de ministros y los demás ministros secretarios cuyo número y
competencia será establecida por una ley especial, tendrán a su cargo el despacho de los
negocios de la Nación, y refrendarán y legalizarán los actos del presidente por medio de su
firma, sin cuyo requisito carecen de eficacia.
2. Expedir los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le
atribuye este artículo y aquellas que le delegue el presidente de la Nación, con el refrendo del
ministro secretario del ramo al cual el acto o reglamento se refiera.
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decisión, en aquellas que por su importancia estime necesario, en el ámbito de su
competencia.
8. Refrendar los decretos reglamentarios de las leyes, los decretos que dispongan la prórroga
de las sesiones ordinarias del Congreso o la convocatoria de sesiones extraordinarias y los
mensajes del presidente que promuevan la iniciativa legislativa.
9. Concurrir a las sesiones del Congreso y participar en sus debates, pero no votar.
10. Una vez que se inicien las sesiones ordinarias del Congreso, presentar junto a los restantes
ministros una memoria detallada del estado de la Nación en lo relativo a los negocios de los
respectivos departamentos.
11. Producir los informes y explicaciones verbales o escritos que cualquiera de las Cámaras
solicite al Poder Ejecutivo.
12. Refrendar los decretos que ejercen facultades delegadas por el Congreso, los que estarán
sujetos al control de la Comisión Bicameral Permanente.
13. Refrendar conjuntamente con los demás ministros los decretos de necesidad y urgencia y
los decretos que promulgan parcialmente leyes. Someterá personalmente y dentro de los diez
días de su sanción estos decretos a consideración de la Comisión Bicameral Permanente.
Art. 101.- El jefe de gabinete de ministros debe concurrir al Congreso al menos una vez por
mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para informar de la marcha del gobierno,
sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 71. Puede ser interpelado a los efectos del
tratamiento de una moción de censura, por el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de
los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el voto de la mayoría absoluta
de los miembros de cada una de las Cámaras.
Art. 102.- Cada ministro es responsable de los actos que legaliza; y solidariamente de los que
acuerda con sus colegas.
Art. 103.- Los ministros no pueden por sí solos, en ningún caso, tomar resoluciones, a
excepción de lo concerniente al régimen económico y administrativo de sus respectivos
departamentos.
Art. 104.- Luego que el Congreso abra sus sesiones, deberán los ministros del despacho
presentarle una memoria detallada del estado de la Nación en lo relativo a los negocios de sus
respectivos departamentos.
Art. 105.- No pueden ser senadores ni diputados, sin hacer dimisión de sus empleos de
ministros.
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Art. 106.- Pueden los ministros concurrir a las sesiones del Congreso y tomar parte en sus
debates, pero no votar.
Art. 107.- Gozarán por sus servicios de un sueldo establecido por la ley, que no podrá ser
aumentado ni disminuido en favor o perjuicio de los que se hallen en ejercicio.
Actividad 3
a)
2. Expide las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución de las leyes de
la Nación, cuidando de no alterar su espíritu con excepciones reglamentarias.
3. Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga y hace
publicar.
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir
disposiciones de carácter legislativo.
El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días someterá la medida a
consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición deberá respetar la
proporción de las representaciones políticas de cada Cámara. Esta comisión elevará su
despacho en un plazo de diez días al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento, el
que de inmediato considerarán las Cámaras. Una ley especial sancionada con la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los alcances de
la intervención del Congreso.
4. Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto.
Nombra los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta
vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión pública,
en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos.
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5. Puede indultar o conmutar las penas por delitos sujetos a la jurisdicción federal, previo
informe del tribunal correspondiente, excepto en los casos de acusación por la Cámara de
Diputados.
8. Hace anualmente la apertura de las sesiones del Congreso, reunidas al efecto ambas
Cámaras, dando cuenta en esta ocasión del estado de la Nación, de las reformas prometidas
por la Constitución, y recomendando a su consideración las medidas que juzgue necesarias y
convenientes.
13. Provee los empleos militares de la Nación: con acuerdo del Senado, en la concesión de los
empleos o grados de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas; y por sí solo en el campo de
batalla.
14. Dispone de las Fuerzas Armadas, y corre con su organización y distribución según las
necesidades de la Nación.
15. Declara la guerra y ordena represalias con autorización y aprobación del Congreso.
16. Declara en estado de sitio uno o varios puntos de la Nación, en caso de ataque exterior y
por un término limitado, con acuerdo del Senado. En caso de conmoción interior sólo tiene
esta facultad cuando el Congreso está en receso, porque es atribución que corresponde a este
cuerpo. El Presidente la ejerce con las limitaciones prescriptas en el Artículo 23.
17. Puede pedir al jefe de gabinete de ministros y a los jefes de todos los ramos y
departamentos de la administración, y por su conducto a los demás empleados, los informes
que crea convenientes, y ellos están obligados a darlos.
18. Puede ausentarse del territorio de la Nación, con permiso del Congreso. En el receso de
éste, sólo podrá hacerlo sin licencia por razones justificadas de servicio público.
19. Puede llenar las vacantes de los empleos, que requieran el acuerdo del Senado, y que
ocurran durante su receso, por medio de nombramientos en comisión que expirarán al fin de
la próxima Legislatura.
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20. Decreta la intervención federal a una provincia o a la ciudad de Buenos Aires en caso de
receso del Congreso, y debe convocarlo simultáneamente para su tratamiento.
b)
3. Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga y hace
publicar. El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e
insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo. Solamente cuando circunstancias
excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución
para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria,
electoral o el régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por razones de necesidad
y urgencia, los que serán decididos en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos,
conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros.”
Este artículo nos indica que el Poder Ejecutivo no puede dictar disposiciones de carácter
legislativo (siguiendo así la teoría de Montesquieu de la división y control reciproco entre
poderes) pero da excepciones cuando sea imposible la sanción por el Congreso y mientras no
se traten de las materias anteriormente citadas.
Después de la firma del decreto, corresponde el examen y control del mismo por el Poder
Legislativo. Para ello, el jefe de gabinete, personalmente y dentro de plazo de diez días, debe
someter la medida a consideración de la Comisión Bicameral. Esta debe elevar su despacho en
un plazo de diez días a cada Cámara para su tratamiento, A fin de reglar el trámite y los
alcances de a la intervención del Congreso, éste debe dictar una ley especial mediante una
mayoría absoluta de los miembros de cada Cámara.
Hay que tener en cuenta que la Corte Suprema, en el caso “Peralta” (previo a la Reforma del
94’), entendió que la convalidación por parte del Congreso podía ser también tácita, en caso
de silencio.
El fallo “Peralta” se invocó en varios casos para justificar la facultad del Poder Ejecutivo de
dictar estos decretos, luego expresamente incorporado en la Reforma del 94’.
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La Constitución, prevé el marco normativo en el cual una decisión del Poder Ejecutivo de
naturaleza legislativa será, excepcionalmente válida, en tanto concurran las circunstancias que
la misma norma establece. Esto señala el carácter excepcional de los decretos de necesidad y
urgencia.
En la interpretación del Dr. Cassagne, las razones que justifican el dictado de este tipo de
reglamentos, deben existir simultáneamente en una situación caracterizada por: a) Una
necesidad que coloque al gobernante ante la decisión extrema de emitir normas para superar
una grave crisis o situación que afecte la subsistencia y continuidad del Estado o de grave
riesgo social, en tal sentido, la emisión del acto ha de ser inevitable e imprescindible y su no
dictado ser susceptible de generar consecuencias de muy difícil, sino imposible, reparación
ulterior; b) Una proporción adecuada entre la finalidad perseguida y las medidas que prescribe
el reglamento; y c) La premura con que deben dictarse las normas para evitar o prevenir
graves riesgos comunitarios.
Las circunstancias deben ser excepcionales de manera objetiva, con el fin de evitar que se
dicten estos reglamentos por intereses políticos o partidarios y no como reglamentación a una
situación de emergencia.
El ejercicio de los institutos de emergencia fue el argumento utilizado para producir severas
lesiones a nuestro Estado de Derecho, al orden constitucional, al sistema republicano y a los
derechos individuales.
Debemos afirmar que no hay ninguna emergencia que pueda estar por encima de la
Constitución Nacional ni que pueda suspender la vigencia de la misma
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de dictar “decretos de necesidad y urgencia”. Se trata de dos calificativos que exceden al
voluntarismo subjetivista del presidente de la república; y donde el trámite ordinario, por más
acelerado que sea no proporciona una solución satisfactoria.
Cuando medien circunstancias excepcionales que hagan imposible seguir el trámite ordinario
previsto para la sanción de las leyes, el máximo jefe del Ejecutivo se instaura en colegislador
que decide e inicia el proceso normativo en el seno del gabinete (sin exigirse quorum).
Quedarán excluidas las siguientes cuatro materias: penal, tributaria, electoral y el régimen de
los partidos políticos. María Angélica Gelli en su Constitución Comentada explica que las dos
primeras prohibiciones concuerdan con el principio de legalidad inherente ellas, mientras que
las últimas son fruto de la desconfianza acaecida entre los líderes políticos del debate
convencional constituyente.
La decisión del presidente debe contar con el acuerdo general de ministros, incluido el Jefe de
Gabinete. Todos ellos deberán refrendar el decreto.
Correrá un nuevo plazo de diez días para que la comisión remita su despacho al plenario de
cada cámara que le dará tratamiento inmediato y expreso.
Si la cuestión queda sin tratamiento, tanto por parte del Jefe de Gabinete como por la
Comisión Bicameral Permanente, se considera que las cámaras tienen competencia
constitucional directa. Pero sí éstas tampoco lo tratan, se entiende derogado; en virtud del
principio normativo del artículo 82 según el cuál, nunca hay aprobación legislativa tácita. O
aquello que Quiroga Lavé llama “la deslegalización ficta si no existe resolución legislativa
expresa”, en interpretación concordante con el artículo 71 bis que requiere la manifestación
expresa de la voluntad de las cámaras; bajo pena de nulidad absoluta.
Por otra parte, si los convencionales hubieran querido incorporar la aprobación ficta lo
hubieran hecho en el texto constitucional. El silencio no puede hacer nacer derecho público,
así lo tiene dicho la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, más aún implica el rechazo
ficto de una pretensión jurídica.
El artículo 99 inciso 3 último párrafo consagra la sanción de una ley especial con mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada cámara con el propósito de regular el trámite
y los alcances de la intervención del congreso. Esta ley nunca fue sancionada e implica una
apertura en cuanto a la reglamentación legal, en lo que es la desembocadura trascendental
para el destino último de los decretos de necesidad y urgencia; fuertemente criticada por
Bidart Campos en su obra.
La ley especial que se dicte a tales efectos, debe prever un procedimiento único y conjunto
para la promulgación parcial de leyes del artículo 80; y
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deberá regular las etapas posteriores a la emisión y los requisitos adjetivos porque de lo
contrario se estaría modificando la normativa constitucional.
Actividad 1
a)
La designación de los jueces la realiza el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado,
sobre la base de una terna integrada por candidatos seleccionados en concurso público por el
Consejo de la Magistratura, órgano de composición multisectorial, a quien corresponde el
control directo de los jueces y la administración del Poder Judicial.
Los jueces permanecen en sus cargos “mientras dure su buena conducta” y solo pueden ser
removidos en caso de infracciones graves, por un Jurado de Enjuiciamiento, integrado por
legisladores, magistrados y abogados.
Existen en el país, por un lado una Justicia Nacional que ejerce sus atribuciones en todo el
territorio de la república, con respecto a los asuntos mencionados en el artículo 116 de la
Constitución Nacional (competencia federal), y sin esa limitación en los lugares sometidos a la
potestad del gobierno nacional; y por el otro lado, una Justicia ordinaria y común que ejerce
sus funciones a través de los órganos judiciales que cada provincia debe crear y organizar con
prescindencia del gobierno central (artículos 5, 121, 123 de la Constitución Nacional) y cuya
competencia abarca el conocimiento de todos los puntos regidos por el derecho común y local,
con las limitaciones establecidas en el artículo 75 inc. 12 de la Carta Magna Nacional
(naturalización, nacionalidad, bancarrotas, falsificación de moneda corriente y documentos
públicos del Estado y las materias que requieran el establecimiento del juicio por jurados).
Justicia Federal
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que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra: entre los
vecinos de diferentes provincias: y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o
ciudadano extranjero.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación es el más alto tribunal de justicia del país. La Corte
tiene competencia originaria sobre determinadas materias que se encuentran reguladas en el
artículo 117 de la Constitución.
También es última instancia decisoria por vía de apelación, si el caso suscitare una cuestión
federal, que traiga aparejada la necesidad de decidir en un conflicto suscitado entre dos leyes
de igual o diferente rango o respecto de tratados internacionales.
Consejo de la Magistratura
Está regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la totalidad de los
miembros de cada Cámara del Congreso, tiene a cargo la selección en concurso público de los
candidatos a jueces y la conformación de ternas, de las cuales, el Presidente de la Nación con
acuerdo del Senado, elige al nuevo juez. Administra también el Poder Judicial, supervisa a los
jueces y pone en marcha el mecanismo para su remoción por un Jurado de Enjuiciamiento.
Justicia Provincial
Cada una de las provincias de Argentina, en base a la autonomía otorgada por la Constitución
Nacional en su artículo 5, establece la administración y organización de la justicia ordinaria
dentro de su territorio. Además, cada una de las provincias posee una organización judicial
propia para ejercer la justicia ordinaria.
Es por ello que en Argentina hay una organización judicial distinta en cada una de las
provincias de acuerdo a sus constituciones provinciales.
Art. 117.- En estos casos la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por apelación según las
reglas y excepciones que prescriba el Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a
embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que alguna provincia fuese parte, la
ejercerá originaria y exclusivamente.
Art. 118.- Todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del derecho de acusación
concedido a la Cámara de Diputados se terminarán por jurados, luego que se establezca en la
República esta institución. La actuación de estos juicios se hará en la misma provincia donde se
hubiere cometido el delito; pero cuando éste se cometa fuera de los límites de la Nación,
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contra el Derecho de Gentes, el Congreso determinará por una ley especial el lugar en que
haya de seguirse el juicio.
Art. 119.- La traición contra la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella, o
en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y socorro. El Congreso fijará por una ley especial
la pena de este delito; pero ella no pasará de la persona del delincuente, ni la infamia del reo
se transmitirá a sus parientes de cualquier grado.
Actividad 2
a)
I. Introducción:
Las reformas que se le hicieron a la Constitución en 1994 en lo que respecta al Poder Judicial
se ubican en la segunda parte de su texto, en la Sección Tercera: Del Poder Judicial, del Título
Primero, de la Segunda Parte, en los artículos 13, 114 y 115; en sus correlativos, concordantes
y afines, que llevan los números 53, 99 inciso 4, 120 y 129; y en las Disposiciones Transitorias:
Decimotercera, Decimocuarta y en el párrafo cuarto de la Decimoquinta, y que a continuación
se transcriben.
Artículo 53.- Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al presidente,
vicepresidente, al jefe de gabinete de ministros, a los ministros y a los miembros de la Corte
Suprema, en las causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o
por delito en el ejercicio de sus funciones; o por crímenes comunes, después de haber
conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación de causa por la mayoría de dos
terceras partes de sus miembros presentes.
20. Establecer tribunales inferiores a la Corte Suprema de Justicia; crear y suprimir empleos,
fijar sus atribuciones, dar pensiones, decretar honores, y conceder amnistías generales.
4. Nombra los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del Senado por dos tercios de sus
miembros presentes, en sesión pública, convocada al efecto.
Nombra los demás jueces de los tribunales federales inferiores en base a una propuesta
vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión pública,
en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos.
19. Puede llenar las vacantes de los empleos, que requieran el acuerdo del Senado, y que
ocurran durante su receso, por medio de nombramientos en comisión que expirarán al fin de
la próxima Legislatura.
Artículo 113.- La Corte Suprema dictará su reglamento interior y nombrará a sus empleados.
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Artículo 114.- El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la
selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios
de justicia.
Artículo 115.- Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos por las
causales expresadas en el Artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por
legisladores, magistrados y abogados de la matrícula federal.
Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al acusado. Pero la parte
condenada quedará no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante
los tribunales ordinarios.
Está integrado por un procurador general de la Nación y un defensor general de la Nación y los
demás miembros que la ley establezca.
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Artículo 129.- La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de Gobierno autónomo con
facultades propias de legislación y jurisdicción, y su jefe de gobierno será elegido directamente
por el pueblo de la ciudad.
Una ley garantizará los intereses del Estado nacional mientras la ciudad de Buenos Aires sea
capital de la Nación.
Disposiciones transitorias
Decimotercera. A partir de los trescientos sesenta días de la vigencia de esta reforma los
magistrados inferiores solamente podrán ser designados por el procedimiento previsto en la
presente Constitución. Hasta tanto se aplicará el sistema vigente con anterioridad.
Decimoquinta. Hasta tanto se constituyan los poderes que surjan del nuevo régimen de
autonomía de la ciudad de Buenos Aires, el Congreso ejercerá una legislación exclusiva sobre
su territorio, en los mismos términos que hasta la sanción de la presente.
El jefe de Gobierno será elegido durante el año mil novecientos noventa y cinco.
La ley prevista en los párrafos segundo y tercero del Artículo 129, deberá ser sancionada
dentro del plazo de doscientos setenta días a partir de la vigencia de esta Constitución.
Hasta tanto se haya dictado el estatuto organizativo la designación y remoción de los jueces de
la ciudad de Buenos Aires se regirá por las disposiciones de los arts. 114 y 115 de esta
Constitución.
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de un Ministerio Público autónomo (Art. 120) quedó en claro que el Ministerio fiscal no integra
ni el Poder Ejecutivo y ni el Poder Judicial, organismo que históricamente tuvo antes de 1994
distintas ubicaciones y dependencias institucionales. El Ministerio de la defensa al integrar
también el Ministerio Público quedó separado del Poder Judicial.
5. Debió fijarse el alcance de la "compensación" que los jueces perciben por los servicios que
prestan y cuya intangibilidad es garantía de su autonomía, como disponía el artículo 96, hoy
110, y que ha llevado a interpretaciones polémicas como ha sido el de la actualización de
dichas "compensaciones" en forma diferente que al resto de las remuneraciones del personal
estatal, y la exención de los impuestos, a la renta y las ganancias, creando así odiosos
privilegios que nada tienen que ver con la garantía de su independencia del poder político. Nos
parece que lo correcto hubiera sido cambiar la palabra "compensación" por la de
"remuneración", que usa el artículo 74 cuando se refiere a la retribución de los senadores y
diputados, o "sueldo" que usa el 92 para el presidente y vicepresidente.
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sido legislador, y ser oriundo de diferentes provincias, para reafirmar y ser coherente, en esto
último, con el principio federal.
8. Se omitió crear la Escuela de la Magistratura, como una dependencia del Consejo, para
mejorar la preparación de los futuros y actuales jueces y funcionarios de la Justicia y del
Ministerio Público, como existe en otros países y fue previsto en el inciso 3 del artículo 166 de
la Constitución de Córdoba.
9. Aunque no se trate de un tema exclusivamente de los jueces, debió revisarse las causales de
remoción por juicio político, y, ahora, del proceso ante el jurado de enjuiciamiento, aboliendo
la diferencia que hacía el artículo 45, hoy 53, entre "delitos", en el ejercicio de sus funciones, y
"crímenes" comunes, por anacrónica. Basta con decir "delitos", aunque se los pudo acotar
también a los dolosos. Agregar la casual de "indignidad", para resguardar mejor el decoro de
los funcionarios de esta jerarquía, hubiera sido importante como ya ocurrió en la Constitución
de Córdoba en el artículo 119.
10. Debió suprimirse cuando se destituye a los acusados por juicio político la atribución del
Senado de "declararles incapaces de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo
en la Nación", que establecía el artículo 51, hoy 60, ya que esto debe ser resuelto por los
tribunales ordinarios luego de la destitución y en aplicación de las penas que establece el
Código Penal, frente a conductas previamente tipificadas como delictuales. Lo paradójico es
que esta declaración ha sido suprimida para el caso de los jueces inferiores, como puede verse
en el artículo 115, lo que nos parece correcto, pero se mantiene respecto de los ministros de la
Corte Suprema y demás funcionarios sometidos a juicio político, sin que existan razones que
justifiquen la diferenciación. Debió preverse en el juicio político la posibilidad de que sean
suspendidos los acusados por el Senado, como se lo facultó al Jurado de Enjuiciamiento a
disponerlo por el artículo 115.
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13. Igualmente debió reconocérsele atribuciones para resolver conflictos de competencia
entre tribunales inferiores y debió convertir la casación federal en el necesario recurso de
apelación plena –que revisa los hechos y el derecho- como lo indicó la Corte Suprema en el
caso “Casal, Matías Eugenio y otro s/ robo” de 2005.
14. También era necesario ampliar el antiguo artículo 102 y disponer que no solamente los
juicios criminales deben ventilarse en las provincias, sino los de todas las materias que no sean
de competencia originaria de la Corte Suprema, para evitar que se les obligue a los litigantes
del interior a recurrir a tribunales de la Capital Federal, como a la Cámara Nacional de Casación
Penal y como ocurrió con la Cámara Federal de la Seguridad Social hasta el reciente fallo
“Pedraza, Héctor Hugo c/ ANSeS” (6/5/2014) en que la Corte ordenó remitir las causas
radicadas en ese tribunal, recurridas en juzgados federales del interior, a las cámaras federales
de apelaciones respectivas.
15. Lo del establecimiento del juicio por jurados de los artículos 24, 67 inciso ll (ahora 75 inciso
12) y del 102 (hoy 118) debió ser suprimido del Texto Fundamental como ocurrió en la reforma
de la Constitución de 1949. La fracasada experiencia cordobesa, en lo que respecta a
incorporar jurados (scabinos) a las cámaras del crimen (art. 369 del Código Procesal Penal de
Córdoba aprobado por ley 8123) y del jurado, de 3 jueces y 8 jurados (ley 9182), confirma esta
afirmación. Estas normas reglamentaron lo dispuesto por el Artículo 162 de la Constitución
provincial que dispone: “La ley puede determinar los casos en que los tribunales colegiados
son también integrados por jurados.”, pero sin que el Congreso de la Nación (Art. 75 inc. 12)
haya autorizado su instalación.
16. El artículo 112, referido al juramento de los jueces de la Corte, debió suprimírsele la
primera parte, cuando se refiere a la "primera instalación", ya que ello fue una disposición
transitoria que carece de sentido mantenerla, como otras ya agotadas en su cumplimiento,
que quedan en los artículos 46, 47 supra y 49 de la Constitución ahora vigente, que debieron
ser suprimidas, por ser cláusulas muertas y por haber destinado el constituyente un lugar al
final del articulado con diecisiete nuevas "Disposiciones Transitorias". Debió mantenerse la
fórmula del juramento que dice: “administrando justicia bien y legalmente.”
17. No se modificó el artículo 75 inciso 12 y su correlativo 126 que establece que los tribunales
de provincia tienen que aplicar los códigos y no se le dio esa atribución a la ciudad autónoma
de Buenos Aires.
18. Se mantuvo el inciso 19 del artículo 99 que establece que el Presidente puede designar en
comisión jueces, sin acuerdo del Senado, cuando la vacante se produce estando en receso el
Congreso y las mismas duran hasta la expiración de la siguiente Legislatura. Con la limitación
del receso del Congreso a diciembre, enero y febrero ha perdido sentido, lo que estas
designaciones podrían concretar designaciones con fines políticos.
Dicho organismo, que no tiene rango superior al de la Corte ni al de ningún otro tribunal de la
República, es en realidad un órgano tan o más "extra poder" que el Ministerio Público, al que
se lo ha ubicado en una Sección aparte, la Cuarta, pero se lo ha investido de una atribución
muy importante, que es motivo de conflictos con los tribunales, especialmente con la Corte
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Suprema, cual es el de "Administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la
administración de justicia" (artículo 114, 3).
El Consejo se regula por una ley "especial", calificada innecesariamente de tal ya que la
reforma no ha categorizado este tipo de leyes como diferente al resto de las que dicta el
Congreso.
El Consejo está integrado "periódicamente", sin que la Ley fundamental defina plazos, por
representantes de los órganos políticos resultantes de la elección popular, o sea la Cámara de
diputados, el Senado y el Presidente de la República; de los jueces, de todas las instancias; de
los abogados con matrícula federal; y por otras personas del "ámbito académico y científico",
entendemos que referidas al derecho; sin establecer su número, formas de designación,
requisitos para el ejercicio del cargo, y procedimiento, causales y organismo encargado de la
remoción o destitución de dichos representantes.
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disciplinarias y decide la apertura del procedimiento de remoción de magistrados, en su caso
ordena la suspensión de los mismos, y formula la acusación correspondiente (inciso 5).
La Convención omitió crear una Escuela Judicial, para que los aspirantes a magistrados y los
jueces, funcionarios y empleados puedan tener una mejor formación y actualización científica
y técnica, lo que, por fortuna, fue salvado, más tarde, por la ley que reglamentó el Consejo que
la creó, pero su implementación se demoró sin razones que lo justifiquen y su funcionamiento
actual no cumple adecuadamente con esos propósitos.
Los constituyente no lograron acordar el número de integrantes que debía tener el Consejo,
pero sí quienes deberían estar representados en el mismo “los órganos políticos resultantes de
la elección popular”, los jueces y abogados (omitiendo a los integrantes del Ministerio Público)
pero la ley 24.937, reformada por la 23.039 (Texto Ordenado Decreto 816/99), que lo
reglamentó, mediante un razonable acuerdo político, en el que se dispuso que el Consejo se
integraba con 20 miembros (el presidente de la Corte, 4 jueces, 8 legisladores, 4 abogados, 1
representante de Poder Ejecutivo y 2 del ámbito científico y académico) y fijó así un
“equilibrio” entre estos tres sectores que, ahora, la nueva ley 26.080 desbarató.
La ley 26.080 modificó las bases del equilibrio exigido por la Carta Fundamental para la
composición y funcionamiento del órgano abre una nueva etapa en que puede quedar
comprometida la independencia del Poder Judicial por el poder de veto que tiene el gobierno
de turno.
Las diferencias más importantes que establece la ésta ley, además de las ya señaladas, se
refieren a que:
18
3. Declara públicas a todas las sesiones de comisión, lo que no es necesario que siempre
sea así, ya que ello atentar contra, las muchas veces necesarias negociaciones para lograr
acuerdos.
4. Prohíbe, como lo hacía la ley anterior, que los consejeros integren o, al menos, presidan
los tribunales de concurso para los postulantes a magistrados inferiores (art. 13 inc. c), criterio
discutible, ya que esa es una función específica de los consejeros. La ley anterior decía que el
examen y la calificación de la prueba de oposición la hacía un jurado integrado por un juez, un
abogado y un profesor de derecho, que algunas veces no tenían un nivel superior a los que
concursan. La nueva ley excluye, sin razón, a los abogados y dice que los jurados se integran
con dos jueces y dos profesores. Las listas de jueces (en la ley anterior los abogados) o
profesores titulares, asociados y adjuntos regulares, eméritos o consultos de derecho,
designados por concursos en las universidades, de las que luego se sortearan a los 4 jurados,
las confecciona la comisión de Selección de Magistrados y Escuela Judicial, sin que haya pautas
o criterios fijados por la ley, que aseguren la idoneidad de los mismos para actuar como
jurados.
5. No aclara, como ocurrió con la ley reformada, que el representante del Poder Ejecutivo
debió al menos, ser ministro del Poder Ejecutivo, ya que los diputados, senadores, jueces y
abogados no puede hacerse representar por personas que no tengan su condición. El actual
representante del Poder Ejecutivo es una persona que no integra el gabinete, lo que hace muy
oscuro el carácter de la representación que inviste. Esta representación es, además,
cuestionable ya que el Poder Ejecutivo es el principal órgano al que controla el Consejo, y
mantenerla es identificar controlado y controlador.
9. Reforma la exigencia de dos tercios de votos por el de mayoría absoluta para que el
pleno del Consejo aplique sanciones a los magistrados, a propuesta de la Comisión de
Disciplina y Acusación (art. 7 inc. 12), lo que no tiene justificación, a pesar de que con la
reforma de la composición del Consejo los dos tercios pueden ser motivo de veto por parte de
los representantes del gobierno.
10. Innova al fijar el plazo de tres años para que la comisión resuelva la
apertura del procedimiento de remoción de magistrados a partir de la fecha de las denuncias,
19
y que en caso de no hacerlo pasen las mismas al plenario para su consideración, criterio que
parece atinado, ya que las denuncias no pueden ser indefinidamente postergadas en su
tratamiento (art. 7 inc.7).
11. Ni la ley anterior ni la reforma se refieren a los casos en que se haya operado la
prescripción de los supuestos delitos que son motivo de las denuncias o de las acusaciones en
contra de los magistrados.
12. Suprime la potestad que la ley anterior daba al Consejo, de que, con el voto de tres
cuartas parte de sus miembros, se pueda remover a los legisladores y al representante del
Ejecutivo, dejando esa atribución a las cámaras o al Poder Ejecutivo, según corresponda,
siempre que les sea requerido por el Consejo con la misma mayoría. No se entiende por qué
no se hizo lo mismo con los jueces que tienen estabilidad en su cargo, mientras dure su buena
conducta, y que pueden ser removidos por juicio ante el Jurado de Enjuiciamiento (art. 7 inc.
14). Es correcta la exclusión de los diputados y senadores, por los privilegios que la
Constitución les reconoce y porque su actuación en el Consejo los es por integrar las cámaras,
pero parece razonable la exclusión del representante del Poder Ejecutivo, si el mismo no
detenta al mismo tiempo, como ocurre actualmente, un cargo del que puede ser removido por
juicio político, como el de jefe de gabinete o ministro.
13. Dispone que cuando el Senado no presta acuerdo al ternado propuesto por el
presidente, debe convocarse a un nuevo concurso, cuando la Constitución lo que expresa es
que la terna es vinculante (art. 114 inc. 2) por lo que el Ejecutivo, en ese caso, debe pedir el
acuerdo de otro de los integrantes de la terna.
15. Debió modificarse la ley permitiendo la suplencias transitorias de los consejeros, ya que
la ley vigente, admite el reemplazo de los consejeros por sus suplentes en caso de renuncia,
remoción o fallecimiento, pero no se lo permite el reemplazo en caso de ausencias
temporales, lo que podría agilizar el funcionamiento del órgano, si tenemos en cuenta que los
legisladores y jueces, algunas veces, no asisten a las sesiones porque no están eximidos de
cumplir las funciones que tienen en las cámaras o en los tribunales (art. 2 infra).
16. Se fijó, correctamente, el plazo de cinco días para reponer a los jueces suspendidos que
no hayan sido removidos por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (art. 7 inc. 13); pero
no se legisló para aquellos casos en que el magistrado removidos por el Jurado, sólo por la
comisión de delitos, de los que luego hayan sido sobreseídos o absueltos por sentencia firme.
20
abogado. Además, sus integrantes dejan de ser elegidos entre sus pares para pasar a ser
sorteados, lo que atenta contra el principio democrático. El voto, en la economía de la
Constitución, es más eficaz que el azar para determinar la idoneidad de los funcionarios.
18. Designar a los jurados por sorteo, cada seis meses, puede llevar a que al mismo tiempo
pueda haber más de un Jurado funcionando en causas iniciadas en semestres diferentes.
19. Determina ocho modos de entender el “mal desempeño”, que establece el artículo 53
de la Constitución, como causal para la destitución de magistrados, aunque no debemos
entender que excluya otros casos (art. 25), no parece una innovación necesaria. Si no se lo
reglamentó para los sometidos al juicio político no parece corresponder hacerlo para los
juzgados por el Jurado de Enjuiciamiento.
20. Mantiene vigente la aplicación supletoria del Código de Procesal Penal de la Nación en
el procedimiento del juicio político ante el Jurado, lo que ha traído muchas controversias, ya
que dicho cuerpo legal no se compatibiliza con el carácter que tienen estos de juicios (art. 26
inc. 8).
21.Se acotó las remuneraciones, al efectivo ejercicio de sus funciones, de los integrantes del
Jurado, que no sean legisladores o jueces, ya que estos -desde la ley anterior- se desempeñan
en forma honoraria (art. 29), lo que parece atinado.
La N.° 26.855, que integró el paquete de normas impulsada por el Poder Ejecutivo para
“democratizar” la Justicia –o sea para que el oficialismo político tenga mayoría en ese cuerpo-,
que fue bien declarada inconstitucional por la Corte Suprema en el caso “Rizzo, Jorge c/ Estado
Nacional” el 18 de junio de 2013, fijó otra forma de composición del Consejo; y que los
consejeros: abogados, magistrados, académicos fueran elegidos en elección popular, y no por
los distintos sectores, como exige el artículo 114 de la Constitución. Por esta interpretación
del Alto Tribunal esta ley no tiene aplicación.
No se aclara si para el caso de "nuevo nombramiento, precedido por igual acuerdo para
mantener (podría haber agregado ascender o trasladar) en los cargos" a los "magistrados"
inferiores que hayan cumplido setenta y cinco años, como prevé el tercer párrafo del inciso 4
21
del artículo 99, hay que obviar el trámite de selección de propuestas en terna que prevén los
incisos 1 y 2 del artículo 114, lo que parece razonable.
Entre las atribuciones del presidente de la Nación, que prevé el artículo 99 inc. 4, está la de
nombrar a los "magistrados" de la Corte Suprema de Justicia, usando la misma expresión que
usaron los constituyentes de 1853 en el entonces artículo 83, que luego de la reforma de 1860
pasó a ser 86, quizás porque la Corte Suprema de Justicia, que preveía el artículo 91 después
de 1860 pasó a ser 94, estaba "compuesta por nueve jueces y dos fiscales", por lo que
podemos pensar que la designación de sus ministros, el procurador general de la Nación y el
defensor general de la Nación, cargos que se constitucionalizan con el Ministerio Público en el
artículo 120, podrían estar comprendidos también en este procedimiento de designaciones,
como lo establecieron las sucesivas leyes reglamentarias.
El inciso 4 agrega al texto anterior que el acuerdo del Senado debe hacerse "en sesión pública,
convocada al efecto". Quizás lo mejor hubiera sido usar una expresión más abarcativa, como
procedimiento público u otra parecida, para incluir también el trámite de audiencia pública
que deberá hacer la Comisión de Acuerdo del Senado.
Cuando habla, a continuación, del nombramiento de los "jueces" de los tribunales federales
inferiores, no usa la expresión "magistrados", por lo que debemos pensar que se quiso excluir
las designaciones de fiscales o defensores inferiores. En este caso se requiere "una propuesta
del Senado, en sesión pública, en la que se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos".
Esto último es obvio y una reiteración de lo que expresa el artículo 16, por lo que este criterio
vale también para el nombramiento y acuerdo de los magistrados de la Corte Suprema de
Justicia, aunque no se lo haya dicho en el primer párrafo del inciso 4.
En el tercer párrafo del inciso 4 del artículo 99 se incluye una importante modificación al
régimen de estabilidad de los "magistrados" una vez que cumplan los setenta y cinco años,
exigiendo un nuevo nombramiento, precedido de igual acuerdo, que no se mencionaba en la
Ley 24.309, y que ha sido seguramente el motivo por el que los ministros de la Corte Suprema
de Justicia al jurar la Constitución, según la Disposición Transitoria Decimosexta, lo hicieron
por una fórmula limitada a lo que se reformó de acuerdo con la ley declarativa de la necesidad
de la reforma. Sobre este particular creemos que estando habilitado el tema del
nombramiento y acuerdo de los magistrados para su reforma, los constituyentes tiene
competencia para hacerlo, sin estar obligados a seguir las indicaciones de la Ley 24.309, de la
que indudablemente se han apartado en este punto.
No parece conveniente lo del nuevo nombramiento, con igual acuerdo, por cinco años, ya que
ello debilita la garantía de independencia de los jueces. O se los hace cesar a la edad fijada o se
los mantiene mientras dure su buena conducta, pero esta situación intermedia es por demás
peligrosa. Entendemos, además, que mientras no se produzca el nuevo nombramiento, con
igual acuerdo, del mismo magistrado o de otros candidatos, aquel permanece en el cargo con
todas sus atribuciones y prerrogativas.
22
reglamentos que prevé el artículo 114,6- ya que esta delicada competencia debe
circunscribirse a lo estrictamente administrativo y no puede inmiscuirse, directa o
indirectamente, en las competencias jurisdiccionales, ni afectar la estabilidad en el cargo, la
sede, el grado, ni la compensación o retribución de los magistrados. Aquí podrá aplicarse la ley
de ética pública que el Congreso dictó según lo exige el artículo 36, en su última parte, y que
para el caso de los jueces deberá prever, entre otros temas, el de sus relaciones con los medios
de comunicación.
Los "miembros" de la Corte Suprema de Justicia siguen siendo pasibles de acusación ante el
Senado, mediante el procedimiento del juicio político, de acuerdo al artículo 53 - 45 del
anterior texto-, y de dicho procedimiento puede resultar la destitución del acusado, "y aún
declararle incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Nación",
como dice el artículo 60, que antes llevaba el número 52.
Así para la incorporación de órganos como la Auditoría General de la Nación o el Defensor del
Pueblo, que nada tienen en su estructura y funcionamiento de parlamentarios, en la Sección
Primera del Poder Legislativo, aunque se los declare "de asistencia técnica del Poder
Legislativo" (artículo 85) o "instituido en el ámbito del Congreso de la Nación" (artículo 86), se
forzó el alcance de lo que puede alcanzar el concepto Poder Legislativo. Sin embargo se omitió
incorporar dentro del mismo a la Comisión Bicameral Permanente, mencionada de paso en el
artículo 99 inc.3, referido a los decretos por razones de necesidad y urgencia.
X. Jurado de Enjuiciamiento
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El art. 115 incorpora a la Constitución, otro órgano no jurisdiccional, que también pudo
haberse incluido en la sección del Poder Legislativo, el Jurado de Enjuiciamiento, que tiene por
objeto remover a los jueces de los tribunales inferiores de la Nación por las causales de juicio
político del artículo 53, y está integrado por legisladores, magistrados y abogados de la
matrícula federal, sin que se precise quien los designa, remueve, plazo de su mandato, ni
requisitos para el ejercicio del cargo.
Su fallo, a diferencia de lo que expresa el artículo 60 respecto del juicio político, es irrecurrible
y no tiene más efecto que destituir al acusado, si no es absuelto, y someterlo a la justicia
ordinaria si fuere pasible de ello. Se fija también un plazo de caducidad del procedimiento de
ciento ochenta días a partir de la decisión de abrir el procedimiento de remoción sin que se
haya dictado el fallo, lo que marca otra diferencia con el juicio político. La integración y
procedimiento del Jurado lo regula la misma ley "especial" que lo hace para el Consejo de la
Magistratura.
Su dirección es bicéfala porque está a cargo del Procurador General de la Nación, responsable
del ministerio fiscal, y un defensor general de la Nación, que en realidad no defiende a la
Nación, entendida como estado federal, que era una de las funciones de los fiscales antes de la
reforma, sino que es cabeza del ministerio pupilar, en defensa de pobres, ausentes e
incapaces. La ley reglamentaria 24.946 determina los demás miembros que lo integran,
reconociéndoles la Constitución "inmunidades funcionales e intangibilidad de
remuneraciones", pero nada se dice la Ley Fundamental de su estabilidad o periodicidad (me
inclino decididamente por lo primero como indica la ley reglamentaria), la forma de
designación, sanción o remoción, ni de las condiciones para el ejercicio del cargo, ni su posible
vinculación con las competencias del Consejo de la Magistratura.
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1. El fallido intento de “democratizar” la justicia nos obliga, si queremos reformar la Justicia, a
comenzar por derogar las leyes que intentaron modificaron el Consejo de la Magistratura, N.°
26.855; las medidas cautelares, N.° 26.854; la de creación de las Cámaras de Casación, N.°
26.853; y el Decreto 856 de 2014 por el que se hace la designación de diez conjueces para la
Corte Suprema de Justicia acordado por el Senado por mayoría simple y no por dos tercios
como exige para estas magistraturas el artículo 99 inciso 4 de la Constitución; por ser
inconstitucionales y contrarias a la independencia del Poder Judicial.
2. Hay que pasar al gobierno de la ciudad de Buenos Aires, mediante un convenio, los llamados
tribunales Nacionales y los funcionarios del Ministerio Público que actúan ante los mismos, con
sede en Capital Federal, para que se integren al Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
4. Gravar con del impuesto a las ganancias las remuneraciones de los jueces, que sean
designados o ascendidos a partir de ahora, y demás personal del Poder Judicial y del Ministerio
Público, manteniendo la inmunidad de los que están en funciones por lo dispuesto por la
Constitución (Art. 110). Antes de su aplicación deberá aumentarse el mínimo a tributar, para
todos los contribuyentes -no sólo para los judiciales y del Ministerio Público-; y recomponer las
remuneraciones de estos para compensar la reducción por pago del impuesto.
5. Reformar la ley 26.376 y disponer que sean jueces subrogantes los que integren ternas
elevadas por el Consejo de la Magistratura al Poder Ejecutivo para los cargos vacantes o para
remplazar al juez titular en los tribunales para los que han sido propuestos, según el orden de
las mismas. Si el Congreso designa otros jueces subrogantes deberá aprobarlos con las mismas
mayorías y siguiendo idénticos procedimientos que para los jueces titulares.
6. Incorporar a las causales del recurso extraordinario (Art. 14 ley 48) la arbitrariedad, y
ampliar el plazo para su interposición y del traslado a la otra parte, de 10 a 15 días. La
concesión deberá disponerla el tribunal en 30 días, si no lo hace queda concedido tácitamente.
7. Modificar el artículo 257 bis del Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación,
reformado por la ley 26.790, cuando al regular el per saltum lo admite sólo en el recurso
extraordinario ante la Corte Suprema prescindiendo del recaudo del tribunal superior, sólo en
aquellas causas de competencia federal, debiendo admitirlas también en las que se tramitan
en los tribunales provinciales. La redacción actual establece una discriminación que atenta
contra el principio de igualdad ante la ley del artículo16 de la Constitución)
25
Suprema para el domicilio y las notificaciones (Acuerdo No. 31/11), pero deberá uniformarse la
forma de hacerlo, incluyendo en el texto de la notificación la resolución o parte dispositivo de
la misma.
10. Autorizar a la Corte Suprema para que apruebe y publique un Código de Estilo, para
uniformar y mejorar la elaboración y comunicación de lo que se expresa y decide en el ámbito
judicial, que será obligatorio para la confección y redacción -en soporte papel o digital- de las
sentencias, acordadas, resoluciones, decretos, providencias, actas y demás documentación
que se usa en el Poder Judicial. Dicho Código determinará también la forma protocolar de la
redacción, según quién sea el emisor y el destinatario; el tipo de hoja, tipografía, tamaño,
interlineado, márgenes, sangrías, persona gramatical y pie de páginas; el encabezado, empleo
de logotipos o isologotipos, la numeración, la ubicación de fotografías e imágenes, y el lugar y
orden de las firmas, de los sellos de los referidos documentos. Fijará, además, las forma en que
se confeccionarán los expedientes, sus carátulas, folios y el modo como serán utilizados y
archivados.
12. La Corte Suprema y demás tribunales inferiores podrán dictar sentencias que resuelvan
varias causas de contenido idéntico que se encuentren en condiciones de ser resuelta, y una
copia de dicho fallo deberá ser incorporada en cada uno de los expedientes, como lo suele
hacer la Corte Suprema.
13. Suprimir el Tribunal Fiscal de la Nación (creado por ley 15.265) y crear en su reemplazo la
Cámara Federal en lo Fiscal, como un tribunal inferior el Poder Judicial, con sede en la Capital
Federal, a donde se recurrirá, al igual que a las Cámaras Federales de Apelaciones del interior
del país, las resoluciones de la AFIP y de la Aduana. De esta manera se cumpliría con el artículo
109 de la Constitución que establece que “En ningún caso el presidente de la Nación ejerce
funciones judiciales (…)” al tratarse el Tribunal Fiscal de un órgano administrativo dependiente
del Presidente de la Nación.
14. Establecer que los depósitos bancarios judiciales de los tribunales federales se harán en el
Banco de la Nación y los que correspondan a los tribunales nacionales, incluso antes que pasen
a depender del gobierno de la CABA, en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires.
Como bien decía Alexander Hamilton “La justicia es la finalidad del gobierno. Es la finalidad de
la sociedad civil. Siempre se ha buscado y seguirá buscándose hasta que se alcance o hasta que
perezca la libertad en el empeño.” Este es el propósito de la Constitución al proclamar:
“afianzar la justicia”, y la razón de nuestra modesta reflexión.
b)
El principio de separación de poderes supone una colaboración funcional entre todos los
órganos del estado respetando un mínimo de autonomía para el ejercicio de las funciones que
se les reconocen por mandato constitucional. Sin embargo, el principio de separación es un
presupuesto necesario pero insuficiente para garantizar la independencia de los poderes. La
independencia requiere que el poder judicial ejerza el gobierno sobre sí mismo.
26
La independencia externa del poder judicial, principio fundamental del estado de derecho, se
garantiza, al menos, a través de los mecanismos de designación y remoción de los jueces, el
ejercicio de la potestad disciplinaria, y la administración de sus propios recursos.
Otra de las garantías tradicionales de la independencia de los jueces con respecto al poder
político es el de la inamovilidad que surgió expresamente en el siglo XVIII.
La Constitución debe garantizar no sólo la independencia externa del poder judicial con
respecto a los otros poderes del estado. en especial el poder ejecutivo, sino también la
independencia interna de los jueces en relación a los jueces de instancias superiores.
En conclusión, el juez, tal como señala Loewenstein (1) “... tiene que estar libre de influencias e
intervenciones extrañas, tanto si provienen del Gobierno, del Parlamento, del electorado o de
la opinión pública" pero, además, el juez, tal como sostuve anteriormente, debe estar libre de
cualquier intromisión por parte de los órganos judiciales superiores.
El reconocimiento del ejercicio de las facultades disciplinarias, la potestad de dictar
reglamentos, o la atribución de administrar los recursos o ejecutar el presupuesto del Poder
Judicial al Consejo de la Magistratura también garantiza la independencia de los jueces porque
el Consejo es parte del Poder Judicial, aun cuando no ejerza funciones judiciales. En otras
palabras, el poder judicial, a través de un órgano que es parte de él, ejerce el gobierno sobre sí
mismo.
Actividad 3
Las atribuciones del Cuerpo han sido establecidas por el art. 114 de la Constitución Nacional,
en los siguientes términos:
“El Consejo de la Magistratura, regulado por una ley especial sancionada por la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, tendrá a su cargo la selección de los
magistrados y la administración del Poder Judicial.”
“El Consejo será integrado periódicamente de modo que se procure el equilibrio entre la
representación de los órganos políticos resultante de la elección popular, de los jueces de
todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Será integrado, asimismo, por
otras personas del ámbito académico y científico, en el número y la forma que indique la ley.”
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4. Ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados.
6. Dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios
de justicia.”
El Consejo está integrado por trece miembros, de acuerdo con la siguiente composición:
1. Tres jueces del Poder Judicial de la Nación, elegidos por el sistema D`Hont, debiéndose
garantizar la representación igualitaria de los jueces de cámara y de primera instancia y la
presencia de magistrados, con competencia federal del interior de la República.
3. Dos representantes de los abogados de la matrícula federal, designados por el voto directo
de los profesionales que posean esa matrícula. Uno de los representantes deberá tener
domicilio real en cualquier punto del interior del país.
5. Un representante del ámbito académico y científico que deberá ser profesor regular de
cátedra universitaria de facultades de derecho nacionales y contar con una reconocida
trayectoria y prestigio, el cual será elegido por el Consejo Interuniversitario Nacional con
mayoría absoluta de sus integrantes.
28
3. De Administración y Financiera: dos diputados, un senador, dos jueces, un representante de
los abogados de la matrícula federal y el representante del Poder Ejecutivo.
¿Cómo actúa?
Las sesiones tanto de las comisiones como las plenarias son públicas, al igual que los
expedientes que tramiten en el Consejo de la Magistratura, especialmente los que se refieran
a denuncias efectuadas contra magistrados.
Los miembros del Consejo de la Magistratura durarán cuatro años en sus cargos, pudiendo ser
reelectos con intervalo de un período. Los miembros del Consejo elegidos por su calidad
institucional de jueces en actividad o legisladores, cesarán en sus cargos si se alterasen las
calidades en función de las cuales fueron seleccionados, debiendo ser reemplazados por sus
suplentes o por los nuevos representantes que designen los cuerpos que los eligieron para
completar el mandato respectivo. A tal fin, este reemplazo no se contará como período a los
efectos de la reelección" (conf. art. 2º de la ley 26.080).
Actividad 4
1° De las causas que versan entre dos o más Provincias, y las civiles que versen entre una
Provincia y algún vecino o vecinos de otra o ciudadanos o súbditos extranjeros.
4° De las causas en que se versen los privilegios y exenciones de los Cónsules y Vicecónsules
extranjeros en su carácter público.
Art. 2° – Los Jueces Nacionales de Sección conocerán en primera instancia de las causas
siguientes:
1° Las que sean especialmente regidas por la Constitución Nacional, las leyes que hayan
sancionado y sancionare el Congreso y los Tratados públicos con naciones extranjeras.
2° Las causas civiles en que sean partes un vecino de la provincia en que se suscite el pleito y
un vecino de otra, o en que sean parte un ciudadano argentino y un extranjero.
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4° Todo pleito que se inicie entre particulares, teniendo por origen actos administrativos del
Gobierno Nacional.
5° Toda acción fiscal contra particulares o corporaciones, sea por cobro de cantidades debidas
o por cumplimiento de contratos, o por defraudación de rentas nacionales, o por violación de
reglamentos administrativos.
6° En general todas aquellas causas en que la Nación o un recaudador de sus rentas sea parte.
7° Todas las causas a que den lugar los apresamientos o embargos marítimos en tiempo de
guerra.
8° Las que se originen por choques, averías de buques, o por asaltos hechos, o por auxilios
prestados en alta mar, o en los puertos, ríos y mares en que la República tiene jurisdicción.
9° Las que se originen entre los propietarios o interesados de un buque, sea sobre su posesión
o sobre su propiedad.
10. Las que versen sobre la construcción y reparos de un buque, sobre hipoteca de su casco;
sobre fletamentos y estadías; sobre seguros marítimos; sobre salarios de oficiales y marineros;
sobre salvamento civil y militar; sobre naufragios; sobre avería simple y gruesa; sobre
contratos a la gruesa ventura; sobre pilotaje; sobre embargo de buques y penas por violación
de las leyes de impuestos y navegación; sobre la nacionalidad del buque y legitimidad de su
patente o regularidad de sus papeles; sobre arribadas forzosas; sobre reconocimientos; sobre
abandono, venta y liquidación de créditos del buque; sobre cumplimiento de las obligaciones
del capitán, tripulantes, y en general sobre todo hecho o contrato concerniente a la
navegación y comercio marítimo.
Art. 3° – Los Jueces de Sección conocerán igualmente de todas las causas de contrabando, y de
todas las causas criminales cuyo conocimiento competa a la justicia nacional, a saber:
1° Los crímenes cometidos en alta mar abordo de buques nacionales o por piratas extranjeros,
serán juzgados por el Juez de Sección del primer puerto argentino a que arribase el buque.
2° Los crímenes cometidos en los ríos, islas y puertos argentinos serán juzgados por el Juez que
se halle más inmediato al lugar del hecho o por aquel en cuya sección se encuentren los
criminales, según sea el que prevenga en la causa.
4° Los crímenes de toda especie que se cometan en lugares donde el Gobierno Nacional tenga
absoluta y exclusiva jurisdicción, serán juzgados por los Jueces de Sección allí existentes.
5° Los delitos previstos por los artículos 142 bis, 149 ter, 170, 189 bis, a excepción de la simple
tenencia de arma de guerra salvo que tuviere vinculación con otros delitos de competencia
federal, 212 y 213 bis del Código Penal. (Inciso sustituido por art. 1° de la Ley N° 23.817 B.O.
5/10/1990).
30
Art. 4° – La Corte Suprema conocerá por apelación de las sentencias definitivas y de todo auto
que tenga fuerza de definitivo en todas las causas criminales iniciadas ante los Jueces de
Sección y en las civiles que quedan expresadas, siempre que el valor disputado exceda de la
cantidad de doscientos pesos fuertes; y la sentencia de segunda instancia sea que confirme o
revoque causará ejecutoria.
Art. 5° – Las cuestiones que se susciten entre los individuos de la tripulación de un buque
mercante, o entre alguno de ellos o su capitán, u otros oficiales del mismo, y cuya importancia
no pase de cincuenta pesos, serán decididas en juicio verbal por el capitán del puerto donde se
halle el buque con apelación para ante el Juez de Sección que conocerá también el juicio
verbal.
Art. 7° – La jurisdicción criminal atribuida por esta ley a la justicia nacional, en nada altera la
jurisdicción militar en los casos en que, según las leyes existentes, deba procederse por
consejos de guerra.
Art. 8° – En las causas entre una Provincia y vecinos de otra, o entre una Provincia y un súbdito
extranjero, o entre un ciudadano y un extranjero o entre vecinos de diversas Provincias; para
surtir el fuero Federal, es preciso que el derecho que se disputa pertenezca originariamente, y
no por sección o mandato, a ciudadanos, extranjeros o vecinos de otras Provincias
respectivamente.
Art. 9° – Las corporaciones anónimas creadas y haciendo sus negocios en una Provincia, serán
reputadas para los efectos del fuero, como ciudadanos vecinos de la Provincia en que se hallen
establecidas, cualquiera que sea la nacionalidad de sus socios actuales.
Art. 10. – En las sociedades colectivas, y en general en todos los casos en que dos y más
personas asignables pretendan ejercer una acción solidaria o sean demandados por una
obligación solidaria, para que caigan bajo la jurisdicción nacional, se atenderá a la nacionalidad
o vecindad de todos los miembros de la sociedad o comunidad, de tal modo que será preciso
que cada uno de ellos individualmente tengan el derecho de demandar, o pueda ser
demandado ante los Tribunales Nacionales, con arreglo a lo dispuesto en el inciso 2° del
artículo 2°.
Art. 11. – La vecindad de una Provincia se adquirirá para los efectos del fuero, por la residencia
continua de dos años, o por tener en ellas propiedades raíces, o un establecimiento de
industria o comercio, o por hallarse establecido de modo que aparezca el ánimo de
permanecer.
Art. 12. – La jurisdicción de los Tribunales Nacionales en todas las causas especificadas en los
artículos 1°, 2° y 3° será privativa, excluyendo a los Juzgados de Provincia, con las excepciones
siguientes:
31
2° En los lugares en que no haya establecidos Jueces de Sección o que se halle distante la
residencia de estos, los Fiscales o Colectores de rentas, o individuos comisionados al efecto
podrán demandar a los deudores del Fisco ante los Jueces de la Provincia.
3° Cuando se cometiere un crimen de los que por esta ley caen bajo la jurisdicción nacional, los
Jueces de Provincia de cualquier categoría podrán aprehender a los presuntos reos, que
pondrán a disposición del Juez Nacional de Sección correspondiente, con la remisión del
sumario que hayan levantado para justificar la prisión.
4° Siempre que en pleito civil un extranjero demanda a una Provincia o a un ciudadano, o bien
el vecino de una Provincia demande al vecino de otra ante un Juez o Tribunal de Provincia o
cuando siendo demandados al extranjero o el vecino de otra Provincia contesten a la
demanda, sin oponer la excepción de declinatoria, se entenderá que la jurisdicción ha sido
prorrogada, la causa se substanciará y decidirá por los Tribunales Provinciales; y no podrá ser
traída a la jurisdicción nacional por recurso alguno, salvo en los casos especificados en el
artículo 14.
Art. 13. – Las autoridades dependientes del Poder Ejecutivo Nacional prestarán todo auxilio
para la ejecución de las sentencias del Poder Judicial y siempre que un Juez Nacional dirija un
despacho precautorio a un Juez Provincial sea por hacer citaciones o notificaciones, o recibir
testimonios, o practicar otros actos judiciales, será cumplido el encargo. Y siempre que un
alguacil u oficial ejecutor presente una orden escrita de un Juez o Tribunal Nacional para
ejecutar una prisión o embargo, las autoridades provinciales y personas particulares estarán
obligadas a prestar el auxilio que les requiera para el cumplimiento de su comisión.
Art. 14. – Una vez radicado un juicio ante los Tribunales de Provincia, será sentenciado y
fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la Corte Suprema de las
sentencias definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de provincia en los casos
siguientes:
1° Cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un Tratado, de una ley del
Congreso, o de una autoridad ejercida en nombre de la Nación y la decisión haya sido contra
su validez.
2° Cuando la validez de una ley, decreto o autoridad de Provincia se haya puesto en cuestión
bajo la pretensión de ser repugnante a la Constitución Nacional, a los Tratados o leyes del
Congreso, y la decisión haya sido en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia.
Art. 15. – Cuando se entable el recurso de apelación que autoriza el artículo anterior, deberá
deducirse la queja con arreglo a lo prescripto en él, de tal modo, que su fundamento aparezca
de los autos y tenga una relación directa e inmediata a las cuestiones de validez de los
artículos de la Constitución, leyes, Tratados o comisiones en disputa, quedando entendido, que
la interpretación o aplicaciones que los tribunales de provincia hicieren de los códigos Civil,
Penal, Comercial y de Minería, no dará ocasión a este recurso por el hecho de ser leyes del
Congreso, en virtud de lo dispuesto en el inciso 11, artículo 67 de la Constitución.
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Art. 16. – En los recursos que tratan los dos artículos anteriores, cuando la Corte Suprema
revoque, hará una declaratoria sobre el punto disputado, y devolverá la causa para que sea
nuevamente juzgada; o bien resolverá sobre el fondo, y aun podrá ordenar la ejecución
especialmente si la causa hubiese sido una vez devuelta por idéntica razón.
Art. 17. – La Corte Suprema decidirá las competencias que se susciten a instancia de parte,
sobre jurisdicción de los Jueces Nacionales.
Art. 18. – La Corte Suprema podrá establecer los reglamentos necesarios para la ordenada
tramitación de los pleitos, con tal que no sean repugnantes a las prescripciones de la Ley de
Procedimientos.
Art. 19. – La Corte Suprema y los Jueces de Sección tendrán la facultad de corregir con multas
que no excedan de cincuenta pesos fuertes, o prisión que no exceda de ocho días, las faltas de
respeto que se cometieren contra su dignidad en los alegatos o las audiencias de las causas, y
las que sus subalternos u otras personas cometieren contra su autoridad, obstruyendo el curso
de la justicia o en daño de las partes; sin perjuicio de las acciones que del hecho nacieren por
daños causados.
Art. 20. – (Artículo derogado por art. 28 de la Ley N° 23.098 B.O: 25/10/1984).
Art. 21. – Los Tribunales y Jueces Nacionales en el ejercicio de sus funciones procederán
aplicando la Constitución como ley suprema de la Nación, las leyes que haya sancionado o
sancione el Congreso, los Tratados con Naciones extranjeras, las leyes particulares de las
Provincias, las leyes generales que han regido anteriormente a la Nación y los principios del
derecho de gentes, según lo exijan respectivamente los casos que se sujeten a su
conocimiento en el orden de prelación que va establecido.
Art. 22. – Las causas que se hallen pendientes ante los Tribunales de Provincia a la
promulgación de esta ley, serán terminadas y fenecidas en los mismos Tribunales, aunque por
su materia o por las personas interesadas en ellas pudieran pertenecer a la jurisdicción
nacional.
Art. 23. – La presente ley será considerada como adicional y correctiva de la de 16 de Octubre
de 1862.
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