El siguiente ensayo tiene como fin retratar brevemente mi apreciación
cinematográfica del film “El Secreto de sus Ojos”, y explicar cómo lo técnico y lo estético potencia y envuelve a su vez al concepto que se quiere entregar, tanto por parte del director, como de los actores. Cabe destacar, que si bien la trama de la película presenta tintes y características de novela policial y de persecución, el verdadero motor marchante de la obra es el amor, principalmente el existente entre Irene y Benjamín, un amor complejo pero genuino, característica que en el cine no es muy común de hallar en historias de este tipo, por lo que es un gran mérito, y así mismo los planos, ángulos, fotografía y diálogos estarán enfocados principalmente en describir y ahondar en esta cuestión, de manera que también el espectador sea abducido por la lúgubre pero apasionante atmósfera romántica (en todo el sentido de la palabra) que invade la pantalla de aquel que ensalza sus ojos, mente y corazón con esta obra maestra. Se utilizan planos generales cortos para introducir algunas escenas, a veces con los personajes conversando o simplemente en silencio, abarcando elementos del lugar en el que los personajes se sitúan, ya sean fotos, artefactos, muebles o cojines. Ya con las escenas en desarrollo, se utilizan planos medios en momentos en los cuales se busque generar tensión o expectación, ya sea en discusiones, resoluciones o transiciones de diálogo. En los momentos más importantes de la película se ocupan entre primeros y primerísimos planos, con el propósito de transmitir la emoción del rostro de los actores a la hora de ejecutar sus diálogos, esto cobra vital importancia al ser, como he señalado previamente, una película donde prima el sentimiento de amor, ya sea de pareja, de amistad u otro tipo, y de esta manera empatizamos con la tristeza, alegría o conflicto emocional del personaje. Al ejecutarse las tomas, la cámara juega con la disposición de los elementos, por ejemplo, en algunos momentos enfoca desde atrás y por un costado, casi fuera del marco a quien está hablando, mientras que el otro personaje, que es el que escucha, es enfocado de frente y posa su rostro completo sobre el hombro del otro, invitando al espectador a la conversación. También se utiliza la regla de tres tercios, para dar énfasis a determinados objetos, de determinados colores, con determinada luminosas y contraste, dándoles relevancia estética en las escenas, y representar así de forma física ciertos conceptos, por ejemplo, los cojines rojos en la casa de Benjamín.