Hablar de funciones orgánicas tomaría mucho tiempo, son múltiples
los procesos que ocurren a diario, desde la activación o no de genes, su regulación, las interacciones entre las diversas microbiotas y su balance con los sistemas energéticos propio del individuo, etc. Sucede que los alimentos son usados en su forma final como energía, se ha tratado de cuantificar esta energía en cada macronutriente (proteínas, grasas y carbohidratos), obteniéndose el término de caloría (en realidad se dice kilocalorías). Básicamente lo que se hace para calcular las conocidas calorías de cualquier alimento es colocarlo en un calorímetro (equipo para medir las calorías), quemarlo y observar el calor que genera. Bien ¿y todo esto qué tiene que ver con nuestro metabolismo? ¿Acaso nuestro cuerpo funciona como un calorímetro, “quemando” los macronutrientes y "capturando" la energía generada? Pues va a ser que no. Hablar de calorías solamente impone serias restricciones al entendimiento humano de como funcionan y se usan los alimentos. El objetivo final de cada alimento es obtener ATP (trifosfato de adenosina) que al convertirse en ADP (difosfato de adenosina) genera entonces una gran cantidad de energía, la chispa de la vida.