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NEOLIBERALISMO EN SU INCLUSIÓN EN EL PERÚ

Durante la década de los 90’s se aplicó el modelo neoliberal y se asentó el capitalismo


en América Latina, cumpliendo con las indicaciones del llamado Consenso de
Washington (Moreno Brid, Pérez Caldentey, & Ruiz Nápoles, 2004) gestándose además
con el régimen fujimorista la llamada antipolítica en la población (Lynch, 2000). Este
modelo neoliberal trajo consigo el tan mentado “crecimiento económico” el cual significó
la concentración o acumulación de capital en menos manos así como el crecimiento y
desarrollo de una nueva “clase media” que se acopló a la clase media tradicional
entendida como trabajadores profesionales en su mayoría (Matos Mar, 1984: 56-57).
Además, este “crecimiento económico” se tradujo para el país y para America Latina en
la agudización de la pobreza y en despojar a una gran parte de la población de derechos
vitales como educación, salud o vivienda (Korol & Tandeter, 1999: 114-115).
Durante toda la primera década del siglo XXI este crecimiento económico se mantuvo
estable, esta estabilidad favoreció a la gran burguesía extranjera y nacional para invertir
en el país, en especial por la mano de obra barata, así como un marco legal creado y
diseñado acorde a las necesidades de esta clase empresarial. Es así que el comercio
se expandió, el capital financiero se acrecentó y las industrias empezaron a salir de la
crisis en las que se vieron inmersas luego de la hiperinflación del gobierno de García.
El Estado como instrumento de dominación de esta próspera y sólida clase
burguesa (Lenin, 1966, p.13) preparó el campo legal[1] para consolidar así el sistema
capitalista junto con el modelo neoliberal en el Perú. Ante esto, la población se vio
inmersa en una desorganización política y social, donde los diferentes partidos de
izquierda se encontraban debilitados y en muchos casos burocratizados lo cual
contribuyó tácitamente con este avance del neoliberalismo demostrando poca
capacidad de dirección y representación del movimiento social, estableciéndose así
movimientos espontáneos y coyunturales.
La tan mentada vuelta a la democracia no apacigua ni detiene los conflictos sociales, ya
que estos durante la primera década del 2000 se mantuvieron presentes en muchas
regiones del país debido a la necesidad de acumulación de capital, lo que conllevó a
una mayor exigencia de productividad e incremento de ganancias por parte del
empresariado hacia los trabajadores con regímenes de trabajo más voraces y salarios
paupérrimos. La explotación y por ende los conflictos se intensifican, las leyes
privatistas, el poco interés por parte del Estado sobre derechos básicos como
educación, salud y vivienda sumado al costo cada vez más alto de vida, pone en
evidencia la necesidad de cambios y reformas por ejemplo en el plano legal (reemplazo
de la constitución actual por una nueva).
Ante este escenario surge la necesidad de apaciguar el movimiento social y mantener
el orden económico-social que se había establecido (que no ponga en riesgo las
inversiones de los capitalistas y el crecimiento económico de estos). Surgen frases o
planteamientos por parte de nuestros gobernantes (representantes de los intereses de
las clases dominantes del país) dirigidos hacia esa gran masa poblacional que se ve
afectada en mayor o menor medida por este modelo económico. Desde Toledo con su
“libre mercado con rostro social”, hasta Humala con la “inclusión social” y el “progreso
para todos” se ha tratado por parte del Estado de apaciguar y calmar a la población,
reforzando aún más esa falsa conciencia en los trabajadores.
Sabiendo bien que las ansias y necesidades de la clase empresarial por abarcar nuevos
mercados como la educación o la salud pondrían en evidencia cada vez más los
conflictos ambientales, sociales, políticos, etc., crean “slogans” o frases como la
“inclusión social”. Esta se daría para las clases medias, en forma de asistencialismo y
en medida que el “crecimiento económico” mantenga una constante.
Se sabe que en el sistema capitalista todo auge económico no es constante y que las
crisis como las vividas en Europa pueden romper esa burbuja o espejismo creado en un
tiempo determinado, gestándose así nuevamente conflictos como desempleo, dificultad
de acceso a la educación, pocas posibilidades de acceder a un seguro de salud o
deudas inmobiliarias de grandes magnitudes.
Sabiendo entonces que el crecimiento económico no será constante y que una crisis
como la que sigue golpeando Europa en algún momento se aproximará a nuestro país,
que la “inclusión social” o “el progreso para todos” son “slogans” que esconden más
explotación y desigualdad económica, y sabiendo que esto es solo auge económico
para algunos; queda en las grandes masas seguir siendo el motor de la historia,
organizarse y fortalecer los espacios de representación (centrales de trabajadores,
Federaciones, sindicatos o colectivos) para hacerle frente a esta ola de privatización
evidentemente dañina para la población.
El “Perú avanza” es cierto, avanza alineado en este sistema Capitalista. Avanza para
las grandes potencias extranjeras, para el gran empresariado nacional y para un sector
de la clase media. Resulta por lo tanto iluso pensar que el “crecimiento económico” se
da a favor de toda la población, esto en una sociedad de clases y con un Estado de tipo
burgués es imposible.
Democratizar la economía y así transformar nuestra estructura social, solo será logrado
con unidad, con solidaridad y conciencia de la población como colectivo dejando de lado
el individualismo que tanto nos perjudica. Forjar la unidad popular es por lo tanto
necesidad y tarea de todos, y entender así la idea del progreso no como
cambios EN algo establecido; por el contrario, entender el progreso como un
cambio DE lo ya está establecido.

Referencias:
Korol, Juan & Tandeter, Enrique. (1999). Historia Económica de América Latina:
Problemas y Procesos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica
Lenin, V. (1971). El Estado y la revolución. Pekín: Ediciones en lenguas extranjeras.
Lynch, Nicolás. (2000). Política y anntipolítica en el Perú. Lima: DESCO
Matos, José. (1984). Desborde Popular y crisis del Estado: El nuevo rostro del Perú en
la década de 1980. Lima: IEP
Moreno, J., Pérez, E., & Ruiz, P. (2004) “El Consenso de Washington: Aciertos, Yerros
y Omisiones”. En: Revista Perfiles Latinoamericano, (25), pp. 149-168.
CAPITULO I

Primeras nociones sobre la inclusión en el Perú


Desde 1990, el estado peruano toma, en su agenda social, un conjunto de medidas de
ajuste y reestructuración social. Esta iniciativa se origina en la medida que el Producto
Bruto Interno (PBI) crecía sostenidamente. Pero este crecimiento económico,
coincidentemente estuvo favorecido por la reducción de la tasa poblacional, lo que
significó mucho para que este proyecto empezara a caminar.
El registro de la reducida población en este tiempo de debió a la gran protesta
terrorista de grupos subversivos como: Sendero Luminoso, Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru. También de aquellos que quisieron llevar orden a las comunidades
como las Fuerzas Armadas de la nación.
El número total de muertos y desaparecidos causados por el conflicto armado interno
peruano se puede estimar en 69,280 personas, dentro de un intervalo de confianza al
95% cuyos límites superior e inferior son 61,007 y 77,552, respectivamente. Las
proporciones relativas de las víctimas según los principales actores del conflicto
serían: 46% provocadas por el PCP-Sendero Luminoso; 30% provocadas por Agentes
del Estado; y 24% provocadas por otros agentes o circunstancias (rondas campesinas,
comités de autodefensa, MRTA, grupos paramilitares, agentes no identificados o
víctimas ocurridas en enfrentamientos o situaciones de combate armado).[1]
"El crecimiento económico ha permitido un incremento sostenido en los ingresos del
estado".
A inicios de esta década (1990) empezó la implementación de programas sociales aun
no permanentes, dirigidos a brindar apoyo en la nutrición y en los ingresos de las
personas que atravesaban situaciones de pobreza. Para esto se crearon: el Fondo de
Compensación y Desarrollo Social (FONCODES)[3] y el Programa Social de
Asistencia Alimentaria (PRONAA)[4]. Posteriormente en 1997, se creó el Programa
Nacional Wawa Wasi, que mediante el cuidado diario de niño y niñas menores,
apoyaba el ingreso de mujeres al mercado de trabajo y a oportunidades educativas.
En la actualidad se toman nuevas políticas sociales dirigidas por el Ministerio de
Desarrollo e Inclusión Social MIDIS. Programas como Qali Warma, Cuna Más,
Pensión 65, etc., son los que se están encargando de velar por el bien común.

1. Inclusión en el ámbito social


En el ámbito "social", pese al crecimiento económico sostenido del Perú, país
multicultural y plurilingüe que alberga a más de 65 grupos étnicos y 9 millones de
personas en los pueblos indígenas, las desigualdades sociales siguen siendo
profundas, y profundamente sentidas. Esta dificultad comienza con la exclusión,
producto de mecanismos históricos y estructurales que impiden a ciertos grupos
acceder a diversos beneficios y servicios (salud, educación, empleo digno) y participar
plenamente en la vida cívica y política.
En los últimos años, ha surgido mayor interés entre los académicos en la medición de
la opinión pública sobre desigualdad y discriminación, para poder descubrir de qué
forma poder "incluir socialmente" a estos grupos discriminados.
El Magister en Sociología, docente de la Pontificia Universidad Católica de Perú
(PUCP), David Sulmont pone énfasis en los problemas teóricos y prácticos que
encierran las diversas iniciativas para medir cuantitativamente las variables raza y
etnicidad en el Perú. Señala que los estimados de la población indígena en el Perú
varían entre el 5% y el 75% del total, según las preguntas y variables utilizadas.
A pesar de los esfuerzos legislativos e institucionales realizados para combatir contra
este problema, en el Perú existen muy pocos procedimientos administrativos o
judiciales iniciados por motivos de discriminación racial, debido a que, la
discriminación racial en el Perú tiene características particulares como la dificultad
para ubicar claramente a discriminados y discriminadores o la interiorización de la
discriminación por sus propias víctimas, así como la presencia de una discriminación
generalizada, "de todos contra todos"
Otra dificultad que existe en el Perú son las personas quienes no denuncian haber
sido objeto de discriminación étnica o racial. Esta situación se debe a diversos factores
vinculados con la vergüenza de denunciar tales hechos, la negación y normalización
del racismo, la falta de información de los mecanismos de denuncia, la percepción de
las autoridades con temor y desconfianza; y la ausencia de una cultura de intolerancia
o de sanción social frente a la discriminación. Adicionalmente a esta situación, la
obtención de pruebas para demostrar la existencia de actos discriminatorios resulta
ser complicada.

2. La inclusión en el ámbito político


Sin embargo, a pesar de las dificultades económicas y de relaciones, el gobierno,
estudiando los problemas que durante mucho tiempo han estado retrasando el
progreso del país, ha decidido planear una estrategia de compromiso social para con
la población. Se sabe que durante mucho tiempo las clases sociales en el Perú
estuvieron muy marcadas. Solamente, las que tenían mayor presencia social (estatus)
eran las que podían acceder a algún beneficio político. Los pueblos pasaban
momentos de "abandono" político del gobierno en tanto que estos no se hacían sentir
en las poblaciones del interior del país o incluso como hasta ahora, en los extremos de
nuestro territorio.
La discriminación a largo de la historia social del Perú, se ha dado empezando por el
color de piel hasta llegar al extremo clasificar y discriminar a los que padecen de
algunos males físicos o mentales.
Las personas, son "excluidas" de las participaciones públicas y de los beneficios del
gobierno por muchos factores. Por ejemplo: Haber sido privado de la libertad, ser
homosexual, ser de color, ser provinciano, pertenecer a algún grupo de poca
aceptación social, mujeres marginadas, bajas reputación, etc. La pregunta lógica sería
¿Cómo el gobierno piensa incluir a estos en la sociedad conociendo los estados de
cada uno de ellos?
El gobierno al ver todas estas situaciones que se le presentan, empieza a crear
métodos, técnicas y estrategias de inclusión. Busca realizar políticas de desarrollo
para el bien de la población observando las necesidades de los que serán
beneficiados. Estas políticas de desarrollo tienen por objetivo: mejorar la calidad de
vida de las personas y de esa manera hacerles partícipes de las actividades sociales y
políticas.
Se han creado programas y decretos legislativos que de alguna manera tratan de
beneficiar al que es o ha sido marginado, dando oportunidades de inmersión dentro de
la sociedad. Se han roto algunas de las barreras de la discriminación, y es por eso que
el gobierno se compromete a apoyar, por solo dar ejemplo, a brindar trabajos oficiales
a los que soliciten o tengan esa necesidad.
Uno de los casos de la inclusión política es por ejemplo: en el congreso ya están
incorporando personas con dificultades. Dentro de los planes del gobierno, se ha
desarrollado programas como: Pro-Joven, Beca 18 y entre otros. Estas políticas de
desarrollo están contenidas en el ministerio recién creado, Ministerio de Inclusión y
Desarrollo Social (MIDIS).

3. La inclusión en el ámbito económico


Es muy importante la estabilidad económica para poder ejecutar las políticas de
desarrollo que se planificaron. La inversión que se hace es inmensa, sin embargo, se
tiene que ver, primero, el tema del presupuesto; segundo, tipo de beneficiarios;
tercero, el beneficio.
En los tiempos pasados no existían estos planes para con la población, las relaciones
que se mantenían con los ciudadanos eran de acuerdo a su status, es decir, la
discriminación, aquí, era un poco mayor a lo que es en la actualidad, de modo que la
inclusión propiamente dicha no había. Y las políticas de desarrollo aún no se tomaban
en cuenta.
La economía ha de crecer en tanto que cada uno de los beneficiados, a partir, de las
oportunidades que se le da, responda con su trabajo. La economía entonces es
también uno de los pilares importantes para poder ejecutar este tipo de planes.
Más adelante se estará viendo la problemática con mayor énfasis en tanto que se
presentará el contenido en si de lo que significa inclusión religiosa, social, política y
económica.

4. Inclusión en el ámbito religioso.


Existen razones básicas del aspecto religioso en el contexto de la sociedad actual. El
texto presenta como, la iglesia en el Perú, ha cambiado, de ser netamente religiosa a
enfocarse en asuntos de la globalización y como ésta ha ido ganando adeptos y
disminuyendo la fe religiosa de personas con tradiciones tan marcadas provenientes
desde la familia.
También se dará a conocer los métodos que la Iglesia Católica desarrolla en nuestro
país para reintegrar a personas que se apartaron de la vida tradicional religiosa; estos
métodos se dan por medio de la evangelización en instituciones y por medio del
trabajo pastoral que realizan misioneros católicos, laicos, los cuales desarrollan
diferentes actividades como catequesis familiar u otros. Esto se da en contextos y
circunstancias que ocurren en nuestro país; tales como, los reos, los homosexuales,
los que tiene algún vicio como las drogas y el alcohol, mujeres marginadas; donde la
Iglesia, incansable, se propone en incluir y redimir a sus apartados en la fe.
En conclusión se diría que a pesar de los años difíciles que se ha pasado, el estado
peruano, levanta la mirada hacían un Perú diferente. Para esto crea un conjunto de
políticas en los sectores sociales, económicos políticos y religiosos.

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